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This article was downloaded by: [Emory University]On: 27 September 2010Access details: Access Details: [subscription number 917341499]Publisher RoutledgeInforma Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK
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Los tejidos y la sociedad colonial andinaGabriela Ramosa
a University of Cambridge,
Online publication date: 05 May 2010
To cite this Article Ramos, Gabriela(2010) 'Los tejidos y la sociedad colonial andina', Colonial Latin American Review, 19:1, 115 — 149To link to this Article: DOI: 10.1080/10609161003643719URL: http://dx.doi.org/10.1080/10609161003643719
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Los tejidos y la sociedad colonialandinaGabriela Ramos
University of Cambridge
En toda indagacion sobre el vınculo entre el poder y las imagenes en los Andes, la
consideracion de los tejidos es ineludible. Los tejidos fueron el principal medio en el
que los habitantes de los Andes plasmaron y comunicaron sus ideas, y a traves del
cual formalizaron una amplia gama de relaciones sociales, polıticas y con el ambito de
lo sagrado.1 Como lo demuestra una amplia literatura aparecida en las ultimas
decadas, en los Andes los textiles ofrecen pistas sobre la forma como las poblaciones
andinas conceptualizaron el universo y organizaron los elementos que lo componen.2
La capacidad expresiva del tejido no se limita al tiempo prehispanico. En el perıodo
posterior a la conquista, los tejidos y el vestido aparecen de manera recurrente en
diversas areas, todas relacionadas entre sı: ocuparon un lugar central en las
averiguaciones sobre la polıtica economica del estado inca y la manera como este
conocimiento podıa informar y beneficiar la conquista y la colonizacion de los Andes,
y estan presentes tambien en los debates sobre las estrategias para asegurar la
conversion religiosa de sus pobladores. Los tejidos fueron tambien fundamentales
para asegurar la recepcion de nuevos mensajes y afirmar en lo posible los nuevos
esquemas de autoridad y legitimidad: incas y virreyes los emplearon para propiciar
negociaciones polıticas. Confrontados con las dificultades de comunicar ideas y
practicas a primera vista inasibles, las ordenes religiosas, los clerigos y las cofradıas los
utilizaron en la ornamentacion de los templos y las imagenes cristianas, en el adorno
de sus celebrantes, ademas de evocarlas en los sermones religiosos. Poco despues del
contacto con los europeos y a lo largo del perıodo colonial, un numero cada vez
mayor de hombres y mujeres andinos los llevaron como senales de adaptacion a la
cultura de los conquistadores o como emblemas de sus antepasados. Por su poder
comunicativo y ubicuidad, el estudio de los tejidos y del vestido en general ofrece vıas
para la comprension del universo simbolico, de las jerarquıas sociales, de la economıa
polıtica y de la experiencia de grupos e individuos que vivieron los cambios por los
que atravesaron los Andes despues de la conquista. Pueden investigarse ası espacios,
dinamicas y actores aun poco explorados de la experiencia colonial.3
ISSN 1060-9164 (print)/ISSN 1466-1802 (online) # 2010 Taylor & Francis on behalf of CLAR
DOI: 10.1080/10609161003643719
Colonial Latin American Review
Vol. 19, No. 1, April 2010, pp. 115�149
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Este artıculo busca ahondar en la trayectoria historica de los tejidos andinos entre
fines del siglo XVI y las primeras decadas del siglo XVII, perıodo que incluye los anos
inmediatamente posteriores a la conquista y los del establecimiento del sistema
colonial. Esta epoca se caracteriza no solo por una grave desintegracion polıtica y
social y la desarticulacion de la economıa, sino tambien por los enormes esfuerzos de
adaptacion cultural en que se enfrascaron las poblaciones andinas, que trataron de
redefinir los vınculos individuales y colectivos que daban sentido a sus vidas y a las
nuevas circunstancias que debıan encarar en adelante. Cubrimos una epoca signada
por las guerras de conquista y el establecimiento de las polıticas e instituciones que
buscaron reorientar, cuando no transformar por completo, conceptos tan funda-
mentales en cualquier sociedad como los de autoridad, parentesco, orden, espacio,
riqueza, beneficio, poder, belleza, jerarquıa, y moral.
Los especialistas han analizado el posible significado de las prendas andinas y sus
disenos tal como aparecen en los documentos, en las pinturas coloniales y en las
piezas que se han conservado. Han buscado desentranar el significado de los tejidos y
establecer las reglas que gobernaban su diseno y uso para ası inferir los principios que
organizaban el estado inca (Zuidema 1991). El estudio de los sımbolos, su
disposicion, el uso del color y la textura de los tejidos apunta tambien a comprender
como la elite inca concibio y comunico su concepto del poder entre los grupos que la
conformaban y a las naciones que dominaron.4 Las investigaciones sobre los tejidos
andinos en el contexto colonial han examinado como el contacto con las imagenes y
las ideas europeas contribuyo a transformarlos.5
Esta investigacion se centra en aspectos dinamicos de la trayectoria de los tejidos
andinos. Los agentes que intervinieron en su fabricacion, intercambio y uso ocupan
aquı un lugar protagonico. Para abordar algunos de los cambios por los que
atravesaron despues de la conquista, busco mostrar el vınculo que guardaban los
tejidos coloniales con sus precedentes prehispanicos. Para esto, considerare tanto las
prendas que se aseguraba eran propias de la elite inca del Cuzco como las que
correspondıan a estilos regionales, estas ultimas practicamente desconocidas por la
historiografıa.6 Mi objetivo es comprender en que medida los tejidos, a la par que
reflejaron cambios sociales significativos, se constituyeron en vehıculos de asuntos tan
vitales como la identidad y la memoria historica, el prestigio social y el poder, cuyas
formas concretas de expresion busco recuperar a traves del analisis de testimonios
individuales tomados principalmente de la ciudad del Cuzco y otras partes de los
Andes.
Esta investigacion se enfoca principal, aunque no exclusivamente, en un tipo de
tejido conocido como cumbi, considerado como el mas fino de cuantos se hacıan en
los Andes, y cuyo uso durante tiempos prehispanicos estaba restringido a la elite.7
Empiezo por un examen de los tejidos de cumbi prehispanicos, vistos por las
fuentes y la historiografıa, a fin de situar su significado social, cultural y polıtico.
Seguidamente, me referire a su produccion y circulacion en el contexto colonial y
subrayare los cambios que se operaron despues de la conquista. En la tercera parte me
detengo en los propietarios de los tejidos y analizo sus actitudes frente a ellos,
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particularmente en la esfera de los dones e intercambios. Esto permite apreciar la
interaccion entre el presente y el pasado representados en los tejidos de cumbi
‘nuevos’ (coloniales) y antiguos (prehispanicos), y comprender sus efectos sobre la
formacion de la memoria historica y las identidades.
El cumbi prehispanico
Uno de los enfoques mas fecundos que han guiado el estudio antropologico e
historico de los tejidos y la indumentaria es que su produccion, distribucion y uso
tienen un lugar central en el ordenamiento social.8 En los Andes los tejidos
materializaban los vınculos de caracter familiar, religioso y polıtico que unıan a
grupos de diverso rango, y representaban tambien las distinciones que los separaban.
Los tejidos tenıan una parte sustancial en los rituales que marcaban procesos
diversos: desde las etapas que senalan el ciclo vital humano, pasando por los eventos
que ordenaban el calendario agrıcola y liturgico, hasta los sucesos que aseguraron la
expansion y consolidacion del Estado.
La mayorıa de estudios disponibles sobre los tejidos andinos se concentran en el
perıodo prehispanico. Los investigadores han buscado comprender las correspon-
dencias entre el tejido y el sistema social y polıtico inca,9 y han analizado las
caracterısticas, materiales, tecnicas, colores y motivos empleados en su fabricacion.10
Las fuentes historicas aseguran que los tejidos de cumbi antes de la conquista
pertenecıan a una esfera bastante estructurada y codificada. Estaba claramente
establecido quienes los tejıan y de que manera: tejedores varones especializados,
conocidos como cumbicamayocs, y mujeres que se encontraban al servicio exclusivo
del Inca, y posiblemente tambien de las elites provincianas (Rowe 1979). Algunos
trabajos sostienen que esta especializacion vinculo ciertos tipos de tejido con el
genero y el rango social de los productores (Costin 1998).11 Las condiciones en que
trabajaban las distintas categorıas de tejedores variaron segun su genero, nivel de
especializacion, la demanda local, y las transformaciones introducidas por el estado
Inca. Es sabido que una categorıa de tejedores estuvo conformada por mujeres que
fueron seleccionadas y aisladas en recintos especiales donde estuvieron dedicadas a
hacer ropa para el Inca y la gente de su entorno. Una cantidad importante de los
tejidos que producıan estas mujeres se destinaba a fines rituales (Murua 2001
[1613]).12 Los tejedores de cumbi estuvieron distribuidos en regiones especıficas a
traves de los Andes. No hay muchas evidencias documentales que muestren la
existencia de concentraciones de tejedores especialistas varones comparables a las
casas-talleres donde trabajaban las aqllas o mujeres escogidas. El caso de la colonia de
mitimaes establecida en Milliraya, una zona aledana al lago Titicaca, representa una
excepcion. Los incas trasladaron allı a cientos de cumbicamayos y a otros artesanos
(Espinoza Soriano 1987). El sitio de Huanuco Pampa, en el centro del actual
territorio del Peru, fue otro importante centro de produccion textil (Morris y
Thompson 1985). Documentos administrativos aseguran que los cumbicamayos de
esta provincia enviaban cuotas de lo que producıan a Huanuco, a otros centros
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administrativos ademas del Cuzco, o ‘donde el Inga mandaba’ como parte del tributo
que sus comunidades pagaban a los incas (Ortiz de Zuniga 1967�72 [1562]). En
comparacion con lo que tejıan las aqllas, las piezas que hacıan los cumbicamayos
circulaban mas ampliamente, pues el Inca solıa distribuirlas en gran numero en los
rituales que presidıa.
Al tomar como referencia lo que afirman ciertas cronicas y analizar las piezas que
se conocen hoy en dıa, algunos investigadores han planteado tambien que los incas
implementaron normas para regular el tamano y diseno de estos tejidos (Rowe 1979;
Julien 1999; Phipps 2004).13 La idea de que entre los Incas se siguieron patrones
claramente establecidos para el tejido se refuerza por diversas versiones que aseguran
que el Estado, ademas de especificar las cantidades y medidas de las piezas que se
tejıan, proporcionaba los insumos necesarios a los tejedores y controlaba su
distribucion (Murra 1962).
La forma como estos tejidos circulaban muestra la estrecha relacion que tenıan con
la vida ritual y polıtica, ademas de su papel como senas de diferenciacion social. Es un
hecho comunmente aceptado que se trataba de objetos suntuarios. Su uso estaba
reservado a los miembros mas notables de la sociedad, empezando por el soberano.
