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libroesoterico.com...4 Título original inglés: "The book of Sacred Magic of AbraMe/in the Mage"...

Date post: 02-Feb-2021
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2 EL LIBRO Traducción castellana de HECTOR V. MOREL PRIMERA EDICION
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    EL LIBRO

    Traducción castellana de

    HECTOR V. MOREL

    PRIMERA EDICION

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    S. L. MAC GREGORMATHERS

    DE LA MAGIA

    SAGRADA. DE

    ABRA MELIN EDITORIAL KIER S.A. AV. SANTA FE 1260 1059 BUENOS AIRES

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    Título original inglés: "The book of Sacred Magic of AbraMe/in the Mage" The Aquarian Press England ISBN: 0850302552 Ediciones en inglés: 1976 1977 1980 1983 Ediciones en español: Editorial Kier, S.A. Buenos Aires, 1987 Dibujo de tapa: BALDESSARI Corrector de pruebas: C. SOLER LIBRO DE EDICION ARGENTINA ISBN: 9501709066 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 © 1987 by Editorial KIER, S.A. Buenos Aires Impreso en la Argentina Printed in Argentina

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    INTRODUCCION

    QUIZA debido a la circunstancia de que el indispen sable "Baedecker" re acuerda solamente una nota de tres o cuatro líneas a la "Bibliothéque de I'Arsenal", son pocos los ingleses o norteamericanos que visitan París que estén familiarizados con su nombre, situación o contenido, aunque casi todos conozcan, por lo menos de vista, la "Bibliothé.que Nationale" y la "Bibliothéque Mazarin". A esta "Biblioteca del Arsenal", como ahora se la llama, la fundó como

    colección privada Antoine René Voyer D'Argenson, Marqués de Paulny; y se inauguró para el público el 9 de Floreal, en el quinto año de la República Francesa (lo que equivale a decir, el 28 de abril de 1797), o sea, un siglo atrás. Este Marqués de Paulny nació en 1722, murió en 1787 y, sucesivamente, fue Ministro de Guerra y Embajador en Suiza, Polonia y la República de Venecia. Consagró sus postreros años a la formación de esta Biblioteca que, según se dice, es una de las más ricas colecciones privadas que se conoce. En 1785 la adquirió el Conde D'Artois, y actualmente pertenece al Estado. Está situada sobre la margen derecha del Sena, en la calle de Sully, cerca del río, y no lejos de la Plaza de la Bastilla, y se la conoce como la "Bibliothéque de ('Arsenal". En números redondos, posee en la actualidad 700.000 libros impresos, y alrededor de 8.000 manuscritos, muchos de los cuales son de considerable valor.

    Entre estos últimos está este Libro de la Magia Sagrada de AbraMelín, como se lo legara Abraham el Judío a su hijo Lamec, que ahora entrego al público en forma escrita por primera vez.

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    Hace muchos años, a través de un célebre ocultista que ya murió, me enteré de la existencia de este manuscrito; y más recientemente me llamó la atención nuevamente sobre el particular mi amigo personal, el bien conocido autor, disertante y poeta francés, tules Bois, quien durante algún_ tiempo se dedicó a temas ocultistas. Quien me informó sobre el libro por primera vez me dijo que Bulwer Lytton y Eliphas Lévi lo conocían; que el primero había basado parte de su descripción del sabio rosacruz Mejnour en la de AbraMelín, mientras que el relato del denominado Observatorio de Sir Philip Derval en la "Extraña Historia" había sido, en cierta medida copiado y sugerido por la del Oratorio Mágico y la Terraza, que aparece en el Capítulo XI del Libro II de esta obra. Ciertamente, también la modalidad de instrucción que Mejnour aplica en "Zanoni" al neófito Glyndon, junto con la prueba de dejarlo solo en su casa para seguir un corto viaje y luego regresar inesperadamente, se relaciona de modo estrechamente similar con el empleado por AbraMelín respecto de Abraham, pero con esta diferencia: que este último atravesó satisfactoriamente esa prueba, mientras Glyndon fracasó. Asimismo, y de manera especial, serían los experimentos descriptos extensamente en el Libro III, los que el autor de la "Extraña Historia" tuvo en vista cuando a Sir Philip Derval, en la biografía del manuscrito, le hace hablar de ciertos libros que describen experimentos ocultistas, algunos de los cuales él ensayó y, para su asombro, resolvió satisfactoriamente.

    Este extraordinario y singular manuscrito de la Magia Sagrada de AbraMel(n, del que fue traducida la presente obra, es una traducción francesa del original hebreo de Abraham el Judío. Se halla en el estilo de escritura de fines del siglo XVII y comienzos del XVIII y, aparentemente lo ejecutó la misma mano que otro manuscrito de la Magia de Picatrix,1

    1 Probablemente se trate del mismo Gio Peccatrix el Mago, autor de muchos manuscritos sobre

    magia.

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    que también se halla en la "Biliothéque de ('Arsenal". No conozco que exista otra copia o réplica de esta Magia Sagrada de AbraMelín, ni siquiera en el Museo Británico, cuya enorme colección de Manuscritos Ocultistas he estudiado muy acabadamente. Tampoco tuve jamás noticias, a través de tradiciones, sobre la existencia de algún otro ejemplar.2 Por tanto, al entregarlo ahora al público, creo que confiero un real beneficio a los estudiosos del ocultismo, poniendo a su alcance, por primera vez, una obra sobre Magia de semejante importancia desde el punto de vista del ocultismo.

    Este manuscrito se divide en tres Libros, cada uno de los cuales tiene su Portada separada, cuyo margen está bordeado por adornos de un dibujo sencillo, en tinta roja y negra, y que, evidentemente, no tiene el mínimo propósito simbólico, sino que se trata sencillamente del trabajo de un calígrafo escrupuloso que deseó dar a la Portada una apariencia pulcra y completa. Cada Portada tiene la misma inscripción: "Livre Premier (Secánd o Troisiéme, según sea el caso) de la Sacrée Magie que Dieu donna d Moyse, Aaron, David, Salomon et d d'autres Saints Patriarches et Prophétes qui enseigne la vraye sapience Divine laissée par Abraham d Lamech son Fils traduite de I'hébreu 1458". Al comienzo de cada uno de los Tres Libros presento el título traducido.

    En la guarda del manuscrito original se halla la siguiente nota con la escritura manuscrita de fines del siglo XVIII:

    "Este volumen contiene 3 Libros, de los cuales he aquí el primero. Abraham y Lamec, de quienes aquí se hace referencia, fueron judíos del siglo XV, y es bien sabido que los judíos de ese período, que poseían la Qábalah de Salomón, eran considerados los mejores Hechiceros y Astrólogos."

    Luego, y con otra mano más reciente, dice:

    2 Desde que escribí esto, casualmente me enteré que se dice que en Holanda existe una copia de, por lo menos, una parte o tal vez de todo el texto.

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    "Volumen compuesto por tres partes:

    Parte 1: 102 páginas. Parte II: 194 páginas. Parte III: 117 páginas. 413

    páginas.

    Junio de 1883"

    El estilo del francés empleado en el texto del manuscrito es algo vago y oscuro, dos cualidades que, desdichadamente, aumentan por la ausencia casi total de todo intento de puntuación, y por el comparativamente raro ordenamiento en párrafos. Habitualmente, se omite hasta el punto al término de una frase, y tampoco se señala con mayúscula el comienzo de una nueva frase. El ejemplo siguiente lo tomamos casi del final del Libro III : "Cest pourquoy la premiere chose que tu dois faire principalment ates esprits familiers sera de leur commander de ne tedire jamais aucune chose deuxmemes que lorsque tu les interrogeras amoins que/es fut pour tavertir des choses que concerne ton utilite outon prejudice parceque situ ne leur limite pas le palier ils tediront tant etdesi grandes choses qu//s tofusquiront lentendement et tu ne scaurois aquoy tentenir desorte que dans la con fusion des choses ils pourroient te faire prevariquer ettefaire tomber dans des erreures irreparables ne te fais jamais prier en aucune chose ou tu pourras aider et seccourir tonprochain et nattends pas quii tele demande mais tache descavoir afond", etc. Este extracto puede decirse que da una mediana idea de la calidad promedio del francés. Sin embargo, el estilo del Libro 1 es mucho más coloquial que el del Libro I I y del Libro III, Abraham se dirige especialmente a su hijo Lamec, y en todo ese texto se usa la segunda persona del singular. Como algunos lectores tal vez ignoren el hecho, quizá sea bueno observar aquí que, en francés, el "tú" sólo se usa entre amigos y relaciones de tipo muy íntimo, entre esposos, amantes, etc.; mientras que

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    el "vos" es el modo más habitual de dirigirse al mundo en general. Asimismo, en los libros sagrados, en las oraciones etc., se usa el "vos" (vous). Aquí, el verbo francés "tutoyer", "ser muy familiar con, estar en términos extremadamente amistosos con alguien, e incluso ser insolentemente familiar". Este Libro 1 contiene consejo acerca de la Magia, una descripción de los viajes y experiencias de Abraham, y también una mención de las muchas maravillas que él pudo realizar por medio de este sistema de Magia Sagrada. Los Libros"II y 111 (que realmente contienen la Magia de AbraMelín, y se basan, prácticamente, en los dos manuscritos que él le confiara a Abraham el Judío, pero con comentarios complementarios de este último) difieren en estilo del primero, la fraseología es arcaica y en ocasiones vaga, y en la mayor parte se usa la segunda persona del plural "vous" en lugar de "tu".

    A grandes rasgos, pues, la obra puede clasificarse así:

    Libro 1: Consejo y Autobiografía; ambos dirigidos por el Autor a su hijo Lamec.

    Libro 11: Descripción general y completa de los medios para obtener los Poderes Mágicos que se deseen.

    Libro 111: La aplicación de estos Poderes para producir una cantidad inmensa de resultados Mágicos.

    Aunque los capítulos de los Libros II y III tienen títulos especiales en el

    texto real, los del Libro 1 no los tienen; en consecuencia, en el "Indice" cubrí esa falta con un cuidadoso análisis de su temática.

    Este sistema de Magia Sagrada, Abraham reconoce haberlo recibido del Mago AbraMelín; y afirma que él, personal y realmente, realizó la mayoría de los efectos prodigiosos descriptos en el Libro III y, además, muchos otros.

    ¿Quién fue, entonces, este Abraham el Judío? Aunque esto no se menciona en el manuscrito, es posible que fuera un descendiente de aquel Abraham el Judío que escribió la célebre obra alquímica en veintiuna páginas de corteza o papiro,

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    que llegó a manos de Nicolás Flamel, y mediante cuyo estudio se dice que éste último llegó a poseer, oportunamente, la "Piedra filosofal". Los únicos restos de la Iglesia de Saint Jacques de la Boucherie que existen en la actualidad, son la torre, que se alza cerca de la Place du Chátelet, a unos diez minutos de caminata desde la "Bibliotheque de ('Arsenal"; y todavía existe, cerca de esta torre, una calle que lleva el nombre de "Rue. Nicolas Flamel", de modo que su recuerdo aún sobrevive en París, junto con el de la Iglesia cerca de la cual vivió y en la que, luego de lograr la Piedra Filosofal, él y su esposa Pernelle hicieron erigir un hermoso peristilo.

