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Arqueologia Antropologia y El Concepto de Cultura

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  • 8/8/2019 Arqueologia Antropologia y El Concepto de Cultura

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    RevistaInversa

    Vol.

    2No.1

    (2006)

    Arqueologa, Antropologay el concepto de cultura

    Patty Jo [email protected]

    Departament of AnthropologyWashington University in St. Louis

    Traduccin de: Lina Tatiana Lozano [email protected]

    AntroplogaUniversidad Nacional de Colombia, Sede Bogot

    Palabras clavesCultura, teora arqueolgica,

    historia de la antropologa,

    etnoarqueologa.

    Key words

    Culture, archaeological theory,

    history of anthropology,

    ethnoarchaeology.

    Recibido:

    12/12/2006

    En revisin desde:

    15/12/2006

    Aceptado para publicacin:

    27/12/2006

    TEX

    TOS

    ResumenEl concepto de cultura ha sido central para la antropologa desde el periodo

    de formacin de la disciplina. Aunque en gran parte de la historia de la

    disciplina ha sido usado sin definicin explicita. Intentos ms recientes para

    definirlo, han derivado en un rango de formulaciones variadas en las

    subdisciplinas de la arqueologa y la antropologa sociocultural. Esto querr

    decir que el centro de la antropologa la creencia compartida en un concepto

    de cultura unificado- se ha destruido? Por el contrario, la autora concluye que

    el debate a rendido beneficios.

    Abstract

    The culture concept has been central to anthropology since the formational

    period of the discipline. Yet for much of the disciplines history it was used

    without explicit definition. Recent attempts to define it have yielded a range

    of varied formulations in the subdisciplines of archaeology and sociocultural

    anthropology. Does this mean that the center of anthropology -shared belief

    in a unified culture concept- has been destroyed? Quite the opposite, the

    author concludes -the debate has yielded benefits.

    Revista Inversa, Vol. 2, No.2 (2006): 163-185.

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    unque1 pertenezco2 a la American Anthropological Associationdesde 19533, que fuera mi primer ao en el Graduate School 4, heestado tan profundamente inmersa en mi esquina arqueolgicapor los pasados 20 aos que no haba notado, hasta que empec

    a pensar en esta charla, lo diferente que es el panorama antropolgico actualde aquel con el que yo fui educada. Este hecho hizo de la presente tarea unreto considerable: decir algo que mantenga la atencin de una audiencia que

    representa la diversidad de la antropologa de los aos 1990s, por lo quedecid estructurar gran parte de mi discusin en torno a algo central para la Antropologa y los antroplogos desde el principio de su formacin en ladisciplina: la cultura.

    Como una estudiante graduada de la Universidad de Chicago, me di cuentaque el concepto antropolgico de cultura, como una cuestin de fe y creenciapersonal, haba empezado a desvanecerse para m cuando me convert a unaforma particular de protestantismo. Quizs no es sorprendente que durante elperiodo previo a mi M.A, yo haya concluido que la cultura es una de lasmximas cruciales de la fe antropolgica. Me pareci absolutamente necesariocomprometerme con una de las tantas definiciones de cultura que para entoncesestaban en discusin (Kroeber y Kluckhohn, 1952) antes de poder reafirmarme

    como una verdadera antroploga (antes de pasar los exmenes). Despus deeso, obtendra un Ph.D. y vivira mi carrera antropolgica de acuerdo a mipropia forma de entender la cultura, que poda ser tambin la de Kluckhohn,Kroeber o la de Linton. En realidad, la definicin a la que decid adherirmefue a la versin que Robert Redfield hizo de la clsica definicin de E. B. Tylorquien dijo que, Cultura [] es esa totalidad compleja que incluyeconocimiento, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualquier otracapacidad o habito adquirido [] como miembro de la sociedad (Tylor,1871:1). En la interpretacin de Redfield, Cultura es un cuerpo organizadode maneras de entender convencionales, que se manifiestan en el arte y losartefactos los cuales, al persistir en la tradicin, caracterizan un grupo humano(Redfield, 1940; ver Kroeber y Klukhohn, 1952: 61).

    La definicin de Redfield es ms corta y concisa que la de Tylor, y portanto ms fcil de memorizar para una persona que estaba lidiando como yoen ese momento no slo con secuencias histrico-culturales en muchas partesdel Viejo y el Nuevo Mundo, sino tambin con los sistemas de parentesco delos Murngin, Naskapi o los Nuer, con cmo identificar un fonema de unmorfema y con definir cmo difiere exactamente la pelvis de un australopitecinode la nuestra o la de un chimpanc. Es importante mencionar que Redfieldera un miembro honorfico de la Facultad de Antropologa de la Universidadde Chicago, y alguien que mi director de trabajo (Robert J. Braidwood)respetaba. Sobretodo, la definicin de Redfield menciona las manifestacionesde la cultura (arte y los artefactos) y explcitamente invoca la duracin en eltiempo, dos caractersticas que apelan con mucha fuerza a los arquelogos.

    Segura de mi comprensin del concepto de cultura, pas mis exmenes,obtuve mi M.A, y me dediqu a mi investigacin sobre la prehistoria delOccidente Cercano. Redfield, Eggan, Tax, Braidwood, Washburn y McQuownnos ensearon que la antropologa era una empresa compuesta por cuatropartes iguales: la antropologa social o etnologa, la arqueologa, la antropologafsica y la lingstica. Un arquelogo prominente de Harvard, Philip Phillips,tambin enfatiz formalmente los lazos cercanos entre la arqueologa y el campoms amplio de la antropologa en un artculo muy influyente publicado en 1955,en el que conclua que la arqueologa americana es antropologa o no es nada.

    A

    1 El siguiente texto, de autora de

    Patty Jo Watson, corresponde a la

    Conferencia central presentada en

    la 93 Reunin anual de la

    American Anthropological

    Association, realizada en Atlanta,

    Georgia, en Noviembre de 1994.

    Este documento fue publicado

    originalmente bajo el nombre de

    Anthropology, archaeology and

    the Culture Concept enAmerican

    Anthropologist, New Series, Vol. 97,

    No. 4 (diciembre de 1995), Pp.683-694. Esta es una publicacin

    de la American Anthropologist

    Association. Todos los derechos

    reservados.

    2 Patty Jo Watson es profesora del

    departamento de Antropologa,

    Universidad de Washington. St.

    Louis, MO 63130. Es considerada

    una de las pioneras en el campo de

    la etnoarqueologa, gracias a la

    innovaciones que aport en este

    campo.

    3 Los pies de pgina originales deltexto (sealados por nmeros

    romanos) se encuentran al final de

    este documento antes de la

    bibliografa. Las notas identificadas

    con nmeros arbigos son las

    acotaciones realizadas por la

    traductora.

    4 El graduate school es el nivel

    equivalente a Maestra (N. de la T.).

