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AW Spanish 2012-1008

Date post: 06-Mar-2016
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Reflexiones en la soledad ¿ Héroe o rebelde? 24 M ichael B. C zechowski: Publicación internacional de los adventistas del séptimo día 26 matrimonio en el cielo El libertad de 8 c onciencia La tundra por la Vol. 8 No. 8
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Reflexiones en la soledad

¿Héroe o rebelde?

24 Michael B. Czechowski:

P u b l i c a c i ó n i n t e r n a c i o n a l d e l o s a d v e n t i s t a s d e l s é p t i m o d í a

26 matrimonioen el cielo

Ellibertad

de8

concienciaLa

tundrapor la

Vol. 8 No. 8

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www.spanish.adventistworld.orgwww.adventistworld.org: Disponible en línea en trece idiomas

3 I N F O R M E M U N D I A L

3 Noticias breves 6 Informe de noticias 10 Iglesias de un día

11 S A L U D M U N D I A L

La vitamina B12

N O T A D E T A P A

16Travesía por la tundra

Carolyn StuyvesantDios le escogió una misión que ella jamás habría elegido.

8 P A N O R A M A M U N D I A L

La libertad de conciencia Ted N. C. Wilson Es tan importante que Jesús murió para

preservarla.

12 D E V O C I O N A L

El cinto de la verdad Dick Stenbakken No estamos completamente vestidos si no

lo tenemos.

14 V I D A A D V E N T I S T A

Diga lo que piensa sin perder la cabeza

Karen Birkett Green Piense, luego hable.

22 C R E E N C I A S F U N D A M E N T A L E S

La mayordomía como privilegio A. Rahel Schafer Nosotros somos sus mayordomos.

24 H E R E N C I A A D V E N T I S T A

Michael Belina Czechowski: Primera parte

Nathan Gordon Thomas Tenía un mensaje que dar, y estaba dispuesto

a darlo aunque la iglesia no lo apoyara.

21 E S P Í R I T U D E P R O F E C Í A

Apoyémonos en el Señor

26 R E S P U E S T A S A P R E G U N T A S B Í B L I C A S

El matrimonio en el cielo

27 E S T U D I O B Í B L I C O

La voluntad de Dios

28 I N T E R C A M B I O D E I D E A S

D E P A R T A M E N T O S

Publicado por la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Vol . 8 No. 8

2 Adventist World | Agosto 2012

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Tres jóvenes adventistas de Moldavia y otro joven músico fallecieron el 1 de junio pasado cuando el pequeño autobús en el que viajaban colisionó con un camión cisterna en una ruta rural. El conductor del camión también falleció.

Las fallecidas son Tatiana Catana y Viorica Ciobanu, dos jóvenes músicas y Olga Jentimir, esposa de uno de los músicos y madre de otro. Su hijo Andrei Jentimir también viajaba con ellos y sufrió las fracturas de un brazo y una pierna, entre otras lesiones. La tragedia también se cobró la vida de Artur Barba, un jovencito de doce años que no era adventista pero que integraba la orquesta.

Las víctimas pertenecían a la iglesia adventista de Ivanovca Noua (Moldavia), y regresaban de un funeral llevado a cabo en la ciudad de Laloveni.

El 5 de junio, una multitud de 1500 personas se reunió en el templo adventista de Ivanovca Noua para asistir al funeral de estas víctimas. Los músicos de la aldea vecina de Singerei Noi también saludaron a las víctimas.

Un equipo de rescate y ocho ambulancias llegaron al lugar del accidente y transportaron a once heridos hasta el hospital. Cuatro de ellos permanecen con pronóstico reservado. El país quedó atónito por la gravedad del accidente, y los medios cubrieron todos los detalles del evento durante varios días.

La República de Moldavia es un estado mediterráneo de Europa Oriental ubicado entre Rumania, al oeste, y Ucrania, que lo rodea por el norte, este y sur. El país tiene unos cuatro millones de habitantes y, según las estadísticas de la Iglesia Adventista, cuenta con unos 10.700 miembros, que se reúnen en más de 150 congregaciones.–Brent Burdick, División Euroasiática y Adventist World

Israel: Estudiosos adventistas planifican el nuevo Comentario Bíblico

Más de sesenta investigadores adventistas de la Biblia se reunieron en las tierras bíblicas para integrar los pensamientos y estrategias para una nueva obra de referencia, que será conocida como el Comentario Bíblico Internacional Adventista (SDAIBC por su sigla en inglés).

El editor principal del proyecto, Jacques Doukhan, profesor de hebreo y exégesis del Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Adventista sito en la Universidad Andrews (AU por su sigla en inglés) en Míchigan (EE. UU.), especificó los tres objetivos de la conferencia. El evento se llevó a cabo en el Kibbutz Maagan, en la ribera sur del Mar de Galilea, del 6 al 11 de junio.

I N F O R M E M U N D I A L

Cont inúa en la próx ima pág ina

No hay nada más común en el mundo de la adoración y educación adven-

tistas que el hecho que nos recuerden la obligación que tenemos, los creyentes, de compartir las buenas nuevas de la salvación y redención plenas por medio de Cristo.

Antes de ingresar a las aguas bautis-males, se nos dijo cuáles eran nuestras responsabilidades como testigos del poder y amor divinos. Cuando chorreando agua, salimos de ellas, se nos instó a compartir el evangelio. Desde entonces, en cientos de sermones hemos escuchado el imperativo bíblico de «ir y hacer discípulos a todas las naciones» (Mat. 28:19).

Hemos enmarcado la tarea de compar-tir las buenas nuevas como una respuesta obediente a una orden. Por ello, hemos invertido en seminarios de capacitación, ejercicios de ayuda y sesiones prácticas, para que lo que suele parecer una tarea ingrata se vuelva más tolerable.

Sin embargo, el cristianismo bíblico poco sabe de este sentido de pesada obligación que, al igual que el escolar men-cionado por Shakespeare, «cual caracol se arrastra hacia la escuela». Un gozo irrefre-nable llena las páginas del Nuevo Testa-mento: vemos que para esos creyentes era más difícil estar en silencio que hablar del Nombre que está por sobre todo nombre.

¿Dónde se encuentra la diferencia? En que estaban compartiendo un encuentro personal que habían tenido con Cristo: las palabras de admiración, alabanza y testi-ficación fluían de ellos como «una fuente de agua que [salta] para vida eterna» (Juan 4:14), tal como lo había prometido. Estaban festejando una amistad con el que había hecho posible todas las cosas, inclui-da la testificación.

Al leer los asombrosos artículos sobre la testificación en esta edición de Adventist World, lo invito a orar para encontrarse con ese Salvador que quiere renovar la historia que usted tendrá el privilegio de compartir. Ninguna técnica de seminario,

ninguna memorización es por lejos tan convincente como el testi-

monio que comienza diciendo: «Déjame que te cuente lo que Cristo ha hecho por mí».

«No me pidan que me calle»

Jóvenes músicos adventistasfallecen en accidente

Moldavia:

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«Estamos aquí –dijo Doukhan– para disfrutar de los lugares por donde caminó Jesús, probando una vez más la tierra de la promesa. También estamos aquí para pensar, reflexionar y clari-ficar las respuestas a preocupaciones hermenéuticas y metodológicas de nuestro proyecto. Por sobre todo, no buscamos solo encontrarnos entre nosotros, sino reconectarnos con Dios, quien es y será la realización de nuestros mejores sueños».

Doukhan presentó al comité ejecu-tivo que planificó y administrará el pro-yecto, a saber, los profesores Fernando Canale, Richard Davidson, Jiri Moskala, Teresa Reeve y Tom Shepherd, todos del Seminario Teológico Adventista (AU); Paul Petersen, del Colegio de Artes y Ciencias (AU); Kwabena Donkor y Ekkehardt Müller, directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblicas (BRI por su sigla en inglés) de la Aso-ciación General; Ed Zinke, exdirector asociado del BRI y asesor principal de la

Adventist Review; y Scott Cady, enlace de la Pacific Press, quien publicará el nuevo comentario.

Doukhan basó su mensaje de-vocional en Eclesiastés 7:8. Más allá de la importancia indiscutible de la lingüística y la exégesis, dijo, o de la oración y el Espíritu Santo, ningún estudiante debería ignorar la impor-tancia fundamental del tiempo pasado con la Palabra de Dios para obtener una exposición apropiada del texto.

Davidson, que es el profesor de la cátedra J. N. Andrews de interpretación del Antiguo Testamento, instó a todos los estudiosos para que respeten su propia finitud y la autoridad incues-tionable de las Escrituras, recordando, al trabajar en la obra, las palabras de Isaías: «Yo miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra» (Isa. 66:2).–Lael O. Caesar, editor asociado de Adventist World, desde Israel, y el equipo de AW

Presidente de Kenia inaugura nueva biblioteca de la universidad adventista

La Iglesia Adventista fue felicitada el pasado 28 de mayo por su papel ■

destacado en la promoción de la edu-cación de calidad que beneficia a los ciudadanos de Kenia y de todo el con-tinente africano. El presidente keniano Mwai Kibaki hizo esas declaraciones al inaugurar la nueva Biblioteca Judith Thomas en la Universidad Adventista del África en Ongata Rongai, un suburbio de Nairobi.

«Felicito a la Universidad Adventista del África por defender una de las insig-nias de la sociedad, facilitando y promo-viendo la oferta educativa», dijo Kibaki.

El jefe de estado fue recibido por Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial, quien enfatizó el compromiso de la iglesia para equipar la institución, de manera que ofrezca una educación de alta calidad según las creencias adventistas en el contexto educativo. El encuentro tuvo lugar en el complejo Advent Hill, donde se encuentra la universidad y la División del África Centro-Oriental.

«La Iglesia Adventista cree y sigue comprometida con una oferta edu-cativa que enriquezca social, moral y espiritualmente –dijo Wilson–. La apertura de esta magnífica biblioteca es un testimonio de ese enfoque».

Al colorido evento asistieron tam-bién administradores locales, políticos y miembros del gabinete, entre ellos,

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PANEL DE ESTUDIOSOS: Miembros del panel en el primer día de la conferencia de planificación del nuevo Comentario Bíblico Internacional Adventista, reunidos en la región de Galilea (Israel). De izquierda a derecha: Ranko Stefanovic, Gerald Klingbeil, Roy Gane, Jacques Doukhan.

El presidente keniano Mwai Kibaki se dirige a los presentes en la inauguración de la Biblioteca Judith Thomas, de la Universidad Adventista del África. Lo observa Ted N. C. Wilson (derecha), presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista.

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Sam Ongeri, ministro de Relaciones Exteriores que además es anciano de la Iglesia Adventista; Margaret Kamar, ministra de Educación Superior; y el parlamentario George Saitoti, que también es ministro de Seguridad Interna. (Trágicamente, Saitoti sufrió heridas fatales en un accidente de helicóptero unos pocos días después del evento).

La piedra fundamental de la nueva biblioteca de tres pisos fue puesta en 2005 por el entonces vicepresidente de Kenia Moody Awori. El primer millón para su construcción fue donado por la filántropa estadounidense Judith Thomas. Otro millón provino de un proyecto editorial especial iniciado por el fallecido James Cress, por entonces secretario de la Asociación Ministerial de la iglesia mundial. La Asociación General proporcionó el resto del financiamiento hasta alcanzar los seis millones de dólares necesarios para completar el proyecto.

La biblioteca incluye un Centro de Investigación White, que albergará libros relacionados con la herencia adventista y un Centro de Herencia Africana, que contará con libros, obras de arte, objetos culturales y otros materiales para contribuir con las investigaciones sobre África.

«La biblioteca está suscripta a nume-rosas bases de datos en línea que brindan acceso a textos completos de miles de publicaciones periódicas y libros, para favorecer así la investigación de los alumnos», dijo Brepong Owusu-Antwi, vicerrector de la institución.

También está equipada con conec-tividad a Internet por fibra óptica, lo que permite el acceso inalámbrico en todas las áreas del campus, para infor-mación y recursos.–Milton Nyakundi, Centro de Medios Adventistas, desde Ongata Rongi (Nairobi, Kenia)

Expresidente de la Asociación General es condecorado en Noruega

Fue un encuentro de amigos de larga data: el pastor Jan Paulsen, un adventis-ta noruego, el embajador Knut Volle-bæk y Ole Christian Kvarme, obispo de Oslo de la Iglesia Luterana de Noruega, dos líderes cívicos.

En el feliz encuentro del 2 de junio pasado Paulsen, expresidente ya jubila-do de la Asociación General, recibió la Orden Real al Mérito de Noruega, una de las mayores condecoraciones dadas a los civiles en ese país. Esta condeco-ración fue presentada por Vollebæk en nombre del rey Harald V de Noruega. La Orden al Mérito fue fundada en 1985 por el rey Olav V, padre del actual

monarca, y es entregada a noruegos o extranjeros en reconocimiento por un servicio distinguido en beneficio de No-ruega o en servicio a la humanidad.

Paulsen habló durante un programa vespertino en la Asociación de Noruega Oriental de la Iglesia Adventista, en el Colegio Superior Intermedio Noruego, contando que el palacio real justificó el nombramiento de comandante de la Orden por su «servicio a favor de la humanidad».

«Lo importante es lo que hemos hecho por nuestros prójimos», dijo Paulsen, y parafraseó las palabras de Jesús en Mateo 25: «Estuve en la cárcel, y no me visitaron; luché contra el HIV/SIDA; ¿por qué me rechazaron?» Paulsen expresó entonces lo que bien podría ser considerada la filosofía de su ministerio:

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CONDECORADO: Jan Paulsen flanqueado por el obispo Ole Chr. M. Kvarme (izquierda) y por el Alto Comisionado de Minorías Knut Vollebæk, después de recibir la Orden Real al Mérito de Noruega en el programa vespertino de la Asociación de Noruega Oriental el pasado 2 de junio de 2012, en el Colegio Superior Intermedio de Noruega (Tyrifjord Videregående Skole).

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«Servir a Dios no tiene que ver con lo que decimos, sino con como trata-mos a los demás».

Mark Finley, quien fue hasta su jubilación vicepresidente de la Iglesia Adventista mundial, representó a la Asociación General en la ceremonia. Allí leyó una carta de Ted N. C. Wilson, actual presidente de la iglesia, donde agradeció a Paulsen por su destacado liderazgo. «Su compromiso ha inspirado a la iglesia en su misión de revelar el carácter amante de Cristo a todas las personas», expresó la carta.

