Date post: | 15-Oct-2018 |
Category: |
Documents |
Upload: | vuongduong |
View: | 213 times |
Download: | 0 times |
EL PESIMISMO EN LA NARRATIVA CELIANA
DAVID HENN
University College London
Cuando en octubre de 1989 el Premio Nobel de Literatura fue concedido a
Camilo José Cela la sfntesis divulgada por el jurado de la Academia Sueca se
refirio, entre otras cosas, a su "prosa rica e intensa que con refrenada
compasion configura una vision provocadora del desamparado ser humano".
En este ensayo no me propongo estudiar las caracterfsticas de la prosa celiana
sino analizar y comentar la vision del hombre y de la sociedad que Cela nos
ha presentado a lo largo de su carrera novelistica.
Se ha dicho con frecuencia que, desde la aparicion de La familia de Pascual
Duarte en 1942, el escritor gallego ha utilizado una variedad impresionante de
procedimientos narrativos. Esta diversidad formal se nota sobre todo en lo que
podemos llamar la primera época de la obra celiana -desde La familia de
Pascual Duarte hasta Tobogan de hambrientos (1962). A partir de San
Camilo, 1936 (1969), por el contrario, sus novelas exhiben mas densidad de
contenido a la vez que menos diversidad técnica. Parece que en los ultimos
veinte afios Cela ha optado por una forma literaria que es, mas o menos, la de
una letanfa narrativa. Pero lo que no ha cambiado es que, después de casi
medio siglo de novelar, Cela no deja de mostrarnos una vision pesimista del
individuo y de la sociedad.
HlSP.XX - 8 - 1990 53
DavidHENN
En 1962, en un artîculo sobre la narrativa de Cela de los afios cuarenta y cincuenta, Josep Maria Castellet mencion6 "su pesimismo fondamental respecto a la vida y a los hombres" 1, y en otro ensayo del mismo estudio monografico Guillermo de Torre opin6 que Cela habfa derivado de Barroja "cierta impasibilidad ante el dolor y la fealdad, una pareja concepci6n del mundo"2.
Veinte y ocho afios después, en el mimero extraordinario de Insula
dedicado al flamante premio Nobel, varios criticos hablan de paso de la actitud de Cela hacia el mundo que se muestra en su narrativa. Asf, Domingo GarcfaSabell dice que "Cela coloca al descubierto, con aparente crueldad, la tragica menesterosidad humana", aunque afiade después que "hay siempre en los textos celianos, por duros que sean, un movimiento de simpatfa del escritor hacia sus criaturas"3. Luis Iglesias Feijoo, en un panorama de la obra literaria de Cela, opina que "quizas no tenga al fin una idea demasiado elevada del hombre como realidad, pero sf la tiene de él como potencialidad"4. Y, en su estudio de Pascual Duarte, Juan Antonio Masoliver R6denas observa que "lo que parecfa el tema central, la inocencia o culpabilidad del protagonista, queda desplazado por un tema que en Cela es una obsesi6n y que ha de culminar en Mazurca para dos muertos y en Cristo versus Arizona : la intolerancia y la violencia de las sociedades que han institucionalizado los c6digos morales"5.
Finalmente, Gonzalo Sobejano escribe que desde Pascual Duarte hasta Cristo
versus Arizona las novelas de Cela "no parecen haber pretendido sugerir otra cosa, sino lo mucho que el hombre misericordioso ha de sufrir en un mundo inmisericorde"6.
1 J.M Castellet, "Iniciaci6n a la obra narrativa de Camilo José Cela", en J.M Castellet y otros, Camilo José Cela : Vida y obra - Bibliograf{a - Antolog[a, New York : Hispanie
Institute, 1962, p.7-50 (p.47). 2 Guillermo de Torre, "Vagabundeos crfticos por el mundo de Cela", en J.M Castellet y
otros, Camilo José Cela : Vida y obra - Bibliograf[a - Antolog[a, p. 51-65 (p.57). 3 Domingo Garcfa-Sabell, "Las claves de Camilo José Cela", Insu/a, Madrid, 518-19,
febrero-marzo 1990, p. 29-30 (p.29,30). 4 Luis Iglesias Feijoo, "Introducci6n a Camilo José Cela", Insu/a, Madrid, 518-19,
febrero-marzo 1990, p. 37-40 (p.40). 5 Juan Antonio Masoliver R6denas, "Las dos lecturas de Lafamilia de Pascual Duarte",
Insu/a, Madrid, 518-19, febrero-marzo 1990, p. 51-52 (p.51). 6 Gonzalo Sobejano, "Cela y la renovaci6n de la novela", Insu/a, Madrid, 518-19,
febrero-marzo 1990, p. 66-67 (p.67).
54 HISP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
l C6mo, entonces, se manifiestan de un modo especffico en la narrativa
celiana el "pesimismo fondamental", "el dolor y la fealdad", "la tragica
menesterosidad humana", "la intolerancia y la violencia de las sociedades" y
"un mundo inmisericorde" ? Conviene recordar que en el prefacio a Mrs.
