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Angeles de Aqui y de Alla

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    P. NGEL PEA O.A.R.

    NGELES DE AQU Y DE ALL

    LIMA PER2008

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    Nihil ObstatP. Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del PerAgustino Recoleto

    Imprimatur Mons. Jos Carmelo MartnezObispo de Cajamarca (Per)

    NGEL PEA O.A.R.LIMA PER

    2008

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    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN....................................................5

    LOS NGELES.......................................................6

    DEVOCIN A LOS NGELES...................................6

    EXPERIENCIAS DE NGELES..................................8

    MS EXPERIENCIAS............................................15

    TESTIMONIOS RECIENTES ...................................22

    NGELES DEL MS ALL.....................................34

    NGELES EN EL PURGATORIO .............................47

    NGELES DEL CIELO............................................50

    RECOMENDACIONES PRCTICAS..........................54

    ORACIONES........................................................59

    CONCLUSIN......................................................63

    BIBLIOGRAFA....................................................64

    Yo mandar un ngel delante de ti

    para que te defienda en el camino

    y te haga llegar al lugar que

    te he dispuesto. Actale y escucha su voz,

    no le resistas.

    (Ex 23, 20-22)

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    INTRODUCCIN

    El tema de los ngeles es un tema siempreapasionante, porque nos toca muy de cerca. Cada ser humano tiene un ngel, puesto por Dios para ayudarlo enla vida y defenderlo de las asechanzas del maligno. Por esto, es importante que todos conozcamos a este amigocercano, que nunca nos abandona y del que recibimosmuchos favores, aunque no lo sepamos.

    Conocer a este ngel custodio, compaero de la vida,es muy importante para poder invocarlo y as recibir de linmensas bendiciones, que Dios nos quiere dar a travs desu ministerio angelical.

    Ahora bien, los ngeles custodios no solamente nosayudan en esta vida. Todos los santos estn de acuerdo en

    que tambin en el purgatorio estarn acompandonos yconsolndonos, pues su misin no termina hasta queestemos ya definitivamente felices en el cielo.

    Algo muy interesante, que nos dicen las personas quehan sido dadas clnicamente por muertas y han tenidoexperiencias cercanas a la muerte, es que, en muchos deestos casos, ven a sus familiares difuntos, que vienen arecibirlos, y tambin ven a su ngel custodio, que los quiere

    ayudar en ese paso a la eternidad. Por eso, los ngeles, noslo nos ayudan en el ms ac de este mundo, sinotambin en el ms all. De ah el ttulo de nuestro librongeles de aqu y de all .

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    LOS NGELES

    La existencia de los ngeles es una verdad de fe de la Iglesiacatlica. Dice el Catecismo: La existencia de seres espirituales nocorporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ngeles,es una verdad de fe (Cat 328). Son criaturas puramenteespirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personalese inmortales y superan en perfeccin a todas las criaturas visibles(Cat 330).

    En muchas pginas de la Biblia se nos habla de la existenciade los ngeles, cuyo nmero es de millones de millones (Dan 7, 10y Ap 5, 11). Ellos, como lo indica su nombre, son mensajeros deDios y sus servidores para ayudar a los hombres. Y, segn unatradicin antigua, se considera que pertenecen a nueve corosdistintos: ngeles, arcngeles, virtudes, principados, potestades,dominaciones, tronos, querubines y serafines.

    Entre todos ellos, nos interesa el trato especial con nuestrongel custodio, cuya fiesta se celebra el dos de octubre. La Biblianos habla de l: Yo mandar un ngel delante de ti para que tedefienda en el camino y te haga llegar al lugar que te he dispuesto.Actale y escucha su voz, no te resistas (Ex 23, 20-22). Para el hombre hay un ngel, un protector entre mil que le haga ver al hombre su deber (Job 33, 23). Mi ngel est con vosotros y ospedir cuentas (Baruc 6, 6). Y en el Catecismo se nos diceclaramente: Desde la infancia hasta la muerte, la vida humana estrodeada de su custodia y de su intercesin. Cada fiel tiene a su lado un ngel protector y pastor para conducirlo a la vida (Cat 336).

    DEVOCIN A LOS NGELES

    La devocin a los ngeles no es algo trasnochado en estostiempos de progreso cientfico. Todos los santos, sin excepcin, noshablan de ellos por experiencia y muchos lo han visto con suspropios ojos. Personalmente, conozco algunas religiosas que loven y no puedo dudar de su sinceridad. Pero tambin hay muchaspersonas que han tenido experiencias del umbral de la muerte quehan visto a su ngel o a muchos ngeles en el ms all. Por eso,consideramos que la devocin a los ngeles no es algo solamente

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    til para hacer dormir a los nios, sino que es una maravillosarealidad, pues son nuestros amigos, que nos acompaan y nosayudan durante toda la vida. Incluso, hay investigadores mdicosque creen en ellos como si fuera una verdad cientficamente

    comprobada.La doctora Elisabeth Kbler-Ross, doctora honoris causa por 20 universidades, que ha estudiado 20.000 casos de personasdadas clnicamente por muertas, dice: Lo que la Iglesia dice sobreel ngel de la guarda est basado en la realidad. Hay pruebas deque cada ser humano, desde el nacimiento hasta la muerte, tieneun gua espiritual, lo crea o no. Una anciana, que estaba muriendo,me dijo: Aqu est l de nuevo. Usted debe saber que, cuando era

    nia, l estaba junto a m. Pero ya lo haba olvidado. Muri llenade alegra, sabiendo que alguien, que la amaba, la estabaesperando 1.

    Cada hombre tiene tales guas, lo crean o no, y el que seajudo, catlico o no tenga religin, no tiene importancia. Pues esteamor es incondicional y es, por eso, que cada hombre recibe el regalo de un gua. Mis nios pequeos lo llaman compaero dejuego y desde muy temprano hablan con l y son perfectamente

    conscientes de su presencia2

    .En la experiencia del umbral de la muerte, nuestros guasespirituales, nuestros ngeles de la guarda, y los seres queridos,que se fueron antes que nosotros, estarn cerca de nosotros y nosayudarn. Esto nos ha sido confirmado siempre, as que ya nodudamos nunca de este hecho. Notad bien que hago estaafirmacin como un hecho cientfico ! 3.

    Dice el gran siquiatra ingls Kenneth McAll:Algunas personascreen que todos los nios van directamente al cielo, cuandomueren. Pero eso slo ocurrira as en caso de haber sido amadosy de haber rezado por ellos en la tierra. He sido testigo de ms deseiscientos casos de nios fallecidos, que haban continuadocreciendo al mismo ritmo que lo hubieran hecho de haber seguidocon vida. Cada uno llevaba al lado a su propio ngel de la guarda,1 Kbler-Ross Elisabeth, On life after death, Ed. Celestial arts,

    Berkeley, 1991, p. 15.2 Kbler-Ross Elisabeth, La muerte: un amanecer , Ed. Lucirnaga,

    Barcelona, 2006, pp. 34-35.3 ib. p. 59.

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    esperando ese momento de amor y de consagracin a Dios; y, enesos casos, el ngel de la guarda tiene permiso para actuar 4.

    EXPERIENCIAS DE NGELES

    En los escritos llamados Actas de los mrtires de los tresprimeros siglos, se habla frecuentemente de los ngeles, quevienen a llevar a los mrtires al cielo. Se dice en las Actas dePerpetua y Felicidad , a propsito de la visin de Saturnus:Habamos sufrido el martirio y habamos salido de nuestro cuerpo.Cuatro ngeles comenzaron a llevarnos hacia el oriente, susmanos no tocaban nuestros cuerpos. Llegamos a un lugar vasto,que se pareca a un jardn, con rosales y toda clase de flores. Ah haba otros cuatro ngeles, ms resplandecientes que losprimeros. Desde que nos vieron, nos saludaron y dijeron a los otrosngeles con admiracin: Ah estn, ah estn 5 .

    En la vida de los Padres del desierto tambin se habla dengeles, que se aparecan a aquellos anacoretas. En la vida de sanAntonio abad se cuenta que un da estaba l sentado en un monte,

    haciendo oracin, cuando alz los ojos a lo alto y vio un alma subir entre ngeles al cielo. Estupefacto, pidi saber quin era. Y oyuna voz que le dijo que era el alma del monje Amn, que habitabaen Nitria, a trece das de camino... El santo lo dijo a suscompaeros monjes, que anotaron el da. Despus de un mes,algunos monjes llegados de Nitria, trajeron la noticia de la muertede Amn, que coincida con el da y la hora6 .

    La venerable Benita de Laus (1647-1718) asista a la agona

    de un nio de dos aos. De pronto, vio quince ngeles que estabanjunto a su cuna. Cuando el nio muri, trece ngeles lo llevaron alcielo, mientras que los dos restantes se quedaron para guardar sucuerpo. La visita de aquellos ngeles la inund de una granalegra7.

    4 McAll Kenneth, La curacin esotrica, Ed. Queenship, SantaBarbara, 1998, p. 62.

    5 Actas de Perpetua y Felicidad II; citado por Danielou Jean, Lamisin de los ngeles, Ed. Paulinas, Buenos Aires, 1998, p. 105.

    6 Vita patrum 32; PL 73, 134.7 Varios, Le ciel parmi nous, Ed. Benedictines, 1997, p. 109.

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    La misma Benita de Laus dice que, en la Navidad del ao1700, tom parte en una procesin que los ngeles hacanalrededor del santuario de Laus (Francia). Y vio una multitud inmensa que, con perfecto orden, iba en procesin. Los preceda

    un hermoso estandarte. La mitad de los ngeles llevaba un vestidorosa y la otra mitad, un vestido blanco. Todos llevaban un cirioencendido. Benita tambin tom un cirio del altar del santuario y lossigui durante el recorrido, dando tres vueltas al santuario 8 .

    Un misionero de Vietnam escriba en 1896: Haba una familiaque me haba salvado dos veces de la persecucin de losmandarines y me tena oculto en su casa, cuidando da y noche mi seguridad y dndome de comer de su t y de su arroz. Yo crea

    que estaban bien preparados para dejar la idolatra y aceptar el cristianismo. Pero no queran convertirse. Yo rezaba por su conversin. Un da, un jovencito, de doce o trece aos, que notena ninguna idea de la religin cristiana, ley por casualidad algunos captulos de una Biblia. l le cont a la hija de la casa,donde yo estaba hospedado, la historia de Tobas y del ngel Rafael. Esta chica me dijo un da:

    - Conozco una religin mejor que la tuya, es la religin de los

    ngeles.Entonces, yo le expliqu que esa religin era la nuestra. Leexpliqu a su familia los episodios de la Biblia, donde se habla delos ngeles. Y fue un xito total, pues todos quisieron convertirse.Los bautic a los pocos das, confiando a cada uno de ellos a su ngel custodio9.

    La venerable Mara Anglica lvarez Icaza cuenta en susMemorias sobre el da de su primera comunin: Yo senta un amor por Jess que me haca desfallecer. Empez la misa solemne y por momentos creca mi fervor. Estaba tan embriagada de dicha quemuchas cosas se me pasaron sin fijarme, ni s qu msica haba ni qu convidados ni nada. Cuando lleg el prefacio, entonces yo nos qu me pas; porque, de manera nunca antes experimentada,sent que venan los ngeles del cielo para hacer reverencia a su Seor; no los vi, pero los sent con una fuerza y una impresin

    8 Varios, Ma gli angeli esistono davvero?, Ed. Medjugorje-Torino,sptima edicin, 1996, p. 36.

    9 Varios, Le ciel parmi nous, Ed. Benedictines, 1997, pp. 173-175.9

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    tanto ms honda cuanto que me vino de repente sin que yopensara en ellos 10 .

