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93424366 KAUFMANN Walter Hegel Alianza Universidad

Date post: 31-Oct-2015
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  • Alianza Universidad WalterKaufmann

    Hegel

    Traduccin deVctor Snchcl de Zavala

    . /[7--

    AlianzaEditorial

  • ...., .

    Titulo original:Hegel

    ~ Doub lccay & Co., Inc. Gardcn City, Ncw York, 1965it) El.!. cusr.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1972

    Cnllc Miln, 38; T 200 004SDepsito legal ; M. 3Ll 231972Cubicrtu : Daniel Gil .tmpreso en Ediciones Castilla , S. A., Maestro Alonso, 21, MadridI'rhued in gpnln

    IN DlCE

    ,,

    Nota del t raductor ..Prefacio

    Captulo 1. Desarrollo intelectual e influencias en su primerperodo (de 1770 a 1800 ) .l . Nombre: e: importa ncia de su vida .2. Las pasiones r Kant .l . I llildcrling y Tiibingen .1. Es tud ios y formacin intelectua l hasta 179} .'l". Kant y la religin .(" La Jj;gt ,,IJ de Goerhe .7. 14 dUCMi6" t stlKIJ del hombrt de: &hiller ..11. Manustrito sobre la religin popular .v, Manuscritos sobre La vida de: JC:Ss. rLa posirividad .

    IU. Diario suizo y manuscrito sobre . E espritu del cristianismo .11. I ~"l pr imera publicacin .12. Camhio de: punto de vista: 1800 .11. 1.1 rducaci6n de la humanidad de: Lessing ..

    t: il pftlllo 2 . Los siete primeros ensayos (de 1801 a 1803)

    7

    1315

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    65

    6'70

  • Indlce ndice

    Captulo 6. La historia vista por Hegel .-t 59 . Las tres eras pr incipales de la historia60 . Ra zn y miseria en la histor ia; Sart re .

    61. La filosofa como consuelo ' lo real .62. Seleccin. edificacin ard id .63. Estado libe rtad y .

    y .. . . . . . . . . .. ...64. Dir~i~n .por la tradicin y colisio~~ .65. El cns nemsmc Dios y el Geist .66. La Historie de' 14 filosofa: so ~~;;;';ci~ .67. Las conferencias introd uctori s .68 La influencia )' la leyenda rk aH~;i .. .. .. t"' 69. Comparacin con Nietzsche . .70. Algunas opiniones -sobre Hegel ::::::::::::::: :::::::::: .:::::: ...

    Bobr f'I logra la .Indce alfabtico ............ ........ .. ................... .. ...........

    Tabla cronolgica .

    8

    16. ..Sobre la esencia de la cri t ica filosfica .17. Articulo sobre el sentido comn y Krug .18. Articulo sobre el escepticismo y Schulze .. o" O " 19. El esceptic ismo en la E"cickJpedia .20 Fe y saber ... . . .. . . .. . ... . ... . . . ... ...... o .2 1. Art iculo sobre el derecho natural ..

    Captulo 3. La Fenomenologja ..22. Las conferencias de j ena )' la gnesis de la obra O " 23. El hijo ilegtimo de Hegel - .24. El estilo de Hegel romo conferenciante y escritor ....... .. . .. ........2' . I.o3 .fori3mOs ... ..... .. . .. . ... . . .. ... . .. -. ---- _ .

    :1 26. Kant. Fichte, Schelling y H egel .21. Kant y Scrates. H egel y Ar istteles .

    .. 28. 1A Fenomt nolot ld y el Fau o .29 . Royce y otros autor es. acerca del Fausto en la FNlollftnologia .30 An tlgona y la Sittlichktit .31. Concepci6n de la obra ..32. El contenido de I.t obra .33. El caplt ulo sccre la autoooociencia ..

    '- 34. La terminologr. de Hegel .3' . 1A palabra ..feno rnmologl.a.. . .36 . I nfluencias ; Goerhe acerca de An tgona .37. La d ialc tica .

    Captulo 4. La Lgica .38. La Fenomenologa y las ob ras pos teriores de Hegel .39. Hegel y Schelling .40 . Bamberg, N renberg y el desar rollo intelectual de H egel .41. Vida de Hegel en Nisrenbcrg .42. La concepcin de la Lgica .43. Cont ra cier tas interp ret aciones amen ores de la Lgica .44 Med iado,", e ..Inmedia to . .4.5. El contenido de la U gicf1 .46. El ser. la nada y el deven ir .47. H egel confron tado con H eidegger ..48. Hegel como filsofo de la abunda ncia .49. La U gica sub;etiva ., ..50. El au tor de b U gica ..

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    Captulo 5 . El sistema ...'H . La End clopedia de 1817 ...52. Ediciones y adiciones posteriores ..53. Th orwaldsen y las lecciones de Berln de H egel

    . -..;,. ,54 . El encuentro con Schopenha ue r .55. Schleiermacher ; los disdpulos de H egel, .56. El sistema (COIl un diagrama) .

    I .57. La natu rale7.a y el espritu sub jetivo ..5R. Esplri tus objetivo y absolu to ..

    2152152122J2272292J23.524'

  • l'

    A mi madre,que ley la Fenomenofogl ll en 1914,

    para resarcirlade haberse qued ado sin $\1 ejemplar.

    Waf du ererbt VO Il dtinen Viitcm bllst ,Erioirb es, um es XII besitzen.' *

    C:relhc, Feusto, 682 y s.

    lo q ue tu s padre s en herencia te: deja ran .ha110 ganancia propia. que pueda. posea.

    (N. del r.)

  • iI1

    11

    NOTA DEL TRADUCTOR

    En la edicin original, el autor adverta que haba traducido lmismo todos los textos proceden/es de otros idiomas. En esta uer-sin espa;o/a hemos huido fado /0 posible de Id traducci6n indi -recte, as como de la no efectuada por nosotros, siempre que im-portaba verter con la mxima fidelidad los giros y trminos exactosempleador: por ello bemos traducido asimismo directamente de lostextos origina/u todas las citas de lite ratos y filsofos incluidas en laobra, si bien teniendo en cuenta, naturalment e, los versiones inglesasdel autor y Jas castellanas existentes -cuando presentaban algunagaranto-. (56/0 se exceptan las procedentes de las obrar sobreHegel de Nohl, Roseskranz y Rosem:weig. as como de la correspo-dend a entre Fichte y Schelling, que, por desgracia, no hemos podidoconsultar) .

    13

  • )1 PREFACIO,

    Este libro preten de algo tan simple como dificil de llevar a cabo:estatuir una reint erpr etacin comprehensiva de Hegel; pero no sim-plemente de una faceta de su pensamiento, sino de la totalidad delfenmeno hegeliano.

    Apenas habr quien ponga en duda que se trata de algo dignode emprenderse; pues se suele admitir que H egel ha sido uno de losgrandes filsofos de toda la historia y, de los ' posteriores a 1800,ninguno ha tenido mayor influencia que l. As! pues , el estudio deHegel enriquece nuestra comprensin de la filosofa y teologa subsi-guient es, de igual modo que de la teora poltica y la critica literaria.Verdaderamen te, con inde pendencia de l no es posible entender lahistoria intelectual reciente.

    A partir de 1905 han salido a la luz gran cantidad de materialesnuevos, entre ellos muchos importantes manu scritos suyos, as comocartas y documentos. La mayor par te de todo ello no est tradu cidoal ingls (como tampoco al castellano) y las monografas inglesas ynorteamericanas sobre Heg el lo han ignorado con toda constancia.

    Sin embargo, tampoco se ha hecho hasta ahora ni en alemn nien francs lo que era necesario hacer. Muchos de los estudios ale-manes sobre Hegel son sumamente erudito s, y en los volumino sostrabajos, en dos tomos, de Franz Rosenzweig, Theodor H aerlng yH ermann Glockner se tienen en cuenta los manuscritos descubiertosa comienzos de este siglo. Pero desde 1940, fecha en que apareci

    15

  • el ltimo de tales trabajos, se han ~blicado nuevos materiales, yla edicin crtica de las obras hegelianas ha progresado. Adems,Roseoawelg se ci a la filosofia poltica de Hegel, H aerlng necesittrescientas pginas para llegar al primer libro del filsofo y luego,tras enderezarle unas pocas ms, se detuvo; por su parte, Glockncracab con aquel primer libro en mil pginas, y dedic slo unascuantas a las obras posteriores.

    Es una noble ambicin la de publicar obras que puedan cnsul-tarse repetidamente en las bibliotecas, pero slo un libro que quepaleer de un tirn antes de mirarlo de nuevo una y ot ra vez, puedeestatuir una interpretacin realmente nueva.

    En el cuerpo del libro el lector se encontrar con H egel, y noconmigo; pero en el prefacio pueden perdona rse algunas not l1.~ auto-biogrficas si es que ayudan a explicar el modo de enfoque, e Inclusopodran ayudar a algn lector a acercarse y enfocar a Hegel.

    En el cuarto de estar que tenamos en Berln, en donde me ~icemayor , haba un gran retr ato de Kant colgado en la pared , enc:1made una chimenea de ladrillo que ocupaba un angula ; sob~e .Ia chim:-nea (que nunca lleg a u tilizarse) reposaba una gran Biblia del s!-glo XVIt, y Kant se encontraba flanque~do por ~ttoS retr~t?s, maspequeos, de Ficht e y de Hegel. En cierto sentido he vivido conH egel desde los cuatro aos. . '

    Del lado de Pichte la pared estaba cubierta de literatura ~lemana, desde Lessing hasta el presente ; y la estantera central.. en angulorecto con la anterior y frente por frente de H egel, se dcdicnba a 610-soe. Sin embargo, aunque tenamos las obras de Kant y. unaedicin incompleta de Nietzsche, nicamente haba unos pocos librosde H egel; y slo comenc a estudiarlos seriamente despus de ha-berme licenciado; de estudiante universitario no haba leido ms quela Filoso/ia del Derecho.

    En el verano de 1942, tras haber pasado los .pre l ~ms ,. de Har-vard y contraer matrimonio, fue cuando Id por pn mera vez. laFenomenologia y la Enciclopedia. Cabe estudi~r _ a H egel con los dl~ntes apretados, pero yo ]0 he ledo con espmtu de luna de mle~.

    Era una delicia comprobar una y ot,ra vez que, tras un. con.sl-derablc esfuerzo, los pasajes que de primeras hab an parecido In-comprensibles terminaban por tener sen~id~. G eorg Lasson, .que haescrito prlogos inspirados por un sennrmemo ~e afect? singular,era amigo mo, en tanto que Rudolf H eym, a qUIen se citaba co~ocaracterizador despectivo de la Fm onu!IIo!0f!.ia, no 10 era; tambinj osiah Royce haba indicado que H aym no haba sido justo conesta obra. H a tenido que pasar mucho tiempo para que ;eyera yon II aym y me percatase de que Sll libro es uno de los mejores que

    hay sobre Hegel; mas aquel verano lo importante era comprenderlo incomprensible, no leer crticas poco amistosas, y el supuesto departida era que los crticos del filsofo no lo haban entendido--cosa bastante cierta en la mayora de los casos.

    En uno de los informes semanales sobre estas lecturas critiqula imagen royciana de Hegel. El profesor, entonces, me dej unanota en aquel trabajo para que me entrevistase con l, y luego meinvit a almorzar en el club de la Facultad. Como, a mi juicio , te-na el mismo aspecto que Blsmarck y, por mi parte , no haba pisadoyo nunca un club de Facultad , llegu lleno de aprensiones; trajeronla carta, y ped algo de la parte central; el profesor dijo: eCamare-1"0, a m i tr lgeme una manzana. Mientras me vea obligado a comerse me dijo que estaba en una confusin, que todos los filsofosalemanes se haban confundido, que Kant y Hegel se haban con-fundido, y que Royce haba intentado sacar algo con sentido de H egel(al menos en un respecto me encontraba en buena compaa).

