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Actas de la Conferencia AACE/ACE · 2018-04-11 · osteoporosis y los costos para justificar la ......

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Actas de la Conferencia AACE/ACE RECOMENDACIONES DE TRANSCULTURACIÓN PARA EL DESARROLLO DE ALGORITMOS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN ENDOCRINOLOGÍA EN LATINOAMÉRICA ACTAS DEL TALLER PANAMERICANO 2015 DE LA AMERICAN ASSOCIATION O F CLINICAL ENDOCRINOLOGISTS Y LA AMERICAN COLLEGE OF ENDOCRINOLOGY Jeffrey I. Mechanick, MD, FACP, FACE, FACN, ECNU, Presidente 1 ; R. Mack Harrell, MD, FACP, FACE, ECNU 2 ; Myriam Z. Allende-Vigo, MD, MBA, FACP, FACE 3 ; Carlos Alvayero, MD 4 ; Onix Arita-Melzer MD 5 ; Pablo Aschner, MD, MSc 6 ; Pauline M. Camacho, MD, FACE 7 ; Rogelio Zacarias Castillo, MD 8 ; Sonia Cerdas, MD 9 ; Walmir F. Coutinho, MD, PhD 10 ; Jaime A. Davidson, MD, FACP, MACE 11 ; Jeffrey R. Garber, MD, FACP, FACE 12 ; W. Timothy Garvey, MD, FACE 13 ; Fernando Javier Lavalle González, MD 14 ; Denis O. Granados, MD 15 ; Osama Hamdy, MBBch, PhD 16 ; Yehuda Handelsman, MD, FACP, FACE, FNLA 17 ; Manuel Francisco Jiménez-Navarrete, MD 18 ; Mark A. Lupo, MD, FACE, ECNU 19 ; Enrique J. Mendoza, MD, MSc, FACP 20 ; José G. Jiménez-Montero, MD, FACE 21 ; Farhad Zangeneh, MD, FACP, FACE 22 1 Profesor de Medicina Clínica, Director de la División de Soporte Metabólico de Endocrinología, Diabetes y Enfermedad Ósea Icahn, Facultad de Medicina de Mount Sinai, New York, NY; 2 Codirector del Memorial Center de Cirugía Endócrina Integrativa Hollywood, FL; 3 Profesor de Medicina de la Facultad de Medicina, Universidad de Puerto Rico , Director del Sector de Endocrinología del Hospital Universitario de San Juan de Puerto Rico, Presidente del Capítulo AACE de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico; 4 Director Médico, Instituto Salvadoreño del Corazón, Unidad Diagnóstica de Osteoporosis, San Salvador, El Salvador; 5 Doctor en Medicina Interna y Endocrinología, Director del Programa de Educación en Diabetes y Factores de Riesgo, Tiroides y Director de Manejo Clínico de Diabetes, Hospital Bendaña, Honduras, CA; 6 Director Científico, Asociación Colombiana de Diabetes, Profesor de Endocrinología y Epidemiología Clínica, Universidad Javeriana y Hospital Universitario San Ignacio, Bogotá, Colombia; 7 Profesor de Medicina, Centro Médico de la Universidad de Loyola, Director del Centro de Enfermedad Metabólica Ósea, Universidad de Loyola, Maywood, IL; 8 Profesor Clínico de la División de Medicina Interna, Hospital General “Dr. Manuel Gea González” de Ciudad de México, México; 9 Director de la División de Endocrinología, Hospital Cima, Director del Centro de Investigación San Agustín, San José, Costa Rica; 10 Universidad Católica de Río de Janeiro, Instituto de Diabetes y Endocrinología del Estado; 11 Profesor de Medicina Clínica, Centro de Diabetes Touchstone, Universidad de Texas, Centro Médico Southwestern, Dallas. TX; 12 División Endocrinología, Harvard Vanguard Medical Associates, División de Endocrinología, Beth Israel Deaconess Medical Center d e Boston, MA; 13 Departamento de Ciencias de la Nutrición y Centro de Investigación en Diabetes UAB Universidad de Alabama en Birmingham, y el Centro Médico de Asuntos de Veteranos Birmingham, Birmingham, AL; 14 Profesor, Facultad de Medicina, UANL: Nutrición, Endocrinología, Medicina Interna, Coordinador Educativo del Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario, UANL, Jefe de la Clínica de Diabetes del Hospital Universitario “Dr. José E. González” UANL, endocrinólogo del Hospital Regional ISSSTE Monterrey, Grupo de Coordinación de Políticas de Diabetes, Programa del Estado Normas Oficiales Mexicanas, Coordinador de Alimentación Saludable y Actividad Física de Monterrey, Nuevo León, México; 15 Medicina Interna y Endocrinología, Hospital Alemán Nicaragüense, Hospital Metropolitano Vivian Pellas, Profesor de Endocrinología y Medicina Interna de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua Managua, Nicaragua; 16 Director Médico, Programa de Obesidad Clínica, Director del Programa de Diabetes de Atención Hospitalaria, Centro de Diabetes Joslin, Facultad de Medicina de Harvard, Boston, MA; 17 Director Médico e Investigador Principal, Instituto Metabolic Institute deAmerica Tarzana, CA; 18 Presidente de la Asociación de Endocrinólogos de Costa Rica (ANPEDEM), Profesor de Endocrinología y Medicina Interna, Universidad de Costa Rica, Coordinador del Departamento de Endocrinología, Hospital San Vicente de Paul, Costa Rica; 19 Director Médico, Centro de Tiroides y Endocrinología de Florida, Profesor Clínico Adjunto, Universidad del Estado de Florida, Facultad de Medicina Sarasota, FL; 20 Profesor Titular de Bioquímica y Nutrición. Decano de la Facultad de Medicina, Universidad de Panamá, Panamá; 21 Profesor de Medicina, Decano de Estudios de Posgrado, Universidad de Ciencias Médicas Jefe de la División de Endocrinología del Hospital CIMA, Escasu, San José, Costa Rica; 22 Consultor en Endocrinología, Director Médico Clínico en Endocrinología, Diabetes y Osteoporosis (EDOC) Sterling, VA. Dirigir la correspondencia a American Association of Clinical Endocrinologists, 245 Riverside Avenue, Suite 200, Jacksonville, FL 32202. Correo electrónico: [email protected]. DOI: 10.4158/EP161229.GL Para adquirir ejemplares de este artículo, visite: www.aace.com/reprints. Copyright © 2016 AACE. 476 PRÁCTICA ENDÓCRINA Vol. 22 N.° 4 de abril de 2016 Este material está protegido por leyes de derecho de copyright de EE. UU. Para comprar ejemplares comerciales de este artículo, visite www.aace.com/reprints. Para obtener permiso para usar el material, acceda a www.copyright.com o comuníquese con Copyright Clearance Center, Inc. (CCC)
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Actas de la Conferencia AACE/ACE

RECOMENDACIONES DE TRANSCULTURACIÓN

PARA EL DESARROLLO DE ALGORITMOS DE

PRÁCTICA CLÍNICA EN ENDOCRINOLOGÍA EN

LATINOAMÉRICA

ACTAS DEL TALLER PANAMERICANO 2015 DE LA

AMERICAN ASSOCIATION O F CLINICAL ENDOCRINOLOGISTS Y

LA AMERICAN COLLEGE OF ENDOCRINOLOGY

Jeffrey I. Mechanick, MD, FACP, FACE, FACN, ECNU, Presidente1; R. Mack Harrell, MD, FACP, FACE, ECNU2; Myriam Z. Allende-Vigo, MD, MBA, FACP, FACE3;

Carlos Alvayero, MD4; Onix Arita-Melzer MD5; Pablo Aschner, MD, MSc6; Pauline M. Camacho, MD, FACE7; Rogelio Zacarias Castillo, MD8;

Sonia Cerdas, MD9; Walmir F. Coutinho, MD, PhD10; Jaime A. Davidson, MD, FACP, MACE11; Jeffrey R. Garber, MD, FACP, FACE12; W. Timothy Garvey, MD, FACE13;

Fernando Javier Lavalle González, MD14; Denis O. Granados, MD15; Osama Hamdy, MBBch, PhD16; Yehuda Handelsman, MD, FACP, FACE, FNLA17; Manuel Francisco Jiménez-Navarrete, MD18; Mark A. Lupo, MD, FACE, ECNU19; Enrique J. Mendoza, MD, MSc, FACP20; José G. Jiménez-Montero, MD, FACE21;

Farhad Zangeneh, MD, FACP, FACE22

1Profesor de Medicina Clínica, Director de la División de Soporte Metabólico de Endocrinología, Diabetes y Enfermedad Ósea Icahn, Facultad de Medicina de

Mount Sinai, New York, NY; 2Codirector del Memorial Center de Cirugía Endócrina Integrativa Hollywood, FL; 3Profesor de Medicina de la Facultad de

Medicina, Universidad de Puerto Rico , Director del Sector de Endocrinología del Hospital Universitario de San Juan de Puerto Rico, Presidente del Capítulo

AACE de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico; 4Director Médico, Instituto Salvadoreño del Corazón, Unidad Diagnóstica de Osteoporosis, San Salvador, El

Salvador; 5Doctor en Medicina Interna y Endocrinología, Director del Programa de Educación en Diabetes y Factores de Riesgo, Tiroides y Director de Manejo

Clínico de Diabetes, Hospital Bendaña, Honduras, CA; 6Director Científico, Asociación Colombiana de Diabetes, Profesor de Endocrinología y Epidemiología

Clínica, Universidad Javeriana y Hospital Universitario San Ignacio, Bogotá, Colombia; 7Profesor de Medicina, Centro Médico de la Universidad de Loyola,

Director del Centro de Enfermedad Metabólica Ósea, Universidad de Loyola, Maywood, IL; 8Profesor Clínico de la División de Medicina Interna, Hospital

General “Dr. Manuel Gea González” de Ciudad de México, México; 9Director de la División de Endocrinología, Hospital Cima, Director del Centro de

Investigación San Agustín, San José, Costa Rica; 10Universidad Católica de Río de Janeiro, Instituto de Diabetes y Endocrinología del Estado; 11 Profesor de

Medicina Clínica, Centro de Diabetes Touchstone, Universidad de Texas, Centro Médico Southwestern, Dallas. TX; 12División Endocrinología, Harvard Vanguard

Medical Associates, División de Endocrinología, Beth Israel Deaconess Medical Center d e Boston, MA; 13Departamento de Ciencias de la Nutrición y Centro

de Investigación en Diabetes UAB Universidad de Alabama en Birmingham, y el Centro Médico de Asuntos de Veteranos Birmingham, Birmingham, AL; 14Profesor,

Facultad de Medicina, UANL: Nutrición, Endocrinología, Medicina Interna, Coordinador Educativo del Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario,

UANL, Jefe de la Clínica de Diabetes del Hospital Universitario “Dr. José E. González” UANL, endocrinólogo del Hospital Regional ISSSTE Monterrey,

Grupo de Coordinación de Políticas de Diabetes, Programa del Estado Normas Oficiales Mexicanas, Coordinador de Alimentación Saludable y Actividad

Física de Monterrey, Nuevo León, México; 15Medicina Interna y Endocrinología, Hospital Alemán Nicaragüense, Hospital Metropolitano Vivian Pellas,

Profesor de Endocrinología y Medicina Interna de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua Managua, Nicaragua; 16 Director Médico, Programa de

Obesidad Clínica, Director del Programa de Diabetes de Atención Hospitalaria, Centro de Diabetes Joslin, Facultad de Medicina de Harvard, Boston, MA; 17Director Médico e Investigador Principal, Instituto Metabolic Institute deAmerica Tarzana, CA; 18Presidente de la Asociación de Endocrinólogos de Costa

Rica (ANPEDEM), Profesor de Endocrinología y Medicina Interna, Universidad de Costa Rica, Coordinador del Departamento de Endocrinología, Hospital

San Vicente de Paul, Costa Rica; 19 Director Médico, Centro de Tiroides y Endocrinología de Florida, Profesor Clínico Adjunto, Universidad del Estado de Florida,

Facultad de Medicina Sarasota, FL; 20Profesor Titular de Bioquímica y Nutrición. Decano de la Facultad de Medicina, Universidad de Panamá, Panamá; 21Profesor de Medicina, Decano de Estudios de Posgrado, Universidad de Ciencias Médicas Jefe de la División de Endocrinología del Hospital CIMA, Escasu,

San José, Costa Rica; 22Consultor en Endocrinología, Director Médico Clínico en Endocrinología, Diabetes y Osteoporosis (EDOC) Sterling, VA.

Dirigir la correspondencia a American Association of Clinical Endocrinologists, 245 Riverside Avenue, Suite 200, Jacksonville, FL 32202.

Correo electrónico: [email protected]. DOI: 10.4158/EP161229.GL

Para adquirir ejemplares de este artículo, visite: www.aace.com/reprints.

Copyright © 2016 AACE.

