+ All Categories
Home > Documents > Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

Date post: 11-Feb-2017
Category:
Upload: ngodiep
View: 215 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
12
b––·¥“fl¢/“fl?¥ƒ?u“fl/‚›¢/“fl …?rƒ·„“/“–?r–/“¢›
Transcript
Page 1: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...
Page 2: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

2 TukariEspacio de comunicación intercultural

Edito

rial

DirectorioDr. Marco Antonio Cortés Guardado

Rector General

Dr. Miguel Ángel Navarro NavarroVicerrector Ejecutivo

Lic. José Alfredo Peña RamosSecretario General

Mtro. Enrique Solórzano CarrilloCoordinador de Vinculación y

Servicio Social

Lic. Juan Manuel César Díaz GalvánJefe de la Unidad de Apoyo a las

Comunidades Indígenas

Lic. Adriana Ivonne Alzaga MontesResponsable del Área de Difusión

Lic. Ramón Michelle Pérez MárquezDirector General Tukari Lic. Silvia Medina ToscanoDra. Lina Gómez Contreras

CorrecciónJavier Procopio Velázquez

Portada

Espacio de comunicación intercultural de la Unidad de Apoyo a las Comunidades Indígenas. Casa Hidalgo II 2do. piso. Av. Hidalgo # 919, Col. Centro, Guadalajara,

Jalisco, México. Tel: (0133) 31342275

[email protected]. www.tukari.udg.mx

Con motivo de la celebración de la quinta sesión de La Cátedra sobre Multiculturalidad, “Cri-

sis civilizatoria: principales tendencias de nuestro tiempo” y El Seminario de Estu-dios de Pueblos Indios: “Luchas indíge-nas contra la mercantilización de la vida: acciones y desafíos” quienes elaboramos la Revista Tukari decidimos publicar un compilado de artículos de análisis sobre estos temas con la finalidad de enrique-cer la discusión que este 12, 13 y 14 de noviembre promueve la Coordinación de Vinculación y el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

Así en este número, publicamos las re-flexiones de Edgardo Lander sobre los (difíciles) retos de las organizaciones indígenas andinas ante los gobiernos de izquierda, retos que hacen evidentes los desafíos que enfrentan países latinoa-mericanos como Bolivia, Ecuador y Ve-nezuela en relación a las expectativas de cambio exigidos desde los movimientos indígenas.

Hemos incluido un interesante artículo de Miriam Lang, directora de la Funda-ción Rosa Luxemburg en la región andi-na, quien nos comparte su análisis sobre los graves conflictos internos que se pre-sentan en los llamados países “progresis-tas” del sur, donde los derechos colecti-vos como el de la naturaleza y de respeto a la Pachamama, así como los de con-sulta previa para los pueblos indígenas, chocan frontalmente con la demanda agresiva de materias primas para satis-facer proyectos de inversión social como educación, salud, infraestructura e inclu-sión social de los sectores más pobres de la región.

Más allá de la paradoja latinoamericana entre derechos de la Madre Tierra e in-versión social, es evidente la escalada en la actual crisis civilizatoria del capitalis-mo mundial, que desde la postura eco-lógica, coloca al movimiento indígena latinoamericano en una posición de van-guardia planetaria que levanta banderas universales para la sobrevivencia de la humanidad y del planeta, ello es aborda-do en el excelente artículo que nos com-parte desde Perú, la doctora en ciencia política Mónica Bruckmann, incluido en esta edición.

Incluimos también un excelente artícu-lo de la especialista en derecho indíge-na Magdalena Gómez, quien nos invita a reflexionar sobre el papel del Estado mexicano “moderno” frente a la deuda histórica que viven los pueblos indíge-nas, en particular el agravio al pueblo wixárika por la existencia de actividades mineras en el sitio sagrado de Wirikuta.

En el contenido de este número, se plan-tea otra respuesta al actual modelo de desarrollo hegemónico que ha surgido y se desarrolla en el estado de Jalisco, México. Esta iniciativa nace para fortale-cer la agricultura familiar y la sustenta-bilidad comunitaria en la región, se trata del encuentro campesino “Sin tierra no hay maíz; queremos heredar tierra, no lucha.” Desarrollado el 06 y 07 de octu-bre en el Ejido San Isidro, municipio de San Gabriel. El doctor Jaime Morales nos explica las demandas de este movimien-to que exige entre otras cosas, la cancela-ción de las siembras de maíz transgénico, las políticas públicas en favor de la so-beranía alimentaria, el cumplimiento del derecho a la alimentación y la promoción de la agricultura campesina sustentable.

En resumen, en esta edición de la revis-ta Tukari nos proponemos promover el debate sobre la actual crisis del modelo capitalista civilizatorio y los procesos de cambio que en la última década en Amé-rica Latina, se orientan en una dirección decolonial, cambios que se enfrentan a la enorme responsabilidad de construir una nueva organización social, cultural y política de vida colectiva, que sea pluri e intercultural capaz de vivir en armonía con la Madre Tierra.

Page 3: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

3Tukari Espacio de comunicación intercultural

Por: Fortino Domínguez Rueda*

El próximo 12 de noviembre, en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, contaremos con la

presencia del Dr. Edgardo Lander, uno de los miembros destacados del proyecto Modernidad/Colonialidad, grupo confor-mado por intelectuales latinoamericanos que han elaborado una de las reflexiones teóricas más originales del continente americano en los últimos tiempos como lo es, la perspectiva de la colonialidad. Es justo en esta comunidad de argumenta-ción –como la ha nombrado Arturo Es-cobar– que ha desarrollado sus análisis sobre la crisis civilizatoria provocada por el sistema capitalista de largo aliento.

En la actualidad, el Dr. Lander se de- sempeña como profesor titular en la Uni-versidad Central de Venezuela. En dicha institución forma parte del Consejo Edi-torial de la Revista Venezolana de Eco-nomía y Ciencias Sociales. Asimismo, es investigador asociado del Transnational Institute y además funge como asesor de la comisión venezolana que negocia el Área de Libre Comercio de las Amé-ricas.

