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Daniel y Apocalipsis - Revista Didaje v.2 (1) 2013

Date post: 18-Oct-2015
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Número especial de la Revista Adventista Didajé, sobre el Libro de Daniel. DIDAJÉ es una revista bíblico-teológica de tirada semestral publicada en formato PDF por el Ministerio de Investigación Adventista (MIADV). Cuenta con referato anónimo internacional que provee un foroacadémico, de acuerdo al contexto bíblico, promoviendo la publicación de investigaciones relacionados con:• Teología bíblica• Teología histórica• Teología sistemática• Estudios adventistas
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    DIDAJ

    DANIEL

    YAPOCALIPSIS

    DIDAJ,M I AP

    .L - P

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    REVISTA BBLICO-TEOLGICA

    ISSN: 2308-0582

    VOLUMEN 2

    NMERO 1

    2013

    DIDAJes una revista bblico-teolgica de tirada se-mestral publicada en formato PDF por el Ministeriode Investigacin Adventista (MIADV). Cuenta conreferato annimo internacional que provee un foroacadmico, de acuerdo al contexto bblico, promo-viendo la publicacin de investigaciones relaciona-dos con:

    Teologa bblica Teologa histrica Teologa sistemtica

    Estudios adventistas

    DIDAJ est dirigida a telogos, pastores, ldereseclesasticos y lderes de la iglesia.

    Los puntos expresados en cada uno de los artculosy recensiones, reejan el pensamiento de sus res-pectivos autores y no necesariamente del comiteditorial de DIDAJni del MIADV.

    Para cualquier asunto relacionado con la revista(suscripcin o contribucin), puede dirigirse a:

    Telfono: (0051) 974-612-397E-mail: [email protected]: http://investigacionadventista.org

    Copyright 2012-2013Ministerio de Investigacin Adventista

    Y nosotros nos entregaremosa la oracin y al ministerio de la palabra(Hch 6:4)

    MINISTERIO DE INVESTIGACINADVENTISTA

    Director: Oscar Mendoza OrbegosoSecretario:Daniel Mora CastaedaConsejeros:Joel Iparraguirre Maguia Rafael Montesinos Martnez Gerson Bejarano Cajachagua

    ___________________________________

    COMIT EDITORIAL

    Director:Joel Iparraguirre MaguiaEditor:Oscar Mendoza OrbegosoJefe de redaccin: Johanns Curisinche CnezTraductores: Joel Iparraguirre Maguia Azenilto G. BritoConsejo editorial:Merling Aloma Bartra Ral A. Quiroga

    ___________________________________

    COMIT ASESOR INTERNACIONAL

    Fernando L. Canale, Andrews University, EE. UU.TeloCorrea Calva, Universidad Advenista de Bolivia, Bolivia.Efran Velzquez, Seminario Teolgico Interamericano,Puerto Rico.Glder Quispe Huanca, Universidad Perua-na Unin, Per.Marcos G. Blanco, Adventist Internatio-nal Institute of Advanced Studies, Filipinas.Felipe Este-ban Silva, Universidad Peruana Unin, Per. Cristhianlvarez Zalda, Instituto Tecnolgico Superior Adventis-ta del Ecuador, Ecuador.Hctor Urrutia Fernndez, Uni-versidad Adventista del Plata, Argentina.

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    CONTENIDO

    La paternidad literaria del libro de Daniel:Breve anlisis comparativo entre los siglosII AC y VI AC Parte I

    Joel Iparraguirre ...............................................................4-21

    Cundo comenzaron las setenta semanas deDaniel 9:24?

    William H. Shea ..............................................................22-40

    Daniel 10: Una interpretacin teolgica desdeuna perspectiva apocalptica

    Ral Quiroga .................................................................. 41-54

    Restaurando la verdadera adoracinHeyssen Cordero ...........................................................55-60

    Problemas en la interpretacin de las sietetrompetas de Apocalipsis

    ngel M. Rodrguez .......................................................61-68

    La visin de la gran ramera: La sentenciacontra Babilonia Parte I

    Hctor A. Delgado .........................................................69-82

    La relevancia de la apocalptica bblica en la educacinadventista: Una relexin

    Oscar Mendoza ..............................................................83-90

    RECENSIONES .........................................................................91-94

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    RESUMEN

    La paternidad literaria del libro de Daniel: Breve anlisis comparativo entrelos siglos II AC y VI AC Parte IEste es el primer artculo de dos en el que elautor discute sobre la paternidad literaria del libro de Daniel a travs de un anli-sis comparativo entre la crtica moderna (siglo II AC) y la tradicin judeo-cristiana(siglo VI AC). En este artculo, el autor se centra en tres puntos principales: (1) as-pectos cronolgicos e histricos; (2) aspectos lingsticos; y (3) la angelologa que,a menudo, son citados por los crticos como errores para alegar que el libro deDaniel es un mero panfleto apocalptico sin valor alguno. El autor, desde la pers-pectiva judeo-cristiana, busca demostrar si las evidencias que usan los crticos

    son correctas, o si la tradicin judeo-cristiana ha logrado responder sin vacilacinlos argumentos en que los crticos se apoyan.

    Palabras clave:Paternidad literaria, libro de Daniel, Qumrn, angelologa, tesismacabea.

    ABSTRACT

    The literary parternity of the book of Daniel: Short comparative analysisbetween the 2nd and 6th centuries BC Part IThis is the first article fromtwo in which the author discusses about the authorship of the book of Danielthrough a comparative analysis of modern criticism (second century BC) and theJudeo-Christian tradition (VI century BC). In this article, the author focuses onthree principal points: (1) chronological and historical aspects; (2) linguistic as-pects; and (3) the angelology, often cited by critics as errors, to argue that thebook of Daniel is a mere apocalyptic and worthless pamphlet. The author seeks todemonstrate, from the Judeo-Christian perspective, whether the evidence used

    by the critics is correct, or whether the Judeo-Christian tradition has confrontedwithout hesitation the arguments are supported by critics.

    Keywords:Literary paternity, book of Daniel, Qumran, angelology, maccabeanthesis.

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    LAPATERNIDADLITERARIADELLIBRODEDANIEL: BREVEANLISISCOMPARATIVO

    ENTRELOSSIGLOSII AC YVI ACPARTEI

    JOELIPARRAGUIRRECentro de Investigacin White - Per

    Universidad Peruana Unin, Lima, PerDidaj 2:1 (2013): 4-22

    _______________________________________________________

    Introduccin

    El libro de Daniel se destaca entre todos los libros del Antiguo Testamento1por su (1) contenido histrico y eminentemente proftico,2(2) su relevanciacristolgico-mesinica3y (3) por su estrecha relacin con el ltimo libro de

    la Biblia, el Apocalipsis;4sin embargo, en lo que conscierne al contexto histrico,

    1En adelante AT. Para el Nuevo Testamento ser NT. A no ser que se muestre lo contrario, todas las citasbblicas fueron tomadas de la versin Reina-Valera de 1960, versin revisada.

    2Para un comentario histrico, teolgico y exegtico a todo el libro de Daniel, puede verse MerlingAloma, Daniel: El varn muy amado por Dios, vol. 1, 2da ed. (Lima: Universidad Peruana Unin Ediciones

    Theologika, 2010); dem,Daniel: El profeta mesinico

    , vol. 2, 3ra ed. (Lima: Universidad Peruana Unin EdicionesTheologika, 2010); Zdravko Stefanovic, Daniel, Widson to the Wise: Commentary on the Book of Daniel(Nampa, ID:Pacific Press, 2007); William H. Shea, Daniel 1-7: Prophecy as History, en The Abundant Life Bible Amplifier(Nampa,ID: Pacific Press, 1996); dem, Daniel 7-12: Prophecies of the End Time, en The Abundant Life Bible Amplifier(Nampa,ID: Pacific Press, 1996).

    3Aloma recalca siete puntos: (1) El Mesas libertador de la Babilonia mstica; (2) el reino mesanico deCristo; (3) El Mesas frente a Babilonia la usurpadora de la verdadera adoracin; (4) el Mesas en el juicio de Dios; (5)el Mesas en su Santuario; (6) el Mesas atacado por la abominacin desoladora; y (7) el Mesas triunfante comoel Seor de la resurreccin y la vida (Realidades cristolgicas en el libro de Daniel, Theologika 23:1 [2008]: 2-29),en adelante Theo; dem, El Cristo de Daniel, en VII Simposio Bblico Teolgico Sudamericano Cristologa, ed. HeberPinheiro t al. (Cochabamba, Bolivia: Universidad Adventista de Bolivia, 2007), 3-18; Hans K. LaRondelle, Christ orAntichrist: The Mysterious Gap in Daniel 9, Ministry55:5 (1982): 14-17, en edalente Min; Elbio Pereyra, Jesus: Gods

    Supreme Revelation Min56:9 (1983): 18-19, 28.4Por ejemplo, la adoracin a la imagen de oro en Daniel 3 y la imagen de la bestia en Apocalipsis

    13, la visin de Cristo en Daniel 10 y en Apocalipsis 1, la cada de Babilonia en Daniel 5 y en Apocalipsis 14, la

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    existen dos tesis principales que difirieren diametralmente con respecto alcontexto en que este libro fue escrito.

    [1] Tesis macabea. Basndose el mtodo histrico-crtico,5 conocido

    tambin como crtica moderna, se apoyan parcialmente en la posicin dePorfirio.6Estos creen que el libro de Daniel fue escrito en el siglo II AC (167-165

    bestia de Daniel 7 y la bestia de Apocalipsis 13 y 17, los tiempos de Daniel 7 y Apocalipsis 11 y 12, etc (RichardLehmann, Relaciones entre Daniel y Apocalipsis, en Simposio sobre Apocalipsis I, ed. Frank B. Holbrook, trad.Cantbriga, SC., 1ra ed. [Doral, FL: Asociacin Publicadora Interamericana, 2010], 6:157-172). Por otro lado, Smithafirm que Los libros de Daniel y Apocalipsis son homlogos entre s. Ellos, naturalmente, estn de lado a ladoy deben estudiarse en conjunto. Ver Uras Smith, Daniel and the Revelation: The Response of History to the Voice ofProphecy A Verse by Verse Study of These Important Books of the Bible(Battle Creek, MI: Review and Herald, 1897),3. Tambin, puede consultarse, W. W. Prescott, The Gospel Message in the Books of Daniel and the Revelation,Min 2:3 (1929): 15-20; dem, The Gospel Message in the Book of Daniel No. 2, Min 2:4 (1929): 15-19; dem,

    The Gospel Message in the Book of Daniel (Continued),Min

    2:5 (1929): 15-20, 31; dem, The Gospel Messagein the Book of Revelation, Min 2:6 (1929): 15-18 ; dem, The Gospel Message in the Book of Revelation, Min 2:7(1929): 15-19; dem, The Gospel Message in the Book of Revelation No. 3, Min2:8 (1929): 15-19; dem, TheGospel Message in the Book of Revelation No. 4, Min2:9 (1929): 15-17; Robert F. Correia, Panoramic Displayof Majors Beasts of Prophecy, Min17:11 (1944): 16-18, 30; dem, Prophetic Illustration (Concluded), Min 17:12(1944): 8-9; Desmond Ford, Unfolding the Mysteries of Daniel the Prophet, Min 47:1 (1974): 8-11; dem, Tragedy& Triumph, Min 47:8 (1974): 19-21; Ministrys Staff, Applying the Apocalyptic, Min 49:11 (1979): 3-10;John F.Duge, The judgment: An Adventist perspective, Min 82:2 (2010): 23-26; Robert Surridge, The Beast From theEarth, Min 64:6 (1991): 17-19; Hans K. LaRondelle, The End-Time Message in Historical Perspective, Min 69:12(1996): 10-13; dem, Understanding the book of Revelation: Three Interpretative Keys (Part I), Min75:1 (2003):14-17; dem, The Apostolic Gospel: The Master Key to Revelations Code (Part II), Min 75:3 (2003): 21-23, 29;dem, The Word of God and the Testimony of Jesus, Min 75:5 (2003): 13-16; dem, Las profecas del fin, trad.David P. Gulln (Buenos Aires: Asociacin Casa Editora Sudamericana, 2009), 65-496; Joel Iparraguirre Maguia,

    La importancia de estudiar los libros de Daniel y Apocalipsis (Monografa, Centro de Investigacin White Per, 2013); Norman Gulley,Cristo viene! Un enfoque cristocntrico de los eventos de los ltimos das, trad. David P.Gulln, 1ra ed. (Buenos Aires: Asociacin Casa Editora Sudamericana, 2003), 66-70.

