El mencho Alcides Farías.
Relación de un criollo que fue arreado a Gualeguaychú cuando el locaut patronal en marzo del 2008.
I
Aquí cantará un pión, si lo quiere el estrumento,
pa echar a los cuatro vientos semillas de su amargura
a ver si de la tristura me brota algún dulce acento.
La guitarra dijo ¡quiero!, ya se apronta la garganta. Hay quien miente y canta
con retrucos de bolazo pero se rajan pal mazo
ande un ancho se planta.
Aura cantará Farías, un criollo del litoral.
Si canta bien o canta mal todo el mundo lo arguye,
pero en mi pava bulle agua como pa un temporal.
De canciones bellas tengo a los tientos cual melena,
cantos a la luna güena, cantos al máiz y al trigo;
coplas que son del umbligo se aplauden de panza llena.
Como payador de feria puedo pintarle aperos, todo el saber campero
tiene estante en mi sapiencia pero yuyos de esperencia
no crecen en criadero.
Están los tiempos candentes y hay yesca por tuitos laos. Nel pedernal del verseao
no falta chispa que encienda y que a naide le sorprenda
ver fuego en lo mojao.
Otros dan rienda a la sin hueso porque prosear es sencillo. Mas la esencia del ovillo
de la verdá ande no hay rey, no está en la lana de la grey ni en la punta del cuchillo.
Y sepan los que me atiendan que no siempre jui ansina:
si lenta jue la cocina pa´ sancochar entendimiento, hoy chiflan mis fundamentos cual churrasco en la parrilla.
II
De Concordia hasta Diamante, La Paz, Federal, Vitoria; toda la güelta a la noria de los pagos míos di,
panza verde siempre jui dende que tengo memoria.
Veces por rastrear el pique y otras güeltas de orejano, jui capincho en el barranco
y ñapindá en los esteros. Soy de cuna montielero
y de querencia entrerriano.
Ricuerdo cuando yo pasé galopiando por Villaguay
buscando los bienes que no hay en esta tierra pal` paisano.
Van quinientos años, velay, de inviernos sin verano.
Y lo que no encontré allí
no lo hallé en esas estancias ande perdí la arrogancia
de la edá primorosa, miseria es una cosa
que he tenido en abundancia.
Todo es conchave fijo en los meses de cosecha.
Pero cuando ya está hecha y los granos embolsaos a rumbear para otro lao
tras de cobrarse la estrecha.
Rodando mejor se aprenden estas amargas verdades. Cualquiera paisano sabe
dir pisando con prudencia; lo que graba la esperencia no es un barro que se lave.
Como todos mis hermanos que anidan en esta tierra, en un rosario de guerras
hemos muerto por lo ajeno;
siempre será el pobre gueno cuando es del rico la yerra.
Por eso en sus trapisondas
alguna vez también caí. La relación que haré aquí es la historia de los males
que de antiguo son normales pal` gauchaje `e mi país.
Enredados juimos antes pero aquí me desenredo.
Vean ustedes si en el ruedo de estos cuentos que son míos
no se halla el pobrerío cuyas razones heredo.
III
Jue por marzo y por allá en mis pagos entrerrianos, cuando acabao el verano
se armó un grande revuelo. Aún no tienen pa` consuelo
algunos `e mis paisanos.
En ese entonces pionaba en el campo de don Galván.
Porteño el hombre, y haragán cuando hay que cinchar parejo,
todo lo heredó del viejo menos lo que los años dan.
No soy manco pa` la pala ni soy rengo pa` jinetear, más de siete puedo contar
entre todos mis oficios aunque a gatitas los vicios me alcanza pa` despuntar.
De catango, vea amigo,
entre la hacienda trabajé, de a caballo me crié jugando a las faenas
en las que el gurí se entrena pa` parar la olla dispués.
Así aprendí `e mis mayores
a servirme `el caronero, curar bichera en enero,
cómo sentarmelé al bagual, lo mesmo que armar el pial pa` que rueden los terneros.
Alambro en el duro invierno,
esquilo cuando el verano y en la siembra, paisano,
ni un chancho detrás le dejo pues hice mío el consejo de ser en todo baquiano.
Y como pa todo hay que rendir
no me abomba lo andao. Entre las crines la vincha,
yo soy como el gateao
que aunque apriete la cincha, antes muerto que cansao.
