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Dilemas Eticos de Los Psicologos Juristas

Date post: 09-Mar-2016
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Etica en la formación jurídica de psicologos

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  • Anuario de Psicologa JurdicaISSN: [email protected] Oficial de Psiclogos de MadridEspaa

    Urra, JavierDILEMAS TICOS DE LOS PSICLOGOS JURDICOSAnuario de Psicologa Jurdica, vol. 17, 2007, pp. 91-109

    Colegio Oficial de Psiclogos de MadridMadrid, Espaa

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=315024768006

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

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    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • DILEMAS TICOS DE LOS PSICLOGOSJURDICOS1

    ETHICAL DILEMMAS OF THE JURIDICALPSYCHOLOGISTS

    Javier Urra*

    RESUMEN

    La ciencia psicolgica ha conocido un inusitado desarrollo profesional que concita lademanda de la sociedad en unos profesionales que demuestran por su bagaje terico yresultados prcticos un alto nivel de formacin y una positiva respuesta a las distintassolicitudes. Este calificable como xito conlleva como en todo crecimiento algunos pro-blemas de acomodacin, pues son muchos los mbitos donde se desempea el psic-logo y algunos de ellos francamente conflictivos. Adase que cada vez son ms loscolegiados profesionales y concluiremos en que en una sociedad donde el cliente cadavez conoce ms sus derechos puede existir el riesgo de ms denuncias por mala praxisde los profesionales. Por ello, resulta de gran inters saber cmo se desempean losprofesionales en su prctica diaria y, especficamente, qu temas o situaciones lesgeneran dilemas y, ante ellos, qu respuestas dan.

    PALABRAS CLAVE: Derechos, Mala praxis, Dilemas.

    Anuario de Psicologa Jurdica, 2007 91

    Anuario de Psicologa Jurdica, Volumen 17, ao 2007. Pgs. 91-109. ISSN: 1133-0740

    ESTUDIOS

    1 Con la colaboracin inestimable de Mara Estefana del Toro, los distintos presidentes de los colegiosde psiclogos, expertos y 723 colegiados.

    * Psiclogo Forense del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid. Presidente dela Asociacin Iberoamericana de Psicologa Jurdica. Presidente de la Comisin Deontolgica del Colegiode Psiclogos de Madrid. Profesor de tica y Deontologa en la UCM.

    Fecha de Recepcin: Fecha de Aceptacin:

  • ABSTRACT

    The psychological science has improved an unusual professional development thatincites the request of the society to a few professionals who demonstrate, by their the-oretical baggage and practical results, a high training level and a positive response tothe different demands. This success implies some problems of accomodation, becausethe areas where the psychologist evolves are many and some of them are very difficult.In addition, every time there are more members in professional colleges. In a societywhere the client knows his rights, there can exist the risks of more malpractice com-plaints. It is very interesting to know how the professionals confront their job in thedaily practice and specifically what topics will generate dilemmas and what answers togive them.

    KEY WORDS: Rights, Mal practice, Dilemmas.

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  • Este artculo compendia las principa-les aportaciones que una tesis generalis-ta, referida al mbito de la deontologaprofesional, arroja sobre la PsicologaJurdica. Tratar, por lo tanto, de estruc-turar narrativamente, de lo general a loparticular, aquellos elementos estudia-dos en relacin a qu cuestiones supo-nen dilemas ticos para los psiclogosespaoles, hasta llegar concretamente ala parte de este trabajo doctoral referidoa la rama jurdica de nuestra disciplina.

    La inspiracin para realizar un estudiosobre esta temtica naci de una revela-dora afirmacin de grandes profesiona-les en este campo como son Del Ro,Borda y Torres, que ya en 2003 manifes-taron que la informacin sobre la com-placencia respecto a las normas ticasy/o deontolgicas de los psiclogos pro-fesionales espaoles es inexistente (1).

    Se precisaba, por tanto, conocer larealidad para actualizar el vigente Cdi-go Deontolgico y plantear la formacinen tica Profesional tanto en las Faculta-des de Psicologa, como ulteriormenteen los cursos de reciclaje organizadospor el Colegio de Psiclogos.

    El punto de partida fue una revisinterica, fundamentalmente de textosanglosajones pues en nuestro idiomaest poco desarrollada, que nos permitiadentrarnos en temas como la tica, eldesarrollo moral, la bioingeniera, ladocencia, para concluir con las conduc-tas profesionales.

    Asimismo, la tesis fue absolutamentedeudora a nivel emprico del estudioque Pope, Tabachnick y Keith-Spiegel (2)

    realizaron en 1987 con muestra esta-dounidense. Los participantes tenanque valorar 83 conductas que hacanreferencia a la evitacin de daos, el res-peto, el consentimiento informado, laconfidencialidad y la competencia entreotros. El cuestionario fue aplicado a 456miembros de la Divisin de Psicoterapiade la American Psychological Associa-tion. Estos autores encontraron que 12de las 83 conductas fueron difciles devalorar ticamente por los participantes.

    Tambin es relevante en este puntocitar la investigacin de Sullivan (3), queaplic el cuestionario de Pope et al a663 miembros de la Sociedad Australia-na de Psicologa, concluyendo que algu-nos participantes encontraron difcilesde juzgar desde el punto de vista ticolas situaciones referentes a las relacionesfinancieras con los clientes.

    Lo que pretenda la tesis era que losparticipantes contestasen a un cuestio-nario ms amplio, actualizado y acordea las demandas que le son propias a losprofesionales en Espaa, as como queel nmero de psiclogos que respondie-ra fuera mayor y perteneciente a todaslas ramas de la Psicologa, pues en lasinvestigaciones precedentes la clnica eramuy predominante.

