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Margaret Mead
. Cultura y compromi•so
Estudio sobre la ruptura generacional
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CULTURA YCOMPROMISO
El mensaje de la nuevageneración
por
Margaret Mead
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Título del original inglés:Culture and Commitment - A Study of the Generation Gap
Natural History Press / Doubleday & Co. !ne., 1970 © 1970 by Margaret Mead
Traducción: Eduardo Goligorsky
Diseño de cubierta: Marc Valls Prefacio 15
Introducción 21 Tercera edición, junio de 1997, Barcelona
Este libro se originó en el ciclo de conferencias Man and Nature pronun-ciado por la autora de The American Museum of Natural History en mar-zo de 1969, en oportunidad de celebrarse el centenario de la institución.
l. El pasado ............................................33 Culturas postfigurativas y antepasa- dos bien conocidos ...................................... 33
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano 2. El presente .................................................... 63 Culturas cofigurativas y pares fami-
©by Editorial Gedisa, S.A. Muntaner, 460, entlo., l.' Tel. 201 60 00
liares ......................................................... 63
08006 - Barcelona, España 3. El futuro ........................................................ 95 Culturas prefigurativas e hijos descono-
ISBN: 84-7432-028-3
ISBN: 84-400-2133-X (colección)
cidos .......................................................... 95
Depósito legal: B-27.472/1997 A pe'ndi'ces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Impreso en Liberduplexel Constitució, 19, 08014- Barcelona
Impreso en España Printed in Spain
Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de im-
pr esión, en
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forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cual- quier otroidioma.
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\analizados para someterlos a un examen posterior.En este libro, abrevándome en los mismos materiales,
exploraré culturas vivientes de distinto grado de compleji-dad que existen en la época actual, pero destacaré las · diferencias esenciales, o sea las soluciones de continuidad,que existen entre las culturas primitivas, las históricas y las
contemporáneas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.Además del desplazamiento desde las continuidades sig-
nificativas hacia las discontinuidades significativas, hay otra diferencia entre el estudio de Continuities in Cultural Evo- lution y el enfoque de este libro. Aquí no me ocuparé de las pautas de conducta inferidas que atribuimos al hombre primitivo, sino sólo de las pautas de conductas que hemos podido observar en la práctica y registrar entre los pueblos primitivos que subsisten en la época contemporánea. Ac- tualmente las regiones acerca de las que tenemos la noción más grosera proporcionan los cimientos para las concepcio- nes más pesimistas y destructivas, y estos ensayos imperf ec- tos encaminados a reconstruir el comportamiento que exhi- bían nuestros antecesores en el pasado remoto, cuando se estaban trasformando en hombres, impiden la trasforma- ción exitosa de nuestras obsoletas culturas contemporáneas. Las pautas descu_iertas en el comportamiento de las aves, los peces y los primates, que observamos desde hace muy poco tiempo y sólo entendemos parcialmente, han sido apli- cadas prematura y tqscamente al hombre, sobre todo para atribuirle al hombre primitivo formas de conducta acerca de
las cuales en la actualidad no tenemos suficientes testi- monios. Una consecuencia de ello consiste en que las teo- . rías sobre la agresión humana, como las de Lorenz, y lasespeculaciones de un intérprete dramático como Ardrey, sirven para alentar la creencia en la bestialidad intrínseca delhombre, en tanto que las teorías confeccionadas a modo dereacción, como las de Ahsley Montagu, que postulan la bondadintrínseca del hombre, confunden en lugar de clari- ficar nuestracomprensión. Por este motivo sólo recurriré a estudios sobreculturas contemporáneas in vivo, y cuando
\ haga observaciones acerca del pasado las rotularé como
' ilativas y de otro orden.
Capítulo l
EL PASADO
Cultu ras postf i gur ativas y antepasados bien conocidos
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Las distinciones que marco entre tres tipos diferentes decultura - post figurativa, en la que los niños aprenden pri-mordialmente de sus mayores; cofigurativa, en la que tantolos niños como los adultos aprenden de sus pares, y pre figu-
rativa, en la que los adultos también aprenden de los niños-son un reflejo del período en que vivimos. Las sociedades
primitivas y los pequeños reductos religiosos e ideológicosson principalmente postfigurativos y extraen su autoridad de] pasado. Las grandes civilizaciones, que necesariamente handesarrollado técnicas para la incorporación del cambio, re-curren típicamente a alguna forma de aprendiza je cofigura-tivo a partir de los pares, los compañeros de juegos, loscondiscípulos y compañeros aprendices. Ahora ingresamosen un período, sin precedentes en la historia, en el que los jóvenes asumen una nueva autoridad mediante su capta-ción prefigurativa del futuro aún desconocido.
La cultura postfigurativa es aquella en que el cambioes tan lento e imperceptible que los abuelos, que alzan ensus brazos a los nietos recién nacidos, no pueden imaginar paraéstos un futuro distinto de sus propias vidas pasadas.El pasado de los adultos es el futuro de cada nueva gene-ración:sus vidas proporcionan la pauta básica. El futuro de losniños está plasmado de modo tal que lo que sucedió alconcluir .Ja infancia de sus antepasados es lo que ellos tambiénexperimentarán después de haber madurado.
Las culturas postfigurativas, en las cuales los mayores no
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°
r =c J
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pueden imaginar el camhio y en consecuencia sólo son ca- paces de trasmitir a sus descendientes esta idea de continui-dad inmutable, han sido, a juzgar por los testimonios actua-les, las culturas típicas de las sociedades humanas duranteel curso de milenios o desde el comienzo mismo de la civi-lización. Puesto que dichas culturas carecían de anales es-
critos o asentados en los monumentos, cada cambio debíaser incorporado a lo sabido y perpetuado en la me·moría y las pautas de desplazamiento de los ancianos decada generación. El niño recibía los conocimientos básicos a una edad tan temprana, en forma tan poco explícita, y con tanta certidumbre, a medida .que sus mayores expresaban laidea de que así era como se le presentaría la vida porque élera el producto de sus cuerpos y sus espíritus, de su terri- torioy de su tradición, particular y específica, que la con- cienciade su propia identidad y su propio destino era in- atacable.Sólo el impacto de alguna "violenta conmoción exterior -una
catástrofe natural o una conquista - podía alterarla. Era posible que el contacto con otros pueblos no cambiara enforma alguna esta sensación de intemporalidad: elsentimiento de diferencia reforzaba la conciencia de la propiaidentidad, particular e inalterable. Incluso las con- dicionesextremas de la migración forzada, los largos viajes sin destinoconocido o cierto a través de mares inexplora- dos, y lallegada a una isla desierta, no hacían más . que acentuareste sentimiento de continuidad.
Es cierto que la continuidad de todas las culturas depen- dede la presencia viva de por lo menos tres generaciones. Lacaracterística esencial de las culturas postfigurativas con-siste en una hipótesis que la vieja generación expresa en
EL PASADO
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robu tos f sf jncansable laboriosidad representaban la su- p.eI'Vlvencia lSlca además de la cultural Pa petua · · ra que se per- no só1ªJ f:! 1ante.cul\ura eran neesarios los viejos, quienes
busc d i n ,gmar a grupo hacia los refugios pocas veces ' a os, en epoca de hambruna sino b',
bian proporcionar el modelo de lo , que .tam ien - de-ya _se conoce el fin de la ·a qde era la ida. .cuandoel cántico que se entonar/nª'et::: o rtaln estipuladosofrendas q h á men e a muerte, las propios hu o:ecar n, el terreno, en el que descansarán losligencia s ' a persona, segun su edad y sexo, su info- cultura.y u temperamento, corporiza la totalidad de 1a
En tales culturas cada b · t f ción 1 f o Je o re uerza, por su configura-
y por a orma en que se lo mane'a a . ; a, rompe o venera indebidamente, la ' tª;nr z:
e\t otro objeto.' Cada .ademán ref uerza,
eco es y J . • ' o ?tro ademan, le suv de imagen o , Y. una vers1on mas o menos completa d 'l C d enunciado contiene f e e . a a ciados. Cuando s orf as qu se encuentran en otros enun- tural se descubre equaenªt.iza uln r gmento de la conducta cul-
mi.smo tipo de posibilºd
iedne a misma p.auta subyacent
e, o el
cia de otras pautas ida es esquematizadas para la existen- llas de los pueblos q esa t cttur:i, Las culturas send- destacanmás n'f d ue an es a ? aislados de otros pueblosturas muy co1¡1.amentedesta circunstancia. Pero las cul-ostf ' . mp e1as pue en tener sin embargo un estilo ara: :1 0, y en consecuencia pueden exhi-bir todas las d
c .s d las otras culturas postfigurativas: la faltae una conc1enc1a de cambio l . d
todos sus actos, a saber, que su forma de vida ( aunque lleve exitosa e indeleble tmen e en .Yd ª: pacida para estamparca a nmo la forma cultural.
incorporados, en verdad, muchos cambios) es inmutable,eternamente igual. Antaño, antes de la actual prolongación delciclo de vida, los bisabuelos sobrevivientes eran muy escasos ylos abuelos eran pocos. Los que corporizaban el tramo másextenso de cultura, quienes servían de modeloa los más
jóvenes, quienes encerraban en su más ligero acen- to oademán· la aceptación de l!l. forma íntegra de vida, eran poconumerosos y fuertes. Su vista aguda, sus miembros
:¡:f l°:J.;:, •;,';'1.;. : e\:i.'::Oele ª7abi':., em;ei= dos roce unl1ent.o tradicional. Así como nadie atraviesa
eces e mismo río así t b. ' . posibilidad d · ' . m ien existe siempre la
c . . e que un proce<lmuento, una costumbre unareenc1a, que se ha repetido un míilar de veces in ree en:1 pla1t1 d Ia on<:ieneia. Esta·posibilida<l aum nta\uarído pue
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o e una cultura· postfigurativa entra enestr cho
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contacto con el de otra. Se acentúa su conciencia de lo que enverdad constituye su cultura.
En 192.5, después de cien años de contacto con las cultu- ras modernas, los samoanos hablaban costantemente acerca de Samoa y la costumbre samoana, reganaban a sus que- ñoscomo niños samoanos, y combinaban su recordada iden- tidad
polinesia con su conciencia del contraste entre ellos y loscolonizadores extranjeros. En la. década de 1940,. en Venezuela, a pocos kil6metros de la ciudad de Maracaibo, los indios continuaban cazando con arcos y flechas, pero cocinaban sus alimentos en ollas de aluminio que habían robado a los europeos, con los que jamás se habían comu- nicado en forma alguna. Y en la década de 19601las_ tropas de ocupación europeas y norteamericanas que ,vivían con susfamilias en colonias enclavadas dentro e paises e ran- jeros,miraban con la misma expresión de mco';Ilprenson Y rechazoa los "nativos" -alemanes, malayos o vietnamitas- que
residían fuera de sus reductos; Es posible. que la ex- perienciadel contraste no haga mas que agudizar la con- ciencia de loselementos de identidad inmutable del grupo al que uno pertenece. , . .
En tanto que es caractenshco que las cultura postfigu- rativas estén íntimamente vinculadas con su habitat, no esimprescindible que éste consista en un sola comarca dondeveinte generaciones han labrado la hera. Estas culturastambién se encuentran· en los pueblos nomadas que se des-
plazan dos veces por año; en los grupos radiQados .en _ ladiáspora como los armenios y los judíos; en l.as castas mdias
que vivn representadas por pocos individuos dispersos enaldeas donde residen muchas otras castas. Aparecen en gru-
pos reducidos de aristócratas o entre parias como los easde Japón. Los pueblos que otrora formro parte d socie-dades complejas pueden olvidar, en!erntono extranJero, lasreacciones dinámicas ante los cambios observados que loshicieron emigrar, y en su nuevo lugar de residencia puedenagruparse, ratificando su identidad inmutable con los ante-
pasados. · ., El hacerse adoptar dentro de estos grupos, la convers1on,
la ceremonia iniciática, la circuncisión . . .- nada de ello es
EL PASADO 39
imposible. Pero todos estos actos encierran un compromiso absoluto que los abuelos trasmiten irrevocablemente a sus propios nietos en las culturas postfigurativas. La afiliación,que se obtiene normalmente mediante el nacimiento y aveces por elección, implica un compromis.9. total y despojadode toda reserva.
La cultura postfigurativa depende de la presencia real detres generaciones. Por consiguiente este tipo de cultura es peculiarmente generacional. Su continuidad depende delos planes de los ancianos y de la implantación casi imbo- rrable de dichos planes en la mente de los j6venes. Depende de que los adultos puedan ver a los padres que los criaron mientras ellos crían a sus hijos en la misma forma en que ellos fueron criados. En semejante sociedad no queda mar- gen para invocar las figuras parentales míticas que se con- juran con tanta frecuencia en un mundo cambiante para
justificar las exigencias de los adultos. "Mi padre nunca habría hecho esto o aquello o lo otro," He aquí un.a frase a la que no se puede recurrir cuando el abuelo está pre- sente,cómodamente aliado con su nieto pequeño, en tanto que el padre mismo es el adversario de ambos en razón de ladisciplina que vincula a padre e hijo. Todo el sistema está presente. No depende de ninguna versi6n del pasado que nosea compartida también por aquellos que escucharon.la versión desde la cuna y que por consiguiente la expe- rimentan como realidad. Las respuestas a las preguntas: fiQuién soy? ¿Cuál es la naturaleza de mi vida como miem-
bro de mi cultura; cómo ha.blo y me muevo, como y duermo, hagoel amor, me gano la vida, me convierto en padre, me en_cuentro.CDn ·la muerte? se experimentan como predeter-m1adas. Es posible que un individuo no consiga ser tan valiente o paternal,tan industrioso o generoso, como lo esti- pulan los mandatos quele trasmitieron las manos de su abuelo, pero en medio de sufracaso es un miembro más de su cultura, en la mismamedida en que lo son otros en°;1edio de su éxito. Si el suicidio es una posibilidad cono- cida,unos pocos o muchos podrán suicidarse. Si no lo es losmismos impulsos de autodestrucctón aswnimn otra; formas. La
combinación de impulsos humanos universales
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y mecanismos de defensa disponibles, los procesos de reco-
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nocimiento y apercepci6n, de reconocimiento y rememora- ci6n, de reintegraci6n, estarán presentes. Pero }ª forma n quese combinarán será abrumadoramente particular y dis-
tintiva. · h d· d d Los diversos pueblos del Pacífico que e estu ta o u- rante cuarenta años sirven para ilustrar muchas culturas
postfigurativas distintas. Los arapesh montñeses_de NuevaGuinea, tal como vivían hace cuarenta y cmco anos. repre-sentaban un tipo. Cada acto, y la seguridad y certidumbreconque lo ejecutaban -la manera en que usaban el dedo gordodel pie para recoger un objeto del suelo o la fo1;11a en quemasticaban las hojas que empleaban µara fabricar laestera- cada acto, repetimos, cada demán, estab.a adap- tadoa todos los otros con caracterísbas que refle1aban. el
pasado, un pasado que, aunque contuviera muchos cambios,
estaba a su vez ,perdido. P_ara los arapesh.n.o hay más pasadoque el que ha estado encamado en los . ie1os y, en na ver-si6n más joven, en sus hijos y en.los hJo de sus h11os. Hahabido cambios, pero éstos han sidt'l asimilados tan 01 1!1le-tamente que las diferencias entre las ostumbres pnm1h sy las adquiridas luego se han desvanecido en la comprens1ony las expectativas del pue blo, .