    Los ngeles se presentan a la vista de los hombres dedistintas maneras. A los nios suelen presentarse como nios de su

    misma estatura. A las mujeres, como mujeres. En ocasiones, lohacen con alas; otras veces, sin alas. Pueden presentarse comojovencitos de quince aos o como mayores con gran estatura e,incluso, como animales.

    Cuando la venerable Madre Agnes de Langeac sala de sucasa para ir a cualquier sitio, ella vea un pajarito blanco que laacompaaba por delante. Este favor extraordinario, que Dios leconcedi durante ocho aos, le daba mucha alegra, pues el

    pajarito siempre la guiaba por el mejor camino11

    .La venerable Oringa se extravi una vez a la cada de la

    noche y caminaba al azar a travs de los campos. Ella seencomend a Dios y a los ngeles. De pronto, se encontr en ungran prado, bordeado de grandes rboles. La luna luca hermosa ylas estrellas brillaban en el cielo. Entonces, se sent para disfrutar de aquella escena nocturna y esperar la llegada de la aurora. Enese momento, se le acerc una hermosa liebre y comenz a saltar junto a ella con confianza, demostrndole afecto y alegra. La liebrese dejaba acariciar por ella. Y as pas la noche, tranquila y feliz.

    Al amanecer, quiso continuar su camino y la misteriosa liebremarch delante de ella como sealndole el camino. as pudotomar la ruta correcta, desapareciendo la liebre, enviada por Dios 12.

    A Sor Marie du Christ (1907-1973) se le presentaba como unaguila que la llevaba en bilocacin en sus viajes lejanos. A AnaEbele (1917-1985), joven alemana, se le presentaba como unpajarito que se posaba familiarmente en su espalda. En lasapariciones en Zeitum, Egipto, entre 1968 y 1970, en ocasiones sevea a la Virgen rodeada de palomas gigantes luminosas, quetodos creyeron que eran ngeles 13.

    San Luis Gonzaga (+1591), el santo jesuita que muri a los 23aos y es llamado joven angelical , por su gran devocin a los10 lvarez Icaza Mara Anglica,Memorias, Libreta N 8.11 Lorient Marc,Langelit, Ed. Benedictines, 2002, p. 104.12 Varios, Le ciel parmi nous, o.c., p. 157.13 Stanzione Marcello, Gli angeli dei mistici , Ed. Segno, 2007, p. 12.

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    ngeles y por su pureza, la virtud angelical, escribi un librito,tituladoMeditaciones sobre los ngeles .

    Uno de los sucesos que le hizo sentir un gran amor por su ngel custodio ocurri, cuando iba de viaje con un grupo de gente.

    Al llegar a un ro, estaba tan crecido por las continuas lluvias que l mismo los desalent a pasar, porque era muy peligroso. Pero, casi al momento, vieron todos a un hombre, que pareca un pescador,que pasaba tranquilamente por un lugar cercano. Se dirigieron ally el mismo Luis Gonzaga los anim a pasar, pasando todos sindificultad, a pesar de que el ro era muy crecido. Como noencontraron al pescador, pues haba desaparecido de modomisterioso, todos creyeron que se trataba de un ngel, que les

    haba sealado el lugar para pasar o que les haba facilitadomilagrosamente el paso sin peligro alguno14.Son muchsimos los servicios que los ngeles pueden

    prestarnos. Sobre esto he escrito dos libros: Tu amigo el ngel yngeles en accin. Veamos algunos ejemplos.

    Se cuenta en la vida de la Madre Amparo del SagradoCorazn de Jess (+1941), la fundadora del convento de Clarisasde Cantalapiedra (Salamanca):

    Un da, se fue a confesar su madre y el sacerdote le pregunta Amparito:

    - Cuntos aos tienes?- Cuatro.- Y con quin juegas?- Con mi ngel.- Pero ves a tu ngel?- S, padre, aqu est, dijo sealando a su lado.- Y cmo es tu ngel?- Un poco ms alto que yo y ms guapo.El sacerdote le dice entonces:- Viniste ayer a mi sermn?- S, padre, pero me dorm.

    14 Introduccin al libroMeditation sur les saint anges de Saint LouisGonzague, Ed. Bndictines, 2006, p. 6.

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    - Pues dile a tu madre que esta noche, despus del sermn,venga a verme; y a tu ngel que te diga el sermn que yopredique. Si me lo dices todo sin dejar nada, creo que estaqu tu ngel; si no me lo dices bien, no te creo.

    Llegado el momento, y en el Casa Rectoral, pregunt el sacerdote de nuevo:- Ves a tu ngel?- S, padre, aqu est, mrele.- Pues dile que te diga mi sermn.Efectivamente, la pequea fue repitiendo ntegramente el

    sermn sin cambiar ni aadir nada. El padre, impresionado, no

    pudo menos de decir:- Mira, nia, o has de ser muy santa, muy santa, o undemonio que lleve muchas almas al infierno; as que tenmucho cuidado de no cerrarle las puertas a Dios 15 .

    Dice la seora Francesca Mercuri di Rosarno: Un da que ibaa Mileto, me acerqu con mi hija Cintia de ocho aos a Paravati para ver a Natuzza (famosa mstica italiana, que vive todava). Lepregunt:

    - T ves algo?- S, veo el ngel de la nia.Y dirigindose a Cintia le dice:- Por qu respondes a tu mam? Me lo est diciendo su

    ngel. T debes ser ms amable con tu mam 16 .Natuzza ve a los ngeles de las personas con quienes habla

    como nios de unos 10 aos, a la derecha de las personas laicas ya la izquierda de los sacerdotes. Es por esto que conoce, si sonsacerdotes, aunque vayan vestidos de civil. Y son los ngelesquienes le dicen lo que debe responder cuando le hacenpreguntas.

    La venerable Madre Ins de Langeac estaba tan recogida enla presencia de Dios que, muchas veces, no oa el sonido de la

    15

    Tena Revillas Paloma, Cuando el amor es entrega , Ed. Edibesa,Madrid, 2001, p. 36.16 Marinelli Valerio,Natuzza di Paravati, Ed. Mapograf, 1985, vol

    segundo, p. 80.12

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    campana, cuando llamaban a la puerta, siendo ella la hermanaportera. Entonces, el ngel le deca:

    - Llaman a la puerta.Otras veces, le avisaba que era la hora de ir a rezar el Oficio

    divino. Una tarde, estaba tan concentrada en Dios que no seacordaba de tocar la campana para que las hermanas fueran arezar. Su ngel la condujo de la mano y le puso la cuerda de lacampana en la mano 17.

    San Estanislao de Kostka (1550-1568) cont: Una vez estando enfermo en Viena (Austria) en la casa de un protestante y deseando ardientemente recibir la comunin or con devocin asanta Brbara y aparecieron dos ngeles junto a la santa. Uno delos ngeles me dio la comunin.

    San Felipe Neri (1515-1595) fue salvado en una ocasin por su ngel de ser atropellado por un carro tirado por cuatro caballosalocados que atravesaron una calle estrecha a toda velocidad. El ngel lo levant hacia lo alto. En otra oportunidad, su ngel se hizopasar por un pobrecito que le pidi limosna, y, cuando Felipe le ibaa dar las pocas monedas que tena, le dijo el ngel sonriendo:Quera ver solamente lo que sabes hacer 18 .

    En el proceso de la beatificacin de santa Gema Galgani(1878-1903), su ta Elisa asegura que, en una oportunidad, laMadre Priora de las Pasionistas le llam la atencin por venir solaal convento, ya que su director espiritual, Monseor Volpi, le habaprohibido salir sola de casa. Gema le respondi a la Priora:

    - No estoy sola. Est conmigo mi ngel custodio.- Dnde est?- Se ha quedado fuera.- Dile que venga.Gema abri la puerta y dijo:- Aqu est, Madre Priora.Y la Priora acept la disculpa. La ta Elisa cuenta que esto

    sucedi, cuando Gema tena unos quince o diecisis aos 19.

    17 Lorient Marc, o.c., p. 93.18 Stanzione Marcello, Gli angeli dei mistici , o.c., Segno, 2007, p. 43.19 Summarium pp. 80-81.

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    Santa Mara Francisca de las cinco llagas estaba en abril de1786 tan enferma que no poda hacer ningn movimiento. DomPessiri le llev una taza de chocolate, que dej junto a su cama.Pero ella no poda tomarla. Ella pidi ayuda a Dios por intercesin

    de san Rafael arcngel y, al momento, una mano invisible lepresent la taza y despus la coloc vaca en su lugar. Ella se loagradeci al arcngel 20.

    El venerable padre Bernardo de Hoyos (1711-1735), el primer apstol del Sagrado Corazn de Jess en Espaa, tena la graciade ver a su ngel custodio. Y dice: No puedo ni siquiera explicar losefectos que produce en mi alma la visin del ngel. Me causa ungran consuelo sentir que me oye, cuando le hablo, y que presenta

    al Seor cuanto le digo. Yo le trato familiarmente como si fuera unamigo muy especial y siento que me trata del mismo modo.Tambin tuvo mucha devocin a san Miguel arcngel, quien le

    asegur que le ayudara y defendera contra todas las asechanzasdel demonio en su Obra de extender la devocin al SagradoCorazn de Jess.

    La beata Isabel Canori Mora (1774-1825), escribe en suDiario:El Seor se dign mostrarme el triunfo de su misericordia y vi almas del purgatorio que, en filas, acompaadas de sus ngelescustodios entraban gloriosas y triunfantes en el cielo. Todos losdas del octavario ocurri lo mismo y as por nueve das.

    Santa Gema Galgani (1878-1903), en su Diario dice: Ayer por la maana, despus de la santa comunin, Jess me dijo que hoy,despus de medianoche, volara al cielo el alma de la MadreTeresa. Y, efectivamente, as fue. Vi llegar a la Virgen, acompaadadel ngel de la guarda de la Madre Teresa, quien me dijo que su purgatorio haba terminado y que se iba al cielo. A santa Gema sungel le llevaba las cartas al correo en forma de pajarito.

    Santa Micaela del Santsimo Sacramento (1809-1865) afirma:Siempre que necesito llamar a alguna persona, le mando un ngel y viene en seguida, sea conocida o extraa; a mi secretario, queviva lejos, le he llamado de da y de noche, temprano o tarde, y siempre me lo han trado y, a veces, vena de mala gana y sacndole de alguna iglesia o de la tertulia de noche. Jams mehan faltado y muchos das, por casos imprevistos, tres veces en un

    20 ib. p. 103.14

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    da llamar al mismo sujeto y venir; han dicho siempre que sentanuna inquietud y recordaban que yo les habra mandado un ngel y no podan parar hasta venir, de modo que todos, todos entrandiciendo: Me has llamado con un ngel? 21.

    MS EXPERIENCIAS

    a)San Juan BoscoA San Juan Bosco su ngel lo defendi de sus enemigos y se

    le presentaba como un hermoso perro, a quien llamaba Gris. Y quese le apareci durante 30 aos.Un da, Don Bosco, a la puesta del sol, se encontr solo a

    mitad de camino en el valle entre Moriondo y Moncucco, en mediodel bosque. No tard en sorprenderle la noche oscura y nubosa,aunque sin lluvia. Deba atravesar lugares que, segn se deca,estaban infestados de ladrones y cerca de granjas y viasguardadas por terribles mastines. Para colmo, se sali del camino y no saba por dnde iba. Era una marcha angustiosa, porqueencontraba vallas y obstculos que le obligaban a dar grandesrodeos. Empapado de sudor, lleg a los pies de una alta pendientey comenz a subirla. Parse un momento a tomar aire.

    - Oh, si tuviese aqu a mi Gris, pens. Qu bien me vendra! l me sacara del apuro!

