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Educacio n Resistencia y Movimientos Socialesla Pra Xis Educativo-poli Tica de Los Sin Tierra y de...

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    Educacin, ResistenciaMoimientosSociales: lapris

    educatio-polticadelosSinTierradelosZapatistas

    CID

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    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Dr. Jos Narro RoblesRector

    Dr. Eduardo Brzana GarcaSecretarioGeneral

    Dr. Francisco Jos Trigo Tavera

    SecretariodeDesarrolloInstitucional

    Lic. Luis Ral Gonzlez PrezAbogadoGeneral

    Dra. Estela Morales CamposCoordinadoradeHumanidades

    Dr. Juan Pedro Laclette San Romn

    Coordinador

    de

    Estudios

    de

    Posgrado

    Dra. Imelda Lpez VillaseorSecretariaAcadmica

    CoordinacindeEstudiosdePosgrado

    Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos

    Dra. Guadalupe Valencia GarcaCoordinadora

    Dr. Jos Guadalupe Gandarilla SalgadoSecretarioAcadmico

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    Educacin, ResistenciaMoimientosSociales: lapriseducatio-polticade

    losSin

    Tierra

    de

    los

    Zapatistas

    LiaPinheiroBarbosa

    Prlogo

    LucioOlier

    UniersidadNacionalAutnomadeMico

    ProgramadePosgradoenEstudiosLAtinoamericanosMico, 2015.

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    Primera edicin, octubre 2015

    D. R. Universidad Nacional Autnoma de MxicoPrograma de Posgrado en Estudios LatinoamericanosUnidad de Posgrado, Edicio H, 1er. Piso, Circuito de Posgrados, Zona Cultural,Ciudad Universitaria, Coyoacn, Mxico, 04510, D. F.www.latinoamericanos.posgrado.unam.mx

    ISBN

    Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin la autorizacinescrita del titular de los derechos patrimoniales

    Impreso y hecho en MxicoPrinted and made in Mexico

    HN283.5.P54

    2015LIBRUNAM 1784143

    Pinheiro Barbosa, Lia, autor.Educacin, resistencia y movimientos sociales : la praxis educativo-poltica de

    los Sin Tierra y de los Zapatistas / Lia Pinheiro Barbosa ; prlogo Lucio Oliver. Primeraedicin.

    466pginas. (Coleccin investigacin doctoral)

    ISBN

    1. Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (Brasil). 2. Ejrcito Zapa-tista de Liberacin Nacional (Mxico). 3. Movimientos sociales Brasil. 4. Movimientossociales Mxico. I. Oliver, Lucio, prologuista. II. Ttulo. III. Serie.

    978-607-8446-12-4

    978-607-8446-12-4

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    S

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9

    Lucio Oliver

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    I. Los movimientos sociales como sujetos educativo-polticos . . . . . .9

    Dimensiones del accionar educativo-poltico de los movimientos indgenas y campesinos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34De sujetos polticos a sujetos educativo-polticos . . . . . . . . . . . . . . . . . 58Un lxico particular y la incidencia en la

    construccin del conocimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

    II. Educando en la Resistencia: formacin del sujetohistrico-poltico Sin Tierray la construccin de un

    proyecto poltico popular alternativo para Brasil . . . . . . . . . . . . . . . . . Ocupar, Resistir y Producir: los orgenes del Mst . . . . . . . . . . . . . . . . 73Ruptura con el Latifundio del Saber: el proyecto

    educativo-poltico del Mst . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1El sujeto histrico-poltico Sin Tierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132

    III. Hombres y mujeres Sin Rostroy la palabra corazonada:los orgenes del Zapatismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Tejiendo los hilos de la rebelin zapatista:antecedentes del EZLN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

    La conformacin del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

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    Lia Pinheiro Barbosa

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    Nosotros que nacimos de la noche:el Levantamiento del EZLN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

    Declaraciones de la Selva Lacandona y la construccindel proyecto autonmico zapatista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161

    De los Aguascalientes a los Caracoles: construyendola autonoma Zapatista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182

    Rompiendo con el sumidero de los500aos:herencia de la educacin dominante y la bsqueda de uncambio desde la educacin rebelde autnoma zapatista . . . . . . . . . . 12

    El Sistema Educativo Rebelde

    Autnomo Zapatista (Sera) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18El sujeto histrico-poltico Zapatista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247

    IV. Dimensiones del proyecto educativo-poltico

    del y del . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Dimensin epistmica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 262La dimensin epistmica en el proyectoeducativo-poltico del Mst. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265

    La dimensin epistmica en el proyectoeducativo-poltico del Movimiento Zapatista . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

    Dimensin organizativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23La dimensin organizativa en el Mst. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27La dimensin organizativa en el Movimiento Zapatista . . . . . . . . 28

    Dimensin identitaria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304La identidad en movimientoen el Mst. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304La identidad insurgente y rebelde del Zapatismo . . . . . . . . . . . . . . 31

    Dimensin Dialgica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340El movimiento dialgico del Mst. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341El movimiento dialgico del Movimiento Zapatista . . . . . . . . . . . 367

    Dimensin poltica en el Msty en el Movimiento Zapatista . . . . . . . 31

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    Educacin, Resistencia y Movimientos Sociales:

    la prxis educativo-poltica de los Sin Tierra y de los Zapatistas

    9

    V. Educacin y disputa hegemnica enpraxis

    educativo-poltica del y del . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    El papel de la educacin y de la escuela en elmarco del proyecto hegemnico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 402

    Una otra educacin para un otro mundo posible o decmo se disputa la hegemona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 406

    Materializacin de la disputa (contra) hegemnica enlapraxis educativo-poltica del Msty del Zapatismo . . . . . . . . . . . . 417

    Educacin, derecho nuestro, deber del Estado:la disputa hegemnica del Mst. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417

    Educacin Autnoma: la accin contra-hegemnicadel Movimiento Zapatista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 425

    Retos y desafos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43Retos y desafos para el Movimiento de los Sin Tierra . . . . . . . . . 440Retos y desafos para el Movimiento Zapatista . . . . . . . . . . . . . . . . 444

    Consideraciones nales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Referencias bibliogrcas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    AGADECE

    Al arte de resistir de los Sin Tierra y de los Sin Rostro: insurgentesrebeldes que, abajo y a la izquierda, el lugar donde late el corazn, luchanpor dignidad, tierra y libertad.

    A mi tutor, Dr. Lucio Oliver, por su orientacin rigurosa y generosa.Por el dilogo crtico permanente y por su palabra corazonada.A mi co-tutora, Dra. Marcela Gmez Sollano, por su sensibilidad pe-

    daggica.A la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y a su Programa de

    Posgrado en Estudios Latinoamericanos.Al pueblo mexicano, por brindarme una beca del Conact.Al equipo del Programa Alternativas Pedaggicas y Prospectiva Edu-

    cativa en Amrica Latina (APPeAL), por nutrirme con el debate perma-

    nente sobre las alternativas pedaggicas latinoamericanas.A la Red Transnacional Otros Saberes, espacio colectivo de gran

    aprendizaje epistmico.Al Proyecto PapiitIN305811: Transformaciones recientes del Estado

    ampliado en Amrica Latina: una aproximacin desde la sociologa pol-tica de Gramsci que me otorg una beca para la terminacin de la tesis.

    Especialmente a mis amigas y amigos, por el encuentro de vidas enel cruce de nuestros calendarios y geografas.

    A los verdes mares cearenses, la niebla chiapaneca y a los volcanes

    mexicanos: inspiracin.

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    Somos millones de compaeros y compaeras buscando la liberacin de la tierra,de hombres y mujeres en un pas donde la tierra vale oro

    y los seres humanos, algunos gramos de plomo moldeado en balas

    que hacen sangrar el destino de nuestro pueblo sufrido [...]La tierra en su suspiro nos bendice y agradece

    por medio de las nubes de polvo provocadas por los rgidos pies descalzosque siguen sin miedo, construyendo esta gran hermandad de compaeros

    en la bsqueda de la dignidad perdida.Seguimos cantando.

    En la poesa del cantador, se mezclan el deseo de tierra de hombresEn la gran sinfona de la esperanza que apunta el horizonte

    y el lejos queda cerca cuando se camina adelante.Las cuerdas mueven pasiones.

    El sentimiento, las pulsaciones y el sueo de vencer,los corazones.

    Cantar, pues, es ms que un placercuando las voces brotan de fuerzas en movimiento

    que al sonido suave de bellas melodasalzan hoces y machetes rompiendo cercas [...] para ver nacer el nuevo da.

    As la tierra se convierte en causa,la libertad se convierte en sueo,

    el grito fuerte se convierte en guerra

    y el pueblo todo sigue un solo camino en el sendero estrecho sem-brando el futuro.Que la noche oscura del dolor y de la muerte pase rpido,

    que el sonido de nuestros himnos anime nuestras conscienciasy que la lucha redima nuestra pobreza,

    que el amanecer nos encuentre sonrientes,festejando nuestra libertad.

    Poema Terra Sertaneja - Ademar Bogo

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    A minha me,Maria Goretti Pinheiro Barbosa.

    Em memria e com eterna saudade.

    Ao meu irmo,Sergio Murilo Pinheiro Barbosa.

    Por sua amizade e amor.