A medida que alimentaban, alzaban, banaban y adornabanal niño arapesh, las manos que lo sostnfan, las voces queJo rodeaban las cadencias de las canciones de cuna Y, ]as
endechas le'inculcaban una multitud de enseñanzas tácitas,no expresadas. Dentro de la aldea y entre una alea y otra,cuando se trasportaba al niño y lueg.o se lo ?ac1a marchar por los senderos habituales, la meno irreglandad del terre-no era un acontecimiento que fos pies registraban. Cuandose construía una casa, la reacción de ca! personque pasaba frente a ella le hacía entender al mno que alhhabía algo nuevo, algo que no había estado en ese lugarunos pocos días antes y que sin embargo n? ra en modoalguno asombroso o sorprendente. reación era tantenue como la del ciego frente al distinto impact de la
luz solar filtrada a través de árbole_s con diferentes tipos dehÓjas, pero igualmente existía. La llegada de un forastero
a la aldea quedaba registrada con igual precisión. Los mús-culos se ponían tensos mientras los habitantes calculaban
mentalmente Ja cantidad de provisiones de las que disponían para aplacar al pe1igroso visitante y reflexionaban sobre el
posible paradero de los hombres que habían salido de laaldea.Cuando nacía una nueva criatura obre el borde de) acantilado, enel "lugar maligno" adonde se enviab'.l a las mujeresmenstruantes y parturientas, el paraje de la defe- caci6n v elnacimiento, mil pequeños signos familiares asf lo proclamaban, aunque no había ningún pregonero que voceara por las calles lo que estaba sucediendo.
Mientras vivían como los arapesh creían que habían vivido siempre, teniendo como único pasado una era de fábula, unlejano tiempo intemporal, en un lugar donde cada roca y
cada piedra servían para reimplantar v ratificar ese oasadoinmutable, los viejos, los maduros y los jóvenes recibían ytrasmitían la misma serie de mensajes: que esto es lo qneimplica el hecho de ser humano. de ser var6n o mujer, deser primogénito o último hijo, de haber nacido en él clandel hermano mayor o en el clan del antepasado más joven:oue esto es lo que implica el hecho de pertenecer a la mitadde la aldea cuvo pájaro patrón es el halcón y de ser un indi-viduo que madurará para disertar locuazmente en las fiestas,o que esto es lo que implica madurar en el papel de cacatúay hablar brevemente, si se nace o se ingresa por adopci6n
en la otra mitad de la aldea. Asimismo, el niño a.prendíaque muchos no sobrevivirlan para madurar. Aprendía que la vida es un elemento frágil, que se le puede negar al reciénnacido de sexo indeseado, oue puede extinguirse en los brazosde la madre que pierde su leche cuando su criatúra no prospera con ella, que puede eclipsarse· cuando un pa- riente seencoleriza y roba una parte de la sustancia corporal paraentregarla a un brujo hostil. El niño tambiénaprendía queel dominio de los hombres sobre la tierra que los rodeaba; eraescaso y endeble, que había aldeas desiertas donde nadie vivía bajo las palmeras, que había ñames cuyas semillas o cuyos
hechizos imprescindibles para. el cultivo sehabían perdido y <lelós cuales sólo ·se donsrrvaban los nom- bres. Las pérdidas. de este género no sé catalogaban Conio
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un cambio, sino más exactamente como un acontecimiento periódico y previsto dentro de un mundo en el que todoconocimiento era pasajero y todos los objetos valiosos eranfabricados por otras personas y debían ser importados de entreellas. La danza importada veinte años atrás había sidotrasferida posteriormente a una aldea más meditrrá- nea de
la isla, y sólo el antropólogo ubicado fuera ?el siste- ma, uocasionalmente un miembro de un grupo vecmo, con- vencidode la inferioridad del pueblo montañés y empeñado en hallarun medio para ilustrarla, se avenía a mencionarlos fragmentosde la danza que habían sido conservados y los que habíansido perdidos.
El sentimiento de intemporalidad y costumbre omnímoda queobservé entre los arapesh, con sus ligeros matices de desesperación y su temor de que el conocimiento se eclip- sara para siempre y de.que los seres hu?1anos que parec n más
pequeños a medida que trascurna cada generaciondesaparecieran en verdad, e:ra tanto más llamativo cuanto queno vivían, como los habitantes de las islas ai_slaáas, escindidosde todos los otros pueblos. Sus aldeas se exten-
EL PASADO 43
un idioma distinto. Esto también formaba parte de un mun- do inmutable.
Los polinesios, dispersos en islas remotas separados entresí por muchos centenares de kilómetros, instalados dondeun pequeño grupo había hecho un desembarco después devanas semanas de navegación, definitivamente despojados
de una parte de sus bienes y con muchos muertos todavfaeran capaces de reimplantar su cultura tradicioal y deincorporarle un elemento especial: la voluntad de conser-varla, sólidamente anclada en el pasado rpor la genealogía y
por una mítia ascendencia que le otorgaba autenticidad.Por el cntra10, los pueblos de Nueva Guinea y Melanesia,que se di:emm ron ?urante muhos más milenios a lo largode pequenas distancias, por habitats diversos, han veneradoy acentuado las diferencias mínimas, insistiendo en que·unos
poco.s.cª?ios en el vocabulario y un cambio de ritmo o unamodif1cac1on de consonantes implicaban un nuevo dialecto, y han mantenido su sentimiento de identidad inmutabledntr
_de m marco de alternación constante y pequeñasd1versif1cac10nes no acumulativas de la costumbre.
dían a través de una cordfüera montañosa desde la playa 1hasta las llanuras. Comerciaban con otros pueblos que ha- Encontra?1o.s culturas postfigurativas que sobreviven
hn reos 1tmdo entre pueblos que han experimentado O se
blaban otros idiomas y practicaban costumbres indepen- dientes pero análogas, y viajaban entre ellos y les dabanhospedaje. Este sentimiento de identidad entre el pasadoconocido y el futuro esperado es aun más notable donde_ se producen constantemente pequeños cambios y trueques.Sedestaca incluso más en una comarca donde es posibleintercambiar tantos artículos: vasijas y bolsos, lanzas y arcosy flechas, canciones y danzas, semillas y hechizos. Lasmujeres huían de una tribu a otra. Siempre había en la aldeauna o dos mujeres extranjeras que debían aprender a hablarel idioma de los hombres que las reivindicabim como esposascuando llegaban y se ocultaban en las cabañas menstruales. Estotambién formaba parte de la vida, y los niños aprendían queotras mujeres huirían más tarde. Losvarones aprendían que era posible que sus esposas se fuga-ran; las niñas aprendían queera posible que ellas mismas escaparan y tuviesen queaprender costumbre dif erentes y
cam- b10s histoncos colosales y, en cierto modo, recordados. El puebo de Bali ha estado sujeto, durante muchos centenares de _anos, a pofudas influencias extranjeras provenientes de
Chma del hm?mso, del bu?ismo ·de -1tra forma distinta y posterior d hmdmsmo que mtrodu1eron los invasores java-neses al huir de los conquistadores islámicos. En la décadade 1930, en Bali, lo antiguo y lo moderno coexistían en laescultura y las danzas balinesas, en las monedas chinas quese mpleaban como circulante, en las danzas acrobáticasoccidentales importadas de Malasia, y en las bicicletas delos vendedores de helados y en los recipientes de hielo lia-dos. a los manubrio de st.as. os f?rasteros y los pocoshalmeses cultos pod1an d1stmgmr la influencia de las ·cul-turas refinadas de Oriente y Occidente, discriminar los
lementos rituales que pertenecían a diversos períodos deI]lfluencia religiosa, e identificar las diferencias entre los brahmanes que practicaban los ritos hindúes de Shiva y
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b ª.
1
1
•••• Miemb os d secT.) ª que rec aza
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aquellos que eran de origen budista. El simple guardián deun templo de casta inferior de una aldea balinesa tam- bién podía hacerlo: cuando llegaba un visitante de casta superiorcambiaba los nomres gue aplicaba habitualmente a losdioses locales y trocaba denominaciones sencillas v .apropiadas como la de Betara Desa, dios de la aldea, por él nombre de un dios hindú de alto rango. Cada aldea teníasu estilo individual, sus templos, sus arrobamientos y susdanzas; las aldeas dominadas por un grupo de casta alta dife-rían de otras irobemadas por otra casta. Sin embargo im- perabanen Bali dos ideas firmemente sustentadas que el pueblo repetíacon una reiteraci6n interminable, incansable: "Toda aldea ba1inesa es diferente" y "Todo Bali es el mis-
fó:L PASAOO
45 interpretaban anccstmlt>s ·ne o l . ños que acunaban en sus Jb g s e e provocación con los ni-en el que la madre enoivíar:z;s, :ªt bruja llevaba el paño jadode los dientes 1a len u c11 ura; el dragón, despo-lucen los de su es:ecie aliua f tm1gera que generalmentefauces inofensivas mientras erga a a su adictos entre sus
del padre balinés. No se resntaba el papel retozónexperiencia de Jos ancianos P1 ducit a ruptura entre la.pectativa de cambio o mol/ ó osJJ°venes. Ninguna ex- mientras éste descansaba o s:1; 1 degaa hasta el niñolos brazos de su madre 1 e miedo y deleite enque había pasado ante;io:m1 rev1vt l experiencia por lamadre, mientras observaba có e en os azos de su propia
mo". Aunque tenían sistemas para registrar el trascurso de paño mágico hechizaba a sus mto la bruJa. armada con ela acantes supmos
los años y ocasionalmente fechaban los monumento . el
calendario por el oue se guiaban contenía días y semanascíclicos v la coincidencia repetida de determinadas combina-ciones de semanas se marcaba con celebraciones. Cuandose terminaba una copia de un libro de hojas de palma - por-oue los nuevos libros eran copias de otros confeccionadoshada mucho tiempo- el nuevo libro se fechaba por el díav la semana, y no por el año. Los cambios, que en Melanesiahabrían diferenciado a un pueblo de sus vecinos, que enPolinesia habrían sido negados y reducidos, y que en unacultura consagrada a la idea de cambio y progreso habríansido encarados como innovaciones auténticas, dichos cam-
bios, repetimos, eran interpretados en Bali s6lo como modascambiantes dentro de un mundo reiterativo y esencialmenteinmutable en el cual los niños volvían a nacer dentro de sus propias familias para tener una vida feliz o infeliz.
Este rasgo de intemporalidad d · pueblos cuyos ante asados se . escubre incluso entre zaciones integradas ppor indi renec1rron a grandes ciyili- de las posibilidades de cambio u P enaene conscientes peos que se trasladaron a Estadof ºdmm1grantes euro-aqueilos que compartían un . . 1 os, Y sobre todo el Nuevo Mundo y fund cu to rehg10so, se radicaron endes que reimplantaron et: premedfta arnente comunida- Jidad y de identidad inelud.?·tº sentimiento de intempora- Los hutterites, los amishº if e rrk udnsªo!eneraci?n y otra. los dukhobors°" u des 1· ' os un ar ' los sikks"º y
Incluso hoy, en esas c : ad:5totaJ!dad estos rasgos.
de modo tal que la vida d sd os nmos son educadose_l curso de sus propias vida s ; s y dbuelos potiguras1ble que deserten Una . . . uca os, es casi impo-exteriormente, un .cambi: ptura s1gmf1c?, anto interior como
Los balineses cuentan con una historia extensa, fecunda Y continuidad que se tal en el sentimiento de identidadasemeja a
y muy diversificada de difusión, inmigración y comercio,ysin embargo su cultura continu6 siendo postfigurativa hastala Segunda Guerra Mundial en la misma medida en que lo erala de los primitivos arapesh. Las ceremonias de la viday la
muerte y el matrimonio repetían el mismo tema. El chamaceremonial que desC'ribía la lucha ('11tre el dragón, símbolo dela vida y el rit ual, y la bru ja, paradigma de la
dentro de una nueva cultur:1. . un renacer, un renacer
" Miembros de una secta m .o bispo suizo Jacob Aroman '( N ednoln1Tta) muy estricta fun. dada por el
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müerte y el temor, era representado mientras las ina<lrés tr e una secta ru ht;ma eclesiática O civil. (N. del
· · · toda autoridad ex-
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46 CULTURA Y COMPROMISO
Ba jo la presi6n del contacto c:cm culturas que o so post-figurativas, o que son simultaneam?te postftgurativas Ymisioneras y que convierten la absorc10n en un elmn o desu propia identidad cultural, es J?osible que los md1V1duosabandonen su propia cultura e mgresen en otra. Llevan
consigo la conciencia de lo que es la identidad cultural y laidea de que en la nueva cultura se af anrán por lograr laidentidad tal como lo hideron en la antigua. En muchoscasos se limitan a asignar significados paralelos, habla elnuevo lengua je con la sintaxis del vie jo, actúan como s1 lasviviendas fueran permutables, pero decoran la csa de lanueva sociedad o ingresan en ella como . lo hab.ian hehoen la vieja. Este es uno de los tipos conocidos de adaptaciónque practican los inmigrantes adults de una cultura J?ost-figurativa cuando entran en una soc1?ad extrana. Su 1 te-gración interior no cambia: es tan sohda qe muchs su:n-
ples sustituciones de elementos se pueden e3ecuar .sm una pérdida consiguiente de identidad. A muhos mm1grantesadultos les llega por fin la hora en que abrigan una acumu-lación de estos elementos permutados.
Aún no se sabe si las personas que provienen de unacultura desprovista de un concepto de trasformación ,Pue-den participar en este proceso. Los jaJ?oneses que ?ac1eronen Estados Unidos, que fueron enviados a Japon para
pasar allí largos períodos de estudio, y que luego voveron a su país natal (nos referimos a los japoneses que rec1b1eron la denominación de kibei en los días difíciles de la SegundaGuerra 'Mu'ridial) tuvieron pocos conflictos de lealtádescúando llegó el momento de la opción. Haían aprendidoque el individuo debe ser leal, pero tamb1en qu: pededejar de pertenecer a una sociedad y que la obediencia se puede comprometer con otra autoridad. El hecho de quehubieran sido japoneses leales y reconocidos signif icaba qu_ e
podían convertirse en norteameric anos leal:s: . Su adoctn-namiento postf igurativo ya contem
1
a la pos1b1hdad de unatrasferencia total a otra sociedad. ·
En razón de un proceso semejante podemos entenderlo que debió ser en los tiempos primitivos la vida de las indiascalifornianas que, como consecuencia de la prolife-
EL PASADO 47
ración de Jas _normas antiincestuosas, no podían contraer matrimonio dentro de las comunidades en que se hablabasu propia lengua y debían ir .a pasar sus ,vidas íntegras,
· como extranjeras, en el seno de otro grupo idiomático. Allí se desarrollaron, a lo largo de incontables siglos, una lengua femenina y una lengua masculina. . . dentro del mismo gru- po.La expectativa de un contraste entre los idiomas y las culturasanexas de la madre y el padre se convirtió en un ele- mento dela cultura en la que nacía el individuo, postfi- gurado en lascanciones que interpretaba la abuela y en la conversaciónde las mujeres cuando éstas estaban solas. La recién llegadaa una tribu habí.a aprendido de su madre y su abuela quelas mujeres hablaban una lengua distinta de la masculina, yel hombre con el que se casaba había aprendido a oír el idiomade las mujeres y a hablar el de su propio sexo. Estascircunstancias se incorporaban al elen- co de ideas básicas detoda la serie de pueblos que practi- caban entre ellos el
matrimonio mixto pero que dif erían desde el punto de vistalingüístico.
Así como las culturas postfigurativas pueden llevar implí- cita la idea de partir e ingresar en otra cultura, así también
pueden contener rasgos de educación que impiden seme- jante acomodamiento. Ishi, el indio californiano ·solitario
que fue descubierto en 1911, mientras esperaba la muerte como único sobreviviente de una tribu que había sido exter-
minada por los blancos, no tenía ningún conocimiento previo que le permitiera ocupar un puesto integral en el mundo
del hombre blanco. · La identidad que conservaba era la de
un indio yana, que mostraba a los jóvenes e impacientes estu- diantes de antropología de la Universidad de California cómo los yanas fabricaban puntas de flecha. Su educación
temprana y la experiencia lacerante y traumática que corres- pondía a los diez años que había vivido ocultándose de los rapaces hombres blancos no contenían ningún elemento
que lo preparara para cambiar su propia afiliación de grupo.Richard Gould ha estudiado recientemente a los aborí- genes
australianos del desierto, que fueron trasladados desde su propio "país", donde cada palmo de erial era conocido y
estaba imbuido-de un profundo significado, hasta un centro
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ele colonización situado a muchos kilómetros de distancia, enel que residfan otros nativos más aculturados. El pueblo<lel desierto empezó a aplicar el método que los aborígenesaustralianos han utilizado durante incontables generaciones pararelacionarse con otras tribus vecinas: procuraron armo- nizar susistema matrimonial con'tel del pueblo más acultura- do. Mas,los aborígenes aculturados, que estaban perdiendo parcialmentesu identidad, que ya no cazaban ni practicaban las ceremoniassagradas, pero que al igual que sus antepa- sados parecíanresistirse en última instancia a la acultura- ción, temíanretribuir el gesto. Llevaban consigo las cica- trices del fracasoque habían experimentado cuando inten- taron llegar a unaverdadera convivencia con la cultura del hombre blanco. Losaborígenes australianos no se ha- bían resistido a que unhombre de otra tribu cohabitara con sus mujeres, siempre querespetara los tabúes que defi- nían las categorías matrimoniales.
