consuelo ante la muerte

7/25/2019 consuelo ante la muerte

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345672016, N

´ UMERO

CONSUELOANTE LA MUERTE



The Watchtower (ISSN 0043-1087) Issue 7

May 2016 is published monthly with an additional

issue published in January, March, May, July,

September, and November by Watchtower Bible

and Tract Society of New York, Inc.; L . Weaver, Jr.,

President; G. F. Simonis, Secretary-Treasurer;

1000 Red Mills Road, Wallkill, NY 12589-3299, and

by Watch Tower Bible and Tract Society of Canada,

PO Box 4100, Georgetown, ON L7G 4Y4.

Periodicals Postage Paid at Brooklyn, NY, and at

additional mailing offices. POSTMASTER: Send

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Road, Wallkill, NY 12589-3299. 5 2016 Watch

Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

Printed in Canada.

¿QU ´ E OPINA?

¿Cree que alg ´ un d

´ ıa se cumplir

´ an estas

palabras?

“Dios [...] limpiar ´ a toda l

´ agrima de

sus ojos, y la muerte no ser ´ a m

´ as”

(Revelaci ´ on [Apocalipsis] 21:3, 4).

Este n ´ umero de La Atalaya muestra

c ´ omo cumplir

´ a Dios su promesa y lo

que puede significar para usted.

34567Vol. 137, No. 7 SPANISH

Ejemplares en distintos formatos: 58.987.000Disponible en 254 IDIOMAS N o . 3 2 0 1

LA ATALAYA es una revista que tie-ne como prop

´ osito honrar a Jehov

´ a,

el Dios Soberano del universo. Con-suela a la gente anunciando que el

Reino de Dios —un gobierno que sehalla en los cielos— pronto acabar

´ a

con la maldad y transformar ´ a laTierra en un para

´ ıso. Adem

´ as, pro-

mueve la fe en el Rey reinante dedicho gobierno, Jesucristo, quienmuri

´ o para que pudi

´ eramos alcan-

zar la vida eterna. Esta publicaci ´ on,

editada sin interrupci ´ on desde 1879,

es pol ´ ıticamente neutral y reconoce

la Biblia como m ´ axima autoridad.

Esta publicaci ´ on se distribuye

como parte de una obra mun-

dial de educaci

´

on b

´

ıblica quese sostiene con donativos.Prohibida su venta.

Si desea hacer un donativo,visite jw.org.

A menos que se indique lo contrario, las citas

b ´ ıblicas se han tomado de la versi

´ on en lenguaje

moderno Traducci ´ on del Nuevo Mundo de las

Santas Escrituras (con referencias).

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´ on

o recibir en su hogar clases b ´ ıbli-

cas gratuitas?Visite jw.org o escriba a una delas direcciones indicadas abajo.

¿Lo sab ´ ıa? 9

La Biblia les cambi ´ o la vida

Aprend ´ ı a respetar a las mujeres y a respetar mi vida 10

Ejemplos de fe

“Estoy dispuesta a ir” 12

¿Qu ´ e dice la Biblia? 16

OTROS ART ´ ICULOS

Consuelo ante la muerte

¿Est ´ a mal llorar? 4

C ´ omo sobrellevar el duelo 5

C ´ omo dar consuelo 6

Los muertos resucitar ´ an 8

sM ´ AS INFORMACI ´ ON EN INTERNET

OTRAS PREGUNTASSOBRE LA BIBLIA

¿Por qu ´ e raz

´ on morimos?

(Vaya a ENSE ˜ NANZAS B

´ IBLICAS ˛

PREGUNTAS SOBRE LA BIBLIA)

r

http://www.jw.org/es


http://www.jw.org/finder?wtlocale=S&srcid=pdf






http://www.jw.org/finder?wtlocale=S&docid=1011202&srcid=pdf






















2016, N ´ UMERO 3

El comentario se lo hizo con buena intenci ´ on una am

ga de la familia. Pero como Bebe estaba muy apegad

a su padre, aquellas palabras, en lugar de aliviarla, l

lastimaron m ´ as. “¿C

´ omo va a ser lo mejor?”, se pregun

taba una y otra vez. A ˜ nos m ´ as tarde incluy ´ o esa an ´ ecdota en un libro, lo que indica que todav

´ ıa sufr

´ ı a l a p

´ e

dida.

Su historia demuestra que puede pasar mucho tiem

po hasta que se supera este dolor, especialmente si l

persona que falleci ´ o era alguien muy cercano. No sor

prende que la Biblia diga que la muerte es “el ´ ultim

enemigo” (1 Corintios 15:26). Irrumpe en nuestras v

das con una fuerza arrolladora, a menudo sin previ

aviso, arrancando de nuestro lado a quienes m ´ as ama

mos. Nadie se escapa de sus garras. Por eso, es normaque no sepamos c ´ omo actuar ante la muerte y sus es

tragos.

Tal vez se haya preguntado: “¿Cu ´ anto tiempo se ne

cesita para superar el duelo? ¿Qu ´ e se puede hacer par

soportarlo? ¿C ´ omo podemos ayudar a quien est

´ a pa

sando por este dolor? ¿Existe alguna esperanza par

nuestros seres queridos que han muerto?”.

TEMA DE PORTADA

Consuelo ante la muerte

“No llores, cari ˜ no... Dios

sabe qu ´ e es lo mejor”.

Esas palabras le fueron susurradas

al o ´ ıdo de una mujer llamada Bebe

en el funeral de su padre, quien

muri ´ o en un accidente de tr

´ afico.



¿Ha estado enfermo alguna vez? Quiz ´ as se recu-

per ´ o tan r

´ apido que pr

´ acticamente lo ha olvida-

do. En cambio, el duelo es diferente. El doctor

Alan Wolfelt, en su libro Healing a Spouse’s Grieving

Heart (Consuelo tras la muerte del c ´ onyuge), ex-

plica: “El dolor por la muerte no se supera. [...]

Pero con el paso del tiempo y el apoyo de otras

personas, el dolor ir ´ a disminuyendo”.

Veamos como ejemplo la reacci ´ on del patriar-

ca Abrah ´ an ante la muerte de su esposa Sara.

La Biblia dice que Abrah ´ an estuvo de duelo y llo-

r ´ o amargamente, lo que indica que superar aque-

lla p ´ erdida le tom ´ o alg ´ un tiempo.1 Otro ejemplo es

Jacob, a quien le hicieron creer que un animal sal-

vaje hab ´ ıa devorado a su hijo Jos

´ e. Estuvo de due-

lo por “muchos d ´ ıas” y ni su familia pod

´ ıa con-

solarlo. A ˜ nos despu

´ es segu

´ ıa angustiado por la

muerte de Jos ´ e (G

´ enesis 23:2; 37:34, 35; 42:36;

45:28).

