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Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
Se examina la relacin entre la filosofa y la psicologa en la historia de lapsicologa contempornea, sealando que ha existido una notable coincidencia enlos temas y preocupaciones entre la filosofa de la psicologa y la psicologaterica. El psicoanlisis ha sido tambin un tema importante en la preocupacinfilosfica, tanto por sus presuposiciones tericas como por su metodologa enrelacin con las dems ciencias. En nuestros das la unin de la psicologa y lafilosofa, adems de otras disciplinas, se ha dado en la ciencia cognitiva.
Filosofa de la psicologa / filosofa de la mente / psicologa terica
Philosophy and psychology: Once again together?
The relationship between philosophy and psychology in the history of contemporary psychology is examined, pointing out the outstanding coincidenceof topics and worries found in the philosophy of mind and theoretical psychology.Psychoanalysis has also been a subject of philosophical interest, not onlytheoretical presuppositions of psychoanalysis but its methodology in relation toother sciences as well. Nowadays, unity between psychology and philosophytogether with other disciplines, has been achieved in cognitive science.
Philosophical psychology / philosophy of mind / theoretical psychology
Ricardo Braun
Persona 8, 2005, 127-143
Correo electrnico: [email protected]
En una carta dirigida a los miembros de
la incipiente Asociacin Americana de
Psicologa (APA, por su sigla en in-
gls) en 1899, Charles Bliss exhortaba
a sus colegas a no formar una divisin
en la Asociacin para tener una seccin
dedicada al estudio de temas filosfi-
cos. Por ms que vea como importan-
te la discusin de estos temas, la sepa-
racin de filsofos en otra seccin em-
pobrecera la comprensin de los pro-
blemas centrales de la psicologa. Ar-
gumentando por la unidad de la psico-
loga y filosofa sostena:
Nuestros mejores psiclogos estn entre
los mejores filsofos, y su exclusin si-
quiera de una parte de las reuniones de
la Asociacin sera una grave prdida. Y
al mismo tiempo, la mayor necesidad de
la psicologa en el presente es ms de
una slida filosofa, y la mayor necesi-
dad de la filosofa es ms de una slida
psicologa. Se debiera desear una unin
ms cercana que una separacin poste-
rior (Bliss, 1899).
La historia de la psicologa en el si-
glo XX, sin embargo, no ha seguido tal
deseo, al punto de que en la mayora de
casos los departamentos de psicologa
y filosofa de las grandes universidades
se han encontrado separados por temas
e intereses.
Podramos preguntarnos si existen
razones para considerar importante la
filosofa en la psicologa contempor-
nea. En la introduccin a su obra Filo-sofa de la psicologa, Bunge & Ardilasostienen que lo sepan o no, les guste
o no, los psiclogos se basan en y utili-
zan una cantidad de ideas filosficas,
sobre todo ideas acerca de la naturale-
za de la mente y la ciencia. Todo psic-
logo, por tanto, no solo es un cientfico
o un terapeuta, sino un filsofo aficio-
nado, en general malgr lui (1987:20). La mayora de estudiantes de psi-
cologa no requiere cursos especficos
de filosofa de la psicologa o filosofa
de la mente para obtener el ttulo co-
rrespondiente. Y lo mismo se aplica a
los psiclogos profesionales: el estudio
de la filosofa no constituye un requisi-
to para el ejercicio de la profesin. Sin
embargo, si la tesis de Bunge & Ardila
es cierta, podramos afirmar que la fi-
losofa de la psicologa es relevante pa-
ra la psicologa profesional?
Considero que en vez de asumir que
tcitamente los psiclogos utilizan cate-
goras y conceptos filosficos, debira-
mos orientar el trabajo de los psiclogos
profesionales para que utilicen algunas
de las herramientas tradicionales de la
filosofa (particularmente lgica y anli-
sis conceptual) en la resolucin de algu-
nos problemas centrales de la psicologa
terica. Recordemos que el progreso en
la ciencia ha ocurrido frecuentemente
por la resolucin de algunos rompeca-
bezas conceptuales que ha significado,
por un lado, articular diversos concep-
tos, y por otro, resolver las confusiones
conceptuales va la eliminacin de con-
ceptos ambiguos, inoperantes o innece-
sarios. La fsica aristotlica una los
conceptos de velocidad instantnea con
velocidad promedio y, como demostr
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Braun
Galileo, creaba paradojas y contradic-
ciones. En la mecnica de Newton se
necesitaba resolver la nocin popular de
peso en una de fuerza y masa. Es verdad
que los cientficos pueden resolver por
cuenta propia los problemas conceptua-
les de su disciplina, sin embargo, las ha-
bilidades analticas en las que son entre-
nados los filsofos pueden permitir ver
con ms claridad algunos problemas,
particularmente aquellos que estn en
las fronteras de sus propias disciplinas,
por la tradicional bsqueda totalizadora
de la empresa filosfica.