Caldwell habla con su hijo (1953) Cela rechaz6 el llamado tremendismo de
muchas novelas espafiolas de los afios cuarenta, diciendo que era "entre otras
cosas ( ... ) una estupidez de tomo y lomo" 1. Pero no obstante esta protesta del
autor, parece que el sensacionalismo y la crudeza que se asocian con el
tremendismo se manifiestan en muchas de las novelas de Cela de los ultimos
cincuenta afios. Es mas, en las narrativas principales de la segunda época de la
novelfstica celiana -San Camilo, 1936, Mazurca para dos muertos y Cristo
versus Arizona- se nota un tono de una crudeza obsesiva mucho mas marcado
que el de Pascual Duarte. Pero en estas tres novelas de su segunda época Cela
centra su atenci6n en la crudeza, la violencia y el primitivismo colectivos. En
Pascual Duarte, por otra parte, los hechos del narrador-protagonista dominan,
como es de esperar, la acci6n narrativa. l C6mo, entonces, en esta vision
perturbadora y pesimista del individuo y de las sociedades que Cela nos
presenta en la mayoria de sus novelas, se entrelazan y se explican las
actitudes y las acciones individuales y colectivas ?
En el pr6logo al primer tomo de su Obra completa Cela nos informa que
le da miedo "la gratuita maldad de los hombres" (1, p.18), y en "Notas para un
pr6logo", que también figura en este tomo, el autor observa : "Quiero
pensar del mundo con mayor carifio. Uno se resiste a creer que en el mundo,
al lado de tanta maldad, no haya cierta clemencia, cierta dulzura entre los
humildes" (1, p.545). Pero, l cuales son las causas de esta maldad de que
habla Cela?
En Pascual Duarte parece que los actos de violencia del protagonista,
incluso cuando mata a su perra, no son mas que las reacciones primitivas de
un individuo que se ve amenazado, traicionado o deshonrado. El hecho de que
la muerte de la perra sea un anticipa del tono violenta de las memorias de un
condenado a muerte y que también indique el estado psicol6gico (y
I Camilo José Cela, Obra completa, tomo VII, Tres nove/as mas (1951-1955),
Barcelona : Destino, 1969, p.973. Las demâs referencias a las seis primeras novelas de Cela
y a sus pr6logos y notas se hacen por esta edici6n y por el tomo I de su Obra completa, Las
Ires primeras nove/as (1942-43-44), Barcelona : Destina, 1962 y se dan en el texto con
numero de tomo y pagina.
H1SP.XX - 8 - 1990 55
DavidHENN
fisiologico) es de suma importancia. Este episodio nos ayuda a comprender y quizas a disculpar los demas actos de violencia cometidos por Pascual. En su discurso autodiegético Pascual nos presenta su contexto social y también se nos revela como un producto de esta sociedad y un individuo que se comporta segun las normas vigentes. En las memorias de Pascual, Leon y Sebastian aceptan esto : "No hizo mas que lo que hubiéramos hecho cualquiera" (1, p.178) y el propio Pascual parece reconocer la misma cosa, a lo menos enretrospectiva : "Si los hombres del campo tuviéramos las tragaderas de los delas poblaciones, los presidios estarian deshabitados como islas" (1, p.152).Pero en fin el hecho es que en esta sociedad primitiva Pascual vive de unamanera violenta y muere violentamente.
Con sus memorias Pascual Duarte nos da su version de (parte de) su vida y de su contexto social. Nos presenta una vision que es, casi en su totalidad, perturbadora y sombria, pero cierto que no es una vision imparcial. A lo largo de su narracion Pascual parece querer justificar su conducta : con frecuencia menciona el destino y la Providencia y también alude a la ley de la herencia biologica. Estos aspectos importantes de su narracion se discutiran luego. Pero es con la descripcion de sus padres y con la de otros miembros de esta sociedad campesina que Pascual quiere sugerir que es producto y vfctima de la sociedad. Ya se sabe lo que opinan el transcriptor, el capellan de la carcel y el guardia civil sobre esto. Con estos juicios diferentes parece que Cela querfa que el lector sacara sus propias conclusiones. Sin embargo, es de notar que en 1960 el autor escribio con respecto a la figura de Pascual:
La sociedad, probablemente, no esta aun preparada para
admitir el prorrateo de culpa que a todos toca en los
crfmenes de los individuos. Lo que se viene llamando el
criminal no es mas que la herramienta ; el verdadero
criminal es la sociedad que fabrica -o permite que se
fabrique- la herramienta. (1, p. 582)
Entonces, l como se nos presenta la vision de la sociedad en las demas novelas de Cela ?
