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Asamblea de Militantes, Republica Autogobernante DIC-12-2.pdf

Date post: 01-Nov-2015
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  • ASAMBLEA DE MILITANTES POR UNA REPBLICA AUTOGOBERNANTE

    Noviembre 2012

    (SNTESIS DE ARGUMENTOS Y PROPUESTAS)

    Una tica de la autonoma y de la libertad recurre al concepto de la autoridad

    basado en la confianza. Quien ejerce la autoridad no necesita intimidar, ni

    explotar ni amenazar. La autoridad crece en la medida en que se somete

    a la crtica y el control. El concepto de poder cambia sustancialmente,

    transformndose en un poder que despierta los poderes de los actores

    sociales; por ello mismo, el poder circula, tiene carcter provisorio, reclama

    constantemente participacin activa

    Jos Luis Rebellato

    Etica de la Liberacin

    El peso de este monumento de la inteligencia humana es tal que nos ha hecho

    olvidar frecuentemente el carcter humanista (en el buen sentido de la palabra) de

    sus inquietudes. La mecnica de las relaciones de produccin y su consecuencia,

    la lucha de clases, oculta en cierta medida el hecho objetivo de que son los

    hombres los que se mueven en el ambiente histrico

    Ernesto Che Guevara

    El Socialismo y el Hombre en Cuba

  • 2Activos como siempre, encontrndonos desde la pulsin del momento, reencontrando la razn de ser dentro de un hilo laberntico de luchas autnticas, hemos hecho asamblea. En conocimiento de que nuestro norte no ha sido otra cosa que la de liberar la imaginacin poltica y luchadora de los amarres que desde el camastrn burgus del viejo Estado podri-do hacen supuestas izquierdas y derechas para someternos. Hemos estado expresando nuestra voluntad y hasta nuestro poder si vale decir-lo, que no es ms que nuestro testimonio pe-leado y ante todo nuestra poltica. Intentando corregir el mal destino de otras oportunidades de encuentro orgnico, esta amplia y distinta comunidad de afectos y quehaceres liberado-res demuestra que sigue totalmente viva si de corriente libertaria y de lucha se trata. Empren-demos nuevamente lo que toca hacer: llevar la lucha tan lejos como lo permitan nuestras facultades y hasta el lmite de la ms profun-da libertad a conquistar, lo que Aquiles Nazoa ya nombr como la Patria Buena. Ahora toca volver al simposio del debate y el entendimien-to en funcin de concretar una amplia causa comn y organizada hecha a partir de metas acordadas y asumidas con activa responsabili-dad como sitial fundamental de la unidad mo-vimiental que ahora nos toca construir.

    Esta primera sntesis es un documento abierto hecho a partir de la sistematizacin de

    las relatoras recogidas, las cuales nos dejan un saldo de poltica e identidad comn bsico y suficiente como para que estas palabras con-juntas sean el primer escaln para un debatir permanente que a su vez sirva para enrique-cer conciencias y ayudar a la formacin con-tinua de este movimiento. Nuestra identidad se forja en el acuerdo y la razn de todos, no es una ideologa envejecida en bibliotecas y sacramentos tericos, es una corriente histri-ca de sntesis libertaria y revolucionaria nues-tramericana que en todo momento est en-contrando nuevos horizontes conceptuales y nuevos retos en sus objetivos de lucha propios de lo que hemos llamado una otra poltica. Dilema complicado en que nos hemos metido cuyo camino sin embargo el proceso de rebe-lin comenzado desde el 89 deja prueba de que al menos algo sustancial hemos podido aportar (dejando de lado sacrificios, sangre, compromiso probado, que es tica de princi-pio y no banderines publicitarios): si hoy se habla de comunas, consejos de trabajadores, proceso popular constituyente... de dnde se invent todo esto que le complica la vida tan-to a los burcratas pero no pueden dejar de nombrar y reivindicar as les sirva para cap-turar ms conciencias y voluntades?... Por ello el programa revolucionario alzado como so-cialista y bolivariano es nuestro programa, el del pueblo en lucha, el del triunfo libertario,

    Introduccin

  • 3no el de los hijos de puta criollos tatarade-cendientes de las eternizadas miserias que nos han dejado cinco mil aos de civilizaciones de dominacin sobre la tierra, terminando con el monumental do de Imperios-Estados, Burguesas-Burocracias capitalistas, tratando de reproducir esta historia tristsima que los pueblos verdaderos del mundo esperamos en este siglo aproximar a su fin definitivo. Por ello mismo tiene toda la pertinencia del mundo reencontrarnos en esta ruta rebelde forjando organizacin y un ejrcito de lucha real y con-creta, que nada tiene que ver con obediencias sumisas sino con la leal disciplina forjada en el empuje del entusiasmo colectivo y la autono-ma especfica, parafreseando al comandante Durruti.

