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n129-130 [ene-feb09]
elpoemaseminal bonnett/ xirau/ guedea/
montes de oca/ montobbio/ sicilia
aaatttiiisssbbbooosss
PPPIIIEEEDDDAAADDD BBBOOONNNNNNEEETTTTTT RRREEEGGGRRREEESSSAAA AAA SSSUUUSSS RRRAAAÍÍÍCCCEEESSS. LLLAAA EEESSSCCCRRRIIITTTOOORRRAAA PPPRRREEESSSEEENNNTTTAAA LLLAAASSS HHHEEERRREEENNNCCCIIIAAASSS ,,, PPPUUUBBBLLLIIICCCAAADDDOOO PPPOOORRR LLLAAA EEEDDDIIITTTOOORRRIIIAAALLL EEESSSPPPAAAÑÑÑOOOLLLAAA VVVIIISSSOOORRR MMMeeerrrccceeedddeeesss AAArrrrrriiiaaagggaaa FFF...
Muchos de sus lectores la abordaban para preguntarle si no iba a volver a
publicar poesía. Piedad Bonnett acepta que incluso a ella la embargó el temor, en
más de una ocasión, de que el género la abandonara un día, ante la temible
"imposición del pensamiento lógico de la prosa". Por eso, para ahuyentar esos
fantasmas, la poeta bogotana regresa ahora a sus raíces con Las herencias, que
acaba de publicar la prestigiosa editorial española Visor
"Cuando uno tiene un trabajo continuado en novela obviamente que hay una
cierta pérdida de la mirada poética, pero si el espíritu de uno tiende hacia la
poesía nunca desaparecerá", comenta Bonnett, al agregar que estos nuevos
poemas los fue escribiendo entre el 2004 y el 2008 con el único propósito de
seguir sus emociones más que cristalizarlos en un libro específico.
Pero con el pasar de los meses, la escritora notó que lo que brotaba de su espíritu constituía algo
novedoso y diferente. "Encuentro que es una poesía de la madurez, no en el sentido del logro, sino con una
cierta nostalgia, una cierta tendencia al balance y un cierto escepticismo que se manifiesta ahora en un
tono".
La escritora cuenta que cuando se percató que tenía esbozado un libro, le surgió la idea de enviarlo a
algún concurso internacional. En ese momento, la editorial Visor le propuso publicarlo en su nueva
colección Palabra de Honor, que creó para conmemorar sus 40 años de existencia. De esta manera,
Bonnett se convirtió en la cuarta pluma de la serie y en la primera colombiana, precedida por poetas de la
talla del argentino Juan Gelman (Premio Cervantes 2007) y los españoles Luis García Montero y Ángel
González (fallecido).
Legado de sangre
Sin proponérselo, la escritora explica que por algún motivo del azar la mayoría de
sus libros suelen estructurarse siempre en tres partes. Este nuevo presenta un
primer grupo de poemas en los que predomina el tema del tiempo ('Vocación de
quietud'), otro que presenta una visión desencantada y nostálgica del amor ('El
hueso del amor') y el último que aborda un tema que a la autora le interesa
mucho y que considera la selección más entrañable y el corazón de la publicación:
'Las herencias'.
"Todo nosotros recibimos unas herencias del pasado que vienen en la sangre.
Quise hablar de eso que todos tenemos, como si fuera un pecado original, que en
últimas representa lo inevitable de las herencias. Pero también lo amable, porque
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las herencias traen cosas bonitas aparejadas. Entones es como esa fuerza de la sangre que se manifiesta",
explica Bonnett. La delicada edición incluye un dibujo a lápiz de la escritora colombiana, realizado por el
español Juan Vida.
http://bogota.vive.in/libros/articulos/enero2009/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_VIVEIN-
4741612.html
ENTREVISTA EN AUDIO: www.informarn.nl/cultura/act081003-piedad-bonet
¿¿¿QQQUUUIIIÉÉÉNNN EEESSS PPPIIIEEEDDDAAADDD BBBOOONNNNNNEEETTTTTT??? UUUmmmbbbeeerrrtttooo CCCooobbbooo
Hay quienes creen que todo, o casi todo, se ha mudado en el mundo de
las letras y por poco de las artes, en frivolidad. Colombia antes del
ministerio de cultura de Ernesto Samper ya era una cultura para la
diversión y el entretenimiento. Gloria Zea, Fanny Mickey, Álvaro
Castaño Castillo y el grande y variopinto comerciante de todo lo que
huela a museo o conferencia, Bélico Betancur, fueron los apoderados
de ese engaño. Hoy todo, da hasta pena decirlo, es otra de las sandeces
que sirven de chisme en las comidas de las familias bien y las
reuniones de los clubes sociales de los empleados de las grandes
compañías, e incluso, de los nuevos mafiosos y sus chicas prepago y
pico y placa.
El Ministerio de Cultura con sus dos mil bibliotecas públicas ha hecho de la literatura colombiana la
cosa más anodina del mundo, dándose el lujo de producir cinco o seis “nuevos” literatos cada año y
mantenerles en forma y circulación, así se cierren por decenas, las librerías donde antes buscaban un
buen libro. Hoy nada de eso importa. Desde las felonías del betancurato y sus disciplinados camareros, se
apelliden Mutis Durán, Agudelo Moscardón, Carvajal, Méndez Camacho o Zuluaga cuando son editores, o
Rodríguez, Herrera, Díaz Granados, Cote (hembra y macho), si poetas, y esa turba de “autores” que preside
la aguamala Burgos Cantor y su escriba Adriana Urrea, demuestran que si el doctor BB quiere y ordena, el
destino de un libro está hecho, porque el resto, como en vida de Moreno Duran, y el longevo Espinosa, está
dado: con quinientos que compren entre Cerdal, la Red Nacional de Bibliotecas y las promociones que
hagan Renata, Pié de Página y los Laboratorios Frankesteín con su comentarista Chaparro, la editorial,
española, puede seguir tan campante como Johnny The Walker.
Cada niño trae su pan bajo el brazo, dicen en Amalfi, donde nacieron don Carlos Castaño Gil y doña
Piedad Bonnett, con doble ene y doble te, como corresponde a una heredera de la Francia inmortal, cuyos
antepasados, a diferencia de los del horrendo paraco, vinieron a Colombia en busca de oro y riqueza, y no
de las tierras y las parcelas de los pobres y desprotegidos. Allí hay ya una diferencia con otros que llevan
ese gentilicio como el Negro Bonet o mi general o ese poeta que dirigió en Madrid, el Museo Reina Sofía, o
la tal cantante mallorquí y el otro lírida de la isla.
El mollete que traía bajo el brazo la pequeña gigante era su pasión por la retórica, evidencia que
conocieron sus familiares el día que al bajarse del Super Constelation de Avianca que los trajo de Medellín
a Bogotá, luego de tres días de bus de escalera entre Amalfi y la Capital de la Montaña, la niña Piedad, mas
cortica entonces que ahora, gritó que su recuerdo era negro, porque ya era de noche cuando se bajó en
Teusaquillo en casa de su abuela, el ocho de setiembre de 1950, cuando acababa de cumplir siete años,
hace 57, y se dio cuenta que iba a ser de aquí y no de Amalfi, donde para hacer pis tenía que ir hasta el
patio de atrás y mojarse las nalguitas.
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Aun cuando el barrio de la abuela llevase el nombre de uno de los zipas –
Teusacá, y hubiese sido sede del resguardo Pueblo viejo- cuando ella llegó
era el lugar más chic de Bogotá, con ese tren de gomas que echaba chispas de
fuego y pasaba justo frente al portón de la casa estilo anglo diseñada por
Alberto Manrique, donde viviría hasta entrada su adolescencia y donde oiría
hablar por vez primera de ese intelectual y hombre de letras nacido en
Amagá, que ya casi era ministro de Guillermo Valencia e inauguraría su vida
pública con la preciosa masacre Santa Bárbara Bendita en Cementos El Cairo,
y de otros vecinos como Rojas Pinilla, Laureano Gómez, Mariano Ospina o el
mismo Jorge Eliecer Gaitán, a quien padre y madre no bajaban de comunista.
Desde ese barrio se aventuraría por los huecos y escombros de la Calle
26 en tiempos de Mazuera Villegas y las primeras hambres de Gonzaloarango
en El Cisne, comprando Charms en las puertas del Opera y el Cid mientras su
mamá apretaba la cartera bajo el brazo para que algún ratero no se la quitara hasta cuando, muerta del
miedo decidió irse a vivir a un mejor sitio, mas safe & clean, es decir Sears, donde la pequeña gigante
pasaba horas eligiendo entre las muñecas Barbie y las cocinas Frigidaire y entraba y salía de los vestiers
con esos slacks pastel y las camisas de seda de Splendor in the Grass de Elia Kazan, ese 1961, cuando
Wilma Dean 'Deanie' Loomis y Bud Stamper eran la viva imagen de su noviazgo imaginario con Germán
Jaramillo el Warem Beatty cuya Natalie Wood no era ella, precisamente, sino Laura García, quien fue en
verdad quien le enseñó a leer poesía durante los ensayos de I Took Panama con los Moirosos del Teatro
Popular de Bogotá, ese invento pro chino de Fanny Mickey, que no era la multimillonaria de derechas de
hoy, cuando Pablo Escobar llenaba de nenes La Gata Caliente y pasaba las noches con Alberto y la Diva de
las Medias, y el poeta Díaz Granados le endosaba esos versos que lo llevarían a la Casa de Nariño.
A esos años debe Piedad Bonnett su ingreso en la literatura liviana [del hipismo y el nadaísmo] que
tanto comparte con su admirado Joan Manuel Piedra Brava y ese regusto por hacerse notar desde su
altura como una activista social no tan radical como la pintora Lucena, que vestía de obrera para recibir
los camaradas, pero si medio roja medio azul, cayendo de vez en cuando en las manifestaciones, tomando
tinto con Santiago García y Patricia Ariza, firmando con los estalinistas criollos cuanta hoja sacaba Alape, y
trabajando desde chiquita en la Universidad de Los Andes, desde cuando se apoderó del departamento de
literatura, que no piensa dejar sino el día de su ingreso en la gloria.
La creciente obra de Bonnett tiene tres vertientes: la teatral, la lírica y la narrativa, pero a todas las
guía su enorme ambición por la fama, sin la cual, no entienden la vida seres de su altura como Napoleón
Bonaparte o Truman Capote.
Aun cuando ya no vista de manera juvenil y prefiera ir por el mundo ataviada a lo “novia vestía de
negro”, según la ha descrito un periodista madrileño en una de sus frecuentes visitas a Casa de América, el
nuevo palacio colonial del imperio español, donde BB es santo y patrono: “En un sofá amarillo descansa la
poeta más famosa de Colombia desde el suicidio de sus antecesoras María Mercedes Carranza y
Montserrat Ordoñez. Tiene la voz y los modales de una adolescente que acaba de salir de un college con
ese rostro redondo, sin arrugas pero macerado por el paso del tiempo que confiesa las derrotas.”
Los títulos de sus libros revelan complicados asuntos: De círculo y ceniza, El hilo de los días, Lo demás
es silencio, The World According to GGM, Gato por liebre, Ese animal triste y Tretas del débil. Porque Bonnett
escribe desde un limbo contemporáneo que habla para sordos y mudos lectores de textos desechables
para fines de semana y señoritos y damitas perfumadas de frivolité. Así también su estilo. Confeccionado
en una batidora de jugos, con cinco de polvo y seis de amargura y siete de roca y ocho de jota y diez de
sustos y cuatro de ganas, el texto primero traza el paisaje exterior donde aparecerá el sujeto, como hacía
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sus bodegones el Tuerto López, y para el final ofrece el plato fuerte: un señor, una señora, una gallina, un
adorno navideño, cualquier cosa, que sirva para transmitir [nos] sus sentimientos amorosos, el odio que
sigue sintiendo a su pubertad porque la confundían con una niña de brazos y el odio que siente a la
muerte, que quiere sacarla de este paseo tan bueno que ella lleva por todas partes con esos libritos de
poesía y entrevistas con favorecedores y cuentitos alargados que compran todas las bibliotecas de la Red
Nacional y difunde su amiga del alma, Renata, la de Mincultura. He aquí la evidencia, en uno de los cien
textos suyos que ha difundido Babosea de Alcalá de Henares, titulado, así, no más
Después del coito La vida es triste sin los recuerdos del pasado. Y estos recuerdos son tan bacanos como cuando bailábamos twist en La Bomba y comprábamos de la verde en La madre del revólver. La vida es triste, pero hoy nos invitan todas partes, y nos gusta tanto, tanto, que ya no salimos de Martínez Campos ni para orinar. Aunque siempre sigo teniendo, como Mameca, miedo, miedos a la enfermedad, a la muerte, al avión, a la locura, a tanto desechable como hay ahora por culpa de Macaco y Mancuso y Doble Ocho. Después del coito eres un animal muy triste.
