LA DEFENSA INDUSTRIAL Y LA ECONOMIA
Palabras pronunciadas por el Mi
nistro de Hacienda señor Carlos
Villav-~>ces, el 24 de junio de 1966
ante la reunión de la Asociación
Nacional de Industriales, en la ciu
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Sea lo primero agradecer al señor Presidente y a los señores miembros de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales su gentil invitación a las deliberaciones de esta Asamblea que, como las pasadas, se destaca por su preocupación en el estudio de los problemas económicos del país y de las soluciones más aconsejables.
El señor Ministro de Fomento, en frases inspiradas, os ha dicho ya lo que el Gobierno piensa de la industria nacional y lo que se propone para estimular su desarrollo en proporción creciente. La medalla del Mérito Industrial que acabáis de recibir para vuestra Asociación, muestra cómo aprecia el Gobierno Nacional vuestros esfuerzos desvelados en beneficio de la economía, y vuestra patriótica actitud en frente a los problemas del país.
Poco pudiera yo agregar a lo que ha dicho el señor Ministro de Fomento con respecto a la importancia de la industria en el concierto de la economía, que coincide con lo que yo mismo he expresado en anteriores oportunidades, y así, mi intervención será muy limitada, para no fatigaros con repeticiones.
FIN DE LA POLITICA ECONOMICA
Dije en reciente ocasión que toda la politica económica tenía un sentido y un fin : el de procurar el pleno empleo. Porque de acuerdo con las doctrinas católicas a que habéis hecho oportuna referencia, el derecho del hombre a trabajar y ganar lo suficiente para vivir, es derecho natural que el Estado debe garantizar. No es posible pensar en una sociedad, ordenadamen-
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te consti tuída, en donde unos usufructúen en abundancia los bienes terrenales y otros carezcan de los más elementales. Porque estos últimos que tienen, como digo, derecho a encontrar los medios para subsistir, tendrían razón, que nadie podría discutir, para exigir lo necesario al sustento. En esto la doctrina cristiana coincide con las más modernas tesis económicas del desarrollo, que indican asimismo la necesidad de mantener los consumos y de incrementarlos, para obtener mayor productividad y mejor inversión.
El desarrollos de las actividades se logra únicamente a base de mayores consumos. De nada han de servir a una empresa hts mejores y más eficaces maquinarias, y la inteligencia y habilidad de sus directores, si no encuentra mercado para sus productos. Y en cambio el desarrollo de esa industria estará asegurado si sus manufacturas tienen demanda creciente, tanto por el aumento vegetativo de la población, como porque los ingresos del pue~lo le permitan un gasto en aumento. De modo que el desarrollo industrial, y el d'e todas las actividades, está condicionado al mantenimiento del empleo y a los mayores ingresos de los consumidores. N o es necesario que me extienda en este punto, que es bien conocido de todos vosotros y que posiblemente no se presta a discusiones, pero lo he traído al comienzo de esta corta intervención, porque es el que justifica la política económica del Gobierno, y la explica como un medio para obtener el fin buscado.
DEFENSA DEL PRODUCTOR CAFETERO
Habéis dicho bien, señor Presidente, cuando afirmásteis que el desarrollo económico en Colombia y el proceso de capitalización, dependen en buena parte del precio del café en el exterior, que es prácticamente la única fuente de divisas que alimenta la balanza comercial. Y os habéis referido a las alternativas de los últimos tiempos, provocadas por fuertes oscilaciones tanto en el volumen de las exportaciones como en el precio del grano en el exterior. Es un proceso tan conocido, y me he referido a él en forma tan extensa en recientes oportunidades, que no fatigaré vuestra atenciqn con la reseña de lo ocurrido en el último año en el mercado cafetero. Pero tengo en cambio que referir-
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me a las medidas que el Gobierno colombiano ha tomado para mantener los precios en el interior. Desde un principio ha sostenido el Gobierno que es necesario independizar en cuanto sea posible, la estabilidad de la economía interna de las fluctuaciones del café en los mercados internacionales, tesis que está en armonía con la que recomiendan los modernos economistas, y que se funda en los más sanos principios de defensa social. En el mes de febrero del presente año, el precio del café descendió hasta cincuenta y dos centavos la libra, y en el país se creó un clima cercano al pánico, que habría desembocado fatalmente en una crisis económica. Acudió en ese momento el Gobierno en defensa del productor cafetero para garantizarle un precio mínimo en el interior, que mantuviera condiciones favorables para el trabajo nacional. Es satisfactorio para el Gobierno saber que encontráis tal medida oportuna y la calificáis de solución adecuada.