Después de la angustiosa colectividad anonima de los siete enfermos del sanatorio de Pabell6n de reposa (1943) Cela volvio de nuevo al tema del individuo y la sociedad, y también a la Espafia rural, con su Nuevas andanzas
56 HISP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944). En esta obra Cela sigue el
modelo del Lazarillo de 1554, a lo menos en el sentido formai. Asf las
andanzas del protagonista se narran en primera persona, la novela se <livide en
tratados y el joven Lazaro celiano sirve a varios amos. Pero la tercera novela
de Cela es mucho mas que una mera refundici6n de un clasico espafiol. En
primer lugar, los amos a quienes sirve el Lazaro modemo son, a pesar de las
notas de exageraci6n y de caricatura que percibimos en, por ejemplo, el retrato
del escudero o del clérigo, figuras menos realistas que las del Lazarillo
clasico. Asf el penitente Felipe, la tfa Librada o el filantropo don Federico
son personajes mucho mas ex6ticos que sus antepasados literarios. Son
también marginados, como lo son la mayorfa de los habitantes del mundo
descrito en el "Nuevo Lazarillo", incluso el propio narrador.
Ademas, la novela de Cela nos presenta, mediante las descripciones y las
observaciones del protagonista, una vision mas acusada y mas pesimista del
egofsmo y de la crueldad del hombre. A lo largo de la narraci6n, al relatamos
el protagonista sus adversidades (y también sus breves perfodos de paz y de
<licha) no deja de describir y comentar la dolorosa realidad de su ambiente
social. A veces, cuando reflexiona en las palizas que ha recibido, Lazaro
muestra cierto estoicismo : "Tragué en silencio, aguanté lo mucho malo que
quisieron hacerme y seguf viviendo y trabajando" (1, p. 447). Y aun reconoce
que él también es capaz de tratar mal a su pr6jimo. Asf, hablando de sus
experiencias con los musicos, nos dice : "Cuando armaban bronca, ya era
sabido que quien acababa !levandose los golpes era yo, pero por ello no les
guardo rencor porque la cosa no dejaba de ser natural. Al andar de los afios,
cuando llegué a tener criado, hice lo mismo" (1, p. 388).
Pero poco a poco se acentua la nota de desilusi6n. Lazaro habla de este
valle de lagrimas y de desdichas" (1, p. 395) o de "este valle de lagrimas y de
tiranfas" (1, p. 424) y reflexiona con amargura en los hombres que "mataban
solteronas asustadas, o viudas cargadas de hijos, con un préstamo o con una
hipoteca" (1, p. 447) o en los que, fingiendo compasi6n, se complacen en ver
las desgracias de otros : "Las gentes sin conciencia que visten su alma de luto
para asistir a todos los entierros, que acompafian al agarrotado en sus ultimos
momentos para hablarle de resignaci6n, que se irritan al ofr llorar un nifio,
cantar un gallo, refr una mujer" (1, p. 452). Y ademas de tales reflexiones del
protagonista hay, a lo largo de su narraci6n, muchos ejemplos de la crueldad
del hombre y de su falta de compasi6n. Asf no es de extrafiar que, después de
tanto andar y sufrir, el Lazaro celiano piense en "los felices mortales que
HISP.XX - 8 - 1990 57
David HENN
nacen, viven y mueren sin haber salido de tres leguas a la redonda de su
pueblo" (1, p. 509).
Una de las diferencias principales entre el Lazarillo de 1554 y el "Nuevo
Lazarillo" es que en éste el tema del hambre cobra mucho menos importancia
que en el modelo clasico. Sin embargo, en la cuarta novela de Cela, La
colmena (1951), el hambre es un importante aspecta tematico de esta novela
de la ciudad. Es mas, La colmena es, hasta hoy, la unica narrativa de Cela que
se ocupa de las realidades economicas y sociales de una época concreta-la
inmediata posguerra. No obstante, los apuros que pasan muchos de los
personajes de esta novela y el recelo que se encuentra a lo largo de la
narracion quizas superen una época determinada (y una ciudad especffica). El
tono sombrfo y, en gran parte, pesimista de La colmena nos recuerda el del
"Nuevo Lazarillo" y la "cotidiana, aspera, entrafiable y dolorosa realidad" (VII,
p. 957) de que habla Cela en su "Nota a la primera edicion" casi pudiera
referirse a la vision del mundo que nos da Lazaro Iopez.
Aunque la presencia valentona de dofia Rosa y la letargfa de los clientes de
"La Delicia" dominan en el primer capîtulo de la novela, los temas del
hambre y de la explotacion emergen y cobraran gran importancia al
desarrollarse la narracion. En La colmena vemos dos mundos : el de los
acomodados y el de los apurados. Y aunque la novela carezca de una
"tradicional" lfnea argumentai la tension narrativa estriba en el contraste entre
las dos sociedades presentadas. En La colmena el narrador es el que suele
poner de manifiesto y comentar este contraste, centrando su atencion en las
actitudes y las actividades de los explotadores y en los apuros de los
desgraciados. De vez en cuando el narrador hace observaciones mas generales
sobre la humanidad. Asf, con palabras que se hacen eco inconfundible de
algunas del Lazaro celiano : "Hay gentes a las que divierte ver pasar
calamidades a los demas ; para verlas bien de cerca se dedican a visitar los
barrios miserables, a hacer regalos viejos a los moribundos, a los tfsicos
arrumbados en una manta astrosa ( ... )" (VII, p. 111), o, por ejemplo, observa
que: "Nadie piensa en el de al lado, en ese hombre que a lo mejor va mirando
para el suelo ; con el estomago deshecho o un quiste en el pulmon o la
cabeza destornillada" (VII, p. 344).
