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Date post: 06-Oct-2018
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1 TESOROS DE LA BIBLIA Canción 33 y oración Palabras de introducción “MI AYUDA VIENE DE JEHOVÁ” Salmo 121: 1, 2. Saber que Jehová es nuestro Creador nos transmite confianza. (Salmo 121:1, 2) Alzaré mis ojos a las montañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? 2 Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra. *** La Atalaya 15 diciembre de 2004 página 12 párr. 4 *** *** w04 15/12 pág. 12, párr. 3 *** Jehová es nuestra ayuda La ayuda infalible 3 El salmista nos infunde confianza diri- giendo la atención hacia las creaciones de Jehová: “Alzaré mis ojos a las mon- tañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra” (Salmo 121:1, 2). El escritor no dirigió la vista a un cerro cualquiera. Cuando escribió estas pala- bras, el templo de Jehová estaba en Je- rusalén, la ciudad de la serranía de Judá que era, en sentido figurado, la morada del Altísimo (Salmo 135:21). Por lo tanto, puede que haya mirado hacia el monte donde se ubicaba el templo, confiado en que Dios lo socorrería. ¿Por qué estaba tan convencido de recibir su apoyo? Por- que Jehová es “el Hacedor del cielo y de la tierra”. Así pues, lo que el escritor dio a entender fue esto: “¡Nada va a impedir que el Creador omnipotente me auxilie!” (Isaías 40:26). Salmo 121. 3, 4. Jehová está atento a las necesidades de sus siervos. (Salmo 121:3, 4) 3 No es posible que él permita que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecer- se. 4 ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, aquel que está guardando a Israel. *** La Atalaya 15 diciembre de 2004 página 12 párr. 4 *** *** w04 15/12 págs. 12-13 párr. 4 Jehová es nuestra ayuda *** 4 Acto seguido, el salmista indicó que Jehová siempre está pendiente de su pueblo: “No es posible que él permita que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecerse. ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, aquel que está guardando a Israel” (Salmo 121:3, 4). Efectivamente, es ini- maginable que Dios permita que quien confía en él “tambalee” o sufra caídas irre-mediables (Proverbios 24:16). ¿Por qué? Porque es como un pastor vigilante que vela por sus ovejas. ¿No nos trans- mite seguridad esta imagen? Ni por un instante cerrará él los ojos a las necesi- dades de sus siervos. Día y noche los guarda. Salmo 121. 5-8. Jehová es el leal protector de su pueblo. Reunión Vida y Ministerio Cristianos del 12 al 18 de septiembre SALMOS 120 a 134 SALMOS 120 a 134
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TESOROS

DE LA BIBLIA

Canción 33 y oración Palabras de introducción

“MI AYUDA VIENE DE JEHOVÁ”

Salmo 121: 1, 2. Saber que Jehová es nuestro Creador nos transmite confianza.

(Salmo 121:1, 2) Alzaré mis ojos a las montañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? 2 Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra.

*** La Atalaya 15 diciembre de 2004 página 12 párr. 4 ***

*** w04 15/12 pág. 12, párr. 3 *** Jehová es nuestra ayuda

La ayuda infalible

3 El salmista nos infunde confianza diri-giendo la atención hacia las creaciones de Jehová: “Alzaré mis ojos a las mon-tañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra” (Salmo 121:1, 2). El escritor no dirigió la vista a un cerro cualquiera. Cuando escribió estas pala-bras, el templo de Jehová estaba en Je-rusalén, la ciudad de la serranía de Judá que era, en sentido figurado, la morada del Altísimo (Salmo 135:21). Por lo tanto,

puede que haya mirado hacia el monte donde se ubicaba el templo, confiado en que Dios lo socorrería. ¿Por qué estaba tan convencido de recibir su apoyo? Por-que Jehová es “el Hacedor del cielo y de la tierra”. Así pues, lo que el escritor dio a entender fue esto: “¡Nada va a impedir que el Creador omnipotente me auxilie!” (Isaías 40:26).

Salmo 121. 3, 4. Jehová está atento a las necesidades de sus siervos.

(Salmo 121:3, 4) 3 No es posible que él permita que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecer-se. 4 ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, aquel que está guardando a Israel.

*** La Atalaya 15 diciembre de 2004 página 12 párr. 4 ***

*** w04 15/12 págs. 12-13 párr. 4 Jehová es nuestra ayuda ***

4 Acto seguido, el salmista indicó que Jehová siempre está pendiente de su pueblo: “No es posible que él permita que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecerse. ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, aquel que está guardando a Israel” (Salmo 121:3, 4). Efectivamente, es ini-maginable que Dios permita que quien confía en él “tambalee” o sufra caídas irre-mediables (Proverbios 24:16). ¿Por qué? Porque es como un pastor vigilante que vela por sus ovejas. ¿No nos trans-mite seguridad esta imagen? Ni por un instante cerrará él los ojos a las necesi-dades de sus siervos. Día y noche los guarda.

