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Date post: 09-Dec-2015
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ACIDOSIS METABOLICA DEFINICION: Trastorno con descenso del pH (aumento de [H+]), de la concentración plasmática de bicarbonato (trastorno primario) y de la pCO2 (trastorno secundario). La acidosis mineral se define como la acidosis metabólica causada por el exceso de aniones no metabolizables, y acidosis orgánica, como la acidosis metabólica causada por el exceso de aniones metabolizables. El descenso de la pCO2 corresponde a un estimulo del centro respiratorio debido a la acidemia. Si la acidosis metabolica no esta complicada, la caida de la pCO2 (en mmHg) equivale a 1-1,5 veces el descenso del bicarbonato en mEq/L o mmol/L. En la acidosis metabolica el pH arterial y la concentracion de bicarbonato descienden mas rapidamente que el pH en el liquido cefalorraquídeo (LCR), por lo que en la acidosis metabolica aguda deben transcurrir 6-12 h para obtener la maxima compensación. Etiología y patogenia La acidosis metabólica se produce cuando existe un proceso que conduce a la eliminación de equivalentes de ácido en el organismo. Si la carga de ácido desborda la capacidad respiratoria, resultará una acidemia (pH arterial <7,35). La acidosis metabólica se produce por dos mecanismos básicos: a) Acumulación de ácidos no volátiles (aumento de producción o falta de excreción) b) pérdida de bicarbonato del líquido extracelular. Las causas que la provocan se exponen en la tabla 90-1(1)
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ACIDOSIS METABOLICA

DEFINICION:

Trastorno con descenso del pH (aumento de [H+]), de la concentración plasmática de bicarbonato (trastorno primario) y de la pCO2 (trastorno secundario).

La acidosis mineral se define como la acidosis metabólica causada por el exceso de aniones no metabolizables, y acidosis orgánica, como la acidosis metabólica causada por el exceso de aniones metabolizables.

El descenso de la pCO2 corresponde a un estimulo del centro respiratorio debido a la acidemia. Si la acidosis metabolica no esta complicada, la caida de la pCO2 (en mmHg) equivale a 1-1,5 veces el descenso del bicarbonato en mEq/L o mmol/L.

En la acidosis metabolica el pH arterial y la concentracion de bicarbonato descienden mas rapidamente que el pH en el liquido cefalorraquídeo (LCR), por lo que en la acidosis metabolica aguda deben transcurrir 6-12 h para obtener la maxima compensación.

Etiología y patogenia

La acidosis metabólica se produce cuando existe un proceso que conduce a la eliminación de equivalentes de ácido en el organismo. Si la carga de ácido desborda la capacidad respiratoria, resultará una acidemia (pH arterial <7,35).

La acidosis metabólica se produce por dos mecanismos básicos:

a) Acumulación de ácidos no volátiles (aumento de producción o falta de excreción)

b) pérdida de bicarbonato del líquido extracelular.

Las causas que la provocan se exponen en la tabla 90-1(1)

 

 Hiato aniónico: El cálculo del hiato aniónico suele ser útil en el diagnóstico diferencial en la acidosis metabólica. El hiato aniónico se calcula restando la suma de las concentraciones de Cl y HCO3

- de la concentración plasmática de Na+. Las proteínas plasmáticas cargadas negativamente explican la mayor parte del hiato aniónico; las cargas de otros cationes (K, Ca y Mg) y aniones (PO4, sulfato y aniones orgánicos) plasmáticos tienden a equilibrarse. El intervalo aceptado para el hiato aniónico normal es de 12 ± 4 mEq/l. Por otra parte, este intervalo se basa en los rangos normales de las concentraciones de electrólitos medidas con los métodos utilizados en los años setenta. Actualmente la mayoría de los laboratorios clínicos emplean técnicas diferentes; en consecuencia, el intervalo normal del hiato aniónico ha disminuido y puede ser tan bajo como de 5 a 11 mEq/l. Al valorar el hiato aniónico, los médicos deben tener en cuenta su particular intervalo de referencia de laboratorio (3).

Cuando se añade un ácido al LEC, el HCO3- lo tampona rápidamente según la reacción

siguiente:

Cuando la acidosis metabólica se debe a la acumulación de ácidos no medidos, como el sulfato en la insuficiencia renal, los cuerpos cetónicos en la cetoacidosis diabética o alcohólica, o el lactato o los agentes tóxicos exógenos como el etilenglicol o los salicilatos, el hiato aniónico está elevado. Si el anión ácido es el cloruro, resultará una acidosis metabólica hiperclorémica. Dado que el cloruro forma parte de la fórmula para calcular el hiato aniónico, la acidosis metabólica hiperclorémica no producirá aumento del hiato aniónico. Las pérdidas renales o extrarrenales de HCO3

– producen acidosis metabólica hiperclorémica (hiato no aniónico), puesto que los mecanismos renales retienen cloruro en un intento para conservar el volumen del LEC .

Cuando se produce un aumento del hiato aniónico, se puede inferir la presencia de una o

más sustancias que comúnmente conducen a la acidosis. En la tabla 12-9 se enumeran las causas de acidosis metabólica con aumento del hiato aniónico que se encuentran con mayor frecuencia. En la acidosis diabética, la ausencia de insulina (y el exceso de glucagón) conduce a la producción metabólica de cetoácidos –los ácidos acetoacético y b-hidroxibutírico– y de ácido acético por el hígado. Estos cetoácidos explican la acidosis, así como los aniones no medidos. También suele producirse cetoacidosis en la ingestión crónica de alcohol junto con una dieta escasa, debido a la ingesta pobre en hidratos de carbono y a la inhibición de la gluconeogénesis por el alcohol. El diagnóstico de cetoacidosis se confirma por la presencia de cetoácidos en el plasma. Los cetoácidos se detectan generalmente mediante la reacción con el nitroprusiato. El nitroprusiato reacciona con los ácidos acetoacético y acético, pero no con el ácido b-hidroxibutírico. En el alcoholismo, la cetoacidosis es causada predominantemente por el ácido b-hidroxibutírico. A veces los pacientes con cetoacidosis diabética tienen también una mayor proporción de ácido b-hidroxibutírico debido a un aumento del cociente entre el nicotinamida-adenina dinucleótido reducido y el oxidado

(NADH/NAD). Como los métodos habituales de medir los cuerpos cetónicos no miden el ácido b-hidroxibutírico, la prueba del nitroprusiato estándar puede subestimar el grado de cetosis en esos pacientes.

