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Dr. Fernando Alfonso Rivas Mira...Dr. Ugo Pipitone / CIDE Dr. José Luis Auala Espino ( ) UMAM /...

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Dr. Fernando Alfonso Rivas MiraCoordinador de la revista

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Indonesia

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Universidad de Colima

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Portes, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico,es una publicación semestral de difusión e investigación científicadel Centro Universitario de Estudios e Investigaciones sobre laCuenca del Pacífico y del Centro de Estudios de APEC de laUniversidad de Colima. Su precio de suscripción anual es de $100(cien pesos 00/100 M.N.) o de $60 (sesenta pesos 00/100 M.N.)$10 dls. (USA) el ejemplar, más gastos de envío (en su caso). ElCUEICP y el CE-APEC autorizan la reproducción parcial o total delos materiales presentados aquí, siempre y cuando se dé crédito alautor y a la revista, sin fines de lucro. Las ideas expresadas en losartículos e investigaciones son responsabilidad de los autores yno reflejan el punto de vista del CUEICP, CE-APEC o de laUniversidad de Colima.

ISSN 1870 - 6800

Dirección General de Publicacionesde la Universidad de Colima

Edición: Jaime Sánchez Carmen MillányEditora responsable: Gloria González

Centro de Estudios APECAv. Gonzalo de Sandoval 444

Col. , Colima, MéxicoLas Ví[email protected]

Comité editorial nacional

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/ Centro de Investigación yDr. Alejandro Villagoméz A.Docencia Económica, CIDEProfr. Omar Martínez Legorreta / Universidad de ColimaCUEICPDr. Ernesto Henry Turner Barragán / UAM-AzcapotzalcoDepartamento de EconomíaDra. Marisela Connelly / El Colegio de México-Centro deEstudios de Asia y ÁfricaDr. Ugo Pipitone / CIDEDr. José Luis Auala Espino ( )UMAM / Facultad de Economía

Cuerpo de árbitros

Dra. Genevieve Marchini W. / Universidad de Guadalajara-Departamento de Estudios Internacionales. Especializada enEconomía Financiera en la región del Asia PacíficoDr. Ignacio Llamas Huitrón / UAM-Iztapalapa,Departamento de EconomíaMtro. Oscar Fernando Constantino / El Colegio de México,Centro de Estudios Económicos. Especializado en EconomíaAplicadaDr. Carlos Gómez Chiñas / UAM-Azcapotzalco. Especializadaen Comercio InternacionalDr. Ricardo Buzo de la Peña / UAM-Azcapotzalco.Especializado en Economía InternacionalMtro. Alfonso Mercado García / El Colegio de México y ElColegio de la Frontera Norte. Especializado en EconomíaIndustrial e Industria MaquiladoraDr. Fernando Alfonso Rivas Mira / Universidad de Colima.Especializado en Propiedad Intelectual; Turismo Internacional yDesarrollo Regional en el Marco de la Cuenca del PacíficoMtro. Alfredo Román Zavala / El Colegio de México.Especializado en Estudios sobre el Japón y AustraliaMtro. Saúl Martínez González / Universidad de Colima.Especializado en Economía AgrícolaDra. Susana Aurelia Preciado Jiménez / Universidad deColimaMtro. Héctor Segura Ramos / Universidad de Colima.Especialista en Economía Financiera y Economía InternacionalDr. Roberto Escalante Semerena / UNAM-Facultad deEconomía. Especializado en Economía Agrícola

/ El Colegio de México.Dr. Antonio Yunes NaudeEspecializado en Economía AgricolaMtra. Melba Eugenia Falck Reyes / Universidad deGuadalajara-Departamento de Estudios del Pacífico.Especializada en Economía JaponesaDr. Fernando Antonio Noriega Ureña / UNAM-Facultad deEconomía. Especializado en Teoría EconómicaMtro. Mario Durán Saldivar / IPN-Escuela de Economía.Especializado en Economía Industrial.Dr. Alejandro Álvarez Béjar / UNAM-Facultad de Economía.Especializado en Economía Internacional y en la región de laCuenca del PacíficoDra. Kirstein Appendini / El Colegio de México.Especializada en Economía AgrícolaDr. Carlos Muñoz Izquierdo / Universidad Iberoamericana.Especializado en Economía de la Educación

Edición especial sobre ColimaInvierno 2007-Primavera 2008 · Colima, México

Revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico

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La economía colimense de la década de loscincuenta a los ochenta

José Luis Villa Aguijosa*

José Ernesto Rangel Delgado**

Resumen. El desarrollo de la economía colimense desde la década delos cincuenta hasta los ochenta se caracterizó por tres etapas, las que estándiferenciadas por ciertos rasgos estructurales, dados por el rol que jueganlos sectores económicos a partir del comportamiento de algunos indicadoresbásicos de las actividades económicas, como la portuaria, la agroindustrial,el turismo, la minería y la industria, así como por las estrategias económi-cas que se propusieron durante esos años.

En los años cincuenta y sesenta, la economía de Colima adquirió dosrasgos fundamentales que trascenderían hasta la década de los setenta: lasupremacía en la participación del sector agropecuario en el producto esta-tal bruto, dado especialmente con el impulso de la agroindustria y el fomen-to de la actividad minera, convirtiéndose en la base del desarrollo económi-co de Colima.

La segunda etapa se presenta en la década de los años setenta y secaracteriza por la dinámica que adquiere el sector industrial por encima delos otros sectores que crecen a una tasa más lenta, además se caracterizapor una reducción de la tasa de crecimiento del producto estatal. Los rasgoscaracterísticos del desarrollo económico de Colima durante estos años son:estancamiento de la actividad agropecuaria, del comercio y servicios; el cre-cimiento de la actividad industrial, la urbanización y la concentración eco-

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*Profesor de tiempo completo de la Facultad de Economía, con especialidad en Economía y FinanzasRegionales. [email protected]

**Director del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones sobre la Cuenca del Pacífico y PTC dela Facultad de Economía. Universidad de Colima. [email protected]

PORTES, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico / Edición especial / Invierno 2007 / p.p 109-139

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nómica, así como por la creación de un nuevo perfil económico de los ochentaen el marco de la apertura comercial. La economía colimense presentabatambién una polarización regional de la actividad económica, un sistema decomunicaciones y transporte deficiente, un potencial turístico desaprove-chado, un crecimiento importante de la actividad industrial y la necesidadde ampliar el potencial del puerto de Manzanillo, y con ello sus expectativasen el Pacífico mexicano, y un importante crecimiento de un sector indus-trial altamente polarizado. Este panorama impactaría en el perfil del desa-rrollo de la entidad en la década siguiente.

El tercer momento que atraviesa la economía colimense y que se pre-senta en la década de los ochenta, se caracteriza por la puesta en marchade un modelo económico basado en la planificación que “diseña” un Colimaintegrado a la región Centro Occidente del país, en el marco de la aperturaeconómica, y con un potencial para sumarse a la dinámica económica de laregión de la Cuenca del Pacífico, fundamentalmente por el rol que se leasignó al puerto de Manzanillo.

Palabras clave: economía, año, historia.

Abstract. The economic development of Colima, from 50s to 80s decades,was characterized for three stages which are differentiated for some certainfeatures given by the roll that plays the economic sectors from the behaviourof some basic indicators of economic activities like port, agricultural, tourism,mining and industry, an for the economic strategy proposed during theseyears.

In the 50s and 60s years, the economic of Colima took two fundamentalcharacteristics which transcendent to the 70s decade: the supremacy in theparticipation in the agricultural sector in the gross state product, specialygiven with impulse of the industrialization agricultural, and the miningactivation, transforming in the base of economic development to Colima.

The second stage, is in the 70s decade, and is characterized by thedynamic that industrial stage takes above other sectors with more slowlygrowing tax, besides it is characterized for one reduction of the growth taxof the gross estate product.

The characteristics of economic development of Colima during theseyears are: standstill of the agricultural activity, trade and services, growth ofindustry, the urbanization and new economic profile, and makes the basesfrom the new economic profile of the 80s, in the context of the trade opening.The economy of Colima presented a regional polarization of the activities, adeficient communications and transports, a tourist potential misuse, animportant growing of the industrial activities, and the necessity to expandthe potential of the Manzanillo port and their big expectatives in the Mexican

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pacific, and an important growing of an industrial sector highly polarized.This panorama impacted in the profile of the development of Colima in thenext decade.

The third moment which crosses the economic of Colima, and is presentedin the decade of the 80s, is characterized by the beginning of an economicmodel based in the planning which “designs” an integrated Colima to thecenter-occident of the country, in the context of the trade opening, and witha potential for to join to the economic dynamic to the “Valley of the Pacific”fundamentally for the roll which was given to the Manzanillo port.

Key words: Economy, year, history

IntroducciónHacer una breve reflexión sobre la economía colimense desde el punto

de vista económico durante este periodo, es el inicio de una búsqueda poridentificar las etapas fundamentales por las que ha pasado y que han dadoforma a su estructura actual.

Para lograr una elemental aproximación, intentamos identificar los ras-gos esenciales de la economía colimense durante estos años, a partir delcomportamiento de algunos indicadores básicos de los sectores económicos,de la preponderancia y el rol de ciertas actividades como la portuaria, laagroindustria, el turismo, la minería y la industria, y de ciertas apreciacio-nes de las estrategias económicas, para lo cual nos apoyamos en algunosestudios y diagnósticos sobre la economía de Colima realizados en esosaños.

El desarrollo de la economía colimense de los años que comprenden lasdécadas de los cincuenta hasta los ochenta, se caracterizaron por tres eta-pas que van, de una de despegue, a la luz de las líneas marcadas por eldesarrollo estabilizador por el que atraviesa nuestro país, y que permite aColima un crecimiento económico basado en su potencial agropecuario, auna segunda etapa en la década de los setenta, en que crece el sector in-dustrial a la par que enfrentan una recesión los sectores primario y tercia-rio, para dar paso a un tercer momento en el que a la luz de un modeloeconómico diseñado en el marco de un esfuerzo planificador, se “diseña” unColima integrado a la región Centro Occidente del país, en el marco de laapertura económica, y con un potencial para sumarse a la dinámica econó-mica de la región de la Cuenca del Pacífico, fundamentalmente por el rolque se le asignó al puerto de Manzanillo.

La economía colimense de la década de los cincuenta a los ochenta

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Las décadas de los cincuenta y sesenta.Fase del crecimiento económico

La economía de Colima durante este periodo adquirió dos rasgos funda-mentales que trascenderían hasta la década de los setenta, años en los queentra en crisis el modelo a nivel nacional, en la sustitución de importacio-nes: la participación del sector agropecuario con el impulso de laagroindustria y el fomento de la actividad minera. En los años cincuentaaparecía el momento de una reestructuración en las relaciones económicasde la entidad, perfilándose plenamente hacia formas de producción basa-das en el sector agropecuario.

