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coatsworth – wolfson ’97 en torno de la historia del bienestar

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  • 7/30/2019 coatsworth wolfson 97 en torno de la historia del bienestar

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    En torno de la historia del bienestar

    John H. Coatsworth; Leandro Wolfson

    Desarrollo Econmico, Vol. 36, No. 144. (Jan. - Mar., 1997), pp. 991-1003.

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    http://www.jstor.orgWed Mar 12 23:58:53 2008

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    Decano110 Econ mico, vol. 36, N V 4 4 (enero-marzo 1997)

    EN TORNO DE LA HISTORIA DEL BIENESTAR*

    JOHN H. COATSWORTH**

    La historia del bienestar, de la evolucin que experiment a lo largo de l tiempo elbienestar fsico y espiritual humano, abarca la mayor parte de las investigaciones yenseanzas a que se dedican los historiadores. Cualquiera sea el objeto declarado de susestudios, rara vez dejan de toparse con ev idencias de los cambios que afectaron, para bieno para m al, la salud o felicidad de sus sujetos. Los juicios que las investigaciones histricashan hecho sobre el bienestar estn incorporados a la estructura y lenguaje de prcticamen-te todas las narrac iones histricas, por ms que sus autores hayan evitado explicitar, com olo siguen haciendo hoy muchos historiadores, os principios tericos y ticos que informansu labor.

    En los debates polticos que tienen lugar en la actualidad en Estados Unidos y variosotros pases desarrollados, por una curiosa inversin lingstica el trmino bienestar[welfare] ha quedado cargado de connotaciones negativas***. Durante la mayor parte deeste siglo, se ha designado con este trmino los empeos de los gobiernos m odernos po rmejorar el nivel de vida de individuos o grupos familiares cuyos ingresos, en caso de notomarse esas medidas, quedaran por debajo del nivel que los responsables de las polticaspblica s y sus partidarios consideran mnimo. Dando al trmino una definicin algo msamplia, se ha designado con l los programas oficiales en materia de educacin, salud,vivienda, cultura, atencin de los ancianos, seguro de desem pleo, proteccin ambiental,etctera. Hoy se oye decir que un "bienestar" excesivo constituye una amenaza para la"civilizacin".

    Los historiadores tienen mucho que aportar al estudio de la relacin entre el bienestary la civilizacin. Aqu abordar slo un aspecto d e este campo de estudios tan enormemen-te com plejo y fascinan te: el vnculo entre el mejoramiento del bienestar fsico humano y los' En un recienteviaje a Buenos Aires, el profesor Coatsworth nos acerc el texto de su discu rso pronunc iadoal asumir el cargo de presidente de la American Historical Association, en 1995. Publicado en The AmericanHistorical Review, vol. 101, N", febrero de 1996, pg s. 1-12." Profesor de la ctedra "Monroe Gutman" de Cuestiones Latinoamericanas en el D epartam ento de Historiade la Universidad de Haw ard y director del David Rockefeller Center for Latin American Stud ies, Ha war d University.

    [ E 3 1737 Cam bridge Street / Cambridge, MA 02138 / Fax: (1 61 7) 496-2802.]"* * El autor alude al uso del trmino "welfare" en la frase "welfare Sfale", o sea, al Estado benefactor,providente o asistencial, al que muy a menudo se designa tambin como "Estado de bienestar". [N.d e l T.]

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    avances en la productividad econm ica y la organizacin poltica que lo hicieron posible. Almismo tiempo, confo en poder sealar que la investigacin de las condiciones materialesde vida que enfrentaron las poblaciones humanas del pasado puede contribuir a nuestracomprensin de muchas otras cuestiones histricas.En la ltima dcada, ms o menos, los historiadores comenzaron a hacer usosistemtico de diversas medidas del bienestar fisico, de las que fueron precursoras lasciencias naturales y humanas, a fin de reexaminar ciertas interpretaciones de antigua da taacerca del cambio histrico. Los restos esquelticos correspondientes a pocas que vandesde la prehistoria hasta tiempos ms recientes nos han suministrado gran cantidad depruebas sobre la esperanza de vida, los niveles de nutricin, la incidencia de las enferme-dades crnicas, el estrs fisico vinculado con el trabajo y las lesiones traumticas endiversas poblaciones de muy variadas regiones del globo. El anlisis de los restos deasentam ientos humanos ofreci informacin adicional sobre la nutricin y la dieta, as comosobre la evolucin de los productos alimenticios y de las tcnicas de produccin dealimentos. Con respecto a las pocas histricas para las cuales existen documentosescritos, los datos referentes a la estatura, la masa corporal y otras caractersticas fsicas,adems de la informacin demogrfica y epidemiolgica, han llevado a revisar gran partedel saber adquirido acerca de una sorprendente cantidad de cuestiones histricas.

    Este revisionismo se remonta a los albores de lo que, a falta de una mejor designa-cin, denominamos "sociedades complejas". El pasaje del nomadismo precario de loscazadores y recolectores a la vida sedentaria ms estable y segura de los agricultores ypastores marc un gran avance para la human idad. En el Viejo Mundo, es ta transicin seprodujo en el curso del milenio que se extiende entre 9.000 y 8.000 aos antes de Cristo,poco despus de la ltima edad del hielo y de la desaparicin de la megafauna que habavuelto tan productiva la caza. En el Nuevo Mundo, la transicin tuvo lugar 4.000 aos mstarde en Mesoamrica y los pases andinos, quizs en parte porque la proporcin msfavorable entre habitantes y recursos hizo que la caza y la recoleccin resultasen redituablesdurante ms tiempo. Con la difusin de nuevas tcnicas productivas, sigui luego una eraen la cu al la poblacin terrestre aument con ms rapidez que nunca en el pasado (aunqueen forma muy lenta si se la mide de acuerdo con los parmetros modernos), a la vez que lasociedad humana se volva ms compleja y surgan los primeros imperios territorialescentrados en torno de las ciudades. Los historiadores siguen refirindose a estas socieda-des como "civilizaciones" para destacar sus logros muy netos en el arte, la religin, lacienc ia y el derecho'.