Salmo 121. 5-8. Jehová es el leal protector de su pueblo.

Reunión Vida y Ministerio Cristianos del 12 al 18 de septiembre

SALMOS

120 a 134

SALMOS

120 a 134

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Un pastor vigilante

Una sombra protectora

Un soldado leal

***La Atalaya 15 diciembre de 2004, página 13 párrs. 5-7 ***

*** w04 15/12 pág. 13 párrs. 5-7 *** Jehová es nuestra ayuda

5 Convencido de que Jehová es el Protector leal de su pueblo, el salmista escribió: “Jehová te está guardando. Jehová es tu sombra a tu mano derecha. De día el sol mismo no te herirá, ni la luna de noche” (Salmo 121:5, 6). En el Orien-te Medio, el caminante agradecía las sombras, pues lo amparaban del sol abrasador. Pues bien, Jehová es para sus siervos como una sombra que los resguarda del calor ardiente de la cala-midad. Obsérvese que Él está a la “mano derecha”. En las batallas de la antigüe-dad, el soldado dejaba su diestra un tan-to desprotegida, ya que sostenía el escu-do con la mano izquierda. Por ello, había veces en las que un amigo fiel luchaba a su derecha para cubrirlo. Jehová, igual que el buen amigo, permanece al lado de sus siervos, siempre dispuesto a apoyar-los.

6 ¿Dejará Jehová algún día de ayudar a su pueblo? ¡Resulta impensa-ble! El salmista concluye así: “Jehová mismo te guardará contra toda calami-dad. Él guardará tu alma. Jehová mismo guardará tu salida y tu entrada desde ahora y hasta tiempo indefinido” (Salmo 121:7, 8). El escritor ya no se centra en el presente, sino que se proyecta al futu-ro. Mientras que en el versículo 5 pone: “Jehová te está guardando”, en estos versículos escribe: “Jehová mismo te guardará”. De esta manera, asegura a los verdaderos siervos de Dios que Él seguirá auxiliándolos en el futuro. No im-porta dónde vayan ni qué calamidades afronten, nunca estarán fuera del alcance de su mano protectora (Prover-bios 12:21).

7 En efecto, el escritor del Salmo 121 abrigaba confianza absoluta en el cuida-do del Creador omnipotente, quien trata a sus siervos con la ternura de un buen pastor y la vigilancia de un guardián aler-ta. Nosotros contamos con sobradas ra-zones para compartir tal convicción, pues Jehová no cambia (Malaquías 3:6).

¿Significa esto que siempre recibiremos protección física? No; pero mientras bus-quemos su apoyo, él nos amparará contra todo lo que pueda ocasionarnos daño espiritual. Cabe preguntarse, pues: “¿Cómo nos ayuda Jehová?”. Veamos cuatro maneras. En este artículo, comen-taremos cómo auxilió a sus siervos en tiempos bíblicos, y en el próximo, cómo lo hace en la actualidad.

SALMOS 120-134 Andemos en la ley de Jehová Los salmos 120 a 134 forman lo que se conoce como las Cancio-nes de las Subidas. Muchas personas opinan que los israelitas cantaban gozosos estas canciones mientras subían a Jerusalén, situada sobre las montañas de Judá, para celebrar las fiestas anuales.

121: 3-8 La protección de Jehová Se ilustra con comparaciones como las siguientes:

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Salmo 123:2 ¿Qué nos enseña la comparación de “los ojos de los siervos”?

(Salmo 123:2) ¡Mira! Como los ojos de los siervos están dirigidos a la mano de su amo, como los ojos de la sierva están dirigidos a la mano de su ama, así nuestros ojos están dirigidos a Jehová nuestro Dios has-ta que nos muestre favor.

*** La Atalaya 1 septiembre de 2006 página 15, párrafo 4. ***

*** w06 1/9 pág. 15 *** Puntos sobresalientes del libro

quinto de los Salmos

Salmo 123:2. ¿Qué punto destaca la comparación de los ojos de los siervos? Los siervos miraban a las manos de sus amos por dos motivos: para ver lo que querían y para recibir protección y sustento. Igualmente, nosotros acudimos a Jehová para sa-ber su voluntad y obtener su favor.

Salmo 133: 1-3. ¿Cuál es una de las lecciones que encontra-mos en este salmo?

