+ All Categories
Home > Documents > AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

Date post: 02-Feb-2017
Category:
Upload: lythien
View: 224 times
Download: 4 times
Share this document with a friend
20
725 AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y PROPAGANDA EN LA HISTORIOGRAFÍA CONVENTUAL DE LA CIUDAD DE LOS REYES (1600-1687)* Miguel Ángel Castillo Oreja / Juan Luis González García Universidad Complutense de Madrid. España “No tiene Lima que envidiar las glorias de las ciudades antiguas, porque en ella se reconoce la Roma santa en los templos y divino culto. La Génova soberbia en el garbo y brío de los que en ella nacen. Florencia hermosa por la apacibilidad de los temples. Milán populosa por el concurso de tantas gentes como acuden de todas partes. Venecia rica por las riquezas que produce para España y liberal reparte a todo el mundo. Bolonia pingüe por la abundancia del sustento. Salamanca por su florida universidad, religiones y conventos. Y Lisboa por sus monasterios de monjas, músicas, olores y culto sagrado.” 1 Durante el proceso de evangelización del Nuevo Mundo, en el marco de actuación de la ciudad, las órdenes religiosas se condujeron siguiendo una metódica estrategia sagrada orientada a atender y dirigirse a todos los ámbitos de la sociedad urbana. Sus objetivos, en principio, eran de tipo apostólico: la predicación litúrgica, la catequesis y el adoctrinamiento de la sociedad colonial y de la población indígena, además de la asistencia pública y la enseñanza colegial y universitaria. En razón de dichos fines la estrategia sagrada identificó lugar geográfico y feligresía 2 , siendo Lima el paradigma de esta asociación entre sitio y habitantes. El emplazamiento de las instituciones conventuales se elegiría así en función de los naturales, que comprendían tanto al parroquiano devoto como al simple transeúnte, de modo que para su localización tuvieron preferencia los lugares más poblados o frecuentados de la ciudad. La vida monástica era entonces tan importante que inspiraba y dirigía la sociedad civil. Todo parecía en Lima subordinado a ella (fig. 1). Para explicar (*) Este ensayo se enmarca en un proyecto de investigación de los autores sobre Crónicas y hagiografías: Fuentes para el estudio de la ciudad en el mundo hispánico (Siglos XVI al XVIII) . 1 CÓRDOBA SALINAS, Diego de, Coronica de la Religiosísima Provincia de los Doze Apostoles del Perv, de la Orden de N. P. S. Francisco de la Regvlar Observancia , Lima, Jorge López de Herrera, 1651, p. 138. 2 Sobre el tema de la estrategia sagrada referida a la Compañía de Jesús y Roma, cfr. LUCAS, Thomas M., “The Saint, the Site, and Sacred Strategy. Ignatius, Rome, and the Jesuit Urban Mission”, en Saint, Site, and Sacred Strategy. Ignatius, Roma, and Jesuit Urbanism, cat. exp., Roma, 1990, pp. 16-45.
Transcript
Page 1: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

725

AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM:ARTE RETÓRICA Y PROPAGANDA EN LA HISTORIOGRAFÍACONVENTUAL DE LA CIUDAD DE LOS REYES (1600-1687)*

Miguel Ángel Castillo Oreja / Juan Luis González GarcíaUniversidad Complutense de Madrid. España

“No tiene Lima que envidiar las glorias de las ciudadesantiguas, porque en ella se reconoce la Roma santa en los templosy divino culto. La Génova soberbia en el garbo y brío de los que enella nacen. Florencia hermosa por la apacibilidad de los temples.Milán populosa por el concurso de tantas gentes como acuden detodas partes. Venecia rica por las riquezas que produce paraEspaña y liberal reparte a todo el mundo. Bolonia pingüe por laabundancia del sustento. Salamanca por su florida universidad,religiones y conventos. Y Lisboa por sus monasterios de monjas,músicas, olores y culto sagrado.”1

Durante el proceso de evangelización del Nuevo Mundo, en el marco deactuación de la ciudad, las órdenes religiosas se condujeron siguiendo unametódica estrategia sagrada orientada a atender y dirigirse a todos los ámbitos dela sociedad urbana. Sus objetivos, en principio, eran de tipo apostólico: lapredicación litúrgica, la catequesis y el adoctrinamiento de la sociedad colonialy de la población indígena, además de la asistencia pública y la enseñanzacolegial y universitaria. En razón de dichos fines la estrategia sagrada identificólugar geográfico y feligresía2, siendo Lima el paradigma de esta asociación entresitio y habitantes. El emplazamiento de las instituciones conventuales seelegiría así en función de los naturales, que comprendían tanto al parroquianodevoto como al simple transeúnte, de modo que para su localización tuvieronpreferencia los lugares más poblados o frecuentados de la ciudad.

La vida monástica era entonces tan importante que inspiraba y dirigía lasociedad civil. Todo parecía en Lima subordinado a ella (fig. 1). Para explicar

(*) Este ensayo se enmarca en un proyecto de investigación de los autores sobre Crónicas y

hagiografías: Fuentes para el estudio de la ciudad en el mundo hispánico (Siglos XVI al XVIII).1 CÓRDOBA SALINAS, Diego de, Coronica de la Religiosísima Provincia de los Doze Apostoles

del Perv, de la Orden de N. P. S. Francisco de la Regvlar Observancia, Lima, Jorge López de Herrera,1651, p. 138.

2 Sobre el tema de la estrategia sagrada referida a la Compañía de Jesús y Roma, cfr.LUCAS, Thomas M., “The Saint, the Site, and Sacred Strategy. Ignatius, Rome, and the Jesuit UrbanMission”, en Saint, Site, and Sacred Strategy. Ignatius, Roma, and Jesuit Urbanism, cat. exp., Roma,1990, pp. 16-45.

Page 2: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

726

esta coyuntura se ha acuñado el afortunado término de conventualización3, nosólo referido a la hipertrofia constructiva de conventos y monasterios en laCiudad de los Reyes, sino sobre todo a la intervención de las órdenesmonásticas en todos los aspectos de la vida local y a su constitución en gruposde poder. En paralelo a este fenómeno suele hablarse también de urbanismoconventual, alusivo a la semejanza que, en razón de su tipología y extensión,tenían ciertos recintos de clausura --particularmente monasterios femeninos--con auténticas “ciudades dentro de la ciudad” capaces de generar una improntadecisiva en el trazado urbano4. Con la noción de estrategia sagrada, sinembargo, pretendemos ampliar estos conceptos. Más allá de sus interesescatequizadores, esta idea suponía un ejercicio de pedagogía política y denotaba,en correlación con la auctoritas del rey católico proyectada por las institucionesreligiosas5, una afirmación de preeminencia de cada una de las órdenes sobreel resto, un ánimo de supremacía que servía para asombrar al indígena neófitoo para blasonarse ante la población local. Ello, además de supeditar lapercepción del espacio urbano o la definición de su arquitectura, condicionó laevolución misma del plano de Lima, que pasó a convertirse en el marco idóneopara la puesta en escena de una opera pietatis destinada a ser interpretada portodos los sectores espirituales de la sociedad.

