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Derruau - Tratado de Geograf■a Humana · geográficas por pa'l"te de la Editorial Vicens-Vives,...

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Colección Ecumene D ir igida por J. Vilá Va lentí Cate dr át ic o de la Universidad de Barcelona manuales vicen s- viv o8 MA X DERRUAU Profesor de la f ac ultad de Letras de Clermonl -Ferrand TRATADO DE ..-t. J GEOGRAFIA HUMANA , Pró logo de J. VILÁ VAL EN Ti , , - . editorial vicens-vives . barcelona
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Colección Ecumene

Dirigida por J. Vilá Valentí Catedrático de la Universidad de Barcelona

manuales vicens- vivo8

MAX DERRUAU Profesor de la f acultad de Letras de Clermonl - Ferrand

TRATADO DE

..-t. J

GEOGRAFIA HUMANA

,

Prólogo de

J . VILÁ VALENTi

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editorial vicens-vives . barcelona

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T(tulo original

PR ÉCIS DE GÉOGRAPHIE HUMAINE () LlBRAIRIE ARMAND COLlN, PARIS, 1961

Traducido por RA IMUNDO GRII'iIÓ

Primera edición, septi embre 1964

Soounda edición , octubre 1967 Torcera edición, noviembre 1968 Cuarta edición, noviembre 1969

<C> M. DERRUAU y EDITORIAL VICENS- VIVES, 1964

Dopósi to legal : B. 42.760-1969 N,o de regist ro : B. 410·64 N.O do orden V.V .: 869

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PRóLOGO

No cabe duda alguna de que las obras de carácter geográfico interesan, cada vez más, a un mayor sector del público. En .parte, porque el hombre actual dispone de las posibilidades técnicas necesarias para alcanzar un autén­tico conocimiento de la superficie terrestre en todas sus facetas y por ello toma conciencia, a veces por primera vez, de numerosos problemas. En este aspecto se terminó la etapa de los descubrimientos y de Zas exploraciones, sustituida por la fase del conocimiento y la posesión. Hoy resuena en su plenitud, lleno de eficacia, el mandato bíblico: trPoblad la tierra y subyu­gadla", seguido de todas tas donacion es y los objetivos por cumplir. Es, me parece, la primera y gran planificación, a nivel divino. Culminadas otras etapas, el hombre está actuar·mente en una situación inmejorable para poseer y modificar la superficie terrestre, es decir, para "hacer" Geografía.

Por otra parte, el hombre actual tiene múltiples ocasiones, como en mo­mento alguno de la Historia de la Humanidad, para contemplar las maravillas, naturales o humanas, que aparec~n en la superficie terrestre. Hoy día. decenas de millones de hombres viajan y se trasladan anualmente sobre la piel de la Tierra, cruzan d aire, el mar y los continentes. Y un buen número de ellos, como es sabido, viajan por el puro placer de viajar, meramente por la satis­facción -muy moderna, podemos añadir- de ((ver" Geografía .

Finalmente cabe otra razón, que se refiere propiamente ,a la Ciencia geográfica. La Geografía, en efecto, se encuentra en una verdadera encruci­jada de otros conocimientos, naturales y humanos. Nacida como Ciencia a mediados del siglo, pasado, nuestra disciplina se ve envuelta en una proble­mática cada vez más diversa y compleja, al compás del avance de las materias afines. teLas Ciencias avanzan por su.s bordes" decía un geógrafo, pensando precisamente en la nuestra. Y los bordes de la Geografía son ' realmente variados y fecundos, desde la Geología a la Sociología, desde la Climatología a la Historia, desde la Biología a la. Economía. Nunca ha pretendido ser la Geografía, como algunos creen erróneamente, un compendio de otras disci­plinas; pero a veces pudiera parecerte, tal es ~::t diversidad de los datos que maneja. Por esta misma complejidad la Ciencia geográfica inteTesa, sin duda alguna, a un considerable número de hombres, por imperativo profesional, a veces, por el simple gusto de conocer e intentar· comprender, en otras ocastones .

Por ello ~ale la pena subrayar la. decisión de crear una colección de ob'l"as geográficas por pa'l"te de la Editorial Vicens-Vives, de corto pero brillante historial y bien conocida como casa editora de obras de alto interés cukural. Creo que la decisión es una clara prueba de que se ha sabido captar la ade­cuación de los conocimientos geog'l"áficos a nuest'l"os tiempos y a nuestra sociedad. Pero el. riesgo es mayor si la singladura lleva a puertos lejanos ; y me parece que lo más digno de alabanza es el amplio horizonte que se pretende cubrir, a pesar del riesgo. Saludemos con gozo este nuevo esfuerzo de la Editorial.

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relacionada con la débil industrialización, la cual quizá se explique por la incapacidad del sur de Italia para luchar contra la invasión de los productos industriales del norte, desde el día (1860) en que la unificación del norte y del sur suprimió las barreras aduaneras, y en parte, también, por el escaso interés demostrado por la aristocracia y la burguesía en la creación de fábri­cas: los capitalistas del sur han invertido su dinero, más aun que los del norte, en empresas radicadas en otros lugares.

Esta emigración no se produce por un igual en todo el sur de Italia. Se ha podido comprobar que dos pueblos próximos se comportan de forma muy dHerente: las gentes de San Stefano, en los Abruzzos, emigran, y ello com­promete gravemente la mano de obra presente y futura y orienta al pueblo hacia una economía extensiva; en cambio, las de Castel del Monte no emigran, y practican, gracias a la mano de obra que conserva, un cultivo más intensivo. Existen, pues, dos form as de reaccionar ante unas condiciones económicas mediocres.

Desde 1914, y esto es válido tanto para el sur de Italia como para otros muchos países, las condiciones en las cuales se recibe a los emigrantes en los países; de allende el mar, las restricciones de todo orden con que se enfrentan, la política fascista y las Dos Guerras Mundiales, determinaron una dismi­nución de la emigración. Una reforma agraria y la creación de una Caja del SUf, destinada a multiplicar las ofertas de empleo, tratan de resolver en la actualidad el problema de la superpoblación, que está comprendido en un com­plejo físico, social e histórico. Separado de este complejo, un hecho demográfico pierde para nosotros todo su interés.

LOS EFECTIVOS DE LA POBLACION MUNDIAL 1

EL EFECTIVO GLOBAL Y SU CRECIMIENTO

Según datos de 1963, la Tierra está poblada por 3.100 millones de habitantes para una superficie emergida (continente antártico no inclui­do) de 135 millones de kilómetros cuadrados. Su densidad media es, pues, de 23 por kilómetro cuadrado. Aunque esta cifra no signifique gran cosa, debido a las grandes diferencias de densidad de un lugar a otro, esta media es interesante por constituir un punto de referencia; aSÍ, por ejemplo, los Estados Unidos tienen una densidad igual a esta media universal; un departamento francés, como la Lozere, es ligera­mente inferior, al igual que Suecia. La densidad de Francia (80) es, en cambio, muy ..superior a la media universal, y más aún la mayoría de Estados de la Europa occidental, de Java, del Japón, de las An­tillas, etc.

Las cifras actuales son el resultado de un crecimiento reciente, A pesar de que dos guerras mundiales separan 1963 de 1913. la pobla­ción ha aumentado muchísimo desde esta última fecha: en aquel año, la población se elevaba a 1.630 millones de · personas. El aumento ha sido, pues, de más de un 90 por 100 en cincuenta años. En la actualidad, excluida la U. R. S. S., comprende la mitad de los habitantes del pla­neta (1.730 millones en 1963). La población de cada "parte del mundo" es como sIgue:

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FIC. 1. - Repartición el/pucial de la población 0960>. (Según l el Time Atlas oi the W or ld, Bartholomew, editores. t. 1.)

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TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

LOS FALSOS PROBLEMAS DE LA SOBREPOBLACIóN MUNDIAL y DEL ÓPTIMO DE POBLACIÓN

Este aumento ha planteado el problema de la sobrepoblación mun­dial. En repetidas ocasiones se ha dicho que la mitad de los seres humanos están subalimentados o en el límite de la subalimentación. Si tenemos en cuenta que la producción de artículos alimenticios no puede crecer indefinidamente, ¿ qué sucederá si la población sigue au,,: mentando' Se trata del viejo problema planteado por Malthus, que, gracias a Dios, después de un siglo y medio, no ha desembocado en la crisis que éste preveía. Quedan aún muchas tierras fértiles por roturar (en especial, las del Amazonas) antes de que humanidad muera de ham­bre. Por otra parte, el problema que se plantea es un "falso problema". Dividir el número total de calorías disponibles por el número total de habitantes es no tener en cuenta las desigualdades sociales que condu­cen a un reparto de las raciones alimenticias de acuerdo con la fortuna . Asimismo el problema no puede plantearse a escala mundial, porque , . en todo momento hay grandes cantidades de excedentes alimenticios en muchas regiones del globo, excedentes que no son utilizados en las regiones subalimentadas por la sencilla razón de que el transporte a dis­tancia representa un gasto superior a las posibilidades de los consumi­dores eventuales; en otros casos, el problema es monetario: escasez de divisas extranjeras, que impiden la compra, por un Estado cuya pobla­ción está en parte subalimentada, de los excedentes que otro Estado estaría dispuesto a suministrar. De todas maneras, cuando se trata de un territorio determinado, sería una equivocación creer que el nivel de vida es tanto más alto cuanto más reducida es la población, como si el problema de sus habitantes consistiera en ser poco numerosos a fin y efecto de obtener una porción mayor del pastel común. Por el contrario, se ha demostrado que una expansión demográfica, que suscita una de­manda creciente, proporciona trabajo (aunque sólo sea por la construc­ción de nuevas viviendas que necesita una población en crecimiento), produce un aumento de salarios y una disminución del paro y asegura, en definitiva una alimentación más adecuada de los trabajadores 1. Sin , . duda, una población demasiado numerosa para sus recursos, sobre todo en un país básicamente agrícola, goza de un nivel de vida muy bajo;

1. Pero este aumento de la población exige inversiones. Se ha calculado que para mantener el nivel de vida de un país como Brasil, cuya población experimenta un aumento anual del 2 al 2,5 % ,las inversiones deben representar del 12 al 22 % de la renta nacional.

