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El género literario en los Milagros de Berceo

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El Género Literario en los "Milagros" de Berceo Author(s): Carmelo Gariano Reviewed work(s): Source: Hispania, Vol. 49, No. 4 (Dec., 1966), pp. 740-747 Published by: American Association of Teachers of Spanish and Portuguese Stable URL: http://www.jstor.org/stable/346217 . Accessed: 29/01/2013 12:27 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . American Association of Teachers of Spanish and Portuguese is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispania. http://www.jstor.org This content downloaded on Tue, 29 Jan 2013 12:27:58 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
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El Género Literario en los "Milagros" de BerceoAuthor(s): Carmelo GarianoReviewed work(s):Source: Hispania, Vol. 49, No. 4 (Dec., 1966), pp. 740-747Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/346217 .

Accessed: 29/01/2013 12:27

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

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EL GRNERO LITERARIO EN LOS "MILAGROS" DE BERCEO

CARMELO GARIANO San Fernando Valley State College

E N SU aparente sencillez, los Milagros de Nuestra Seiiora de Gonzalo de

Berceo evaden una rigurosa clasificaci6n que los ate a una manifestaci6n definida del genero literario. Quererlos engastar dentro del r6tulo gendrico del milagro es una manera sumaria de pegarles un mem- brete artificial que atestigua tan s61lo la indole del contenido. Pero la realidad artis- tica y estructural del genero trasciende al fondo, pues los mismos materiales pueden alimentar distintas creaciones artisticas, y los mismos mitos pueden asomarse en distintas epocas o escuelas, ora galvani- zando al pi'blico desde el tablado, ora desa- tando el vuelo de la imaginaci6n y del sentimiento en simples fragmentos chis- peantes de aliento lirico.

Quizis merezca mayor consideraci6n la clasificaci6n tradicional de "mester de cle- recia." En la prictica, es una definici6n algo vaga y plantea toda una serie de problemas que no ayudan nuestro prop6sito. Pues se puede objetar que la denominaci6n de "mester de clerecia" apresa obras de direc- clones heterogeneas, como el relato pico, la biografia hagiografica, la posifa doctrinal aleg6rica, la refinada satira politico-social, la leyenda ascetica, a mas de las m1ltiples facetas de la poesia de Juan Ruiz. El problema se complica cuando se trata de establecer si el "mester de clerecia" es un verdadero g nero literario, o tan s61o un sistema metrico apoyado sobre el tetrAstico alejandrino aconsonantado, o una escuela literaria que surge en oposici6n al "mester de juglaria" o como continuaci6n y floreci- miento de la misma corriente juglaresca. Sea cual fuere el resultado de semejante enfoque, lo cierto es que nos Ilevaria a consideraciones de caracter hist6rico re-

lacionadas con el clima cultural dentro del cual se madura la obra, pero de poco auxilio serla para penetrar en su esencia artistica en cuanto cristaliza en determi- nada modalidad de la expresi6n o en una sintesis de modalidades.

Al enfocar el problema del genero lite- rario de los Milagros de Nuestra Seiiora, nos parece 16gico pasar por alto la teoria que niega toda validez al genero, salvo considerarlo como simple esquema didic- tico, tal vez de mucho valor practico, pero no como una categoria que influye en la estructura de una obra.' En cambio hay que fijarse en las categorias esenciales del genero, considerindolas, por asi decirlo, sub specie aeternitatis. Desde ese enfoque aparecerai que se trata de categorias lin- giiisticas inherentes al simbolismo de las estructuras mais complejas del lenguaje, las cuales, aun no desechando lo funcional del lenguaje en cuanto comunicaci6n, se yerguen a un nivel mais alto, pues repre- sentan moldes configuradores de la ex- presi6n tanto en el habla como en las manifestaciones creadoras. La meditaci6n estilistica y est6tica mis reciente ha ahon- dado los problemas del genero y ha ilegado a la conclusi6n general de que en el g6nero cristalizan las tres funciones funda- mentales de la lengua: la manifestacidn, de caraicter expresivo, por la cual encarna el yo con sus vivencia emocionales (es- fera de la lirica); la incitacidn de caricter impresivo, en la cual se refleja el tdi con sus vivencias intencionales (esfera de la dram~tica); y la exposicidn, de caricter objetivo-demostrativo, que encierra el ello con sus vivencias racionales (esfera de la #pica).2