3 SERRERA, Ramón María, “Las Indias españolas en el siglo XVII”, en DOMÍNGUEZ ORTIZ,

Antonio (dir.), Historia de España, vol. 8, Barcelona, Planeta, 1995, pp. 400-408.4 SERRERA, Ramón María y FIGALLO, Luisa, “El desarrollo arquitectónico y urbano de un

convento-ciudad en el Perú colonial: el monasterio de la Encarnación de Lima”, en Structures etcultures des sociétés ibéro-américaines, París, CNRS, 1990, pp. 295-313, esp. 296-309. Queremosagradecer a nuestro buen amigo el profesor Alfredo J. Morales su gentileza por habernos puestosobre la pista de este trabajo.

5 SERRERA, Ramón María, “Las Indias Españolas entre 1550 y 1700”, en BÉRCHEZ, Joaquín(dir.), Los Siglos de Oro en los Virreinatos de América 1550-1700, Madrid, Sociedad Estatal para laConmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, p. 57.

Page 3: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

727

Figura 1: Plano de la ciudad fortificada de Lima.Pedro Nolasco, 1685. estampa

El complejo iglesia-convento constituía una apertura en el tejido urbanoque a la vez actuaba de contenedor: de ahí la relevancia del emplazamiento, dela elección del lugar donde abrir al mundo dicho espacio. Los conjuntosmonásticos debían disponerse en un lugar amplio y saludable, preferentementecéntrico y con posibilidades de expansión. Que un convento se hallara sobre un“sitio celebrado” del corazón de Lima era tanto o más atractivo que lo espaciosoo confortable de su fábrica o la suntuosidad material de sus edificios, aunqueestos aspectos seguían inmediatamente a la fama del lugar en importancia.Mediante la compra o donación de solares y casas, e incluso agregándose en elproceso no pocos espacios públicos, los monasterios limeños crecieron actuandocomo polos de atracción, marcando los vectores de crecimiento de la poblaciónen dirección a los arrabales6 y reuniendo barrios enteros a su alrededor7, amenudo en detrimento de la traza reticular instituida el 18 de enero de 1535por Francisco Pizarro8.

Fundada sobre una llanura de clima templado a dos leguas de la costa, nimuy cerca ni muy lejos del mar, la Ciudad de los Reyes se dispuso a imitaciónde los patrones de asentamiento de la Antigüedad y, por tanto, vertebrada con

6 PORRAS BARRENECHEA, Raúl, Pequeña antología de Lima, Lima, Universidad NacionalMayor de San Marcos, 1965, pp. 30-31.

7 GUTIÉRREZ, Ramón, “Ciudades del Perú. Urbanismo durante el período virreinal”, enDIAÑEZ RUBIO, Pablo y ESTERAS, Cristina (coords.), Estudios sobre urbanismo iberoamericano. SiglosXVI al XVIII, Sevilla, Tf Editores, 1990, pp. 247-248.

8 GÜNTER DOERING, Juan y LOHMANN VILLENA, Guillermo, Lima, Madrid, MAPFRE, 1992,p.98. Las generalidades del proceso urbanizador de Lima en RIVA AGÜERO, José de la, “Limaespañola”, en Festival de Lima, t. VII, Historia, Lima, Concejo Provincial, 1959, pp. 65-67 y 70-72.

Page 4: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

728

el territorio y bien comunicada con la metrópoli9. Pizarro dividió la urbe enciento diecisiete cuadras, dispuestas formando un rectángulo de nueve portrece manzanas. Cada una era un cuadrado de 450 pies de lado y estabadividida en cuatro solares. La Plaza Mayor se situó muy cerca del Rímac, lo queprovocó que algunos de los lotes más escogidos de terreno lindaran con el río.En torno a la capital del Virreinato se demarcó un espacio circunvecino --elejido-- a modo de reserva para hacer frente al previsible crecimiento urbano. Acontinuación venían las dehesas y propios del cabildo y más allá otras tierras delabor distribuidas entre los pobladores, que solían emplearlas para asiento deindios10.

Sólo treinta años después de su fundación, la ciudad, en su procesonatural de crecimiento, comenzaba a extenderse sobre los campos vecinos. Alotro lado del puente, en la margen derecha del Rímac, un lugar reseco y pocoadecuado para el cultivo, se fundó en 1563 el arrabal de San Lázaro o de NuevaTriana --así llamado a semejanza de la de Sevilla--, cuyo proceso urbanizadorconcluiría hacia 1591. Entre 1566 y 1571 se creó el pueblo de indios deSantiago del Cercado, cuyo gobierno espiritual quedó encomendado a losjesuitas. A lo largo de esta primera fase de crecimiento, la población se asentósobre la superficie del ejido más allá de la traza original, alentada por ladeterminación de las autoridades a consolidar rápidamente la ciudad comosede permanente de gobierno.

El desarrollo demográfico alcanzado con el nuevo siglo se tradujo en unaumento de la densidad de población que saturó muchos de los solares aúnvacíos con arreglo a una actividad constructiva más organizada y monumental.El carmelita Antonio Vázquez de Espinosa, que visitó Lima entre 1619-1620, sesorprendía de cómo la ciudad iba a diario “en aumento de nuevos edificios,casas y calles”11. Bernabé Cobo estimaba que una década después la capitalperuana ya había doblado la extensión de lo proyectado por Pizarro12. A pesar delos buenos oficios del cabildo para encauzar la expansión continua de la ciudaden la cuadrícula original y por mantener sus alineaciones y medidas, a partirde estos años aparecieron las primeras irregularidades en la traza de lo nuevo,con solares fuera de ordenanza y calles torcidas y de amplitud variable quemodificaban las alineaciones previstas. A mediados del siglo XVII, Limaabarcaba veinticinco cuadras de Este a Oeste y catorce de Norte a Sur,arrojando un total de 2.500 inmuebles a los que habría que añadir unos 200 enel Cercado y alrededor de 600 en el barrio de San Lázaro.

9 SALA CATALÁ, José, Ciencia y técnica en la metropolización de América, Madrid, Doce Calles,

1994, p. 205.10 BARBAGELATA, José, “Desarrollo Urbano de Lima” en BROMLEY, Juan y BARBAGELATA,

José, Evolución Urbana de la Ciudad de Lima, Lima, Lumen, 1945, p. 53.11 VÁZQUEZ DE ESPINOSA, Antonio, Compendio y descripción de las Indias Occidentales, ed.

de Balbino VELASCO BAYÓN, Madrid, Historia 16, 1992, p. 588.12 COBO, Bernabé, Fundación de Lima, en Obras , ed. de Francisco MATEOS, t. II, Madrid,

Atlas, 1964, p. 306.