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    DCEDEGA

    CCETAZ - Centro Cultural de Educacin Tecnolgica Autnoma Zapatista

    CCRI-CG - Comit Clandestino Revolucionario Indgena Comandancia General

    CEBs Comunidades Eclesiales de Base

    CELMRAZ - Centro de Espaol y Lenguas Mayas Rebelde Autnomo ZapatistaCEPATEC - Centro de Formao e Pesquisa do Contestado

    COCOPA - Comisin de Concordia y Pacicacin del Congreso de la Unin

    CLOC- Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo

    CONAC-LN- Coordinadora Nacional de Accin Cvica-Liberacin Nacional

    CONTAG- Confederacin Nacional de los Trabajadores en la Agricultura

    CPT Comisin Pastoral de la Tierra

    CTO Centro del Teatro del Oprimido

    CUT Central nica de los TrabajadoresENFF Escola Nacional Florestan Fernandes

    EZLN Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional

    EZRAZ Escuela Secundaria Rebelde Autnoma Zapatista

    FZLN Frente Zapatista de Liberacin Nacional

    IALA - Instituto Universitario Latinoamericano de Agroecologa Paulo Freire

    IEJC Instituto de Educao Josu de Castro

    ITERRA - Instituto Tcnico de Capacitao e Pesquisa da Reforma Agrria

    INCRA Instituto Nacional de Colonizao e Reforma AgrariaJBG Junta de Buen Gobierno

    LDB Ley de Directrices y Bases de la Educacin

    LDBEN - Ley de Directrices y Bases de la Educacin Nacional

    MAREZ Municipio Rebelde Autnomo Zapatista

    MDA Ministerio de Desarrollo Agrario

    MST Movimiento de los Sin Tierra

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    NB Ncleo de Base

    ONEAI - Organizacin de la Nueva Educacin Autnoma Indgena para la Paz Justa

    y Digna por la HumanidadPRONACAMPO Programa Nacional de Educacin en el Campo

    PRONERA- Programa Nacional de Educacin para la Reforma Agraria

    PSDB Partido de la Social-Democracia Brasilea

    PAN Partido Accin Nacional

    PRD Partido de la Revolucin Democrtica

    PRI Partido Revolucionario Institucional

    PT Partido de los Trabajadores

    SERAZ Sistema Educativo Rebelde Autnomo ZapatistaTLCAN - Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte

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    P

    E

    ste prlogo introduce un libro que descubre, investiga y le da seguimien-to crtico a una nueva concepcin, en germen an, de lucha polticahistrica por la transformacin social, ubicada en la experiencia de los

    movimientos campesinos e indgenas de Mxico y Brasil.En los dos ltimos siglos se pens que el cambio social se producira ex-

    clusiva o prioritariamente a partir de la experiencia de los sujetos modernosubicados en las ciudades y las industrias las locomotoras de la historia,en donde los trabajadores sociales del campo seran jalados por las potentes yavanzadas maquinarias urbanas. Por ello ha sorprendido la vitalidad, creativi-dad, rmeza y claridad de la lucha que se asienta y surge del campo latinoame-ricano, territorio de viejos momentos constitutivos de la vida nacional, que no

    slo superan a las ltimas modas de la modernidad, sino que son capaces derenovarse y ensear, pero tambin de presentarse como modernos, aun-que de otra manera. Quiz sea la forma en que la historia se abre camino enlas derrotas urbanas y en el dinamismo de los movimientos sociales del campo,para luego entregar de nuevo la estafeta a los centros productivos y sociales msdesarrollados. Pero en tal momento la experiencia ideolgico-poltica que seconsolida y viene del campo servir como ingrediente de las estrategias, de laspolticas de emancipacin y de algo muy importante: de la necesaria y siempre

    postergada reforma intelectual y moral de nuestros pases.Estudiar la experiencia del EZLNy delMsta partir de su concepcin educa-

    tiva es conocer el nudo central de una nueva concepcin de la poltica basadaen la elevacin intelectual y moral de los participantes del movimiento, en laeducacin de los participantes de la lucha. sta se presenta aqu como estrategiade una poltica otra, distinta, de totalidad, con eje en la formacin de con-ciencia y organizacin de los sectores populares. Los movimientos estudiados

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    en este libro parten de la necesidad de formar polticamente a los que estn enresistencia, en pie de lucha. Son movimientos que buscan formar polticamente

    a su militancia y deenden la educacin en tanto proyecto poltico, pero queigualmente instigan a que los dems movimientos construyan conscientementesus propios caminos, en dilogo con todos los que estn en resistencia en con-textos nacionales como los de Mxico y Brasil, en los cuales an hoy prevaleceuna poltica dominada por las instituciones, que separa a las lites de las masas,a los dirigentes de los dirigidos, como actividad de profesionales en mbitosespeccos, con leyes, reglas y funciones especcas, basadas en el predominiode la representacin, y en general en la delegacin en benecio de los dirigen-

    tes y los gobernantes. Frente a ello tenemos en la experiencia estudiada por laautora de esta obra, el intento de una poltica como construccin social paraintervenir en todos los asuntos de la sociedad; poltica que rompe los compar-timentos estancos en que est organizada la maquinaria de dominacin y deproduccin diaria de la subalternidad de las mayoras. Pero esa otra polticaes una afrenta a los Estados y a su poder omnmodo, adems de ser uno de loscaminos para construir poder desde abajo; desde y en la sociedad, para crearuna potencia social emancipadora y no como una nueva forma de dominio de

    grupos sociales.Vivimos en Occidente una profunda crisis del Estado, en trminos de su

    vigencia legtima como conjunto de instituciones que conforman una comuni-dad poltica representativa y expresiva de la sociedad capitalista moderna. Sinembargo, son pocos los atisbos que aparecen en el horizonte como alternativa.En general las tendencias son el posibilismo, fundamentado en el confor-mismo fatalista del hacer slo lo que sea posible en el marco de las leyes y lasrelaciones sociales actuales, para reformar a la sociedad actuando dentro de

    las instituciones, lo que termina en la aceptacin de la separacin entre Estadoy sociedad o la que existe entre poltica y economa. Una concepcin que seubica en las antpodas de la anterior es el sndrome anarquista del avestruz, quebusca rechazar toda autoridad y huir del Estado cerrando los ojos a lo general,sumergindose en lo inmediato social pensando que por ello el Estado dejarde dominar y dirigir y desaparecer por el desprecio de los grupos que resisten.

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    Sin embargo el poder sigue ah actuando con la vieja sentencia de descframeo te devoro.

    Las nuevas formas polticas de los movimientos sociales no han nacido de lanada, surgen para superar la derrota de las tentativas de cambio social del sigloXX. Del fracaso de un comunismo estatista (muy ajeno al previsto por la crticaoriginal y creativa de sus tericos fundadores), y de la insuciencia de las refor-mas de la socialdemocracia estatista europea subordinada a la mundializacincapitalista. El primero mostr la fuerza de la pervivencia y dominio del Estadoen las experiencias de transformacin social radical y la ltima evidenci sufuncionalidad para la reproduccin monoplica privada capitalista.

    En realidad, el problema del Estado moderno no est resuelto. No slo por-que ste no ha sido destruido ni ha desaparecido, sino porque sigue presentecomo dominio y tambin como direccin de las sociedades modernas, comopoder pblico y como mediacin que reconoce y niega derechos de maneracontrolada y dirigista poniendo siempre cadenas a la participacin social. Si-gue moviendo las piezas del ajedrez y la sociedad parece estar abandonandola jugada, con lo cual slo se anticipa al jaque mate. Pero dicho problema, eldel Estado, es en realidad el de la sociedad que lo genera, que reproduce en

    su interior las relaciones sociales de clase, pero tambin de mercado y dinero,de dominio burocrtico y de lite, de autoritarismo social, que se convierte enrelaciones polticas de poder debido al aoramiento de esas contradiccio-nes y al dominio de la alienacin mercantil. El Estado es la institucionalidadque maniesta el dominio histrico del capital en las condiciones mundialesactuales y ese dominio se expresa en la reproduccin de las clases capitalistasdominantes y en su hegemona en las instituciones y en la sociedad civil. Porello es un problema de la sociedad, porque el dominio estatal se reproduce

    todos los das como educacin poltica de subalternidad en la sociedad.Pero, como argument Marx en los Grundrisse, el Estado es la comuni-

    dad que existe en las fuerzas productivas sociales colectivas y que se separade la sociedad porque debido a las relaciones sociales antagnicas existentesno puede hacerse valer; ello en las condiciones prevalecientes de la sociedadmercantil capitalista de individuos libres e iguales encerrados en s mismos,trabajadores subsumidos en la produccin de valor a partir de la venta antici-

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    pada y cosicada antinatural del trabajo vivo como fuerza de trabajo. Deah que lo que hay de comunidad se expresa paradjicamente como dinero,

    como capital y como poder pblico separado en una institucin especial. En elfondo esa fuerza comunitaria, alienada como fuerza mercantil y poder estatal,expresa la enajenacin de los trabajadores que aportan su trabajo vivo y quese autoconciben todava como fuerza del capital y no como los verdaderoscreadores de la riqueza moderna junto a la naturaleza que tambin es ahorareivindicada como fuerza privada en la produccin de la riqueza. La alienacinprecisa de una ruptura terica, educativa y prctica, de una conciencia libre delos trabajadores que los transforme en opcin emancipadora (Marx,El capital,

    tomo III, La frmula trinitaria).Es en ese proceso de toma de conciencia que se encuentran la historia, la

    lucha social, la losofa de lapraxisy la formacin ideolgica comunitaria ycolectiva alternativa capaces de crear una nueva voluntad social encaminadaa un n emancipador que provea de autonoma y supere la subalternidad delas grandes masas populares trabajadoras diversas. Y es ah donde la educa-cin es estratgica para una nueva poltica. Los problemas de ese trabajo enla conciencia son los que aparecen en la experiencia de resistencia, diseo de

    estrategias y comportamiento poltico de neozapatistas y trabajadores del Mst.El libro que tenemos en las manos repasa los diversos problemas que apare-

    cen en las luchas tejidas por ambos movimientos sociales en el dilogo perma-nente con las otras resistencias del mundo. La investigadora cumple su papel: semete por los rincones, pregunta, anota, estudia, reexiona, conversa y vuelve aestudiar y a reexionar. As, esta investigacin signic un trabajo de campo yuna lectura interminable para entender la experiencia de una nueva concepcinde la educacin como campo de crtica de las visiones del mundo dominantes

    y de toma de conciencia.Los movimientos estudiados tienen la marca de su origen: las luchas contra

    el autoritarismo, el relegamiento y la exclusin comunitaria indgena en Mxicoy contra la pervivencia de instituciones oligrquicas y el dominio de la granpropiedad de la tierra en Brasil. Son movimientos, el neozapatismo indgenacomunitario y el de los trabajadores de Sin Tierra, que tienen races concretas yrealizan sus luchas a partir de reconocerlas. Pero las formas de esas luchas son

