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Entierros intencionales de perros en la cultura Bolaños, Jalisco · 2015-06-05 · El cañón de...

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ARQUEOLOGÍA MEXICANA Editor/Publisher: Pascual Izquierdo-Egea. Licencia/License CC BY 3.0 ES. ENTIERROS INTENCIONALES DE PERROS EN LA CULTURA BOLAÑOS, JALISCO Intentional Dog Burials in the Bolaños Culture, Jalisco María Teresa Cabrero G. y Juan Carlos García Jiménez Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México © 2014 ARQUEOLOGÍA IBEROAMERICANA 26: 13–24. ISSN 1989–4104. http://purl.org/aia. Recibido: 26-V-2015. Aceptado: 2-VI-2015. Publicado: 5-VI-2015. http://purl.org/aia/262. RESUMEN. Los entierros intencionales de perros en el sitio de Pochotitan, lugar muy importante para el intercambio de mercancías en la ruta comercial que atravesó el cañón de Bolaños, constituye la eviden- cia fehaciente de que este animal desempeñó un lugar preponderante en la cosmovisión de la cultu- ra Bolaños; a su vez, constata una interrelación con los pueblos mesoamericanos desde las primeras centurias de nuestra era. PALABRAS CLAVE: entierros, intencionales, perros, cultura, Bolaños, Jalisco, México. ABSTRACT. Intentional dog burials at the site of Pochotitan, a very important place for commerce located on the trade route that crossed the Bolaños canyon, is convincing evidence that this animal oc- cupied an important place in the Bolaños world view of culture. At the same time, it supports an existing connection to the ideology of Mesoamerican people from the first centuries of our era. KEYWORDS: Intentional, Dog, Burials, Bolaños, Culture, Jalisco, Mexico. INTRODUCCIÓN E L PERRO HA SIDO POR EXCELENCIA EL «COMPAÑE- ro del hombre» desde hace miles de años, tanto en el viejo continente como en Améri- ca y no podía faltar en el mundo prehispánico de México. Pero nos preguntamos ¿por qué fue preci- samente el lobo salvaje el primero que domesticó el hombre? La domesticación la explican los erudi- tos en el tema como un proceso largo y continuo, que se originó cuando los lobos siguieron el deam- bular del hombre porque éste dejaba desechos de las presas que cazaba. Los estudios genéticos so- bre el perro y el lobo han demostrado su cercanía, por lo que, hasta donde se puede saber, ambas es- pecies están emparentadas y es muy posible que el perro sea el descendiente del lobo (Thalmann et al. 2013). El perro, ya como tal, aparece en América desde sus primeros pobladores; algunos consideran que acompañó al hombre durante su paso de Asia a América. Las funciones que desempeñaba eran ser acompañante, ayudante en la caza y, en ocasiones, servir como alimento (Belknap 2011). En el mundo prehispánico mexicano se encuen- tra en contextos arqueológicos y en las únicas refe- rencias escritas derivadas del conocimiento indígena que recopilaron los clérigos españoles interesados en conocer el pensamiento, las creencias y la ideo- logía de los pueblos con los que tuvieron contacto en el siglo XVI. En el trabajo de Fray Bernardino Sahagún, principalmente, se ilustra una amplia va- riedad faunística de la que sobresale el perro como el único animal domesticado, aun cuando algunos autores mencionan el pavo o «guajolote» como una segunda opción por estar presente en la dieta dia- ria (Olivier 1999: 5). Sahagún (Códice Florentino y en la Historia General de las cosas de la Nueva España) menciona: «Libro undécimo, de las propiedades de los ani- males, aves, peces, árboles, yerbas, flores, metales y piedras y de los colores. Párrafo sexto. De los cier- vos y de diversas maneras de perros que estos seño- res criaban. Los perros de esta tierra tienen 4 nom- bres: llámanse chicha y itzcuintli también, xochcoco-
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ARQUEOLOGÍA MEXICANA

Editor/Publisher: Pascual Izquierdo-Egea. Licencia/License CC BY 3.0 ES.