    Arqueologa,antropologayelconceptodecultura

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    PattyJoWats

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    TraduccindeLinaTatianaLozano

    Ruiz

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    Yo, entusiastamente acept esto como verdadero y me identifiqu con laantropologa tan fervientemente como con la arqueologa. En algn momentodurante el final de los aos 1950s, cuando estaba por obtener mi Ph.D, tuveuna confrontacin con la realidad sobre la relacin entre arqueologa yantropologa. Habiendo asistido a una conferencia y a la subsiguiente recepcinrealizada para Ruth Landes, cuyas etnografas sobre los Ojibwa haba ledo yadmirado, me present ante ella como una antroploga. Ella me pregunt

    cul era mi especialidad, y yo le respond que era la prehistoria del OccidenteCercano, en este punto ella se volte abruptamente diciendo: Entonces ustedno es antroploga, usted es arqueloga. Su respuesta fue mi primer indiciode que el mundo antropolgico no estaba tan integrado como mis mentoresme lo haban hecho creer.

    Tuve una amplia oportunidad de confirmar este indicio cuando estaballevando a cabo una investigacin en el Viejo Mundo, y luego cuando realicmi trabajo de campo en el Este de Norteamrica. A inicios de los aos 1980s,conoc por lo menos dos departamentos norteamericanos de arqueologacompletamente separados de la antropologa (Calgary y Simon Fraser), y otroque estaba por empezar (Boston University). Haba tambin algunos temasseparatistas mencionados claramente en la literatura por varios arquelogos i.

    Algunos aos despus, una incursin anti arqueologa como antropologa agran escala lleg proveniente de Inglaterra y Europa Noroccidental ii. Laarqueologa norteamericana como antropologa fue rechazada a la par conotras seales del imperialismo norteamericano, y por supuesto, durante losaos 1960s y 1970s, yo haba notado que el equilibrio de las subdisciplinasen el departamento de miAlma Materen Chicago, se inclinaba asimtricamentehacia un tipo de antropologa sociocultural y en contra de la arqueologa y laantropologa fsica.

    Yo saba esto, pero no fue sino hasta que o la conferencia de Kent Flanneryen la Reunin Anual de la Asociacin Americana de Antropologa (AAA) endiciembre de 1981 (Flannery, 1982), que me di cuenta que la otra partefundamental de mi aprendizaje antropolgico bsico el concepto de cultura,

    incluso la cultura misma, estaba siendo atacado en la AntropologaSociocultural Americana. Flannery citaba la impresin de Eric Wolf en 1980:

    Una antropologa temprana logr su unidad bajo la gida del concepto de cultura. La

    cultura era, desde el punto de vista de los antroplogos, la que distingua a la humanidad

    del resto del universo, y eran las variedades culturales las que diferenciaban a una sociedad

    de la otra [] El ltimo cuarto de siglo ha minado este sentido de seguridad intelectual. El

    relativamente incipiente concepto de cultura fue atacado desde varias orientaciones

    tericas. En la medida en que las Ciencias Sociales se transformaron en ciencias de la

    conducta, las explicaciones para el comportamiento ya no podan ser trazadas desde la

    cultura: la conducta deba ser entendida en trminos de los encuentros psicolgicos, estrategias

    de elecciones econmicas y luchas por saldar los juegos del poder. La cultura, que alguna

    vez se haba extendido a todos los actos e ideas empleadas en la vida social, ha sido relegada

    a las mrgenes como una forma de ver el mundo o valores. (Wolf, 1980).

    Flannery lamenta la prdida de un concepto integrador de la cultura en laetnologa, y teme ante la amenaza que tal prdida implica para la arqueologa.Hoy, algo ms de diez aos despus, parece que la situacin de la cultura en laetnologa y la antropologa sociocultural es an ms problemtica.

    En 1952, Kroeber y Kluckhohn (1952:149) notaron que despus de queTylor publicara su definicin de cultura en 1871, no se ofrecieron otras Oscar Javier Reyes Chiriv

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    definiciones formales en 32 aos. Entre 1900 y 1919, encontraron 6; entre 1920y 1950 hubo 157. La palabra cultura ha sido muy concurrida durante todo estetiempo, incluyendo las tres dcadas post-Tylor, pero ha sido usada sin definicinexplcita.

    De acuerdo a una publicacin reciente (Borofsky, 1994), la investigacin sobreel concepto de cultura, o lo cultural, ahora va desde aproximaciones a lolingstico, cognitivo y psicolgico hasta una gran variedad de esfuerzos

    experimentales posmodernos y post-posmodernos tanto en el medio literario,como en trabajos orientados poltica, histrica, emprica o metodolgicamente, yen aquellos que se enfocan explcitamente en los nexos de la biologa y la cultura,los de las Ciencias Naturales y las Ciencias Humanas y en aquellos concentradosen encuentros interculturales en los sistemas mundiales premodernos, modernoso posmodernosiii. Volver a este tema ms adelante al final de esta seccin, peroprimero hablar sobre algo que me es de alguna manera ms familiar: los recientesviajes del concepto de cultura en la arqueologa.

    El concepto de cultura en arqueologa y antropologa ha seguido una trayectoriabien marcada pero no lineal durante las dcadas anteriores. Despus de un periodolibre y especulativo en el siglo XIX (Willey y Sabloff, 1993: Cp. 2), la arqueologanorteamericana se desarroll alrededor de una aproximacin histrico-culturalparalela, aunque separada de los procesos concurrentes en la arqueologa europea(Trigger, 1989: 187, 195). Con el cambio de siglo, el trmino cultura fue porprimera vez aplicado a grupos de sitios que contenan artefactos que podandistinguirse como conjunto en Ohio Valley. En 1902 William C. Mills habaidentificado las culturas Fort Ancient y Hopewell (Trigger, 1989: 187).

    Para este momento en el discurso arqueolgico norteamericano, Trigger decaque una cultura era principalmente una entidad geogrfica una unidadtaxonmica para una de las tantas unidades sincrnicas teniendo en cuenta quese saba muy poco de cronologa. El periodo entre la 1era y la 2da Guerra Mundialse caracteriz por una preocupacin intensa por las relaciones temporales y unaamplia discusin sobre el particularismo histrico en la arqueologa norteamericana.

    Trigger mencionaba, como otros tantos estudiosos, que los arquelogosamericanistas de los aos 1930 y 1940 no le prestaban atencin al comportamientohumano, a la funcin, la ecologa o incluso a la cuantificaciniv. No haba intersen la cultura per se, aunque las unidades de clasificacin utilizadas extensamente(periodo, fase, tradicin, horizonte) se entendan implcitamente como unidadesculturales, que posiblemente reflejaban tribus antiguas o grupos de tribusrelacionadas. Las culturas arqueolgicas de Norteamrica eran consideradasconservadoras, y si cambiaban, lo hacan lentamente en respuesta a la difusin deobjetos e ideas y/o por la migracin de grandes o pequeos grupos humanos. Lacrtica detallada de Walter Taylor a la arqueologa americana, publicada en 1948,que promova una visin muy diferente de la cultura de y para los arquelogos,fue un punto de separacin radical de la tendencia de la prctica arqueolgica delos aos 1940s.

