DOCUMENTOSOCOTE ENCENDIDOdel

C o m i t é s O s c a r R o m e r oC/ José Paricio Frontiñan s/n - 50.004 - Zaragoza D.L.Z. 147-89

Nº 63

La respuesta a la crisis:El decrecimiento necesario

Joan Surroca i Sens

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PRESENTACIÓN

Con este nuevo ocote queremos reflexionar sobre alternativas a lacrisis. Después del ocote en el que hablábamos sobre seis miradasdistintas de la crisis actual queríamos dar alternativas y reflexionarsobre otras maneras distintas a la visión capitalista de constante cre-cimiento o de hacer frente a la crisis para que después las cosassigan igual.

En este ocote presentamos una breve reflexión sobre "el decreci-miento como respuesta a la crisis". Escrito por nuestro amigo JoanSurroca i Sens, que el año pasado nos dio una charla sobre el mismotema, nos presenta la justificación, los antecedentes y los puntos cla-ves sobre los que se desarrolla este nuevo movimiento (con años enotros países como Francia) y nos da una extensa bibliografía y paginasweb para que cada uno profundice hasta donde quiera sobre el tema.

Deseamos que este ocote sirva para la reflexión, el cuestiona-miento y el debate sobre esta nueva visión la cual nos afecta e inter-pela de forma directa en nuestra forma de vida. Esperamos que osguste y disfruteis.

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Los grandes cambios de la humanidad

El planeta Tierra tiene una largaexperiencia de unos cuatro mil millo-nes de años de continua evolución,adaptación y armonía entre las dife-rentes formas de vida. El ser humano,un recién llegado, en sus primerosestadios de civilización se comportóprudentemente, pero a medida que haprogresado en sus técnicas y capacida-des ha dominado al resto de especiesde manera abusiva, hasta convertirseen el primer ser viviente en romper lasleyes naturales que rigen la biosfera.

El destino de la humanidad ha que-dado marcado por unos momentos degrandes cambios. El primero de ellosdurante el Neolítico, con las aplicacio-nes de la agricultura y ganadería, lasprimeras divisiones del trabajo enpoblados estables y una crecienteimportancia de las expresiones espiri-tuales. Un segundo periodo es el queKarl Jaspers llamó "tiempo axial" (800-200 ANE), momento en el que se fra-gua en distintos puntos del mundo elpensamiento que aún perdura, base dereligiones y filosofías: Lao-Tse yConfucio en China, Buda en la Índia,

Zaratrusta en Persia, los profetas enIsrael y los filósofos, historiadores,artistas, etc. en Grecia. Una terceraépoca, de importancia quizá más dis-cutible, fue el siglo XVIII. En ella seredactaron las constituciones de losEEUU y Francia, después del periodorevolucionario que daría el poder auna nueva clase social emergente.Asimismo, en el siglo XVIII se da ungran salto demográfico gracias al per-feccionamiento de los cultivos y a lasmejoras de la medicina y de la higiene.

La mundialización o el cambio sin fin

Nos falta perspectiva histórica parasaber exactamente dónde estamos enestos momentos, pero si algo marcanuestra época son dos hechos princi-pales. Primero, hemos pasado de unalínea histórica de cambios suaves, conclaros periodos de transformacionestranscendentales (los tres apuntados

La respuesta a la crisis:El decrecimiento necesario

Joan Surroca i Sens

Lo negativo es no convertirla globalización en una opor-

tunidad para consolidar lajusticia y la paz en el mundo

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en el párrafo anterior,junto con otros demenor incidencia), auna época en la quevemos, sorprendidos y casi angustia-dos, que el cambio es continuo y expo-nencial. Ya no nos queda tiempo inter-medio ni tregua entre cambios. Perohay una segunda gran novedad:somos la primera generación en expe-rimentar que estamos comunicadoscon todo el mundo, nada nos esextraño, nada ni nadie nos puede serindiferente. El mundo se ha empe-queñecido. La globalización, o mun-dialización, es una consecuencia inevi-table de la aplicación de los logroshumanos. El balance negativo quemuchas veces hacemos de la globaliza-ción es porque ha quedado limitada ala economía. Sin embargo, somoslibres de enfriar la economía y globali-zar la solidaridad, el conocimiento, elsentimiento de hermandad… y todoello no deja de ser positivo.

Como muy bien reflexiona el pre-mio Nobel de economía Amartya Sen,alrededor del año 1000 de nuestra erase dieron una serie de transferenciastecnológicas y de conocimiento gene-ral desde Oriente a Occidente. Fue, dealguna manera, un anticipo de la glo-balización actual que nos benefició. Lonegativo es no convertir la globaliza-ción en una oportunidad para consoli-dar la justicia y la paz en el mundo.Estamos en tiempo de desmesuras. Laescasa sensatez para aplicar los avan-ces técnicos y científicos con mesuranos ha llevado a una situación muydelicada. A continuación se detallanalgunas de las desmesuras más evi-

dentes y, en algunosde estos apartados crí-ticos, se apuntan posi-bles alternativas.

La desmesura de la globalización

Después de la Segunda GuerraMundial se inició un proceso de globa-lización que ha afectado a los diferen-tes ámbitos humanos. Ha cambiadonuestra vida privada porque todo nosempuja a preocuparnos de nuestro egoy a despreocuparnos del grupo, de losocial. La codicia ha hecho su agostoen estas últimas décadas. Las nuevastecnologías favorecen el individualis-mo y nos invitan a encerrarnos enmundos imaginarios en los que losdemás son prescindibles. Después dela caída del muro de Berlín, los mega-rrelatos que daban aliento a no pocasexistencias están en crisis. Los valoressólidos han dejado paso a los débiles, ala moda "light", a la sociedad líquida,en expresión de Zygmunt Bauman. Lafrivolidad ha substituido al compro-miso; la banalidad, a la formalidad; lasuperficialidad, al rigor y la solidari-dad indolora, minimalista, a la gratui-dad exigente y arriesgada. El pensa-miento único y la pretensión de unahistoria sin posible mejora han hechomella en las utopías reinantes todavíaen los años sesenta del siglo pasado.

Curiosamente, a pesar de la enor-me capacidad de consumo y del apa-rente bienestar, en Occidente ha creci-do el malestar, el vacío interior, elestrés y la falta de sentido de la vida.Los rostros están marcados por la tris-teza y el desengaño. Algunas capas dela sociedad, incapaces de dar respues-

Estamos en tiempo dedesmesuras

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ta a su estado de inquietud permanen-te, se agarran a lo irracional como a unclavo ardiendo. Las drogas, el ocultis-mo, los juegos de azar y las modasorientales en su manifestación másadulterada, van ganando terreno a lasreligiones tradicionales.

Por último, las facilidades paratrasladarse de un punto a otro del pla-neta animan a muchos, especialmentea la juventud, a dejar sus tierras de ori-gen para probar fortuna en lugares delos que las mágicas pantallas de lostelevisores ofrecen imágenes propiasde una nueva Jauja. El fenómenomigratorio de las últimas dos décadasha marcado tanto el destino de los paí-ses con fuerte emigración como el delos receptores. Los primeros quedansin su mejor potencial humano para elfuturo, y en las zonas de llegada, losautóctonos viven con temor la pérdidade sus costumbres centenarias, el cam-bio súbito del paisaje humano y lasconstantes mudanzas vecinales, tanestables durante generaciones. Notodo es racismo, hay también compor-tamientos propios de quien vive unasituación de duelo, al experimentaruna pérdida que formaba parte de lomás profundo de su ser.

