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265436-359472-1-SM (3)

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    Rebut: 16 abril 2011; Acceptat: 21 octubre 2011

     Nociones básicas para la determinación del sexo

     y la edad en restos bioantropológicos

    Aioze Trujillo-MederosDepartamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología e Historia Antigua.Universidad de La [email protected]

    Alejandra C. OrdóñezDepartamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología e Historia Antigua.Universidad de La [email protected]

     Dossiers. Aquesta secció té com a objectiu l’aprofundiment en certs aspectes més tèc-

    nics de la nostra tasca diària. D’aquesta manera, persones que provinguin de la pròpia dis-ciplina o d’altres camps científics relacionats amb l’Arqueologia podran donar a conèixer novetats, consells...; en definitiva, aspectes molt concrets de les seves especialitats, quecomplementin la nostra formació estrictament arqueològica. Tot i que està inicialment pen-sat per a tots els nivells acadèmics/professionals, creiem que podrà ser especialment útil per aquells que encara no tinguin una experiència prou àmplia.

    RESUMENEn muchas ocasiones los/as arqueólogos/as se topan con restos humanos durante las labores de excava-ción. La necesidad de un primer análisis del material, en muchos casos como consecuencia del mal es-tado de conservación, hace necesario el conocimiento de unas mínimas nociones de los métodos másútiles para la estimación de la edad y el sexo en restos esqueléticos. Sin embargo, la escasa formacióndel arqueólogo/a en temas relacionados con la Antropología Física y la dispersión bibliográfica al res- pecto, hace necesario un conocimiento mínimo de los principales métodos para llevar a cabo esta labor.En este sentido, se presenta en este trabajo una guía básica, aunque apoyada en una amplia bibliografía,que permite un primer acercamiento a este tipo de estudios, contribuyéndose así a la formación inter-disciplinar de los/las arqueólogos/as.

    Palabras clave:

    determinación sexo, edad, Bioantropología, Arqueología

    ABSTRACTMany times during excavations archaeologists have to deal with human remains. Their preservation as wellas other circumstances can lead to the necessity of making the first anthropological analysis in the field.The problem is that most of the archaeologists don’t have the anthropological knowledge necessary to dothis. Besides that, the bibliography about the subject tends to be much dispersed. This work is a basic guide,supported on a wide bibliography, which intends to help archaeologists to perform preliminary bioanth-

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    1.- IntroducciónEn muchas ocasiones, los/as arqueólo-gos/as se topan durante el proceso deexcavación con multitud de restos

     bioantropológicos en diferentes estados

    de conservación. Ese hallazgo, por regla general, constituye un problema para muchos/as investigadores/as, aúncuando el esqueleto humano supone unmaterial de investigación no menosfructífero que la cerámica, los metaleso cualquier otro campo de estudio, his-tórico o prehistórico (Brothwell, 1993).

    Esta situación conlleva que los/as jóve-nes arqueólogos/as tengan que enfren-tarse a la complicada tarea deidentificar e individualizar los restos

     bioantropológicos para poder recopilar la máxima información durante las la-

     bores arqueológicas. Sin embargo, laescasa formación de los/as investiga-dores/as en temas relacionados con laBioantropología, junto a la enorme dis-

     persión bibliográfica, hace que el ma-terial antropológico quede, en muchas

    ocasiones, sin estudiar o sea derivado aotras esferas científicas. Esto provocala dispersión del material, lo que enocasiones ralentiza y obstaculiza elanálisis histórico.

    Por lo tanto, estas nociones básicas sonnecesarias porque el registro antropo-

    lógico suele presentar un elevado gradode alteración producto de factores pos-tdeposicionales que, en algunos casos,se van agravando a medida que los res-tos quedan expuestos. Por ello, sólo

    una rápida actuación sobre el terreno puede evitar la pérdida de una valiosainformación.

     No obstante, y siendo realistas, la An-tropología Física es una disciplina queabarca gran cantidad de parcelas referi-das al estudio del ser humano. Sin em-

     bargo, dos de los elementos claves paracomenzar un estudio antropofísico son:

     por un lado, la estimación del sexo, y por otro, la data de la muerte de los res-tos recuperados. Su identificación en elcampo permite a los análisis arqueoló-gicos obtener datos que podrían des-aparecer con el tiempo, así comoavanzar en las labores posteriores de in-terpretación y reconstrucción paleode-mográfica, al tiempo que se espera laentrega de datos más profundos deri-vados del análisis antropofísico.