En el caso de la psicologa, hay una
diferencia con las dems ciencias en lo
que concierne a la filosofa. Los pro-
blemas conceptuales de la psicologa
estn tan emparentados con la llamada
psicologa popular (en la literatura
anglosajona folk psychology) que
los problemas conceptuales que han
ocupado a los filsofos por siglos son
muy parecidos a los temas de inters
para la psicologa terica. De hecho,
como algunos sostienen, la mayora de
los problemas de la psicologa terica
actual podran ser inteligibles a los fil-
sofos que vivieron mucho antes de la
aparicin de la psicologa cientfica
(Block, 1979). Tmese como ejemplo
el problema de la representacin men-
tal en el debate actual. Este problema
no sera del todo ajeno a filsofos que
abordaron el tema de las representacio-
nes mentales como Descartes, Locke o
Hume. Aun cuando los viejos proble-
mas tienen nueva forma, el problema
sigue siendo el mismo. Hoy nos pre-
guntamos si las representaciones men-
tales tienen referentes reales; si pueden
tener valores de verdad, si constituyen
un lenguaje sintcticamente manipula-
ble y tienen un rol causal en la conduc-
ta, y si los lenguajes naturales constitu-
yen los sistemas de las representacio-
nes mentales. Este acercamiento a los
problemas de la psicologa no ha suce-
dido en otras disciplinas como la fsica
o la biologa. Estoy seguro de que Aris-
tteles sera el primer sorprendido en
conocer las investigaciones en fsica de
partculas o en biologa molecular y no
tanto acaso de que sigamos preguntn-
donos por la naturaleza de lo mental.
En lo que sigue quiero mostrar al-
gunos ejemplos de estudios filosficos
de la psicologa que considero que han
tenido influencia en la manera de abor-
dar los problemas en la psicologa del
pasado y la contempornea. Empezar
por los anlisis del concepto de lo men-
tal, del contenido mental, y finalizar
con una exposicin sobre el desarrollo
de la ciencia cognitiva. La ciencia cog-
nitiva ha demostrado hasta el momento
que la inclusin de la filosofa en la
psicologa ha sido enormemente pro-
ductiva, a tal punto que ambas, y con la
ayuda de otras disciplinas, han permiti-
do entender mejor los fenmenos cog-
nitivos y reconceptualizar el modelo de
la mente. Captulo aparte merecer un
breve comentario acerca del inters fi-
losfico en el psicoanlisis.
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Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
DUALISMO
El dualismo como concepcin de lo
mental ha sido muy influyente en la
manera de entender los llamados fe-
nmenos mentales. Toda doctrina
dualista sostiene que los seres humanos
(y quizs otros seres) somos una com-
posicin de dos entidades, una primera,
corprea, fsica, y una segunda, no-cor-
prea y no-fsica. Esta segunda entidad
sera responsable de nuestra funcin
como seres pensantes y sensientes. La
entidad corprea tiene las propiedades
de las cosas fsicas, como pueden ser la
espacialidad y la materialidad; la incor-
prea posee propiedades mentales, a
saber: el pensar y sentir.
El lenguaje popular, que ha sido
considerablemente absorbido en la psi-
cologa profesional, utiliza un gran n-
mero de atribuciones tomando como
referencia una concepcin dualista. Por
ejemplo, hablamos de enfermedades
psicosomticas, enfermedades men-
tales, estados de nimo, capacida-
des mentales, etctera. Bien podra ser
simplemente un uso de un lenguaje en-
raizado culturalmente, pero lo cierto es
que se emplea en las categoras de la
psicologa cientfica. Podramos pre-
guntarnos si los psiclogos que utilizan
categoras de la llamada psicologa
mental o mentalista suscribiran a una
forma de dualismo de la realidad, es
decir, si creen que existen entidades
mentales, que son no materiales, o el
lenguaje que usan es solo una faon de
parler. Pero precisamente, el lenguajepopular no tiene por qu reflejar la rea-
lidad. Despus de todo, tenemos mu-
chas concepciones populares que esca-
samente reflejan cmo son las cosas (la
fsica popular puede establecer un prin-
cipio como todo lo que sube baja que
sera de manera patente falso en la fsi-
ca cientfica).
La crtica al dualismo ha ocupado
mucho de la discusin de lo mental a
travs de la historia de la filosofa. La
mayora de las crticas al dualismo se
centran en el problema de la interac-
cin entre lo mental y lo corpreo (o lo
fsico). El dualista debe probar cmo es
posible que lo mental pueda ser causal-
mente eficiente en lo material, puesto
que los efectos de lo mental suelen te-
ner una manifestacin corprea (escu-
cho lo que ests diciendo, luego que lo
pensaste). Sin embargo, la posicin
dualista ha tenido gran dificultad para
dar cuenta de esas interacciones causa-
les sin tener que recurrir, en ltimo tr-
mino, a una explicacin misteriosa que
rompera todo nuestro esquema de ex-
plicacin naturalista de las cosas.
La ciencia desde la era moderna ha
tratado de tener una imagen coherente
del mundo, y ha buscado lo que se deno-
mina una explicacin naturalista. Sin
embargo, una explicacin que suponga
la interaccin de algo no fsico en el
mundo fsico creara problemas en su-
posiciones de la fsica, por ejemplo, en
el principio de la conservacin de la ma-
sa/energa (si las mentes inmateriales tu-
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Braun
vieran efecto causal, aumentara la
energa del universo al producir un efec-
to en el cuerpo material?). Siempre es
posible considerar a la psicologa como
discontinua frente a las dems fuentes
de conocimiento del mundo, pero inevi-
tablemente, una psicologa dualista ten-
dra que enfrentarse a otras explicacio-
nes, como la de la evolucin biolgica y
dar respuesta a la aparicin discontinua
de mentes inmateriales.
Las crticas al dualismo tuvieron
efecto particularmente en el desarrollo
de la concepcin conductista y funcio-
nalista de la mente a mediados del siglo
XX.