Tales juicios pesimistas también ocurren, aunque rara vez, en la novela
siguiente, Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953). Dada la intensa
subjetividad del monologo de la narradora eponima y a pesar de los devaneos
58 HISP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
de la "nada cuerda Mrs. Caldwell" (VII, p. 978) es de extrafiar que ella
mencione "la cotidiana lucha contra la miseria" (VII, p. 499) o que hable de
"la dolorosa, entumecida gente que pasa por la calle ( ... ) con sus
desnutriciones, sus lesiones tuberculosas, sus amores sin compensaci6n, sus
anhelos jamas cumplidos, etc." (VII, p. 559) y de esta manera recordamos el
tono de algunas de las novelas anteriores.
Con su novela "venezolana", La catira (1955), segun el autor "una novela
de aventuras" (VII, p. 587), Cela vuelve a la presentaci6n (mas o menos
realista) de la sociedad. Pero el marcado sentido de paisaje (la sabana
venezolana) que se manifiesta en esta novela va acompafiado de cierto
primitivisme de los personajes. Esto se ve especialmente en la primera parte
de la narraci6n, en la cual la violencia-asesinatos, mutilaciones, violaciones
y, para colmo, un bandido temible y su caballo mueren devorados por las
pirafias-es aun mas grotesca y ex6tica que la de Pascual Duarte. Pero a pesar
de esto, este "canto arrebatado a la mujer venezolana. También a la tierra
venezolana" (VII, p. 979) muestra ciertas caracteristicas épicas y quizas centre
su atenci6n menos en la colectividad social que en la lucha de una mujer
contra las adversidades que le acometen. Al fin Pipfa Sanchez supera sus
adversidades y afirma su apego a la tierra. También parece conseguir la
posibilidad de la regeneraci6n persona!, algo que se les niega a los otros
protagonistas de la narrativa celiana.
Con San Camilo, 1936 Cela nos presenta una narraci6n cuya acci6n tiene
lugar, casi en su totalidad, en la capital espafiola y durante algunos dfas
decisivos de la historia espafiola contemporanea. En esta obra, que empieza la
segunda época de la novelfstica celiana, presenciamos, una vez mas, la
brutalidad de los hombres. Pero en vista de las circunstancias hist6ricas de las
que trata la narraci6n, la sublevaci6n militar de julio de 1936, no es de
extrafiar que el autor nos presente la violencia a grande escala. Es mas, esta
violencia va acompafiada de una fuerte dosis de sexualidad, frecuentemente
morosa, la cual parece anticipar la sexualidad desenfrenada y primitiva de
Mazurca para dos muertos y de Cristo versus Arizona.
En el primer capitula de San Camilo, 1936 dominan las morosas
obsesiones sexuales y ffsicas del narrador-protagonista, ademas de la
promiscuidad general de los madrilefios. También en este capitula la violencia
se nos presenta de distintas maneras y a menudo con asociaciones sexuales.
Pero aunque el enlace violencia-sexualidad se manifiesta de vez en cuando por
HISP.XX - 8 - 1990 59
DavidHENN
toda la narraci6n, durante largos periodos se halla reemplazado por el tema de
la violencia como consecuencia del incipiente conflicto polftico. Asf la
matanza polftica que empieza con los asesinatos de José del Castillo y José
Calvo Sotelo culmina en las escenas de terrible camicerfa del asalto al cuartel
de la Montana, y estas escenas constituyen un claro anticipo del sangriento
conflicto fratricida que iba a durar casi tres aîios.
Asf, en San Camilo,1936 figuran los acontecimientos terribles que
ocurrieron en Madrid en los primeras dfas de la Guerra Civil. La acci6n
narrativa de Mazurca para dos muertos (1983), por otra parte, abarca una
regi6n y una época de unos decenios. Otra vez, la Guerra Civil desempeîia,
aunque de distinta marrera, un papel principal. Pero también se nota una
marcada diferencia entre las dos obras. Mientras que en San Camilo, 1936 la
tension y la violencia se desarrollan sobre el fondo de una gran ciudad
moderna, un centro urbano en el cual se manifiestan los aspectos
tecnol6gicos y comerciales que asociamos con una ciudad grande de los aîios
treinta (por ejemplo la radio, la prensa, el teléfono y los anuncios
publicitarios) con Mazurca para dos muertos el autor centra su atenci6n en
una regi6n aislada y primitiva, el monte gallego. Es un escenario en el que
los habitantes viven inmersos en la brutalidad, la superstici6n y aun la
brujerfa, y en el que existe también cierta afinidad entre los hombres y los
animales.