Como ha dicho mi colega Iñaki Jaramillo de la Universidad de Ulan-Bator, los poemas de Bonnett no
deslumbran con imágenes y su acento es de cotillera, de confidente, de persona que pasa la mayor parte
de día no en una biblioteca, ni hablando con periodistas o promotores culturales, sino en la sala de la casa,
o el cuarto de costura, la cocina o el comedor, mientras plancha o lava los platos o prepara un buen
sancocho o hace las arepas para el desayuno. Por eso dice, en un texto que define su poética, digno de su
maestro Roca Vidales, que
El poema es tirabuzón, anzuelo, máquina de hacer pompas de jabón, vendaje, compresa, sanguijuela, juguete de latón, consolador de viudas.
Como narradora, más que a sus mentiras debe su prestigio a un texto
publicado en La Jornada de México hace casi dos lustros, dedicado a
examinar sus conocimientos del mundo masculino: “Hombres”
(www.jornada.unam.mx/2000/01/16/sem-piedad.html). Para PB los
hombres somos todos iguales. Somos padre, amante y esposo y aun cuando
tengamos más neuronas que las mujeres, están mal conectadas. Los
hombres envejecen mejor que las mujeres y por eso flirtean con
muchachitas y tienen siempre éxito porque a las mujeres inteligentes las
seduce el talento masculino, como sucediera a Chaplin, Picasso y Woody
Allen. Otra virtud masculina, según Bonnett, es saber guardar silencio, aun
cuando eso venga de la conformación de los lóbulos del cerebro y antes de
casarse un hombre se desvele pensando que habrá dicho su mujer, y tras el
matrimonio se quede dormido antes que ella termine la perorata.
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Los latinos, agrega, son divertidos, buenos bailarines, conducen con destreza y poseen sentido del
humor. “Y en cuanto a sus defectos, algunos, los veniales -que jamás atinen en un regalo, que no perciban
el último cambio de peinado y que se obstinen en no contestar a la pregunta ``¿en qué estás pensando?''-
son tan universales que siempre estamos dispuestas a perdonarlos. No así el feroz egoísmo o la misoginia
encubierta, rezagos de la vieja cultura patriarcal.” Pero el prototipo de hombre que la desvela es ``el duro'',
petrificado en su falsa masculinidad milenaria, hombres que la estremecen y asustan, porque quieren
dejar de ser machos y las hacen sufrir en lo que ellas mas desean, sentir al hembro.
Es por esos poemas y esa capacidad de penetrar en el alma de los hombres que Piedad Bonnet ha sido
elegida para representar de nuevo a Colombia en otro evento internacional, esta vez el Festival de
Literatura de Berlín. Allí la veremos, con su frágil aspecto, sus medidas 39-39-39, y la fuerza de un
tsunami, con las cortas plumas de su pelo de gorrión aleteando en una cabeza bien grande, los ojos
avivados parpadeando detrás de las lentes y esa sonrisa suya tan perversa, tan irónica y tan cínica, digna
del personaje de su nueva novela: “Mi alma fue siempre de hielo”.
www.arquitrave.com/periodico/periodico_bonnett.html
***
“““LLLAAA LLLEEENNNGGGUUUAAA NNNOOO SSSEEE EEELLLIIIGGGEEE”””::: EEENNNTTTRRREEEVVVIIISSSTTTAAA AAA RRRAAAMMMÓÓÓNNN XXXIIIRRRAAAUUU JJJoooaaaqqquuuiiimmm IIIbbbaaarrrzzz
Ramón Xirau cumple 85 años
en pleno proceso de
creatividad. Como ha hecho
toda su vida, el poeta y
filósofo sigue escribiendo y
continúa dando clases en la
Universidad Nacional
Autónoma (UNAM), de la que
es profesor desde 1947. El
intelectual catalán de mayor
proyección en América puede
contar en primera persona
historias infinitas de las
figuras del exilio republicano
y de los grandes autores mexicanos con los que convivió y mantuvo estrecha amistad, como Octavio Paz y
Juan Rulfo. En el salón de su casa, situada en una calle empedrada del barrio colonial de San Ángel,
desgrana para "La Vanguardia" recuerdos, vivencias, proyectos….
Con motivo de sus 85 años, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y el Instituto
Nacional de Bellas Artes le rindieron un homenaje y le entregaron la medalla de oro de Bellas Artes en
reconocimiento a su trayectoria literaria y humanística. "Es un reconocimiento –matiza Xirau-, que uno
agradece. La palabra homenaje es muy pomposa. Está bien que lo reconozcan a uno, a todos nos gusta".
Durante la guerra civil española, los padres de Ramón Xirau lo enviaron a estudiar a Marsella, donde
permaneció un año. Sus familiares se quedaron en Barcelona hasta el final de la contienda. En Marsella
estudió en el Liceo Francés. Su estancia en la ciudad mediterránea fue importante para su formación, le
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ayudó a conocer la literatura francesa, autores como Paul
Valery le influyeron literariamente. "Aunque mi gran influencia
la recibí del poeta Joan Maragall", recalca.
Tras la derrota republicana, la familia Xirau pudo
reagruparse en el sur de Francia. Camino del exilio, viajaron en
barco a Nueva York. "Mi padre estaba muy afectado. Mi madre
también, pero era más fuerte. O eso me parecía. Llegué a Nueva
York con ellos y con mi tío Joan Xirau, químico, natural de
Figueres. Tocábamos la armónica en el barco. Durante el viaje
la cosa terrible era ver cómo estábamos separados negros y blancos... Por eso ahora me ha parecido muy
importante el triunfo de Obama".
VIAJE EN AUTOBÚS NUEVA YORK-MONTERREY
Desde Nueva York siguieron camino en autobús hacia México.
A mis 15 años el trayecto resultó divertido. Para mis padres fue triste y cansado. Viajé en compañía de mi
padre Joaquim Xirau, mi madre Pilar Subías, y mi tío Joan. Dalí pintó un cuadro de mi tío en la playa de
Cadaqués, lo trajimos a México con nosotros. Después de cuatro o cinco días de viaje, tras cruzar la
frontera norteamericana, llegamos a Monterrey. Allí nos topamos con una manifestación política. Los
generales Juan Andreu Almazán y Ávila Camacho estaban en plena campaña electoral, en disputa por la
presidencia de la República. Todo parecía un poco anárquico, desordenado. Mi padre, curioso, preguntó:
¿Qué pasa aquí? Nos contestaron que "esto se va a poner mucho peor". Y no fue así; al contrario, se puso
mejor. Nos dijeron que había un ambiente de enfrentamiento porque en México todavía estaba reciente la
Guerra Civil de los Cristeros; se hablaba de la insurrección del general Almazán, disconforme con el
sucesor que había designado el presidente Lázaro Cárdenas.
¿Se quedaron en Monterrey?
Seguimos viaje hasta Ciudad de México, donde todo se veía mejor. Nos instalamos entre el monumento a la
Revolución y el paseo de la Reforma, a una manzana de la editorial Séneca, en la que José Bergamín
publicó por primera vez la obra completa de Machado.
¿Cómo superaron sus padres el exilio?
Con dolor y mucho pesar. Al llegar a México teníamos la guerra de España en la cabeza. Los exiliados aún
mantenían la idea de reanudar la guerra contra Franco. En todo momento pensaban en regresar. Tengo
muchos recuerdos de la guerra civil, mi primer poema lo escribí durante la contienda. Al principio
estábamos inadaptados, pero con el tiempo acaba uno por acomodarse. En eso mi padre ayudó mucho.
Joaquim Xirau, que era un hombre de ideas muy claras, dijo siempre que no había que pensar en el
regreso. Que mientras se está aquí se está aquí, y luego ya veremos. Ese era su pensamiento. Mi padre me
ayudó a que no me obsesionara en regresar a Barcelona y a Cataluña, donde había dejado parientes,
amigos, recuerdos. Me encanta ir a Barcelona. Al cabo de tantos años, Barcelona sigue siendo mi ciudad.
México se ha convertido un poco en mi país.
¿Cómo acogieron en México a los exiliados que llegaban derrotados?
La gente de derecha muy mal. El presidente Lázaro Cárdenas tuvo valor al recibir a los republicanos
exiliados; incluso la mayoría de la colonia española estaba en contra. Los españoles, que habían llegado
antes a México como emigrantes económicos, casi todos eran franquistas, salvo gente como el industrial
Carlos Prieto, que recibió muy bien a los españoles. Incluso tuvo gente exiliada en su casa. Pero la mayoría
fue muy hostil.
Hubo una excepción con el Orfeó Català. El centro catalán los acogió bien.
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El Orfeó nos recibió con afecto, los catalanes se mostraron muy
solidarios con nosotros. Fue el único centro español que recibió
con los brazos abiertos a los republicanos. El Orfeó fue la única
institución regional española que acogió bien a los exiliados. El
recibiendo de los demás centros fue más bien hostil. Nos veían
como rojos y separatistas. El presidente Cárdenas tuvo valor al
acoger a los republicanos, incluso la mayoría de la colonia
española estaba en contra. Casi toda era franquista, salvo
personas como el industrial Carlos Prieto, que acogió gente en
su casa. También fue muy generoso con mi familia el historiador Pablo Martínez del Río.
¿Su padre pudo continuar en México su labor intelectual?
Fue bien acogido por gente admirable como Cossío Villegas y Alfonso Reyes. Pudo seguir desarrollando su
labor intelectual en el Colegio de España, que luego se rebautizó como Colegio de México. Durante los años
de la República española, mi padre fue decano de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Barcelona. En México publicó en 1940 un libro admirable, "Moribundo". Para la gente de México fue una
sorpresa que un republicano exiliado fuera católico. Les sorprendía que pudieras ser republicano y
cristiano. Todos los domingos iba a misa a la catedral con mi madre y mi padre.
¿Hasta cuándo mantuvo la idea de regresar a Cataluña?
Al principio era muy fuerte. Luego, ese deseo de volver se hacía cada vez más difícil. Lo hizo imposible mi
enamoramiento de Ana María, que pertenecía a una familia mexicana de izquierda liberal.
¿Donde trabajó su padre?
Algunos intelectuales exiliados fueron invitados a dar clase en la Casa de España –actual Colegio de
México-, que fundaron Lázaro Cárdenas, Daniel Cossío Villegas y Alfonso Reyes. Hace poco, se celebraron
tres días de actos sobre el exilio español. Mi padre fue profesor en la Facultad de Filosofía y letras de la
Universidad Nacional Autónoma (UNAM) y en la Casa de España. Murió joven, en 1946, atropellado por un
tranvía. En México se reunió un grupo de intelectuales catalanes de mucha valía. Mi padre era muy amigo
del antropólogo Pere Bosch Gimpera, creador y director del Museo de Arqueología de Cataluña (1932) y
rector de la Universidad de Barcelona (1933-39). Yo fui muy amigo de sus hijos Carlos y Pedro. Bosch
Gimpera era un gran tipo, no sólo política y académicamente, sino también como persona. Para mí era
como un tío, alguien muy cercano de la familia. Tenía un gran sentido del humor, al igual que Josep Carner,
otro de mis maestros.
RELACIÓN ENTRAÑABLE DE JOAQUIM XIRAU CON PERE BOSCH I GIMPERA
¿Su padre se relacionaba más con intelectuales del exilio o con mexicanos?
