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6LA ARQUITECTURA1978-2008
Jos Enrique Delmonte S
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La idea de una arquitectura dominicana se convirti en tema preocupante a principios del
1980 con la incursin de un grupo de jvenes arquitectos motivados por el deseo de definir
propia. La creacin de una arquitectura que respondiera a las condiciones culturales y amb
pas fue el objetivo de este grupo que trataba de abrirse camino a pasos agigantados en el es
cal. Influenciados por las nuevas propuestas internacionales que planteaban la ruptura del mo
las enseanzas de algunos profesores de las escuelas de arquitectura, los nuevos arquitecto
taron a la desvalorizacin de los dogmas de la arquitectura acadmica vigentes en el pas de
dos del siglo XX.
La conciencia de qu es el dominicano, si exista una arquitectura dominicana y, de no habe
y cmo hacerla, dirigi el pensamiento de la arquitectura a fines de los aos setenta. Con a
estas preocupaciones ocuparon la atencin de los arquitectos dominicanos de generacione
tes, quienes exploraron concepciones espaciales, interacciones con el contexto o la introductalles y elementos que acercaban la arquitectura al medio local y a sus condicionantes ambie
ciales.1 Estas exploraciones tempranas, muchas de ellas desarrolladas en proyectos privado
dos en los sectores suburbanos de Santo Domingo y de Santiago, principalmente, formar
lenguaje de la arquitectura al menos durante dos dcadas, y sucumbieron ante las constant
o transformaciones parciales que se iniciaron en la misma dcada de 1970.
La aspiracin de conformar una arquitectura mejor adaptada a la realidad dominicana que ta
p a principios del decenio de 1980, coincidi con similares condiciones en varios pases d
All tambin el impulso por hacer una arquitectura comprometida cult uralmente con sus resp
ses desde el punto de vista histrico, social, cultural y econmico estaba en ebullicin y
en un tema comn de l a regin a travs de los int ercambios entre los profesionales que hac
tura en el Caribe. Las perspectivas de colocar la preocupacin por la arquitectura represe
geografa antillana, abran unas posibilidades hasta entonces desconocidas por los arquitect
La lectura de un recorrido
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gin y les permiti reconocerse a travs de cdigos similares que solidificaban su bsqueda. La fuerza
de este proceso y la justificacin del mismo coincidieron con el escenario internacional posmoderno que
se encontraba en la cspide.
Parte de los anhelos de la nueva generacin de arquitectos caribeos tiene su base en los parmetros
impuestos por una arquitectura internacional que induca a la exploracin interna y a la liberacin de los
prejuicios en contra de los valores que la historia contena.2 En consecuencia, muchos arquitectos se sin-
tieron comprometidos con la construccin de un discurso que reflejara el orgullo por su pasado y la re-
valorizacin de las soluciones arquitectnicas anteriores. La revisin de la arquitectura de 1980 a 1990
en la Repblica Dominicana3 permite afirmar que su propuesta estuvo encaminada hacia el logro de una
imagen esttico-formal apoyada en los patrones histricos, en las soluciones populares y en l a introduc-
cin de los elementos vernculos, que se manifestara con ms fuerza en la dcada siguiente, cuandolas condiciones geopolticas reorganizaron la visin del mundo. 4
Muchos de los planteamientos adoptados por esta generacin podran ubicarse en las experiencias del
proceso de rescate del patrimonio histrico, que iniciado en 1967 con la creacin de la Oficina de Patri-
monio Cultural5 y acrecentado con la restauracin de los principales monumentos coloniales afectados
por el sismo del 4 de julio de 1971, dispusieron de informacin de una arquitectura que exista pero que
se desconoca en su esencia.6 El estudio de la arquitectura histrica de Santo Domingo y de otros cen-
tros urbanos del pas dispar en esta generacin un deseo de investigar sobre sus caractersticas, sus
particularidades y sus elementos, y les permiti hacer comparaciones con el patrimonio histrico de la
regin. La valoracin de la arquitectura histrica acrecent en ellos, hasta cierto punto, el sentido de or-
gullo de la dominicanidad y sirvi de motivacin para conformar la idea de pertenencia.
Todo este proceso de redescubrimiento de la arquitectura histrica origin un f enmeno de indagacin
hacia otras manifestaciones estticas, en el que el estudio de la arquitectura del perodo republicano
Obelisco de Santo Domingo, originalmenterealizado en 1937 para conmemorar el cambiode nombre de la ciudad. Diseo de TrenePrez y construccin del Ing. Rafael Bonelly.Hoy acoge silente mltiples manifestacionesculturales. Foto Ricardo Briones.
Fachada oeste de la Catedral Metropolitanade Santo Domingo, sometida a un procesocontinuo de restauracin desde los aossesenta hasta la fecha. Foto Jochi Marichal.
Imagen de la demolicin del hotel Jaragua,1985. Foto Gustavo Luis Mor/ArchivoDoCoMoMo Dominicano.
Interior del Centro de Arte y ArquitecturaMakana, hoy desaparecido. Diseo de
Eduardo Guzmn con Orlando Menicucci,c. 1995. Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
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ciencia y de operatividad, de institucionalidad, de intereses polticos y hasta de corrupcin. Q
primera vez que la arquitectura ocup la principala en los medios de informacin y enfrent d
tores de la vida pblica y hasta a los diferentes poderes del Estado. La demolicin afect la co
los arquitectos en cuanto a su propia valoracin como grupo profesional de importancia en
cional, que sintieron el peso de los intereses econmicos y polticos sobre su dbil posicin
Como consecuencia, la desaparicin sistemtica de inmuebles con valor arquitectnico disem
las principales ciudades se aceler en poco tiempo, arrastrando consigo ambientes equilibr
el punto de que centros histricos que se encontraban casi intactos a principios de la dca
se descomponan en muy poco tiempo, frente a los ojos de la sociedad en su conjunto. Han
deros sucesos negativos los casos de Puerto Plata, Santiago, San Pedro de Macors, La Veg
Montecristi y el sector de Gazcue en Santo Domingo.A pesar de ello, la demolicin del Jaragua permiti agrupar arquitectos de distintas generaci
el escenario para la reflexin y el estudio de la arquitectura dominicana en toda su dimensin
tos acadmicos y profesionales surgieron con impulso a partir de la segunda mitad del dece
y el inters por valorar la arquitectura perteneciente a perodos histricos ms recientes se
En las escuelas de arquitectura se incluyeron las materias Historia de la Arquitectura Dominic
servacin de Monumentos, en un esfuerzo por impulsar, en las nuevas generaciones, el en
del proceso de la arquitectura local y su compromiso por estudiarla, valorarla y preservarla. E
reflexin motiv la formacin de grupos de estudio y divulgacin que se encargaron de org
tos para el debate y el conocimiento de la arquitectura como elemento primordial de la cult
cana. La incidencia de estos eventos se reflej en la conformacin de otros grupos de inves
profesionales preocupados, que gener publicaciones aisladas y peridicas, asociaciones e
que han sido muy importantes para el entendimiento de la arquitectura dominicana en su c
(1844-1930), la arquitectura popular y la verncula, fueron reconocidas por primera vez como fuente de
estudio y valoracin. Este sentido de valoracin de lo heredado conform un espritu de conservacin
que incidi en el pensamiento de la generacin y le dio direccin a su accionar.
La aplicacin de ciertos esquemas de la arquitectura, previos al Movimiento Moderno, fue considerada
casi como estandarte en los proyectos de arquitectura. El clima, los filtros, los materiales tradicionales,
la espacialidad de los esquemas populares, entre otros, fueron temas cada vez ms preponderantes en
los planteamientos del diseo acadmico. Este fenmeno, gradual y cada vez con mayor incidencia, tu-
vo su apogeo a finales de la dcada de 1980, y coincidi con la realizacin de los primeros eventos re-
gionales y continentales, donde los arquitectos del Caribe tuvieron la oportunidad de encontrarse y mos-
trar sus preocupaciones por crear un espacio comn para ellos. En efecto, los primeros Encuentros de
Arquitectura y Urbanismo del Caribe, junto con la creacin de las bienales nacionales y las invitaciones abienales regionales, abrieron las oportunidades para intercambiar criterios y reconocer las mismas preo-
cupaciones. El despertar de la arquitectura como elemento de identidad de la cultura dominicana tuvo
su momento culminante con la demolicin del Hotel Jaragua en 1985, a pesar de las acciones prece-
dentes que contribuyeron a su conformacin.
Las manifestaciones para su preservacin acapararon la atencin del momento y abrieron el debate acer-
ca del valor de la arquitectura la arquitectura reciente como bien cultural. El enfrentamiento entre el in-
ters poltico, econmico y el valor cultural fue el tema protagonista, y los arquitectos se colocaban por
vez primera ante la necesidad de defender sus criterios sobre la importancia del inmueble como eslabn
de la cultura dominicana y su condicin de referente, frente a un amplio sector que no entenda estas
afirmaciones y lo visualizaba como un simple resultado de las leyes del mercado. Los temas debatidos
fueron amplios, e incluan cuestiones de ndole econmica, de turismo, de imagen, de conservacin, de
valoracin del patrimonio contemporneo, de la identidad nacional, de memoria y de nostalgia, de efi-
Corredor interior del Santo Domingo CountryClub. 1984. Plcido Pia y asociados.Foto Jochi Marichal.
Interior del desaparecido St. Michel's GrandCaf, diseo de Gustavo Luis Mor con JordiMasalles, 1988. Foto Gustavo Luis Mor.
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A mediados de la dcada de 1980, algunas obras reflejab an una imagen seudo -naciona
apoyada en la combinacin de elementos decorativos, el manejo del espacio y composici
les del pasado. La falta de investigaciones ms profundas y continuas termin por agotar lo
creativos y la arquitectura cay en una repeticin que desvirtu los procesos originales y la
a un callejn de difcil salida. La arquitectura fue utilizada como un producto de imagen p
poraciones financieras locales bancos, financieras, casas de cambio, compaas de seg
que en la mayora de los casos transformaban un edificio existente residencias unifamilia
blemente con la introduccin de elementos propios del lenguaje historicista. La crisis eco
finales del decenio provoc una desaceleracin del fenmeno. Muchos arquitectos se vier
cesidad de emigrar y un grupo de oficinas de arquitectura se convirti en medio para los
dispuestos a incidir en el diseo de los arquitectos, imponiendo gustos y esquemas con un
camente comercial. Esta situacin, que se mantiene an en la actualidad, impuso modedos y soluciones poco alentadoras, aunque comercialmente exitosas. La idea del arquitec
tivo e impulsador de propuestas particulares fue sustituida por el inversionista promotor e
haba y hay muchos arquitectos involucrados que entendan la arquitectura como parte d
de su gran empresa inmobiliaria. Esta situacin debilit los ideales de una gran parte de es
jvenes, quie nes apostaban originalmente por la arqui tectura nacion al y los traslad hacia
zontes e intereses personales.