Otra causa frecuentemente observada de acidosis metabólica con aumento del hiato aniónico es el ácido láctico, que se produce en el metabolismo anaerobio del ácido pirúvico. A través de las vías glucolíticas fisiológicas se producen normalmente niveles bajos de ácido láctico a partir de la glucosa; sin embargo, cuando existe un aumento de la producción de lactato o una disminución de su consumo, el lactato puede acumularse. La hipoperfusión de los tejidos que tiene lugar en el shock conduce a un aumento de la producción de lactato y también a una disminución de su consumo, y es la causa más frecuente de acidosis láctica. La disfunción hepática debida a una mala perfusión hepática o a lesión hepatocelular también pueden producir acidosis láctica debido a la disminución de la conversión del lactato nuevamente en glucosa. El alcoholismo puede causar asimismo acumulación de lactato por un mecanismo similar. La acidosis láctica se produce igualmente en ciertos tumores malignos, en la diabetes mellitus y en el SIDA, y asimismo de manera idiopática.

La insuficiencia renal es también una causa de aumento del hiato aniónico en la acidosis metabólica. Al disminuir la función renal se acumulan varias sustancias en el plasma, como PO4, sulfatos, urato e hipurato. Dado que en otras formas de acidosis metabólica con aumento del hiato aniónico existen a veces grados variables de uremia, un aumento del hiato aniónico sólo debe atribuirse a insuficiencia renal tras una búsqueda minuciosa de otras causas.

La sobredosis de diversas sustancias también causa acidosis metabólica con aumento del hiato aniónico. En la intoxicación por salicilatos, metanol o etilenglicol, la interferencia con el metabolismo intermediario normal y la acumulación de aniones orgánicos exógenos causa acidosis metabólica. La identificación inmediata es crucial para minimizar el daño de los órganos en esos pacientes. Cuando existe acidosis con un hiato aniónico normal debe sospecharse un deterioro de la excreción renal de ion H+. El deterioro de la excreción renal de ácidos puede deberse a una nefropatía intrínseca, como la acidosis tubular renal (ATR), o a una nefropatía intersticial, o a una respuesta a pérdidas de volumen extrarrenales y de HCO3

–. En la ATR se produce alguno de los diferentes defectos tubulares renales específicos de la reabsorción de HCO3

– o de la secreción de ion H+, o ambas cosas. La TFG no suele estar afectada. La ATR proximal (tipo 2, ATR con pérdida de bicarbonato) es consecuencia de un defecto en la reabsorción de HCO3

– en el túbulo proximal. La ATR proximal se presenta en asociación con glucosuria, fosfaturia y aminoaciduria en niños con el síndrome de Fanconi. Este síndrome se presenta también raras veces en adultos con mieloma múltiple y con el uso de tetraciclina caducada de fecha. Se necesitan grandes dosis de HCO3

– para corregir la acidemia en estos pacientes, porque debido a que el túbulo distal funciona normalmente, los pacientes con ATR proximal pueden acidificar su orina. La ATR distal (tipo 1, clásica) es consecuencia de un defecto en el mecanismo de acidificación de la nefrona distal. Existen formas primarias, pero son más frecuentes las formas adquiridas. La ATR distal puede presentarse

secundariamente a anemia de células falciformes, hipercalcemia, toxicidad por anfotericina B, toxicidad por tolueno (inhalación de pegamentos o pinturas) o toxicidad por litio. Una ATR mucho más común en adultos es el hipoaldosteronismo hiporreninémico (ATR tipo 4). La ATR tipo 4 acompaña a menudo a la diabetes mellitus y a la nefropatía intersticial. La ATR también se presenta debido al daño tubulointersticial causado por la nefropatía de los analgésicos, la pielonefritis crónica y la uropatía obstructiva. El deterioro de la secreción renal de ácido también puede presentarse en la insuficiencia renal aguda o en la crónica avanzada, por lo que una acidosis con hiato aniónico normal también se produce a veces por una insuficiencia renal aislada.

Las pérdidas extrarrenales de HCO3– y de volumen tienen lugar principalmente a través

del tracto GI. Las pérdidas excesivas de líquido GI debidas a diarrea prolongada, adenoma velloso del colon o drenaje de líquido biliar, pancreático o intestinal, pueden producir acidosis metabólica, particularmente en presencia de insuficiencia renal. En una derivación del tracto urinario, como en la ureterosigmoidostomía, el Cl de la orina es intercambiado por HCO3

– en el colon y también es absorbido el amoniaco urinario. Debido a los problemas con las ITU crónicas y los tumores del asa sigmoidea, la ureterosigmoidostomía se realiza raramente. Los pacientes con una ureteroileostomía (conductos ileales) o en quienes se ha construido una vejiga ortotópica tienen muchos menos problemas de acidosis metabólica, en especial si la función renal no está deteriorada. Sin embargo, puede presentarse acidosis metabólica si la disfunción del asa o la vejiga producen retención urinaria.

Síntomas, signos y diagnóstico

Los principales síntomas y signos de acidosis suelen estar enmascarados por los de la enfermedad subyacente y son difíciles de separar de ellos. La acidosis leve puede ser asintomática o ir acompañada de una lasitud vaga, náuseas y vómitos (2). El hallazgo más característico en la acidosis metabólica grave (pH <7,20, HCO3

– <10 mEq/l) es el aumento de la ventilación, que se produce como parte de la compensación respiratoria. Al principio existen aumentos poco apreciables de la profundidad de la ventilación. Después puede observarse una mayor frecuencia respiratoria y ventilación con los labios fruncidos (respiración de Kussmaul). También puede haber signos de depleción de volumen del LEC, especialmente en pacientes con cetoacidosis diabética o pérdidas de volumen GI. La acidosis grave puede causar shock circulatorio debido al deterioro de la contractilidad del miocardio y la respuesta vascular periférica a las catecolaminas; también se produce con frecuencia una obnubilación progresiva. (3)

Datos de laboratorio

En la acidosis metabólica el pH arterial es <7,35 y el HCO3– es <22 mEq/l. En ausencia de

enfermedad respiratoria la Pco2 es <40 mm Hg debido a la compensación respiratoria. En la acidosis metabólica simple se puede esperar que la Pco2 disminuya aproximadamente 11 a 13 mm Hg por cada 10 mEq/l de reducción en el HCO3

– plasmático. Un descenso de la Pco2 mayor o menor que el esperado sugiere la coexistencia de alcalosis respiratoria

primaria o de acidosis respiratoria u otra alteración metabólica primaria, respectivamente. (3)

Cuando la función renal es normal y no existe depleción del volumen, el pH urinario puede caer por debajo de 5,5, con acidosis grave. Un pH urinario con una reducción inferior a la máxima implica disfunción renal debida a insuficiencia renal aguda o crónica, enfermedad tubulointersticial o acidosis tubular renal.