476 PRÁCTICA ENDÓCRINA Vol. 22 N.° 4 de abril de 2016

Este material está protegido por leyes de derecho de copyright de EE. UU. Para comprar ejemplares comerciales de este

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Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

477

RESUMEN

La American Association of Clinical Endocrinologists

(AACE) y la American College of Endocrinología (ACE)

realizaron su primer Taller de recomendaciones para

optimizar el desarrollo del Algoritmo de Práctica Clínica

(APC) para Latinoamérica (LA) en diabetes (con énfasis

en el control de la glucemia), obesidad (con énfasis en la

pérdida de peso), tiroides (con énfasis en el diagnóstico de

nódulos tiroideos) y huesos (con énfasis en osteoporosis

postmenopáusica) e l 28 de febrero de 2015, en San

José, Costa Rica. Se presentó una metodología

estandarizada que incorpora diversos factores de

transculturación: disponibilidad de recursos (incluidos los

equipos de diagnóstico por imágenes y medicamentos

aprobados), preferencias de los profesionales de la salud y

de los pacientes, variables de calidad de vida, parámetros

socioeconómicos, accesibilidad global basada en la red,

implementación electrónica y necesidad de protocolos de

validación. Se suministra una plantilla APC estandarizada

con recomendaciones específicas de nodos para colaborar

con el proceso de transculturación local. Los participantes

acordaron por unanimidad los siguientes principios

predominantes para LA: (1) existe solamente un nivel de

tratamiento endócrino óptimo, (2) se debe utilizar

hemoglobina A1C en cada nivel de tratamiento de la

diabetes, (3) son necesarias la educación nutricional y

mayores opciones farmacéuticas para optimizar el modelo

de tratamiento de la obesidad, (4) la ecografía de cuello de

alta calidad debe formar parte del modelo de tratamiento

de nódulos tiroideos óptimo, y (5) se necesita más

evidencia científica sobre la prevalencia de

osteoporosis y los costos para justificar la

intervención de las autoridades sanitarias. Este Taller

AACE/ ACE 2015 marca el comienzo de una actividad

estructurada que ayudará a los expertos locales en la

creación de herramientas culturalmente sensibles, basadas

en la evidencia y fáciles de implementar para optimizar el

tratamiento endócrino a escala global. (Práctica

Endócrina 2016; 22:476-501)

Abreviaturas:

A1C = glucohemoglobina; AACE = American

Association of Clinical Endocrinologists; ACE =

American College of Endocrinología; GS = glucosa en

sangre; IMC = índice de masa corporal; APC =

Algoritmo de Práctica Clínica; GPC = G u í a d e

Práctica Clínica; ECV= enfermedad cardiovascular;

DXA = densitometría ósea; CDE = compuesto

disruptor endócrino; GSA= glucosa en sangre en

ayunas; AAF = aspiración con aguja fina; PS =

profesionales de la salud; LA = Latinoamérica;

PAACE = Conferencia Panamericana de AACE; SU

= sulfonilurea; DT2 = diabetes tipo 2; tDNA =

Algoritmo Nutricional Transcultural específico para

Diabetes; TSH = hormona estimulante de la tiroides;

CC = circunferencia abdominal; OMS = Organización

Mundial de la Salud

INTRODUCCIÓN

La medicina basada en la evidencia ha generado

muchos cuestionamientos filosóficos y pragmáticos en la

atención médica (1,2). Entre estos retos cabe destacar el

modo en que se debe brindar un tratamiento endócrino

personalizado culturalmente adecuado, con adhesión a

lineamientos basados en la evidencia y algoritmos

desarrollados para poblaciones amplias y heterogéneas. Por

lo tanto, el manejo de las estrategias debe adaptarse a los

pacientes individuales dentro de regiones únicas que

albergan diferentes culturas (por ej. los mexicano-

estadounidenses y los asiático-estadounidenses de

California), pacientes individuales en regiones que albergan

una cultura en común (por ej., los latinos en México y los

latinos en la República Dominicana), o pacientes

individuales en diferentes regiones que albergan diversas

culturas (por ej., hindúes asiáticos en India que sean

musulmanes, hindúes, jaínes o sikhs; habitantes de zonas

urbanas o rurales de México; o trabajadores inmigrantes vs.

ciudadanos de los emiratos en los Emiratos Árabes Unidos).

Lamentablemente , este planteo ha sido ignorado durante

mucho tiempo en la medicina clínica, especialmente con

respecto a los “libros blancos” (informes oficiales de una o

varias organizaciones específicas sobre un tópico complejo)

propuestos para tener una amplia aceptación y ser

implementados anticipadamente. Este libro blanco se

refiere específicamente a este desafío con aplicación

específica en Latinoamérica (LA).

Hasta la fecha, los libros blancos en medicina clínica no

han producido el alto impacto que se esperaba sobre la

calidad del tratamiento, aun contando con una

implementación formal, iniciativas de validación y las

intenciones más nobles. Las razones potenciales de este

rango de fracasos que van desde los pesados compromisos

de tiempo para los profesionales de la salud (PS) hasta la

falta de validación de las diferentes poblaciones bajo estudio.

Otro factor clave en la adaptación de la evidencia al

paciente individual es reconocer el contexto, una parte

crucial de la toma de decisiones centrada en el paciente

(3,4). Más específicamente, casi todos los libros blancos

carecen de profundidad y relevancia en cuanto a la forma

en que relacionan a una multitud de diferentes culturas,

tanto dentro como fuera de una región bajo estudio. Más

aún, prácticamente todas las zonas urbanas de EE. UU.

incluyen una mezcla de culturas que constituye una

porción significativa de cualquier práctica médica local

estadounidense.

Muchos expertos y organizaciones definen el término

“cultura” de diferentes maneras, pero el denominador

común es el agrupamiento de atributos fundamentalmente

no físicos que distinguen a las categorías de personas

(Tabla 1) (5-14). El agrupamiento únicamente por atributos

físicos o genéticos comunes a una categoría de personas es

más característico de la “raza”, en tanto que el

agrupamiento que incorpora no solo la cultura y la raza,

sino que pone énfasis en la genealogía, los ancestros, la

geografía (región), la lingüística y la ideología política es

característico del “origen étnico”. Existen obviamente su-

478 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

perposiciones entre la cultura, la raza y el origen étnico,

por ende, a fin de ser más claros, este documento hará

referencia a la cultura como el principal clasificador que

distingue a las distintas poblaciones del mundo. Una vez

que entendemos la cultura, aparecen otros términos

relacionados que deben ser definidos. La transculturación

describe el proceso de adaptar los conceptos de una cultura

a otra, sin modificar ninguna de ellas. Este concepto difiere

de la aculturación (cambios en la cultura que se producen

cuando interactúan dos o más culturas), la deculturación

(pérdida de una cultura previa), la neoculturación

(creación de una cultura nueva) y la transculturación

(creación de una cultura nueva a partir de la fusión de dos

o más culturas). Por lo tanto, la transculturalización de un

libro blanco basado en la evidencia conlleva la adaptación

de una justificación y de recomendaciones generalizadas

que representen las diferencias culturales entre la fuente

original de un documento y la región bajo estudio, como

así también las diferencias entre las diversas culturas

dentro de la región de destino. Además, el proceso de

transculturación no abre juicio sobre la cultura o las

costumbres de una sociedad; concretamente, no existe lo

“correcto” o lo “incorrecto” dado que no hay un estándar

universal de moralidad (este concepto se denomina

“relativismo cultural”) (15).

Los factores culturales que afectan los servicios de

salud incluyen, entre otros, los roles de género, barreras

idiomáticas, orientaciones espaciales personales, actitudes

hacia la comida, nutrición y actividad física, exposición a

toxinas y disruptores endócrinos, y socioeconómicos. Por

ejemplo, la pobreza -un descriptor socioeconómico- se

asocia con fatalidad, necesidad de ayuda del gobierno,

consumo de drogas y alcohol, vida familiar disfuncional,

baja autoestima y falta de participación comunitaria. Esto

puede traducirse en un mayor riesgo de contraer

enfermedades, más complicaciones de enfermedades,

tiempos más prolongados de recuperación, funciones

disminuidas después de una enfermedad y menor acceso a

los servicios de salud. Por lo tanto, la cultura aquí cuestionará

las multitudinarias capas de factores étnicos y regionales en el

contexto de optimizar la prestación de servicios de salud y más

específicamente, la salud endócrina. Aun cuando el efecto de los

factores culturales sea relativamente fácil de comprender

con respeto a la modificación de la calidad de vida, la

consideración de los factores políticos y regulatorios

específicos de una región es mucho más compleja y

conlleva profundas consecuencias con respecto a la

utilización de tecnología, el desarrollo farmacéutico y la

accesibilidad a los servicios de salud.

La cultura latina está presente en muchos de los

países de habla hispana y ha sido adoptada por muchos

grupos étnicos diferentes (Tabla 2) (16). El término

“latino” hace referencia a aquellas personas de origen o

ancestros latinoamericanos, incluidos los brasileños. LA

por lo general se refiere a América del Sur y Central, como

así también a México, donde el idioma dominante es el

español o el portugués. Cabe acotar que, en algunos

países centroamericanos, como Guatemala, se hablan

Tabla 1

Definiciones de Cultura a

Definición (parafraseada) Fuente

Aspectos simbólicos, conceptuales e intangibles de las sociedades humanas Banks et al. (5)

Patrones compartidos de comportamientos e interacciones, construcciones

cognitivas y entendimiento afectivo aprendido mediante la socialización

Centro de Investigación Avanzada

de Adquisición del Lenguaje (6)

Patrones o modelos humanos de vida aprendidos y compartidos, un mecanismo primario de

adaptación

Damen et al. (7)

Programación colectiva de la mente, que distingue a miembros de una categoría de

personas de otra

Hofstede (8)

Diseños creados históricamente para vivir, explícitos e implícitos, racionales, irracionales y

no racionales

Kluckholm et al. (9)

Patrones, explícitos e implícitos, de y para comportamientos adquiridos y transmitidos

por símbolos, que constituyen los logros distintivos de los grupos humanos

Kroeber et al. (10)

Conocimiento y esquemas compartidos creados por un grupo de personas para percibir

interpretar, expresar y responder a las realidades sociales que los rodean

Lederach et al. (11)

Configuración de comportamientos aprendidos y resultados de comportamientos cuyos

componentes son compartidos y transmitidos por una sociedad en particular

Linton et al. (12)

Patrones relativos al comportamiento y los productos de la acción humana, que pueden ser

heredados …independientes de los genes biológicos

Parson et al. (13)

Comportamiento aprendido y compartido de una comunidad de seres humanos que

interactúan entre sí

Useem et al. (14)

a La cultura por lo tanto incorpora patrones socioeconómicos, de conocimientos y práctica, además de la política.

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

479

diversas lenguas aborígenes, y en el Caribe predominan

grupos étnicos y subculturas africanas, que aumentan

colectivamente la diversidad de la población. El término

“hispano” es una categoría oficial del censo de EE. UU. y

se refiere a las personas provenientes de España y de los

países hispanohablantes de LA, sin incluir a los brasileños.

El término hispano por lo tanto describe una cultura,

independiente de la raza, y una población menor que los

latinos (dado que la población de España es menor que la

población de Brasil). Sin embargo, desde un punto de vista

práctico en EE. UU., el uso coloquial tanto de “latino”

como de “hispano” hace referencia a la misma población.

La cultura latina está influenciada por las culturas

precolombina, colonial europea y de la inmigración

posterior africana y asiática. Los componentes principales

de la cultura latina incluyen los idiomas español y

portugués, la religión cristiana, elementos del movimiento

constructivista y el muralismo en el arte, diversos

movimientos literarios, el positivismo, diversos géneros

musicales, cinematografía experimental, estilos de danzas

tradicionales colmadas de energía, un teatro con contexto

histórico y una cocina con alimentos típicos. (Tabla 3). En

gene ra l , la diversidad de poblaciones de LA impone un

desafío para el desarrollo de un enfoque generalizado que

permita prevenir y tratar las patologías crónicas, como la

obesidad y la diabetes tipo 2 (DT2). Esta preocupación ha

sido abordada satisfactoriamente integrando la educación,

el apoyo grupal y el manejo de casos para los hispanos con

DT2 (17,18), con notable éxito al ser implementada en el

lugar de trabajo (19).

Los impulsores biológicos no son descriptores de la

cultura en sí mismos. Sin embargo, existen diversos

mecanismos fisiopatológicos que vinculan ciertas culturas

con riesgos más altos de enfermedades crónicas

específicas y por lo tanto merecen una consideración al

realizar la transculturación de las recomendaciones

clínicas. Por ejemplo, uno de estos mecanismos se basa en

el paradigma mitocondrial, sostenido por Wallace (20). En

este paradigma, el índice de rapidez mutacional del ADN

mitocondrial permite a la energética adaptarse rápidamente

al entorno cambiante. Un ejemplo de esto es la migración

humana ancestral desde África, a través de Europa y Asia,

y posteriormente hacia climas más fríos (norte) cruzando

el estrecho de Bering como puente hacia América (20). El

efecto adaptativo a los climas más fríos en la regulación

mitrocondrial de la energética puede manifestarse en la

actualidad por las diferencias raciales de los aborígenes

americanos en condición glucémica, adiposidad y

condición glucémica, adiposidad y composición corporal,

metabolismo de lípidos y en consecuencia riesgo de

enfermedad cardiovascular (ECV) (20). Por lo tanto, la

identificación de haplotipos mitocondriales en culturas y

subculturas específicas (grupos diferentes dentro de una

cultura) en LA podrían colaborar teóricamente con la

evaluación del riesgo de la enfermedad y la terapia

dirigida (un ejemplo de “medicina de precisión”). Otro eje

subestimado de la enfermedad crónica en LA,

especialmente en los trastornos metabólicos como la DT2

y la obesidad, son los efectos genotóxicos y moleculares

de los compuestos disruptores endócrinos (CDE) (21) y los

contaminantes (22,23), incluidos los endulzantes

artificiales, que pueden actuar a través de receptores del

gusto en el intestino que regulan el microbioma, el eje

enteroinsular y el apetito (24). Por último, un modelo de

carga alostática por estrés y un desequilibrio fisiológico

pueden ser una hipótesis atractiva para un impulsor de

enfermedad metabólica en LA, si bien Gersten et al. (25)

analizaron datos de un estudio transversal donde no fue

posible identificar asociaciones significativas en términos

estadísticos entre los estresores de vida y los

biomarcadores neuroendócrinos

En 2010, se llevó a cabo el programa Algoritmo

Nutricional Transcultural Específico para Diabetes (tDNA)

para abordar una necesidad específica: suministrar

información nutricional detallada y basada en la evidencia

para los profesionales de la salud que tratan pacientes con

DT2 a escala global, basada en la premisa de que diversas

culturas contribuyeron a diferentes expresiones de la

enfermedad. Esto surgió como respuesta a la creciente

epidemia mundial de diabetes y obesidad y a la falta de

información nutricional basada en la evidencia accesible

y/o implementada para DT2, especialmente en las regiones

más afectadas, como LA, India, el sudeste de Asia y el

Golfo Pérsico. El formato del Algoritmo de Práctica

Clínica (APC; 26) se vio favorecido en el programa tDNA

por sobre otros formatos de Guía de Práctica Clínica

(GPC) más extensos y con texto más pesado con el fin de

mejorar las probabilidades de aceptación e implementación

en diversos ámbitos culturales. Después de una secuencia

de múltiples reuniones tDNA con didácticas exposiciones

y breves sesiones de análisis ofrecidas por líderes de

opinión clave en LA, Norteamérica, Europa, el Golfo

Pérsico, India, China y el sudeste de Asia, se publicaron

una serie de trabajos correspondientes a 5 regiones

distintas (27-33), como así también una descripción de

métodos (34) y una validación de contenidos (35).