Era evidente que la entidad se incorporaba —quizá como nunca antes—a la dinámica de la economía nacional y a las estrategias de un modelonacional en el que jugaba un rol importante en la exportación de productosagropecuarios y materias primas, y en el abastecimiento de dichos produc-tos al mercado regional. La producción agropecuaria —y en particular laagroindustrial— la industria y el puerto de Manzanillo, jugarían un papelimportante en este rol en los años cincuenta y sesenta, que además signifi-caría la base de la definición de su perfil productivo para el resto del sigloXX.

Esta transformación presentó, en mucho, las mismas tendencias que sedieron a nivel nacional al transitar de una estructura económica sectorial yregional más o menos homogénea, debido al predominio de las actividadesdel sector agropecuario hacia una economía diversificada y polarizada, conun sector capitalista agroindustrial basado en el trabajo asalariado, y otrode subsistencia —al mismo tiempo— con un proceso de industrializacióncaracterizado por el predominio de grandes empresas de la minería y laelectricidad, y un importante número de micro industrias de la rama dealimentos. En este proceso emergían también la actividad portuaria y elturismo. Al respecto nos dice Pablo Serrano: “El proyecto regional guberna-mental y de la burguesía agraria era introducir a Colima en un proceso deindustrialización ampliada, donde todos los sectores de la economía partici-paran para el desarrollo regional pleno, de acuerdo con las pautas que seseguían en el nivel nacional, sobre todo, desde el alemanismo y elruizcortinismo”… “Los gobiernos de González Lugo y Chávez Carrillo desa-rrollaron una política económica tendiente a crear las bases desde donde laagroindustria, el comercio y los servicios, y la industrialización manufactu-rera, extractiva y de transformación, pudieran actuar para reproducir elcapital y lograr el tan ansiado desarrollo regional” (Serrano: 1997).

Este proceso agroindustrializador se vio afectado de manera notable porel ciclón de 1959 que golpeó de manera drástica a toda la economía

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colimense, dañando la infraestructura productiva, las telecomunicaciones yel transporte; deteriorando la producción agropecuaria, poniendo así enjaque el proyecto industrializador emprendido. Sin embargo, si bien el ci-clón generó grandes daños, también es cierto que permitió una aceleradaafluencia de recursos públicos y el incentivo de la inversión privada para lareconstrucción, lo que hizo menos severa la recesión económica de la enti-dad en los años setenta. “Ante la disminución de los ingresos estatales, elgobierno federal tuvo que hacerse cargo de la situación económica, puessolo así la reconstrucción fue una realidad en casi dos años, recuperándosela economía, el territorio y lográndose el despegue del desarrollo colimense,por el que se había trabajado una década” (Serrano: 1997).

Colima se perfilaba aparentemente hacia una economía basada en laindustria, pero tal parece que el proceso de industrialización respondió mása un papel de proveedor de materias primas agropecuarias y derivados de laminería, que a un proyecto industrializador del estado; es decir, que elcrecimiento industrial de los setenta fue un efecto de desarrollo agropecuarioy minero, más que un objetivo de desarrollo económico para convertir alestado en una entidad industrial. Por ello echaremos un vistazo a las condi-ciones en las que se desenvolvieron la producción agropecuaria, la indus-tria, el comercio exterior y la actividad portuaria.

A inicio de los años cincuenta el sector agropecuario se convertiría asíen la base del desarrollo colimense por su potencial y características para eldesarrollo agroindustrial. “La copra, el maíz, el plátano roatán, el café, lacaña de azúcar, el frijol, el arroz, el ajonjolí, el algodón y el limón, fueron losprincipales productos desarrollados en la entidad hasta 1955, cuando susniveles de producción hicieron catalogar a Colima como una región surtido-ra y abastecedora, sólo rebasada por el Bajío. En el sexenio de GonzálezLugo la superficie cultivada pasó de 25 000 hectáreas en 1949 a 71 057 en1955, con valores de la producción que fueron de 25 millones en 1949 a 119millones 922 mil pesos… Serrano nos dice que esto ponía en evidencia elproceso de modernización de la agricultura, siendo el valle de Tecomán elemporio agroindustrial.

Este proyecto agroindustrial requería para su funcionamiento, la am-pliación de la frontera agrícola, para lo cual se tuvieron que dar garantíasnecesarias a los inversionistas y al mismo tiempo evitar, y en su caso ate-nuar, los conflictos sociales derivados de las formas de propiedad en el mar-co de una economía, en la cual el sector social de la agricultura —represen-tada por el ejido y los pequeños propietarios— no se confrontaran con losgrandes agroproductores. Esto, según afirmaba Alejandro Angulo, implicóla formación durante 1940 a 1958, de una nueva burguesía agraria “…bajoel ropaje de pequeños propietarios…” que contaría con las mejores tierras y

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en las zonas de toda la franja costera del estado destinadas a la producciónde alta rentabilidad, y destinadas al mercado externo, obteniendo ademásimportantes apoyos para la creación de infraestructura, créditos, fertilizan-tes, maquinaria… lo que permitió que las actividades agropecuarias en Colimafueran las más dinámicas. Este proceso generó —al igual que a nivel nacio-nal— por una parte, un sector agropecuario capitalista con un importantedesarrollo tecnológico y de productos destinados a los grandes mercados, ypor otra, un sector ejidal (en su mayoría temporalero y poco tecnificado)destinado a la producción de subsistencia y al abastecimiento del mercadolocal.

Por su parte, la ampliación de la industria —como dijimos antes— alamparo de las actividades agropecuarias y mineras desde los años cincuen-ta, se expresaría en la ejecución de proyectos a inicios de la década de lossesenta: “De esta manera, como señala Serrano, se instalan empresas comoCementos de Colima en 1954; Compañía Cerillera de Colima, Ladrillera deColima y Alimentos Avícolas de Colima en 1955; empresas de aceites, gra-sas y jabones en Manzanillo, Tecomán y Colima, entre 1958 y 1959; elConsorcio Minero Peña Colorada, Las Encinas y la estación de Alzada, laCompañía Minera Colimán, la Compañía Druco, todas ellas en la explota-ción minera y siderúrgica, a finales de los años sesenta y principios de lossetenta. En 1956 y 1957 ya se realizaban exploraciones mineras en Minatitlánpor la compañía Minera del Norte, el Ingenio Quesería crecesignificativamente a partir de 1962, desplazando al Ingenio San Rafael (Se-rrano: 1997), entre otras más; y ya desde ese entonces se vislumbraba aManzanillo como un puerto empacador de atún, proyecto que se retomaríaen la década de los ochenta. Evidentemente, este proceso de industrializa-ción impulsó por una parte la industria de la construcción y el comercioexterior y al movimiento portuario.

Las exportaciones colimenses provenían principalmente del sectoragropecuario, de esta manera, los principales productos de exportación eimportación en la década los cincuenta eran: maíz, ajonjolí, plátano, coco,algodón, coquito de aceite, frijol, madera, ganado, azúcar, alcohol, arroz,entre otros más (Serrano: 1997), y para 1960 el puerto tuvo una infraes-tructura casi completa que le permitió convertirse en un polo fundamentaldel desarrollo comercial.

En lo que respecta al comercio exterior y al papel que desarrolló el puer-to de Manzanillo, así como los rasgos que caracterizaron este periodo fue-ron: las exportaciones colimenses provenían principalmente del sectoragropecuario, el movimiento portuario respondía esencialmente a las nece-sidades de exportación e importación de los aparatos productivos de losestados del Centro Occidente del país, y especialmente de Guadalajara; ya

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se visualizaba desde finales de los cuarenta y principios de los cincuentael potencial turístico de la entidad. No obstante, el movimiento portuarioempezó a tener dificultades operativas a finales del periodo. Al respecto,Bolio y Ramírez señalan que las condiciones de la posguerra y el fomentode las exportaciones mexicanas, reactivaron el movimiento portuario na-cional. Así, el comercio de materias primas para la industria y algunasmanufacturas —realizado con la costa oeste de los Estados Unidos a travésde Manzanillo—, reafirmó el papel del puerto como enlace exterior para lazona de influencia de Guadalajara, de la cual provino la mayor parte de losproductos exportados en esa época: melaza, azúcar, cereales y manufactu-ras de cuero (Villa: 1992).

Una característica más de este periodo es que ya se visualizaba el poten-cial turístico de la entidad desde finales de los cuarenta y principios de loscincuenta en el que se veía a Manzanillo, Colima y Cuyutlán, como los cen-tros donde deberían desarrollarse los futuros proyectos turísticos. Para locual, en 1956 se promovieron acciones de fomento, tales como… “ligar porvía aérea a Manzanillo y Colima con vuelos provenientes de la ciudad deMéxico, Uruapan y Acapulco.” Para 1961 se incrementó la capacidad hotele-ra permitiendo convertir —en 18 años— a la actividad turística en una acti-vidad redituable y con potencialidades para el modelo de desarrollo econó-mico regional, adoptado en los cincuenta…” (Serrano: 1997).

A finales de los cuarenta el puerto presentaba altos costos, deficienciasen los mecanismos de operación y congestionamiento de mercancías; situa-ción, que aunada a las deficiencias en la operación de los ferrocarriles, obli-gaba a las embarcaciones a preferir el puerto de Acapulco para mover susproductos. Ello, debido a ineficiencias en la operación del ferrocarril, asícomo por las condiciones de la carretera Manzanillo-Colima-Jiquilpan, se-gún nos relata Pablo Serrano (Serrano: 1997).

Como resultado de las deficiencias y de infraestructura, entre otros fac-tores internacionales que mencionaremos, años después el movimiento por-tuario se redujo, seguramente porque en los setenta el “modelo de sustitu-ción de importaciones” presentó los primeros síntomas de agotamiento comoresultado de la reconstrucción de los países beligerantes, que redujeron sudemanda de materias primas y alimentos, al recuperar su capacidad pro-ductiva, así como también a los cambios tecnológicos en la producción de lospaíses desarrollados, quienes sustituyeron las materias primas de origenprimario, por los llamados entonces “materiales sintéticos”; asimismo, por ellado de los alimentos, se logró la generación de excedentes y su industriali-zación, desplazando así las exportaciones de granos, sobre todo, de los paí-ses subdesarrollados. Al respecto nos dicen Bolio y Ramírez que el puertode Manzanillo padeció una reducción en el movimiento de carga de 1960 a

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1970. En esos años, “…comenzó a evidenciarse el agotamiento del modelode sustitución de importaciones en que se basaba nuestro crecimiento eco-nómico, lo cual, aunado a la recuperación y posterior expansión de la eco-nomía norteamericana, determinaron la modificación en las pautas del co-mercio exterior que afectaron de una manera contundente las operacionesdel puerto de Manzanillo” (Bolio y Ramírez: 1994).