Los cambios de nuestra época seperciben también en el orden laboral.Hemos pasado de formas de vidamayoritariamente agrarias, en zonasrurales, a otras condicionadas por lasdinámicas de trabajos industriales y deservicios, en grandes urbes. Los hora-rios estrictos, los incómodos desplaza-mientos diarios, las viviendas sin pri-vacidad ni condiciones para el desarro-llo armonioso de los hijos, ni para laconvivencia intergeneracional… Todoello ha conformado un drama socialreal. La precariedad laboral no deja deir en aumento y los que por las circuns-tancias no se adaptan sufren el naufra-gio de la competitividad sin entrañas.

La incorporación de la mujer a ocu-paciones asalariadas es una de lasnovedades con más repercusionessociales. El trabajo remunerado hadado a la mujer una libertad personalincuestionable; sin embargo ha tenidoconsecuencias no siempre positivas,como la de sufrir discriminaciones detodo tipo y verse sometida, igual que elhombre, a explotación. Hace unos años,la mujer trabajaba en casa, mucho y sincobrar; el hombre lo hacía fuera deldomicilio durante unas ocho horas dia-rias. Actualmente, tanto el hombre

como la mujer suelen tenerempleos fuera del hogar, porlo que, en buena lógica, la jor-nada laboral debería tener untope de unas cuatro horas aldía. En una familia tipo signi-ficaría un total de horas iguala las que antes trabajaba elvarón, por lo tanto quedaríatiempo libre, a hombres ymujeres, para atender a las

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labores del hogar, educar a los hijos,cuidar a los ancianos (todo ellosupondría un enorme ahorro y mejoratención) y dedicación a actividadescreativas, culturales, sociales, etc. Noha ocurrido así; al contrario, los hora-rios laborales se alargan todo lo posiblepara conseguir más ingresos y así liqui-dar hipotecas, pagar caros serviciosque antes eran asumidos por la mujery, en algunos casos, para atender a losgastos de un consumo compulsivo ani-mado por una publicidad diabólica.

Finalmente, el cam-bio de nuestra historiareciente tiene repercu-siones sociales de granmagnitud. En los añosochenta coincidierondos políticos, MargaretThatcher en Gran Bretaña y RonaldReagan en EEUU, dispuestos a daralas a un liberalismo extremo que atra-jo a los demás países occidentales.Tuvo consecuencias enormes: desna-cionalizaciones, disminución de loscontroles estatales, los sindicatos deja-ron sus funciones propias, se fusiona-ron empresas que dieron paso a lasgigantes multinacionales con una fac-turación superior al PNB de algunospaíses… Fueron años, hasta que ha lle-gado la crisis, de desmesura y deentronización del dinero como medidade todas las cosas.

Los países empobrecidos sufrieronun nuevo revés que los hundió aúnmás en la miseria extrema, dándose elcaso de que, por ejemplo, quince fortu-nas mundiales tienen una renta equi-valente a la de la totalidad del Áfricasubsahariana. Asimismo, las cien

empresas globales más importantesvenden lo mismo que cualquiera delos ciento veinte países más pobres.Los intereses por obtener materias pri-mas, por el dominio de pueblos geo-políticamente estratégicos y las tensio-nes generadas entre culturas, hanhecho estallar guerras entre naciona-lismos. Los fundamentalismos se handesarrollado en estos años aciagos dela etapa inexplicable de George Buschen la presidencia del todavía paíshegemónico mundial.

El desaguisado nos hallevado a la crisis actualprovocada por la codiciade unos pocos, particu-larmente debido a lasespeculaciones financie-ras sin control. Para sos-

tener esta economía que ha arruinado atantos inocentes, se han inyectadovarios miles de billones de dólares enun año a los bancos. Mucho más que loscuatrocientos mil millones de dólaresque anualmente los países del Surpagan a los del Norte en concepto deintereses de la deuda externa acumula-da a lo largo de treinta años y que tantocuesta condonar. La ayuda al desarrolloes de cincuenta mil millones de dólares,una octava parte de lo que el Sur pagaal Norte para liquidar la deuda. ElNorte dedica dádivas al Sur y rapiña, ala vez, cuanto puede. Importamos sojapara nuestro ganado de zonas que hastahace poco eran selva amazónica.Obligamos al monocultivo a algunospaíses, lo que les ha llevado a la ruina aldestruir un sistema de autoconsumoque era satisfactorio para sus necesida-des alimentarías básicas.

El desaguisado nos hallevado a la crisis

actual provocada por lacodicia de unos pocos.

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La desmesura de nuestra voracidad

Los resultados de nuestra forma derelacionarnos mal con el planeta soninnegables. Podemos analizarlosdesde diferentes perspectivas, pero elíndice elaborado por MathisWackernagel tiene la ventaja de sermuy comprensible para todos y sedescribe de la siguiente forma: "LaHuella Ecológica mide la demanda dela humanidad sobre la biosfera, en tér-minos del área de tierra y mar biológi-camente productiva requerida paraproporcionar los recursos que utiliza-mos y para absorber nuestros dese-chos". Aunque no es un índice perfec-to porque no tiene en cuenta, porejemplo, el consumo de agua dulce,refleja que desde los años noventa lahumanidad ya ha superado la capaci-dad de carga de nuestro planeta. El tandeseado crecimiento económico pro-voca un aumento exponencial delimpacto humano sobre la biosfera, detal forma que en el año 2003 se habíasuperado en un 25% la capacidad deregeneración del planeta: 2.2 hectáreaspor persona. La biocapacidad de laTierra ese mismo año 2003 era de 1,8hectáreas por persona.

A partir de los años posteriores a laSegunda Guerra Mundial hemosderrochado los recursos de la Tierra,acumulados a lo largo de millones deaños. Además, los beneficiarios de loque debería ser un bien común somosuna pequeña minoría que no tiene encuenta las necesidades de otros habi-tantes de la Tierra, ni las de las futurasgeneraciones. Para comprender la gra-vedad de la situación basta señalarque si todos los humanos consumieran

lo mismo que un ciudadano medio deEstados Unidos, necesitaríamos 5,3planetas para abastecernos y poderubicar los desechos. Si tomamos elconsumo de un ciudadano medio de laUnión Europea, entonces se necesi-tarían 3 planetas. España tiene unaHuella Ecológica de 5,4 hectáreas porpersona. Hay países con déficit y otroscon crédito ecológico. Normalmente,éstos últimos son los que tienen ladeuda externa pendiente. Quizá eshora de tener en cuenta la enormedeuda ecológica que el Norte ha con-traído con el Sur. Curiosamente, elúnico país del mundo que cumple losdos criterios de "alto desarrollo huma-no", es decir, Índice de DesarrolloHumano (IDH) superior a 0,8, yHuella Ecológica menor de 1,8 hectá-reas, es Cuba.

Nuestra marcha hacia el suicidocolectivo la ejemplifica la ya bien cono-cida colonización de los nenúfares.Imaginémonos un estanque con unospocos nenúfares en un rincón. Es tanpequeña esta colonia que pasa desa-percibida, pero cada año dobla sutamaño. Los primeros años nadie per-cibirá nada especial, pero se dejaránotar al cabo de un cierto tiempo.Supongamos que pasados veinte añoslos nenúfares ocupan la mitad delestanque, lo que ocurrirá ya lo sabe-mos: lo que tardó veinte años en llegara colonizar el estanque bastará un soloaño para desarrollarse en la otra mitad.Así estamos en la actualidad. En pocotiempo podemos ver llegar la catástro-fe sin muchas posibilidades de hallaruna solución pacífica y ordenada.