    H ace ya mucho que ha pasado mi luna de miel con Hegel. Condemasiada frecuencia, el descubrimiento de que lo que a primeravista no tiene sentido acaba por no ser, en absoluto, algo carentede l, lleva a un asentimiento alborozado (de lo cual es un notableejemplo la boga de H eidegger); pero darse cuenta de qu es 10 quequiere decir un autor es una cosa, y la comprensin es otra. Ahorabien, cuando un filosofo es excepcionalmente difcil, la mayora delos lectores lo dejan solo o desisten pronto; y es natural que a lospocos que perseveran y se pasan los aos cavilando qu puede que-rer decir no les guste ser peritos en algo que no merezca la pena,de modo que se tiene la tentacin de suspender la crtica y dedicarseexclusivamente a la exgesis. H eidegger, por lo dems, de hechoalienta e inculca este modo de mirar las cosas: en sus enormementereiterativos ensayos, en especial sobre Holderlin y los presocrticos,prcticamente pred ica el pensamiento exegtico. Y una de las mu-chas diferencias importantes entre Hegel y Heidegger reside en queaqul distingua con toda claridad entre semejante pensamiento y lacomprensin: sta es imposible sin una valoracin crtica.

    Uno de los fallos que ms saltan a la vista de la mayor parte deleexistencialismo es la falta de seriedad: se permanece en la super-ficie y se siente uno edificado. Pues con todas las protestas de serie-dad ltima que se hacen usualmente, en la manipulacin kierkegaar-diana del lenguaje y de los ejemplos, en el modo de proceder deHeidegger con las palabras y (en sus escritos filosficos) en la bri-lIantez de Sartre y los gambitos de Camus hay un elemento dcsme-didamentc ldico; todos ellos nos piden, en realidad, que suspen-damos las facultades crticas y no tomemos las cosas con demasiadaexactitud; de modo que, con las palabras de Kierkegaard, podra

    Hegel,2

    ,. llcgel Prefacio 17

  • ,Queda la cuesti n de cmo un libro , cualqu iera que sea, podrahacer avanzar de modo sustancial la comprensi n de Hegel en su

    decirse que piden que se los lea en el plano estt ico (lo cual pareceser an ms irnico en los escritores ecxlstencalstas que 10 seraen el caso de H egel),

    Hegel, por lo dems, ha fallado frecuentemente por lo mismo,cosa tambin irnica, ya que l llamaba ciencia a su filosoa. Peroen principio saba perfectamente a qu atenerse acerca de ello : lacomprensin requiere inmersin simptica tan to como actitud crti -ca, pues no s610 hemos de pene trar en el curso de un pensamiento,sino tambin en el asunto de que se ocupe; y, en la medida de loposible, tenemos que adoptar las posiciones del autor con mayorseriedad que l mismo lo hiciera -slo de este modo podemos teneresperanzas de progresar ms all de l.

    En realidad, no estamos siendo justos con Hegel al decir que,pese a sus frecuentes lapsus, sabia en principio a qu atenerse alrespecto. Pues ello sugiere que tales normas provenan de antiguo,mient ras que, verdaderamente, nadie ha hecho tanto como Hegelpor estatuirlas.

    Por lo regular es difcil alear la simpata con la crtica, y casitodos los que han escrito sobre He gel se quedan cortos en una deestas cosas, cuando no en las dos. En conjunto, los estudios alema-nes ms eruditos se encuentra n demasiado cercanos a su tema, entanto gue la mayora de quienes han escrito sobre l en ingls pare-cen realmente extraarlo --al fin y al cabo, su mundo no es el deellos.

    Esto puede verse claramente por las divergentes acritudes adop-tadas con respecto al primer Hegel. Los estudiosos alemanes se hansumergido ltimamente tanto en este periodo que no vuelven lavista alrededor ni siquiera para hacer un intento de' consideracincritica de su pensamiento maduro: y los ingleses y norteamericanos,por el contrario , se niegan a sumergirse en el desarrollo intelectualhegeliano, con lo que suelen ser incapaces de comprender su pensa-miento desde el interior.

    Es posible que mi propia experiencia de haber vivido con H egelduran te tantos aos, a la vez que con Goethe y Nietzsche, con elexistencialismo y (en la carne) con los estudiantes y colegas nor te-americanos, haya cont ribuido a la formacin del debido equilibrioentre la cercana y la distancia; y acaso sea venturoso (a la. vez queinfrecuente ) que aqulla haya llegado primero y sta despus. Noestada conforme con el espritu de Hegel un int ento de retornar al; pero tomarlo en serio e ir ms all de su postura no es trai-cionarlo.

    conjunto. Sin embargo, es cierto que aunque las monogrees, queversen sobre un solo aspecto de su pensamiento parecen ser muchomenos problemticas, Hegel mismo no se cans nunca de insistirsobre la importancia del enfoque comprehensivo, al mismo tiempoque subrayaba las limitaciones de los ensayos que renunciaban a unavisi6n completa y se cien exclusivamente a pormenores.

    H ay dos modos de enfoque que se han sometido a prueba variasveces y que no parecen haber ayudado a la mayora de quienes es-tudian a Hegel justamente all donde se necesitara ms ayuda. Elprimero nos lleva al filsofo pasando por sus predecesores: as hace,

    .por ejemplo, Richard Kroner en su obra en dos volmenes VanKant bir Hegel [d>e Kant a H egel... ]. Pero la mayora de los estu-diantes preferiran no tener que avanzar penosamente a travs detan detalladas exposiciones de Fichte y de Schelling; y el mismoHegel , en sus lecciones sobre la historia de la filosofa, concedi aKant , Fichte y Schelling juntos no ms espacio que a Aristtelessolo, o que a Plat6n.

    As pues, el que G. R. G. Mure dedique a Ari st teles la primeraparte de su delgada Introduction lo Hegel Lelnrroduccfn a H e-gel ] no es tan perverso como a primera vista parece ser. No obs-tante ello, este modo de enfoque es tamb in arbit rario: queda de-masiado poco sirio para H egel mismo y, adems, 10 mismo podrahaber comenzado con Pla t n o con Spinoea. Se trata de un mtodoexcesivamente indirecto .

    El representant e clsico del segundo enfoque es Kuno Fischer:en su t rabajo en dos volmenes Hegel expone paso a paso sus obrasprincipales, una por una, parafras e ndolas o, en los lugares en queel texto es realmente oscuro, citndolas. En Alemania ha tenido pe-cos imitadores; de modo que si tal cosa es 10 que pretenda, lo haconseguido; mas es probable que muchos fi lsofos tengan la sensa-ci6n de que ha desacreditado completamente este procedimienro alllevarlo hasta sus ltimas y absurdas consecuencias.

    Sin embargo, los dos estudios en ingls ms difundidos repre-sentan variaciones de este mtodo. Pues el trabajo de W. T. Stacesobre The Philosophy 01 Hegel [La filosofa de He gel}, en dosvolmenes, lleva un titulo engaoso: slo consiste en una exposi-ci6n paso a paso de la tercera edicin de la Enciclopedia hegeliana;y adems est basada en las insatisfactorias trad ucciones de WilliamWallace, a la vez que desconoce todas las fuentes primarias y se-cundarias no accesibles a los lectores de ingls. En cuanto al HeJ!.elde Findlay, es cierto que se ocupa tambin de las dems obras he.gelianas fundamentales, pero tampoco tiene en cuenta las fuentespri marias y secundarias que no se han t raducido al ingls y,lo mismo

    19Prefacio

    I,

    ~I, ,

    Hegelrs

  • 20Hegel Prefacio 21

    que Stace, pasa enteramente por alto el desarrollo intelectual delfilsofo 1,

    Ooerhe ha dicho: Las obras de la natur aleza y del arte no ~ellegan a conocer una vez acabadas: es p~ed so captarlas en su gr;eslspara comprenderlas en alguna medida . I:Iege1,.ya desde ,su primerlibro, trat de mostrar que la misma ~nslderacin e~ aplicable a lafilosoa: y, ciertamente, habra de aplicarse a .l rrusmo. .

    El lector de la FenomenologJ o de la LgIca no tanto necesitaque se le diga lo que sucede en ellas, apart ado por apartado, cuan.toquiere saber romo han de tomarse tales obras - 10 que H egel '?-renta hacer y lo que lealmente hizo--. De ah que un estu diedetallado de unos pocos apartados elegidos pueda fcilmente ser demucha mayor ayuda que un resumen conciso de casi , todos. ,

    El lecto r deseoso de confrontar a H egel con la Crtica de la ra:wnpura de Kant o con la Metof ica de Arist6tele~ no encontr ar gran-des dificultades para disponer de buenas tradUCCIones de ambas obras,como tampoco de libros muy !tiles sobre K~nt y so? re An~tteles.Pero no es tan fcil de determmar por uno rrusmc la mfluencla so.breHegel de la filosofia de la religin de Kant, as como l~ de Lessing,Goethe y Schiller, razn por la cual tratamos e? el pnmer captulode esas influencias, a la vez que del desarroll? intelectual de Hegelhasta los treinta aos; y como es mucho ma~ probable que en labiblioteca de las personas que se interesen sr:rt~mcnte por H egel ~eencuentren la Crtica de Kant y algo de Anstoteles que el tr~baJode Schiller Sobre la educacin est tica del hombre, he~os cl~adoliberalmente en el apartado 7 [capitulo 1] esta obra, que ImpreSIOntremendamente a Hegel y tuvo gran influencia sobr7su terminologa.En suma, el mtodo del presente libro se ha viste impues to ~rsu mismo tema: yo no he forzado a Hegel a someterse a un procedi-miento que hub iera resultado funcionar en el cas,,: de OtI? terna,Nietzsche, por ejemplo. Por d:cirlo con el lenguaje hegehano: elmovimiento del presente estud io, desde el comienzo hasta el final,brota de su asunto mismo.

    Para ser muy concreto: Ya se ha explicado. la idea ce?tra~ delrimer caprtulo. El segundo se ocupa .de las pn meras p~hca~ones~egelianas: un opsculo, una ~eslS y ~mco articulas filosficos: ~ro

    no exponemos prrafo por .p~~fo nmgu~o de estos ensayos, Sln?que en cada caso la expostcron es selectiva, subrayando lo perti -nente para la inteligencia de los libros de H egel.

    , Para una evaluacin pormenorizada de esta obra, vase mi resea criticaen Mil/d, abril de 1961, pgs. 26469.

    1 Carta a Zeher de 4 de agosto de 1803.

    El tercer captulo trata de la Fenomenologa, pero pretende,as mismo, facilitar la comprensin de los escritos posteriores delfilsofo. En l se encuentran algunos apartados sobre la termino-loga hegeliana (en donde se examinan uno por uno los trminosclavel y sobre su dialctica.

    En el cuarto estudiamos la siguiente obra de Hegel, esto es, laLg ica, que inicialmente se public en tres volmenes. Aqu , comoes natura l, ha sido preciso tratar ms de la dialctica, hemos tenidoque estudiar otros trminos y, 10 mismo que suceda con la Feno-menologa , ha sido menester que nos ocupsemos con cierta ampliorud de la idea general del conjunto de la obra. Tambin se encuen-tra aqu, con ocasin de la forma hegeliana de;: tra tar el ser y la nada,un cxcursus sobre Hegel vis-a-vis H eidegger.

    El quinto captulo se centra sobre el sistema hegeliano y lasdiversas ediciones de la Bnclicopedio, ya que sta es la obra quepresenta tan famoso sistema y existen varias ediciones de ella nota-blemente diferentes. Un poquito de exactitud filol glca nos es muytil para entender cul fue la propia concepcin heseliana de su. "sistema.

    Como existen traducciones inglesas completas de los dos ciclosde conferencias sobre esttica y filosofa de la religin, es de esperarque no ofrezcan dificult ades especiales para el lector de la presenteobra ; pero los ciclos correspondientes a la filosofa de la historia ya la histori a de la filosofa s presentan problemas, por 10 cual elcaptulo 6 se ocupa de ellos. La Filosofa de la historio es, probable-mente, el libro ms conocido de H egel; pero , en el sentido msexigente de la palabra, apenas se lo conoce, y, en realidad, noes libro alguno de Hegel. La edicin cri tica de 1955 no se ha tra-ducido [al ingls, ni tampoco al castellano], y los resultados sacadosa luz por ella no se han utilizado an en ningn estudio de impor-tancia sobre Hegel, ya sea en alemn o en ingls, 10 mismo ocurre[en ingls, no en nuestro idioma) con la Historia de la iiloso a entres volmenes, escasamente conocida, y con la edicin crt ica de lain trod ucci n a esta obra. Por todo lo cual dedicamos el sexto cap-tulo a La h istoria vista por Hegel.