La nueva fisonomía de la economía colimense quedaría en evidenciadesde 1960, cuando vemos los cambios en la estructura de la poblacióneconómicamente activa (PEA), y la participación de los sectores en el pro-ducto interno bruto (PIB) estatal. Serrano nos muestra, que mientras la PEAdel sector primario representaba el 59.15% del total, producía el 42.5% delPIB; el sector secundario por su parte representaba el 14.52% de la PEA,pero producía 14.5%, y el sector terciario con una PEA que representaba el26.33%, aportaba el 43% del PIB. Bajo esta óptica era evidente que los sec-tores que se iban fortaleciendo eran el primario y secundario en el marcodel impulso de un sector terciario como soporte de este proceso dirigido,como hemos indicado, al desarrollo de la agroindustria y de la minería, peroque se expresaría en una etapa recesiva para el sector agropecuario colimenseen los años setenta.

Los setenta. Recesión con crecimiento industrialLa economía colimense mantuvo en la década de los sesenta importan-

tes niveles de crecimiento económico, pero presentó una situación recesivaen la década de los setenta como resultado —como se dijo antes— de lascrisis de la “revolución verde” y del “modelo de sustitución de importacio-nes”. No obstante, la industria presenta un dinamismo mayor que el restode la actividad económica.

Los rasgos característicos del desarrollo económico de Colima duranteestos años son: estancamiento de la actividad agropecuaria, freno al creci-miento de comercio y servicios, crecimiento de la actividad industrial, urba-nización y concentración económica, y la creación de las bases para el nue-vo perfil económico de los ochenta, en el marco de la apertura comercial.

Hacia la década de los setenta los obstáculos al desarrollo económico dela entidad se expresaban con la presencia de una polarización regional dela actividad económica, un sistema de comunicaciones y transporte defi-ciente, un potencial turístico desaprovechado, un crecimiento importantede la actividad industrial, y una reconsideración de amplio potencial delpuerto de Manzanillo y sus grandes expectativas en el Pacífico mexicano, yun importante crecimiento de un sector industrial altamente polarizado.

Parece también haber evidencias de que fue en los años setenta que secareció de una visión institucional integral, pero también privada sobre el

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desarrollo de la entidad para identificar y aprovechar el potencial económi-co que poseía la entidad, y que sería ampliamente aprovechado posterior-mente en la década de los ochenta con el Plan Colima. Ese potencial secentraba fundamentalmente en el rol estratégico del puerto de Manzanillo,los recursos naturales, culturales e históricos para el desarrollo del sectoragropecuario y el turismo; la posibilidad de modernizar la infraestructurade comunicaciones y transportes, todo ello tendiente a redinamizar la eco-nomía local y convertir a Colima en un polo de desarrollo del Centro Occi-dente del país

El descenso en la actividad económica en los setenta se debió básica-mente a la caída de la producción y productividad del sector primario y de laagroindustria; esta caída se vio contrarestada por un crecimiento del sectorsecundario que tuvo una dinámica más importante durante esos años. Elsector primario cayó, de una tasa de crecimiento en los sesenta de 6% pro-medio anual a 4.9% en los setenta, y el sector terciario pasó en el mismolapso de 8.9 a 6.4%. “…el sector secundario registró una tasa ascendente alpasar de 7.4% a 9.7%. Estas tendencias propiciaron que se redujera la tasade desarrollo de 3.5% a 2.8%” (Plan Colima: 1983).

Era evidente, pese a los esfuerzos realizados en los periodos anteriores,que los rezagos en el sector terciario, que sirvió en su momento como apoyoal resto de los sectores económicos al primario e industrial, incidirían en losaños setenta en la reducción de la tasa de crecimiento económico del esta-do.

No obstante la recesión que presentaba la economía colimense, todoparecía indicar ante este panorama, que las tendencias económicas marca-ban que Colima se transformaba de una economía sustentada en el desa-rrollo rural y agropecuario a una urbanizada e industrial. Pero no era deltodo así, si bien Colima logra un avance en la industria, no significaba queemprendiera un proceso de industrialización como rasgo esencial de sudesarrollo; es decir, que el hecho de que en los setenta el sector agropecuariose viera menguado en su crecimiento y fuera el sector industrial el quetuviera las tasas de crecimiento más altas, no significaba desde nuestropunto de vista, que hubiera un proyecto industrializador para Colima, o quese pensara en un perfil económico para la entidad basada en la industria,sino que a la luz de su perfil de desarrollo fundamentado en la producciónagropecuaria, la industria pudo crecer en estos años. En otras palabras,ante la recesión de los sectores primario y terciario, las actividades indus-triales fueron —probablemente— atractivos campos para la inversión.

La agricultura —en particular— se enfrentó a una desaceleración delritmo de crecimiento de la economía de una tasa de 5.5% en la década delos sesenta a 4.5%, promedio anual en los setenta. Entre las dificultades

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que presentó la actividad destacan la reducción de la superficie de cultivoscíclicos, los cambios en el patrón de cultivos al sustituirse tierras dedicadasa la producción de cereales por cultivos perennes y a la insuficiencia de losapoyos institucionales en materia de inversión, financiamiento y precios,estos últimos controlados en buena medida por el intervencionismo estataly por un mercado nacional cerrado al exterior (Plan Colima: 1983).

En este contexto, la agricultura colimense no presentaba condicionesfavorables para garantizar la rentabilidad de los cultivos básicos, provocan-do el abandono del modelo orientado a la producción de alimentos básicospara abastecer al mercado interno, buscando sustituirlos por otros de ma-yor rentabilidad. El problema central de la baja productividad de la activi-dad agrícola se derivó fundamentalmente de la carencia de tecnologías, lafalta de modernización en los procesos de producción, distribución ycomercialización, así como por el predominio de técnicas de produccióntradicionales.1

Muchos de estos desequilibrios en los sistemas de producción estabanasociados a problemas de organización entre los productores, los que enbuena medida eran reflejo de la crisis de los sistemas corporativistas quevenían operando años atrás. Problemas de tenencia por propiedad o pose-sión de la tierra, “…la indefinición de linderos, los fenómenos de rentismo,la impresión de límites y deslindes, la presencia de inconformidades agra-rias, la insuficiente organización campesina, un catastro rural desactualizado,y el rezago en la regularización de las tierras urbanas y rurales” (Plan Colima:1983), así como por el debilitamiento y mala orientación de los apoyos gu-bernamentales.

Otro de los ámbitos que también enfrentaron situaciones difíciles y queprovocaron una caída en la actividad agropecuaria, fue la relativa a la pro-ducción pecuaria, que redujo también su ritmo de expansión de 7.6% a 6%en el periodo de referencia. Esta situación recesiva se debió fundamental-mente, se argumentaba entonces, a “…causas relacionadas con la persis-tencia de una ganadería bovina extensiva propiamente de subsistencia, debaja calidad genética y con salud precaria por inadecuadas prácticas depastos y alimentación forrajera inapropiada. La ganadería extensiva se sus-tentó en formas de explotación no tecnificadas, ya que existía un deficientemanejo de los pastizales naturales y artificiales, además de que no se conta-ban con los hornos forrajeros y silos para pastura en época de estiaje” (PlanColima: 1983).

La ganadería se enfocó esencialmente a la producción de ganado bovi-no, perdiendo de vista el potencial que representaba la ganadería de ovinosy caprinos, la cual era escasa, aún, como se decía, cuando existían condicio-nes naturales para su desarrollo. Se mencionaba que la “…porcicultura y la

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avicultura se realizaban en pequeñas granjas con deficiente tecnología,practicándose en mayor parte como actividad doméstica para el autoconsumodel medio rural. Los bienes producidos por la ganadería eran insuficientespara cubrir la demanda creciente de alimentos de origen animal, problemaque se evidencia en la falta de leche, carne de puerco, etcétera” (Plan Colima:1983).

Un aspecto adicional que generó la caída del sector agropecuario, fue laemigración de manera importante de población rural, principalmente hacialos Estados Unidos y otras ciudades del país. Esto es especialmente impor-tante debido que el sector primario absorbía las dos terceras partes de lamano de obra,2 de tal manera que la emigración tuvo repercusiones impor-tantes en las estructuras familiares rurales, pues muchas localidades rura-les se iban convirtiendo en poblaciones de niños, mujeres y viejos, ya quelos jóvenes habían tomado la determinación de buscar en otros lugaresmejores opciones de ingresos. Paralelamente, Colima atraía mano de obrade otras entidades de la región, ya que en sus lugares de origen padecíanun menor nivel de vida.

Paradójicamente, durante estos años de la década de los setenta —consu carácter recesivo— la agricultura especializada en la producción de pe-rennes permitió abastecer de estos productos al mercado nacional e inter-nacional y contribuir a la obtención de las divisas que requería el país, deconformidad con el modelo de sustitución de importaciones, generó tam-bién un importante número de empleos a trabajadores del campo queinmigraban de estados como Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Jalisco (princi-palmente), para emplearse como jornaleros (Plan Colima: 1983).

En ese sentido, a finales de los años setenta —como se indica en el PlanColima— el sector rural del estado de Colima estaba integrado por setecien-tos ocho localidades donde habitaban poco más del 25% de la población;sus condiciones de vida dependían básicamente de las actividades prima-rias, mismas que no tuvieron un desarrollo de acuerdo a la disponibilidadde recursos, lo que provocó flujos migratorios hacia los centros más impor-tantes del estado, así como a otras actividades económicas, en busca demejores niveles de ingresos y bienestar (Plan Colima: 1983).

Por otra parte, otra actividad del sector primario que se vio rezagada fuela silvicultura, no obstante que Colima tenía un importante potencial fores-tal. La explotación de los recursos madereros se vio frenada por la existenciade una veda de especies maderables que se inició en 1951 y terminó en1978 (Plan Colima: 1983), y que provocó durante varios años —posterioresal levantamiento de la veda— el abandono de las zonas de explotación, elretiro de la maquinaria en los aserraderos y el retiro de capitales; pero

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PORTES, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

también es cierto que los bosques colimenses se enfrentaban a serios pro-blemas de sobreexplotación y a la irracionalidad de su aprovechamiento.

La pesca, por su parte —pese al gran potencial marítimo del estado—era una actividad básicamente artesanal que no tenía un papel preponde-rante en la actividad económica; no obstante, se contaba con el puerto y suproximidad a las zonas de captura que podrían ser aprovechadas para esosfines. En el Plan Colima se explica…“En cuanto se refiere a las actividadespesqueras, los recursos en aguas marinas e interiores son subexplotados,por la carencia de una infraestructura adecuada para la operación portua-ria, la reducida flota y la escasa capacidad de la misma, la falta de capacita-ción y organización de los pescadores y la ausencia de programas de inves-tigación acuícola.”