(Salmo 133:1-3) ¡Miren! ¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos moren juntos en unidad! 2 Es como el buen aceite sobre la cabeza, que viene bajando sobre la barba —la barba de Aarón—, que viene bajando hasta el cuello de sus prendas de vestir. 3 Es como el rocío de Hermón que viene descendiendo sobre las montañas de Sión. Porque allí ordenó Jehová [que estuviera] la bendición, [aun] vida hasta tiempo indefinido.

*** La Atalaya 1 septiembre de 2006 página 15 párr. 4. ***

w06 1/9 pág. 15 *** Puntos sobresalientes del libro

quinto de los Salmos

Salmo 131:1-3. ¿Por qué podía decirse que David había “sosegado y aquietado [su] alma como un niño destetado sobre su madre”? David aprendió a calmar su alma tal como el niño que deja la lactancia aprende a hallar consuelo y satisfacción en los brazos maternales. ¿De qué forma lo-gró tranquilizarse “como un niño des-tetado sobre su madre”? Evitando la al-tivez de corazón, la altanería de ojos y la búsqueda de cosas demasiado gran-des para él. En vez de anhelar prominencia, David reconoció por lo ge-neral sus limitaciones y fue humilde. Nosotros haremos bien en imitar su ac-titud, sobre todo si estamos esforzán-donos por conseguir privilegios de ser-vicio en la congregación.

¿Qué me enseña sobre Jehová la lectura bíblica de esta semana?*** w06 1/9 pág. 16 ***

Puntos sobresalientes del libro quinto de los Salmos

Salmo 120:3, 4. Si tenemos que soportar la “lengua mañosa” de al-guien, nos consolará saber que Jehová arreglará los asuntos en su debido momento. Los calumniadores sufrirán calamidad a manos de “un poderoso”. Serán consumidos por el juicio destructor de Jehová, simbolizado por las “brasas ardientes de las retamas”.

Salmo 120:4—¿Qué eran las “flechas aguzadas” y las “brasas ardientes”?

Una lengua calumniadora puede ser tan destructiva como un arma o un fuego. (Proverbios 12:18; Santiago 3:6.) Como pena merecida, Jehová se asegura de que a la lengua calumnia-dora se le haga callar como si fuera por las flechas de un guerrero. Es interesante notar que el carbón de la madera del arbusto lla-mado retama produce un calor intenso, y esto señala

a la severidad del juicio divino sobre “la lengua mañosa”. (Salmo 120:2, 3.)

*** w04 15/12 pág. 13 párr. 5 *** Jehová es nuestra ayuda

5 Convencido de que Jehová es el Protector leal de su pueblo, el salmista escribió: “Jehová te está guardando. Je-hová es tu sombra a tu mano derecha. De día el sol mismo no te herirá, ni la lu-na de noche” (Salmo 121:5, 6). En el Oriente Medio, el caminante agradecía las sombras, pues lo amparaban del sol abrasador. Pues bien, Jehová es para sus siervos como una sombra que los resguarda del calor ardiente de la calamidad. Obsérvese que Él está a la “mano derecha”. En las batallas de la antigüedad, el soldado dejaba su diestra un tanto desprotegida, ya que sostenía el escudo con la mano izquierda. Por ello, había veces en las que un amigo fiel luchaba a su derecha para cubrirlo. Jehová, igual que el buen amigo, permanece al lado de sus siervos, siempre dispuesto a apoyarlos.

*** w93 1/12 pág. 32 *** El nombre de Dios

“A menos que Jehová edifique la casa, el trabajo de los edificadores es en vano.” Así lee esta inscripción latina. Sus palabras están basadas en la Biblia, en Salmo 127:1, y transmiten una verdad profunda: cualquier esfuerzo que no cuente con la bendición de Jehová será al fin en vano.

*** w06 1/9 pág. 16 *** Puntos sobresalientes del libro

quinto de los Salmos

Salmo 127:1, 2. Debemos buscar la guía de Jehová en todo lo que hagamos.

*** w96 1/10 pág. 31 ***

‘Proveer para los suyos’: cómo se afronta la tarea en los países en vías

de desarrollo

Es verdad que la Biblia dice que “los hijos son una herencia de parte de Jehová”. (Salmo 127:3.) Notemos, sin embargo, que dichas palabras se escribieron en una época en que Israel

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gozaba de condiciones favorables. Posteriormente, el hambre y la guerra convirtieron el tener hijos en una labor angustiosa. (Lamentaciones 2:11, 20; 4:10.) En vista de la difícil situación que reina en muchos países en vías de

desarrollo, los cristianos responsables deben reflexionar de modo realista sobre cuántos hijos pueden alimentar, vestir, alojar y educar. Después de calcular los costos, muchas parejas han estimado conveniente ir en contra de la tradición y

limitar el número de hijos que tendrán. (Compárese con Lucas 14:28.)