Tenía buenos amigos republicanos del exilio y buenos amigos mexicanos. Con Bosch Gimpera la relación
era entrañable, eran de la misma generación. Bosch fue rector de la Universidad de Barcelona cuando mi
padre era decano de Filosofía y Letras. Fueron muy amigos, mantenían una relación muy estrecha. Mi
padre también fue gran amigo del gran científico August Pi Sunyer. Yo lo era de sus hijos. Entre los
intelectuales mexicanos que frecuentaba mi padre, quiso mucho a Antonio Caso, profesor de Estética. José
Gaos y mi padre sabían mucho y estaban muy ligados a la fenomenología de Husserl. Caso fue el único
mexicano de su círculo de relaciones que conocía bien a Husserl. La fenomenología fue predominante en
los inicios de la filosofía del exilio. Pero el gran amigo mexicano de mi padre fue Alfonso Reyes.
¿Qué relación mantuvo usted con Alfonso Reyes?
Yo tuve dos grandes amigos mexicanos, grandes grandes de verdad. Alfonso Reyes y Octavio Paz. Fue un
privilegio para mí. Los dos eran muy sabios pero muy sencillos. A Reyes lo traté de cerca gracias mi
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suegro, Javier Icaza, que también era escritor; lo conocí en un ambiente familiar.
Íbamos a su casa, nos daba chocolate, después leía un poema y algunos textos.
Recuerdo que en una conferencia muy seria, de esas un poco abstractas, hizo una
interrupción y empezó a decir: "Tanto bailé con el ama del cura, tanto bailé que
me dio calentura". Era muy hispanista, vivió muchos años en España. Eso fue
importante. Muchos de los republicanos que vinieron a México, como Díez
Canedo, Alfonso Reyes ya los conocía de España. Con Reyes hubo una relación
históricamente muy clara.
¿Cómo ayudó Reyes a los exiliados españoles?
Sin ninguna duda fue de los más generosos. Diría que fue el que más ayudó. Fue
fundamental para la fundación de la Casa de España, junto con Daniel Cossío
Villegas y, naturalmente, el presidente Cárdenas. No importa que ideología
tuvieran los exiliados republicanos, para todos Lázaro Cárdenas era intocable.
¿Qué sitios frecuentaban, dónde se reunían los exiliados?
Depende de qué generación. Se reunían con frecuencia en el Hotel Imperial, del paseo de la Reforma, que
todavía existe. Nos quedaba muy cerca de casa. Mi padre iba a tomar el café allí. Yo le acompañaba, sólo
para escuchar. Yo debía tener unos 18 años. Allí nos reuníamos españoles y mexicanos. Las tertulias eran
muy animadas.
POCO INTERÉS POR LA POLÍTICA INTERNA MEXICANA
Los exiliados españoles vinieron a México huyendo de la dictadura franquista. ¿Se encontraron
cómodos en este país con un régimen corporativista y autoritario, con escasa democracia? ¿Nadie
cuestionó al sistema autocrático mexicano?
Se daban poca cuenta o se fijaban poco en la política interna de México. El mundo universitario en aquel
entonces era poco político, más bien apolítico. La postura de mi padre, de Gaos, de Carner y de tantos
otros, era la de agradecer al país que los había acogido con generosidad. Había una actitud de respeto por
lo que México había hecho por la España republicana, y para Cataluña en particular. Había una actitud de
aceptar aquello, pero con ganas de agradecer. Sabían que no podían intervenir en nada. Para hacer política
tienes que haber nacido en el país.
¿Fue testigo de las discrepancias y peleas políticas que abundaron entre los republicanos?
Al principio fue algo horrible. Era una pelea continua. Las desavenencias y recriminaciones de allá se
trasladaron a México. Estaban los anarquistas, CNT, UGT, todos grupos distintos. Mi padre y el grupo de
intelectuales más afines no entraron en este conflicto. Seguir aquí la guerra civil era un absurdo, no tenía
sentido.
¿Y cuál era el círculo más afín a su padre?
Bosch Gimpera, Carner, Gaos, Nicole, García Bacca, que había hecho la tesis
doctoral en Barcelona. Entre los mexicanos, aparte de Alfonso Reyes y Daniel
Cosío Villegas, para mi generación fue importante Samuel Ramos, un poco más
joven que mi padre. Y Eduardo García Máynez. Los dos fueron buenos
escritores.
¿Qué relación mantuvo con Josep Carner?
En la Facultad de Filosofía de la UNAM, Carner nos dio clases de literatura
alemana. Fue un curso maravilloso. Era un maestro extraordinario. Al igual
que Bosch Gimpera, Carner tenía un sentido del humor que ayudaba mucho a
seguir sus clases. José Gaos fue otro gran maestro, lo respetaba mucho. De
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todos los profesores, por mi inclinación a la filosofía, intelectualmente me
interesaba mi padre y después García Vaca. El filósofo Eduard Nicol fue
alumno de mi padre en Barcelona. Lo había conocido en los seminarios que
daba mi padre, cuando yo era muy chico. Conocí bien a Nicole, pero no fui su
alumno. De aquel grupo, simpatizaba con Josep Maria Calsamiglia y Vives,
que se quedó en Cataluña. Calsamiglia fue a los veinte años auxiliar de mi
padre en Barcelona. Con el régimen de Franco no pudo enseñar durante
mucho tiempo. Se dedicó a vender productos farmacéuticos, fundó la
editorial Ariel. Cuando en 1968 se creó la Universidad Autónoma de
Barcelona se reincorporó a la docencia como profesor de Historia de la
Filosofía.
Cuando Joaquín Xirau (1895-1946) llegó a México era un filósofo conocido y
respetado entre los académicos de Iberoamérica. Pronto comenzó a dar clases en la Casa de España, que
no tardaría en convertirse en El Colegio de México. El adolescente Ramón abandonó sus deseos de ser
marinero y músico para dedicarse a la poesía y la filosofía. Ingresó al Liceo Franco Mexicano y luego a
Filosofía y Letras de la UNAM, donde conoció a su esposa Ana María Icaza.
PLAZA JOAQUIM XIRAU JUNTO A LAS RAMBLAS
¿Qué sintió cuando Barcelona dedicó una plaza a su padre, en un espacio recuperado a un paso de
las Ramblas?
Sólo pude enorgullecerme y mostrarme muy agradecido a Barcelona por esa plaza dedicada a mi padre en
un lugar muy bien escogido, junto a las Ramblas, al lado de los primeros edificios de la Universitat Pompeu
Fabra. Me emociono cada vez que visito esa plaza. Pienso que mi padre ha sido el filósofo catalán moderno
más importante. En México hubo otros filósofos españoles que dejaron huella, como José Gaos y Juan
David García Bacca. Todos eran amigos, formaban parte del mismo grupo.
Mi padre fundó la cátedra de Filosofía en el Liceo Francés de México. Yo estudié allí y luego di clases
de Filosofía durante 22 años. Cerca de donde vivíamos estaba el Colegio Luis Vives, para hijos de exiliados
españoles. Ahí se formó un grupo de intelectuales de mucha valía.
Yo estaba, en el buen sentido, condenado a la filosofía. Mi padre, Joaquim Xirau, decano de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona durante la República, antes de emprender el
exilio a México en 1939, fue un gran filósofo, muy amigo de José Gaos y de Juan David García Bacca. Josep
Carner y Agustí Bartra me llevaron hacia la poesía. ¿Qué soy más, poeta o filósofo? Las dos cosas. Lo
primero que escribí en mi vida fue un poema corto sobre un bombardeo en Barcelona. Me acuerdo del
principio: "Como águilas que se lanzaban hacia su presa/ trajeron muerte y crimen...", algo así".
El Fondo de Cultura Económica (FCE) ha reunido los poemas en catalán de Xirau en un volumen en
edición bilingüe -catalán y español-, con el título "Poesía completa". "Yo prefiero llamar a esa compilación
poesía reunida, porque sigo vivo y todavía puedo escribir", matiza. La primera recopilación de los textos
poéticos de Xirau la realizó Joan María Pujals, quien editó Poesia completa Ramón Xirau 1950-1994
(Barcelona, Columna, 1995).
Aparte de sus textos poéticos, Xirau es autor de El sentido de la presencia (1955), Tres poetas de la
soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz (1955), El péndulo y la espiral (1959), Octavio Paz, el sentido de la
palabra (1970), Entre ídolos y dioses (1980), Poesía y conocimiento. Dos poetas y lo sagrado (1993) e
Introducción a la historia de la filosofía (1964), entre otros libros. Este último ha servido de libro de texto a
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miles de estudiantes. Desde 1974, Xirau es miembro de El
Colegio Nacional. Entre los numerosos premios que ha
obtenido destacan el de Literatura Magda Donato (1970), el
Internacional Alfonso Reyes (1988), el Mazatlán de
Literatura (1990) y el Nacional de Ciencias y Artes (1995).
POESÍA Y FILOSOFÍA SE COMPLEMENTAN
¿Corrigió textos para la reciente edición de su poesía
completa?
No, no los corregí. Corrijo mucho, pero antes de que se
publique, una vez publicado ahí está. Hay algunos poetas
que retocan su obra cuando se recopila. No lo hago porque
al corregir podría cambiar un poco el poema, que era más espontáneo, más directo. La poesía es un
acontecimiento intuitivo. Es decir, que se da inmediatamente. No hay que reflexionar para que se dé. En la
poesía, debe haber razón con imaginación. Un poema también es racional. Poesía y filosofía se
complementan".
¿Qué publicó primero, poesía o filosofía?
Poesía. Un pequeño librito que se llamaba Deu poemas. En mi poesía completa, que publicó en México el
FCE, el primer poema que aparece es el más antiguo.
Escribe la poesía en catalán y la filosofía en castellano. ¿Fue una opción deliberada?
La lengua no se elige, así me salió. Ignoro cuando empecé a escribir poesía. Quizás cuando tenía diez u
once años. Intenté crear poesía en francés y en castellano, pero me salía en catalán, la lengua de las
sonoridades maternas y de la escuela. Escribo poesía en catalán por razones evidentes, por ser mi lengua
materna, aprendida en el ámbito familiar y en las aulas. La poesía sólo la puedo escribir en catalán, es un
asunto de sonido y ritmo. Mi padre, muy lector de poetas, y Agustí Bartra influyeron en que escribiera
poesía. La primera educación la tuve en catalán, en la Escuela Montessori de Barcelona. En casa, en
Figueres con los abuelos, siempre hablamos en catalán. Mi formación básica fue en catalán. Después vino
la guerra y todo lo anterior se nubló un poco.
¿La poesía va ligada a la lengua materna?
La poesía es lo más enraizado al origen; origen como lugar, espacio y cultura que te rodea, pero también
como raíz que nos liga con un todo. Simone Weil habla de arraigo en dos sentidos, el de la tierra y el del
mundo trascendente. Mi esperanza es que mi catalán no se haya enmohecido demasiado. Sobre filosofía
oía hablar constantemente en casa; a mi padre y a sus discípulos, en especial a Pep Calsamiglia, Jordi
Maragall, Eduard Nicol, Udina, que fue mi maestro y murió. La prosa vino después y espontáneamente
empecé a escribir en castellano. Las dos lenguas son importantes, ése es mi modo de trabajar.
¿Qué relación hay entre poesía y filosofía?
En algunos de mis escritos y seminarios, y en análisis sobre Agustín de Hipona, Descartes, Kant, Bergson o
Heidegger, he tratado de mostrar que existen relaciones muy reales entre poesía y filosofía y, en última
instancia, entre una y otra y la religión. Resumiendo, filosofía –más exactamente metafísica– y poesía nos
atan y, en mí constituyen dos instintos o, quizás, dos manías: las que me conducen a hacer filosofía y a
escribir poemas o comentar poemas de otros poetas. La poesía es sencilla, es lo que se da con naturalidad.
En el fondo, soy más poeta que filósofo. La filosofía es más reflexiva, implica más disciplina, más sentido
del orden en el lenguaje. La poesía es más espontánea, si veo esta hoja o esta flor se me da
inmediatamente. El filósofo lo que haría es describirlo, el poeta lo intuye.
¿Su poesía ha tenido en Cataluña el reconocimiento que se merece?
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No lo sé. Es algo que siempre me ha parecido un misterio.
Individualmente tengo amigos que me escriben entusiasmados, pero no
sé que pasa objetivamente, no lo veo por dentro.
¿Sigue escribiendo?