Los preparativos para la conmemoracin del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evang
Amrica, en 1992,8 crearon toda una atmsfera de reevaluacin de la cultura dominicana y s
tro del escenario internacional. Con la idea de que el pas sera la sede de los ms important
conmemorativos, el espritu popular se fue concentrando en conocer los detalles del pasado
valorizar la importancia de la isla de Santo Domingo como inicio de la cultura occidental y de
lizacin en todo el continente. La responsabilidad de este legado histrico dirigi las preocup
Hacia un regionalismo posmoderno
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Sede del Instituto Postal Dominicano,diseo de Pedro Hach y Lil Guerrero. 1987.Foto Jochi Marichal.
Edificio de Oficinas de Apoyo al PalacioNacional. Avenida Mxico, Santo Domingo.c. 1990. Arq. Pedro Hach.Foto Ricardo Briones.
Tpico espacio para el comedor de uno de losresorts todo includo en la costa este en laRepblica Dominicana. Foto Jochi Marichal.
los intelectuales hacia el estudio de todas las manifestaciones culturales de la nacin y un impulso co-
lectivo hacia la investigacin, publicacin y promocin de estas manifestaciones acapar la atencin co-
lectiva durante algunos aos. A pesar de las crticas acerca de la preponderancia de la cultura hispnica
en detrimento de otras manifestaciones africanas, indgenas y del mestizaje regional, las reacciones per-
mitieron investigar, valorar e incorporar estos temas que hasta el momento no haban sido preocupacin
en diversos sectores.
El efecto que este ambiente cre en la arquitectura fue notorio. Las referencias al clasicismo sirvieron de
estandarte a las propuestas gubernamentales y se convirtieron en imagen de las obras del Estado dise-
minadas en la geografa nacional. En el sector privado la oferta fue distinta, pues a pesar de que el pos-
modernismo tuvo sus seguidores, en la mayora de los casos las propuestas respondieron a una plurali-
dad compositiva. En medio de un ambiente en el que predominaban los esquemas formales neoclsicos
para edificios institucionales y habitacionales con insistencia en la adicin de detalles ornamentales en
las fachadas y el recurso de la simetra como base compositiva surgieron otras expresiones totalmente
opuestas que abarcaron desde lo vernculo hasta lo fractal. 9 La osada de algunos arquitectos de adop-
tar materiales tradicionales de la construccin popular dominicana e incorporarlos en proyectos de cier-
ta importancia, junto a la experimentacin con esquemas de organizacin y jerarqua espacial de la ar-
quitectura verncula-popular, abri el camino para la diversidad que domin la dcada de 1990. Esta
brecha, que en un principio fue recibida quizs como un divertimento de esos autores, se convirti en al-
ternativa de diseo. Como consecuencia, la sumatoria de referentes culturales en las propuestas fue ca-
da vez ms diversa y, a medida que el proceso se desarrollaba, las complejidades y contradicciones fue-
ron alcanzando puntos mximos.
La preocupacin por la expresividad y el inters por descubrir alternativas con las cuales destacarse,
condujeron hacia la novedad como objetivo de toda la generacin. La novedad el ltimo de los temas
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Casa Saleme o El Edculo, en Juan Dolio.1983. Plcido Pia y asociados.Foto Onorio Monts.
Maqueta para el condominio El Tringulo,en Santo Domingo. c.1991. Plcido Pia.Foto Gustavo Luis Mor.
Uno de los gazebos de la finca La Cuaba,de Plcido Pia, Andrs Julio Snchezy Csar Curiel. 2001.Foto Gustavo Luis Mor/Archivo AAA.
que caracteriza la arquitectura dominicana resuma la capacidad creativa de los autores y les permita
incursionar tanto en las tradiciones de la regin como en las tendencias de la arquitectura del momento.
Este ejercicio de planteamientos en la imagen arquitectnica diversific el escenario y lo condujo a una
pluralidad cada vez ms heterognea con el objetivo de transmitir notoriedad en las propuestas. Ser no-
vedoso, en cierto modo, significaba no parecerse a nadie, a pesar de su alta dependencia de los fen-
menos transitorios de la arquitectura a nivel internacional.
El tema de la novedad recibi una influencia directa y un empuje con la idea de modernidad que fue im-
pulsada desde el Estado, durante los ltimos gobiernos de la dcada de 1990. La obsolescencia de los
dogmas y la recomposicin de la geopoltica mundial motivaron al abandono de las teoras y preocupa-
ciones que manifestaba la cultura hasta finales de los ochenta. La duda, como fundamento del relativis-
mo contemporneo, permiti que los arquitectos se despojaran de ciertos valores y compromisos adqui-
ridos con la sociedad la idea de una arquitectura social, por ejemplo, y les condujo al reordenamiento
y seleccin de las ideas que se ajustaran a sus propias aspiraciones y a su personalidad. Esta reorgani-
zacin de los valores provoc que la arquitectura adquiriera un sentido de producto de consumo en
consonancia con el fenmeno de la globalizacin y, como tal, estuviera llamada a satisfacer la curiosi-
dad de los consumidores. En consecuencia, la preocupacin por producir un ente arquitectnico que tu-
viera la suficiente definicin para ser identificado dentro del escenario local condujo a la exaltacin de la
novedad como objetivo de los autores. Estas condicionantes contrastan, definitivamente, con las ideas
de unidad de inicio de los ochenta de principios de identidad nacional, las cuales fueron sustituidas
por la novedad como sntesis de la individualidad la identidad personal.
Si algo caracteriz el decenio de los noventa fue la velocidad con que se produjeron estos cambios en
la arquitectura. En poco tiempo, los ejemplos de obras se sustituan por propuestas diferentes, donde la
trascendencia se resuma en la conformacin de una imagen de lo actual. La carrera de tendencias de
estilos dentro de la contemporaneidad fue tan veloz como la subida y la cada de los comerci
piciaron las obras. El dinamismo de la economa dominicana que, luego de una grave crisis
de los noventa, se consolid y creci vertiginosamente, cre un ambiente de inversiones y c
para negocios y empresas no tradicionales en el pas. Esta condicin de estabilidad permiti,
instalacin de marcas internacionales que incidieron en la mentalidad de los dominicanos y
tieron un espritu de apertura, modernidad y progreso. Los cdigos y esquemas de estas em
dificaron la forma de exhibicin en los comercios e introdujo con fuerza la idea de la identida
a travs de la arquitectura y sus componentes. La preocupacin por el detalle, la seleccin
rio, los colores, la funcionalidad, la higiene y hasta la sealizacin, por ejemplo, abrieron una n
pectiva para afrontar los encargos de diseo. Es indudable que los trabajos de interiorismo, c
pleja preocupacin por lo mnimo y su marcado inters por provocar sensaciones en los usua
sumidores, influyeron en los trabajos arquitectnicos.
El crecimiento fsico vertiginoso que han experimentado las principales ciudades del pas ha
do las caractersticas formales de su arquitectura. La velocidad del cambio se ha producido f
ciudades que carecen de planificacin y proyeccin de su futuro inmediato, o de existir, so
vulnerables y han sido omitidos por los involucrados en su aplicacin. La improvisacin y e
los intereses particulares han prevalecido sobre los intereses de la comunidad y las ciudade
biado en manos de promotores privados impulsadores de las pautas a seguir. Muchos de
urbanos que contenan una definicin o vocacin hacia un perfil determinado, han sido some
dificaciones de la unidad ambiental y formal que les caracterizaba.
Como consecuencia, la diversidad de estas intervenciones, muchas de las cuales, inclusive
ficado la escala tradicional ha contribuido con la pluralidad de propuestas que se caracteriza
ta de unidad y coherencia. Muchos de los criterios de compromiso asumidos por los arquitec
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cas anteriores, tales como la sensibilidad urbana y su aportacin al mejoramiento de la ciuda
subestimados en las propuestas agrupadas dentro de la pluralidad. El perfil de las ciudades,
se proyecta desarticulado en cuanto a la forma, la escala, la volumetra, la integracin al es
co, la imagen, y se presenta discontinuo en su proceso de consolidacin.
Dentro de este ambiente de incursiones menores, aunque mayoritarias, es importante en
aspecto de la arquitectura dominicana actual que se resume en la nueva escala de los inm
evidente que los proyectos de arquitectura de cierta importancia han sido realizados en e
cho mayores que en dcadas anteriores. Esto ha sido posible como consecuencia del c
econmico que ha permitido que las inversiones superen cada vez las anteriores y, por ta
ficios hayan adquirido otras denominaciones y dimensiones que les hacen diferenciarse d
mo megaproyectos. Con este vocablo se quiere hacer referencia a la magnitud de la inver
que el inmueble contiene proporciones que ameritan la conformacin de equipos interdis
programas de diseo complejos que involucran la participacin de tecnologa muy actua
edificios en altura y los grandes centros comerciales han dado paso, en los ltimos aos
tos que pretenden, inclusive, transformar la imagen de las ciudades y sus caractersticas
les, en un proceso que ha enfrentado sectores con criterios muy distintos. Es evidente qu
bios a que sern sometidos en breve la capital del pas y otros centros urbanos ms impo
terarn la realidad de un desarrollo que se acerca a nuevas oportunidades y que contie
divergencias con los esquemas tradicionales. Las inversiones en las reas tursticas y su
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Conjunto de edificios residenciales diseadospor Mara Fernanda Rosario y Ja'el Garca,Torres Tayme (2000) y Michelle Natalia(2005). Foto Ricardo Briones/ Archivo AAA.
Perfil formado por varios edificios de laavenida Anacaona en Santo Domingo.Foto Jochi Marichal/ Archivo AAA.