Lo mismo les ocurre hoy d ´ ıa a muchas personas

1 Isaac, el hijo de Abrah ´ an, tambi ´ en estuvo de duelo por muchotiempo. Como podemos leer en el art ´ ıculo “Ejemplos de fe” de esta

revista, tres a ˜ nos despu ´ es de la muerte de Sara, su madre, ´ el todav ´ ıaestaba de duelo (G ´ enesis 24:67).

que sufren la p ´ erdida de un familiar o de un ami

go. Piense en los siguientes relatos.

“Mi esposo, Robert, muri ´ o en un accidente e

9 de julio de 2008. Aquella ma ˜ nana fue igual a

cualquier otra. Y como todos los d ´ ıas, despu

´ es de

desayunar nos despedimos con un beso, un abrazo

y un ‘te quiero’. Ya han pasado m ´ as de seis a

˜ nos, y

todav ´ ıa me duele la muerte de Rob. No s

´ e si alg ´ un

d ´ ıa lo superar ´ e” (Gail, de 60 a ˜ nos).

“Aunque ya hace dieciocho a ˜ nos que perd

´ ı a

mi querida esposa, todav ´ ıa la extra ˜ no y me duele

no tenerla a mi lado. Cuando veo algo hermoso enla naturaleza, me acuerdo de ella, y no puedo evi

tar pensar c ´ omo disfrutar ´ ıa de verlo” (Etienne, de

84 a ˜ nos).

Es normal que el dolor por la muerte de al

guien dure bastante tiempo. Cada persona vive e

duelo de manera diferente. Por eso no ser ´ ıa pru

dente juzgar la reacci ´ on de los dem ´ as ante una

tragedia. Tampoco deber ´ ıamos contener nuestra

emociones pensando que son exageradas. Ahora

bien, ¿hay algo que pueda ayudarnos a seguir ade

lante?

¿Est ´ a mal llorar?

Abrah ´ an llor

´ o

amargamente lap

´ erdida de Sara.



2016, N ´ UMERO 3

Hay muchos consejos sobre este tema, sin em-

bargo, no todos funcionan. Por ejemplo, tal vezalgunos le aconsejen que no llore y que no expre-

se sus sentimientos, mientras que otros insisti-

r ´ an en que d ´ e rienda suelta a sus emociones.

Ahora bien, el enfoque que presenta la Biblia es

m ´ as equilibrado y cuenta con el respaldo de estu-

dios modernos.

En algunas culturas se ve mal que los hombres

lloren. Pero ¿hay que avergonzarse de llorar en

p ´ ublico? Algunos especialistas en salud mental

reconocen que llorar forma parte del duelo. Poreso, pasar por todas las fases del duelo contribu-

ye a sobrellevar la p ´ erdida. Sin embargo, repri-

mir el dolor le puede hacer m ´ as da ˜ no que bien.

La Biblia no dice en ning ´ un pasaje que llorar est ´ e

mal o que los hombres no deban hacerlo. Piense

en Jes ´ us. Cuando su buen amigo L ´ azaro muri ´ o,

no le dio verg ¨ uenza llorar en p ´ ublico, aunque te-

n ´ ıa el poder de resucitar a los muertos (Juan 11:

33-35).

A menudo, el dolor se manifiesta con ataquesde ira, especialmente si se trata de una muer-

te repentina. Una persona puede sentirse furio-

sa por diferentes razones, como, por ejemplo,

cuando alguien a quien respeta le hace comenta-

rios desconsiderados o inoportunos. “Solo ten ´ ıa

14 a ˜ nos cuando muri ´ o mi padre —comenta Mike,

de Sud ´ africa—. En el funeral, el pastor anglicano

dijo que Dios necesita a los buenos en el cielo y

que por eso se los lleva.1 Aquel comentario me

enfureci ´ o, pues nosotros necesit ´ abamos much ´ ı-simo a mi padre. Aunque ya han pasado m ´ as de

sesenta a ˜ nos, esas palabras a ´ un me duelen”.

¿Y cuando hay sentimientos de culpa? En el

caso de una muerte inesperada, el doliente pu-

1 Esa doctrina no es b ´ ıblica. Las Escrituras ense ˜ nan que hay tresrazones por las que morimos (Eclesiast ´ es 9:11; Juan 8:44; Romanos5:12).

diera pensar: “Si yo hubiera hecho esto o aque

llo, no habr

´

ıa muerto”. O quiz

´

as se sienta a

´

um ´ as culpable porque la ´ ultima vez que hablaro

tuvieron una discusi ´ on.

Si lo atormentan los sentimientos de culpa

de rabia, no trate de reprimirlos. Desah ´ oguescon un amigo que lo escuche y que le ayude a en

tender que estos sentimientos son normales en

tre quienes pierden a un ser amado. La Biblinos recuerda: “Un compa ˜ nero verdadero ama e

todo tiempo, y es un hermano nacido para cuan

do hay angustia” (Proverbios 17:17).El mejor amigo en esos momentos es nuestrCreador, Jehov ´ a.

´ Abrale su coraz ´ on de par e

par porque “ ´ el se interesa” por usted (1 Pedr5:7). Si as ´ ı lo hace, ver ´ a c ´ omo se siente m acalmado, gracias a “la paz de Dios que super

a todo pensamiento” (Filipenses 4:6, 7). Adem ´ as, deje que Dios lo consuele mediante su Pala

bra, la Biblia. Le puede ser ´ util hacer una listcon vers ´ ıculos que lo fortalezcan y memoriza

unos cuantos (mire el recuadro). Meditar en esa

C ´ omo sobrellevar el duelo

˙ A Dios le duele verlo sufrir

(Salmo 55:22; 1 Pedro 5:7).

˙ Dios escucha con atenci ´ on los ruegos

de sus siervos (Salmo 86:5;1 Tesalonicenses 5:17).

˙ Dios desea volver a ver a quienes

han muerto (Job 14:13-15).

˙ Dios promete resucitar a los muertos

(Isa ´ ıas 26:19; Juan 5:28, 29).

EL CONSUELO DE LA BIBLIA



6 LA ATALAYA

¿Se ha sentido alguna vez impotente, sin sabec ´ omo ayudar a alguien que ha perdido a un ser

querido? Quiz ´ as no sepa qu ´ e decir o qu ´ e hacer

as ´ ı que al final ni dice ni hace nada. Pero hay cosas que s ´ ı puede hacer para ayudar.

A veces, es suficiente con estar presente y deci

“lo lamento”. En muchas culturas dar un abrazo oun apret ´ on de manos es un modo de expresar in

ter ´ es. Si quien est ´ a de duelo quiere hablar, esc ´ u

chelo con atenci ´ on. O mejor a ´ un, haga algo por l

familia, algo que quiz ´ as ellos no puedan hacer

como cocinar o cuidar de los ni ˜ nos, o ayude conlos preparativos del funeral si a ellos les parece

bien. Esas acciones dicen m ´ as que muchas pala

bras.