¿Qué ideas de la lectura bíblica de esta semana pueden servirme en la predicación

*** w04 15/12 págs. 12-13 *** Jehová es nuestra ayuda

La ayuda infalible

3 El salmista nos infunde confianza dirigiendo la atención hacia las creaciones de Jehová: “Alzaré mis ojos a las montañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra” (Salmo 121:1, 2). El escritor no dirigió la vista a un cerro cualquiera. Cuando escribió estas palabras, el templo de Jehová estaba en Jerusalén, la ciudad de la serranía de Judá que era, en sentido figurado, la morada del Altísimo (Salmo 135:21). Por lo tanto, puede que haya mirado hacia el monte donde se ubicaba el templo, confiado en que Dios lo socorrería. ¿Por qué estaba tan conven-cido de recibir su apoyo? Porque Jeho-vá es “el Hacedor del cielo y de la tierra”. Así pues, lo que el escritor dio a enten-der fue esto: “¡Nada va a impedir que el Creador omnipotente me auxilie!” (Isaías 40:26).

4 Acto seguido, el salmista indicó que Jehová siempre está pendiente de su pueblo: “No es posible que él permita que tu pie tambalee. A Aquel que te guarda no le es posible adormecerse. ¡Mira! No estará adormecido ni se dormirá, aquel que está guardando a Israel” (Salmo 121:3, 4). Efectivamente, es inimaginable que Dios permita que

quien confía en él “tambalee” o sufra caídas irremediables (Proverbios 24:16). ¿Por qué? Porque es como un pastor vigilante que vela por sus ovejas. ¿No nos transmite seguridad esta imagen? Ni por un instante cerrará él los ojos a las necesidades de sus siervos. Día y noche los guarda.

*** w96 1/10 pág. 31 *** ‘Proveer para los suyos’: cómo se

afronta la tarea en los países en vías de desarrollo

Es verdad que la Biblia dice que “los hijos son una herencia de parte de Jehová”. (Salmo 127:3.) Notemos, sin embargo, que dichas palabras se escribieron en una época en que Israel gozaba de condiciones favorables. Posteriormente, el hambre y la guerra convirtieron el tener hijos en una labor angustiosa. (Lamentaciones 2:11, 20; 4:10.) En vista de la difícil situación que reina en muchos países en vías de desarrollo, los cristianos responsables deben reflexionar de modo realista sobre cuántos hijos pueden alimentar, vestir, alojar y educar. Después de calcular los costos, muchas parejas han estimado conveniente ir en contra de la tradición y limitar el número de hijos que tendrán. (Compárese con Lucas 14:28.)

*** w00 15/8 pág. 30 *** ¿Recuerda usted?

• ¿Qué da a entender el Salmo 128:3 al decir que los hijos son “como plan-tones de olivos” en derredor de la mesa de un hombre?

A menudo, los nuevos retoños salen en la base del tronco del olivo. Cuando el tronco principal de un árbol viejo ya no da mucho fruto, los nuevos retoños pueden convertirse en troncos vigoro-sos en derredor de este. De igual mane-ra, los padres pueden alegrarse de tener hijos que producen fruto y que sirven a Jehová junto con ellos.—15/5, página 27.

*** w02 15/10 pág. 14 párr. 5 *** Jehová se interesa por nosotros

5 Jehová no nos espía para descubrir toda falta y error que cometamos. El salmista escribió: “Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?” (Salmo 130:3). La respuesta implícita es: nadie (Eclesiastés 7:20). Si nos acercamos a Jehová con un corazón completo, sus ojos estarán sobre nosotros, pero no para condenarnos, si-no para observar nuestro esfuerzo y contestar nuestras peticiones de ayuda y perdón. El apóstol Pedro señaló: “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y sus oídos están hacia su ruego; pero el rostro de Jehová está contra los que hacen cosas malas” (1 Pedro 3:12).

Lectura de la Biblia: Salmo 127: 1 a 129: 8.

(Salmos 127:1-129:8) A menos que Jehová mismo edifique la casa, de na-da vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella. A menos que Jehová mismo guarde la ciudad, de nada vale que el guarda se haya que-dado despierto. 2 De nada vale que ustedes estén levantándose muy de mañana, que estén sentados tarde, que estén comiendo alimento con dolo-res. Justamente así él da sueño aun a

su amado. 3 ¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón. 4 Como flechas en la mano de un hombre pode-roso, así son los hijos de la juven-tud. 5 Feliz es el hombre físicamente capacitado que ha llenado su aljaba de ellos. No serán avergonzados, porque hablarán con enemigos en la puerta. Canción de las Subidas. 128 Feliz es todo el que teme a Jehová, que anda

en sus caminos. 2 Porque comerás el afán de tus propias manos. Feliz serás, y te irá bien. 3 Tu esposa será como vid que produce fruto en las partes más recónditas de tu casa. Tus hijos serán como plantones de olivos todo en de-rredor de tu mesa. 4 ¡Mira! Así será bendecido el hombre físicamente capacitado que teme a Jeho-vá. 5 Jehová te bendecirá desde Sión. Ve también el bien de Jerusalén todos

