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Enciclica Catolica Contra Simon Bolivar

Date post: 08-Jul-2015
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35
 lili iliPilfÉil ;i'(l£iy.; (Ifi'j m:i:( < i-V : a.t i'/tt.i ;(.(. <:i;t;i tmt ií''\%<x>TXi,r :i;';i;<'';iMiíi:i:i i:i >(l¡.,ir .i,í:it;M/,i,^,,,., t(,ii|:,M;i, i:M;i||.'m i'ii'i' '•' C;., it'j.i'iwi/u'li'ifi: tiii ui:(';.(,i,i ;:u™ ¿i'i4 ]i|'liPíitól]il'Í ^n:Í gi};i i.iiilií i;'
Transcript

lili

iliPilfil

;i'(liy.; (Ifi'j m:i:(

or Len t;^ que la XII el I de sctitMunre de '[^'24 en favor de la dominacin de Fernando VII sobre este continente, r>n contra de la independencia hispano-americana.i

i

os

un docuTuento

falsificado.

.Meni>n.])r()j)()ii}^ti

4

Lo cierto fu(j (juo Po Vil, por nnn do .sus ltimas providencias, nondir vicario apostlico en Chicon las facultados (pie el caso rocpioria a .Monseor Juan ALizi, a (puon juntamente promovi ul arzobispado de /''/jk/x i jnirtihits in/idrliutn.le

(li'Miostrir

on osla inoiiujria

(|ii(>

lii

scnioii del seor 'l'ororiial os

((im[il('faiu(Mit('

crr-

:"()iitr()V('r.sia,

iiiijiortai

iiiikIio

l*ero al

mismo

tiom|io (pie la santa sede acceda

iijur l)icii la at(>ii('ii>n

para dar a cada mM-ho

a cadai

dociimciilo

la si^-iiilicacioii (uc le

corrcsjtdiHh,

no

a la peticin (jue el g-obiorno chileno le liabiji dirijido jtor con(hicto del seor Cii'id'uog-os, exiji do (istela

otra arbitraria. -Me jiarocc (jiic en

mas terminante declaracin deel

(pie

no

h(>

(ronsi-

caso do (juc tratamos, no se lian distin^juido liicn los actos pontificios (|U(' tocalian ])uraiu(Mitc u lo espiritual, aquellos (pie j)ert(!eli

iiocian a lo tein])oral.

menester no coniindir las fechas. contra la efectividad de lo que sucedi en tal ao, ale^ando lo (pie sucedi en los aos nrocedentet;, o en los aos sif^niientes. El j)a])a Ji(>()n XIT, como muchos otros individuos colocados en altas posiciones, no sisrinus o ilejtimas do al^iunos eclesisticos amoriricanos con el -o))iorno de Fernando Vil, con la curia romana, es mayor que nunca en las circunstancias actuales ])or la humillacin servilidad a (po tienen reducida la santa sede las ])ot(>ncias do Europa (po favorecen las pr(>tensiones do nuestro comn onomifi'o, por tanto me ha parecido ipie no del)ia perder momouto en trascribir a US. este aviso para (pie hag-a do ('1 el uso (pie estimo convouionTonj^o el honor do trasmitirlo a V. para pio to. se sirva elevarlo al conocimiento dol supremo direcDios o-uarde a US. muchos aos. Londres, tor. l'J do marzo do ISOo. 3/ai'(ino de J'Jgta. Seor ^linistro do Uelaciones Estoriores. El conocimiento que se tenia en Chile de la adhesin del ])a)a a las doctrinas de la Santa Alianza liizo que muchos, como se sabe, sostuvieran de ])alahra i ])or escrito (pie el arzobispo Muzi era un jente de aquella famosa li-a. Por mi parte, mi limito a recordar esto rumor, sin afirmar ni nog-ar lo que pudiera haber en v\ de verdad, porque no he estudiado el j)unto con la co-

mundo las voces d(d (pie es Dios de paz, (pie al nacer para redimir al jnero humano de la tirana de losi

(piiso anunciarlo a los hombres jior medio sus ujeles, lii-moH creido jtropio (lelasapost(')licas iunciones ((jue, auupie sin meroirerlo, nos compoten) excitaros mas en (!sta carta a no perdonar esfuerzo(I(>

demonios,

i

i

i

para dosarraig'ar destruir comi)lotament(! la cizaa de alborotos sediciones que el hombrf onemig'o Hombro (>n esos ]iais(!s. Fcilmente l(igTar(!s tan santo objeto, si cada uno de rosotros demuestra a sus ovojas, con todo el celo que moda, los terribles gravsimos ])(MJuicios de la rebdion, sijiresonta las sing-ularos virtudes de nuestro carsimo hijo en .Jesucristo, Fernando, vuestro rei catlico, j)ara piien nada hai mas precioso, que larelijiou i la felicidad do sius siditos, i inalment(; si los ponis a la vista los sublimes e inmortales ejemplos que han dado a hi Europa los espaoles (]ue dos])rociaron vidas bienes para dosmostrar su invencible adhesin a laf, su lealtad hacia el soberano. Procurad, pues, venerablesii

i

i

i

rros])ondiente detencioa.