ENTIERROS INTENCIONALES DE PERROSEN LA CULTURA BOLAÑOS, JALISCO

Intentional Dog Burials in the Bolaños Culture, Jalisco

María Teresa Cabrero G. y Juan Carlos García JiménezInstituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México

© 2014 ARQUEOLOGÍA IBEROAMERICANA 26: 13–24. ISSN 1989–4104. http://purl.org/aia.

Recibido: 26-V-2015. Aceptado: 2-VI-2015. Publicado: 5-VI-2015. http://purl.org/aia/262.

RESUMEN. Los entierros intencionales de perros enel sitio de Pochotitan, lugar muy importante para elintercambio de mercancías en la ruta comercial queatravesó el cañón de Bolaños, constituye la eviden-cia fehaciente de que este animal desempeñó unlugar preponderante en la cosmovisión de la cultu-ra Bolaños; a su vez, constata una interrelación conlos pueblos mesoamericanos desde las primerascenturias de nuestra era.

PALABRAS CLAVE: entierros, intencionales,perros, cultura, Bolaños, Jalisco, México.

ABSTRACT. Intentional dog burials at the site ofPochotitan, a very important place for commercelocated on the trade route that crossed the Bolañoscanyon, is convincing evidence that this animal oc-cupied an important place in the Bolaños world viewof culture. At the same time, it supports an existingconnection to the ideology of Mesoamerican peoplefrom the first centuries of our era.

KEYWORDS: Intentional, Dog, Burials, Bolaños,Culture, Jalisco, Mexico.

INTRODUCCIÓN

EL PERRO HA SIDO POR EXCELENCIA EL «COMPAÑE-ro del hombre» desde hace miles de años,tanto en el viejo continente como en Améri-

ca y no podía faltar en el mundo prehispánico deMéxico. Pero nos preguntamos ¿por qué fue preci-samente el lobo salvaje el primero que domesticóel hombre? La domesticación la explican los erudi-tos en el tema como un proceso largo y continuo,

que se originó cuando los lobos siguieron el deam-bular del hombre porque éste dejaba desechos delas presas que cazaba. Los estudios genéticos so-bre el perro y el lobo han demostrado su cercanía,por lo que, hasta donde se puede saber, ambas es-pecies están emparentadas y es muy posible queel perro sea el descendiente del lobo (Thalmann etal. 2013).

El perro, ya como tal, aparece en América desdesus primeros pobladores; algunos consideran queacompañó al hombre durante su paso de Asia aAmérica. Las funciones que desempeñaba eran seracompañante, ayudante en la caza y, en ocasiones,servir como alimento (Belknap 2011).

En el mundo prehispánico mexicano se encuen-tra en contextos arqueológicos y en las únicas refe-rencias escritas derivadas del conocimiento indígenaque recopilaron los clérigos españoles interesadosen conocer el pensamiento, las creencias y la ideo-logía de los pueblos con los que tuvieron contactoen el siglo XVI. En el trabajo de Fray BernardinoSahagún, principalmente, se ilustra una amplia va-riedad faunística de la que sobresale el perro comoel único animal domesticado, aun cuando algunosautores mencionan el pavo o «guajolote» como unasegunda opción por estar presente en la dieta dia-ria (Olivier 1999: 5). Sahagún (Códice Florentino yen la Historia General de las cosas de la NuevaEspaña) menciona:

«Libro undécimo, de las propiedades de los ani-males, aves, peces, árboles, yerbas, flores, metalesy piedras y de los colores. Párrafo sexto. De los cier-vos y de diversas maneras de perros que estos seño-res criaban. Los perros de esta tierra tienen 4 nom-bres: llámanse chicha y itzcuintli también, xochcoco-

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Figura 1. Representación de perros descubiertos en las tumbas de tiro, Bolaños.

63; Díaz 2014: 64-69), incluyendo su papel de diosnocturno (Xolotl, hermano gemelo de Quetzalcoatl,este último dirige el sol en el día y Xolotl lo reempla-za en la noche y dirige el sol hacia el inframundo), yen el Occidente de México donde aparece dentro dela tradición de tumbas de tiro principalmente en re-presentaciones plásticas (López Mestas 2014; Olay2004; García Oropeza 1998; Cabrero y López 2002).