Entre sus publicaciones destacan Moder-nidad y Universalismo. Pensamiento crítico: un diálogo interregional 1 (editor, 1991); Neoliberalismo, sociedad civil y democracia. Ensayos sobre América Latina y Venezue-la (1995); La democracia en las ciencias socia-les latinoamericanas contemporánea (1997) y La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamerica-nas (compilador, 2000). Cabe apuntar que cuenta con una extensa producción de artículos y ensayos, mismos que han sido publicados en distintas revistas y medios electrónicos del mundo.

El Dr. Lander ha realizado estudios don-de aborda la relación intrínseca entre la producción de conocimiento y la empre-sa de colonización del continente ame-ricano en el horizonte de 500 años. Una muestra de ello, es la articulación del concepto de colonialidad del saber, el cual le sirve para explorar los dispositivos de control que Europa generó para imagi-nar y subalternizar a sus “otros” desde el horizonte epistemológico. Por ello nos recuerda “Con el inicio del colonialismo en América comienza no sólo la organi-zación colonial del mundo, sino simultá-neamente, la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del ima-ginario”. (Lander 2000).

A propósito de estos tiem-pos bélicos, donde nues-tro país figura como ejemplo paradigmático, las reflexiones de Lander tienen gran relevancia. En ellas se nos habla sobre las transfor-maciones que hacen posible el manteni-miento de una guerra permanente o gue-rra sin fin.

El cambio de la eliminación de reclutas en el ejército por la sustitución de meca-nismo de enlistamiento voluntario basa-dos en incentivos económicos, así como la aparición de la subcontratación, han generado una nueva forma de mercena-rios que se adaptan a la guerra del libre mercado.

Durante los últimos años, se ha enfocado en estudiar los cambios que han acelera-do la crisis civilizatoria y ambiental de nuestro tiempo, es así como sus investi-gaciones están dirigidas a identificar las transformaciones en la producción de alimentos, en la generación de biocom-bustibles así como en la excesiva explota-ción de los recursos naturales. Por tanto, su visita a nuestra Casa de Estudios, nos abre la posibilidad de entrar en contacto con una de las perspectivas más críticas e innovadoras que se han erigido desde América Latina.

Por ello, celebramos su estancia en la ciudad y esperamos

que los trabajos de la Cátedra de la Mul-

ticulturalidad así como el Seminario de Estudios de Pueblos Indios (donde compar-tirá la reflexión

con la Dra. María Bertely) sean pro-

ductivos y detonen una reflexión entre la

comunidad estudiantil.

*Migrante zoque originario de Chapultenan-go, Chiapas. Licenciado en Historia por la Universidad de Guadalajara. Maestro en An-tropología Social por el CIESAS Occidente. Actualmente se desempeña como Coordina-dor del Área de Vinculación de la Universi-dad Veracruzana Intercultural, con sede en Xalapa, Veracruz, México. Asimismo, es el coordinador del Seminario de Estudios de Pueblos Indios en la Universidad de Guada-lajara, México.

Crisis civilizatoria y las apuestas decoloniales de Edgardo Lander

El Dr. Edgardo Lander se

desempeña como profesor

titular en la Universidad

Central de Venezuela. En

dicha institución forma

parte del Consejo editorial

de la revista Venezolana

de Economía y Ciencias

Sociales. Asimismo, es

investigador asociado del

Transnational Institute y

además funge como asesor

de la comisión venezolana

que negocia el Área de Libre

Comercio de las Américas.

En c

onte

xto

Page 4: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

4 TukariEspacio de comunicación intercultural

Por Mónica Bruckmann*

La crisis mundial contemporánea no sólo se manifiesta en su di-mensión económica y principal-

mente financiera, sino que representa también una profunda crisis civilizatoria del capitalismo mundial como modo de organización de la sociedad y como for-ma de producir conocimiento, al mismo tiempo que cuestiona fuertemente el sis-tema de poder en el planeta. Asistimos a la decadencia de un sistema hegemónico unipolar que necesita cada vez más de la intervención militar brutal para validar su condición de dominación, convirtien-do la civilización occidental en una fábri-ca de barbarie y de políticas de irrespeto a los principios fundamentales de convi-vencia de la humanidad.

La visión eurocéntricaEn la base de este sistema de dominación se ubica la perspectiva eurocéntrica como fundamento ideológico y como forma de producción y control de la subjetivi-dad de las sociedades. La producción y reproducción de la vida material de los pueblos y la elaboración de sus imagina-rios están dominados por la idea de que la civilización occidental es el único mo-delo civilizatorio del planeta, y que todas las demás civilizaciones, sin importar su nivel de elaboración y complejidad, su grado de desarrollo o sus aportes a la humanidad, son consideradas apenas culturas atrasadas respecto al modelo impuesto.

¿Modernidad vs atraso?En América Latina la idea de moderni-dad, como modo de existencia social y como patrón de desarrollo, surge en el centro mismo del sistema colonial y como parte integrante de esta estructura

Civilización y modernidad: El movimiento indígena

de dominación y de poder. Se convierte en un mecanismo legitimador que impo-ne la civilización occidental como la úni-ca vía de alcanzar el llamado “progreso”. Todo aquello que estuviera fuera de esta visión y de esta forma de organización social, era considerado pre-moderno o atrasado.

Esta noción de modernidad, insertada orgánicamente a la estructura de poder colonial, tuvo una enorme capacidad destructora y desarticuladora de las so-ciedades originarias latinoamericanas. En nombre de la modernidad, se des-truyeron estructuras enteras de conoci-miento y sabiduría milenaria, así como avanzados modos de producción agríco-la y formas de organización social comu-nitarias. Se puso en práctica una acción sistemática de destrucción de la memoria colectiva de los pueblos y civilizaciones americanas, de su imaginario histórico y de su propia percepción de pasado y futuro.

Si América Latina fue el lugar desde don-de se generó la acumulación de capital y las bases materiales para la construcción de la Europa Occidental como centro hegemónico mundial a partir del siglo XVI, ahora la región donde se están de-sarrollando los nuevos elementos para la construcción de una civilización plane-taria, más equilibrada e inclusiva, capaz de romper radicalmente con la herencia colonial y la visión eurocéntrica.

