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27262-53303-1-PB

Date post: 25-Sep-2015
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desde el frio invierno
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ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA VOLUMEN XIV ** Editoras Josefina Mansilla Lory Abigail Meza Peñaloza UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA ASOCIACIÓN MEXICANA DE ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA MÉXICO 2009
Transcript
  • Estudios dE AntropologA BiolgicA

    Volumen XIV

    **

    editoras

    Josefina mansilla lory Abigail meza Pealoza

    univErsidAd nAcionAl AutnomA dE mxicoinstituto dE invEstigAcionEs AntropolgicAs

    instituto nAcionAl dE AntropologA E HistoriAAsociAcin mExicAnA dE AntropologA BiolgicA

    mxico 2009

  • Comit editorial

    Xabier lizarraga CruchagaJos Antonio Pompa y PadillaCarlos Serrano Snchezluis Alberto Vargas Guadarrama

    Todos los artculos fueron dictaminados

    Primera edicin: 2009 2009, Instituto de Investigaciones Antropolgicasuniversidad nacional Autnoma de mxicoCiudad universitaria, 04510, mxico, D.F.

    2009, Instituto nacional de Antropologa e HistoriaCrdoba 45, Col. Roma, 06700, mxico, [email protected]

    2009, Asociacin mexicana de Antropologa Biolgica

    ISSn 1405-5066

    Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin la autorizacin escrita del titular de los derechos patrimoniales

    D.R. Derechos reservados conforme a la leyImpreso y hecho en mxicoPrinted in Mexico

  • Estudios de Antropologa Biolgica, xiv-ii: 411-429, Mxico, 2009, ISSN 1405-5066

    Cuerpo y trabajo.Notas sobre el adiestramieNto del Cuerpo y la ideNtidad de la operadora telefNiCa

    Josefina Ramrez Velsquez

    Posgrado en Antropologa Fsica, Escuela Nacional de Antropologa e Historia

    resumeN

    Desde un mapa conceptual en el que se ordena una nueva nocin de cuerpo y trabajo para analizar de manera general la salud laboral, interesa explicar que en la historia laboral de las operadoras telefnicas resaltan aspectos que van configu-rando su identidad, que aparece perfectamente asociada con los usos del cuerpo en el trabajo, con la significacin del trabajo y con la propia significacin del ser operadora. Esta participacin presenta, de manera sinttica, los elementos que admiten interpretar cmo los requerimientos de una importante empresa de tele-fona, en trminos de adquisicin del oficio y control del cuerpo para el trabajo, su higiene y conducta moral de la telefonista, van dirigidos a configurar un cuerpo til y disciplinado.

    palabras Clave: cuerpo, trabajo, representacin del cuerpo, representacin del trabajo.

    abstraCt

    From a conceptual map where we have placed a new body and work notion to analyze works health in a broad way, we approach to explain that in the labor history of the phone operators they stand out aspects that configuring their identity associated to uses of the body in the work, to meaning of work and, to the beings operator own significance. This paper synthesizes elements that allow us to interpret how the companys demands in terms both of skills acquisition and body control to

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    perform the telephone operators hygiene and moral behavior are as such for the configuration of a useful and disciplined body.

    Key words: body, work, bodys representation, works representation.

    prembulo

    En este trabajo se exponen de manera sinttica los elementos concep-tuales que permiten conducir la investigacin sobre la significacin de la relacin cuerpo/trabajo. Pretende un anlisis de segundo orden, dado que la informacin que presentamos proviene de una investigacin mayor realizada sobre estrs con operadoras telefnicas, que en este momento no tocaremos, puesto que interesa reconstruir los elementos que dan identi-dad a la telefonista, con base en lo narrado por las entrevistadas, quienes reflexionan sobre los aspectos que van configurando dicha identidad y que aparece perfectamente asociada con los usos del cuerpo en el trabajo, la significacin del trabajo y su propia significacin del ser operadora.

    Cuerpo y trabajo

    Desde hace varias dcadas he analizado la relacin cuerpo-trabajo con el objeto de explicar los procesos de deterioro del cuerpo (fsico y mental). Para ello, en mis primeros trabajos (Ramrez 1991, 1993) consider como premisa central que dicho deterioro era atribuible casi sin mediacin al-guna al trabajo, y esto era coherente con la nocin de trabajo manejado en ese entonces y que aluda a la actividad que sujeta, explota y contro-la a los obreros. A pesar de que esta perspectiva se fundamentaba en la confluencia de dos teoras bsicas, marxista y foucaultiana, que permitan proponer que el estudio de las poblaciones caracterizadas por el trabajo, deban ser analizadas a partir de la categora de cuerpo en un doble sen-tido: como cuerpo productivo y como cuerpo disciplinado y dcil, dicha argumentacin mostr estrechez, maniquesmo y, sobre todo, dejaba de lado toda posibilidad de comprender la manera en que la cultura y la ideologa actan recprocamente en la configuracin de representacio-nes y prcticas que, en lo individual y lo colectivo, los diferentes grupos de trabajadores elaboran sobre su cuerpo, el trabajo, la enfermedad y la