Lo 6pico-Los Milagros de Nuestra

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SeiZora, en rigor, no pueden encasillarse en forma exclusiva en ninguna de esas tres manifestaciones del genero. No falta quien opta por atribuir toda la producci6n de Berceo al genero epico.3 Asi parece a pri- mera vista, sobre todo si se tienen en consideraci6n sus vidas de santos. Pero en los Milagros nos encontramos con una variedad de aspectos que hacen dificil una clasificaci6n bien deslindada desde el punto de vista del genero. Es probable que el aspecto principal sea el epico.4 Se trata de un poema que tiene un protagonista de proporciones sobrehumanas, a pesar de su humanidad, esto es, Maria. Alrededor de ella se agrupan los personajes de se- gunda plana, santos, Angeles y pecadores. El poeta se concentra en el ello, es decir, en la objetividad de su canto: objetividad lejana o cercana en el tiempo, pues Maria ya esta por encima del tiempo, pero siempre tomada como objetividad hist6rica, por la doble raz6n de que el poeta la tiene por aut6ntica y la encuentra documentada en fuentes que pasan por verdaderas. Por lo tanto, la poetizaci6n de los milagros marianos, con sus relatos en serie, se acerca a la narraci6n 6pica: asi como el poema epico (el de caricter erudito, que la pica popular tiene distintas modalidades) se divide en cantos, el poema berceano se divide en episodios o milagros; asi como la ?pica canta las hazafias de un guerrero heroico contra su adversario, el poema de Berceo canta las empresas de Maria contra el adversario, al cual se le designa a veces con el apodo de "guerrero."5 Comparte nuestro poema tambien otros rasgos con el genero 4pico.

En cuanto al prop6sito de la obra, puede afirmarse que el poeta tiene frente a si el bulto de los hechos como material ya dado, fondo prosaico que trata de convertir en poesia. Su proceso creador esti domi- nado por una proyecci6n horizontal, por la cual los hechos se desenvuelven en una serie narrativa lineal. En la misma sucesi6n en que se dan los milagros, el autor respeta la sucesi6n que encuentra en las fuentes,

salvo muy pocas excepciones. La introduc- ci6n es como una intrusi6n del poeta en la materia del canto, pero tambien en la 6pica erudita antigua encontramos la pre- sencia del autor en la clisica invocaci6n a la musa. Esta misma f6rmula aparece tambien en Berceo, por supuesto, dirigida a la Virgen:

Terrelo por miraculo que lo faz la Gloriosa Si guiarme quisiere a mi en esta cosa: Madre plena de gracia, Reyna poderosa, Tu me guia en ello, ca eres piadosa.6 Otra caracteristica epica del poema con-

siste en la manera como el poeta domina su tema: puede hablarse de actitud om- niscente, en virtud de la cual toda la materia poetica estai siempre, potencial- mente, presente en la conciencia del autor. Por eso se ha mencionado, a veces, lo de omniscencia po6tica, es decir, que siendo el poeta creador y ordenador de su mundo interior, sabe de antemano hacia d6nde empuja la acci6n y a que conclusiones se atiene; por lo cual, ocurre que en algunos pasajes anticipa el epilogo de un episodio.

Tambien de indole 6pica es la impor- tancia que se le atribuye al acontecimiento. Hay un acontecimiento general, el milagro, entendido como capacidad de alterar el curso normal de los hechos y contradecir la expectaci6n guiada por la experiencia. Y hay tambien veinticinco milagros indi- viduales, episodios particulares en que se Ileva a cabo el poder taumatuirgico de la Virgen. Estos son efectos parciales de su poder; por eso, hay sucesi6n, acontecer, manifestarse, pero falta una evoluci6n in- terna, es decir, un modificarse organico por lo cual al final de la obra se experi- mente una nueva visi6n de la realidad o del problema tratado. En la prictica, desde ese punto de vista los Milagros ado- lecen de cierta monotonia, pues la variedad de los acontecimientos es solamente ex- terna. Todos los milagros tienden a de- mostrar una tesis inherente, la de que Maria puede salvar toda clase de peca- dores, salvo dos de ellos, a saber, el XVIII sobre los judios de Toledo y el iltimo

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sobre la iglesia robada, en los cuales se presenta la faceta justiciera de Maria.

