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Bobbio y la concepción gramsciana de la sociedad civil

Date post: 31-Oct-2014
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Artículo que describe el pensamiento del gran politólogo italiano, Norberto Bobbio, y su relación con la interpretación que hiciera el mismo sobre el concepto de sociedad civil, reformulado por Antonio Gramsci a través de sus lecturas de Hegel.
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Giovanna Giglioli Bobbio y la concepción gramsciana de sociedad civil Summary: This article polemizes with Norberto Bobbio's famous essay about Gramsci and the civil society, not, as usual, with his interpretation of Gramsci's theory and its relationships with marxism, but with his interpretation of marxism and its relationships with the modern political thought. So, there we can find the main problems of this Bobbio's controversial essay. Resumen: El presente articulo polemiza con la ponencia de Norberto Bobbio sobre Gramsci y la sociedad civil, pero no, como es usual, con la interpretación de Gramsci y sus relaciones con el marxismo, sino con la del mar- xismo y sus relaciones con el jusnaturalismo. Se intenta mostrar cómo, en efecto, es ahi más bien que en los planteamientos sobre Gramsci donde se gestan los equivocos de fondo de este discuti- do trabajo de Bobbio. En abril de 1967 Norberto Bobbio presen- taba en la ciudad de Cagliari, capital de Cerdeña, una ponencia inteligente y polémica sobre la con- cepción de la sociedad civil en Gramsci. El análi- sis arrancaba desde Hobbes y culminaba resaltan- do la originalidad de la posición gramsciana fren- te a Marx. Desde ese entonces el trabajo de Bobbio no ha dejado de ser el centro de apasiona- das discusiones. Allá en el mismo Congreso Internacional de Estudios Gramscianos, Jacques Texier vio en la interpretación de Bobbio una rotunda negación del carácter marxista de las tesis de Gramsci y reaccionó con fuerza ante ello. Iring Fetscher replicó entonces con palabras que Bobbio citaría años después, identificándose ple- namente con ellas: "Lo que Bobbio quiso decir es que hay algo nuevo en el pensamiento de Gramsci, que no se halla ni en el pensamiento de Marx ni en el de Lenin; y si hay algo nuevo, hay también necesariamente una diferencia. Me pare- ce esencial recalcar -aunque sea obvio- que la grandeza de un pensador nunca consiste en su cercanía o lejanía de otro autor, sino únicamente en la cercanía entre su pensamiento y la realidad contemporánea, en la precisión y la amplitud con las que él da una imagen de esa realidad. Y la grandeza de Gramsci me parece consistir en el hecho de que supo interpretar la historia actual de Italia y del mundo entero, diciendo cosas que otros no habían dicho antes" '. En 1976 se publicaba bajo el título Gramsci y la concepción de la sociedad civil una serie de ensayos de Bobbio, cuya Introducción retornaba abiertamente la polémica con Texier y de paso con toda una corriente ortodoxa que seguía reivindicando, en una "atmósfera de devo- ción filológica" la plena fidelidad de los Cuadernos gramscianos a las tesis de Marx sobre el Estado y la sociedad civil. Todavía en 1990 Feltrinelli volvía a publicar la Introducción de 1976 de Bobbio junto a varios ensayos de éste sobre Gramsci, incluyendo naturalmente la ya célebre ponencia del Congreso de 1967 2, desde entonces fuente de una polémica que se ha pro- longado hasta nuestros días. Y si bien no puede negarse que también ha sido explorado el camino tan oportunamente indicado por Fetscher, tampo- co podemos ignorar la tendencia reiterada a cul- minar toda discusión sobre la sociedad civil en Gramsci en una polémica acerca del carácter más o menos ortodoxo de sus tesis. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXX (72), 153-158, 1992
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Giovanna Giglioli

Bobbio y la concepción gramsciana de sociedad civil

Summary: This article polemizes withNorberto Bobbio's famous essay about Gramsciand the civil society, not, as usual, with hisinterpretation of Gramsci's theory and itsrelationships with marxism, but with hisinterpretation of marxism and its relationshipswith the modern political thought. So, there wecan find the main problems of this Bobbio'scontroversial essay.

Resumen: El presente articulo polemizacon la ponencia de Norberto Bobbio sobreGramsci y la sociedad civil, pero no, como esusual, con la interpretación de Gramsci y susrelaciones con el marxismo, sino con la del mar-xismo y sus relaciones con el jusnaturalismo. Seintenta mostrar cómo, en efecto, es ahi más bienque en los planteamientos sobre Gramsci dondese gestan los equivocos de fondo de este discuti-do trabajo de Bobbio.