Al defender al productor cafetero, el Gobierno defendió toda la economía, y al garantizarle su ingreso, garantizó también el de las fábricas que son sus proveedores, y el empleo, porque si aquel cafetero se arruinara, arrastraría en su caída a los empresarios, y éstos a su turno, a sus obreros que serían despedidos. La economía del país habría entrado así en la barrena de una crisis económica. Pero el Gobierno manifestó enfáticamente que no permitiría que esa crisis se produjera y que mantendría el empleo y los niveles de ingreso. Y ese momento, que algunos calificaban ya con los más dramáticos adjetivos, fue superado, y la producción y los consumos han continuado dentro de niveles normales. Esa es la razón de la medida y de la política vigorosa que se ha seguido para defender al productor cafetero, y con el a toda la economía.
TIPO DE CAMBIO
La merma en la entrada de divisas ocasiOna, como es claro, dificultades de todo orden para el aprovisionamiento del país, y fue necesario tomar una serie de medidas bien conocidas
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de todos vosotros. Complacido escucho vuestra opinión, señor Presidente, cuando anotáis en vuestro informe que el país ha celebrado con entusiasmo y aplaudido sin reservas la actitud
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del Gobierno en frente a la crisis de divisas. Ha sido una política clara, nítida y vigorosa, que armoniza la necesidad de mantener el tipo del cambio internacional, y ajustar al tiempo las importaciones a las posibles entradas. E l mantenimiento del tipo del cambio internacional es, como expresé en alguna oportunidad, bien inapreciable para un país, que dá estabilidad a los negocios, permite a los empresarios calcular con exactitud sus costos e impide, finalmente, la especulación en los p1·ecios. N o hizo caso el Gobierno de las voces que pedían la modificación del tipo de cambio internacional, porque consideró que esta medida traería un alza inmediata del costo de la vida, la quiebra de numerosos comerciantes o empresarios, y defraudaría las esperanzas que pudieran tenerse en la política del pleno empleo, ya que la capacidad de compra se reduciría ocasionando la disminución de los consumos. Manifestó entonces el Gobierno, lo ha dicho luégo, y lo reitero hoy, que el t ipo del cambio internacional será mantenido con toda energía.
MATERIAS PRIMAS
Al reajustar la utilización de las divisas disponibles, el Gobierno ha tenido en cuenta ante todo el r itmo de la producción industrial dentro de la política ya explicada de mantener la ocupación, y consecuente con este pensamiento, ha dado un tratamiento preferencial a las materias primas que requieren las indüstrias. El programa del Gobierno se adelanta sobr e la base de que aquellas materias primas no falten en ningún momento y que la producción se mantenga dentro de altos niveles, para que el número de obreros industriales con empleo no disminuya y, por el contrario, aumente.
GASTOS DEL ESTADO
El otro comprador de servicios en cantidad significtiva, es el Estado. Bien controvertido ha sido el punto de si los gastos del Estado en moneda nacional debieran reducirse en las actuales circunstancias. Semejante política sería totalmente contradictoria con la que vengo exponiendo, porque si se trata de mantener el pleno empleo y los consumos, mal podría el Estado
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dejar cesantes sus obreros y empleados. Y debéis pensar, señores industriales, que si el Estado obrara en esa forma torpe e irresponsable, seríais vosotros los primeros perjudicados, porque se reduciría inmediatamente el consumo de vuestras manufacturas. Puedo aseguraros que los frentes de trabajo del Gobierno no se van a reducir, y que el Estado no será el causante de la deoscupación en los actuales momentos. Si fuera a proceder en tal forma, tendría que cambiar toda la política, porque entonces estaría buscando un fin diferente, que no coincidiría posiblemente con el bienestar que busca para el pueblo colombiano.
SINTESIS
Quiero sintetizar aquí de nuevo la política economiCa del Gobierno: es necesario mantener el pleno empleo y la estabilidad de la economía interna evitando la inflación o la deflación. Para lograrlo, se mantendrá el precio del café en el interior con el objeto de que el productor conserve su capacidad de compra; se atenderá y estimulará el frente industrial para que los empresarios continúen empleando sus trabajadores; se sostendrá el tipo de cambio para las materias primas condicionado, como es claro, al sostenimiento de los precios; se mantendrán los gastos del Estado en moneda doméstica para evitar el desempleo y estimular el desarrollo. Es éste un todo armónico que tiende al mismo fin: sostener el empleo y el nivel de los ingresos. Ese fin es social antes que económico, y se pretende obtener a través de medidas que tiendan a defender el trabajo de todo el pueblo colombiano.