Page 5: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

729

* * *

Junto con la ciudad de México, Lima era la feria comercial más próspera yactiva de Iberoamérica. Como capital del Virreinato del Perú, en ella radicabangrandes fortunas y su clero disfrutaba de cuantiosas rentas. Era un centro deventa y consumo de artículos suntuarios a gran escala, una aglomeraciónurbana cuyas calles comerciales coincidían con los ocho ejes urbanísticosprincipales que partían de la Plaza Mayor13. Tiradas a cordel, tenía cada una deellas 12 varas y media de ancho. Las calles más importantes eran las quesalían del Sur de la plaza, llamadas de Mercaderes y de Roperos; después lasque, partiendo del sector oriental, iban hacia el Este. Las otras calles erantambién de mucho comercio, pues aunque apenas tenían tiendas demercaderes (excepto la calle de las Mantas, que corría hacia poniente alSuroeste de la Plaza), había numerosos talleres14. Además de las “ocho calles”había otras de gran comercio a espaldas de la plaza, por todos sus lados.

Desde la misma fundación de Lima las órdenes monásticas seestablecieron en torno a estas ocho calles15 (fig. 2). La elite financiera de lacolonia --funcionarios, artesanos y comerciantes, hacendados y encomenderos--habitaba preferentemente junto a estas vías, al Sur y al Este de la Plaza, dondeestaba el grueso de las tiendas y talleres; la población indígena y de color, porel contrario, residía en el sector occidental de la ciudad. Mientras esta parte, acausa de su limitada urbanización, se mantuvo más o menos fiel a la trazafundacional, en el extremo Sur no era raro encontrar parcelas irregulares ycalles sin alinear. No obstante, las mayores alteraciones sobre la cuadrículaprimitiva se produjeron en la zona oriental, en torno a la Universidad de SanMarcos. Allí las órdenes se hicieron con la propiedad de un sinnúmero desolares por vía de compra o donación, a menudo cerrando las calles aledañas.Los conventos, de este modo, procuraron ajustar su ubicación16 a la de suclientela espiritual más rentable, aquella mejor inclinada a hacer donacionesmateriales.

Según algunos cronistas17, los primeros en fundar en Lima casaconventual e iglesia fueron los mercedarios. En 1534 se asentaron en el valle

13 BROMLEY, Juan, “Lima en el Año 1613” en BROMLEY-BARBAGELATA, 1945, p. 9.14 COBO, 1964, p. 310.15 Vid. al respecto la concienzuda relación de Pedro de León Portocarrero publicada por

LEWIN, Boleslao (ed.), Descripción del Virreinato del Perú. Crónica inédita de comienzos del siglo XVII,Rosario, Universidad Nacional del Litoral, 1958, pp. 55-63.

16 TIZÓN Y BUENO, Ricardo, “El plano de Lima”, en Monografías históricas sobre la ciudad deLima, t. I, Lima, Concejo Provincial, 1935, pp. 406-409.

17 Vid. MURÚA, Martín de, Historia General del Perú, ed. de Manuel BALLESTEROS GAIBROIS,Madrid, DASTIN, 2000, p. 500; REMÓN, Alonso, Historia General de la Orden de Nuestra Señora de laMerced, t. II, Madrid, Imprenta del Reino, 1633, f. 144, y SALMERÓN, Marcos, Recverdos historicos ypolíticos de los servicios qve los Generales, y Varones Ilvstres de la Religion de Nvestra Señora de laMerced... han hecho a los Reyes de España... desde su gloriosa fundacion, que fue el año de mil y

Page 6: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

730

del Rímac y comenzaron a levantar el que con el tiempo sería monasterio deNuestra Señora de la Merced o de San Miguel sobre la cuadra que a tal efectose les proporcionó18. La iglesia en sus inicios era de modesta construcción; acomienzos del siglo XVII se acometieron obras de reforma y mejora queconcluyeron en 1630, quedando, a juicio de algunos, como la más suntuosa detodos los conventos19. Gracias a su localización, a dos cuadras de la PlazaMayor, junto a la calle de los Mercaderes y “en lo mejor de la ciudad” --repáreseen la fórmula--, era muy frecuentada20.

Figura 2: Esquema de la ciudad de Lima con los principales monasterios y edificiosconventuales, antes del terremoto de 1687: La Merced (1), Santo Domingo (2), San Francisco(3), San Agustín (4), San Pablo (5), Encarnación (6), Cercado (7), Concepción (8), San Martín

(9), Descalzos (10), Descalzas (11), Santa Clara (12), Belén (13), Magdalena (14), San Antonio(15), Guadalupe (16), San Ildefonso (17), Guía (18), Santa Catalina (19), Prado (20), Santo

Tomás (21), San Pedro Nolasco (22) [a partir de Durán Montero, 1994]

A diferencia de los mercedarios, agustinos y jesuitas, que al fundarocuparon sólo una cuadra, las órdenes de Santo Domingo y de San Franciscoterminaron haciéndose cada una con dos parcelas. Por consiguiente, los

docientos y diez y ocho, hasta el año de mil y seiscientos y quarenta, Valencia, Bernardo Nogués, 1646,p. 289.

18 Cfr. LÓPEZ DE CARAVANTES, Francisco, Noticia general del Perú, t. I, Madrid, EdicionesAtlas, 1985, pp. 50-51, y también la crónica, escrita en 1646, del mercedario RUIZ NAHARRO, Pedro,“Relacion de los hechos de los españoles en el Perú desde su descubrimiento hasta la muerte delmarqués Francisco Pizarro”, en CODOIN, t. XXVI, Madrid, Viuda de Calero, 1855, p. 248.

19 CÓRDOBA SALINAS, 1651, p. 154.20 SALMERÓN, 1646, p. 290.

Page 7: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

731

monasterios de Nuestra Señora del Rosario y del Santísimo Nombre de Jesús, acuya advocación se dedicaron las respectivas casas matrices, acabarían por serlos conventos masculinos más grandes de la ciudad. En 1535 se les señalaron alos dominicos unos solares en los aledaños del río, al Noroeste de la Plaza, quecrecieron hasta cuadra y media en 1541 con una segunda donación de Pizarro.Aunque en aquel momento pareció a la orden el sitio más cómodo, a comienzosdel siglo XVII ya no lo era tanto por no poderse extender a causa de la vecindaddel río21. La casa aún creció media cuadra más y su iglesia, por estar tan cercade la plaza, se convirtió en la más frecuentada de la ciudad, en competenciacon la misma catedral22. Hacia 1650, el franciscano Diego de Córdoba y Salinasdecía que superaba a muchos de los monasterios más insignes de la cristiandad“en la majestad de su templo, claustros y edificios; en la riqueza de susornamentos, aseo de la sacristía, retablos, estatuas devotas y pinturasvalientes. En los estudios, cátedras y numero de religiosos; en el culto divino,guarda de su regla y varones milagrosos y admirables que ha criado”23.