Prescindiendo de este incidente, que no hace a objeto, lo cierto e indubitable era que la poltica de Len XI se encaminaba francamente a apoyar los g-obiernos monrquicos i absolutos^ que con-

mi

propicios al catolicismo. Siendo esto as, ;por qu podra asom])rar que recomendase a los arzobisjios obispos de la Ami

sideraba los

mas

adopcin de una conducta que l mismo practicaba sin disimulacin de ninguna esricala]>ecie'

Espaola

hermanos e hijos queridos, corres])on(ler g-ustjsos a nuestras paternales exhortaciones i d(soos;i recom -i.dando con el mayor ahinco la fidelidad a vuestro mor narca, haced el mayor servicio a los pueblos (jue es tan a vuestro cuidado, i acrecentad el afecto ^u vuestro soberano i Nos os profesamos; i vuestros afanes i trabajos log-rarn j)or i'iltimo en el cielo la reconi])ensa de Aquel que llama bienaventurad(js o hijos de Dios a los ])acfics. Entre tanto, venerables hermanos e hijos (jueridos, aseg'urndoos el xito mas completo en tan ilustre i fructuoso empeo, os damos con el mayor amor nuestra aj)stolica bendicin. Dado en Roma, en Santa Mara la Mayor, con el sello del Pcscad(jr, el dia .'30 de enero de 1810. De nuestro jontificado, el dcimo sesto." El obispo del Cuzco don frai Josc'- Caliste de Orihuela fu quien dio a conocer esta encclica de Po Vil en una pastoral que corre imj)resa en Lima el

I

ao de 1820. Aquel prelado era tambin falsificador delas;'

bu-

para conformarsimpatas espidiendo la encclica de 24 de setiem])re de 1824 contra la inde]iendeneia de la Amrica Espaola i en favor de la .sumisin a la soberana de Fernando Vil, puesto que su antecesor Pi Vil habia estendido otra semese a sus inclinacionesi

Len XI no

])odia tener reparo

Por mi

parte,

no teng-o motivos

i)ara inferirle ta

maa

injuria.

tificios

Al contrario, teng-o noticias de documentos ponen que Pi Vil manifiesta el mas eutraable afecto a Fernando VII, i que ])or lo tanto sirven ])a-

jante.

ra confirmar la autenticidad de la encclica de 181 (i. Lase en com])rbacion de este aserto la sig-uien^r

Paso a copiar el testo de este seg'undo documento, cual maniesta que la santa sede fu constantemente adversa a la emancipacin del nuevo mundo.el

que se halla rej)roducida en tomo 2 de la Gaceta del Gulerno de nada vulgarmente OcK-cta del llei.te carta

el

nmero

3(1,

Chile,

denomi-

nuestros venerables liermanos arzobisjjos i i a los queridos hijos del clero de la Amrica sujeta al re catlico de las Espaas.obispos,

"A

tlica bendicin.

''Carsimo hijo_nuestro en .Jesucristo, salud i aposSe han confirmado los sentimien-

tos de jenerosa ])iedad

que han movido

el real co-

"^PIOPAPA

VII.

''Venerables hermanos, e hijos queridos, salud i nuestra apostlica bendicin. Aunque nos separan inmensos espacios de tierra i de mares, nos es bien conocida vuestra piedad i vuestro celo en la prctica i ])redicacioa de la relijion santsima que profesamos. I como sea uno de sus mas hermosos i principales preceptos el que prescribe la sumisin a las autoridades superiores, no dudamos que en las con-

razn de V. M., como se manifiesta cuando deseoso de hacer un bien disting-uido a la relijion de Jesucristo, lia resuelto V. M. restablecer en si;s dominios ln Compaa de .Jess. Damos a V. M. las mas afectuosas -racias })or la copia que nos ha enviado desu real decreto, i mucho mas \)ov la filial deferencia que V, M. manifiesta a nuestros conseios. Pueda el Padre de las misericordias derramar su bendicin sobre esta relijiosa disposicin de V. M., i hacer que cada dia prospere mas su reinado para el bien de sus fidelsimos vas-dllos, i principalmente de la ig-le-

consuelo ou sus estarogareiiKJS incesantemente dos. Mosotros rcjgrtuios al Sefior ipie derrame sol>re la real jiersona de V'.M. sus iracias celestial's para cimentar cada dia mas a \ M. en las mximas que le hacen un re verdaderamente catlico en sumisin a Isi santa sede i en su afecto al padre de todos los eles, pudiendo entre tanto aseji'urar a V. M. ([ue nosotros le amamos con la mayor ternura, que con la mayor efusin de nuestro corason damos a \ M. i a toda su real f"uDado uiilia nuestra paternal apost(jlicii bendicin. en lloina, en Santa ]\laria la Mayor, el dia 2 de juDe nuestro pontiticado ao IG. lio del uo de 1810.sia,, lie lii

cual, con

tiiutii.

gluria propiael deti'iisor

o-i

lo rucfro

i

encarg-o, lo

que

el

celo

i

justificacin

iniotro

s(;

nianiie.sta \

M.

i

.

i

de Su Santidad os encomienda, contribuyendo por cuantos medios os dicte vuestra prudencia a que se restablezca la debida obediencia i entera traiupulidad de esas provincias." La autenticidad de la encclica de 24 de setiembre de 1824 se halla, juies, certificada por el testimonio de todtjs los miembros del consejj de Indias i del mismo rei Fernando Vil, testimonio que apareci publicado en el peridico ocial de la monarqua.del rei})ert)

.