Otro ejemplo que suele ilustrar

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bien nuestra situación es el del propie-tario que, en lugar de vivir de sus ren-tas, se sirve de su capital para hacerfrente a sus gastos y pagar sus deudas.Le espera la ruina en un futuro más omenos lejano. La opulenta sociedadoccidental está gastando muy porencima de sus posibilidades. Vivimossin tener en cuenta los límites. Enlugar de administrar las rentas, gasta-mos nuestro capital, que es la Tierra.Esta manera desmesurada de vivir esdebida a una falta de ética que afecta atodos los ámbitos sociales. Sólo hayque leer la prensa o escuchar los tele-diarios para darse cuenta de que exis-te un enriquecimiento rápido e inmo-ral por parte de unas minorías.Tardaremos mucho tiempo en recupe-rar la confianza en lo público debido ala manera de proceder de unos pocos.Basta saber (y a veces sería mejor nosaber) que las empresas, a nivel mun-dial, gastan anualmente unos 80.000millones de dólares para obtener bene-ficios por medio de sobornos. Con estacantidad sería posible erradicar lapobreza del planeta.

Además de consumir excesivamen-te, resulta bochornoso y es un escán-dalo que en un mundo en el que dosterceras partes de la población no tie-nen lo suficiente para vivir dignamen-te, la tercera parte restante, la parterica occidental, desperdicie una grancantidad de bienes: pan (antes era algosagrado, que jamás se tiraba), carne ytodo tipo de comida en buenas condi-ciones. Sólo en Estados Unidos deAmérica se tiran anualmente 23 millo-nes de ordenadores. Etiopía y Somaliaestán condenadas a hambrunas perió-

dicas y obligadas además a exportarlos productos que sirven de comida anuestros animales domésticos.

La desmesura energética

Todas las especies viven gracias ala energía solar. La especie humana haroto esta limitación y se ha procuradoenergía del petróleo, del carbón, delgas, del uranio, etc., materiales quedeben extraerse de la Tierra. En laactualidad más del 75% de nuestrosrecursos energéticos proviene de laenergía fósil. La Primera Ley de laTermodinámica indica que la materiay la energía no se crean ni se destru-yen; la Segunda Ley pone de manifies-to que en cualquier transformación laenergía de los materiales fósiles setransforma en calor, pero se degradan,tenemos menos energía disponible

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(principio de entropía).

En sólo cuarenta años (entre 1960 y2000), hemos consumido, con enormesdesniveles, más energía que en el restode la historia humana. Basta señalarque un 80% de la humanidad vive sinautomóvil, sin nevera ni teléfono, yque un 94% no ha subido jamás a unavión. ¿Qué ocurriría en un mundo enel que todos sus habitantes exigieranlos niveles de consumo de Occidente?Países tan populosos como China y laIndia, ¿pueden llegar anuestros índices sinque se produzca unacatástrofe? ¿Cómo nointerpretar que la ver-dadera utopía es pre-tender conseguir unosniveles de consumoglobales parecidos alos actuales del 20% dela población, que con-sume el 80% de los recursos naturales,sin que pase nada?

Es urgente establecer una contabili-dad de los recursos y divulgar la infor-mación para iniciar la transición haciauna sociedad sostenible. Hay que teneren cuenta los factores que conforman laHuella Ecológica y saber manejar conmucha sabiduría cada uno de ellos: 1.Población (es obligado analizar losresultados en caso de crecimiento, esta-bilidad o disminución de la poblaciónmundial). 2. Consumo de bienes y ser-vicios por persona (las que no llegan alnivel mínimo de subsistencia para lle-var una vida digna, tienen el derecho acrecer; los de mayores ingresosdeberán reducir el consumo a cambio

de mejorar la calidad de vida). 3.Intensidad de la Huella (necesidad dedictaminar medidas múltiples para dis-minuir la Huella). 4. Área bioproducti-va (hace falta establecer medidas varia-das para extender el área bioproducti-va). 5. Bioproductividad por hectárea(es urgente estudiar complejas medidaspara mejorar la bioproductividad).

Hay estudios que, en base al mane-jo de estos cinco factores, hacen pros-pectiva según tres posibles ritmos para

reparar el planeta yevitar la extinción dela vida o, en todo caso,la desaparición de laespecie humana: unagestión tradicional,una transición lenta, ouna reducción rápida.Será un tema de grandebate, porque incidirde una manera u otra

en los cinco factores y decidir cuál es elritmo más apropiado exige una granmadurez participativa, democrática ygenerosa. Cuanta menos financiaciónse dedique para la transición a otrotipo de economía y menos cambioradical se obligue, más reducimos lasposibilidades para las generacionesfuturas. En todo caso, repito lo dicho:estamos en un cambio de cultura, decivilización, de sistema económico, otodo a la vez. Para profundizar sobreesta interesante cuestión se puede con-sultar la página:http://assets.wwfes.panda.org/downloads/ipv20062.pdf

La desmesura del Producto Interior Bruto

El Producto Interior Bruto (PIB) se

...si todos los humanosconsumieran lo mismo

que un ciudadano mediode Estados Unidos, necesi-

taríamos 5,3 planetaspara abastecernos y poder

ubicar los desechos.

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utiliza abusivamente para indicar elgrado de desarrollo de un país.Cuando el PIB crece se traduce en unéxito económico y esto ha quedadocomo un dogma que todos siguen ycreen. Este índice cada día tiene máscríticos, entre otras cosas porque en elPIB se incluyen todos aquellos trabajosdedicados a atender los fallos de lamisma sociedad. Es decir, el PIB refle-ja también la parte destructiva de unpaís. Así por ejemplo, cuanta más cri-minalidad, más sube el PIB. Sube sihay más accidentes de tránsito, másfuegos forestales, más persones queatender en los psiquiátricos o si estánmás repletas las prisiones, etc. En cam-bio, el PIB no detecta los afectos fami-liares y de amistad; el gozo de quiendedica parte de su tiempo cantando enuna coral, pintando o paseando, etc. ElPIB no tiene en cuenta los trabajos delhogar y, en cambio, estos mismos ser-vicios prestados por personas ajenas ala familia, sí cuentan en el PIB.Mauricio Pallante lo traduce así: "Elcuidado de tus propios y la asistenciaa los ancianos realizados con amor,son cualitativamente superiores a todolo que puede hacer una persona asala-riada, pero esta actividad realizada asueldo hace aumentar el PIB, la otra,hecha por amor, no".

A partir de estas lagunas obviashan nacido otras propuestas de índicesque reflejen mejor el bienestar real dela población. Por ejemplo, el Informesobre desarrollo humano delPrograma de las Naciones Unidaspara el Desarrollo (PNUD). Desdeentonces los índices contemplan indi-cadores como la longevidad, la educa-

ción, el género o bien los ingresos,teniendo en cuenta el nivel de los pre-cios del país en cuestión. Posterior-mente, se ha desarrollado el Índice deProgreso Auténtico, que incorporauna buena cantidad de aspectos socia-les, económicos y también ecológicospara saber el estado de desarrollo deun país.

La desmesura del trabajo

En la Europa cristiana medieval secelebraban muchas fiestas y, en algu-nas partes, se llegaba a 182 días festi-vos anuales. Es decir, no trabajabantanto como en este período de domi-nio capitalista que sólo aspira al pro-ductivismo. Actualmente, en los paí-ses europeos con más días festivos(España, Bélgica e Italia), en total (des-contando sábados, domingos, vacacio-nes y días festivos diversos) se disfru-tan entre 132 y 140 festivos al año. Sonmuchos más que los de la etapa durainicial del capitalismo, pero muchosmenos de los que deberían ser.

A lo largo del siglo XX varios teóri-cos han introducido uno de los temasmás espinosos de la economía: el deltrabajo, el abuso del trabajo. J. M.Keynes, Bertrand Russell, HerbertMarcuse, André Gorz, Ivan Illich, eincluso conservadores como E.J.Mishan, entre otros, son partidarios,con matices, de reducir drásticamentela cantidad de trabajo anual. Los másradicales proponen un trabajo diariode dos horas, no más. En la prácticahemos disminuido ya parte del tiempode trabajo. Jacques Delors lo resumíadiciendo que en 1946, un asalariadoque empezaba su vida laboral tenía

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una perspectiva de pasar un tercio desu vida despierta trabajando; en 1975se había reducido a un cuarto y,actualmente, a menos de un quinto.