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    experiencia de todo ello de manera relacional. Estos elementos terico-con-ceptuales han sido reflexionados en otras investigaciones (Ramrez 1998, 2005) buscando resignificar los conceptos: cuerpo, trabajo, enfermedad, cultura, pues desde la perspectiva de los trabajadores interesa explicar el proceso de deterioro fsico y mental. As, elabor un mapa conceptual (Ramrez 2005) que gui la indagacin sobre estrs de un grupo de ope-radoras telefnicas reconociendo, en trminos epistemolgicos, que la enfermedad representa y expresa, es decir, es una construccin social que slo es susceptible de conocer a travs de actividades interpretativas.1 Abordar la enfermedad desde la representacin, o desde el significado que el conjunto de trabajadores elabora, requiri incorporar la tra- dicin interpretativa de la antropologa mdica que ha trado al debate terico y metodolgico diferentes formas para dar cuenta de la enferme-dad de diversos conjuntos sociales, estudindola desde la representacin, la experiencia o la metfora. Esto tambin signific tomar posicin frente a una nueva sntesis terica referida a la dicotoma cuerpo/mente que han propuesto autoras como Scheper-Hughes y Lock (1987: 30), al desarrollar una nueva epistemologa y metafsica del cuerpo y la mente articulados y, de las fuentes emocionales, sociales y polticas de la enfermedad y su aten-cin. Tal postura no slo se emiti en el nivel terico, sino que tambin alude a lo que para ellas es el carcter moral de la antropologa, cuyo objetivo ha sido dar la voz a las subculturas sumergidas, fragmentadas y silenciadas, las de los enfermos y los invlidos.

    La reflexin sobre el cuerpo, si bien me ha llevado a extensas revi-siones de otras propuestas analticas que abordan su carcter experiencial y que han sido muy socorridas en antropologa fsica, se circunscribe al anlisis selectivo de aquellos investigadores que explcitamente si- tan al cuerpo como producto de contextos especficos sociales, cultura-les e histricos y quienes han comprometido el debate de las dicotomas naturaleza/cultura o mente/cuerpo de manera sustancial, develando una posicin radical con respecto a la verdad que claman las ciencias mdicas y epidemiolgica. Por razones de espacio, estas propuestas no se amplan, pero remitimos al lector a revisar el anlisis que se hace sobre el estrs como metfora (Ramrez 2005, 2006), en donde se analizan numerosos

    1 Si bien el presente texto no se propone discutir dicha investigacin, presenta algunos elementos conceptuales que permiten realizar un anlisis de segundo orden al proponernos discutir la relacin cuerpo/trabajo con base en datos etnogrficos.

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    temas y problemas referidos a esta nueva conceptualizacin de cuerpo e incorporan a la argumentacin las fuentes emocionales, sociales y polti-cas de la enfermedad y su atencin desde el punto de vista de las opera- doras, lo cual permiti explicar no slo la nocin que tienen ellas sobre el estrs, sino tambin sus transformaciones como actoras sociales con sus mltiples pertenencias, las transformaciones de su cuerpo y de su yo.

    Desde estos lineamientos, una nueva interpretacin del cuerpo lo evidencia como asiento de subjetividad, lo cual constituye un desafo a las teoras de la cultura en las que mente/sujeto/cultura se despliegan en paralelo y en contraste con el cuerpo/objeto/biologa. En este sentido, la resignificacin del cuerpo tambin requiere una redefinicin de cultura que ms all de comprenderla desde una perspectiva semitica y significativa, de la cual el ser humano es comprendido como productor de sentido, es menester destacarla como un tejido de significados que da identidad a los grupos, que tambin se conforma como ideologa, ya que a menudo las realidades sociopolticas y econmicas se ocultan en pos de ciertas creencias culturales (Keesing 1987).

    En la actualidad la nocin de cuerpo que me interesa desarrollar dentro de la antropologa fsica, para una nueva produccin de saberes, no es ms un objeto, es un sujeto con agencia, es decir, tiene la capaci-dad de pensar y de actuar negociando y renegociando su realidad. Esta nocin construida en el marco del debate generado en la antropologa cultural norteamericana (Good 1994) cuestion profundamente las representaciones etnocntricas que los etngrafos produjeron sobre las formas de pensar, actuar y nominar que los otros hacen sobre sus condiciones corporales. Ha conducido al planteamiento sobre el cuerpo mltiple, polismico, espacio en el cual no slo se inscribe la cultura y se expresa la sociedad, sino mucho ms. As, se comprende como producto histrico, social, cultural e ideolgico de mltiples ocurrencias, es decir, tiene uso, funcin, significacin, se vive y transforma en la creatividad y en la negacin, en la enfermedad, el dolor, la violencia, las emociones y la muerte. Reconozco que esta propuesta trae una nueva luz a la compren-sin de un cuerpo vivido desde la experiencia, socialmente representado a travs de diferentes lenguajes simblicos y metafricos y como centro de regulacin, disciplina y control.