Puede pensarse decirse cuanto mal se (piiera Fernando VII i de sus co;isejeros de Indias;i

Po PupaiSo

Vliya los

aquel (jue tanto amaba a liispauo-americanos que jiermanecieran siuuis')s a un monarca tan ilustre iera estruo (uc

Fernando aconsejaratan catlico. VX papa Len

XII

esj)Ovimeiituba for su j)arte el

misnui profundo alecto u la monarqua espaola i u la persona del rei Fernando. nuncio residente en Madrid lo declaraba as l']l (^spresamente en una nota (\\w diriji al g'obierno de Espaa el l'J de junio de LS'J4, i con la cual remita una encclica del papa, paia el clero de ese})as.

me parece que nadie ])uede razonablemente pretender que fuesen farsantes hasta el e.stremo de proclamar a los cuatro vientos del modo mas espreso i solemne que el ])apa habia espedido una encclica sin que realmente lo hubiera practicado as. Fernando VII era un mal rei i un mal hombre; pero no nn falsificador vulg-ar de firmas. ^I qu se habran jiropuesto l i sus consejero.-* con cometer una superchera que habra sido taninfame comonecia.?*

Se lee en esa nota la sifj;-uicnte frase, que es mui si-lesias metropolitanas i catedrales de ainhas Amricas, islas adyacentes i de Filipinas. C'onfornindoine con lo que mi supremo consejo de las Indias espuso en consulta de (5 de noviemdosbre j)rxirno pasado, fui servido remitirleencclica del actual

sumo

pontfice

una carta Len XI f, cuvo24 de

tenor

i el de su traduccin es el sig-uiente." Aipi se insertaba el testo de la encclica de

setiembre de 1824.

Por ltimo,esta

el rei

Fernando VII

se

es)resaba de

manera:

"\ ista la preinserta encclica en el referido mi consejo de las Indias, he resuelto comunicrosla ])ara que, haciendo saber su contenido a los cabildos de vuestras r(>sj)e(;tivas ig-lesias i dems individuos delclero reg-til&ri

secular,

pong-ais

en prctica,

como

Pero jse hallaban en la misma situacin los embajadores de las otras naciones cuando haba la audacia de imputar a sus soberanos lo que no liabian escrito, i cuando el autor de la imputacin eru nada menos queel rei mismo de Esj)aa* Pues, yo me atrevo a asegurar al seor Tocornal que si la encclica de 24 de setiembre de 1824 hubiera sido realmente apcrifa, i si a ])esar de esto hubiera sido publicada como verdadera ])or el rei mismo en la (dzetd. de Madrid^ el nuncio no habria permanecido un solo instante en esa corte, a menos de (pie se le hubiera dado la mas es]lndida estre])itosa satisfacccion; i le a^zTeg'o todava (pie todo el cuei*])o dijdomtico habria ajtoyado las reclamaciones del nuncio. ;Se figura el seor Tocornal (pie un nnuiarca ])uede as no mas, como acto de poco momento, falsificar la firma de todo un papa.' A'aya si tal acontecimiento habria retuni))ado desde un estremo del mundo civilizado hasta el otro!i

Si

8]

l>adic de todo lo fich.'.'i ha confciid .su ii'io rcprewcitticion en lu tierra, en virtud de su iiUNcricordia. .-^ini

Fonmiulo \'n Imhicni tenidot'I

lii

iiiMnlfiicia

de

roiiH'tcrdi

ntciitadof-i'(iii

(|U('

lo

siipoiK el scfior diinifutrniiiido

'l'ofonuil,i

XII

lialiiiii

desde((iic

'1

\'ii-

tomar en

cui*>radad(i laJ'll

mas

('iiiii|dida satisfacuioii.

scfuir

Tocdnial ud

las circunstaiicias del

advertido (|ue aceptadas hecho, es iiievitahle el admitirlia

ha podido a No.s (,ue oh cxhortcmo.s por nuchtros Ictius lili (lo que uode.sinayoH en tan Haludnblo necesario pr(p.sit, a ruja coiineciidoii tiene l la segiiridadai

de

que^;'|u

se

lilil

diiijido

trminos de esta alternativa: o Jicon XII fu efectivanuMite el autor dc! la encclica de L'- de setiend)re de IHl*4, lo (|ue yo sosten>^-o, o t'ii el consi'Mtidor de su dcshonrii, lo (jue me parece inv. luidiclosaceptin-;'i.

