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8/6/2019 Jacques Derrida- Some truisms-traduccin
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Jacques Derrida:Some Statements and Truisms about Neologisms,
Newisms, Postisms, Parasitisms, and Other Small
Seisms1.(Traduccin: Jorge Panesi)
Cuando comenc a prepararme para este encuentro le mal el ttulo
propuesto. Sin duda por distraccin, en lugar de TheStates of Theory(States en
plural y Theoryentrecomillado), me pareci leer TheState of Theory(State en
singular ytheory sin comillas).
Y me dije que la respuesta resultaba entonces evidente, que era hic et
nuncobvious. No era acasoThe State of theory, hoy y en lo sucesivo (now and
for now on) California, e inclusive Southern California?Ustedes creern que se
trata de una broma o una escapatoria, pero es una respuesta ms seria, ms
realista, ms histrica, ms historiadora de lo que parece. Por qu creen ustedes
que este encuentro, con este ttulo, con estos participantes llegados de otros
Estados (americanos y no americanos) para reflexionar en conjunto acerca de la
situacin de la teora hoy, tiene lugar en California? Por qu es posible y
necesario en el Sur de California? Piensan que se trata de una casualidad?
Si tratan de analizar el fenmeno de este coloquio en sus dimensiones
poltico-institucionales, socio-econmicas, psico-histricas, fantasmtico-
pulsionales, etc., apuesto a que vern imponrseles los pasajes ms necesarios de
entre los dos sentidos de la palabra state. El juego entre los dos estados de la
palabra estado es ms que un juego.
Y tal vez la marca de plural subrayara, segn el propsito de los
organizadores (a quienes no consult respecto de ello), que hay varios sentidos en
1 Algunas constataciones y truismos acerca de neologismos, neo-smos, post-ismos, parasitismos y otros pequeos sismos. Con estettulo en inglsfuepublicado enThe States of Theory: History, Art, and Critical Discourse, David Caroll (ed.), New
York, Columbia University Press, 1990. El volumen contena las conferenciaspronunciadas en abril de 1987 en el coloquio del mismo nombre, TheStates of Theoryorganizado por David Carroll bajo los auspicios delHumanitiesResearchInstitute de laUniversidad de California en Irvine. Llevaba el ttulo en ingls, pero fue escritooriginalmente en francs y traducido por AnneTomiche. Jacques Derrida ley su texto eningls para un auditorio norteamericano. El manuscrito de la conferencia contiene
vocablos en ingls, que se conservan con letra cursiva en esta primera edicin francesa.Derrida los escriba en ingls sin entrecomillarlos. [Esta traduccin al espaol sigue la
versin francesa publicada en Thomas Dutoit-PhilippeRomanski (eds.)Derrida dici,Derrida de l, Pars, Galile, 2009, que difiere en algunos puntos de la publicadaanteriormente en ingls.T.].
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la palabra state, uno de los cuales debe apuntar a la geopoltica, a la geografa
y a la poltica de la teora en los Estados Unidos y en otros lugares.
Repuesto de mi distraccin, pude ver entonces el plural y las comillas.
Antes de comenzar de lleno a proponerles algunas reflexiones sobre
thestates of theory, quisiera decirles cmo interpret el plural y las comillas.
Sealan evidentemente una extrema prudencia de parte de los organizadores.
Supongo que no han querido suponer que habra un nico estadoposible de la
teora, esto es, la posibilidad de totalizar todos los fenmenos de la teora, todas
las producciones tericas, todos los teoremas en un cuadro, en una tabla, por lo
tanto, en una superficie legible, y como todo cuadro (table), stable, estabilizado,
que da a leer la tabulacin taxonmica, las entradas y los lugares, o incluso la
genealoga fija finalmente en un rbol de la teora, de las identidades y los
nombres comunes o propios de la teora.A botanicaltable. El plural de states,
desestabiliza o dice la inestabilidad, y tambin la desestabilizacin esencial de
semejante cuadro, un cuadro que siempre contiene la estructura correspondiente
y jerarquizadora de un establishment.
Lo que cuestiona ese plural me dije entonces- es la posibilidad de un
discurso que hoy da supondra tranquilamente tal objetivacin taxonmica,
como lo hace mucha gente en la universidad y fuera de ella, cuando la doxa, a la
que, sin embargo, hay que tomar siempre en serio, juega con los ttulos de las
teoras y los teoremas como si fueran las piezas de un tablero de ajedrez. New-
criticism, structuralism, post-structuralism, post-modernism, new-post-
marxism, new-historicism, etc.
Ahora bien, no podemos (quin podra?), y por ende no debemos tener la
pretensin de poner ante nuestros ojos, cara a cara unos con otros, los teoremas,
las teorizaciones, las teoras que se disputan un campo que dudosamente sea
comn y verificable, incluso identificable.
Hay razones estructurales por las que esta tabulacin esttica y taxonmica
resulta, en principio, imposible o limitada en su posibilidad. Una primera razn:
el campo abierto y no verificado de este estado general, tambin es un campo de
fuerzas. En sus fenmenos y en sus ttulos corrientes se las puede llamar fuerzas
pulsionales, poltico-institucionales, histrico-socio-econmicas. Competencias
de deseo y de poder, estas fuerzas siempre tienen sus representaciones, sus
imgenes especulares, fenmenos de refraccin y difraccin, de reflexin y de
apropiacin de fuerzas distintas u opuestas, de identificacin al otro o al
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adversario, etc. Tantas estructuras que dividen cada fuerza identificable, la des-
identifican, la desvan en su misma proliferacin.
En ese campo de fuerzas plurales en el que inclusive el recuento ya no es
posible, slo hayespigones (jetties) tericos. Con la palabra espign (jetty2),
designar la fuerza de un movimiento que no es todava sujeto, proyecto uobjeto,[sujet, projet, objet] o inclusive rechazo [rejet3], pero por el que acaece
toda produccin y toda determinacin subjetal, objetaloproyectal, o de rechazo, y
que encuentra en el espign su posibilidad.
Cada espign terico, como su reapropiacin en la forma de un conjunto
terico o de una teora con sus axiomas, sus procedimientos metdicos, sus
estructuras institucionales se compromete a priori, originariamente, en el
conflicto y la competencia, pero no se trata solamente de un antagonismo, de un
enfrentamientoo de una confrontacin, es decir, de la oposicin de dos espigones
cada uno de los cuales afrontara al otro con su propia identidad estabilizada. No
es una confrontacin antagnica por dos razones correlativas.
1. La primera razn es que cada espign, lejos de ser la parte
comprendida en un todo, slo es un espign terico en la medida en que
pretendera comprenderse a s mismo comprendiendo a todos los otros, es decir,
desbordndolos, excedindolos, inscribindolos en s mismo. Cada espignest
estructurado, construido, designed para dar cuenta y razn de todos los otros
espigones (pasados, contemporneos, por venir). Y de tal pretensin constitutiva
ningn espign podra escapar sin dejar de ser lo que es. Esta pretensin es el
espign, el inters del espign, y lo que lo vuelve interesante. En tanto espign
terico, este designio -dar cuenta y razn de todos los otros y tambin de la
constitucin de su campo de inscripcin- obedece al principio de razn
(principiumreddendaerationis), y una reflexin consecuente al respecto la que
no tengo aqu los medios de emprender- debera comprometerse con una
problemtica tan ambiciosa y arriesgada como la que se medira con la historia
del principio de razn.
2. La segunda razn, por otra parte conexa, por la cual lacompetencia no puede ser una confrontacin simplemente antagonista, y no
permite que ningn espignd a leer un cuadro, la razn de un cuadro
clasificador de la totalidad de los posibles tericos, es que cada especie en ese
2 En francsjete:muelle, espign, malecn. Se avecina fonticamente alverbo jeterque significa arrojar [T.]
3 [rejet: rechazo, pero tambin retoo , brote. T.]
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cuadro constituye su propia identidad incorporando otras identidades: por
contaminacin, parasitismo, injerto de rganos, incorporacin, etc.Por ejemplo,
si se quisiera identificar lo que llamamos o se llama el marxismo, hoy da, en
1987, como teora, en la subespecie de marxismo que obra en lo que se denomina
en los Estados Unidos teora literaria (y ya son muchos ttulos problemticos),
no se lo podra reconocer sin percibir de inmediato los rasgos de cuanto el
marxismo habr integrado y que son conceptos, temas, cuestiones, palabras,
frases pertenecientes a lo que ese discurso marxista se opone hoy de manera
privilegiada, a saber, por ejemplo, el estructuralismo, el psicoanlisis, el neo o el
postestructuralismo. Por lo que s acerca de los textos ms recientes de Terry
Eagleton y Fredric Jameson (y ms an en tericos ms jvenes, como Michael
Sprinker), lo que hay de ms especfico, original y activo en su trabajo, supone la
integracin de motivos pertenecientes a aquellos lugares que ellos mismos
consideran como los de una teora adversa. Habra mucho que decir acerca de losmodos de esa integracin, sobre las transformaciones, las deformaciones, las
macro- y micro-estratagemas a las que dan lugar; habra mucho que decir y esto
es lo que siempre ms me interesa frase por frase, en la micro-lectura que
puedo emprender de esos textos. Pero no puedo comprometerme a realizarla
aqu. Naturalmente se podran emplear otros ejemplos: las incorporaciones de
ciertos filosofemas marxistas en el estructuralismo francs, del estructuralismo
en el postestructuralismo, y de las teoras psicoanalticas en todo eso. Y ustedes
pueden imaginarse qu monstruos puede alumbrar esta combinatoria, cuando se
sabe que las teoras incorporan teoremas adversos, los que a su vez han
incorporado otros teoremas, etc.