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pero para afirmar que la subalimentación Se debe a la falta d~ espacio vital y no a la insuficiencia de la técnica o a las desigualdades s,!cIales, hay que estar antes muy seguro. Puede muy bien ser que el nivel ~e vida de la población del delta del Cantón experimente una regreslOn SI el efectivo humano aumenta sin tener como contrapartida la creación de empleos industriales, pero ¿qué sucedería si esta misma población dis­minuyera hasta el punto de no poder llevar a cabo el avenamiento de esas tierras pantanosas? En otras palabras, entre el exceso y la falta de po­blación ¿no hay acaso, en un territorio dado, un óptimo?

De ~uevo nos encontramos ante un falso problema. En una región dada siempre hay varias soluciones económicas susceptibles de asegu­rar ~n nivel de vida elevado: diferentes grados de industrialización y tipos de explotación agrícola de intensidad distinta. Determinada re­gión mediterránea puede vivir relativamente bien de la explotacIón de la viña con 80 habitantes por km'; de la explotación de huertas basada en la irrigación, con 200 habitantes por km2

, o de la cría exten­siva de la oveja en grandes extensiones, con una densidad de 2 por kilómetro cuadrado .. Resulta muy difícil decir cuál es su óptimo, tan­to más cuanto que dicho óptimo puede variar con los precios de venta de los artículos producidos, variables en un sistema de economía libe­ral, determinados por el Estado en un sistema económico de tipo so­viético.

La noción de sobrepoblación es tan poco clara como la del óptimo. Lógicamente, deberíamos calificar de sobrepoblado todo país cuya po­blación está por encima de su óptimo; pero como éste depende del SIS­

tema económico, la sobrepoblación siempre es relativa. A. Demangeon ha demostrado que un país está superpoblado cuando se cree tal, es decir cuando considera que su nivel de vida es insoportablemente bajo. De f~rma menos subjetiva podríamos definir la superpoblación como un desequilibrio entre el número de empleos disponibles y el número de demandas; pero, si tal hiciéramos, la Australia de 1935, en la cual reinaba el paro, hubiese sido un país superpoblado, a pesar de sus O 9 habitantes por km'. La mejor definición es dinámica: hay super­p~blación cuando las ofertas de empleo no siguen el ritmo que permi­tiría mantener el nivel de vida de una población en crecimiento. Su­perpoblación y densidad no siempre van a la par.

De ahí que una geografía de la población no pueda buscar los ópti­mos, pues en ese caso corre el peligro de juzgar con los sentimientos, y no con la razón. Sólo puede explicar aquellas situaciones que ha des­crito previamente.

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Este índice presta los mismos servicios, mutatis mutandis, que el de la dis­persión del hábitat calculado por A. Demangeon (véase p. 384). Al igual que este último, tiene el inconveniente de representar, de forma abstracta, una serie de condiciones concretas.

Tipos de regímenes demográficos

Las desigualdades que se han podido apreciar en muchas ocasiones en las tasas de natalidad, mortalidad, fecundidad y vitalidad han indu­cido a los especialistas a definir una serie de regímenes demográficos. Mme. Veyret ha propuesto la clasificación siguiente:

1. o El tipo primitivo. "Ha prevalecido en todo el mundo hasta el siglo XVIII ... En la actualidad todavía está vigente en la mayor parte del Asia monzónica ... , entre las poblaciones indígenas de los países colonia~ les y en determinados Estados de la América Latina, y aún se manifiesta en forma atenuada en algunos sectores de la cuenca mediterránea (Egip~ to ... ) . De hecho, rige los destinos de la mitad de la Humanidad."

Se caracteriza por tasas de natalidad muy elevadas, a menudo supe­riores al 40 por 1.000; por tasas de mortalidad bastante altas, a pesar de un descenso reciente, y por tasas de mortalidad infantil elevadas. Los fuertes excedentes de natalidad hacen que exista un gran número de jóvenes y pocos viejos . La duración media de la vida humana es corta. Se trata de pueblos con economía poco evolucionada, de nivel de vida muy bajo, y que ignoran las prácticas llamadas maltusianas. Toda vez que la mortalidad ha descendido más que la natalidad, existe el peligro de sobrepoblación en aquellos países donde una transformación económica no proporcione nuevos empleos en masa.

2.0 El tipo joven se asemeja al precedente por su fuerte natalidad, del orden de los 25 por 1.000. Los coeficientes de mortalidad son extre­madamente débiles, del orden de los 10 por 1.000. Así, pues, el creci­miento natural es fuerte. Se trata de los países nuevos, que acaban de recibir importantes contingentes de inmigrantes y cuyo nivel de vida es elevado. La composición por edad muestra una fuerte proporción de jóvenes; empero, los viejos son más numerosos que en los regímenes precedentes. La densidad de población suele ser débil y el problema de la sobrepoblación no se plantea, lo que no significa que no deban temer el paro. Ejemplos: Canadá, Australia, Nueva Zelanda y, de forma menos clara, la Argentina.

3.° El tipo maduro, al cual pertenecen los países con nivel de vida elevado y con poblamiento y explotación ya avanzados. Los Países Es­candinavos (salvo Suecia), Suiza e incluso los Estados Unidos son los representantes típicos de esta tendencia. La natalidad es más débil que

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en los tipos precedentes: del orden de los 18 por 1.000. La mortalidad es baja. El crecimiento natural es positivo, pero moderado. La propor­ción de jóvenes es bastante débil, la de los adultos es fuerte y el núme­ro de viejos es, asimismo, notable.

4. o El régimen viejo era el de Gran Bretaña o Francia entre las dos guerras mundiales. La natalidad, muy débil, se explica .por una limitación voluntaria de los nacimientos, que va ligada con un nivel de vida bastante elevado y con una fuerte proporción de habitantes que pertenecen a las edades "med.ias". Algunos años, el crecimiento natural ha podido ser negativo, pues el envejecimiento de la población incre­menta ligeramente el coeficiente de mortalidad en relación con los tipos precedentes. En efecto, la población se caracteriza por una fuerte pro~ porción de viejos.

Sin embargo, los regímenes varían con el tiempo. El régimen fran­cés se ha rejuvenecido debido al aumento de la natalidad y de la pro­porción de niños en la población nacional. El descenso actual de la mor­talidad y de la natalidad tiende a transformar muchos regímenes "pri­mitivos" en regímenes "jóvenes" o "maduros".

LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS

Una población varía no sólo por crecimiento natural, positivo o nega~ tivo, sino también por los movimientos migratorios. Ninguno de dichos movimientos es fijo por entero; siempre hay individuos que cambian de domicilio, pero estos desplazamientos afectan a un mayor o menor núme­ro de habitantes.

Sin embargo, no todas las migraciones se traducen en un cambio per­manente de domicilio. Hay dos clases de migraciones: las temporales y las definitivas. Por otro lado, si se cruza la frontera, el movimiento mi­gratorio recibe el nombre de emigración~inmigración, y, en caso contra­rio, el de migración interior. Sin embargo, no todos los geógrafos acep­tan esta distinción.

GENERALIDADES SOBRE LAS MIGRACIONES DEFINITIVAS

Las migraciones definitivas pertenecen a tipos muy diversos. Un pri­mer tipo está representado por las grandes migraciones de conquista, esas invasiones fueron la causa del asentamiento de gran número de poblaciones. Las grandes invasiones de fines del Impero romano, las in­vasiones eslavas de la alta Edad Media, la invasión mogol del siglo XIII,

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son ejemplos típicos de lo que decimos. A menudo nos representamos los pueblos invasores desplazándose de un lugar a otro con sus mu­jeres, hijos y carros cargados de enseres. Ésta es la idea que tuvieron los romanos al ver llegar a los cimbrios a finales del siglo II a. de J. C. Pero, en realidad, tales migraciones en masa son la excepción. Los .con­quistadores solían ser una vanguardia que había dejado un núcleo de poblaciones fijo y a la que seguían grupos de población que se insta­laban en territorio conquistado. A veces, la conquista sólo moviliza un pequeño número de habitantes: militares o personal de la administra­ción (éste es el caso de la conquista turca de Africa del Norte). Incluso puede limitarse a una operación de razzia sin auténtica colonización (por ejemplo, la invasión mogol del siglo XlII). En ciertos. casos se debe al sobrepoblamiento, a la iniciativa de un jefe militar o a una ideología religiosa. Las Cruzadas y la conquista árabe se apoyaban en un ideal re­ligioso, 10 que no significa que debamos excluir las causas económicas.

Un segundo tipo está representado por las infiltraciones de pueblos, acompañadas o no de una conquista de tipo militar. Según parece, los bárbaros fueron admitidos dentro del Imperio romano antes de que se produjeran las invasiones. En ocasiones, una presión demográfica se traduce en infiltraciones parecidas.

Un tercer tipo deriva de la conquista: se trata de los movimientos de una población que huye ante el invasor. En los Balcanes, las conquistas eslavas y turcas provocaron unas migraciones denominadas metanastá­sicas. Dichas migraciones modificaron por entero el mapa étnico y el de densidades, originando un sobrepoblamiento en determinadas regiones de montaña o al pie de los montes, tales como la Prigoria croata, y despla­zaron poblaciones, como los rumanos, que tuvieron que abandonar las orillas del Adriático, en parte, para buscar de montaña en montaña un refugio contra los eslavos, y en parte, para procurar a sus rebaños te­rrenos de pasto.

Cuarto tipo: los desplazamientos forzosos de mano de obra. Los es­clavos fueron transferidos por compra, tanto en la antigüedad como en la época moderna. La trata de negros transportó de Africa a América varios millones. Si bien se ha exagerado el papel de la trata en el des­poblamiento de Africa, de la cual sólo arrancó un débil porcentaje de población, no por eso es menos cierto que desempeñó un papel bastan te importante en el poblamiento del sur de los Estados Unidos, de las Anti­llas y de la región de Bahía. Recientemente, los alemanes transportaron al Reich millones de obreros procedentes de los países ocupados. LR derrota alemana y la terminación de la guerra pusieron fin a estos des­plazamientos.