Hago comentarios de libros, sigo escribiendo poemas. La poesía es
incontrolable. Me encanta dar clases, no podría vivir sin mis seminarios y
mis clases, es parte de la vida de uno. Y pienso seguir hasta que pueda.
Un poeta que me gusta mucho y del que nunca he podido escribir es
Antonio Machado; lo siento tan mío, que no puedo.
VEINTIÚN AÑOS DE DIÁLOGOS
¿Qué supuso para la vida intelectual mexicana la revista "Diálogos",
que usted creó y dirigió?
En el Colegio de México se va a publicar una edición de "Diálogos" con una revisión muy bonita que ha
hecho Espinasa. Es un volumen normal que tiene una selección de la revista, pero lleva adjunto un CD, que
contiene la totalidad de todos los artículos de la revista. Han hecho una edición muy bonita. "Diálogos"
surgió en 1964 cuando conocí a un mexicano-norteamericano, de Harvard, que quería hacer una revista.
No sabía de qué. Le dije que hiciéramos una publicación literaria. En "Diálogos" había literatura,
pensamiento, crítica… Empezó como una revista independiente. Al llegar al número 13 ya no teníamos
dinero para seguir. Duró 22 años, que es mucho para una revista. En el primer número colaboró Octavio
Paz. Los trece primeros números fue una revista particular. En el número 13 ya solicitamos auxilio,
pusimos un SOS. Víctor Urquidi nos ofreció el apoyo del Colegio de México. El único cambio fue incluir
algunos temas de ciencias sociales. Diálogos (1964-1985) fue una revista básicamente de literatura. Salió
justo antes que Vuelta, la revista de Octavio Paz. Octavio quiso que fuera codirector de Vuelta. Se molestó
un poco cuando le dije que prefería seguir en Diálogos, mi revista.
¿Sus muchos años de docencia han dejando discípulos?
Creo que sí. Hay muchos estudiantes que después se convierten en maestros. Ahora tengo alumnos que ya
son maestros de filosofía. Mantengo una relación muy viva con los estudiantes. En mis seminarios no doy
clases en sentido clásico, sino que discuto con los alumnos un tema. Sigo siendo profesor de Filosofía en la
UNAM, dos días a la semana doy clases para posgraduados. Ahora voy a impartir un curso sobre
humanistas del siglo XV: Luis Vives, Erasmo, Tomás Moro. Y preparo otro sobre Dante y la Divina Comedia,
en el que se podrá juntar el aspecto filosófico y el aspecto literario.
¿De qué manera le influyó Bartra?
De todos los autores catalanes que vivían en México, Bartra destacaba por su inteligencia y generosidad.
Me influyó en el sentido personal, me daba ánimos para escribir. Le debo mucho. Nos recibía en su casa
cada semana. Apoyaba a los jóvenes, nos informaba sobre lo que pasaba en Cataluña durante el
franquismo. Su mujer, Anna Murià, era extraordinaria. En aquella casa, Bartra era el entusiasmo; Anna
Murià, el orden y la disciplina. Se combinaban bien. Anna fue una excelente escritora y, como persona,
muy equilibrada.
AGUSTÍ BARTRA, POETA CAPITAL DEL EXILIO
¿La poesía de Bartra es valorada como se merece?
Fue un autor capital del exilio catalán, básico para la pervivencia del catalán. "Es un auténtico poeta", dijo
de él Octavio Paz. Bartra tiene que ver con el surrealismo y con los movimientos de vanguardia, muy en la
tradición de la poesía catalana ligada al surrealismo. Con otro amigo, hice la traducción del catalán al
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castellano de "Odiseo", un poema lírico de gran belleza, publicado por el FCE.
Le consulté la traducción y le gustó. Agustí siempre fue muy ético, como su hijo
Roger.
Durante décadas ha sido uno de los amigos más cercanos de Octavio Paz.
¿Cómo inició esa relación?
Paz era consejero en la embajada mexicana en Paris. Le escribí, me contestó. La
relación con Octavio fue diferente, fue maestro y amigo. Paz me llamó el
"hombre-puente": puente múltiple, firme y ancho; puente entre poesía y
filosofía, entre catalán y castellano, entre México y Cataluña. Con Alfonso
Reyes, otro gran escritor mexicano, tuve buena amistad pese a la diferencia de
edad. Con Octavio fue un trato más directo. Desde siempre me interesó la obra
de Paz, he escrito mucho sobre él. Y él me dedicó textos generosos. Octavio
hizo un escrito muy bonito sobre mi hijo Joaquim, que murió muy joven
cuando estudiaba en Harvard.
En una entrevista que en 1991 le hice a Octavio Paz, me dijo: "Si hay algo de vivo e importante en la
cultura hispánica es la poesía en catalán". ¿Por qué Paz se interesó tanto por la literatura catalana?
Para un mexicano como él, que seguía la literatura española, le sorprendía la lengua catalana.
Probablemente empezó a interesarse por la literatura catalana cuando en 1937, en plena guerra civil
española, asistió en Valencia al Congreso de Intelectuales Antifascistas, que también sesionó en Barcelona.
Sabía mucho sobre literatura catalana, conocía bien la obra de Llull, Ausias March, Maragall, Joan Brossa.
Ausias March le gustaba mucho. Paz era muy amigo de Pere Gimferrer. La primera vez que visité
Barcelona tras la muerte de Franco, fui a saludar a Gimferrer a su despacho. Tenía un enorme retrato de
Paz al lado de su mesa. También le gustaba Antoni Tàpies.
Octavio y yo éramos grandes amigos. Tanto que cuando le dieron el Nobel Ana María fuimos con él a
Estocolmo. En una fiesta que hubo después de la premiación, fue maravilloso ver bailar a Octavio. De
México fuimos a Suecia un grupo no muy grande. Fue un acto muy impresionante, entre solemne y alegre
al mismo tiempo.
Paz tenía un saber enciclopédico.
Era lector de todo. Sabía de todas las culturas y de todas literaturas. A la India le dedicó un libro
maravilloso. Cuando era embajador en la India nos invitó a conocer el país. No fuimos porque en aquella
época no volábamos, nos daba miedo.
OCTAVIO PAZ, REFERENTE LITERARIO, POLÍTICO Y MORAL
¿Se sintió huérfano al morir Paz?
Terrible. Perdía a un amigo, a alguien que me había ayudado mucho. Paz era un referente literario, político
y moral.
Octavio Paz promocionó personalmente su candidatura al Premio Nobel como hace ahora Carlos
Fuentes?
No sé la verdad, no sé como se organiza eso. Sé el caso de Alfonso Reyes, que no lo tuvo. Yo era muy joven
cuando asumí la subdirección del Centro Mexicano de Escritores. Propusimos a Reyes al Nobel, varias
instituciones se sumaron. Mereció haberlo tenido, porque es uno de los grandes pensadores de México, y
un gran escritor.
En el verano de 1990, Octavio Paz convocó a intelectuales de renombre al Encuentro Vuelta, La
experiencia de la libertad. Vargas Llosa causó polémica al calificar al régimen mexicano de
"dictadura perfecta", hasta el punto de abandonar el simposio y marchar del país. Vargas Llosa
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comentó: "Paz me estiró las orejas". ¿Paz era condescendiente con el régimen
instaurado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)?
Octavio veía que el PRI había dado estabilidad y crecimiento a México. Consideraba
que con defectos y todo, el PRI había sido básico para México. El PAN ha empezado
a gobernar, pero creo que es bastante inferior al PRI. Por ello, el PRI puede ganar en
julio las elecciones legislativas y en 2012 recuperar la presidencia. El PAN no sabe
gobernar, no tiene experiencia.
¿Cómo explica los nexos estrechos que mantuvo Octavio Paz con Salinas de
Gortari y otros presidentes del PRI?
Octavio nunca fue del PRI. Valoraba del PRI la estabilidad y que hacía un gobierno
de izquierdas sin caer en excesos. Sobre todo sin caer en la dictadura cubana ni en el populismo de Hugo
Chávez. Había un equilibrio. El PAN viene de la antigua derecha. El PRI viene de la izquierda de la
revolución. Está bien que se mantenga todavía. El sistema funcionó bien.
¿Le preocupa la situación actual de violencia que se vive en México?
Me preocupa como a todo el mundo. Creo que Felipe Calderón es un buen presidente pero le falta energía.
En lo personal, Calderón es buena gente. La clase política mexicana no contribuye a una mayor
gobernabilidad. Me duele y preocupa mucho lo que está pasando en México. Hay enfrentamientos
innecesarios entre PRD, PRI y PAN. No se ponen de acuerdo para modernizar al país. Si en el 2006 hubiera
ganado López Obrador habría sido un desastre, podría haber venir una guerra civil. O una dictadura. Hace
falta un partido de verdadera izquierda, de una izquierda moderna y democrática como las de Europa, sin
resabios populistas. Que funcione.
CAMPAÑA DEL NOBEL A CARLOS FUENTES
¿Cómo ve la campaña para que se dé el Nobel a Carlos Fuentes?
Prefiero no comentar.
¿Vargas Llosa lo merece?
Rotundamente sí. Nos hicimos muy amigos al coincidir dando clases en la Universidad de Columbia.
Vargas Llosa es un gran novelista, de primera, de los mejores. Si un día se da el Nobel a un escritor en
español, debe tenerlo Vargas Llosa. Es quién más se lo merece.
¿Qué relación tuvo con Juan Rulfo?
Lo conocí muchísimo. Es el mejor novelista del México moderno; era un hombre introvertido, modesto,
más bien tímido y callado, muy especial. Parecía hosco, pero en realidad era tierno. En un viaje de regreso
de Yucatán, en pleno vuelo me dijo: "Miren, allá hay un cementerio". Todos estábamos asustadísimos. Pero
él seguía platicando muy tranquilo. Lo conocí cuando fui subdirector del Centro Latinoamericano de
Escritores. Rulfo era becario.
¿Por qué es el mejor novelista mexicano?
Se lo planteo al revés. García Márquez no sería posible sin Rulfo. Fue un escritor con gran presencia. Sin
quererlo ni pretenderlo, influyó mucho en la literatura mexicana.
¿Con sólo dos libros poco extensos?
San Juan de la Cruz escribió cinco poemas. Casi es una virtud haber publicado poco. Pedro Páramo es una
novela maravillosa. Tiene un sabor muy de la tierra de México y al mismo tiempo es universal. Es difícil
combinar local y universal. Y la forma de escribir que es muy visible, es muy tocable cuando describe un
paisaje.
La Vanguardia, Barcelona, 23 de febrero de 2009
www.lavanguardia.es/lv24h/20090223/53646556135.html
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EEELLL MMMEEEXXXIIICCCAAANNNOOO RRROOOGGGEEELLLIIIOOO GGGUUUEEEDDDEEEAAA GGGAAANNNAAA EEELLL PPPRRREEEMMMIIIOOO AAADDDOOONNNÁÁÁIIISSS DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA
Madrid, 15 de diciembre de 2008. El mexicano Rogelio Guedea, afincado en
Nueva Zelanda, ha ganado hoy la 62 edición del Premio Adonáis de Poesía
con su obra Kora, un libro donde "se mezclan las experiencias de la realidad
con un tono confesional y con derivaciones imaginativas".
"El libro nace de la tensión con lo real, y la mujer y la reflexión sobre la
creación poética ocupan la temática de poemario". Así lo ha considerado el
jurado que ha fallado hoy este premio, al que se han presentado doscientos
originales de distintos países, en su mayoría de Latinoamérica, entre ellos
México, Bolivia y Ecuador, dos de los cuales han resultado finalistas.
Rogelio Guedea (Colima, México, 1974) es poeta, novelista, narrador y
traductor. Doctor en Letras por la Universidad de Córdoba (España),
actualmente es columnista de los periódicos mexicanos Ecos de la Costa y el suplemento La Jornada
Semanal, y profesor de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda).
El premio, que no tiene dotación económica, establece la publicación de la obra ganadora por
ediciones Rialp. Entre sus obras destacan Fragmentos, Premio Nacional de Poesía Sonora 2005; Los
dolores de la carne, Testimonio de la ausencia, Senos, sones y otros huapanguitos, Mientras olvido, premio
internacional de Poesía Rosalía de Castro en 2001; o Razón de mundo, premio Nacional de Poesía Amado
Nervo, en 2004.