uno de

ya todo

vuchtro.s

cuidados, reio

Dado caso ^^u^\ como ])arec(! creerse, el nuncio residente en Madrid, jior miedo d-u(l(>

a nalir

oii

no mejicano,de junio, Hc |)ublic esta encclica eu diiu-io do Tumbico; el gobierno iid'ormado d( (sta ]Miblicacion emito la circular de U de julio dirida a los prelados ordinai-ios regniluns deja Itepblica, envindoles ejcnndars de la cartaI'^Ml mt^s

lH*Jld(( los l'Istados

.Mi),iilro

JNuiticio.s or orden de Len Monseor hubiese resuelto ir u Trujillo, o a luii'ar donde |iudi(>se ejcreer lilM-eniente su jusi

Kl Filntropo,

i

risdieeiou.i)

Sej;-un aj)arecei|Ue lial)ia

i

profundamente conautenticidad de la encclica de Letm XII, |)en. (ui sus instituc(mes, como en la marcha de su gobierno, jiruebiH iiuis g-randes de su resjjeto consieracion, n(j solo por los dog-mas sagrados i la Uioral evanjlica, sino tambin por las personas de sus ministros, concluyendo, en fin, el gobierno por declarar a los j)relad(js (pie estaba seg-uro de (pie con sus luces i patriotismo haran de modo (pie la nacin no fuese vctima de(|uei

i

las intrg-as estranjeras.

Los prelados ordinarios contestaron)rotestando del

al

con

modo mas

satisfactorio

(pie

esa encclica haba sido recibida en

g-obiemo sus deseos

Am-

rica.''

contracia.'

81 el j)a])a huluera insinuado cualquiera protesta la (>ectividad de la encclica, habra eli)res-

de mantener nuestras instituciones; i lo mismo hicieron los de las comunidades relijosas, cin'os documentos reunidos se en\aar(jn ])or el gobierno a nuestro encarg-ado en Roma, exhortndole a (pie hiciese

i)itero Sallusti

callado

esta importante circunstan-

unale

es})osicion

que justificase a

la

nacinlos

i

a la igle-

t^ste

El completo silencio que los dos g-uardaron sobre asunto manifiesta que no tenan nada que decir

sia mejicana, ])rocurand ])or todos

medios que

contra la autenticidad de la encclica. Debe saberse qiie la obra de Sallusti fu revisada el ano de It'J en Florencia })or un censor eclesistico, 1 en Roma p.or cuatro censores pontificios, seg-un se advierte en la ltima pajina de ella; i que esos cinco censores le pusieron su visto bueno para que se diera a la estampa, sin que uno solo dijera I)uUibra contra la autenticidad de la encclica que el seor Diputado Tocurnal cahfica ahora de apcrifa.a ocui)arme del (jue he aludido.

i

Paso

seyundo de

los

hechos a

sujiriesen su prudencia i el inters nacional, convencer el nimo de Su Santidad. .Con fecha 10 de agosto de 182, nuestro enviado de Londres diriji al ])residente una carta escrita por Su Santidad el 29 (le junio, i'emitida por nuestro jente, a quien haba sido entregada ])or mano del vicario apostlico de aquella cai)tal. Publicse esta carta en la Gaceta Entraordinarla del Gobierno, a causa de las ideas de justicia i beneficencia que contenia; i se mand en seguida, a los prelados cabildos que se hiciesen rogativas por la salud de Su Santidad i ])or el feliz resultado de nuestra em-

En 187, el cannig-o seor don Mig-uel Ramos Aripe, ministro de justicia i neg-ocios eclesisticos de Mjico bajo la ])residencia del seor don Guadalupe\ letona, informaba al congreso mejicano sobre las relaciones con Roma en los trminos que

bajada.((.En una ])alabra, el gobierno ha procurado llenar en todasdas ocasiones los deberes que le imponen la constitucin i las leyes en todo lo que so refiere al establecimiento de las relaciones que deben existir en razn de nuestra relijon cristiana con el jefe visible de la Iglesia catlica, para el bien i la gloria de la iglesia i de la nacin mejicana. El documento oficial que acabo de cp])iar manifiesta que tanto los gobernantes, como los prelados ordinarios i los superiores de las comunidades relijiosas de Mjico, recibieron como autntica la encclica de 24 de setiembre de 1824, sin que les asaltase la mas lijera duda acerca de este particular.