Hay que hacer frente a estos cam-bios futuros con mucho rigor para evi-tar grandes perjuicios. Por ejemplo,podemos desarrollar una no deseadasociedad dual, en la cual una mitad dela población tenga trabajo estable ybien remunerado y la otra mitad noconozca en toda su vida otra cosa queun trabajo precario, con abundantesmarginados sin autoestima ni rumbo.Una sociedad así sólo puede generarviolencia, desarraigo, desinterés por lopúblico y un débil tejido social. Esmucho más aconsejable prever un tipode sociedad con trabajo repartido yque la ciudadanía tenga conciencia desus obligaciones participativas, seacon remuneración o sin ella. Ya se haexpuesto más arriba las repercusionesde la mala distribución en el trabajofamiliar y sus posibles soluciones.

La desmesura del transporte

El transporte se ha multiplicado demanera alarmante en estos últimosaños. Muy a menudo de manera inne-cesaria; y es patético observar hastadónde hemos llegado. Un solo ejem-plo: camiones de Italia llegan a Franciacargados de botellas de agua "SanPellegrino" y otros camiones carganagua "Evian", en Francia, para llevarlaa Italia. Cualquier producto recorremuchos quilómetros, antes de que seconsuma, si contamos el recorrido detodos los ingredientes que contiene.Por ejemplo, un yogurt de fresa de 125gramos ha recorrido cerca de 10.000quilómetros, si sumamos el transportede la leche, de las fresas, del aluminiode la etiqueta, la distribución, etc. Sontransportes prescindibles y sería muypositivo volver a la producción localpara ahorrar recursos no renovables,evitar emisiones de CO2 que provocanel cambio climático y no sufrir los efec-tos negativos de otras emisiones cau-santes de un buen número de enfer-medades, algunas de ellas graves.

Los partidarios de la desmesura delos transportes defienden su posiciónaduciendo que los productos resultanasí más baratos. Esto no es así, porqueno suman todos los gastos de las infra-estructuras necesarias para atendertanto movimiento: autopista, aero-puertos, almacenajes, redes de comu-nicación y, naturalmente, el gastoenergético que supone y sus conse-cuencias medioambientales. Por consi-guiente: sí al comercio con mesura,reduciendo el transporte de mer-cancías y movimiento de capitales a loestrictamente imprescindible.

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¿Por qué no se desarrollan lostransportes públicos? ¿Por qué se prio-riza el AVE? ¿No hubiera sido mejordar prioridad a la red convencional deferrocarriles? Mejorando las vías,modernizando maquinaria y vagones,intensificando horarios hubiéramostenido un buen servicio público de tre-nes. Con el presupuesto costosísimodel AVE hubiera sido posible tejer unared de ferrocarriles-tranvías para acer-car los núcleos rurales a la red general.Con esta filosofía el transporte pormedio del coche privado queda nota-blemente transformado; sin embargo,esto es algo que no interesa a los gran-des sectores del automovilismo, de laenergía y de las infraestructuras.

La desmesura de la publicidad

La publicidad supone una inver-sión del orden de 500.000 millones dedólares anuales sólo en EstadosUnidos de América (el 45% de lapublicidad del planeta). En España, enel año 2004, se invirtieron 12.846,3millones de euros en publicidad. Lapublicidad encarece los productos, nosin antes dejarnos un poco atontados.La publicidad es nefasta desde todoslos puntos de vista, porque ha dejadosu función primordial de informar;ahora de lo que se trata es de atontar,contaminar nuestro paisaje, nuestrospueblos y ciudades. La propagandacondiciona las programaciones e infor-maciones de los medios de comunica-ción. Es muy difícil que se imponga elsentido de la mesura si continuamentelos ciudadanos se sienten avasalladospor todo tipo de publicidad.

La publicidad ha llegado a altos

grados de perversión, de manipula-ción estudiada y se sirve de todos losinstrumentos a su alcance. Son ilustra-tivas las palabras del director generaldel canal francés de televisión TF1,Patrick Le Lay, que hacen pensar queel asunto es mucho más grave de loque puede parecer a primera vista:"Hay muchas maneras de hablar de latelevisión. Pero en una perspectiva'business', seamos realistas: básica-mente, el trabajo de TF1 es, por ejem-plo, ayudar a la Coca-Cola a vender suproducto. Ahora bien, para que unmensaje publicitario sea percibido, esnecesario que el cerebro del telespecta-dor esté disponible. Nuestras emisio-nes tienen como vocación volverlo dis-ponible: es decir, divertirle, relajarlopara prepararlo entre dos mensajes. Loque vendemos a Coca-Cola es tiempode cerebro humano disponible". (Elsubrayado es mío).

La desmesura del "desarrollo sostenible"

Para dar respuesta a todas estasdesmesuras se ha respondido con otradesmesura: "desarrollo sostenible",dos palabras mágicas que están entodos los programas políticos, sean deizquierdas o de derechas; estas dospalabras no son otra cosa que una anti-nomia. Es querer la cuadratura del cír-culo. La ecología y la economía soncomo dos vecinos que se llevan mal, apesar de una aparente resolución delconflicto al hallar la mágica expresiónde "desarrollo sostenible". Cuando lascríticas al crecimiento se multiplica-ron, se encontró esta fórmula seducto-ra mutando el "crecimiento" por el"desarrollo", eso sí, desarrollo desde la

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óptica occidental y dejando a las cultu-ras milenarias de otras latitudes con laobligación de seguir las pautas quemarcábamos desde nuestras socieda-des "avanzadas", "desarrolladas". Elresto del mundo quedó bautizado yestigmatizado con el nombre de "envías de desarrollo". En el caso que nosocupa, o nos desarrollamos (crecemos)y el resultado no es sostenible, o bienapostamos por un replanteamiento denuestra economía, dejando de crecer(en los países que ya hemos sobrepa-sado los límites) y entonces sí que esposible un mundo sostenible.

Tenemos tanto miedo al futuroporque nos falta imaginación. AlbertEinstein lo dejó claro: "En tiempo decrisis más que conocimiento se precisaimaginación", porque ahora hay quedescubrir lo que aúnno existe, algo inédi-to, como inédito fuelo que vino despuésdel sistema esclavis-ta. Una persona queposeía buenos cono-cimientos comoAristóteles proclamaba que era impo-sible sobrevivir sin una sociedad escla-vista, ¿quién trabajaría si no lo hacíanlos esclavos? ¿No faltó imaginación aaquellos que vivían los últimosmomentos feudales? Siempre son utó-picos (para los que les falta imagina-ción) los que indican el camino aseguir, los que imaginan nuevos mun-dos posibles, que no son otros quemejoras en esta marcha, que va avan-zando entre logros y fracasos, hacia laplena humanización.

Los abusos que inflingimos a nues-tro planeta los queremos compensarponiendo bajo protección ciertos terri-torios interesantes y atractivos(muchas veces para desarrollar una víade entrada de dinero por medio delturismo). Aparecen así unos biotoposseleccionados y protegidos de todoabuso: parques naturales, reservasnaturales, etc. Pero esta pretendidasolución lleva en la mayoría de loscasos, a musealizar de manera artificialla poca naturaleza salvada de la espe-culación. A menudo, son territoriosexcesivamente exiguos para podersoportar visitas turísticas masivas,pero constituyen un atractivo parasuculentos negocios, como el de edifi-car segundas residencias en su cin-turón. Además, pronto hay solicitudespara abrir negocios de atención a visi-

tas escolares o alturismo. Así se llegaal absurdo de mos-trar un ejemplar(con letrerito) decada especie vegetalo bien organizarsafaris fotográficos

de fauna que malvive en medio detanta artificiosidad.