CONDUCTISMO LGICO
El conductismo lgico est asociado a
Gilbert Ryle y Carl Hempel. En su in-
fluyente libro El concepto de lo mental,Ryle (1949) sostiene que constituye un
error hablar de lo mental como si fuera
una serie de causas internas de un
agente en particular. El error de tipo l-
gico, categorial, se crea cuando se
confunde una categora concreta por
una categora abstracta: lo que existe
concretamente son las disposiciones
para la conducta y a esas disposiciones
las hemos llamado mente, creyendo
que la mente es algo diferente a todo el
conjunto de disposiciones. En realidad,
lo concreto son las disposiciones y lo
abstracto la suma de disposiciones, de
la misma forma como una universi-
dad (categora abstracta) es el conjun-
to de edificios, biblioteca, cientficos,
acadmicos, laboratorios (categora
concreta). La universidad no es una
cosa ms de los objetos de la categora
concreta. Es un concepto totalizador de
todos los objetos concretos menciona-
dos. Entonces, para Ryle nuestro len-
guaje mental debe ser entendido como
una manera de hablar acerca de las dis-
posiciones para comportarnos y los pa-
trones de la conducta humana. La men-
te no es una cosa, como si fuera un
fantasma en una mquina corporal,
sino simplemente una manera de en-
tender la suma de esas disposiciones.
Lo interesante del aporte de Ryle es
que, a pesar de las claras deficiencias
que se han sealado al conductismo l-
gico, proporciona un novedoso anlisis
del concepto de lo mental, considern-
dolo una categora abstracta para refe-
rirse a procesos y objetos concretos. En
otras palabras, le asigna a lo mental
una categora ontolgica dependiente
de lo conductual. Hablar de lo mental
fuera de lo conductual provocara el
mismo error de atribuirle una existen-
cia independiente al contribuyente
promedio del Estado aparte del pro-
medio aritmtico de todos los contribu-
yentes del Estado.
Los trabajos de Hempel (1980),
aunque ms identificados con una tesis
epistemolgica, tienen claras preten-
siones lgicas, puesto que propugnan
la posibilidad de traduccin, defini-
cin, anlisis o reemplazo de las pro-
posiciones mentales por proposiciones
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Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
conductuales o ambientales sin perder
su poder explicativo. Hempel, aplican-
do los principios de verificacin del
Crculo de Viena, intentaba proponer
criterios lgicos del vocabulario de psi-
cologa para adecuarse a las exigencias
epistemolgicas determinadas por este
grupo intelectual de principios del si-
glo XX. En efecto, toda proposicin
psicolgica que fuera significativa de-
ba ser especificable en proposiciones
que satisficieran condiciones de obser-
vacin pblica. El criterio de verifica-
cin tena que ser pblico, en el senti-
do de verificacin intersubjetiva.
Las conclusiones del Crculo de
Viena han tenido ataques por varios
frentes y hoy en da muy pocos filso-
fos estaran dispuestos a defender las
tesis originales del Crculo. Sin embar-
go, se puede entender la motivacin
que Hempel y otros tenan al presentar
sus ideas. Se quera que la psicologa
fuese una ciencia, y eso supona que
contara con un conjunto de proposicio-
nes que tuvieran un significado pblico
y compartible que pudiera servir como
un vehculo de comunicacin intersub-
jetiva. Si las proposiciones psicolgi-
cas fueran pblicas tendran que satis-
facer algunas condiciones de acceso in-
tersubjetivo y para Hempel y otros solo
las condiciones conductuales y fsicas
podan satisfacer el criterio de acceso
pblico.
Esta concepcin del acceso pblico
se desarroll considerablemente en la
tesis del lenguaje privado de L. Witt-
genstein (1953). Un lenguaje privado
estara compuesto por palabras indivi-
duales que solo podran ser conocidas
por la persona que habla y se referiran
a sus sensaciones privadas inmediatas.
Este lenguaje, por lo tanto, no podra
ser entendido por otra persona. El len-
guaje privado podra ser consecuencia
de una doctrina dualista del tipo carte-
siana, en que una persona tiene un ac-
ceso privilegiado al contenido de sus
sensaciones.
Pero Wittgenstein critica la tesis del
lenguaje privado porque no podra ha-
ber forma de identificar los nombres
que una persona acua con los referen-
tes. As, al experimentar una persona
una sensacin particular, le llama, su-
pongamos, au. El problema ocurrir
la siguiente vez que quiera aplicar la
palabra au a una sensacin igual o si-
milar y de forma consistente. La nica
forma que tendra para identificar una
sensacin igual sera apelar a su me-
moria. La persona tendra que recordar
la sensacin original y asociarla con la
sensacin recurrente. Sin embargo, no
tendra una instancia superior para ve-
rificar la igualdad de las sensaciones.
Puesto que la persona utiliza un len-
guaje privado, no puede utilizar objetos
pblicos para ayudarla en la identifica-
cin de su experiencia privada. Por lo
tanto, no existe un criterio indepen-
diente para verificar la correcta utiliza-
cin del trmino au para referirse a
una sensacin. Para Wittgenstein, la
solucin al problema de la identifica-
132
Braun
cin sera consultar a un criterio pbli-
co, como cuando no se est seguro de
la hora de partida del tren y para verifi-
carla apelamos a la pgina del horario
de trenes. Pero en el caso del lenguaje
privado, la sensacin que se supone
que es igual debe ser confirmada con-
sigo misma. El ejemplo de Wittgens-
tein es concluyente: es como si alguien
quisiera asegurarse de la veracidad de
una noticia comprando varios ejempla-
res del mismo peridico (1953: 254).