Hemos de considerar, no obstante, que el valor de esta relaciónpanegírica, por ser un lugar común que los cronistas solían aplicar sin apenasvariaciones a los conventos e instituciones dependientes de sus propias órdenes--en lo alusivo a la riqueza y tamaño de sus fundaciones, abundancia de susrentas, observancia, doctrina y número de sus frailes y calidad de sus hombresilustres--, no es otro que el de refrendar la existencia de una codificaciónprevia a la argumentatio seguida en este género. Ya hemos señalado antesalguno de estos tópicos y todavía volveremos sobre ellos más adelante.

En 1535, Pizarro designó a la orden de San Francisco un solar contiguo alde los dominicos. Debido a esta proximidad, al año siguiente se efectuó eltraslado del convento a su lugar definitivo “en lo principal de la ciudad”24, al piede la barranca del río y a una cuadra al Noreste de la Plaza. La primitivaiglesia, pobremente edificada, se erigió en 1546. Una década después seanexionaron y ocuparon con viviendas y oficinas la llamada huerta de Pizarro,que estaba a su trasera. En 1557 comenzaron a levantar una iglesia nueva. Seextendieron por fin hasta ocupar dos cuadras en “el mejor sitio del pueblo, ymás que todos los conventos juntos”25, pero tras el terremoto de 1656 hubieronde reconstruir de nuevo el templo, que se convertiría en la mayor iglesia de laciudad26 (fig. 3).

La religión de San Agustín, igual que la de San Francisco, cambió suubicación original con un doble objetivo: aproximarse a la Plaza Mayor --y, por

21 LIZÁRRAGA, Reginaldo de, Descripción del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile, ed. deIgnacio BALLESTEROS, Madrid, Historia 16, 1987, pp. 89-91.

22 COBO, 1964, p. 419.23 CÓRDOBA SALINAS, 1651, p. 146.24 De este proceso se da cuenta en Ibidem, p. 173.25 LIZÁRRAGA, 1987, p. 91.26 MELÉNDEZ, Juan, Tesoros verdaderos de las Yndias En la Historia de la gran Prouincia de

San Ivan Bavtista del Perv De el Orden de Predicadores, t. II, Roma, Nicolás Ángel Tinassio, 1681, p.167.

Page 8: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

732

tanto, a la catedral-- e integrarse en el ámbito de prestigio que definían las másantiguas fundaciones monásticas, si bien guardando una separaciónconveniente respecto a los otros conventos matrices. La primera localización delmonasterio de San Agustín o de Nuestra Señora de Gracia estuvo en el extremoSuroeste de la traza urbana. Fundado en 1551, nada más instalarse en el solaradjudicado los frailes comenzaron a quejarse de las inconveniencias del lugar:lejanía, falta de espacio, ausencia de fieles y de limosnas. En 1571 se les cedióuna manzana a dos cuadras de Santo Domingo y a una de la Plaza y de laMerced, “en lo mejor de la ciudad”27 y en eje con el convento de los jesuitas.Allí se trasladaron en 1573 con la oposición de dominicos y mercedarios, querecurrieron, sin éxito, al cabildo28. Acabaron la iglesia en 1590, aunque sudecoración y las obras del convento se demoraron a lo largo del siglo XVII.Antonio de Calancha, cronista de la orden, lo juzgaba, por fuerza, “el templomás alto, más gallardo, más hermoso que tiene Lima”29.

Figura 3: Convento de San Francisco de Lima, Pedro Nolasco, estampa,[en] Miguel Suárez de Figueroa, Templo de N. Grande Patriarca San Francisco de la

Provincia de los Doze Apóstoles de el Perú en la Ciudad de los Reyes arruinado, restaurado yengrandecido de la providencia divina. En panegírico historial, y poético certamen,

Lima, 1675

En 1568 se instaló la Compañía de Jesús en la Ciudad de los Reyes,cuando ya estaban consolidados muchos de sus espacios urbanos. Con muymedida estrategia fundaron el que sería Colegio Máximo de San Pablo en el sitio

27 Cfr. VÁZQUEZ DE ESPINOSA, 1992, p. 597.28 BERNALES BALLESTEROS, Jorge, Lima, la ciudad y sus monumentos, Sevilla, EEHA, 1972,

pp. 60-62.29 CALANCHA, Antonio de, Chronica moralizada del Orden de San Avgvstin en el Perv,

Barcelona, Pedro Lacavallería, 1638, p. 249.

Page 9: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

733

de más pujante desarrollo, “uno de los mejores del pueblo”30, a dos cuadras alEste de la Plaza Mayor y del convento de la Merced y en línea con el monasteriode San Francisco. Tuvieron una capilla provisional hasta que en 1574 seterminó la fábrica de la iglesia, modesta y de pequeñas dimensiones. El temploque hoy pervive se construyó entre 1623 y 1638 y era comparable --cómo no,para un jesuita, Rodrigo de Valdés-- nada menos que con el de Diana en Éfeso,pues según su parecer sólo la catedral sobrepujaba a San Pablo en hermosura,no teniendo la Compañía colegio más insigne que el limeño “así en el númerode sujetos como en la grandeza y comodidad del edificio, gruesas rentas [y]ministerios propios de su Sagrado Instituto”31, de conformidad con los tópicosaludidos.

* * *

La riqueza y esplendor alcanzados por las órdenes monásticas de Lima aprincipios del siglo XVII suscitaron en ellas el temor de perderlos frente a laamenaza de un posible saqueo pirata. Ante ese riesgo, entre 1616 y 1618 losprelados de todas las órdenes, encabezados por el provincial de la Compañía deJesús, Diego Álvarez de Paz, instaron al virrey a fortificar la ciudad32. En 1624fray Miguel de Huerta, arquitecto y lego franciscano, realizó por orden delConsejo de Indias un modelo de defensas que nunca se llegó a construir.Continuaron después las deliberaciones hasta que un memorialista, Cristóbalde Espinosa, propuso en 1626 defender el centro de la capital transformando losconventos de la Merced, Santo Domingo, San Francisco, San Agustín y SanPablo en baluartes artillados. El proyecto fue desestimado por inusual y novolvió a retomarse el tema hasta 1673, año en que el jesuita Jean RaymondConinck y el lego dominico Juan Jiménez expusieron de nuevo la necesidad defortificar Lima. La Junta de Guerra decidió ejecutar los planos de Coninck, perola obra no se pondría en práctica --con modificaciones-- hasta 168433. Entoncesse levantó una gran cerca abaluartada de 11 kilómetros de perímetro; apenasse habían iniciado los trabajos cuando un mercedario, fray Pedro Nolasco Mére,elaboró el primer plano impreso que se conoce de Lima (1685, reelaborado en1687), una idealización que hurtaba la fastidiosa presencia de San Lázaro y elCercado y cuyo ordenado perímetro evocaba intencionadamente el perfil de lasmás famosas ciudades fortificadas de Europa 34 (fig. 4).