    Antes de dar paso a la investigacindefinitiva, se realiz un estudio previocon 42 alumnos de 5 de Psicologa delCardenal Cisneros (Universidad Complu-tense de Madrid), apreciando unademanda de la asignatura de tica ydeontologa. Casi todos los alumnosparticipantes haban tenido el CdigoDeontolgico en sus manos, pero no lle-

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  • gaba a la mitad los que lo haban ledocompletamente. Se pona de manifiestouna falta de motivacin exterior y deconcienciacin personal.

    En el estudio emprico propiamentedicho, el instrumento utilizado fue uncuestionario compuesto por 124 dile-mas, contestado por 723 psiclogos detodo el pas. La muestra utilizada resultsignificativa, concretando el margen deerror de los datos globales en 4%.

    El objetivo fundamental era conocerqu temas o situaciones generaban dile-mas a los profesionales psiclogos eigualmente qu respuestas daban alenfrentarlos. Interesaba saber si anteuna misma situacin o hecho, las res-puestas eran divergentes, dispares, con-tradictorias o irreconciliables; y si esasdiferencias se deban al desconocimien-to del Cdigo Deontolgico, a la subjeti-vidad de la interpretacin del artculoreferente, a la inexistencia del mismo oa una redaccin equvoca.

    El cuestionario fue elaborado con lainestimable colaboracin de 37 recono-cidos psiclogos, seleccionados segn elcriterio de ser muy representativos en surea profesional. El listado de dilemas serealiz en base al esquema del CdigoDeontolgico en vigor (1987): 13 dile-mas hacen referencia a Principios Gene-rales. 6 se refieren a Competencia Profe-sional y relacin con otros profesionales.La Intervencin, dividida en diferentesreas se reparte en 14 dilemas de Psico-loga Clnica y de la Salud. 5 de Psicolo-ga Educativa. La Psicologa Jurdica esrepresentada por 9 dilemas. 6 son losreferidos a Psicologa del Trabajo, Recur-

    sos Humanos y Organizaciones. La Psi-cologa de la Intervencin Social se con-creta en 5 dilemas. 4 se refieren a Psico-loga del Trfico y la Seguridad Vial. Son5 los dilemas referidos a Psicologa yDrogodependencias. La PsicologaDeportiva se refleja en 4 dilemas. Y laPsicologa Poltica en otros 4. La investi-gacin y docencia agrupan 9 dilemas. Elmayor nmero de dilemas se refieren ala Obtencin y Uso de la Informacin,exactamente 21. La Publicidad rene 7dilemas. Y los Honorarios y Remunera-cin 12. Obviamente el cuestionario dedilemas est conformado por los dile-mas antedichos pero aleatoriamenteentremezclados.

    De toda esta investigacin, se obtu-vieron una serie de apreciaciones acercade la Psicologa Jurdica en relacin a loscuestionamientos ticos y deontolgicosque se hacan los profesionales de esterea.

    En la revisin terica, fue indispensa-ble abordar temas como el papel del psi-clogo forense, la actuacin como peri-to y los procedimientos de familia, queen ocasiones siguen suscitando grandescontroversias ticas.

    Respecto al psiclogo forense, Urra(4) ha estudiado largamente la prcticaprofesional y tica del psiclogo que tra-baja en la Administracin de Justicia,sosteniendo que ste tiene la obligacinde conocer en profundidad las caracte-rsticas, conceptos y operaciones del sis-tema jurdico en el que acta. En su rolprofesional est obligado a evitar ofre-cer conclusiones sobre las leyes, su inter-pretacin o el sistema legal. Asimismo

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  • debe ser cauteloso haciendo prediccio-nes sobre la conducta antisocial; expre-sar claramente sus recomendaciones ocalificaciones, justificando en qu medi-da estn soportadas por el estado actualde la teora e investigacin psicolgica;mantener su independencia y autono-ma profesional; no prestarse a situacio-nes confusas; informar al sujeto explora-do aunque la solicitud de informe vengarealizada por otra persona o instituciny no olvidar nunca que el conocimientode un delito le obliga a denunciarlo.ste es segn Urra el mnimo tico exigi-ble a un psiclogo de este rea.

    Un aspecto ciertamente polmicoabordado en la tesis es el del informe departe, que por supuesto cabe y da lugar.Lo que no resulta tico es el contrainfor-me basado no en el propio estudio y susconsecuentes conclusiones sino en criti-car, denostar e invalidar el informe reali-zado anteriormente por el profesionalque lo ha ejecutado.

    La prctica profesional o es tica o esuna malpraxis, que daa no slo a quienla sufre y a quien la ejerce, sino al colec-tivo que ampara al infractor, por lo queestamos legitimados para perseguirle.Para ser un buen profesional hay queidentificarse con el rol institucional, sibien no dejndose instrumentalizar(convirtindose en brazo ejecutor de lajusticia o dando apoyo cientfico a argu-mentos parciales del mundo del Dere-cho). Para alcanzar el aprendizaje tica-mente exigible, se ha de posibilitar quelos alumnos del ltimo ciclo de la carrerauniversitaria realicen un verdadero prac-ticum donde ulteriormente podrn labo-rar (en nuestro caso el Foro).

    El comportamiento del psiclogoantes, durante y despus del juicio, hade ser tico y esttico, desarrollandosu capacidad emptica y erradicando elposicionamiento ante un Nmero deExpediente al que no se le pone cara,o la actitud de mover papel o la efi-cacia asptica.

    Por el contrario se ha de implicar, serhonesto y firmar informes tras reflexio-nar e indagar para dar respuesta a laexigencia de calidad en cuanto a clari-dad, precisin, rigor y expresin delgrado de fiabilidad, llenando de conte-nido su labor y siendo asertivo en ladefensa de criterios cientficos.