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    la prxis educativo-poltica de los Sin Tierra y de los Zapatistas

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    totalmente nuevas, lo que las diferenciade los anteriores movimientos campe-sinos es que no se busca la sola inclusin formal de los campesinos indgenas

    en las leyes, ni la pura reforma de la tenencia de la tierra. Se busca generar mo-vimientos sociales que adems de exigir lo anterior abran nuevas perspectivasprogramticas: la plurinacionalidad, la democracia comunitaria, la posesiny el trabajo colectivos de la tierra y el poder popular. Pero eso signica unanueva armacin de lo pblico en nuestras sociedades, de intervencin enaquello que es comn y que hoy es denido no por las burocracias dominantes.Esa estrategia tiene la mira de contribuir a crear una sociedad convertida endirigente. Mandar obedeciendo y no mandar mandando, eso slo puede ser

    verdad en una sociedad distinta, una sociedad con alta organizacin y elevadaeducacin poltica. Y para ello los movimientos estudiados han elaborado unaestrategia que pone la educacin como eje de la formacin poltica en el pro-ceso de construirse como fuerzas histricas, no una educacin libresca, sinouna educacin que expande los horizontes de lo que se vive y de las luchas yarma nuevas concepciones y nuevas visiones del mundo.

    La educacin social de nuestros pases tiene la impronta de nuestras so-ciedades: es contradictoria, jerrquica, elitista, individualista, no reconoce la

    fuerza del trabajo vivo, sino la competencia del trabajo muerto; fortalece unsentido comn que ratica diariamente la dominacin de los poderosos y delos dueos del capital. Est hecha para mantener la subalternidad y funcionacomo vehculo de la hegemona de las clases dominantes y de la desorganiza-cin y fragmentacin social. En ese sentido, la educacin est al servicio de lacivilizacin actual dominada por el capital. Por ello es que en los movimientossociales ha surgido la necesidad de armar la propia educacin como estrategiay compaera de lucha. Para ello, campesinos e indgenas acuden a sus races,

    a sus tradiciones, a sus formas de vivir y pensar, las vinculan al pensamientocrtico y a la lucha poltica.

    Los intelectuales interesados en el conocimiento y en el cambio de larealidad tenemos el desafo de aproximarnos a las experiencias de los movi-mientos, buscar conocerlas de cerca y reexionarlas crticamente. Los movi-mientos rechazaran que tuvisemos el papel slo de voceros de sus experien-cias. Nuestra funcin es controvertir la realidad, cuestionar lo que se hace,

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    sistematizar los logros y apuntar lo que an est en germen, sealar las contra-dicciones. Como escribi Gramsci en sus famosos cuadernos:nuestro papel es

    elaborar un conjunto de cnones prcticos de investigacin y de observacionesparticulares tiles para despertar el inters por la realidad afectiva y suscitarintuiciones polticas ms rigurosas y vigorosas. Y se, precisamente, es el ca-mino andado por la investigadora en la elaboracin del presente libro.

    Lucio Oliver Costilla

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    atinoamrica es una regin en pulsacin permanente. La tradicin hist-rico-poltica del continente est traspasada por luchas y enfrentamientospolticos de las mltiples formas de violencia resultantes de la coloni-

    zacin y de una sociedad de clase: acaparamiento de tierras, negacin de unaidentidad sociocultural, de acceso a los bienes naturales, de violacin de de-rechos que deberan de ser asegurados en el plano institucional-legal por elEstado, adems de una creciente violencia militar y paramilitar.

    El ahondamiento de las contradicciones sociales y poltico-econmicaspermiti emerger, con expresiva contundencia, un mosaico de rebeldas, queexpresan la vitalidad de la resistencia protagonizada, especialmente, por losmovimientos indgenas, campesinos y afrodescendientes. Desafan la lgica

    unilateral y homogeneizadora, impuesta histricamente por los grupos hege-mnicos, en las relaciones culturales, geopolticas y econmicas. Constituyenla materizalizacin de voces que inscriben, en la historia poltica de la regin, lalucha por la emancipacin como necesidad histrica.

    En cada pas latinoamericano podemos encontrar experiencias de insu-misin y rebelda poltica, de articulacin de demandas histricas que, en losltimos treinta aos, incorporan nuevas semnticas y prcticas en que sonreinventadas las luchas para la (re)conformacin de los sujetos histrico-po-

    lticos, la tesitura de subjetividades y la proposicin de proyectos polticos decarcter emancipatorio.

    El re-ordenamiento de la lucha poltica subraya una particularidad histri-ca: concebir un cambio social forjado desde otros referentes que no se restrin-gen al modelo tradicional de organizacin poltica, sobre todo aqul vinculadoa la representatividad poltico-partidaria y de gestin tecno-burocrtica delEstado. En este sentido, muchos movimientos han construido un proyecto

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    poltico alternativo que emerge desde la vivencia cotidiana de la lucha, conel objetivo de promover un cambio en las matrices socio-culturales propias

    de los procesos de conformacin de sociabilidades y subjetividades. Es decir, depensar una concepcin de poltica articulada a otras dimensiones de la lucha,como por ejemplo, desde la matriz epistmica de la cosmovisin, de la lengua,del lugar de la experiencia y de los saberes locales.

    Uno de los senderos que se abre en la trama poltica de la regin, incorporaa la educacin como lugar de inscripcin de un proyecto poltico alternativo.Desde esta perspectiva, los movimientos toman en sus manos la necesidadhistrica de repensar, en el plan crtico, el papel histrico-poltico desarrollado

    por la educacin en el proyecto de modernidad y en la conformacin del Esta-do-nacin en Amrica Latina. Como parte intrnseca de esa lectura histrica,plantean la proposicin de un proyecto educativo-poltico en el cual se tejanotros lenguajes que re-signican lo cultural, lo social y lo poltico, tres mbitosindisociables en la gnesis de una nueva cultura poltica.

    La educacin, en tanto proyecto poltico de resistencia, demarca el lugarde la cultura, de la experiencia y de los saberes locales como referentes parala construccin de nuevos matrices conceptuales que cumplen un papel fun-

    damental en la conformacin del sujeto histrico-poltico y su papel en lacorrelacin de fuerzas y disputa hegemnica con el Estado.

    Asimismo, lapraxis educativo-pedaggica de mltiples movimientos hasido un verdadero espacio de reexin epistmica y de produccin de saberesque les permite avanzar en una crtica coyuntural con respecto a las problem-ticas econmicas, polticas, socio-culturales y ambientales que asolan la regin,adems de nutrir la argumentacin que sostiene el conjunto de demandas,estrategias y tcticas de lucha poltica impulsada por ellos.

    El Msty el Movimiento Zapatista1son fruto de ese contexto histrico deexclusin, caracterizado por asimetras de un desarrollo econmico y de unproyecto de modernidad sumamente excluyentes. Emblemticos sujetos his-

    1 Desde mi perspectiva, el Movimiento Zapatista comprende la parte militar, represen-tada por el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) y la civil, articulada porlas Comunidades Bases de Apoyo, los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno.

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    trico-polticos en la historia reciente de Latinoamrica, ambos pertenecen aeste movimiento histrico de las resistencias y rebeldas.

    Son movimientos que lograron, a lo largo de tres dcadas, consolidar unproyecto societal alternativo, que cuestiona, en su esencia, las mltiples facetasdel capital, y sus nefastas consecuencias en el proceso de deshumanizacin delser humano y en el paulatino proceso de destruccin de la naturaleza. Por talrazn, emprenden una lucha permanente por la recuperacin de su memoria, sucultura, su ethos identitario, su tierra, su liberacin y su emancipacin poltica.

    Pese las singularidades e idiosincrasias en el mbito interno de cada lucha,en el plan nacional y/o internacional, as como en el dilogo con otras resis-

    tencias, ambos movimientos consideran que la consolidacin de un proyec-to emancipador prescinde de la construccin de un sujeto histrico-polticodotado de una mirada crtica, capaz de comprender e interpelar las nuevasconguraciones polticas del capital.

    Para pensar la conformacin de ese sujeto histrico-poltico, el Msty elMovimiento Zapatista inauguraron un importante debate acerca del vnculodialctico entre educacin y poltica, especialmente al problematizar ese terre-no con el campo de disputa hegemnica.

    En este sentido, en el mbito de los proyectos polticos articulados por elMsty el Movimiento Zapatista emerge una concepcin de educacin primor-dial para fortalecer los horizontes de sentido conferidos a la lucha y a la resis-tencia. Para ello, ambos desarrollan un proyecto educativo-poltico en el cualse reconstruye la nocin de sujeto, de cultura, de poltica y de participacin;categoras pensadas a raz de un ethos identitario y consideradas esenciales enla estrategia poltica trazada por cada uno de los movimientos.