El obispo Kvarme, uno de los que apoyó la nominación de Paulsen, conoció al líder adventista durante el diálogo bilateral entre la Fundación Luterana Mundial y la Iglesia Adven-tista, que se llevó a cabo entre 1994 y 1998. Kvarme y Paulsen formaban parte de sus respectivas delegaciones.

«Esas consultas nos unieron y for-maron nuestra amistad», dijo Kvarme, quien destacó que Paulsen contribuyó con el desarrollo de instituciones educativas en África Occidental. Es bien conocida su contribución en el desarrollo de la Universidad Babcock, de Nigeria, una universidad adventista muy respetada no solo en ese país sino en toda la región. El obispo también mencionó la iniciativa de Paulsen de establecer una respuesta adventista a la epidemia del HIV/SIDA, mediante la creación del Ministerio Internacio-nal Adventista del SIDA, con sede en Sudáfrica, y la cooperación adventista con la Organización Mundial de la Salud, en un esfuerzo por alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas.

«Usted ha ejercido un liderazgo como adventista comprometido, un devoto cristiano evangélico, y un distinguido ciudadano internacional de Noruega», dijo Kvarme.–Tor Tjeransen, Unión Asociación Noruega

A las siete de la mañana, una enfer-mera y dos empleados de la iglesia

estacionan su vehículo en un mercado callejero y acomodan mesas, instrumen-tos de plástico y dos toldos rojos.

El trío, que viste camisetas blancas con borde rojo, no vende frutas y verduras, carnes o baratijas como otros puesteros cercanos, sino que ofrece evaluaciones de salud patrocinadas por la Iglesia Adventista.

El ministerio, denominado «Esperanza sobre ruedas», funciona cinco días a la semana ofreciendo evaluaciones básicas y consuelo a los que acaso estén sufriendo problemas de salud. Debido al aumento de la obesidad, algunos se sorprenden al enterarse de que son diabéticos.

Aunque no venden nada, el movi-miento en su puesto es intenso. Durante las siguientes tres horas, decenas de personas visitan el lugar, donde pueden controlarse la presión arterial, la glucosa y el índice de masa corporal. Más tarde, el equipo visita hogares de los que pasaron antes por el puesto, para ver si las personas ya han consultado a su médico o hecho ajustes a la dieta, tal como se les sugirió.

El proyecto comenzó en febrero pasado gracias a un presente extraordi-nario. Un diezmo multimillonario que recibió la Iglesia Adventista mundial

en 2007, conocido como «diezmo extraordinario», destinó fondos para apoyar proyectos en diversas partes del mundo, en especial en la Ventana 10/40, un rectángulo geográfico del hemisferio oriental entre los 10 y 40 grados de lati-tud norte. Se estima que más del sesenta por ciento de la población mundial vive en esa región, donde menos del dos por ciento de la población es cristiana.

El año pasado, los líderes de la Iglesia Adventista de Malasia, país que pertenece a la Ventana 10/40, tuvieron la idea de establecer un ministerio médico, después de enterarse de inicia-tivas similares en Nueva York y Sídney. Algunos ministerios equipan un autobús y esperan que los interesados accedan a él, pero «Esperanza sobre ruedas», que opera desde una furgoneta, puede ingresar en mercados menores, centros comerciales e instituciones educativas.

«Estamos tratando de que se conozca la Iglesia Adventista», dice Leong Fai, presidente de la Misión Peninsular Malaya de la Iglesia Adventista, donde viven unos 5200 adventistas.

En el lugar la iglesia no es muy conocida, aun entre los que están fami-liarizados con otras denominaciones protestantes. La sede de la misión está en el suburbio de la capital, Kuala Lumpur,

Adventistas llevan «Esperanza sobre ruedas» a mercado callejero y hacen seguimiento de visitas

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Ansel Oliver, Red de Noticias Adventistas, desde Kuala Lumpur, Malasia

Malasia:Ministerio médico móvil

enfatiza la misión urbana

6 Adventist World | Agosto 2012

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que junto con sus ciudades satélites conforma la metrópolis más populosa del país (7,2 millones de habitantes).

Malasia es una nación económica-mente sólida del sudeste asiático, un importante exportador de energía, acei-te de palma y artículos de computación. La religión oficial es el islamismo, a la que pertenece un sesenta por ciento de la población. Alrededor del veinte por ciento es budista, y los cristianos suman menos del diez por ciento.

«Antes de “Esperanza sobre ruedas” muchos no conocían a la Iglesia Adven-tista, como sí sucede en Penang», dijo Fai al referirse a la isla septentrional donde se encuentra el Hospital Adven-tista de Penang, que posee una conocida panadería. En las tiendas de Kuala Lumpur es posible comprar el pan de marca «Adventista».

«Si se conoce a la Iglesia Adventista, suele ser por el pan –dijo Sunny Tan, joven pastor que es parte del equipo–. Estamos tratando, por todos los medios posibles, de llegar a la gente».

El equipo a menudo cumple tareas coordinadas con alguna de las varias iglesias adventistas cercanas, ofreciendo mensualmente una clase de cocina. En los mercados, los miembros del equipo y los voluntarios invitan a que la gente visite una de estas clases de cocina para aprender a preparar alimentos más saludables y apetitosos.

El equipo ha funcionado en este distrito por dos meses. Por lo general asisten a un mercado una vez por semana durante tres a seis meses, trabajando en diferentes lugares cinco días a la semana. Agregó que a veces encuentran que pandilleros extorsionan a los vendedores,

pero que ellos no son molestados por-que son una organización benéfica.

Cuando ingresan a un nuevo lugar, el equipo no duda en implementar una estrategia ya determinada. Un pastor los acompaña vestido como una persona más. Los clientes del mercado, que están cansados de ver a gente bien vestida que va a promocionar productos, comienzan a preguntarse qué venden. «Esta gente no vende nada –dice el pastor para calmar el escepticismo–. Pasen y reciban una evaluación de salud en forma gratuita».

«Hasta hice que mi esposa caminara con nuestro bebé por los alrededores diciendo las mismas palabras», admitió Tan.

El equipo comenzó la planificación en septiembre pasado, creando un logotipo y contratando a un diseñador para decorar la furgoneta. La inspira-ción del nombre provino de las cocinas móviles de Pizza Hut.

«Aquí tienen el popular eslogan “Hot on Wheels” (Caliente sobre rue-das), de manera que elegimos “Hope on Wheels” (Esperanza sobre ruedas), porque ofrecemos eso», dijo Christina Joseph, la joven enfermera del equipo.

Poco antes de las ocho de la ma-ñana, el tercer miembro del equipo, el instructor bíblico Ronald Longgou, comienza a abanicarse con un sujeta-papeles. La temperatura ya ronda los 30 grados centígrados, algo típico del aire húmedo tropical de la zona. Es allí cuando Sharon Pfeiffer, una malaya de 54 años, llega para su segunda visita. No es raro que la gente visite el puesto del equipo hasta seis semanas seguidas.

«Vi esto la semana pasada y me gustó como estaba armado. Me quedé tan impresionada que llamé a una amiga», dijo Pfeiffer, señalando a una china mayor que aguardaba en las cercanías y agregó que su propia familia tiene un historial de accidentes cerebrovasculares y que quiere aprender a mitigar la posibilidad de sufrir uno. ■

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PRESIÓN ARTERIAL (arriba, izquierda): En Kuala Lumpur (Malasia), la enfermera Christina Joseph toma la presión a un cliente del mercado callejero. Joseph es parte de «Esperanza sobre ruedas», un ministerio médico móvil adventista que funciona en los mercados. ESPERANZA SOBRE RUEDAS (abajo, izquierda): Sunny Tan traslada equipos desde la furgoneta de «Esperanza sobre ruedas». El ministerio opera en los mercados locales de Kuala Lumpur (Malasia). INDICADOR DE SALUD (derecha): Ronald Longgou (derecha), ayuda a medir el índice de masa corporal a un cliente de un mercado callejero de Kuala Lumpur. Este instructor bíblico es uno de los tres miembros del equipo de «Esperanza sobre ruedas», un ministerio que ofrece evaluaciones de salud y visitas de seguimiento cinco días a la semana.

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El sábado 28 de abril de 2012, miles de adventistas e invitados tuvieron la bendición de partici-

par en el III Festival Anual de Libertad Religiosa en Santo Domingo (República Dominicana), organizado por un grupo de líderes y jóvenes de la Unión Dominicana. Durante el último año, los jóvenes adventistas prepararon un programa bien elaborado con escenas bíblicas desde el Génesis hasta la iglesia del Nuevo Testamento, que enfatizó la libertad religiosa.

La libertad religiosa y la libertad de conciencia son dones de Dios, basados en la libertad de elección. Son dones importantes para todos; una parte funda-mental de nuestra tarea de dar las buenas nuevas del mayor don que es Jesús.

La libertad religiosa en una sociedad secular

Solo unos días antes del festival, participé con otras casi ochocientas personas del VII Congreso de la Asocia-ción Internacional de Libertad Religiosa (IRLA) en Punta Cana. Allí, funciona-rios, líderes religiosos e invitados de diversos países se reunieron para anali-zar y promover una mejor comprensión de la libertad religiosa y de conciencia en una sociedad secular. En un mundo en el que ciertas regiones son cada vez más seculares, los desafíos a la libertad religiosa se están multiplicando.

Los adventistas siempre han abraza-do la libertad religiosa como parte inte-gral de sus creencias, historia y misión. Pareciera que la libertad religiosa está en el ADN de la iglesia. Dado que es un imperativo bíblico, nos sentimos muy cercanos a los creyentes que la defen-dieron durante siglos de restricciones y persecuciones religiosas.

Se trata de una libertad fundamental, un derecho humano básico.1 Preserva un énfasis apropiado en las oportuni-dades personales e individuales, pero

sus enseñanzas mediante su poder. Aun sus discípulos más cercanos tuvieron la libertad de abandonarlo (Juan 6:67).

Jesús preparó a sus discípulos para que enfrentaran la persecución, pero nunca les permitió perseguir a otros o vengarse. Por el contrario, les dijo: «Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra» (Mat. 10:23).2 En lugar de usar la violencia, pidió a sus discípulos que amaran a sus enemigos, como se recuerda también en 1 Corintios 4:12, 13: «Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen, lo soportamos; si nos calum-nian, los tratamos con gentileza».

Una aproximación al secularismo

El movimiento del mundo hacia el secularismo es un proceso: el secula-rismo neutral, pragmático y moderado podría llegar a detentar un poder ideológicamente agresivo y coercitivo. Esto no significa, por supuesto, que todos los secularismos moderados se convertirán en extremistas, pero nos recuerda que la historia ilustra amplia-mente esa tendencia.

Es útil recordar que en muchas naciones occidentales, el secularismo ha sido una reacción a la centenaria

también favorece el bienestar de las sociedades y naciones. Toda vez que es honrada y protegida, aumentan la justicia, la paz y el progreso cultural.

No obstante, más allá de eso, la libertad religiosa y la libertad de con-ciencia están cimentadas en la Biblia. Es un don de Dios, nuestro Creador y Salvador. Él nos creó con la libertad de elegir (véase Gén. 2:16, 17). Es una par-te importante de la dignidad humana. Fue una expresión del gran amor de Dios, y no existe el verdadero amor sin la libertad de amar.

La firma de DiosLa libertad religiosa lleva la firma

de un Dios de amor, y juega un papel integral en el gran conflicto entre Dios y Satanás, entre el bien y el mal. En el centro mismo de Apocalipsis (capítulos 13 y 14) se describe a los poderes del mal en acción: estos oprimen, persiguen y matan a los que se rehúsan a adorarlos (Apoc. 13:14-17). En contraste, el pueblo de Dios proclama su fe en Jesús, pero no fuerza a nadie a que lo adore. Los cristianos siempre han dado testi-monio de Jesús como la verdad. Pero nadie debería ser forzado jamás a acep-tar ese testimonio. Jesús jamás impuso

Ted N. C. Wilson

libertad de

Un equilibrio entre el secularismo y la libertad de culto

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concıencıa

8 Adventist World | Agosto 2012

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dominación religiosa. Es lo que ha sucedido, con matices, en Europa, Australia y América del Norte y del Sur. En estos lugares el secularismo ha esta-do pasando de posiciones moderadas a algunas más radicales. Cuando alcanza el nivel de los gobiernos y es investido de poder político, a menudo lleva, paso a paso, a la exclusión de la religión de la esfera pública.

Este proceso, sin embargo, no es universal. En algunas partes del mundo, los esfuerzos por imponer un modelo secular de la sociedad y el gobierno han fracasado rotundamente. Esto también es una reacción, no contra la religión, sino contra el proceso de secularización.

El secularismo extremo no es irre-versible. Cuando utiliza el poder del Estado para cumplir una agenda antirreligiosa, hace reaccionar a las personas de fe. Ejemplos de secularismo agresivo son la remoción forzada de los artefactos religiosos históricos de las plazas públicas, la imposición de la práctica del aborto en las instituciones religiosas aun cuando la práctica esté en contra de la conciencia de los facultati-vos, y la cancelación de la certificación de las agencias cristianas de adopción si no incluyen como posibles padres a las

Un equilibrio entre el secularismo y la libertad de culto

parejas del mismo sexo. El secularismo no apunta solo al cristianismo. Una decisión muy publicitada de Francia requiere que las musulmanas que asisten a escuelas estatales se quiten los velos islámicos o paguen para asistir a instituciones privadas.

En estas y otras instancias, el Estado secular ya no es neutral en términos religiosos, sino que actúa en favor de un secularismo ideológico extremo que no representa la libertad religiosa.

¿Un Estado religioso, o agresivamente secular?

Algunos creyentes amenazados por el secularismo están tentados a apoyar un Estado religioso, o uno que vea la religión con mejores ojos. La historia ha mostrado que por lo general, el primer paso hacia ese objetivo es un partido religioso/político que busque consenso público para establecer un gobierno religioso.

Una vez más, podemos aprender del pasado. Por siglos la religión conformó el centro de las sociedades humanas. Era el punto de referencia para la ciencia, el arte, la filosofía, la política y la economía. No obstante, como bien sabemos, la sociedad que inspiró no fue un modelo de libertad religiosa.