    5Al mtodo histrico-crtico tambin se le conoce como alta crtica, crtica liberal, crtica moderna(Raoul Dederen, ed., Teologa: Fundamentos bblicos de nuestra fe, trads. Tulio N. Peverini y Miguel A. Valdivia[Miami, FL: Asociacin Publicadora Interamericana, 2005], 1:27, 28). Para un anlisis de las bases y postuladosdel mtodo histrico-crtico, vase Archie Nations, Historical Criticism and the Current Methodological Crisis,Scottish Journal of Theology36 (1983): 60; Gerhard F. Hasel, Understanding the Living Word of God(Mountain View,CA: Pacific Press, 1980), 92-95, 146-178; dem, Biblical Interpretation Today: An Analysis of Modern Methods ofBiblical Interpretation and Proposals for the Interpretation of the Bible as the Word of God(Lincoln, NB: College ViewPrinters/Biblical Research Institute, 1985); ngel Manuel Rodrguez, El uso de la versin modificada del mtodohistrico-crtico por parte de los eruditos adventistas, en Entender las Sagradas Escrituras: El enfoque adventista,

    trad. Cantbriga, SC., ed. George W. Reid, 1ra ed. (Doral, FL: Asociacin Publicadora Interamericana, 2009), 4:415-430; Richard M. Davidson, Interpretacin bblica en Tratado de Teologa Adventista, trads. Tulio N. Peverini,Miguel A. Valdivia, Silvia Gonzlez y David P. Gulln (Buenos Aires: Asociacin Casa Editora Sudamericana,2009), 9:109-110; Ral Kerbs, El mtodo histrico-crtico en teologa: En busca de su estructura bsica y de lasinterpretaciones subyacentes Parte I, DavarLogos1:2 (2002): 105-123; y la Parte II en DavarLogos 2:1 (2003):1-27.Kerbs seala que no existe el mtodo histrico-crtico sino una pluralidad de mtodos histricos (crticaliteraria o de las fuentes, crtica de las formas, de la tradicin, de la redaccin) y que en el concepto de mtodohistrico-crtico se renen ciertos requisitos como el compromiso de investigar sin presuposiciones dogmticas,mantener un alto grado de objetividad, evitar controles eclesisticos y aceptar las nociones histricas secularesde homogeneidad histrica, causa y efecto y crtica de las fuentes (Kerbs, El mtodo histrico-crtico en teologa Parte I, 105-106).

    6P. M. Casey, Porphyry and the Origin of the Book of Daniel, Journal of Theological Studies 27:1

    (1976): 15-33; en adelante JTS.Adems, este propugn un marco macabeo para el libro de Daniel y elaborun cumplimiento de la mayor parte de sus profecas en la persona de Antoco Epfanes. No solo afirm queAntoco era el cuerno pequeo de Daniel 8, sino que fue el primero en expresar el punto de vista de que

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    AC aprox.)7 ya sea un autor annimo, seudnimo8 o por varios autores,9 lo cualtomara lugar durante la persecucin religiosa desatada por Antoco IV Epfanes10.Dicho en otras palabras, este enfoque entiende que el libro de Daniel es un meropanfleto apocalptico que buscaba dar nimo al pueblo hebreo en tiempos

    difciles de la persecucin helenstica que sufran.11 Dado este contexto, loscrticos modernos presuponen la no inspiracin del libro de Daniel de formacategrica por supuestos errores que este presenta, concluyendo que sucontenido no puede tomarse como historia estricta.12

    [2] Tesis exlica. Apoyndose en la tradicin judeo-cristiana,13creen que ellibro de Daniel fue escrito por el mismo Daniel que fue llevado cautivo a Babiloniaen el siglo VI AC.14 Basndose en las Escrituras y en la evidencia extrabblica,sealan que todos los errores que presentan los crticos ya han sido solucionadosa travs de la historia. Si el Dios de Daniel tena la capacidad de predecir el futuro,

    entonces no hay razn para mostrarnos indiferentes ante su soberana a travs

    Antoco estaba representado tambin por el cuerno pequeo de Daniel 7. Asimismo, defendi que Antococumpla una parte de Daniel 11 mayor que la propuesta por Hiplito, y extendi la presencia de Antoco hastael captulo 12. Para ver una ampliacin de la interpretacin de Porfirio y de los primeros autores cristianos, vaseArthur J. Ferch, Porphyry, An Heir to Christian Exegesis?, Zeitschrift fr die Neutestamentliche Wissenschaft73(1982): 141-147; Brian Croke, Porphyrys anti-Christian Chronology,JTS34:1 (1983): 168-185; George A. Barton,The Composition of the Book of Daniel, Journal of Biblical Literature17:1 (1898): 62-86; en adelante JBL.MaryReaburn, St Jerome and Porphyry Interpret the Book of Daniel,Australian Biblical Review52 (2004): 118; AryehKofsky, Eusebius Caesarea Against Paganism(Danvers, MA: Brill Academic, 2002), 17-36, 71-73; R. J. Hoffmann, ed.,Porphyrys Against the Christians: The Literary Remains(Amherst, NY: Prometheus Books, 1994).

    7Helmer Ringgren, Israelite Religion, trad. David E. Green (Philadelphia, PA: Fortress Press, 1966), 333.

    8H. H. Rowley, The Meaning of Daniel for Today, Interpretation15 (1961): 388. En adelante Int.

    9Martin Noth, The Laws of the Pentateuch and Other Studies (Philadelphia, PA: Fortress Press, 1967), 207-213.

    10Emil Schrer, Historia del pueblo judo en tiempos de Jess 175 a.C. 135 d.C. (Madrid: EdicionesCristiandad, 1985), 2:643; W. Lee Humpreys, A Life Style for Diaspora: A Studie of the Tales of Esther and Daniel,

    JBL 92 (1973): 218. En adelante solo ser llamado Antoco Epfanes.

    11Andr Lacocque, The Book of Daniel (Atlanta, GA: John Knox, 1976), 1-16; Alexander A. Di Lella,Daniel: A Book for Troubling Times (Hyde Park, NH: New City, 1997); Paul L. Redditt, Daniel: New Century Bible

    Commentary (Sheffield: Sheffield Academic, 1999); C. L. Seow, Daniel: Westminster Bible Corporation(Louisville,KY: Westminster John Knox, 2003), 6, 12; John F. Walvoord, Roy B. Zuck, TheBook of Daniel: A New Translation withNotes and Commentary on Chapters 1-9. CD-ROM, Biblioteca Digital Libronix 3.0g (London: Yale University, 2008),23:9-17; W. L. Humpreys, A Life Style for Diaspora: A Study of the Tales of Esther and Daniel,JBL92 (1973): 218;Jess Asurmendi, El libro de Daniel en la investigacin reciente, Estudios Bblicos55 (1997): 509-540.

    12Louis F. Hartman, Daniel, en Comentario bblico San Jernimo, trad. Alonso de la fuente Adanezy Jess Valiente Maya (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1971), 2:292; Bernhard W. Anderson, Daniel, enUnderstanding the Old Testament, 4ta ed. (Englewood Cliffs, NJ: Prentice - Hall, 1986), 618; Samuel R. Driver, TheBook of Daniel (Cambrigde: Cambrigde University, 1900).

    13Siegfried J. Schwantes, La fecha del libro de Daniel, Theo8:2 (1993): 90.

    14Charles F. Pfeiffer, Daniel, en El comentario bblico Moody: Antiguo Testamento (El Paso, TX: Mundo

    Hispano, 2004), 756; Paul N. Benware, Daniel, en Panorama del Antiguo Testamento, 5ta ed.(Grand Rapids, MI:Portavoz, 1994), 226; Mario Riveros, Relevancia histrica y vigencia del libro de Daniel, en Profecas del libro deDaniel, eds. Mario Riveros y lvaro Rodrguez, 1ra ed. (Lima: Centro de Investigacin White, 2011), 13.

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    de la historia;15pero, si las predicciones son fraudalentas, deberamos mantenercierta postura agnstica en cuanto al Dios de Daniel.16

    Dado que la postura que uno asuma con respecto al contexto histricotiene una relacin directa con la interpretacin del libro, es importante preguntar:

    Los argumentos que presenta la crtica moderna para desacreditar la autenticidadde Daniel, corresponde con las evidencias internas y externas del libro acerca desu autora y su contexto histrico?, son todava vlidas sus propuestas?

    El propsito de este trabajo mediante la evidencia escriturstica yextrabblica es comparar los argumentos que presenta la crtica moderna paradesacreditar la autenticidad de Daniel, con los argumentos y evidencias quepresenta la tradicin judeo-cristiana para creer que Daniel fue quien escribi ellibro.

    En base a esto, el presente trabajo estar dividido en cinco secciones

    principales: (1) Aspectos cronolgicas e histricas; (2) supuestos problemaslingsticos; (3) la angelologa en Daniel; (4) Daniel 11, la historia de AntocoEpfanes y el cuerno pequeo; y (5) las Escrituras y la autora de Daniel.

    En esta primera parte, el objetivo es desarrollar los tres primeros puntos,dejando los dos ltimos para la segunda parte.

    1. Aspectos cronolgicos e histricos

    Entre los cientos de investigadores y reconocidos comentarios del libro

    de Daniel que sostienen el mtodo histrico-crtico, se ha alegado que este libropresenta discrepancias y errores abrumadores lo que lo hacen poco fiable ycronolgica e histricamente incorrecto. En esta parte analizaremos (1) Daniel1:1 cf. Jeremas 25:1; 46:2; (2) Nabucodonosor, constructor de Babilonia?; y (3)Belsasar, rey de Babilonia e hijo de Nabucodonosor.

    Daniel 1:1 y Jeremas 25:1; 46:2

    Al momento de revisar y comparar el libro de Daniel con el libro de

    Jeremas, segn los crticos; es notorio que Daniel empezara con una aparentecontradiccin cronolgica,17aunque no exista un estudio concienzudo del tema.

    15Paul Z. Gregor, Daniels Message to a Modern Man,Journal of the Adventist Theological Society21:1-2 (2010): 99-113; en adelante JATS; Luis Santa Cruz, El mensaje de las profecas de Daniel, Theo 17:2 (2002):210-222; Merling Aloma, El mensaje de Daniel, Didaj 1:2 (2013): 15-43; G. Arthur Keough, El mensaje de Daniel(Buenos Aires: Asociacin Casa Publicadora Interamericana, 1987); Joel N. Musvosvi, Gods in control: DanielsMessage of Hope, Min 78:2 (2006): 23-26.