Con el tiempo, puede que sienta el deseo de

hablar del difunto, quiz ´ as recordando alguna desus cualidades o contando una bonita an ´ ecdota

El efecto de esas charlas puede ser muy bueno, ta

vez hasta logre sacarle una sonrisa a quien est ´ a deduelo. Eso es lo que le ocurre a Pam, quien perdi o

a su esposo, Ian, hace seis a ˜ nos. Ella comenta: “L

gente me cuenta cosas buenas que hizo Ian, cosa

que yo ni sab ´ ıa, y eso me hace sentir muy bien”.

C ´ omo dar consuelo

ideas puede ayudarle especialmente por la no-che, cuando est ´ e solo y no pueda dormir (Isa ´ ıas57:15).

Recientemente, un hombre de 40 a ˜ nos, aquien llamaremos Jack, perdi ´ o a su esposa v ´ ıcti-ma del c ´ ancer. A veces se siente terriblemen-te solo, pero la oraci ´ on le ha ayudado mucho.“Cuando hablo con Jehov ´ a, no me siento solo—reconoce—. A menudo me despierto por la no-che y no me puedo volver a dormir. Despu ´ es deleer una porci ´ on de la Biblia y reflexionar en ella,y de contarle a Dios mis sentimientos, me tran-quilizo. Finalmente, consigo que mi mente y co-

raz ´ on est ´ en en paz, y logro dormirme”.

Una joven llamada Vanessa, que perdi ´ o a sumadre por causa de una enfermedad, tambi ´ en hasentido la ayuda de la oraci ´ on. “En los peoremomentos —comenta—, lloraba sin parar y repet ´ ıa el nombre de Dios. Jehov ´ a oy ´ o mis ruegos ysiempre me ayud ´ o”.

Algunos especialistas en duelo recomiendanque quienes pasan por ese proceso dediquentiempo a ayudar a otros; por ejemplo, participando en alg ´ un servicio comunitario. Hacer esolos puede animar y aliviarles el dolor (Hecho20:35). Muchos cristianos que estaban de dueloreconocen que hacer cosas por los dem ´ as les ha

devuelto la alegr ´ ıa (2 Corintios 1:3, 4).



2016, N ´ UMERO 3

Algunos especialistas dicen que los dolientes re-ciben mucha ayuda al principio, pero despu ´ es deun tiempo, cuando sus amigos vuelven a la rutina,se olvidan de que siguen teniendo necesidades.Por lo tanto, mantenga la comunicaci ´ on con quie-nes est ´ an pasando por ese trance.1 Muchos queest ´ an de duelo agradecen poder hablar de sus sen-timientos cuando ya ha pasado alg ´ un tiempo.

F ´ ıjese en el caso de Kaori, una joven japonesa

que qued ´ o desolada cuando perdi ´ o a su madre yquince meses despu ´ es, a su hermana mayor. Feliz-

mente, recibi ´ o la ayuda constante de buenos ami-gos. Ritsuko, una amiga bastante mayor que ella,se ofreci ´ o para cuidarla como a una hija. “Franca-mente —comenta Kaori—, no me gust ´ o la idea.Madre solo hay una, y yo no quer ´ ıa que nadie

ocupara el lugar de la m ´ ıa. Pero por su manera detratarme, me encari ˜ n ´ e mucho con Ritsuko, quien

se convirti ´ o en alguien muy importante para m ´ ı.Todas las semanas predic ´ abamos juntas y tambi ´ en ´ ıbamos juntas a las reuniones cristianas. Me invi-taba a tomar el t ´ e, me tra ´ ıa comida y me escrib ´ ıatarjetas y cartas. El optimismo de ‘mam ´ a’ Ritsukome ayud ´ o mucho”.

Ya han pasado doce a ˜ nos desde que muri ´ o lamadre de Kaori. En la actualidad, ella y su espo-

so dedican gran parte de su tiempo a hablar dela Biblia a sus vecinos. “‘Mam ´ a’ Ritsuko sigue

pendiente de m ´ ı —comenta—. Cuando regreso acasa, voy a visitarla y disfruto mucho de su agra-

dable compa ˜ n ´ ıa”.

Poli, una testigo de Jehov ´ a de Chipre, tambi ´ ense ha beneficiado de la ayuda de los dem ´ as. Su es-poso, llamado Sozos, era un hombre cari ˜ noso yun pastor cristiano ejemplar. Sol ´ ıa invitar a sucasa a los hu ´ erfanos y a las viudas de la congrega-

ci ´ on para comer y pasar un rato agradable jun-tos (Santiago 1:27). Lamentablemente, muri ´ o a

los 53 a ˜ nos de un tumor cerebral. Poli reconoce:“He perdido a mi fiel compa ˜ nero, con quien pas ´ etreinta y tres a ˜ nos de mi vida”.

Despu ´ es del funeral, Poli se fue a vivir a Cana-

1 Hay quien anota en el calendario la fecha de la muerte para acor-darse de dar consuelo en esos d ´ ıas, que es cuando m ´ as se necesita.

d ´ a con su hijo menor, Daniel, de 15 a ˜ nos. All ´ ı empezaron a reunirse con los testigos de Jehov ´ a d

la localidad. “Aunque los hermanos de la congre

gaci ´ on no conoc ´ ıan las dificultades por las que ha

b ´ ıamos pasado, nos arroparon con sus palabra

amables y nos ofrecieron ayuda. ¡Qu ´ e oportun

fue aquello para mi hijo, que tanto necesitaba a s

padre! Los que estaban a cargo de la congregaci ´ o

se interesaron mucho por Daniel. Uno de ello

siempre lo invitaba para que disfrutara de un bue

rato en compa ˜ n ´ ıa de buenos amigos o para ir a jugar a la pelota”. En la actualidad, Poli y Daniel e

t ´ an bien y son felices.

Sin lugar a dudas, hay muchas maneras de ayu

dar y animar a quienes han perdido a seres quer

dos. Vea a continuaci ´ on c ´ omo la Biblia tambi ´ e

nos consuela al hablarnos de una maravillosa

emocionante esperanza para el futuro.

Busque maneras de ayudara quienes est

´ an de duelo.



8 LA ATALAYA

¿Recuerda a Gail, de quien hablamos en el segun-do art ´ ıculo de esta revista? Ella no sabe si superar ´ ala muerte de Rob, su esposo. Sin embargo, anhelael d ´ ıa en que pueda volver a verlo en el nuevo mun-do que Dios promete. “Mi texto b ´ ıblico favorito

—comenta— es Revelaci ´ on [Apocalipsis] 21:3, 4”.Esos vers ´ ıculos dicen: “Y Dios mismo estar ´ a conellos. Y limpiar ´ a toda l ´ agrima de sus ojos, y lamuerte no ser ´ a m ´ as, ni existir ´ a ya m ´ as lamento ni

clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”.