    Un riesgo inherente a la funcin es elde sentirse Dios, irrogndose unpoder en usufructo que se impartegraciablemente para que un sujetocobre una invalidez, para que se permitaa un padre un rgimen de visitas, o paraque el menor sea internado en tal Cen-tro y por tanto tiempo. Junto a ello exis-te el peligro de manipular desde nuestrosaber, desde nuestra ciencia, utilizandoilegtimamente instrumentos que sontraducidos como palabra de ley, pese aque su fiabilidad y validez sea en ocasio-nes escasa.

    El acto de la ratificacin, en ocasionesconvertido en ziskinizacin, donde seplantea una estrategia de descrdito delexperto, nos responsabiliza de cada afir-macin contenida en el informe, nosimpele a cuestionarnos los mtodos einstrumentos utilizados, interpelndonossobre el conocimiento de cada caso enparticular y nos aleja de los informestipo. Como ha dicho algn autor,

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  • para ir a ratificarse, habra que preparar-se como si uno fuera a ser interrogadopor un abogado inteligente, licenciadoen psicologa y que adems, gusta deun lenguaje ininteligible.

    Es necesario que el psiclogo semuestre creble en la ratificacin. Paraactuar correctamente en esta circuns-tancia se precisa cualificacin y honesti-dad, su aprendizaje conlleva role-pla-ying, as como asistencia y seguimientoa procesos judiciales completos. La ratifi-cacin coadyuva a elevar informes loms objetivos posibles, limitando tantolas inferencias como las prediccionesconductuales y evitando plasmar aspec-tos dudosos y no resueltos, cindonosa conclusiones que se justifiquen enbase a conceptos vlidos o datos empri-cos slidos.

    Del Ro (5) nos seala que, dadas lascaractersticas de la psicologa forense,existe riesgo de que los errores tengangraves repercusiones para las personasimplicadas en el proceso y para elmismo profesional.

    El psiclogo forense se debe a quienle ha contratado dentro del mbito jur-dico-legal, pero tambin sin duda al eva-luado. Dicho cliente, aunque no hayaelegido serlo, ha de conocer las obliga-ciones del profesional y los puntosdonde se puedan producir conflictos deintereses. Fundamental ser que sepaque los resultados del examen no sonconfidenciales, podrn y de hecho sernconocidos por los operadores jurdicos;que la exploracin no supone un trata-miento y que l no est obligado a res-ponder a las preguntas, si bien y si no lo

    hace, se reflejar en el dictamen sunegativa.

    El psiclogo forense en el mbitopenal acta valorando la responsabilidadcriminal, la imputabilidad del procesado,los posibles eximentes, atenuantes,agravantes, tambin el estrs postrau-mtico de las vctimas y otras secuelas.Cuando se incardina en el derecho civil,su mbito se refiere a los procesos detutela, incapacitacin de adultos, inter-namientos psiquitricos involuntarios,proteccin de menores, adopcin, aco-gimiento, privacin de derechos paren-tales de progenitores, atribucin de cus-todia en caso de divorcio. Respecto alderecho laboral las secuelas psquicas deaccidentes, el acoso en el trabajo.

    Cabe actuar como perito en cuanto asu calidad de experto y a demanda delas instancias judiciales como sealavila (6), pero tambin como auxiliar einclusive como asesor, lo que conllevaparticipar en el antes, durante y despusdel acto que se celebra en el Foro.

    Como experto, aparte de conocer elmbito psicolgico, el psiclogo habrde manejarse con los requisitos que sonpropios al mbito jurdico. Se limitar aprestar sus servicios en aquellos aspec-tos en los que est realmente especiali-zado y ha de comprender los derechosciviles de las partes en los procesos lega-les en los que participe.

    El desarrollo profesional como peritopuede venir demandado por el juez, elfiscal, los abogados y realizarse de parteo adscrito a las plantillas del Ministeriode Justicia o comunidades autnomas e

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  • inclusive de Interior bien por pertenecera los equipos de la Clnica Mdico-Forense, de los Juzgados de Menores,de los Juzgados de Familia, de Institucio-nes Penitenciarias. La solicitud se hacepor escrito y conlleva aceptacin y jura-mento. El psiclogo ser citado enforma indicndose da, hora y lugar.

    Dadas las caractersticas del mbitoforense, se han desarrollado documen-tos especficos para el trabajo del psic-logo como perito. Entre ellos es espa-cialmente relevante The Europeanpsychologist in forensic work and asexpert witness. Recommendations foran ethical practice (7), elaborado por laEFPA.

    Una cosa es que el psiclogo forensehaya de contestar a las preguntas for-muladas por el juez y otra bien distintaque ha de mantener la confidencialidadcon respecto a cualquier informacinque no influya directamente en los pro-psitos legales de la evaluacin. El psi-clogo ha de ser consciente de que suinforme va a pasar por muchas manos,por lo que slo reflejar aquellos datosrelevantes para los propsitos de laintervencin. Pruebas, cuestionarios ytests deben ser guardados garantizandola seguridad, restringiendo el acceso alos mismos a aquellas personas que porsus caractersticas tengan un inters pro-fesional legtimo.

    El consentimiento informado ha deprevalecer en todo caso y consignarse laaceptacin por parte de quien es explo-rado y de las terceras personas que elpsiclogo entienda como necesarias, siel consentimiento no es dado podr ser

    suplido por una orden judicial. Si pese atodo quien ha de ser explorado seniega, el profesional informar al juez.

    La mala praxis conlleva consecuenciasnegativas no slo para el encausadosino tambin para el psiclogo y para lacolectividad psicolgica. Para el psiclo-go reviste carcter de delito ya sea por-que se considere como falso testimonioo como existencia de ignorancia inexcu-sable. En cuanto a la colectividad psico-lgica, como consecuencia de la malapraxis se produce una desconfianza enla conciencia social en el mbito delderecho, etc.