    El present e libro no guarda ninguna relacin con tesis aced-mica alguna, de modo que no constituye ningn lugar apropiado paraesforzarse por demostrar agudeza filosfica. Y lo que se necesitano es que nadie consiga una buena puntuacin en Hegel pillndoloen muchos puntos de de talle, sino que se inten te delinear una nue-va interpretacin comprehenslva de l. Hemo s insertado gran can-tidad de citas debido al escaso nmero de textos pertinentes acce-sibles a la ma~ora de los estudiantes (y a que, todava ms, casitodos los estudiosos los han pasado por alto ); pues hacer las usua-

  • 22

    les referencias en notas a pie de pgina, sin cita r directamente, hu-biera sido estrictamente acadmico: podr fa haber proporcionado aalgunos estudiosos una confortadora sc?saci6n de que eH.aban da-dos los lugares textuales, pero en realidad pocos se hubieran en-contrado en situacin de consultar los pasajes pertinentes.

    El Indice puede hacer pensar que la presente obra se componede apartados independientes. No es as: ha sido escrita de un tirn,y su intencin es ser leda de igual modo. En cuanto a los ttulosde los apartados, siguen el ejemplo de H egel en dos senti~os: apa-recen slo en el nd ice, pero no en el texto, y representan Ideas sur-gidas tras la redaccin de ste; y el propsito que los guia es el dehacer patent e de una ojeada qu temas se tratan con alguna exten-sin ms adelant e, facilitar a los lectores la localizaci n de pasajesya ledos y ser de utilidad a quienes, tra s haber terminado el libro,quieran consultarlo sobre algn punto determinado.

    En la Tabla cronolgica la columna de la izquierda se refierea la vida y escritos de H egel, y la derecha a los acontecimientoscontemporneos suyos.

    Capitulo 1

    DESARROLLO INTELECTUAL EINFLUENCIA EN SU PRIMER PERIODO(de 1770 a 1800)

    1

    Los errores acerca de H egel comienzan con su mismo nombre.En la cubierta de la traduccin inglesa de algunos de sus primerosescritos se le llama Frietlrich Hegel; y el profesor que duranteuna generacin fue la autoridad de Ha rvard en punto a Hegel lesola llamar Georg H egel, como si Georg y l se dirigiesen el unoal ot ro por el nombre de pila 1. Pero aun cuando Hegel se dirigatanto a Schelling como a Hdlderlin con la forma familiar Du [ t] ,firmaba las cartas que les diriga con Dein Hegel [ etu H .] y ellosle llamaban tambin de Du, pero firmaban asimismo con el apellido.Los alemanes no emplean el nombre de pila tanto como Jo hacen losnorteamericanos, de modo que, por ms que el nombre completofuese el de Georg Wilhelm Frledrlch Hegel, es preciso leer much-simas carlas para encontrar una firmada con un nombre de pila; hastael punto de que su viuda, al escribir a su mejor amigo pocos dasdespus de su muerte, se refera a l con el'legele . (Sin embargo, lascartas que d irigi a su hermana y a su mujer las firmaba Wilhelm).

    O tro error, y ste mucho ms importante, es el de que en su vidano habr a habido, en absoluto, acontecimientos: jams habra euce-

    , Tambin el nombre que apareca al pie de su retrato en el N~fI) YorkTim~r Book Rev;~w de 2 de agosto de 1964 era cGeorg Hegel...

    23

  • 24 1. Desarrollo intelectual en su primer periodo 2l

    d.ido nada digno de menciona ~se , por lo que sera posible pasarSin. ms a su fi losoa. En realidad, no se puede entender satisfac-tocament: la fi1oso~:l de Hegel , en modo alguno, si se pasan poraho su vlda y su epoca (pocos perodos ha habido en la historiaen que h~ya!1 sucedido tantas cosas). El mismo Hegel enseaba-muy principalmente en el prlogo a su Pi/alofIa del Derechopero. no solamente all , ni mucho menos- que la filosofa es supropia _~. captada en el pensamien to; Y. lejos de ser una telade arao.a tejida ~ una torre de marfil, su pensamient o guardabauna Int ima relacin con cuanto suceda en su tiempo ; lo cual noslo es ve~~d en. Jo que .respecta a su filosofa de la historia y6.losoffa polti ca, sino taml,.n en cuanto al conjunto de su concep-cl n de la. filosofa y de su propia misin.

    En primer lugar, H egel vivi6 durante la gran poca de la lite-ratura a lem~na : Lessing naci6 en 1729 , Goethe en 1749 y Schlleren 1759, nuent ras que H egel, como Hdlderlin y Beerhoven en 1770.las juveniles obr.~s goethianas del es til~ tempestad e mpet~ [St1lr';'und 1?rang], G~:z y W erther, aparecieron cuando l era un nio, ylo mismo sucedi con el Natban de Lessing, que Hegel citara msque ninguna otra obra en sus escritos tempranos sobre la religi n:en ClIa~to a las obras de madurez de Goethe y Schill er, todas ellasse p~J;lhca ron cuando tena edad suficiente para tener noticia de suapa ncl6n: as, el Don Carlos de Schiller y la Iigenia de Goethc sa-he.r0n teniendo. l dieeJsiete aos; y aunq ue podra suponerse que laprimera tragedia bebrfa de tener ms resonancia en un muchachode cs~ ed~d, hemos de ver ms adelante lo decisivamente que influ-y l l tgemll en su desarrollo intelectual. .

    Hegel tena veinte aos cuando apareci el Fragmento de Faustode Goet he, q.ue pronto serfa aclamado, pese a su incompleta forma,como la ~x lma obra t~traI alemana escrita hasta aquel moment o;y fue tes tigo de la proteica evolucin de un estilo a otro de aquelGo~t~e que, trals 1:1 consumacin de la tempestad e mpetu y delclasicismo aleman, empez a publicar en mil setecientos noventa y

    tan~os . cuando H~I ten a entre veinte y treint a aos, su WilhelmM;u ter, la gran B.ildungsroman [ enovela de formaci6n..] que insti-

    t Ulr~ ';In nuevo ~nero en las let ras alemanas. Los romnticos, cuyomovinuenro t~mo form~ en aquella poca, trataron en seguida desuperar. ~l Metste~ goethiano, y Hegel experiment la marca alta del

    ~manucIsmo no. umcamente por contemporneo, sino como obra dejovenes de ~u nusma e9ad: de los dos hermanos Schlegel, que inicia.ro~ la, rebeli n romn tica, ~no tena tres aos ms que l, y el otro,Fn edr; ch, dos menos; Schleiermnche- , el telogo de aquel crculo, erados ll~OS mayor que He~el, y. Novalis, su mximo poeta, dos mspequeno; en cuanto a Holderlm, el gran desplazado solitario al que

    I '

    hoy se considera como el mayor poeta alemn salvo ~oethe~ .era ~uamigo ms inti mo {entre los t rei~ta y los cua~ta anos, H olderlinluch con la esquizofrenia y te rmin por su~blr a ella, qu;d~ndodurante el resto de su larga vida no slo privado de su genialidad,sino de la razn, reducido a poco ms que un vegetal). .

    Para H egel la msica signific mucho menos ~e .la literatu ra.As ni en ninguna de las obras que conservamos de el m en las cartaspublicadas hay la menor referencia a Beethovc:n, cosa que parece ex-traa, pues podra suponerse que habra admlra~o mucho al menosalguna de sus grandes sinfonas; tampoco menciona a H eydn, auncuando, al parecer, por ]0 menos en una ocasin, e~ch? una de sussinfon as 2; en cambio, expres varias veces su adm1:ucl6n t?O~ M~.zart !, y le gustaba muchsimo El barbero de Sevilla ros~lOlano .

    Hegel tena diecinueve aos cua~do est~1I6 la Revolucin fr~n cesa; y cuatro aos despus, en el mismo ano en que ISan,t publicsu tan esperado libro sobre La religi6n dentro de ~os lmites de lamera raz n, el cristianismo fue abolido en Francia y remplaz~dopor el culto de la razn. En el aire resonaba una nota apocalptica,que pronto vibr por la filosofa alemana,

    Cuando se proclam la D eclaracin ~e Independencia. [de losEE. UU .J. Hegel tena seis aos, y Am rica estaba muy leJOS; peroFrancia no se hallaba nada lejos, y en 1792 los franceses cernen-zaron 11 invadir reiteradamente Alemania. Lo que sucedi en Fr~n.cia durante el cuarto de siglo que rranscurri entre ~a Rcv?l~cI6ny Wa tcrloo 110 fue meramente his tor~a francesa, ~mo aS I~lsmoalemana, y tampoco fue sin ms histeria , smo cuestl~n de Vida omuerte: el meterico ascenso y las brillantes campanas de Nap?,len no estaban nunca lejos de la propia conciencia (o del propiocuerpo ) y H egel acab su primer libro - la. Fenomenologill- enJena la ' noche antes de que Napolen acabase en la batalla de Jenacon el Sacro Imperio Romano Gennnico, que haba perdurado alo largo de mil aos.

    Conviene recordar que apenas hubo paz en Europa desde que

    1 B I1I , pg. 419. 1941 Aestbelik e-d . de G lockne-r, X II , pg. 376, y X IV , pgs. 171 ~ s., ,

    203 Y 524: col primero y los dos ltimos pasajes alaban 14 flautA mJgUfl,' cf lacarta de Hegel a Nanette Ende! de 22 de- marzo de 1797 y los Jugendm nne-rungen [ Recuerdos d e [uvenrude] de Gust av PARTHEY, CItados en el ~pn dice de FI ECIIER, 2 .~ ed., p g. 1236 : Tras haber c: scuch~~o en una. ocasln e-lDon Giollanni de Mozart, 'Hegel expres, con su esrramb rlca eJ~uc16n , tan c -lido efecto por aquella msica que el .Musikdirckt or Klein nos dijo ,luego: sloahora acabo de aficionarme realment e a este tartamudeante filsofo ,

    AeSfhetik, XIV, pg. 207, Y B III , pdgs. 59 y ss., 64 y 68; en los dosprimeros pasajes se menciona tambin el Figaro de Mozart.

  • Probablemente, Kanr se merla al EsS4] on M il>! [ .. Ensayo sobre el hom-brea] de Po PE, Epstola 11, 107:

    O,. (ife's VIIsI oc~

  • JAkademicaIHgabe como en [a edicin al cuidado ele Ernst Cassirer de las\Verk e [~Obtas~] de KA NT, que dicen seguir el texto de la 2.L ed., es el*81.) Este pasaje kantiano, que no he visto nunca emparejado con la conocidacita d e Hegel, hace ver que BARTI.ETT se equivoca con las Familiar Quofalions["CitAS conocidas ] al creer que la sentencia hegeliana era ori ginal SlljlA. Talvez la mencin de los panegiristas se refiera A HELVEC IO, De l'esprlr, Ensa-yo Il l , capfrulos 68.

    Este largo pasaje es doblemente pertinen te: no slo se nos presentan H egel y Kant en neto contraste, sino que la actit ud y la filo-so a hegelianas tienen que apreciarse como un importante aparta-miento de la visin de su gran pred ecesor. Por lo dems, Indudable-mente, H egel no lleg ni con mucho tan lejos como los romnticosalemanes en la direccin opuesta a la kantiana: 10 que quiso fue inre-grar a Kant y al romanticismo en un nico sis tema.

    Si imaginamos a Kant de estudian te en T b ingcn (o en cualquie rotro Jugar, de todas formas), difcilmente podramos concebirle eli-giendo a Holderl n para su amigo ms ntimo, segn hizo Hegel.(Ni siquiera Goethe recibi calurosamente a H clderlin ; y Schiller , quelo protegi durante algn tiempo, siempre le encontr un poco em-barazoso ; cosas que se advierten en la correspondencia de uno y otroescritor. )

    Por lo regular, o bien se pasa por alto o se da por sentado queHegel y Holderlin eran amigos; mas no cabe duda de que el hechode que tal persona fuera el mejor amigo que TUVO nunca arroja elgu-na luz sobre el carcte r hegeliano. Estu diaron juntos en Tbingen, sesepararon en 1793 para ir de preceptores a distin tas ciudades (perocontinuaron escribindose), yeen 1797 Holderlin encontr a su ami-go un puesto de preceptor en Frankfurt del Main, en donde l mis-mo ejerd a semejante ocupacin. Poco despus, Hcderlln se tras-lad a la cercana Homburg, pero hasta que en 1799, "cuando con lamuerte de su padre mejoro temporalmente su situacin econmica,abandon Hegel tal t ipo de trabajo, Hblderlin y l se vieron mucho.