Si el Estado da a la religión una posición legal privilegiada, la verdadera igualdad civil no es posible. La vida se vuelve una pesadilla para los que pien-san o poseen prácticas diferentes. Por ejemplo, ¿qué tipo de sociedad puede condenar a un ciudadano a muerte por apostasía, porque cambió de religión? ¿Una sociedad secular o religiosa? Desafortunadamente, esas violaciones flagrantes de los derechos humanos son legales en algunos países, y aun forman parte de sus constituciones o códigos penales.

Como integrantes de una minoría religiosa, los adventistas deberían mos-

trarse alertas cuando los movimientos religiosos de sus sociedades abrazan métodos políticos. La historia ha mostrado los efectos desastrosos que tiene para la libertad religiosa cuando la Iglesia y el Estado se unen.

Jesús dijo: «¡Mi reino no es de este mundo!» (Juan 18:36); ningún país sobre la tierra puede sostener que es «el reino de Dios». En el mejor de los casos, un gobierno humano puede ser un intento imperfecto de establecer la paz, protegiendo la libertad y los derechos de todos. Pero la sacralización del Esta-do instaura las raíces de la persecución. Cuando se lo endiosa, traiciona su propósito.

Una libertad fundamentalSi se me pidiera escoger entre un

Estado religioso y uno secular extremo, no podría elegir ninguno de los dos. Ambos niegan la libertad religiosa. Siempre tengo que elegir un Estado donde la libertad religiosa sea un dere-cho fundamental y posea el estatus de un derecho humano protegido.

Los creyentes pueden apoyar a un Estado secular mientras este no se oponga a los valores de su fe. Somos llamados a obedecer a las autoridades y a respetar al Estado. Pero cuando surgen conflictos entre la fe de Jesús y las exigencias del Estado, poseemos un mandato superior: «¡Es necesario obe-decer a Dios antes que a los hombres!» (Hech. 5:29).

La mayoría de las que llamamos «sociedades seculares» aún son espacios abiertos donde gente de opiniones diversas puede expresar sus puntos de vista. Este «espacio abierto» produce tensiones y, en ese contexto, los que no dicen nada se arriesgan a no tener nada que decir.

Al enfrentar la pregunta de cómo vivir en un contexto secularista (con todas sus tensiones) y seguir fieles a

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nuestros valores y creencias cristianas, tenemos que aceptar la tensión entre el secularismo y la religión como parte de una sociedad libre. Debemos aceptar los desafíos y hallar respuestas apropiadas mediante la conducción divina.

Las tensiones brindan oportunidades

Cuando surjan tensiones habrá oportunidad de compartir nuestra fe y valores. Si el secularismo ideológico se muestra intolerante y ataca nuestra fe, tenemos que defenderla con convicción. No deberíamos sentirnos intimidados o darnos por vencidos. Pero debemos hacer frente al desafío con las armas cristianas de la esperanza, entereza, perseverancia, amabilidad y amor.

Participemos plenamente en el só-lido compromiso y acciones personales que promuevan la libertad religiosa y de conciencia. Expresemos y defenda-mos nuestras convicciones de manera atractiva, con gentileza, convicción y entusiasmo. Busquemos la sabiduría del cielo para cumplir la gran tarea de ser campeones de la libertad religiosa, incorporando el apoyo de líderes cívicos y de los gobiernos, y del público en general.

Animemos especialmente a los jóvenes para que estén en constante vigilancia y acción en pro de la libertad religiosa y de conciencia para todos. Es un don divino, y es nuestro gran privilegio recibirlo y compartirlo. ■

1 Véase «La declaración universal de los derechos humanos» adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Aun organizaciones aparentemente seculares han reconocido y entronizado este derecho.2 Las citas bíblicas pertenecen a la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. Copyright © 1999, de Biblica, Inc. Usada con permiso. Todos los derechos reservados.

Sizinda, Zimbabue

A los voluntarios les llevó tres días construir la «Iglesia de un día» de Sizinda (Zimbabue). El primer día levantaron la estructura de acero, la atornillaron, y co-menzaron a trabajar en el techo. El segundo día terminaron las vigas y atornillaron el techo de metal. Pero como no habían llevado los caballetes del tejado, tres

hombres regresaron al tercer día y completaron el proyecto.

Cada día, algunos miembros lo-cales trabajaron con los voluntarios. Sin embargo, un hombre vestido de un brillante color naranja, miraba sin hacer nada desde el extremo del terreno. Así lo hizo los tres días, durante toda la jornada.

Cuando los voluntarios terminaron el caballete, dos de ellos llevaron las herramientas de regreso al camión, mientras Bobby, el tercero del equipo, se dirigía a saludar al hombre del atuendo naranja.

Después de saludarlo, el hombre preguntó:

–¿Puedo contarle una historia?–Por supuesto –respondió Bobby.–En 1964 comencé a orar para

que Dios nos ayudara a construir un templo en mi aldea. Oré cada día durante muchos años pero nada

sucedió. Entonces, en 1994, se me apareció un ángel en sueños y me dijo que pronto tendríamos un templo. Comencé a orar con más frecuencia, y comenzamos nosotros mismos a construir una iglesia de ladrillos.

»Hace tres años tuve otro sueño, que se repitió varias veces. Vi que había llegado un ángel y que estaba construyendo esta iglesia de acero para los miembros».

Robin, uno de los voluntarios, se acercó y escuchó que el hombre continuaba el relato:

«Señor –continuó–. Lo he observado a usted y a su equipo mientras construían la iglesia. Es igual al sueño».

Hubo una breve pausa mientras el hombre procuraba hallar las palabras co-rrectas. Entonces dijo:

«Usted, señor, es el ángel de mi sueño, y le agradezco. Gracias por este regalo maravilloso. ¿Puedo darle la mano, por favor?»

Mientras Bobby y Robin regresaban al camino, Bobby se enjugó unas lágrimas y dijo en voz baja: «Robin, en esta vida me han llamado de muchas maneras, pero es la primera vez que alguien me dice “ángel”».

Ted N. C. Wilson es presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista en Silver Spring

(Maryland, Estados Unidos).

«Iglesias de un día» es un proyecto en colaboración entre la Iglesia Adventista, Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASI) y Maranatha Volunteers International. Estas historias llegan hasta usted gracias a Dick Duerksen, el «narrador» de Maranatha.

COOPERAR CON DIOS: El voluntario Bobby Williams (derecha), junto al hombre que

oró para que Dios les proveyera de un templo en su aldea. RESPUESTA A LA ORACIÓN: Esta «Iglesia de un día» en Sizinda (Zimbabue) es un testimonio de la fidelidad de sus miembros.

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P A N O R A M A M U N D I A L Iglesias de un día

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califican como reemplazantes de estos.Resulta interesante que se descubrió

que los participantes lactoovovege-tarianos del actual Estudio de Salud Adventista a cargo de la Universidad de Loma Linda (California, Estados Uni-dos) ingieren más cantidad de vitamina B12 que inclusive los omnívoros; y los veganos ingieren más vitamina B12 que los pescovegetarianos (los que consu-men pescado). Dadas las diferencias hasta ahora tan pequeñas entre todos los tipos de vegetarianos, no es posible determinar si un tipo es claramente superior a los demás, aunque todos los vegetarianos superan significativamente a los omnívoros en casi todas las cate-gorías examinadas hasta el momento. Aún se están procesando los datos del estudio, y la pregunta «¿cuál es la mejor dieta vegetariana?» por el momento no puede responderse con autoridad sobre la base del estudio.

En teoría, los lactoovovegetarianos no necesitan suplementos, pero es una estrategia peligrosa ser «casi vegetaria-no» y no adoptar la precaución de la mayoría de los vegetarianos estrictos, de consumir productos fortificados con vitamina B12.

También hay una afección llamada anemia perniciosa, en la que la ab-sorción de la vitamina B12 se vuelve defectiva. A medida que envejecemos, decrece también nuestra capacidad de absorción. Hay formas de suplementos de vitamina B12 que pueden ser absor-bidos a través de la mucosa de la boca. Esta también puede recibirse por vía inyectable. Si usted ya es anciano, acaso no sea totalmente correcto concluir que su dieta es deficiente. Debe tomar en cuenta la anemia perniciosa, y ser tratado en consecuencia.

Según el Estudio Adventista de Salud 2 (AHS2), la mayoría de los lactoovegetarianos ingieren unas dos porciones de lácteos por día, lo que equivale a dos vasos de 240 ml de leche o cantidades comparables de otros productos lácteos.

Debatir sobre la superioridad de una determinada dieta vegetariana significa entrar en el terreno de las opiniones, no de los hechos. Acaso las discusiones lleguen a su fin cuando tengamos datos firmes, pero por ahora no hemos llega-do a ese punto.

En un momento cuando la obesi-dad es una epidemia mundial, como adventistas a veces nos enfocamos más en diferencias menores de nutrición en lugar de lograr que nuestros hijos hagan actividad física y reduzcan la ingesta calórica de alimentos que a menudo son altamente refinados.

El problema más acuciante de prevalencia mundial son las calorías en exceso, el ejercicio inadecuado y la abun-dancia de sal y grasas. Se recomienda un enfoque simple de alimentación que se concentre en la variedad y suficiencia de alimentos integrales y sin procesar. ■

Allan R. Handysides y Peter N. Landless

¿Está recibiendo lo suficiente?

vitaminaB12

Allan R. Handysides es ginecólogo certificado y director del Departamento de Ministerios de Salud de la Asociación General.

Peter N. Landless es cardiólogo certificado especialista en cardiología nuclear y director asociado del Departamento de Ministerios de Salud de la Asociación General.

F O T O G R A F Í A : D A V E V A S A N T

S A L U D M U N D I A LLa

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Por años he sido lactoovovegetariano; sin embargo, cuando me hice un aná-lisis se descubrió que tengo un nivel muy bajo de vitamina B12. Es verdad que solo como huevo muy de vez en cuando, pero aun así, estoy sorprendi-do. Pensé que los lactoovovegetarianos no tenían este problema.

Su pregunta es pertinente a todos los vegetarianos, y también a la gente que se siente protegida porque

consume un poco de lácteos o aun algo de pescado. El Departamento de Salud de la Asociación General recomienda una dieta vegetariana equilibrada en el caso de los que viven en una región del mundo donde abundan las frutas, los granos, las nueces y las verduras.

La vitamina B12 no está presente en la dieta exclusivamente vegetal, a menos que las verduras estén contaminadas con abono. Se suele hablar de la dieta del Edén; desafortunadamente, desde la caída no podemos disfrutar de esa dieta, y el acceso al árbol de la vida es aún una promesa para el cielo. En general, se recomienda y se acepta que los que consumen una dieta exclusivamente vegetal (llamados «veganos», o vegeta-rianos estrictos) ingieran suplementos de vitamina B12. Solo la leche de soja fortificada con vitamina B12 equivale al consumo de lácteos. Las demás no

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Si usted tuviera que describir a un centurión o a un soldado romano, ¿por dónde comenzaría? ¿Se sentiría atraído por la coraza metálica y reluciente? Acaso co-

menzaría con el característico yelmo, que tenía decoraciones de bronce y un colorido penacho. Pero en Efesios 6:10-18, Pablo comienza a describir la armadura romana/cristiana por el cinturón de la verdad: «Manténgase firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad» (Efe. 6:14).*

El cinturón romano¿Por qué Pablo comienza por el cinturón, una prenda

común y nada vistosa? La mayoría de nosotros guardamos toda clase de cintos o cinturones en el armario, o con nuestros pan-talones. El cinturón es un accesorio sumamente común, y no llama demasiado la atención. ¿Cuál es el significado de un cin-turón? Me puse a pensar en eso antes de investigar y descubrir que el cinturón militar romano, el cingulum o cingulum milita-re, era una de las posesiones más preciadas de un soldado.

El cingulum tenía más de seis centímetros de anchura, y a menudo contaba con una hebilla muy elaborada de bronce y un extremo de unos cuatro centímetros que se introducía por la hebilla. Los cintos de los soldados más jóvenes y de menor rango solían ser muy simples y sin adornos. Sin embargo, cuanto más edad y rango tenía el soldado, más trabajado y especial era su cinto. Los centuriones de mayor rango solían tener placas de bronce remachadas al cinto, que en esencia cubrían toda la superficie, con excepción de su extremo.

Los arqueólogos han excavado placas que muestran una amplia variedad de modelos y decoraciones. Algunos centu-riones de mayor rango llevaban placas grabadas que habían sido decoradas con niel, una labor sobre metales preciosos que requería rellenar los huecos del grabado con un esmalte negro de cobre y plomo fundidos con azufre, de manera de crear un patrón negro contrastante. Entonces se lijaba el bronce y el niel al mismo nivel y a menudo se cubría con plata, lo que resultaba en un patrón esmaltado de marcada belleza.

El cinturón militar romano era tan particular que por más que un soldado no portara la armadura y estuviera cubierto solo con una túnica, podía ser identificado instantáneamente por este elemento. El cinturón dejaba ver inmediatamente quién era. Cuando un soldado era obligado a realizar tareas

D E V O C I O N A L

verdad

A N T O N K U C H E I M E I S T E R

Dick Stenbakken

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Dick Stenbakken, ya jubilado, fue director de Ministerios de Capellanía Adventista. Escribe desde Loveland (Colorado, Estados Unidos).

Jesús quiere rodearnos como un sólido cinturón. verdad

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extras a manera de castigo (una medida disciplinaria de larga data), a menudo tenía que permanecer de guardia con solo su túnica, sin cinturón. La túnica era similar a una larga camisa que le llegaba a las rodillas, de manera que sin el cinturón, se parecía a la vestimenta de una mujer. Esto le causaba humilla-ción y vergüenza.Si un soldado incurría en una infracción seria, su comandante lo despojaba del cinturón, lo que significaba que el soldado ya no pertenecía a la legión y era indigno de ser considerado sol-dado. Es por ello que el cingulum era, en efecto, un elemento muy importante del uniforme del soldado romano.