    Un agudo ladrido sorprendi al siervo de Dios, luego otro y he

    aqu que en lo alto del ribazo apareci el perro, descendi hacia l,haciendo cabriolas y le acompa durante todo el trayecto quefaltaba, de casi tres kilmetros. Fue una verdadera fortuna paraDon Bosco encontrarse aquella compaa; porque, al llegar a unagranja, aparecieron de repente dos perrazos rabiosos queinfundan pnico. El perro Gris se les ech encima y los oblig aretirarse tan maltrechos que, a sus aullidos que llenaban los aires,acudieron los mismos dueos para ver qu les pasaba a los pobresanimales.

    21 Santa Maria Micaela del Santsimo Sacramento, Autobiografa, BAC,Madrid, 1981, p. 329.

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    El Gris gui a su protegido directamente hasta la casa dondeera esperado. Todos quedaron estupefactos al contemplar un perrotan hermoso y, acosaban a Don Bosco, preguntndole dnde lohaba adquirido. Al sentarse a cenar, dejaron que el Gris se pusiera

    a descansar en un rincn de la sala. Levantados los manteles, dijoel seor Moglia:- Vamos a dar de comer al Gris. Y fue a echarle algo. Pero

    busca por aqu, busca por all, llama que llamars no fueposible encontrarlo. El perro haba desaparecido y, desdeentonces, nadie de aquellos alrededores supo nada de l.Don Bosco mismo cont este suceso unos aos despuscon motivo de que, habiendo cado la conversacin en el

    famoso Gris, le preguntaron si lo haba visto despus de1855.- S, dijo. Despus de los primeros aos me lo encontr

    varias veces ms, cuando me hallaba, avanzada la noche,sin compaero22 .

    A fines de 1844, termin Don Bosco de escribir un librito sobrela devocin al ngel de la guarda. Estaba tan persuadido de tenerloa su lado que pareca lo viese con sus ojos. Lo saludaba variasveces al da con el ngel de Dios y confiaba del todo en su proteccin. Se encomendaba a s mismo y le encomendaba a susmuchachos... Saba infundir en sus jvenes gran respeto y granamor al ngel de la guarda. Con mucha frecuencia, entonaba l mismo el cntico sagrado al que haba puesto msica en honor del santo ngel y que cantaban los muchachos entusiasmados. Lesdeca:

    - Avivad vuestra fe en la presencia del ngel de la guarda,que est siempre con vosotros... Sed buenos para que estcontento vuestro ngel. En vuestras penas y desagracias,materiales o espirituales, acudid al ngel con plenaconfianza y l os ayudar. Cuntos que estaban enpecado mortal, fueron librados de la muerte por su ngel para que tuvieran tiempo de confesarse bien! Acurdate deque tienes un ngel por compaero, guardin y amigo. Si quieres complacer a Jess y a Mara, sigue lasinspiraciones de tu ngel de la guarda. Invoca a tu ngel enlas tentaciones. Tiene l ms ganas de ayudarte que t de

    22 Memorias biogrficas VIII, cap. XLI, p. 417.16

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    que te ayude. S valiente y reza. Pide a tu ngel que vengaa consolarte y a asistirte en la hora de tu muerte.

    Muchos jvenes manifestaron ms tarde a Don Ra haber recibido favores extraordinarios y haberse visto libres de peligros

    gracias a esta devocin que les haba inculcado Don Bosco...Sucedi que uno de los alumnos trabajaba pocos dasdespus de pen de albail en la construccin de una casa. Iba y vena sobre el andamio para prestar sus servicios. De improviso,se rompen unos soportes, siente que los tablones, sobre los que seencontraba con otros dos compaeros, fallan bajo sus pies. Se dacuenta, al crujir el andamiaje, que no es posible ponerse a salvo. El andamio se desarma y entre tablones, piedras y ladrillos, cae

    desde el cuarto piso a la calle.Caer desde aquella altura y morir al golpe era lo mismo. Pero

    nuestro buen joven, se acord de las palabras de Don Bosco einvoc con toda su alma al ngel de la guarda:

    - ngel mo, aydame.Y el ngel lo ayud. Algo admirable! Cuando acudi la gente,

    creyndole muerto, se puso en pie, totalmente sano y sin el menor

    rasguo. Ms an, volvi a subir a lo alto de donde haba cadopara ayudar en el trabajo de reparacin. Al domingo siguiente,contaba a sus compaeros asombrados lo que le haba sucedido,dando fe de que la promesa de Don Bosco se haba cumplido. Losmuchachos aumentaron su devocin al ngel de la guarda, lo queprodujo muchos y saludables efectos en sus almas.

    Este hecho singular sugiri a Don Bosco la idea de escribir ellibrito mencionado:El devoto del ngel custodio23.

    b) Padre LamyEl padre Lamy (1853-1931), gran apstol y mstico francs,

    vea a los ngeles y tena mucha familiaridad con ellos. Ellos leayudaban en su ministerio. Un da lo llamaron con urgencia paraque fuera a visitar a un enfermo grave. Fue a la casa y lo confes.Despus, volvi a la parroquia para llevarle la comunin. Cuandoregres, la puerta estaba abierta y subi directamente a lahabitacin, pero en la cama estaba otro enfermo tambin muygrave. Se haba equivocado de habitacin. Y este enfermo le deca:23 Memorias biogrficas II, cap. XXVIII, pp. 204-207.

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    - Padre, le estaba llamando, pero mi esposa no quiere saber nada de curas. Gracias, por haber venido. Mi esposa hasalido para ir al mercado y ha dejado la puerta abierta.

    De esta manera tan simple, lo confes y le dio la comunin a

    este enfermo que lo necesitaba y, despus, fue a la siguientehabitacin, donde estaba el enfermo a quien haba visitadoprimero. Los ngeles le haban ayudado salvar aquel alma 24.

    l nos dice: La proteccin de los santos ngeles sobre loshabitantes de La Courneuve era notoria. Y a m, en muchascircunstancias, me han ayudado con su luz, pues estaba casi ciegoy tena que llevar los ltimos sacramentos por la noche por caminos oscuros 25 .

    En una ocasin, los santos ngeles hicieron llover paraimpedir una fiesta (donde se cometeran muchos pecados). Y tuvoque ser cancelada 26 .

    He visto a los ngeles dar la espalda en los templos para nover a las personas que visten indecentemente. Yo soy severo en el modo de vestir, pero no todo lo que debera. Se imaginan laseveridad de Dios por ciertas acciones? Algunos dicen: Es lamoda, es la moda. Pero Dios juzgar 27 .

    Nosotros no damos la importancia debida a los ngeles. Noles rezamos lo suficiente. Los ngeles se sienten contentos,cuando les rezamos. No rezamos bastante a nuestros ngelescustodios. Qu se hace por ellos? Una pequea oracin por lamaana o al fin del da? Su misericordia es grande con nosotros y no los utilizamos mucho. Ellos nos miran como a pequeoshermanos indigentes. El ngel se acuerda de todo. l les puededecir lo que habis hecho hace diez aos como si fuera ayer...Nuestro ngel custodio nos salva muchas veces de accidentes.Pero qu pueden hacer los ngeles, cuando no estamos engracia de Dios? Nada. Ellos quisieran socorrernos, pero sonimpotentes. Al rechazar al Seor por el pecado, es como mandar apaseo a sus empleados. Y entre los catlicos cuntos son los que

    24 Biver Paul, Le pre Lamy, Ed. Serviteur de Jess et de Marie, 1966,prefacio IX.

    25 ib. p. 66.26 ib. p. 67.27 ib. p. 164.

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    les piden ayuda? Pocos. Nosotros no recurrimos bastante a losngeles.

    Cada ngel tiene una fisonoma particular. Mi ngel custodiotiene la cabeza redonda y es bellsimo, con cabellos negros y

    ondulados. El arcngel Gabriel tiene los cabellos cortos y ondulados. Gabriel tiene la cabeza ms grande que los otrosngeles. Es por eso que yo reconozco a un ngel de categorasuperior... Cuando vosotros veis unos 50 ngeles, os quedismaravillados. Debe ser un espectculo maravilloso en el cielo ver el vuelo de millones de ngeles con placas de oro, que parecensoles. Siempre parecen jvenes. A algunos los reconozco por lavoz, sin verlos. Y ellos, as como el diablo, estn con nosotros y

    alrededor de nosotros. No los vemos por muy poco. Es como unapelcula fina que nos separa de ellos.Yo he sido sostenido por los ngeles muchas veces, cuando

    estaba agotado por la fatiga. He sido transportado de un lugar aotro sin saberlo. Yo deca: Mi Dios, estoy muy fatigado. Estabalejos de la parroquia; a veces, de noche, y me encontraba derepente transportado a la plaza de San Luciano Cmo ocurraeso? Yo no lo s.

    Durante la guerra, iba a la estacin a dar absolucionesgenerales a los soldados. Un soldado me dijo: Me voy a morir. Mi ngel custodio lo ha bendecido y l me ha dicho: Me siento mejor.Era un da por la tarde, en la estacin de Courneuve. Yo siempre lepeda a mi ngel que curara a algunos y vi al santo arcngel Gabriel y a mi ngel que los bendecan.

    En la estacin, yo pasaba por los vagones, dando la uncin alos enfermos. Cuando tena que subir y bajar sesenta u ochentaveces de un vagn a otro, sobre todo en vagones fuera de la va,los santos ngeles me ayudaban a subir 28 .

    Cuntas veces el padre Lamy fue ayudado y salvado de lospeligros por los ngeles! En una oportunidad, iba al atardecer por lacarretera de Rivieres-le-Bois a Pailly. Iba inclinado, porque losltimos rayos de sol del atardecer le hacan dao. Y, de pronto, sele present un ciclista que lo iba a atropellar; pero el arcngelGabriel levant la bicicleta y al ciclista por el aire y los dej en lacuenta. Y dice el padre Lamy: Yo vi a aquel joven asombrado,

    28 ib. pp. 127-130.19

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    mirando al ngel y mirndome a m. Yo tena unas ganas locas dererme, pero me contuve para no ofenderlo. Cuando me alejaba, vi otro ciclista que vena y el primero le deca: Son dos, son dos,refirindose al ngel y a m. El otro no entenda nada.

    La Virgen Mara tuvo la bondad de ponerme bajo la proteccindel arcngel Gabriel y, con mi mala vista, me fue muy til 29.

    c)San Josemara EscrivSan Josemaria Escriv de Balaguer, fundador del Opus Dei,

    cuenta cmo su ngel lo salv en una oportunidad de ser agredidopor un desconocido.

    El da de la octava de la Inmaculada Concepcin de 1931, enla tarde, a las tres, cuando me diriga al colegio de santa Isabel aconfesar a las nias, en Atocha, por la acera de san Carlos,esquina casi a la calle de santa Ins, un joven al estar cerca de m,se adelant, gritando: Le voy a dar!, y alzaba el brazo con tal ademn que yo tuve por recibido el golpe. Pero, antes de poner por obra esos propsitos de agresin, otro joven le dijo con imperio:No, no le pegues. Y este mismo joven, seguidamente, como en

    tono de burla, inclinndose hacia m, aadi: Burrito, burrito! Cruc la esquina de santa Isabel con paso tranquilo y estoy seguro de que en nada manifest al exterior mi trepidacin interna.Al orme llamar por aquel defensor con el nombre de burrito, quetengo delante de Jess, me impresion. Rec en seguida tresavemaras a la Santsima Virgen, que presenci el pequeosuceso, desde su imagen puesta en la casa propiedad de laCongregacin de san Felipe 30 .