Para brindar un contexto a la necesidad imperiosa de

globalizar las recomendaciones médicas clave, se ofreció

la siguiente cronología. En 2006, la Asamblea General

de las Naciones Unidas adoptó la resolución

A/RES/61/225, q u e reconoció a la diabetes como una

enfermedad crónica, debilitante y costosa, y estableció el

Día Mundial de la Diabetes (36). En 2011, la Asamblea

General de las Naciones Unidas adoptó la resolución

A/RES/66/2, una declaración política que convirtió el

problema mundial de salud de las enfermedades no

transmisibles, entre ellas la diabetes y la obesidad, en un

foco de atención importante (37). Las ramificaciones

inmediatas de esta última declaración fueron

exhortaciones a reformar las políticas y la escalabilidad

para llegar a las zonas más necesitadas, especialmente en

las regiones de nivel socioeconómico bajo (38), co mo

as í t a mb ié n l a s mi n o r í a s é tn i cas en l a s

r eg io nes d e nivel socioeconómico más alto (39). Más

recientemente, en septiembre de 2015, el tema de las

enfermedades no transmisibles fue incluido en la Cumbre

de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas,

avanzando aún más en el compromiso global con el

480 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

T

a

b

l

e

2

Latin American Socio-Economic and Ethnic Attributes by

Country

Tabla 2

Atributos socioeconómicos y étnicos latinoamericanos por paísa

País

Pobl.

(mill.)

EVN

(años)

IBN

(USD)

Urbano

(%)

Analfabet

ismo

(%)

Grupo

étnico

%C %N %M %B %O

Argentina 37 73 7,550 89 3 97 1 1 – 1

Bolivia 8 62 990 62 14 24 45 31 – –

Brasil 171 70 4,350 76 10 53 1 39 6 1

Chile 15 75 4,630 85 4 2 6 92 – –

Colombia 42 70 2,170 73 9 20 1 61 18 –

Costa Rica 4 76 3,570 47 5 33 1 60 3 3

Cuba 11 78 NA 77 4 37 – 51 1 1

República Dominic. 8 70 1,920 64 17 15 – 75 10 –

Ecuador 13 70 1,360 64 9 4 52 40 4 –

El Salvador 6 69 1,920 46 22 1 5 94 – –

Guatemala 11 64 1,680 39 32 8 45 45 1 1

Haití 8 54 460 35 39 5 – – 95 –

Honduras 6 69 760 51 26 1 7 90 2 –

México 99 72 4,440 74 9 10 10 80 – –

Nicaragua 5 68 410 55 32 17 9 69 5 –

Panamá 3 74 3,080 56 8 10 8 66 10 6

Paraguay 5 69 1,560 55 7 3 2 95 – –

Perú 26 69 2,130 75 16 13 45 37 2 3

Uruguay 3 73 6,220 91 2 90 – 10 – –

Venezuela 24 73 3,680 86 8 20 1 61 18 –

Abreviaturas: N = Negro; C = Caucásico; IBN = ingreso bruto nacional en dólares estadounidenses por habitante; EVN = expectativa de vida al nacer; M = Mestizo (descendiente combinado de europeo e indio americano); N = Nativo americano; ND = no disponible; O = Otros; Pobl. = población. a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE 2015. Las cifras de población corresponden al año 2000 y son suministradas para tener un contexto al momento en el que se recopiló el resto de la información (16).

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

481

Tabla 3

Algunos alimentos típicos de la cultura latina a

Alimento Ejemplos

A base de maíz tortillas, tamales, pupusas

Salsas guacamole, pico de gallo, mole

Especias canela, epazote, cilantro, comino, laurel, tomillo

Frutas papaya, tuna (especie de pera con espinas; fruto del cactus)

Raíces jicama

Carnes carnitas, barbacoa, birria, cecina, suadero

mixiote, pibil, tortas (pan con carne)

Bebidas mate, pisco sour, horchata, chichi, atole, cacao, posol, aguas frescas

a Éste listado es incompleto. Los alimentos típicos pueden tener nombres, preferencias, técnicas de elaboración y valores nutricionales diferentes según cada país y región de Latinoamerica.

tratamiento de la diabetes (40).

En 2014, la American Association of Clinical

Endocrinologists (AACE) y la American College of

Endocrinología (ACE) comenzaron a planificar la

Conferencia Panamericana AACE (PAACE). Se añadió un

Taller a la Conferencia PAACE que fue llevado a cabo en

San José de Costa Rica, para identificar los atributos y retos

transculturales para el desarrollo local de 4 APC de LA

que guarden conformidad con los libros blancos de

AACE/ ACE existentes (GPC, APC, y otros documentos

de posición y actas de conferencia). A comienzos de

2015, AACE/ACE comenzaron con sus iniciativas para

promover el desarrollo, distribución y validación de las

transculturaciones actuales y futuras de los libros blancos

sobre manejo de la enfermedad endócrina. El objetivo de

estas actividades es contribuir con los expertos y a las

sociedades de profesionales, tanto de EE.UU. como del

extranjero, para la elaboración de libros blancos que sean

culturalmente sensibles y aplicables a la amplia diversidad

cultural de pacientes que se encuentran en sus prácticas

clínicas.

Este documento representa los resultados del taller

AACE/ ACE 2015 en el que se brindaron

recomendaciones sensibles en términos culturales y

regionales, para la consiguiente producción de APC de

LA locales. Estas recomendaciones incorporan

sugerencias basadas en los matices y la evidencia para

mejorar la atención del paciente orientadas a nodos

individuales en una APC. Además, estos resultados

ofrecen contenidos educativos, generación de hipótesis de

investigación y producción local de APC de LA en los

mercados locales.

MÉTODOS

Desarrollo previo al taller

Antes del taller, se elaboró una plantilla maestra para

la elaboración de APC adaptables al proceso de

transculturación con los siguientes atributos (Fig. 1):

1. Flujo de proceso de información intuitiva (estado

– decisión – estado revisado – decisión, etc.);

2. Número relativamente bajo de niveles de nodos de

decisión para simplificar (6 a 8 niveles, que

contienen uno o más nodos cada uno);

3. Numeración explícita de los niveles de nodos y

tablas asociadas a fin de codificar la información

para los posteriores lineamientos de

transculturación, y

4. Proceso flexible en donde cada nodo y cada tabla

puedan ser modificados y adaptados fácilmente

por un grupo interactivo de expertos.

Se seleccionaron tópicos de APC específicos en base

a cuatro escenarios de manejo endócrino prevalentes, con

énfasis especial en que estos fueran lo suficientemente

amplios como para reflejar la prevalencia de la

enfermedad pero lo suficientemente acotados como para

mejorar las chances de éxito de este primer intento de guía

de transculturación:

Tópico 1: Área de diabetes: con uso el subalgoritmo

de control glucémico del Algoritmo Integral de Manejo

de Diabetes AACE/ACE – 2015 (41) y de la GPC de

AACE/ DACE para el desarrollo de un plan de tratamiento

integral de la diabetes mellitus – 2015 (42);

Tópico 2: Área de obesidad: con uso de estrategias

de pérdida de peso del Algoritmo Integral de Manejo de

Diabetes AACE/ACE – 2015 y del Modelo Centrado en las

Complicaciones del Tratamiento del Paciente con

Sobrepeso/Obeso (41);

Tópico 3: Área de tiroides: con uso del algoritmo de

nódulos tiroideos de AACE para implementación electró-

nica (43); y

Tópico 4: Área de huesos: con uso de las directrices de

práctica clínica más recientes sobre osteoporosis postmeno-

paúsica (44).

Los Comités Científicos de AACE ofrecieron material

científico actualizado. Se elaboraron plantillas preliminares

de APC específicas de cada enfermedad (Fig. 2 a 5) de

482 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

conformidad con la plantilla APC maestra. Las plantillas

luego fueron distribuidas a todos los participantes del taller

AACE/ACE con instrucciones que brinden sus opiniones

con respecto a la transculturación de cada nodo y cada

tabla, para seque serán usados entre esos pacientes que

residen en LA. Tras recibir estos algoritmos examinados

por los participantes del taller, se elaboró un programa

previo al taller y una presentación en PowerPoint, que

fueron distribuidos en el taller AACE/ACE para ser usados

durante el mismo. Se realizaron revisiones iterativas del

taller previo en base a las devoluciones de los participantes

para cada área del APC, hasta que se alcanzó un consenso

general (método Delphi modificado; 45).

Actas del Taller 2015

El propósito del taller AACE/ACE 2015 fue brindar una

oportunidad para un análisis cara a cara de las

recomendaciones específicas de los nodos, sensibles en

términos culturales y regionales, a fin de contribuir con las

iniciativas locales de transculturación. El taller se llevó a

cabo el sábado 28 de febrero de 2015, entre las 7:00 y las

13:00 hs. en el Hotel Intercontinental de San José de Costa

Rica. Luego de la presentación de los participantes

(Tabla 4), J.M. presentó el material introductorio sobre

endocrinología transcultural y luego las plantillas APC. A

continuación, se presentaron cada uno de los APC

específicos de manejo de enfermedad endócrina:

diabetes (Y.H.), obesidad (J.M.), tiroides (R.M.H.) y

huesos (P.C.).

Los participantes del taller alcanzaron consenso en 5

principios principales durante los debates de APC.

1. Existe solamente un nivel de tratamiento

endócrino óptimo para LA: los participantes

rechazaron la noción de que se deben separar los

niveles privado y público de atención para las

clases socioeconómicas alta y baja,

respectivamente. Siendo realistas, se consideró

“excelente” el nivel objetivo de atención única

pero dentro de un contexto de factibilidad.

2. Todos los pacientes con prediabetes o dia-

betes presunta deben ser sometidos a medición

de la glucohemoglobina (A1C) como parte de

la evaluación inicial y, si el diagnóstico se

confirma, se deben realizar mediciones de A1C

con seguimiento: los participantes reconocieron

que existen problemas con la disponibilidad y la

accesibilidad al análisis A1C confiables pero

coincidieron en que este examen era una parte

absolutamente necesaria de un plan óptimo de

tratamiento de diabetes.

3. Se necesitan educación nutricional y más

opciones farmacológicas para optimizar el

modelo de tratamiento de la obesidad: los

participantes reconocieron que la inercia para crear

un modelo integral de tratamiento de la obesidad

exitoso se debía a la falta visible de educación

nutricional y de opciones farmacológicas que

resulten efectivas.

4. La evaluación óptima y el manejo de los nódulos

tiroideos requieren el uso de la ecografía: si bien

los participantes reconocieron la escasa

disponibilidad de la ecografía de cuello en muchas

regiones de LA, esta tecnología, con un nivel de

calidad suficientemente alto, se consideró

necesaria para el diagnóstico temprano y preciso y

el seguimiento de la patología de nódulo tiroideo.

5. Se necesitan más datos científicos sobre pérdida

ósea en LA para poner en marcha una política

gubernamental que respalde los estándares más

elevados de tratamiento de osteoporosis: los

participantes acordaron que existe escasez de

evidencia, especialmente en LA, sobre pérdida

ósea, uso de densitometría ósea (DXA), pruebas

bioquímicas, calidad de vida e intervención

farmacológica, y además, que la presentación de

esta evidencia podría conducir a acciones

gubernamentales para aumentar el nivel de

detección y tratamiento de la osteoporosis.

Las actas fueron traducidas (del español al inglés, y del

inglés al español) en tiempo real para todos los

participantes, y luego se entregaron las transcripciones

traducidas para la preparación de un documento final.

Asimismo, al concluir el taller, cada participante entregó

sus notas manuscritas y sus comentarios para la traducción

y elaboración del documento.

Desarrollo posterior al taller

Después del taller AACE/ACE 2015, se analizaron todos

los comentarios y se incorporaron en un documento

revisado que fue enviado a los equipos participantes con

escritos y tareas de revisión adicionales. Tras diversos

análisis/revisiones por parte de los autores originales,

revisores expertos y de la Fuerza de Tarea de

Endocrinología Transcultural de ACE, el documento fue

aprobado por el Comité Ejecutivo de AACE, la Junta

Directiva de AACE y la Junta Directiva de ACE. Este

documento será publicado inicialmente en inglés,

con la intención de ser traducido al español, y estará

disponible en forma gratuita a través de los capítulos de

AACE en Latinoamérica, como así también mediante su

publicación en el sitio web de AACE (www. aace.com).

Este plan fue elaborado para maximizar la difusión de la

información.

El objetivo de esta iniciativa es ofrecer

recomendaciones a los expertos locales para el desarrollo

posterior de sus propias APC locales, cultural y

regionalmente sensibles, basadas en la evidencia, de

conformidad con los libros blancos de AACE/ACE

existentes.