Los que piensan que con retoquessaldremos de la crisis y que con algu-nas medidas proteccionistas superare-mos el desmadre actual, están en unerror de bulto y de consecuencias irre-parables. Los tiempos actuales requie-ren cambios radicales. La crisis notiene solución desde el capitalismo.

La desmesura del capitalismo

Estamos en una crisis sistémica, no

"desarrollo sostenible"...estasdos palabras no son otra cosaque una antinomia. Es querer

la cuadratura del círculo.

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en otra crisis más del capitalismo. Elcapitalismo está cavando su propiatumba y no necesitará, como antaño,de una clase obrera que lo derribe. Élsolo acabará consigo mismo. No sabe-mos si habrá aún una coletilla de capi-talismo después de esta crisis, pero escomo el rebote de una pelota de cau-cho: cada rebote es más corto hasta quela pelota no tiene fuerza suficiente paraalzarse. Hay un empecinamiento paravolver a más de lo mismo, sin darsecuenta de que no es por la falta de téc-nica y de avances científicos por lo quepeligramos, es por el agotamiento delos recursos y la imposibilidad de quela Tierra recicle la gigantesca cantidadde deshechos que producimos, comoha quedado indicado en los apartadosprecedentes. En el imaginario colectivoestá tan arraigado el sistema quehemos vivido, que vivieron nuestrospadres y abuelos, que nos resultaimposible descolonizar nuestras men-tes de que no hay vida más allá delcapitalismo. Cualquier cosa nos resultamás verosímil que la desaparición delcapitalismo como forma de organizarla economía. Incluso relacionamoscapitalismo con democracia (sin capi-talismo no es posible vivir democráti-camente); capitalismo y libertad (sincapitalismo no hay libertad); o capita-lismo y bienestar o buen vivir (es elcrecimiento, el consumo, lo que nospermite llegar a la felicidad).

Salir del capitalismo significa aca-

bar con unas formas de producciónque hasta ahora han impulsado tantolas políticas liberales como las socialis-tas. Paul Ariès lo describe muy gráfi-camente: "El petróleo socialista no esmás ecologista que el petróleo capita-lista; la energía nuclear socialista no esmás autoadministrable. En consecuen-cia, salir del capitalismo es necesariopero insuficiente. Hay que acabar conla sociedad productivista y de consu-mo". Salir del capitalismo no es ir a uncapitalismo de estado, como fue el fra-casado sistema de la antigua URSS(quiso equiparar su producción y com-petir con los Estados Unidos deAmérica) y cayó en la trampa que elcapitalismo le tendió.

La economía de mercado es negati-va porque todo lo mercantiliza, perootra cosa es la economía con mercado.Prácticamente, todas las sociedadesactuales e históricas conocen el merca-do, el intercambio. Podemos encontrarcapital sin que ello signifique estar ensociedades capitalistas. Es la desmesuralo que daña el tejido social. Como pun-tualiza Serge Latouche: "Salir del desa-rrollo, de la economía y del crecimientono implica pues renunciar a todas lasinstituciones sociales que la economíase ha anexado, como la moneda y losmercados, sino reintroducirlas en otralógica". Así, los pequeños empresarios,los comerciantes propietarios de lastiendas de nuestros pueblos y ciudades,etc. deben ser unos buenos aliados de

"En tiempo de crisis más que conocimiento se precisaimaginación" Albert Einstein. ... Los tiempos actuales

requieren cambios radicales.

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este cambio, que les favorece inclusoeconómicamente. Lo que hay que elimi-nar son las multinacionales abusivas ylos intereses de los grandes capitales,que no han hecho otra cosa que absor-ber a las pequeñas y medianas empre-sas. En el apartado sobre la convenien-cia de la relocalización, se insiste sobreeste aspecto.

La ecología o la respuesta a las des-mesuras

La preocupación por las relacionesentre los seres vivos y el medioambiente la tuvieron ya autores clási-cos como Aristóteles y Plinio.Asimismo, los naturalistas y estudio-sos de diversas disciplinas del sigloXVIII, como Buffon, Humbold, Linneoo Malthus, encararon parte de susestudios en términos que pueden cla-sificarse como de verdadero interésecológico. Sin embargo, no fue hasta elsiglo XIX cuando se concretó la pala-bra ecología, gracias al prusiano ErnstHaeckel en 1869 y a los trabajos deLamarck, Darwin, Spencer, Challen-ger, etc. Tansley, ya en el siglo XX,introdujo el término ecosistema.

Pero fue en el año 1972 cuando seconsagró la preocupación por algo queha llegado a ser uno de los problemasmás acuciantes de la humanidad. Eneste año se publicó el informe encarga-do por el Club de Roma(presidido en aquelentonces por AurelioPeccei) Los límites delcrecimiento, bajo ladirección de Dennos L.Meadows. En el estudiose relacionaron cinco

variables: población, agricultura,recursos naturales, producción indus-trial y contaminación y se llegó a laconclusión de que si seguía la tenden-cia de crecimiento el mundo llegaría alcolapso. Se acuñó una frase que ha lle-gado a convertirse en un verdaderoeslogan por su claridad: "En unmundo finito no podemos crecer demanera infinita". El informe no selimitó a denunciar, sino que tambiénpropuso siete medidas correctoras.Curiosamente, ya incidía en las mis-mas preocupaciones de hoy: reorientarlas ocupaciones humanas hacia servi-cios relacionales (educación, sanidad,etc.), mejorar la producción de alimen-tos básicos y el obligado reciclado delos residuos, etc.

A continuación, se publicó la CartaMansholt que preconizaba la necesi-dad de democratizar la sociedad, elobligado ajuste entre países con eco-nomías demasiado dispares y unnuevo enfoque del trabajo para que nose deshumanizara. Mansholt fue unverdadero profeta al denunciar loengañoso que es referirse al ProductoNacional Bruto como índice queseguir. En el mismo año 1972 tienelugar la Declaración de Estocolmo, quees el texto elaborado por laConferencia de las Naciones Unidassobre el Medio Humano. Se creó elPrograma de Naciones Unidas sobre

Medio Ambiente(PNUMA). Es en estadécada de los setentacuando nacen gruposcontestatarios que orga-nizan manifestaciones yacciones para preservar

“... salir del capitalismoes necesario pero insufi-ciente. Hay que acabarcon la sociedad produc-tivista y de consumo”.

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la Tierra (en 1973 tiene lugar la prime-ra crisis energética y en 1979, la segun-da) que no han dejado de actuar hastanuestros días con distintos resultados.No han faltado estudios cuya repercu-

sión ha sido muy importante en eldesarrollo de una conciencia generali-zada sobre la necesidad de cambiarhábitos y políticas.

El final de la guerra fría (1989) coin-cide con la publicación del II InformeMeadows del Club de Roma. Se hanmultiplicado desde entonces lasConferencias y Agendas sobre el cambioclimático, el medio ambiente, el "desa-rrollo sostenible", etc. Todo ello no hapodido remediar la situación de emer-gencia actual. Con la llegada de la crisisiniciada en julio-agosto del año 2007,que nadie sabe cómo superar, se empie-za a escuchar seriamente a los que hanvenido siendo críticos respecto a la via-bilidad de este "crecimientosostenible". Es una corrientepartidaria del "decrecimien-to", aunque hay quien prefie-re la palabra "acrecimento";así como "ateismo" significa lano creencia en Dios, acreci-miento sería la negación delcrecimiento. Pero aun for-mando parte de una corrien-te, sus partidarios son cons-cientes de no ser una ideo-logía al uso, ni pretenden for-mar una doctrina monolítica,

al contrario, quieren sumar los diferen-tes grupos alternativos a una sociedadcapitalista. Veamos algunos de sus ante-cedentes más significativos.