    16B. K. Waltke, The Date of the Book of Daniel, Bibliotheca Sacra133 (1976): 320. En adelante BSac.

    17Lacocque, The Book of Daniel, 24.

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    DANIEL 1:1 JEREMAS 25:1

    En el ao tercerodel reinado del reyJoacim de Jud, el rey Nabucodonosorde Babilonia vino a Jerusaln y la siti.

    . . . La recibi en el ao cuartodelreinado de Joacim hijo de Josas, rey

    de Jud. . ..

    Tabla 1: Comparacin entre Daniel y Jeremas

    Pareciera que ambos textos se contradicen. Por un lado, Jeremas sealaque en el tercer ao del reinado de Joacim, Nabucodonosor invadi Jud. Por otrolado, Daniel indica que esta invasin ocurri en el ao cuarto. Teniendo en cuentaque Nabucodonosor conquist Jud en el ao 605 AC,18cul fue, en realidad, elao del rey Joacim?, ser posible que haya sido el tercero y cuarto ao al mismotiempo o son completamente distintos? Felizmente, existe argumento para responder a todas estas preguntas.

    Definitivamente, los crticos no tuvieron en cuenta los distintos sistemas decmputo empleados en los aos de reinado en Babilonia y en Jud. El argumentoa favor es la existencia del el ao ascensional y no ascensional,19o el tambinllamado ao 0.20

    Esta opinin la refuerza el erudito E. R. Thiele,21en su libro The MysteriousNumbers of the Hebrew King, donde afirma que se empleaba dos sistemas decmputo para los reyes: el cmputo ascensional (postdatacin) y el cmputo sinao ascensional (antedatacin), como se muestra en la siguienta tabla:

    MTODO CON AO ASCENSIONALBABILONIA MTODO SIN AO ASCENSIONALJUD

    Ao ascensional 1 ao

    1 ao 2 ao

    2 ao 3 ao

    3 ao 4 ao

    Daniel 1:1 Jeremas 25:1 cf.46:2Tabla 2. Comparacin entre los sistemas de cmputo de Babilonia y Jud

    Claramente podemos ver la diferencia de los dos sistemas de cmputoempleados. Segn el libro Crnica babilnica de los reyes caldeos publicado en

    18Vase Antoln Diestre Gil, El sentido de la historia y la palabra proftica(Barcelona: Clie, 1995), 2:709-713.

    19J. Dwight Pentecost, Daniel, en The Bible Knowledge Commentary: An Exposition of the Scriptures,eds. John F. Walvoord y Roy B. Zuck (Wheaton, IL: Victor Books, 1985), 1:1328; Stefanovic, Daniel, 45-46.

    20William H. Shea, Daniel: Una gua para el estudioso, trad. Ral Lozano Rivera (Buenos Aires: Asociacin

    Casa Editora Sudamericana, 2010), 23. 21E. R. Thiele, The Mysterious Numbers of the Hebrew King, ed. rev. (Grand Rapids, MI: Kregel Publications,1994), 43-44; Stefanovic,Daniel, 46.

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    1956, en Babilonia se empleaba el mtodo con ao ascensional,22mientras queen Jud se us el mtodo sin ao ascensional, que era una costumbre en Canany de los judos.23

    Por consiguiente, dado al trasfondo cronolgico que es evidente, es

    bueno concluir que esta discusin resulta estar sin valor,24ya que no hay ningnerror cronolgico como sostiene la crtica moderna.

    Nabucodonosor, constructor de Babilonia?

    La crtica moderna, basndose principalmente en Herdoto,25se niega enreconocer a Nabucodonosor como constructor de Babilonia debido a que l no lomenciona directamente como su arquitecto en sus escritos.

    Empero, la evidencia bblica muestra algo distinto: No es esta la gran

    Babilonia queyoedifiqu para casa real con la fuerza de mipoder, y para gloria demimajestad? (Dn 4:30).26Adems, hay evidencia extrabblica que se encarga decorroborar dicha afirmacin, como lo es el cilindro de Grotefend;27y tambin otrosdocumentos y hallazgos arqueolgicos importantes que llevan la inscripcinde Nabucodonosor.28 El famoso historiador R. H. Pfeiffer, de Harvard University,admiti que Presumiblemente, jams sabremos cmo supo nuestro autor quela nueva Babilonia era creacin Nabucodonosor. . . como lo han demostrado las

    22D. J. Wiseman, Chronicles of the Chaldaean King (626-556 B.C.) in the British Museum(London: BritishMuseum, 1956), 25, 46-47, 65-69.

    23Ibd., Some Historical Problems in the Book of Daniel, en Notes on some Problems in the Book ofDaniel(London: Tyndale Press, 1965), 17.

    24Gleason L. Archer, Jr., Daniel, en The Expositor Bible Commentary: Daniel and the Minor Prophets, ed.Frank E. Gaebelein (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1985), 7:13.

    25Para saber su vida y obra de este historiador griego, vase Herdoto, Historias: Libros I-IV,ed. AntonioGonzlez Caballo (Fuenlabrada, Madrid: Ediciones Akal, 1994); Jaume Aurell, Catalina Balmaceda, Peter Burkey Felipe Soza, Comprender el pasado: Una historia de la escritura y el pensamiento histrico (Madird: EdicionesAkal, 2013), 31. Por otro lado, Montero Fenolls menciona que Herdoto fue el primer historiador griego que

    nos dej un relato de inters sobre Babilonia, casi cien aos despus de ser tomada por el rey Ciro. . . (JuanLuis Montero Fenolls, Breve historia de Babilonia, [Madrid: Ediciones Nowtilus, 2012], 63-66). Vase tambin la obracompleta de John Burrow, Historia de las historias: De Herdoto al siglo XX(Barcelona, Crtica, S.L., 2009). Para unadescripcin rpida, vase las pginas19-28.

    26nfasis aadido.

    27En el cilindro de Grotefend, KB iii, 2, 39; se encontr la siguiente inscripcin: Entonces, yo[Nabucodonosor] constru el palacio y sitio de mi realeza, vnculo de la raza humana, morada de alegra yregocijo. Citado en J. A. Montgomery, The Book of Daniel:The International Critical Commentary(Edinburg: T & TClark, 1927), 242.

    28En 1899, Roberto Koldewey inici las excavaciones arqueolgicas en Babilonia encontrando desdemurallas de la ciudad, palacios, templos, hasta documentos cuneiformes que verifican que Nabucodonosor fue

    constructor de Babilonia (Hasel,El establecimiento, 5:104). Para ver otros documentos, vase G. Rawlinson, TheSeven Great Monarchies of the Ancient Eastern World(New York: J. W. Lovell, 1875), 2:261, 607, n.110; W. H. Lane,Babylon Problems(London: John Murray, 1923), 179.

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    excavaciones.29Creer que Nabucodonosor no construy la ciudad de Babilonia,es ser indiferente no solo a los registros extrabblicos, sino tambin al registroinspirando, la Biblia.

    Con esto, no habra problema para creer que Nabucodonosor30 esreconocido como rey y constructor del imperio babilnico, cuya ciudad principal

    era Babilonia,31 ubicada a orillas del ro ufrates en la regin conocida comoMesopotamia, actualmente Irak. Este fue el rey que llev a Babilonia a su mximaexpresin militar y arquitectnica.32

    Belsasar, rey de Babilonia e hijo de Nabucodonosor

    Mucho se ha discutido sobre el tema. Desde la perspectiva de la crticamoderna, se ha afirmado que no hay pruebahistrica que apoye el punto de

    vista de que Belsasar fueserey. En consecuencia, se hadicho que el libro de Daniel(5:1-30; 7:1; 8:1) contieneun grave error histrico.33Hartman menciona que sibien este [Belsasar] era hijo del ltimo monarca babilnico, Nabonid, [sic] y encalidad deprncipe heredero asisti en el gobierno del pas a su padre, nunca llega ostentar el ttulo de rey.34Una observacin ms, es el hecho de que a Belsasar se

    le llame hijo de Nabucodonosor,35por lo tanto; aqu se habra cometido un errormltiple. Los documentos cuneiformes, no obstante, se han encargado de corregirla imprecisin griega presentando a Belsasar como hijo de Nabonido desde

    29R. H. Pfeiffer, Introduction to the Old Testament(New York: Harper and Brothers, 1948), 758-759.

    30Para ver un comentario ms detallado sobre la vida e historia de este rey, vase D. J. Wiseman,Nebuchadrezzar and Babylon(Oxford: Oxford University, 1985); J. Philip Hyatt, New Light on Nebuchadrezzarand Judean History,JBL75 (1956): 277-284; Gerhard F. Hasel, The Book of Daniel: Evidences Relating to Personsand Chronology,Andrews University Seminary Studies19 (1981): 37-42. En adelanteAUSS. Aloma, Daniel: El varnmuy amado por Dios, 1:43-68.

    31Charles F. Pfeiffer, ed., Babylon, en The Biblical World: A Dictionary of Biblical Archaeology (GrandRapids, MI: Baker Books, 1966), 124-133; Siegfried J. Schwantes, The Neo-Babylon Empire, en A Short Historyof the Ancient Near East(Grand Rapids, MI: Baker Books, 1965), 134-139; J. Paul Tanner, Ancient Babylon: FromGradual Demise to Archaeological Rediscovery, Near East Archaeological Society Bulletin47 (2002): 11-20.

    32Georges Roux, The Splendour of Babylon, en Ancient Iraq(New York: World Publishing, 1964), 325-338.

    33H. H. Rowley, The Historicity of the Fifth Chapter of Daniel,JTS32 (1930): 32.

    34Hartman, Daniel, 307-308. La cursiva es para nfasis.

    35Redditt, Daniel: New Century Bible Commentary, 2.

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    1861,36y como rey desde 1882,37a travs de cuatro argumentos. En primer lugar, se reconoce que Belsasar fue hijo primognito deNabonido, y como prueba ms que suficiente es el hallazgo del cilindro n 91125en las ruinas del zigurat de Ur, que relata cmo Nabonido a travs de una

    oracin menciona a Belsasar como su hijo a quien amaba mucho.38As, estecilindro establece con claridad la relacin:

    Padre-hijo entre Nabonido y Belsasar, los cuales, al igual que en lasCrnicas Babilnicas, certican la veracidad de lo registrado porDaniel al mencionar que la noche de la toma de Babilonia por lospersas, Belsasar era el ltimo rey que estaba en Babilonia.39

    En segundo lugar, la noche en que cay Babilonia, el 12 de octubredel 539 AC,40Belsasar fue quien reinaba en Babilonia como corregente con su

    padre Nabonido, y que a su vez fue muerto en la misma noche (Dn 5:30).41Shea42menciona que dentro de la poltica familiar, la prctica de la corregencia era elsentido de otorgar el ttulo de rey, a pesar de la existencia del padre como reytambin; as, esta era una costumbre que Daniel aplicara a Belsasar, a sabiendasde que Nabonido le haba ofrecido el reinado de Babilonia.43

    En tercer lugar, la mencin de Belsasar como hijo de Nabucodonosor, notiene nada de extrao.44Wiseman menciona que:

    El nombrar a Nabucodonosor como padre en realidad no

    contradice los textos babilnicos que mencionan a Belsasar comohijo de Nabonido, puesto que este ltimo era un descendiente

    36W. H. Talbot, Translation of Some Assyrian Inscriptions,Journal of the Royal Asiactic Society18 (1861):195.

    37Aloma, Daniel: El varn, 1:174.