    Apoyada en estos supuestos, concibo al cuerpo como un campo de ex-periencia perceptual de interacciones afectivas y sensibles, por medio del cual los

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    actores construyen su mundo e interactan produciendo significados, metforas, y negociando y renegociando sus situaciones en un proceso dinmico. Y encuentro potencialmente frtil la nocin de cuerpo en su triple dimensin (social, cultural y poltica) como lo exponen Scheper-Hughes y Lock (1987), pues permite explicar las mltiples respuestas que los cuerpos dan ante la cultura como disciplina que mantiene cdigos y contratos sociales que domestican el cuerpo individual conforme lo requiere un orden social y poltico determinado. Adicionalmente, posibilita la comprensin de la enfermedad como constructo sociocultural, es decir, como metfora codificada que constituye el lenguaje del cuerpo y este ltimo como el terreno ms inmediato donde se expresan el poder, el sufrimiento y las contradicciones sociales, as como sitio de resistencia personal y social. Tomando en cuenta esta conceptualizacin y la del trabajo (Ramrez 2005) como campo sociopoltico conformado por una organizacin, jerarqua, ideologa, tcnica y social y, adems, por un conjunto de normas, concepciones, tradiciones, creencias, prcticas, sentidos y significados dinamizados por las relaciones de poder y de gnero, se puede explicar de mejor manera las diversas formas en las que las telefonistas dan respuesta, desde el cuerpo, a las exigencias del trabajo, mostrando no slo el bienestar social que se supone ste genera, sino tam-bin refieren el conflicto, la negatividad, la creatividad y la negociacin.

    proCedimieNtos de iNvestigaCiN y partiCipaNtes

    Con estos fundamentos realic una investigacin sobre estrs en un grupo de operadoras telefnicas de la empresa Telmex, cuyo objetivo central fue explicar su significado y experiencia, reconstruyendo, desde la perspec-tiva de las operadoras, la manera en que ciertos sucesos estn implicados en su aparicin y cmo cada una los experimenta.2 Articulado a ello se

    2 La investigacin se realiz entre 2000 y 2004 con la anuencia del sindicato deLa investigacin se realiz entre 2000 y 2004 con la anuencia del sindicato de telefonistas, lo cual signific la posibilidad de realizar una etnografa que dur poco ms de un ao en uno de los centros laborales ms antiguos de la empresa, considerado problemtico dado que no cumple con los estndares de productividad. Desde ah se seleccion un grupo de 25 operadoras con diagnstico de estrs o que asumieran su- frir de estrs. Las entrevistadas tenan la categora de operadora telefnica y sus funciones variaron de acuerdo con el departamento de pertenencia: departamento de trfico lada internacional (090); lada nacional (020); departamento de informacin (040); y departa-mento de quejas (050). El rango de edad fue de 32 a 54 aos, con un promedio de 41 aos. El

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    indag acerca de la nocin de cuerpo, trabajo y sus transformaciones. En esta articulacin apareci una historia poco advertida, pero estrechamente vinculada con el proceso de estrs, que devel las diversas transformaciones que las operadoras han enfrentado y que en sntesis remiten a su cuerpo y a su identidad laboral.

    Esta informacin concebida como un anlisis secundario de materiales provenientes de la investigacin sobre estrs, se ha elaborado a partir de la etnografa y de las entrevistas en profundidad,3 en las que se privile- gi la narrativa, pues fue considerada el medio idneo para acceder al proce-so que lleva a los sujetos, en su calidad de enfermos, a conceptuar y entender la experiencia de su enfermedad. Adems de suponer que el acto de contar, yuxtapone elementos dispares (circunstancias, momentos, situaciones, personas) significativos para el sujeto, as como su propia persona, haciendo uso de su ir y venir en el tiempo. Este elemento metodolgico permite, en estricto sentido, advertir la fuerza de las transformaciones y la manera en que las operadoras las viven evidenciando la relacin cuerpo/trabajo. Este proceso de transicin involucra el cambio tecnolgico, por lo que vamos a describir los elementos que han dado identidad a la operado-ra antes y despus del cambio. En concreto se hablar de un proceso generado a lo largo de por lo menos tres dcadas que dibujar cmo a partir de la incorporacin a la compaa telefnica, del entrenamiento y control del cuerpo para el trabajo y de la capacitacin que recibe para constituirse en operadora telefnica, se va delineando una base comn para la representacin del cuerpo, ya en un proceso de constitucin de un cuerpo colectivo, que ser sometido a la experiencia concreta del trabajo pero tambin a formas de agresin y consumo corporal.4

    de antigedad laboral de 6 a 27 aos, y en promedio 17.5 aos de trabajo. Respecto al estado civil, 12 operadoras son casadas, seis separadas, cuatro madres solteras y tres solteras, slo estas ltimas no tienen hijos. En cuanto a la preparacin escolar, las operadoras de lada nacional tienen nueve aos de estudio en promedio, y las de lada internacional casi 12 aos de estudio, ya que a stas se les ha exigido tener conocimientos de ingls. En este departamento todas han cursado la preparatoria y tres tienen carreras profesionales.

    3 Esta fue la principal fuente de informacin que busc el relato y que guiado por los objetivos de investigacin y codificado a partir de categoras analticas como cuerpo, trabajo, enfermedad, familia, roles sociales; se desarrolla con definiciones ms finas, orientadas por sus representaciones, prcticas, experiencias y metforaspor sus representaciones, prcticas, experiencias y metforas

    4 La presentacin de esta informacin se sintetiza debido al espacio con el que contamos, por ello slo en algunos casos se destacan fragmentos de las narrativas de

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    Configuracin de la operadora telefnica de Telmex

    Las operadoras telefnicas conforman un sector de trabajadoras cuya importancia estratgica se ha desarrollado con las telecomunicaciones. Por ello, se puede decir que ste es uno de los primeros trabajos con actividades continuas y nocturnas, por ser un medio fundamental para la comunicacin, en donde participa un sector monoplico, poderoso econmica y polticamente, como lo es la compaa de Telmex.