Recomendaciones generales

Los libros blancos de AACE/ACE, y los APC en

particular, deben guardar conformidad con las siguientes

normas, que también se recomiendan para la elaboración

de los APC de LA locales:

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

483

Fig. 1. Plantilla Maestra de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica.*

* “N” corresponde a niveles de nodos; cada nivel de nodos será codificado como N1, N2, N3…, N(n), en donde n es 6 a 8 pero puede ser más si fuera necesario. Las flechas entre nodos permanecerán sin etiquetar y se usan para simplificar, indicando el flujo del proceso. Las flechas se omiten generalmente cuando los nodos se alinean en forma vertical indicando un flujo del proceso descendente. Detección: se aplica a una población bajo estudio sin factores de riesgo específicos. Búsqueda agresiva de casos: se aplica a poblaciones con factores de riesgo específicos. Los descriptores son los atributos de la población bajo estudio, como los factores de riesgo. Estratificar: asignar resultados de detección o de búsqueda intensiva de casos en bins (nodos) que corresponden a los estados: Sí (presente), no (ausente) o desconocido (indeterminado). Diagnóstico y subgrupos posteriores: usar la evidencia basada en las herramientas de diagnóstico (laboratorio, imágenes, etc.) para diagnosticar el trastorno principal y otras para asignar un subgrupo posterior dentro de un estado fisiopatológico relevante (clasificador) que mapee las verdaderas y diferentes estrategias de intervención (por ej., enfermedad primaria vs. enfermedad secundaria). Clasificador: un diagnóstico y subtipo de diagnóstico (por ej., osteoporosis primaria o secundaria, osteoporosis de alto recambio o bajo recambio, obesidad de fase 0/1/2, etc.); también una respuesta como “respondedor” o “no-respondedor” usada para justificar acciones similares (continuación) o diferentes. Intervención: cambios específicos en la calidad de vida, complementos farmacéuticos o dietarios, procedimientos, u otros; estos son específicos del clasificador, antes y después de una intervención. Las metas específicas de la terapia (identificadas antes de implementar la intervención) pueden ser incorporadas en N4. Acción: versión práctica de esa intervención, es decir, cómo se realiza dentro de un ámbito real, altamente sensible a los factores transculturales. Parámetros: es el modo en que se mide el efecto de la acción; por lo general una prueba de laboratorio (por ej., glucosa en sangre o glucohemoglobina) pero también podría ser el resultado de una imagen (por ej., densidad mineral ósea mejorada en una densitometría ósea) o respuesta clínica (por ej., pérdida de peso).

484 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

Tabla 4

Participantes en el Taller AACE/ACE 2015

Workshop Nombre

BR

País

Jeffrey I. Mechanick, MD (J.M.) EE. UU. (Presidente)

Carlos Alvayero, MD (C.A.) El Salvador

Onix Arita-Melzer, MD (O.A.) Honduras

Pablo Aschner Montoya, MD (P.A.M.) Colombia

Myriam Z. Allende-Vigo, MD (M.A.V.) EE. UU.

Ruth Báez, MD (R.B.) República Dominicana

Pauline M. Camacho, MD (P.C.) EE. UU.

Sonia Cerdas Perez, MD (S.C.P.) Costa Rica

Manuel Cigarruista, MD (M.C.) Panamá

Walmir F. Coutinho, MD (W.C.) Brasil

Jaime A. Davidson, MD (J.D.) EE. UU.

Felix Escano, MD (F.E.) República Dominicana

Yehuda Handelsman, MD (Y.H.) EE. UU.

R. Mack Harrell, MD (R.M.H.) EE. UU.

Manuel Jiménez, MD (M.J.) Costa Rica

Jose G. Jimenez-Montero, MD (J.J.M.) Costa Rica

Fernando Javier Lavalle González, MD (F.L.G.) México

Denis Granados, MD (D.G.) Nicaragua

Mark Lupo, MD (M.L.) EE. UU.

Enrique Jorge Mendoza, MD (E.J.M.) Panamá

Jorge Hector Mestman, MD (J.H.M.) EE. UU.

Rogelio Zacarias Castillo, MD (R.Z.C.) México

Farhad Zangeneh, MD (F.Z.) EE. UU.

1. Los expertos deben gozar de credibilidad

científica en el tópico bajo estudio;

2. Se deberán obtener previamente las divulgaciones

de multiplicidad de intereses, a fin de incluir

aquellos expertos que carezcan de verdaderos

conflictos de intereses que podrían mitigar la

participación objetiva (según lo evalúe por escrito

el Presidente del comité y los comités

correspondientes de AACE/ACE);

3. No debe haber participación de la industria en la

elaboración, que incluye, aunque sin limitación,

las tareas de financiamiento, consultoría, revisión

y comentarios;

4. Es fundamental el compromiso absoluto del

comité de redacción para completar las tareas en

tiempo y forma de conformidad con las

instrucciones del Presidente;

5. La redacción debe completarse en un plazo razonable

(inferior a 6 - 12 meses);

6. La información debe limitarse a un interrogante o

problema clínico específico y relevante;

7. Es imperativo el compromiso con una metodología

basada en la evidencia, con

a. Transparencia;

b. Búsqueda de literatura de rango medio

(entre revisiones excesivamente

generalizadas e informes de casos

excesivamente específicos);

c. Incorporación de factores subjetivos;

d. Incorporación de evidencia de interés

orientada al paciente (“POEM”, por sus

siglas en inglés), es decir que sea

clínicamente relevante, y no evidencia

orientada a la enfermedad exclusi-

vamente, y

e. Las recomendaciones en cascada será el

diseño de resultados de preferencia (que

ofrezcan alternativas de diagnóstico y

terapéutica);

8. Se utilizará un proceso de revisión formal

multinivel (escritores, revisores, comités, juntas,

etc.), y

9. Las APC se crearán con desarrollo de

implementación electrónica, parámetros de

desempeño y estudios de validación en mente

(1,2,26).

Recomendaciones específicas de los nodos

Existen diversas categorías de factores de

transculturación LA (31-33) que pueden ser usados en el

análisis de nodo-por-nodo de las Figuras 2 a 5:

• parámetros antropométricos;

• fuentes de abastecimiento y accesibilidad a los

alimentos, estilos culinarios y patrones de

alimentación;

• actividad física,

• consumo de tabaco y alcohol;

• estrés psicológico y conductas personales;

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

485

• uso de suplementos dietarios y nutricéuticos;

• exposición a CDE y contaminantes;

• prácticas y actitudes locales de atención médica;

• programas de divulgación pública;

• planes de estudio de facultades de medicina y

metodologías de investigación clínica;

• estructura y financiamiento de los sistemas de

atención médica;

• participación familiar y comunitaria;

• accesibilidad a la atención médica (con o sin uso

de la tecnología);

• medidas gubernamentales y política, y

• factores socioeconómicos.

Se ofrece Información General para cada área de

endocrinología (Fig. 2 a 5). Se ofrecen recomendaciones

para cada área de endocrinología y cada nivel de nodos

(N1, N2, N3…, N6-8).

CONTROL DE GLUCEMIA EN DT2 (FIG. 2)

Información general

La AACE/ACE publicó recientemente sus APC

(39) y GPC (42) para el año 2015. Estos libros blancos

sobre diabetes destacan un plan de tratamiento integral y

multifacético y un enfoque centrado en las complicaciones,

en vez de un enfoque lineal o directo paso a paso que

simplemente trabaje sobre marcadores sustitutos, tales como

A1C, colesterol LDL o índice de masa corporal (IMC).

Se muestran en la Tabla 5 las tasas de prevalencia y los

costos de tratamiento de la diabetes en los países de la

región de América del Sur y Central (LA) de la Organización

Mundial de la Salud (OMS). La cantidad de personas con

DT2 en el mundo aumenta rápidamente, especialmente

entre la población joven, como resultado de una compleja

interacción de sistemas genéticos y epigenéticos, como así

también factores ambientales (46-48). Las diferencias

distintivas en las conclusiones científicas entre los

diferentes países, regiones, grupos étnicos y culturas se

relacionan no solo con las características de la población

sino también con los diseños de los estudios clínicos, que

incluye las herramientas y criterios de diagnóstico (49,50).

Una prolongación relevante de este concepto es la

recalibración de la evaluación de riesgo de ECV global y

las herramientas de predicción que incorporan factores

culturales más específicos (51). Por ej., en Brasil, que

ocupaba el cuarto lugar en el mundo en población con diabetes

en 2013 (11.9 millones de casos), algunos factores de riesgo

han mejorado del período 2006-2009 a 2010 (por ej., el

número de fumadores disminuyó del 16.2 al 11.3%; el

tiempo de recreación para actividad física aumento del

14.8 al 33.8%, y el consumo habitual de frutas y verduras

aumentó del 20 al 23.6%), en tanto que otros han

empeorado (por ej., el sobrepeso y la obesidad aumentaron

del 42.8 y el 11.8% al 50.8 y 17.5%, respectivamente) (52).

En México, las prioridades para el futuro prevén una

importante reforma del sistema de salud (53). Costa Rica,

sin embargo, en donde los beneficios de cobertura de salud

universal alcanzan al 98% de la población, aun presenta

una prevalencia creciente de diabetes (9.8% en la

actualidad), con una necesidad de mejorar las estrategias de

atención primaria (54,55). Según un estudio reciente, la

prevalencia general de DT2 en la población adulta del área

metropolitana de San Juan de Puerto Rico fue del 15,2%, la

prevalencia total de sobrepeso (IMC 25.0 a 29.9 kg/m2)

fue del 34.7%, y la prevalencia total de obesidad (IMC ≥30

kg/ m2) fue del 43.8% (56). Cada una de estas cifras es

relativamente alta en el escenario mundial y representa un

panorama de atención médica muy problemático para

Puerto Rico.

En conjunto, el promedio en América del Sur y

Central de prevalencia de diabetes es del 8.0%, y se estima

que llegará al 9.8% en 2035, con un posible 24 al 50% de

los casos reales de indígenas que estarán sin diagnosticar, en

tanto que se estima que la tasa de prevalencia del trastorno

de tolerancia a la glucosa descenderá del 7.5 al 6.5% en el

mismo período (57). Se considera que este aumento

concurrente de la prevalencia de diabetes con una

disminución de la prevalencia de prediabetes se debe al

aumento de la urbanización (una forma de transición

demográfica) y al envejecimiento de la población (reflejado

en los cambios de la pirámide etaria) (57). Asimismo, las

importantes diferencias entre las tasas de prevalencia

relativamente bajas en los ámbitos rurales y las tasas de

prevalencia relativamente altas en los ámbitos urbanos en la

población de LA pone de manifiesto la necesidad de

enfatizar una medicina para mejorar la calidad de vida (58).

Resulta interesante que, en Estados Unidos, Concha et al.

(59) hallaron que los latinos con diabetes son más receptivos

a analizar la salud emocional que los latinos sin diabetes;

una conclusión que guarda conformidad con el modelo de

carga alostática por estrés. Los expertos locales de LA

han publicado diversos protocolos de manejo de la glucemia

(54, 60, 61) que pueden resultar útiles durante el proceso de

transculturación de los libros blancos de AACE/ACE.

Recomendaciones principales

Fig. 2 – Nivel de nodos 1 (Detección o búsqueda

intensiva de casos)

1. Ofrecer datos epidemiológicos que indiquen que

la población de LA presenta riesgo alto de DT2;

por lo tanto, la detección universal (detectar un

trastorno común sin manifestaciones clínicas para

el cual existe un tratamiento seguro y rentable)

no es aplicable y los pacientes deben surgir de

una búsqueda intensiva de casos (identificar

aquellos pacientes que con mayor probabilidad

presentarán la enfermedad, sufrirán las

consecuencias y se beneficiarán del tratamiento).

2. Verificar umbrales numéricos para el diagnóstico

de DT2 después de la consideración de los

lineamientos de AACE/ACE y locales (por ej.,

los lineamientos de la Asociación

Latinoamericana de Diabetes [ALAD]; 61) (por

ej., glucosa en sangre en ayunas (GSA, GS

posterior a la ingesta de glucosa, GS casual y

A1C).

3. Abordar las controversias importantes basadas

en las desviaciones entre los lineamientos de

AACE/ACE y los locales, que incluyen: el uso

de A1C para identificar a los pacientes con

prediabetes y con riesgo más alto de DT2; uso

486 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

de la puntuación del Estudio de Riesgo

Cardiovascular de Finlandia (FINRISK) (62)

que también incorpora el estado de la glucemia

y la circunferencia abdominal.

4. Incluir un programa educativo estructurado y

validado sobre diabetes que ponga énfasis en el

control glucémico pero también realice un

monitoreo integral de las complicaciones.

5. Definir el rol del médico de atención primaria en

la búsqueda intensiva de casos y la

inicialización del manejo en un modelo de

tratamiento compartido con los profesionales de

la salud y el paciente.

6. Discutir el impacto económico de las pruebas

recomendadas en la población bajo estudio.

Fig. 2 – Nivel de nodos 2 (Estratificar) 1. Se recomienda A1C para guiar las estrategias de

tratamiento.

2. Considerar otros puntos de corte para A1C (por

ej., 7 a 8%) respaldados por evidencia

epidemiológica local que guarde relación con el

riesgo de complicaciones (61).

3. Si no es posible verificar A1C debido al costo,

disponibilidad o confiabilidad, el manejo puede ser

indexado a un parámetro GS (por ej., GS <140

mg/dL; 141 a 250 mg/dL; y >250 mg/dL) en

tanto que se pueda brindar información de

respaldo.

Fig. 2 – Nivel de nodos 3 (Diagnóstico y clasificación de

subgrupos posteriores)

1. Reconocer que A1C no es un criterio absoluto

para comenzar con la administración de insulina

y que la presencia o ausencia de síntomas puede

constituir un mejor indicador para comenzar con

la administración de insulina.

2. Si no está disponible A1C, entonces una GS

muy elevada (por ej., >250 mg/dL; en ayunas,

postprandial o aleatoria) y la presencia de

síntomas pueden constituir un indicador viable

para comenzar la administración de insulina.

