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BOURDIEU [1999] Comprender

Date post: 22-Dec-2015
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Ensayo "Comprender" de Pierre Bourdieu contemplado en el libro recopilatorio "La Miseria del mundo".
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El Salvador 5665; 1414 B,pén¿,s AiresAv. Picacho Ajusco 227; Del~g~cióri Tlalpan;

14200 México D:~~.ISBN: 950-557-270-0.¡.""" :''f''

Depósito legal: M,~~.~~:if.9~.i '...:.;':;'~;tImpreso en la Argentina - Pr0.c.éd in Argentina -'~:.

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~Título original: La miseredu .p~nde<9 Éditions du Seuil, 1993ISBN de la edición original: 2-02-019674-3

.;~ ~.. :Coordinación editorial: Gladys'Rosemberg _.~ . ;-.Diseño de tapa e interior: Mari.ilii':'Rainis/ Valerl;r1.orr.es

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Primera edición en francés, 1993Primera edición en español (abreviada), 1999Primera Reimpresión, 2000 :-.>:' " .:.;;i:~:;ó ).',:' •.- ..x.'¡:':

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.ComprenderI .. 'ripierre Bourdieul.!

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No querría hacer aquí demasiados sacrificios a reflexkmes teóricas o metodológicas sólodestinadas a los investigadores. "Nohacemos más que glosamos unos a otros~,decía Mon-taigne. Y aunque no se tratara sino de eso, pero de: un modo completamente distinto,

querría evitar las disertaciones escolásticas sobre la hermenéutica o la "situación de comunicaciónideal": creo, en efecto, que no hay manera más real y realista de explorar la relación de comunica-ción en su generalidad que consagrarse a los problemas insepdhbleinente prácticos y teóricos quepone de relieve el caso particular de la interacción entre el inv~stigador y aquel o aquella a quien. ~mterroga.. .' '1' .. No creo, sin embargo, que seá posible remitirse a los innumerables escritos calificados de meto-

dológicos sobre las técnicas ge investigación. Por útiles que sean cuando aclaran tal o cual efecto queel investigador puede provocar sin saberlo, casi siempre omiten lo esencial, sin duda porque siguendominados por la fidelidad a viejos principios metodológicos que, como el ideal de la estandariza-ción de los procedimientos, se originan en lavoluntad de remedar los signos exteriores del rigorde lasdisciplinas científicas más reconocidas; en todo caso, no me parece que den cuenta de lo que siemprehicieron, y siempre supieron, los investigadores más respetuoso~ de su ~bjeto y los más atentos a lassutilezas casi infinitas de las estrategias que despliegan los agente~ sociales en la cánducción corrientede su existencia.

Así, varias décadas de ejercicio de la encuesta en todas sús formas, desde la etnología hastala sociología, desde el cuestionario llamado cerrado hasta la entrevista más abierta, me convencieronde que esta práctica no halla su expresión adecuada en las préscripciones de una metodología amenudo más cientificista que científica ni en las prevenciones anticientíficas de los místicos de lafusión afectiva. Por eso me parece indispensable tratar de expli¿itar las intenciones y los principiosde los procedimientos que pusimos en práctica en la investigación cuyos resultados presentamosaquí. Con ello, el lector podrá reproducir en la lectura de los 'textos el trabajo de construcción 'icomprensión cuyo producto son. I '} ,

1.Durante las diferentes reuniones de trabajo, expuse los objetivos de la investig:¡ción y los principios (provisionales) de laen<revista, que hnbía ext",¡do de algunas experiencias que tiempo atrás había realiz:¡do yo mismo o algunos colaboradorescercanos (en especial, Rosine Christin, Yvette Delsaut, Michel Pialoux y Abdelm:ilek Sayad). En cada ocasión se examinaronatenmmente la elección de los temas y la forma' de la emrev¡;;ta en funcióride las cah.Cterístiéas sociales del potencialen<revistado. En muchos casos, la escucha o la lecN'" de la príme", entrevista plantearon~ nuevas cuestiones (de hecho o deinterpretación) que exigían un segundo encuemro. A continuación, los problem:is, las dificultades y las enseñanz:¡s halladaspor unos y otros du",me la realiz:¡ción de las en<revistas se sometieron regularmente a discusión en el marco de mí seminariodel College de F",nce del.año lectivo 1991-1992. El método se precisó poco a poco en la confrontación continua de lasexperiencias y reflexiones de los participantes, mediante la expliciución y .,Ia codificación progresiva de los rumbos

efectivamente tomados.

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Una comunicación "no violenta"

Tratar de saber qué es lo que se hace cuando se establece una relación de entrevista es, en primer lugar,intentar conocer los efectos que pueden producirse sin saberlo a raíz de esa especie de intrusiónsiempre un poco arbitraria que está en el origen del intercambio (en particular, por la manera depresentarse y presentar la encuesta, los estímulos brindados o negados, etcétera); es tratar de ponerde relieve la representación que el encuestado se hace de la situación, de la encuesta en general,

.de la relación particular en la que se establece y de los fines que persigue, y explicitar las razonesque lo llevan a aceptar partiCipar en el intercambio. En efecto, con la condición de medir la magnitudy la naturaleza del desfase entre el objeto de la encuesta tal como lo percibe' e interpreta elencuestado, y el objeto que el encuestador le asigna, este último puede tratar de reducir lasdistorsiones resultantes o, al menos, comprender qué puede y qué no puede decirse, las censurasque impiden expresar ciertas cosas Ylas incitaciones que alientan a hacer hincapié en otraS.

Es el encuestador quien inicia el juego y establece sus reglas; es él quien, las más de las veces,asigna a la entrevista, d.emanera unilateral y sin negociación previa, objetivos y usos en ocasiones

1.La oposición tT:ldicional entre los inétodos llatn:1doS cuantitativos, como la encuesta ¡icr cuestionario, y los llatn:1doscualicativOs, como la entrevista, enmascaT:l lo que tienen en común: el hecho de basarse en interacciones sociales que secumplen bajo la coacción de estNetuT:lS sociales. Los defensores de ambas categorías metodológicas ignoT:ln esas estrUctUT:lS,cosa que también hacen, por otT:l pa'rre, los etnometodólogos, propensos, a causa de su visión subjetivista del mundo soc;"l,a desconocer el efecto que las estNetuT:lS objetivas ejercen no sólo en las inreT:lcciones (entre los médicos y las enfermeras,por ejemplo) que registran y analizan, sino cambién en su propia inteT:lcción con las personas sometidas a la observación o

el interrogatorio. '

Sibien la' relación de encuesta se distingue de la mayoría de los intercambios de la existenciacorriente en el hecho de que se atribuye fines de puro conocimiento, sigue siendo, no importa qué sehaga con ella, una relación social que genera efectos (variables según los diferentes parámetros quepueden afectarla) sobre los resultadOSobtenidos.2 No hay duda de que el interrogatorio científico pordefinición excluye la intención de ejercer cualquier forma de violencia simbólica capaz de afectar lasrespuestas; lo cierto es que, en esa materia, no es posible confiar exclusivamente en la bueruvoluntad, porque en la naturaleza misma de la relación de encuesta están ins¡¿riptas todo tipo dedistorsiones. Distorsiones que se trata de conocer y dominar, y ello en la concreción misma de unapráctica que puede ser reflexiva y metódica, sin ser la aplicación de un método o la puesta en acciónde una reflexión teórica.

Sólo la reflexividad, que es sinónimo de método -pero una reflexividad refleja, fundada sobreun "oficio", un "ojo" sociológico-, permite percibir y controlar sobre la marcha, en la realizaciónmisma de la entrevista, los efectos de la estructura social en la que ésta se efectúa. ¿Cómopretenderhacer la ciencia de los presupuestos sin un afán por darse una ciencia de los que uno maneja? Hayque esforzarse, en especial, por hacer un uso reflexivo de las conquistas de la ciencia social paracontrolar los efectos de la encuesta misma y embarcarse en el interrogatorio dominando sus efec-tos inevitables.

El sueño positivista de una perfecta inocencia epistemológica enmascara, en efecto, el hechode que la diferencia no es entre la ciencia que efectúa una construcción y la que no lo hace, sino entrela que lo hace sin saberlo y la que, sabiéndolo, se esfuerza por conocer y dominar lo más comple-tamenteposible sus actos, :inevitables, de construcción y los efectos que, de manera igualmenteinevitable, éstos producen.

Comprender

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mal determinado~, al menos p~ra el encuestado. Esta asimetria se ve reforza<ia por una asirnetría sa-cial, si el encuestador ocupa una posición superipr al encuestado en las jerarquías de las diferentesespecies de capital, en especial del cultural. El mercado de bienes Úngüísti~os y simbólicos que seinstituye en oportunidad de la entrevista varía en su estructura según la reiación objetiva entre elencuestador y el encuestado o -lo que viene a ser lo mismo- ,entre los capitales de todo tipo, y enparticular lingüísticos, de que están provistos.

Tras tornar nota de esas dos propiedades inherentes a la relación de entrevista, nos esforzamos'por poner en práctica todas las medidas posibles para dominar sus efectos (sin pretender an'ularlos);es decir -más precisamente-, para reducir al mínimo la violencia simbólica que puede ejercer-se a través de ella. Intentarnos, por lo tanto, establecer una relación de escucha activa y metódica,tan alejada del mero laisser-faire de la entrevista no directiva corno del dirigismo del cuestionario.Postura en apariencia contradictoria a la cual no es fácil atenerse en la práctica, puesto que, en efecto,asocia la disponibilidad total con respecto a la persona interrogada, elsometimiento a la singularidadde su historia particular -que puede conducir, por una especie de '~imetismo más 9 menos con-trolado, a adoptar su lenguaje y abrazar sus puntos de vista, sentimientos y pensamientos- con laconstrucción metódica, fortalecida con el conocimiento de las condiciones objetivas, comunes a toda

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una categoría.Para que fuera factible una relación de encuesta lo más próxima posible a este límite ideal,

debían cumplirse varias condiciones: no bastaba con actuar, corno lo hace espontáneamente todo"buen" encuestador, sobre lo que puede controlarse consciente o inconscientemente en la inte-racción, en particular el nivel' del lenguaje utilizado y los signos verbales ohoverbales aptos paraalentar la colaboración de las personas interrogadas -que sólo pueden dar una respuesta digna deese nombre al interrogatorio si son capaces de adueñarse de él y co.nvertirse en sus sujetos-, sinoque también había que actuar, en ciertos casos, sobre la estnlCttlra misma de la relación (y, con ello,sobre la estructura del mercado lingüístico y simbólico) y, por lo tanto, sobre la elección misma de. las personas interrogadas y los interrogadores.

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Uno se asombra a veces de que los encuestados puedan poner tanta bU,~navoluntad y complacencia

para responder a preguntas tan desa.belladas, arbitrarias o fuera: de lugar como las que a menudo seles "propinan", especialmente en los sondeos de opinión. Dicho esto, basta con haber realizado una

sola vez una entrevista para saber hasta qué punto es difícil mantener I,aatención en lo que se está

diciendo f;y no sólo en las palabras) y prever las preguntas capaces de inscribirse "naturalmente" en

la continuidad de la conversación, al mismo tiempo que se sigue una especie de "línea" teórica. Lo cual

equivale a decir que nadie está exento del efecto de imposición que pueden ejercer las preguntas

ingenuamente egocéntricas o simplemente distraídas y, sobre todo, del e:feeto de. contragolpe que las

respuestas así arrancadas amenazan con generar en el analista, siempre expuesto a.:tomar con seriedad,

en su interpretación, un artificio que él mismo produjo sin saberlo; Eslo quepcurrió, por ejemplo, cuando

un encuestador, por lo demás tan solícito como atento, preguntó a boca de jarro a un'obrero metalúrgico,

que aa.baba de comentarle la suerte que había tenido por trabajar toda I~vida en el mismo taller, si él,

.personalmente", estaba "dispuesto a irse de Longwy", a lo que obtuvo, una vez pasado el primer momento

de franca estupefacción, una respuesta de cortesía del tipo de las que el 'encuestador y el codificador

apremiados de los institutoS de sondeo registran como un consentimi~nto: "tAhora [tono de asombro]?ii

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Comprender

¿Por qué hacer eso? Irse ... No le veo la utilidad ... No, no creo que vaya airme de Longwy ... Ni siquiera

se me pas6 por la cabeza. En la rpedida en que mi mujer todavía trabaja. A lo mejor, eso es un freno ...

Pero irme de Longwy ... no sé, a io mejor, ¡porqué no?, algún día Nunca se sabe ... Pero todavía no se

me ocurre hacerlo. No se m~ ocurri6, con más raz6n porques,igo No sé, por qué n~ [risas l,no sé, nunCl

se sabe ... ".

Por lo tanto, se decidió dejar a los encuestadores la libertad de elegir a los encuestados entre,SUS conocidos, o entre personas a las cuales podían ser presentados por éstos. En efecto, la proxi-midad social y la familiaridad aseguran dos de las condiciones principales de una comunicación "noviolenta". Por una parte, cuando el interrogador está socialmente muy próximo a quien interroga, leda, gracias a su intercambiabilidad, garantías contra la amenaza de que sus razones subjetivas sereduzcan a causas objetivas y sus elecciones se vivan como libres al arbitrio de los determinismosobjetivos puestos de relieve por él análisis. Por otra parte, se constata que en ese caso también quedaasegurado un acuerdo inmediato -que constantemente se confirma- respecto de los presupues-toS concernientes a los contenidos y las formas de la comunicación: acuerdo que se afirma en laemisión ajustada, siempre difícil de obtener de manera consciente e intencional, de todos los Sig-nos no verbales, coordinados con los signos verbales, que indican cómo debe interpretarse tal o cualenunciado, o bien cómo lo interpretó el interlocutor.'

Pero el universo de las categorías sociales que pueden alcanzarse en las condiciones óptimasde familiaridad tiene sus Iírnite~(aun cuando las homologías de posidón también puedan fundarafinidades reales entre el sod<?logo y ciertas categorías de encuestados, por ejemplo, magistradoso educadores sociales). Para intentar extenderlo lo más ampliamente posible, también habríamospodido recurrir, como lo hicimos en distintas investigaciones anteriores, a estrategias como la

530 consistente en representar roles, componer la identidad de un encuestado que ocupa una posiciónsocial determinada para hacer falsos trámites de compra o pedido de informaciones (en especial,por teléfono). Aquí decidimos diversificar a los encuestadores haciendo un empleo metódico de laestrategia a la que recurrió William Labov en su estudio del habla negra de Harlem: para neutralizarel efecto de imposición de la lengua legítima, pidió a jóvenes negros que realizaran la encuestalingüística; del mismo modo, todas las veces que fue posible nosotros intentamos neutralizar uno delos principales factores de distorsión de la relación de encuesta capacitando en las técnicas de éstaa personas que podían ten~r acceso con familiaridad a categorías de encuestados que deseábamos

cubrir.Cuando un joven físico íriterroga a otro joven físico (o un actor a otro ~ctor, un desocupado a

otro desocupado, etcétera) con el que comparte la casi totalidad de las características capaces defuncionar como grandes factores explicativos de sus prácticas y representaciones y al cual está unidopor una relación de profunda familiaridad, sus preguntas se originan en sus disposiciones, obje-tivamente armonizadas con las del encuestado; no hay razón alguna para que, las más brutalmenteobjetivantes de esas preguntas se manifiesten como amenazantes o agresivas, porque su interlocu-

~ ~Lossignos de feed-back que E. A. Scheglolf llama respuestas distintivas [tokens], los "Si"••Ah, bueno', 'Desde luego', "¡Oh!",Y también los obeceos aprobadores. las mir:ldas, las sonrisas y los information receipts, signos corpOr:lles o verbales deatención, interés, aprobación, aliento, reconocimiento, son la condición de la adecuada continuación del intercambio (atal punto que un momento de desatención, de distracción de la mir:lda, a menudo b:>stanpara suscitar en el encuestadouna especie de molestia que le hace perder el hilE>de su discurso); colocados en el momento oportuno, atestiguan b

participación inleleerual Y afeaiva del encuestador.