    Desde las primeras entrevistas, la figura de la operadora se empez a recrear a fuerza de ubicar su propia historia: luchona, participativa, buena trabajadora, vida de progresar y alcanzar una estrella como Francisco Hernndez Jurez, quien ha sido por mucho tiempo fuente de inspiracin para la participacin poltica.

    Ser operadora me insisti Alicia una de las primeras entrevistadas significa apar-te de ser mujer, tener la capacidad de dar todo por llevar a un hombre al poder sindical,5 en un momento en el que todas sabamos la importancia estratgica de nuestro trabajo, pero adems de ello significa mantener el orden de la casa, los hijos y el marido.

    De ese poder estratgico de las operadoras se desprenden muchas cosas que resultan tiles para el anlisis. Por ejemplo, en los aos seten-tas del siglo pasado, el trabajo de operadora era considerado bueno, por las prestaciones y la cobertura sindical que permiti ciertas mejoras a las condiciones laborales que otros grupos de trabajadoras no tenan. Aun- que hoy en da, ser operadora significa enfrentar una ofensiva ideo- lgica que pretende normativizar al mximo el trabajo, es decir, hacer de ese momento de conexin con el cliente, una llamada exitosa, cuidando la voz, la atencin adecuada, imprimiendo calidez a una fraseologa que tiene un formato acartonado y rgido del cual no se pueden salir. Ser operadora en estos tiempos de globalizacin significa llevar a cuestas la responsabilidad de mantener al cliente satisfecho y no dejarlo ir, incluso cuando eso sucede, buscarlo para ofrecerle un mejor servicio. Todo ello

    las entrevistadas para ilustrar la manera en que sus representaciones aluden al cuerpo como espacio de domesticacin y disciplina, y al trabajo que con sus innovaciones perfila tambin transformaciones en la identidad de la telefonista.

    5 Se habla de Hernndez Jurez, lder democrtico quien detenta el poder desde hace casi 30 aos.

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    mantiene una carga excesiva de trabajo, control y vigilancia que las ope-radoras han vislumbrado como fuente de estrs.

    La identidad de la telefonista

    Ser telefonista est fuertemente marcado por atributos particulares y por el establecimiento de relaciones especiales en la empresa y con los clientes. Ellas poseen caractersticas peculiares: hbitos, la relacin con el cuerpo y con los objetos, frases, cdigos comunes, formas de relacin con los otros que hacen de esta funcin algo particular, adems de que el oficio ha estado marcado como una funcin femenina.

    Desde antes del cambio tecnolgico sucedido a mediados de los aos ochenta del siglo pasado, la imagen de la telefonista estaba ligada al uso del aparato, como si ste fuese una parte inseparable de su cuerpo. El trmino tiene doble significado: el de equipamiento, mecanismo y, tambin, el que refiere a un sistema de rganos que actan en conjunto. Dicho cambio , segn la empresa y el sindicato, tuvo como objetivo mejorar las condiciones de trabajo de la operadora, y consisti en la introduccin del sistema digital en forma paulatina, dejando atrs el pesado aparato, los cables, el tablero y la posibilidad de control del trabajo por parte de la operadora. Si bien algunas cosas cambiaron, como el tiempo de descanso, a travs del estudio del estrs se mostr que el cambio tecnolgico basado en el mejoramiento de la productividad y la calidad de la atencin, gene- r otros problemas como estrs, violencia laboral, transformacin del oficio y prdida de los contenidos del trabajo (Ramrez 2006).

    La categora aparato parece sugerir la conjuncin de lo tcnico con lo orgnico. As, el auricular no es slo un instrumento de trabajo, si- no que est asociado con una serie de valores. La telefonista poda ser reconocida por medio de la marca en los cabellos, tambin a travs del auricular se da la comunicacin con el exterior, adems se le vincula di-rectamente con el malestar caracterstico de las operadoras (dolores de cabeza ocasionados por el aro) y el responsable del ruido permanente en el odo (un zumbido), reconocido como repiques,6 al que todas estuvie-ron expuestas, incluso con rupturas de tmpano y sangrados.

    6 Los repiques fueron descritos como descargas de decibeles superiores a los que el odo puede recibir y a los que todas estuvieron expuestas cuando trabajaban con el sistema analgico.

