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Conductual, International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis
Ref.: Conductual, 2013, 1, 1, ISSN: 2340-0242
Vol. 1, No. 1
2013
Conductual Revista Internacional de Interconductismo y Anlisis de Conducta
International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis
ISSN: 2340-0242
Conductual, Revista Internacional de Interconductismo y Anlisis de Conducta
Ref.: Conductual, 2013, 1, 1 ISSN: 2340-0242
Conductual, International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis
Ref.: Conductual, 2013, 1, 1, ISSN: 2340-0242
Indice
Editorial........................................................................................................................................................................... 1
Ciencias de la conducta: objeto material y objeto formal. (Roca-Balasch, J.) .............................................................. 4
Tweedledum and Tweedledee: Symmetry in Behavior Analysis. (Marr, J.) .......................................................... 16
Self-Knowledge as Interbehavior. (Hayes, L. y Fryling, M.J.) ........................................................................................ 26
Conocimiento de s mismo como interconducta. (Hayes, L. y Fryling, M.J.) .............................................................. 38
Entrenamiento de variabilidad y estereotipia en una tarea de igualacin de la muestra y efectos de
recencia sobre la transferencia en humanos. (Zepeda-Riveros, I. y Martnez-Snchez, H.) ............................................... 51
Anlisis funcional de la interaccin teraputica. (Frojn-Parga, M.X. y Ruiz-Sancho, E.M.) ............................................ 72
Formular preguntas y aprendizaje de la ciencia. (Pacheco-Chvez, V.; Cruz-Alcal, N. y Ortega-Gonzlez, M.) .................. 93
Cmo dar clase individual a un grupo de alumnos. (Varela-Barraza, J.) .................................................................. 103
Conductual, Revista Internacional de Interconductismo y Anlisis de Conducta
Ref.: Conductual, 2013, 1, 1 ISSN: 2340-0242
Comit editorial
Editores Generales Campo-Delgado, Jorge Valle-Bravo, Jose Manuel Varela-Barraza, Julio Consejo Editorial Cruz-Alcal, Nadia. Universidad Nacional Autnoma de Mxico-FES Iztacala (Mxico) Frojn-Parga, Mara Xess. Universidad Autnoma de Madrid (Espaa) Fryling, Mitchell. California State University LA (EUA) Hayes, Linda. University of Nevada, Reno (USA) Marr, Jack. University of North Caroline, Chappel Hill (USA) Martnez-Snchez, Hctor. Universidad de Guadalajara, (Mxico) Ortega-Gonzlez, Mauricio. Universidad Nacional Autnoma de Mxico-FES Iztacala (Mxico) Pacheco-Chvez, Virginia. Universidad Nacional Autnoma de Mxico-FES Iztacala (Mxico) Roca i Balasch, Joseph. Liceu Psicolgic, Barcelona (Espaa) Ruiz-Sancho, Elena. Universidad Autnoma de Madrid (Espaa) Zepeda-Riveros, Idania. Universidad de Guadalajara, (Mxico)
Conductual, Revista Internacional de Interconductismo y Anlisis de Conducta Editorial
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Ref.: Conductual, 2013, 1, 1, 1-3 ISSN: 2340-0242
Editorial
En primer lugar queremos agradecer a quienes entusiastamente apoyaron la creacin de esta
revista, enviando una contribucin original para este primer nmero. Nuestro agradecimiento se basa en
dos aspectos primordiales. El primero es la confianza que los autores ampliamente reconocidos en el
campo del estudio de la psicologa, como una ciencia conductual tuvieron en nosotros, atendiendo
nuestra invitacin para colaborar en este ambicioso pero factible proyecto. No hay ya demasiadas revistas
en el campo de la psicologa conductual? Sabemos que s pero sta tiene caractersticas que la hacen
diferente: a) El acceso por internet hacen de Conductual, una revista gratuita cuyos contenidos son
exportables a otras pginas de modo no comercial. As mismo cuenta con las ltimas tendencias en cuanto
a indexacin, bsquedas, importacin-exportacin de contenidos, etc., b) Se publicar cada tres meses e
incluir las contribuciones de notables tericos e investigadores estrictamente en el marco terico de la
psicologa, sea interconductistas o analistas experimentales de la conducta. Consideramos que ambas
formas de concebir lo psicolgico han contribuido de forma inequvoca a conformar a la psicologa como
ciencia. El debate entre ambas aproximaciones tambin tendr cabida en este foro, c) El Comit Editorial
Internacional ser formado por quienes hayan sido contribuyentes en el nmero anterior, excepto en este
primer nmero, d) Se har su registro en los ndices reconocidos internacionalmente y adems de tener un
dominio exclusivo en la web, habiendo publicado este primer nmero, se tramitar el ISSN
correspondiente.
La segunda razn de nuestro agradecimiento, no menos importante, es que los contribuyentes de
este nmero, despus de aceptar nuestra invitacin el pasado 10 de enero de este 2013, han mostrado su
compromiso ajustndose a los tiempos sumamente breves para enviar su documento original, hacer la
revisin de un trabajo ajeno, enviarnos sus observaciones y posteriormente proceder a la redaccin final
del trabajo propio. Todo esto en menos de tres meses y con ello, hacer posible que esta revista Conductual
haga su aparicin en la fecha planeada. Por estas acciones desinteresadas de los contribuyentes: Gracias!
Este primer nmero contiene siete contribuciones siendo sorprendente para nosotros que de una
manera u otra, la mayora se relacionen con el problema de la definicin del objeto de estudio de la
psicologa y, en trminos ms concisos con el concepto de qu es lo psicolgico. El trabajo de Josep Roca
i Balasch, basado en el interconductismo, expone la argumentacin de la necesidad no slo de establecer el
objeto material propio de la psicologa, sino que se requiere de la definicin del objeto formal y con ello,
delimitar su campo de estudio como diferente al de otras disciplinas ya que, como argumenta el autor,
muchas otras ciencias estudian el comportamiento pero la diferencia radica en la funcin que en el caso de
la psicologa, es la asociacin.
Por su parte, Jack Marr, desde el anlisis experimental de la conducta, coincide con Roca al
considerar a la psicologa como ciencia natural. El autor retoma el concepto de simetra que permite
analizar los principios, conceptos y evidencias experimentales de una ciencia. Por ello, pone a prueba
diversos conceptos como es el control del estmulo, el papel y relacin de las consecuencias y la triple
contingencia. Para ejemplificar lo anterior, analiza el gradiente de generalizacin, los efectos de los
procedimientos de reforzamiento y castigo que pueden considerarse como asimtricos, los patrones
conductuales generados bajo programas de reforzamiento probados con especies que van desde las
abejas hasta los infantes-, la relacin mutua entre los tres elementos de la triple contingencia, los trabajos
sobre las relaciones de la tasa de respuesta y reforzamiento y la equivalencia de clases. Sin embargo,
algunos cambios sbitos del comportamiento bajo programas de reforzamiento son ejemplo de la ruptura
de la simetra. En palabras de Marr: Despus de todos estos aos de analizar experimentalmente la respuesta bajo
programa, an no tenemos una buena explicacin de estos fenmenos.
Conductual, International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis Campo-Delgado, J., Valle-Bravo, J.M. y Varela-Barraza, J.
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Aunque tambin Linda Hayes y Mitch Fryling consideran a la psicologa como parte de las
ciencias naturales, argumentan que el conductismo radical ha dejado casi completamente de lado el estudio
de fenmenos importantes como es el del conocimiento y el del autoconocimiento. Teniendo como
marco terico el interconductismo analizan los denominados eventos privados y cuestionan si la
dicotoma fuera-dentro de la piel es legtima. Arguyen adems que conduce al reduccionismo biolgico de
lo propiamente psicolgico. La conceptuacin kantoriana del evento psicolgico, entre otros aspectos,
requiere de la diferenciacin entre el estmulo y su funcin y con esta base, aluden a la sustitucin de
estmulo que, en contraparte con el organismo, implica una respuesta implcita. Para los autores, sta es la
base para definir el conocer y el autoconocimiento. Este artculo tambin aparece traducido al castellano
en este mismo nmero.
Idania Zepeda y Hctor Martnez, mediante un diseo experimental sencillo y riguroso, describen
el procedimiento de igualacin a la muestra de primer orden empleado para entrenar la estereotipia (E) y la
variabilidad (V) en cuatro secuencias (E-E; V-V; E-V y V-E) seguidas de una prueba de transferencia, en
nios de 12 aos y estudiantes universitarios. Las secuencias basadas en la repeticin (E) selectiva de un
mismo tipo de estmulo de comparacin o en la seleccin de un estmulo diferente al del ensayo anterior
(V) produjeron diferentes resultados. Por un lado, el desempeo estereotipado casi no produjo errores,
ocurriendo lo contrario ante el entrenamiento de la variabilidad. Otro aspecto que resalt fue que ante el
cambio del requisito de la tarea fueron menores los aciertos sobre todo en los nios bajo la secuencia V-E.