Consecuencia del caraicter 6pico del poema es cierta abundancia de pasajes narrativos, con su predilecci6n por el tiempo pasado, pues el poeta evoca hechos ya remotos. Algunos de los milagros em- piezan con una fugaz indicaci6n temporal que recuerda el "&rase que se era" del estilo narrativo de las consejas: "Era un omne pobre que vivie de raziones" (Mila- gro V); "Era un ladron malo que mas querie furtar" (VI); "Era un simple clerigo pobre de clerecia" (IX); "Era en una tierra un omne labrador" (XI).

De todos modos, falta en los Milagros el desprendimiento po6tico propio de la poesia epica, por el cual el autor parece ocultarse tras sus personajes o contemplar su mundo desde una distancia olimpica: Berceo, en cambio, se mezcla, a veces hasta se interioriza, con el acontecimiento o los personajes, y saca de la acci6n una en- sefianza religiosa, que en algunas ocasiones causa cierta monotonia didictica en la obra. Falta tambidn un rasgo epico funda- mental: la conclusi6n. Si se considera cada milagro por separado, se ve que constituye un poema pico en embri6n, con un desa- rrollo lineal, por el cual los hechos pro- ceden en forma continua y se encauzan a una conclusi6n que el poeta interpreta en funci6n de su tesis mariana. En cambio, el poema en su conjunto carece de una con- clusi6n aparente: el poeta se meti6 en una materia a la cual se le puede aplicar su ima- gen del pozo sin fondo, y, por eso mismo, al interrumpirse no se percibe ningi'n epilogo en el desarrollo de la materia, sino la misma pausa que separa un episodio del otro. Es dificil establecer si asi lo quiso el poeta, respetando una modalidad propia de la colecci6n de cuentos que gravitan alrededor del mismo tema y personaje central, o si quiso dejar adrede la im- presi6n de lo inacabado, logrando un rasgo estilistico estructural que es propio de cierto tipo de lirica, casi como para

acentuar la reticencia de que los pocos milagros relatados no son mais que una muestra representativa de una cantidad interminable: Tantos son los exiemplos que no serien contados, Ca crecen cada dia, dizenlo los dictados: Estos con ciento tantos, diezmos serian echados.'

Lo lirico-Si el movimiento 6pico se da con preferencia en el conjunto de la obra, en la elaboraci6n de los varios milagros se encuentran muchos rasgos que son propios de la lirica y de la dram itica. En cuanto a lo lirico, cabe precisar que se trata de una manifestaci6n podtica que auin no ha alcanzado el grado de absoluta subjetividad de la lirica mis reciente: es una poesia en que se funden los dos planos del senti- miento y de la realidad, dirigida por lo comuin al misterio que rodea la vida y el mundo, la divinidad que se revela a travis de lo que nos la oculta, siendo por eso que en los comienzos de toda literatura la lirica es expresi6n del numen en su doble acepci6n de objeto por el cual se levanta el canto y del cual deriva por su soplo inspirador. Bajo ese sentido, en los Mila- gros la intenci6n lirica coexiste al lado de la epica: se trata, en resumidas cuentas, de una prenda ofrecida en honor de Maria, quien Ilena al poeta de impulso podtico. Por consiguiente, se dan con cierta frecuencia al- gunos rasgos privativos del genero lirico.