Los tejidos de cumbi tenıan un lugar prominente en la polıtica imperial y domestica
pues el inca los repartıa entre sus aliados y allegados segun su discrecion, a la par que
un volumen importante se ofrecıa regularmente a modo de sacrificio (Murra 1962;
Costin 1998). Llama la atencion la coexistencia de la masiva y constante reparticion
de estas piezas con las leyes suntuarias que regulaban su uso. Un aspecto crıtico de la
polıtica inca habrıa consistido en mantener un balance entre ambas. Es posible que
las restricciones se hayan basado en distintas variables, como la relacion que el Inca
tenıa con los productores, las caracterısticas fısicas de determinadas piezas, si una
prenda habıa formado parte del guardarropa del Inca, y el contexto polıtico en que las
prendas se daban a terceros. En su relato sobre las medidas que Inca Yupangui tomo
para refundar y ordenar el Estado, Juan de Betanzos sostiene que este gobernante
ordeno ‘que ningun cacique en toda la tierra, por senor que fuese, no pudiese vestir ni
traer ropa fina . . .’ a menos que la hubiese recibido del Inca en compensacion por sus
servicios (Betanzos 2004 [1551]). Una prenda que habıa sido usada por el Inca era
muy apreciada, sin importar cual fuera su estado, pues constituıa una extension de su
persona (Cabello Valboa 1951 [1586]). Las tradiciones orales aseguran tambien que
las coyas o mujeres del Inca repartıan sus ropas entre sus subordinadas (Murua 2001
[1613]). Dependiendo de su procedencia, forma y categorıa, que les otorgaba un
margen de energıa o valor, estos tejidos fortalecıan o consagraban el rango social de
quienes los recibıan y usaban.14
Puesto que existieron tejedores en provincias que entregaban tributo en estos
textiles, se deduce que la produccion de cumbi no fue prerrogativa de los incas o de la
region del Cuzco. Los incas debieron recurrir a ideas ampliamente vigentes en los
Andes, como que cada grupo etnico tenıa su propia forma de vestido,15 ademas de
crear y poner en practica medidas para limitar el uso de ciertas variedades de estos
tejidos. Distintas fuentes sugieren una fuerte asociacion entre el cumbi y los incas.
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Estos cultivaron ese vınculo en las tradiciones orales que daban cuenta de su origen, a
traves del desarrollo y la difusion de ciertos disenos y colores que sirvieron como sus
emblemas, la sacralizacion del soberano, y la realizacion de rituales impresionantes
donde se usaban, distribuıan y ofrecıan estas prendas en sacrificio.
Los incas solıan presentar su historia como una obra civilizadora. Los relatos que
recogieron los cronistas muestran el exito y la amplitud con que los incas difundieron
esa idea. En ellos el papel del vestido es significativo. El cronista Pedro de Cieza de
Leon afirmo por ejemplo que cuando interrogo a los habitantes de las provincias
sobre como vivıan antes que los Incas gobernasen, le respondieron que ‘todos bivıan
desordenadamente y que muchos andavan desnudos . . .’ (Cieza de Leon 1985). Segun
los relatos que los incas acunaron, el mandato imperial estaba prefigurado tambien
en su atuendo. Al referir una version del mito de origen de los Incas recogida de los
orejones o varones nobles de este grupo etnico, Cieza de Leon escribio: ‘dizen que [los
primeros Incas] salieron [de una cueva] vestidos de unas mantas largas y unas a
manera de camisas sin collar ni mangas, de lana, riquısimas, con muchas pinturas
de diferentes maneras, que ellos llaman ‘‘tocabo,’’16 que en nuestra lengua quiere
dezir ‘‘vestido de reyes’’ . . . y que las mugeres salieron vestidas tan ricamente como
ellos . . .’ (Cieza de Leon 1985, cap. VI, 14). La identificacion de los tejidos de cumbi
con los incas se menciona reiteradamente en las cronicas, especialmente que eran de
uso exclusivo de los gobernantes y sus esposas.17 Cuando se les menciona como
presentes en los tratos diplomaticos, es claro que los disenos y tecnicas del cumbi eran
claramente identificables como incas y aceptadas como tales por otros grupos.18
Las cronicas de Guaman Poma de Ayala y fray Martın de Murua contienen
ilustraciones de los mas elaborados tejidos de cumbi del Cuzco (Cummins y
Anderson 2008; Phipps et al. 2008). Sin duda los sımbolos mas conspicuos son los
disenos geometricos conocidos como tocapos que distinguen a los atuendos que
vestıan las personas de mayor rango19 (ver Figura 1). Las tunicas o uncus que
formaban parte de la indumentaria de ciertos funcionarios y militares, con disenos
conocidos como caxana20 y ajedrezados, eran tambien distintivamente incas (Rowe
1979; Zuidema 1991; Rowe and Rowe 1996; Frame et al. 2004; Frame 2007) (ver
Figura 2). Algunas fuentes sugieren que en el ambito de lo sagrado, la variedad de
disenos y colores empleados en los tejidos fue aun mas amplia. Los escritos que
describen la compleja vida ritual de los incas refieren minuciosamente como en las
diversas festividades los participantes debıan vestir atuendos de caracterısticas
especıficas. En algunos casos, los recibıan durante el transcurso o al termino del
ritual (Molina 1989 [1575]; Murua 2001 [1613]). No solo las personas vestıan estas
prendas, sino tambien las efigies, objetos y animales que representaban distintas
manifestaciones de lo sagrado, ademas de recibir ofrendas en textiles, eran
ataviadas con estos tejidos (Murua 2001 [1613]). En el curso de su expansion
polıtica, los incas distinguieron a algunas guacas por sus atributos, influencia y
ubicacion, ofreciendoles atuendos que mandaron hacer especialmente. Los muros de
recintos sagrados fueron tambien decorados con motivos similares a los que se
encuentran en los textiles e incluso evocaban a las prendas de cumbi (Gisbert 1994;
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Figura 1 Uncu o tunica inca con tocapus. # Dumbarton Oaks Research Library and
Collection, Image Collections and Fieldwork Archives, Washington, DC.
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Figura 2 Uncu o tunica inca caxana. Catalogue No. A307655, Department of Anthropology, Smithsonian Institution.
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21
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Sillar y Dean 2002). Los habitantes de las provincias se ocuparon tambien de que los
objetos y lugares sagrados que los representaban y protegıan tuvieran sus propias
ropas. Si debıan trasladarse a otro lugar, hombres y mujeres llevaban consigo una
piedra vestida a la manera de su guaca originaria (Albornoz 1989 [1583?], 163�64,
170�71). Los trajes de cumbi eran el vehıculo que hacıa tangible lo sagrado en el
entorno inmediato de las personas: al vestir con prendas de cumbi las piedras,
animales, artefactos, edificios y lugares sagrados eran humanizados a la par de hacerse
claramente identificables con un grupo o un personaje en particular. A su vez, llevar
estas prendas situaba a los usuarios en una relacion fluida y propicia con lo divino.21
El cumbi colonial
¿Que sucedio al violentarse el andamiaje que sostenıa la produccion y uso de tejidos
como el cumbi? ¿Quienes continuaron tejiendolos, bajo que sistemas y con que fines?
¿Que ocurrio al desaparecer las restricciones que limitaban su uso, y cuales fueron las
consecuencias en el ambito social, religioso y polıtico de un cambio tan significativo?
Los mismos tejidos ofrecen pistas importantes. Una creciente y rica literatura estudia
la forma en que variaron las convenciones que gobernaron el diseno de las prendas de
cumbi, ası como la transformacion de las tecnicas y disenos de las prendas coloniales.
En las paginas que siguen, busco trazar algunos aspectos de la historia de los tejidos
andinos basandome en documentos que echan luz sobre los tejedores, los usuarios, y
la forma como unos y otros operaron en el ambito colonial.
La conquista afecto gravemente la organizacion sociopolıtica sobre la que se
sustentaba la produccion tanto de tejidos en general como los de alta calidad como el
cumbi. Sin embargo, como lo demuestra el minucioso examen que Catherine
Julien (1999) hizo de un conjunto amplio de tunicas masculinas o uncus, las
caracterısticas de esas prendas persistieron luego de la invasion espanola. Julien ha
propuesto que el sistema de produccion textil prehispanico no fue reemplazado
completamente por una organizacion creada e impuesta por los espanoles.22 Estos,
sostiene, adecuaron los patrones de produccion a sus propios fines, lo que favorecio la
continuidad.
Lo que Julien propone es acertado y tiene consecuencias importantes para nuestra
comprension sobre el impacto de la conquista y la colonizacion de los Andes. La
economıa polıtica del colonialismo espanol y la actitud de los conquistadores y
tempranos observadores de la cultura andina explican en parte la continuidad.
Debido al momento en que se produjo la conquista espanola, a los rasgos de la
economıa domestica peninsular, y al tipo de recursos que se buscaba explotar, el
comercio y la captura de mercados no fue el objetivo primordial de los
conquistadores, como sı lo fue la extraccion de metales preciosos.23 Una parte
significativa de la economıa colonial andina se organizo alrededor de los asientos
mineros, especialmente Potosı (Assadourian 1980). La movilizacion de mano de obra
barata fue prioritaria, alentandose todas aquellas medidas que redujeran los costos de
produccion. En este contexto, la produccion textil domestica continuo, a la par que se
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formaron los llamados obrajes o talleres que producıan tejidos para el consumo
masivo (Salas de Coloma 1979; Escandell Tur 1997). No hubo en los Andes una
crıtica colonial a la desnudez, como ocurrio en otras partes del Nuevo Mundo, donde
conquistadores, colonizadores y misioneros plantearon la urgencia de vestir a los
pobladores andinos para ‘civilizarlos.’ Las alusiones a la relacion entre indumentaria y
decencia que se encuentran en las fuentes son escasas (Cobo 1956 [1653]). Cuando se
aborda el asunto, se habla de propiedad, en el sentido de si hombres y mujeres se
vestıan segun su condicion social y su pertenencia etnica. Desde la conquista en
adelante los europeos describieron los tejidos andinos con aprobacion e incluso
elogios: el escribano que hizo la lista de objetos que se enviaron a Espana
inmediatamente despues de los sucesos de Cajamarca describio algunos de los
tejidos como ‘mantos de la mas extrana manera que se puede ver’ (Porras
Barrenechea 1937). Anos mas tarde, diversos observadores comentaron favorable-
mente sobre la dedicacion de la poblacion local al trabajo textil.24 Los cronistas
apreciaron la calidad y vistosidad de los tejidos de cumbi y comprendieron su
potencial sociopolıtico.25 Si bien algunos de los mas agudos observadores repararon
en sus connotaciones religiosas y en su capacidad para mantener viva la memoria del
pasado anterior a la conquista,26 fueron pocos los que recomendaron suprimirlos.