1

sg-uen: cLa nacin mejicana, catlica por su constitucin sus hbitos, viendo lo que sufria j)or la interrup-

cin de las relaciones esi)rituales que mtenla antesla Espaa, trat de restacon este objeto convoc en la capital lina junta eclesistica compuesta de los ai)oderados de todos los prelados diocesanos. Esta junta i)roveo(jn

Roma, por medio de1

blecerlas;

.

jtle

pardad.

a las necesidades mas urjentes del culto, i ])relas instrucciones que dbian dirijir la conducta

un enviado de

Hubo mas

todava.

la

Repblica cerca de Su Santi-

Continuando en consolidarse el orden, el o-oLierescoji'i en 1823 para esta misin a M. F. fi. Vzquez; pero Ro j)udieron realizarse los fondos necesarios para el viaje basta 182o i Vzquez se hallabaen Bruselas el mes de octubre de 1820. En este tiempo se i)ublicaba en La Gaceta de 3ludrid de 10 de jebrero de 1825 una encclica esjtedula en Roma en el mes de setiembre del ao an-

no

:

El gobierno republicano de Mjico, por medio de sus aj entes, inform al papa sobre las j)erturbaciones que la encclica habia producido en el clero i en los fieles. Si la encclica hubiera sfido apcrifa, Len XIJ lo habra declarado en semejante ocasin. Habra sido para l un deber de honradez i de conveniencia, de cuyo cumplimiento no habria j)odido prescindir.Agrg-Tiese que

ya por entonces

las victorias

de Ju-

I

ilini

11

coloca on ol nmero de los hijos de Jesucristo. (En ctianto a la imjjresion que este documento habr hecho en el g^a1)inete de Madrid, no creo (pielo

(le

Avaciicho lm])ian anunciado

al

mundo que

debia tela indepeiidencia de Iji Amrica Espaola nerse por hecho consumado; i que las pretensiones de reconpiista sostenidas por la metrioli eran completamente quimricas. Todo estimulaba, pues, al pajta para (pie si la encclica era falsa, lo es])resara con toda franqueza. .Sin emharfio, la santa sede se f>uard nnii bien

haya sido mui satisfactoria ni agradable. Si como no de se puede dudar, todava se suea all en j.lanessumsim i recoupiista, la bendicin jxmtificia echada a los m(^jicanos, i los rueg-os a Dios j.ara (pie insmui bien ])re al jefe (le su gobierno, no detien sonar en los oidos de la lejitimidad. Una nacin bendita por el papa, i un jefe insi)ira(lo por Dios, deben se a los ojos de los catlicos, formidables enemi',njs en

de decir unala ancclica.

.sola

jialabra contra la

autenticidad

de

por Su Santidad al injustos. a (jue aluda el caso de verse atacados por ojirescjres Como quiera que sea, Su Santidad ha obrado con seor liamos Arispe, se espresaba como sigue: la ful"Hemos recibido con la mayor satisfaccin la car- acierto i madurez, retractando indirectamente resde octu- minante encclica a que tan victoriosamente ha til que nos habis dirijido con fecha del 30 docto mejicano. Sea clculo, sea es])ribre del ao prximo ])asado los documentos adjun- pondido im tu conciliador, sea deseo de estar bien con t*)dos, la la veneratos. A'uestra constancia en la fe catlica recomien- carta de Len XII aljeneral VcToria es absolutacin que i)rofesais a la silla apostlica os esclusivtjs (jue dan en tanto grado a ?S os, que os colocamos con ra- mente incompatible con los])rinci)ios ])or base de su conzn entre los hijos de Jesucristo. En cuanto al afec- los monarcas aliados han {ornado Napolen, i de (pie se han heto que manitiestais a nuestra jtersona, i los sag-rados ducta desde la cada de el ao de emblemas por los cuales nos prometis de no dejar cho tantas ajjlcaciones ])rcticas, desde meridionales de Europa. Quinuncii de sostener la iglesia, vivid persuadido do que 1820, en las naciones creencia \n)\ihemos visto esta nanifestacion con estraordinario zas Su Santidad, sin separarse de esta entiende con este hemisplacer, i de que pedimos a Dios os ins})ire i os ayu- tica, ha credo (pie solo se en cuyo caso, no de en esta santsima determinacin. Entre tanto, ferio, i que no debe rejr en otro, puedo menos de confesar que ha sabido conciliar diesi en prenda de nuestro amor, os damos nuestra bentramente sus intereses con el sistema de las cortes dicin, no solo a Vos, sino a todos los mejicanos. "Dado en San Pedro de Roma, el 09 de junio de europeas. Los redactores de El liepertorw Amencano, que 1825, ao segundo de nuestro pontificado."o/i don eran, como se sabe, los seores don Andrs Bello i

