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7/30/2019 [1973] Ruy Mauro Marini: Dialctica de la dependencia (Editorial ERA)
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Ruy
Dialctica de
la dependenciaMauro Marini
Seriepopular
Era
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Ruy Mauro Marini
Dialctica dela dependencia
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RuyMauroMarini
Dialcticade ladependencia
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Primera edicin: 1973Segunda edicin: 1974Tercera edicin: 1977Cuarta edicin: 1979Quinta edicin: 1981DR Ediciones Era, S. A.
Avena 102, Mxico 13, D. F.Impreso y hecho en MxicoPri nted and Made in Mxico
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Indice
I. Dialctica de la dependencia, 9
1. La integracin al mercado mundial, 16
2. El secreto del intercambio desigual, 24
3. La superexplotacin del trabajo, 384. El ciclo del capital en la economa
dependiente, 49
5. El proceso de industrializacin, 55
6. El nuevo anillo de la espiral, 66
II. En torno aDialctica de la dependencia, 791. Dos momentos en la economa
internacional, 862. El desarrollo capitalista y la
superexplotacin del trabajo, 91
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I. DIALECTICA
DE LA DEPENDENCIA
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[ . . . ] el comercio exterior, cuando se limita areponer los elementos (tambin en cuanto a suvalor), no hace ms que desplazar las contra-
dicciones a una esfera ms extensa, abriendoante ellas un campo mayor de accin.
Marx, El Capital, t. II
Acelerar la acumulacin mediante un desarro-
llo superior de la capacidad productiva del tra-bajo y acelerarla a travs de una mayor explo-tacin del trabajador, son dos procedimientostotalmente distintos.
Marx,El Capital, t. I
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En sus anlisis de la dependencia latinoamericana,
los investigadores marxistas han incurrido, por lo
general, en dos tipos de desviaciones: la sustitu-
cin del hecho concreto por el concepto abstrac-to, o la adulteracin del concepto en nombre de
una realidad rebelde a aceptarlo en su formula-
cin pura. En el primer caso, el resultado han
sido los estudios marxistas llamados ortodoxos,
en los cuales la dinmica de los procesos estudia-dos se vierte en una formalizacin que es incapaz
de reconstruirla a nivel de la exposicin, y en los
que la relacin entre lo concreto y lo abstracto se
rompe, para dar lugar a descripciones empricas
que corren paralelamente al discurso terico, sinfundirse con l; esto se ha dado, sobre todo, en el
campo de la historia econmica. El segundo tipo
de desviacin ha sido ms frecuente en el campo
de la sociologa, en el que, ante la dificultad de
adecuar a una realidad categoras que no han sidodiseadas especficamente para ella, los estudiosos
de formacin marxista recurren simultneamente
a otros enfoques metodolgicos y tericos; la
consecuencia necesaria de este procedimiento es
el eclecticismo, la falta de rigor conceptual y me-
todolgico, y un pretendido enriquecimiento del
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marxismo, que es ms bien su negacin.
Estas desviaciones nacen de una dificultad real:
frente al parmetro del modo de produccin capi-talista puro, la economa latinoamericana presenta
peculiaridades, que se dan a veces como insufi-
ciencias y otras no siempre distinguibles fcil-
mente de las primeras como deformaciones. No
es por tanto accidental la recurrencia en los estu-dios sobre Amrica Latina de la nocin de pre
capitalismo. Lo que habra que decir es que, aun
cuando se trate realmente de un desarrollo insufi-
ciente de las relaciones capitalistas, esa nocin se
refiere a aspectos de una realidad que, por su es-tructura global y su funcionamiento, no podr
nunca desarrollarse de la misma forma como se
han desarrollado las economas capitalistas llama-
das avanzadas. Es por lo que, ms que un preca
pitalismo, lo que se tiene es un capitalismo suigeneris, que slo cobra sentido si lo contempla-
mos en la perspectiva del sistema en su conjunto,
tanto a nivel nacional como, y principalmente, a
nivel internacional.
Esto es verdad sobre todo cuando nos referi-mos al moderno capitalismo industrial latinoame-
ricano, tal como se ha conformado en las dos l-
timas dcadas. Pero, en su aspecto ms general, la
proposicin es vlida tambin para el periodo
inmediatamente precedente y aun para la etapade la economa exportadora. Es obvio que, en el
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ltimo caso, la insuficiencia prevalece todava so-
bre la distorsin, pero si queremos entender cmo
una se convirti en la otra es a la luz de sta quedebemos estudiar aqulla. En otros trminos, es el
conocimiento de la forma particular que acab
por adoptar el capitalismo dependiente latinoame-
ricano lo que ilumina el estudio de su gestacin y
permite conocer analticamente las tendencias quedesembocaron en este resultado.
Pero, aqu, como siempre, la verdad tiene un
doble sentido: si es cierto que el estudio de las
formas sociales ms desarrolladas arroja luz sobre
las formas ms embrionarias (o, para decirlo conMarx, la anatoma del hombre es una clave para
la anatoma del mono),1 tambin es cierto que
el desarrollo todava insuficiente de una sociedad
al resaltar un elemento simple, hace ms com-
prensible su forma ms compleja, que integra ysubordina dicho elemento. Como lo seala Marx:
[ . . . ] la categora ms simple puede expresar
las relaciones dominantes de un todo no desa-
rrollado o las relaciones subordinadas de un to-
do ms desarrollado, relaciones que existan ya
histricamente antes de que el todo se desarro-
llara en el sentido expresado por una categora
ms concreta. Slo entonces el camino del pen-
1 In troduccin general o la critica de la economa poltica/1857. Uruguay, Ed. Carabella, s.f., p. 44.
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samiento abstracto, que se eleva de lo simple a
lo complejo, podra corresponder al proceso
histrico real.2
En la identificacin de estos elementos, las cate-
goras marxistas deben aplicarse, pues, a la reali-
dad como instrumentos de anlisis y anticipacio-
nes de su desarrollo ulterior. Por otra parte, esascategoras no pueden reemplazar o mixtificar los
fenmenos a que se aplican; es por ello que el
anlisis tiene que ponderarlas, sin que esto impli-
que en ningn caso romper con el hilo del razo-
namiento marxista, injertndole cuerpos que leson extraos y que no pueden, por tanto, ser asi-
milados por l. El rigor conceptual y metodol-
gico: a esto se reduce en ltima instancia la orto-
doxia marxista. Cualquier limitacin al proceso de
investigacin que de all se derive no tiene yanada que ver con la ortodoxia, sino tan slo con
el dogmatismo.
1. La integracin al mercado mundial
Forjada al calor de la expansin comercial pro-
movida, en el siglo XVI, por el capitalismo na-
ciente, Amrica Latina se desarrolla en estrecha
consonancia con la dinmica del capital intema
2 Ibid., p. 41.
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cional. Colonia productora de metales preciosos y
gneros exticos, en un principio contribuy al
aumento del flujo de mercancas y a la expansin
de los medios de pago, que, al tiempo que permi-
tan el desarrollo del capital comercial y bancario
en Europa, apuntalaron el sistema manufacturero
europeo y allanaron el camino a la creacin de la
gran industria. La revolucin industrial, que dar
inicio a sta, corresponde en Amrica Latina a la
independencia poltica que, conquistada en lasp r im e r a s d c a d a s d e l s ig lo X I X , har surgir, con
base en la nervadura demogrfica y administrativa
tejida durante la colonia, a un conjunto de pases
que entran a gravitar en tomo a Inglaterra. Los
flujos de mercancas y , posteriormente, de capita-
les, tienen en sta su punto de entroncamiento:
ignorndose los unos a los otros, los nuevos pa-
ses se articularn directamente con la metrpoli
inglesa y, en funcin de los requerimientos de s-
ta, entrarn a producir y a exportar bienes prima-
rios, a cambio de manufacturas de consumo y
cuando la exportacin supera sus importacio-
nesde deudas.3
3 Hasta la mitad del siglo XIX, las exportaciones latino-americanas se encuentran estancadas y la balanza comercial lati-noamericana es deficitaria; los prstamos extranjeros se destinan asustentar la capacidad de importacin. Al aumentar las exportacio-nes, y sobre todo a partir del momento en que el comercioexterior comienza a arrojar saldos positivos, el papel de la deudaexterna pasa a ser el de transferir hacia la metrpoli parte delexcedente obtenido en Amrica Latina. El caso de Brasil es
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Es a partir de este momento que las relaciones
de Amrica Latina con los centros capitalistas eu-
ropeos se insertan en una estructura definida: ladivisin internacional del trabajo, que determinar
el curso del desarrollo ulterior de la regin. En
otros trminos, es a partir de entonces que se
configura la dependencia, entendida como una re-
lacin de subordinacin entre naciones formal-mente independientes, en cuyo marco las relacio-
nes de produccin de las naciones subordinadas
son modificadas o recreadas para asegurar la re-
produccin ampliada de la dependencia. El fruto
de la dependencia no puede ser por ende sinoms dependencia, y su liquidacin supone necesa-
riamente la supresin de las relaciones de produc-
cin que ella involucra. En este sentido, la cono-
cida frmula de Andre Gunder Frank sobre el
desarrollo del subdesarrollo es impecable, como
impecables son las conclusiones polticas a que
ella conduce.4 Las crticas que se le han hecho
revelador: a partir de la dcada de 1860, cuando los saldos de labalanza comercial se vuelven cada vez ms importantes, el serviciode la deuda externa aumenta: del 50% que representaba sobre ese
saldo en los sesentas, se eleva al 99% en la dcada siguiente(Nelson Werneck Sodr, Formao histrica do Brasil. Ed. Brasiliense, Sao Paulo, 1964). Entre 19021913, mientras el valor de lasexportaciones aumenta en 79.6%, la deuda externa brasilea lohace en 144.6%, y representa, en 1913, el 60% del gasto pblicototal (J. A. BarbozaCameiro, Situation conomique et financiredu Brsil; memorandum present la Confrence Financire
Internationale. Bruselas, septiembreoctubre de 1920).