    Por ello, sólo cabe la posibilidad de in-tentar conseguir un equilibrio y unaverdadera interdisciplinariedad entrelos estudios arqueológicos y bioantro-

     pológicos o bien, que los/as arqueólo-gos/as adquieran unas mínimas

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    ropological studies.

    Keywords:age and sex determination, Bioanthropology, Archaeology

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    nociones de los métodos bioantropoló-gicos.

    El objetivo de este trabajo es presentar los principales métodos para la deter-minación sexual y etaria en restos hu-manos, convirtiéndose en unaherramienta con la que los/las arqueó-logos/as puedan realizar un primer 

    acercamiento a estas cuestiones, fun-damentales en cualquier investigaciónque comprometa restos humanos, enespecial aquellas relacionadas con la

     paleodemografía. Lo anterior no eli-mina la necesidad de contar con un/aantropólogo/a físico en el campo quesupervise y realice, a posteriori, uncompleto estudio de los restos huma-nos.

    2.- Métodos para la determinacióndel sexoLa importancia de la identificación se-xual radica en la necesidad de conocer cuestiones relativas a las condicionesde vida, estados de salud y nutrición delas poblaciones arqueológicas. Asi-mismo, una división de la población

     basándose en el sexo permite separar ala población en dos grupos homogé-

    neos entre sí, lo que da lugar a una va-riabilidad total menor de la población(González, 1999).

    Esta división es posible debido a que laespecie humana, al igual que muchosotros primates, se caracteriza por pre-sentar un dimorfismo sexual osteosen-

    sible como consecuencia de la dispari-dad en los niveles hormonales entre losindividuos masculinos y femeninos(Mays y Cox, 2000). Esta disparidaddetermina los caracteres morfológicos

     propios de cada sexo, por lo que la de-terminación sexual en restos esqueléti-cos a través de ellos suele ser relativamente sencilla (Campillo y Su-

     birá, 2004).

    Cuando se dispone de un esqueletocompleto y bien preservado, la deter-minación sexual alcanza un altísimogrado de fiabilidad, sobre todo, si seobserva la morfología de la pelvis -re-gión anatómica más diferenciada-, laanchura de la cintura escapular y eltórax o algunos rasgos craneales, in-cluyendo la mandíbula.

     No obstante, a pesar de que estas dife-rencias sexuales comienzan a desarro-llarse en el esqueleto antes delnacimiento, no es hasta la pubertadcuando ese dimorfismo sexual co-mienza a marcarse y los métodos paraconocer el sexo se hacen más seguros yfiables (Ubelaker, 1989). Por lo tanto,en individuos inmaduros el diagnóstico

    es mucho más complicado que en adul-tos, e incluso, en algunos casos prácti-camente imposible. Esta limitación sedebe a que en los restos inmaduros loscaracteres dimórficos asociados al sexoaún no se han desarrollado completa-mente. Por ello, el margen de error esmuy amplio, y se agrava cuanto más

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     joven sea el individuo, sobre todo en la primera y segunda infancia (Bruzek,1992). Por contra, cuanto más próximoesté el individuo a la pubertad, más se

     puede afinar el diagnóstico sexual a partir de los mismos métodos que losadultos, aunque con menor fiabilidad(González, 19994).

    En los adultos, a pesar de ser muchomás fácil, no siempre es posible la de-terminación sexual a partir de los ras-gos morfológicos, incluso cuando sedispone de un esqueleto completo, yaque en ocasiones los caracteres intrín-secos de los huesos en los que se apoyael diagnóstico sexual no están bien de-finidos como para permitir un diagnós-tico claro. Cuando esto ocurre, se tratade un esqueleto alofiso, el cual no debeser confundido con individuos de sexoindeterminado, que son aquellos en losque la determinación sexual no es po-sible por la ausencia o mala preserva-ción de aquellas regiones anatómicasen las que los diferentes métodos seapoyan.

    Cuando esto ocurre, cabe otra posibili-dad para determinar el sexo en los in-

    dividuos y es a través del métodométrico y las funciones discriminantes(Vark y Schaafsma, 1992). No obs-tante, cabe destacar que los rasgos mé-tricos por sí solos no son unaherramienta absolutamente fiable y, por ello, deben siempre ser complementa-dos con otros tipos de técnicas y estu-

    dios.