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Un ejercicio espiritual

Compr~nder

tor sabe perfectamente que comparte con él lo esencial de lo que'lo llevan a transmitir y, al mismotiempo, los rie~gos a los que se expone al transmitirlo, y el interrogad;r tam~oco puede olvidar queal objetivar al interrogado se objetiva a sí mismo, como lo testimonian las correcciones que intro-duce en tales o cuales de sus preguntas, pasando del ttí objetivante al se o uno ron] que remite aun colectivo impersonal, Y luego al nosotros, en el que afirma claramente que la objetivación tam-bién lo incluye: "Es decir que todos los estudios que tú has hecho, qJe uno hace, nos inclinan másbien a Cj'uenos guste la teoría". y la proximidad social con la persona irterrogada es, sin duda, lo queexplica la impresión de desasosiego que dijeron que habían experimentado casi todos los interro-gadores que estaban situados en una relación semejante, a veces a lb largo :~e toda la entrevista, yotras, a partir de un momento preciso del análisis: entodos estoS casos, en e:fecto, el interrogatoriotiende naturalmente a convertirse en un socioanálisis de a dos, en el cual el analista está atrapado ypuesto a prueba en la misma medida que la persona a la que interroga.

Pero la analogía con la estrategia empleada por Labo\" no es perfecta: no se trata únicamentede recoger un "discurso natural" lo menos afectado posible por el efecto de la asimetría cultural;también hay que construirlo científicamente, de manera tal que tran~mita los elementos necesariospara su propia explicación Como resultado de ello, las exigencias impuestas a los encuestadoresocasionales aumentan considerablemente, Y aunque con cada uno de ellos. se hayan realizadoI .

entrevistas previas, destinadas a recoger toda la información de que disponían sobre el encuestadoya definir las grandes líneas de una estrategia de interrogatorio, hub6 que excluir de la publicaciónuna buena cantidad de las encuestas efectuadas en esas condiciones: ~:msmitían poco más que datossociolingüísticos incapaces de proporcionar los instrumentos de su propia interpretación.'

A los casoS en que el sociólogo, en cierta forma, logra darse un sustituto, se añaden las relacio-nes de encuesta en las que puede superar parcialmente la distancia social gracias a las relaciones defamiliaridad que lo unen al encuestado y a la franqueza social, favorable al hablar claro, que asegurala existencia de diversos lazos de solidaridad secundaria capaces d~ dar gJrantías indiscutibles de-comprensión bien predispuesta: las relaciones de familia o las amistades de infancia o, -según ciertaSencuestadoras, la complicidad entre mujeres, permitieron en más de un caso superar los obstáculosvinculados a las diferencias entre las condiciones y, en particular, el temor al desprecio de clase que,cuando se percibe al sociólogo como socialmente superior, a mepudorefuerza el miedo -muy

general, si no universal- a la objetivación.

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IPero los mecanismos y subterfugios que pudimos imaginar para redubr la distancia tienen sus limites.Aunque la transcripción permita advertir el ritmO, el tempo de la oralidad, basta con leer algunasentrevistas para ver todo lo que separa los discursos arrancados fragmento por fragmento de losencuestados más alejados de la situación de encuesta con respecto a los' d,e quienes están algo así

~ IUna de las grandes rúzones de esoS f~casos reside sin dud:! en el perfecto acuerdo entre el interrogador Y el interrogado, quepermite la actuación con toda libertad de la tendencia de los encuestados a decirlo todo (com6 1:1ffi:lyoría de los testimoniosy documentos históricos), salvo lo que es evidente, lo que nO hace falu decir (por ejemplo, .:~na actriz, en C".lSOde dirigirsea un actor, puede omitir tod:! una serie de presupuestos referidos a las jerarquí:lS en~ los géneros y los directores, Y",mbién¡as oposiciones cortStitutiv:lS dd campo teutr:ti ~n d~termirt:ldO momento). Así, pues, todo irtlerrogalorio se sitúa enlre doslimites que sin duda jam:h; se alcanZ:1n: 1:1coincidencia toral ~nlre ~I encues",dor y el ~ncuestado, en la que nada podría decirseporque, al na cuestionarse nada, no haría f:llla decirlo, y la divergencia toul, en que la comp.rensión y la confianZ:l resultanan

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Comprender

como adaptados de antemano (a yeces, demasiado bien) a lo solicita"do,al menos tal COlTlO ellos 10conciben. Éstos dominan tan perfectamente la situación que en algunas oportunidades logranimponer al encuestador su definición del juego. "

" Cuando no hay nada que neutralice o suspenda los efectos sociales de la asimetría ligada a ladistancia social, lo único que cabe esperar son palabras marcadas lo menos posible por los efectosde la situación de encuesta, al pre~io de un incesante trabajo de construcción. Paradójicament~ esetrabajo está destinado a ser tante?más invisible cuanto más éxito tenga y lleve a un intercambioprovisto de todas las aparienciascie 10"natural" (entendido como lo que sucede habitualmente enlos int~rcambios corrientes de la existencia cotidiana).

Elsociólogo puede conseguir que e! encuestado que se halla socialmente más alejado de él"sesienta legitimado a serlo que es si sabe manifestarle, por el tono y sobre todo por el contenido desus preguntas, que, sin fingir anular la distancia social que los separa (a diferencia de la visión popu-lista, que tiene como punto ciego su propio punto de vista), es capaz de ponerse mentalmente en

su lugar. "Intentar situarse mentaimente en el lugar que el encuestado ocupa en el espacio social para

necesitarlo interrogándolo a partir de ese punto, y ponerse, en cierta forma, de su lado (en el sentidoen que Francis Ponge hablabá de "ponerse de! lado de las cosas"), no es efectuar la "proyecciónde sí mismo en el otro" de la que hablan los fenomenólogos.Es darse una comprensión genéricay genética de lo que él es, fundada t:n e! dominio (teórico o práctico) de las condiciones socialesque lo producen: dominio de las condiciones de existencia y de los mecanismos sociales cuyosefectos se ejercen sobre e! conjunto de la categoría de la que"forma parte (la de los liceístas, los obre-ros calificados, los magistrados; etcétera) y dominio de los condicionamientos inseparablementepsíquicos y sociales vinculados a su posición y su trayectoria particulares en el espacio social. Con-tra la antigua distinción de Dilthey, hay que plantear que comprender y explicar son una sola cosa.

";32 Es~ comprensión no se reduce a un estado de ánimo benevolente. Se ejerce en la manera ala vez comprensible, tranquilizadora e incitante de presentar la entrevista y dirigirla, de hacer que elinterrogatorio y la situación misma tengan un sentido para el entrevistado, y también -y sobre todo-en la problemática propuesta: ésta, como las probables respuestas que suscita, se deduée de unarepresentación verificada de las condiciones en que se sitúa el encuestado y de las que lo producen.Vale decir que el encuestador sólo tiene alguna posibilidad de estar verdaderamente a la altura desu objeto si posee a su respecto un inmenso saber, adquirido, a veces, a lo largo de toda una vida deinvestigación y también, más directamente, durante las entrevistas anteriores con el encuestadomismo o con informantes. Lamayoría de las entrevistas publicadas representan un momento, sin du-da privilegiado, en una larga sucesión de intercambios, Yno tienen nada en común con los encuen-tros puntuales, arbitrarios y ocasionales, de las encuestas realizadas a los apurones por encuestado-res desprovistos de toda competencia específica.

Aun cuando no se manifieste sino de manera completamente negativa, en especial inspiran-do las precauciones y deferencias que deciden al encuestado a confia~y entrar en el juego o exclu-yendo las preguntas forzadas o fuera de lugar, esta información previa es lo que permite improvisar.constantemente las preguntaS pertin~ntes, verdaderas hipótesis que se apoyan sobre una representa-ción intuitiva y provisional de la fórmula generadora propia de! encuestado, para incitarla a deve!arsemás completamente. s

5.En esle aspecto. como en lodos los demás. es indud3ble que nos hañamos comprender mejor si pudié",mos dar ejemplosde los errores rm.s típicos, que C':lSisiempre tienen su origen en la inconsciencia y la ignoranci:l. Es inevitable. que algunas

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Aunque pueda procurar el equivalente teórico del conocimie>nto práctico asociado a l3.proximidad y la familiaridad, el conocimiento previo más profundo seguirá siendo inCapaz de llevara una verdadera comprensión si no va a la par con una atención al otro y una apertura oblativa quecontadas veces se encuentran en la existencia corriente. En efecto, todo nos 'inclina a otorgar a laspalabras más o menos ritualizadas sobre las miserias más o menos c()munesuna atención casi tanvacía y formal como el ritual" ¿Cómo le va?" que las desencadena. Todos hemos oído esos relatosde conflictos de su~esión o vecindad, de d1fiCu!tadesescÜlares o rivalidades de oficina que captamosa través de categorías de la percepción que, al reducir]o personal a lo impersonal, el drama singularal hecho misceláneo, permiten una especie de economia de pensamiento, interés, afecto; en suma,de comprensión. Y en el momento mismo en que se movilizan todo~ los recursos de la vigilanciaprofesional y la simpatía personal, nos cuesta arrancamos del adormecimiento de la atención quefavorece la ilusión de lo ya visto y ya escuchado, para entrar en la singularidad de la historia de unavida e intentar comprender, a la vez en su unicidad y su generalidad, los dramas de una existencia.La semicomprensión inmediata de la mirada distraída y trivializan te desalienta el esfuerzo que hayque realizar para desgarrar la pantalla de las palabras comunes en las'que cada uno de noSotros vi-

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ve y expresa tanto sus pequeñas miserias como sus mayores desdichas. Es qúe el "uno" ["on ''J. filo-sóficamente estigmatizado Y literariamente poco considerado, que todos sentimos la te moción deusar, con sus medios desesperadamente "inauténticas", sin duda es lo másdifícil de escuchar paralos "yo" ['le"] que, por la más común de las reivindicaciones de singularidad, creemos ser.

Así, a riesgo de ser chocante tantO para los metodólogos rigurosos como para los hermeneu-tas inspirados, yo diría de buen grado que la entrevista puede considerarse como una forma de ejerci-cio espiritual que apunta a obtener, mediante el olvido de sí mismo/una verdadera conver:sión dela mirada que dirigimos a los otros en las circunstancias corrientes de la vida.6 El talante acogedor,que inclina a hacer propios los problemas del encuestado, la aptitud 'para tornarlo y comprenderlo.tal como es, en su necesidad singular, es una especie de amor intelectual; una mirada que consien-, te en la necésidacl, a la manera del "amor intelectual a Dios", es decir, al orden natura], que Spinoza

consider;¡ba la forma suprema de conocimiento. '11

1

La resistencia a la objetivación

No habría que creer 'qúe. gncias a la sola virtud de la reflexividad,el'isociólogo pueda alguna vez

controlar por completo los efectos -siempre extremadamente complej6s y múltiples- de la relación

de encuesta, porque los encuestados también pueden jugar con ella, consciente o inconscientemente,

para intentar imponer su definición de la situación y volcar en su provech9 un intercambio entre cuyas

apuestas se cuenta la imagen que tienen de sí, y que quieren dar y darse ,a sí mismos. Esto tiene lugar

en una situación en la que, al evocar -como los incita el objeto de la enctiesta- "I,p que no camina" en

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de las virtudes de un interrogatorio atentO a sus propios'efectos pasen inadvertidas/porque se manifiestan sobre todo enausencias. De ahí el interes de los interrogatorios burocr:íticosque se analizarán más adelante (p. 545):verdaderos ex;ímenesd~arte ,deviviren los que el encuestador, encerrado en sus presupuestOSinstilUcionalesYsus certezas éticas, mide la capacidadde los encuestados para adoptar la conducta 'conveniente", ponen de relieve, en 'Conrraste,todas las preguncis que el respetofundado en el conocimiento previo \leva a o..,<duirporque son incompatibles con una representacíón adecuad:¡'de la silUaciónde la persona interrogada o de la filosofía de la acción que compromete en su práCtica.J6

.'. .,podriamos citar 3quí a EpictelOOMarco Aurelio cuando evocan el ralante que lleva a acoger con benevolencia todo lo quedepende de la causa. universal, asentimiento (próstbesis) gozOSOcon respectO al m"iJndonatural.\

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Comprender

,sus vidas. se exponen a todas las presunciones negativas que recaen sobre los males y la'desdicha mientras

"no saben deslizarse en las formas legítimas de expresión de las miserias genuinas: las que proporcionan la

política. el derecho. la psicología'; la literatura. Así. por ejemplo. en muchas entrevistas (particularmente

con miembros del Frente Nacional) la relación social entre el encuestado y el encuestador produce un efecto

de censura muy poderoso. redoblapo por la presencia del grabador. sin duda es eso lo que hace inconfesables

ciertas opiniones (salvo en contados instantes o por lapsus). Algunas entrevistas exhiben numerosas huellas

deftrabajo que hace el encue~tadp para dominar las coacciones'inscriptas en la situación. mostrando que

es capaz de tomar ensus maMas ~u propia objetivación Yadoptar sobre sí mismo el punto de vista refle-

xivo cuyo proyecto está inscripto en la intención misma de la encuesta.Una de las maneras más sutiles de resistir a la objetivación es. así. la de los encuestados que. al jugar

con su proximidad social con ,el encuestador. intentan. más inconsciente que conscientemente. proteger-

se de él prestándose supuest~me!"te al juego e intentando imponer. no siempre a sabiendas. una apariencia

de autoanálisis. Pese a lo que pueda parecer. nada está más alejado de la objetivación participante -en la

que el encuestador asiste al encuestado en un esfuerzo. doloroso y gratificante a la vez. por destacar los

determinantes sociales de sus opiniones y prácticas en lo que pueden tener de más difícilde conFesaryasumir-

que la Falsaobjetivación complaciente. desmistificación a medias y por ello doblemente mistificadora. que

procura todos los placeres de la1lucidez sin pon~r en cuestión nada esencial.Mencionaré un solo ejemplo: "Hay una especie de malestar que'hace que no sepa adónde meterme

[... ]. socialmente ya no sé muy bien dónde estoy ... A lo mejor es a nivel del reconocimiento del otro [... J.Me doy cuenta de que en función de la posición social que ocupas. el otro te dirige una mirada completa-

mente diferente. y la verdad es que es bastante perturbador. No me resultaba Fáciltener varios status

sociales. a veces no conseguía se~tirme bien en ellos. sobre todo a través de la mirada de los otro~ •. etcétera.

etcétera.Puede suceder que palabras femejantes. que sobre una confesión aparente aplican la apariencia de una

explicación. provoquen que el encuestador se reconozca en ellas porque están construidas de acuerdo

con instrumentos de pensamiento y formas de expresión cercanos a los suyos. una especie de narcisis-

mo intelectual que puede combinarse con el deslumbramiento populista o disimularse en él.Así. cuando la hija de un inmigrante evoca. con mucha desenvoltura. las dificultades de su vida

desgarrada ante un encuestador que puede encontrar en algunas de sus palabras ciertos aspectos d~ suexperiencia de la situación de inestabilidad. ella. paradójicamente. logra,hacer olvidar el principio de la

muy estilizada visión que propone de su existencia. es decir. los estudios de letras que realiza yque le

permiten ofrecer a su inte'rlocutor una doble gratificación: la de un discurso lo más próximo posible a la

idea 'que él se hace de una categoría desaventajada Yla de una realización formal que suprime todo

obstáculo ligado a la diferencia social y cultural. Habría que citar aquí todo; tanto las preguntas como

las respuestas: J

ENCUESTADOR:Lo tomo de conciencio se produjo cuando llegaste o Francia. ¿Pero tomo de conciencio de

qué. exactamente?ENCUESTADA:Toma de:conciencia de lo real. en el sentido de'que para mí es ahí donde las cosas van a

empezar a delinearse. Vivo realmente la separación de mis padres. Tiene sentido para mí. en realidad. a

partir del momento en q~e paso del período en que viví con ellos allá, en fin. co~ ;"-imadre y su familia

[enMarruecos. donde Jomadre'~e quedó después de lo separación). aaquí. cuando descubro finalmente a mi

padre. Es la primera vez que vivimos verdaderamente juntos. Incluso cuando estaba casado con mi ma-

dre su vida social la tenía aq~ [en Francia]. así que se veían poco y lo veíamos poco. Tuve la impresión

de que era alguien al que descubría verdaderamente por primera vez [... ]. Entraba en mi vida a' partir

I/

00"00'00;) J OO\JC

Comprender

del momento en que íbamos. a vivir. juntos. Asi que, con la toma de concie(lcia por ~se lado, la separa-, I~

ción cobra sentido. Una se da cuenta de que nunca vivió con el padre que tiene. (... ] Y además, también

toma de conciencia de otro paisaje. Ya no es el mismo espacio-tiempo [....J, Sabes que pasas de tu ma-

dre a tu padre. Eso también te excita un poco, en cier.:a manera. pero la realidad, de hecho, viene poco

a poco a colorear y dar origen a lo que pasó. Entonces ya no es el mismo p.aisaje, la misma gente; ya no

es el mismo espacio-tiempo. Enmi caso. entro en un período basunte vago a partir del momento en que,

si quieres, en lo sucesivo habrá que tender un puente entre dos mundos que:,para mí, están radicalmen-

te separados. Me quedé un poco en eso, en esa separación, que supera por lejos laseparadón padre-madre.

