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Alexander, Lloyd - P3, El Castillo de Llyr

Date post: 06-Apr-2018
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  • 8/3/2019 Alexander, Lloyd - P3, El Castillo de Llyr

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    EL CASTILLO DE LLYR

    Crnicas de Prydain/3

    Lloyd Alexander

  • 8/3/2019 Alexander, Lloyd - P3, El Castillo de Llyr

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    Ttulo original: The Castle of LlyrTraduccin: Albert Sol 1966 by Lloyd Alexander

    1990 Ediciones Martnez Roca S. A.ISBN 84-270-1426-0Edicin digital: UmbrielR6 11/02

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    Nota del autor

    En esta crnica de Prydain, que sigue a El Libro de los Tres y El caldero mgico, lo quele sucede a la herona es tan importante y peligroso como la misin que debe llevar acabo el hroe. La princesa Eilonwy, la del cabello rojo y oro, debe hacer mucho ms que

    enfrentarse a la inevitable (y, en su opinin, absolutamente innecesaria) ordala deconvertirse en una joven dama. Tal y como le advierte Dallben, el viejo hechicero, Acada uno de nosotros le llega el momento en el que debe ser ms de lo que es. Y estoes as tanto para las princesas como para los ayudantes de porquerizo.

    En cierto sentido, El castillo de Llyr es una crnica ms romntica que las dosanteriores: Taran es claramente consciente de cules son sus sentimientos hacia Eilonwy.Y en algunos momentos incluso resulta ms cmica: por ejemplo, la terribledesesperacin de los compaeros cuando tienen que vrselas con el bienintencionadopero ms bien intil prncipe Rhun. El tono del relato quiz sea ms agridulce queabiertamente heroico. Pero la aventura debera contener algo ms aparte de loselementos tpicos del cuento de hadas: una joya mgica, una reina vengativa, un castillo

    misterioso y rivales que aspiran a obtener la mano de la princesa. La naturaleza delgnero fantstico permite que ocurran cosas capaces de revelar mucho ms claramentecules son nuestras debilidades y nuestras virtudes. Los habitantes de Prydain sonfiguras creadas por la fantasa; tengo la esperanza de que tambin resulten humanos.

    Sin embargo, Prydain es un lugar totalmente imaginario. Mona, el teln de fondodonde se desarrolla El castillo de Llyr, es el antiguo nombre gals de la isla de Anglesey.Pero ese teln de fondo no ha sido trazado con la precisin de quien dibuja un mapa y,ms que describirla de una forma realista, mi esperanza es haber logrado que el lectorsienta cmo era la tierra de Gales y sus leyendas.

    Algunos lectores quiz protesten, indignados ante el destino de varios villanos de estahistoria, especialmente ante el de uno de los canallas ms desagradables de todoPrydain. Creo mi deber recordarles que, aunque El castillo de Llyr, igual que los dos librosanteriores, es una crnica independiente y puede ser leda aparte de las dems, algunosde los acontecimientos que se relatan en l tienen consecuencias que llegan hasta unfuturo bastante lejano. Salvo lo dicho, no voy a dar ms pistas, y me limitar arecomendarles que procuren dar muestra de una de las virtudes ms difciles de practicar:la paciencia.

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    1 - El prncipe Rhun

    Eilonwy, la del cabello rojo y oro, la princesa Eilonwy, hija de Angharad, hija de Regatde la Casa Real de Llyr, estaba a punto de abandonar Caer Dallben. Dallben en personalo haba ordenado; y aunque el corazn de Taran se haba llenado de una repentina y

    extraa tristeza, saba que no serva de nada discutir las rdenes del viejo hechicero.La maana de primavera en que Eilonwy deba partir, Taran ensill los caballos y lossac del establo. La princesa, que se comportaba con una desesperada jovialidad, habarecogido sus escasas pertenencias y hecho un pequeo fardo que colgaba de su hombro.Rodeaba su cuello una cadenita de la que penda una luna creciente de plata; en su dedollevaba un anillo muy antiguo, y en el pliegue de su capa transportaba otra de sus mspreciadas posesiones: la esfera dorada que, a una orden suya, brillaba con una luz mspotente que la de cualquier antorcha.

    Dallben, cuyo rostro estaba ms ceudo que de costumbre y cuya espalda seencorvaba como si llevara una pesada carga, abraz a la joven ante la puerta de lacabaa.

    Siempre tendrs un sitio en Caer Dallben le dijo, y otro sitio ms grande en micorazn. Pero, desgraciadamente, educar a una joven dama es un misterio tan grandeque supera incluso a las artes de un hechicero. Y aadi con una rpida sonrisa, yahe tenido bastantes problemas educando a un Ayudante de Porquerizo. Te deseo unbuen viaje hasta la isla de Mona sigui diciendo Dallben. El rey Rhuddlum y la reinaTeleria son buenos y generosos. Estn dispuestos a protegerte y cuidar de ti igual que sifueran tus padres, y la reina Teleria podr ensearte cmo ha de comportarse unaprincesa.

    Bah! exclam Eilonwy. No tengo ganas de ser princesa! Y dado que ya soy unajoven dama, de qu otra forma pueda portarme, sino como tal? Eso es como pedirle aun pez que aprenda a nadar!

    Bueno dijo sarcsticamente Dallben, jams he visto a un pez con las rodillasdespellejadas, la ropa llena de agujeros y los pies descalzos. No creo que le favorecierandemasiado, igual que no te favorecen a ti. Y puso suavemente su nudosa mano sobreel hombro de Eilonwy. Nia, nia, es qu no lo comprendes? A cada uno de nosotrosle llega un momento en el que debe ser ms de lo que es. Se volvi hacia Taran.Cuida bien de ella le dijo. Que Gurgi y t vayis con ella es algo que no acaba dehacerme muy feliz, pero si eso puede ayudar a que vuestra separacin sea menos dura...

    La princesa Eilonwy llegar sana y salva a Mona respondi Taran.Procura volver t tambin sano y salvo le dijo Dallben. Mi corazn no estar

    tranquilo hasta que no lo hayas hecho.

    Abraz a la joven de nuevo y entr rpidamente en la cabaa.Haban decidido que Coll les acompaara hasta la embocadura del Gran Avren yvolvera con los caballos a Caer Dallben. E viejo y fornido guerrero, ya montado, lesaguardaba pacientemente. Gurgi, siempre hirsuto, esperaba sobre su pony con el aspectomelanclico de un bho al que le duele el estmago. Kaw, el cuervo amaestrado, se habaposado sobre la silla de montar de Taran y mantena un silencio nada propio de l. Taranayud a Eilonwy a montar en Lluagor, su corcel favorito, y subi a la grupa de Melynlas,su caballo de crines plateadas.

    El pequeo grupo dej Caer Dallben a su espalda y parti hacia las colinas que debanatravesar para llegar hasta el Avren. Taran y Coll iban un poco por delante de los dems,y Kaw se haba acomodado en el hombro de Taran.

    Nunca paraba de hablar y hablar dijo Taran con voz lgubre. Bueno, al menosCaer Dallben estar ms tranquilo...S dijo Coll.

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    Y no tendremos tantas preocupaciones. Siempre estaba metindose en los.Es verdad afirm Coll.Creo que es lo mejor para todos dijo Taran. Despus de todo, Eilonwy es una

    princesa de Llyr. No puede vivir igual que si fuera tan slo una Ayudante de Porquerizo.Muy cierto dijo Coll, contemplando las plidas colinas.Siguieron avanzando en silencio durante un rato.

    La echar de menos acab diciendo Taran, sin poderse contener, entre triste eirritado.El viejo guerrero sonri y se frot su reluciente calva.Se lo has dicho?No..., no exactamente tartamude Taran, Supongo que tendra que habrselo

    dicho, no? Pero cada vez que me dispona a hablarle de ello, yo... Me senta muy raro.Adems, cuando intentas hablar seriamente con ella nunca sabes con qu observacinestpida te va a salir...

    Quiz aquello que ms valoramos sea lo que ms nos cuesta comprender replicColl, sonriendo. Pero cuando vuelvas tendremos muchas cosas de que ocuparnos. Yalo vers, muchacho, no hay nada como el trabajo para hacer que un corazn turbado

    recobre la calma.Supongo que tienes razn dijo Taran con tristeza.

    A primera hora de la tarde pusieron rumbo hacia el oeste, all donde las colinasempezaban su prolongado descenso hasta llegar al valle del Avren. Cuando coronaban elltimo risco, Kaw salt del hombro de Taran y remont el vuelo, graznandonerviosamente. Taran hizo que Melynlas apretara el paso. Cuando lleg a la cima vio bajol la curva del gran ro, ms ancho aqu de lo que nunca haba podido verlo. El solarrancaba destellos al agua remansada en la baha. Una embarcacin de casco largo yesbelto se mova lentamente junto a la orilla, y a bordo de ella Taran pudo distinguirsiluetas que tiraban de cuerdas para izar el cuadrado de una vela blanca.

    Eilonwy y Gurgi tambin haban apretado el paso. Taran sinti que el corazn le dabaun vuelco; y para todos los compaeros ver la baha y el navo que aguardaba en ella fuecomo si una brisa del mar hubiera soplado sobre ellos trayndoles una aguda pena.Eilonwy empez a parlotear alegremente, y Gurgi agit los brazos con tal frenes que casise cay de la silla de montar.

    S, oh, s! grit. El osado y valiente Gurgi se alegra de seguir a su bondadosoamo y a la noble princesa en el flotar y el navegar!

    Bajaron por la pendiente y desmontaron junto a la orilla. Al verles llegar, los marineroscolocaron una tabla a modo de pasarela que iba del barco hasta la arena. Apenas lohaban hecho, un joven subi corriendo a ella y fue hacia los compaeros con gran

    premura. Pero cuando solo haba dado unos cuantos pasos por la oscilante pasarelaperdi el equilibrio, tropez y cay de bruces en el agua con un sonoro chapoteo.Taran y Coll corrieron hacia l para ayudarle, pero el joven ya haba logrado ponerse

    en pie y estaba avanzando torpemente hacia la orilla. Tena ms o menos la misma edadque Taran, un rostro redondo como la luna, ojos azul claro y una cabellera pajiza. Llevabauna espada, y una pequea daga ricamente adornada colgaba de su cinturn deeslabones plateados. Su capa y su jubn, bordados con oro y plata, haban quedadototalmente empapados; pero el desconocido no pareca sentir ninguna preocupacin, nipor su cada ni por el lamentable estado de su ropa. Al contrario, sonrea tan alegrementecomo si no le hubiera ocurrido nada.

    Hola, hola! grit, agitando una mano de la que an caa agua. Estoy viendo

    acaso a la princesa Eilonwy? Naturalmente! Tiene que ser ella!

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    Y, sin ms prembulos, sin tomarse ni tan siquiera el tiempo necesario para exprimir unpoco su capa, hizo tal reverencia que Taran temi que el joven fuera a perder el equilibrio.Volvi a erguirse y, con voz solemne, proclam:

    En nombre de Rhuddlum, hijo de Rhudd y de Teleria, hija de Tannwen, rey y reina dela isla de Mona, saludo a la princesa Eilonwy de la casa real de Llyr, y a..., bueno, al restode vosotros aadi, parpadeando a toda velocidad como si acabara de pensar en

    algo. Tendra que haberos preguntado cules eran vuestros nombres antes deempezar.Taran, sorprendido y un tanto molesto ante una conducta tan peculiar, dio un paso

    hacia adelante y se encarg de presentarle a los compaeros. El joven le interrumpiantes de que pudiera preguntarle su nombre.

    Esplndido! Tenis que volver a presentaros despus, uno por uno, si no quiz meolvide de vuestros nombres... Oh, veo que el capitn nos est haciendo seas. Estoyseguro de que debe tratarse de algo relacionado con las mareas. Siempre andapreocupado por ellas... Es la primera vez que dirijo una expedicin sigui diciendo conorgullo. Es sorprendentemente fcil. Lo nico que debes hacer es decirle a losmarineros...

