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3abasolo 2016 web - saavedrafajardo.org Universidad de Playa Ancha P. Universidad Católica de Chile...

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  • La religin de un americano

  • Coleccin Linotipo 1.9 En colaboracin con la Biblioteca Saavedra Fajardo

    Director de coleccin: Rodrigo Castro Orellana

    Consejo editorial: Martn Ros Lpez, Antonio Rivera Garca, Csar Ruiz Sanjun, Adn Salinas Araya, Jos Luis Villacaas Berlanga

    La presente edicin ha sido realizada en colaboracin con el proyecto Biblioteca Saavedra Fajardo IV: Ideas que cruzan el Atlntico, la formacin del Espacio intelectual Iberoamericano. Nmero FFI/2012-32611 del Ministerio de Economa e Innovacin del Gobierno de Espaa

  • La religin de un americano

    JENARO ABASOLO

    CENALTES www.cenaltesediciones.cl

  • Coleccin Linotipo 1.9 ABASOLO, Jenaro. La religin de un americano. CENALTES Ediciones. Via del Mar, 2016

    Edicin, Estudio Introductorio, Notas y Apndices de Francisco Cordero Morales y Pablo Martnez Becerra Datos del original: ANNIMO. La religin de un americano. Imprenta de la Unin Americana, Santiago de Chile, 1866 Primera Edicin Via del Mar, Enero, 2016 Diseo y diagramacin: CENALTES Ediciones Jenaro Abasolo CENALTES Ediciones EIRL Via del Mar, Chile http://www.cenaltesediciones.cl [email protected] En colaboracin con Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO Madrid, Espaa http://www.saavedrafajardo.org/ [email protected] Francisco Cordero Morales y Pablo Martnez Becerra [email protected]

    La presente edicin se distribuye en formato PDF, bajo una Licencia Creative Commons Atribucin-No Comercial-Sin Derivar 4.0 Internacional. Se autoriza la reproduccin y distribucin gratuita de su contenido en formato digital. As como su depsito en repositorios y fondos bibliotecarios. La versin impresa cuenta con derechos comerciales de CENALTES Ediciones. ISBN: 978-956-9522-05-5 DOI: 10.5281/zenodo.44998 Printed by Publidisa

  • Una sociedad de indiferentes y de bufones que desprecian al pensador obstinado en ver un contenido ms amplio en las cosas y una ley ms general en los hechos, es tan insoportable como una sociedad de fanticos. Es de absoluta necesidad, entonces, que al mundo consagre una creencia fundamental de tolerancia y el respeto del pensamiento. Jenaro Abasolo, La Personnalit, 1877, cap.1.

    El primer fin del hombre es desenvolverse en todo su ser y en todas sus facultades, en su relacin con el Ser supremo, como ser religioso. Religin expresa el vnculo, la unin del hombre, como ser finito, con el Ser infinito, por el pensamiento, el sentimiento y la voluntad. Heinrich Ahrens, Curso de Derecho natural, Parte General, cap.3, IX.

    Une vue purement spculative ne sauroit dans le cur humain lemporter sur les passions . J.J. Rousseau, Carta al abate de Carondelet, 4 de marzo de 1764.

    Un punto de vista puramente especulativo en el corazn humano no podra prevalecer

    sobre las pasiones.

  • A Jenaro Abasolo como homenaje pstumo

    Imagen de un manuscrito indito de Abasolo

  • VII

    ndice

    ndice ............................................................................................VII

    Estudio Introductorio ..................................................................... IX I. Noticias biogrficas de Abasolo ................................................ IX II. De las obras de Abasolo ...................................................... XXV III. Contenido de La religin de un americano ..................... XXXIX IV. Observaciones de la edicin ................................................. LII

    La Religin de un americano. Primer Parte. El Ser .......................... 55 La Creacin ................................................................................ 59 Desarrollo del ser ........................................................................ 87 La personalidad ......................................................................... 112 La personalidad ......................................................................... 122 Personalidad de Dios ................................................................ 135 Criterio pblico ........................................................................ 146

    Apndices: Reconstruccin de la Biblioteca Abasolo ................... 151 I. Ediciones usadas efectivamente por Abasolo: ......................... 151 II. Traducciones que efectivamente us Abasolo, pero que no

    podemos asegurar si corresponden a la edicin manejada:......................................................................... 152

    III. Libros citados por Abasolo, pero respecto de los cuales no hemos podido determinar la edicin precisa que us: ....... 152

    IV. Otros autores referentes de Abasolo en los que no es relevante determinar lo anterior: ....................................... 155

    ndice de nombres .................................................................... 157 Imagen del original ................................................................... 159

  • IX

    Estudio Introductorio Francisco Cordero Morales

    Universidad Tecnolgica de Chile

    Pablo Martnez Becerra Universidad de Playa Ancha

    P. Universidad Catlica de Chile

    La humanidad no alcanzar su emancipacin final sino por el influjo creador de esas ideas trascendentales que son las nicas que pueden despertar en el hombre un espritu progresivo de unidad e insaciable de proselitismo y la aspiracin de lo absoluto. Porque jams un fin semejante, podra obtenerse por los esfuerzos de un materialismo sabio, el cual est condenado a encerrarse cada vez ms en los lmites del egosmo y del bienestar material. Jenaro Abasolo, La ersonalidad ol tica la

    mrica del or enir, cap. 24.

    I. Noticias biogrficas de Abasolo

    Jenaro Abasolo representa una suerte de Kaspar Hauser de la filosofa chilena1. Pues tanto su nombre, como su vida y obra, guardan una dosis no menor de misterio. A lo que se suma el hecho que la mayor parte de las noticias que de Abasolo hablan, tanto de autores pasados como actuales, es errada, cuando no

    1 Kaspar Hauser fue nombrado el nio hurfano de Europa, con caractersticas de

    nio salvaje, ya que habra crecido en completo aislamiento. Apareci en Alemania a mediados de la primera mitad del siglo XIX sin que se tengan antecedentes de su origen. Los etlogos usan su nombre como referencia para ciertas patologas; igualmente, hay un llamado sndrome de Kaspar Hauser. Ahora, cuando nosotros hablamos de Abasolo como el Kaspar Hauser de la filosofa chilena, lo hacemos considerando la etimologa del trmino hurfano, que en su raz griega (or hans) y latina (or hanus) tienen la misma raz indoeuropea: orbh, que significa alejar, despojar, separar, cuando no, como habra ocurrido con Kaspar Hauser, y con Abasolo, ocultar. Sobre Kaspar Hauser, vid., de Peter Tradowsky, as ar auser. na lucha

    or el es ritu, Editorial Antroposfica. Buenos Aires, 2012.

  • Jenaro Abasolo

    X

    imprecisa y sin fundamentos. Lo cual evidencia el desconocimiento supino que de Abasolo existe2.

    En efecto, ya de partida en lo que dice relacin con su nombre de pila y su apellido, son detectables ciertas discrepancias entre autores, referidas ellas al modo de escribirse. As, en no pocos documentos del siglo XIX, y aun en algunos de los siglos XX y XXI, el nombre de pila de Abasolo aparece escrito principiando con la letra G, es decir, como Genaro3. No faltando, incluso, quien ha trocado Jenaro por Jernimo, como es el caso del filsofo Hugo Biagini4. En cuanto al apellido del pensador chileno, el disentimiento radica en que hay quienes lo escriben con tilde en la segunda , o sea, como Absolo, cambiando con esto tambin su pronunciacin5. Mas, ambas discrepancias sealadas, nosotros las despejamos recurriendo a los Manuscritos Inditos del filsofo santiaguino, en los cuales de puo y letra firma su nombre como Jenaro Abasolo6.

    En lo que concierne a la fecha de nacimiento de Abasolo, fue el historiador Pedro Pablo Figueroa el primero en dar cuenta de ella, 2 Vid. Estudio Introductorio (pp. 13-31), en Reedicin (2013) de La ersonalidad

    ol tica la mrica del or enir, de Jenaro Abasolo, Ediciones Universitarias de Valparaso, Valparaso. Edicin, Estudio Introductorio, Notas y Apndices por Pablo Martnez y Francisco Cordero.

    3 Vid., p. e., de CAICEDO, Jaime y SNCHEZ, Elena. Clarence inla son. ino sis de la iloso a en Chile, Ediciones PUC, Santiago de Chile, 1988, p. 7.

    4 Vid. BIAGINI, Hugo. Lucha de ideas en uestramrica, Editorial Leviatn, Buenos Aires, 2000, p. 28.

    5 En el disentimiento de que hablamos, incluso cae tambin, aunque ocasionalmente, Flora Abasolo, la hija del pensador nacional. Pues tenemos a la vista que, en Carta indita (fechada en febrero 8 de 1908), enviada por Flora a Miguel de Unamuno, tilda su apellido en la segunda (Absolo). Un ao antes, sin embargo, Flora le haba explicado al mismo Unamuno (en Carta indita, fechada en noviembre 2 de 1907), el hecho que el padre de Jenaro se firmaba Absolo, pero sus deudos en Chile llevan el apellido sin acento.

    6 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 6.

  • La religin de un americano

    XI

    pero erradamente. P. P. Figueroa sostuvo, en su Diccionario Biogrfico de Chile, que fue 1825 el ao en que naci el filsofo santiaguino7, lo que ha sido repetido por uno que otro autor8, e incluso hasta hoy por instituciones del Estado chileno9. Infeliz y en ningn caso balad equvoco el que comete P. P. Figueroa, dado que le sirve de sustento a la seguidilla de datos y relaciones de que habla luego en su texto, y que tan slo mnimamente se ajustan a la realidad del filsofo santiaguino. Flora Abasolo, sin embargo -la hija del filsofo-, le enmend la plana a P. P. Figueroa, determinando la fecha exacta del nacimiento de su padre: da 10 de septiembre del ao 1833, en Santiago de Chile10, y agreg tambin -Flora- una cantidad relativamente significativa de informacin sobre la vida y obras de Abasolo, pero de forma panormica, y en ocasiones errada.

    De hecho, gracias a Flora sabemos que Abasolo naci y creci en el seno de una familia11 de recursos econmicos ms que respetables. Aunque la escritora no entrega evidencia alguna de 7 Vid. FIGUEROA, P. P. Diccionario iogr ico de Chile, Imprenta y Encuadernacin

    Barcelona, Santiago de Chile, 1897, p. 23. 8 Vid., p. e., BRAVO, Bernardino. l absolutismo ilustrado en is anoamrica Chile

    de Carlos a Portales ontt, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1994, p. 401.

    9 La Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos, DIBAM (www.memoriachilena.cl), y la Biblioteca Nacional (www.bibliotecanaciona.cl), en sus respectivas secciones de Catlogo, hasta el da tienen impreso 1825 como el ao de nacimiento de Jenaro Abasolo.

    10 Vid. en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), Breve Resea Biogrfica. Homenaje Filial, de Flora Abasolo, p. 13. Cabe sealar que otro historiador, de nombre Virgilio Figueroa (Virgilio el tal uino, como se haca llamar), realiz despus de Flora, una importante resea biogrfica de Abasolo, en su Diccionario istrico iogr ico de Chile

    , Imprenta y Litografa La Ilustracin, Santiago, 1925, pp. 52-54. De hecho, a Virgilio el tal uino se le debe, entre otras noticias, el conocimiento del nombre de pila completo de Jenaro Abasolo -Jos Francisco Jenaro-, y el saber que Jenaro recibi el bautismo catlico en el Sagrario de la Catedral de Santiago (p. 53).