Los dos accésitLa sevillana María Eugenia Reyes Lindo ha sido accésit del Premio Adonáis 2008 por El
fabricante de ruinas, mientras el mexicano Alfredo Juan Félix-Díaz González ha obtenido el segundo accésit
por Si resistimos. María Eugenia Reyes (Sevilla, 1980) en El fabricante de ruinas ha escrito un libro unitario
en el que relaciona diferentes atmósferas en un tono íntimo, contemplativo y sereno, en opinión del
jurado. El segundo accésit también ha recaído en otro mexicano, Alfredo Juan Félix-Díaz González (México,
1974), por Si resistimos, un libro en el que las formas clásicas y tradicionales sustentan una reflexión, "a
menudo sorprendente", sobre el mito, la historia y la profesión de poeta". El jurado del premio ha estado
formado por Carmelo Guillén Acosta, Joaquín Benito de Lucas, Diego Jesús Jiménez, Antonio Colinas y Julio
Martínez Mesanza. El premio, que no tiene dotación económica, establece la publicación de la obra
ganadora por Ediciones Rialp.
www.abc.es/20081215/cultura-literatura/mexicano-rogelio-guedea-gana-200812151627.html
ENTREVISTA EN AUDIO: www.rfi.fr/actues/articles/108/article_10195.asp
PPPAAARRRAAA SSSAAALLLIIIRRR DDDEEELLL AAABBBIIISSSMMMOOO
CCCaaarrrlllooosss JJJaaavvviiieeerrr MMMooorrraaallleeesss
Rogelio Guedea, Kora, Madrid, Rialp, 2009.
Aunque hasta ahora no conocía la poesía de Rogelio Guedea (Colima, México, 1974), este libro suyo, Kora,
merecedor del Premio Adonais 2008, no ofrece dudas sobre su sólida personalidad poética, caracterizada
por una espontánea actitud de asombro ante el mundo: asombro producido por el amor erótico,
concebido como un continuo descubrimiento; por la limitación de su propio conocimiento, por la
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inmensidad inabarcable del mundo, por la imprevisibilidad de la escritura poética,
por el azar de su existencia…
Ante ese mundo que lo desborda, como lo desborda el rumbo impredecible de
su vida cotidiana, la palabra poética constituye un incesante desciframiento del
sentido de su vida, un intento por encontrar coherencia al cúmulo caótico de
experiencias que el yo poético ha de afrontar cada día. De ahí que su escritura nos
lleve de sorpresa en sorpresa, que sus poemas nunca tengan un comienzo ni un final
previsible. "Mañana es un país que no existe", título de la primera sección, habla
muy bien de la imposibilidad de programar la vida y la escritura: una y otra
dependen de fuerzas que se nos escapan, de un abismo que nos lleva y nos trae y
que sólo de vez en cuando se ilumina, gracias precisamente al amor y a la palabra poética. Kora, como se
consigna en la solapa del libro (seguramente por indicación del propio autor), significa, en una de las
lenguas indígenas de Nueva Zelanda, "chispa, tizón, resplandor". Esa chispa que ilumina la oscuridad del
abismo existencial es la poesía, el encuentro inesperado con la palabra que brilla en la noche de un mundo
incomprensible. Como chispa es también el amor, principalmente el amor erótico, tanto en su dimensión
corporal como en la espiritual: la chispa de la comunicación y de la unión, que ilumina un mundo hasta
ahora abismal y extraño.
El libro se divide en tres secciones ciertamente diversas por su dicción y sus temas. La primera,
titulada "Mañana es un país que no existe", gira en torno al valor de la palabra poética y del amor erótico
(los dos combustibles que encienden la chispa de la existencia). En esta parte los poemas adoptan, por lo
común, un estilo aparentemente prosaico, con una estructura lógica que trata de explicar rigurosamente
lo que no tiene explicación, hasta que esa lógica racional salta por los aires y se rompe en imágenes de
plenitud o de impotencia ante un mundo que nos excede. El poema "Entre ríos" ilustra muy bien la mano
lúcida y la mano ciega con las que avanza paralelamente la escritura poética: La mano que escribe (esta que
corrige y dice, intuye o sueña) / tantea tan sólo el agua de sus ríos, / el lenguaje de sus noches. / La otra,
pensativa y envuelta en la frazada tibia, / registra silenciosamente el límite de todo aquello que, / sin haber
sido nunca antes, / otra vez será (pág. 18). En esa parte aparecen hasta cuatro poemas titulados "La mujer
portátil", donde el yo-poético intenta definir a la amada ideal, la cual, como el yo-amante, se resiste
siempre a ser definida, a reducirse a unas cuantas palabras.
La segunda sección, "Isla al sur", se centra geográficamente en el espacio innominado de Nueva
Zelanda, donde reside el autor como profesor universitario. Aquí se encontrará el lector con una poesía de
tendencia surrealizante (aunque ajena a toda ortodoxia vanguardista), por cuanto las imágenes se
precipitan sin apenas conexión lógica, mientras el yo-poético trata de rescatar el sentido que tenía su vida
antes de marchar hacia ese lugar del extremo Sur. Pero ese rescate es imposible, como imposible será
también predecir el destino que espera a su existencia en ese otro extremo del mundo. En definitiva, el
sentido del vivir, en el norte o en el sur, en su país o en el extranjero, es absolutamente innombrable e
impredecible: el yo-poético sólo debe disponerse a vivir su existencia y a tratar que el amor —eso sí— no
lo deje solo en medio del abismo. En el poema "enclaves" (titulado en minúscula) se pretende concretar,
sin conseguirlo, en qué lugar del mundo se encuentra el yo-poético: buscando sus partes del otro lado de la
acera: / su mano, / la calle de su pie, / un ojo mirándole llorar / en lo distante / (yendo aquí, viniendo allá): /
y luego, en la esquina/ exacta, / el hombro asido a su ramaje, su círculo de mares infinitos, / su caracol
arriba / y desde abajo: (…). Sólo mediante el recuerdo de su padre, el poeta logrará saber no dónde está,
sino precisamente hasta dónde se ha perdido: padre, / estos huecos que dejaste (pág. 57).
En la tercera y última sección, titulada "Conversaciones", los poemas no tienen título, sino un número
que indica la conexión de estos fragmentos de conversación inacabada que mantiene el poeta con el lector.
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El lenguaje notoriamente coloquial alude a experiencias inmediatamente cotidianas en un discurso
incontenible, como un hablador enfermizo que tratara de encontrar en la conversación la terapia para
todos sus males. Sólo por el amor (vivido en presente o recordado) el yo-poético podrá encontrar la
palabra adecuada que calme su ansiosa incontinencia verbal: (…) y luego volver / caminando bajo la
oscuridad, de la mano, dichosos, / alegres, como si el mundo, y todo lo que en él creciera / y se enraizara,
fuera sólo nuestro (pág. 76).
Sólo queda advertir al lector que la continua sorpresa ante el cambio de registro verbal y de
emociones no es fruto de una artificiosa variedad estilística, ni es la inmadurez del que no tiene voz
propia, sino la voz de un yo-poético de carne y hueso que pasa de lo sublime a lo anecdótico, de lo más
lógico a lo más onírico, porque así de contradictorio se le presenta el abismo del mundo y de la propia
vida; mientras que la única luminaria, por provisional que sea, viene a ser esta kora, esta chispa provocada
a la vez por la palabra poética y el amor.
www.poesiadigital.es/index.php?cmd=critica&id=180
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55
TENÍA MIEDO DE TU
MIEDO y miedo de mi miedo. De tu castigo justiciero, del brazo en alto que pretendía detener mi llanto. Cómo he temido luego la furia de los débiles.
Me regalaste un pájaro monstruoso de alas sombrías y pico carnicero. Alimentarlo fue mi mejor manera de quererte. El pájaro vigilaba mi jaula como un verdugo ávido. Yo pensaba que el mundo era cosa de hombres, mientras mis senos crecían en abierta rebeldía.
TTUU NNOOMMBBRREE
CUANDO EL DOLOR HA TRITURADO YA EL
ÚLTIMO hueso de mi noche
y sólo habla el silencio al corazón insomne que hila y deshila penas y memorias viene tu nombre hasta mi cuarto a oscuras. Con un galope seco viene tu nombre abriendo un camino entre nieblas instaurando sus voces sus redobles sus erres que retumban como un grito de guerra su bronco acento de campana rota. Tu nombre es tantas cosas: el recuerdo de un barco que viene de ultramar y sus tercos marinos el fuego entre la piedra gota roja que va tiñendo la pared del alba. En él puede escucharse la voz de los que creen con mística implacable y fe colérica. Pero es también dulzura tu nombre muro blanco donde mi mano traza los signos del
sosiego lugar donde recuesto mi cabeza. Entre tu nombre y tú sin embargo un silencio una grieta nocturna donde anidan los pájaros.
PPOORR EELL CCAAMMIINNOO DDEE TTUU LLEENNGGUUAA...... POR EL CAMINO DE TU LENGUA YO PODRÍA
llegar hasta la negra Abisinia o cabalgar hasta Bengala o Nankin porque ella es sabia como un viejo maestro que enseña sobre el cielo
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las rutas de los pálidos cometas porque tu lengua es poderosa como la de la mantis que da vida y da muerte y sabe tejer formas como la poesía y es diestra en lides y ducha en argucias y canta una canción remota y mágica que invita al extravío Pero por el camino de tu lengua viajo más hondo hasta el lugar donde naces gimiendo con un tremor antiguo y me sientes flotar reciente y húmeda hasta el origen donde sueña la bestia su sueño más profundo y el placer es un banco de peces que relumbra entre sales marinas hasta mi centro donde veo lo que no ven mis ojos cegados por las luces del mundo donde no existe la palabra la torpe mercenaria
AABBIISSMMOOSS PORQUE ERES AVE QUE GIRANDO EN REBELDÍA desafía la bruma la ardua noche haciéndola más honda y más oscura y más inmenso el mar porque eres nave y náufrago a la vez sin velas y sin anclas solitario profanador de todos los confines potro de sombras desbocado y dulce para la libertad y el cielo galopante hecho de vientos y hecho de huracanes y sin embargo calmo como el agua de misteriosos y profundos lagos porque extraviado pero indiferente como un rey agraviado deambulas por los caminos de un imperio en ruinas porque eres un reloj sin manecillas un bello loto sobre los pantanos porque te vi sonriendo en tus orillas cayendo voy errática y ardida en tus oscuros mundos abismales.
CCAANNCCIIÓÓNN DDEELL SSOODDOOMMIITTAA
Habrá una grandísima peste... Éxodo, 9,3
HAN IZADO EL AMOR. LO ESTÁN CLAVANDO coronado de ortigas y de cardos. Le han cortado las manos, han echado sal y azufre en sus pálidos muñones. Ah, mi joven amado, el tiempo es breve. Suenan ya las trompetas e iracunda la luna enrojecida afrenta al cielo. Déjame acariciar tu frente ardida en sueños, contemplar para siempre tus párpados violeta. Deja que desanude mi deseo, que coloque la palma de mi mano sobre la rosa hirviente que florece en tu pecho. Ah, mi joven amado que duermes mientras huye la multitud con un largo sollozo: una lluvia de sangre cae sobre Sodoma. Dame tus muslos blancos, tu axila, el dulce cuello, antes de que en silencio se deslice el ángel con su espada de exterminio.
NNOOCCTTUURRNNOO
LA NOCHE, OSCURA LOBA, GOLPEA LAS
VENTANAS con una lluvia airada. A lo lejos un monótono ruido de motores recuerda la ciudad que se desvela. Duermen los niños y se puebla la casa con sus sueños de campos y caminos soleados. En el cristal mi rostro indiferente me devuelve impasible la mirada. Todo se ha detenido: el mundo afuera, las sombras misteriosas y en el libro el llanto de la pálida muchacha. Noche inmensa, noche sin bordes como un mar eterno. Un pensamiento leve: aquí alguien falta. Un estremecimiento. Allá, a lo lejos, una bocina suena y en el libro vuelve a llorar la pálida muchacha.