Gail a ˜ nade: “Esta promesa habla por s ´ ı misma.Siento compasi ´ on por la gente que ha perdido unser querido y que no conoce la esperanza de la re-surrecci ´ on”. Para demostrar que cree lo que dice,

Gail dedica gran parte de su tiempo a hablarles a

sus vecinos de la promesa divina de que en el futuro “la muerte no ser ´ a m ´ as”.

Quiz ´ as le parezca un sue ˜ no. Pero piense en e

ejemplo de Job, quien estuvo gravemente enfer

mo (Job 2:7). Aunque lleg ´ o al punto de desear la

muerte, confiaba en que Dios lo resucitar ´ ıa para

volver a vivir en la Tierra. Por eso dijo: “¡Oh que

en el sepulcro me ocultaras [...]! T ´ u llamar ´ as, y yo

mismo te responder ´ e. Por la obra de tus mano

sentir ´ as anhelo” (Job 14:13, 15, nota). Como ve

mos, Job no ten

´

ıa dudas de que Dios desear

´

ıa devolverle la vida.

Pues eso es lo que Dios har ´ a pronto con Job y

con millones de personas, cuando convierta este

planeta en un para ´ ıso (Lucas 23:42, 43). La Bi

blia promete: “Va a haber resurrecci ´ on” (Hecho

24:15). Adem ´ as, Jes ´ us afirm ´ o: “No se maravillen

de esto, porque viene la hora en que todos los que

est ´ an en las tumbas conmemorativas oir ´ an su vo

y saldr ´ an” (Juan 5:28, 29). Job ver ´ a el cumpli

miento de esta promesa. Entonces tendr ´ a la opor

tunidad de recuperar “su vigor juvenil” y su carne

ser ´ a “m ´ as fresca que en la juventud” (Job 33

24, 25). Lo mismo les ocurrir ´ a a todos aquello

que demuestren fe en esta bondadosa promesa de

Dios de resucitar a las personas en la Tierra.

Si ha sufrido la muerte de alguien cercano, lo

que hemos analizado no har ´ a que desaparezca su

dolor. Sin embargo, reflexionar en las promesas di

vinas que se hallan en la Biblia le dar ´ a la esperan

za y la fortaleza necesarias para seguir adelante(1 Tesalonicenses 4:13).

¿Le gustar ´ ıa saber qu ´ e m ´ as puede hacer para so

brellevar el dolor? ¿O se ha preguntado por qu e

permite Dios la maldad y el sufrimiento? En ese

caso, visite nuestro sitio de Internet jw.org y halla

r ´ a respuestas animadoras y consejos ´ utiles basa

dos en la Biblia. ˇ

Los muertos resucitar ´ an

Job estaba seguro de que Dios lo resucitar ´ ıa.



2016, N ´ UMERO 3

Jos ´ e, el carpintero de Nazaret, fue el padre adoptivo de Jes

´ us

¿Y de qui ´ en fue hijo Jos

´ e? La genealog

´ ıa de Jes

´ us que aparec

en el Evangelio de Mateo menciona a un tal Jacob, pero la qu

aparece en Lucas dice que era “hijo de Hel ´ ı”. ¿Por qu

´ e se da

dos nombres diferentes? (Lucas 3:23; Mateo 1:16).

Mateo escribi ´ o: “Jacob lleg

´ o a ser padre de Jos

´ e”. El t

´ e

mino griego que us ´ o significa que Jacob era el padre biol

´ ogic

de Jos ´ e. Mateo hizo un registro geneal

´ ogico de la familia d

Jos ´ e. Este registro demuestra que Jos

´ e era un heredero leg

´ ıt

mo del trono de David, derecho que pas ´ o a Jes

´ us, su hij

adoptivo.

Por su parte, Lucas escribi ´ o: “Jos

´ e, hijo de Hel

´ ı”. La expre

si ´ on puede entenderse “hijo pol

´ ıtico” o “yerno”. En Lucas 3:2

se menciona un caso similar. All ´ ı se dice que Sealtiel era “hij

de Ner ´ ı”, cuando en realidad era hijo de Jecon ´ ıas (1 Cr ´ onica3:17; Mateo 1:12). Al parecer, Sealtiel estaba casado con un

hija de Ner ´ ı de quien no se sabe el nombre, as

´ ı que en realida

era su yerno. Del mismo modo, Jos ´ e era “hijo” de Hel

´ ı por ha

berse casado con su hija Mar ´ ıa. As

´ ı que Lucas presenta el l

naje familiar de Jes ´ us “seg

´ un la carne”, a trav

´ es de Mar

´ı

(Romanos 1:3). Por lo tanto, la Biblia nos ofrece dos ramas ge

neal ´ ogicas de Jes

´ us, de las que podemos aprender mucho. ˇ

¿LO SAB ´ IA?

¿Qui ´ en fue el padre de Jos

´ e?

En Oriente Medio se utilizaba lana de oveja y pelo de cabra y d

camello para hacer tejidos. Los de lana eran los m ´ as comunes

de hecho, en la Biblia se habla de ovejas, del esquileo y de pren

das de lana (1 Samuel 25:2; 2 Reyes 3:4; Job 31:20). El lino, f

bra que se usa para fabricar la tela del mismo nombre, se cult

vaba en Egipto e Israel (G ´ enesis 41:42; Josu

´ e 2:6). La Bibli

no dice que los israelitas cultivaran algod ´ on, pero s

´ ı mencion

que este material se usaba en Persia (Ester 1:6). La seda er

muy cara, un producto de lujo que probablemente tra ´ ıan co

merciantes desde el Lejano Oriente (Revelaci ´ on [Apocalipsis

18:11, 12).

En cuanto a los colores, el Diccionario de la Biblia explica

“La lana [...] es por naturaleza de color negro y marr ´ on o s

mueve en la gama que va del ocre al blanco, pero tambi ´ en pue

de te ˜ nirse”. El tinte p

´ urpura era muy caro y se extra

´ ıa de cierto

moluscos marinos. Para fabricar tintes de color rojo, amarillo

azul y negro, se utilizaban plantas, ra ´ ıces, hojas y hasta insec

tos. ˇ

¿Qu ´ e tejidos y tintes exist

´ ıan

en tiempos b ´ ıblicos?

PRENDA DE LANA TE ˜ NIDA HALLADA

EN UNA CUEVA Y QUE DATADE ANTES DEL A

˜ NO 135.