    11 Sobre la familia de Abasolo, vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 34 y nota 48.

  • Jenaro Abasolo

    XII

    ello12. Adems, cuenta Flora que su padre estudi en el Instituto Nacional y, luego, en la Universidad de Santiago, titulndose de ingeniero a la edad de 19 aos (1852)13. Importa decir de estos ltimos datos, dos cuestiones. La primera, que el nmero de alumnos que alberg el elitista Instituto Nacional, en las fechas en que Abasolo realiz sus estudios secundarios, fluctu entre 500 y 60014, lo que permite lucubrar que hubo un conocimiento mutuo -aunque fuese relativo-, entre quienes asistieron a la nombrada institucin; sucediendo, adems, que la mayora de los alumnos del Instituto pasaron a ser, ya adultos, reconocidos autores y actores nacionales, sobre todo en los mbitos de la poltica y de las humanidades. Con lo que es muy probable, pues, que Abasolo, en el Instituto, haya sido compaero de aula o coincidiera en alguna clase de preparatoria, con Benjamn Vicua Mackenna, Diego Barros Arana, Abdn Cifuentes, Justo Arteaga Alemparte y/o Alberto Blest Gana, por nombrar slo a los ms cercanos o casi concordantes en edad con Jenaro. Pero, ni los nombrados, ni otros reconocidos autores nacionales, como, p. e., Jos Victorino Lastarria, Santiago Arcos o Francisco Bilbao, con quienes el filsofo santiaguino comparti -bajo algn respecto- ideales sociales, polticos y econmicos, lo menciona en algn escrito, cuestin que da para pensar que nunca lo

    12 En Breve Resea Biogrfica. Homenaje Filial, Flora slo dice que la familia de su

    padre posea propiedades valiosas en el mismo Santiago (p. 34); y ms adelante habla de que su padre (con el hermano de ste, de nombre Vicente) se hizo de una regular fortuna trabajando una gran hacienda en las costas de Rancagua (p. 37). Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), especialmente p. 37, nota 55, donde se han agregado testimonios que dan cuenta de la holgura econmica de Jenaro Abasolo.

    13 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 35.

    14 Vid. GALDAMES, Luis. La ni ersidad de Chile , Universidad de Chile, Santiago, 1934, p. 64.

  • La religin de un americano

    XIII

    conocieron. En cuanto a los estudios universitarios de Abasolo -segunda cuestin a decir-, en rigor los curs en la Universidad de Chile, institucin que todava hasta ya entrada la dcada de 1850 tuvo una separacin del Instituto Nacional ms legal que real15. En la Universidad, Abasolo sigui los ramos establecidos por la institucin como bsicos para todo estudiante de educacin superior16, y tambin los concernientes a la carrera por la cual opt, a saber, la agrimensura. Pues -contra lo sostenido por su hija Flora-, los datos dicen que Abasolo se titul de agrimensor a los 21 aos de edad (ao 1854)17, sin que existan noticias de que haya siquiera iniciado en algn momento, o aun luego de titularse de agrimensor -como comnmente se haca en la poca-, estudios de ingeniera18. Con lo que se tiene, entonces, que el paradjicamente calificado por algunos -que se sepa, sin pruebas pblicas- como ms importante filsofo chileno del siglo XIX19, fue de profesin un sencillo agrimensor.

    Ahora bien, todo indica que el agrimensor Abasolo comenz a interesarse a temprana edad por las problemticas sociales que 15 Vid. CAMPOS, Fernando. Desarrollo educacional , Editorial Andrs Bello,

    Santiago, 1960, p. 63. Tambin, vid. Decreto de e tincin de la ni ersidad de an eli e, de 17/04/1839, en Boletn de las leyes y las rdenes y decretos del Gobierno,

    Libro 8, N16. Santiago, 1839, pp. 129-130. 16 Vid. al respecto Boletn de las leyes y las rdenes y decretos del Gobierno, N11, pp.

    393-394, y 399-400. 17 Vid. Gua Profesional de la Ingeniera en Chile ho s ho, del Instituto de Ingenieros

    de Minas de Chile, 1939, p. 170. 18 Vid. MARN, Santiago. os ue o histrico de la ense an a de la ingenier a en Chile,

    Editorial Nascimento, Santiago, 1935; y tambin GREVE, Eduardo. istoria de la ingenier a en Chile, Imprenta Universitaria, Santiago, 1938.

    19 Vid. DIBAM, seccin Memoria Chilena. nicios desarrollo ormal de la iloso a en Chile Cronolog a (memoriachilena.cl). Sobre la caracterizacin de Abasolo como el m s im ortante ilso o chileno del siglo y, a la vez, su condicin de u dam en la historia del pensamiento e ideas en Chile, vid. El problema Abasolo (pp. 93-95), por Pablo Martnez y Francisco Cordero, en enaro basolo esbo o de su ensamiento, Revista de iloso a, ducacin Cultura, Universidad de Santiago, N11, 2010, pp. 91-108.

  • Jenaro Abasolo

    XIV

    afectan desde siempre al hombre20, pero slo despus de egresado de la Universidad habra patentizado dicho inters, esto mediante el ejercicio terico. As pues, y aun cuando faltan datos que lo avalen, ya que los escasos registros biogrficos sobre el pensador nacional saltan desde cuando ste tena 21 aos de edad, a cuando contaba ya casi con 25, o sea, desde el ao 1854 al ao 1858, puede conjeturarse de las palabras que Flora profiere sobre su padre, que en el perodo sealado Abasolo ocupaba un tiempo considerable en el examen y, cmo no?, en la redaccin de textos cuyo contenido sera ms asociable a un humanista o filsofo que a un agrimensor o tcnico. De hecho, dice Flora que el exceso de estudio lleg a alterar su salud [de Abasolo], y por esta razn fue enviado por su familia a Mendoza con una ocupacin. De ah pas a Buenos Aires donde se dio a conocer por algunos artculos sobre educacin. En casa de Sarmiento conoci a varios jvenes que figuran en esa, y conserv el ms simptico recuerdo de la sociedad bonaerense. Despus de permanecer algunos meses en la capital del Plata, volvi a Mendoza para regresar a su patria, llamado por su afectuosa madre y por su hermano Ramn [...]. De su viaje a Mendoza datan algunas de sus primeras poesas21.

    De estas lneas de la hija de Abasolo se desprenden algunas cuestiones en las cuales conviene detenerse. De partida, Flora 20 Al respecto, el mismo Jenaro Abasolo realiza una confesin significativa, esto a

    propsito de Francisco Bilbao y la Sociedad de la Igualdad; confesin que da cuenta indirecta de sus tempranos intereses y gustos. Dice el filsofo santiaguino en su folleto del ao 1872: Yo era un nio entonces y presenta lo mara illoso ue lotaba en esa atms era de Chile (las cursivas son nuestras). Vid. ABASOLO, Jenaro. La ersonalidad

    ol tica. Los obres los ricos o lo consumado lo osible, Imprenta de La Patria, Santiago, 1872, p. 45. En Reedicin (2015) del folleto, vid. Cenaltes Ediciones, Coleccin Linotipo 1.9, Via del Mar, 2015, p. 41. Estudio Introductorio de Rodrigo Castro Orellana y Martn Ros Lpez.

    21 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 35 y nota 52.

  • La religin de un americano

    XV

    relaciona la superlativa aficin de su padre al estudio con el deterioro de su salud. Lo cual tiene sentido, ya que la neurastenia que el pensador nacional habra padecido la mayor parte de su vida22, quizs sin ser efecto absoluto de su desmesurada actividad intelectual, s pudo acentuarse por esta causa. Por lo dems, dicho trastorno neurtico concuerda cabalmente con las noticias existentes sobre la personalidad de Abasolo23. Y en cuanto al viaje que el filsofo santiaguino habra realizado a Mendoza y, luego, a Buenos Aires, el testimonio prcticamente se cie a lo poco que seala Flora al respecto, porque hasta ahora slo se conoce un dato ms, cual es el ejercicio como profesor de matemticas que llev a cabo Abasolo en una de sus estadas en la primera ciudad nombrada24. Sobre lo restante que declara Flora, no han sido habidos reportes de ningn tipo an25. Aunque P. P. Figueroa menciona algo, pero en su estilo26, es decir, borrosamente. Con todo, es factible especular que en este periodo de casi cinco aos -1854/1858-, Abasolo ya tena plasmado algunos de sus pensamientos en escritos27, quedando por probarse an si en su estada en Argentina los publicit o no. 22 Ibd. p. 14, nota 5. 23 dem. 24 Vid. designacin del agrimensor Genaro (sic) Abasolo como profesor de matemticas

    (10-03-1858), en Anuario Re ista de la unta de studios istricos de endo a, t.I, n1, Mendoza, 1940, p. 289.

    25 Segall escribe refirindose a Abasolo a los 19 aos, edad en que lo conoci Sarmiento. SEGALL, Marcelo. Desarrollo del ca italismo en Chile. Cinco ensa os dialcticos, Editorial del Pacfico, Santiago, 1953, p. 338. Pero ms all de este dato vagusimo, hasta el da no han sido habidos documentos que respalden las palabras de Flora y de Segall.

    26 Vid. FIGUEROA, P. P. . Cit., p. 23. 27 Segn Francisca Ugarte, Abasolo emprende viaje a Argentina, y Esta estada en las

    ciudades de Mendoza y Buenos Aires habra de ser determinante; tanto as, que el autor habra redactado el texto aqu reproducido durante o inmediatamente despus de sta. Vid UGARTE, Francisca. oticias en ABASOLO, Jenaro. (reedicin) Dos alabras sobre la mrica su or enir la Patria (1861). Revista La Ca ada (www.revistalacanada.cl), N2, 2011. Pero, Ugarte no aclara en qu sentido la estada

  • Jenaro Abasolo

    XVI

    En el ao 1859 el filsofo santiaguino se hallaba de regreso en Chile. De esto hay certeza porque en dicho ao el agrimensor Abasolo asume -tal cual lo hizo el ao anterior en Mendoza- el cargo de profesor de matemticas en el recientemente inaugurado (1857) Colegio de Minera de Copiap28. La asuncin de Abasolo como maestro de este Colegio supuso su nombramiento como funcionario de Estado, con lo que se tiene la nica noticia de labor pblica que sobre l existe29. Mas, como pareciera ser la norma, a esta evidencia dura de la vida de Abasolo de inmediato le sigue la ignorancia, porque se desconoce hasta cundo fungi de docente en la nortina ciudad chilena; y no se sabe, tampoco, cunto influy en Abasolo -el filsofo- el haber vivido en un ambiente social como el que se dio en la bullente Copiap de la poca, a saber, hegemonizado por una burguesa millonaria, cosmopolita, liberal, revolucionaria30. Lo que queda, entonces, es lucubrar, ya que hay material para hacerlo. As, y de partida, es posible imaginar que la labor docente de Abasolo en Copiap no debi pasar de uno o, cuando mucho, dos aos, pues de lo contrario se dispondra de alguna informacin extra sobre l en los registros del

    de Abasolo en Argentina habra sido determinante, ni tampoco sustenta con testimonio alguno su dicho de que Abasolo habra redactado el folleto de 1861 en Argentina, o apenas lleg a Chile: 1858? 1859?, sobre todo si se tienen en cuenta los datos que hablan de que el filsofo santiaguino haba vuelto a Chile el ltimo ao mencionado -1859-, o sea, dos aos antes que se publicara el folleto en cuestin.