    En cualquier caso, la metodología mé-trica se basa en la obtención de unacombinación lineal de las variables mé-tricas consideradas, que tendrá la má-xima capacidad para separar a losindividuos en categorías, es este caso,dos géneros. En la bibliografía se reco-

    gen gran cantidad de métodos enfoca-dos a diferentes huesos del cuerpo(Alemán et al., 1997; Krogman e Isçan,1986; Schwartz, 1995; Vark y Shaafs-man, 1992; Yoldi et al., 2001 y otros).Para obtener las medidas se suele utili-zar el método antropométrico de Mar-tin y Saller (1957).

    Por último, hay que advertir que, en elcaso de huesos fragmentado o mal pre-servados, se puede acudir a la evalua-ción química o a técnicas molecularescomo la determinación del sexo gené-tico (Gibbon, 2009); sin embargo, aquíno se tendrán en cuenta dada la necesi-dad de instrumental específico, y la im-

     posibilidad de realizar estos análisis enel campo.

    2.1.- Determinación del sexo en indi-

    viduos adultosEl cráneo, la mandíbula y la pelvis sonlos segmentos que aseguran el mayor 

     porcentaje de acierto, siendo también agrandes rasgos, de similar aplicación

     para los subadultos. La ventaja del mé-todo morfológico es que la observaciónno requiere unos equipos costosos y di-

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    fíciles de conseguir, sino tan sólo la for-mación adecuada de quien estudia elmaterial (Krenzer, 2006).

    - Cráneo y mandíbulaEl cráneo no es la región del esqueletocuyo sexo resulta más fácil de determi-nar, sobre todo si está roto o fragmen-tado (Brothwell, 1981:89). No

    obstante, en líneas generales, el cráneomasculino es mayor y más pesado, conlos rebordes de las inserciones muscu-lares, tales como las líneas temporalesy las crestas occipitales, mucho másmarcadas que en la mujer. El varóntiene una frente que asciende conmayor inclinación, mientras que lamujer presenta una frente más verticaly curvada.

    En el cráneo masculino, los rebordessuperciliares son más prominentes y lossenos frontales más grandes, pudiendoen ocasiones esbozarse un torus su-

     praorbitario. Morfológicamente, elcráneo masculino es más redondeado,mientras que el femenino tiende a con-servar la forma adolescente (Brothwell,1993:89). La protuberancia occipitalexterna y las apófisis mastoides acos-

    tumbran a ser de mayor tamaño en elvarón, y en el caso de estas últimas,cuando se observa el cráneo por lanorma superior, quedan a la vista. Losestudios de Hoshi (1962) establecentres tipologías referidas a su frecuenciasegún el sexo a partir de la apófisismastoide.

    En cuanto a los márgenes superiores delas órbitas, en el caso femenino sonmás finos que en el hombre, que sonmucho más redondeados y gruesos.

    Por otro lado, la mandíbula aporta bas-tante información ya que, en general,en el caso femenino es más grácil, conel mentón redondeado, sin escotadura

    infrasinfisaria mentoniana o poco mar-cada y no suele presentar ni trígonomentoniano ni eversión de los ángulosgonianos (Campillo y Subirá,2004:182). Las mandíbulas masculinas

     presentan una mayor robustez, conunas regiones goniales más desarrolla-das y destacadas. La rama ascendentees más ancha y prolongada, con unasapófisis coronoides más desarrolladas.

    - La pelvisLa pelvis ósea es la unidad anatómicaque proporciona la información másfiable de cara a la determinación se-xual. Esta región está formada por ambos coxales y el sacro, y tiene nu-merosas características que indican ladiferencia de sexo, pero aquí sólo seexpondrán las que tienen particular im-

     portancia y resultan fáciles de descri-

     bir.

    En líneas generales, la pelvis femenina,como está especialmente adaptada parael alumbramiento, es más ancha (dis-tancia entre los bordes superiores deambas crestas ilíacas) y más baja (al-tura del coxal) que la masculina, que en

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    general es más estrecha en todos susdiámetros. Los parámetros de menor valor son el grado de robustez, siempremayor en los varones, así como la pro-fundidad de la sínfisis del pubis, que estambién mayor en el hombre como loson la apófisis coloides y el agujero ob-turador.