3. Considerar un proceso más específico para la

individualización de la estratificación del riesgo

en base a otros factores de calidad de vida o

biológicos asociados con el aumento de riesgo de

complicaciones relacionadas con la diabetes.

Fig. 2 – Nivel de nodos 4 (Intervención)

1. Iniciar intervenciones de calidad de vida en todos

los pacientes; puede ser realizado por el médico

de atención primaria, el educador en diabetes en

forma individual o en sesiones grupales y/o el

endocrinólogo, y deberá poner énfasis en la

reducción calórica en caso de

sobrepeso/obesidad, como así también en la

medicina de la conducta y la salud emocional.

2. Ofrecer recomendaciones sobre alimentos

culturalmente sensibles, planificación de comidas

y alimentación saludable (Tabla 6).

3. Ofrecer recomendaciones sobre actividad física y

deportes culturalmente sensibles.

4. Cuando corresponda, analizar y ofrecer evidencia

sobre los beneficios de tomar siestas (descansos

breves por las tardes) en el marco de una higiene

del sueño saludable, alimentación saludable y

sincronización con la medicación de la diabetes.

5. Enfatizar el uso de educadores en diabetes.

6. La monoterapia se realizará con metmorfina (a

menos que esté contraindicada o que exista una

tolerancia deficiente anticipada). Si no es posible

la metmorfina, entonces se tratará con inhibidores

del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 o

basados en la incretina.

7. No se recomienda añadir una sulfonilurea (SU) a

la metformina a menos que no haya otras

opciones disponibles y/o por razones de costos,

y si se añade una SU se deberá: (1) educar con

respecto a la hipoglucemia, y (2) especificar qué

SU se recomienda y justificar.

8. Por lo general, no se recomienda iniciar con

terapia triple.

9. La insulinización estará reservada para aquellos

pacientes que con control deficiente y

sintomáticos a pesar de los intentos de control

con terapias no insulínicas apropiadas. Sin

embargo, es posible que sea necesario

introducir la insulinización anticipadamente si

otras terapias adicionales no están disponibles o

no son accesibles.

10. Considerar elementos de los lineamientos de

ALAD (61).

11. Incluir un listado de medicamentos disponibles

y un análisis de costos de las opciones de

farmacoterapia.

12. Presentar un protocolo detallado de manejo de

la insulina usando preparaciones de insulina

disponibles y que guarden conformidad con los

lineamientos actuales (41,42).

Fig. 2 – Nivel de nodos 5

(Parámetros)

1. Especificar los objetivos A1C en LA, y si difieren

del rango de <6.5% (o al menos <7%) de 3 a 6

meses, suministrar justificación y evidencia.

2. Especificar objetivos de pérdida de peso en caso

de sobrepeso/obesidad.

3. Especificar cualquier otro objetivo relevante del

control glucémico.

Fig. 2 – Nivel de nodos 6 (Intervención de

seguimiento)

1. Continuar el seguimiento de flujo de la

monoterapia a la terapia dual o triple y a otras

terapias insulínicas adicionales, según sea

necesario, de acuerdo a la estratificación de

riesgo inicial, la respuesta a la terapia y si el

objetivo fue alcanzado o no. La aceleración del

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

487

manejo no debería prolongarse por plazos

mayores a los 3 meses.

2. Presentar objetivos glucémicos, intervenciones y

estrategias individualizadas incorporando planes

de manejo integrales.

3.

PÉRDIDA DE PESO EN SOBREPESO Y

OBESIDAD (FIG. 3)

Información General

El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo e

impulsores fisiopatológicos para el desarrollo de DT2 y

ECV. Ante el fracaso en la reducción de las tasas de

prevalencia global de obesidad y el empeoramiento real en

determinados grupos, como niños, minorías étnicas, clases

socioeconómicas bajas y casos de obesidad más severa,

entre otros, se deben considerar nuevos paradigmas en el

manejo para combatir la obesidad. En 2012, AACE publicó

un documento de posición sobre Obesidad y Medicina de

Obesidad exhortando a una mayor colaboración de las

principales partes interesadas (63). La institución fue autora

y promovió exitosamente la aprobación de la resolución 420

de la American Medical Association en 2013 “Resolución

sobre la obesidad como una enfermedad” (64), organizó

una Conferencia de Consenso en 2014 para construir una

base de evidencia (65) y produjo un marco de avanzada en

2014 para un nuevo diagnóstico de obesidad basado en un

modelo de enfermedad crónica centrado en las

complicaciones (66). Sin embargo, de manera similar al

anterior libro blanco de AACE/ACE sobre diabetes, hubo

escasas recomendaciones específicas culturalmente

sensibles. Estas necesidades deben ser consideradas, no

solamente para los latinos en sus países nativos, sino

también para el manejo óptimo de la población latina en

EE. UU. (67,68).

Según la OMS, a enero de 2015, la tasa de prevalencia

de obesidad global se había duplicado desde 1980, y la

mayoría de las personas viven en regiones donde las tasas

de mortalidad por sobrepeso/obesidad exceden a las de

nutrición (69). Las tasas de prevalencia de obesidad más

altas se encuentran en Tonga, Nauru y en las islas Cook

(>60%), en tanto que China y EE. UU. se registran los

índices con mayor aumento, seguidos de Brasil y México

(70). El mayor aumento de obesidad entre mujeres se

registra en América del Sur y Central (LA) y también en

Oceanía (70). Más aún, en los países de ingresos bajos y

medios, muchos de los cuales están representados en LA, la

circunferencia abdominal (CA) ha aumentado entre 2 y 4

cm desde comienzos de la década de 1990 al mismo IMC

(>25 kg/m2), lo que sugiere un aumento aun mayor de

riesgo cardiometabólico (71).

En un estudio de 2006, la prevalencia de aumento de

CA en México osciló entre el 42.7 y el 74.2% según la

definición de ATPIII, AHA/NHLBI o la International

Diabetes Federation (72), con una prevalencia general de

sobrepeso/obesidad basada en un IMC ≥25 kg/m2 del

71.2% (73). En otro estudio de 2011, los puntos de corte de

CA que se correlacionan con el tejido adiposo visceral en

LA son comparables con los de los európidos (caucásicos

europeos; 94 cm para hombres; 90 a 92 cm para mujeres) y

permiten identificar de manera eficaz a las personas con

fuerte predisposición genética de resistencia a la insulina

(74). El sobrepeso/obesidad pediátrica es también un

impulsor identificable para el sobrepeso/obesidad adulta

en LA, con una tasa de prevalencia del 18.9 al 36.9% en

niños con edades de 5 a 11 años y del 16.6 al 35.8% en

adolescentes de 12 a 19 años (75). La Tabla 7 muestra una

reseña de tasas de prevalencia de obesidad/sobrepeso en

países latinoamericanos (76,77).

Uno de los objetivos globales de la OMS para combatir

las enfermedades no transmisibles indica que el aumento de

la diabetes y obesidad debe ser interrumpido (78). De

hecho, disminuir la prevalencia de obesidad en tan solo el

1% en Brasil -donde se estima que para el año 2050 el 95%

de los hombres tendrá sobrepeso u obesidad- reducirá la

prevalencia de ECV, derrames cerebrales, hipertensión,

cáncer, osteoartritis y/o DT2, llegando a 800 por cada

100,000 casos y reduciendo los costos de atención de

salud proyectados para 2050 de $330 mil millones a $302

mil millones (79).

Existen muchos aspectos del problema de la

Tabla 5 Tasas de prevalencia y costos de tratamiento de

diabetes por persona en algunos países latinoamericanos en 2014 a

País

201

4 Prevalenci

a (%

)

2014 Costo/persona

(EE. UU.) dollars) Argentina 5.9

7

1,422.73

Bolivia 6.3

0

252.08

Brasil 9.0

4

1,527.57

Chile 12.3

2

1,427.04

Colombia 7.1

7

805.03

Costa Rica 9.2

7

1,364.45

Cuba 8.3

7

704.68

Rep. Dominicana 10.7

4

466.05

Ecuador 5.7

1

562.53

El Salvador 10.5

5

377.29

Guatemala 8.9

3

385.38

Haití 5.6

1

91.06

Honduras 9.5

3

319.71

México 11.9

1

892.53

Nicaragua 10.3

2

221.27

Panamá 8.3

6

1,096.20

Paraguay 6.

2

658.24

Perú 6.

1

523.53

Uruguay 6.5

8

1,742.08

Venezuela 6.5

8

935.45

a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE en 2015. http://www.idf.org/sites/default/files/ Atlas-poster-2014_EN.pdf (acceso 30 de septiembre de 2015) (46).

488 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

Fig. 2. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en Diabetes 1Criterios diagnósticos: glucosa en sangre en ayunas ≥126 mg/dL; glucosa en sangre 2 horas después de la ingesta ≥200 mg/dL; glucosa en sangre aleatoria ≥200 mg/dL con síntomas de diabetes; o glucohemoglobina (A1c) ≥6.5%. 2Síntomas: poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso involuntaria, cambio de estado mental, alteraciones de la visión, etc; ocurren al comienzo o inmediatamente antes de alcanzar el objetivo.

3Monoterapia: metformina > agonistas del receptor del péptido similar al glucagón de tipo 1 (AR GLP-1) > inhibidor del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) > inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP-4) > inhibidores de la alfa-glucosidasa (AG) > tiazolidinedionas (TZD) > sulfonilureas (SU)/glinidas (GLN). 4Terapia dual: metformina (u otro agente de primera línea si no se puede usar metformina) + AR GLP-1 > SGLT2 > DPP4 > TZD > insulina basal > colesevalam > bromocriptina > AG > SU/GLN. 5Terapia triple: agente de primera/segunda línea + AR GLP-1> SGLT2 > TZD > insulina basal > DPP4 > colesevelam > bromocriptina > AG > SU/GLN; es una opción cuando fracasa la terapia dual para alcanzar el objetivo.

6Regímenes de insulina: inyecciones múltiples diarias, inyecciones de insulina continuas subcutáneas, etc. ± otros agentes enumerados anteriormente.

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

489 obesidad en LA además de la salud clínica, el buen

estado físico y la prevención de la enfermedad. Si

bien existe una considerable heterogeneidad en la

calidad de vida de las diferentes regiones y culturas de LA,

resulta significativo el impacto de la inseguridad alimentaria

(falta de acceso a alimentos suficientes para una vida

saludable y activa; 80), la doble carga de desnutrición y

sobrenutrición (81) y la transición nutricional (cambios en

los patrones de alimentación [por ej., alimentos más

refinados con muchas calorías; menos granos, frutas y

vegetales frescos]; 82). Más aun, el problema de la obesidad

no solamente afecta la salud de la población de LA, sino

que además aumenta la carga económica debido a los costos

de atención médica (83) y compromete potencialmente la

seguridad nacional (84) debido a la disminución de la salud

y los riesgos cardiometabólicos en los efectivos alistados.

En un esfuerzo por comprender mejor la motivación

para lograr una legislación anti-obesidad que permita

refrenar esta diversidad de problemas, Gómez (85) realizó un

análisis de diseño anidado y encontró que en el caso de

Brasil, existen diferentes motivos que impulsan la obesidad

en los niveles nacional, urbano y rural que involucran

complejas interacciones entre factores internacionales,

históricos y sociales. Esto dificultó la obtención de

conclusiones significativas al examinar la evidencia

estadística de todo el país. Esto guarda conformidad con

una conclusión anterior de Trivedi et al. (86), quien

explicó la falta de correlación directa entre la legislación

anti-obesidad estado por estado en EE. UU. y la

concavidad (o aceleración) de las tasas de crecimiento de

prevalencia de obesidad como un efecto insuficiente sobre

impulsores emergentes y complejos, particularmente

aquellos en el entorno construido (el espacio fabricado por

el hombre: disponibilidad y presentación de los alimentos,

áreas para la actividad física, medios de comunicación y

publicidad, etc.).

El camino para optimizar el tratamiento de la

obesidad, ¿es aquel que involucra más legislación anti-

obesidad? El marco legal, social y económico de esta toma

de decisiones en Argentina y Brasil fue analizado

recientemente por Arbex et al. (87), respaldando una vez

Tabla 6

Recomendaciones de alimentación saludable para diabetes tipo 2a

Tópico Recomendación

Hábitos de alimentación

en general

Hacer regularmente las comidas y colaciones; evitar ayunar para perder peso

Consumir una dieta basada en vegetales (alta en fibras, baja en calorías/índice

glucémico, y alga en fitoquímicos/antioxidantes)

Comprender la información de las Etiquetas de Información Nutricional

Incorporar creencias y cultura a los debates

Usar técnicas de cocción leve en lugar de cocción a altas temperaturas

Usar reemplazos de comidas y/o colaciones según sea necesario

Mantener charlas informales médico-paciente

Carbohidratos

Explicar los 3 tipos de carbohidratos: azúcares, almidón y fibras, y los efectos sobre la

salud de cada tipo

Especificar cuáles son los carbohidratos saludables (frutas y vegetales frescos, legumbres,

granos enteros); objetivo: 7 a 10 porciones diarias

Alimentos que permitan bajar el índice glucémico y facilitar el control de la glucemia (índice

glucémico <55 de cada 100: pan multicereal, pan integral de centeno, avena integral,

legumbres, manzana, lentejas, garbanzos, mango, batata, arroz integral), pero no hay

evidencia suficiente que respalde una recomendación formal para educar a los pacientes en

cuanto a que los azúcares tengan un efecto positivo o negativo sobre la salud

Grasas

Especificar cuáles son las grasas saludables (nueces con bajo contenido de mercurio/

contaminantes, aguacate, ciertos aceites de plantas [por ej., aceite de oliva], pescado)

Limitar las grasas saturadas (manteca, carnes rojas grasas, aceites de plantas tropicales [por

ej., aceite de coco o de palma], comidas rápidas) y grasas trans; elegir productos lácteos

descremados o semidescremados

Proteínas

Consumir proteínas en alimentos con baja cantidad de grasas saturadas (pescado, clara de

huevo, legumbres); no es necesario evitar las proteínas animales

Evitar o limitar alimentos procesados

Micronutrientes

Los suplementos dietarios no son necesarios de rutina; un plan de comidas saludables

puede brindar generalmente los micronutrientes suficientes

Específicamente el cromo, vanadio, magnesio, las vitaminas A, C y E; y el CoQ10 no se

recomiendan para el control glucémico

Se deben recomendar suplementos vitamínicos a pacientes con riesgo de insuficiencia o deficiencia a Ver referencia 42.