4 Vase, po r ejemplo, su articulo Quin es el enemigo inme-diato, Pensamiento Critico, n. 13, La Habana, 1968.
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representan muchas veces un paso atrs en esa
formulacin, en nombre de precisiones que se
pretenden tericas, pero que suelen no ir ms allde la semntica.
Sin embargo, y all reside la debilidad real del
trabajo de Frank, la situacin colonial no es lo
mismo que la situacin de dependencia. Aunque
se d una continuidad entre ambas, no son homo-gneas; como bien lo dice Canguilhem, el carc-
ter progresivo de un acontecimiento no excluye la
originalidad del acontecimiento .5 La dificultad
del anlisis terico est precisamente en captar
esa originalidad y, sobre todo, en discernir el mo-mento en que la originalidad implica un cambio
de cualidad. En lo que se refiere a las relaciones
internacionales de Amrica Latina, si, como sea-
lamos, sta desempea un papel relevante en la
formacin de la economa capitalista mundial(principalmente con su produccin de metales
preciosos en los siglos XVI y XVII, pero sobre to-
do en el XVIII, gracias a la coincidencia entre el
descubrimiento del oro brasileo y el auge manu-
facturero ingls),6 slo en el curso del siglo XIX,
y especficamente despus de 1840, su articula-
cin con esa economa mundial se realiza plena-
5 Georges Canguilhem, Lo normal y lo patolgico. Ed. SigloXXI Argentina, Buenos Aires, 1971, p. 60. Sobre los conceptos dehomogeneidad y continuidad, vase el cap. III de esa obra.
6 Vase Celso Furtado, Formacin econmica del Brasil. Ed.Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1962, pp. 9091.
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mente.7 Esto se explica si consideramos que no
es sino con el surgimiento de la gran industria
que se establece en bases slidas la divisin inter-nacional del trabajo.8
La creacin de la gran industria moderna se ha-
bra visto fuertemente obstaculizada si no hubiera
contado con los pases dependientes, y debido
realizarse sobre una base estrictamente nacional.En efecto, el desarrollo industrial supone una
gran disponibilidad de bienes agrcolas, que per-mita la especializacin de parte de la sociedad en
la actividad especficamente industrial.9 En el ca-
so de la industrializacin europea, el recurso a lasimple produccin agrcola interna hubiera frena-
do la extremada especializacin productiva que la
7 En un trabajo que minimiza enormemente la importancia delmercado mundial para el desarrollo del capitalismo, Paul Bairoch ob
8 La gran industria ha creado el mercado mundial ya prepara-do por el descubrimiento de Amrica. Manifiesto del Partido Co-
E l Capital, t. I, cap. XXIII, 3, p. 536, nota, edicin del Fondo de
Cultura Econmica. Advertimos aqu que hemos procurado referirlas citas de El Capital a esta edicin, para facilitar al lector su ubi-cacin; sin embargo, por inconvenientes derivados sea de la traduc-cin, sea de las ediciones en que ella se basa, preferimos, en cier-tos casos, recurrir al texto incluido en las obras de Marx que se
editan bajo la responsabilidad de Maximilien Rubel (Pars, NRF,Bibliothque de la Pliade); en tales casos, damos tambin la refe-rencia que corresponde a la edicin FCE.
9 [ . . . ] Una productividad del trabajo agrcola que rebase lasnecesidades individuales del obrero constituye la base de toda so-ciedad y, sobre todo, la base de la produccin capitalista, la cualsepara a una parte cada vez mayor de la sociedad de la produccinde medios directos de subsistencia y la convierte, como dice Steu
art, en free heads, en hombres disponibles para la explotacin deotras esferas, E l Capital, III, XLVII, p. 728.
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gran industria haca posible. El fuerte incremento
de la clase obrera industrial y, en general, de la
poblacin urbana ocupada en la industria y en losservicios, que se verifica en los pases industriales
en el siglo pasado, no hubiera podido tener lugar
si stos no hubieran contado con los medios de
subsistencia de origen agropecuario, proporciona-
dos en forma considerable por los pases latino-americanos. Esto fue lo que permiti profundizar
la divisin del trabajo y especializar a los pases
industriales como productores mundiales de ma-
nufacturas.
Pero no se redujo a esto la funcin cumplidapor Amrica Latina en el desarrollo del capitalis-
mo: a su capacidad para crear una oferta mundial
serva que slo a partir de 18401850 comienza la verdadera ex-pansin del comercio exterior [de Inglaterra]; desde 1860, las ex-
portaciones representan el 14% del ingreso nacional, y no es en-tonces sino el comienzo de una evolucin nacional que alcanzar sumximo en los aos que preceden a la guerra de 19141918, cuan-do las exportaciones alcanzaron alrededor del 40% del ingreso na-cional. El comienzo de esa expansin marca una modificacin dela estructura de las actividades inglesas, como vimos en el captulode la agricultura: a partir de 18401850 Inglaterra empezar a de-pender cada vez ms del extranjero para su subsistencia :Revolu-
cin industrial y subdesarrollo. Ed. Siglo XXI, Mxico, 1967, p.285. Cuando se trata de la insercin de Amrica Latina en la eco-noma capitalista mundial, es a Inglaterra que hay que referirse,aun en aquellos casos (como el de la exportacin chilena de cerea-les a Estados Unidos) en los que la relacin no es directa. Es porello que las estadsticas mencionadas explican la constatacin deun historiador, en el sentido de que en casi todas partes [deAmrica Latina], los niveles de comercio internacional de 1850 noexceden demasiado a los de 1825 (Tulio Halperin Donghi, Histo-
ria contempornea de Amrica Latina. Alianza Editorial, Madrid,1970, p. 158).
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de alimentos, que aparece como condicin necesa-
ria de su insercin en la economa internacional
capitalista, se agregar pronto la de contribuir a laformacin de un mercado de materias primas in-
dustriales, cuya importancia crece en funcin del
mismo desarrollo industrial.10 El crecimiento de
la clase trabajadora en los pases centrales y la
elevacin an ms notable de su productividad,que resultan del advenimiento de la gran indus-
tria, llevaron a que la masa de materias primas
volcada al proceso de produccin aumentara en
mayor proporcin.11 Esta funcin, que llegar
ms tarde a su plenitud, es tambin la que se re-velara como la ms duradera para Amrica Lati-
na, manteniendo toda su importancia aun despus
de que la divisin internacional del trabajo haya
alcanzado un nuevo estadio.
Lo que importa considerar aqu es que las fun-ciones que cumple Amrica Latina en la econo-
ma capitalista mundial trascienden la mera res-
10 Es interesante observar que, llegado un cierto momento, lasmismas naciones industrales exportarn sus capitales a Amrica
Latina, para aplicarlos a la produccin de materias primas y ali11 [ . . .] al crecer el capital variable, tiene que crecer tambin
necesariamente el capital constante, y al aumentar de volumen lascondiciones comunes de produccin, los edificios, los hornos, etc.,tienen tambin que aumentar, y mucho ms rpidamente que lanmina de obreros, las materias primas. El Capital, I, XII, p.293, subr. original. Por lo dems, cualquiera que sea la variacinexperimentada por el capital variable y por el elemento fijo del
capital constante, el gasto de materiasp rimas es siempre mayor,cuando aumenta el grado de explotacin o la productividad deltrabajo. Cf. El Capital, I, XXII, inciso 4.
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puesta a los requerimientos fsicos inducidos por
la acumulacin en los pases industriales. Ms all
de facilitar el crecimiento cuantitativo de stos, laparticipacin de Amrica Latina en el mercado
mundial contribuir a que el eje de la acumula-
cin en la economa industrial se desplace de la
produccin de plusvala absoluta a la de plusvala
relativa, es decir, que la acumulacin pase a de-pender ms del aumento de la capacidad produc-
tiva del trabajo que simplemente de la explota-
cin del trabajador. Sin embargo, el desarrollo de
la produccin latinoamericana, que permite a la
regin coadyuvar a este cambio cualitativo en los
pases centrales, se dar fundamentalmente con
base en una mayor explotacin del trabajador. Es
este carcter contradictorio de la dependencia la-
tinoamericana, que determina las relaciones de
produccin en el conjunto del sistema capitalista,
lo que debe retener nuestra atencin.
mentos para la exportacin. Esto es sobre todo visible cuando lapresencia de Estados Unidos en Amrica Latina se acenta y co-mienza a desplazar a Inglaterra. Si observamos la composicin fun-
cional del capital extranjero existente en la regin, en las primerasdcadas de este siglo, veremos que el de origen britnico se concen-tra prioritariamente en las inversiones de cartera, principalmente va-lores pblicos y ferroviarios, los cuales representaban normalmentetres cuartas partes del total; mientras que Estados Unidos no destinaa ese tipo de operaciones sino una tercera parte de su inversin, y
privilegian la aplicacin de fondos en la minera, en el petrleo y enla agricultura. Vase Paul R. Olson y C. Addison Hickman, Econo-
ma internacional latinoamericana. Ed. Fondo de Cultura Eco-nmica. Mxico, 1945. cap. V.