Con base en todo lo anterior, se le asigna un pa-pel relevante en la cosmovisión de las sociedadesprehispánicas, aunado al mito generalizado dondedesempeña el cargo de guiar al hombre muertohacia su morada final. Sahagún narra el mito en elapéndice del libro tercero, capítulo I (De los que ibanal infierno y de sus obsequias):

«… Y las ánimas de los defunctos que iban al In-fierno son los que morían de enfermedad hacían aldefuncto llevar consigo un perrito de pelo bermejo, yal pescuezo le ponían hilo floxo de algodón. Decíanque los defunctos nadaban encima del perrillo cuan-do pasaba un río del Infierno… Y más decían, que losperros de pelo blanco y negro no podían nadar y pa-sar el río… Solamente el perro de pelo bermejo podíabien pasar a cuestas a los defunctos…Y más dicenque después de haber amortajado al defuncto… lue-go mataban al perro del defuncto… donde había de

yotl y también tetlami y también rehuitzotl. Son perrosde diversos colores: hay unos negros, otros blancos,otros cenicientos, otros buros, otros castaños oscu-ros, otros morenos, otros pardos, otros manchados.Hay algunos dellos grandes, otros medianos. Algu-nos hay de pelo lezne, otros de pelo largo. Tienen lar-gos los hocicos, los dientes agudos y grandes. Tie-nen las orejas cóncavas y pelosas, cabeza grande.Son corpulentos, tienen uñas agudas. Son mansos;son domésticos; acompañan o siguen a su dueño. Sonrecocijados; menean la cola en señal de paz; gruñeny ladran. Abaxan las orejas hacia el pescuezo en se-ñal de amor» (pág. 998).

En contextos arqueológicos, el perro está presen-te desde épocas muy tempranas. Se encuentra aso-ciado con la muerte humana a manera de ofrenda oen entierros intencionales con o sin asociación di-recta con los entierros de personas. Como ofrendase encuentra en representaciones plásticas (fig. 1).Como entierro del animal aparece en diversos sitiosarqueológicos desde épocas muy tempranas; comoejemplo se tiene Tlatilco en el centro de Méxicodentro de un periodo entre 3500 y 300 a. C. (GarcíaMoll 2014: 42-47). En el área maya y entre losmexicas, las representaciones se encuentran prin-cipalmente en los códices (De la Garza 2014: 58-

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Figura 2. Proyecto Cañón del río Bolaños, Jalisco. Sin escala.

ser quemado con el perro juntamente… Y eso hacíanansí en el enterramiento de los nobles como de lagente baxa…» (pág. 327).

En zona maya, Seler (1963: 19-20) menciona queen los códices Fejervary-Mayer, Laud, Nuttal y Va-ticano B aparece el perro con la punta de la orejacortada y generalmente pintada de amarillo, que esel color de la carne muerta. El color amarillo puederepresentar también al perro bermejo que mencio-na Sahagún.

En el Occidente del México prehispánico no exis-ten códices, únicamente se cuenta con las represen-taciones plásticas ya mencionadas y los restosóseos asociados al contexto funerario de las tum-bas de tiro, como fue el caso de la cultura Bolaños.Las fechas más antiguas que se tienen para estasingular costumbre funeraria se remontan desde unoo dos siglos antes de la era cristiana hasta alrede-dor del 600 d. C.; todo depende de la zona en quese encuentran. En la cultura Bolaños las fechas sona partir del inicio de la era cristiana hasta alrededordel 500 d. C. En las tres tumbas selladas descubier-tas se encontró una representación de perro, yafuera como figurilla hueca o hacha de piedra con larepresentación en la parte distal además de restosóseos de dicho animal.