[Un poco mós adelante.] De hecho, tengo la impresión de estar anclada en ~Igo. Y que lo que se.plantea

ahora es si voy a seguir ahí o voy a tratar de salir totalmente. Con franqueza, mucho no lo creo. Así que

seguramente siempre estaré a medio camino. Laverdad es que no me interesa ser así o asá. Ganas de

mantener esa especie de corriente de aire, un hueco. No sé, i

Como vemos, la entrevista se convierte en un monólogo en el que la misma encuestada plantea las

preguntas y responde abundantemente, sin darse respiro, con lo que im~one al ehcuestador (quien,sin lugar a dudas, no pide algo mejor) no sólo su problemática, sino su estilo': ("LAquí te sientes

desnaturalizada?", o bien "¿Cuál es tu mayor insatisfacción?") y excluye de ractot~do interrogatorio

sobre datos objetivos de su trayectoria, al margen de los que entran en el proyecto de autorretrato

tal como ella pretende efectuarlo. ;¡

En esta relación de intercambio, cada uno engaña un poco al otro engañándose a sí mismo: el encuesta-

dor se aferra a la"autenticidad" del testimonio de laencuestada porque cree h~ber descubierto una palabra

en bruto, densa, inviolada, que otroS no supieron ver o suscitar (ciertas formas más ,omenos estilizadas

del discurso campesino u obrero pueden ejercer una seducción parecida); la encuestada finge ser el

personaje que se espera en este encuentro, la inmigrante. y se asegura así, sin tener que reivindicarlo

abiertamente, el reconocimiento del valor literario de su palabra, a lalvez testimonio sincero de

desgarramiento interior y búsqueda de la salvación por la forma estilística. ~

• Si esta lógica del doble juego en la confirmación recíproca de las identidades h~lIa un te~reno particularmente

favorable en el cara a cara de la relación de encuesta. no está en acción únicamente .en las en~revistas .•malogradas"(bastante numerosas) que tuvimosque eliminar;podría citar obras que me parece que lo ilustran perfectamente.comocierunovela reciente de NinaBouraoui(La vareuseinterdito,París,GaJllmard,'1990)y,';'ás en general.algunasnuevas formas de la literatura populista que. con la apariencia de acumularlas. eluden lAS exigenci2,S del testimonio

~J"

auténticamente sociológico Y las de la novela auténticamente liten.ria. porque tienen por punto ciego su propio

punto de vista. Pero el ejemplo por excelenciame parece la novela de David Lodge, Small World (Nueva York,Warner Books, 198'l) [traducci6n francesa, Untout petit monde,París. Rivages,';.'991; traducci6n castellana. Elmundo os un pañuelo, Barcelona. Anagrama, 1998],de.mistificaci6n mistificadora que exhibe todos los lugarescomunes de la representación complaciente. falsamente lúcida y verdaderamente ri~a.rcisista.que a los universitarios

les gusta dar{.e) de si mismos y de su universo, y que, 16gicamente.conoci6 un i~mensq éxito en los medios de

éstos y. más en general. en los que tienen un barniz. de estudios universitarios. !

Sin duda, lo esencial de las "condiciones de felicidad" de la entrevista permanece inadvertido.Alofrecerle una siruación de comunicación completamente excepcional, liDerada de las restriccio-nes, en particular temporales, que pesan sobre la mayoña de los in~ercam~ios cotidianos, y darleacceso a alternativas que lo incitan o autorizan a expresar malestares, faltas o demandas que des-cubre al expresarlas, el encuestador contribuye a crear las condiciones de aparición de un discursoextraordinario, que podña no haberse enunciado jamás y que, sin embargo, ya estaba ahí, a la espera

¡¡______________.. L. . - -_.------------~'--------

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,.~.'

:¡I 536!--

Comprender

de sus condiciones de aetualización.7 Aunque sin duda no perciben conscientemente todos los signosde esta disponibilidad (que' exige, des<;le ya, un poco más que una simple conversión intelectual),ciertos encuestados, sobre todo :Josque se cuentan entre los más indigentes, parecen aprovechar estasituación como una oportunidad excepcional que se les brinda para testimoniar, hacerse oír, llevarsu experiencia de la esfera privada a la esfera pública; una oportunidad también de explicarse; enel sentido más completo del ténpino, vale decir, de construir su propio punto de vista sobre sí mismosyel mundo y poner de relieve, dentro de éste, el P!LI)to a partir del cual se ven y ven el mundo, sevuelven comprensibles y se justifican, en principio para sí mismos.8 Incluso puede suceder que, lejosde ser simples instrumentos en las manos del encuestador, dirijan en cierto modo la entrevista y quela densidad e intensidad de' su discurso, así como la impresión que a menudo dan de experimentaruna especie de alivio, e incluso de realización, evoquen en ellos la dicha de expresiÓn.

Es indudable que puede hablarse entonces de autoanálisis provocado y acompañado: en másde un caso, tuvimos la sensación de que la persona interrogada aprovechaba la oportunidad deinterrogarse a sí misma que se le brindaba y la licitación o la solicitación que le aseguraban nuestraspreguntas o nuestras sugerenCias (siempre abiertas y múltiples, y con frecuencia reducidas a unaespera silenciosa) para efectuar un trabajo de explicitación, gratificante y doloroso a la vez, yenun-ciar, a veces con una extraordinaria intensidad expresiva, experiencias y reflexiones reservadas o

reprimidas durante largo tiempo.

Una construcción realista

Aunque pueda vivirse comortal, el acUerdo que entonces se concertó entre las previsiones ydeferencias del encuestad~r, por una parte, y las expectativas del encuestado, por otra, no tiene nadade milagroso. El verdadero sometimiento a lo dado supone un acto de construcción fundado en eldominio práctico de la lógica social según la cual se construye ese dado. Así, por ejemplo, sólo puedeentenderse realmente lo que se dice en la conversación, ,en apariencia completamente trivial, entretres liceístas si -evitando reducir a las tres adolescentes a los nombres de pila que las designan, comoen tantas sociologías de grabador- se sabe leer, en sus palabras, la conformación de las relacionesobjetivas, presentes y pasadas, entre su trayectoria y la estructura de los establecimientos escolaresa los que concurrieron y, con ello, toda la constitución y la historia del sistema de enseñanza que allíse expresa: contrariamente a lo que podría hacer creer una visión ingenuamente personalista de lasingularidad de las personas sociales, la puesta de relieve de las estructuras inmanentes en las pala-bras coyunturales pronunciadas en una interacción puntual es lo único que permite volver a captarlo esencial de lo que constitu)'e la idiosincrasia de cada una de las jóvenes y toda la complejidad

singular de sus acciones y reacciones.El análisis de la conversa~ión, así entendido,9lee en los discursos no sólo la estructura coyun-

7.El tnbajo 'socr:ítico' de ayuda a la explicitación apunta a propon~r sin imponer, a formular sugerencias, a vecesexplícitam~nte presentad05 como tales ("¿Lo que usted qui~;e decir no es que, .. ?") y,destinadas a brindar prolong:1cionesmúltiples y abiertas a 105 palabns del encuestado, a sus vacilaciones o a sus búsquedas de expresión.

8.De tal modo, observé en varias oc05iones que el encuestado repetía con visible satisfacción 1:lpalabn O la frase que lo había

'. clarificado con respecto a sí mismo, es decir, con respecto a su posición (como el término "fusible", que empleé para designar1lIposición crítica de un encuestado en la jerarquía de su institución y que, por sus connotaciones, evocaba con precisión

las extremas tensiones que lo atraveSaban).

9.Es decir, en un sentido muy diferente del que se le da cuando se toma por objeto la m:lner.l de manejar la conversación, por

t

CGC90CGOüC0000QOOOOdOD000QOOOO~000C

..:y-•. ,'.. f"." ." ..~ Comprender

tural de la interacción como mercado, sino también las estructuras invisibles que la organizan, valedecir, en este caso en particular, la del espacio social en que las tres jóvenes se sitúan desde el origen,y la del espacio escolar dentro del cual recorrieron trayectorias diferentes que, aunque pertenezcanal pasado, siguen orientando su visión de ese pasado y de su futuro educativo, y también de sí

mismas en lo que tienen dI;' más singular.lO

Así, contra la ilusión consistente en buscar la neutralidad en la anulación del observador, hay queadmitir que, paradójicamente, la única "espontaneidad" es la construida, pero..mediante unaconstn.¡cción realista. Para darlo a entender -<:l, al menos, hacerlo sentir-, mencionaré una anécdotaen la que se :verá que la investigación puede poner de manifiesto las realidades que pretenderegistrar únicamente cuando se apoya sobre un conocimiento previo de esas realidades. En laencuesta que realizamos acerca del problema de la vivienda, para escapar a la irrealidad abstractade las cuestiones de preferencia, especialmente en matt:ria de compra o alquiler, se me habíaocurrido pedir a los encuestados que enumeraran sus residencias sucesivas, las condiciones en quehabían tenido acceso a ellas, las razones y causas que los habían decidido a elegirlas o dejarlas, lasmodificaciones que les habían efectuado, etcétera. Así concebidas, las entrevistas se habíandesarrollado, en nuestra opinión, de m,mera extremadamt:nte "natural", y suscitaron testimonios de

una sinceridad inesperada.Ahora bien, tiempo después oí en el metro, absolutamente por casualidad, una conversación

entre dos mujeres de unos 40 años: una de ellas, instalada recientemente en un nuevo depar-tamento, relataba la historia de sus viviendas sucesivas, y su interlocutora se comportaba exacta-mente como si siguiera la regla que nos habíamos prescripto par.¡ efectuar nuestras entrevistas. Éstaes la transcripción que hice de memoria muy poco después: "-Es la primera vez que me instaloen un departamento nuevo. Está verdaderamente bien ... -La primera vivienda que tuve en Parísestaba en la rue Brancion, era antigua y no la habían remodelado desde la guerra de 1914. Habíaque reconstruir roda, pero estaba roda patas para arriba. Y además los techos estaban tan enne-grecidos que no pudimos recuperarlos. -Claro, es mucho trabajo ... -Antes, con mis padres,habíamos vivido en una casa sin agua. Con dos hijos, era fantástiCO tener un baño. -En lo de mispadres era igual. Pero sin embargo no estábamos sucios. Dicho esto, es tanto más fácil ... -Despuésestuvimos en Créteil. Era un edificio moderno, pero que ya tenía unos 15 años ... ". El relato continuóasí, con toda naturalidad, entrecortado por intervenciones destinadas, sencillamente, a "acusarrecibo", por la mera repetición en el modo afirmativo o interrogativo de la última frase pronunciada,o bien a manifestar interés o afirmar la identidad de los puntos de vista ("Es duro cuando uno traba-ja todo el día parado ... " o "En lo de mis padres era iguaL .. O); esta participación, mediante la cualuno se mete en la conversación y compromete así a su interlocutor a hacer lo mismo, es lo que dis-tingue con mayor claridad la conversación corriente, o la entrevista tal como nosotros la realizamos,de la entrevista en la que el encuestador, deseoso de neutralidad, se prohíbe todo compromiso

personaLTodo opone esta forma de mayéuticil a la imposición de problemáticas que, con una ilusión de

"neutralidad", efectúan numerosas encuestas mediante sondeos, cuyas preguntas forzadas y

ejemplo, las estr:ltegias de apertur:l y cierre, haciendo abstracción de b.s c:>rJcteri.s(icJ.s sociales y cultur:lies de los p:¡rticipantes.

10.Habría. podido citar igualmente la ~ntrevisu con un joven lict:isr:l. hijo tlt:: inmigrJnlt:. que:: t::suna ejemplificación, en el sen [idoque le da Goodman, del análisis de las tr.lnsformaciones dd sistema ele ""sen,,nz:¡ que condujo a la multiplicación de losexcluidos del inlen"or, la encues[:J, en cuestión er:l un:l "mut::str:¡" pt::rft:cta. sit:'mpr~ c::n los {¿rmino:; de Goodman, de esa nueV:l

categoría de- liceístas.

. 538

Comprender

artificiales producen íntegramente los artificios que creen registrar -sin hablar de esas entrevistastelevisivas que arrancan a los entrevistados palabras directamente originadas en las que la televisión'pronuncia al respecto-.t' Primera diferencia, la conciencia del peligro, fundada en el conocimientode la labilidad de lo que se denomina opiniones: las disposiciones profundas son accesibles a variasformas de expresión y pueden reconocerse en formulaciones preconstituidas (las respuestaspreestablecidas del cuestionario cerrado olas palabras prefabricadas de la política) relativamentediferentes. Loque significa que nada es más fácil de efectuar y, en cierto sentido, más "natural", que••-

I~la imposición de problemáticas: prueba de ello, las tergiversaciones de la opinión que operan contanta frecuencia, y con toda la i~ocencia de la inconsciencia, en los sondeos de opinión (así pre-dispuestos a servir de instrumentoS' de una demagogia racional) y también, más en general, losdemagogos de todas las convicciones, constantemente atareados en ratif¡'car las expectativasaparentes de individuos que no siempre tienen los medios de identificar sus verdaderas carencias.

1l

El efecto de imposición que se ejerce con el pretexto de la "neutralidad" es tanto más perniciosocuanto que la publicación de las opiniones así atribuidas contribuye a imponerlas y a garantizarlesuna existencia social, lo que brinda a los encargados de los sondeos la apariencia de una conva-lidación apta para reforzar su credibilidad Ysu crédito.

Se advierte el fortalecimiento que la representación empirista de la ciencia puede hallar en elhecho de que el conocimiento riguroso suponga casi siempre una ruptura más o menos clamorosa,y siempre expuesta a parecer el efecto de una petición de principios o una idea preconcebida, conlas evidencias del sentido común, habitualmente identificadas con el buen sentido. En efecto, bastacon abandonarse, abstenerse de toda intervención, de toda construcción, para caer en el error: sedeja entonces el campo libre alas preconstrucciones o al efecto automático de los mecanismossociales que están en acción h~sta en las operaciones científicas más elementales (concepción yformulación de las preguntas, definición de las categorías de codificación, etcétera). Únicamente alprecio de una denuncia activa de los presupuestos tácitos del sentido común se pueden contrarrestarlos efectos de todas las representaciones de la realidad social a las que los encuestados y losencuestadores están continuamente expuestos. Aludo en particular a las producidas por la prensa,escrita y sobre todo televisiva, que se imponen a veces a los más indigentes como enunciadosprefabricados de lo que ellos consideran que es su experiencia propia.

Losagentes sociales no tienen la ciencia infusa de lo que son y lo que hacen; más precisamen-te, no tienen necesariamente acceso al origen de su descontento o su malestar, y las declaracionesmás espontáneas pueden, sin intención alguna de disimulo, expresar algo muy distinto de lo que enapariencia dicen. Lasociología (y es lo que la distingue de la ciencia sin sabios de los sondeos deopinión) sabe que debe darse los medios de poner en cuestión, y en primer lugar en su cuestio-namiento mismo, todas las predonstrucciones, todos los presupuestos que habitan tanto al encues-tador como a los encuestados y 'que hacen que a menudo la relación de encuesta sólo se establezcasobre la base de un acuerdo de los inconscientes.13

'11.Creo necesario recordar aquí unos análisis que en otros lugares desarrollé de mane'" más sistemátiCl (cf. en especial Questíons

de socíológíe, París, Minuit, 1984, pp. 222.~;O).