Como sabemos, los esfuerzos de los
tericos del conductismo no pudieron
contrarrestar las crticas, en especial de
aquellos que cuestionaban dos suposi-
ciones: 1) que cada predicado mental
puede ser descrito de forma conductual
establecindose una conexin lgica; y
2) que la explicacin de la conducta
pudiera ser agotada sin referencia a es-
tados mentales internos o centrales.
Sobre la primera suposicin fue
Fodor (1968) el que desarroll el mayor
nmero de ataques desde el plano pura-
mente lgico. Segn Fodor las proposi-
ciones acerca de lo mental y las propo-
siciones conductuales son lgicamente
independientes, de tal modo que los
eventos mentales pudieran ser las cau-
sas de los eventos conductuales y no que
fueran lo mismo. Si fueran lgicamente
dependientes la una tendra que estar co-
nectada con la otra. Sin embargo, en-
contramos multiplicidad de ejemplos
que demuestran que podemos tener es-
tados internos que no resultan en una
conducta observable.
Contra la segunda suposicin,
Davidson (1980) sostiene que un esta-
do mental particular (como creer en al-
go o desear algo) solo se convierte en
una accin particular cuando opera en
conjuncin con otros estados mentales
del agente. No se podra establecer lo
que har una persona que tenga un es-
tado mental (como una disposicin en
el anlisis de Ryle), sin suponer otros
estados mentales presentes. De modo
que el anlisis de un estado mental co-
mo una disposicin conductual reque-
rira apelar a otros estados mentales. Y
esto es precisamente a lo que Ryle se
opone. Un estado mental no es, pues,
una disposicin para cierto tipo de con-
ducta. Ms bien, los estados mentales
son estados internos del agente que tie-
ne un rol causal en la produccin de la
conducta.
LA TEORA DE LA IDENTIDAD
El rechazo del dualismo y del conduc-
tismo llev en la dcada de 1960 a la
reconceptualizacin de lo mental en la
forma de la llamada teora de la iden-
tidad. Posteriormente, la teora de la
identidad tuvo una modificacin y se
convirti en la teora funcionalista que
ha influido de manera considerable en
el modo de entender el problema con-
ceptual de lo mental hasta nuestros
das, como veremos ms adelante.
La tesis central de la teora de la
identidad es que los estados y procesos
mentales no son nada ms que los esta-
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Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
dos y procesos del cerebro. Los estados
mentales son, entonces, idnticos a los
estados cerebrales.
La teora de la identidad fue desa-
rrollada fundamentalmente por Smart
(1959) y Armstrong (1965/1985), dos
filsofos australianos que fueron res-
ponsables de lo que algunos denomina-
ron la hereja australiana (Teichman,
1988). Esta teora tena una doble moti-
vacin: por un lado una postura ontol-
gica, la concepcin monista de la reali-
dad, es decir, la suposicin de que toda
la realidad (incluida nuestra vida men-
tal) est hecha de una misma sustancia,
la material o fsica. Por otro lado, una
postura metodolgica, la posibilidad de
la reduccin del vocabulario mentalista
a un vocabulario fsico (al menos neu-
rofisiolgico) que est ms acorde con
las ciencias fsicas.
Para estos tericos, la identidad no
era de significado, es decir, la mente
no significa cerebro sino solo una
identidad de correlacin. La teora sos-
tena que haba una correlacin entre
las sensaciones y los procesos cerebra-
les que eventualmente seran descritos
por las neurociencias. Esta identidad
estaba fundamentada en las correlacio-
nes que empezaban a encontrarse y que
se parecan a las identidades que en
otras ciencias se encontraron en el pa-
sado, a saber, que el calor es movi-
miento molecular, que la luz es descar-
ga elctrica y que el agua es H2O. Co-
mo es de imaginar, esta teora apostaba
por el futuro de las neurociencias.
Sin embargo, la correlacin entre
mente y cerebro poda funcionar ade-
cuadamente en algunos casos, pero pa-
reca que en otros no. En la dcada de
1950 se empezaba a trabajar en la inte-
ligencia artificial y las conclusiones de
la teora de la identidad eliminaban
cualquier prospecto de atribucin de al-
gunos estados mentales a cualquier co-
sa que no fuera humana. Puesto que si
todo evento mental es un evento neuro-
fisiolgico, entonces se excluira cual-
quier arreglo fsico que no fuera exacta-
mente un evento neurofisiolgico para
obtener un evento mental. As, la posi-
bilidad de que algo no humano tuviera
eventos mentales quedaba descartada.
Estas reflexiones llevaron a un descon-
tento con la teora de la identidad origi-
nalmente formulada.
Esto, naturalmente, no supone nin-
gn tipo de dualismo o conductismo.
Lo nico que se criticaba era una espe-
cie de chauvinismo cerebral para obte-
ner eventos mentales. Podramos fcil-
mente imaginarnos que existen otros
seres que pudieran tener las mismas
sensaciones que nosotros pero seran
producidas en otros arreglos fsicos.
Existe evidencia de que algunas fun-
ciones asociadas a eventos mentales
que el cerebro realizaba en un arreglo
especfico, podra hacerlo en otro arre-
glo, debido a una lesin en el arreglo
original. De manera que sera posible
que un tipo de sensacin particular
fuera correlacionado con diversos tipos
de combinacin fsica, incluyendo, por
134
Braun
supuesto, nuestros queridos estados
neurolgicos.