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2. El secreto del intercambio desigual
La insercin de Amrica Latina en la economacapitalista responde a las exigencias que plantea
en los pases industriales el paso a la produccin
de plusvala relativa. Esta se entiende como una
forma de explotacin del trabajo asalariado que,
fundamentalmente con base en la transformacinde las condiciones tcnicas de produccin, resulta
de la desvalorizacin real de la fuerza de trabajo.
Sin ahondar en la cuestin, conviene hacer aqu
algunas precisiones que se relacionan con nuestro
tema.
En lo esencial, se trata de disipar la confusin
que suele establecerse entre el concepto de plus-
vala relativa y el de productividad. En efecto, si
bien constituye la condicin por excelencia de la
plusvala relativa, una mayor capacidad produc-
tiva del trabajo no asegura de por s un aumento
de la plusvala relativa. Al aumentar la productivi-
dad, el trabajador slo crea ms productos en el
mismo tiempo, pero no ms valor; es justamente
este hecho el que lleva al capitalista individual a
procurar el aumento de productividad, ya queello le permite rebajar el valor individual de su
mercanca, en relacin al valor que las condicio-
nes generales de la produccin le atribuyen, obte-
niendo as una plusvala superior a la de sus com-
petidores o sea, una plusvala extraordinaria.
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Ahora bien, esa plusvala extraordinaria altera el
reparto general de la plusvala entre los diversos
capitalistas, al traducirse en ganancia extraordina-
ria, pero no modifica el grado de explotacin del
trabajo en la economa o en la rama considerada,
es decir, no incide en la cuota de plusvala. Si el
procedimiento tcnico que permiti el aumento
de productividad se generaliza a las dems empre-
sas, y por ende se uniforma la tasa de productivi-
dad, ello no acarrea tampoco el aumento de lac u o ta d e p lu s v a l a : se h a b r t a n s lo a c r e c e n t a d o
la masa de productos, sin hacer variar su valor, o
lo que es lo mismo, el valor social de la unidad
de producto se reducira en trminos proporcio-
nales al aumento de productividad del trabajo. La
consecuencia sera, pues, no el incremento de la
plusvala, sino ms bien su disminucin.
Esto se debe a que lo que determina la cuota
de plusvala no es la productividad del trabajo ens, sino el grado de explotacin del trabajo, o sea,
la relacin entre el tiempo de trabajo excedente
(en el que el obrero produce plusvala) y el tiem-
po de trabajo necesario (en el que el obrero re-
produce el valor de su fuerza de trabajo, esto es,el equivalente de su salario).12 Slo la alteracin
12 El trabajo debe [ . . . ] poseer un cierto grado de producti-vidad antes que pueda prolongarse ms all del tiempo necesario alproductor para garantizar su subsistencia, pero no es jams esaproductividad, cualquiera que sea su grado, la causa de la plusva-
la. Esa causa es siempre el trabajo excedente, cualquiera que sea
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de esa proporcin, en un sentido favorable al ca
pitalista, es decir, mediante el aumento del traba-
jo excedente sobre el necesario, puede modificarla cuota de plusvala. Para esto, la reduccin del
valor social de las mercancas debe incidir en bie-
nes necesarios a la reproduccin de la fuerza de
trabajo, vale decir bienessalarios. La plusvala re-
lativa est ligada indisolublemente, pues, a la des-
valorizacin de los bienessalario, para lo que con-
curre en general, pero, no forzosamente, la pro-ductividad del trabajo.13
Esta digresin era indispensable si queremos en-
tender bien por qu la insercin de Amrica Lati-
na en el mercado mundial contribuy a desarro-
llar el modo de produccin especficamente capi-
talista, que se basa en la plusvala relativa. Men-
cionamos ya que una de las funciones que le fue
asignada, en el marco de la divisin internacional
del trabajo, fue la de proveer a los pases indus-
triales de los alimentos que exiga el crecimiento
de la clase obrera, en particular, y de la poblacin
urbana, en general, que all se daba. La oferta
mundial de alimentos, que Amrica Latina contri-
buye a crear, y que alcanza su auge en la segundamitad del siglo XIX, ser un elemento decisivo
el modo de extorsionarlo . Traduccin literal del pasaje incluidoen E l Capital, I, XVI, pp. 10081009, Pliade; dicho pasaje noaparece en la edicin FCE, donde correspondera al tomo I, cap.XIV, p. 428.
13 Cf. E l Capital, I, secciones IV y V y El Capital, Libro I,Capitulo VI (indito). Ed. Signos, Buenos Aires, 1971, parte I.
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para que los pases industriales confen al comer-
cio exterior la atencin de sus necesidades de me-
dios de subsistencia.14 El efecto de dicha oferta(ampliado por la depresin de los precios de los
productos primarios en el mercado mundial, tema
al que volveremos ms adelante) ser el de reducir
el valor real de la fuerza de trabajo en los pases
industriales, permitiendo as que el incremento dela productividad se traduzca all en cuotas de
plusvala cada vez ms elevadas. En otros trmi-nos, mediante su incorporacin al mercado mun-
dial de bienessalario, Amrica Latina desempea
un papel significativo en el aumento de la plusva-la relativa en los pases industriales.
Antes de examinar el reverso de la medalla, es
decir, las condiciones internas de produccin que
permitirn a Amrica Latina cumplir esa funcin,
cabe indicar que no es slo a nivel de su propiaeconoma que la dependencia latinoamericana se
revela contradictoria: la participacin de Amrica
Latina en el progreso del modo capitalista de pro-
duccin en los pases industri ales ser a su vez
contradictoria. Esto se debe a que, como seala-mos antes, el aumento de la capacidad productiva
del trabajo acarrea un consumo ms que propor-
14 La participacin de las exportaciones en el consumo de ali-mentos de Inglaterra, hacia 1880, era de 45% para el trigo, 53%
para la mantequilla y el queso, 94% para las papas y 70% para la
carne. Datos de M. G. Mulhall, reportados por Paul Bairoch, op.cit., pp. 248249.
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cional de materias primas. En la medida en que
esa mayor productividad se acompaa efectiva-
mente de una mayor plusvala relativa, esto signi-fica que desciende el valor del capital variable en
relacin al del capital constante (que incluye las
materias primas), o sea, que se eleva la composi-
cinvalor del capital. Ahora bien, lo que se apro-
pia el capitalista no es directamente la plusvalaproducida, sino la parte de sta que le correspon-
de bajo la forma de ganancia. Como la cuota de
ganancia no puede ser fijada tan slo en relacin
al capital variable, sino que sobre el total del ca-
pital avanzado en el proceso de produccin, es
decir, salarios, instalaciones, maquinaria, materias
primas, etc., el resultado del aumento de la plus-
vala tiende a ser siempre que implique, aunque
sea en trminos relativos, una elevacin simult-
nea del valor del capital constante empleado para
producirlauna baja de la cuota de ganancia.
Esta contradiccin, crucial para la acumulacin
capitalista, se contrarresta mediante diversos pro-
cedimientos, que, desde el punto de vista estricta-
mente productivo, se orientan ya en el sentido deincrementar an ms la plusvala, a fin de com-
pensar la declinacin de la cuota de ganancia, ya
en el de inducir una baja paralela en el valor del
capital constante, con el propsito de impedir
que la declinacin tenga lugar. En la segunda cla-
se de procedimientos, interesa aqu el que se re-
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fiere a la oferta mundial de materias primas in-
dustriales, la cual aparece como la contrapartida
desde el punto de vista de la composicinvalordel capital de la oferta mundial de alimentos.
Tal como se da con esta ltima, es mediante el
aumento de una masa de productos cada vez ms
baratos en el mercado internacional, como Am-
rica Latina no slo alimenta la expansin cuanti-tativa de la produccin capitalista en los pases
industriales, sino que contribuye a que se superenlos escollos que el carcter contradictorio de la
acumulacin de capital crea para esa expansin.15
Existe, sin embargo, otro aspecto del problemaque debe ser considerado. Trtase del hecho so-
bradamente conocido de que el aumento de la
15 Esto es resumido por Marx de la manera siguiente: Cuan-do el comercio exterior abarata los elementos del capital constanteo los medios de subsistencia de primera necesidad en que se invier-
te el capital variable, contribuye a hacer que aumente la cuota deganancias, al elevar la cuota de la plusvala y reducir el valor delcapital constante. El Capital, III, XIV, p. 236. Es necesario tener
presente que Marx no se limita a esta constatacin, sino que mues-tra tambin el modo contradictorio mediante el cual el comercioexterior contribuye a la baja de la cuota de ganancia. No lo segui-remos, sin embargo, en esta direccin, y tampoco en su preocupa-cin sobre cmo las ganancias obtenidas por los capitalistas que
operan en la esfera del comercio exterior pueden hacer subir lacuota de ganancia (procedimiento que se podra clasificar en untercer tipo de medidas para contrarrestar la baja tendencial de lacuota de ganancia, junto con el crecimiento del capital en accio-nes: medidas destinadas a burlar la tendencia declinante de la cuo-ta de ganancia a travs del desplazamiento del capital a esferas no
productivas). Nuestro propsito no es el de ahondar ahora en elexamen de las contradicciones que plantea la produccin capitalis-
ta en general, sino tan slo el de aclarar las determinaciones fun-damentales de la dependencia latinoamericana.
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oferta mundial de alimentos y materias primas ha
sido acompaado de la declinacin de los precios
de esos productos, relativamente al precio alcan-zado por las manufacturas.16 Como el precio de
los productos industriales se mantiene relativa-
mente estable, y en todo caso declina lentamente,
el deterioro de los trminos de intercambio est
reflejando de hecho la depreciacin de los bienesprimarios. Es evidente que tal depreciacin no
puede corresponder a la desvalorizacin real deesos bienes, debido a un aumento de productivi-
dad en los pases no industriales, ya que es preci-
samente all donde la productividad se eleva mslentamente. Conviene, pues, indagar las razones
de ese fenmeno, as como las de por qu no se
tradujo en desestmulo para la incorporacin de
Amrica Latina a la economa internacional.