12.Estas reflexiones están particularmente destinadas a quienes sosti~nen que la critica de los sondeos es una critica de 1:1

democracia.

1~ ,Mediante el análisis detallado de las respuest:ls a un sondeo sobre los políticos (Giscard, Chirac, Marchais. etcétera) concebidocon el modelo del juego chino (si fuera un árbol, un animal, etcétera), demostré que los encuest:ldos, sin saberlb, aplicaban

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" También sabe que las opiniones mis esporitáne"-.s -y podo\anto,:al parecer, las más auténticas-. ,j ,;

con que se contentan el encuestador presionado de los institutos de sondeo y sus mandantes, puedenobedecer a una lógica muy cercana a la que pone de relieve el 'psicoanálisis. Es lo que ocurre, porejemplo, con la hostilidad a priori hacia los extranjeros, que se encuentra a veces en agricultores opequeños comerciantes que carecen de toda experiencia directa con inmigrantes: sólo es posibleatravesar las apariencias de la opacidad y el absurdo que opone a la interpretación comprensiva sise advierte que, por una especie Qe desplaza~iento, ofrece una sol~ción a las contradicciones

1I

propias de esa suerte de capitalistas con ingresos de proletariOs y a su experiencia con el Estado,tenido por responsable de una redistribución inaceptable. Los fundamentos reales del descontentoy la insatisfacción así expresados, en formas tergivers'adas, no pueden tener ácceso a la conciencia-es decir, al discurso explícito- más que a costa de un trabajo que apunte a sacar a la superficie esascosas enterradas en quienes las viven, que no las conocen y, a la vez y en otro sentido, las conocen

mejor que nadie. :! 'El sociólogo puede ayudarlos en ese trabajo a la manera ~e un partero, siempre que posea un

conocimiento profundo de las condiciones de existencia que los producen y de los efectos socialesque pueden ejercer la relación de encuesta y, a través de e1ía, su posición y sus disposicionesprimarias. Pero el deseo de descubrir la verdad, que es constitutivo de la intención científica, quedatotalmente desprovisto de eficacia práctica si no se lo actualiza en la forma de un "oficio", productoincorporado de todas las investigaciones anteriores que no tiene nada de un saber abstracto ypuramente intelec.rual:'se trata de una verdadera "disposición para perseguir la verdad" (héxis toúaletbéuein, como dice Aristóteles en la Metafísica), que predispone a;improvisar sobre la marcha,en la urgencia de la situación de entrevista, las estrategias de presentación de sí mismo y las réplicasadaptadas, las aprobaciones y las preguntas oportUnas, etcétera, a fin de ayudar al encuestado a dar

libre curso a su verdad o, mejor, a liberarse de ella."

Los riesgos de la escritura :,1

Es la misma disposición la que está en acción en el trabajo de construcción al que se somete laentrevista grabada, lo que permitirá examinar más rápidamente'los procedimientos de transcripcióny análisis. Resulta claro, en efecto, que la puesta por escrito más literal (la mera puntuación -porejemplo, la colocación de una coma- puede afectar todo el sentido de una frase) es ya una verdade-ra traducción, e incluso una interpretación. Con mayor raión la que se propone aquí: al romper con

en sus respuest:1S esquemas c135ificaIOriOS (fuerte/débil, ñgido/flexible, noble/innoble, elcélera) de los que !ambién losautores del cuestionario, igualmente sin saberlo, se habían valido en sus pregu~tas: la i~~:lnidadde los comentarios que éstosaportaron a los cuadros esudislicos publicados era una prueba que teslimoniaba su perfecla incomprensión de 105 dalOSque ellos mismos había producido y. afortiori, de la oper:>ción misma medianle la euallós habían elaborado (ef. P. Bourdieu,La Disrinction, Pañs, Minuit. 1979, pp. 625-640 [traducción caslellana: La distinción. Análisis social del criterio selectivo,

Madrid. Taurus, 1991]).

14.No corresponde analiZO:raquí 10das 135par:>dojas del babitus cientifico que supone 'por un lado un trJbajo apuntado a hacerconscientes 135disposiciones primarias socialmente conslituidas con vist:1Sa neulrJlizarlas y desarraigarlas (o, mejor, a "desi.;-corpor:>rlas") y, por el otro, un trJb:ijo _y un entrenamiento- orienudo a incorporJr, y por lo UntO a hacer C3Si"inconscientes".los principios conscientemente definidos de los diferenle5 métodoS 351 PUe510S prácticamente a disposición. (La oposiciónentre los "conocimientos" conscientes y los "conocimientos" inconscientes a' La que recurrimos aquí por 1:15 necesidadesde la lrJnsmisión es, de hecho, compleumenle artificial y falaz: en realidad, 105 principios de la pr:íctica científica puedeneSlat presenles en la conciencia ~n grJdos diferentes, según 105 momentos Y los "niveles" de pr:íetica- y a la vez funcionar

en esudo pr:íetiCD, en la forma de disposiciones incorporJd35.)

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Comprender

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la i1u-,?iónespontaneísta .del discurso que "habla de sí mismo., juega deliberadamente con lapragmática de la escritura (en especial, mediante la introducción de títulos y subtítulos construidos'con frases tomadas de la e~trevist£) para orientar la atención del lector hacia los rasgos sociológi-cos pertinentes que la percepción:desarmada o distraída dejaría escapar.

El acta del discurso obtenido que produce el autor de la transcripción se somete a dos seriesde coacciones a menudo difíciles de conciliar: las de la fidelidad a todo lo manifestado durante laentrevista, que no se reduce a lo que realmente se registró en la cinta magnética, llevarían a intentarrestituir al discurso todo lo que el paso al escrito y las herramientas de la puntuación, muy débilesy pobres, tienden a quitarle, y que con mucha frecuencia constituye todo su sentido e interés; perolas de la legibilidad, que se definen en relación con potenciales destinatarios que poseen expectati-vas y capacidades muy diversas, prohíben la publicación de una transcripción fonética provista delas notas necesarias para restituir todo lo perdido en el paso de la oralidad a la escritura, es decir,la voz, la pronunciación (en especial, en sus variaciones socialmente significativas), la entonación,el ritmo (cada entrevista tiene,su tempo particular, que no es el de la lectura), el lenguaje de los ges-tos, la mímica y toda la postura corporal, etcéteraY

Así, transcribir es necesariamente escribir, en el sentido de reescribir:16 como el paso de laescritura a la oralidad que opera ~l teatro, el paso inverso impone, con el cambio de soporte, ciertasinfidelidades que son, sin duda, l~condición de una verdadera fidelidad. Lasantinomias bien conoci-das de'la literatura popular están ahí para recordar que trapsmitir tales o cuales palabras no es darrealmente la palabra a quienes ha.bitualmente no la tienen. Están los tropiezos, las reiteraciones, lasfrases interrumpidas Y prolongadas por gestos, miradas, suspiros O exclamaciones; están lasdigresiones laboriosas, las ambigüedades que la transcripción rompe inevitablemente, las referen-cias a situaciones concretas, sucesoS vinculados a la historia singular de una ciudad, una fábrica ouna familia, etcétera (y que el locutor evoca con tanta más naturalidad cuanto más conocido es suinterlocutor, que, por ende, está más familiarizado con todo su ambiente).

Así, pues, en nombre del respeto debido al autor, en ocasiones tuvimos que decidir, para-dójicamente, aligerar el texto de algunas elaboraciones parásitas, ciertas frases confusas, ripios omuletillas (los "bueno" y los "eh") que, aunque den su coloración particular al discurso oral y cum-plan una función eminente en la comunicación, ya que permiten sostener una conversación quepierde el aliento o tomar al interlocutor como testigo, enturbian y embrollan la transcripción hastatal punto que, en ciertos casos, la hacen totalmente ilegible para quien no haya escuchado eldiscurso original. Del mismo modo, nos autorizamos a aligerarla de todas las declaracionespuramente informativas (sobre el origen social, los estudios, la profesión, etcétera), siempre que esos

15.Se sabe. por ejemplo, que la ironia, que a menudo nace de Urul discordancia voluntaria entre la simbólica corporal y la simbólicaverbal. o entre diferentes niveles de la enunciación verbal. casi inevitablemente se pierde en la transcripción. Ocurre lo mismocon las ambigüedades. los dobles sentidos, las incertidumbres Y la vaguedad. tan características del lenguaje oral. que laescritura rompe casi ineludiblemente. en especial debido al efecto de la puntuación. Pero est:í también toda la informaciónque se inscribe en los nombres propios; inmediatamente elocuentes para las íntimos dei universo (y que casi siempre huboque eliminar. para preservar el anonim:lto de los encuestados). nombres de personas, lugares, instituCiones, a los cuales seconectan :l m~nudo divisiones estr'líetU~ntes: es el caso de la oposición entre el teatro de investigación }' el [earro de bulevar,que da su sentido a la confusión de una actriz entrevistada entre el nombre de una comediante de bule, .• r y una gran tr:ígicaclásica, verdadero lapsus significativo a tr.lvés del cual delata. para quiensepa esCucharlo. toda la verdad de un fracaso ligado

a una mala orientación inicial entre los dos caminos. ~

16.eL P. Encrevé, .Sa voix harmonieuse et voilée", en Hors catire. 3, .1985. pp. 42-;1. (Se realizó una transcripción integra [nofonética] de todas las entrevistas [182 en totan. que se archivaron junto can las grabaciones correspondientes.i

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datos pudieran apuntarse, en estilo i~ldjrecto, en el texto ifltroductorio, Pero nunca reemplazamosuna palabra por otra ni transformamos el orden de las preguntas o el desarrollo de la emrevista; porotra parte, se indicaron todos los cortes.

Gracias a la ejemplificación, la concreción y la simbolización que efectún.n y que les confierena veces una intensidad dramática y una fuerza emocional cercanas a las del texto literario, lasentrevistas transcriptas están en condiciones de ejercer un efecto de revelación, muy en particularsobre quienes comparten talo cual de sus propiedades genéricas con el locutor. A la mn.nera de lasparábolas del discurso profético, permiten entregar un equivalente más accesible de análisisconceptuales complejos y abstractos: hacen sensibles, incluso a través de los rasgos en aparienciamás singulares de la enunciación (entonación, pronunciación, etcétera), las estructuras objetivasque el trabajo científico se esfuerza por destacar.17 Capaces de conmover y emocionar, de hablara la sensibilidad sin hacer concesiones al gusto por 10sensacional, pueden entrañar las conversionesdel pensamiento y la mirada que a menudo son una condición de la comprensión.

Pero la fuerza emocional también puede tener como contrapartida la ambigüedad e inclusola confusión de los efectos simbólicos. ¿Es posible trn.nsmitir palabras racistas de tal manera quequien las pronuncia se vuelva inteligible sin legitimar con ello el racismo? ¿Cómo dar razón de suspalabras sin rendirse a sus razones, sin darle la razón? :Vlásbanal mente, ¿cómo evocar, sin excitarel racismo de clase, el peinado de una pequeña empleada y comunicar, sin ratificarla, laimpresión que produce inevitablemente en la mirada habitada por los cánones de la estéticalegítima -impresión que forma parte de su verdad más inevitablemente objetiva-?

Como se ve, la intervención del analista es tan difícil como necesaria. Al asumir la respon-sabilidad de publicar determinados discursos que, en cuanto tales, se sitúan, como lo señalaBenveniste, "en una situación pragmática que implica cierta intención de influir sobre el interlocu-tor", se expone a erigirse en relevo de su eficacia simbólica; pero, sobre todo, corre el riesgo de dejaractuar libremente el juego de la lectura, es decir, de la construcción espontánea -para no calificarla 2:de salvaje- que cada lector hace sufrir necesariamente a lo leído. Juego particularmente peligrosocuando se aplica a textos que no fueron escritos y que, debido a ello, no están protegidos de antemanocontra las lecturas temidas o rechazadas, y principalmente cuando se aplica a determinadas palabraspronunciadas por locutores que distan de hablar como libros y que, como las literaturas llamadaspopulares, cuya "ingenuidad" o "torpeza" son el producto de la mirada culta, muy posiblemente noencuentren el favor de la mayoría de los lectores, aun de los mejor intencionados.

Escoger el laisser-jaire, con el objeto de rechazar toda limitación impuesta a la libertad dellector, sería olvidar que, hágase lo que se hiciere, toda lectura está ya, si no obligada, sí al menosorientada por esquemas interpretativos. Se puede comprobar así que los lectores no enterados leenlos testimonios como si escucharan las confidencias de un amigo o, mejor, palabras (o chismes)referidas a terceros, una oportunidad de identificarse, pero también de diferenciarse, juzgar,condenar, afirmar un consenso moral en la reafirmación de los valores comunes. El acto político,de una especie muy particular, que consiste en llevar al orden de lo público -mediante la pu-blicación- lo que normalmente no llega allí o, en todo caso, lo que nunca lo hace en estaforma,

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Comprender

17.El discurso de la emple-Jda del cerl[rO de clasificación postal, aunque también diga esto, dice mucho m:í.s que lo que 5" dice.con [od:! la frialdad abstracta del lenguaje conceptual. en un análisis de la trayectoria social de los empleados provincianos,muchas veces obligados a pagar con un largo exilio parisiense el acceso a la profesión o el progreso en sus carreras: 'Sonconocidas, por ejemplo. las restricciones en materia de residencia que implican ciertas carreras en las cu.les el acceso a l.profesión -por ejemplo. cheques posules- o el progreso están subordinados a un exilio prolongado •. P. Bourdieu, La

DtslinclÍon, ob. cit., p. 136. .

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Comprender

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quedaría en cierto modo tergiversado o totalmente vaciado de sentido. Así, pues, pareció indis-pensable intervenir en la presentación de las transcripciones, mediante los títulos y subtítulos y so-bre todo con el preámbulo, encargado de proporcionar alleetor los instrumentos de una lecturacomprensiva, capaz de reproducir la postura cuyo producto es el texto. La mirada prolongada yacogedora que se requiere para impregnarse de la necesidad singular de cada testimonio, y que porlo común se reserva a los grandes textos literarios o filosóficos, también puede dirigirse, por unaespecie de democratización ,de la postura hermenéutica, a los relatos corrientes de aventurascorrientes. Como lo enseñaba!Plaubert, hay que aprender a mirar Yvetot con la mirada que se apli-ca con tanta naturalidad a Constantinopla: aprender, por ejemplo, a prestar al matrimonio de unaprofesora con un empleado de correos la atención y el interés que se brindarían al relato literariode una unión desafortunada y a ofrecer a las palabras de un obrero metalúrgico la recepción derecogimientQ que cierta tradición de lectura reserva a las formas más elevadas de la poesía o lafilosofía.18

Nos esforzamos, por lo tanto, por transmitirle al lector los medios de dirigir a las palabras que vaa leer la mirada que explica, que restituye a la encuesta su razón de ser y su necesidad; o, másprecisamente, de situarse eh e!punto del espacio social desde e! cual e!encuestado dirige su vista haciaese espacio, vale decir, e! lugar en el que su visión del mundo se vuelve evidente, necesaria, takenlor granted.

Pero es indudable que no hay escrito más peligroso que e! texto con que e! memorialista debeacompañar los mensajes que se le confiaron. Obligado a un esfuerzo constante para dominarconscientemente la relación entre el sujeto y el objeto de la escritura o, mejor, la distancia que lossepara, debe empeñarse en la:objetividad de la "enunciación histórica" que, según la alternativa deBenveniste, objetiva hechos sin intervención del narrador, al mismo tiempo que rechaza la frialdaddistante de! protocolo de casos clínicos; a la vez que apunta a transmitir todos los elementosnecesarios para la percepción objetiva de la persona interrogada, debe utilizar la totalidad de losrecursos de! idioma (comb el ~stilo indirecto libre o el como si caros a Plaubert) para evitar instau-rar con él la distancia objetivante que lo pondría enel banquillo de los acusados o, peor, en la picota.Esto,mientras se prohíbe también de la manera más categórica (ésa es una de las funciones de! comosi, por otra parte) proyectarse indebidamente en ese alter ego que sigue siendo, quiérase o no, unobjeto, para erigirse abusivamente en el sujeto de su visión del mundo.

