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latestadura.blogspot.com y latestadura.wordpress.com
Especiales
de 2do.
aniversario
Dirección General:
Mario Eduardo Ángeles.
Textos: Mariana Valtierra Vargas (Nanuz).
Fotografía: Leonardo Carmona y Anna Styczyńska.
Consejo Editorial: Diana Isabel Enríquez, Bardo Garma, David Morales, Miguel Escamilla, Pedro M. Serrot, Erich
Tang, Mo. Eduardo Ángeles y Jesús Reyes.
Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Pauli-na Romero, Flor de Liz, Tzolkín Montiel, Enrique Ibarra,
José Manuel Bañuelos.
Contacto:
latestadural i terar ia@gmai l .com
México, Mayo 2014.
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Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus auto-
res. Cuida el planeta, no desperdicies papel.
CONTENIDO
SIEMPRE JUNTOS
BLANCO
por Mariana Valtierra
Vargas (Nanuz)
La Testadura 2do. Aniversario 5
Mariana Valtierra
Vargas (Nanuz)
fue premio especial
en el concurso
“La Testadura/Universidad
marista, 2013”
La Testadura 2do. Aniversario 6
Siempre juntos
La Testadura 2do. Aniversario 8
Siempre juntos
Y de pronto llamó. Mi corazón, al con-
trario de lo que creí que pasaría, se ace-
leró. Comencé a sudar. No sé si por mie-
do o por amor. Me levanté de mi sillón y
di vueltas por toda la casa. “Perdóname.
A ti es a quien amo. Quiero estar contigo,
verte de nuevo.” Acepté. Volvimos a salir.
Te amo, le dije, te prometo que estare-
mos juntos toda la vida. Eso era lo que en
verdad quería. Todo era diferente, todo
era tan perfecto. Nadie apoyaba nuestra
La Testadura 2do. Aniversario 9
relación pero era lo que menos me impor-
taba. “Vamos al cine.” No puedo. “Ya
sabía, siempre es igual, nunca puedes
hacer nada por mí, adiós.” Colgó. Mentir,
mentir era lo mejor, todo para demostrar-
le que lo amaba. Haría eso y más. Lo da-
ría todo. *Tienes miedo, sabes que si lo
pierdes no encontrarás a nadie más, por-
que eres fea, porque eres inútil, sólo él te
ama de verdad, no puedes darte el lujo
de perderlo.* Papá, saldré con mis ami-
gos. ¿Me creyó? No sé, no interesaba, ya
tenía el permiso. Esperé a que descolga-
ra. Contestó enojado. “¿Qué quieres?”
¿Podemos ir al cine? “Te veo en quince
La Testadura 2do. Aniversario 10
minutos.” ¿Quince minutos? No iba a
llegar en ese tiempo pero no podía con-
tradecirlo. Salí corriendo de la casa, cada
vez me parecía más lejos el cine y más
cerca la hora. Si no llego rápido se enoja-
rá. Por fin. Dos minutos tarde, volteé a mi
alrededor y no estaba. Me senté con la
respiración agitada. Diez minutos, quin-
ce... no me sorprendía. Treinta minutos
después. Me tomó del brazo. Pagó los
boletos y entramos a la sala. Asientos
últimos. Era obvio que no veríamos la
película. Comienza a tocarme, me besa
por pura necesidad. *Resígnate, es lo
único que puedes tener, eres fea, no
La Testadura 2do. Aniversario 11
tienes nada sorprendente, ni cuerpo ni
actitud. Sólo lo tienes a él. Y te ama, a su
manera pero te ama. Si no te toma con
ternura es porque no le has dado lo que
quiere, porque no le cumples. Demués-
trale que eres más mujer que esa con la
que se acostó hace dos meses. Aférrate,
enséñale que vale la pena estar contigo,
eres fea pero no tienes problemas con
tener sexo. Llévatelo del cine.* Lo tomé
de la mano y salimos. ¿Dónde está tu
carro? “¿Por qué?” Antes que me dijera
lo vi y nos dirigimos a él. Entramos. Le
quité la chamarra y él me levantó la blu-
sa. Desabrochó mi pantalón con prisa
La Testadura 2do. Aniversario 12
¿de verdad era esto lo que quería? mi
primera vez debía ser especial, lo había
escuchado muchísimas veces. Detuve sus
manos. *¿Cómo quieres que sea espe-