    28 Vid. al respecto Universidad Tcnica del Estado, Boletn Centenario, Escuela de Minas de Copiap 1857-1957, Artes y Letras Impresores, Santiago, 1957.

    29 Vid. nombramiento de Jenaro Abasolo en Boletn de Instruccin Pblica, Santiago, 07-05-1859, p. 511.

    30 Los primeros meses de 1859 la ciudad de Copiap fue el epicentro de la denominada guerra ci il de , o segunda revolucin liberal, encabezada en gran medida, aunque distintamente, por quienes se hicieron de grandes fortunas, y junto con esto de influencia y poder, a partir de la minera: los Matta, los Gallo, los Vicua, entre otros. Sobre estos idelogos, sus ideas y la guerra o re olucin de , vid. LETELIER, Valentn. llos nosotros o sea los liberales los autoritarios, Imprenta El Sur, Concepcin, 1893. Tambin en FUENTES, Jordi y CORTS, La. Diccionario ol tico de Chile , Editorial Orbe, Santiago, 1967, pp. 226-227; 272-280; y 401-411.

  • La religin de un americano

    XVII

    Colegio. Por lo dems, cuesta pensar que alguien con la personalidad de Abasolo se haya sentido absolutamente agradado en una actividad como la docencia, siempre necesitada de elevadsimos niveles de habilidad social. Y esto an cuando en el Colegio Abasolo sin duda se encontr con caras conocidas, porque muchos de los que all ejercieron como profesores tambin fueron -como l- ex alumnos del Instituto Nacional y agrimensores o ingenieros egresados de la Universidad de Chile31, lo que es decir que se trat de maestros discpulos, en distintos grados, de Andrs Gorbea y de Ignacio Domeyko.

    Respecto del efecto que pudo producir en Abasolo el ambiente social que se evidenci en la ciudad de Copiap en su perodo de residencia, sin duda debi ser significativo. Sobre todo si se tiene en cuenta que la fundacin del Colegio de Minera respondi a un estado de bonanza econmica y de progreso general que se viva en la nortina ciudad chilena -y que benefici al resto del pas-, originado precisamente por la cantidad ingente de descubrimientos mineros y por la necesidad de contar con expertos chilenos para su explotacin32, lo cual, de resultas, provoc una cuestin muy en sintona con las ideas que Abasolo estampa y promueve luego en sus escritos, esto es, la emergencia de un actor social desligado en una alta medida de atavismos sanguneos, nominales, econmicos, morales y religiosos, el cual comienza a participar en la historia de Chile trayendo a la poltica nacional una singularidad: la opinin independiente33.

    31 Vid. Boletn Centenario, Escuela de Minas de Copiap 1857-1957, p. 11. 32 Ibd., p. 10 33 Ibd., p. 16.

  • Jenaro Abasolo

    XVIII

    Importa destacar, adems, que, segn el historiador Marcelo Segall, en Copiap el filsofo santiaguino y Manuel Antonio Matta, influyente escritor y poltico de la regin34, tuvieron una relacin de amistad, por lo que a su mutua condicin de mineros, sumaron las tertulias y las relaciones laicas35. Pero, hasta ahora, ms all de este dato al pasar no hay informacin que permita establecer con certeza un trato continuo y amistoso de Abasolo con algn connacional destacado de la poca36, y menos an -vale agregarlo- trazar el nivel de influencia ideolgica que pudo ejercer, ya no el ambiente social copiapino en el filsofo santiaguino, sino el mismsimo Abasolo en algunos de los prohombres norteos que lideraron la emergencia de movimientos polticos progresistas en la zona, como aventura Julio Jobet37.

    34 Manuel Antonio Matta Goyenechea (Copiap, 1826-1892) fue uno de los principales

    idelogos y fundador del Partido Radical (1857), promotor, entre otras cuestiones, de la descentralizacin administrativa del pas, de la libertad electoral, de reformas a la Constitucin del ao 1833, y de la educacin laica. Matta dirigi el peridico liberal La o de Chile (subtitulado Diario de la arde), que se public entre los aos 1862 y

    1864, en el cual se difundan las ideas del radicalismo. Importantes figuras de la poca escribieron en el peridico, como, p. e., los historiadores Benjamn Vicua Mackenna y Diego Barros Arana, el poltico Domingo Faustino Sarmiento, el economista Jean Courcelle-Seneuil, y los literatos Ricardo Palma y Alberto Blest Gana. Vid. FUENTES, Jordi y CORTS, La. . Cit., pp. 306-307 y 403-411.

    35 Vid. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5.

    36 Dice Flora Abasolo, en Carta indita a Miguel Unamuno (fechada en febrero 4 de 1907), que su padre, Jenaro, y Bilbao fueron amigos. Sin embargo, hasta ahora no ha sido habido documento alguno que permita ratificar las palabras de la hija del pensador nacional.

    37 Jobet sostiene que Jenaro Abasolo -junto a Francisco Bilbao- podra estimarse como un precursor ideolgico del Partido Radical y de los grupos racionalistas y laicos que jugaron un papel progresivo hasta comienzos del presente siglo [cuyo rasgo] ms acusado es la gran fe que ponen en el poder de las ideas morales y en la educacin. JOBET, Julio. Precursores del ensamiento social de Chile (I), Editorial Universitaria, Santiago, 1955, p. 57. Vid. tambin en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), pp. 18-19.

  • La religin de un americano

    XIX

    En cuanto a lo que fue de la vida de Abasolo en la dcada de 1860, en trminos generales, las noticias son pobrsimas. Pues, aparte de los datos sobre sus publicaciones38, no se sabe en qu ao volvi a Santiago desde Copiap. Igualmente se ignora qu actividades laborales realiz. Y se desconoce an con quin o quines se relacion. Se puede especular, s, que la mayora de los aos de la dcada en cuestin los vivi Abasolo en Santiago, ciudad en que sin duda pas gran parte de su vida39, aunque siempre retirado40 y principalmente dedicado a estudiar y a escribir, que no a ejercer como agrimensor41. Tambin se puede conjeturar -a partir de las palabras sealadas por Flora en su Breve Resea Biogrfica. Homenaje Filial42- que fue a fines de este perodo (o quizs en los primeros aos de la dcada de 1870) cuando el pensador nacional contrajo matrimonio y cuando, muy probablemente, nacieron sus dos hijos.

    Una nueva informacin dura sobre la vida de Abasolo aparece recin en 187243, dado que en este ao se registra -en noviembre nueve-, la venta del fundo Los Quillayes, trmite realizado en

    38 Vid. Parte II, de este Estudio Introductorio. 39 Vid. ZANELLI, Luisa. Estudio sobre Jenaro Abasolo y su libro 'La personalidad poltica y

    la Amrica del porvenir' en Re ista de ducacin acional, Santiago, vol. 14, 1918, p. 147.

    40 Vid. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago de Chile, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5.

    41 Segn Jaime Williams, Abasolo llevado por su gran amor a la filosofa abandona su profesin. WILLIAMS, Jaime. Panorama de la iloso a ur dica de Chile, Editorial Jurdica de Chile, Santiago, 1969, p. 42, Acusamos, s, que Williams se refiere al ingeniero Jenaro Abasolo.

    42 Dice Flora en Breve Resea Biogrfica. Homenaje Filial, que mientras su padre permaneca en Europa (1875/1877-1878?), estaba preocupado de sus pequeos hijos que haba dejado hurfanos de madre en Chile. Vid. Reedicin (2013) de La

    ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 39.

    43 En este ao el filsofo santiaguino public su tercer folleto. Vid. Parte II de este Estudio Introductorio.

  • Jenaro Abasolo

    XX

    Santiago por el propio Jenaro44. Segn Flora, por esta misma fecha, su padre tena arrendada, en compaa de su hermano Vicente, ingeniero tambin, una gran hacienda en las costas de Rancagua donde trabajaron algunos aos hacindose de una regular fortuna45.

    Ha de considerarse, empero, que esos algunos aos nombrados por la hija del filsofo santiaguino, son anteriores a 1873, pues los Manuscritos inditos de Abasolo -que tenemos a la vista-permiten sostener que ste pas gran parte del ao mencionado en la ciudad de Santiago, sospechamos que preparando lo que fue su segunda salida de Chile. Adems, la regular fortuna de que habla su hija, da cuenta que el pensador nacional tuvo a su haber recursos monetarios suficientes para dedicarse a gusto al ocio intelectual, del mismo modo que lo hicieron renombrados publicistas46 del 44 Vid. CASTELLN, lvaro. l lina e de Co arrubias en Chile, Editorial s/n, Santiago de Chile,

    1981, p. 222. Vid. en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 37, nota 55.

    45 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 37. Segall aade a la posesin de una hacienda (el historiador la ubica en Colchagua), una mina. Vid SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas. Santiago de Chile, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5. Cf. en Reedicin (2013) de La

    ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), dem.

    46 Huelga aclarar que el uso del trmino ublicista s , en el siglo XIX, se entiende, predominantemente y pese a la posibilidad de otra acepcin, como la condicin de aquel que se dedica al estudio del Derecho blico, pero, adems, se considera publicistas a los grandes pensadores de la filosofa poltica (Montesquieu, Rousseau, Grocio, por nombrar algunos). En razn de ello, podemos afirmar que si bien tenemos presente que en el siglo de Abasolo la sabidura, en el acelerado proceso de desmembramiento de la unidad del saber, deja su lugar al saber aparencial y fenomnico propio de los llamados publicistas en cuanto periodistas, verdaderos rectores de la opinin pblica, no es menos cierto que en el horizonte del pensamiento liberal de la poca, la densa labor del filsofo poltico antiguo, queda recortada e inserta, en buena medida, en el mbito, sin duda prioritario, del Derecho pblico que ejerce el publicista. Esto se debe, creemos, a que en las formas de Estado propuestas por los liberales del siglo XIX, la idea de justicia, en el afn de que sea estrictamente poltica, se establece no al amparo de una reflexin que ha solido pertenecer a la filosofa prctica en toda su amplitud, sino estrictamente a la reflexin

  • La religin de un americano

    XXI

    perodo, quienes tambin disfrutaron de una holgura econmica considerable47. Sin embargo Abasolo carg a la vez -como ya se adelant- con una cuestin determinante y que, de seguro, cooper en su temprana muerte, esto es, el deterioro regular y progresivo de su salud. De hecho, Flora sostiene que su padre, despus de algunas prdidas dolorosas en su familia y agobiado de una afeccin nerviosa48, emprende viaje a Per y luego a Europa, ms o menos el 75. Hasta el da -avisamos- no hay rastros an de los nombres implicados tras las prdidas dolorosas mencionadas49; y sobre el ao de su segunda partida de Chile que desliza la hija del filsofo, es errado, pues en los Manuscritos inditos de Abasolo descubrimos que con fecha 07-10-1874 ya estaba instalado en la nortina ciudad peruana de Piura, localidad que se distingue por su clima benigno50 y por su industria algodonera51.

    jurdica en torno a lo que puede llegar a ser, legtimamente, una exigencia ara todos. A nuestro entender, el pensamiento de Abasolo es reactivo a esta tendencia, pues su pretensin es que la filosofa mantenga los aspectos filosficos y morales visibles en los sistemas premodernos y la integralidad propia de todos los clsicos del pensamiento poltico.