El desempeo en la prueba de transferencia fue acorde al tipo de entrenamiento recibido y las latencias
fueron ms cortas temporalmente en el caso de la estereotipia. A la luz de estos resultados Zepeda y
Martnez proponen el empleo de tareas similares, por ejemplo, en los casos de autismo matizado por actos
estereotipados.
Frojn y Ruiz, desde la perspectiva del anlisis de la conducta, sealan que la falta de claridad
terica y de rigurosidad metodolgica ha impedido considerar los cambios logrados en contextos naturales
como ocurre en la terapia conductual por lo que critican el modelo cognitivo-conductual. Los autores
exponen una metodologa observacional empleada en 92 sesiones para analizar los dilogos entre nueve
profesionales diferentes y 19 clientes. Como producto de una ardua e interesante labor hecha por Frojn y
cols., auxiliados por el Observer XT, clasifican la conducta verbal de ambos protagonistas de la terapia,
verificada por observadores independientes y obteniendo altos grados de precisin en el coeficiente kappa.
Los resultados muestran minuciosamente, entre otros aspectos, que la categora de proporcionar
informacin se asocia significativamente con casi todas las verbalizaciones del terapeuta y,
sorprendentemente para los autores, con la topografa de castigo. Un elemento relevante del artculo es
que plantean el estudio de la interaccin teraputica a partir del anlisis de la conducta vocal del psiclogo
y del cliente dado que lo nico necesario para resolver el problema del cliente se da en la misma sesin de
tratamiento.
Virginia Pacheco, Nadia Vidal y Mauricio Ortega inician su trabajo revisando la actividad
cotidiana de preguntar, identificando que algunas preguntas requieren respuesta y otras no. Pero el mbito
acadmico es diferente y en ste, es comn que las preguntas se hagan sin fundamento o sean
impertinentes. Por esto, afirman que una pregunta de investigacin no es un tipo especial de pregunta,
sino un tipo de comportamiento y en tanto tal, dicho comportamiento puede ensearse. Con base en la
taxonoma propuesta por Ribes y Lpez en 1985, especifican que la formulacin de una pregunta de
investigacin demanda una interaccin de sustitucin referencial o no referencial y con esto proceden a
analizar distintos estudios cuyo objetivo es precisamente el de la formulacin de preguntas de
investigacin por parte de estudiantes universitarios. Ante lo expuesto, sealan la necesidad de investigar
diferentes aspectos relacionados a la exposicin a textos que sirvan como modelo, la identificacin de
preguntas de investigacin, de los hechos disciplinarios, de las relaciones entre dos o ms de stos o bien
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de los argumentos que sustentan una pregunta, el efecto de la discusin grupal o individual, el papel de la
retroalimentacin y la elaboracin de preguntas con base en la argumentacin presentada..
El ltimo trabajo es de Julio Varela quien, siguiendo el principio de que la psicologa es el estudio
de la conducta individual, reporta su forma de dar clase a un grupo de individuos universitarios pero
manteniendo su atencin en el individuo. En primer lugar critica algunos aspectos de la educacin
mexicana que en conjunto no promueven la formacin acadmica del alumno y, como alternativa, expone
los procedimientos basados en el interconductismo, discurso didctico y mayutica. Finalmente el autor
muestra algunos resultados generales obtenidos a lo largo de varios aos y propone algunas acciones
futuras a fin de mejorar los efectos del curso impartido.
Los editores
Girona - Madrid, Espaa, Guadalajara, Mxico
30 de marzo de 2013
Conductual, International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis Roca-Balasch, J.
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Ref.: Conductual, 2013, 1, 1, 4-15 ISSN: 2340-0242
Ciencias de la conducta: objeto material y objeto formal
Josep Roca i Balasch1
Liceu Psicolgic2
Resumen
Tomando en consideracin los conceptos filosficos de Objeto Material y Objeto Formal, se afirma que
decir que la psicologa estudia la conducta de los individuos equivale a fijar su objeto material. Este objeto
material lo comparte con otras ciencias y disciplinas como son la etologa o la tica y con todas las ciencias
que asumen el carcter comportamental de su objeto de estudio. Se argumenta, complementariamente,
que para la fijacin del Objeto Formal es necesario definir la perspectiva de estudio con que se aborda el
anlisis de la conducta. Se concluye que para las ciencias bsicas o explicativas el Objeto Formal coincide
con la funcin que fijan como clave para su justificacin. Se afirma, en este sentido, que para la psicologa
esta funcin es la asociacin y es en base a ella que se puede construir un cuerpo terico equivalente al de
las otras ciencias naturales.
Palabras clave: Objeto material, conducta, objeto formal, asociacin, psicologa
Abstract
Considering the philosophical concepts of Matter Object and Formal Object, it is argued that to define
psychology as the study of behavior of the individuals means to fix its Matter Object, which is shared with
other sciences and disciplines -such as Ethology and Ethics and other natural sciences- that assume the
behavioral character of its objects study. It is argued, in addition, that for fixing the Formal Object it is
necessary to define the specific perspective of study that deals with the analysis of behavior. According
with this, it is said that for the basic or explanatory sciences, the Formal Object coincides with the
function that is settled as being its justification as a science. Within this context, the associative function
appears as the key concept for de definition of the Formal Object of Psychology and also for building a
theoretical framework, equivalent to that of the other natural sciences.
Keywords: Material object, behavior, formal object, association, psychology.
La filosofa ha acuado desde su inicio una serie de conceptos discriminantes con el objetivo
hacer frente a la complejidad de las cosas y ordenar as su estudio. Dos de estos conceptos son Objeto
Material y Objeto Formal, que se definen como aquello en lo que uno est interesado como objeto de
estudio y como aquello especfico en lo que uno se fija al estudiarlo, respectivamente. Es por ello que
normalmente todas las disciplinas filosficas acostumbraban y acostumbran a definirse por el tema en el
que estn interesadas y por la perspectiva que adoptaban al estudiarlo. As la Ontologa se define por su
centramiento en el estudio ms general de las cosas y en el ser como objeto formal de su discurso y
como algo comn a todas ellas. De la misma manera la Epistemologa se centra en el aspecto mismo del
conocer como Objeto Formal-, ms all de lo que pudiera tratar ese conocer, que sera su objeto
material.
1Email: jroca@liceupsicologic.org 2 Web: www.liceupsicologic.org
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La ciencia, con el mismo afn de organizar y volver til su discurso ha actuado, histricamente y
de forma ms o menos explcita, de la misma manera. Ha definido las disciplinas que la componen, que
tratan todas ellas de la naturaleza como objeto material general, y ha definido cada ciencia a partir del
aspecto o perspectiva objeto formal- que toma en su estudio de aquella naturaleza. De hecho y tal como
se puede observar en todas ellas, el tema de la definicin de sus objetos material y formal es prioritario y
fundamental. Lo es hasta el punto que muchas de ellas se encuentran embarrancadas por mucho tiempo
en estas cuestiones, independientemente del hecho que siguen investigando y aplicando sus estudios segn
los intereses y las necesidades en curso. La psicologa es un claro ejemplo de ello porque ha estado y est
todava inmersa en el debate sobre sus objetos material y formal de estudio, a pesar de tener una existencia
ya larga que se remonta a los inicios de nuestra cultura occidental en la Grecia clsica, e
independientemente de ser una ciencia con unos contenidos de inters terico y aplicado claros, y
socialmente aceptados.
Conducta: objeto material
La psicologa actual parece que ha encontrado un cierto consenso en una definicin que fija la
conducta de los individuos como su objeto material de estudio. La definicin de la psicologa como
estudio de la conducta se plante como alternativa a su definicin como estudio de la psique o de la
mente, que se consideraba una entidad fruto de la especulacin filosfica e imposible de ser estudiada por
la ciencia natural. En este sentido, la referencia a Watson (1924/1976) es obligada, tanto por la psicologa
como estudio de la conducta como por las disensiones aadidas a las ya existentes en su seno por la
introduccin del debate sobre cmo se explica la conducta. Hay que reconocer, sin embargo, que la
aparicin del conductismo ha afectado la psicologa de manera especial ya que supuso hacer frente a un
gran tema cultural: la concepcin de la naturaleza humana y el intento de superar el dualismo cartesiano en
boga. Y es que en el momento de definir el objeto material ha habido dos posiciones bsicas: la que habla
de lo psquico como una entidad sobrenatural que ahora se supone encarnada en el cerebro, y la que ya
asume una concepcin ms naturalista en el sentido de afirmar que la psique es comportamiento; es decir,
una funcionalidad natural equivalente a lo que es la vida -cuando se define tambin como
comportamiento- integrada en el continuo funcional natural. Por decirlo as, ha habido una lucha terica
para definir el objeto material de la psicologa y la idea de concebirlo como algo natural y dinmico se ha
impuesto a la concepcin de una mente -o psique sobrenatural o paranormal- situada absurdamente en un
lugar. Ello es as hasta el punto que la mayora de psiclogos actualmente definen la psicologa como
estudio del comportamiento o de la conducta. Prueba de ello es la definicin que se encuentra en la
wikipedia, por lo que tiene de representacin de grupos de opinin suficientemente fuertes para no ser
contrariados, y que dice as: La psicologa (del griego clsico , psique, alma o "actividad mental", y - "-
loga", tratado, estudio) es la ciencia que estudia la conducta o los comportamientos de los individuos
(http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa). Aunque la palabra conducta puede tener varios
sentidos segn quin la utiliza y su explicacin puede seguir siendo mentalista o biologista, creo que queda
la idea de que histricamente se ha dado una alternativa a la idea que la psicologa es el estudio de la psique
o la mente como una entidad paranormal no abordable por la ciencia natural.