    Por lo que él mismo relata, el autor de la presente obra parece haber nacido en el año 1362 de nuestra era, y haber escrito este manuscrito para su hijo Lamec en 1458, teniendo a la sazón 96 años. Es decir, que fue contemporáneo de Nicolás Flamel y Pernelle, y también del místico Christian Rosenkreutz, fundador de la Célebre Orden o Fraternidad Rosacruz en Europa. Como ocurrió con este último, parece que muy tempranamente se apoderó de él el deseo de obtener el Conocimiento Mágico; como él y Flamel, abandonó su hogar y viajó en busca de la Sabiduría Iniciáticá; como ambos, volvió para convertirse en un realizador de prodigios. En este período, casi universalmente se creía que el Conocimiento Secreto sólo podían obtenerlo, en realidad, los que tenían voluntad como para abandonar su hogar y su país para experimentar peligros y penurias en su búsqueda; y esta idea, hasta cierto punto, subsiste aún hoy. La vida de la extinta Madame Blavatsky es un ejemplo adecuado.

    Este periodo en el que vivió Abraham el Judío fue uno en el que se creta casi universalmente en la Magia, y en el que a sus Profesores se los honraba; Fausta (probablemente un contemporáneo también de nuestro autor), Cornelio Agrippa, Sir Michael Scott y muchos otros que yo podría nombrar, son ejemplos de esto, para no mencionar al célebre doctor Dee, en una época posterior. La historia de este último Sabio, su asociación con Sir Edward Kelly, y el papel que re

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    presentó en la política europea de su tiempo son demasiado bien conocidos como para que sea menester describirlos aquí.

    Para todo aquel que lea esta obra, es evidente que Abraham el Judío en nada estaba en zaga, respecto de cualquiera de estos Magos, en influencia política. Se alza como una figura borrosa y oscura detrás de la complicación tremenda de una Europa central agitada en aquella época terrible e instructiva, como los Adeptos de sus características aparecen y aparecieron siempre en el teatro de la historia durante las grandes crisis de las naciones. Era la época en que tres rivales podían jactarse, simultáneamente, de reclamar la dirección dé dos de las máximas palancas de la sociedad de ese tiempo (el Papado y el Imperio Germánico), cuando los celos de los Obispados rivales, el derrocamiento de las Dinastías, la Iglesia Romana sacudida en sus cimientos, tocaban a rebato en esa terrible lucha que invariablemente precede a la reorganización social, a ese torbellino salvaje de convulsión social que traga en su vórtice a la civilización de ayer para preparar la reconstitución de un mañana. Siempre se minimiza, y por lo general se pone en duda la enorme importancia histórica de hombres como nuestro Autor; no obstante que, a semejanza de la frase inscripta en la pared en la fiesta de Baltasar, su manifestación en el campo político e histórico es como la advertencia de un Mene, Mene Tekel, Upharsin a un mundo necio y carente de discernimiento.

    La historia completa y verdadera de cualquier Adepto sólo la podría escribir el Adepto mismo, y aun entonces, si se la expusiera ante la vista del mundo en general, ¿cuántas personas le darían crédito? E incluso será cabalmente increíble para la mayoría de los lectores la breve e incompleta enunciación de los notables acontecimientos de la vida de nuestro Autor, contenida en el Libro 1. Pero, lo que deberá conmover a todos por igual es la tremenda fe del hombre mismo, como lo testimonian sus muchos y peligrosos viajes durante tantos años a través de regiones y lugares agrestes y salvajes de difícil acceso, incluso en nuestro tiempo, con todas las

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    acrecentadas facilidades de tránsito de que disfrutamos. A la larga, esta fe le brindó su recompensa, aunque sólo en el momento en el que hasta él se estaba desanimando y contristando, defraudada su esperanza. Como su gran homónimo, el antepasado de la raza hebrea, no en vano abandonó su hogar, su "Ur de los caldeos", para al final descubrir la Luz de la Sabiduría Iniciática, por la que su alma clamara a gritos, dentro de él, durante tantos años. Esta culminación de sus viajes fue su encuentro con AbraMelin, el Mago egipcio. De él recibió el sistema de instrucción y práctica mágicas que forma el cuerpo de los Libros I I y 1 1 1 de esta obra.

    En el manuscrito original este nombre se escribe de diferentes modos; cada vez que esto ocurre, lo señalo en el texto. Las variaciones son: AbraMelín, Abramelín, Abramelím y AbrahaMel(n. De éstos seleccioné la ortografía AbraMel(n para colocarla en la portada, y adherí al mismo en esta Introducción.

    Por lo que puede colegirse del texto, el sitio principal de residencia de Abraham el Judío después de sus viajes fue Würzburg, o, como se la llamaba en la Edad Media, "Herbipolis". Parece que se casó con su prima, que le dio dos hijos, el mayor, llamado José, a quien instruyó en los Misterios de la Sagrada Qábalah, y Lamec, el mejor, a quien lega este sistema de Magia Sagrada, y a quien está dirigido todo el Libro 1. Además, habla de tres hijas, a cada una de las cuales les dio 100.000 florines de oro como dote. Expresamente declara que obtuvo, tanto a su esposa como a un tesoro de 3.000.000 de florines de oro, por medio de algunas Operaciones Mágicas descriptas en el Libro III. Además, admite que su primera inclinación hacia los estudios cabalísticos y mágicos se debió a ciertas instrucciones sobre los Secretos de la Qábalah que recibió de su padre Simón, cuando era joven; de modo que, luego de morir su padre, su deseo más ferviente fue viajar en busca de un Maestro Iniciado.

    Para el estudioso serio y fervoroso del Ocultismo, esta obra no podrá carecer de valor, como estímulo para la muy extra

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    ordinaria y necesaria cualidad que es la fe inconmovida; como ayuda para que discrimine entre los sistemas verdaderos y falsos de la Magia; o como presentación de un conjunto de directivas para producir efectos mágicos que el Autor del libro afirma que ensayó con buenos resultados.

    Especialmente valiosas son las observaciones de Abraham el judío sobre los diversos Profesores del "Arte que nadie puede nombrar" en el transcurso de sus viajes; el relato de los muchos prodigios que realizó; y, sobre todo, la esmerada clasificación de los Experimentos Mágicos en el Libro III, junto con sus observaciones y consejos correspondientes.

    No menos interesantes son las muchas personas notables de esa época en favor de las cuales, o contra las cuales, realizó prodigios: el Emperador Segisrnundo de Alemania; el Conde Federico el Pendenciero; el Obispo de su ciudad (probablemente Juan 1, quien inició la fundación de la Universidad de Würzburg en 1403 con la autorización del Papa Bonifacio IX, o Echter von Mespelbrunn, quien completó la misma noble obra); el Conde de Warwick; Enrique VI de Inglaterra; los Papas rivales: Juan XXIII, Martín V, Gregorio XII y Benedicto XIII; el Concilio de Constanza, el Duque de Bavaria; el Duque Leopoldo de Sajonia; el Emperador griego, Constantino Paleologos; y probablemente el Arzobispo Alberto de Magdeburgo; y asimismo algunos dirigentes husitas: una nómina célebre en la historia de esa época agitada.

    Si consideramos la época en la que nuestro Autor vivió, y la nación a la cual perteneció, parece que sus opiniones religiosas eran más bien amplias; pues no sólo insiste en que este sistema Sagrado de la Magia lo puede alcanzar cualquiera, ya sea judío, cristiano, mahometano o pagano, sino también advierte continuamente a Lamec contra el error de cambiar la religión en la que uno fue criado; y alega esta circunstancia como la razón de los ocasionales fracasos del Mago José de París (la única persona que menciona, además de él mismo y AbraMelín, que estaba familiarizada con este particular sistema de la Magia), quien luego de haber sido criado como

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    cristiano, renunció a su fe y se hizo judío. En primer lugar, no parece claro, desde el punto de vista ocultista, qué particular perjuicio oculto debería atribuirse a tal línea de acción. Pero debemos recordar que, en su época, convertirse a otra religión significaba invariablemente renunciar y negar, de modo absoluto, solemne y cabal, a toda verdad de la religión que el converso profesara anteriormente. Aquí radicaría el peligro, porque cualesquiera que sean los errores, la corrupción o los desaciertos de toda forma particular de religión, todas tienen como base y origen el reconocimiento de los Poderes Divinos Supremos. Por tanto, negar cualquier religión, (en vez de sólo abjurar de sus partes equivocadas o erróneas) equivaldría a negar formal y ceremonialmente las verdades en la que se fundara originalmente; de modo que siempre que una persona hubiera hecho esto una vez, y empezase a practicar las Operaciones de la Magia Sagrada, se vería obligada a afirmar con toda la fuerza de su voluntad aquellas mismas fórmulas que otrora, mágica y ceremonialmente, (aunque ignorantemente) negó; y siempre que intentara hacer esto, la oculta Ley de Reacción alzaría como un Obstáculo Ceremonial contra el efecto que él deseara producir, el recuerdo de aquella Negación Ceremonial que su anterior renuncia sellara firmemente en su atmósfera. Y la fuerza de esto estaría en proporción exacta a la manera y al grado en que renunció a su credo anterior. Pues de todos los obstáculos para la acción Mágica, el máximo y más fatal es la incredulidad, pues contrarresta y detiene la acción de la Voluntad. Observamos esto hasta en las operaciones naturales más comunes. Ningún niño podría aprender a caminar, ningún estudiante podría asimilar las fórmulas de cualquier ciencia, si lo primero que existiese en su mente fuese impracticable e imposible de realizarlo. Es por ello que todos los Adeptos y Grandes Maestros de la Religión y de la Magia insistieron invariablemente sobre la necesidad de la fe.

    Pero aunque aparentemente su criterio es más amplio al admitir la excelencia de todas las religiones, por desgracia

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    evidencia la injusticia y los celos que son habituales, respecto de las mujeres, que distinguieron a los hombres durante tantos siglos, y que, por lo que puedo observar surge pura y sencillamente de ser innatamente conscientes de que, una vez que las mujeres compitieran con ellos en cualquier plano, sin impedimentos, como ocurrió durante tantos siglos, ellas demostrarían prontamente su superioridad, como lo hicieron las amazonas de la antigüedad; las cuales (como a regañadientes lo admiten los escritos de sus especiales enemigos, los griegos) cuando fueron vencidas, lo fueron por un número superior de rivales, no por valor superior. Sin embargo, Abraham el Judío admite de mala gana que la Magia Sagrada puede ser obtenida por una virgen, ¡mientras, al mismo tiempo disuade a que nadie se la enseñe! La mejor contestación a esto es la numerosa cantidad de mujeres avanzadas que hoy en día estudian ocultismo.