490 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

Fig. 3. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en obesidad. Consulte marco avanzado para manejo integral de sobrepeso/obesidad de AACE/ACE (66). IMC = índice de masa corporal; CRP = complicación relacionada con el peso.

más la hipótesis de que los factores culturales son parte del

problema de la obesidad en LA. Una herramienta potencial

para desenmarañar las complejidades del tratamiento de la

obesidad en LA utiliza los datos de Región Censal, como

en el caso de la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, y un

modelo combinatorio de microsimulación espacial (88).

En este caso, la obesidad osciló entre el 8 y el 25% sin

diferencias socioeconómicas o de género a pequeñas

escalas locales, con correlaciones significativas con el

consumo de refrescos azucarados (88). En Chile, donde los

cambios vertiginosos en la sociedad han reducido la

desnutrición, una consecuencia no buscada es la

sobrenutrición. Como resultado, se ha establecido un

marco efectivo para combatir el sobrepeso/obesidad en

Chile a través de mejoras y un monitoreo sistemático de la

calidad de vida y acciones adecuadas, nuevamente en un

contexto local (89).

También resulta importante el rol del gobierno y las

encuestas nacionales para establecer recomendaciones de

las conductas impulsadas por los datos y basadas

específicamente en los alimentos. Por ejemplo, una

campaña que populariza un plato saludable de alimentos en

LA sería muy efectiva. El plato debería reflejar un plan de

comidas saludable, clínicamente efectivo y basado en la

evidencia, similar a la dieta rica en vegetales Enfoques

Dietarios para Detener la Hipertensión (DASH, por sus

siglas en inglés), que contiene una mayor cantidad de fibra

(frutas y verduras), proteínas adecuadas (carnes magras y

productos lácteos descremados) y cantidad relativamente

baja de almidón (se halla principalmente en los alimentos

básicos: maíz, plátano, frijoles, etc.).

Dentro de EE. UU., las intervenciones culturalmente

sensibles para la obesidad entre la población latina debería

incluir una alimentación saludable, actividad física,

conductas, cambios ambientales, reforma de políticas,

consideraciones económicas, intervenciones basadas en la

escuela y la comunidad y el uso de PS bilingües y

biculturales (67,68).

Recomendaciones principales

Fig. 3 – Nivel de nodos 1 (Detección o búsqueda

intensiva de datos)

1. Usar el IMC y determinar si otras mediciones

antropométricas resultan apropiadas (por ej.,

puntos de corte de CA en base a los datos

epidemiológicos locales) para identificar pacientes

con adiposidad excesiva ya sea por sobrepeso u

obesidad, un paso necesario para inicializar los

programas de gestión de pérdida de peso por

sobrepeso/obesidad.

Fig. 3 – Nivel de nodos 2 (Estratificar)

1. Asignar terminología adecuada en el idioma nativo

para una mejor comunicación con las personas con

sobrepeso/obesidad (conocimientos de salud y

mensajes nutricionales). 2. Determinar las categorías de riesgo apropiadas en

baso a los datos epidemiológicos correlativos.

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

491

Tabla 7 - Tasas de prevalencia estandarizadas por edad de obesidad en Latinoamérica, por género y paísa

Tasas de prevalencia

2013 (%) Hombres Mujeres

Chile

El Salvador

Honduras 30–40

20–29

15–19

10–14

5–9

México

Nicaragua

Paraguay

Argentina Argentina Cuba

Chile Bolivia República Dominicana

México Brasil Perú

Paraguay Colombia Uruguay

Uruguay Costa Rica Venezuela

Costa Rica Ecuador

Cuba Guatemala

Panamá

Bolivia Haití

Brasil

Colombia República

Dominicana

Nicaragua

Panamá

Venezuela

Ecuador

El Salvador

Guatemala

Honduras

Perú

<5 Haití

a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE en 2015. Adaptado de los datos presentados en la referencia 77.

Fig. 3 – Nivel de nodos 3 (Diagnósticos y subgrupos

posteriores)

1. Evaluar pacientes con sobrepeso/obesidad para

detectar la presencia y gravedad de las complicaciones

relacionadas con el peso, como síndrome metabólico,

prediabetes, DT2, hipertensión, dislipidemia,

enfermedad de hígado graso no alcohólico, apnea del

sueño, osteoartritis, etc. (Tabla 8) (66). Estas y otras

complicaciones relacionadas con el peso, y sus

prioridades relativas, deberán ser evaluadas en base a

la evidencia local.

2. Incluir parámetros antropométricos adicionales

basados en la evidencia y sus puntos de corte, según

sea necesario (por ej., CA, relación cintura-cadera,

grasa intra-abdominal por tomografía computada y

composición corporal por DXA).

3. Incluir sistemas de puntuación compuestos centrados

en las complicaciones y validados localmente, como

el Sistema de Clasificación de Obesidad Edmonton

(90) y el Sistema de Clasificación de la Enfermedad

Cardiometabólica (91).

Fig. 3 – Nivel de nodos 4 (Intervención)

1. Todos los pacientes deben ser tratados con

intervenciones en la calidad de vida.

2. Brindar recomendaciones sobre alimentos

culturalmente sensibles y planificación de

comidas que también se adecuen a las

preferencias individuales.

3. Brindar recomendaciones sobre actividad física y

deportiva culturalmente sensibles que también se

adecuen a las preferencias individuales.

4. Analizar y suministrar evidencia, cuando

corresponda, sobre los efectos beneficiosos y

Perjudiciales de tomar siestas (descansos breves por las

tardes) para una higiene correcta del sueño y una alimen-

492 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

Tabla 8 Complicaciones relacionadas con el pesoa

Discapacidad/Inmovilidad

Dislipidemia

Enfermedad de reflujo gastroesofágico

Hipertensión

Síndrome metabólico

Enfermedad de hígado graso no alcohólico

Apnea obstructiva del sueño

Osteoartritis

Síndrome de ovario poliquístico

Trastorno psicológico y/o estigmatización

Prediabetes

Diabetes tipo 2

Incontinencia urinaria por estrés

a Ver referencia 66.

tación saludables. Brindar recomen-daciones específicas

referidas a la siesta para mejorar la calidad de vida.

5. Organizar intervenciones basadas en un modelo de

tratamiento preventivo:

a. primario: para reducir el riesgo de

enfermedad;

b. secundario: para evitar la progresión de la

enfermedad y la aparición de complicaciones,

y

c. terciario: para tratar complicaciones y

minimizar la morbimortalidad en la

enfermedad de síntomas tardíos.

6. Considerar pacientes con complicaciones relacionadas

con el peso de mayor gravedad para brindar enfoques

de pérdida de peso más agresivos que podrían incluir la

intensificación de las intervenciones en la calidad de

vida, el uso de medicamentos para la pérdida de peso,

y/o la cirugía bariátrica u otros procedimientos no

quirúrgicos aprobados.

7. Realizar un inventario de los medicamentos disponibles

para la pérdida de peso e incluir seguridad y eficacia

en ensayos clínicos locales (si los hubiera), costos y

rentabilidad (si fuera posible).

8. Realizar un inventario de los procedimientos

bariátricos disponibles, quirúrgicos y no quirúrgicos, e

incluir seguridad y eficacia en ensayos clínicos locales

(si los hubiera), costos y rentabilidad (si fuera posible).

9. Considerar la presentación de un listado de centros de

cirugía de excelencia en procedimientos bariátricos

(quirúrgicos y no quirúrgicos).

10. Recomendar más educación para los PS con respecto a

las intervenciones de calidad de vida, farmacoterapia y

procedimientos bariátricos (quirúrgicos y no

quirúrgicos).

11. Abordar los temas de disponibilidad y accesibilidad de

la medicina de obesidad.

12. Recomendar estándares de excelencia y capacitación

para las intervenciones de procedimiento (quirúrgicas

y no quirúrgicas) para la obesidad que minimicen los

eventos adversos y optimicen los resultados clínicos.

13. Recomendar especialmente el manejo no quirúrgico

por expertos, en el período pre- y post-operatorio en

pacientes sometidos a cirugía bariátrica, de

conformidad con la GPC de AACE/ACE (92).

14. Considerar enfoques terapéuticos específicos para la

desnutrición por vitamina D.

15. Involucrar al gobierno y a los legisladores a fin de

efectuar cambios beneficiosos para el medio ambiente

construido, la educación, la investigación y la

capacidad de los PS de brindar un tratamiento óptimo

integral para la obesidad.

Fig. 3 – Nivel de nodos 5 (Parámetros)

1. Individualizar y priorizar las metas de pérdida

de peso basadas en las complicaciones

relacionadas con el peso, los atributos específicos

del paciente, las preferencias del

paciente/médico, etc.

Fig. 3 – Nivel de nodos 6 (Intervención de

seguimiento)

1. Después del periodo de pérdida de peso, los

pacientes necesitarán interacción

permanente con el equipo de PS y un plan

diseñado para mantener el peso a largo

plazo.

2. Prestar especial atención para determinar si

la pérdida de peso ha mejorado

adecuadamente las complicaciones

relacionadas con el peso.

3. De no ser así, se deberá iniciar o intensificar

el tratamiento destinado específicamente a la

complicación relacionada con el peso.

4. Presentar estrategias permanentes

individualiza-das basadas en la evidencia.

DIAGNÓSTICOS DE NÓDULOS TIROIDEOS

(FIG. 4) Información General

La naturaleza de la tiroidología en general, y el

manejo de los nódulos tiroideos y el cáncer de

tiroides en particular, se caracterizan por una base

de evidencia en permanente evolución. En

consecuencia, existe una amplia variedad de

contingencias y oportunidades de crear un modelo

probabilístico de la enfermedad. Por ende, los

estándares de manejo de nódulos tiroideos son

particularmente susceptibles a los factores locales

relacionados con la experiencia y la preferencia, la

disponibilidad de recursos y las variantes culturales.

De hecho, Yang et al. (93) determinaron que la falta

de disponibilidad de herramientas de manejo y

tratamientos dificultó la implementación uniforme de

las GPC en el sudeste de Asia, de lo que se deduce

que este inconveniente se extiende a todo el mundo.

Huang et al. (94) revisaron y analizaron 10 GPC de

diferentes países sobre el tópico de nódulos tiroideos

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

493

y cáncer de tiroides publicados antes de 2014 y

confirmaron este principio; principalmente, de que existen

diversas variantes en la práctica clínica y una notable falta

de estandarización. Sin embargo, los autores no

exhortaron a realizar ningún intento de tansculturización.

Las recomendaciones más importantes de estas directrices

están resumidas en la Tabla 9. En 2009 se publicó el

Consenso de APC para LA para el manejo de nódulos

tiroideos (95) y cáncer de tiroides (96) y sirvió como

referencia para las recomendaciones locales basadas en la

evidencia disponibles en ese momento.

La fundamentación de la evaluación de nódulos

tiroideos está basada en la incidencia y la mortalidad del

cáncer de tiroides. En todo el mundo, la incidencia general

de cáncer de tiroides está en aumento, principalmente

debido al aumento de la detección y posiblemente a una

mejor presencia de iodo en los alimentos. La mortalidad

por cáncer de tiroides puede estar en descenso,

principalmente a causa de un mejor manejo (97,98). Sin

embargo, existen diferencias en las tasas de muerte de

cáncer de tiroides por región y género en LA, en particular

en las últimas décadas (Tabla 10). Por ejemplo, en Brasil, la

mortalidad por cáncer de tiroides está aumentando en las

mujeres mayores (99), y en Cali, Colombia, se registran

efectos bimodales sutiles de incidencia de cáncer de

tiroides ajustada por edad (100). En Costa Rica, el

Registro Nacional de Tumores 2000-2009 del Ministerio

de Salud reportó un incremento en la incidencia y

mortalidad de cáncer de tiroides, especialmente en

mujeres. El cáncer de tiroides se encuentra en el cuarto lugar

en incidencia después del cáncer de piel, mama y cervical, con

un aumento uniforme durante los últimos 3 años y una tasa

ajustada de 17.52 casos por cada 100.000 mujeres (101).

En contraste, los datos del programa SEER de EE. UU.

muestran una tasa de incidencia de cáncer de tiroides

relativamente baja, con 12,9 casos por cada 100.000 en el

período 2007-2011 (102). Las tasas de mortalidad de cáncer

de tiroides en EE. UU. no disminuyeron (en realidad

aumentaron el 8.09% en hombres y el 6.76% en mujeres en

el período 2000-2010; 102), probablemente debido a las

crecientes tasas de detección y la falta de avance

significativo de tratamiento de las formas más letales de

cáncer de tiroides.

Una falta generalizada de concientización con respecto

a la enfermedad tiroidea representa un obstáculo para el

tratamiento efectivo. Por ejemplo, en México, prevalecen

la tiroiditis autoinmune y el hipotiroidismo, pero la

concientización sobre estos problemas es relativamente baja

(103). Optimizar el tratamiento a escala mundial,

particularmente en LA, requiere una mejor comprensión de

los impulsores de la aparición de nódulos tiroideos y cáncer

de tiroides y la formulación de estrategias de manejo

culturalmente sensibles. En particular, se requiere la

comprensión de los factores biológicos y

ambientales, como así también de los modelos de

tratamiento adecuado que dan cuenta de la dispar

disponibilidad tecnológica (por ej., ecógrafos, citólogos

calificados y posiblemente tecnología molecular).