Se puede afirmar ya, en todo caso y en el marco temtico de este artculo, que cuando se dice que
la psicologa es el estudio de la conducta se est definiendo su objeto material pero no su objeto formal.
En otras palabras, se dice que aquello de lo que uno se va a ocupar es de la conducta, pero no se dice de
qu aspecto de la conducta o qu perspectiva se va adoptar en ese estudio de la conducta.
tica y Etologa
Hay que decir, corroborando este planteamiento acabado de presentar, que hay otras ciencias
reconocidas que tambin se definen por su inters o centramiento material en la conducta. Son los casos
Conductual, International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis Roca-Balasch, J.
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de la tica y la Etologa. Ambas partiendo de la palabra en griego, que se traduce normalmente
como conducta. Y ambas diciendo, con ms claridad que la psicologa a mi entender, de qu se ocupan
cuando dicen que estudian la conducta.
La primera a considerar es la tica aunque slo sea por antigedad y por remitirnos a los inicios
de la cultura occidental. Cuando uno busca su definicin se encuentra que sistemticamente se plantea que
su objeto material es la conducta humana y su objeto formal el estudio de la bondad o maldad de esa
conducta. Como decamos, esta referencia a la tica es relevante para los psiclogos por el hecho que los
ticos toman tambin la conducta como objeto material de su estudio y nada puede distinguirla de la
conducta como objeto material de los psiclogos. Es por ello que afirmamos que en el momento de
definir la psicologa sta debe definir su objeto formal en su estudio de la misma conducta, ya que ello es
lo que va le va a dar identidad frente a la tica.
Es interesante notar que si uno mira en la wikipedia -por lo que tiene de reflejo del pensar
estndar actual- surge una ambigedad definitoria: se habla de la tica como estudio de la costumbre o la
conducta individual pero tambin de moral como reglas que rigen aquellas costumbres o conductas
individuales. Ms all del planteamiento filosfico de la tica y la moral, y de las ambigedades definitorias
que se encuentran, hay un tema clave: tanto la psicologa como la sociologa tienen algo que decir sobre la
conducta individual y sobre cmo se acuerdan las reglas y se forman las costumbres grupales que rigen o
determinan las conductas individuales, sean stas ms o menos buenas o malas. Es decir, tanto la
psicologa como la sociologa aparecen como ciencias potencialmente aplicables al estudio de la conducta
ticamente tomada. La tica se mantiene, actualmente, en la esfera de la filosofa y no es mala cosa dada la
implicacin de otras instituciones definitorias de la bondad o maldad del comportamiento humano como
son la religin o el arte, pero en un desarrollo suficiente de la psicologa y la sociologa deberan de
volverla plenamente cientfica, ni que sea para tratar como se define el bien y el mal y como los individuos
concretos se condicionan emocionalmente de forma aversiva o apetitiva, y aprenden a comportarse de
acuerdo con lo convenido socialmente sobre ello. Pero ste no es un tema que sea objetivo de este
artculo.
La Etologa, por su parte, es una ciencia que tambin inequvocamente se define como estudio de
la conducta o el comportamiento (http://es.wikipedia.org/wiki/Etolog%C3%ADa) y con ello tenemos a
otra ciencia con el mismo objeto material que la definicin de la psicologa como estudio de la conducta.
Es por ello que normalmente se enfatiza que la Etologa es una parte de la biologa, o de la zoologa, y se
denomina biologa de la conducta a partir de su centramiento en las acciones de los organismos vivos.
Es decir, se define como el estudio de la conducta pero informando que se hace bajo la perspectiva
biolgica. Constatamos adems que, desde sus inicios y en textos fundamentales como el de Lorenz
(1978/1986), ya se da una referencia a la existencia del conductismo como ciencia tambin de la conducta.
No debera extraar, en este sentido que se hablara de psicologa de la conducta, igual que se habla de
etologa como biologa de la conducta, ya que ambas denominaciones muestran que se realiza un estudio
de lo biolgico y de lo psicolgico que hay en la conducta. Pero esta expresin de psicologa de la
conducta no ha prosperado y ello muestra tambin hasta qu punto la psicologa no dice qu estudia de
la conducta.
Se encuentran, adems, definiciones concretas de conducta como las que detallan los etlogos
cuando hablan de hbitos, impronta, agresividad, apareamiento, etc. y sobre las cuales se abre el debate
sobre si son un tema biolgico o si existe algo de psicolgico en ellos, cosa que normalmente se concreta
en el tema de la definicin y el papel del aprendizaje. Ello es importante notarlo porque seala -pero no
resuelve- que entre la biologa y la psicologa existe un litigio sobre qu explica cada una de estas ciencias
Conductual, Revista Internacional de Interconductismo y Anlisis de Conducta Ciencias de la conducta: objeto material y objeto formal
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del tema general de la conducta. Nuestra tesis es que esto tiene que ver con la definicin de sus
respectivos objetos formales.
En todo caso, hay que reconocer que la consideracin de dos ciencias conductuales como la tica
y la Etologa ponen al conductismo y a la psicologa ante la evidencia que hay otras perspectivas de estudio
de la conducta y que debe de afinar en la definicin de la suya.
Definicin del objeto material de las ciencias concretas
El tema clave que nos ocupa y afecta la psicologa y las otras ciencias de la conducta es que definir
una ciencia por su objeto material no es suficiente. No lo es porque, adems de lo dicho, otras ciencias
tambin estudian el comportamiento o tambin la interaccin de los organismos con el entorno, tal y
como apuntan definiciones de la biologa, la fsica y la sociologa encontradas en la wikipedia:
La biologa es la ciencia que tiene como objeto de estudio a los seres vivos Se ocupa tanto de la descripcin de las caractersticas y los comportamientos de los organismos individuales como de las especies en su conjunto, as como de la reproduccin de los seres vivos y de las interacciones entre ellos y el entorno . (http://es.wikipedia.org/wiki/Biolog%C3%ADa)
La fsica (del lat. physica, y ste del gr. , neutro plural de , "naturaleza") es la ciencia natural que estudia las propiedades y el comportamiento de la energa y la materia (), as como al tiempo, el espacio y las interacciones de estos cuatro conceptos entre s. (http://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%ADsica) En la sociologa se utilizan mltiples tcnicas de investigacin interdisciplinarias, para analizar e interpretar desde diversas perspectivas tericas las causas, significados e influencias culturales que motivan la aparicin de diversas tendencias de comportamiento en el ser humano especialmente cuando se encuentra en convivencia social y dentro de un hbitat o "espacio-temporal" compartido. (http://es.wikipedia.org/wiki/Sociolog%C3%ADa)
Tal y como se puede ver, el concepto de comportamiento est presente en las tres definiciones y
confirma lo dicho al principio: todas las ciencias traducen en algn momento u otro su objeto material de
estudio al trmino comportamiento, sea ste directamente entendido como accin de un individuo o
como un referente del carcter dinmico del funcionamiento de la naturaleza. Es interesante notar que la
coincidencia en hablar de comportamiento como objeto material de estudio de prcticamente todas las
ciencias, induce a pensar que la ciencia general asume como un postulado bsico que la naturaleza es
movimiento; es decir, que es cambio o algo esencialmente dinmico y que cada ciencia hablando de la
materia, la vida, la psique o sociedad, asume ese principio para la definicin de su objeto material (Roca,
1997). La psicologa, si siguiera hablando en trminos estticos de mente y cuerpo sera marginada
cientficamente y por ello como decamos- tambin utiliza conceptos que denoten aquel principio
cientfico general de movimiento. Es por ello que afirmamos que cuando la psicologa dice que estudia el
comportamiento, ms all de expresiones y definiciones concretas, asume -o pretende hacerlo- que lo
natural es movimiento y que lo psicolgico es natural. Otra cosa es decir qu estudia la psicologa de todo
el movimiento natural.