    47 Segall menciona, p. e., entre otros publicistas millonarios -incluido Abasolo-, a Jos Victorino Lastarria, enriquecido en la minera. SEGALL, Marcelo. iogra a social de la icha salario, Revista Mapocho, Santiago de Chile, 1964, t.II, N2, p. 35.

    48 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 37.

    49 Segn Zanelli, la esposa de Abasolo muri en 1875. ZANELLI Luisa . Cit., p. 147. De ser as, las muertes dolorosas de que habla Flora diran relacin con otros familiares del pensador nacional.

    50 Segall dice que Abasolo, ya rico, fue al Per a curarse de su afeccin. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago de Chile, 29-05-1965, ao LXIII, p..

    51 Todo indica que Abasolo se interes por el material base de la industria algodonera piurana, a saber, el tocu o. Tanto as que el nombre del filsofo santiaguino se menciona como uno de los ilustradores de su definicin y uso, esto en una suerte de disputa, evidenciada en Venezuela, respecto del origen del tocu o. Vid. El 'Tocuyo' de Vargas Llosa, en l ni ersal, Caracas, 12-08-1967, cam o tra iesa, p. 8. Igualmente, en Gil Fortoul y El Tocuyo, en Boletn del Centro Histrico Larense, Lara (Venezuela), 1948, p. 10, en donde se cita la alusin que realiza el filsofo santiaguino,

  • Jenaro Abasolo

    XXII

    Pero, qu llev a Abasolo a viajar despus de Piura, a Europa? Habr sido la bsqueda de mejora de su salud el nico motivo que explica esta suerte de continuacin de su viaje? Se podr hablar de razones aleatorias al respecto?

    Sin duda, la preocupacin por su salud fue una causa determinante del viaje de Abasolo a Europa. Pero tambin es posible especular, a partir de lo que dice Flora52, y de lo que el propio pensador nacional escribe en su obra de 1877, La Personnalit, otra causa, cual es su intencin de publicar en el Viejo Mundo sus ideas53.

    Ahora bien, el tiempo exacto de la estada de Abasolo en Europa es una incgnita. Podemos conjeturar, no obstante, a partir de sus Manuscritos inditos, que la permanencia del filsofo santiaguino en el Viejo Mundo se prolong por lo menos desde el segundo semestre de 1875, hasta quizs el ao 187854. Sobre los pasos dados por Abasolo en Europa, Virgilio Figueroa sostiene que el filsofo santiaguino recorri una parte del Continente, especialmente Francia, Italia y Blgica55. En tanto que Marcelo Segall, sin dar pruebas, escribe que Abasolo vivi en Ischia, Npoles, Florencia, Venecia, Paris, Bellevue y Bruselas, agregando, adems, que

    en un ejemplo, al tocu o. Vid. esto ltimo en Reedicin (2013) de La ersonalidad

    ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 121. 52 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo

    Martnez y Francisco Cordero), p. 38-39. 53 Vid. ABASOLO, Jenaro. La Personnalit, Bruxelles, Typographie V Ch. Vanderauwera,

    1877, p. 7. 54 Dice Jorge Muoz que Abasolo volvi a Chile en 1878. MUOZ, Jorge. La iloso a en

    Chile , Universidad de Chile, Santiago, 1941, Memoria (indita) para optar al ttulo de Profesor de Filosofa, p. 186.

    55 Vid. FIGUEROA, Virgilio. . Cit., p. 53.

  • La religin de un americano

    XXIII

    recorri Alemania y Espaa56. En Breve Resea Biogrfica. Homenaje Filial, Flora refrenda con sus datos la generalidad dicha por V. Figueroa, no as la especificidad nominal entregada por Segall, pues si bien la hija de Abasolo nombra la patria del Dante y puntualmente Ischia y Florencia como lugares de estada de su padre, no habla de Npoles ni de Venecia. Sobre Bellevue y Pars, Flora menciona abiertamente slo la primera localidad. En cuanto al trnsito del pensador chileno por Alemania y Espaa de que habla Segall, Flora no se pronuncia. El recurso a los Manuscritos inditos de Abasolo permite en este caso salvar slo de forma relativa, y por tanto menor, las dudas sobre los lugares de residencia del filsofo santiaguino en su larga estada en Europa. Como ya se insinu, puede estimarse en alrededor de tres los aos de permanencia de Abasolo en el Viejo Mundo, con estadas ciertas -de acuerdo a los registros de los Manuscritos inditos- en Bellevue, desde el mes de agosto (da 24) hasta el mes de octubre (da 30) del ao 1875, y en Pars, el da 1 (o 15) de noviembre del mismo ao.

    En 1876, segn los datos entregados por Flora, Abasolo habra residido en Italia, puede estimarse que por un tiempo considerable. Al ao siguiente, 1877, el filsofo santiaguino -tenemos certeza- viaj a Blgica, donde concret la publicacin de su libro La Personnalit. Certificamos esto a partir de una Carta indita que tenemos a mano, enviada por Abasolo, desde Bruselas, y fechada en junio 27 del ao mencionado, a su amigo Flix Bovet, con quien -escribe Flora- hizo amistad en la ya

    56 Vid. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias,

    seccin ilso os uto istas. Santiago de Chile, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5.

  • Jenaro Abasolo

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    nombrada localidad italiana de Ischia57. En el mismo ao 1877, el filsofo santiaguino volvi a visitar Pars. Esto lo testificamos con una segunda Carta indita, con data 2 de julio, enviada por Abasolo al mismo Bovet. Por otra parte, y no obstante que en su estada en el Viejo Mundo Abasolo fue, en general, un asiduo parroquiano de sitios reconocidos como de veraneo, de descanso y de placer, en caso alguno puede calificarse de dichoso su periplo por Europa, al menos absolutamente. Pues -escribe Flora-, ya fuera que lo viese todo bajo el prisma de su enfermedad y de sus pesares, o que se imaginara encontrar algo superior a lo que observ, lo cierto es que las notas de su Diario reflejan esa misma decepcin58.

    Lo dicho queda ilustrado en los calificativos utilizados por Abasolo para referirse, ora a la sociedad europea, ora al ambiente natural en donde se halla instalada fsicamente dicha sociedad, ora al aspecto arquitectnico y de habitabilidad de esa sociedad: igualdad de carcter, decadente, prisin, muralla horrorosa59. En fin, considerando que despus del ao 1877 se produce el retorno de Abasolo a Amrica60, cabe decir que hasta la fecha de su solitaria muerte -octubre 3, de 1884-, en Santiago de Chile, slo se sabe de l lo que escribe su hija en el inicio de la obra pstuma (1907) del

    57 Flora dice que Flix Bovet, adems, felicit entusiastamente a Abasolo por su

    publicacin de 1877. Como sealamos en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 39, y nota 58,

    Bovet de algn modo instal el nombre de [Abasolo] en el Dictionaire de rancais Littr . Vid. igualmente de MARTNEZ, Pablo y CORDERO, Francisco. enaro basolo. Consideraciones socioeconmicas de un ilso o marginal del siglo chileno, Revista de Filosofa y Teologa eritas, Valparaso, N29, septiembre de 2013, p. 64 y nota 4.

    58 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), pp. 37-38.

    59 dem. 60 Zanelli sostiene que Abasolo, vuelto a su patria, ms agobiado por su mal, se

    concret en 1881 a terminar su obra pstuma. ZANELLI, Luisa. . Cit., pp. 147-148.

  • La religin de un americano

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    pensador nacional: poco antes de morir termin la obra que presentamos aqu, escrita durante los ltimos aos que pas en Chile despus de su vuelta de Europa. En otras palabras, se trata de unos siete aos en que no se registra -ms all de lo ya sealado- ningn dato de los movimientos, relaciones o pareceres del filsofo santiaguino61. Por lo que puede sostenerse, entonces, que el conocimiento de parte importante de la vida del auto-declarado libre pensador62 Jenaro Abasolo, est an en suspenso.

    II. De las obras de Abasolo

    El folleto La religin de un americano63 que presentamos aqu, se hizo pblico en el ao 1866 en la ciudad de Santiago de Chile en forma annima. Esto ltimo dio origen a especulaciones respecto de quin estara detrs de su autora. Extraoficialmente -cuenta Flora64-, se dijo que la pluma de Francisco Bilbao fue la que produjo la obra, dado que este reconocido publicista de la poca haba previamente (1864) difundido, mediante imprenta, un libro titulado El evangelio americano65, el cual, como es de evidencia,

    61 Segn Segall, en su recorrido por Europa Abasolo aprendi de todo: arte, literatura y

    filosofa en sus fuentes originales, por lo que -estima el historiador-, cuando el filsofo santiaguino volvi a su patria era posiblemente el hombre ms cultivado de su tiempo. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas

    oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5. 62 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo

    Martnez y Francisco Cordero), p. 338. 63 ABASOLO, Jenaro. La religin de un americano, 1866, Santiago, Imprenta Unin

    Americana, 70 pp. 64 Fue precisamente Flora quien aclar la autora de los tres olletos (1861; 1866; y 1872)

    escritos por su padre. Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 36.

    65 BILBAO, Francisco. l e angelio americano, 1864, Buenos Aires, Imprenta de la Sociedad Tipogrfica Bonaerense, 176 pp.

  • Jenaro Abasolo

    XXVI

    tiene una gran consonancia de nombre con el folleto publicado dos aos despus sin firma66.

    Jenaro Abasolo, el autor annimo detrs del texto de 1866, haba publicado cinco aos antes (1861) otro pequeo folleto, de 29 pginas, titulado Dos palabras sobre la Amrica y su porvenir: la Patria67, firmndolo slo con sus iniciales -J. A.-, lo cual tambin produjo en su momento alguna controversia entre los intelectuales santiaguinos, creyndose en este caso que haba sido el escritor, periodista y poltico liberal Justo Arteaga el autor desconocido del texto68, dada la coincidencia de las iniciales del nombre. Slo despus de ms de cincuenta aos de publicado el folleto se aclar el nombre del firmante, esto gracias a la informacin entregada por Flora en sus palabras previas al libro pstumo de su padre69.