Más que un accesorio No obstante, el cingulum era mucho más que un placer

para la vista. Tenía múltiples funciones esenciales y prácticas. Rodeaba la armadura, manteniéndola cercana al cuerpo y garantizando así la protección. También ayudaba a prevenir los molestos roces que se producían si la armadura estaba floja. Para que su acción fuera efectiva, había que usarlo bastante ajustado. Fíjese que Pablo habla de estar «ceñidos». No servía si tan solo era una decoración holgada. Además de ceñir la armadura al cuerpo, el cinturón también sostenía la correa de cuero que pendía del hombro y desde donde colgaba la gladius, la espada romana en su respectiva vaina. Esa correa era ajustada firmemente bajo el cinto y permitía que la espada estuviera a mano para ser usada al instante.

Cada soldado romano llevaba también una daga pequeña llamada pugio, que iba directamente sujetada al cingulum. Esta daga era usada para la pelea cuerpo a cuerpo, y ningún soldado podía estar listo para cumplir sus deberes sin llevarla amarrada al cinturón.

Los soldados de rango menor tenían de entre cinco a ocho correas que colgaban del cinturón hasta el muslo. Las correas tenían unos cuatro centímetros de anchura, y en conjunto se las llamaba escarcela. Cuando la armadura romana pasó de la cota de malla, que llegaba más o menos hasta la rodilla, a las piezas de metal sólido, que llegaban solo a la cintura, los soldados incorporaron la escarcela como peso extra para prevenir que la túnica fuera levantada por el viento y para que sirviera a manera de ancla cuando el soldado se sentaba. El valor protector real que brindaba la escarcela era mínimo,

pero su colocación poseía un valor emocional, porque estaba pensada para que los extremos de metal de las correas hicieran ruido cuando los soldados marchaban a la batalla, ofreciendo así un tipo de refuerzo psicológico.

Lecciones para nosotrosEstá claro que el cinturón romano tenía múltiples propó-

sitos fundamentales que trascendían a nuestros cinturones actuales. No es de asombrarse que Pablo comenzara su descripción de la armadura con el cinturón de la verdad. Jesús dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14:6). Imagine lo siguiente. Jesús quiere rodearnos como un sólido cinturón y mantenernos unidos en todas las batallas de la vida. Quiere ser una parte «ceñida» a nuestra vida, no estar solo adosado de manera bien suelta. Cuando le permitimos que sea nuestra verdad fundamental, podemos ser identifica-dos claramente por los demás como sus seguidores, así como se identificaba al soldado romano por su cingulum.

La verdad divina no es una mera decoración. Jesús, la verdad viviente, incorpora una utilidad práctica realista y funcional a nuestra existencia y todo lo que somos y hacemos. Él nos ayuda a estar bien equipados para enfrentar a nuestro enemigo espiritual.

Es importante recordar que el cinturón no debe ser usado como un arma que causa daño y destrucción. Por el contrario, es parte de toda la armadura que da fuerza, presteza, belleza y estabilidad a nuestra vida. Pablo mostró una gran percepción cuando comenzó su descripción con el cinturón de la verdad, y bien haríamos en colocárnoslo alrededor de nosotros todos los días.

¿Cómo está su cinturón hoy? ■

*Todas las citas bíblicas pertenecen a la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. Copyright © 1999 de Biblica, Inc. Usada con permiso. Todos los derechos reservados.

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Las relaciones familiares –en parti-cular las que se dan entre cónyuges e hijos– constituyen los vínculos

más estrechos e íntimos que tenemos. Por lo tanto, es natural que en la familia surjan conflictos. Estos pueden estallar repentinamente por cosas tan simples como una toalla que quedó tirada, o por situaciones más complejas como las financieras. Más allá del origen, existe el potencial de que un desacuerdo alcance niveles explosivos.

Aunque en ocasiones los conflictos son precursores de disfunciones fami-liares, separación y aun divorcio, son también un elemento inevitable de la existencia humana. Por lo tanto, es difícil creer a los que dicen: «Jamás discutimos; siempre estamos de acuerdo en todo». Los que afirman algo así son motivo de preocupación, dado que acaso una o ambas partes estén suprimiendo sus verdaderos sentimientos con tal de «con-servar la paz». El peligro es que si estos individuos reprimen continuamente sus emociones, el resultado final será mucho peor que si enfrentaran adecuadamente los problemas cuando estos se producen.

Solemos ver los conflictos como algo negativo, por lo que hacemos todo lo posible para evitarlos. Sin embargo, los conflictos tienen algunos aspectos posi-tivos que, de encararse en forma correc-ta, pueden hacer que estos «baches en el camino» fortalezcan las relaciones.

Aspectos positivos de los conflictos

1. Los conflictos presentan más de una perspectiva de una determinada situación, lo que puede llevar a mejores soluciones.

2. Los conflictos pueden ayudar a conocer los sentimientos de un cónyuge u otros miembros de la familia, creando así una mejor comprensión mutua.

3. Cuando se formula y expresa con libertad un punto de vista, los conflictos ayudan a desarrollar la confianza propia y el conocimiento de uno mismo.

4. De enfrentarse adecuadamente, los conflictos pueden revelar maneras

actitudes malsanas e inútiles:1. Aplicar nombres injuriosos a la

otra persona.Esto transforma la discusión en

un ataque personal en lugar de ser un intento maduro de enfrentar y resolver los problemas.

2. Caer en la histeria.En lugar de discutir el problema

con calma, el individuo histérico adopta conductas destructivas, tales como ame-nazar, culpar, gritar, fastidiar y mostrarse a la defensiva. Esto solo sirve para alienar a la otra parte y empeora la situación.

3. Recurrir al pasado.Traer a colación ofensas del pasado

solo sirve para elevar la tensión y puede sacar de foco la discusión, lo que nos aleja de una posible resolución al conflicto actual.

Karen Birkett Green

Cómo resolver conflictos de manera cristiana

Digaperder

apropiadas de resolver los problemas y dar el mensaje de que es normal mostrarse en desacuerdo.

5. Cuando los conflictos son enfrentados y resueltos, brindan un sentido de realización, comprensión mutua y paz. Podemos seguir adelante sin quedar anclados constantemente en temas no resueltos.

Actitudes malsanas para la resolución de conflictos

Al enfrentar desacuerdos y tratar de resolverlos, es muy fácil involucrarse en prácticas malsanas. En lugar de buscar una solución, solemos tratar de probar que nuestro punto de vista es la única solución, y esta actitud nos hace caer presa fácil de métodos malsanos de resolución. Fíjese en las siguientes

V I D A A D V E N T I S T A

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4. Efectuar generalizaciones.Cuando usamos oraciones tales

como «siempre llegas tarde» o «nunca me llamas», tenemos que detenernos a pensar si es realmente así o si estamos exagerando. El uso de generalizaciones dramáticas solo sirve para que la situa-ción se vea en forma desproporcionada.

5. Ignorar o no dirigir la palabra a la otra persona.

Rehusarse a hablar –no solo del conflicto, sino no dirigir la palabra a la otra persona– es uno de los peores errores que se pueden cometer. Esto solo enfurece a la otra persona y repri-me pensamientos y sentimientos que lo más probable es que sean liberados más adelante de manera explosiva.

6. Caer en el abuso físico.El abuso físico presenta el motivo

más serio de preocupación. Introduce una dinámica peligrosa y violenta en la relación, porque una persona se convier-te en agresora y la otra en víctima. Esto hace que el conflicto sea mucho más difícil de resolver y amenaza el futuro de la relación. Además, es inaceptable.

Un mejor curso de acción¿Cómo podemos, entonces, resolver

apropiadamente los conflictos? La reso-lución apropiada honra a Dios y respeta los derechos, opiniones y sentimientos de otros. He aquí unas pocas ideas para resolver los desacuerdos en forma ade-cuada y con éxito:

1. Defina el problema.Cuando el problema es definido con

claridad, hace que la conversación esté bien enfocada y sea productiva.

2. Escuche con atención y mente abierta.

Por lo general, en una situación de conflicto estamos tan enfocados en pro-bar nuestra posición que no logramos escuchar con atención y mente abierta lo que dice la otra persona. Así perde-mos la capacidad de obtener quizá otra perspectiva que nos ayude a solucionar el problema.

3. Haga preguntas aclaratorias.Cuando escuchamos atentamente,

usamos al hablar tienen un gran impac-to en los resultados. Las palabras suaves y consideradas calman y desarman las situaciones complicadas.

En nuestra lucha contra la tendencia de adoptar métodos malsanos de reso-lución de conflictos, la Palabra de Dios nos invita a entregarnos a Dios para tener mayor conocimiento de nosotros mismos. Necesitamos clamar junto con el salmista: «Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos» (Sal. 139:23). Las pa-labras que pronunciamos son tan solo una reflexión del corazón (Mat. 12:34). Si permitimos que Dios nos examine, él señalará en nosotros aquello que nos hiere y nos hace explotar de ira.

Hay momentos en los cuales, por cierto, los conflictos parecen insupera-bles y todos nuestros intentos de resol-verlos fracasan. En esos momentos no deberíamos sentir vergüenza de buscar el consejo de un pastor de confianza o de un consejero cristiano que pueda brindar una perspectiva imparcial de la situación. La Biblia declara: «Donde no hay dirección sabia, el pueblo cae; la seguridad está en los muchos conseje-ros» (Prov. 11:14).

Como adultos, somos responsables de la salud relacional de la familia. Nuestra manera de responder a los conflictos sirve de testimonio no solo a nuestros hijos, sino a otros. Esforcémo-nos por resolver los conflictos siguiendo el método de Dios, para así darle honra y gloria en todas las cosas. ■

Cómo resolver conflictos de manera cristiana

no hay duda de que surgirán preguntas. Las aclaraciones demuestran a la otra persona que usted realmente está escuchando y que valora su aporte.

4. Reformule lo que la otra persona ha dicho.

Una vez que haya clarificado el tema y sienta que posee una clara comprensión del punto de vista de la otra persona, reformule con sus propias palabras la opinión del otro. Esto no solo garantizará que usted entiende verdaderamente la perspectiva de la otra parte, sino que le demuestra que usted respeta lo que él o ella piensa.

5. No interrumpa.Cuando la otra persona esté hablan-

do, esfuércese por no interrumpir. Si siente temor de olvidarse lo que quiere decir, anote lo que piensa y entonces compártalo cuando sea su turno de ha-blar. Después de reformular la perspec-tiva del otro, pase a compartir la suya. A su vez, el otro individuo debería seguir los mismos pasos para comprender su perspectiva.

6. Trate a los demás con respeto.Cuando escuche y presente su

punto de vista, hágalo con respeto por los sentimientos y opiniones de la otra persona. Interrumpir, ignorar, gritar y denigrar, poco contribuyen a resolver una determinada situación.

Honremos a DiosComo cristianos buscamos honrar

a Dios en todas nuestras interacciones. A veces olvidamos hacerlo cuando tratamos con nuestras familias y enfrentamos la complejidad de las relaciones con ellos. Sin embargo, la familia es uno de los más grandes dones que Dios nos ha dado, y tratarla con amor y respeto es una forma de dar gloria a Dios. Cuando procuramos dar gloria a Dios con nuestra conducta, esto tiene un impacto positivo sobre la manera de enfrentar los conflictos.

En Proverbios 15:1 Dios nos recuer-da: «La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor». El tono y las palabras que

Karen Birkett Green es consejera y escritora independiente. Vive en Charlotte (Carolina del

Norte, Estados Unidos), donde junto con su esposo Xavier han fundado ZavKay Family Services, una organización dedi-cada a dar seminarios para fortalecer las familias y las iglesias.

Vol. 8 No. 8 | Adventist World 15

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Casi todos los días durante tres años había elevado la misma oración: «Oh, Señor, no me envíes por favor al campo misionero. No quiero ir a África, ni a India

ni a Nueva Guinea mientras sea soltera». Sí, Señor; iré si tú lo quieres, pero ojalá que no. ¿Casada? ¡Sí, por supuesto! ¡Pero no soltera! Me sentiría muy sola y, ¿quién me cuidaría? (Esto fue antes de la liberación femenina, cuando las mujeres que-rían que sus esposos las amaran, cuidaran y protegieran).

¿Qué haría yo sola noche tras noche, junto a la llama vacilante de una lámpara de queroseno? ¿Quién estaría a mi lado en momentos de peligro? Sí, sabía que Dios nos cuida. Muchas veces nos consuela, protege y ayuda, pero había observado que no siempre era así. Si alguien me hubiera preguntado si creía que él me podía cuidar, sin dudarlo hu-biera respondido: «Por supuesto que sí». Pero en el fondo, me sentía un tanto inquieta con toda la situación.

Rumbo a AlaskaCierto día recibí una carta de mi hermana Elizabeth, que

vivía en Alaska. Mi cuñado, el doctor Harvey Heidinger, había añadido unas líneas: «Si eres valiente y tienes dinero [yo no cum-plía ninguna de las dos condiciones], podemos hacer los arreglos para que hagas un viaje a algunas poblaciones del interior».

El mensaje real de la carta era que para mediados de julio dejarían la ciudad de Anchorage y que, poco después, pen-saban viajar a Oriente como misioneros por cuatro o cinco años, de manera que, si quería visitarlos, tenía que hacerlo cuánto antes.

Comencé a trabajar horas extras para ahorrar dinero y poder tomarme unos días libres. Me gustó la idea. ¿Adónde me alojaría si visitaba los poblados del interior? No tenía dinero; ¿cómo podía hacer semejante viaje sin dinero?

Pero sabía que era mi oportunidad. Mientras meditaba noche tras noche en la cama, decidí animarme a viajar al interior de Alaska. Iría tan lejos y de manera tan independiente como fuera posible, y procuraría saber qué quería Dios para mí. ¿Me cuidaría realmente el Señor?

«Sí, iré –les respondí a Elizabeth y Harvey–. No tengo di-nero y creo que no soy valiente, pero me gustaría ir al interior. Organicen cualquier cosa que les parezca bien». Sabía que el viaje sería en un avión pequeño. No me gustaban los aviones pequeños. Escribí una suerte de testamento en caso de que no regresara, limpié con esmero mi apartamento, y finalmente volé durante seis horas desde Los Ángeles hasta Anchorage.