Era clara la recesión del sector agropecuario, por ello, desde la óptica delos sectores productivos y gubernamentales, se pensaba que Colima vivíauna transformación —se decía— caracterizada por un desequilibrio secto-rial. Así por ejemplo, a principios de los ochenta, se sostenía que Colimaenfrentaba profundos desequilibrios sectoriales, debido a que la participa-ción del sector primario en el PIB tendía a reducirse, en contraposición deuna mayor participación de los sectores secundarios y terciarios.

No obstante que el 75 por ciento de la población de la entidad vivía enlocalidades mayores a 2 500 habitantes (por ello eran consideradas urba-nas), en términos socioeconómicos Colima tenía en los sesenta y setentaaún predominantes rasgos rurales, tal era el caso por ejemplo de Tecomán,que pese a la riqueza generada y al tamaño de su población en esos años,presentaba rasgos socioculturales eminentemente rurales.

Desde el punto de vista regional, Colima presentaba una alta concen-tración de la actividad económica en los municipios de Colima, Manzanilloy Tecomán, que contaban con más de las dos terceras partes de la pobla-ción económicamente activa, y la mayor parte de la infraestructura econó-mica —más de la mitad de la superficie de riego—, así como las cuatroquintas partes de la industria de la transformación y las principales activi-dades de servicios” (Plan Colima: 1983), mientras que con una decrecientedinámica se encontraban los municipios de Ixtlahuacán y en mucho me-nor medida Minatitlán,3 este último gracias a la actividad minera que ge-neraba un importante nivel de ingreso y consumo en el municipio.

En el marco del desarrollo de la entidad, las comunicaciones y el trans-porte jugarían un rol importante en el desarrollo económico. Antes de lossesenta Colima permanecía en un relativo aislamiento respecto al resto delpaís, y esto se debía al rezago en su sistema de comunicaciones y transpor-tes, pues su vinculación con los centros económicos más dinámicos de la

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región: Guadalajara y Morelia, estaba limitada por un sistema carretero yferroviario anticuado, que en términos económicos no facilitaba el flujo delos factores de la producción y con ello, el movimiento tanto de productoscomo de personas, provocando altos costos de producción. Colima se encon-traba —como señalamos— en un relativo aislamiento con el Centro Occi-dente del país, a no ser por el mercado de productos agroindustriales y losderivados de la actividad minera, es que Colima distribuía con el resto delpaís y del extranjero, la adquisición de bienes de consumo duradero de losestados del Centro Occidente del país.

Esta situación limitaba en buena medida la movilización de los produc-tos colimenses en el país y en particular en la región Centro Occidente y seenfrentaba a un problema importante desde el punto de vista de su integra-ción económica, pues persistía un inadecuado y poco moderno sistema deacopio, almacenamiento, transporte y distribución que impactaba en altoscostos, tanto de operación como de precios (Plan Colima: 1983). Fue hastafinales de los años setenta que se contemplan proyectos para mejorar yampliar el puerto de Manzanillo, rehabilitar el ferrocarril, construir la carre-tera de cuatro carriles a Guadalajara y el nuevo aeropuerto de Manzanillo.Es evidente que Colima recibiría recursos importantes, incluso después dela devaluación de 1976, como resultado de un apoyo dado a la primeramujer gobernadora del país4 y por otro, de contar con un colimense en laSecretaría de Programación y Presupuesto, y posteriormente presidente dela República.5

Esa situación de las comunicaciones y transporte había impedido tam-bién que Colima pudiera impulsar su actividad turística. En ese entoncesse visualizaba ya al estado, pero particularmente Manzanillo, como poten-cial para la atracción del turismo extranjero y nacional proveniente delBajío —particularmente de Jalisco— para lo cual se identificaron tres zo-nas turísticas claramente definidas y prioritarias a impulsar: “…Manzanillo,cuya influencia llega hasta la zona poniente; la ciudad de Colima constitu-ye la segunda zona que abarca las poblaciones de Coquimatlán, Villa deÁlvarez, Cómala y Cuauhtémoc; la tercera zona va desde la población cos-tera de Cuyutlán, hasta llegar a Boca de Apiza” (Plan Colima: 1983).Cuyutlán, que tradicionalmente había sido un sitio de turismo social, es-taba considerado como una zona turística susceptible de atraer turismonacional y extranjero, incorporándole la infraestructura necesaria. En elPlan Colima se destaca esta idea al señalar que: “Además de las poblacio-nes del interior de la entidad, Cuyutlán es un punto de potencial turísticopor su ubicación cercana a las localidades más importantes del estado, ytambién lo son las playas de Boca de Pascuales, Tecuanillo y El Paraíso,que carecen de infraestructura para brindar atenciones al turista.” Había

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PORTES, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

además dos centros turísticos —considerados entonces— como de turismosocial también: “Las Marías” y “Carrizalillos”. Por su parte, la zona conurbadaManzanillo-Barra de Navidad cobraba un papel importante en la décadade los setenta al pensarse como un corredor turístico.

A finales de los setenta Manzanillo concentraba la actividad turística deun total de 115 hoteles en el estado, concentrados principalmente en losmunicipios de Manzanillo, Colima y Armería. Del total, sólo uno se clasificacomo de cinco estrellas; cinco como de cuatro; 18 como de tres; 32 como dedos; y 22 como de una; además de 37 “no clasificados”. La inversión turísti-ca en Colima estaba encabezada por el Grupo Alfa Monterrey, y en apoyo alos proyectos turísticos se construyó el Aeropuerto Playa de Oro en los añossetenta.

El sector terciario, durante los años setenta, permaneció estancado de-bido en gran medida a un comercio local tradicional poco modernizado ycautivo, y con actividades de servicios como son los financieros y profesiona-les muy limitados y también tradicionales y poco modernos. La base delsector terciario era el comercio y los servicios locales, en el que la actividaddel puerto de Manzanillo no había tenido un crecimiento importante queimpulsara estas actividades locales. Las inversiones en el sector terciarioeran principalmente locales, poco dinámicas y con una baja demanda. Enlos años setenta, como resultado de la baja en la actividad comercial, espe-cialmente en las actividades de comunicaciones y transportes, el sector ter-ciario registra, al igual que el sector primario, un abatimiento de la tasa decrecimiento al pasar de 8.9% a 6.4%.”

En este sentido, el sector terciario, pese a que redujo su tasa de creci-miento en los años setenta, su participación en el producto interno brutoestatal pasó de 54% en 1970, al 56% en 1980, y en cuanto su participaciónen el empleo, pasó del 36% al 42%, respectivamente. Por otra parte, pese aque el sector industrial creció en esos años —en particular la actividad de latransformación compuesta principalmente de micro empresa—, presentauna crisis muy importante al caer su crecimiento durante 1970 y 1980(Lomelí: 1992).

Mientras la agricultura, así como la agroindustria pasaban de una etapade crecimiento en los años sesenta a una de estancamiento en los setenta,y la pesca permanecía sin una presencia importante al igual que la silvicul-tura y el turismo, la industria adquiría otra dinámica al crecer su participa-ción en el PIB estatal por arriba de los otros sectores económicos. “Duranteel periodo comprendido de 1960 a 1980, el sector industrial colimense mos-tró un importante crecimiento, pues el valor bruto de su producción en elperiodo 1970-1980, se incrementó a una tasa promedio anual de 9.7%,superior a la que reporta su similar nacional de 6.5% durante el mismo

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lapso.” El sector industrial se soportaba de las actividades extractivas y de laconstrucción. Basta destacar que en los años sesenta la tasa de crecimientodel sector había alcanzado apenas el 7.4%; es decir, 2.3 puntos menos queel obtenido en el decenio siguiente (Plan Colima: 1983).

Colima presentaba —como se mencionó anteriormente— no sólo unapolarización en su estructura regional, sino que también, desde el punto devista sectorial se observaba una polarización importante, y esto se expresa-ba en gran medida en la distribución espacial de la industria, pues de las892 industrias en el estado a finales de los setenta, el 3% estaban clasifica-das como grandes, 11% medianas y 86% pequeñas (Plan Colima: 1983).

El crecimiento industrial se dio con mayor fuerza en la industria extractivay en la construcción, que eran las que hacían la mayor aportación al PIB delsector. La actividad minera destacó por la producción de fierro y de pelet enlos metálicos,6 y en los no metálicos se producía piedra caliza, arena, grabay sal. En aquel entonces se reconocía que Colima tenía un gran potencialminero, pero se carecían de estudios que permitieran identificarlo y cuanti-ficarlo.

Es evidente que el proceso de industrialización se polariza, pues éste secaracterizó por una parte, por el desarrollo de grandes empresas, algunasde ellas gubernamentales como era el caso de las centrales termoeléctricasde la Comisión Federal de Electricidad y el Consorcio Minero Benito JuárezPeña Colorada, y por otro lado, la persistencia de pequeñas industrias concarácter artesanal; la mediana empresa era prácticamente inexistente en elestado. Cabe destacar que en la producción de fierro Colima aportaba el36% de la materia prima de la industria siderúrgica del país.

En el Plan Colima se señalaba que en la década de los setenta, el creci-miento de la industria de la construcción estaba vinculada a la minería,electricidad, las instalaciones portuarias, el turismo y el desarrollo urbanode Manzanillo, Tecomán y Colima. La minería se sustentaba en la extrac-ción de mineral ferroso, y la industria eléctrica en la instalación de uncomplejo termoeléctrico de cuatro unidades de generación de energía en elpuerto de Manzanillo. El ritmo de crecimiento de la industria de la transfor-mación registró una tendencia descendente al reducirse la tasa promedioanual de 8.2% en el lapso de 1960-1970 a 7% durante 1970-1980, debido aproblemas de productividad, insuficiencia de inversiones, falta de innova-ciones tecnológicas y de mercado” (Plan Colima: 1983).

La base del desarrollo industrial era el sector minero, el cual pasa suparticipación en el PIB estatal del 0.9 % al 10.8% de 1970 a 1980, mientrasque la construcción pasa de 5.8 a 8.0%, electricidad de 0.55 al 1.1% y el detransformación, que es donde tiene una fuerte incidencia la micro empresa,se reduce del 9.5 al 7.7% en el periodo señalado (Lomelí: 1992).

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De este modo, el pilar de la actividad industrial era extractiva, puesdurante la segunda mitad de los setenta la extracción y beneficio del mine-ral ferroso creció a un ritmo anual promedio de 43.1%, y la producciónanual en toneladas alcanzaba a principios de los ochenta los 2.7 millones(Plan Colima: 1983).