    Leutwein, que haba sido compaero suyo de estudios en Tbin-gen y tenia dos aos ms que ambos amigos, dej la universidaden 1792 para encargarse de una parroquia, y l uego se hizo profesorde latn. En 1798 public u n t ratado, y en 1839, ocho despus de lamuer te de Hegel, escribi algunos recuerdos de ste en su poca deestudiante; recuerdos que se utilizaron en un artculo periodstico ci-tado por Rosenkrana en su biografa de H egel ( 1844), con el siguien-te comentario: En su conjunto, estas tradiciones mticas no son

    incorrectas cuando se las compara con 10 que sabemos por fuentesautnticas ... (pgs. 28 y s. ). El escrito original , por su parte, fuepublicado en 1844 en los Jahrbcher der Gegenwr:rrt (pgs. 675 y ss. ),y luego lo ha reproducido Hoffmcster, quien considera asimismo' Iue este trabajo n? est desprovisto de valor si se tienen en cuental e antemano la vanidad y la estrechez de perspect ivas de Leutwen(Dok ., pgs. 428-30 ).

    ..Ta mbin ciertas jovialidad y desahogo para la francachela{ Kueipenbehaglkhk eit ] had an que fuese una compaa agradable.

    P~ro hay algo que no conviene olvidar. a saber, que su comporta-miento era algo bohemio [ et tuas genio1isch], cosa que no siemprees tab a de acuerdo co n los estatutos de los cla ust ros: en conjunto esposible que su moral haya sido mejor que su Icg; lidad , Jo cua lecondujo luego a cambiar. Por Jo dems se le consideraba un lumennhscuruT11 ... ..

    Leurwein pretende que el cambio que experiment Hegel sedebi a que ot ro estudiante lo adelant en las clases, con 10 cual pasdel tercer puesto, en que se encontraba, al cuarto; prob ablementeello se debi al .comportamiento de Hegel, que se habra sentido,como consecuenoa, pro fund amente herido. Pero, en el mejor de losCl SOS, no tenemos seguridad alguna acerca de la proporcin de ver-dad que se encierre en esta pequea muestra de psicologa de aficio-nado. Durante los cuatro aos en los que lo conoc, la metafsica,por lo menos, no le ofreca un inters particular a Hegel: su hroeera Rousseau, del cual lea constantemente el Emilio, El contratosocial y las Con fesiones, y pensaba que estas lecturas lo liberabande ciertos prejuicios generalizados y supuestos tcitos -o, comoHegel lo expresaba, de ciertos grilletes-c-. Le gustab a especialmenteel Libro de Job debido a su lenguaje desusedamente natural : v endefinitiva, me pareci varias veces que era algo excntr ico. S~s- ~pi.n.i0nes pos teriores las adqu iri fuera de all , pues, en Tbingen niSiquiera es taba verdaderamente familiarizado con el padre Kanr.

    El peridico ya mencionado aad a otra ancdota, al parecerbasada en los recuerdos de otros alumnos, que Rosenkr anz citaasimismo: Se dice que H egel era el orado r ms entusiasta acercade la libert ad y la igualdad, y que, como todos los j6venes de aquellapoca, admiraba las ideas de la Revolucin [francesa] . Segn secuen ta, una maana de domingo (un a hermosa y clara maana deprimavera) fueron Schelling y l, junt amente con otros amigos, auna pradera no muy lejos de Tbingen a plantar un rbol de lalibertad . [Un rbol de la libertad} : no fueron aquellas unas pala.bras profticas? E n Oriente, en donde el fundador de la filosofacrtica [Kant ] haba quebrantado el dogmnrismo por aquel ento n-

    1. Desarrollo intelectual en su primer periodo

    1.

    Hegel28

  • c~s , haba resonado la palabra libertad, y en O ccidente haba crner-gido de los ros de sangre vertidos por ella. ..

    Es indudablemente cierto que, efectivamente, Hegel no se su-mergi en Kant mientras estuvo en Tbingen : el ao siguiente alde la marcha de esta ciudad, H olderlin le escriba: Kant y los grie-gos son casi mi nica lectura; y los primeros escritos de H egel

    in~ican tambin que trabaj a Kant por su cuenta, tras haber ter-ml.na?O, los e,s tudios obligatorios. Pero incluso entonces lo que alpnncrpro le Interesaba eran las opiniones kan tianas sobre la reli-gin, publicadas en 1793, y su filosofa moral, recapitulada y des-

    arroll~da en aquel mismo libro: la Crtica de la razn pura no lae~tud16 a fondo. hasta mu~o ms tarde, y su imagen de Kant estuvoSIempre determinada decisivamente por la },foralitiit kant iana y su

    ~orprendente contr~ste .con la Sittlichkeit 7 de los griegos, segn laInterpretaban la I iigenia de Gocthe y las cartas de Schiller So-bre la educacin esttica del hombre.

    su biblioteca doce libros, que enumera con sus respectivos precios(todo muy pulcramente):

    1. En griego1. Aristoteles de moribus2 . Demosthenes orario de corona3. Isocrates opera omnia

    2. En latna) Prosa

    4. Ciccrcnis op era philosophicn5. A. Gellii noctcs Attic as. .

    b) Poesa8. Plautus9. Catullus, Tibullus, Propertius ,

    Gallus, Claudianus y Ausonius..

    311. Desarrollo intelectual en su primer periodoiI

    HegelJO

    4

    No cabe la menor duda de que Hegel fue sumamente precoz yextraordinariamente inteligente . Cuando su madre 10 envi a la es-cuela a estudiar lat n, esto es, a la edad de cinco aos, ya le haba

    ensead~ l~ p~il?-~ra decHnacit:t y los sustantivos que la siguen; yen su diario, inicialmente publicado por Rosenkranz y reproducidoluego por Hoffmeister, pueden verse muchas pginas escritas ena5luel idioma. MIler, en su grueso volumen sobre Hegel, ha in-slnuado que en este proceso, su estilo en alemn contra jo un

    resfr~ado crnico (pg. 16) ; pero los escritos hegelianos de milse~ecl~ntos noventa y tantos, que no estaban destinados a la pu-blicaci n, nos presentan una prosa alemana enormemente vigorosay pintoresca: as, pues, la corrupcin del estilo lleg despus. Loque s es cierto es la patente influencia del latn sobre sus males:la excesiva longitud de las frases hegelianas seala en esa direccinno menos que la abundancia del recurso a los pronombres persona-les y relativos, que obliga al traductor al ingls a desmembrar lasfrases (slo el gnero permite ver - y a veces no lo hace de modoconcluyente- a qu pretenden referirse tales pronombres l.

    El 5 de julio de 1785, cuando an tenia catorce aos, H egelanota que, tras la muerte de su maestro favorito, Loffler, compr de

    I1

    Diez das despus, el quince, H egel cuenta que dio un paseo conel profesor Cless: Del Phaidon de Mendelssohn [ 1776 J leimossolamente .. . la introduccin, o sea, el carcter de Scrates 8. Anito,Melito y Crit6n [sic, en lugar de Llc n, al que Mendelssohn men-ciona juntamente con los otros dos ] fueron los tres monstruos[Scheusale ] que consiguieron del tmido senado y del fantico po-pulacho que se lo condenase a muert e. Al parecer, H egel se enterdel juicio y muerte de Scrates no por la A pologia, el Crit6n y elFedn platnicos, sino por Mases Mendelssohn.

    Roscnkranz nos informa de que a los diecisis aos Hegel hizouna traduccin completa del griego (an existente en 1844) de laobra de Longino Sobre lo sublime. Y aade: Se senta naturalmen-te mucho ms indinado al griego que al latn, y por tal razn seejercitaba ms en ste, para no quedarse atrs. Sus amplias lecturasle llevaron a un estilo latino un poco forzado: se complaca en lasfrases raras y desusedas.

    Tambin cuando tena diecisis aos estudi a Tirteo, la Iliada,a Cicern y a Eurfpides; en la primavera de 1788 la Etica de Aris-tteles y aquel mismo verano el Edipo en Cotona de Sfocles. Durante varios aos continu, sin aminorar1a, la lectura de Sfocles;tambin lo tr adujo al alemn, y ms tarde, probablemente influidopor su amistad con Holde rlin, intent verter mtricamente no slolos dilogos, sino incluso los coros (cosa en que no tuvo demasiadoxito). Como hacen ver las traducciones que se conservan, se ocup

    , Es otro tipo de moralidad , del que hablaremos ms ampliamente en1T6y H2t.

    H OFFMElSTf.R (Dok., pgs. 403 y s.) ha Ilamado la atencin acerca de loduradero de la influencia ejercida por la caracterizacin mendelssohnlana sobrela concepcin que de Scrates tuvo Hegel.

  • l2 Hegel1\

    1. Desarrollo intelectual en su primer periodo JJ

    principalmente de Anligona, que a sus ojos represent aba con lamxima perfeccin la belleza y profundidad del espritu griego; masa lo largo de toda la vida permaneci constante su entusiasmo por lasublimidad y gracia del patbos tico en esta tragedia. - El 5 de abrilde 1786 empez a traducir el Enquiridi n de Epcteto : en este casocopiaba cada vez un cap itulo del texto griego, de modo que el ma-nuscri to resulta ba algo variopinto en su alter nancia da escr itu ras grie-ga y alemana. Tambin tradujo a Tcito y grandes partes de T uc-ddes (estas l timas probablemente mientras estaba de preceptor enBerna). Rosenkranz enumera asimismo algunos de los autores alema-nes que ley6 (pgs. 10-15) .

    En medio de las ano taciones correspo ndientes al 1 de enero de1787 , tras mencionar sus trabajos en curso sobre Longino, Cicern,la trigonometra esfrica y Virgilio, Hegel escribe: "Despus decomer qu ise leer 5610 un poqu ito de Sopbiens Reise [ cLos viajesd e Sea l. pero no puede dejarlos hasta la tard e, cuando me mar-ch .al concierto... Rosenkr anz no solamente incluye este pasaje deldiario de H egel en el Apndice a su Vida, sino que dice de pasada,en la pgina 9, que el joven H egel evita ba a las chicas tan pococomo exclua las novelas de sus lectu ras: pues, en realidad, simple-mente no poda dejar los Sopbiens Re/se... Es ta alusin de pasada(si bien no el diario mismo) lleg6 posiblemente a conocimiento deSchopenhauer --que nunca se cansaba de denunciar a Hegel en lost rminos ms injuriosos-, pues se cuenta de l que en una ocasinse jact as: "Mi compaero es Homero, el de H egel es los SopbiensReise von J.femel nach Sacbsen. Glockner comenta al respecto queno podemos inferi r q ue el jovencito H egel se hubiera leido los seistomos de tal Scbmocker. por el contrario, en los das subsiguientesno se encuentra ninguna otra referencia a l (I , pg. 409). Pero,por ms que ello sea completamente cieno, podra pregun tarse: yqu si 10 hubiese leido? 9

    Todo lo anterior puede proporcionamos una imagen no defor-mada de Hegel hasta la poca en que sali6 del Sti!t de T bingen,en 1793. Este famoso Sti/t era una especie de residencia universi-taria y seminario teolgico protestante en el que por aquel entonces

    Esta novela tenla por autor a Johann Thimoteus H ERMES (1738-1821), yse publ ic de 1769 a 1773 (2.- ed., 1776) ; en el la se presenta un cuadro de lapoca y de un alma sensible a travs de una serie de cartas . Schmiicker es untrmino denigrante que se aplica II libros de lectura agradable pero carentesde valor.