Al llegar, Harvey me dijo: «Hemos hecho los arreglos para que vayas a una aldea. El Hospital Nativo quiere que

tundra

F O T O G R A F Í A : J E R E M Y S A U S K O J U S

Carolyn Stuyvesant

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acompañes a un bebé de regreso a su hogar. El piloto saldrá mañana viernes por la tarde. Puedes parar en Nondalton o Newhalen. Entonces quizá puedas visitar otros poblados y regresar el martes. Es un viaje gratuito, porque estás acompa-ñando a un paciente».

¿Adónde me alojaría durante esos cuatro o cinco días? Nadie parecía saberlo. Después de dormir unas horas, me levanté en una mañana nublada para empacar mis pocas po-sesiones. Una muda de ropa, una bolsa de dormir y una caja pequeña con alimentos: era todo lo que llevaría.

Comienza la aventuraA eso de las tres de la tarde comenzó la aventura. Alguien

me entregó un bebé nativo de diez meses, y una bolsa con pañales y biberones. En la espalda del bebé había una etiqueta que decía: Esther.1 También decía «neumonía», «diez meses», y «Nondalton». Pero no se trataba solamente de un bebé, sino que había además tres niños: Mary, John de diez años y Alice de nueve, todos ellos nativos.

Comenzamos a volar sobre las aguas azules y rizadas de la Ensenada de Cook. Más allá se elevaban las montañas en di-versos tonos de azul. Nubes blancas, grises y azuladas cubrían sus picos, alzándose hacia el cielo. Debajo de las nubes, las

laderas estaban nevadas. La luz solar se filtraba, proyectando sombras azules y plateadas sobre cumbres y bahías. Seguimos volando, hasta que alcanzamos la Península de Kenai, donde los abetos cubren kilómetros de marismas, y los alces chapo-tean en el lodo de la tundra.

Los niños estaban en silencio; por sobre el ruido del motor, solo hablaban para responder. Me puse a pensar en ese Dios que hizo las aguas, los abetos y el cielo. El mundo parecía sumamente ordenado allí. Me sentí culpable por estar probando a Dios. Pero quería saber. ¿Me conocía el Señor?

No pasó mucho antes de que Arnold, nuestro piloto, nos guiara otra vez por sobre el agua. Ojalá usted pudiera ver lo que vi ese día: una soledad calma, silenciosa y pacífica. Nos volvimos una vez más hacia las montañas hasta el río Newha-len, que serpenteamos por kilómetros entre los picos nevados. No se veía ni una casa, ni un camino, ni un automóvil.

Al fin aterrizamos en el agua junto a Nordalton. Unos veinte nativos se acercaron corriendo, y pude entregar el bebé y a Alice, a casi cuatrocientos kilómetros de las vías del tren o una ruta. Seguramente Dios estaba allí. Pero al ir más lejos, ¿qué haría el Señor conmigo?

Despegamos una vez más y seguimos nuevamente el río Newhalen, cruzando más abetos y más tundra hasta el Lago

tundra Reflexiones en la soledad

Vol. 8 No. 8 | Adventist World 17

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Era mi oportunidad. Mientras meditaba noche tras noche en mi cama, decidí a viajar al interior de Alaska.

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Iliamna, de más de ciento sesenta kilómetros de largo. Después de un rato, Arnold, que llevaba correspondencia y a los niños , me dijo:

–¿A dónde piensas pasar la noche?–Supongo que en una escuela o en la tundra –respondí

sin pensarlo.Aterrizamos en el agua junto a la casa del piloto, a unos

once kilómetros de la aldea Newhalen, y su esposa nos recibió con un pequeño autobús. En los alrededores había unos pocos senderos donde se podía andar.

Arnold despegó otra vez para entregar correspondencia. Su esposa Noemí me llevó a su casa. Dijo que la escuela estaba cerrada, y que no era seguro dormir en la tundra. «Quizá quieras dormir en la cabaña de huéspedes», ofreció. Aunque aún había luz, se estaba haciendo tarde, de manera que acepté gustosa la oferta.

A la hora de la cena comimos una lata de mi comida vegetariana. Toda la familia se alegró con esa alternativa en lugar de la carne seca de alce. De postre había pastel de limón. «Qué extraño –pensé–. Les gusta tanto lo que traje. ¿Sabía Dios que estaban cansados de la carne de alce? ¡Por supuesto! Y él también sabe que el pastel de limón es mi favorito. Cuando llegué ya estaba listo, aguardándome en el refrigerador».

Los niños seguían entonando fragmentos de la canción que dice: «Él tiene todo el mundo en sus manos». Seguramente Dios me está diciendo algo, pensé una y otra vez. En una maceta de la sala había un ramo de fucsias, una de mis flores favoritas. Al acostarme esa noche, pensé: ¿Qué puedo hacer para alejarme de la gente? Así es demasiado fácil. La prueba jamás funcionará porque siempre estoy con otras personas. Entonces me dormí, intranquila, y horas después me desperté, aún intranquila.

DescubrimientosDespués del desayuno los tres niños entraron corriendo.–Encontramos un nido –gritaron entusiasmados–. Ven a

verlo. Está en los juncos que sobresalen del agua.–¿Cómo vamos hasta allí? –pregunté.–Con la balsa de goma. Es cerca –explicó Kathy, de once

años. Ella, su amiga Jeannine y yo subimos a la balsa y remamos suavemente unos metros hasta un nido redondo de lodo, que se elevaba un poco sobre las aguas. Joe, de seis años, y Dick, de nueve, ya habían llegado en su balsa y pro-curaban no hacer ruido. Nos acercamos hasta ver dos huevos del tamaño de los huevos de gallina en el nido recubierto de hierbas. Un pato colimbo nos miraba desde lejos. Era tan elegante que parecía irreal.

Al regresar a la costa, vimos tres blancas golondrinas de mar que se sumergían en busca de peces mientras sus colas ahorquilladas parecían tijeretear el cielo. Un chorlo patiama-

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rillo se alejó graznando cuando sin querer lo ahuyenté del humedal. Recordé las palabras de Jesús: «Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?» (Mat. 6:26).2

El Padre cuida de las aves, sean patos colimbos, golon-drinas de mar o chorlos patiamarillos. Los niños seguían cantando: «Él tiene todo el mundo en sus manos».

Al regresar a «casa», Naomi sugirió que voláramos todos juntos a una isla para visitar a una nativa que había tenido un bebé cinco días antes. El transporte aéreo es casi la única manera de trasladarse por allí. Los niños estaban entusiasma-dos de salir.

Volamos a baja altura sobre islotes y finalmente aterriza-mos junto a un pequeño poblado. Mi hermana había enviado una caja de ropas de bebé para regalar de manera que, con significativo deleite, entregué la ropa a la madre y su hermosa bebita.

Oh Dios, tú estuviste allí en ese hermoso islote, con esa inuit3 cuyo esposo sale de pesca la mayor parte del tiempo; allí, con el bebé y los otros niños. ¡Hasta enviaste ropa para el bebé!

Aunque amenaza con llover, despegamos otra vez y ate-rrizamos junto a una playa de guijarros y trepamos por sobre los helechos y los líquenes. Si a usted lo maravillan las cosas grandes, visualice las montañas azules recubiertas de hielo del horizonte; si lo inspiran las pequeñas, imagine las flores rosadas de los arándanos a sus pies. Si lo atrae el silencio, allí lo tiene; si lo alegra la algarabía, los chorlos patiamarillos romperán ese silencio con sus ciento ocho graznidos por mi-nuto. Sí, y el viento aullará y las olas romperán contra la costa y la lluvia repicará sobre el Lago Iliamna.

Y si anhela un cántico, escuchará las hermosas voces que repiten a lo largo de la playa: «Él tiene el viento y la lluvia en sus manos. Él tiene todo el mundo en sus manos». Mis manos. Tan pequeñas. ¿Será por ello que no puedo comprender cuán grandes son las manos de mi Padre?

La tundra florecida es hermosa. Hay florecillas en forma de estrellitas blancas que crecen en la grama. Abundan los arándanos. El cornejo enano florece entre los líquenes. «Observen cómo crecen los lirios del campo», dijo Jesús hace mucho a una multitud de personas que se preguntaba qué podía hacer Dios por ellos (Mat. 6:28). ¿Se interesa realmente el Señor? ¿Sabe él que necesitamos ropa?, se preguntaban. Los presentes contuvieron el aliento. ¿Por qué Jesús les señalaba los lirios del campo, esos que nadie había plantado o tomaba en cuenta? Su melodiosa voz siguió diciendo: «No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al hor-no, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? […]. Por lo tanto, no se angustien por el mañana» (vers. 28-34).

Ahora, casi dos mil años después, podía escuchar que su voz susurraba: «Carolyn, mira cómo crecen las flores. Y no te angusties».

Pronto nos encontramos en el aire en dirección al lago y a la casa. Mientras volábamos sobre las aguas cristalinas, me sentí culpable. ¿Por qué quería probar a Dios para ver si me tenía en cuenta? Las aves, las flores y hasta las ágatas de las costas hablaban de «alguien» que nos conoce y se interesa por nosotros. Hace ya mucho inspiró a David para que escribiera: «¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? […] Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!» (Sal. 139:7-10).

No quería dudar, pero quería saber. Y sin embargo, allí, donde se sucedían las montañas en los bordes de la tundra, donde no vivía casi nadie, ¡estaba pasándola tan bien! Había procurado desaparecer pero no lo había logrado. ¡Qué Dios amable y compasivo!

Al anochecer, entre un chaparrón y otro, salí a caminar. El azul se había vuelto gris. El lago estaba picado; soplaba un viento frío; la bruma cubría las montañas congeladas. Se percibía un silencio pesado. Era un silencio confinante, que me hacía sentir lejos de allí. Agrisaba las casas. Minimizaba los juncos que albergaban el nido de los patos colimbos. Apagaba el graznido penetrante de las gaviotas. ¿Será que este era el glorioso Lago Iliamna de hace solo unas horas? Sí, era el mismo lago. Eran las mismas aves, los mismos líquenes, las mismas montañas. Este mundo gris que él tiene en sus grandes y bondadosas manos, reflexioné.

Esa noche me acosté temprano y al levantarme el día era aún más gris.

Transcurrió el día. Yo quería saber, saber con certeza que Dios realmente cuidaría de mí, sola en los lugares más remo-tos. Pero parecía descortés seguir pidiendo más pruebas.

Al anochecer, Naomi me llevó casi seis kilómetros hasta la casa de la maestra para visitarla. Era una joven vivaz cuyo esposo había salido de pesca a la costa con todos los hombres y la mayoría de las mujeres. Sus niñas, Martha y Shirley, eran tan vivarachas como su madre. «Quédate a dormir aquí –dijo Trish–. Como mis esposo no está, es tan lindo tener una visita. Me alegro que hayas venido».

El llamadoEran las 21.30 y comenzaba a atardecer cuando regre-

samos a casa de Trish. La maestra, una joven madre llena de entusiasmo era, estoy segura, una auténtica enciclopedia en relación con los problemas, pruebas, beneficios, gozos y tristezas de enseñar en una aldea inuit. Hablamos hasta la medianoche. Una de sus rubias niñitas aún tenía cicatrices de un encuentro con uno de sus perros.

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De pronto, Trish se puso de pie. «Falta un minuto para la medianoche –dijo– vayamos a ver el clima».

El gris había desaparecido. En el noreste se veían man-chones de cielo azul. Los fragmentos de nubes teñidas de carmesí nos recordaban que el sol se había puesto hacía poco y que en dos horas y media saldría nuevamente. Un silencio hermoso y espacioso; un cielo suave y hermoso; montañas heladas majestuosas en la lejanía; aves que gorjeaban en las cercanías. Había en esa medianoche un apagado entusiasmo

que ahuyentaba el sueño. ¿Por qué sucumbir al sopor? Bueno, tenía que dormir.

Para cuando subí las escaleras y me metí en la cama, los gorriones anunciaban el amanecer. ¡Gorriones a la una de la mañana! ¿Para qué dormir? Seguiría despierta y escucharía a ese pajarillo que, solitario, rompía el silencio con su canto; a ese gorrión que se anunciaba desde el enorme abeto junto a la ventana de mi habitación. Pensaría en cómo Dios ha tenido a esta criatura en sus manos durante siglos, y en cómo su brazo todavía no se ha cansado. Aún quería saber qué pensaba de mí. ¿Qué decir de Dios y yo? ¿Me permitiría el Señor saber algo más de él? Entonces hice lo que no pensaba hacer. Me dormí.

Mientras dormía, sentí como si estuviera caminando por la tundra vasta y llana. Caminaba y caminaba con una mochila sobre mi espalda. Las montañas heladas a la distancia recortaban los extremos del glorioso cielo carmesí, anaranjado y magenta. Seguía caminando. Ni una casa. Ni un automóvil. Caminé cientos de kilómetros. Cada vez más lejos. Maravilla-da por el misterio, la grandeza, el silencio. No estaba cansada; seguía caminando.

Y entonces escuché una voz un poco atrás de mí. Era una voz suave y dulce que dijo: «¡Carolyn!» Me detuve rápidamente, y al mirar hacia la izquierda vi una cruz de unos tres metros a pocos pasos del camino y, en ella, la silueta oscura de un Hombre.

¡Qué extraño que no lo vi al pasar!, pensé mientras me acercaba. El resplandor naranja del cielo encendía el paisaje. Me detuve. Estaba sola con él, con Jesús. Maravillada, esperé. ¡Qué raro que me llamara por mi nombre! ¿Estaba realmente sola con él? Miré en todas direcciones. No se veía a nadie. Solo a Jesús. Él estaba allí. Yo estaba allí. Estábamos juntos, los dos completamente solos. Con profunda ternura, me dijo: «Carolyn, yo morí por ti. Estaré contigo hasta lo último de la tierra».

Entonces me desperté. Eran las 2.00 de la madrugada. Ya aso-

maba el sol, brillante. Me quedé allí hasta las 7.00, pensando, en silencio

y maravillada, en ese Jesús que murió por mí, y que estaría conmigo hasta lo

último de la tierra. ¡Por mí! ¡Él murió por mí! Y estaría conmigo hasta lo último de la

tierra, ya fuera en África, Asia, Nueva Guinea u otro lugar. ¡Iría a todos lados conmigo!