En abril de 1967 Norberto Bobbio presen-taba en la ciudad de Cagliari, capital de Cerdeña,una ponencia inteligente y polémica sobre la con-cepción de la sociedad civil en Gramsci. El análi-sis arrancaba desde Hobbes y culminaba resaltan-do la originalidad de la posición gramsciana fren-te a Marx. Desde ese entonces el trabajo deBobbio no ha dejado de ser el centro de apasiona-das discusiones. Allá en el mismo CongresoInternacional de Estudios Gramscianos, JacquesTexier vio en la interpretación de Bobbio unarotunda negación del carácter marxista de lastesis de Gramsci y reaccionó con fuerza ante ello.Iring Fetscher replicó entonces con palabras que

Bobbio citaría años después, identificándose ple-namente con ellas: "Lo que Bobbio quiso decir esque hay algo nuevo en el pensamiento deGramsci, que no se halla ni en el pensamiento deMarx ni en el de Lenin; y si hay algo nuevo, haytambién necesariamente una diferencia. Me pare-ce esencial recalcar -aunque sea obvio- que lagrandeza de un pensador nunca consiste en sucercanía o lejanía de otro autor, sino únicamenteen la cercanía entre su pensamiento y la realidadcontemporánea, en la precisión y la amplitud conlas que él da una imagen de esa realidad. Y lagrandeza de Gramsci me parece consistir en elhecho de que supo interpretar la historia actual deItalia y del mundo entero, diciendo cosas queotros no habían dicho antes" '.

En 1976 se publicaba bajo el títuloGramsci y la concepción de la sociedad civil unaserie de ensayos de Bobbio, cuya Introducciónretornaba abiertamente la polémica con Texier yde paso con toda una corriente ortodoxa queseguía reivindicando, en una "atmósfera de devo-ción filológica" la plena fidelidad de losCuadernos gramscianos a las tesis de Marx sobreel Estado y la sociedad civil. Todavía en 1990Feltrinelli volvía a publicar la Introducción de1976 de Bobbio junto a varios ensayos de éstesobre Gramsci, incluyendo naturalmente la yacélebre ponencia del Congreso de 1967 2, desdeentonces fuente de una polémica que se ha pro-longado hasta nuestros días. Y si bien no puedenegarse que también ha sido explorado el caminotan oportunamente indicado por Fetscher, tampo-co podemos ignorar la tendencia reiterada a cul-minar toda discusión sobre la sociedad civil enGramsci en una polémica acerca del carácter máso menos ortodoxo de sus tesis.

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La COyunturaactual, marcada para el mar-xismo por el fracaso de los Estados burocráticosdel Este y por el consiguiente desconcierto de suslineamientos teóricos, se presenta hoy adecuadapara la recuperación del lúcido esfuerzo deBobbio por ubicar la concepción gramsciana desociedad civil como momento específico de la tra-yectoria del pensamiento político occidental.Repensar críticamente el recorrido trazado porBobbio no es trabajo ajeno a la investigación de lavigencia analítica y estratégica de las tesis deGramsci. Escindir o contraponer ambos momen-tos en busca, por un lado, de la pureza doctrinariay, por otro, de la eficiencia política significa, encambio, perseverar en las actitudes dogmáticas ypragmáticas tan características del marxismo orto-doxo. Es desde esta perspectiva que vamos areflexionar aquí sobre algunos puntos fundamen-tales de la ponencia de 1967, apretada síntesisinterpretativa de los antecedentes teóricos deGramsci, cuyas tesis básicas nos parecen perma-necer, por lo menos hasta donde alcanza nuestroconocimiento, en las posteriores obras de Bobbiosobre el tema de las relaciones entre Estado ysociedad civil en los que él denomina los modelosjusnaturalista y hegeliano- marxista.