Movimiento indígena latinoamericanoEl movimiento indígena es quizás uno de los elementos más transformadores de esta densa realidad latinoamericana contemporánea. Éste se construye como un movimiento social de dimensión re-gional con un profundo contenido uni-

versal y una visión global de los procesos sociales y políticos mundiales. Al mismo tiempo, ha dejado de ser un movimiento de resistencia para desarrollar una estra-tegia ofensiva de lucha por el gobierno y el poder, especialmente en la región an-dina de América del Sur. A partir de una profunda crítica y ruptura respecto a la visión eurocéntrica, a su racionalidad, a su modelo de modernidad y desarrollo inserto en la estructura de poder colonial, el movimiento indígena latinoamericano se plantea como un movimiento civiliza-torio, capaz de recuperar el legado histó-rico de las civilizaciones originarias para reelaborar, no una, sino varias identida-des latinoamericanas.

El Estado plurinacional como proyecto políticoLa plurinacionalidad, planteada como bandera política por el movimiento indí-gena de los años 90, ha sido asumida por las fuerzas progresistas de países como Bolivia y Ecuador, lo que ha permitido un amplio movimiento político y social capaz de aprobar en plebiscitos naciona-les o a través de asambleas constituyen-tes, esta nueva forma política e institucio-nal de Estado. El Estado Plurinacional se plantea como proyecto político que cues-tiona profundamente la visión homoge-nizadora del Estado-nación y con ello, la tradición política occidental en América Latina. Este nuevo modelo de Estado es profundamente incluyente. Basado en el principio de “unidad en la diversidad”, reconoce la existencia de múltiples nacio-nalidades, culturas, lenguas, religiones, y formas de espiritualidad. Incorpora las formas comunales de organización y autoridad en la propia institucionalidad del Estado, constituyendo una experien-cia política absolutamente nueva en la región. O

pini

ón

En América Latina se

están desarrollando los

nuevos elementos para

la construcción de una

civilización planetaria,

más equilibrada e

inclusiva, capaz de romper

radicalmente con la

herencia colonial y la visión

eurocéntrica.

Page 5: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

5Tukari Espacio de comunicación intercultural

La tierra que nos acogeCon un sentido muy profundo en la cos-movisión y en la forma misma de exis-tencia de los pueblos indígenas, la Tierra es la “madre que nos acoge” o “Pacha-mama”, el espacio donde la vida se crea y se recrea. En la visión indígena, el hom-bre debe “criar a la madre tierra y dejar-se criar por ella”. Esta relación profunda entre el hombre y la tierra como fuente de vida, se contrapuso radicalmente a la visión del colonizador que veía la tierra como objeto de posesión y espacio de saqueo y extracción de metales y pie-dras preciosas, objeto de depredación. Estas visiones contrapuestas produjeron enormes tensiones y sufrimientos en los pueblos indígenas de nuestro continente, pues fue el trabajo esclavo en las minas, uno de los principales mecanismo de ex-terminio de las poblaciones indígenas en nuestro continente.

Después de varios siglos de resistencia, el movimiento indígena contemporáneo re-cupera el sentido fecundo de su relación con la tierra, exigiendo el respeto a ésta como fuente de vida. Se trata entonces de preservar la tierra, el medio ambiente en que vivimos, el espacio donde nues-tros hijos nacen y crecen, donde la flo-ra y fauna nativa debe ser aprovechada por el hombre con un sentido de respeto y preservación. Esta postura ecológica,

que corresponde a una visión milenaria del mundo, coloca al movimiento indí-gena latinoamericano en una posición de vanguardia planetaria, que levanta ban-deras universales para la sobrevivencia de la humanidad y del planeta, que exige que la extracción de recursos naturales y energéticos se realice sin depredar la tie-rra y favoreciendo principalmente a las poblaciones que viven en los territorios donde estos recursos se encuentran.

De esta manera, la vida y el ser huma-no se elevan a la condición de valores fundamentales para la organización de la sociedad y de un nuevo modelo de desarrollo y proyecto colectivo de futu-ro, sintetizado en el principio indígena del “buen vivir”.

Descolonialidad del poder: “mandar obedeciendo”La organización comunitaria, el principio de la reciprocidad y la solidaridad social, son características de algunas sociedades indígenas precoloniales, que han sido re-tomadas por el movimiento indígena la-tinoamericano como prácticas cotidianas que afirman un legado civilizatorio y una forma propia de ver el mundo. Al mismo tiempo se crean nuevas formas de auto-ridad colectiva y de autogobierno comu-nitario que rescata la comunidad como fuente de todo y cualquier poder y el po-

der del individuo sometido a la comuni-dad. Un ejemplo de estas nuevas formas de autoridad y ejercicio del poder han sido dadas por el Movimiento Zapatista en México, con el principio de “mandar obedeciendo”, que refleja claramente es-tas dos dimensiones de la autoridad.

Estamos pues frente a enormes desa-fíos. Tal vez una de las principales tareas emancipadoras consiste en liberarnos del eurocentrismo como visión del mun-do y como estructura de producción de conocimiento. Se hace necesario reelabo-rar nuestra historia y recuperar nuestra memoria colectiva y legado civilizatorio para construir nuestros propios modelos de desarrollo y proyector de futuro. El movimiento indígena nos ofrece enor-mes potencialidades y, por la profundi-dad de su propuesta y de su praxis, abre un nuevo horizonte histórico en América Latina y en el mundo.

*Socióloga peruana, doctora en ciencia polí-tica por la Universidad Federal Fluminense (Brasil) e investigadora de la Cátedra y Red UNESCO/UNU sobre Economía Global y Desarrollo Sustentable – REGGEN.

Resumen del artículo publicado en la Agencia Latinoamericana de Información (alainet.org) el 03 de agosto de 2009.

El Estado Plurinacional

cuestiona profundamente la

visión homogenizadora del

Estado-nación y con ello, la

tradición política occidental

en América Latina. Este

nuevo modelo de Estado es

profundamente incluyente.

Basado en el principio de

“unidad en la diversidad”.

Foto: Colectivo CASA.

Día Internacional de los

Pueblos Indígenas.

Agosto 2012

Page 6: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

6 TukariEspacio de comunicación intercultural

Edgardo Lander

Reflexiones sobre los (difíciles) retos de las organizaciones indígenas andinas ante los gobiernos de izquierda o “pro-gresistas”

El movimiento y las organizaciones indígenas del mundo andino están confrontando en estos años retos his-

tóricamente inéditos. Después de cinco siglos de hegemonía de un orden colonial racista (en sus dos fases de colonialismo español y orden colonial republicano), se han iniciado/acelerado en esta última década procesos de cambio que apuntan en una dirección deco-lonial. Esto ha sido el resultado de vigorosos procesos político-organizativos indígenas, así como de las alianzas y convergencias con un amplio espectro de movimientos y organiza-ciones populares en todo el continente: con-frontación a gobiernos neoliberales, la lucha contra el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), los Foros Sociales Mun-diales y de las Américas, luchas del movi-miento campesino...