    66 Curiosamente, el historiador Julio Jobet se arroga el haber despejado -cerca de un

    siglo despus y sin pruebas fehacientes- esta atribucin equivocada que converta a Bilbao en autor de La religin de un americano. JOBET, Julio. Precursores del

    ensamiento social de Chile , pp. 51-52, Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 23 y

    nota 28. 67 ABASOLO, Jenaro. Dos alabras sobre la mrica su or enir la Patria, 1861, Santiago,

    Imprenta Chilena, pp. 29 68 Justo Arteaga Alemparte (1834-1882) fue un escritor, periodista y poltico liberal que

    colabor en peridicos como l errocarril, l Pa s, La ctualidad, La Discusin, La samblea Constitu ente, La emana, y l migo del ueblo (1850), que difundi las

    ideas de La ociedad de la gualdad. Los artculos de Justo Arteaga Alemparte versan sobre una amplia gama de temas. Por un lado, actualidades internacionales, sociales, polticas y financieras; por otro, crtica literaria y literatura de creacin. En La emana encontramos artculos como 'Sociabilidad y progreso', 'El espritu pblico y las instituciones', 'El diarismo en la Amrica Espaola', 'La propaganda de las ideas' y 'Las reformas'. En crtica literaria publica, entre otros, los artculos 'Cuatro novelas de Alberto Blest Gana', 'Crculo literario' y 'Semana teatral'. Vid Carlos Foresti y otros, La

    arrati a Chilena. Desde la nde endencia hasta la uerra del ac ico (t.1, 1810-1859), Editorial Andrs Bello, Santiago, 1999, p. 258. Segn lo dicho, no fue para nada descabellado que hubiera quienes adjudicaron el texto de Jenaro Abasolo, a Justo Arteaga.

    69 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 36, nota 54.

  • La religin de un americano

    XXVII

    El folleto de 1861 consta de tres partes, encabezadas: La idea y el cuerpo (pp. 3-12), A Colombia (pp. 13-20) y La Patria (pp. 21-29). La primera de estas partes fundamenta su unidad discursiva en torno al concepto de Unin Sudamericana70, que el pensador nacional pregona de forma asidua tambin en sus escritos posteriores71. La segunda parte del folleto, revela al Abasolo poeta, ya que se trata de un himno -o canto de visos romnticos- a Amrica, por tanto de lneas en que el verso toma el lugar de la prosa, para aludir, entre otras cuestiones, a los tiempos pretritos del Continente. La tercera y ltima parte del folleto que Abasolo hizo pblico en 1861, devela su concepto de patria y su amor conveniente, en el cual convergen una moral sincera, la amistad de las naciones, ciudadanos espartanos en civismo y cristianos en el hogar, entre otras consideraciones que -estima el pensador nacional- han de ser estimuladas, y progresivamente mejoradas, a partir de la concrecin de la patria y de la promocin permanente del amor a ella.

    Ms tarde, cuando Abasolo se empinaba ya por los casi cuarenta aos de edad -1872- public el que sera el tercero de sus tres folletos, encabezado La personalidad poltica. Los pobres y los ricos o lo consumado y lo posible, y como el anterior, de 1866, igualmente sin firma72. De pasada, cabe sealar -sobre el ttulo del folleto- que

    70 En esta nin udamericana, pregonada por Abasolo, no se incluye Brasil, pas que se

    transform en Repblica recin el ao 1889. De aqu que, en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco

    Cordero), p. 444, y conforme a las fechas, el filsofo santiaguino sostenga que Brasil [...] no podr entrar jams, mientras sea imperio, en una confederacin americana.

    71 Vid. sobre todo en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), Libro V, La personalidad poltica en

    Amrica, pp. 353-459 y Conclusin, pp. 460-466. 72 ABASOLO, Jenaro. La ersonalidad ol tica. Los obres los ricos o lo consumado lo

    osible, 1872, Valparaso, Imprenta de La Patria, 47 pp.

  • Jenaro Abasolo

    XXVIII

    la hija del filsofo santiaguino lo nombra simplemente como Pobres y ricos73, y en general as ha tendido a ser citado, perdindose con esto una cuota no menor del sentido del escrito. Entre quienes hablan tambin sencillamente de Pobres y ricos -todo parece indicar que siguiendo a Flora- para referirse al folleto del pensador nacional publicado en 1872, estn: Virgilio Figueroa74, Efran Szmulewicz75, Ral Inostroza76, Jorge Muoz77, Roberto Escobar78 y Jaime Massardo79, mereciendo una mencin especial Marcelo Segall, porque da vuelta el ttulo, o sea habla de Ricos y pobres, y relaciona adems el folleto con el inicio de Abasolo como publicista80.

    En cuanto al contenido del folleto del ao 1872, integrado por quince apartados ms un Corolario, cabe decir -en primera instancia- que se distingue el apartado uno, de los catorce siguientes, por su lenguaje y temtica muy similar a las secciones La Creacin y Desarrollo del ser del texto La religin de un 73 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo

    Martnez y Francisco Cordero), p. 36. 74 Vid. FIGUEROA, Virgilio. . Cit., p. 53. 75 Vid. SZMULEWICZ, Efran. Diccionario de la literatura chilena, Editorial Andrs Bello,

    Santiago, 1984, p. 2. 76 Vid. INOSTROZA, Ral. l ensa o en Chile desde la Colonia hasta , Editorial Andrs

    Bello, Santiago, 1969, p. 129. 77 Vid. MUOZ, Jorge. . Cit., p. 183. 78 Vid. ESCOBAR, Roberto. l uelo de los b hos. cti idad ilos ica en Chile de a

    , RIL Editores, Santiago, 2008, p. 69. 79 Vid. MASSARDO, Jaime. La ormacin del imaginario ol tico de Luis milio Recabarren,

    LOM Ediciones, Santiago, 2008, p. 183 y nota 870. 80 Segall titula el folleto como Ricos obres. Vid SEGALL, Marcelo en Desarrollo del

    ca italismo en Chile, pp. 338,341. Cinco aos despus, no slo no rectifica el ttulo del folleto, sino que adems sostiene que Abasolo comenz su labor de publicista con Ricos obres. Vid SEGALL, Marcelo. iogra a social de la icha salario, p. 35. Es decir, doble yerro de Segall. Al ao siguiente, sin embargo, rectifica lo concerniente al comienzo de la labor de publicista de Abasolo, pero, mantiene el ttulo del folleto de 1872 como Ricos obres. Vid SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5. Otros autores tratantes de Abasolo ni siquiera mencionan el folleto en cuestin.

  • La religin de un americano

    XXIX

    americano. Tanto as, que principia el folleto del 72 con la sentencia: Lgica es el arte de ser81, siguindole inmediatamente un examen que, sin alcanzar el nivel de una disquisicin, incluye la relacin conceptual de los trminos Dios, razn, identidad, ciencia, moral y ley. Luego de esta suerte de consideracin base en el inicio del folleto, en los restantes catorce apartados el filsofo santiaguino discute respecto de la igualdad de los hombres, habla de Asamblea constituyente, destaca la importancia de la fraternidad, y cuestiona el concepto de aristocracia, entre otros asuntos atingentes.

    El evidente desinters del filsofo santiaguino porque apareciera su nombre como autor de los tres folletos sealados, se ajusta muy bien a las noticias existentes sobre su peculiar carcter, tan distante de esas ruidosas y chicharescas personalidades que en nuestro pas [agregamos: hasta el da!] se pavonean, erguidas y satisfechas, solicitando los aplausos y la adoracin de la multitud82. Sin embargo -y siendo justos-, hemos de decir que en el ao 1862 aparecieron por lo menos dos declaraciones pblicas firmadas por el filsofo santiaguino en la seccin Comunicados, del peridico capitalino La voz de Chile -fundado por el ya nombrado Manuel Antonio Matta-, constituyndose, en rigor, en las primeras divulgaciones intelectuales registradas bajo el nombre de

    81 ABASOLO, Jenaro. La ersonalidad ol tica. Los obres los ricos o lo consumado lo

    osible, 1872, p. 3. En Reedicin (2015) por Cenaltes Ediciones, Coleccin Linotipo 1.9, Via del Mar, 2015, p. 27.

    82 Vid. l mericano, Ao 1, N17, Santiago, 08-10-1884, Don Jenaro Abasolo Navarrete, necrolog a. l mericano fue un peridico mercantil-literario y noticioso (de distribucin gratuita) que se public en Santiago desde agosto 9 de 1884 (Ao 1, N1), hasta octubre 22 de 1887 (Ao 4, N154). El peridico reapareci ms tarde entre los aos 1895 y 1897.

  • Jenaro Abasolo

    XXX

    Abasolo83, y testimonio de lo que podra considerarse como una tibia aparicin suya en el foro nacional, al que fue tan renuente84, pues el pensador nacional -una excepcin entre los publicistas del perodo- no busc fama ni votos.

    El primero de los Comunicados se titula Sobre Mxico -ao 1, n42-, con data el da jueves 1 de mayo. El segundo, lleva por nombre Sobre los cargos hechos a la forma republicana -ao 1, n99-, y tiene por fecha el da 7 de julio. Muy a tono con el carcter liberal de La voz de Chile, estos escritos de Abasolo son una franca apologa a la autodecisin de los pueblos, al republicanismo y a la unidad de los pases de Sud Amrica; luego, por contrapartida, repugnan el despotismo y bregan contra la sofocacin de la palabra y del pensamiento de las naciones. El contexto histrico de ambos Comunicados est dado por la segunda invasin que sufri Mxico85 -ese mismo ao, 1862- a manos de la Francia de Napolen. El pensador nacional reclama contra la indolencia del gobierno de Chile, por no levantar su voz, 83 De estos Comunicados firmados por Abasolo no tuvieron noticia alguna Pedro Pablo

    Figueroa, Flora Abasolo ni Virgilio Figueroa, pues nunca los mencionan. Y ni que hablar de quienes simplemente se han remitido a co iar lo que estos tres autores nombrados escribieron sobre el pensador nacional. Slo Marcelo Segall, aunque muy a la pasada, dice algo al respecto: emprende [Abasolo] una campaa contra La Conquista Francesa de Mjico, en La Voz de Chile, el gran diario liberal de Santiago. Vid. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago de Chile, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5.

    84 Vid. MARTNEZ, Pablo y CORDERO, Francisco. Jenaro Abasolo: esbozo de su pensamiento, pp. 94-95; y, Jenaro Abasolo. Consideraciones socioeconmicas de un filsofo marginal del siglo XIX, pp. 62-63.

    85 En el ao 1838, y hasta parte del 1839, el imperio francs ya haba intervenido Mxico, en lo que se conoce como la Guerra de los pasteles. Ms sobre el tema, y su particular relacin con Chile, puede leerse en LPEZ, Ricardo. l americanismo en Chile ante la e ansin ol tica militar euro ea sobre is anoamrica , Tesis para optar al grado de Doctor en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad de Chile, 2011 (uchile.academia.edu/RicardoLpez). Tambin puede consultarse el texto La Patria Com n. Pensamiento americanista en el siglo , Jos Victorino Lastarria et. al., LOM Ediciones, 2013, Prlogo de Ricardo Lpez.

  • La religin de un americano

    XXXI

    por no dar un ejemplo digno a las dems repblicas sudamericanas ante la desgracia que aqueja al hermano mexicano, y llama a los chilenos a unirse en una alianza fraterna y solidaria con los dems pueblos del Continente, con quienes comparte una cultura, una religin y un porvenir comunes, para avanzar unidos contra el invasor. En breve, para el filsofo santiaguino una respuesta mancomunada, enrgica y armada de los pueblos sudamericanos contra Francia, es un deber moral y filial.