    Pero no obstante los defectos antedichos, es digno del máximo respeto su consejo sobre la manera de usar el Poder Mágico, cuando se lo adquiere, para honra de Dios, bienestar y alivio de nuestro prójimo y beneficio de toda la Creación Animada; y nadie podrá leerlo sin sentir que su deseo supremo era actuar según su creencia.

    Sin embargo, su consejo de una vida retirada después de lograr el Poder Mágico con su sistema (no hablo del retiro durante la preparación de seis meses para el mismo) no es confirmado por lo que él cuenta de su vida, en la que le encontramos envuelto tan constantemente en los conflictos y convulsiones de la época. Asimismo, por mucho que parezca abogarse por la vida de un ermitaño o anacoreta, raras veces descubrimos que la sigan los Adeptos a quienes tal vez podemos llamar los iniciados y operadores de prodigios que median entre los Grandes Maestros Ocultos y el Mundo Exterior. Un ejemplo del primer tipo podemos encontrarlo en nuestro Autor, y del segundo tipo en AbraMelín.

    El esquema o el sistema de la Magia por el que se aboga en la presente obra es, en cierta medida, sui generis, pero

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    sólo en cierta medida. Lo que lo torna singular es la manera de su aplicación. En la Magia, es decir, en la Ciencia del Control de las Fuerzas Secretas de la Naturaleza, hubo siempre dos grandes escuelas: una grande en el Bien, la otra en el Mal; la primera, la Magia de la Luz; la segunda, la de las Tinieblas; la primera, dependiente habitualmente del conocimiento y la invocación de las naturalezas Angélicas; la segunda, dependiente del método de evocación de las razas Demoníacas. Habitualmente, a la primera se la denomina Magia Blanca, en contraposición a la segunda, la Magia Negra.

    La invocación de las Fuerzas Angélicas es, pues, una idea común en las obras de Magia, como también lo son las Ceremonias de Pacto con los Espíritus Malignos y sumisión a éstos. Sin embargo, el sistema enseñado en la presente obra se basa en el siguiente concepto: a) Que los Espíritus Buenos y los Poderes Angélicos de la Luz son superiores en poder a los Espíritus Caídos, de las Tinieblas; b) que a estos últimos, como castigo, se les condenó a servir a los Iniciados de la Magia de la Luz; (esta idea se hallará también en el Corán, o como con frecuencia, y tal vez más correctamente se escribe: "Qiaran"); c) como consecuencia de esta doctrina, todos los efectos y fenómenos materiales corrientes son producidos por el trabajo de los Espíritus Malignos, habitualmente bajo las órdenes de los Espíritus Buenos; d) que, en consecuencia, siempre que los Demonios Malignos pueden eludir el control de los Espíritus Buenos, no hay maldad que no realicen a modo de venganza; e) que, por lo tanto, con más rapidez que obedecer al hombre, ellos procurarán convertirlo en su siervo, induciéndolo a celebrar Pactos y Acuerdos con ellos; f) que para fomentar este proyecto, usarán todos los medios que se le ofrezcan para obsesionarlo; g) que a fin de ser Adepto y, por tanto, dominarlos, es necesario la máxima firmeza posible de la voluntad, la pureza de alma y propósito, y la fuerza de control personal; h) que esto sólo se logrará mediante abnegación en todos los planos; i) que, por lo tanto, el hombre es la naturaleza media, y el control natural

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    de la naturaleza media entre los Angeles y los Demonios, y que, en consecuencia, cada hombre tiene asignado naturalmente un Angel Guardián y un Demonio Malévolo, y asimismo ciertos Espíritus que pueden ser Familiares, de modo que a él le compete dar la victoria a los que él quiera; y j) que, por lo tanto, a fin de controlar y servirse de los Inferiores y los Malignos, es necesario el conocimiento de los Superiores y los Buenos (o sea, en el lenguaje de la Teosofía de la actualidad, el conocimiento del Yo Superior).

    De esto resulta que el magnum opus propuesto en esta obra es: obtener mediante pureza y abnegación el conocimiento de nuestro Angel Guardián y la conversación con éste, para que, de este modo y de allí en adelante, podamos obtener el derecho a usar a los Espíritus Malignos como nuestros siervos en todos los asuntos materiales.

    Este es, pues, el sistema de la Magia Secreta de AbraMelín, el Mago, como lo enseñara su discípulo Abraham el judío, y como lo estudiara en sus mínimos pormenores.

    Salvo en los declarados Grimorios de Magia Negra, en las operaciones de evocación descriptas y enseñadas en Manuscritos Mágicos Medievales y en obras publicadas se insiste invariablemente sobre la necesidad de invocar a las Fuerzas Divinas y Angélicas para controlar a los Demonios. De modo que, como ya dije, lo insólito no es tanto esta circunstancia sino el modo de su desarrollo mediante la preparación de las Seis Lunas; mientras que, asimismo, no se encontrará en otra parte la concienzuda y completa clasificación de los Demonios y sus oficios, y de los efectos que se producirán con sus servicios.

    Lo que tiene particular valor propio, aparte del interés que suscite la descripción de sus viajes, es la esmerada manera con que Abraham menciona a las diversas personas con las que se encontró y que confesaron estar en posesión de poderes Mágicos, lo que ellas realmente pudieron y no pudieron hacer, y las razones de los buenos resultados o del fracaso de sus experimentos.

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    No es insólita la idea de emplear un niño como clarividente en la invocación del Angel Guardián; por ejemplo, en el "Mendal", estilo de Adivinación Oriental familiar a todos los lectores de la novela de Wilkie Collins, "La Piedra Lunar", se derrama tinta en la palma de la mano de un niño, quien, luego que el Operador recita ciertas palabras místicas, observa allí visiones de modo clarividente. La célebre evocación de la que se dice participó el gran escultor renacentista Benvenutto Cellini, también se realizó, en parte, con la ayuda de un niño como vidente. Cagliostro3 también se valió, según dicen, de. los servicios de niños a este respecto. Pero, por mi parte, no puedo entender la necesidad imperiosa de emplear un niño en la evocación angélica, si el Operador es de mente pura y desarrolló la facultad clarividente que está latente en todo ser humano, y que se basa en la utilización de la visión del pensamiento. Esta visión del pensamiento la ejercitan todos casi inconscientemente al pensar en un lugar, una persona o una cosa que conocen bien; de inmediato, coincidente con el pensamiento, brota la imagen ante la vista mental; y el desarrollo consciente y voluntario de ésta es la base de lo que comúnmente se llama clarividencia. Entre los montañeses de Escocia, esa facultad, como es bien conocida, es de manifestación común; y los ingleses hablan habitualmente de ella como de una "Segunda Vista".

    Por desgracia, como muchísimos ocultistas modernos, Abraham el Judío revela marcada intolerancia hacia los sistemas mágicos que difieren de los de él; ni siquiera el famoso nombre de Petrus di Abano4 es suficiente para salvar al "Heptamerón o Elementos Mágicos" de. la condenación en la parte final del Libro 111. Las obras sobre Magia, los Conjuros escritos, los Pentáculos, Sellos y Símbolos, el empleo de Círculos Mágicos, y el uso de cualquier idioma salvo la propia lengua materna, parecen a primera vista ser condenados en su

    3 Ver Apéndice B. 4 Nacido hacia el año 1250.

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    totalidad, aunque al examinar el texto con más cuidado creo que lo que él más bien se propone es vituperar su abuso por ignorancia de su significado que su uso inteligente y regulado adecuadamente.

    Será conveniente examinar esmeradamente aquí estas cuestiones desde el punto de vista ocultista de un Iniciado, y para beneficio de los estudiosos reales.

    En varios lugares, Abraham insiste en que la base de este sistema de Magia Sagrada ha de encontrarse en la Qábalah. Ahora bien, expresamente declara que instruyó a su hijo mayor, José, por su derecho de primogenitura, tal como él mismo recibiera algo de instrucción cabalística de su padre, Simón. Pero este sistema de la Magia lo lega a su hijo menor, Lamec, expresamente como una especie de recompensa por no habérsele enseñado la Qábalah, pues su status de hijo menor era aparentemente una grave descalificación tradicional. Por ser esto así, es evidente la razón de por qué previene a Lamec contra el uso de ciertos Sellos, Pentáculos, palabras incomprensibles, etc.; porque la mayoría de estas cosas se basan en los secretos de la Qábalah, su uso por parte de una persona ignorante de ella podría ser excesivamente peligroso a través no sólo de la posible sino de la probable perversión de las fórmulas secretas allí contenidas. Todo estudioso avanzado del Ocultismo, versado en obras medievales sobre la Magia, ya sean éstas manuscritas o impresas, conoce la cantidad enorme e increíble de errores existentes en las Rúbri cas, los Pentáculos y los Nombres hebreos o caldeos, que surgieron de una transcripción y una reproducción ignorantes; y esto llegó a un punto tal que, en algunos casos, el uso de las fórmulas deformadas que se dan tendría realmente el efecto de producir el resultado precisamente contrario de lo que se esperaba de ellos. (Extensamente, comenté este tema en mis notas sobre la "Clavícula de Salomón", que publiqué hace pocos años.) Por ello, me parece que Abraham el Judío, en su afán por salvar a su hijo de peligrosos errores en las operaciones mágicas, prefirió esforzarse en colmarle de desdén

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    hacia cualquier otro sistema y método de operación que no sea el aquí establecido. Pues además de las perversiones inintencionales de los Símbolos Mágicos que mencioné, existía la otra circunstancia no sólo posible sino también probable de los muchos Grimorios de Magia Negra que cayeron en sus manos, como evidentemente ocurrió con Abraham, cuyos Símbolos son, en muchos casos, perversiones intencionales de los Nombres y Sellos Divinos, para atraer a los Espíritus Malignos y rechazar a los Espíritus Buenos.

    En cuanto al Libro 1 1 1 de esta obra, está atestado de Cuadrados Cabalísticos de Letras, que son sencillamente otros tantos Pentáculos, y en los que los Nombres empleados son los factores mismos que los tornan valiosos. Entre ellos, encontramos una forma del célebre SATOR, AREPO, TENET, OPERA, ROTAS, que es uno de los Pentáculos de la''Clavícula de Salomón". La fórmula de Abraham es levemente diferente;

    y se la ha de usar para obtener el amor de una doncella. El Pentáculo de mi "Clavícula del Rey Salomón" está clasificado bajo

    Saturno, mientras que el anterior se aplica a la naturaleza de Venus. Doy la forma hebrea (ver Apéndice A, Tabla de letras hebreas y

    caldeas) de equivalentes:

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    O en letras latinas:

    En la "Clavícula de Salomón" (por ser un Pentáculo) hay inscripto dentro un círculo doble, en el que está escrito el siguiente versículo del Salmo LXXII, versículo 80: "Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra". En hebreo, este versículo consiste exactamente en veinticinco letras, el número de las letras del cuadrado. De inmediato se advertirá que esta forma y la que da Abraham el Judío son ejemplos perfectos de Acrósticos dobles, o sea, que se leen en todas direcciones, ya sea horizontal como perpendicularmente, hacia atrás o hacia adelante. Pero se dice que la forma que, como Pentáculo, se da en la "Clavícula del Rey Salomón" es valiosa en la adversidad y para reprimir el orgullo de los Espíritus.