    La mayor corrupcin de un psiclogoforense se da cuando el perito vendecorruptamente sus dictmenes, basn-dose en lo que el abogado desea quedigan y no en la verdad. Un potencialfactor de parcialidad se adivina cuandoel perito condiciona sus honorarios alresultado del juicio.

    El perito ha de luchar siempre por suindependencia, ahuyentar cualquierpresin, buscar adhesin a la honesti-dad, pelear por la minuciosidad y laobjetividad.

    La experiencia en los comits de ticanos demuestra que los informes departe en conflictos matrimoniales sonlos que conllevan un mayor riesgo demalpraxis. El objetivo del psiclogo hade ser siempre el mejor inters del nio.Es fcil dejarse influenciar, ser poroso alos comentarios perdiendo la necesariaobjetividad e imparcialidad de la evalua-cin, sesgando la informacin compe-tente tan necesaria para los tribunales.

    J. Urra

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  • En los procesos de separacin no sepuede actuar con ingenuidad o realizarinformes sin las debidas garantas ticaso cientficas, pues obviamente cadaabogado va a buscar utilizar el conteni-do bien para aplaudirlo en beneficio desu cliente o bien para denostar al autorde dicho informe si el contenido va encontra de los intereses de su cliente.Resulta muy preocupante el nmero dedenuncias interpuestas contra psiclo-gos que trabajan en los Juzgados deFamilia o que realizan peritajes en estembito.

    Los informes forenses han de explici-tar claramente quien los realiza, quienlos solicita, el motivo por el que se reali-zan y las tcnicas de diagnstico utiliza-das. El lenguaje ha de ser claro pero sinsacrificar el contenido tcnico. Se ha dedar contestacin a las preguntas formu-ladas aclarando en qu grado cientficoestn sostenidas. Como dijeron Vzquezy Hernndez (8), los informes psicolgi-cos forenses deben seguir una tctica demxima observacin, media descripciny mnima inferencia. Jams se sealarncaractersticas psicolgicas de alguienque no haya sido explorado, o bien dela relacin con su hijo/a cuando la infor-macin slo es proporcionada por elotro cnyuge (estas malpraxis acontecencon cierta asiduidad, unificando incom-petencia e imprudencia).

    El psiclogo tendr prevencin res-pecto a trasmitir informacin de pacien-tes sin indicarles que va a ser utilizadapara un mbito distinto del inicial, porejemplo una terapia de familia. Tambintendr sumo cuidado con la informacinsuministrada por los nios, dadas las

    consecuencias que pudiera tener parasu futuro. Obviamente, no se puedevalorar a menores de edad sin el con-sentimiento de los progenitores. Resultareincidente el que uno de los padresacuda al psiclogo con el nio/a en losdas que el rgimen de visitas se lo per-mite sin informar al otro progenitor.Slo la conviccin formal de que esnecesario llevar a efecto dicha explora-cin para modificar una situacin graveque pueda estar afectando al normaldesarrollo del nio/a puede inducir alpsiclogo a seguir adelante con estaanomala legal.

    Un verdadero problema se generacuando se confunden los papeles deterapeuta y perito entrndose en unarelacin dual, pues an se difumina msla percepcin de quin es el cliente. Queun psiclogo clnico comparezca en unjuicio para testificar sobre un clientesuyo resulta al menos profundamenteproblemtico, pues el terapeuta tiene yha de tener un sesgo al introducir laalianza teraputica con el paciente. Estaalianza ejerce una marcada distorsinsobre la necesaria objetividad del perito.

    Resulta necesario discriminar entreobligaciones ticas y legales. De obliga-do cumplimiento es conocer la ley para,por ejemplo, saber las causas de recusa-cin de los peritos, tales como el paren-tesco de consanguinidad o de afinidaddentro del cuarto grado con el quere-llante o con el reo; el inters directo oindirecto en la causa; la amistad ntimao enemistad manifiesta; haber prestadoservicios como perito al litigante contra-rio o ser dependiente o socio del mismo;tener participacin en sociedad, estable-

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  • cimiento o empresa que sea parte delproceso.

    El perito ha de ser muy cauto y recibirslo instrucciones de la instancia legti-ma y no de las partes implicadas en elconflicto. Evitar cualquier tipo de rela-cin dual. Asimismo ha de tener particu-lar cuidado al participar en medios decomunicacin para no vulnerar la reglade confidencialidad. Jams se han deexponer los resultados de las evaluacio-nes.

    Un gran referente mundial en la psi-cotica, Frana-Tarrag, indica los distin-tos supuestos que generan dudas ticasen el actuar profesional del psiclogoforense (9). Seran el referido al diagns-tico psicolgico, que el psiclogo plan-tee sus inferencias respecto al pasado orespecto al futuro, como totalmenteciertas y seguras, implicara una actitudimprudente o temeraria del profesio-nal; el de no tener contacto con elimplicado y el de la resea de las limita-ciones de la ciencia psicolgica y de susinstrumentos diagnsticos.

    En cuanto a los procedimientos defamilia, son muy interesantes para guiarnuestra prctica profesional algunosdocumentos como el Protocolo delColegio Oficial de Psiclogos de Catalu-a para peritajes psicolgicos en proce-dimientos de familia, desarrollado porArch y Jarn (10). Como este magnficotexto recoge, el informe pericial psico-lgico en procedimientos de familiabebe sus principios ticos y deontolgi-cos en el principio de competencia pro-fesional, el mejor inters del menor yrealizar el menor dao posible. [ .. ] Larealidad de una familia es compleja, a

    fin de que el/la tcnico/a pueda realizarsu tarea asegurando al mximo la vali-dez de contenido, es necesario medir yobservar un gran nmero de factores.As mismo, no es suficiente explorar elfuncionamiento individual de cadamiembro de la familia, sino que tambindeben explorarse las pautas de relacinde los miembros entre s.