    Los rasgos más determinantes son laescotadura ciática, que es más estrechay profunda en el hombre, y el surco

     prearicular, que se halla presente de unamanera más constante en el ilion feme-nino. El ángulo subpubiano en las mu-

     jeres suele estar por encima de 90º(Bruzek, 2002).

    El sacro también presenta diferenciassegún el sexo así, en el caso de las mu-

     jeres la cara anterior se muestra muyexcavada y la distancia entre los vérti-ces de las espinas ciáticas es mayor (Campillo y Subirá, 2004:185).

    - Otros huesos y funciones discrimi-nantesCada hueso presenta una serie de me-didas extremas que con un estudio an-tropométrico permiten discriminar el

    sexo probable del individuo, corres- pondiendo los huesos más largos, ro- bustos y pesados a varones (Campillo ySubirá, 2004:189). Así destacan, entremuchos otros, los estudios de Hanna yWashburn (1953), que centraron suatención en establecer las diferenciasrelacionadas con el sexo en la región is-

    quiopúbica; los de Genovés (1959),que estudió las características sexualesen la población mexicana; el de Kelley(1979), que analizó una muestra de lacolección Hamann-Todd y de indíge-nas de California; el de Novotny (1983)sobre una población checa; el de Schul-ter-Ellis et al . (1985) sobre americanosde distintos grupos o el de Yoldi (1998)

    sobre una colección ósea española per-teneciente al grupo mediterráneo.

    La ventaja de este método es la reduc-ción de la subjetividad respecto a losmétodos morfológicos, pero su incon-veniente reside en qué las ecuacionesson específicas de cada población, yhay que estar seguro de cuáles usar yaque algunos caracteres dimórficos ymétricos varían según el grupo humanoque se analice. También es necesariotener en cuenta que si los restos estánincompletos se aumenta el riesgo detener una apreciación subjetiva haciaun sexo u otro.

    2.3.- Determinación del sexo en sub-adultosLa determinación del sexo en restossubadultos se considera un problema

    distinto ya que el margen de error esmuy amplio, no sólo en la primera in-fancia, sino también en la segunda.Para intentar solventar este inconve-niente, se han ideado una gran variedadde métodos con distintos grados de fia-

     bilidad. La mayoría de ellos se centranen las mismas regiones que en los adul-

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    tos, es decir, el cráneo, incluyendo lamandíbula, y el coxal.

    - Cráneo y mandíbulaEl cráneo, como se ha visto, es uno delos conjuntos óseos que más dimor-fismo sexual presenta, característicacompartida por la mandíbula (Ubela-ker, 1989). Por ello, se han realizado

    estudios también sobre estas estructu-ras en individuos subadultos, aunquecon un menor porcentaje de fiabilidad(Walrath et al., 2004). La mandíbulaaporta un porcentaje de error menor que el cráneo. Así, Schutkowski(1993), atendiendo a la morfología dela base de la sínfisis y el cuerpo de lamandíbula, llega a un altísimo porcen-taje de acierto. No obstante, este mé-todo ha sido mejorado y ampliado por otros estudios más recientes, llegán-dose a un porcentaje de éxito en tornoal 70% y al 90% de los casos (Loth yHenneberg, 2001).

    - La pelvisLa pelvis es la unidad anatómica quemás porcentaje de fiabilidad otorgatambién en subadultos. Muchos hansido los investigadores que se han cen-

    trado en esta región, siendo el métodode Schutkowski (1993) uno de los másusados. En éste, la estimación sexual seobtiene a partir de los rasgos morfoló-gicos de la mandíbula y del coxal. Esteúltimo hueso ha sido trabajado y mejo-rado por Bruzek (1996, 2002) cuyométodo se centra, no sólo en la escota-

    dura ciática y la amplitud y altura delilion, sino también en la superficie pre-auricular, la articulación sacroiliaca, la

     pelvis inferior y la proporción isquio- púbica.

    Uno de los métodos aplicados en la de-terminación del sexo en fetos, también

     basado en la observación de caracteres

    dimórficos en la región del ilion, fueideado por Fazekas y Kosá (1978). Estemétodo permite clasificar correcta-mente al 70% de los individuos. Noobstante, cabe destacar que son estu-dios realizados sobre población re-ciente y son muy discutidos.