    Tomemos en cuenta por otra parte que tampoco estamos en un momento fcil. Mu-chas cosas en estos 14 de aos de gobierno estn finalizando. El caudillismo igualitario encerrado en Miraflores y sus entornos de go-

    bierno y partido estn ms que cuestionados pero sin alternativas de trascendencia fuera de ellos mismos. Por una razn sencilla: no exis-te otro poder, es decir otra poltica desde la cual el pueblo mande, construya su des-tino, forje el poder popular, obrero, campe-sino, indgena, las plataformas horizontales e interactuantes comunicacionales, productivas, educativas, defensivas, que necesitamos para construir otra repblica. Y mientras tanto el panorama internacional golpea y golpea im-perialmente a los pueblos dbiles hasta llegar a la historia ms cnica que ha vivido el ser humano. En la lista podemos estar nosotros sin duda alguna y no es precisamente este Es-tado socialista pero de corrupcin y menti-ra como todo Estado hijo de la colonizacin y lites bufunas quien va a encarar tamao enfrentamiento, por el contrario har todo lo contrario para rendirse antes de la pelea como ya lo est probando llmese Santos o Monsan-to. Por tanto reiteramos que no hay salida sino asumir el reto de poder que nos correspon-de. En ese sentido la asamblea fue lcida y lo asumi en toda su afirmacin pero tambin sus dudas y contradicciones, obligndonos a tomar prontas decisiones en sucesivas asam-bleas pero tambin a la polmica fraterna. Razn una vez ms para juntar todos los es-fuerzos y saberes posibles para construir una fuerza comn que se entregue con plena so-berana a la revolucin necesaria.

  • 41. LA POLTICA QUE DEFENDEMOS

    EN QUE SITUACION ANDAMOS

    En la asamblea efectuada reafirmamos que hemos tumbado el negocio de la cuarta repblica pero reconstruimos la misma frmula con crditos y dineros para pobres y ricos mien-tras las grandes concesiones y dinero barato de CADIVI trminan en pocas manos. El primer problema que tenemos es que el dinero del Esta-do nos divide, nos golpea organizacionalmente y volvemos a una situacin de mas de lo mismo, se recrea una clase dominante... qu hacemos como militantes?

    Es necesario ir desarrollando una pro-puesta alternativa, dice la asamblea. Analicemos a profundidad qu significa ser gobierno y nos daremos cuenta que estamos ante una circuns-tancia interesantsima donde los movimientos socio-polticos se movilizan cada vez ms en-gendrando un nuevo actor que ya poco tiene que ver con la militancia administrada por el control del Estado. La rabia al desafuero total de estas nuevas castas corporativas de Estado se desata y aparece un liderazgo popular co-lectivo que an no dispone de una alternativa comn pero desborda aparatos. Es obvio que la revolucin podra estar condenada a caer por la mala gestin y la corrupcin pero all est la fuerza de choque que nace de su propio seno. Ella, como propsito histrico que va tomando forma en los ltimos veinte aos, se desinfla por esta barbaridad que representa tal arrogante burocracia que no tiene compromiso con nada sino con los intereses de las castas gobernantes y clientelares que defiende. All esta como per-fecta prueba no solo los robos sino la asquerosa impunidad que le ha costado la vida a centena-res de dirigentes del verdadero pueblo en lucha, bajo la mirada y actitud de la mas absoluta in-

    diferencia y en muchos casos de complicidad.Sabemos perfectamente que estos secto-

    res de gobierno han pervertido hasta las misio-nes sociales hoy manejadas en muchas franjas por intereses donde hasta el fascismo prevalece ni se diga la opcin burguesa en su comn fa-chada. Eso supone de nuevo el uso de la eco-noma rentista del Estado como mecanismo de control y dominio que a la final fracasa por la desigualdades y desastres que genera: sus pol-ticas monetarias, creadora de privilegios y gran-burgueses, un clientelismo horroroso, la imposi-bilidad de multiplicar un desarrollo productivo

  • 5con nuevos modelos de produccin y vida.

    El problema entonces del poder est a la mano. Es torpe la manera en que nos hemos desligado del problema electoral y obligados es-tamos en tomar cartas en el asunto con polticas que rompan de plano el modelo corporativo bu-rocrtico y ponga en primer orden el verdadero despliegue del hacer y pensar el ejercicio de una gobernabilidad revolucionaria con el pueblo y sus dirigencias colectivas neutralizando el blo-queo de Estado y ponindolo a nuestro favor. Hasta qu punto esto implica la participacin di-recta, queda abierto el debate. Lo cierto es que el problema del poder debe tomar en cuenta no solo el poder constituyente de la base de un pueblo sino las circunstancia de goberna-bilidad interna dentro del poder constituido y como matar por dentro este monstruo de la burocracia intil y reproducindose por com-plicidades en el manejo de la chequera petro-lera. Es el reto completo para el despliegue de Otra Poltica.

    OTRA POLTICA

    Promover Otra Poltica es hacer de la poltica otra cosa radicalmente contraria a lo donde ella misma qued ahogada al restrin-girse a la toma del poder siendo territorio del Estado su nica razn suprema. Otra poltica se propone actuar directamente, liberarando la imaginacin creadora en el lugar de la pro-duccin comn -capitalismo vs comunismo-, el tiempo y el territorio donde se desenvuelven las relaciones humanas y del hombre con la natura-leza. Es una lnea vivida libremente que resiste y revienta los lazos y dispositivos de opresin generados en toda relacin entre saber y ver-dad. Ubica que es lo que vamos siendo en esa resistencia y cual es la verdad que se impone en ese camino. Por ello otra poltica es una cien-cia (un aprendizaje, una investigacin activa y abierta) y un desempeo (una creacin) rela-

    cionada directamente al saber y quehacer libe-rador de los pueblos.