Fot ´ ografa: Clara Amit, POR GENTILEZA DE LA

AUTORIDAD DE ANTIG ¨ UEDADES DE ISRAEL



10 LA ATALAYA

MI PASADO. Nac ´ ı en Mulhouse, en el noreste de Francia, y me

cri ´ e en un violento barrio obrero. Mis recuerdos de la ni

˜ nez son

de peleas entre familias del barrio. En la m ´ ıa, los hombres despre

ciaban a las mujeres y apenas las tomaban en cuenta. Me dec ´ ıan

que el lugar de la mujer era la cocina y que deb ´ ıa cuidar del espo

so y los hijos.

Mi infancia fue muy dif ´ ıcil. Cuando ten ´ ıa10a ˜ nos, muri ´ o mi pa

dre por su adicci ´ on al alcohol. Cinco a

˜ nos despu

´ es, se suicid

o

uno de mis hermanos mayores y presenci ´ e un asesinato en una

pelea familiar que me traumatiz ´ o. Algunos parientes me ense

˜ na

ron a usar navajas y pistolas y a pelear siempre que hiciera falta

Me convert ´ ı en un joven problem

´ atico, me tatu

´ e todo el cuerpo

y me hice alcoh ´ olico.

Con 16 a ˜ nos beb

´ ıa entre 10 y 15 cervezas al d

´ ıa y empec

´ e a

probar las drogas. Para costear mis vicios, vend ´ ıa chatarra y ro

baba. Con apenas 17 a ˜ nos, ya hab

´ ıa pasado por la c

´ arcel. En to

tal, estuve preso 18 veces por robo y violencia.

A los 20, mi situaci ´ on empeor ´ o. Llegu ´ e a fumar 20 cigarrillo

de marihuana diarios y consum ´ ıa hero

´ ına y otras sustancias ile

gales. Varias veces estuve a punto de morir de sobredosis. Tra

ficaba con drogas e iba siempre armado. En una ocasi ´ on le dis

par ´ e a un hombre; menos mal que la bala rebot ´ o en la hebilla d

su cintur ´ on. Cuando yo ten

´ ıa 24 a

˜ nos, mi madre muri

´ o y me

volv ´ ı a ´ un m

´ as agresivo. La gente se asustaba al verme y cruza

ba la calle. Muchos fines de semana acababa en la comisar ´ ıa

tras alguna pelea, o en el hospital para que me cosieran las he

ridas.Alos28a

˜ nos me cas

´ e y, claro, no trataba a mi esposa con res

peto. La insultaba y le pegaba. No le dedicaba nada de tiempo

pensaba que con cubrirla de joyas robadas era suficiente. Pero

entonces ocurri ´ o algo inesperado: ella empez

´ o a estudiar la Bi

blia con los testigos de Jehov ´ a. Despu ´ es de su primera clase

dej ´ o de fumar, no quiso dinero robado y me devolvi

´ o todas la

joyas. Yo le prohib ´ ı que estudiara la Biblia. Estaba hecho una fu

LA BIBLIA LES CAMBI ´ O LA VIDA

Aprend ´ ı a respetar

a las mujeres y arespetar mi vida

RELATADO POR

JOSEPH EHRENBOGEN

A ˜ NO DE NACIMIENTO

1960

PA ´ IS

FRANCIA

OTROS DATOS

ERA DROGADICTO, VIOLENTOY MALTRATABA A LAS MUJERES



ria; le echaba el humo del cigarrillo en la cara y laridiculizaba por todo el barrio.

Una noche, estando muy borracho, le prend ´ ı

fuego a nuestro apartamento. Mi esposa nos salv ´ o

de las llamas a m ´ ı y a nuestra hijita de cinco a

˜ nos.

Cuando se me pas ´ o la borrachera, me sent ´ ı terri-

blemente culpable. Estaba convencido de que Dios

jam ´ as me perdonar

´ ıa. Record

´ e que hab

´ ıa o

´ ıdo de-

cir a un sacerdote que los malos van al infierno.

Hasta mi psiquiatra me dijo: “Eres un caso perdi-do. No hay quien te salve”.

C ´ OMO LA BIBLIA ME CAMBI

´ O LA VIDA. Despu ´ es del

incendio, nos fuimos a vivir a la casa de mis suegros.

Los Testigos vinieron a ver a mi esposa, y yo les

pregunt ´ e si Dios perdonar

´ ıa mis pecados. Abrieron

la Biblia y me leyeron 1 Corintios 6:9-11. All

´

ı semencionan conductas que Dios condena, pero tam-

bi ´ en dice: “Eso era lo que algunos de ustedes eran”.

Aquellas palabras me dieron la confianza de que po-

dr ´ ıa cambiar. Los Testigos me leyeron 1 Juan 4:8

para mostrarme que Dios me quer ´ ıa. Eso me anim

´ o

tanto, que les ped ´ ı que me dieran clases de la Biblia

dos veces por semana y empec ´ e a asistir a sus reu

niones cristianas. Le oraba a Jehov ´ a todo el tiempo

En cuesti ´ on de un mes, me decid ´ ı a dejar las dro

gas y el alcohol. Pero mi cuerpo me los segu ´ ıa ex

giendo. Tuve s ´ ındrome de abstinencia, por lo qu

empec ´ e a sufrir fuertes migra ˜ nas, espasmos esto

macales y calambres, y a tener horribles pesadllas, entre otros s ´ ıntomas. Sin embargo, sent ´ ıa qu

Jehov ´ a me estaba sosteniendo y dando fuerzas

Me ocurr ´ ıa lo mismo que al ap

´ ostol Pablo, que dij

sobre la ayuda que Dios le dio: “Para todas las co

sas tengo la fuerza en virtud de aquel que mimparte poder” (Filipenses 4:13). Con el tiempo

tambi ´ en pude dejar el tabaco (2 Corintios 7:1).

La Biblia me ayud ´ o a recuperar el control de m

vida y a mejorar nuestra vida de familia. Empec ´ e

tratar a mi esposa con respeto y a decirle “por favor” y “gracias”. Tambi

´ en empec

´ e a pasar m

´a

tiempo con mi hija. Tras un a ˜ no estudiando la B

blia, segu ´ ı el ejemplo de mi esposa: decid

´ ı hacerm

testigo de Jehov ´ a y me bautic

´ e.

QU ´ E BENEFICIOS HE OBTENIDO. Estoy convenc

do de que la Biblia me salv ´ o la vida. Hasta mis pa

rientes que no son Testigos reconocen que, d

no ser por estos cambios, probablemente habr ´ı

muerto de sobredosis o en una pelea.

Nuestra vida de familia dio un giro total cuandempec ´ e a cumplir con mis responsabilidades d

esposo y padre, tal como ense ˜ na la Biblia (Efe

sios 5:25; 6:4). Empezamos a hacer cosas junto

Ya no pretendo que mi esposa est ´ e siempre e

la cocina; todo lo contrario, dedica mucho de stiempo a predicar, y a m ´ ı me encanta ayudarla. Po

su parte, ella me apoya para que pueda cumplicon mis tareas como anciano de congregaci ´ on.