    Sin embargo, slo recientemente hemos llegado a conocer algo ms sobre el granprecio que debieron pagar nuestros antepasados comunes para alcanzar estos avancesen la tecnologa, la organizacin social y una cultura superior. Los bioarquelogos hanasociado la transicin a la agricultura con una declinacin significativa en el grado denutricin y con aumentos de la mortalidad, las enfermedades, el trabajo excesivo y laviolencia en todas aquellas zonas donde los restos esquelticos permitieron comparar elbienestar humano antes y despus de dicho perodo de camb io. Estos hallazgos parecenvlidos ya sea que la transicin tuviera lugar a lo largo de un lapso prolongado o fueraforzada por una conquista territorial (como en ciertos lugares del Nuevo Mundo). Hoysabemos que la "civilizacin" detuvo el crecimiento, difundi las enfermedades, acort la' Dentro de esta tradicin, la obra clsica sobre la Revolucin Neolitica es V. Gordon CHILD:M an MakesHhse l l . Londres. 1941

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    vida humana y llev a las personas a matarse y mutilarse unas a otras en una escala sinprecedentes2.Adems, hoy sabemos tambin que has ta hace relativamente poco (hasta el sigloMen la mayor parte del mundo), las ciudades en que la ciencia y la cultura llegaron a un planotan alto eran sitios tan insalubres, y con tasas de mortalidad tan altas, que ninguna de ellaspoda reproducir -no hablemos ya de expand ir- su poblacin por crecimiento natural. Lapoblacin de ciudades tan dismiles como la antigua Teotihuacn y la Londres industrialslo consigui crecer demogrficamente atrayendo hacia s a los pobladores de otroslugares u obligndolos a radicarse en ellas. Los progresos en materia de tecnologa yorganizacin vinculados al auge de los imperios basados en las ciudades aumentaron laproduc tividad agraria y los excedentes disponibles para las elites urbanas y sus sbditos,pero tarde o temprano las densas poblaciones establecidas en las ciudades como secuelade estos avances hicieron que el aumento de la productividad agrcola se rezagara, y

    padecieran un creciente riesgo de morbilidad a raz del hacinamiento, las deficientescondiciones sanitarias, el exceso de trabajo y la desnutricin. Estos padecimientos persis-tieron en casi todas partes hasta el siglo XX3.Antao se pensaba que la civilizacin maya de la poca "clsica" (aproximadamenteentre los aos 300 y 900 d.C.) haba logrado escapar en forma misteriosa a esta antigualgica. La civilizacin maya clsica del sur de Mxico y el norte de Amrica Central secompona de una serie de esplndidos centros de ceremonias, dirigidos po r sacerdotesamantes de la paz, que ded icaban gran parte de su tiempo a la astronoma, la matem ticay a disear complicados jeroglficos con el fin de registrar sus descub rimientos y confundira los arquelogos. El resto de la poblacin se ganaba la vida mediante una agricultura dedesmonte relativamente primitiva, que slo les dejaba lo suficiente para subsistir y paramantener a sus cientficos. Se reunan en las festividades religiosas y fuera d e tempo radadonaban su tiempo para arrastrar grandes moles rocosas a fin de construir pirmides, perono edificaron ciudades porque no estaban en condiciones de sustentar una gran poblacinno agrcola. Tampoco se dedicaron a otros pasatiempos modernos, como el comercio, lalucha de clases o la matanza de sus vecinos4.Esta visin romntica de los mayas se h a desmoronado en los ltimos quince aos.Ahora sabemos que los clsicos centros mayas de ceremonias eran en verdad ciudadesque llegaron a tener has ta 80.000 habitantes. A fin d e alimentarlos, los mayas explotabanlos recursos ecolgicos de las regiones que estaban bajo su dom inio con tcnicas msavanzadas y productivas de lo que se supuso hasta la fecha. Conducidos por reyes

    guerreros, comerciaron con sitios tan distantes como el valle de Mxico y la costa delPacfico en Amrica del Sur, y padecieron divisiones de clase tan agudas que las diferenciasen el nivel nutricional de la elite y la gente comn p uede medirse por la estatura de los'Vase, por ejemplo, Mark N. COHEN:Heallh an d he Rice o1 Civiiizalion, New Ha ven, 1989; para u n ejem plocorrespondien te al Nuevo Mun do, vase Clark S. LARS ENed.). "Th e Archeology of M ission Santa Catalina de Guale:Biocultural lnterpretations of a Population in Transition", An throp olog icai Papers, vol. 68, 1990.

    Se hallar un excelente resumen de la bibliografa en Rebecca STOREY:i fe and Dealh in Ihe Ancienl City ofTeolihuacan: A Mod ern Paleodernographic Synihesis, Tuscaloosa, 1992, pgs. 35-42.Esta concepcin sobre la civilizac~nde los mayas fue vigorosamente sostenida y defendida durantemuch o tiempo p or J. E. S. Thompson, quien "ha sta su mu erte, en 1975 [...] domin los esludios m odernos so bre los

    mayas por la mera fuerza de su intelecto y su personaltdad" (Michael D. COE:Breaking Ihe Maya Code, Londres,1992, p g 123).

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    994 JOHN H. COATSWORTHesqueletos encontrados. La guerra era endm ica entre ellos. En sntesis, los mayas fuerontan civilizados como cualquier otra civilizacin5.

    El progreso de nuestra especie hasta dejar atrs estos viejos ciclos de auge ydecadenc ia e ingresar en una era de aumento sostenido del nivel del bienestar fsico es unlogro propio del siglo XX. Esta es la conclusin que surge en parte de los estudios queutilizan datos histricos sobre la estatura de la poblacin adu lta para medir el nivel denutricin de los grupos humanos en los tres ltimos siglos. Si bien la estatura de un individuocualqu iera se ve afectada por factores genticos y otras caractersticas idiosincrsicas, laestatura promedio de grupos de poblacin est determinada fundamentalmente por lanutricin neta en la niez, sobre todo en la niez temprana, as como en la adolescencia6. Ladesnutricin crnica de las poblaciones premodernas mantuvo la estatura adulta m uy pordebajo de los niveles modernos durante el siglo XIX en todos los paises, y hasta hace pocotiempo tambin en m uchas regiones poco desarrolladas7.