Por el contrario, las autoridades coloniales los reconocieron y aceptaron y, tomando el
lugar de los soberanos incas, en las ceremonias de investidura entregaron a los curacas
ropas de cumbi y demas insignias nativas de poder.27
Algunos estudios sobre los tejidos andinos coloniales sostienen que con el
establecimiento del regimen colonial y la desaparicion de las estructuras socio-
polıticas que restringıan el uso de las prendas de mayor prestigio, estas pasaron a estar
al alcance de todos cuantos estuvieran dispuestos a pagar por ellas. Se abrio ası un
espacio en donde las fisuras y rupturas en la trama social fueron utilizadas*a
menudo con provecho*por individuos y grupos emergentes que emplearon los
tejidos para afirmar su nueva posicion. Si esto fue ası, ¿Como ocurrio? ¿Quienes
fueron los tejedores y sus clientes? ¿Como fue que una sociedad como la andina que
no estaba familiarizada con la economıa monetaria resolvio el problema de ponerle
un precio a los tejidos? Dado el significado que habıan tenido en el pasado, su
produccion e intercambio ¿se realizo en un ambito sumergido y marginal?
¿Conservaron o perdieron los tejidos su simbolismo y capacidad de senalar con
precision la identidad de quienes los usaban? Utilizando informacion hallada en los
archivos busco entender las formas y alcance de estos cambios, introducir algunos
matices en este proceso, y proponer algunas preguntas.
Las tasas de tributo mas tempranas que determinaron que las poblaciones hicieran
pagos en especie incluyeron grandes cantidades de tejidos, incluidos los de cumbi28
alentandose ası su produccion bajo el regimen colonial. Si bien la hipotesis de la
continuidad en la organizacion productiva es convincente, este modelo no se siguio
de manera uniforme a traves de los Andes, incluso allı donde historicamente estos
tejidos se habrıan fabricado en grandes cantidades, bajo direccion estatal y siguiendo
las reglas estipuladas por los incas. Algunos ejemplos sugieren que los sistemas de
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produccion inca tuvieron menos posibilidades de sobrevivir bajo el orden colonial.
Los habitantes de las inmediaciones del lago Titicaca soportaron una demanda
considerable por tejidos de cumbi y otras calidades, estimulada desde Potosı, como se
deduce de las informaciones recogidas en la provincia de Chucuito en 1567 (Diez de
San Miguel 1964 [1567]). En esta region, las autoridades etnicas locales aseguraron
que la poblacion mantuviera la produccion tal como era antes de los incas, pero a
menudo excedieron considerablemente los lımites y condiciones aceptados hasta
entonces. En contraste, los numerosos cumbicamayos que los incas establecieron en el
enclave de Milliraya, hacia el noreste del lago, abandonaron el lugar cuando llegaron
las noticias de la conquista (Espinoza Soriano 1987). Anos mas tarde, en 1611,
Capachica, otra localidad al pie del lago, notable porque habıa sido habitada por
tejedores especializados (Acosta 2002 [1590]), estaba practicamente despoblada pues
la mayorıa de sus habitantes habıa huido (Rostworowski 2005b). En Huanuco, los
pobladores y autoridades informaron a los administradores coloniales que ya no
tejıan cumbi para pagar el tributo, pues los encomenderos les exigıan piezas de
algodon (Ortiz de Zuniga 1967�72 [1562]). Allı, los cumbicamayos tejıan para los
caciques, aunque es probable que no lo hicieran de manera exclusiva. A los tejedores
se les exigio no solamente producir mas sino tambien variar la calidad misma de sus
productos. La comercializacion de los tejidos de cumbi llevo a que ciertos
encomenderos trataran de introducir modificaciones en los disenos que se producıan
a nivel local, lo que ademas de perturbar el estilo propio de la region, significaba mas
trabajo y recursos. Esto es lo que probablemente sucedio en Jauja, cuyos caciques
denunciaron que los encomenderos se rehusaban a aceptar las piezas de cumbi que no
eran coloridas o no tuvieran acabados elaborados (Espinoza Soriano 1972). El nivel
que alcanzo la controversia fue tal que para zanjarla fue necesario que Felipe II
expidiera una Real Cedula que favorecıa a los caciques.29 Hay pues indicios de que el
tejido de cumbi inca fue severamente afectado en el contexto colonial al caer en grave
crisis o incluso desaparecer los talleres estatales. Puede creerse que la disgregacion de
los grupos de tejedores y abandono de los talleres tuvo consecuencias sobre los
productos textiles que circularon desde entonces en los Andes. Es posible que las
tensiones que surgieron en Jauja alrededor de los tejidos de cumbi se debieran a que
los encomenderos exigıan a los cumbicamayos locales que imitasen los prestigiosos
modelos procedentes del sur andino.
Al reemplazarse gradualmente el tributo en especie por la tasa en dinero en la
decada de 1570, y establecido un lugar en el comercio para los tejidos de cumbi, la
produccion local se mantuvo vigente en distintos puntos de los Andes, estimulada
por la demanda procedente de las principales ciudades y centros mineros. Caciques,
comerciantes espanoles, curas, comunidades, y artesanos independientes se involu-
craron en ella. En 1586, el corregidor de Chumbivilcas informaba que en Cotahuasi y
Alca30 parte de las ‘granjerıas’ o negocios particulares de la poblacion local consistıa
en la produccion de tejidos de cumbi. Espanoles e indios llegaban a esos pueblos a
comprar las piezas para luego venderlas en las ciudades (Jimenez de la Espada 1965,
312�13). La breve descripcion no permite saber como estuvo organizada la
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produccion en este lugar. A fines del siglo XVI, en el curso de un pleito que siguieron
los comuneros de Chinchaycocha, en la sierra central, contra su gobernador, don
Cristobal Luna Atoc, los cumbicamayos lo acusaron de no pagarles por su trabajo.31
Don Cristobal alego que segun la tasa del tributo tenıa derecho a que los tejedores le
hicieran ropa de cumbi para su vestir, pero los argumentos intercambiados durante el
proceso muestran que los artesanos reclamaban porque Luna Atoc se habıa excedido
considerablemente en sus demandas. Ellos aseguraron que habıan dejado de trabajar
en sus tierras para tejer para don Cristobal, pero este ultimo adujo que lo habıan
hecho por propia eleccion. Mientras los tejedores explicaron que laboraron porque
temıan la violencia con que los trataba don Cristobal, la respuesta de este ultimo
sugiere que al elegir tejer, conmutaban el trabajo agrıcola. Seguramente, los tejedores
resentıan que*a diferencia de lo que ocurrıa en el pasado*no recibıan ningun
sustento que les permitiera dedicarse al trabajo especializado. El gobernador de
Chinchaycocha sin duda perseguıa fines comerciales. De manera similar a sus pares
de Chucuito, don Cristobal era propietario de grandes cantidades de pastos y ganado,
lo que le permitıa controlar una parte significativa de la produccion de lana.
Aprovechaba la especializacion de la region en la produccion de fibras y tejidos,
incluyendo el cumbi, y la ubicacion estrategica de la provincia, con acceso a diversas
zonas productivas y no muy distante de la ciudad de Lima, todo lo cual le permitıa
tener suministros de insumos, personal para movilizarlos, y mercados donde
comercializar los tejidos.32 Por otro lado, en 1648, cuando el obispo del Cuzco llego
al remoto pueblo de Antabamba33 durante el curso de una visita pastoral, una
multitud de mujeres se planto en las inmediaciones de la iglesia para mostrarle las
grandes cantidades de lana que el doctrinero Pedro Gomez de Espinoza habıa
repartido entre la poblacion para que hilasen y tejiesen. El cura era propietario de
hatos de ganado*tanto de Castilla como de la tierra*y tenıa instalada una tintorerıa
en la casa parroquial, por lo que tenıa bajo su control todas las fases de la produccion
de tejidos. Las piezas, algunas de cumbi, las enviaba Gomez de Espinoza a vender en
Potosı en una recua de su propiedad.34 Las mujeres denunciaron que Gomez de
Espinoza las apremiaba con azotes a trabajar y les pagaba con ajı, cuando lo hacıa.
Entre ellas, quienes recibıan la mayor carga de trabajo eran las viudas y solteras.
¿Como aprendieron estas mujeres las tecnicas del tejido de cumbi? ¿Fueron estas
mujeres las que reemplazaron a las dociles y diligentes aqllas?
En estos ejemplos, los tejidos de cumbi estan en el centro de las disputas. Su imagen
se veıa desfigurada por las presiones comerciales, las llamadas ‘granjerıas.’35 En vez de
hacer de la inequidad un hecho que salvaguardaba el orden social por todos aceptado,
la convertıan en una realidad intolerable. Los caciques y otros personajes en posicion
de autoridad acentuaban con su conducta los rasgos mas rudos de la desigualdad: no
solicitaban a sus subordinados que trabajaran para ellos, sino que se lo exigıan por la
fuerza; se limitaban a enriquecerse y ya no repartıan los beneficios del trabajo. Esta
situacion condujo eventualmente a erosionar su legitimidad. Los tejidos de cumbi
llegaron a representar el deterioro cuando no la desaparicion de las practicas que en el
pasado los hicieron sımbolos de autoridad, jerarquıa y cohesion social.
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Los tejidos de cumbi tenıan tambien otra faz. Algunas evidencias sugieren otras
formas de produccion distintas a la descrita hasta aquı. Mujeres y hombres, la
mayorıa de cierta solvencia economica y situacion privilegiada, contrataban los
servicios de uno o mas tejedores de cumbi, dependiendo de la pieza que encargaban.
Los cumbicamayoc se instalaban temporalmente en la casa de su cliente, y este
suministraba las fibras, los alimentaba, y les pagaba una suma previamente
acordada.36 En un medio donde estos contratos debieron ser verbales, los indicios
documentales son difıciles de hallar. Podemos enterarnos de estos acuerdos, de los
artesanos, de sus clientes y de los tejidos por referencias indirectas. En 1611, dona
Ana Quispe Asarpay, descendiente de Atahualpa y residente en un pueblo cercano al
Cuzco, dejo constancia en su testamento de que habıa contratado a dos hombres para
que le tejieran un acso37 con diseno de tocapos. Ella les entrego la lana*aseguro que
tenıa suficientes ovillos de colores diversos para la obra*y se obligo a pagarles
catorce pesos,38 una suma que representaba un 33% por encima del tributo anual que
pagaba un hombre del comun.39 Fijar una suma por el trabajo no debio ser sencillo;
es posible que en casos como este, el valor del tributo que los indios debıan entregar a
la Corona sirviera ahora como referente para establecer la remuneracion. La situacion
colonial se hacıa palpable en la relacion contractual y se insertaba ası en las fibras de
este tejido. En este ejemplo no es claro si los tejedores eran forasteros o de Papres, el
pueblo donde vivıa dona Ana. Esta anadio que en otro telar tenıa una camiseta o
uncu de cumbi a medio hacer para su hermano, don Francisco Hilaquita, un noble
inca que vivıa en la ciudad del Cuzco, que se identificaba como descendiente de
Huayna Capac. Dona Ana dispuso que sus albaceas vieran que se terminara de tejer
esta pieza. Sin embargo, a diferencia del vestido, no menciono quien habıa estado
tejiendola o quien la terminarıa. Es posible que el diseno de tocapo, por sus complejas
caracterısticas, requiriese de artesanos especializados como los que habıa contratado y
que acaso ella misma fuera quien tejıa la tunica para don Francisco.40 El uso del
tocapo en la prenda que dona Ana comisiono para ella pudo corresponder con los
patrones prehispanicos que noto Zuidema (1991): ubicuos en las prendas femeninas y
limitados a los individuos de muy alto rango en las masculinas. El ejemplo citado no
representa un caso excepcional. Ana Visacarua, una mujer que residıa en la ciudad del
Cuzco y que en 1589 se encontraba en Paucartambo cuando cayo gravemente
enferma durante una epidemia de viruela, listo entre sus pertenencias ‘dos cumbes
empezados a tejer.’ Es posible que uno o mas artesanos trabajaran en su casa bajo una
modalidad parecida.41 Otras mujeres que vivıan en la ciudad del Cuzco tambien
dejaron constancia de encargos similares.42
Una caracterıstica que parece peculiar a la region del Cuzco es la movilidad de los
artesanos. Posiblemente esto fue consecuencia de la disolucion de los talleres estatales.