    Pero quin sois? le pregunt Taran, perplejo.El joven le mir, pestaeando.Oh, no os lo he dicho? Soy el prncipe Rhun.El prncipe Rhun? repiti Taran con incredulidad.Cierto, cierto respondi Rhun sonrindole afablemente. El rey Rhuddlum es mi

    padre; y, naturalmente, la reina Teleria es mi madre. Qu os parece si vamosembarcando? No me gustara poner nervioso al capitn; realmente se preocupa muchopor esas mareas...

    Coll abraz a Eilonwy.Creo que cuando volvamos a verte no te reconoceremos le dijo. Sers una

    princesa soberbia.Quiero que me reconozcan! grit Eilonwy. Quiero ser yo!No temas le dijo Coll, guindole el ojo. Se volvi hacia Taran. Y t, muchacho...

    Adis. En cuanto vayas a regresar, manda a Kaw para que me avise y te recibir en labaha de Avren.

    El prncipe Rhun le ofreci su brazo a Eilonwy y la ayud a cruzar la pasarela. Gurgi yTaran les siguieron. Taran, que ya se haba formado cierta opinin sobre la agilidad deRhun, no quit ojo a la princesa hasta que Eilonwy se encontr sana y salva a bordo de lanave.

    La embarcacin era sorprendentemente espaciosa y bien provista. La cubierta,bastante larga, tena a cada lado bancos para los remeros. En la popa se alzaba una gran

    estructura en forma de cuadrado, coronada por una plataforma.Los marineros hundieron sus remos en el agua y llevaron la nave hasta el centro delro. Coll les sigui, trotando a lo largo de la orilla y saludndoles con la mano. Laembarcacin dobl una curva del ro, que segua hacindose cada vez ms ancho, y elviejo guerrero desapareci. Kaw se haba posado en la punta del mstil: la brisa silbabapor entre sus plumas y estaba agitando las alas con tanto orgullo que ms pareca ungallo negro que un cuervo. La distancia hizo que la orilla fuera volvindose gris, y laembarcacin avanz hacia el mar.

    Su primer encuentro con Rhun haba logrado dejarle perplejo y vagamente irritado,pero Taran ya estaba empezando a desear no haber conocido al prncipe. Taran habatenido intencin de hablar a solas con Eilonwy, pues haba muchas cosas que su corazn

    anhelaba contarle. Pero cada vez que lo intentaba, el prncipe Rhun pareca surgir de lanada, con su redondo rostro iluminado por una sonrisa jovial, gritando Hola, hola!, unsaludo que Taran iba encontrando ms irritante con cada nueva repeticin.

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    En una ocasin el prncipe de Mona fue corriendo hacia los compaeros paramostrarles un gran pez que haba capturado, lo cual encant a Eilonwy y a Gurgi, pero noa Taran; pues un instante despus Rhun concentr su atencin en alguna otra cosa yparti a la carrera, dejando a Taran con el mojado y escurridizo pez entre las manos. Y enotra ocasin el prncipe se inclin sobre la borda para sealarles un grupo de delfines, yestuvo a punto de que se le cayera la espada al mar. Por suerte Taran logr cogerla antes

    de que el arma se perdiera para siempre.Cuando estuvieron en alta mar, el prncipe Rhun decidi encargarse del timn: Peroapenas lo hubo cogido ste se le escap de entre los dedos. Rhun intent dominarlo, y laembarcacin empez a oscilar y a saltar con tal violencia que Taran se vio arrojado contrala borda. Un tonel de agua se solt de sus ataduras y empez a rodar por la cubierta, lavela se agit locamente ante el repentino cambio de curso y toda una hilera de remos casise parti en dos antes de que el timonel lograra quitarle el timn de las manos al prncipe,que segua decidido a aprender su manejo. El doloroso bulto que apareci en la cabezade Taran no hizo nada por aumentar su estima hacia las habilidades marineras delprncipe Rhun.

    Aunque el prncipe no hizo ms intentos de dirigir la nave, trep a lo alto de la

    plataforma y, una vez all, se dedic a darle rdenes a la tripulacin.Sujetad bien la vela! grit alegremente. Mantened el rumbo!Aunque nunca haba navegado, Taran se dio cuenta de que la vela ya estaba ms que

    sujeta y la embarcacin avanzaba siguiendo un rumbo inalterable; y no tard en percibirque los marineros, sin decir nada, se ocupaban tranquilamente de sus tareas y demantener la buena marcha de la nave, no prestando ni la ms mnima atencin a lo queles gritaba el prncipe.

    A Taran le dola la cabeza a causa del chichn; su jubn segua desagradablementehmedo y ola a pescado, y cuando por fin tuvo ocasin de hablar con Eilonwy su estadode nimo no era el ms adecuado para tal conversacin.

    Prncipe de Mona! Ya... farfull. No es ms que un..., un aspirante a prncipe, uncro torpe, un cabeza de chorlito. Y afirma dirigir la expedicin? Si los marinerosobedecieran sus instrucciones no tardaramos en encallar. Nunca he gobernado unanave, pero no me cabe duda de que podra hacerlo mejor que Rhun. Jams haba visto anadie tan bobo como l.

    Bobo? respondi Eilonwy. Bueno, s, a veces da la impresin de que no es muyespabilado. Pero estoy segura de que obra impulsado por una buena intencin, y creoque posee un gran corazn. De hecho, creo que es bastante agradable.

    S, ya me lo imaginaba replic Taran, an ms irritado por las palabras deEilonwy. Y todo porque te ofreci el brazo para que te apoyaras en l, no? Un gestogalante y de lo ms principesco... Tuviste suerte de que no te hiciera caer al agua.

    Bueno, por lo menos supo mostrarse corts observ Eilonwy, lo cual es algo queno suele darse con frecuencia en los Ayudantes de Porquerizo.Ayudante de Porquerizo... dijo secamente Taran. S, se es mi destino. Nac

    para ser Ayudante de Porquerizo, igual que el principito de Mona naci teniendo eserango. Es hijo de un rey y yo..., yo ni tan siquiera s quines eran mis padres.

    Bueno dijo Eilonwy, no puedes culpar a Rhun por haber nacido, verdad?Quiero decir que podras culparle de ello pero no te servira de nada. Sera igual que darpatadas a una roca con el pie descalzo.

    Taran lanz un bufido.Estoy seguro de que esa espada que lleva al cinto pertenece a su padre y estoy

    seguro de que nunca la ha utilizado para nada que no sea asustar a un conejo. Al menos

    yo me he ganado el derecho a llevar la ma. Y aun as sigue llamndose prncipe... Esque le basta con nacer para ser digno de su rango? Crees que vale tanto comoGwydion, hijo de Don?

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    El prncipe Gwydion es el mejor guerrero de toda Prydain replic Eilonwy. Nopuedes esperar que todo el mundo sea como l. Y tengo la impresin de que si unAyudante de Porquerizo hace todo lo que est en su mano y un prncipe tambin, no hayninguna diferencia entre ellos.

    Ninguna diferencia! exclam Taran, irritado. Ya veo que tienes una granopinin de Rhun!

    Taran de Caer Dallben, realmente creo que ests celoso declar Eilonwy. Y queests compadecindote de ti mismo. Y eso es tan ridculo como..., como pintarte la narizde verde.

    Taran no dijo nada ms; se dio la vuelta y se dedic a contemplar las olas conexpresin hosca.

    Para empeorar las cosas, el viento se hizo ms fuerte, el mar acab encrespndose yTaran descubri que apenas si era capaz de conservar el equilibrio. La cabeza le dabavueltas, y tema que la embarcacin pudiera acabar hundindose. Eilonwy, plida comouna muerta, se aferraba a la borda.

    Gurgi gimoteaba, lanzando terribles aullidos.;Ay, mi pobre y tierna cabeza est llena de giros y mareos! A Gurgi ya no le gusta

    este barco. Gurgi quiere ir a casa!El prncipe Rhun pareca encontrarse estupendamente. Coma con gran apetito y se

    mostraba extremadamente animado, mientras que Taran, enfermo y miserable, yacaacurrucado y cubierto por su capa. El mar no se calm hasta el ocaso y cuando cay lanoche Taran agradeci mucho el que la embarcacin atracara en una cala de aguastranquilas. Eilonwy sac de su equipaje la esfera dorada. Nada ms tenerla en sus manosla esfera empez a relucir y sus rayos hicieron brillar las oscuras aguas.

    Oh, qu es eso? exclam el prncipe Rhun, que haba bajado de su plataforma,Es mi juguete dijo Eilonwy. Siempre lo llevo conmigo. Nunca se sabe cundopuede resultar til.

    Asombroso! grit el prncipe. Jams haba visto nada igual. Examincuidadosamente la esfera dorada, pero apenas la tom en sus manos la luz dej debrillar. Rhun alz los ojos, muy preocupado. Me temo que la he roto.

    No le tranquiliz Eilonwy. No todo el mundo puede hacerla funcionar, eso estodo.

    Increble! dijo Rhun. Tienes que ensersela a mis padres. Ojal tuviramosunas cuantas esferas como sa repartidas por el castillo.

    Rhun le devolvi la esfera a Eilonwy despus de una ltima ojeada llena de curiosidad.Insisti en que la princesa deba dormir cmodamente en su cama y se prepar un lechoentre un montn de cordajes. Gurgi se hizo una bola cerca de l mientras que Kaw, sinhacer caso de las llamadas de Taran, quien le peda que abandonara el mstil, sigui en

    la punta de ste. Rhun se durmi en seguida y empez a roncar de forma tan estruendosaque Taran, llegando a los lmites de su paciencia, decidi tumbarse en la cubierta tan lejosdel prncipe como le fuera posible. Cuando por fin logr quedarse dormido, so que loscompaeros seguan en Caer Dallben y que nunca haban salido de all.

    2 - Dinas Rhydnant

    El paso de los das hizo que el humor de Taran mejorara. Los compaeros acabaronacostumbrndose a los movimientos de la nave; las atmsfera estaba siempre limpia,fresca y ola a sal, y Taran poda sentir en sus labios el sabor de las olas. El prncipeRhun se pasaba el tiempo subido a su plataforma, gritando rdenes a las que la

    tripulacin no haca caso, y los compaeros mataban las horas echndole una mano a losmarineros. Tal y como le haba profetizado Coll, el trabajo logr calmar poco a poco el

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    turbado corazn de Taran, pero, aun as, haba momentos en los que recordaba elpropsito de aquel viaje y deseaba que nunca llegara a su fin.

    Taran acababa de enrollar una cuerda cuando Kaw se dej caer del mstil y empez arevolotear a su alrededor, graznando como un loco. Un instante despus el viga gritanunciando haber divisado tierra. El prncipe Rhun les dijo a los compaeros que subierana la plataforma y stos se apresuraron a trepar por ella. Taran vio las colinas de Mona,

    baadas por el amanecer, que asomaban en el horizonte. La embarcacin se fueacercando al puerto de Dinas Rhydnant, con sus atracaderos y muelles, su rompeolas depiedra y sus grupos de naves. Abruptos acantilados se alzaban casi junto a las aguas, yen el ms alto de ellos haba un gran castillo desde el que se vean los estandartes de lacasa de Rhuddlum, que crepitaban movidos por la brisa.

    La embarcacin se desliz hasta el muelle; los marineros arrojaron las cuerdas deamarre y saltaron a tierra. Los compaeros, con el prncipe Rhun a la cabeza, fueronescoltados hasta el castillo por filas de guerreros que les rindieron honores con suslanzas.

    Pero ni tan siquiera aquel breve trayecto pudo terminar sin incidente. El prncipe deMona desenvain su espada para devolver el saludo que le haba hecho el Capitn de la

    Guardia y blandi el arma con un floreo tan exagerado que su punta se enganch en lacapa de Taran.

    Oh, cmo lo siento... exclam Rhun, examinando con gran curiosidad el profundodesgarrn de la tela causado por su hoja.