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Quinto tipo: los desplazamientos de población por motivos naciona­les. A fin de hacer coincidir los mapas étnicos y los políticos en las regio­nes en las que se superponían nacionalidades diferentes, se ha. procedido a "desplazar" una serie de poblaciones, es decir, se las ha hecho entrar en las fronteras del Estado más parecido a su nacionalidad. Así, pues, los problemas llamados "nacionales" han sido solventados al precio del desenraizamiento de poblaciones, que en ocasiones han tenido que vivir en campos o verse sometidas al paro forzoso antes de readaptarse a su medio de acogida. El primero de estos grandes desplazamientos de per­sonas fue el intercambio de turcos y griegos que habitaban en el mar Egeo. A partir de 1922, 300.000 turcos que vivían en Grecia fueron susti­tuidos por 1.200.000 griegos de Turquía. Después de la segunda guerra mundial, el método empezó a generalizarse. Más de ocho millones de alemanes fueron expulsados de Europa Central, en especial de Checoslo­vaquia (los alemanes de los "Sudetes"), de Polonia (del "Corredor" polaco y de los territorios del Oeste, ocupados por Polonia después de la derrota ¡¡Iemana) y del territorio soviético de Kaliningrado (Koenigs­berg). Asimismo, ha habido una serie de desplazamientos entre la India y el Pakistán, a fin y efecto de hacer coincidir el mapa político con el religioso (la "partición" del espacio indio se ha basado en la religión de la población).

Sc2xto y último tipo: los movimientos voluntarios, mediante los cua­les los hombres buscan en otro país o región un trabajo más remune­rador que el que practican en su país de origen. La causa de la partida es la con vicción de que existe un desequilibrio económico y la esperan­za de triunfar en el país de destino. Más adelante veremos la importancia de estas migraciones.

GENERALIDADES SOBRE LAS MIGRACIONES TEMPORALES

No todos los desplazamientos temporales de población son hechos demográficos. Así, pues, en este capítulo no estudiaremos los desplaza­mientos cotidianos o bicotidianos entre el domicilio y el lugar de traba­jo, que son examinados en las páginas consagradas a la Geografía de las ciudades y de los suburbios (p. 593-603) ' . Aquí nos limitaremos a hablar de las migraciones de mayor duración.

1. Caso particular: las emigraciones de "fronterizos", cuando una parte de la mano de obra de una unidad se recluta al otro lado de la frontera que atraviesa la región urbana o el suburbio (ejemplo: norte de Francia, donde los fronterizos belgas son numerosos) .

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3 . Las migraciones cortas

Se trata de los desplazamientos ocasionados por un máximo en la curva de trabajo. Ejemplo: las migraciones de los montañeses hacia el Bajo Lenguadoc para la vendimia, las migraciones hacia las refinerías de azúcar para su corta campaña de fabricación. No hablaremos de las migraciones de segadores, pues la motorización las ha hecho desaparecer de las economías modernas.

Sin embargo, tanto en los Estados Unidos como en el Canadá, hay equipos de trabajo que acompañan los desplazamientos de las máquinas segadoras-trilladpras desde el Sur al Norte. La siega comienza en Te­jas en el mes de junio y termina en Manitoba en septiembre. Las mi­graciones de obreros agrícolas para la recolección de frutos son también muy importantes en los Estados Unidos, pues existe un contraste muy marcado cntre las operaciones motorizadas que se efectúan durante el año y la recogida de frutos, que sólo puede hacerse a mano. Los parados de las grandes ciudades afluyen a regiones como California y allí se unen a los equipos de braceros mejicanos, algunos de los cuales son inmigrantes temporales clandestinos. Por lo general, esta migración ca· liforniana está organizada por empresas de contratación. En México hay auténticas "ferias" de reclutamiento (contratación de braceros) J como, por ejemplo, la de Salamanca, cerca de Querétaro, que se celebra en los alrededores del aeropuerto, adonde los contratistas de mano de obra llegan por avión.

Por lo que respecta a la Europa occidentaL, las tradicionales migra­ciones cortas, que han declinado mucho, adoptan otra forma: el trabajo agrícola de los obreros de la industria durante sus vacaciones. A fin de aumentar sus ingresos anualesJ estos obreros alquilan sus brazos du­rante el período de vacaciones. Pero, por lo general, se trata de un tra­bajo no legalizado.

b. Las migraciones estacionales 1

Como ~u nombre indica, duran más que las que acabamos de estu ­diar. de tres a siete meses, y se repiten cada año. Terminan con una aportación de dinero fresco al país al finalizar la campaña.

Los ejemplos de las migraciones estacionales son numerosos o, más

1. Llamanse 1Ili gTuciunes de tmb(l; O las que, d en tr o de las estacionales y "d e urgen~ cia", proporcionan un salado (prácticamente, toda s las "de urgencia" son migraciones "de trabajo").

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exactamente, han sido numerosos, pues en su mayoría pertenecen al pasado. Se suele citar a los cocheros de simón de la Maurienne, a los pe­queños deshollinadores de Saboya, a los buhoneros del Oisans, a los aserradores del Livradois, a los comerciantes de telas del Cezallier, etcétera . .. Sin embargo, ni Francia n i Europa tenían el monopolio de la migración estacional. En la actualidad, todavía está vigente en . las montañas del Irán. Hasta 1928, Manchuria recibía gran número de emi­grantes que venían cada año de la China del norte; buhoneros, por Ejemplo. Y grupos de obreros agrícolas italianos y vascos, que care­cían de trabajo durante el invierno boreal, venían a buscar su sustento en el hemisferio austral: en la Argentina, por ejemplo, donde se les conocía con el nombre de golondrinas. Las lnigraciones que están rela­cionadas con los desplazamientos del ganado en busca de terrenos para el pasto serán estudiadas junto con los modos de vida (p . 144 y ss.).

La migración estacional se ha visto favorecida por la existencia de tiempo forzoso disponible durante la estación agrícola muerta. A esto se debe que sea muy frecuente en las montañas, mientras que p~ rara en las regiones vitícolas , donde la poda procura trabajo durante el invierno, y en las regiones de cereales, en las que se practicaba la trilla con el mayal durante varios meses de otoño o invierno. Sin embargo, una migración nacida en invierno, en caso de tener éxito, puede exten­derse al verano. Éste es el caso de los albañiles limosinos, que durante el verano trabajaban en las ciudades, a pesar de que el campo limosino carecía de mano de obra en plena época de la recolección. Puede darse el caso de que las migraciones procuren tales ventajas materiales que el trabajo en el exterior se convierta en la actividad principal. Tal es el caso de los comerciantes de vino de Meymac (Limousin) o de los co­merciantes de telas de Cezallier, cuya actividad agrícola es un comple­mento. En último extremo, para el emigrante estacional la gran ja sólo es un lugar de residencia.

En ocasiones, la migración temporal se ha visto acompañada de una auténtica afición por las aventuras, que nada tenía que ver con el afán de lucro; algo así como un "complejo de hijo pródigo" .

Se ha hablado de si la migración temporal favorecía, en la región de partida, la migración definitiva (discusión entre Raoul Blanchard, que respondía afirmativamente, y Philippe Arbos, que pretendía que no). En realidad, el dinero fresco que traían cons igo los emigrantes tem­porales aseguraba la subsistencia de la familia y la permitía seguir vi­viendo en el mismo lugar. E, inversamente, la emigración temporal p o­día demostrar al emigrante que se vivía mejor en otras regiones e indu· cir a la familia a desertar de la montaña. Sea lo que fuere, la emigración

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estacional ha desaparecido de los países con nivel de vida elevado cuan­do se trata de una emigración de asalariados y, en especial, de asalaria­dos que llevaban a cabo trabajos penosos o desagradables. Sólo subsiste cuando es una actividad comercial, como en el caso de los comerciantes de telas o vinos.

e, Las migraciones polianuales

Se denominan migraciones polianuales los desplazamientos de larga duración (varios años), pero limitados, y que no entrañen, sobre todo, la intención de establecerse en el país al que se va a trabajar. Según los casos, los hombres emigran solos o reclaman a sus familias, pero el segundo caso es más raro, pues, cuando la familia se ha desplazado, no suele repatriarse y la emigración se convierte en definitiva.

Existen numerosos ejemplos de estas emigraciones y, a veces, en las estadísticas se confunden con la emigración definitiva. La emigración italiana es, en su mayor parte, una emigración polianual: los hombres van a buscar trabajo para algunos años en el extranjero, vuelven cada cuatro o cinco, y el regreso es definitivo al cuarto viaje. La emigración argelina 3 Francia también es una emigración poliímual, pues es bas­tante raro que la familia pueda establecerse en el lugar de trabajo. El norteafricano suele emplearse temporalmente como jornalero en talleres o fábricas y envía dinero a su familia. Espera poder regresar al país después de algunos años, una vez haya sido relevado por un hijo o por un hermano joven. La mayoría de estas emigraciones tienen por objeto amasar un pequeño capital con el que emprender luego un negocio. El "ejército de los taberneros" de la Lozere sólo aspira a esto: sus miembros regresan al país de origen después de haber ganado el dine­la suficiente para modernizar la granja o vivir de una pequeña renta. Por otra parte, la familia sigue al jefe. a París y la mujer trabaja en el bar de la familia.

Una migración polianual puede convertirse en definitiva muy fácil­mente. La buena suerte de encontrar una vivienda satisfactoria, la atrac~ ción de la ciudad, un empleo estable, son suficientes para que desapa­rezcan los deseos de regresar. Y, por otra parte, en muchos casos el emi~ grante abandona el país de origen sin saber cuánto tiempo estará fuera de él. Cuando la partida se debe a un cataclismo, como el hambre de Irlanda en 1846 o las hambres periódicas del Ceará brasileño, el emi­grante no tiene idea precisa al respecto y sólo el azar hará que la emi~ gración sea definitiva o temporal.