La

contestacin

remitida

])residento

don

(uai'" cu la f catlica, i veneracin a la silla ajiostlica, en dit/nacion que haba producido en toda la repubhaquellos (pie mantienen una oiiinon mui din-ente ca, i esi)ccialmente en ks cuerpos i ]>reladoseclesiiisde la de Su Santidad sobre las augustas i distingu- ticos, la famosa encclica de 24 de setiembre de 18l4, das cualidades, sublime i slida virtud de Fernan- en (pie se exhortaba a los americanos a la sumisin do. Ya recibe con satisfaccin las muestras del afec- al rei de Esjnia; i se le mand que hiciese llegar to de los que pocos aos hace miraba como cnomig'os; a manos de Su Santidad una formal i enrjica reclai aunque el presidente Victoria no ha merecido to- macin a nombre del gobierno de M'jico, manitesdava (jue el jefe de la iglesia catlica le d el ttulo tndole cuan injuriosa era aquella encclica a la sode wni caro i anuido hijo, cr^o que ])odr consolarse berana i a la r'lijiosa, moderada i ])acifica conducta de esta j)crdida, si ccusilora ([xxo el mismo i'cntficc de la nacin mejicana, i cuan ajena de la rolicitud](

i

-^ ldel|Miiiti(ift'i

"Esta carta so public cucd

rumiiiiii,

(|iii>,

snlo

sur|ir.'ii(liil,its|iuii(l,

|M,r

lu.s

iiilri;;ustlii(li)

arterias del jinliicriK;

piulia lialn-r

tilulado

l'U

Corroo da

J rauco

IJii U".) (1(> ciicro de l,S:.'(i, tuiienviado iiH'jieiiiio este iiii|toitaiiti' eiica i, 011 l de mavo tuvo (.oiiteslaeioii del cardenal necrfrio (le Su Suntidad." J'lsensado ])arefe hacer notar (lue los cuok's Mora, Helio (iarca del ko no lialiian couceliido la menor duda acerca le la autt>ncidad de li encclica de 1(S1L'4-, (juo calificahaii iU\/'(ii/iti.sit. 'reo 5aron bastante alarma, excitadas

por los fanticos. Dijeron que el pajja desaprobaba independenca colond)iana,i ol o-obierno tpiese ha])ian dado los ])ueblos; por consio-niente, que aquella i ste eran opuestos a la santa relijion de Jesucristo. Varios ])redicadres se valieron de tales argumentos ]ara desencadenarse contra los majistrados de la Repblica, a quienes pintal)an como herejes, masones e im))os. Daban causa para esto las imprudencias de ilg'unos altos empleados i personas notables, que desde 1819 haban jiromovido en la ca])ital i en otras ciudades la multiplicacin de ljias de francmasones. Preocu})ads acaso con la idea de que ])uderan tener alguna utilidad las ridiculas ceremonias de aquellas asambleas, nada mas haban consog'uido que di vovfrse a costa de alg-unos candidos nefitos. SinMubarg-, dieron ])bulo i un protesto a las declamarmi su org'ullo e intolerancia,i

i

dejaron de inflamar a los ])uc-

blos con sermones incendiarios.''

Cuando]iais

encclica, temi

A

do Mjico tuvo noticia de la desdo lueg-o que sucediera en acjuel lo (pie acabamos de ver aconteci en Colombia. fin de o'^itarlo, se manifest dispuesto a dcspleel

g'oljierno

sificada.

Es esta una tendencia natural de los (uo anhelan impedir los malos efectos que puede traer a su causaun documento cnd(juicra. Acabamos de tener en Chile un ejemplo notablede esto. Alg'unos de los que se reputaban jterjudicados con la abolicin del fuero eclesistico han sostenido con no s cuntos fundamentos (pie ora falso el oficio del cardenal Antonelli on (luo declaraba (pn; no haba inconvonionto j>or parte (le la santa sedo para que so dictara la disposicin mencionada. Del mismo modo habria podido suceder que los g'obernantes chilenos de 182"), tomando por realidades sus deseos, so hubieran figurado que la encclica

g'ar la

mayora(pi lo

enerja.

que insertaba el Times de Londres de 8 de noviembre do 18l?5: "Leemos en el peridico mejicano El Sol de 20 o ag-osto, que el editor do un diario titulado IJl Fih'iutropo ha sido destorrado del territorio do la Repblica por haber dado a luz la nota encclica d-el pa]ia sin el permiso del poder ejecutivo. As, como hemos visto ya, la autoridad de la santa sede es desconociila, no solo ])or el rei de los Pases Bajos, soberano ])rotostanto, sino tambin ])or un g'()l)ierno catlico cuio el de ^ljico, cuando intenta mezclarse en

H

ra, o

papa

])or

loM (Miomijios (lo la AiiuTica.l'il

(Jon efecto, a(pie| prelado no hizo otra cosa ou toda su vida pblica qu(' practicar de palabra i d>

rti'or

iliputado

Tocornal convendrd(

(oiinii"()

iMi (j\ii'

esto es alp) miu diferente autenticidaii de la encclica.