    Kuno FISCllER (1, pllg. 9) se ocupa de esta ano tacin del diario de Hegel,dando la impresin de que ste desdeaba obras de importancia perenne enfavor de semejantes libracos. Y tambin ha sido Eischcr quien ha introducidoen la bibliografa hegeliana la cita de Schopenhauer, diciendo que proven a de

    se graduaron muchas personas que despus adqu irieron renombre enlu vida acadmica alemana, entre ellas F. 1. Niethammer y H . E. G.Paulus, que luego fueron amigos de Hegel.

    En resumen: Hegel era un muchacho extraordinariamente des-pejado y trabajador, que lleg a Tb ingen con una extensa forma-cin en los clsicos, dominando el latn y el griego y perfectament efamiliarizado con la literatura alemana; en cuanto a su preparacincientfica, era asimismo satisfactoria para aquella poca. En la Un-versided, en cambio, en donde a los veinte aos se licenci en filo-sofa , goz de la libertad de es tar fuera de su casa, y trabaj6 muchomenos que antes. Era sociable y le gustaba beber en compaia deotros estudiantes, pero su amigo ms ntimo fue Holder lin, conqu ien le un an el amor por los griegos, la poes a y la filosofa. Tam-bin tuvo estrecha amistad con Schelling , el cual, cinco aos msjoven que Hegel y que H olderln, fue en el S'i/' una especie deportento de precocidad . En 1793, mientras Hegel escrib a los frag-mentos sobre la religin popular que constituyen la parte inicial desus llamados Theologische Jugendschri/ten [ ..Escritos teolgicos [u-venless I , llenos de comparaciones sarcsticas (y por entonces im-publicables, pues ) entre los gloriosos griegos y los lastimosos cris.tianos ". Schelling publi c, a la edad de dieciocho aos, su primerart culo: sesenta y ocho pginas "Sobre el mito, las leyendas his-tricas y los aforis mos filosficos del mundo ms antiguo; y antesde tener veinticinco haban aparecido cinco libros suyos y se habaconvertido en el discpulo ms destacado de Fichte, que era enton-ces el filsofo ms famoso de Alemania despus de Kant. En 1815,cuando la meterica carrera de Schelling pareca haberse desin fladohada mucho tiempo, pese a que slo tena cuarenta aos , volvi alas preocupaciones de su primer artculo: y cuando, siendo ya unanciano, diez aos despus de la muerte de Hegel, sali de nuevoa primer plano, sus conferencias sobre la filosofa de la mitologa yde la revelacin fueron escuchadas por Kierkegaerd , y ejercieronsobre l gran influencia.

    una carta escrita por l a su discpulo L. Bahr; sin embargo, en las cartasa Bahr publicadas hasta ahora no se encuentra nada que la recuerde, comotamrx;x:o en. la edicin en tres tomos de Der Brie/wechsd Arthur Schopellhauers[ EpIstolariO de A. Sch.] (ed. de Arthur Hbscher ), Munich, Piper, 1929,1933 Y 1942.

    " En WK, pgs. 131-40, captulo sobre El [oven Hegel y la religin, nose ofrece traduccin inglesa de ellos, pero se los estudia por Jo largo; y tambinse encuentran all muchas largas citas muy representativas de tales fragmentos.

    Hegel . 3

  • 34 Hegel 1. Desarrollo melectual en su primer perJoJo"

    5

    De Tbingen pas Hegel a Suiza, a Berna, corno preceptor(Hauslehrer) . Tambin Kant y Fichte haban ocupado pues tos deesta ndole ~n los primero s aos de su carrera, y 10 mismo sucedimuy poco [lempo despus con H erbara antes de ensear filosoaen GOttingen y en Konigsberg .

    En Berna se encont r Hegel enteramente solo por primera vez,y trat de aclarar sus pensamientos sobre la religin. Jlabia reali-

    7.~ c1o los exmenes finales de teologa tres aos despu s de Icen-crarse en filosofa, pero no existen huellas de crisis religiosa algunaen su desarrollo intelectual: no era creyent e. en absoluto, ro sa queno le preocupaba lo ms mnimo; y es evidente que la lisa y llanam,oa kantiana de la ilusin religiosa, del fetichismo, del Aiter-dienst y del Pfaffentum en la cuarta y ltima parte de La religindentro de los lmites de la mera razn (1793) no le ofendi en modoalguno, aun cuando Kant extendi a la religin instit ucionalizadaen genera l tales trminos virupcratoros, que Lu tero haba endere-zado s610 cont ra la Iglesia catlica, (Pfafle es un nombre vejatoriode ep rroco o sacerdote, y Pfaffentum un trmino an ms hi-riente que el de clericalismo; en cuanto a Aiterdienn, por m\s quecon el semiescol st co es tilo kantiano, le siga escrupulosamente en-tr: parntesis un equivalente latino, cultus sperius, trae a lasmientes la parte pos terior , que Lu tero mentaba con frecuencia enpalabras compuestas para insinuar una perversl n.) *.No obstantel~ cual, el joven estudiante de teologa aceptaba sin vacilar las epi-manes de Kant sobre estas materias.

    La segunda seccin de la ltima part e del libro de Kant se titulaSobre el Afterdienst de Dios en un a religin estatutaria, y comien-za as: ..La verdadera y nica religin no contiene otra cosa que le-r es, ~ ~ecir, que aquellos principios prcticos de cuya necesidadincondicionada podemos ser conscientes y que, por tanto, reconoce.mas como revela~os por la raz6n pura (no la emprica). Slo pormor de una Iglesia... puede haber estatutos o sea decretos tenidospor divinos que son arbitrarios y aocident~les p;ra nuestro juicio

    mora~ puro. Ahora bien, considerar esencial para el servicio de Diossemejante fe estatu taria.. . y convertirla en la condicin suprema de

    *, El morfema --o~ si, se quiere, lexema_ alemn aftr:r, aun cuando comoprefijo muchas veces slgnJ?Ca simplemente falso, pseudo, otras se ha deyerter P() ~ bastardo, e incluso por nal; y como palabra independienteJusto equivale al sustantivo correspondiente al ltimo adjetivo mencionado.(N. del T.)

    la complacencia divina en el hombre es una ILUSiN RELIGIOSA, Ysu observancia un AFrERDlENST. (las palab ras maysculas estnescritas en caracteres mayores en el texto de Kant ). Y el 2 de lamisma seccin empieza del siguiente modo :

    Presupongo en primer lugar que la siguiente proposicin es unprincip io que no necesita demostr acin: TODO CUANTO EL HOMBREPRETEl\'DE HACER PARA AGRADAR A DIOS, SALVO EL OBSERVAR UNABUENA CONDUCTA, FS UNA MERA ILUSiN RELIGIOSA Y UN AFTER-DlENST. de Dios. Y en el S 3, que enlaza en su ti tulo Pf4 /enlumy Aiterdienst, dice Kant : ..En tre el OtA MAN tungs y el PRELADOeuropeo que rige a la vez la Iglesia y el Es tado, o en tre el \'(TOGULITZ,completamente sensorial, que por la maana se pone sobre la cabe-za la zarpa de una piel de oso con la breve oracin: ' No me rna-tes!', y el sublimado PURITANO e independ iente de CONNECTICOT,hay cier tamente, una imponente distancia en cuanto a los MODALES,pc~ no en el PRINCIPIO de la fe; pues, en lo que a sta se refiere,todos ellos pertenecen a un a y la misma clase, a saber, la de aque-llos que sitan el culto divino en 10 que en s no hace mejor aningn ser humano (en la fe en ciertas proposiciones estatutarias oen la ejecucin de cierras observancias arbit rarias). nicamente qu ie-nes pretenden encontrarlo simplemente en la intencin de llevar u,nabuena cond ucta se distinguen de ellos, por haber pasado a un pnn-cipio enteramen te diferen te y mucho ms elevado que el primero .. .y unas pginas ms adelante: El P FAFFENTUM- es, pues, la con-dicin en que se encuentra una Iglesia en la que domine el Cu LTOFETICIHSTA ; el cual se halla dondeq uiera que el fund amento y loesencial est constituido, no por los principios de la etcldad, sinopor mandamientos, reglas de fe y observancias estatutarios.

    En las pginas finales de la obra, Kant ataca la creencia en losmilagros y, entre ot ras cosas, hace los siguien tes comentarios sobrela oracin: 1.4 oraci n considerada como un culto divino interiory formal, y, por consiguiente, como medio de gracia, es una ilusi6nsupersticiosa (un constituir un fetiche); pues se trata de un meroexponer un deseo a un ser que no precisa que se le exponga el es-tado de nimo inte rior del que desea: con lo cual no se hace nada,ni se cumplen ninguno de los debe res que nos conciernen comomandamientos de Dios. de modo que realmente no se le sirve a El.El espritu de oraci n que ' incesantemente' puede y debe encontrar-se en nosotros consiste en un deseo de todo corazn de agradar aDios en todas nuestras acciones y omisiones, esto es, en una int cn-ci n y nimo, que acomp ae a tod os nuestros actos, de llevarlos acabo como si se efectuaran en servicio de Dios, Pero revestir taldeseo (aunque s lo sea in teriormente) con palabras y frmulas nopuede conllevar , en el mejor de los casos, ot ro valor que el de me-

  • J6 Hegel l. Desarrollo intelectual en su primer perodo J7

    dio de revivir en nosotros reiteradamente tal estado de nimo nipuede tener relacin inmediata alguna con el agrado divino, ~motampoco puede ser un deber para todos; pues s610 puede prescri-birse un medio a quien 10 precise para ciertos fines, mas en modoalguno necesitan todos tal medio (el de hablar propiamente consigomismos, aunque pretendid amente -y ello es tanto ms compren-sible- lo hagan con Dios)...

    . Este fue el libro (publicado el mismo ao que Hegel dej T-bingen y fu~ . a Berna) que suscit su entu siasmo inicial por Kant,y no la Crtica de la rgz6n pura, que habla aparecido cuando l

    tenf~ once aos. La teologa protestante liberal, desde luego, noconsider necesario romper con Kant, pero Hegel, a los veinticuatro

    a~os, pien~a que sera divert ido molestar a los telogos lo ms po-sible .. . rmeruras acumulan materiales de construccin crticos [esdecir, ~~~tianos ) para ro~ustecer su gtico templo, hacerles todo

    ~uy dicll, sacarlos a latigazos de todos los rincones y subter fu-gros , y confa en que entre los elementos que estn tomando delposte kantiano para evitar el incendio del dogmatismo se llevantambin a casa, sin dud a alguna, carbones encendidos. Y en lamisma carta a ~chelI ng (de 1795) expresa cierta preocupacin , nosea q.ue la Critica de toda reoeaci n (1792 ) de Fiehte abra algunaescotilla por donde pudieran deslizarse quienes quieren volver aldogmatismo a estilo ant iguo.b 1.0 que preocupaba a Hegel no era el radicalismo de Kant sino~ ~uescisin del hombre en partes en conflicto mutuo. No objetaba alas lmpiededes o blasfemias kantianas, sino a la ndole de su Afora-litt, que consiste en el triunfo de la razn y el deber sobre las in-clinaciones. Lo que origin6 que Hegel se apartase de Kant no fueuna opini n ms elevada del cristianismo tradicional sino de losgriegos; y StI imagen de ellos, como la de Holder/in, ~stuvo profun-damente influida por Goetbe y Schiller.

    6

    Desde el comienzo mismo de su desarrollo filosfico , H egel acep-t el rechazo kantiano de toda religin suprarracional y estat utariaas como la concepcin goethiana y schilleriana de la Sittlichkeittal y como se encarna, por ejemplo , en la Ifigenia de Goethe, quees una personalidad tica completamente armoniosa. H a llegado elmomento de detenernos b revemente sobre este d rama, que constitu-ye el mayor logro del clasicismo alemn y es tan hermoso como no-ble. Como nadie Jo habla hecho antes que l. Goe thc consigui de~&Q1~lYer...aJ

  • honradamente con Filocretes; e incluso, lo mismo que su Humaniti:itha hecho volver en s antes a su hermano, ahora prevalece sobre ladecisin del rey de sacrificar a los extran jeros a la diosa y sobre elansia de lucha de Orestes. Y el rey les permite marcharse en paz,una vez que Oresres explica en su ltima tirada que el plan de Ile-verse la imagen divina se debla a una mala inteligencia: pues Apo1ole habla ordenado que llevara a Grecia a su herm ana desde el san-tuario de Turide, y le prometi6 que si lo haca le seria levantadala maldicin; Orestes haba supuesto que se refera a la imagen dela hermana de Apolo, Artemisa, pero ahora se da cuenta de que setrataba de su propia hermana, l figcnia, que ID ha liberado de lasFurias qne Jo rondaban desde que mat a su madre.

