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Arqueologia del saber

Date post: 15-Apr-2017
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Oscar Salazar Arqueología del Saber: Un modelo para el análisis del discurso histórico Summary: This paper provides an over- view and critique on recent development of the problem relative to the new model of History of Ideas. Wefocus on the Michel Foucault's model, in his book Archeologie du savoir. We askfrom a latinamerican formulation about Archeologie model's categories, limits and extension. To swum up, we suggest some questions/problems about his suppositions. Resumen: El presente ensayo ofrece un vistazo cruico del desarrollo reciente del proble- ma relativo al nuevo modelo de historia de las ideas. Enfocamos el modelo de Michel Foucault, en Arqueologfa del Saber. Nos preguntamos por una formulación latinoamericana de las catego- rias, ltmites y extensión del modelo 'arquelógico. Sugerimos varias preguntas y problemas sobre estos supuestos. l. El proyecto arqueológico Según Michel Foucault, la arqueología es una descripción positiva, una suerte de positivis- mo, que como proyecto pretende ser una descrip- tiva; es decir una descripción pura de los aconte- cimientos discursivos, cuyo objeto es el discurso como acontecimiento histórico. El autor es un his- toriador de las ideas "que ha querido renovar de arriba abajo su disciplina'"; en tanto que la misma historia de las ideas se le presenta como un tipo de análisis de opiniones, una doxología, sin un status epistemológico definido. Ante este estado de la cuestión proyecta su arquelogía como una historia distinta de "lo dicho"; la cual desde un punto de vista metodológico debe oponerse tanto a la mera hermenéutica como a la exégesis. Se trata "... de describir los discursos en tanto que prácticas que obedecen a reglas. No es ni interpre- tativa ni alegórica'". En este sentido podemos afirmar que se considera al discurso como un uso que obedece a una regla. Planteada la arqueología como descripción de un discurso objeto, el autor se propone estable- cer las líneas generales de dicha descripción, que se desarrolla sobre cuatro ejes fundamentales, dentro de las exigencias epistemológicas del estructuralismo. El primer eje gira en torno al tema de la asignación de novedad. Tema para el cual exige no apelar al sujeto creador como instancia de sen- tido del discurso. Para establecer "lo nuevo" se debe recurrir a determinar el conjunto de condi- ciones en que se ejerce la palabra autorizada, la función enunciativa, función que asegura y define el modo de existencia del enunciado mismo y que se determina como conjunto de regularidades o reglas de enunciación. ¿Cómo es posible aislar estas regularidades? Se parte de la afirmación de que existen campos de reglas, como conjuntos de isotopías discursivas que dotan de homogeneidad al campo de enunciados efectivos. Reglas que no pertenecen ni al campo de la lingüística ni al de la lógica; puesto que son propias del campo discursi- vo. Este conjunto de reglas se ordena según el modelo de "derivación arborescente": "Se puede así describir un árbol de derivación enunciativa: en su base, los enunciados que utilizan las reglas de formación en su extensión más amplia; en la cima y después de cierto número de ramificaciones, los enunciados que emplean la misma regularidad, Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXX (72),187-191,1992
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Oscar Salazar

Arqueología del Saber: Un modelo para el análisis deldiscurso histórico

Summary: This paper provides an over-view and critique on recent development of theproblem relative to the new model of History ofIdeas. Wefocus on the Michel Foucault's model,in his book Archeologie du savoir. We askfrom alatinamerican formulation about Archeologiemodel's categories, limits and extension. Toswum up, we suggest some questions/problemsabout his suppositions.

Resumen: El presente ensayo ofrece unvistazo cruico del desarrollo reciente del proble-ma relativo al nuevo modelo de historia de lasideas. Enfocamos el modelo de Michel Foucault,en Arqueologfa del Saber. Nos preguntamos poruna formulación latinoamericana de las catego-rias, ltmites y extensión del modelo 'arquelógico.Sugerimos varias preguntas y problemas sobreestos supuestos.

l. El proyecto arqueológico

Según Michel Foucault, la arqueología esuna descripción positiva, una suerte de positivis-mo, que como proyecto pretende ser una descrip-tiva; es decir una descripción pura de los aconte-cimientos discursivos, cuyo objeto es el discursocomo acontecimiento histórico. El autor es un his-toriador de las ideas "que ha querido renovar dearriba abajo su disciplina'"; en tanto que la mismahistoria de las ideas se le presenta como un tipode análisis de opiniones, una doxología, sin unstatus epistemológico definido. Ante este estadode la cuestión proyecta su arquelogía como unahistoria distinta de "lo dicho"; la cual desde un

punto de vista metodológico debe oponerse tantoa la mera hermenéutica como a la exégesis. Setrata "... de describir los discursos en tanto queprácticas que obedecen a reglas. No es ni interpre-tativa ni alegórica'". En este sentido podemosafirmar que se considera al discurso como un u s oque obedece a una regla.