    Tambin es absolutamente recomen-dable la lectura de la gua de actuacinpara los psiclogos que trabajan encasos de separacin y custodia elabora-da por la American Psychological Asso-ciation (11): Guidelines for Child Cus-tody Evaluations in Divorce Proceedings.Ofrece pautas bsicas a seguir en lasevaluaciones y emisin de informes degran inters y utilidad.

    Una vez reflejada la temtica jurdicaque se ha analizado en la parte tericade la tesis, se tratarn los aspectosempricos relacionados directamentecon esta rama de la Psicologa, si biensern necesarias unas breves lneasgenerales sobre la contextualizacin y eldesarrollo global de la fase de campo.

    Los objetivos de la investigacinpodran concretarse en los siguientes:constatar qu situaciones generan dile-mas en la prctica cotidiana de los psi-clogos. Apreciar si hay coincidencia enlas respuestas que dan los colegiados omucha disparidad ante los mismos dile-mas. Ver si la prctica en reas distintasdentro de la Psicologa conlleva res-puestas distintas. Verificar si existen dis-tingos entre quienes llevan muchos opocos aos ejerciendo la profesin.Auscultar la formacin recibida en tica

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  • por los licenciados en Psicologa. Com-probar si existen lagunas en el CdigoDeontolgico de 1987, dado el pasodel tiempo. Dilucidar si se precisa corre-gir algo del articulado de dicho CdigoDeontolgico, por tratarse de unaredaccin que lleva a equvoco. Aportaral Consejo General de Colegios de Psi-clogos los datos y conclusiones para,si se estima por su Junta de Gobierno ylas comisiones de deontologa, incluiraquello que tenga relevancia en elnuevo Cdigo Deontolgico. Mejorarticamente la prctica profesional delos psiclogos, en aras de optimizar eltrato recibido por los clientes y evita-cin de problemas y sanciones de loscompaeros.

    En cuanto a las hiptesis generales, elestudio se marc las siguientes:

    1. Hay muchas particularidades queno siendo aceptadas por el Cdi-go, s son admitidas por los cole-giados (por ejemplo, que un pro-fesor indique a los alumnos quedeben adquirir un libro que dichoprofesor ha publicado).

    2. Quienes han terminado la carrerams recientemente estarn mejorformados en tica y deontologa.

    3. Quienes se han encontrado conun dilema, sern ms comprensi-vos con las dudas y aceptacin delas dudas y dificultades de quiense encuentre en esa situacin.

    4. Pese a la defensa individual de laintimidad en temas tan personalesy complejos, unido a que un lista-

    do cuya contestacin exige cua-renta minutos de atencin, la res-puesta resultara significativa ysuperior a las ms amplia alcanza-da por lo que conocemos en todoel mundo (600 sujetos).

    5. Quienes contesten mayoritaria-mente sern psiclogos sensibiliza-dos con la tica y deontologa.

    6. Existirn pocos dilemas, pero muysignificativos, que renan respues-tas absolutamente opuestas entreel pensar de unos psiclogos yotros.

    7. La mayora de los psiclogos nohan estado en la situacin de dile-mas que se proponen en el lista-do.

    Tambin se elaboraron dos hiptesisespecficas:

    1. Existen temas como el de la tortu-ra que concitarn en todos loscompaeros la misma repulsa (atrabajar con torturadores). Asimis-mo todos denunciarn si sabenque un nio es vctima de agresio-nes y maltrato.

    2. El mbito de la Psicologa Jurdicay dada la problemtica que le espropia, aportar un gran nmerode contestaciones.

    La muestra fue recogida del 1 dejunio al 1 de diciembre de 2006. De untotal de 723 participantes, el 32.5%pertenecan al rea clnica, el 22.7% aIntervencin Social y el 22.1% a Educa-

    Dilemas ticos de los psiclogos jurdicos

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  • cin. La Psicologa Jurdica fue la cuartarama en participacin, con un 14.5%sobre el total de respuestas.

    El cuestionario de dilemas contempla-ba, como es lgico, todas las reas deintervencin en las que se desarrollanprofesionalmente los psiclogos. Losdilemas especficos que hacan referen-cia a la Psicologa Jurdica son los quesiguen:

    Entrenar al cliente en tcnicas decredibilidad antes de declarar enun juicio.

    Hacer una evaluacin sobre custo-dia de menores sin ver a ambosprogenitores.

    Recibir al progenitor que, noteniendo la custodia del nio,acude con el mismo en busca deun informe, con desconocimientopor parte del otro progenitor.

    Realizar un contrainforme pericialbasado slo en el informe elabo-rado con anterioridad por un cole-ga.

    Un consultante solicita una valo-racin de su personalidad, puesha sido objeto de un informepsicopatolgico en el que sedictaminaba su incapacidad paraejercer la patria potestad. Emitirun informe contra el informe delcolega si llegamos a la conclusinde que el informe previo no escorrecto.

    Realizar un informe para una de

    las partes y comparecer en el juz-gado como testigo de la otra.

    Denunciar a nuestro propio cole-gio profesional si estimamos queste no defiende nuestros intere-ses o los del colectivo en gene-ral.

    Hacer un trueque con un inter-no en prisin, dicindole que sicolabora en investigaciones psi-colgicas se emitirn informespositivos a la Junta de Tratamien-to, al entender que la colabora-cin es un gesto de reinsercin yde querer contribuir al desarrollocientfico.