En estas tareas y otras
que sería al ñudo contar yo me supe desempeñar en esa firma por años,
mas alvertí los engaños que me dispongo a cantar.
Con vergüenza recordaré en esta presente ocasión el día en que mi patrón, con fanfarria de federal, quiso engañar a su pión pa` adueñarse del litoral.
El “c ampo” contra el gobierno
dijeron que jue la cosa. ¡Que me hagan aura la fosa
y me preparen pal` hoyo que si esos eran criollos yo soy el general Rosas!
IV
Yo golvía pa` mi puesto de la estancia `e don Galván
montao en el alazán que es de tuito mi desvelo, con un andar como vuelo
y avispao en el corral.
Ansina diba, dando puerta a una copla de mi gusto cuando le reparo el susto
al pingo en las orejas, y el escarceo ya deja
para detenerse al punto.
De lejos vide una chata de lujosa marca“ailú”, rápida como una luz
y al patrón que me decía “súbase, gaucho Farías,
nos vamo` a Gualeguaychú.”
- “¿A Gualeguaychú?” pregunté, “Ya es bien pasada la esquila…”
- “Deje es a mojarra tranquila, no se le vaya a cansar:
hay un alzamiento popular, usté está en primera �la…”
“Barajo, si empre me toca”
pensé para adentro mío, carculando ya el lío
en que me estaban metiendo mientras se m`iba escurriendo
del lomo un escalofrío.
Largué mi alazán en la hora que el sol los campos ensangrienta
“mañana seré osamenta” me dije al verlo galopiar, pues que no iba a regresar ya me daba en la cuenta.
Dende mi tataragüelo
jue mi sangre montonera, aportando soldadera
cualquiera juera la ocasión,
Si el rico malicia un malón… ¡marche el pobre a la frontera!
Resignao a ese destino
de los hombres de mi laya, ande nunca jamás se haya un fin a los sufrimientos,
me apronté pa` ese alzamiento al que iba a rendir batalla.
V
Ande me mandó “sú base” subí…en la parte de atrás, pues dentro diba Barrabás,
el cusquito de pedigrí, que al viento no le deja dir no sea se vaya a enfermar.
Las más de doscientas leguas
las flameé en la ventolera. La cosa se puso fiera
cuando principió a garuar, no se llegaba a estornudar sin que la tos irrumpiera.
Ni agua pa mate me dio
ni un culo de cigarro pero junté una de barro
como pa hacerme el hornero. Tuve dos alas, compañero,
y volé… de �ebre y catarro.
Al llegar, qué Cristo, pensé que era época `e parición:
había tanto barrigón y tanta leche había
que eran como vacas el día que va a largar el mamón.
Habían cortao la ruta
una partida `e patrones por no sé bien qué cuestiones
sobre un yuyo escandaloso que es pa` ellos muy valioso pues los llena `e patacones.
Eso a algún alzamiento
ni de lejos parecía. ¡Unos cauchos que ardían y estos dones empacaos
alrededor del asao que un mencho les hacía!
Detrás de ellos vi formada
con milicos la barrera. Ansi tráiban a la espera una parva de camiones
que sin hacerse ilusiones aguaitaban en hilera.
Mucha banderita con franja, también mucha escarapela, gurises en edá de escuela corriendo por la calzada y también vide sentadas gran cantidá de agüelas.
Vi que había dos ranchadas:
a una diban los patrones y a la otra los piones.
Con los míos entonces jui: hay que ser como la perdiz siempre en estas ocasiones.
Hermanaos estábamos en la total inorancia.
Trabajadores de estancia ninguno entendía jota al ver esa gorda patota
suspirando en la abundancia.
Había gente `e los diarios y también de televisión
mentando a la “ retención” y no sé qué condiciones que dolía a los patrones
como empacho de lechón.
A veces cáiban algunos de esos que son periodistos. Y a todo el gauchaje arisco
pedían que muestren las manos diciendo “¡Pobre paisano s,
esplotaos por el �sco!”
Y aunque nunca pude saber ése don Fisco quién era yo oía por donde quiera
que eran cien y veinticinco los kilos que de un brinco
echaron en la carguera.