cial si tú no lo eres? confórmate, míralo,
le gusta tu cuerpo, está excitado por tu
asqueroso cuerpo. Deberías estar agra-
decida.* Solté sus manos y lo dejé conti-
nuar. Estaba desnuda en un carro afuera
del cine. Con una persona que me trataba
mal, que yo amaba y a quien le había
prometido que estaríamos juntos por
siempre. Se quitó la playera y el panta-
lón. “Pásate a la parte de atrás.” No sa-
bía, no quería. Lo amo. Comenzamos a
La Testadura 2do. Aniversario 13
hacerlo, parecía excitado pero no enamo-
rado. Era sólo la emoción de un nuevo
cuerpo. Terminó, se vistió y se pasó a la
parte delantera. “¡Ponte la ropa, maldita
zorra! yo no sé qué estás esperando ¿un
beso?” Lanzó un beso al aire. Si de ver-
dad pudiera recibirlo lo habría hecho
como un golpe directo en la cara. Me
vestí con prisa y con miedo. Abrí la puerta
para pasar al asiento delantero. Un carro
se estacionó enfrente. Era mi papá. Co-
rrió hacia mí y me llevó con él. No pude
decirle adiós. Camino a casa, ignorando
el regaño. “Ya no te voy a decir nada, es-
tás lo suficientemente grande para saber
La Testadura 2do. Aniversario 14
lo que haces.” ¿Entonces por qué no me
dejaste estar con él? somos tan felices
juntos, más ahora, soy completamente
suya, pensé. “Sólo te tengo una pregun-
ta.” ¿Cuál? “¿Tú eres la novia o eres la
otra?” Coraje. Alrededor de todo mi cuer-
po y recorriendo cada parte de él, bailan-
do dentro de mí. ¿Por qué? “No me digas
que no sabes que aún está con ella, salen
a todos lados.” Los imaginé abrazándose,
teniendo sexo en el mismo auto.
“Piénsalo hija.” Habíamos llegado a la
casa. Me besó la frente y subí a mi cuar-
to. Pero me ama, me lo acaba de demos-
trar. *Seguramente ella está más buena
La Testadura 2do. Aniversario 15
que tú, mírate, eres tan fea, no le sirves,
jamás vas a encontrar a alguien mejor, a
alguien que te quiera. Quédate con él
¿qué otra cosa mejor podrías encontrar?
¿quién te va a querer como él? nadie, si
lo dejas ir estarás sola.* Ya lo había pen-
sado demasiado, abro el cajón del cuarto
de mi madre y saco la navaja con que
suelo cortarme en momentos como éste.
Me levanto la blusa, el frío de la navaja
enchina la piel de mi abdomen. Me de-
tengo. Guardo la navaja en mi bolsa. No
pido permiso, sólo salgo. “¡Regresa!” Ni
siquiera volteo. Camino hacia su casa. Lo
extraño. Lo amo tanto. *Seguramente
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está con ella, debe estar besándola como
nunca te besará a ti. Quizá estén hacien-
do el amor, no están teniendo sexo, no
están cogiendo porque ella es mejor que
tú.* Muevo la cabeza de un lado a otro.
Ordeno mis ideas y abrazo mi bolsa. Lle-
go. La puerta está abierta, igual que
cuando yo vengo. Debe estar ella. Escu-
cho ruidos. No, gemidos. *¿Te das cuen-
ta de cómo lo disfrutan? El jamás gritaría
así por ti.* Me encajo las uñas en la pal-
ma de la mano para acallar mis pensa-
mientos mientras subo las escaleras. A
cada paso escucho como rechina la mal-
dita cama. Y su maldita voz. No puedo
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resistirlo, grito ¡Vete de aquí!. Sale co-
rriendo del cuarto. Desnuda. Hermosa. La
playera no la trae puesta pero la usa para
cubrirse. Pretende salir de la casa pero se
cruza conmigo. *¿Ya la viste? tiene más
senos que tú, es más delgada, más for-
mada, mira su cadera, es tan perfecta.*
¡No! Me contesto en voz alta y me ve
asustada. No sabe qué hacer. Él no sale
del cuarto. ¿Tengo que dejarla ir? No. Me
acerco a ella, la veo temblar. La toco, la
siento fría pero está sudando. La beso
como él jamás la besará. Está paralizada.
Abro mi bolsa. Encajo la navaja en su
abdomen perfecto y siento su suavidad.