El tema destacable en las definiciones de las ciencias, en todo caso, es que el enunciado de su
objeto material no es suficiente para su identificacin ni para su organizacin temtica y conceptual. As si
se dice que la biologa es el estudio de la vida, o de los seres vivos, no se acota de forma inequvoca de qu
se ocupa ya que en estudio de la vida se encuentran funciones fsicas y qumicas integradas en el
funcionalismo reactivo propiamente vital y tambin funciones psquicas, como el condicionamiento
visceral, que exigen ser integradas en el funcionalismo orgnico general. Siendo as, decir que la biologa
estudia la vida no supone una definicin suficiente de aquella ciencia. De la misma manera, decir que la
psicologa estudia la psique significa hacer una definicin de un objeto material de lmites imprecisos, ya
que hay fenmenos vitales que explican alteraciones psquicas y costumbres sociales que explican tambin
hbitos o maneras de pensar o actitudes descritas o explicadas en base psicolgica. Es ms, el concepto de
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psique es un concepto ambiguo ya que, entendido en su uso metafrico inicial como aliento, tambin se
usa para denotar la vida y as se habla del aliento vital para expresar las funciones orgnicas que hay en el
cuerpo. Pinsese en el vitalismo del siglo diecinueve como una afirmacin del algo ms de la vida
respecto de lo fsico y lo qumico. Ello es as hasta el punto que cuando se toma el esquema dualista de
mente y cuerpo se confunde el aliento vital con el aliento psquico o mental, provocando una de las
perplejidades conceptuales tpicas de nuestra cultura. Y cuando se habla en trminos de alma, se habla de
la vida como animacin del cuerpo y de la psique como animacin del organismo. Me permito referir aqu
y como una ilustracin de esta ambigedad y confusin, las expresiones que se producen para referir la
muerte. Se habla del ltimo aliento o de expirar para referir el final del movimiento de la existencia,
pero est claro que este final es biolgico y tambin psicolgico, ya que cuando uno expira se va la vida
pero tambin se va esa animacin singular que hizo persona o individuo a un organismo.
Es por todo ello que tanto si se dice que una ciencia estudia el comportamiento, como si se
especifica un tipo de comportamiento o una animacin de la naturaleza en trminos tradicionales, no se da
una definicin completa y satisfactoria de esa ciencia.
Conductismo radical
Llegados a este punto merece una mencin especial el llamado Condicionamiento Operante de
Skinner (1938/1975) por constituir una tradicin que dio pi a hablar de la ciencia de la conducta, en
singular, y donde no pareca necesario distinguir entre el objeto material y el objeto formal de estudio de
esa conducta. Es ms, se defina la conducta como aquello que un organismo hace y se delimitaba
topogrficamente con estas palabras: por conducta entiendo simplemente el movimiento de un organismo o de sus
partes (p.20). Esta definicin de conducta como movimiento, creo que hace todava ms patente que
conducta es un concepto que identifica un mbito material de estudio y no una perspectiva formal de
estudio de ese algo. Mi experiencia laboral como profesor de psicologa de la actividad fsica y el
deporte, en una facultad de ciencias del movimiento, me comport una necesidad perentoria de definir
qu aportaba la psicologa al estudio del movimiento y hacerlo definiendo su perspectiva de estudio -o lo
que es lo mismo, su objeto formal de estudio- al lado de los otros objetos formales que los otros
cientficos interesados en el mismo tema del movimiento humano asuman de forma ms o menos
explcita. A nivel funcional no admita discusin que los fsicos estudiaban el hombre en movimiento
desde una perspectiva mecnica y justificando la asignatura de biomecnica; tampoco lo admita que la
biologa lo hiciera justificando asignaturas como la fisiologa del ejercicio o la fisiologa sensorial,
necesarias para entender el movimiento como funcionalismo vital; por supuesto que tampoco admita
dudas que los socilogos se interesaran por la prctica -como costumbre- de las conductas o actividades
fsicas, deportivas y recreativas. Es por ello que afirmo que en aquella facultad donde haba el objetivo de
estudiar la conducta humana y que esta conducta era definida tambin explcitamente como movimiento,
implcitamente se demandaba que cada ciencia definiera contenidos que supusieran un abordaje singular y
complementario del mismo objeto material de estudio. Es decir, se solicitaba que se definiera el objeto
formal de cada ciencia, si no en una formulacin abstracta del objeto formal, s en cuanto a contenidos
que la supusieran implcita. Dicho en otras palabras: yo no poda definir la psicologa como estudio de la
conducta o el movimiento del organismo simplemente porque esto era lo que hacamos todos y porque si
lo haca as no aportaba un saber diferenciado del de los otros cientficos.
Aadir que, en aquel contexto, nadie dudaba de que la psicologa tuviera algo singular que decir
sobre el movimiento humano, cosa que se confirmaba al tratar, entre otros, los temas de la llamada
conducta perceptivo-motriz y particularmente el tema de la percepcin del movimiento.
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Asociacin: Objeto Formal
Para el tratamiento del concepto de Objeto Formal en el estudio de la conducta, nos vamos a
centrar en la actividad explicativa de la psicologa funcional, pero no es ocioso referirse, ni que sea slo un
apunte, a las otras dos actividades psicolgicas bsicas como son la descripcin objetiva de la conducta de
los individuos y su intervencin en ella.
En efecto, si se asume una actividad meramente descriptiva de la psicologa como la que consiste
en registrar o medir lo que los individuos hacen, no se define propiamente lo psicolgico hasta que no se
dice en qu se est interesado de esa conducta que se registra o mide. Es por ello que tradicionalmente la
psicologa se ha centrado en tpicos como la inteligencia y sus factores, la personalidad y sus rasgos o
estilos, los trastornos psicopatolgicos y sus tipos, los intereses y sus mbitos, etc. La psicologa diferencial
descriptiva se ha caracterizado por tomar en consideracin esos aspectos de la conducta que se consideran
de base funcional psicolgica y de los que se realiza una aproximacin descriptiva a efectos de
clasificacin, diagnstico y pronstico.
La psicologa aplicada, en el sentido que desarrolla tcnicas de intervencin sobre la conducta de
los individuos, hace lo mismo: las tcnicas lo son para la intervencin en la funcionalidad psicolgica que
tiene la conducta y no para una intervencin inespecfica sobre ella.
En todo caso, sea para la descripcin o sea para la intervencin, el criterio funcional de definicin
del objeto formal psicolgico es el bsico y el clave para la organizacin de la psicologa. Nos centramos
en l, a partir de ahora.
Hay una aportacin experimental y terica definitiva para fundamentar el estudio de la conducta
como estudio psicolgico y para definir la asociacin como objeto formal psicolgico. Es la aportacin de
I. P. Pavlov (1849-1936) y los estudios que se realizaron bajo su influencia y de los que hay un buen
registro en la obra de Razran (1971). Estos estudios muestran inequvocamente que una cosa es una
reaccin incondicionada o biolgica y otra cosa es una reaccin condicionada o psicolgica, y que ambas
se hallan o se expresan en la misma conducta, entendida como objeto material. Utilizando una referencia
experimental ya clsica, la conducta de flexionar una pata como reaccin a un estmulo que la provoca de
forma incondicional, es distinta a la conducta de la misma flexin cuando se da respecto de un estimulo
que la provoca de forma condicional, por su apareamiento o asociacin con el estmulo incondicional.
Una es una reaccin incondicional, instintiva o hereditaria, y la otra es condicional, asociativa y aprendida.
Entonces: una es objeto formal de estudio de la biologa y la otra el objeto formal de estudio de la
psicologa. Este es el planteamiento general que nos dej Pavlov aunque, alejado de la psicologa oficial,
denominara a sus estudios y a sus planteamientos cientficos teora de los reflejos condicionales. La
conclusin bsica es que la flexin de la pata puede tener una explicacin reactiva y puede tener una
explicacin asociativa, y ah es donde se da el salto cualitativo entre lo biolgico y lo psicolgico; salto que
es igual al que se da cuando la reaccin no es conductual sino que es visceral o meramente sensorial.
Pinsese en el condicionamiento salival o secretorio en general, y pinsese en el precondicionamiento
sensorial, en el segundo caso. Est claro que Pavlov y los dems investigadores en condicionamiento
clsico, no tomaron nunca en consideracin la idea que la accin de mover la pata pudiera significar otra
funcin psquica distinta a la que se identificaba a partir del experimento bsico con conducta digestiva.
Es por ello que siempre he tenido (Roca, 1989) un especial inters en citar a Pavlov (1904/1976) cuando
afirmaba que los principios de condicionamiento eran aplicables a la explicacin de la percepcin humana,
por lo que tena de aplicacin del mismo esquema conceptual a fenmenos con una tradicin de
investigacin y terica alejada de la tradicin iniciada con el condicionamiento visceral. Tradicin aquella
que hay que recordar -lo hemos referido ms arriba- que incluye el tema, plenamente conductual, de la
motricidad o de la conducta perceptivo-motriz, como suele identificarse en psicologa.
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Entiendo, por otra parte, que el conductismo de Watson (1924/1976) comparta los principios
tericos paulovianos de base, como lo demuestra su discurso calcado para plantear la explicacin del
relevante tema de las emociones y de su modificacin.
Con base en estas aportaciones pero tambin a otras aportaciones de la psicologa bsica (Roca,
2006, 2007a) definimos asociacin como relacin ontogentica entre reacciones orgnicas. Con este concepto
hacemos referencia a un algo funcional que se presenta como fundamental en la explicacin de la
conducta humana y animal, y que es distinto a la reaccin como relacin filogenticamente establecida
entre estmulos y respuestas orgnicas. Hablamos de las relaciones que se establecen entre reacciones
orgnicas en la vida de cada individuo y ello da identidad a la perspectiva psicolgica. Porqu hay una
funcin que se identifica a partir de unos fenmenos incuestionables y porqu la psicologa bsica y
terica se puede organizar a partir de ellos.