    38Paul Alain Beaulieu, Nabonidus Rebuilding of E-Lugal-galga-sisa, the Ziggurat of Ur, en The Contextof Scripture, eds. William W. Hallo y R. Lawson (Leiden: E. J. Brill, 1992-2002), 2:123, 314.

    39Aloma, Daniel: El varn, 1:176.

    40Ibd.

    41James B. Pritchard, ed.,Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament(Pricenton: PricentonUniversity Press, 1955), 313. En adelanteANET.

    42Shea, adems, seala que el ttulo de rey pudo ser aplicado en el texto de Daniel 5 comoconsecuencia de la asuncin al trono y al ttulo de rey por Belsasar, cuando se enterara de la batalla librada enOpis, con victoria de Ciro sobre Nabonido (William Shea, Nabonidus, Belshazzar, and the Book of Daniel: AnUpdate,AUSS 20:2 (1982): 133-149).

    43Diestre, El sentido de la historia, 2:723.

    44El registro veterotestamentario muestra que esta denominacin era legmita y comn en los dasde Daniel pues de manera repetida se llama a un rey importante padre de todos sus descendientes tal comoconsigna el linaje de David. As, David es llamado padre no solo de Salomn sino de Abia (1 R 15:3); de Josafat

    (22:15), de Jotam (2 R 15:38), de Acaz (16:2), de Ezequas (18:3 y 20:5), y de Josas (22:3). Esta costumbre no esexclusiva al linaje real sino tambin a la descendencia reconocida de un determinado linaje. Tal es el caso deJonadab con los recabitas a los cuales Jeremas los reconoce en sus das (Jer 35:6, 8, 10).

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    en la lnea de Nabucodonosor y podra muy bien haber estadoemparentado con l mediante su esposa.45

    Esta era una prctica comn en la literatura cuneiforme.46 La mencin

    o reconocimiento de filiacin a algn antepasado lejano era una costumbremuy aceptada y comn en el mbito semtico del Antiguo Cercano Oriente, 47registrando esta prctica en los anales asirios.48

    En cuarto lugar, el hechode que Belsasar le ofrezcaa Daniel ser el tercerseor en el reino (Dn 5:7),tiene una connotacintremenda porque con

    esto entendemos que,adems de la personaque descifre la escrituraen la pared (Dn 5:25)el tercero, y Belsasar

    siendo el segundo, existe otro, que sin duda alguna, no puede ser ms queNabonido el primero.49Millard lo expresa de la siguiente manera:

    Si Belsasar era el rey, por qu Daniel no poda convertirse en segundodespus de l, tal como aconteci en el caso de Jos con el Faran

    en Egipto (Gn 41:40,44)? La respuesta podra ser que Belsasar mismoera el segundo gobernante en el reino. Si el padre de Belsasar,Nabonido, era en realidad el rey, entonces Belsasar era el segundoa l. Resulta pues obvi| o que Belsasar poda ofrecer nicamente eltercer lugar a Daniel.50

    De este modo, Daniel consign correctamente los datos de acuerdoa la situacin poltica de sus das. l conoci de cerca a la familia real caldea y,

    45J. D. Wiseman, Belshazzar, en The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Biblie, ed. Merril C. Tenney

    (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1975), 1:151. Adicionalmente, Hasel seala que la clave de la situacin est enque la palabra padre en las lenguas semticas puede significar tambin abuelo, o un antepasado fsico msremoto, o incluso un predecesor en el cargo. . . Nabucodonosor fue padre de Belsasar, y Belsasar fue hijo deNabucodonosor en su relacin de abuelo y nieto (Hasel, El establecimiento, 5:113).

    46Aloma, Daniel: El varn, 1:177.

    47En adelante ACO.

    48Por ejemplo, Tiglat-pileser I (1114-1074 AC) aduce en una tableta de fundacin del templo deAnu-Adad que es hijo de Ashur-reshi, rey de Asiria, hijo de Mutakil-Nushur, tambin rey de Asiria (A. Scharffy A. Moortgat, gypten und Vorderasien im Alertum [1950], 152), y tambin Salmanasar III (859-824 AC) en ladenominada inscripcin del trono, se autoproclama hijo de Ashurbanipal, rey del mundo, rey de Asiria, hijo deTukulti-Ninurta I, igualmente rey del mundo, rey de Asiria (ANET, 275).

    49Diestre, 2:722.

    50A. R. Millard, Daniel and Belshazzar in History, Biblical Archaeology Review11 (1985): 78.

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    como ministro, estaba al tanto de la corregencia entre Nabonido y Belsasar, comotambin de nombrar a los reyes como descendientes del linaje real. Adems,le fue natural mencionar a Belsasar como hijo de Nabucodonosor, tal como elmismo rey incluso acostumbraba llamarse (Dn 5:13).51

    2. Aspectos lingsticos

    En esta parte analizaremos: (1) el hebreo de Daniel, (2) el arameo deDaniel, (3) El trmino caldeo en Daniel, y (4) las palabras persas y griegas enDaniel.

    El hebreo de Daniel

    La parte hebrea de Daniel corresponde a 1:12:4a y 8:112:13. Segn loscrticos, como Driver, el hebreo de Daniel no se parece al hebreo de Ezequiel, ni

    siquiera al de Hageo y Zacaras, si no al subsiguientea Nehemas.52Montgomery seal que el hebreo de Daniel podra sealar

    una fecha tarda en comparacin con la literatura bblicaconocida. . . asignndose a este el siglo II AC.53Del mismomodo, Davies, que para su desgracia haba afirmado que

    el arameo de Daniel es un arameo imperial, esencia deun dialecto oriental, reconocido generalmente como

    el dialecto del arameo bblico de Daniel,54certificabanegativamente que el hebreo de Daniel no es elhebreo de un exiliado del siglo VI AC.55

    Esta postura, no obstante, ha sido rechazadaincluso por eruditos histrico-crticos por falta de un estudio concienzudo y faltade evidencia.56Si Daniel tiene un origen en Israel del siglo II AC, cabra esperaralgunos rasgos en comn con el hebreo de esa poca. La carencia de tales rasgoscomunes parece apoyar una fecha distinta al siglo II AC; concretamente, un

    51Lester L. Grabbe, The Belshazzar of Daniel and the Belshazzar of History,AUSS26:1 (1988): 59-66; W.W. Prescott, The Historicity of Belshazzar, Min5:9 (1932): 15-18.

    52S. R. Driver, An Introduction to the Literature of the Old Testament (New York: Oxford University Press,1965), 473, 476. Driver, adems, seal que desde luego, el hebreo de Daniel no es el hebreo de un exiliado judodel siglo VI AC (Ibd., 476).

    53J. A. Montgomery,A Critical and Exegetical Commentary on the Book of Daniel, en International CriticalCommentary(Edinburgh: T.& T. Clark, 1927), 15.

    54P. R. Davies, Daniel (Sheffield: JSOT Press,1985), 38.

    55

    Ibd., 38. 56Vase los trabajos de O. Ploger, D. S. Russell, A. Lacocque, J. J. Collins y W. S. Towner citados en esteartculo.

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    periodo anterior a ese siglo.57El hebreo de Ezequiel comprueba esta afirmacin.Ezequiel y Daniel comparten una similitud de lenguaje (aunque no de estilo),58reforzando el argumento de que estos escribieron en el mismo periodo por eluso comn de trminos y vocablos idiomticos peculiares de aquel tiempo.59

    Adems, si se hace una comparacin del hebreo de Daniel con el hebreoempleado en los rollos del Mar Muerto del siglo II AC, estos revelan que ningunode los documentos sectarios compuestos en hebreo [. . .] muestran ningunacaracterstica en comn con los captulos hebreos de Daniel.60 Con certeza,podemos decir que no hay nada en el hebreo de Daniel que sugiera darle unadatacin en el siglo II AC. W. J. Martin lo expresa de la siguiente manera: nohay nada en el hebreo que Daniel pudiera considerarse extraordinario para unhablante bilinge o, quizs en este caso, trilinge del idioma en el siglo VI AC. 61

    El arameo de Daniel

    Daniel no es el nico que tiene una porcin escrita en hebreo y arameo62al mismo tiempo. Aunque el AT est escrito en la lengua de los antiguos israelitas(hebreo), este tambin presenta porciones que estn escritos en arameo (Esd 4:86:18; 7:12-26; Dn 2:4b-7:28; y Jer 10:11).63

    Los crticos alegan que el arameo presente en Daniel es un arameomedio, usado a finales de los siglos de la era precristiana y los primeros de laera cristiana.64A saber, el arameo empleado en Daniel indica que l podra haber

    57Hasel, El establecimiento, 5:143.

    58Diestre, 2:744.

    59Ibd. Vase, tambin, Erwin Jenkins, The Authorship of Daniel (Tesis doctoral, Talbot TheologicalSeminary, 1995), 81.

    60F. F. Bruce, The Book of Daniel and the Qumran Community, en Neotestamentica et Semitica: Studiesin Honour of Matthew Black, eds. E. Earle Ellis y Max Wilcox (Edinburgh: T. & T. Clark, 1969), 221-235. Vase, tambin,Hasel, Understanding, 86-90; dem, The Book of Daniel Confirmed by the Dead Sea Scrolls,JATS1 (1990): 37-49;dem, New Light on the Book of Daniel From the Dead Sea Scrolls, Min65 (1992): 10-13; Randall Price, Secretsof the Dead Sea Scrolls(Eugene, OR: Harvest House, 1996), 151-153; dem, When Was Daniel Written, en Secretsof the Dead Sea Scrolls, 157-163; John C. Trever, The Book of Daniel and the Origin of the Qumran Community,Biblical Archaeologist48 (1985): 89-102; Merling Aloma, Daniel y los descubrimientos de Qumrn, Didaj 1:1(2012): 13-26.

    61W. J. Martin, The Hebrew of Daniel, en Notes on Some Problems in the Book of Daniel, 30.

    62Es la lengua de los antiguos arameos, que son mencionados por primera vez en textos cuneiformesen el siglo XII AC. Con el tiempo, el arameo suplant las diversas lenguas de las tierras conquistadas. A partir delsiglo VIII AC, el arameo se convirti en una lengua internacional, la lengua franca, del Prximo Oriente (Hasel, Elestablecimiento, 5:132).

    63La Escritura registra que el pueblo de Israel tuvo contactos arameos temprano (Gn 31:24), adoptandoel hebreo como su lengua propia. Sin embargo, durante el exilio, el arameo casi desplaz al hebreo.