Torre Logroval en el ensanche Piantini,diseo de Jos Horacio Marranzini yAlejandro Marranzini, 2006.Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
ciones dentro de la industria del ocio y del comercio, por ejemplo, han permitido la intervencin de
proyectistas internacionales que aportan criterios distintos de explotacin del suelo y de soluciones
arquitectnicas.
Es previsible que, a medida que el pas se asocie en bloques regionales, se introducirn grandes firmas
de arquitectura y construccin con alto grado de tecnologa, experiencias y recursos, que modificarn la
manera de proyectar y harn de la construccin un sistema cada vez ms complejo. Pu ede que este pro-
ceso demande de los arquitectos dominicanos mayor dominio de cdigos10 y especializaciones y que,
dentro de esta nueva manera de proyectar, se produzcan cada vez mejores obras. Sin embargo, se pre-
senta el reto de hacer una arquitectura dominicana ms comprometida con los intereses de la nacin, es
decir, ms cercana a las aspiraciones de bienestar fsico y espiritual del dominicano o, sencillamente, pro-
yectar obras con vocacin exclusivamente internacional, con referencia al sentido global de ser humano
del sigloXXI. La reunin o separacin de ambos criterios ser el objetivo de la nueva generacin de ar-
quitectos dominicanos.
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En la historia de la arquitectura dominicana han existido momentos y acciones que han marca
cursos en la ruta de su desarrollo. Algunos muy complejos, otros simples, han condicionado
rio para aceptar o rechazar las nuevas propuestas del momento. El cambio del color de la pin
tel Santo Domingo en 1977, por ejemplo, un hecho simple, hasta cierto punto intrascenden
do, provoc comentarios que condicionaron a los propietarios del referido hotel a retornar a
co original de la edificacin.11 La aplicacin de una capa de pintura amarillo mostaza afect
dad esttica de los ciudadanos que no aceptaron esta incursin cromtica en un edificio que
blanco con tejas rojas hasta la eternidad. El hotel Santo Domingo, 1976, diseado por el arq
teamericano William Cox y decorado por el diseador dominicano Oscar de la Renta, manej
arquitectnico que haca referencia a la arquitectura colonial por su organizacin basada en
riores, corredores y espacios abiertos en primera planta, techos inclinados alternados, grand
medio punto reiterativos en todo el volumen, escala interior monumental y uso de materiales
les como el ladrillo, la madera, las tejas y la piedra, entre otros. 12
El esquema marc un rompimiento con el tipo de hotel citadino que se organizaba en
compacto y con habitaciones dispuestas en pasillos lineales, colocado de frente a las vas
ta hacia ellas, cuyos antecedentes ms notables en Santo Domingo haban sido el Jaragu
bajador,14 y el Paz o Hispaniola,15 todos con un esquema de volumetra unitaria con ape
das y con elementos estticos respetuosos de la arquitectura moderna. Segn testimonio
nas que participaron en la construccin, al hotel le fue aplicada una capa de pintura blanca
perficies hasta tanto el diseador Oscar de la Renta determinara el color final. El Santo Do
ponda a un concepto de suburbio campestre, reposado sobre un gran lote en contacto c
y con avenidas importantes de la ciudad, organizado en dos cuerpos alternados dispuestos
tios internos.
Si se parte de estos detalles podra establecerse que esta obra es una de las primeras m
Algunos hechos significativos en la arquitectura contemporne
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Inusual vista del hotel Santo Domingo consu color blanco original, c. 1976.Foto Gustavo Luis Mor.
Dos vistas de los patios interiores del hotelSanto Domingo. Foto Ricardo Briones.
transicin entre la arquitectura moderna y la posmoderna en la ciudad de Santo Domingo, en un mo-
mento en que todava los arquitectos dominicanos no manifestaban preocupaciones por la esttica
posmoderna. En sus principales obras, por el contrario, apostaban por un desarrollo pleno del lengua-
je moderno. Uno de los ejemp los ms significativ os de esta afirmacin lo con stituye la Plaza d e la Cul-
tura (1972-1976), el conjunto de arquitectura institucional ms importante del ltimo cuarto del siglo
XXen Santo Domingo. Cada una de las obras all edificadas presenta soluciones formales dentro del
lenguaje moderno.
La protesta por el cambio cromtico del hotel Santo Domingo evidencia una accin a destiempo. En
un ambiente esttico purista y con marcado gusto por la expresin abstracta, el amarillo mostaza re-
sult, sencillamente, una ofensa para el gusto colectivo del momento. Aos despus y en pleno apo-
geo del movimiento posmoderno en la ciudad, el hotel fue finalmente pintado con el color anteriormen-
te rechazado sin que produjera el ms mnimo comentario negativo. Fue recibido con agrado y per-
manece hasta el presente, mientras la mayora ya no recuerda sus superficies originales blancas con
tejas rojas.
Es evidente que el manejo del diseo interior de este hotel tambin traz el camino para el uso de ma-
teriales y tcnicas de uso comn en la arquitectura popular del pas. La combinacin de los materia-
les rsticos y calados de madera, los grandes tragaluces sobre las puertas, el tratamiento de las tex-
turas de las superficies y la ambientacin a travs de la iluminacin artificial puntual y difusa, fueron
parte de los recursos que esta arquitectura de transicin introdujo en la dcada de 1970. Estos deta-
lles tampoco formaban parte del lenguaje moderno del momento, cuando en su mayora predomina-
ba el uso del piso de vaciado de granito, las superficies blancas de paetes lisos, ventanas de alumi-
nio y vidrio, preferiblemente con celosas, los techos bajos y planos, la luz general cenital y las alfom-
bras. Ejemplos de estos recursos pueden observarse en otros hoteles de la dcada de 1970, como el
Lowes,16 en el Comodoro (hoy con cambio de uso) y en el Napolitano (transformado en
Los antecedentes en el uso de materiales distintos en el hotel Santo Domingo pueden ub
en la arquitectura del perodo colonial y la de principios del siglo XX, como en el proyecto
Campo, en La Romana, que tiene influencia de los estilos de la zona oeste de los Estad
Mxico.
El proyecto del Centro Cultural del Instituto Cultural Dominico-Americano, de William Reid y
ler, construido con posterioridad,17 refleja el tratamiento de los materiales como protago
composicin arquitectnica, ya no tan slo en detalles de pisos o elementos decorativos
un recurso de una fuerza poderosa en las superficies, espacios interiores, mobiliario, co
funcionales y propuestas ambientales. En este proyecto Reid y Wistzler reiteran el papel
del patio interior como elemento integrador de la operatividad de la obra y transmiten sens
especficas en los usuarios, lo que contrasta con el entorno contaminado de ruidos e im
gradantes.
En 1980 se construy uno de los edificios ms importantes de la dcada: la sede del Banc
rio Dominicano, hoy BHD, de Plcido Pia con Harry Carbonell. En esta obra se advirtieron
tades formales de la arquitectura moderna, con una novedosa disposicin hacia el espacio
permita al edificio actuar como una pieza coherente e integradora con la ciudad. La secuen
producida desde la calle hasta el interior, motiv a los arquitectos locales hacia la valoracin
zamiento en el desarrollo de sus proyectos arquitectnicos y a convertirlo en un tema impo
diseo. La idea de calle, acera, jardn, terraza, plaza, porche, portal d e entrada e interior, fue
tico para la arquitectura de principios de la dcada de 1980, efecto que tena su referencia
sede del Banco Central, de Rafael Calventi, en 1974. 18 Los arquitectos desarrollaron, adem
ceptos de apertura-cierre, visuales-no visuales, lmites fsicos-lmites sicolgicos, que, junt
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Detalle de la pantalla perforada sur del edificioBHD, diseo de Plcido Pia. 1980.Su sensualidad puede ser atribuida al tersobrutalismo de Aldo van Eyck en La Haya.Foto Jochi Marichal.
La Torre BHD, construida con posterioridadal Edificio BHD, colindante.Diseo de Eduardo Selman. 1986.Foto Jochi Marichal.
Conjunto de edificios en la sede del BHD.Ntese el edificio BHD antes de la intervencinque sufri con posterioridad. En primer plano,la rotonda de la Winston Churchillcon 27 de Febrero, hoy desaparecida.Foto de Onorio Monts.
simblica del edificio y su evocacin a la arquitectura brutalista, establecieron un nuevo espritu en los
proyectos posteriores. El manejo de las cuatro caras exteriores que representan el entendimiento de su
emplazamiento, y los detalles ornamentales en el tratamiento de las superficies de hormign visto, esta-
blecieron nuevas posibilidades a la forma de hacer arquitectura en el pas. 19 Sin embargo, el edificio se
mantuvo dentro de la esttica de la arquitectura moderna, a pesar de su importancia como hito de la ar-
quitectura del momento.
Dos columnas clsicas, en cambio, consideradas fuera de escala, innecesarias e incomprendidas, se
convirtieron en el detonante de la nueva imagen que anunciaba el rompimiento con la arquitectura mo-
derna en el pas. La solucin formal de la residencia Pichardo, de Eduardo Lora Bermdez, en 1981, fue
motivo de crticas y revisiones de los arquitectos dominicanos, quienes vieron en esta propuesta un ma-
nejo extrao en la forma, la escala, los detalles y su uso de elementos histricos locales y externos, aje-
nos a la modernidad. Esta pequea obra, de carcter privado y con una ubicacin estratgica en una de
las principales avenidas de la ciudad de Santo Domingo,20 se convirti en elemento de discusin y de
promocin de una arquitectura que arranc con una fuerza inusitada en el pas y que forma parte de la
contemporaneidad local para distintas obras nacionales. De Lora tambin veremos, pocos aos ms tar-
de, sus proyectos para edificaciones tursticas, notablemente el fantasioso decorativismo de Sand Cas-
tle, en la Costa Norte.
En 1983 el arquitecto venezolano-norteamericano Rudolph Moreno21 dict una serie de conferencias en
la Universidad Nacional Pedro Henrquez Urea con el tema La arquitectura posmoderna y provoc in-
ters en estudiantes y profesionales que no lograban an descifrar este nuevo cdigo formal. Moreno lo-
gr acercar los nuevos planteamientos estticos a un pblico que trataba de obtener respuesta en ese
proceso confuso de la arquitectura local. Las manifestaciones de ignorancia, de rechazo, de ira y de
asombro, fueron parte de un momento en que los diseadores se aferraban a los esquemas del moder-
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Oficinas Administrativas de Industrias Nigua,diseo de Miguel Vila Luna, c.1975.Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
Detalle de luminaria en las OficinasAdministrativas de Industrias Nigua.Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
Detalle de la escalera interior de la residenciaLuna Ferrari, de Miguel Vila Luna con JochiRusso. Foto Gustavo Luis Mor.