    Ahora bien, el nico libro firmado directamente por Abasolo con su nombre, lo escribi en idioma francs, public en Bruselas en 1877 y -como ya se adelant- lleva por ttulo La Personnalit. Comprende el texto en cuestin 267 pginas, y est dividido en dos partes, precedidas por un Post-Scriptum. La primera parte, o Livre I, se titula La Personnalit en soi ou la philosophie (La personalidad en s o la filosofa), y consta de XVI captulos (pp. 7 178). Mientras que la segunda parte del escrito, o Livre II, se designa La Personnalit sociale ou les gnies (La personalidad social o los genios), e incluye XVIII captulos (pp. 179 264)86. Pero, el mismo filsofo santiaguino de entrada se apura en aclarar que su trabajo, a ms de estar compuesto por estas dos partes ya mencionadas, aurait d en contenir une troisime, intitule la Personnalit politique. Toutes les trois auraient eu pour but de demontrer logiquement la responsabilit inalinable de la conscience humaine et le puissance suprme et primordiale de la volont87. Es 86 Sin dar motivos claros, y contra el parecer del propio Abasolo, considera Jorge Muoz

    que el libro La Personnalit debiera llamarse ms bien ' l roblema de la ersonalidad los genios'. , MUOZ, Jorge. Op.cit., p. 184.

    87 [debera haber tenido una tercera, titulada La Personalidad ol tica. Las tres habran tenido como objetivo demostrar de manera lgica la responsabilidad inalienable de la conciencia humana y la fuerza suprema y primordial de la voluntad]. Vid. ABASOLO, Jenaro. La Personnalit, p. 5.

  • Jenaro Abasolo

    XXXII

    decir que, segn las propias palabras de Abasolo, La Personnalit es un libro, bajo algn respecto, inacabado, y por ende que debe complementarse con otro para alcanzar su fin88. Dicho en trminos distintos, el filsofo santiaguino avisa que falta una tercera parte al texto de 1877, titulada La Personnalit politique, la cual debera cerrar la idea plasmada en La Personnalit. Obra que, por lo dems -tal cual ocurri con sus otros escritos-, no tuvo eco alguno en Chile89.

    Inicia Abasolo su libro de 1877 (cap.1) hablando Sil utile de restaurer la croyance en Dieu et en linmortalit90; luego (cap.2) interroga Quest-ce que cest que la vrit?91, y contina, despus, el filsofo santiaguino con asuntos relativos -entre otros- al Ser, la naturaleza, el estado de la ciencia de su tiempo, Dios, el libre arbitrio y el deber supremo del hombre. El tinte teologal patente en esta primera parte -y extensible tambin a la segunda parte- de La Personnalit, no logra empero ensombrecer el carcter cosmolgico y filosfico con que Abasolo presenta los problemas de su inters, a lo que ayuda en gran medida sus continuas alusiones, citas y -cuando no- reparos de las consideraciones de reconocidos autores, sobre todo filsofos modernos, y en especial alemanes. En cuanto a la segunda parte de La Personnalit, La Personnalit sociale ou les gnies, evidencia un cambio relativamente significativo comparada con la primera parte, porque a sus rasgos

    88 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo

    Martnez y Francisco Cordero), p. 24, nota 30. 89 Dice Flora Abasolo en Carta indita a Miguel de Unamuno (fechada en febrero 4 de

    1907), que el primer libro sistemtico de su padre, 'La Personnalit' [...] fue solo conocida aqu [en Chile] de algunos intelectuales.

    90 [Acerca de la utilidad de restaurar la creencia en Dios y en la inmortalidad]. La Personnalit, p. 7.

    91 [Qu es lo que es la verdad?]. La Personnalit, p. 23

  • La religin de un americano

    XXXIII

    marcadamente ticos, el pensador nacional aade el estudio del desenvolvimiento de la personalidad social, o sea trata acerca del yo y de sus nimos, analiza el yo y sus modos de obrar en alianza con otros yo92. Conforme a lo cual, a la vez, los autores de referencia de la segunda parte del libro varan de forma significativa, destacando los franceses Lamennais, Quinet, Bossuet, Pascal, Chateaubriand y Voltaire.

    Los vstagos de Abasolo, especialmente su hija, la ya nombrada Flora, se encargaron de dar a conocer luego -veintitrs aos despus de muerto el filsofo santiaguino (1907)-, lo que sera una de las partes ms enjundiosas de la produccin abasoliana y que permaneca todava sin publicarse93, esto bajo el ttulo La

    92 Esto queda de manifiesto en los ttulos de los captulos del Li re . El primer captulo,

    p. e., lleva por nombre uel ues ides rliminaires sur la lgitimit des di ers gnies ersonnels et sur leur ncessit absolue dans le mcanisme de la ie [Algunas ideas

    preliminares sobre la legitimidad de los diversos genios personales y sobre su necesidad absoluta en el mecanismo de la vida], p. 179; el captulo siguiente, trata sobre Les chrtiens ec Dieu [Los cristianos-Con Dios], p. 204; el tercero, habla de Les indulgents ur la terre [Los indulgentes-Sobre la Tierra], p. 210, el cuarto captulo, dice relacin con Les humbles ous le ciel [Los humildes-Bajo el cielo], p. 214, etctera.

    93 En Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir, hicimos ver, p. 21 y nota 22, que muy probablemente los hijos de Abasolo intervinieron en el ordenamiento del texto stumo de su padre. Refrendamos aqu lo dicho en la ocasin, pues leemos, en Carta indita de Flora Abasolo a Miguel de Unamuno (fechada en febrero 4 de 1907), que la hija del filsofo santiaguino habla de La

    ersonalidad ol tica en mrica, para referirse a la obra La ersonalidad ol tica la mrica del or enir. Adems, hay registros de la publicacin de captulos -en los

    cuales se detectan pequeas variaciones terminolgicas- del texto de 1907, que datan de aos anteriores a la emergencia de la obra stuma. La aparicin de estos captulos se debe al afn de Flora porque la obra de su padre fuera reconocida. As, por ejemplo, apareci en Buenos Aires, en Re ista acional, 1906, el captulo Cmo confederar la Amrica latina? Cmo resistir al extranjero? (Reseado en La lectura, Madrid, mayo de 1906, p. 439). En Redicin (2013) de La ersonalidad ol tica la

    mrica del or enir, se halla en Libro V, captulo 32, pp. 375-379. Y aun dos aos antes del captulo publicado en 1906, apareci en Revista Ibero-Americana de Ciencias Mdicas, Madrid, t.XI, marzo de 1904, NXXI, pp. 226-233, un texto firmado por el Dr. (sic) Abasolo, bajo el ttulo La funcin social del talento, el cual en Reedicin de 2013 de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir corresponde al Libro III, captulo 23, pp. 229-240, pero titulado Los dos talentos fecundos - Observadores y

  • Jenaro Abasolo

    XXXIV

    personalidad poltica y la Amrica del porvenir94, obra pstuma de Abasolo que sin vacilar consignamos como uno de los ms importantes tratados de filosofa social, econmica y poltica publicados en Chile. En este voluminoso texto del ao 1907, Abasolo aborda, entre otros, los conceptos de bien, poder, libertad, derecho, moral, poltica, ciencia, religin, historia, deber, Repblica, fraternidad, soberana y ciudadana, siempre en relacin con la sociedad y mutuamente, postulando a su vez la forma en que -considera el pensador nacional- deberan desarrollarse dichas relaciones en pro del perfeccionamiento humano y social. Luego no hay en La personalidad poltica y la Amrica del porvenir una reflexin sobre puros conceptos, por cuanto los conceptos no tienen una existencia separada del hombre y de lo que es su realidad. Dicho de otro modo, Abasolo estudia los conceptos enumerados arriba en concomitancia con la personalidad poltica, y as los analiza entonces en relacin con la sociedad. Por ello cuando el filsofo santiaguino trata, p. e., de la libertad, ipso facto la relaciona con su origen y con su fin social, lo que es decir que la relaciona de forma directa con la responsabilidad que le compete al hombre en su propio progreso individual y en el de los dems. No hay libertad sin finalidad, y [...] la nica finalidad de la libertad es la vida, y el perfeccionamiento de la vida. Cmo concebir una libertad sin vida, como principio y como fin?95, escribe Abasolo, como diciendo: no ha de desvincularse la libertad de lo que es la vida del hombre ni de lo que ste pretende sea su vida social. Si se quiere,

    creadores - Sus aplicaciones a la ciencia, a la moral, al arte y a la Historia - Qu es talento realizador?.

    94 ABASOLO, Jenaro. La ersonalidad ol tica la mrica del or enir, Imprenta y Encuadernacin Universitaria, Santiago, 1907, 574 pp.

    95 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 346.

  • La religin de un americano

    XXXV

    los conceptos [son] contingentes y oscuros cuando no se conciben a la luz de [una] finalidad96.

    Adems de los tres folletos mencionados (1861, 1866 y 1872), de los dos Comunicados (1862), y de los dos libros (1877, y 1907 pstumo), existen los llamados Manuscritos inditos de Abasolo. Al respecto, cabe decir lo siguiente.

    Tanto Pedro Pablo Figueroa (1897) como Flora Abasolo (1907) y Virgilio Figueroa (1925) -e igualmente quienes se han dedicado a slo copiar la informacin sobre Abasolo presentada por estos autores-, hablan de la existencia de unos Manuscritos inditos sin publicar del filsofo santiaguino. Pero, ni entre los escritores nombrados ni, por extensin, entre sus escasos y ciegos seguidores hay acuerdo total an respecto del nmero de textos de Abasolo no publicados, y tampoco se da una concordancia absoluta de opinin entre ellos en lo atingente a los ttulos de los textos sin editar.

    P. P. Figueroa seala que Abasolo, aparte de sus bienes de fortuna que leg a sus hijos, dej una coleccin valiosa de manuscritos, entre los cuales se designan los siguientes: Estudio sobre la Filosofa Alemana, especialmente de Kant; La Libertad; Las Razas Americanas; Pobres y Ricos, o lo consumado y lo posible; La Personalidad en Poltica y El Pensamiento en Amrica97.

    96 Ibd. p. 95. 97 Vid. FIGUEROA, P. P. . Cit., p. 24. Con anterioridad, en l mericano, del 08-10-1884,

    N17, ao 1, se dieron nombres de textos inditos del filsofo santiaguino, y se anunci tambin la intencin -de los descendientes- de publicarlos. Dice en el peridico nombrado: El modesto pensador ha dejado algunos manuscritos, entre otros un studio sobre la iloso a alemana es ecialmente sobre ant, La Libertad, l Pensamiento en mrica o sea un estudio sobre las ra as americanas La Personalidad

  • Jenaro Abasolo

    XXXVI

    Flora Abasolo habla slo de dos obras de su padre en condicin de Manuscritos inditos98. La primera de las obras -dice la hija del pensador nacional- se titula Estudio sobre la filosofa alemana, el cual comprende tres partes que son: 'Observaciones sobre la crtica de la razn pura de Kant', 'Una hojeada sobre la predestinacin del hombre, por Fichte' y 'Sobre algunas ideas de Schelling acerca de la ciencia de la historia'. Y tambin tiene -dice inmediatamente Flora- un luminoso estudio titulado 'Observaciones sobre la lgica de Hegel', que sera la segunda de las obras inditas de Abasolo99.