En la cetoacidosis diabética existe casi siempre hiperglucemia; en la mayoría de los casos se puede confirmar la cetonemia mediante la prueba del nitroprusiato. Es preciso tener cuidado al interpretar los resultados de la prueba del nitroprusiato en los casos en los que los niveles de ácido b-hidroxibutírico pueden estar elevados, porque el nitroprusiato no detecta el ácido ß-hidroxibutírico.

La intoxicación por etilenglicol debe sospecharse en los pacientes con una acidosis inexplicada y cristales de oxalato en la orina. Hiatos aniónicos particularmente altos (20 a 40 mEq/l) se presentan típicamente en la intoxicación por etilenglicol y metanol. Los niveles de ambas sustancias se pueden determinar en el plasma y a veces son útiles cuando el diagnóstico no es obvio a partir de la historia clínica y otros hallazgos. La intoxicación por salicilatos se caracteriza por alcalosis respiratoria poco después de la ingestión y por acidosis metabólica más tardía en la evolución. Se puede recurrir a la determinación de los niveles de salicilato para ayudar en el diagnóstico. La toxicidad está señalada por concentraciones plasmáticas >30 mg/dl (>2,17 mmol/l).

Dado que la depleción de volumen acompaña a la acidosis, es frecuente una azoemia leve (BUN 30 a 60 mg/dl [10,7 a 21,4 mmol urea/l]). Las elevaciones mayores del BUN, especialmente asociadas a hipocalcemia e hiperfosfatemia, sugieren la insuficiencia renal como causa de la acidosis. La hipocalcemia puede presentarse también en asociación con shock séptico. Las alteraciones en el K plasmático durante la acidosis se comentan en otro apartado (v. más atrás Metabolismo del potasio). La hiperpotasemia es relativamente infrecuente en la acidosis láctica a no ser que vaya acompañada de insuficiencia renal y/o un aumento del catabolismo tisular.

Tratamiento

El tratamiento de la acidosis metabólica depende de su causa y gravedad.

Cuando la acidosis metabólica es producida por ácidos inorgánicos (es decir, acidosis con hiato aniónico hiperclorémico o normal), el HCO3 es necesario para tratar la alteración acidobásica.

La cetoacidosis diabética responde a la administración de insulina y a la hidratación agresiva; es indispensable prestar mucha atención a la [K+] sérica y administrar KCl, dado que la corrección de la insulinopenia puede inducir hipopotasemia profunda.

La acidosis láctica grave con HCO3– intravenoso a una velocidad suficiente para mantener un pH >7.20, el bicarbonato intravenoso resulta apropiado para disminuir la acidosis d-láctica, la toxicidad por etilenglicol y metanol, y la 5-oxoprolinuria.

La acidosis metabólica crónica debe tratarse cuando la [HCO3–] es <18 a 20 mmol/L. En los pacientes con nefropatía crónica, existe cierta evidencia de que la acidosis promueve el catabolismo proteínico y podría agravar la enfermedad ósea.

El tratamiento oral con NaHCO3 casi siempre se inicia con 650 mg tres veces al día y se ajusta en ascenso para mantener la [HCO3–]. (4)

Los argumentos contra el uso del tratamiento alcalino son la posibilidad de sobrecarga de Na+ y de volumen, la hipopotasemia, la acidosis del SNC, la hipercapnia y la alcalosis por exceso. A la inversa, es conocido que la acidosis se asocia a diversos efectos cardiovasculares perjudiciales, como la reactividad disminuida a los agentes presores. Los pacientes acidóticos son especialmente vulnerables a nuevos descensos del pH por cambios bastante insignificantes de la concentración plasmática de HCO3

–. Los autores que proponen el tratamiento con Na+HCO3 señalan que la acidosis con aumento del hiato aniónico también se presenta con frecuencia asociada a insuficiencia renal y acidosis tubular renal, trastornos en los que el tratamiento con Na+HCO3 no se discute. Independientemente de si se administra Na+HCO3, es preciso identificar la causa subyacente a la acidosis y tratarla siempre que sea posible.

A pesar de estas y otras controversias, la mayoría de los especialistas siguen recomendando un uso prudente del bicarbonato sódico i.v. en el tratamiento de la acidosis metabólica grave (pH <7,20). Esta clase de tratamiento se puede administrar añadiendo cantidades variables de bicarbonato sódico (44 a 88 mEq) a solución de dextrosa al 5% o bien a solución salina hipotónica (0,45%), según la situación clínica y las alteraciones asociadas del agua y el volumen. El objetivo del tratamiento con HCO3

– es elevar el pH sanguíneo a 7,20 y el HCO3

– plasmático 8 o 10 mEq/l. La cantidad de Na+HCO3 necesaria puede calcularse mediante la fórmula

La intoxicación con metanol o etilenglicol es una urgencia médica por la toxicidad de los metabolitos de esos compuestos. El tratamiento específico incluye etanol i.v. para inhibir su metabolismo y dar tiempo para el aclaramiento por los riñones. La hemodiálisis se necesita si existe disfunción renal o en caso de intoxicación grave. El tratamiento de la acidosis tubular renal y de la acidosis debida a nefropatía crónica requiere el uso de Na+HCO3.(3)(4)

A. Acidosis metabólica con hiato aniónico (AG) aumentado

Obedecen a una de estas situaciones:

Producción endógena excesiva de ácidos orgánicos cuyo anión no es adecuadamente metabolizado: cetoácidos, ácido láctico.

Administración exógena de sustancias que producen ácidos orgánicos a una velocidad superior a la de desaparición: ingesta de alcoholes generadores de ácidos: etanol, metanol, acido fórmico, etilenglicol, acido glioxálico y oxálico.

Filtrado glomerular insuficiente para excretar fosfatos y sulfatos.