    Por tanto, este ejemplo demuestra con claridad que Abraham no se opone tanto al uso de los Pentáculos Simbólicos como a sus perversiones ignorantes y uso inapropiado.

  • 24

    También se observará que si bien muchos Cuadrados Simbólicos de Letras del Libro III presentan la naturaleza del Acróstico doble, también hay muchos que no, y en el caso de gran cantidad las letras no llenan enteramente el cuadrado sino que están ordenadas como en forma de gnomon, etc. Asimismo, otras dejan en blanco la parte central del cuadrado.

    En el Apéndice C5 de la Introducción, a modo de comparación, daré algunos ejemplos de invocación Angélica, tomados de otras fuentes.

    Abraham el Judío admite repetidamente, como ya lo expresé, que este particular Sistema de la Magia Sagrada de AbraMelín tiene su Base en la Qábalah. Conviene examinar qué quiere decir esto aquí. La Qábalah misma está dividida en muchas partes; en general es de naturaleza mística y doctrinal, dando el significado interior Oculto de los Escritos Sagrados judíos. Asimismo, emplea los valores numéricos de las Letras hebreas, para extraer analogías entre las palabras, el valor numérico total de cuyas letras es el mismo; esta rama sola es un estudio complicadísimo, y será ajeno a nuestro propósito introducirnos en esto; me remito, en cuanto a esto, a mi obra "La Qábalah Revelada", que trata extensamente estas cuestiones. La denominada Qábalah Práctica es la aplicación de las enseñanzas místicas para la producción de efectos mágicos. En cuanto a la clasificación de los Nombres Divinos y Angélicos; de las Huestes y los Ordenes de Angeles, Espíritus y Demonios; de particulares Nombres de Arcángeles, Angeles, Inteligencias y Demonios, esto se encontrará desarrollado hasta el mínimo detalle en la Qábalah, de modo que el conocimiento de aquí podrá dar una apreciación crítica de las correspondencias, simpatías y antipatías existentes en el Mundo Invisible. Por tanto, lo que Abraham significa es que este sistema de la Magia Sagrada es cabalmente confiable, porque es correcto en todas sus atribuciones y, al serlo, no

    5 Ver Apéndice C, "Ejemplos de Invocación Angélica".

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    hay posibilidad de que el Operador use los Nombres y las Fórmulas en ocasiones equivocadas o desacertadamente.

    Pero también es de notar que Abraham el judío (probablemente con el propósito de confundir a Lamec lo menos posible) habla sólo de dos grandes clases de Espíritus: los Angeles y los Demonios: los primeros para controlar, los últimos para que los controlen; y deja enteramente fuera de consideración, o más bien no describe a la vasta raza de seres, que son los Espíritus Elementales, quienes en sí mismos abarcan una infinidad de diversas divisiones de clasificación, siendo algunas de éstas buenas, algunas malas, y una gran proporción ni una cosa ni la otra. Evidentemente, también muchos resultados que se proponen como alcanzables en el Libro III, implicarían el uso de los Espíritus Elementales más que el de los Demonios. Ningún Adepto avanzado, como Abraham evidentemente lo fue, es posible que pudiera ignorar la existencia de aquéllos, su poder y su valor; y por tanto, nos vemos obligados a sacar en conclusión que él se negó a revelarle a Lamec este conocimiento; o, lo que es infinitamente más probable, temió confundirlo con la enorme cantidad de instrucción complementaria que sería necesaria para hacer que él entendiera cabalmente su clasificación, naturaleza y oficios. Esta última línea de acción sería la menos imperiosa, pues lo correcto de los símbolos del Libro III minimizaría las posibilidades de error; y lo que Abraham se pone a enseñar a Lamec es cómo llegar a resultados Mágicos prácticos más bien que la Sabiduría Secreta de la Qábalah.

    Está por entero más allá del alcance de esta Introducción que yo dé aquí una larga disertación sobre las naturalezas, buenas o malas, de los seres Espirituales. Por tanto, sólo expresaré breve y concisamente las diferencias principales entre Angeles, Elementales y Demonios.

    Podemos entonces concluir con que los Angeles, aunque divididos en numerosos órdenes y clases, poseen generalmente las siguientes características: son enteramente de naturaleza y operación buenas, administradores conscientes de la

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    Voluntad Divina en el plano del universo material; son agentes responsables, no irresponsables y, por tanto, capaces de caída; y son independientes de las corrientes de las infinitas Fuerzas Secretas de la Naturaleza y, por ello, pueden actuar más allá de ellas, aunque su clasificación y cualidades harán que simpaticen más con algunas de estas fuerzas que con el resto, y esto en grado variable. Asimismo, ellos son de poder superior a los Hombres, Espíritus, Elementales y Demonios.

    Por el otro lado, aunque los Elementales consisten en una infinidad de clases, son las Fuerzas de los Elementos de la Naturaleza, los administradores de las corrientes de ésta; y, por tanto, jamás pueden actuar más allá de las particulares corrientes propias ni independientemente de ellas. Por ello, en un sentido, son irresponsables de la acción de una corriente en conjunto, aunque son responsables de la parte en la que inmediatamente actúan. Por tanto, también están, al mismo tiempo, sujetos a la corriente general de la Fuerza, en la que viven, se mueven y tienen su ser; aunque son superiores a la parte inmediata y particular de lo que dirigen. Tales razas, superiores al hombre en intuición y poderes mágicos; inferiores a él en otros sentidos; superiores a él en su poder en una particular corriente de un Elemento; inferiores a él en que sólo participan de la naturaleza de ese único Elemento; se encontrarán necesariamente, y de modo constante y recurrente, en todas las Mitologías de la antigüedad. Los Enanitos y Duendes de los escandinavos; las Ninfas, las Hamadríadas y los Espíritus de la Naturaleza, de los griegos; las Hadas buenas y malas de las leyendas, caras para la época de nuestra niñez; la hueste de Sirenas, Sátiros, Faunos, Silfos y Duendes; las Fuerzas a las que se procura atraer y propiciar con los Fetiches de la raza negra; son, para la mayoría, no otra cosa que las mal entendidas manifestaciones de esta gran clasificación: los Elementales. Como ya lo observé, entre éstos algunos son buenos; como las Salamandras, las Ondinas, los Silfos y los Gnomos, de la Filosofía Rosacruz; muchos son terriblemente malignos, deleitándose en todo género de maldad, y los no

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    iniciados podrían confundirlos fácilmente con Demonios, salvo que su poder es menor; una gran proporción de ellos no es buena ni mala, y trabaja irracionalmente en uno u otro sentido; como actúa un monito o un loro; de hecho, se parecen tan estrechamente a los animales en su naturaleza, y especialmente a combinaciones de animales, en cuyas formas deformes y mixtas, radicaría su manifestación simbólica. Otra clase muy grande, no suele actuar irracionalmente de esta manera, sino con intención, sólo que siguiendo siempre la fuerza predominante que, a la sazón, puede ser buena o mala en su entorno; por ejemplo, un espíritu de esta índole, atraído dentro de un conjunto de buenas personas suele empeñarse en suscitar ideas hacia el bien; atraído entre personas de mentalidad maligna suele incitarlas mentalmente al delito. iCuántos son los delincuentes cuya única excusa es que "pensaban que estaban oyendo algo que les decía que cometieran el delito"! Pero estas sugerencias no suelen surgir siempre sólo de los Elementales, sino, con frecuencia, de depravados restos astrales de personas malignas que fallecieron.

    Por otra parte, los Demonios son mucho más poderosos que los Elementales, pero su acción en favor del Mal es paralela.a la de los Angeles Buenos en favor del Bien; y su malignidad es mucho más terrible que la de los Elementales Malignos, pues al no estar, como ellos, sujetos a los límites de cierta corriente, su esfera de operación se extiende sobre un ámbito mucho mayor; mientras el Mal que cometen jamás es irracional ni mecánico, sino elaborado con plena consciencia e intención.

    No concuerdo enteramente con la manera de conducirse que Abraham aconseja respecto de los Espíritus; por lo contrario, los Iniciados verdaderos han sostenido siempre que el Exorcizador debe manifestar la máxima cortesía, y que sólo se debe recurrir a medidas más severas cuando son obstinados y recalcitrantes; y que ni siquiera a los Demonios debemos reprocharles su condición; observando que una línea contraria de acción introduce seguramente al Mago en el error. Pero

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    quizás Abraham más bien se propuso prevenir a Lamec contra el peligro de ceder ante ellos, en un Exorcismo, siquiera en mínimo grado.

    En esta obra, a la palabra "Demonio" se la emplea evidentemente casi como sinónimo de Diablo; pero, como lo saben las personas muy educadas, deriva del griego "Daimon", que antiguamente. sólo significaba cualquier Espíritu, bueno o malo.

    Una obra colmada de sugestivas referencias mágicas es la célebre "Las mil y una noches", y es interesante señalar la cantidad de directivas del Libro 111 de esta obra para producir efectos similares a los allí celebrados.

    Por ejemplo, el capítulo IX del Libro 111 da los símbolos que hay que emplear para transformar a los seres humanos en animales, uno de los incidentes más comunes de "Las mil y una noches", como en el relato del "primer anciano y el labrador", el de los "tres Calendarios y las cinco damas de Bagdad", el de "Beder y Giauhare", etc., etc.; a diferencia de la transformación voluntaria del Mago en otra forma, como lo ejemplifica el "relato del Segundo Calendario", cuyos símbolos se dan en el Capítulo XXI de nuestro Libro III.

    Asimismo, estos capítulos recordarán a muchos de mis lectores los extraordinarios efectos mágicos que se dice que Fausto produjo; quien, de paso, como ya lo señalé, fue muy probablemente contemporáneo de Abraham el Judío.