El principio de desorden taxonmico que estoy evocando puede dar lugar a
traducciones razonadas, ordenadas, o bien a cmicos desmoronamientos cuyo
signo leemos a veces en los sumarios de cursos, en los blurbs, y hasta a veces en
los libros; es el poner en series cosas bastante heterogneas y sin embargo en
estado de co-incorporacin contaminante y teratolgica:psychoanalysis, post-
structuralism, post-modernism, feminism, marxism, etc. Esta teratologa es
nuestra normalidad.
Aquellos que en la universidad y fuera de ella no duermen demasiado saben
que esos textos no responden ni se corresponden con ninguna identidad
clasificable, con ningn corpus delimitable. Pero eso no los vuelve vacos e
insignificantes. Lo que nombran es el estilo dominante de cada espign, y lo que
precisamente lo estabiliza con la forma de un estado. En qu sentido entonces?
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Retomemos: cada parte del cuadro (de ese cuadro ahora sin totalidad y, por lo
tanto, sin borde), cada entrada, cada espignno es a la vez una parte y el todo,
una parte por el todo, una sincdoque o una metonimia, o aun una parte ms
grande que el todo, sino un espign cuyo impulso, movimiento y estructura
interna, internalizadora, la lleva ms all del todo y la repliega sobre el todo para
comprenderlo y hablar ante l. Entonces cada espign pretende desbordar y
reflexionar por medio de un pliegue el conjunto del estado. Hay entonces dos
sentidos de la palabra estado. Estado en el Estado, en el sentido de la
organizacin poltica (y estos espigones tericos son tambin -nos pagan y
pagamos para saberlo, incluso si no lo sabemos tan claramente- fortificaciones
institucionales [cada vez ms flexibles, mviles, y el Estado de California es, una
vez ms, ejemplar al respecto]; se tiene la experiencia de temblores de tierra
histricos, y se construyen arquitecturas institucionales adaptadas a los sismos, a
todos los nuevos isms que podran sacudir las estructuras, lasposty las newestructuras). Y tambin en el sentido del estado como informe, balance, resumen:
statement. Cada espign terico es la institucin de un nuevo statementsobre el
conjunto del estado y un nuevo establishment que apunta a la hegemona
esttica. Hay un designio hegemnico en cada espign, no con vistas a someter o
controlar desde el exterior a los otros espigones, sino para introyectarlos y a la
vez ser introyectados en ellos.
Sera fcil demostrar que lo que desde hace poco se llama o se llama a s
mismonew historicism, si tena una identidad estable por fuera de la localizacin
institucional que promueve el crecimiento de esta nueva especie en el norte de
California, cerca de algn trasplante de viedos franceses, el new historicism
introyecta denegndola, ,incorpora sin declararla una preocupacin por la
historia, sobre la que volver en seguida para mostrar, hasta qu punto y bajo qu
forma, ya estaba activa, presente y fundamental en el postestructuralismo, al que
los sostenedores y promotores del new historicismcreen oponerse como asunto
de vida o muerte. Lo que digo aqu acerca del new historicism valdra tambin
para el new criticism, que rima con l y lo menta como su contrario; el
acercamiento de estos dos ttulos nos recordaran, si fuera necesario, lo quetiende a convertirse en la tcnica de auto-legitimacin y de auto-institucin y de
auto-nominacin. Existi un tiempo en el que los ttulos y los membretes seguan
al establecimiento de la institucin y al trabajo de sus fundadores. Hoy sabemos
que a veces es mejor comenzar por el membrete y por la representacin de s.
Todos los fundadores de instituciones lo saben. En cuanto a decidir si los ttulos
en new son ms eficaces que los ttulos enpost, si la mejor estrategia es un
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crrete de aqu para dejarme pasar a m, en new o enpost, si es ms oportuno
periodizar fuertemente, convirtiendo el telos historicista en el heraldo que
anuncia a new era, o en el hroe que caduca o abate un viejo dragn, es un
detalle, es en el fondo el mismo gesto, la estratagema cultural como by-
productinevitable del ms viejo de los historicismos.
Por qu eleg el ejemplo del new historicism antes que otros, que hubiesen
tenido, hasta cierto punto, la misma pertinencia, a saber: el estructuralismo, el
postestructuralismo, el postmodernismo, el marxismo, el postmarxismo, todos
los new-isms opost-isms? Conllevan la pretensin de una reinterpretacin
general del estado y de su propia inscripcin del estado y en el estado, la
formalizacin del pasado y del porvenir del estado, dndose a leer en el presente,
el new y elpost, lo que anuncian y lo que caducan, dando la justa medida y la
clara formulacin, sincrnica y sistmica, de ese presente.
Si tom el ejemplo del new historicism y no otros, es porque si lo que se llama
el new criticismy el estructuralismo sin duda hubieran privilegiado el modelo
tabular, sincrnico y combinatorio en la descripcin de los estados de la teora o
del estado de las teoras, el marxismo y el new historicismsin duda hubieran
preferido un modelo diacrnico, y tomar en cuenta lo que hay de periodizador y
de sucesivo en el manejo ms o menos celebratorio de los new-ismsy de lospost-
ismses en s mismo ya priori historicista, incluso si los sostenedores y
promotores de tal new-ism ypost-ism se reclaman o se dicen anti-historicistas.
Tal vez ms tarde trate decir en forma ms directa y msinterior, cmo
percibo hoy esta cuestin de la historia y del historicismo, old onew. Por el
momento, prefiero insistir en lo siguiente: si la totalizacin tabular y esttica no
es posible, no es solamente porque existe un proceso histrico, porque las cosas
cambianrpidamente y porque solamente una visin dinmica o diacrnica
puede dar cuenta de los estados antes que el estado de la teora, como si la
cinematografa debiera ser ms competente que una fotografa para hacer ver este
teorema, es decir, ya las pausas del ver. No, si la totalizacin tabular es imposible,
lo es a causa de la misma estructura del espign, de los espigones cuya
multiplicidad interjectiva no responde ni a un orden de sucesin temporal y lineal
ni a una simultaneidad yuxtapositiva.
Y puesto que todava sueo con la semntica de la palabra state, trato de
volver a lo que me es necesario suponer que se trata de una preocupacin que
compartimos, y de una inquietud comn que nos rene aqu. Permtanme que
juegue un poco e imagine lo que podra resultar una aproximacin poltico-
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institucional que tendra como regla de juego,precisamente, el hacer pasar todo a
travs de estas palabras:Stateo states. Se tomara en cuenta entonces la
competencia frentica que activa y acelera la produccin de ttulos con new y con
post-isms, y lo que esta sobreoferta devoradora debe, por una parte a las
diferencias interestatales (interstate) en el interior de los Estados Unidos, y por
otra a las diferencias interestatales entre las nation-statescomo Inglaterra,
Francia, Alemania, Italia, Japn, etc., y por fin y sobre todo, entre diferentes
dispositivos culturales, editoriales y sobre todo acadmicos, diferentes sistemas
de enseanza y de investigacin, segn sean predominantemente pblico-
estatales por un lado, privados y dominados por la libre empresa en el estilo
capitalista por el otro. La diferencia entre estos dos tipos de sistemas no excluye,
por el contrario, promueve la invencin de trasplantes, relevos, parasitismos,
embragues se las puede interpretar, segn los casos como contaminaciones o
como saludables provocaciones- , pero sus configuraciones pueden ser muyoriginales y se han renovado mucho, me parece, en estos ltimos aos, en Europa
y aqu mismo.
Estoy pensando en muchos anlisis que acabo de leer en el notable volumen
editado por nuestros amigos aqu presentes, Derek Attridge y Geoffrey
Bennington (Post-Structuralism and theQuestion of History 4), obra
verdaderamente anglo-franco-americana, ya se trate de los lugares de origen
acadmico y editorial, de los autores y de los temas y problemas, etc. Esta obra
responde muy elaboradamente a muchas de mis preguntas. Entre otros estudios
que mereceran ser citados en abundancia, debera limitarme a mencionar para
mi intencin una de las direcciones que indica Jonathan Culler en un texto
intitulado Criticism and Institution: the American University5. Se trata de lo
que atae en particular a los diferentes modos de intervencin del Estado o de las
normas nacionales en la institucin acadmica, y de los efectos que esto no puede
evitar tener sobre las teoras crticas, la renovacin de los paradigmas en el
sentido de Kuhn (nocin, por otra parte discutida en detalle por Culler). La
comparacin de Culler concierne a Inglaterra y a los Estados Unidos, pero este
tipo de anlisis comparatista podra extenderse y adaptarse a otros estados.
De los cinco puntos de vista diferentes y que slo puedo mencionar aqu (1.
la comparacin entre los procedimientos de la tenurey la prctica de las
4Post-Structuralism and the Question of History, Derek Attridge, GeoffreyBennington y Robert Young (eds.), Cambridge, New York, Cambridge University Press,1989.
5 Jonathan Culler, Criticism and Institution: the American University, enPost-Scructuralism and the Question of History, op.cit., p. 82-100.