    All es donde nos encontramos con el problema del hacer poltica en s, entendiendo que nos desenvolvemos bajo una poltica revo-lucionaria. La soberana del Estado heredada de las viejas monarquas europeas e imperios sub-secuentes que da continuidad al despotismo re-novndola bajo relaciones capitalistas y guerras imperialistas, tiene que ser sustituida por una so-berana de la clase trabajadora, del colectivo en lucha, de las comunidades, es decir una sobera-na popular que ya no trabaja bajo el tiempo, la razn y el espacio, de la poltica estatista. Queda definido en asamblea que Otra Poltica es en ese sentido un no-Estado vivo, con su propio tiempo, espacio y razn actuante, ese es el pri-mer lugar de la autonoma, donde cobra todo sentido decir que vamos a hacer trabajo con las comunidades territoriales, obreras, campesinas, indgenas, etc. Ellas son prioridad por que so-mos nosotros mismos en nuestra lucha comn. La contradiccin pueblo rebelde-poder consti-tuido cobra un sentido completamente distinto al de la poltica vanguardista y representativa. Hay Otra Poltica porque nosotros como pue-blo estamos en lucha y tenemos una poltica, es decir, una identidad ideolgica, una carta de lucha y un poder especfico pensado y asumido de manera organizada y concreta.

  • 6Por otro lado, podramos decir que todo

    se resume a definir los principios morales de la lucha. Decir la verdad, ser responsable (princi-pios trabajados por el anarquista ruso Kropot-kin) y libre en ella misma; es esta moralidad la que nos permite confiar, pudindonos permitir ser autnomos, la conciencia se forma en la produccin de todo este bagaje tico. Esto nada tiene que ver con la lgica moralista de la ho-nestidad en el cargo, vehculo perfecto de toda corrupcin. Como lo recordamos, simplemente no aceptamos ladrones ni sistemas de coopta-cin, es decir, de imposicin ergo de corrup-cin entre nosotros y punto. El problema es situarnos en la defensa de una verdad dicha y lu-chada explcitamente, lugar de toda autonoma plausible a la hora de crear de una conciencia libre y verdadera.

    Es soportndonos en estos criterios, que podemos mirar con mucha ms tranquilidad el problema tctico de las correlaciones de fuer-za: problemas reivindicativos y de resistencia, relaciones con ncleos y segmentos del Estado incluso de la burguesa, participacin o no en procesos electorales, movimiento de alianzas y apoyos externos. Nosotros desde un espacio y tiempo propio, las cartas de lucha que son la razn y descripcin de su autonoma, a la hora de analizar los criterios de como cam-biar relaciones de fuerza especficas se harn en funcin de favorecer esa autonoma radical jams al contrario, esa moral que nos hace ver-daderos. La pela siempre se ratifica como lucha frontal volviendo por todos los caminos con-tra el poder desptico del poder genocida, ex-plotador y burocrtico que impone el desarrollo posindustrial e imbecilizante del capitalismo del siglo XXI.

    PROCESO POPULAR CONSTITUYENTE

    Concepto para la formacin en los aos noventa de poderes locales autnomos pero fundndose a s mismos como organizaciones que iran tejiendo en todos los mbitos de la so-ciedad una otra repblica. Esto dio pie a una idea totalmente distinta de soberana popular, e incluso formulaba una estrategia central para la revolucin que ya haba comenzado desde el 89. Hoy seguimos hurgando el terreno para la construccin de poderes constituyentes que terminen de abrir paso a una nueva realidad ra-dicalmente autogobernante, diseada desde el debate multitudinario de los pueblos en lucha asumiendo una relacin mientras no se dispare abiertamente contra nosotros al menos equiva-lente con un poder constituido que reivindica el principio pero lo captura, agota y arricona.

    En lo que respecta a este proceso este po-dra ser el primer concepto poltico de lo que

  • 7ms adelante nos ha permitido hablar de otra poltica. El poder constituyente dicho en este sentido sita el ejercicio de lo poltico fuera de todo mbito de representacin donde el buen gobierno se fabrica en acto digno hecho des-de el esfuerzo colectivo del fundar un nuevo orden humano donde el poder circula jams se constituye, es decir, se jerarquiza y cristaliza en un mando externo.

    Precisamente nuestra asamblea como corriente ha sido abundante en la demanda de la activacin plena de este principio. Se habla de constituyente indgena pero tambin de una confederacin de barrios, la insistencia en un poder obrero emancipador de las relaciones que los atan a la explotacin, la fundacin en el ejercicio autogobernante local de pequeas repblicas, es decir, espacios donde produzca-mos nuestros propios medios de produccin, servicios, salud, educacin, comunicacin, de-fensa, nuestra legalidad, etc. Igual se proponen comunas de aprendizaje popular y cientfico como medio de liberacin del conocimiento. En definitiva, un territorio social, un lugar de pro-duccin, un espacio institucional, que entra en proceso constituyente es una comunidad de lucha que se inventa a s misma.