    - Análisis dental y funciones discri-minantesPor otro lado, las funciones discrimi-nantes en subadultos se basan esencial-mente en el análisis de las piezasdentales definitivas (Bailit y Hunt,1964; Ditch y Rose, 1973; Beyer-Olseny Alexandersen, 1995). Este dimor-fismo alcanza su grado máximo de ex-

     presión en el canino (Garn et al., 1964;Perzigian, 1976, citados en González,1999). No obstante, también se hanconfeccionado métodos a partir de la

    medición de los huesos largos, pero conun menor grado de acierto. Asimismo,cabe mencionar el trabajo de Hunt yGleser (1955), basado en la compara-ción entre el grado de maduración delesqueleto postcraneal y los estados decalcificación de los dientes (citado enBrandi, 1992).

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    - Otros métodosEs evidente que los humanos son ge-néticamente masculinos o femeninos,

     por lo que también cabe mencionar losestudios sobre ADN. Sin embargo estetipo de análisis no puede ser, obvia-mente, realizado por el arqueólogo. Por lo que no vale la pena extenderse enesto métodos, sino apuntar que la ma-

    yoría de los estudios se han centrado enla amplificación por PCR de los alelosdel gen de la amelogenina en los cro-mosomas X e Y. Ya se han realizadotrabajos sobre poblaciones arqueológi-cas con este tipo de métodos.

    3.- Determinación de la edadSegún Ubelaker (1989), la estimaciónde la edad en el momento de la muerteincluye la observación de característi-cas morfológicas en los restos esquelé-ticos, la comparación de la informacióncon los cambios registrados para po-

     blaciones recientes de edad conocida yla estimación de cualquier fuente de va-riabilidad que pueda existir entre las

     poblaciones prehistóricas y recientes basándose en los datos documentados.

    A diferencia de la determinación del

    sexo, la estimación de la edad es mássencilla en restos inmaduros, ya que enla primera etapa de desarrollo, los cam-

     bios óseos están mejor sistematizados por tratarse de un periodo de evolucióny, por tanto, de cambios continuos(Scheuer y Black, 2000). Una de las

     primeras cuestiones a tener en cuenta

    es que lo que determina un/a antropó-logo/a es la edad biológica, que no esla misma que la edad cronológica.A pesar de esta relativa sencillez, la de-terminación de la edad puede llegar aser bastante compleja debido a que adiferencia de la identificación del sexo,que es dicotómica, la asignación de unaedad implica una división arbitraria de

    un crecimiento continuo, lo que se tra-duce en una cierta imprecisión. Por esoes recomendable que cuando se tengaque analizar una población, se realiceen primer lugar una seriación que almenos garantice que la edad de los in-dividuos ha sido determinada en rela-ción los unos con los otros (White,2005).

    Se suelen utilizar siete grupos de edad para clasificar los restos osteológicos.Feto (antes del nacimiento), Infantil I(0-3 años), Infantil II (3-12 años), Ju-venil (12-20 años), adulto-joven (20-35años), adulto-maduro (35-50 años) yadulto senil (>50 años). Hay que tener en cuenta que en la distinta bibliografíalos nombres de cada grupo pueden va-riar, pero los rangos de edad suelenmantenerse (White, 2005).

    3.1.- Determinación de la edad fetal No suele ser hasta el cuarto o quintomes de embarazo cuando se puedehacer una valoración de la edad. La de-terminación de ésta se hace a partir delas porciones óseas que se han osifi-cado y que permiten una aproximación

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    cronológica.

    Una primera opción es analizar la man-díbula, en donde se puede estudiar lagénesis de los gérmenes dentales paracalcular la edad (Garn et al. 1977; De-mirjian et al., 1985).

    Existen otros huesos del cráneo que

    también pueden ser estudiados a partir del tercer mes de gestación. Entre éstosse encuentran el occipital que, hacia elcuarto mes de embarazo, está formado

     por ocho piezas y al final del embarazose ha reducido a cuatro. La evoluciónentre estos dos puntos puede ayudar adeterminar una edad aproximada. Loshuesos largos también pueden ser me-didos para determinar la longitud fetalen cm y a través de ésta aproximar laedad del feto en meses lunares (Cam-

     pillo, 2004). No se ahondará más enestas cuestiones, al considerar que ex-ceden el objetivo de este escrito, pueslos restos fetales son muy escasos y enla mayoría de los casos, debido a sumorfología incompleta, pasan desaper-cibidos en las labores de excavación.