El primer paso para responder a esta interro-gante consiste en desechar la explicacin simplista
que no quiere ver all sino el resultado de la ley
de oferta y demanda. Si bien es evidente que la
concurrencia desempea un papel decisivo en la
16 Apoyndose en estadsticas del Departamento Econmicode las Naciones Unidas, Paolo Santi anota, respecto a la relacinentre los precios de productos primarios y manufacturados: Con-siderando al quinquenio 187680 = 100, el ndice desciende a 96.3en el periodo 188690, a 87.1 en los aos 18961900 y se estabili-za en el periodo que va de 1906 a 1913 en 85.8 comenzando adescender, y con mayor rapidez, despus de la finalizacin de laguerra. El debate sobre el imperialismo en los clsicos del mar-
xismo, Teora marxista del imperialismo. Cuadernos de Pasado yPresente, Crdoba, Argentina, 1969, p. 49.
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fijacin de los precios, ella no explica por qu,
del lado de la oferta, se verifica una expansin
acelerada independientemente de que las relacio-nes de intercambio se estn deteriorando. Tampo-
co se podra interpretar el fenmeno si nos limi-
tramos a la constatacin emprica de que las le-
yes mercantiles se han visto falseadas en el plano
internacional gracias a la presin diplomtica ymilitar por parte de las naciones industriales. Este
razonamiento, aunque se apoye en hechos reales,
invierte el orden de los factores, y no ve que la
utilizacin de recursos extraeconmicos se deriva
precisamente de que hay por detrs una base eco-nmica que la hace posible. Ambos tipos de ex-
plicacin contribuyen, por tanto, a ocultar la na-
turaleza de los fenmenos estudiados y conducen
a ilusiones sobre lo que es realmente la explota-
cin capitalista internacional.
No es porque se cometieron abusos en contra
de las naciones no industriales que stas se han
vuelto econmicamente dbiles, es porque eran
dbiles que se abus de ellas. No es tampoco por-
que produjeron ms de lo debido que su posicin
comercial se deterior, sino que fue el deterioro
comercial lo que las forz a producir en mayor
escala. Negarse a ver las cosas de esta manera es
mixtificar la economa capitalista internacional, es
hacer creer que esa economa podra ser diferente
de lo que realmente es. En ltima instancia, ello
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conduce a reivindicar relaciones comerciales equi-
tativas entre las naciones, cuando de lo que se
trata es de suprimir las relaciones econmicas in-ternacionales que se basan en el valor de cambio.
En efecto, a medida que el mercado mundial
alcanza formas ms desarrolladas, el uso de la vio-
lencia poltica y militar para explotar a las nacio-
nes dbiles se vuelve superfluo, y la explotacin
internacional puede descansar progresivamente en
la reproduccin de relaciones econmicas que per-
petan y amplifican el atraso y la debilidad de
esas naciones. Se verifica aqu el mismo fenme-
no que se observa en el interior de las economas
industriales: el uso de la fuerza para someter a la
masa trabajadora al imperio del capital disminuye
a medida que entran a jugar mecanismos econ-
micos que consagran esa subordinacin.17 La
expansin del mercado mundial es la base sobre
la cual opera la divisin internacional del trabajo
entre naciones industriales y no industriales, pero
la contrapartida de esa divisin es la ampliacin
del mercado mundial. El desarrollo de las relacio-
17 No basta con que las condiciones de trabajo cristalicen enuno de los polos como capital y en el polo contrario como hom-
bres que no tienen nada que vender ms que su fuerza de trabajo. Nibasta tampoco con obligar a stos a venderse voluntariamente. Enel transcurso de la produccin capitalista, se va formando una cla-se obrera que, a fuerza de educacin, de tradicin, de costumbre,se somete a las exigencias de este rgimen de produccin como alas ms lgicas leyes naturales. La organizacin del proceso capita-
lista de produccin ya desarrollado vence todas las resistencias, laexistencia constante de una superpoblacin relativa mantiene la
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nes mercantiles sienta las bases para que una me-
jo r aplicacin de la ley del valor tenga lugar, pero
simultneamente crea todas las condiciones para
que jueguen los distintos resortes mediante los
cuales el capital trata de burlarla.
Tericamente, el intercambio de mercancas ex-
presa el cambio de equivalentes, cuyo valor se
determina por la cantidad de trabajo socialmente
necesario que incorporan las mercancas. En la
prctica, se observan diferentes mecanismos que
p e r m i t e n r e a l i z a r t r a n s f e r e n c ia s de valor, p a s a n d o
por encima de las leyes del intercambio, y que se
expresan en la manera como se fijan los precios
de mercado y los precios de produccin de lasmercancas. Conviene distinguir los mecanismos
que operan en el interior de la misma esfera de
produccin (ya se trate de productos manufactu-
rados o de materias primas) y los que actan en
el marco de distintas esferas que se interrelacionan. En el primer caso, las transferencias corres-
ponden a aplicaciones especficas de las leyes del
intercambio, en el segundo adoptan ms abierta
ley de la oferta y la demanda de trabajo a tono con las necesida-des de explotacin del capital, y la presin sorda de las condicio-nes econmicas sella el poder de mando del capitalista sobre elobrero. Todava se emplea, de vez en cuando, la violencia directa,extraeconmica; pero slo en casos excepcionales. Dentro de lamarcha natural de las cosas, ya puede dejarse al obrero a mercedde las leyes naturales de la p r o d u c c i n ',es decir, entregado al pre-dominio del capital, predominio que las propias condiciones de
produccin engendran, garantizan y perpetan. El Capital, I,
XXIV, p. 627, subr. orig.
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Es as como, por efecto de una mayor produc-
tividad del trabajo, una nacin puede presentarprecios de produccin inferiores a sus concurren-
tes, sin por ello bajar significativamente los pre-
cios de mercado que las condiciones de produc-
cin de stos contribuyen a fijar. Esto se expresa,
para la nacin favorecida, en una ganancia extra-ordinaria, similar a la que constatamos al exami-
nar de qu manera se apropian los capitales indi-viduales el fruto de la productividad del trabajo.
Es natural que el fenmeno se presente sobre
todo a nivel de la concurrencia entre las nacionesindustriales, y menos entre las que producen bie-
nes primarios, ya que es entre las primeras que las
leyes capitalistas de intercambio se ejercen de ma-
nera plena; esto no quiere decir que no se verifi-
que tambin entre estas ltimas, mxime cuandose desarrollan all las relaciones capitalistas de
produccin.
En el segundo caso transacciones entre nacio-
nes que intercambian distintas clases de mercan-
cas, como manufacturas y materias primas elmero hecho de que unas produzcan bienes que las
dems no producen, o no lo pueden hacer con la
misma facilidad, permite que las primeras eludan
la ley del valor, es decir, vendan sus productos a
precios superiores a su valor, configurando as unintercambio desigual. Esto implica que las nacio-
mente el carcter de transgresin de ellas.
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nes desfavorecidas deban ceder gratuitamente par-
te del valor que producen, y que esta cesin o
transferencia se acente en favor de aquel pasque les vende mercancas a un precio de produc-
cin ms bajo, en virtud de su mayor productivi-
dad. En este ltimo caso, la transferencia de valor
es doble, aunque no necesariamente aparezca as
para la nacin que transfiere valor, ya que sus di-ferentes proveedores pueden vender todos a un
mismo precio, sin perjuicio de que las gananciasr e a l i z a d a s s e distribuyan desigualmente entre ellos
y que la mayor parte del valor cedido se concen-
tre en manos del pas de productividad ms eleva-
da.
Frente a estos mecanismos de transferencia de
valor, fundados sea en la productividad, sea en el
monopolio de produccin, podemos identificar
siempre al nivel de las relaciones internacionalesde mercado un mecanismo de compensacin.
Trtase del recurso al incremento de valor inter-
cambiado, por parte de la nacin desfavorecida:
sin impedir la transferencia operada por los meca-
nismos ya descritos, esto permite neutralizarla to-tal o parcialmente mediante el aumento del valor
realizado. Dicho mecanismo de compensacin
puede verificarse tanto en el plano del intercam-
bio de productos similares como de productos
originarios de diferentes esferas de produccin.
Nos preocupamos aqu slo del segundo caso.
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Lo que importa sealar es que, para incremen-
tar la masa de valor producida, el capitalista debe
necesariamente echar mano de una mayor explo-
tacin del trabajo, ya a travs del aumento de su
intensidad, ya mediante la prolongacin de la jor-
nada de trabajo, ya finalmente combinando los
dos procedimientos. En rigor, slo el primero el
aumento de la intensidad del trabajocontrarres-
ta realmente las desventajas resultantes de una
menor productividad del trabajo, ya que permite
la c r e a c i n d e m s v a lo r e n e l m i s m o t i e m p o d e
trabajo. En los hechos, todos concurren a aumen-
tar la masa de valor realizada y, por ende, la can-
tidad de dinero obtenida a travs del intercambio.