    64Los mximos defensores de esta postura fueron S. R. Driver, C. Torrey y H. H. Rowley. Parece ser queen 1897, Driver abri el debate presentando informacin sobre la fecha y la naturaleza del arameo de Daniel,concluyendo que el arameo permiteuna fecha posterior a la conquista de Palestina por Alejandro Magno

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    escrito su libro en el siglo II AC, en los das de los macabeos y no antes.Tras los descubrimientos de los papiros de Elefantina,65 sin embargo,

    Rosenthal, tras un importante estudio realizado en 1939, concluy que la antiguaevidencia lingstica para una fecha tarda de Daniel tena que ser olvidarla.66

    En 1965, Kitchen, uno de los eruditos ms reconocidos en este campo, alestudiar cuidadosamente el vocabulario, la ortografa y la fontica juntamentecon la morfologa y la sintaxis del arameo de Daniel, concluy que:

    El arameo de Daniel (y de Esdras) es, sencillamente, parte delarameo imperial (ocial) por s mismo, no susceptible de datacinconvincente dentro del lapso que va de ca. 600 a 300 AC. Siendoello as, no hay base en el arameo para imponer una datacin parael libro de Daniel en el periodo macabeo. En lo que al arameo sereere, una fecha en los siglo VI/V AC es perfectamente posible.67

    Aunque Rowley critic los descubrimientos de Kitchen,68 sus crticasfueron sometidas a un escrutinio por Kutscher, donde seal que el arameode Daniel indicaba un origen oriental y no un occidental, como requera si estefuese del siglo II AC.69 Por otro lado, Teixidor, haciendo un estudio epigrficoliterario de Daniel y Esdras, concluy que la parte aramea data de la poca persay no macabaica.70Finalmente, Coxon fue quien dio la estocada final, cuando, en1977, present el resultado de sus investigaciones sobre la frase ellos bebieron(Dn 5:3), concluyendo que la lengua de Daniel corresponde a una morfologa

    del arameo imperial del este (oriental), y por lo tanto muy anterior al siglo II

    (332 AC). S. R. Driver, An Introduction, 502-504, 508. La cursiva es del original. Luego, fue Torrey quien dat elarameo de Daniel entre los siglos III/II AC (C. C. Torrey, Notes on the Aramaic Part of Daniel, Transactions of theConnecticut Academy of Arts and Sciences 15 [1909]: 239-282; dem., Stray Notes on the Aramaic of Daniel anEzra,Journal of American Oriental Society43 [1923]: 229-238) y finalmente en 1929, Rowley public un estudiosobre el arameo bblico en el cul lleg a la conclusin de que el arameo de Daniel se posicionaba en algnpunto entre el arameo de los papiros nabateanos y las inscripciones de Palmira, es decir, en el siglo II AC (H. H.Rowley, The Aramaic of the Old Testament[London: Oxford University, 1929]), 11).

    65

    Descubiertos en el Alto Egipto, escritos en arameo y aceptados como provenientes del siglo VAC. Estos papiros coinciden con el arameo de Daniel. Ver P. W. Coxon, The Syntax of the Aramaic of Daniel: ADialectical Study, Hebrew Union College Anual47 (1977): 107-122.

    66F. Rosenthal, Die Aramistische Forschung (Leiden: E. J. Brill, 1964), 60-71; dem, Aramaic StudiesDuring the Past Thirty Years,Journal of Near Eastern Studies 37 (1978): 81-91. nfasis aadido.

    67K. A. Kitchen, The Aramaic of Daniel, en Notes on Some Problems in the Book of Daniel, ed. D. J.Wiseman, t al. (London: Tyndale Press, 1965), 31, 37, 75-79.

    68H. H. Rowley, Review of D. J. Wiseman, t al., Notes on Some Problems in the Book of Daniel, Journalof Semitic Studies11 (1966): 112-116.

    69E. Y. Kutscher, HaAmarait HaMiqrait-Amarit Mizrahit hi o Maoravit?, First World Congress of Jewish

    Studies1 (1952): 123-127. 70Javier Teixidor, Contexto epgrafo y literario de Esdras y Daniel, en Simposio Bblico Espaol, eds. N.Fernndez Marcos, J. Trebolle Barrera y J. Fernndez Vallina (Madrid: Universidad Complutense, 1984), 139.

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    AC.71Al igual lo hace Stefanovic, a travs de un estudio comparativo entre lasinscripciones arameas del siglo IX-VII AC y el arameo de Daniel, llegando a laconclusin de que el arameo de Daniel corrobora su antigedad, es decir, elsiglo VI AC.72

    El trmino caldeo en Daniel

    Segn los crticos, el trmino caldeo, para la poca de Nabucodonosor,fue empleado en los periodos persas y posteriores, pero no antes.73Adems, en laprimera parte del reinado de Nabucodonosor, la palabra caldeo solo tena unaconnotacin racial, mientras que el escritor de Daniel le asigna el significado decasta religiosa u hombres sabios,74algo que no se hizo sino mucho ms tarde delreinado de Nabucodonosor. Por lo tanto, estos concluyen en que el autor del libro

    de Daniel tuvo que haber escrito su libro muchos aos, tal vez siglos, despus delcolapso del imperio neo-babilnico, y a eso de debe su error.75

    El trmino caldeo76 [heb. ], sin embargo, ha sido comprobadoarqueolgicamente en sentido tnico77 y tambin como una referenciaprofesional vigente incluso en los das previos al imperio neo-caldeo,78como lodemuestra una tableta fechada proveniente del dcimo cuarto ao de Shamash-shum-ukin de Babilonia (668-648 AC).79

    La actividad de estos caldeos estaba vinculada con los demsdignatarios en las artes mgicas de la corte de Nabucodonosor

    especialmente los asipucuya actividad tena que ver con la magia, la hechicera

    71P. W. Coxon, A Philological Note on Daniel 5:3f,Zeitschrift fr die alttestamentliche Wissenschaft89:2(1977): 275.

    72Zdravko Stefanovic, The Aramaic of Daniel in the Light of Old Aramaic JSOTS 192 (Sheffield: SheffieldAcademic Press, 1992). Vase, tambin, J. Linder, Das Aramische im Buche Daniel, Zeitschrift fr KatholischeTheologie59 (1935): 503-545. Linder concluye que la fecha del siglo III al II AC para el libro de Daniel ya no puedesostenerse. De esta forma, no habra fundamento lingstico contra una fecha temprana para Daniel (Ibd., 544-

    545). 73Hasel, El establecimiento, 5:126-127.

    74Evis. L. Carballosa,Daniel y el reino mesinico, 3ra ed. rev. (Grand Rapids, MI: Portavoz, 1999), 21.

    75Ibd.

    76Daniel 2:2, 4, 5, 10; 4:7; 5:7-11; fuera del significado tnico que tiene 1:4; 3:8; 9:1.

    77E. M. Yamauchi, The Archaeology Background of Daniel, Evangelical Quarterly 137 (1980): 5-6. Enadelante EvQ. A. R. Millard, Daniel 1-6 and History, EvQ49 (1979): 69-71; J. G. Baldwin, Some Literary Affinitiesof the Book of Daniel, Tyndale Bulletin 30 (1979): 29; J. McDowell, Daniel in the Critics Den. Historical Evidence forthe Authenticity of the Book of Daniel(San Bernardino, CA: Heres Life Publishers, 1979), 55-59.

    78

    Aloma, Daniel: el varn, 1:187. 79G. L. Archer, Daniel, en Encyclopedia of Bible Difficulties (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982), 282-293.

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    y la recitacin de literatura exorcista.80Adems, esto no es nada nuevo. En lapoca de Nabunasir (747 AC) se presenta una tradicin caldea en la que sehacen observaciones a astros muy exactas, reconociendo a los caldeos comohombres de ciencia (sabios), y por esto, es razonable pensar que esta tradicin

    fue muy bien conocida por Daniel, ya que para la poca en la cual l viva, era elmomento ms floreciente de los caldeos.81

    Las palabraspersasy griegasen Daniel

    Existen aproximadamente diecinueve palabras de origen persa en laparte aramea del libro de Daniel. Rowley defendi que ello es indicacin de queel arameo bblico de Daniel es mucho ms cercano al arameo de los targmes delos siglos II y I AC que a los papiros arameos del siglo V AC.82

    Asimismo, con las tres palabras griegas, que son instrumentos musicales:el arpa [conocido antiguamente como ctara], el salterio y la zampoa (3:5 cf.vv. 7, 10, 15),83no habra excusa para no fijar la fecha en el siglo II AC. Tal comolo menciona Driver, las palabras persas presuponen un periodo despus de queel imperio persa estaba bien establecido, las palabras griegas demandan [. . .]una fecha posterior a la conquista de Palestina por Alejandro Magno (332 AC).84

    Coxon, sin embargo, haciendo un estudio ms detallado sobrelas palabras griegas en su contexto histrico, lingstico y cultural, llega la conclusin de que estas palabras no son obstculo para una fecha

    prehelenstica para la composicin del libro de Daniel, como tambin lo haceYamauchi85porque: (1) el primer instrumento fue adoptado en el arameo en elperiodo prehelenstico;86(2) el segundo instrumento, basndose en un estudiorealizado por A. Sendry,87es un instrumento musical importado del Oriente aGrecia, con la nica diferencia de que los griegos mejoraban los instrumentos,y nuevamente eran exportados al Oriente;88 y (3) aunque, antiguamente eltrmino griego para el tercer instrumento significaba meloda en conjunto,ms tarde, posiblemente, puede haber llegado a tener el significado de un solo

    80Ida Frhlich, Les enseignements des Veilleurs dans la tradition de Qumrn, Revue de Qumran 49-52(1988), 181-183.

    81Diestre, 2:721.

    82H. H. Rowley, The Aramaic of the Old Testament(London: Oxford University, 1929), 139.

    83Hasel, El establecimiento, 5:130.

    84Driver,An Introduction, 508.

    85Yamauchi, Archaeological Background of Daniel, 13.

    86P. W. Coxon, Greek Loan-Words and Alleged Greek Loan Translations in the Book of Daniel, GlasgowUniversity Oriental Society Transactions25 (1976): 24.

    87A. Sendrey, Music in Ancient Israel (New York: Philosophical Library, 1969), 297.

    88Coxon, 32-36.

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    instrumento musical.89

    Finalmente, con los trabajos que presentaron Montgomery,90Albright91yYamauchi,92se demostr la debilidad de los argumento de Driver, sealando conevidencia abrumadora la influencia de la cultura griega en el ACO, y sobretodo;

    en Babilonia.

    3. La angelologa en Daniel

    Una razn ms que la crtica moderna presenta contra el libro de Daniel,es la creencia de una angelologa93demasiada avanzada para su poca.94Si bienes cierto que en el AT los ngeles actan como portadores de mensajes,95ya en laparte del Pentateuco los ngeles (1) protegen al pueblo de Dios, (2) destruyen asus enemigos, y (3) revelan la voluntad de Dios.96

    La evidencia textual presenta la existencia de profetas que pertenecena la misma poca, a saber el periodo del exilio97 que hicieron uso del estiloapocalptico,98aunque en distintas proporciones. Por ejemplo, en el libro de Ezequiel hay seres vivientes (1:22, [heb. ]) dotados de alas que sostienen el trono de Dios, identificados como losquerubines99 (10:20; 11-22-25, [heb. ]). En el captulo 9, el profeta hace

    89Ibd.

    90Montgomery,A Critical and Exegetical Commentary on the Book of Daniel, 22.

    91W. F. Albright, From the Stone Age to Christianity (Garden City, NY: Doubleday, 1957), 337.

    92E. M. Yamauchi, Greece and Babylon(Grand Rapids, MI: Baker, 1967), 94.

    93La angelologa es la ciencia que estudia a los ngeles. En Teologa, es la rama que intenta explicar elorigen y cualidades de los seres espirituales llamados ngeles.

    94F. Dexinger, Das Buch Daniel und sene Probleme (Stuttgart, Katholischee Bibelwerk, 1969), 16; W.Baugartnet, Das Buch Daniel(Giessen: Topelmann, 1926), 70, 136-137.

    95Un estudio detallado sobre el papel de los ngeles en el contexto bblico veterotestamentario yextrabblico, lo hace Merling Aloma en su tesis doctoral publicado en espaol en siete partes por la revistaTheologikade la Facultad de Teologa de la Universidad Peruana Unin. Vase Merling Aloma, Los ngeles enel contexto extrabblico veterotestamentario: Un estudio exegtico comparativo Parte I, Theo 3:2 (1988): 166-183; dem, Parte II, Theo 4:1 (1989): 44-99; dem, Parte III, Theo 4:2 (1989): 118-205; dem, Parte IV, Theo5:1(1990): 2-91; dem, Parte V, Theo 5:2 (1990): 168-227; dem, Parte VI, Theo 6:1 (1991): 2-75; dem, Parte VII, Theo6:2 (1991): 208-269.