30 LIZÁRRAGA, 1987, pp. 110-111.31 VALDÉS, Rodrigo de, Poema heroyco hispano-latino paregyrico de la fvndacion, y grandezas de

la muy Noble, y Leal Ciudad de Lima, Madrid, Antonio Román, 1687, p. 145.32 DURÁN MONTERO, María Antonia, Lima en el siglo XVII. Arquitectura, urbanismo y vida

cotidiana, Sevilla, Diputación Provincial, 1994, pp. 85-86.33 LOHMANN VILLENA, Guillermo, Las Defensas Militares de Lima y Callao, Sevilla, EEHA,

1964, pp. 158-167.34 WUFFARDEN, Luis Eduardo, “La ciudad y sus emblemas: imágenes del criollismo en el

virreinato del Perú”, en BÉRCHEZ, 2000, p. 70.

Page 10: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

734

No obstante, y aunque sólo fuera a título alegórico y siguiendo un tópicopaulino que ponía en paralelo la fortificación de la ciudad material con la de la“ciudad espiritual”35, los cronistas monásticos del Barroco entendieron que lamejor muralla de Lima la constituían sus conventos36, mientras que frailes ymonjas eran los escuadrones armados con que se aseguraba la pureza de la fe yse guarnecían las almas37. Cabría analizar, por tanto, el modo de ocupación dela ciudad por parte de las órdenes religiosas dentro de un sistema asimilable aldel urbanismo militar contrarreformista, según el cual los conventos matricesse habrían instalado lo más cerca posible de un centro simbólico --representadopor la catedral a modo de Fortalitium Fidei-- para controlar y supervisar todas lasoperaciones y dirigir estratégicamente las más variadas iniciativas sobre elconjunto del vecindario. En efecto: si se une con una recta cada uno de losconventos de las cinco religiones con los dos más próximos, se forma unpentágono regular de vértices equidistantes respecto al centro que delimita unafigura ideal repetida como el prototipo más común en los tratadoscontemporáneos de ingeniería militar (fig. 5). A este primer espacio defensivohabría seguido, en una segunda fase, la instalación de los conventos femeninos,recolecciones y colegios de las respectivas órdenes, emplazándose conforme auna disposición axial que, partiendo de los núcleos primitivos, configuraría unared creciente de polos secundarios en estrecha relación con aquellos.

35 Vid. como ejemplo de esta convención, común en algunos textos de arquitectura militar,

Da fabrica que falece á cidade de Lisboa, de Francisco de Holanda, estudiada por CASTILLO OREJA,Miguel Ángel, “Dos proyectos de intervención urbana para dos capitales del Renacimiento: Madrid(h. 1566) y Lisboa (1571)”, en MARTÍNEZ RUIZ, Enrique (dir.), Madrid, Felipe II y las ciudades de lamonarquía, vol. II, Madrid, Actas, 2000, pp. 259-266.

36 CALANCHA, 1638, p. 421, y CÓRDOBA SALINAS, 1651, p. 157.37 MELÉNDEZ, II, 1681, p. 166.

Page 11: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

735

Figura 4: Plano de la ciudad fortificada de Lima, Pedro Nolasco, 1687, estampa,[en] Francisco de Echave y Assu, La estrella de Lima convertida en sol sobre svs tres coronas.

El B. Toribio Alfonso Mogrobexo, sv segvndo arzobispo: celebrado con epitalamios Sacros, ysolemnes Cultos, por su Esposa la Santa Iglesia Metropolitana de Lima... Descripcion sacropolitica de las grandezas de la Ciudad de Lima, y compendio historico Eclesiastico de su

Santa Iglesia Metropolitana, Amberes, 1688.

El carácter conventual que la historiografía americanista ha juzgadoconsustancial a la Lima virreinal38 arranca precisamente de la vigorosacapacidad de expansión de este su cuerpo místico. Las propias órdenes eranconscientes de lo mucho que ilustraban la ciudad sus conventos y monasteriosy de que su número era indicativo del rango alcanzado por la capital del Perúfrente a sus presuntas competidoras. ¿Qué mayor argumento de la fe local --sepreguntaba el padre Cobo-- que la prontitud con que en tan pocos años sehabían edificado tantos y tan suntuosos templos, dotado tantos lugares píos ygastado gran parte de su riqueza en adornos de ellos?39

La vida colonial estaba marcada por las más variadas prácticas devotas ylas fiestas y solemnidades religiosas constituían los acontecimientos másidóneos para manifestar la suntuosidad y boato propios del barroco criollo.Aunque Lima rivalizaba con las más importantes ciudades americanas, yespecialmente con México, nunca se mencionaban éstas como objeto decomparación al referirse a su excelencia, dando por cierto los cronistas localesque la Ciudad de los Reyes no tenía parangón posible con ninguna de ellas. Seprefería, por el contrario, aplicar esta figura retórica de la similitudo conrespecto a otras urbes europeas40. La analogía más frecuente se establecía conRoma, capital del Orbe Católico. En Perú, que distaba de allí tres mil leguas, sehonraban de lo segura que estaba la fe católica, cuando a dos pasos de Roma oincluso dentro de sus muros se toleraban herejes y judíos41. A estascomparaciones seguían otras con ciudades españolas, en particular con la SedePrimada de Toledo y la Metropolitana de Sevilla. La solemnidad con quecelebraban los conventos sus fiestas se decía quitaba cualquier deseo de ver lasde Roma o las de cualquier otra urbe hispánica42. Pero era sobre todo en elcuidado, solicitud y diligencia puestos en la frecuentación de los jubileos yprocesiones donde ninguna ciudad de España excedía a Lima43. Quizá algunasciudades famosas en la península podían tener mejor tal o cual cosa, pero

38 Vid. así SAN CRISTÓBAL, Antonio, Arquitectura virreinal religiosa de Lima, Lima, 1988.39 COBO, 1964, pp. 359-360.40 Hemos analizado este procedimiento de la similitudo en CASTILLO OREJA, Miguel Ángel y

GONZÁLEZ GARCÍA, Juan Luis, “La mirada del testigo: Otra visión española de la Lisboaquinhentista y del Hospital Real de Todos-os-Santos”, Madrid. Revista de arte, geografía e historia,Madrid, 1, 1998, pp. 91-125. Un resumen de la comparación de Lima con las ciudades de Europa enQUESADA LAOS, Carlos Miro, “Lima: Ciudad de Santa Rosa”, en Festival de Lima, t. I, Ensayo, Lima,Concejo Provincial, 1959, pp. 26-27.