Hay que decir, por otra parte, que aunque la asociacin es un concepto simple, potencialmente
puede significar un entramado funcional tan complejo como el que se sugiere cuando hablando de
reaccin se observa la complejidad de la vida en los organismos. Por ello argumento (Roca, 2006, 2007b)
que la asociacin es la funcin y la psique el todo integrado, complejo y cambiante, de asociaciones. Para
valorar el alcance del concepto de asociacin es necesario, en todo caso, notar una serie de aspectos que
dan cuenta de su potencial explicativo. Los hemos desarrollado en la referencia citada (Roca, 2007b) y aqu
los resumimos. Son los siguientes:
1. La relacin asociativa se da entre reacciones orgnicas, no entre estmulos y respuestas.
Estmulos y respuestas son precisamente los elementos de la relacin reactiva y cada relacin reactiva
constituye solamente un elemento potencial de la relacin asociativa. Con ello se supera el lenguaje
topogrfico o descriptivo del hablar en trminos de accin, respuesta, operante, conducta como
movimiento fsico y otros trminos equivalentes como hace la tradicin del condicionamiento operante.
Porque la accin, la conducta o la respuesta operante son funcionalmente reacciones sensoriales -
propioceptivas, tctiles, auditivas, visuales, etc.- y la relacin asociativa se construye con base en esa
funcin reactiva y no en su carcter fsico. Por ello no hay ninguna distincin funcional entre asociar una
reaccin sensorial auditiva con una reaccin visceral condicionamiento clsico- y asociar una reaccin
sensorial propioceptiva y una reaccin visceral condicionamiento operante. El tema da para mucho y
tiene mltiples consecuencias pero pensamos que es claro de base. Por ello decimos que el criterio
funcional radical, lejos de limitar la psicologa, la hace ms potente porque asume su funcin bsica ms
all de cualquier morfologa reactiva, ms all de cualquier dilema de actividadpasividad, estmulo
respuesta, respuestaestmulo, cambio en el medio-cambio en el organismo y ms all de los conceptos
definitorios del objeto material como son conducta, interconducta, comportamiento, accin, interaccin y
dems.
El concepto de contingencia
En este punto creo que es necesario hacer una nueva referencia al conductismo radical (Skinner,
1974/1975) en el que plantea una distincin meramente morfolgica entre el condicionamiento clsico y el
operante, diciendo que uno era respondiente y el suyo operante o que uno involucraba respuestas del
sistema orgnico autnomo, mientras que el otro involucraba las del sistema esqueltico. Estas
distinciones no son relevantes desde un punto de vista funcional ya que los elementos de la funcin
asociativa son las reacciones orgnicas, sensoriales especialmente, involucradas y subyacentes a cualquier
definicin morfolgica o anatmica.
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Dicho esto, el tema que aparece como relevante para la interpretacin asociativa del
condicionamiento operante parece ser la introduccin del concepto de contingencia. Con este concepto
se pretenda mostrar la existencia de un nuevo tipo de adaptacin la cual, aun no dicindose que era
funcionalmente distinta al condicionamiento clsico o respondiente, abra la explicacin a un universo
adaptativo singular: el que tiene que ver con las acciones o los movimientos del organismo que comportan
relacin y ajuste con el mundo exterior, particularmente el mundo exterior humano y convencional. As lo
expresa Skinner (1969/1979): Las contingencias verbales tienen el mismo estatus que las contingencias mantenidas por
el equipo del laboratorio, pero implican la conducta de un segundo organismo, el oyente, y la conducta que genera tiene, por
tanto, muchas caractersticas desusadas (p.24). Creo que est claro que sigue con un lenguaje descriptivo que
nada tiene que ver con el planteamiento funcional radical de identificar la funcin psicolgica bsica y su
dependencia de otras funciones naturales. Hace frente, sin embargo, a la complejidad y el cambio
especialmente en el ajuste psicosocial y es por ello, tambin, que vale la pena considerar sus
planteamientos sobre el concepto de contingencia.
Contingencia es relacin de condicionalidad: si se da A se da B, y si no se da A no se da B. Esta
formulacin es muy didctica ya que incluye y permite presentar unitariamente: el reforzamiento, la
extincin, el reforzamiento diferencial, la discriminacin y el encadenamiento tambin todo lo referente
al castigo- que son conceptos de una gran potencia prctica. Lo son, tambin, porque habla de
organismos que actan y sus efectos, y sirve a la lgica del lenguaje ordinario que siempre habla de
sujetos y de sus acciones-, que es el que se usa en el aula y en la consulta mdica o psicolgica. Ahora bien,
el discurso contingencial a parte de resultar ordinario y de fcil uso por parte de todos, amaga algo simple
y comn a todos los conceptos citados y a otros, y es que hay una relacin asociativa entre la respuesta
operante y su efecto, y que esta relacin se puede complicar cuando hay encadenamientos y manipulacin
de condicionalidad e interaccin entre individuos. Es ms, hay un tema bsico y clave: el llamado
reforzamiento diferencial resulta ser igual a la diferenciacin pavloviana clsica cuando uno se despoja
del lenguaje contingencial. Simplemente: un elemento reactivo se asocia a otro y otro elemento reactivo,
no. As, como ilustracin imaginada, en el condicionamiento clsico el sonido del metrnomo se asociaba
a comida y la luz encendida, no. O en el condicionamiento operante, la sensacin propioceptiva de apretar
la palanca con la pata izquierda se asociaba a comida, y la sensacin propioceptiva de la pata derecha, no.
Por otra parte, los casos de discriminacin y encadenamiento no son ms que composicin; es decir,
constituyen un factor de campo que tradicionalmente se identifica como Complejidad (Roca, 2006).
La ocultacin clave que resulta del concepto de contingencia es, en todo caso e insistimos,
funcional. Es decir, la respuesta operante definida como accin es, en trminos funcionales, una reaccin
sensorial se siente propioceptiva, tctil o visualmente que se aprieta una palanca- y el efecto de recibir
comida o escuchar el comentario del otro agente dialogante -que se definen normalmente como cambio
en el entorno- tambin son reacciones sensoriales. Tanto si se presenta comida y se saliva, o se oye un
comentario acompaado de ciertos gestos, se da una relacin asociativa entre reacciones sensoriales: las
procedentes de la accin o conducta de apretar de un sujeto o las procedentes de la accin o conducta de
otro sujeto. Pero lo funcionalmente relevante es la reaccin sensorial en general que comporta la conducta
operante. ste es el tema ms all de la terminologa conductual y contingencial. Es por ello que decimos
que hablar de accin y hablar de efecto significa ocultar la funcin reactiva, que es la base material general de la funcin
asociativa. Pero tambin es ocultar la identificacin de la funcin asociativa definida como relacin ontogentica entre
reacciones orgnicas. Dicho de otra manera todava, si lo que comporta el concepto de contingencia es
mostrar una relacin que sea condicional o eventual entre una accin y un efecto, con base en conceptos
no funcionales, entonces ni identifica los elementos materiales de la asociacin ni deja ver la funcin
misma de la asociacin que los relaciona.
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2. La relacin asociativa se da en distintos parmetros: el temporal, el modal y la combinacin de
ambos. Esta visin paramtrica redimensiona el concepto de asociacin porque identifica y permite
integrar a una teora funcional psicolgica nica, fenmenos y datos aparentemente inconexos. Tal es, por
ejemplo, el caso de la Constancia Temporal por la que, dado un intervalo regular entre reacciones
sensoriales, se da una anticipacin en el tiempo. Y ello es equivalente a la Constancia Modal por la que,
dadas unas caractersticas sensoriales constantes -entre una forma y un peso por ejemplo-, se anticipa ste
luego de una relacin asociativa repetida con la forma. Complementariamente, la explicacin funcional
psicolgica de la accin musical, por ejemplo, se presenta como fcilmente asumible cuando se muestra
que se da una doble consistencia perceptiva: temporalritmo- y modalmeloda-.
3. La relacin asociativa puede darse entre reacciones en su valor absoluto constancias
perceptivas- y entre reacciones en su valor relativo y cambiante configuraciones perceptivas-. En el
primer caso, la llamada constancia de tamao muestra cmo, para un objeto conocido por ejemplo, la
relacin invariante entre forma y tamao de un coche-, la identificacin de su forma permite anticipar su
tamao real cuando se proyecta con un tamao menor en la retina dada la distancia fsica. En el segundo
caso, la que denominamos configuracin de tamao muestra cmo para un objeto desconocido como
puede ser un rbol -en la que no hay una relacin rgida entre forma y tamao-, la anticipacin de su
tamao real depende de su valor sensorial del tamao en la retina pero tambin de los indicios de distancia
que hay en su campo visual. Por ello decimos que cuando hablamos de configuracin de tamao, o de
cualquier otra configuracin perceptiva, la asociacin se da entre valores cambiantes de estimulacin y ello
permite dar al concepto de asociacin un sentido distinto al de la mera relacin rgida entre estmulos.
Este sentido es el que denota una asociacin ms fina y ajustada al cambio continuo de tamao de los
objetos en el espacio tridimensional y a cualquier cambio contnuo de lo fsico y qumico.