“Con todo” , me dije pa mi- “este fardo es más liviano” ,
pues yo carculo de plano que mi patrón pesaba más:
sólo con los cuartos de atrás
ya le ganaba de mano
En fila nos formaban y dale a la fotografía
pa` que, asegún decían, vieran allá en la gran ciudá que era un pueblo de verdá el que estaba en rebeldía.
Al que más flaco lo vieran y más güeso le contaban
los periodistos se amuchaban alrededor del disgraciao sacando fotos, cuñao,
que créiba que rejucilaba.
VI
Con un tucumano grandote, del lado de “Santa Anita” ,
hicimos yunta de cuitas `e nuestros pagos distintos mientras se hacía al tinto
un gasto de nochecita.
El changueaba de alambrador antes que el yuyo valiera. Que “ la cosa estaba fiera y los campos no separan y aura una firma acapara
lo que antes de varios era.”
Fue él el que me anotició de que había una “ retención” .
Y me dijo, con aire tristón, “…que es una forma `e robar
lo que otro se supo ganar con su esfuerzo y su tesón.”
Y yo, que no soy letrao
y hay cosas que entiendo poco, quise enmendarle el equivoco:
porque la única retención se la hacen siempre al pión que es el que hace el toco.
Callao se quedó el grandote dándole güeltas a mi razón. Creí entender la situación y el por qué de aquel corte y bichando pa` ese norte
me paré lleno de emoción.
¡Yo créiba que era llegada la hora e` la reformación,
la que siempre la Federación tanto había alvertido,
en la que el gaucho sufrido haría valioso su sudor!
Que allí estábamos, pensé, pa` recebir nuestra tierra
y güena la hora era pues falta ya me hacía
y creí que ellos estarían viendo cuál lote nos dieran.
Jubiloso y apercibido
que yo era retencionao grité “¡Háganse a un lao,
que aquí está Alcides Farías, le retienen tuitos los días el fruto `e lo trabajao…!”
Mas, pronto pude entender
que lo mío no es retención… Se llama “ser nomás un pión” y “andá a cantarle a Gardel”
sigún me dijeron en tropel cuatro señoras y un don.
VII
Mis decires revolvieron el avispero `e patrones y Galván a sacudones
me apartó de su juntada al tiempo que me ladraba algunas de sus razones.
¡Si vieran esa yarará
cuando se me vino al humo! “Usté se calla, so reyuno, y cuídese de comprender, no sea que vaya a perder
dos, en vez de ganar uno”.
El hombre que está ebrio habla verdades muchas veces.
Lo que la mentira guarece bajo manto de aparencias bien lo revela la cencia
del vino tomao con creces.
Por eso nunca es raro que al que pasa por comedido
se le escape lo atrevido y se lo conozca en realidá cuando gomita su verdá
al punto que se ha bebido.
Y ansí Galván, chamuscao, le dio soga a la arenga:
“aquel que trabajo tenga y aquel que no lo tiene lo que más le conviene
es lo que a mí me convenga”
“El pái s está parado y el corte debe seguir, yo ya me iré a dormir
y mañana quizá no venga, a todo coche detengan
aunque haigan de morir”
“La patria es una y fe deral y este gobierno es tirano,
que sepan bien los paisanos que en esta lucha desigual
si a los grandes nos llega a ir mal la pagan los mas enanos”
“Y como siempre les dije a quién habrían de votar
yo les mando aura a luchar por una patria más justa ande a la ley se la ajusta a mi derecho de lucrar”
Mientras Galván, empinao,
seguía con la barrunta vide venir una yunta
de lo mas estrafalaria, la Rural y los de la Agraria: aunque no lo crea, juntas.
Esos dos que en el pasado
no se podían ni oler ahí estaban, a mi ver,
medio muy acollarados, y de la mano tomados como cosa de no crer.
Y acabó diciendo Galván
que “ también es causa mía y que si no defendía
la fuente de su riqueza sería pobre en mi pobreza hasta el fin de mis días”
VIII
El asunto me olía mal, mi razón no es perezosa,
no siempre son estas cosas lo que parecen por fuera y de aquella embichadera el güevo lo puso la mosca.
Caviloso me quedé tras aquella perorata
y pal` lao de las chatas mis pensamientos me llevé
y ansina jue que me encontré con una voz más sensata.