Acidosis urémica:

A medida que se instala la insuficiencia renal terminal, la retención de aniones ácidos (fosfatos y sulfatos) puede conducir a una acidosis con anión restante. El primer mecanismo de adaptación renal ante la acidosis consiste en la excreción aumentada de NH4. En presencia de una masa funcional renal disminuida tiene lugar una disminución directamente proporcional de la capacidad renal para excretar NH4. La excreción renal de ácido depende entonces de la excreción de ácido titulable (sobre todo fosfatos). Cuando el IFG desciende por debajo de un 25% del valor normal también disminuye la excreción de ácido titulable. Los aniones acido, con predominancia los fosfatos y sulfatos, comienzan a acumularse y esto trae como consecuencia un incremento moderado del anión restante. En los grados leves a moderados de insuficiencia renal, la perdida de bicarbonato puede ser un factor contribuyente y resultar en acidosis hipercloremica.(7)

I. Acidosis endógenas

I. Acidosis láctica:

La acidosis láctica se produce por acumulación de ácido láctico en sangre como resultado de un aumento de su síntesis, defecto de su metabolismo o ambos, debido a una alteración en la respiración celular (metabolismo oxidativo).

Fisiopatología

El lactato se produce y se elimina mediante una única reacción a través del piruvato. Esta reacción (piruvato + NADH + H+ ⇌ lactato + NAD+) está en equilibrio y la cataliza la enzima lactato-deshidrogenasa (LDH). El ácido láctico es un producto final del metabolismo de la glucosa y su única vía de degradación es su oxidación nuevamente a

ácido pirúvico. La glucolisis citológica degrada la glucosa para formar piruvato el cual ingresa al ciclo de Krebs mitocondrial o forma lactato. La enzima lactato deshidrogenasa cataliza la interconversión del piruvato a lactato a través de un paso metabólico dependiendo de una reducción nicotinamida-adenindinucleotido (NAD-NADH) normalmente existe un estado de equilibrio entre el piruvato y el lactato de modo que el cociente lactato sanguíneo/piruvato sanguíneo es de 10:1.(7) En condiciones anaeróbicas (estados hipóxicos) se acumula piruvato en el citoplasma por una producción aumentada y una utilización disminuida, puesto que, al estar las funciones mitocondriales alteradas, se estimula por un lado la glucólisis como principal fuente de energía y, por otro, se inhibe la piruvato-deshidrogenasa, lo que dificulta el metabolismo del piruvato. La consecuencia es una producción exagerada de ácido láctico, con un descenso del pH intracelular. A su vez, la acidosis sistémica inhibe la glucólisis y, por tanto, la síntesis de lactato (mecanismo de retroalimentación). Por el contrario, la alcalosis estimula la generación de ácido láctico. En condiciones normales, el lactato se produce en los hematíes, la piel, el cerebro, el músculo esquelético, etc., pasa a la circulación y se metaboliza en el riñón y el hígado.(1)

La cantidad de lactato producido diariamente es de unos 15 a 25 mmol/kg de peso y día y, a pesar de producirse unos 1400 mmol/día, las concentraciones plasmáticas se mantienen entre 0,5 y 1,5 mmol/L. La cantidad de piruvato es 10 veces inferior (0,1 mmol/L), y la relación lactato/piruvato es de 10:1. Las concentraciones de lactato iguales o superiores a 5 mmol/L definen la acidosis láctica, cuyo pronóstico empeora a medida que aumentan dichas concentraciones. Lactacidemias entre 2 y 4 mmol/L tienen significación dudosa.(1)

Causas de acidosis láctica

Aumento en la demanda de oxígeno (transitoria): Ejercicio exagerado, Convulsiones generalizadas

Hipoxia tisular: Shock, Insuficiencia aguda del ventrículo izquierdo, Disminución del gasto cardíaco

Hipoxemia (PaO2 < 35 mm Hg o kPa)

Medicamentos y otras sustancias: Alcohol, Biguanidas (fenformina, metformina, buformina), metanol, etilenglicol, salicilatos, isoniacida, estreptozotocina.

Ciertas enfermedades: Diabetes mellitus, Insuficiencia hepática, Sepsis, Neoplasias (leucemia), Insuficiencia renal, Ferropenia, Pancreatitis, Sida, etc

Tratamiento

La acidosis láctica puede provenir de una lesión en la actividad cuando el lactato se libera de las células musculares que han sufrido un período de metabolismo anaerobio. El lactato es metabolizado rápidamente a HCO3 – por el hígado y los riñones, y la acidosis se resuelve a menudo en unos 60 minutos. Por tanto, la administración de HCO3– no suele ser necesaria, puede precipitar un exceso de alcalosis metabólica, y empezar a preocuparse con las convulsiones porque ello disminuye el umbral de éstas. Las convulsiones también se han asociado con acidosis láctica cerebral.

Otros refieren que puede provocar hipertonicidad, expansión de volumen, empeoramiento hemodinámico, acidosis láctica y acidosis intracelular por el incremento en la producción de CO2. El tratamiento de la acidosis láctica debe enfocarse a corregir la causa subyacente. Si es posible, deberían restaurarse la perfusión tisular y la ventilación. El tratamiento con bicarbonato debería considerarse cuando el pH arterial sea inferior a 7,1-7,2.

Pacientes con sobrecrecimiento intestinal bacteriano, pueden desarrollar un síndrome de desorientación, ataxia y acidosis metabólica de hiato aniónico después de una comida con hidratos de carbono debido a la producción bacteriana de D-lactato. El tratamiento consiste en administrar antibióticos por vía oral y en realizar una dieta adecuada. (4)

II. Cetoacidosis diabética:

Es producida por un aumento del metabolismo de los acidos grasos y la acumulación de cetoacidos (acetato y B-OH-butirato).

Acetoacetato+ NADH + H+ <-> B-OH-butirato + NAD+

Suele aparecer en pacientes con Diabetes Mellitus insulinodependiente, en que cesa la aplicación de insulina o surge una enfermedad como una infección, gastroenteritis, pancreatitis o infarto del miocardio. (5) El déficit de insulina puede obedecer a una disfunción de la célula beta del islote pancreático (diabetes mellitus) o a un defecto en el estímulo normal de la secreción de insulina: hipoglucemia secundaria a ayuno, a glucogenosis tipo I, insuficiencia hepática, aumento del tono α -adrenérgico, ingesta mantenida de alcohol con vómitos o contracción de volumen. (3)

La acumulación de cetoacidos es la causa del aumento del AG y casi siempre conlleva hiperglicemia (300mg/100ml).

La relación entre el aumento de AG y el aumento de HCO3 plasmático es de casi 1:1, pero puede disminuir en el sujeto bien hidratado con función renal intacta. La excreción de cetoacidos por la orina disminuye la diferencia anionica en dicha situación. (8)

El B-OH-butirato no se detecta por las tiras reactivas urinarias (nitroprusiato), y deben añadirse a la orina unas gotas de un oxidante (agua oxigenada) para ponerlo de manifiesto.