    Yo tambin lo siento, prncipe de Mona murmur Taran, enfadado con Rhun ypreocupado ante la mala impresin que su capa rota causara en el rey y la reina.

    No dijo nada ms, pero apret los labios y dese con todas sus fuerzas que los reyesno se dieran cuenta del desperfecto. El cortejo entr por las puertas del castillo y lleg aun gran patio. Hola, hola!, grit alegremente el prncipe Rhun, y corri hacia suspadres, que le estaban esperando. El rey Rhuddlum tena la misma cara redonda y jovialque el prncipe Rhun. Salud cordialmente a los compaeros, repitiendo las mismaspalabras un montn de veces. No dio seal alguna de haberse fijado en el desgarrn de lacapa de Taran, lo cual slo consigui aumentar la incomodidad de ste, y cuando acabde hablar la reina Teleria fue hacia ellos.

    La reina era una mujer robusta y de expresin afable, y vesta un holgado traje blanco;una tiara dorada cea su cabellera, que tena el mismo color pajizo que la del prncipeRhun. Cubri de besos a Eilonwy, abraz al todava preocupado Taran y dio un respingode sorpresa cuando vio a Gurgi, pero acab abrazndole tambin.

    Bienvenida, hija de Angharad dijo la reina Teleria, volvindose hacia Eilonwy. Tupresencia honra..., nia, deja de moverte todo el rato, estate quieta..., tu presencia honraa nuestra casa. Y, de repente, se call y cogi a Eilonwy por los hombros. Llyr

    bendito! exclam. De dnde has sacado esas ropas tan horribles? S, ya iba siendohora de que Dallben te dejara salir de ese miserable agujero suyo perdido en mitad de losbosques...

    Miserable agujero! grit Eilonwy. Amo Caer Dallben. Y Dallben es un granhechicero.

    Exactamente dijo la reina Teleria. Est tan ocupado arrojando hechizos yencantamientos que te ha dejado crecer igual que si fueras un hierbajo! Se volvi haciael rey Rhuddlum. No crees que tengo razn, querido?

    Cierto, cierto, igual que un hierbajo dijo el rey, contemplando a Kaw con graninters.

    El cuervo tens las alas, abri el pico y chill Rhuddlum!, lo cual pareci dejar

    inmensamente complacido al rey.Mientras tanto, la reina Teleria haba estado examinando atentamente a Taran y aGurgi.

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    Oh, fijaos en esa capa rota! Necesitis urgentemente ropa nueva afirm.Jubones nuevos, sandalias nuevas, de todo... Por suerte nuestro castillo dispone de unzapatero excelente. Iba de paso..., venga, querido, no hagas mohines o te saldrnarrugas..., pero hemos conseguido darle tanto trabajo que an est aqu, haciendozapatos. Nuestro gran mayordomo se ocupar de vosotros. Magg? grit. Magg?Dnde est Magg?

    Aqu y a vuestras rdenes respondi el gran mayordomo, que haba permanecidodurante todo ese tiempo a unos centmetros del codo de la reina Teleria. Llevaba una delas capas ms hermosas que Taran hubiera visto nunca, y la riqueza de sus bordadoscasi superaba a la de los que adornaban los atuendos del rey Rhuddlum. Magg sostenaen su mano una vara de madera ms alta que l, de su cuello colgaba una pesadacadena de plata y en su cinturn se vea un enorme aro de hierro del que habasuspendidas llaves de todas las clases y tamaos. Todo est preparado dijo Magg,haciendo una gran reverencia. Ya haba previsto cul sera vuestra decisin. Elzapatero, los sastres y el tejedor estn listos para empezar a trabajar.

    Estupendo! exclam la reina Teleria. Bien, en primer lugar la princesa y yoiremos a los telares, y Magg os ensear vuestros aposentos.

    Magg hizo una reverencia an ms pronunciada que la anterior y seal hacia adelantecon su vara. Taran sigui al gran mayordomo a travs del patio con Gurgi pisndole lostalones, cruz el umbral de un gran edificio de piedra y fue por un pasillo de techoabovedado. Al final de ste haba una puerta abierta: Magg apunt hacia ella con su varay se retir en silencio.

    Taran entr en la habitacin. La estancia era pequea pero cmoda y bien ventilada, yestaba iluminada por el sol que penetraba a travs de un angosto ventanal. El sueloestaba cubierto de hierbas aromticas y en una esquina haba un catre cubierto de paja.Taran apenas si haba tenido tiempo de quitarse la capa, cuando la puerta se abrirepentinamente y una cabeza cubierta de un revuelto cabello rubio asom por el hueco,

    Fflewddur Fflam! grit Taran, sorprendido y complacido al ver de nuevo a suamigo, ausente desde haca tanto tiempo. Qu gran alegra!

    El bardo agarr la mano de Taran y empez a sacudirla con todas sus fuerzas,propinndole ruidosas palmadas en el hombro. Kaw aleteaba sin parar mientras que Gurgihaca piruetas, gritaba a pleno pulmn y abrazaba a Fflewddur por entre un diluvio deramitas, hojas y vello.

    Bien, bien, bien! dijo el bardo. Desde luego, ya iba siendo hora de queaparecieras! Te he estado esperando. Pens que no llegaras nunca.

    Cmo se te ha ocurrido presentarte aqu? pregunt Taran, que estabaempezando a recuperar el aliento. Cmo sabas que debamos venir a DinasRhydnant?

    Oh, no he podido evitarlo respondi el bardo, radiante de placer. ltimamente nose ha hablado de nada ms que no fuera la princesa Eilonwy. Y, por cierto, dnde est?Debo verla inmediatamente para presentarle mis respetos. Tena la esperanza de queDallben te hara venir para acompaarla. Cmo est? Y cmo est Coll? Veo que tehas trado a Kaw. Por el gran Belin, hace tanto tiempo que no os veo que debo ponermeal da!

    Pero, Fflewddur le interrumpi Taran, de entre todos los sitios posibles, qu teha hecho venir a Mona?

    Bueno, no es muy largo de contar dijo el bardo. Decid probar en serio con esode ser rey. Y as lo hice, durante casi un ao. Pero entonces lleg la primavera, laestacin en que los bardos nos dedicamos a vagabundear y a cantar, y estar encerrado

    en palacio empez a parecerme insoportable, mientras que el aire libre tiraba de m, yantes de que pudiese darme cuenta de lo ocurrido ya me haba marchado. Nunca habavisitado Mona, as que tena una excelente razn para venir, no crees? Llegu a Dinas

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    Rhydnant hace una semana. El navo ya haba partido para ir a buscaros. De lo contrario,puedes estar bien seguro de que habra embarcado en l.

    Y puedes estar seguro de que habramos disfrutado ms con tu compaa que con ladel principito de Mona dijo Taran. Suerte tuvimos de que ese bobo de alta cuna nolograra hacernos chocar con un arrecife y hundirnos en plena marea baja, pero y Doli?le pregunt. Le he echado de menos tanto como a ti.

    Ah, el viejo Doli... El bardo se ri, meneando su amarilla cabeza. Intentencontrarle nada ms ponerme en marcha, pero parece haberse vuelto invisible: est consus parientes en el reino del Pueblo Rubio. Fflewddur suspir. Me temo que nuestrobuen enano ha perdido el amor por la aventura. Logr. mandarle un mensaje, pensandoque quiz deseara acompaarme para divertirse un poco, y l a su vez me mand otromensaje de respuesta. Lo nico que deca era: Humph!.

    Tendras que haber venido a recibirnos al puerto dijo Taran. Saber que estabasaqu me habra animado mucho.

    Ah... S, pensaba hacerlo contest Fflewddur con cierta vacilacin, pero cre quesera mejor esperar y darte una sorpresa. Adems, estaba muy ocupado haciendo losltimos retoques a una cancin que he compuesto sobre la llegada de la princesa. Quiz

    no est bien que lo diga, pero me ha quedado impresionante, y se nos menciona a todos,con gran cantidad de hazaas y hechos heroicos.

    A Gurgi tambin? pregunt Gurgi.Por supuesto. Esta noche os la cantar desde el principio hasta el final.Gurgi grit y empez a dar palmadas.Oh, Gurgi apenas si puede esperar a or esos acordes y discordes!Te aseguro que los oirs a su debido tiempo, viejo amigo le tranquiliz el bardo.

    Pero, como podis imaginaros, no dispona de un momento libre para unirme al cortejo debienvenida y...

    Una cuerda de su arpa se parti en dos.Fflewddur se quit del hombro su amado instrumento y lo contempl melanclicamente.Ya empezamos otra vez... suspir. Estas malditas cuerdas siempre tienen que

    partirse cada vez que..., ejem, cada vez que adorno un poco la verdad. Y, en este caso, laverdad es la siguiente: no fui invitado.

    Pero si todas las cortes de Prydain le rinden honores a un bardo del arpa dijoTaran. Cmo es posible que se les pasara por alto...?

    Fflewddur alz la mano.Cierto, cierto dijo. Esta corte me ha rendido honores, y no tengo ninguna queja al

    respecto. Pero eso fue antes de que se enteraran de que no soy un autntico bardo.Despus de eso..., bueno, me trasladaron a los establos confes.

    Tendras que haberles dicho que eres rey replic Taran.

    No, no dijo Fflewddur, meneando la cabeza. Cuando soy bardo soy bardo; ycuando soy rey..., bueno, eso no tiene nada que ver. Jams se me ocurrira mezclarambas cosas. El rey Rhuddlum y la reina Teleria son dos personas realmenteencantadoras sigui diciendo. Lo de los establos fue cosa del gran mayordomo.

    Ests seguro de que no hubo ningn error? le pregunt Taran. Por lo poco quehe visto de l, creo que desempea sus deberes a la perfeccin.

    Quiz demasiado bien, si quieres mi opinin al respecto dijo Fflewddur. No scmo logr enterarse de en qu punto haba dejado mis estudios de bardo, y antes deque pudiera darme cuenta... a los establos! La verdad, creo que odia la msica. Essorprendente la cantidad de gente que he llegado a conocer que, por una razn u otra, nosoporta a los arpistas.

    Taran oy unos golpes secos en la puerta. Era Magg, acompaado por el zapatero, unhombre callado y de expresin humilde que permaneca unos pasos por detrs de l.

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    No es que eso me moleste susurr Fflewddur. Es decir aadi mirando desoslayo su arpa, no me molesta ms de lo que puedo aguantar sin perder la calma. Volvi a echarse el instrumento a la espalda. S, bien, como te estaba diciendo, tengoque ir en busca de la princesa Eilonwy. Ya nos veremos luego. En los establos, si no teimporta. All podrs or mi nueva cancin. Y, con una mirada feroz dirigida a Magg,Fflewddur sali de la habitacin.

    El gran mayordomo, que no se haba fijado en esa mirada de irritacin, le hizo unareverencia a Taran.Tal y como orden la reina Teleria, vos y vuestro compaero tendris ropa y zapatos

    nuevos. El zapatero se encargar de satisfacer vuestros deseos.Taran tom asiento en un escabel de madera y en cuanto Magg sali de la habitacin

    el zapatero fue hacia l. Su cuerpo estaba encorvado por la edad, y su ropa estaba casidestrozada. Un trapo sucio le rodeaba la cabeza y guedejas de cabello canoso caan casihasta sus hombros. De su cinturn colgaban leznas, cuchillos de formas extraas ycorreas. Se arrodill ante Taran, abri un gran saco y meti la mano en l para sacar unascuantas tiras de cuero que fue esparciendo por el suelo. Contempl sus hallazgos con losojos medio cerrados, cogiendo primero una y despus otra para acabar arrojndolas a un

    lado.Debemos usar lo mejor, lo mejor grazn, con una voz muy parecida a la de Kaw

    . Tiene que ser lo mejor. Ir bien calzado es haber hecho ya la mitad del viaje. Se ri.Una gran verdad, eh? No es as, Taran de Caer Dallben?