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    La voz es otro elemento importante que integra la identidad de la telefonista. En todas las pocas, la direccin de la empresa se ha preocu-pado por este elemento, lo que se traduce en el control permanente a travs de la auditoria, as como en la contratacin de fonoaudilogos que imparten cursos de impostacin de voz. La voz de la telefonis- ta se asocia con la imagen de la empresa y se le considera el instrumento de comunicacin que permite ayudar a los otros, y es capaz, muchas veces, de resolver situaciones aflictivas. Cabe, tambin, resaltar que los cambios introducidos ocasionaron la prdida colectiva de la voz de la telefonista, que vino a ser substituida por la voz sintetizada del computador. En todas las pocas, la voz era probada en el momento de la admisin, pues se exiga un tono considerado agradable, buena diccin y enunciacin correcta de las frases. El tipo clsico se produca a travs de las clases de impostacin y con frecuencia por imitacin de las colegas. Una forma par-ticular de hablar, permanentemente reproducida, constitua la identidad de la telefonista. Nora cuenta que el aparato se colocaba a una distan- cia determinada de la boca, conforme las normas de la empresa, de modo que escuchara su propia voz. Esa era una forma de obligarla a controlar su tono, porque si hablaba muy alto o responda en un tono ms agresivo, el sonido retumbara directamente en su odo. Or permanentemente la propia voz produce y reproduce una determinada manera de hablar, no slo en el trabajo, sino en la vida en general. Algunas dijeron que la voz modulada transmite confianza y seguridad al suscriptor y que ese efecto tambin se transfiere a sus vidas particulares.

    Otra caracterstica que integra fuertemente su identidad es el gnero. Desde el inicio de la profesin, a principios del siglo pasado, hasta 1993, el trabajo fue ejercido por mujeres. El sector de trfico era esencialmente un espacio femenino. Las telefonistas se ven, en su gran mayora, como mujeres solteras o solas. El hecho de ser mujeres solas haca que se encerra-ran en el mundo de la empresa, pero tambin era justificado por sta, en determinado momento, ya que no quera recin casadas, en virtud de que ello traera problemas de inasistencias por la atencin hacia los hijos.

    Segn todas las entrevistadas, el gran obstculo para el matrimonio eran los horarios y el trabajo en los das festivos. Los horarios nocturnos y el trabajo durante el fin de semana generaban peleas y desconfianzas de novios y maridos y facilitaban, tambin, las escapadas de los hombres. Esa desconfianza era histrica, vena de la poca del horario partido, por

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    ejemplo cuando ellas trabajaban en la maana, tenan una pausa de cuatro horas a la mitad del da; as regresaban hasta las ocho o diez de la noche. Lo que ella poda hacer durante la interrupcin del trabajo, estaba siempre sujeto a las suposiciones de los hombres. Ms recientemente, el horario de tarde (cuando la telefonista la mayora de las veces dorma en la empresa) y el de madrugada estaban ms sujetos a las conjeturas de los varones. Otra preocupacin era su ausencia constante en fechas conme-morativas, como aniversarios, navidad y ao nuevo, espacios importantes de sociabilidad. Eso haca que frecuentemente se sintiesen alejadas de los parientes y amigos, pero si bien las alejaba del espacio familiar, contri-bua al estrechamiento de los lazos en el espacio de trabajo. Nora sintetiza el sentir general respecto de las exigencias del ser operadora y mujer:

    Cuando me hice conciente de lo que ha significado ser operadora me di cuenta que fueron muchas cosas. Primero una seguridad, tranquilidad, saber hacer algo, que adems es un trabajo importante por el asunto de la comunicacin, en todos sentidos, porque igual comunicabas a familiares o a empresas y bancos. Sabamos que nuestro trabajo era delicado e importante, haba una tica, bueno ahora tambin, pero muchas cosas han cambiado, con la modernizacin. Pero en esos primeros aos laborales, lo que uno aprende es a pertenecer a la empresa y al sindicato, y eso quiere decir, pues ser alguien. Eso es un sentimiento muy grato, una tablita de salvacin, pues como te deca, ser operadora tambin te exige un comportamiento que en este medio tiene su lado bueno, si cumples con todo lo que se te pide sin hacer problemas y tiene su lado malo, porque tambin ser operadora ha tenido un estigma, es decir, una marca, porque tambin se nos ha tachado de mujeres fciles, por trabajar todos los turnos y ah est un problema que se genera con los maridos, las parejas, porque no estn de acuerdo, todos los problemas familiares se dan por estas ideas de que las operadoras son unas locas.

    La representacin de las trabajadoras en relacin con sus formas de trabajo se ha estudiado poco en nuestro pas, y una reflexin al respecto puede ayudar a entender cmo se mantienen y siguen constituyendo pilares para la constitucin de la identidad de la operadora telefnica.

    Desde mi perspectiva, la mirada de Scott (1990) ofrece pistas para entender los estereotipos de gnero asociados con el trabajo, ya que ella deconstruye la categora femme isole utilizada en el siglo xix, en Francia, y vinculada con las obreras (mujeres que realizan fuera de casa la expe-riencia del trabajo asalariado), la miseria y la prostitucin (discusin de la mujer en los planos moral y econmico) y, consecuentemente, con el

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    orden social de la poca. La historiadora muestra que la categora femme o fille isole se utilizaba para designar a mujeres de la ciudad que trabajaban por un salario irrisorio y constituan el estrato pobre de la poblacin; a las que habitaban en los nuevos centros fabriles y trabajaban largas jorna- das en fbricas, dejando de lado la casa; a las prostitutas clandestinas; a las costureras que trabajaban en sus cuartos, siendo remuneradas por pieza. En resumen, la expresin era aplicable a todas las que no vivan bajo el control constante de padres o del patrn y que al terminar la jornada disponan libremente de su tiempo. La autora aade que el doble signi-ficado atribuido a esa expresin no era algo casual, o sea, la expresin sugera que todas las obreras eran prostitutas en potencia. En realidad, esa construccin de pensamiento se haca a partir de las siguientes aso-ciaciones: obrera y prostituta y pobreza y libertinaje. De forma que era necesario controlarlas para inhibir el libertinaje.