Sentí el bocinazo detrás de mi amigo Baldomero, que oficia de camionero y que allí estaba varao, y como bagual ensillao hacía sonar los cueros.
Aparcero `e mi confianza
pa` quien changueé de estibador, el me refirió, al calor
de los verdes que apilaba, quién perdía y quién ganaba
con eso de la retención.
- “Qué hace aquí, amigazo…” - dijo al verme la traza
“¿Por qué no está en su casa , lejos de toda esta ruindá?”
- “P eleando por más libertá... dicen que anda escasa”
- ¡Qué libertá!- bramó cabrero-
Se llama cuidar el billete, lo han metido en el brete
de sus manejos arbitrarios ellos se llevan el destete
y usté, Farías, el calvario.
Y pa` ilustrarme en su punto dentró a señalarme gente y con el tenor siguiente a todos los fue juzgando
mientras me iba cebando hasta dejarme caliente.
“Ese que se ve nervioso
cabresteando a la presidenta ha de creer que sus rentas tendrán algo ´e sagrao:
matar y tocar sus cuentas pa` él son el mesmo pecao.
Aquél, la provincia recorrió con sus máquinas funestas. Los montes viejos acuesta y ya a ninguno le asombra
no hallar una poca e` sombra pues pa` hacer soja molesta.
Aquel otro, más refinao,
no distingue liebre `e gato, la zaranda pa el es plato
y el caballo pasa por guey mas pa` no aplicar la ley
¡es más criollo que el pato!
Es dueño de un semillero que es como una mina ` e plata.
Pa` especular se destaca en ése su oficio artero que los gastos abarata
vendiendo con falsos ceros.
También hay en el arreo quien ha venido engañao, son chacareros abnegaos la gran mayoría de ellos:
inoran que en el atropello son ellos los atropellaos.
Y van siguiendo el cencerro
de una madrina nefasta, creyendo que quien lo aplasta no es éste que hoy lo pondera
en corral de rico encierra lo que al rico sobra y basta.
De todo este ruin carnaval
es el más perjudicao. De enemigo declarao
cualquiera espera daño: aquí anda en el rebaño
un gran león disfrazao.
Allí hay uno pa` que vea: luciente cuenta ganao, paño rojo almidonao
y un facón con tanto oro que a usté, en un año ´e cobro,
no se lo dan ni empeñao.
Mas lo mesmo patalea como un potro pialao viendo el fierro afilao
por sacarle el privilegio… ¡Las bo… letas del colegio querrá que pague el estao!
Y estos que vemos por tevé
abollando cacerolas hace poco en tercerolas las habrían convertido,
pero les faltan las bolas… pa` bolear al alvertido.
¡Ni macetas han de tener y aura son especialistas! Siempre téngalos a vista,
no le ganen el costao, la ocasión más imprevista la aprovecha el avivao.”
Y ansí siguió desasnando a este pobre gaucho bruto, que con el orgullo de luto, burlao del tuse a la pata, a sus propias garrapatas
vivía dando tributo. .
Estoy entre gente sabida, pa qué repetir lo que dijo,
con lo mentao colijo que comprienden lo que hablo:
ocasiones anda el diablo mercando con crucifijos.
IX
Supe entonces del manejo que hacen estos estancieros.
Con discurso patriotero y hablando de la libertá
pretenden en realidá comer solos el puchero.
Quién pudiera a estos zorros
filiarles todas las mañas, pues con astucia tamaña
siempre se llevan el pollo: debe aprender el criollo a apartar tacuara `e caña.
¡Malhaya, quedé cebao
y hecho una furia, si viera! No bastaba que los hicieran
deslomarse en el trabajo, también tienen los de abajo
que correrles la carrera.
Vide un viejo que venía de hablar con esa televisión,
acusándoló de vil ladrón y otras cosas al gobierno
diciendo que era un infierno el estado de la situación.
Y como yo caliente estaba
y buscando con quien desquitar, me le jui buscando arrimar al viejo `e la Federación, y aproveché esa ocasión
para conocerles el pensar.
Lo que de él oí, alvierto, en la oreja me ha dolido. Ya les canto de corrido, mudando a la cuarteta;
a la de seis sobran tetas pa que mame el malparido.
X
Diálogo con el federado.
- “ A lo que afederao le veo una pregunta le quiero hacer,
que hay algunos matetes que no logro comprender.