Area de piscina de Eurotel, en Playa Dorada,Puerto Plata. Oscar Imbert Tessn, c.1982.Foto Onorio Monts.
no y a su negacin a aceptar un nuevo movimiento calificado por algunos como retroceso. Sin embar-
go, el posmoderno se impuso y fue alternativa para la proposicin de cdigos distintos en busca de lo
autctono y lo regional, y para la estimulacin por la revalorizacin de la arquitectura histrica del pas.
En esos aos, Miguel Vila, con su inigualable liderazgo entre los ms jvenes arquitectos, produjo una
serie de obras de carcter privado que, a pesar de su pequea escala, impuso parte de los lineamien-
tos estticos del posmodernismo. Vila, cuya obra se inici a principios de la dcada de 1970 bajo las le-
yes de la arquitectura moderna22 (como lo evidencia su obra para las Oficinas de Industrias Nigua), po-
co a poco incursion en el estudio de la arquitectura regional hasta su apego entusiasta de la arquitec-
tura historicista, desde donde desarroll mltiples propuestas que produjeron todo un ambiente de inno-
vaciones en el escenario local. Sus seguidores se convirtieron, tiempo despus, en protagonistas de ar-
quitectura comprometida con soluciones tropicales.
Convencido de la fuerza esttica de la arquitectura como elemento primordial para una mejor calidad de
vida, Miguel Vila desarroll una obra particular por sus capacidades espaciales y formales. Sus obras pa-
ra los restaurantes St. Michels y Le Caf, hoy desaparecidas, en la avenida Lope de Vega y en el male-
cn de Santo Domingo, respectivamente23 y la residencia Luna-Ferraris, 1980, se convirtieron en refe-
rentes para los arquitectos del perodo y reprodujeron sus criterios de hacer una arquitectura con inte-
gracin al exterior, la secuencia y categorizacin espacial y la riqueza de recursos decorativos como mo-
tivador para la convivencia. Su tratamiento de los bordes de los muros en los que rechazaba las aristas
y enmarcaba los huecos, formaron parte de su lenguaje, que fue utilizado por toda una generacin. Una
de sus obras de mayor escala es el Hotel Capella Beach Resort, en la playa de Juan Dolio. Sus seduc-
tores bocetos de estudio a lpiz de color demuestran la profundidad de sus anlisis y su exuberante na-
turaleza de creador.
A principios de l a dcada del 1980, hu bo varios concursos naci onales que acrecentaron el inters por
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el cambio en la expresin esttica de la arquitectura local. Uno de ellos fue para la sede de la Emba-
jada de It alia, en 1984 ,24 y otro, para la sede de la Rosario Dominicana, en 1985, 25 ambos en Santo
Domingo. Si bien se promovieron y organizaron importantes concursos en aos previos y posterio-
res,26 estos dos mostraron la nueva expresin historicista y vernacular e incursionaron en la bsque-
da de una adaptacin de la esttica clsica en el contexto caribeo. El paso de la arquitectura moder-
na hacia la posmoderna se visualiz en estos encuentros, en que los arquitectos manifestaron su pre-
ferencia por la reinterpretacin de los referentes histricos y los elementos decorativos en sus nuevas
producciones.
Cuando se construy Eurotel Playa Dorada en 1986, complejo hotelero de grandes dimensiones disea-
do por Oscar Imbert, en Puerto Plata, la arquitectura verncula popular se impuso como un referente
obligado en los proyectos tursticos y en edificios domsticos y comerciales tanto de Santo Domingo co-
mo de las provincias.
Esta aceptacin de la esttica popular en la arquitectura acadmica refleja la apertura que mostraba la
sociedad ante los nuevos esquemas formales. La posmodernidad permiti flexibilizar los cnones domi-
nantes y concentr el esfuerzo por lograr una arquitectura volcada hacia lo local, lo artesanal y lo enten-
dido como autntico de la construccin dominicana.
Es interesante resumir los elementos adoptados por Imbert en este proyecto, los cuales traducen el es-
pritu de la arquitectura verncula aplicada a una escala mayor: el criterio de conjunto organizado a ma-
nera de poblado, espacios abiertos unidos por corredores, el uso de la arquitectura paisajstica como
recurso predominante en el logro de los ambientes, los elementos filtrantes de luz y brisas, la coloca-
cin hacia visuales especficas, los grandes techos de varias aguas forrados de madera, los materiales
sencillos de la arquitectura local (mosaicos, ventanas de madera, puertas de paneles en madera con
tragaluz calado, etc.), el uso del color en las superficies interiores y exteriores (primordialmente los co-
lores pasteles) y el mobiliario tradicional dominicano. Estos elementos relacionaron la arqu
la cultura nacional y convirtieron a Eurotel en un referente para las futuras soluciones turstic
Provocaron sorpresa y comentarios algunas obras del mismo Imbert en Santo Domingo,
aos ms tarde, como fueron el edificio sede de Radio Shack y el saln de exhibicin de
Opel, ambos dentro del contexto de su bsqueda de lo nativo en que haba incursionado de
tro de operaciones en Punta Cana. All, la propuesta para el Aeropuerto Internacional de Pun
convirti en un hito importante, debido al empleo de fibras vegetales o cana27 como elem
chumbre y a la solucin funcional del mismo, que rompa con la formalidad de los aeropuerto
ca un esquema referencial en la regin. Esta preferencia por lo vernculo fue impuesta por I
gesto de atrevimiento del uso de un material no industrializado dentro de la ciudad.
Las obras de la transicinEl primer lustro de los ochenta fue importante debido a la construccin de varios proyectos
tiempo se han convertido en piezas importantes para la historia de la arquitectura local. En e
to se construyeron el Pabelln Recreativo del Santo Domingo Country Club (Pia y Carbone
plejo de apartamentos Plaza Galvn (Marcelo Alburquerque, Cristbal Valdez y Jos Gme
Club del Santo Domingo Country Club y la sede para el Royal Bank of Canada 28 (ambos de
tnez para Pujadas, Armenteros & Asociados), la Torre BHD (Eduardo Selman), la Casa Sal
Carbonell) y varias remodelaciones domsticas, Caribe Tours (Giovanni Prez Linval) la tiend
tos Marcels (Enrique Garca Pecci y Alfredo Marranzini), los Consultorios Populares de la C
Aquino (Gustavo Luis Mor), el edificio Alico (Rafael Martnez para Pujadas, Armenteros & As
Polideportivo de La Romana (Simn Lpez) y el edificio Antonio Guzmn Fernndez, en San
fael Veras, Pedro Mena y Rafael Gonzlez).
Zona del comedor abierto de la residenciade Oscar Imbert en Punta Cana.Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
Espacio genrico de recepcin en un hoteltodo includo de la zona este del pais.Arq. Alvaro Sanz c. 2003.Foto Gustavo Luis Mor.
Interior del Aeropuerto Internacional de PuntaCana, diseado en varias etapas (1980-2008)por Oscar Imbert Tessn. Obtener el permisode operacin de esta instalacin realizada enmateriales vernculos fue todo un logro delArq. Imbert. Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
Dibujo artstico del hotel Capella,de Miguel Vila Luna. Archivo AAA.
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Interior de la tienda Marcel's, en la calleEl Conde, realizada por Alfredo Marranziniy Enrique Garca Pecci. c.1983.Foto Enrique Garca Pecci.
Interior de vivienda histrica integrada aldesarrollo de la Tienda El Gallo, en Santiago.Tcito Cordero, c. 1996. Foto Archivo AAA.
Consultorios Populares de la Clnica ChanAquino, Santo Domingo. Gustavo Luis Mor,1983. Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
Apartamentos Plaza Galvn, en Gazcue,diseo de Alburquerque, Valdz y Gmez,c. 1983. Foto Onorio Monts.
Si se agrupan estos edificios por tendencia estilstica se observa que la convivencia del nuevo movimien-
to posmoderno con el moderno an era evidente, en un reflejo del proceso de transicin que se mani-
festaba en la arquitectura local. Esta convivencia estilstica refleja la posicin que asumieron los grupos
de proyectistas del momento que, sin tener la intencin de asumirse como parte de un movimiento es-
ttico con objetivos y acciones comunes, establecieron un sutil enfrentamiento entre las bondades del
moderno y las posibilidades del posmoderno. Las influencias que se produjeron en la arquitectura local
a travs de las inversiones en el turismo y la creciente relacin comercial con lugares de la regin donde
estaba en pleno apogeo el movimiento posmoderno con Miami a la cabeza inclinaron la balanza a fa-
vor de los posmodernistas dominicanos. A esto se suma, adems, el contacto profesional intenso que
se inici en el Caribe con enlaces entre las distintas naciones y el intercambio cultural fomentado por
agrupaciones y eventos de arquitectura. Como se ver ms adelante, el eje Cuba-Repblica Dominica-
na-Puerto Rico, cuyo inicio se puede establecer en esa dcada de 1980, y los programas de integracin
de la Organizacin del Gran Caribe para la conservacin los Monumentos y Sitios (Carimos), auspiciado
por la OEA, fueron fundamentales para la consolidacin de una conciencia de revalorizacin de la arqui-
tectura regional, cuyos intereses diferan de los postulados modernos.