    Taran dio un respingo de sorpresa. La voz del zapatero haba sufrido una bruscatransformacin. Taran contempl al anciano, que haba escogido por fin un trozo de cueroy estaba dndole forma con diestros golpes de un cuchillito curvado. El zapatero, su rostrotan marrn como el material que utilizaba, estaba mirndole fijamente.

    Gurgi pareca a punto de gritar. El zapatero se llev un dedo a los labios.Taran, confundido, se arrodill apresuradamente ante el zapatero.Gwydion, mi seor...Los ojos de Gwydion brillaron con un fugaz destello de placer, pero su rostro sigui

    serio y ceudo.yeme bien le dijo rpidamente en voz baja. Si nos interrumpen ya encontrar

    alguna forma de hablar contigo ms tarde. No le digas a nadie quin soy. Hay algo quedebes saber: la vida de la princesa Eilonwy corre peligro. Y aadi: Y la tuya tambin.

    3 - El zapatero

    Taran palideci. Su cabeza segua dando vueltas por el efecto de ver al prncipe deDon disfrazado de zapatero, y las palabras de Gwydion le haban dejado an ms

    confundido.Nuestras vidas corren peligro? se apresur a preguntarle. Cmo, es que lamano de Arawn de Annuvin puede llegar incluso a Dinas Rhydnant?

    Gwydion le hizo una sea a Gurgi para que montara guardia junto al umbral y se volvinuevamente hacia Taran.

    No dijo Gwydion con un seco gesto de su cabeza. Aunque la destruccin delCaldero Negro ha hecho posible que la ira de Arawn se convirtiese en una furia salvaje, laamenaza no viene de Annuvin.

    Taran frunci el ceo.Entonces, de quin se trata? En todo Dinas Rhydnant no hay nadie que nos desee

    mal alguno. No me estaris insinuando que el rey Rhuddlum o la reina Teleria...

    La casa de Rhuddlum siempre ha sido amiga de los hijos de Don y de Math, nuestroGran Rey replic Gwydion. No, Taran de Caer Dallben, tienes que mirar en otradireccin.

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    Pero quin deseara hacerle dao a Eilonwy? le pregunt Taran con vozapremiante. Todos saben que se encuentra bajo la proteccin de Dallben.

    Hay una persona capaz de enfrentarse a Dallben dijo Gwydion. Una personacontra la cual quiz mis propios poderes no sean bastante defensa, y a la que temo tantocomo al mismsimo Arawn. El rostro de Gwydion estaba muy tenso y sus verdes ojoscentellearon con una inmensa ira cuando pronunci una sola y spera palabra: Achren.

    Taran sinti que se le helaba el corazn.No murmur. No. Esa maligna hechicera ha muerto.Eso crea tambin yo respondi Gwydion. No es cierto. Achren vive.Pero no ha reconstruido el Castillo Espiral! exclam Taran, mientras que su mente

    volva a la mazmorra donde Achren le haba tenido prisionero.El Castillo Espiral sigue en ruinas, tal y como estaba cuando saliste de l dijo

    Gwydion, y las ruinas ya estn empezando a cubrirse de hierba. Y OethAnoeth, ellugar donde Achren me habra dado muerte, tampoco existe ya. He ido a esos sitios y loshe visto con mis propios ojos.

    Debes saber que llevo mucho tiempo pensando en cul fue su destino siguidiciendo Gwydion. Achren no ha dado ni la ms mnima seal de vida, igual que si se la

    hubiera tragado la tierra. Eso me inquietaba y turbaba profundamente mi corazn, y jamshe dejado de buscar alguna huella suya.

    Finalmente, logr encontrar esas huellas dijo Gwydion. Eran tan dbiles comopalabras susurradas al viento, rumores sorprendentes que, al principio, me parecieron tanslo frutos de la imaginacin. Un acertijo insensato para el que no hay respuesta... Quizhara mejor hablando de una respuesta sin acertijo sigui diciendo Gwydion, ydescubrir parte de ese acertijo requiri duros esfuerzos y penosos viajes. Ay, pordesgracia slo descubr una parte de l.

    Gwydion baj la voz. Mientras hablaba, sus manos seguan trabajando en la sandalia amedio terminar.

    Esto es lo que he descubierto: despus de que el Castillo Espiral se convirtiera enruinas, Achren se esfum. Al principio cre que habra buscado refugio en el reino deAnnuvin, pues vivi all largo tiempo como consorte de Arawn, y lo cierto es que Arawnconsigui su poder gracias a ella, cuando era Achren quien gobernaba todo Prydain.

    Pero Achren no haba ido all. Quiz temiese la ira de Arawn, pues haba dejado quela espada Dyrnwyn se le escurriera de entre los dedos, y no haba logrado arrebatarme lavida. Quiz no osaba enfrentarse a l despus de haber sido superada en ingenio por unajoven y un Ayudante de Porquerizo. No lo s con seguridad. Fuera lo que fuese, huy dePrydain y desde en ronces ningn hombre sabe qu ha sido de ella. Con todo, saber queest viva ya es causa suficiente para sentir miedo.

    Creis que est en Mona? le pregunt Taran. Buscar vengarse de nosotros?

    Pero cuando escap de Achren, Eilonwy no era ms que una nia; no comprendi nadade lo que hizo.No importa que lo comprendiera o que actuara inconscientemente: cuando sac a

    Dyrnwyn del Castillo Espiral, Eilonwy hizo que Achren sufriera su ms terrible derrota dijo Gwydion. Achren no perdona ni olvida. Frunci el ceo. Temo que ande detrsde Eilonwy, y no slo por venganza. Tengo la sensacin de que hay algo ms aparte deeso. An no puedo saber de qu se trata, pero debo descubrirlo en seguida. Quiz estnen juego ms cosas que la vida de Eilonwy.

    Si Dallben hubiese dejado que se quedara con nosotros... dijo Taran, muypreocupado. l tambin deba saber que Achren estaba viva. No comprendi queEilonwy correra peligro apenas dejara de encontrarse bajo su proteccin?

    Dallben tiene una gran mente y no siempre soy capaz de llegar hasta el fondo de susplanes dijo Gwydion. Sabe muchas cosas, pero es ms lo que presiente de lo querevela a los dems. Gwydion dej su lezna, cogi una correa de cuero y empez a

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    coserla a la sandalia, Dallben me avis de que la princesa Eilonwy ira a Mona y meaconsej que estuviera atento a lo que suceda en este sitio, y tambin me cont otrascosas. Pero es mejor que no hablemos de ellas por el momento.

    No puedo quedarme sentado sin hacer nada mientras que Eilonwy corre peligro insisti Taran. No hay forma alguna de que pueda ayudarte?

    La mejor ayuda que puedes prestarme es mantenerte callado le respondi

    Gwydion. Observa cuanto ocurra a tu alrededor. No hables de m ni hagas ningncomentario sobre nuestra conversacin, ni con la princesa Eilonwy ni tan siquiera conFflewddur. Sonri. Nuestro buen bardo me vio en los establos y, por suerte, no mereconoci. Mientras tanto...

    Antes de que el prncipe de Don pudiera terminar la frase, Gurgi empez a agitar losbrazos para avisarles. Oyeron pasos que se acercaban por el pasillo, y Gwydion seconcentr rpidamente en la tarea de terminar las sandalias.

    Hola, hola! exclam el prncipe Rhun, entrando en la habitacin, Ah, zapatero,ests aqu... Has terminado tu trabajo? Oh, hay que reconocer que son preciosas,verdad? dijo, con templando las sandalias. Asombrosamente bien hechas. No medisgustara nada tener un par. Oh... Mi madre quiere verte en la Gran Sala aadi,

    volvindose hacia Taran.El rostro de Gwydion se haba cubierto repentinamente de surcos y arrugas; sus

    hombros estaban encorvados y su voz temblaba bajo el peso de la edad.Venid conmigo, joven prncipe dijo Gwydion, hacindole una sea a Rhun y

    apartando los ojos de Taran, Tendris unas sandalias adecuadas a vuestro rango.Taran sali rpidamente de la habitacin y corri por el pasillo, con Kaw revoloteando

    detrs de l. Gurgi, con los ojos muy abiertos a causa del miedo, iba trotando a su lado.Oh, temible peligro! gimote Gurgi. Gurgi lamenta mucho que el gran hechicero

    nos haya enviado a este lugar lleno de amenazas. Gurgi quiere ocultar su pobre y tiernacabeza bajo la buena y amable paja de Caer Dallben.

    Taran le hizo una sea para que guardara silencio.Estoy seguro de que Eilonwy corre un peligro mucho mayor que nosotros

    murmur, yendo tan de prisa como poda hacia la Gran Sala. Y pensar que Achrenpuede aparecer en cualquier momento me resulta tan desagradable como a ti. PeroGwydion ha venido para proteger a Eilonwy, y nosotros debemos hacer lo mismo.

    S, s! exclam Gurgi. El valiente y leal Gurgi proteger tambin a la princesa decabello dorado, oh, s; y ella estar a salvo gracias a Gurgi. Pero resopl, Gurgi sigueteniendo muchas ganas de estar en Caer Dallben.

    Valor, amigo mo dijo Taran. Sonri y puso su mano sobre el tembloroso hombrode Gurgi. Los compaeros sabremos cuidarnos mutuamente para que nada malo leocurra a ninguno de nosotros. Pero recuerda..., ni una palabra de que Gwydion est aqu.

    Tiene sus propios planes y no debemos hacer nada que pueda revelrselos a los dems.Gurgi guardar silencio! grit Gurgi, llevndose las manos a la boca, Oh, s!Pero, cuidado aadi, sealando con el dedo a Kaw, porque ese negro pjarocharlatn puede acabarlo contando todo con graznidos y chillidos.

    Silencio! grazn Kaw, ladeando la cabeza. Silencio!Una vez en la Gran Sala, con sus losas que parecan cubrir un espacio tan grande

    como el huerto de Caer Dallben, Taran vio a Eilonwy rodeada por un grupo de damas dela corte. Algunas, de edad parecida a la suya, estaban escuchando con cara de granplacer lo que deca la princesa; el resto de damas, que se parecan enormemente a lareina Teleria, estaban frunciendo el ceo o murmuraban a escondidas. Magg, inmviljunto al trono de la reina, las observaba con expresin impasible.

    ...y ah estbamos deca Eilonwy, con los ojos echando fuego, hombro contrahombro, espada en mano! Los Cazadores de Annuvin salieron del bosque! Y un instantedespus cayeron sobre nosotros!

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    Las jvenes dejaron escapar un jadeo emocionado mientras que algunas de la damasms maduras emitan cacareos de horror que a Taran le recordaron el gallinero deDallben. Taran se dio cuenta de que Eilonwy llevaba una capa nueva; su cabello habasido cepillado y peinado de una forma diferente; ahora destacaba entre las damas de lacorte igual que un pjaro de plumas doradas, y Taran, sintiendo una extraa punzada enel corazn, se dio cuenta de que, de no haber sido por su voz, quiz no hubiera logrado

    reconocerla.Llyr bendito! exclam la reina Teleria, que se haba levantado de su tronomientras que Eilonwy se dispona a continuar con su relato de la batalla. Estoyempezando a pensar que no has tenido ni un... (mi querida nia, no pongas esa cara deplacer cuando hablas de cortar en pedacitos a la gente con espadas)... momento deseguridad en toda tu existencia. Parpade, mene la cabeza y se dio aire con unpauelo. Desde luego, me alivia mucho que Dallben haya decidido obrar con cordura yte haya mandado a vivir con nosotros. Por lo menos, aqu no corrers peligro.

    Taran contuvo el aliento, necesitando toda su fuerza de voluntad para contenerse y noproclamar a voz en grito lo que le haba contado Gwydion.

