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América Latina: Identidad y parentesco.

Date post: 30-Mar-2016
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Article by H.E. Alfredo Toro Hardy, Ambassador of Venezuela in Singapore, discussing the nuances and connotations of the terms "Latin-America", "Ibero-America" and "Hispano-America".
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América Latina: Identidad y parentesco. América Latina: Identidad y parentesco. América Latina: Identidad y parentesco. América Latina: Identidad y parentesco. Alfredo Toro Hardy Alfredo Toro Hardy Alfredo Toro Hardy Alfredo Toro Hardy Embajador de la República Bolivarian Embajador de la República Bolivarian Embajador de la República Bolivarian Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Singapur. a de Venezuela en Singapur. a de Venezuela en Singapur. a de Venezuela en Singapur. En el ámbito de las relaciones internacionales la identidad asume el mismo valor que en el campo de las relaciones interpersonales tiene el parentesco. En la medida en que un país o una región estén en capacidad de reivindicar un mayor número de elementos de identidad, mayor será su capacidad de inserción internacional. La conformación de espacios y alianzas de naturaleza política o económica viene determinada, en importante medida, por elementos de identidad común. Explorar y desarrollar las diversas vertientes de su identidad, en búsqueda de una mayor vinculación internacional, es algo que resulta de la mayor importancia para América Latina. El elemento de identidad más obvio que tiene a la mano esa region del mundo sería la latinidad latinidad latinidad latinidad. Es decir, la herencia civilizatoria proveniente de la Antigua Roma y que es compartida por todos aquellos pueblos europeos que fueron parte de su imperio. Allí caerían, entre otros, España, Portugal o Francia y, desde luego, Italia epicentro del Imperio Romano. De hecho, nos reconocemos a nosotros mismos como latinoamericanos, asumiendo como esa identidad como punto de partida de todas las demás. No obstante, a pesar de que ese concepto nos emparenta de manera directa con la mitad de Europa, el mismo tiene sus bemoles. El término América Latina fue acuñado en Francia en el momento mismo en que Napoleón III se lanzó a la conquista de México. No por simple casualidad, desde luego. Al recurrir a la latinidad, París quizo crear un elemento de parentesco que diera sustento a su presencia en la América de habla hispana. Tras esta denominación aparecía delineado un programa político destinado a proyectar el papel y las aspiraciones de Francia sobre esa parte del mundo. Paradójicamente el término América Latina cuajó entre nuestros pueblos y, a pesar de su origen y connotaciones imperialistas, llegó a ser adoptado como elemento primario de identidad. Así las cosas, a pesar de que Francia fracasó en su intento por conquistar a México, el concepto quedó fuertemente anclado entre nosotros. La latinidad como herramienta de identidad encuentra, sin embargo, importantes escollos. En efecto, su propia amplitud tiende a convertirla en un elemento de identidad muy difuso.
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Page 1: América Latina: Identidad y parentesco.

América Latina: Identidad y parentesco.América Latina: Identidad y parentesco.América Latina: Identidad y parentesco.América Latina: Identidad y parentesco.

Alfredo Toro Hardy Alfredo Toro Hardy Alfredo Toro Hardy Alfredo Toro Hardy

Embajador de la República BolivarianEmbajador de la República BolivarianEmbajador de la República BolivarianEmbajador de la República Bolivariana de Venezuela en Singapur.a de Venezuela en Singapur.a de Venezuela en Singapur.a de Venezuela en Singapur.

En el ámbito de las relaciones internacionales la identidad asume el mismo valor que

en el campo de las relaciones interpersonales tiene el parentesco. En la medida en que un

país o una región estén en capacidad de reivindicar un mayor número de elementos de

identidad, mayor será su capacidad de inserción internacional. La conformación de espacios

y alianzas de naturaleza política o económica viene determinada, en importante medida, por

elementos de identidad común. Explorar y desarrollar las diversas vertientes de su

identidad, en búsqueda de una mayor vinculación internacional, es algo que resulta de la

mayor importancia para América Latina.