Los veo en buenas migas
con los trompas de la rural ¿Se ha hecho gente aura aquel que era un animal?
Me pregunto, vea amigo,
qué jue del Grito de Alcorta” - ¡Ahijuna, gaucho ladino!
dijo – “Mire, se la hago corta:
ya ese grito es susurro y la Agraria no lo escucha
hágale caso a este viejo que la verdad desembucha.
No nos enredemos ya mas
en cuestiones que nos alejan “Dios los cría, ellos se juntan”
es lo que el refrán aconseja.
Si antes nos persiguieron, y fueron nuestro enemigo ya ve que en este presente comemos del mesmo higo.
Una sola es nuestra lucha y la pierde el que la afloja, queríamos que todos coman
por eso sembramos soja.
- Los chinos la comerán que yo nunca la he probao…
- Y… es pa` la gente más fina que no vive por estos laos…
- ¿Y ande meto yo las vacas si todo me lo han sembrao?
- Ya la merma levantará el valor de su ganao,
espere un poco pa` vender y después la pasa echao.
O bien las manda al museo como cosa del pasao.
- ¿Y qué paisano va a poder costearse aura un churrasco?
- A teros y comadrejas tendrán que perderle el asco.
Pero deje de marearse,
nosotros queremos libertá, si nos apoyan los gorilas ¡es una pura casualidá!
Nada tienen que ver esos con el alma del piquete,
estamos por la producción y el gobierno está al garete.
Con tanto impuesto y retención que después dan al crotaje… y una vez que se acostumbren ya no habrá quien los abaje.
Esto es como ya fue antes, en la batalla `e Caseros de este lao, federales,
y del otro, montoneros.
Sólo nos falta un Urquiza y ya les podremos ganar…
- ¿El panzón de un solo diente es el que se va a postular?
- No sea zonzo, paisano,
hace falta alguien más radical, que no le tema a la historia
y alivianao de moral.
- Ninguno hay tan valiente, tan radical y torcido.
- No tema, nunca ha faltado un roto pal` descosido.
- ¿Sabe algo que los demás
aún no sepan por cierto? - Yo se que el mejor tirano siempre es el tirano muerto.
- ¿Muerto? ¡Velay que están duros!
¿Cómo lo piensan despenar? - De hambre los acabaremos
con este locaut patronal.
Que no hay tirano, hay tirana, y se llama Mayoría,
está mal enseñada dende que el gobierno la malcría.
Porque el pueblo y la hacienda
son medio la mesma cosa: cuando marchan muy pesados
hay que aligerar la tropa.
Así entonces harán régimen y sabrán quién es el que manda
si el gobierno meteriche o la tradición agraria…
XI
No sé decirles, señores, la fiebre que me agarró,
que mientras el viejo habló se me hizo blanca la vista,
pedí a mi Dios que me asista… y redondo al suelo cayó.
Desplomao como hacienda que el matarife ha golpeao
ansí el viejo agrandao dentró a largar chocolate, vide que lo mesmo laten corazones escarchaos.
En un principio ni supe
qué había sucedido pues había procedido
como dicen, de reflejo, mientras gritaba el viejo “el bruto me ha herido”
Al ver que mío jue el revés
yo me di por perdido mas, señalando al caído,
dije “¡ Y a cualquier sotreta que con el gaucho se meta
ya le irá parecido”.
Se hizo un silencio muy grande, por todos me créi mirao.
Dispacio jui acorralao hasta no tener salida,
me sentí la liebre herida que los perros han rodeao.
Acechao por copetudos
queriéndosemé abalanzar, eché de menos mi alazán
por ahorrarme aquél apuro pero el que es gaucho duro no sabe lo que es recular.
Haciendo pata ancha entonces jui un potro entre la hacienda,
desbocao y sin rienda bajo lluvia `e puñetazos
les mostré, a los ponchazos, que Farías no se arrienda.
Señoras, patrones, viejos y hasta el cuzco Barrabás jugaban a quién le da mas a este pobre gaucho cantor
que si entonces no cantó flor jue por algún santo nomás.
¡De haber estao un López pa que ese cuadro pintara!
No hay pincel que le aguantara dejuro, tanto esquinazo, pues con un solito brazo yo dudo que le alcanzara.