Otra rama del sector industrial, que si bien por sus características notuvo una gran expansión, pero que se fortaleció de manera importante en elperiodo, fue la extracción de minerales no ferroso como la sal de la Lagunade Cuyutlán, explotada a través de dos cooperativas salineras: la barita ex-plotada por dos empresas, y la caliza explotada con importantes inversio-nes7 y empleada en la industria siderúrgica principalmente. La sal se ex-traía con procedimientos artesanales y por ello los volúmenes de produc-ción eran muy susceptibles a las condiciones naturales, la barita con uso detecnología en su producción y empleada en la industria petrolera, y la calizatambién con tecnología; las tres fueron fuente de ingresos y empleo.8 Laslimitaciones de esta industria se debieron principalmente a la forma deexplotación artesanal y con ello a la falta de investigación y capacitación, asícomo por la carencia de talleres especializados en la producción de partes yequipo minero (Plan Colima: 1983).

Por su parte, la manufacturera no jugó un papel importante en el sectorindustrial, debido en gran medida en que se centraba en la producción dealimentos, pero con técnicas de producción tradicionales y por lo tanto conpocas probabilidades de crecimiento; sin embargo, esta industria junto conla del beneficio de mineral de hierro, “…generaban el 85% del valor agrega-do del sector industrial, quedando únicamente el 15% en otras industrias,como las de bienes de capital, bienes de consumo duradero, bienes inter-medios y otras, que crearon importante número de empleos en forma direc-ta” (Plan Colima: 1983).

En términos del empleo, la producción de alimentos generaba el 71%de los empleos del sector industrial, seguido por la industria de la madera ydel mueble que generaron el 7%, y la producción de minerales no metálicosy productos metálicos generaron el 2% y 5% respectivamente de los em-pleos del sector (Lomelí: 1992).

Otras actividades de transformación de importancia para la economíacolimense fueron la producción de aceite esencial y centrifugado, jugos sim-ples y concentrados, cáscara para forraje, cáscara deshidratada, pectina,ácido cítrico, citrato de sodio y empaque de limón en 33 plantas localesubicadas principalmente en el valle de Tecomán. La industrialización de lacopra, aceite y pasta de coco, coco rallado y granulado, dulces de coco,jabón, entre otros, en diez empresas, todas ellas ubicadas principalmente

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en el valle de Tecomán y Cuauhtémoc. Asimismo, destacaba la producciónde azúcar en Quesería y dos molinos de arroz (Plan Colima: 1983).

Colima seguía encaminándose a un panorama que se dejaba entrever—desde la década de los cincuenta— el desplazamiento del capital localpor grandes inversiones foráneas nacionales y extranjeras, y sólo los capi-talistas locales más fuertes pudieron generar alianzas con ellas. Muestrade ello, es el caso de la industria de la transformación, pues en 1975, “…de los 515 establecimientos el 91% correspondían a la microindustria,seguido en importancia por la pequeña industria con el 6% (sic), y demanera marginal la mediana y grande empresa con el 4% (sic), y en cuan-to a la generación de empleos, la micro industria generó el 83%, siendosuperior a los otros estratos de empresas, que generaron en conjunto 17%...Se observa así, que la concentración de establecimientos correspondió aeste tamaño de empresa con casi el 97% y con relación a la generación deempleos alcanzaría el 92%...”(Lomelí: 1992).

La industria colimense en los años sesenta y setenta si bien mantuvoun crecimiento importante, lo cierto era que estaba poco diversificada, ra-zón por la cual se abastecía de productos industriales y manufacturerosprocedentes de los estados del centro del país como Guadalajara y Monterrey,de herramientas, lubricantes, refacciones, accesorios, principalmente parael funcionamiento de la industria local y en particular del puerto deManzanillo, así como ropa, alimentos industrializados, muebles, electrodo-mésticos, entre otros. En este sentido, por ejemplo, el crecimiento obtenidopor la industria garantizaba el suministro de pelet, entre otros productos,derivados de la minería y electricidad, pero no era capaz de producir mu-chos bienes de consumo para abastecer su mercado interno. De esta forma,era difícil hablar de un desarrollo industrial en la entidad en el sentidoestricto. Claro, gracias a esa gran industria, Colima pudo enfrentar en bue-na medida la recesión del sector agropecuario y del terciario, pero no creólas bases o no se aprovecharon para el desarrollo de una industria localimportante de bienes de consumo y de capital. En este sentido también, fueprácticamente inexistente el desarrollo tecnológico.

El comercio exterior en Colima se caracterizaba por cuatro rasgos fun-damentales, el primero de ellos, naturalmente, era que las exportacionesprovenían principalmente del sector agropecuario y agroindustrial; segun-do, que tanto el mercado interno como la capacidad para la exportación deproductos, estaba dada por la influencia e intereses comerciales de los esta-dos del Centro Occidente del país, especialmente de Guadalajara, siendoColima la puerta a través de la utilización del puerto de Manzanillo hacia elPacífico; el tercero, que pese a que históricamente Manzanillo había sido unpuerto importante del Occidente del país, en estos años tenía serios proble-

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mas para crecer en cuanto a su capacidad y calidad de maniobras portua-rias, debido a la carencia de infraestructura y equipamiento; y el cuarto, esel papel que juega en el modelo de sustitución de importación y los efectosque la crisis de este modelo generó en el puerto inicialmente al movimientode graneles.

Colima era abastecedor del mercado nacional de productos agropecuarioscomo el limón, mango, jugo, aceite esencial, jugo y cáscara seca de limón,ácido cítrico, puré de plátano, coco rallado, sal, hierro, entre otros. El co-mercio exterior se basaba en la producción del sector primario con la expor-tación de jugo y cáscara de limón, jaleas de frutas, citrato sódico, coco ralla-do, aceite esencial de limón, pepino, mango, puré de plátano, sandía, polvopara gelatina, fibra de coco, principalmente (Plan Colima: 1983), siendoquizá el más importante el aceite esencial de limón; sin embargo y comoresultado de la caída de la actividad del sector agropecuario, la balanzacomercial fue deficitaria durante la década de los setenta, y esta caída de lasexportaciones provino principalmente de la reducción de las ventas de cocorallado y citrato sódico.9

De 1978 a 1980 hubo un ligero crecimiento de exportaciones e importa-ciones colimenses, logrando una balanza comercial favorable “…del ordende 1.8, 1.2 y 1.4 millones de dólares para los años 1978, 1979 y 1980,respectivamente. Para 1981, como resultado de una disminución del 35%en las exportaciones y un aumento del 50% en las importaciones, se regis-tró un déficit de 2.1 millones de dólares. Esta caída en el nivel de intercam-bio de productos con el exterior observó una recuperación al año siguienteque arrojó un superávit de 559,468 dólares, generado por un 12.6% deincremento en ventas y una reducción del 57% en las compras respecto a1980.” Recuperación que se debió al incremento en la demanda del cocorallado y el citrato de sodio que durante 1980 representaron, respectiva-mente, 32.7% y 23.3% del valor total de las exportaciones. Mientras tanto,Colima incrementaba sus importaciones de manera importante debido alcrecimiento y expansión de la industria local.

Respecto a las importaciones es notorio el crecimiento observado du-rante los últimos cinco años. El valor registrado por este concepto en 1978sólo ascendía a 189 mil 932 dólares, correspondiendo al 95.6% del valor delas exportaciones; sin embargo, dado el nivel de crecimiento y expansión dela entidad, la demanda de bienes procedentes del exterior se incrementó ental medida, que para 1981 el valor de las importaciones alcanzó los 4.1millones de dólares, ocasionando un sustancial déficit (Plan Colima: 1983).

En la segunda mitad de los años sesenta el modelo de sustitución deimportaciones empezó a mostrar los primeros signos de agotamiento ante lareconstrucción de los países beligerantes y los cambios tecnológicos en la

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producción de materias primas y alimentos en esos países, impactando alpuerto de Manzanillo, pues generó un decremento en el movimiento decarga de 1960 a 1970. En esos años, nos dicen Bolio y Ramírez… “Comenzóa evidenciarse el agotamiento del modelo de sustitución de importacionesen que se basaba nuestro crecimiento económico, lo cual aunado a la recu-peración y posterior expansión de la economía norteamericana, determina-ron la modificación en las pautas del comercio exterior que afectaron de unamanera contundente las operaciones del puerto de Manzanillo (Bolio yRamírez: 1994)”. “Para ese momento el puerto presentaba serias deficien-cias en su capacidad de operación, expresadas en altos costos, que genera-ban a su vez, fuertes erogaciones para contrarrestar el congestionamientode mercancías. Ello naturalmente elevó los costos de operación y repercutiónegativamente entre los comerciantes e industriales de Guadalajara, princi-palmente usuarios del puerto, quienes empezaron a proyectar el remoza-miento de los puertos de Navidad y Vallarta.”

Es en 1971, y a raíz de la crisis que presentó el puerto de Manzanillocomo resultado de la recuperación económica de la posguerra de los Esta-dos Unidos, y de la crisis del modelo de sustitución de importaciones en lossesenta, aunado a las ineficiencias operativas del puerto, cuando se inició laconstrucción del Puerto Interior de San Pedrito. Al respecto dicen Bolio yRamírez: “La crisis agrícola del país que llegó a su punto más crítico en1973, aún no se manifestaba durante la construcción del proyecto, por locual la vocación para su manejo de graneles secos fue determinada por lasnecesidades de exportación de la producción maicera jalisciense. El gobier-no mexicano previó que esas instalaciones servirían para el manejo de loscereales, pero no precisamente de exportación ni en los volúmenes de cargaque se dieron, lo que combinado con el “cuello de botella” ferroviario, origi-nó uno de los conflictos más serios en la región” (Bolio y Ramírez: 1994).

El desarrollo portuario de Manzanillo en ese sentido, se basó en lasnecesidades comerciales del estado de Jalisco con el exterior, con la expor-tación de melaza, azúcar, cereales y manufacturas de cuero. Este impulsose dio en el marco de la posguerra y de la reactivación de las exportacionesmexicanas a través de la actividad portuaria de materias primas y algunasmanufacturas, principalmente a la costa oeste de los Estados Unidos a tra-vés de Manzanillo (Bolio y Ramírez: 1994).

No obstante la etapa recesiva del sector terciario y los problemas deoperación y equipamiento del puerto, en la década de los setenta la tenden-cia histórica del rol del puerto desde el punto de vista sectorial y regional, sefue consolidando de esta manera… “La ubicación de Manzanillo y la infraes-tructura ferroviaria y carretera, consolidaron gradualmente las relacioneseconómicas del estado con el Occidente y el centro, y su litoral atrajo per-

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manentes flujos turísticos nacionales de importancia… La ampliación de labase productiva y la modernización del sistema de comunicacionesinterestatales fortalecieron vínculos económicos del estado con las regionesdel litoral del Pacífico, del Occidente, del centro y otras, que demanda losservicios comerciales y turísticos de Manzanillo” (Plan Colima: 1983).