El 'rigor, en este caso, consiste en el control permariente del punto de vista, que se afIrmacontinuamente en ciertos detalles de la escritura (por ejemplo, en el hecho de decir su liceo y noel liceo, para indicar que el relato de lo que ocurre en ese establecimiento se formula desde el puntode vista del profesor interrog~do, y no del analista). Es en los detalles de esta especie -que, si no

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18,1.:1recepción del discurso sociológico debe mucho, evidentemente. al hecho de que se refiere al presente inmedialo o'actualidad', como el periodismo. al que, por otra parte, todo lo opone. Es sabido que la jerarquía de los estudios históricoscorresponde al alejamiento de sus objetos en el tiempo. Y es indudable que no se otorgará a la transcripción de una homilíadel obispo de Créteíl, pese a tener la misma riqueza de sutliezas retóricas y habilidades teológico-polílÍC:tS, la misma atenciónque a un texto de Adalberón de Laon, escrito por añadidura en, bllín, y que se atribuirá más valor a unas palabras, sin dudaapócrifas, de Olivier l.efevre, fundador de la dinastía de los Ormesson, que a una entrevista periodístio al último de susdescendientes. Nadie escapa a la lógio del inconsciente académico' que orienta esta distribución a priori del respeto o laindiferencia, y al sociólogo que haya logrado superar en sí mismo esas prevenciones le costará tanto 'más obtener el mínimode consideración exigible para los documentos que produce y los análisis que hace de ellos por el hecho de que los diariosy semanarios están llenos de testimonios sensacionalistas sobre la angustia de los profesores o la ira de las enfermeras,testimonios que, en resumidas CUentas. son más apIos para dar satisfacción a esa forma de buena voluntad convencional

que se concede a las buenas c:lusas.

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Comprender

!fpasan lisa y llanameme inadvertidos, tienen muchas posibiUdad:es de aparecer como meras eie-gancias literarias o solturas periodísticas- donde se afirma constantemente la sepiracion emre"lavoz de la persona" y "la voz de la ciencia", como dice Roland Barthes, y el rechazo de los des-lizamientos inconscientes de una a otra.19

Elsociólogo no puede ignorar que lo propio de su punto de vista es ser un punto de vista sobreun punto de vista. No puede re-producir el correspondiente a su'objeto':y constituirlo como tal alresituarlo en el espacio social, más que a partir de ese punto dé vista muy singular (y, en ciertosentido, muy privilegiado) donde hay que ubicarse para estar en condiciones de captar (mentalmen-te) todos los puntos de vista posibles. Ysólo en lamedida en que e~capaz de objetivarse a sí mismopuede, al mismo tiempo que permanece en el lugar que inexoraplemente se le asigna en el mun-do social, trasladarse con el pensamiento al lugar donde está colocado su objeto (que también es, almenos hasta cierto punto, un alter ego) y captar así su punto de v~ista,es decir, comprender que siestuviera en su lugar, como suele decirse, indudablemente sería y pensaría como él. .•

19.Ese control constante del punto de vista nunca es tan necesario, y difícil, como cua~do la distancia social que hay que superares una última diferencia en la proximidad. Así, por ejemplo, en el caso de la profesora, cuyas locuciones favoritas ("yoculpabilízo", "problemas de pareja", etcetera) pueden tener a la vez un efecto rep~lsivo y desrealizante que impide percibirla realidad del drama que expresan, seña demasiado fácil dejar jugar las asociaciones, de la polémica cotidiana para caraCterizar,caric'lturi:cindolas, una vida y un modo de vivir que sólo parecen tan intolerable~ porque uno [eme reconocer en ellos los

propios.

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G V oc e e L' e oc G ()(} o o o 0 ü (J ü o Ü o 0 0 ü o o CJ0 () C) J () ,"". ." '-..-,

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El interrogatorioPierre Bourdieu y Gabrie!le Bc;/azs

Las encuest:lS admini.:m:ltiv:lS, de l:ls que aquí ;lna:: liZ:lmos algunos ejemploS, son intereS:lntes por" vari:lS razones, En primer lugar, porque dan librecurso a los efectos que, salvo vigilanci:l especi:l!, amena-zan con pes:lr sobre toda relación de encuest:l y permiten:lSíapreciar a contrario la importancia del esfuerzo que,en la re:llizadón de un:l entrevista, hay que hacer paroneutroliz:lrlos: se tr:lta de un C:lSOen que, efectivamente,como lo señalaJohn Gumperz, "pese :llas apariencias deigualdad, reciprocidad Y cprdialidad, los roles de losparticipantes, es decir, el derecho a la palabra y laobligación de responder, están predetem1inados o, almenos, constituyen el objeto de una fuerte coacción", I

Si la violenci:l simbólica inherente a la asimetría entreinterlocutores muy desigu:llmente provistos de capitaleconómico y sobre todo cultural puede ejercerse con unaausencia tan perfecta de discreción, es porque los agentesencargados de lleY:lradelante el interrogatOrio se sientencon mandato y autorización del Estado, poseedor delmonopolio de la violencia simbólica legícima, y po~e,pese a todo, se los conoce Y reconoce como tales, Pruebade ello, la réplica, digna de Kafka, de esa mujer que,somecida a un cu6tionario muy exigente sobre su salud:se asombra: "Hasta eso preguntan", sugiriendo que lamisma encuestadora no es más que el instrumento de unaintención el:lborada en otra parte, "en las altas esferas",

E! an:ílisis de las grobaciones de algunas entrevistasrealizadas por una oficina de estudios (que sin dudanos perdon:lr:í que la mantengamos en el anonimato, ,,)

:1

a pedido del Ministeriu de Investigación Y Tecnologí:l,con ,'ist:lSa evaluar el RMI despu<~s de tres años de su pues-ta en ,'igor, permite captar lo que sep:lra el interrogato-

"tia burocr:ítiCo de las otpS form:ls de interrog:ltorio deEstado, en especial, lap6licial y b judicial, y lo que tie-ne en común con ellas ;,. m:ís ampliamente, con ladasbs encuestas burocr:íticas corrientes,' Aunque -a dife-rencia de la investig:lción judicial y. sobre todo. de la po-licial- se presente (y se viva) como una in,'estig:lcióncientífica, b encuesta :ldministr.Hiva, estrechamente de-terminada por fines burocráticos, est:í ínt,:gr.¡mente di-rigida por intenciones notrn:ltivas, Adem:ís;todo: el mo-mento de re:lliz:lr!:l (el año mismo en que l:l comisión

I 'n:lcional de eV:lluación del RMI debe someter su infor-

Ime al primer ministro), el lugar de su re-.Jliz.¡¡ción(las ofi-cinas de las alcaldías o les centros comun:lles de acciónsocial enc:lrgados de lo~ contr.JtOS de inserción), el con-tenido y la forma de las preguntas (hasta trescientas parauna sola entrevista, hechas sin descnnso ya menudo por

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dos encuestadores); tóc!0' decíamos, incita a los encues-tados a sentirse en la óbligación de establecer l:l legi-timidad de su stattls de beneficiarios del R/>1I (como otros,para obtener un subsidio, una pasanúa o una vivienda,deben justificar su identidad administratiY:l de "solicitantede empleo", "desocupado con derechos vencidos", "jo-ven sin calificación", .padre aislado. o "sin domicilio fijo"),la altem:l~ci:l de pregunt:lS frívolas o irrisori:ls (con

respecto, desde luego, .a la situación y l:ls preocupacio-nes de las pe~on:lS interrogad:lS: •¿Cuál es su esparci-

---------,. -_.~.,.. -----------------'---------------------

introduction a la socio/inguiStique interactionne//e, París. Minuil~ 1989. col. Le sen5,1 :il

~ ~¡>.gradecemosaquí, desde luego sin poder hacerlo con nombre y apellido. a "' persona cjue nos transmitió es"S grabaciones.y remitimos. para todas las informaciones sobre eS~Jencuesta. a "' obra colectiva de la ~t1RE [Mission interministérielle pourla recherche. Misión lnterrninisterial p"r.J la Investigaciónl Y el Plan urbaln, Le ¡<.tI1 a l'éprellVf! desfails: Temloire. insertion,soclélé, Pañs. Ed, Syros Altem.1tive.1991, Esta investigación también dio lugar a un coloquio. efectuado el 8 y 9 de noviembrede 1991. Para 105 análisis regionales, hay que remitirse a 105 13 informes pioducidos por él.;i .

1.J, Gumperz, Engager /a conwrsalion,COlr:n'u'n,p, 15,

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El interrogatorio

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546

,mieflto preferido?") y preguntas tramposas enunciadascon un tono jovial ("¿Es un trabajo declarado?" o "¿Enqué ocupa sus días?") o bien formuladas de una manerairónica ("Vamos, vamos, su apariencia no es la de unenfermo ... "), confiere a veces a la 'entrevista unaviolencia tanto más insostenible cuanto que se ejercecon toda inocencia, con la buena, conciencia de quiencuenta con la doble legitimidad del orden científico y

el orden moral.Nunca se acabaña de enumerar los presupuestos

inscriptos, en cierta forma, en la estructura misma de larelación de encuesca, cuando" como aquí, la asimetñainherente al interrogatorio burocrático encuentra, en ypor la distancia entre los recursos Y disposicionessociales del encuestador y los del encuestado, las condi-ciones de su plena realización. La relación de fuerzas estal que el interrogador no tiene que preocuparse porsaber si los problemas que (se) plantea, problemasinstitucionales que no tienen interés más que para elorganismo solicitante de la encuesta, también le surgen

a la persona a quienes los presenta.El postulado fundamental delimercambio está ins-

cripto sin duda, en esta imposición de problemáticas,basada en la universalización 'del interés particular de lasburocracias. Pero eso no es todo. El interrogatorio,llevado adelante en la lógica de la sospecha, trata alencuestado como disimulador y simulador potencial alque hay que pescar'en la trampa. Además de las preguntaSsobre la forma en que los erremistaS se informaron sobrela existencia del subsidio, lo que piensan de la leyy a quéparte del presupuesto doméstico se afecta el RJ,U, estántambién las que apuntan a descubrir si el encuestado tieneingresos no declarados, si dispone de otrOS recursos, sivive solo (o más bien sola, porque esta pregunta se dirigelas más de las veces a las mujeres) como lo afirma, si nohabrá pedido el RMI para conseguir una cobertura social. 'Corno pesa sobre él la sospecha de la artimaña interesaday la falta de civismo, se le ~preg\Jnta si vota, con unacorrección instantánea que se pretende cómplice: "¡No lepreguntamos por quién!".

En los tres casos presentados aquí --el de una mujerde unos 50 años, que dejó a su marido artesano luegodel fallecimiento de su hijo, la cual, n!J tenía experienciaen trabajos asalariados;, el de un pequeño comerciantede 59 años que regenteé un restaUrante en una barriadapopular hasta que una enfermedad le impidió permane-cer de pie, y el de un joven manipulador de merca'derías, 'criado por su abuela portera a raíz de la muerte de sumadre- las preguntaS llegan a la violencia del interroga-

torio. Trastornadas, desorganizaclas, estas vidas no entranen las categorías previst3s por el cuestionario estándar,concebido para generar respuestaS homogéneas e inca-paz de captar la diversidad de las situaciones que pudieronconducir a la solicitud de un subsidio de supervivencia.Los' signos de asombro, los reproches contenidos y lacondescendencia -<:uya forma suprema es, sin duda, laconmiseracidti- son otras tantaS manifestationes de lospresupuestos -o de los prejuicios- constitutivos de lavisión burguesa o pequeño-burguesa del mundo: in.troducen toda una serie de postulados sobre la compo-sición "convenieme" de una familia, los vínculos quedeben mantenerse con ella y las -elecciones" escolareso profesionales que definen una "carrera" digna de ese

nombre.Cuando la mujer que ha perdido un hijo y se separó

de su marido declara que renunció a un empleo de unmes porque su hija, liceísta, acababa de tener unacriatura, razón por la cual preferia quedarse con ella, ledicen: "¡SU instinto de madre era más fuerte!". Peroadvierte, por otra parte, que le reprochan lo que laencuestadora percibe como una inversión de los roles:"¿Cómo es eso, su hija para la olla?". A una joven empleadadoméstica, madre soltera, se le pregunta como si fuera elterna de una redacción: "¿Qué significa para usted estarsola?" o "¿Es importante para usted ver crecer a su hijo?".¿Yqué decir de esta pregunta pseudoanalítica sobre losrecuerdos infanúles, que se formula mecánicamente,pese a la reticencia ele los encuestados a hacer confiden-cias o evocar recuerdos dolorosos? "Todo eso está muylejos l..,]no me acu,erdo", contesta, por ejemplo, unajoven doméstica que pasó su infancia de hogar en hogar,sin conocer a sus padres. MientraS que otros, como elmanipulador de mercadeñas que de niño perdió a su

madre, oponen su silencio:

ENCUESTADOR: ¿Puede bablanne de su infancia?ENcuEsTADO: [Si/encio.]

ENCUESTADOR: ¡[Qué recuerdas tiene de ese período?ENCUESTADO: [Si/encio.]

ENcuEsTADOR: ¿No tiene ningún recuerdo?ENCUESTADO: Sí.,

£vCUESTADOR: ¡[Na quiere bablar de eso? De acuerdo.

Sin ser nunca completamente conscientes y cínicos,los encuestadores, llevados por sus disposiciones de cia-se, entran en una relación ambigua de asistencia y vi-gilancia, actitud maternal y sospecha, y un análisis mássistemático de un corpus más extenso permitiña, sin du-da, comprobar que la composición del;equipo de en-

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cuesta según el se..xo, la edad, el origen social y el Slaltlsprofesioll:ll afecta muy direct:lmen[e la manera de reco-ger los datOS e interpretarlos. Así, tal o cual hipótesis dela encuestadora con respecto a la vivienda sólo cobrasentido por referencia a una definición tácita de lo queen su universo se considera convenier.¡e para unafamilia de "pobres" como la de la encuestada: "¡Es caro!iYo'creía que usted vivía en ... [vacilación], en una o dospiezas!". Como para disculparse, la encuestada se ve obli-gada a explicar que ahora que vive con su hija y su nieto,ese departamento de cuatro ambientes le resulta ape-nas un poco más caro, gracias al subsidio a la :-ivienda,que el de dos ambientes que ocupaba antes.

De la misma forma, la encuestadora pregunta al pe-queño comerciante que reside en un barrio en renova-ción: "¿Y qué le prod'\Jce saber que lo van a demoler,que ... [se rectifica 1que su casa ... ? [... ]¿Esuna casa, quierodecir, un pequeño chalet o un departamento? [, .. 1 ¿Ylacasa es de sus padres? [... ] ¿Siempre la misma, desde ha-ce cuántos años?". Al dejar traslucir su visi6n sobre el ín-dice adecuado de ocupación, se sorprende e insiste enla cifra:" ¿Asíque en una época ustedes eran ... seis en esaC:lsa?".Luego calcula en voz a1t:1:"Dos hijos, los padres ysus padres ... Está bien. ¿Y ahora sus padres están ... '"(silencio, han fallecido). La encuestadora, siguiendo elhilo de su pensamientO y su cálculo, concluye, como sila aliviara saber que hay más lugar: "¿Así que son dos?".

Es indudable que la violencia alcanza su punto cul-minante cuando la filosofía de la acción que sostiene [O-

do el interrogatorio conduce a buscar en intenciones Yrazones el origen de la tOtalidad de las acciones de [O-

dos los agentes, a los que se supone igualmente dueñosde su destino, y a erigir así tácitamente a los erremis-taS en responsables de su miseria. Los "¿por qué?" queescanden las palabras sobre la pérdida del empleo, laseparación del cónyuge, el abandono de la escuela, lasalud, la desocupaci6n, dejan pensar que todo lo que lesucedió a la persona interrogada fue el resultado de unalibre elección. Por ejemplo, a una empleada domésticaque dej61a escuela a los 12 años se le pregunta .por quérazón lo hizo", e incluso se le aclara: •¿Porque quiso oporque estaba obligad:!?". Se postula con ello que cadauno puede y.debe manejar a su modo su carrera y su

vida.