    La esperanza de vida ofrece otra medida sumaria del bienestar fsico de unapoblacin. Desde los tiempos prehistricos hasta hace pocos aos,. hubo una ba jaesperanza de vida a raz principalmente de los efectos de la desnutricin crnica, la cualhaca que muchas personas fueran vulnerables a enfermedades que acababan con ellas auna edad comparativamente temprana, a menudo en la infancia. Es probable que acomienzos de la ed ad moderna(siglos XVI y XVII), en ciudades europeas como Amsterdam,Ginebra y Londres la-esperanza de vida no fuese mucho mayor que la de los imperiosantiguos (aunque Roma fue un lugar particularmente m~rtfero)~.o hubo una mejoradurade ra en la espe ranzade vida, ni siquiera en el m undo desarrollado, hasta bien entradoel siglo XX9.Durante la Revolucin Industrial del siglo XIX, el bienestar se estanc o disminuy

    durante dcadas. Como haba ocurrido en el mundo antiguo, los aumentos de la produc ti-vida d y el auge de las ciudades no dieron origen amejorias en el nivel de bienestar fsico. EnEstados Unidos, donde la escasez de mano de obra y los abundantes recursos gene raronuna poblacin inusualmente bien alimentada, pese a ello la estatura media de la poblacinnativa mascu lina se estanc entre 1780 y 1830, para luego disminuir casi cinco centmetros,hasta alcanzar su punto ms bajo en la dcada de 1880. La poblacin norteamericana norecobr la estatura promedio que haba tenido a fines del siglo XVlll hasta la dcad a de1920. La esperanza de vida decay durante medio siglo a partir de 1790 y luego seman tuvo fija casi hasta fines del siglo pasado.Teniendo en cuenta lo que ahora se sabe, uno podra preguntarse cmo es quepersonas sensatas decidan establecerse en aldeas agrarias, trasladarse a las ciuda des opromover el desarrollo industrial. Los datos sugieren que la eleccin personal tena poco

    Para una descripcin de fcil lectura sobre uno de los principales asenlamientos. vase William L. FASII,Scribec, Waniorc. an d Khgs: The Cily o iCopn and lhe Ancienl Maya, Londres, 1991.

    La "nutricin neta" es el equilibrio entre los "insumos" nutritivos y las exigencias sicas que imponen eltrabajo, las enfermedades, etctera. SI el trabajo es ms arduo y la enfermedad golpea, se requieren mayoresniveles de nutricin.

    Vase la conferencia pronunciada. en ocasin de recibir el Premio Nobel por Robert William FOGEL:"Economic Growth, Population Theory. and Physiology: The Bearing of Long-Term Processes on the Making ofEconomic Policy", American Economic Review, vol. 84, 1994, pg 372 Una excelente resea de este campo es lade Richard STFCKEL:"Stature and the Standard of Living". Journai olEconomic Literature (en prensa).

    STOREY, op clt , cap. 1 ; vase tambin Jan DE VRIES: European induslrializalion. 1500- 1800,Londres. 1984.Robert W. FOGEL: "Egaltarianism. The Economic Revolution of theTwentieth Century", conferencia inedila enmemoria de Smon Kuznets, Yale Unversity, 1992, pg. 25

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    995N TORNO DE LA HISTORIA DEL BIENESTARque ver con estos procesos. Estas grandes transiciones parecen haber ocurrido enmomentos en que las formas de vida anteriores se haban vuelto insostenibles o pocoatractivas, por el agotamiento de los alimentos silvestres accesibles, la promesa deseguridad o de salvacin en los pueblos y ciudades, la carencia de tierras o d e em pleos enlabores agrcola^'^. Ya fuesen empujados por sus amos o atrados por el mercado, lamayora de los que se dejaron arrastrar por estas tendencias tenan pocas alternativas.Incluso aquellos cuyo papel individual la historia ha celebrado tradicionalmente, desde losmonarcas hasta los magnates, se abrieron paso en los mrgenes de estas tendencias. Sucreatividad rara vez pudo superar el contexto de su poca.

    Los notables contrastes que he citado entre los logros tecnolgicos y aun culturales,por un lado, y los cambios en el nivel de bienestar fsico, por el otro, contradicen laspremisas que hasta ahora se consideraban valederas. Lo cierto es que el progreso de laproductividad nunca se traslad en forma inmediata o automtica a mejoras del nivel devida, como tampoco garantiz nunca el bienestar espiritual.

    Sin embargo, no deja de ser cierto que es imposible que mejore el bienestar fsico eneconomas que no crecen. Los antiguos pesares de nuestra especie no desaparecern sinun aumento de la producc in de bienes y servicios per cpita, o sea, sin un crecim ientoeconmico. El aumento de la productividad no es condicin suficiente para que mejore elbienestar, pero es una condicin necesaria.Los esfuerzos acadmicos por cuantificar y m edir las diferencias de produc tividadentre distintos perodos histricos y pases tienen larga data, pero el origen moderno detales empeos pu ede remontarse a la obra de Simon Kuznets y sus colaboradores en ladca da del cincuenta1'. A partir de entonces, los historiadores de la economa dedicarongran parte de su tiempo, energa y capacidad a entablar furiosos debates tendientes agenerar estimaciones cada vez m s razonables de la productividad global en el pasa doremoto. Estos afanes se centraron en las economas de la regin del Atlntico Norte, donderesiden la mayora de los especialistas en historia econmica cuantitativa que hay en elmundo, pero en las dos ltimas dcadas h a habido un veloz avance asimismo en cuanto alos trabajos referidos a otras zonas. Pese a un enorme conjunto de obstculos, inc luida lainsuficiencia o carencia de datos as como serias complicaciones conceptuales y tcnicas,existen hoy para muchos pases estimaciones cada vez ms slidas de su desempeoeconmico desde el siglo XVIII. Un puado de espritus valerosos produjeron inclusoclculos que se remontan hasta el antiguo Imperio Romano y que pueden dar lugar a

    plausibles extrapolaciones y conjetura^'^.Entre los resu ltados ms interesantes de tales esfuerzos se halla el descubrimiento deque la brecha de productividad existente entre lo que hoy son las regiones menosdesarrolladas y las economas ms avanzadas del planeta tiene un origen relativamentereciente. En la actualidad, el volumen de produccin per cp ita de las economas desarro-lladas es, en promedio, unas cuatro veces mayor que el del m undo menos desarrolla-lo En lo que respecta a la Revolucin Neolitica. esta opinin est asoc iada a Ester BOSERUP:he Condilionsof Agricultura1 Growlh, Chicago, 1965.l 1 Simon KULNEIS: "Economic Growth and lncome E quality", America n Econ on iic Review, vol. 45, N" 1, 1955,pgs . 1-28.j 2 Raymond GOLDSMITH."An Estimate of the Size an d Structure of the National Pro duct of the Early RomanEmpire", Review of lncom e a nd Weallh. vol 30, 1984. pgs. 263-88.