En esta novela los hombres se matan uno a otro con motivo de
enemistades personales o de clanes, ademas de en la misma Guerra Civil. En
efecto, la guerra no hace mas que intensificar los odios y la matanza y a la
vez presta cierta justificaci6n legal o cuasi legal a los asesinatos ocurridos a
partir de julio de 1936. Ya queda dicho que en esta narraci6n se ve una
afinidad entre los hombres y los animales, pero también los animales matan a
los hombres y al revés. Son todas criaturas del monte y por eso sujetas a "la
ley del monte". Finalmente, es de notar que los habitantes humanos de esta
comarca muestran la misma sexualidad desatada que se asocia con el reino de
los animales. A lo largo de Mazurca para dos muertos se hace borrosa la
distinci6n entre los hombres y los animales.
En San Camilo, 1936 y Mazurca para dos muertos los espaîioles se
matan uno a otro con cierto frenesf entusiastico mientras que la promiscuidad
que se manifiesta en aquélla se transforma en depravaci6n primitiva y bestial
en la novela gallega. En la ultima novela celiana, Cristo versus Arizona
60 H!SP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
(1988), el autor vuelve al Nuevo Mundo y, al centrar una vez mas su
atencion en la brutalidad y la sexualidad desenfrenada, dota de cierta
universalidad a estos aspectos del comportamiento humano. La sabana
venezolana es reemplazada por el desierto de Arizona y la crudeza rnitigada de
La catira es, sin lugar de dudas, eclipsada por la letanfa de la muerte, la
humillacion y la explotacion que el autor nos presenta en su panorama del
Far West. Y aunque sea posible hablar de la novela "venezolana" en términos
de su tono épico y en los de la regeneracion de su protagonista, en el caso de
Cristo versus Arizona el primitivismo y la depravacion constantes del
monologo narrativo no sugieren mas que una vision del hombre perdido y
condenado. Cristo versus Arizona es menos una desmitificacion de la leyenda
popular del Far West-como lo es, por ejemplo, la narracion brutal pero a la
vez épica de Cormac McCarthy, Blood Meridian or The Evening Redness in
the West ( 1985)-que una reiteracion y una intensificacion de la vision
pesimista de Cela del individuo y de las sociedades de la cual estân
impregnadas casi todas sus novelas hasta hoy.
Pero hay que preguntarse en qué se basa esta vision sombrfa del hombre y
del mundo. En las ultimas novelas de Cela el autor centra su atencion en la
propension del hombre a la violencia ademas de en la sexualidad desenfrenada
del individuo. Pero también es verdad que a lo largo de la narrativa celiana se
ven muy a menudo el egofsmo y la crueldad del hombre. Al mismo tiempo el
autor parece indicar que estas manifestaciones desagradables o repugnantes de
la naturaleza humana son el fruto de algo sobre el cual el hombre no ejerce
ningun dominio.
Aquf me refiero a la influencia de las caracterfsticas heredadas y a la del
medio ambiente. A partir de Lafamilia de Pascual Duarte hay referencias o
alusiones narrativas a tales influencias en muchas de las novelas de Cela.
Ya se ha mencionado que, en un ensayo sobre su primera novela, Cela
opina que el criminal es el fruto de la sociedad (1, p. 582). En otro ensayo
sobre esta novela el autor hace referencia a "mi pobre tftere ( ... ) acunada su
alma por malos quereres milenarios y tostados sus cueros por un sol
inclemente" (1, p. 550), mientras que en su "Nota" a la tercera edicion de La
colmena Cela dice que la ley de la herencia "es la mas pasmosa ley de la
biologfa" (VII, p. 960). Asf, les posible que Pascual no sea mas que un
individuo determinado por su ambiente social y ffsico y también por las
caracterfsticas que haya heredado? En otros términos, les que debemos juzgar
HISP.XX - 8 - 1990 61
DavidHENN
La familia de Pascual Duarte una novela que nos presente el tipo de
deterrninismo que asociamos con la novela naturalista de la segunda mitad del
siglo XIX?
Cierto es que, en su carta dirigida a Joaquîn Barrera L6pez, el condenado a
muerte habla de su "flaqueza para resistir al instinto" (1, p. 53), y en el
segundo capftulo, después de haber descrito la conducta violenta de sus padres,
Pascual nos avisa que "a su poca educaci6n se unfa su escasez de virtudes y su
falta de conformidad con lo que Dios les mandaba-defectos todos ellos que
para mi desgracia hube de heredar-y esto hacfa que se cuidaran bien poco de
pensar los principios y de refrenar los instintos" (1, p. 68). Asf, los actos de
violencia de Pascual de los que ya estamos enterados (el asesinato de don
Jesus y la muerte de la perra) quizas puedan considerarse las acciones de un
individuo dominado por fuerzas ajenas. La Chispa sigue mirandole y él nos
informa que "su mirada me calentaba la sangre de las venas de tal manera que
se vefa llegar el momento en que tuviese que entregarme" (1, pp. 64-65), y
después del entierro de Mario: "Las piemas de Lola brillaban como la plata, la
sangre me golpeaba por la frente y el coraz6n parecfa como querer salfrseme
del pecho" (1, p. 94).