£t;cuE5TADORA2: [Se rectifica.] ¿y por qué razón dejó

el bar? ,ENCUESTADORA1:Por enfermedad ...

ENCUESTADO:porque no' podía hacerlo más.

El interrogatorio

EVClIESTADORA2: Por razones de salud, erHonces. IEI

encuestado añad,e que "estUvO yein,e años en el Correo

y después dejó".1EW:CjESTADORA1: ¿Así qz;e el motivo por el que dejó ese

trabajo fue verdaderamente su esposa?

El'iCL"ESTAOO:Así es.EKL."ESTADOR.'1: ¿-Si .'1.0,se hubiera quedado en él?

ENCL"ESTAOO:Oh'"eswía jubilado ... ah no, no del [odo.EVClIESTADORA:?[Perdida.] ¿El motivo por el que dejó

qué trabajo?ESCUESTADORA'1: El correo.EW:ú"ESTADORA,2:¿DejÓ a causa de su mujer? ¿Por qué,

ella no ... ? !,

ENCL"ESTADO:[Obiigado a. repetir.] Era depresiva, ya no'1

podía hacer su,[rabajo, así que ...E\'cc.'ESTADOfI..;i2:(Repite.] ¿,Y de qué trabajaba?

IENCL"ESTADO:Contabilidad.

E\'Cú"ESTADORA;1: Entonces usted decidió: renuncio.

ENCL"ESTAOO:Ah, sí.E''Ct'ESTADORA,1:¿,Y d~{lIIés le gustó el ... ?

ENCL"ESTAOO:¿A ~ mujet?E\'CUEST.-lDORA1: ¿El bar?

E!'lCL"ESTAOO:¡N6! No, pero, bueno .. ; se acostumbró.

[Silencio,] Y yo también.Ew:uEsrADORA1: Sí, la cosa cambia, eh.

ENCl."ESTADO:Claro.EvCt"ESTADORA1:¿Hiz~ trabajos menores antes de en-

trar al correo?El'iCl."ESTADO:;Ah, sí! Al principio e';' peluquero. Mi

.-primera profeslón fue la de peluquero.

Evcú'ESTADOR.~1: [Ton6 admirativo.] ¡Qué trayectoria!. !I

[Eleva la voz.] ;~Tenía tin CAP?E S' ' ,1NCl."ESTAOO:l.,' 1I

E\'ClIESTADORA1: ¿Y ejerció ... ?ENCl."ESTAOO:No mucho: porque no compensaba. Sólocuatro años; eel ese momento, los peluqueros se morían

de hambre.E\'CUEST.'¡[)()RA1: ¿'Ab, sí?E\'ClIESTADORA2: ¿En qz¡é época era? ¿Qué año?

ENCl."ESTADO:Entre 1945 ... [reflexiona], 1945 Y 1949:Evcc.'ESTADORA1: ¿Qué lección sacó del oficio de pelu-

qz¡ero, primero, y despUés del oficio de ... ?ENC\.."ESTAOO:Que algunas veces uno aprende un oficioy después no le sirve para gran cosa. Depende de los

oficios. Nunca' quise ser peluquero:E\-ci'EStADOR..<2: ¡'Ah, buend! ¿Y por qué lo hizo?

. d '.ENCL"EST."'OO:Porque .. : quena ser carpintero embarcado.En esa época, aI médico -se murió, afonunadamente- lepareció qu~ ~bdelTl;~siado enclenque. Era enclenque.

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El interrogatorio

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£VCL'ESTADORA 2. [Tono burlón.].Abora no parece en-

clenque; se recuperó ...ENCUESTADO:Y ahí tiene, era dem:lsiado chico, todo eso,para ser carpintero. Él los veía grandes y gordos a los ...y después, eso es ... después mépropusieron ... tambiénhabía que trabajar; después de}a guerra era duro.

Los" ¿por qué?" repetidos exigen una reflexión retros-pectiva sobre las imenciones de la acción y tienden asía constituir a la víctim:l en responsable (incluso, a suspropios ojos) de una situación que supuestamentequiso, al menos negativamente; al mostrarse incapaz de"tomarla en sus manos". Así, 'la encuestadora ironizasobre. el hecho de que el comerciante, cuya esposa,contadora del bar, sigue a cargo de las tareas administra-tivas, no sepa si llenó los papeles y si firmó el famoso"contrato de inserción" ("es chino"); por lo que lo llama

al orden.

£,CL'ESTADORA 1:¿Y cuándo lepaBaron?ENCUESTADO:Dos o tres meses después, creo, no séexaeramente; en principio yo no me ocupo, la que seocupa de los papeles es mi mujer.

£"'Cú'ESTADORA 1: Mmm, q,;Ún se ocupa. ¿Y ustedrecibió el monto a partir del 1° de enero o... ?ENCUESTADO:No, no sé ... exacmmente no sé. No me

encargo de eso.£,CUESTADORA 1: ¿No sabe? [Tono de reproche.] ¿Sabe

a cuánto tiene derecho?ENctJESTADO:Sí, 2.300 ... 2.300 [silenCio] y unos centavos

más, a lo mejor .£VCUESTADORA 2: [El contrato de inserción.] ¿No sabe si

lo firmó o no?ENCUESTADO:No sé.

£vCUESTADORA 2: De todas maneras, es usted el que. solicitó el RMI, es usted el que lo percibe o... ¿es usted?ENCUESTADO:Sí, soy yo.

£VCUESTADORA 2: Entonces fue usted el que IttVO que

firmar, lógicamente ...Encuestado: No me acuerdo."

£vCUESTADORA 1: Es a cambio de un trabajo, así que alo mejor tendría que acordarse.

La discordancia esrruerur:il es generadora d~ malen-tendidos explícitos. Así, la encu~stadora que no escuchóque el joven manipulador de mercancías perdió a sumadre a los 12 años, y se preocupa por la regularidadde los vínculos familiares más' que por su ex.is(~ncia,pregunta si la sigue viendo. "¡Ah! Perdóneme", suelta,

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cuando él exhibe un silencio asombrado. Y una vez queel joven dice que no ve a su padre, ella deduce que .estámuerto, eÚando en realidad vive en el extranjero. Delmismo modo, el comerciante, uno de cuyos hijos adul-tos vive en la casa paterna, se embrolla en su respuestacuando la encuestadora, con tono de estar diciendo al-go obvio, le pregunta en relación con sus hijos: "Que yano viven con usted, supongo". "No. Mi hijo ... viene a ca-sa." "¿Vive en la c. .. ? ¡No! ¿Va?""Viene a casa. Está domi-

ciliado en casa, digamos."

Puede suceder incluso que la e"idencia absoluta deuna experiencia de la existencia fundada en el dominiodel tiempo (y del dinero) conduzca a errores qúe secodean con el desprecia: así, al m:lnipuladorque cuen-ta con una mezcla de amargura y vergüenza que se "de-jó trampear" cuando trabajaba en negro, por un em-pleador que no le pagó su salario, la encuestadora lepregunta, si alguna vez logró cobrar normalmente ... Y,un poco más adelante, cuando él dice que no encontrónada en la A,,"PE,ella le suelta con un tono ligero: "¿Quéiba a hacer a la 1u"1'E?".Toda la distancia entre doscondiciones, y las dos visiones del mundo correspon-dientes, estalla en la réplica, llena de condescendenciaproteerora, que la encuestadora, con un tono jovial, ledirige a una empleada doméstica que dice sentirsemolesta por tener que declarar su empleo: "No esdeshonroso. En todo caso, es un trabajo que conocen

todás las marilás".

Dos interrogatorios

Sólo reproduciremos dos extractoS bastante largosque condensan todos los esquemas puestos en práctica .en una encuesta administrativa de control. Solicitados eincluso intim:ldos a inforrnar el estado de sus recursos ysu salud, su manera de vivir, su historia familiar, su in-timidad, los erremistas resisten, sea a través de la bre-vedad de sus respuestas, la economía de palabras y elsilencio, sea, en los m:ís endurecidos, mediante diversasfonnas de puesta elJ escena de la miseria, de las que lamás frecuente es el'discurso para asistentes sociales.

La sospecha

Un poco turbada, la encuestada explica que acumulódesgr.lcia tras desgracia: afectada de de~resión despuésde la muerte de su hijo a causa de un c~ncer, cuando

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II

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COú(jOúúúúC0000000üOOOOOOOOü()U00003(

tenía unos,.20 años, se separó de su marido artesano yvive ahorJ. con su hija, liceísta, .que acaba de tener unbebé. (Por OtrJ.parte, vino con su nieto, a quien le da elbiberón dUrJ.nte la entrevista.) Como si fuerJ. un pocoinconveniente sufrir tantas desgracias, se burla de símisma y se ríe al evocar un problema complementario:después de esos sucesos, en efecto, su salud se deterioró.

Tanto tacto escapa flóiaencuestador;¡ que, en buscade su objetivo, intenta verificar en qué momento se tr;¡tó,par.! controlar si la solicitud del R.'U no se presentó enoportunidad del trJ.tamiento y con vistas a obtener lacobertur;¡ social que ese ingreso incluye. Ignorando lasinformaciones que la misma encuestada le había dadoespontáneamente con respecto a su depresión, el intentode psicoanalizarse y la afección del sistema inmunoló-gico que sufre, la encuestadora desarrolla [oda la parte

médica del cuestionario.

ENCUESTADORA: "Y fue a ver a un psicoanalista porpropia iniciativa?ENCUESTADA:Sí.

£vCUESTADORA: "Permaneció en antltisis o... ?ENClIESTADA;No [... J. Lo hice dur;¡nte dos meses.

£VCVESTADORA: ¿Después de la separación?ENCUESTADA;No, no, eso no tenía nada que ver. .. En fin,sí, era toda una mezcla. Estaba la muerte de mi hijo,estaba la separ;¡ción, esmba la situación de mi hija; er;¡nmuchas cosas. Muchas, muchas cosas.

b"C7.JESTADOR.<: "Sacó algo de ese... le parece que la

ayudó o... ?ENCUESTADA;Creo que a lo mejor, como con lo de mi hijotardé dos años, me parece, en comprender realmentelas cosas. Ahí también habría necesitado tiempo. Tardéen comprender las cosas, pero lo hubier;¡ conseguidosola. Pero como había un problema de salud que se

agregaba ...ENCVESTADORA: Ab, bueno, tenía ...

ENCUESTADA:Sí, un ... [se riel problema de salud, lo cuales una cosa más. Así que, sí, pese a todo era bastanteurgente que alguien me ... que alguien trJ.tara de ayu-darme, pero me ayudó porque hablé.[. .. ].

£VCUESTADORA: Vamos a bablar de su salud, perqueme dijo que tenía problemas. "Cuántobace que tie-

ne... ?ENCUESTAbA:Oh, hace ... [suspiraJ desde 1982, en 1982me hicieron estudios porque tenía alergias, me salíaeccema, tenía urtic~ria, así que hasta 1986' hicierontodos los análisis y el médico me dijo: 'Señor;¡ F., ustedes alérgica a [oda, así que [ame esto y confóm1ese".

!

El interrcga!D:-i:)

£VCUESTADCR.4: ¿ºtl~ f!{ra,un antialérgico?E"'O''EST.'''OA:No, no ... '

£VCIJEST.-WO~"" ¡Ab,:~ es alérgica a todo'E:-:a.'ESTADA:Eso es, erJ. alérgica a todo. Y después un díatambién pensé, dije, bueno, la muerte de Éric trastornóa todo el mun~o y aidemás puede ser que .sea el mal,el sufrimiento que sdíe así; y desde el día que entendí

'-1 .¡ . -,"eso. poco a poco empezó a desaparecer.

£\'a'£>TADOt: Sí, :¡éclivamente, usted babia bechoI .,

Sil análisis.: HE"Cl.'EST."'OA:Sí, lo hice; pero tardé un tiempo en hacerlo.

Iy además, de todas maneras no entendía. Y cuando ruveproblemas cori mi marido, en fin, problemas ... de nue"o,voh'ió a empezar. Pero ahí er;¡ mucho m:í.sserio. Yem-pezamos con todos losan:ílisis en el hospital. Despuésse dieron cuenta de que había un problema inmunoló-gico. así que hice una. enfermedad au[oinmunológica.

£\'CUESTADOR.<: <,Y&thíla controlan?ENCL"ESTADA:Sí.'

E\"CL'ESTADOM: ¿Va 'regularmente a lo de ... ?E:-:a.EfADA:Sí,:[odos~!os meses. Me dan cortisona, yahace Cien qué' estam~?, ah, en octubre), ya debe de

, . I~

hacer ocho m7ses. "iiE\"CL'ESTADORÁ: <,Elbecbo de cobrar el R.I/I le peT'Ínile

,,' "

también tener la cobertura social?ENCL'ESTADA:No era, de';veras no es así.

£' ..a'EST ADORA: No, pero yo no soy policía, en la lóg ica, 2:busco las lógicas; quiere decir que Sil nombre nuncaaparecerá en ningu~a parte.' Trato de pensar'simple-mente en términos de recorrido, porqué eso correspon-dería más bien a la c;>bertura social que la L'ivienda.E"CL"ESTADA:No,' cuando solicité el Ro\U no se habían hecholos estUdios, quiero decir, ni siquiera habían descubier-to la enfermedad; no había habido trámites. Y no fue an-tes de abril, fue' en el mes de abril. Así que como era be-neficia.ria desde enero: quiero decir, no es par.! nada esolo que hizo ... Pero en ese aspecto debo reco¡1ocer queahor:l con todo: .. !j

"

E\"CL'EST.-<DOR. ..••• ,-'Son;tratamientos costosos.'E•..•Cl'ESTADA:Los!tratamientos no, pero los análisis, sí.

bCL'ESTADOtÍl. Es decir que le hacen análisis de ...E:-:CL'EST...o,,: En los estudios había análisis de plaquetas;en fin. durante un tiempo erJ. cada dos, tres días, despuésse redujo porque se había estabilizado, entonces era to-das las semanas, después fue cada 15 días y ahor;¡ cada[res ;;<:manas. Y el tr;¡mmiento, lógicamente, va a termi-nar [... 1: pero h!Jbo estudios de los ojos porque tomabaun medicamen'to, mie~,traS que ahora tomo cortisona[ ... J y después también"!a internación [... J al principio

I !1

ji ,j,

.... ,El. interrogatorio

I¡.]I

ii

me internaron porque no sabían para nada qué era. Yademás pensaron que era un virus, después dijeron queera oU'acosa y después también estuve internada por-que las plaquetas habían bajado mucho, así es [... J.

£-'/CUESTADORA:Sí, sobre ese asunto, sobre esta bistoriade q~.e el RMJsiroe finalmente para una protecciónsocial, ¿qué puede decirme?ENCUESTADA:Digo que es importante. Es muy importante ..

ENCUESTADORA:Sí, porque está efectivamente el aspec-tofinanciero, ayuda inmediata, pero también el dere-cbo a la cobertura, no sé.ENCUESTADA:En eso es verdaderamente muy, pero muymuy importante. Quiero decir que resultó aSí, peroverdaderamente es una gran ayuda y una gran preocu-pación menos; verdaderamente, una gran preocupaciónmenos [... 1.

ENciIESTADORA:[Retoma su cuestionario.] ¿Abora quées... duerme bien?ENCUESTADA:No [se rie y alza la voz, asombrada, i1lSÍS-

tiendo en el "eso "J. ¿Hasta eso preguntan?ENCUESTADORA:Sí. .. ¿Se despierta a la nocbe?

ENCUESTADA:¡Ah, sfl [Se ríe.] Tengo insomnio.ENCUESTADORA:¿Toma pastillas para dormir?

ENCUESTADA:No. Como máximo unos [medicamentostranquilizantes].