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    996 JOHN H. COATSWORTHdo13.Es probable que esta brecha no existiese siquiera antes de 1700, po ca en la cual lamayora de las economas de Europa occidental tenan un nivel de ingreso per cpita nomuy superior, probablemente, al del Imperio Romano (salvo Egipto, que era ms pobre) enel primer siglo de la era cristiana14.La divisin moderna del globo entre las naciones ricas y las pobres se origin, pues,en el siglo XVIII, cuando un pequeo nmero de economas del Atlntico Norte comenzarona crecer lenta pero irreversiblemente,en tanto que el resto del m undo en su mayor parte nolo haca. De mediados afines del siglo XIX la brecha entre el "ncleo" y la "periferia" ya ha biaalcanzado sus dimensiones actuales en la mayora de las regiones. A la sazn, el aumen tode las exportaciones de minerales y productos agropecuarios estaba generando unprogreso sostenido de la productividad en gran parte del mundo p oco desarrollado, peroequipararse con las naciones ricas les habra significado a las pobres lograr una tasa decrecimiento superior a la de sus socios comerciales ms afortunados. Casi ninguna loconsigu i. Durante el siglo XX, las tasas de crec imien to econmico de Asia, Europa orientaly Amrica Latina les permitieron a estas regiones mantener el paso, ms o menos, de laseconomas del Atlntico Norte, creciendo con ms rapidez en algunos perodos y mslentamente en otros, pero ninguna logr cerrar la brec ha en grado s ignificativo. En el casodel continente africano, los ndices de crecimiento fueron en el curso del presente siglopermanentemente inferiores a los del resto del mundo, por lo cual la brecha de Africa casise dup lic en los ltimos doscientos aos15.

    Estas tendencias regionales de largo plazo coincidieron con crecientes disparidadesen la mayora de las regiones del mu ndo J6.La relacin entre el ingreso per cpita de lanacin ms rica y la ms pobre no pudo haber sido mucho mayor que de 4 a 1 en 1820, en1989, era de 39 a 117. Durante el siglo XIX, unas pocas naciones pob res crecieronvelozmente y avanzaron bastante en el sentido de una equiparacin con las ricas, perootras quedaron aun ms a la zaga. En el ltimo medio siglo, por ejemplo, Japn, Corea yTaiwn se desarro llaron con rapidez, en tanto que otros pases, como los de gran parte deAfrica y d e ciertas regiones de Amrica Latina y Asia, quedaron todava ms rezagadas la.A fines del siglo XX, la produccin y la productividad mundiales, y por ende los elementos

    ' 3 Esta proporcin se basa en la muestra de 43 paises estudiada por Angus MADDISON n "Explaining theEconomic Performance of Nations, 1820-1989",en William J. B AUMO L, ichard R . NELSONEdward N. WOLFF eds.) :Convergence o Produclivily: Cross-Nalionai Siudies o1 Hisio rical Evidence, Nueva York, 1994, pgs 20-61. La sestimaciones de M addison tienen la ventaja de que fueron ajustadas a la parid ad del pode r adquisitivo: estimacio-nes no ajustadas (que tienden a subestimar el ingreso de los paises menos desarrollados, gen eralmente por utilizarlos tipos de cam bio pa ra convertir las estimaciones en la moneda del pas a dlares) dan una proporci n d e 1a 8 o ms .l 4 Se hallar una interesante resea de la bibliografa y algunas conjeturas aproximadas en Paul BAinocH:Ec on o~ nic san d W orld Hislory, Nueva York, 1993,cap. 9 Para la comparacin con Roma , vase GOLDS MITH,p . cit.;la esperanza de vida era inferior en Roma que en los comienzos d e la Europa m oderna. pero las otras estimacionesde Goldsmith sugieren cifras bastante comparablesl 5 Este prrafo y el siguiente se basan en gran medida en M ADDISON,p cit., pgs. 22-27l 6 Sin embargo, Gabriel TORTELLAen "Patterns of Economic Retardation and Recovery in South-WesternEurope in the Nineteenth and Twentieth Centuries", Econoinic Hislory Review. vol. 47 , N", 1994, pgs 1-21)muestra que en el siglo XX se ha producido una convergencia entre los paises del sur de Europa (Italia, Portugal yEspaa) y los del norte (Inglaterra y Francia).l 7 MADDISO N,p cit., pg s. 23-30.l 8 Disparidade s men ores, pero aun as sgnificativas, en el desemperio econm ico se dieron entre varias

    economas desarrolladas, algunas de las cuales (como Alemania o Italia) crecieron ms rpido qu e otras (com oGran Bretaa y Estados Un idos). Vase MA DDISON,p. cit., pgs. 22-23

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    esenciales para mejorar el bienestar humano, estaban ms des igualmente distribuidos quenunca en el planeta.Pero incluso en las economas en que la productividad me jor en el ltimo siglo o enlos dos ltimos, los beneficios del crecimiento se difundieron de manera poco pareja entrelas poblaciones que los hicieron posibles. Las variaciones en la distribucin de bienes yservicios dentro de las diversas sociedades explican por qu algunos avances en materiade productividad se tradujeron en una rpida mejora en el bienestar fsico, en tanto queotros no redundaron en diferencias apreciables o incluso fueron simultneos a una notabledecadenc ia en el nivel de vida.Los esquemas de distribucin del ingreso normalmente se atuvieron a las divisionessociales y culturales existentes (y a veces las exacerbaron o las transformaron de algn otromodo) . Por ejemplo, en el siglo XIX las divisiones de clase en sociedades tan d iversas como

    la del antiguo Mxico y la de Gran Bretaa eran tan agudas que determinaban el acceso alos nutrientes bsicos, y por lo tanto la estatura y la esperanza de vida. Entre los antiguoscentroamericanos, las elites gobernantes de los nobles, sacerdotes y guerreros controla-ban el acce so a los alimentos, en pa rticular a las fuentes escasas de protenas. Al pa recer,la decadencia de la productividad agraria en las pocas de superpoblacin u rbana llev alas elites a codificar y sancionar leyes sobre el gasto que reservaban el consumo d e ciertosalimentos para s mismas . La ampliacin de las diferenc ias fsicas entre las elites y la gentecomn coincidi con perodos de levantamientos populares y hasta de lisa y llana lucha declases, que parecen haber preced ido a la destruccin o abandono de los centros urbanosy a la desintegracin de los estados e imperio^'^.Diferencias similares entre los distintos estratos sociales fueron caracte rsticas de la