LOCALIZACIÓN DEL CAÑÓN DEBOLAÑOS, JALISCO

El cañón de Bolaños se inicia en el sur del vallede Valparaíso, situado en el suroeste de Zacatecas,y corre hacia el sur hasta la confluencia con el ríoGrande de Santiago en los límites de Jalisco y Na-yarit (fig. 2). A todo lo largo del cañón existen asen-tamientos prehispánicos de diversa temporalidad ydistinto tamaño e importancia. En uno de los sitiosexcavados, reconocido como Pochotitan, se descu-brieron 6 entierros intencionales de perros sin aso-ciación de ofrenda de objetos ni de restos óseoshumanos; sin embargo, creemos que fueron depo-sitados como ofrenda en el muro exterior del con-junto circular de la habitación correspondiente.

BREVE DESCRIPCIÓN DEPOCHOTITAN

Se ubica sobre la margen oeste del río frente alsitio de El Piñón. Se trata de un conjunto circular degran tamaño (39 m de circunferencia) con 9 habita-ciones grandes alrededor y, posiblemente, 3 másque el río destruyó durante una de las crecidas queacontecen cada año durante la época de lluvias (fig.

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Figura 3. Entierros de perros en Pochotitan.

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Figura 4. Entierro intencional de perro.

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3). Sus funciones fueron de tipo comercial aprove-chando su accesibilidad al río. Como dependientede El Piñón (centro rector de toda la región), tuvocomo objetivo principal llevar a cabo las transaccio-nes de intercambio con las caravanas que transita-ban por el río. Cada habitación que conforma el cír-culo es de grandes dimensiones y cimientos dobles,lo cual sugiere que funcionaron a manera de alma-cenes donde se guardarían distintos objetos desti-nados al intercambio. Durante la excavación se re-cuperó una gran cantidad de tiestos cerámicosprovenientes de las grandes ollas que, además deemplearse como urnas funerarias en la vida cotidia-na, fueron contenedores y cajetes con decoraciónal negativo, ambos encontrados dentro de las tum-bas de tiro. Durante las excavaciones efectuadas enla presa de Aguamilpa, Nayarit, se recuperaronabundantes tiestos de dichas ollas y, en Los Altosde Jalisco, los cajetes con similar decoración al ne-gativo aparecen con una alta frecuencia (Yoma1994; Ramos y López Mestas 1999).

De acuerdo con las evidencias arqueológicas apo-yadas con fechas de carbono 14, la construcción dePochotitan se inició de forma simultánea con las pri-meras y más antiguas habitaciones de El Piñón. Loanterior explica la presencia de tumbas de tiro situa-das hacia el sur y en la parte externa del círculo ar-quitectónico (30-440 d. C.). También se pudo identi-ficar el periodo posterior a esa costumbre mortuoriapor el uso del «zoclo» que caracteriza a este perio-do en ambos sitios y por la cerámica correspondiente(500-1120 d. C.). Hacia 1260 d. C. se asentó un gru-po pequeño sobre las ruinas del conjunto circular dePochotitan y permanece hasta finales del siglo XVI,momento en que llegaron los religiosos francisca-nos a fundar conventos y evangelizar. Con lo ante-rior se observó que Pochotitan y El Piñón se man-tuvieron en funcionamiento a lo largo de todo elperiodo de ocupación, expresando su importanciadentro de la ruta de intercambio comercial bajo sucontrol.

ENTIERROS DE PERROS

Los restos óseos se numeraron según el ordenen que fueron encontrados: los perros 1 y 2 apare-cieron en el muro exterior de la habitación 5; los pe-rros 3 y 4, en el muro exterior de la habitación 4; elperro 5, en el muro exterior de la habitación 2; y elperro 6, en el muro externo de la habitación 7. Lashabitaciones 2 y 4 se fecharon entre 235-280 d. C.

y las 5 y 7 se dataron entre 540-640 d. C. (fig. 4).En este trabajo se describirá en detalle el perro 1descubierto en la habitación 5 que analizó el licen-ciado Juan Carlos García J. Los perros 2, 3 y 4 fue-ron analizados por la bióloga Jimena Manrique(1998), quien los describió en forma general deta-llando su posición y los restos óseos recuperados;ella los clasificó como Canis familiaris. Los perros 2y 6 fueron analizados por el biólogo Raúl Valadez,quien llega a la misma clasificación taxonómica quela bióloga Manrique.