41 VALDÉS, 1687, pp. 134-136, n. 2.42 VÁZQUEZ DE ESPINOSA, 1992, pp. 597-598.43 MURÚA, 2000, pp. 501-502.

Page 12: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

736

solamente la Ciudad de los Reyes disfrutaba de tantas excelencias juntas44:pureza de la fe, majestad y decoro del culto divino, cuantiosas dotaciones paracapellanías y obras pías e importancia y grandeza de sus numerosasinstituciones conventuales45.

* * *

Tras el establecimiento y consolidación de sus conventos matrices, cadaorden emprendió la fundación de sus propias recolecciones y colegios. Si bien aveces estos edificios desbordaron los límites de una manzana, nunca lo hicieroncon la misma pujanza que los atestados monasterios femeninos, que en suarrolladora expansión no vacilaron en ocupar varias cuadras ni se preocuparonpor la regularidad de la parcela resultante, creciendo como auténticasmicrociudades.

El monasterio de monjas agustinas de la Encarnación fue el más antiguode Lima. En 1561 se mudó de un corto sitio que tenían junto al convento de SanAgustín a unas huertas donde encontraron su ubicación definitiva, en línearecta con respecto a la catedral y a seis cuadras de la Plaza Mayor. Este lugarse hallaba entonces al final de la calle Roperos, en la periferia Sur de laciudad, pero su expansión terminó integrándolo en la trama urbana. Con suscasi tres cuadras aventajaba en tamaño a todos los otros conventos de monjas,y dentro de su recinto eran tantos los edificios que parecía, según Cobo, “unpueblo formado”46. De este monasterio salieron en 1573 las fundadoras de laConcepción, las cuales se instalaron sobre cuadra y media en la calle de SanAndrés, a tres manzanas de la Plaza Mayor y en línea con la sede franciscana.

44 CALANCHA, 1638, p. 247.45 VALDÉS, 1687, p. 134.46 COBO, 1964, pp. 428-429.

Page 13: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

737

Figura 5: Disposición pentagonal de los conventos matrices de las órdenes mayores sobre latraza de Lima [a partir de Durán Montero, 1994].

Como testimonio de la expansión de la ciudad hacia levante de comienzosdel siglo XVII, se fundó en 1602 la recolección de San José, creada porreligiosas de la Concepción; dos años después fue poblado el convento de monjasclarisas, construido en 1596. El monasterio de las Descalzas de San José,sujeto a la regla franciscana, se construyó en el lado septentrional de la plazade Santa Ana. Muy próximo a este convento estaba el de Santa Clara, instituidocon monjas de la Encarnación en una zona de huertas en el extremo orientalde la ciudad. Se le otorgó un espacio muy amorfo de más de cuadra y mediaarqueado por el Norte que, a pesar de estar muy distante de la plaza y apartadodel comercio, gracias a lo ostentoso de su culto y fiestas pudo arrastrar a todo loprincipal y plebeyo de la Corte, lo que hizo de Santa Clara el convento más ricode Lima47.

En el extremo Sureste de la ciudad algunas monjas de la Concepciónfundaron en 1624 el monasterio dominicano de Santa Catalina de Siena. Elúltimo convento femenino levantado con anterioridad al terremoto de 1687 fueel de Nuestra Señora del Prado, la recoleta de la Encarnación, fundado en 1640aún más al Este que todos los anteriores, casi dentro del Cercado. A tenor delterreno ocupado por estos dos últimos monasterios se observa que,paralelamente al crecimiento hacia oriente, fue reduciéndose la superficieaprovechable de los solares, cada vez de menor tamaño.

47 CALANCHA, 1638, p. 446.

Page 14: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

738

Son numerosas las referencias, traídas o no aquí, que tratan de laprofanidad con la que los monasterios, supuestamente ejemplares en ladevoción de sus clausuras, se conducían en las fiestas de sus templos. Lariqueza del culto divino parecía exceder toda ponderación, y aunque las crónicasse enorgullecían de tales fastos, los excesos suntuarios suponían un graveincumplimiento de la observancia ordinaria que debía regularizarse. Paracontrarrestar esta relajación de costumbres y servir de ejemplo virtuoso fueroncreadas las recolecciones, cenobios de regla estricta y vida austera que seasentaron en los límites de la ciudad o en barriadas suburbiales, pero cuyosaccesos terminaron por ser viales bulliciosos que perturbarían la tranquilidaddel entorno y serían decisivos, con el tiempo, para la evolución urbana de lazona.

La primera recolección fue la de franciscanos descalzos o de NuestraSeñora de los Ángeles, comenzada a edificar en 1596 en un lugar muy al Nortede San Lázaro. En sus inicios quedaba a medio cuarto de legua del términoseptentrional de Lima, pero como después se fue extendiendo la ciudad por allí,a mediados del siglo XVII no distaba de las últimas casas más que unosdoscientos pasos48. Al Sur se fundaron en 1606 las recoletas de los dominicos yde la Merced. Los primeros dedicaron el convento a Santa María Magdalena;levantaron éste en un sitio muy anchuroso por caer fuera de poblado en lamisma calle que comenzaba en el Rosario, de manera que ambos edificioscogían los extremos de la vía y desde uno podía divisarse el otro, a pesar dehaber diez cuadras de por medio49. Esta disposición axial con respecto alconvento grande se repitió con los mercedarios, que fundaron la recolección deNuestra Señora de Belén hacia el Sur de la prolongación de la calleMercaderes, en la que se encontraba el monasterio de San Miguel.

Por ese tiempo, un barrio más que vio cambiar su fisonomía fue el de SanLázaro, hasta entonces un área de infravivienda habitada por pobres y esclavosal otro lado del río. Entre 1609 y 1611, sobre lo que no era más que un yermopedregoso, se plantó la muy famosa Alameda de los Descalzos, que llevaba hastala misma entrada de la recolección franciscana. Trazada a imitación de la deHércules en Sevilla, se convertiría en una amplia avenida capaz de albergartoda la pompa de las procesiones limeñas del Seiscientos. Coincidiendo con eldesarrollo urbanístico de este sector de Lima, en 1619 se fundó la recoletaagustina de Nuestra Señora de Guía al final de otra alameda, la de Malambo, aalgo más de un cuarto de legua de la Plaza Mayor y a doscientos pasos de lasúltimas casas de Nueva Triana.

En plena reforma de las grandes iglesias conventuales y tras habersefundado los dos mayores monasterios de monjas y las recolecciones alejadasdel centro, se acometió la construcción de casi todos los colegios dependientesde las órdenes. En respuesta al interés de los religiosos por atender a unpúblico diferenciado, los colegios y estudios se crearon para ejercer un control

48 COBO, 1964, pp. 425-426.49 Todas estas referencias en COBO, 1964, p. 427.

Page 15: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

739

proselitista sobre la juventud e intervenir directamente en su formación50. Conestas instituciones se pretendía reclutar nuevos miembros para la religiónprocedentes de las mejores familias y por ello influyentes sobre el resto de lasociedad, o cuanto menos instruirlos para la vida política o la docenciauniversitaria, a fin de multiplicar los efectos de su estrategia sagrada sobre unapoblación mayor.