Pero los hombres blan- cos no tenían categorías matrimoniales,y sí en cambio un arraigado sentimiento de su propiasuperioridad racial. Elhecho de que las mujeres aborígenes estuvieran a su dispo-sición para el trato sexual era un signo de la imborrableinferioridad de los nativos. En contacto con los hombres blancos, los aborígenes perdieron el sistema complejo y tradicional con el que contaban para ensamblar su cultura particular con la de los demás, y la parálisis resultante detuvola aculturación.
El modo en que los niños aprenden idiomas de sus ma-
yores define la forma en que, como adultos, ellos mismos podrán aprender nuevos idiomas. Es posible que aprendancada idioma nuevo como un sistema análogo que permitetrasformaciones, tal como lo hacen los pueblos de Nueva
Guinea circundados por grupos que hablan otras lenguas, ytal como lo hicieron los judíos y los armenios. O es posible
qüe aprendan su propia idioma como un sistema singular- mente correcto, del que todos los otros sistemas no son más
que simples traducciones imperfectas, tal como los nortea-mericanos aprendieron el inglés cuando fueron educados pormaestros que rechazaron la lengua maternª de sus mayores.
Así a través de los tiempos, los niños han sido _educados
mediante sistemas culturalmente desarrollados en los que puede encajar la mayoría de los nacidos dentro de la so-ciedad, pero no todos. Se hacen distinciones entre los niñosenrazón de las diferencias individuales observadas y és- tas seinterpretan como categorías en las que todos los pe- queñosdeben ser encasillados de algún modo. Los balineses distinguena los niños pícaros por naturaleza de aquellos que sonintrínsecamente apacibles y virtuosos. En una etapa muytemprana del niño balinés se decide a cuál de las doscategorías pertenece y el encasillamiento, ya sea correcto oincorrecto, lo acompaña hasta la vejez. Los samoanos -ylos franceses- hacen distinciones asentadas sobre la edad,sobre el momento en que el niño empieza a ser capaz deentender lo que sucede en su sociedad. Pero nunca unsistema cultural conocido ha contado con suficientes alter- · nativas distintas como para contemplar los casos de todos
los niños nacidos en su seno. A veces,el
niño que se apartademasiado de lo previsto muere. A veces sólo se sientefrustrado y colérico u obligado a identificarse con el sexoopuesto. Es posible que al madurar estos niños distorsionenlas reacciones de quienes los rodean. Las neurosis, siempre que las interpretemos en los casos individuales como fracasosdel sistema previsto de educación, aparecen en todas lassociedades.
En todos los sistemas de educación es necesario tomar alguna medida para controlar el conflicto que se produce entrela sexualidad floreciente del niño y su talla pequeña, su
posición subordinada y su falta de madurez. A veces las formas culturales casi corren paralelas a una parte de la precocidad del niño, tal como sucede en las sociedades de pescadores y cazadores, donde las criaturas pequeñas, decinco o seis años, pueden aprender los métodos de super- vivencia de sus padres y casarse apenas llegan a la puber- tad.A veces los niños deben desplegar un valor extraor- dinario.Los mundugumor de Nueva Guinea, por ejemplo, enviaban alas criaturas como rehenes a una tribu tempora· riamentealiada. Los niños eran instigados a aprender todo lo posiblemientras permanecían como rehenes, para luen poder guiar
una incursión de cazadores de cabezas a la mis-
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50 cur:run, Y co111Pno!\r1. o
ma aldea. Sin ·embargo, en ]as sociedad.es más complejas, en las que los papeles adultos están muy lejos del alcancede los niños de seis y siete años, e incluso de los jóvenes de dieciséis, se han adoptado otros métodos para reconciliarlos conla postergación de su madurez. Los padres deben de-fendersecontra una ·resurrección de su propia sexualidad de latemprana infancia, reprimida durante mucho tiempo. Estaactitud puede convertirse en un foco de tolerancia, comocuando se permite que los pequeños balineses vaguen engrupos, desaliñados y sucios e indisciplinados, o cuando seenvía a los pequeños bathongas par.a que los críen los hermanosde sus maches en lugar de sus severos padre_s, o cuando los padres zuñís en persona evitan los conflictos con sus hijosmediante una combinación de aparente indul- gencia coninvitaciones secretas a los bailarines intimida- torios para queacudan y castiguen a los niños traviesos.
De modo que, para sobrevivir, todas las sociedades post- figurativas deben enfrentar la reaparición generacional del desafío edípico a la autoridad masculina, que parece haber
revestido eficacia biológica en las formas primitivas del hombre pero que en todas las culturas conocidas es contr.a- producente en los niños demasiado jóvenes para la repro-ducción y la responsabilidad. Los niños no deben ser tra-tados en una forma tal que explote su sensibilidad prema-
tura, y por ello en todas partes rigen normas contrarias al incesto. Al mismo tiempo, es necesario ,proteger a los adultos
de los recuerdos, los temores, las hostilidades y angustias
que sus niños reactivan en ellos y que ,en otras circunstancias podrían derivar en el rechazo y la destrucción de las criaturas.También es lógico esperar que todos los sist,emas sociales produzcan excepciones felices: niños a los que un aconte-
cimiento tras otro trasmite una sensación de bienaventuranzao buena suerte especial o de elección para hazañas más
formidables que las que se esperan de sus camaradas. Estascircunstancias se pueden institucionalizar, como sucedió
entre los indios norteamerit'anos, dentro de aquellas culturasen las cuales los adolescentes y los adultos buscaban reve- laciones inspiradas y en las que los hombres con visiones
cautivantes se convertían en líderes. Este margen para la
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aparición del genio -esa combinación especial de dones !emeramentales, virtudes naturales y énfasis ambiental-imphca que, cuando los tiempos también están preñados dehombres e ideas, los individuos pueden crear nuevas formasculturales mediante una visión. . . o un ensueño. La coin-cfdecia de la capacidad con la oportunidad de la e1Ql)e-
r1encia es un producto de la cultura misma. En una cultu-ra ue padece la falta de ideas originales y cambios esP?s1ble que sea necesaria la apárición de un hombre e; pe-calmente d?tdo para introducir aunque sólo sea un cam-
bio muy mmusculo, que podría manifestarse en el estiloartístico existente, en el uso de una nueva materia prima,o en el aum.ento, d los efectivos de una dotación guerrera.,Estos camb10s mfimos pueden exigir la intervención dedote.s tan extraordinarias como las que se manifestaron en losmventos de un Galileo o un Newton, personajes éstos quetrabaja.han, n el contexto de una gran tradición de desarrollo
cienhfico del conocimiento.Todavía sabemos muy poco acerca de la forma en que se!'roducen estas felices grietas en el sistema destinado aimpon:r el conformismo y la repetición. No sabemos cómo es posible _que algunos niños conserven su espontaneidad . dent.ro de sistemas que la embotan y la regimentan, cómo seexplica _que algn?s niños continúen dudando después dehaber sido condic10nados para aceptar todas las respuestasconsagradas, o a qué se debe que sigan estando extravagan-temente esperanzados en medio de condiciones rutinarias dehambr y angustia. Durante el último medio siglo hemos prendido mucho acerca del trauma, acerca de niños pcque-nos o mayores que han sido expuestos a situaciones que noeran capaces de soportar o para las que no estaban prepara-do, p_ero .aún sabemos muy poco acerca de aquellos queestan mus1tadamente dotados. Esta es una de las series decondiciones acerca de las cuales los jóvenes plantean in-terrogantes.
Las relaciones intergeneracionales dentro de una sociedad pofigurativa no son necesariamente apacibles. En algunassociedades se prevé que cada generación debe rebelarsemofarse. de los deseos explícitos de los ancianos y arre
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hatar el poder a los hombres de más edad. La infancia puede producir una sensación torturante y es posible que los pequeños vivan con el temor de ser atrapados por tíos y tíasmayores que celebran ceremonias espantosas en su honor. Perocuando estos mismos niños llegan a la edad adulta, pretendenque sus hermanos y hermanas ejecuten en honor de sus hijos
las mismas ceremonias que tanto los aterrorizaron omortificaron. En verdad, algunas de las culturas postfigurativasmás estables, tales como la de los aborígenes australianos o· lade los banaros del río Keram de Nueva Guinea, soncaracterísticas de sociedades en las que toda la poblaciónestá implicada en un ritual de tortura e iniciación o de promiscuidad dif erertcial con las esposas y de iniciaciónsexual, muchas facetas del cual se pueden definircorrectamente como torturas que provocan bochornp y horrorentre los afectados.
Así como el preso que ha dormido durante muchos años en un camastro duro sueña con una cama mullida perodescubre, al salir de la cároel, que sólo puede dormir sobre el primero, y así como las personas mal alimentadas que se desplazan a un lugar donde hay mejores provisiones puedencontinuar aferrándose a la dieta poco nutritiva y origina- riamente repulsiva de su infancia, así también. los seres humanos parecen asirse con más obstinación a la 'identida culturalaprendida mediante el sufrimiento que a otra adqui- ridamediante el ·placer y el deleite. Los niños que 9e han criadosatisfechos en hogares cómodos pueden manifestar una mayor
seguridad y capacidad de adaptación frente a nuevascircunstancias que aquellos cuyas primeras lecciones han sidodolorosas e intimidatorias. El sentimiento de iden- tidad culturalque s.e inculca mediante castigos y amenazas de rechazoabsoluto tiene una extraña persistencia. El sen- timiento deidentidad nacional que se define por el dolor y la capacidadde sufrimiento, por el orgullo depositado en los primitivos padecimientos heroicos de los propios ante- pasados, se puedeconservar en el exilio en medio de cir- cunstancias que presuntamente deberían disiparlo. Unas p'ocas comunidadest;xtraordinariamente perdurables, como las de los judíos y
los armenios, han·desplegado un senti-
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miento tenaz de identidad nacional a lo largo de centenaresdie años de persecución y exilio.
Pero la cultura postfigurativa típica es la cultura primitiva aislada, la cultura que sólo cuenta con los recuerdos acomo- daticios de sus miembros para preservar la historia del pa-sado. Los pueblos que no conocen el alfabeto no cuentan con
libros apaciblemente alineados en los anaqueles para impugnaruna determinada revisión de la vieja historia. Las piedras mudas,aunque estén talladas y configuradas por la mano delhombre. se pueden acomodar fácilmente en una versiónmodificada de la naturaleza eterna del mun:lo. Losgenealogistas, inmunes a los documentos, condensan la historia,de modo que el pasado mitológico v el pasado reciente fluyen juntos. "¡Ese Julio César! ¡Hizo trabajar en los caminos atodos los hombres de esta aldea!" "En el principio era el vacío."La destrucción del recuerdo del pasado o su compilación enuna forma que no hace más quereforzar el cambio presente
ha servido para que los pueblos primitivos, incluidos aquelloscon más sensibilidad histórica, practicaran un acomodamientocontinuo y muy funcional, porque los ha convencido de que su pequeño grupo se ori- ginó en el lugar donde vivenactualmente.
Los antropólogos se han abrevado en sus conocimientos sobre las sociedades de este tipo para desarrollar el con-cepto de cultura. La estabilidad aparente v el sentimientode continuidad inmutable que son típicos de estas culturasse condensan en el mod·elo de "una cultura" eme los antro- pólogos han puesto a disposición de otros individuos que
no son antropólogos pero que desean utilizar los conceptosantropológicos para interpretar la ·conducta humana. Perosiempre ha habido una contradicción aparente entre laforma en que los antropólogos describen las sociedades pe-queñas, primitivas, de cambio lento, por un lado, y la diver-sidad que se observa entre las tribus primitivas que habitanregiones como Nueva Guinea y C¡ilifomia, por otro. Esevidente que en el trascurso del tiempo deben de hahersc producido grandes cambios, aunque aproximadamente den-tro del mismo nivel tecnolóko. Los pueblos se separaron, ·
'las lenguas divergieron. Se han encontrado pueblos <Juc
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están separados por cientos de kilómetros y halan la, is- ma lengua; se han descubierto grupos cuyos tipos f1s1cos son violentamente contrastantes y que sin embargo hablan el mismo idioma o comparten la misma cultura.
Pienso que lo que no se ha destacado con suficiente én- fasises que cuando no hay un lenguaje escrito, ni docu- mentos del
pasado, la percepción de lo nuevo es rápida- mente fagocitada por el estilo de lo viejo. Los adultos que corrigen la versión dela cultura que se trasmite a los jóvenes mitifican o niegan elcambio. Un pueblo oue ha vivido durante sólo tres o cuatrogeneraciones en tiendas, en las grandes praderasnorteamericanas, v que copió el estilo de las tiendas de otrastribus, puede describir cómo sus ante- .pasados·aprendieron a levantar una tienda imitando la formade una hoja curvada. En Samoa los ancianos escucharoncortésmente cómo Te Rangi Hiroa. un visitante polinesio de Nueva Zelandia, cuyo pueblo había preservado una lista sacrosanta de los viajes primitivos que era memorizada porcada generación, describía las largas expediciones de susantepasados polinesios. A continuación sus anfitriones lecontestaron inflexiblemente: "Muy interesante, pero los
samoanos se originaron aquí en Fituita." 1 visitante, que eramitad polinesio y mitad europeo, y que además era un hombremuy culto, terminó por preguntarles, muy irrita- do, si ahoraeran o no cristianos y si creían en el Jardín d"l Edén.
Cuando se esfuma el cambio v se asimila la innovación al
pasado remoto. la confiabilidad de la memoria en relación conlo conocido desempeña un papel importante. Hemos observadoque un pueblo capaz de describir los mínimos detalles de unhecho que se registró en un período de rela- tiva estabilidad proporcionará una versión mucho más con- tradictoria eimperfecta de los acontecimientos que se desa- rrollaron másrecientemente durante un período de mayor conmoción. Losheohos que encajan en un marco inusitado asumen u na imagende in·ealidad, y con el trascurso d<:>1 tiempo, si su recuerdosobrevive, son acomodados nueva- mente <'ll un entorno familiar, v los detalles del camhio, así
(·o1no d proceso ,lel mismo. ·se olvidan. La conlinuillatl
EL PASADO 55
se conserva mediante la supresión de los recuerdos que perturban el sentimiento de continuidad e identidad.
Incluso en las culturas que han asimilado la idea de cambio, el empleo del detalle como medio para .enfriar el recuerdo de los acontecimientos, ya sean éstos lejanos 6
próximos en el tiempo, avuda a mantener el sentimiento de
continuidad a lo largo de µeríodos extensos. Aunque éstaes una técnica que se puede perder junto con las actitudes
respecto de la identidad v la continuidad a las que estávinculada, también es posible recuperarla. El sentimiento
persistente, impávido, de identidad v de absoluta corrección de todos los aspectos conocidos de la vida, que es tlpicó ae
las culturas postfigurativas, puede aparecer v se nuedereconstituir, en todos los niveles de la complejidad cultural.