El amor y la misericordia de Dios han cambiad

por completo mi vida. S ´ e que cualquier personpuede limpiar su vida y darle sentido gracias a lfuerza que da la Biblia. Por eso, deseo de todo co

raz ´ on hablarles de Jehov

´ a a quienes parecen caso

perdidos, porque yo era uno de ellos. La Biblia mha ense

˜ nado a tratar a todas las personas con res

peto, sean hombres o mujeres; pero tambi ´ en me h

ense ˜ nado a tratar mi vida con respeto. ˇMe encanta ayudar a la gentepara que encuentren sentido a su vida.

2016, N ´ UMERO 3 1



12 LA ATALAYA

AMEDIDA que cae la noche, Rebeca contempla

el escarpado paisaje que la rodea. Tras variassemanas de viaje, ya se est ´ a acostumbrando al ba-

lanceo del camello en el que va sentada. A cientosde kil ´ ometros al noreste ha quedado Har ´ an, el ho-

gar de su infancia. Quiz ´ as nunca m

´ as vuelva a ver

a su familia. Seguro que tiene muchas preguntassobre el futuro, en especial ahora que se acerca el

fin de su viaje.

La caravana ha atravesado gran parte de Cana ´ an

y ahora cruza la reseca tierra del N ´ egueb (G

´ enesis

24:62). El terreno quiz ´ as sea ´ arido para la agricul-

tura, pero bueno para la cr ´ ıa de ganado; as

´ ı que es

probable que Rebeca vea ovejas en el camino. Para

su anciano gu ´ ıa, el paisaje es muy familiar. Est

´ a en-

tusiasmado con todo lo que tiene que contarle a su

amo: ¡Rebeca ha aceptado casarse con Isaac! Sinembargo, ella estar ´ a pregunt ´ andose qu ´ e le esperaen esta tierra desconocida. ¿C ´ omo ser ´ a Isaac, su

prometido? ¡Ni siquiera se conocen! ¿Qu ´ e pensar

´ a

´ el cuando la vea? Y a ella, ¿le gustar ´ a Isaac?

En la actualidad, la idea de los matrimonios con-

certados puede sonar extra ˜ na en muchos lugares,

pero en otros, esas uniones son normales. M ´ as all ´ a

de cu ´ al sea la costumbre donde vivimos, no se

puede negar que Rebeca se dirig ´ ıa hacia un mundo

desconocido. Sin duda, fue una mujer de gran fe y

extraordinaria valent ´ ıa, dos cualidades que todos

necesitamos para enfrentarnos a los cambios de la

vida. Pero la fe de Rebeca revel ´ o otras cualidades

que hoy d ´ ıa no son muy comunes.

“TAMBI ´ EN PARA TUS CAMELLOS SACAR

´ E AGUA”

El gran cambio en la vida de Rebeca lleg ´ o de

forma inesperada, un d ´ ıa normal como cualquier

otro. Viv ´ ıa en Mesopotamia, en la ciudad de Ha

r ´ an o cerca de ella. Su familia no era como la gen

te de Har ´ an, que adoraban a Sin, el dios-luna

Su Dios era Jehov ´ a (G

´ enesis 24:50).

Rebeca era una muchacha muy atractiva. Pero

no se trataba solo de una cara bonita, estaba llena

de vida y se hab ´ ıa mantenido moralmente puraAunque su familia era adinerada y ten

´ ıan sirvien

tes, ella no era una ni ˜ na mimada ni la trataban

como a una princesa; le hab ´ ıan ense ˜ nado a traba

jar duro. Al igual que muchas mujeres de su ´ epo

ca, se encargaba de algunas tareas pesadas en e

hogar. Por ejemplo, al caer la tarde, iba al pozo

cargada con un c ´ antaro sobre los hombros a bus

car agua para la familia (G ´ enesis 24:11, 15, 16).

En una de estas ocasiones, despu ´ es de llenar su

recipiente, se le acerc ´ o corriendo un hombre mayor que le dijo: “Dame, por favor, un sorbito de

agua de tu jarro”. ¡Era un favor tan peque ˜ no y se

lo hab ´ ıa pedido con tanta amabilidad! Como se

notaba que el hombre ven ´ ıa de lejos, enseguida

baj ´ o el c ´ antaro para darle, no un sorbito, sino un

buen trago de agua fresca. Rebeca vio que el hom

bre hab ´ ıa llegado con una manada de 10 camello

y que no hab ´ ıa agua en el bebedero. Se dio cuenta

de que la observaba atentamente y quiso ser gene

rosa con ´ el. Le dijo: “Tambi ´ en para tus camellosacar

´ e agua hasta que acaben de beber” (G

´ enesi

24:17-19).

F ´ ıjese que no solo se ofreci

´ o a darles un poco d

agua a los camellos, sino a darles de beber hasta

que saciaran su sed. Un camello sediento puede

beber unos 95 litros (25 galones) de agua. As ´ ı que

a Rebeca le pod ´ ıan esperar varias horas de duro

EJEMPLOS DE FE REBECA

“Estoy dispuesta a ir”



trabajo. Por lo que ocurri ´ o despu

´ es, parece que los

camellos no ten ´ ıan tanta sed,1 pero ella no lo sa-

b ´ ıa cuando se ofreci ´ o a darles agua. Sin embargo,estaba dispuesta a hacer lo que fuera para mos-trarle hospitalidad a aquel forastero, quien acept

´ o

su ayuda. Rebeca iba y ven ´ ıa bajo la atenta mira-

da del anciano, llenando una y otra vez su c ´ an-taro para llevar agua al bebedero (G

´ enesis 24:

20, 21).

Hoy d ´ ıa aprendemos muy buenas lecciones del

ejemplo de Rebeca. Vivimos en una ´ epoca en la

que nadie piensa en el pr ´ ojimo. Como se predijo,las personas son ego

´ ıstas y no est

´ an dispuestas a

sacrificarse por los dem ´ as (2 Timoteo 3:1-5). Los

cristianos que quieren combatir esa tendencia de-ben imitar el ejemplo de esta joven del pasado, que

se desvivi ´ o por ayudar a un extra ˜ no.Seguro que Rebeca se dio cuenta de que el an-

ciano la observaba. No hab ´ ıa nada malo en aquella

mirada; m ´ as bien, indicaba que estaba sorprendido,

1 Ya estaba anocheciendo. Adem ´ as, el relato no da a entender quese demorara horas en el pozo ni que su familia estuviera durmiendocuando acab ´ o. Tampoco indica que alguien viniera a buscarla porquese hubiera retrasado mucho.

maravillado y feliz. Cuando ella acab ´ o, el hombre l

regal ´ o unas joyas valiosas y le pregunt

´ o: “¿De qui

´ e

eres hija? Inf ´ ormame, por favor. ¿Hay lugar en cas

de tu padre para que pasemos la noche?”. Cuand

le dijo a qu ´ e familia pertenec

´ ıa,

´ el se puso a ´ un m

´a

contento. Y Rebeca agreg ´ o, quiz

´ as llevada por e

entusiasmo: “Hay con nosotros paja, as ´ ı como tam

bi ´ en mucho forraje, tambi

´ en lugar donde pasar l

noche”. Esa era una propuesta muy generosa, y

que hab ´ ıa m ´ as personas viajando con el hombre

Por eso, la joven fue corriendo a contarle a su ma

dre lo sucedido (G ´ enesis 24:22-28, 32).