    Monseor Alvaro del Portillo (sucesor en la Obra del OpusDei ) aade: No le gustaba a nuestro Padre narrar sucesos de tiposobrenatural. Sin embargo, esta ancdota me la ha referido en msde una ocasin. Haca notar, al contarla que la hora no era propiciaa engaos, porque se trataba de un da de mucho sol, y eran lastres de la tarde. Al contarme lo que dijo al Padre el defensor, medijo que haba odo burrito, burrito. Este modo que empleabanuestro Padre, para llamarse a s mismo, no lo conoca nadie,29 ib. p. 132.30 Vsquez de Prada Andrs, El fundador del Opus Dei , vol I, Ed.

    Rialp, Madrid, 1997, p. 411.20

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    aparte de Dios Nuestro Seor, ms que su confesor el padreSnchez. El Padre atribuy el ataque a una accin diablica y ladefensa a su ngel custodio 31.

    Y dice el mismo santo sobre su ngel: Ayer se par mi reloj de

    bolsillo. Resultaba el caso un compromiso para m; porque notengo otro reloj y porque mi capital asciende en la actualidad asetentaicinco cntimos... Hablando con mi Seor, le indiqu que mi ngel custodio, a quien l ha dado ms talento que a todos losrelojeros, arreglara mi reloj. Pareci no orme, puesto que volv amover y a tocar y a retocar en vano el reloj estropeado. Entonces,me arrodill y comenc un padrenuestro y un avemara, que meparece no llegu a terminar, porque cog de nuevo el reloj, toqu

    las saetas... y ech a andar! Di gracias a mi buen Padre... Al ngel lo llamar desde ahora el relojero 32 .San Josemara Escriv de Balaguer recibi la inspiracin para

    fundar el Opus Dei el da 2 de octubre de 1928, fiesta de losngeles custodios. Y dice: Conmovido, me arrodill, estaba solo enmi cuarto, y di gracias al Seor. Recuerdo con emocin el tocar delas campanas de la parroquia de Nuestra Seora de los ngeles 33.

    Desde aquel da, el burrito sarnoso se dio cuenta de lahermosa y pesada carga que el Seor, en su bondad inexplicable,haba puesto sobre sus espaldas. Ese da el Seor fund su Obra34. An suenan en mis odos las campanas de la iglesia deNuestra Seora de los ngeles, festejando a su patrona 35 .

    El da dos de octubre, fiesta de los ngeles custodios, en eltercer aniversario de la fundacin del Opus Dei , invocardientemente a los espritus celestiales y de manera especial a su

    ngel custodio. Dice: Le ech piropos y le dije que me ensee aamar a Jess, siquiera, siquiera, como lo ama l 36 .

    31 ib. p. 41.32 ib. pp. 478-479.33 ib. p. 293.34 ib. p. 302.35 ib. p. 295.36 ib. p. 404.

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    TESTIMONIOS RECIENTES

    El padre Dolindo Ruotolo, gran devoto de los ngeles, cuentaque en 1888, siendo seminarista le encargaron tener siempreencendida la lmpara del Santsimo. Dice: Le recomend a mi ngel que me despertase en la noche, si estaba apagndose lalmpara para ir a encenderla. Y cada noche, a horas distintasdespertaba, bajaba a la iglesia, cuando ya estaba para apagarse lalmpara. Una noche me tocaron las espaldas y sent claramenteuna voz que me dijo: Dolindo, la lmpara. Me lo repiti dos vecesy yo esper un minuto para levantarme por pereza. Y cuando baj,ya acababa de apagarse y estaba humeando. As entend que era

    verdaderamente mi buen ngel quien me despertaba37

    .Cecilia Conj, una nia brasilea, que vea constantemente a

    su ngel, nos dice: Un da, en que no tena clases por la tarde, tuvela idea de ir al circo. Y as lo hice. En la puerta vi a un hombrefumando su pipa y apoyado en un extremo de la puerta. Lepregunt: Es usted el dueo del circo?. Me dijo que s. Le dijeque me gustara jugar con el payaso y con las nias que habavisto. El hombre me sonri y me tom de la mano y me dijo:

    - Ven conmigo, yo te acompao.Todava no haba puesto el pie en el recinto interior, cuando

    fui impedida de hacerlo por mi buen ngel custodio; y lo hizo de tal modo que me separ violentamente de la mano de aquel hombrede la pipa. No s qu hara mi ngel, pero aquel hombre me gritde malas maneras, dicindome:

    - Vete, vete, vete...

    Me asust y corr hacia mi casa. Llegando a mi casa, vi a mi ngel, pero no estaba triste, por lo que se me pas el susto 38 .Una religiosa, que ve a su ngel, me escriba: El corazn de

    mi ngel es como un ocano de cristal resplandeciente, quemuestra la infinita misericordia y el eterno amor de Dios. l siempreparece tener unos doce o trece aos. Su vestido es muy blanco y tiene dos alas hermosas. Cuando las bate, me siento abrumadapor la presencia sobrecogedora de Dios.37 Stanzione Marcello, 365 giorni con gli angeli,Ed. Gribaudi, 2006,

    p.144.38 ib. p. 191.

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    En Navidad bamos en procesin por el convento, llevandouna imagen del nio Jess y tenamos velas en las manos.Entonces, vi a los ngeles de las hermanas, que iban tambin convelas encendidas en sus manos. Mi ngel iba a mi lado y me

    miraba tiernamente.Todos los ngeles tenan como una aureola en forma de anilloalrededor de la cabeza.

    Otra religiosa me escribi: Cuando tena siete o nueve aos,estaba un da sola en mi habitacin, durante la noche. A travs delos cristales de la ventana, se vea el exterior todo negro. Yo estabade espaldas a la ventana y not como una sombra blanca. Volv lacabeza y vi un angelito en medio de dicha ventana, vestido con

    una tnica blanca, ceida con un cinturn de florecitas. Sus manosestaban juntas en actitud de oracin. Yo tend la mano para tocarlopero desapareci. Sal corriendo para llamar a mi ta, que era laque me cuidaba y se lo cont todo, sealndole el sitio donde lohaba visto de pie. El ngel era de mi tamao. No me creyeron y nunca ms volv a contarlo. Incontables noches me quedabamirando hacia la oscuridad y, cuando me despertaba, lo primeroque haca era mirar hacia la ventana, pero nunca ms volv a ver a

    mi angelito. Fue todo muy sencillo, nada deslumbrador. Mis ojospuros de entonces lo vieron y lo recuerdo tan ntido como si hubiera sido ahora mismo.

    Tambin los ngeles nos salvan y defienden en situacionespeligrosas.

    Cuenta el doctor Melvin Morse:Una noche, un hombre jovende 21 aos, al que llamar Paul, fue salvajemente golpeado. Lapaliza le caus una decena de fracturas en el crneo y en losbrazos. Sus agresores lo abandonaron creyndolo muerto. Al volver en s, se hall en compaa de alguien al que l llama su ngel de la guarda. Aquel ser le ayud a llegar hasta una granja,que se encontraba a ms de kilmetro y medio de distancia, y luego desapareci 39.

    He aqu lo que me refiri la esposa de un presentador detelevisin, conocido en todos los Estados Unidos. Me explic cmole haba salvado su ngel de la guarda de una violacin inevitable:

    39 Morse Melvin,ltimas visiones, Ed. Edaf, Madrid, 1996, p. 105.23

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    Una noche, se me averi el coche en una carretera muy transitada. Tuve que retirarme al arcn y aguard sentada. Uncoche se detuvo delante de m, pero yo esperaba la llegada de lapolica, as que a travs del parabrisas, le hice seas de que

    siguiera su camino. No me hizo caso y pens que no haba vistomis gestos, de modo que baj la ventanilla para decirle queprefera aguardar a la polica. Entonces, el hombre sali de su coche, se acerc al mo e introduciendo el brazo me arrebat lallave.

    Cuando protest, me abofete, al tiempo que me deca quepasara al otro asiento. Luego entr en el coche y me apunt conuna pistola. Me orden que me quitase los pantis y la ropa interior.

    Yo estaba muerta de miedo. No quera que me violase ni tampocoque me disparase un tiro, pero tem que pudieran sucederme lasdos cosas. Trat de hacer lo que quera, pero perd el control de losnervios y aquel individuo se enfureci. De repente, el coche sellen de una luz intenssima. Pens que se haba detenido otrovehculo, pero, cuando volv la cabeza, no vi a ninguno. El violador dijo: Oh Dios mo! Entonces, comprend que la luz surga del interior del coche, exactamente entre nosotros dos. Y apareci un

    hombre en el seno de esa luz. Respir al verle. El violador abri lapuerta y ech a correr. En aquel momento, la luz y el hombredesaparecieron y qued sola en la oscuridad 40 .

    Una consagrada me escriba: Yo tena 15 aos e ibaregularmente a la iglesia despus de las clases. Una tarde deinvierno, iba hacia la iglesia, rezando. En la calle no haba nadie ni o pasos. De pronto, di un salto al lado izquierdo, movida por unafuerza interior inexplicable. Y, en ese momento, una mujer, que

    haba intentado cogerme por la espalda, al perder el equilibrio,cay al suelo dando un gran grito. Yo, inmediatamente, corr a laiglesia.

    Estoy segura que fue mi ngel, quien me moviinstintivamente. Luego descubr que esa mujer era prostituta eintentaba cogerme para llevarme a la casa de prostitucin muy cercana al lugar. Nunca olvidar la proteccin de mi ngel.

    Otra religiosa me deca personalmente por telfono: Hacepocos aos, estaba yo en la estacin de Atocha, en Madrid, y quera ir a la de Chamartn. Saqu mi cartera para ver mi dinero y,40 ib. p. 110.

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    en ese momento, se present delante de m un joven de unostreinta aos, con unos ojos hermosos, que sonriendo me dijo:

    - Ese dinero peligra.Instintivamente, cerr la cartera y la met al bolsillo. Pero, al

    levantar la cabeza, despus de haber guardado la cartera, ya noestaba. No habran pasado ni tres segundos y haba desaparecido;no se vea por ningn sitio. Para m fue claro que era mi ngel, aquien siempre he tenido mucha devocin. Vino a protegerme enese momento en que alguien estara vigilndome para quitarme el dinero. Siempre cuento esta experiencia para que la gente confems en su ngel y lo invoque con fe, pues es nuestro amigo fiel einseparable.

    Desde Piracicaba (Brasil) me escriba una religiosa que enesa misma ciudad donde vive, apareci en todos los peridicos uncaso, considerado milagroso. Una seora se haba cambiado decasa, aunque todava faltaban algunos detalles. Su hijo, de cincoaos, se subi a la ventana para ver la calle y se cay desde unaaltura de seis metros al suelo de cemento. Y no se hizoabsolutamente nada. El nio dijo que un joven con una blusa lohaba cargado sobre su cuello. Todos creyeron que haba sido sungel, a quien su madre tena mucha devocin.

    Otro ejemplo. Una maana acompa a otra hermana al mdico. Salimos pronto de nuestro monasterio para aprovechar e ir a confesarnos las dos con el padre Gabriel de los Siervos deMara. El padre Gabriel era un hombre santo y tena muchos donesde Dios, en particular el don de profeca. Su confesionario era muy concurrido. Fuimos las dos y nos confesamos. El padre nospregunt a dnde bamos. Le contestamos que bamos al mdico,pero que tenamos miedo de no llegar pronto a la consulta, porqueera ya tarde. El padre Gabriel nos dijo sencillamente: Vayantranquilas que yo las encomiendo a mi ngel de la guarda.

    Al llegar a la puerta del hospital, nos viene al encuentro unjoven, lo recuerdo perfectamente. Tena un abrigo, que le llegaba alas rodillas, pantalones largos y, sobre todo, un rostro tan lmpido y puro... Aparentaba unos 25-30 aos. Nos dice: Ustedes van aconsulta con el doctor tal (no recuerdo su nombre). S, lecontestamos, un poco extraadas de que supiera dnde bamos.Nos dice: Vengan conmigo. Le confiamos nuestro temor de no ser atendidas pronto. Y nos contesta: Yo las acompao. Vamos con

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    l al consultorio. La sala de espera est llena de gente. El joventoca la puerta del consultorio y entra. Sale despus de unosminutos y nos dice que el doctor nos atiende las primeras, cuandosalga el paciente que est atendiendo.