La Testadura 2do. Aniversario 18
Subo y bajo la navaja con esfuerzo hasta
que mi muñeca se muere de dolor pero
procuro no detenerme. Comienza a escu-
rrir un líquido amarillo de entre sus pier-
nas. El resultado del miedo. Me tiene
miedo. Lo disfruto. Deja de resistirse. Se
ha ido. *Lávate las manos y ve con él, ya
no tiene a nadie más, ahora puede amar-
te como querías. No eres perfecta pero
estás viva.* Obedezco. Me dirijo hacia el
cuarto. Hola. Está cubriéndose con las
sábanas. Jalo las telas desde un extremo
de la cama. No sabe que decir. Me acer-
co. Estoy encima de él. No te preocupes,
ya se fue. Él no sabe lo que pasó en el
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pasillo. Estamos haciéndolo. *¿Lo estás
disfrutando? Deberías, es completamen-
te tuyo, ya puedes estar tranquila.* No lo
estoy. Está llegando a un orgasmo, con
mi imperfección, con mi cuerpo, conmi-
go. Sonrío. Encajo la navaja repetida y
cuidadosamente cerca de su corazón. No
puedo detenerme. Te amo. Me mira fija-
mente, veo un último brillo en sus ojos y
sé que siente lo mismo. Con esfuerzo
saco su corazón, ahora es completamen-
te mío. Lo guardo en mi bolsa. *¿Qué te
pasa, estás loca?, ya era tuyo, sólo tuyo.*
Ahora es mío, se lo prometí, siempre va-
mos a estar juntos. Nuestros corazones
La Testadura 2do. Aniversario 20
son uno. Salgo de la casa. La puerta que-
da cerrada.
La Testadura 2do. Aniversario 21
Blanco
La Testadura 2do. Aniversario 23
Blanco
A Paquín. Por soñar.
1.-
Había sido un día pesado y sólo
deseaba llegar a casa, sentado en la es-
tación de tren con mis maletas y mis ga-
nas de largarme de una buena vez, espe-
raba ansioso el sonido de los rieles cuan-
do de pronto alguien invadió mi espacio
personal y yo tenía la paranoica sensa-
ción de que buscaba inmiscuirse en mis
La Testadura 2do. Aniversario 24
pensamientos.
-Hola- dijo mientras movía todo su
cuerpo.
Contesté "hola" sin hablar, haciendo
un sonido con mis labios, quería decir
“no quiero hablar contigo” pero no enten-
dió.
Me tomó de la quijada y volteó mi
cara hacia ella, apenas comenzaba a
procesarlo cuando me besó de repente,
metiendo su lengua en mi boca y toman-
do la mía para succionarla como si de
otra cosa se tratara.
Sin pensarlo y casi sin darme cuenta
seguí su ritmo, y cuando menos me lo
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esperé, ya estaba buscando algo con mi
mano debajo de su blusa. Cuando me
separé de ella para respirar, ya no está-
bamos en la estación de tren, era un
cuarto tan oscuro (sin contar que ya era
de noche) que, de no ser por la lámpara
extraña en forma de esfera blanca, no
habría podido reconocer mis propias ma-
nos.
Siguió besándome y logró excitarme
sólo con eso, me desvestí apresurada-
mente y rompí su blusa para no perder el
tiempo, me puse frente a la lámpara pero
ella decidió que fuera al revés, sin dejar
de besarme se subió en mis pier nas
La Testadura 2do. Aniversario 26
mientras la lámpara, a mis espaldas co-
menzaba a brillar más y más hasta que
iluminó por completo la habitación. De
un segundo a otro todo fue oscuridad, mi
instinto me pidió olvidarme de la chica y
concentrarme en eso tan extraño que
acababa de pasar, cuando volteé la lám-
para comenzó a calentarse y a parecer un
pedazo de plastilina que poco a poco iba
cobrando forma, subí la cabeza buscando
alguna explicación de la chica pero al
encontrarme con su cara sólo pude reco-
nocer su sonrisa…
2.-
La esfera blanca comenzó a crecer y a
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cambiar, medía aproximadamente medio
metro, tenía una forma humanoide, no
tenía cabello ni nariz, los ojos totalmente
negros y la boca llena de filosos colmi-
llos. Volteó a ver al chico y profirió un
grito desgarrador, parecía que intentaba
atraparlo pero algo lo detenía, como ca-
denas.