Hace dos mil años, Jesús dijo a su pueblo: «Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mun-

do» (Mat. 28:20). Eso fue escrito para usted y para mí. ¿Por qué no lo había creído?El lunes volamos de regreso a Anchorage. Algunos

regresan de sus vacaciones con muñecos autóctonos y marfil.A mí me alcanzó con dos frases, que quedaron en mi

corazón para siempre: «Carolyn, yo morí por ti. Estaré contigo hasta lo último de la tierra».

Preciosos, preciosos tesoros del corazón de Dios para el mío.

Esto me sucedió en agosto de 1963, cuando tenía 33 años. Casi medio siglo después, me maravillo al ver cómo mi Salvador ha estado con esta mujer soltera y la ha cuidado durante diez años en el África y sus viajes que la llevaron tres veces alrededor del mundo. Si usted es soltera y se pregunta qué lugar ocupa en los sueños de Dios, confíe en Jesús. Él jamás la abandonará. Él jamás me abandonó. ■

1 Los nombres de la mayoría de los individuos mencionados en este artículo han sido cambiados para proteger su privacidad.2 Todas las citas bíblicas pertenecen a la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. Copyright © 1999, de Biblica, Inc. Usada con permiso. Todos los derechos reservados.3 Inuit es el término que se utiliza para designar a los habitantes del norte de Alaska y Canadá. Anteriormente se los denominaba esquimales.

Carolyn Stuyvesant pasó muchos años como misionera en tierras lejanas y actualmente disfruta de una jubilación sumamente activa en Loma Linda (California, Estados Unidos).

El estaba allí. Yo estaba allí. Estábamos juntos, los completamente solos.

DOS

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20 Adventist World | Agosto 2012

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Los adventistas creemos que Elena White (1827-1915) ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público. Este fragmento es una adaptación del publicado en el libro Alza tus ojos, página 145.

Elena White

Las ricas bendiciones del

cielo están dispuestas para ser derramadas como

la lluvia sobre nosotros.

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Existe una elevada norma que alcanzar; no estamos progresando todo lo que es nuestro privilegio y deber lograr. ¿Cómo es posible que usemos los talentos que Dios nos ha dado en asuntos temporales y no

en su servicio? ¿No debiéramos tener un interés mayor en las cosas eternas que en las que conciernen a nuestras necesidades temporales?

Hemos escuchado el deseo de que los esposos y las familias vengan a la verdad. Es correcto, ese debería ser un anhelo destacado. Sin embargo, ¿cumplimos con todo nuestro deber? ¿Avanzamos todo lo que debiéramos? ¿No estamos quedándonos cortos en nuestro deber de progresar? No seáis enanos espirituales. Nos agrada ver a los bebés y observar sus modales infantiles, pero nos sentiríamos disgustados si esa misma conducta con-tinuara hasta que el niño tuviera dos años de edad. Del mismo modo, el

cristiano debe crecer. Conformaos a la imagen de Cristo; no os degradéis. Sentid que estáis anclados en Cristo. Que haya solidez en las hermanas que viven solas. Evitad la frivolidad y manteneos constantemente en guardia.

Las ricas bendiciones del cielo están listas para ser derramadas como la lluvia sobre nosotros. No seáis egoístas. Para muchas personas toda la religión se reduce a: «Para mí y mi familia». No están dispuestas a salir del camino para ayudar y bendecir a otros. En ese caso, Dios no puede bendecirnos. Él nos bendice cuando dejamos de lado el yo. Desea separarnos de nosotros mismos. Todo lo que sembre-mos, cosecharemos. Si sembráis egoísmo, cosecharéis egoísmo; es decir, se os pega-rá. Apartémonos del yo y hablemos de las misericordias y bendiciones de Dios.

Sientan todas los hermanas que si no tienen un cónyuge en el cual apoyarse, pueden descansar más plenamente en Dios. Cada una de nuestras hermanas pue-de ser una misionera viviente y traer luz a las reuniones. ¿Actuamos como quienes hemos sido llamados de las tinieblas a la luz admirable? ¿O lo hacemos como si estuviéramos arrastrando un gran peso? Debemos hablar de la luz, orar por la luz, y la luz vendrá. ¡Si tan solo las mujeres de la iglesia estuvieran dispuestas a mostrar que Dios puede trabajar por su medio! Fue María la primera que predicó a Cristo resucitado […].

Las bendiciones más ricas aguardan a los que tienen los conflictos más duros, porque Cristo es una ayuda presente en los problemas. Pero debemos despojarnos del egoísmo; familiarizarnos con el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y así creceremos más y más a semejanza de Cristo, hasta que la corona de la inmortalidad sea colocada en nuestras sienes. ■

La autora de la nota de tapa de este mes sirvió a Dios como mujer soltera en varios continentes.

Apoyémonos en el

Todos podemos servir al Señor.

E S P Í R I T U D E P R O F E C Í A

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Cuando los cristianos escuchan la palabra mayordomía, muchos la asocian con la imagen de un Dios que exige el diez por ciento de los ingresos. Es verdad

que Dios espera el uso responsable del dinero que nos da, pero la imagen bíblica de la mayordomía es más amplia y mucho más positiva. El año sabático de Levítico 25 abarca los recursos ambientales, el dinero/las posesiones, y el tiempo/las oportunidades, mostrando así los principios de mayordo-mía que deberían impregnar nuestras vidas y corazones. A continuación se presentan varias facetas importantes de la mayordomía bíblica:

1. Nuestra responsabilidad primaria es cuidar de la tierra: «La tierra guardará reposo para Jehová. Seis años sembrarás tu tierra […]. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová […]. No segarás lo que de por sí nazca en tu tierra segada» (Lev. 25:2-5).

La orden del año sabático comienza con un recordatorio de que los humanos tienen que cuidar de la tierra. Hemos sido creados a imagen de Dios, y somos el punto culminante de la creación, pero nuestro propósito no es exaltarnos a nosotros mismos y abusar de los recursos ambientales enco-mendados. En efecto, los humanos tienen que actuar como representantes de Dios en la tierra, gobernándola como lo haría él si estuviera en nuestro lugar. Los verbos hebreos de Génesis 1:26-28 no nos otorgan licencia para abusar de la creación, sino que exigen un gobierno justo y sabio. Génesis 2:15 reitera este principio de mayordomía ambiental al usar, para referirse al cuidado del jardín por parte de los humanos, verbos hebreos que suelen estar asociados con el cuidado sacerdotal del templo.

Jesús nos dice que cuidemos de los animales necesitados, aun cuando para hacerlo tengamos que realizar tareas en sába-do que se consideran trabajo (Mat. 12:11; Luc. 13:15; 14:5). Los seres humanos son responsables del estado de la tierra y de todas las criaturas que viven en ella (Rom. 8:19-22; Apoc. 11:18).

2. Las personas (y los animales) son más importantes que las ganancias: «Aun en descanso, la tierra te dará de comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado y al extranjero

que habite contigo. También a tu animal y a la bestia que haya en tu tierra, servirán de alimento todos sus frutos» (Lev. 25:6, 7).

El año sabático no solo implica descanso para la tierra, sino que lo que esta produzca ese año tiene que ser dado a los necesitados u oprimidos, incluidos los animales. Por ello, ayudar a los pobres es mucho más importante para Dios que ganar dinero o acumular posesiones. Según Deuteronomio 26:12-14, había que dar los diezmos inclusive a los pobres y a los que tenían hambre.

Jesús reitera la intención transformadora de la ley en Ma-teo 23:23, cuando expresa que la justicia y la misericordia son inseparables de un diezmo aceptable. Pablo insinúa que no deberíamos volvernos indigentes para ayudar a los indigentes, sino que deberíamos dar tanto como podamos, no solo lo requerido (2 Cor. 8:12-14).

3. En este mundo, cualquier ventaja es solo temporaria: «Quizás os preguntéis: “¿Qué comeremos el séptimo año, ya que no hemos de sembrar ni hemos de recoger nuestros fru-tos?” Yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años» (Lev. 25:20, 21).

El año del jubileo era un tipo de año sabático especial, cuando se liberaba a los esclavos y se devolvía la tierra a su due-ño original. Pero en ese año, más que en cualquier año sabático típico, todo el que vivía de la tierra acaso estaba preocupado pensando cómo sobreviviría ese extenso período sin actividad agraria. Por ello, Dios les recuerda a los israelitas que él ha pro-metido bendición y sustento a los que son fieles, siguiendo sus leyes y permitiendo que la tierra repose. El lenguaje usado es similar al de Malaquías 3:8-12, donde Dios promete derramar sus bendiciones sobre todos los que le devuelvan sus diezmos fielmente. Confiar en Dios también implica renunciar no solo a las posesiones y el dinero propios, sino también el tiempo y las oportunidades de progreso (abstención de practicar la agricultura, liberación de los esclavos, devolución de tierras adquiridas, prohibición de la usura/el soborno).

En el Nuevo Testamento, la iglesia comprendió el valor de estos principios del jubileo, y procuró aplicarlos en todo momento, al compartir todo lo que tenían, ayudar a los

MAYORDOMÍAN Ú M E R O 2 1

C R E E N C I A S F U N D A M E N T A L E S

La«Del Señor es la tierra y su plenitud»

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necesitados y apoyar el fin de la esclavitud (Hech. 2:42-46; 4:34, 35; 5:14-16; Gál. 3:28; Col. 3:11; Fil. 15-17).

4. En realidad, todo lo que tenemos pertenece a Dios: «La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es» (Lev. 25:23).

Si bien es importante detallar los requerimientos de la mayordomía en relación con el medio ambiente, el dinero, las posesiones, el tiempo y las oportunidades, el principio más esencial es que Dios es dueño del mundo y todo lo que está en él. Solemos pensar que solo tenemos que entregar el diezmo a Dios (Lev. 27:30), pero en realidad, todo lo que tenemos le pertenece (Sal. 24:1; 1 Crón. 29:14). En efecto, aun nuestros cuerpos son de él, porque estamos unidos a Cristo y hemos sido comprados por su sangre (1 Cor. 6:15-20).

5. La mayordomía es el llamado último para regocijarse en la redención: «Temed a […] Jehová, vuestro Dios», que os sacó «de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán y para ser vuestro Dios» (Lev. 25:17, 38).

En realidad, somos privilegiados de practicar la mayor-domía. Deuteronomio 14:22-29 nos manda regocijarnos al llevar los diezmos/los presentes a Dios. Porque diezmar es en verdad eso: dar a Dios lo que él nos ha confiado, lo que nos infunde un espíritu de agradecimiento y deleite en el Dios que nos redimió de la destrucción y que nos ha prodigado tantos buenos dones.

Asimismo, Dios nos pide que usemos estos dones para el progreso del evangelio y la asistencia a los necesitados. Nuestra gratitud por la redención lleva a otros hacia la misma redención, esparciendo las buenas nuevas y apresurando el regreso de Cristo. Así como los diezmos sostenían a los sacer-dotes del Antiguo Testamento (Núm. 18:26; 2 Crón. 31:4-6), nuestro apoyo a los que ministran el evangelio equivale a apoyar al mismo Dios (2 Cor. 8; 1 Cor. 9:8-14), y deberíamos regocijarnos por tener ese privilegio (Rom. 15:26).

Hace poco tuve que recorrer la ciudad de Chicago. Al ver tanta gente sin hogar y sufriendo, he recordado cuán rica soy y cuántas bendiciones he recibido. Sin embargo, aunque perdamos nuestros hogares y posesiones, los cristianos somos ricos en las cosas de Dios. Somos mayordomos de nuestro tiempo y oportunidades, y debemos dar cada momento al Salvador que lo dio todo por nosotros. ■

A. Rahel Schafer es profesora asistente del Departamento de Religión de la Universidad Andrews, en Berrien Springs (Michigan, Estados Unidos). Ella y su esposo Kirk disfrutan

de caminar por las montañas con mochilas, y colaborar como líderes de jóvenes de la iglesia.

MAYORDOMÍA como privilegio

Somos mayordomos de Dios, a quienes él ha confiado tiempo y oportunidades, capacida-

des y posesiones, y las bendiciones de la tierra y sus recursos. Somos responsables ante él por su empleo adecuado. Reconocemos que Dios es dueño de todo mediante nuestro fiel servicio a él y a nuestros semejantes, y al devolver los diezmos y al dar ofrendas para la proclamación de su evangelio y para el sostén y desarrollo de su iglesia. La mayordomía es un privilegio que Dios nos ha concedido para que crezcamos en amor y para que logremos la victoria sobre el egoísmo y la codicia. El mayordomo fiel se regocija por las bendiciones que reciben los demás como fruto de su fidelidad. (Gén. 1:26-28; 2:15; 1 Crón. 29:14; Hageo 1:3-11; Mal. 3:8-12; 1 Cor. 9:9-14; Mat. 23:23; 2 Cor. 8:1-15; Rom. 15:26, 27).

M A Y O R D O M Í ALa

A. Rahel Schafer«Del Señor es la tierra y su plenitud»

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Al comienzo los cristianos del adveni-miento lo apoyaron, sin saber que él aceptaba sus fondos mientras procla-

maba las doctrinas adventistas.En 1856, las reuniones de evangelización que

Jaime White organizó en Perry’s Mills (Nueva York, Estados Unidos), llamaron la atención de Michael Czechowski. Fue bautizado al año siguiente en Findlay (Ohio) y entonces, este ex sacerdote y revolucionario comen-zó una extensa carrera como predicador que su iglesia en ocasiones se mostró reacia en apoyar. Los historiadores están divididos. ¿Fue Czechowski un obstinado rebelde, o un héroe nacional polaco que perteneció a la Iglesia Adventista?

Un inquieto sacerdoteCzechowski nació en Polonia en septiembre de 1818

y estudió hasta 1835 en la importante ciudad meridional de Cracovia. Cuando el elocuente sermón de un sacerdote franciscano cimentó su resolución de trabajar para la iglesia, ingresó al monasterio franciscano de Stopnica, el primero de varios donde estudiaría. Sin embargo, un tiempo después de ser ordenado en Varsovia, la capital del país, se convenció de que la supuesta devoción de los clérigos era mera hipocresía. Czechowski comenzó a participar en movimientos nacionales de reforma, y apenas logró escapar al arresto de las autorida-des rusas que ocupaban esa región de su país natal.