GEOGRAFÍA DE LA POBLACIÓN 83

LAS MIGRACIONES INTERIORES DEFINITIVAS

Tanto si son temporales como definitivas, las migraciones difieren sensiblemente de carácter según entrañen o no traspasar una frontera, pues en el primer caso se plantea un problema de asimilación mucho más delicado que en el segundo: ¿conseguirá integrarse el emigrante en una nuev~ comunidad nacional? De todas formas, hay gran número de casos intermedios o discutibles. Hace algún tiempo, las migraciones entre la Rusia europea y Siberia representaban un desenraizamiento parecido al de las migraciones ultramarinas: las distancias, los rigo~ res del clima, el vacío de la tierra de acogida exigían una muy difícil adaptación; y, sin embargo, no era preciso traspasar ninguna frontera. Asimismo, las migraciones entre una metrópoli y su colonia ¿es una emi­gración interior o una emigración con cruce de frontera? Y, recíproca~ mente, cuando se trata de coloniales que van a buscar trabajo a la me­trópoli, como los portorriqueños que marchan a los Estados Unidos, se plantea un problema de adaptación a un medio étnico diferente, incluso si la ley afirma que la colonia forma parte de la metrópoli. Así, pues, la ley afirma que la colonia forma parte de la metrópoli. Así, pues, ex­cluiremos de nuestro estudio sobre las emigraciones interiores los movi­mientos migratorios que plantean delicados problemas de asimilación.

Las migraciones interiores pueden estar organizadas o ser espontá­neas. La organización puede deberse a una compañía privada o al Esta­do. Así, por ejemplo, en Manchuria y en las Grandes Llanuras de Amé­rica de Norte, las compañías ferroviarias emprendieron por su cuenta las operaciones de poblamiento. Por lo que se refiere al papel dirigente del Estado, puede ejercerse mediante una política de propaganda o de subvención. Los Estados marxistas reclutan ellos mismos el personal que precisan para el poblamiento de las regiones que desean desarrollar: por ejemplo, en la Unión Soviética, para el poblamiento de las tierras asiáticas que han de ser roturadas. E, inversamente, una legislación pue~ de frenar determinados movimientos. Ejemplo: después de la segunda guerra mundial, en Italia se prohibió las migraciones del campo a las ciudades a los que no poseían un contrato de trabajo. Con esta medida se pretendía luchar contra el paro urbano, pero lo que se consiguió fue aumentar el paro rural. Cualquiera que sea la intervención oficial, en este estudio vamos a suponer que las migraciones son espontáneas, lo que efectivamente ocurre en la mayoría de los casos.

Una migración espontánea tiene más posibilidades de llevarse a cabo cuanto mayores son las facilidades: distancias cortas o existencia de un

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TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

medio de transporte cómodo. Todos los documentos demuestran que el número de migrantes está en razón directa de la distancia que me­dia entre el lugar de partida y el de llegada: es completamente normal que París haya acogido más recién llegados del Loire! que de los Vosgos. A fin y efecto de estudiar las corrientes que siguen preferentemente las migraciones, se ha querido calcular las cifras de migran tes teniendo en cuenta la lejanía de los puntos de origen. Sin embargo, la proximidad de un centro de atracción no es condición sine qua non para que las gentes abandonen su región natal. Así, por ejemplo, se ha pretendido, erróneamente, que la creación de la industria del caucho fue la causa del despoblamiento de la región de Clermont-Ferrand. De hecho, el nú­mero de campesinos de Clermont que ha abandonado su región es infe­rior al de los campesinos del AlIier, departamento mucho· más pobre en industrias. Se ha emigrado a puntos más lejanos que la región de Clermont, y la emigración aún continúa. Si en Clermont no se hubiera creado ninguna industria, es muy probable que los campesinos de los alrededores hubiesen marchado a lugares más distantes. Al igual que la proximidad, los medios de transporte cómodos facilitan las emigra­ciones: Siberia no se hubiera poblado tanto si no se hubiese construido el Transiberiano. Sin embargo, no basta con que se construya una vía férrea pal'a que la gente se sienta atraída hacia horizontes lejanos. A. Meynier ha demostrado que el ferrocarril del Sega la, en lugar de favorecer el éxodo, ha retenido una parte de la población en los munici­pios que tienen estación. Todo lo más, ha facilitado la partida de regiones un poco alejadas de la vía, en las cuales ésta no aportaba el suplemento de recursos que proporcionaba a los pueblos con estación.

Las causas de la partida son numerosas. Una de las más frecuentes es el matrimonio: uno de los esposos va a vivir al lugar de ;residencia del otro. A menudo, estas migraciones por matrimonio se hacen a cor­ta distancia y, a veces, crean corrientes bastante constantes. En efecto, se busca como esposo o esposa a un habitante de una región más agra­dable o rica. G. Chabot, que ha estudiado las migraciones por matri­monio en un pueblo de la Cótiere des Dombes, Villette, ha demostrado que, "durante un siglo, la siguiente regla parece haber dominado todo los matrimonios ... · Al joven: si decides perrpanecer en el país, elige tu esposa en la meseta para tener una buena agricultora; a la joven: elige lu marido en el valle, que se urbaniza".

Este caso particular obedece, pues, a una regla más general, según la cual las causas de las migraciones son económicas y psicológicas. El hombre abandona un lugar cuando intuye que vivirá mejor en otra parte. Si no se tiene conciencia de este hecho, la migración no se produce, aun

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cuando la región en que se habite tenga un nivel de mida más bajo que otras. Pero, una vez el movimiento migratorio ha dado principio en una

• región , puede muy bien suceder que continúe, aun cuando la causa primera haya desaparecido : un sector agrícola es abandonado por no dar lo suficiente para vivir y el movimiento puede prolongarse, incluso pese a haberse elevado el nivel de vida, porque otras causas han venido a sustituir a la primera; por ejemplo, porque la gente no gusta· del ais­lamiento en que vive. Esto es lo que sucede en los Causses, a MS9Jl, de que los ingresos agrícolas son superiores a la media del Macizo Centra1 .

Las áreas de emigración

Las regiones de partida pueden ser las ciudades o el campo. Las ciudades en decadencia, cuyas industrias tradicionales no aseguran el pleno empleo o no pagan salarios suficientes, pueden ser abandonadas en masa. Sin embargo, lo que se suele abandonar es el campo. Este mo­vimiento, que ha recibido el nombre de éxodo rural, ha originado una disminución sensible de la proporción de población agrícola en el mundo. Al mismo tiempo, ha colaborado en el crecimiento de las ciudades.

La {!ausa más importante de este éxodo es que el campo da la im­presión de que carece de porvenir. Esto es lo que sucede en las regio­

. nes rurales sobrepobladas, en las que una parte de la población ya no encuentra las condiciones de vida que considera indispensables. El tener conciencia de esta inferioridad puede estar ocasionado por un aumento de población, no contrarrestado con la introducción de cambios en el sistema de cultivo; a una Hracionalización", que disminuye el número de empleos agrícolas, o a una disparidad en el aumento del nivel de vida, que puede elev.arse más rápidamente en las regiones a las que se inmi­gra que en las regiones de emigración.

El éxodo rural siempre ha existido, pero durante muchos años ha sacado del campo un exceso de población, que el crecimiento natural reemplazaba rápidamente. Los excedentes de nacimientos han sido absor­bidos, incluso in situ, por una intensificación del cultivo: el desarrollo de la remolacha azucarera desempeñó un gran papel durante el siglo XIX

en la conservación de una mano de obra que hubiese tenido que emi­grar de haber seguido practicándose el viejo sistema de producción. La supresión del barbecho, la introducción de los forrajes artificiales, el desarrollo de la viticultura y, en las regiones cristalinas, la encaladura, han colaborado en el aumento de la densidad local. Sin embargo, la curva ascendente se ha invertido muy pronto. El estudio de la fecha del' máximo de población rural es muy interesante. Varía de una región

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TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

a otra, de un Estado a otro, según los regímenes demográficos, el tipo económico y las contaminaciones de las zonas circundantes. En Francia es bastante precoz en determinadas regiones de colinas, como los cerros de la Limaña, donde se remonta ,a principios del siglo XIX, no sin que la prosperidad vitícola de los años 1851-1886 deje de estar representada por un máximo secundario en esta última fecha. Por el contrario, en las regiones de ganadería o de fuerte fecundidad (una parte de la Bre­taña, el Bourbonnais), el máximo data de principios del siglo xx. En el Bajo Lenguadoc vitícola, la decadencia sólo empieza a ser sensible a partir de las crisis de consumo de 1933-1935. Algunas regiones o zonas no se han despoblado porque el sistema agrícola se ha intensificado en el mismo 'momento en que hubiera podido dar comienzo el éxodo : por ejemplo, las regiones recientemente irrigadas. Tampoco se despuebla el campo de países cbmo China, cuyo crecimiento natural sigue un ritmo que permite la industrialización, sin disminuir por ello la población rural. En fin, la curva de la población rural puede presentar sinuosida­des más o menos marcadas, en relación con períodos de éxodo debidos a crisis (como la de la filoxera) que alternan con los de prosperidad.

Por lo general, son las clases menos afortunadas las que marchan hacia la ciudad, y cualquier estudio del éxodo rural ha de acompañarse de un estudio de la estructura social de los emigrantes. Sin embargo, en algunos casos también las clases más ricas han emigrado. En ocasiones, han vendido sus tierras, y en otras, las han confiado a un administrador y se han dedicado a una carrera liberal. A veces ha sido la burguesía de las aldeas la que ha emigrado para establecerse en la ciudad. En cam­bio, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, gran número de nobles o de burgueses fue a vivir a sus dominios del campo por razones políti­cas (la R~volución), porque le gustaba la vida del campo o por razo­nes económicas: para explotar los dominios a los que la revolución agrí­cola podía aportar una plusvalía (véase p. 339).