    Pero el modo con que se los produce, como se da en esta obra, no es la Magia Negra de Pacto y culto demoníaco, contra la cual nuestro Autor prorrumpe constantemente en invectivas, sino en lugar de ello un sistema de Magia Cabalística, similar al de la "Clavícula del Rey Salomón" y las "Clavículas de Rabbi Solomon", aunque difiriendo en la circunstancia de la anterior invocación del Angel Guardián de una vez por todas, mientras en las obras que acabo de mencionar a los Angeles se los invoca en cada Evocación por medio del Círculo Mágico. No podía, entonces, ser la intención de Abraham

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    vituperar obras como éstas, o similares, puesto que, como su sistema, se fundan en el Conocimiento Secreto de la Qábalah; como ésta, a su vez, derivaba del poderoso esquema de la Sabiduría Antigua, la Magia Iniciática de Egipto. En cuanto a todo estudioso profundo, al mismo tiempo, de la Qábalah y de la egiptología moderna, la raíz y el origen de la primera ha de buscarse en ese país de los Misterios, el hogar de los Dioses cuyos símbolos y clasificación formaban parte tan conspicua de los Ritos Sagrados; y del que, incluso hasta hoy, descendieron tantas recetas Mágicas. Pero, debemos efectuar una distinción muy cuidadosa entre la Magia realmente del Antiguo Egipto y las ideas y tradiciones árabes prevalecientes en el Egipto de épocas recientes. Creo que es el erudito Lenormant quien señala, en su obra sobre la Magia caldea, que la gran diferencia entre ésta y la egipcia era que el Mago de la primera Escuela invocaba realmente a los Espíritus, pero que el Mago de la última se aliaba y asumía los caracteres y nombres de los Dioses para dar órdenes a los Espíritus en su Exorcismo; y esta última modalidad operativa no sólo implicaría de su parte un conocimiento crítico de la naturaleza y del poder de los Dioses, sino también la afirmación de su confianza en ellos y su apelación a ellos para que le ayudaran a controlar atlas fuerzas evocadas; en otras palabras, el sistema más profundo de la Magia Blanca que sea posible concebir.

    La siguiente cuestión digna de señalar es lo que Abraham insiste sobre que es preferible emplear nuestra lengua madre en la plegaria y la evocación; su principal razón para ello es la absoluta necesidad de comprender de modo acabado .y pleno, con toda el alma y con todo el corazón, lo que los labios formulan. Si bien admito por completo la necesidad de esto, empero deseo expresar algunas razones en favor del empleo de un lenguaje distinto del nuestro. Primero y principal, que ayuda a la mente a que conciba el aspecto superior de la Operación cuando se emplea un idioma diferente y que se considera sagrado, y las frases en las cuales no

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    se sugieren, por tanto, asuntos de la vida corriente. Luego, que el hebreo, el caldeo, el egipcio, el griego, el latín, etc., si se los pronuncia adecuadamente, son de vibración más sonora que la mayoría de los idiomas modernos, y por esa circunstancia pueden sugerir mayor solemnidad. Asimismo, que cuanto más lugares comunes se quiten de la Operación Mágica, mejor será. Pero concuerdo perfectamente con Abraham en que, ante todo, es imperioso que el Operador comprenda cabalmente el sentido de su Plegaria o Conjuro. Además, en estos idiomas antiguos, las palabras ,implican "fórmulas de correspondencias

    " con más facilidad que las de los idiomas modernos.

    Los Pentáculos y Símbolos son valiosos corno base equilibrada y adecuada para la recepción de la fuerza mágica; pero a menos que el Operador pueda realmente atraer esa fuerza hacia ellas, no son sino otros tantos diagramas muertos y, para él, carentes de valor. Pero cuando los usa el Iniciado que comprende su significado plenamente, se convierten para él en una protección y una ayuda poderosas, que secundan y enfocan las actividades de su Voluntad.

    A riesgo de repetir lo que ya dije en otra parte, debo prevenir al estudioso del Ocultismo contra la formación de un juicio equivocado de lo que Abraham el Judío dice respecto del uso de los Círculos Mágicos y de la autorización a los Espíritus para que se marchen. Es cierto que en la Convocatoria de los Espíritus como él la establece, no es necesario formar un Círculo Mágico para defensa y protección; pero, ¿por qué? Porque todo el grupo del Aposento, el Oratorio y la Terraza son consagrados mediante las Ceremonias preparatorias de las Seis Lunas anteriores; de modo que todo el lugar está protegido, y el Mago, por así decirlo, reside constantemente dentro de un Círculo Mágico. Por tanto, también de la autorización para marcharse puede prescindirse porque los Espíritus no pueden irrumpir dentro del límite consagrado de la periferia de los muros de la casa. Pero que quien opere Evocaciones corrientes se asegure de que si esto no fuera así, y la

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    Convocatoria se realizara en un sitio no consagrado, sin Círculo Mágico alguno que se haya trazado como defensa, la invocación de la aparición visible de potencias terribles como Amaymón, Egyn y Belcebú darían probablemente por resultado.la muerte del Exorcista en ese mismo lugar; tal muerte presenta los síntomas de quien sufre epilepsia, apoplejía o estrangulación, variando con las circunstancias existentes en ese momento. Asimismo, una vez formado el Círculo, que el Evocador se precava cuidadosamente para no pasar, agacharse o inclinarse más allá de sus límites durante el Exorcismo, antes de que haya dado la autorización para marcharse. Porque, incluso independientemente de otras causas, todo el objeto y todo el efecto de la operatividad del Círculo es crear condiciones atmosféricas anormales, promoviendo dentro del Círculo un diferente estado dinámico que el que existe sin él; de modo que incluso sin el oculto accionar maligno de los Espíritus, el cambio atmosférico repentino y no preparado afectará gravemente al Exorcista en el estado de intensa tensión nerviosa en que se hallará. Asimismo, la autorización para marcharse no debe omitirse/ porque las Fuerzas Malignas estarán muy complacidas en vengarse del Operador que las molestó, si él, incautamente, abandona el Círculo sin antes despedirlas y, si es necesario, incluso obligarlas a que se marchen mediante conjuros contrarios.

    No participo de la opinión de Abraham sobre la necesidad de rehusar la Operación de esta Magia Sagrada a un Príncipe o Potentado. Todo gran sistema del Ocultismo tiene sus propios Guardianes Ocultos, que sabrán cómo vengar a quienes en él, se entremetan.

    A riesgo de repetirme advertiré una vez más, encarecidamente, al Estudioso contra la peligrosa naturaleza automática de ciertos Cuadrados Mágicos del Libro I I i; pues, si se los descuida, son muy proclives a obsesionar a las personas sensibles, a los niños, e incluso a los animales.

    Son dignas de cuidadosa nota las observaciones de Abraham relativas a los errores de la Astrología en el sentido co

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    mún, y de la atribución de las Horas Planetarias. Empero, descubrí que la atribución corriente de las Horas Planetarias es eficaz hasta cierto punto.

    En todos los casos en los que hay algo difícil u oscuro en el texto, añadí abundantes notas explicativas, tantas realmente como para formar una especie de comentarios en partes. Especialmente, las relativas a los Nombres de los Espíritus, me costaron un trabajo increíble, por la dificultad para identificar sus formas radicales. Lo mismo puede decirse de las notas sobre los Símbolos, en el Libro 111.

    Siempre que empleé paréntesis en el texto real, muestran el agregado de ciertas palabras o frases para aclarar más el significado.

    En conclusión, sólo diré que escribí esta Introducción explicativa únicamente como ayuda para los genuinos estudiosos del Ocultismo; y que me tiene sin cuidádo la opinión del crítico literario corriente que no entiende ni cree en el Ocultismo.

    S. L. Mac GregorMathers

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    LIBRO 1 DE LA

    MAGIA SAGRADA

    QUE DIOS DIOA MOISES,AARON, DAVID, SALOMON Y OTROS SANTOS PATRIARCAS Y PROFETAS, QUE ENSEÑA LASABIDURIA DIVINA VERDADERA

    LEGADO POR ABRAHAM A SU HIJO LAMEC

    TRADUCIDO DEL HEBREO

    1458

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    LIBRO 1 DE LA MAGIA SAGRADA

    PROLOGO

    AUNQUE este Libro 1 sirve más bien de prólogo que de A normas reales para adquirir esta Magia Divina y Sagrada; no obstante, Lamec, hijo mío!, hallarás aquí ciertos ejemplos y otras cuestiones6 que no serán para ti menos útiles y provechosas que los preceptos y dogmas que te daré en los Libros I I y III. Por tanto, no descuidarás el es tudio de este Libro 1, que te servirá de introducción7 en la Magia Verdadera y Sagrada, y en la práctica de lo que yo, ABRAHAM, EL HIJO DE SIMON, aprendí, en parte de mi padre, y en parte también de otros Hombres Sabios y fieles, y que hallé verdadero y real, habiéndolo sometido a prueba y experimentación. Y habiendo escrito esto con mi propia ma no, lo he colocado dentro de esta caja, y lo he cerrado con llave, como un tesoro preciosísimo; a fin de que, cuando hayas llegado a una edad adecuada, puedas admirar, conside rar y disfrutar las maravillas del Señor; tal corno tu hermano mayor José, quien, como el primogénito, ha recibido de mí la Tradición Sagrada de la Qábalah8 .

    6 Des exemples et des circonstances 7 D'acheminement. 8 Considero que ésta es una ortografía más veraz de la palabra que la versión habitual de "Qábala".

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    CAPITULO 1

    LAMEC, si deseas conocer la razón de porqué te doy este Libro, es que si consideras tu condición, que es la de ser un hijo que nació último, sabrás por qué te pertenece; y yo cometería un gran error si te privara de la gracia que Dios me dio con tanta profusión y liberalidad. Haré, pues, todos los esfuerzos para evitar y eludir la.prolijidad de las palabras en este Libro 1; teniendo sólo en vista la antigüedad de esta Ciencia Venerable e Indubitable. Y viendo que la VERDAD no tiene necesidad de iluminación ni de exposición, puesto que ella es sencilla y correcta; sólo obedece a todo lo que yo te diga, contentándote con su simplicidad; sé bueno y recto9, y adquirirás más riqueza de la que yo pudiera saber cómo prometerte. Que el Dios Unico y Santísimo conceda a todos la gracia necesaria para que puedan comprender y penetrar los elevados Misterios de la Qábalah y de la ley; pero que se contenten con lo que el Señor les acuerde; viendo que si contra Su Voluntad Divina desean volar más alto aún, tal como lo hiciera Lucifer, esto sólo les procurará una caída muy vergonzosa y fatal. Por ello, es necesario ser extremadamente prudente y considerar la INTENCION que yo he tenido al describir este método de operación; porque en consideración a tu gran juventud no intento otra cosa que promover en ti la investigación de esta Magia Sagrada. Pero la manera de adquirirla llegará más tarde, en toda su perfección, y en su tiempo adecuado; pues te la enseñarán Maestros mejores que yo, es decir, los mismos Angeles Santos de Dios.

    9 Réel

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    Ningún hombre nace en el Mundo siendo Maestro, y por esa razón estamos obligados a aprender. Quien se dedica a ello y estudia, aprende; y un hombre no puede tener título10 más vergonzoso y malo que el de ser una persona Ignorante.

