El constructivismo en psicoterapia RESE+æA DEL libro onstructivism in Psychotherapy

7/18/2019 El constructivismo en psicoterapia RESE+æA DEL libro onstructivism in Psychotherapy

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El constructivismo en psicoterapia

Publicado en la revista nº012

Autores: Safran, Jeremy D. - de Celis, Mónica

Libro: Constructivism in Psycoterapy, comp. Robert A. Neimeyer y Micael !.Maoney "1###$. American Psycolo%ical Association: &asin%ton, '.(.

Autora de la rese)a: Mónica de Celis Sierra

Nota preliminar : se puede encontrar una caracterización sintética del

constructivismo en el apartado “Formas y facetas de la psicología constructivista” por William J. Lyddon de esta rese!a. "entro del psicoan#lisis la concepción

cons$tructivista %a influenciado a la corriente &ue se autodenomina

“intersu'(etiva” representada por )toloro* +t*ood ,range y a otros autores &ue

sostienen &ue lo &ue se construye en la terapia son narrativas y no

descu'rimientos de una verdad o'(etiva -)%afer eni/ 0old'erg etc.1

Los compiladores, Neimeyer y Maoney, cuyas pr*cticas como psicoterapeutas se

an desarrollado desde distintos en+oues te-ricos, como son la psicolo%a de los

constructos personales en el primer caso y la terapia co%nitivo/conductual en el

se%undo, pretenden con esta compilaci-n o+recernos una muestra de las variadas

respuestas ue eisten, dentro del amplio y diverso campo de lo ue se viene

considerando constructivismo en psicoterapia, a la pre%unta de c-mo el ser umano individualmente o en %rupo/ se encuentra con di+erentes modos de

malestar en su bsueda de si%ni+icados y c-mo desde la psicoterapia se puede

contribuir al cambio. (iertamente, los compiladores son conscientes de ue el

constructivismo no aporta respuestas de+initivas a esta cuesti-n y otras de ella

derivadas, pero s an ido convenci3ndose a lo lar%o de su pr*ctica como

http://www.aperturas.org/revistas.php?n=016

http://www.aperturas.org/autores.php?a=Safran-Jeremy-D


http://www.aperturas.org/autores.php?a=de-Celis-Monica


http://www.aperturas.org/autores.php?a=de-Celis-Monica

http://www.aperturas.org/revistas.php?n=016



psicoterapeutas de ue puede proveer de un marco conceptual en el ue

plantearlas y, a partir de a, permitir desa/rrollar consideraciones relevantes en

cuanto a la pr*ctica de la psicoterapia.

4l volumen comien5a, tras el pre+acio, con un artculo introductorio de Neimeyer,

para dividirse lue%o en cinco partes, cada una de las cuales desarrolla a trav3s de

varios artculos al%unas dimensiones de la perspectiva constructivista en

psicoterapia. Por ltimo, o+rece un %losario donde se reco%en los t3rminos m*s

importantes ue puedan reuerir al%una aclaraci-n para el pro+ano en terminolo%a

constructivista.

!. "nvitación a las psicoterapias constructivistas #$o%ert A. &eimeyer'

4n un primer acercamiento, Neimeyer de+ine lo ue podra ser la psicoterapia

desde el punto de vista constructivista: un intercambio y ne%ociaci-n de

si%ni+icados interpersonales con el ob6eto de ue el cliente pueda articular,

elaborar y revisar las construcciones con las ue or%ani5a su eperiencia y acci-n.

Neimeyer considera ue lo ue une a los di+erentes cons/tructivistas es su

compromiso con una epistemolo%a o teora del conocimiento compartida ue

considera ue la realidad est* m*s all* del alcance de nuestras teoras, y ue por

ello nuestras creencias e ideolo%as no pueden ser 6usti+icadas me/diante el

recurso a circunstancia ob6etiva al%una +uera de nosotros mismos. Por el contrario,

nuestra eperiencia es or%ani5a/da de manera precaria en una estructura de

si%ni+icado ue a veces se tambalea, en+rent*ndonos con la necesidad de recons/

truir nuestro sentido. 4n ausencia de un sistema dia%n-stico ue pudiera de+inir la

manera en ue se +rustran nuestros in/tentos de encontrar sentido, los terapeutas

constructivistas buscan descubrir u3 es lo problem*tico para cada cliente, con

ob6eto de ue sus intervenciones le ayuden a eplorar posibles caminos sin de6ar

de respetar los principios con los ue construye su visi-n de la vida. Por ello,

considera ue la psicoterapia es una +orma de colaboraci-n en la construcci-n y



reconstrucci-n del si%ni+icado, una relaci-n ntima y pasa6era dentro de un proceso

de desarrollo ue no acaba tras el +inal de la terapia.

4n cuanto a la evoluci-n ist-rica del en+oue constructivista en psicoterapia,

Neimeyer cree ue ace 10 a)os s-lo eistan desarrollos aislados desde distintas

orientaciones, desde la psicoanaltica a la co%nitivo/conductual, pasando por la

+amiliar y umanstica. 7in embar%o, considera ue eisten aora tendencias

conver%entes, ue se re+le6an en un cierto entusiasmo por la inte%raci-n. A pesar

de ello, nos aclara ue en el presente volumen, aunue se reco6an una diversidad

de perspectivas en psicoterapia, se an de6ado +uera al%unas orientaciones de

terapia +amiliar sist3mica y de psicoan*lisis por las dudas eisten/tes en cuanto a

la compatibilidad de sus presupuestos te-ricos con los principios delconstructivismo.

PA$(E P$"ME$A: )*&DAME&(+S "S($"C+S C+&CEP(*A/ES

0. Psicoterapias constructivistas: $as1os, fundamentos y direcciones

futuras #$o%ert A. &eimeyer'.

(omo continuaci-n del artculo anterior, Neimeyer trata de esbo5ar al%unos de los

ras%os caractersticos de la perspectiva constructivista en psicoterapia,

recurriendo al contraste con los desarrollos de la llamada psicolo%a 8ob6etivista9.

La post/modernidad ace desvanecerse la +e en la posibilidad de acceder a un

conocimiento no sub6etivo y trans+orma la idea mo/derna del ombre cuestionando

su racionalidad y su capacidad de elecci-n y acci-n. Aparecen una variedad de

perspectivas en ciencias sociales ue re+le6an la diversidad de realidades, social e

ist-ricamente constituidas. 'esde el punto de vista constructivista, no eiste el



acceso directo a realidad inmediata al%una m*s all* del 8len%ua6e9, ue se de+ine

de manera am/plia incluyendo toda producci-n simb-lica ue nos lle%a de nuestra

cultura.

As pues, de modo %eneral, todos los modelos de psicoterapia pueden resultar

recursos v*lidos para la psicoterapia cons/tructivista, ya ue se consideran como

un con6unto de met*+oras y orientaciones m*s ue como una ciencia aplicada ue

conlleve una conceptuali5aci-n concreta del problema clnico y una serie de

intervenciones apropiadas. 7in embar%o, de manera m*s espec+ica, ciertas

estrate%ias de intervenci-n son privile%iadas sobre otras, debido a ue promueven

la actividad de construcci-n de si%ni+icados m*s ue la 8correcci-n9 de supuestas

dis+unciones del paciente en sus pensamientos, sen/timientos o comportamientos.

Para Neimeyer eisten cuatro met*+oras b*sicas del proceso psicoterap3utico en

el constructivismo: la de la terapia como una ciencia personal, basada en la eora

de los (onstructos Personales de ;. A. <elly= la de la terapia como un desarrollo

del s/mismo= la de la terapia como una reconstrucci-n narrativa= y la de la terapia

como una elaboraci-n conversacional. 4stas met*+oras ser*n posteriormente

desarrolladas por los distintos autores en los restantes artculos.

Neimeyer considera llamativo ue 6unto a la proli+eraci-n de cientos de en+oues

en psicoterapia se est3n dando una varie/dad de llamadas a la inte%raci-n de

distintas perspectivas, con el ob6etivo de crear un cuerpo uni+icado de

conocimiento ue pueda servir de %ua a la investi%aci-n y a la pr*ctica. 4iste

cierta ambivalencia dentro del constructivismo con relaci-n a esta inte%raci-n, ya

ue a pesar de la pluralidad te-rica eistente entre en+oues ue se denominan

constructivistas, se tiende a ver con escepticismo las +-rmulas ue sinteti5an

distintas escuelas por el ries%o de caer en serias incoerencias te-ricas /como

e6emplo se pone la inte%raci-n de la terapia conductista y el psicoan*lisis. La

inte%raci-n, desde el constructivismo, tiene m*s ue ver con el compromiso en



torno a una perspectiva epistemol-%ica ue permita la utili5aci-n de distintas es/

trate%ias, y el di*lo%o entre tradiciones psicoterap3uticas.