Se ca deplorado en muchas ocasiones el éxodo rural: no deja de ser emocionante y triste, a la vez, ver aldeas arruinadas, invadidas por ]a maleza, o, simplemente, observar cómo el baldío se instala en los campos que antes eran cultivados. En algunos casos, sobre todo en Francia, el éxodo ha llegado a tener tales proporciones que los hombres que se han quedado no han sido lo suficientemente numerosos para ase­gurar el mantenimiento del pueblo, y entonces se ha pasado de la des­población al abandono total. Cualquiera que sea el coeficiente de des­poblamiento, los que se quedan no siempre tienen un nivel de vida más elevado, pues la técnica agrícola no es lo bastante poderosa o rentable para permitir el cultivo de las tierras de los que se van. En este caso,

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una parte del terruño es abandonado, como suele suceder en países de colinas. Esto es lo que W Hartke ha llamado el baldío social (véase pá­gina 343) . Estos baldíos están bastante extendidos en Francia, pero tam­bién los hay en el viñedo austríaco de los desfiladeros del Danubio y en numerosas montañas (incluso en las del norte del Irán). En con­trapartida, el éxodo rural permite al campo escapar del sobrepobla­miento, repartir las tierras (en todo caso, las más rentables) entre un número más reducido de agricultores y practicar una racionalización del cultivo, con lo que se obtiene una mayor productividad y una renta más elevada. Así y todo, es preciso que la división parcelaria no ponga trabas a la racionalización y que el catastro no esté afectado de escle­I'osis. Como vemos, los problemas que se plantean son muy complejos. Sólo podemos estudiarlos en el conjunto geográfico, y las soluciones jamás son generales y válidas para todos los casos.

Los sectores de emigración

Las principales regiones receptoras d~ migrantes son, evidentemen­te, las ciudades. En algunos casos sabemos cómo se ha formado su pobla­ción, y en el caso de París poseemos una obra de un valor inapreciable que nos da los porcentajes de cada provincia francesa l . Durante el s i­glo XIX, el crecimiento de las ciudades fue muy elevado en la Europa occidental , en los Estados Unidos y en algunos países nuevos de econo­mía muy .:.tbierta, como Australia. Después de la primera guerra mun­dial, también ha afectado a la Unión Soviética, Africa y Asia. Esta atrac­ción que ejercen las ciudades se explica en gran parte por las posibili­dades de f:'mpleo que ofrecen; sin embargo, la esperanza de encontrar trabajo es, a veces, totalmente ilusoria, sobre todo en la Europa medi­terránea, en Africa y en la América Latina, donde las ciudades cre­cen a base de una plebe en eterno paro o que vive muy mal de los pe­queños oficios. Sea lo que fuere, la ciudad ofrece comodidades y distrac­ciones, que no se encuentran en el campo.

Un segundo grupo de regiones receptoras está constituido por los centros industriales, en especial las grandes regiones hulleras, en las que abundan los empleos.

Un tercer grupo incluye regiones agrícolas muy diversas. Algunas de ellas son los frentes pioneros. Durante la Edad Media hubo una serie de migraciones de roturación en toda Europa. Más recientemente, los frentes pioneros conquistaron nuevas tierras en Hokkaido, en el último

1. L. CHEVALIER, La f OTmation de la popu lattOn parisienne, Paris, P.U.F. Cuaderno!! del l.N.E.D., 1950.

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88 TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA

tercio del siglo XIX, y, hacia 1935, el Abitibi, en Canadá, fue colonizado con intención de cultivarlo a expensas del bosque. En la actualidad hay frentes pioneros en las provincias del oeste de China y en los cafetales del Estad" brasileño de Sao Paulo. Volveremos a encontrarlos en los capítulos consagrados a la Geografía agraria. Es un nuevo medio el que se forma, y en él se encuentran migrantes interiores e inmigran­tes de procedencia extranjera. Hay otras regiones agrícolas que están roturadas desde hace tiempo, pero una intensificación del sistema de cultivo reclama mano de obra. Los viñedos que tienden al monocultivo, las llanuras en las que se desarrollan los huertos también han acogido gran número de emigrantes. R. Blanchard ha demostrado que la mayoría de los habitantes que han abandonado los Alpes del sur se han esta ble­cido no en las ciudades, sino en las llanuras de cultivo intensivo de la Provenza y del Condado.

La adaptación no siempre es fácil. Vienen a complicarla una serie de diñcultades temporales, como las que se derivan, en los países en que hay crisis de alojamiento, de la búsqueda de vivienda. A veces, el mi­grante ha de ir a vivir a cierta distancia del lugar de trabajo, y se con­vierte en migrante cotidiano en espera de encontrar un alojamiento cercano a su lugar de trabajo. También pueden presentarse otras dificul­tades: inadaptación del hombre del campo al oficio urbano y al sistema de vida de la ciudad. Si el migrante intenta establecerse como artesano o comerciante, quizá no consiga tener éxito en su negocio; si es un asa­lariado, una crisis repentina puede condenarle al paro. Así, pues, cada migración incluye un determinado número de regresos. Sin embargo, estos regresos son menos numerosos que en el caso de las migraciones internacionales, pues la adaptación al país de inmigración es más difícil. Para las migraciones interiores, la región receptora suele ser una espe­cie de etapa, desde la cual el migrante marcha hacia otro lugar a causa' de una crisis o con intención de mejorar su condición social. Así, por ejemplo, gran número de montañeses establecidos en el Midi francés vi­tícola no han regresado a su montaña después de la plaga de la filoxera, sino que han emigrado en dirección a Argelia o hacia las ciudades. R. Dugrand ha demostrado que las ciudades pequeñas suelen ser una etapa entre el campo y una gran ciudad. Acoge una serie de migran­tes {y su población es siempre joven), pero también pierde algunos. Éste es el caso de Ganges, al pie de las Cevennas.

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Consecuencias sobre la natalidad

Las migraciones afectan, sobre todo, a la fracción de los jóvenes étdultos; los matrimonios viejos no suelen abandonar el lugar donde viven. De ahí se deriva que las regiones de acogida tienen una pobla­ción joven y que las regiones de partida tienen una población enveje­cida. En los países en que un fuerte éxodo rural no se halla compensado por una fuerte natalidad ocurre que el campo carece de iniciativas jóve­nes y que muchos hogares corren el peligro de apagarse, debido a que nadie reemplaza a los cultivadores actuaies que mueren. De ello tam~ bién se deriva que la natalidad rural desciende, incluso en el caso de que la fecundidad sea suficiente; en cambio, en las ciudades, donde los jóvenes adultos son numerosos, la población aumenta, debido a una fuerte natalidad, aun cuando la fecundidad 'sea débil.

TIPOS DE MIGRACIONES INTERIORES SEGúN LOS ESTADOS

No todos los Estados han tenido migraciones idénticas. En los paises evolucionados de la Europa occidental, los desplazamientos de pobla­ción se deben a la revolución industrial. En Alema.nia. se encaminaron, sobre todo, hacia las 'ciudades del Oeste y hacia las regiones industria­les. Sin embargo, después de 1945 ha hecho su aparición un nuevo tipo de migración: la redistribución de los refugiados de la Europa central. Dichos refugiados no pudieron establecerse en gran número en el Ruhr, .que había sido muy bombardeado, ni en la zona france~a de ocupación, pues las autoridades militares francesas se negaron a admitirlos. Una \·ez suprimida la distinción entre las tres zonas occidentales, y durante ]a reconstrucción de la cuenca del Ruhr, se crearon dos corrientes: una iba hacia la ex zona francesa y otra hacia el Ruhr. En Gran Breta1Í«} D. excepción de Irlanda, las regiones receptoras fueron, según las épocas, las cuencas hulleras del noroeste o la región londinense. Esta última tomó la delantera a las otras cuencas después de la primera guerra mudial

J pues gran número de regiones industriales entraron en decaM

uencia. De 1921 a 1931, el sur del País de Gales, caso típico de antigua región industrial en decadencia, perdió 242.000 habitantes y la región de Londres ganó 615.000. Estos migran tes no se instalaron todos en las ciudades, sino con gran frecuencia en las z0Il:as suburbanas. El campo inglés, en especial en los alrededores de Londres, está perfectamente

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TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

gigantesco melting pot (crisol), salvo en el caso de los hombres de color. Sin embargo, el crisol funciona con retraso : entre los italianos, la endogamia es del orden del 80 por 100 en la primera generación y del 65 por 100 en la segunda. Entre los polacos, las cifras son del 60 al 55 por 100. Los británicos (irlandeses incluidos), los escandinavos e incluso los alemanes se asimilan más rápidamente, y los problemas de separa­ción son más raciales que nacionales.

III. FRANCIA

Francia ha acogido inmigrantes debido a su débil excedente de naci­miento y a su bastante rápida industrialización. La corriente, sensible en el siglo XIX, se aceleró en el xx, sobre todo después de 1918. El má­ximo se remonta a 1931 y, según cálculos fidedignos, los inmigrantes, junto con su descendencia, eran unos 5,5 millones de habitantes, o sea, la séptima parte de la población francesa: la fonética de gran número de apellidos es muy significativa a este respecto.

Después de 1931, la cifra de extranjeros ha descendido: 1.0, porque la crisis de 1929-1935 redujo el número de empleos; 2.0, porque algunos polacos han regresado a Polonia, debido al llamamiento que les hizo su Gobierno, y 3.°, porque las naturalizaciones automáticas o solicitadas han prodigado la nacionalidad francesa. Sin embargo, la inmigración de los norteafricanos ha creado un grupo de 300.000 personas (sobre todo, hombres) poco asimiladas y que viven en unas condiciones económicas nada envidiables.

En la época del máximo, los grupos más importantes eran los italia­nos (808.000; en su mayoría, obreros astilleros o agricultores), los pola­cos (508.000; en gran parte, mineros) y los españoles (352.000, obreros agrícolas) . .

La llegada y las salidas de inmigrantes se traducen, de forma incues­tionable, en la composición de la población de una región o de una na­ción. En efecto, las salidas o las llegadas de jóvenes modifican la com­posición por grupos de edad y el coeficiente de natalidad, lo que se tra­duce, a su vez, en la estructura por edades. Los desplazamientos de los varones solos modifican la composición por sexo. La población de los países receptores es menos homogénea que la de los países de partida. Vamos a encontrar todos estos factores en el estudio de la composición de una población.