    Virgilio Figueroa, por su parte, y sin ser concluyente en la cantidad, escribe otros tantos ttulos de lo que seran los Manuscritos inditos de Abasolo, a saber: Estudio sobre la Filosofa Alemana, especialmente de Kant; La Libertad; Las Razas Americanas; Pobres y Ricos; Lo Consumado y lo Posible; La Personalidad en Poltica y El Pensamiento en Amrica, Observaciones

    ol tica Pobres ricos o lo consumado lo osible. Parece que la familia del modesto

    filsofo har una edicin de todas estas obras. 98 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo

    Martnez y Francisco Cordero), p. 40. Esto puede tomarse como indicativo de que algunos ttulos nombrados inditos anteriormente por P. P. Figueroa, y otros que seala luego V. Figueroa, de un encabezado coincidente o similar, como p. e., Las Ra as mericanas, muy posiblemente fueron incorporados o integran La ersonalidad

    ol tica la mrica del or enir. As pues, Las Ra as mericanas podra corresponder al cap. 35 del Libro V. La personalidad poltica en Amrica, titulado 'Las dos razas en Amrica'. Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), pp. 402-406.

    99 Cabe decir que, aun cuando Flora habla (Ibd., pp. 41-42) ms bien de los ttulos que del contenido de los anuscritos inditos de su padre, la escritora cita 5 lneas dedicadas por Abasolo, en lo que sera su studio sobre la iloso a alemana, a los verdaderos grandes hombres. Flora ocupa estas lneas, y las interviene, dada la forma gramatical del texto, para dedicrselas a quien fuera su progenitor. As, copia Flora: Transmitir su interioridad creadora a otros hombres, enemigos como l, de exterioridades personales: su forma y su exterioridad fue la gloria de los dems, encender el fuego divino en todos los pechos, el fuego que arde por la gloria y la felicidad de los dems.

  • La religin de un americano

    XXXVII

    sobre la Lgica de Hegel, etc.100. Y an, casi a rengln seguido, V. Figueroa suma otro dato significativo al decir que el Estudio sobre Kant... est dividido en cinco partes, que [Abasolo] titula as: 'Esttica trascendental o Ciencia de las leyes de la sensibilidad'; 'Lgica trascendental, o ciencia de las leyes del entendimiento'; 'Analtica trascendental', o 'Analtica de los principios'; 'Dialctica trascendental'; y 'Metodologa trascendental'101.

    Aparte de los tres autores citados -P. P. Figueroa, Flora Abasolo y Virgilio Figueroa-, importa destacar el nombre de Marcelo Segall, ya que ste tuvo a su haber una indeterminada cantidad de Manuscritos inditos del pensador nacional102, gracias a lo cual realiza una brevsima y tendenciosa descripcin del contenido de los Estudios sobre Filosofa Alemana (sic)103.

    Por nuestra parte, nombramos Manuscritos inditos a los escritos no publicados de Abasolo que tenemos al alcance. Estos incluyen tanto una cantidad importante de lneas de lo titulado Estudio sobre la filosofa alemana, como el Diario ntimo del pensador santiaguino, nombrado por Flora pero no incluido entre los textos inditos de su padre104.

    100 Vid. FIGUEROA, V. . Cit., pp. 53-54. 101 dem. 102 Jobet dice que la mayor parte [de las obras inditas de Abasolo] se encuentran en

    poder de Marcelo Segall, y otra porcin en manos de su descendiente, el doctor Jorge Abasolo S. JOBET, Julio en l ensa o ilos ico social en Chile, p. 54, nota. Sobre lo segundo Escobar escribe que el nieto, mdico y filsofo ateo, Jorge Absolo (sic), es depositario de la obra indita de Jenaro Abasolo. , ESCOBAR Roberto, . Cit., p. 354, Pero, hasta ahora slo es comprobable pblicamente que Segall cont con una cantidad de anuscritos inditos del pensador nacional.

    103 Vid. SEGALL, Marcelo. Jenaro Absolo (sic) Navarrete, en Las ltimas oticias, seccin ilso os uto istas, Santiago de Chile, 29-05-1965, ao LXIII, p. 5.

    104 Vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 36 y nota 53.

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    XXXVIII

    Las lneas del Estudio sobre la filosofa alemana con que contamos -sin tener un correlato claro105-, alcanzan las 194 pginas, en las cuales Abasolo critica pareceres de Schelling, cuestiona consideraciones de Fichte, ataca pensamientos de Kant, y discute textos de Hegel, esto cuando no manifiesta su acuerdo con las palabras de los filsofos idealistas alemanes sobre las materias que tratan. Adems, disponemos de un texto de 23 pginas, a todas luces incompleto, encabezado Sobre la ciencia de la naturaleza en general, y que sin duda forma parte del Estudio106. En lo tocante al Diario ntimo del pensador nacional, tenemos a mano dos escritos: el primero con data en el ao 1873, desarrollado en Santiago de Chile e integrado por 137 pginas; el segundo texto, redactado en Europa, est conformado por 128 pginas y fechado en 1875. En ambos escritos del Diario ntimo de Abasolo se evidencian tanto alusiones a su vida personal y familiar, cuanto reiterados exmenes al pensamiento de los autores europeos arriba nombrados. En fin, pues, avalamos con casi quinientas pginas la existencia de Manuscritos inditos de Abasolo, dentro de lo que sera su obra intelectual ya conocida.

    105 Conforme a la numeracin original de las lneas del studio sobre la iloso a alemana

    que tenemos en nuestras manos, el texto sobrepasara las 440 pginas. Para ms informacin al respecto, vid. Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir (por Pablo Martnez y Francisco Cordero), p. 25 y nota 34.

    106 Como sealamos en Reedicin (2013) de La ersonalidad ol tica la mrica del or enir, ibd., el texto obre la ciencia de la naturale a en general no ha sido

    mencionado antes por ningn autor, convirtindose en una novedad dentro de los textos que constituiran el studio sobre la iloso a alemana de Abasolo.

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    XXXIX

    III. Contenido de La religin de un americano

    Tras leer la obra cumbre de un autor suele ser interesante remontarse a las obras preparatorias, es decir, a aquellas en que se esbozan los primeros tanteos de una formulacin que alcanzar, si no las trazas de un sistema, al menos un grado mayor de coherencia. Por ello, los primeros escritos de un autor poseen un alto valor propedutico para una comprensin ms integral del mismo.

    Tngase en cuenta cun ilustrativos son los primeros trabajos de Kant que anteceden sus obras ms celebres, pues, si bien estos no contienen los ms relevantes hallazgos de su filosofa, s esbozan la futura orientacin de su pensar. Hay que aadir que los primeros libelos de Kant no slo son los antecedentes genticos de sus obras ms relevantes que pueden facilitar la comprensin del lector, sino, tambin, -como nos lo recuerda Heine- una forma de ejercitacin del propio Kant, mediante la cual, como un soldado, se prepara para una batalla futura que augura una victoria segura.

    Kant disfrut del ms alto reconocimiento en vida por su portentosa labor en las diversas esferas del pensar. Su fama cruzaba desde los grandes sabios a los nefitos discpulos, desde los ms informales crculos de reflexin hasta las ms altas instancias acadmicas institucionales de Europa y Amrica, y, como si esto fuera poco, los ms sencillos habitantes de Knigsberg saludaban al filsofo con reverente admiracin cuando, con la regularidad de un reloj, transitaba por la calle que de da llevaba su nombre. He aqu el goce cierto de la victoria.

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    XL

    La religin de un americano, como uno de los primeros libelos del filsofo santiaguino Jenaro Abasolo, puede asimilarse en parte a lo que hemos dicho de los pequeos tratados de Kant. Pues, sin duda, traza la orientacin reflexiva futura del autor, y permite una comprensin gentica del mismo; mas, pese a ello, es difcil evaluar si, en algn sentido, Abasolo estara esperando una victoria segura.

    En apariencia, este trozo de incipiente reflexin que Abasolo titul de una manera tal que nos recuerda a Lamennais y Bilbao, si auguraba alguna victoria, sera slo la de aquel que quiere verla desde lejos y que, entre generoso e incmodo, se la regala a otros. Por decirlo de alguna manera, a Abasolo nos lo imaginamos ante una posible victoria en el peligroso ruedo de las ideas, como aquel hombre que habiendo generado algo digno de admiracin, descorriendo el velo de su ventana, se dice al ver la agitacin y el barullo provocado: Qu he hecho?! Esto no va conmigo!.

    Pero esa imagen que hemos plasmado como una hiptesis posible, luego de haber calibrado y analizado el carcter del pensador chileno con los datos que poseemos, nunca se gener en ningn sentido. Abasolo progres en su pensamiento quizs slo gestando el rumor de su profundidad, casi como si de un cuento de viejas se tratara y que se repite como un lugar comn hasta entrar a dudar de que quepa dar razones y argumentos para avalar dicha profundidad. En el fondo, nadie -que sepamos- se ha tomado la molestia de ahondar en su pensamiento para volver certeza ese voltil rumor.

  • La religin de un americano

    XLI

    Sin duda, las victorias del pensar se encarnan en el goce temporal de aquel que las concibe, y este es uno de los blsamos ms efectivos para consolarle de la decrepitud que comparte inexorablemente con ese hombre corriente que lejos estuvo de conectarse con el mundo inmortal de las ideas. Sin embargo, las victorias del pensar pertenecen finalmente a la humanidad en su espritu, y son alcanzadas por las ideas que, como ideal buscado, tienen el carcter de lo irreversible.

    Muchas de la ideas de Abasolo que pertenecen al plano de la filosofa prctica, pueden considerarse como conquistas del espritu cuya ndole no slo es la de lo irrebasable, sino la de aquello que, por ser un ideal de la razn y no de la caprichosa imaginacin, todos podran querer. Podemos contar entre estas ideas: una visin republicana de la economa en la que la legitimidad de las decisiones queda sujeta a la participacin de los que sufren por las mismas; una forma de Estado social de derecho en que hay clara conciencia de la necesidad de resguardar los derechos sociales como base para el ejercicio de los derechos polticos; una concepcin de la disciplina econmica como ciencia de la pobreza y subsidiaria del pauperismo, ms que como ciencia de la riqueza y como arte adquisitivo, etc.107. Tales concepciones se establecen hoy en da como el non plus ultra de la poltica legtima y constituyen el elemento contrafctico que nos permite juzgar si el desarrollo de la facticidad se da dentro del marco de lo correcto.

    107 Vid. MARTNEZ, Pablo y CORDERO, Francisco. Jenaro Abasolo: esbozo de su

    pensamiento, Re ista de iloso a ducacin Cultura, Universidad de Santiago, N11, 2010, pp. 91-108; y, tambin, Jenaro Abasolo. Consideraciones socioeconmicas de un filsofo marginal del siglo XIX chileno, Re ista de iloso a eolog a eritas, Valparaso, N29, septiembre de 2013, pp. 61-76.