DEFENSA INDUSTRIAL
Habéis hecho referencia, señor Presidente, al reciente decreto que autoriza la emisión de bonos industriales, y habéis manifestado que la industria manufacturera y la bancaria han recibido con beneplácito ese paso, que otorga medios de financiación en condiciones satisfactorias. Al establecer esta nueva modalidad de crédito, explicó el Gobierno que aparte de mantener los actuales niveles de empleo y de producción, se requiere
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estimular esta última por medio de una política de largo alcance, para que la industria del país tenga un vigoroso desarrollo y para sustituír numerosos artículos que hoy se ve precisado a importar1 y que cuando se produzcan en Colombia, utilizarán trabajo de nuestros obreros y nos defenderán de las fluctuciones del precio del café en los mercados externos. La protección a la industria, como un medio para obtener mayor productividad, empleo pleno y el equilibrio de ]a balanza internacional de pagos, es axioma que nadie discute. Y a el señor Ministro de Fomento os ha dicho, en mejores palabras, las inmensas oportunidades que se presentan en la actualidad para crear industrias que manufacturen el hierro y el acero de la Empresa de Paz del Río. Os habló también del papel, de la industria química, y de otras tantas que sin duda se van a establecer en corto tiempo. Ellas encontrarán, como la han encontrado las actuales, una plena protección del Estado a través del Arancel aduanero, y de tanto otro expediente que bien conocéis. Podéis saber, señores industriales, que no son éstas vanas promesas, sino una política ir1·evocable del Gobierno, que se funda en el convencimiento de que la industrialización del país es necesaria para obtener un mejor nivel de vida para el pueblo colombiano.
En el ensayo sobre el desarrollo económico del país al que amablemente os habéis referido1 encontraréis las razones de esa convicción y los motivos que tengo para creer, como creo, que el desarrollo industrial es la solución más aconsejable en el caso colombiano, para obtener una economía equilibrada y mejorar la productividad, restringiendo al menor límite el empleo disfrazado o sub-empleo frecuente hoy en nuestros campos.
CORPORACION FINANCIERA
Os habéis referido, señor Presidente, a la posibilidad de crear una Corporación Financiera que pudiera otorgar crédito a las industrias y verificar otras operaciones de igual importancia para su desenvolvimiento. Considero que el establecimiento de los bonos industriales ha venido a restar mucha importancia a la primitiva idea de la Corporación Financiera como instrumento de crédito, pero tampoco ve el Gobierno inconveniente que pudiera crearse como órgano de vinculación entre
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las empresas y los posibles inversionistas tanto del país como del exterior. Y en este caso, entiendo que bien podrían las empresas actualmente establecidas crear la mencionada Corporación, que no pugna en manera alguna con la legislación colombiana. Desde luego el Gobierno estaría dispuesto a facilitar la creación de ese organismo, dictando las medidas que fueren necesanas y que armonicen con las conveniencias generales del país.
BALANZA DE CAMBIOS
Os habéis referido, señor Presidente, a la situación de la balanza internacional de pagos. Quiero informaros que las materias primas y los bienes de capital y de trabajo que constituyen las mercancías de los grupos preferencial y primero, atienden las necesidades de la producción y el desarrollo, y su importación no excede de 360 millones de dólares por año, vale decir, 30 millones de dólares mensuales. En estas condiciones, coincido en todo con vuestra apreciación sobre el equilibrio de la balanza comercial. Es cierto que el país tiene un pasivo anterior y que los pagos se están atendiendo con alguna demora, pero aparte de que esa demora no puede calificarse de considerable, y antes por el contrario, es Colombia de los países que atiende sus compromisos con mayor puntualidad, se irá reduciendo hasta desaparecer si los cálculos para la venta del café no sufren modificaciones desfavorables en la práctica. Vuestra sugestión sobre un posible empréstito para saldar el pasivo existente, la entiendo y acepto como muy aconsejable solución, y es posible que el Gobierno Nacional, cuando llegue la oportunidad, trate de perfeccionar una operación de esa naturaleza. De todas maneras, la situación no es inquietante, y el país podrá seguir aprovisionándose de los bienes esenciales sin perjudicar el ritmo de su desarrollo.