Por otro lado, cuando predomina la formación de acetona, su rápida excreción renal puede enmascarar el aumento esperado en el "anión gap" ("cetoacidosis oculta"). (8)

Manifestaciones clínicas

Entre los síntomas se incluyen náuseas y vómitos, anorexia, polidipsia y poliuria y, en ocasiones, dolor abdominal. Los pacientes a menudo tienen respiración de Kussmaul y depleción de volumen. Entre los síntomas neurológicos se incluyen cansancio y letargo con depresión del sensorio. En este estado, la falta de insulina lleva a un aumento de la lipólisis en el tejido adiposo con el transporte de ácidos grasos libres hacia el hígado. Los pacientes diabéticos son más propensos a presentar acidosis láctica a causa de un aumento en el NADH que favorece la formación de lactato a piruvato, la inhibición de la piruvato deshidrogenasa en ausencia de insulina y el incremento de la generación de piruvato a partir de alanina. La cetoacidosis también se observa en el caso del hambre, en la que generalmente es leve y no se asocia con hiperglucemia. (4)

III. Intoxicación por salicilatos

Los efectos sobre el estado acido básico de la intoxicación con salicilato son complejos y por lo general se expresan con un cuadro combinado. La aspirina es metabolizada para formar acido silícico, el cual es un estimulante respiratorio y lleva a una alcalosis respiratoria primaria.

La naturaleza precisa de la acidosis con anión restante aumentado inducida por los salicilatos no ha sido elucidada por completo. Los niveles toxico de salicilato ( >40-50mg/100ml) desacoplando fosforilacion oxidativa mitocondrial y determinan el desarrollo de acidosis láctica. Si además existe una depleción del volumen resultante de los vómitos prolongados, la acidosis láctica puede ser grave. Por otra parte, en hasta un 40% de los adultos intoxicados con salicilato se produce cetoacidosis. El ácido salicílico no contribuye significativamente a la acidosis metabolica.(7)

IV. Cetoacidosis alcoholica:

Los alcohólicos crónicos pueden mostrar cetoacidosis cuando disminuye o cesa repentinamente el consumo de alcohol y la nutrición es defi ciente. La AKA por lo común se asocia con consumo intenso de alcohol, vómito, dolor abdominal, inanición y deshidratación. La concentración de glucosa es variable y la acidosis puede ser intensa por el incremento de las cetonas, predominantemente hidroxibutirato β. El defi ciente riego sanguíneo puede intensifi car la producción de ácido láctico; la alcalosis respiratoria crónica puede acompañarse de hepatopatía y surgir alcalosis metabólica por vómito (consultar la relación entre ΔAG y ΔHCO3−). De este modo, en la AKA son frecuentes los trastornos acidobásicos mixtos.

Conforme se restaura la circulación con la administración de solución salina isotónica, la acumulación preferente de hidroxibutirato beta cambia a acetoacetato, y ello explica la observación clínica frecuente de una reacción al nitroprusiato cada vez más positiva conforme mejora el enfermo. Por medio de la reacción cetónica de nitroprusiato (Acetest) se puede detectar el ácido acetoacético, pero no el hidroxibutirato β, por lo tanto, es posible que el grado de cetosis y cetonuria cambie con el tratamiento pero también podría suceder que en el comienzo se hubiera subestimado. Los sujetos con AKA por lo común tienen en el comienzo función renal relativamente normal, a diferencia de la DKA en la cual dicha función suele estar alterada por la deshidratación (diuresis osmótica) o por nefropatía diabética. Por esa razón, el individuo con AKA y función renal normal puede excretar cantidades relativamente grandes de cetoácidos por la orina y mostrar AG relativamente normal, y una diferencia en la relación ΔAG/ΔHCO3 (8)

Manifestaciones clínicas

La cetoacidosis alcohólica suele seguir a una ingestión descontrolada de alcohol y puede asociarse con la retirada de los síntomas y con un estado hiperadrenérgico asociado. La cetoacidosis alcohólica se acompaña de dolor abdominal, vómitos, hambre y depleción de volumen, pero el estado de coma es raro. El alcohol inhibe la conversión de lactato a glucosa en el hígado. Las concentraciones sanguíneas de glucosa suelen ser normales o bajas, y la insulina habitualmente se encuentra disminuida, con concentraciones aumentadas de glucagón y cortisol. Algunos pacientes presentan hiperglucemia debido a la respuesta aumentada de catecolaminas. Los valores de alcohol en sangre en la evaluación inicial del paciente pueden estar ausentes o encontrarse elevados.(4)

Diagnóstico

Los pacientes suelen tener un hiato osmolar alto (la diferencia entre la osmolalidad sérica medida y calculada).

Osmolalidad calculada = 2(Na+) + (Glucosa [mg/dl] ÷ 18) + (Nitrógeno ureico en sangre [mg/dl] ÷ 2,8)

Este hiato debería ser igual a la concentración de etanol en miligramos por decilitro (mg/dl) dividido entre 4,6; si no es así, debería sospecharse la ingestión de otro tipo de alcohol, como metanol, isopropanol o etilenglicol.

Los pacientes con valores tóxicos de alcohol tienen un riesgo incrementado de haber consumido estos sustitutos del alcohol.

Tratamiento: Consiste en la repleción de volumen y tiamina y en la administración de glucosa, con la corrección de la hipofosfatemia, de la hipopotasemia y de la hipomagnesemia. La alteración acidobásica suele resolverse después de algunas horas. La hipofosfatemia puede manifestarse 12-24 horas después de iniciar el tratamiento en un paciente desnutrido y se exacerba por la administración de glucosa.(4)

TRATAMIENTO

La AKA casi siempre se acompaña de déficit en el líquido extracelular y es necesaria la reposición, por la administración IV de solución salina y glucosa (glucosa al 5% en solución salina al 0.9%). A veces coexisten hipofosfatemia, hipopotasemia e hipomagnesemia, que deben ser corregidas. La hipofosfatemia suele aparecer 12 a 24 h luego de la hospitalizacion, puede ser exacerbada por la infusion de soluciones glucosadas y, cuando es intensa, llega a producir rabdomiolisis. Este trastorno se puede acompanar de hemorragia de tubo digestivo alto, pancreatitis y neumonia. (8)

Caso clínico

Paciente mujer de 68 años, con antecedentes de DM (hace 3 años), HTA (hace 3 años), tirodectomisada (hace 8 años) por tumor, acude a centro hospitalario de emergencia por presentar vómitos (4 veces por dia), deposiciones liquidas de gran cantidad sin moco ni sangre, alza térmica (38°C).