    3.2.- Determinación de la edad en

    subadultos-Desarrollo de la denticiónLa erupción y el desgaste de los dienteshan sido utilizados de forma extensa

     para determinar la edad del esqueletohumano. Esto es en parte porque el des-arrollo dental está asociado de maneramás cercana con la edad cronológica

    que el desarrollo de otras partes del es-queleto y parece estar bajo un controlgenético más fuerte, es decir menos in-fluenciado por el medio. La formaciónde los dientes comienza entre las 14 y16 semanas después de la concepción.La mayoría de los dientes decidualesemergen durante el segundo año devida (Garn et al. 1977; Demirjian et al.,

    1985). Los dos incisivos permanentesy el primer molar permanente suelenemerger entre los 6 y 8 años. La mayo-ría de los caninos permanentes, de los

     premolares y de los segundos molaresemergen entre los 10 y 12 años. Final-mente el tercer molar emerge alrededor de los 18 años. La metodología másutilizada consiste en comparar al indi-viduo desconocido con una tabla quemuestre los diferentes estados de des-arrollo de la dentición completa(Buikstra, 1994). Según la tabla que seutilice de referencia se debe diferenciar entre la emergencia del hueso o de laencía (White, 2005). El esquema deUbelaker (1989) es muy práctico y esampliamente utilizado en AntropologíaFísica y en Arqueología.

    -Esqueleto Poscraneal

    La evaluación de la edad según el es-queleto poscraneal se puede hacer si-guiendo dos metodologías distintas,

     por un lado, el cierre de las epífisis y por otro, el análisis métrico.La primera evalúa el cierre de las epífi-sis de los distintos huesos. Esto se debea que la fusión de éstas se da de manera

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    ordenada y a una edad conocida, aun-que con ciertas variaciones según el in-dividuo, el sexo o la población. Lafusión es progresiva y se suele clasifi-car en: sin fusionar, unido o completa-mente fusionado. El comienzo de launión de las epífisis suele solaparse conel final de la erupción dental, lo quehace que ambas técnicas sean comple-

    mentarias (White, 2005).

    Existen diferentes métodos para esti-mar el rango etario a partir de la uniónde las epífisis. Los más conocidos sonlos de Todd y D’Errico (1928) sobre laclavícula, el de Greulich y Pyle (1950)sobre la mano y la muñeca, el de Pyley Hoerr (1955) sobre la rodilla oMcKern y Stewart (1957) en el fémur,codo, tobillo, hombro, muñeca y rodi-lla. Todos los autores coinciden al indi-car que hay un marcado dimorfismosexual, ya que en las mujeres el finaldel crecimiento se produce un año odos antes que en los hombres (Krog-man e Iscan, 1986; Stewart, 1979). Por este motivo, lo correcto sería determi-nar el sexo antes de establecer la edaddel individuo.

    Por otro lado, se puede establecer laedad de muerte en etapas subadultasutilizando las dimensiones de los hue-sos largos, sin incluir las epífisis. Estemétodo suele utilizarse cuando losotros dos no son viables por el estadode conservación de los restos. Para suaplicación hay que ser bastante preca-

    vido e intentar utilizar como referenciaa la misma población, o a una lo máscercana posible. Si no se cuenta con se-ries propias para la población estudiadase puede recurrir a los datos presenta-dos por autores como Ubelaker (1989),aunque éstos sólo servirán para realizar una primera aproximación.

    Otros autores como Fazekas y Kosa(1978) calcularon ecuaciones de regre-sión que correlacionan la longitud encentímetros con la edad fetal, obte-niendo resultados cuyo error máximonunca excedía el medio mes lunar.También se han desarrollado multitudde clasificaciones para distintas pobla-ciones, entre las que hay que citar lasde Olivier y Pineau (1960), Merchanty Ubelaker (1977), Sundick (1978),Hoffman (1979), Scheuer et al. (1980),Hunt y Hatch (1981), entre otros.

    Cabe destacar que la aplicación de estemétodo exige la contrastación de los re-sultados obtenidos con el mayor nú-mero de huesos posible, así como conlos datos aportados por los métodos an-teriores.