La expresión más visible y rica de estos desplazamientos lo comprenden las nue-vas constituciones de Ecuador y Bolivia en las cuales, cuestionando 500 años de monocultura occidental, se establecen las bases para la decolonización de esos Es-tados y la construcción de Estados Inter-culturales y Plurinacionales.

La experiencia de los movimientos indí-genas con estos gobiernos de cambio ha sido compleja y contradictoria. Ha que-dado claro que mucho más fácil era la transformación (aun muy radical) de los textos constitucionales, que la ejecución de políticas públicas coherentes con lo establecido en dichos textos.

Las expectativas de sectores amplios de la población con relación a un Estado popular y democrático siguen siendo, en muchos sentidos, las mismas. Se espe-ra que el Estado responda a una deuda social acumulada por siglos, y que dé cuenta de las demandas de los sectores históricamente excluidos en términos de alimentación, educación, acceso a ser-vicios de salud y seguridad social. Estas políticas públicas no pueden realizarse sin un creciente ingreso fiscal que, en es-tos países, tiene como fuente principal a las actividades extractivas.

En la lógica de la decolonización tienen prioridad la plurinacionalidad, los de-rechos a las diferencias, los derechos de los pueblos indígenas sobre sus propios territorios, el pluralismo jurídico, el re-chazo al desarrollismo, al extractivismo, así como el respeto a los derechos de la Madre Tierra. La lucha por la decoloni-zación apunta hacia una profunda trans-formación civilizatoria que cuestiona no sólo al capitalismo sino a los patrones productivos y de conocimiento de la cul-tura occidental dominante, todo queda sintetizado en la noción del buen vivir.

De la forma como logren (o no) articu-larse y retro-alimentarse estas lógicas de transformación social, dependerá el fu-turo de estos procesos de cambio. La tra-dición de lucha y los proyectos políticos que están asociados a la idea del socia-lismo no son fácilmente compatibles con los proyectos históricos de la decoloni-zación: corresponden a historias, sujetos sociopolíticos e imaginarios diferentes.

Los gobiernos de Ecuador y Bolivia se en-cuentran enfrentados a las transnaciona-les, a las amenazas imperiales, a la acción desestabilizadora de los grupos sociales privilegiados de esas sociedades. Los medios de comunicación corporativos continúan reproduciendo/profundizan-do la cultura colonial que ha sido histó-ricamente dominante. Esto define lo fun-damental de la confrontación entre estos gobiernos por un lado y a los partidos de oposición y los empresarios por el otro.

En estos años no han sido pocos los moti-vos de desacuerdo entre las organizacio-nes indígenas y los gobiernos de izquier-da. La política del gobierno venezolano hacia los pueblos indígenas ilustra con claridad estas tensiones.

Crisis civilizatoria. Tendencias de nuestro tiempo.

“En estos años no han

sido pocos los motivos

de desacuerdo entre las

organizaciones indígenas y

los gobiernos de izquierda”.

Tem

a ce

ntra

l

Asambleistas Indígenas

bolivianos de Totora Marka

(Oruro) uno de los cinco

municipios en converción

a la Autonomía Indígena

Originario Campesina

(AIOC).

Foto: Javier Badani

Page 7: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

7Tukari Espacio de comunicación intercultural

El eje principal de ésta ha sido el impulso de los Consejos Comunales y las Comu-nas Socialistas, lo que pasa por el desco-nocimiento los liderazgos tradicionales de las comunidades y pueblos indígenas. En los hechos, esta política está orientada más hacia incorporación de los pueblos indígenas, a la homogeneización cultu-ral, a la creación de ciudadanos venezo-lanos igual que los demás, que al reco-nocimiento del derecho a la diferencia y el carácter multiétnico y pluricultural del Estado, tal como está establecido en la Constitución del año 1999.

El gobierno de Evo Morales se ha coloca-do a la cabeza de la lucha global contra el cambio climático, elaborando y articu-lando sus posturas en forma conjunta con los movimientos y organizaciones que en todo el mundo luchan por la justicia ambiental y en contra de la lógica depre-dadora que avanza aceleradamente en la destrucción de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra.

La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra realizada en Cocha-bamba (abril 2010), ha logrado colocar las demandas de comunidades y pueblos en el centro de las negociaciones interna-cionales sobre cambio climático. La con-ferencia ha contribuido muy significati-vamente a deslegitimar las soluciones de mercado (mercado de carbono y otras) y las respuestas tecnológicas que las cor-

poraciones transnacionales y los gobier-nos del Norte geopolítico que han venido imponiendo como falsas soluciones a la crisis ambiental planetaria con el fin de obviar sus responsabilidades históricas y presentes por la sistemática destrucción del planeta.

Sin embargo, persisten los conflictos, principalmente en torno a la gran mine-ría, a la explotación de hidrocarburos (en especial a propósito de las nuevas con-cesiones de exploración y explotación en la Amazonia) y mega proyectos de carre-teras y represas asociados al modelo del IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Suramericana).

Las aspiraciones históricas de los pue-blos indígenas, la necesidad de preser-vación de su autonomía y la agenda de sus movimientos, no está de modo algu-no garantizada ni por las constituciones, ni por la política de estos gobiernos. Ello depende de la correlación de fuerzas en el conjunto de la sociedad, de las alianzas que las organizaciones indígenas puedan conservar y/o construir con otros secto-res del movimiento popular.

Es fundamental que las organizaciones indígenas abran un debate más amplio sobre este nuevo y complejo contexto geopolítico global, regional y nacional, y sobre la mejor forma de avanzar en la construcción de la agenda histórica de sus pueblos.

Ante lo que aparece como crisis terminal del modelo civilizatorio depredador del capitalismo, está en juego la construcción de una nueva hegemonía cultural para el conjunto de la sociedad, una organiza-ción democrática de la vida colectiva que sea pluricultural y capaz de vivir en ar-monía con la Madre Tierra. No basta con una nueva constitución o un cambio de gobierno. Esto constituye un complejo proceso de transformación cultural, no puede, de modo alguno, ser reducido a la acción de las políticas públicas, ni puede esperarse que ocurra en términos inme-diatos.