    En este libro tratar de analizar lo que llamo proyecto educativo-polti-

    co del Msty del Movimiento Zapatista. El objetivo consiste en analizar lasdimensiones que traspasan la concepcin de educacin y de pedagoga paracada uno de los movimientos, especialmente en el proceso de formacin pol-tico-ideolgica del sujeto histrico-poltico Sin Tierray Zapatista, bien comoen las acciones polticas campesinas e indgenas de resistencia frente al Estadoneoliberal en Amrica Latina.

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    Para ello, el anlisis se desarrolla a lo largo de cinco captulos. En el pri-mero, trato de plantear una primera discusin con respecto a la identidad de

    los movimientos sociales latinoamericanos, al denirlos como sujetos edu-cativo-polticos. Desde esa perspectiva, abordo la centralidad que adquierela educacin en lapraxis poltica de los movimientos sociales, subrayando ladimensin educativo-pedaggica y su papel en el proceso de construccin delconocimiento desde los movimientos y en el fortalecimiento de los plantea-mientos polticos que sostienen su agenda de lucha.

    En el segundo y tercer captulo sern presentados los dos movimientossociales analizados: el Msty el Movimiento Zapatista, respectivamente. Se-

    rn planteados los elementos de constitucin del proyecto educativo-polticoarticulado por cada uno de los movimientos, con nfasis en la concepcin deeducacin y pedagoga que deriva de lapraxis educativa. Por otro lado, demos-traremos los ejes de articulacin del proceso de formacin poltica, responsa-bles de conformar al sujeto histrico-poltico Sin Tierray Zapatista.

    El cuarto captulo condensa el anlisis acerca de las dimensiones del pro-yecto educativo-poltico de cada movimiento social: las dimensiones epist-mica, organizativa, identitaria, dialgica y poltica. El captulo demostrar la

    articulacin del proceso educativo-poltico en el campo concreto de la lucha delMsty del Movimiento Zapatista. Para ello, dar nfasis al mbito cotidiano dela lucha, en el lugar de inscripcin poltica de la experiencia como semillerodel accionar poltico del Msty del Zapatismo. Adems, se demostrar cmo seexpresan las cinco dimensiones del proyecto educativo-poltico a lo largo de latrayectoria poltica de ambos movimientos.

    Por ende, el captulo nal se dedica a identicar de qu forma la educacinse inserta en el campo de disputa hegemnica en el contexto de la lucha en

    Brasil y Mxico. Para ello, ser demostrado cmo se ha concretizado la disputapoltica con el Estado, principalmente para las respuestas que cada uno de losmovimientos sociales analizados ha orquestado. Por otro lado, planteamos al-gunos retos y desafos que estn por delante para pensar, de forma prospectiva,los alcances del proyecto educativo-poltico del Movimiento Sin Tierra y delMovimiento Zapatista.

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    istricamente constituida, la resistencia en Latinoamrica se ha con-vertido en estrategia y semillero de alternativas generadas por lospueblos campesinos, indgenas, afrodescendientes quilombolas,2

    ribereos3y de aquellos que viven en las grandes urbes, todos en situacinde pobreza (o pobreza extrema), desplazamiento de sus tierras, sometidos a

    violencia militar o paramilitar, desprovistos del acceso a los bienes naturalesy de los derechos que deberan ser asegurados en el marco legal-institucionaldel Estado. Expresa la materializacin de voces que, desde una larga tradicinpoltica, luchan por una emancipacin humana en cuanto necesidad histricafrente a las secuelas poltico-econmicas y socio-culturales de la colonizaciniberoamericana, as como en el enfrentamiento a la tendencia autodestructiva

    y destructiva del capital (Mzsros, 2005),4realidad presente en todo el mundoen nuestros das.

    La emancipacin humana representa un nivel ms elevado en el que seconsolida una nueva sociabilidad, en la cual son dislocadas las formas de domi-

    2 Aqu el trmino quilombolase reere a los afrodescendientes de los Quilombos.En Brasil, el quilombo era el lugar de refugio de los esclavos brasileos. La palabratiene origen en kilombo o ochilombo, una de las lenguas bantus ms habladas enAngola. A mediados de 1600fue creado el primer quilombo en Brasil Quilombodos Palmaresuna comunidad auto-sustentable, formada por negros esclavos quehuyeron de las haciendas y crceles. La extensin de su rea geogrca equivaldra aPortugal.

    3 Aquellos que viven en los mrgenes de los ros, como por ejemplo, en las regionesamaznicas.

    4 Cita traducida por la autora.

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    nacin poltico-econmica y cultural, sobre todo aquellas que estn diseadasdesde lo externo y lo ajeno de cada sociedad. Al respecto, arma Iasi:

    La emancipacin humana, n de la prehistoria de la humanidad, exige

    la superacin de las mediaciones que se interponen entre el humano

    y su mundo. Para que la humanidad, al reconocer la historia como

    su propia obra, pueda decidir dirigirla en otro sentido, diferente del

    callejn sin salida por el cual la sociedad capitalista mundial conduce

    a la especie. En los tiempos de Marx, asumir de forma consciente y

    planeada el control del destino humano (2007: 5)5.

    En la cartografa de las resistencias que se arman en la regin, el logro de laemancipacin humana no se restringe a la asuncin de esa conciencia histrica:ms all de eso, requiere de una base histrico-social para la superacin de lalgica subyacente de lo que fue la colonizacin y de lo que sigue siendo la he-rencia y las consecuencias de la sociedad del capital, especialmente en su ltima

    versin, el neoliberalismo. Ello implica la conformacin de fuerzas sociales enlucha, capaces de proponer y consolidar un proceso de transformacin social

    de carcter emancipatorio.Es necesario subrayar que tal proceso ocurre bajo una conictividad po-

    ltica propia de una sociedad marcada por contradicciones, por la existenciade clases sociales antagnicas y por la conformacin de un campo simblicoe ideolgico responsable de conformar un referente hegemnico, con vistas ahomogeneizar el pensamiento social y mantener la supremaca de determina-dos grupos en el poder. Esta conictividad se asienta bajo nuevos elementos deorden cultural, social, poltico y econmico, que son responsables de generar

    nuevos ncleos de tensin (Svampa, 200)6. A la vez, requieren de los movi-

    5 Cita traducida por la autora.

    6 Maristella Svampa arma que estos campos de tensin resultan de las formas de con-trol y disciplinamiento social; por una profunda criminalizacin de la protesta socialy un avance de la militarizacin y de una legislacin anti-terrorista.

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    mientos sociales, la trascendencia de la naturaleza de sus demandas polticasy de las alternativas planteadas.

    La agudizacin de las contradicciones sociales y poltico-econmicas per-mite emerger, con expresiva contundencia, un mosaico de rebeldas que seexpresan desde otrassemnticas, otrasgeografas, varios rostros de lasmultitudes oprimidas y desposedas: afrodescendientes, campesinos, indge-nas, obreros, mineros, mujeres, juventud, la llamada minora que, en verdad,representa la mayora en amplias regiones del mundo. Desafan la lgica unila-teral y homogeneizadora impuesta histricamente por los grupos hegemnicosen el complejo de relaciones culturales, geopolticas y econmicas. La resisten-

    cia rebelde busca conformar proyectos alternativos con vistas al fortalecimientode su identidad cultural, a la vez que hacen un giro en la forma de concebir yactuar en sus procesos histricos.

    Entre los elementos que dan la tnica a la conictividad social en Latinoa-mrica destacan aquellos relacionados con la disputa por proyectos polticosen el plan nacional y regional, la demanda por los derechos colectivos, por losderechos de la naturaleza y la defensa del territorio, de la soberana alimenta-ria, de las identidades culturales y de las autonomas. Ello implica la entrada

    en escena de un nuevo tipo de sujeto poltico y de una nueva concepcin de lapraxis poltica. Nuevo en el sentido de articular una agenda que contempla losdesafos epocales que inaugura el siglo XXI, dotados de especicidades que dancuenta de la carga del tiempo histrico. Sin embargo, se trata de un sujeto delarga tradicin histrico-poltica, que hila su accionar poltico en un procesocontinuo de recuperacin del legado de las luchas histricas trabadas en otrosmomentos de la histrica resistencia latinoamericana y por otros sujetos.

    Indubitablemente, los movimientos sociales constituyen este sujeto poltico

    que pone en evidencia la profunda contradiccin estructural subyacente aly propia del capital; que denuncia de par a par las mltiples formas de sojuzgarpropias de un modelo poltico-econmico que edic su dominacin ms alldel campo econmico, hincando races profundamente arraigadas a esque-mas simblico-ideolgicos que dan sostenimiento a la dominacin vivida ennuestros das.

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    El Msty el Movimiento Zapatista son frutos de las asimetras histricas deun desarrollo econmico y de un proyecto de modernidad sumamente exclu-

    yentes. Pertenecen a un movimiento histrico de resistencias y rebeldas queenfrentan al actual status quo cultural, poltico y econmico, por medio de laproposicin e implementacin de un proyecto de sociedad alternativo, el cualarticula mltiples dimensiones necesarias para la emancipacin humana. Portal razn, son movimientos sociales con caractersticas particulares y que debenser analizados a partir de una matriz analtica que demarque algunos elementosde diferenciacin conceptual y de inexin en el campo de la accin poltica.