    Habra que recordar que en el parlamen to que cumina en elPar:~nl'd. Ifigena habla primero de hurtar la sagrada imagenveneranda que a mf se ha confiado, y que luego, ocho lneas msabajo, clama a los dioses olmpicos: [Y salvad vuestra imagen enmi alma! As, pues, la modificacin que introduce Goe the en el ar-gumento de Eurpides no gira en torno de una ambigedad super.ficlal : 10 que es verdaderamente divino y tiene poder de purificar alhombre no es una estatua ni nada sobrenatur al, sino una personali-dad tica armoniosa cuyo orgullo no excluya la humildad y cuyoexcepcional valor y honradez se pongan al servicio del amor ,

    Tambin Kant se siente ron libertad para hablar de lo divino ala vez que elimina expresamente todas las resonancias cristianas tra-dicionales. Hegel sigui a Kant y a Goerhe en _e_ste respecto, si bien,frente a loq ue---les--ha "sucC

  • 40

    RSCRUI'ULO DE CONCIENCIAAlegremente sirvo a mis ami d di hY as dio a menudo me re;:~mas, es ic a~~mden fe. por inclinacin ;

    e, pues es veroa que virtuoso no Jo sor.

    " Pgs. II 4 y S.; Akademieatlsgabe V 81 (tercio del comienm de 1 1 3) [ed caer ,P 1 ~ sea, algo menos de un

    " Hegel cita el lt i'n::o vers~ en ' ~I c~~4 l:es, F~rlli/961 , pgs. 90-1J.X" [[OC"P, '",' , las Cartas de ScllILLI!R en la AeJI~~;t(We~k~ aeddc~, DG" ,,,hko; y, p gs. y ss.). . ue oc ner ,

    Hegel. Kant insiste sobre es te punto una y otra vez' as 10 haeJempl~, en su primer libro sobre tica la GrU1d' ( ~' ~r

    ":!entacn de la metafsica de las costu;"bres] (1;:;jf 1u~.cen 1; pero no solamente a lo lar o d . " ~n a. .men te siguientes al lugar del parg~fo ~ ;~r~~/j~:~:d Infi r lara-cepto de deber, sino ms adelante en la mis b y uCle e ~

  • otros- que abandonar la totalidad de su ser para perseguir la ver-dad por derroteros independient es. - Para desarrollar los mltiplesdones humanos no exista otro medio que oponerlos entre s: esteantagonismo de fuerzas es el gran instrumento de la cultura ; pero, ala vez, no ms que un instrumento, pues, mient ras persista, uno seencuentra solamente en camino hada ella...

    ... es igualmente seguro que la fuerza del pensamiento huma-no no hubiera llevado a cabo nunca el anlisis del infinito ni la cr-tica de la razn pura si la rozn no se hubiese aislado a sf mismaen unos pocos individuos aislados llamados a hacerlo. . . Mas seme-jante espritu, que se encuentra algo as como disuelto en emendi-miento puro e intuicin pura, ser capaz de trocar Jos estrictosgrilletes de la lgica por el libre desarrollo de la facultad poticay de captar la individualidad de las cosas con una mente fiel ycasta?

    Esta import ante carta (la 6) acaba con una llam ada en favor dela restauracin de la armoniosa totalidad de nuestra naturaleza , si

    I bien es clero que ello no implica una vuelta a una edad de oro pa-e. sada, sino ms bien una armona ms alta y ms avanzada que la

    de los griegos, ya que conservar los progresos que el sacrificio de1tal armona en los siglos transcurridos ha hecho posibles.

    El acuerdo de.HegelconSchller es tan grande (tanto cuandoley~mttll vez el ensayo de -que estarros"Tb Llndo, a los vein-ticuatro aos , como en sus obras posteriores, especialmente en laFenomenologa, pero no s610 en ella), y Schlller es tan fcil de en-tender comparado con l, que un poco de reflexin sobre tales pasajes no tiene precio para quien estudie a H egel. Tambin ste ve,a travs del anlisis kantiano de la conciencia y de la escisin delhombre en sentidos y rezn, la realidad humana que se refleja desdeeste punto de vista; y, en realidad, 10 que Schiller lleva a cabo aqucon relacin a Kant se convierte a sus ojos en un paradigma de lacomprensin filosfica. E igualmente acepta H egel la idea de que loque es una desdicha para el individuo y tal vez parezca un pasoatrs y algo negativo cabe que, de hecho, sirva para el progreso dela humanidad: en concreto, est de acuerdo en que una totalidadpuede muy bien tener que fragmenmrse previamente para que seaposible reconstru irla a un nivel mas elevado.

    En cierto modo, los griegos son un modelo de humanidad, y suStulicbket es superior 11 la Moralit iit kantiana; pero, por las rezo-nes que acabamos de exponer, en la Fenomenologia se mira (con lamxima admiracin) a A ntgona antes que la Mor alitat de Kant, ala que se escruta con actitud enormemen te crtica . Y cuando,en obras posteriores, invirti Hegel el orden de sucesin de la M o-ralitat y la Sitt lichke# no es que hubiese cambiado de opinin, sino

    " Cf. tambin el aforismo hegeliano ~le j ena n.O ~~: ~Se pide ~ l.afilosofa al haber perdido la religin, el dedicarse 1I la edIfIcaCIn y sus trturr1I1 prro'co [Ros., p~g . .552; Dole ., pp; . 371). .

    " GLOCI:NER ha sealado tal hecho y, en b'enerll !~ ha llamado . Ia .ateucronsobre la importancia de estas cartas par a H egel (11, paga. 6878); st bien nu cs-

    ~ras maneras de ver las cosas difieren a partir de tal pu nto.

    meramente que dej de ocuparse de la Sittlichkeit especficamentegriega y, en lugar de ella, estudi la superior armona que habrade llegar despus de Kant.

    En el ensayo schllle rieno se encuentr an muchos puntos menoresper tinentes para la Fenomenologa. As, convendra poner en. rela-cin las sarcst icas observaciones hegelianas acerca de lo edlficen-te (V-PG, 1. 2, prrafo 4.) con la conclusin de la vigsimosegun-da carta, en la que Schiller se burla de. algun?s lectores: Susintereses son, simplemente, o morales o [(SICOS: solo no son lo .quedeberan ser estticos. Tales lectores gustan de un poema seno ypatti co co~o de un sermn,. y de un? ingen~o o burln romo deuna bPhida embriagadora; y Si han tenido suficiente mal .gusto comopara pedir que una tragedia o ~na epopeya sean ed iicantes.. . esinevitable que se sientan escandalizados por un poema de Anacreon-te o de Cetulo 17. (1 23)

    Pero una observacin al comienzo de. la ~rra siguiente. a .y sobre todo el primer prrafo de la clgsmocuana han influido

    d~l modo m; secreto en la Fenomeno1ogI4 11 : .No-llar.. o!ra_rna?,era.de volver racional al hombre sensual que ~~cerlc: ~r~~lc~ pn m::~-( 2j ) :- Dicho de otro mad 'Her in~u!.~ql:le" existe ~uEna~s~~~-__-j

    cesin determin ada a travs de la l1-ade avanza r el hOmbre actalaracionalidad idea que desarrolla.un poco JIls adel~I!ID

    _ As pues' pueden distinguirse t res distintos momentos o es-tadios d~ des;rrollo que tanto el ser humano j~dividual como elconjunto de la especie han de atravesa~ necesartemente y en unasucesin determinada para llevar a plen itud la esfera co.mpleta ~esu destino. Debido a causas accidentales, que pueden residir .en IR-Iluenclas externas o en el libre albedro del hombre , estos diversosperiodos pueden, naturalmente, alargarse o acortarse; pero no esposible saltar ente ramente mnguno, ni t ampoc~ cabe que l.a na.tu-raleza o la voluntad inviertan su orden de sucesin. En su situaCinisica el hombre ~~.et)te.:sufre_~a! fuerzas - de-1!~ nl1tu ralezar-se

    ' desliga de ellas en su ~ltu.acI6n. es/ettclt, y las-domlnll:"-en-5U-S1.1ll!:.-ci6n moral.; .

    - La Fenomenolog a .de , H~hreco~l;!~h_~ ms estadios queestos tres, no hace tan to hincapi ni es tan rotuna~~~fantl'r:rb

    sucsi6n determ inada, y no se hace eco de la.J!.ln ma f~ase queacabamos de citar. Pero no solamente recogela concepcin y la

    42 Hegdl . D esarrollo intelectual en su primer perfodo .3

  • Hegel

    terminologa de los momentos o estadios de desarrollo [MomNttl'oder Stu fen der EntwckJung]'b , sino que desarrolla la idea de queEl individuo, pues, tiene que recorrer en su coctendoIcs estadiosformetvos del espritu general. (VIJG, 11. 3, prrafo 1: ); y, enreaJidad,-esaes IIdea "centrd.de:.-todaJah omenologI4.

    La inluencia de la terinologa schillerianasoBre- Hegel se ex-tiende mucho ms all de los ejemplos que hemos presentado hastael momento. E n una nota a pie de pgina (de la carta 12), por ejcm-1'10, Schiller encuentra muy sugestivas varias locuciones alemanas,toles como ausser sicb scin (estar fuera de 51): in sicb geben [ vol-ver en s] , es decir, retornar al propio yo... De una persona que sehaya desvanecido no se dice que est fuera de s, sino ms biener ist van scb, esto es, se le ha arra ncado de su yo, puesto que noest en l; y de ah que de uno que se haya recobrado se dice sim-plemente que est bei sicb, cosa absolutamente compatible con estarfuera de s. He aqu un precedente del intento posterior de Hegelde emplear an sicb, fr sicb, erc., como trminos f ilosficemenresugerentes.

    Schiller distingue el impulso sensual y el de la forma antes deintroducir en la dcimocua rta carta el trmino ms conocido detodo el ensayo: el impulso del juego o ldico [SpieltriebJ, Al ro.mienzo de la carta siguiente empareja el primer impulso con la vida,el segundo con la forma (Gestalt, si bien llama al impulso corres-pondiente Pormitrieb y aade despus: podemos, pues, llamarforma viva al objeto del impulso del juego cuando se 10 represent aen un esquema general , No deja de ser pertinente al respecto elhecho de que Schlller fuese autor teatral: pues en alemn se puedehablar de una obra de teatro diciendo que es ein Scbaespiel [I it. ,juego visible o en espect culo ] , y representar la se dice es spieten[ lit. , jugarla ] . Si bien la Fenomenologia de H egel no es una ob rateatral, pone ante nosot ros formas vivas (si es que no juega conellas).

    En la trada schilleriana puede encontrarse una semejanza mspatente: se sintetizan dos impulsos opues tos, y sus objetos, queaparentemente se excluyen mutuamente (la vida y la form a), dejanpaso a una forma viva. Si no se supiese que lo haba dicho Scbillerhacia el final de la carta dcimoq uinta , podra sin duda suponerseque haba sido Hegel: No es su gracia, ni su dignidad, 10 que noshabla en la faz de la Juno Ludovisi: no es ninguna de las dos cosasporque son ambas a la vez; y, en realidad, H egel dice casi lo mis-mo, slo que bastante menos concisamente, en el penlt imo prra-fo del apartado IIJ . 1 del prlogo n la Penomenooge: .. .talesexpresiones no deberan emplearse all donde est sublimada suorreidad...