4n realidad, dice Neimeyer, usar la palabra 8constructivismo9 en sin%ular es m*s

ret-rico ue realista, ya ue se trata m*s bien de una 8poli+ona9. A pesar de su

uni-n en la oposici-n a la epistemolo%a ob6etivista, eisten un serie de *reas de

con/+licto. Las relativas a la centralidad del sel+ y al locus del si%ni+icado polari5an

a los autores en la atribuci-n de la creaci-n del si%ni+icado al sel+ individual o al

8teto9 creado por el len%ua6e. 4isten otras mucas diver%encias como el uso o

el reca5o de la terminolo%a co%nitiva, la aceptaci-n o no del realismo ontol-%ico,

o la adscripci-n a un modelo u otro de investi%a/ci-n. Por supuesto, si%ue

Neimeyer, ue estas di+erencias son esperables en autores ue proponen unpluralismo postmo/derno, 8ue al%unas veces parece valorar m*s la iconoclasia

intelectual ue la coerencia conceptual9, pero contribuyen al mantenimiento de un

di*lo%o enriuecedor.

2. /a evolución continua de las ciencias y psicoterapias co1nitivas #Micael

J. Maoney'

Maoney comien5a el artculo re+leionando sobre la %ran cantidad de in+luencias

ue dan cuenta de lo ue llama la 8revolu/ci-n co%nitiva9 en las ciencias y en la

psicolo%a en particular en la se%unda mitad del si%lo >>. A partir de a desarrolla

una serie de momentos de la evoluci-n en las ciencias co%nitivas desde la

e%emona del paradi%ma del procesamiento de la in+ormaci-n y la cibern3tica, los

en+oues coneionista y la neurociencia computacional, asta la lle%ada del

constructivismo con su epistemolo%a evolucionista, y los desarrollos de la

psicolo%a narrativa y la ermen3utica. A continuaci-n pasa a resumir las

aportaciones de distintos en+oues psicoterap3uticos ue se an venido

desarrollando dentro de la psicoterapia co%nitiva, desde el movimiento de

8curaci-n mental9, pasando por las conocidas terapias racional/emotiva, de Albert

4llis, la psicolo%a de los constructos personales, de ;eor%e A. <elly, y la



modi+icaci-n de conducta co%nitiva, representada por distintos autores entre los

ue se cuenta el propio Maoney. 4n este sentido resulta interesante el relato de

la pol3mica ue 3l mismo mantuvo con 7?inner, ue consideraba ue los

desarrollos co%nitivos suponan una involuci-n acia el misticismo y un obst*culo

para el desarrollo de la psicolo%a como ciencia. ambi3n se incluye entre las

orientaciones en psicoterapia co%nitiva di%nas de ser rese)adas la terapia

co%nitiva de Aaron @ec? y, por ltimo el constructivismo y las terapias de siste/mas

comple6os.

Maoney considera a <elly un precursor del constructivismo en psicoterapia,

aunue se)ala ue sus ideas, aparecidas por primera ve5 a mediados de los

cincuenta, no +ueron muy tomadas en cuenta dentro de los 4stados nidos.ambi3n apunta al lo%oterapeuta Bi?tor Cran?l y a otros mucos clnicos y

epertos como de+ensores de la perspectiva constructivista en psicoterapia. 7in

embar%o, se)ala el autor, eisten una serie de problemas dentro del

constructivismo ue ay ue tomar en cuenta. Para empe5ar, los si%ni+icados del

t3rmino 8construcci-n9 son muy variados y alrededor de ellos se posicionan es/

cuelas como la radical y la crtica. Los constructivistas radicales consideran ue

toda eperiencia es construcci-n personal y reca5an el ob6etivismo y todas las

+ormas de realismo. Los constructivistas crticos se consideran 8realistas

ipot3ticos9, es decir no reca5an la eistencia de un mundo real, pero nie%an ue

se pueda establecer una correspondencia directa entre la realidad ontol-%ica y la

rei+icaci-n epistemol-%ica. 4iste tambi3n una disputa entre las psicoterapias

co%nitivas constructi/vistas y racionalistas, en virtud del di+erente modelo de

aprendi5a6e y psicopatolo%a ue postulan, a pesar de ue, como se)ala Maoney,

parece ue la mayora de los psicoterapeutas co%nitivos se considera a s misma

constructivista. 4s por ello por lo ue Maoney aprecia ue, an estando claro ue

el constructivismo persistir* como modelo de la eperiencia uma/na, la etiueta

acabar* careciendo de sentido si todo el mundo se la aplica.



Por ltimo, el autor nos avan5a los ue 3l considera ue ser*n al%unos de los

desarrollos +uturos en psicoterapia co%nitiva, entre los ue incluye un papel m*s

importante para las emociones, el cuerpo, los procesos inconscientes y la

in+luencia de las relaciones ntimas si%ni+icativas en la vida del su6eto.

3. )ormas y facetas de la psicolo14a constructivista #5illiam J. /yddon'

Lyddon comien5a su artculo a+irmando ue a pesar de su adscripci-n a la

epistemolo%a constructivista, las diversas teoras constructivistas no poseen una

base +ilos-+ica comn cuando se contrastan sus atribuciones en cuanto a la

causalidad. 'is/tin%ue as cuatro +ormas de constructivismo psicol-%ico: material,

e+iciente, +ormal y +inalista. 4l 8constructivismo material9 se basa en la idea de ueel conocimiento es una +unci-n de la estructura del sistema co%nitivo umano= la

realidad, en con/secuencia est* determinada por esa estructura. 4sta perspectiva

es evidente en las orientaciones de constructivismo radical, y dentro de la

psicoterapia es se%uida por al%unos terapeutas +amiliares sist3micos.

4l 8constructivismo e+iciente9 supone ue una realidad ontol-%ica, o in+ormaci-n

ambiental, eiste independientemente del conocedor y es activamente procesada,

deviniendo til en la medida en ue se desarrollen representaciones co%nitivas

ade/cuadas. Las teoras co%nitivas basadas en el procesamiento de la in+ormaci-n

y en las conceptuali5aciones del aprendi5a6e social son claras representantes de

esta orientaci-n. ambi3n todos los modelos de psicoterapia basados en la idea

de ue el procesamiento de in+ormaci-n inadecuada es la ra5 de los problemas

emocionales y conductuales.

4l 8constructivismo +ormal9 se basa en la identi+icaci-n de patrones de si%ni+icado

en medio del +lu6o de la eperiencia den/tro de un conteto= por ello las realidades

personales est*n limitadas por los valores, roles y narrativas ue constituyen

social e ist-ricamente los cambiantes contetos de las vidas de las personas. Las



teoras del constructivismo social y los en+oues narrativos en psicolo%a son

eponentes de esta perspectiva.

Por ltimo, las teoras de 8constructivismo +inalista9 ven el conocimiento como

teleol-%ico y como anticipaci-n de una estructura m*s amplia. (omparten la idea

de ue las tensiones entre la persona y el medio llevan a nuevas y m*s amplias

+ormas de conocimiento. Representantes de esta orientaci-n se pueden

considerar las teoras del desarrollo co%nitivo, los en+oues dial3cticos, las

perspectivas de sistemas y los en+oues transpersonales.

Lyddon su%iere ue todas estas +ormas podran re+le6ar distintos aspectos del

conocimiento umano, lo ue abre la posibili/dad de desarrollar un modelo depsicolo%a constructivista m*s inte%rado.

