Viena / Ring y Ringstrasse
(a partir de 1857)
RA
TH
OU
SE
-F
RIE
DR
ICH
SC
HM
IDT
-18
72 /
1883
UN
IVE
RS
IDA
D -
HE
INR
ICH
FE
RS
TE
L -
1873
/ 18
84
HO
FB
UR
GT
HE
AT
ER
-S
EM
PE
R Y
HA
SE
NA
UE
R -
1874
/ 18
88
PA
RLA
ME
NT
O -
TH
EO
PH
IL V
ON
HA
NS
EN
-18
72 /
1883
WAGNER, Otto. San Leopoldo
en Steinhof. Viena. 1902-1904.
Johann Bernhard Fischer von Erlach, Karlkirche. Viena 1715-.
Peter Behrens. Diseños para la AEG..
Érase una vez un maestro guarnicionero, un maestro hábil y bueno. Hacía sillas de montar con una forma tal que en nada recordaban a las de pasados siglos. Ni a las turcas o japonesas.Es decir, sillas de montar modernas. Pero él no lo sabía. Sólo sabía que hacía sillas de montar. Tan bien como le era posible.Llegó a la ciudad un curioso movimiento. Se llamaba Secession.Pedía que sólo se produjeran artículos de consumo modernos.Cuando el maestro guarnicionero oyó esto, cogió una de sus mejores sillas y se fue con ella a ver a un dirigente de la Secession.Y le dijo: «Señor profesor —ya que el hombre interpelado lo era, pues los dirigentes de este movimiento fueron nombrados enseguida profesores—, ¡señor profesor!, he oído hablar de susPretensiones. Yo también soy un hombre moderno. A mí también me gustaría trabajar de acuerdo con lo que es moderno. Dígame usted: esta silla de montar, ¿es moderna?»El catedrático observó la silla y dirigió al maestro un largo discurso del que solamente distinguió las palabras arte y artesanía, individualidad, moderna, Hermann Bahr Ruskin, artes aplicadas, etc., etc. Pero el resultado fue: No, esta silla no es una silla de montar moderna.El maestro se marchó de allí avergonzado. Y pensó, trabajó, y volvió a pensar. Pero a pesar de que se esforzaba mucho en cumplir las pretensiones del profesor sacaba siempre el mismoModelo de silla de montar.Afligido, se fue otra vez a ver al profesor. Le contó su pena.El profesor observó los intentos que había realizado el maestro y le dijo: «Querido maestro, usted no tiene fantasía. Sí, sí,era esto. Evidentemente, él no tenía fantasía. ¡Fantasía! Pero no sabía que en la actualidad fuera precisa para hacer sillas de montar.Si la hubiese tenido, seguramente se habría hecho pintor o escultor. Escritor o compositor. Pero el profesor le dijo: «Venga mañana otra vez. Estamos aquí para fomentar la industria y fecundarla con ideas nuevas. Quiero ver lo que puede hacerse por usted».Y en su clase, propuso el siguiente concurso: Un proyecto de silla de montar.Al día siguiente, llegó el maestro guarnicionero. El profesor pudo enseñarle 49 proyectos de sillas de. Montar. Sólo tenía 44alumnos, pero cinco proyectos los había hecho él. Tenían que pasar a estudio por su interés. Durante largo rato miró el maestro los dibujos y sus ojos se iban aclarando cada vez más. Luego dijo: «Señor profesor, si yo supiera tan poco de cabalgar, de caballos, de la piel y del trabajo de ésta como ellos, también tendría fantasía».Y vive feliz y contento.Y hace sillas de montar, ¿modernas?Lo ignora. Sillas de montar.
El maestro guarnicionero. Adolf Loos.
Sigmund Freud / Ludwig Wittgenstein / Rudolf Carnap..
1. La arquitectura como técnica: oficio, artesanía, construcción.
El arte como puro deseo y subjetividad.
2. Lo moderno como emancipación de la técnica del arte y reino de
la pura racionalidad y el anonimato.