    De esta forma, parto de la necesidad de considerar que el concepto de movi-

    mientos sociales abarca una gran variedad de movimientos, con caractersticasy temporalidades particulares, adems de una agenda poltica que incorporatanto demandas de carcter general como aquellas relacionadas con el m-bito de lo pblico y las dimensiones de los derechos as como otras msespeccas, como las planteadas por los movimientos de mujeres, de los SinTecho,de la diversidad sexual por citar algunos ejemplos, y ms an cuan-do se trata de movimientos indgenas, campesinos y afrodescendientes. Conrespecto a su campo poltico de actuacin, presentan una espacialidad que vara

    entre experiencias de lucha urbanas y en el campo.7

    7 Histricamente, el debate conceptual acerca de los movimientos sociales nace comoobjeto de reexin del pensamiento sociolgico, especialmente el vinculado alanlisis de la accin social colectiva. En el campo de la ciencia poltica, paulatinamen-te guraron como coadyuvantes en el escenario ms amplio de discusin y compren-sin del conjunto de fenmenos polticos propios del escenario pblico en dondeactan mltiples actores socio-polticos, como el Estado, las clases sociales y los or-ganismos de carcter econmico. El espectro terico de las ciencias sociales presenta

    una larga tradicin en la interpretacin de los movimientos sociales, conformado porvarias vertientes, una multiplicidad de acepciones y perspectivas analticas estruc-turadas bajo diferentes matrices terico-metodolgicos. En Amrica Latina, uno delos referentes en el estudio de los paradigmas clsicos y contemporneos para el an-lisis de los movimientos sociales son las investigaciones realizadas por la socilogabrasilea Maria da Glria Gohn. En sus investigaciones demuestra cmo las teorasde la accin social son recuperadas por distintas corrientes terico-metodolgicasdestinadas al anlisis de la accin colectiva. En el marco de los paradigmas clsicos,la autora identica, por lo menos, tres importantes corrientes tericas para el anlisis

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    En el siglo XXI, la agenda reivindicatoria articulada por los movimientossociales plantea nuevas demandas: por ejemplo, las relacionadas con la cons-

    truccin de un proyecto sociocultural y poltico-econmico autonmico y ladefensa del territorio y de los derechos de la naturaleza, eje central de la accinpoltica de los movimientos indgenas latinoamericanos. Estas demandas cul-minaron en la elaboracin y el otorgamiento de nuevas constituciones en elcaso de Bolivia y Ecuador instrumento legal y jurdico de respaldo de talesdemandas.

    Paralelamente, avanzaron aquellas de carcter histrico como centro deldebate y embate polticos: la demanda por los derechos humanos, por el pleno

    ejercicio de la ciudadana y democracia, por la realizacin de la reforma agraria,por la garanta del derecho a la vivienda, al trabajo, a la salud, a la educacin, en-tre tantas otras reivindicaciones que persistieron y siguen en boga desde la vozde los movimientos populares y sociales, tanto en la ciudad, como en el campo.

    La problemtica socio-poltica denunciada por los movimientos socialesest marcada por matices, ambivalencias y complejidades que retan e interpe-lan (desde afuera y desde adentro) la accin colectiva. Constituye una arena detensin poltica entre correlaciones de fuerzas histrico-sociales y culturales;

    caracterizada por una profundizacin y yuxtaposicin de luchas histricas enun escenario poltico regional marcado por importantes cambios de poca,

    de los movimientos sociales: 1) Histrico-estructuralista; 2) Culturalista-identitaria y3) Institucional-organizacional-comportamentalista. La conuencia analtica de es-tas tres corrientes consiste en situar a los movimientos sociales en tanto eje centralde la accin social colectiva. El espectro analtico de tales corrientes sigue inspirandomuchos de los anlisis de las teoras contemporneas acerca de los movimientos so-

    ciales. Sin embargo, son incorporados nuevos referentes, como aquellos que vinculanlos movimientos sociales a la defensa del medio ambiente (movimientos ecolgicos),a los derechos humanos y polticos, al rea de la produccin (movimiento sindical),o an, los relacionados al rea de la reproduccin o del consumo (los nombradosmovimientos sociales urbanos). Muchos de ellos heredan ejes tericos y polticos delas tres corrientes tericas ampliamente discutidas por Gohn. Para una profundiza-cin, consultar las siguientes obras de Maria da Gloria Gohn: Teoria dos MovimentosSociais. Paradigmas clssicos e contemporneos.So Paulo, Edies Loyola, 2006 yNovas Teorias dos Movimentos Sociais.So Paulo, Edies Loyola, 2008.

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    sobre todo aquellos relacionados al paradigma neoliberal y su expresin en elmbito poltico-econmico y cultural.

    El abanico de demandas y principios reivindicados por los movimientossociales nos permiten profundizar en la caracterizacin, el lugar de inscripcinpoltica y la forma de auto-representacin asumida por ellos, en especial, porlos movimientos indgenas y campesinos. Para nes de la presente reexin,destaco algunas dimensiones de estos movimientos sociales que sostendrn elargumento central a que me dedico en este captulo.

    Dimensiones del accionar educativo-poltico de los movimientos sociales indgenasy campesinos

    Es importante destacar que, ms all de constituirse en un sujeto poltico, losmovimientos sociales son sujetos educativos. Signica reconocer la existenciade dos planes en el accionar de estos sujetos histrico-polticos y que se condi-cionan en un mismo nivel. Implica considerar la centralidad de lo educativo enel campo de la disputa poltica y, a la vez, reconocer que la misma no excluye

    a lo poltico, sino ms bien es parte constituyente del mismo.Asimismo, quisiera incorporar cuatro dimensiones de la praxis educati-

    vo-poltica de los movimientos sociales, las cuales considero centrales en lacaracterizacin de los movimientos sociales indgenas y campesinos. A la vez,para ejemplicar algunas experiencias que sostienen esa matriz conceptualpara la interpretacin de lapraxis educativo-poltica delMsty del MovimientoZapatista; casos analizados en este libro.

    Una primera dimensin consiste en considerar los movimientos sociales

    como un fenmeno social colectivo en permanente dialctica constructiva. Enese sentido, aunque se pueda argumentar que los dems movimientos estnen un proceso de construccin permanente, lo particular de esta dimensin,para el caso de los movimientos campesinos e indgenas, consiste en que stosposeen una conciencia poltica que los lleva a reconocer que son parte consti-tutiva de un movimiento poltico-cultural de carcter histrico.

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    Esto, porque la lucha entablada por ellos se alarga por un periodo histricode ms de cinco siglos: el despojo de sus tierras, el aniquilamiento de parte

    signicativa de sus lenguas, el profundo proceso de aculturacin al que fueronsometidos, la paulatina conversin en proletarios campesinos, aadido a sumarginalizacin en el acceso a los derechos bsicos a la vida, a la vivienda, ala salud, a la educacin y al trabajo. Esta situacin de exclusin social emergey se profundiza desde la llegada de los colonizadores y en el proceso histricode conformacin del Estado-nacin en Latinoamrica.

    Por tal razn, la lectura de este proceso histrico implica la conformacinde un sujeto histrico-poltico en constante interaccin social con histricas

    y distintas fuerzas socio-polticas y culturales, que sea capaz de re-signicar yre-signicarse en el proceso mismo de la lucha. Un fenmeno social en mo-

    vimiento dialctico, que se nutre de la memoria larga y corta (Rivera, 186)8de las luchas que le precedieron y de las que caminan parejas a las suyas. Unmovimiento que recupera crticamente los elementos y las variantes de unaagenda poltica en pro de un ejercicio cotidiano para repensarse a s mismo ensu construccin identitaria y en los desafos internos y externos de la praxispoltica. Por ejemplo, el de retar las propias ambigedades y ambivalencias in-

    ternas resultantes de las negociaciones, de los intercambios y de las variacionesmismas del espacio poltico en disputa.

    Asimismo, el carcter de colectivo o colectividad presupone una hetero-geneidad socioculturaly particularidades que matizan y articulan su accionarpoltico. Por tal razn, los movimientos sociales indgenas y campesinos no seencajonan en una determinada pre-denicin atribuida desde otros referenteshistrico-culturales y tericos. Tampoco estos sujetos histrico-polticos per-

    8 El referente ordenador de la memoria larga y corta, para las comunidades origina-rias andinas, signica una perspectiva histrica fundamental para comprensin delos procesos sociales y culturales y su vnculo con las coyunturas polticas actuales.Para una mayor profundizacin, consultar el documento de Silvia Rivera, La His-toria Oral: ms all de la lgica instrumental?dnde se abri la interrogacin enRevista de Historia Oral. Bolivia, Universidad Mayor de San Andrs, 186.

    Sobre todo cuando se reere a movimientos sociales indgenas, afrodescendientes ycampesinos.

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    miten quedarse enmarcados en una tipologa especca sobre los movimientossociales que los someta a un esquema analtico hermtico.

    Los dos movimientos sociales analizados son sumamente ilustrativos de esaprimera dimensin. El Mstconsidera que su accionar poltico debe ser inter-pretado como un movimiento del Movimiento,es decir, como un sujeto his-trico-poltico que acta dialcticamente en una totalidad histrica traspasadapor la contradictoriedad del capital. Enfrentarse a la contradiccin del capitales parte constituyente de su relacin de origen. Por tal razn, la gnesis de sulucha poltica est imbricada con su tiempo y contexto histrico de origen;que se construye y se re-signica en la labor poltica cotidiana. En sus propias

    palabras, vivir como se lucha y luchar como se vive10como una sntesis de laresistencia campesina, de vnculo entre la cotidianidad de la vida en el campoy la resistencia campesina que emerge de este referente.