6. Psicoterapia constructivista. *n marco teórico #7ittorio 8uidano'

4n este artculo, ;uidano nos muestra cu*l es su comprensi-n del desarrollo

personal y c-mo desde la terapia constructi/vista se conceptuali5a y +acilita tal

desarrollo. 7obre las premisas de la epistemolo%a constructivista, establece una

serie de ras%os inerentes a la naturale5a y estructura de la eperiencia umana,

de los ue abr* de derivarse una metodolo%a y estrate%ia de intervenci-n para la

terapia co%nitiva. 4n primer lu%ar constituyen ras%os +undamentales del modelo la

epe/riencia y la eplicaci-n de 3sta mediante reordenaci-n simb-lica, ya ue el

conocimiento es la construcci-n y reconstrucci-n continua del mundo por parte de

un individuo ue trata de crear coerencia de lo ue eperiencia. La

intersub6etividad es el si%uiente aspecto ue desarrolla ;uidano, estableciendo

ue cualuier conocimiento acerca de nosotros mismos y sobre el mundo es

siempre dependiente y relativo al conocimiento de otros. La intersub6etividad es un

prerreuisito para la indivi/duaci-n y el autoreconocimiento, permitiendo la

di+erenciaci-n de un sentido de s mismo como su6eto tanto como ob6eto. A trav3s

de las re%ularidades ue aportan los comportamientos y mensa6es a+ectivos de los



cuidadores, el beb3 empie5a a construir sentimientos b*sicos ue son

inseparables de las primeras percepciones, acciones y recuerdos. La emer%encia

de esta eperiencia sub6etiva va unidad a la percepci-n de ue uno es una entidad

di+erenciada de otros ob6etos y personas en el mundo. Los ritmos psico+isiol-%icos

y los esuemas emocionales se convierten as en in%redientes b*sicos de la

conciencia de s mismo del su6eto in+antil, conciencia ue es +undamentalmente

a+ectiva en 8naturale5a y cualidad9. 4ste 8yo "D$9 como su6eto comien5a a verse

como ob6eto "me$ s-lo a trav3s de la conciencia ue los cuidadores tienen de su

conducta. ;uidano se)ala ue es abitual la imitaci-n por parte de los padres del

comportamiento del beb3, lo ue posiblemente aporta a 3ste claves para

reconocer e internali5ar las caractersticas ue sus cuidadores le atribuyen. 4n

resumen, la conciencia de s mismo emer%e como una posibilidad deautoreconocimiento posible s-lo %racias a la abilidad emp*tica de incorporar la

actitud de otro y posteriormente elaborar una ima%en consciente de uno mismo

dibu6ando emocionalmente el per+il del yo como ob/6eto a partir de la eperiencia

como su6eto.

;uidano ve el desarrollo vital de la persona como un proceso en espiral en el ue

los continuos cambios en el euilibrio entre el yo como ob6eto y el yo como su6eto

aportan un andamia6e ue permite mantener una continuidad coerente de

eperiencia mientras se asimilan las perturbaciones ue emer%en de tal

eperiencia. 4n este proceso vital ay dos variables importantes: el papel de la

conciencia de s mismo en la re%ulaci-n de las perturbaciones y el papel de la

a+ectividad como desencadenante de tales perturbaciones.

4n cuanto a la din*mica del cambio terap3utico, ;uidano se desmarca de las

terapias co%nitivas racionalistas ue pretenden reestablecer un orden racional y

8realista9 de conocimiento. Por el contrario, si la or%ani5aci-n de la realidad dentro

de la eperiencia personal es una construcci-n autorre+erida, el terapeuta no

puede apoyarse en la eistencia de un punto de vista ob6etivo desde el ue

evaluar la adaptaci-n del cliente, ya ue la racionalidad es relativa y se re+iere a



los es+uer5os de mante/ner el si%ni+icado y la coerencia dentro de un conteto y

de una situaci-n ist-rica. Para el autor, cualuier cambio si%ni+i/cativo en una

terapia lleva consi%o un cambio en la eperiencia ue el yo como su6eto "D$ tiene

del yo como ob6eto "me$, ya ue esto permite reordenar la eperiencia inmediata

en el sentido en ue los a+ectos ne%ativos puedan ser vividos como propios y

reales. La cualidad del cambio depende en %ran manera del nivel de

autoconciencia. Por lo ue es necesario ue los terapeutas ayuden a incrementar

la comprensi-n del cliente acerca de las maneras en las ue t*citamente

participan en la or%ani5aci-n de sus eperiencias.

La metodolo%a ue permite estos cambios lleva consi%o un procedimiento b*sico:

el entrenamiento de los clientes, a trav3s de m3todos de autoobservaci-n, en ladi+erenciaci-n entre la autopercepci-n inmediata y las creencias y actitudes

conscien/tes, para lue%o reconstruir los patrones de coerencia ue usan para

mantener consistencia con sus sentimientos.

Por ltimo, ;uidano ace 3n+asis en ue no eiste una correlaci-n directa entre la

estrate%ia de intervenci-n del terapeuta y el tipo de proceso de cambio. 4l

terapeuta s-lo puede establecer las condiciones ue puedan desencadenar una

reor%ani5a/ci-n, pero no puede controlar c-mo los clientes or%ani5an el resultado

+inal. 4l aumento en la comprensi-n de las re%las de ordenamiento de su realidad

siempre va en paralelo con un incremento en la modulaci-n emocional en el ue

es probable ue apare5can nuevas tonalidades de sentimientos. La relaci-n

terap3utica es una interacci-n real y por lo tanto la estructura y reciprocidad de

sus aspectos emocionales +acilita la asimilaci-n del cliente de nuevas eperiencias

y la reor%ani5aci-n de las anteriores.

PA$(E SE8*&DA: CAM9"+ PE$S+&A/ $EC+&S($*CC"&



. El desaf4o del cam%io #8re1 J. &eimeyer'

Eaciendo uso de una eperiencia personal de con+rontaci-n con lo desconocido y

la met*+ora ue de ella se deriva, ;re% Neimeyer ace un repaso de los ras%os

b*sicos de la terapia constructivista tal y como 3l la entiende. 4l autor considera

ue los problemas ue el cliente presenta pueden ser vistos como ventanas dentro

de su sistema de construcciones. Al entrar en una terapia constructivista, ni el

cliente ni el terapeuta tienen certe5a al%una de cu*l es la manera adecuada de

+uncionar, y por ello la directividad ue se asociara a ese conocimiento por parte

del terapeuta carece de sentido. Para animar al cliente a la eploraci-n

nicamente contamos con la naturale5a de la relaci-n terap3utica, ya ue las

t3cnicas s-lo cobran valor desde esa relaci-n.

La actitud ue el terapeuta a de tener es, entre otras, una 8aproimaci-n cr3dula9,

en t3rminos de <elly, a la visi-n del cliente de su propio problema, lo ue implica

aceptaci-n del punto de vista del cliente y curiosidad para se%uirle en su proce/so

de eploraci-n. 'esde el lu%ar se%uro de la consulta, el cliente puede ensayar

nuevas +ormas de si%ni+icado y comporta/miento. Pero la posibilidad de cambio

ue este espacio permite se ve en+rentada a la resistencia del cliente a cuestionar

sus estructuras de si%ni+icado sin antes desarrollar otras alternativas. Para

ayudarle en el proceso de creaci-n de nuevos si%ni+ica/dos, eisten una serie de

t3cnicas ue Neimeyer toma de <elly y ue desarrolla con la ayuda de varios

e6emplos. na de las +ormas de introducir nuevos si%ni+icados son las

representaciones "enactments$, di+erentes +ormas de 6ue%os de rol con di+e/rente

%rado de estructura. Las m*s breves permiten ue el cliente pueda eplorar un

papel para tomar contacto con 3l du/rante apenas unos minutos. 4n al%una de

ellas el cliente puede tomar el papel de los padres del cliente, de un ami%o preocu/

pado por el cliente, de un terapeuta ue busca supervisi-n para el caso del cliente,

etc... 4ntre las actuaciones m*s elabora/das se encuentra la terapia de rol +i6o de

<elly. 4n esta t3cnica se trata, en primer lu%ar, de ue el cliente a%a una descrip/

ci-n de s mismo en tercera persona ue permita al terapeuta acerse una idea de



sus principales constructos y de la or%ani/5aci-n de 3stos. A partir de esta

caracteri5aci-n del cliente, el terapeuta dise)a una nueva identidad, ue no ser*

totalmente opuesta a la suya sino una 8correcci-n9 de 3sta en el sentido en ue

permita al cliente eplorar nuevos modos de relacionar/se a trav3s de constructos

distintos a los suyos. 'espu3s de un periodo de preparaci-n con el cliente, 3ste

pasa a la +ase de actuaci-n per se en la ue, durante unas dos semanas, abr* de

relacionarse en todos los *mbitos si%ni+icativos de su vida desde el rol dise)ado.

'urante este tiempo, las sesiones con el terapeuta se dedicar*n a traba6ar las

di+icultades y elaborar los insi%ts ue se puedan producir. na ve5 pasado este

tiempo, el cliente abandona el nuevo papel y se discute la eperiencia.

;re% Neimeyer nos plantea, +inalmente, al%unos marcadores ue indican ue laterapia est* en +ase de teminaci-n, como la capacidad del cliente de usar el

di*lo%o con el terapeuta para cambiar de perspectiva, o la abilidad para pasar de

la eperien/cia a la eplicaci-n de 3sta en el sentido ue indica ;uidano. Por

ltimo, adem*s de de6ar abierta la puerta para ue el cliente retome la terapia si lo

considera necesario, Neimeyer le anima a ue ritualice simb-licamente el +in de la

terapia de al%una manera ue sea si%ni+icativa para 3l.