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RRRAAAMMMÓÓÓNNN XXXIIIRRRAAAUUU CCIIRREERREESS
a Octavio Paz en seu aniversario
VERMELLES LES CIRERES, vermell el claustre illuminat
de vides netes. Claredat.
El sol, cántic de foc?
Vermelles les cireres?
tot llum, tot mar
tot claustre
CCEERREEZZAASS
a Octavio Paz en su aniversario
ROJAS LAS CEREZAS, rojo el claustro iluminado
de vidas limpias. Claridad.
¿El sol, cántico de fuego?
Rojas las cerezas?
todo luz, todo mar
todo claustro.
***
RRROOOGGGEEELLLIIIOOO GGGUUUEEEDDDEEEAAA ddeebbaajjoo ddee ssuu aallttuurraa uunnaa ggaavviioottaa NO SABIENDO, y dado que vuelve con su ortiga
arrodillada
en un ojo,
que allá,
tras esto o aquello (oficinas,
candelabros,
british english),
lejano pero aquí naciente,
el mar:
y no sabiendo -ni mucho menos,
ahora que
escucha
recostado en un hombro:
La traviata,
el son cubano,
su bolero inminente,
que todo va en su tránsito de ser
y recomienza,
pero siempre mismo,
el mar:
todo y mientras tanto,
dado que pájaro o espuma,
dado que cae de cielo en cielo,
de país en país,
convertido, a
veces,
en silencio de la piedra,
(y ya es bastante),
o mujer: y suficiente,
el mar:
oído en estas horas sin
ventana,
cierto como el pie bajo su escombro.
VV
Para Judith Sabines
TENÍA TIEMPO QUE NO ME ASOMABA POR LA
ventana,
lo hice después de la charla de sobremesa que
tuve con mi mujer,
casi antes de ver entrar en el garage el automóvil
del vecino,
cuando ya los niños dormían, tenía tiempo que no
hacía la sobremesa con mi mujer, y que no me
levantaba para asomarme por la ventana y ver, al
fondo, más allá de las ramas del sauce, el mar, vi el
mar como si se tratara de una acuarela de
Rembrandt, aunque en realidad no sé si
Rembrandt
pintó acuarelas alguna vez en su vida, le dije a mi
mujer “ese paisaje se parece a una acuarela de
Rembrandt que vi aquel día en el museo de París”,
pero mi mujer no me escuchó o no quiso
escucharme, como suele pasar, y siguió raspando
el fondo del plato con la cuchara, removiendo los
restos de comida, abstraída de todos y de todo,
entonces, mientras miraba a través de la ventana
la acuarela de Rembrandt, recordé lo que
habíamos charlado en la sobremesa, habíamos
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pasado de temas sin importancia (lo caro del
recibo de luz, el mal servicio telefónico, las jugosas
naranjas de temporada) a temas más graves, y fue
ahí donde mi mujer, que no había visto a través de
la ventana la acuarela de Rembrandt, me dijo que
hacía tiempo que ya no
me quería, como pensé que bromeaba seguí con el
cuento
de las papas cocidas y el pan dulce, pero ella volvió
a traer el tema
al centro de la mesa diciendo que hacía ya mucho
tiempo
que no me quería, y que si la apuraba no tendría
ningún inconveniente
en decirme que en realidad nunca me quiso, y que
si no quería creerle que no le importaba pero que
era cierto, tan cierto como la acuarela de
Rembrandt que estaba viendo a través de la
ventana, una acuarela que
atisbaba un cielo raso, azulísimo, sobre un mar de
lluvias, y el cielo raso, recuerdo, era como sus ojos,
como los ojos de Rembrandt, cuando
miraba como yo a través de la ventana, su mano
que titubeaba al trazar
el contorno de mis derrotas, su mano que fue
dibujando en mi nuca,
inconmovible, todo el olvido de mi mujer.
De Kora
zzzooonnnaaasss
MMMUUURRRIIIÓÓÓ EEELLL PPPOOOEEETTTAAA YYY PPPIIINNNTTTOOORRR MMMEEEXXXIIICCCAAANNNOOO MMMAAARRRCCCOOO AAANNNTTTOOONNNIIIOOO MMMOOONNNTTTEEESSS DDDEEE OOOCCCAAA FFFaaabbbiiiooolllaaa PPPaaalllaaapppaaa,,, CCCaaarrrlllooosss PPPaaauuulll
yyy MMMóóónnniiicccaaa MMMaaattteeeooosss---VVVeeegggaaa
El pasado fin de
semana falleció
el poeta Marco
Antonio Montes
de Oca luego de
una larga
enfermedad. Sus
restos fueron
cremados el domingo, en una ceremonia íntima y
discreta.
Sus poemas estaban hechos, en palabras de
Octavio Paz, “no de mesura sino de súbitas
revelaciones”, forjados en el seno de una gran
imaginación lírica que se caracterizó por su
precisión idiomática y el dominio de la metáfora.
Montes de Oca, quien también fue narrador y
pintor, nació en la ciudad de México el 3 de agosto
de 1932. Si bien su vocación lo llevó a las letras, su
formación académica fue en la filosofía y el
derecho, carreras que estudió en la Universidad
Nacional Autónoma de México.
Fue fundador y secretario del PEN Club de
México, presidente de la Asociación de Escritores
de México (1976-1978), director de la Colección
Poemas y Ensayos de la Universidad Nacional
Autónoma de México y agregado cultural de
México en España (1978-1980).
Colaborador en una veintena de revistas
literarias, además de ser becario del Centro
Mexicano de Escritores, de 1955 a 1956, y de 1960
a 1961; de la Fundación Guggenheim, de 1967 a
1968 y de 1970 a 1971, y del Fondo Nacional para
la Cultura y las Artes de 1989 a 1990.
Adjetivo para los ojos
Marco Antonio Montes de Oca ingresó al Sistema
Nacional de Creadores Artísticos, como creador
emérito, en 1994. El Instituto Nacional de Bellas
Artes, por conducto del Centro Nacional de
Información y Promoción de la Literatura, le rindió
un homenaje, con la presentación de su exposición
Tierra y tiempo y un ciclo de conferencias acerca
de su obra, en febrero de 1994.
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/20
El poeta “entendió
y practicó el oficio de
la poesía con
admirable fidelidad a
lo largo de toda su
vida”, señaló ayer su
colega y amigo Alberto
Blanco, quien agregó:
“La pasión iluminó su
poesía con más frecuencia que la sangre fría. Una
pasión que lo llevó, es cierto (y Octavio Paz lo
señaló desde un principio al comentar su primer
libro: Delante de la luz cantan los pájaros), a
excesos y repeticiones, pero que, al final de
cuentas –las palabras son del mismo Paz– ‘si es
verdad que a veces Marco Antonio Montes de Oca
me cansa, también lo es que, con más frecuencia,
me deslumbra’.
“Poesía deslumbrante, un adjetivo para los
ojos, pues Montes de Oca siempre fue un gran
poeta de los ojos, que jamás nos ofreció un poema
donde no hubiera, cuando menos, una o dos
imágenes inolvidables, insólitas, personalísimas:
‘inextinguible como un astro de bolsillo,/
prodigiosa como el talismán/ que pega los reflejos
que quiebro en mi rodilla’.”
El poeta Marco Antonio Montes de Oca, opinó
Hugo Gutiérrez Vega, “es una de las voces más
caudalosas de la poesía mexicana contemporánea.
El aspecto esencial de su poesía es la metáfora, la
cual usaba con gran desenvoltura y le venía a la
mente de una manera espontánea, lo que daba
gran riqueza a sus textos.
“Otro aspecto es que dominaba a la perfección
el poema largo, la amplia respiración que tiene el
poema largo, lo cual es muy difícil de manejar. Las
ruinas de la infame Babilonia es uno de los libros
fundamentales de la poesía mexicana
contemporánea. Su pérdida la debemos sentir muy
profundamente, porque sin duda es una de los
principales voces poéticas del siglo pasado y de lo
que va de éste.”
El autor de Delante de la luz cantan los
pájaros: poesía 1953-2000 (publicado en 2000 por
el Fondo de Cultura Económica), como todo poeta
destacado, “encontró enemigos que en vez de
admirarlo y disfrutar la belleza de sus poemas, se
dedicaron a encontrarle defectos: la oscuridad, el
exceso de fantasía, sobre todo, no lo consideraron
capaz de escribir un poema organizado que no
fuese mera acumulación de imagen tras imagen.
¿Por qué no se ha querido juzgar a Montes de Oca
dentro de sus intenciones y su capacidad personal?
¿Por qué exigirle lo que no deseó hacer?”, escribió
José Emilio Pacheco en su libro Aproximación a la
poesía mexicana del siglo XX.
Renovador de la lírica mexicana
José Ángel Leyva, poeta y director de la revista La
Otra, afirma que “de manera particular me gustó
aquella etapa de Marco Antonio Montes de Oca de
Ruina de la infame Babilonia, poema
extraordinario, con gran cantidad de sugerencias,
con un discurso muy poético que curiosamente
coincide el título con el poema Casa cosa es Babel,
de su compañero Eduardo Lizalde.
“Es un poeta que estuvo durante mucho
tiempo a la luz de las noticias y de pronto se quedó
fuera; me parece que en estos momentos es un
poeta olvidado. Tuve la oportunidad de
entrevistarlo en los años 80 y en ese momento ya
era un poeta aislado, después de haber tenido una
actividad pública muy intensa, incluso como
pintor.”
José María Espinasa, poeta, ensayista y crítico,
manifestó que Montes de Oca fue un poeta de
enorme importancia, “sobre todo en los años 60 y
70. Renovó la lírica mexicana con un uso muy
barroco, desbordado de las metáforas. Su manera
de entender el poema tenía que ver con una
especie de río de imágenes, era abrumador porque
nos llevaba en una corriente caudalosa.
“Esto marcó mucho la lírica mexicana. En los
años posteriores hubo cambios de estilo en los
poetas. Montes de Oca tiene una obra muy extensa;
conseguía eso que decía Paz: ser distinto en cada
libro pero seguir siendo el mismo.”
www.jornada.unam.mx/2009/02/10/index.php
?section=cultura&article=a04n1cul
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/21
TTTRRRÍÍÍPPPTTTIIICCCOOO DDDEEELLL DDDEEESSSIIIEEERRRTTTOOO HHHAAA HHHEEECCCHHHOOO GGGAAANNNAAADDDOOORRR AAA JJJAAAVVVIIIEEERRR SSSIIICCCIIILLLIIIAAA (((CCCIIIUUUDDDAAADDD DDDEEE MMMÉÉÉXXXIIICCCOOO,,, 111999555666))) DDDEEELLL PPPRRREEEMMMIIIOOO DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA AAAGGGUUUAAASSSCCCAAALLLIIIEEENNNTTTEEESSS 222000000999 Guadalajara, Jalisco. Tríptico del desierto ha hecho
ganador a Javier Sicilia (Ciudad de México, 1956)
del Premio de Poesía Aguascalientes 2009,
considerado el galardón más importante en su
género a nivel nacional y dotado con 250 mil
pesos.
Francisco Hernández, María Baranda y Luis
Vicente de Aguinaga, miembros del jurado de este
premio convocado por el Instituto Nacional de
Bellas Artes (INBA) y el Instituto de Cultura de
Aguascalientes, han destacado de la obra del poeta
católico Javier Sicilia “la serenidad y profundidad
con la que articula el conflicto de un ser consigo
mismo, refiriéndose al mismo tiempo al destino de
todos”.
En su fallo señalan que Tríptico del desierto
“pone en juego la experiencia y el vocabulario
religioso, al entrecruzarlo con tradiciones poéticas
y realidades sociales de diverso signo”.
Respecto a la obra ganadora, su autor ha
manifestado: “Soy un poeta de una sola obsesión,
que es precisamente el misterio de Dios en el alma
humana. En ese sentido, es el conflicto de un alma
frente al misterio de Dios en un mundo roto”.
El narrador, ensayista y poeta Javier Sicilia
siempre ha creído que la poesía es una forma de la
oración. Al hilo de esta cuestión, señala que
“aunque el poeta no se exprese dentro de un
marco confesional, tiene la función de velar, de
volver a decir la palabra original que fecunda, que
restablece, que restituye el sentido, sobre todo en
un mundo tan sinsentido, como el que estamos
viviendo en esta época de la posmodernidad,
donde el sentido se pierde”.