Dado que en el tejido del cumbi primaban la habilidad de los tejedores y la calidad de
las fibras antes que los instrumentos, no era indispensable que los cumbicamayocs
trabajasen en un lugar estable; bastaba con que tuvieran los suministros necesarios.
Llama la atencion, en una zona donde las redes sociales eran tan importantes para la
sobrevivencia, la aparente facilidad con que los tejedores podıan desplazarse, en
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contraste con sus pares de la sierra central o las tejedoras de Antabamba, sometidos a
las arbitrariedades de caciques y curas. La region del Cuzco era especialmente
dinamica, conectada como estaba a distintos ambitos productivos y mercados. La
produccion y comercio de coca destinada a las zonas altas y centros mineros fue un
rubro fundamental en la economıa de la region, que estimulo la movilizacion de
gente, recursos y otras actividades productivas (Glave 1989). Para cubrir las
demandas del tributo los caciques de Chucuito desplazaban a sus subordinados
hacia el Cuzco para acarrear la coca a los mercados del Altiplano y Potosı (Diez de
San Miguel 1964 [1567]). Es probable que entre estos trabajadores se hallasen
artesanos tejedores que complementaban su labor con los pedidos de particulares.
Los ingresos adicionales podıan colocarlos en mejor posicion para enfrentar los pagos
que debıan entregar a sus caciques. El comercio y las migraciones a las zonas
productoras de coca propiciaron tambien los intercambios de ropa: algunos
habitantes del Cuzco llevaban prendas de lana a la region con la finalidad de
intercambiarlas*en el lenguaje de la epoca, ‘rescatar’*por coca.43
El problema del intercambio mercantil y la apreciacion en dinero en una sociedad
que no habıa tenido estos mecanismos y medios como su fundamento se hace
aparente al considerar la comercializacion de los tejidos andinos, especialmente los
que tenıan un significado simbolico especial como el cumbi. Se tratase de tejedores
procedentes de los centros especializados del Altiplano o de artesanos locales, la labor
del tejido estuvo estrechamente vinculada al comercio de coca. A fines de la decada de
1560, dona Marıa Cusi Rimay, una mujer de la elite inca residente en la antigua
capital imperial, participaba en el comercio entre la ciudad del Cuzco y las zonas
productoras de coca al este de la provincia, e intercambiaba distintos productos,
especialmente tejidos.44 La relacion de bienes que dejo a su muerte muestra que la
coca se usaba como medio de cambio para diversas transacciones, entre las que se
incluıa la venta de ropa.45 Por ejemplo, al senalar a sus deudores, dona Marıa indico
que habıa vendido una lliclla46 de cumbi en dos cestos de coca. Esta aparece tambien
como medio de pago cuando comisiono a un agente que contratara a tejedores que le
hicieran unas prendas de cumbi. El encargo es interesante, pues nos informa sobre los
precios acordados, tipos y calidad de las prendas a confeccionar: dona Marıa entrego
dos cestos de coca para que le tejieran tres llicllas: una de estilo canari,47 otra que
denomina como ‘de pallas,’48 y una lliclla a la que se refiere sencillamente como ‘de
cumbi.’ El pedido incluıa tambien una camiseta de tipo caxana, diseno que aparece en
la ropa de un soberano, altos dignatarios incas y soldados lo que sugerirıa una
connotacion ‘imperial,’ puesto que fue replicado en otras partes de los Andes.49 Una
de las llicllas*lamentablemente no dice cual*debıa tejerse usando como modelo
otra que dona Marıa entrego. Se puede apreciar como, a veces por iniciativa de los
descendientes de la nobleza inca, se continuo tejiendo los disenos prehispanicos
durante el perıodo colonial.50 La calidad de las prendas que se encargan sugiere que
debieron usarse en ocasiones especiales, posiblemente rituales aunque no necesar-
iamente ‘paganas,’ que contribuyeron a mantener, recreandolos, los lazos sociales y la
identidad de los grupos que reclamaban descender de los Incas. Puesto que el
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prestigio de los incas y del Cuzco se acrecento con los anos, la produccion de prendas
de cumbi con disenos que evocaban su memoria fue apreciada no solamente en esa
region, sino tambien mas alla de sus confines.51
Pese a que lıneas atras he sugerido que el valor del tributo pudo servir de base para
los contratos de tejido, no hubo patrones claros sobre precios. La forma como se
tasaba la ropa de cumbi, en moneda, especie o trabajo, represento un problema mucho
mas complejo. Tiene que ver con criterios que podemos intuir, como la antiguedad o
el diseno, pero tambien con actitudes que hoy en dıa son difıciles de recuperar, como la
‘biografıa’ de piezas especıficas (Kopytoff 1986). El alto precio que alcanzaron algunas
prendas de cumbi permitio a sus duenos intercambiarlas por bienes cuya produccion
requerıa de mucho trabajo. En 1589, Juan Chauahalla dio una camiseta nueva de
cumbi a un hombre llamado Felipe Inga, a cambio de cincuenta maderos que el
segundo se comprometio a trasladar desde la localidad de Guayllabamba*en el valle
del Urubamba*hasta la ciudad del Cuzco.52 Dona Marıa Cusi Rimay, a cuyos
negocios de tejidos y coca me he referido, explico en su testamento que una de sus
chacras de coca rendıa en una cosecha cuatro cestos. Si recordamos que ella vendio
una lliclla en dos cestos de coca y ofrecio pagar igual cantidad por las dos llicllas y
camiseta que encargo, podemos apreciar que los valores de los tejidos podıan ser
considerables. Pero debemos disuadirnos de que los valores sean siempre altos y que el
cumbi fue invariable e indistintamente el tejido mas apreciado: en un remate publico
de bienes que tuvo lugar en la ciudad del Cuzco en 1586 donde los postores eran todos
indıgenas, una manta o yacolla de cumbi podıa valorarse en menos dinero que una
manta de algodon.53 Estos ejemplos indican que nos hallamos ante condiciones que
impiden que estos tejidos se conviertan en objetos ‘normales’ de intercambio. La idea
de que no todas las piezas de cumbi eran iguales encierra, ademas de sus caracterısticas
materiales, un entramado de vınculos y jerarquıas sociales expresadas en una historia y
simbologıa que demandan un estudio mas detenido.
Se ha propuesto que la produccion de piezas de corte europeo representa el cambio
mas importante por el que atravesaron los tejidos andinos durante la colonia (Niles
1992, 52). A falta de evidencias que documenten como se contrato su factura, este
estudio no aborda la produccion de los tejidos hechos para satisfacer la demanda
de espanoles. Sin embargo, en este ambito habrıa tambien que diferenciar las piezas
que se tejıan para, una vez terminadas, buscar un comprador, es decir las prendas que
formaban parte de la tasa del tributo y las que se producıan en las empresas
organizadas por espanoles, caciques y curas, de aquellas que no entraban al mercado,
pues se hicieron a pedido y llevaban el sello personal del usuario.54 La mayor parte de
las piezas coloniales de caracterısticas europeas que se han conservado muestran
que fueron hechas atendiendo un encargo particular: los disenos incluyen escudos de
armas, ademas de escenas e imagenes cuidadosamente seleccionadas (Iriarte 1992;
Stone-Miller 1992, 186�205; Phipps 2004). Estas piezas siguieron una ruta hasta
cierto punto comparable a las prendas de vestir que encargaron indıgenas y mestizos,
pues ambas llevaban un distintivo que las hacıa real o potencialmente inalienables
(Weiner 1985). Si recordamos que antes de la conquista solo el Inca y los curacas
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tenıan derecho a llevar ropas tejidas especialmente para ellos, en el contexto colonial
una transformacion significativa fue la multiplicacion de obras particulares. Esto
demuestra los profundos cambios por los que atraveso la antigua elite Inca,
notablemente fragmentada, pero que a la vez tenıa en estas prendas los emblemas
que unıan a sus miembros con un pasado comun. Como ha sugerido Cummins
(1998), a esta fragmentacion le acompano un proceso de reconstitucion del pasado.
Esta actividad discurrio paralelamente a la reproduccion de patrones prehispanicos
bien establecidos y ampliamente aceptados.55 Otros personajes se incorporaron en
este proceso de re-creacion social y discursiva: mestizos, espanoles, y los ‘nuevos
ricos’ dentro del estrato indıgena tambien intervinieron y dejaron su huella. Al
considerar el uso de los tejidos andinos y la interaccion entre lo tradicional y lo
nuevo, notamos otros aspectos del lugar y significado que tuvieron en la sociedad
colonial.
Memoria, identidad y el tejido de la sociedad colonial
La manera como coexistieron distintos tipos de tejidos en el ambito colonial ofrece
algunas pistas sobre los cambios en la memoria, la vida religiosa, y las identidades. La
diseminacion de los textiles de mayor calidad que se tejıan en gran numero como
pago del tributo y el funcionamiento de las empresas comerciales los puso al alcance
de muchos. Sin embargo, esta situacion no condujo a su depreciacion general, ni a su
trivializacion, como tampoco a una existencia indiferenciada, completamente fluida,
adaptable a una variedad de contextos culturales.56 La oferta de tejidos de cumbi
debio llevar a que las prendas antiguas cobrasen mas valor. Es posible que este efecto
alcanzara tambien a las prendas de cumbi nuevas hechas por encargo y que tenıan
disenos tradicionales o personalizados. Cuando sus usuarios decidieron adaptarlas a
nuevos contextos culturales, podemos tener la seguridad de que nos encontramos
ante transformaciones profundas e irreversibles.