    3.3.- Determinación de la edad enadultos-DenticiónEste método está basado en que, unavez que los dientes han erupcionado, secomienzan a desgastar. El ritmo y el pa-trón de este desgaste están condiciona-dos por la secuencia de desarrollo de

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    los dientes, su morfología, su tamaño,la estructura interna de las coronas, laangulación de los dientes, su uso enfunciones no relacionadas con la ali-mentación, la biomecánica de la mas-ticación y la dieta. (McKee y Molnar,1988, Walker et al., 1991). Si el des-gaste de una población es suficiente-mente homogéneo se podrá decir que

    el grado de desgaste se da en funciónde la edad. Para aplicar este métodohay que tener mucho cuidado con fac-tores como las patologías o el uso delos dientes como herramientas, ya queéstos pueden falsear los resultados. Loque se suele hacer es aplicar una seria-ción de toda la dentición basada en eldesarrollo y el desgaste. Uno de los pri-meros en establecer una escala de atri-ción basada en el desarrollo fue Miles(1963). Para entender las bases de latécnica se presenta el siguiente ejem-

     plo: un primer molar acumula aproxi-madamente 6 años de desgaste antes deque salga el segundo molar del mismoindividuo. Cuando una cantidad simi-lar de desgaste (equivalente a 6 años)se encuentra en un tercer molar de otroindividuo, asumiendo que éste ha erup-cionado a los 18 años, la edad de ese

    individuo se puede estimar en 18+6=24 años.

    -Suturas cranealesA pesar de que se han realizado nume-rosos trabajos sobre el cráneo (McKerny Stewart, 1957; Nemeskeri et al.,1960; Todd y Lyon, 1924, 1925; He-

    rring y Teng 2000), son muchos los au-tores que han puesto en duda la efecti-vidad de este método cuando se intentaestablecer la edad de un individuo, yaque existe una gran variabilidad intra einterpoblacional (Masset, 1989). Noobstante, en los años 80 Meindl y Lo-vejoy (1985) rescataron el estudio delas suturas craneales, que había caído

    en desuso en la primera mitad del sigloXX. Lo que hicieron fue seleccionar una serie de 17 segmentos de 1 cm endiez suturas y lo registraron en una es-cala desde 0 (abierta) hasta 3 (comple-tamente cerrada) (Buikstra, 1994).Estos resultados se comparan con unatabla que da una aproximación de laedad.

    En cualquier caso, hay un buen criterio para determinar este periodo, que es elcierre de la sutura basio esfenoidea.Esta sincondrosis comienza a cerrarsealrededor de los 17 años y aparece to-talmente obliterada entre los 22 y 25años (Krogman e Iscan, 1986). No obs-tante, este método debe ser utilizado encombinación con otros que resultanmás fiables (Acsádi y Nemeskéri,1970; Meindl y Lovejoy, 1985).

    -Cambios en la sínfisis púbicaLa sínfisis púbica es la región anató-mica más empleada para la determina-ción de la edad en adultos. Esta es lazona de contacto entre los dos huesoscoxales, a nivel del pubis. Los cambiosrelacionados con la edad de esta super-

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    ficie continúan aún después de que seha llegado a la estatura adulta y las epí-fisis de los distintos miembros se hayanfusionado. El primer sistema formal

     para usar estos cambios para determi-nar la edad fue desarrollado por Todd(1920), quien sistematizó los cambiosobservados en la faceta articular de lasínfisis púbica en 10 fases. Más tarde,

    McKern y Stewart (1957) y Gilbert yMcKern (1973) ofrecieron una nuevaclasificación que se basaba en los cam-

     bios morfológicos observados en treszonas específicas de la sínfisis púbica;en concreto, analizaron las rampas dor-sal y ventral, así como el reborde sinfi-sario. Ya recientemente, Brooks ySuchey (1990) redefinieron las fases li-mitándolas a seis.

    -Cambios en la región sacro-ilíacaEste método fue planteado por Love-

     joy et al., (1985), quienes examinaronla superficie auricular de la articulaciónsacro-ilíaca como un posible lugar decambio regular en función de la edad.Una de las principales ventajas de estemétodo es que existen más posibilida-des de que este hueso se conserve enrestos arqueológicos ya que esta zona

    se preserva con mucha más facilidad enlos contextos arqueológicos o forenses.Además, a pesar de que es más com-

     plicado que el anterior, los cambios se pueden ver con claridad más allá de los50 años.