El autor de libros de poesía como Oro (1990)
y Trinidad (1992) cree que “el poeta, sea
confesional o no, funda y refunda y permite volver
a mirar el sentido”.
Tríptico del desierto representa, según su
autor, una continuación de todo el trabajo que ha
realizado. “Mi obra la
he reunido bajo un
solo título que tiene
resonancias con este
tríptico, que es la
presencia de algo
que no se puede
nombrar. Y ésa es la
bendición de la
poesía, que puede
nombrar lo
innombrable a
través de ciertas
formas del lenguaje que no tienen otras
disciplinas”, explica Javier Sicilia.
En su opinión, la poesía funciona como la gran
conexión que la posmodernidad rompió. “Creo que
la modernidad buscaba el sentido unívoco y la
posmodernidad dice que no hay sentido y la poesía
está en la mitad: hay sentido, pero no se puede
decir todo sobre ese sentido.
Eso es lo que muestra la poesía, el sentido
universal que está en la vida. Habría que volver a
poesía si se quiere mirar realidades espirituales”,
agrega.
Sobre el reto que plantea escribir poesía en un
país que, de acuerdo con las estadísticas, tiene un
bajo nivel de lectura, Javier Sicilia expresa que se
trata del “último de los grandes actos gratuitos, el
único que no ha sido contaminado todavía, gracias
a Dios y a los poetas, por el mercado. Escribir
poesía es la gran gratuidad y la gran alegría”.
En palabras de Luis Vicente de Aguinaga, “el
libro de Javier Sicilia no está del lado del gran
volumen verbal ni de la extrema sencillez, porque
es un libro complejo en el que se van mezclando
voces de diferente procedencia, que lo vuelven un
libro fascinante y no tan agradable, en el sentido
que es un libro de conflicto y perturbador en cierta
manera.
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/22
LLLAAA PPPOOOÉÉÉTTTIIICCCAAA DDDEEE SSSAAANNNTTTIIIAAAGGGOOO MMMOOONNNTTTOOOBBBBBBIIIOOO
EEENNN EEELLL TTTEEEÓÓÓLLLOOOGGGOOO DDDIIISSSIIIDDDEEENNNTTTEEE PPPooorrrfffiiirrriiiooo MMMaaammmaaannniii---MMMaaaccceeedddooo
Este libro de Santiago
Montobbio (Barcelona-
1966) está entornado de
un sutil romanticismo
encubierto, en medio de
una realidad palpable, que
crece como van creciendo
sus versos uno tras otro.
Hay en este libro un rastro
de lo sublime, y de la dureza de la vida, retratado a
través de sentimientos vertidos como ondas que se
agrandan sobre la superficie llana y accidentada de
la vida. Está la noche como una rara cumbre donde
resuenan los silencios y los olvidos que percibe el
poeta cuando camina por una “ciudad tristísima”,
la cual se ha transformado por un efecto exterior,
pero que parece revivir en lo interno del poeta. Las
palabras son huellas que brotan como hierbas para
poblar o descubrir los “misterios sepultados” que
palpitan en el tiempo y los caminos.
Por ahí, mientras cruza como cualquier
hombre la miseria que perdura, redescubre su
propia existencia, desnuda e inundada de
experiencias. Llega incluso a afirmar que “no existe
la muerte”. Así traspasa las fronteras imaginarias,
que acosan a la voz poética. Se nota que en la
poética de Santiago Montobbio, hay una lucha
interna, un desafío profundo, mediante el cual
parece buscar un mundo ausente, un mundo que
se ausenta, como los desconsolados crepúsculos
que se pierden en el limbo de la tierra. La fuerza
poética parece tocar la nada, la existencia de todo
aquello que existe, tras vivir experiencias, donde
se siente también la nada como algo concreto; allí
donde nadie debe interrumpir el silencio que se
abre como plegarias sugeridas en los “poemas
decapitados”, cuyo centro se afirma en un amor
desierto. La voz de Santiago Montobbio va por las
orillas de precipicios, cuyos vacíos son colmados
por realidades sorprendentes que nos recuerdan
la vida, el paso de la vida por el terrestre suelo.
En medio de este
acercamiento a la esencia de la
vida, aflora una amenaza que
pretende desequilibrar el
estado emocional de aquel
mundo anterior, como lo
refiere el poeta al decir: “nos
han dicho que tenemos los días
contados”. Frente a este riesgo
surge un halo que revela una fuerza congénita que
muestra el otro lado no ingenuo del ser. La
amenaza se presenta como un Ente que se oculta y
no se oculta entre las vivencias que la voz poética
describe. La presenta al asecho de la belleza, del
amor, por eso dice con fuerza rotunda: “Detrás de
cada noche se esconde una amenaza, y ante una
amenaza sólo queda el balcón abierto”. Esta
amenaza, es ante todo un peligro, un arma que
abre y cierra heridas profundas. Pero el poeta se
aferra a una realidad evidente, aquella que nos
muestra la crudeza, el rigor, la angustia de la vida,
como abismos insondables que escrutan las
sombras y la tarde, por donde parece merodear la
voz poética de Santiago Montobbio. Esa es una voz
silente que profana ruidos, que profana al asedio
de la muerte, así nos conduce hacia límites apenas
imaginados.
Es constante el estado de rebeldía con un
lenguaje propio y cuidadoso, en el cual se observa
un resentimiento humano muy marcado. La voz
poética de Santiago Montobbio encarna un ser
solitario, que recorre el mundo afrontando la
fatiga, reviviendo recuerdos que perduran en cada
paso que da por el tiempo y la vida. La soledad es
patente, aunque trate de encubrirla con supuestos
cómplices, ella es más fuerte, hasta que el mismo
poeta lo revela con denuedo: “hablo en plural para
fingir no estar tan solo”. La soledad, es pues, en la
obra de Santiago Montobbio, una compañera fiel
que no se oculta para nada, ni ante nada. Con ella
busca encontrar a alguien que parece haber
perdido tras las sombras del pasado, más allá de
las tardes y las noches. En aquella lucha-búsqueda
brotan temores que moran en lo más secreto de la
voz poética. El amor es una lumbre que se busca,
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/23
hacia esa luz parce guiarlo, en medio de temores
que crecen con la tarde a lo largo de la vida. La
tarde o la tardanza, son dos paradigmas que se
unen para afrontar ese posible encuentro o
reencuentro, sea con la vida, sea con el amor. En
esa travesía silenciosa, despiertan temores,
desesperanzas que intentan desmedrar la ilusión,
la luz, la fe. El poeta refiere por momentos un
estado de resignación que parece abatirlo al decir:
“ya habíamos aceptado todas las derrotas”, pero
más allá de este sentimiento renace la “terquedad”
como otra sombra para sobrepasar aquel destino
extraño del silencio.
En los escombros por los cuales se aventura la
voz poética, logra tocar extremos que parecen
arrástralo a un recóndito espacio donde existe y
permanece la nada, a tal límite que resuena en su
ser: “No somos nada”. El nihilismo aparece ante
dos espacios, dos extremos, dos limbos que unen la
existencia humana: la vida y la muerte. En ese
ancho y estrecho paisaje mora la voz de Santiago
Montobbio, pretendiendo vivir, o pretendiendo
morir; pero lo que más resuena es una fe, una
esperanza que sobrevalora lo que se vive, lo que
falta vivir, así como lo sugiere el siguiente verso:
“la única edad del hombre es la que calla”; es decir,
aquello que permanece como una fuerza oculta, la
cual ha de concretizarse en algún momento del
futuro, lejos del pasado muerto, lejos del presente
hostil y dudoso.
A través de este libro, la poética de Santiago
Montobbio, se afirma más allá de los silencios, de
los olvidos posibles que pueden atormentar la vida
de cualquiera. Esta voz poética resuena como un
desafío, un compromiso con la palabra, una
solidaridad con el hombre universal, de allí la
universalización de la voz de este poeta, tal como
lo menciona en estos versos: “Señor, tendréis que
perdonarnos, / pero no es ningún secreto. Aquí, /
en esta inútil tierra que nos dieron, / todos somos
poetas.”
Cultura de Veracruz, México, núm. 38, Diciembre
2008
Santiago Montobbio, Le théologien dissident.
París, Éditions Atelier La Feugraie, 2008
CCCEEELLLEEEBBBRRRAAA GGGAAABBBRRRIIIEEELLL ZZZAAAIIIDDD 777555 AAAÑÑÑOOOSSS DDDEEE
VVVIIIDDDAAA
CCCaaarrrlllooosss RRRooojjjaaasss UUUrrrrrruuutttiiiaaa
Gabriel Zaid (Monterrey,
1934) llegará el sábado
próximo a los 75 años
convencido de que dar
entrevistas a los medios de
comunicación no es necesario,
pues como siempre, dará
respuesta a las preguntas de
sus lectores a través de sus textos.
Tampoco acepta fotografías para no contribuir
a la adulteración de su imagen y porque está
convencido de que su rostro no es relevante para
darse a conocer. Y si es necesario invocar a la ley
para que se respeten esas decisiones, Zaid no
vacilará. Lo sabe bien Pedro Valtierra, quien en
1993 capturó la imagen del escritor sin su
autorización y la publicó en la revista Mira. Zaid le
demandó y sentó así el antecedente que le ha
permitido vivir al margen de los reflectores y
seguir siendo uno de los poetas y ensayistas
fundamentales del México contemporáneo.
No habrá mesas redondas ni ediciones
especiales de sus libros para este aniversario. De
cualquier forma, en sus cumpleaños 60 y 70,
cuando se realizaron homenajes que agruparon en
torno a él a Octavio Paz, Enrique Krauze, Carlos
Monsiváis y José Emilio Pacheco, la ausencia del
escritor hizo que el peso de sí mismo recayera en
su obra.
Zaid ha publicado ensayos y poemas sin
desperdiciarse en palabras de más ni repetirse.
Egresado de alguna ingeniería del Tecnológico de
Monterrey, se dedica a reestructurar empresas y
es experto en tecnología. La industria y la
literatura, actividades al parecer dispares, parecen
interesar a Zaid en el mismo punto donde la
imaginación, la curiosidad y el método riguroso
convergen para conducir a la comprensión.
Sobre ese paso del progreso industrial a la
poesía, el propio Zaid escribe: “Desde que comencé
a leer, la vida me parece una serie de
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/24
interrupciones… si por fin
salí a la realidad (lo que la
gente dice que es la realidad)
fue porque también comencé
a leerla.”
Gabriel Zaid sabe, por
ejemplo, que el verdadero
progreso de las ciudades no
está en la sobreexplotación
de calles pavimentadas y
automóviles. Por el contrario, el vehículo más
progresista de la tierra es la bicicleta, y Zaid,
faltaba más, lo demuestra con relaciones
numéricas y estadísticas.
Sinceridad, honestidad y claridad son algunas
palabras para hablar del trabajo de Zaid, un
auténtico intelectual dispuesto a pensar y
repensarse a sí mismo. De lo que está a la vista de
todos, él hace una explicación que permite mirarlo
de modo distinto.
El rigor matemático es el punto de partida con
que explica los secretos más íntimos de las cosas y
llega a conclusiones extraordinarias (muchas de la
cuales nadie se ha atrevido a poner en práctica) en
temas políticos, económicos y literarios.
La complicidad de Zaid con sus lectores se da
en el campo de los libros y no en el de las
presentaciones y cocteles. Por ello, en su primera
antología poética, Cuestionario (FCE, 1976), el
título venía a propósito de una hoja desprendible
del libro, que de un lado incluía el apartado postal
de Zaid y del otro, las páginas de todos los poemas
a las que acompañaban las instrucciones para el
lector: “…cruce los [poemas] que no le gustan,
circule los que le gusten y deje sin marcar los
demás”.
Y el resultado, no se sabe si de un afán de
perfección o de comunión con quienes le leen,
resultó en la selección que concentró en las poco
más de 100 páginas de Reloj de sol (1952-1992) (El
Colegio Nacional, 1995). En su poesía, la relación
entre palabra y sonido, idea y significado, formas y
fórmulas, dan a sus versos un carácter
aparentemente simple que reelabora y aumenta la
tradición lírica de la lengua española.