La esencia lirica de varios pasajes no

esti atada a los esquemas tradicionales del gdnero lirico. Para un poeta como Berceo, que no est4 sometido a ningl6n antecedente en lengua romance, lo lirico se nota mas en la esencia que en las formas externas, esto es, en las fuerzas que actaan sobre la intuici6n, transformando una sensaci6n sencilla en una estructura verbal que ofrece una impresi6n mis intensa, como puede notarse en el pareado siguiente que reproduce un acto tan simple: Pag6se della mucho, quanto mis la catava De la su fermosura mas se enamorava. (358c, d)

La fuerza lirica vibra en las ap6strofes, recargadas de fe en el poder de Maria, que afiaden pathos al climax de varios

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episodios; la ap6strofe es una explosi6n emotiva de un yo que busca socorro, en la cual se enfrentan dos seres que, por efecto del lenguaje lirico, cobran distintas dimen- siones. El ser invocado, que se enaltece, y la criatura que invoca, anonadada a sus mismos ojos hasta el punto de verse en tercera persona, como otro ser ajeno a si mismo: Madre del Rey de gloria de los cielos Reigna, Mane de la tu gracia alguna medicina, Libra de mal porfazo una muger mesquina: Esto si tu quisieres, puede seer ayna!8

Tambidn la alabanza reviste formas liricas en Berceo. Es uno de los motivos liricos preferidos. A veces se da en forma de agradecimiento por favores recibidos:

La merced e la gracia que me dennesti fer, No la savria, Maria, io a ti gradecer, Nin la podria, Sennora, io nunqua merecer.9

En otra oportunidad mana como canto espontineo en boca del pecador benefi- ciado, y la forma externa constituida por la repetici6n paralelistica de frases tautol6- gicas moldea la insistencia del sentimiento interno, ainico en su fondo y muiltiple en su movimiento: "Siempre seas laudada,/ Siempre seas bendicha, siempre glorificada" (826a, b). La alabanza de alg6n hecho de la Gloriosa puede expresarse tambien en forma narrativa, pero en ese caso el tono lirico queda amortiguado, aunque el autor puede lograr alguin otro rasgo estilistico, como por ejemplo en la copla siguiente, en que se personifica la fama con versos impregnados de reminiscencias virgilianas:

La fama dest; fecho vo16 sobre los mares, No la retovo viento, pobl6 muchos solares, Methieronla en libros por diversos lugares, Ond es oi bendicha de muchos paladares.10 Las admoniciones que se encierran en

los Milagros rara vez cobran marcado vigor lirico, aunque no carezcan de ciertos rasgos estilisticos propios. Por ejemplo, en el pareado siguiente merece destacarse la estructura anaf6rica en serie paralelistica:

Estevan, un conseio te quiero aun dar, Estevan es conseio que deves tu tomar.11

Una variedad de efectos liricos se dan en las manifestaciones de dolor o jabilo. El dolor puede alcanzar notas desgarra-

doras, como se percibe en el ilanto de la madre del nifio judio. Pero Berceo no es el poeta del dolor, que su optimismo innato lo leva siempre a contemplarlo todo con tono risuefio y apacible. La loa mariana arriba mencionada es, por lo comfin, efecto del jfibilo agradecido. A veces el juibilo esta contenido y se manifiesta como asombro:

Esto tovieron todos por fiera maravella. Que nin fumo nin fuego non se lleg6 a ella, Que sedie el falbello mais claro que estrella, El ninno mui fermoso, fermosa la ponzella.

(327) Puede tambien ocurrir que el juibilo

colectivo se perciba por los actos externos con que se expresa:

Los pueblos de la villa, pauperes e potentes, Fazien grand alegria todos con instrumentes, Adobavan convivios, daban a non aventes Sus carnes, sos pescados salpresos e recentes.

(698) Con todo, es la plegaria una de las mani-

festaciones liricas que se da con mayor fre- cuencia en los Milagros. Dejando a un lado las varias oraciones secundarias dirigidas a Cristo, a Maria o a los santos, hay cuatro oraciones principales en que no faltan ver- sos saturados de lirismo, con arrebatos liricos que coexisten al lado de pasajes narrativos con alusiones doctrinales estereotipadas. A saber:

(1) La plegaria que los dos asesinos del milagro XVII levantan a Maria despues de haber recibido grave castigo por su crimen. Como se ve del cotejo del texto poetico con el original latino, se trata de una parifrasis de Berceo, ya que la fuente hace ripida menci6n de la plegaria de los pecadores.12