Existe una suposicin ms comple-
ja an, que sera que un mismo pensa-
miento, como el estar pensando que
hace fro, podra ser el mismo pensa-
miento que its cold, o fa fredo y,
sin embargo, por el hecho de que un
hablante lo diga en diferente idioma
resulte que sea una diferente instancia
de estado neural.
La posibilidad de diferentes arreglos
fsicos para producir el mismo evento
mental sugiri un cambio radical en la
teora de la identidad, de tal modo que
un estado mental estara correlacionado
con una variedad diferente de tipos de
estados fsicos. Esta idea mantendra la
tesis ontolgica materialista, pero es-
tara comprometida con una especifica-
cin fsica exclusiva. Esta visin es lo
que actualmente se llama la tesis de la
realizabilidad mltiple (Putnam
1967/1975). La identidad podra mante-
nerse, pero una identidad contingente
con varias posibilidades de la forma:
De tal modo que cualesquiera de las
disyunciones de lado derecho seran
condicin suficiente para la produccin
del evento mental .La teora de la realizabilidad mlti-
ple ha sido muy aceptada entre la
comunidad filosfica y es responsable
de la viabilidad de algunas de las for-
mas del denominado funcionalismo,
que veremos a continuacin.
FUNCIONALISMO
La idea intuitiva del funcionalismo es
que los conceptos pueden aplicarse de
acuerdo con lo que se puede hacer,
como cuando decimos que un hervidor
de agua hierve agua. Es fcil ver c-
mo todos los artefactos a nuestro alcan-
ce estn conceptualizados por su fun-
cin. Un carburador en el auto tiene la
funcin de distribuir el aire y la gaso-
lina, de tal manera que el concepto car-
burador no est definido con relacin a
sus materiales de construccin sino a su
funcin. Bien podra ser de acero, alu-
minio, plstico o el material que se crea
conveniente. Lo aplicado a nuestros
artefactos tambin se extiende a las
cosas vivas. As, tenemos que un
corazn es una bomba de sangre o el ojo
un rgano para ver. Como se puede infe-
rir, la idea de la realizabilidad mltiple
est presente en cualquier concepcin
de funcionalismo.
Para la filosofa, el funcionalismo
pareci proporcionar una teora slida
que pudiera contrarrestar los proble-
mas encontrados en el conductismo y
135
Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
Evento mental = evento fsico (1) v (2) v (3) v (4)...
las palabras y la opinin general de la
gente instruida se habr alterado tanto
que uno ser capaz de mquinas pen-
santes sin encontrar contradicciones.
El modo que defenda su pronstico su-
pona el experimento del juego de
imitacin. Segn este juego, las habi-
lidades de las mquinas digitales seran
indistinguibles de las capacidades inte-
lectuales humanas.
Por supuesto, despus de ms de 50
aos no hemos evidenciado las pala-
bras de Turing y probablemente podre-
mos evadir el engao que supone el
juego de imitacin, pero la propuesta
de Turing y otros ha devenido en una
serie de objeciones a la posibilidad de
las mquinas pensantes de un lado, y
de la posibilidad de pensamiento artifi-
cial, de otro. Esta ltima es explorada
en nuestros das en los centros de in-
vestigacin bajo el nombre de ciencia
cognitiva, sobre la que me referir
ms abajo.
Las objeciones ms importantes
pueden ser agrupadas en dos clases:
objeciones al concepto de simulacin y
objeciones por la diferencia entre sin-
taxis y semntica.
No parece ser un problema el acep-
tar que las computadoras computan
pero prcticamente ningn filsofo es-
tara dispuesto a admitir que las com-
putadoras estn pensando. Lo curio-
so es que las computadoras simulan
muy bien varios procesos asociados al
mundo mental.
136
Braun
en la teora de la identidad. En efecto,
el descuido del mundo interno del con-
ductismo podra ser reemplazado por
funciones causales mentales, sin que
este reemplazo suponga una especifi-
cacin rgida y nica para proporcionar
el mismo rol causal. Es como suponer
que el bombeo de sangre solo se podra
hacer con un corazn de tejido orgni-
co. De hecho, se intenta construir cora-
zones artificiales que son funcional-
mente diseados.
Para el funcionalismo los estados
mentales son estados funcionalmente
descritos de acuerdo con su rol causal.
Por ejemplo, el estado mental de: (1)
creer que hoy es jueves puede causar
que yo vaya a dictar clases porque
tengo otro estado mental, (2) que creo
que los jueves tengo clases, y otro (3)
que creo que me descontarn si no voy
a clases; y quizs otro (4), que quiero
dictar clases. Ahora bien, estos estados
mentales podran causar otros estados
mentales y no tan solo el dictar clases.
Lo importante es que no ha habido una
sola especificacin fsica.
El funcionalismo se vio reforzado
por la aparicin paralela de la investi-
gacin en inteligencia artificial. Guia-
do por los trabajos preliminares de
Turing (1950), se empez a pensar en
los fenmenos mentales como anlo-
gos con las operaciones de las mqui-
nas computadoras. Las palabras de
Turing fueron un tanto aventuradas
pero eran, conceptualmente, desafian-
tes: Creo que en 50 aos (...) el uso de
En efecto, las computadoras de hoy
pueden realizar complejsimos proce-
sos de naturaleza lgica y matemtica.
Sin embargo, no toda simulacin es la
cosa misma. Veamos por qu.