A continuación, se procede a una breve descrip-ción de los perros analizados por Manrique (1998:19). Perro 2: individuo casi adulto (poco menos de2 años) enterrado sentado (fig. 5). Perros 3 y 4:depositados en posición extendida lateral derechacon la mano derecha cruzada sobre la izquierda (fig.6); la cabeza del perro 3 apuntaba hacia el norte yla del 4 hacia el sur. El perro 3 era un individuo ju-venil (nueve a diez meses de edad en el momentode su muerte) y el 4, un adulto plenamente desarro-llado.

Valadez tuvo como objetivo la identificación ana-tómica y taxonómica de los restos óseos. Se identi-ficaron como Canis familiaris tal como ya los habíaclasificado la bióloga Manrique. A pesar de darseuna confusión en la localización de los perros en elestudio, se pudo aclarar con el croquis del sitio he-cho por el arqueólogo López Cruz que el perro 1 co-rresponde al individuo 5 recuperado en la estructu-ra 2 (en Valadez se denominó perro 4) y el perro 1aen Valadez corresponde al entierro 6 en la estruc-tura 6 según el croquis de López Cruz (ver figura 3).La descripción de Valadez del perro 1 (individuo 5)especifica que se descubrió la posición anatómicapero que había restos óseos de un segundo indivi-duo, de forma similar a lo que afirma en el caso delperro 4 (individuo 6); la descripción anatómica de losrestos óseos es detallada y, por último, sostiene quelos individuos 1 y 4 se reconocieron como adultos(Valadez 2009).

DESCRIPCIÓN DEL PERROANALIZADO POR GARCÍA JIMÉNEZ

Se trató de un perro adulto, de talla mediana, de-terminado por los huesos largos y los dientes per-manentes bien desarrollados. Aun cuando el cráneose perdió por la posición en la que fueron encontra-das las mandíbulas, se infiere que el individuo fuedepositado con la cabeza flexionada hacia la caja

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Figura 5. Reconstrucción de los perros 2 (arriba), 3 (abajo) y 4 (centro).

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Figura 6. Reconstrucción de perro en posición extendida lateral.

torácica o pecho del perro. La posición del individuofue en decúbito lateral derecho; es decir, se deposi-tó echado sobre su costado derecho, con las ma-nos flexionadas. La mano derecha estaba por de-

bajo de la izquierda; la derecha estaba más flexio-nada, con la parte distal del húmero en contacto conla primera y segunda costillas del lado izquierdo; asu vez, la parte distal del húmero y el radio tocaban

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Figura 7. Excavación y análisis del perro 1.

las mandíbulas. La mano izquierda estaba menosflexionada, guardando mayor ángulo entre el húmeroy el radio, con las epífisis distales de ambos huesosen contacto con las mandíbulas. Por último, se res-cataron algunos huesos de las manos (metatarsosy falanges). Las patas traseras no se encontrabantan flexionadas, lográndose recobrar los fémures, lastibias y algunas falanges.

Del resto del esqueleto se lograron identificar 8costillas izquierdas; las vértebras atlas, axis, 3.ª a7.ª; cervicales; 1.ª a 12.ª torácicas, 1.ª a 6.ª lumba-res, 1.ª a 3.ª sacras y 1.ª a 4.ª caudales; ambosomóplatos (derecho e izquierdo), las clavículas, al-gunos huesos de la cola y parte de la pelvis, ade-más de algunas uñas. Del cráneo se recuperó unapequeña porción del hueso occipital, específicamen-te de la región del foramen mágnum y ambas man-díbulas con todos los dientes: incisivos, caninos,premolares y molares. Habrá que mencionar que nose observaron alteraciones o modificaciones en loshuesos que sugieran el padecimiento de alguna

enfermedad o patología, así como alguna modifica-ción que el hombre haya hecho en los huesos (fig.7).