    En el caso del Zapatismo, el sentido de fenmeno social colectivo en perma-nente dialctica constructivase expresa en dos importantes premisas zapatistas:el camino se hace al caminar y caminamos, preguntando. Ambas demuestran,claramente, el movimiento histrico-dialctico de la resistencia. Por tratarse demovimientos de carcter histrico, el lugar de la experiencia cobra particular

    importancia, especialmente por tornarse un semillero para una lectura crticay auto-crtica en el marco de unapraxis poltica que se pretende emancipadora.Desde la experiencia se recupera la tradicin cultural (como la cosmovisinindgena) y la memoria histrica de otras luchas, con sus referentes polticos,perpetuando una agenda poltica en contra del histrico olvido y situacin demarginalizacin y exclusin social. Una experiencia traducida como espacioque articula una dimensin de la prctica en tanto proyecto poltico11.

    Una segunda dimensin que caracteriza lapraxis educativo-poltica de los

    movimientos sociales campesinos e indgenas es la referente a la territorialidad,que articula una concepcin de territoriocomo lugar legtimo de la resistencia,locus de construccin y fortalecimiento identitario.

    10 Esta consigna es muy frecuente en los discursos y narrativas polticas del Mst.

    11 Retomaremos esta reexin a lo largo del captulo.

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    Ms que una demarcacin geogrca, territorial, el territorio es concebidocomo parte constitutiva de la narrativa poltica de los movimientos indgenas,

    campesinos y afrodescendientes: en la perspectiva de defensa de la tierra y dela naturaleza laPacha Mama, en el reconocimiento del territorio comoespacio de vida y de produccin, lugar de creacin y re-signicacin de lasrelaciones socio-culturales y de poder (Svampa, 200y Daz, 2004).

    La tercera dimensin est vinculada a la defensa de un ethos identitariooriundo del legado. Signica decir la asuncin y armacin, por parte de losmovimientos sociales, de una identidad con fuertes races en una cosmovisinmilenaria o construida histricamente, en la articulacin con la memoria de

    las luchas sociales.En ese sentido, en el repertorio poltico de los movimientos predomina

    la defensa de un ethos identitario que nace de referentes heredados de unatradicin cultural (una cosmovisin), y en una relacin dialctica con el tiem-po histrico de la resistencia, que les permite construir paulatinamente unaidentidad en tanto sistema de autoreferenciacin e identicacin compartidocolectivamente(Rosa Quiones, 2010).

    Por ende, una cuarta dimensin propia de lapraxis poltica de los movi-

    mientos sociales indgenas y campesinos est articulada por el concepto de au-tonoma, sta entendida en tanto demanda y proyecto poltico12. Especialmentepara los movimientos indgenas, la autonoma est estrechamente vinculadacon el reconocimiento de la funcin social y poltica de la cosmovisin, de laslenguas originarias y de un sentimiento de pertenencia territorial.

    Asimismo, estos sujetos histrico-polticos conciben la autonoma comoelemento constitutivo de una racionalidad tradicional, dotada de referentesepistmicos propios. En trminos tico-polticos, y en palabras de Svampa, la

    autonoma:

    aparece no slo como un eje organizativo, sino tambin como un plan-

    teo estratgico, que remite tanto a la autodeterminacin (dotarse de

    12 Principalmente en Mxico, Bolivia y Ecuador, aunque presenten particularidades ydiferencias a lo interno de los pases y de los movimientos.

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    su propia ley), como a un horizonte ms utpico, a saber, la creacin

    de mundos alternativos. En sus versiones extremas, este planteo de-

    safa el pensamiento de izquierda ms anclado en las visiones clsicasacerca del poder y de los modos de construccin contrahegemnica

    (200: 78-7).

    No obstante las diferenciaciones, singularidades, particularidades e idio-sincrasias en el mbito interno de cada movimiento, en el plano nacional y/ointernacional, as como en el dilogo con otras resistencias, las cuatro dimen-siones presentadas son una constante en la narrativa de los movimientos so-

    ciales indgenas, campesinos y afrodescendientes. Demarcarlas nos permiteavanzar en un segundo aspecto, igualmente relacionado con la bsqueda poruna emancipacin humana, a saber, la conformacin de un sujeto histrico-po-ltico y de su subjetividad.

    Pensar la formacin de un sujeto histrico-poltico conllev a muchos mo-vimientos sociales a pensar el vnculo dialctico entre educacin y poltica; aproblematizar ese terreno y su relacin con el campo de disputa hegemnica.Para ello, identicaron la necesidad de plantearse preguntas que les permitieran

    recrear formas de movilizacin y articulacin social, bien como de construc-cin de estrategias de resistencia y de incidencia en el plan poltico, cultural yeconmico.

    En este sentido, quisiera plantear algunas interrogantes para pensar lapra-xis educativo-poltica de los movimientos sociales en perspectiva histrica yprospectiva: Cmo formar al sujeto histrico-poltico o al sujeto revoluciona-rio para lograr una transformacin social en que triunfe un proyecto de eman-cipacin humana?, cmo construir una estrategia poltica desde lo educativo?,

    de qu forma incidir polticamente desde unapraxis educativo-pedaggica?,cmo generar un sujeto educativo y poltico fortaleciendo las subjetividadesemergentes desde lapraxis educativo-poltica de los movimientos popularesy sociales?, qu logros, alcances y lmites en el plan cultural, simblico-ideo-lgico y poltico permite la opcin por construir otraeducacin y otrapedagoga? Constituyen preguntas que instigan un amplio debate respecto ala capacidad de la educacin, de la pedagoga y de la propia escuela en el pro-

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    ceso de formacin de un sujeto histrico-poltico que sea partcipe crtico enel armado de un tejido social. Interrogantes que se hicieron y siguen hacin-

    dose presentes como horizonte de lucha de muchos movimientos popularesy sociales, as como entre pensadores de una larga tradicin del pensamientopedaggico latinoamericano13.

    En verdad, el debate acerca de la dimensin poltica de lo educativo (o comoparte constituyente de la educacin) ha fungido como fuerza motriz, sobretodo en el ltimo siglo, para renovar y ampliar los horizontes reexivos, pro-fundizando el debate terico-poltico en el mbito de los movimientos, prin-cipalmente para reinventar las tcticas y estrategias de su lucha poltica para

    el enfrentamiento de la profunda crisis neoliberal.En esa discusin, paulatinamente gan espacio y centralidad poltica el

    tema de la formacin del sujeto histrico-poltico. Para el caso latinoamerica-no, hay que considerar que esta temtica se articula, directamente, a referentesterico-polticos de corrientes tericas de la teora poltica y de tradiciones dela pedagoga crtica que se hicieron presentes en el caluroso debate sobre laeducacin y las vas de consolidacin de un proyecto poltico-social de carcteremancipatorio para Amrica Latina.

    Una de las tradiciones tericas recuperadas en la funcin social y polticade la educacin se vincula a la corriente marxista y su re-lectura en el contextoeducativo-pedaggico latinoamericano. En el anlisis acerca de las transfor-maciones en el modo de produccin y en el proceso mismo de estructuracindel sistema capitalista, Marx (163) destaca que las formas de conciencia estn

    13 Veamos, por ejemplo, los escritos de Simn Rodrguez, uno de los primeros latinoa-mericanistas que plante una propuesta de educacin nombrada Educacin Popu-

    lar. Igualmente los planteamientos polticos de Jos Mart al subrayar que el carctercolonial de la historia latinoamericana es parte constituyente de una batalla de lasideas, es decir, de una imposicin ideolgica permanente de una racionalidad y unaidentidad articuladas desde la mirada de los colonizadores y, en un segundo momen-to posterior a los procesos de independencia poltica, por el eje norte, particularmenteEuropa. En este sentido, Mart subraya el lugar de inscripcin de lo educativo en elcampo de disputa poltica, al reconocer la centralidad de la educacin en el marcode construccin de un referente identitario para Amrica Latina y de un proyectopoltico de carcter emancipatorio para la regin.

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    estrictamente relacionadas a las condiciones materiales de vida. Para Marx, enel mundo industrial, la educacin era una de las ms importantes formas de

    perpetuacin de la exploracin de una clase sobre otra. En ese sentido, en elmodelo educativo articulado por el capitalismo, la escuela constituye un espa-cio de diseminacin y asimilacin de la ideologa dominante para inculcar en eltrabajador o trabajadora el modo burgus de ver el mundo.

    Por tal razn, la educacin, en el marco de la produccin industrial, estdirigida a un paulatino proceso de alineacin de las masas en dos niveles: enla esfera econmica, al expropiar al trabajador y a la trabajadora de sus instru-mentos de produccin y armar, en el plan subjetivo, el fetiche de la mercanca

    como una necesidad social; en el campo ideolgico, al imponer un lugar socialque permite la reproduccin del sistema capitalista.

    En ese sentido, el conjunto de ideas y concepciones difundidas en el pro-ceso educativo capitalista son representaciones aparentes de la realidad sociale implican, en un primer momento, una falsa conciencia o conciencia inver-tida, atrapada en un imaginario social que no logra captar la esencia de lasrelaciones sociales y econmicas en las cuales son sometidos en el marco delsistema capitalista de produccin.