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El cambio en el estilo y los enfrentamientos entre lo tradicional y lo novedoso se produjero
todo un ambiente de concienciacin sobre el papel del arquitecto dominicano frente a la r
y su espacio como individuo dentro de la sociedad. Los arquitectos asumieron el compromi
mar su propia identidad como diseadores, frente a la ingerencia de otras profesiones que p
ban incursionado en su especialidad.29 En mayo de 1984, la opinin pblica se vio invad
de los debates ms particulares relativos al ejercicio de la profesin, cuando fue aprobada
rior la Ley 687 que defina el campo de trabajo de las profesiones ligadas a la construccin
racin del Reglamento de aplicacin de la referida Ley que, mediante el Decreto 1661, d
ciembre de 1983, estableca la exclusividad del arquitecto para el diseo de proyectos arqu
y urbanos, gener una lucha abierta entre el ncleo de ingenieros civiles y agrimensores y e
arquitectos dentro del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (COD
meros determinaron solicitar la derogacin del Decreto por considerarlo violatorio a varios
la Ley 6200 sobre el Ejercicio de la Ingeniera, la Arquitectura, la Agrimensura y Profesiones
primera vez los arquitectos crearon un frente de opinin y defendieron en los medios el de
exclusividad en el campo de su profesin. Este esfuerzo culmin en el convencimiento por
te de la Repblica31 de la importancia de mantener el Decreto como ejemplo de claridad p
cio de las profesiones ligadas a la construccin que durante aos haba creado confusin
llevada a cabo por los arquitectos a nivel nacional en defensa de sus intereses les hizo tom
cia de su rol ante la sociedad y la necesidad de cohesionar voluntades para un acertado es
su especialidad. La independencia de criterios que gener este debate consolid la visin d
tectos sobre s mismos, cuyos proyectos adquiran, de pronto, un sentido de temporalidad
tes considerado. Se haba definido el ejercicio profesional32 y se haba adquirido una pos
maca dentro del grupo de profesiones existentes en el pas.
En efecto, la idea de saberse parte de un momento de cambio sobre el devenir de la arqui
Pasos de legalidad
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filosofa indujo a la exploracin de conceptos que tradujeran los nuevos cdigos y que abriera el camino
hacia donde debera encaminarse la produccin arquitectnica. La ansiedad que produjo la transicin de
principios de la dcada fue el motivo para el establecimiento de enlaces con la regin del Caribe, en un
esfuerzo por descubrir los criterios que justificaban la ruta a seguir.
Un ao ms tarde se produjo la demolicin del hotel Jaragua, generando un debate entre los arquitec-
tos y la sociedad. La accin de demoler el inmueble fue entendida por los arquitectos como una prdi-
da para su ejercicio profesional, pues se produjo en un momento en que por vez primera ellos haban
definido su rol y su importancia para el desarrollo y la cultura dominicana. Esta demolicin eliminaba no
tan slo un edificio que se caracterizaba por su buen diseo, sino que converta en escombros el cono
mximo de la obra del maestro de la arquitectura dominicana, Guillermo Gonzlez Snchez.
A partir de ese momento se gener el movimiento de divulgacin de la obra del profesional del diseo en es-
cenarios de alto nivel, en una etapa en que la arquitectura estaba ausente de los temas tratados por la crti-
ca de arte y por la sociedad en su conjunto.33 El incremento de la participacin de los estudiantes y profe-
sores en eventos internacionales como los congresos de la Unin Internacional de Arquitectos (UIA), los Se-
minarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL) y de otros no menos importantes, deriv en la realizacin
de eventos locales que abrieron el camino para la insercin de la arquitectura en el movimiento cultural de la
poca. Arquitectura 83 y Arquitectura 84 en Repblica Dominicana34 fueron actividades que sirvieron de pla-
taforma para las bienales de arquitectura que se produjeron a partir de 1986 y crearon un ambiente eferves-
cente para la discusin de las ideas y la definicin de los conceptos que dominaban la arquitectura local.
Edificio Alico, hoy Cariblico, diseo de RafaelMartnez para Pujadas y Armenteros. 1988.Foto Jochi Marichal.
Edificio In Tempo, de Eduardo Selman, 1992.Foto Ricardo Briones.
Edificio Mezzo Tempo, diseo de Jos RamnPrats, c.1996. Foto Ricardo Briones.
Perspectiva para concurso del edificio deoficinas para el CEA en Santo Domingo.Vctor Bison, c. 1975. El trabajo de Bisonen el rea del diseo industrial para las
empresas Hoyo de Lima y Aguayo debe anpor ser documentado.Archivo Vctor Bison.
Primer plano del edificio Domus, diseo dePlcido Pia con Jordi Masalles, c.1997.Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
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La segunda mitad del decenio de los 80 se caracteriz por la adopcin del lenguaje posm
las propuestas comerciales e institucionales que, inclusive, pas a ser la tendencia com
las obras del gobierno. En efecto, el segundo perodo de gobierno de Joaqun Balaguer (1
repiti el modelo de utilizar la construccin como estandarte de su administracin y la a
una vez ms, sirvi de elemento divulgador de su poder poltico. En toda la geografa
construyeron cientos de obras en las cuales el uso de ciertos recursos estticos del movi
moderno se hizo sentir. Edificios como el de Oficinas Gubernamentales en la avenida M
el Instituto Postal Dominicano (1993) y el Conservatorio Nacional de Msica (1993), ambo
tora de Pedro Hach y Lil Guerrero, por slo citar algunos, emplearon el lenguaje neocl
propuesta formal, en una clara demostracin de la adopcin de este lenguaje como rep
del Estado.
Posiciones pblicas y gremialismo
En 1991, el ambiente imperante llev a un grupo de arquitectos a publicar un Manifiesto a
al pas,35 documento pblico de toma de posiciones contra la manera de ejercer la arquitect
ma en que se estaban gastando recursos en obras que no contribuan al desarrollo nacional.
el Grupo Nuevarquitectura haba expuesto planteamientos similares en otro documento, d
Manifiesto de los diez aos, en el que se incluan temas tan amplios como la dependenci
su economa, la pobre participacin de los profesionales de la arquitectura en la toma de de
la planificacin de las ciudades y el territorio, la masificacin de la carrera de arquitectura a u
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no responda a la necesidad nacional, el manejo de los recursos naturales y la ineficiencia de los servi-
cios pblicos. La respuesta al Manifiesto de 1991 no se hizo esperar y varios das despus apareci en
la prensa escrita otro Manifiesto de otro grup o de arquitectos, en el q ue se rebatan estos comentarios
y se trataba de demostrar que el gobierno era el principal cliente de los arquitectos dominicanos y la par-
ticipacin de los mismos en los procesos de planificacin desarrollados por el gobierno era permanente
e importante. De inmediato, la polmica rebas las coordenadas de la profesin y alcanz los extremos
de la discrepancia poltico-partidista.
La publicacin de ambos manifiestos de 1991 fue muy importante para la clase profesional, debido a que
fij posiciones en temas tan distintos a su campo de accin y estableci las causas del pobre desarro-
llo de la arquitectura en el sistema social y poltico imperante. Su lectura refleja el ejercicio crtico de un
grupo que hasta el momento manifestaba sus planteamientos en escenarios preferiblemente acadmi-
cos, resumidos y presentados ahora ante la opinin pblica. Demostraba, a su vez, la capacidad de los
arquitectos de establecer su propia visin de la realidad dominicana y su disposicin de insertarse en el
proceso de cambio necesario para el desarrollo nacional desde una ptica exclusivamente profesional.
En 1994, otro grupo de arquitectos se reuni para debatir la situacin de debilidad de la clase profesio-
nal para defensa de sus intereses. Se cuestionaba el tmido papel del Colegio Dominicano de Ingenieros,
Arquitectos y Agrimensores (CODIA) frente a esta situacin y se retom la vieja idea de hacer un ente gre-
mial independiente que respondiera a la exclusividad de los arquitectos. Doce profesionales fueron los
primeros firmantes del acta de fundacin de la Sociedad de Arquitectos de la Repblica Dominicana, ini-
ciativa impulsada por Ketty Bison y Risoris Silvestre. 36
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La justificacin del pasado como alternativa para la nueva arquitectura y para el momento fin
ratificado con la construccin del Faro a Coln, proyecto de 1929 que se haba detenido en
de 1940, y que se convirti en motivo de controversia no tan slo dentro del ambiente de la
ra, sino fundamentalmente entre el poder poltico y su oposicin.37 Se trataba, sin lugar a du
crtica a la obra ms representativa del gobierno de turno y cualquier oposicin pblica a s
cin era recibida como una afrenta, por lo que diversos grupos de arquitectos se enfrascaro
cusion de las bondades y fallas del edificio ms imponente construido en la ciudad de Sant
hasta el momento.
El Faro fue inaugurado en la celebracin del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evang
Amrica, en octubre de 1992, culminando con un proceso que se haba iniciado en el sigloX
ba sufrido diversas interrupciones hasta su conclusin. Al disminuir las crticas ruidosas y
nuevas voces38 llamaron la atencin sobre la importancia de la obra como resultado de uno
cursos de diseo ms importantes del siglo XX, en el que participaron miles de arquitectos
mundo y el jurado estuvo conformado por renombrados arquitectos que validaron la obra de
Gleave como el ms simblico y mejor apegado a la filosofa de diseo establecido en las
construccin fue un triunfo de la perseverancia y el respeto a la decisin de un jurado que de
validez en 1929 y 1931.
Con la construccin del Faro a Coln se abri un captulo para las obras de gran escala
Visto en el plano d e la ciudad , el Faro o cupa un t erritorio inmen so no aprovecha do para g
dinmica urbana beneficiosa para el asentamiento. Aislado y contenido por la presin soci
rededores, el Faro representa la necesidad de plantear proyectos importantes que transfor
dad y la preparen para las nuevos retos del siglo XXI.39 El fenmeno, muy sutil, ha desenca
continua labor de rescate del papel de los ayuntamientos como responsables de las poltic
que deberan desarrollarse para sus respectivas ciudades. Es evidente que no se puede
El Faro a Coln y el desarrollo urbano
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Vista exterior del Faro a Coln.Foto Jochi Marichal.
Maqueta del proyecto del Faro a Coln.
Fachada este del Faro a Coln.Foto Onorio Monts.
Esplndida vista area del Faro a Coln.Ntese el entorno que le circunda.Foto Stefano Topuntoli/Archivo AAA.
todo el proceso ha sido consecuencia exclusiva de la construccin del Faro a Coln. Sin embargo, su
conclusin gener una sensacin de que los gobiernos podran hacerse cargo de una serie de obras
arquitectnicas o urbanas de grandes dimensiones y que transformasen la imagen y funcionalidad de
las ciudades.