Los primeros institutos limeños de enseñanza se debieron al afáncatequizador de la Compañía de Jesús. El Colegio Real de San Martín paraestudiantes seglares se fundó en 1582 en unas casas que después seincorporaron al monasterio de la Concepción. De allí pasó en breve tiempo a unamanzana más meridional, esquinera con San Pablo. En 1606 los jesuitasedificaron en la misma calle que su Colegio Máximo --a tres manzanas de éste ya ocho de la Plaza-- el noviciado de San Antonio Abad, sobre un sitio de más decuatro cuadras. La misma disposición en eje respecto al Nombre de Jesús teníael Colegio de San Buenaventura o de Nuestra Señora de Guadalupe, regido porfranciscanos. Fundado en 1611 sobre unos solares a trescientos pasos de laciudad, los frailes adquirieron algunas huertas vecinas hasta ocupar un espaciode diez o doce manzanas.

Los colegios de agustinos y dominicos se construyeron al Noreste, junto ala Universidad. El primero, llamado casa de estudios de San Ildefonso, teníaalgo más de una cuadra y se edificó en 1612. El segundo, dedicado a SantoTomás en 1645, quedó instalado en la misma calle que cortaba Lima en sentidoEste-Oeste y, cruzando la Plaza, daba al convento grande del Rosario. El últimocolegio monástico fue el de San Pedro Nolasco (1658), al cuidado de losmercedarios, el cual también se hallaba en un eje divisorio que iba haciaponiente y daba a San Miguel.

* * *

A efectos meramente persuasivos, las órdenes monásticas difundieron laconstrucción de todos aquellos templos y edificios conventuales por mediosgráficos, a menudo figurando paseantes y carruajes en sus proximidades,evocando el tópico de una floreciente Lima comercial. Así, con tan hábilrecurso, el espectador asociaría inconscientemente el esplendor festivo de lacapital peruana con la riqueza de sus monasterios y la vida piadosa de susfrailes ilustres51 (fig. 6). Con todo, el procedimiento propagandístico más eficazde la estrategia sagrada fue, sin duda, la creación de las crónicas de convento.No debe sorprendernos esta iniciativa, pues los religiosos además de ser elsostén espiritual de la colonia constituían mayoritariamente su fundamentointelectual. Los monasterios tutelaban los centros educativos y erandepositarios de los manuscritos, documentos e impresos de relevancia para la

50 MATEOS, Francisco (ed.), Historia general de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú, t.

I, Madrid, CSIC, 1944, pp. 183-186.51 WUFFARDEN, 2000, pp. 68-72.

Page 16: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

740

historia urbana. Conocedores de estas fuentes y llevados por el afán desupremacía y emulación recurrente entre las distintas órdenes, los frailes máseruditos concibieron la idea de probar que su religión era la más antigua enhaber llegado al Perú y en asentarse en la capital y, además, la que mayoresservicios había prestado en el proceso de evangelización del Virreinato52. Eneste sentido, haber logrado unos resultados verosímilmente exitosos --que nonecesariamente veraces-- era muy importante, ya que ello se traducía en unaprelación tácita que repercutía directamente en la consideración local de laorden y, por tanto, en el número de donaciones, fundaciones y limosnas y en lainfluencia sociopolítica de sus miembros más destacados.

Figura 6: Iglesia y atrio del convento de Santo Domingo de Lima, Rodrigo Meléndez,estampa, [en] Juan Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias, vol. 1, Roma, 1681.

La religión de Santo Domingo fue la más antigua de las establecidas en elPerú, pero desde comienzos del siglo XVII los cronistas mercedarios,encabezados por Alonso Remón (1633), le disputaron ese honor con razones máso menos convincentes para tratar de otorgárselo a su propia orden53. Paraagravio de los méritos --y las ínfulas-- de dominicos y mercedarios, el agustinoAntonio de Calancha terció en la contienda declarando, sin bases sólidas, que

52 PORRAS BARRENECHEA, Raúl, Fuentes históricas peruanas , Lima, Universidad Nacional

Mayor de San Marcos, 1968, p. 242.53 REMÓN, 1633, f. 144v.

Page 17: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

741

su orden, aunque llegó de las últimas al Perú, dio inicio a la catequización de lapoblación indígena, antes presuntamente impedida por guerras y disturbios, yque la antigüedad de las otras comunidades era mucho menor de lo que seafirmaba. La respuesta no se hizo esperar: Marcos Salmerón, historiador de laMerced, recriminó a Calancha en sus Recuerdos de 1646, ratificándose en laprimacía mercedaria en el Perú54. Pero fue Córdoba y Salinas el primero enexaminar y echar por tierra las desmedidas pretensiones de los agustinos --aunque en otras partes plagiase in extenso a Calancha-- dando imparcialmentela primacía no a sus hermanos franciscanos, sino a los dominicos, eimpugnando la prioridad reclamada por los mercedarios para su orden55. Contodo, la invectiva más impetuosa, amplia y cargada de razones fue la deldominico fray Juan Meléndez, quien de hecho confesó haber compuesto susTesoros verdaderos de las Indias para rebatir las presunciones de Calancha56.

A pesar de estas controversias más o menos estrambóticas, esincuestionable la historicidad de las crónicas conventuales, en las que seaporta, además de una relación pormenorizada del estado religioso en la Limabarroca, un verdadero retrato del ambiente político y social de la colonia. Perosin minimizar su fidelidad a los hechos, debe aclararse que, en lo referente almenos a la imagen descrita de la ciudad, conviene interpretarlas no como lasepopeyas de la conquista o las historias generales al uso, sino como corografíasde carácter patriótico destinadas a exaltar las grandezas de la capital delVirreinato y, sobre todo, a ennoblecer los anales de las órdenes respectivas. Suestilo era el propio de una homilía57 --de hecho, la inmensa mayoría de loscronistas de convento fueron a la vez predicadores famosos--, abundante enmovimientos exhortatorios, de disposición graduada conforme a un ordenprogresivo y sistemático, ensanchado con ayuda de la amplificación y sazonadocon digresiones edificantes que suspendían el fluir de una descripción por logeneral tan precisa como útil para el conocimiento artístico.

Todas las descripciones de Lima de las crónicas conventuales siguen unesquema compositivo fijo que se repite invariablemente, basado en un modelo yaestablecido en la Roma imperial que recibía el nombre de laus urbis o elogio dela ciudad, concepto que durante la Baja Edad Media y en la Edad Moderna sesustanció en auténticas laudes historiae patriae. Dicha categoría estaba incluidadentro del género demostrativo, aquel que se usaba en los discursos dealabanza o censura de algo. Las laudes urbis eran así composiciones para ellucimiento del orador que podían permitirle afianzarse social yprofesionalmente en la ciudad elogiada.