  • Jenaro Abasolo

    XLII

    Mas, podemos afirmar que la doctrina terica, la concepcin cosmolgica y teolgica de Abasolo, presentan la misma condicin irrebasable de su reflexin prctica? Precisamente, La religin de un americano nos da ocasin para ensayar una respuesta incipiente.

    1. Alcances del contenido

    Luego de leer La religin de un americano, no es difcil pensar que la reaccin de los lectores chilenos de la poca fuese de extraeza y que, sin mediar una larga lectura, hubiesen fruncido el ceo y dejado el libro de lado. Dicho de otro modo, no cuesta imaginarse a los que tuvieron acceso al escrito, tanto al lector chileno ilustrado como al ms conservador, desdeando la lectura completa del mismo. Es factible que los amigos, hermanos y cercanos de Jenaro pusiesen por delante de ste un tremendo signo de interrogacin al leer las diversas y -a primera vista- convulsivas reflexiones teolgicas y cosmolgicas del incipiente aprendiz de filsofo. Es muy probable, adems, que los -para nosotros- desconocidos maestros de Abasolo, al leer el folleto de 1866, emitiesen un juicio no muy distinto al del viejo Ritschl, maestro de Nietzsche, cuando el joven fillogo tuvo la mala idea de enviarle un ejemplar de El nacimiento de la tragedia, a saber: geistreiche Schwiemelei108. Sin embargo, el libro de Nietzsche -del discpulo colocado en las antpodas de la ciencia filolgica- tuvo repercusiones inmensas para el posterior estudio de Grecia, del fenmeno dionisiaco y sus derivaciones culturales. Pero, cul fue el efecto, inmediato y posterior, de este texto de Abasolo publicado annimo que reeditamos casi 150

    108 [ingeniosa borrachera] Vid. NIETZSCHE, Friedrich. ritische tudienausgabe, Walter de

    Gruyter, Mnchen, 1999, XV, p. 37.

  • La religin de un americano

    XLIII

    aos despus de su primera aparicin? La respuesta es la esperada: ninguno, al menos conocido. Aunque, tal vez, pueda considerarse como cierto efecto el que el texto haya sido empastado a principios del siglo XX, junto a otros libelos, en un volumen que integra una coleccin clasificada como Polmica religiosa.

    Ahora bien, la argumentacin desarrollada por Abasolo en La religin de un americano, se da bajo la forma de un discurso de segundo orden, lo cual significa que da por descontada la explicacin de lo que se est hablando, dado que se presupone sabido. De partida, no hay ninguna alusin y explicacin del ttulo como punto de arranque para ir asegurando la comprensin del sentido de la obra por parte del lector. Sucede, adems, que los autores citados como fuente en el texto, si bien permiten contextualizar y construir el plexo de las filiaciones del filsofo chileno, no sirven para dar una idea acabada del hilo conductor conceptual desde donde desarrolla los razonamientos. As pues, Pascal, Michelet, Quinet, entre otros109, apoyan adventiciamente lo que se va formulando, pero no alcanzan a ilustrar el contenido y la intencin de fondo. Es ms, ninguna de estas fuentes permite dar cuenta de las bases de la religin o teologa natural que el pensador santiaguino est proponiendo, y el breve ttulo tan slo insina que la propone como americana y, a su vez, como expresin de una profesin de fe singularsima.

    Al parecer, Abasolo no quiere revelar la fuente ltima e integradora del escrito, pues la soslaya como si esta fuese slo una

    109 Vid. Seccin ndice de Nombres.

  • Jenaro Abasolo

    XLIV

    ocasin de ensayar un apunte110; pero este velamiento produce que el escrito asuma, a la larga o tal vez inmediatamente, un doble efecto probable, a saber: que no se le considere como una intuicin personal digna de ser estudiada y difundida, o que los lectores de la poca lo tildasen de una vociferacin retrica extravagante de la que hay que pasar. Ambos efectos indeseables -con los que intentamos explicar la efectiva indiferencia histrica respecto del texto-, tal vez se habran evitado si el autor hubiese aludido al nombre de la autoridad filosfica que le daba ocasin de saltar desde las consideraciones biolgicas y sociales ms positivas, hasta las alturas de la reflexiones teolgicas ms abstractas.

    Abasolo no tena el nombre, ni la escuela, ni trabajos previos que le autorizasen a desplegar su pluma en la direccin de definir el destino humano en relacin con Dios desde el quehacer filosfico en trminos independientes. Por ello, si somos ms lapidarios, no es difcil suponer que muchos ejemplares del texto hayan permanecido sin siquiera abrirse, como suele ocurrir, hoy y siempre, con innumerables escritos que, pese al entusiasmo de su creador, nacen para alguna gloria o mnimo reconocimiento pstumos, o simplemente, para ser olvidados111.

    110 De hecho, termina Abasolo su folleto de 1866, p. 70, sealando: Esta no es una obra

    de arte: es un apunte. 111 Ciertamente, lo extrao no es que los escritos de Abasolo sean ignorados como los de

    muchos otros pensadores de alta o escasa calidad, sino cmo, desde su posicin social privilegiada, no logr crear las condiciones para que su obra fuese reconocida. Hermanos, padrinos de turno o maestros formadores, instituciones, brillan por su ausencia como promotores de su obra.

  • La religin de un americano

    XLV

    2. Fuentes filosficas principales del texto

    Como hemos dicho, un texto acerca de la religin del americano del porvenir, debi revelar su fuente principal, que, a nuestro entender y conectando noticias, no es otra que las del idealismo de Fichte y sus derivaciones krausistas. Sin duda, la tarea de dejar ver con certeza el uso de estas fuentes por parte del pensador santiaguino, no es difcil, pues se puede documentar de varias maneras112, mas, s es arduo, y excede el alcance de este Estudio Introductorio, determinar de manera cabal el modo en que Abasolo incorpor e interpret las lecturas mencionadas.

    Consideramos que el texto de 1866 es preparacin para su sntesis teolgica, cosmolgica y, tambin, poltica que se publicar 11 aos despus y que llevar el nombre -como ya se ha mencionado- de La Personnalit. Desde este libro de 1877 se pueden troquelar los pensamientos que aparecen con contornos ms difusos en La religin de un americano y asegurar, con bastante ms fuerza, la ndole y filiacin del hilo conductor conceptual del escrito que demandbamos a Abasolo ms arriba. La Personnalit concede al lector, a diferencia de La religin de un americano, la ventaja interpretativa de dar cuenta explcita del uso de esa fuente 112 Al respecto, importa tener presente que el folleto de Abasolo no pudo ser considerado

    un escrito con conceptualizaciones sin antecedentes, puesto que, p. e., el profesor Ventura Marn, del Instituto Nacional, conoca a Fichte y debe haberlo difundo, indudablemente, en sus clases, y por medio de su manual titulado lementos de la iloso a del es ritu humano, Imprenta de la Independencia, Santiago de Chile, 1834.

    Este escrito, reactivo a todo escolasticismo, analiza el pensamiento de diversos filsofos entre los que se incluye Fichte, especficamente en Seccin Primera. Teora de las Ideas: IX Solucin de Leibniz y de Fichte; XI Fundamentos de la segunda; y XXXII En qu se distingue nuestro modo de considerar la formacin de la idea del o de la opinin de Fichte?. Por lo menos, entonces, a los lectores ex alumnos del Instituto, el tono de Abasolo y las ideas expuestas -a cada uno segn su grado de comprensin- deben haberles parecido, al menos, familiares. Tampoco podemos olvidar que la doctrina fichtena haba penetrado por medio de Krause y Ahrens.

  • Jenaro Abasolo

    XLVI

    basal que -estimamos- es Fichte y su popular libro El destino del hombre, que sin duda atraviesa la redaccin del folleto de 1866113. Pero, esto no significa que estemos ante un comentario de Fichte o de una obra sobre el idealismo alemn, sino ante una transposicin personal que quiere, desde ah, configurar una suerte de religin natural americana. Es ms, la utilidad complementaria de La Personnalit para la comprensin del folleto que publicamos aqu, se ve testimoniada por los trozos textuales del mismo que se incorporan en el libro publicado despus en Bruselas.

    Es manifiesto que en La religin de un americano se trasluce la permanente prioridad y necesidad de un referente allende el mundo emprico y del que el yo individual no puede desentenderse al momento de disear cualquier empresa poltica y social114. Este referente aparece en el lenguaje de cuo fichteano como ideal, conciencia y Dios115. Esto significa, a su vez, que el porvenir y el progreso de la humanidad no puede ser obra exclusiva de un yo individual, sino de una personalidad poltica que se hace social en la aspiracin a lo suprasocial. Lo suprasocial, para decirlo con Fichte, equivale a lo divino actuando a travs de la vida y el progreso humano, siendo este ltimo su propia manifestacin. Dice Abasolo en este sentido: El yo finito es un yo semejante al yo divino, que se engrandece indefinidamente,

    113 Es muy probable, aunque no lo hemos podido constatar mediante una cita explcita

    hecha por Abasolo, que estudiase el libro obre la esencia del sabio sus mani estaciones en el dominio de la libertad de Fichte. Por este motivo, lo hemos tenido en cuenta para elaborar este Estudio introductorio.

    114 Picard no ha querido atribuir a los filsofos de la escuela de Fichte, pensamos que erradamente, esta preeminencia. PICARD, Rogerd. l romanticismo social, FCE., Mxico, 1947, p. 51.

    115 dem.

  • La religin de un americano

    XLVII

    asimilando cada vez ms su creacin interior a la real de Dios []116.

    La bsqueda del progreso, de la perfeccin social, es, para el hombre, un avance a ese Dios que, manifestndose como voluntad, resulta impenetrable por su infinitud. El destino del hombre, su vocacin, es la realizacin del orden moral suprasensible que es equivalente a Dios, y se alcanza incluso por medio de lo que aparece contrarindolo117.

    Esto, sin duda, se lo haba enseado Fichte, y ese reconocimiento lo har pblico Abasolo en la La Personnalit cuando afirme: A mi parecer, Fichte fue quien nos abri la gran ruta de la libertad y escudri con mayor profundidad la unin sagrada y milagrosa del alma humana con el alma eterna118.

    Por la conexin entre la dimensin histrica y el mbito metafsico, no debe sorprender que, pese a su alto grado de abstraccin, algunas reflexiones del idealismo alemn hubiesen servido -como, p. e., seala Lastarria en 1853- para mantener y revelar la nocin del derecho en toda su fuerza, en un instante 116 ABASOLO, Jenaro. La religin de un americano, 1866, p. 11. 117 FICHTE, Johann Gottlieb Die Bestimmung des Menschen en mmliche er e,

    Berlin, 1845, II, p. 307: lles as in dieser elt sich ereignet dient ur erbesserung und ildung der enschen und ermittelst dieser ur erbei hrung ihres irdischen ieles. Dieser h here elt lan ist es as ir atur nennen enn ir sagen die atur hret den enschen durch angel um leisse durch die ebel der allgemeinen nordnung u einer rechtlichen er assung durch die Drangsale ihrer unau h rlichen riege um endlichen e igen rieden Dein ille [Todo lo que ocurre en este mundo

    sirve para el mejoramiento y la formacin de los hombres, y a travs de estos, para la realizacin de sus objetivos terrestres. Este plan universal superior es lo q


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