Planteada la arqueología como descripciónde un discurso objeto, el autor se propone estable-cer las líneas generales de dicha descripción, quese desarrolla sobre cuatro ejes fundamentales,dentro de las exigencias epistemológicas delestructuralismo.

El primer eje gira en torno al tema de laasignación de novedad. Tema para el cual exigeno apelar al sujeto creador como instancia de sen-tido del discurso. Para establecer "lo nuevo" sedebe recurrir a determinar el conjunto de condi-ciones en que se ejerce la palabra autorizada, lafunción enunciativa, función que asegura y defineel modo de existencia del enunciado mismo y quese determina como conjunto de regularidades oreglas de enunciación. ¿Cómo es posible aislarestas regularidades? Se parte de la afirmación deque existen campos de reglas, como conjuntos deisotopías discursivas que dotan de homogeneidadal campo de enunciados efectivos. Reglas que nopertenecen ni al campo de la lingüística ni al de lalógica; puesto que son propias del campo discursi-vo. Este conjunto de reglas se ordena según elmodelo de "derivación arborescente": "Se puedeasí describir un árbol de derivación enunciativa: ensu base, los enunciados que utilizan las reglas deformación en su extensión más amplia; en la cimay después de cierto número de ramificaciones, losenunciados que emplean la misma regularidad,

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXX (72),187-191,1992

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pero más fmamente delimitada y localizada en suextensión'". Los enunciados rectores están consti-tuidos por el conjunto de las estructuras observa-bles y el campo de los objetos en correlación, esdecir, por los objetos prescritos a partir de las mis-mas formas de descripción, los códigos de percep-ción, la formación de los conceptos y las eleccio-nes estratégicas o líneas teóricas. Estas derivacio-nes arborescentes no se postulan como deduccio-nes del discurso objeto, pertenecen más bien alnivel "profundo", por lo que la descripción nodebe tender a aislar el conjunto abstracto dereglas, ni a la mera sucesión del orden cronológi-co de los discursos. Orientado a superar esta falsadicotomía, se establece entonces el criterio de per-tenencia siguiente: el discurso objeto en cuantopráctica efectiva sujeta a reglas.

El segundo eje trata el problema de la con-tradicción. En este tema comparte la línea críticade G. Deleuze", quien reelabora la contradiccióncomo inadecuación o diferencia. Según Foucaulten la historia de las ideas es posible reconocer dostipos de tratamiento de las contradicciones: aquelque las resuelve como apariencia y por lo tanto sepueden absorber en la unidad profunda delDiscurso, de estilo hegeliano; y otro, de tipo dia-léctico que considera las contradicciones comoconflictos que dan origen al discurso mismo. Parael análisis arqueológico las contradicciones sonun objeto que hay que describir en sí mismo, perono como único y siempre presente, origen o pro-fundidad del discurso, y por lo tanto exterior almismo, sino como función en el interior de losdiscursos, en sus diversos niveles y en sus diver-sas modalidades. Sin absorber las contradiccionesen una "profundidad" ni resolverlas desde el"exterior" del discurso, la descripción pura preten-de mantenerlas como oposiciones en los diferen-tes planos del discurso, en las inadecuacionesentre objetos y conceptos, en las diversas modali-dades enunciativas, y en las exclusiones entrediversas opciones teóricas.

El tercer eje tematiza lo que podemos lla-mar el problema de las comparaciones. El cometi-do del análisis arqueológico es individualizar ydescribir formaciones discursivas, las cuales seríanposibles de comparar con prácticas no discursivasque funcionan como contexto. Contexto o dominiocorrelativo al discurso, constituido por el campode las instituciones, el conjunto de los aconteci-mientos históricos, las decisiones políticas, el

encadenamiento de los procesos económicos y deotras prácticas. Las correlaciones entre prácticasdiscursivas y no discursivas, no parecen ser uní-vocas, por lo que se establece una serie de restric-ciones que hay que tener en cuenta en el momentode la comparación. En primer lugar la compara-ción debe ser siempre limitada y regional. Ensegundo lugar "liberar" el juego de analogías ydiferencias tal como en cada caso específico semanifieste. Por último, se deben determinar for-mas específicas de articulación entre las diferen-tes prácticas.