Sugiero que en lo que respecta a los tejidos de cumbi, en los Andes pudo ocurrir un
proceso comparable al que estudio Weiner en el Pacıfico Sur (Weiner 1994). Al
investigar el kula, una forma de intercambio de objetos de adorno personal hechos
con conchas marinas, Weiner observo que piezas en apariencia similares no tenıan el
mismo valor y significado. Estas cualidades variaban segun su historia, la forma en
que circulaban y la condicion de sus poseedores. Las piezas mas valiosas eran las mas
antiguas, pertenecıan a los individuos con mas prestigio social, y no circulaban con
fluidez. Puede pensarse que, en comparacion con las piezas de cumbi que se tejıan en
condiciones que no siempre eran auspiciosas y circulaban como mercancıas, los
tejidos antiguos y de disenos especiales eran objetos simbolicamente ‘densos.’ Aunque
intercambiadas, muy excepcionalmente ingresaban al mercado. Pertenecıan funda-
mentalmente a la esfera de los dones, donde se creaban, reinterpretaban y fortalecıan
los vınculos sociales. Aunque por su naturaleza tendıa a ser conservador, este ambito
no era de modo alguno estatico; lo impulsan las respuestas de hombres y mujeres a
las cambiantes circunstancias propias del perıodo colonial temprano.
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Para abordar el analisis de los tejidos en el contexto colonial, particularmente su
papel en la construccion de la memoria y la identidad, considero su incidencia en los
ambitos de la etnicidad y la jerarquıa social.
Tejidos y etnicidad
¿Hasta que punto persistieron los distintivos etnicos en el contexto colonial y cual fue
su condicion? La ciudad del Cuzco es un lugar privilegiado para observar lo que
ocurrio. Las insignias que distinguıan a los distintos grupos etnicos andinos no
desaparecieron repentinamente con la conquista. Diez anos despues de la invasion
espanola, Cieza de Leon reporta haber visto en el Cuzco los distintivos de los
naturales de las provincias de Canaris, Xauxa o guancas, Chachapoyas, Canas y
Canchis (Cieza de Leon, 1984 [1553], cap. XLV, 150). Garcilaso de la Vega afirma que
mientras vivio en el Cuzco, hasta la decada de 1550, la gente todavıa los usaba
aunque, decadas mas tarde, cuando escribıa sus Comentarios Reales, le llegaron
noticias de que ya estaba ‘todo confundido’ (Garcilaso 1945 [1609], 2:cap. IV, 164).
En el transcurso de cuarenta o cincuenta anos, en que guerras, migraciones y cambios
en la presencia estatal indujeron transformaciones aceleradas en vastas partes del
territorio, mucha gente en los Andes habıa modificado significativamente sus formas
de representar sus orıgenes. Especialmente en las ciudades pudieron cobrar forma y
vigor la apariencia y atuendos genericos de ‘indios’ en detrimento de los antiguos
distintivos regionales.57
La informacion documental de la que dispongo data de varias decadas despues. No
puede asegurarse que todas las prendas con denominaciones regionales que aparecen
en esta epoca son de cumbi. Tampoco eran todas prehispanicas. Interesa explicar su
procedencia y el contexto que las rodea. Como es de esperarse, algunas prendas de
caracterısticas ‘provincianas’ senalaban el origen de su dueno. A traves de estas
prendas, las nuevas generaciones nacidas o establecidas desde edad temprana en la
antigua capital inca evocaban el lugar de origen de sus ancestros. Entre las
disposiciones del testamento fechado en 1571 de un hombre residente en Cuzco
llamado Martın Canchacuyca, de origen guanca, en la sierra central, leemos que dejo
a cada uno de sus dos hijos varones ‘un vestido guanca de manta y camiseta.’ Tal vez
se trate fundamentalmente de un recuerdo familiar, pero no por esto deja de ser una
senal de como algunos grupos buscaron preservar los emblemas de su identidad
etnica varias decadas despues de la conquista. Hombres y mujeres de grupos etnicos
como los guancas, establecidos en el Cuzco y sus alrededores, ocupaban lugares
diversos en la jerarquıa social dependiendo de las circunstancias de su arribo a la
capital imperial. Los incas trasladaron a guancas, chachapoyas, canaris y otros grupos
a la region no muchos anos antes de la conquista espanola (Levillier 1935; Covey
2006). Una vez allı, se integraron a distintos estratos sociales puesto que se
desempenaron como autoridades, veedores, artesanos o labradores. Otros debieron
llegar mas tarde, acompanando a los conquistadores (Espinoza Soriano 1972). Para
estos migrantes conservar, o incluso mostrar las senales de su identidad etnica no
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tuvo un significado unıvoco dado lo diverso de su historia. Sin embargo, la
consideracion de estas prendas se complica porque no solo los migrantes o sus
descendientes las tenıan entre sus bienes. Por esto es posible que el uso de distintivos
etnicos en los tejidos encerrase otras historias. Entre los propietarios de prendas de
procedencia provinciana aparecen varios hombres y mujeres de origen posiblemente
cuzqueno, algunos de ellos de rango social elevado (ver Cuadro 1). Por ejemplo, en
1590, un noble inca llamado don Joan Pascac Ynga, poseedor de una de las mas ricas
colecciones de prendas de alto estatus que he identificado, listo entre sus ropas una
‘camiseta de cumbi canari.’ Anteriormente note el caso de dona Marıa Cusi Rimay,
una mujer de la elite inca, quien en 1569 mando tejer una prenda de similares
caracterısticas. Estos y otros casos que citare a continuacion llevan a plantear
preguntas sobre como se representaban las identidades etnicas en circunstancias en
que usar los distintivos habıa dejado de ser una obligacion.
No solo los uncus o tunicas masculinas fueron distintivos relevantes. Los cinturones
tejidos con que las mujeres ajustaban sus vestidos o acsos, conocidos como chumbis y
mamachumbis, nombres de las piezas angostas y anchas respectivamente, tenıan
tambien disenos que evocaban un origen etnico. El estudio de las prendas femeninas
ha merecido menor atencion que las ropas masculinas, aunque sabemos que algunas
de estas fajas fueron tejidas segun un diseno especıfico para ser usadas por las mujeres
de mayor rango durante la fiesta del maız (Murua 1946; Meisch et al. 2005; Phipps
et al. 2008).58 A partir de un minucioso analisis del texto de Murua en que describe un
cinturon de ese tipo, Desrosiers ha sugerido que nuestra vision sobre lo que es y
significa el cumbi deberıa ampliarse mas alla de las tecnicas de tapiz y de piezas
bastante conocidas como los uncus (Desrosiers 1986). Sus ideas pueden iluminar la
lectura de las evidencias que los archivos guardan sobre los tejidos andinos.
Algunas descripciones de tejidos no encajan dentro de los rıgidos criterios con que
los investigadores nos hemos acostumbrado a clasificarlos o a imaginar quienes los
llevaban. Ademas de los chumbis claramente identificados como propios del Cuzco, y
cuyo diseno podrıa corresponder al que describio Murua, notamos que a fines del
siglo XVI circulaban tambien en la ciudad chumbis conocidos como chachapoyas59 y
canar, que algunas mujeres de origen cuzqueno declararon tener entre sus
pertenencias o que habıan encargado tejer (Cuadro 1). Estos indicios sugieren
cambios socioculturales significativos que pudieron estar operandose entonces.
Considerando las ideas que segun las cronicas regulaban la relacion entre el vestido
y la procedencia etnica en los Andes, el hecho aparente que miembros de un grupo
incorporasen en su vestuario las ropas de otro plantea una interrogante sobre lo que
ocurrıa. ¿Nos encontramos ante un cambio radical producto de la conquista? Casos
como este pueden ocurrir en situaciones de intensa interaccion etnica, pero no son
inevitables (Bawden 2005; Reycraft 2005).
El prestigio del grupo mas poderoso parecerıa razon suficiente como para que los
que estaban en una posicion de desventaja buscasen adoptar parcial o totalmente sus
emblemas por considerarlos mas auspiciosos. Al observar las pertenencias de
hombres y mujeres procedentes de las antiguas provincias del Tahuantinsuyu no
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Cuadro 1 Propietarios de prendas de origen o estilo guanca, chachapoya y canari: Cuzco, 1571�1668
Nombre Origen Fecha Tipo de prenda Descripcion Destino
Martın Canchacuyca Guanca 1571 Manta y camiseta n.d. Hijos varonesInes Petrona Cuzco 1586 Acso Dos acsos de cumbe negro de Xauxa Se vendan para hacer bien
por su almaJoana Mexicana Yanaguara 1589 Lliclla Una lliclla blanca de avasca de los
guancasSe venda para hacer bien
por su almaDona Catalina Chapo Cuzco 1612 Lliclla Dos llicllas de avasca parda de los
guancasHermana
Isabel Payco Anta, Cuzco 1623 Lliclla, nanaca Una lliclla de natural guanca con sunanacaa hutuscorob
Hija
Dona Marıa Cissa Huanoquite, Cuzco 1633 Lliclla Una lliclla guanca HermanaCatalina Contreras Cuzco 1637 Lliclla Una lliclla que llaman Guanca, una
lliclla negra guanca con listaamarilla
Hermana y prima a quiencrio como hija
Petrona Sebastiana Ocllo Cuzco 1668 Lliclla ‘una india chichera questa en casade don Diego Pascac me estatejiendo una lliclla guanca concampo morado’
n.d.
Marıa Quipe Cuzco 1589 Mamachumbe Un mamachumbe de losChachapoyas
Hermana
Francisca Payco CisaOcllo
Cuzco 1583 Chumbe Llicllas Un chumbe grande de ChachapoyasLliclla de cumbe de Pilpinto,pacaje y canari
Se venda para donar amonasterios, hospitalese indios pobres
Don Joan Pascac Ynga Cuzco 1590 Camiseta Cumbe canari Se venda para misasAngelina Tambo Nusta Cuzco 1586 Chumbe Chumbe canar n.d.
Fuente: Archivo Historico del Cuzco, Protocolos Notariales, siglo XVI.aUna pieza pequena de tela que las mujeres de alto rango llevaban doblada sobre la cabeza. Inaca: La mantellina de la cabeca; Inaca ynacalla pachallicuni, o palla pallalla.
Vestirse galanamente la muger muy pintada. Inaca nusta. La senora del ayllo de Incas, o noble (Gonzalez Holguın 1989 [1608], 368).b‘Hutuscoro’ debe ser una palabra para describir una tonalidad. Su sentido literal es ‘Huttu ccuru, o, huttusccuru. El gusano que nace en la cana y le come la macorca y la pudre’
(Gonzalez Holguın 1989 [1608], 205).