Esto es lo que explica, en este plano del anlisis,
que la oferta mundial de materias primas y ali-
mentos aumente a medida que se acenta el mar-
gen entre sus precios de mercado y el valor real
de la produccin.18Lo que aparece claramente, pues, es que las na
18 Celso Furtado ha comprobado el fenmeno, sin llegar a sacar de l todas sus consecuencias: La baja en los precios de lasexportaciones brasileas, entre 182130 y 184150, fue de cercade 40%. En lo que respecta a las importaciones, el ndice de pre-
cios de las exportaciones de Inglaterra [ . . . ] entre los dos deceniosreferidos se mantuvo perfectamente estable. Se puede, por tanto,afirmar que, la cada del ndice de los trminos de intercambiofue de aproximadamente 40%, esto es, que el ingreso real genera-do por las exportaciones creci 40% menos que el volumen fsicode estas. Como el valor medio anual de las exportaciones subi de3 900 000 libras a 5 470 000, o sea, un aumento de 40%. De estose desprende que el ingreso real generado por el sector exportadorcreci en esa misma proporcin, mientras el esfuerzo productivo
realizado en este sector fue del doble, aproximadamente. Op.cit., p. 115.
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ciones desfavorecidas por el intercambio desigual
no buscan tanto corregir el desequilibrio entre los
precios y el valor de sus mercancas exportadas(lo que implicara un esfuerzo redoblado para
aumentar la capacidad productiva del trabajo),
sino ms bien compensar la prdida de ingresos
generados por el comercio internacional, a travs
del recurso a una mayor explotacin del trabaja-
dor. Llegamos as a un punto en que ya no nos
basta con seguir manejando simplemente la no-
c i n d e in t e r c a m b i o e n t r e n a c io n e s , sino que de-
bemos encarar el hecho de que, en el marco de
este intercambio, la apropiacin del valor realiza-
do encubre la apropiacin de una plusvala que se
genera mediante la explotacin del trabajo en el
interior de cada nacin. Bajo este ngulo, la trans-
ferencia de valor es una transferencia de plusvala,
que se presenta, desde el punto de vista del capi-
talista que opera en la nacin desfavorecida,
como una baja de la cuota de plusvala y por
ende de la cuota de ganancia. As, la contrapar-
tida del proceso mediante el cual Amrica Latina
contribuy a incrementar la cuota de plusvala y
la cuota de ganancia en los pases industriales im-plic para ella efectos rigurosamente opuestos. Y
lo que apareca como un mecanismo de compen-
sacin a nivel del mercado es de hecho un meca-
nismo que opera a nivel de la produccin interna.
Es hacia esta esfera que debemos desplazar por
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tanto el enfoque de nuestro anlisis.
3. La superexplotacin del trabajo
Vimos que el problema que plantea el inter-
cambio desigual para Amrica Latina no es preci-
samente el de contrarrestar la transferencia de va-
lor que implica, sino ms bien el de compensaruna prdida de plusvala, y que, incapaz de impe-
dirla al nivel de las relaciones de mercado, la reac-
cin de la economa dependiente es compensarla
en el plano de la produccin interna. El aumento
de la intensidad del trabajo aparece, en esta pers-pectiva, como un aumento de plusvala, logrado a
travs de una mayor explotacin del trabajador y
no del incremento de su capacidad productiva. Lo
mismo se podra decir de la prolongacin de la
jom ada de trabajo, es decir, del aumento de laplusvala absoluta en su forma clsica; a diferen-
cia del primero, se trata aqu de aumentar simple-
mente el tiempo de trabajo excedente, que es
aqul en el que el obrero sigue produciendo des-
pus de haber creado un valor equivalente al delos medios de subsistencia para su propio consu-
mo. Habra que sealar, finalmente, un tercer
procedimiento, que consiste en reducir el consu-
mo del obrero ms all de su lmite normal, por
lo cual el fondo necesario de consumo del obre-
ro se convierte de hecho, dentro de ciertos lmi
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tes, en un fondo de acumulacin de capital, 19
implicando as un modo especfico de aumentar
el tiempo de trabajo excedente.Precisemos aqu que el empleo de categoras
que se refieren a la apropiacin del trabajo exce-
dente en el marco de relaciones capitalistas de
produccin no implica el supuesto de que la eco-
noma exportadora latinoamericana se da ya so-bre la base de la produccin capitalista. Recurri-
mos a dichas categoras en el espritu de las ob-s e r v a c i o n e s metodolgicas que avanzamos al ini-
ciar este trabajo, o sea, porque permiten caracteri-
zar mejor los fenmenos que pretendemos estu-
diar y tambin porque indican la direccin hacia
la cual stos tienden. Por otra parte, no es en ri-
gor necesario que exista el intercambio desigual
para que empiecen a jugar los mecanismos de ex-
traccin de plusvala mencionados; el simple he-
cho de la vinculacin al mercado mundial, y la
conversin consiguiente de la produccin de valo-
res de uso a la de valores de cambio que ello aca-
rrea, tiene como resultado inmediato desatar un
afn de ganancia que se vuelve tanto ms desen-
frenado cuanto ms atrasado es el modo de pro-duccin existente. Como lo seala Marx, [ . . . ]
tan pronto como los pueblos cuyo rgimen de
produccin se vena desenvolviendo en las formas
primitivas de la esclavitud, prestaciones de vasalla
19 El Capital, I, XXIV, p. 505, subr. orig.
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je, etc., se ven atrados al mercado mundial, en el
que impera el rgimen capitalista de produccin y
donde se impone a todo el inters de dar salida a
los productos para el extranjero, los tormentos
brbaros de la esclavitud, de la servidumbre de la
gleba, etc., se ven acrecentados por los tormentos
civilizados del trabajo excedente .20 El efecto del
intercambio desigual es en la medida que le
pone obstculos a su plena satisfaccin el deexacerbar ese afn de ganancia y agudizar por
t a n t o los mtodos de e x t r a c c i n del trabajo exce-
dente.
Ahora bien, los tres mecanismos identificados
la intensificacin del trabajo, la prolongacin dela jornada de trabajo y la expropiacin de parte
del trabajo necesario al obrero para reponer su
fuerza de trabajo configuran un modo de pro-
duccin fundado exclusivamente en la mayor ex-
plotacin del trabajador, y no en el desarrollo desu capacidad productiva. Esto es congruente con
el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas producti
20 E l Capital, I, VIII, p. 181. Marx aade: Por eso en losestados norteamericanos del sur el trabajo de los negros conservcierto suave carcter patriarcal mientras la produccin se circuns-criba sustancialmente a las propias necesidades. Pero, tan prontocomo la exportacin de algodn pas a ser un resorte vital paraaquellos estados, la explotacin intensiva del negro se convirti enfactor de un sistema calculado y calculador, llegando a darse casosde agotarse en siete aos de trabajo la vida del trabajador. Ahora,ya no se trataba de arrancarle una cierta cantidad de productostiles. Ahora, todo giraba en torno a la produccin de plusvala
por la plusvala misma. Y otro tanto aconteci con las prestacio-nes de vasallaje, v. gr. en los principados del Danubio. Ibid., subr,orig.
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vas en la economa latinoamericana, pero tambin
con los tipos de actividades que all se realizan.
En efecto, ms que en la industria fabril, donde
un aumento de trabajo implica por lo menos un
mayor gasto de materias primas, en la industria
extractiva y en la agricultura el efecto del aumen-
to de trabajo sobre los elementos del capital cons-
tante son mucho menos sensibles, siendo posible,
por la simple accin del hombre sobre la naturale-
za, incrementar la riqueza producida sin un capi-t a l a d i c i o n a l .21 S e e n t ie n d e q u e e n e s ta s c i rc u n s -
tancias, la actividad productiva se basa sobre todo
en el uso extensivo e intensivo de la fuerza de
trabajo: esto permite bajar la composicinvalordel capital, lo que, aunado a la intensificacin del
grado de explotacin del trabajo, hace que se ele-
ven simultneamente las cuotas de plusvala y de
ganancia.
Importa sealar adems que, en los tres meca-nismos considerados, la caracterstica esencial est
dada por el hecho de que se le niega al trabajador
las condiciones necesarias para reponer el desgaste
de su fuerza de trabajo: en los dos primeros ca-
sos, porque se le obliga a un dispendio de fuerzade trabajo superior al que debera proporcionar
normalmente, provocndose as su agotamiento
prematuro; en el ltimo, porque se le retira inclu-
so la posibilidad de consumir lo estrictamente in
21 Cf. El Capital, I, XXII, 4, pp. 508509.
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dispensable para conservar su fuerza de trabajo en
estado normal. En trminos capitalistas, estos me-
canismos (que adems se pueden dar, y normal-
mente se dan, en forma combinada) significan
que el trabajo se remunera por debajo de su va-
lor,22 y corresponden, pues, a una superexplota
cin del trabajo.
Es lo que explica que haya sido precisamente
en las zonas dedicadas a la produccin para la ex-
portacin donde el rgimen de trabajo asalariadose impuso primero, iniciando el proceso de trans-
formacin de las relaciones de produccin en
Amrica Latina. Es til tener presente que la pro-
duccin capitalista supone la apropiacin directade la fuerza de trabajo, y no slo de los produc-
tos del trabajo; en este sentido, la esclavitud es
un modo de trabajo que se adeca ms al capital
que la servidumbre, no siendo accidental que las
empresas coloniales directamente conectadas conlos centros capitalistas europeos como las minas
de oro y plata de Mxico y Per, o las plantacio-
nes caeras de Brasil se asentaran sobre el tra-bajo esclavo. 23 Pero, salvo en la hiptesis de que
22
Toda variacin en la magnitud, extensiva o intensiva, deltrabajo afecta [ . . . ] el valor de la fuerza de trabajo, en la medidaen que acelera su desgaste. Traduccin literal de E l Capital, I,XVII, ii, p. 1017, Pliade. Cf. edicin FCE, tomo I, XV, ii, p. 439.