    CAPITULO II

    POR consiguiente, confieso que yo, tal como soy, no .,y, nací siendo MAESTRO; ni inventé esta ciencia por mi propio Genio; sino que la aprendí de otros de la manera que de aquí en adelante te diré, y en verdad.

    Mi padre, SIMON, poco antes de morir, me dio ciertas señales e instrucciones concernientes al modo en que es necesario adquirir la Qábalah sagrada; sin embargo, es cierto que él no entró en el Misterio Sagrado por el Sendero verdadero, y yo no pude saber cómo comprenderlo suficiente y perfectamente como lo exigía la Razón. Mi padre siempre se contentó y estuvo satisfecho con ese modo de comprenderlo, y no indagó más la Ciencia Verdadera y el Arte Mágico que yo me propongo enseñarte y exponerte.

    Después que mi padre murió, teniendo yo veinte años de edad, me apasionó muchísimo entender los Misterios Verdaderos del Señor; pero por mis propias fuerzas no pude llegar a término en lo que procuré alcanzar.

    Me enteré que en Maguncia había un rabino que era un Sabio notable, y corría la noticia de que poseía plenamente la Sabiduría Divina. El gran deseo que yo tenía de estudiar me indujo a salir en busca de él a fin de aprender de él. Pero este hombre tampoco había recibido del Señor el DON y una gracia perfecta; porque, aunque le obligué a que me manifestara ciertos Misterios profundos de la Qábalah Sagrada, por ningún medio llegó a la meta; y en su Magia de

    10 Esto es idéntico a la doctrina oriental de que la Ignorancia es el mal y la infelicidad.

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    ningún modo empleó la Sabiduría del Señor, sino que, en lugar de ello, se valió de ciertas artes y supersticiones de naciones infieles e idólatras, en parte derivadas de los egipcios,11 junto con imágenes de los medos y persas, con hierbas de los árabes, junto con el poder de las Estrellas y las Constelaciones; y, finalmente, él había extraído algún Arte diabólico de cada pueblo y nación, e incluso de los cristianos. Y en todo los Espíritus le cegaron en tal medida, aunque le obedecieran en alguna cuestión ridícula e inconsecuente, que en realidad él creía que su ceguera y su error eran la Magia Verdadera y, por ello, no le insté más en su investigación de la Magia Verdadera y Sagrada. También aprendí sus experimentos extravagantes y, durante diez años, permanecí sepultado en tan gran error, hasta que luego de esos diez años llegué, en Egipto, a la casa de un Sabio Anciano que se llamaba ABRAMELIN, quien me colocó en el Sendero verdadero como te lo declararé de aquí en adelante, y me dio una instrucción y una doctrina mejores que todos los demás; pero esta gracia particular me la concedió el Padre Todopoderoso de toda Misericordia, es decir, DIOS OMNIPOTENTE, quien, poco a poco, iluminó mi entendimiento y abrió mis ojos para que yo viera y admirara, contemplara e indagara Su Sabiduría Divina, de manera tal que me fue posible entender y comprender cada•vez más el Misterio Sagrado por el cual entré en el conocimiento de los Angeles Santos, gozando de su vista y de su conversación sagrada, de quienes12, al final, recibí después la base de la Magia Verdadera, y cómo dar órdenes y dominar a los Espíritus Malignos. Por ello, como conclusión de este capítulo, no puedo decir que yo haya recibido de otro modo la Instrucción Verdadera, salvo de ABRA

    11 Empero, la Qábalah verdadera deriva indudablemente de la Sabiduría egipcia y oriental. 12 0 sea, de los Angeles.

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    MELIM13 y la Magia Verdadera e Incorruptible, salvo de los Angeles Santos de Dios,

    CAPITULO III

    EN el capítulo anterior, ya dije que, poco después deb muerte de mi padre, me dediqué a investigar laSabiduría Verdadera y el Misterio del Señor. Ahora,en este capítulo, mencionaré sucintamente los lugares y países que atravesé a fin de empeñarme en aprender lascosas que son buenas. Y hago esto a fin de que te sirva denorma y ejemplo para que no desperdicies tu juventud enocupaciones menores e inútiles, corno niñitas que se sientanalrededor del hogar. Pues nada hay más deplorable e indignoen un hombre que descubrirse ignorante en toda circunstanda. Quien trabaja y viaja, aprende mucho; y quien nosabe cómo conducirse y gobernarse cuando está lejos de sutierra natal, sabrá en su casa menos aún sobre cómo hacerlo.Después de morir mi padre, pues, viví durante cuatro añoscon mis hornnannyy hermanas, y estudié con cuidado cómodar uso prmvechosoa lo que mi pádre me dejara al morir; yviendo que mis medios eran insuficientes para equilibrar losgastos que me veía obligado a afrontar luego de poner enorden todos mis asuntos y negocios, tal como mi fuerza melo permitía, salí y pasé por Vormatia14 rumbo a Maguncia, afin de encontrar allí a un rabino muy anciano llamado Moisés, con la esperanza de haber hallado en él lo que yo buscaba. Como dije en cl capítulo anterior, su Ciencia no tenía la

    13 Este nombre escríbese "Abramelin" en algunos lugares, y "Abramelím" en otros. En consecuencia, en todos los casos tuve cuidado de utilizar el modo de transcripción que aparece en el manuscrito. 14 "Vormatie", es decir, el distrito bajo el gobierno de la ciudad de Worms, llamada en latín "Vormatia" antiguamente.

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    base de la de la Sabiduría Divina Verdadera. Permanecí con él durante cuatro años, desperdiciando allí, miserablemente, todo ese tiempo, y persuadiéndome de que yo había aprendido todo lo que deseaba saber,15 y sólo pensaba en regresar a mi hogar paterno, cuando, por casualidad, me encontré con un joven de nuestra secta, llamado SAMUEL, oriundo de Bohemia, cuyos modales y modo de vivir me mostraron que él deseaba vivir, recorrer y morir en el Camino del Señor y en Su Ley Sagrada; y establecí con él un vínculo amistoso tan fuerte que le mostré todos mis sentimientos e intenciones, pues él había resuelto realizar un viaje a Constantinopla, a fin de unirse allí con un hermano de su padre, y de allí ingresar en la Tierra Santa en la que vivieran nuestros antepasados, y de la que Dios nos había ahuyentado y expulsado por nuestros grandísimos errores y malas acciones. EI16 así lo quiso, y en el momento en que él17 me familiarizó con sus designios, experimenté un deseo extraordinario de acompañarlo en su viaje, y creo que, por este medio, Dios Omnipotente deseaba despertarme, pues no pude tomarme descanso hasta el momento en el que mutua y recíprocamente nos dimos la palabra y juramos que realizaríamos juntos el viaje.

    El día 13 de febrero del año 1397, comenzamos nuestro viaje, atravesando Alemania, Bohemia y Austria, y de allí pasamos por Hungría y Grecia hasta Constantinopla, donde permanecimos dos años, y jamás le hubiera abandonado si, al final, la muerte no me hubiera arrebatado a SAMUEL a través de una enfermedad repentina. Al encontrarme solo, se apoderó de mí un nuevo deseo de viajar, y mi corazón estaba tan entregado a ello, que seguí viajando de un lugar a otro, hasta que, al final, llegué a Egipto, donde viajando constantemente por espacio de cuatro años en una dirección y otra, cuanto

    15 En el capítulo anterior, dice que permaneció en esta senda de estudio durante diez años. 16 O sea, Dios. 17 Samuel.

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    más practicaba yo los experimentos mágicos del rabino MOISES, menos me gustaban. Proseguí mi viaje hacia nuestro antiguo país, donde fijé mi residencia durante un año, y no vi ni oí hablar de otra cosa que de miseria, calamidad y desdicha. Después de este lapso, allí encontré a un cristiano que también viajaba a fin de encontrar lo que yo mismo estaba buscando. Luego de ponernos de acuerdo, decidimos entrar en los desiertos de Arabia para buscar lo que deseábamos ardientemente; teniendo la seguridad de que, como nos lo dijeron, había en esos sitios muchos hombres justos y muy eruditos, que vivían allí a fin de poder estudiar sin obstáculos, y de consagrarse al Arte que nosotros mismos buscábamos; pero como allí nada encontramos que fuera equivalente a las molestias que nos habíamos tomado, o que fuera digno de nuestra atención, se me ocurrió la idea extravagante de no avanzar más y regresar a mi hogar. Comuniqué mi intención a mi compañero, pero él, por su parte, deseaba seguir en su empresa y buscar su buena fortuna; de modo que me preparé para regresar.

    CAPITULO IV EN mi viaje de regreso, empecé a reflexionar sobre el tiempo que había yo perdido en mis desplazamientos,y sobre los grandes gastos que yo había tenido singanancia alguna, y sin adquirir nada de lo que desabaobtener y que me había impulsado a emprender el viaje. Sinembargo, yo estaba decidido a regresar a mi hogar abandonando Arabia Deserta a través de Palestina e ingresando enEgipto, y estuve en camino durante seis meses. Al final, lleguéa un pequeño pueblo llamado ARACHI, situado a orillas delNilo, en el que me alojé con un anciano judío llamadoAARON, con quien ya me había alojado antes en mi viaje;y le comuniqué mis sentimientos. Me preguntó sobre misresultados y si había encontrado lo que deseaba. Le con

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    testé lastimeramente que yo no había hecho absolutamente nada, y le efectué un exacto relato de las fatigas y dificultades que yo había experimentado, y mi relato lo acompañé con mis lágrimas que no pude dejar de derramar en abundancia, por lo que atraje atraje la compasión del anciano, y éste empezó a tratar de consolarme diciéndome que durante mi viaje él había oído decir que, en un lugar desierto, no distante del antedicho pueblo de ARACHI, vivía un hombre muy erudito y piadoso cuyo nombre era ABRAMELYNO18, y él19 me exhortó a que, como yo ya había hecho tanto, no dejara de visitar!o, que tal vez el Dios Muy Misericordioso podría contemplarme con piedad, y concederme lo que yo justamente deseaba. Me pareció estar escuchando una Voz, no humana sino celestial, y experimenté en mi corazón un gozo tal que

    no podría expresado; y no tuve sosiego ni pausa hasta que AARON encontró para mí un hombre que me condujo hacia la ruta más cercana, y caminando sobre fina arena durante el espacio de tres días y medio sin ver habitación humana alguna, llegué al final al pie de una colina de no gran altura, y que estaba enteramente rodeada por árboles. Mi Guía me dijo entonces: "En este bosquecillo habita el hombre a quien buscas"; y tras mostrarme la dirección a tomar, no deseó acompañarme más, y luego de despedirse de mí, regresó a su hogar por la misma ruta por la que habíamos venido, junto con su mula que había servido para acarrear nuestra comida. Al encontrarme en esta situación, no pude pensar en otra cosa que en someterme a la ayuda de la Divina Providencia invocando Su Santísimo Nombre, La Cual me concedió entonces Su Santísima Gracia, pues al volver mis ojos en la dirección antes mencionada, vi que venía hacia mí un Hombre anciano y venerable, quien me saludó en idioma caldeo de manera amorosa, invitándome a que ingresara con él en su morada; acepté su cortesía con extremado placer,

    18 Escrito aquí de esta manera. 19 Aarón el judío.

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    comprendiendo en ese momento cuán grande es la Providencia del Señor. El buen Anciano era muy cortés conmigo y me trataba muy amablemente, y durante una infinidad de días jamás me habló de otro asunto que del Temor de Dios, exhortándome a llevar, siempre una vida muy ordenada, y cada tanto me prevenía contra ciertos errores que el hombre comete por fragilidad humana y, además, me hacía entender que él detestaba la adquisición de riquezas y bienes que, en nuestras ciudades, empleábamos constantemente en ganar a través de tan severa usura exigida a nuestro prójimo y a través de perjuicio impuesto a éste. Me exigió una promesa muy *solemne y precisa de cambiar mi manera de vivir, y de no vivir según nuestros falsos dogmas sino en el Camino y la Ley del Señor. Tal promesa la observé de allí en adelante de modo inviolable, y al estar después de nuevo entre mis parientes y otros judíos, pasé a ser ehtre ellos un hombre perverso y necio; pero me dije: "Hágase la Voluntad de Dios, y que el respeto humano no me aparte del sendero recto, puesto que el hombre es falaz".