    Entre las operadoras encontramos referencias semejantes a las descritas por Scott en relacin con el estigma de la profesin, asociado sobre todo a la noche, especialmente en pocas anteriores, toda vez que ellas consideran que tambin se ha venido creando una idea positiva del oficio. Nora coment:

    En un tiempo ser telefonista era una profesin no bien aceptada por la sociedad. Era sinnimo de mujer vulgar. Haba mujeres que llegaban a casa a las diez de la noche, a la media-noche, a la una de la maana. Las mujeres, cuando llegaban tan tarde no eran bien vistas por los vecinos ni por la sociedad. Entonces eran muy sufridas, (...) quiere decir, que ellas se avergonzaban de ser telefonistas. Eran las personas ms humildes, sin formacin.

    Ms de un siglo despus, y en otra sociedad, estas asociaciones se asemejan a las referentes a las obreras del siglo pasado. La telefonista es vista inicialmente como una mujer sola, sin proteccin de la familia, trabaja en los mismos horarios y lugares que las prostitutas, por ello es confundida con estas ltimas. Entre ellas circulan varias historias de colegas que hablan de la mala fama de la telefonista asociada con la noche y la calle como si fuesen mujeres de la calle. Entre ellas tambin existen comentarios de que las telefonistas acaban con problemas que las hacen verse medio locas. En este sentido es importante destacar que tambin la perturbacin mental integra el conjunto de asociaciones respecto a ellas.

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    A travs de las polticas profilcticas de la empresa se observa el desdoblamiento de ese conjunto de asociaciones: mujer trabajadora po-bre/corrupcin fsica y moral (prostitucin, enfermedades asociadas con la pobreza, la promiscuidad, la falta de higiene, tales como tuberculosis, enfermedades sexuales, enfermedades de la piel, perturbaciones mentales). Las representaciones de la telefonista, como empleada de empresa pblica y como mujer, trabajadora pobre, conviven, una u otra son utilizadas por ellas y por otros actores sociales involucrados.

    La existencia permanente de esa imagen interiorizada permite entender porque hasta muy recientemente las telefonistas se sometan, de buen grado, a imposiciones y controles extremadamente rgidos (disciplina, controles sobre el cuerpo, diligencia y dedicacin extremas) y a otros que invadan su vida privada, como por ejemplo, las determi-naciones referentes a la presencia de hombres junto a la entrada de la empresa, la prohibicin de contacto con los tcnicos en el interior de la empresa, o ms tarde, cuando fue admitido que maridos y novios las acompaasen hasta la puerta, la prohibicin de cualquier manifestacin de afecto. Esas determinaciones eran fiscalizadas, no slo por la supervisin, sino por todas las telefonistas quienes sealaban las eventuales desviaciones. Con ello se manifiesta la preocupacin colectiva por el mantenimiento del buen nombre de la empresa y, consecuentemente, de ellas mismas.

    Los contenidos simblicos del trabajo: ser til

    Considerando las asociaciones anteriores, podemos percibir la importancia de la imagen de la telefonista til a la sociedad, en contraposicin a la telefonista mal afamada, nociva a la sociedad y capaz de causar desorden social. Esa idea de la utilidad fue, hasta el inicio de los aos 1990, inten-samente utilizada por la empresa, que peridicamente divulgaba acciones realizadas por operadoras en diversas partes del mundo, exaltando el herosmo. No era de extraar, por lo tanto, que ellas hiciesen todo para atender a los clientes, completar conexiones imposibles o a partir de vagos indicios proporcionar la informacin solicitada.

    La importancia de la profesin y el empeo personal en la atencin a los clientes eran permanentemente resaltados por las operadoras. Las jvenes del sector de informacin cuentan que no solamente memori-zaban los principales telfonos de la ciudad: rganos pblicos, hospita-

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    les, delegaciones, hoteles, sino tambin, movidas por el sentimiento de ser til a los otros construan una base de datos particular. Se trataba de un cuadernito personal que contena la informacin inexistente en las listas de la empresa. Para eso, ellas realizaban, por su propia cuenta, lo que denominaban su investigacin. Separaban anuncios de peri-dico para copiar telfonos y direcciones, y en su horario de descanso llegaron a tomar el autobs y buscar locales de empresas o institu- ciones para complementar sus datos. Tambin, unas con otras intercambia-ban la informacin contenida en sus cuadernos. Las telefonistas de trfico prestaban verdaderos servicios pblicos, adems de las conexiones solicita-das. Cuando se enteraban de alguna emergencia, llamaban directamente a bomberos, polica, ambulancias, hacan diversos telefonemas hasta localizar personas. Ese sentimiento de utilidad, de hacer el bien, era incentivado por la empresa como una forma de redencin de la mujer trabajadora, vista a travs de atributos negativos. De manera que el trabajo de produccin y reproduccin de representaciones sobre el oficio noble de la telefo- nista fue destacado por la empresa y por el sindicato a travs de diver- sos medios de comunicacin.