Un fenmeno similar se observa en Europa, en los alboresde la produccin capitalista. Basta analizar ms de cerca la maneracmo se realiza all el paso del feudalismo al capitalismo para dar-se cuenta que la condicin del trabajador, al salir del estado de
servidumbre, se asemeja ms a la del esclavo que a la del modernoobrero asalariado. Cf. E l Capital, I, XXVIII.
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la oferta de trabajo sea totalmente elstica (lo
que no se verifica con la mano de obra esclava en
Amrica Latina, a partir de la segunda mitad del
siglo XIX), el rgimen de trabajo esclavo constitu-
ye un obstculo al rebajamiento indiscriminado
de la remuneracin del trabajador. En el caso
del esclavo el salario mnimo aparece como una
magnitud constante, independiente de su trabajo.
En el caso del trabajador libre este valor de su ca-
pacidad de trabajo y el salario medio que corres-
p o n d e al m is m o n o e s t n c o n t e n i d o s d e n t r o d e
esos lmites predestinados, independientes de su
propio trabajo, determinados por sus necesidades
puramente fsicas. La media es aqu ms o menos
constante para la clase, como el valor de todas las
mercancas, pero no existe en esta realidad inme-
diata para el obrero individual cuyo salario puede
estar por encima o por debajo de ese mnimo. 24
En otros trminos, el rgimen de trabajo esclavo,salvo condiciones excepcionales del mercado de
mano de obra, es incompatible con la superexplo
tacin del trabajo. No pasa lo mismo con el tra-
bajo asalariado y, en menor medida, con el traba-
jo servil.Insistamos en este punto. La superioridad del
capitalismo sobre las dems formas de produccin
mercantil, y su diferencia bsica en relacin a
ellas, reside en que lo que transforma en mercan
24 Captulo VI (indito), op. cit., pp. 6869, subr. orig.
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ca no es al trabajador o sea, el tiempo total deexistencia del trabajador, con todos los puntosmuertos que ste implica desde el punto de vista
de la produccinsino ms bien su fuerza de tra-bajo, es decir, el tiempo de su existencia utiliza
ble para la produccin, dejando al mismo trabaja-
dor el cuidado de hacerse cargo del tiempo no
productivo, desde el punto de vista capitalista. Es
sta la razn por la cual, al subordinarse una eco-noma esclavista al mercado capitalista mundial,
la agudizacin de la explotacin del esclavo se
acenta, ya que interesa entonces a su propietario
reducir sus tiempos muertos para la produccin y
hacer coincidir el tiempo productivo con el tiem-po de existencia del trabajador.
Pero, como seala Marx, el esclavista compra
obreros como podra comprar caballos. Al perder
al esclavo, pierde un capital que se ve obligado a
reponer mediante una nueva inversin en el mer-cado de esclavos .25 La superexplotacin del es-
clavo, que prolonga su jornada de trabajo ms all
de los lmites fisiolgicos admisibles y se salda ne-
cesariamente con su agotamiento prematuro, por
muerte o incapacidad, slo puede darse, pues, sies posible reponer con facilidad la mano de obra
desgastada. Los campos de arroz de Georgia y
los pantanos del Mississipi influyen tal vez de un
modo fatalmente destructor sobre la constitucin
25 El Capital, I, VIII, 5, p. 208.
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humana; sin embargo, este arrasamiento de vidas
humanas no es tan grande, que no pueda ser com-
pensado por los cercados rebosantes de Virginia y
Kentucky. Aquellos miramientos econmicos que
podan ofrecer una especie de salvaguardia del
trato humano dado a los esclavos mientras la con-
servacin de la vida de stos se identificaba con el
inters de sus seores, se trocaron al implantarse
el comercio de esclavos, en otros tantos motivos
de estrujamiento implacable de sus energas, pues
t a n p r o n t o c o m o la v a c a n t e p r o d u c i d a p o r u n es -
clavo puede ser cubierta mediante la importacin
de negros de otros cercados, la duracin de su vi-
da cede en importancia, mientras dura, a su pro-
ductividad. 26 La evidencia contraria prueba lo
mismo: en el Brasil de la segunda mitad del siglo
pasado, cuando se iniciaba el auge del caf el he-
cho de que el trfico de esclavos hubiera sido su-
primido en 1850 hizo la mano de obra esclavatan poco atractiva a los terratenientes del sur que
stos prefirieron acudir al rgimen asalariado, me-
diante la inmigracin europea, adems de favore-
cer una poltica tendiente a suprimir la esclavitud.
Recordemos que una parte importante de la po-blacin esclava se encontraba en la decadente
zona azucarera del nordeste y que el desarrollo
del capitalismo agrario en el sur impona su libe-
racin, a fin de constituir un mercado libre de
26 Cairnes, cit. en E l Capital, I, VIII, 5, p. 209, subr. orig.
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trabajo. La creacin de ese mercado, con la leyde abolicin de la esclavitud en 1888, que culmi-
naba una serie de medidas graduales en esa direc-
cin (como la condicin de hombre libre acorda-da a los hijos de esclavos, etc.), constituye un
fenmeno de lo ms interesante; por un lado, se
defina como una medida extremadamente radi-cal, que liquidaba las bases de la sociedad impe-
rial (la monarqua sobrevivir poco ms de unao a la ley de 1888) y llegaba incluso a negar
cualquier tipo de indemnizacin a l o s a n t i g u o s
propietarios de esclavos; por otra parte, buscaba
compensar el impacto de su efecto, a travs de
medidas destinadas a atar el trabajador a la tierra(la inclusin de un artculo en el cdigo civil que
vinculaba a la persona las deudas contradas; el
sistema de barraco, verdadero monopolio del
comercio de bienes de consumo ejercido por el la-
tifundista en el interior de la hacienda, etc.) y delotorgamiento de crditos generosos a los terrate-
nientes afectados.El sistema mixto de servidumbre y de trabajo
asalariado que se establece en Brasil, al desarro-
llarse la economa de exportacin para el merca-
do mundial, es una de las vas por las cuales
Amrica Latina llega al capitalismo. Observemos
que la forma que adoptan las relaciones de pro-
duccin en ese caso no se diferencia mucho delrgimen de trabajo que se establece, por ejemplo,
en las minas salitreras chilenas, cuyo sistema de
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fichas equivale al barraco . En otras situacio-
nes, que se dan sobre todo en el proceso de su-
bordinacin del interior a las zonas de exporta-cin, las relaciones de explotacin pueden presen-
tarse ms ntidamente como relaciones serviles,
sin que ello obste que, mediante la extorsin del
plusproducto al trabajador por la accin del capi-
tal comercial o usurario, el trabajador se vea im-
plicado en una explotacin directa por el capital,
que tiende incluso a asumir un carcter de super
explotacin.27 Sin embargo, la servidumbre pre-
senta, para el capitalista, el inconveniente de que
no le permite dirigir directamente la produccin,
adems de plantear siempre la posibilidad, aunque
sea terica, de que el productor inmediato se
emancipe de la dependencia en que lo pone el ca-
pitalista.
No es, sin embargo, nuestro propsito estudiar
aqu las formas econmicas particulares que exis-
tan en Amrica Latina antes que sta ingresara
efectivamente a la etapa capitalista de produc-
cin, ni las vas a travs de las cuales tuvo lugar
la transicin. Lo que pretendemos es tan slo fi
Es asi como Marx se refiere a pases en que el trabajo nose halla todava absorbido formalmente por el capital, aunque elobrero est en realidad explotado por el capitalista, ejemplifican-do con el caso de India, donde el ryot trabaja como campesinoindependiente, donde su produccin no se halla an, por tanto,absorbida por el capital, aunque el usurero pueda quedarse, bajoforma de inters, no slo con su trabajo sobrante, sino incluso,
hablando en trminos capitalistas, con una parte de su salario. ElCapital, III, XIII, p. 216.
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jar la pauta en que ha de llevarse a cabo ese estu-
dio, pauta que corresponde al movimiento real de
la formacin del capitalismo dependiente: de la
circulacin a la produccin, de la vinculacin almercado mundial al impacto que ello acarrea so-
bre la organizacin interna del trabajo, para vol-
ver entonces a replantear el problema de la circu-
lacin. Porque es propio del capital crear su pro-
pio modo de circulacin, y de esto depende la re-produccin ampliada en escala mundial del modo
de produccin capitalista:
[ . . . ] ya que slo el capital implica las condi-
ciones de produccin del capital, ya que slo lsatisface esas condiciones y busca realizarlas, su
tendencia general es la de formar por todas
partes las bases de la circulacin, los centros
productores de sta, y asimilarlas, es decir, con-
vertirlas en centros de produccin virtual oefectivamente creadores de capital.28
Una vez convertida en centro productor de ca-
pital, Amrica Latina deber crear, pues, su pro-
pio modo de circulacin, el cual no puede ser elmismo que el que fue engendrado por el capitalis-
mo industrial y que dio lugar a la dependencia.
Para constituir un todo complejo, hay que recu-
28 Marx Principes d une critique de l'conomie politique, en
Oeuvres, Pliade, II, p. 254.
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rrir a elementos simples combinables entre s, pero
no iguales. Comprender la especificidad del ciclo
del capital en la economa dependiente latinoame-ricana significa por tanto iluminar el fundamento
mismo de su dependencia en relacin a la econo-
ma capitalista mundial.