    Ah, aqu ests! dijo la reina Teleria, que haba visto a Taran. Quera hablarte

    del... (eso es, muchacho, camina con paso firme, haz una reverencia algo mspronunciada, si es que puedes, y por el amor de Llyr, no frunzas el ceo)... banquete realde esta noche. Supongo que te alegrar saber que tenemos planeado invitar a un bardoabsolutamente soberbio; bueno, es decir, alguien que afirma ser un bardo y que, dichosea de paso, afirma conocerte.

    Ese hombre que proclama ser un bardo ya ha recibido rdenes de acudir al banquetede esta noche dijo Magg, sin disimular su disgusto al tener que referirse a Fflewddur.

    As pues, y en lo que respecta al asunto de la ropa nueva, lo mejor ser que vayasinmediatamente con Magg y busques alguna prenda que ponerte sigui diciendo lareina Teleria.

    Ya me he ocupado de eso, dama Teleria murmur el gran mayordomo,entregndole a Taran un jubn y una capa pulcramente doblada.

    Maravilloso! exclam Teleria. Entonces, cuanto queda por hacer es... Bueno,creo que ya est todo hecho! Por lo tanto, Taran de Caer Dallben, sugiero que vayas...(no pongas ese ceo o envejecers antes de tiempo)... preparndote.

    Taran apenas si haba terminado de hacerle una reverencia a la reina Teleria cuandoEilonwy le cogi de un brazo, hizo lo mismo con Gurgi y se los llev a ambos a un rincn.

    Naturalmente, ya habrs visto a Fflewddur murmur. Supongo que esto irparecindose un poco ms a los viejos tiempos... Menos mal que est aqu! Jams habaconocido a mujeres ms tontas! Vaya, pero si creo que ni una sola de ellas ha manejadonunca una espada...! Lo nico que desean es hablar de los bordados y los trajes y de

    cmo llevar un castillo. Las que tienen esposo siempre andan quejndose de l, y las queno lo tienen siempre andan quejndose de lo difcil que es encontrar marido. Se hanpasado toda la vida en Dinas Rhydnant! Les cont un par de cosas sobre nuestrasaventuras; y no de las mejores..., sas me las guardo para despus, para cuando estspresente y puedas contar el papel que tuviste en ellas.

    Bien sigui diciendo Eilonwy, con los ojos chispeantes, despus del banquete nosreuniremos con Fflewddur y nos marcharemos a explorar ese sitio durante unos cuantosdas. No se darn ni cuenta de que nos hemos ido; aqu siempre hay montones de genteentrando y saliendo... Estoy segura de que Mona puede ofrecernos alguna que otraaventura, pero desde luego no vamos a encontrarlas en este ridculo castillo. Y ahora, loprimero que debes hacer es buscarme una espada... Ojal me hubiera trado una de Caer

    Dallben. No creo que vayamos a necesitar espadas, claro est, pero siempre es mejortenerlas a mano, por si acaso. Y, naturalmente, Gurgi deber traer consigo su bolsa decomida...

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    Eilonwy la interrumpi Taran, no podemos hacer eso.Por qu? le pregunt Eilonwy. Oh, de acuerdo, olvida las espadas. Nos iremos

    a buscar aventuras tal y como estamos... Le mir, indecisa. Pero qu te pasa?Desde luego, hay veces en que pones unas caras realmente extrasimas... Por ejemplo,ahora pones la misma cara que si estuvieras viendo cmo se te cae encima una montaa.Bien, tal y como deca...

    Eilonwy le dijo Taran con firmeza, no debes salir de Dinas Rhydnant.Eilonwy le mir fijamente, boquiabierta y tan sorprendida que por un momento no supoqu decir.

    Cmo! exclam. Qu has dicho? Que no debo salir del castillo? Taran deCaer Dallben, creo que el aire salobre del mar te ha reblandecido los sesos!

    Escchame le dijo Taran con voz grave, buscando alguna forma de convencer a laperpleja muchacha sin revelar el secreto de Gwydion. Dinas Rhydnant es... Bueno, esun sitio desconocido y no estamos familiarizados con l. No sabemos nada de Mona.Puede que..., puede que haya peligros que...

    Peligros! chill Eilonwy. Pues claro que los habr! Y el mayor de todos es queme muero de aburrimiento! No pienso hacerme vieja en este castillo, puedes estar

    seguro de eso! Y que t de entre toda la gente oses decirme que no debo buscar msaventuras...! Pero, bueno, qu te ocurre? Estoy empezando a creer que tu coraje se fuepor la borda junto con la piedra que sirve de ancla al barco de Rhun!

    No es un asunto de coraje protest Taran, Se trata de una simple cuestin deprudencia...

    Prudencia! exclam Eilonwy. Pero si antes nunca pensabas en lo que eraprudente o en lo que no lo era!

    La situacin es distinta dijo. Taran, Es que no puedes comprenderlo? lesuplic, aunque la expresin de su rostro le deca claramente que Eilonwy no entendapor qu le estaba diciendo todo aquello y, por un instante, sinti la tentacin de contarletoda la verdad. Pero, en vez de sucumbir a ella, la cogi por los hombros. No debessalir del castillo le orden con irritacin y como sospeche que tienes intencin dehacerlo le pedir al rey Rhuddlum que te haga vigilar.

    Qu? chill Eilonwy. Cmo te atreves a...? Y, de repente, sus ojos sellenaron de lgrimas. S, ya lo entiendo! Te alegra que me hayan enviado a estamaldita isla para vivir rodeada de gallinas cluecas! Estabas deseando librarte de m!Quieres que me quede aqu, prisionera de este horrible castillo... Eso es peor quemeterle la cabeza a alguien en un saco de plumas! Sollozando, Eilonwy empez apatalear, Taran de Caer Dallben, no pienso dirigirte la palabra nunca ms!

    4 - Sombras

    El banquete de aquella noche fue, con total seguridad, el ms alegre y animado de todala existencia del castillo. Kaw, que se haba posado en el respaldo de la silla de Taran,mova la cabeza hacia arriba y hacia abajo como si todo el banquete hubiera sidopreparado en su honor. El rey Rhuddlum estaba radiante; la conversacin y las risas delos invitados resonaban por toda la Gran Sala. Magg iba y vena por detrs de la granmesa que ocupaban las damas de la corte, chasqueando los dedos y susurrndolesrdenes a los criados que se encargaban de traer el interminable desfile de platos y vinos.Para Taran el banquete fue una autntica pesadilla; estuvo todo el rato en silencio,nervioso y preocupado, y apenas si prob la comida.

    No s por qu has de poner tan mala cara le dijo Eilonwy. Despus de todo, no

    eres t el que se ha de quedar aqu, verdad? Estoy intentando tomarme las cosas de lamejor forma posible y, la verdad, no puede decirse que me ayudes mucho. Y, por cierto,te recuerdo que dado tu comportamiento de antes pienso seguir sin dirigirte la palabra.

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    Y, sin hacer caso alguno de sus confusas protestas, Eilonwy le dio la espalda y empeza hablar animadamente con el prncipe Rhun. Taran se mordi el labio. Tena lasensacin de estar gritando sin voz mientras que Eilonwy, sin darse cuenta de nada,corra alegremente hacia el borde de un acantilado.

    Al final del banquete Fflewddur afin su arpa, fue hacia el centro de la Gran Sala ycant su nueva composicin. Taran le escuch sin gozar demasiado de ella, aunque se

    dio cuenta de que era la mejor que haba creado hasta la fecha. Cuando Fflewddur huboterminado, el rey Rhuddlum empez a bostezar y los invitados fueron levantndose de lamesa. Taran tir de la manga de Fflewddur y le llev hasta un rincn.

    He estado pensando en eso de los establos le dijo Taran, preocupado. No meimporta lo que diga Magg, no es un sitio adecuado para ti. Hablar con el rey Rhuddlum yme asegurar de que le ordene a Magg que te devuelva tu antiguo aposento del castillo.Taran vacil. Yo... Bueno, creo que sera mejor que estuviramos cerca los unos delos otros. Somos forasteros y no sabemos nada de este sitio y de sus costumbres.

    Por el Gran Belin, no dejes que eso te preocupe ni por un instante replic elbardo. Por mi parte, prefiero los establos. A decir verdad, sa es una de las razonesque me impulsan a vagabundear por el mundo, as consigo salir de esos aburridos

    castillos... Y, adems aadi, tapndose la boca con la mano, tendramos problemascon Magg, y si acaba hacindome perder los estribos, las espadas saldrn de sus vainas,ya que los Fflam tienen la sangre ardiente, y no creo que se sea el tipo de conductacorts que se espera de un invitado, verdad? No, no, todo ir estupendamente.Volveremos a vernos por la maana. Y, con esas palabras, Fflewddur se ech su arpaal hombro, le dio las buenas noches y sali de la Gran Sala.

    Algo me dice que deberamos mantenernos alerta le dijo Taran a Gurgi. Puso sundice bajo las patas de Kaw y coloc al pjaro en el hombro de Gurgi: una vez all, Kawempez a hurgar con el pico por entre el revuelto vello de Gurgi. Mantente cerca de lahabitacin de Eilonwy sigui diciendo. Pronto me reunir contigo. No te apartes deKaw y si ves algo que se salga de lo normal haz que venga a buscarme. Gurgi asinti.

    S, s murmur. El leal Gurgi vigilar atentamente y proteger los sueos ysopores de la noble princesa.

    Taran fue hacia el patio, ocultndose entre la multitud de invitados que se marchaban.Camin raudo hacia los establos, con la esperanza de encontrar a Gwydion. El lmpidocielo nocturno estaba cuajado de estrellas, y una brillante luna se cerna sobre los riscosde Mona. Una vez en los establos, Taran no descubri rastro alguno del prncipe de Don,aunque se tropez con Fflewddur, enroscado sobre la paja, el brazo posado sobre su arpay roncando apaciblemente.

    Taran volvi al castillo, que ya haba quedado sumido en la oscuridad. Se quedinmvil, indeciso, sin saber en qu otro sitio buscar a Gwydion.

    Hola, hola! exclam el prncipe Rhun, doblando una esquina a tal velocidad quecasi hizo caer de bruces a Taran. Veo que sigues despierto, eh? Yo tambin! Mimadre dice que siempre debo dar un breve paseo antes de dormir: es muy bueno para lasalud. Supongo que estars haciendo lo mismo que yo, no? Excelente! Pasearemosjuntos.

    Nada de eso! replic Taran, pues no tena ni el ms mnimo deseo de cargar conla compaa del atolondrado prncipe. Yo... Estoy buscando a los sastres se apresura decir. Dnde se alojan?

    Ests buscando a los sastres? Qu extrao! Para qu? le pregunt Rhun.Mi jubn respondi rpidamente Taran. No... No acaba de quedarme bien.

    Tengo que pedirles que me lo arreglen.

    A estas horas de la noche? pregunt Rhun, con su redondo rostro de lunamostrando una cierta perplejidad. Vaya, esto s que es realmente sorprendente! Seal hacia una parte del castillo, totalmente sumida en la oscuridad. Sus aposentos

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    quedan por all. Pero, la verdad, creo que si les despiertas de su sueo no estarn de muybuen humor y quiz se nieguen a usar la aguja. Ya sabes que los sastres pueden llegar aser muy susceptibles. Yo te aconsejara que esperases hasta maana.

    No, tiene que ser ahora dijo Taran, impaciente y queriendo librarse de Rhun.El prncipe se encogi de hombros, le dese que pasara una buena noche y se alej a

    toda velocidad. Taran fue hacia un grupo de cabaas situado detrs del establo, pero

    tampoco all encontr a Gwydion. Desanimado, ya haba decidido volver con Gurgicuando vio algo que le hizo quedarse muy quieto. Una silueta avanzaba rpidamente atravs del patio, no hacia la puerta principal, sino hacia el ngulo ms alejado de la granmuralla de piedra.