    Sale el paciente y el doctor nos atiende. Terminada laconsulta, queremos agradecer al joven. Quin era? Unenfermero? Todos se miran. Nos dicen que nosotras entramossolas y que no vieron a nadie que nos acompaara ni que entrara y saliera del consultorio. Nosotras concluimos que era el ngel del padre Gabriel. No lo vimos ms. Pero su rostro lo tengo todavagrabado en mi memoria; sobre todo, su expresinextraordinariamente lmpida y luminosa. En el cielo lo reconocer

    pronto.La misma religiosa me contaba que, en una oportunidad, anteuna emergencia, el ngel haba preparado la comida de laComunidad.Otras veces, en que se haba olvidado de cerrar lapuerta de la reja, que comunica el coro con la iglesia parroquial,cuando ella iba corriendo a cerrarla, ya estaba cerrada y las llavesen su lugar. Y ninguna de las otras religiosas lo haba podido hacer.

    Ms ejemplos. Una religiosa me deca confidencialmente queslo haba visto una sola vez a su ngel. Haba una grantempestad y yo estaba sola en el campo. Me refugi en unacabaa, llorando, porque me senta muy sola. De improvisto, hevisto una figura alta, como de dos metros, hecha de luz, con lasmanos juntas a la altura del pecho. No me ha dicho nada, pero haabierto sus grandes alas, que tena a la espalda y me ha cubiertocompletamente como para darme tranquilidad. Ha sido unsegundo, pero ha sido suficiente para darme paz y tranquilidad.

    Otra religiosa me escriba: Un da, cuando estaba esperandopara confesarme, llam a mi ngel para darle un encargo. Sent su presencia junto a m y me dijo que NO. Yo le pregunt por qu y me dijo que porque el confesar tena mucha prisa. Le respond:Entonces, que sea para otra vez. Y me respondi: NO puede ser,porque el padre va a ser cambiado a otra ciudad. Y quin meayudar? Pide ayuda al padre N.N.. A este sacerdote nunca lohaba conocido y ni siquiera saba de quin se trataba.

    Despus vi a mi ngel junto al confesor con un resplandor maravilloso. Cuando me toc el turno de confesarme, le dije al confesor si poda preguntarle algo y l me dijo que no, porque tena

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    mucha prisa. Comprend que mi ngel tena razn. Al mes, fuecambiado a otra ciudad. Y, despus de un tiempo, vi al sacerdote,cuyo nombre me haba dado el ngel y que vino a ser mi director espiritual y confesor de la Comunidad.

    Veamos ahora el hermoso testimonio de una de mis hermanasespirituales.Un domingo estaba sentada en la huerta del convento,

    disfrutando de las maravillas del paisaje, de las bellas flores, de lospajaritos... De pronto, vi a un nio que paseaba por all y se dirigahacia m. Era muy hermoso, con cabellos rubios rizados, con unatnica blanca hasta las rodillas y unos ojos azules claros. Su mirada era pura y su sonrisa era tierna e inocente. Aparentaba

    unos 5 6 aos. Se me acerc, mirndome y sonrindome, y mecoloc una flor sobre el libro que tena yo en las rodillas. Yo le dije:Es para m, mi amor? Gracias. Yo pensaba que era un nio dela familia de alguna religiosa de la Comunidad.

    Le toqu su cabecita rubia con cario y le pregunt: Cmote llamas?. Pero l, sonriendo, se fue alejando sin decir nada. Yolo llam: Espera mi amor. Te quiero dar un besito. Me levantpara seguirlo; pero, al bajar la vista para dejar en el asiento el libroque tena en las rodillas, desapareci de mi vista. Fui a ver, peroera imposible que hubiera salido de la huerta, pues la puertaestaba a unos 50 metros. Ni corriendo muy rpido podra haber llegado.

    Regres a mi asiento y, al abrir el libro, que era ngeles enaccin, me di cuenta que haba sido un ngel. Mi angelito me dijoque haba sido el ngel de cierta persona muy conocida y queridapara m. Yo le dije a mi ngel que era muy pequeo para cuidar deuna persona tan grande. Y mi ngel me respondi que los ngelesse manifestaban como desean de acuerdo a las circunstancias,pero que tienen la fuerza de gigantes.

    Alguna vez me ha dicho que en todas las misas se celebra laperpetua navidad de Jess. Los sagrarios deberan ser tronos deadoracin perpetua. Donde hay un grupo de almas eucarsticas enadoracin a Jess, baja del cielo, sobre ese pueblo o ciudad, unpoderoso haz de luz de bendiciones. Me dijo que ellos, cuandohablan de la Virgen Mara, le dicen: Mi Reina o Reina de losngeles. Me recomend que, cuando comulgara, lo hiciera tambinpara reparar por aquellas almas que rechazan a Jess Eucarista,

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    no lo conocen o no lo aman. Y que adorara a Jess en la hostiaconsagrada por todos los que no lo hacen.

    Otros testimonios. En el ao 1957, nosotras recorramos laciudad para recoger las suscripciones con que nos ayudaban

    algunos bienhechores. Un da, me mandaron con otra hermana. Yotena 22 aos y ella 24. Nos encomendamos a la Virgen y al ngel de la guarda. Llegamos al metro y no sabamos qu tren coger.Lleg uno con direccin a Tarrasa, pero no lo quisimos tomar. Vinootro con direccin a Sabadell y tampoco lo cogimos. Lleg untercer tren y, ante nuestra sorpresa, sali del ltimo vagn unhombre que se acerc a nosotras y nos dice: Hermanas, van aPadua, tomen el tren que va al Tibidabo. Y se volvi a subir a su

    mismo tren. Nosotras nos miramos y pensamos si sera nuestrongel de la guarda. Nos sentimos muy felices y, al volver a laComunidad, se lo contamos a todas como un hecho sobrenatural.

    Otro caso. El ao 1965 acompaaba a otra hermana joven ala casa de una ta. Su casa estaba en el barrio chino, lleno deprostitutas. Al querer entrar, vimos en la esquina un nio, que nosdice: Hermanas, no vayan por esta calle. Yo les acompao. Noshablaba de modo que daba gusto orle y nos acompa hasta la

    casa de la ta, que nos estaba esperando en el balcn. Al vernosdio un grito, diciendo:- Pero por qu calle vienen?Nos recibi muy bien y le hablamos del nio. Y nos dijo:- Por aqu no hay nios. Ser el ngel de la guarda.Otras veces, he palpado la ayuda de mi ngel a quien siempre

    me encomiendo. Cuatro veces, al ir a atender enfermos por la

    noche, me han quitado el bolso con los libros, labores y lo quellevaba. Las cuatro veces encontr el bolso o cartera de mano; melo traan a casa. Mi ngel est siempre atento a todas misnecesidades y yo lo quiero mucho.

    Veamos ms testimonios:- Una vez, despus de comulgar, vi a mi ngel junto a m,

    rostro en tierra, adorando a Jess. Otra vez, lo vi de rodillas junto am, muy inclinado en actitud de adoracin. En otra ocasin, se pusoa un lado y yo le dije que quera que me ayudase a dar gracias aJess. l me dijo: Yo no soy el esposo, sino el amigo del esposo.

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    l siempre me ayuda para poder recibir dignamente a Jess en lacomunin y me acompaa con su adoracin.

    - En nuestro convento hay una celda que se llama la celda delos ngeles. Segn se lee en la historia del convento y las monjas

    lo han transmitido unas a otras, haba cerca de nosotras otroconvento de frailes carmelitas. Cierta noche, un fraile vio, desde su convento, que por la ventana de la citada celda entraban y salanmuchos ngeles. Al da siguiente, se lo comunic a las religiosas y result que esa misma noche, en esa misma celda, haba muertouna santa religiosa. Desde entonces, a esa celda se le llama celdade los ngeles.

    - Tendra yo unos 12 aos, una noche, nada ms acostarme,

    apagu la luz como de costumbre, quedando la habitacintotalmente a oscuras. De pronto, vi un resplandor mayor que laclaridad del da, pues era muy distinto de la luz del sol. Esteresplandor apareci donde yo saba que era la pared. Con algo demiedo me qued mirando, pero era algo extrao, pues en eseresplandor apareca una figura humana que, a primera vista, mepareci la de un nio muy hermoso y pens que era un ngel.Despus, desapareci... Hasta el da de hoy, nunca me olvido tal y

    como lo vi. Sera mi ngel bueno? Era tan sumamente bello comonunca he visto nada en mi vida. Lo pude mirar tan poco! Ahoraquisiera verlo y no lo veo.

    Un amigo me escribi su testimonio: Estaba sentado unanoche en la mesa del comedor, repasando las materias estudiadasen el colegio, cuando, de pronto, pude observar una figura enforma de hombre, de pie, detrs de mi hombro derecho. No sedejaba ver por completo. Yo trataba de voltear hacia atrs parasorprenderlo, pero l era siempre ms rpido que yo. Era mi ngel de la guarda. Desde esa noche, empec a sentir una profunda paz que jams antes haba experimentado y todas las noches l meacompaaba y siempre estaba de pie, observando todo lo que yohaca. Las veces que yo trataba de verlo de frente se esconda,pero siempre poda observar su linda sonrisa con la que mesaludaba. Sonrisa de paz, de amor, de tranquilidad y quietud. l estuvo conmigo de esa forma por mucho tiempo.

    Un da, se dej ver de frente, cara a cara, muy rpidamente y pude observar toda su esplendorosa belleza y, sin decir nada, nosdijimos buenas noches y, sin pronunciar palabra, se retir. Creo

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    que esa fue la ltima vez que lo vi. Por supuesto que no se ha idodel todo, pues sigo sintiendo su presencia en mis momentosespeciales y le pido a l por mis hijas para que las proteja y lasgue como lo hizo conmigo. Y a ellas les inculco que lo llamen

    todos los das y que ellas hagan lo mismo con sus hijos.No s por qu no se deja ver ms. Quizs se escondi desdeel momento en que perd mi inocencia. Pero entonces no fue l quien se escondi, sino que fui yo quien lo dej de ver a l.

    - Una pareja de esposos italianos iba de viaje a Santa Severacon su perro. En el trayecto, el coche se averi. La esposa or al padre Po para que le enviara su ngel a ayudarlos. A los diez minutos, vieron acercarse un coche del que sali un joven vestido

    normalmente, que dijo que quera ayudarles. Vio el motor y dijo queel radiador estaba sin agua, porque estaba agujereado. Le dijo al esposo:

    - Tome el bidn y vaya por agua. Aqu cerca hay una casa,donde hay una fuente.

    El esposo se alej para recoger el agua, mientras el joventap el hueco del radiador. Es de notar que el perro, que solaladrar ante la vista de cualquier extrao, estuvo todo el tiempototalmente tranquilo. Al llegar el esposo con el agua, llenaron el radiador y el joven les dijo:

    - Ahora pueden ir a su casa, pero maana hagan reparar el radiador.

    El joven subi a su coche y, al poco tiempo, desapareci sindejar rastro, a pesar de que iba delante de ellos. Entonces,recordaron tambin que su coche no tena matrcula. La prxima

    vez que pasaron por aquel lugar de la avera, fueron a visitar lacasa, donde haba recogido el agua de la fuente y nunca lapudieron encontrar. El mismo padre Po les confirm de palabraque haba sido un ngel enviado por l 41.