A finales de los setenta se iniciaron obras de ampliación del puerto deManzanillo, el mantenimiento y la rehabilitación del ferrocarril, la cons-trucción de la autopista a cuatro carriles Manzanillo-Guadalajara, y el nue-vo aeropuerto de Manzanillo. Estas grandes obras mostraban, desde el pun-to de vista de las políticas económicas federales, el desarrollo regional deesos años y la expectativa de los sectores locales de Colima; Manzanillo seestaba convirtiendo en el pilar del desarrollo de la entidad.

Otro ámbito más que identificaría a Manzanillo como uno de los pilaresdel desarrollo, fue la actividad turística. La idea, igualmente proveniente delos programas federales de desarrollo regional y que tenían no sólo el pro-pósito de promover la actividad turística de Colima, sino de lograr la integra-ción económica regional de los sectores económicos, se palmó en un pro-yecto de conurbación Manzanillo-Barra de Navidad, para lo cual se crea laComisión de Conurbación Manzanillo-Barra de Navidad, la COCOMABA, lacual contemplaba la conformación de un corredor conurbado, esencialmen-te turístico. No es casual por ello, la ubicación del aeropuerto Playa de Oro.

La importancia del sector agropecuario como puntal de desarrollo eco-nómico era evidente, pues precisamente como puntal de la economía seríala base para el impulso primero del sector secundario, y posteriormente delterciario; de esta manera, la participación de la agricultura y la ganaderíaen el PIB estatal se redujo de 1960 a 1980 del 42.5% a 28.1%, mientrastanto el sector terciario pasó del 43.1% en 1960 al 52.2% en 1980; semejan-te evolución presentó la composición de la PEA. Paralelamente la superficiedestinada a la producción de limón creció 191.3% de 1965 a 1978, la decoco pasó de 23 058 hectáreas a 28 446, en el mismo periodo; mientrastanto se redujeron las hectáreas destinadas a la producción de maíz en4.9% en el mismo lapso (Angulo: 1992). Esto pone en evidencia que noobstante la participación del sector primario en la PEA y en el PIB cada vezera menor, su capacidad productiva iba en aumento hasta frenarse en ladécada de los setenta.

En los ochenta Colima en la etapa del desarrollo planificado haciael Centro Occidente y la Cuenca del Pacífico

Rivas Mira decía a principios de los noventa: “El nuevo papel del turismoparece haber puesto punto final a la disputa sobre la verdadera vocación deManzanillo, que oscilaba entre la industria, la pesca y el comercio; hoy el

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puerto colimense se orienta al comercio y al turismo, lo que dejó en entredi-cho muchos de los planes que se elaboraron antes de su entrada a la mo-dernidad.” (Rivas: 1992).

Por otra parte, y a la luz de los cambios internacionales, la ampliación yprofundización del comercio mundial y de las incipientes corrientes“libremercadistas”, Colima empezó a ver a sí misma, frente a la región Cen-tro Occidente en particular y ante la Cuenca del Pacífico en lo general,posición que marcaría su desarrollo futuro desde entonces hasta nuestrosdías.

Los años ochenta fue la llamada —a nivel nacional— la década perdida.México pasó quizá por la crisis más severa de su historia. El sexenio delpresidente Miguel de la Madrid Hurtado iniciaba con un “peso” tremenda-mente devaluado, un recién instaurado control de cambios, la nacionaliza-ción de la banca, unas finanzas públicas quebradas, altos niveles de desem-pleo, una deuda externa de las más altas de su historia, una impresionantecaída de la inversión; el derrumbe del comercio exterior y un mundoglobalizado que apostaba a la liberalización económica. No obstante la si-tuación nacional, en Colima parecía que el impacto de la crisis no habíasido tan severo, por el contrario, se preparaba para pasar a una nueva etapade su desarrollo: la etapa del desarrollo planificado, su posicionamiento enel Centro Occidente del país y en la Cuenca del Pacífico.

El Plan Colima, que se enmarcaba en las políticas económicas naciona-les, fundamenta el desarrollo de Colima y en particular el rol del Manzanillo,bajo la óptica de la teoría de los “polos de desarrollo”, donde el puerto seríael destino de un corredor industrial del Centro Occidente del país hacia elPacífico, en el que la agroindustria colimense jugaría además un papel im-portante, el puerto sería la puerta y entrada principal y el turismo unaimportante fuente de ingresos.

Este rol que se buscaba dar a la entidad, se explica en gran medida—como hemos dicho— por la crisis económica que vivió el país en losochenta, caracterizado por la caída de los precios del petróleo (principalfuente de ingresos del exterior), la crisis de la deuda, la inflación, elproceso de globalización expresado en un primer momento por la entra-da de México al GATT, la formación de nuevos bloques económicos, lacrisis del bloque socialista, y el surgimiento de neoliberalismo, por locual el país requería de hacerse de divisas y atraer capitales del exterior,y estrechar los vínculos con los Estados Unidos y Canadá.

A finales de la década de los ochenta, tanto en círculos académicoscomo privados y gubernamentales, se hablaba de la incorporación de Colimaa la economía mundial a través de su área de influencia que era la Cuenca

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PORTES, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

de Pacífico; el libre comercio se veía como la panacea hacia el desarrollo, deallí las propuestas de fortalecimiento del puerto de Manzanillo a través delcual, se pensaba, los productos colimenses se transportarían a los merca-dos asiáticos y americanos del Pacífico, así como los procedentes de otrosestados del Centro Occidente del país; sin embargo, Manzanillo seguía man-teniendo sus vínculos económicos, principalmente con los Estados Unidos,que había sido el mercado tradicional. Lo mismo pasó con la inversión na-cional que provenía de inversionistas de Guadalajara; es decir, que parecíaevidente que la integración de Colima al exterior no se daba hacia los paísesasiáticos aún, sino que sólo se profundizaba hacia los mercados de las áreasde influencia tradicionales: los Estados Unidos en el exterior, y Jalisco y elBajío al interior del país. En este proceso las inversiones eran principal-mente foráneas, pues el capital local presentaba rasgos tradicionales en susesquemas de expansión.

Algunos estudiosos del tema de principios de los noventa (Rivas: 1992)argumentaron que la integración de Colima a la economía mundial se esta-ba dando a través de la actividad turística y en particular del “gran turismo”esencialmente de capital extranjero y nacional; el primero de origen ameri-cano principalmente y el segundo proveniente de inversionistas deGuadalajara, pero no colimense. “Los empresarios locales tienen un papelsubordinado frente a esas inversiones”, orientando más sus inversiones a laciudad de Colima en campos como el comercio y algunos servicios ademásde las actividades tradicionales como la agroindustria. Sin embargo, se de-cía que Manzanillo se proyectaba como el “polo de desarrollo” que detonaríael crecimiento económico del estado.

Era evidente que la apuesta del desarrollo de Colima era el sector co-mercio y servicios; es decir, el puerto y el turismo. Muestra de ello es queen la segunda mitad de los años ochenta las inversiones públicas realiza-das —como ya se mencionó— se centraron en el sector comunicaciones ytransportes, representando el 34.5% del total de la inversión. En materiade desarrollo urbano se destinó el 25.5%; el sector agropecuario fue de13.9% y el de energía, minas e industria paraestatal el 16.9%. Como sepuede observar, la mayor parte de la inversión se destinó a la creación deinfraestructura propicia para localización: carreteras, muelles, equipo por-tuario, obras de infraestructura hidráulica, etcétera; todas necesarias parapoder atraer inversiones, reactivar la actividad portuaria y dirigir en últimainstancia la actividad económica hacia el mercado exterior, de acuerdo a lapolítica neoliberal establecida a nivel nacional. Era lógico el destino de losprogramas de fomento y la inversión pública en ese sentido, pues el “cue-llo de botella” identificado como freno a la economía colimense, era elsector “servicios” y en particular las condiciones de infraestructura yequipamiento del puerto de Manzanillo.

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Se busca entonces, como complemento a la construcción de infraestruc-tura, atraer inversión extranjera y las políticas gubernamentales se dirigie-ron al fomento y participación de ferias y exposiciones, así como de misio-nes de negocios para promover al estado con el resto del país y con otrospaíses, con un espíritu de competencia interestatal, “disputándose espaciosde control comercial y económico”. Por ejemplo, entre los puertos de LázaroCárdenas y Manzanillo con el movimiento de carga o la competencia en laatracción de inversiones entre Colima, Jalisco, Nayarit y Michoacán.

La inversión extranjera mostraba interés por Colima y en particular porManzanillo, así que para 1990 había 300 empresas japonesas interesadasen invertir en los puertos mexicanos, especialmente en los rubros “portua-rio” y de “servicios”, teniendo contemplado concretizar contratos para reali-zar inversiones en los principales puertos del Pacífico como Manzanillo, LázaroCárdenas, Pichilingue y La Paz; pero al mismo tiempo se argumentaba quelos empresarios colimenses habían cometido un grave error al no invertir atiempo en la compra de terrenos, especialmente para el desarrollo de insta-laciones turísticas.

Manzanillo estaba visto para resurgir en el Centro Occidente del país.Todo parece indicar que a finales de los setenta se vislumbraba un cambioen la economía mundial con los paradigmas del mercado, tendientes a laapertura y después a la liberalización económica. De cualquier forma, yasea por conocimiento de las grandes transformaciones que se venían a nivelde los mercados internacionales y del comercio exterior o simplemente comoresultado de un diagnóstico que vio en Manzanillo un potencial por sí mis-mo, a mediados de los ochenta a Manzanillo se le asignó un papel muyimportante en la actividad económica.

Muestra de ello, es que hasta el Plan Nacional de Desarrollo 1982-1988,es donde se empieza a identificar a Manzanillo estratégicamente en dosgrandes ejes regionales, y que son los que hasta hoy están establecidos; elprimero de ellos corresponde a la integración regional del Centro Occidentedel país hacia el norte y el sur de los Estados Unidos, visualizada estaregionalización desde el punto de vista del establecimiento de un sistemade comunicaciones y transportes multimodal, y el segundo corresponde alaprovechamiento del potencial globalizador, integrándose a la región Asia-Pacífico.