Los inmigrantes oue llegan a un nuevo país como Estados Unidos o Australia desde otro en el cual el alfabefümo tiene
miles de años de antigüedad v todas las viejas ciudades estánembellecidas por edificios aue nroclaman una secuen- ciahist6rica de cambio. pueden perder la idea misma de cambio. Sin las vieias crónicas y sin los viejos jalones -la plaza del mercado. la montaña o el árbol en torno del cualse arracimaba la historia - el pasado se condensa. La formade ·vida en el nuevo país, en el cual se préserva buena
parte del pasado, tiene importancia por sí misma. El hechode oue la gente continúfl hablando el vie jo idioma v con-sagrándose a algunas de las vie jas tareas -plantar viñas enuna tierra similar, sembrar trio en campos parecidos, cons-truir casas que conservan las antiguas proporciones- v elhecho de .aue el paisa je e incluso la noche, en la cu::i.1 elCarro rueda por el mismo cielo septentrional, sean fami-liares, puede determinar en con junto, que la comunidadinmigrante experimente una sensación de continuidad inin-terrumpida. Y esto puede prolongarse mientras la gentesiga viviendo asociada en un grupo dentro del cual todavía
se reconoce la autoridad de fos abuelos y donde se aplicansus recetas para el cuidado de las mieses o la fabricaciónde alimentos en conserva y para el mane jo correctó de lassituaciones adversas. En las comunidades escandinavas de
fim1<'sota snptcntrional, gentes que hahím1 recorrido (listan-
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cías tan grandes para continuar con su forma de vida con- servaban una buena porción de su cultura. .
Es posible que la cultura de la infancia haya sido apren-dida tan a ciegas, y que el contacto con l?s miembros deotras culturas haya sido tan tenue, tan hostil o ta cnr.as-tante como para que el profundo sentido que.e md1viduo
tiene acerca de su propia identidad sea casi malter.able.Estos individuos aislados pueden vivir durante años entreextraños, traba jando, comiendo y a vece incluo casádosey criando hijos, sin cuestionar su identidad ,ni empenarse,en asumir la nueva identidad que, a la reciproca, no .lesofrecen. O es posible que grupos íntegros impla?ten háb tosde migración limitada, como sucede en Grecia o Chma.Puede suceder que todos los hombres se hagan a la .marcuando llegan a la edad adulta, o que vayan a trabJar afas minas, los viñedos o las fábricas de otro país, de1andoa sus mu jeres o hijos en el hogar. A lo largo de gene-
raciones se registran nuevas formas de adaptacion a laausencia de los padres, pero la cultura, .aunque alterada,todavía se puede trasmitir coherentemente: .
Sin embargo, las posibilidades de cambio son mucho ma-yares cuando el grupo es trasplantado a qtro entorno el}
circunstancias en que las tres generaciones abandonan su.terruño y se desplazan jtintas a un lugar donde el nue_vo
paisaje se puede parangonar cn el vi jo, donde fos nosfluyen O el mar rompe con los mismos ruidos, y donde se haconservado una buena parte de la vie ja tradicón, _de modoque los recuerdos de los abuelos y la experiencia de los
niños corren juntos. El hecho de que en la nueva comarcaya haga frío a comienzos de setiembre, cuando otrora uno podía permanecer sentado bajo el sol hast octubre,.de queno haya semillas de girasol par o?fecc1onar tortitas, deque las bayas recogidas en el pnnc1p 10 del verano sean ne-gras en lugar de rojas, y de que las nueces cosechada enotoño tengan una forma diferente aunqu .se .las de.signe por el vie jo nombre. . . todas estas mod1ficac1ones mtro-ducen un nuevo elemento en los cometarios de los abuelos."En ,el vie jo terruño" las cosas er n distinas.
Esta pcrcepd6n de la difrrenc1a cks¡wp el eamíno para
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que el niño practique una nueva opción. Puede escuchar y similar la idea de que el allá y el aquí son lugares distintos, implantando en su conciencia el hecho de la migración y el cambio. Es posible que al proceder así venere el contraste y contemple con afecto los escasos elementos que le :recuer- dan la existencia anterior y diferente; es posible que dichos elementos ancestrales le parezcan fastidiosos o desagrada- bles y que los rechace por completo. Quizás el gobierno delnuevo país exija que los inmigrantes adopten una nueva ideología, qu: renuncien a los hábitos antiguos, que vacu- ?,en a sus hijos, que pagen impuestos, que envíen a sus
Jovenes . lo .cuarteles para hacerles cumplir las leyes del serv1c10 m1htar, y a sus pequeños a la escuela para apren- der el idioma nacional. Incluso cuando no se observa esta insistencia existen otras presiones adversas a la perpetuaci6n del pasado. Si las historias que narran los ancianos son demasiado nostálgicas, si describen las .altas casas en las que residieron otrora como las describían los yemenitas cuado los trasportaron a Israel, o si idealizan las viejas y abrigadas e.abañas campesinas como lo hacían los irlan- deses atrapados en las covachas urbanas, es posible que losrelatos de los abuelos generen descontento. La grandeza pasada no basta para llenar la olla vacía y no sirve para· taponar el viento que se cuela por las hendijas.
En onsecuencia no sorprende que muchos pueblos, aun- que vivan agrupados dentro de sus propias comunidade!en la tierra .a la que han emigrado, desechen una gran parte
del pasado y excluyan de sus vidas mezq uinas muchas delas opulencias de su tradición premigratoria. Los individuosue antaño compartieron ese pasado, aunque sólo hayasido en forma restringida, como campesinos o proletariosdejan .que se extingan los ecos de la cultura y la histori pretéritas y se resignan a vivir una existencia menguada' enel l?gar donde se encuentran. Esta era ]a existencia quecultivaban los pueblos montañeses de ,habla inglesa radi-cadqs en algunas regiones del sudeste norteamericano.Era indudable que su cultura derivaba de las Islas Britá-nicas. Pero cuando estalló la Primera Guerra Mundial se
encontraron grupos de población que jamás habían salido
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de sus valles y que no sabían nada acerca deI comaca
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en la que vivían . . . ni siquiera el nombre de I ciudad 1,m- ortante más próxima. Sin embargo, en otra epoca haian armado parte de una tradición dentro de la cual las lides de reyes y barones revestían importancia y los h bres habían
emigrado a un nuevo mundo por razones rehg10sas y ,políticas. , . .
Estas mitigaciones de una cultura mas antigua, que ia
apropiada ;para un habitat diferente, pa ra una forma de vida distinta O para uno población de otra magnitud, se obervan en tod s los países del mundo. Hay indi.os suda encansque saben hilar, pero que hil.an un solo hpo de fibra prn adornar sus cuerpos, y no tejen. Hay pueblos .entre º.scuales ·el parentesco ha proliferado hasta convertirse en Ll única forma de ordenamiento social, .a pesar .ded que
antepasados eran miembros de imperios orgamza os. . 1
ª} pueblos como los mayas y los cretenses cuya forma de va,aun dentro del mismo habítat, se ha fragmentado, y que anrperdido mucho de lo que antaño ena propio de la cultura desus antepasados. la 1
Todos estos cambios modifican la calidad de cu tura. Piensoque podemos hacer distinciones útiles respecto de lanaturaleza del cambio y del punto en el .cual se pro?uce la ruptura, el punto en el que debemos deiar de reenr os
a una cultura postfigurativa y cataloa la que ahora x1stecomo una cultura de otro tipo. El umco rasgo esencial y
definitorio de una cultura postfigurativa,. o de aq?ellosaspectos de una cultura que contJnuan sedo postf1gu ·rd·tivos en medio de grandes cam1 s de 1d1oma y lealta ,consiste en que un grupo de ind1v1duos compuesto cuantomenos por tres generaciones, dé la cultura por supuesta, demodo tal que el niño acepte ciegamente durante su procesode maduración todo aquello aue quénes lo ro?ean no ponnen tela de juic io. En semejantes circunstancias se apren eun cúmulo inménso de formas de conduca pautadas cultt!·ralmente e interiormente coherentes y solo una parte m1·
· a de este acervo llea a nivel consciente: los pasteles
d m Navidad son tema ele conversación y provocan comen·tarios, pero la cantidad <le sal que se vwrtc cu la:; pa taLis
pasa desapercibida. Los círculos mágicos que se pintan sobre los establos para que la leche continúe fluyendo son
tema de conversáción, pero las proporciones del henil y del
tambo no se mencionan. El trato preferencial que se otorga a los hombres y a ciertos animales, los matices de las rela-
ciones entre los hombres y las mujeres, los hábitos que rigen el despertar y el acostarse, la forma en que se ahorra y gasta
el dinero, las reacciones frente al placer y el dolor. . . todos éstos son ricos repositorios de conducta trasmitida, perocuando se los analiza es posible demostrar que si bien son consistentes y omnipresentes, permanecen por debajo. delumbral de conciencia. Es esta falta de rotulación de verba-
lización v de toma de conciencia la que otorg; una gran estabilidad a la cultura postfigurativa y a los aspectos post- fip:urativos de todas las culturas.
La situación de ouienes asimilan una cultura nueva en la edadadulta también puede abarcar una fuerte dosis ele a.prendizaie
de estilo postfigurativo. Nadie Je Pnseña a ca- minar alinmigrante Jlegado de otra comarca. Pero cuando la muiercompra la indumentaria de su nuevo país y aorende a usarla,cuando empieza por enfundarse tornemPnte dentro de la ropa Que lucen las mujeres que ve en la caJie v Juego se acomoda a un estilo en virtud deJ cual debe l)Onerse eJvestido rpasándolo por la cabeza en lugar de introducirse en él
por los pies. t'mpieza a adquirir la postura y el asnecto
de las mujeres de la nueva cultura. Otras mujeres reaccionan frente a este hecho en forma también inconsciente: empie- zan a tratar a la recién Ilegada cada vez más como una de
las suyas y cada vez menos como una forastera la invitana ingresar en su alcoba y en el · círculo de su' intimidad.Cuando los hombres se ponen ropas nuevas v extrañas
aprenden en qué circunsfancias es correcto o incorrecto q ue-darse con las manos en los bolsilJos sin provocar comenta- rios ni ofender a los demás. El proceso es acumulativo v desde muchos puntos de vista, anarentemente es tan fáci1-
inconsciente como el pro('eso med iante c>l cual el niño apmn-
de todo aquello que en su eult urn no es motivo el<·disd- plina y C'Olll('11larios <'s¡w<'ia l<'s. Los imlivid 110. <'111 n• losque se íust n la <'I fornslcro 11q l't1cslio11a11 su propia cowl uda
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60 CULTURA Y COMPROMISO
habitual, así como tampoco lo hacen los ancianos que han pasado toda la vida dentro de una sola cultura.
Estas dos condiciones, a saber, la falta de impugncióny la falta de una toma de conciencia, parecen ser las condi0
ciones claves para la conservación de una cultura postfigu-rativa. La frecuencia con que se ha reimplantado el estilo
postfigurativo después de períodos de tumulto y revueltaen los que predominaba la conciencia de sí mismo, inducea pensar que ésta es una fórmula que, por lo menos en parte, continúa estando a disposición del hombre modernoen la misma medida en que lo estuvo a la de sus antepasadoshace miles de años. Todas las discrepancias que están ex- puestas en los andamia jes de la literatura y la historia pue-den reabsorberse dentro de sistemas que, puesto que noson impugnados y permanecen por deba jo del umbral deconciencia, también son inmunes al análisis.
Estas formas de conducta no analizadas son tanto más difícilesde distinguir cuanto más se parecen a las del obser-vador,aunque éste sea experto y muy capacitado. Durante laSegunda Guerra Mundial oasi nadie, con excepción de losestudiosos que venían aplicando métodos distintos de ob- servación (los "veteranos de China", como se los llamaba), seopuso al análisis cultural de Japón, China, Birmania o Tailandia.Pero los mismos intelectuales que estaban dis- puestos a aceptarel análisis de los pueblos asiáticos o afri- canos, protestabanenérgica y emocionalmente cuando e] análisis se aplicaba aculturas europeas que contenían mu- chos elementos no
estudiados similares a los de su propia cultura. En dichascircunstancias las defensas contra elautoaná1isis, que permitenque un miembro de cualquier cultura euroamericana se imaginea sí mismo como un individuo que actúa libremente, sinataduras culturales, se levantaron contra el análisis de unelemento cultural afín, ya fuera éste alemán, ruso o inglés.
También es lógico que cuando ]a identificación súbita de unaforma específica de conducta cultural consagrada post- figurativarnente se produce dentro del propio ámbito, entre personas con un nivf'l eclncacional parecido al ele uno mis- mo,dicha idcnlif kadúu sea pa rlicularmculc reveladora, La
EL PASADO 61
creencia ciega de que otras personas, que tienen un aspecto físieo muy distinto o que viven en un nivel social muy diferentedel nuestro, también son de algún modo distintas por arraigadascondiciones hereditarias, es muy persistente,cualquiera que seael vigor con que los individuos enunciensu devoción por elaserto científico de que las creencias vin-culadas con la raza
y la clase se aprenden y no se traspor-tan en los genes. Cadavez que aparece una diferencia pal- pable de gran magnitud, lagente recurre a la explicación genética. La mayoría de osindividuos piensa que los otros, que son muy diferentes deellos, deben de haber heredadoen verdad esas diferencias. Demodo que las diferenciasculturales asumen un carácter muy realcuando el individuo puede aceptar finalmente un argumentocultural para ex- plicar los elementos incomprensibles que seobservan en la conducta de un colega francés o alemán, cuyoaspecto físico es idéntico al suyo propio.
Son precisamente estas coherencias profundas, no ¡. mali-
zadas, tácitas, que se aprenden de los ancianos o de losmiembros obedientes de una cultura en cuyo seno acabande introducirse los individuos, las que deben analizarse paraque la comprensión de dicha cultura se convierta en una
pieza del acervo intelectual de las ciencias humanas y enun factor del clima de opinión en el que pueden prospe-rar las ciencias humanas. Apenas los hombres compren-dieron que hablaban un idioma distinto del de sus veci-nos, que era aprendido por los niños y podía ser estudiado por los extran jeros , adquirieron la capacidad de aprenderellos mismos un segundo y un tercer idioma, de confeccionar
gramáticas y de modificar conscientemente sus propias len-guas. En este sentido, la lengua es sencillamente el aspectode la cultura que ha sido identificado desde hace más tiem-
po como un elemento desglosable de la herencia del hombre.La tare.a de entender la totalidad de otra cultura, la orga-nización más profunda de las emociones, las disparidadesmás imperceptibles de las posturas y los ademanes, nodifiere de la que está implícita en la comprensión de otroidioma. Pero la empresa inherente al análisis de una tota-lidad exit> t>l empleo de ht>rraniientas distintas: t>l reforza-
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62 CULTURA Y COJ\f PROMISO
miento del ojo y el oído analíticos y talentosos mediante la cámara, el grabador y los instrumentos de análisis.
Hoy tenemos desplegados ante nosotros los ejemplos, lasdiversas formas de culturas postfigurativas, de pueblos querepresentan etapas sucesivas de la historia del hombre, que vandesde la caza y la agricultura hasta la situación presen-te.
Contamos con los conceptos y los elementos necesarios,para su estudio. Y aunque los pueblos primitivos, los cam-•pesinos ignorantes, y los pueblos desposeídos de los reman-sos rurales y de los tugurios urbanos no pueden relatamosdirectamente todo lo que ven y oyen, nosotros podemosregistrar su conducta para analizarla luego, y también po-demos poner en sus propias manos una cámara para qefotografíen y nos ayuden a ver lo que nosotros, en virtud denuestra educación, no podemos observar directamente. El pasado conocido del hombre está abierto frente a nosotros para proporcionarnos información en momentos en que,
después de un milenio de cultura postfigurativá y cofigura-tiva, durante el cual los hombres aprendieron cosas viejasde sus padres y cosas nuevas de sus pares, hemos llegado auna nueva etapa en la evolución de las culturas humanas.
Capítulo 2
EL PRESENTE
Culturas cofi gurati vas y pares fam .iliares
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94 CULTURA Y COMPROMISO
bases electrónicas, los jóvenes de todos los países compartebun tipo de experiencia que ninguno de sus mayores tuvo o tendci jamás. A la inversa, la vieja generación nunca verá
repetida en la vida de los jóvenes su propia experiencia sin-
gular de cambio emergente y escalonado. Esta ruptura entre generaciones es totalmente nueva: es planetaria y universal.