;. /a construcción de si1nificado y el enve<ecimiento creativo #Mary 9aird

Carlsen'

La autora comien5a pre%unt*ndose u3 ueremos decir cuando ablamos de

enve6ecimiento, con la intenci-n de cuestionar al%unas de las construcciones ue

usamos en nuestro trato con los 8mayores9. 4n este sentido, la edad cronol-%ica

no pare/ce aportar muco para de+inir el enve6ecimiento ya ue la edad en s

misma resulta una 8variable ueca9. Por otro lado, se presupone autom*ticamente

ue cuando se abla de enve6ecimiento se abla de las etapas +inales de la vida.

Por ello, @aird (arlsen plantea la necesidad de trans+ormar las de+iniciones

basadas en etapas de la vida en descripciones de procesos. 'en/tro de la idea de

proceso de desarrollo cobra importancia la idea de creatividad, ue estara



asociada a otras como las de sabidura, trascendencia del yo como parte de una

totalidad, apertura de pensamiento, etc. 4n este sentido, las personas ue se

acen mayores de manera creativa: eperimentan su vida como llena de sentido,

tienen una percepci-n optimista de la salud, mantienen relaciones ntimas,

continan creciendo, viven en el presente, desarrollan su espiritualidad, an

desarrolla/do una actitud de perd-n acia ellos mismos, se ven a s mismos en

evoluci-n, y son activos mental y +sicamente.

'esde una visi-n en la ue se prima la trans+ormaci-n de si%ni+icados y siendo

sensible a los pasa6es de desarrollo, la terapia se entiende como un movimiento a

trav3s de un 8continuum ue va de lo continuo, esto es, lo ue sirve para todas las

edades, a lo discontinuo, cuando la terapia se centra en problemas concretos,contetos o din*micas m*s en consonancia con las preocupaciones de un periodo

concreto de la vida9.

No se trata de evitar tomar en cuenta los problemas +sicos, o el dolor ue

acompa)a a las p3rdidas, sino de cambiar el 3n+a/sis desde lo reactivo a lo

proactivo, de lo patol-%ico a lo saludable, y del enve6ecimiento como nombre al

enve6ecimiento como proceso.

La psicoterapia ue la autora considera 8constructora de si%ni+icado9 adapta las

etapas comunes "establecimiento de la rela/ci-n terap3utica, reco%ida de datos,

revisi-n de patrones, y reconciliaci-n o cierre$ a las necesidades del cliente

concreto. Eabr* al%unos ue no completen la secuencia entera, o ue s-lo

uieran una modi+icaci-n conductual. 4n cualuier caso, la terapia con mayores

puede necesitar una serie de a6ustes: el establecimiento de la relaci-n terap3utica

reuiere ue el tera/peuta se adapte a las capacidades del cliente= la reco%ida de

datos puede suponer una luca del pasado contra el presente y la visi-n del

+uturo= la reconciliaci-n puede tomar la +orma de una revisi-n de la vida, de una

preparaci-n para la en+ermedad o para la muerte.



=. /a autoo%servación en la psicoterapia constructivista #7ittorio ). 8uidano'

4l autor, concretando en la pr*ctica clnica el artculo en el ue nos describe su

marco te-rico %eneral, plantea ue la auto/observaci-n es un m3todo esencial en

la psicoterapia constructivista. La autoobservaci-n aporta los materiales para

proceder a una reconstrucci-n de los acontecimientos de inter3s terap3utico,

traba6ando en la inter+a5 entre la eperiencia inmediata y la eplicaci-n simb-lica.

4n este sentido, la autoobservaci-n se di+erencia de la introspecci-n en ue se

privile%ia la inme/diate5 y de las t3cnicas de auto/monitori5aci-n, en ue se

privile%ia lo eplcito.

4l ras%o esencial del terapeuta durante la autoobservaci-n es su abilidad paradi+erenciar entre la eperiencia inmediata y su eplicaci-n m*s re+leiva. Por ello,

en una situaci-n dada, el terapeuta no debe +ocali5ar nicamente la manera en

ue el cliente abla de lo ue pasa= al contrario, mientras se reconstruye el suceso

meticulosamente, el terapeuta debe ser capa5 de pasar de un nivel acerca de

c-mo el cliente eperiment- la situaci-n al de la eplicaci-n sobre lo ue ocurri-.

La eperiencia inmediata epresa una manera de ser en el mundo y, por ello,

nunca puede ser err-nea. Las eplicaciones, al pertenecer al metanivel sem*ntico,

pueden ser err-neas cuando se comparan con la eperiencia ue pretenden

eplicar. Pero, aunue las eplicaciones puedan ser irrelevantes o inconsistentes,

los terapeutas no deben limitarse a su%erir interpretaciones m*s satis/+actorias,

sino ue su responsabilidad es crear un conteto interpersonal donde se puedan

eplorar las distintas posibilidades.

;uidano nos eplica un m3todo de autoobservaci-n ue denomina la 8t3cnica de

la moviola9, donde el terapeuta reconstru/ye con el cliente la sucesi-n de escenas

del acontecimiento ue est*n investi%ando= lue%o el cliente es entrenado en 8dar

marca atr*s9 o adelante en 8c*mara lenta9, con la posibilidad de acer 5oom en

una escena concreta, enriuecerla, y vol/verla a colocar dentro de la secuencia

narrativa.



Adem*s de considerar c-mo se ablan a s mismos o a otros acerca de sus

emociones, y c-mo conceptuali5an sus senti/mientos tras un acontecimiento, ay

ue entrenar a los clientes a en+ocar la estructura de su eperiencia inmediata tal y

como se desplie%a en el curso de la situaci-n. 7e eplora el 8poru39 de esa

eperiencia, lo ue aporta datos sobre c-mo una per/sona se eplica lo ue a

sentido, y tambi3n el 8c-mo9, o la estructura de lo ue se sinti-. 7iempre ue el

terapeuta pueda acer esa di+erenciaci-n con sus propias eperiencias

emocionales, puede ayudar al cliente a cambiar de punto de vista, desde el

8poru39 al 8c-mo9, mientras se reconstruye el tipo de di+icultad eperimentada en

esos cambios. (uando esta di+erenciaci-n se ace posible, los clientes pueden

empe5ar a verse desde dos puntos de vista: uno, en el ue llevan adelante unaescena en primera persona "punto de vista sub6etivo$= y otro, desde el ue se

miran a s mismos en esa escena desde +uera "punto de vista ob6etivo$. 4sta

+leibilidad permite reconstruir la eperiencia inmediata aciendo in+erencias sobre

la posible estructura del punto de vista sub6etivo eperimentado en la situaci-n.

4l proceso terap3utico tal y como lo entiende ;uidano se lleva a cabo con la

+recuencia de una sesi-n semanal y est* dividi/do en tres +ases. 4n la primera

+ase: 8Preparaci-n del conteto clnico e interpersonal9, ue dura entre una y oco

sesiones, se trata de re+ormular el problema ue trae el cliente a terapia,

rede+iniendo como interno lo ue el cliente normalmente eperimenta como

etra)o a s mismo. 4n el caso ue plantea el autor, el del 8cliente +-bico9, la

reconstrucci-n de las ca/ractersticas de los ataues de p*nico, con la t3cnica de

la moviola, permite ue el cliente se d3 cuenta de ue los ataues no ocurren al

a5ar sino ue, por e6emplo, ocurren en las situaciones ue percibe como

limitativas o en auellas en las ue se siente desprote%ido. Aora la eperiencia

de p*nico se puede discutir en t3rminos de los sentimientos y actitudes del cliente

acia la vida. 7e)ala ;uidano ue en esta +ase de la terapia no se puede permitir

nin%n tipo de error, porue ello a+ectar* a la constituci-n de un vnculo ue an

no est* +ormado.



La se%unda +ase es la de la 8construcci-n del encuadre terap3utico9 y consta de

dos sub+ases cada una de las cuales dura de F a G meses. 4n la primera sub+ase,

denominada 8en+oue y reordenamiento de la eperiencia inmediata9, b*sicamente

%racias a las t3cnicas de autoobservaci-n, el paciente, adem*s de reconocer los

sentimientos ue previamente aba ecluido de la conciencia, tambi3n puede

prestar atenci-n a estados emocionales m*s comple6os y percibir la conei-n

entre el ape%o, el miedo y la rabia. 'e eco se produce una re+ormulaci-n del

problema ori%inal al volverse el cliente m*s capa5 de darse cuenta de c-mo los

estados emocionales est*n li%ados a las relaciones a+ectivas importantes en su

vida. La se%unda sub+ase, o de 8reconstrucci-n del estilo a+ectivo del cliente9,

puede durar entre tres y siete meses, y comien5a con un an*lisis detalla/do de laistoria a+ectiva del cliente, especialmente en lo ue se re+iere a las variables ue

actuaron en su 8debut sentimen/tal9. La revisi-n de la istoria posterior de sus

relaciones permite reconstruir al cliente los criterios ue usa a la ora de otor/

%arles o no si%ni+icaci-n. ambi3n es importante el eamen de la manera en ue

se +ormaron las relaciones, c-mo se mantu/vieron, y c-mo se rompieron, as como

las maneras en ue +ueron eperimentadas. 'e esta manera se ir* revelando la

coe/rencia del estilo a+ectivo del cliente, es decir, c-mo este estilo produce

eperiencias recurrentes ue con+irman su sentido de s mismo. Para el paciente

+-bico ue ;uidano pone como e6emplo, esta sub+ase podra conectar con el

eco de ue, aun/ue el sentimiento de sentirse prote%ido es b*sico para ue se

estable5ca una relaci-n, a partir de un cierto punto los senti/mientos de

autolimitaci-n y +alta de independencia pueden llevar consi%o el deterioro de la

relaci-n de ape%o. 4n esta sub+a/se, dice el autor, m*s de la mitad de los

pacientes terminan la terapia, ya ue an desaparecido la mayora de los

problemas por los ue acudieron a ella.