(2) La plegaria de acci6n de gracia al final del milagro XIX sobre el parto mara- villoso. Tambi6n aqui Berceo se aleja por completo de la fuente latina, pues al men- cionar milagros otorgados a creyentes en apuro, hace una composici6n po6tica que se conforma al estilo medieval de la ple- garia, en la cual esti consubstanciado el t6pico biblico, seleccionado con arreglo al tema del pasaje en que aparece.13 En este caso, trat~indose de un alumbramiento mila-

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groso por parte de una mujer abandonada a la merced de las olas del mar, el autor selecciona los dos episodios biblicos que tienen lugar en el mar, es decir, el de Jonas en el vientre de la ballena (Jon. 1: 13-15), y el de Moises que empieza el 4xodo de Egipto en busca de la tierra prometida atravesando milagrosasamente las olas del Mar Rojo (Ex. 14: 11-30).

(3) La plegaria de la abadesa encinta en el milagro XXI. Tambien en este episodio Berceo tiene muy poco en comuin con su fuente. Siguiendo el esquema mencionado, la pecadora cita episodios milagrosos, pero esta vez no se apoya en la Biblia, sino en la tradici6n hagiografica, mencionando a Te6- filo y a Maria la Egipciaca, siendo el pecado de esta 'iltima el mais parecido al que aca- baba de cometer la debil abadesa. Merece destacarse en esta plegaria la acumulaci6n de atributos marianos de los versos siguien- tes, que evocan las secuencias de la letania lauretana:

Reyna coronada, templo de castidat, Fuente de misericordia, torre de salvedat.

(526a, b) (4) La plegaria de Te6filo arrepentido

de su apostasia en el milagro XXIV. En esta, nuestro Gonzalo ha simplificado mucho el texto de las fuentes. El hace men- ci6n tan s6lo del pecado de San Pedro que, por miedo, neg6 a Cristo, de Longinos, de Magdalena (que confunde con Maria de Betania, hermana de Lizaro), de Maria Egipciaca, de David y del pueblo de Ninive, todos pecadores de origen biblico (salvo Longinos, personaje de los ap6crifos, y la Egipciaca): todos pecadores que por su contrici6n merecieron ser admitidos al goce de la verdadera fe. El texto latino se refiere a los habitantes de Ninive, a la ramera biblica Raab o Rahab, que se salv6 por haber recibido a los espias de Josue en

Jeric6 (cf. Josu6 2: 1-18; 6: 17-23; Epist. a los Hebreos 11: 31), a David, a San Pedro, al incestuoso sobre quien dict6 su fallo San Pablo (cf. II Corintios 5: 1-7), aunque parece haber conflicto entre lo que dice la Biblia y lo que afirma la fuente de

Berceo y, en fin, a un personaje no biblico, San Cipriano.'1

A pesar del cambio parcial de nombres y milagros alegados, hay mucha semejanza en el movimiento general de la composici6n poetica y de la fuente latina, pues en ambas se desarrolla el motivo asc6tico de que la penitencia tiene un poder catirtico infalibl2 (cf. verso 782a, "Vailame penitencia" y la insistencia del texto latino sobre el giro "nisi esset penitencia").

El verso 781b, "Non cates al mi m&rito, cata a tu bondat" es una expresi6n ritual de la plegaria medieval y aparece con fre- cuencia en las varias oraciones de los Mila- gros que hemos omitido; es una f6rmula de modestia que formaba parte del rezo que contenia un pedido.1

La presencia de citas biblicas y referen- cias a la tradici6n hagiograifica no implica necesariamente que las oraciones incluidas en los Milagros de Nuestra Sefiora sean composiciones eruditas, apartadas de las espontaineas invocaciones populares. Hay que tener en cuenta que Espafia fue activo centro de estudios escriturarios por varios siglos y de c'ilebres versiones hechas directa- mente sobre los textos originales, gracias a la asistencia de ilustres estudiosos judios peninsulares, y no sobre la base de la Vul- gata, como se acostumbraba en otros paises europeos; por lo tanto, la cultura biblica espafiola estaba muy difundida entre todas las clases sociales.