Los niños de hoy se han criado en un mundo que sus mayoresnunca conocieron, pero unos pocos adultos sabían que talcosa habría de suceder. Quienes lo sabían fueron los
precursores de las culturas prefigurativas del futuro enlas que lo prefigurado es lo desconocido.
Capítulo 3
EL FUTURO
Culturas pref igurativas
e hijos desconocidos
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Nuestra crisis actual ha sido atribuida tanto a la abruma- dora celeridad del cambio, como al derrumbe de la famili a la decadencia del capitalismo, al triunfo de la tecnología sin alma y, en términos de repudio total, a la quiebra defi-
nitiva del Sistema ( Establishment ). Detrás de estos asertos se observa un conflicto más fundamental entre aquellos para quienes el presente sólo encama una intensificación de nues- tra cultura cofigurativa ya existente, en la que los pares están reemplazando cada vez más. a los padres como mode- los significativos de conducta, y aquellos que aJ.egan que en verdad estamos ingresando .en una etapa totalmente nueva de la evolución cultural
La mayoría de los comentaristas, no obstante sus diferen- ciasde criterio, continúa enfocando esencialmente el futuro comouna prolongación del pasado. Tdler todavía puede descrfüir eldesenlace de una guerra nuclear como un es- tado dedestrucción que en términos relativos no sería más espantoso quelos estragos que sembró Gengis Kan. Al -es-cribir acerca dela crisis actual los moralistas citan la deca- dencia en quecayeron antaño los sistemas religiosos, y los historiadoresdestacan que la civilización ha .sobrevivido una y otra vezal derrumbe de los imperios.
Asimismo, la mayoría de los observadores interpreta queel hecho de que la juventud disconforme de todas las ten-dencias y de todas las sociedades del mundo repudie el
pasado y el p.,r ,esente no implica sino una forma exageradá
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I
?º s,
98 CULTURA Y COl\f PROMISO
de rebelión adolescente. Esto le permite decir a Max Ler- ner:"Todos los adolescentes deben pasar por dos períodos cruciales:uno en el que se identifican con un modelo, ya sea éste el padre, el hermano mayor, el maestro, y otro en el que serebelan contra dicho modelo y reivindican su propia personalidad". Existen pocas dif erencias sutan:ia- les entre la
opinión de Lerner y la que expresa DaVId Ries- man cuandodescribe al hombre autónomo, que emerge del presente sin unaruptura muy violenta con el pasado.
Quizá la respuesta más extraordinaria a la rebelión juve- nil
haya sido la de Mao, quien intentó volver a los jóve- nesdescontentos contra sus padres, para así poder con- servar elímpetu de la revolución realizada por la genera-ción de losabuelos. A pesar de que se nos escapan los de-talles de lo
que ha estado suciediendo en China, lo . que sabemos induce a pensar en el despliegue de un tremendo esfuerzo encaminadoa trasformar el anhelo de destruc- ción, que caracteriza laactitud de todos los jóvenes acti- vistas del mundo, en uninstrumento eficaz para la conser-vación del régimen comunistachino recién implantado. Si los maoístas triunfaran en su
experimento, habrían realizadola aplicación más sensacionalque se conoce de las técnicasrle la cofiguración generacionalcon el fin de provocar un retorno a una cultura postfigurativa.Hay indicios de que
..los chinos modernos podrían interpretar que las nuevas tecnologías occidlentales ta,les como la electrónica son ª?á- loga:s a las asimiladas en procesos que se han producido
muchas veces en la larga historia de la civilizaci6n china,o sea, que no tienen más importancia que una nueva formade metalurgia.
Los teóricos que en sus interpiietaciones del abismo gene-racional destacan las similitudes entre el pasado y el pre- sentehacen caso omiso de la irreversibilidad de los cambios que sehan producido desde el comienzo de la revolución industrial.Esto llama particularmente la atención en sus lucubracionessobre el desarrollo tecnológico moderno, que ellos abordancomo si fuera comparable por sus efectos con los cambios que
se producían cuando una civilización die antaño copiaba de
otra técnicas tales como la agricuitura,
EL FUTURO
99
la escritura, la navegación, o la organización del traba · y el derecho. 10
. Nat ralmente, es posible analizar tanto las culturas post-f1gur tivas como las cofigurativas en ténninos de la lentitudo rapidez d I cambio, sin especificar la natura]eza del pro-rso. Por eJemplo,. cuando los hijos de los trabajadores rura-es Y artesanIes mgresaron en las primeras fábricas, estomarc6 _el comienzo de un cambio irl'eversib1e. Pero la aco-modación a este nuevo modo de vida fue lenta dado queabarc6 varias eneraciones, y ello determinó que no secaptara neclesanamente que los cambios eran más drásticosque _los que había experimentado los pueblos incorporados
mediante la conqmsta al Imperio Romano. Así también su-cede qe cuando se enfoca la atención en las relacionesgenerac10naJes y en la naturaleza de los modelos mediantelos cuales se trasmite la cultura, es posible definir como
plena ente comparable una situación pasada, como sería P?r e1emplo.la de un pueblo apegado a la tierra que apren- dió, las técicas die la pesca, con una situación actual como sena por e.iemplo la de los hijos de los emigrantes h;itianos que aprenden la programación de computadoras.
El contrast .entre el cambio pasado y el presente sóloesalta con. mtidez cuando se especifica fa naturaleza delroceso, Pienso que un problema urgente consiste en de-mear la naturaleza del cambio en el mundo moderno · _cluyt:no u ritmo y dimensiones, para así entende,r ej rlas distmc1ones que es necesario establecer entre el cambio
del pasado y el _que e 1
está registrando en la actualidad. , a prueh primordial de que la situación presente esunica y no tiene parangón en el pasado consiste en que la1:1P:Ura generacional abarca todo el undo. Los aconte-c111_11entos pa ticulares que se desarrollan en un país cual-quiera -Chma, Inglaterra, Pakistán, Japón, Estados Uni-
_ Nueva Guinea, u otro- no bastan para explicar la mqmetud que conmueve a la juventud moderna en todasPes. Los ientes cambios tecnológicos o el lastre ini- phc1to en.1 falta de éstos, la revolución o la represiónre las
achv1d_aes revolucionarias, el desmoronamiento de a fe en
los v1e1os credos o la atracción de otros nuevos . . .
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100 CUL11JRA Y COMPROMISO EL FUTURO
101
he aquí una seri1e de factores que sólo explican J?arcil-mente las formas particulares que asume la rebelión Ju-venil en fos distintos países. Indudablemente es más pro- bable que el nacionalismo prospere en un país como Japón,que se está recuperando de una derrota reciente, o en aí-ses que acaban de desvincularse de su pasado colorual,
y no, por ejemplo, en Estados Unidos. l. gobierno de un país tan aislado como China le resulta f a_cil ordenar vas oscambios por decreto, en tanto que al gobierno de la Umón Soviética, que actúa en iel escenario europeo, e. resulta difícilsofocar la resistencia checoslovaca. La cnsis de la familia esmás evidente en Occidente que en Oriente. La celeridad del cambio es más conspicua y se percibe con másclaridad en los países menos y más industrializados
. a pregunta clave es ésta: ¿Cuáles son las nuevas con- dl1C10nes que han desencadenado la revuelta juvenil en todoe mundo?
La _primera d eIIas es la aparición de una comunidad. ;:mndial. Por pnmera vez los seres humanos del mundo se
an cngregado, en razón de las informaciones que losunos tienen acerca de los otros y de las reacciones quelos nos prooan en los otros, en una comunidad unida
por el cono.c1m1erto y el peligro compartidos. Ahora no podemos afmnar, con certeza si ·antaño existió en alg ' moento u.na sola comunidad constituida por muchas p quenas sociedades, cuyos miembros se conocían entre sí hasta tal punto que la conciencia de lo que diferenciaba a
1
que en los países que ocupan una posició intermedia. na pequeña soc_iedd de otra avivaba la conciencia que1
Pero en cierta medida todo esto es secundano cuando se fijala at!ención en la disconformidad juvenil, cuyas dimen- sionesson mundiales.
El énfasis en las singularidades sólo sirve para obstacu- lizarla búsqueda de un principio explicativo. En cambio,esnecesario despojar los ·acontecimientos de cada país de susaspectos superficiales, nacionales e inmediatamente temporales.El deseo de imlantar na forma lieral de comunismo enCh!ecoslov·aqma, la busqueda de igualdad "racial" en EstadosUnidos,· e,l anhelo de liberar a Japónde la influencia miilitarnorteamericana, el apoyo que se presta al conservadorismo
extremo en Irlanda del Norte yRhodesia o a los excesos delcomunismo en Cuba. . . todaséstas son formas parti.culares. Eldenominador común de todas ella·s ·es· el activismo juvenil.
cada grupo conshtuti:"o tema de sí. Pero por lo que sabe-
mos, entro ,dl periodo arqueológico no existió ninguna c?mumdd umca, interrelacionada, de este tipo. Los ra-
tmos mas vastos de grupos humanos interrelacionados eran ragment s d'e .un todo desconocido aun más vasto. Los 6-
ores 1mpenos expandían sus fronteras hacia regiones a 1tadas por ueblos cuyas lenguas, costumbres y aspecto
eran deconoc1dos. En el mundo de entonces, que sólocbnocia en forma muy parcial, la idea d1e que todos los
om es eran, en el mismo sentido, seres humanos resul- taba .irreal o una creencia mística. Los hombres 'podíanr:fleXIonar acerca de la paternidad de Dios y la frater- i1ad
del ho?1bre y los biólogos podían defender la teoría emonogerusmo en oposición a la del poligenismo pero
lo q?e todos los hombres tenían en común era un tea de contmuas especulaciones y disputas.
Si he procurado bosquejar fas caract!erísticas esenciales Los he_chos de_ los últimos veinticinco años produjeron
del modelo postfigurativo y algunas de las formas queasume el modelo cofigurativo en ciertas condiciones de un c!mb10
1
drastico. La exploración ha sido lo bastante
cambio rápido, lo he hecho con la intención de aplica a este problema el análisis antropológico. Estoy conviencida de que
la descripción de estos modelos, tal como hemos llegado aentenderlos mediante el estudio de las culturas antiguas, puede
ayudarnos a elucidar. lo que está suce· diendo en el mundocontemporáneo.
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m1i eta. como para onvencernos de que sobre el planeta. ay hpos humanmdes, con excepción ,de
nuestra espe- cf-' Los veloc:s. ,viajes aéreos en escala mundial y los sa- te ites de teJev1s10n quegiran en torno del globo nos han trafomado enuna comunidad única en la cual los acon- !ecimintos q1;1e se registran en un punto de la tierra
están inmediata y simultáneamente al alcance de los pueblos que
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102 CULTURA Y COl\f l'ROMfSO
habitan todo el resto del mundo. Ningún ar.tista ni cenor políticotiene tiempo de intervenir y. <:orregir los matena-Ies cuando alguien asesina a un dmgente ? clava una bandera en la luna. El mundo es una comumad. ;t pesar deque todavía careoe de las formas de orgamzac10n y de lassanciones mediante las cuales se puede gobernar unacomunidad política.
La revolución industrial del si?lo XIX reempl ó P.ºr aslas formas más burdas de energia. La revoluc10.n centíficadel siglo xx ha permitido multiplicar extraordmanam.etla producción agrícola pero tmbién ha. creado la pos1b1h-dad de que se modifique radical y peligrosamente la eco-logía de todo el planeta y de que se destr.uya a todos losseres vivos. La ciencia ha facilitado, mechante el ytso decomputadoras, una nueva concentración de aa1:1e.s mtelec-tuales gracias a la cual los hombres pueden m1ciar la ;-
ploración del sistema solar, y abre el camino a la creac1on
de condiciones simuladas mediante las cuales los ho bres,y sobre todo aquellos que trabajan en grupos orgamzados, pueden superar anteriores hazañas intelectuales.
La revolución que afecta el desarrollo de las fuentes dealimentos tiene magnitud mundial. Hasta hoy, en muchasregiones del globo la revolución médica ha heoho aumen-tar la población ha'sta tal punto que el efocto primordial dela mayor y más eficiente producción de alimentos se.ha tr -ducido en la contención de,,Ja hambruna. Pero s1 cos1-guiéramos introducir un nuevo equilibrio en la poblaciónmundial, sería posible alcanzar por primera _vez la meta de
una nutrición suficiente para toda la humamdad. A su vez,al reducir las presiones favorables al increento demográ-fico, la revolución médica ha empezado a liberar a la mu- jeres die la ancestral necesidad de consagr rse casi porcompleto a la reproducción,, y en consecuenca alterará ra-dicalmente el porvenir de estas y la educación futura delos niños. h ·
Lo más importante es que estos cambios se an regis-trado casi simultáneamente, dentro del cicl vit.al de una generación, y que el impacto de la idea de camb10 e mun- dial. Apenas ayer, el único contacto entre un nativo de
EL FUTURO
10
uva Guinea y I civilización moderna podría haber con- sistido en un cuch11lo de marca llegado hasta su aldea des- pués de trueques sucesivos, o en un avión visto en el cielo
oy, apenas ingresa en la factoría de frontera más peque-: na,se encuentra con la radio de transistores. Hasta ayer los
aldeanos de todo el mundo estaban escindidos de la ida
urbana de sus propios países. Hoy, la radio y la televisión les llevan sonidos e imágenes de las ciudades de todo el
globo.
Los hombres que son portadores de tradiciones culturalesuy distintas entre sí ingresan en el presente en el mismo
mstnte cronol?gico. Es cmo si, en todo el mundo, la hu-ll!ªmad estu:v1era. convergiendo hacia centros de inmigra-ción iuales, identificados con las mismas leyendas: "Ustedentrara en este momento en el mundo de la segunda post-gue a po el Poi:tón 1 ( o el Portón 23, o el Portón 2.003,etc,) . Qmenesqmera que ellos sean, y cualesquiera que sean us puntos part:iculares de ingreso, todos los hombres son
igualmente mm_1gran.tes que llegan a la nueva era: algunos deellos como refug1do y otros como proscriptos.
Se parecen a los mm1grantes que arribaban como pia-neros a una nueva comarca, sin ningún conocimiento acercade lo que les exigirían las nuevas condiciones de vida Losúltimos en llegar -podían tomar como modelos a sus g posde pares. Pero entre los que inauguraban la corriente losadltos jóv nes teían por único modelo sus propias adap-taciones e ovaciones experimentales. Su pasado, la cul-
tura que ha1a _ plasmado su comprensión -sus pensamien-tos, sus senm:1.entos y sus concepciones del mundo- noeran una gma segura para el presente. Y los ancianos que los acompañaban, atados al pasado, no podían proporcio- narlesmodelos para el futuro.