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llama demasiado la atencion que entre ellas figuren ropas del Cuzco o que siguieran el
estilo inca (Bjerregaard 2007; von Hagen 2007). Parece tambien razonable que los
incas apreciaran y adoptaran desde muy temprano los textiles finos que introdujeron
los espanoles en los Andes (Cummins 1998; Phipps 2005). Sin embargo, no resultan
muy obvias las razones por las que hombres y mujeres del Cuzco, algunos
descendientes de las familias nobles incas, tuviesen entre sus pertenencias ropas
que identificaban a los grupos etnicos que fueron sus subordinados en el pasado no
muy lejano, cuya reputacion entre los incas no era siempre estimada o que, en el
recuerdo mas inmediato, colaboraron con los invasores.60 La presencia de estas
prendas nos sugiere que debemos considerar con mas cuidado sus posibles vınculos
con la historia de la region. Tendrıamos que contemplar los cambios sociales que los
incas introdujeron sucesivamente en los territorios bajo su control como parte de sus
campanas de expansion imperial. Las informaciones recogidas por Toledo en los anos
1570 en la ciudad del Cuzco y sus alrededores muestran que individuos de otros
grupos etnicos, entre los que se encontraban hombres de origen canari, chachapoya y
guanca, ocupaban puestos de autoridad en distintas localidades junto a otros de etnia
inca (Levillier 1935, 2:89). La existencia de objetos que representan estilos
provincianos en el Cuzco sugiere un escenario caracterizado por complejas jerarquıas
sociales y la coexistencia de grupos etnicos diversos que anos despues de la conquista
encontraban necesario continuar expresando su historia y singularidad a traves del
tejido. A la vez, la situacion que se inicia con la llegada de los espanoles pudo llevar a
nuevos contactos y alianzas entre grupos e individuos de distinta procedencia que se
sellaron con el intercambio de emblemas plasmados en textiles.
El destino que sus propietarios les dieron a estas prendas es un indicador adicional de
la importancia que le atribuıan. Notamos dos direcciones diferentes. La primera
muestra el interes de sus duenos por perennizar las tradiciones y distintivos etnicos
legandolos a las generaciones siguientes, mientras que la segunda utiliza las prendas
como una forma aparente de romper con el pasado y los sımbolos que lo representan,
para manifestar su adhesion al cristianismo. Observamos tambien que las descripciones
de las piezas, pese a ser escuetas, nos permiten percibir que los criterios indispensables
para reconocer objetos y estilos y, por medio de ellos, a grupos y personas estaban
suficientemente difundidos. Todos estos elementos tenıan una carga polıtica, historica.
La pregunta que nos suscita la existencia de piezas como las que hemos identificado es
¿como se reconocıa una prenda de origen guanca, canari o chachapoya? La respuesta no
es sencilla: al menos en lo que toca a los tejidos de los guancas, como lo demuestran los
ejemplos que hemos recuperado, no hubo un color que las caracterizara. Sus duenos
mencionan el color negro, pero tambien el morado; la mayorıa de veces parece ser
suficiente decir el nombre para saber como es el tejido. Teniendo en cuenta la logica que
‘anima’ a los textiles andinos (Desrosiers 1986; Frame 1994), es posible que su caracter,
especificidad regional o etnica no sea algo que este solo en su superficie, en la impresion
visual, sino que estaba presente en la estructura misma del tejido (Cereceda 1986;
Conklin 1996; Franquemont et al. 1992; Franquemont 1996).
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Caxana: Jerarquıa e historia inca
Las prendas que representan la historia, vida ritual e identidad inca destacan con nitidez
entre las posesiones de los habitantes del Cuzco colonial temprano. Al comparar la
descripcion de algunas de ellas con los relatos de los cronistas sobre la vida ceremonial,
podrıa deducirse que los tejidos de cumbi cuzquenos reflejan la persistencia de las
practicas, el orden social y las ideas polıticas que imperaban antes de la conquista. Pero
esta aseveracion es insuficiente. La identificacion de sus propietarios sugiere un
contexto abigarrado y cambiante. Para explicar este punto, considerare la tunica
masculina llamada caxana que bajo el dominio inca se asocia con administradores,
especialistas religiosos, militares, y varones de la elite61 (ver Figura 2).
El clerigo Cristobal de Albornoz observo en los anos 1560�80 que en las antiguas
provincias del Tahuantinsuyo los pobladores guardaban las vestiduras de sus guacas
de origen o pacariscas, ası como las ropas e insignias del Inca que les servıan como
recordatorio de sus hazanas militares. Denuncio que usaban estas ropas para celebrar
fiestas paganas que acomodaban al calendario cristiano con la anuencia de sus
doctrineros. Por ello, recomendo destruir todos los atuendos y accesorios que
estimularan entre los pobladores andinos la memoria de los tiempos anteriores a la
conquista (Albornoz 1989, 172). Por su simbolismo, los uncus o tunicas caxana
debieron pertenecer al tipo de prendas que hombres como Albornoz sospechaban que
contribuıan a fomentar la idolatrıa. El diseno predominante*cuadrados concen-
tricos dispuestos sobre un fondo blanco en la parte inferior de la tunica*suele
identificarse inequıvocamente con los incas y aparece no solo en los tejidos sino
tambien en otros medios como los queros62 y la ceramica.
En su analisis de la iconografıa del traje inca segun aparece representada en la
cronica de Guaman Poma, Zuidema (1991) propuso que las tunicas de diseno caxana
se asociaban principalmente a los ritos agrıcolas de siembra y que representaban a
hurin, una de las parcialidades que conformaban a los grupos de parentesco
cuzquenos. La idea de jerarquıa social es util para plantear otras propuestas de
interpretacion. El significado de la imagen de la tunica caxana puede ampliarse y
complicarse si lo comparamos con las informaciones provenientes de los archivos. Es
posible que este diseno este asociado con uno de los mitos de origen de los incas. Joan
Santa Cruz Pachacuti incluye en su cronica un dibujo comentado donde indica las
tres ventanas de donde salieron las parejas de hermanos y esposos que dieron origen a
la estirpe de los incas (Pachacuti Yamqui Salcamaygua 1993). Cummins ha analizado
el sımbolo mas complejo que representa la ventana central, identificandola como
tocapo (Cummins 2002). Pachacuti la denomina Tampotocco, mientras que los
motivos que lo flanquean por su forma, tamano y disposicion parecen ser sımbolos
de menor jerarquıa. Pachacuti las llama Maras Tocco y Sutic Tocco, respectivamente
(Pachacuti Yamqui Salcamaygua 1993, 198). Los sımbolos que las representan son
similares a los de la tunica caxana. Es posible que las piezas con este diseno se
confirieran a manera de distintivos a hombres que ocuparon un lugar especial, pero
no la cima de la jerarquıa social, sea porque pertenecieron a un linaje en particular o
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porque fueron aliados de los incas, segun el complejo entramado de alianzas que estos
ultimos forjaron.
Una relacion de propietarios de camisetas caxana que he podido identificar
contiene un total de doce individuos, diez hombres y dos mujeres (ver Cuadro 2). Se
trata de un grupo heterogeneo si consideramos sus orıgenes geograficos y etnicos.
Solo dos de ellos tenıan un vınculo notorio con el grupo mas elevado de la elite inca,
y es evidente que para uno de estos la prenda simbolizaba su condicion social.63 Uno
de los nombrados es un tejedor: Joan Guatoco, un hombre residente en la parroquia
del hospital de naturales en la ciudad del Cuzco, el cual explico que habıa dado un
uncu caxana al camayo o mayordomo del alguacil mayor de la ciudad.64 Pedro
Caillagua, un fabricante de sombreros que vivıa parte del ano en Paucartambo, puede
ser el comprador de la camiseta caxana que se vendio en la almoneda o remate
publico de bienes de Francisca Colloc, una de las dos mujeres que figura en la lista,
fallecida en 1586, tres anos antes que Caillagua.65 Juan Utulu, un hombre sin duda
acomodado y que declaro estar sujeto al cacique de Lares, listo entre sus posesiones
una camiseta caxana por la que dijo haber pagado veinte pesos, un precio alto si
consideramos que en 1601 esta cantidad era casi cuatro veces el valor del tributo que
anualmente pagaba un hombre del comun.66 Aun si Utulu exagero la cifra, es claro
que su intencion era enfatizar lo apreciada que era una prenda de ese tipo y el lugar
preferente que ocupaba entre sus posesiones. Entre los que pertenecıan a otros grupos
etnicos, puede especularse que tal vez tenıan estos uncus porque ellos mismos o sus
antecesores fueron militares. Joan Enrıquez Chuircho o Chuicoc, un hombre natural
de Xauxa, listo entre sus posesiones varios distintivos propios de un guerrero: armas,
escudo, accesorios tanto protectores como de adorno, y una trompeta. Posiblemente
razones similares expliquen por que tanto Pedro Cancho Livyac, un hombre natural
de Yauyos, como Pedro Halanoca, natural del Collao, poseıan camisetas caxana.
Ambos procedıan de regiones que continuamente suministraron guerreros a los
incas.67 En cuanto a Utulu, podemos considerar que Laris o Lares, su lugar de origen,
fue uno de los pueblos que los incas fundaron para consolidar sus conquistas y
alianzas polıticas, por lo que establecieron en ellos orejones o incas de privilegio
(Garcilaso de la Vega 1945 [1609]).68 Aunque Utulu declaro que compro el uncu o
camiseta, es posible que su origen e historia fuera una razon adicional para tenerla
entre sus pertenencias. Al analizar el destino que tuvieron estas prendas, de manera
similar a los ejemplos que vimos anteriormente, notamos que sus propietarios
dispusieron que fueran entregadas a sus familiares mas cercanos. Los que no las
legaron a sus descendientes, posiblemente a instancias de sus confesores, encargaron a
sus albaceas que las vendieran y con el producto se dijesen misas por la salvacion de
sus almas. La conversion de los uncus caxana en ofrendas que confirmaban la
adhesion de su dueno al cristianismo plantea una interrogante: ¿Hasta que punto fue
posible que estas prendas ingresaran al mercado de manera anonima, liberandose de
su significado original o, mas precisamente, transformandolo? Creemos que muy
limitadamente. Como se explica en el Cuadro 2, en un caso parecerıa que la tunica
fue efectivamente vendida. Sin embargo, es de interes notar que en el acta de remate
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Cuadro 2 Propietarios de uncus de diseno caxana: Cuzco, 1559�1601
Nombre F/M Origen Fecha Comentario Destino
Juan Guaman M Xaquixaguana 1559 n.d. HijoDona Marıa Cusi Rimay F Cuzco 1569 Encargo su tejido MaridoDon Cristobal Concha AuquiYnga
M Cuzco 1569 Pariente de don CarlosInca
Hijo
Francisca Colloc F Cuzco? 1586 n.d. Venta para misasAlonso Hanco M S. Tomas de los Hilatas 1586 Declaro tener 3 de estas
camisetasVenta para cumplirman das de testamento
Joan Chauahalla M Hacaris 1586 Declaro tener 2 de estascamisetas
Venta y se reparta pormitad entre su mujery su alma.
Joan Guatoco M Cuzco? 1586 Tejio camiseta para indiocamayo del alguacil mayordel Cuzco
n.d.
Joan Enriquez Chuircho o Chuichoc M Xauxa 1588 ‘Coleccion’ de objetosantiguos, especialmentede tipo militar
Venta para misas
Pedro Caillagua M Cuzco? 1589 Posiblemente compro uncuen almoneda de bienes deFrancisca Colloc (1586)
Hijo
Pedro Cancho Liuiyac oLivyac
M Yauyos 1589 Intercambiaba ropa porcoca
Hijo
Pedro Halanoca M Collao 1590 n.d. NietoJuan Utulu o Utullo M Santiago de Cachin, Laris 1601 Dijo haber pagado 20
pesos por el uncuVenta para cumplirmandas detestamento
Fuente: Archivo Historico del Cuzco, Protocolos Notariales, siglo XVI.