    El argumento de Taylor (1948: Cp.4) inclua una visin de la cultura compuestade dos conceptos, uno holstico Cultura y uno partitivo las culturas.Hablando holsticamente, los fenmenos Culturales se distinguan de los fenmenosnaturales, orgnicos (no-humanos, biolgicos) e inorgnicos (geolgicos, qumicos).Los fenmenos culturales son emergentes, ms que la suma de las partes, estn enun reino propio, creado y mantenido por la actividad cognitiva humana.Oscar Javier Reyes Chiriv

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    Partitivamente, el concepto de cultura tambin denota una fraccin5 en latotalidad de la Cultura Humana, una cultura. De cualquier manera, la C/culturaes un fenmeno mental, que consiste en los contenidos de las mentes, no en losobjetos materiales o el comportamiento observable (Taylor, 1948: 96). El contenidocultural es acumulativo: La totalidad cultural que existe actualmente debe suforma y al menos la mayor parte de su contenido, a la llamada herencia cultural(Taylor, 1948: 98). La (o una) herencia cultural consiste en constructos mentales.

    La herencia meramente fsica es ajena a lo que a la cultura concierne, es propiedaddel mundo de la fsica no de la cultura (Taylor, 1948: 99). Lo que alguna vez sehaba llamado cultura material (en oposicin a la cultura no material o culturasocial), segn Taylor, no es cultura y en realidad esta lejos de la verdadera cuestin:el locus de la cultura es mental, son las ideas en las mentes de las personasv. Losartefactos y la arquitectura son el resultado de comportamientos, que a su vezresultan de la actividad mental. La cultura [el fenmeno de primer orden paraTaylor] es inobservable e inmaterial. El comportamiento (fenmeno de segundoorden) es observable, aunque inmaterial, y slo con un fenmeno de tercer ordenresultante del comportamiento llegamos a los artefactos, la arquitectura y otrosmateriales concretos que componen el registro arqueolgico: este [tercer] ordenconsiste en objetivaciones de la cultura y no constituye la cultura en si misma(Taylor, 1948:100).

    La manera en que Taylor trata el tema de la cultura es distinto de la posicinque tomar, mas o menos contemporneamente Kroeber, quien dice que losmateriales y los objetos son parte de la cultura al igual que las ideas y las costumbres:Podemos olvidarnos de esta distincin (Kroeber, 1948: 295-296). Aunque siuno lee la totalidad de la discusin de Kroeber, se da cuenta de que su visin esprobablemente la misma que la de Taylor (y Redfield). El dice,

    Lo que cuenta no es el hacha fsica, o el abrigo o el trigo, sino la idea que hay sobre los mismos,

    su lugar en la vida. Es este conocimiento, concepto y funcin lo que pone a estos mismos en

    transmisin a travs de las generaciones, o los difunde entre otras culturas, mientras que los

    objetos en si se agotan o se consumen (Kroeber, 1948: 295).

    No es difcil ver como Taylor, empezando con la visin tradicional de la cultura, y pensando en cmo transformar las observaciones del registro arqueolgico eninformacin sobre la cultura, lleg a la formulacin antes mencionada. Si slo lasideas y el conocimiento en las mentes de las personas son cultura, as como lafuente de la misma, los arquelogos que desean contribuir a la antropologa cultural,la disciplina que estudia la cultura, deben encaminar sus hallazgos arqueolgicosde forma tal que sirvan para calcular patrones cognitivos anteriores. El registroarqueolgico puede revelar la cultura pasada las actividades mentales de las personasque murieron hace mucho si es hbilmente interrogado. Los arquelogos comoarquelogos no son ms que unos tcnicos indagando6 materias fsicas y sus

    asociaciones en el tiempo y el espacio, pero los arquelogos como antroplogosestn calificados de manera nica para producir verdadera informacin culturalsobre las poblaciones de la antigedad y las sociedades extintas a lo largo deltiempo y del espacio.

    Uno puede pensar que este es un prospecto apasionante y emocionante, aunquevirtualmente nadie le prest atencin al llamado de Taylor para reformar la prcticaarqueolgica y volverla ms antropolgica. Nada sucedi, incluso despus de quedos eminentes y respetados miembros del establecimiento arqueolgico, GordonWilley y Philip Phillips, repitieron una advertencia que antes ya haba hecho este

    5 En cursiva en el original (N. de la T.).

    6 En el original la autora hace uso

    de la palabra digging haciendo un

    juego de palabras que implica a la

    vez excavar e indagar (N. de la T.).

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    ltimo: la arqueologa americana es antropologa o no es nada, aseveracin queapareci en un volumen ampliamente ledo y sumamente influyente llamado Mtodo y Teora en la Arqueologa Americana7 (Phillips, 1955; Willey y Phillips, 1958: 2)entonces, por qu no le prestaron atencin a Taylor?

    Uno de los obstculos ms inmediatos y prcticos fue la tcnica ad hominem, odirecto a la yugular que us Taylor para subrayar los pecados y los errores cometidospor los arquelogos vivos, activos y sumamente influyentes, quienes segn l,

    predicaban la antropologa pero practicaban mera cronologa, distribucionestemporoespaciales estriles de artefactos seleccionados. Esos asaltos personales soncasi siempre poco exitosos como una estrategia a largo plazo, y en una publicacinde la disertacin doctoral, son suicidas.

    Otra razn a priori para que el programa de Taylor nunca fuera implementado,ni siquiera por l mismo, fue que las demandas que implicaba en el campo y en ellaboratorio a la hora de hacer el registro y el anlisis de la informacin eran simplementeimposibles para la poca en que el Estudio de la arqueologa8fue publicado. Inclusohoy, con buen hardware ysoftware disponibles para los arquelogos, y con mayorconocimiento sobre los procesos en la formacin de los sitios, as como un mayorinters en los patrones ideacionales antiguos, la arqueologa conjuntiva de Taylor esde un orden muy alto.

    Como Dunnell (1986: 36) ha indicado, hay todava otra posible explicacin depor qu el llamado de Taylor por una reforma fue virtualmente ignorado, y la raznsera el concepto de cultura que suministr como fuente y centro de su formulacin.Tylor asever, como la mayora de antroplogos sociales de su poca, que el locus dela cultura es mental. Los artefactos no son cultura, slo son objetivaciones9 de stabastante distanciadas de la cuestin real. Sobre todo, insisti en que la principalmeta a la que los arquelogos podan aspirar era a producir antropologa socialdesde restos arqueolgicos, es decir, los procesos mentales (la verdad, la cultura real)de esas gentes del pasado. Este argumento fcilmente llevaba a ver a la arqueologacomo algo supremamente marginal dentro de la antropologa en general.

    Como indicamos antes, los planteamientos de Taylor iban en contra de los

    supuestos bsicos con los que operaban muchos de los arquelogos en la poca(Binford, 1987: 397), quienes no crean que los significados originales de los tems el que le daban sus creadores pudieran ser recuperados y quienes estaban menosinteresados en estas proposiciones, que en sus sistematizaciones temporoespacialesbsicas. En 1943, Griffin de hecho explicaba,

    El significado exacto de cualquier objeto en particular para un grupo o individuo est perdido por

    siempre, y la verdadera significacin de cualquier objeto en un sentido etnolgico habr desaparecido

    en el momento en que se vuelve parte del catlogo de hallazgos arqueolgicos (Griffin, 1943: 340).