Hoy, todas las personas nacidas y criadas antes de laegunda Guerra Mundial, son inmigrantes en el tiempo
-como sus antepasados lo fueron en el espacio- quelchan para adaptarse a las condiciones desconocidas de lavida en una nueva era. Al igual que todos los inmigrantesY· pioner s,. estos inmigrantes en el fiempo son los portado-
res de vie1as culturas. Hoy la diferencia consiste en que
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1
1
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representan todaf
CULTURA y COMPROMISO
las culturas del mundo. y todos llos,EL FUTURO
105
ya se trate de so . dintelectuales franceses o de nu;m- os una nueva era. Y hasta ahora 1a mayoría de las personas
'bistlca d N
ueva Gm'nea
'de campesmos
bros de una tn u emota e o de físicos nucleares,. mayores de veinticinco años no ha sabido captar emocional-
haitianos apegadosr a
1a f ierr
a'
tienen mente, aunque lo haya hecho muy bien en el plano inte-
ciertas t ' t'1cas en comun. . b .. lectual, la diferencia que existe entre cualquier guerra encarac ens t ·nmigrantes crecieron ªJº
Quienesquiera qe seanha1::í;scuzado un satélite. Su vf ·cielos por los que Jamás . 'n corregida de lo que hab1asión del pasado era ud ver¿¡?sen totalmente de la tradi-ocurrido. Fuera que epen I ciones teatrales o tuviesención oral, esanías Y ret e ografía estática 'y la filma-acceso a la imprenta \e .h bía sido alterado por el acto
ción, lo que podían s6 r S visión del pasado inmeditomismo de la conservac1 n. dían percibir con sus propiosestaba limitada a lo que po g'das de las experiencias
la cual sobreviviría la humanidad, aunque las bajas fueran cuantiosas, y otra en la cual no habría sobrevivientes. Con-
tinúan pensando que esa. guerra; librada con armas más letales, sería simplemente una guerra más cruenta, y no
entienden las consecuencias de las armas científicas de ex- terminio. Incluso los científicos, cuando forman comisiones,
tienden a no plantearse como meta la abolición total de la
guerra, sino la prevención de aquellas formas particulares de lucha que les producen a ellos mismos una incómoda
ojos y o'd
y a
1 versiones corre 1 Esenci•alm
sensación de responsabilidad especial. .. como sucede ensensorias y los recuerdos e 1r bío estaba incorporado a el caso diel empleo de plaguicidas en Vietnam.1 os as d t os hombres ente,
en su concepción del futurof e d mEl nativo de Nueva Gui-. b en e pro unle
: undo moderno imitaba Por tanto, desde el punto de vista del ingreso en un pre- sente para el que ninguno de nc;,sotros estaba preparado
una inmutabilidad más 1 comp 10 ro por su comprensión del pasado, por su interpretación denea que mgresa a l 1 proporcionaban los europeosy esperaba compartir} de agr
es que imaginaba lo que
el futuro, todos los que nos criamos antes de la Segunda
los modelos cultura es quel oda su futuro. El indus-t!
trial o el autor de p anes m\ dora aún no construida, la podría posibilitar una coman l epertorio de inventos que encarabacomo otro agregtu s del hombre. Ampliaba lo habíaacrecentado las apb modificaba el futuro.que ést
.os i pf'odía
.n hqa·
ceer,la pecr 1?enc1a-f 'cc1'6n de mediados del Es s1gn tcativo autores ue tenían poca expe-
la experiencia contemporánea o por sus expectativas para
Guerra Mundial somos pioneros, inmigrantes en el tiempo, que hemos dejado atrás nuestros mundos familiares para viviren una nueva era, en condiciones distintas de todas las quehemos conocido. Nuestro pensamiento nos ata to- davía al
pasado, al mundo tal como existía en la época de.nuestra infancia y nuestra juventud. Nacidos y criados antes de la revolución electrónica, 1a mayoría de nosotros no en-
siglo xx, ,escrita. por 1ter :ida hum a, sonara falsa a l?s riencia en cuestiones e . des rtara en la mayona tiende lo que ésta significa. ;
1
oídos sofisticados y prácticos .\erés ue mitos tales comode los hombres cultos meno m. l yen a hombres y dioses
los de !caro y Dédalo, os cuad i: o. La mayoría de los además de los mecamsmos resciencia de otros miem-
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científicos comparta la falt\ /az de compartir los sueños bros de su generación y erd lciencia-ficción.
de los autores J:?odernbs ha atómica fue detonada en las
Cuando la primera om Mundial sólo unos pocos postrimerías de la Sed unda Guerr humanidad ingresaba enindividuos compren ieron que
"'·Todavía cqnservamos las sedes del poder y controlamos los recursos y las aptitudes necesarios para mantener el orden y organizar los tipos de sociedades que conocemos.
Manejamos los sistemas educacionales, los sistemas de apren- dizaje, las escalas profesionales por las que deben trepa1 los jóvenes, peldaño por peldaño. Los adultos de los países adelantados dominan los recursos que los países jóvenes y:menos desarrollados necesitan para su progreso. Sin em-
bargo, hemos quemado las naves. Estamos condenados a"i.vir en un entorno desconocido y nos arreglamos conlo que sabemos. ,1Levantamos, con· materiales nuevos y
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r .
106 é.tJLTURA Y COMPROMISO
mejor entendidos, edificios provisionales ajustados a los vie-Et FUTURO
107
jos esquemas. , dEn cambio, la nueva generación, los jovenes rebel -es y
explícitos de todo el mundo qlli; se baten c?ntra los con-troles que los sujetan, se asenw1an ,ª los miembros de la
primera generación nacida en un pa1s nuevo. Están cómo- dosen su tiempo. Los satélites son algo familiar en sus cielos. Nunca conocieron una época en que la guerra no proyectara suamenaza de aniquilación. Los que emplean computadoras no lesatribuyen una naturaleza antropomór- fica: saben que están programadas por seres. humanos. Cuando se les comunican losdatos correspondientes, en- tienden en seguida que lacontatñinación permanente de la atmósfera, el agua y la tierracovertir el planeta en un erial inhabitable y que seráimposible ahmntar .a.la pobla- ción mundial si ésta continúaaumentando mdfm1damente, Entienden que el control de lanataliad es v1ale y nece- sario. Como miembrós de una especieque habita una c.o- munidad mundial subdesarrollada,comprenden que las dis- tinciones odiosas fundadas sobre razasy castas son anacró- nicas. Insisten en que es vital que existaalguna forma de orden mundial. ·
Viven en un mundo en que los acontecimientos les lle- gan con toda su compleja proximiad, ya no están. ama- rrados por las secuencias lmeales simplificadas que d1ctba la palabra impresa. A su juicio, la matanza de un ene1go no es cualitativamente distinta del. asesinato de un vecmo.
No pueden conciliar nuestros esfuerzos por salvar a nues- tros niños mediante todos los recursos conocidos con nuestra predisposición a exterminar con napalm a los niñ?s ajenos. Las viejas distinciones entre tiempo de paz y bem de guerra, amigo y enemigo, "mi" g upo y el . e ellos (los extranjeros, los ajenos) , han perdido su significado. aben que el pueblo de una nación no puede salvar por s1 solo a sus propios niños y que cada uno es responsable por losniños de los demás. ,
Aunque he dicho que sben estas cosas, q?izá debena haberdicho que esto es lo que sienten. Al igual que la primera
generación nacida en un país nuevo, escuchan lo
qu sus. padres Jes cuentan acerca del pasado y sólo loentienden a ed1as. Porque así como los hijos de los pio- neros no teman acceso a los recuerdos topográficos quehacían llorar a sus padres, así tampoco los jóvenes de hoy
pueden. c?mpartir las reacciones de sus padres frente aacontecimientos que los conmovieron hondamente en e] pasado. Pero esto no es lo único que separa a los jóvenesde sus mayores. Cuando observan con atención, descubrenque sus mayore.s I?arch.an a tientas, que abordan tor.pe-mente, y a es sm éx1t?, las tareas que les imponen lasnuevas condiciones. No tienen un conocimiento directo de 1a forma en que sus padres vivían allende los mares nide la reacción muy distinta de 1a madera ante las he'rra-me;"tas o de.la t!erra ante la azada. Ven que sus mayoresutibzan medios mapropiados, que su desempeño es pe-noso y que fos reswltados son muy inciertos. Los .jóvenesno saben qué es lo qe se debe hacer, pero intuyen quedebe de haber ttn sistema mejor.
Shannon Dickson, un muchacho tejano de quince años expresó en una composición lo que sentía: '
En la mente de mi generación existe una perplejidadgeneral cuando se trata de encontrar una solución paranosotros mismos y para el mundo que nos rodea.
Vemos el mundo como ·un caos colosal cuando desfila
velozmente con sus guerras, su pobreza, sus prejuicios yJa f lta de comprensión que existe entre los pueblos y lasnaciones.
Entonces hacemos· un alto y pensamos: debe de haberun sistema mejor y tenemos que encontrarlo.
Vemos el inmenso tropel de individuos exasperadosque se esfuerzan por batir a sus semejantes. Todo estose acumula y pr voca des.asosiego entre las naciones yen el hogar. A mi generación la usan casi como si fuerauna máquina. Debemos aprener normas consagradas,debemos desvelarnos por adqmrir una educación más
refinada, lo que nos permitirá seguir las huellas de nues-tro!mayore!..¿Pero or qué? Si nos toca ser una gene-ración re petitiva, la situación será peor. ¿Pero cómo ha-
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r
fu
108 CULTURA y COMT'ROMISO
bremos <le cambiar? Necesitamos una gran osis <l:amor para todos, necesitamos. de la comprensión un:-versal entre los pueblos, necesitamos pensar en nosotros mismos expresar nuestros sentimientos, pero sto noes todo.yTodavía debo descubrir qué más necesitamos,
y ni siqui•era he aplicado estos preceptos tan ª. fondo como debería haberlo hecho. Porque cuando mtento
hacerlo caen sobre- mí las burlas de mis mayores y de uienes no escuchan, o encaran el problema con menta-
fldad cerrada. Las computadoras ocupan el luga d,e los cerebros; la electrónica asume el control, y esto solo con- tribu e a confundir aun más las cosas. ' . Reonozco que debemos oedecer .C:ierts relas bas1- cas
pero antes debemos averiguar qmen dicta las regl;s. A veces paseo por una playa desiert.a y esucho as
olas y los pájaros; los oigo clamar y gntar etemamnte ya veces nosotros nos sentimos así, pero cada uno 1gue aferrado a sus pequeñas rutinas, sin atreverse a 'acerunalto y escuchar por miedo a romper su cascaron.
La respuesta está en algún lugar, afuera. Debemos buscarla.
Pi nsan que debe de existir un sistema mejor y que deben
encontrarlo. l d h resActualmente en ningún lugar en e mun . o ay mayo
( ue se an lo que saben los jóvenes, por uy remota,s Jencm!s que sean las sociedades donde viven estos :}ti-
os Antaño siempre había algunos adultos que s.a inmás. que cualquier joven en términos de . la expenencraad uirida al desarrollarse dentro, de un sistema cultural.Ah ra no los hay. No se trata solo de que los padres yano son guías sino de que no existen guías, los busque unoen su ro i país o en el extran jero. No hay ª?ultos qse an q e saben acerca del mudo en qu? nac1 ron qmen!s se han criado dentro de los ultímos vemte anos. .
Los adultos forman una generación extrañamente .aisla- d . Ninguna otra generación ha conocido ni ha expenmen- t:do'amás un cambio tan masivo y rapido, ni se ha des".e-
EL FUTURO
109
los medios de comunicación, las certidumbres de un mundoconocido, los límites del universo explorable, la definición de humanidad, y los imperativos fundamentales de la vida y la muerte, cambiaban delante de sus ojos. Hoy los adul-tos saben más que cua,lquier generación acerca del cambio.
En consecuencia estamos igualmente alienados de las ge-
neraciones anteriores y de los jóvenes que han rechazadoel pasado y todo lo que sus mayores hacen por el presente.
Así como los primeros norteamericanos debieron autoen- señarse a no soñar con el pasado y a concentrarse en el
presente, y así como a su vez les inculcaron a sus hi1os que debían actuar y no fantasear, así también los adulfos de hoy deben interpretar que su propio pasado es incomu- nicable, y deben enseñar a sus hijos, por muoho que ello les duela, que no tienen que interrogarlos, porque nunca podrán entender. Necesitamos convencernos de que ningu- na otra generación experimentará jamás Jo que hemos expe- rimentado nosotros. Desde este· punto de. vista hemos dereconocer que no tenemos descendientes, del mismo modo que nuestros hijos no tienen antepasados.
En este punto de ruptura entre dos grupos radicalmentedistintos e íntimamente vinculados, es inevitable que ambosestén muy solos, mientras nos miramos los unos a los otrosseguros de que ellos nunca experimentarán lo que hemosexperimentado nosotros y que nosotros nunca podremos ex- perimentar lo que han experimentado ellos. ·
Esta sensación de distancia, este sentimiento de que falta
una conexión viva con los miembros de la otra generación,asume a veces contornos extravagantes. En el verano de1968 un grupo de sacerdotes norteamericanos que celebra- ba un congreso en Upsala dialogó con algunos objetores deconciencia también norteamericanos, que se habían refu-giado en Suecia para eludir el reclutamiento militar, yexpresó luego en un informe escrito: "Estamos convencidosde que éstas son nuestras criaturas". No pudieron dar porsupuesta su paternidad cultural sino que debieron persua-dirse de que era así . . . después de una larga discusión.Parecía imposible creer que algunos de sus hijos pudieran
lado or asimilarlo, ni ha visto cómo las fuenres de energ1a, abandonar los Estados Unidos donde antaño se habían re- 1
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erec
110 CULTURA Y COMPROMISO
fugiado los perseguidos de Europa. Hablaban casi como si EL FUTURO
111
hubieran tenido que recurrir a un aná.Iisis de grupos san- guíneos para probar su paternidad espiritual.
En la mayoría de los debates que se desarrollan en torno del abismo generacional, se hace hincapié en la alienación de
los jóvenes, en tanto que se tiende a omitir totalmente la alienación de sus mayores. Lo que olvidan los comentaris- tases que la verdadera comunicación consiste en un diá- logo yque ambos interlocutores del diálogo carecen de vocabulario.
Estamos familiarizados con los problemas de comunica-
edtender a los jóvenes que lo rodean, ese adulto estará per-d1 o.
Esto es, sin embargo, lo que hace la mayoría de los adul- tos., El hech?. de que deileguen autoridad, de que el adre
envie a sus hiJs.ª la. esc,ue]a para que aprenda nuevas deas Y de qu el vie10 c1entifico envíe a sus discípulos a otros
Iabobtorios para abordar los problemas más flamantes nocam. 1 nada. Sólo implica que los padres y los maetros
ntmduan empleando los mecanismos de cofiguración tí- picos •e un mundo en qu I d d ,
ción que se plantean entre las personas que hablan dos idiomas diferentes y han sido educadas en el seno de cul-
?.I ,
d ho de educar a
e os pa res, espues de renunciarsus propios hijos, pretenden que fos
turas radicalmente distintas: una, por ejemplo, en China,
y la otra en Estados Unidos. Lo que les impide entenderse mutuamente es no sólo la lengua sino también la inconmen- surabilidad de la experiencia. Sin embargo la predisposición a estudiar el idioma del interlocutor y a explorar las pre- misas de ambas culturas puede abrir las compuertas para el diálogo. Es algo factible, aunque no sucede a menudo.
El problema se complica, en razón de su mayor sutileza, cuando los interlocutores que provienen de dos culturasdistintas comparten lo que se define como un mismo idio- ma,
por ejemplo el inglés para -el caso de los norteameri- canos eingleses, y el castellano para el <le los españoles y
latinoamericanos. Entonces la verdadera comunicación se posibilita sólo cuando ambos comprenden que hablan 110 unosino dos idiomas en los cuales las "mismas" palabras asumensignificados divergentes, a veces categóricamente distintos.Entonces, si están dispuestos a escuchar y pre- guntar, puedeniniciar una larga y placentera plática.
Este es también el problema de las dos generaciones. Una vez que el hecho de que existe un abismo generacional pro- fundo, nuevo, que carece de precedentes y que tiene mag-
rvenes aprendan de otros adultos y de sus pares más inte- I igentes, Icluso en el campo de la ciencia, donde hemos
procu ado mculcar la expectativa de descubrimientos e in-novac10nes, . los, studintes aprenden de los vie jos mode-los, y los cientificos jovenes se afanan en general por Ue-nar los ·huecos que encuentran en los paradigmas consa-grados. .E? las codicf nes actuales en que el ritmo de losd s.cubnm1entos c1entificos se acelera cada vez más lo;;_1e1s ca?ucan rápidamente y son reemplazados por iddivi
uods casi cgeneracionales, pero siempre dentro de un mar-co e autondad.
ña!:¡ e sentid n!ás profundo los adultos continúan empu-o oy el hmon, como lo empuñaban ayer. y en parte
po;que empuñan. l, timó 1, no comprenden que todavía noexisten s cond1c10nes imprescindibles para entablar unnuevo dialogo ,con los jóvenes.