La introduccin del tema urbano en las discusiones propias de la arquitectura no como otro tema
aparte, muchas veces desligado de la arquitectura sensibiliz a varios arquitectos locales sobre la ne-
cesidad de generar proyectos que dispusieran de una vocacin urbana en sus planteamientos. Los
planes de estudio de la ciudad de Santo Domingo y de Santiago que coincidieron con el perodo de
transformacin de los sectores residenciales tradicionales hasta convertirlos en pocos aos en los
nuevos centros de alta densidad plantearon a principios de la dcada de 1990 la necesidad de or-
ganizar los sectores, definir acciones, establecer prioridades y motivar las transformaciones. La deli-
mitacin de un espacio de la ciudad de Santo Domingo donde exista mayor presin para el incremen-
to de la densidad constructiva a travs de edificios de altura, denominado Polgono Central, permiti,
por vez primera, redefinir las caractersticas urbanas y predeterminar particularidades que modificasen
las caractersticas de los proyectos hacia un mejor resultado urbano. La velocidad del proceso de
cambio de Santo Domingo impidi que los planteamientos de diseo promovidos por los consultores
que participaron en la elaboracin de esta nueva poltica fueran ejecutados adecuadamente. 40 En San-
tiago, se prepararon propuestas muy slidas para la determinacin de un Plan Estratgico de Desa-
rrollo, a travs del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), adscrito a la Pontificia Universi-
dad Catlica Madre y Maestra, y la Comisin del Centro Histrico de Santiago de carcter guberna-
mental, que trataba de crear los mecanismos para un posible rescate del rea patrimonial de la ciu-
dad. En la actualidad, los grupos representativos de Santiago, han vuelto a concentrar esfuerzos pa-
ra el desarrollo planificado de la ciudad, bajo cuyos lineamientos se coordinan acciones para el resca-
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te del Centro Histrico, de la planificacin y proposicin de soluciones a los graves conflic
y la redefinicin de sus estrategias de desarrollo.
Sin embargo, el germen para un nuevo compromiso urbano se reflej en algunas obras de m
cala que generaban una nueva actitud hacia la ciudad. El edificio para la nueva sede del Ba
servas (1995), en la avenida Winston Churchill,41 de Plcido Pia, plante una intencin ur
veces manejadas en el pas, donde la secuencia espacial desde la calle hasta el interior del ed
gra mediante un tratamiento de terrazas que permite separar al transente sin impedirle su r
cia el edificio. Esta secuencia se desarrolla desde la acera, asciende por escalinatas hasta la
rraza, desde donde se eleva hacia el corredor porticado que hace referencia a los antiguos e
milares en la arquitectura del sigloXVI en las ciudades del Caribe, hasta permitir, finalmente,
primer espacio interior que sirve de distribuidor hacia la sucursal bancaria y a otras depende
ma de la esquina, a su vez, se incorpora a la intencin urbana del proyecto de hacer referenfle, recurso arquitectnico caracterstico de los locales comerciales de finales del siglo XIX. Es
resumida en la secuencia del acceso y la disposicin de la esquina, permite identificar una co
bana en la solucin arquitectnica del edificio pocas veces manejada en la arquitectura cont
hasta ese momento, con su antecedente ms notable, quizs, en la sede del Banco Centra
Rafael Calventi.
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Un tema importante para comprender el camino transitado por la arquitectura local es el de
les de arquitectura, iniciadas en 1986 por el Grupo Nuevarquitectura. Con dos versiones r
organizadas en 1986 y 1988, las bienales pasaron a establecerse en la dcada de los no
el mecanismo idneo para hacer una lectura sintetizada de las preocupaciones arquitec
momento.42
La III Bienal de Arquitectura de Santo Domingo (BASD), en 1990, reflejaba la experimentaci
cdigos compositivos y un mayor contenido conceptual en base a la traduccin de la rea
dominicana. Los dos proyectos premiados as lo demostraron tanto en el tratamiento esttico
mo en la complejidad expresiva de sus componentes. El edificio J&R, de Oscar Imbert Tess
nado como Proyecto, fue una propuesta desarrollada en un lote de esquina con un gesto ur
doso y atrevido, donde Imbert propuso la techumbre en cana a varias aguas de uno de sus v
El premio a la Obra Construida le fue otorgado a Condominio Paraso, de Andrs Julio Snc
Curiel, propuesta de tipo inmobiliario que se separ de la esttica desarrollada por la arquitmente comercial y plante soluciones tropicales en sus cerramientos, con la inclusin de pro
mticos y un estudio de la iluminacin y ventilacin natural del contexto local.
En la IVBASD44 se presentaron algunas propuestas que reflejaron el rechazo a los temas comp
dominantes en el escenario local e incursionaban en la utilizacin de materiales no tradicionale
de origen industrial. El proyecto La Factora,45 de Omar Rancier, por ejemplo, que fue una snt
tual de las posibilidades espaciales de la arquitectura popular y su expresividad a travs de la a
tecnologa simple, provoc ms de un comentario y motiv a los ms jvenes a cuestionar s
de ser originales. Este camino fue transitado por un notable grupo de arquitectos, jvenes en
que verti en sus propuestas mucho de imaginacin y de capacidad tridimensional de producir
ploradas. Los recursos tecnolgicos en la presentacin de los proyectos permitieron el desarr
ciones novedosas y cargadas de simbolismos no utilizados con anterioridad.46 En esa misma
Las bienales de arquitectura de Santo Domingo
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Carbonell Hurst present su controversial proyecto La Casa rbol, propuesta conceptual que exploraba la
morfologa verncula y la simbiosis entre lo imaginario y lo real en la arquitectura. Carbonell plante una ex-
presividad desde lo interior del diseador hacia su relacin con el conglomerado, en un juego de dilogos
entre la obra arquitectnica, su carga simblica y la capacidad del usuario-lector de identificarse y comu-
nicarse con ella. La posibilidad de hacer de lo absurdo y primario un elemento complejo de la composicin
arquitectnica, capaz de provocar reacciones, fue un mensaje a la nueva generacin para que tomara nue-
vos senderos en la creacin de una arquitectura local ms autntica y personalizada.
LaV BASD47 reflej mesura y transicin entre el historicismo y el vernculo, por un lado, y el deconstruc-
tivismo y el minimalismo, por el otro. Fue, quizs, la mejor muestra de la transicin por la que transcurrala arquitectura local para definir la ruta que debera seguir a fines de siglo, donde la validez de las pro-
puestas no estaba determinada por un criterio unificado. El otorgamiento del Premio de Proyecto al Mi-
ni Complejo Deportivo del Club Juan Pablo Duarte, en San Francisco de Macors, de Emilio Jos Brea
Garca, fue la respuesta de un jurado ante la diversidad de proyectos que no lograban definir esa ruta.
Vieron en la propuesta de Brea Garca un proyecto autnticamente viable desde la realidad fsica de la
obra arquitectnica que se adaptaba a su entorno sin imponerse como artefacto. Sin embargo, en esa
oportunidad hubo muestras de novedad sin desbordamientos. El proyecto presentado por Carlos Jorge
para el edificio MV Pan, por ejemplo, represent un neorracionalismo con una evidente referencia urba-
na a los modelos arquitectnicos populares de principios del siglo XX, en especial, en ciudades como
San Pedro de Macors y Santo Domingo.48
Condominio Paraso, ganador de la 3ra. Bienalde Arquitectura de Santo Domingo en 1990.Obra diseada por Andrs Julio Snchez yCsar Curiel. Foto autores.
El desaparecido restaurant De NosotrosEmpanadas en Santo Domingo, de GustavoLuis Mor, segundo lugar en la IV Bienalde Arquitectura de Santo Domingo.Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
Maqueta de La Casa rbol, diseo de HarryCarbonell, primer premio de la IV BASD.Foto Gustavo Luis Mor.
VZ, Controles Industriales, diseo deJordi Masalles, Gran Premio de la V BASD.Foto Jochi Marichal.
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La nueva lnea de expresin que se manifest en la muestra de 1994 culmin en 1996 con el Gran
Premio Bienal para el proyecto VZ Controles Industriales, de Jordi Masalles, en la VI BASD.49 En esa
oportunidad, la diversidad de propuestas evidenci el pluralismo que domin la arquitectura local des-
de la segunda mitad de la dcada de los noventa, en la que los ms jvenes impusieron la tendencia
a seguir, que, inclusive, fue emulada por los arquitectos ms experimentados. La propuesta de Masa-
lles, tan refrescante como elegante, present un pequeo edificio cuya dinmica se desarrollaba en
dos volmenes que se interceptaban y que convergan hacia el extremo que la disposicin urbana del
lote determinaba. El manejo de la textura y la monocroma de las superficies fueron elementos impor-
tantes que lograron impactar tanto al jurado como a los dems participantes. Es evidente que en la
propuesta de Masalles se resuman ciertos criterios urbanos que tomaron fuerza desde finales de la
dcada anterior en los crculos de arquitectura, y esta sensibilidad hacia la ciudad fue un punto clave
que determin la decisin del jurado.50La ltima bienal del decenio, la VII BASD51 realizada cuatro aos despus, en el 2000, reflej un incre-
mento notable en las obras presentadas y una diversidad formal de las propuestas. En esa versin se hi-
zo evidente la pequea escala de los proyectos, pero con una fuerte carga de expresin y de alternati-
vas en sus planteamientos estticos. La mano de los arquitectos ms jvenes se destac con diseos
sugerentes y simpticos, frente a participantes ms experimentados cuyas obras sintieron el peso de los
recursos tecnolgicos utilizados por los nuevos diseadores. Sin embargo, en esta versin no hubo gran-
des sorpresas, salvo algunas propuestas de arquitectos menos conocidos en estos encuentros que pre-
sentaron el perfil de sus capacidades para el diseo. Los proyectos presentados por Tobas Rijo y su Gru-
po de Arte Metropolitano, que mereci el premio Proyecto por el restaurante No te mueras por m, Fran-
cisca; las propuestas de Ricardo Gonzlez Quiones y Omar Rodrguez, de Domingo Garca, de Marcos
Blonda, de Jorge Montalvo y Francisco Caras, por slo citar algunos nombres nuevos, anunciaron la in-
cursin de promesas para el escenario del nuevo siglo. El jurado otorg el Gran Premio por
a una obra escrita, La ciudad del Ozama, de Eugenio Prez Monts, por encima de los proy
tectnicos y urbanos que all compitieron, en un mensaje dirigido en dos vertientes: o faltaba
los proyectos concursantes o se premiaba lo distinto en un escenario lleno de similitudes e
rente diversidad presentada.