    96Hasel, El establecimiento, 5:156.

    97Schwantes, La fecha, 98.

    98Vase Johnsson, Apocalptica bblica, en Tratado de Teologa, 9:884-917.

    99La primera mencin de los querubines est registrada en Gnesis 3:24, donde se les encomendcuidar el rbol de la vida del huerto del Edn (J. D. Douglas, Querubines, en Nuevo diccionario bblico Certeza,1ra ed. CD-ROM, Biblioteca Digital Libronix 3.0g [s.l: Sociedades Bblicas Unidas, 2000]). Los arquelogoshan descubierto varios artefactos que pueden tener semejanza con los querubines, pues en el ACO, las

    representaciones de seres alados eran comunes. Para ms informacin, vase Merling Aloma Lesser Gods of theAncient Near East and Some Comparisons with Heavenly Beings of the Old Testament (Tesis doctoral, AndrewsUniversity, 1987).

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    referencia a un varn vestido de lino,100 junto a otros cinco ms, quienes sonejecutores de los juicios divinos.101En la ltima visin de Ezequiel (40-48), se hacereferencia a un hombre de apariencia como de bronce (40:3), el cual acta comomediador entre la divinidad y el profeta.

    Por otro lado, las visiones del libro de Zacaras se asemejan tambin a lasde Daniel. En ambos libros un ngel intrpretees quien desempea un papel desuma importancia. Este ngel mencionado en Daniel (caps. 7, 8, 9, 10-12) al quese le da el nombre de Gabriel en 8:16; 9:21, es cercano, si no idntico al papelinterpretativo de los ngeles de Zacaras (1:9, 14, 19; 2:1-3; 4:4-6, 11-14; 5:5-11;6:4-8).102

    Es preciso admitir que, an en el dominio de la angelologa, el libro deDaniel tiene ms afinidad con los libros de Ezequiel y de Zacaras, que con loslibros apocalpticos que surgieron a partir del siglo II AC,103 siendo la diferencia

    que en el libro de Daniel el ngel es identificado por su nombre.Adems, si uno hace una comparacin con la evidencia arqueolgica

    hallada en Qumrn, en relacin a los ngeles de Daniel y al siglo II AC, se darcuenta que hay indicadores de que Daniel es ms antiguo que las invocaciones deQumrn,104y es ms significativo que los que lo ligan con la literatura apocalpticaque intent imitarlo.105

    100El hombre vestido de lino (vestido de los sacerdotes [cf. x 28:29-42] y de los ngeles [cf. Dn 10:5;12:6-7]) mencionado aqu, es sin lugar a dudas el mismo ser que aparece en Daniel 10:5 y 12:6-7. Se dice queeste es un increble ser celestial (cf. Ap 1:13-16; el mismo ser que se le apareci a Juan), que apareci enforma humana y vino para auxiliar a Daniel, como tambin lo haba hecho Gabriel anteriormente (Dn 9:20-27).Vase man clothed in linen[Dn 10:5], en Andrews Study Bible, ed. Jon L. Dybdahl (Berrien Spring, MI: AndrewsUniversity Press, 2010), 1131. Por su parte, Schawantes seala que La semejanza con el ser celestial de Daniel10:[5]6 es evidente. Es este ser celestial que le servir de gua, que le mostrar el templo y la nueva Jerusaln,que medir lo que deber ser y que anunciara las leyes que deben regular el nuevo ritual en el servicio deltemplo. El desempea la funcin de ngel intrprete (Schawantes, La fecha, 99). Vase, tambin, Daniel 10:Una interpretacin teolgica desde una perspectiva apocalptica, en este nmero. Para una identificacin de

    quin es este ser celestial, vase Gerhard Pfandl, Quin es Miguel es Daniel 12:1?, en Interpretacin de lasEscrituras: Preguntas y respuestas bblicas, ed. Gerhard Pfandl, trad. Aecio Cairus y Nstor Alberro, 1ra ed. (BuenosAires: Asociacin Casa Editora Sudamericana, 2012), 250-254.

    101Para Eichrodt, estos son llamados como ngeles de venganza (W. Eichrodt, Der Prophet Ezechiel[Gottingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1959], 1:382) mientras que Cooke los denomina seres celestiales en formahumana (G. A. Cooke, Ezekiel, en International Critical Commentary [Edinburg: T. & T. Clark, 1936], 104).

    102Hasel, El establecimiento, 5:157.

    103Schwantes, La fecha, 101.

    104A. Mertens, Das Buch Daniel im Lichte der Texte vom Toten Meer (Stuttgart: Wrzburg, 1971), 112-113.

    105Schwantes, La fecha, 101. Por otro lado, A. C. Welch afirma que el libro de Daniel es mejor

    comprendido desde el punto de vista de aquellos que le precedieron que de aquellos que lo siguieron, indicandoas que l tiene ms afinidad con Ezequiel 38 y 39; Zacaras 1-8 e Isaas 24, que con Enoc, Orculos Sibilinos, etc(Vision of the End: A Study in Daniel and Revelation[London: James Clarke, 1958], 129).

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    Conclusin

    En esta primera parte de nuestro estudio, hemos visto el empeo de loscrticos para desacreditar la autenticidad del libro de Daniel en tres secciones

    principales que tienen que ver con (1) aspectos cronolgicos e histricos: laexistancia de dos sistemas de cmputo para calcular los aos de reinado delos reyes, la presentacin de Nabucodonosor como constructor de Babiloniay de Belsasar como hijo de Nabucodonosor y rey de Babilonia; (2) aspectoslingsticos: el hebreo, arameo y las palabras persas y griegas; y (3) la existenciade una angelologa avanzada en el libro de Daniel. Sin embargo, la evidencia escriturstica y extrabblica, como losdescubrimientos arqueolgicos, han demostrado que los argumentos expuestospor los crticos tienen que ser abandonados definitivamente. Por ende, es

    imposible creer que el libro de Daniel haya sido escrito en el siglo II AC, quedandocomo alternativa lo que propone la tradicin judeo-cristiana, que el libro deDaniel realmente fue escrito en el siglo VI AC, poca en que Daniel fue llevado encautiverio.

    En la segunda parte de este trabajo se analizar el punto cuatro desdeuna perspectiva histrico-bblica para ver quin es el que realmente cumple conlos requisitos profticos para ser el "poder" o "individuo" mencionado en Daniel11, y el punto cinco ser analizado a travs de la Sola Scriptura, es decir, qu dicela Biblia en cuanto a la autora de Daniel.

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    RESUMEN

    Cundo comenzaron las setenta semanas de Daniel 9:24? La profeca delas setenta semanas de Daniel 9:24-27 es parte del periodo proftico ms extensode las Escrituras. Ella tiene la virtud de proporcionar la identificacin del verdade-ro Mesas. Esta identificacin est en relacin con la venida de l. De all que re-sulta crucial la determinacin del punto inicial de las setenta semanas como unadivisin de las 2300 tardes-maanas anunciadas en el 8:14. El presente artculodetalla con precisin el inicio de las setenta semanas mostrando que hay abun-dantes pruebas histricas y arqueolgicas para determinar ms all de toda dudael ao preciso de su inicio. Con ello al mismo tiempo establece que el nico que

    puede ser sealado como verdadero Mesas es Jesucristo ya que la profeca de lassetenta semanas establece la explcita misin anunciada en la profeca y cumplidanicamente por l en su ministerio redentor.

    Palabras clave:Daniel 9:24, Setenta semanas, 2300 tardes-maanas, Daniel 8:14,457 AC.

    ABSTRACT

    When did the seventy weeks of Daniel 9:24 begin?The prophecy of theseventy weeks of Daniel 9:24-27 is part of the longest prophetic period recordedScripture. It is important inasmuch as it identifies the true Messiah. This identifi-cation is connected to the specific time and period of his coming. Based on thesepresuppositions it is crucial to determine correctly the initial point of the seventyweeks as part of the larger period of the 2300 evenings and mornings announcedin the 8:14. The present article details accurately the beginning of the seventyweeks, showing that are abundant historical and archaeological tests to determi-

    ne be-yond all doubt the precise year of its beginning. At the same time it establi-shes that the only one that can be indicated as true Messiah is Jesus Christ, sincethe prophecy of the seventy weeks establishes the explicit mission announced inthe prophecy and fulfilled only by Him in His ministry.

    Keywords:Daniel 9:24, Seventy weeks, 2300 evenings and mornings, Daniel 8:14,457 BC.

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    Introduccin

    En el primer ao de Daro el medo (538 AC), Daniel, el profeta y oficial de lacorte babilnica, decidi ofrecer las ms fervientes oraciones en favor delos exiliados de Jud.

    En su oracin (Dn 9:1-19) Daniel suplic al Seor que perdonase a su

    pueblo rebelde y lo restaurara a su tierra y ciudad capital. El suplic al Seor quecumpliera sus promesas hechas a los profetas de que Jerusaln y su templo seranreedificados despus de la destruccin sufrida.

    Dios contest la oracin de Daniel. Se encarg de que Ciro devolviesea su pueblo a su patria (Esd 1, 2), reconstruyese el templo (Esd 5, 6), y acabasereconstruyendo la ciudad de Jerusaln (Neh 1-5, 6:15-16). Y Dios fue todavams all de las splicas de Daniel. Mediante la palabra proftica transmitida porGabriel (Dn 9:21-23), Dios instruy a Daniel acerca del Mesas que iba a venir a supueblo despus que la ciudad y el templo fueran reconstruidos.

    En esta profeca el Seor design el tiempo cuando el Mesas vendra.La profeca iba a estar marcada desde el tiempo del evento por el cual Danielhaba estado orando: la reconstruccin de Jerusaln. Gabriel le dijo a Daniel,Por lo tanto, sabe y entiende que, desde la salida de la palabra para restaurar yedificar Jerusaln hasta el Mesas Prncipe habr siete semanas, y sesenta y dossemanas: a calle se volver a edificar, y el muro, incluso en tiempos turbulentos(9:25, traduccin del autor).

    Evidentemente, esta profeca extraordinaria es un gran hito proftico. Ellaofrece un criterio valioso mediante el cual el verdadero Mesas podra ser distinguido

    de los falsos. Si una persona que alegaba ser el Mesas no llegaba en el tiempoindicado, l no poda ser el verdadero Mesas. Debido a esta significancia mayor

    CUNDOCOMENZARONLASSETENTASEMANASDEDANIEL9:24?

    WILILIAMH. SHEABiblical Research Institute

    Silver Spring, Maryland, EE. UU.

    Didaj 2:1 (2013): 22-40_______________________________________________________

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    de esta profeca, haremos bien en prestar una cuidadosa atencin a sus detalles.El foco menor de nuestro estudio en esta profeca abarcar la longitud de tiempoinvolucrado; nuestra mayor concentracin estar en su punto de inicio. Trataremosprimero brevemente con la longitud del tiempo.