Es verdad que en otras ocasiones Pascual parece obrar con mucho calculo
(a lo menos segun él nos describe los sucesos) y esto se ve cada vez mas al
desarrollarse la narrativa, aunque es de notar que en el ultimo capftulo habla
de "este lastre de came contaminada" (1, p. 187). No obstante, el que, después
de haber asesinado a su madre, Pascual termine sus memorias con las palabras
"Podfa respirar" (1, p. 194) nos da a entender que (segun lo recordaba él) por
fin se habfa librado de su pasado y de su sociedad. Pero como ya sabemos, no
es asf. Con el tiempo volvera a su tierra e intervendra en la muerte de don
Jesus. Al parecer, Pascual no puede ausentarse de su sociedad. Es como si
nunca le fuera posible eludir las influencias fisiol6gicas y psicol6gicas que le
avasallan y que no de jan de empujarle hacia la desgracia y la violencia de una
manera sefialadamente determinista.
De todas las novelas celianas de la primera época Pascual Duarte es la que
muestra los mas marcados rasgos deterministas. No obstante la vision
pesimista de la sociedad que Cela nos presenta en su "Nuevo Lazarillo" parece
extrafio que esta novela no contenga ninguna alusi6n al determinismo como
causa posible de los males sociales que encuentra Lazaro L6pez durante sus
andanzas por el campo castellano. El narrador-protagonista describe mucho
62 HISP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
pero no analiza casi nada, y no sugiere que factores deterministas sean la
causa del triste estado de las cosas. De modo parecido, el narrador en tercera de
La colmena hace sus descripciones y también expresa sus juicios sobre la
conducta de muchos de estos madrilefios de la inmediata posguerra-pero no
pretende explicar por gué se comportan asf. Otra vez le toca al lector sacar sus
propias conclusiones. l Se debe esta miseria que presenciamos a causas
polfticas o econ6micas, o a algo mas arraigado ? Y aunque en La catira la
violencia y el primitivismo se manifiestan sobre el fondo de la sabana
venezolana el narrador no hace ninguna referencia concreta a la posible
importancia determinista del ambiente fisico. Otra vez, le toca al lector
reflexionar en el significado de la tierra en esta novela.
En San Camilo, 1936 y Mazurca para dos muertos, las primeras novelas
celianas que se ocupan, de una manera explfcita, de la Guerra Civil, la
violencia que presenciamos no es sencillamente la expresi6n sangrienta de
diferencias ideol6gicas sino mas bien algo que parece ser el resultado de
defectos antiqufsimos del caracter espafiol. Es de este modo que el
determinismo figura, expresamente en el contexto de una Jucha fratricida, en
las dos obras. En 1957 Cela observ6 que: "La cultura y la tradici6n no son
jamas ideol6gicas y sf, siempre instintivas. La ley de la herencia ( ... ) no esta
ajena a esto que aquf vengo diciendo" (VII, p. 960). Dos afios después, en su
ensayo "Sobre Espafia, los espafioles y lo espafiol" el autor coment6: "Esta
caracterfstica de la guerra civil latiendo en cada pecho, es una de las
determinantes mas concretas del espafiol" 1. A lo largo de San Camilo, 1936
esta actitud de Cela se ve reforzada con muchas referencias a la noci6n
pesimista de que en el incipiente conflicto civil los espafioles no hacen mas
que representar otro episodio de su historia violenta. Uno de los personajes de
la novela invoca a la figura de Larra para dar énfasis a esta idea,"al final lo de
Larra, aquf yace media Espafia, muri6 de la otra media"2, y también se acuerda
I Camilo José Cela, Cuatro figuras del 98 y otros retratos y ensayos espafioles,
Barcelona : Adeos, 1961, p.233. 2 Camilo José Cela, V[speras, Jestividad y octava de San Camilo del afio 1936 en
Madrid, Madrid-Barcelona : Alfaguara, 1969, p.284. Las demas referencias a San Camilo,
1936 se hacen por esta edici6n y se dan en el texto.
HISP.XX - 8 - 1990 63
DavidHENN
del poema "Por tierras de Espafta", de Antonio Machado: "Piensa en Antonio
Machado, aquf esta el trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de
Cain" (p. 311 ). Y en las paginas finales de la novela el tfo del narrador
protagonista expresa parecidos sentimientos: "Al espaftol lo que le gusta es
pegar fuego a Espafta y a los espaftoles" (p. 433), y: "Espafta tiene la sangre
envenenada" (p.435).