    mayora de las sociedades industriales hasta hace relativamente poc o tiempo. En 1800,verbigracia, la poblacin masculina adulta de Inglaterra perteneciente a la nobleza tenauna estatura ms de doce centimetros superior a la estatura media de la poblac in totala.Durante la Revolucin Industrial, anto en Gran Bretaa como en Estados Unidos y en otrossitios, los ingresos se concentraron aun ms, en parte porque los salarios que perciba laescasa mano de obra m uy calificada o instruida crecieron velozmente, en tanto que los dela fuerza laboral poco calificada, ms numerosa, permanecieron estancados hasta des-pus de iniciado el siglo XX2'. En el Tercer Mundo, las conmociones asociadas al com ienzodel perodo de crecimiento impulsado por las exportaciones ncluyeron oleadas de usurpacinde tierras po r parte de los campesinos, las que a menudo coincidieron con la construccinde vas frreas que elevaron el valor de la tierra y as estimularon a los aristcratas aapoderarse de sta. La proletarizacin de la fuerza laboral en todas partes y la inmigracinmasiva a ciertas zonas del Nuevo Mundo aumentaron la oferta de trabajadores pococalificados, deprimiendo los salarios22.l 9 Veanse los ensayos reunidos en Norman YOFFEE George L. COWG ILLeds .): The Collapse o l AncienlStales a n d Civilizalions, Tucson, 1988.

    Esta diferencia disminuy ms tarde, principalmente durante el siglo X X hasta llegar a ser hoy d e apenasdos o tres centimetros. Vase FCGEL:"Egalitarianism", op. cit.. p g . 29.21 Vase Jeffrey G . WILLIAMSON:Globalization, Convergence, a nd H istory", National Burea u of Econom icResearch , Documento de Trabajo 5259, 1995, pgs. 24-26.a Como seala WILLIAMSON,n el Nuevo Mundo las fuerzas que elevaron los ndices de crecimiento con

    respecto al m undo desarrollado "perjudicaron a la mano d e obra p oco calificada y ben eficiaron a los terratenientes"(op. c i t . , pg. 24).

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    Tambin influyeron las diferencias de gnero, edad y grupo tnico. En la pocapremoderna, durante los prolongados periodos de escasez de alimentos, las mujerespadecieron co n frecuencia ms que los hombres, como puede m edrselo por la crecientediferencia entre la estatura de uno y otro sexo. En tiempos modernos, la persistencia decostumbres y de institucionesque inhiben la movilidad ocupacional de grandes sectores dela fuerza laboral (incluida la mayora femenina en casi todas partes) ha tendido a manteneren todo el globo las desigualdades heredadas, no ligadas a la productividad, en ladistribucin del ingreso y la riqueza.

    En muchas sociedades, las minoras tnicas (o las mayoras oprimidas) tienen unadieta ms insuficiente, sufren ms enfermedades y exceso de trabajo y viven menos que losgrupos ms favorecidos. En el mundo antiguo, la migracin forzada de los pueblossometidos hacia las capitales imperiales y hacia lugares de trabajo densamente poblad osincrement la mortalidad provocada por las enfermedades y complicada por la desnutricincrnica. Los pueblos aborgenes de Amrica siguen padeciendo niveles de nutricin tanbajos qu e en muchos pases tienen una estatura visiblemente inferior a los "europeos" pa ralos que trabajan. Los pobladores de Cholula, Mxico, considerados ind genas por su estilode vida, no son hoy ms altos que los habitantes de esa regin en la era p r e h i ~ p n i c a ~ ~ .Los mecanismos institucionales que, histricamente, a travs de la servidumbre o laesclavitud, volcaron la produccin y el trabajo de determinados grupo s tnicos o socialesen favor de los derechos de propiedad sin contraprestacin de otros grupos tend ieron, engeneral, a concentrar el ingreso en menos manos. Los periodos de rpido crecimiento de laagricultura esclavista de las plantaciones, tanto en Amrica Latina como en EstadosUnidos, coincidieron con un aumento de la intensidad de la mano de obra, una disminucinde la nutricin neta y reg las ms duras en el trato con los esclavos, exace rbando de este

    modo las desigualdades existentes.A lo largo de la historia, la poblacin ms vulnerable ha sido la de los nios pobres . Lamortalidad de los nios en general, as como la mortalidad infantil en particular, explicanms que cualquier otro factor el hecho de que has ta hace poco las ciudades del mundo nohayan podido mantener o ampliar su poblacin por c recimiento natural. Aparentemente, enel sur d e Estados Unidos los nios esclavos, a los que a menudo se les dab a de comer porseparado, eran mal alimentados en forma deliberada por sus dueos24.As como el crecimiento econmico nunca garantiz una mejora automtica einstantnea en el bienestar fsico de la poblacin , tampoco el esfuerzo produc tivo aseguruna retribucin acorde a los individuos que lo realizan. La importancia de la brechaexistente entre la ganancia (o prdida) privada y el beneficio (o costo) social derivados dela actividad econmica impuls el surgimiento de una subdisciplina den tro de la historiaeconmica, destinada a examinar los factores institucionales determinantes del mejora-m iento d e la p r o d ~ c t i v i d a d ~ ~ .os cambios institucionales que redujeron esta brecha hancontribuido, y siguen contribuyendo, a estimular el crecimiento econmico. La m oderniza-cin de los sistemas jurdicos, udiciales y de fiscalizacin, a abolicin de las distinciones de

    Carlos A. Giordano SANCHEZVERIN:La alimentacin como reflejo del desarrollo fsico en d os com unidadesrurales de Mxico: Cholula e Ixtenco", trabajo indito, 1994.24 Richard STECKEL: "A Dreadful Childhood: The Excess Mortalily of American Slaves", SocialScience Hislory,vol. 46, N", 1986,pgs. 427-65.25 Entre los precursores de este enfoque se destaca Doug las NORTH . ase, por ejem plo, "lnstitutions",

    Journal olEconomic Perspeclives. vol. 5 , N", 1991,pgs. 97-112.