    El periodo de tiempo

    A. La longitud. El primer asunto a tratar en trminos de longitud delperiodo tiene que ver con las unidades mediante las cuales tiene que ser medido.Las traducciones ms antiguas, tales como la KJV inglesa, o la RV espaola, traducenla palabra aqu involucrada como semanas, en tanto que algunas recientes, comola NIV, prefieren la traduccin de septenas. El efecto real de ambas traduccionesimplica la misma longitud de tiempo, para aquellos comentadores que prefieren la

    traduccin de septenas, sabiendo que estas son septenas de aos.1Para aquellosque retienen la traduccin ms antigua de semanas, cada una de las semanasest hecha de siete das profticos, y cada da proftico es considerado como unao histrico de acuerdo con el principio hermenutico apocalptico de un dapor ao (Ver Ez 4:6; Nm 14:34).2As, la nica diferencia real entre las dos escuelasde pensamiento es si el principio da-ao necesita ser invocado aqu. En amboscasos el nmero total de aos llega a 483 aos (7 + 62 x 7 = 483). Aun cuando latraduccin literal de la crucial palabra es de inters, no necesitamos detenernos,ya que la evidencia lingstica relevante al asunto todava favorece la traduccin

    semanas.3Incluso la NVI pone semanas en el margen.B. La puntuacin.La otra cuestin involucrada con la longitud de tiempo

    delante del Mesas tendra que ver con la puntuacin. Debera ser traducido elpasaje de manera tal que indique que las 7 semanas y las 62 semanas son partede un solo conjunto dispuesto en forma tal que juntas interactan como unaunidad compuesta, o son ms bien aplicables a dos eventos separados? Algunastraducciones modernas las separan, en tanto que las traducciones ms antiguaslas mantienen juntas. La RSV inglesa y la NVI espaola, al hablar del prncipe,dicen que habra siete semanas. Despus, estableciendo un periodo al trmino

    de la oracin, comienza una nueva oracin, Despus de eso, habr setenta y dossemanas ms. Entonces ser reconstruida Jesuraln, con sus calles y murallas(NVI). Esta puntuacin da las siete semanas al prncipe y adjudica sesenta y dossemanas para la reconstruccin de la ciudad. Pero si las dos unidades de tiempo

    1L. Wood, Commentaty on Daniel (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1973), 247. Wood provee cuatrorazones principales por las que l sostiene que cada unidad de las septenas debera ser interpretada como unao literal e histrico.

    2Para una discusin extensa del principio de da por ao aplicado a las profecas de tiempo

    apocalpticas, ver mi estudio en el captulo tres de Selected Studies on Prophetic Interpretation, Daniel andRevelation Commitee Series, Washington, DC: Biblical Research Institute, 1982), 1:56-58.

    3Ibd., 74-77.

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    son mantenidas juntas, entonces tanto las siete semanas como las sesenta y dossemanas deben cumplirse antes que el Prncipe haya venido.

    La razn principal por la cual estas unidades de tiempo han sidoseparadas en las traducciones, tales como la RSV inglesa o la NVI espaola,

    implica la cantidad de tensin y peso puesta sobre el signo de puntuacin,athnah, del texto hebreo tal como lo escribieron los masoretas. Hay ciertosproblemas al tomarlo de esta manera. En primer lugar, un athnahno es un soph

    pasuq, exactamente como una coma no es un punto. Un soph pasuq indica laconclusin de los versculos del texto hebreo tal como un punto finaliza unaoracin en espaol, pero el athnahes usado nicamente ms o menos a la mitadde la oracin hebrea, contrastando con la coma, que divide las frases. Dividirla oracin hebrea en dos oraciones con un punto como un divisor en espaolsimplemente porque existe solamente un athnahen medio de ella, va ms all

    del significado del athnah, tornndolo en un soph pasuq. Semejante procederno est garantizado por la acentuacin hebrea y no es una buena traduccin.

    La naturaleza arbitraria de la puntuacin asumida por la RSV aqu puedeser sacada mediante una comparacin con lo que ha sido hecho con el resto deDaniel 9. Ningn otro ejemplo de semejante tratamiento ocurre en el texto de laRSV de Daniel 9 en el cual un athnahest representado por un punto. An ms,hay cuatro casos en los cuales la RSV no representa incluso un soph pasuqcon unpunto. En Daniel 9:1 se trata a un soph pasuqcomo si fuera un guin, el versculo4 como una coma, y los versculos 5 y 20 como si fuera un punto y coma. Al ser

    tratado el athnahen Daniel 9:25 contra su propio uso, lo que ha hecho la RSV coneste versculo, no solamente es una traduccin mala sino tambin es un caso deespecial alegato muy arbitrario. Incluso, la LXX sustenta la traduccin pareada eneste caso.

    El punto de inicio

    Por tanto, nuestra conclusin hasta aqu es que las 7 y las 62 semanasen Daniel 9:25 se pertenecen como un compuesto formando sesenta y nueve

    semanas o 483 aos histricos hasta la venida del Mesas. Si el punto inicial paraeste periodo puede ser encontrado, entonces puede ser fijada la fecha para suvenida 483 aos ms tarde. De manera que lo siguiente es tratar el importantepunto de partida.

    Daniel 9:25 afirma que el punto de partida haba de ser la salida deuna palabra (heb. dabar) para restaurar Jerusaln. Antes de buscar decretosespecficos y la reconstruccin real, debiramos de hacer algunas preguntasacerca del trmino palabra.

    A. El decreto. La razn por la cual viene el trmino es porque se hahecho un esfuerzo por algunos eruditos histrico-crticos de igualar este trmino

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    palabra en Daniel 9:25 con la palabra del Seor a Jeremas a la cual Daniel serefiere en el versculo 2 de este captulo.4Daniel estaba estudiando el rollo deJeremas acerca de la profeca de la desolacin de Jerusaln por setenta aos.Jerusaln iba a ser restaurada al final de ese periodo. Debido a que el mensaje

    que vino a Jeremas fue denominado como una palabra y el mismo trminohebreo fue usado en Daniel 9:25, deberan ser igualados? Hacindolo as sesituara el comienzo de las setenta semanas de Daniel hacia atrs en el tiempode Jeremas, alrededor del 593 AC. Este tipo de interpretacin pasa por alto elhecho de que el trmino palabra es usado de nuevo dos veces en Daniel 9:23. Siuno busca las conexiones lingsticas, aqu en el versculo 23 hay una mucho msrazonable para ser utilizada durante el tiempo de Jeremas que la referencia en elversculo 2.

    Pero incluso aqu hay una diferencia entre la palabra de la introduccin

    de Gabriel en la misma profeca. En la primera parte del versculo 23, Gabrieldijo a Daniel que una palabra haba salido (heb. yasa) , obviamente de Dios,quien envi el mensaje a Daniel. El hecho de que es usada la forma perfecta delverbo indica que la palabra ya haba salido, y habiendo salido haba llegado aGabriel, quien iba a drsela ahora a Daniel. La referencia es una accin pasada ocomunicacin que Daniel est ahora por entender.

    Pero la palabra que Daniel est por entender no es el decreto para lareedificacin de Jerusaln. Es la profeca entera, la cual en su totalidad constituyeesta palabra en particular. De esta manera la palabra acerca de la reconstruccin

    de Jerusaln estaba contenida en la palabra proftica total o el mensaje queGabriel trajo a Daniel. Esa palabra era una descripcin de eventos futuros. Y unode esos futuros eventos iba a ser la salida de la palabra o decreto para reconstruirJerusaln. As, la palabra del versculo 25 no es la palabra del Seor a Jeremasen el versculo 2 ni la palabra del Seor mediante Gabriel a Daniel en el versculo23. Es algo a ser cumplido en el futuro. Para corroborar notamos que el trminopara salir (heb. mosa

    ) que es usado en el versculo, no es el trmino que es usadopara la palabra en el versculo 2 (heb. hayan) ni es el verbo usado en el versculo23 (heb.yasa). Un contraste posterior entre el versculo 2 y el 25 es que el primero

    es especialmente la palabra del Seor, en una cadena constructa con el nombrede Dios en la relacin genitiva, en tanto que en el versculo 25 es simplementeuna palabra sin ningn nombre divino ni ningn artculo definido usado con l.

    B. El rey del decreto.El siguiente punto a ser tratado aqu es, qu es loque el profeta predijo que iba a ser reconstruido. El versculo en cuestin usa elnombre especfico de la ciudad, Jerusaln. No puede haber duda, por lo tanto,de que nosotros debemos buscar las circunstancias bajo las cuales la ciudadfue reconstruida. La mencin especfica del nombre Jerusaln ayuda a evitarconfusin con la reedificacin del templo dentro de Jerusaln. Una ciudad no es

    4J. A. Montgomery,A Critical and Exegetical Commentary on the Book of Daniel (Edinburgh: T. & T. Clark,1927), 378.

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    un templo y un templo no es una ciudad, aunque una ciudad puede contener untemplo o estar localizado cerca de una. Esta distincin es muy importante porqueel decreto de Ciro en Esdras 1:2-4 menciona especficamente la autorizacin parala reconstruccin del templo pero no menciona la ciudad. En respuesta a ese

    decreto, y a un decreto suplementario dado por Daro I, el templo fue de hechoreconstruido (Esd 6:14-16); pero aun despus de su reconstruccin, la ciudad deJerusaln todava estaba en ruinas, y sta fue la condicin en la cual Nehemas laencontr en el vigsimo ao de Artajerjes I, unos 70 aos despus. El templo fueterminado en el sexto ao del rey Daro I, el ao 515 AC, pero la ciudad an estabaen el tiempo de Artajerjes a mitad del siguiente siglo. Ahora, debemos intentar de descubrir el decreto que condujo a lareconstruccin de la ciudad. No fue el decreto de Ciro en Esdras 1; tampocofue el decreto de Daro en Esdras 6, que fue en realidad una autorizacin para

    ejecutar las estipulaciones del decreto original de Ciro. Ambos decretos tienenque ver con el templo y ambos fueron llevados hasta su ejecucin final cuando eltemplo fue terminado. Debemos mirar ms all de la reconstruccin del templohacia el proyecto de construccin mayor relacionado con Jerusaln. En realidadfueron dos decretos, o ms bien un decreto y una autorizacin, que estuvieroninvolucrados en este posterior evento, muy parecido a los dos decretos previoscentrados en el templo. Este nuevo par de decisiones oficiales se encuentra enEsdras 7 y Nehemas 2. Las circunstancias y contenido de esos decretos requierenun examen detenido en nuestra bsqueda del punto de inicio del tiempo de la

    profeca de Daniel.C. La naturaleza del decreto.El decreto dado a Esdras est registradoen Esdras 7:12-16 como un decreto oficial de Artajerjes. Est citado en el textocomo una copia del decreto en el idioma arameo original. Debido a que eldecreto de Daro en Esdras 6 en realidad contiene una reiteracin del decretoprecedente de Ciro, el decreto de Artajerjes es ms largo que el de Daro. Losdecretos se alargan a medida que uno avanza en el libro. El decreto de Ciro enel captulo 1 es el ms corto, el decreto de Daro en el captulo 6 es de longitudmedia y el decreto de Artajerjes en el captulo 7 es el ms largo y debera, por lo

    tanto, drsele una medida de especial importancia.Contribuyendo a esta importancia est la autoridad abarcante concedidaa Esdras en este decreto. Mediante este decreto l no solo recibi privilegios depagar y ofrecer sacrificios en el templo de Jerusaln, sino que se le otorg poderpara establecer magistrados y jueces en la provincia ms all del Ro. La provinciams all del Ro inclua ms que Judea. Ella inclua toda Siria y estaba situada aloeste y sur de la regin del alto ufrates. De acuerdo con este decreto, a Esdras sele concedi autoridad no solamente sobre los judos, sino sobre las personas y elterritorio fuera de Judea (Esd 7:25). Tambin se le concedi permiso para tomar

    del tesoro de esa provincia la suma de 100 talentos de plata (ver Esd 7:21-22).Como parte de las responsabilidades bajo este decreto de Artajerjes

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    estaba la autorizacin de ensear la ley de su Dios a judos y no judos en lamisma jurisdiccin del extenso territorio. Para cualquiera que no obedeciera susenseanzas en estos asuntos l estaba autorizado a ejecutar castigos incluyendola pena de muerte (ver Esd 7:25-26). Tal vez el rasgo ms destacado de este

    decreto era su autoridad sobre los que no eran judos. El grado e importanciade la posicin de Esdras debera notarse cuidadosamente a fin de entender lanaturaleza de su accin realizada al llegar a Jerusaln.