    Casi exactamente 20 aos despus de que Taylor completara su disertacinpublicada en 1948 como Estudio de la Arqueologa10una crtica devastadora y legtima,

    que aparentemente se hundi sin dejar rastro, otro reformista public un intentomucho ms corto y mucho ms exitoso, muy similar en algunos aspectos al deTaylor pero muy distinto en otros: Lewis Binford escribi un artculo en 1962publicado enAmerican Antiquity11 tituladoArqueologa como Antropologa, queinici un periodo de dominancia de la Arqueologa Procesual o Nueva Arqueologacomo usualmente es conocidavi. Al igual que Taylor, Binford y los Nuevos Arquelogoshacan un intento por expandir las metas de la arqueologa antropolgica americanams all de las tipologas y la estratigrafa. Aunque Binford insista en que todos12 losaspectos de las sociedades del pasado podran ser investigados arqueolgicamente,

    7 Method and Theory in American

    Archaeology en el original (N. de la T.).

    8A Study of Archeology en el original

    (N. de la T.).

    9 En cursiva en el original (N. de la T.).

    10

    A Study of Archeology en eloriginal (N. de la T.).

    11 Ver tambin el texto publicado

    en la American Antiquity: Journal of

    the Society for American

    Archaeology (1988, Vol N 53)

    titulado History and Archaeological

    Theory: Walter Taylor revisited de

    James Deetz (N. de la T.).

    12 En cursiva en el original (N. de la T.).

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    en la prctica l se enfocaba casi exclusivamente en la subsistencia y la ecologa. LaProcesual o la Nueva Arqueologa fue una especie de econopensamiento13

    neoevolucionista (Hall, 1977) con un fuerte nfasis en el mtodo hipottico deductivo,la cuantificacin, los computadores y las estadsticas. El concepto de cultura deBinford, apropiado para el tenor de la Nueva Arqueologa y bastante diferente del deTaylor, era el de Leslie White quien fuera su profesor en la Universidad de Michigan:Cultura son los medios extrasomticos del hombre para adaptarse (Binford, 1962;

    White, 1959: 8, 38-39).El mismo Binford como otro de sus profesores en la Universidad de Michigan,

    James Griffin, tena poco inters en los significados que los materiales arqueolgicospodran haber tenido para quienes los hicieron o usaron, y no pona mayor nfasissobre las situaciones ideacionales, dejndoles como epifenmenos como mximo.De este modo, bajo su liderazgo altamente influyente, la arqueologa americanistaera materialista, funcionalista y evolucionista en su orientacin, y abiertamenteantropolgica y cientfica en su aspiracin. Esta trayectoria fue muy exitosa durantelos aos 1960s y 1970s. De hecho, an representa el eje central de la prcticaarqueolgica en los Estados Unidos (Willey y Sabloff, 1993: 317), en parte dado algran xito inicial de la Nueva Arqueologa, y en parte por la legislacin federal de1974 (la Moss-Bennet Hill, o el Acta de Conservacin Arqueolgica) que demandabala inclusin de la arqueologa en las evaluaciones de impacto ambiental federales.Esta legislacin formaliz y estandariz los procedimientos arqueolgicos, segn laforma en que se realizaban a principios de los 70s, y que persisten hoy en da en losEstados Unidos.

    Finalizando los aos 60s, los intentos de Binford por entender las variacionesmorfolgicas en los conjuntos del Paleoltico Medio en Francia (Musteriense),terminaron por cambiar el nfasis de sus trabajos a la etnografa en el norte de Alaska y otros lugares (Binford, 1983:100-106). En gran medida, aunque no nicamente,gracias a la influencia de Binford, la etnoarqueologa se convirti en un foco estndarde investigacin durante los aos 70s y 80s para los americanistas y otrosprehistoriadores, que hoy se ha establecido como una subdisciplina productivavii.

    A finales de los aos 1970s y 1980s, los pocos arquelogos-antroplogos que nohaban sido arrastrados an por el Binfordianismo y la Nueva Arqueologaprocesualista con su fuerte nfasis metodolgico, recibieron un nuevo refuerzo delos defensores del direccionamiento posmoderno en la arqueologa proveniente deInglaterra y Europa (postprocesualistas), en el que las cuestiones ontolgicas erancentrales. El ms influyente dentro de estos al menos en el mundo angloparlantese dice fue Ian Hodder (1982a, 1985, 1991a, 1991b). Aunque Hodder se oponaenfticamente a casi todo lo que defenda Binford, y Binford demostraba intensamentesu rivalidad, ambos estaban profundamente comprometidos con la etnoarqueologacomo una tcnica arqueolgica esencialviii. Obviamente el foco de sus observacionesetnogrficas difera. Binford, para quien la cultura se compone de los mediosextrasomticos con los que cuenta la humanidad para sostenerse en un ampliorango de ambientes fsicos a travs del tiempo y del espacio, documentaba la interaccinentre el clima, la flora, la fauna, la topografa, la geologa y otros factores naturalescon el humano cazador-recolector-buscador de subsistencia y tecnologa. Hodder,para quien la cultura es mental (simblica), material, sociocomportamental, y lasrelaciones recursivas que hay entre las tres, resaltaba la importancia de los roles quetenan los artefactos en las complejas y dinmicas tensiones que caracterizan losencuentros sociales entre humanos. l resaltaba la primaca de la arqueologa comoarqueologa, y de la arqueologa como historia, antes que arqueologa como

    13 Econothink en el original (N.

    de la T.).

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    antropologa, e insista en una aproximacin particularista para entender el pasadomuy similar a la de R.G Collingwood (1939, 1946).

    Binford rechazaba el concepto antropolgico tradicional de cultura (que era elmismo de Tylor, Kroeber, Redfield, Taylor) porque no era apropiado para sus metasy prcticas como arquelogo, ni siquiera para las explcitamente antropolgicas.Hodder se comprometi con una versin semitica fluida del concepto tradicionalde cultura en el que los objetos materiales, los artefactos, son participantes completos

    de la creacin, el despliegue, la alteracin y la desaparicin de los complejos simblicos.Hodder aboga por una arqueologa contextual como lo haba hecho Walter Taylorpero por una en que los artefactos no son slo objetivaciones de la cultura, sino queson14cultura.

    Asi como Binford habia rechazado una arqueologa impracticable, con unconcepto idealista-mentalista de la cultura y se inscribi a favor de la formulacinfuncionalista y neoevolucionista de Leslie White, el movimiento de Hodder es fuertey perspicaz; pero se diriga en direccin opuesta al que haba tomado Binford. Hodderempieza con el concepto mentalista de la cultura, y saca a la arqueologa de un lugarperifrico teniendo en cuenta este concepto y la sita en el centro de las investigacionessimblico-estructuralistas. Los artefactos su creacin, uso y descarte son smbolos[i.e, cultura] en accin [social] (Hodder, 1982a). Desde entonces, la arqueologa con

    su mayor nfasis sobre la cultura material est posicionada central y estratgicamenteen la arena de la teora social.