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COMPOSICION DE UNA POBLACION 4

Podemos examinar la composición de una población desde diferentes puntos de vista: biológicq, económico o social. Por nuestra parte hemos adoptado las siguientes divisiones: composición por sexo, por edad, com­posición étnica, repartición en población urbana y población rural, composición profesional y social.

l. COMPOSICIóN POR SEXO

La composición por sexo depende de la repartición de los sexos en el momento del nacimiento, de las diferencias entre la mortalidad mascu­lina y la femenina y de las diferencias entre las efectivos masculinos y femeninos de los migrantes.

Por lo general, nacen más varones que hembras (un 5 por 100 más). N o vamos a estudiar las causas de esta desigualdad. En algunos países, la mortalidad es mayor entre las niñas que entre los niños; así, por ejemplo, se ha podido observar que en los países donde predomina el patriarcado, en los cuales se desea tener un hijo varón, el infanticidio afecta mucho más a las niñas que a los niños (la China anterior al comu­nismo) . También es posible que el matrimonio precoz y el excesivo nú­mero de partos disminuyan el número de mujeres en relación con el­de hombres. Esto es lo que sucede en muchos países subdesarrolla90s: en Ceilán, concretamente, el número de hombres es superior al de mu­jeres (antes de la segunda guerra mundial, 114 hombres por 110 muje­res) . E, inversamente, en los países evolucionados suelen morir más hombres que mujeres. Esto se debe a las pérdidas de guerra, que pueden

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108 TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA

ser muy grandes (Francia tuvo 1.380.000 muertos en la primera guerra mundial), y a la sobremortalidad de los hombres, en especial de los jóvenes. El exceso de trabajo, el alcoholismo o una serie de causas bio­lógicas poco conocidas se traducen en un mayor coeficiente de morta­lidad entre los hombres; por otra parte, la longevidad es mayor entre las mujeres. De todo ello se deriva que el número de mujeres supera en mucho al de los hombres en países como Francia o Inglaterra (95 hom­bres por 100 mujeres).

Las emigraciones también modifican la repartición por sexo. Por lo general, los hombres solos se expatrían más que las mujeres solas sobre todo si se trata de una emigración temporal. De ahí que la pro~orción de hombres disminuya en los países de emigración y aumente en las regiones de inmigración. Poco antes de estallar la segunda guerra mun­dial, la proporción por 100 mujeres era la siguiente:

104 hombres en los Estados Unidos. 105 .. en el Canadá. 110 .. en Australia.

Las consecuencias de la disparidad del número de hombres y de mu­jeres s.e traducen en un número inferior de casamientos en relación con la cifra total de población, y dejan su huella en el campo profesional, pues los dos sexos, tanto por aptitudes como por tradición, no se dedican a las mismas ocupaciones.

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F¡c. S.-Expresión medicmte un dhgram:l trhngular de la com­posición por edades de una po­blación. L3 posición que expre-53 la repartición por edades de la población brasileña (1940) indica una población joven. mientras Que en 1') misma épo­ca Suecia tenía UM. población mucho más "vieja". (Según P. GEORGE, Introd1.l.ction a l'étu­de de la population du monde,

P. U. F.l

109 o o GEOGRAFIA DE LA POBLACION

11. COMPOSICIÓN POR EDAD

Dado que la edad es una noción aritmética, la realidad fisiológica se­ría mucho más útil al geógrafo. A edad igual, las capacidades de los seres humanos son diferentes ("nuestra edad es la de nuestras arterias"), y de una época a otra la idea de edad varía, debido a los prejuicios y a la evolución sanitaria. En la actualidad, a un hombre de sesenta y cinco años no se le considera un hombre viejo; en la Edad Media, o tan sólo hace cien años, se le hubiera tenido por tal. Ahora bien, las estadísticas sólo nos pueden dar la noción aritmética de la edad. Debe­mos contentarnos con ello; pero, al mismo tiempo, hemos de tener en cuenta que una sociedad se basa en la edad aritmética para fijar una edad límite, bien para unas oposiciones, bien para el retiro, e intenta fijar una cifra que corresponda a un estado fisiológico medio de acuerdo con las realidades sociales o las ideas políticas, y, en ocasiones, con cierto retraso con respecto a la evolución a causa de la tradición. Así, por ejemplo, durante el período de prosperidad económica 1952-1957, en la Europa occidental faltaban trabajadores y era de temer la carga que representaban los jubilados; sin embargo, los Estados retrasaron, de forma muy tímida, la edad legal de los retiros.

Cualesquiera que sean los inconvenientes de su inevitable expresión aritmética, la composición por edad de la población nos proporciona una serie de datos que aclaran hechos de gran importancia económica. Nos indica la proporción de los grupos en edad de trabajar o los que repre-

. sen tan una carga (jóvenes o viejos) y la proporción de las clases en edad de procrearj interviene, pues, en la noción de natalidad y en la de fecundidad. Nos permite hacer una serie de previsiones, pues gracias a ella conocemos el coeficiente de mortalidad por edad, con respecto a los efectivos escolares o con respecto a los efectivos que buscarán trabajo.

La repartición de la población según las edades da lugar a dos repre­sentaciones gráficas: el diagrama triangular y la pirámide de edades.

ao El diagrama triangular

Se toman tres ejes que formen un triángulo equilátero. Se inscribe la proporción de población joven (menos de veinte años) en el lado izquierdo (O % arriba, 100 % abajo), la de adultos (de veinte a sesenta años) a la derecha (O % abajo, 100 % arriba), y la de viejos (a partir de sesenta años [sic}) abajo (O % a la izquierda, 100 % a la derecha). A partir del punto obtenido en cada uno de los tres lados se traza una paralela al otro lado que arranca del punto O % del grupo de edad considerada. Las tres rectas se cortan en un punto que expresa la repartición por edad.

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Así, por ejemplo, una población que cuenta con una elevada proporción de adultos se traduce en un punto situado cerca del vértice superior del triángulo; en cambio, una proporción pequeña de adultos y una elevada pro­porción de jóvenes y viejos se traducen en un punto situado cerca de la base inferior del triángulo, y una población que tiene gran número de jóvenes, bas­tantes adultos y pocos viejos en un punto situado cerca del ángulo izquierdo del triángulo y más abajo que arriba, etc.

Es un medio bastante cómodo de representación global, pero evidentemente es muy sumario, pues no reproduce en detalle la composición por edad. 1

b. La pirámide de edades

La pirámide de edades da una representación más preClsa. En las ordenadas están las edades, y en las abscisas, el efectivo de cada clase de edad. Los diferentes grupos de edad (uno, dos, cinco o diez años, se­gún el grado de precisión que se desee) aparecen representados por rec­tángulos: el lado pequeño es un segmento igual y el lado grande es pro­porcional al efectivo. La superposición de estos rectángulos da como resultado la formación de una figura piramidal (no de· una pirámide en sentido geométrico). Por lo general, se suele representar la población masculina en un lado del eje de las ordenadas, y la población femenina, en el otro. Pero, si se prefiere, se puede representar la población autóc­tona en un lado del eje, y la población alóctona, en el otro; asimismo, se puede dividir la pirámide de otra forma, o incluso descomponer una po­blación en varias pirámides, según las clases sociales, las profesiones, etcétera. 00

La forma de la pirámide nos indica, de buenas a primeras, la com­posición de la población (figs. 9 y 10). Una población joven aparece re­presentada por una pirámide de base ancha. Una población envejecida, con gran número de adultos de edad bastante avanzada e incluso de vie­jos, tiene forma de urna. La renovación que aporta la natalidad en un país con población vieja se traduce en un gran zócalo de poca altura, etcétera ... En una pirámide aparece, por ejemplo, el déficit debido a las pérdidas ocasionadas por la guerra (en el lado masculino) y el déficit que deriva de un descenso de la natalidad durante los años de guerra y du­rante los que siguen a una guerra que ha aniquilado a gran número de hombres en edad de procrear.

La pirámide de edades de una sociedad evoluciona por razones que podemos calificar de internas (debidas a la relación numérica de la gene­ración procreada con la generación procreadora) y por razones exter­nas (migraciones, guerras, etc.).

1. El diagrama triangular puede ser utilizado para representar otras reparticiones, por ejemplo, la población de los sectores primario, secundario y terciario (ver p. 116).

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GEOGRAFÍA DE LA POBLACIÓN 111

III, COMPOSICIÓN tTNICA

Desde un punto de vista étnico, la población del territorio que se está estudiando (Estado, región o aglomeración) puede ser homogénea o heterogénea. No vamos a definir lo que es un grupo étnico, sino a estu· diar la repartición de la población entre los grupos una vez han sido delimitados.

Un primer tipo de repartición étnica es el que incluye diversos grupos de extranjeros inmigrados a un Estado con población homogénea. Éste es el caso de Francia, que en 1931 contaba con 3 millones de extranje­ros, y en 1954, con 1.600.000. Por lo general, estos extranjeros no forman grupos compactos (no obstante, hay barrios de mineros polacos en el Norte). Su asimilación es muy rápida, dado que Francia no es pals de prejuicios raciales y que gran número de extranjeros se han estable· cido en las regiones en las que se habla una lengua (no oficial) parecida

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FIC. 9. - Dos tipos de pirám.ide de edades. l. La población joven de la Repúblicc Argntina en 1956. - 2. La poblaci6n de Francia en la misma época. Obsérvense las brechas de origen diverso y el ensanchamiento de la base, debido al aumento de la natalidad desde 1946. En las abscisas, efectivos de los grupos de cinco años.

<G. VEYRET, Populntion, Arthaud.)

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112 , TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

a su lengua madre (italianos en Aquitania, españoles en el Bajo Langue­doc). La única excepción a la regla son los musulmanes norteafricanos

, ' pues en su rnayona se trata de hombres solos, lo que excluye la asimila-ción por la escuela en la segunda generación, y, además, porque sus cos­tumbres son muy diferentes a las de la población autóctona. Pero, así como en Francia sólo los norteafricanos plantean un problema en otros

, ' paIses pueden ser las minorías inmigradas las que tengan dificultades en su asimilación, sobre todo si .se enfrentan con un prejuicio racial y si se ven sometidas a la propaganda de su país de origen (el caso de los indios de Natal, por ejemplo) . En cambio, en los Estados Unidos los blancos in­migrados se funden rápidamente en el me1ting pot (crisol) de la civiliza­ción americana, y el prejuicio racial sólo actúa en relación con los negros.