    Quiz Eilonwy hubiera logrado escapar a la vigilancia de Gurgi... Taran estuvo a puntode gritar pero, temiendo despertar a todo el castillo, decidi seguir a aquella silueta. Uninstante despus sta pareci esfumarse en el aire. Taran sigui avanzando. Cuandolleg a la muralla, tropez con una angosta abertura que apenas si permita el paso deuna persona puesta de lado. Taran atraves la cortina de yedra que la disimulaba y seencontr fuera del castillo, en una ladera rocosa desde la que se dominaba la baha.

    Y, de repente, Taran se dio cuenta de que la silueta a la que vena siguiendo no era

    Eilonwy: caminaba de una forma distinta, y era demasiado alta. La sombra, envuelta enuna capa, se volvi para lanzarle una furtiva mirada al castillo, la luna brill un segundosobre sus rasgos y Taran contuvo el aliento.

    Era Magg.El gran mayordomo empez a bajar rpidamente por un abrupto sendero, movindose

    igual que una araa. Taran, dominado por el miedo y la sospecha, le sigui a travs de lasrocas y guijarros, esforzndose cuanto poda por avanzar con un mximo de rapidez ysilencio. Pese a que la noche era muy clara, andar por aquel sendero estaba resultndolebastante difcil, pues tena que esquivar continuamente los grandes peascos quebrotaban del suelo, y mientras iba en persecucin de Magg, acercndose cada vez ms ala dormida baha, anhel tener consigo la luz emanada por l juguete de Eilonwy.

    Magg se encontraba ya en terreno llano, muy por delante de Taran, y estabaavanzando pegado al rompeolas: lleg al final de ste y, con una sorprendente agilidad,salt al gran montn de rocas en que terminaba y empez a trepar por l, esfumndoseuna vez ms. Taran ech a correr, olvidando toda precaucin pues tema perder a Magg.El agua iluminada por la luna lama el final del rompeolas con un suave murmullo. Unasombra se movi fugazmente por entre los soportes de madera. Taran, alarmado, sedetuvo y volvi a ponerse en marcha un instante despus. Sus ojos estaban empezando agastarle bromas pesadas. Incluso las rocas parecan alzarse ante l como bestiasagazapadas que se incorporaban repentinamente para amenazarle.

    Taran trep por la oscura barrera de rocas. El agua giraba bajo l en un serie de

    remolinos resplandecientes, espumeando por entre las piedras. Finalmente, logr llegar ala cima, con el eco del oleaje resonando en sus odos, y all se qued, pues no se atrevaa seguir avanzando. Magg se haba detenido a no muchos pasos de distancia, justodonde empezaba un pequeo brazo de tierra firme. Taran le vio arrodillarse y hacer unrpido gesto con las manos. Un instante despus vio parpadear una luz.

    El gran mayordomo haba encendido una antorcha que alz sobre su cabeza,moviendo la parpadeante llama muy despacio, hacia adelante y hacia atrs. Taran leobserv, perplejo y lleno de miedo, y unos instantes despus vio un puntito de luzanaranjado que brillaba encima de las aguas. Taran pens que aquella seal derespuesta slo poda venir de una embarcacin, aunque le resultaba imposible hacerseidea alguna de cul sera su forma o a qu distancia estaba. Magg volvi a agitar la

    antorcha, esta vez de una forma distinta. La luz de la nave repiti su movimiento y seextingui. Magg arroj su antorcha a las negras aguas, que la apagaron con un levechisporroteo; se dio la vuelta y avanz rpidamente hacia el montn de rocas sobre el que

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    estaba tendido Taran. Taran, al que la sbita oscuridad haba dejado parpadeando, algodesconcertado, intent bajar de ellas antes de que Magg se le viniera encima, pero nologr encontrar ningn asidero para los pies. Impulsado por el pnico, busc a tientasalguna roca ms alta a la que pudiera trepar, resbal y alarg intilmente su mano enbusca de alguna otra. Poda or a Magg, cada vez ms cerca, y acab dejndose caersobre las agudas rocas. Intent ocultarse entre las sombras, torciendo el gesto a causa

    del dolor. La cabeza de Magg apareci por encima de las rocas, y en ese mismo instanteTaran sinti que alguien le sujetaba firmemente por detrs.Taran intent desenvainar su espada. Una mano cay sobre su boca, ahogando su

    grito, y Taran se vio arrastrado rpidamente hacia las espumeantes olas. Un segundodespus las manos que le haban capturado le depositaron silenciosamente entre laspiedras.

    No hagas ningn ruido! le orden en un susurro la voz de Gwydion.Taran sinti tal alivio que todos los msculos se le aflojaron de golpe. Magg baj por el

    montn de peascos y pas a unos tres metros escasos de las dos siluetas agazapadasentre las sombras. Gwydion, que se agarraba a las rocas con el cuerpo medio escondidopor las olas, le indic a Taran que permaneciera inmvil. El gran mayordomo se dirigi

    rpidamente hacia el castillo, dejando atrs el rompeolas y sin volverse a mirar ni por unasola vez.

    Hay que cogerle! le dijo Taran a Gwydion con voz apremiante. Cerca hay unanave anclada. Vi como le haca seales. Tenemos que obligarle a revelarnos qu esttramando.

    Gwydion men la cabeza. Sus verdes pupilas estaban clavadas en la ya casi invisiblesilueta de Magg y sus tensos labios ponan al descubierto sus dientes con la terriblesonrisa del lobo que acecha a su presa. Segua vistiendo los harapos del zapatero; peroDyrnwyn, la espada negra, colgaba de su cinto.

    Djale ir murmur. El juego an no ha terminado.Pero la seal... empez a decir Taran.Gwydion asinti.Yo tambin la vi. He estado vigilando el castillo desde que te dej. Aunque hace un

    momento aadi con una cierta severidad, tem que un Ayudante de Porquerizoacabara cayendo en una trampa destinada a capturar a un traidor. Quieres rendirme ungran servicio? Pues vuelve inmediatamente al castillo y no te apartes de la princesa.

    Pero no ser peligroso dejar que Magg siga adelante con sus planes? le preguntTaran.

    Tenemos que permitrselo, al menos durante un cierto tiempo replic Gwydion.El zapatero no tardar en dejar su lezna y empuar la espada, pero hasta entonces tienesque permanecer callado. No voy a interferir con los planes de Magg..., por lo menos, no

    hasta saber en qu consisten.Los pescadores de Mona ya le han contado a un inofensivo y algo curioso zapateroparte de lo que debe saber sigui diciendo Gwydion, lo suficiente para estar segurode una cosa: Achren est a bordo de esa embarcacin.

    S aadi Gwydion mientras que Taran daba un respingo, ya lo habasospechado. Ni tan siquiera Achren osara atacar directamente a Eilonwy. El castillo tienefuertes muros y est bien protegido: slo la traicin puede abrir sus puertas. Achrennecesitaba una mano para que la ayudara en sus planes, y ahora s a quin perteneceesa mano.

    Pero por qu? dijo, frunciendo el ceo, casi como hablando consigo mismo. Anhay demasiadas cosas ocultas... Si mis temores acaban resultando ciertos... Mene la

    cabeza. No me gusta usar a Eilonwy como cebo para una trampa, pero no puedo hacerotra cosa.A Magg siempre podemos vigilarle dijo Taran, pero y Achren?

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    Debo encontrar algn medio que me permita averiguar cul es su plan, as como heaveriguado los de Magg replic Gwydion. Y ahora, vete le orden. Quiz todoesto no tarde en aclararse. sa al menos es mi esperanza, pues no quiero ver a laprincesa Eilonwy en peligro durante demasiado tiempo...

    Taran se apresur a obedecer la orden de Gwydion. Dej al prncipe de Don en labaha, y volvi tan de prisa como pudo por el serpenteante camino que llevaba al castillo;

    encontr la abertura en el muro y entr por ella al oscuro patio. Saba que mientras Maggpudiera moverse libremente por el castillo, Eilonwy no estara a salvo. Pero al menospodan mantenerle vigilado. El terror que helaba el corazn de Taran vena de aquellanave que aguardaba en la noche. Los recuerdos de Achren, hermosa e implacable,volvieron en tropel a su cerebro. Record su rostro lvido, su voz que hablaba con talsuavidad de tormentos y muerte. Era su sombra la que asomaba tras el traicionero granmayordomo.

    Cruz el patio de prisa y sin hacer ruido. Una tenue luz brillaba en uno de losventanales. Taran fue cautelosamente hacia ella, se puso de puntillas y mir por encimadel alfizar. La luz de una lamparilla de aceite le permiti ver la silueta del granmayordomo. Magg tena en la mano una gran daga que no paraba de agitar, el rostro

    contorsionado en una mueca de ferocidad. Pasados unos minutos ocult el arma entresus ropas, cogi un pequeo espejo en el que se mir, sonriendo, frunci los labios y seestuvo contemplando un rato ms con una expresin satisfecha. Taran le observ lleno derabia y horror, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no irrumpir en la habitacin. Unosinstantes despus el gran mayordomo apag la luz con una ltima sonrisa. Taran apretlos puos, se dio la vuelta y entr en el castillo.

    Fue a la habitacin de Eilonwy y se encontr a Gurgi enroscado sobre las losas delsuelo, medio dormido. Al orle llegar, Gurgi parpade y se levant de un salto. Kaw, muyadormilado y con el plumaje tan revuelto como el vello de Gurgi, asom la cabeza pordebajo de su ala.

    Todo tranquilo murmur Gurgi. S, s, Gurgi ha montado guardia y no se haalejado de la puerta! El valeroso y sooliento Gurgi protege a la noble princesa de doloresy pesares. Su pobre y tierna cabeza est cansada pero no se ha dormido, oh, no!

    Te has portado muy bien le dijo Taran. Duerme, amigo mo. Anda, ve y dejadescansar esa pobre cabeza tuya. Yo me quedar aqu hasta que amanezca.

    Gurgi se march por el pasillo, bostezando y frotndose los ojos, y Taran ocup el sitioque aqul haba dejado libre ante la puerta. Se dej caer sobre las losas y, con la manoen la empuadura de la espada, apoy la cabeza en las rodillas y luch contra su propiocansancio. Pese a sus esfuerzos, hubo una o dos ocasiones en las que acabadormilndose para despertar sobresaltado. El pasillo de techo abovedado fueiluminndose con la claridad del amanecer. Aliviado, Taran vio los primeros rayos del sol

    y, por fin, se permiti cerrar los ojos.Taran de Caer Dallben!Taran se levant de un salto, buscando a tientas su espada. Eilonwy, descansada y

    con el aspecto de quien ha dormido muy bien, estaba de pie en el umbral, mirndole, Taran de Caer Dallben! repiti Eilonwy. Poco me ha faltado para tropezar contigo!Pero qu ests haciendo aqu?

    Aturdido, Taran no supo qu responderle y acab farfullando que el pasillo le habaparecido ms cmodo que su habitacin. Eilonwy mene la cabeza.

    Es la tontera ms grande que he odo en lo que va de maana observ. Claroque quiz acabe oyendo alguna tontera an ms grande, pues todava es pronto, aunquelo dudo. Estoy empezando a pensar que nunca lograr entender a los Ayudantes de

    Porquerizo... Se encogi de hombros. Bueno, me voy a desayunar. Y creo que tdeberas hacer lo mismo, en cuanto te hayas lavado la cara y te hayas peinado un poco.S, creo que te sentara bastante bien. Pareces tan nervioso como una rana con pulgas!

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    Y antes de que pudiera detenerla, Eilonwy desapareci por el pasillo, sin esperar a queTaran acabara de espabilarse. ste corri detrs de ella. Pese a que haca sol, tena laimpresin de que el castillo estaba lleno de sombras que se pegaban a su cuerpo igualque negras telaraas. Esperaba que Gwydion ya hubiera conseguido descubrir culeseran los planes de Achren. Pero Magg segua libre, y Taran, que recordaba muy bien ladaga oculta en sus ropas, no tena ninguna intencin de permitir que Eilonwy se apartara

    de su vista ni por un segundo.Hola, hola! El prncipe Rhun sali de su habitacin justo cuando Taran pasabaante la puerta, su redondo rostro tan reluciente y jovial como si acabara de frotarloenrgicamente con una toalla. Vas a desayunar? pregunt el prncipe, dndole unapalmada en el hombro. Estupendo! Yo tambin.