    El debate abierto por Marx con respecto a la funcin poltica de la edu-cacin en la reproduccin del capital suscit importantes debates y anlisis,especialmente en Amrica Latina. En el mbito de estas reexiones, uno delos principales aportes recuperados por la pedagoga crtica latinoamericanay, ms an, por los movimientos populares y sociales, est relacionado conla condicin de la conciencia humana. En este sentido, me parece pertinentedestacar que esta concepcin de conciencia tiene que ver con una comprensincrtica del sentido de ser y estar con y en el mundo (Freire, 182). Conforme

    Paulo Freire, el proceso de concientizacin presupone una accin cultural li-beradora; en sus palabras:

    Slo hombres y mujeres, como seres abiertos, son capaces de realizar

    la compleja operacin de, simultneamente, transformando el mundo

    por medio de su accin, captar la realidad, y expresarla por medio de

    su lenguaje creador. Cuando son capaces de tal operacin, que implica

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    en tomar distancia del mundo, objetivndole, que hombres y mujeres

    se hacen seres con el mundo. Sin esta objetivacin, en la cual igual-

    mente se objetivan, estaran reducidos a un puro estar en el mundo,sin conocimiento de s mismos ni del mundo (182:65)14.

    En el contexto latinoamericano, esta consciencia de ser con y en el mundotuvo relacin directa con el tejer la crtica necesaria a una coyuntura histricaplasmada por un proyecto poltico-econmico y una ideologa de corte desa-rrollista y modernizador que culmin en la instauracin paulatina de gobiernosdictatoriales y regmenes militares, como lo fue el caso especico de Amrica

    Latina hasta mediado de los aos 80, del siglo XX.Paulo Freire fue uno de los pensadores con fuerte presencia en la discusin

    terico-poltica acerca de la incidencia poltica de la educacin y de la necesariatoma de conciencia por parte de la clase trabajadora como punto de partidapara una transformacin social emancipadora. Su obra maestra, Pedagoga delOprimido,explicita la centralidad de la categora oprimido,como un referenteordenador que rpidamente encontr eco entre los movimientos populares ysociales de la regin (y tambin en otros continentes, como frica).

    En realidad, la categora oprimidopermiti tejer una interpretacin crti-ca de la realidad socio-poltica de este perodo, caracterizada por una profundaexclusin y segregacin social, adems del veto a una participacin polticalegtima. A la vez, puso en el centro del debate poltico el tema de lo educativoy su dimensin poltico-ideolgica.

    Particularmente, el escenario poltico de la segunda mitad del siglo XXsus-cita, en un amplio segmento de la sociedad,15el anhelo por libertad de expresiny de participacin poltica. No obstante, invocar a la libertad tena un sentido

    ms all de una reaccin inmediata a las dictaduras militares y autoritarismospolticos, sobre todo en el conjunto de los pases del Cono Sur. Liberarse re-presentaba liberarse de todo un complejo de dominacin poltica, econmicay cultural heredada desde los tiempos de la Corona Espaola y Lusitana, desde

    14 Cita traducida por la autora.

    15 Especialmente en los pases del Cono Sur.

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    las oligarquas agrarias, aristocracias industriales, las burguesas transnaciona-les, lugares de perpetuacin de la dominacin simblica, ideolgica y material,

    hasta nuestros das.En este sentido, la resonancia que adquiere la condicin de conciencia

    enunciada en Marx, encontraba su correlato en la categora oprimido . Enotras palabras, entender que el ser oprimido equivale al ser deshumanizadopor la larga y perversa tradicin de explotacin llevada a cabo en el continente.La asuncin de una conciencia histrica acerca de esta realidad social pasada(sta que se vincula a la herencia colonial) abri camino a un proceso dialc-tico de comprensin de las contradicciones propias de la materialidad social

    y poltica del capital (la expresin hodierna de explotacin humana), hechofundamental para pensar las posibilidades de ruptura con esa condicin hu-mana impuesta.

    En el mbito de los movimientos sociales conlleva a un anlisis coyuntu-ral del tiempo histrico vivido en la particularidad poltica de cada pas y ensu conjunto como continente; a un dilogo entre los pares oprimidosy alconsenso en cuanto a la apremiante necesidad de proposicin de un proyectopoltico alternativo, primando el regreso a una situacin humanizadora. Con-

    forme las palabras de Freire:

    Constatar esta preocupacin implica, indiscutiblemente, el recono-

    cimiento de la deshumanizacin no slo como viabilidad ontolgica,

    sino como realidad histrica. Tambin, y quizs sobre todo, desde

    esta dolorosa constatacin, que los hombres se preguntan por otra

    viabilidad la de su humanizacin. Ambas, en la raz de su inconclu-

    sin, que los inscribe en un permanente movimiento de bsqueda.

    Humanizacin y deshumanizacin, desde la Historia, en un contextoreal, concreto, objetivo, son posibilidades de los Hombres como seres

    inconclusos y conscientes de su inconclusin (187:16).16

    16 Cita traducida por la autora.

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    Como partcipe en este amplio debate, Freire discuti la relacin dialcticae indisociable que asume la categora oprimidocomo expresin ontolgica

    de la opresin social maniesta en un sistema productivo el capitalismo yreproducida cabalmente en un sistema educativo, en el cual el proceso de en-seanza-aprendizaje estaba totalmente traspasado por una jerarquizacin dela relacin profesor-alumno. Un proceso de jerarquizacin que se inicia en laescuela y se reproduce en otros mbitos de la vida social, especialmente en lasrelaciones productivas y en la esfera pblica, en el mbito de la participacinpoltica. Una relacin autoritaria que tulle la capacidad creativa y autnomadel educando y de la educanda, inculcando en ellos la aceptacin resignada de

    la lgica imperante de las relaciones socio-culturales, polticas y econmicaspropias del capitalismo.

    Freire consideraba que un primer paso en el proceso de liberacin consis-ta en el reconocimiento de la condicin de deshumanizacin y de opresinadscrita en estos espacios. Asumir la conciencia de ser oprimido constitua unmomento crucial para iniciar el proceso de liberacin y de ruptura con los pro-cesos histricos de dominacin. Para ello, sera imprescindible el proceso de re-cuperacin del carcter humanizador de la educacin, reivindicando el espacio

    escolar como locus de construccin de una relacin de enseanza-aprendizajehorizontal; de sustitucin de la relacin vertical profesor-alumno por una inte-rrelacin ms horizontal entre educador-educando. Por lo tanto, el acto educa-tivo requera la asuncin de una postura autnoma frente al aprendizaje, quefuera capaz de traspasar el espacio escolar y trasladarse a otros mbitos de la

    vida. Conforme preconizaba Marx, asumirse como actor de su propia historia.Con base en esa reexin, se vuelve fundamental concebir el acto educativo

    como momento de aprehensin de la realidad social en su totalidad histrica;

    de construccin de una conciencia crtica sobre el ser-estar en el mundo. ParaFreire (183), la toma de conciencia en su dimensin crtica slo se concreta entanto es una operacin del propio ser humano. La conciencia se vuelve crticaen el proceso de objetivacin del mundo y de enfrentamiento de la realidadsocial concreta. Es decir, una conciencia crtica brota de lapraxis concreta delser humano, como creacin autnoma, libre, creativa; de fortalecimiento de un

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    sujeto histrico-poltico y de construccin de un camino hacia la liberacin yla emancipacin humana.

    La educacinutilizada histricamente como instrumento legitimador deuna dominacin simblica e ideolgica, se convertira en una educacin paraconcientizarse, rebelarse y asumirse como sujeto histrico, constructor y trans-formador de su propia historia. Para Freire (183), la materializacin de unapedagoga liberadora preconiza tres condiciones centrales para un verdaderocambio educativo: 1) la participacin activa y, a la vez, autnoma de la duplaeducador-educando en los procesos educativos; 2) el mecanismo del dilogocomo mediador esencial en el proceso de la enseanza-aprendizaje y 3) la ne-

    cesidad de interpretacin del mundo vivido como condicin sine qua non desu historizacin y contextualizacin crtica.

    Otro aspecto fundamental est vinculado respecto a los saberes de los edu-candos [...] saberes socialmente construidos en la prctica comunitaria17(Frei-re, 16: 33). Aqu, me parece central tambin recuperar como referente tericopara pensar el concepto de saberes socialmente construidos, la reexin quehemos desarrollado y profundizado en el Programa Alternativas Pedaggicasy Prospectiva Educativa en Amrica Latina (APPeAL)18. Consideramos que es-

    tos saberes estn inscriptos en un campo problemtico particular que articulados referentes centrales, a saber, lo social y una perspectiva histrica, en tantodimensiones que atraviesan el proceso de construccin del conocimiento y dela identidad de los sujetos sociales. De igual manera hay que considerar que:

    no cualquier saber puede pensarse como saberes socialmente produc-

    tivos, sino que es necesario descubrir aquellos momentos histricos de

    nuestros pases en donde la conformacin del campo social potencie

    conguraciones colectivas determinadas y la produccin de tramas

    17 Cita traducida por la autora.

    18 Programa vinculado a la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, el ProgramaAPPeAL desarrolla un Seminario de Investigacin y Formacin articulado por elsub-proyecto de investigacin Saberes, sujetos y experiencias pedaggicas alternati-vas (DGAPA-Papiit: IN400610). Articula un equipo de investigadores y becarios deMxico, Colombia y Argentina. En mi caso, particip como investigadora invitada.

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    sociales democrticas. [...] Remiten a saberes que aportan al conjunto,

    que crean trama o tejido social. La trama social no es cualquier forma

    de conguracin de lo social, sino una forma especca: lo democr-tico en el sentido ms movilizador del trmino, la posibilidad de arti-

    culacin de la diferencia en forma constante y continua y, por lo tanto,

    la aceptacin de ese carcter abierto de lo social, entre lo necesario y

    lo contingente (Puiggrs y Gmez, 200: 31).