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    999N TORNO DE LA HISTORIA DEL BIENESTAR

    casta y de la esclavitud m s avanzado el siglo XIX, el fin d e los m onopo lios comercialesmercantilistas y el surgimiento de regmenes comerciales internacionales ms libres, elcrecimiento de los mercados de capital que facilitan el desplazamiento a travs de lasfronteras internacionales de grandes corrientes de capital y de tecnologa, as como unamultitud d e otros cambios menos espectaculares, mejoraron enormemente la p roductivi-da d en todo el planeta. La mayoria de los trabajos histricos sobre estos logros modernosse centraron correctamente en los cambios institucionales que beneficiaron a em presariose innovadores al brindarles una mayor retribucin; ellos han dado lugar a avancesimportantes en nuestra comprensin de los requerimientos institucionales para el creci-miento econmico.

    Un a bordaje similar de la historia de los regimenes distributivos ofrecera, sin duda ,ideas no menos valiosas en cuanto a la forma en que los cambios institucionales hanafectado tanto el b ienestar como la p r o d ~ c t iv id a d ~ ~ .as sociedades humanas distribuyende manera tan distinta, y con una atencin tan minuciosa hacia todos los detalles, losderechos de prop ieda d y otros ttulos que es fcil perder de vista sus repercusiones a largoplazo. Las fuerzas econmicas han cumplido un papel fundamental, en la mayoria de lassociedades, aun las premodernas, en cuanto a determinar la distribucin del ingreso y lariqueza, pero operan dentro de restricciones institucionales cuyos e fectos los historiadoresde la economa no siempre han estudiado de manera sistemtica.Simon Kuznets seal, hace cuatro dcadas, que en los pases desarrollados ladistribucin del ingreso se haba vuelto menos igualitaria en las primeras etapas delcrecimiento econm ico pero ms igualitaria a partir de en tonces; su hiptesis era qu e lasregiones p oco desarrolladas seguiran una trayectoria semejante. Los datos referen tes alltimo m edio siglo confirman dicha hiptesis para algunos paises pero no pa ra otros. En la

    ltima dca da, la tendencia ha cia una mayor igualdad se h a vuelto ms lenta en Europaoccidental, en tanto que en Estados Unidos se ha invertido. Unos p ocos pases del Esteasitico, de rpido crecimiento, se volvieron ms igualitarios, pero en la mayoria de lospases latinoamericanos no sucedi lo mismo.Y en gran pa rte de Europa oriental sistemasrelativamente igualitarios fueron sustituidos por regimenes que recuerdan el concep to de"acumulacin primitiva" de Karl Marx. Estas tendencias influirn en el bienestar y laproductividad de vastas poblaciones.En el siglo XX se h a asistido a avances sin preceden tes en el bienestar de laspoblaciones humanas, que lograron finalmente traducir el aumento de la productivid ad dela era industrial en logros concretos en lo tocante a la nutricin, la salud y, por ende, laesperanza de vida. Sin esa mayor productividad, el nivel de vida habra mejorado muypoco. Al mismo tiempo (como lo demuestran ampliamente los ejemplos citados), lassociedades tuvieron dificultades para convertir ese progreso de la productividad enmejoras del bienestar fsico, y con frecuencia les fue imposible. Los historiadores de laeconoma estn descubriendo ahora que la resolucin de este dilema exiga hallar unmecanismo apropiado y eficaz de abordarlo. Ese mecanismo, desplegado con efectosca da vez mayores a lo largo del ltimo siglo, es el "Estado benefactor".Desde luego, tambin en pocas anteriores hubo antecedentes de una intervencineficaz del Estado. La historia del alivio del ham bre es un buen ejem plo. Las ham brunas

    Este argumento es expuesto coherentemente por Alexander James FIELD:"D o Legal Systems Matter?",Exploratiopsin EconomicHislory,vol. 28 , 1991. pgs. 1-35.

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    originadas en el fracaso de las cosechas por motivos climticos mataron a millones deseres humanos desde la poca prehistrica hasta el presente. Hasta hace poco, loshistoriadores consideraban que las hambrunas eran la prueba de que la humanidad eravctima de una Madre Naturaleza que c ada tanto manifestaba su irritacin. Hoy sabem os,empero, que en su mayora fueron un producto humano, generado no por la MadreNatura leza sino por gobernan tes terrenales del otro sexo que simplemente no tomaban lasmed idas adecuadas para el traslado oportuno de las provisiones a las reas afectadas. EnInglaterra las hambrunas terminaron slo despus d e que las rebeliones de los hambrien-tos, a fines de la dcad a de 1750,obligaron a los m onarcas a retrotraerse al "paternalismo"de los Tudor y los Estuardo interviniendo ms decididamente en el mercado de granos enlos periodos de escasez2'. En la India, las autoridades coloniales britnicas podran habersalvado a millones de personas, relativamente con po co esfuerzo, durante la hambrunaqueazot a Bengala en 1943.Lo que puso fin al hambre en la India no fue la Revolucin Verdesino una mejor comprens in de cmo se producan y la prioridad que les asign el gobiernoindependiente con el objeto de impedirlas o detenerlasz8.En la poca contempornea, slohubo hambrunas en pases carentes de gobiernos eficaces.

    Tambin los esfuerzos destinados a aliviar la pobreza comenzaron mucho antes delsiglo XX, al igual que la instruccin pblicagratu ita primaria y secundaria en algunos pa ses,el afn por volver ms habitables las ciudades, los primeros planes jubilatorios (principal-mente destinados a los veteranos de guerra y sus familiares) en todo el hemisferiooccidental y en el noroeste de Europa, los primeros intentos de crear modernos centros deinvestigacin cientfica, md ica y tecnolgica en los pases industrializados, etctera. Casitodos estos emprendimientos contribuyeron a mejorar el nivel de vida, pero inclusotomados en su conjunto estuvieron limitados por el monto comparativamente reduc ido delos recursos que se les destinaron y por las restricciones impuestas a una eficaz accinreguladora de los gobiernos.Los notables avances en el bienestar fsico que hemos experimentado en el curso deeste siglo se alcanzaron sobre todo com o consecuencia de un masivo aumento tanto de lgasto pblico como de la regulacin estatal. A fines del siglo pasado, los gobiernos deEuropa y Estados Unidos comenzaron a encauzar sus conocim ientos mdicos y tcnicoshacia el objetivo de convertir a las ciudades en lugares menos m ortales. Un a dinmicaregulacin de las condiciones de vivienda, as como programas sanitarios que abarcarondesde cuarentenas hasta vacunaciones masivas, redujeron las enfermedades. Se volvieroncorrientes los subsidios destinados a programas de viviendas para trabajadores y personasde escasos recursos, los vigorosos empeos por purificar el aire y el agua y controlar la