"\rquel parezca irónico, quienes opinan ahora que es im- pos1 e sa var la .brecha generacional y que los jóvenes queno Jued? estudiar con el sistema antiguo han traicionado su evoc10 a la enseñanza, son los mismos que como maes-tros estuvieron ' · 1 ' de ' t
ud. muy prox1mos a as. generaciones anteriores
es 1antes. nitud mundial, se implante sólidamente en la cabeza de
los jóvenes y los viejos, será posible reanudar la comunica-
Desde un punto de vista particular, la situación en que
nos encontramos actualmente se puede d . 'b'
ción. Pero mientras haya 1111 ad ulto que piense que C'l, lo· · d f
c.nss e e n la cual los hombres, que escn ir como una
han perdido su con-
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·a· mismo que los padr<'s y maestros de antaño, puede asumir una actitud introspectiva e invocar su propia juventud para
fiaz· ª..no solo. en. la .religión sino también en la ideolo ía pohtica y en la cwnc1a, se sienten clespo1·c1c1os de tod t?de seg d 1)· o 1po
un a . ienso que esta crisis de fe se puede atr1'bm.r,
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112 CULTURA Y COMPROMISO EL FUTURO
113
por lo menos en parte, al hecho de que ahora no hay adul-tos que sepan m«s que los mismos jóvenes acerca de lo queéstos experimentan. C. H. Waddington ha postulado lahipótesis de que un coll}ponente de la evolución humanay de la capacidad de elección consiste en la aptitud de la
criatura humana para aceptar de los mayores, por razonesde autoridad, los criterios mediante los cuales se define lo bueno y lo malo. El hecho de que el niño acepte la dis-tinción entre lo bueno y lo malo es un producto de su de- pendencia respecto de las figuras. parentales que le inspianconfianza, temor y amor, y que tienen en sus manos la vidamisma de la criatura. Pero hoy los adultos no pueden adop-tar una actitud de certidumbre para plantear imperativosmorales a los jóvenes.
Es cierto ·que en muchas regiones del mundo la genera-ción parental aún se guía por una serie postfigurativa de
valores. En tales culturas los hijos pueden aprender de los padres que ha habido absolutos ind!scutidos, y este adootrinamiento puede influir sobre la experiencia futura tra?u·ciéndose la expectativa de que se pueden y se deben reim· ,plantar los valores absolutos. Los cultos nativistas y los movimientos dogmáticos religiosos y políticos prosperan conmás vigor allí donde se ha producido la quiebra reciente de lasculturas postfigurativas, y con menos fuerza en aquells culturasen las que se espera que se produzca un cambio ordenadodentro de una serie de valores estables en unnivel máselevado de abstracción.
Los países industrializados más antiguos de Occidente hanincorporado a sus teorías culturales la idea de qu elcambio puede producirse sin necesidad de una revolución, mediante eldesarrollo de nuevas técnicas sociales aptas para abordar lascondiciones creadas por las trasforma- ciones econóllJicas ylos adelantos tecnológicos. En estos mismos países se tiende ainterpretar la obsolescencia como una reliquia, estimada oaborrecida, según cuál sea el caso.En Inglaterra se conservó _al mensajero que llevaba a Fran- cia un cofre con document9soficiales cuaf!.do ya hacía mu- cho tiempo que dichQsdocumentos se enviaban por correo. También en Inglaterra, la pompa de la Corona coexiste con
el gobierno parlamentario que desplazó hace mucho tiempo al trono como fuente de poder. En Suecia las leyes más modernas . s?'bre comportamiento sexual conviven con el apoyo. rehg1oso ortodoxo más intransigente a 'una moral absoluta.
Asimis°!-º• en Estaos Unidos se observa una profundaconsagraci?n al cambio evolutivo, que se interpreta como pr greso, Junto con una reincidencia continua en el abso-lut s?1o, que asume muchas formas. Tenemos las sectasrehg1sas y ls grupos políticos menores, cuyo principalatractivo conSiste en su dogmatismo respecto del bien el mal. Tenemos las comunidades utópicas que han sido urasgo permanente de nµestro desarrollo social, político e in-telectual. Y tenemos la aceptación tácita de un sistema decastas _fundado .sobre el color, que viola nuestra proclamada
creencia en la igualdad fundamental de todos los hombres.
n otras comarcas del mundo donde el cambio ha sido rápido, brusco y a menudo violento, y donde la idea delroceso _ordenado de trasformación no ha hechado raíces
s1emp;e.existe la posibilidad de que se produzcan erupcíO:nes sub1tas que pueden asumir la forma de revoluciones y ontran:evolucines, como sucede en la mayoría de los p1ses Iatm?amencanos, o que pueden determinar me-diant una mvrsión repentina,_ aunque con nuevas f rmas,la reimplantación de una ortodoxia arcaica dentro de lacual. es posib!e perseguir, torturar y quemar vivos a loshr .e1es. Los óvenes ue hoy se convierten en antorchasviventes refle1an mediante mecanismos muy complejos lasactitudes del abs.olutismo ortodoxo y las reacciones que ésted sencadena.. P!Ghs jóvenes imitan el ejemplo de los bu-
distas .que respondieron a las posiciones dogmáticas delcom?msmo y del anticomunismo reaccionario con una tras-gresión extre?1a a sus propios valores religiosos liberales y nadaabsolutistas. Pero sus actos también reflejan, implfci-!amente, el trato que todo sistema despótico que no permite
impugna; su dogmas reserva a los herejes e incrédulos. .Todavia,hay pa?res que contestan las preguntas del niño
:- por q_ue debo i_r a la cama?, ¿o ·corner mis verd uras?, ¿ódeJar de chuparme el dedo?, ¿o aprender- a leer?- con
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114 CULTURA Y COIPROMISO
asertos simples: Porque eso es lo correcto, porque Dios loordena, o porque yo lo ordeno. Estos padres allanan el camino para la reimplantación de los elementos postfigu-rativos en lacultura. Pero estos elementos serán mucho 'más rígidos einabordables que en el pasado porque habrá quedefenderlosen un mundo en el que prevalecen y pululanlos enfoques
contrapuestos, en lugar de las ortodoxias.Sin embargo, la mayoría de los padres se siente demasiado insegura para atreverse a ratificar los viejos dogmatismos.
No sabe cómo educar a estos hijos que son tan distintosde lo que ellos mismos fueron otrora, y la mayoría de los
jóvenes es incapaz de aprender de padres y adultos a los que ellos jamás se parecerán. Antaño, en Estados Unidos,
los hijos de padres inmigrantes les rogaban a éstos que no hablaran en público su idioma extranjero ni lucieran sus
ropas exóticas, extrañas. Sentían la lacerante vergüenza de no poder repudiar a sus padres y de no poder aceptar, al
mismo tiempo de manera sencilla y natural, su forma de hablar y de proceder. Pero con el trascurso del tiemro aprendieron a encontrar nuevos maestros para que los guia-
ran a modelar su conducta sobre la de sus camaradas más ad;ptados, y a introducirse, disimuladamente, en el seno
de un grupo cuyos padres eran más soportables. . Ahora los jóvenes disidentes descubren con mucha rapi- dez
que ya no es posible adoptar esa solución. La ruptura queexiste entre ellos y sus padres también existe entre sus amigos y los padres de éstos y entre sus amigos y sus maes- tros. No
hay respuestas tolerables en los viejos libros ni en los
textos nuevos, llamativamente coloreados y superfi- cialmentevivificados, en los que se les pide que estud}en· Algunos buscan modelos extranjeros. Se sienten atra1dos por Camus,
quien, desgarrado entre su origen argelino y su lealtadintelectual a Francia, expresó en parte el con- flicto que los
acosa. Pero Camus está muerto. Procuran adaptar a sus propios fines las palabras de un marxista envejecido, como
Marcuse, o los escritos de los existencia- listas. Cultivanactitudes religiosas de admiración desespe- rada por los héroes
de otros grupos revolucionarios juveni- les. Los estudiantes blancos se alían con los separatistas
EL l'UTURO 115
negros. Los estudiantes negros tratan de restructurar el pasado en el curso de su lucha por restructurar el presente.
Estos jóvenes disconformes comprenden que existe la ne- cesidad crítica de que el mundo actúe inmediatamente para solucionar problemas que afectan a la totalidad del globo.
Lo que desean es, en cierta forma, empezar a partir decero. La idea del cambio ordenado, evolutivo. no entusias- ma a esta generación de jóvenes, que no pueden asumir el
pasado de sus mayores y que sólo atinan a repudiar lo que éstos hacen ahora. Desde su. punto de vista el pasado es un fracaso colosal, ininteligible, y es posible que el futuro no encierre nada más que la destrucción del planeta. Atra- pados entre los dos, están dispuestos a despejar el terreno para algo nuevo, mediante el uso de una especie de topa- dora sdcial, análoga a . la topadora que destruye todos los
árboles y accidentes del paisaje para dejar el paso expedito a una nueva comunidad. Los jóvenes tienen conciencia de
la realidad de la crisis ( aunque, en verdad·quienes la per- ciben con más nitidez no son ellos sino sus mayores sagaces y proféticos) y sienten que sus mayores no entienden el
mundo moderno porque1 tampoco entienden la rebelión para la que es casi inconcebible la reforma planificada del
' sistema moderno.Sin embargo, quienes carecen de poder sólo pueden con-
quistarlo por aquellas vías contra las que se rebelan. En últimainstancia, fueron los hombres quienes dieron el voto a lasmujeres, y será la Cámara de los Lores la que votará su propiaabolición, y son los mayores d-ew,dieciocho años quienes deben
prestar su consentimiento para que votenlos menores dedicha edad, y también serán las naciones, por fin, las queadoptarán medidas para limitar la sobera- ría nacional. Elcambio revolucionario eficaz y rápido, en el curso del cualno se producen decapitaciones ni se im- ponen exilios, dependede que muchos de aquellos que participan del poder cooperencon los desheredados que pretenden alcanzarlo. Es posible quela idea innovadora parta de otros, pero la iniciativa para laacción fructuosadebe provenir de aquellos cuyos privilegios,finalmente ca- talogados como obsoletos, han de ser.abolidos.
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116 CULTURA Y COMPROMISO
Entre los jóvenes disconformes hay algunos que recono- ceneste hecho. Es significativo que deseen que sus padres oquienes los representan -decanos y presidentes de uni-versidades y editorialistas- se sumen a su bando, coinci- dancon ellos o por lo menos les impartan su bendición.
. Detrás de sus exigencias perdura la esperanza de que, aun
mientras se pronuncian contra la administración de la uni- versidad, el presidente de ésta se aproxime para conversar con ellos.. . y traiga a su hijos. Pero también hay otros queno abrigan semejante esperanza.
Me he referido sólo a los jóvenes más coherentes, a aque- llosque desean escindirse de la totalidad del sistema y aaquellosque desean destro:wr el sistema y empezar desdecero. Pero laidea de que nada de lo que proviene del pa- sado essignificativo y viable tiene mucha más repercusión.Entre losmenos coherentes se expresa en actitudes tales como lanegativa a estudiar en la escuela, a cooperar en el trabajo, o
a seguir las vías políticas normales. Quizá la mayor parte dela desobediencia asume estas formas pasi- vas. Pero laagrupación periódica de los estudiantes detrás de sus paresmás activos sugiere que incluso la desobedien-cia pasiva esmuy inflamable.
La resistencia de los jóvenes también se expresa mediante elcumplimiento esencialmente despreocupado y oportun1s-ta delas reglas que se catalogan como absurdas. Es posible quequienes adoptan esta actitud sean los que más nos asus- tan.El hecho de plegarse a las formas que sirvieron paraeducar alos hombres durante generaciones, pero que yano son
idóneas para educar a quienes las aceptan, sólo puedecondicionar a los estudiantes para que encaren todos lossistemas sociales en términos de usufructo.
Pero cualquiera que sea la actitud que asuma, ninguno delos jóvenes, ya pertenezca al grupo de los más idealistas o al de los más cínicos, es inmune a la id·ea de que en ningúnlugar del mundo hay adultos de los que pueda aprendercuáles deberán ser los próximos pasos.
Estas son, en síntesis, las condiciones ele nuestra época.Estas son las dos generaciones -la d·e los pioneros llegadosa una nuev:a era y la de sus hi jos- que todavía deben en-
EL FUTURO 117
contrar una forma de dialogar acerca del mundo en que ambasviven, aunque sus impresiones respecto de él sean tandistintas. Nadie sabe cuáles serán los pasos siguientes. Postuloque la admisión de ello encierr.a el comienzo de una respuesta.
Porque opino que estamos en vísperas del desarrollo de unnuevo tipo de cultura, cuyo estilo implicará una ruptura con
las culturas cofigurativas en la misma medida en que lainstitucionalización de la cofiguración en un proceso de cam- bio ordenado -y tumultuoso- implicó una ruptura con el estilo postfigurativo. Yo defino este nuevo estilo como pre figurativo, porque en esta nueva cultura será el hijo, y no el padre ni los abuelos, quien representará el porvenir. En lugardel adulto erguido, canoso, que en las culturas postfigurativascorporizaba el pasado y el futuro con toda su majestuosidady continuidad, es el niño nonato, ya con- cebido pero alojadotodavía en la matriz, quien debe con- vertirse en el símbolo delo que será la vida. Este es un niño cuyo sexo, aspecto y
aptitudes no conocemos. Quizá sea un genio o padezca unretardo profundo, y necesitaráuna atención adulta imaginativa,novedosa y solícita, mucho más refinada que la que proporcionamos actualmente.
Es poco lo que se puede saber con certeza acerca del niño nonato. Con instrumentos delic:¡ados que complementan el oído podemos averiguar que est'á vivo, que su corazón late. Otros instrumentos, aun más sutiles, pueden darnos algu- nasclaves acerca del estado de su salud. Podemos pronos- ticarla hora aproximada en que nacerá. Sabemos que a menos quese proteja, alimente y atienda a la madre, las probabilidades
de supervivencia d-el niño disminuirán junto con las de ella.Si ella se enfermara y muriese, la vida de] niño también seextinguirla. Pero todo lo demás se reduce a promesas.
Nadie puede saber por adelantado cómo será el niño: cuanágiles serán sus miembros, qué deleitará su vista, si tendrá unritmo acelerado o lento, si despertará listo para habérselas conel mundo o si sólo desplegará sus mejores horas cuando losseres diurnos se estén cansando. Nadie sabe cómo funcionarásu mente: si aprenderá más mediante
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118 c.ur:rtmA y C.OMPROMISC
la visión, la audición, el tacto o el movimiento. Pero port:L FUTU.Ró
lH)
el hecho de saber qué es lo que no sabemos y no pode- mos predecir estamos en condiciones de construir un en- torno en el que el niño, todavía desco?ocf do, podrá estr seguro y podrá crecer y descubrirse a s1 mismo y descubnr
el mundo. · ·6 En un entorno seguro y flexible debe haber una atenc1 neXiperta, anestésicos, oxígeno y s?gr al alcance de. a .mano para proteger a la madre l mno SI el parto es d.1fi1. Lamadre que se siente depnm1da o asustada debe recibir untratamiento de apoyo. Debe haber alimentos artificia s
· para el niño rme no puéde mamar del pecho materno. Para el niño que no puede dormir en la oscuridad debe haber unaluz tenue. Para el niño sensible al ruido debe haber un sistema aislante.
A medida que el niño empieza a buscar a la gente, se lo
debe trasportar -en brazo , en un c.oche o en .cuna-:- hastadonde tenga compañia. A medida que sus OJOS res- pondan alcolor, se le deben proporcionar mucho matices, saturacionesy brillos entre los que pueda elegir. Deb disponer de muchostipos de objeto para qu .Peda clasi- ficarlos de muchosritmos y melod1as para 1mc1arlo en la dania. 'Cuandocomienza a formarse una imagen del mun- do, debe contarcon ejemplos de los mundos. que han credo otros hombres yde lápices de colores, pmturas y arcilla para plasmar elmundo e su popia antasía.