    Un segundo regreso mayor de los judos (Esd 8) ocurri bajo este mismodecreto. Este fue solamente el segundo retorno oficial a mayor escala de los

    judos de Babilonia, el primero sucedi bajo Ciro (ver Esd 1-2). En tanto que unpuado de judos debe haber regresado entre estos dos eventos, debe notarsela naturaleza completa y oficial de este retorno autorizado (ver Esd 7:13). De lamisma manera que un retorno decretado oficialmente sirvi como estmulo para

    iniciar la reconstruccin de Jerusaln.D. Los resultados del decreto.Ahora llegamos al asunto de lo que hizo

    Esdras a su llegada a Jerusaln. Sabemos que tuvo que hacer con el problema delos matrimonios mixtos o los matrimonios con extranjeros (ver Esd 9,10), peroqu ms hizo? Su otra actividad principal est registrada en Esdras 4:7-16, enuna carta de los gobernadores occidentales escrita a Artajerjes, el rey que habadado el decreto. Los gobernadores pusieron una nota de alarma, informando,sea notorio al rey, que los judos que subieron de ti a nosotros a Jerusaln, ellosestn reconstruyendo esa ciudad rebelde e impa; ellos estn terminando las

    murallas y reparando los fundamentos (Esd 4:12, RSV). Luego los gobernadoresprocedieron a amenazar al rey donde ms lo pudiera herir, en la tesorera o elbolsillo: si esta ciudad es reconstruida y las murallas concluidas, ellos no pagarntributo, impuesto, o rentas, y el erario real ser menoscabado (v. 13, RSV).

    Algunos aspectos importantes de este informe dado al rey necesitanser considerados. Primero, el informe est registrado en una carta de losgobernadores occidentales. Este se encuentra en arameo en el libro de Esdrascomo un documento oficial de los archivos persas (vv. 7-11). No hay dudaacerca de la identidad del rey a quien est dirigida. El encabezamiento de la

    carta lleva el nombre de Artajerje|s (v. 11), quien permiti a un grupo de judosretomar a Judea. Los judos haban parado para ver a los gobernadores en sucamino hacia Jerusaln (cf. Esd 4:12 y 8:36). Esta informacin concuerda biencon la autorizacin dada a Esdras para tomar de la tesorera de las provinciasoccidentales. Indudablemente, los gobernadores occidentales estabanapenados de que sus recursos haban sido reducidos por la autorizacin del rey.Cuando ellos escribieron, sus cartas financieras estaban en primer lugar en susmentes.

    Despus de parar durante su visita oficial a los gobernadores, los judos

    que retornaban siguieron hacia Jerusaln. La ciudad de Jerusaln es mencionadapor nombre en Esdras 4:12 y es descrito el carcter de ella en forma extensa por

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    los gobernadores en su informe. La nica pregunta es, qu grupo de judos estbajo discusin? El libro de Esdras provee la respuesta. Esdras trajo un grupo de

    judos de regreso a Babilonia con autorizacin de Artajerjes. Los gobernadoresinformaron entonces al rey de que un grupo de judos que retornaban haban

    venido a ellos y se marcharon a Jerusaln. Debido a que no se conoce otro retornode los judos oficialmente autorizado en el periodo persa desde los das de Ciro,y ciertamente ningn otro es conocido que haya sucedido en el reinado deArtajerjes, este grupo es incuestionablemente el de los judos que retomaroncon Esdras. La nica manera que uno puede evitar tal conclusin es colocar aalguien justamente como Esdras haciendo la misma tarea que hizo Esdras.Semejante conjetura es innecesaria.

    La conclusin lgica de que Esdras y su grupo de exiliados en retornoreferido aqu ha sido sugerido por otros eruditos. Por ejemplo, L. B. Batten declara:

    Notamos que los judos denunciados aqu son recientementellegados. Por lo tanto debe haber existido una migracin extensaen el tiempo de Artajerjes, de la cual no tenemos otro registro [sic].De acuerdo con sus empresas realizadas el grupo debe haber sidobastante numeroso.5

    E C. Fensham nota que la referencia a una migracin en el verso 12 serefiere probablemente al retorno de ciertos judos antes de Nehemas.6

    Una de las razones por la cual algunos eruditos han sido renuentes en

    aceptar a Esdras como lder de este grupo de exiliados en retorno tiene que ver conla cuestin muy discutida de la secuencia de Esdras y Nehemas. Precede Esdrasa Nehemas o Nehemas precede a Esdras? Por supuesto, los eruditos no estnseguros de la respuesta a esta pregunta, pues estn inseguros de la identidad delgrupo que precedi a Nehemas regresando a Jerusaln durante el reinado deArtajerjes. Pero si uno concuerda con la idea de que Esdras precedi a Nehemas,entonces Esdras y sus compaeros de retorno son los nicos candidatos lgicosque armonizan con este texto. La secuencia de Esdras y Nehemas es adems unasunto muy abarcante para ser tratado aqu.7Basta decir que el orden tradicional,

    clsico y cannico de Esdras seguido por Nehemas discute solamente susexperiencias propias durante el reinado de un Artajerjes, el mismo nombre de unrey con el cual termina el libro de Esdras. Y Nehemas usa una fecha posterior en elreino de ese rey de acuerdo con el nmero de sus aos de reinado. Esto, tambin,es evidente de las referencias a Esdras en el libro de Nehemas (8:1, 2, 4, 5, 6, 13,

    5L.B. Batten,A Critical and Exegetical Commentary on the Books of Ezra and Nehemiah (Edinburgh: T. &.T. Clark, 1913), 173.

    6F. C. Fensham, The Books of Ezra and Nehemiah (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1982), 73.

    7Ibd., 6-9. La literatura sobre este asunto es extensa y no puede ser citada en detalle. Para un estudioentre los muchos que sostienen el orden tradicional de Esdras-Nehemas, ver C. G. Tuland, Ezra-Nehemiah orNehemiah-Ezra?,Andrews University Seminary Studies 12 (1974): 47-62. En adelanteAUSS.

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    RV95 y 9:6, LXX). Si uno invierte el orden de esos dos hombres, estas referenciasy esta narracin necesitan ser enmendadas o cambiadas de alguna otra manera.La interpretacin lgica y directa de los datos es que Esdras retorn antes queNehemas lo hiciera y l estuvo presente para los eventos de Esdras 8 y 9. El libro

    de Esdras relata cmo lleg l a estar con anticipacin.Con este orden aplicado a los eventos descritos en Esdras 4:12-23 (pero sin

    incluir el v. 24), Esdras ahora se torna en la persona que condujo la reconstruccinde la ciudad de Jerusaln con el retorno de los grupos de exiliados que vinieroncon l durante el reinado de Artajerjes I, antes del tiempo de Nehemas.Reconstruyendo estos eventos de esta manera, sin embargo, crea una especie deproblema en el orden del texto. El regreso de los judos bajo Esdras es descrito enlos captulos 7 y 8 pero la reconstruccin que hicieron de la ciudad es descrita enel captulo 4. Por qu aparecen las cosas desordenadas de esta manera?

    Debe de sealarse que hay ms de una manera de organizar un libro, seabblico o de otra naturaleza, y un autor no siempre tiene que suscribirse al estrictoplanteamiento cronolgico. l podra tambin haber seguido un planteamientotemtico. Y esto es lo que aqu ha ocurrido. Hay un parntesis entre Esdras 4:5 y 4:24-5:1. El parntesis contina su propio recital junto con lneas cronolgicas, siendo eltema o subtema la oposicin a los judos. Esta oposicin es primero citada duranteel reinado de Ciro en Esdras 4:1-5, luego durante el reinado de Artajerjes en Esdras4:7-23. Luego con Esdras 4:24 la narracin retorna al tiempo de Daro entre lostiempos de Daro y Asuero.

    El tema tratado en esta subseccin (Esd 4) es la oposicin a los judos. Laoposicin es en el primer caso a la reconstruccin del tiempo (tiempo de Ciro),luego una oposicin ms general (tiempo de Jerjes), y finalmente una oposicina la reconstruccin de la ciudad de Jerusaln (tiempo de Artajerjes). Fensham haprovisto una evaluacin apropiada de este problema, al establecer que:

    A pesar de esto [el orden cronolgico de los reyes persas en el captulo4], Rudolph presume que el cronista no tuvo idea de la secuencia delos reyes persas y mencion nombres tpicos que son accidentalmentecorrectos cronolgicamente. Rudolph llega a esta conclusin debido al

    repentino cambio a Daro en el 4:24. . . De esta manera es comprensibleque los eruditos modernos, al razonar desde su propia lgica, puedanconsiderar la abilidad histrica de este captulo con recelo. Pero hayotra clase de lgica perfectamente legtima para el razonamiento delautor de este captulo: l se est reriendo en este captulo en ordencronolgico a los obstculos puestos en el camino de los judos para lareconstruccin del templo y la muralla de Jerusaln. Cuando l discutelos problemas de la reconstruccin del templo en el 4:1-5, le recuerda al obstculos similares con la reconstruccin de la muralla de Jerusaln, yde esta manera el 4:6-23 ha sido insertado, casi parentticamente, antesque el argumento de la construccin del templo haya sido tomado denuevo en el 4:24ss (ya notado con anterioridad por C. F Keil).8

    8Fensham, Ezra andNehemiah, 69-70.

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    As, hay una explicacin perfctamente vlida en cuando al motivopor el que el decreto y el regreso se describen en los captulos 7 y 8, pero lareconstruccin acometida por las mismsimas personas que regresaron en esoscaptulos se describe en el captulo . No hay conflicto alguno. La estructura del

    captulo simplemente refleja la decisin del autor de tratar su material de formatemtica y no estrctamente cronolgica.

    Antes de pasar a asuntos especficamente cronolgicos, surgendos preguntas finales sobre estos acontecimientos. La primera es: Por quacometi Esdras la reconstruccin de la ciudad cuando no es mencionadaespecficamente en el decreto de autorizacin de Artajerjes? La segunda es:Por qu detuvo Artajerjes la reconstruccin si la autoriz y era favorable aEsdras?

    Para responder la primera pregunta, podemos, sencillamente, aportar

    la prueba histrica. Esdras 4:12, 13 indica que Esdras, en efecto, fue adelantey acometi la reconstruccin. No parece haberse esforzado en ocultar loque haca. No lo hizo clandestinamente, sino a la vista de los gobernadoresoccidentales. Dada la naturaleza abierta del proyecto, solo se puede decirque Esdras entendi que la reconstruccin caa dentro de la juridiccin de laautoridad que se le haba otorgado. Observador meticuloso de la ley de Dioscomo era y hasta Artajerjes repar en ello, no intent en modo algunoengaar a nadie en cuanto a lo que haca. A Esdras se le haba otorgadoautoridad legar y en las salas de juicio (Esd 7:25, 26). Tpicamente, tales lugares

    estaban en las puertas de la ciudad, en las que los jueces se reunan parallevar a cabo sus actividades judiciales.


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