Dos son los puntos de ruptura que enfatizaBobbio en su análisis: el que encuentra en el bino-mio Hegel-Marx la transición del racionalismomoderno al historicismo contemporáneo y el quese da entre las tesis marxistas y, las de Gramsci.La finalidad del trabajo, y no sólo desde el puntode vista formal, tiende hacia ese segundo puntoque es, además, la fuente de las polémicas queveníamos comentando. La presentación de lastesis gramscianas y de sus diferencias con las deMarx constituye un aporte novedoso y brillanteque capta finalmente toda la atención del lector.Sin embargo, después de reflexionar detenida-mente sobre la ponencia, llegamos a la conclusiónde que su continuidad es algo dudosa, de que lapretensión de enfocar, junto a la concepcióngramsciana de sociedad civil, sus antecedentesteóricos hace que el trabajo se escinda en dos.Uno sobre los modelos jusnaturalista y hegeliano-marxista y sus relaciones recíprocas, trabajocabalmente sintético e interpretativo, cerrado yconcluyente. Otro sobre Gramsci y sus relacionescon Marx y el marxismo, básicamente analítico yabierto, donde la interpretación se centra más entesis puntuales, sin aventurarse a plantear unanueva periodización ni el surgimiento de un

nuevo modelo a partir de Gramsci, Ambos desa-rroUosmuestran coherencia interna, mas en nues-tra opinión no la misma solidez. En el primerohemos creído ver rasgos dogmáticos y antidialéc-ticos, en el segundo un enfoque dialéctico y origi-nal. Más, en todo caso, es la pretensión de unidosen un desarroUounitario la que nos deja finalmen-te la impresión de hallamos frente a un peligrosodesnivel, casi que a un tercer punto de ruptura queno se encontraría esta vez en el objeto interpreta-do, sino en el enfoque de quien interpreta.

Es posible que la lectura esquemática ysugerente del jusnaturalismo y el historicismocree en el lector una expectativa de simetría quese ve frustrada al llegar a Gramsci y sus relacio-nes con el marxismo, quienes no encajan en ladinámica que Bobbio había venido imprimiendo ala historia del pensamiento político a partir deHobbes. Mas como siempre, el problema no esmeramente metodológico. Hemos encontrado -yvamos a tratar de mostrarlo seguidamente- insufi-ciencias interpretativas en la primera parte de laponencia que no logra, por ello, presentarse comoun cuerpo coherente de antecedentes para lasposiciones gramscianas. Las polémicas desperta-das por la segunda parte podría deberse en parte aesta circunstancia.

Tanto el pensamiento político modernocomo el historicismo hegeliano-marxista utilizan,según Bobbio, un modelo dicotómico. En el pri-mero se enfrentan Estado y sociedad preestatal oantiestatal -en el caso del jusnaturalismo, sobre elcual terminará concentrándose la investigación,sociedad política y estado de naturaleza-; en elsegundo se enfrentan Estado y sociedad civil. Masla dicotomía no es la única característica de estosmodelos. Hay otra común a ambos que consisteen atribuir toda la racionalidad de la vida social auno solo de los términos dicotómicos, en el casodel jusnaturalismo al Estado, en el marxismo a lasociedad civil. Este planteamiento presenta porsu esquematismo varias dificultades de fondo.Para el jusnaturalismo, al que limitaremos porahora nuestro análisis, la más seria es sin duda lade mantener a las dos tendencias, que el mismoBobbio reconoce ahí, cobijadas bajo un únicomodelo general. Hallar en Locke, por ejemplo, lamisma exaltación de la racionalidad del Estadoque se encuentra en Hobbes no es tarea fácil. Asílo muestra el curioso argumento que aparece rei-teradamente en los escritos de Bobbio de que loque cuenta, en última instancia, es que Locke

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también muestra una misma sintornética urgenciapor abandonar el estado natural). Débil argumen-to si se piensa que en Locke la constitución delgobierno no es más que la consagración de laracionalidad cabal de la sociedad burguesa -exis-tente ab aeterno en el estado' de naturaleza- y lagarantía única de su legítima reproducción.Tampoco es 'tarea fácil, esta vez en relación conMarx, forzar la pasión igualitaria de un Rousseaua convivir con el despotismo hobbesiano o con laexaltación lockeana de la propiedad en un idénti-co modelo dicotómico contrapuesto al hegeliano-marxista. La ulterior subdivisión del modelo jus-naturalista en la ponencia de 1967 en el modeloHobbes-Rousseau y Locke-Kant no es, por otraparte, debido a la pretensión de mantener elmodelo general, ninguna solución a los problemasseñalados.