Existe falta de uniformidad en el estado de suministro

adecuado de yodo en las poblaciones de LA. Parece haber

tasas más altas de cáncer folicular de tiroides en

poblaciones con deficiencia crónica de iodo y tasas más

altas de cáncer papilar de tiroides en poblaciones con

suministro adecuado de yodo (104). El suplemento

de iodo es beneficioso para reducir el riesgo de

bocio y algunos tipos de cáncer más agresivos, no

obstante existe evidencia sin confirmar que indica que

la mayor ingesta de yodo gener una incidencia más alta

de cáncer de tiroides (104).

Un desafío significativo para comprender la

epidemiología del cáncer de tiroides es analizado por

Brito et al. (105), quienes estimaron la incidencia en

Brasil usando modelos polinómicos y cifras de

mortalidad. Resulta interesante destacar que los

autores concluyeron que las diferencias a escala local

están relacionadas con la disponibilidad de recursos

médicos y la calidad de los datos en los registros de

cáncer (105).

La evaluación de un paciente con nódulos

tiroideos depende de una ecografía de cuello de alta

calidad. Ya sea que ésta sea realizada por el médico que

evalúa al paciente o por un radiólogo, resulta obligatoria

una descripción completa de los nódulos tiroideos

clínicamente relevantes, como así también todo lo

concerniente a los nódulos linfáticos en las regiones

anterior y lateral del cuello. La decisión de observar o

realizar una aspiración con aguja fina (AAF) se basa

en la presentación clínica y en una ecografía integral

de cuello. Los radiólogos necesitan recibir instrucción

en cuanto a la importancia de brindar una descripción

detallada de los nódulos tiroideos y de los ganglios

linfáticos del cuello en un paradigma de

estratificación del riesgo. Cuando los endocrinólogos

y otros médicos no radiólogos (internistas, cirujanos,

etc.) realizan ecografías de cuello, se debe brindar una

capacitación y programas de certificación para

garantizar la calidad. El citólogo que interpreta la

AAF debe brindar una descripción detallada de los

hallazgos como así también la clasificación citológica

de Bethesda (106,107). El algoritmo de LA

transculturizado deberá utilizar los antecedentes del

paciente, los resultados del examen físico, los

resultados de la ecografía y los resultados citológicos

(de preferencia se usará el sistema Bethesda), como

así también las preferencias del paciente, para

determinar qué nódulos debe observar y qué nódulos

debe extirpar. Resultaría óptimo poder ingresar

información demográfica del paciente, factores de

riesgo y características del nódulo tiroideo en registros

de pacientes ampliamente utilizados.

Recomendaciones principales

Fig. 4 – Nivel de nodos 1 (Detección o hallazgo

agresivo de casos)

1. Especificar el modo en que se inicia el

algoritmo: presencia de factores de riesgo,

descubrimiento casual de una lesión tiroidea,

palpación de un nódulo tiroideo en un examen

de rutina, etc.

494 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

2. Revisar y modificar el siguiente listado de

descriptores específicos de alto riesgo basado en

datos epidemiológicos en LA: s ínto mas

loca le s progresivos, familiar de primer grado

afectado, familiar con cáncer de tiroides medular,

familiar con síndrome en las familias de cáncer

de tiroides papilar o folicular, irradiación previa

de cabeza/cuello, masa tiroidea creciente/ fija/

sólida /irregular o ganglio linfático cervical

agrandado/

/fijo en su lugar o duro durante el examen, o un

nivel elevado de calcitonina.

3. Incorporar escenarios clínicos adicionales y

actores de riesgo respaldados por datos

epidemiológicos relevantes.

Fig. 4 – Nivel de nodos 2 (Estratificar)

1. El estado inicial de estratificación del riesgo

puede basarse en una puntuación compuesta del

riesgo validada en la región o cultura local en LA

(108).

2. Considerar el análisis de registros existentes de

cáncer de tiroides en LA para guiar la selección de

puntuaciónes del riesgo y protocolos de

estratificación adecuados.

Fig. 4 – Nivel de nodos 3 (Diagnósticos y

subgrupos posteriores)

1. Revisar e incorporar libros blancos publicados

sobre metodologías e interpretaciones de

ecografías de cuello.

2. Incorporar el Sistema de Datos y Reporte de

Imágenes Tiroideas (TIRADS, por sus siglas

en inglés) u otros sistemas locales de

clasificación sobre uso de ecografía de cuello

(109).

3. Establecer la necesidad de contar con

aparatos de alta calidad para realizar

ecografías de cuello y, si no estuvieran

disponibles, se deberán describir los

mecanismos para acceder a este recurso

esencial, que incluye la ubicación de

locaciones fuera del centro de atención y la

logística para la compra o arrendamiento de

aparatos.

4. Enfatizar la necesidad de contar con

experiencia para realizar el diagnóstico

mediante la ecografía de cuello, y si no fuera

factible, establecer los mecanismos para la

capacitación, certificación y educación

permanente, como el programa

Endocrinología con Ecografía de Cuello

(ECNU, por sus siglas en inglés) de AACE.

5. Brindar un detalle de la logística y adquisi-

ción de aparatos de alta calidad para realizar

ecografías de cuello.

6. Incorporar estrategias actuales y validadas a

nivel local para ecografía de cuello, hormona

estimuladora de la tiroides (TSH) y

gammagrafía de tiroides en la evaluación de

rutina de nódulos tiroideos, junto con los

factores de riesgo antes mencionados en el

Nivel de nodos 2, para establecer una

clasificación de riesgo global que guíe el

manejo.

Fig. 4. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en Tiroides.

CTN = calcitonina; TSH = hormona estimuladora de la tiroides.

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

495

Fig. 4 – Nivel de nodos 4 (Intervención) 1. Estiablecer la necesidad de contar con

experiencia en la realización de AAF guiada por

ecografía para la evaluación de rutina de nódulos

tiroideos de riesgo más alto, y si no fuera factible,

establecer los mecanismos para la capacitación,

certificación y educación permanente, como el

programa ECNU de AACE.

2. Brindar detalles de logística, educación y

adquisición de aparatos de alta calidad para

realizar AAF guiada por ecografía.

3. Reconocer que la calidad de la tecnología de los

aparatos de ecografía y la experiencia/habilidad

del usuario para realizar ecografías de cuello para

guiar una AAF indicada en el Nivel de nodos 4

no necesita ser tan elevada como en el

diagnóstico de cuello indicado en el Nivel de

nodos 3.

4. Crear acceso a análisis de TSH sensibles y

precisos, de preferencia análisis de TSH

ultrasensible o de tercera generación.

5. Garantizar la disponibilidad de gammagrafía de

tiroides de alta calidad para uso clínico cuando el

nivel de TSH sea bajo, lo que incluye no solo el

acceso a la tecnología sino también el acceso a

endocrinólogos, radiólogos o especialistas en

medicina nuclear adecuadamente capacitados

para la interpretación.

Fig. 4 – Nivel de nodos 5 (Parámetros)

1. Poner énfasis en los resultados de la ecografía de

cuello que estén asociados a riegos más altos (por

ej., crecimiento, márgenes irregulares,

microcalcificaciones, hipervascularidad intra-

nodular asociados con ganglios linfáticos

anormales, etc.).

2. Emplear el sistema de clasificación de Bethesda

para la interpretación citológica, con especial

énfasis en los protocolos para el manejo posterior

de las clasificaciones Bethesda III y IV

(especificando la presencia de células de Hürthle

[oncocíticas]), con o sin disponibilidad de marca-

dores moleculares.

3. Desarrollar protocolos para el uso de marcadores

moleculares (para resultados citológicos

indeterminados, como los de Bethesda III y IV)

basados en las GPC actualmente publicadas

como así también en las GPC elaboradas a nivel

local. Si esta tecnología está disponible, brindar

todos los detalles posibles sobre logística y

desempeño, en particular si existen diferentes

pruebas disponibles.

Fig. 4 – Nivel de nodos 6 (Intervención de seguimiento)

1. Disponer protocolos para la observación,

intervalos de tiempo para reevaluación y la

necesidad de cirugía u otras intervenciones, todo

ello respaldado por una base científica.

2. Usar registros para mejorar la aplicación

uniforme del tratamiento basado en APC.

496 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

Tabla 9

Recomendaciones clave de 10 directrices internacionales de práctica clínica sobre manejo de nódulos tiroideosa

Recomendación

AACE AME ETA ATA BTA ESMO GAES IKNL NCCN NCN SEOM LATS

Indicar AAF (cm) >1 >0.5 >0.5 >1 Cualquier Cualquier >1.5 Cualquier >1 cm NE

CTN de rutina Opción No NS Sí Sí Sí Opción Opción Sí Opción

Gammagrafía ↓TSH LF/ ↓TSH

NS ?b Pre-op No LF/

↓TSH

? No NE

Tiroidectomía total para CTD

NE >1 cm >1 cm >1 cm >1 cm >1 cm >4 cm >1 cm >4 cm Cualquier

tamaño

Disección de cLN NE > 4 cm >4 cmc Opción Opción NE Opción ? Opción > 4 cm

131Ablación I NE >4 cm/AR AR >2 cm/AR NE AR Tg >1/AR >1 cm AR AR

TSH objetivo AR NE <0.1 <0.1 <0.1 NE <0.1 <0.1 0.001-0.1 <0.1 <0.1

TSH objetivo BR NE 0.1-0.5 0.1-0.5 nl NE ? Bajo-nl ? <0.1-0.5 0.4-1.0

Abreviaturas: AACE = American Association of Clinical Endocrinologists; AME = Associazione Medici Endocrinologi; BTA = British Thyroid Association; cLN = nódulo linfático cervical (realizar disección con biopsias de nódulo linfático negativas);CTN = calcitonina; CTD = cáncer tiroideo diferenciado; ESMO = European Society for Medical Oncology; ETA = European Thyroid Association; LF = lesión folicular; AAF = aspiración con aguja fina; GAES = German Association of Endocrine Surgeons; AR = alto riesgo; IKNL = Dutch Endocrine Society y Dutch Society of Nuclear Medicine; LATS = Latin American Thyroid Society; BR = bajo riesgo; nl = normal; NCN = Northern Cancer Network; NCCN = National Comprehensive Cancer Network; NE = no especificado; Pre-op = pre-operatorio; SEOM = Spanish Society of Medical Oncology; TSH = hormona estimuladora de la tiroides; Tg = tiroglobulina (ng/mL). a Se recomienda sistemáticamente la ecografía de cuello en la evaluación de todos los nódulos tiroideos. Nota: algunos de estos lineamientos han sido actualizados desde esta revisión de 2013 (94). b ? = no queda claro en el texto. c En hombres <45 años de edad.

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

497

Tabla 10 Tasas de muerte ajustadas por edad y cambios de porcentaje correspondientes

por cáncer de tiroides, desde aproximadamente 2000 (1998-2002) hasta aproximadamente 2010 (2008-2012) en algunos países latinoamericanosa

País Tasa mortalidad 2000 Tasa mortalidad 2010 Tasa mortalidad

Cambio (%)

Argentina 0.25 0.23 −8.46

Bolivia – – –

Brasil 0.19 0.20 +4.42

Chile 0.33 0.24 −28.25

Colombia 0.34 0.32 −7.42

Costa Rica 0.15 0.24 +66.89

Cuba 0.19 0.20 +4.73

República Dominicana – – –

Ecuador 0.27 0.37 +36.34

El Salvador – – –

Guatemala – – –

Haití – –

Honduras – – –

México 0.32 0.33 +2.23

Nicaragua – – –

Panamá – – –

Paraguay – – –

Perú – – –

Uruguay 0.24 0.36 +47.94

Venezuela 0.25 0.23 −5.05

a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE en 2015.

Adaptado de los datos de la referencia 97. Las tasas estandarizadas por edad fueron derivadas por

método directo usando la población estándar mundial (98). Por comparación, en EE. UU. las

tasas de muerte de 2000 y 2010 fueron de 0.23 y 0.25, respectivamente, y corresponden a un

aumento del 8.09%. OSTEOPOROSIS POSMENOPAÚSICA (FIG. 5)

Información General

Las influencias culturalmente sensibles sobre el riesgo

de fractura en mujeres postmenopáusicas a escala global

pueden ser consideradas en 3 categorías generales. La

primera se relaciona con las interacciones sistémicas

genéticas y epigenéticas; la segunda con las variables de

calidad de vida (hábitos alimentarios, actividad física,

hábito de fumar, consumo de alcohol, exposición a CDE,

etc.), y la tercera con la accesibilidad a la atención médica,

las variantes en los estándares de práctica, la experiencia

de los PS y la disponibilidad de tecnología. La prevención

de pérdida ósea es fundamental para mejorar las tasas de

prevalencia de osteoporosis y los costos directos e

indirectos asociados con esta enfermedad crónica.

El primer estudio basado en la población sobre

fracturas vertebrales en LA determinó una tasa de preva-

lencia del 11.18% de fracturas vertebrales confirmadas por

radiografía en una muestra aleatoria de 1.922 mujeres de

entre 50 y 80 años de edad de ciudades de 4 países

diferentes (Argentina, Brasil, Colombia, México) y de

Puerto Rico (106). La prevalencia de fracturas

asintomáticas aumentó de manera constante de los 50 a los

59 años hasta los 80 años sin variaciones regionales. Sin

embargo, la edad y los antecedentes de fracturas de las

pacientes estuvieron asociados a las fracturas vertebrales

en esta población (110). Sen et al. (111) describieron una

herramienta de evaluación del riesgo para LA (Osteorisk),

que incorpora edad, peso, país, uso de estrógenos y

antecedentes de fracturas, con un 91% de sensibilidad y un

47% de especificidad.