"no creer en

la

obra lo mismo (pie nicomondaba de setiembre de 1824.

la

enccca de 21

El

seor obispo don

los Santia}>-o

llodri-le8a i ntil)ar su celo i firme adhesin a este En el de 1825, se hallaba suspenso del ejercicio centro de unidad. Con este motivo, dir eu el edicto cuan- de sus funciones. to me ]mrezca oportuno para el caso. As lo Abrig-aba los mas vehementes temores de (pi el ])uede US. ase'ial,coiiado mas arriba:

oficio del

Ps'o H(! concib entno(>s cmo poda pensar que se ofenda a la santa sed(( atribuvspedda del vicario Muzi, aunque no faltaron algunos que traslujesen o sospechasen en apiel inismo entonces el verdadero motivo. Pero hoi que, el jeneral Bolvar, con su espada, ha hecho en el Pr la ltima irrevocable declaracin de independencia de la Amrica, i hoi que no existe ya un soldado espaol en ning-un punto del continente americano, ni Roma tiene por (pi g-uardar considi^raciones a Espaa, ni sta, pretesto alg-uno para fundar sus reclamaciones. En tales circunstancias, repetimos, i cuando las urjentes necesidades de nuestra iglesia se han aumentado tanto con la necesaria e inevitable sej)aracion del obispo, debemos es])erar que el beato j)adre se restar fcilmente a nuestras justas solicitudes, i ana quiz se anticipe oficiosamente a sacarnos de la situacin ang-ustiada i difcil en que' por tanto tiempo nos hemos hallado, i de la marcha escabrosa (pie ha debido tener la administracin de los neg-ocis relijiosos en el curso h' la

revolucin." Me parece que queda plenamente demostrado que, contra lo que aseveraba el seor dii)Utado Tocornal, el g-o])ierno de Chile estaba mui convencido

de la autenticidad de la encclica. El efecto moral, primero de las batallas de Junin la ocupacin- de Chii de A va cucho, i mas tarde de lo i de la rendicin del castillo del Callao, neutralizaron mucho las funestas consecuencias (pie la enpodih) cclica de 24 de setiembre de 1824 habra traer a la causa de los patriotas hispano-americanos. Contribuv tambin a ello el reconocimiento de estados la inde])endencia de algunos de los nuevos quo hizo la Inglaterra ])or influjo del ministroCanning-.

todo esto se agreg- todava el espectculo de la impotencia de la Espaa para org-anizar espedicicnes serias destinadas a recobrar la dominacin sobre sus })osesiones de la Amrica. Se sabe que el triunfo es uno de los arg-umentos mas poderosos ara ('pie g-ran nmero de personas acaten de buena o de mala gana el hecho consumado.

A

As

los partidarios

de la independencia llegaron a

ser cada da

mas

i

mas numerosos.

La porcin

ros que haba dado su ajioyo a la revolucin se ment de un modo mui considerable.

relativamente diminuta de ambos cleau-

se dej de sostener en ]i\blico (pie emancipacin del nuevo mundo constituyese un acto de impiedad i de hereja. Aplacados los disturbios que la encclica de 24 de setiembre de 1824 produjo al ]rincipio en alg-unas partes; dsipa(h)s los tenioros que inspir luego (pie se tuvo noticia de ella, fu juzgada ])or la jeneralidad dlos ciudadanos de las repblicas hispano-ame-

Desde entonces

la

rcanas

como

treg

al

olvido

corres])onda serlo, hasta (pie se la enmas com])leto.luililicsta

El eminente

seor don

Jos Victorinoi

Lastarria, en su obra titulada IftKtoria Co)istift(ciotin del Medio Si(/lo, cuadro 5, prrafo 12, ha sf^alado es})lica(lo la ineficacia de la encclica de Len XII.

"Una

real c(^dula,

dice,

llev a los arzobisposi

i

obispos de las iglesias metropolitanas

catedrales

()"l'j.sta1\

arroya

lo (luo si;'*uo:

dioiitos

oontrihuido jxalorosanioiilos hrotardar sin IVuto la rovoluoion amoricaiia; ai'tos d(>l partido fantico do lOspaa, roconiondados como mritos jior ol papa, habrian toiiido muchos inntadoros, si atortunainonto una ^Tan mayora dol cloro anioricano no hubioso acoptailo i apoyado con .MUS (>sf"i]orzos la causa do la iudopondencia. 'H a(pi ol motivo por (pu'i osa coalicin dol g'abinoto do l{oma (.'on Fernando Vil no produjo otro resultado, (juo ol do mover ol celo de uno que otro prolado de la Amrica, que ])i'nto fueron vctimas lo su propia liddidad, porcpie lo.s nuevos 'obiernos usaron con ellos de su autoriilad ]>ara inqiodirlos el onipleo de su ministerio en favor del pasado poder deonciolica lialiriai

upiol (pK lo hicieron ontncoK

remando.'Do esta manera qued inutilizado o.ste recurso de del /.v, seL>iinda ])arte, tomo 4, adicin denominada liunquejo Ili-ityico de la

kSiu emhar'f^'-o, el j)apa

Loon XII retard hastadelos

el

21 de

mavo de IS27

la institucin

i obispos que el gobionio de Colombia le sentado. Es bastante curiosa la parte de la alocucin relativa a los neg-ocio de la Amrica Espaola que su Santidad pronunci en el consistorio celebrado en la