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evaluaciones. 2. la comparacin entre el estatus y la estructura de la
graduateeducation. 3. lacomparacin entre los undergraduatestudies, en lo
que se refiere a su especializacin o no especializacin respectiva en los dos
pases. 4. la compasin entre salarios de escala nacional all, y sometidos a la ley
delfree marketaqu. 5. la estructura de la profesionalizacin)- Culler describe y
explica los desarrollos desiguales de lo que se llama theory en los dos sistemas
universitarios y sugiere inclusive, muy justamente segn mi opinin, que la
palabra theoryisthemostconvenientdesignation , para describir lo que pasa
en los departamentos de literatura en los Estados Unidos cuando se integra el
estudio de un cierto nmero de corpus, de disciplinas, de autores, lo que,
agregara yo, no se realiza por cierto en otros departamentos de este pas, ni en
los departamentos de literatura de otros pases. Esto me conducir en unos
instantes a considerar la palabra y el concepto de theory, tal como figura en el
ttulo de nuestro coloquio, como un artefactexclusivamente norteamericano, loque slo tiene sentido a partir de su lugar de emergencia en ciertos
departamentos de literatura de este pas. Digo bien: de literatura y no
simplemente deHumanities, si a veces lasHumanities incluyen disciplinas
histricas. Subrayo este ltimo punto sobre el que tambin volver- para
sealar que si lo que se llama el new historicism existe y presenta un inters
determinado, es en la medida en que se reclama de lo que se llama la theory, y
paradoja interesante- porque est representado muy a menudo no por
historiadores en los departamentos de historia, sino en su mayora por literatos
que debaten con movimientos tericos que circulan en los departamentos de
literatura. Pero volver sobre esto tambin.
Por el momento querra cerrar y formalizar un poco estas reflexiones muy
preliminares sobre lapluralisationde los states of theory.
Dos interpretaciones generales son posibles acerca de esta pluralidad
irreductible a cualquier eclecticismo y tambin a toda dialctica. Las dos
interpretaciones sobre la competencia estn, tambin ellas, comprometidas en
una competencia disimtrica.
Una da opresta sentido a la competencia. En este sentido, se trata muy bien
de una interpretacin, es con mayor propiedad ms interpretativa que la otra.
Cuenta con los contenidos conceptuales, la semntica y la teleologa. Le basta con
decir que los conflictos de teora son conflictos de interpretacin, competencias
con vistas a la hegemona de una interpretacin dada, y lo que representa una
institucin o una comunidad de intrpretes, que cada espign es una parte ms
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grande que el todo, la proyeccin violenta de una metonimia sobre el resumen
(account, statement) total de todos los otros, que cada espign se despliega as
segn la doble y simple ley del principio de razn y la voluntad de poder. Todo
esto alcanza para que el orden de la competencia, aunque fuera un orden de
guerra, sea salvado.
La otra relacin con la pluralidad competitiva no sera propiamente y en su
totalidad interpretativa, incluso si incluye un momento interpretativo. Sin excluir
la primera interpretacin, y sobre todo, sin oponrsele, sometera esta
multiplicidad irreductible al orden del que acabo de hablar, aunque fuera un
orden de guerra. Tratara la multiplicidad como una ley del campo, una clusula
de no-clausura que no solamente no se dejara ni ordenar ni inscribir ni situar en
elKampfplatzgeneral, sino que volvera posibles e inevitables las competencias
sinecdquicas o metonmicas. No como su condicin normal de posibilidad, como
su ratio essendio su ratio cognoscendi, sino como un recurso de alteridad o de
alteracin diseminal que volvera al mismo tiempo imposible la pura identidad, la
pura identificacin aquello que vuelve posible, puesto que delimitara y des-
estabilizara el estado o el establishment a los que da lugar.Pero lo que as da
lugar no tiene un sitio estable y teorizable. En ese no lugar se podr situar la
aparicin de efectos de deconstruccin, procesos que yo diferenciar de un estado
o de una teora deconstruccionista, o de un conjunto improbable de teoremas
deconstruccionistas.
Es entonces por eso -me dije- que los organizadores del coloquio de Irvinehan marcado el ttulo que eligieron con una gramtica del plural que, dicho sea de
paso, no seala solamente una estrategia delfree markety del pluralismo liberal,
ni la tolerancia eclctica y las buenas maneras de la hospitalidad, sino tal vez una
conmemoracin solcita de los estados generales (estates general) de la teora,
como hemos tenido en Pars diez aos atrs la conmemoracin de la Revolucin,
los Estados generales de la filosofa.
Pero esta vez, cosa jams vista en la historia, los estados generales de
cualquier cosa que se osara poner entre comillas: theStates of theory!
Entre los ttulos que haba pensado dar a mi pequea exposicin, tena en un
principio:
From a New-ism to Another Through Some Post-ism (New Criticism,
Postmodernism, Post-Marxism, Post-Structuralism, New Historicism)
o Estates General of the Quotation Market
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oInverted Commas On Auction6.
Por qu las comillas en theory?
Un estudio atento que no sera slo socio-histrico- acerca de los modos de
engendramiento y los valores de uso (tambin de los valores de usura), de la
produccin y la combinatoria de ttulos de teoras en newy en post, haraaparecerla recurrencia de la estratagema que consiste en decretar lo
nuevo,otorgndole sin otras consideraciones el ttulo de new, o bien, a decretar
old-fashionedy fuera de uso, aquello mismo que se hace preceder por unpost, y
que a partir de ahora, parecindose a un gato,este pobrevocablo se
verrepentinamente afectado por elpost, como si se tratara de un cacharro que se
le ata a la cola.A veces esta recurrencia de la estratagema se acelera y se tie
excesivamente de impaciencia, de juvenil alegra o de diligencia mecnica.
Entonces se vulgariza, pero no importa. Lo que ese mismo estudio hara aparecer
es que los ttulos funcionan siempre como si estuviesen rodeados de comillas
invisibles. Ninguno se presenta hablando en primera persona del singular o del
plural como new something, o post-something. Si encuentran en algn
lugar un statementque se establezca rigurosamente como Soy un new-, o soy un
post-, mustrenmelo. Sera la excepcin y el signo de que el autor de semejante
selfreferentialstatementnada habra comprendido acerca del juego socio-
acadmico.
Si bien, como lo sugera hace un momento, hayselfnominationy
selfpromotion sin que nadie nunca, o casi nadie, lo asuma con la forma soy unnew-something opost-something. Se dir o quiz se oir soy marxista (en el
sentido de la theory, tal como se determina desde hace poco en este pas, bajo
condiciones que he de precisar en un instante), pero no se dir soy un new-
something o unpost-something.
La demarcacin mediante quotationmarks o invertedcommas significa que
estas etiquetas tienen el valor de una moneda de cambio, hechas para circular y
volver posible la circulacin de bienes, la asignacin de lugares, la situacin y la
evaluacin de piezas en un tablero de ajedrez, o en algn Wall Streetde la
academia (lugar de cotizacin y no solamente de quotation), pero sin que nadie
pueda jams apropirselos o reivindicar el monopolio. Y sobre todo, sin que
ningn banco central oFederal Reserve Bank oFirstInterstate Bank pueda
6 Las comillas francesas o angulares ( ) se llaman en ingls invertedcommas( ) que podran traducirse por comas invertidas. Tambin se las llamaquotationmarks. El texto de Derrida, escrito a mano, usa siempre las invertedcommas, , y no las comillas francesas.
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garantizar jams la emisin de ttulos. Estos siempre se declaran como el discurso
del otro. Tienen siempre el valor doxogrfico de una cuasi-cita, de una mencin:
theso-called.
Pero an ms gravemente y es por lo que hablaba de un quotationmarket-
las comillas se imponen en un momento en el que la relacin con todos loslenguajes, con todos los cdigos de la tradicin est a tal punto deconstruida,
como totalidad yen su totalidad, que (y aqu tres puntualizaciones):
1)Por una parte,ya no es posible utilizar seriamente las palabras de la
tradicin no se las utiliza nunca, solamente se las menciona. E incluso la
distincin de la speechacttheory entre use et mention(cuyo lmite trat de
mostrar, a pesar del inters y la necesidad que revisten), aqu slo puedo
mencionarla, y no simplemente utilizarla. Todo ocurre entonces como si los
efectos de un proceso de deconstruccin (que una vez ms distinguir de los
discursos o las teoras llamadas deconstruccionistas) nos obligaran a agregar,
ms o menos legiblemente, la mencin mention de todas las palabras. Y cuanto
ms graves y pesadas son las palabras, la mencin, mention and not use,
ms necesaria se vuelve. Hay un dont use adherido a partir de ahora a cada
concepto, a cada palabra.Dont use that concept, onlymentionit. Como si se
leyera encima de una canilla: dontdrinkthatwater, agua no potable. Puede servir
para otros usos, pero no para asumirla, no para consumirla.
Aqu encontramos una razn, una solamente, por la que los organizadores del
coloquio pusieron la palabra theory entre comillas. Wedont use itseriously,
weonlymentionit.