En octubre de 1843 decidió visitar Roma para quejarse de la corrupción sacerdotal. Llegó allí un año después, pero su visita al papa Gregorio XVI no produjo muchos resultados. Viajó a París, donde vio que los clérigos franceses no eran muy diferentes de los polacos. Las repetidas desilusiones con los seres humanos lo ayudaron a confirmar su compromiso con la conducción divina por medio de la Biblia. Su agitación en busca de la integridad social, sus clases de estudio de la Biblia, la reforma de temperancia y los grupos de ayuda social difícilmente podían agradar a aquellos que veían interrum-pidas sus prácticas egoístas. Después de alrededor de un año, fue encarcelado por sus actividades políticas.

Cuando fue liberado, Czechowski viajó a Londres para vivir con amigos que lo protegían. No obstante, pocos meses después regresó a París para trabajar por los emigrados polacos. Una vez más se involucró en actividades políticas, mientras sus compatriotas de Polonia sufrían bajo los poderes de partición ruso, prusiano y austríaco. El indomable clérigo organizó inclusive un «ejército de liberación» para liberar a Polonia pero, al igual que otros esfuerzos naciona-listas polacos de ese período, su levantamiento fracasó miserablemente. Regresó a París y trabajó hasta julio de

1849, cuando algunas autoridades religiosas lo expulsaron por ser perturbador de la paz.

Cambio de votosEn cuestión de meses, Czechowski cambió sus votos de

celibato por los del matrimonio. En septiembre de 1850 re-nunció al sacerdocio, y en octubre contrajo matrimonio con Marie Virginia Delavouet. Se mudó a Londres para escapar de la persecución, y entonces, con su esposa, se embarcaron a Nueva York, adonde llegó en 1851. Era una tierra libre y feliz donde ya no tendría que preocuparse por sus ex perse-guidores. En ese continente viviría y trabajaría durante los siguientes trece años. Con solo cuatro dólares, salió a buscar y encontró trabajo en Nueva Jersey después de tres días, en una fábrica de ladrillos. El trabajo largo y pesado fue demasiado para él. Unos amigos le prestaron dinero para que llegara hasta Montreal (Canadá), donde comenzó a trabajar como encuadernador, una labor menos agotadora. Czechowski tenía preparación en ese oficio. En tres meses adquirió su propio negocio, pero en 1852, un incendio destruyó parte de la ciudad. Entonces la Sociedad Misionera del Hogar Bautista lo invitó a trabajar entre los francocanadienses del Condado Clinton, en el norte del estado de Nueva York. Estaban orgu-llosos de tener a este hombre educado, que consideraban de nacimiento noble, que hablaba siete idiomas y predicaba con

F O T O G R A F Í A S : C O R T E S Í A D E L P A T R I M O N I O W H I T E

H E R E N C I A A D V E N T I S T A

Michael

¿Héroe o rebelde?

Nathan Gordon Thomas

CzechowskiBelina

Primera parte

24 Adventist World | Agosto 2012

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se pudiera establecer un sistema más organizado en la ciudad de Nueva York. Estaba cada vez más claro que, a pesar de todos sus puntos fuertes, Czechowski era sumamente indócil. Sin embargo aceptó el consejo y se mudó a Vermont, donde el pastor D. T. Bordeau le consiguió una casa. Mientras trabajaba allí, escribió su autobiografía esperando ganar dinero con ello, pero no fue así. Como los feligreses ya no sentían deseos de apoyarlo por sus escasas habilidades admi-nistrativas y su incapacidad de seguir consejos, Czechowski decidió viajar por su cuenta a Europa. Zarpó el 14 de mayo de 1864 con el deseo de hacer realidad el sueño de llevar su nueva fe a sus compatriotas europeos. En Europa trabajó durante los siguientes doce años. Al comienzo los cristianos del advenimiento lo apoyaron, sin saber que aceptaba sus fondos mientras proclamaba las doctrinas adventistas.

Comenzó a trabajar en Italia, y entonces se trasladó a Suiza, donde el 7 de febrero de 1866 bautizó a los dos primeros conversos europeos al adventismo en las frígidas aguas del Lago Neuchâtel. Para junio, informó que siete evangelistas apoyaban su misión europea. Pero su mayor éxito, y el origen de su caída, sería Tramelan, sede de la primera iglesia organizada de Europa.

Albert Vuilleumier, que había sido anfitrión de algunas de las primeras conferencias de Czechowski, descubrió un ejemplar de la Review and Herald en su habitación, anotó la dirección, y se comunicó con Urías Smith, el editor de la publicación. Los líderes de la iglesia en los Estados Unidos quedaron atónitos al descubrir que había adventistas en Europa, y Vuilleumier y su iglesia francesa descubrieron atónitos que en otros lugares había otros adventistas. Aunque Czechowski les había traído la verdad, a partir de allí no pudieron confiar en el hombre que mantuvo en secreto la existencia de la denominación. No mucho después, los cristianos del advenimiento se enteraron de que predicaba el sábado y dejaron de apoyarlo. Por estas razones, o acaso por otras motivaciones que no conocemos con certeza, en 1869, este hombre peculiar decidió continuar su enigmática historia al viajar rumbo a Hungría. ■

[continuará en octubre]

* Jaime White, Review and Herald, 30 de diciembre de 1858.

Nathan Gordon Thomas es profesor emérito de Historia en el Colegio Superior Unión del Pacífico, en Angwin (California, Estados Unidos) [[email protected]].

Vol. 8 No. 8 | Adventist World 25

celo infatigable. Su obra es recordada como muy exitosa, dado que ganó muchos conversos del catolicismo –su antigua reli-gión– y en general produjo cambios positivos en el condado.

Una vez más, nuevos votosSin embargo, Czechowski tenía mucho más que hacer

que ayudar a los bautistas del condado Clinton. Descubrió eso a través de la predicación de Jaime White, quien había llegado hasta el pueblo. Su sed constante de la verdad lo llevó a aceptar el mensaje del evangelio y pasar a formar parte de la iglesia remanente de Dios. Se regocijó en las nuevas del pronto regreso de Cristo y aceptó la fe adventista. Poco después, fue bautizado durante unas conferencias en Findlay (Ohio), y partió para Battle Creek, sede de la denominación. Una vez más se estableció como encuadernador, y Jaime y Elena White le dieron la bienvenida a Battle Creek, impre-sionados por su personalidad y espiritualidad. Jamás habían visto un converso al adventismo semejante. Acordaron financiar su viaje misionero al norte del estado de Nueva York para predicar la verdad presente, una verdad nueva para sus antiguos amigos.

Czechowski había dejado cosas sin resolver en el conda-do Clinton. Aún debía dinero a sus ex patrocinadores, los bautistas. En efecto, debía cincuenta dólares de una casa y un terreno que había adquirido allí. Jaime y Elena le dieron cinco dólares cada uno y otros feligreses lo ayudaron para que saldara esa deuda.

En el norte de Nueva York, Czechowski trabajó con mucho éxito entre los francófonos. Jaime White certificó su valía, al escribir: «La providencia lo ha traído hasta nosotros».* Junto con otro ministro francófono, logró organizar una asociación entre ellos cuando, parece ser que repentinamente, decidió ir a la ciudad de Nueva York para trabajar entre los diferentes grupos étnicos. Explicó que no era granjero, que ya había logrado su misión en la región, y que allí no podía sostener a su familia.

Siempre en movimientoJaime White pareció entenderlo. Él y Elena siguieron

enviando dinero a Czechowski y a su familia. Sin embargo, todo cambió después del 3 de agosto de 1861, cuando Elena vio en visión que Czechowski se había equivocado al irse de allí. Ella lo reprendió diciéndole que no había pedido consejo, y había seguido su propio juicio. Pero Czechowski siguió adelante, organizando grupos pequeños de polacos, franceses, alemanes, suecos e ingleses en congregaciones que él llamaba iglesias. Jaime White le aconsejó regresar a trabajar en Vermont y el norte del estado de Nueva York hasta que

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Los solteros a menudo me hacen esta pregunta, y a veces también los

casados. Los solteros quieren una respuesta

porque, de no haber casa-mientos en el cielo, quieren casarse

y tener hijos ahora. No estoy seguro por qué los casados hacen la misma pregunta, pero parece ser que muchos quisieran continuar la relación en el

cielo. (En algunos casos, ¡puede que estén esperando librarse de la relación!) La Biblia brinda una clara respuesta que apa-rentemente crea un problema teológico.

1. La respuesta de Jesús: Los saduceos le hicieron esa pregunta a Jesús porque esperaban refutar la doctrina de la resurrección. Presentaron un caso hipotético basado en la ley bíblica del levirato, por la cual el hermano de un fallecido que no había tenido hijos se casaba con la viuda para dar descen-dencia a su hermano (Deut. 25:5, 6). Los saduceos le hablaron a Jesús de siete hermanos que, en cumplimiento de la ley, contrajeron matrimonio con la misma mujer porque ningu-no de ellos podía tener hijos con ella. La pregunta era: «En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será la mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?» (Mar. 12:23). Era un intento de desacreditar la idea de la resurrección.

Jesús los acusó de ignorancia: no sabían lo que enseñaban las Escrituras de la resurrección, y mucho menos el poder de un Dios que puede dar vida a los muertos. Entonces se refirió a la premisa tácita de la pregunta. Los saduceos suponían que la vida después de la resurrección sería una continuación de la vida que conocemos. Jesús los sorprendió al señalar un significativo elemento de continuidad: «Cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en los cielos» (vers. 25). Según Lucas, Jesús clarificó el pensamiento diciendo que los resucitados «ni se casan ni se dan en casamiento, porque ya no pueden morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección» (Luc. 20:35, 36). En la resurrección no habrá casamientos, porque ante la ausencia de la muerte no se necesita perpetuar la raza humana mediante la reproducción. En ese sentido, los seres humanos serán como los ángeles, que no tienen que casarse porque no mueren.

2. Implicaciones teológicas: La respuesta de Jesús crea para algunos un dilema teológico: Si el matrimonio, al igual que el sábado, fue instituido antes de la entrada del pecado, ¿por qué será incompatible con la vida en la Tierra Nueva? ¿No indicaría esto que el pecado logró dañar una institución divina más allá de la posibilidad de restauración, y que el mal de alguna manera desbarató las intenciones divinas para la humanidad?

Estas importantes preguntas merecen ser comentadas, aun cuando acaso no tengamos respuestas definitivas. Para responder al problema teológico presentado tengo que asu-mir que no fue el propósito divino que el matrimonio fuera una institución social permanente o eterna. El Génesis parece insinuar esa idea. El matrimonio tenía dos funciones estre-chamente relacionadas: la procreación y el compañerismo. La primera tenía un objetivo muy específico: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra» (Gén. 1:28), lo que implica que una vez que se logra el objetivo y, ante la ausencia de muerte, la procreación llegaría a su fin. Jesús confirmó esto al respon-der a los saduceos.

Antes de que existiera el pecado, la comunión y la unión más profundas con Dios superaban al matrimonio como expresión de compañerismo. Acaso nunca fue el propósito que el círculo de compañerismo fuera un matrimonio, sino una relación con la familia cósmica de Dios. Jesús tiene que haberse referido a esta experiencia más profunda y por ahora misteriosa cuando dijo que los resucitados «son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección» (Luc. 20:36). Se refiere a una experiencia familiar que es infinitamente más profunda que el matrimonio, enriqueciéndonos de maneras que no podemos comenzar a imaginar. Nuestro círculo de seres queridos alcanzará dimensiones cósmicas en la pureza del amor desinteresado.

Siéntase libre de mostrar su desacuerdo con mi postura. ■

Ángel Manuel Rodríguez fue durante años director del Instituto de Investigaciones Bíblicas de la Asociación General. Ya jubilado, vive en Texas (Estados Unidos).

¿Se celebrarán casamientos

en el cielo?

R E S P U E S T A S A P R E G U N T A S B Í B L I C A S

matrimonioen el

El

cıelo

26 Adventist World | Agosto 2012

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Ha enfrentado usted alguna vez una decisión impor-tante y se ha preguntado cómo entender la voluntad de Dios? ¿Cuál es la diferencia entre el impulso

humano de hacer algo y la convicción divina de que debería hacerlo? En una situación determinada, ¿es posible distinguir entre nuestra voluntad y la de Dios? Este estudio le revelará los principios bíblicos que responden estos interrogantes. Aprenderemos cómo discernir la voz de Dios y entender su plan para nuestra vida.

1 Lea sobre la experiencia de Jesús en el Getsemaní (Mateo 26:36-42), y compárela con Juan 8:29. ¿Qué actitud de Jesús lo preparó para entender la voluntad de su Padre?Jesús estuvo dispuesto a hacer la voluntad de su Padre, aun cuando estuviera en conflicto con la suya. El Salvador se comprometió a agradar a Dios en cada circunstancia de la vida.

Si insistimos en seguir nuestros propios caminos, Dios nos permitirá que así lo hagamos. Pero no experimentaremos el gozo de conocer su voluntad. Para ello, necesitamos estar dispuestos a rendir nuestras opiniones y deseos para seguirlo no importa dónde nos lleve y qué nos pida.

2 Lea Juan 14:26; 16:13; y 2 Timoteo 3:16. ¿Qué dos guías divinos nos ayudarán a tomar decisiones?Dios no nos ha dejado solos a la hora de tomar decisiones. Nos ha dado el testimonio del Espíritu Santo y el testimonio de su Palabra. Si buscamos la voluntad de Dios con el deseo de agradarlo, el Espíritu Santo nos guiará. El Espíritu nos guía por medio de la Biblia, que es la Palabra de Dios. En efecto, jamás nos lleva a hacer algo contrario a la Palabra. Acaso la Biblia no se refiera específicamente a nuestra situación personal, pero nos brinda principios que nos ayudan a la hora de tomar deci-siones. Al enfrentar una decisión, el Espíritu Santo nos ayudará a discernir principios bíblicos en respuesta a nuestras oracio-nes que tendrán un impacto en la decisión que tomemos.

3 ¿Qué promesas tranquilizadoras y alentadoras nos da Dios en Santiago 1:5 y 1 Juan 5:14, 15 en relación con las decisiones?Si en oración buscamos comprender la voluntad de Dios, él promete darnos sabiduría. Al orar reconocemos nuestra dependencia total del Señor.