El elemento de identidad más obvio que tiene a la mano esa region del mundo sería la

latinidadlatinidadlatinidadlatinidad. Es decir, la herencia civilizatoria proveniente de la Antigua Roma y que es

compartida por todos aquellos pueblos europeos que fueron parte de su imperio. Allí

caerían, entre otros, España, Portugal o Francia y, desde luego, Italia epicentro del Imperio

Romano. De hecho, nos reconocemos a nosotros mismos como latinoamericanos, asumiendo

como esa identidad como punto de partida de todas las demás. No obstante, a pesar de que

ese concepto nos emparenta de manera directa con la mitad de Europa, el mismo tiene sus

bemoles. El término América Latina fue acuñado en Francia en el momento mismo en que

Napoleón III se lanzó a la conquista de México. No por simple casualidad, desde luego. Al

recurrir a la latinidad, París quizo crear un elemento de parentesco que diera sustento a su

presencia en la América de habla hispana. Tras esta denominación aparecía delineado un

programa político destinado a proyectar el papel y las aspiraciones de Francia sobre esa

parte del mundo. Paradójicamente el término América Latina cuajó entre nuestros pueblos

y, a pesar de su origen y connotaciones imperialistas, llegó a ser adoptado como elemento

primario de identidad. Así las cosas, a pesar de que Francia fracasó en su intento por

conquistar a México, el concepto quedó fuertemente anclado entre nosotros. La latinidad

como herramienta de identidad encuentra, sin embargo, importantes escollos. En efecto, su

propia amplitud tiende a convertirla en un elemento de identidad muy difuso.

Page 2: América Latina: Identidad y parentesco.

Si la latinidad peca por su carencia de asidero, la hispanidadhispanidadhispanidadhispanidad, por el contrario, resulta

cabalmente concreta. Identificar a la América hispana es tarea fácil. Por lo demás, este

concepto adquiere pleno sentido político a partir de un elemento adicional: 30 millones de

ciudadanos estadounidenses de este origen conforman la primera minoría de ese país y se

conocen a sí mismos como “hispanos”. Eso permite conformar un amplio espacio conformado

por una de las tres lenguas más habladas del mundo. La primera limitación de esta noción

vendría dada, sin embargo, por su carácter excluyente del mundo lusitano. Dejar afuera a

170 millones de brasileños que ocupan la mitad del territorio de América del Sur, no es desde

luego una buena idea. La segunda limitación deriva de resistencias que se presentan en la

propia España. Se trata, en efecto, de un concepto problemático del cual se abusó en el

pasado para fines políticos y que se encuentra a contracorriente del emerger de sus

autonomías.

Está luego el componente ibéricoibéricoibéricoibérico. A diferencia de la latinidad, éste resulta

suficientemente preciso en sus orígenes y más práctico en su uso instrumental. El mismo

abarca a los países que heredaron una matriz civilizatoria de España y Portugal, quienes

comparten la Península Ibérica. A diferencia de la hispanidad, este concepto tiende a

unificar a los american os de habla española y portuguesa. Al definirnos como

iberoamericanos encontramos elementos claros de parentesco al interior de una familia

universalmente conocida. Una familia con dos idiomas, cierto, pero con mucho en común.

Hay igualmente raíces africanas e indígenas en nuestro ancestro que conforman

signos manifiestos de identidad. De un lado, una Cuenca del Caribe de fuerte presencia

negra. Del otro, una línea recta en la Costa del Pacífico que abarca desde el Río Grande, en

la frontera Norte de México, hasta el Sur de Chile, que muestra una fuerte presencia

indígena. Aunque esta última identidad indígena, hay que agregarlo, evidencia una gran

diversidad en su origen y cultura. Ambas constituyen identidades muy importantes que hay

que saber explorar y desarrollar.

En definitiva, se puede hablar de Latinoamérica, de Hispanoamérica o de

Iberoamérica o se pueden explorar matices específicos de esa identidad, explorando su

interacción con herencias provenientes de Africa y de la América que precedió a la llegada

de Colón. Pero, a fín de cuentas, nuestra region del mundo tiene rasgos definidos que la

singularizan: una sola religión, una historia en común y dos lenguas que en mucho se asemejan

y que en el uso práctico se están amalgamando cada vez en esa fusion llamada el “portuñol”

(mezcla del portugués y el español).


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