    De acuerdo, entonces ya nos veremos en la Gran Sala se apresur a contestarTaran, luchando por quitarse de encima la mano de Rhun.

    Es sorprendente el apetito que te entra despus de una noche de buen sueo,verdad? sigui diciendo el prncipe Rhun. Oh, por cierto, qu tal te fue con lossastres?

    Sastres? le respondi Taran con impaciencia. Qu sastres? Oh... S, s,

    hicieron cuanto les ped aadi rpidamente, escudriando el pasillo.Esplndido! exclam Rhun. Ojal tuviera tanta suerte como t. Sabes que ese

    zapatero no ha terminado mi par de sandalias? Haba empezado a trabajar en ellas, salicorriendo y no he vuelto a verle.

    Quiz tuviera pendiente un asunto de mayor importancia dijo Taran. Igual queyo...

    Qu puede haber de ms importante para un zapatero que hacer zapatos? lepregunt Rhun, De todas formas... Chasque los dedos. Ah! Claro, saba que seme olvidaba algo. Mi capa. Espera, slo tardar un momento.

    Prncipe Rhun exclam Taran, tengo que ver a la princesa Eilonwy.En seguida estaremos all respondi Rhun desde el interior de su habitacin.

    Oh, vaya! Se me ha roto la correa de la sandalia! Ojal ese zapatero hubiera terminadocon su trabajo!

    Dejando al prncipe de Mona todava metido en su habitacin, Taran corri hacia laGran Sala, muy preocupado. El rey Rhuddlum y la reina Teleria ya estaban sentados a lamesa y, como de costumbre, a la reina la rodeaban sus damas. Taran mir rpidamente asu alrededor. Magg, quien siempre sola estar all, no era visible por parte alguna.

    Y tampoco haba ni rastro de Eilonwy.

    5 - El juramento

    Dnde est Eilonwy? grit Taran, y tanto el rey Rhuddlum como la reina Teleria lemiraron fijamente, asombrados. Dnde est Magg? Se la ha llevado! Alteza, os losuplico, llamad a vuestra guardia. Ayudadme a encontrarles. La vida de Eilonwy correpeligro!

    Qu, qu? cacare la reina Teleria. Magg? La princesa? Jovencito, creo queests demasiado nervioso y alterado. Quiz sea que el aire marino... (no tiembles de esaforma y deja de mover los brazos)... se te ha subido a la cabeza. Que alguien no se hayapresentado a desayunar no significa que corra peligro. Verdad que no, querido? pregunt, volvindose hacia el rey.

    Pues creo que no, querida respondi Rhuddlum. Y creo que acusar de estaforma a un sbdito leal es algo bastante grave aadi, mirando con expresin seria a

    Taran. Qu razn tienes para acusarle de eso?Y por un instante Taran no supo qu responder, perplejo y desgarrado entre dosimpulsos contradictorios. Gwydion le haba hecho jurar que guardara todo aquello en

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    secreto. Pero Magg ya haba actuado. Segua estando obligado a guardar el secreto?Finalmente, tom una decisin y dej que las palabras fluyeran de sus labios, narrando atoda velocidad y, en algunos instantes, de forma ms bien confusa, cuanto haba ocurridodesde que los compaeros llegaron a Dinas Rhydnant. La reina Teleria mene la cabeza.Este zapatero disfrazado de prncipe Gwydion... O era al revs? Y todo eso de losbarcos y las seales hechas con antorchas para avisar a una hechicera... Bueno,

    jovencito, creo que es la historia ms improbable que he odo en toda mi vida.Cierto, cierto dijo el rey Rhuddlum. Pero no creo que nos cueste demasiadoaveriguar cul es la verdad. Traed aqu a ese zapatero y pronto sabremos si es el prncipede Don o no.

    El prncipe Gwydion quiere averiguar el paradero de Achren grit Taran. Os hecontado la verdad. Si se comprobara que he mentido, estoy dispuesto a pagar por ello conmi vida. Queris tener una prueba de que todo cuanto he dicho es cierto? Haced veniraqu a vuestro gran mayordomo.

    El rey Rhuddlum frunci el ceo.S, desde luego, el que Magg no est aqu resulta bastante raro admiti. Muy

    bien, Taran de Caer Dallben. Se le encontrar y repetirs tu historia delante de l.

    Dio una palmada y orden a un sirviente que buscara al gran mayordomo.Taran saba que el tiempo pasaba velozmente y que cualquier retraso poda hacer que

    Eilonwy perdiera la vida. Ya casi haba enloquecido de preocupacin cuando el sirvientevolvi por fin diciendo que Magg no pareca estar en parte alguna del castillo, y quetampoco haba forma de encontrar a Eilonwy. Mientras el rey Rhuddlum guardabasilencio, algo confundido an por lo que Taran le haba dicho, Gurgi, Kaw y Fflewddurentraron en la Gran Sala. Taran corri hacia ellos.

    Magg! Canalla, araa rastrera...! exclam el bardo tan pronto como Taran le hubocontado lo sucedido. Gran Belin, Eilonwy se ha marchado con l! Les vi salir al galopepor la puerta principal. La llam, pero no me oy. Pareca estar bastante alegre. No tenani idea de que algo anduviera mal. Pero ahora ya deben de estar muy lejos de aqu!

    La reina Teleria se puso plida como una muerta, las damas de la corte dejaronescapar jadeos de terror y el rey Rhuddlum se levant de un salto.

    Has dicho la verdad, Taran de Caer Dallben.Y sali de la Gran Sala llamando a gritos a la guardia. Los compaeros se apresuraron

    a seguirle. Las puertas de los establos se abrieron apresuradamente obedeciendo lasrdenes del rey Rhuddlum. Unos instantes despus el patio estaba lleno de guerreros,cuyos caballos piafaban impacientes. El prncipe Rhun tambin estaba all, contemplandocon curiosidad todo el ajetreo.

    Hola, hola! le dijo a Taran. Qu pasa, vais a ir de caza? Esplndida idea. S,una buena cabalgata matinal... Creo que me sentara estupendamente.

    Vamos de caza, s, pero la presa es vuestro traicionero mayordomo replic Taran,apartando a Rhun y yendo hacia el rey Rhuddlum. Alteza, quin es el capitn devuestros guerreros? Dadnos vuestro permiso y nos pondremos a sus rdenes.

    Siento tener que decirlo, pero ese cargo estaba ocupado por el mismsimo Magg respondi el rey. En Mona nunca hemos tenido guerras, razn por la cual nonecesitbamos un capitn de guerreros, y no me pareci que hubiera nada de malo endarle ese ttulo honorfico. Yo mismo dirigir el grupo de bsqueda. En cuanto avosotros... S, ayudadnos en todo aquello que os sea posible.

    Y mientras el rey Rhuddlum se ocupaba de organizar a los guerreros, Taran y loscompaeros empezaron a preparar los arreos y a repartir armas. Taran vio que el prncipeRhun haba montado a lomos de una yegua de varios colores que se obstinaba en ir

    dando vueltas por el patio pese a los esfuerzos del prncipe por controlarla. Fflewddur yGurgi ya haban sacado tres caballos del establo. Echarle un vistazo a los animales hizoque Taran sintiera una aguda desesperacin, pues parecan torpes y de poca casta, y su

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    corazn dese ardientemente tener junto a l a su veloz Melynlas, que ahora pastabaapaciblemente en Caer Dallben.

    El rey Rhuddlum cogi a Taran del brazo y lo llev presurosamente hacia el interior delestablo.

    Tenemos que hablar le dijo. Los guerreros estn listos y les he dividido en dosgrupos. Yo ir con uno y registrar las tierras que se encuentran al sur del ro Alaw. T y

    tus compaeros iris con mi hijo, quien estar al mando del grupo que buscar por lascolinas de Parys, al norte del ro Alaw. Es de mi hijo de quien quiero hablarte...Que el prncipe Rhun estar al mando del grupo? pregunt Taran sin poderse

    contener.Vaya, Taran de Caer Dallben... dijo secamente el rey Rhuddlum. Acaso dudas

    de las capacidades de mi hijo?Capacidades! exclam Taran. Pero si no sabe hacer nada a derechas! La vida

    de Eilonwy pende de un hilo; tenemos que actuar lo ms rpido posible. Darle el mandodel grupo a semejante bobo? Pero si no sabe ni atarse la sandalia, cmo va a sabermanejar una espada o montar a caballo? El viaje a Mona bast para dejrmelo bien claro.Escoged a uno de vuestros sbditos, un guerrero, un guardabosques, a cualquiera salvo a

    Rhun... Se call, comprendiendo lo que acababa de decir. Le he jurado a Dallben queproteger a Eilonwy y por eso os he hablado con toda sinceridad. De lo contrario habrafaltado a mi deber. Si he de ser castigado por mis palabras, que as sea.

    Has vuelto a decir la verdad respondi el rey Rhuddlum. Y no sers castigadopor ello, aunque la verdad me resulte dolorosa. Puso su mano sobre el hombro deTaran. Crees acaso que no conozco a mi hijo? S, le has juzgado con acierto. PeroRhun debe crecer hasta convertirse en hombre y en rey. T llevas el peso del juramentoque le hiciste a Dallben. Te ruego que aceptes otra carga.

    Los rumores de tus hazaas han llegado incluso a Mona sigui diciendo el reyRhuddlum, y he podido darme cuenta de que eres un joven valeroso y honrado. Voy arevelarte un secreto: mi jefe de establos es un excelente rastreador; ir en tu grupo y locierto es que ser l quien dirija la bsqueda. El prncipe Rhun estar al mando, s, peroslo de una forma nominal, y porque los guerreros esperan recibir instrucciones de unmiembro de la Casa Real. Te confo a mi hijo, y te ruego que cuides de l y que leprotejas de los peligros. Y aadi el rey, sonriendo con tristeza, espero que consigasprotegerle tambin de que haga el ridculo. Tiene que aprender muchas cosas y quiz tpuedas enserselas. Llegar un da en que habr de ser rey de Mona, y tengo laesperanza de que sabr gobernarla con justicia y sabidura, teniendo a Eilonwy como sureina.

    Eilonwy? exclam Taran. Casada con Rhun?S respondi el rey Rhuddlum. Es nuestro deseo que se case con l en cuanto

    tenga la edad adecuada.La princesa Eilonwy... murmur Taran, confundido. Y ella, sabe algo de todoesto?

    Todava no. Y mi hijo tampoco lo sabe dijo el rey Rhuddlum. Eilonwy necesitaalgo de tiempo para irse acostumbrando a Mona y a nuestras costumbres. Pero estoyseguro de que todo acabar bien. Despus de todo, Eilonwy es una princesa y Rhun tienesangre real.

    Taran inclin la cabeza. La pena que llenaba su corazn le impidi hablar.Bien, Taran de Caer Dallben, qu tienes que decir a todo eso? le pregunt el rey

    Rhuddlum. Quieres darme tu palabra de honor?Taran poda or el ruido de los guerreros que se armaban en el patio y la voz de

    Fflewddur que gritaba su nombre. Pero aquellos sonidos llegaban a sus odos igual que sivinieran de una gran distancia. Sigui en silencio, con los ojos clavados en el suelo.

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    No te hablo como un rey lo hara a un sbdito aadi el rey Rhuddlum. Te hablocomo un padre que ama a su hijo... Y se qued callado, observando atentamente aTaran.

    Y, finalmente, Taran acab levantando la cabeza y le mir a los ojos.Est bien dijo por fin. Os juro que vuestro hijo no sufrir dao alguno, si est en

    mi poder el impedirlo. Taran puso la mano sobre el pomo de su espada. Empeo mi

    vida en ello.Vete, Taran de Caer Dallben, y ten la seguridad de que cuentas con todo miagradecimiento le dijo el rey Rhuddlum. Y aydanos a que la princesa Eilonwy vuelvaal castillo sana y salva.