    De todas formas, sigmonos preguntando que esto no se agota aqu, qu es soberana para nosotros?, qu es lo constituyente en sus contextos y cmo prctica confrontativa per-manente? Preguntas centrales de este debate que se responden desde el contexto mismo que siempre supone comunidad y una profunda au-tonoma de conciencia. Aunque no solo basta la conciencia. El poder constituido y su lgica en pro de la acumulacin de capital funda su dominio en la ley, la armas, el monopolio de la renta fiscal, en los dispositivos estratgicos que en cada terreno de la vida y el cuerpo se utilizan en virtud de ese dominio: la seguridad, la enaje-nacin virtual, el transporte, el alimento, el urba-nismo, la distribucin y control del espacio y sus

    fronteras, el mercado de la propiedad privada, el plan de la nacin, los modelos de desarrollo, etc. Hace falta una prctica concreta que nos permita resistir y si de proceso popular constitu-yente se trata, de favorecer las condiciones para emanciparnos de ese orden de domino.

    Construir nuestra propias propuestas es el reto asambleario, actuamos desde el punto de vista de una organizacin constituyente y originaria que trabaje afectivamente en la re-solucin de necesidades conquistadas y fabri-cadas a partir de nuestro propio esfuerzo y la produccin de los recursos necesarios. Si hace falta pelear por conquistas de justicia, de igual-dad, siempre estaremos all, eso nos marca en las luchas del da a da, pero lo intrnseco al pro-ceso que nos une es la liberacin constituyente de nuestras fuerzas productivas y creadoras.

    Este punto concluye en una afirmacin para debate que pronto tiene que resolverse. No apoyamos la idea de un Estado Comunal que ahora intentarn constitutucionarlo en una nueva reforma de la Constitucin ms papel, ms trminos rimbombantes. Hablamos en asamblea de una Repblica Comunal Autogo-bernante cosa que no es solo un juego de pa-labras. Como ya lo dijeron Maritegui y Simn Rodrguez, el espacio libre a vivir y por lograr es un acto heroico, una inventiva libertaria donde est totalmente descartado un Estado que or-

  • 8dene y dirija. Adis a la burocracia dirigente y externa, atrofia de los mitos estatistas el iluminis-mo burgus y el capitalismo triunfante, reto difcil de un proceso constituyente del pueblo donde el Estado y su lgica de mando seguir estando presente mientras los pueblos del mundo no lo acaben definitivamente. Pero en el curso de esta dura y complicadsima transicin, que ya se con-vierte en genocidio inducido sobre los pueblos arbicos y africanos, all est nuestro aporte ha-ciendo todo lo que este a nuestro alcance y con los medios de lucha que sean necesarios.

    Muchas son las propuestas que derivan de la asamblea en ese sentido donde se puntualiza entre otras: trabajar el problema de barrio en for-ma de confederaciones autnomas, profundizar el poder constituyente popular extendindolo hacia la educacin, la salud, el movimiento ind-gena, la tierra. Favorecer los consejos regionales y locales de trabajadores como lnea expansiva de lo que es el trabajo y recuperacin autnoma de sindicatos y consejos de trabajadores.

    TERRITORIO, TIEMPO, PRODUCCIN Y SOBERANA POLTICA

    Se insiste en nuestra asamblea de que uno de los problemas esenciales por el cual atravesa-mos dentro de este ciclo del proceso revoluciona-rio bolivariano es el haber perdido la autonoma respecto al tiempo y el espacio en el ejercicio de nuestra propia poltica, quedando atrapados en los ciclos electorales, institucionales, incluso dentro de la tensin conspirativa que se manifies-ta permanentemente sobre este proceso. Por ello hablamos de recuperar un tiempo propio hecho en el espacio donde toca dar la pelea.

    A la hora de precisar estos elementos nos toca:

    -Ubicar la relacin articulada entre terri-torio, produccin, tierra, movimiento propio. Es la gran complejidad en que nos toca enfrentar a la hora de vernos implicados en mltiples movimien-

    tos relacionados con la lucha por la madre tierra y la realidad campesina, luchas relacionadas con la produccin y trabajadores, contextos comuna-les y urbanos, luchas territoriales e indgenas, cuya coordinacin y fusin es el prembulo indispensa-ble de toda autonoma. En ese sentido, ligados per-manentemente a la defensa de los derechos de los trabajadores, campesinos, la resistencia comunal y de la tierra en funcin de su respeto a ultranza, igualmente decimos que nuestra propia sobera-na poltica no la lograremos si no trascendemos la resistencia hacia un poder liberador producti-vo, papel esencial de la clase trabajadora en este proceso. Pasando de la crtica la tecnologa a la invencin de nuestras propias herramientas de de-sarrollo productivo paso fundamental para el de-sarrollo de nuevas relaciones de produccin. El poder constituido fragmenta la rebelin consti-tuyente integra, produce y libera.