    1. Desarrollo intelectual en $U primer periodo 45

    En Schill se encuen tra hasta el caracter stico trmino hegelia-no de jheben que vertemos siempre por .sublimar [sublimate ]en la presente obra " . Se trata , desde luego,d e una palabra com en:te, que puede significar cancelar (y en la usanz~ de Hegel ,ca~1siempre quiere decir por Jo menos esto), pero tambin puede SIgni-ficar conservan y, en tercer lugar, elevar ; y a menudo usa He-gel au)heben "pera sugerir los tres sentidos a la vez, C?mo sucedeen el ejemplo que acabamos de presentar. Cuando Schller empleaesta palabra hacia la mitad de la cart~ dcimocuar t.a podra tener elsentido de cancelar, pero en medio de la d cmccteve hay unpasaje que tiene un timbre decididamente hegeliano : ~{ ~a, bellezaune estos c1'os estados opuestos, y sublima as su oposicron : peropuesto que ambos estados permanecen eternamente opuestos el unoal otro, no es posible que se unan de otr a manera que quedandosublimados.

    E n la carta vigsima se halla un pasaje parecido: El hom bre nopuede pasar directamente del sentimiento al pensamiento: tiene quedar un paro alrJs, puesto que slo cuando u!1a determinacin quedasublimada de nuevo [ aqu l parece que significa estar cancelada]puede aparecer la opues ta. .. Por consiguiente, ha~; de retenerse ladetenni naci6n que recibiera a travs de la sensaci n, ya que es me-nester que no pierda la realidad; pero al mismo tiempo ha de qu e-dar sublimada, dado que se trata de una limitacin (puesto que hade presenta rse una determinabilidad ilimitada). As pues, la !a re~ arealizar consiste en aniquilar y, a la vez, conservar la de terminacinde la condicin cosa que s610 es posible de una forma: oponindoteotra determinacin, P ues las balanzas estn en desequilibrio estandovacas, pero tambin cuando tienen pesos iguales, . . .

    En otro lugar vincula la razn con 10 absoluto e Incondicional,mientras que el entend imiento. se mant iene eternamente. d~ntro delo condicionado (24) 1'. Tambin pam Hegel el entendimiento secontenta con proposiciones simples, compuestas por sujetos y pred i-cados y que son 0010 condicionalmente verdaderas , segn la natu-raleza del caso ; mientras que la razn intenta tra scende r las propo-siciones simples y dogmticas, con objeto de presentar una versin

    * En castellano podra tambin Traducirse, ~ literal y :-acaso- ve!'-ta josamen te, por esuspender, que adem;!s ofrece. CIerta connotae:t6n de mane jode objetos materiales nada inliel al estilo begelianc (vanse H 34 y H 42);sin embargo, empleamos ",sublimar. por ceimos escrupulosamente a la elec-cin ter minolgica d el autor. (N . del T .) . .

    " Cf. tambin GOETIlE : " La ra1.6n se remi te a lo que deVIene, el enten-dimient o o lo devenido: oqulla no se pregunt a para q.u! ni st~ inquierede dnde Lo rozn se deleito en el desarrollo; el cntcndlrntento quier e uuuo-vili1.ur todo para ut ilizarlo (W ilhelm Meisters W ander;ahre, de 1821; Maximrnund Reflexionen, n." 538).

  • '" En In terminologa de Freud se dir fa que est superdeterminada.

    cosa valga, sino por haber tanto (incluso aunque, frente a lo que lahiprbole de Schller insina, no haya uxl.O)lO.

    La segunda cita parece perfectamen te clara, salvo en cuanto a laclusula final; pues qu diferencia hay entre la infinitud vaca delespacio y el tiempo deshabitados, por una parte, y el vado infinito,por otra? Posiblemente habla aqu Schiller como poeta sensible ala connotacin de las expresiones: en vace infinito' se califica elvado, que se siente como algo malo, y el adjet ivo eleva este carc-ter peyorat ivo al mayor grado posible; mientras que en infinitudvaca. lo calificado es la infinitud, a la que se considera como algovasto y sublime, de modo que el adjetivo, sin negar esta suhlimi-dad, lo nico que hace es decirnos algo ms acerca de ella.

    La usanza schilleriana de Geist es tambin muy sugerente, y nosproporciona una razn ms (aunque, en cualquier caso, haba ya su-ficientes) en favor de que se tenga que traducir este trmino, tanimportante en la obra de He gel, por espritu, y no por inteligen-cin ( mind ]. En efecto : tras yuxtaponer el impulso sensual y elde la forma, Schiller prepara la introduccin de su sntesis (el im-pulso ldico) en la carta dcimocuarta, y hacia el final de la anteri ordice que estos dos impulsos opuestos requieren cierta limitacin,pcro que es preciso no debili tar el impulso sensual hasta llegar a laimpotencia fsica y a una tosquedad de los sentimientos que essiempre meramente despreciable.. . El carcter tiene que asignar l-mites al temperamento, pues los sentidos han de perder s610 en [a-sor del espritu.,.. Dicho de ai ra forma: el Geist es el heredero delimpulso sensual y del de la forma; no es primariamente una facul-tad epistemolgica ni un rgano del conocimiento, como la elnteli-gencia (y ello es importante para entender a Hegel ); mas, sobretodo , es una fuerza creadora (aun cuando ni Scblller ni Hegel colo-can esta expresin , la ms adecuada que hay. en el centro del debate;11 que corresponde).

    Schiller gusta de hablar del impulso ldico o de juego sin tratardc definir el juego, hasta que en la ltima carta (la 27) dice por f in: El animal trabaja cuando el resorte que pone en marcha su activi-dad es una privacin y juega cuando este resorte es la abundanciade fuerzas, cuando la vida rebosante lo espolea a la actividad. E in-efuso en la naturaleza inanimada se manifiestan el lujo de fuerzasy lu Iexeded de determinacin que podran llamarse... [uego. Te-nemos un excelente ejemplo de semejante juego de la naturalezaiunnimada en el diario del viaje de H egel por los Alpes bernesesdumnrc el verano de 1796 {al ao siguiente de la desaparicin del

    46 Hegel

    incond icionalmente verdadera (cuya forma, segn defiende en el pr-logo de la Fenomenologa, nicamente puede ser un sistema com-pleto).

    ( Incidentalmente: en la misma decisiva carta de que hemos re-producido la concepcin de los tres estadios, cit a Schiller ocho lneasde la igenia de Goe the.) O tra idea que suele traer a las mientesa Hegel procede tambin del ensayo schilleriano: es el contras te en-tre dos tipos de inni tud.

    Algunos no se dan cuenta de que la libertad, en la que con todarazn ponen la esencia de la belleza, no es ilegalidad, sino armonade leyes, ni arbit rariedad, sino suprema necesidad nteror: y otrosno se dan cuenta de que el carcter de determinacin que --conexactamente la misma razn- piden a la belleza no consiste en laexclusi6n de ciertas realidades, sino en la absoluta indusi6n de lodoy que, por consiguiente , no es limitacin, sino infinitud (18). '

    La situacin del esprit u humano antes de toda det erminacinejercida sobre l a travs de las impresiones de los sentidos es lade una determinabilidad sin lmit es. A la imaginacin le est dada,para s.u libr~ uso, la infinitud del espacio y el tiempo; y puesto que,por hip tesis, no se pone nada en este amplio reino de lo posibley! po~ 10 tan to, tampoco se excluye nada de l, cabe llamar a estasituaci n de ausencia de toda determinacin una infinitud oacia, lacual en modo alguno debe confundirse con un vado infinito (19).

    . Cuando esta .ltima, la falta de toda de terminacin (que pro-vI~e de la care~Cla) ha quedado represent ada como infinitud vaca,la liber tad es ttica de determinacin .. . ha de ser considerada comouna infinitud repleta... ' (21 ).

    Las explicaciones que ofrece Schiller de sus trminos son msclaras que las de H egel (como, en general, sucede con sus respecr-vas prosas). Adems, este ltimo parece presuponer que los lectoresse h~brn tropezado ya antes (acaso en Schil1er ) con algunos de lost rminos que emplee y, por consiguiente, no se molesta en definirlos~ando los emplea por .primera vez (advirtase que la primera edi-ci n de la Fenomenologa, de 1807, constaba de 750 ejemplares, yque no hubo una segunda en vida de Hegel; es probable que con.

    ~se con .que los ~ectores e~ tarfan familiarizados con Schiller y Kant,incluso SI no hablan estudiado a Fichre ni a Schelling).

    De todos modos, es posible que las tres citas de Schillcr que he-mos reproducido relativas a los tipos de infinitud no sean entera-mente claras. Por empezar con la primera : la cuestin parece radi-

    c~r en que la obra ~e arte posee un.A estructuracin mltip le y, pre-c!samente por ello, Inagotable; o bien (empleando el trmino cleci-SLVO al respecto ) que permite una infinidad de interpretaciones- pero no porgue no haya nada all y, por consiguiente, cualquier

    1. Desarrollo intelectual en su primer periodo 47

  • 48 Hegel 1. Desarrollo intelectual en su primer perodo 49

    ensayo de Schlller): vase la descripcin que hace de las cascadasde Staubbach (Dok. , p gs., 227 y ss.).

    El central contraste schilleriano de abundancia y de privacinprefigura el contraste nietzscheano de art e romn tico y arte dioni-saco que apadece en La gaya ciencia (1887, 370): En 10 que serefiere a todos los valores estticos, me valgo actualmente de estadistincin fundam ental: pregunto en cada caso: ' qu es aqu locreador: el hambre o la exuberencla>' y los lastimosos sufrimientosde Schiller en la academia militar donde estudi de 1773 a 1780,en la que se miraba ceudementc todo juego y en la que escribisu primera obra teatral [play ], Los bandidos, desafiando de frenteal reglamento (la public annimamcnre en 1781 a sus propiasexpensas, cuando todava era mdico de regimiento y estaba sujetoa la disciplina militar), proporcionan algunas resonancias pertin en-tes a su celebracin del juego [play ]: para l, esta palabra que-ra decir libertad y exuberancia de energa creadora, no 10 que po-dra significar para un burgus lleno de ted io,

    Diremos incidentalmente que la academia militar de Schillcr es-tuvo en Stuttgart de 1775 a 1780 (anteriormente haba estado enuna pequea ciudad wr temberguana), y que nada menos que en1782 el Duque de Wrttemberg lo encarcel y le prohibi expre-samente que escribiera ms comedias (!) Y que se comunicasecon nadie de fuera de Wrttemberg, Aquel mismo ao Schillerlogr huir de su Estado nativo, y al siguiente lleg6 a ser poeta tea-tral de Mannheim, en Badcn (el Estado en que se encuentran lasuniversidades de Heidelberg y de Prlburgo) , en otoo de 1789fue nombrado profesor de historia en la universidad de Jena, mer-ced a la recomendacin de Goetbe (que perteneca por entonces algobierno del Estado, en Weima r), y slo en 1794 los dos poeta sse hicieron amigos Intimos .

    Para Schiller, que haba padecido una formacin brutal e in-humana, juego era una palabra dotada de un peso especial, y subiografa nos ayuda a comprender una de las frases ms famosasde las Cartas: el hombre solamente juega cuando es humano enel pleno sentido de esta palabra, y (es completamente humano slocuando juega ,(15 ), Como es natural , este enfo que biogrfico-psico-patolgico deja abierta la cuestin sobre si tiene razn o no Schiller;mas la ojeada a su formacin nos permite ver parte de aquello enque estaba pensando, algo en cuanto a lo cual - por 10 menos- stena razn: en el juego, el hombre se deshace de lo que le cons-trie desde el exterior y se convier te en autnomo (pues Schiller nose est refiriendo a los juegos reglamentados [ games] que se jue-gan en la vida real): verdaderamente, al decir - como lo haceinmediatamente antes de la frase que acabamos de citar- que el

    hombre debera jugar slo -con .ia belleza apenas nos permite que-darnos con dudas respecto a que vincula el juego con la creatividadartstica. En sta - tal es lo que esencialmente pretende sostener-el hombre__no est fragmentado, sino que todo l entra en cuest in:semejante actividad no es de especialista, no es una rutina, sino en-teramente humana .

    -- Karl Vorlsnder, uno de los estudiosos de Kant ms destacadosde su generacin, ha llamado a este ensayo die philosophicheHaup tschrift Scbiers [el principal trabajo filosfico de Schillerl,y nos ha hecho saber que no solamente le gust a Goethe, sino asi-mismo a Kant, quien lo encon tr excelente y tom unas notassobre l con el propsito de escribir una recensin (props ito que I10lleg a realizar: tena ya setenta y un aos) 21, Mas no hemos dedecir nada sobre el hecho de que Schiller escriba acerca de la bellezaen lugar de escribir poemas u obras de teatro para crear belleza>:est desafiando su propia amonestacin de slo jugar con la be-lleza? No: en esta manera de escribir hay un elemento ldico.