Diagnosticos presuntivos: Gastroenteritis aguda IRA AKIN III DM descompensada HTA

AGA y electrolitos Ca+: 0.745mmol/l K+: 3.6 mmol/l Na+: 129.5meq/dl Cl-: 103.3meq/l HB18.7 pH: 7.373 pCO2 :17.3 pO2: 51.8 Glucosa: 12.6 mol/l Ac. Lactico: 7.9 HCO3: 9.9mmol/l pO2: 78.6

Discusión: Primero, es una acidosis por el pH menor (7,373). Segundo es metabólica, por que el HCO3 esta muy bajo(9.9mmol/l) lo cual quiere decir que ay una eliminación exajerada de HCO3 ya sea por la diarrea o por la IRA que cursa, adicional a esto, existe una acidificación por incremento de ácido láctico a causa de la DM mal controlada incrementando la eliminación de bicarbonato. PCO2 está disminuida, en compensación a la perdida excesiva del HCO3.

En cuanto al cloro vemos que es normocloremica (103.3meq/dl). Y sacando los cálculos de equilibrio electrolítico, vemos que es una acidosis con anion GAB elevado.

Anión GAP: [129.5] – ([103.3] + [8.9]) ----- 17.3 (elevado)

Llegando al diagnostico de: Acidosis metabólica normocloremica con anión GAP elevado, secundario a diarrea aguda.

B. Acidosis metabólica con anión GAP normal o acidosis

hipercloremica

El mecanismo primario es el descenso de la concentración plasmática de bicarbonato que

se acompaña de una elevación proporcional de las cifras de cloro plasmático. Este

descenso del bicarbonato puede deberse a causas extrarrenales (habitualmente por

pérdidas gastrointestinales) o a causas renales.

La determinación de la carga neta urinaria permite la mayoría de las veces distinguir entre

el origen extrarrenal o renal de la acidosis metabólica (6).

Carga Neta Urinaria:

Si Cl– > (Nao+ + Ko

+): existe un catión acompañante, el NH4+, lo que indica que el

mecanismo de acidificación está intacto y que la causa de la acidosis es

extrarrenal (habitualmente gastrointestinal). (6)

Si Cl– < (Nao+ + Ko

+): no hay excreción de NH4+, por lo que el origen es renal.

Una excepción es la presencia de otro anión no medido, por ejemplo el β-

hidroxibutirato.

La principales causas están en la tabla 119-4: (2)

a) Acidosis metabólica hiperclorémica de causa extrarrenal asociada con

potasio normal o elevado

Estas acidosis se pueden desarrollar como resultado de añadir sales de cloro,

como NaCl, KCl, CaCl2, NH4Cl, hidrocloruro de lisina y arginina, o el HCl por sí

mismo. Se desarrollará hipercloremia si la cantidad de Cl– introducida supera la

capacidad del riñón para eliminar las sales de Cl– por la orina. La

electroneutralidad se mantiene por una disminución en la concentración de HCO3

–, y sigue una acidosis hiperclorémica. Aumentará la producción renal de NH3 en

un intento por mejorar la excreción de HCl. Puede producirse hiperpotasemia en

esta situación porque la acidemia favorece la salida de K+ desde el interior de las

células. La acidosis hiperclorémica tiene un efecto importante al causar un aflujo

de K+ mayor que las acidosis orgánicas y la acidosis respiratoria. Otro mecanismo

de hiperpotasemia puede ser un efecto inhibitorio de la acidez intracelular en la

secreción de K+ en las células del túbulo colector (2).

b) Acidosis metabólica hiperclorémica de causa extrarrenal asociada con

hipopotasemia

La acidosis hiperclorémica e hipopotasémica puede ser el resultado de pérdidas

de un líquido del organismo que tenga bajo Cl– en relación con el Na+ y el K+

cuando se compara con la proporción de Na+ a Cl– del líquido intracelular.

Por ejemplo, las pérdidas en las deposiciones de Na+ y de K+ con HCO3 – en una

pequeña diarrea intestinal o de aniones ácidos orgánicos de una diarrea

bacteriana con origen en el colon llevan a una acidosis hiperclorémica. Las

secreciones pancreáticas o las grandes pérdidas a través de ileostomías pueden

producir pérdidas de líquidos que contienen HCO3 –. Los secretagogos, como el

péptido intestinal vasoactivo (VIP), cuando se asocia con neoplasias de páncreas

o de la cadena simpática (VIPomas), provocan importantes pérdidas de HCO3 –

en las deposiciones y acidosis metabólica hiperclorémica e hipopotasémica. La

aclorhidria gástrica concomitante es parte del síndrome conocido como «diarrea

acuosa, hipopotasemia, hipoclorhidria y acidosis». Las derivaciones urinarias,

como las ureterosigmoidostomías, así como las derivaciones ileales, pueden

provocar una absorción aumentada de cloruro en un intercambio con bicarbonato

en el segmento intestinal y provocar acidosis hiperclorémica. Además de los datos

que se expondrán posteriormente, la acidosis tubular renal provoca que los

cationes Na+ y K+ se pierdan por la orina con HCO3 – más que con Cl–, lo que

provoca hipercloremia (2).

c) Acidosis metabólica hiperclorémica de causa renal asociada con

hipopotasemia

La acidosis tubular renal proximal (tipo II) se caracteriza por un descenso en el

umbral de la reabsorción de bicarbonato, en el que la pérdida inicial de HCO3 –

sucede hasta que se desarrolla un nuevo valor más bajo de bicarbonato sérico. En

ese momento, el HCO3 – que se filtra disminuye, y el túbulo renal puede absorber

por completo la cantidad que se filtra, así que un nuevo estado de estabilidad

permite conseguir un pH ácido urinario normal. En la acidosis tubular renal

proximal, el pH suele ser inferior a 5,3, la acidosis no es grave, y no existen

retenciones importantes de ácido porque la excreción de ácidos puede producir un

equilibrio ácido en esta nueva situación de estabilidad.

En los niños, sin embargo, la acidosis puede afectar a su crecimiento y puede ser

necesario el tratamiento con suplementos de bicarbonato. Es característico de la

acidosis tubular renal proximal que se necesite la administración de grandes

cantidades de HCO3 – para corregir la acidosis porque los intentos de administrar

álcali se asocian con una rápida excreción renal y con una orina alcalina. Otra

característica debida a la orina alcalina es la hipopotasemia obtenida con la

reposición de bicarbonato (3).