    -Articular formas efectivas de confronta-cin a todas las violencias que nos deshacen por

  • 9todos lados en el asesinato annimo o el de diri-gentes con nombre y apellido, bajo el entendido que todo este universo de delincuencia, narcotr-fico, paramilitarismo, su promocin e influencia dentro de todo el entramado de la seguridad de Estado, agreguemos incluso la intoxicacin far-macolgica y alimentaria que vivimos a diario, hacen parte de un mismo universo de violencias al cuerpo individual y colectivo destinadas a aca-bar naciones y comunidades molestosas, resis-tentes o inservibles hasta llegar como en el caso del medio oriente al genocidio. Cmo vamos a confrontar semejantes violencias?, es un interro-gante central que queda abierto y por decidir.

    -Crear mtodos para ir resolviendo las cotidianidades de la pobreza sin desintegrarnos en las rondas de mendigos que los eventuales contactos con agentes de gobierno nos permi-ten. Retos claves de esta liberacin del espacio y el tiempo para otra poltica ya que nos ponen frente al reto de tener entre nosotros los meca-nismos y dispositivos que nos permitan resolver tanta penuria que nos rodea y al mismo tiempo determina muchas conductas de desmoralizacin y prdida de principios en que caen infinidad de compaeros y hermanos.

    -Desarrollar mapas de luchas y de movi-mientos sociales. Confrontar esto con un mapa de estrategias territoriales del imperio. Es la geopoltica territorial para el desarrollo de una repblica autogobernante, ubicada en una rea-lidad nacional y global, bien mapeada y vista en el contexto de los diversos espacios y corredores territoriales. Se trata de mirar y describir en base a nuestro propio conocimiento e inteligencia nues-tro situacin real y los movimientos necesarios para una lucha efectiva.

    -Acordar y definir nuestro calendario de reunin y accin (campaas, giras, manifestacio-nes, actos, fiestas, acciones confrontativas, con-gregaciones formativas y productivas) que no es ciclo pesado e inerte del partido u otra institucin o estructura burocrtica. Es nuestra agenda propia.

    Todos estos elementos propios para la au-tonoma del tiempo y el espacio a crear son la base de una identidad comn de organizacin as como de cada una de las cartas de lucha desde donde se podrn vislumbrar los planes y estrategias precisas para el logro de las victorias necesarias y el ejercicio concreto del gobernar y producir colectivamente contextos cada vez ms vastos y complejos. Es la idea de una mapa co-nuquero como principio para una poltica de la madre tierra, un paso hacia la socializacin de ella. El papel que puedan jugar como estrategia de creacin de comunidad los planes y tecnolo-ga de autoconstruccin. La relacin en la lucha obrera entre territorio y produccin.

  • 10PROBLEMATICA ELECTORAL

    Como es posible si nos hemos planteado una poltica del no-Estado estar participando en procesos electorales? Hay una contradiccin que debemos reconocer y resolver en favor de otra poltica y una repblica autogobernante. Pero al igual, hemos dicho que trabajamos con la gente y la gente nos dio una eleccin por los aos noventa cuando estaba planteado trabajar en funcin de una insurreccin y la tendencia co-lectiva ligada a Chvez forz poco a poco que se participe en el proceso electoral. De esa ma-nera se gano para entonces la presidencia, mo-mento clave para el derrumbe de la IV repblica. Lo importante sigue siendo la construccin de un modo de vida y una sociedad distinta. Pero aqu tambin estamos hablando de correlaciones de fuerza concretas, de situaciones que solo desde su contexto se pueden analizar, de lo contrario nos aislamos el movimiento conjunto. Y lo elec-toral como ejercicio de eleccin representativa propio de un Estado burgus no es ajeno a este movimiento, aunque formalmente enfrentemos esta forma de eleccin. Atacar la participacin por principio es tan torpe como diluirnos en un electoralismo que vaca por completo el queha-cer poltico y lo devuelve a la lgica representa-tiva burguesa.

    Este es un debate que la asamblea deja abierto con decisiones de regiones ya tomadas de enfrentar de lleno el proceso electoral como m-todo de ampliacin de los espacios de articulacin y complementar la accin constituyente del no-estado con la toma de alcaldas, posiblemente de gobernaciones, que pueden favorecer el desarrollo de una poltica dentro de un mbito concreto de correlaciones de fuerza. Pero sin duda esto es un hecho lateral dentro de un hilo central por el cual ratificamos nuestra accin en otra poltica. Lo electoral en ese sentido es un captulo ms den-tro de los movimientos tcticos propios de otra poltica, no resuelto por los momentos pero reco-

    nocido esta vez como elemento a tratar sin ningn tipo de complejo.

    Si se da el caso, se recoge en la asamblea el principio de que nuestras candidaturas deben ser legitimadas por asambleas populares y la dis-cusin del programa con este movimiento. No aceptamos candidaturas por cooptacin. Nues-tro poder y fuerza no se refleja en votos sino en una poltica. Por ello no necesita de una fuerza electoral probada para apoyar con entera inde-pendencia cualquier opcin electoral necesaria y legitimada en la base. El enfrentar de lleno el jue-go de correlaciones de fuerza no puede ser razn para legitimar toda la basura tica y poltica que el Estado corporativo y burocrtico ha dispuesto imponer, mucho menos dar apoyo a opciones de derecha que podran favorecer la autonoma fren-te al Estado y la corrupcin socialista, lo cual es pura farsa y una ilusin traidora, esto est negado por principio. Por ello se habla en la asamblea de la posibilidad de tener una tarjeta propia totalmen-te independiente y de significado muy distinto a las que conocemos dentro del partidismo chavista.