Esta distincin entre constancia y configuracin perceptiva nos sirve para apuntar tambin la
diferencia entre la cognicin rgida por la que se identifica el sentido denotativo de una palabra
significado del diccionario- y la cognicin interpretativa que muestra el sentido connotativo que adquiere
esa misma palabra en el contexto cambiante de una conversacin.
4. El centramiento en la funcin asociativa permite observarla en distintos tipos o finalidades de
ajuste. As, no hay ningn inconveniente en igualar funcionalmente el Condicionamiento Temporal con la
Constancia Temporal. En el primer caso el ajuste o la finalidad adaptativa es biolgica, en el segundo la
finalidad adaptativa es fsica, pero la funcin asociativa es la misma en ambos fenmenos de tradicin
experimental muy diversa. Tampoco hay ningn inconveniente en igualar funcionalmente las constancias
perceptivas con las cogniciones verbales ya que es funcionalmente lo mismo relacionar forma con textura,
por ejemplo, que relacionar sonido con forma. Lo que cambia es el universo respecto del cual se da el
ajuste. En la primera hay un ajuste a un orden fsico y en la segunda hay un ajuste a un orden
convencional; pero no hay distincin funcional entre ambos ajustes psicolgicos. Nuevamente el tema es
bsico y claro pero la trascendencia explicativa es notoria.
5. La relacin asociativa se ve afectada por diferentes factores atendiendo a las caractersticas
concretas de su relacin. Ah es donde se aplica el concepto de factor de campo (Roca, 2006, 2007b) y
con el que es posible hacer una revisin e integracin de las variables psicolgicas surgidas de la
investigacin bsica en distintas tradiciones observacionales y experimentales. En este sentido hay que
citar los factores de Contigidad, Contraste, Orden y Complejidad entre los elementos reactivos; Prctica
y Distribucin de la Prctica y Variabilidad en la relacin histrica asociativa; y tambin Inhibicin y
Generalizacin, estos dos ltimos como factores actuales o situacionales que pueden explicar tambin el
grado de ajuste asociativo. Destacamos el factor Probabilidad, que se define por la proporcin de veces
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que dado un elemento reactivo se produce otro, por lo que tiene de sugerente de cara a integrar el
concepto de contingencia y grado de contingencia de la investigacin en condicionamiento operante y en
aprendizaje, en general, al que hemos hecho referencia ms arriba; particularmente cuando se hablaba, en
el texto citado, de caractersticas desusadas y que apuntaban a nuestro entender- a la probabilidad de
ocurrencia de B dada A. La ley psicolgica general es que a mayor probabilidad de ocurrencia de un
elemento de la relacin respecto de otro, mayor es la fuerza asociativa.
6. La relacin asociativa, al ser funcin, est sujeta a las otras funciones naturales que pueden
determinar su concrecin desde el nivel ms simple al ms complejo y en todos los universos de
adaptacin. As, los condicionamientos emocionales siendo plenamente psicolgicos dependen de las
convenciones grupales en su concrecin; tambin las constancias perceptivas dependen de las exigencias
fsicas o culturales que presiden la existencia de cada individuo. De la misma manera cada hablar concreto
est sujeto al lenguaje del grupo y todo el desarrollo cognoscitivo humano est sujeto a las enseanzas que
se den en l, siendo claro que una cosa es aprender y otra ensear.
Este resumen de la definicin de la asociacin como objeto formal de la psicologa es slo eso, un
resumen, pero lo suponemos suficiente de cara a postular un cambio de definicin de las ciencias de la
conducta por el que se incorpore la definicin de la funcin que identifica unos fenmenos probados e
incuestionables como eje conceptual de la psicologa como ciencia explicativa, bsica y terica.
La evidencia
El uso de los trminos conducta y comportamiento como objeto material de estudio de las
ciencias parece obedecer bsicamente a la preocupacin por afirmar que se estudia algo evidente, real; algo
que todo el mundo puede ver y que no ofrece dudas. Esta preocupacin parece estar claramente por
delante de querer expresar que la naturaleza es algo cambiante, mvil o dinmico. Pero yo quiero pensar
que cuando se dice lo primero se apunta o se sugiere tambin la segunda y as he valorado el conductismo
(Roca, 2012). La evidencia, en todo caso, de que uno est estudiando o analizando algo incuestionable y
evidente es algo que preocupa a todos los cientficos y particularmente a los psiclogos. De ah que decir
que uno estudia la conducta parece ser algo necesario sobre todo para ellos.
Por lo que he dicho en este artculo, el decir que la psicologa es el estudio del comportamiento o
de la conducta es slo el primer objeto a hacer evidente: el material. Diciendo que se estudia la conducta
se afirma que algo visible y tangible es el objeto material de estudio y ello, se piensa, allana el terreno para
una aceptacin cientfica de la psicologa.
Es interesante notar, en este sentido, que el concepto de conducta est mucho ms prximo al
concepto de psique de lo que pudiera parecer. Psique viene de que es aliento en griego clsico, y
esta palabra viene de que es viento fresco en el mismo idioma; y viento, en su traduccin fsica, es
aire en movimiento y este trmino es denominador comn con conducta. Es ms, los mismos conceptos
de animacin o alma provienen tambin de ese smil del viento como metfora para indicar el carcter
mvil y cambiante de lo psicolgico, en este caso a partir del concepto de que tambin significa
viento. Por lo que movimiento es nuevamente el descriptor de ese carcter de la conducta humana y de toda
la naturaleza. El tema est en que esta referencia de los trminos conducta y psique al movimiento es slo
y en ambos casos una metfora de la concepcin general de la naturaleza como algo dinmico, cambiante
o funcional, hecho a partir del primer movimiento que es el local y, efectivamente, el ms evidente; es
decir, el que se puede ver o sentir.
Ms all de estas nuevas consideraciones sobre el objeto material y atendiendo tambin a lo dicho
en este escrito, la evidencia que interesa para la definicin y reconocimiento de la psicologa como ciencia
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natural no es la de la conducta sino la de la asociacin. Porque lo que define la psicologa primariamente es
su objeto formal, y secundariamente su objeto material. Vuelvo a referir como situacin para justificar esta
afirmacin, la situacin del condicionamiento de la conducta de flexin de la pata del perro en los
laboratorios pavlovianos. A los efectos de esta justificacin, no hace falta referirlos al detalle ni en todas
las situaciones dadas, slo es necesario imaginar esa situacin experimental desde una perspectiva
cientfica generalista. En primer lugar, pinsese en el reflejo motor por el cual una pequea descarga
elctrica provoca una flexin de la pata, caracterstica de la especie. En segundo lugar, pinsese en que esta
conducta de flexionar la pata se da como respuesta a un sonido o a una luz. En tercer lugar, pinsese en la
flexin como un sistema de palancas sujeta a las leyes de la mecnica que se produce cuando el animal
salta desde una cierta altura. La conducta observada y evidente es siempre la misma pero en cada caso se
da una funcin distinta: en el primer caso se da una reaccin, en el segundo una asociacin, y en el tercero
una mera conmutacin fsica. Lo que interesa a la ciencia no es tanto mostrar la conducta como algo mvil
sino mostrar la funcin que anima en cada caso la conducta. Es precisamente partiendo de esta funcin
diferencial como se definen las ciencias, decimos.
Se podra argumentar: la asociacin no se ve. A lo que habra que aadir que tampoco se ve la
reaccin vital ni la conmutacin fsica. Slo se ve la conducta de flexionar la pata; el movimiento o, mejor
dicho, el desplazamiento de la pata. Entonces la pregunta es: cmo hacemos evidente la funcin? Y la
respuesta es clara: con el experimento, de acuerdo con Kantor (1978). Con el experimento hacemos evidente
cada animacin potencial de la flexin o el desplazamiento de la pata. Lo hace el fsico, lo hace el bilogo
y lo hace el psiclogo. Con el experimento cada uno muestra la relacin que quiere poner en evidencia. En
este sentido, est claro que la funcin asociativa hace tiempo que es evidente y lo es de mltiples y
repetidas maneras. De hecho, es tan evidente y tan probada experimentalmente como lo es la reaccin
orgnica y la conmutacin fsica.
Referencias
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Conductual, Revista Internacional de Interconductismo y Anlisis de Conducta Tweedledum and Tweedledee: Symmetry in Behavior Analysis
16 Ref.: Conductual, 2013, 1, 1, 16-25 ISSN: 2340-0242
Tweedledum and Tweedledee: Symmetry in Behavior Analysis
M. Jackson Marr1
Georgia Tech
Abstract
Symmetry is revealed when some non-trivial transformation of a system leaves the system unchanged or
invariant. Symmetry is a pervasive feature in many sciences from physics to embryology. In physics, for
example, symmetry is reflected in fundamental laws. Can this be said of behavioral findings and
principles? I explore this question by discussing several examples from behavior analysis including the
operational and functional aspects of reinforcement, stimulus and schedule control, the three-term
contingency, and putative scale-invariance of behavioral principlesa feature conferring unity to the field
of behavior analysis.