RELACIONES CON EL GOBIERNO
Señor Presidente: al comienzo de vuestra exposición habéis dicho que "entre los dirigentes de la industria y el Gobierno existe ahora un gran espíritu de cooperación, una comprensión
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mejor y una evidente buena voluntad para coordinar los esfuei"zos de la empresa privada y los del Estado". Es motivo de satisfacción para el Gobierno que apreciéis en esta forma los esfuerzos que se han hecho para mantener una situación económica sana y estable, de la que todos los sectores participen. Porque es una torpeza pensar que el Gobierno, en cualquier oportunidad, pueda sentir desvíos por una u otra actividad económica, pueda cerrar sus oídos a los justos reclamos, pueda preferir que las empresas languidezcan en lugar de prosperar, y pueda, en una palabra, desear cosa distinta al desarrollo del país y el bienestar del pueblo. En algunas oportunidades pueden no coincidir exactamente los intereses de determinadas personas o grupos con los de la colectividad, y en esos casos, el Gobierno tiene que preferir el bienestar de esta última, aún a trueque de lesionar los primeros, y no puede interpretarse como una falta de comprensión o de cordialidad, lo que constituye el más elemental deber de los gobernantes.
Podéis estar seguros de que el ánimo del Gobierno es siempre el de la mayor atención para estudiar las solicitudes y reclamos de todos los gremios y para procurar resolverlos, con ánimo desprevenido y patriótico, sin que le molesten, como bien lo sabéis, ni las críticas justas ni las peticiones razonables. Pero cuando alguna de vuestras solicitudes no puede ser atendida por razones que se juzgan de conveniencia general, podéis atribuír aquel hecho a un criterio a vuestro juicio equivocado, pero nunca a la falta de un sincero deseo de cooperación, porque ello no sería sensato.
SITUACION GENERAL
Muchas y muy grandes dificultades ha encontrado el desarrollo de la economía en el último año, dificultades que bien ha descrito vuestro Presidente. Pero hemos logrado superarlas, y la realidad es que la producción sigue en aumento ; que los productores de café reciben una remuneración por el fruto de su esfuerzo; que el resto de las actividades agrícolas se desenvuelve en condiciones normales; que l~s industrias encuentran mercados para sus manufacturas y las venden con utilidades halagadoras ; que el Estado, en todos los frentes, adelanta un plan
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de fomento y de vías de comunicación que ha de transformar el país en corto tiempo; que hay empleo; y que contamos con divisas para nuestras necesidades de producción y para mantener el ritmo del desarrollo. Que estas condiciones propicias sean obra de la casualidad o que ellas se deban a una política económica, firme y dinámica, enderezada a obtenerlas, es materia que dejo a vuestro juicio, y no es el caso de discutir aquí. Pero tengo que pediros en cambio que reconozcáis, como lo reconoce el pueblo colombiano, que el Excelentísimo señor Presidente de la República, con celo ejemplar, ha venido vigilando en todo momento las consecuencias adversas de la baja del café en el exterior, para tomar en cada oportuniqad las medidas adecuadas para amortiguarlas; y para que el pueblo colombiano, pese a las circunstancias desfavorables, continúe por un camino de progreso para obtener el bienestar a que tiene derecho.
Señores industriales : estoy seguro que las deliberaciones de esta Asamblea serán altamente provechosas para la comprensi6n de los problemas económicos. Conozco vuestro espíritu aquilatado de patriotas, que sabéis anteponer el bien de la colectividad a cualquier interés egoísta, y me complazco en reconocer que, como ha dicho vuestro Presidente, la Asociación Nacional de Industriales dentro de un ambiente de 1·espeto y consideración, ha sido desprevenido y valioso consejero, siempre que las circunstancias lo han requerido. Podéis tener la seguridad de que el Gobierno tiene en mente vuestros intereses para armonizarlos con todo lo que signifique progreso para la República, y que hará cuanto esté a su alcance para estimular el desarrollo industrial, meta ambicionable en la que coinciden todos los colombianos.
Al hacer votos porque el resultado de esta Asamblea sea fecundo en bienes para la N ación y para las industrias que representáis, los hago también, muy sinceros, por vuestra ventura personal.
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