El cuarto eje tematiza el problema de las"localizaciones" de las transformaciones del pro-ceso histórico. El planteo puede ser el siguiente:frente a la posible objeción de "estructuralismo"en la noción de formación discursiva, Foucaultpostula que el discurso es "... una práctica quetiene sus formas propias de encadenamiento ysucesión'? que debe separarse de la imagen delflujo de la conciencia y del modelo lineal de lapalabra. La arqueología toma como modelo deldecurso histórico la imagen de la dispersión. Eneste sentido afirma el autor que: "...toma por obje-to de su descripción aquello que habitualmente setoma como obstáculo: no tiene como proyecto elsuperar las diferencias, sino analizarlas, decir enqué consisten precisamente, y diferenciarlas'",Operación que impone distinguir varios planos deacontecimientos posibles: plano de los propiosenunciados en su emergencia particular, plano dela aparición de los objetos, de los tipos de enun-ciación, de los conceptos y de las eleccionesestratégicas. Paradójicamente, dentro de esta dis-persión, que debe mantenerse como imperativometodológico, y si se nos permite ontológico, lo"raro" es la sustitución de una formación discursi-va por otra, el cambio. Es así que Foucault propo-ne la sustitución de la referencia indiferenciada alcambio por el análisis de las mutaciones (series otipos o sistemas de transformaciones en que con-siste el cambio). La noción de mutación permitiríasuperar los modelos "teológico y estético" de lacreación, "psicológico" de la toma de concienciay "biológico" de la evolución. Al mismo tiempo laaceptación de la noción de mutación en planosdispersos de acontecimientos impide pensar en laposibilidad de cambios radicales. Lo "raro" espensado a partir de "rupturas" que se definencomo mutaciones que afectan al régimen generalde una o varias formaciones discursivas y que de

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todos modos actúan a nivel micro lo que hace casiimposible establecer relaciones de causalidad.

11. Categorías de análisis

El proyecto arqueológico, descripto en tér-minos generales, permite reconocer las reformu-laciones efectuadas dentro de las categorías tradi-cionales de los modelos que se organizan entorno a las nociones de autor, obra, libro. Unadescripción pura de los acontecimientos discursi-vos debe, de todas maneras, elaborar una teoríade los hechos discursivos, a partir de la cual seráposible aislar o determinar las unidades constitu-tivas del Universo Discursivo Total. Este U. D. T.se defme como "Un dominio inmenso, pero quese puede definir: está constituido por el conjuntode todos los enunciados efectivos (hayan sidohablados o escritos), en su dispersión de aconte-cimientos y en la instancia que le es propia acada uno'", Un enunciado es un acontecimientoque no es posible agotar en los niveles lingüísti-cos, lógicos o semánticos. En realidad tampocoes una unidad del discurso. Por lo tanto es nece-sario establecer las unidades del análisis del dis-curso.

Foucault establece cuatro instancias de for-mación de reglas: "Se llamarán reglas de forma-ción [a] las condiciones a que están sometidos loselementos de esa repartición (objetos, modalida-des de enunciación, conceptos, elecciones temáti-cas). Las reglas de formación son condiciones deexistencia (pero también de coexistencia, demodificación, de desaparición) en una reparticióndiscursiva determinada"'.

Estas reglas de formación se determinan apartir de la hipótesis de que un objeto existe enlas condiciones de un haz de relaciones comple-jas. Dichas relaciones se establecen entre institu-ciones, procesos económicos y sociales, formasde comportamiento, sistemas de normas, técnicas,tipos de clasificaciones, y modos de caracteriza-ción. Si bien estas relaciones complejas no defi-nen la constitución interna del objeto, son condi-ciones que le permiten aparecer, yuxtaponetse aotros objetos, situarse en relación con ellos, defi-nir su diferencia, su irreductiblidad y eventual-mente su heterogeneidad. Este conjunto de rela-ciones complejas pertenece a los límites del dis-curso, le ofrece al discurso los objetos de que

puede hablar, determina el haz de relaciones yoperaciones que debe efectuar para poder hablarde tales y cuales objetos, tratarlos, nombrarlos,clasificarlos, etc. El discurso es visto como unapráctica cuya unidad está dada por el conjunto dereglas y relaciones complejas que forman perma-nentemente el objeto de que habla.