Se hallan semejantes nociones pesimistas con el retrato que nos da Cela
de la primitiva sociedad gallega de Mazurca para dos muertos. En esta novela
la brutalidad presenciada en los aftos anteriores a la Guerra Civil se intensifica
a partir de julio de 1936, pero es siempre, al parecer, el producto de "la ley de
la tierra" o de "la ley del monte": segun nos dice el narrador principal, "en
cada rinc6n del monte hay una mancha de sangre" 1• Y es de notar que, al
comparar la violencia del conflicto militar con la de la aislada comarca
gallega, uno de los personajes observa que "hay menos veneno, también hay
veneno, sf, pero no es tan descarado" (p. 170) y que "aquf en el frente hay
menos hie!" (p. 178). Mas tarde, el mismo personaje expresa una opinion que
nos recuerda algunas del ensayo "Sobre Espafta, los espaftoles y lo espaftol" y
también de San Camilo, 1936: "Los espaftoles tenemos que hacer enormes
esfuerzos y también tenemos que gastar muchas energfas para evitar que nos
maten los otros espafioles" (p. 207). Pero a lo menos esta observaci6n
encierra cierta idea optimista: la de la posibilidad de que el espaftol sea
redimible, o de que pueda salvarse a sf mismo.
La moral determinista, que figura explicita o implfcitamente en mucha de
la obra celiana, es atefsta y pesimista. También se nos revela en algunas de
las novelas la noci6n pagana del hado o sino. Este concepto, opuesto a la
libertad del hombre es igualmente pesimista. Pero no todo es positivismo y
paganismo en la narrativa celiana. Ademas de estos conceptos poco cristianos
hallamos de vez en cuando referencias a la Divina Providencia-uno de los
puntos fondamentales de la fe cristiana. lC6mo, entonces, trata el autor el
concepto del sino y el de los designios de Dios?
En 1956, a prop6sito de Pabell6n de reposo, Cela observ6 que:
"También, como en Lafamilia de Pascual Duarte-y como, en general, en toda
mi obra-, la acci6n viene lastrada por la puntual presencia del fatum" (1, p.
592). En la primera novela de Cela Pascual se refiere con frecuencia al sino o
I Camilo José Cela, Mazurca para dos muertos, Barcelona: Seix Barral, 1983, p.175.
Las demas referencias a esta novela se hacen por esta edici6n y se dan en el texto.
64 HISP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
a la fatalidad de las cosas, desde el primer parrafo de sus memorias, "el destino
se complace en variarnos" (I, p. 57), hasta la decisi6n de matar a su madre:
"Era algo fatal que habfa de venir y venfa" (I, p. 189). En las paginas
intermedias hay otros muchos ejemplos, tales como "estamos destinados
unos a un lado y otros a otro" (I, p. 69); "al que el destino persigue no se
libra" (I, p. 89); "habfa de venir, fatal como las enfermedades y los incendias,
como los amaneceres y como la muerte" (I, p. 133) y "esa fatalidad, esa mala
estrella que, como ya mas atras le dije, parece como complacerse en
acompafiarme" (I, p. 169). Con estas repetidas referencias al hado Pascual
parece aceptar el dominio de los dioses y de los signos celestes, o quiere que
el lector acepte esta filosofia fatalista.
No obstante, su discurso también encierra muchas referencias a los
designios de Dios y a la Providencia. Tenemos, por ejemplo, "para cuando
Dios quisiera dejarme de la mano" (1, p. 52); "Quince dfas ha querido la
Providencia que pasaran" (1, p. 96); "Dios-que todo lo dispone para la buena
marcha de los universos" (1, p. 126) y, por supuesto, las palabras finales del
condenado a muerte: " j Hagase la voluntad del Sefior!" (1, pp. 198, 200). Pero
es interesante notar que ademas Pascual habla de un Dios vengador o cruel,
muy del Antiguo Testamento. Asf, después de la muerte de Pascualillo, su
padre exclama: " jQuién sabe si no serfa Dios que me castigaba por Jo mucho
que habfa pecado y por Jo mucho que habfa de pecar todavfa!" (1, p. 131).
También habla de "una maldici6n de Dios" (I, p. 132) y de "mi huida, mi
mayor pecado, el que nunca debf cometer y el que Dios quiso castigar quién
sabe si hasta con crueldad" (1, p. 155).
En realidad, lo que se saca de estas referencias frecuentes al hado y a un
Dios omnipotente y quizas vengador es que Pascual se considera, o quiere que
Je consideremos, la vfctima desventurada de cualesquiera que sean las fuerzas
que gobieman el mundo y su mundo. En la novela siguiente, Pabell6n de
reposa, la noci6n de un Dios inclemente es un aspecto importante de lo que
Cela ha llamado la "mantenida angustia" (1, p. 589) de la obra. Esto se ve
sobre todo en la segunda parte de la narrativa. Los enfermas que van perdiendo
la batalla con la tuberculosis que les acosa empiezan a protestar contra el plan
divino que les condena a una muerte "ruin y miserable" (1, p. 289). Asf
presenciamos pensamientos y declaraciones angustiosos tales como: "Estos
ultimos saltos del reloj, wor qué, Dios santo; por cual cruel designio os
esforzais en hacerlos tan rigurosa y tristemente iguales?" (1, p. 288); lPor qué
sois tan exigente, Dios mfo?" (1, p. 292); " jAy, Dios mfo, Dios mfo! lPor
HISP.XX - 8 - /990 65
DavidHENN
qué me habéis maldecido?" (1, p. 300), y "Dios mfo, wor qué ancestral
pecado que hoy me toca purgar, me hicisteis hombre?" (1, p. 328). Al fin, las
palabras con las que Cela termina su narraci6n indican la indiferencia de un
universo ffsico: "El mundo, impasible a la congoja, sigue dando vueltas por
el espacio, obediente a las complicadas leyes de la mecanica celeste" (1, p.