Esta reserva, esta irona general que, y as lo creo, hoy afecta tan ampliamente
nuestros discursos los afecta, primeramente con invertedcommas- vuelve
tanto ms raros, ms inslitos y tambin ms insoportables esos acontecimientos
de escritura cuya fuerza consiste, sin embargo, in using againthelanguage ,
pero en usar nuevamente el lenguaje atravesando los efectos de
deconstruccin, es decir, sin reconstituir los que se ha de-constituido y por lo
tanto, sin renunciar a las comillas. Se trata entonces de otra escritura de lascomillas que, redoblando la vigilancia, redoblando las comillas, redoblando de
manera inventiva las comillas, desestabiliza inclusive la oposicin entre discurso
cony discurso sin comillas, mention and use y todo el sistema de valores
asociados, es decir, toda la filosofa, toda la teora. Entonces, por supuesto, estos
acontecimientos de escritura que usan las comillas, que se sirven de ellas y que
las usan hasta el agotamiento para escribir otra cosa, esos forzamientos son un
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juego. Y la inquietud que inspiran en tanto que no permiten que opere un
criterio para distinguir entre use ymention- explica el discurso defensivo que
consiste en denunciar esta escritura como un juego gratuito desprovisto tanto de
seriedad cientfica o terica, como de responsabilidad poltica o tica.
Dira que, incluso cuando se trata de situar en general la deconstruccin(quotation in quotationmarks), los deconstruccionistas y el
deconstruccionismo constituyen un esfuerzo de reapropiacin y de
moderacin, de normalizacin de esta escritura para reconstituir una teora
nueva, el deconstruccionismo, con su mtodo y sus reglas, sus criterios de
distincin entre useymention, con la seriedad de su disciplina y de sus
instituciones. Esta distincin entre la o las deconstrucciones, los efectos o los
procesos de deconstruccin por una parte, y los teoremas o las reapropiaciones
tericas del deconstruccionismo, por la otra, es estructural y no personal. Decir
que no es personal no quiere decir que, sin embargo sea real. No tiene la realidad
de una frontera que unos pasaran y otros no. Siempre se est a punto de pasarla,
de borrarla y de volver a trazarla. De volver a trazarla borrndola. No me atrevo a
decir que esta frontera sea ideal, regulatoria o terica, por las razones que
acabo de evocar. Y sin embargo, hay una frontera.Hay una frontera que no existe
ni como real ni como ideal.
2. En segundo lugar,por otra parte, la generalizacin de las
comillas(que el uso de las comillas sea normal o est ya pervertido por la
inestabilidad de la frontera entre estado de usey estado de mention) seala hoyque la nica actitud terica posible, la nica relacin consecuente con el
lenguaje, la nica relacin analtica vigilante y formalizadora, la nica relacin
objetiva con el discurso, y con lo que ste dice debe ser el uso consecuente de las
comillas, es decir, la conciencia y la prctica de mencin de la totalidad
organizada de nuestro lxico y de nuestra sintaxis. Esto equivale a decir: la
constitucin de una metalingstica radical que, sin embargo, integra en s
misma, en su espign mismo, la imposibilidad del metalenguaje.De all surgeesta
escritura de la que hablaba hace un instante, y que escribe las comillas, que aqu
mismo escribe el metalenguaje, y que escribe en cada oportunidad, segn una
escritura y una firma,la siguiente proposicin que es metalingstica, y que dice:
No hay metalenguaje, una cita literal de Heidegger y de Lacan. No hay hoy
teora posible que pueda integrar (contar con) su propio lenguaje sin generalizar
la prctica (visible o invisible) de las comillas hasta poner entre comillas la
palabra theory. Esto es theory.
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Derrida:Somestatements
3. Esto (thisis theory induce, al menos, tres paradojas.
A)Laprimera paradoja se refiere a una suerte de inversin de lo propio
y de lo no proprio. En general, las comillas operan como pinzas o broches
destinados a mantener la distancia, sin tocar verdaderamente la ropa que, sucia o
todava mojada, no podr ser liberada de sus broches y tocarse hasta que estlimpia [hasta que sea propia7]. En este caso, las comillas en theory, lejos de
mantener la distancia respecto de un concepto muy impuro, significan un gesto
de desconfianza respecto de un concepto puro y libre de toda contaminacin, de
un sentido propio o absolutamente reapropiable: sentido propio de la palabra
theoryy theory como regida por el telos del sentido propio, y que escapara a
la citacionalidad o, ms ampliamente, a la iterabilidad general. Es este sentido
propio de la propiedad que esta vez se pone entre comillas y no a la inversa como
siempre fue el caso. Y en esta discreta marca grfica de la inversin, se puede
medir el alcance de un desplazamiento por definicin sin medida, o sin regla.
B) La segunda paradoja hace ver lo que escapa a la vista por ser muy
evidente, como es que la generalizacin de las comillas, al menos en esas
condiciones, lejos de ser una neutralizacin de la referencia, una sofisticacin
formalista que mantiene todo a distancia, ms bien significa el sentido ms agudo
de la historia, de la historia de los conceptos, desde luego, y entre otros de los
conceptos atesorados por aquellos que tan fcilmente creen saber de qu hablan
cuando invocan la historia, la sociedad, la realidad y cosas semejantes.
Pero tampoco la historia del concepto de historia que, como haba tratado desugerir ya hace mucho tiempo, no puede ser una historia entre otras. No hay
entonces, una actitud digamos- entre comillas, ms historiadora, ms
responsable ante la historia (Geschichteou Historie) que la que practica un uso
vigilante pero,general por principio, de las comillas. Responsable ante la historia
y ante las realidades poltico-socio-institucionales que forman el espignduro
de estos conceptos. Volver ms tarde sobre estas palabras.
C) Tercera paradoja. Se habrn dado cuenta ustedes que no estoy a
punto de describir las intenciones de aquellos que pusieron comillas en la palabra
theory. No s quin fue el autor, tampoco tengo inters en saberlo. Estoy a
punto de explicrselos, pero no como un yo. Yo habra escrito esas comillas, pero
cmo podremos leerlas hoy, en lo que es, creo, nuestra situacin. Entonces la
tercera paradoja consiste en que las comillas no indican una reserva o una
7[Propre en francs significa tanto propio como limpio. Derrida juega conesta doble acepcin. Cfr.Signponge, Paris, Seuil, 1988[T.].
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Derrida:Somestatements
distancia frente a un concepto o a una palabra. Recuerdan la citacionalidad
general, la citan a comparecer, no como y otra vez ms- una neutralizacin
formalista y preocupada por la propiedad, sino como el recuerdo de la necesaria
contaminacin general, de los injertos y de los parasitismos irreductibles que
afectan a todo teorema. Es por eso que, como lo sugera antes, en lugar de
manipular pseudo-identidades, etiquetas o consignas como si fueran caballitos de
madera en una calesita (merry-go-round), donde se sucederan el new criticism,
le estructuralismo, el postestructuralismo, el new socio-historicism,y
nuevamente el formalismo, el no-formalismo, etc., en lugar de ese merry-go-
round effect, sera mucho ms urgente, interesante, tambin excitante, o menos
fastidioso en todo caso, leeryprovocar configuraciones tericas cuyas
estructuras, escrituras, modalidades conceptuales e institucionales y su
inscripcin social e histrica sean irreductibles, precisamente a causa de una
cierta fuerza de injerto, a la dialctica del merry-go-roundo del merry-go-roundde la parodia de la dialctica, comoposty como new. Ante el auge de los
discursos periodstico-doxogrficos de quienes en la Universidad y fuera de ella,
creen asistir a una serie de rounds tericos con la mano en el gong, resulta
urgente interesarse en lo que dentro del trabajo terico ms inventivo no se
deja encerrar en los rings, en esos merry-go-rounds o en esasround tables. O
analizar,por ejemplo, lo que ocurre cuando en un discurso que pasa por o se dice
marxista, se supone o se enuncia un enunciado habitualmente atribuido al
postestrucutralismo o al new criticism; o reconocer tambin que hay ms
preocupacin y respecto por la llamada realidad sociohistrica en un texto
identificado como postestructuralista que en otro texto marxista o neo-socio-
historicista. Pero volver sobre ello, desde otro ngulo, en un momento.
La leccin prescipcin- que me gustara extraer de estas tres paradojas sobre
un par de comillas sera la siguiente. La enuncio sin muchas ilusiones, pero creo
tener el deber de enunciarla. Le doy a la prescipcin la forma de una pregunta. En
vez de continuar jugando un juego despus de todo muy fastidioso que consiste
en aplicar a lo ms singular que ocurre en este pas un gastado esquema de la
historia de las ideas, en lugar de ceder a las representaciones normalizadoras,legitimadoras, que identifican, reconocen y rpidamente reducen,por qu mejor
no interesarse en los monstruos tericos, en los monstruos que de antemano
se invalidan y vuelven cmicas las clasificaciones o las cantilenas del tipo:
despus del new criticismviene el such-ism, and thensuch post-ism, and
thensuchism and todaysuch-ism. Las ltimas normalizaciones son monstruosas,
si se considera lo que ocurre en el trabajo y en el texto ms singular e inventivo,
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en las escrituras ms idiomticas, pero son monstruosidades normales. Existen
en todos lados.