La presencia del mismo m6dulo en las fuentes latinas, aunque no tan frecuente como en los Milagros, prueba lo antiguo de esta manera de enfrentarse con la divinidad en el orbe cat61lico: el pecador que se dis- pone a pedir una gracia, recuerda algunos ejemplos biblicos que demuestran lo pare- cido de su situaci6n, lo cual es aliciente a esperar la ayuda divina; al mismo tiempo, entrega todos sus cuidados al ser invocado para que con su intervenci6n milagrosa de prueba de su poder y compasi6n. Nos en- contramos, pues, con una forma mentis tradicional y difundida, la cual asoma en

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la cdlebre plegaria de Jimena en el Cantar de Mio Cid, cuyas fuentes no debian de ser tan literarias como se quiere pretender, sino que estaban enraizadas en los reflejos devotos de practicantes de la misma clase de la abadesa encinta, de Te6filo o de dofia Jimena, y probablemente de personajes de clases sociales menos elevadas.

En conjunto, el g nero lirico se mani- fiesta con una pluralidad de formas que se enlazan hacia una sola vertiente, porque una es la de que brotan: la fe pura de Ber- ceo en Maria. Desde ese punto de vista, Berceo interpreta un sentimiento genuino de lo hispinico, pues es sabido que la fe mariana ha sido un resorte secular de la emoci6n religiosa. En lo que atafie a lo lirico, le cupo el merito de haber sido el primer poeta castellano en orden cronol6- gico en haberse hecho int&rprete de las primeras efusiones liricas en honor de Maria en su romance paladino: lo cual es mucho de ponderar cuando se tenga en cuenta que el Rey Sabio, quien m-is que nadie contri- buy6 en la generaci6n siguiente a enrique- cer la lengua castellana en su caudal y poder expresivo, ech6 mano de otra lengua peninsular para romancear las leyendas mariales en sus famosas Cantigas, apoyin- dose indudablemente en el peso de la tra- dici6n que habia consagrado el gallego como la lengua mais apropiada para la expresi6n del genero lirico.

Lo dramatico-En cuanto al genero dra- mitico, su caracteristica principal es la simultaneidad entre acci6n y expresi6n y, por eso, se manifiesta en los esquemas del dialogo y del mon6logo, que son muy fre- cuentes en la obra que nos concierne. Pero no todo diilogo ni todo mon6logo es dra- mitico, salvo aquellos en que se vuelca la pasi6n del personaje y se madura una crisis que Ileva a la acci6n o modifica su curso. Hay dos episodios en que prevalece el aspecto dramitico: el de la abadesa encinta y el de Te6filo. En ambos, las partes na- rrativas son limitadas, casi breves leyendas que enmarcan la palabra hablada, de la

cual se desencadena la acci6n. Los perso- najes, aunque no ileguen al plano de los heroes trigicos clisicos, estain dotados de rasgos humanos que los hacen dramiticos: los dos son dos clerigos que gozan de la confianza y respeto de las comunidades en que acti'an y viven. Sin embargo, un elemento imprevisto contribuye casi a des- truirlos, si no interviniera el deus ex machina que resuelve todos los episodios, Maria. La abadesa, tan honrada y placen- tera, en un momento de descuido sucum- bi6 a una torpe pasi6n por un amante que el autor ni se da la molestia de mencionarlo: "Quando bien se catido, fallose enbar- gada.""' Te6filo se neg6, a pesar de los repetidos ruegos de la congregaci6n y del metropolitano, a aceptar la dignidad de obispo; de ese rechazo arranc6 su peripecia dramaitica, pues el nuevo obispo no lo tuvo como var6n de su circulo intimo, ocasionin- dose asi un profundo cambio sicol6gico en e1: Fo en so voluntat fierament conturbado, Avielo la envidia de su siesto sacado. Teniesse por mal trecho, e por ocasionado, De grandes e de chicos vediese desdennado, Ceg6 con grand despecho e fo mal trastornado, Asm6 fiera locura, ierro grand desguisado.

(719-20) En esa ceguera mental-y n6tese de paso

la notable caracterizaci6n sicol6gica con que Berceo analiza el prepararse de las resolu- ciones dramaticas en su personaje-Te6filo cae a la merced de las fuerzas infernales; pero, al cejar del abismo en que se habia precipitado, empieza con.su primer mon6- logo, en que el movimiento inicial es lirico (desolaci6n, auto-recriminaci6n por su caida, maldici6n contra su decisi6n equivo- cada y contra toda su existencia) y se con- vierte luego en dramaitico, con sus hesita- ciones sobre el curso futuro de la acci6n, no sabiendo a quien dirigirse por ayuda, y con su decisi6n final de pedir socorro a Maria:

A la Madre Gloriosa me quiero acostar, Cadr6 a los sos piedes delante so altar, Atendiendo su gracia alli quiero finar.