4. El ciclo del capital en la economadependiente
Desarrollando su economa mercantil, en fun-
cin del mercado mundial, Amrica Latina es lle-
vada a reproducir en su seno las relaciones deproduccin que se encontraban en el origen de la
formacin de ese mercado, y que determinaban
su carcter y su expansin.29 Pero ese proceso es-
taba marcado por una profunda contradiccin:
llamada a coadyuvar a la acumulacin de capital
con base en la capacidad productiva del trabajo, en
los pases centrales, Amrica Latina debi hacerlo
mediante una acumulacin fundada en la superex
plotacin del trabajador. En esta contradiccin ra-
dica la esencia de la dependencia latinoamericana.La base real sobre la cual sta se desarrolla son
los lazos que ligan a la economa latinoamericana
con la economa capitalista mundial. Nacida para
29 Sealamos ya que esto se da inicialmente en los puntos deconexin inmediata con el mercado mundial; slo progresivamen-
te, y an hoy de manera desigual, el modo de produccin capita-lista ir subordinando al conjunto de la economa.
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atender a las exigencias de la circulacin capitalis-
ta, cuyo eje de articulacin est constituido por
los pases industriales, y centrada pues sobre el
mercado mundial, la produccin latinoamericana
no depende para su realizacin de la capacidad inter-
na de consumo. Se opera as, desde el punto de vista
de pas dependiente, la separacin de los dos mo-
mentos fundamentales del ciclo del capital la pro-
duccin y la circulacin de mercancascuyo efec-
to es hacer que aparezca de manera especfica en la
e c o n o m a l a t i n o a m e r i c a n a la contradiccin inhe-
rente a la produccin capitalista en general, es de-
cir, la que opone el capital al trabajador en tanto
que vendedor y comprador de mercancas.30
Se trata de un punto clave para entender el ca-
rcter de la economa latinoamericana. Inicial-
mente, hay que considerar que, en los pases in-
dustriales, cuya acumulacin de capital se basa en
la productividad del trabajo, esa oposicin que ge-nera el doble carcter del trabajador productor
y consumidor, aunque sea efectiva, se ve en
cierta medida contrarrestada por la forma que
30 Contradiccin del rgimen de produccin capitalista: losobreros como compradores de mercancas son importantes para elmercado. Pero, como vendedores de su mercanca la fuerza detrabajo la sociedad capitalista tiende a reducirlos al mnimum del
precio. El Capital, II, XVI, iii, nota. Marx indica en esa nota laintencin de tratar, en la seccin siguiente, la teora del subconsumo obrero, pero, como observa Maximilien Rubel (op. cit. t. II, p.1715), no llega a concretarla. Algunos elementos haban sido avan-
zados en los Grundrisse; vase Principes. .. , p. 267268.
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asume el ciclo del capital. Es as como, pese a
que el capital privilegia el consumo productivo
del trabajador (o sea, el consumo de medios deproduccin que implica el proceso de trabajo), y
se inclina a desestimar su consumo individual
(que el trabajador emplea para reponer su fuerza
de trabajo), el cual le aparece como consumo im-
productivo,31 esto se da exclusivamente en el
momento de la produccin. Al abrirse la fase de
realizacin, esta contradiccin aparente entre elconsumo individual de los trabajadores y la repro-
duccin del capital desaparece, una vez que dicho
consumo (sumado al de los capitalistas y de las
capas improductivas en general) restablece al capi-
tal la forma que le es necesaria para empezar un
nuevo ciclo, es decir, la forma dinero. El consu-
mo individual de los trabajadores representa,
pues, un elemento decisivo en la creacin de de-
manda para las mercancas producidas, siendo unade las condiciones para que el flujo de la produc-
cin se resuelva adecuadamente en el flujo de la
circulacin.32 A travs de la mediacin que esta-
31 De hecho, como demuestra Marx, ambos tipos de consumocorresponden a un consumo productivo, desde el punto de vistadel capital. An ms, el consumo individual del trabajador es im-
productivo para l mismo, pues no hace ms que reproducir alindividuo necesitado; es productivo para el capitalista y el Estado,
pues produce la fuerza creadora de su riqueza . Traduccin literalde E l Capital, I, XXIII, p. 1075, Pliade; cf. edicin FCE, I, XXI,
p. 482.
"El consumo individual del trabajador y el de la parte no
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blece la lucha entre obreros y patrones en tom o a
la fijacin del nivel de los salarios, los dos tipos
de consumo del obrero tienden as a complemen-
tarse, en el curso del ciclo del capital, superando
la situacin inicial de oposicin en que se encon-
traban. Esta es, por lo dems, una de las razones
por las cuales la dinmica del sistema tiende a en-
cauzarse a travs de la plusvala relativa, que im-
plica, en ltim a instancia, el abaratamiento de las
mercancas que entran en la composicin del con-
s u m o i n d iv i d u a l d e l t r a b a j a d o r .
En la economa exportadora latinoamericana,
las cosas se dan de otra manera. Como la circula-
cin se separa de la produccin y se efecta bsi-camente en el mbito del mercado externo, el
consumo individual del trabajador no interfiere en
la realizacin del producto, aunque s determine
la cuota de plusvala. En consecuencia, la tenden-
cia natural del sistema ser la de explotar al mxi-mo la fuerza de trabajo del obrero, sin preocupar-
se de crear las condiciones para que ste la repon-
ga, siempre y cuando se le pueda reemplazar
mediante la incorporacin de nuevos brazos al
proceso productivo. Lo dramtico para la pobla-cin trabajadora de Amrica Latina es que estesupuesto se cumpli ampliamente: la existencia
acumulada del producto excedente engloban la totalidad del con-sumo individual. Este condiciona, en su totalidad, la circulacindel capital. Traduccin literal de E l Capital, II, p. 543, Piiade;
cf. FCE, II, p. 84.
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de reservas de mano de obra indgena (como en
Mxico) o los flujos migratorios derivados del des-
plazamiento de mano de obra europea, provocadopor el progreso tecnolgico (como en Sudamri
ca), permitieron aumentar constantemente la ma-
sa trabajadora, hasta principios de este siglo. Su
resultado ha sido el de abrir libre curso a la com-
presin del consumo individual del obrero y, por
tanto, a la superexplotacin del trabajo.
La economa exportadora es, pues, algo msq u e el p r o d u c t o d e u n a e c o n o m a internacional
fundada en la especializacin productiva: es una
formacin social basada en el modo capitalista de
produccin, que acenta hasta el lm ite las con-tradicciones que le son propias. Al hacerlo, confi-
gura de manera especfica las relaciones de explo-
tacin en que se basa, y crea un ciclo de capital
que tiende a reproducir en escala ampliada la
dependencia en que se encuentra frente a la conoma internacional.
Es as como el sacrificio del consumo indivi-
dual de los trabajadores en aras de la exportacin
al mercado mundial deprime los niveles de de-
manda interna y erige al mercado mundial en ni-ca salida para la produccin. Paralelamente, el
incremento de las ganancias que de esto se deriva
pone al capitalista en condiciones de desarrollar
expectativas de consumo sin contrapartida en la
produccin interna (orientada hacia el mercado
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mundial), expectativas que tienen que satisfacerse
a travs de importaciones. La separacin entre el
consumo individual fundado en el salario y elconsumo individual engendrado por la plusvala
no acumulada da, pues, origen a una estratifica-
cin del mercado interno, que es tambin una di-
ferenciacin de esferas de circulacin: mientras la
esfera baja , en que participan los trabajadores
qu el sistema se esfuerza por restringirse ba-
sa en la produccin interna, la esfera alta de
c i r c u l a c i n , p r o p i a a lo s n o t r a b a j a d o r e s q u e e s
la que el sistema tiende a ensanchar, se entronca
con la produccin externa, a travs del comercio
de importacin.
La armona que se establece, a nivel del merca-
do mundial, entre la exportacin de materias pri-
mas y alimentos, por parte de Amrica Latina, y
la importacin de bienes de consumo manufactu-rados europeos, encubre la dilaceracin de la eco-
noma latinoamericana, expresada por la escisin
del consumo individual total en dos esferas con-
trapuestas. Cuando, llegado el sistema capitalista
mundial a un cierto grado de su desarrollo, Am-
rica Latina ingrese en la etapa de la industrializa-
cin, deber hacerlo a partir de las bases creadas
por la economa de exportacin. La profunda
contradiccin que habr caracterizado al ciclo del
capital de esa economa, y sus efectos sobre laexplotacin del trabajo, incidirn de manera deci-
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siva en el curso que tomar la economa indus-
trial latinoamericana, explicando muchos de los
problemas y de las tendencias que en ella se pre-
sentan actualmente.
5. El proceso de industrializacin
No cabe aqu entrar a analizar el proceso de in-
dustrializacin en Amrica Latina, ni mucho me-nos tomar partido en la actual controversia sobre
e l p a p e l q u e e n es e p r o c e s o d e s e m p e la s u s t i t u -
cin de importaciones.33 Para los fines que nos
hemos propuesto, es suficiente hacer notar que,
por significativo que hubiera sido el desarrollo in
33 La tesis de la industrializacin sustitutiva de importaciones
represent un elemento bsico en la ideologa desarrollista, cuyogran epgono fue la Comisin Econmica de las Naciones Unidas
para la Amrica Latina (CEPAL); el trabajo clsico en este sentidoes el de Mara da Conceio Tavares, sobre la industrializacin bra-
silea, publicado originalmente en United Nations, The Growthand Decline of Imput Substitution in Brazil, Economic Bulletin
fo r Latin America, vol. IX, n. 1, marzo de 1964. En los aosrecientes, esa tesis ha sido objeto de discusiones que, si no llegan arestarle validez, tienden a matizar el papel desempeado por lasustitucin de importaciones en el proceso de industrializacin deAmrica Latina; un buen ejemplo de ello es el artculo de Don L.Huddle, Reflexes sobre a industrializao brasileira: fontes decrescimento e da mudana estrutural 1947/1963. Revista Brasileira de Economa, vol XXIII, n. 2, junio de 1969. Por otra par-te, algunos autores se han preocupado de estudiar la situacin dela industria en la economa latinoamericana antes de que se acele-rara la sustitucin de importaciones; es significativo, en esta lneade investigacin, el ensayo de Vania Bambirra,Hacia una tipologade la dependencia. Industrializacin y estructura socioeconmica,CESO, Universidad de Chile, Documento de Trabajo, mimeo,1971.