Mas hay otra consecuencia que nos interesaahora y es que el excesivo énfasis de Bobbio en elEstado como momento supremo de la racionali-dad lo lleva -igual situación se presentará en elcaso del modelo hegeliano-marxista- a un manejoinsuficiente del otro término en la totalidad dico-tómica. En la interpretación del jusnaturalismo, elestado de naturaleza muestra únicamente uncarácter negativo, una función de contrapunto.Así cuando Bobbio se refiere al modelo Hobbes-Rousseau utiliza una y otra vez los. términos"negación radical" y "eliminación" para referirsea la acción del Estado sobre el estado de naturale-za, reforzando con ello su tesis de que es única-mente en el primer término donde se concentra laracionalidad jusnaturalista. El enfoque nos parecearriesgado. En nuestra opinión, no solamente elestado natural de Locke pasa a formar parte, ínte-gro e invariado, de la sociedad política, sino queni siquiera en Hobbes puede hablarse propiamen-te de una eliminación del estado natural. Nopodemos olvidar, en efecto, que el Estado es pro-ducto de un pacto voluntario que sella el triunfode las leyes naturales de la razón y que, por otraparte, la función permanentemente represiva delLeviathán no puede explicarse más que por latendencia permanente de la vida social a recon-vertirse en estado de guerra. La estructura conflic-tiva del individuo y sus formas de convivencia sereproduce así en la base misma de la sociedadpolítica que para perpetuarse en paz necesita ins-tituir un poder que mantenga constantemente bajocontrol a las fuerzas sociales. Lo que queremos,en otras palabras, señalar es la permanencia en el

jusnaturalismo de algunos o de todos los elemen-tos que conformaban el estado natural y que en lavida política son claramente diferenciables delfenómeno del poder que los organiza y adminis-tra. La presencia, pues, de la que Hegel y Marxconceptualizarán luego como "sociedad civil"frente al Estado, pese a que los teóricos jusnatura-listas tiendan a identificar ambos términos o biena utilizar el primero para distinguir el ámbito decompetencia del Estado -.

En realidad Bobbio debería estar de acuer-do con lo planteado, ya que sostiene en su ponen-cia que Marx y Engels llegan a invertir el modelojusnaturalista al atribuir justamente a la sociedadcivil toda la racionalidad que aquél atribuía alEstado. Tal vez la aseveración de que Hegel es elautor de la historización del estado de naturalezaconstituya un reconocimiento implícito de queéste había subsistido de una forma u otra en elEstado jusnaturalista. Mas para Bobbio es impor-tante que ese reconocimiento no se haga explíci-to, ya que ello abriría la posibilidad de cuestionarla otra característica propia de ambos modelosdicotómicos (la inversión recíproca) y de atribuira Marx un planteamiento capaz, entre otras cosas,de continuar el difícil trabajo jusnaturalista yhegeliano de conceptualizar el carácter y la inte-racción entre Estado y sociedad civil (aquí en elsentido hegeliano de "bürgerliche Gesellschaft").Sin esa continuidad, la inversión marxista sólologra afirmar la ausencia de una vinculacióninterna, dialéctica, entre el pensamiento modernoy el historicismo contemporáneo. En este sentidono es casual que Hegel termine constituyéndoseen la ponencia de Bobbio en un modelo aparte,logrando sólo muy parcialmente jugar el papel defigura de transición no meramente formal.Tampoco es casual que Marx y Engels aparezcanahí invirtiendo en realidad más bien el modelohegeliano que el jusnaturalista ya que, dada lainterpretación que de este último hace Bobbio,ahí la única inversión que cabe propiamente es detipo metodológico, es la historización de Hegel.Mas no se trata de seguir explorando las posiblesincoherencias internas de las tesis de Bobbio, sino,de enfrentar el problema de fondo. Nuestra opi-nión es que si la ponencia logra mostrar de mane-ra pese a todo convincente la inversión del mode-lo jusnaturalista, es porque Bobbio deja de lado elhecho de que en Marx no hay una sola interpreta-ción de las relaciones entre Estado y sociedadcivil, sino por lo menos dos.