La primera generación crítica aldesarrollo

Ivan Illich (1926-2002) es conocidoparticularmente por sus críticas almodelo escolar reproductor de unasociedad injusta, pero tiene tambiéninteresantes trabajos dirigidos a cues-tionar las instituciones, la medicinaprofesional, el consumo desenfrenadode energía, etc. André Gorz (1923-2007) es especialmente sugerente porsus aportaciones sobre el trabajo.También cabe destacar a CorneliusCastoriadis, que estudió el régimensoviético demostrando, desde unpunto de vista marxista, que no eraverdaderamente una sociedad socia-lista, sino simplemente capitalistaburocrática. Lo importante, paraCastoriadis, era restituir a todas laspersonas el dominio sobre su propiavida. El programa de un verdaderosocialismo se preocupaba de humani-zar el trabajo y la sociedad. Raimon

"En un mundo finito nopodemos crecer demanera infinita"

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Panikkar, asimismo, tiene reflexionesmuy interesantes, en particular sobreel concepto de biorregión. A pesar desus diferentes planteamientos, enfo-ques y orígenes, estos autores tienenen común ser los primeros en cuestio-nar la bondad del desarrollo.

Requiere una consideración aparteNicolas Georgescu-Roegen, uno de lospadres de la economía ecológica: la bio-economía. Los problemas mundialesno son exclusivamente económicos niambientales, sino bioeconómicos. Ponede manifiesto que somos la primeraespecie que en su evolución ha violadolos límites del crecimiento y esta acti-tud hace peligrar nuestra propia conti-nuidad. Su libertad de pensamiento yde acción le llevó a posiciones sorpren-dentes, a pesar de ser muy lógicas.Propuso, por ejemplo, prohibir comple-tamente la producción de armamento,pues sólo sirve para "asesinarnos anosotros mismos". Era muy conscientede las desigualdades en la distribuciónde las riquezas y defendía la libertad decirculación de personas, sin ningunarestricción, visado o pasaporte. Es cele-brada su tesis para curarnos del círculovicioso de la maquinilla de afeitar: cadamañana nos afeitamos más rápido paratener más tiempo para trabajar en otramáquina que afeite más rápido y asítener más tiempo para trabajar en otramáquina que aún lo haga más rápido…y así hasta el infinito. Para poner reme-dio a estos abusos, tenemos el prover-bio popular que aconseja trabajar paravivir y no vivir para trabajar.

La crítica actual y las alternativas.El decrecimiento.

Los seguidores actuales de las dis-tintas corrientes se reunieron en Parísel año 2002, sumando la no desprecia-ble cifra de 700 personas. A partir deeste encuentro el decrecimiento hatenido una gran difusión, de maneraparticular desde el inicio de la crisisactual. Hubo un segundo congreso,celebrado en Lión, y desde entonceslos partidarios de la "objeción al creci-miento" no han dejado de crecer. EnFrancia se publican libros y revistascomo La decroissance, y en Italia, Ladecrescita. Se han organizado conéxito marchas para el decrecimiento yhan surgido grupos locales unidos porredes. En Francia, Serge Latouche estáconsiderado como un referente en eltema y sus obras y conferencias ponenel acento en la necesidad de redefinirel mismo concepto de riqueza paraentenderla como satisfacción moral,intelectual, estética y utilización creati-va del ocio.

Se trata de reemplazar voluntaria-mente la carrera para obtener bienesmateriales por la búsqueda de valoresmás satisfactorios. El decrecimientopuede resumirse en el programa de lascinco "R": reevaluar (reconsiderar nues-tros valores); reestructurar (adaptar laproducción a los valores); redistribuir(reparto de la riqueza); reducir (dismi-nuir el impacto de nuestra contamina-ción) y reutilizar, reciclar…. (para noderrochar nuestro capital natural, noagotar los recursos naturales y acabarcon el cambio climático). Si es necesariodecrecer, hay que hacerlo sumandohoras de ocio en lugar de trabajo; de locontrario, siempre se da el conocido"efecto rebote". Es decir, si alguien

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adquiere un coche que gasta menos yse ahorra gasolina y además instalaplacas solares en su casa que le bajan lafactura eléctrica, lo más probable esque con el dinero ahorrado coja unavión para ir a visitar un país exótico,con lo cual, lo que hemos ganado porun lado, lo perdemos por otro.

La palabra decrecimiento no essiempre negativa: si decrece la morta-lidad o el analfabetismo, recibiremosla noticia con alegría. Los partidariosdel decrecimiento no quieren formularuna doctrina cerrada ni dogmática. Eldecrecimiento es un marco dentro delcual caben todas las personas que noven solución en el crecer más y más.En todo caso, hace falta ensayar, pro-bar, debatir, participar... Vienen bienaquí las extraordinarias palabras deLeón Tolstoi: "Para vivir honradamen-te es necesario romper, confundirse,luchar, equivocarse, comenzar y aban-donar y comenzar de nuevo y denuevo abandonar, luchar eternamentey sufrir privaciones. La tranquilidad esuna bajeza moral…".

Cuando hablamos de decrecimien-to, de disminuir, no hay que entenderque la propuesta es vivir peor. Elresultado final será un cambio depatrones de vida de los países que hoyhan llegado a la desmesura del consu-mo. Se consumirá menos energía ymenos productos, pero se vivirámucho mejor. ¿Para qué queremostanta producción, tanto trabajo, tantodinero incluso, si luego no tenemostiempo para vivir? Nuestra única

riqueza es el tiempo, y los más lúcidosde nuestra sociedad ya han empezadoun cambio significativo. Uno de cadacinco norteamericanos, en los últimoscinco años, ha optado por ganarmenos, de manera voluntaria, a cam-bio de disponer de más tiempo.Parecido porcentaje resultó de unaencuesta realizada en Australia.Mucha gente empieza a practicar el"menos, para vivir mejor".

Vivir con más sobriedad necesitaun aprendizaje. No podemos cambiarde la noche a la mañana; además seríacontraproducente, porque los cambiosbruscos no suelen consolidarse. Unradicalismo extremo en materias deecología lleva a puritanismos quealgunos practican como si de unanueva religión se tratara. Se puede lle-gar a un fanatismo parecido a cual-quier fundamentalismo y ningún faná-tico llega de golpe a posiciones de estetipo. Nadie va a dormir con las dudasque nos salvan de los integrismos y sedespierta habiendo encontrado la ver-

...trabajar para vivir y no vivir para trabajar...

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dad. Es suficiente caminar en la buenadirección, conquistando pequeñoslogros sin sacrificios, al contrario, conla satisfacción de observar que la sen-cillez voluntaria nos permite mejorarnuestra vida. Para salvar el planeta noprecisamos practicar una austeridadextrema y vivir con mala concienciacontinuamente. Basta con un poco desentido común. Lo dijo muy bienEpicuro: "También la frugalidad tienesu medida, el que no la tiene en cuen-ta sufre poco más o menos lo mismoque el que desborda todos los límitespor su inmoderación". También esmuy conocida una de las frases escri-tas en los muros del templo de Delfos:"De nada en demasía".

Hay signos que demuestran quehay mucha gente que no está con losbrazos cruzados. El continente ameri-cano ha despertado del sueño que lomantuvo en manos del imperialismodel norte. El año pasado se aprobarondos constituciones americanas, la deEcuador y la de Bolivia, que tienen lavoluntad de acabar con la enemistadde la humanidad y la naturaleza. Sehabla ya de la biodemocracia.