5

los días de tu vida, 6 y ve a los hijos de tus hijos. Haya paz sobre Israel. Can-ción de las Subidas. 129 “Por bastante tiempo me han mostrado hostilidad desde mi juventud —diga ahora Isra-el—, 2 por bastante tiempo me han mostrado hostilidad desde mi juventud; sin embargo, no han prevalecido contra mí. 3 Aradores han arado sobre mi es-palda misma; han alargado sus

surcos.” 4 Jehová es justo. Ha cortado en pedazos las sogas de los ini-cuos. 5 Quedarán avergonzados, y ellos mismos se volverán atrás, todos los que odian a Sión. 6 Se harán como la hierba verde de los techos, que antes que la hayan arrancado se ha seca-do, 7 de la cual el segador no ha llena-do su propia mano, ni el que recoge gavillas su propio seno. 8 Ni han dicho

los que van pasando: “La bendición de Jehová esté sobre ustedes. Los hemos bendecido en el nombre de Jehová”.

PRIMERA CONVERSACIÓN: Portada de la revista La Atalaya al público No. 5. Muestre cómo responder a un amo de casa enojado.

¿Recuerda haber sufrido una caída cuando era pequeño? Quizás se hizo un corte en la mano o se raspó la rodilla. ¿Cómo lo ayudó su madre? Tal vez le limpió y vendó la herida. Usted lloraba, pero ella lo tranquilizó enseguida con sus palabras y con un cariñoso abrazo. Cuando usted era niño, era fácil encontrar quién lo consolara.

Con los años, la vida se complica y los problemas son más serios. Cada vez cuesta más hallar consuelo. Por desgracia, los problemas de los adultos difícilmente se solucionan con una simple venda o el abrazo de una madre. Veamos algunos casos.

¿Está angustiado porque ha perdido su trabajo? Julián recuerda que, cuando lo despidieron, sintió que el mundo se le venía encima. Se preguntaba: “¿Cómo cuidaré de mi familia? Después de trabajar duro tantos años, ¿por qué piensa mi empresa que ya no sirvo para nada?”.

¿Está pasando por el trauma de un divorcio? “Hace dieciocho meses, mi esposo me dejó de repente. Me sumí en una enorme tristeza, como si el corazón se me hubiera partido en dos —explica

Raquel—. El dolor era físico y también emocional. Estaba muy asustada”.

¿Tiene una enfermedad grave, y parece que su salud no mejora? Puede que se sienta como el patriarca Job, que se lamentó: “Odio mi vida y no quiero seguir viviendo” (Job 7:16, Nueva Traducción Viviente). O puede que opine lo mismo que Luis, un hombre de 80 años, quien admitió: “A veces siento que solo estoy esperando la muerte”.

¿Y si necesita consuelo porque ha perdido a un ser querido? “Cuando me enteré de que mi hijo había fallecido en un accidente de avión, no lo podía creer —relata Robert—. Después vino el dolor..., el dolor que la Biblia compara a una espada larga atravesándote” (Lucas 2:35).

Aun en medio de circunstancias tan angustiosas, Julián, Raquel, Luis y Robert obtuvieron consuelo, pues hallaron a quien mejor podía dárselo: el Dios todopoderoso. ¿Cómo nos consuela él? ¿Lo consolará Dios también a usted cuando lo necesite?

2 CORINTIOS 1:3, 4 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-

cristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de

todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tri-

bulación.

TEMA DE PORTADA | ¿DÓNDE PODEMOS HALLAR CONSUELO?

Todos necesitamos consuelo

6

REVISITA: Portada de la revista La Atalaya al público No. 5. Invite a la persona a asistir alas reuniones.

TEMA DE PORTADA | ¿DÓNDE PO-DEMOS HALLAR CONSUELO?

Cómo nos consuela Dios El apóstol Pablo dijo que Jehová* es “el Dios de todo consuelo, que nos consue-la en toda nuestra tribulación” (2 Corin-tios 1:3, 4). Con estas palabras, la Biblia asegura que Dios puede ayudarnos a todos y que, por terrible que sea una situación, nuestro Padre celestial puede consolarnos.