La acidosis tubular renal proximal aislada puede deberse a mutaciones de

transportadores específicos del túbulo proximal, como el cotransportador Na-

HCO3 –, o puede deberse a deficiencias hereditarias de la anhidrasa carbónica.

Esto último podría parecerse a los efectos de los inhibidores de la anhidrasa

carbónica, como la acetazolamida.

Más frecuentemente, la acidosis tubular renal proximal se asocia con una

disfunción generalizada del túbulo proximal: el síndrome de Fanconi. Pueden

aparecer glucosuria, fosfaturia, aminoaciduria y uricosuria. Entre las causas se

incluyen enfermedades genéticas como la enfermedad por alteración del

almacenamiento de glucógeno por déficit de glucosa-6-fosfato, cistinosis,

intolerancia hereditaria a la fructosa y enfermedad de Wilson. Deben considerarse

en el paciente adulto el mieloma múltiple y el síndrome de Sjögren. El

hiperparatiroidismo primario provoca una acidosis tubular renal proximal e

hipofosfatemia secundaria a la inhibición del intercambiador Na/H y

cotransportador de Na-fosfato en el túbulo proximal. Puede producir disfunción

tubular proximal la toxicidad por determinados fármacos, como aminoglucósidos,

cisplatino e ifosfamida. El síndrome puede detectarse después de un trasplante de

riñón.

Al contrario que la acidosis tubular renal proximal, la acidosis tubular renal distal

(tipo 1), suele ser un desequilibrio metabólico más grave y puede acompañarse de

hipercalciuria, nefrocalcinosis, cálculos renales y enfermedad ósea. El grado de

acidosis a menudo es más grave y el pH urinario suele superar 5,3. Esta

observación es la base del test de carga de NH4Cl en el que el bicarbonato

plasmático está disminuido por un cambio ácido. Si el pH urinario continúa en

torno a 5,3, debe sospecharse la presencia de una anormalidad distal. Este test se

indica con poca frecuencia para diferenciar la acidosis distal de la proximal.

En la acidosis tubular renal distal existe un fallo en la producción de amonio y, de

esta forma, una incapacidad para excretar de manera adecuada la carga neta de

ácido, que conduce a una retención continua de éste en el organismo.

Esta entidad debe tratarse, pero suele poderse hacer con pequeñas cantidades de

bicarbonato o sales de citrato que igualen a la producción diaria de ácido,

generalmente 1-2 mEq/kg/día. La hipopotasemia a menudo acompaña a la

acidosis tubular renal distal y puede mejorar con el tratamiento.

Se han descrito cuadros similares con mutaciones en los genes que codifican la

H+-ATPasa distal produciendo una acidosis tubular renal distal autosómica

recesiva con sordera, y mutaciones en el intercambiador proteico defectuoso

Cl/HCO3 (AE1), que se relacionan con formas autosómicas dominantes de

acidosis tubular renal distal.

Esta también se asocia con trastornos autoinmunes, incluyendo el lupus

eritematoso sistémico (LES) y el síndrome de Sjögren, así como con

enfermedades genéticas, como la anemia de células falciformes, la enfermedad de

Wilson, la enfermedad de Fabry, enfermedades quísticas del riñón y la eliptocitosis

hereditaria. La hipercalciuria y la hiperoxaluria pueden provocar acidosis tubular

renal distal; también puede aparecer nefrocalcinosis. La amiloidosis puede

manifestarse como una acidemia grave y otra disfunción tubular, incluyendo

diabetes insípida nefrogénica. Las enfermedades tubulointersticiales del riñón, por

ejemplo la neuropatía por reflujo o la uropatía obstructiva, pueden producir

acidosis tubular renal con hipopotasemia o hiperpotasemia. Fármacos como la

anfotericina B pueden provocar acidosis tubular renal distal hipopotasémica (2).

d) Acidosis metabólica hiperclorémica de causa renal asociada con

hiperpotasemia

La acidosis hiperclorémica hiperpotasémica (tipo 4) sugiere la existencia de una

disfunción del TCC (tubo colector cortical) en la que pueden producirse la

acidificación de la orina y las alteraciones en la secreción del potasio. Algunos

pacientes con alto contenido de potasio en sangre y acidosis hiperclorémica

pueden tener un pH urinario por debajo de 5,5, mientras que otros parecen tener

defectos tanto en el equilibrio del potasio como en la acidificación de la orina. Entre

las causas se incluyen hipoaldosteronismo hiporreninémico, como se observa en

la neuropatía diabética; otras enfermedades tubulointersticiales, habitualmente con

lesión renal; anemia de células falciformes o el empleo de fármacos como los

bloqueadores beta o los antiinflamatorios no esteroideos. Pueden encontrarse

valores disminuidos de renina y de aldosterona en los casos de expansión de

volumen con hipertensión. La ciclosporina puede aumentar la absorción distal de

Cl– con la reabsorción de Na+, lo que lleva a una disminución de las fuerzas

eléctricas conductoras para la secreción del K+ y del H+. Los incrementos en la

reabsorción de Na+ y Cl– producen hipertensión, acidosis hiperpotasémica,

expansión de volumen y, en consecuencia, bajas renina y aldosterona en una

condición autosómica dominante conocida como síndrome de Gordon. Se

sospecha una actividad incrementada del transportador distal NaCl sensible a

tiazidas. La acidosis hiperpotasémica con renina elevada y aldosterona disminuida

aparece en casos de insuficiencia suprarrenal, hipoaldosteronismo aislado y el

empleo de inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina o bloqueadores

de los receptores de la angiotensina II. Los valores elevados de renina y de

aldosterona se detectan cuando las células del túbulo colector renal son

insensibles a la aldosterona, como sucede en la obstrucción del tracto urinario, en

la anemia de células falciformes, en la amiloidosis y en el LES. La inhibición de la

acción de la aldosterona con espironolactona producirá acidosis hiperpotasémica,

así como inhibición del ENaC por amilorida o triamtereno. El

seudohipoaldosteronismo se debe a mutaciones que inactivan el canal de Na+.