    Que el psiclogo de prisionesasuma que tiene ms obligacincon la institucin que con losinternos.

    El estudio tuvo un diseo transversal,permitiendo obtener informacin sobreaspectos evaluativos y describir las rela-ciones existentes entre un conjunto devariables en un momento determinado.Las variables utilizadas como indepen-dientes o causativas fueron de seleccin,al no haberse utilizado manipulacin,debido a la utilizacin de muestras natu-rales. Se configur, por tanto, como undiseo univariado - multivariado, con ungrupo de medida nica.

    Uno de los anlisis ms interesantesfue el de la frecuencia de los dilemasespecficos de cada rea entre profesio-nales de dentro y fuera del rea. Losresultados concretos del rea de Psicolo-ga Jurdica fueron stos:

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  • Como se aprecia en la tabla, lossiguientes dilemas no son exclusivos delrea de Jurdica: Recibir al progenitorque, no teniendo la custodia del nio,acude con el mismo en busca de uninforme, con desconocimiento por partedel otro progenitor. Realizar un infor-me para una de las partes y compareceren el juzgado como testigo de la otra.Denunciar a nuestro propio colegioprofesional si estimamos que ste nodefiende nuestros intereses o los delcolectivo en general.

    Realizar un informe para una de las

    partes y comparecer ulteriormente en elForo est aumentando de manera rele-vante no slo en el rea de Jurdica sinoen otras, pues el psiclogo una vez reali-zado el informe es llamado a ratificarlo.

    Respecto a denunciar a nuestro pro-pio colegio profesional si estimamos queste no defiende nuestros intereses, vapoco a poco aumentando tanto en laPsicologa Jurdica que sufre por su fun-cin el mayor nmero de denunciascomo en otras reas por lo inmediata-mente arriba indicado cual es la judiciali-zacin de los informes.

    Dilemas ticos de los psiclogos jurdicos

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    Tabla 1

  • Interpretamos que la recepcin de unprogenitor que no teniendo la custodiadel nio acude a un despacho profesio-nal de un psiclogo, se da mucho tam-bin en la clnica o en el mbito educati-vo, dado que no se indica al facultativopara qu se va a utilizar dicho informe.Vase el grfico que contina a estaspalabras (grfico 1).

    Por contra, acontece mucho ms queUn consultante solicita una valoracinde su personalidad, pues ha sido objetode un informe psicopatolgico en elque se dictaminaba su incapacidad paraejercer la patria potestad. Emitir uninforme contra el informe del colega sillegamos a la conclusin de que el infor-me previo no es correcto en el mbitode la Psicologa Jurdica (55.2%), quefuera de esta rea en el 22.2%. El temade los contrainformes resulta preocu-pante en el mbito de la Psicologa Jur-

    dica, vase en el dilema se explicitaemitir un informe contra el informe delcolega (grfico 2).

    Respecto a la frecuencia de ocurren-cia de cada dilema, no se apreciarondiferencias por reas de intervencin.Superan el 50% de frecuencias de ocu-rrencia: No ofrecer al paciente si lapide informacin detallada de otrasalternativas teraputicas y otros profe-sionales a los que podra acudir, resultapreocupante pues alcanza el 60.7%.Como resulta grave que el 59.9% reco-nozca trabajar cuando se encuentrademasiado estresado para ser efectivo.Un 53.4% se ha encontrado en la situa-cin de no cobrar a un paciente. Y un52.1% en desarrollar un programa paraque un nio de 3 aos obedezca ms alos padres, sin plantearse si responde almejor inters del nio. Un 50.3% afirmahaber atendido a clientes que presentan

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    Grfico 1

  • problemas anodinos que pueden serresueltos por ellos mismos y un 50.1%utilizar revelaciones personales del pro-fesional como tcnica teraputica. Delas 124 situaciones que plantea el cues-tionario de dilemas, slo en 6 se superael 50% de frecuencias de ocurrencia. Seaprecia en las respuestas: sinceridad,lgica y coherencia. Resear el dilemaUtilizar revelaciones personales del pro-fesional como tcnica teraputica(50.1%) pues resulta relevante que lamitad de los psiclogos interpreten estaterapia como benfica, mientras que laotra mitad la valoren como inaceptable.Tampoco es desdeable (por preocupan-te) que el 46.7% haga que los clientescompleten los tests (que no son escalasde auto-observacin) en su casa, aun-que sea puntualmente.

    Especficamente en Psicologa Jurdi-ca, la mxima ocurrencia dentro del rea

    se da con un 55.2% en Un consultantesolicita una valoracin de su personali-dad, pues ha sido objeto de un informepsicopatolgico en el que se dictamina-ba su incapacidad para ejercer la patriapotestad. Emitir un informe contra elinforme del colega si llegamos a la con-clusin de que el informe previo no escorrecto. La ocurrencia fuera del rea,slo alcanza el 22.2%. nase a estedato el ms que preocupante, grave41.9% de psiclogos jurdicos que reco-nocen Realizar un contrainforme peri-cial basado slo en el informe elaboradocon anterioridad por un colega, algoque slo realiza el 17% de los psiclo-gos no jurdicos. Esta es una de las cau-sas ms fundamentadas para recibirdenuncias por una mala praxis. La otracausa viene de la mano del 47.6% depsiclogos jurdicos frente al 24.1%de quienes no lo son que Hacen unaevaluacin sobre custodia de menores

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    Grfico 2

  • sin ver a ambos progenitores. Slo porla obtencin de estos datos, merece lapena el esfuerzo colectivo de esta inves-tigacin. Todas las alarmas debenencenderse.