(764b, c, d)

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746 CARMELO CARIANO

En los dialogos entre la abadesa y la Virgen, entre la abadesa y el obispo, o entre Te6filo y Maria se siente correr la acci6n con su fluir a veces incierto, a veces deci- dido. No es coincidencia que el milagro de Te6filo aparezca en forma dramaitica en la antigua literatura francesa.17

En sintesis, en los Milagros hay fusi6n y, si se quiere, confusi6n de las tres modali- dades principales del g6nero literario, lo cual es de esperarse en una obra tan arcaica, pues la pureza del genero como criterio valorativo de la obra de arte es un precepto elaborado por la preceptiva renacentista y desechado, mis tarde, por la rebelion romintica. A esta obra se le pueden aplicar las observaciones generales que L6pez Es- trada hace a prop6sito de toda la producci6n literaria de los primeros tiempos: "Las denominaciones de 'Cpico,' 'lirico' y 'drama- tico' no son vailidas en que como orienta- ciones generales dentro de estos conjuntos de obras cuyo sentido ha de precisarse con exactitud en cada caso, y no son en modo alguno definidoras de los mismos."'s De esta mezcla de g6neros en la misma obra deriva cierta variedad de estructuras lin- giiisticas que se adaptan a distintos con- trastes dramiticos y desahogos liricos dentro del genero narrativo, que es el que mais prevalece. Por eso los Milagros son obra

podtica que se distingue del pedantismo que era comfin, segsin anota Menendez v Pelayo, a tanta literatura del mester de clerecia: "El escollo natural del g6nero era el pedantismo, y no diremos que de 1 s-_ librasen estos ingenios; pero fue pedanteria candorosa, alarde de escolar que quiere a viva fuerza dejarnos persuadidos de su pro- fundo saber en mitologia, geografia e his- toria, con toda la ingenuidad del primer

descubrimiento."•19 No estai, pues, fuera de lugar admitir que

la variedad de manifestaciones del g6nero literario y su mezcla equilibrada se adeci'an a las exigencias de la expresi6n po6tica y forman uno de los ingredientes estilisticos que contribuyen a ensalzar el valor poftico

de esta primorosa joya de la primitiva poesia espafiola.

NOTAS

1Cf. Benedetto Croce, Estetica come scienza della espressione e della linguistica generale, 6a. ed. (Bari, 1928), pp. 40-44.

SPara una visi6n de conjunto de los pro- blemas del genero literario, vease Rail Castag- nino, El andlisis estilistico. Introduccidn meto- doldgica a la estilistica integral, 3a. ed. (Buenos Aires, 1961), pp. 58-59, que se basa sobre la tripartici6n staigeriana del genero. Cf. Emil Staiger, Grundbegriffe der Poetik, 2a. ed. (Zurich, 1951).

3 V6ase Jaime Oliver Asin, Iniciacidn al es- tudio de la historia de la lengua espaiiola, 2a. ed. (Zaragoza, 1938), p. 51, en que se afirma: "Berceo, como es sabido, fu6 tan s61o un poeta epico."

4 Las observaciones que en este apartado se hacen sobre lo epico son de indole general y se apoyan en la anterior concepci6n lingiiistica del gnero literario, la cual congloba en su vasto alcance gran parte de la producci6n na- rrativa. Por eso, deseo dejar constancia de que varios de los elementos que aqui se atribuyen a lo 6pico de los Milagros se detienen, con harta frecuencia, en rasgos extrinsecos del tipo na- rrativo, sin deslindar ni el tono ni la esencia ni la estructura Cpica. Segfin atinadamente me hace notar el Prof. John E. Keller en su carta del 14-4-65, lo piro en Berceo merece un estudio detenido: este distinguido hispanista acaba de preparar una seccion de la nueva Grundriss der Romanischen Literaturen des Mittelalters, en que se ocupa por las obras de Berceo; por lo tanto, sus eruditas y acertadas observaciones me inducen a destacar que lo kpico en Berceo hay que aceptarlo cum grano salis.