Una monstruosidad normal consiste en decir que todo lo que se pone en la
palabrapost-estructuralismo es formalista, esttico, a-poltico, poco preocupado
por la historia y por la realidad socioeconmica. Es una monstruosidad normaldecir de un pensamiento que comenz cuestionando el logocentrismo que se
encierra en el lenguaje y en los juegos de lenguaje. Resulta una monstruosidad
normal pensar que alcanza con salir de esos juegos de lenguajes para acceder por
fin a la realidad, la historia, la sociedad, la poltica. Es una monstruosidad normal
continuar oponiendo lo textual (segn la nocin que se ha venido elaborando en
estos ltimos veinte aos) a lo poltico, a lo histrico, como si el texto fuera
todava el libro en el estante de la biblioteca. Distinguir entre las
monstruosidades normales y las monstruosidades monstruosas que no se
muestran jams como tales (una monstruosidad no se muestra jams). O bien, si
ustedes prefieren, no se muestra, es decir, no se deja reconocer ms que
hacindose reducir a lo reconocible, es decir, a una normalidad, una legitimidad
que no tiene, por lo tanto no dejndose reconocer por lo que es: monstruosidad.
La monstruosidad tiene que ser desconocida. Solo puede reconocerse luego,
cuando se ha convertido en normal o en la norma.
Qu quiere decir esto para el dominio particular de la teora? Y bien, por
ejemplo: si hay acontecimientos tericos que marcan a una institucin es por
el momento una simple hiptesis- deben tener la forma sin forma de lamonstruosidad, es decir, no poder ser reconocidos ni legitimados en ese
momento, y todava menos ser programados, anunciados o anticipados de alguna
manera.
Pongo un ejemplo tomado de la doxa que es para nosotros muy comn. Se
dice cada vez ms a menudo que el coloquio de Johns Hopkins (TheLanguages
of Criticism and theSciences of Man8) que tuvo lugar en 1966, ya hace ms de
veinte aos, un acontecimiento a partir del cual muchas cosas cambiaron
(deliberadamente dejo en la vaguedad estas formulaciones) en la escena
americana que siempre es ms que la escena americana. Tal vez tambin lo que
se llama theory tenga en este pas una relacin esencial con lo que pas, se
dice, all, en 1966. Yo no s qu es lo que pas ni tengo los instrumentos ni el
8 Las actas del coloquio que publicaron la comunicacin de Derrida (latraduccin inglesa de La estructura, el signo y el juego en las ciencias humanas)aparecieron con el ttulo TheLanguages of Criticism and theSciences of Man:theStructuralistControversy, Richard Macksey y Eugenio Donato (ed), Baltimore, JohnsHopkins University Press, 1970.
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Derrida:Somestatements
tiempo para hablar aqu. Me contento con la observacin siguiente, con su
pobreza msdesnuda. Lo que es seguro, es que si algo pas all que tiene el valor
de un acontecimiento para la teora, o ms probablemente como el advenimiento
de un sentido terico-institucional nuevo de la theory -de lo que se llama
theory en este pas desde hace cerca de veinte aos- eso slo se reconoci
despus, y ms y ms claramente hoy. Pero tambin es seguro que nadie ni entre
los participantes ni su entorno, tena temticamente conciencia de ello, nadie
poda medir el acontecimiento, y sobre todo nadie habra podido ni osado
programarlo, anunciarlo o presentarlo como tal acontecimiento. Eso es seguro. Y
tambin es seguro que si alguien pretendiera hoy programar o presentar un
acontecimiento semejante, se engaara. Siempre. Es la receta ms segura para
equivocarse. Los monstruos no se anuncian. No se dice aqu estn nuestros
monstruos, sin que de inmediato se conviertan en animales domsticos.
Esta ltima serie de observaciones o de cuestiones tena, lo dije, al menos una
connotacin prescriptiva. Esta prescripcin no es stricto sensu terica, tica,
poltica.Y si ahora digo que si omos esta prescripcin, haremos cosas ms
interesantes, menos fatigosas, ms singulares, no lo hago en nombre del gusto o
por un esteticismo aristocrtico. Quiere decir simplemente: algo por fin tendra
alguna oportunidad de ocurrir, de llegar. Eso es todo. No es seguro, no es
calculable, y es mejor que alguna cosa llegue. Es todo: que alguna cosa llegue, lo
que ms vale. Es todo. Pero es una eleccin vertiginosa, precede a toda tica, a
toda poltica, a toda esttica, a toda realidad histrica y social.
Como ya habl demasiado tiempo para no decir nada, abordar ahora el tema.
Cul es el tema? Cul es la cuestin de thestates of theory? Tendiendo en
cuenta las premisas que acabo de resumir, la cuestin sera:
1. Qu es lo que pasa?
2. Qu es lo que pasa entre las comillas de la theory? Para
comprender lo que pasa, hay que comprender las comillas alrededor de theory.
Ms all de todas las hiptesis a las que me aventur hasta ahora, creo que la
mejor justificacin de las comillas consiste en que el concepto de theory que
est comprendida en la expresin states of theory es un concepto que
solamente tiene valor, sentido y especificidad in theStates, donde se ha
formado; y en este momento, es decir, desde hace una veintena de aos, es decir,
durante el tiempo de su formacin. Qu es esta theory?
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1. No es lo que se llama teora en las ciencias matemticas o fsicas.
La theory no es una teora cientfica, no es una teorizacin o un set of
theorems. Los cientficos se encogeran de espaldas si se les propusiera como
teora -cientfica, hasta epistemolgica- lo que se hace en nombre de la
theory en los departamentos de literatura americanos. Tendran razn si, en
efecto, se pretendiera seguir sus modelos de teoras cientficas. Se equivocaran
porque no habran entendido este concepto de theory. Ningn filsofo stricto
sensu- en ninguna tradicin y en ninguna institucin filosfica del mundo
incluyendo este pas- reconocer un concepto de la theoria o una teortica
en lo que se hace, dice y publica bajo el nombre de theory en ciertos
departamentos americanos de literatura. Todos los filsofos del mundo diran:
esto no es, hablando rigurosamente, digno de lo que nosotros en filosofa
llamamos terico.
Si esta theory no es admisible ni desde el punto de vista cientfico ni desde
el punto de vista de la filosofa, es decir, desde el punto de vista de la episteme
que desde siempre, oponindose a la doxa, legitim, valoriz y distingui lo
teortico, entonces qu es lo que constituye, determina, legitima lo que se llama
desde hace una veintena de aos theory en este pas, y qu es? Y por qu hay
tambin, no solamente entre los cientficos y los filsofos, tanta gente que est
cita yquotationmarksagain- againsttheory? El hecho que lo que llamar a
partir de aqu thestatestheory - en lugar de decir cada vez theory in
quotationmarks- no es ni cientfica ni filosfica no debe ser interpretado
negativamente. Thestatestheory no es una teora sino la apertura de un espacio,
la emergencia de un elemento en el cual un cierto nmero de fenmenos
habitualmente asociados a la literatura van a reclamar aproximaciones trans-
inter-, pero sobre todo ultra-disciplinares que, hasta el momento no se cruzan en
ningn departamento, en ninguna regin de la disciplina, una multiplicidad de
problemticas que a menudo se clasifican, se ponen en serie de manera a veces
cmica e irracional- y que ahora estn en los programas de ciertas universidades
o de ciertos departamentos, en los blurbs de ciertos libros y que J. Culler
mencionaba en el artculo que antes cit. Disclpenme por citar un largo pasajeen el que, adems, se me nombra, pero no quiero jugar aqu al irrisorio juego de
la coquetera, y no sera honesto dejar de citar por esta nica razn un texto que
me parece importante si se quiere introducir lo que thestatesthery quiere decir
aqu:
The major critical development of the past 20 years in America hasbeen the impact of various theoretical perspectives and discourses:linguistics, psychoanalysis,feminism, structuralism, deconstruction. A
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corollary of this has been the expansion of the domain of literary studiesto include may concerns previously remote from it. In most Americanuniversities today a course on Freud is more likely to be offered in theEnglish or French Department; Nietzsche, Sartre, Gadamer, Heidegger,and Derrida are more often discussed by teachers of literature thanteachers of philosophy; Saussure is neglected by linguists andappreciated by students and teachers of literature. The writings ofauthors such as the fall into a miscellaneous genre whose most
convenient designation is simply theory, which today has come to referto works that succeed in challenging and reorienting thinking in fieldsother than those to which they ostensibly belong, because their analysesof language, or mind, or history, or culture offer novel and persuasiveaccounts of signification.9
La emergencia de este elemento nuevo (con la exportacin de discursos fuera
de su campo, con la toma en consideracin de injertos, multiplicidades de lenguas
y de axiomticas, con la irreductibilidad de la lengua y de lo literario, de la
diferencia sexual, del inconsciente, etc.) es verdaderamente positiva. Se trata de
una verdadera mutacin que ninguna regin de la disciplina institucional como
tal haba sido capaz ni en este pas ni en ningn otro. Pues es necesario explicar
an por qu este statestheory - en su emergencia irreductible- no puede, no
quiere y no debe querer reivindicar el ttulo de ciencia o de filosofa.
Ha sido acompaada, llevada, provocada o atravesada (como ustedes quieran,
no s cul es la palabra justa, y ningn esquema clsico de causalidad me parece
pertinente aqu) por una fuerza de cuestionamiento y de escritura, de escritura
cuestionadora y no solamente cuestionadora, que desestabilizaba las axiomticas,
los fundamentos y los esquemas organizativos de la ciencia y de la filosofa
mismas, e incluso las nuevas categoras de la historia de las ideas (como las de
episteme oparadigma)y que permiten pensar, con la modalidad de la conciencia
de s, esta nueva configuracin. Llamemos a esto, si quieren, un efecto de
deconstruccin y no me refiero con esta palabra ni a las obras, ni a los autores ni
siquiera a la formacin disciplinaria, el proceso y el efecto de la deconstruccin en
una teora o un mtodo crtico que se llama el o los deconstruccionismos.