Reglas de formación de modalidades enun-ciativas por medio de las cuales se trata la ley queregula las diferentes enunciaciones y el "lugar" dedonde provienen. Primero se debe establecer lapalabra autorizada, el personaje que tiene estatu-tariamente el derecho a articular el discurso. Ensegundo lugar descubrir el ámbito institucionalque funciona como soporte de la palabra autoriza-da. Por último el sujeto definido por las posiblesposiciones de subjetividad permitidas y defmidasa priori".

En la instancia de formación de conceptosse persigue determinar una suerte de sintaxis delos elementos del discurso, cuyo objetivo es des-cribir los órdenes de encadenamiento de las seriesenunciativas, los esquemas retóricos y los tiposde dependencia entre enunciados. En fin, porestrategias temáticas se entiende temas o teoríasque actúan sobre todo como hipótesis heurísticas.El problema estriba en saber cómo se distribuyena lo largo de la historia, cómo "emergen" y cómose articulan a las diversas prácticas extradiscursi-vas. Con el objeto de aislar las reglas de forma-ción de las estrategias teóricas o temáticas enprincipio es necesario establecer la economía dela formación discursiva eri relación con el domi-nio no discursivo asociado. Esto es posible en dosdirecciones: en primer lugar, en cuanto al régimeny proceso de apropiación del discurso y, ensegundo lugar, en cuanto a las posibles posicionesde deseo en relación con el discurso.

De todas maneras estas reglas de formaciónse definen como esquemas de correspondenciaentre varias series temporales, que el trabajo delhistoriador deberá formular y reformular. Estosesquemas que ponen en cuestión el tema delautor," la obra y el libro no son nunca un estadofmal: "Ahora bien, lo que se analiza aquí no sonen modo alguno los estados finales del discurso,sino unos sistemas que hacen posibles las formassistemáticas últimas; varias regularidades preter-minales en relación con las cuales el estado últi-mo, lejos de constituir el lugar de nacimiento delsistema, se define más bien por sus variantes" lO.

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En este sentido el discurso se convierte en "unespesor inmenso de sistematicidades", un conjun-to estrecho de relaciones múltiples. Un tesoro degran fecundidad y valor.

ID. El enunciado y el archivo

Con el objeto de definir el enunciado, elautor impone en principio reconocer la existenciade las formaciones discursivas. Por otra parte,exige no tomar al sujeto hablante como principiode las leyes de construcción del discurso con laorganización formal que resulta. A partir de laaceptación de este presupuesto es posible formu-lar la noción de enunciado. En primer lugar, hayque tener en cuenta que para Foucault el enuncia-do no es un átomo del discurso - entendido comoelemento último que no se puede descomponer,susceptible de ser aislado por sí mismoo y capazde entrar en juego de relaciones con otros elemen-tos semejantes a él -. Tampoco se identifica con lafrase, la proposición o los actos de habla. No hayelementos necesarios y suficientes para determi-nar una unidad o estructura mínima del discurso.No tiene la existencia de un conjunto de reglaslistas para usar, ni de unos objetos cualesquieradados a la mera percepción. Para nuestro autor elumbral de existencia del enunciado coincide conel umbral de existencia de los signos, del ejerciciode la función-signo. Se trata de una función enun-ciativa que se ejerce en relación con distintas uni-dades y estructuras del campo social, con conteni-dos concretos en el tiempo y en el espacio.

La función enunciativa posee diversascaracterísticas. En primer lugar una serie de sig-nos puede ser considerada un enunciado a condi-ción de que tenga con "otra cosa" una relaciónespecífica. El correlato del enunciado será unconjunto de dominios en los cuales esas "otrascosas" pueden aparecer y donde es posible deter-minar relaciones específicas. Este conjunto dedominios, o referencial de los enunciados, com-prende leyes de posibilidad y reglas de existen-cia; válidas ambas para los objetos que en los dis-cursos se encuentren nombrados, designados odescriptos, como así también para las relacionesafirmadas o negadas. En otras palabras, el refe-rencial del enunciado forma el lugar, la condi-ción, el campo de emergencia, define las posibili-dades de aparición y de delimitación de lo que da

a la frase su sentido y a la proposición su valor deverdad.

En segundo lugar la relación del sujeto conel enunciado es problemática. En principio, ysegún la afmnación de Foucault, no se debe iden-tificar el sujeto con el autor. El objeto del análisises determinar cómo el enunciado marca la posi-ción que debe y puede ocupar un individuo paraser el sujeto del enunciado.