    Binford no niega que los artefactos tengan significado intrnseco, contenidosemitico, para sus creadores y beneficiarios, pero esto no le interesa. l rechaza elestrecho enfoque arqueolgico tradicional sobre los artefactos solamente comomarcadores de tiempo y espacio, tambin rechaza el enfoque de Taylor segn el cuallos artefactos son meras pistas15objetivaciones de patrones culturales en menteshace tiempo desaparecidas, mientras promueve la idea de que, sin importar que tanduro trabajen, los arquelogos que decidan seguir el proyecto de Taylor no podrnser ms que antroplogos culturales manqu16. Binford ve a los artefactos y lainformacin asociada no-artefactual/ecofactual como el medio esencial para interpretarlas dinmicas interactivas de los paleoambientes y las paleoeconomas en detallesincrnico y diacrnico, un trabajo sumamente importante que slo los arquelogospueden hacer. Para hacer que los artefactos y los ecofactos en que se comprime elregistro arqueolgico hablen lo suficiente sobre estos temas, es necesario hacer unaaproximacin a estos artefactos y ecofactos con informacin sobre el procesoformacional del sitio y de etnoarqueologa, a lo que Binford se refiere como teorade rango medio.

    Hodder no est interesado en cuestiones de subsistencia y de medios de vida enbruto. Ms bien, los significados intrnsecos con los que los artefactos eran imbuidos,los roles que alguna vez tuvieron en el complejo de acciones sociales e interacciones,son centrales. l est de acuerdo con los antroplogos simblicos y otros tericossociales en que los sistemas simblicos son lo que distinguen al primate humano de

    las dems bestias; esos sistemas simblicos incluyen y son formados por objetosmateriales y formas arquitectnicas. Hodder se aproxima a estos aspectos de lossistemas simblicos, del pasado y del presente, a travs de la etnoarqueologa (Hodder,1982a, 1982b).

    Entonces, Qu es eso de la etnoarqueologa, sobre lo que los representantes masinfluyentes de la arqueologa euro-americana han convergido? La etnoarqueologa esuno de los medios multitudinarios en que los arquelogos obtienen informacinrelevante para crear y expandir sus inferencias sobre el registro arqueolgico, y haceresas inferencias ms plausibles. La etnoarqueologa puede ser tan simple como

    14 En cursiva en el original (N. de la T.).

    15 En cursiva en el original (N. de la T.).

    16 En francs en el original. En

    espaol se traduce como

    fracasados (N. de la T.).

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    correlacionar detalles descriptivos y funcionales sobre los objetos y los procesos quelos arquelogos frecuentemente encuentran cuchillas de piedra, punzones de hueso,fragmentos de ollas hechas en rueda, mena metlica con fuentes de archivo, comoviejas etnografas, historias antiguas, exhibiciones de museo y colecciones; o defotografas publicadas y no publicadas, dibujos, pinturas. Aunque clsicamente,etnoarqueologa significa disear y realizar una investigacin etnogrfica en uno oms lugares contemporneos, escogidos por su relevancia para algn problema

    arqueolgico. Binford escogi los Nunamiut del norte de Alaska porque crea quelas tcnicas de caza del carib que ellos practican en el ambiente rtico eran relevantespara su interpretacin arqueolgica de los cazadores de carib del paleoltico medioen el rtico oeste europeo durante el pleistoceno tardo. Los Nunamiut tambin leensearon a Binford sobre las dinmicas de grupos cazadores-recolectores mviles yexitosos en estrecho contacto con sus recursos naturales en sus paisajes. Los libros yartculos de Binford sobre las lecciones que aprendi de los Nunamiut fueron, yson, muy influyentes sobre los arquelogos americanistas, as como las otrasinvestigaciones etnoarqueolgicas o de actualizacin sobre las teoras de rango medio:la relacin entre la estadstica y las dinmicas, entre comportamiento y materialderivativoix.

    Hodder inicialmente escogi el este de frica como un lugar pertinente parainvestigar, con propsitos arqueolgicos, los patrones espaciales de los artefactos enrelacin con la fronteras tnicas (Hodder, 1982a), pero despus se distrajo con otroselementos de la escena contempornea en Baringo y se dedic al estudio de objetosmateriales en sistemas simblicos y su interseccin con la interpretacin arqueolgica.Al examinar las ideas sobre los patrones espaciales de la cultura material ampliamentedifundidas entre los arquelogos, Hodder encontr que sus observaciones sobrevarios grupos del este africano (los Njiemps o Ilchamus, los Lonkewan Dorobo ySamburu, los Lozi y los Nuba) contradecan estas ideas, o en algn punto las hacanparecer sumamente problemticas. Por ejemplo, la mayora de los arquelogos estarande acuerdo en que la cultura material refleja el grado de interaccin entre los grupos:a mayor interaccin, mayor similitud en los artefactos, y viceversa. Hodder not que

    la naturaleza de la interaccin y el grado de competencia entre los grupos jugaba unrol muy importante en cmo se usa la cestera y la decoracin de las orejas paraconstituir y reproducir distinciones entre los grupos tnicos a pesar de la larga historia y el alto grado de reflujos intertnicos (Hodder, 1982a: 35). l tambin encontrque el estatus simblico y el funcionamiento (el significado cultural) de los elementosmateriales, como las lanzas que cargaban los jvenes solteros y las vasijas decoradashechas de calabaza que cargaban las jvenes solteras, determinaban la morfologa y ladistribucin de esos elementos dentro y fuera de una sociedad (Hodder, 1982a:Cp.4; 1991a: 109-119). Finalmente, l se encontraba supremamente impresionadocon la fluidez y la actividad de la carga simblica sobre y en los objetos de la culturamaterial, los cuales eran continuamente creados, pero tambin continuamente volvana actuar sobre sus creadores y beneficiarios, manteniendo o interrumpiendo las fronterasculturales dentro y entre los grupos (hombres jvenes versus hombres viejos, hombresversus mujeres, Samburu versus Dorobo):

    La cultura material transforma estructuralmente ms all de reflejar el comportamiento [] los

    desechos y patrones de enterramiento relacionan la organizacin social con los conceptos de pureza

    y contaminacin [] Por tanto, la forma en que la cultura material se relaciona con una sociedad

    depende de las estructuras ideolgicas y los cdigos simblicosx. Oscar Javier Reyes Chiriv

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    Hodder y otros postprocesualistas estaban tambin muy preocupados por elambiente sociopoltico de la arqueologa contempornea. Ellos insistan a losarquelogos sobre la necesidad de estar atentos y ser autocrticos respecto a sussesgos y preconcepciones, no fuera que ellos involuntariamente terminaran por crearun pasado a la imagen de su presente, que pudiese ayudar a legitimar temas polticosy sociales contemporneos17 (Hodder, 1991a: Cp.8; Shanks y Tilley, 1988: Cp.7).

    En resumen sobre estos dos hombres y sus programas, uno puede, y debe, quejarse

    del estrecho enfoque econopensante18

    de Binford como lo hizo Robert Hall(1977:499), quien acu la palabra al referirse a la Nueva Arqueologa de los aos1970s (ver tambin Fritz, 1978; Redman, 1991). De la misma manera, se puederefutar la orientacin ecosistmica ahumana (sin personas en ste) (Brumfield 1992),y la afirmacin general del planteamiento de Binford (P. Watson, 1986a, 1986b;Wylie 1985), aunque su influencia ha instigado y contina impulsando una cantidadconsiderable de fructferas investigaciones arqueolgicas. Eso quiere decir, que Binfordha sido exitoso en definir metas y mtodos que muchos arquelogos encuentranviables y reconfortantes.