r Cf. Milagros, copla 246a, 691a. Las citas del texto de Berceo estin sacadas de la edici6n de A. G. Solalinde, Milagros de Nuestra Seiora (Madrid, 1922), indicindose con guarismo

ar,- bigo la copla seguida del verso pertinente. 6 Mil., 45. Todos los poemas Cpicos de la

antigiiedad, a empezar de la Iliada y la Odisea de Homero y la Eneida de Virgilio, tienen su exordio con una invocaci6n a la musa para que asista e inspire al poeta en su canto.

7 Mil. 412a, b, c, La hiperbolizaci6n de los milagros marianos es un antiguo t6pico hagio- gr'fico que ya figura al final de uno de los Evangelios concernientes a Cristo: "Jesuis hizo muchas otras cosas: si se quisiera ponerlas por escrito, una por una, creo que el mundo no bastaria para contener los libros que se podrian escribir" (Juan 21:25).

8 Mil., 523. Cf. tambien la copla 775d.

9 Mil., 545. Ct. tambien las coplas 826-830.

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Page 9: El género literario en los Milagros de Berceo

EL GfNERO LITERARIO EN LOS "MILAGROS" DE BERCEO 747

10Mil., 619. En esta estofa hay dos rasgos estilisticos secundarios: uno es la metonimia paladares, que resulta algo estirada; el otro se refiere a la concordancia de methieronla con

f ama, es decir, con 1- palabra que cautiva mas aatencin del poeta, y no con el termino de

referencia 16gica. Ct. Virgilio, Eneida iv. 175: "Viresque acquirit eundo."

11 Mil., 362a, b. Cf, tambicn las coplas 460, 497, 582. Sobre el paralelismo viase J. Artiles, Los recursos literarios de Berceo (Madrid, 1964), pp. 119-123.

12 V'ase la fuente latina en Richard Becker, Gonzalo de Berceo und ihre Grundlagen (Estras- burgo, 1910), pp. 78-81.

13 Sobre el uso de la Biblia en Berceo, vease Francis Gormly. "The Use of the Bible in Representative Works of Medieval Spanish Literature (1250-1300)." Tesis doctoral in- 'dita, Department of Romance Languages, The Catholic University of America, Washington, 1962.

14 Becker, op. cit., 90-91; Mil., 781-786.

15 Sobre las f6rmulas de modestia como t6pico literario medieval, vrage el trabajo de Julius Schwietering, Die Dermutsformel mittelhoch- deutscher Dichter (Berlin, 1921) y el excursus

que aparece en Ernst R. Curtius, Europaiische Literatur und lateinischen Mittelalter (Berna, 1948), p. 412 et passinm.

16 Mil., 507d. De las fuentes sabemos que la abadesa se junt6 con un paje a su servicio por culpa de un demonio tentador: "Cum dapi- fero suo incesti crimen incurrit" (Becker, op. cit., 79).

17 Cf. Gaston Parif, La literature franvaise au moyen dge (Paris, s.f.) p. 267, en que se hace referencia a la dramatizaci6n del milagro de Te6filo. Tambi6n en la literatura italiana se encuentran composiciones dramiticas sobre el mismo personaje: cf. "Te6filo" en Alessandro D'Ancona (ed.), Sacre rappresentazioni dei secoli XIV, XV e XVI (Florencia, 1872), 11, 445 et passim. Para mis detalles viase el capitulo sobre "11 tema. Origine e sviluppo della tradi- zione di Teofilo nelle letterature universali del Medioevo e nei volgari," en E. Lunardi, II miracolo di Teofilo in Gonzalo di Berceo. Spirito e forme del medioevo (Lugano, 1956).

18 Francisco L6pez Estrada, Introduccidn a la literatura medieval (Madrid, 1962), pp. 105- 106.

19 Marcelino Men6ndez y Pelayo, Antologia de poetas liricog castellanos (Santander, 1944), x, 154.

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