9 El mayor desarrollo de la crtica durante los pasados veinte aos en Amricafue el impacto de diversas perspectivas y discursos tericos: la lingstica, el psicoanlisis,el feminismo, el estructuralismo, la deconstruccin. Una consecuencia de esto ha sido laexpansin del dominio de los estudios literarios hasta el punto de incluir numerosaspreocupaciones que anteriormente estaban lejos de su campo. Hoy , en la mayora de las
universidades americanas, un curso sobre Freud es ms probable que se ofrezca en elDepartamento de Ingls o de Francs; Nietzsche, Sartre, Gadamer, Heidegger y Derrida,se debaten en los cursos de profesores de literatura y no en los de filosofa; Saussure esdescuidado por los lingistas y apreciado por los estudiantes y profesores de literatura.Las producciones de esos autores se incluyen en un gnero miscelneo cuya designacinms conveniente es la de theory, lo que hoy en da pasa a referir a trabajos que hantenido xito en desafiar y reorientar el pensamiento en campos diferentes de aquellos alos que ostensiblemente pertenecen, porque sus anlisis del lenguaje o del pensamiento, ola historia o la cultura ofrecen nuevos y convincentes acercamientos a la significacin. J.Culler, Criticism and Institution: the American University, enPost-Structuralism andthe Question of History, D. Attridge, G. Bennington, R. Young (eds), op. cit., p. 87.
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Este efecto de deconstruccin desorganizaba no solamente las axiomticas del
discurso filosfico y cientfico como tales, del discurso epistemolgico, las
diferentes metodologas de la crtica literaria (new criticism, formalism,
thematism, historicismo de estilo clsico o marxista), sino hasta las axiomticas
de los saberes que simultneamente actuaban en la statestheory (cito otra vez
a Jonathan Culler) linguistics, psychoanalysis, feminism [donde quiera que el
feminism se constitua en disciplina institucional y en corpus de axiomas
filosficos, es decir, falogocntricas], structuralism10. Lo que hace que un
elemento en una serie -esto es, la deconstruccin-, ya no pertenezca
simplemente a una serie al introducir all un elemento de perturbacin, de
desorden o de turbulencia irreductible. Es decir, un principio de dislocacin cuyas
consecuencias tpicas, generales y pautadas describir de la manera ms
esquemtica posible. Por comodidad me servir nuevamente de la palabra
espign [jete], distinguiendo la fuerza del movimiento que arroja o se arroja[quijetteou se jette] -hacia adelante y hacia atrs al mismo tiempo- antes que
todo sujeto, objeto, proyecto o rechazo11, de su consolidacin marmrea,
institucional y protectora comparable al espign que en los puertos se hace con el
fin de romper las olas y mantener las aguas en calma para los barcos anclados o
los baistas. Naturalmente, estas dos funciones del espign son idealmente
diferentes, pero de hecho difcilmente disociables, incluso indisociables. Toda la
dificultad en el anlisis, todas las confusiones, todos los equvocos consisten no
solamente en la dificultad de una distincin efectiva en el principio de los dos
espigones [jetes], de los dos fenmenos del espign, sino en el inters estratgico
que puede tener, por todas partes y por razones diversas, en confundir o provocar
una cierta solidaridad entre los dos. Por comodidad terminolgica, y siempre
refirindome al ttulo del coloquio, llamar al primer espign, desestabilizador, o
ms artificialmente an,deva-stating, y al otro, el espign estabilizador,
establishing, o simplemente stating, en referencia al hecho suplementario de que
en ese momento de estasis, de stance, el espign estabilizador procede por
proposicin predicativa, tranquiliza por enunciados asertorios, por declaraciones,
por statementsdel tipo esto es as, la deconstruccin es esto o aquello.
Por ejemplo un enunciado de ese tipo, tal statement, uno verdadero
sera el siguiente que yo suscribira: La deconstruccin no es ni una teora ni una
10 J. Culler, Criticism and Institution: the American University, enPost-Structuralism and the Question of History, D. Attridge, G. Bennington, R. Young (eds),op.cit., p. 87.
11 [Juego conjetteren las itlicas que Derrida coloca al final de estas palabras:avanttoutsujet, objet,projeto rejet. T.]
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filosofa. No es ni una escuela, ni un mtodo. Incluso no es un discurso, un acto o
una prctica. Es lo que arriba, lo que arriba hoy da en lo que se llama la
sociedad, la poltica, la realidad histrica, etc. La deconstruccin es el caso.
No lo digo solamente porque pienso que es verdadero y porque podra
demostrarlo si tuviera tiempo, sino tambin para dar un ejemplo de statement
con la forma esttica y estable del espign.
Es obvio que para intentar describir ahora lo que ha ocurrido y que va a
ocurrir en thestatestheory en diez o en quince minutos, tendr yo tambin que
proceder por statements de alcance bastante dogmtico, y que la presente
comunicacin es una muestra casi total del tipo esttico o statingde la
deconstruccin.
En su flujo esencial y que segn mi mirada no tiene nada de negativo-
este concepto de theory del que en este momento hablamos no tena
equivalente ni en este pas ni en otro, ya lo dije- en ninguna disciplina antes de
fines de la dcada del sesenta. Cito aqu a Paul de Man que escribe en
ResistancetoTheory(un concepto y una consigna de los que hablar en un
momento):
Yet, with the possible exception of Kenneth Burke and, in somerespects, Northrop Frye, none of these authors [Cleanth Brooks, RenWellek, Warren, Reuben Brower] would have considered themselvestheoreticians in the post-1960 sense of the term, nor did their work
provoke as strong reactions, positive or negative, as that of latertheoreticians. There were polemics, no doubt, and differences inapproach that cover a wide spectrum of divergences, yet the
fundamental curriculum of literary studies as well as the talent andtraining expected for them were not being seriously challenged.12
Todo eso, y el curriculum en particular, fue lo que cambi y que en la
institucin ha sido challenged por el espign deva-stating o desestabilizador.
Pero la paradoja, en cuanto a los efectos del espign deconstructor,
consiste que provoc simultneamente, y desde hace veinte aos, muchos tipos
absolutamente heterogneos de resistancetotheory. Tratando de clasificar sus
12 Sin embargo, con la excepcin de Kenneth Burke, y en cierta medida, deNorthropFrye, ninguno de estos autores [Cleanth Brooks, Ren Wellek,
Warren,ReubenBrower] sera considerado como terico, en el sentido post-1960 deltrmino. Ni tampoco sus trabajos provocaban reacciones encendidas, ya fueran positivaso negativas, como fue el caso de los tericos posteriores. Haba polmicas, sin dudas, ydiferencias de enfoque, de mtodo, que cubran un amplio espectro de divergencias, peroel curriculum fundamental de los estudios literarios, tanto como el talento y elaprendizaje requerido no se cuestionaban. Paul de Man, TheResistancetoTheory enTheResistancetoTheory, Minneapolis, Minnesota University Press, 1986, p. 6.[La
Resistencia a la teora, Madrid, Visor Libros, 1990].
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tipos ideales, buscar conceptualizar a la vez lo que quiere decir theory en
este contexto, y la curiosa y desconcertante lgica de la resistencia.
1. Est dir para comenzar- el espign desestabilizador ydevas-tating y
sus efectos de deconstruccin. Espign que es, paradjicamente, por s mismo,
una resistancetotheory. Es una resistenciaproductive de theory y de theories.Resiste a la teorizacin en primer lugar La deconstruccin resiste a la
teoraporque opera en un lugar donde el espign cuestiona y desestabiliza las
condiciones de posibilidad y de objetividad, la relacin con el objeto, todo lo que
constituye e instituye la seguridad de la subjetividad, en la presencia indubitable
del cogito, la certidumbre de la conciencia de s, el proyecto originario, la relacin
con otro determinado como intersubjetividad egolgica, el principio de razn y el
sistema de representacin que lleva asociado, y en consecuencia, todo aquello que
sostiene el concepto moderno de teora como objetividad.Luego la
deconstruccin resiste a la teora porque demuestra la imposibilidad de una
clausura, de la clausura de un conjunto sobre una red organizada de teoremas, de
leyes, reglas, mtodos. La coherencia o la consistencia del espign deconstructivo
no es un conjunto terico, ni menos tampoco un sistema, en la medida en que el
sistema, en sentido estricto es una forma muy determinada de la recoleccin y de
mantener juntasproposiciones tericas. Y no es un sistema porque el espign
deconstructor no es en s mismo ms proposicional que posicional;la
deconstruccin no es ms filosfica que cientfica, deconstruye precisamente la
tesis en su forma de tesis filosfica y bajo la forma de tema. Ha tenido como uno
de sus trayectos esenciales en el dominio literario la deconstruccin de la lectura
temtica.
Ni filosfico, ni cientfico, ni crtico (en el sentido de crtica literaria,
pero tambin en el sentido kantiano, pues la crtica supone juicio proposicional y
decidibilidad), el espign deconstructivo no es terico, resiste a la teora en otro
sentido. Desde el comienzo, y cada vez ms, no ha concernido solamente al
sentido y al contenido discursivo, la temtica o la semntica de un discurso.