    calidad sanitaria de los alimentos, y las inversiones en otras comodidades y ventajaspropias de la vida urbana.Con posterioridad a lase gu nd a Guerra Mundial, si no antes, se extendieron enorme-mente en toda la regin del Atlntico Norte los programas de mantenimiento del nivel deingresos, que incluyeron subsidios directos o transferencias a los desocupados, losindigentes, los veteranos de guerra y los ancianos. En los pases desarrollados, conexcepcin de Estados Unidos, se volvieron comunes los sistemas nacionales de sa lud quebrindaban atencin mdica gratuita a todos los ciudadanos. Los sistemas masivos de27 Vase FCGEL: "Egalitarianism", op. cit.. pg. 9.28 Arnaryta SEN "Starvation and Exchange Entitlements: A General Approach and Its Application to the Great

    Bengal Famine", Carnbridge Journal o i Econo~nics,ol. 1, 1977, pgs. 33-39.

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    ENTORNO DE LA HISTORIA DEL BIENESTAR 1001instruccin pblica, de los que fue precursor Estados Unidos, demostraron su e ficacia aleliminar virtualmente el analfabetism oy hacer extensiva a enseanza primaria, y en algunospases la secundaria, a la mayora de los ciudadanos de las regiones desarrolladas. En lasdcadas del c incuenta y el sesenta, casi todos los pases desarrollados extendieron aunms estos sistemas a fin de incluir a un nmero creciente de estudiantes de nivel terciario.

    Gran parte del mundo poco desarrollado avanz ms lentamente. Los pases latinoa-mericanos se asemejaron en su mayora a Mxico, que no alcanz sino hasta la d cad a de1980 un ndice de alfabetizacin del 80 % de la poblacin, que Es tados Unidos ya habalogrado en 1800. La mejora de las condiciones de vida en las ciudades, incluida lasalubridad y la promocin de la salud pblica, particularmente despus de la SegundaGuerra Mundial, disminuy lo suficiente las tasas de mortalidad como para estimular elcrecimiento de la poblacin, junto con su estatura y su esperanza de vida. Logros similaresse registraron en la mayor parte de Asia y de Europaoriental, aunque los pases de Africa alsur del Sahara tambin en este caso quedaron rezagados.Al evaluar estas tendenc ias, los historiadores econmicos han hecho aportes sustan-ciales a nuestra comprensin del vnculo existente entre la productividad y el bienestarfsico. Tres de ellos son particularmente significativos. Primero, trabajos recientes hansealado que la mayor igualdad en la distribucin del ingreso influye en la mejora delbienestar fisico. Segundo, se demostr que la mejora del bienestar fsico eleva la producti-vidad de toda la economa de un pas. Por ltimo. gran cantidad d e trabajos de las dosltimas dcadas dem ostraron asimismo que la educacin, y ms en general la inversin enel "capital humano", eleva tanto la produc tividad como el nivel de v ida.Estudios sobre la relacin entre la estatura y una medida del gra do d e igualdad odesigualdad de la distribucin del ingreso (el ndice de G ini) tienden a la conclusin de que

    una mayor igualdad ha dado por resultado histricamente niveles medios ms altos denutricin. Por ejemplo, la poblacin d e las colonias britnicas de Amrica del Norte alcanzuna estatura media muy superior a la que habra permitido el ingreso per cpita de lascolonias en una sociedad en que el ingreso hubiese estado ms concentrado. Durante elsiglo XIX, la creciente desigualdad probablemente contribuy, junto con la urbanizacin, aque los norteamericanos tuvieran menor estaturaB. En el siglo XX, los aumentos de laigualdad ayudaron a elevar el estndar de vida, sobre todo cuando entre los beneficiarios seincluan los receptores de menores ingresos.Slo en los ltimos tiempos comenz a reconocerse la influencia de una mejor salud ynutricin en el aumento de la productividad. En Gran Bretaa, an en 1800, con una

    esperanza de vida promedio al nacer que osc ilaba alrededor de los treinta y c inco aos, el20 % de la poblacin adulta estaba tan desnutrida que e ra incapaz de trabajar; en realidad,apenas poda hacer mucho ms que pasearse de un lado a otro algunas horas diarias. Amedida que fue mejorando la salud, una mayor proporcin de l a poblacin del pas tuvo lafuerza suficiente como paratrabajar en forma regular, con creciente intensidad y durante unperodo ms largo de su vida productiva. En este siglo, los salarios ms altos hicieron quemejorara la dieta alimenticia, al par que los programas establecidos por el gobiernobritnico, al volver ms salubre la vida en las ciudades, disminuyeron las necesidadesnutricionales de los habitantes urbanos, pues redujeron su gasto de energa pa ra prevenirlas enfermedades. En la conferencia que pronunci al recibir el Premio Nobel, R obert FogelSTECKEL (op. cit .) presenta un resumen de estos estudios

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    1002 JOHN H. COATSWORTHestim que el 30 % de l aumento total de la productividad que hubo en la economa britnicaentre 1790 y 1980 se debi a mejoras en la nutricin brutam.

    Finalmente, el aumento de las inversiones en recursos humanos en todo el mundocontribuy tanto a mejorar el bienestar como a elevar la productividad. Dado que laeducacin genera una mayor movilidad tanto ocupacional como geogrfica, y en los nivelesms altos brinda adems capacitacin en habilidades especficas, histricamente lainversin en educac in ha elevado el nivel de ingresos al incrementar la productividad dequienes la obtienen. Los anlisis de costos-beneficios llevados a cabo por distintosgobiernos y organismos internacionales, as como un creciente nmero de estudioshistricos, han mostrado congruentemente os importantes efectos que tiene la inversin enrecursos humanos en el bienestar y la productividad3'.