Claro, hay algo que debemos hacer si queremos que Dios nos consuele. Pien-se en esto: ¿cómo puede ayudarnos un médico si no le pedimos una cita? El profeta Amós hizo una pregunta pa-recida: “¿Andarán dos juntos a menos que se hayan encontrado por cita?” (Amós 3:3). Por eso, las Escrituras nos recomiendan: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8). ¿Cómo podemos estar seguros de que Dios se acercará a nosotros? En primer lugar, él mismo nos asegura una y otra vez que quiere ayudarnos (vea el recua-dro de la página siguiente). Y en se-gundo lugar, tenemos el testimonio confiable de personas a quienes Dios ha consolado en el pasado y en la actualidad. El rey David, como tantas personas hoy, vivió muchas tragedias y buscó la ayuda de Dios. Le imploró: “Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti por ayuda”. ¿Le respondió Jehová? Sí, pues David añadió: “Me ha ayudado, de modo que mi corazón se alboroza” (Salmo 28:2, 7). ¿QUÉ PAPEL DESEMPEÑA JESÚS

EN EL CONSUELO? Dios quiso que Jesús tuviera un papel clave a la hora de dar consuelo. Entre otras cosas, Jehová le asignó “vendar a los quebrantados de corazón” y “conso-lar a todos los que están de duelo” (Isaías 61:1, 2). Tal como se había

predicho, Jesús mostró especial interés por “todos los que se afanan y están cargados” (Mateo 11:28-30). Jesús consolaba a la gente con buenos consejos, tratándola con amabilidad y, en algunos casos, hasta curando sus enfermedades. En cierta ocasión, un leproso le rogó: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. Jesús se conmovió y le dijo: “Quiero. Sé limpio” (Marcos 1:40, 41). Y el leproso se curó. Aunque el Hijo de Dios ya no está en la Tierra, su Padre, “el Dios de todo consuelo”, sigue consolando a los que sufren (2 Corintios 1:3). ¿Cómo lo hace? Veamos cuatro formas princi-pales.

La Biblia. “Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4).

El espíritu santo. ¿Qué permitió a los cristianos disfrutar de un período de paz poco después de la muerte de Jesús? La Biblia dice que la congregación cristiana “andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo” (Hechos 9:31). El espíritu santo o fuerza activa de Dios tiene muchísimo poder, y Dios puede emplearlo para consolar a cualquier persona en cualquier situa-ción.

La oración. La Biblia dice: “No se inquieten por cosa alguna”. Y aconseja: “Dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales” (Filipenses 4:6, 7).

La hermandad cristiana. Otros cristianos pueden ser verdaderos ami-gos a los que acudir en busca de consuelo. El apóstol Pablo describió a sus compañeros como “un socorro

fortalecedor” en momentos de “necesi-dad y tribulación” (Colosenses 4:11; 1 Tesalonicenses 3:7).

Tal vez se pregunte si estas ayudas realmente funcionan. Examinemos más de cerca las historias de las personas mencionadas en el artículo anterior. Al igual que ellas, usted verá que Dios sigue cumpliendo esta hermosa promesa: “Como un hombre a quien su propia madre sigue consolando, así yo mismo seguiré consolándolos a uste-des” (Isaías 66:13). *La Biblia dice que el nombre de Dios es Jehová.

Cómo sabemos que Dios quiere consolarnos

“Tú mismo, oh Jehová, me has ayudado y me has consolado” (Salmo 86:17). “‘Consuelen, consuelen a mi pueblo’, dice el Dios de ustedes” (Isaías 40:1). “Esto es lo que ha dicho Jehová: [...] ‘Como un hombre a quien su propia madre sigue consolando, así yo mismo seguiré consolándolos a ustedes’” (Isaías 66:12, 13). “Felices son los que se lamentan, puesto que ellos serán consolados” (Mateo 5:4). “A la vez que echan sobre él [Dios] toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes” (1 Pedro 5:7).

7

CURSO BIBLICO:

Folleto Buenas noticias de parte de Dios. Lección 8, párrafo 6. Ayude al estudiante a ver la cómo puede ponerr en práctica la informacion.

LECCIÓN 8

¿Por qué permite Dios la maldad y el sufrimiento? 4. ¿Qué oportunidad nos da la paciencia de Dios? Satanás aseguró que los seres humanos le sirven a Dios solo por conveniencia. Gracias a la paciencia divina, todos podemos probar por nuestro modo de vivir que el Diablo es

un mentiroso y que apoyamos el gobierno de Dios más bien que el del hombre. (Lea Job 1:8-12 y Proverbios 27:11.)

NUESTRA VIDA CRISTIANA

Canción 114

Jehová vino a rescatarnos

Ponga el vídeo con el título (vaya a jw.org, sección SOBRE NOSOTROS> QUE HACEMOS). Luego pregunte:

¿Cómo ayudó Jehová a Crystal, y qué efecto positivo tuvo en ella? ¿Qué hace cuando le invaden los pensamientos negativos? ¿Cómo le ayuda a usted el ejemplo de Crystal?