    Para mostrar cmo las representaciones del oficio noble dan iden-tidad a la telefonista y se reproducen, seleccion el siguiente prrafo del peridico El Guajolote, rgano de circulacin interna de los trabajadores de telfonos, que reproduce la imagen y representaciones sociales de otra poca sobre el ser telefonista.

    Con un simple movimiento manual usted hace telefonista penetrar su voz dcil al mismo tiempo los palacios y los ranchos los escritorios y las oficinas las iglesias y los casinos [...] Cuanta gente no la envidia telefonista sin medir las horas de amarguras por las cuales usted pasa cuando es intermediaria de las noticias f-nebres; cuando hay una llamada desesperada de una madre afligida para avisar al esposo que la hija est agonizante [...] cuando el nmero no contesta, no contesta por ms que usted insista porque la casa se enciende en llamas y en una de las habitaciones un nio clama angustiosamente por socorro. Esa es su hora amarga, telefonista hora a la que usted no puede huir por fuerza de sus funciones [...] (mayo 1976).

    Lo que se percibe en el texto anterior es que las representaciones estn dirigidas a mujeres. Todos los calificativos contenidos estn cultu-ralmente asociados con el sexo femenino, y transferidos del hogar al espacio de trabajo. Adems de eso, su contenido atraviesa el tiempo. Los

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    valores tradicionales asociados con el hogar que son alabados en varios textos publicados en el peridico de la empresa hace ms de cuarenta aos; separan dos pocas igualmente importantes con respecto a las transformaciones en el trabajo la primera inmediatamente despus de la Segunda Guerra Mundial y la segunda en el momento de importantes cambios en el mundo del trabajo.

    La nocin de oficio noble trasmitida por generaciones invocacin a la emocin y a los sentimientos; exalta el sentimiento de renuncia y el papel de servir, asistir, socorrer a los otros, de vivir la vida en funcin de su Otro; utilizando, para eso, sus cualidades innatas. La invocacin a los sentimientos se hace a travs de situaciones lmite (incendios, inun-daciones, desastres) en que la dedicacin de las telefonistas salva a per-sonas, o sea, el sentimiento de utilidad es explorado de forma extrema (estas cuestiones son advertidas tambin en otros trabajos, vase Ueda 2002 y Antonaz 2002). Las cualidades de la trabajadora son las mismas de la mujer en el hogar. Simon (citado por Scott 1990: 12), hablando de la mujer en la era industrial, escribe que ellas se asocian con la espirituali-dad, el amor, los sentimientos, son ajenas al mundo de la economa y sus cualidades son inherentes a su constitucin fsica, ligadas principalmente a su funcin de madre, lo que quiere decir que tienen un papel moral en el cuidado de la familia. En estos escritos el contexto de la casa se transfiere a la empresa (cuyo espacio es tambin organizado como casa) y se espera que la telefonista atienda a los clientes con la misma devo- cin y dedicacin que tiene con la familia.

    Una posible interpretacin

    En el caso estudiado advertimos la construccin de una identidad de mu- jer mal afamada, que encuentra proteccin en el interior de la empre- sa. El rescate de la moralidad se da a travs de la renuncia de s misma, dedi- cndose y sirviendo a los otros. En este sentido es posible considerar que la empresa se apropia polticamente de estos valores y representaciones para aplicarlos al trabajo, aunque no se sabe an cmo y en qu medida lo hace. Este supuesto surge cuando el Gobierno de Vichy se apropia polticamente de esas caractersticas (Muel-Dreyfus 1996).

    Sin embargo, tenemos un caso explcito de extraccin extrema de la fuerza de trabajo a travs de la apropiacin del eterno femenino. Se

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    observa tambin que la cuestin econmica condiciones de trabajo y remuneracin se trata como si no existiera en la relacin. O sea, en el momento en que la profesin es completamente vaciada de su sentido, se instrumenta un proceso de recuperacin de los valores simblicos que sustentaban la explotacin y que daban sentido a la profesin. Otro ejemplo es el gran cartel que fue instalado en el sector hacia 1992; se trata de una fotografa de telefonistas de 1923. Desde mi punto de vista, aquella habra sido colocada all, en aquel momento, cuando la profesin se vaciaba de todo su contenido e importancia. La fotografa reproduce una fila de telefonistas sentadas sobre sillas muy altas, en sus puestos de trabajo; sus cuerpos, lado a lado, constituyen una lnea recta perfecta y sus columnas una serie de lneas paralelas; sus miradas, tambin paralelas, se dirigen a los circuitos, sus vestidos son blancos, estrechos, y sus medias tambin son blancas. El cabello est recogido y parcialmente recubierto por un auricular de grandes dimensiones, por detrs las monitoras vigi-lan la marcha del trabajo. Esta fotografa, redescubierta y colocada en el lugar de trabajo a setenta aos de distancia, guarda todo el peso de la tradicin y sustituye, de forma ampliada, a la monitora. Eso muestra que al lado de los controles ejercidos por las mquinas, las antiguas formas de control son realimentadas al nivel de lo simblico. La fotografa, de la cual nadie percibe su existencia, reproduce la personalizacin de los antiguos controles, redoblando el efecto de los nuevos, eternizando tambin una relacin de dominacin del cuerpo.