    Cmo dirigir el gasto y la accin pblica pblica hacia una opcin de inversin liberadora y no de control social y poltico? Si esto es posible entonces es la gran pregunta a hacerse a la hora de promover y poner en asamblea una determi-nada candidatura. El Estado es armas y chequeras pblicas monopolizadas como se dijo en el paro petrolero, como revertir o al menos neutralizar su

  • 11condicin de control, legitimacin del orden pri-vatista y represor sin defender ningn estatismo corporativo o liberal, es el dilema que termina de condensar este debate. Es la indicacin dejada en asamblea: reorientar el desarrollo de los medios de produccin y de vida colectiva a partir de la generacin de polticas pblicas diseadas por y desde las necesidades, potencialidades e intere-ses de nosotros como pueblo.

    PRODUCIR, TRANSMITIR NUESTRO CONOCIMIENTO

    Se empez ratificando el principio del Waam inyi irrawa, significa lo que hacemos nosotros mismos. La formacin implica un cam-bio radical del espritu y la decisin de tomar un camino que no est hecho. En ese sentido toda tarea de formacin es no reproducir la escolstica (la escuela de Churros), sin descartar la utilidad de toda forma de conocimiento conceptual y cient-fico que sea realmente til y crtico, acrecentan-do las posibilidades de comprender el mundo y actuar en su medida y posibilidad. Es siempre mejor nuestra experiencia, una ciencia propia del pueblo, como prembulo formativo que sea consecuente con el proyecto autogobernante y la necesidad de ir acrecentando la autonoma colectiva de conciencia.

    Pero estamos parados ante una situacin donde no se ha podido acabar con la escuela cl-sica soportada en una relacin alumno-maestro que cierra el conocimiento y lo restringe en defi-nitiva a las necesidades del mercado laboral capi-talista (para eso se forma maestros). Conocemos lo que ese mercado le interese que conozcamos en funcin de la cualificacin de una determina-da fuerza de trabajo. La escuela ser ms o me-nos gratuita en la medida en que ese mercado lo necesite y tenga el inters de depositar parte de sus ganancias en el sistema. La necesidad nuestra es la de una estrategia formativa al revs, que nos ensee de acuerdo a los grandes retos produc-

    tivos, culturales y polticos que el pueblo en lu-cha se ha planteado, recogiendo conocimiento desde todos los lugares donde l se fabrica.

    Se pide sanar y crear lenguaje que enri-quezca nuestra relacin con el mundo real es b-sico, palabras y discursos que impulsen un cam-bio de cosmovisin. Por ello, hay que combatir la ignorancia entendida como aquella forma de conciencia no incorpora otro elemento distinto a la propia verdad que hemos tejido desde una razn de todos, que no toma en cuenta la histo-ria vista como aquella desde la cual materialmen-te somos hoy lo que somos. No es memoria de hroes es memoria de pueblos, acumulados ex-traordinarios que nos dejaron y se regeneran hoy bajo cualquier forma de resistencia. Queda muy claro en la asamblea que necesitamos, cual sea el nombre, escuela o no, construir nuestros pro-pios centros y dinmicas permanentes de for-macin.

    Dentro de este norte la asamblea vislum-bra comenzar con tareas de talleres y seminarios donde podamos transmitir y recibir saberes, en-seanzas prcticas y tericas, empezando por el mundo geopoltico imperial en que vivimos y nuestras razones polticas en este contexto ac-tual. Forjar un sistema de educacin autnomo a todo nivel, como organizacin autnoma para la escuela en el tiempo y necesidades de la comuni-dad. Reconstruir la memoria histrica de nuestras luchas. Formacin integral poltica y de defensa.

  • 12

    LA OTRA COMUNICACION

    En ese sentido, el puente entre formacin y comunicacin en estos momentos es ms que evi-dente. Por igual, desde la comunicacin hoy en da se fabrica la informacin y la opinin pero al mismo tiempo la conciencia, el conocimiento el plano subjetivo de la vida humana, sus placeres y deseos, su identidad. El capitalismo entendi perfectamente esto desde el momento en que vio el desarrollo posindustrial de los medios y tecno-logas informticas como mecanismo para susti-tuir la cultura y hacer de la sociedad un espect-culo meditico, una cultura meditica vaca, una identidad completamente efmera. Al interno de la comunicacin se juega por tanto una lucha descomunal por recuperar nuestra palabra y la posibilidad que ella se exprese sin mediaciones, negociaciones ni miedos, fabricar nuestra infor-macin pero tambin lo que somos y queremos ser como seres pensantes.

    Sin embargo, dentro de este proceso no hemos hecho mucho. Los medios comunitarios como los han llamado en gran parte estn co-rrompidos, dependiendo del patrn que los finan-cia. De all la determinacin de buscar y producir nuestros propios recursos, utilizando la forma-cin como va donde capacitaremos a muchos de nosotros para enfrentarse a todas las fuerzas titnicas de la comunicacin corporativa pblica, privada y transnacional.