La tercera +ase, 8An*lisis del desarrollo9, ya entrado el se%undo a)o de terapia,

abarca entre tres y seis meses. 4l ob6etivo ue se persi%ue es ue los clientes

reconstruyan la manera en ue su istoria de desarrollo a in+luido en la creaci-n



de los pa/trones ue se icieron evidentes en la +ase anterior. 'e manera pr*ctica,

se trata de reconstruir la istoria de desarrollo en el intento de identi+icar sucesos

si%ni+icativos ue puedan dividirse en escenas a las ue aplicar la t3cnica de la

moviola. 4n el e6emplo del paciente +-bico, el ilo de la istoria puede consistir en

una involuntaria inibici-n de la autonoma y el com/portamiento eplorador por

parte de padres muy ueridos.

>. /a apro?imación del constructivismo dial@ctico al cam%io e?periencial

#/eslie 8reen%er1 y Juan Pascual- /eo-ne'

La perspectiva dial3ctica del constructivismo se di+erencia de otras perspectivas

m*s simples en ue otor%a un papel mayor a la eperiencia del mundo eterno yal con+licto con 3l en el conocimiento del mundo, y en ue da un papel m*s

importante a la eperiencia interna y al con+licto interno en la construcci-n del

si%ni+icado sub6etivo. Minimi5a el papel de los determi/nantes innatos, suponiendo

ue la mayora de los mecanismos innatos tienen un prop-sito %eneral y considera

como princi/pios +undacionales s-lo la biolo%a, la eperiencia y la cultura.

4n cuanto a la epistemolo%a, el constructivismo dial3ctico pretende resolver la

dicotoma realismo/idealismo. 7upone ue el proceso de conocimiento se deriva

de un repertorio de 8esuemas9 o 8unidades de conocimiento9. 4stas unidades son

activadas por la situaci-n y se aplican a con+i%urar el estado de ecos en el au

y aora. 4sto ocurre con la ayuda de la realidad ue selecciona de entre el

repertorio de esuemas de la persona auellos ue se a6ustan a la realidad. 4stos

esuemas se aplican a con+i%urar o sinteti5ar la realidad en cuesti-n. Los

esuemas tienen incorporados mecanismos para la reali5aci-n de los a6ustes o

desa6ustes y tambi3n previsiones ue pueden o no ser satis+ecas en la situaci-n

real. Por ello, mientras se interacta en la situaci-n, el con6unto de esuemas

aplicables se estreca, y esta selecci-n de un sub%rupo de ellos es lo ue

establece la peculiaridad de la situaci-n. (ada unidad de conocimiento o esuema

viene del su6eto /3ste es el aspecto idealis/ta/, mientras ue el patr-n de



coeistencia de esuemas en la situaci-n viene de la realidad /aspecto realista/

empirista. Por ello, esta perspectiva considera la realidad como construida, pero

los esuemas y las capacidades estructurales ue reali5an la construcci-n de la

realidad son, de eco, conducidas por ella: este sera el crculo dial3ctico ue

relacionara la realidad 8en crudo9 con la realidad codi+icada.

(uando se trata de la realidad interna, eisten esuemas co%nitivos pero tambi3n

mucos esuemas basados en la emoci-n ue inte%ran a+ectos y co%nici-n. 4n la

dial3ctica interna, los esuemas emocionales se centran en la evaluaci-n del

si%ni+ica/do de las situaciones para el bienestar de la persona. Los esuemas

emocionales se activan por acontecimientos tanto eter/nos como internos y se

sinteti5an din*micamente para or%ani5ar la eperiencia diaria.

4n la eperiencia personal no eisten claramente las limitaciones ue impone la

realidad eterna "en el sentido de los ras%os de la situaci-n ue activan ciertos

esuemas$, pero las condiciones de activaci-n para las emociones eisten de

manera es/tructural y los esuemas emocionales se van di+erenciando con la

eperiencia y coordin*ndose entre ellos y con esuemas m*s co%nitivos. Los

esuemas emocionales son resultado de la combinaci-n de nuestra biolo%a,

nuestra eperiencia y nues/tra cultura. La sntesis din*mica de estos esuemas

emocionales %enera nuestras comple6as reacciones emocionales y nuestras

eperiencias. Los resultados de estas sntesis no deben con+undirse con pasiones

primitivas= por el contrario, se trata de respuestas emocionales comple6as y

di+erenciadas. La eperiencia de estas respuestas puede acerse accesible a la

conciencia mediante la atenci-n pero puede no estar simboli5ada o incorporada a

la construcci-n ue una persona ace de la realidad. M*s ue reca5ados de la

conciencia, los estados emocionales no son atendidos y por ello no se

eperimentan de una mane/ra consciente. na ve5 ue se pueden simboli5ar

contribuyen a crear la base de nuestro sentido sub6etivo de la realidad y aportan

retroalimentaci-n sobre nuestra evaluaci-n autom*tica de la si%ni+icaci-n de los

acontecimientos. La construcci-n en terapia de nuevos esuemas 8curativos9 se



produce por inte%raci-n de esuemas opuestos en una nueva estructura de mayor

nivel.

'esde este punto de vista, dicen los autores, se trasciende la +alsa dicotoma entre

ra5-n y emoci-n mientras se mantiene la di+erenciaci-n entre emoci-n y

co%nici-n: ni la primera es inerentemente irracional ni la se%unda racional= los

dos procesos est*n enla5ados de manera comple6a. 7e propone un modelo en el

ue el pensamiento y la emocionalidad se encuentran en un proceso dial3ctico

ue lleva a su sntesis. 4l cambio en terapia no se produce por modi+icaci-n de

co%niciones, ni por insi%t intelectual, ni por catarsis, sino por la construcci-n de

un nuevo si%ni+icado personal, a+ectivo y co%nitivo.

4n la terapia el proceso constructivo dial3ctico lleva a eplorar di+erencias entre la

eperiencia inmediata y visiones con/ceptuales previas de c-mo la eperiencia

debera ser. Las contradicciones entre las eplicaciones de c-mo las cosas son o

deberan ser y la eperiencia inmediata de c-mo las cosas realmente son

constituyen una +uente importante de malestar emocional. 7e acen as

necesarias nuevas sntesis ue puedan aportar una sensaci-n de mayor

coerencia personal.

PA$(E (E$CE$A: E/ E&)+*E &A$$A("7+

!B. ermen@uticas, constructivismo, y terapia co1nitivo-conductual: del

o%<eto al proyecto #+scar ). 8onalves'

;onHalves comien5a su artculo a+irmando ue la vida es una narrativa y los seres

umanos narradores y, por supuesto, participantes en sus propias tramas. 'esde

este punto de vista, plantea la terapia como un escenario donde ensayar la cons/

trucci-n y deconstrucci-n de istorias, introduciendo la ermen3utica como una



alternativa a la tensi-n b*sica entre la na/rrativa y el narrador, el ob6eto y el su6eto,

el conocedor y lo conocido. 4n virtud de estas dial3cticas compara los tres para/

di%mas de la tradici-n co%nitivo/conductual /conductista, co%nitivo y

constructivista/ en base a sus nociones de tetualidad, se%n se prime al%uno de

los elementos: el narrador, el teto o el acto de la escritura, s/mismo "como ob6eto

o como su6e/to$, epistemolo%a "naturale5a del conocimiento$ y ontolo%a

"naturale5a de la eistencia$.

Acaba presentando el constructivismo crtico de al%unas terapias co%nitivas como

en+oue ermen3utico ue trasciende la dicotoma su6eto/ob6eto al conceptuali5ar

a los seres umanos como 8proyectos: +uentes de ener%a ue se actuali5an cons/

tantemente en un proceso de construcci-n y deconstrucci-n dial3ctica denarrativas9. 4sta alternativa ermen3utica anima a revisar las met*+oras

mecanicistas ue an estado predominando en la istoria de las terapias

co%nitivo/conductuales. Los seres umanos no deberan ser vistos como

ordenadores o como cient+icos, sino como artistas actuando a la ve5 como

actores y como directores de la pelcula de su vida.