En noviembre de 2006, se realiz la VIII Bienal, luego de un receso de seis aos, con un ca
nomenclatura y en su organizacin. Se denomin como Bienal Internacional de Arquitectu
to Domingo (BIASD) y la produccin pas a un trinomio conformado por la Secretara de
Cultura, el Grupo Nuevarquitectura y la Sociedad de Arquitectos. Por primera vez, la Bien
cido su incorporacin a la poltica cultural del Estado, con su realizacin como proyecto d
Secretara de Cultura. Se conform un Comit Organizador en el que participaron varias
ligadas a la arquitectura en todas sus manifestaciones. Su condicin internacional permitpacin de arquitectos de varios pases, aportando una nueva dimensin a la confronta
obras y las ideas.
Hasta el momento ha sido la versin en la que ha participado mayor cantidad de proyectos
los cuales se destac la diversidad estilstica y la madurez de las propuestas. El jurado dec
desierto el Gran Premio BIASD, en una decisin que trat de enviar un mensaje para la pro
obras con mayor contenido conceptual ms all de las capacidades formales atractivas.
El premio en la categora arquitectnica fue otorgada al Edificio Holcim, de Costa Rica, dise
Stagno. En la categora urbana se premi el diseo del Parque de Santiago de los 30 Caba
que Metropolitano), de Gustavo L. Mor y Andrs Mignucci, mientras que el de Arquitectura
res, el jurado decidi declararlo desierto, una de las categoras en las que participaron muy
yectos, a pesar del gran auge en diseos de interiores que se han realizado en el pas en los
Edificio MV Pan, de Carlos Jorge,participante de la V BASD.Foto Eduardo Guzmn/Archivo AAA.
Intervencin de Las Cuevas de las Maravillas,realizada por el equipo de profesionalesdirigido por Marcos Barinas,Mencin de Honor en la VIII BienalInternacional de Arquitectura deSanto Domingo, en 2006.Foto Jochi Maricahl/Archivo AAA.
Vista de la Plaza de Agua del proyecto parael Parque Central de Santiago, de GustavoLuis Mor y Andrs Mignucci, premio cate-gora Urbana en la VIII BIASD. Archivo AAA.
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y que han merecido la atencin de la crtica especializada. De igual forma se declar desierta la catego-
ra de Arquitectura del Paisaje y el Jurado entreg una Mencin a la intervencin realizada en Las Cue-
vas de las Maravillas, inscrito bajo la autora de Marcos Barinas y colaboradores.
En la categora de Restauracin de Monumentos se premi la obra Galera de arte Arte Berri, de la
firma Prez Morales & Asociados. El conjunto de publicaciones de Eduardo Rozas mereci el premio
de Teora y Crtica de la Arquitectura y el Urbanismo, mientras que en la nueva categora de Arquitec-
tura Experimental fue premiada la obra Barrio de las Piedras, de Jos Horacio Marranzini y Alejandro
Marranzini.
Pero donde se reflej una abundancia creativa fue en la categora estudiantil, con proyectos de grado de
las diferentes escuelas de arquitectura del pas que cubrieron gran parte del espacio de exposiciones del
Museo de Arte Moderno. All las bases conceptuales y la frescura de las propuestas impusieron un am-
biente esperanzador sobre la nueva arquitectura que deber surgir en la Repblica Dominicana en el fu-turo inmediato. La decisin del jurado, difcil por lo reida de la categora, recay en el proyecto Arqui-
tectura en la Era Digital, de Jorge Santiago Hernndez.
En el acto de clausura el Comit Organizador acogi la propuesta de la Fundacin Erwin Walter Palm
en favor de la arquitectura contempornea dominicana: la declaracin mediante Decreto de los edifi-
cios que conforman la Plaza de la Cultura como Patrimonio Cultural de la Repblica Dominicana. Es-
ta accin pretenda concienciar a la sociedad del valor cultural de su arquitectura del presente, como
un reflejo de su propia dominicanidad que resume, en gran medida, los objetivos de los arquitectos en
las ltimas dcadas.
Casa de las Piedras, Mencin de Honor en laVIII BIASD, diseo de Jos Daniel Romero.Foto Francisco Manosalvas.
En la categora de Restauracin deMonumentos fue premiada la intervencinpara la Galera de Arte Berri, de Juan PrezMorales y Mara Isabel Lebrn, en la VIIIBIASD. Archivo AAA.
Grfico de la obra No te mueras por m,Francisca, en Montecristi, diseo de TobasRijo, premiado en la VII Bienal de Arquitecturade Santo Domingo, en el 2000. Archivo AAA.
Vista parcial de la antigua sede de laCompaa Dominicana de Aviacin,diseo original de William Vega y FernandoOttenwalder (1986), intervenido para integrar-lo al conjunto del Banco de Reservas realizadopor Plcido Pia y colaboradores, (2004).Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
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El apoyo de la tecnologa grfica para producir diseos fue una herramienta que transform
mente el universo de la arquitectura hacia finales del siglo XX. Es indudable que la destreza e
los programas de diseo asistido por computadora permiti descubrir las mltiples posibilid
sualizacin del espacio arquitectnico, en beneficio de propuestas ms enriquecedoras des
de vista espacial.52
En esa lnea la academia jug un papel preponderante que influy en el ejercicio profesional. L
de mtodos de enseanza de la arquitectura en los que se utilizaba como recurso la trama pa
poner la forma, fue un cambio radical del anterior modelo utilizado desde mediados de los
ta. En esta ocasin, el ente arquitectnico no fue visualizado simplemente como un volume
ma los componentes bsicos del diseo, a saber, la forma, la funcin y la imagen, sino com
plejo sistema de elementos que participaban de una intencin que permita establecer un dis
tral dentro de la diversidad. De esta manera, el nuevo modelo de enseanza induca hacia u
cin intrnseca de la obra, por encima de los factores externos que haban formado parte depacin en la dcada precedente. La adopcin de este mtodo de enseanza facilit el cam
criterio de manejar la arquitectura como un medio y el de asumirla como un fin, concepto qu
do desde el decenio de los noventa.
La coherencia del discurso contextualista asumido por los jvenes de los ochenta perdi fue
potencialidades esttico-formales y espaciales de la obra, donde la concepcin monoltica
tectura se descompona en volmenes y rebuscamientos estticos apoyados, adems, en
nentes del diseo de interiores.53
El esquema de volumen unitario del edificio se resquebraj en un festival de alternativas
das por la bsqueda de una imagen actualizada y relacionada con la era tecnolgica que e
los noventa impuls. En la propuesta de Fernando Ottenwalder y William Vega para la sede
paa Dominicana de Aviacin ( CDA), en 1986,54 se percibe la influencia de la arquitectura
El discurso arquitectnico de fin de siglo
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nal con un volumen arquitectnico perforado en sus cuatro caras, en una intencin de jugar con los
vacos como parte de la concepcin esttico-formal de la obra.55 En ese proyecto, Ottenwalder y Ve-
ga presentaron un edificio monoltico cuyas proporciones permitan entenderlo como el resultado de
una infinita descomposicin de cubos dispuestos para la conformacin de un ente arquitectnico uni-
tario. De ah que los huecos de las fachadas y los vacos se consideraron en igualdad de importancia
que los dems elementos del conjunto, en una delicada intencin de liberar el volumen de su pesa-
dez. El proyecto fue referencial, adems, como articulador urbano y como generador de una vocacin
hacia la fuerza esttica de la geometra del volumen, elementos que motivaron su aplicacin en otras
propuestas del momento.
Muchos edificios fueron trabajados con igual criterio monoltico. Se incursionaba en los esfuerzos por
descomponer el volumen para imprimir la sensacin de ligereza en la propuesta. El edificio Corominas
Pepn, de Leopoldo Franco y Jos Mella, 1986, por ejemplo, reflej la intencin de trabajar el volumen endistintos cuerpos, en un lenguaje de influencia brutalista, propio de la materialidad del hormign armado.
De igual forma, el Palacio de los Deportes de Barahona, de Guillermo Abreu, Rafael Veras, Rafael Gon-
zlez y Japonesa Capelln, 1982, haba jugado con la descomposicin del volumen que prim a lo lar-
go de la dcada. Similar intencin se puede identificar en el edificio Monte Mirador, de Marcelo Albur-
querque y Cristbal Valdez, 1991, que, con su compromiso con el lenguaje historicista, presentaba una
disposicin hacia la liberacin de la masa arquitectnica con el predominio de huecos y ante-huecos, co-
locados rtmicamente en las caras externas. Eduardo Selman, en su propuesta para el edificio comercial
In Tempo, desarroll el mismo esquema de concebir un ente monoltico perforado, en el que la fuerza del
volumen estableca un dilogo con los vacos. Este criterio puede observarse, tambin, en los mencio-
nados MV Pan, de Jorge, y la nueva sede del Banco de Reservas, de Pia, slidos componentes volu-
mtricos con disposicin rtmica de los vanos y extraccin de parte de su masa para generar un vaco
en la composicin, que tiene su mxima expresin en el edificio Domus, tambin de Pia, s
arquitectura monoltica en Santo Domingo durante la dcada.
Sin embargo, uno de los ms destacados ejemplos dentro de este manejo esttico de la
local puede observarse en el edificio Pan American Life Insurance Company ( PALIC), de Ra
ti, 1986. La concepcin horizontal de la obra se acenta con la lectura de un cuerpo mono
sido descompuesto en diferentes volmenes, gracias a la extraccin de parte de sus compo
fuerza del vaco cobra importancia, pues su disposicin aligera la masa de hormign armad
de ladrillos rojos, dando la sensacin de suspensin cubista que destaca la propuesta. Este
ttico refleja la intencin de liberar la arquitectura de la masa que la contiene, como parte
cin formal dentro del lenguaje moderno que ya el brutalismo haba desarrollado con fuerz
ternacional.