4 Cuando no estamos seguros de los caminos de Dios, ¿cómo suele guiarnos el Señor? Lea Proverbios 15:22 y 23:12.A menudo Dios nos guía hacia amigos cristianos y piadosos que nos brindan sabios consejos. A veces necesitamos una perspectiva más amplia, una visión más general que la de un amigo cercano, pastor, maestro o confidente.

5 Al tomar decisiones sabias deberíamos observar cómo nos guía el Señor y estar atentos a las puertas abiertas de su Providencia. Lea Proverbios 23:26 y compare el principio que allí se encuentra con la experiencia de Pablo al predicar el evangelio (2 Corintios 2:12-14). ¿Cómo supo Pablo que Dios quería que avanzara?Al observar con detenimiento la conducción divina, también veremos que Dios abre y cierra puertas. Esto nos ayudará a discernir su voluntad.

6 ¿Qué principio de Juan 12: 35, 36 descubre usted para conocer la voluntad de Dios? ¿Cuán importante es ser obediente a la voluntad de Dios y caminar en la luz que nos da ahora, de manera de saber hacia dónde nos guiará en el futuro?Ser fieles a la luz que Dios nos da hoy es una de las mejores maneras de asegurarnos que entenderemos su voluntad en el futuro. Si no estamos a la altura de la luz que el Señor nos da hoy, podemos confundirnos al tratar de discernir sus caminos y terminaremos andando en las tinieblas.

Cuando nos comprometemos a hacer lo que Dios nos pide y deseamos agradarle en todo –orando, estudiando su Palabra, buscando consejos piadosos, y estando atento a las puertas abiertas de su providencia– podemos estar confiados de que él nos guiará. No nos ha dejado solos a la hora de tomar decisiones. El Espíritu Santo nos dará una profunda convicción, y sabremos qué curso de acción seguir. El Señor ha prometido guiarnos, y podemos confiar en sus palabras (Sal. 32:8; Isa. 58:11). ■

Mark A. Finley

E S T U D I O B Í B L I C O

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voluntadDiosde

La

Vol. 8 No. 8 | Adventist World 27

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riores. El artículo de Ted N. C. Wilson titulado «Una red de crecimiento» (Diciembre 2011) me lleva a comentar lo que sugiere: «Presten atención a los jóvenes. Sonríanles y llámenlos por nombre».

Ayer mismo mi esposo recordaba una experiencia que tuvo con Neal Wilson cuando él era presidente de la iglesia en Egipto y visitó el Colegio Superior de Oriente Medio (ahora universidad), después del culto en el que mi esposo Minas alabó al Señor con un cántico. Se encontró con Wilson en el almuerzo, y este lo saludó diciéndole: «¿Cómo estás, Minas?» Eso significó mucho para él entonces y aún ahora (mi esposo ya tiene más de ochenta

¿Criticar o actuar?Escribo en relación con el artículo de Allan R. Handysides y Peter N. Landless titulado «¿Criticar o actuar contra el ta-baco?» (Mayo 2012). Piensen por favor qué reacción se produciría si los adven-tistas en masa atacaran la industria del tabaco y, al mismo tiempo, al alcohol, la pornografía y, ya que estamos, a los políticos y a los meteorólogos. Elena White nos advierte que tenemos que ser cuidadosos con nuestras expresiones públicas, no sea que se vuelvan contra nosotros […] cuando se reglamente la religión y nos convirtamos en recepto-res de las mismas limitaciones.

Julie ThomsenEstados Unidos

Sigamos la senda de la PalabraEl artículo «Sigamos la senda de la Palabra», de Ted N. C. Wilson (Marzo 2012), me resultó muy oportuno. En-fatiza que no necesitamos los recursos del movimiento de la iglesia emergente para que los jóvenes se mantengan en la fe, que debemos contender «ardien-

temente por la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Jud. 3), como lo reveló la encuesta aplicada en 2010 por la Secretaría de Evaluación y Efectividad de Programas. Tenemos una teología sólida, que es consecuente y, lo que es más importante, bíblica. Si los jóvenes le suman a ella los métodos de Cristo, estaremos listos para la misión, y para el reavivamiento y la reforma.

Kevin William KossarPonta Grossa, Paraná, Brasil

Alabado sea el Señor por «Sigamos la senda de la Palabra». Es en verdad nues-tra gran obligación.

El artículo me suscita múltiples comentarios, aunque me abstendré de hacerlos. Una cosa que me gustaría es que Wilson, de ser posible, se reuniera con todos los directores de Ministerios Juveniles de las Asociaciones. Podrían reunirse una vez al año para animarlos, darles una perspectiva global, ofrecerles su experiencia como mentor, responder preguntas, detallar la visión, etc. El artículo es maravilloso pero, ¿cuántos líderes influyentes lo leerán?

Vince OnkobaÁfrica

Una red de crecimientoAdventist World es muy preciada para mí, y suelo leer números ante-

Cartas

– Kevin William Kossar, Ponta Grossa, Paraná, Brasil

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Tenemos una teología sólida, que es consecuente y, lo que es más importante, bíblica .

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lugarmundo se encuentra?

del¿En qué

años). Minas apreció que Wilson se in-teresara en él y lo llamara por nombre.

Los jóvenes necesitan mucha aten-ción. Tenemos que demostrar interés en los jóvenes y hacer que nuestras iglesias les resulten más atractivas que las atrac-ciones del mundo.

Kamly M.Beirut, Líbano

Revista favoritaAdventist World es una de mis revis-tas favoritas. Nuestra iglesia adventista de Makadara ha estado distribuyendo ejemplares a los no adventistas, y algunos nos han dicho que han sido muy bendecidos por ellos. Sería bueno recibir Adventist World a tiempo. Que Dios los bendiga.

Edwin OkiyaMakadara, Kenia

Adventist World llega atrasada en algunas partes del mundo. Se envía por carga marítima para reducir los costos, para que la reciba el mayor número posible de miembros. Nuestro cronogra-ma de producción procura tener en cuenta los tiempos de envío. Nos alegra que reciba y disfrute de Adventist World, por más que sea un poco tarde. –Los editores.

Pautas para las cartas: Envíelas por favor a [email protected]. Las cartas tienen que ser claras, con una extensión máxima de cien palabras. Incluya el nombre del artículo y la fecha de publicación. Coloque también su nombre, el pueblo o ciudad, el estado o provincia y el país desde donde nos escribe. Los envíos serán editados por razones de espacio y claridad. No todas las cartas serán publicadas.

La iglesia debe transformar a la cultura, no ser guiada por ella .

– Pastor Kris Oberg, durante una presentación en el Congreso de la Asociación General 2010 en Atlanta, Georgia, Estados Unidos

RESPUESTA: En Buenos Aires (Argentina), estos son miembros de iglesia y parte de los equipos de radio de la Iglesia Adventista de Belén de Escobar. Cada sábado de noche, de 21.00 a 22.00, la iglesia transmite el programa «Compartiendo esperanza», que puede escucharse en vivo en www.adventistaescobar.com.ar/CompEsp.htm. De izquierda a derecha: Jeff, George, Rosita, Marcelo y Adela.

F O T O G R A F Í A : E N V I A D A P O R J O R G E F E R N A N D O

Vol. 8 No. 8 | Adventist World 29

prımeros Los tres factores de riesgo que es más probable que terminen en cáncer:

1. la inactividad

2. la obesidad

3. el tabaco

Fuente: American Cancer Society/Vibrant Life

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I N T E R C A M B I O D E I D E A S

Oren por favor por mi matrimonio. Con mi esposo luchamos por perdonar y olvidar errores del pasado, para seguir adelante.

Nombre reservado, Estados Unidos

He estado enfermo por un buen tiempo. Los médicos han hecho su parte; ahora quiero que Jesús me toque. Él es el Gran Médico.

Jonathan, Nigeria

Por favor, oren para que consiga trabajo y mi familia pueda tener estabilidad financiera.

Joan, Kenia

Necesito ayuda para registrar mi empresa. Debido a la terrible corrupción, necesito la ayuda de Dios.

Nombre reservado, Zambia

Hace Jaime White, esposo de Elena White y uno de los fundadores de la Iglesia Adventista, falleció en Battle Creek (Míchigan, Estados Unidos), el 6 de agosto de 1881.

White afirmó que su padre era descendiente de los que en 1620 navegaron desde Inglaterra a América del Norte en el Mayflower. Era el quinto de nueve hijos, y su mala salud le impidió educarse antes de los diecinueve años. En total recibió solo veintinueve semanas de educación formal.

En 1849, Jaime publicó la primera edición de La verdad presente (la antepasada de la Adventist Review y de Adventist World), y fue el primer editor de Señales de los tiempos (1874). También sumó, en diversos períodos, diez años como presidente de la Asociación General.

Pensemosen ello

Cuando era pastor en Dakota del Sur (Estados Unidos), tuve una experiencia inte-resante: Un sábado después del culto, dos visitas me pidieron conversar en privado por separado. La primera me dijo que el culto le había resultado sumamente significativo y agradable, y que era la iglesia más amable en la que había estado en mucho tiempo.

La otra persona dijo que era la iglesia más fría y antipática en la que había estado alguna vez, y que había sido su peor sábado en mucho tiempo.

Durante unos momentos me senté en mi oficina, sin saber qué pensar. Entonces dejé escapar una carcajada. Acaso, más de lo que nos damos cuenta, nosotros mismos somos los creadores de nuestras propias realidades.

– Pastor Greg Wellman, Columbia Británica, Canadá

■ Dejar que el automóvil a su lado pase delante de usted.

Haga bien, siéntase bien

■ Recoger la basura de la calle.■ Escuchar a un amigo o colega.

Fuente: Universidad de California, Riverside/Men’s Health

PA

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Practicar cinco acciones bondadosas por semana puede mejorar su nivel de felicidad en un cuarenta por ciento. ¡Además, no cuesta nada!

AGRADECIMIENTOSPedidosY

años

30 Adventist World | Agosto 2012

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P A L A B R A S O M E N O S5O

Oren por favor por mis estudios. ¡Finalmente me fue bien! Les pido que oren también por la situación financiera de mi familia.

Nirina, Madagascar

■ Oseas sabía lo que sucedería si se casaba con Gomer, pero aun así, fue obediente a Dios. Aunque Gomer fue infiel, él la recibió porque la amaba. El dolor de Oseas lo hizo comprender el dolor divino por la infidelidad humana. En la historia de Oseas, veo el amor inconmensurable de Dios por nosotros.

–Dana, Southampton, Bermuda

■ Me gusta la historia de José. Aunque tuvo una vida de altibajos, siguió representando bien a Dios. Al final quedó claro que Dios siempre tuvo un plan para él. Me anima a no perder la fe en Dios cuando paso por pruebas.

–Mirlene Andre, Baltimore, Maryland, Estados Unidos

■ La determinación y la fe de Ester me inspiran cada día. Es un ejemplo para nosotras las mujeres. Aunque tenía gran belleza exterior, se mantuvo firme en sus principios, tomó decisiones sabias, y estuvo dispuesta a defender a su pueblo y testificar de su Dios.

–Lucila, Taquara, Brasil

Para la próxima, díganos en 50 palabras o menos cuál es su himno favorito. Envíe su respuesta a: [email protected]. En el encabezado coloque «50 Words or Less.» Asegúrese de incluir la ciudad y el país desde donde nos escribe.

Mipersonaje bíblico

Vivo en una zona con catorce distritos políticos y solo tres iglesias y dos Escuelas Sabáticas filiales. Me encanta predicar. Oren por favor por nuestra estación de radio FM.

Obuli, Uganda

“He aquí, vengo pronto . . .”Nuestra misión es elevar a Cristo, uniendo a los adventistas de todo el mundo en creencias, misión, vida y esperanza.

EditorADVENTIST WORLD es una publicación internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, editada por la Asociación General y la División de Asia-Pacífico Norte de la Iglesia Adventista.

Editor ejecutivo Bill Knott

Editor asociado Claude Richli

Gerente editor internacional Chun, Pyung Duk

Junta editora Ted N. C. Wilson, presidente; Benjamin D. Schoun, vicepresidente; Bill Knott, secretario; Lisa Beardsley- Hardy; Daniel R. Jackson; Robert Lemon; Geoffrey Mbwana; G. T. Ng; Daisy Orion; Juan Prestol; Michael Ryan; Ella Simmons; Mark Thomas; Karnik Doukmetzian, asesor legal.

Comisión coordinadora de ADVENTIST WORLD Lee, Jairyong, presidente; Akeri Suzuki; Kenneth Osborn; Guimo Sung; Chun, Pyung Duk: Han, Suk Hee

Editores de Silver Spring, Maryland, EE.UU. Lael Caesar, Gerald A. Klingbeil (editores asociados), Sandra Blackmer, Stephen Chavez, Wilona Karimabadi, Mark A. Kellner, Kimberly Luste Maran

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Dirección y diseño gráfico Jeff Dever, Brett Meliti

Consultores Ted N. C. Wilson, Robert E. Lemon, G. T. Ng, Guillermo E. Biaggi, Lowell C. Cooper, Daniel R. Jackson, Geoffrey Mbwana, Armando Miranda, Pardon K. Mwansa, Michael L. Ryan, Blasious M. Ruguri, Benjamin D. Schoun, Ella S. Simmons, Alberto C. Gulfan Jr., Erton Köhler, Jairyong Lee, Israel Leito, John Rathinaraj, Paul S. Ratsara, Barry Oliver, Bruno Vertallier, Gilbert Wari, Bertil A. Wiklander.

A los colaboradores: Aceptamos el envío de manuscritos no solicitados. Dirija toda correspondencia a 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE.UU. Número de fax de la oficina editorial: 1 (301) 680-6638

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A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995.

ADVENTIST WORLD es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea, Estados Unidos e Indonesia.

Vol. 8, No.8

AGRADECIMIENTOSPedidosY

favorito

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Una Familia. Un mundo. ADVENTIST WORLD.

Herbert Blomstedt es un director de renombre internacional. Ha sido director principal de la Staatskapelle Dresden (una de las orquestas más antiguas del mundo, fundada en 1548), la Sinfónica de San Francisco, la Sinfónica NHK (Tokio, Japón), y muchas otras prestigiosas orquestas.

Cada mes, ADVENTIST WORLD llega a las manos de este maestro.Herbert Blomstedt lee ADVENTIST WORLD

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