    Otro anlisis muy relevante que apor-ta luz sobre los problemas ticos a losque se enfrentan los psiclogos en suquehacer profesional es el de los dile-mas cuya desviacin tpica es mayor yque, por ende, indican un alto grado dedispersin en los planteamientos de lospsiclogos. Cobrar a clientes por lascitas a las que estos no acuden es undilema que genera un gran contraste depareceres, existe una profunda divisin yal 50% entre los que entienden que sse debe cobrar y los que se oponen aesta prctica, pareciera que el CdigoDeontolgico actual no concrete la pos-tura a tomar o quizs este tipo de deci-sin debe nacer del propio profesionalsin quedar plasmado en norma escrita.

    Tambin hay disparidad en utilizarcomo sujetos experimentales a personasque por su situacin sean vulnerables, sibien las respuestas se inclinan a un posi-cionamiento negativo al respecto.

    Un alto grado de desacuerdo concitaque un psiclogo abuse del alcohol enlugares pblicos y si bien en general sevalora como negativo, es de significarque esa disparidad en las respuestas noes achacable al Cdigo Deontolgicosino a un posicionamiento personal enla forma de conducirse. Claro que el psi-clogo es un ciudadano ms, pero no esmenos cierto que es un referente parasus pacientes e incluso para la sociedad.

    La dificultad en la profesin parahomogeneizar criterios ante dilemas quepuedan parecer puntuales pero que sonindicadores de actitudes y posiciona-mientos, queda reflejado con lo hastaaqu apuntado. Esta disparidad de crite-rios que genera inseguridad en la ciuda-dana se vuelve a apreciar en la polari-dad entre los que son favorables y losque no, tanto a proporcionar tratamien-to psicolgico a un menor en contra delos deseos de sus padres, como a infor-mar a un joven de 18 aos de la causade la muerte de sus padres, siendo estoproducto de la violencia de gnero con-cluyendo con el suicidio del parricida.

    Pueden existir profesionales que noconozcan el Cdigo pero claramentehay otros que, informados del mismo,desoyen su mandato. Se destacan tresejemplos:

    El Cdigo actual vigente seala en suartculo 25 en caso de intervencincon menores de edad, se har saber asus padres o tutores Quizs en losveinte aos transcurridos desde la publi-cacin en 1987 del Cdigo ha cambiadomucho el concepto de menor, su gradode autonoma, su derecho a la confiden-cialidad (primordialmente con los deno-minados menores maduros) y, porello, muchos psiclogos dudan en reali-zar lo que refleja nuestra norma deonto-lgica.

    El artculo 27 del referido CdigoDeontolgico explicita: se favorece-r al mximo la capacidad de decisinbien informada del cliente para quepueda acudir a otro psiclogo o profe-sional. Pareciera que este mandato

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  • no se interpreta por los psiclogos comola obligacin de informar desde un pri-mer momento de las alternativas exis-tentes.

    Artculo 29 No se prestar a situa-ciones confusas en las que su papel yfuncin sean equvocos o ambiguos.Esta redaccin actual, no parece sufi-ciente, pues que un 39.4% de psiclo-gos que se desempean en el rea deTrabajo indiquen que s seleccionarana profesionales con escasa asertividadas lo indica.

    En el anlisis de los dilemas donde lospsiclogos muestran una respuesta mshomognea, la inmensa mayora de lospsiclogos estn profundamente en des-acuerdo con rechazar a un cliente poraversin tras verlo la primera vez, asu-men que no pueden dejar llevarse portransferencias o contratransferencias,que los pacientes lo son con sus caracte-rsticas y que la vocacin y funcin delpsiclogo no permite colgar el cartel dereservado el derecho de admisin.

    Asimismo, concita una respuesta uni-taria y absolutamente contraria el consi-derar que el secreto profesional cesacuando la relacin psiclogo clienteconcluye.

    Un amplsimo acuerdo genera el rom-per la confidencialidad para informarsobre un abuso infantil. Es un criterioclaro de la profesin, tan es as que nose interpreta como dilema.

    Existe una clara sensibilidad generan-do unanimidad contra investigar a unapersona que pertenece a un grupo

    social determinado, ya sea por color,raza, religin, etc., sin su permiso expre-so como integrante del grupo ademsde como individuo.

    Coinciden en el acuerdo los psiclo-gos respecto a que debe contestarse a laautoridad judicial. Se ha entendido loque significa la autoridad judicial, quepuede eximir al psiclogo de silenciosexigibles en otros mbitos.

    Manifiesto desacuerdo existe en alte-rar un diagnstico para cubrir los crite-rios de un seguro. Recordemos en estepasaje las dificultades intrnsecas de loscolegas norteamericanos, mucho msmaniatados por esta realidad queempieza a vislumbrarse en nuestra Espa-a.

    Los psiclogos de nuestro pas mues-tran su aversin a recomendar que elhijo menor de edad de un paciente conuna enfermedad mental grave vea a suprogenitor porque se entiende que esun elemento teraputico positivo para elpaciente. Y es que este caso no hacemucho tiempo fue conocido por todoslos ciudadanos, transmitido por losmedios de comunicacin. Un nio hubode abandonar a la encantadora familiaacogedora para volver con su madrebiolgica afecta de trastorno bipolar dela personalidad, la cual viva con sumarido diagnosticado de esquizofreniaalcohlica. La razn (o sinrazn) de lasentencia fue exactamente que el regre-so del menor podra ser positivo para laevolucin de la madre. Los psiclogoshan sufrido, debatido y se han sensibili-zado mucho con este dramtico caso enel que un psiquiatra asesor a un juez,olvidndose ambos del mejor inters del

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  • menor y cercenando para siempre elpresente y el futuro de un nio.