    Es muy comprensible que Schiller, justamente por la devocin yadmiracin que experimentaba por Kant, se sintiese desconcertadopor la horrible forma que a uno le gustara llamar estilo filosficocencllcresco 22, Y le estamos agradecidos por escribir l mucho me-jor. Pero de lo que deliberadamente se aparta no es solamente de laescolstico-burocrtica prosa de Kant, sino de lo que podra llamarseel mtodo enteramente racional: como argumenta Schiller en los pa-sajes citados, la creacin de obras tales como la Crt ica de la raznpura ha exigido cierta fragmentacin del hombre y un cultivo ex-cluyente de la razn; pero ahora haba llegado el momento de unanueva armona, y habrfarnos de trocar los estrictos grilletes de lalgica por el libre desarrollo de la facultad potica, que es 10 nicoque puede captar la individualidad de las cosas con una mente fiel

    " Die Phllosapbie unserer Klasslker [ La filosofa de nuestros clslcos](1923), pgs, 111 y s.

    " Carta a Gc etbc fechada en jena, el 22 de sept iembre de 1797. Cf tam-bin la carta de Coethe desde la misma ciudad de 22 de diciembre de 1798:Estoy deseando leer la A ntropologa de Kant. El lado patolgico del hombre,en que siempre hace hincapi y que tal vez tenga su lugar adecuado en unaantropologa, le persigue a uno casi en todo lo que escribe, y de ah el as-pcctc tan malhumorado que t iene su filosofa prctica. Es sorprendente y lamen-table que este risueo y jovial espritu no baya podido sacudirse completa-mente de las alas la suciedad de la vida, y que, en realidad, no haya superadociertas impresiones sombras de su juventud: en l hay siempre algo que,como sucede con Lutero, le recuerda a uno a un monje que hubiese abiertoel monasterio, pero sin ser capaz de aniquilar completamente sus hucllas. Laobjecin que oponan tanto Goethc como Schill er no se diriga a la crt icakuntlana de la cristiandad, sino a que conservaba la doctrina de una maliciaradical en la naturaleza humana.

    Hegel. 4

  • 50

    " Primera parte, Libro I , captulo 3, prrafo 2."; Akademieausgabe V, p/l;ill" El joven H egel y la religin en WK, pgs. 12961.

    (10 cual es, sin embargo, lo esencial de toda moralidad ) constituyeIIn problema irresoluble para la raz n humana, problema 3ue formatino solo con el de cmo es posible una voluntad libre).

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    No es necesario que tratemos aqu con cierta longitud de los es-critos primerizos de H egel acerca de la religin , ya que en otrolugar 24 es perfectamente accesible el anlisis que he hecho de ellos,upoyado en muchas citas de pasajes caractersticos; bastar, pues,destacar ahora unos pocos puntos . Ya hemos mencionado (H 5) losprimeros fragmentos, en los que secontraponenIareligl n popular ,y el cristianismo, y que fuero n escritos antes de la aparicin de: lasCartas < de SchilIer. En ellos la tendencia principal es justamente lamisma que la de ste, y nuestra lt ima cita de las Cartas podrahaberles servido de lema (cuestin en la que tambin Hegel se separade Kant ).

    Esdl st camente, los fragmentos son muy distintos tanto de lanlna kantiana sobre la religi n como del estilo ulterior hegeliano:110 hay nada en ellos de estilo filos fico cenclleresco, pues en lugarde la abusiva pedantera kantiana, que opera con nombres malso-nantes empleados con escolstica precisin (H 6), Hegel se vale deimgenes vvidas y contrastes sarcsticos entre la lastimosa cristia n-dad y la gloriosa Grecia . Veamos unos pOCOs y breves ejemplos.

    Los cristianos han apilado tal montn de razones para recon-fortar en la desgracia. . . que a fin de cuentas deberamos entriste-remos por no poder perder un padre o una madre una vez porsemana, mientras que para los griegos, que eran honra dos y vale-rosos,\ la desgracia era desgracia, y el dolor, dolors-J

    Los festivales religiosos griegos eran jocundos, y celebraban losamistosos dones de la naturaleza ; pero cuando llegan los mayoresfestivales cristianos la gente se presenta en la iglesia con coloresde duelo y los ojos bajos, y al celebrar la fraternidad universalmuchos tienen miedo de quedar infectados de alguna enfermedadvenrea, a travs del cliz fraterno , por alguien que haya bebidoantes que ellos. Y para ql1e la propia inteligenci a no permanezca ...envuelta en sentimien tos santos, es preciso echar mano al bolsillo enmedio de todo aquello y deposi tar la propia ofrenda en un platillo .

    Continuando en la misma vena,~L)1uxtap.Ql1e__LJe_s.L:y--a_

    H egel

    y casta (6 ). As,p~es, el estilo de la'prosa de Schil1~r en este ensayoform a un todo unrco con su contenido, y cuando Juega con las di-versas locuciones que (utilizan el pronombre reflexivo alemn sicbcuando empareja un impu lso con la vida y el opuesto con la forma'y lue~o el impulso ldico C011 la forma viva, cuando juega con l a ~

    ace.pC1o~es de u/heben, o bien cuando opone el juego de un tipod~ infinitud al de otro npo ~e est dedican

  • 1,1culpn sea el clero, pues la cordura de l~ enseanzas de J ess eshll ~ l llll le limitada' Cuando se trataba de Juzgar un caso de acuerdo(11;1 J; ley de los' tribunales, Cristo atacaba a los ministros de estas

    1, yC' ~; pero incluso aunque hubiesen sido los ms irreprochables deItI ~ lnunbres y hubiesen tenido su prop io parecer, tendran que haber. ("R" ido juzgando ro n independencia de ello, de acuerdo con lasleyes; pues con frecuencia el juez tiene que hablar de modo muy,Ii, tinto que el ser humano , y condenar lo que en cuanto ser huma-nll hahra de perdonan.

    Por otra parte, H egel tampoco se pone del lado de Lutero: sino' IU", por el contrario, d ice: ..Arrebat al clero el poder de rcgl ~ p?rIJI fuerza, e incluso sobre las bolsas de los hombres; pero siguiqueriendo, por su parte, regir sus opiniones~ , y ~e er;c~)fl t raba muyh-jos de toda idea de lo que es adorar a DIOS en' espritu y en ver-,LId. (Nohl, pgs. 41 y s.: WK, pgs. 135 y ss.). . I

    )I lay dos puntos relativos a estos fragmentos tempra~os que ti: I

    11 C'1l la mxima importa.ncia. En primer luga! , es pr~so adv~rt1r" 'lffa qu punto era radical H egel ruando tema poco mas de vemtelui os . Y en segundo , que lo que desde el ro~ienzo lo pc:ocupabaprimordialmente, como a Schiller, era - JXlr citar un pasaje poste-rior de sus primeros escritos (Nohl , pg. 266 ; WK, pg. 15~ >:restaurar al ser humano en su roralidsd] le pared~ que el C~IS t1 anisrnc no era capaz de llevar a cabo esta! tarea, de importancra su-nrcrna, que Kant haba dejado sin realizar; al igual que ~chiller, sevolvi hada los griegos, pera , en vez de hacer lo que este, no s~dirigi al arte, sino a la religin -a lo que llam entonces la relt.-,

    ~ in popular.Podra observarse a este respecto que en la Fenomeno ogja no

    existe an la rrfada hegeliana posterior de arte, religin y filosoffa:el arte v la religin griegos se encuentran all fundidos bajo el en-cabczllm:iento de Die Kunstreligion, o sea, la religi-?- artstica.A principios de la dcada de mil setecientos noventa, SlO embargo,se pregunt H egel si una nueva religi n popul.ar podr~ ~!evar .a todo

    ) un puebl L lin:..niveLmoral ms alto: semejante rellgll:lO, dice ex::....presamen te, ~e_ pro~ndra I~ morali~d como fin .sup~mo del hO':l:hre no ejercera VIOlencia sobre runguna conciencia humana 01coa;ci6n sobre nadie, y no tiene que contener nada que no tero-nozea la razn humana universal (ninguna pre tensin de certeza nidogmtica que trasc,iendan los Hmit~ de la ra7-?n )>> , ni siquier.a

    Idoctrinas que trasciendan la razn sin contradecirla (Nohl , pgi-11.\ S 48 y ss.: WK , pg. 138). Lo que Schiller pide al arte 10 pideHe::e1 a la religin - si es que tal relgin es posible- ; pero seriaposible una religi n as?

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    ..Secretes . En lo cual va ms all de las polmicas de la Ilustracin.de los valientes ataques de Lessing a la ortodoxia de su tiempo, delos libros de Kant sobre la -ieligin, de la tajante ~tica del cris tia-nismo que hace H erder en el cuarto lomo de SU~ I/ deas para unaiilosoi a de la historia de la humanidad](1791) e incluso no sloms aU de las publicaciones de SchilIer, sino de las cartas de stea Goe the, tan francas. Pues por entonces ya no era nada desusadocontrastar la fe de Jess con la fe en Jess, ni las enseanzas deJess con las enseanzas cristianas acerca de Jess, pero Jess mis-mo se encontraba a salvo de la critica (aun en los casos en que sepona en teja de juicio su divinidad ); pero en el contras te que d i.buje Hegel es patente que no considera, en absoluto, que~.llli.haya

    ,sidu -ms_adrnlrable maestro devirtud gue .haya.~existido, sino quelo reput- inferior-a S6cratesy ;-'en -rea.Iidad,-.bastante~-atractivo:~Pues S6crntes pre tenda dar leiS-a los hombres, en-lilgar- de-lanzar sermones; no limitaba el nmero de sus amigos ntimos adoce; sino que el dcimotercero, el dcimocuarto y todos los demseran tan bien acogidos como los anteriores.. ; no insista en la uni-formidad ni quera crear eun corps que tuviera el mismo espri tuy llevase para siempre su nombre, y se vincul a personas decalibre muy superior. Adems, Scrates, frente a lo que hizo Jess,no ofendi a nadie dndose aires de importancia ni empleandofrases altisonantes y misteriosas del tipo que impresiona slo a losignorantes y los crdulos.

    Estos pasajes (Nohl, pgs. 3,3 y s.; WK, pgs. 1.34 y s.) ofrecenconsiderable inters para quienes estudien la historia de las ideas,por lo poco atract iva que es la imagen que t raza Hegel de J ess: enrealidad , incomparablemente menos que la dibujada por Nietzscheen El Anticristo, ya que Nietzsche, como casi todos lSdemscrticos del cristianismo, ..encuentra a J ess admirable, por ms que.B!to16giS,Q.. Estos fragmentos tiene iJ.= asiiismo una importancia ' de-cisiva para quienquiera tr ate de entend er el enigmtico fenmenode H egel: el encontrarse un filsofo con un a reputacin tan firme-mente establecida de conservadurismo y oscuridad y que escribe conuna actitud tan radical, con claridad , vigor y br illantez estilstica, esalgo que debera sumirnos en la perplejidad ; y quienes pasan poralto estos fragmentos no pueden ni empezar a comprender a aquellapersona ni su desarrollo intelectual.

    H egel pasa luego a ridiculizar el Sermn de la Montaa; a Josmaestros cristianos no se les pasata por las mientes repren der a unapersona a la que hubiesen robado la chaqueta por no entregar tam-bin los pantalones, y el clero desempea un papel de gran solem-nidad en los juramentos, aun cuando J ess los prohibi expresamen-te; pero no puede decirse que en estas cuestiones el nico que tenga

    I l lc-ur",l1o intelec tual en su primer per iodo"

  • H egel 1. Desarrollo intelectual en su primer perodo 55

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    En 1795, el mismo ao en que ley el ensayo de Schiller, escri-bi Hegel dos ensayos, tampoco destinados a la publicacin, silla aaclararse el propio pensamiento. El primero de ellos era una vidade Jess.

    En un Apndice de su propio Wh y [esas Died, [ePor qu mu-ri I es s I, Perre van Paassen dice que en 1940, cuando los


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