En el sector agropecuario una importante presencia de la inversión pú-blica impulsó a la ganadería de doble propósito, la irrigación y la infraes-tructura de comunicaciones, además de apostar a la educación superiorcomo formadora de cuadros profesionales para enfrentar el reto de la aper-tura económica.10 La década de los ochenta representa un parteaguas en laeconomía colimense, pues en muchos aspectos se llevaron a cabo políticas

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PORTES, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca del Pacífico○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

que se adelantaron al futuro —paradójicamente—, mientras México se hun-día en los efectos más profundos de la crisis económica, Colima se reactivabay modernizaba en muchos campos. Con su carácter aún rural, pero concondiciones económicas impulsadas desde la década de los cincuenta —nosin dificultades— que lo llevarían a un importante proceso de urbanización.

En 1983 Colima presenta por primera vez un estrategia clara de desa-rrollo económico, básicamente a la luz de la problemática que presentaba elagotamiento del modelo de desarrollo hacia adentro a nivel nacional, y antela reciente crisis del sector agropecuario en los setenta a nivel estatal.

Dicha estrategia de desarrollo para Colima, se establece en un docu-mento que se elabora durante el gobierno estatal de Griselda Álvarez Poncede León, primera gobernadora en la historia de México, y siendo presidentede la República un colimense, Miguel de la Madrid Hurtado. Políticamentese presentaron estas condiciones como favorables para destinar importan-tes apoyos a las estrategias de desarrollo, manifestadas en el llamado PlanColima. Cabe mencionar que las estrategias plasmadas en dicho Plan nohan cambiado a la fecha sustancialmente, de aquí que podamos afirmar queel actual modelo de desarrollo para el estado, proviene de los años primerosde la década de los ochenta. El Plan Colima no sólo es significativo porqueestablece por primer vez en el estado una estrategia integral y una visión dedesarrollo de la entidad, sino porque se incorpora también por primera vezla planeación como un instrumento para la definición de las políticas dedesarrollo económico. Por ello, las estrategias tenían un carácter de largoplazo, de allí que en su esencia siga siendo vigente hasta ahora.

Ya el Plan Nacional de Desarrollo en su apartado de “política regional”del periodo de Miguel de la Madrid (1982-1988), contemplaba el papel es-tratégico de Colima y especialmente del puerto de Manzanillo, basado en laarticulación de la inversión pública con la inversión privada, articuladas asu vez con el sector social, así como su integración a otras regiones del país.El Plan Nacional de Desarrollo se elaboró en un contexto nacional en el queera fundamental —y así lo señala el propio Plan— conservar y fortalecer lasinstituciones democráticas, enfrentar y vencer a la crisis económica másprofunda quizá de la historia del país, recuperar la capacidad de crecimien-to de la economía e iniciar los cambios cualitativos en su estructura econó-mica, política y social.

La estrategia económica contemplada en el Plan se enfocaba a la conso-lidación de cadenas productivas y la formación de closters, con el fin princi-pal de incorporar valor agregado a la producción local, apoyándose en elturismo y el desarrollo portuario, de aquí que el Plan Colima previera “…lamodernización comercial, pesquera, turística y naval de Manzanillo; el in-cremento en la productividad agropecuaria; la industrialización selectiva,

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fundamentalmente orientada a la satisfacción de las propias necesidadesestatales, regionales y las de exportación, la integración creciente de lasactividades rurales con las industriales, la modernización de los serviciosurbanos y la mejoría en la calidad de los servicios en polos de desarrollorural integral; el desarrollo del comercio vinculado estrechamente a un nuevoauge turístico, que a su vez estimule a la agroindustria y a la industria rural,la modernización del sistema de comunicaciones…”

Otro eje de la estrategia fue derivado de la tendencia que se presentabaa principios de la década de los ochenta en la capital del país y que seprofundizó con los terremotos de 1985, y era el ubicar a Colima dentro delllamado eje de desconcentración de la zona metropolitana de la ciudad deMéxico, comprendida del Bajío del país al corredor industrial de las ciuda-des medias de Jalisco y la costa del Pacífico. De ahí que el puerto deManzanillo tuviera un rol fundamental en la estrategia de desarrollo, pre-viendo en aquel entonces que se convertiría en el principal puerto interna-cional para la comercialización y los servicios de este eje de desarrollo, asícomo la principal base naval del Pacífico.

Un eje más de la estrategia se basó en el desarrollo de la Costa delPacífico, que preveía la creciente integración de las distintas subregiones dela franja costera en la que la pesca, el turismo y la minería, recibirían fuer-tes estímulos para una adecuada utilización de la estructura portuaria, delas ventajas de la comunicación por cabotaje, y donde la producción dealimentos tendría un mercado potencial en toda las costas del corredor;además de convertir a Manzanillo en un centro atunero por excelencia, paraabastecer en especial al mercado interno de centro del país, y convertir aManzanillo en un centro turístico mejor integrado.

Hacia 1989 Colima pudo diversificar su comercio exterior (después deldeterioro de finales de los setenta y principios de los ochenta). Destacanentre éstos el melón, mango, sandía, pepino, miel, pectina, puré de plátanoy tamarindo, estropajo de lufa cilíndrica y algunas hortalizas, exportadosprincipalmente a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia y Canadá.En cuanto a las importaciones eran principalmente equipo agrícola, maqui-naria industrial, productos químicos, equipo de investigación, refaccionespara equipo agrícola y equipo industrial, logrando una balanza comercialfavorable en ese año de 875 mil dólares, donde las exportaciones represen-taron un total de dos millones 701 mil dólares, contra un millón 826 mil deimportaciones, siendo el principal mercado Estados Unidos (Villa: 1992).

La moda exportadora estimuló la búsqueda de alternativas de productosde exportación, haciendo experimentos en la producción de fresas en laszonas altas del estado, las plantas y flores de ornato donde se investigabanlos mercados de Estados Unidos, Canadá, España, Italia y Holanda, así como

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a productos agroindustriales derivados de la guanábana, el tamarindo y elplátano, en la producción de purés y pulpas.

Otra de las actividades en las cuales se veía la incorporación de Colima ala Cuenca del Pacífico, fue la agroindustria, que ya tradicionalmente habíajugado un papel fundamental en el comercio exterior de Colima, buscandoque los productos colimenses tuvieran una importante presencia en losmercados del Pacífico, especialmente Japón y Estados Unidos, pero no sehablaba de mercados como los de Centro y Sudamérica.

Colima se especializó prácticamente en la exportación de limón y noprecisamente a través del puerto. No se buscaba aumentar la diversificaciónde productos de exportación, obligando a identificar y fomentar la produc-ción de nuevos productos susceptibles de exportarse como el coco, mango yguanábana. Esta diversificación no sólo se debió a una necesidad de merca-do, sino que los controles de calidad y los altos costos en la agroindustriadel limón, daban muestras de un deterioro en la rentabilidad del producto yde competitividad, sobre todo ante el limón peruano y su aceite esencial.

Por otra parte, si bien la apertura representaba una gran oportunidad,Colima había resentido los efectos de dicha apertura comercial, pues laincipiente desaparición de barreras no arancelarias los exponía a una com-petencia en la cual los costos y condiciones tecnológicas no eran del todofavorables, aunado al surgimiento de barreras como las fitosanitarias. Losproductos se enfrentaban a una serie de barreras que impactaría de mane-ra drástica; por ejemplo: las exportaciones del limón argumentando la“bacteriosis del limón”. No obstante, para principios de los noventa, Colimaocupaba el tercer lugar nacional en agroexportación.

El área de influencia del puerto, definido en ese entonces hacia el Cen-tro Occidente del país, lo comprendían los estados de Michoacán, Zacatecas,Aguascalientes, Jalisco, Nayarit, Distrito Federal, Nuevo León, Estado deMéxico, Guanajuato, Morelos y Puebla. Las rutas establecidas con el puertoeran con Japón, Taiwán, Corea, Singapur, Hong Kong, Canadá y EstadosUnidos, Centro y Sudamérica (Villa: 1992).

El movimiento de carga se incrementó de 1983 a 1990 de 3 millones432 mil toneladas a 6 millones 68 mil; es decir, que tuvo un crecimiento del100%. Esto fue posible gracias al incremento del número de buques quepasaron; durante el mismo periodo, de 205 a 455 con un cargamento pro-medio de 5 mil 475 toneladas a 10 mil 500 en el mismo lapso. Los principa-les productos que se movían en el puerto eran: petróleo y derivados, mine-ral, carga en general, carga agrícola y por último productos perecederos.Era evidente que los própositos del Plan Colima y la viabilidad de los pro-yectos estaban dando resultados. Sin embargo, realmente el puerto no es-

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taba siendo aprovechado por el aparato productivo local, pues las exporta-ciones hechas por él de origen colimense, alcanzaban apenas el 0.76%,siendo Jalisco la entidad que más exportaba con 567 mil 622 toneladas,representando el 77% del total de las exportaciones, siguiéndole Coahuila,Nuevo León, Distrito Federal, Tamaulipas, Guanajuato, San Luis Potosí yPuebla (Villa: 1992).

Para algunos estudiosos la vinculación de Colima con la Cuenca delPacífico se dio específicamente gracias al turismo, el puerto y el sistemacarretero, dice al respecto Rivas Mira: “Al analizar la vinculación de Colima ala Cuenca del Pacífico, encontramos que en fechas recientes dicha vincula-ción se dio particularmente en dos direcciones: el desarrollo portuario deManzanillo y la red de carreteras que lo conectan con importantes lugaresdel interior del país, y la inversión tanto nacional como extranjera en elturismo. Es este último aspecto es el que nos permite describir y analizar laforma real (y no especulativa) en que Colima se está integrando a la Cuen-ca”.

El turismo como punto de competencia y por lo tanto de oportunidad—especialmente en Manzanillo— se enfocaba al fomento del gran turismoproveniente del extranjero, de tal manera que las políticas económicas enesta materia se orientarían al impulso de la construcción de hoteles, acomplejos turísticos y el mejoramiento y ampliación de los medios de co-municación y transporte, especialmente el aéreo a través de la promociónde vuelos charteres.

Es evidente que a finales de los ochenta Colima había apostado al “granturismo” como forma de actividad turística, de tal manera que Colima seencontraba por debajo de la oferta turística en cinco estrellas con respecto ala media nacional, pero en “gran turismo” se encontraba en el mismo nivel,particularmente con uno de los inversionistas más fuertes que era el GrupoBarramar: inversionista del proyecto Isla Navidad. Lo especial era que lasinversiones en este rubro se dirigían específicamente a lo que era propia-mente la zona turística del Manzanillo, sino a las zonas denominadas laCulebra y Juluapan. La inversión privada se calculaba, nos explica RivasMira, en alrededor de “… 2 mil 300 millones de dólares en por lo menosonce grandes desarrollos turísticos.