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dustrial en el seno de la economa exportadora
(y, por consiguiente, en la extensin del mercado
interno), en pases como Argentina, Mxico, Bra-sil y otros, no lleg nunca a conformar una verda-
dera economa industrial, que, definiendo el ca-
rcter y el sentido de la acumulacin de capital,
acarreara un cambio cualitativo en el desarrollo
econmico de esos pases. Por el contrario, la in-
dustria sigui siendo all una actividad subordi-
nada a la produccin y exportacin de bienes pri-
marios, que constituan, stos s, el centro vital
del proceso de acumulacin.34 Es tan slo cuan-
do la crisis de la economa capitalista internacio-
nal, correspondiente al periodo que media entre
la primera y la segunda guerras mundiales, obs-
taculiza la acumulacin basada en la produccin
para el mercado externo, que el eje de la acumu-
lacin se desplaza hacia la industria, dando origen
a la moderna economa industrial que prevaleceen la regin.
Desde el punto de vista que nos interesa, esto
34 Es interesante hacer no tar que la industria complementariaa la exportacin represent el sector ms activo de las actividades
industriales en la economa exportadora. Es as como los datosdisponibles para la Argentina muestran que, en 1895, el capital in-vertido en la industria que produca para el mercado interno erade cerca de 175 millones de pesos, contra ms de 280 millonesinvertidos en la industria vinculada a la exportacin; en la primera,el capital promedio por empresa era de slo 10 mil pesos, configu-rando claramente un sector artesanal, mientras que en la segundaascenda a 100 mil pesos. Cf. Roberto Corts Conde, Problemas
del crecimiento industrial, en Argentina, sociedad de masas. Ed.Eudeba, Buenos Aires, 1965.
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significa que la esfera alta de la circulacin, que
se articulaba con la oferta externa de bienes ma-
nufacturados de consumo, disloca su centro de
gravedad hacia la produccin interna, pasando su
parbola a coincidir grosso modo con la que des-
cribe la esfera baja, propia a las masas trabajado-
ras. Pareciera ser, as, que el movimiento excntri-
co que presentaba la economa exportadora em-
pezaba a corregirse, y que el capitalismo depen-
diente se orientaba en el sentido de una configu-
r a c i n s im i la r a l a d e lo s p a s e s i n d u s t r ia l e s c l s i-
cos. Fue sobre esta base que prosperaron, en la d-
cada de 1950, las distintas corrientes llamadas
desarrollistas, que suponan que los problemas
econmicos y sociales que aquejaban a la forma-
cin social latinoamericana se deban a una insufi-
ciencia de su desarrollo capitalista, y que la acele-
racin de ste bastara para hacerlos desaparecer.
De hecho, las similitudes aparentes de la econo-
ma industrial dependiente con la economa in-
dustrial clsica encubran profundas diferencias,
que el desarrollo capitalista acentuara en lugar de
atenuar. La reorientacin hacia el interior de la
demanda generada por la plusvala no acumulada
implicaba ya un mecanismo especfico de crea-
cin del mercado interno radicalmente distinto
del que operara en la economa clsica y que ten-
dra graves repercusiones en la forma que asumi-
ra la economa industrial dependiente.
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En la economa capitalista clsica, la formacin
del mercado interno representa la contrapartida
de la acumulacin del capital: al separar al pro-
ductor de los medios de produccin, el capital no
slo crea al asalariado, es decir, al trabajador que
slo dispone de su fuerza de trabajo, sino que
tambin crea al consumidor. En efecto, los me-
dios de subsistencia del obrero, antes producidos
directamente por l, se incorporan al capital, co-
mo elemento material del capital variable, y slose r e s t i t u y e n a l tr a b a j a d o r u n a v e z q u e s te c o m -
pra su valor bajo la forma de salario.35 Existe,
pues, una estrecha correspondencia entre el ritmo
de la acumulacin y el de la expansin del merca-do. La posibilidad que tiene el capitalista indus-
trial de obtener en el exterior, a precio bajo, los
alimentos necesarios al trabajador, conduce a es-
trechar el nexo entre la acumulacin y el merca-
do, una vez que aumenta la parte del consumo in-dividual del obrero dedicada a la absorcin de
productos manufacturados. Es por ello que la
produccin industrial, en ese tipo de economa,
se centra bsicamente en los bienes de consumo
popular y procura abaratarlos, una vez que inci-den directamente en el valor de la fuerza de tra-
bajo y por tanto en la medida en que las condi-
35 La reproduccin ampliada de esta relacin constituye la esencia misma de la reproduccin capitalista; cf. particularmente El
Capital, I, XXIV.
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ciones en que se da la lucha entre obreros y pa-
trones tiende a acercar a los salarios a ese valor-
en la cuota de plusvala. Vimos ya que sta es larazn fundamental por la cual la economa capi-
talista clsica debe orientarse hacia el aumento de
la productividad del trabajo.
El desarrollo de la acumulacin basada en la pro-
ductividad del trabajo tiene como resultado elaumento de la plusvala, y, en consecuencia, de la
demanda creada por la parte de sta que no se
acumula. En otros trminos, crece el consumo in-
dividual de las clases no productoras, con lo que
se ensancha la esfera de la circulacin que les
corresponde. Esto no slo impulsa el crecimiento
de la produccin de bienes de consumo manufac-
turados, en general, sino tambin el de la produc-
cin de artculos suntuarios.36 La circulacin tien-
de pues a escindirse en dos esferas, de manera
similar a lo que constatamos en la economa lati-
noamericana de exportacin, pero con una dife-
rencia sustancial: la expansin de la esfera superior
es una consecuencia de la transformacin de las
condiciones de produccin, y se hace posible en
la medida que, aumentando la productividad del
trabajo, la parte del consumo individual total que
corresponde al obrero disminuye en trminos rea-
les. La ligazn existente entre las dos esferas de
consumo se distiende, pero no se rompe.
36 E l Capital, I, XIII, p. 370.
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Otro factor contribuye a impedir que la rup-
tura se realice: es la forma en que se ampla el
mercado mundial. La demanda adicional de pro-
ductos suntuarios que crea el mercado exterior es
necesariamente limitada, primero porque, cuando
el comercio se ejerce entre naciones que producen
esos bienes, el avance de una nacin implica el re-
troceso de otra, lo que suscita por parte de la lti-
ma mecanismos de defensa; y luego porque, en el
caso del intercambio con los pases dependientes,e s a d e m a n d a s e r e s t r i n g e a la s c la s e s a l ta s , y se v e
as constreida por la fuerte concentracin del in-
greso que implica la superexplotacin del trabajo.
Para que la produccin de bienes de lujo pueda
pues expandirse, esos bienes tienen que cambiar
de carcter, o sea, convertirse en productos de
consumo popular en el interior mismo de la eco-
noma industrial Las circunstancias que permiten
hacer subir all los salarios reales, a partir de lasegunda mitad del siglo pasado, a las cuales no es
ajena la desvalorizacin de los alimentos y la posi-
bilidad de redistribuir internamente parte del exce-
dente sustrado a las naciones dependientes, ayu-
dan, en la medida que amplan el consumo indivi-dual de los trabajadores, a contrarrestar las tenden-
cias disruptivas que actan a nivel de la circulacin.
La industrializacin37 latinoamericana se da so-
37 Empleamos el termino industrializacin para sealar el
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bre bases distintas. La compresin permanente que
ejerca la economa exportadora sobre el consu-
mo individual del trabajador no permiti sino lacreacin de una industria dbil, que slo se ensan-
chaba cuando factores externos (como las crisis
comerciales, coyunturalmente, y la limitacin de
los excedentes de la balanza comercial, por las ra-
zones ya sealadas) cerraban parcialmente el acce-
so de la esfera alta de consumo al comercio de
importacin.38 Es la mayor incidencia de esosfactores, c o m o vimos, lo que a c e l e r a el crecimien-
to industrial, a partir de cierto momento, y pro-
voca el cambio cualitativo del capitalismo depen-
diente. La industrializacin latinoamericana no
crea, por tanto, como en las economas clsicas,
su propia demanda, sino que nace para atender a
proceso a travs del cual la industria, emprendiendo el cambiocualitativo global de la vieja sociedad, marcha en el sentido de
convertirse en el eje de la acumulacin de capital. Es por ello queconsideramos que no se da un proceso de industrializacin en elseno de la economa exportadora pese a que s se observan en ellaactividades industriales.
38 Un historiador brasileo, refirindose a la campaa por elaumento de tarifas aduaneras desencadenada por los industriales
brasileos en 1928, destaca con claridad el mecanismo de expan-sin del sector industrial en la economa exportadora: Bajo la
presin de una recesin de la demanda de telas de mala calidad enlas reas rurales, como consecuencia de la cada de precios delcaf e l precio medio de la saca de 60 kilos descendi de215 $109 a 170$719 entre 1925 y 1926 varios industriales se es-
pecializaron en la produccin de tejidos medios y finos, a partirde mediados de la dcada del veinte. Al pene