No hay duda de que hab ´ ıa aprendido en casa

ser hospitalaria. Esta es otra buena costumbre qu

se est ´ a perdiendo en la actualidad y otra raz

´ o

m ´ as para imitar la fe de esta amable muchacha

La fe en Dios nos debe motivar a ser hospitalario

como ´ el. Jehov

´ a es generoso con todos, y quie

re que sus siervos tambi ´ en lo seamos. Cuand

mostramos hospitalidad, especialmente a quiene

no nos lo pueden pagar de ning ´ un modo, nuestr

Padre se siente muy feliz (Mateo 5:44-46; 1 Pedr

4:9).

Rebeca era trabajadora y hospitalaria.



14 LA ATALAYA

“TIENES QUE TOMAR ESPOSA PARA MI HIJO”

Pero ¿qui ´ en es el anciano que lleg ´ o al pozo?

Se trata de un siervo de Abrah ´ an, t

´ ıo de Betuel, el

padre de Rebeca. As ´ ı que fue bien recibido en el

hogar de la familia. El nombre de este siervo pro-

bablemente fue Eliezer.1 Aunque el anfitri ´ on lo in-

vit ´ o a cenar, se neg ´ o a probar bocado hasta que les

explicara la raz ´ on de su visita (G

´ enesis 24:31-33).

Nos lo podemos imaginar hablando entusiasmado,

pues acababa de ver pruebas evidentes de que su

Dios, Jehov ´ a, hab ´ ıa bendecido su misi ´ on.

Imag ´ ınese a Eliezer contando el motivo de su vi-

sita, y a Betuel y a su hijo, Lab ´ an, que lo escuchan

sin pesta ˜ near. Les cuenta que Jehov ´ a ha bendeci-

do a su amo Abrah ´ an en Cana

´ an, y que este y su

esposa Sara tienen un hijo, Isaac, que heredar ´ a

todo. Abrah ´ an le hizo un encargo muy especial: ira Har ´ an, la tierra de su familia, y buscar una espo-

sa para Isaac (G ´ enesis 24:34-38).

Abrah ´ an le hab

´ ıa hecho jurar a Eliezer que

no elegir ´ ıa una esposa cananea para Isaac. ¿Por

qu ´ e? Porque los cananeos ni adoraban a Jehov ´ a

ni lo respetaban. Adem ´ as, Abrah

´ an sab

´ ıa que, a su

debido tiempo, Jehov ´ a los castigar ´ ıa por toda su

maldad; por eso no quer ´ ıa que Isaac tuviera nin-

g ´ un v ´ ınculo con aquel pueblo inmoral. Y tambi ´ en

sab ´ ıa que su hijo tendr ´ ıa un papel importante enlas promesas de Dios (G ´ enesis 15:16; 17:19; 24:

2-4).

Eliezer les cont ´ o a sus anfitriones que le hab

´ ıa

orado a Jehov ´ a cuando lleg ´ o al pozo. De hecho, le

pidi ´ o que escogiera la joven que quer

´ ıa para Isaac.

¿C ´ omo sabr

´ ıa la respuesta? Solicit

´ o que la joven

que Dios eligiera se acercara al pozo, y que cuan-

do ´ el le pidiera un poco de agua, ella le ofreciera,

adem ´ as, agua para sus camellos (G

´ enesis 24:12-

14). Y ¿qui ´ en hizo justo eso? No fue otra sinoRebeca. Imag

´ ınese c

´ omo se debi

´ o sentir ella si

lleg ´ o a escuchar lo que Eliezer le cont

´ o a su fami-

lia.

1 Aunque a Eliezer no se le menciona pornombre en el relato, todoindica que se trata de ´ el. Tiempo antes, Abrah ´ an hab ´ ıa pensado ha-cerlo su heredero en caso de no tener hijos. Seguramente se tratabadel sirviente de m

´ as edad y en el que m

´ as confiaba, justo la clase de

persona que se describe en este relato (G ´ enesis 15:2; 24:2-4).

Las palabras de Eliezer conmovieron a Betuel ya Lab

´ an, que dijeron: “De Jehov

´ a ha procedido

esta cosa”. Seg ´ un la costumbre de la ´ epoca, dieron

su aprobaci ´ on para que Rebeca se casara con Isaa

(G ´ enesis 24:50-54). ¿Quiere decir esto que Rebeca no tuvo ni voz ni voto en la decisi

´ on?

Eso es precisamente lo que, semanas antes

Eliezer le hab ´ ıa preguntado a Abrah

´ an: “¿Y si la

mujer no quiere venir conmigo?”. Abrah ´ an le respondi ´ o: “Llegar ´ as a estar libre de obligaci ´ on a m

por juramento” (G ´ enesis 24:39, 41). Del mismo

modo, en el hogar de Betuel, la opini ´ on de la joven

tambi ´ en import

´ o. ¿C

´ omo lo sabemos? Veamos

Eliezer estaba tan entusiasmado por el ´ exito de su

misi ´ on que, a la ma ˜ nana siguiente, pidi ´ o permiso

para regresar enseguida a Cana ´ an con Rebeca. Sin

embargo, la familia quer ´ ıa que ella se quedaracomo m ´ ınimo unos diez d ´ ıas m ´ as. As ´ ı que al finadijeron: “Llamemos a la muchacha, a ver qu

´ e dice

(G ´ enesis 24:57, Dios habla hoy ).

Se trat ´ o de un momento crucial en la vida de

Rebeca. ¿Qu ´ e responder ´ ıa ella? ¿Les rogar ´ ıa asu padre y a su hermano que no la mandaran

a un mundo desconocido? ¿O considerar ´ ıa que

era un privilegio participar en sucesos que sin

duda Jehov ´ a estaba dirigiendo? Su respuesta mos

tr ´ o lo que pensaba de este repentino, y hasta inti

midante, cambio de circunstancias, pues dijo: “Es

toy dispuesta a ir” (G ´ enesis 24:58).