La localización como alternativa

Que podamos desayunar en

Zaragoza, comer en Madrid y cenar enNueva York no quiere decir que seaético abusar de estas facilidades. En unmundo globalizado es necesario vol-ver la vista hacia una nueva localiza-ción de muchas actividades. Lasmegacadenas tipo McDonald's y losalmacenes como Wal-Mart tienden aocupar áreas que antes estaban atendi-das por negocios familiares.Escandaliza saber que el 13% de losbienes transportados por avión sonproductos relacionados con la alimen-tación. Sólo en España, en los últimosaños, se han cerrado diez explotacio-nes agrarias al día. Esta situación per-mite que siete empresas controlen tresde cada cuatro alimentos que se ven-den en España. La explotación laboralde este tipo de negocios mundiales,además de su escasa sensibilidad haciala ciudadanía, ha generado muchasmanifestaciones de protesta.

Volver a una alimentación a basede productos locales favorecerá enor-memente unas relaciones más huma-nas, evitará un despilfarro de combus-tible, de transporte, de redes de carre-teras sobrecargadas de camiones yserá garantía de materias más frescas.Además, la concentración de la pro-ducción agrícola repercute negativa-

El decrecimiento puede resumirse en el programa de las cinco"R": reevaluar (reconsiderar nuestros valores); reestructurar

(adaptar la producción a los valores); redistribuir (reparto de lariqueza); reducir (disminuir el impacto de nuestra contamina-

ción) y reutilizar, reciclar…. (para no derrochar nuestro capitalnatural, no agotar los recursos naturales y acabar con el cambio

climático).

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mente, y de manera dramática,en la biodiversidad. Según laFAO, se estima que el 75% de ladiversidad genética de los culti-vos se ha perdido durante el sigloXX. Quedan sólo aquellas varie-dades que mejor se prestan a laconservación y maduración arti-ficial para poder soportar distri-buciones a larga distancia, perono necesariamente son las demejor calidad.

Antes de llegar a la mesa, losproductos han viajado miles dekilómetros; sin embargo, muchosde ellos pueden encontrarse aescasa distancia más sanos ysabrosos, sin conservantes ni aditivos,producidos por un agricultor que amael oficio, conoce el terreno y su mejorrendimiento. Para proporcionar estasmismas cualidades a los productosque necesitan largos transportes, se hacreado una industria floreciente delsabor y de los aromas; sólo en EstadosUnidos, dicha industria factura 1.400millones de dólares anuales. Hay,además, colorantes, conservantes yotros aditivos.

La biomímesis como alternativa

La biomímesis consiste en imitar a lanaturaleza y empezó a desarrollarse enlos años noventa a partir de la investi-gadora Janine Benyus. En un principio,se refería a la imitación de los organis-mos para aplicaciones a la robótica, a lacosmética y otros productos diversos.Por ejemplo, la cinta velcro nació a par-tir de la observación de su inventor, elsuizo George de Mestral, aficionado alexcursionismo, que se llenaba los pan-

talones de las semillas adheridas enforma de erizo. No hizo más que exami-narlas e imitar sus ganchos que facilita-ban su adherencia a cualquier tejido. Enla Universidad de California, SantaBárbara, se está estudiando el mejillónazul, que se agarra a las rocas gracias aestar dotado de un adhesivo que puedesecarse y pegar bajo el agua. JayHarman ha creado aspas de ventiladormuy eficientes, basándose en la geo-metría de las espirales de conchas yotros seres vivos. Muchos productosautolimpiantes, como vidrio, tejas o tex-tiles, incorporan el efecto del loto des-pués de observarse que sus hojas conse-guían mantenerse libres de contami-nantes gracias a los minúsculos cristalesde cera en la superficie que no permitenla acumulación de suciedad, etc.

Últimamente, la biomímesis superael estrecho ámbito de estudio de losorganismos. Se investigan los princi-pios de funcionamiento de la vida ensus diferentes niveles, de manera espe-

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cial en el nivel eco-sistémico, con elobjetivo de recons-truir los sistemashumanos de maneraque encajen armo-niosamente en lossistemas naturales(Jorge Riechmann).De lo que se trata esde que el metabolis-mo urbano, industrial y agrario sedesarrolle de manera armónica en lossistemas naturales, llegando a una per-fecta simbiosis entre naturaleza y cul-tura. Mientras los humanos no com-prendamos esta necesidad urgente,nos comportaremos como analfabetosecológicos. Según José Manuel Naredola fotosíntesis de las plantas verdes esel modelo más sencillo que imitar: uti-liza una fuente de energía inagotable;la transformación de la energía solaren energía bioquímica se produce uti-lizando energía renovable; el procesoproductivo se basa en sustancias abun-dantes: agua, carbono, hidrógeno, oxí-geno y pequeñas cantidades de otrospocos nutrientes y, finalmente, losresiduos vegetales, tras su descompo-sición natural, regeneran en forma dehumus la fertilidad del suelo y así secierra el ciclo.

Calidad de vida. Bienestar. El buenvivir. Alternativa a la sociedad delvacío.

Si queremos mejorar como huma-nidad lo que hace falta, más que tenermás, es vivir mejor. Es lo que lascomunidades indígenas americanasconocen como el buen vivir. Hay unacorriente de pensamiento que conside-

ra que el verdaderodesarrollo humanoestá en el aumentode su capacidad delibertad para deci-dir nuestras vidas,en la medida quesomos capaces dedesenvolvernos sinlimitaciones, esdecir, el grado de

soberanía personal. Es lo que Marxintuyó al dar importancia a la no alie-nación del ser humano. Cuanta máscapacidad tengamos para realizarnos,para dirigir nuestra vida librementehacia las metas que más nos conven-cen, de más calidad de vida gozare-mos y con más razón podremos decirque disfrutamos de bienestar o de estebuen vivir deseado.

¿Cómo poner orden en nuestromundo? No veo otra alternativa quecambiar nuestro enfoque solidario.Hemos puesto el acento sobre la pobre-za, y es hora de empezar a ponerlosobre la opulencia, porque si nosotrosno cambiamos, es imposible que salve-mos a los desheredados del Sur y delplaneta, en general. La mejor forma deconseguir un mundo mejor es acabarcon el crecimiento sin límites deOccidente. Acabar con la religión delcrecimiento económico, porque el con-sumo extremo conlleva una presiónsobre los recursos naturales hasta ago-tarlos. Crecer no significa forzosamen-te mejorar. El Producto Interior Brutoen Europa se ha multiplicado portreinta en los últimos 200 años, pero nosomos treinta veces más felices. Hayestudios que indican que hay un límite

De lo que se trata es de que elmetabolismo urbano, indus-

trial y agrario se desarrolle demanera armónica en los siste-mas naturales, llegando a unaperfecta simbiosis entre natu-

raleza y cultura.

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en torno a los 10.000-13.000 dólares porencima del cual una renta media supe-rior no afecta a la satisfacción vitaldeclarada por una población. Estamoshablando de un límite por arriba ytambién hay un límitepor abajo, porque si loque se propone esdecrecer en lugar decrecer, esto no afecta alos países del Sur, quepueden hacerlo hastaconseguir una vidadigna.

Observamos laqueja de una granparte de la población:no disponer de tiempo libre. El trabajoocupa buena parte del tiempo de nues-tras vidas. Una vez recuperada lacapacidad crítica para darse cuenta deque producir más en menos tiempo,pero dedicar el tiempo ahorrado enproducir más, se llega al absurdo, seha ganado la primera jugada. Hay quepararse, reflexionar, intentar organizarnuestra vida de manera equilibradapara alcanzar el mayor gozo posible.Una vida equilibrada es la que noqueda supeditada a un horario rígidode trabajo durante toda la semana,gastar durante el fin de semana y vaca-ciones y volver a empezar esta ruedasin fin.