POSIBLE INTERPRETACIÓN DELHALLAZGO DE ENTIERROSINTENCIONALES DE PERROS

El hallazgo de entierros intencionales de perrosen el sitio de Pochotitan, lugar donde se efectuabael intercambio comercial y, por ello, uno de los si-tios más importantes de la cultura Bolaños, expre-sa ineludiblemente la participación de este animaltanto como ente viviente dentro de la vida cotidianadel hombre como dentro de un mundo ideológico en-focado no solo al culto a la muerte sino ademáscomo protector contra las fuerzas adversas. La lo-calización de cada entierro, distribuido alrededor yen la parte externa del muro de las habitaciones queconformaban el sitio, indica que su función era la de

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proteger el lugar debido al movimiento constante quedebió de mantener con la intrusión de caravanas pro-cedentes de lugares lejanos.

Por otra parte, este rasgo incluye a dicha culturadentro de la concepción ideológica que compartie-ron los pueblos que habitaron el mundo prehispáni-co sin importar tiempo y espacio. Significa tambiénque la tradición de tumbas de tiro, a la cual pertene-ce la cultura Bolaños, incluyó el mito que trata alperro como guía del hombre muerto hacia su mora-da final y que se ha identificado como mesoameri-cano. Sin embargo, su origen se desconoce, por loque esta singular costumbre funeraria pudiera ha-ber surgido en el noroeste de América del Sur, don-de aparece muchos años antes que en México.

Es sintomático que la presencia de tumbas de tirose limiten al Occidente de México, en los estadosde Jalisco, Colima y Nayarit. ¿Su origen se encuen-tra en las de América del Sur? Pero, ¿cómo llegóeste sistema de enterramiento a territorio mexica-no? Una posible respuesta, ya planteada por variosautores, sería que los pueblos de Perú y Ecuadorestablecieron un corredor de intercambio comercialcosteando (Ponce 1872).

Existe evidencia en documentos del siglo XVI quemencionan que algunos pueblos de Ecuador, comolos manteños, fueron grandes navegantes. Cons-truían balsas remontando hacia el norte hasta lle-gar a la desembocadura del río hoy llamado Balsas,situado en los límites costeros de Guerrero y Mi-choacán, por donde subían tierra adentro con la fi-nalidad de intercambiar diversos productos. Por ellose llamó a este río «Balsas» (Albornoz 1525; Rivety Arsandaux 1946; Oviedo y Valdés 1959). Una delas mercancías más codiciadas fue el Spodylus prin-ceps (conocido como mullu), bivalvo utilizado masi-vamente por las culturas sudamericanas y abundan-te a lo largo del océano Pacífico. La posibilidad dela convivencia extensa de ambos pueblos (sudame-ricanos y del Occidente de México) es muy factible.Los sudamericanos tendrían que esperar en territo-rio mexicano a la época propicia para navegar (co-rrientes marítimas y carencia de tempestades).Durante estos periodos, el contacto se estrecharíay surgiría intercambio de ideas y conceptos de am-bas partes. Existen diversas evidencias en la cerá-mica del Occidente de México (cultura Capacha enColima con fecha de 1400 a. C.) que señalan unaprofunda semejanza con las culturas tempranas deEcuador.

Lo anterior explicaría la adopción de este singu-lar sistema de enterramiento en el Occidente de

México con la presencia del perro dentro del ritofunerario. Otra adquisición muy importante de ori-gen sudamericano fue la tecnología metalúrgica quecuriosamente apareció en Michoacán (Hosler 2006).El perro y la metalurgia perduraron a través de todoel periodo prehispánico y se difundieron ampliamen-te, mientras que la costumbre de depositar a losmuertos dentro de tumbas de tiro desapareció, de-bido posiblemente a distintos factores económicos,sociales e incluso ideológicos.