    Mucho del trabajo de Hodder, sus estudiantes y sus colegas postprocesualistas hasido altamente dependiente de informacin etnogrfica e histrica, y el mtodo porel que aboga an debe ser demostrado claramente a travs de datos estrictamente

    prehistricos, aunque esa demostracin debe estar por venir del trabajo queactualmente esta dirigiendo en el famoso sitio de Chatalhyk en Turqua. Sinembargo, mientras tanto, Hodder y otros postprocesualistas (por ahora un grupodisperso por Europa, Australia y Norteamrica) han19 influenciado ciertamente laprctica arqueolgica contempornea en el corazn de la vieja Nueva ArqueologaBinfordiana e incluso, en partes del universo del manejo cultural de recursos. Haymucho ms inters ahora que hace cinco aos en las aproximaciones semiticas y lateora crtica aplicada al registro arqueolgico y a la prctica de la arqueologa. Es, noobstante, demasiado pronto para ver una sntesis comprensiva emergente, pero algunaforma de restablecimiento esta definitivamente en camino (ver Willey y Sabloff,1993: 312-317).

    A comienzos de 1989, la Divisin de Arqueologa de la Asociacin Americana

    de Antropologa le encarg a un arquelogo prominente dar una de las cuatroconferencias centrales en el encuentro de la Divisin durante la reunin anual de laasociacin. Muy convenientemente para mis propsitos, las cuatro lecturas que sehan publicado hasta ahora dan cuenta de este puntoxi. Las cuatro charlas arqueolgicascentrales han proporcionado una serie de opiniones autoritarias y ejemplos sobre lasrelaciones entre la teora arqueolgica pasada y presente y el actual quehacer delarquelogo (trabajo de campo, laboratorio y trabajo de biblioteca, interpretacin ypublicacin). Cada conferencista se ha enfocado en temas cruciales para la teora y laprctica arqueolgica, del pasado y del presente, y han proporcionadorecomendaciones sobre cmo mejorar nuestra actual comprensin del pasado.

    Redman (1991) empez la serie sealando cuanta continuidad hay entre laarqueologa de los aos 1970s y la de los 1980s. l tambin anota que aunque los

    contextualistas o la Arqueologa Postprocesual y la Nueva Arqueologa (ArqueologaProcesual) son sin duda complementarias, es improbable que haya una integracinsignificativa. l cree que la coexistencia es lo mejor que podemos esperar, dado queel mayor mpetu de la crtica postprocesualista viene de las diferencias fundamentalesentre los arquelogos con metas humansticas y los que estn comprometidos conla ciencia. Igualmente, aboga por hacer lo mejor desde ambas aproximaciones, yrecomienda que animemos a los investigadores serios a hacer lo que hacen mejor ya coordinar un pensamiento diverso para formar una alianza laxa pero duradera parael nuevo conocimiento del pasado y el presente (Redman, 1991:304).

    17 Existen amplias discusiones en el

    campo de la arqueologa y la

    poltica. Un excelente artculo que

    puede consultarse para informarse

    sobre esta temtica y conocer un

    poco sus debates es KOHL, PHILLIP

    Y CLARE FAWCETT. 1992.

    Archaeology in the service of the

    state: theorical considerations. EnNationalism, politics and practice

    of Archaeology. Editado por Philip

    L. Kohl y Clare Fawcett. Cambridge:

    Cambridge University Press. Pp. 3-

    18 (N. de la E.).

    18 Econothink en el original (N.

    de la T.).

    19 En cursiva en el original.(N. de la T.).

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    A pesar de las bien fundadas reservas de Redman sobre una integracin explcitaentre la Arqueologa Procesual y la Postprocesual, Bruce Trigger (1991) se pone en latarea de revelar cmo se vera dicha sntesis. l caracteriza a la arqueologa procesualcomo neoevolucionista y ecolgico determinista, contraponindola al nfasispostprocesualista en los aspectos contingentes, psicolgicos y mentales de laexperiencia humana (Trigger, 1991: 553). En otras palabras, la confrontacin esentre razn y cultura (Trigger, 1991: 551, 554). Trigger despus discute los

    constreimientos externos e internos del comportamiento humano: las fuerzas yfactores ecolgicos, tecnolgicos y econmicos son los constreimientos externosms comunes, mientras que las tradiciones culturales hechas a partir de construccionesmentales algunos nicos en sociedades especficos, otros mucho ms difundidos atravs de las culturas son los constreimientos internos. Dado que las culturas sonprecipitados histricos, la invencin de nuevos conceptos no se hace al azar, y porel contrario, est fuertemente influenciada por conceptos anteriores y su historia.Segn Trigger (1991: 562), la mejor forma que tienen los arquelogos para encontrarlos significados culturales de evidencia arqueolgica relacionada histricamente, esdesarrollar una aproximacin histrica directa, admitiendo que nosotrosprobablemente nunca podremos saber el significado especfico que el arte en unacueva del Paleoltico Superior tuvo para sus creadores. Sin embargo, l estimula a los

    arquelogos a comprometerse con el estudio de las tradiciones culturales as comode los constreimientos ecolgicos y sistmicos [] teniendo en cuenta losconstreimientos impuestos sobre el comportamiento humano por las tradicionesculturales as como las acomodaciones racionales a los factores externos, de estemodo sintetiza el determinismo ecolgico de la arqueologa procesual con elparticularismo histrico de la arqueologa postprocesual (Trigger, 1991: 562-563).

    El optimismo de Trigger sobre la posibilidad de sntesis es alentador, pero falla alno ofrecer ningn tipo de consideracin para resolver el problema muy significativode decidir qu es cultural (interno) y qu es natural (externo) en las sociedadesdocumentadas etnogrfica o arqueolgicamente. Esta parte de la discusin no tieneen cuenta la totalidad de la empresa antropolgica, que es obtener conocimientosobre esa conjuncin: cmo es que los individuos y las sociedades humanas del

    pasado y el presente intrincadamente combinan y entrelazan la naturaleza y la cultura?La conferencia central de Brumfiel (1992) es un argumento claro y elocuente

    sobre la importancia de tener en cuenta el cambio social que la orientacin ecosistmicade la Nueva Arqueologa desaprueba o desalienta. Ella est sumamente preocupadapor el gnero, la clase y las parcialidades, y arguye tres puntos:

    Primero, los tericos ecosistmicos hacen nfasis sobre la totalidad de las poblaciones y del

    comportamiento adaptativo como un todo, lo que nubla la visibilidad del gnero, la clase y las

    parcialidades en el pasado prehistrico. Segundo, un anlisis en el que se tiene en cuenta el gnero,

    la clase y las parcialidades puede explicar muchos aspectos del registro prehistrico que la perspectiva

    ecosistmica no puede explicar. Tercero, una apreciacin de la importancia del gnero, la clase y las

    parcialidades en la prehistoria, nos lleva a rechazar la visin de la teora ecosistmica en la que las

    culturas son sistemas adaptativos. Por el contrario, debemos reconocer que los sistemas decomportamiento basados en la cultura, son los resultados de la negociacin entre los agentes

    posicionados socialmente que persiguen sus metas bajo constreimientos tanto ecolgicos como

    sociales. (Brumfiel, 1992: 551).