Key words: symmetry, three-term contingency, reinforcement, punishment, stimulus control
Resumen
La simetra se muestra cuando alguna trasformacin no trivial de un sistema deja este sin cambios o
invariante. La simetra es una caracterstica generalizada en muchas ciencias desde la fsica a la embriologa.
En fsica por ejemplo la simetra se refleja en leyes fundamentales. Se puede decir lo mismo de los
resultados y principios conductuales? Exploro esta cuestin al discutir varios ejemplos desde el anlisis de
conducta incluyendo los aspectos operacionales y funcionales de reforzamiento, estmulo, y programas de
reforzamiento, la contingencia de tres trminos, y la supuesta escala de invarianza de los principios de la
conductauna caracterstica que confiere unidad al campo del anlisis de la conducta.
Palabras clave: simetra, contingencia de tres trminos, reforzamiento, castigo, control de estmulos.
Most, if not all behavior analysts would identify their field as a natural science, taking a rightful
place with the physical and biological sciences. I have addressed this issue and some of its implications in
a previous paper (Marr, 2009) with the aim of identifying communalities as well as differences between
behavior analysis and other unquestioned natural sciences. I primarily emphasized ontological, empirical
and explanatory schemes in our behavioral science and, more particularly, behavior analysis as a branch of
the biological sciences. I listed a number of other issues relating behavior analysis to concerns in other
natural sciences, one of which will be my focus in this paperthe role of symmetry. In a brief
commentary in The Behavior Analyst some years ago (Marr, 2006a), I introduced the concept of symmetry
as it might apply to some theories and findings in behavior analysis. In this essay, I will expand on some
aspects of my earlier treatment.
Fundamentally, a natural science reflects special discernment in observations, selections, and
distinctions with respect to the phenomena of interest as well as with theories of those phenomena. With
respect to phenomena, some distinctions are based on fairly direct observations while others may emerge
from more detailed study, including indirect observations and theoretical formulations. Some phenomena
may initially appear quite distinctive, but may turn out not to be. For example, rain and snow certainly
1 Address: School of Psychology, Georgia Tech, Atlanta, GA 30332-0170. email: mm27@prism.gatech.edu
Conductual, International Journal of Interbehaviorism and Behavior Analysis Marr, J.
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Ref.: Conductual, 2013, 1, 1, 16-25 ISSN: 2340-0242
look very different, but they are simply different phases of the same substance, H2O. The motion of the
moon and an apple falling to earth are both actions of a single mechanismgravitythe moon is also
falling toward the earth. And, as Faraday and Maxwell taught us, electricity and magnetism, seemingly
quite different phenomena, turn out to be dynamically interdependent.
When a science has not yet reached a proper threshold of understanding its phenomena of
interest, distinctions may be vague and provisionary, if made at all. With new discoveries and
accompanying formulations, many distinctions may emerge while others vanish. In the most sophisticated
sciences, a minimum of distinctions yield a maximum of explanatory powerthink of Newtons three
laws of motion that underlie all of classical mechanicsa science of remarkable integrity and scope.
Behavior analysis is impossibly far away from that achievement; but, as I will try to argue, it does have a
kind of unity that can be revealed by considerations of symmetry.
What is symmetry and why should we care?
At its most basic, a system shows symmetry when there exists at least one non-trivial
transformation that leaves the system unchanged. Such is familiar with certain geometric figures and
shapes. For example, an equilateral triangle rotated 60 degrees by a perpendicular axis through its center is
unchanged, and three such rotations return it to its original position. Other figures or shapes may have
more or less degrees of symmetrya circle (or sphere) can demonstrate an infinite number, while most
arbitrary forms have none (except, say, a rotation that returns it to its original positionan example of
what I call a trivial transformation). While the feature of symmetry with respect to certain figures and
shapes is well-known, what is less well-known, but far more important is that the concept applies to
principles, concepts, and experimental findings as well. The laws of physics, for example, do not depend on
position, time, or, more generally, states of motionwe say they are invariant under these transformations.
Because the application of the term symmetry in these ways may be unfamiliar, Ill present a bit more
detail on these points before pursuing some examples in behavior analysis.
Lisa Randall (2005) remarks in her popular book on contemporary physics that: When a physical
system has symmetry, you can describe the system on the basis of fewer observations than if the system
has no symmetry (p. 193). But this is not merely a matter of convenience. The very structure of physics
is founded on symmetries and the breaking of themfrom mechanics to electromagnetics to relativity to
particle physics (see, e.g., Park, 1988). But sciences as seemingly far apart as embryology, crystallography,
botany, and organic chemistry also embody principles of symmetry.
Einsteins special theory of relativity was actually occasioned by symmetries in electromagnetism
and the theorys astonishing accomplishments emerge from just two postulates. In terms of symmetry: (1)
special relativity asserts that the laws of physics are invariant under translations of position, uniform
motion, or time. And (2), the speed of light will be measured the same regardless of states of motion.
One implication (of very many) of these two postulates is the equivalence of matter and energyanother
symmetry. Einsteins general relativity, the extension of special relativity to accelerated systems, is an
account of gravity involving invariant relations called tensorsmathematical formulations underlying all
fundamental laws of physics.
One very deep manifestation of symmetry was shown early in the 20th century by the
mathematician Emmy Noether (e.g., Neueschwander, 2010). Her theorem connected the sorts of
invariances Ive mentioned to fundamental laws of conservationof mass, momentum, charge, and
energy; these laws emerge from such invariances. Virtually all of modern physics is founded on symmetries,
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or symmetry-breaking. An everyday example of symmetry-breaking is found at a circular dinner table at a
banquet. Bread plates are placed to the left of each place setting and there is a circular symmetry around
the table. This symmetry commonly leads some diners to be unsure just which bread plate is theirs.
However, once one person chooses a plate, the symmetry is broken and all the rest of the diners fall in
line, perhaps with some relief. Broken symmetries in nature are not uncommon, though they can be
mysterious. Somehow after the Big Bang, what we call matter became overwhelmingly predominant over
anti-matter. In biochemistry all amino acids, which could occur in both L and D enantiomers (molecular
mirror images), only occur in the L-form in living tissue. Ill say more about symmetry-breaking later.
How might the various aspects of symmetry be revealed in behavior analysis? There are many if
the field and its results are looked at with the sort of perspectives Ive just discussed. The remainder of
this essay is devoted to several examples, some perhaps more convincing than others. There is, of course,
no claim to have exhausted the possibilities; no doubt, readers will think of other examples.
One way to provide some organization to symmetries in behavior analysis is to start with the
fundamental scheme of the three-term contingency as shown in Figure 1. We may then inquire how
symmetry principles apply to each of the components of this schemeantecedent, response class, and
maintaining consequence. Ill discuss each of these components separately, and then propose why the
three-term contingency as a whole illustrates a symmetry.
Figure 1
Three-term Contingency
SD
SR
Ro
SD: discriminative stimulus
Ro: operant class
SR: reinforcer
dvdt
F m
Newtons Second Law of Motion
F: force
m: mass
dv/dt: acceleration
The functioning three-term contingency is a fundamental concept in behavior analysis and can only be understood as an interactive feedback systemthe function of each element depends on (i.e., is defined by) the othersan example of circular symmetry. For example, the SD is defined in relation to the operant class, Ro, it occasions, as well as its control being maintained via the reinforcer, SR, which, in turn, acts via feedback to control the occurrence of the operant class. The effect of the SR, in turn, depends on the occurrence of the selected operant class, Ro, under control of the SD. The horizontal arrow conceals the contingent relation supporting the interactive system. Newtons second law as an abstraction shows a similar interdependency. A net force is revealed by the acceleration of a mass . But then how is mass to be definedby that which is accelerated by a net force? Acceleration is a vector having no meaning independent of net force and mass. Of course, in practice, we can send a spacecraft to Neptune applying this lawit works.
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Behavior-stimulus relations--stimulus control
Perhaps the simplest expression of operant stimulus control is embodied in the expression:
B = f (S);
That is, to the extent to which the probability of a given class of behavior can be demonstrated to
depend on values of an antecedent stimulus, we define the behavior to be under stimulus control.
Obviously, there is much left to unfold here, but for present purposes Ill stick with this beginning.
The function above is best illustrated by a generalization gradient. For example, after suitable
training with a single value of a stimulus, one can show that, in the absence of further training, the
organism will tend to respond to other values of the original training stimulus dimension (see, e.g.,
Dinsmoor, (1995). In the absence of imposing further constraints and contingencies, the typical shape of
these gradients shows symmetry around the training stimulus; the gradient slopes on either side tend to be
equal. Much early work on generalization by Guttman and Kalish (1956) and many others (e.g.,
Dinsmoor, 1995) showed a remarkable symmetry in gradients around the training stimulus. Later, Honig,
Boneau, Burstein, and Pennypacker (1963) showed this effect with inhibitory gradients as well. Similar
effects were also demonstrated with punishment (Honig and Slivka, 1964). But, as is well known,
generalization gradient symmetry can be broken by prior discrimination procedures along the stimulus
dimension of interest to produce an asymmetric peak-shift (e.g., Hanson, 1959).