ENCUESTADORA:¿Se siente con ganas, pese a todo? Cosasplacenteras, ganas. ¿No?ENCUESTADA:[Se rie.] No. ,; !¡

ENCUESTADORA:¿No tiene ganas de nada? ¿,Tiene ideasnegras?ENCUESTADA:No ... ah, algunas ve~es, pero no ...

ENClIESTADORA:¿De vez en cuando?ENCUESTADA:De vez en cuando.

ENCUESTADORA:¿,Tiene dificultades ¡Jara concentrarse?ENCUESTADA:Sí.

ENCUESTADORA:¿,Unpoco, mucbo? ¿,O para nada ... ?ENCUESTADA:No, un poco.

ENCUESTADORA:¿,Lefalla la memoria?ENCUESTADA:¡Bueno, es la .edad! '

ENCUESTADORA:¿Y síntomas respiratorios: oPresión,abogas ... ?ENCUESTADA:Sí, claro ... Pero es inherente a la enfermedady cuando estoy un poco depre; es todo.

El tribunal del buen sentido

Dos encuestadoras, una joven, la otra un poco másgrande, de voz aguda, frente a unPequeño comercianteenfermO, de voz cansada, agobiada, y próximo a la edad

./

I

de la jubilación, que renunció a su negocio luego de unaintervención quirúrgica.

Si la situación no fuera tan dolorosa (se puede adver-tir desde el inicio de la entrevista, cuando el encuesta-do habla de su "vergüenza" por ser erremista: "Cuandouno trabajó toda una vida ... ¡llegar a esto, eh!"), podríapensarse en una comedia de reitemciones voluntaria-mente puesta en escena. En efeao, una buena parte delas preguntas se plantea dos veces, una primera por laencuestadora joven (Encuestadora 1), yuna segunda porla responsable local de la encuesta (Encuestadora 2), quellega más tarde. W mismas preguntas, los mismos asom-bros, los mismos comentarios y finalmente la misma in-comprensión. Sólo al fmal el anciano protesta por tenerque "e.'Chibirde esta manera su currículum".

[ .. .JENCllESTADORA1:¿Y cómo se enteró del &,u?¿Cómo oyó

bablar de él?ENCUESTADO:Por distintos lados. Y además, también unpoco por necesidad, eh.

ENCUESTADORA1: Sí, ¿cómo biza, cómofue que ... ?ENCUESTADO:Fui a inscribirme al empleo y ...

ENClIESTADORA1: Al empleo [traduce inmediatamenteal lenguaje institucional], o sea ... lestuvo en la A,vPE?ENCUESTADO:Sí. Me inscribí, pero no pedía empleo. A miedad ...

EN~ADORA 1: ¿,Qué edad tiene, señor?ENCUESTADO:Vaya cumplir 60. Los cumplo en agosto.Cincuenta y nueve, digamos.

ENclIESTADORA1: lY fuea inscribirse a la A,vPE,a qué sededicaba?ENCUESTADO:Antes era comerciante.

ENClIESTADORA1:¿Comercio de qué tenía?ENCUESTADO:Un bar.

£VClIESTADORA1: Vamos a .volver a la experienciaprofesional un poco más adelante [en el cuestionario];así que fue a la ANPE,ya no tenia derecbos, eeb ... nisubsidios ni nada, ¿y fue abí. .. cuando le bablaron delRMI?Una persona de la ANPE,entonces.ENCUESTADO:Sí.

ENClIESTADORA1:Usted mismo estuvo allá, ¿eh?ENCUESTADO:Sí.

ENcrJESTADORA1: lQué le... aconsejó?ENCUEST~: [Silencio.] Me dijo que tema derecho a algo.Eso fue todo.

ENcuisrADORA1:¿,Quésensación tuvo ctd.ndo le envia-ron su primer subsidio?

/

0UOOuuuOCCCOOU0000000000U0ÜOOOOJOO

(' f ..

ENCl.1E.'rrADO:[Muy bajo.] Una sensación de vergüenuL.

E"CUESTADORA1: ¿Por qué?ENCUEST..oo: Porque sí. Cuando uno trabajó tocb una vi-da ... [múy bajo, con un suspiro! ... y llegar a esto, eh.

ENCUESTADORA1:[Asombro.! ¿Trabajó toda una vida

y no tiene derecho a nada?ENCUESTADO:Sí, pero dentro de un año ... sólo voy a cob"lr

la jubilación dentro de un año.£vCUESTADORA1: ¡Ah, es así! lA situación es prolJisio-

nal, eTllonces ...ENCL'E.'rrADO:Así es.

EvCUESTADOII.~1: ¿Cuándo dejó de trabajar'ENCUESTADO:A fines de 1989. En noviembre de 1989; a

fines de noviembre de 1989.EVCUESTADORA1: ¿Ypor qué dejó?

ENCllE.'rrADO:Porque no podía trabajar.ENCUESTADORA1: ¿Estaba ... ?

ENCUE>'TAOO:EnfemlO.£VCUESTADOII.<1: ¿Estaba enfermo?

ENCUE>'TADO:Me dolían las piernas y ruve que opernrme.ENCUESTADORA1: Espere, porque hay un asunto sobre

la salud [en el cuestionario], voy a pasar directamenteahí; entonces, ¿qué tenía en las piernas?ENCUESTADO:Un ... , várices., u~a enfermedad de la circu-

lación de la sangre.EVCUESTADOIIA1: ¿Y detrás del bar estaba siempre de

pie?ENCUESTADO:Así es.

£VCUESTADORA1: ¿Lo operaron?

ENCUESTADO:Sí.£VCUESTADOIIA1: ¿Cuándo?

ENCUESTADO:[Con un suspiro.] A fines de abril. El 28 de

abril, me parece; ya no me acuerdo ..£VCUESTADORA1: ¿Y tuvo que t¡1ledarse en cama?

ENCUESTADO:Sí.£VCUESTADORA1: ¿Cuánto tiempo?

ENCUESTADO:Digamos unos diez ... Unos diez días.£VCUESTADOIIA1:¿Yabí decidió dejar? ,'Fue después de

esta operación que decidió ... ?ENCUESTADO:Ah, bueno, no, incluso antes, porque no

podía más.£VCUESTADORA1:¿Hacía tiempo que babía dej¿do?

ENCUESTADO:No, pero en cuanto a dejar, había dejado de.trabajar porque no podía seguir más. y ahí, claro, losdoctores me operaron, pero ... bueno, ya estoy mejor;pero no va más; ya no tengo 30 años, mire.

£vcuESTADOIIA1:[Tono leve de conversación.] ¿Firmó

¡m contrato de inserción?ENCUESTADO:¿Cómo dice? Parn mi, esas palabrns son

El jn!errogQ~orio

chino. Jamás me ocupé del papelerío ... en ese aspecto,

soy completamente ignorante.£VCUE.STADORA1:En realidad es su esposa la que ...

ENCL'ESTADO:Es mi secretaria [se riel.£-:a'ESTADOi.l: Quiete decir que no le hicieronflrmar

un contrato personalmente, o sea que a cambio del 11."';el Estado alienta a lágente a insertarse, o sea ..ENCL:.s...oo: Nb, no. ~ .

E'.CUESTADORA1: ¿LVofirmó?E"CL'ESTADO:Np, creo que no. No me -acuerdo.

EVCUESTADORA1: ¿Qué piensa de esta ley?E"CL'ESTADO:E$¡á bie~, .pero ... Está bien.

[ .. .J . i¡EVCL'ESTADORA1: [Alza la voz.] Vamos a empe=ar un

poco con sus;emple~s .. El último, entonces, es el bar;¿desde cuándo se dedicó a eso'E¡';CL'ESTADO:Desde 1974; sí, 1974.

£ ..•.CUEST..OORA.1: Así que compró el... {. . ./ ¿Cómodecidió instalar ese bar, cómo se le OClLmó la idea?

• ENCL'ESTADO:Ah, buera, fue curioso. Mi mujer era em-pleada contable y ru::-o... ern depresiva y tenía quecambiar de u:abajo .. ¿~ara hacer qué? Yo estaba en elcorreo y presenté larepuncia. y comprnmos un comer- .

cio. Así fue.¡ :; ,i .£VCUESTADORA1: ¿Qt,lé bacía en el correo'

E."CL'ESTADO:Hacia heliogrnfía. Anees est:tba en las líneasy después pasé a heliogrnfia. Tiraje, distribución de

planos. "£\'CUESTADORA1: Sí, ,está bien. Y antes era ...£"CUESTADORA2: Ah, buenos días. Buenos días. señor.£vCUESTADORA1: .fA señora es la encargada de la

encuesta. t

EVCUESTAt:ioRA2: YO... no sabía qUE babían empeza-

do ... no paran un minuto.,.E"!CUESTADÓM1:Acabamos de empezar. El señor tenía

un bar, lo dtijó no hace mucho, espera la jubilación .. :. ,E."CL'ESTADO:Va a hafe1' un año.

EVCUESTADOII.<2: /Te:nía un bar dónde?, I

[Con tono cansado, el hombre menciona el barriopopular que1ya había citado antes.]

£ ..•.CUESTADORA1: ¿Hasta qué edad fue a la escuela?

E"CL'ESTADO:Hasta los 14.{. ..] :~ ':

I .EVCL'EST.<OORA1: ¿Entonces aprobó el CAP después?

El"CL'ESTADO:Después.£VCUESTADORA1: Sí, entonces lo obtuvo a los 16 años,

¿no'E"'CL'ESTADO:.Alos 16 años y medio. A los 16 años y

medio tenía el CAP.j.;:

: I: ,

----------~_.-..-- .

;,

El interrogatorio

£,VCL'ESTADORA1:¿Yen la escuela le iba bien?ENCUE.<;TADO:Bueno, no fui mucho porque vino 1:lguerray esuba ... cómo decir ... eva=do. Sí. Quiere decir quedurante tres años y medio, cuatro, no fui a la escue1:l.

EVCL'EST.WORA2: ¿Y dónde estaba durante la guerra,entonces?ENCUE.<;TADO:En los Pirineos.

ESCL'F.ST.<DORA2: ~'En los Pirineos? Con su familia ...ENCUE.<;T.'J)():No, no, no. Solo.

EVClJEST.<DORA1: ¿Solo?Evct.'EST.<oOR.<2: Sí, bueno ... ¿en una imtitlldón?

ENCUe.TADO:En una granja.( ... J

EVCUESTADORA2: ¿Y por qué lo hahían evacuado?ENt'UESTAOO:Porque tenía miedo. Cuando sonaba lasirena, me caía redondo.

Evcr.'E:>7ADOR.<2: <'Fueron sus padres los que lo decidie-ran?ENCUe.TADO:Bueno, sí, fue el médico, no era normal.

EYCUF.sTADOf&<1: iY en la granja trabaje/ba?ENCUE.<;TADO:Sí. Además me gust:lba.

Evcr:EST.<DORA2: Sí, le gustaba ... ¿conserva un buenrecuerdo de ... ?ENCtiE~TADO:Eeh, sí i no. Era un poco tristón.

L .. JEVCUESTADOIIA1: Así que la escuela, era una buena

razón ... <'Sefue a eso de los 10 años, no sé? ¿La dejó ... ?ENCUESTADO:En el momento oportuno dejé la escuela,cuando era lo más importante.

[...]EvCVESTADOIIA2: Bueno, el se7ior no firmó el contrato

de inserción, enfin, creo ...EVCV'ESTADOf&<1: [Explica.] Su ml~er le hace de secre-

taria.ENCUESTADO:Mi mujer se ocupa de todo, yo nunca meocupé de los papeles.

EVCVF.sTADOR.<2: Ya no sé, no :tengo el expediente. ¿Nosabe si lo firmó o no?ENCUESTADO:No sé.

E\'Ct.'ESTAOOf&<2: De todas maneras, es usted el quesolicitó el RM,. es usted el que lo percibe o... ies usted?ENCUESTADO:Sí, soy yo.

EVcr.'ESTADOIIA2: Entonces fue usted el que t1wo quefirmar, lógicamente ....ENCUE.'ITADO:No me acuerdo.

EvCUEST.<DORA1:Es a cambio de un trabajo, así que a lomejortendna que acordarse.

EVCt.'EST.<DORA2: O de una pasantía.ENCUE.VTADO:No, no hice ninguna pasantía.

-_._-----_.- ._----- ._.- - ----

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!,,,:'

EVCUESTADORA1:¿Le propusieron alguna?ENCUE.'TADO:¡No!Hay jóvenes que esperan ... yo novoy a ...

EVCL'ESTADORA.J: (Hojea las págin:ls, y vuelve atr:ís.]Peluquero, cuatro alias; ¿después entró al correo O... ?E"'CUESTAOO:No, no direct:lmente, hice cosas suelt:iS aquíy :l11:í.H:lbía que trabajar, eh. Entré al Correo.

EVCL'E:>T.<OOR.<1:<Había dejado, tenía su local,no .... 'ENCUE.'ITADO:No, no, no ..

b'CL-'ESTAOOR.<1: Trabajaba en lo de otro pelliquero ...E"'CUE.'ITADO:Obrero, obrero ...

EVct'ESTAOOf&<1:. Obrero. sí, y dejó, hizo cosas suelt(ls.es decir que hizo tmbajos menores ...E:-;Cl:E.'TADO:De un:l C:lsa a la otra. Siempre trabajé, eh.Iba adonde se podía ganar dinero, eso es todo.

E\'Cl'EST.<DOIIA2: ¿Y cuánto lefalta para lajubilación?E:-;CL'E.'TADO:Diez meses Ileugo silencio].

EVCIJESTAOOf&<2: Yent1? tanto, ¿a qué se dedica, hacetrabajos men01?S ... eeh?ENCUESTADO:No, no, no. Salgo, voy :l lo de mi herman:!,que vendió su casa, hago arreglos en el jardín, me ocupode eso, digamos.

£VCL'F.ST.<DOR.<2: (Con un tono tr:lnquilizador, par:¡indicarle que puede hablar sin temor del trabajo ennegro.1 Porque nosotros no tenemos nada que ver conla ClSistente social, no estamos para ... entendió bien, noestamos ...ENCUE.'IT.>JXl:Sí, ella me explicó, !:l señora (la encuesta-dora 11. La señora me explicó ...

£VCl'ESTADOR.<2: ...para... si hace trabajitos, nosinteresa, si usted quiere, en un plano más bien científicosaber cuál es el peso de los trabajos menores, así quepuede decirlo, no vamos a ir a contárselo ...ENCUESTADO:No, no, no. Nada de trabajo en negro.

E"CUFST:<OOIlA2: No, porque eventualmente podría,usted está ... aparentemente no tiene problemas desalud ...ENCUESTADO:Sí, las piernas. Ahora las tengo arruinadas.

EVCUESTADORA1:lAsí que va a hacer trabajo de jardín?[Como si se tr:lt:lra de algo incongruente.1ENCl'~TAOO:Jardinería ... Me ocupo, doy fe .

. £\'CVESTADOR.<2: ¿,Cómo ocupa su día, o ... ?¡Apanedevenir a l~OS, pero eso no son muchas l-eCes... /ENCUEST.•OO:Trab:ljo en el jardín, leo ... camino; tengoque caminar, así que camino. N:lda del otro mundo, eh.

E"Cl.'ESTADOIIA2: <'Era la cas¡:z de SI/S padres?ENCUE.'>TADO:De mis padres.

EVCl'EST.<DORA2: En !?Stos días es raro t'f!T' gente queestá ...

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CGGG UC G lJ e v C./Q lJUO (j OU (j UOuu0 üO'C)U(j0 u u"-.) ü e

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----- -'..--_ .._---------, .. , ...~--,.------- ..--

EJinterrogatorio

IENO;EST."'OO:Sí, aprobó nO sé qué, pero .creo que no en

alto nivel, aprobó una pa.5~ntÍ<l... .

E\'CLUT.<DOR.' 1: [Tono asombrado.l,Ab, síl r.. .JE.'ICUESTADO:Mi hijo t:Imbil~n está ... no está casado, pero

en fin, es lo mismo.ESCC:ESTADORA1:, Vive [subraya cadasílabaJ marital.

mente, comoslleJ~decirsé:

ENCt.iE51".<OO:Vive ~aritalmente, eso es ..EW;CE!>TADOR.<.2:[Se ríe.j.,Como dicen los tecnócratas.