Porque no se trata solamente de una lectura o de una interpretacin, sino porque
la deconstruccin del falogocentrismo se situaba en un punto en el que el
aislamiento del contenido semntico (del significado por una parte, del
significante por el otro, como se deca hace veinte aos), del contenido temtico y
conceptual, era rigurosamente impracticable. Por eso la necesidad que tiene la
deconstruccin de considerar los textos no como contenidos,tesis o temas
discursivos sino siempre como estructuras institucionales, y como se dice
comnmente, poltico-jurdico-socio-histricos, en las que estas ltimas palabras
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no podan ser lo suficientemente confiables como para utilizarse tranquilamente,
y de all su relativa rareza en los textos deconstructivos llamados as- ms
prudentes.Lo que no significa para nada desinters o retraimiento frente a estas
cosas la realidad, la historia, la sociedad, el derecho, la poltica-, y que, por
aadidura, es totalmente consistente con el concepto de texto fundado en la
deconstruccin del logocentrismo, que no se reduce jams al discurso o a al libro,
o a lo que algunos todava limitan como lo textual, querindolo distinguir u
oponindolo a la realidad, a lo social, a lo histrico, etc. Es la monstruosidad
normal de la que acabo de hablar. Con un lenguaje anticuado se dira entonces
que el espign deconstructor no es esencialmente terico ni ttico ni temtico
porque es tambin tico-prctico. Pero con toda evidencia, y por razones
demasiado evidentes, esta proposicin reclama la vigilancia y las comillas ms
estrictas. Y por fin, el espign deconstructor resiste afirmativamente a la teora, y
notoriamente a la teora literaria, porque no es regional. No solamente no sedetiene en el texto, en una estancia/estacin temtica o ttica, sino que
deconstruye primeramente y era mi primera preocupacin enDe la
gramatologa- la estructura jerrquica que en la filosofa, bajo sus formas de
metafsica general, de ontologa fundamental, de crtica o de fenomenologa
trascendental, ordena toda una multiplicidad de referencias que remiten a una
instancia fundamental o trascendental. El espign deconstructor no se constituye
ni en teora regional (por ejemplo, de la literatura), ni como teora de las teoras.
Resiste activamente y afirmativamente a la teorizacin, a las estancias y
estaciones terico-ttico-temticas. Es por eso que se trata de una forma de
resistencia. Y se articula, por otra parte, a un pensamiento de la restancia, del
que no puedo hablar aqu.
2. Esta forma de resistencia a la teora, ya lo dije, no consista en
oponerse reactivamente a la teorizacin, al contrario, sino en deconstruir
regularmente las presuposiciones filosficas de las teoras existentes o las teoras
implcitas en los discursos que negaban la filosofa o la teora. Se trataba de
exceder lo terico ms que de ponerle obstculos y de tomar posiciones
againsttheory . El resultado, a la vez paradojal y previsible, es que aquello queexcede la teora y lo ttico, lo filosfico y lo cientfico, provoca como tantos gestos
de reapropiacin y de sutura, movimientos tericos, producciones de teoremas
que, en esa suerte de hiperactividad y de efervescencia caractersticos de estos
ltimos aos, son resistencias, pero con otro sentido que el que tiene el espign
deconstructivo. Esta vez la resistencia instituye es por otra parte esencialmente
instituyente- la estructura consolidante, estabilizante del espign. Construye y
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fortifica teoras, propone temticas y tesis, organiza mtodos y hasta escuelas.
Pero tambin aqu esta resistencia institucional estabilizadora en la que la
palabra resistencia podra tener el sentido de la expresin resistencia a los
materiales -lo que los arquitectos deben calcular prudentemente para evitar los
derrumbes- construyefortificaciones cuyas relaciones con el espign
deconstructivo puede ser de dos o, segn los casos, de tres tipos. Pero en todos los
casos se trata de una resistencia a lo que amenaza, excede o desestabiliza la
estancia de una teora coherente. Esta vez la resistencia reconstituye la estancia
como sistema, mtodo, disciplina, institucin.
El tipo ms cercano, el espign estabilizante que ms se parece al
espign desestabilizador es lo que se llama post-estructuralismo alias el
deconstruccionismo. No est mal, no es tampoco el mal, y si fuera un mal sera un
mal necesario. Consiste en formalizar ciertas necesidades estratgicas del espign
deconstructivo y en proponer, gracias a esta misma formalizacin, un sistema de
reglas tcnicas, de procedimientos metodolgicos enseables, una disciplina,
fenmenos de escuela, una suerte de saber, principios, teoremas que son en lo
esencial principios de interpretacin y de lectura (ms que de escritura). El
deconstruccionismo no es monoltico hay entre los deconstruccionistas
diferencias de estilo, orientacin y tambin conflictos graves- pero yo creo que se
puede decir que haydeconstruccionismo en generalcada vez que el espign
desestabilizador se clausura, se estabiliza en un conjunto pedaggico de
teoremas, cada vez que hay auto-presentacin de una, o ms gravemente an, de
la teora.
Se sabe que el deconstruccionismo se desarroll sobre todo en el espacio
de los estudios literarios, habida cuenta, precisamente, de la dificultad que
consiste en delimitar un campo o una esencia de la literatura.
No serajusto decir que lo que a veces el deconstruccionismo puede
tener de estabilizador y normalizador frente al espign deconstructivo, se debe al
hecho de haberse desarrollado sobre todo en el espacio de los estudios literarios,
dando la impresin de que, como creen aquellos lectores ms groseros que
sospechan de la deconstruccin, porque se entregara al formalismo o al
esteticismo, o tambin a un textualismo que confunde el texto con el discurso, la
pgina, el libro, y el mundo o la sociedad o la historia con una biblioteca.
No. Creo que lo que sucede de ms agudo en los estudios literarios evita
esas trampas. Y no es fortuito que se deba a la literatura. Cuando Rodolphe
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Gasch, en su ltimo libro y en otros lugares 13 reprocha a ciertos
deconstruccionistas literarios de no ser lo suficientemente radicales porque
desdean volver sobre las premisas o, en todo caso, sobre la prioridad que tiene la
deconstruccin de la filosofa. Su gesto me parece a la vez necesario y arriesgado.
Necesario porque al reconstituir el espign deconstructivo como teora, como una
teora del espign deconstruccionista, peligran la fuerza y el exceso esenciales que
consisten en desestabilizar (unsettling) todo el fundamentofilosfico del cual ya
he hablado; se corre el peligro de reconstituir un viejo concepto de texto, de
encerrarse en una regin, etc. Pero inversamente, el libro de Gasch corre un
riesgo equvoco -no necesariamente con el detalle minucioso y prudente de sus
anlisis que lo evitan, sino con el efecto global y masivo al que se reducen, ay! los
libros cuando ya se los ha cerrado y se comienza a hablar de ellos. Este peligro
sera el de la reconstitucin del espign deconstructivo comofilosofa de la
deconstruccin retomo las palabras de Gasch sin conservar los casi, lascomillas, etc.-, con todas sus infraestructuras, su sistematicidad. Se tendra
entonces una filosofa o una metafilosofa deconstruccionista, una teora de las
teoras, una super-teora deconstruccionista. De nuevo: ni Gasch ni lo que
escribe me parece que corren ese riesgo, sino el efecto global del reclamo, sin
embargo necesario, a la escena filosfica de la deconstruccin. Ese reclamo
debera, por otra parte, dirigirse ms a los filsofos que a los literatos.
En reaccin contra cierto post-estructuralismo deconstruccionista,
contra la imagen de un cierto espign estabilizador, se sitan los ms recientes e
interesantes desarrollos del marxismo y de lo que se llama new-historicism. Si el
deconstruccionismo fuera como lo acusan de ser formalista, esteticista,
ignorante de la realidad y la historia, encerrado en el lenguaje, en los juegos de
palabras, los libros, la literatura, e indiferente a la poltica-, tal marxismo y tal
new-historicism me pareceran absolutamente legtimos, necesarios, urgentes.
Creo, por otra parte, que para lo que se presenta con el ttulo de marxismo ynew-
historicismcierta novedad es necesaria, si bien no en la teora, al menos en el
estilo de investigacin, en ciertos objetos y lugares de trabajo. Deseo muy
sinceramente que se desarrollen an ms y me sentira muy feliz de colaborar enla tarea.Ninguna impugnacin de esas tentativas me parece deseable o
interesante. Pero en tanto teoras, ese marxismo y ese new-historicism tienen en
13Rodolphe Gasch, TheTain of the Mirror. Derrida and the Philosophy ofReflection, Cambridge (Mass.), Harvard University Press, 1986.Tambin del mismoautor,Inventions of Difference: on Jacques Derrida,y tambinThe Wild Card of Reading: onPaul de Man, publicados ambos por Harvard University Press, en 1994 y en 1998respectivamente.
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el estado actual de su crtica al menos, un rasgo en comn (porque no quiero
confundirlos. Se constituyen como reaccin a un post-estructuralismo
deconstruccionista que o bien es apenas una figura o una reapropiacin
estabilizadora de la deconstruccin, o bien un mito caricaturesco que los
marxistas o los neo-historicistas proyectan por inters o por desconocimiento.
Para concluir,dir algunas palabras muy rpida y escuetamente. El
marxismo y el new-historicismson fenmenos tericos muy diferentes. Uno, es
por otra parte una teora, el otro es asociado con reacciones againsttheory (por
citar un ttulo ahora muy conocido y que mereca serlo ms por el sntoma de
resistencia que por su contenido14). Sin embargo, tienen algo en comn: slo
adquieren sus ms significativos rasgos actuales en el espacio de un espign
deconstructivo, y en su oposicin evidente al deconstruccionismo estabilizador.