La carga de esta enfermedad, representada por los años de

vida ajustados por discapacidad para fracturas

osteoporóticas, se encuentra en un rango intermedio dentro

498 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

de las diversas enfermedades crónicas, con tasas de

fracturas que oscilan desde solo el 0.8% en África hasta el

34.8% en Europa (la tasa en América es del 15.7%) (112).

Los costos de fracturas por fragilidad para todas las

personas de 40 años de edad o más en México superaron

los 250 millones de dólares en 2010, en el contexto de

tasas de prevalencia del 32.8% para osteopenia y del 8%

para osteoporosis (113). Los gastos generales relacionados

con pérdida ósea fueron de más de 400 millones de dólares

en 2010 y se estima que llegarán al 19.2% en 2015 y al

41.7% para el año 2020 (113). En Brasil, la prevalencia de

osteoporosis (determinada por la medición de densidad

mineral ósea) entre series clínicas de mujeres de más de 40

años de edad se ubica entre el 25 y el 33% (114). En otro

estudio, Morales-Torres et al. (16) hallaron que en la

población en expansión de personas de mayor edad de LA,

entre el 12 y el 18% de las mujeres de más de 50 años de

edad presentan osteoporosis vertebral y del 8 al 22%

presentan osteoporosis de fémur proximal. Las densidades

mineral ósea vertebral y de cuello femoral declinan de

manera similar a través de los años en las mujeres de los 6

países LA estudiados: Argentina, México, Brasil,

Colombia, Cuba y Chile (16). En una revisión realizada

por Prentice (115), con excepción del calcio y la vitamina

D, existe solamente evidencia débil o nula que respalde la

inclusión o exclusión de componentes dietarios específicos

para la salud ósea. Sin embargo, en un estudio donde se

compararon actitudes hacia los suplementos dietarios para

la osteoporosis, las mujeres mexicanas encuestadas

informaron que tomaban calcio pero no vitamina D (116).

De hecho, existe una asociación lineal entre la ingesta de

calcio y la incidencia de fractura de cadera en 15 países

diferentes (115). Además, diversos factores dietarios

presentaron posibles asociaciones positivas (vitamina D,

calcio, frutas y verduras y consumo moderado de alcohol),

neutral (fosfato), negativas (bajo peso corporal, consumo

elevado de alcohol y sodio) e inciertas (proteínas) con el

riesgo de fractura (115). En un estudio de Copês et al.

(117) sobre mujeres postmenopáusicas en Brasil, la

obesidad no estuvo asociada a la fractura.

En Brasil, los gastos por osteoporosis en el

período 2008-2010 superaron los 288 millones de dólares,

y la mayoría de los recursos estaban dirigidos a las

mujeres (118). La mayoría de los procedimientos

relacionados con la osteoporosis fueron ambulatorios,

pero la mayoría de los gastos correspondieron a los

procedimientos durante la hospitalización del paciente

(118). No existen asociaciones demostrables de riesgo de

fractura entre hombres y mujeres en Brasil y la clase

social, pero entre las mujeres, hay una incidencia mayor

de fracturas en las áreas metropolitanas, en comparación

con las zonas rurales (119).

Recomendaciones principales

Fig. 5 – Nivel de nodos 1 (Detección o búsqueda

intensiva de casos)

1. Enfatizar que todas las mujeres posmenopáusicas

presentan mayor riesgo de pérdida ósea y fractura

por fragilidad, y por lo tanto la DXA sirve como

herramienta de búsqueda intensiva de datos en este

entorno, y no como método de detección en sí mismo.

2. Suministrar puntuaciones T precisas DXA para

columna lumbar, cadera total, cuello femoral y tercio

distal del antebrazo, donde puede producirse pérdida

ósea.

3. Usar puntuaciones de herramientas de evaluación de

riesgo de fractura validadas y específicas por región,

pa para cuantificar el riesgo (120).

Fig. 5 – Nivel de nodos 2 (Estratificar)

1. Enfatizar que el clasificador principal es si el

paciente presenta o no la enfermedad

(osteoporosis).

2. Definir el estado de osteoporosis para las mujeres

postmenopáusicas con un contexto cultural

específico que contribuye a la comunicación

médico-paciente y a los conocimientos sobre

salud.

Fig. 5 – Nivel de nodos 3 (Diagnóstico y subgrupos

posteriores) 1. Aclarar el signi ficado de osteopenia como

un estado de no enfermedad asociado con

un riesgo más alto de enfermedad

(osteoporosis) y que por lo tanto requiere algún

grado de intervención, que puede ir desde una

intervención en la calidad de vida solamente

(actividad física y recomendaciones

nutricionales) hasta farmacoterapia en las

categorías de riesgo más alto.

2. Enfatizar la importancia de fracturas por

fragilidad previas en las posteriores evaluaciones

de riesgo de fractura futura y la necesidad de

intervención.

3. Evaluar la validez de otros factores asociados con

riesgo de fractura dentro del contexto de una

región o cultura específicas de LA (ver Tabla 11).

4. Ofrecer una evaluación para cada prueba

bioquímica recomendada basada en los costos,

rentabilidad, desempeño, disponibilidad y

logística de uso.

5. Validar y estandarizar cada prueba para la

población LA bajo estudio.

6. Brindar un contexto y recomendaciones basadas

en la evidencia para el tema de desnutrición por

falta de vitamina D, exposición solar y uso de

pantallas solares.

7. La detección de otras causas secundarias

debería estar guiada por las tasas de prevalencia

y/ los factores de riesgo específicos de cada

región.

8. Actualmente los marcadores de recambio óseo no

son usados en las DCP de AACE con fines de

estratificación o para dirigir intervenciones

específicas.

Fig. 5 – Nivel de nodos 4 (Intervención)

1. Reconocer los di ferentes protocolos para

tratar aquellos con riesgo moderado solamente en

comparación con aquellos con riesgo alto.

Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4)

499

Tabla 11 Factores de riesgo de fractura postmenopaúsica

Aumento de la edad

Alcohol >3 bebidas/día

Índice de masa corporal

Fumadora actual

DMO cuello femoral

Fragilidad

Neuropatía, inestabilidad y caídas

Glucocorticoides

Padres con fractura de cadera

Fracturas previas

Artritis reumatoidea

Otras causas de osteoporosis secundaria

Abreviatura: DMO = densidad mineral ósea (determinada mediante densitometría ósea). a Ver http://www.shef.ac.uk/FRAX/tool.jsp para consultar la herramienta Evaluación de Riesgo de Fractura de la Organización Mundial de la Salud (FRAX) (120).

2. Suministrar un listado pragmático de

intervenciones disponibles con evidencia de

seguridad y eficacia, como así también costos y

logística.

3. Enfatizar el rol de las intervenciones de calidad

de vida culturalmente sensibles para todos los

pacientes con cualquier grado de pérdida ósea,

que incluye actividad física de bajo impacto con

pesas, nutricionales (incluido el aumento de

frutas y vegetales), abandono del hábito de fumar,

moderación en el consumo de alcohol y

prevención de caídas.

Fig. 5 – Nivel de nodos 5 (Parámetros)

1. Definir las clasificaciones de respuestas en base

a evidencia validada a nivel local, si la hubiera.

2. Mencionar específicamente el umbral para la

magnitud de respuesta que se necesita, como así

también el intervalo de tiempo para la

interrogación, a fin de determinar si ha tenido

lugar una respuesta adecuada.

Fig. 5 – Nivel de nodos 6-8 (Intervenciones de

seguimiento y Parámetros)

1. Presentar iteraciones de interrogación y acción

que estén basadas en evidencia científica.

2. Explicar el concepto de “descanso del

medicamento” de manera tal que la población

entienda que se trata de una pausa en el

tratamiento con la intención de minimizar los

efectos adversos de la terapia prolongada y para

luego reevaluar después de un período de tiempo

específico.

3. Enfatizar la idea de que la osteoporosis es una

enfermedad crónica que exige manejo por un plazo

potencialmente prolongado de muchos años.

CONCLUSIÓN

El análisis específico de nodos del APC de

AACE/ACE 2015 y la cartera de recomendaciones han sido

diseñados para optimizar el tratamiento endócrino a escala

global, facilitando el proceso de transculturación de APC

locales. Esta metodología es flexible y fue diseñada para ser

reproducida fácilmente por una amplia gama de

organizaciones profesionales médicas. La transculturación

es obligatoria para la conversión de los libros blancos de

práctica clínica con base científica, en estrategias de

implementación significativa y exitosa a escala global,

como así también a escala regional/nacional, en donde

coexisten múltiples culturas. En otras palabras, la

transculturación ofrece los medios para abordar con eficiencia

las tendencias epidemiológicas en la atención médica, que ha

demostrado previamente estrategias de desarrollo e

implementación de libros blancos de recalcitrantes a

convencionales. No obstante, esta aspiración de mejorar la

importancia de la transculturación de APC exige una

formalización adicional.

Un aspecto de la formalización es la creación de

productos electrónicos que, en contraste con los

documentos narrativos impresos, son más accesibles,

fáciles de publicar y menos costosos de modificar a través del tiempo. Más aún, las versiones electrónicas son

aptas para el uso interno en ámbitos de práctica clínica

modernizados pero también son accesibles a través de una

aplicación global de Internet. En esta última versión, el

usuario podría, en teoría, ser capaz de designar un lugar en

un mapa mundial, ingresar información sobre su región,

cultura y estado de salud personal, y luego indagar áreas

específicas de interés, por ejemplo, un patrón de

alimentación saludable para un adulto joven varón de

México, con sobrepeso y DT2. El resultado consistiría en

recomendaciones actualizadas, con base científica,

adaptadas a su búsqueda particular. Toda la información

ingresada y obtenida carecería de identificadores personales

para proteger la privacidad, pero los resultados no

identificados por persona podrían ser recopilados en un

registro. Esto permitiría obtener mayor minería de datos,

investigación y descubrimiento de información emergente y

daría lugar a protocolos de validación diseñados

adecuadamente en base al ingreso de datos longitudinales.

El financiamiento de esta mejoras del actual proyecto de

transculturación y otras actividades derivadas constituirá un

verdadero desafío, solucionable por cierto, y será parte de la

perdurable misión de AACE/ACE.

CIERRE

El Dr. Jeffrey Mechanick recibió honorarios de Abbott

Nutrition International por las conferencias y el desarrollo

del programa tDNA.

500 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4)

A

Fig. 5. Plantilla de

Transculturación del

Algoritmo de Práctica Clínica en

Huesos. DMO = densidad mineral

ósea; RD = radio distal 33%; DXA =

densitometría ósea; FN = cuello

femoral; CL = columna lumbar;

CMS = cambio mínimo significativo

(mínima cantidad de cambio de

DMO que sea estadísticamente

significativa); CT = cadera total. 1 Puntuaciones RAX (120). 2 Indicadores de riesgo de fractura:

edad, fragilidad, fracturas previas,

glucocorticoides, componentes

FRAX, otros (Tabla 11). 3 Incluye hormona paratiroide intacta,

25-hidroxivitamina D y excreción

de calcio en orina a las 24 horas.

Los marcadores de recambio óseo

(por ej., N-telopeptida, C-

telopeptida, fosfatasa alcalina

específica del hueso y

osteocalcina) no se incluyen en la

GPC de AACE actual. 4 Por ejemplo, enfermedades

renales, hepáticas, adrenales,

tiroideas, paratiroideas,

hematológicas/ oncológicas. 5 Antirresortivos orales:

alendronato y risedronato;

Antirresortivos inyectables: ácido zoledrónico y denosumab;

agentes alternativos: ibandronato,

raloxifeno y teriparatido. 6 Ver agentes antirresortivos

orales e inyectables más arriba;

agentes alternativos: alendronato,

risedronato, iIbandronato y

raloxifeno.

B

498 Transculturalization Conference Proceedings, Endocr Pract. 2016;22(No. 4)

El Dr. Pauline Camacho recibió subsidios para

investigación de Amgen y Eli Lilly y se desempeñó en la

Junta Consultiva de Amgen.

El Dr. Walmir Coutinho recibió honorarios de Abbott

Diabetes Care, ACHE, AstraZeneca, Janssen y Novo

Nordisk.

El Dr. Pablo Aschner se desempeñó en las Juntas Consultivas de AstraZeneca, Eli Lilly & Co, GlaxoSmithKline, Janssen, Merck, Novartis, Sanofi y Sharpe & Dohme. También ha estado en la oficina de oradores de AstraZeneca, Boehringer Ingelheim, Eli Lilly & Co, Merck, Novartis, Sanofi y Sharpe & Dohme.

El Dr. W. Timothy Garvey recibió honorarios por

servicios de consultoría de Boehringer Ingelheim, Daiichi-

Sankyo, Eisai, Janssen, Liposcience, Novo Nordisk y

Vivus, Inc. Fue investigador principal para investigación

contratado en Amylin, AstraZeneca, Eisai, Elcelyx, Lexicon,

Merck, Novo Nordisk, Pfizer, Sanofi y Weight Watchers y es

accionista de Bristol-Myers Squibb, ISIS, Lilly, Merck,

Novartis y Pfizer.

El Dr. Osama Hamdy recibió apoyo para investigación

de Metagenics, Inc y de USDA Dairy Council y se

desempeñó en la junta consultiva de AstraZeneca y Novo

Nordisk.

El Dr. Yehuda Handelsman recibió un subsidio de

apoyo para invest igación, se desempeñó como

consultor y recibió honorarios de Amarin, Amgen,

AstraZeneca, Bristol-Myers Squibb, Boehringer Ingelheim,

Eisai, Essperion, Frifolis, GlaxoSmithKline, Hamni,

Intarcia, Janssen, Lexicon, Eli Lilly & Co, Merck, Novo

Nordisk, Pfizer, Regeneron, Sanofi, Takeda y Vivus, Inc.

También ha sido el último presidente de la American

College of Endocrinología.

Los demás autores no tienen multiplicidad de intereses

para divulgar.

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