En efecto, el paso desde una arquitectura en hormign armado slida, con su fuerza esttipacidad unitaria de la forma, 56 hacia una arquitectura cada vez ms ligera y diversa, se pro
de los primeros aos de la dcada de los noventa. Los arquitectos locales manifestaron un
gresivo por los detalles y las texturas. La combinacin de diferentes acabados, la exaltaci
la inclusin de referencias para conformar conceptos de diseo cargados de significados
preocupacin de los autores del momento. Estas caractersticas se manifestaron, primero, e
proyectos efmeros como Exquesito, de Marcelo Alburquerque; Grand Caf, de Mor y Mas
relli en El Conde, de Selman; Barrauno, de Antonio S. y Oscar Imbert, y tambin en propues
yor escala y permanencia, como Condominio Paraso, de Andrs Julio Snchez y Csar Curie
Francisco, de Mor y Masalles y Jardines de Arroyo Hondo, de Plcido Pia.
A partir de aqu los proyect os comenzaron a presentar tendencias hacia u na expresividad m
prometida con las referencias regionales y se dirigieron hacia soluciones ms abstractas y c
La Torre San Francisco, realizada en 1988por la firma Mor & Masalles para alojarsus oficinas. Foto Gustavo Luis Mor.
Edificio Monte Mirador, representativo delmovimiento posmoderno en Santo Domingo.Diseado por Marcelo Alburquerquey Cristbal Valdez, c. 1986.Foto Jochi Marichal.
Edificio PALIC, hoy MAPFRE. Diseo de RafaelCalventi, c. 1990. Foto Jochi Marichal.
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simbolismo. El proyecto Plaza Millenium,57 de Juan Mubarak, marc la realizacin de una o
tual que haba cobrado fuerza en la academia y que pasaba a un escenario real. Mubarak de
pequeo proyecto de tendencia deconstructivista, de una complejidad en su fabricacin y
tura sin antecedentes en el pas, que permiti experimentar las teoras desarrolladas solo en
virtuales. El deconstructivismo, como novedad del momento, fue empleado en pequeas o
solucin esttica sin llegar a desarrollarse en sus particularidades espaciales y conceptuale
bargo, marc un rompimiento entre la esttica de los ochenta y las posibilidades que se a
partir de 1990, que se acercaba hacia la reivindicacin de los planos, los volmenes, las lne
tricas simples y los acabados cada vez ms limpios. Ejemplos como el edificio Pags, de
Blzquez, 1994, se construyeron en la transicin entre un momento y otro, situacin que
omisin de la crtica especializada.58Al observar el mencionado VZ Controles Indust riales, d
salles, se confirma la preocupacin de los profesionales del momento de plantearse un manrista y abstracto de la forma.
Los proyectos fueron cada vez ms dinmicos y ligeros. En ellos el tema del movimiento, la
cin de planos, los cuerpos seriados y los volmenes predominantes se desarrollaron abier
destreza en la seleccin de materiales que por su propia condicin dispusieran de una fuerza
la obra, se convirti en una especie de obsesin con la combinacin de materiales que en o
to se hubiesen considerado una hereja. 59 La mayora de las incursiones que servan de expe
a los arquitectos ms jvenes tenan limitaciones de escala y presupuesto, razn que dirigi
hacia materiales y tcnicas de construccin no tradicionales. Estos proyectos de carcter l
simplicidad y funcionalidad destinada a un uso muy especfico, permitieron que tales experim
abrieran las posibilidades para soluciones distintas, atractivas.
El fenmeno coincidi con el ambiente de modernidad en el pas, identificado a travs d
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Interior de la Sucursal Premier del BancoNacional de Crdito, realizada en el primerpiso del edificio de la Nacional de Seguros, enla avenida Mximo Gmez de Santo Domingo.1991. Gustavo Luis Mor y Guaroa Noboa.Foto Eduardo Guzmn Cordero/Archivo AAA.
Vista interior del Hard Rock Caf en SantoDomingo, de la autora de Clara Matilde Mory Mariluz Wiese, (2006) realizado en eledificio del antiguo Bank of Amrica diseadopor William Reid Cabral y Guillermo GonzlezSnchez, ubicado en la Ciudad Colonial.Foto Ricardo Briones/ Archivo AAA.
Vista de la oficina de servicios Orange CoralMall, diseo de Jos Enrique Delmontey colaboradores.Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
Detalle del coronamiento un edificiode apartamentos en la avenida Mxico,Santo Domingo. 2007.Andrs Julio Snchez y Csar Curiel.Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
cin de franquicias internacionales de marcas de consumo dirigido a los ms jvenes,60 que crearon
la sensacin de cercana con las urbes del primer mundo.61 Esta entrada masiva de franquicias pro-
voc una avalancha de inversiones locales que demandaron proyectos pequeos de fuerte presencia
en la imagen de la ciudad capital y de Santiago, principalmente. Los comercios locales similares esta-
blecieron sucursales que respondan a una bsqueda de imagen corporativa sin precedentes en el
pas. Empresas nacionales como Pollos Victorina, de amplio consumo popular, construyeron una se-
rie de locales a nivel nacional que seguan un patrn compositivo determinado, con su ejemplo ms
depurado en la avenida Mximo Gmez con Santiago, de la autora de Jorge Mesa. Esta propuesta
present una solucin de esquina con un tratamiento formal determinado por un volumen de hormi-
gn en vista con grandes ventanales. De igual forma, Pollos Rey, muy popular en la regin sur del pas,
construy locales comprometidos con esa bsqueda de imagen empresarial planteada por otras com-
paas, y desarroll su sede principal en San Cristbal, de la autora de Gustavo L. Mor y colabora-dores en una primera etapa, y de Jael Garca en su fase posterior. A finales de la dcada, construy
otra sucursal en Santo Domingo, bajo la firma del mismo Jael Garca, en la avenida Sarasota esqui-
na Winston Churchill, en una estructura ligera de metal con grandes superficies en vidrio cuadricula-
do, de atractivo diseo representativo del momento.
El escenario predominante permiti a los diseadores incursionar en proyectos de escala menor. Las ciu-
dades recibieron mltiples intervenciones, tan atractivas como dismiles, en un momento de competen-
cia sutil entre los arquitectos establecidos y los ms experimentados. Aqu la preocupacin se concen-
tr en la esttica de la obra y la imagen a proyectar, en un lenguaje cargado de simbolismos y movimien-
to, construido con una fuerte preferencia por los materiales industrializados, el gusto por las texturas, los
colores intensos y el tratamiento transparente de la obra. En alto porcentaje, la arquitectura se realiz so-
bre edificios existentes que fueron transformados para adaptarse a una nueva imagen, una funcin y una
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intencin urbana diferentes, que se encaminaba a impactar y lograr presencia urbana gracia
dad de la forma. La transformacin de antiguas residencias para adaptarlas a nuevas funcion
min en la mayora de los centros urbanos, donde lograron destacarse propuestas como Ne
Bookshop, de Alejandro Matos, intervencin sencilla que fue la primera parte de un proyecto
cioso continuado posteriormente por Guaroa Noboa y Alejandro Herrera, y Fitman Cardiofitn
de Mauricia Domnguez y Jos Enrique Delmonte, 62 con incursin en la arquitectura de gn
cos antecedentes en el pas. Ms recientemente se destacan los trabajos de adaptacin de A
cario y Mara Jos Gonzlez del Rey, en Excel y GES, y la propuesta de Daniel Pons para R
ambos siguiendo una lnea hacia la simplicidad, limpieza y elegancia de sus componentes.
El xito alcanzado con los nuevos esquemas de plazas comerciales, organizados en U, de d
parqueo frontal, pasillos abiertos y locales pequeos, cuyo modelo original fue Plaza Palm
de Vctor Hermida, fue repetido en las principales ciudades a una velocidad asombrosa, lo
ti, al menos, el desarrollo de una arquitectura de interiores de novedosas soluciones estt
cen especial mencin, como ejemplo, la tienda Lui Lui, de Juan Mubarak, hoy desaparecid
ra del premio al diseo de interiores en la V BASD de 1994, los trabajos de Mariv Bonilla
y Santo Domingo, las sucursales de Bankgil BHD, de Gustavo Luis Mor y Juan Cristbal
bin ganadoras del 1er. premio al diseo de interiores en la VII BASD, as como otras de e
tencia, pero que sirvieron de expresin a un grupo importante de diseadores transmisores
piraciones de su generacin. El trabajo de Christian Ricart para el restaurante Aqua, hoy des
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de tendencia minimalista con cierto toque oriental, por slo mencionar un ejemplo, result una solucin
equilibrada y elegante, merecedora de la atencin de la crtica.
Ya en la cercana del cambio de milenio, la t endencia de la arquitectura se dirigi hacia la pureza formal
y el minimalismo. La furia deslumbrante de las pequeas inserciones apoyadas en la sobreexposicin te-
mtica mediante elementos de diferentes materiales y formas diversas que caracteriz los noventa, dio
paso a propuestas ms serenas y maduras que podran definirse dentro de un neomoderno en desa-
rrollo. Limpieza formal y espacios fluidos, con cierto cuidado por la homogeneidad en los elementos
compositivos, se convirtieron en la ltima de las preocupaciones de los arquitectos dominicanos en el
cambio de siglo, quienes abandonaron casi por completo los preceptos de las dos ltimas dcadas de
la centuria, que caracterizaron la produccin arquitectnica dominicana.
Interior de la Tienda Palau, en Santiago.Mariv Bonilla Bojos, 1998.Foto Archivo Bonilla Bojos.
Sede de las oficinas de Viva, en laavenida Winston Churchill, diseodel arquitecto boliviano Oscar Roca.Santo Domingo, 2008.Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
Casa Palmas #22 en Casa de Campo,La Romana. Francisco Feaugs, 2008.Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
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Es evidente que en estos momentos la arquitectura dominicana transita por una diversidad d
coherencia de la esttica internacional que se concentra en la capacidad de contribuir a la
sarrollo de la arquitectura en su conjunto. De ah que los proyectos desarrollados en los ltimo
senten esa riqueza que permite disponer de mltiples recursos para incorporarlos a la unida
detalles mucho ms importantes para los diseadores dominicanos de hoy que el peso de
que se exiga hace algunos aos. La madurez a la que se acerca la arquitectura local se m
distintos escenarios; los arquitectos que reflejan este compromiso cuidan de los detalles
obras pequeas como de gran escala, tanto en las urbanas como en las suburbanas, tanto
tacionales como en las productivas, tant o en las comerciales como en las d e ocio, y en las f
mo en las informales, en donde los medios p ermiten mostrarlas y valorarlas en una competen
tir una vez son publicadas en las revistas especializadas. 63
Las publicaciones especializadas convierten en imperecederas, inclu