    En el cuerpo del discurso, Brumfiel exitosamente muestra cmo losarquelogos reflexivos pueden en realidad empezar a forjar la sntesis de la queTrigger hablaba, o al menos la alianza laxa pero duradera en la que Redmanse esperanzaba. Oscar Javier Reyes Chiriv

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    La conferencia de Cowgill (1993) para la Divisin de Arqueologa es un intentoan ms explcito de articular y construir a partir de los aspectos ms prsperos de laarqueologa procesual y las premisas ms emocionantes de la ArqueologaPostprocesual. Al describir los logros y las limitaciones de la arqueologa procesual,Cowgill nota que una de las caractersticas de los arquelogos es lasubconceptualizacin20 del pasado en diferentes niveles: en el nivel ms bajo no haypersonas, slo ollas y tiestos, puntas de proyectil y otros artefactos. En el segundo

    nivel, las personas estn presentes pero no tienen individualidad; son lo que RuthTringham llama fragmentos sin cara21 (Tringham, 1991). En un tercer nivel, laspersonas son actores racionales. Cowgill seala que lamentablemente necesitamosun cuarto nivel, donde las personas no slo buscaban comida, refugio, compaeros,aliados o enemigos mientras creaban, usaban, modificaban, perdan, rompan odescartaban objetos materiales, sino que tambin esas personas perciban, pensaban,planeaban, tomaban decisiones y en general eran activos en la creacin de ideas. Enel resto de su texto, Cowgill discute cmo pueden los arquelogos esperar aproximarseal reino de lo ideacional de las personas prehistricas al intentar ms enfticamentellegar a la ideacin antigua; a travs de volverse ms sofisticados sobre las aproximacioneshistricas directas (aqu l obviamente est de acuerdo con uno de los puntos deTrigger); y a travs de trabajar ms imaginativa y responsablemente en el desarrollo de

    lo que llama la Teora del Rango Medio de la Mente. Con esto quiere decir, enparte, que se debe indagar los aspectos con mayor difusin o los principios desimbolizacin, buscando articular las propiedades de los diseos (en los estilos artsticoso la arquitectura) con atributos sociales y/o mapas cognitivos especficos, y en generaltomando en serio lo que l denomina psicoarqueologa.

    Lo que es ms interesante y alentador para m de esta serie de conferencias, es quelas cuatro explicitan, creativa y concienzudamente el mayor cisma de la arqueologaamericana contempornea, y de la misma forma, recomiendan formas para cubrir elcisma en varios puntos, y formas para avanzar en el conocimiento arqueolgicoutilizando mtodos de ambas partes de la polarizacin.

    Otro desarrollo muy promisorio es el de una nueva generacin de etnoarquelogosque estn llevando a cabo investigaciones ms duraderas y precisas que las de Binford

    o Hodder. De tantos buenos ejemplos traigo a colacin slo tres: los 30 aos detrayectoria de etnoarqueologa en los San de Botswana empezando por el trabajo deYellen y Brooks hasta el que realiz Hitchcock, Weissner y Kent; el proyecto de 20aos sobre la cermica Kalinga en el norte de Luzon que desarrollara Longacre; lainvestigacin de 10 aos sobre cermica Luo y los asentamientos Luo en el oeste deKenya realizado por Herbich y Dietlerxii.

    En cuanto al otro propsito de este texto, hay una edificante conclusin a partirde la comparacin de las odiseas del concepto de cultura en la antropologa social/etnologa norteamericana y en la arqueologa? Si la hay. En cada subdisciplina, muchosinvestigadores tomaron dicho concepto muy en serio, y no solamente como unapieza ms o menos sin sentido del viejo dogma antropolgico. Dado que losarquelogos de los aos 1930s no hicieron el intento de operacionalizar el concepto

    de cultura prevaleciente, y por el contrario lo ignoraron mientras se encontrabanabsortos en la creacin de sus marcos temporoespaciales esenciales para la prehistorianorteamericana, Walter Taylor (1948) hizo un impresionante esfuerzo por alinear laarqueologa americanista con la antropologa sociocultural norteamericana, retomandoel concepto tradicional de cultura de Tylor como el principio fundamental de supropuesta. Taylor tuvo muy poca influencia inmediata sobre sus colegas arquelogos,en gran medida porque su concepto de cultura no poda ser implementado uoperacionalizado congruentemente con las preocupaciones arqueolgicas de los aos1940s y 1950s. Binford goz de mucho ms xito durante los 60s y 70s al insistir

    20 Underconceptualization en el

    original (N. de la T.).

    21 Faceless blobs en el original (N.

    de la T.).

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    como Taylor en que la arqueologa deba ser antropologa, mientras que insista enel concepto de cultura de Leslie White, un concepto no Tyloriano, ni tradicional.Hodder volvi a algo similar al concepto tradicional de cultura pero lo modificpara colocar los artefactos, la arquitectura y la arqueologa en el centro de laantropologa y la teora social, mientras explcitamente rechazaba la conclusin dePhillips segn la cual la arqueologa es antropologa o no es nada. La arqueologaes arqueologa insistan l y los postestructuralistas, a pesar de que parte de su

    programa ha sido incorporado en el manejo de recursos tanto acadmicos comoculturales de la arqueologa antropolgica americanista, en parte para reforzar ciertostemas minoritarios que ya existan antes de el movimiento postprocesualista, y enparte para la futuras sntesis entre las metas de la arqueologa procesual ypostprocesualxiii.

    Los revisionistas de la antropologa sociocultural y la etnologa, encontraroneventualmente que el concepto tradicional de cultura no era muy til para ellos, ypor tanto lo modificaron para que se ajustara a sus propsitos. Muchos de ellos,antes y ahora, son muy explcitos al respecto, y muchos de ellos fueron exitosos aliniciar lneas de investigacin productivas basadas en sus nuevas formulacionesxiv. Enla antropologa sociocultural desde los pasados 40 o 50 aos, ha habido unaproliferacin en las aproximaciones a la cultura, desde las concepciones esencialistas

    tempranas hasta el de las culturas como configuraciones de tipo psicolgico, o comouna serie de mapas cognitivos distintivos, como sistemas simblicos y/o adaptativos,como fenmenos superficiales infinitamente cambiantes que pueden revelar verdadesprofundas sobre los procesos universales del pensamiento humano, como redes deconocimiento social, o como un rasgos complejos definidos y estudiados por losmarcos neodarwinianos.

    Quiere decir esto que el centro de la antropologa la creencia de todos losantroplogos en alguna de las ampliamente sancionadas variantes del conceptounificado de cultura ha sido destruido? Si es as, la falta de unanimidad sobre lacultura- qu es, dnde esta y cundo importa- quiere decir que la antropologamisma, como una disciplina holstica dej, o esta a punto de dejar, de existir?

    Hace ms de 20 aos, Rodney Needham hizo una prediccin para el futuro

    cercano de la antropologa acadmica (Needham, 1970). l pens que las piezas dela antropologa se redistribuiran entre las disciplinas vecinas. Esa tambin fue laconclusin de Wolf 14 aos atrs (Wolf, 1980), y el tema escogido por Flannerypara su conferencia central ante la Asociacin Americana de Antropologa ; yaparentemente James Clifford (1986:4) tenia la misma opinin hace ocho aoscuando destac que el hombre como telos22para toda una disciplina se hadesintegrado. Clifford Geertz, en su entrevista con Richard Handler (Handler, 1991)publicada en Current Anthropology23, dice que dentro de 50 o 75 aos desde ahora losdepartamentos acadmicos de antropologa dejarn de existir porque la antropologahabr evolucionado en muchas otras disciplinas.