!!. &arrativas 1eneradas por el cliente en psicoterapia #$o%ert A. &eimeyer '

Neimeyer considera ue, aunue se admita ue la narraci-n ue da +orma a

nuestra eperiencia es central en psicoterapia, no se a prestado su+iciente

atenci-n a las +ormas m*s literarias de esta actividad narrativa: los diarios u otras

+ormas de pro/ducci-n escrita ue mucos clientes traen a la terapia. Para el autor

las narrativas, tanto dicas como escritas por el cliente, tienen una serie de

+unciones interpersonales en relaci-n con el terapeuta, pero sobre todo una

+unci-n intrapersonal: la de 8establecer una continuidad de si%ni+icado en la

eperiencia vital del cliente9. 4stos intentos de establecimiento de sentido pueden

ser va%os, intensos, +ra%mentarios o incoerentes con relaci-n a los sntomas,

pero si se estimulan en ve5 de i%norar/se pueden convertirse en un veculo ue

lleve al paciente a mayores niveles de inte%raci-n. Neimeyer aporta dos casos



clnicos en los ue muestra esta bsueda de si%ni+icado a lo lar%o de dos di+ciles

procesos terap3uticos.

!0. De la evaluación al cam%io: El si1nificado personal de los pro%lemas

cl4nicos en el conte?to de la narrativa personal #u%ert J. M. ermans'

La tesis de la ue parte Eermans en su artculo es doble: primero, ue la

comprensi-n de los problemas clnicos reuiere ue se siten en el conteto de la

narrativa del cliente= se%undo, ue el problema del cliente es compartido de tal

manera con el psicoterapeuta ue, en el proceso de contarse una y otra ve5, su

si%ni+icado personal cambia a lo lar%o del tiempo. 4l autor presenta un marco

te-rico, la 8eora de la Baloraci-n9, ue muestra c-mo desde la narraci-n sobre smismo del su6eto emer%en si%ni+icados personales. Adem*s describe un m3todo

de investi%aci-n ue sirve de erramienta para valorar y cam/biar esos

si%ni+icados personales.

La eora de la Baloraci-n, basada en las ideas +ilos-+icas de !ames y Merleau/

Ponty, establece ue 3sta es un activo proceso de construcci-n de si%ni+icado. 7e

trata de una unidad de si%ni+icado ue tiene un valor positivo, ne%ativo o

ambivalente para el individuo. Puede tratarse de un recuerdo, una serie de

sucesos, una meta inalcan5ada, la muerte de al%uien uerido, un sntoma

psicosom*tico. A lo lar%o del proceso de re+lei-n sobre s mismo, las valoraciones

se or%ani5an en un sistema y, dependiendo de los cambios en la interacci-n

persona/situaci-n, pueden aparecer nuevas valoraciones. (ada valoraci-n implica

un patr-n espec+ico de a+ecto. 7e supone ue aunue en un nivel mani+iesto las

valoraciones puedan variar +enome/nol-%icamente, entre individuos o dentro del

mismo individuo, eisten unos motivos b*sicos ue est*n representados de

manera latente en el componente a+ectivo de una valoraci-n, y esos motivos

6ue%an un papel importante en la or%ani5aci-n de la narrativa acerca de s mismo.

@as*ndose en investi%aciones de otros autores, Eermans identi+ica dos motivos

en la base del componente a+ectivo del sistema de valoraci-n: el 8motivo 79,



relacionado con lo ue podramos llamar autoestima, y el 8motivo I9, relacionado

con el contacto con otras personas y el mundo. (uando una valoraci-n representa

una %rati+ica/ci-n del motivo 7 "p.e.: 8Ee superado un eamen di+cil9$, la persona

tiene sentimientos de +uer5a y or%ullo= si se %rati+ica el motivo I "p.e. 8Me encanta

ue mi i6o toue el piano9$, los sentimientos son de ternura e intimidad.

4ste modelo del sel+ aporta una base conceptual para el estudio del si%ni+icado

personal de los problemas clnicos. 4stos son considerados como una valoraci-n

personal ue +unciona en el conteto del sistema de valoraci-n como una

totalidad. 4l m3todo de la auto/con+rontaci-n es un procedimiento de evaluaci-n

individuali5ado basado en la eora de la Baloraci-n. 7e estudian las relaciones

entre valoraciones y tipos de a+ecto, as c-mo la or%ani5aci-n de estas variables.7e le piden al cliente una serie de valoraciones relacionadas con su pasado,

presente y +uturo y se asocian con una serie estandari5ada de t3rminos a+ectivos.

4l sistema de valoraci-n se estudia cuantitativamente a partir de una serie de

ndices ue permiten com/parar valoraciones, a pesar de ue el cliente pueda no

considerarlas relacionadas, a partir de su per+il a+ectivo. La similaridad entre

valoraciones su%iere ue comparten un si%ni+icado latente parecido. Eermans

pone como e6emplo el caso de un pa/ciente con dos valoraciones aparentemente

independientes pero con una %ran similitud en el per+il a+ectivo: una re+erida a los

persistentes dolores de cabe5a de un cliente y otra re+erida a los problemas del

cliente con su padre. Aporta, adem*s, tres casos clnicos ue sirven para ilustrar

su metodolo%a, y c-mo a lo lar%o de la terapia se pueden modi+icar los per+iles de

las valoraciones en el sentido del cambio terap3utico.

Eermans considera al cliente como un coinvesti%ador dentro de la relaci-n

terap3utica, siendo la contribuci-n espec+ica del terapeuta la de o+recerle una

cierta estructura ue permita reali5ar una re+lei-n sobre sus narrativas. 4sta

colaboraci-n supone ue la 8realidad9 no es simplemente descubierta mediante

una evaluaci-n ob6etiva, sino ue es construida como resultado de una

cooperaci-n.



PA$(E C*A$(A: PE$SPEC("7AS S+C"A/ES S"S(M"CAS

!2. Constructivismo radical: pre1untas y respuestas #Jay S. Efran y $o%ert /.

)au%er'

Eaci3ndose eco de la ue6a de al%unos terapeutas ue abran intentado

acercarse al constructivismo radical encontrando solo ambi%Jedad y con+usi-n, los

autores plantean una serie de pre%untas b*sicas a modo de orientaci-n. 4n primer

lu%ar el constructivismo radical, dispuesto a no 8tomar prisioneros9 en su %uerraepistemol-%ica contra el ob6etivismo, considera ue el len%ua6e, en un sentido

amplio, es central en la psicoterapia porue es el lu%ar donde los problemas se

crean y residen. La terapia, as, es una +orma de conversaci-n, pero no se

restrin%e a lo verbal ni a lo ipot3tico, sino ue lleva consi%o una acci-n.

Kue el mundo est3 construido dentro del len%ua6e no ecluye de 3l las realidades

sociales m*s duras, como la pobre5a, la en+ermedad, etc., pero la psicoterapia no

pretende cambiar la economa ni curar el cuerpo, sino ue es un espacio donde se

pretende aclarar el lu%ar ue la persona ocupa dentro de la ecolo%a social y as

encontrar maneras de ser un 8miembro e+ec/tivo de la +amilia, un ciudadano til, y

un individuo satis+eco9. ampoco a+irmar ue los problemas eisten en el

len%ua6e si%ni+ica sostener ue son triviales o ima%inarios. 7e tratara m*s bien de

poder ablar claro de ui3n es uno y de auello por lo ue luca, de asumir plena

responsabilidad por el camino ue uno tome: para el constructivista, la satis+acci-n

personal no tiene ue ver con la moral tradicional o las condiciones ob6etivas, sino

con el mantenimiento de un mundo propio.

4n coerencia con sus presupuestos, los autores insisten en ue no de+ienden

ue su punto de vista sea ob6etivamente co/rrecto o ele%ido en el sentido



convencional, sino ue su adesi-n a esta perspectiva est* en relaci-n con el

medio en ue se desarrollaron, con un conteto. 4sta conciencia en cuanto a su

+iliaci-n epistemol-%ica no impide, sino m*s bien al contra/rio, la de+ensa de su

perspectiva. Al +in y al cabo no consideran ue las personas podamos controlar

nuestros destinos, sino ue somos m*s bien seres sociales inmersos tanto en un

medio natural como en una comunidad social.

!3. Constructos personales y prctica sist@mica #8uillem )ei?as'

4n este artculo, Ceias eplora la utilidad de incorporar la eora de los

(onstructos Personales de ;eor%e A. <elly y su pr*ctica a la terapia sist3mica.