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Hay en Marx una opción por la sociedad,en palabras de Bobbio la convicción de que "elprogreso no marcha de la sociedad al Estado,sino, inversamente, del Estado a la sociedad" ~.Mas hay en Marx también un análisis crítico delas relaciones entre Estado y sociedad en el capi-talismo, y la indudable vinculación dialécticaentre ambos desarrollos no nos autoriza a unifi-carlos arbitrariamente en uno solo. Cuando Marxopta por la sociedad sin Estado hace un énfasismáximo sobre la potencial racionalidad de la pri-mera, mas cuando analiza críticamente las rela-ciones entre sociedad y Estado en el capitalismoreconoce primero la racionalidad clasista delEstado burgués para desenmascararla después através de la reconstrucción de la irracionalidadúltima de la sociedad civil que lo sustenta. En estacompleja visión de las relaciones entre Estado ysociedad, Marx recupera alternativamente losaportes de los distintos teóricos del jusnaturalis-mo, rompiendo a la vez con todos ellos, al asumirla historización hegeliana de la realidad, y conHegel mismo, al desechar el esquema universalis-ta e individualista de la sociedad y del Estado. Lade Marx no es, por tanto, una inversión sino unaAufhebung dialéctica múltiple y diferenciada quese gesta en el ámbito de una visión radicalmenteoriginal del proceso histórico. Entre el jusnatura-lismo y Marx no se da un mero juego de inversio-nes, sino un proceso continuo-discontinuo, dondela compleja dialéctica marxista entre sociedadcivil y Estado profundiza y supera la que ya enforma incipiente habían planteado los teóricos delderecho natural.

Gramsci también se halla frente a Marx enuna relación de continuidad-discontinuidad, deprofundización y superación. Nadie lo ha vistomejor que Bobbio, a quien debemos la más claray penetrante exposición de la concepción grams-ciana de sociedad civil. Esta no invierte la marxis-ta, ni oculta un radical desplazamiento del centrodel transcurrir histórico, como muchos han creídoleer, para bien o para mal, en la ponencia deCagliari 6. La integración de la sociedad civil alámbito de la superestructura en Gramsci no signi-fica, en efecto, una negación del lugar asignadopor Marx a la estructura (sinónimo de sociedadcivil), sino la introducción de un concepto nuevobajo un nombre viejo. Mas esa novedad no sólotiene sus raíces en la realidad política observadapor Gramsci, también las tiene en algunos ele-mentos ya presentes en la teoría de Marx y que

ahí todavía se hallaban en estado embrionario,carentes de una más precisa definición. Pensamos,por ejemplo, en el análisis de la génesis y funciónde las ideologías, pero también en cómo en Marxno dejan de presentarse "casi como un momentoreflejo en el ámbito del mismo momento reflejo,en cuanto son consideradas en su aspecto de justi-ficaciones póstumas y mistificadas-mistificadorasdel dominio de clase" '. Gramsci viene a rescatarestas intuiciones de Marx del mecanicismo en quese encontraban inmersas. Les devuelve una vidapropia tanto a las ideologías como a las institucio-nes que las materializan, al descubrir para ellas unámbito específico de existencia: la sociedad civilcon su función más propia de "hegemonía políticay cultural", "como contenido ético del Estado" 8.

La referencia a Hegel más bien que a Marx esdirecta. Se trata, aclara Bobbio, del momentosuperior, inmediatamente preestatal de la sociedadcivil hegeliana, el que, en realidad, es ya "conjun-tamente sociedad burguesa y Estado burgués" 9. Ya este mismo, en un sentido ampliado por las exi-gencias del análisis político concreto, se integra,en efecto, la sociedad civil gramsciana, reprodu-ciendo en la teoría la complejidad propia de loreal. Anota acertadamente Bobbio que si Marxutilizaba un esquema dicotómico, estructura-superestructura, Gramsci utiliza, además, unasegunda dicotomía, la que dentro de la superes-tructura enfrenta a la sociedad civil con el Estadoen sentido restringido (o la hegemonía con ladominación) y que, a su vez, no deja de variar sig-nificativamente el carácter de la primera antítesis,al introducir en ella un tercer elemento que mediaentre los términos contrapuestos: la misma socie-dad civil concebida como ámbito de la lucha polí-tica y cultural, terreno donde se afirman la liber-tad humana y la construcción consciente del futu-ro. En este sentido, también base de una concep-ción de la extinción del Estado ya no meramentenegativa, sino enfocada como expansión plena ypositiva de la subjetividad histórica.