El primer autor en recoger entre las materias propias del génerodemostrativo a aquello que carecía de anima fue Quintiliano. En sus Institutionis

54 SALMERÓN, 1646, p. 285.55 CÓRDOBA SALINAS, 1651, p. 145.56 MELÉNDEZ, I, 1681, p. 265.57 RIVA AGÜERO, José de la, “La Historia en el Perú”, en Obras completas , t. IV, Lima,

Pontificia Universidad Católica del Perú, 1965, pp. 216-217.

Page 18: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

742

Oratoriae distinguía “para afirmación fidedigna de la demostración” contemplarsi el lugar era “montañoso o llano, marítimo o tierra adentro, sembrado o nocultivado, poblado o solitario, cercano o alejado, ventajoso para unos planes ocontrario a ellos”58. Y si eran encomiables los lugares por su bello paisaje yutilidad, también las ciudades eran objeto de alabanza, como los hombres59.Hacer memoria de su antigüedad y fundación, de las costumbres de sushabitantes, de la dignidad de sus edificios o de sus hombres ilustres era unapauta transmitida de unos teóricos a otros casi al pie de la letra a través deProgymnasmata o ejercicios de retórica como los escritos por Hermógenes60 o losautores de la Segunda Sofística. Sin embargo, el tratado más minucioso sobrelas laudes urbis, muy popularizado a partir del Renacimiento, es el De encomiisde Menandro el Rétor. El influjo de esta obra fue irresistible para lahistoriografía de la Edad Moderna y no escaparon a él los cronistasconventuales, que se atuvieron con estricto rigor a la normativa de Menandro ysus antecesores sobre los elogios de la ciudad.

Sin casi excepción, todas las crónicas comenzaban loando la posición deLima en relación con el cielo, el mar y la tierra. Amén de destacarse sucentralidad geográfica, como estaba cerca del mar solía decirse que contaba“con las ventajas de una y otra situación”, estando “libre de los inconvenientesde cada una de las partes”, en tanto que aunaba “lo bueno de las dos”. Eranreiteradas las alusiones a la bondad de su clima y a lo llano de suemplazamiento, ofreciendo a la vista su traza regular, en absoluto “desigual ensus miembros, como un cuerpo bien proporcionado”. Inmediatamente después eldiscurso se dirigía a exaltar a Francisco Pizarro, su fundador, en un estilo épicopor tratarse de un militar, elogiando brevemente su persona y sus actos. Deseguido, y dado que Lima era una fundación colonial, los cronistassingularizaban la grandeza y magnificencia de la metrópoli “que por su poder seadueñó del lugar”. En la argumentatio subsiguiente se destacaban los órganosvirreinales de gobierno, las instituciones educativas y los monumentos limeños.Antes o después de ésta parte las crónicas ponderaban las cualidades de lapoblación local, resaltando, entre sus costumbres y virtudes, su piedadreligiosa, bien privada --demostrando que “cada uno de los ciudadanos sepreocupa del culto”-- o bien pública --relatando los ritos instituidos, lasfestividades religiosas, los templos erigidos y el cumplimiento escrupuloso delas funciones litúrgicas-- y concluían con el consabido repertorio de hombressabios y varones ilustres de la orden correspondiente61.

58 QUINTILIANO, Inst. Orat. V, 10, 37. Citamos por la traducción de Alfonso ORTEGA

CARMONA, Sobre la formación del orador, Salamanca, Universidad Pontificia, vols. 1 y 2, 1996-1999.59 Ibidem, III, 7, 26-27.60 HERMÓGENES, Progymn. 18. Cfr. la traducción de María Dolores RECHE MARTÍNEZ,

Ejercicios de retórica, Madrid, Gredos, 1991.61 Todas las analogías citadas se recogen en MENANDRO, De enc. 344-364, passim, según la

División de los discursos epidícticos traducida por Manuel GARCÍA GARCÍA y Joaquín GUTIÉRREZCALDERÓN en Dos tratados de retórica epidíctica, Madrid, Gredos, 1996.

Page 19: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

743

Así como los cronistas monásticos se sirvieron de la preceptiva retórica dela Antigüedad para organizar su discurso y transformar sus crónicas enverdaderas laudes historiae patriae, Lima quiso convertirse, por esteprocedimiento, en una Nueva Roma, émula americana de la capital de lacristiandad. Y ese carácter no se infirió únicamente del empleo de un eficazmétodo descriptivo --las laudes urbis--, rescatado del pasado por la oratoriamoderna, sino que respondía a la realidad rica y compleja de la sociedadvirreinal del Seiscientos que se trasmitió en cada una de las páginas de lostextos estudiados. Una realidad histórica y cultural que hizo posible que Lima,apenas un siglo después de su fundación, se convirtiera en uno de los centrospolíticos y comerciales de mayor importancia en la carrera de Indias y en una delas ciudades más monumentales del Barroco americano. Su trazado regular ysistema defensivo, sus equipamientos e infraestructuras, sus templos y grandesconjuntos conventuales y la utilización de los más variados y eficaces recursosde las artes plásticas para manifestar las verdades de la fe y los preceptos de laIglesia son tan sólo algunos de los elementos materiales que definieron a lacapital del Virreinato, reflejo de una intensa y espiritual vida civil. A ellacontribuyeron definitivamente las comunidades conventuales con su políticareligiosa, educativa y asistencial y, como demandaban sus intereses, con laredacción de unas crónicas cuyo talante apologético no debe ocultarnos laformidable capacidad de una estrategia sagrada que, concebida por loscapítulos, persiguió la implantación enérgica y perdurable de las órdenesmonásticas en la ciudad.

Page 20: AD MAIOREM ORDINUM GLORIAM: ARTE RETÓRICA Y ...

744

Ilustraciones

1. Plano de la ciudad fortificada de Lima, Pedro Nolasco, 1685, estampa.2. Esquema de la ciudad de Lima con los principales monasterios y

edificios conventuales, antes del terremoto de 1687: La Merced (1) - SantoDomingo (2) - San Francisco (3) - San Agustín (4) - San Pablo (5) - Encarnación (6) -Cercado (7) - Concepción (8) - San Martín (9) - Descalzos (10) - Descalzas (11) - SantaClara (12) - Belén (13) - Magdalena (14) - San Antonio (15) - Guadalupe (16) - SanIldefonso (17) - Guía (18) - Santa Catalina (19) - Prado (20) - Santo Tomás (21) - SanPedro Nolasco (22) [a partir de Durán Montero, 1994].

3. Convento de San Francisco de Lima, Pedro Nolasco, estampa, enMiguel Suárez de Figueroa, Templo de N. Grande Patriarca San Francisco de laProvincia de los Doze Apóstoles de el Perú en la Ciudad de los Reyes arruinado,restaurado y engrandecido de la providencia divina. En panegírico historial, y poéticocertamen, Lima, 1675


Recommended