El chico se levantó de la cama asusta-
do, buscando a tientas su ropa, mientras
la chica se acercaba lentamente a él:
-¡Corre!- le dijo susurrando, temiendo
que aquel monstruo los escuchara. Él
obedeció, tomó su pantalón y corrió esca-
leras abajo sin pensar en sus otras perte-
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tenencias; cuando por fin salieron del
edificio la chica comenzó a reírse deses-
peradamente, como si la situación lo
ameritara, él la volteó a ver sorprendido
pero no tuvo tiempo de reaccionar de otro
modo pues en el momento en que pisa-
ron las afueras del edificio el humanoide
había comenzado a correr en busca de
ellos, mejor dicho, de él, cuando por fin
los alcanzó tomó al chico y, despojándolo
de sus extremidades, comenzó a comerse
sus órganos, dejando el cuerpo como piel
mudada de serpiente.
3.-
Ella había ido a una venta de garaje
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en la tarde y había tantas cosas intere-
santes que ya eran casi las 7 y los dueños
no cerraban sólo por ella.
-Te gustó la lámpara? Puedes llevárte-
la, un obsequio por todo lo que has com-
prado.- era una esfera que brillaba sin
necesidad de electricidad, el dueño le
había dicho que iluminaba un cuarto
completo, a ella le había resultado extra-
ño pero brillaba tanto que no era difícil
creerlo; después de mucho pensarlo
aceptó el regalo.
-Anda, te ayudo a subir las cosas- dijo
el señor empezando por subir la esfera al
carro de la chica- no queremos que mane-
La Testadura 2do. Aniversario 30
jes de noche. Ella decidió no decir nada
porque entendió que los dueños de la
casa tuvieran ganas de cerrar así que dio
las gracias y se alejó con sus nuevas com-
pras y la lámpara de regalo.
Manejó hasta llegar a las afueras de
la ciudad y estacionó su auto en la entra-
da del edificio, subió hasta su departa-
mento y al llegar dejó sus bolsas en la
cama, puso la lámpara en la esquina del
cuarto y se metió a bañar. El cielo empe-
zó a oscurecer.
Cuando salió del baño la esfera había
sido reemplazada por una especie de
humano deforme. Se quedó petrificada
La Testadura 2do. Aniversario 31
mientras el ser extraño la inspeccionaba
de pies a cabeza, comenzó a olerla como
un perro y le dio un lengüetazo abarcando
toda su cara, ella prefirió seguir estática
para no alterarlo, intentó hablar con él
pero sólo consiguió un gran grito como
respuesta. Justo cuando se había resig-
nado a perder la vida, el humanoide vol-
teó a la ventana y se acercó, sus ojos se
iluminaron y corrió escaleras abajo, la
chica se asomó y afuera estaba un señor
esperando a que alguien saliera del edifi-
cio, ella vio como miró el reloj y cuando él
subió la mirada el monstruo ya estaba
justo enfrente imaginando como sería su
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sabor. La chica golpeó desesperadamen-
te la ventana intentando avisarle pero fue
en vano. Acabó con él en menos de un
minuto. ¿Por qué lo prefirió a él y no a mí,
¿qué tengo de malo? se preguntó la chi-
ca sin poder contestarse, aunque algo le
decía que estaba más segura dentro de
su departamento y el edificio en general.
La gente del edificio comenzó a sentir-
se atraída por el exterior y filas enormes
de niños, ancianos, mujeres y señores
comenzaron a llenar las escaleras. Uno a
uno los recibió el humanoide mientras
ella seguía aferrada a la ventana, presen-
ciando todas y cada una de las muertes,
La Testadura 2do. Aniversario 33
cuando aquel monstruo terminó con to-
dos la chica sintió unas ganas enormes
de salir de su departamento, algo bueno
le esperaba, seguramente.
4.- Salió del edificio y al ver al huma-
noide recordó porque debía quedarse
dentro, intentó volver pero ya era dema-
siado tarde. El monstruo la tomó de los
hombros y antes de que todo acabara la
chica dijo:
-Por favor déjame, estamos lejos de la
sociedad, piénsalo, si me comes a mí ya
no volverás a comer dentro de mucho
tiempo, no podrás llegar a la ciudad an-
tes de que amanezca, te propongo algo,
La Testadura 2do. Aniversario 34
yo te consigo por lo menos una persona
al día si tú prometes no devorarme- inten-
tó darse a entender señalando las pieles
que yacían en el suelo; el deforme ser se
acercó lentamente a ella, fueron los se-
gundos más largos de su vida hasta que
notó que él volvía a su forma de esfera
como aceptando su trato.
5.-
-Cuenta la leyenda que a las afueras
de la ciudad vive una mujer muy bella que
viene aquí todas las tardes y conquista a
hombres y a mujeres con sus encantos,
una vez que los tiene embrujados los lle-
va a su departamento y se los da de co-
La Testadura 2do. Aniversario 35
mer a su extraña mascota, un humanoide
de tres metros.