Un segundo tipo es el de los países coloniales, en los cuales dos socie­dades se diferencian entre sí por el grupo étnico al que pertenecen, por un nivel de vida distinto y por una serie de barreras iurídicas o de he-

• che: la obtención de un empleo, de hecho o de derecho, no es igual para los dos grupos.

En fin, las viejas sociedades coloniales pueden llegar a ser teórica­mente iguales debido a un cambio de naturaleza política: puede darse el caso de que uno de los grupos sea mayoritario en el Estado y el otro , , minoritario, y que el dominio económico de uno de los dos grupos se atenúe. Citemos el ejemplo de Finlandia, en la cual una población de

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FIG. lO.-Pirámide de edades de los ingleses y franceses del Canadá (1941). En negro, exce.~en~es france~es; .er: sombreado,. excedentes ingleses. Población francesa joven, po~ bIsclon mgles~ mas VleJa. P-:,r frances, es preciso entender canadienses de lengua fran­cesa, y por mgleses, canadIenses de origen inglés (con excepción de los de OrIgen

escocés, galés o irlandés). (Según G. VEYRET, Population, Arthaud.)

, , GEOGRAFIA DE LA POBLACION 113

origen sueco, con un nivel de vida elevado, convive con una población finlandesa que tiene un nivel de vida más bajo. Sin embargo, las dife­rencias tienden a desaparecer. El Canadá tiene una estructura parecida: la población mayoritaria es de lengUa inglesa, y la minoritaria, de lengua francesa. En Chipre, los antiguos señores de la isla, los turcos, forman una minoría que convive con la mayoría griega, que estuvo sorne" tida. La dominación inglesa redujo los dos grupos al estado de colo­nizados, pero desde la firma del acuerdo de 1959 se ha llegado, como en el caso de Finlandia cuando terminó la dominación rusa, a Wla dua" Iidad en el interior de un Estado independiente. En algunos casos, la religión deja una huella tan profunda que tiene valor de diferenciación étnica: tal es el caso de los musulmanes de la India o del Líbano.

Las soluciones políticas a los problemas que plantean estas reparti" ciones son estudiadas en los capítulos consagrados a la Geografía políti­ca (véase p. 635 y ss.). La Geografía de la población se limita a estudiar los caracteres demográficos que diferencian a los dos grupos y, en algu­nos casós, se ve obligada a comparar la composición profesional y social de cada uno de los grupos. Sucede a menudo que la dualidad étnica deriva de una dualidad profesional, que, a su vez, está en relación con una empresa de colonización. Así, por ejemplo, en la Europa central, los alemanes inmigraron con objetivos profesionales muy concretos (en ocasiones, como colonos agrícolas, y en otras, como comerciantes). Los italianos que se establecieron en la costa oriental del Adriático en la época de la expansión veneciana eran comerciantes o ciudadanos, y, sin embargo, a poca distancia se encontraban los campos eslavos. En una ciudad, la composición étnica también puede traducirse en una segrega­ción por barrios; no obstante, dicha segregación no suele ser total (sal­vo en aquellos paises en los que hay prejuicios raciales, como en Esta­dos Unidos, donde los barrios de los negros acostumbran a estar neta" mente separados de los barrios de los blancos) .

IV. POBLACIóN URBANA. POBLACIóN RURAL

La distinción entre rural y urbano no se basa en una distinción de profesiones, sino de lugares de residencia: rural no equivale a agrícola y comprende a todos los habitantes del campo, incluidos los no agricul­tores. Para las estadísticas, la noción de ciudad es también más aritmé­tica .,.ue funcional, y la distinción estadística de lo que es rural y de lo que es urbano está plagada de errores mucho más graves que aquélla que clasifica como viejo a un hombre que todavía conserva su fuerza física y dinamismo.

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114 • TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

Por otra parte, la distinción urbano-rural no tiene en cuenta las zonas suburbanas. Alrededor de las ciudades hay una zona de interpenetración que ni es urbana ni rural. Sin embargo, a falta de algo mejor, y en espera de que surja este "algo", nos vemos obligados a utilizar las estadísticas de que disponemos.

La proporción población urbana-población rural varía según el grado de industrialización y de abertura de la economía. Los rurales son ma­yoría en los países agrícolas poco industrializados y viven, sobre todo, del autoconsumo. En cambio, son minoría en los países cuya agricultura está racionalizada y tiene una gran productividad, bien porque es fuente de exportación, como en el caso de Australia, bien porque no alcanza a alimentar al país, como en Gran Bretaña.

Es evidente que no todas las poblaciones rurales o urbanas pertene­cen al mismo tipo y que se diferencian entre sí en la composición social, profesional o étnica. Es preciso distinguir tres tipos de sociedades: 1.0, sociedades arcaicas, esencialmente agricolas y con un bajo nivel de vida; 2.0, sociedades rurales evolucionadas, que incluyen una gran proporción de no campesinos (por ejemplo, en los Estados Unidos, donde los TUTal

no farm [rurales no granjeros] representan un 50 por 100 de los rura­les); y 3.°, sociedades de zona suburbana, que se caracterizan por la yux­taposici6n de modos de vida campesinos o no campesinos, pero que son ' practicados in situ., y de modos de vida no campesinos que dan lugar a migraciones cotidianas hacia la ciudad u otras zonas suburbanas.

En cada Estado o región, la población urbana y la rural se diferen­cian por su pirámide de edades, por su natalidad, por su fecundidad y por su propensión a emigrar. A menudo, las variaciones de una u otra van en sentido opuesto, en especial en aquellos lugares donde el éxodo rural vacía el campo en provecho de la ciudad y la priva de sus elemen­tos jóvenes, lo que disminuye el crecimiento natural. En el campo fran­cés es bastante raro, salvo en el Oeste, que este crecimiento sea positivo si la proporción de campesinos es elevada. Sin embargo, la fecundidad rural (y, sobre todo, la campesina) sigue siendo mayor que la urbana.

V. COMPOSICIÓN PROFESIONAL DE UNA POBLACIÓN

La composición profesional de una población está en relación con el tipo de organización de la vida económica. Debemos distinguir dos tipos de sociedades: 1.°, sociedades con una diferenciación profesional poco marcada (sociedades rurales), y 2.°, sociedades con una diferenciación profesional más marcada (que comprenden una población industrial y

• • GEOGRAFIA DE LA POBLACION 115

mercantil, con varias clases de empleados). Este último tipo de sociedad explota otros recursos que los de la tierra y, en ella, el autoconsumo no desempeña un gran papel. La diferenciación profesional está en relación con una diferenciación de los niveles de vida, pero entre determinada profesión y determinado nivel de vida no existe forzosamente un vínculo, pues la jerarquía de las remuneraciones depende de los prejuicios, o va­ría, en una misma profesión, de acuerdo con el grado de capacidad de cada uno. En fin, en una sociedad el número de los no productores representa una merma de los recursos naturales, merma que en ocasiones es necesaria y, en otras, parasitaria.

8. Población activa y población inactiva

La primera distinción que hemos de hacer es la de población activa y población inactiva. Es activa aquella persona que ejerce una profe­sión, incluso cuando está parada. Los no activos, es decir, los sin profe­sión, son: jóvenes, enfermos, amas de casa y rentistas (aunque estos últi­mos suelen declarar una profesión). Las estadísticas están viciadas por las distintas interpretaciones que se hacen de un mismo caso: la ' mujer del comerciante que ayuda o no a su marido o incluso la mujer del agri­cultor que trabaja la tierra son inscritas como "comerciante", "agricul­tora" o "sin profesión" por razones de índole fiscal, al azar o según la opinión gratuita del secretario del ayuntamiento ... De dos municipios rurales próximos, e l primero puede tener una proporción de activos del orden del 30 por 100, y el segundo, del 60 por 100, según estén clasifi. cadas las mujeres como "agricultoras JI o como "sin profesión".

A pesar de que sea difícil establecerla con exactitud, la proporción de mujeres activas es muy importante en cualquier estudio de una socie­dad. Esta proporción es muy débil en los países de economía arcaica, pero es fuerte en los que abundan las oficinas, pues estas últimas dan trabajo a gran número de mujeres como empleadas o mecanógrafas. Las estructuras mentales o las disposiciones de orden político también des­empeñan un gran papel en la limitación o en el aumento de la propor­ción de mujeres "activas": algunos gobiernos o poblaciones desean que la mujer permanezca en el hogar y otros aspiran a que participe direc­tamente en la actividad económica. La proporción de mujeres activas es más fuerte en Francia que en Inglaterra. En las democracias popula­res y en la Unión Soviética, la proporción es más elevada. En efecto, las necesidades que plantean los planes para equipar el país, el desarrollo de estructuras mentales favorables a una emulación socialista para pro­ducir más, a veces el interés que presenta el doble salario, cuando

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TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

la primacía de la inversión en bienes de producción sobre los bienes de consumo hace descender el nivel de vida, y las facilidades que ofre­cen las guarderías infantiles, se traducen en una proporción muy elevada.

La proporción de población activa depende del número de mujeres activas, del porcentaje de adultos y de la diversidad de las actividades productoras. Las cifras son mínimas en los países poco desarrollados, con fuerte natalidad y con población joven (34 por 100 en el Brasil), medias en los países desarrollados con una débil proporción de niños (Fran­cia, 44 por 100) y fuertes en las democracias populares (U. R. S. S., 57 por 100; Rumania, 59,9 por 100 en 1956).

b. Repartición profesional de los activos

Los sociólogos han establecido tres categorías: los primarios, los se­cundarios y los terciarios.

Los primarios extraen un producto del suelo o del subsuelo. Son los agricultores, los mineros, los canteros.

Los secundarios transforman los productos: son los obreros y los empleados de la industria.