Una simulacin puede representar,
como cuando simulamos una bolsa de
valores en un laboratorio. Podemos vi-
sualizar y aprender qu pasara en un
escenario real, pero prubese como sea,
la simulacin no sera la bolsa de valo-
res misma. Nadie en su sano juicio to-
mara la simulacin como la verdadera
bolsa de valores. Del mismo modo, una
simulacin de un proceso mental no
necesariamente producira un proceso
mental.
Una simulacin ocurre cuando un
piloto se entrena en un llamado simu-
lador de vuelo. Las consecuencias de
un error en el simulador no tienen rela-
cin con el error en un vuelo real. De
manera que no es el mismo vuelo. Pre-
cisamente la diferencia entre estar en
un avin y simular estarlo es la razn
de ser del simulador. No se permite que
el piloto aprenda directamente en el
avin sino que es entrenado en algo
que no es el avin. Anlogamente, los
objetores de la teora funcionalista
computacional afirman que cualquier
parecido a una funcin mental por me-
dios artificiales contina siendo una si-
mulacin, pero no la misma cosa.
La objecin de la diferencia entre
semntica y sintaxis radica en la con-
cepcin de que los procesos mentales
evidencian capacidad semntica, es de-
cir, capacidad para manejar significa-
dos. El clsico argumento para explicar
la diferencia la proporciona Searle
(1991) y su conocido argumento del
cuarto chino. Supongamos que una
persona que solo conoce el idioma cas-
tellano es encerrada en un cuarto que
tiene dos ventanas con las cuales se co-
munica con el exterior. Dentro del
cuarto hay una pizarra que contiene
una serie de ideogramas chinos y al
costado de cada ideograma hay una pa-
labra en castellano. La persona no sabe
chino. Las personas que estn afuera
del cuarto utilizan el cuarto como un
traductor de chino al castellano. La
persona que est dentro tiene el oficio
de traductor. Por una de las ventanas
los de afuera ingresan un ideograma
chino esperando la traduccin. El tra-
ductor recibe el ideograma, busca en
la pizarra el smbolo y copia la palabra
que est al costado. Lo escribe en un
papel y lo lleva a la ventana para que
sea recibido por la persona que solicit
la traduccin. Searle nos invita a tener
la siguiente intuicin: la persona que
est dentro no sabe chino, sin embargo
es capaz de manipular los smbolos con
facilidad. Una cosa es manipular sm-
bolos, otra es entenderlos. Del mismo
modo, una computadora trabaja con
smbolos, es decir, tiene una manipula-
cin sintctica, pero es incapaz de en-
tender los significados. Prueba actual
de este problema la encontramos en los
correctores gramaticales, que suelen
ser un tanto torpes cuando se encuen-
137
Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
tran con palabras que tienen diferentes
significados. Las computadoras actua-
les trabajan solo sintcticamente. Por
ello, algunos filsofos como Searle lla-
man a los seres humanos motores se-
mnticos, a diferencia de las computa-
doras que seran motores sintcticos.
Las objeciones al funcionalismo
computacional ha generado un replan-
teamiento del funcionalismo y ha origi-
nado una metodologa que est proban-
do ser mucho ms efectiva, la conjun-
cin de fuerzas de diversas disciplinas
para abordar el problema de lo mental.
Este replanteamiento, que no ha sido
exclusivo de las canteras filosficas, ha
llevado al desarrollo de la nueva cien-
cia interdisciplinaria, la ciencia cogni-
tiva, que describiremos ms adelante.
PSICOANLISIS
El psicoanlisis ha sido objeto de refle-
xin filosfica tanto desde la perspecti-
va de sus mismos practicantes como de
sus estudiosos. Veremos a continuacin
algunos ejemplos que ilustran nuestro
punto.
La primera relacin con la filosofa
tiene que ver con lo sostenido anterior-
mente, a saber, que el psicoanlisis es
una forma de psicologa popular, en el
sentido de que utiliza lo que se deno-
minan actitudes proposicionales,1 ta-
les como las creencias y los de-
seos. De manera que lo que se dijo
anteriormente acerca de la motivacin
por el anlisis de los conceptos encuen-
tra un terreno muy frtil en el psico-
anlisis.
De hecho, el anlisis del concepto
de representacin mental, que ha sido
objeto del funcionalismo (Fodor, 1998)
es tambin objeto de estudio filosfico
del psicoanlisis, puesto que las actitu-
des proposicionales son representadas
mentalmente, como cuando se tiene
una sensacin acerca de algo, se de-
sea algo o se percibe algo.
Estas representaciones pueden ser
lingsticas o lingsticamente inter-
pretadas. Precisamente, la forma como
son interpretadas las representaciones
ha originado numerosas discusiones.