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la camiseta caxana es el unico objeto para el cual no se indica un precio. Notamos
tambien que el posible comprador pocos anos despues no la vende sino por el
contrario la inmoviliza legandola a su hijo. Esta ‘resistencia’ del uncu caxana a tomar
la forma de mercancıa es un indicador adicional de su relevancia, lo que a su vez
explicarıa por que inicios del siglo XVII las prendas de este tipo desaparecen de los
registros. Posiblemente desaparecieron por estas fechas de los espacios publicos y se
desgajaron de las imagenes que en el contexto colonial simbolizaban lo inca. Por que
sobrevivieron tocapos como el motivo central en el dibujo de Santa Cruz Pachacuti y
no las ventanas secundarias representadas en el diseno del uncu caxana es una
pregunta que nos puede remitir a los cambios en la jerarquıa social inca y a la manera
de registrar y mantener su memoria.
Visualmente, Guaman Poma (1989, 753, 804�5) muestra los grandes cambios por
los que atraveso el diseno caxana. En tiempos prehispanicos podıa llevarla un valiente
guerrero que levanta victorioso la cabeza de su enemigo (ver Figura 3), o un chaman
que, a pesar de ser representado de manera diabolica, goza plenamente de su poder
(ver Figura 4). En contraste, el cronista parecerıa sugerir la domesticacion y declive de
caxana en el contexto colonial: en su obra muestra a un ‘mandoncillo’ de diez indios
vestido en atuendo que parcialmente corresponde a la usanza espanola, siendo su
componente indıgena una tunica de ese tipo (ver Figura 5). En un pasaje posterior, el
cronista presenta a un anciano ‘pregonero, alcayde y verdugo’ vestido en traje de
indio y enfundado en una tunica caxana (ver Figura 6). El contraste con las imagenes
prehispanicas no puede ser mas marcado.
Esta investigacion sobre los tejidos andinos, especialmente la variedad conocida
como cumbi y su relacion con la sociedad nos permite proponer algunas ideas nuevas
sobre su caracter y significado. Nuestros hallazgos se proyectan tanto sobre el perıodo
colonial temprano como sobre la epoca anterior a la conquista. Un primer punto a
subrayar es que la evidencia documental demuestra que, como planteo Desrosiers
(1986), el cumbi no es una categorıa de tejido andino unica ni uniforme. Su
diversidad atane a su procedencia, diseno y posiblemente, tecnica. Esta diversidad se
corresponde con aspectos en los que hemos enfocado nuestra atencion: las jerarquıas
sociales y las identidades etnicas. Los casos de los cumbi provincianos y el diseno
caxana considerados aquı nos permiten intuir un panorama variado y complejo
representado en los tejidos. En segundo lugar, al considerar el cumbi no como una
categorıa abstracta o inerte sino como la materializacion de relaciones sociales
podemos comprender estos tejidos como senales de la interaccion entre diversos
grupos etnicos que buscan cada cual afirmar su identidad, pero que, por razones que
sera necesario seguir investigando, tambien intercambian las senales que los
representan. Esta aseveracion no implica que hablemos de grupos organizados y
solidamente cohesionados alrededor de ideas y practicas que constituyen su
identidad, concebida como un artefacto predeterminado y estatico. En realidad, los
grupos suelen estar fragmentados y hay mucho de iniciativas individuales por las
cuales hombres y mujeres adaptan, innovan o deciden mantener una tradicion. La
voluntad no es sin embargo suficiente para lograr que las tradiciones subsistan.
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Figura 3 Auca camaioc guerrero. Guaman Poma, ‘‘Nueva coronica y buen gobierno’’
(1615), 194 [196]. Biblioteca Real de Dinamarca.
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Figura 4 Pontıfices (el gran hechicero). Guaman Poma, ‘‘Nueva coronica y buen
gobierno’’ (1615), 277 [279]. Biblioteca Real de Dinamarca.
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Figura 6 Alcaides pregonero verdugo. Guaman Poma, ‘‘Nueva coronica y buen
gobierno’’ (1615), 804 [818]. Biblioteca Real de Dinamarca.
Figura 5 Mandoncillo de diez indios Chunga Camachicoc, Guaman Poma, ‘‘Nueva
coronica y buen gobierno’’ (1615), 753 [767]. Biblioteca Real de Dinamarca.
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El celo evangelizador y la necesidad de las elites nativas de participar en la vida
publica parecen haber favorecido la extincion de ciertos tipos de disenos como el de
la tunica caxana. Por que sobrevivieron otros motivos como los tocapos que aparecen
en las tunicas y pinturas coloniales mas tardıas para convertirse en emblemas del
pasado prehispanico son interrogantes que quedan aun por resolver.69
Agradecimientos
La investigacion de archivo sobre la que se basa este artıculo fue posible gracias a la
beca 6338 de la Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research. Agradezco a
Natalia Majluf, Susan Deans-Smith, y Sophie Desrosiers por sus comentarios a las
versiones anteriores de este trabajo, y a los dos lectores anonimos de CLAR por sus
crıticas y sugerencias.
Notas
1 Murra (1962); Rowe (1979); Desrosiers (1992); Conklin (1996); Rowe y Rowe (1996); Cummins
(2007); Stone (2007); y Pillsbury (2002).2 Cereceda (1986); Conklin (1996); Frame (1994); Desrosiers (1992); Franquemont (1996);
Franquemont et al. (1992); Rodman y Cassman (1995); Zuidema (1991); Pillsbury (2002, 2006);
Cummins (2007); Stone (2007); Young-Sanchez y Simpson (2006).3 Allman (2004); Comaroff (1994); Comaroff y Comaroff (1991).4 Rowe (1996); Phipps (2008); Stone (2007); Cummins (2007).5 Rowe (1951); Cummins (1993, 2007); Iriarte (1993); Wuffarden (1996); Dean (1999); Phipps
(2005); Zuidema (1991, 1994); Pillsbury (2002, 2006).6 Contamos con un amplio y creciente repertorio de estudios de tejidos procedentes de sitios que
anteceden al surgimiento del estado inca. Vease por ejemplo Conklin (1979); Paul (1990, 1996);
Frame (1994), Rodman y Fernandez Lopez (2005); Rowe (1984).7 Puede encontrarse una descripcion sobre la tecnica empleada para hacer estos tejidos en Rowe
(1996).8 Murra (1962); Schneider (1987, 1994); Weiner y Schneider (1989); Bowie (1993).9 Murra (1962); Zuidema (1991); Niles (1992); Costin (1998); Stone (2007).
10 Rowe (1978, 1996); Zuidema (1991, 1994); Rowe (1979); Desrosiers (1992); Phipps (2003,
2004); Phipps et al. (2008); Frame (2007).11 La informacion que ofrece Acosta (2002 [1590]) contradice este punto de vista. Al referirse a los
tejidos de cumbi, Acosta sostiene que todos, hombres y mujeres, de distinto rango social, estaban
capacitados para tejerlos.12 Tomando en cuenta que la movilidad de las tejedoras era tan restringida y que sus mismos
productos circulaban muy limitadamente, es posible que estas mujeres se dedicaran a hacer el
tipo de cumbi mas fino que, segun Garcilaso (1945 [1609], 1:lib. V, cap. VI, 234�35), estaba
destinado a los incas de sangre real.13 Vease tambien por ejemplo una referencia del cronista Juan de Betanzos sobre como Ynga
Yupangue ordeno a los caciques que dispusieran el tejido de ropa para ser puesta en los
depositos de la ciudad del Cuzco. Estas ropas debıan hacerse segun medidas que se les habıa
especificado (Betanzos 2004, 100).14 Tanto Garcilaso como Murua sostienen que habıa mas de un tipo de cumbi y artesanos
especializados en su tejido (Garcilaso 1609 [1945]; Murua (2001 [1613]).15 Vease por ejemplo Molina (1989 [1575?], 51, 56); Cobo 1956 [1653], lib. XIII, cap. II, 151).
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16 Se trata de un diseno geometrico que caracteriza algunos elaborados textiles incas. Vease
Gonzalez Holguın (1989 [1608], 344). Una detallada discusion y bibliografıa puede encontrarse
en Costin (1998, 126�27). Algunos de los estudios mas recientes son Cummins (2007), Frame
(2007) y Stone (2007).17 Murua (2001 [1613]), Libro Primero, cap. IV, 48; cap. XXII, 74; Libro Segundo, cap. XV, 369.18 Por ejemplo, Huayna Capac entrego a los embajadores de la isla de la Puna ropa de cumbi del
Cuzco a cambio de los tejidos de algodon y otros regalos que recibio de ellos (Murua 2001
[1613], Libro Primero, cap. XXXVII, 124). Para otras referencias similares, vease tambien Niles
(1992, 53). Ella sostiene que el ‘estilo Inca’ no puede asociarse con un grupo etnico o una epoca
especıficos (1992, 56). Desde este punto de vista, el ‘estilo Inca’ serıa suprarregional.19 Rowe (1979); Zuidema (1991); Cummins (2007); Stone (2007); Frame (2007).20 Segun el diccionario de Gonzalez Holguın, ‘Kassana uncu’ es una camiseta ajedrezada de cumbi.
Vease por ejemplo Guaman Poma (1989 [1615] 98, 226, 344).21 Vease a este respecto la interesante discusion de Cummins sobre el concepto incaico del objeto
(Cummins 2002, 56; 2007).22 Julien basa su argumento principalmente a partir de la comparacion de las caracterısticas fısicas
de los uncus o tunicas masculinas prehispanicas y coloniales, contrastando estos datos con los de
las tasas de tributo del perıodo colonial temprano.23 Pero notense en fecha temprana las quejas de las autoridades etnicas de Chucuito sobre las
ventas forzadas de panos que hacıan algunos mercaderes espanoles en Diez de San Miguel (1964
[1567]).24 Un analisis crıtico de las consecuencias que esto tuvo sobre la division del trabajo segun genero
puede verse en Graubart (2000).25 Cobo (1956 [1653]); Pizarro (1978 [1572]); Cieza de Leon (1984 [1553], 1985); Zarate (1995
[1555]); Murua (2001 [1613]); Betanzos (2004 [1551]).26 Molina (1989 [1575]); Albornoz (1989 [1583?]); Murua (2001 [1613]); Betanzos (2004 [1551]).27 Para un ejemplo de como los curacas solicitaron a las autoridades coloniales que tomasen el
lugar del Inca para nombrarlos en sus cargos, entregandoles las insignias correspondientes, que
incluıan ropa, vease el auto del virrey Conde de Nieva en Levillier (1935�42, 2). Notese la
interpretacion de Cummins (1998, 2002) sobre esta aparente paradoja.28 Aunque por lo general, en las tasas de tributo, los tejidos de cumbi representan la mitad de lo que
se entrega en los de menor calidad, conocida como avasca.29 La Real Cedula exhortaba a los encomenderos a inhibirse de introducir cambios y admitir los
tejidos que la poblacion local entregaba como tributo (Espinoza Soriano 1972, 392�93).