    Por supuesto, una gran proporcin de los recursos utilizados por los gobiernosdurante este siglo tuvieron como objetivo destruir la vida humana en lugar de nutrirla oprotegerla. Algunos empeos por reducir la desigualdad y mejorar el bienestar no lograronsus propsitos, en tanto que otros persiguieron objetivos meritorios pero sin prestar de bid aatencin a la eficiencia o a los posibles desequilibrios macroeconmicos. En casi todos losperiodos histricos hubo despilfarro y corrupcin (aunque la inflacin es en gran medidauna plaga del siglo XX). En suma, una parte de lo que han hecho los gobiernos modernosperjudic en rigor el crecimiento econmico, del cual tan criticamente dependen sus obras.Pese a estos problemas, hoy sabemos que lo que distingue a la civilizacin moderna d e laspocas anteriores es producto en gran parte de la eficacia de los programas pblicos - e ntodo el mundo desarrolladoy en una porcin creciente de las regiones menos desarrolladasdel planeta- en mejorar el nivel de vida y prolongar la vida.

    El avance que hemos experimentado en nuestra poca en lo que a tae a la elevacindel nivel de bienestar fsico presenta un agudo contraste con la sucesin indita de guerrasciviles y de violencia internaciona l que hemos tenido en el siglo XX. Un mayor nmero depersonas perdieron su vida en episodios de violencia colectiva en este siglo en relac in concualquier otro perodo de l a historia humana. Es tentador considerar la guerra y el bienestarcomo fenmenos diferentes y desconectados entre s, condenar el primero y alabar elsegundo como si pertenecieran a distintos planetas. Quiz a los fines de un enfoqueanaltico o de una narracin coherente esa postura sea lgica, pero para comprender lahistoria del bienestar no lo es.La historia ha bene ficiado a una pequea minora de los habitantes de la Tierra coninstituciones capaces de dar cumplimiento a las aspiraciones de nuestra especie a una vidamejor, a que los nios sobrevivan, crezcan ms altos y vivan ms tiempo. La cultura y latradicin nos impulsan a confiar en que las instituciones democrticas, sum adas alcrecimiento econmico, demostrarn ser igualmente provechosas en otras partes delglobo, pero en la mayora de los paises habr que esperar al prximo siglo para saber siesta hiptesis es capaz de afrontar la prueba decisiva. Segn indican las tendenciasrecientes, los habitantes del mundo desarrollado tal vez estemos pasando por nuestraspropias pruebas.30 FOGEL: 'Economic Growth", op. ci t , pg. 383: para un examen del caso de Estados Unidos, vaseSTECKEL,op. cit.3 1 Un estudio histrico reciente notable por su equilibrio y su grado de elaboracin es el de Clara Eugenia

    N E Z : La fuente de !a riqueza: educacin y desarroiio econmico en !a Espana contempornea, Mad r~d, 992.

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    EN TORNO DE LA HISTORIA DEL BIENESTAR 1003Creo que la his toria del b ienestar puede ser til para evaluar las alternativas sociales ,polticas y culturales que se les abren a diversas sociedades, particularmente en periodosde cambio y transicin. El conocimiento del pasado econmico puede servirnos para

    entender mejor los cambiantes contextos del pensam iento humano y su expresin histrica,y en consecuencia su sentido e importancia. Nada, en los documentos histricos de los quetengo noticia, nos asegura inequvocamente que las personas que viven ms tiempo,comen mejor, se enferman con menos frecuencia y reciben instruccin durante un mayornmero de aos experimentarn ms felicidad que sus antepasados de corta vida,crnicamente desnutridos, agobiados por las enfermedades yen general analfabeto^^^. Noobtante, dado que las condiciones materiales de v ida parecen ejercer una influencia tanpode rosa en la conduc ta humana, sera necio ignorarlas.T r a d u c id o p o r L e a n d r o Wolfson

    32 No obstante, la historia de las corrientes migratorias que cru zan las fronteras entre los pases sugiere q ueexiste una difundida preferencia por alcanzar mejores niveles de vida.

    RESUMEN SUMMARYEste art iculo se ocu pa de la relacin entre el This art icle addresses the relationship betweenmejoramiento de l b ienes tar f s ico humano a lo imp rove me nts in hum an p hy s i ca l w e l fa relargo d e la histor ia y los avances en la product iv i- throughout history and the adva nces in econom icdad econmica y la organizacin polt ica que lo prod uctivity and polit ical orga nization that m ad ehan hecho posible. Adoptand o una perspect iva them possible. Taking a long term view the authorde largo plazo, el autor examina la cuestin revi- examines the subje ct review ing the gro win gsand o el crecien te nmero d e estudios histricos number of historical studies that have been revising

    qu e ha venido modif icando las versiones prevale- much of the conventional wisdom on the t rayectorycientes sobre la trayectoria del bienestar humano . of human welfare.

    R E G I S T R O B l B L l O G R A F l C OCOAS WOR TH, John H."En torno de la historia del bienestar. DESARROLLO ECONOMICO - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES(Buenos A ires), vol. 36,W 144, enero-mazo 1997 (pp.991-1003).Descriptores: .

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    En torno de la historia del bienestar

    John H. Coatsworth; Leandro Wolfson

    Desarrollo Econmico, Vol. 36, No. 144. (Jan. - Mar., 1997), pp. 991-1003.

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    [Footnotes]

    7 Economic Growth, Population Theory, and Physiology: The Bearing of Long-Term Processeson the Making of Economic Policy

    Robert W. Fogel

    The American Economic Review, Vol. 84, No. 3. (Jun., 1994), pp. 369-395.

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    7 Stature and the Standard of Living

    Richard H. Steckel

    Journal of Economic Literature, Vol. 33, No. 4. (Dec., 1995), pp. 1903-1940.

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    11 Economic Growth and Income Inequality

    Simon Kuznets

    The American Economic Review, Vol. 45, No. 1. (Mar., 1955), pp. 1-28.

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    16 Patterns of Economic Retardation and Recovery in South-Western Europe in the Nineteenthand Twentieth Centuries

    Gabriel Tortella

    The Economic History Review, New Series, Vol. 47, No. 1. (Feb., 1994), pp. 1-21.

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    http://links.jstor.org/sici?sici=0013-0117%28199402%292%3A47%3A1%3C1%3APOERAR%3E2.0.CO%3B2-E

    24

    A Dreadful Childhood: The Excess Mortality of American SlavesRichard H. Steckel

    Social Science History, Vol. 10, No. 4, The Biological Past of the Black. (Winter, 1986), pp.427-465.

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    25 Institutions

    Douglass C. North

    The Journal of Economic Perspectives, Vol. 5, No. 1. (Winter, 1991), pp. 97-112.

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