Estudio Bíblico de la Congregación “EJEMPLOS DE FE” CONCLUSIÓN páginas 206 a 208.

CONCLUSIÓN

“Sean imitadores de los que mediante fe y paciencia heredan las promesas.” (HEBREOS 6:12)

LA FE. ¡Qué cualidad tan hermosa! Al pen-sar en ella, enseguida nos viene a la mente

su incalculable valor. Sin embargo, sería bueno que también la asociáramos con

otra idea: la urgencia. ¿En qué sentido es-tán relacionadas? Muy sencillo: si aún

8

no tenemos fe, es urgente que la cultive-mos; y si ya la poseemos, es urgente que la protejamos y fortalezcamos. ¿Por qué es la urgencia tan necesaria?

2 Imagínese que está cruzando un inmenso desierto. Usted está muerto de sed, así que, cuando al fin encuentra agua, hace lo imposible por protegerla del sol, pues no puede dejar que se evapore. Pero eso no es todo: también trata de ir reponién-dola hasta que llegue a su destino. Hoy vivimos en un desierto espiritual en el que la fe verdadera, al igual que el agua, es un bien escaso y “se evapora” con facilidad si no se protege y repone. Por lo tanto, la situación es urgente: así como no pode-mos sobrevivir sin agua, nuestra relación con Jehová no podrá sobrevivir sin fe (Rom. 1:17).

1, 2. ¿Por qué es urgente que cultivemos la fe? Explíquelo con un ejemplo.

3 Jehová sabe cuánto necesitamos la fe y lo mucho que cuesta cultivarla y mantenerla en estos tiempos. Por eso, en su Palabra nos ha dejado ejemplos que podemos seguir. Por medio del apóstol Pablo, Dios nos exhorta: “Sean imitadores de los que mediante fe y paciencia heredan las promesas” (Heb. 6:12). Con ese fin, la organización de Jehová nos anima a copiar el modelo de hombres y mujeres fieles del pasado como los que hemos analizado en este libro. ¿Qué se espera que hagamos ahora? Primero, seguir fortaleciendo nuestra fe, y segundo, mantener la vista fija en nuestra esperanza.

3. ¿Qué ayuda nos ha dado Jehová para cultivar más fe, y qué dos cosas debemos hacer?

4 Sigamos fortaleciendo nuestra fe. Esta cualidad tiene por enemigo nada menos que al gobernante del mundo, Satanás. Él ha convertido este mundo en un desierto, un lugar donde la fe está en vías de extinción. Es cierto, Satanás es mucho más poderoso que nosotros, pero no por ello debemos dejarnos intimidar. Podemos cultivar y mantener viva nuestra fe. Recordemos que Jehová ofrece su amistad a todo el que quiera tener fe verdadera. De hecho, nos asegura que, con él de nuestra parte, podremos hacerle frente al Diablo y hasta lograr que huya de nosotros (Sant. 4:7). Pero para ganar la

batalla, es vital dedicar tiempo cada día a fortalecer nuestra confianza en Dios. ¿Cómo? 4. ¿Qué ha hecho Satanás en su lucha contra la fe, pero por qué no debemos dejarnos intimidar?

5 Como hemos visto, los siervos de Dios que aparecen en la Biblia no nacieron con fe. Sus vidas son prueba de que esta cualidad procede del espíritu santo (Gál. 5:22, 23). Cuando ellos oraban a Dios pidiéndole su ayuda, él respondía fortale-ciendo su fe. Hagamos nosotros lo mismo: nunca olvidemos que Jehová nos dará su espíritu generosamente si se lo pedimos y actuamos en armonía con nuestras oracio-nes (Luc. 11:13). Pero ¿hay algo más que podamos hacer? 5. ¿Cómo lograron cultivar fe los personajes de la Biblia?

6 En este libro hemos analizado solo algu-nos ejemplos extraordinarios de fe. Pero hay muchísimos más (lea Hebreos 11:32). Conviene que, en nuestro estudio personal, los examinemos con detenimien-to y sincero interés. ¡Hay tanto que apren-der de cada uno de esos relatos! Si solo los leemos superficialmente, no lograremos tener una fe firme. Para sacarles el máximo provecho, debemos profundizar y buscar información sobre las circunstancias y el contexto en que vivían los personajes. Estos serán más reales para nosotros si nunca perdemos de vista que eran hombres y mujeres “de sentimientos semejantes a los nuestros” (Sant. 5:17). Al ponernos en su lugar, podremos imagi-nar cómo se sintieron al atravesar proble-mas parecidos a los que tenemos hoy. 6. ¿Cómo les sacaremos el máximo provecho a los relatos de la Biblia?