¡Qu ´ e actitud tan admirable! Aunque nuestra

costumbres sobre el matrimonio tal vez sean muydiferentes, podemos aprender mucho de la histo

ria de Rebeca. Para ella era m ´ as importante la vo

luntad de Dios que sus propios deseos. La Bibliacontiene consejos muy pr

´ acticos sobre el matri

monio. Por ejemplo, habla de c ´ omo escoger un

buen c ´ onyuge y c ´ omo llegar a ser un buen esposo

o esposa (2 Corintios 6:14, 15; Efesios 5:28-33)

Sigamos el ejemplo de Rebeca y tratemos de hacelas cosas como Dios espera.

“¿QUI ´ EN ES AQUEL HOMBRE?”

La familia de Betuel le dio la bendici ´ on a su que

rida Rebeca. Entonces, D ´ ebora —la mujer que la

hab ´ ıa cuidado desde ni ˜ na— y algunas sirvienta



2016, N ´ UMERO 3 1

acompa ˜ naron a Rebeca y a Eliezer y sus hombres

(G ´ enesis 24:59-61; 35:8). No tardaron en dejar

Har ´ an atr

´ as. Se trataba de un viaje largo, de unos

800 kil ´ ometros (500 millas), que les debi

´ o tomar

unas tres semanas. Lo m ´ as probable es que se tra-

tara de un viaje inc ´ omodo. Seguramente, Rebe-

ca hab ´ ıa visto muchos camellos en su vida, pero

no podemos suponer que supiera montar en ellos.

Como muestra la Biblia, pertenec ´ ıa a una familia

de pastores, y no de comerciantes acostumbrados

a guiar caravanas de camellos (G ´ enesis 29:10).

Quienes montan un camello por primera vez se

suelen quejar de lo inc ´ omodo que es, incluso en

trayectos cortos.

En cualquier caso, Rebeca se habr ´ a concentrado

en el futuro y habr ´ a querido saber m

´ as sobre Isaac

y su familia. Piense en el anciano Eliezer conver-sando por las noches con la joven alrededor de

una fogata, habl ´ andole de la promesa que Dios

le hizo a Abrah ´ an: Dios levantar ´ ıa de la l ´ ınea de

Abrah ´ an una descendencia que traer

´ ıa bendicio-

nes para toda la humanidad. Imag ´ ınese c

´ omo le la-

tir ´ ıa el coraz

´ on a Rebeca al darse cuenta de que la

promesa de Dios se cumplir ´ ıa a trav

´ es de su futu-

ro esposo y, por lo tanto, tambi ´ en a trav ´ es de ella

(G ´ enesis 22:15-18).

Por fin llega el momento mencionado al princi-pio de este art

´ ıculo. La caravana avanza por el N

´ e-

gueb y la oscuridad empieza a cubrir la tierra. Re-

beca ve a un hombre caminando por el campo, que

parece estar meditando. Se baja del camello, dice el

relato, tal vez sin esperar ni siquiera a que el came-

llo se arrodille. Y le pregunta al anciano: “¿Qui ´ en es

aquel hombre que viene andando por el campo a

nuestro encuentro?”. Al enterarse de que es Isaac,

se cubre la cabeza con un manto (G ´ enesis 24:62-

65). ¿Por qu ´ e hace eso? Parece ser una muestrade respeto hacia su futuro esposo. Esta clase de

sumisi ´ on podr

´ ıa considerarse hoy anticuada. Sin

embargo, tanto hombres como mujeres podemos

aprender mucho del ejemplo de humildad de Re-

beca.

Isaac, que tiene unos 40 a ˜ nos, todav

´ ıa est

´ a de

duelo por su madre, Sara, que ha muerto hace

unos tres a ˜ nos. Podemos deducir que es un hom

bre cari ˜ noso y de buenos sentimientos. Para a

guien as ´ ı, casarse con una mujer trabajadora, hos

pitalaria y de car ´ acter humilde es todo un regalo

¿C ´ omo les ir ´ a juntos? La Biblia lo revela de un

forma muy sencilla: “ ´ El se enamor

´ o de ella” (G

e

nesis 24:67; 26:8).

Casi cuatro mil a ˜ nos despu ´ es, hasta para nosotros es f

´ acil encari

˜ narnos con el personaje d

Rebeca. No podemos m ´ as que sentir admiraci

´ o

por su valent ´ ıa, ganas de trabajar, hospitalida

y humildad. Todos, seamos j ´ ovenes o mayore

hombres o mujeres, estemos casados o soltero

podemos imitar la fe de esta extraordinaria mu

jer. ˇ

Rebeca mostr ´ o una humildad muy valiosa,

que hoy d ´ ıa es poco com

´ un.



¿QU ´ E ENSE

˜ NA

realmente

LA BIBLIA?

¿Tiene nombre Dios?

ALGUNAS PERSONAS DICEN que no tiene nombre,otras dicen que su nombre es Dios o Se

˜ nor, y

hay quienes creen que tiene cientos de nom-bres.

¿Qu

´

e dir

´

ıa usted?LO QUE DICE LA BIBLIA

“T ´ u, cuyo nombre es Jehov

´ a, t

´ u solo eres

el Alt ´ ısimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18

[82:19 o 83:19 en algunas versiones de laBiblia]).

¿QU ´ E M

´ AS DICE LA BIBLIA?

˙ Aunque Dios posee muchos t ´ ıtulos,

´ el mismo se

ha puesto un nombre ( ´ Exodo 3:15).

˙ Dios no es un misterio; ´ el desea que lo conozca-

mos (Hechos 17:27).

˙ Saber el nombre de Dios es el primer paso para

tener una amistad con ´ el (Santiago 4:8).

¿Hay algo de malo en decirel nombre de Dios?

¿QU ´ E RESPONDER

´ IA USTED?

˙ S ´ ı ˙ No ˙ Depende

LO QUE DICE LA BIBLIA“No debes tomar el nombre de Jehov ´ a

tu Dios de manera indigna” ( ´ Exodo 20:7).

Solo est ´ a mal usar el nombre de Dios si se

hace con falta de respeto (Jerem ´ ıas 29:9).

¿QU ´ E M

´ AS DICE LA BIBLIA?

˙ Jes ´ us sab

´ ıa cu

´ al era el nombre de Dios y lo usaba

(Juan 17:25, 26).

˙ Dios nos invita a dirigirnos a ´ el por su nombre

(Salmo 105:1).

˙ Los enemigos de Dios intentan que la gente olvide

su nombre (Jerem ´ ıas 23:27).

¿QU ´ E D ICE LA BIBLIA?

El nombre de Dios (resaltado) en un

manuscrito antiguo.

Quiero que me env ´ ıen el libro

¿Qu ´ e ense

˜ na realmente la Biblia?

Si desea m ´ as informaci

´ on,

consulte el cap ´ ıtulo 1 de este

libro, publicado por los testigosde Jehov

´ a.

Tambi ´ en disponible en jw.org.

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consuelo ante la muerte

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