    Decimos que la gestin autogobernante debe estar basada en la praxis autnoma de los pueblos, por ello bien hacemos con empezar a gestar una plataforma comunicacional que no es una corporacin de intereses negociantes ni una organizacin en s, es un entramado siste-mtico de trabajo cada vez ms expansivo y co-laborativo al servicio pleno del pueblo en lucha, es decir, el pueblo que toma, recrea y difunde su palabra batalladora. Siguiendo esta lnea la asamblea consider urgente fusionar el proceso de construccin del sistema libre y militante de La Guarura con el propio desarrollo orgnico y mo-vimiental que podamos ir construyendo, entendi-do como nervio comn a nivel comunicacional. Apoyar sus necesidades formativas y prcticas, vislumbrar la posibilidad de una nueva editorial como expansin del mismo sistema.

  • 13PROPUESTAS FRENTE AL MUNDO

    No tena como fin esta asamblea fijar una posicin frente al problema internacional mas s estableci criterio y lneas puntuales de trabajo. Se agiganta el choque que en todos los continentes se manifiesta, para resumir, entre capital y traba-jo, entre imperios y pueblos, entre ejrcitos y gue-rrillas del pueblo. El capitalismo afronta una crisis que lo conecta ya no solo como sistema de explo-tacin sino de genocidio a los pueblos y la vida en su totalidad. Lo que es crucial a entender es que esta crisis sistmica y civilizatoria no lo condena a desintegrarse, es necesario en esta guerra perpe-tua y sin fronteras que el mismo sistema obliga, formular mecanismos de resistencia y interac-cin global que permitan hacer del principio in-ternacionalista y comunista una actividad eficaz que logre derribar estrategias terribles contra las comunidades y la vida e igualmente fomente una integracin desde abajo cada vez ms creado-ra, independientemente de Estados y las coleti-llas protocolares de sus modos de integracin y posicionamiento multipolar.

    Cuatro propuestas bsicas se hacen por los momentos: Conectar con los nuevos movi-mientos en lucha como los estudiantes chilenos, indignados, estudiantes mexicanos, etc. Des-montar el plan invasivo y destructivo del IIRSA. Definir como lucha de emergencia y supervi-vencia de la humanidad la lucha mundial contra los transgnicos y las desvastaciones mineras. Retomar y profundizar la estrategia nuestrame-ricana de lucha conjunta.

    2. EL RETO DE ORGANIZACION Y ACCION

    LA ORGANIZACION Y SU DEMOCRACIA

    La creacin de una otra poltica ligada a una serie de polticas concretas a estas al-turas necesita construir una organizacin. Or-ganizar nuestras prcticas, articularlas regional y nacionalmente, delinear estrategias, planes, campaas, acciones comunes, construir una fuerza unificada hecha sobre la mancomunidad de esfuerzos y la multiplicidad de interrelaciones internas. Debemos en ese sentido formar nues-tro propio liderazgo entendiendo que la imposi-

    cin de polticas externas venidas por lo general del entramado burocrtico se genera por falta de formacin y organizacin propia. La asamblea ha decidido abrir este debate con el fin de ir concretando el objetivo orgnico como orga-nizacin de militantes que se juegan su condi-cin de tal al interno del pueblo en luchay en la misma medida en que se ayuda a organi-zar y expandir el poder popular.

    Las lineas de trabajo y acciones comunes van produciendo y tejiendo la organizacin que es en s misma una dinmica compleja de acuer-dos. Por ello se repite en la asamblea somos lo

  • 14que acordamos, somos lo que acordamos ser y hacer. La discusin en tal sentido no se centra en si formamos un partido o una organiza-cin horizontal en s, sino en la construccin de una iden-tidad orgnica como pueblo en lucha, la cual obviamente recoge las mejores herencias libertarias de articulacin autnoma y al mismo tiem-po conscientes de que nos encontramos imbuidos en una batalla global y concreta que necesita definir espacios y dinmicas de direccin colectiva. Nos organizamos para desarrollar acrecentar y enriquecer una lucha, ga-rantizar victoria, no al revs donde la organi-zacin es una especie de estatus formal que vale por s mismo como ente independiente de la circunstancia que nos hace sujetos de una causa concreta.

    Se propone que este ser un movimien-to de militantes no de cuadros. Es una integra-cin de individuos y colectivos que toman una decisin participante. Pero qu somos como militantes?. Entre tantas palabras expuestas en asamblea en trminos genricos se dice que cada uno es un lugar donde se ejecuta una res-ponsabilidad precisa, cada quien es un traba-jador libremente asociado en esta fauna de acuerdos y coordinaciones, es un misionero de la esperanza colectiva, es un artista dedicado a la creacin de otra sociedad, es un guerrero de la emancipacin. La organizacin parte de una tica y un deseo individual bsico que en-cuentra en ella su lugar de vida y crecimiento, es un lugar que quiere vencer en la gesta libertaria, un ejrcito ms del pueblo, no es jams un apa-rato que se atraganta militantes para imponerles

    tareas, ideologas y a la final los intereses del nuevo cogollo.