Otra relacin con la filosofa la en-
contramos en las preguntas metafsicas
acerca de la naturaleza de lo mental. En
el seno mismo del psicoanlisis Freud
mantuvo un claro inters por encontrar
una solucin al problema mente-cuer-
po, aunque en diversas etapas de su vi-
138
Braun
1 El problema de las actitudes proposicionales fue estudiado por primera vez por G. Frege y subsecuentemen-
te por B. Russell (1905), quien acu el nombre que tiene ahora. Las actitudes proposicionales ms represen-
tativas son las creencias y deseos y tienen en comn la intencionalidad que significa que toda actitud
tiene un objetivo, que es la proposicin que las acompaa, como, por ejemplo, Creo que (actitud)..., donde
podemos colocar una proposicin como hoy es lunes (proposicin), resultando en la actitud proposicional
Creo que hoy es lunes.
da esta ambicin tuvo cambios. Pero lo
constante de su posicin era la creencia
en el principio de que todos los fen-
menos psicolgicos tenan que ser ex-
plicables en trminos de una teora bio-
lgica. Aun cuando tempranamente ad-
miti en el Proyecto la dificultad derealizar su objetivo (Freud, 1895/1953-
1974), nunca abandon el principio,
como cuando leemos en la obra de
1914 Sobre la historia del movimientopsico-analtico, que todas nuestrasideas provisionales en psicologa pre-
sumiblemente estarn basadas algn
da en una subestructura biolgica
(Freud, 1953-1974, 23: 282). Por ello,
es posible afirmar que la posicin fi-
losfica de Freud con respecto al psi-
coanlisis era de un reduccionismo on-
tolgico mas no metodolgico. Se
aceptara la no reduccin por razones
de desconocimiento y estrategia, como
lo afirma en Interpretacin de los sue-os (1900/1953-1974):
No tengo ninguna inclinacin de mante-
ner el dominio de lo psicolgico flotan-
do, como si estuviera en el aire, sin nin-
guna fundamentacin orgnica. Pero no
tengo conocimiento, ni terico, ni tera-
putico, ms all de esa conviccin, de
manera que me tengo que conducir como
si solo tuviera lo psicolgico frente a m.
Una tercera relacin importante la
podemos encontrar en el campo episte-
molgico: la pregunta por la cientifici-
dad del psicoanlisis. La respuesta a es-
ta pregunta fue abordada por primera
vez por el mismo Freud, quien cons-
ciente de las exigencias de los criterios
de cientificidad tomados de las ciencias
fsicas, quera dotar al psicoanlisis de
una base terica y metodolgica que
pudiera cumplir con esas exigencias.
Como vamos a comentar, ha habido cr-
ticas a la cientificidad del psicoanlisis
desde diversos frentes, pero lo que no
debiera ser objeto de disputa es la posi-
cin del mismo Freud acerca de los
requisitos de lo que significara hacer
ciencia. Freud, con su larga y slida for-
macin en biologa y neurociencia saba
de las exigencias de cualquier ciencia
llamada dura, y se podra considerar
que mucho de su esfuerzo estuvo orien-
tado a lograrlo en su teora. En su penl-
tima obra, Algunas lecciones elementa-les de psicoanlisis, lo dice claramente:La psicologa, tambin, es una ciencia
natural. Qu ms podra ser?
(1938/1953-1974, 23: 282).
En la filosofa de la ciencia, el psi-
coanlisis es un tema casi obligado
puesto que Popper (1963) lo tom co-
mo ejemplo, junto a las teoras de
Adler y de Marx, de cmo una teora
podra ser considerada pseudocientfi-
ca por no satisfacer el denominado
criterio de demarcacin. De acuerdo
con Popper, las teoras cientficas ge-
nuinas, tales como la teora de la relati-
vidad, se distinguan de las pseudo-
cientficas porque eran falseables, es
decir, que podan someterse a test que
si no los pasaban las teoras quedaban
descartadas. Las teoras que no eran ca-
paces de someterse al test eran consi-
deradas infalseables, y por lo tanto
139
Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
pseudocientficas. El psicoanlisis era
una de esas teoras, segn Popper, que
era infalseable. Teoras de la ciencia
posteriores a l han demostrado que su
exigencia era injustificable, tomando
en cuenta la historia de la ciencia y el
rol de las hiptesis auxiliares. De ma-
nera que hoy en da la crtica de Popper
es considerada por muchos filsofos
como inadecuada y tiene poco efecto
sobre nuestra concepcin de lo que
constituye una ciencia o no (Putnam,
1974/1991).
Una de las respuestas al desafo que
plante Popper acerca de la cientifici-
dad del psicoanlisis fue abandonar la
posicin freudiana de considerar al psi-
coanlisis como una ciencia natural. En
contraste con Freud, la tarea del psico-
anlisis no sera la de explicar los fen-
menos mentales en el sentido causalis-
ta que se usa en las ciencias naturales,
sino de comprender los procesos men-
tales. Esta posicin tiene sus fuentes en
la taxonoma propuesta por Dilthey en
psicologa (1894/1977) y Jaspers en
psiquiatra (1959/1962), en la que se
contrasta la explicacin con la com-
prensin. Las ciencias naturales buscan
explicar utilizando leyes universales y
conexiones causales generales. En
cambio, la psicologa (y otras discipli-
nas sociales o humanas) trabaja con re-
glas y a lo ms conexiones causales
particulares. De acuerdo con Jaspers, el
objetivo de la psiquiatra (y psicologa
por extensin) es la comprensin em-
ptica de cmo un fenmeno psicolgi-
co puede haber emergido a partir de
otro. Esta visin de las ciencias como
pertenecientes o bien a la explicacin o
bien a la comprensin ha originado una
perspectiva del psicoanlisis que gene-
ralmente se agrupa con el nombre de
hermutica (Jaspers, 1974; Ricoeur,
1970; Habermas, 1971).