El ser humano tiene cuatro grandesámbitos para desarrollar y atender.Imaginemos una distribución de nues-tro tiempo en cuatro grupos. Un pri-mer bloque lo constituye toda la parte

de formación, estu-dio, espiritualidad,reflexión, etc. Unsegundo grupo estaintegrado por el cui-dado de nuestrocuerpo: atención a losconsejos médicos y lapráctica del ejercicionecesario para man-tener nuestra salud.Un tercer apartado esel tiempo dedicado a

la familia y a la amistad. Finalmente,en un cuarto grupo, estaría la dedica-ción social (el trabajo debe considerar-se una aportación social), pero ademásde trabajar es conveniente reservar untiempo concreto a una entidad quereporte beneficios sociales o bien a laayuda directa a aquellos que nos nece-sitan. Hay que ir revisando periódica-mente si uno, o más, de estos cuatroapartados queda con poca o nula aten-ción. Aquellos que tienen capacidadpara desarrollar armónicamente estascuatro bases, pueden gozar del buenvivir y, aún sabiéndose limitados, con-tribuyen a la preparación de estenuevo mañana, con esperanza activa y

Hemos puesto el acentosobre la pobreza, y es horade empezar a ponerlo sobre

la opulencia... La mejorforma de conseguir un

mundo mejor es acabar conel crecimiento sin límites de

Occidente.

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con la confianza de poder entregaruna sociedad y un mundo mejores alas nuevas generaciones, tal comosiempre ha sucedido a lo largo de lahistoria humana.

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CASTORIADIS, Cornelius: Escritospolíticos. Antología, Madrid, Catarata,2005, 157 pp. El autor ofrece un pensa-miento emancipador. La antología es unareflexión ceñida a los temas más políticoscon intención de lograr la transformaciónsocial.

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GORZ, André: Capitalismo, socia-lismo, ecología, Madrid, HOAC, 1995,158 pp. Gorz plantea muchos interrogan-tes y ofrece pistas para encontrar salidas ala actual desorientación de la izquierda.Analiza el mercado, los servicios y, espe-

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GORZ, André: Crítica de la razónproductivista, Madrid, Catarata, 2008,143 pp. Contiene algunas de las obras másrepresentativas de André Gorz, siempre enla línea crítica respecto al crecimiento y laacumulación.

GRAY, John: Contra el progreso yotras ilusiones, Barcelona, Paidós,2006, 189 pp. Aportación crítica sobre lasbondades del progreso. Una segunda parteestá dedicada a la guerra, el terrorismo e Irak.

HAMILTON, Clive: El fetiche delcrecimiento, Pamplona, Laetoli, 2006,254 pp. Es un libro de divulgación, peroriguroso en sus planteamientos, sobre elcrecimiento y el bienestar. En los diferen-tes capítulos trata sobre los grandes retosde la sociedad de principios del siglo XXI:identidad, progreso, política, trabajo ymedio ambiente. Da pautas sobre la socie-dad del post-crecimiento.

HOLLOWAY, John: Cambiar elmundo sin tomar el poder, BuenosAires, El Viejo Topo, 2002, 308 pp.Reflexión sobre el fracaso de muchas revo-luciones que no han logrado cambiar lassociedades. La imposibilidad de no podertomar el poder, por ser algo que ningunapersona o institución pueda poseer, obliga acambiar el mismo concepto de revolución.

LATOUCHE, Serge: La apuesta porel decrecimiento, Barcelona, Icaria,2008, 277 pp. El autor ha resumido eneste libro los diferentes aspectos del decre-cimiento que ha publicado en diversosestudios anteriores. Es una obra muy ade-cuada para los que quieran iniciarse en elconocimiento del tema. Incluye una abun-dante bibliografía y un vocabulario.

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LATOUCHE, Serge: Sobrevivir aldesarrollo, Barcelona, Icaria, 2007, 110pp. Es otro de los libros más populares deLatouche, conocido como el padre deldecrecimiento. Es una obra interesantepara quien desee hacer una primera apro-ximación a la crítica del desarrollo sin fin.

LINZ, Manfred; RIECHMANN,Jorge y SEMPERE, Joaquín: Vivir(bien) con menos, Barcelona, Icaria,2007, 119 pp. Dirigido al gran públicoque desea profundizar en el significado dela buena vida. Contiene reflexiones intere-santes sobre el crecimiento económico y eldesempleo y muchas ideas referentes a lacrisis ecosocial.

LUTTWAK, Edward: Turboca-pita-lismo. Quiénes ganan y quiénes pier-den en la globalización, Barcelona,Crítica, 2000, 359 pp. Análisis de los efec-tos de la desregulación, la privatización y elcambio tecnológico sobre la sociedad.

MARTÍNEZ ALIER, Joan y ROCAJUSMET, Jordi: Economía ecológica ypolítica ambiental, México, Fondo deCultura Económica, 2006, 499 pp. Susautores son investigadores y profesores deUniversidad y en este libro ofrecen unavisión completa, básica y profunda a lavez, sobre innovaciones para hacer frente alos problemas ambientales. Subrayan larelación entre política ambiental, economíay bienestar social. Obra dirigida a estu-diantes de economía, pero sin mayorescomplicaciones de comprensión para elpúblico profano.

MONTAGUT, Xavier y VIVAS,Esther: Supermercados, no gracias,Barcelona, Icaria, 2007, 191 pp. Analizacon profusión de datos la llamada distribu-

ción moderna (supermercados, hipermerca-dos y cadenas de descuentos) y el impactoque ha tenido en la agricultura, en el ordenlaboral, en los países empobrecidos, en elmedio ambiente y en los hábitos de consumo.

NAREDO, José Manuel: Raíceseconómicas del deterioro ecológico ysocial. Más allá de los dogmas,Madrid, Siglo XXI, 2007, 271 pp. Obrarigurosa en la que el autor critica la eco-nomía convencional y ofrece alternativasdesde la perspectiva de la economía ecoló-gica. Hay un interesante estudio de lasfinanzas como fuente de deterioro ecológi-co. En una segunda parte, se encuentranplanteamientos para explicar la persisten-cia de dogmas establecidos por la ideologíaeconómica dominante.

RIECHMANN, Jorge: Biomímesis.Ensayos sobre imitación de la naturale-za. Ecosocialismo y autocontención,Madrid, Catarata, 2006, 362 pp. Tratadocompleto para los que deseen profundizar enel concepto de biomímesis. Su condición deensayista y profesor de Filosofía Moral,además de reconocido poeta, facilita al autorla reflexión ética sobre los problemas deriva-dos del consumismo.

RIECHMANN, Jorge: Cuidar laT(t)ierra, Barcelona, Icaria, 2003, 623pp. Para interesados en las políticas agra-rias y en la alimentación. Profundiza en laagricultura industrial y sus impactosecológicos. Propone cultivar sin agrotóxi-cos para llegar a una seguridad alimenta-ria. Dedica una parte del estudio a la con-troversia sobre los rendimientos y analizala ganadería, el empleo, etc., y terminareflexionando sobre la necesidad de dirigir-nos hacia una agroética.

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STIGLITZ, Joseph: El malestar en laglobalización, Madrid, Taurus, 2002,314 pp. Obra dirigida a los que quieranprofundizar en el conocimiento de la glo-balización. Trata aspectos generales, perotambién dedica capítulos específicos a Asiay Rusia y a las transformaciones quedebería emprender el FMI.

TOLSTOI, León: Sobre el poder y lavida buena, Madrid, Catarata, 1999,158 pp Las obras completas de Tolstoisuman un total de noventa volúmenes, delos cuales dos terceras partes correspondena escritos que no son de literatura de fic-ción, que es lo que le dio fama mundial.Este libro ofrece una antología de escritos,cartas y reflexiones muy interesantes deuno de los padres de la "noviolencia".

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www.decrescitafelice.it Decrecimiento. Italiano

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