But the slope of generalization gradient points to another, deeper symmetrythat between
generalization and discriminationsteeper slopes emphasizing discrimination; shallower slopes,
generalizationeach characterized by the rate of change in behavior as stimulus values are changed.
Discrimination and generalization are thus two sides of the same coin we call stimulus control.
Referring to one or the other depends not simply on selected procedures but the degree to which we wish
to emphasize differences or similarities in a behavior class as we vary a stimulus.
More complex stimulus control reveals further examples of symmetry, but I will discuss some of
these later when I treat the three-term contingency itself as an example of symmetry.
Consequences
In standard behavior-analytic textbooks, events serving as effective consequences are typically
organized in terms of (1) reinforcers, i.e., those events said to shape and maintain behavior; and (2)
punishers, i.e., those events said to attenuate or eliminate behavior. Within each of these two categories,
distinctions are made with respect to procedures, namely whether the reinforcing or punishing effects of
events result from their onset or offset contingent on the occurrence of a selected operant class. These
distinctions are labeled positive (onset) and negative (offset). Thus we distinguish positive or negative
reinforcers and positive or negative punishers. Clearly, given this scheme, there are several possibilities for
demonstrating symmetric (or non-symmetric) effects. Is it the case, for example, that positive and
negative reinforcers show equivalent effects (and the same for positive and negative punishers)?
Moreover, given that reinforcers can increase the probability of behavior and punishers decrease the
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probability of behavior, could we characterize these effects as anti-symmetric? In other words, are
reinforcement and punishment functional inverses of each othermirror images, if you like?
With respect to positive and negative reinforcers, Michael (1975) and Baron and Galizio (2005)
have asserted that there are apparently no significant functional distinctions to be made between the two.
If such is the case, then reinforcer effectiveness (by various measures) is invariant under a simple inversion
of procedure; that is, onset as opposed to offset of pertinent events in relation to a selected behavior class.
In my commentary (2006) on Baron and Galizio (2005), I raised the issue of symmetry considerations as
well as provided a critique of what I saw as some major conceptual problems. The latter focused on how
the authors had framed the putative controlling variables for the proposed equivalence of positive and
negative reinforcement. Essentially, they argued that in any given situation where some behavior is said to
be under the control of a reinforcing consequence, there can be ambiguity as to whether the behavior is
maintained by the delivery of a consequence or the removal of an aversive event. In one of their
examples a child turns on a TV and watches a cartoon. Is the childs behavior under control of the onset
of a cartoon or the offset of, say, boredom? If one believed in the identity of positive and negative
reinforcement, what difference would it make? Of course, in this situation, it could be both, or neither
then what? Moreover, regrettably, Baron and Galizio framed the action of consequences in terms of a
limited, non-functional pleasure versus pain account. Even if such an account were creditable, as I
commented, the pursuit of pleasure does not imply the prior condition of pain, nor does the
avoidance of pain imply the pursuit of pleasure. (Marr, 2006a, p. 127)
In any case, there is a sense in which the putative symmetry of positive and negative
reinforcement is a trivial assertionboth conditions reflect the action of reinforcementas shown by
numerous studies. But there is a potential symmetry-breaking issue here. Reinforcement, however
demonstrated, reflects only one property of such eventsincreasing the probability or maintaining some
behavior class. But, for example, reinforcers may show releasing, eliciting, and discriminative actions as
well; and for a true symmetry with respect to the onset versus offset procedures, one would have to show
equivalence in all the properties of the maintaining eventsunlikely, in my view.
With respect to the positive versus negative dimension, to the degree to which a symmetry might
apply to reinforcement, one might ask if this also applies to positive and negative punishment. Though
there may be a relevant literature here, Im not familiar with it, so will not pursue this issue further beyond
suggesting from the standpoint of symmetry, there may be a functional equivalence. Readers may be able
to supply some examples.
Returning to Baron and Galizios (2005) pleasure-versus-pain dichotomy, there is some evidence
that reinforcement and punishment are, in some sense, mirror images of each other; that is, they are anti-
symmetric, just another form of symmetry (e.g., de Villiers, 1980; Farley, 1980; Farley and Fantino, 1978).
This position is not without controversy as some of the discussions of the Baron and Galizio paper attest.
In fact, there is evidence to the contrary, for example, Rasmussen and Newland (2010).
The analysis of putative symmetric relations between positive and negative reinforcement, and
between reinforcement and punishment clearly depend on disentangling (1) operations or procedures, (2)
the effects of those operations, and (3) the reasons for the effects seen. For example, the case of positive
versus negative reinforcement shows that in terms of procedure, the arrangements are reversed (e.g., onset
as opposed to offset of events) while the effects are similar (otherwise, why invoke the term
reinforcement for both?). With the relation between reinforcement and punishment, the opposite
applies. Let us assume that we are only considering what are typically called positive procedures. If we
adopt Azrin and Holzs (1966) definition of a punisher, namely as a response-produced event that
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decreases the subsequent probability of a given response class, then the procedures for reinforcement and
punishment are the same, but with opposite outcomes. One complication here is that to study its effects,
punishment must be superimposed on a reinforcement baseline. The asymmetry between punishment
and reinforcement is shown principally by a subtractive effect of punishment on a reinforcement baseline.
In all these cases, putative symmetric relations depend on a careful experimental and conceptual
analysis and not simply on ostensibly functional definitions. For example, Azrin and Holz (1966) defined
punishment as being the opposite of reinforcement, but, by their own experimental analysis, this led to
contradictions, namely because, as previously pointed out, consequent events, those we call reinforcers
and punishers, typically have multiple effects.
Behavior-consequence relations
Skinners opening sentence in Verbal Behavior (1957, p.1): Men act upon the world and change it,
and are changed in turn by the consequences of their action can be, in itself, a reflection of symmetry.
Consider shaping. You may recall seeing the old cartoon in the Columbia Jester where one rat in a Skinner
box remarks to another, Boy, have I got this guy conditioned. Every time I press the bar down, he drops
in a piece of food. In shaping behavior we recognize the symmetry between the behaviors of the shaper
and the shapee. As Skinner pointed out long ago, the behavior of each controls the other in a kind of
acquisitional dance (e.g., Skinner, 1972, pp. 122-123). On a more subtle level, we see something similar in
feedback dynamics selecting and controlling even complex performances in resonance with their
consequences. For example, in treating molar accounts of behavior Baum (1989) discussed how response
rate, controlled by a prevailing reinforcement rate (what he calls O-rules or functional relations), is in a
dynamic dance with how reinforcement frequency is, in turn, controlled by response rate (E-rules or
feedback functions) (see also Marr, 2006b).
Some of the most compelling reflections of symmetry are revealed in the effects of behavior-
consequence relations we call schedules of reinforcement. Here, there are numerous examples, and, no doubt,
many left to be discovered.
Just as the laws of physics do not depend on states of motion, time, or place, the patterns of
behavior engendered under schedules of consequences appear to operate over an enormous range of
speciesfrom bees to babiesa biological phenomenon shared perhaps only with certain fundamental
biochemical pathways operating from yeast to humans. Moreover, the patterns of responding engendered
under schedules can remain invariant under transformations of consequent events, operant classes,
manipulanda, as well as species (e.g., Kelleher and Morse, 1968). For example, Barrett and Katz (1981)
show fixed-interval performances of squirrel monkeys maintained by food, cocaine administration,
stimulus-shock termination, and response-produced shockall the patterns are identicalwithout their
labels one could not tell any difference.
Long ago, Cook and Catania (1964) showed equivalent fixed-interval performances maintained by
food and escape; but, in addition, the administration of a variety of drug classes (e.g., chlorpromazine
anti-psychotic, imipramineantidepressant, chlordiazepoxideanti-anxiety) showed the same
effects within classes, independent of whether the behaviors were maintained by food or escapea
symmetry under transformation of drug class. While drug-behavior interactions dont always show
behavior-consequent-independent effects, there are many cases when drug effects across classes are
similar under similar schedules, but with different maintaining eventsa challenge to the still common
view of interpreting behaviorally-active drug effects largely in terms of motivational variables.
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Features of schedule-controlled performance can show a special form of symmetry called scale-
invariance, that is, changes in scale leave certain properties unchanged (see, e.g., Marr, 2004 for more
detailed discussion and many examples). A beautiful example is from Dews (1970) where he showed that
certain quantitative features of a fixed-interval performance (the scallop) remained constant over three
orders of magnitude in fixed-interval value. Other, more subtle, examples are found in comparing
performance features of second-order schedules with first-order schedules especially with respect to
possible scale-invariance of functional response units (see, e.g. Marr, 1979 for details).
We also see examples of a kind of symmetry-breaking with respect to schedule performance. These
are reflected in sudden shifts in behavior, either from no responding to responding or the reverse. Both
fixed-interval and fixed-ratio responding illustrate the former in that at some point after a reinforcer
presentation, a sudden shift occurs from no responding to responding. The reverse effect is seen in
performance under large ratio requirements which is characterized by break and run patterns of
responding. After all the years of the experimental analysis of schedule responding, we still dont have a
good account of these phenomena.
As a final example of symmetr