£\'CL'ESTADORA1:.¿Y la cascr es de sus padres, es de ... ?

ENCL'EST.<OO:Ah, no. no, es, de las HL'1. Sí.

E\"CL"ESrADOR.<1:. -.-Y es Siempre la misma, desde bace

cuántos años?E",cL'EST.<oo:Desde 1930.' Yo nací en 1931.

E\"a'ESTADOR.< 1: ¿,Entonces, en algllna época, eran

seis en la casa'

E!'ICL'EST.<OO:Sí. : '1£\Ct'EST.<OOR.; ;; Dos hijOS, los padres y sus padres ...

Está bien. Y ahora sus padres están .. ,

E!'ICliE!>T.<OO:(Sile':''cio.J F;I1ecieron.

£\"CLUT.<DORA 1: -.-Entonces abora son dos?

ENOL'F.ST."'OO:Sí, somos dos.E\"CL'ESTADORA1: ¿-Hay:uariOs ... cómo es de grande?

E!'ICL'E.'iT."'OO:Tres donnitorios [. .. 1.E\"Ct.'ESTAOORA1: Sí... ¿es confortable su casa?

ENCL'E.'iT.<OO:Ahora ya no. Es vieja, es ... además ya no

hago nada, quería volver a empapelar y no puedo

subirme mii.s a la escaleq;,de tod;u¡ maneras lo dejamos,

vamos a vivir un 'año así. ,; .,1

£\"a'ESTADOR.< 1: ¿Y córÍJo flle S1l infancia, se quedó

en ... ?ENCUEST.<OO:Muy'bien.

£~'a'ESTADOR.< 1: Se cp.úidó enlonces ... ¿-Tenia berma-

nos? '! .ENCL'ESTADO:Sí. '

E.vCL'ESTADOR.<1: ¿Cuántos?ENCL'EST."'OO:Ér:unos cinco varones Y una chica. Hay dos

fallecidos: los dos mayores fallecieron.

£vCt.'EST.<DOR.;C;: <-Fallecieron clIando eran jóuenes,

blleno, niños, o.' .. ?E!'IclJ'EST.<OO:No,'hno a los 44 años y el otro a los 50...

,1 'l

£\"Ct'EST.WOR.<1: Está'bien; de modo cp.le eran seis de

ja111ilia... .1 i.lENCL'EST.<OO:Yo era el último de los varones.

£VCt.'ESTADOR-<i. Vivían en esa casa ...

E!'ICL'EST.<OO:Sí, pero era demasiado chica.

£t,"Ct.'ESTADOR.<1: [Le hace coro.] Era demasiado chica.

£WXEST.WORA '2: Sí, debía ... y lIsted ¿'iuió ...

E.'ICL'E>T.<OO:Sí. i 11,

ENCUESTADO:Ademii.s nos van a demoler para reubicar-

nos doscientoS metros mii.s allá. Fíjese que no es una

lii.stima porque es un poco ... [... 1EvCUESTADORA2: ¿Qué siente al saber que lo uan a

demoler? Que [vacilación, se rectific;¡! S" casa ...

E.'CUESTADO:Hace un año que lo sabemos .. ¡o,¡e enferma-

ba. Ah, est::lba enfermo. y después, ahora, en el fondo

estoy contento, voy a vivir en un IU!r-lr nuevo. Porque

ahí es puro remiendo.£VCUESTADORA2: ¿Cree que el becbo de saber que iban

a demoler/a casa de sus padres -porque pese a todo es

la casa familiar- tuvo influencia en su trabajo?

ENCUESTADO:No, no, no [Ia~o silencio].

£vCUESTADORA1:¿Es lIna casa, es decir, es un pequeño

chalet? ¿O es un departamento?

ENCUE.'>TADO:No, es una C:lsucha. Medianera.£vCUESTADORA1: ¿Y sus padresvil'ieron con usted. .. ?

ENCUE.'fADO:Siempre viví con mis padres.

£VCL'ESTADORA1: ¿Ab, sI?

E!'ICUE.'iTADO:Me casé, y volví a la casa.

£vCUESTADOR.<1: ¿Había I"gar suficiente?

E!'ICUESTADO:Sí.£VCUESTADORA2: ¿Y no tiene ... no tiene bijos?

ENCUF.5TADO:Sí. Una hija que tiene 37 años y un varón

de 36.EVCUESTADORA2: [Tono de estar diciendo algo obvio.]

Que ya no vi¿'en con ustedes, supongo.

ENCUE;T."'OO:No. Mi hijo ... viene a'C:lsa.

£vCUESTADORA2: ¿Vi¿oe en Sll C... , no, ua?

ENCUESTADO:Viene a C;lsa. Está domicili;¡do en casa,

digamos.EvCUESTADORA1:¿Trabaja SlI bijo?

ENCUESTADO:¡Sí! Está en el Correo.ENCUESTADORA1: Está en el Correo ... [silencio] ¿Y Sil

bija?ENCUESTADO:Mi hija no trabaja.

£VCUEST.<DORA1: Sí, ¿'está casada?

E!'ICUE.'iTADO:Ah, sí, ahora trab;¡ja. Trabaja ... Está en

trámite de divorcio, está ...EvcutST.<OORA 2: [Se ríe.l/Pero eso no es un trabajo ... !

E!'ICUESTADO:No, trabaja, ¿dónde es que trab;¡ja? Liceo,

liceo ... por el lado de las Al1ées, no sé, ¿hay a(gún

liceo?£VCUEST.<OORA1: En un liceo, ¿es celadora o ?

ENCUESTADO:Sí, no sé, inicia a los chicos en [repite}

inicia ... iC:lr:lmba! ¡Ay, no me va a salir el nombre ... !En

inform:ítica.EVCL'F.sr.<OORA1: [E.xpresa su asombro.! ¡Ab, sí!¿Sabe

.. informática?

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,,

'El interrogatorio

ENCUESfADORA2: [Tranquilizadora.] Dicen que faltalugar, pero en esa época debía de baber mucha genteque todavía vivía ...

l. .. ]ENCUESTADORA1: [Tono serio.] ¿Hubo algún suceso

particular en su infancia que desempeñó un papelimportante, se acuerda de algo destacado ... ?ENCUESTADO:La guerr.l ... la guerr.l, deSt1e ya.

ENCUESfADORA2: Es un asunto gordo.£VCUESTADORAJ: lA guerra, sús desmayos.

ENCUEO,ADO:Sí, pero, ah, pero eso no era nac1a. Mi her-mano deportado, hubo muchas cosas, en fIn ... [manifiestaque no quiere seguir bablando de esol, está lejos, ahoraya no pensamos más en eso.

Encuestadora 2: lYal que murió a los 44 años lodeportaron?ENCUESTADO:Sí, murió del corazón, era cardíaco.

£vCUESfADORA2: Sí, pero, enfin, ¿eso fue lo... ?ENCUESTADO:No, no fue por eso,

£VCUESfADORA2: [Tono conmiserativo.] No, porque,pese a todo, a los deportados los Privaron de mucbascosas ...ENCUESTADO:Sí. Sí. Pero, en fIn, no fue por eso. Ya de jovenestaba enfermo del corazón.

£Va!ESTADOR.<2: Ab, sí, está bien; Eso no ayudó ennada [silencio].ENCUESTADO:No lo ayudó. 'J

£VCUESfADORAJ: ,¿Y usted tiene ~tUm:ios infantiles, desu familia, de sus padres? ¿Qué bacían sus padres? Supadrt?era ...ENCUESTADO:Mi padre trabajaba en el puerto. Y mi madre,en casa. Siempre la veía en casa.

ENCUESTADORA1: ¿Y qué bacía en el puerto?ENCUESTADO:Era capataz.

£VCUESTADORAl:.-.-Tenían ... eeb? ,-Económicamente,la cosa caminaba?ENCUESTADO:¡Ah, sfl Sí... desde luego,' no nadábamos enoro pero ternamos todo lo que hacía falta.

ENCUESTADORA1: ¿Es una familia tmida?ENCUESTADO:Muy [silencio].

£¥CUESTADORA1: ¿Ya sus bermanos los ve?ENCUESTADO:Sí. Sí.

£vClJEST.-lDORA1:¿Sí, regularmente?ENCUESTADO:Sí. Nos vemos.

ENcuEST.-lDORAJ:¿Van a su casa, usted va a las de ellos

o... ?ENCUESTADO:Voy a lo de ellos, ahora ya no recibo porquela casa no está en condiciones, no los recibo. Pero pesea todo nos vemos.

/

t

£VCUESTADORA1:¿En casa de ellos, entonces? Y bueno¿sale confrecuencia de su barrio o... ? . '

. ENCUESTADO:No. Digamos que ahora vivimos como viejos,no sé.

ENCUESTADORA1: ,¿Cuánto salen? ¿Una vez por se-mana?ENClID,ADO:No. No salimos. No, no salimos. ¿QUieredecir, a espectáculos y todo eso? No ... cs, cs... Nunca.

ENCUESTADORA2: [Tono dulzón.! <'Cuál es su esparci-miento preferido?ENCUESTADO:La pesca. La pesca y la C:lz:J..Y después, elfútbol, mmbién ... Ahora miro a los dem:is.

[...]ENalEST.-lDORAJ: ¿Y nunca tuvo relación con los traoo-

jadores sociales?ENa.¡ESTADO:Nunca.

ENCVEST.iDORA1:¿En su familia, nadie tuvo proble-mas?

£vCt.!ESTADORA2: ¿Sólo cuando se vio obligado a soli-citar el R.'Il?ENCUESTADO:Sí. En fm. ni siquiera lo h:lbría pedido, ':losabía que ... existía algo así.

£vC1JEST.-lDORA1: ¿Fue en la ANPE,en la ANPEme dijo?ENCUESTADO:Debe de haber sido en la ANPE,sí.

£vCUESTADORA2: ¿Habrán sido ellos los que lo aconse-

jaron?ENCUESTADO:Sí.

£VCUESTADORA2: [Almibarada.] ,¿Ycumplía los requisi-tos de la asignación condicionada a los recursos?ENCUESTADO:Sí, porque no tengo recursos.

£'iCUESTADORA2: ¿Cuánto hace que está en esa situa-ción?ENCUESTADO:Desde noviembre del año pasado, de 1989,

digamos.ENCUESTADORA2. [Retoma una pregunta ya formulada.]

¿Y por qué el bar que tenía ... ? ~E/ har fue su últimaocupación, no?ENCUESTADO:Sí, sí, sí.

ENa.iESTADORA2: ¿Por qué razón ... ?ENCUESTADO:Porque no podía rrabaj:lr más.

£VCUESTAOOR.<2: ¡,,!b! Está bien, era por razones desalud.

[El encuest:ldo cuenm la puesta en vent:l del bar,que no resultó muy bien por estar ubicado en un b:lrriopopular. Las encuest:ldoras compar:m el estilo del barcon los cafés elegantes del centro.]

£'ICUESTADORAJ: Y usted conocía gent~ ... ¿Del R.HInooyó bablarmucbo, en realidad?ENClJF•.rrAOO:No,.y además no hablo.

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-~~~'7'-'-¡f",'7:ll.~.,~,::~r-." ~~~~ --~~~-lIi ' , ,.' ',}1M' El interrogotorio

~

ENCUESTADORA1: Sr. lno habla?ENCl.;ESTADCÍ:Ni siqtiie'rl. no,

£vC1!EST"DCI/.<2: ¿,Qué piensa del RMI.de 1" ley del fl,HI?

ENCUESTADO:Está bien, pero, .. No debería existir.EVCUFSTADOI/.<2: ¿,Qtlé CJtdere decir?

ENCUESTADO:No sé. Es una impresión, en fin, personal-

, mente, me molesta una enormidad.£VCUESTADORA2: No, pero es importante, lo que usted

me decía, un poco., ..ENCl/E.'ITADO:Casi me da vergüenza, ya se lo dije antes.Hay quienes hace años que lo aprovechan, está ... estábien pal':l los ancianos. Que los ayuden a ... [como si sehablara a sí mismo]. Pero si falta trabajo, los jóvenes no

pueden inventarlo ...ENCuESTADORA2: Usted siente unpoco de verglienza,

<'POrqué? ¿,Me lo puede explicar un poquito?ENCUESTADO:¡Pero no sé! Porque después de habertrabajado, no tendría que necesitar esto.

£vCUESTADORA2: Considera CJt,e después de haber

trabajado toda la IlÍda.,.ENCUESTADO:Sí, así es, sí. Contar su vida y todo eso ... No,

ahí no estoy de acuerdo.ENCUESTADORA2: [Escandalizada.] ¡Ah, no, pero nadie

lo obliga a eso! .ENCUESTADO:No, está bien, pero en fin, igual uno habla ...

ENcUESTADORA2: Si usted quiere, estamos un poco

desconectados del RMt local.ENCUESTADO:En cualquier lugar, en todas partes, hay que

exhibir el currículum.ENcUESTADORA2: [Tono de agotamiento.1 Sí, en todas

parles, ya sea con las asistentes sociales, en el ANP£' en

todas partes ...ENCUESTADO:¡Así es!

ENcUESTADORA2: ... hay que exhibir ... Eso no le gusta .ENcUESTADO:¡Ah, no, en absoluto! Ni siquiel':l venir acá .

ENCUESTADOR.'2: Entonces se lo vamos a agradecerdoblemente ... [risas], porque eso nos ayuda.

ENcUESTADOJ/.A1: Mucbo más, se lo podemos decir,porque los señores prácticamente na llÍenen a las citas

,...

! ,,

que les damos. ' .,'. . .: tiENc.•.....,-;'AOO:¿No?Ah;b¡¡eno,

E--eUFSTADORA:1: Las,:mtljeres llÍenen mucho más; losseñores tienen otras cosas CJt,ebacer o... no sé.ENCU'ESTADO:Ff¡ese, ho~damente, si hubiese sabido, a lomejor no venía. Fue mi mujer la que ...

E\'C1!FSTADOR.'1: ¡Ob, no somos tan malas! [PJsas.]EsCl.'EST...oo: No;' estS, bi~n, pero, en fin ... Es un pocomolesto. ;' :! il

E,'CUFSTADOR.<2:lUnru'c,sa.) Sabe, entiendo que lo vil/a

efectiuamente como tm poco molesto."F..."Cl.;:,-r.o"OO:Pese a todq, uno tiene un poquito de orgullo.

E':CUESTADORA2: Sí, totalmente, comprendo que loIlÍva como algo molesto, esto dicho por nosotras, que lo

¡ ¡¡vemos mucho... ¡IE>óCl.'ESTADO:Para ustedes, eso no cambia nada. Si, eneso estoy de a~uerd6; Por supuesto,

E"CUFSTADORA1: Sí,Y,además nosotras hacemos nues-tro trabajo, así que aparte tenemos elementos ... Y almismo tiempo, también es un contacto ...F..."Cl.'ESTADO:Sí, por supuesto, entiendo.

E\'CUESTADORA2:A lo mejor necesitamos efectivamen-te materiales ... ' como la señora [la primel':l encuestado-I':lJ debe de haberle exp1icado el objetivo de ...

F...""CL'ESTADO:Sí. ..E\'CUEST.WORA2: [Por fm encuentra un argumento.]

Usted participa en una investigación científica. ¿,Se dacuenta? [Se ríe a mahdíbula batiente.]F..."CL'ESTADO:Está muy bien. Habré servido pal':l algo.

EVCL'ESTADORA2: [Se ríe.] Un eslabo'lcito de la gran.: ,l.cadena...! !IF..."CU'ESTADO:U~ eslabón muy chico, enlonces.

EVCrJESTADORA2: NC?, los eslabones chicos son los qt,ehacen las grandes cadenas. {.. .J Si no, ¿,leparece verda-deramente ml7Y molesto estar obligado a reiterar cada

vez...?ENcUESTADO:¡Ah, sí! i~ sí!

EW:UESTADORA1: ¿,Repetir su IlÍda, no sé?ENeÚESTADO:Ah, sí. Sí, :~í... Es muy desagradable .•

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