Uno de los crticos de la visin her-
menutica ms prominentes en nues-
tros das es Grnbaum, quien provi-
niendo de la fsica y de la filosofa de la
ciencia ha hecho contribuciones nota-
bles al cuestionamiento, replantea-
miento y respuesta de algunos proble-
mas del psicoanlisis. Su trabajo no so-
lo es respetado por los crticos del psi-
coanlisis sino tambin por renombra-
dos tericos dentro del mismo psico-
anlisis (Edelson, 1988). En contra de
la posicin hermenutica Grnbaum ha
sostenido que los estndares adecuados
para la evaluacin del psicoanlisis de-
ben ser los derivados de la ciencia em-
prica, y la divisin propuesta por
Dilthey y sus seguidores obedece a una
incomprensin de los fundamentos de
las ciencias fsicas (Grnbaum, 1984).
Este autor ha cuestionado la tesis po-
pperiana de la infalsabilidad del psi-
coanlisis (Grnbaum, 1977). Conside-
ra que el psicoanlisis es una ciencia
(en contra de Popper), y que es una
ciencia emprica (en contra de los her-
menuticos). Pero, con respecto a la
pregunta de si el psicoanlisis es una
buena ciencia, la respuesta de
Grnbaum es negativa. Mucha de su
140
Braun
obra ha sido la defensa de esta ltima
conclusin. El psicoanlisis no solo
tiene problemas derivados del uso de
los datos clnicos, sino tambin por los
modos de razonamiento que Freud uti-
liz para proporcionar evidencia a
favor de su teora (1984).
CIENCIA COGNITIVA
An es prematuro para poder identifi-
car claramente las caractersticas de la
ciencia cognitiva. Segn algunos cien-
tficos, que estn trabajando en depar-
tamentos con ese nombre, la ciencia
cognitiva solo es la denominacin que
permite buscar fondos o administrar el
pago de los salarios (Searle, 1995). Pe-
ro parece que hay algo en comn en las
convicciones de las personas involu-
cradas: una reaccin en contra de lo
que fue el paradigma dominante en la
psicologa: el conductismo.
Ya hemos visto algunos de los pro-
blemas filosficos del conductismo,
pero las alternativas han trado otro
grupo de problemas. Por ello, muchos
cientficos consideraron que el mejor
camino para entender uno de los proce-
sos ms complejos de la mentalidad
humana, la cognicin, se deba de con-
tar con la asistencia de personas de di-
versas especialidades. Los primeros
acercamientos interdisciplinarios ocu-
rrieron entre la naciente psicologa
cognitiva y la inteligencia artificial.
La ciencia cognitiva o tambin lla-
mada la nueva ciencia de la mente
(Gardner, 1985) es, por definicin, in-
terdisciplinaria. Sus practicantes suelen
asociar las disciplinas que mejor han
colaborado para entender los proble-
mas acerca del funcionamiento mental,
particularmente el cognoscitivo (adqui-
sicin, almacenamiento y uso de la ac-
tividad inteligente): psicologa cogniti-
va, filosofa, inteligencia artificial o
ciencia de la computacin, lingstica y
neurociencia. Algunos aaden la antro-
pologa.
Los psiclogos cognitivos estn inte-
resados en entender las capacidades
mentales, como la atencin y la memo-
ria; los lingistas se dedican al estudio
de la estructura del lenguaje humano y
la naturaleza de la adquisicin del len-
guaje; los filsofos estn dedicados a la
lgica y la bsqueda de sentido, y a la
aclaracin conceptual de trminos como
la informacin y el conocimiento; los
cientficos de la computacin quieren
desarrollar la inteligencia artificial y, fi-
nalmente, los neurocientficos estudian
la organizacin del sistema nervioso y
su funcin.
PAPEL DE LA FILOSOFA EN LA CIENCIACOGNITIVA
Como se sabe, la filosofa es una disci-
plina que estudia los fundamentos de
las cosas. En ese sentido, no solo puede
ayudar a establecer las bases en las que
se construye el conocimiento sino, ade-
ms, puede hacer un seguimiento de la
justificacin del conocimiento confor-
141
Filosofa y psicologa: Nuevamente juntas?
me se crea. Los filsofos pueden ayu-
dar a los cientficos a clarificar el obje-
to de estudio, la normatividad de los
mtodos y las relaciones entre las dife-
rentes teoras de la ciencia y teoras
cientficas.
De acuerdo con algunos filsofos
que participan en las ciencias cogniti-
vas, son tres las reas fundamentales en
las que aportan su particular habilidad:
a) definicin del trabajo, su objeto de es-
tudio y su metodologa (filosofa de la
ciencia); b) anlisis de las estructuras y
entidades postuladas por la ciencia cog-
nitiva y su relacin con los conceptos
ordinarios y el mundo fsico (ontologa);
y c) reflexin acerca de las interrelacio-
nes entre las representaciones y cmo
las personas las organizan y usan para
generar conocimiento (epistemologa)
(Baker-Ward, 1987).
El avance de la ciencia cognitiva es
hoy en da fascinante, especialmente
por la diversidad de enfoques que de-
muestran la complejidad de su objeto
de estudio y todo hace pensar que en
las siguientes generaciones, con profe-
sionales que han sido expuestos a esta
visin interdisciplinaria, puede incre-
mentarse nuestra comprensin de los
fenmenos mentales a partir de la in-
vestigacin colaborativa.
Es oportuno sealar que el ideal que
mencionamos simblicamente con las
palabras de Bliss se ha visto cumplido
pero en mayor dimensin, puesto que
no solamente estn unidas la psicologa
y la filosofa, sino tambin otras disci-
plinas que permiten un mejor esclareci-
miento y, sin duda alguna, una posibili-
dad de solucin al problema del fen-
meno mental.
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