    Taran sali del establo y vio que tanto el bardo como Gurgi ya haban montado en suscaballos. Subi a su montura, con el corazn lleno de dolor, y Kaw fue volando hacia l. Elprncipe Rhun, que haba logrado hacer que su yegua dejara de caminar en crculos,estaba gritando rdenes, rdenes a las que, como de costumbre, nadie haca casoalguno.

    Los dos grupos de bsqueda cruzaron las puertas al galope, y Taran cogi a Kaw en sumano.

    Crees que sers capaz de encontrarla? Bscala, amigo mo murmur, mientras elcuervo ladeaba la cabeza y contemplaba a Taran con sus brillantes ojos llenos de astucia.

    Taran alz el brazo y Kaw ech a volar, ascendiendo en lnea recta. Gir por uninstante sobre sus cabezas con un sonoro batir de alas, subi todava ms alto y acabdesapareciendo.

    S, s! grit Gurgi, agitando los brazos. Vete a volar y a espiar! Llvanos adonde est el malvado y perverso mayordomo! Cuanto ms pronto mejor! gritFflewddur. Tengo muchas ganas de ponerle las manos encima a esa araa escurridiza.No tardar en conocer la furia de un Fflam!

    Taran mir hacia atrs y vio al grupo del rey Rhuddlum saliendo del castillo ydirigindose hacia el sur. El jefe de los cazadores reales se puso en cabeza del grupo deguerreros, llevndoles hacia las tierras altas de Dinas Rhydnant, e hizo una sea a losrastreadores para indicarles que ya podan empezar a buscar huellas. Taran siguicabalgando en silencio junto a Fflewddur, con el ceo fruncido y una expresinpreocupada en los ojos.

    No temas le asegur el bardo, antes de que anochezca habremos conseguidorescatar a Eilonwy y despus podremos alegrarnos de haber compartido esta nuevaaventura. Te prometo que compondr una nueva cancin en su memoria!

    Haras mejor componiendo un himno nupcial para cantar en la boda del prncipe deMona dijo Taran con amargura.

    Rhun? exclam Fflewddur, sorprendido. Es que va a casarse? No tena ni

    idea! sa es una de las desventajas que tiene el alojarse en los establos y no en elcastillo: se te escapan todas las noticias y los cotilleos... Vaya, vaya, el prncipe Rhun! Yquin va a ser la novia?

    Y, sintiendo un gran dolor, Taran le explic al bardo qu planes tena el rey Rhuddlum,y tambin le habl de que haba jurado proteger a Rhun y evitar que le sucediera daoalguno.

    Vaya dijo Fflewddur en cuanto Taran hubo terminado de hablar, As que sa esla direccin que lleva el viento! Qu extrao aadi, mirando de soslayo a Taran.Siempre haba tenido la esperanza de que si Eilonwy acababa prometindose enmatrimonio con alguien, ese alguien sera... Bueno, s, lo que quiero decir es que, pese atodas vuestras discusiones y rias, yo pensaba que...

    No te burles de m dijo Taran sin poderse contener, sintiendo que empezaba aruborizarse. Eilonwy es una princesa de la casa de Llyr, y en cuanto a m... T sabes

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    tan bien como yo lo que soy. Esa esperanza de la que hablas jams haba llegado a pasarpor mi cabeza. Eilonwy tiene que casarse con alguien de su mismo rango.

    Enfadado, se apart del bardo y galop hacia adelante.Si t lo dices, si t lo dices... murmur Fflewddur, espoleando a su montura para

    seguirle. Pero creo que deberas examinar ms atentamente lo que hay en tu corazn.Quiz entonces descubras que en realidad piensas de forma bastante diferente...

    Taran, que no le haba odo, sigui galopando para unirse al resto de los guerreros.

    El grupo de bsqueda fue hacia el norte bordeando las primeras estribaciones de lascolinas de Parys y se dividi en grupos ms pequeos que empezaron a recorrer laporcin del terreno que se le haba asignado a cada uno. Los guerreros, muy separadosunos de otros, avanzaban formando hileras cuyos miembros solan perderse de vistaentre s, registrando minuciosamente todo posible escondite. Pero la maana fueconvirtindose en tarde y seguan sin hallar rastro alguno del gran mayordomo o deEilonwy.

    Por entre las verdes laderas haba todo un laberinto de senderos cubiertos de grava,sobre la que poda haber pasado el escurridizo Magg, senderos donde las pistas seran

    invisibles hasta para los ojos del rastreador ms avezado. Taran iba perdiendo laesperanza; senta el temor de estar siguiendo un rastro falso, y empezaba a pensar queEilonwy poda haber sido llevada en una direccin totalmente distinta. De vez en cuandoexaminaba ansiosamente el cielo, esperando ver a Kaw de regreso con nuevas de laprincesa.

    Taran saba que Gwydion era el nico hombre capaz de averiguar cules eran losplanes de Achren. Magg era la clave, pero el gran mayordomo haba actuado con talrapidez que quiz ya estuviera tan lejos que el grupo de bsqueda jams podraalcanzarle. Taran redobl sus esfuerzos por hallar alguna rama rota o un guijarro fuera desu sitio..., cualquier cosa que pudiera acercarles un poco ms a Eilonwy antes de que elanochecer pusiera fin a aquel da de bsqueda.

    Cuidado, cuidado! le grit Gurgi, que estaba cerca de l. El noble prncipe seinterna demasiado en el bosque! Se perder, y entonces los alegres holas se volverngemidos y soplidos!

    Taran, que haba desmontado para examinar lo que pareca ser una posible huella,levant la cabeza con el tiempo justo de ver al prncipe Rhun que desapareca al galopedetrs de una colina. Le grit que se detuviera, pero o Rhun estaba demasiado lejos paraorle o, (y Taran pens que eso era lo ms probable), daba una vez ms muestras de sudespiste habitual. Mont de un salto en su caballo y trat de alcanzarle. Hasta ahorahaba logrado mantenerle siempre dentro de su radio visual, pero cuando lleg a lo alto dela colina Rhun se haba esfumado ya entre las sombras de un macizo de alisos. Fflewddur

    trot hacia l, movindose por la pradera que ya empezaba a oscurecerse, y le llam agritos. Taran volvi a gritar el nombre de Rhun y les hizo seas al bardo y a Gurgi paraque se reunieran inmediatamente con l.

    Esa araa repugnante ha logrado escaprsenos por hoy exclam Fflewddur,irritado, mientras que su jamelgo se esforzaba por llegar a la cima. Pero maanalograremos cogerle y recuperaremos a Eilonwy sana y salva. Si conozco bien a laprincesa, Magg ya ha empezado a lamentar el habrsela llevado. Eilonwy vale tantocomo una docena de guerreros, aun estando atada de pies y manos! Pero pese a susanimosas palabras, el rostro del bardo mostraba una gran preocupacin. Vamos dijoFflewddur, el jefe de los establos est llamando a todos los guerreros. Acamparemoscon ellos durante la noche.

    Y, antes de que Fflewddur hubiera terminado de hablar, Taran oy las dbiles notas deun cuerno de caza.No me atrevo a dejar al prncipe Rhun solo en el bosque dijo, frunciendo el ceo.

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    En ese caso replic Fflewddur, contemplando el sol poniente, ser mejor que leencontremos ahora mismo. Los ojos de un Fflam son agudos y vivaces! Pero preferirano andar dando tumbos por el bosque despus del anochecer, siempre que sea posibleevitarlo.

    S, s, de prisa, de prisa con el ir y venir! exclam Gurgi. Todo se vuelvesombro, y el osado pero cauteloso Gurgi no tiene ni idea de qu cosas feas pueden

    ocultarse en la oscuridad!Los compaeros cabalgaron rpidamente hacia el macizo de rboles donde Taranestaba seguro de que iban a encontrar por fin al prncipe. Pero en cuanto hubieron dejadoatrs los primeros troncos, y al ver que no haba ni rastro de l, Taran empez aalarmarse. Grit su nombre, pero fue en vano: slo el eco le respondi.

    No puede haber ido muy lejos le dijo al bardo. Incluso Rhun tendra la cordurasuficiente para quedarse quieto en cuanto viera anochecer.

    Las tinieblas cayeron sobre el bosquecillo. Los caballos, ms acostumbrados a sustranquilos y cmodos apriscos de Dinas Rhydnant que a los bosques de Mona,empezaron a dar seales de temor, piafando y amenazando con encabritarse ante cadaarbusto agitado por el viento. Los compaeros acabaron vindose obligados a desmontar

    y seguir avanzando a pie, teniendo que tirar de las riendas para que sus monturas no seescaparan. A esas alturas Taran ya estaba seriamente preocupado. Lo que habaempezado siendo un pequeo contratiempo, estaba convirtindose en un grave problema.

    Quiz se haya cado del caballo dijo Taran. Podra estar tendido en cualquierparte, herido o inconsciente.

    Entonces, sugiero que volvamos a donde estn los dems para pedirles ayuda dijo Fflewddur. En esta oscuridad, cuanto ms ojos seamos, mejor.

    Perderamos demasiado tiempo replic Taran, abrindose paso por entre laespesura.

    Gurgi le sigui, gimoteando en voz baja. El suelo fue subiendo de nivel, indicndole aTaran que estaban ya en las estribaciones de las colinas. No oan nada salvo el silbido delas ramas que se doblaban ante sus cuerpos y el crujir de los cascos de los caballossobre los guijarros. Y de repente Taran se detuvo, sintiendo que el corazn le haba dadoun vuelco en el pecho. Haba visto moverse algo por el rabillo del ojo. El movimiento durslo un instante, una sombra dentro de otra sombra. Taran sigui avanzando a tientas,intentando dominar su miedo. Los caballos estaban todava ms nerviosos que antes, y lamontura de Taran ech las orejas hacia atrs y dej escapar un relincho de temor.

    Gurgi tambin haba sentido aquella oscura presencia. El vello de la aterrorizadacriatura se puso rgido y empez a lanzar terribles aullidos.

    Oh, cosas malignas y perversas acechan al pobre e inofensivo Gurgi! Oh, buenamo, salva la pobre y tierna cabeza de Gurgi de daos y peligros!

    Taran desenvain su espada y los compaeros siguieron avanzando a toda prisa,volvindose a mirar varias veces hacia la oscuridad. Los caballos dejaron de quererquedarse rezagados y se lanzaron desesperadamente hacia adelante, casi arrastrando albardo con ellos.

    Gran Belin! protest Fflewddur, a quien el impulso haba hecho chocar contra unrbol, luchando por liberar su arpa del arbusto en que se haba enredado. Eh, esperadun poco! Puede que dentro de un momento tengamos que estar buscando a nuestrasmonturas y al prncipe Rhun!

    Taran logr calmar a los animales, que ahora se negaban a moverse. Pese a que tirde sus riendas, les acarici e intent convencerles, los caballos siguieron con las patasrgidas y los ojos desorbitados. Sus flancos no paraban de temblar. Taran, agotado, acab

    dejndose caer al suelo.Estamos buscando a ciegas y eso no nos sirve de nada dijo. Tenas razn sigui, volvindose hacia Fflewddur. Deberamos haber regresado al campamento.

  • 8/3/2019 Alexander, Lloyd - P3, El Castillo de Llyr

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    Hemos perdido dos veces el tiempo que esperaba ahorrar, y cada segundo que nosretrasamos hace aumentar el peligro que corre Eilonwy. Y, adems, hemos perdido alprncipe Rhun..., y por lo que sabemos, tambin a Kaw.

    Me temo que ests en lo cierto suspir Fflewddur. Y a menos que t o Gurgisepis dnde estamos, tengo la fuerte sospecha de que hemos acabado extravindonos.

    6 - Las pociones de Glew

    Al or estas palabras Gurgi dej escapar u


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