    Estos cambios parten de una superficie

    con una textura de grano fino, un pa-trón regular y usualmente ondulacionesen la superficie transversa de un indi-viduo joven. La topografía de la super-ficie es muy similar al huesosubcondral. Al comenzar la edad adultaestas características de la articulaciónsacroiliaca son modificadas progresivay regularmente a medida que se enve-

     jece. La granulosidad de la superficiese vuelve más gruesa y las estrías se re-ducen dramáticamente. La organiza-ción transversal de la juventud se va

     perdiendo y la superficie comienza amostrar microporosidad. En las últimasetapas de la vida, la superficie se vuelvecada vez más densa y desorganizada.Los defectos de la zona subcondral au-mentan dando lugar a una macroporo-sidad que se va incrementando a partir de la quinta década de vida. Para lasexta y séptima décadas de la vida, lasuperficie se vuelve densa, tiene tantomicro como macroporosidad y pierdetoda evidencia de organización trans-versal. Se ha formalizado un sistema deocho etapas para clasificar esta meta-morfosis.

    -Cambios en el extremo esternocos-

    tal de la 4ª costillaIscan y Loth (1986) estudiaron la me-tamorfosis del extremo esternal de lacuarta costilla y encontraron que hayuna correspondencia con la edad, aun-que varía dependiendo del sexo. Paraello examinaron la forma, la textura ylas cualidades en general de este ex-

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    tremo para definir una serie de fases, enlas primeras este extremo empiezasiendo plano con unos bordes regula-res y redondeados. Con la edad, estos

     bordes se vuelven más delgados e irre-gulares; la porosidad de la superficieaumenta y el hueso se vuelve desigual(Isçan et al. 1984, 1986, 1987). Para suclasificación se han establecido 9 esta-

    dios de 0 a 8 (Campillo, 2004).

    -Otros métodosAdemás de los métodos morfológicosexplicados con anterioridad, existenotros basados en técnicas como las ra-diografías o el análisis de la microes-tructura del hueso. En cuanto al

     primero, éste se fundamenta en el estu-dio de los cambios en el hueso espon-

     joso y cortical a lo largo de la vida.Walker y Lovejoy (1985) estudiaroneste fenómeno a través de radiografíasen las que se pudo describir una pér-dida de hueso progresiva en determi-nados puntos, tanto de la clavículacomo del fémur. A partir de ahí, se es-tableció una relación entre el aumentode la edad y la disminución en la den-sidad del hueso. En el texto de Jackes(1992), se encuentra un análisis sobre

    la aplicación de esta metodología enrestos arqueológicos. Otro grupo demétodos son aquellos que estiman laedad a través de la microestructura delhueso. Ésta se estudia a través de la his-tomorfometría, que permite la cuantifi-cación de los osteones, que evidencianla remodelación del hueso a lo largo de

    la vida. No se entrará en detalle sobreesta metodología porque implica el usode técnicos especializados, pero si sedebe hacer una advertencia sobre suaplicación y es que la remodelación delhueso se encuentra fuertemente in-fluenciada por otros factores además dela edad, como el sexo, las hormonas, elestrés mecánico o cuestiones nutricio-

    nales. Esto hace necesaria una aplica-ción cautelosa que tenga en cuentatodos los factores que hayan podidoafectar al hueso (White, 2005).

    4.- Consideraciones finalesComo se ha podido comprobar existenmultitud de métodos tanto para estimar la edad como para determinar el sexoen restos osteoarqueológicos. La esti-mación sexual es más fácil en indivi-duos adultos que en los infantiles,mientras que la edad lo es en sudadul-tos. Esta divergencia ha obligado a losdistintos autores a centrarse en aquelloscampos menos conocidos, mejorandocontinuamente los aspectos más con-trovertidos en uno u otro campo.

    Todos los trabajos expuestos en estetrabajo son válidos, aunque hay que

    tener presente que el uso de uno u otrodepende de las características de lamuestra, no sólo a nivel cronológico ycultural, sino también biológico.

    Por último, cabe recordar que la esti-mación sexual debe realizarse antesque la etaria, pues en ocasiones, mu-

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