7 También fortaleceremos nuestra fe cumpliendo con lo que Jehová nos ha pedido que hagamos. Al fin y al cabo, “la fe sin obras está muerta” (Sant. 2:26). Pen-semos en lo encantados que habrían estado los siervos de Dios de tiempos bíblicos si hubieran podido realizar la tarea que Jehová nos ha confiado a nosotros hoy. 8 Imaginemos, por ejemplo, cómo reac-cionaría Abrahán si le dijeran que no tiene que adorar a Jehová frente a altares de piedra rudimentarios en el medio de la na-da, sino en compañía de hermanos reuni-dos en acogedores Salones del Reino y grandes asambleas. ¡Cuánto le emociona-

ría escuchar cómo las promesas que él solo vio “desde lejos” se explican ahora con todo lujo de detalles! (Lea Hebreos 11:13.) O pensemos en la reacción de Elías si le ofrecieran cumplir con una labor que no implicara ejecutar a crueles profetas de Baal o servir a Dios bajo el reinado de un apóstata despiadado; por el contrario, podría visitar tranquilamente a las personas para llevarles un mensaje de paz y esperanza. No cabe duda: estos fieles del pasado aceptarían una labor como la nuestra sin pensarlo dos veces. 9 De modo que sigamos fortaleciendo nuestra fe por medio de nuestras acciones. Así estaremos poniendo en práctica lo que hemos aprendido de los siervos que aparecen en la Palabra inspirada de Dios. Entonces, tal como se mencionó en la introducción de este libro, sentiremos que estos llegan a ser, por así decirlo, nuestros amigos. Ahora bien, pronto esa amistad será más real aún. 7-9. a) ¿Cómo reaccionarían los siervos del pasado si pudieran adorar a Jehová como lo hacemos hoy? b) ¿Por qué debemos fortalecer nuestra fe por medio de nuestras acciones?

10 Mantengamos la vista fija en nuestra esperanza. Quienes fueron leales a Dios en la antigüedad siempre se refugiaron en la esperanza que él les daba. ¿Es ese también nuestro caso? Imaginemos lo emocionante que será recibir a estos hombres y mujeres durante la resurrección de los justos (lea Hechos 24:15). ¿Ha pensado en lo que le gustaría preguntar-les? 10. ¿Qué alegría sentiremos en el Paraíso?

11 Por citar un caso, ¿qué le preguntaría a Abel? Tal vez le interese descubrir cómo eran sus padres o si alguna vez habló con los querubines que vigilaban la entrada al jardín de Edén. ¿Y qué le intriga saber so-bre Noé? Quizá si sentía miedo de los nefilim o cómo se las arregló para cuidar durante un año a tantos animales en el arca. ¿Y qué hay de Abrahán? A lo mejor podría preguntarle si le costó mucho dejar la ciudad de Ur o si fue Sem quien le ense-ñó sobre Jehová. 12 Además, es probable que también tenga pensadas algunas preguntas para las fieles mujeres del pasado. Por ejemplo, quizá quiera saber qué motivó a Rut a ser-vir a Jehová, si Abigail tenía miedo de decirle a Nabal lo que había hecho por

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David o cómo siguió la vida de Ester y Mar-doqueo después del episodio que se narra en la Biblia. 11, 12. ¿Qué preguntas le gustaría hacerles en el nuevo mundo a estos siervos de Dios? a) Abel. b) Noé. c) Abrahán. d) Rut. e) Abigail. f) Ester.

13 Por su parte, estos leales hombres y mu-jeres de seguro tendrán un sinfín de preguntas que hacernos a nosotros. ¡Cuántas cosas emocionantes tendremos

para contarles! Por ejemplo, podremos de-cirles cómo fueron los últimos días y cuánto ayudó Jehová a su pueblo en los momentos difíciles. Seguro que los conmo-verá profundamente descubrir cómo Dios cumplió todas sus promesas. Por otro lado, ¡qué bueno será que ya no tengamos que imaginarnos a los personajes de la Biblia, pues podremos verlos cara a cara! Ahora bien, mientras esperamos ese maravilloso día, hagamos todo lo posible para que

cobren vida en nuestra mente. Imitemos su excelente ejemplo de fe y podremos servir a Jehová con ellos, nuestros queridos amigos, por toda la eternidad.

13. a) ¿Qué preguntas tal vez nos hagan los resucitados? b) ¿Cómo se siente usted ante la perspectiva de conocer personalmente a los hombres y mujeres fieles de tiempos bíblicos?

Repaso de esta reunión y adelanto de la próxima

Canción 119 y oración


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