354 ). A pesar de las aflicciones que sufre el protagonista del "Nuevo
Lazarillo" en este "valle de lagrimas y de tiranfas" Lazaro L6pez jamas habla
de un Dios cruel o vengador ni se queja del designio divino. Al contrario,
nota que "no fuera de bien criados tratar de enmendar la plana al Padre Etemo"
(1, p. 377). Ademas reconoce que sus raros momentos de felicidad no pueden
durar y que "el hombre propane y Dios dispone" (1, p. 458). Y cuando se
harta de su constante vagabundear y siente ganas de no andar mas, observa:
"Por qué la Providencia no lo quiso es cosa que desconozco" (1, p. 509). Por
fin, viejo y sin recursos, Lazaro acepta con resignaci6n que "la Divina
Providencia parece querer cargarme de tantos afios y de tan pocas pesetas
coma de los unos y las otras tengo ahora" (1, p. 518).
Este tipo de resignaci6n cansada se manifiesta con frecuencia en L a
colmena, pero sin asociarse con la idea de los designios providenciales de
Dios. En efecto, en esta novela es el narrador en tercera quien suele comentar
la monotonfa y la inutilidad de la vida de muchas de los personajes, y es el
quien, de vez en cuando, levanta la voz en protesta: "Y algunas docenas de
muchachas esperan-lqué esperan, Dios mfo?, wor qué las tienes tan
engafiadas?-con la mente llena de dorados suefios" (VII, p. 273). En las otras
dos novelas de los afios cincuenta hay algunas referencias a los designios de
Dias, aunque es de notar que en Mrs. Caldwell habla con su hijo reaparece la
noci6n del hado y de la falta de libertad de los hombres. Asi, Mrs. Caldwell
menciona "el fiera embate de la fatalidad" (VII, p. 475) y, en el capftulo
titulado "El ajedrez", habla de "el planeta donde las torres, los alfiles y los
caballos evolucionan sobre sus orbitas ya previstas" (VII, p. 485) y de
"cuando ( ... ) los hombres recobren la libertad que les permita mover las
piezas como les dé la gana" (VII, p. 486). Por otra parte, en La catira la
recién casada Pipfa Sanchez acepta la muerte de su esposo con las palabras
estoicas " jDios lo quiso!" (VII, p. 627) mientras otros expresan su creencia
en el castigo de un Dios vengador: " jTo esto no es mas que una maldici6n de
Dios, hermana, po los muchos crfmenes que la humanidad comete" (VII, p.
647).
66 HISP.XX - 8 - 1990
El pesimismo en la narrativa celiana
Corno ya queda dicho, en San Camilo, 1936 y Mazurca para dos muertos
hay muchos indicios de la propension de los espafioles a la violencia
individual y colectiva. En ambas obras el determinismo parece ser de suma
importancia--sea la sugerida violencia endémica de los espafioles de San
Camilo, 1936 o las muchas referencias a "la ley de la tierra" y "la ley del
monte" que se hallan en Mazurca para dos muertos. Las dos novelas también
contienen referencias al castigo de Dios y en Mazurca hay dos o tres alusiones
a la importancia del sino o de la Providencia. Pero cualesquiera que sean sus
orfgenes, el hecho es que en estas dos narrativas, y también en Cristo versus
Arizona, predomina la violencia. Con sus ultimas obras Cela nos muestra la
violencia y la brutalidad colectivas, casi una orgfa de destruccion en la cual
muchos, quizas la mayorfa, participan con gusto.
Pero esto no quiere decir que a lo largo de la obra celiana se nos dé una
vision del hombre y de la sociedad que es de un pesimismo absoluto. En casi
todas las novelas de Cela hay, de vez en cuando, muestras de carino,
momentos de optimismo y actos de generosidad. Algunos de los personajes
novelescos parecen darse plena cuenta de la crueldad y del egofsmo de mucha
conducta humana, y de vez en cuando un personaje o un narrador levanta la
voz en protesta. Pero a pesar de tales muestras de compasion o de carifio el
hecho es que en su narrativa Cela nos ofrece una vision de un mundo en el
que los individuos y las sociedades obran de una manera-sea la culpa del hado,
del deterrninismo, de defectos atavicos o de un designio divino que es severo y
diffcil de comprender -que es fundamentalmente perturbadora y pesimista.
HlSP.XX - 8 - 1990 67