Pese a que continúa usando en un sentidomecánico los términos de dicotomía y antítesis,marginando el concepto de totalidad, no cabeduda de que Bobbio interpreta cabalmente en suponencia la dialéctica gramsciana y que a menudoalude correctamente también a la que media entreGramsci y Marx. Su exposición de cómo elprimero enriquece la visión del segundo, revalo-rando la capacidad creadora de la superestructuraes en este sentido un paso importante en la revalo-

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ración de la capacidad misma de la teoría de ori-gen marxista para interpretar la realidad y paraproponer alternativas no adheridas al "error deestadolatría". Y ello en la medida en que ahídonde enfatiza la originalidad gramsciana, nodeja por ello de cuidar la continuidad entre ésta yel pensamiento de Marx. Aquí el punto de ruptu-ra, a diferencia del hegeliano-rnarxista, es auténti-camente dialéctico. El núcleo central del devenirhistórico no es desplazado por la introducción delconcepto de sociedad civil, sino reconocido entoda su complejidad real ajena al esquematismoanterior. Pese a esta indudable dialecticidad de losplanteamientos de Bobbio sobre Gramsci, ahí jus-tamente se concentró la indignada protesta de losmarxistas, y Bobbio en la Introducción de 1976todavía se veía obligado a reiterar frente a Texiercómo su intención nunca había sido la de expul-sar a Gramsci del pensamiento marxista, sino lade ubicarlo adecuadamente dentro de esa tradi-ción 10. Pero lo que más nos llama la atención esque ahí Bobbio, casi 10 años después de la publi-cación de su ponencia, reconocía con asombrocómo no solamente los marxistas ortodoxos, sinotambién un buen número de fervientes antirnar-xistas, habían mal interpretado su trabajo sobreGramsci en el mismo sentido de Texier.

Si tuviéramos que encontrar una respuestapara dicha situación, diríamos que quizás no sóloel dogmatismo marxista, sino también el antirnar-xista, se inspiran en una misma interpretación delmarxismo, determinista y economicista, esquemá-tica y no dialéctica. La misma que Bobbio leachaca con razón a muchos de sus interlocutoresen relación con Gramsci. Mas quizás en este últi-mo caso el mismo Bobbio tenga alguna responsa-bilidad, se encuentre él mismo contaminado enalguna medida por una visión insuficiente del quedenomina el modelo marxista, como hemos trata-do de mostrarlo anteriormente. Puede que en estesentido lit primera parte de su ponencia - con suesquematismo antidialéctico del que se alimentanjusnaturalismo y marxismo, con sus modelosinvertidos y discontinuos sin perspectiva de sínte-sis ni progreso, con su esbozo de un Marx plena-mente mecanicista y también plenamente leninis-ta - reafirme al lector en su dogmatismo respectode Marx y, por ende, fomente en algún grado elrechazo de la segunda parte, donde el tratamientodialéctico de las tesis de Gramsci y de sus relacio-nes con el marxismo se presenta como un corteestridente y repentino. Nos preguntamos: ¿Dentro

del modelo hegeliano-rnarxiano, cabe sostener laoriginalidad innovadora de Gramsci a la vez queel determinismo mecánico del modelo en su con-junto? La polémica sobre la ponencia de Bobbiodebería, en nuestra opinión, trasladarse deGramsci a la interpretación del marxismo (que esahí marxismo-leninismo) y, más atrás, a la deljusnaturalismo.

Notas

l. Norberto Bobbio. Saggi su Gramsci, ed. cit.Introduzione, pág. 19.

2. Norberto Bobbio. Saggi su Gramsci, ed. cit.3. Cf. Norberto Bobbio, Sociedad y Estado en la filo-

softa moderna, ed. cit., caps. V, VI. Nos parece, en todo caso,que la forma más viable de sostener este punto es mostrandocómo también en Locke el estado de naturaleza desembocasolapadamente en un estado de guerra.

4. Cf. Norberto Bobbio, Estado, gobierno y sociedad,ed. cit., pág. 59.

5. Norberto Bobbio, "Gramsci y la concepción de lasociedad civil", en Gramsci y las ciencias sociales, de autoresvarios, ed. cit., pág. 68.

6. Cf. la discusión del mismo Bobbio en laIntroducción citada a los Saggi su Gramsci.

7. Norberto Bobbio, "Gramsci y la concepción de lasociedad civil", en Gramsci y las ciencias sociales, ed. cit.,pág. 83.

8. Antonio Gramsci, Pasado y Presente, ed. cit.,pág. 204 (cuaderno VIII).

9. Norberto Bobbio, op. cit., pág. 75.lO. Norberto Bobbio, Saggi su Gramsci, ed. cit.,

Introduzione, pág. 17.

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Giovanna GiglioliEscuela de Filosofia

Universidad de Costa Rica2060 Ciudad Universitaria Rodrigo Facio

Costa Rica


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