La hiperpotasemia por sí misma puede empeorar la acidosis metabólica al

disminuir la acumulación de NH3 por la multiplicación contracorriente en el

intersticio medular. A menudo, el tratamiento de la hiperpotasemia mejora la

acidificación urinaria sin usar sales de bicarbonato.

e) Hiato aniónico urinario en la acidosis hiperclorémica

Un importante medio para distinguir entre acidosis tubular renal y pérdidas

extrarrenales de bicarbonato (p. ej., por diarrea) es comprobar el hiato aniónico

urinario. Debido a que la respuesta normal del riñón a la acidosis metabólica es un

incremento en la amoniogénesis, la orina en el caso de la diarrea debería contener

normalmente importantes cantidades de NH4Cl mientras el riñón retiene sodio y

potasio. El hiato aniónico urinario, que es (Na+ + K+) – Cl–, debería ser, en este

caso, fuertemente negativo debido al NH4 + no medido. Este test supera a la

medición del pH urinario debido a la entrega disminuida de Na+ en la nefrona distal

en un estado de avidez por el Na+, como sucede en la diarrea, y la hipopotasemia

puede impedir la acidificación urinaria y el pH no será extremadamente ácido. En

las enfermedades renales en las que existen tanto fallo en la amoniogénesis como

en la excreción de sodio y potasio con bicarbonato, el hiato aniónico urinario será

cero o positivo. Esto es característico de la acidosis tubular renal distal.

Cuando en la orina hay otros aniones que no se miden, como los cetoácidos y el

lactato, un hiato aniónico urinario positivo no indica la existencia de acidosis

tubular renal. Estas situaciones suelen asociarse con un hiato aniónico sérico

elevado pero, en ocasiones, la excreción renal rápida de aniones orgánicos con

sodio y potasio pueden minimizar un incremento en el hiato sérico. Esto es

particularmente posible en casos de CAD y en acidosis láctica-d debido a que el d-

lactato no se absorbe en el túbulo renal. En la acidosis metabólica de los

individuos que esnifan pegamento, se excreta hipurato, un producto del tolueno, lo

que da la apariencia de una acidosis metabólica no hiato aniónico, con un posible

hiato aniónico urinario.

f) Tratamiento

Si es posible el tratamiento de la acidosis metabólica debería dedicarse a corregir

la causa subyacente y permitir que los mecanismos de homeostasis del organismo

corrijan la alteración acidobásica. A menudo se recomienda tener esto en cuenta

para tratar con infusiones de álcalis a pacientes con un pH inferior a 7,2. (2)

El tratamiento con bicarbonato es menos restrictivo que en las acidosis

metabólicas con hiato aniónico aumentado. Se utiliza si el pH es < 7,20, con el

objetivo de aumentar el pH hasta esta cifra. (1)

El bicarbonato sódico es el que se emplea con mayor frecuencia y es el de

elección (1), (2).

Los precursores de bicarbonato como el lactato y el acetato requieren que la

función hepática sea correcta, además de cierto tiempo para producir bicarbonato.

(6)

Sin embargo, la corrección rápida del pH arterial puede traer complicaciones, entre

las que se incluyen una acidosis paradójica del LCR con hiperventilación

continuada, hipopotasemia e hipocalcemia. (2)

Se han desarrollado formulaciones para permitir al médico estimar

aproximadamente el déficit de bases en mEq, basadas en la concentración de

HCO3 – sérico en mEq/l: (2)

Por lo general, solo debe corregirse parcialmente el déficit antes de recalcular con

esta fórmula. Además, esta ecuación únicamente representa una estimación del

déficit, así que deben considerarse las pérdidas continuas (3).

Según la sociedad española de nefrología: La pauta de tratamiento con

bicarbonato es la de la ecuación

Debe administrarse en las primeras 24 horas la mitad de la dosis calculada, más

las pérdidas diarias de bases (si se siguen produciendo). Pasadas las primeras 24

horas, se volverá a calcular el déficit de bicarbonato y se seguirá corrigiendo la

concentración de manera parcial, evitando la corrección total rápida debido a que

la hiperventilación secundaria a la acidosis puede persistir unas horas después de

la corrección, lo que puede producir una alcalosis respiratoria que puede causar

más problemas que la acidosis inicial

Podemos concluir que dentro de la medicina basada en la evidencia el uso de este buffer

en humanos no demostró beneficios, observándose efectos no deseables a nivel del

miocardio

Potenciales complicaciones de la administración de bicarbonato:

Cantidad de HCO3 – = (25 – [HCO3–]) × peso (kg)/2

- Hipercapnea con aumento del CO2 venoso mixto, que conduce a una

disminución del pH intracelular

- Disminución del pH del Líquido cefalorraquídeo

- Hipoxia tisular por desviación de la curva de disociación de la Hb

- Hipernatremia, sobrecarga de volumen

- Hiperosmolalidad asociada con daño cerebral

- Alcalosis de rebote,

- Hipopotasemia, hipocalcemia,

- Inactivación de catecolaminas administradas simultáneamente y arritmias si la

perfusión pasa rápidamente

Alternativas al Bicarbonato sódico:

Para mejorar el pH sanguíneo durante las fases de hipoxia, sin disminuir el transporte de

oxigeno, sin estimular la producción de CO2 o de lactato y sin afectar la función de

órganos vitales.

Entre ellos tenemos

- Dicloroacetato sódico (DCA), en acidosis láctica no ha demostrado una

mejoría de la supervivencia

- El carbicarb (bicarbonato y carbonato sódico), disminuye la síntesis de

CO2

- El THAM, es un amortiguador sintético diseñado para la acidosis

metabólica y respiratoria (6)

1. C. Rozman, F. Cardellach, Medicina interna Farreras Rozman XVII Edición. Capitulo 90. Alteraciones del equilibrio acidobasico. Volumen 1 pg.797, 798, 799

2. Goldman Lee, Cecil Tratado de medicina de interna 23ava edición. Editorial Elseiver. Pp. 851-854

3. Avendaño, L. H. Nefrología Clínica Segunda Edición. Capítulo 2.4. Trastornos del equilibrio ácido-base. Editorial Médica Panamericana S.A. Madrid. España. 2003 pg. 82

4. Fauci, Antony. Harrison- Principios de Medicina interna. 18º edicion. Alteraciones de la function renal y urinaria- acidosis metabolica. Vol.1. Editorial Mc-Graw Hill. Interamericana Editores 2012. Pg. 20, 23

5. Goldman Lee, Cecil Tratado de medicina de interna 23ava edición. Editorial Elseiver. Pp. 852

6. Brenner, BM, Rector, FC, eds. The Kidney. Discorder of body fluid volumen and

conposition, el servier Saunders,Philadelphia, 2012

7. William N. Kelley. Medicina interna, Edito rial Medica Panamerica S.A. Volumen 1 pg 945, 946

8. Fauci, Antony. Harrison- Principios de Medicina interna. 18º edicion. Alteraciones de la function renal y urinaria- acidosis metabolica. Vol.1. Editorial Mc-Graw Hill. Interamericana Editores 2012. Pg. 366, 367


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