    Por otro lado, esa gran interrelacin entre sujetos y sus cartas de luchas, es decir, su identi-dad poltica propia y autnoma como colectivo, necesita ir socializando una investigacin y una informacin comn del quien y el donde esta-mos y nos organizamos. Si el objetivo inmedia-to es ir armando las condiciones de una rep-blica autogobernante necesitamos entonces de inventarios y caractersticas de luchas, de co-rredores territoriales y cartas de lucha por co-rredor, colectivos y eventuales militantes, po-tencialidades territoriales. Todas estas cosas se pueden mostrar desde lo que tengamos a mano, presentadas en forma audiovisual y escrita todo lo que podamos. As tambin nos conocemos y nos hacemos de abajo para arriba, conocemos, recogemos y aprendemos de lo que es y sucede mas all de cada quien.

    La organizacin igualmente necesita de principios de decisin y delegacin. La asam-blea ratifica cuatro principios bsicos de la

  • 15democracia de la calle: dele-gacin funcional, rotacin del cargo, revocatoria del mandato, decisiones que en todo lo posible buscarn darse por consenso. Es-tos son principios que deben nor-marse en la medida en que evo-luciona y vemos con ms claridad la realidad organizativa necesaria, son dinmicas que deben vivirse y ser acatadas de manera disciplina-da, cosa que solo se aprende des-de la prctica de estos principios.

    Lo cierto es que el problema de la democracia interna y en ge-neral el problema organizacional de la revolucin ha entrado en una fase de profundo deterioro, con participaciones de vitrina, rutina de monlogo, direccin generalizada impuesta por cooptacin, criminalizacin del disenso y la resistencia a esta maldicin. Por ello necesita-mos de una organizacin que fluya abiertamen-te en su debate y decisiones, y a su vez asuma militantemente lo que se tenga que hacer resta-bleciendo la democracia original y de calle que la sigue haciendo posible.

    Retomando las propuestas de la asam-blea, en ella se deciden los siguientes puntos:

    - Acordar un nivel de articulacin comn de los colectivos presentes y ausentes de ma-nera provisoria

    - Avanzar en un inventario de colectivos y militantes por regiones y corrredores

    - Debatir la forma o carta de organizacin por territorio

    - Elegir una coordinacin nacional provisoria- Asumirnos en proceso constituyente movi-miental

    - Seguir asumiendo el smbolo de la serpien-te emplumada y los colores rojo y negro como smbolos bsicos de identidad comn

    CMO Y QU HACER

    En todo momento dentro de las propues-tas hechas dentro de la asamblea se dejaron en-trever elementos para un quehacer comn a los cuales podramos sumar muchos ms. Cmo empezar?, es lo ms complejo dentro de una historia que como corriente lo mas difcil ha sido garantizar en el tiempo todas las formas de in-tegracin y coordinacin. Estas son propuestas al ser inmediato de la lucha que recogen lneas bsicas de superacin.

    - Romper con la inmediatez, con la accin coyuntural, fomentando y fortaleciendo pro-

  • 16

    EN LA FRAGUA DE LA CORRIENTE HISTRICO-SOCIAL

    VOLVEMOS POR TODO LOS CAMINOS!

    cesos continuos y permanentes de debate y formacin... lnea de accin y cualificacin permanente- Un cambio radical del ser a partir de la formacin y la decisin de un camino que no est hecho (no es a partir de un aparato ideolgico)... lnea de reflexin y salto ha-cia adelante- La importancia de reflexionar sobre aquello que nos divide, que nos cambia o desmovi-liza, evaluando los errores estratgicos que hemos tenido. La lucha debe ser hecha por y entre iguales... lnea autocrtica e igualitaria- Romper con las luchas aisladas, fortale-ciendo la capacidad de comunicacin y articulacin horizontal y vertical entre no-sotros, incluso con quienes estemos ms alejados... lnea de ruptura con la disper-sin y el localismo- Saber cundo es coyuntura, cuando aconte-cimiento y cundo proceso. Aprender a siste-matizar estos elementos... lnea de ubicacin situacional - No caer en el error de ver las cosas como una solidaridad inmediata pobre este indie-cito. Ej: pensar una poltica indgena no es

    pensar por el indgena. Necesitamos escu-charnos a nosotros por nosotros, cuidado con el paternalismo... lnea de identidad de la or-ganizacin como parte inmediata del pue-blo en lucha - Definir mejor las categoras y claves tericas que se estn usando. Ej: las cartas de lucha... lnea de transparencia

    De estas propuestas prcticas que son parte de nuevos elementos que el propio en-cuentro colectivo produce favoreciendo saltos necesarios a la hora de encarar este nuevo reto organizativo, tambin aparece un quehacer?, cosa que la asamblea resume en una propuesta bsica:

    La Vuelta por la Revuelta, como primer ensayo de accin conjunta, integrando el tiem-po y propsitos polticos en una serie de eventos regionales y territoriales de accin, encuentro, formacin, movilizacin, segn la decisin de cada regin que permitan compartir esta expe-riencia, conocernos y actuar con colectivos en todas partes. Esta sera la primera experiencia de movilizacin conjunta a desarrollar y un modelo de integracin prctica.


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