    Efectivamente, esa fotografa produce una sntesis, por oposicin, de todos los discursos sobre las telefonistas. Las antiguas telefonistas por la ropa y la postura recuerdan ms a jvenes de un internado, cuya morali-dad se mantiene bajo estricto control. Su mala fama, tan frecuentemente evocada, ya sea a travs de la localizacin de la empresa (en el centro de la ciudad, San Juan de Letrn, calle en alguna poca asociada con una rea tradicional de prostitucin), ya sea por los horarios de trabajo, slo puede ser borrada a travs de los controles y de la dis-ciplina impuestos por la empresa. Ese proceso permanente de adiestra- miento tena el efecto de reforzar la imagen interiorizada de la telefonista, relacionada con el gnero, la promiscuidad, la enfermedad fsica y moral y los hbitos de higiene y de reproducir permanentemente su adhesin a las normas represivas.

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    Con lo anterior he querido mostrar la manera en que en el acto de ser, en la constitucin del oficio de telefonista se conforma un proceso de adiestramiento del cuerpo. Las entrevistadas narraron que pertenecer a Telfonos requera de una nueva imagen conformada desde la disciplina corporal, el control social y la advertencia de que lo ms importante en ese sitio es su capacidad de trabajo. As lo manifest Elsa:

    Despus del examen de admisin, que adems yo no le tena miedo, me di cuenta que no era noms llegar y ya, sino que empezbamos todo un proceso de adiestra-miento, era como convertirte en otra persona, como ms ... cmo te dir... bueno, pues disciplinada, cuidadosa en tu voz, en tus actos, bueno hasta en tu forma de vestir. Las jefas se fijaban en todo, en la ropa, las uas, el cabello, en todo. Porque supongo que la empresa lo que quera era que estuviramos muy preparadas, refi-nadas por as decirlo, no que se viera que ramos maleducadas o ineptas. Y lo del aspecto fsico yo no s porque le ponan tanta atencin, porque el cliente ni nos vea! S, voy de acuerdo en las maneras de hablar, porque la verdad tambin haba compaeras, que tena fama de ser unas peladas,7 pero todo eso era muy cuidado, muy cuidado... hasta la fecha, aunque ahora es distinto porque ya se supone que todas estamos formadas.

    En general, este tipo de advertencia es percibida y vivida por todas las informantes, y sintetizada bajo la idea de que pertenecer a Telfonos signific convertirse en telefonista, lo cual refiere a un proceso de adqui-sicin del oficio, pero tambin de un estigma si dicho oficio no se realiza bajo ciertas normas y reglas de comportamiento. Este estigma fue sealado como mala reputacin, alusiva a la actitud grosera o de ineptitud que las propias supervisoras ponan de ejemplo de lo que no se debe hacer ante el cliente. As pues, pertenecer a Telfonos quiere decir adquirir un sitio, un espacio para s, un oficio, una identidad que se va construyendo a partir de ponerse la camiseta, como apunt Elsa, y ello significa tanto lo positivo: adquisicin de un oficio, como lo negativo: mal educada, inepta y fcil configurados en la manera de ejercer el oficio. Las operadoras refirieron que durante la adquisicin del oficio tienen que pasar por un proceso en el que constantemente estn tratando de hacer bien las cosas, sus tareas, sus posturas, su forma de vestir, su voz modulada, su cumplimiento con los tiempos de trabajo y el trabajo nocturno para alejarse lo ms posible de las caracterizaciones negativas, de los reportes.

    7 Trmino que usa para definir a una persona con escasa educacin, altanera, que no trata al cliente de manera amable y modulando la voz.

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    Porque como seal Elsa:

    ... la empresa siempre te cataloga. Desde que entras te est siguiendo para ver cmo te desempeas. Al principio cuando entramos, no nos quedaba de otra que tratar de alcanzar la imagen que nos solicitaba la empresa, de trabajadora, cumplida y disciplinada. Y a lo mejor eso en un principio cuesta trabajo, porque uno no est acostumbrada. Pero se puede, porque eres joven, soltera, sola, sin compromisos de novio, marido o hijos, Pero ahora toda esa disciplina y vigilancia molesta, hostiga y es uno de los principales motivos de friccin, aunque ya estamos muy hechas como se dice, pero ahora el camino es perder el trabajo.

    Para finalizar subrayamos que las acciones de la empresa a lo largo de la historia de la telefona son exigencias de trabajo que transforman el cuerpo biolgico en cuerpo social y poltico, organizado a partir del proceso de constitucin del oficio de la operadora. Tales exigencias cuyo blanco directo es el cuerpo de la telefonista, abarcan tres esferas: el entrenamiento y control para el trabajo; la induccin de prcticas de higiene y cuidados con el cuerpo, a travs de folletos y peridicos de la empresa. Estos ltimos tambin se utilizan para transmitir patrones de comportamiento, buenas maneras y formas adecuadas de vestir y pei-narse y, todava, la construccin de una verdadera poltica de formacin (educacin) y conformacin del cuerpo muestra un proceso complejo en el que al cambiar los contenidos del trabajo tambin cambia la identidad de la telefonista.

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