Las urgencias que plantea la actual cri-sis civilizatoria y los acelerados procesos depredadores de destrucción del plane-ta, no permiten posponer hacia un futu-ro, ni siquiera de mediano plazo, la tarea de detener la maquinaria destructora del capitalismo depredador. Para ello es in-dispensable contar con todas las alianzas posibles. Son indispensables políticas que, a pesar de los inevitables obstáculos que se enfrentan y seguirán enfrentando, le den prioridad a los objetivos funda-mentales sobre los conflictos coyuntura-les. Es necesario superar los maniqueís-mos abstractos.

Caracas, noviembre de 2010.

Estracto del artículo publicado en la Agen-cia Latinoamericana de Información, el 16 de junio de 2012 (alianet.org).

“Es fundamental que las

organizaciones indígenas

abran un debate más amplio

sobre este nuevo y complejo

contexto geopolítico global,

regional y nacional y sobre

la mejor forma de avanzar

en la construcción de la

agenda histórica de sus

pueblos”.

Indígenas de Venezuela

celebran el Bicentenario

de la Declaración de

Independencia.

20 abril 2010

Foto: ABN

Page 8: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

8 TukariEspacio de comunicación intercultural

Miriam Lang*

Los movimientos sociales del Sur global no sólo resisten a la arre-metida en curso de acumulación

por desposesión, sino que expresan la ur-gencia de buscar alternativas fundamen-tales al sistema mundo actual. Urgencia, sí, porque la destrucción del planeta bajo el mantra del crecimiento económico es cada vez más acelerada, ya que las lógi-cas de los mercados financieros exigen ganancias en plazos cada vez más absur-damente cortos. A esta múltiple crisis se le ha reconocido como crisis civilizato-ria.

En este panorama mundial, América La-tina presenta constelaciones políticas ex-cepcionales. Tan solo en la región andina, cuatro de cinco países cuentan hoy con gobiernos que se propusieron una ruptu-ra con el modelo neoliberal y con la lógi-ca de saqueo desvergonzado que practi-caban las viejas élites, hasta hace poco.

Tres países: Bolivia, Ecuador y Venezue-la, construyeron colectivamente nuevas Constituciones. Los nuevos gobiernos solamente pudieron ganar elecciones al cabo de largos procesos de lucha so-cial, cuyos protagonistas no fueron las izquierdas tradicionales ni los partidos, sino movimientos de campesinos, de mujeres, de pobladores y de indígenas que lograron trascender sus demandas sectoriales y esbozar nuevas propuestas de país. En ningún caso, los gobernantes progresistas se apoyaron en partidos tra-dicionales, sino en formaciones políticas nuevas o alternativas. Esta nueva clase política fue la primera en décadas, en preocuparse realmente por el destino de sus países, por la educación, por la dis-minución de la pobreza y la mejora en la

Crisis civilizatoria y desafíos para las izquierdas

calidad de vida de sus habitantes. Tam-bién fue la primera en plantear nuevas reglas del juego a las transnacionales que solían servirse deliberadamente de los bienes naturales nacionales, en proponer nuevas visiones de integración regional, más independientes de los diversos pos-tulados neocoloniales.

Con las Asambleas Constituyentes en los tres países, estos procesos de trans-formación encontraron su momento más democrático, más efervescente y más participativo, en el que la tarea consistía en nada menos que refundar el país y en el caso de Ecuador y Bolivia, de transfor-mar el Estado en plurinacional, es decir, la transformación del Estado colonial a partir de la diversidad de las nacionali-dades y los pueblos.

Sin embargo, ni los propios procesos constituyentes, y mucho menos la poste-rior implementación de los nuevos pre-ceptos constitucionales, pudieron salvar-se de las enormes presiones resultantes de la inserción de estos países en el siste-ma del mundo actual. Esto incluye pre-siones internas y externas en el campo económico, y otras, resultantes de la pe-sada herencia de Estados profundamen-te coloniales y excluyentes en su diseño y en sus prácticas y a la vez altamente há-biles en la apropiación de energía social transformadora para sus propios fines.

Hoy en día, después de algunos años, los procesos de transformación en Ecua-dor, Bolivia y Venezuela siguen marcan-do una ruptura importante con la época neoliberal, pero también se hacen evi-dentes sus contingencias y limitaciones. Están atravesados por graves conflictos

internos que incluso, en la apreciación de algunos, podrían llevarlos a su fin, al me-nos en términos electorales.

Lo que está en juego en estos conflictos nos remite directamente al panorama de crisis civilizatoria enunciado anterior-mente. Los nuevos preceptos constitu-cionales y legales, de derechos colecti-vos, territoriales, de consulta previa para los pueblos indígenas y de derechos de la Naturaleza y respeto a la Pachamama, chocan frontalmente con la demanda agresiva de materias primas formulada desde los viejos y nuevos centros hege-mónicos del mundo. El notable aumen-to en la inversión social para mejorar la educación, la salud, la infraestructura y luchar por la inclusión social de los más pobres, requiere de financiamiento in-mediato que se consigue expandiendo el viejo modelo extractivista, o adquiriendo nuevamente una deuda externa.

Conflictos sociales como aquellos vivi-dos en el Ecuador a raíz de la nueva Ley de Minería y la Ley de Aguas del 2009, o como el reciente conflicto en Bolivia en torno a la carretera interdepartamental prevista para atravesar no solo el parque nacional TIPNIS sino un territorio indí-gena ancestral, ejemplifican las profun-das contradicciones que obstaculizan la transformación. Estas contradicciones marcan líneas de división en el seno de los propios gobiernos progresistas, que lejos de ser bloques homogéneos, son campos de disputa entre facciones con diferentes intereses y aliados, que pelean por una variedad de proyectos de país. Es así que los propios gobiernos termi-nan violando aquellas Constituciones que hace poco representaban su mayor O

pini

ón

Tres países: Bolivia,

Ecuador y Venezuela,

construyeron

colectivamente nuevas

Constituciones. Los

nuevos gobiernos

solamente pudieron ganar

elecciones al cabo de largos

procesos de lucha social,

cuyos protagonistas no

fueron las izquierdas

tradicionales ni los partidos,

sino movimientos de

campesinos, de mujeres, de

pobladores y de indígenas

que lograron trascender

sus demandas sectoriales y

esbozar nuevas propuestas

de país.