El perro desempeñó dos tareas muy importantesen la vida del hombre: la mundana y la sagrada. Enla primera servía como ayudante en la caza, comocompañía en la vida cotidiana y, a veces, como ali-mento. En la segunda desempeñó un papel sobre-saliente ante la incógnita que representa la muertepara el hombre que se niega a desaparecer una vezmuerto, por lo que siendo el perro su compañero fielen vida tendría que serlo después de morir. Solo asíse explica su presencia en el rito mortuorio. El hom-bre lo sacralizó e incluyó en el panteón religioso, porlo que pasó a formar parte de la cosmovisión de cadapueblo (De la Garza 1997).

Entre el contenido de las tumbas de tiro siemprese incluye el perro, ya sea como representacionesplásticas o como depósito intencional (sacrificio delanimal). Se dan casos en que aparece en ambas for-mas como ocurre en las tumbas de tiro de la culturaBolaños. El Occidente de México es reconocidomundialmente por las representaciones plásticas deperros. Las hay de pie, echados, de patas cortas.Aparecen en las maquetas que muestran diversasactividades mundanas e incluso hay perros con unamáscara humana sobrepuesta en su cara, lo cualindica su asociación con lo sagrado.

Por todo lo anterior subrayamos que el perro ocu-pó un lugar sobresaliente en el mundo prehispáni-co desde los primeros asentamientos humanos y,en determinadas circunstancias, estuvo asociadocon la muerte hasta ser sacralizado (De la Garza1997). El caso de la cultura Bolaños no fue la ex-cepción, se obtuvo evidencia de haber desempeña-do actividades mundanas y sagradas como lo se-ñala su presencia entre el contenido de las tumbasde tiro y los entierros intencionales en la base delmuro exterior de las habitaciones.

Pochotitan fue el lugar donde se realizaban lastransacciones comerciales por estar en la margendel río; por ello debió de constituir un lugar de alma-cenaje de las mercancías destinadas al intercambioque, en consecuencia, debía ser resguardado. Pro-bablemente esa fue una de las razones por las cua-

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les se construyó en esa forma (circular).1 Para ellose utilizaron los perros en vida y, una vez que mo-rían, se enterraron alrededor con la finalidad de quecontinuaran en su función protectora, evitando lapresencia de espíritus malignos que afectaran alhombre. Consideramos que cada animal murió na-turalmente por diferentes razones (por edad, por unaenfermedad, por la mordida de un animal venenosoo por comer algo descompuesto) y, una vez muer-to, continuó protegiendo el lugar. La colocación deestos animales se interpretó como ofrenda al muro,por lo que se considera una actividad ligada a la re-ligión del hombre y el animal es considerado sagra-do.

CONCLUSIONES

De acuerdo con la evidencia presentada, el Occi-dente de México compartió la ideología correspon-diente al perro con el mundo mesoamericano. Esmás, cabe la posibilidad de que el origen de sacra-lizar a este animal se encuentre precisamente en elOccidente de México debido a los contactos conAmérica del Sur durante la tradición de tumbas detiro, de donde lo adoptaron difundiéndose posterior-mente hacia el área mesoamericana.

En el caso de Bolaños, específicamente, la evi-dencia señala que el perro mantuvo funciones mun-danas y sagradas, estas últimas enfocadas hacia lamuerte del individuo y, además, como ser protectorcontra espíritus malignos. Cabe la reflexión de queeste animal protegió al hombre en vida, por lo quedespués de su muerte seguiría protegiéndolo.

Sobre los autores

MARÍA TERESA CABRERO G.. ([email protected]),Doctora en Arqueología por la Universidad Nacio-nal Autónoma de México (UNAM), es InvestigadoraTitular del Instituto de Investigaciones Antropológi-cas (UNAM), miembro de la Academia Mexicana deCiencias, de la Academia Mexicana de Ciencias An-tropológicas y de la Society for American Archaeo-logy. Ha recibido diversas condecoraciones, publi-cando media docena de libros y cerca de cincuentaartículos científicos.

JUAN CARLOS GARCÍA JIMÉNEZ es Licenciado en An-tropología Física por la Escuela Nacional de Antro-pología e Historia, donde actualmente cursa lamaestría en la misma especialidad.

BIBLIOGRAFÍA

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