Luego de publicar algunos poemas sueltos en
revistas universitarias, Salvador Novo, Carlos
Pellicer y Alfonso Reyes le otorgaron cuando tenía
20 años el Primer lugar de los Juegos Florales de
Tehuacán por Fábula de Narciso y Ariadna.
Publicaría luego Seguimiento (FCE, 1964), Campo
nudista (Joaquín Mortiz, 1969), Práctica mortal,
FCE, Letras mexicanas, 1973) y Sonetos y canciones
(El Tucán de Virginia, 1992).
Durante esos casi 40 años entre su primer y
último libro de poesía, Zaid ha cultivado el ensayo
y la crítica literaria; primero, en la revista Plural de
Octavio Paz, donde no sólo escribió la columna
“Cinta de Moebio”, sino que colaboró como asesor
en asuntos administrativos y financieros de la
publicación.
Gabriel Zaid juega con la manera de hacer
crítica, al punto de conducirla a un género de
creación, que toma las herramientas del relato y
los mezcla con la estructura del análisis riguroso
que no necesariamente corresponde a las leyes de
las ciencias sociales y que no toma en cuenta las
jerarquías de nombres y publicaciones para poner
el papel de la crítica en su justa dimensión.
El resultado son textos prodigiosos, donde, por
citar algunos ejemplos, predice el futuro de las
notas al pie, que pronto adquirirán mayor
importancia que el propio libro analizado; o crea
fórmulas para hacer antologías de poetas y
escribir sonetos (uno de sus descubrimientos más
interesantes, fue el del antolómetro, instrumento
que otorga instrucciones numéricas precisas de
cómo elaborar una antología “balanceada”).
Algunos de sus textos más destacados en ese
género, están reunidos en los títulos Leer poesía,
(Premio Xavier Villaurrutia, 1972), Cómo leer en
bicicleta (Joaquín Mortiz, 1975), El progreso
improductivo (Siglo XXI, 1979) y La feria del
progreso (Taurus, Madrid, 1982), entre otros.
Como ensayista, ha develado temas
económicos, literarios y políticos con la ironía
como herramienta principal, que encuentra la
complicidad del lector con puntadas como la de El
ensayo más breve del mundo: “No hay ensayo más
breve que un aforismo”.
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/25
Sus explicaciones hacen
que la poesía, la tecnología y
la vida cotidiana se vean
como una unidad; ese es el
tema de La poesía en
práctica (Premio Magda
Donato 1985), donde Zaid
lleva el campo de la lírica a
la aplicación en el mundo de
los negocios y explica cómo
saber poesía conduce al
prestigio social y político.
Hoy día, la tecnología ha llegado a conclusiones
que Zaid predijo hace más de 30 años en sus
ensayos; algunos de sus artículos, en el momento
de ser publicados, acumularon montones de
páginas donde sus detractores le tachaban de poco
preciso y demasiado imaginativo. En sus
argumentos para analizar la política, quedan
ejemplos visionarios, como su artículo “Escenario
sobre el fin del PRI”, de 1985 y el libro publicado
10 años después, Adiós al PRI.
En Gabriel Zaid predomina el papel de lector.
Por eso, durante años ha defendido que para el
mundo de los libros el actor más importante
debiera ser el propio escritor. Esa aseveración al
parecer obvia, resulta no serlo tanto, y Zaid ha
comprobado que la producción de reseñas, notas y
comentarios de libros es mucho más vasta y
lucrativa que el propio acto de escribir.
Por ese motivo, durante años Zaid ha luchado a
través de ensayos razonados y demostrados para
que los autores reciban beneficios que les
permitan crear y no les subyuguen a las leyes del
mercado o las instituciones culturales. En la
década de los 90, los datos que recabó y difundió
fueron cruciales durante la discusión de exentar a
los creadores del pago de derechos de autor. Y
mucho antes de que el ex-presidente Vicente Fox
pusiera en la tribuna de discusión el precio único
del libro, Zaid ya reflexionaba acerca de ese tema.
Como compilador de otros poetas, se le deben
obras que son auténticos panoramas de la poesía
en México, como el célebre Ómnibus de poesía
mexicana (Siglo XXI, 1971) y la vasta Asamblea de
poetas jóvenes de México (Siglo XXI, 1980); además,
análisis profundos del trabajo de José Carlos
Becerra, Carlos Pellicer, Manuel Ponce y Daniel
Cosío Villegas.
Desde 1984, Gabriel Zaid pertenece a El Colegio
Nacional y hasta 2002 fue miembro de la
Academia Mexicana de la Lengua. En 2005, para
celebrar sus 70 años de vida, la editorial Jus
convocó al premio de ensayo Zaid a debate, que
ganó Armando González Torres.
Capaz de burlarse de sí mismo y orgulloso de su
anonimato, Gabriel Zaid alcanza los 75 años con
plena conciencia de la responsabilidad que
conlleva su trabajo y mantiene el respeto a sus
lectores, a quienes con sus análisis ayuda a
observar cosas que se pretende pasen
desapercibidas, porque, tal como dejaba en claro
en la introducción de Cómo leer en bicicleta:
“Llamar la atención pública sobre sí mismo, es una
de las malicias o inocencias más viejas de la vida
pública. Pero dejar pasar las cosas, para no llamar
la atención, es la forma, inocente o maliciosa, de
asegurar que nunca se respete al público”.
El Universal, 23 de enero de 2009
***
NOVEDADES
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EEEcccooonnnóóómmmiiicccaaa,,, 222000000999
Negrismo, negritud y vanguardia
serán las constantes que
actuarán como trasfondo en la
obra de Césaire, que en su
conjunto se definirá por su lenguaje y la pregunta
que intenta responder, en un espacio cultural
acotado y definido por su historia. Esto es lo que
replica en que se afiance la particularidad del
caribe francófono, proceso en el que René
Depestre observa una manifestación de
cimarronaje intelectual, es decir, un movimiento
de resistencia cultural, en una analogía que evoca
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/26
las rebeliones de esclavos durante el período
colonial, que en su lucha por liberarse y mantener
la tradiciones, llegaron a constituir formaciones
comunitarias autónomas adentradas en la selva,
donde asumen su lejanía para reelaborar sus
raíces en una compleja red transculturadora.
Como poeta de habla francesa, Césaire supo
recoger la tradición literaria de características más
transgresoras y que, en el fondo, es el antecedente
reconocido de la vanguardia surrealista.
AAArrrtttuuurrrooo CCCóóórrrdddooovvvaaa JJJuuusssttt,,, AAAlll aaaccceeeccchhhooo
dddeeelll rrreeelllááámmmpppaaagggooo... MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,,
222000000888
¿Quién acecha el relámpago sino
un dios o un hombre primitivo?
Acaso sean lo mismo. Arturo
Córdova Just nos aproxima a
través de este poema al
derrumbe de nuestra civilización.
Denuncia cómo la vida moderna “devora a sus
cachorros” y hace escarnio de la pequeñez de una
masculinidad burócrata. Anuncia el final por
medio de imágenes con implicaciones
devastadoras: “el sol se parte como un
trasatlántico, la tierra se meterá en el cielo, va a
hundirse en las alturas.” Al acecho del relámpago
puede verse como un libro sagrado invertido: de la
destrucción al origen. Contiene visiones que se
logran sólo cuando se ha derribado la angustia
existencial a fuerza de vitalidad, y tales luces se
proyectan hacia lo más íntimo de nosotros. ¿Quién
acecha el relámpago sino el poeta?
MMMaaarrrgggaaarrriiitttooo CCCuuuéééllllllaaarrr,,, EEEssstttaaasss cccaaalllllleeesss
dddeee aaabbbrrriiilll ... SSSaaagggaaa dddeeelll iiinnnmmmiiigggrrraaannnttteee...
MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,, 222000000888
Margarito Cuéllar nos entrega aquí
dos hermosos libros donde
conviven la infancia pobre pero
acaso feliz en los campos
potosinos y la juventud y la
primera madurez, donde los ojos se abren al
mundo de la gran urbe industrial. Estas calles de
abril, que tiene como fondo y escenario la ciudad
de Monterrey con sus calles y fábricas, sus bares y
discotecas, es en amplia medida un brindis de
halago y agasajo a la mujer. [...] Saga del
inmigrante, en cambio, es una poesía entre el ayer
y hoy, desde el ayer al hoy, de aquello que fue un
tiempo pero quiere seguir siendo y que el poeta
busca fijar verbalmente en la página como una
estaca en la tierra. (Marco Antonio Campos)
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AAAnnntttooolllooogggíííaaa pppeeerrrsssooonnnaaalll (((111999666000---
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La compilación es un reencuentro
con cuatro décadas de la vida -
literaria y personal- de ese
solitario que para Marco Antonio
Flores es el poeta. Su escritura
nace de la interiorización de elementos cotidianos:
imágenes, emociones, pasiones, experiencias. Los
recuerdos se trasforman a través del lenguaje en
experiencias únicas, vueltas a formular para
expresar su esencia subcutánea. Cada poema es
una migaja dejada en el camino, las observa con
curiosidad, como tirada por una mano ajena: un
instante de la vida del poeta inmortalizado por su
imposibilidad de ser recuperado. Muros de luz
representa un cambio en la poética de Flores,
quien se trasforma en un escritor comprometido,
preocupado por la guerrilla guatemalteca, el exilio
y la prisión.
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eeedddaaaddd cccuuummmpppllleee lllaaa llluuuzzz eeessstttaaa
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Para Octavio Paz, la poesía de
Orlando González Esteva es una
prueba de que el idioma aún sabe
cantar y bailar. Impregnadas por
un aura de preguntas y creaciones únicas, las
composiciones de este poeta evaden la rigidez y
juegan en las delicias del extravío. Su voz es única
en la literatura latinoamericana: no se deja domar
por la estructura, ni por la palabra, sino que se
recrea en ellas y las convierte en servidoras. Los
elpoemaseminal 129-130/ enero-febrero, 2009/27
escritos que componen esta antología palpitan con
la sangre del pueblo cubano. Sus olores, sabores y
paisajes se transforman en analogías del orbe.
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Cuando el lector se adentra en los
versos de Caballos en praderas
magentas recorre la geografía
poética de Ernesto Lumbreras.
Cinco libros componen el
recorrido en donde la voz avanza como el
movimiento de una oropéndola. Sobre la rama de
un árbol el ave construye su nido lo
suficientemente sólido, lo necesariamente flexible.
(Gabriela Cantú Westendarp)
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Los datos biográficos
consignan que Viel Temperley
murió de un tumor cerebral. Y
su último libro de poemas,
Hospital Británico, es algo así
como un diario de la enfermedad con la cronología
trastocada. Un moribundo que confiesa “Tengo la
cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la luz
horas y horas. Soy feliz”, va repasando su obra
anterior para encontrar lo que él llama “textos
proféticos lejanos”. Son ni más ni menos que los
indicios, en la escritura, de una enfermedad que se
declararía muchos años después. Así es como
alguien que sabe que va a morir se autoencarga
una antología de su propia obra cosida con el hilo
conductor de la muerte. El resultado es una
experiencia extrema, fechada saltando hacia atrás
y hacia delante, una experiencia que no tiene
parangón en la poesía del siglo XX.
HHHeeerrriiibbbeeerrrtttooo YYYééépppeeezzz,,, EEElll óóórrrgggaaannnooo dddeee lllaaa
rrriiisssaaa... MMMéééxxxiiicccooo,,, AAAlllddduuusss,,, 222000000888
En este volumen magnífico,
Heriberto Yépez define la primera
y siguientes partes de una
autobiografía apócrifa con la
contundencia de aquel que ha
llegado y puede oír sus huellas
llegando a destino antes que él. Libro magnífico lo
dije lleno de lo que debe tener la poesía y que hoy
en día tan pocos tienen: misterio, espesura,
dribbling del lugar común. ¿Humor? Poesía:
también órgano de música, de silencios, de risa.
Durante la última década los textos de Heriberto
Yépez han estado abriendo fronteras, trayéndonos
una nueva y aguda inteligencia que es de núcleo
mexicano y de dirección internacional. El órgano
de la risa muestra el alcance de su imaginación e
ingenio, creando un nuevo lenguaje poético.
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