    Ms all de un abordaje pedaggico de los contenidos, valorar el lugar deinscripcin de los saberes representa poner de relieve la centralidad poltica de

    la experiencia en el proceso de construccin de la conciencia crtica. A la vez,de transgredir el uso poltico atribuido histricamente por las clases dominan-tes al espacio escolar y a la educacin. Por tal razn, es menester establecer el

    vnculo indisociable entre los contenidos escolares y la realidad social concretade los educandos y las educandas. La incorporacin de los saberes a los con-tenidos escolares permite la atribucin de sentido al acto educativo, es decir,que los educandos y educandas valoren los procesos de enseanza-aprendizajecomo un momento de construccin subjetiva y de objetivacin del mundo en

    el proceso de construccin del conocimiento. En este sentido, corroboro conel anlisis de Rodrguez (200:101), al armar que, desde la perspectiva de loseducados, los saberes se tornan signicativos cuando pueden ser ubicadoscomo parte de un proyecto biogrco, lo que necesariamente no es un procesoaislado, sino que ocurre en el marco de una cierta perspectiva de futuro com-partido, en el marco de un cierto proyecto de sociedad.

    Los saberes condensan una herencia histrico-cultural identitaria; tambinse re-signican en los procesos de sociabilidad vividos en el conjunto de ex-

    periencias socio-culturales y polticas. Hay que decir que las experiencias noestn exentas de las contradicciones existentes en la sociedad; sobre todo sontraspasadas por ellas. De ah, se vuelve fundamental pensar la necesaria peda-goga del conicto(Gadotti, 15) para evidenciar las contradicciones muchas

    veces camuadas en la educacin que brinda el Estado-nacin moderno. Undebate que nos permitira avanzar en la crtica de la contradiccin del capital,

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    a la vez que nos posibilitara identicar, con mayor precisin, la naturaleza dela opresin y, por lo tanto, de elegir las vas para su superacin.

    En ese sentido, el papel de la educadora o educador, en el proceso de for-macin de un sujeto histrico-poltico consiste en generar puntos de dilogoy tensin entre los saberes y las situaciones lmites de una totalidad mayor,traspasada por una complejidad histrica, geogrca, terica y social (Rodr-guez, 200).

    Para Freire (187) signicaba fortalecer la dimensin losca y polticade la educacin, subrayando su potencial liberador y su papel socio-polticoorientado hacia la construccin de la autonoma y de la emancipacin humana.

    Tal perspectiva acerca de lo educativo y de lo pedaggico expresa una rupturaepistemolgica con la representacin del sujeto pedaggico que contiene elsistema educativo moderno(Puiggrs, 2005: 17). En este sentido, los aportesfreirianos reforzaban la necesidad de una profunda transformacin social paraque se abriera camino a los cambios necesarios a la educacin latinoamericana.El transcurso del cambio posee un matiz poltico, una vez que Freire rescatala poltica como elemento ms dinmico de la cultura (Puiggrs, 2005: 25),sta entendida como eje fundamental en el proceso de vinculacin dialgica

    entre culturas polticas.El carcter poltico conferido a la educacin se vincula al entendimiento de

    la generacin de una cultura poltica emancipadora construida entre los suje-tos polticos partcipes en este proceso: movimientos populares, campesinos,indgenas, afrodescendientes, entre otros que ejercen lapraxis de la educacinpopular como camino de resistencia y de lucha rumbo a procesos de liberacin.

    Es innegable la contribucin de la Pedagoga del Oprimido1para enten-der, en perspectiva educativo-poltico, algunas de las bases en las que estn

    edicadas las formas de dominacin y en qu trminos se pueden pensar losprocesos de transformacin radical de las estructuras sociales de opresin. Ellegado freiriano inspir profundamente muchas de las teoras pedaggicas y delas prcticas educativas a partir de los aos 60. Fundamentalmente, el debateabierto por Freire suscit una importante reexin acerca de la pluralidad

    1 Y tambin de los dems escritos de Paulo Freire.

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    de los contextos educativos presentes en los procesos socio-polticos latinoa-mericanos y africanos. Por otro lado, de la categora oprimidose deriv un

    segundo debate poltico fundamental: el de situar una segunda categora, la deexclusin social no slo como resultado directo del lugar social ocupado porella en una dinmica geopoltica opresora, sino tambin como parte intrnsecade un entramado educativo, de conformacin de procesos de dominacin sim-blica, ideolgica y material, traducida por Freire por la llamada educacinbancaria20.

    Es menester observar cmo sigui el desarrollo desde los planteamientosterico-epistemolgicos y de lapraxis educativa de Paulo Freire, sobre todo

    en el marco de ms de 40aos de publicacin de una de sus principales obras,Pedagoga del Oprimido.Qu rupturas, continuidades, permanencias, despla-zamientos, horizontes de sentido adquieren la educacin y la pedagoga en elmarco de unapraxis poltica transformadora?. Cules nuevos horizontes, de-safos y perspectivas se apuntan para pensar otra educacin y otra pedagoga?Y, lo central para el presente anlisis: De qu manera los movimientos socialesse apropian de ese debate (y dialogan con l) en el trillar de su resistencia yen el hilar de un proyecto educativo-poltico humanizador y emancipatorio?

    En una relectura latinoamericana de Marx y Freire destacan dos procesosen lapraxispoltica de los movimientos sociales, que tiene que ver con un giropoltico estratgico: 1) la elaboracin de un proyecto educativo-poltico en quela construccin del conocimiento nace y se vincula con el conjunto de expe-riencias vividas en la lucha cotidiana y, por lo tanto, concebida como espacioen donde abrevan nuevas categoras y perspectivas analticas que conformanotra episteme y una nueva cultura poltica; y 2) la incorporacin de saberes queemergen de la labor poltica cotidiana y que son parte constituyente de diseos

    estratgicos para la construccin de espacios colectivos, que les permitan unaefectiva participacin poltica en ellos, fundamentalmente en la confrontacinpresente en los procesos contemporneos de construccin y/o consolidacinde la democracia en el continente.

    20 Para profundizar esta discusin, sugiero los textos de Sposati (1) y Saviani (2001).

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    La formacin de un sujeto histrico-poltico pasa por estos dos procesosy, en palabras del lvarez:

    se da desde y a partir del lugar que ocupa en lo social, lo poltico, lo cultural

    y en el espacio simblico de otros sujetos. Especcamente en lo poltico no

    existen vacos, ya que stos son siempre ocupados por las acciones y posicio-

    nes maniestas de los diferentes actores. Los sujetos siempre estn adscritos

    a un proyecto o bien estn procurando construir un proyecto. Los diferentes

    actores que constituyen un sujeto tampoco son homogneos. Esto se puede

    observar, por ejemplo, en el caso del sujeto social que sostiene el proyecto

    zapatista, pues existen expresiones de la subjetividad que se adscriben al pro-yecto pero que no son ni constituyen todo el sujeto (2000:2).

    Tal como se especica en la cita, la accin poltica de muchos movimientossociales est basada en una dimensin de proyecto, ste, plasmado en procesosque reclaman un abanico de reivindicaciones21. En esta dimensin de proyectoeducativo-poltico se articulan una lectura y apropiacin crtica de la realidadsocial en su totalidad histrica y que funge como respuesta y enfrentamiento al

    proyecto neoliberal. En tanto partcipes de una compleja trama poltica, carac-terizada por una difcil disputa social, poltica y econmica, los movimientosnecesitan conformar un sujeto histrico-poltico que sostenga los diferentesproyectos emanados de la accin colectiva de estos sujetos.

    En el plano educativo-poltico la conformacin de un sujeto histrico-polti-co prescinde de una doble tarea: la primera, vinculada a un proceso continuo, porparte de los movimientos sociales, de comprensin y crtica de la conforma-cin histrica de las relaciones de dominacin y poder; y, la segunda, la pro-

    posicin/creacin de otros lenguajes polticos que (re)signican los caminosde la resistencia y que denen muy claramente el anhelo de re-construccin,re-invencin de lo poltico o, sencillamente, des-construccin de los modelospolticos histricamente impuestos al continente.

    21 Como las sealadas al inicio del captulo.

  • 7/25/2019 Educacio n Resistencia y Movimientos Socialesla Pra Xis Educativo-poli Tica de Los Sin Tierra y de Los Zapatistas

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    Educacin, Resistencia y Movimientos Sociales:

    la prxis educativo-poltica de los Sin Tierra y de los Zapatistas

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    Esta doble tarea permite una importante operacin poltica para identi-car e interpretar en qu bases se fundament un determinado sistema-mun-

    do-moderno-colonial (Lander, 2000) sealando las contradicciones inscritasen el proyecto de sociedad emanado de una modernidad colonialista. En tr-minos educativo-pedaggicos se realiza un giro epistmico fundamental, sobretodo por la revisin de las categoras polticas que se mantuvieron, por siglos,como ejes interpretativos y conductivos de los fenmenos sociales. Categoraserigidas bajo unas lgicas tericas y poltico-ideolgicas hegemnicas y quencaron profundas races a partir de la creacin de los sistemas educativosmodernos.

    En este sentido, emerge una segunda vertiente analtica que, igualmente,incidir en el pensamiento pedaggico latinoamericano y en lapraxis educati-

    vo-poltica de los movimientos populares y sociales. Me reero a una propuestapedaggica de carcter decolonial, en que se propone una construccin conjun-ta de saberes integrados a las vivencias socio-culturales de estos movimientos,estableciendo un punto de resistencia a las verdades impuestas desde losreferentes propios de una colonialidad del poder y del saber.

    Es menester subrayar el debate inaugurado por la corriente terica deco-

    lonial con respecto a la construccin histrica del concepto de colonialidad(y sus expresiones en el campo del poder y del saber), responsable de unareorganizacin, especialmente en el


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