Los terciarios no producen nada, pero aseguran con su trabajo la exis­tencia de los primarios y de los secundarios. Son los comerciantes, los transportistas, el servicio doméstico, los administradores, los represen­lantes de la cultura o de la religión,

Cuanto más evolucionada está una sociedad, más disminuye la pro­porción de los primarios, en 'provecho de los · secundarios y, sobre todo, de los terciarios.

La distinción entre primarios, secundarios y terciarios es artificial. No hay muchos puntos de contacto entre un minero y un agricultor, clasifi­cados ambos como primarios; asimismo, un científico que trabaja en un laboratorio es clasificado como secundario si investiga para una industria y como terciario si lleva a cabo el mismo trabajo en una Universidad. A esto se debe que los mineros sean clasificados a veces como secu~aTios. Por otra parte, en el grupo de los terciarios está incluida una serie de profesiones relacionldas con la producción (por ejemplo, un camionero que transporta mineral de una cantera a una fábrica y un sacerdote o un bedel de Universidad). Para comprender una estructura profesional es muy importante saber de qué terciarios está constituida la población: puede ser que se trate de criados, de funcionarios de un partido en el poder o de comerciantes exportadores (muy numerosos en Australia), lo que implica unas estructuras social~s y unas organizaciones económicas muy distintas ...

, , GEOGRAFIA DE LA POBLACION 117

A menudo es preferible recurrir a distinciones un poco más com­plicadas que la de los primarios, secundarios y terciarios: de esta forma se puede captar la realidad económica de cerca.

c. Población agrícola, industrial, mercantil y varia

Podemos, por ejemplo, distinguir entre población agrícola, industrial (que comprende las minas), mercantil (que incluye la población que Se ocupa de los transportes) y otras varias, que son los terciarios más ale­jados de la producción directa. Esta clasificación presenta una serie de inconvenientes: clasifica en la misma categoría a un exportador y a un conductor de camión, que se diferencian en el nivel y en el modo de vida. Pero, al menos, nos permite captar las principales actividades eco· nómicas de los habitantes de un país.

En Francia, las distinciones adoptadas por el 1. N. S. E. E. combinan, en cierta forma, la profesión y la categoría social, ofreciendo la siguien. te clasificación:

- obreros agrícolas, - agricultores, - artesanos, - comerciantes, - empleados de oficina, - jornaleros, - obreros especializados, - obreros calificados, - cuadros medios, - cuadros superiores y profesiones liberales, - patronos de la industria, etc.

Si no deseamos r ecurrir a una clasificación tan completa, podemos distinguir entre poblaciones básicamente agrícolas (Turquía en 1935: 80 por 100 de agricultores), con una fuerte proporción subordinada de criados (India) o de comerciantes (Egipto) y poblaciones agrícolas con fuerte proporción subordinada de población industrial (Italia, por ejem­plo). En fin, podemos decir que una población tiene una estructura jn­

dustrial cuando cuenta con más de un 30 por 100 de obreros o de em­pleados de la industria. En efecto, a pesar de las apariencias, este por­centaje denota un gran desarrollo industrial: parece débil porque todo desarrollo industrial se ve acompañado necesariamente de un aumenlo en el número de comerciantes y de los varios. Es excepcional que la pro·

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porción de población industrial supere el 40 por 100 (Bélgica, 48 por 100; Gran Bretaña, 47 por 100; Suiza, 43,5 por 100) ' . Una industria muy ra­cionalizada puede provocar un descenso de la proporción de la población industrial, en provecho del porcentaje de los comerciantes y de los va­rios. En 1958, en los Estados Unidos este último porcentaje era del 52,5 por 100, de los cuales un 20 por 100 eran comerciantes y empleados de empresas financieras; la población industrial descendió al 33,7 por 100 y la población agrícola, al 12 por 100 (10 por 100, según otros cálculos): La proporción de población agrícola es muy débil en los países indus­trializados, en los cuales la agricultura está racionalizada y es extensi­va: el récord lo posee Gran Bretaña, con sólo un 5,5 por 100 de agri­cultores.

Los Estados y las regiones también pueden ser clasificados de acuer­do con estas distinciones. Los dos extremos están representados por los países agrícolas subdesarrollados, en los cuales predomina el auto­consumo (Etiopía, por ejemplo), y por un país como la Gran Bretaña , que tiene una débil población agrícola. Entre ambos extremos se hallan los países con fuerte población mercantil y débil población industrial (Australia y otros países nuevos) y los países agrícolas en rápida trans­formación, como la mayoría de las democracias populares.

VI. ESTRUCTURA SOCIAL DE UNA POBLACIÓN

La estructura social comprende las desigualdades del nivel de vida y una serie de lazos de dependencia (salariado, aparcería o incluso escla­vitud). Su estudio nos permite relacionar determinadas clases sociales i~tegradas por representantes de diversas categorías profesionales; por ejemplo, un conductor de tractor en una gran explotación y un chófer que trabaja en una fábrica, o incluso por cuadros superiores y por miem­bros de las profesiones liberales (aunque los primeros sean asalariados y los otros trabajen por su cuenta). Pero, en general, la noción de estruc­lura social es útil en el seno de cada categoría profesional o en el de grupos de categorías profesionales parecidas.

En lo tocante a la población agrícola, proponemos las siguientes distin­ciones:

- gran propietario no campesino, residente o no, que explota las tierras por intermedio de campesinos, aparceros o administradores:

- propietario acomodado que explota él mismo las tierras: - pequeño propietario; - administrador;

, , GEOGRAFIA DE LA POBLACION 119

- mayoral, es decir, criado o asalariado que trabaja manualmente y al mismo tiempo tiene responsabilidades ;

- campeSInO; - aparcero; - obrero agrícola semipermanente ; - obrero agrícola que unas veces trabaja y otras está parado. Por otra parte, puede darse el caso de que haya sistemas de propiedad

seilOrial, lo que introduce nuevas categorías. El cálculo de la renta de las explotaciones permite clasificar a los que las

explotan de acuerdo con su nivel de vida. El cálculo de esta renta, o su apreciación sumaria, es indispensable en cualquier estudio sobre la estructura social rural.

La poblaCión no agrícola puede ser clasificada de la siguiente forma: - patronos de industrias o de grandes empresas comerciales (tienen que

ser clasificados, a su vez, según la importancia de la empresa o de acuerdo con el número de obreros que emplea);

- cuadros, miembros de las profesiones liberales; empleados; artesanos y pequeños comerciantes. capataces; obreros altamente calificados; obreros especializados; peones;

- en algunas sociedades hay que incluir a los parados, que trabajan C' la:l ­

do se les presenta la ocasión (países mediterráneos, Estados Unidos), ° IJ

individuos empleados en pequeños oficios, como, por ejemplo, los limpia­botas.

Las sociedades pueden ser clasificadas de acuerdo con su estructuru social. Proponemos la siguiente clasificación (que no es exhaustiva):

1.0 Sociedad rural primitiva con estructura tribal (frecuente en el Africa negra),

2. o Sociedad rural con estructura señorial o con gran propiedad (Irán, Italia del Sur), que tiene un nivel de vida campesino muy bajo,

3. o Sociedades rurales occidentales tradicionales, con fuerte propor­ción de rurales no agricultores y con un nivel de vida más elevado que en las dos categorías precedentes. Según los casos, hay preponderancia de la explotación directa (Francia, salvo el Oeste y la región parisiense; Alemania Occidental) o indirecta con aparcería o arriendo en explota­ciones familiares (oeste de Francia).

4. o Sociedades rurales que comprenden una elevada proporción d(' obreros agrícola (Bajo Languedoc vitícola, Soissonnais, Inglaterra) .

5.° Sociedades coloniales que se caracterizan por la yuxtaposici6n de poblaciones cuyas tradiciones étnicas y nivel de vida difieren (Africa del Norte, Africa del Sur y algunos países políticamente independien-

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120 , TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA

tes, como Arabia). Sin embargo, en algunas sociedades coloniales hay "blancos pobres", es decir, miembros del grupo de los colonizadores cuyo ni~eI de vida es poco elevado. En ocasiones, estos blancos pobres buscan empleos de los que desean alejar a los colonizados. El inversamente, puede darse el caso de que una parte de la población colonizada alcance un nivel de vida superior y que llegue a fundirse con la sociedad colo­nial. Sin embargo, esta fusión es imposible en los países que practican la segregación racial (Africa del Sur, sur de los Estados Unidos).

6.° Sociedades de los países nuevos con una población rural que tiene un elevado nivel de vida, con fuerte proporción de empleados de comercio o de businness men (hombres de negocios, tipo Australia).

7 o Estructuras sociales industriales. El fondo rural está más o me­nos desarrollado y la industria se encuentra más o menos instalada en el campo. Por otra parte, hay zonas suburbanas en las que suelen vivir migrantes diarios. La ciudad o las ciudades que entran en las conurba­ciones industriales (véase p. 600) tienen una estructura social diferente, que se traduce en una separación de los barrios, clasificados según el nivel de vida (oposición clásica entre el West-End y el East-End).

8.° Las democracias populares con débil diferenciación de los nive­les de vida (Yugoslavia, China). Desde un punto de vista social, son las sociedades menos diferenciadas.

9.° Las democracias populares con fuerte diferenciación de los ni­veles de vida (U. R. S. S.). Los obreros de élite, los altos funcionarios y los directores de fábrica representan el escalón social superior. En las sociedades de este tipo y en las democracias populares con débil dife­renciación del nivel de vida, casi todos los activos son asalariados o cooperativistas. La clase de los patronos, y quizá la de los comerciantes establecidos por su cuenta, no existe.

Las estructuras sociales evolucionan no solamente después de las revo­luciones, sino también durante las crisis o las fases de industrialización. La evolución de las técnicas industriales disminuye el número de los jornaleros y aumenta el de los obreros altamente calificado~ y el de los empleados. Una industrialización como la de Europa en el s iglo XIX

o la de las democracias populares en el xx crea una clase obrera. Las sociedades dotadas de gran movilidad, en las cuales los individuos saben que pueden cambiar de condición, se oponen a las sociedades poco mó­viles cuya estructura parece inmutable.

LIBRO SEGUNDO

LOS MODOS DE VIDA, LOS MECANISMOS Y LOS SISTEMAS ECONOMI COS


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