    El mencionado ABRAMELIN, conocedor del deseo ardiente que yo tenía por aprender, me dio dos libros manuscritos, de forma muy parecida a esto que ahora te lego, oh Lamec, hijo mío; pero muy oscuros: y me dijo que yo los copiara con cuidado, lo cual lo hice, y examiné esmeradamente al uno y al otro. Y él me preguntó si yo tenía algún dinero, y le contesté: "Sí". Me dijo que él necesitaba diez florines. de oro, que según la orden que el Señor le diera, él debía distribuir a modo de limosna entre' setenta y dos personas pobres, que estaban obligadas a repetir ciertos Salmos;20 y tras

    20 El lector de la Qábalah observará de inmediato el simbolismo de los números "diez" y "setenta y dos"; el primero es el Número de los Sephiroth, y el segundo el del Schemahamphorasch. Pero, como muchos lectores tal vez ignoren el significado y la referencia de estos términos, los explicaré sucintamente. Los Diez Sephiroth son las ideas y los conceptos más abstractos de los diez números de la Escala Decimal corriente, y en la Qábalah se los emplea como medio ideal para explicar las diferentes Emanaciones o Atributos de la Deidad. Fue así como Pitágoras empleó las ideas abstractas de los Números como medio de instrucción metafísica. El Schemahamphorasch o "Nombre Dividido" es un método cabalístico de investigación de las naturalezas del Nombre de cuatro letras: I H V H (jehovah), que se considera que con-tiene todas las Fuerzas de la Naturaleza. En el Libro del Exodo, hay tres versículos del capítulo XIV, que describen las columnas de fuego y de nube que forman una defensa para los hijos de Israel contra los egipcios. Cada uno de estos tres versículos consiste en hebreo, en setenta y dos letras, y escribiéndolas de cierta manera una sobre otra, se obtienen setenta y dos columnas de tres letras; cada columna es tratada, entonces, como un Nombre de Tres Letras, y la explicación de esto se busca en ciertos versículos de los Salmos que contienen estos Nombres; y estos últimos serían los versículos de los Salmos aludidos en el texto, que a las setenta y dos personas pobres se les decía que recitaran.

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    observar la fiesta del Sábado, que es el día del Sabbath, se puso en marcha hacia ARACHI, porque era necesario que distribuyera el dinero. Y me ordenó ayunar durante tres días, es decir, el Miércoles, el Jueves y el Viernes siguientes; contentándome con sólo una colación por día, en la que no debía haber sangre ni cosas muertas;21 asimismo, me ordenó que realizara este comienzo con exactitud, y no dejara de hacer la mínima cosa, pues a fin de operar bien es muy necesario empezar bien, y me dio instrucciones para que repitiera los sietes22 salmos de David una sola vez en estos tres días; y para que no realizara ni practicara operaciones serviles. Con la llegada del día se puso en marcha y llevó consigo el dinero que yo le diera. Le obedecí fielmente, ejecutando exactamente lo que me ordenara hacer. Su regreso fue quince días después, y, cuando finalmente llegó, me ordenó que al día siguiente (que era un Martes), antes de la salida del Sol, efectuara con gran humildad y devoción una confesión

    21 Esto no excluiría necesariamente a los huevos o a la leche. 22 Así aparece en el manuscrito.

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    general de toda mi vida al Señor, con un propósito y una resolución verdaderos y firmes de servirle y temerle de modo distinto a como yo obrara en el pasado, y deseara vivir y morir en Su Ley Santísima, y en obediencia a El. Realicé mi confesión con toda la atención y toda la exactitud necesarias. Duró hasta que el Sol se puso; y, al día siguiente, me presenté ante ABRAMELIN, quien con rostro sonriente me dijo; "Así es como siempre deseé tenerte". Luego, me introdujo en su propio aposento al que yo llevara los dos pequeños manuscritos que había copiado; y él me preguntó si yo deseaba verdaderamente, y sin temor, la Ciencia Divina y la Verdadera Magia. Le contesté que ese era el único fin y el solo motivo que me había inducido a emprender un viaje tan largo y difícil, con el propósito de recibir esta gracia especial del Señor. "Y yo", dijo ABRAMELIN, "confiando en la misericordia del Señor, te concedo y acuerdo esta Ciencia Sagrada, que deberás adquirir de la manera que está prescripta en los dos pequeños libros manuscritos, sin omitir la mínima cosa imaginable de su contenido; y de ningún modo glosar ni comentar lo que pueda o no pueda ser, considerando que el Artista que creó esa obra es el mismo Dios Quien de la nada creó todas las cosas. De ningún modo usarás esta Ciencia Sagrada para ofender al Gran Dios ni obrarás mal con tu prójimo; no se la comunicarás a persona viviente que no conozcas cabalmente por larga práctica y conversación, examinando bien si tal persona se propone realmente trabajar en favor del Bien o del Mal. Y si deseas concedérsela, observarás bien y puntualmente, el mismo modo y manera que yo usé contigo. Y si obras de otro modo, quien la reciba no sacará fruto de ella. Abstente como de una Serpiente de vender esta Ciencia, y de rnercantilizarla; porque la Gracia del Señor se nos da libre y gratuitamente, y de ningún modo debemos venderla. Esta Ciencia Verdadera permanecerá en ti y tu generación por espacio de setenta y dos23 años, y no permanecerá más tiempo

    23 Adviértase nuevamente la cantidad de setenta y dos:

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    en nuestra Secta. Que tu curiosidad no te impulse a entender la causa de esto, pero figúrate que somos tan buenos24 que nuestra Secta se tornó insoportable no sólo para toda la raza humana sino hasta para Dios Mismo!" Al recibir estos dos pequeños libros manuscritos, deseé arrojarme de rodillas ante él, pero me reprendió, diciéndome que sólo debíamos doblar 'la rodilla ante Dios. Confieso que estos dos libros25 fueron escritos tan exactamente oh Lamec, hijo mío, para que puedas verlos después que yo muera, y así reconocerás cuánto respeto te tengo.26 Es verdad que, antes de mi partida, los leí y estudié bien, y cuando encontré algo difícil u oscuro, recurrí a ABRAMELIN, quien con caridad y paciencia me lo explicó. Luego de estar cabalmente instruido, me despedí de él, y tras recibir su bendición paternal, símbolo que no sólo se estila entre los cristianos sino que también era costumbre entre nuestros antepasados, yo también me separé y seguí camino hacia Constantinopla, donde al llegar caí enfermo, y mi dolencia duró por espacio de dos meses; pero el Señor, en Su Misericordia, me libró de ella, por lo que pronto recuperé mis fuerzas, y encontrando un barco listo para partir hacia Venecia, me embarqué en él y llegué allí, y luego de descansar algunos días, salí hacia Trieste, donde desembarqué y emprendí camino a través del país de la Dalmacia, y al final llegué a mi hogar paterno, donde viví entre mis parientes y hermanos.

    24 Evidentemente, esto se dice irónicamente. 25 Probablemente, se refiere a las copias que Abramelin le ordenó que confeccionara, no a los originales. 26 E t tu connoiteras la deferente do« je me sets avec toy.

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    CAPITULO V

    NO es suficiente viajar, y hacerlo a! exterior, y ver muchos paises, si de ello no extraemos alguna experiencia útil. Por tanto, a fin de mostrarte un buen ejemplo, hablaré en este capítulo de los Misterios27 de este Arte que descubrí, de un modo u otro, mientras viajaba por

    el mundo y, asimismo, de la medida y la comprensión de sus diversas ciencias; mientras, en el capítulo VI siguiente, relataré las cosas que aprendí y vi con algunas de ellas, y si en la práctica real las encontré verdaderas o falsas. Ya te dije antes que mi primer Maestro fue el rabino MOISES, en Maguncia, quien realmente era un hombre bueno, pero que ignoraba enteramente el Misterio Verdadero y la Magia Verdadera, Sólo se consagró a ciertos secretos supersticiosos que había reunido de varios infieles, y que estaban colmados con la insensatez y la necedad de los paganos y los idólatras; en tal medida que los Angeles Buenos y los Espíritus Santos le juzgaban indigno de sus visitas y su conversación; y los Espíritus Malignos se burlaban de él hasta ridiculizarlo.

    En realidad, en ocasiones le hablaban voluntariamente y por capricho, y le obedecían en cuestiones viles, profanas y sin valor, a fin de atraparle rnejor, engañarle e impedirle que indagara más la Base verdadera y cierta de esta Gran Ciencia.

    En ARGENTINA, encontré a un cristiano llamado SANTIAGO, célebre como hombre erudito y muy experto; pero su Arte era el Arte del Prestidigitador, no el del Mago.

    En la ciudad de Praga, encontré a un hombre malvado, llamado ANTONIO, de veinticinco años de edad, quien en verdad me mostró cosas prodigiosas y sobrenaturales, pero que Dios nos presérve de caer en tan gran error, pues el infame canalla me confesó que había hecho un Pacto con el DEMONIO, y se había entregado a él en cuerpo y en alma, y que había renunciado a Dios y a todos los Santos; mientras

    27 Mistéres, evidentemente un lapsus por Maistres, (Maltees), Maestros.

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    que, por otra parte, el falaz LEVIATAN le había prometido cuarenta años de vida de placeres. Hizo todos los esfuerzos, como lo obligaba el Pacto, para persuadirme y arrastrarme hacia el precipicio del mismo error y la misma miseria; pero, al principio, me mantuve separado de él, y finalmente, es capé. Hasta el día de hoy cantan por las calles el terrible final que le sobrevino; que el Señor Dios de Su Misericordia nos preserve de semejante infortunio. Esto debe servirnos co mo un espejo que nos advierte que apartemos de nosotros toda empresa maligna y toda curiosidad perniciosa.