Page 9: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

9Tukari Espacio de comunicación intercultural

éxito político y terminan enfrentándose, en escalas más o menos graves, a partes importantes de la propia base social que las llevaron al poder, no solamente me-diante su voto, sino por el acumulado histórico de sus luchas.

Profundizando el debate acerca de la paradoja latinoamericana, Edgardo Lan-der, Ulrich Brand y Raúl Prada analizan el papel que puede jugar el Estado en los procesos de cambio, ya que tanto los pro-cesos de Bolivia, Ecuador y Venezuela se caracterizan por la recuperación del pa-pel regulador y gestor del Estado, pero esto no lleva necesariamente a superar el modelo de desarrollo heredado. Tener gobiernos con alta legitimidad popular no significa que el Estado haya cambiado su razón colonial. Los debates del grupo sugieren reiteradamente la necesidad de diferenciar entre las actuales administra-ciones públicas de los tres países, y los proyectos de transformación del Estado, para avanzar hacia una construcción so-cial posdesarrollo.

Paralelamente a estos cuestionamientos teóricos y académicos, existieron una se-rie de resistencias locales al imaginario desarrollista, que llevaron a la construc-ción de prácticas alternativas en diferen-tes contextos: con el debate sobre el buen vivir, está emergiendo un horizonte de pensamiento por fuera del dispositivo desarrollista, modernista, economicista y lineal. Planes de vida, redes agroecoló-gicas de producción y comercialización, redes de trueque, formas alternativas de organización y reivindicación barrial en las ciudades, etcétera.

Es con el propósito de contribuir a esta tarea que desde comienzos del 2010, se conformó en la región andina el Grupo Permanente de Trabajo sobre Alterna-tivas al Desarrollo, coordinado por la oficina regional de la Fundación Rosa Luxemburg en Quito. El grupo de traba-jo aglutina mujeres y hombres de ocho países de América Latina y Europa, aun-

que se centra en los análisis de Ecuador, Bolivia y Venezuela. Se busca articular la producción de varias disciplinas acadé-micas y corrientes de pensamiento eco-logista, feminista, economista anticapi-talista, socialista, indígena y occidental subalterno que cuestionen el concepto mismo de desarrollo y busquen construir alternativas al actual modelo de desarro-llo hegemónico.

Este grupo de trabajo constituye un es-fuerzo para practicar una ecología de saberes, a partir de la confluencia de experiencias concretas, no solamente generadas por la militancia en varios te-rrenos de la sociedad civil, sino también aquellas experiencias del trabajo en las instituciones del Estado heredado, de los saberes ancestrales de culturas indígenas que han subsistido al margen del sistema hegemónico, y del pensamiento crítico de intelectuales de distintas disciplinas.El buen vivir se proyecta desde acciones que articulan lo individual en lo comu-nitario, en relación directa y desde pro-yectos políticos de descolonización y despatriarcalización. En esta vía, se ha

insistido en la necesidad de pensar un horizonte del buen vivir desde experien-cias concretas, desde la multiplicidad de contextos, diversidad de identidades, si-tuaciones y referencias.

Finalmente, esta tarea de construcción de propuestas y de búsqueda de caminos, es particularmente desafiante para una izquierda cuyo fuerte históricamente ha sido la crítica, que suele definirse ex nega-tivo, por el deslinde y la demarcación. Sin embargo, los tiempos históricos actuales exigen lo contrario: el unir esfuerzos, el buscar las fortalezas y no las debilidades en el otro, para pensar lo que hasta ahora parecía impensable.

*Directora de la Fundación Rosa Luxem-burg, Oficina Región Andina; doctora en Sociología de la Universidad Libre de Berlín, con especialización en Estudios de Género, y Maestría en Estudios Latinoamericanos.

Resumen del prólogo del libro Más allá del desarrollo, 1° Edición: Rosa Luxem-burg/ Abya Yala, 2011.

Indígenas bolivianas en el

taller internacional de la

UNFPA para fortalecer sus

derechos y trazar planes

de cooperación.

Foto: Infosur hoy

Con el debate sobre el buen

vivir, está emergiendo un

horizonte de pensamiento

por fuera del dispositivo

desarrollista, modernista,

economicista y lineal. Planes

de vida, redes agroecológicas

de producción y

comercialización, redes de

trueque, formas alternativas

de organización y

reivindicación barrial en las

ciudades.

Page 10: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

10 TukariEspacio de comunicación intercultural

Por Magdalena Gómez *

Hoy el asunto de la deuda histó-rica hacia los pueblos indíge-nas, siendo real, ya no resulta

suficiente para colocar la grave situación que viven dichos pueblos. Diría que se abrió una nueva cuenta que tiene como centro el impacto del neoliberalismo con la activa participación del Estado, en es-pecial durante las tres últimas décadas. Para solventarla o por lo menos renego-ciar dicha deuda, se requiere colocar en el centro la reforma del Estado, ya no sólo desde el plano electoral, como gusta a la clase política, sino de manera integral re-definir el proyecto de nación, y con ello, obviamente, el modelo económico.

En lugar de ello, el Estado mexicano ha optado por apropiarse del discurso indígena para diseñar más que un tra-je, un disfraz, para decirlo a la manera de Lowenstein. En ese contexto resulta muy pertinente la postura de la Comi-sión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), al emitir el pasado 28 de sep-tiembre del año en curso, una recomen-dación paradigmática, en respuesta a las quejas motivadas por la existencia de ac-tividades mineras en el sitio sagrado in-dígena Wirikuta, en agravio del pueblo indígena wixárika.

La CNDH se refiere a la violación de sus derechos humanos colectivos a la con-sulta, uso y disfrute de los territorios indígenas, identidad cultural, medio am-biente sano, agua potable y saneamiento y protección de la salud (56/2012). En su amplio argumento, basado tanto en la re-visión de documentos oficiales como en periciales recabadas de procedimientos administrativos, destaca cómo desde el inicio, en años anteriores, para otorgar

La CNDH se asoma a la justiciabilidad del derecho indígena

concesiones y autorizaciones mineras en Wirikuta, existieron omisiones de las au-toridades de los tres niveles de gobierno para preservar íntegramente los recursos naturales de la zona, así como la ausencia de diligencias adecuadas para verificar las condiciones de las empresas mineras que realizan o han realizado operaciones en ese territorio, lo cual, agrega, constitu-yen una violación a los derechos al acce-so, uso y disfrute de las tierras indígenas, a la consulta y a la identidad cultural del pueblo wixárika.