Entre ellos sobresalen por sus dimensiones: Las Marinas de Juluapan(500 embarcaciones tipo yate) e Isla de Navidad (600 embarcaciones delmismo tipo)...” (Rivas: 1992). De esta manera, a finales de la década encon-tramos inversiones importantes, como las firmas de capital americano “WooleyCorporation”, que construyó el hotel Karmina Palace, con una inversión de50 millones de dólares a través de operaciones de intercambio de bonos dedeuda externa por inversión, llamados en ese entonces SWAPS, y que resul-

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taban de las negociaciones del gobierno federal ante la crisis de la deuda.Por otra parte, se tuvieron inversiones como la de la Inmobiliaria Gran Pací-fico con el proyecto Villas Granada Pacífico, con casi 11 millones de dólares;Banamex de capital japonés con una inversión de 34.6 millones de dólaresdestinados a la construcción del Hotel Sierra Intercontinental, también fi-nanciado con SWAPS. Por su parte la inversión con capital nacional provinodel Grupo Real Turismo con participación de inversionistas alemanes y ame-ricanos, propietarios de los clubes Maeva y Las Hadas, mediante la empresaFraccionadora y Hotelera del Pacífico (FRAHOPA), el proyecto RanchoMajahua Contry Club SPA con una inversión de 400 millones de dólares deAlejandro Bustamante Valencia, inversionista de Guadalajara; el GrupoBarramar con una inversión de 17 millones de dólares en el proyecto IslaNavidad de la familia Leaño, también de Guadalajara, el Grupo San Bernar-do de Guadalajara con el Proyecto Pacífico Azul con 11.5 millones de dóla-res (Rivas: 1992).

A finales de los ochenta se estimó que la afluencia turística extranjeraascendió a 145 mil turistas, principalmente procedentes de California, Texas,Illinois, Colorado y Estados Unidos, Ontario y Manitota de Canadá.

Muchos de los proyectos planeados en la década de los ochenta, comofueron el malecón turístico de Miramar que se inició en 1989, la transfor-mación del muelle fiscal que había sido dado en concesión a la empresaKoala para convertirlo en muelle de cruceros —de los 152 cruceros queatraviesan el Pacífico mexicano, ninguno de ellos hace escala en Manzanillo—(Rivas. 1992), y que algunos de ellos se vieron frenados por problemas deinversión, otros por la rentabilidad y otros más por problemas legales y detenencia de la tierra.

Un ejemplo de los conflictos que se generaron, aunque finalmente seconcluyó el proyecto, fue el que menciona Rivas Mira, citando una investi-gación de Genevieve Bianchi, que es el de Isla Navidad del Grupo Barramarque “... se inició mediante convenio con SEDUE, SECTUR, los gobiernos deJalisco y Colima a inicios de los años ochenta. Con la iniciativa del gobiernodel estado de Colima en 1988 se realizó la expropiación de 109 hectáreaspor la Secretaría de la Reforma Agraria en el ejido de La Culebra para eldesarrollo turístico. Esta expropiación suscitó reclamos por parte de los afec-tados que eran propietarios de casas en la playa Miramar, y fue resuelto porel gobierno del estado por la vía de la expropiación en 1990 o entreprestadores de servicios extranjeros y propietarios de locales, como el queexiste entre una parte de los condominios del puerto de Las Hadas con lasempresas Pacific Point Trading Inc., Tiffany Rovale Vacation Club Inc., TiffanyResorts (México S.A. de C.V.) y promotora Turística Puerto Las Hadas S.A.de C.V.

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No obstante el impulso dado al turismo, a finales de los ochenta sepresentaba una discusión en torno a la vocación económica de Manzanillo.Al respecto Rivas Mira decía a principios de los noventa: “El nuevo papel delturismo parece haber puesto punto final a la disputa sobre la verdaderavocación de Manzanillo, que oscilaba entre la industria, la pesca y el comer-cio; hoy el puerto colimense se orienta al comercio y al turismo, lo que dejóen entredicho muchos de los planes que se elaboraron antes de su entradaa la modernidad.”

A pesar de la creciente participación del sector terciario, el sector indus-trial del estado presentó un mayor dinamismo en los años ochenta. “Asítenemos que la Tasa Media Anual de Crecimiento (TMAC) del PIB fue de11.5%, superior al del sector agropecuario y al de servicios que alcanzaronel 2.3% y 8%, respectivamente. Lo mismo sucedió con el dinamismo delempleo que representó el 8.2, 2.6 y 6.9%, respectivamente. Lo que permitededucir una mayor productividad en el sector industrial.”

Sin embargo, pese a que la micro industria era la que aportaba el mayornúmero de empleos del sector industrial, esta participación fue decreciendode 1975 a 1989 al pasar del 83% en 1975 al 65% en 1985 y al 56% en 1986.

De 1975 a 1985 no se observa cambio alguno en el sector industrialcolimense, al respecto dice Lomelí Peña: “Siguiendo con el análisis censalde 1985, observamos que en el transcurso de una década, la situación delsector transformación era casi idéntico al comportamiento registrado en 1975.Lo anterior nos llama la atención por el hecho de que en ese lapso, a nivelnacional, la situación predominante en este sector manufacturero eramarcadamente crítica. Baste mencionar que a partir de los años ochenta seinicia la peor crisis económica que haya tenido el país, alcanzando cifrasnegativas en las principales variables económicas, con consecuencias irre-versibles en los niveles de vida de la sociedad. Por ejemplo, la valoraciónporcentual del PIB es del -0.6% en 1982, de -0.4% en 1983 y de -0.36 en1986, teniendo cierta mejoría en los demás años de esa década. Obviamen-te el sector transformación fue de los más afectados con variaciones negati-vas para los mismos años de -2.7, -7.8 y -5.7, respectivamente. Esta gravecrisis económica generalizada en el sistema capitalista, y de manera parti-cular en nuestro país, es altamente generadora de tasas de desempleo abier-to, alcanzándose a nivel general del país tasas del 4.2%, 6.3%, 5.7%, 4.4% y4.3 de 1982 a 1986, respectivamente…” Lomelí le atribuye al carácter fami-liar y casi artesanal de la industria colimense, el haber podido enfrentar lacrisis económica nacional y casi no verse afectada.

Mediante las propuestas del Plan Colima, si bien el desarrollo indus-trial no se identifica en cuanto a actividad potencial para el comercio exte-rior, sí se promueve la construcción de infraestructura industrial, como son

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los parques industriales. Se expresan ideas sobre la posibilidad de formarun corredor industrial paralelo a la autopista a cuatro carriles Colima-Tecomán-Manzanillo.

La economía colimense fue definiendo su fisonomía como resultado delas etapas que hemos tratado de describir, y en las que se crearon las condi-ciones que permitieron, digamos, dar un impulso alternado a los tres secto-res de la economía colimense: primero, en las décadas de los cincuenta ysesenta en que el sector agropecuario crece de manera muy importante,impulsando especialmente a la industria, para que en la década de los se-tenta se convirtiera en la actividad más dinámica de la economía. Este dina-mismo de las actividades industriales no excluyó el aún papel preponderan-te del sector agropecuario con su agroindustria, y que a su vez harían posi-ble, “empujar” en la década de los ochenta, la modernización de la actividadportuaria y el crecimiento del turismo, hacia un rol fundamental en el ac-tual desarrollo económico de Colima.

Notas1 El principal factor que obstaculiza el desarrollo integral del sector rural es el lento crecimiento de la

productividad por el insuficiente apoyo de las instituciones públicas y privadas. La asistencia técnica,el crédito y la investigación se brindan en forma aislada, esporádica y desarticulada; la falta de organi-zaciones de los productores, principalmente frutícolas, afecta fuertemente los márgenes de utilidad porlos deficientes niveles de comercialización. La capacidad agroindustrial no se aprovecha en toda sumagnitud por la vulnerabilidad de los mercados. Plan Colima, p. 27.2 Este esquema da lugar a bajos niveles de productividad en el campo. Se usan métodos de explotación

tradicionales, no obstante que las dimensiones de la entidad y el crecimiento de la población demandanuna evolución tecnológica tendiente a recuperar los niveles de crecimiento y de participación dentro delproducto interno bruto estatal. El sector primario absorbe aproximadamente las dos terceras partes deltotal de la mano de obra; satisface, en una buena medida, las necesidades locales de alimentación yparticipa en la oferta nacional, fundamentalmente con productos frutícolas. Plan Colima, p. 27.3 Los municipios de Minatitlán e Ixtlahuacán son los más rezagados dentro de este proceso de creci-

miento, tanto por las características de sus recursos naturales que limitan las actividades agrícolas,como por el curso adoptado por las actividades productivas, consistentes en no procurar el equilibrioentre el desarrollo económico de los sectores y el de las regiones del estado. Plan Colima, GobiernoConstitucional del Estado de Colima, agosto 1983, p. 21.4 La maestra Griselda Álvarez Ponce de León.

5 Recuérdese que en 1972 Miguel de la Madrid fue nombrado director general de crédito de la Secretaría

de Hacienda, en 1975 fue subsecretario de Hacienda y Crédito Público, en 1979 pasó a ocupar la carterade la entonces recién creada Secretaría de Programación y Presupuesto.6 La explotación de fierro estaba en manos de dos grandes empresas: el Consorcio Minero Benito Juárez

Peña Colorada, S. A., y Las Encinas, S. A.7 El aprovechamiento de las calizas es suficiente para abastecer el mercado interno, por lo que la empresa

SONOCAL ha realizado importante inversión para la construcción de una planta de cal, que proyectaun volumen de producción de 120 mil toneladas anuales, capacidad con la que se pretende abastecer lademanda del mercado interno y la de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas en Michoacán. Págs. 47-48.

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8 La explotación de minerales no metálicos se ha desarrollado generalmente en forma artesanal, a excep-

ción de la barita, cuya explotación se ha realizado a través de dos plantas procesadoras localizadas enel municipio de Colima, una denominada Barita de Apatzingán y la otra Minerales de la Colina, S.A.,con capacidades instaladas de 275 toneladas/día respectivamente. La importancia que representa estemineral como insumo demandado por la empresa paraestatal PEMEX, quien compra la produccióntotal, ha permitido que la evolución de esta actividad muestre un comportamiento favorable. Plan Colima,Gobierno Constitucional del Estado de Colima, agosto 1983, p. 47.9 El coco rallado y el citrato de sodio representaron durante 1980 el 32.7% y el 23.3% del valor total de las

exportaciones, respectivamente. Plan Colima, Gobierno Constitucional del Estado de Colima, agosto1983, p. 48.10

Cabe destacar que como producto de esa visión, se crea el Centro Universitario de Estudios e Investi-gaciones sobre la Cuenca del Pacífico.

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La economía colimense de la década de los cincuenta a los ochenta

Fecha de recepción: 31 de mayo de 2007Fecha de aprobación: 24 de septiembre de 2007


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