Mesejante trifulca, sepan,
en mi vida había visto y ansina, yo les insisto,
y aunque esa vez no la gané, que a más de uno dejé a pie encomendándose a Cristo.
El cotorreo ´e las aguelas cuereándome yo sentía,
mientras unos me escupían y otros me tiraban bollos supe que pa ser criollo
no era bueno el día.
En medio de aquel tumulto lo sentí a Galván chillar
“ déjenlo que lo viá curar al gaucho mal enseñao” mas el gusto no quise dar y le curé yo l´ entripao.
Mi amigo, el tucumano,
que sacando cuentas quedó, justo a tiempo lo comprendió, pues las sumas no le daban,
que era culera la taba que estaba usando el patrón.
“¡Abran cancha!” gritó entonces
“¡va otro tor o al rodeo!” ¡Entoavía me lo veo
a ese tucumanazo limpiando a cabezazos
y repartiendo al menudeo!
Ya de a dos cambió la cosa y todo jue cuesta abajo, poniendo puño a destajo
en tanta jeta `e tilingo y algún que otro gringo
pa` hacer bien el trabajo.
Jue ahí cuando el milicaje que se había puesto a ver, viendo que se iba a perder
mucho estanciero en el brete, que descuidando el piquete
jue buscando interceder.
Quedó la ruta liberada o ansí lo habrá creído
aprovechando el descuido mi güen paisano Baldomero.
Y en medio del entrevero a su camión nos subimos.
Bienhaiga mi aparcero, nos sacó `e la estacada.
La patronal desparramada por toda aquella banquina
se quedó con la espina de ver mi suerte salvada.
Por ande pasó su camión
también pasaron los demás. De la larga cola de atrás
de camiones que esperaban se alzó una gran bocinada cual festejando al pasar.
¡Desparramo `e mi flor, viera
cómo quedó el culerío! Mientras el camión avanzaba
se dispersaba el gentío ¡y don Galván que miraba sin dar fe a lo sucedido!
Las caras largas de aquellos
“federales” mal habidos entonces entristecidos por ver su treta burlada es memoria atesorada
pa` consuelo de lo perdido.
XII
Con Baldomero seguimos hasta pasando Paraná.
Allí se apeó el compañero que pa` Tucumán golvía. Quién sabrá en estos días
por cuáles rumbos andará…
Yo seguí con el viajando hasta cerca de Vitoria donde acaba la historia
que hasta aura les he cantao con los dones que me han dao
la razón y la memoria.
Como pique no tenía, ni pingo, ni un solo cobre,
hice la que hacen los pobres para rasguñar un queso:
changuear por pocos pesos pa` que miserias no sobren.
Vine a saber más luego el final de aquél asunto. A la “i” le puse el punto de esta historia pasada
que hoy ansina barrunto pa` que no sea olvidada.
Que la que se pierde sirva para ganarla en dispués: no pongamos más el pie
en socavón conocido y que ande alvertido
quien ya sabe lo que es caer.
Y aquí este cantor deja en su canto la alvertencia;
es engañosa la cencia de llevar agua al molino,
al bien de nuestra querencia no van todos los caminos.
Es fácil que el poderoso
se pierda por su ambición. Pero es la mayor lición que todo esto ha dejao
que si ellos han ganao jue por nuestra desunión.
En este país de penas
ande ralea la memoria, si se repite la historia
es por las cuentas sin saldar; el potro avanza al galopar
porque no cincha en la noria.
Que saque el hombre la pala y que escarbe bien en lo hondo. Pa` no dar güeltas en redondo
y bichar el norte buscao que nos sirva aquel pasao para no golver al fondo.
De siguro vendrán días en que el pueblo vea esto.
Que se esté el paisano presto y afilao el pensamiento,
que sepa cuál es su puesto cuando llegue ese momento.
La mesma estrella llevo yo como mi agüelo llevaba,
que la marcha es más brava si una fe no la alumbra, el temor a la penumbra hace al alma esclava.
Va terminando Farías
sus cantos con fundamento, ya se calla el estrumento, ya se acaba la zozobra,
aunque hay razón de sobra pa` darle clavija al tiento.
A silencio aquí me llamo,
aquí se calla el cantor. El pueblo en su amor
sabe ganar cuando pierde, su esperanza siempre verde esta anunciando una flor.
-Fin-