<elly, considerado, 6unto con @artlett y Pia%et, uno de los primeros pensadoresconstructivis/tas en psicolo%a y por ello pionero de los desarrollos constructivistas

en psicoterapia, plantea en 1# su postulado +unda/mental: 8Los procesos de una

persona son psicol-%icamente canali5ados por las maneras en ue anticipa los

acontecimien/tos9. 4n las primeras +ormulaciones sist3micas el problema ue la

+amilia presentaba se consideraba en el conteto de una secuencia de

comportamiento de los miembros de la misma en la cual el sntoma tena una

+unci-n omeost*tica para todo el sistema. 4n la ltima d3cada est*n apareciendo

desarrollos dentro de la terapia sist3mica en el sentido de adoptar una perspectiva

constructivista, pasando de centrarse en las secuencias de comportamiento a

investi%ar los si%ni+icados, o c-mo los comportamientos son construidos por los

distintos miembros de la +amilia. Por ello los comportamientos se eplican en

t3rminos de mitos +amiliares, premisas, o sistemas compartidos de creencias ue

son coerentes con los comportamientos sintom*ticos. Las nuevas t3cnicas

sist3micas se proyectan para acer eplcitas estas premisas +amiliares.

A pesar de ue la eora de (onstructos Personales, como su propio nombre

indica, ace incapi3 en la construcci-n indi/vidual de si%ni+icados, el eco de

ue la validaci-n de un sistema de constructos se produ5ca en un terreno

interpersonal /como la +amilia en los primeros a)os, y otros sistemas m*s amplios



posteriormente/ permite la aplicaci-n del modelo a sis/temas m*s amplios como

puede ser la +amilia. Para Procter, la +amilia ne%ocia una realidad comn, el

8sistema +amiliar de constructos9, con di+erentes canales ue permiten ue los

miembros puedan no estar necesariamente de acuerdo. Adem*s, se%n el modelo

de Ceias el sistema de constructos personales de cada miembro tiene un

di+erente solapamiento con el sistema +amiliar de constructos. Los miembros cuyos

sistemas m*s se solapan con el +amiliar reciben de los si%ni+icados y actitudes de

los dem*s miembros de la +amilia su mayor +uente de validaci-n. (uando el

solapamiento es menor, las +uentes de validaci-n eternas a la +amilia cobran

mayor importancia. 4n la eora de (onstructos Personales, la anticipaci-n mutua

ue un miembro tiene de los procesos de construcci-n de otros "por e6emplo, la

manera en ue un padre cree ue su i6o ve a su madre$ se denomina 8relaci-n derol9, as ue las relaciones +amiliares pueden verse como relaciones de rol en las

ue cada miembro anticipa el pensamiento y comportamiento de los dem*s.

Aunue esa anticipaci-n es necesaria, cuando un miembro se comporta de

manera impredecible est* invalidando los constructos de los otros. Los es+uer5os

ue los miem/bros de la +amilia acen para ue los dem*s se con+ormen a los

vie6os patrones pueden ser +uente de con+licto en el desarro/llo de la +amilia. 4n

medio de estos con+lictos un miembro puede tener ue ele%ir entre el crecimiento

personal y la adapta/ci-n a las epectativas de los dem*s, lo ue ace ue

puedan aparecer sntomas de malestar entendibles como soluciones de

compromiso para ese con+licto.

Itro concepto de Procter ue Ceias incorpora a su modelo es el de 8posici-n9

dentro del sistema +amiliar, ue consta de dos niveles, el de construcci-n y el de

acci-n. La posici-n ue un miembro toma implica tanto a su construcci-n de s

mis/mo como a la construcci-n del pensamiento de los otros, y sus acciones se

derivan de estas construcciones, a la ve5 ue son maneras de probarlas. 'e

eco, el sistema +amiliar de constructos es la interconei-n de las di+erentes

posiciones de los miembros de tal manera ue cada uno valida o invalida las

construcciones de los dem*s. 4ste concepto tiene implicaciones para la



intervenci-n, ya ue el terapeuta puede empe5ar desde cualuier punto, ya sea un

comportamiento espec+ico, o una idea epresada por al%n miembro de la

+amilia. A partir de a debe empe5ar a investi%ar los comportamientos y si%ni+ica/

dos correspondientes a los otros miembros. 4l proceso por el ue los miembros de

la +amilia se con+irman mutuamente las anticipaciones no deseadas del

comportamiento de los dem*s es considerado el nudo crucial del problema

+amiliar.

Ceias sostiene ue la eora de (onstructos Personales permite un eclecticismo

t3cnico sin de6ar de ser consistente desde el punto de vista te-rico. 4l autor

desarrolla auellas t3cnicas m*s propias de la teora de constructos personales,

como son la puesta a prueba de ip-tesis, donde la conducta se utili5a comovariable independiente para poner a prueba el sistema de constructos, las

representaciones y la terapia de rol +i6o.

4n relaci-n con las controvertidas cuestiones del papel del terapeuta /como el

poder, las estrate%ias, el control/, la distinci-n ue desde la eora de los

(onstructos Personales se ace entre el contenido "content$ y el proceso puede

servir para soslayar al%unas contradicciones ue se plantean dentro de los

en+oues constructivistas. La relaci-n terap3utica se considera una relaci-n de

eperto a eperto, donde el cliente es eperto en relaci-n al contenido de sus

constructos y el terapeuta eperto en cuanto al proceso de c-mo los constructos

se or%ani5an y aplican a los acontecimientos y relaciones. Las mismas consi/

deraciones se pueden acer con respecto a la investi%aci-n.

!6. /a terminación de la terapia como ritual de paso: estrate1ias

interro1ativas para una terapia de inclusión #Da-vid Epston y Micael 5ite'

Los autores parten de la idea de ue los modelos tradicionales y sus met*+oras

resultan muy limitativos en el e6ercicio de la psicoterapia. 4n concreto, en este

artculo, se centran en la necesidad de superar la met*+ora de la terminaci-n de la



terapia como una p3rdida, ue lleva consi%o la idea de ue el 8paciente9,

dependiente de la relaci-n terap3utica, su+rir* con su ter/minaci-n. Plantean ue,

aunue ciertamente esta transici-n es importante, la preocupaci-n del terapeuta

con esta met*+ora de la p3rdida re+uer5a la dependencia del cliente, y adem*s

di+iculta la liberaci-n de 3ste de la identidad saturada de proble/mas ue le llev- a

terapia. Por ello desarrollan un modelo del +inal de la terapia como ritual de paso

desde una identidad a otra, para lo ue se centran en compartir y celebrar este

nuevo estado con otros. A este tipo de terapias las denominan 8terapias de

inclusi-n9 y al proceso ue las permite 8arueolo%a de la terapia9, a trav3s del

cual, y a partir de una serie de pre%untas ue animan a los clientes a re+leionar

acerca de los conocimientos ue an ido alcan5ando en el proceso, se +acilita la

+inali5aci-n de la terapia, m*s ue como una p3rdida, como una %anancia en laautora de la propia vida.

PA$(E *"&(A: E/ DESA)"+ DE /A PS"C+(E$AP"A C+&S($*C("7"S(A

!. /a distancia terap@utica óptima: /a psicoterapia de constructos

personales desde la e?periencia de un tera-peuta #/arry M. /eitner'

@as*ndose en ;eor%e A. <elly y su eora de (onstructos Personales, Leitner

epone su visi-n de una psicoterapia de constructos personales eperiencial, en la

ue subraya el papel de la relaci-n ue el terapeuta establece con el cliente. ste,

abiendo sido invalidado previamente en sus relaciones si%ni+icativas, traer* a la

terapia toda una problem*tica en cuanto a la posibilidad de correr ries%o en

establecer nuevas relaciones. La +orma en ue el terapeuta se mane6e con esta

cuesti-n podr* determinar el resultado de la terapia, especialmente en el caso de

los pacientes m*s perturbados. La 8distancia terap3utica -ptima9 se de+ine como la

me5cla adecuada de conei-n y separatividad asociada a una relaci-n

terap3utica. Dmplica estar lo su+icientemente cerca del otro como para



eperimentar sus sentimientos pero su+icientemente distante como para recono/

cerlos como pertenecientes al otro, y no al terapeuta. Los dos errores b*sicos

relacionados con la distancia terap3utica los llama Leitner: 8etra)os terap3uticos9

y 8unidad terap3utica9. 4l primer caso se da cuando el terapeuta no conecta con la

eperiencia del cliente, por lo ue los dos eperimentan al otro como est*tico y se

destruye la alian5a terap3utica= en este caso, tal ve5 el terapeuta se empe)e en

aplicar t3cnicas para cambiar al cliente en ve5 de permitirse eperimentar otro tipo

de relaci-n. La 8unidad terap3utica9 se produce cuando el terapeuta es incapa5 de

distin%uir los problemas del paciente de sus propios dilemas, tal ve5 en la +orma de

un ecesivo sentimiento de responsabilidad en relaci-n a la conducta del paciente.