    En AUSTRIA, encontré a una infinidad, pero todos eran ignorantes, o se parecían a los bohemios.

    En el Reino de HUNGRIA, sólo encontré personas que no conocían a Dios ni al Demonio, y que eran peores que las bestias.

    En GRECIA, encontré a muchos hombres sabios y pruden tes, pero, sin embargo, todos ellos eran. infieles, entre los cua les había tres que principalmente habitaban en sitios desier tos, que me mostraron grandes cosas; cómo crear tempestades en un momento, cómo hacer que el Sol apareciese de noche, cómo detener el curso de los ríos, y cómo hacer que la noche apareciese al mediodía, todo mediante el poder de sus encan tamientos y mediante la aplicación de ceremonias supers ticiosas.

    Cerca de CONSTANTINOPLA, en un lugar llamado EPHIHA, había cierto hombre quien, en vez de Encanta mientos, utilizaba ciertos números que escribía sobre la tierra; y por medio de aquéllos hacía que aparecieran ciertas visiones extravagantes y terribles; pero en todas estas Artes no había utilidad práctica, sino sólo la pérdida del alma y del cuerpo, porque todas ellas actuaban mediante Pactos particu lares, que no tenían base verdadera; asimismo, todas estas Artes exigían larguísimo tiempo, y eran muy falsas, y cuando estos hombres no obtenían resultados, tenían siempre prepa radas mil mentiras y excusas.

    En la misma ciudad de CONSTANTINOPLA, encontré a

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    dos hombres de nuestra Ley, a saber, SIMON y el rabino ABRAHAME, a quien podemos clasificar con el rabino MOISES de Maguncia.

    En Egipto, la primera vez encontré a cinco personas a quienes se estimaba y reputaba como hombres sabios, entre los cuales había cuatro, a saber, HORAY, ABIMECH, ALCAON y ORILACH, los que realizaban sus operaciones por medio del curso de los Astros y las Constelaciones, sumando muchos Conjuros Diabólicos y rezos impíos y profanos, y efectuándolo todo con gran dificultad. El quinto, llamado ABIMELU, operaba por medio y con la ayuda de los Demonios, a quienes preparaba estatuas y tributaba sacrificios, y así ellos le servían con sus artes abominables.

    En ARABIA, utilizaban plantas, hierbas y piedras, tanto preciosas como comunes. La Misericordia Divina me inspire para que regresara de allí, y me condujo hacia ABRAMELIN, quien fue el que me declaró el Secreto, y me abrió la fuente y el origen verdadero del Misterio Sagrado, y de la Magia Verdadera y Antigua que Dios le dio a nuestros antepasados.

    Asimismo, en PARIS, encontré a un hombre sabio llamado JOSE quien, tras negar su fe cristiana, se convirtió en judío. Este hombre practicaba verdaderamente la Magia de la misma manera que ABRAMELIN, pero distaba muchísimo de llegar a la perfección de éste; porque Dios, que es justo, nunca concede el tesoro perfecto, verdadero y. fundamental a quienes Le niegan; no obstante que en el resto de su vida puedan ser en el mundo los hombres más santos y perfectos. Estoy asombrado cuando considero la ceguera de muchas personas. Que permiten que los Maestros Malignos las guíen, que se complacen en la falsedad y, más bien podemos decir, en el DEMONIO mismo; entregándose a Hechicerías e Idolatrías, uno de una manera, otro de otra, con el resultado de perder sus almas. Pero la Verdad es tan grande, el Demonio es tan falaz y maligno, y el Mundo tan frágil e infame que debo admitir que las cosas no pueden ser de otro modo. Abramos, pues, nuestros ojos, y sigamos lo que expreso en los siguientes ca

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    pítulos; y no recorramos otro Sendero, ya sea del Demonio o de los hombres, o de los Libros que se jactan de su Magia; pues, en verdad, te declaro que tuve tan grande cantidad de tales cuestiones redactadas con tanto Arte, que, si yo no hubiera obtenido esto de ABRAMELIN, podría haberte dado aquí aquello. Sin embargo, es cierto que así como sólo hay un Dios, ninguno de estos Libros es digno de un óbolo28 Empero, con todo esto, hay hombres tan ciegos que los compran a precios exorbitantes, y pierden su dinero, su tiempo y sus afanes, y lo que es peor, muy a menudo también sus almas.

    CAPITULO VI

    EL Temor del Señor es la Sabiduría Verdadera, y quien no lo tiene no podrá penetrar, de modo alguno, en los Verdaderos Secretos de la Magia, y sólo construye sobre una base de arena y su edificio de ningún modo podrá durar. El rabino MOISES me persuadió para que yo fuera sabio, mientras él mismo, con palabras que ni él mismo ni ninguna otra persona entendía, y con símbolos extravagantes hizo que sonaran campanas, y con conjuros execrables hizo que en vasos apareciera quien cometió un robo, e hizo que un agua produjera en un anciano la apariencia de un joven (y eso por espacio de dos horas, no más). Realmente, él me enseñó todas esas cosas, pero todas eran sólo vanidad, baja curiosidad y puro engaño del DEMONIO, sin que indujeran fin útil imaginable, y tendiendo a la pérdida del Alma. Y cuando tuve el Conocimiento Verdadero de la Magia Sagrada, las olvidé y las proscribí de mi corazón.

    28 Moneda antiguamente en uso, cuyo valor era de alrededor de medio penique.

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    Aquel bohemio29 impío, con la ayuda y asistencia de su Asociado, realizó hazañas asombrosas. Se volvía invisible, solía volar por el aire, acostumbraba entrar, a través de las cerraduras, en habitaciones cerradas con llave, conocía nuestros máximos secretos, y una vez me dijo cosas que sólo Dios podía conocer. Pero su Arte le costó muy caro porque el Demonio le había hecho jurar, en el Pacto, que él usaría todos sus secretos para deshonrar a Dios, y para perjudicar a su prójimo. Finalmente, descubrióse su cadáver arrastrado por las calles, y su cabeza sin lengua, tirada en una cloaca. Y este fue todo el beneficio que obtuvo de su Ciencia y su Magia Diabólicas.

    En AUSTRIA, encontré a una infinidad de Magos que sólo se ocupaban de matar y mutilar hombres, de crear discordia entre personas casadas, de causar divorcios, de hacer ligas en ramas de mimbres o sauces para detener la secreción de leche en los pechos de las mujeres que amamantaban, y de infamias parecidas. Pero estos miserables canallas habían hecho un Pacto con el Demonio, y se habían convertido en sus esclavos, jurándole que trabajarían sin cesar para destruir a todas las criaturas vivas. Algunos de ellos debieron dejar pasar dos años (para su Pacto), otros tres, y después de ese lapso sufrieron el mismo destino que el bohemio.

    En LINTZ, trabajé con una joven, que una tarde me invitó a que fuera con ella, asegurándome que, sin riesgo alguno, me conduciría a un lugar en el cual yo deseaba muchísimo encontrarme. Consentí que sus promesas me persuadieran. Entonces, me dio un ungüento, con el cual froté los principales pulsos de mis pies y mis manos; ella hizo lo mismo también; y, al comienzo, me pareció estar volando por el aire en el lugar que yo deseaba, y que de ningún modo yo le había mencionado.

    Paso en silencio y por respeto lo que vi, que fue admirable, y pareciéndome que yo había permanecido allí largo rato,

    29 0 sea, Antonio, de quien hace mención en el capitulo anterior.

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    sentí como si estuviera despertando de un sueño profundo, y me dolía mucho la cabeza y tenía honda melancolía. Miré alrededor y vi que ella estaba sentada a mi lado. Empezó a contarme lo que ella había visto, pero lo que yo había visto era enteramente diferente. Sin embargo, yo estaba asombrado, porque me pareció como si yo hubiera estado real y corporalmente en ese lugar, y hubiera visto concretamente lo que había sucedido. Sin embargo, le pedí ir un día sola. a ese mismo lugar, y que me trajera de vuelta noticias de un amigo de quien estaba seguro que se hallaba a 200 leguas de distancia. Me prometió hacerlo en el espacio de una hora. Se frotó con el mismo ungüento, y yo estaba muy ansioso para verla volar lejos; pero ella cayó al suelo y permaneció allí unas tres horas como si estuviera muerta, por lo que empecé a pensar que realmente había muerto. Finalmente, empezó a agitarse como una persona que está despertando, luego se incorporó hasta ponerse derecha, y con mucho placer empezó a darme el relato de su expedición, diciendo que había estado en el lugar donde estaba mi amigo, y todo lo que éste estaba haciendo; lo cual era enteramente contrario a su profesión. Por ello, llegué a la conclusión de que lo que acababa de decirme era un simple sueño, y que este ungüento era el causante de un sueño fantástico; entonces, me confesó que este ungüento se lo había dado el Demonio.

    Todas las Artes de los griegos son Encantamientos y Fascinaciones, y los Demonios los tienen encadenados en estas artes malditas para que desconozcan la Base de la Magia Verdadera, pues ésta los volvería más poderosos que ellos; y ratifiqué más esta opinión porque sus operaciones no tenían uso práctico, y causaban perjuicio a quien las ponía en práctica, como de hecho muchos de ellos me lo confesaron lisa y llanamente, cuando yo tuve la Magia Verdadera y Sagrada. También hay operaciones que dicen que les son transmitidas por las Antiguas Sibilas. Hay un Arte llamado Blanco y Negro30;

    30

    (?) En el libro dice: "Ambrosius".

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    otro, Angélico, TEATIM; en el que confieso que vi oraciones tan eruditas y bellas que si yo no hubiera conocido el veneno allí escondido, las habría dado aquí. Digo todo esto porque, para quien no está constantemente en guardia, es muy fácil que se equivoque.

    Un viejo escritor de símbolos31 me dio muchos encantamientos que sólo tenían como propósito realizar el mal. Realizó otras operaciones por medio de números, que eran todos impares, y de proporción triple, de ningún modo parecidos a los otros y, como prueba de esto, por tales medios hizo que, en mi presencia, un árbol finísimo que estaba cerca de mi casa, cayese al suelo, y todas las hojas y frutas se consumieron en brevísimo tiempo. Y me dijo que en los Números se escondía un Grandísimo Misterio, porque, por medio de números, podemos realizar todas las operaciones en favor de amistades, riquezas, honores y toda clase de cosas, buenas y malas; y me aseguró que él las había intentado, pero que, sin embargo, algunas que él sabía que eran muy cierta


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