Agradezco a Juan Carlos Estenssoro por llamar mi atencion sobre esta referencia.30 Estos pueblos pertenecen el dıa de hoy al departamento de Arequipa, en el sur del Peru.31 ‘Expediente sobre el pleito seguido entre Cristobal Luna Atoc, gobernador del pueblo de San
Juan de los Reyes (Junın) y los yndios de dicho pueblo. Santiago de Carhuamayo, agosto 18 de
1599.’ Biblioteca Nacional del Peru, BN-A249 1599.32 La tasa del tributo fijada en 1549 establecıa que los pobladores de Chinchaycocha debıan
entregar cien vestidos de cumbi al ano (Rostworowski 2005a, 312).33 Este pueblo esta situado en el actual departamento peruano de Apurımac, al oeste del Cuzco.34 Archivo Arzobispal de Lima, Apelaciones del Cuzco, legajo 8. En su obra escrita cincuenta anos
antes, Guaman Poma (1989 [1615], 563) senalo el arraigo de esta practica entre el clero.35 ‘ . . . y esta se llama propiamente grangerıa, y de allı se estendio a qualquier genero de trato, del
qual se saque alguna ganancia y provecho . . .’ (Covarrubias 2003 [1611], 656).36 Julien (1999) ha observado en su trabajo de campo la persistencia de este tipo de trabajo.37 Un vestido de mujer a la usanza indıgena, consistente en una pieza rectangular con la que se
envolvıa el cuerpo. La pieza se sujetaba luego con una faja o chumpi.38 El trabajo fue pactado en 14 pesos. Posiblemente tocaban 7 pesos a cada uno.
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39 Unos cinco pesos con dos reales en 1611, segun la tasa de tributo publicada por Rostworowski
(2005).40 Garcilaso de la Vega afirma no obstante que los Incas no tejıan ni hilaban (1945 [1609], 1:lib, V,
cap. VI, 235), pero esta afirmacion es tan escueta y posiblemente sesgada que debe tomarse con
cuidado. El testamento de dona Ana Quispe Asarpay en: Archivo Historico del Cuzco,
Protocolos Notariales (en adelante AHC-PN) siglo XVII, Francisco de la Fuente, 107, ff. 155�162v.
41 Testamento de Ana Visacarua, AHC-PN, siglo XVI, Pedro de la Carrera Ron, 4, f. 863.42 Por ejemplo, en 1589, Isabel Ullcama, una mujer que vivıa en la ciudad del Cuzco, noto en su
testamento que habıa dado 3 pesos a un hombre para que buscara quien le tejiera una lliclla de
cumbi. AHC-PN, siglo XVI, Pedro de la Carrera Ron, 4, f. 846. En 1600, Marıa de Contreras, una
mujer mestiza residente en el Cuzco listo entre sus pertenencias un acso de cumbe que estaban
‘terminando de tejer.’ AHC-PN, siglo XVII, Diego Gaitan, 110, f. 282.43 AHC-PN, siglo XV, Pedro de la Carrera Ron, 4, f. 849.44 El inventario de bienes incluye una cantidad inusual de prendas de cumbi y otras telas, muchas
nuevas, lo que sugiere que estaban destinadas a la venta.45 AHC-PN, siglo XVI, Antonio Sanchez 18, f. 910.46 Manto que usaban las mujeres sobre los hombros.47 Grupo etnico originario del territorio actualmente perteneciente a la republica del Ecuador. En
su estudio sobre la religion inca, Cristobal de Molina (1989 [1575?], 56) refiere de manera muy
escueta un mito de origen de los canaris, mencionando*aunque sin describirlo*el atuendo
que les era particular. Con el proposito de proseguir con un tema central de su narrativa, que la
civilizacion en los Andes se inicio con los Incas, Garcilaso de la Vega escribio que luego de
conquistar a los canaris, los Incas les dieron de vestir (1945 [1609], 2:lib. VIII, cap. V, 165).48 Posiblemente un tejido vistoso y elaborado. ‘Palla: Muger noble adamada galana. Pallapalla
llappachallicuni. Vestirse pulida y galanamente.’ Gonzalez Holguın (1989 [1608], 273).49 Rowe ha comentado una tunica de algodon procedente de la costa que lleva el mismo diseno
(Rowe 1979, 261). Vease tambien Frame et al. (2004), quien describen y analizan una tunica de
algodon pintada con este mismo motivo encontrada en un fardo funerario hallado en la costa
central del Peru.50 En su estudio sobre los uncus o tunicas masculinas incas, Phipps (2005) sugiere que los tejedores
copiaron las prendas incas teniendolas a la vista. Pillsbury (2002, 2006) ofrece estudios
pormenorizados de uncus coloniales con la finalidad de establecer su singularidad.51 Un ejemplo de como una tunica que se aseguraba pertenecio al Inca fue desplegada como
sımbolo de autoridad en la audiencia de Quito puede verse en Espinosa (1990). Un caso similar
en la sierra de Lima puede verse en Duviols (2003).52 La distancia que separa ambos puntos es de unos 25 kilometros a vuelo de pajaro. AHC-PN,
siglo XVI, Pedro de la Carrera Ron, 4, f. 666.53 ‘Almoneda de bienes de Diego Payco yndio.’ Cuzco, Febrero de 1586. Archivo Historico del
Cuzco, Protocolos Notariales, siglo XVI, Pedro de la Carrera Ron, 4, f. 658v.54 Los pedidos para que los cumbicamayos produjeran piezas de gusto europeo debieron hacerse
por intermedio de comerciantes, doctrineros y caciques. En vez de un modelo cuyo diseno y
tamano debıan ser copiados, los tejedores debieron recibir instrucciones especıficas sobre las
medidas de la pieza y un dibujo en papel del motivo a reproducir en el telar, de manera similar a
como se hacıan los tapices en Flandes u otros puntos de Europa. En 1611, por ejemplo, el
inquisidor Pedro Ordonez Flores, residente en la ciudad de Lima, listo entre sus posesiones una
pieza de cumbi. Se trata de un repostero*o tapiz que solıa desplegarse sobre el balcon de la casa
en celebraciones publicas o sobre las cabalgaduras*y que llevaba por diseno su escudo de
armas. Era un distintivo personal, que denotaba su rango y procedencia, una pieza que no era
anonima y que difıcilmente podıa pasar a poder de terceros. Vease la referencia en Ramos
Colonial Latin American Review 143
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(1989). Sobre la difusion de la heraldica hispanica entre la poblacion andina y la incorporacion
de sımbolos andinos en ella, vease Cummins (1998, 2005); Estenssoro (2005).55 Estos patrones ‘tradicionales,’ como ha demostrado Cummins (1998, 2003), no se mantienen
inalterables, sino que al inscribirse en otros materiales y ser representados junto con otros
motivos y composiciones, son tambien profundamente dinamicos.56 Postulo aquı una interpretacion algo diferente de la que ha propuesto Cummins (1998, 94),
quien sostiene que los objetos que encarnaban y simbolizaban el pasado podıan indistintamente
someterse al papel de reliquia, don, trueque, o mercancıa.57 Sobre el mandato para que la gente llevase las insignias y vestimentas que indicaban su
procedencia vease Cieza de Leon (1986 [ms.1554a], cap. XXIII, 68); Cobo (1956 [1653], lib. XII,
cap. XXIV, 113); Sarmiento de Gamboa (1960 [1572], 44, 249). La vida ritual fue ocasion
privilegiada para el despliegue de vestimentas locales y distintivos regionales. Por ejemplo, al
termino de la Citua, fiesta en la que se realizaban largos y elaborados rituales de purificacion,
hacıan su ingreso en la ciudad ‘todas las naciones que el Ynca avıa sujetado . . . venıan con sus
huacas y vestiduras a uso de sus tierras, las mas ricas que podıan haver . . .’ (Molina 1989 [1575],
94).58 Puede tratarse de la fiesta que, segun Cristobal de Molina, se conocıa como Aymoray (Molina
1989 [1575], 121).59 Sobre los tejidos chachapoya, vease el libro editado recientemente por Lena Bjerregaard (2007) y
Bjerregaard y von Hagan (2007). Agradezco a Christine Desrosiers por esta referencia.60 El tema de los conflictos etnicos en los Andes centrales y del sur en el perıodo colonial temprano
es practicamente desconocido. Para una referencia sesgada pero de primera mano, vease por
ejemplo lo que escribe Guaman Poma al explicar por que el inca no dio cargos de confianza a los
chachapoyas y canaris (Guaman Poma 1989 [1615], 345). Sobre los conflictos entre canaris e
incas en el Cuzco, vease Dean (1999).61 Guaman Poma (1989 [1615], 98, 149, 157, 194, 250, 252, 256, 281, 344, 352).62 Vasos ceremoniales de madera.63 Se trata de don Cristobal Concha Auqui Inga, quien, dado el apelativo Concha Auqui, pudo ser
un hermano menor o sobrino de don Carlos Inca, descendiente de Huayna Capac (Gonzalez
Holguın 1989 [1608], 67).64 Otro cliente, para quien Guatoco habıa tejido una manta de cumbi, le debıa todavıa los dos
cestos de coca que habıan acordado por el trabajo. AHC-PN, siglo XVI, Pedro de la Carrera Ron,
4, f. 647.65 La camiseta caxana que compro Caillagua es el unico artıculo cuyo precio no figura en el acta del
remate.66 A juzgar por el inventario de sus bienes, Utulu estaba lejos de ser pobre, pero es claro tambien
que aunque seguramente era un ‘notable’ por su posicion economica, no era un noble. Un rasgo
excepcional de su inventario de posesiones es que todos los objetos tienen un precio, lo que
refuerza la idea que su intencion fue destacar cuanto apreciaba los objetos que poseıa antes que
proporcionar un dato contable. Su testamento en AHC-PN, siglo XVII, Francisco de la Fuente,
106, f. 252v.67 Guaman Poma (194�95) representa a un aucacamayoc vestido con un uncu caxana y escribe lo
siguiente: ‘hombres valientes soldados de guerra . . .questos dichos yndios se sacaba para la
batalla y guerra que tenia el ynga y se sacaba destos vallentones yndios mitimays estrangeros en
otras provincias . . ..’68 Los incas de privilegio eran grupos con quienes los incas establecieron alianzas en fechas
relativamente tempranas de su proceso de expansion. Vivıan fuera de la ciudad del Cuzco. Su
condicion era superior en comparacion con otras etnıas en el imperio, pero conseguida a costa
de la perdida de territorio y el desplazamiento masivo de sus miembros a regiones que los incas
conquistaron. Vease Bauer (1992).
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69 Al momento de escribir este trabajo no tuve a la vista el artıculo de Mary Frame sobre los
tocapos en la obra de Guaman Poma (Frame 2007). El analisis que presenta es muy interesante,
aunque presenta una vision estatica de esos motivos y de la obra de Guaman Poma. Sobre este
punto vease el comentario de Holland en la discusion que sigue al artıculo.
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