    Quizs estas conclusiones sean correctas; a lo mejor la antropologa general eintegrada desapareci, o pronto lo estar. Aunque me intereso profundamente sobre

    esta cuestin, teniendo en cuenta mi huella en la antropologa holstica de los aos1950s, no puedo emocionarme mucho respecto a estas predicciones. Losantroplogos se han estado preocupando por esto por lo menos durante 40 aos yrecientemente entraron a otro combate explcito en las pginas del AnthropologyNewsletter(ver Givens y Skomal, 1992). Aquellos que contribuyeron a esta discusineran pro integracin o pro-cuatro campos. Givens y Skomal (1993) concluyeron quela antropologa holstica de los cuatro campos es, actualmente, tanto mito comorealidad.

    22 En cursivas en el original (N. de la T.).

    23 En cursivas en el original (N. de la T.).

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    Otra razn que tengo para permanecer calmada ante los ataques salvajescontra el aejo concepto de cultura, ataques que algunos suponen marcan opresagian la desintegracin de la antropologa, es que la subdisciplinasociocultural, y en ltimas, toda la antropologa se beneficia de los cambiosconceptuales brevemente ya referidos. En la antropologa sociocultural, comoen la arqueologa, cada nueva trayectoria de investigacin que se contrapone aalgunos aspectos del concepto tradicional de la cultura da como resultado

    nuevos datos, perspectivas y conocimientos. Sobretodo, el aejo concepto decultura an juega un rol integrador como un punto de referencia central inclusopara los antroplogos revisionistas radicales, para quienes puede variar desdeser una bte noire24, un saco de boxeo, hasta un trampoln para las perspectivasalternativas sobre la condicin humana, en el presente y en el pasado.

    Finalmente, la caracterizacin de la antropologa de los aos 1950s, es losuficientemente sincera y fuerte para soportar el peso de las construcciones yreconstrucciones ms contemporneas e intradisciplinarias. La antropologaes la nica ciencia completamente dedicada a la humanidad de desde hace 4millones de aos hasta el presente: Quines somos? De donde venimos? Quha pasado con nosotros desde nuestro origen hasta ahora? Cual es el alcanceen todo su detalle de la variacin humana tanto fsica como cultural, desde el

    pasado hasta el presente? Y Qu significa esa variacin en trminos biolgicos,sociales y culturales?

    Ninguna otra disciplina se haba hecho esas preguntas sobre la totalidadespacial y cronolgica del azaroso pasado y presente humano, as como sobrelas inquietudes particulares de las porciones especficas que lo componen. Sinduda, ninguna otra faccin erudita se haba organizado para dar respuesta aesas preguntas. A pesar de las crisis de escepticismo episdico frente a laantropologa, y a la agorafobia crnica con respecto a donde esta nuestrocentro y nuestras fronteras, la antropologa sigue aqu, incluso Geertz le daotro medio siglo: una disciplina indisciplinada, un semiagregado dscolo, perouno con mtodos y resultados de investigacin con enorme importancia globaly gran inters intrnseco.

    NOTAS

    Reconocimientos. Estoy muy agradecida con Anna M. Watson por su discernimientosobre la cultura en el sentido partitivo y sobre la diversidad cultural en el mundocontemporneo, con Rubie S. Watson por ofrecerme una gua bibliografica crucial,con James L. Watson por las muchas discusiones que tuvimos sobre los actualesdesarrollos en la antropologa sociocultural, y con Richard A. Watson por suscomentarios sobre la posmodernidad en la literatura y en muchos lugares mas.David Browman y Richard Fox amablemente me proveyeron de un importantematerial reciente; la advertencia de Jean Ensminger fue la inspiracin para tomarla direccin que tuvo este ensayo. El concepto de cultura en la arqueologa del

    que doy cuenta en este ensayo se origin en un corto curso en teora arqueolgicaque Don Fowler me invit a ensear en el Programa de Manejo de los RecursosCulturales en la Universidad de Nevada-Reno en enero de 1992, y fue desarrolladoms adelante durante las reuniones sucesivas en el marco del seminario de Teora Arqueolgica en la Universidad de Washington, St. Louis, le debo unagradecimiento muy especial a los estudiantes de esas clases. Las revisiones previasa la publicacin de este trabajo fueron realizadas en la Camargo Foundation, enCassis, Francia, estoy muy agradecida con Michel Pretina, director, y con Anne-Marie Franco, asistente administrativa, por su apoyo.

    24 En francs en el original. En

    espaol se traduce como pesadilla.

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    (2006)

    i Dunnell, 1980; Gumerman &Phillips, 1978; Meltzer, 1979; Wiseman, 1980.

    ii Chippindale, 1989: 69; Clarke, 1968: 13; Odre, 1991a: Cp.9; Shanks &Tilley, 1988: 213, tema 6.5; Cenen, 1986; Tilley, 1989: especialmente110.

    iii Barth, 1994; Bernard, 1994; Bloch, 1994; Goodenough, 1994; Harris, 1994;Keesing, 1994; Kottak & Colson, 1994; Marcus, 1994; Sahlins, 1994; Salzman,

    1994; Scheper-Hughes, 1994; Strauss & Quinn, 1994; Tambiah, 1994; Tishkov,1944; Wolf, 1994; Ver tambin Watson, 1992-94; J Watson, 1994; R.A Watson,1964; R.R Watson, 1978; R.S Watson, 1994.

    iv Bennett, 1943; Binford, 1962; Kluckhonhn, 1940; Taylor, 1948.

    v Ver tambin: Kroeber, 1948: 295-296; Kroeber & Waterman, 1931: 11.

    vi Caldwell, 1959; P. Watson, LeBlanc & Redman, 1971, 1984; R.A Watson,1972.

    vii Gould, 1978; Kleindienst & P. Watson, 1956; Kramer, 1979, 1994; Longacre,

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    ix Binford, 1976,1978a, 1978b, 1980, 1981, 1982. La cita es de Binford, 1981:29; Ver tambin las partes 3 y 4 en Binford, 1989.

    xHodder, 1982a: 210-211; Ver tambin Pg. 155-170 para ver la discusin detalladasobre la disposicin de los residuos seos y las costumbres de enterramientos enlos Nuba.

    xi Redman, 1991; Trigger, 1991; Brumfiel, 1992; Cowgill, 1993.

    xii Kramer 1994 provee referencias y comentarios sobre el trabajo con los San. VerLongacre, 1991 para informacin sobre la investigacin sobre los Kalinga, y sobreotros trabajos en etnoarqueologa cermica, muchos de los cuales preceden a laera de la Nueva Arqueologa; el proyecto de Herbich y Dietler esta resumido enHerbich, 1987 y en Herbich & Dietler, 1991.

    xiii Ver por ejemplo Fritz, 1978: may 1976, 1977; Kehoe & Kehoe, 1974; Marshack,1972.

    xiv Para ms ejemplos, anteriores y mas recientes, ver Aunger, 1992, en prensa;

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