    Una respuesta inequvoca aparecerespecto a utilizar tests de personalidad(como el MMPI) para seleccin de losdistintos cuerpos de Polica. Los psiclo-gos lo tienen claro en el sentido de queun ciudadano al que se le va a dotar deun arma reglamentaria requiere un equi-librio que debe evaluarse con tests,entrevistas, etc. Tan es as, que muchospsiclogos han tenido que contestar atests psicolgicos para ganar su plaza enuna oposicin, lo que pone de manifies-to que son difcilmente manipulablesdichas pruebas, hasta para quien lasconoce y maneja.

    Denunciar a nuestro propio colegioprofesional si se estima que no defiendenuestros intereses o los del colectivo engeneral, hace confluir una respuestahomognea desde la posicin de acuer-do.

    Alivia comprobar que existan temasde total coincidencia entre los psiclo-gos, criterios inamovibles, conviccionesenraizadas, que dan textura y solvenciaa nuestro colectivo. Lo deseable esseguir ampliando el consenso.

    En la comparacin entre quienes sehan encontrado en la situacin y quie-nes no, apreciamos que, en general,quienes no han estado expuestos adop-tan criterios ms rigurosos, consideran-do menos los matices de la situacin.Los que han estado expuestos a unasituacin encuentran ms justificacio-nes, pues han experimentado los mati-ces que la situacin plantea.

    Utilizar revelaciones personales delprofesional como tcnica teraputicaparece a simple vista y para quien no seencuentra en una terapia algo lejano,peligroso y contraproducente. Por elcontrario, la experiencia, las horas deterapia, las preguntas del paciente, laindicacin personal acorde, el intento dealejar una posicin equvoca de quienparece ejecuta un interrogatorio de ter-cer grado, puede llevar a la aceptacinde desvelar aspectos de la vida cotidianae ntima del propio profesional.

    Tambin, el no encontrarse en situa-cin hace que los psiclogos sean msestrictos de manera anticipatoria, sinembargo, la praxis cotidiana, el encon-trase trabajando con discapacitadosintelectuales, con nios, con presos(poblaciones fcilmente manejables enel sentido de poca mortandad experi-mental) facil ita que el profesionalentienda que no se daa, muy al contra-rio, resulte benfico para el explorado.

    En general s se aprecian posiciona-mientos distintos entre aquellos psiclo-gos que se han encontrado en situacinde afrontar un dilema y aquellos otrosque simplemente lo imaginan y seponen en situacin.

    En cuanto a las conclusiones, diremosde manera global que se confirman lashiptesis generales. La respuesta pese altiempo exigido para contestar al cues-tionario y los recelos a desvelar (an pre-servado el anonimato) temas ntimos,fue muy buena y los participantes mos-traron una gran sensibilidad en las ml-tiples observaciones escritas a pie decuestionario. Se confirm que la mayo-

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  • ra de los psiclogos no haban estadoen la situacin de dilemas que se propo-nan en el listado y que quienes se hab-an encontrado con un dilema eran mscomprensivos con las dudas y acepta-cin de las dificultades de quien se veimplicado en esa situacin.

    Existan pocos dilemas muy significati-vos que reunan respuestas absolutamen-te opuestas de unos psiclogos y otros.Igualmente existan particularidades queno siendo aceptadas por el Cdigo s loeran por la prctica cotidiana de los pro-fesionales (si bien puntuales).

    No se ratific por el contrario la hip-tesis de que quienes haban terminado lacarrera ms recientemente estaban mejorformados en deontologa y ello porquesigue en general sin ensearse a losalumnos el contenido de la tica y deon-tologa profesional y, an menos, enfren-tarse a resolucin de conflictos.

    Las hiptesis especficas se confirma-ron, tanto en que el mbito de la Psicolo-ga Jurdica por la problemtica de denun-cias que le es propia participara de formahipertrofiada (si bien dejando trasluciralgunas conductas contrarias a nuestrasnormas deontolgicas), como en quepara satisfaccin y tranquilidad de todosexisten temas que concitan un acuerdounnime, es el caso de la repulsa a traba-jar con torturadores o la asuncin deldeber de denunciar sabedores de que unnio es vctima de agresiones y maltrato.

    CONCLUSIN

    El trabajo emprico ha permitidoconstatar que existen dilemas en la

    prctica cotidiana de los psiclogos ysealar los mismos. Se aprecia unageneral coincidencia en las respuestasque dan los colegiados pero existensituaciones donde la disparidad de posi-cionamientos resulta preocupante. Laprctica en reas distintas como Trabajo,Jurdica o Drogodependencias conllevarespuestas distintas. Los profesionalesque llevan ms aos de ejercicio semuestran menos estrictos respecto acmo conducirse ante un dilema. La for-macin recibida en tica por los psiclo-gos es escasa y terica, cuando nomayoritariamente nula. El Cdigo Deon-tolgico de 1987 est obsoleto, nodebiera haber pasado tanto tiempo sinrevisarse pues hay aspectos como la psi-coterapia por Internet que no ampara;por el contrario su redaccin es clara ycomprensible, si bien la conciencia ciu-dadana respecto a algunos conceptosha variado, caso por ejemplo de la con-fidencialidad en relacin a los menoresde edad.

    Esta investigacin ha servido pararevisar nuestro Cdigo Deontolgico,que cumpli en 2007 su vigsimo ani-versario, movilizar expertos en tica ydeontologa, invitar a los psiclogos aparticipar en este estudio reflexionandosobre su forma de conducirse, aportar ala Junta de Gobierno del Consejo Gene-ral de Colegios de Psiclogos los datos yconclusiones obtenidos para incluir loms reseable en el nuevo CdigoDeontolgico, buscando mejorar tica-mente la prctica profesional de los psi-clogos, en aras de evitar sanciones alos compaeros y primordialmente deoptimizar el trato recibido por pacientesy clientes.

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