En especial esta recomendación señala que la Secretaría de Economía ha otorga-do concesiones mineras inconsultas que han puesto en peligro constante la inte-gridad de los territorios sagrados de los wixaritari.

A partir del derecho internacional rela-tivo a pueblos indígenas, en concordan-cia con la reforma al artículo 1º consti-tucional y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la CNDH sale al paso de los clásicos ar-gumentos defensivos y restrictivos de le-galoide apariencia y anota que, si bien es cierto que la Ley Minera y su reglamen-to no contemplan procedimiento alguno para incluir la consulta a los pueblos in-dígenas en relación con concesiones que puedan afectar sus intereses y derechos, ello resulta secundario ante la preemi-nencia de los convenios internacionales en materia de derechos humanos.

También argumenta la CNDH sobre la insuficiencia que muestra la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente al establecer un procedi-miento de consulta pública, mismo que puede ser ejercido cuando una persona está interesada en conocer el proyecto.

Señala que incluso en esa óptica, la con-sulta pública no se llevó a cabo en el caso de los procedimientos de evaluación de la actividad minera en Wirikuta, por lo que ese medio no sustituye el derecho a la consulta con el que cuentan los wixa-ritari.

En suma, sugiere la revisión de concesio-nes mineras y la toma de acciones de re-sarcimiento, el respeto al derecho de con-sulta; coloca en el centro las violaciones presentes no sólo en el caso abordado y si bien las medidas concretas que se su-gieren no son imperativas, las secretarías de Economía, Medio Ambiente, Profepa, Conagua, la CDI, el gobernador de San Luis Potosí y autoridades municipales, deberán responder.

Por lo pronto considero que es urgente demandar la creación de una comisión nacional de la verdad que audite las de-cisiones de la Semarnat, la Secretaría de Economía y todas las dependencias in-volucradas en complicidades con com-pañías trasnacionales, para que se des-linden responsabilidades y, en su caso, se definan alternativas para suspender aquellas concesiones otorgadas de ma-nera irregular. Los saldos del calderonis-mo, aparte de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico, también se expre-san en las cifras de territorio nacional concesionado a mineras trasnacionales cuyo destino preferente son los territo-rios indígenas. En suma, la CNDH con el caso wixaritari ha mostrado la punta del iceberg.

*Maestra en Ciencia Política. División de Es-tudios Superiores, Facultad de Ciencias Polí-ticas y Sociales, UNAM.

La Jornada, 09 de octubre 2012.

En Wirikuta existieron

omisiones de las autoridades

de los tres niveles de

gobierno para preservar

íntegramente los recursos

naturales de la zona.

Opi

nión

Page 11: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

11Tukari Espacio de comunicación intercultural

Jaime Morales Hernández*

En el escenario actual de crisis en el medio rural y ante las perspec-tivas que se presentan para el fu-

turo, los movimientos sociales, rurales y urbanos, continúan proponiendo y cons-truyendo alternativas ciudadanas en la búsqueda de alimentos para todos, del fortalecimiento de la agricultura familiar y de la sustentabilidad comunitaria. Los días recientes hemos sido testigos de las celebraciones del Día del Maíz en mu-chas comunidades y varias importantes ciudades de México, y en ellas las y los ciudadanos de este país, festejamos a nuestro maíz y a nuestra cultura nacida en torno a esta planta maravillosa y de-mandaron, entre otras cosas, la cancela-ción de las siembras de maíz transgénico, las políticas públicas en favor de la so-beranía alimentaria, el cumplimiento del derecho a la alimentación y la promoción de la agricultura campesina sustentable y familiar.

Como parte de estos procesos, en el cora-zón del escenario rulfiano de El llano en llamas, en el Ejido San Isidro del munici-pio de San Gabriel, Jalisco, se llevó a cabo el encuentro Sin tierra no hay maíz; quere-mos heredar tierra, no lucha, donde partici-paron personas provenientes de todo el estado y pertenecientes a organizaciones y comunidades campesinas, organiza-ciones de la sociedad civil e institucio-nes educativas. El encuentro tuvo como ejes la defensa de la tierra, la defensa del maíz y la defensa del agua como elemen-tos fundamentales de la vida campesina. Las discusiones se desarrollaron en tor-no a las experiencias y estrategias en dis-tintas comunidades. En el encuentro, las autoridades del Ejido San Isidro, dieron cuenta de su larga lucha en defensa de la tierra, que viene desde 1939, cuando

Las experiencias locales y la defensa de la vida campesina

por resolución presidencial se les dotó de una superficie de 536 hectáreas de las cuales aún hoy no les entregan 280 y que actualmente están siendo explotadas por diversas empresas en la producción intensiva de cultivos de exportación al-tamente demandantes de agua y con un elevado uso de agrotóxicos.

A lo largo de este tiempo, la lucha de los ejidatarios ha recorrido todas las instan-cias jurídicas que establece la ley y han sufrido la represión y el asesinato de líde-res y asesores. En este momento el ejido se encuentra en espera de la sentencia a favor del juicio interpuesto ante la auto-ridad, para que por fin se haga justicia y les otorguen la posesión de las hectáreas restantes para dar cumplimiento total a la resolución de 1939. Las y los agricul-tores de San Isidro, tienen una larga ex-periencia en la práctica de la agricultura ecológica y el comercio justo y han de- sempeñado un papel fundamental en la formación y capacitación de los habitan-tes del ejido y de la región. La intención de las autoridades locales es establecer este tipo de agricultura en las tierras que

les corresponden, como una estrategia para favorecer la alimentación y salud de las familias de la comunidad.