Por eso me parecen ms interesantes que esta o aquella reaccin directamente
conservadora y simplemente reactiva, de la que nada dir, aunque est
copiosamente representada ms slida -ms all inclusive de los Wellek y otros
Todorov- que lo que decimos en nuestro pequeo crculo tan atento a las
pequeas y sutiles diferencias. Por supuesto, a menudo sucede que todos los tipos
se contaminan.
No tendr en cuenta por falta de tiempo, y porque son errores muy
groseros, aun cuando parezcan indestructibles,cuanto consiste en reducir el
concepto de texto al de discurso escrito, en olvidar que la deconstruccin no est
encerrada en theprisonhouse of language15, pues comienza atacando el
logocentrismo. Remito sobre ello al libro de DominickLaCapra
(RethinkingIntellectualHistory: Text, Context, Language 16) quien, en la
explicacin de Jameson y de Hayden White, discute algunos de esos equvocos y
llama la atencin sobre otras complicaciones esenciales.
Pasando por alto esos malentendidos, dir sin embargo algunas palabras
que ataen a la historia, pero que podran transponerse a lo concerniente a la
realidad, la sociedad, la poltica y a otras grandes palabras. Las crticas
14 [Derrida alude al libro de W. J. T. Mitchell(ed)Against Theory. LiteraryStudies and the New Pragmatism, Chicago, University of Chicago Press 1985, queretomala bastantedifundidapolmicainiciadaporSteven Knapp and Walter Benn Michaels enCritical Inquiry, 8, Summer 1982, pp. 723-741, Against Theory. T.]
15Derrida se refiere al libro de Fredric Jameson The Prison-House of Language:A Critical Account of Structuralism and Formalism, Princeton, (NJ), PrincetonUniversity Press, 1972.
16 Dominick LaCapra,Rethinking Intellectual History: Texts, Contexts,Language,Ithaca, Cornell University Press, 1983.
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lanzadas por los marxistas o los new historicists, en lo referente al tratamiento de
la historia, se basan en un desconocimiento fundamental, que a menudo es
compartido por algunos post-estructuralistas deconstruccionistas. Esto es: que la
deconstruccin comienza, si se puede decir as, por un gesto doble.
1. Por una parte, una crtica al historicismo que radicaliza la crtica deHusserl, tal como se desarrolla en la filosofa como ciencia rigurosa contra
Dilthey, la crtica de la teora de las visiones del mundo, el empirismo, el
relativismo y el escepticismo y todo lo dems, como su incapacidad para dar
cuenta de algo as como un teorema o un filosofema, de la ciencia, la filosofa, la
filosofa como ciencia y todo proyecto de discurso universal y verdadero. Suscrib
totalmente esa argumentacin husserliana y la suscribo an, as como la
secuencia crtica de la fenomenologa que me parece indispensable para cualquier
deconstruccin, aun si no resulta suficiente y alcanza su propio lmite. Es
indispensable en particular para quitarle al empirismo historicista la posibilidad
original de los objetos ideales, ya sea teoremas cientficos o producciones
culturales, por ejemplo estticas o literarias.
2. Porque, por otra parte, como ustedes saben, Husserl no se detiene en
esta crtica del historicismo emprico y no la presenta en nombre de un
platonismo ahistrico. Lleva a trmino la crtica del historicismo emprico para
separar, reconocer y describir la especificidad histrica de los teoremas, los
objetos ideales de la ciencia -por ejemplo, de la matemtica-, y tambin la
historicidad trascendental. La atencin otorgada a la historia, a la historia engeneral y a la historicidad original de la cultura, el lenguaje, y sobre todo, de la
teora de las instituciones que son los teoremas, ya que estamos aqu para hablar
de ellos, supone al menos atravesar una secuencia que llamo husserliana. Fue
para m, por lo menos a partir deEl origen de la geometra, indispensable para lo
que luego fue desarrollado como deconstruccin, incluso si llev a una lectura
deconstructiva de Husserl y de Heidegger. Tambin por esta razn es que la re-
lectura filosfica de la relacin de la deconstruccin respecto de la filosofa resulta
tan necesaria, tan constantemente necesaria.
3. Por fin, por esta razn el espign deconstructivo est motivado de
cabo a rabo, puesto en movimiento por la preocupacin por la historia, aun
cuando desestabiliza algunos conceptos de historia, el concepto absolutizante e
hipostasiante de estilo neo-hegeliano o marxista, el concepto husserliano y
tambin el concepto heideggeriano de epocalidad. Remito al texto de Geoffrey
Bennington, DemandingHistory en Post-Structuralism and TheQuestion of
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History, que propone una elaboracin admirable y formaliza de modo muy
riguroso y por dems econmico como siempre- los elementos de esta extraa
situacin, en la cual, como lo recuerda la introduccin de Young y de Bennington:
If post-structuralism reintroduce historyintostructuralism (or, more
accurately, shows thateffects of historyhavebeenreduced) italso poses
questionstothe concept of history as such17. En esto radica la diferencia entre el
new criticism y elpost-structuralism, para los que algunos subrayan analogas
debido a la consideracin minuciosa de los textos. El post-estructuralismo y la
deconstruccin en general- disloca tambin los bordes, el encuadre de los textos
que deberan preservar tanto su inmanencia como la lectura interna, la lectura
simplemente, en el sentido clsico del trmino. Encuentro, por otra parte, y esto
sea dicho al pasar, que la problemtica del borde o del encuadre, es decir, del
contexto, es una falta grave en el new historicism, y que debido a ello los new
historicists deberan interesarse urgentemente por algunos textos llamadosdeconstructivistas. Se evitara as la reconstitucin de un neo-archivismo o un
neo-documentalismo.
He abusado extensamente del tiempo y la paciencia de ustedes. No habr
de concluir con un statement. Habiendo arrojado [jet] en desorden algunos
aforismos sobre el espign [jete], precisar simplemente para el final o para el
envo, que esta palabra o este concepto, espign [jete], ha quedado con su
equvoco esencial, as como el de theory. Pero el equvoco que quisiera disipar
al final concierne precisamente al final, a la cada. Ustedes pueden tener la
impresin de que yo distingua entre el espign desestabilizador (por ejemplo la
deconstruccin) y el espign estabilizante (por ejemplo las reapropiaciones y las
reacciones que tenan la forma del deconstruccionismo, las teoras marxistas o
new historicist, o los discursos againsttheory), como entre el movimiento que
da el impulso por una parte, y por la otra, la recada inerte, que en un estilo que
recordara a Bergson, reconducira el lan y la vida hacia abajo, hacia la dureza
inerte. Este sera un ltimo y grave malentendido. El espign desestabilizante no
va hacia lo alto. Al contrario, es el espign estabilizador el que va hacia lo alto:
erige, instituye, edifica. Es edificante, esencialmente edificante. El espigndesestabilizador no va hacia lo alto, ni por otra parte va hacia abajo. Y tal vez,
hacia ninguna parte. Como es tarde y habra mucho para decir acerca de esta
17Si le post-estructuralismo reintroduce la historia en el estructuralismo (o, msexactamente, muestra que los efectos de historia han sido reducidos), cuestiona tambinel concepto de historia como tal. G. Bennington y R. Young, Introduction: posing thequestion, enPost-Structuralism and the Question of History, D. Attridge, G.Bennington, R. YHoung (ed.), op. cit., p. 2.
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topologa, supongamos que el espign, un espign en o sin su relacin con el otro
no existe. No consiste en nada, no tiene ningn status; simplemente no ha
tenido lugar; ningn lugar que se le pueda asignar como propio. En este sentido
la deconstruccin no tiene ningn estatuto, ningn estatuto terico. No hay para
ella ni manifiesto, ni manifestacin como tal. Aquellos que se encarnizan en su
contra lo saben bien. En el Norte de California, en este mismo Estado, me dijeron
que la semana pasada Searle, luego de haber expuesto sus perspectivas sobre la
literatura, anunci a sus auditores que, desde hace veinte aos la deconstruccin
no exista, que consista luego de veinte aos en una bruma (mist) que todo lo
ocultaba. No tena ni consistencia ni existencia y que, sobre todo, no durara
mucho tiempo.Especially in theStates.
Todo lo que habra querido decir, si hubiese tenido tiempo, es algo
respecto de este espign (por ejemplo a travs y ms all de la Geworfenheit,
thrownness, de Heidegger o del subjectile de Artaud). Podramos, tendramos el
derecho de preguntar: qu es este espign [jete], antes y fuera de todo objeto
[objet], sujeto [sujet] (el subject in question dira David Carroll 18) proyecto
[projet] o rechazo [rejet], antes y fuera de toda consistencia, de toda existencia,
de toda estancia ? Qu es ese espign cuya restancia desafa la pregunta por el
qu es, y el qu es lo que quiere decir?
En sntesis, trat aqu de introducir de manera muy preliminar este cuasi
concepto de espign que todava no tiene ningn status in thestate of theory ni in
the statestheory today . Y trat de explicar las razones por las cuales sera muydifcil hacer de l un objeto terico. #
18 Alusin al libro del organizador del coloquio, David Carroll, TheSubject inQuestion. The Languages of Theory and the Strategies of FictionChicago, University ofChicago Press, 1982.