En tercer lugar, es necesario que el enuncia-do tenga un soporte, una sustancia, una materiali-dad que no constituya un mero suplemento 11, sinoque forme parte del núcleo intrínseco del enuncia-do. Así el ejercicio de la función enunciativa esun acto, un acontecimiento que no se puede redu-cir, ya que posee una singularidad situada y fecha-da. Esta materialidad irreductible del enunciadono es meramente sensible o cualitativa: "El enun-ciado no se identifica con un fragmento de mate-ria; su identidad varía con un régimen complejode instituciones materiales (su materialidad es delorden de las instituciones)?".

Al discurso definido como conjunto de sig-nos en tanto que enunciados se le puede adjudicarmodalidades particulares de existencia. Las leyesde estas modalidades son las formaciones discursi-vas que actúan como principio de dispersión y derepartición de los enunciados que dependen de unmismo sistema de formación. Describir un enun-ciado equivale a defmir las condiciones en que seha ejercido la función que ha dado lugar a unaserie de signos una existencia específica, no comorastro o como huella, sino como relación específi-ca con un dominio de objetos correlativos. Así estadescripción se plantea como una tarea positiva,"fuera de toda interpretación?", El valor del dis-curso no es deducible de un contenido latente quenos lleva a compromisos "antropológicos" o "tras-cendentales". El valor del discurso no se definepor su verdad, sino a partir de su capacidad d ecirculación, de intercambio y de transformación.El valor del discurso se establece como una econo-mía y administración de este "recurso raro".

El discurso como un "recurso raro" es unbien finito, deseable, útil que tiene sus reglas deaparición y de empleo, pero también de apropia-ción; que pone en cuestión la problemática delpoder en cuanto objeto de la lucha, del enfrenta-miento de las fuerzas. Por último, este conjuntode formaciones discursivas puede ser visto desdeel punto de vista del sistema general de las reglas

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y de las leyes de transformación de los enuncia-dos: el Archivo, como ley de lo que puede serdicho, a-priori histórico o episteme sobre cuyasuperficie se dispersan, entre la totalidad y ladiáspora el conjunto de los discursos efectiva-mente formulados.

IV. Conclusión

Ha sido nuestra intención establecer de unmodo general el proyecto de la arqueología comomodelo de análisis del discurso, más precisamen-te como modelo de análisis del discurso históricoen el ámbito de la historia de las ideas. Sinembargo es posible, como el autor mismo lo indi-ca, extender este modelo a otras formaciones dis-cursivas como la clínica, el hospicio, la escuela.

Pero también, cabe señalar algunas interro-gantes que no están resueltas en ei modelo arque-ológico y que, según nuestro entender son esen-ciales para la construcción de un discurso históri-co propio. En primer lugar, encontramos unaexcesiva multiplicación de los microniveles, porsupuesto necesarios, si se parte de la afirmaciónde la dispersión y la diferencia como principioontológico, En segundo lugar, y en relación conlo anterior, la imposibilidad de abordar losmacroniveles, sin los cuales serían impensableslos cambios radicales. Por lo que el devenir deldiscurso histórico se desarrollaría a partir demicrorupturas y microtransfonnaciones, inrnoti-

vadas aparentemente - los enunciados aparecen,emergen -, dotando al discurso histórico de untiempo dilatado, denso, viscoso, inconmensura-ble, "arqueológico", donde la acción de los suje-tos, al menos su voluntad de significar, quedaoscurecida, si no anulada. En fin, si relacionamoseste modelo con su teoría del poder, es posibleque debamos concluir que los problemas de laserie genética, explicativa o causal quedan fueradel discurso histórico.

Notas1. FoucauIt, MicheJ. La Arquelogía del Saber. 11

Edición. México: Siglo XXI, 1985, p. 229.2. Foucault, MicheJ. Op. cit. p. 234.3. Foucault, MicheJ. Op. cit.4. Deleuze, G. Nietzsche y la filoso/fa. Barcelona:

Anagrama. sido5. Foucault, MicheJ. Op. cit. p. 284.6. Foucault, Michel. Op. cit. p. 287.7. ldem. p. 43.8. ldem. p. 63.9. ldem. p. 90.10. ldem. p. 126.11. Derrida, Jacques. De la gramatología. México:

Siglo XXI, 1984. p.p. 37-95.12. FoucauIt, Michel. Op. cit. p. 172.

Oscar SalazarPatricias Mendocinas 643

Las Heras (5539)MendozaArgentina


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