Por ello, en el marco del encuentro se for-muló el documento llamado Declaración de San Isidro y que en su parte final se-ñala: “Las organizaciones presentes en el encuentro, exigimos a los tribunales co-rrespondientes, apegarse al marco legal y dar satisfacción a las demandas de tie-rra del Ejido San Isidro para que le per-mitan a las y los campesinos sembrar sus alimentos y poder heredar a sus hijos un futuro digno”. Acompañar y fortalecer los esfuerzos de las familias campesinas por defender su tierra, su maíz y su agua, es defender su vida. Significa además ca-minar hacia relaciones más equitativas entre el campo y la ciudad y hacia una sociedad mexicana más justa y más sus-tentable. El actuar y participar en estos movimientos ciudadanos es un deber éti-co ante las generaciones futuras.

*Doctor en agroecología, Universidad de Córdo-ba, España. La Jornada, 4 de noviembre de 2012. O

pini

ón

Las autoridades del Ejido

San Isidro, dieron cuenta

de su larga lucha en defensa

de la tierra, que viene desde

1939, cuando por resolución

presidencial se les dotó

de una superficie de 536

hectáreas de las cuales, aún

no les entregan 280 y que

actualmente están siendo

explotadas por diversas

empresas.

Page 12: Crisis civilizatoria: Luchas indígenas contra la mercantilización de la ...

12 TukariEspacio de comunicación intercultural

Mi nombre es Cecilia Mejía, pro-vengo de raíces Lenca y Ná-hua-pipil de El Salvador. Soy

corredora y portadora de los rezos de mi comunidad en las Jornadas de Paz y Dig-nidad desde el 2008 cuando la vi pasar por mi país. Llegaron al pueblo donde yo estaba haciendo una investigación con comunidades indígenas. Cuando vi que se acerca el bastón principal, sentí como un tambor en mi corazón que comenzó a latir al compás que se acercaba.

El bastón representa todas las luchas y dolor de los pueblos. Ahora se levantó uno en Temacapulín, donde se reza por-que no se inunde el pueblo; ahí existe dolor, mujeres y niños bajo ataque, an-cianos que pueden perder su territorio de toda la vida. Así los bastones vienen corriendo por años en otras jornadas y se van uniendo a esta gran familia. Hay bastones que representan al agua, otros a los niños y se puede sentir la energía del bastón. Cada bastón tiene una energía bien especial y un rezo diferente.

En 2009 regresé a Estados Unidos donde me encontré con unos de los coordinado-res de Los Ángeles que había pasado por El Salvador, inmediatamente hicimos la conexión y ahí empecé a coordinar junto con ellos. He pasado por comunidades impresionantes. En las jornadas te das cuenta que no hay divisiones, la música es igual, la sabiduría que te transmiten tienen mucho parecido al mexicano, cen-troamericano y del sur. Descubres que somos iguales, no nos separa nada. A to-das las naciones, el Creador les dio una medicina para que sanaran, si no existie-ran todas esas barreras que el hombre ha creado, esas medicinas podrían compar-tirse entre las diferentes naciones indíge-nas.

Las jornadas de Paz y Dignidad nacen en 1992 cuando en Quito, Ecuador, se reúnen los pueblos indígenas de todo el continente. Un contingente proveniente de la región norte entre los que se encon-

traban Lakotas, Cherokees, Apaches y Yaquis, deciden unirse y formar el mo-vimiento con el sentido de nuevamente hacer viva la profecía que dicen los abue-los está en los códices: “cuando el águila del norte y el cóndor del sur se junten, la paz va a llegar a la región y la unidad de los pue-blos va a ser tan fuerte, que nada va a poder quebrarla”.

Se preguntaban cómo comenzar y se de-cidió hacerlo como lo hacían los abue-los, como migrantes que eran. Es decir, migrar de norte a sur y de sur a norte, corriendo como lo hacían los antiguos mensajeros.

Cada 4 años se realizan estas jornadas y cada una va teniendo un sentido especial y específico. La primer carrera estuvo de-didaca a los niños, en 1996 se rezó por las mujeres y los ancianos, en el 2008 por los centros ceremoniales y en este 2012, hubo muchas voces de los abuelos del norte y del sur diciendo que uno de los elementos por el que se iba a rezar es el agua, en este trece baktún que según el calendario maya simboliza un cambio de energía y de conciencia.

El significado más grande que tienen es-tas jornadas es ser mensajeros, sabernos todos una sola nación, pues no existe diferencia en cuanto a cómo estamos he-chos. Así las jornadas de paz y dignidad, están haciendo viva la profecía de traer a

todos los pueblos juntos sin fronteras ni divisiones.

A todas aquellas personas que vean pa-sar estas carreras, quisiera decirles que investiguen lo que es y por qué lo hace-mos. Que busquen a su comunidad, pues sin ella no existe el corredor individual. Antes que correr es necesario involu-crarnos con la comunidad, aprender de su lucha, empaparnos del espíritu de su gente para así poder ser portadores de un rezo. Hay que cuidar y pelear por el agua. Estar concientes de lo que está pa-sando alrededor de ella y sobre las cosas que podemos hacer y las soluciones que podemos tomar. Ya no es el momento de estar dormidos, es el momento de levan-tarse, de hablar y de cambiar las cosas. Éstas no van a cambiar por sí solas, si no-sotros no vamos, no caminamos; ellas no van a cambiar solas.

Lo último que quisiera compartir es el sueño de una corredora que no pudo ve-nir. Fue referente a un ojo de agua que nace en medio de la ciudad de Los Án-geles. Ese ojo es tan fuerte y su corrien-te es tan guerrera, que rompe la tierra y pasa por las piedras y todo está muerto; pero ella sigue viva y sigue transparente y puedes beber de ella. El mensaje es que se vienen tiempos difíciles y hay que ubi-car esos ojos de agua para poder guiar de nuevo a la gente ahí y crear nuevamente la vida, para que ella vuelva a resurgir.

En mi sueño yo soñé con ese

ojo, ahí estaba yo sentada

y se levantó de repente el

espíritu del agua y me dijo:

que avisara en mis jornadas

que como ese ojo de agua,

hay muchos lugares todavía

secretos y limpios y que ese

espíritu los iba a mantener.

His

tori

a de

vid

a

Cecilia Mejía, (al centro)

dando indicaciones sobre

la carrera tributaria por el

agua, desde Temacapulín al

Salto de Juanacatlán, con el

fin de fortalecer las Jornadas

de Paz y Dignidad a su paso

por Jalisco.

Foto: Alejandro Mendo

septiembre 2012.


Recommended