-¿Eso es todo? -le contestó uno de
sus amigos.
-¿Querías más? Las leyendas verda-
deras suelen ser cortas.
-¿Cómo puedes estar tan seguro que
es verdadera?- le contestaron incrédulos.
-Pues porque la semana pasada desa-
pareció un chico y la última vez lo vieron
con una chica que nadie pudo reconocer.
-Sí claro- dijeron todos sin poder con-
tener la risa.
-Ya verán, yo encontraré a esa chica y
regresaré para contarlo- respondió enoja-
La Testadura 2do. Aniversario 36
do. Todos sus amigos se fueron a sus
casas y él se quedó pensando en un plan.
6.-
-Bien, es aquí- pensó mientras entra-
ba a la estación de tren, no había mucha
gente así que si la chica llegaba en busca
de conquistas él podría reconocerla, o al
menos eso esperaba. Recorrió toda la
estación una y otra vez, ansioso, cuando
de pronto una chica le preguntó la hora.
-Son las seis quince
-Muchas gracias, ¿cómo te llamas? El
joven pensó que ella podría ser la chica
de la leyenda así que comenzó a hablarle
como si de su conocida de toda la vida se
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tratara. Pasaron un largo tiempo plati-
cando de nada hasta que ella dijo
"vamos a mi departamento", esa era la
señal para el chico, así que sin pensarlo
aceptó. Llegaron al cuarto apresurada-
mente pues en el camino la pasión había
crecido. Lo primero que él pudo notar fue
la lámpara que estaba en la esquina del
cuarto. Y afuera comenzaba a oscurecer.
7.-
Esto es diferente, nunca me había
pasado, se siente tan bien- pensé mien-
tras lo seguía besando y él intentaba des-
abrocharme la blusa. Qué hago, ya lo
traje hasta aquí, si permito que viva él no
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podrá perdonármelo -volteé a ver aquella
lámpara que me ofrecía una luz tan som-
bría desde aquel día en que la acepté
como regalo- pero si dejo que muera no
me lo perdonaré, esos ojos, creo que nun-
ca volveré a ver unos iguales –acaricié su
cara mientras pensaba lo único que era
en su totalidad. Mientras pensaba en eso
el humanoide comenzó a cobrar forma y
la luz desapareció.
-¿Qué pasa?- me preguntó el chico.
-Por favor no vayas a salir del edificio
hasta que amanezca...promételo Me con-
testó que lo prometía, asustado al ver
aquel demonio acechándonos, intenté
La Testadura 2do. Aniversario 39
distraerlo para que nada sobrenatural lo
indujera a salir, y lo logré, o por lo menos
eso creo porque en la mañana estaba
vivo.
8.-
Ni siquiera yo podría imaginar que
siguiera con vida, la chica no me había
entregado al monstruo y ahora los únicos
en el cuarto éramos ella y yo, y la lámpa-
ra, que no dejaba de brillar.
-¿Qué pasó?
-Es él- dijo ella señalando la lámpara-
he visto a tanta gente morir- y comenzó a
llorar. Intenté consolarla pero recordé
que en algún punto del día anterior ella
La Testadura 2do. Aniversario 40
también me quería de comida para el
monstruo.
-Por qué cambiaste de opinión conmi-
go?
-Eres...diferente- antes de que se
acercara a mí tomé la esfera y la arrojé al
piso, ella gritó desgarradoramente como
si hubiera matado a alguien. La esfera
dejó de brillar pues estaba rota en varios
pedazos, que habían llenado el cuarto.
-Vámonos de aquí- le dije intentando
levantarla pero ella, abrazando los peda-
zos, se resistía.
-Déjame, quiero estar sola- Decidí no
obligarla y salí del departamento. Y del
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edificio. Había vivido para contarlo.
9.- A la orilla de la carretera puede
verse un auto azul con la cajuela abierta y
muchos objetos inútiles, de esos que
suelen venderse en bazares o en las ven-
tas de garaje.
-Hola, ¿qué vendes?- se acercó un
señor a preguntar.
-Tengo unas lámparas que no necesi-
tan de electricidad, ven, te mostraré- dijo
una mujer conduciendo al señor hacia la
cajuela.
Mariana Valtierra Vargas
Estudiante de licenciatura en Letras
Españolas
De mano en mano,
de pantalla en pantalla
¡Que la voz corra!.
La Testadura, una literatura de
paso,
hecha para olvidarse en salas de espera y/
o lugares públicos.