Incluso una enumeración tan sencilla de lasfonn_as
dsatisfacer las necesidades del niño nos revela hasta que
punto las criaturas han sido atadas a .los .!1ábitos de .susmayore'S··mediante el amor, la subordmac1on y la con-fianza. También nos revela que la subordinación del niñorespecto de los adultos es muy poco flexible cuando se lacompara con la gran flexibi1ida que ésts puede .desple:gar en el suministro de sus cmdados. S1 no rec1 b1era locuidados del adulto, el niño moriría en pocas· horas. Sino recibiera los cuidados del adulto, el nifio nunca apren·dería a hablar. Si no experimentara la sensación de con-
fianza, el nifio nunca se convertiría en un miembro de lasociedad capaz de confiar, de amar a los demás y de preo-
cµparse pm ellos. J mno estí1 totalmente subordinado y l cultura se ha edificado sobre esta subordinación a me- dida que du nte centenares de miles de años, y generación tras generac10n, los adultos les han impuesto a los niños
con los cuída?os que les dispensan, su visión de lo qu debe ser la VIda. La dependencia ha posibilitado la ela- boración de la conciencia y, tal como JuHan Huxley y C. H. Waddington han alegado en forma tan elocuente la ética no es exterior a la naturaleza sino que es crucial para 1a evolución humana.L contiuidad de 1a cultura y la incorporación de todas
las m.novac1oes dependían de los éxitos del sistema postfi-gurattvo. mediante .el cual se educaba a los jóvenes paraq?e copiaran las vidas de sus antepasados. Luego, a me-dida que los hombres iban aprendiendo a vivir en muchos
entornos distintos y a via jar y a comerciar entre sí loscontrastes entre. ls diferentes culturas postfigurativas' em-
pezar_?n a summ1strar las condiciones necesarias para e]cambio y pra. l desarro1lo d,e culturas cofigurativas, enlas que los md1v1d?os que h b1an sido educados para unaforma de compromiso a,prendian a adaptarse a otras formas pero con la misma consagración absoluta.
Más tarde, cuando la idea de cambio se encarnó en mu·cha culturas como elemento postfiguraitñvo, los jóvenes pudieron aprender de sus mayores que debían ir más lejosque ellos, JUe deí.n conseguir más y hacer cosas distintas.Pero e5!=e ás 1 1os . se encontraba siempre dentro del radiode la 1magmac16n mformada de sus mayores. Era lícito pretender que el hijo cruzara mares que su padre jamáshabía atravesado, que estudiara física nuclear cuando su padre sólo hab a reibido una educación elemental, que':olara en u.avión m1entr s su padre lo contemplaba desdetierra. El hi10 del campesmo se convirtió en sabio. El hijodel J?.?hre cruzó el océano que su padre nunca había visto. El h110 del maestro se trasformó en científico.
El amor y la confianza, asentados sobre la dependencia y el cuidao comprensivo, permitieron que el individuo
. que se hab1a educado en el seno de una cultura ingresaraen otra, trasformando sus conocimientos anteriores sin por
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a· '
uo cULTURA Y COMPROMISO EL FUTURO 121
ello destruirlos. Pocas veces la primera generación de inmi- grantes y pioneros voluntarios no consigue .enfrentar los problemas de un nuevo entorno. Su aprendizaje previo lasacaa flote. Pero a menos que pueda corporizar en forma postfigurativa lo que hay de novedoso, no logrará trasmi-tira sus hijos lo que ella misma a.prendió en el curso de su
educación temprana: la capacidad para asimilar de los demásaquello que sus padres no podían enseñarle.
Ahora én un mundo en el cual no hay otros individuosversados' a los que los padres puedan confiar los hijos queellos mismos no pueden educar, los adultos se sienteninseguros e impotentes. Convencidos aún de que debe ha- berrespuestas, los padres preguntan: ¿Cómo podemos ex- plicarlesa nuestros hijos lo que es correcto? Entonces
y le han c 1señado. El aprendiza je, que se funda sobre ladoic·ncleneia humana, es relativamente sencillo. Pero lasaphtude humanas para crear refinados sistemas aptos paraser ensenados, para entender y utilizar los recursos del
uno n tur.al, y para gobernar la sociedad y crear mundos
i?1agmanos, son muy complejas. Antaño, el hombre con-fiaba e.n a parte 1!1enos refinada del sistema circular, elapre!1di_zaJe subordmdo de los niños, para asegurar la
contmmdad de la trasmisión y la corporizaoión de lo nuevo. Ahora que entenemos mejor el proceso, debemos cultivar la_ parte más flexible y compleja del sistema: el comporta- miento de _los adultos. En verdad, debemos ensefiarnos a nosotros misos a alterar la conducta de los adultos paraP?der renunciar a la educación postfigurativa, con sus ingre-
algunos padres intentan resolver el problema aconsejandoa sus hijos, en términos muy vagos: Deberéis decidirlo por dientes cofigurativos toleradosf ' . y debemos descub ·
nr me-
vuestros propios medios. Y algunos padres preguntan:¿,Qué hacen los otros? Pero este recurso propio de una ul- tura cofigurativa pierde vigencia para los padres que pien- san que los "otros" -los pares de sus hijos- siguen rumbosque sería peligroso emular, y para los padres que descu- brenque ellos no entienden lo que sus hijos deciden pox sus propios medios. -;•
Los adultos que todavía piensan que existe un camino seguro y socia'lmente consagrado que conduce al tipo de vida que ellos nunca conocieron son los que reaccionan con
más ira y acritud cuando descubren que lo que ellos habíananhelado ya no existe para sus hijos. Estos son los padres, losfideicomisarios de universidades, los legisla.dores, loscolumnistas y los comentaristas que denuncian más estri- dentemente lo que sucede en las escuelas, las facultades y las universidades en las que ellos depositaron las espe- ranzas que alimentaban para sus hijos.
Hoy, cuando empezamos a entender mejor los prcesos circulares mediante los cuales se desarrolla y trasmite la cultura, reconocemos que la característica más humana de] hombre no consiste en su capacidd para aprender, quecomparte con muchas otras especies, sino en su capcidad paraenseñar y almacenar lo que otros han perfeccionado
IOS pre iurahvos de enseñanza y aprendiza je que man-tengan abierto el futuro. Debemos crear nuevos mod·elos para que los adultos puedan ensefiar a sus hijos no lo quedeben aprender sino cómo deben haoerlo, y no con quédeben comprometerse, sino cuál es el valor del compromiso. Las culturas post-figurativas, que ponían énfasis en los
adultos -.a, quellos que más habían aprendido y más pro-vecho podia sacar de sus conocimientos - constituían sis-temas esencialmente cerrados que copiaban sin cesar el pasa?º· Ahora. debemos encaminarnos hacia la creaciónde_ sistemas abi tos que apunten al futuro, y por consi-
gmente a los mnos, cuyas aptitudes menos conocemos ycuyas opciones deben quedar en suspenso.
Al proceder así confesamos explícitamente que nunca podremos volver a hollar los senderos por los cuales hemosllegado al presente. El pasado es el camino por el que arri- bamos a nuestra ubicación actual. Las formas más anti-g!-1ª de cultura nos proporcionaron el conocimiento, lastecm.cas y ,las herramient'cls necesarias para nuestra culturacontemporanea. Todos los pueblos de 'la tierra marchan por los diferentes caminos que salen del pasado para desem-
bocar . en l.a ueva c_omunidad mundial. No es necesarior pudiar nmgun cammo que traiga al presefi'te ni olvidarnmguna forma de vida primitiva. Pero todos estos pasados
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C ?-
122 CULTURA Y COMPROMISO
distintos, el nuestro propio y todos los otros, se deben cata-
F.L FUTURO12.'3
logar .como precursores., . . Es significativo que inc1uso a los escntores prof éttcos de
ciencia-ficción les haya resultado tan difíoi imagina Yaceptarun futuro desconocido. En la conclusión de
hootf s End ( El fin de la infancia) Art1!_ur Clarke escribió:"Las estrellas no son para los hombres: , . , Las fantasías espaciales describen coo.la ltlm naye
maltrecha regresa de las sociedades galacbcas 1magmanas ala "cámara del comienzo" ubicada en la Tierra del SotEn Midwich Cuckoos ( El valle de los l'nalditos), Jo?n Wyndhamexterminó a los extraños niños sensibles, de OJOS dorados, quelas mujeres terráqueas habían engendrado con los visitantesdel spacio exterior. La película 2001: A Space Odyssey (2001: Odisea del espaci? , concluía ?n un fracaso. Estahonda renuncia a permitir que los htJOS se internen
demasiado en el futuro induce a pensar que la imaginaciónadulta, actuando por sí so1a, permanece ama-rrada al pasado.De modo que la liberación de la imaginación del hombre
respecto del pasado de pend , mi juicio dél desarrollode un nuevo tipo de comumcac1ón con qu1ene están máshondamente comprometidos con el futuro: los Jóvenes quenacieron en el nuevo mundo. O sea que depende de la participación directa de aquelfos que hast·a ahora no _hantenido aJCCeso al poder y cuya naturaleza no pueden ima-ginar plenamentes quienes sí lo ejercen. En el pasado, enlas culturas cofigurativas, se cercenó gradualmte el dere-
cho de los adultos a limitar el futui:o de sus hiJo. · Ah?ra,tal como lo veo, el desarrollo de las culturas pref1gurativasdepende de que se entable un diálogo continuo en el ursode1cual los jóvenes gocen de libertad para actuar segu? su propia iniciativa y puedan conducir a sus mayores en direc-ción a lo desconocido. Entonces la vieja generación tendráacceso ·al nuevo conocimiento experimental, sin el cual esimposible trazar planes significativos. Sólo podrems cns-truir el futuro con la participación directa de los Jóvenes,que cuentan con ese conocimiento.
En lugar de orientar la rebeldía hacia la recuperación
del sueño ut6pico que concibieron los abuelos, como pare- cen esa hacié1?dolo los partidarios de Mao con los jóve- nesactivistas chmos, debemos aprender junto con los jóvenes laforma de dar los próximos ,pasos. De su nuevo conoci- miento-nuevo para el mundo y nuevo para nosotros- deberán
emanar las preguntas dirigidas a aquellos que ya se han pertrechado mediante la educación y la experiencia
para buscar las respuestas. Archibatd Macleish escribió en The Hamlet of A. Macleish:
Hemos aprendido las respuestas, todas las respuestas: lo que ignoramos es el interrogante.
Yo recibí su libro en 1928, mientras estaba en las Islas delAl rant:12go ·estudiando a los manus. En esa época pa-recia casi seguro que los manus, un pueblo que todavía seadaptaba orgullosamente a su cultura de la Edad de PiedraY cuya única exipedencia con otro tipo de civilización shabía registrado con la deshumanizante y degradante cul- tura de contacto, ,terminarían por convertirse eventualmente en, proletarios incultos dentro de un mundo que no conse- ?man e3:1tender y sobre ·el que no podían ejercer ningunamfluencia. ,
Hoy, cuarenta años más tarde, el pueblo manus ha sal-teado miles de años y ha logrado tomar su destino en sus propias manos como no podría haiberlo hecho cuando, en-
cerrado dentro de la Edad de Piedra, hostigaba y saqueabalas aldeas de sus vecinos menos agresivos. Actualmente prepara .a sus hijos para la universidad, para el estudio del
derecho }'· la medicina, y trasfiere al mundo más vastode ua. nación en desarollo el liderazgo que otrora ejerció,capnchosa y desoi,ganizadamente, como tribu dentro deun pequeño archipiélago. Y ahora, al recordar Ía cita. cam- bié su enunciado porque ya podemos decir ... que por lomenos sí sabemos quiénes deben formular las preguntasara que nosotros, que tenemos .,a ·nuestra disposición unneo.acervo de respuestas, podathos contestarlas. Los nifíos,
los Jóvenes, deben formular las pregt1ntas que a nosotros jamás se nos ocurriría enuncil¡ir, pero es necesario recon-
1
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xra:
los .nos
. d '
I , , ' Y nmos, entre nosotros
124 CULTURA Y COMPROMISO
quistar J.a confianza suficiente para que los mayores puedantrabajar con ellos en la búsqueda de las respuestas. Tal
EL 1''UTURO
de asar consciente, dichosa labo . .125
como sucede en un país nuevo ·donde las viviendas de emer- gencia son el producto de la adaptación de modelos obso- letos, los hijos deben disfrutar del dereciho a proclamar que
tienen frío y a especificar de dónde provienen las corrientes de aire. El padre continúa siendo el hombre que tiene la
pref1gurativa, criando hi "os . noamente a una culturadesconocido. J esconoc1dos para un mundo
Pero para proceder así nosotros I debemos reubicar el futuro . .'. os pueblos del mundo, futuro está delante d . A JUICIO de los occidentales el pericia y la fuerza necesaria para derribar el áribol con el horas del presente a
e nosotros,q · '
a ,l unas ' ve ·1º:za so o poctis
que edificará una casa füstinta. Durante los últimos años he estado expuesta a algo que
al principio d·efiní como una tentación. A veces los jóve- nes se vuelven hacia mí cuando tel'IIllinamos de trabajar conjunta y vehementemente por la consecución de un fin que compartimos, y me dicen: "Eres una de las nuestras." Yo pensaba que ésta era una tentación que debíamos resistir a cualquier precio, sdbre todo en un ,país donde la juventud, en·todas sus formas, se presenta como un ref ugio setlucfor para los maduros y ancianos. Por ello acostumbraba contestar: "No, no pertenezco a vuestra generación. Pen-
siempre delante ;ún ces a 'm; anos de distancia, pero A juicio de mu.'chos noblaqm, uera de nuestro alcance
, pue os de Oc a ' . 1f· atras, no adelante. Los balines ma e uturo reside parece a una película e t es opman que e'l futuro sedeliega lentamente, en ªq;rfos° revelada, ,que ·se
espera de lo que les mostrará I ombres estan a lalos está alcanzando y nosotro¡ ta b ret?l_que es algo quera retórica cuando 'decimos . ien u 1 izmos esta figu-
las pisadas im,nlacab1es d It ue o1mos a nuestras espaldas p ···.t' e 1empo. · · ara construir una cultura f . pasado sea út1"l . pre igurahva en la c1ue el
cac. del Y no coactivo, deberemos m 00. . la ubi-
sáis que sí porque generalmente defendéis causas por las 1ón futuro Tan1b" ' ificar
que he bregado durante cuarenta años. Pero· esto no me ., Jovenes que · · 1en en este caso
parecen anhel· . ' · · mp1ramos en
convierte en miembro de vuestra generación. ¿Y cómo pue-do saber que, en verda'd, dentro de diez años vosotros no osopondréis a estos mismos objetivos?" Pero creo que esta
dicen: El Futuro E Ah a1 utopia mstantaneas. Ellosirracional e impetuiso ora_. Estl consigna tiene un acento
. ,Y
s1 ana izamos algu . d . encias resulta que es irrealizable d nas e sus ex1-respuest·a era otro ejemplo de nuestra obstinación en afü:•- Pero pienso una vez ma's que 1 en sus etal'les concretos
O ., • •
mar que el futuro será idéntico a1 pasado, que la mayoría camino para mod'1f 1" car . nuestros ps. )Ovenes nos marcan el
de los individuos atraviesa ciclos de robeli6n y reacción, mos ubicar el futuro -como
. rncesos mentales. Debe-
que la experiencia del pasado se puede ajlicar al futuro. rrado en el vientre de la ds1 fuera
l ·- e mno nonato ence-
Puesto que adoptaba esta hipótesis no podía entender que
quizá me estaban diciendo algo distinto. Yo fui criada, comohabrían querido serlo ellos, por una abuela y unos padres queno se creían autorizados a imponer a sus niños un rumbo
determinado. Me crié con casi siete décadas de ·anticipación respecto de mi tiempo, tal como los jó nes que hoy
tienen veinte años proclaman que criarán a sus hijos, dejánklolosen •libertad para que se desarroUen, erec- tos y altos, en dirección
'
g
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t 1 . e. e m o
a un futuro que debe permanecer abierto y libre. En ciertosentido es como tributo a esa infancia que ;puedo insistir enque estamos en condiciones
de hom· bres mu1·eres . ·m-a Ic- entro de una comum"dad estaaqw, que ya está listo ar '. como a go que ayudemos y lo protejamos e a que lo .ahmentemos y lo debemos
preparar antes 1' q ya neees1ta elementos que· , e e que nazca por drano sera demasiado tard D od , que e o con- Jo
,venes:
El Futuro Es Ahora.que
, comod
icen lo