    Una religiosa, que ya ha llegado al matrimonio espiritual, medeca: Yo veo a mi ngel con una mirada interior, lo siento a mi lado derecho y le dejo sitio. Es una mirada intelectual, muy fuerte y clara, que veo en mi interior. Es bellsimo! Me tiende sus brazos y

    me cubre con sus alas. Lo contemplo con cario y admiracin. l 41 Parente Alessio, Mandami il tuo angelo custode, Ed. Po de

    Pietrelcina, San Giovanni Rotondo, 1999, pp. 197-200.30

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    me cuida como a la esposa de Jess. Qu tierno y delicado es! Cada maana, al levantarme, me uno a l y a todos los ngeles y les pido su ayuda. Hay ocasiones en que siento su presencia de unmodo fascinante, extraordinario. Se me presenta como en

    adoracin y me invita a unirme a l para adorar a los TRES ensilencio.Cada da l se encarga de ensearme a hacer el bien a mi

    alrededor, aunque slo sea con una sonrisa. Estoy segura de queel ngel me lleva de la mano y me avisa de lo que debo evitar y medice lo que debo hacer para amar ms a Jess y a los dems.

    La Madre Stefania, carmelita descalza del monasterio deLocarno Monti, en Suiza, cuenta que una religiosa de su convento

    estaba muy grave, en coma. Despus de una semana de estar as,de pronto, se despert y dijo: Hay muchos ngeles, son jvenes y sonren. Despus, cay de nuevo en coma y, al cabo de unasemana, se despert diciendo: La Virgen viene a llevarme a Casa.Y as fue, pues levantando los ojos a lo alto con una sonrisacelestial, expir42.

    El siervo de Dios Monseor Aurelio Bacciarini, el santo obispode Ticino, que antes de ser obispo estuvo muchos aos junto albeato Guanella y le sucedi como superior general de su Obra,tena mucha devocin a los ngeles. Deca: Cuando entro a unaiglesia, saludo a Jess sacramentado y despus a los ngeles quele adoran. Cuando voy por la calle, saludo a los ngeles de laspersonas que encuentro. Cuando paso por una provincia, saludo asu ngel custodio y digo muchas veces: ngeles y arcngelesde Dios, interceded por nosotros 43.

    En un lugar de Suiza se celebraba la feria anual. El pueblo sellamaba san Martino, en Mendrisio, cantn de Ticino. Un nio decinco aos acudi con su padre. En una de las tiendas vio unaestampa del ngel de la guarda y el nio le pidi a su pap que sela comprara. La puso bajo su almohada y as su ngel velaba sussueos cada da. A los once aos, fue al Seminario y su estampadel ngel siempre le acompaaba. Por fin, lleg a ser sacerdote y,

    42

    Maria Stefania della corte celeste, In comunione con gli angeli, nostri fratelli e amici , Ed. Ancilla, 2003, p. 156.43 Emilio Cattori,Il vescovo Aurelio Bacciarini , tip. La buona stampa,

    Lugano, 1945, pp. 916-917.31

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    en las diferentes parroquias en que ejerci su ministerio, siemprellevaba con devocin su estampita.

    Cuando ya era anciano, un da se le cay al suelo la estampacon su marco de vidrio; el vidrio se rompi y la estampa, ya

    arrugada tambin se maltrat. El buen sacerdote llor de emocinante aquella estampa que le haba acompaado durante tantosaos; la recompuso como pudo y sigui con ella hasta la muerte.Aquella estampa era para l la presencia viva de su ngel, quesiempre lo acompaaba 44.

    Una hermosa nia de cinco aos y medio comenz a invocar a su ngel custodio desde que sus abuelos le ensearon la oracinal ngel. A los ocho aos, un da, tena que dar sus exmenes en la

    escuela. Las matemticas eran su problema, porque se pona muynerviosa. El primer da, el examen de matemticas fue un fracasototal. Para el segundo da estaba asustada y pens en no ir a laescuela, pero oy una voz dulce y cariosa que le dijo: No tengasmiedo, reza y superars el examen. Ella, siguiendo el consejo deaquella voz, se encerr en un lugar solitario de la casa y rez condevocin a Dios. Despus, se fue tranquila y confiada a la escuela.Aquel da, el examen fue brillante, pues su problema era, sobre

    todo, de miedo y angustia.Transcurrieron los aos. Cuando tena 18 aos, un da subi ala cima del Trou des Romains, una antigua mina romana de Suiza.La subida fue fcil, pero a la bajada quiso ir por otro camino. Y,cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde para regresar por elcamino conocido. Se vio ante la disyuntiva de pasar all la noche ode seguir adelante y pasar por un lugar donde la montaa estabacortada a pico y era muy difcil el paso, con peligro de caer y morir.

    En ese momento, escuch de nuevo la voz amiga del ngelque le dijo: Reza . Tom el librito laImitacin de Cristo, que siemprellevaba consigo, y se detuvo a orar unos momentos. Acontinuacin, avanz despacio, agarrndose como poda a lashendiduras de las rocas hasta que pudo pasar y estar a salvo;encontrando rpidamente un camino que la llev al pueblo cercano.

    Desde los veinte aos, comenz a tener una especialdevocin a san Miguel arcngel, con quien hizo un pacto de

    44 Maria Stefania, o.c., p. 247.32

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    amistad y confianza. Ahora, ya llegada a la edad madura, siguecaminando por la vida con la ayuda de los ngeles 45.

    Paola Giovetti, conocida periodista italiana y escritora devarios libros, cuenta que, cuando tena tres o cuatro aos, era una

    nia muy miedosa. Era el tiempo de la segunda guerra mundial y,con frecuencia, era despertada de noche para llevarla a losrefugios antiareos. Y dice:

    Una noche me despert y en la oscuridad de la habitacin vi una claridad frente a m. Me sent para ver mejor y me di cuentade que haba un hombre joven, vestido con una tnica blanca,cabellos castaos largos y ojos grandes oscuros, que me mirabacon amor. No tuve ningn miedo y me senta feliz de mirar aquella

    figura luminosa que me infunda un sentimiento de paz y seguridad. Despus, la aparicin se desvaneci lentamente, lahabitacin volvi a estar oscura y yo me dorm serenamente.

    Muchas veces, me preguntaba quin sera aquel personaje.Probablemente, era un ngel, aunque no tena alas. Me dio unagran proteccin y seguridad. Mi familia, a pesar de los sucesos dela guerra, sali indemne de todos los problemas y hasta ahora sigosintiendo una sensacin de gua y proteccin en las diversascircunstancias de la vida46 .

    La amistad con nuestro ngel es algo muy importante en lavida. Es un amigo, que siempre nos acompaa y nunca nos dejasolos. Dios lo ha puesto a nuestro lado para que nos gue, nosproteja y nos defienda de todo mal.

    Por eso, la Virgen Mara, nuestra Madre, le deca al padreEsteban Gobi, fundador del Movimiento sacerdotal mariano,aprobado por la Iglesia: Sientan siempre junto a ustedes a losngeles de Dios e invoquen con frecuencia su ayuda y proteccin.Ellos tienen una gran fuerza para defenderlos y para sustraerlos delas insidias de Satans (8 de setiembre de 1979).

    Los invito a confiar cada vez ms en los ngeles del Seor.Tengan con ellos una afectuosa intimidad, porque estn ms cercade ustedes que los amigos y personas ms queridas. Caminen a laluz de su invisible, pero segura y preciosa, presencia. Ellos ruegan

    45 Resumen del testimonio de Maria Stefania, o.c., pp. 251-257.46 Stanzione Marcello, Il ritorno degli angeli oggi , Ed. Segno, 2007, p.

    121.33

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    por ustedes, caminan a su lado, los sostienen en la fatiga, losconsuelan en el dolor, velan sobre su reposo, los toman de la manoy dulcemente los atraen al camino que les he trazado. Rueguen asu ngeles custodios y vivan con confianza y serenidad (29 de

    setiembre de 1981).Junto al sagrario estn los ngeles, dispuestos en sus nuevecoros de luz, para cantar la Omnipotencia de la Santsima Trinidad con diversas modulaciones de Armona y de Gloria, como si quisieran exteriorizar en grados diferentes su Grande y Divinopoder (8 de agosto de 1986).

    NGELES DEL MS ALL

    Veamos algunas experiencias de nios y adultos que han sidodados clnicamente por muertos y, en el umbral de la muerte, hantenido experiencias del ms all.

    a)NiosUn nio de dos aos, como resultado de un medicamento que

    le inyect el mdico, tuvo una reaccin alrgica de tal violencia queel mdico lleg a declarar que estaba muerto. Despus de untiempo, reaccion y con palabras que podan haber sido de unhombre anciano, dijo: Mam, yo estaba muerto. Estaba con Jessy Mara. Mara me dijo repetidas veces que mi tiempo an no haballegado y que yo deba volver a la tierra. Pero yo no quera creerle.Y como ella vea que yo no quera escucharla, me tomsuavemente de la mano y me alej de Jess, diciendo: Pedrodebes de volver. En ese momento, volvi a abrir los ojos y aadicon sus propias palabras: Sabes, mam. Cuando me dijo eso,volv corriendo hacia ti.

    Los seres que encontramos en la vida despus de la muerte,son aqullos a los que ms quisimos y que murieron antes quenosotros. Somos acogidos por nuestros padres y amigos del msall y por nuestros guas espirituales o ngeles de la guarda 47 .

    El doctor Melvin Morse, que ha entrevistado a ms de 70nios, reporta el siguiente caso: Cuando Jamie Untinen tenia 5

    47 Kbler-Ross Elisabeth, La muerte: un amanecer , o.c., pp. 103-104.34

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    aos, ella muri de meningitis. Ms tarde, ella pint un dibujo delo que ella vio: Tres ngeles con Jess. l estaba muy hermoso y le dijo que deba regresar 48 .

    Un nio de tres aos relat su experiencia con sus pocas

    palabras. Brian haba tenido un accidente al haber quedadoatrapado debajo de la puerta del garaje de su casa. Y se sinti salir de su cuerpo. Y dice: Yo empec a llorar, porque me dolademasiado. Y entonces vinieron los pajaritos (ngeles). Lospajaritos hicieron un sonido como de agua y entraron volando en el garaje. Ellos me cuidaron. Un pajarito vino a avisarte, mam. Ellosvestan de blanco, todo de blanco. Ellos me dijeron: El beb estarbien.

    Y nos fuimos de viaje muy lejos. Volamos tan rpido como el aire Ellos eran tan bonitos, mami. Y hay muchos, muchospajaritos, y ellos me trajeron de vuelta a casa y vi un gran caminde bomberos y una ambulancia que estaba all. Los pajaritos medijeron que fuera con la ambulancia y que ellos estaran cerca dem... Y vi una luz muy brillante y yo la amaba mucho. Y la luz meabraz y me puso los brazos a mi alrededor, dicindome: Te quieromucho, pero tienes que volver. T tienes que jugar al baseball y

    contarles a todos acerca de los pajaritos. Y la persona de la luz brillante me bes y me dijo adis con la mano.Un nio de tres aos, que cuenta muchas veces su historia

    con algunos detalles ms o menos, pero siempre la misma, nomiente. A todos los que poda, les hablaba de los pajaritos(www.nderf.org /spanish).

    Dice el famoso doctor Raymond Moody: Un nio de nueveaos me cont que, despus de morir, flot fuera de su cuerpo y mir hacia abajo, viendo cmo el mdico apretaba su trax paravolver a poner en marcha su corazn. Sam tuvo la experiencia demoverse hacia arriba muy rpidamente. Entonces, pas por untnel oscuro y se encontr al otro lado con un grupo de ngeles.Eran resplandecientes y luminosos y parecan quererlo mucho 49.