arzobispos Labia pre-

Curia Rumana. Otro tanto hace el distingniido escritor coloml>iano seor don Jos Mara Sam)er, quien dice lo (pieen su Enaayo aohre l(i,s recolucioncx pditico!^ de as repblicas hispano-amcricanas, prrafo 12; "La corte ])ontificia nos mir como rebeldes i enemif^'os de la relijion, rechazndonos con asj)ereza durante el g-obierno de Len XI I; i si mas tarde consinti en celebrar concordatos i establecer relaciones formales i directas, fu ])or(pie comprendi la necesidad de aseg'urarse ciertas ventajas." Mi a{)reciado amig'o lienjamin Vicua Mackenna dice lo (pie sig-ue en la obra titulada La Ilecolurion de la Independencia del Per desde 18'J a 181U, cai)tulo 4:siji^ue

lecha ])oco antes mencionada. Hela aqu

"Pero no solo tenamos que proveer a las ij>-lesias de Alemania. Nuestro corazn nos recordaba cada '()s

fiado,

hemos credo necesario pro])orcionardetiera])o el alivio (pie

sin

mas

])rdi(la

reclama ajuelladesji'raciada fiTei, a la cual tenemos en nuestro ])aternal corazn. Hemos dado ])or tanto a arpiellas ig'lesias obis])os adornados de lastoral virtud, por cuya asistencia sean prontamente ])acicadas. Espaa liorecer nuevamente, i jjroducir frutos de eterna salvacin. Estamos sefi'uros de que aplaiuliru nuestra ])revison todos aquellos que tienen en su corazn la [reservacin ni menos de la relijion, la justa disciplina de las costumbres, i la benvola vijilanca dela silla aj)ostlica."

El precedente trozo de la alocucin pontificia de 21 de mayo de 18"J? llama la atencin jior dos motivos.

roclama la urjencia i la g'ravedad necesidades esi)irituales que halan de satisfacerse en Amrica. ; Por (pi se haba tardado tanto en aplicarles rmiedio.' Hace esfuerzos manifiestos ])ara evitar el desafTado del g'oberno es[)al. Era justo i convenienpontfice

El

de

de bulas e iiidulj encas (pie el peculado ])apal encontrara entonces en el vasto mercado catlico. Po VII en 1810 i su sucesor Len XII en 1824, osando invocar la sublime i slida virtud (palabras testuales dla bula exhortatoria de Len XI 1, fecha 24 de setiembre de 1824) de aquel stiro coronado que fu el horror de su misma familia, i el asco de la noble nacin espaola, de Fernando VII, anateniatizarou a porfia la santa redencin de los derechos i la, dignidad del )ueblo americano, que dejaba de serel manso i g-ordo rebao, cebado )ara servir de festn a los lobos disfrazados con la doble impostura de la ])rpura rejia i del derecho divino." Me parece oportuno recordar dos obras escritas ]>ara defender ante los i)ueblos hispano-americanos los procedimientos de la santa sede. En esas dos obras, no se dice una sola palal)ra contra la autenticidad de la encclica de 1824 que habia sido citada i recitada i)or los autores de los libros (pie esas dos obras se )roponian refutar. Es esta ocasin de ajilicar acpiel proberbio Quiencalla otorga.

las

En 182?, se dio a luz en Londres una o])ra (pie lleva este ttulo: Examen de la verdadera idea de la santa sede que public don Pedro Tamburini yurdon Juan Vicente Polg-eni, traducido del espaolitaliano,al

te

que

el jefe

de

los fieles

mostrara una

relilecciou

tan decidida^ trat:'iiulose de una contienda juramente ])oItca, trabada entre catlicos i catlicos.'' De lo es])uesto aparece (pie la santa sede se mostr consecuente con las doctrinas, espresadas en la encclica de 24 de setiembre de 1824, no solo desde antes, sino tambin alg'unos aos des])ues de haberla espedido, i esto ltimo a pesar de los triunfos decisivos (l( los independientes en el nuevo mundo. Cmo ])odria entonces juzjj-arse inverosmil (ue el l)ontfice Len XII hubiera dado esa encclica.''

por X.. quien la dedica a los pueblos libres de Amrica. Esta obra es la traduccin en castellano de la escrita en italiano por Belg-eni en l?8opara refutar el libro de Tamburini.

El testimonio de es(Ttores de las tendencias mas variadas proclama la autenticidad de la encclica de 24 de setieml^re de la24. He tenido ya ocasin de citar a muchos de ellos en el cuerpo de esta memoria.

Esta traduccin fu hecha con el oljeto de defender a la santa sede ante los nuevos estados de la Amrica I'lsjjaola, para quienes se acababa de traducir pT.d)licar en castellano el libro de Tamburini. Como debe recordarse, el traductor del libro de Tainliurni intercal en el )>refacio una fuerte censura, ([ue he reproducido nteg-ra, contra la encclic;i de Len XII. 8i este documento hubiera sido ajicrifo, indudablemente el traductor de Polg-eni habra tronado contra una superchera tan indigua.i

Miontrus;,

22

Ahi

tiinto,

cao traductor )m UU'dmlo

el

mus

de (Jretinoau Joly, L' E,jll'


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