3. La arquitectura como inclusión. Exterior objetivo, anónimo y
moderno + interior subjetivo.
4. La calificación de los espacios y vinculos interiores. El principio
del revestimiento.
El Hofburg. Viena.
Adolf Loos. Edificio Goldman & Salatsch (Michaelerplatz). 1909-1911. Viena.
Adolf Loos. Edificio Goldman & Salatsch (Michaelerplatz). 1909-1911. Viena.
Adolf Loos. Edificio Goldman & Salatsch (Michaelerplatz). 1909-1911. Viena.
Adolf Loos. Kartner Bar. 1907. Viena.
Adolf Loos. Kartner Bar. 1907. Viena.
El principio del revestimiento
Para el artista, todos los materiales son igual de valiosos, pero no son igual de adecuados para todas sus finalidades. La solidez y la
producción exigen materiales que, a menudo, no están de acuerdo con la finalidad propia del edificio. Pongamos que aquí tenga el
arquitecto la misión de hacer un espacio cálido y habitable. Las alfombras son cálidas y habitables. Este espacio podría resolverse
poniendo una de ellas en el suelo y colgando cuatro tapices de modo que formaran las cuatro paredes. Pero con alfombras no puede
construirse una casa. Tanto la alfombra como el tapiz requieren un armazón constructivo que los mantenga siempre en la posición
adecuada. Concebir este armazón es la segunda misión del arquitecto.
Este es el camino correcto, lógico y real que debe seguirse en el arte de construir. La humanidad también aprendió a construir en este
mismo orden. Lo primero fue el revestimiento. La persona buscaba salvaguarda de las inclemencias del tiempo, protección y calor
durante el sueño. Buscaba cubrirse. La manta es el detalle arquitectónico más antiguo. Primitivamente estaba hecha de pieles o de
productos del arte textil. Esta significación aún puede reconocerse hoy en las lenguas germánicas. Esa cubierta debía colocarse en algún
sitio si debía dar suficiente protección para toda una familia. Pronto llegaron también las paredes, para dar protección lateral. Y por
este orden se desarrolló el pensamiento constructivo, tanto en la humanidad como en el individuo.
Hay arquitectos que lo hacen de forma diferente. Su fantasía no forma los espacios, sino las paredes. Lo que quede entre las paredes
son los espacios. Y, para esos espacios, eligen después alguna forma de revestimiento que les parezca adecuada. Eso es arte por camino
empírico.
Pero el artista, el arquitecto, siente primero el efecto que quiere alcanzar y ve después, con su ojo espiritual, los espacios que quiere
crear. El efecto que quiere crear sobre el espectador, sea sólo miedo o espanto como en la cárcel; temor de Dios como en la iglesia;
respeto del poder del Estado como en el palacio; piedad como ante un monumento fúnebre; sensación de comodidad como en casa;
alegría como en una taberna; ese efecto viene dado por los materiales y por la forma. (…)
Gottfried Semper, Cabaña del Caribe, Der Stil, 1862
Adolf Loos. Casa Steiner. 1910. Viena.
Adolf Loos. Casa Steiner. 1910. Viena.
Adolf Loos. Casa Steiner. 1910. Viena.
Henry Hobson Richardson. Thomas Crane Public Library . Quincy Massachusetts. 1882.
Henry Hobson Richardson. Glessner House. Chicago. 1886-1887.
Henry Hobson Richardson. Glessner House. Chicago. 1886-1887.
Adolf Loos. Casa Josephine Baker. 1928. Paris.
Adolf Loos. Casa Josephine Baker. 1928. Paris.
Adolf Loos. Casa Müller. 1928-1930. Praga.
Adolf Loos. Casa Josephine Baker. 1928. Paris.
Adolf Loos. Casa Josephine Baker. 1928. Paris.
Adolf Loos. Casa Müller. 1928-1930. Praga.
Adolf Loos. Casa Müller. 1928-1930. Praga.