    La doctora Diana Komp, profesora de pediatra en launiversidad de Yale, en USA, dice: He ayudado a muchos nios a

    48 Rawlings Maurice, To hell and back , Thomas Nelson Publishers,1993, p. 54.

    49 Moody Raymond,Ms all la luz , Ed. Edaf, Madrid, 1989, p. 54.35

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    morir. Un da estaba sentada, consolando a la familia de una niade 7 aos que estaba muriendo de leucemia. La nia dijo: Losngeles son muy hermosos. Mami, puedes verlos? Oyes cmocantan? Yo nunca he odo una cancin tan bella. Y, a

    continuacin, muri. La palabra que yo sent era regalo. Eso fue unregalo para sus padres: saber que su hija mora feliz en compaade los ngeles 50 .

    Kurt, de 7 aos, tena una severa distrofia muscular, no podarespirar bien y necesitaba respirar oxigeno de una bomba paravivir. Su enfermedad se agrav y desarroll una neumona, quecasi lo lleva al sepulcro. Su corazn se detuvo y los mdicostuvieron que darle masajes al corazn. Cuando habl con Kurt,

    horas despus de su resucitacin, l tena mucha paz. Me dijo quehaba visto un mundo sin sufrimientos. Cuando su corazn sedetuvo sali de su cuerpo, viendo cmo los mdicos y enfermerasestaban tratando de reanimarlo.

    Y dijo: Despus, todo qued a oscuras y vi ngeles. Estaba enun lugar maravilloso con flores y arco iris, donde todo era blancocomo si tuviera luz propia. Yo habl con varias personas, mientrasestuve all, incluso habl con Jess, que deseaba que estuviera

    con l. Yo quera quedarme all, pero decidimos que deba regresar y ver a mis padres de nuevo. Por eso, ahora no tengo miedo deregresar a ese lugar 51.

    Una nia de nueve aos, a la que llamar Nina, tuvo unaexperiencia durante una operacin de apendicitis. De repente, seencontr contemplando su cuerpo desde una determinadadistancia. Y dice: Les o decir que mi corazn se haba parado,pero yo estaba arriba mirando. Pude verlo todo desde arriba Mefui a la sala de espera y vi a mi madre llorando. Le pregunt por qu lloraba, pero ella no poda orme. Los mdicos pensaron queyo haba muerto. Entonces, una seora muy bonita me ayud,porque saba que yo estaba asustada. Pas por un tnel y llegu al cielo. All hay unas flores muy bonitas. Estuve con Dios y conJess. Dijeron que yo tena que volver a estar con mi madre,porque ella estaba muy apenada. Dijeron que yo tena que terminar mi vida. As que regres y despert 52 .50 Rawlings Maurice, o.c., p. 54.51 Morse Melvin,Closer to the light , o.c., pp. 30-31.52 Moody Raymond,Ms all la luz , o.c., p. 56.

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    Veamos el caso de una nia de diez aos que se encontrabaen un hospital de Pennsylvania (USA), recuperndose de unaneumona. La madre vio que la hija pareca estar murindose y nosllam a las enfermeras. Cont que la nia acababa de decirle que

    haba visto un ngel que la haba tomado de la mano, muriendoinmediatamente. Nos asombramos, pues no haba ningn signo demuerte inminente. Estaba serena y en calma. Nos quedamos muy impresionadas53.

    El doctor Raymond Moody dice que habl con Jason, unjovencito de 14 aos. A los 11 aos haba tenido su experiencia delumbral de la muerte. l dijo:Estaba montando en bicicleta y no vi venir a un coche que me atropell. De repente, estaba mirando

    hacia abajo, hacia m mismo. Vi mi cuerpo debajo de la bicicleta.Yo estaba arriba Vino una ambulancia y yo trat de seguirla.Estaba encima de la ambulancia, siguindola. Pens que estabamuerto. Mir a mi alrededor y, entonces, me encontr en un tnel.Al final haba una luz brillante. El tnel pareci subir cada vez ms.Sal al otro lado del tnel. Haba un montn de gente en la luz, peroyo no conoca a nadie. Les habl del accidente y me dijeron quetena que regresar. Dijeron que an no haba llegado mi hora y

    tena que volver con mi padre, mi madre y mi hermana.Yo estuve en la luz durante mucho tiempo. Me pareci muchotiempo. Sent que todo el mundo me quera all. Todo el mundo erafeliz. Siento que la luz era Dios... Cuando estuve en la luz, noquera regresar Las dos personas que estuvieron conmigo en el tnel (ngeles) me ayudaron tan pronto como llegu all. Yo nosaba dnde estaba exactamente, pero quera alcanzar esa luz quehaba al final. Ellas me dijeron que iba a estar bien y que me

    llevaran a la luz. Pude sentir el amor que proceda de ellas.Cuando llegu a la luz, pude ver sus rostros. Es difcil de explicarlo,porque esto es muy distinto a la vida del mundo. No encuentropalabras para explicarlo. Me pareci que llevaban ropas muy blancas. Todo estaba iluminado 54.

    Otro caso. Dean tena serios problemas de salud y debarecibir casi todos los das dilisis para limpiar su sangre. Un da sepuso mal y sus padres lo llevaron al hospital a cuidados intensivos53 Osis Karlis y Haraldsson Erlendur,A la hora de la muerte, Ed. Edaf,

    Madrid, 1990, p. 108.54 Moody Raymond,Ms all la luz , o.c., pp. 57-58.

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    y le inyectaron epinefrine y otras drogas. Estuvo 24 horas sinconocimiento y, al volver, cont a los mdicos lo que recordaba.Dijo que tena una experiencia y que no tena palabras suficientespara describirla. Dijo que era una experiencia sobrenatural. Me

    dijo: Yo estaba aparentemente echado en una cama en cuidadosintensivos, cuando, de repente, me encontr flotando encima de mi cuerpo y pas por un tnel. Yo senta que me mova a muchavelocidad. Yo saba que iba a algn sitio, pero no saba a dnde.Tambin saba que haba alguien al final del tnel. A cierto puntodel tnel, unas luces comenzaron a brillar a mi alrededor. Tambinme di cuenta que alguien estaba conmigo. l era muy alto y vesta

    de blanco con un cinturn. Su pelo era dorado y, a pesar de que nodijo nada, yo no tena miedo, porque irradiaba paz y amor. No eraCristo, pero yo saba que haba sido enviado por Cristo. Eraprobablemente uno de sus ngeles, enviados para llevarme al cielo.

    Pero, de pronto, se sinti que regresaba a su cuerpo. l medijo: Yo s que regres, porque tengo un propsito que cumplir enla vida. Como resultado de su experiencia, toda su familia se ha

    acercado ms a Dios55

    .Glenn Perkins se despert una maana a las 3:30 a.m., enjunio de 1959. Haba soado que su hija estaba gravementeenferma, se encontraba en el hospital y tena necesidad de l.Lleg al hospital a las 5:00 a.m. En ese momento, en la habitacin336, el mdico del hospital de Indiana, USA, certificaba la muertede Betty. Glenn subi las escaleras y, cuando lleg a la habitacin,encontr el cuerpo de su hija cubierto ya por una sbana. Y sepuso a rezar. Mientras tanto, Betty sala de su cuerpo y vea unacolina bellsima, subindola sin esfuerzo. Dice: En ese momento,me he dado cuenta de que no estaba sola. A mi izquierda, habauna figura masculina un poco detrs de m, vestida de blanco Medi cuenta de que no era un extrao, pues me conoca. Dnde noshabamos encontrado?

    Mientras caminbamos juntos, he sentido la voz de mi padreque gritaba: Jess, Jess Pens en regresar para encontrarmecon l El ngel se coloc delante de m y ha posado su manosobre una puerta que no haba visto antes. Detrs de la puerta,55 Morse Melvin,Closer to the light,o.c., pp. 28-30.

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    haba como un sendero de colores dorados cubiertos de vidrio oagua. Sent la presencia de una persona y he entendido que eraJess. Su luz me envolva totalmente y todo mi ser estabaabsorbido por aquella luz. Era una luz poderosa, penetrante y

    afectuosa. El ngel me dijo: Quieres entrar y unirte a ellos?.Todo mi ser deseaba entrar y le dije: Puedo escoger? Entonces,me acord de la voz de mi padre y pens en regresar paraencontrarlo. Y comenzamos a descender la maravillosa colina,mientras el ngel caminaba a mi izquierda.

    Betty despert en su habitacin, cuando todos la daban ya por muerta. Despus de algunas semanas en cuidados intensivos,estaba muy enflaquecida y manifest su deseo de comer; Sin

    embargo, el personal del hospital se lo impidi formalmente. PeroBetty tom algo de comer y se lo comi sin consecuencias. Algunosdas despus, Betty dej el hospital en perfecta salud 56.

    El doctor Melvin Morse describe esta hermosa experiencia: Yoestuve junto al cuerpo sin vida de Katie, de 9 aos, en la unidad decuidados intensivos, y me preguntaba si aquella nia podrasobrevivir. Unas horas antes, ella haba sido encontrada flotandoen una piscina de YMCA. Ella, segn mi opinin, tena solamente

    un 10% de posibilidades de sobrevivir. Yo la resucit enemergencia despus del accidente en la piscina. Y, a pesar denuestros esfuerzos, yo estaba seguro de que morira.

    Decid hacerle un cateterismo y, como es algo difcil y salemucha sangre, les ped a sus familiares que esperaran fuera de lasala. Ellos me pidieron que les dejara en un rincn para poder rezar, mientras haca mi trabajo. Los familiares se dieron la mano y comenzaron a rezar. Nosotros hicimos nuestro trabajo rpidamentey con nerviosismo Tres das ms tarde, se recuper totalmentesin ninguna consecuencia negativa.

    Su caso es uno de esos misterios mdicos, que demuestran el poder de Dios. Cuando ella estuvo suficientemente bien, yo le hiceun reconocimiento y le pregunt si recordaba algo y cmo habasido su accidente. Ella, que es una nia inteligente y hermosa, medijo que haba estado en una habitacin grande y despus ellos lallevaron a una habitacin ms pequea, dndome detalles de la56 Su experiencia la escribi en su libro My glimpse of eternity

    (Choosen books, New York, 1977) y en Angels watching over me(Choosen books, New York).

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    atencin mdica que no poda conocer, pues estaba en coma. Lepregunt sobre los recuerdos de la piscina. Y me dijo: Se refierea mi visita al Padre celestial? Yo le dije: Cuntame algo del Padrecelestial. Y me respondi: Yo vi a Jess y al Padre celestial.

    Me dijo que su primer recuerdo fue de oscuridad y el sentimiento de que estaba pesada y no poda moverse. Despusfue por un tnel y por el tnel vino Elizabeth. Elizabeth era alta y hermosa, con su pelo dorado y brillante. Ella la acompa por el tnel, donde ella vio a su abuelo y a otras personas, entre los queestaban dos nios, Andy y Mark, que jugaron con ella y lepresentaron a mucha gente. En un cierto momento de su viaje, aKatie le fue permitido dar un vistazo a su casa y vio a sus

    hermanos y hermanas, jugando con sus juguetes en sushabitaciones. Una de sus hermanas estaba peinando a su muecabarbie y cantando una cancin popular. Vio a su madre,preparando la comida en la cocina y vio a su padre sentado y preocupado. Cuando ms tarde Katie les mencion esto a suspadres, ellos quedaron impresionados por los detalles concretosque daba, que eran ciertos.

    Finalmente, dijo que Elizabeth, que pareca ser el ngel

    guardin de Katie, la llev a ver al Padre celestial y a Jess. El Padre celestial le dijo si quera regresar a su casa. Y Katie le dijoque quera quedarse all con l. Entonces, Jess le pregunt, si quera ver de nuevo a su madre y ella dijo s. Y despert 57 .