4ste concepto tiene para Leitner una serie de importante consecuencias. Por e6emplo ue las intervenciones pueden no +uncionar si la distancia no es -ptima, o

ue cuando s lo es mucas y distintas intervenciones pueden ser terap3uticas.

am/bi3n ue cada terapeuta debe inte%rar su persona con las t3cnicas ue usa,

ue entonces se convierten en mani+estaciones conductuales de 3l mismo. Por

ltimo, se puede ar%umentar, si%ue el autor, ue el terapeuta est* obli%ado a usar

su eperien/cia clnica en su desarrollo personal, ya ue el deseo de reconstruir

posibles aspectos centrales de su manera de ser validar* un proceso similar en el

cliente.

!;. Construyendo en el l4mite: Mitolo14a cl4nica en el tra%a<o con procesos

fronteriFos #%orderline', por Stepanie /. arter

La autora, a trav3s del mito del pecado ori%inal, nos lleva al cuestionamiento de

una serie de mitos con los ue se en+renta el psicoterapeuta en el tratamiento de

pacientes considerados +ronteri5os "borderline$. Para empe5ar, es controvertida

por s misma la etiueta de +ronteri5o, ya ue mucos autores la consideran

peyorativa y poco descriptiva. 7in embar%o, su 3ito se debe, se%n Earter, a ue

m*s ue epresar un atributo del cliente, la etiueta epresa cu*les son las

eperiencias de los pro+esionales ue traba6an con 3l. 7e llamaran +ronteri5os no



s-lo por la inestabilidad de su sel+ y de las +ronteras de sus relaciones, sino porue

suponen un reto para los lmites ue construimos para nosotros mismos.

(uestionar la clase de relaciones ue establecemos con este tipo de pacientes es

esencial, ya ue la interacci-n entre sus eperiencias de vida y nuestros mitos

tiene como consecuencia ue las relaciones de trans+erencia sean muy

complicadas, especialmente por la posici-n de+ensiva en la ue el terapeuta las

aborda, tanto si ueremos posicionarnos en el lu%ar del cuidador permisivo y

proveedor como si sostenemos una etrema ri%ide5 en el encuadre en la

convicci-n de ue estos clientes necesitan mano dura. Itros temas, como la

tendencia a la manipulaci-n ue +recuentemente se les atribuye a las personas

etiuetadas como +ronteri5as, y la necesidad de validar el proceso de construcci-n

del cliente son planteados a lo lar%o del artculo desde una perspectiva deconstructivismo crtico.

!=. /os reGuerimientos psicoló1icos para ser un psicoterapeuta

constructivista #Micael J. Maoney'

Maoney intenta en este captulo describir al%unos de los retos a los ue se

en+renta el psicoterapeuta ue adopta una pers/pectiva constructivista y ue son,

en su opini-n, de mayor enver%adura ue auellos ue en+rentan terapeutas de

otros en+o/ues.4n primer lu%ar, el reca5o de la epistemolo%a y la ontolo%a en la

ue se basan los ob6etivismos de6a al psicoterapeuta sin la posibilidad de apoyarse

en verdad al%una a la ora de decidir u3 es correcto o no para un determinado

cliente. No puede recurrir a las obras completas de nin%n autor para buscar

apoyo o autori5aci-n en su traba6o como 8conse6ero de vida9 "as es como

Maoney pre+iere llamar al psicoterapeuta$.

'esde el punto de vista eistencial, el tipo de vnculo ue se establece con el

cliente, en el ue la presencia emocional del conse6ero es +undamental para la

+acilitaci-n del proceso, supone un es+uer5o di+cil de sostener. Adem*s el

conse6ero debe ser consciente de sus di+icultades para comprender la eperiencia



de un cliente cuando 3sta no est* incluida en su propia %ama de eperiencias

personales.

4n cuanto a las cuestiones pr*cticas, uno de los mayores retos se encuentra en lo

ue llama 8primaca de lo abstracto9, esto es, el eco de ue los procesos m*s

b*sicos ue or%ani5an nuestra eperiencia operan a niveles ue est*n +uera de lo

ue consideramos conciencia. Por ello, la tolerancia a la ambi%Jedad es una

abilidad crtica para los terapeutas constructivistas.

7i consideramos la met*+ora de la psicoterapia como un via6e, Maoney considera

ue +rente a la teleolo%a de al%unos en/+oues, la psicoterapia constructivista

tiene m*s ue ver con una 8teleonoma9, en el sentido de ue se re+iere a un movi/miento cuya direccionalidad no est* de+inida por un destino eplcito. 4l conse6ero

constructivista estara deseoso de acom/pa)ar a sus clientes en el proceso de

via6e, a veces liderando el via6e y a veces si%uiendo al cliente, respetando los

deseos de 3ste de descansar, ayud*ndole a car%ar parte del euipa6e por un rato,

pero siempre devolvi3ndole su responsabilidad en las elecciones y la direcci-n del

proceso.

Por ltimo, el autor plantea al%unas cuestiones 3ticas, en el convencimiento de

ue ya pas- el tiempo en ue el e6ercicio de la psicoterapia se consideraba una

actividad libre de valores. 4l constructivismo supone un cierto relativismo moral, en

el sen/tido de ue lo ue es bueno o malo est* siempre enmarcado en contetos,

ya sean 3stos individuales, sociales o ist-ricos. Por otra parte, sostiene tambi3n

la convicci-n de ue toda comunicaci-n est* atravesada por valores. 4l conse6ero

construc/tivista a de ser especialmente sensible a este eco, lo ue le llevar* a

plantearse mucos dilemas en su actividad, especial/mente en un tiempo como el

actual en el ue conviven tan di+erentes sistemas de valores.



7A/+$AC"+& PE$S+&A/ DE/ /"9$+

4l eco de ue los diecioco artculos ue inte%ran el volumen est3n escritos por

catorce distintos autores ace ue sea di+cil acer una valoraci-n del con6unto.

Eemos encontrado los artculos de muy distinto inter3s, densidad, y claridad.

Mucos conceptos y planteamientos se repiten a lo lar%o de los distintos

desarrollos, no siempre de +orma totalmente coe/rente, lo ue tiene muco ue

ver con el eco de ue el constructivismo en psicoterapia, por los propios

presupuestos epistemol-%icos de los ue se parte, da cabida a en+oues

di+erentes entre s y ue a veces parecen compartir m*s la crtica a las

psicoterapias tradicionales ue modos de actuaci-n ue puedan considerarse

inte%rados en una escuela tal y como la consideramos en un sentido convencional.

A pesar de ue se a+irma una y otra ve5 la necesidad de liberarse de ataduras

te-ricas de corte ob6etivista en cuanto a los contenidos, se puede identi+icar con

+acilidad el peso de la orientaci-n co%nitivo/conductual. 4sta adscripci-n no es

siempre eplcita, ya ue estas terapias, como otras, son a veces ob6eto de duras

crticas, pero es casi siempre reconocible. 4camos de menos al%n artculo ue

pudiera aber dado cabida a orientaciones di+erentes. Nos uedan, por otra parte,

ciertas dudas en cuanto a la pretensi-n de al%unos psicoterapeutas

constructivistas de traba6ar libres de limitaciones te-ricas en cuanto a la naturale5a

de los contenidos del psuismo umano. 7u insistencia en el predominio del

estudio del proceso sobre el de los contenidos es, ciertamente, una crtica a tomar

muy en cuenta, especialmente desde auellas orientaciones en psicoterapia,

como ciertas corrientes psicoanalticas, ue an tendido a +or5ar la teora dentro

de la pr*ctica. 7in embar%o, a veces el lector tiene la sensaci-n de ue detr*s de

la crtica a las psicoterapias tradicionales no se plantean alternativas solventes, a

no ser ue, como tantas otras veces, una cosa sea la teora ue de+endemos y

otra muy di+erente la ue aplicamos en la pr*ctica. 4n cualuier caso, la lectura del

presente volumen resulta muy interesante para acerse una idea del amplio

campo ue abre a las psicoterapias la adopci-n de una perspectiva constructivista



y para , una ve5 m*s, cuestionarse los principios con los ue traba6amos y, desde

a, poder continuar mane6*ndonos desde ciertas imprescindibles certe5as pero

con un espritu al%o m*s crtico.

ttp:OOO.aperturas.or%articulos.ppidQ0000222aQ4l/constructivismo/en/

psicoterapia

Date post:	14-Jan-2016
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El constructivismo en psicoterapia RESE+æA DEL libro onstructivism in Psychotherapy

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