    Otro caso, es el de una nia que se mostraba lcida en elinstante en que, excitada, comenz a sealar hacia el extremo desu cama. La madre refiri:

    Le pregunt qu vea y me dijo que haba un nio. No leasustaba su presencia. En realidad, le agradaba verlo. A lo largo delos das siguientes, mantuvo conversaciones con l, satisfecha desu compaa. Habida cuenta de todo lo que estaba pasando,pareca como si aquel nio, que slo ella poda ver, contribuyese aproporcionarle firmeza. Creo que se trataba de un ngel.

    En otro caso, una nia de doce aos trat de suicidarse,disparndose en la cara con una escopeta. Qued malherida, perose cur despus de ser operada varias veces de las heridas que seprodujo. Cont que, tendida en su cama y a punto de morir, se le

    57 Morse Melvin,Closer to the light , o.c., pp. 3-7.40

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    apareci un hombre de ms de dos metros y le dijo que se pondrabien. Por su manera de hablar, la chica comprendi que habahecho algo malo al intentar el suicidio. Y dice: Se qued a mi ladohasta que termin la primera operacin. No lo he vuelto a ver

    desde entonces, pero s que sigue a mi lado todo el tiempo58

    .El doctor Melvin Morse, que ha estudiado muchos casos denios, que han tenido experiencias del ms all, dice: En mispropias investigaciones he hallado a los ngeles como parteintegrante de todo tipo de visiones. Al menos, la mitad de los niosde mis estudios ven ngeles de la guarda, en sus experienciasprximas a la muerte. He descubierto que los ngeles de la guardaprestan ayuda en tiempos de crisis, cuando una persona requiere

    fortaleza para su espritu decado59

    .

    b) Adultos - Las enfermeras Maggie Callanan y Patricia Helley asistieron

    a una joven mujer de nombre ngela, de 25 aos, con unmelanoma. Los mdicos haban descartado ya toda posibilidad decuracin. ngela saba bien que estaba a punto de morir y habadicho al personal que no quera ninguna ayuda espiritual de ningnsacerdote, porque era atea y no crea en Dios. Las enfermerasrespetaron su deseo. Pero una maana, ngela llam a laenfermera de guardia y le pregunt:

    - Ha venido alguien a mi habitacin?- No he visto a nadie.- He visto a un ngel. Cuando me he despertado estaba un

    ngel sentado a mi lado.Y manifest que se haba sentido atrada hacia aquel ser que

    irradiaba amor, calor y bondad. Se senta contenta de saber que nomorira sola60 .

    - Nancy Meier era una hermosa mujer de 49 aos, aunquepareca de 35. El ao 1975 estaba en su jardn de San Luis,

    58 Morse Melvin,ltimas visiones, o.c., pp. 45-46.59 ib. p. 45.60 Jovanovic Pierre, Inchiesta sullesistenza degli angeli custodi, Ed.

    Piemme, 2003, pp. 41-42.41

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    se subi a una escalera para podar la rama ms alta de unrbol y perdi el equilibrio, cayendo al suelo. Se levant,pensando que no haba sido gran cosa, pero por prudenciafue al hospital para un examen. Y ella dice: Cuanto ms

    tiempo pasaba, peor me senta. Dos das despus, lascondiciones empeoraron mucho. Y descubrieron que el hgado estaba muy mal, y haba gangrena en el intestino.Tuvieron que operarla de emergencia. Y tuvo la experienciade salir de su cuerpo y entrar en el tnel. Dice: A la salidadel tnel, encontr tres seres de luz. Trat de ponermedelante de ellos y pens: Muy bien, estoy muerta, perodnde estn los ngeles? Ellos me respondieron con el pensamiento: T no crees en los ngeles. Y comenc arerme, porque estaba absolutamente segura de que eranngeles y ngeles de verdad. Era como una certeza queme haban infundido. Parecan llamas de una vela, perocada una tena una personalidad propia... Despus, meencontr con la luz que me acogi con un amor infinito.Fundirse con esa luz era como volver a casa. Y mi vidacomenz a desfilar en tres dimensiones, y era todo real y senta los efectos de mis acciones sobre los dems...

    El ser de luz me pregunt: Nancy, quieres quedarte oregresar? Prefera quedarme. Y le dije: Si me quedo, habrdiferencia respecto a mi familia? Y la luz me respondi: S, por tu hijo. Entonces, he regresado por l 61.

    - Robert Helm tuvo un paro cardaco el 7 de noviembre de1979 y pas el tnel, dirigindose hacia la luz maravillosa, que loesperaba al final. Se encontr junto a un maravilloso lago y vio una

    banda de ngeles cantando. l era agnstico y no crea en ngelesni en cualquier ser celestial, pero, desde entonces, dice que notiene miedo de morir, pues fue la ms maravillosa experiencia desu vida62 .

    - El doctor John Lilly estaba en un hotel de Chicago y, comose senta mal, se inyect una dosis de antibiticos, pero la agujaestaba mal lavada y contena residuos de detergente, queafectaron su cerebro. Cay en coma... Sinti que sala de su cuerpo y vio que, a lo lejos, aparecan dos puntos luminosos, llenos61 ib. pp. 44-45.62 Rawlings Maurice, o.c., p. 53.

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    de amor. Dice: Mientras se acercaban veo su presencia quepenetra todo mi ser. Entiendo que son seres superiores. Me dicenque son mis ngeles custodios, que todava no ha llegado mi hora,que siempre han estado conmigo en los momentos difciles y que

    siempre estn conmigo. Y me dicen que me recuperar sinconsecuencias.Despus de dos meses de convalecencia, se recuper

    totalmente del coma. El doctor John Lilly no slo es mdico, sinotambin cientfico, por lo que no podemos dudar fcilmente de su versin sobre su visin de los ngeles 63.

    - El 25 de enero de 1959, Chuck Griswold, con otroscompaeros, practicaba canotaje en un rpido de Skykomish en el

    Estado de Washington, cerca de la ciudad de Index. Dice: Erainvierno y el agua estaba helada. Estbamos 23 en la balsa y vinoel accidente al llegar a una cascada de unos 30 metros que noestaba prevista en el mapa. Sent toneladas de agua sobre mi cuerpo... Me di cuenta de que la balsa estaba sobre m... Y sent que flotaba sobre la escena, viendo a algunos compaeros, quesacaban mi cuerpo del agua. Y vi a mi costado dos presencias...Las vi mucho tiempo despus del accidente, en las operaciones

    quirrgicas que me hicieron, por ejemplo, en la de hace 15 aos, el ao 1977. Mis ngeles custodios estn siempre a mi lado y medicen: Vas por buen camino, no hagas eso Ahora tengo 57 aos y puedo afirmar con seguridad que mis ngeles custodios mehan salvado la vida varias veces. Por ejemplo, me habanpropuesto un trabajo y los ngeles me dijeron que no lo tomara por ningn motivo. Segu su consejo. El hombre que tom ese trabajomuri la misma maana que comenz a trabajar. En otra ocasin,

    alguien me pidi unirme a un grupo de trabajo para dar consejosen materia de explosivos y ellos me dijeron que no aceptara. Tressemanas ms tarde, cinco amigos, que haban aceptado trabajar all, murieron por una explosin accidental 64.

    - En 1920, Peter Johnson estaba gravemente enfermo en elhospital con la fiebre amarilla, vigilado por las enfermeras. Y dice:En un cierto momento, mi espritu abandon mi cuerpo y me vi flotando a unos tres metros del suelo. Mir hacia atrs y vi aalguien que me dijo:63 Jovanovic Pierre, o.c., p. 78.64 ib. P. 76.

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    - No sabas que estaba aqu?- No, ahora te veo. Quin eres?- Soy tu ngel custodio, que te he seguido constantemente

    en la tierra65

    - Betty Eadie cuenta su experiencia del umbral de la muerte,cuando estaba muy grave en el hospital. Sali de su cuerpo y sesenta libre, flotando sobre su cama. Vio su cuerpo tendido yreconoci que era el suyo. Dice: Yo estaba fascinada por el nuevoestado en el que me encontraba y me di cuenta de que habamuerto. Pens: Me he muerto y nadie est aqu para saberlo.Pero antes de que pudiera moverme, aparecieron de repente treshombres a mi lado. Vestan hermosos y brillantes vestidos y uno deellos tena una capucha detrs de su cabeza. Los tres usaban uncinturn de oro. No tena miedo. Los seres aparentaron tener unossetenta u ochenta aos, pero yo saba que su escala del tiempoera diferente de la nuestra. Yo senta en ellos una granespiritualidad, conocimiento y sabidura. Ellos me hablaron Y meexplicaron que ellos haban sido mis ngeles guardianes durantemi vida en la tierra. Yo sent que los tres eran especiales y eran misngeles. Me dijeron que haba muerto prematuramente y mecomunicaron un sentimiento de paz, dicindome que todo saldrabien. Yo senta su profundo amor por m De pronto, yo pens enmi esposo y mis hijos, sintindome preocupada de cmo mi muerteles podra afectar. Pens: Cmo podr mi esposo cuidar denuestros seis hijos? Cmo crecern mis hijos sin m? Yo sent lanecesidad de verlos de nuevo y con gran velocidad llegu a mi casa y me encontr en la sala de estar. Vi a mi esposo, sentado ensu silln favorito, leyendo el peridico. Vi a mis hijos corriendo por las escaleras y sent mucha tranquilidad.

    De nuevo, nos movimos hacia arriba y vi una luz a ladistancia. Al acercarme, observ la figura de un hombre, con la luz a su alrededor. Era ms brillante de lo que se puede describir, msbrillante que el sol Y sent el ms incondicional de los amoresque jams haya sentido y vi sus manos abiertas para recibirme. Fui haca l y recib un abrazo, mientras me deca a mi misma Estoy en casa, finalmente estoy en casa. Yo saba que l conoca mis65 ib. p. 74. Este caso lo cuenta el doctor Craigh Lundhal, catedrtico

    de Sociologa en la universidad de Nuevo Mxico, y fue publicado por larevista Relief Society Magazine, vol III, N 8, de agosto de 1920, p. 451.

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    pecados y mis faltas, pero no le importaban. Yo saba que era mi Dios, mi amigo y mi Salvador. Era Jesucristo, el que siempre mehaba amado. l era el mismo amor y su amor me llen de alegray felicidad. De nuevo, abri sus brazos y me dej ir dicindome:

    Todava no es tu tiempo.Hasta entonces, no saba que mi vida tuviera un propsitoconcreto. Ahora me daba cuenta que tena una misin, aunque nosaba cul era. Pero saba que mi vida en la tierra tena un sentido.Yo tena una razn para existir y yo deba regresar 66 .

    - Beverley Brodsky haba crecido en un ambiente familiar materialista. En julio de 1970, debido a un accidente de moto, sefractur el crneo y varios huesos. Estuvo dos semanas en un

    hospital de Los ngeles Sinti que flotaba en su habitacin,mirando a su cuerpo desde arriba. De pronto, un ser de luz laenvolvi con una fuerte luminosidad. Y ella dice:Un ngel de luz gentilmente me dio su mano y con l viaj una larga distancia haciala LUZ divina. Aquella LUZ era todo amor, compasin, sabidura y verdad. Y desde lo profundo de mi alma, surgi la certeza: Yo,exactamente yo, estoy en la presencia de Dios. Entonces, le hedirigido varias preguntas, pidiendo explicacin por tantas injusticias

    que haba visto en el mundo. Me di cuenta de que Dios conocetodos nuestros pensamientos Recuerdo la respuesta: Hay unarazn para todo lo que sucede De pronto, sin saber cmo ni por qu me encontr dentro de mi cuerpo, pero me senta como enxtasis, llena de alegra y amor 67 .

    - Un hombre de unos 40 aos tuvo una experiencia ms allde la muerte. Su enfermera escribi: Estaba totalmente conscientey con baja temperatura. Era una persona re


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