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estrangulados - media.igdigital.com · CDD 330.82. Prólogo, por Agustín Etchebarne Introducción...

Date post: 28-Sep-2018
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Transcript

estranguladosCÓMO EL ESTADO ASFIXIA TU ECONOMÍA

I V Á N C A R R I N OPrólogo de Agust ín Etchebarne

Impreso en Argentina

Editado por Inversor Global para Argentina,Chile y España

Publicado por Inversor Global S.A, Buenos Aires, Argentina

Abril 2016

Dibujo: Juan Gándara - La mano del Estado asfixia a los trabajadores

Diseño y edición digital: Facundo Britez

Carrino, Iván Carlos

Estrangulados : cómo el estado asfixia tu economía / Iván Carlos

Carrino ; prólogo de Agustín Etchebarne. - 1a ed . - Ciudad

Autónoma de Buenos Aires : Carrino, Iván Carlos, 2016.

212 p. ; 22 x 15 cm.

ISBN 978-987-42-0428-8

1. Economía. 2. Economía Abierta. 3. Economía Capitalista. I.

Etchebarne, Agustín, prolog. II. Título.

CDD 330.82

Prólogo, por Agustín Etchebarne

Introducción

La Obsesión por Regular

La Gran Regulación

Huyendo del Monstruo

Economía VIP

Vivir con lo Nuestro

Estrangulados

Nadar Contra la Corriente

Menos estado, más Libertad

007

015

021

065

089

107

125

147

189

211

Índice

7

Prólogo La vida sobre la tierra siempre implica un cambio permanente,

pero hay épocas en las que la historia parece acelerarse. El

libro de Iván Carrino llega en un momento donde

Latinoamérica observa el estrepitoso e inevitable derrumbe del

populismo. Un momento que puede ser clave para revisar las

ideas que nos llevaron a reiteradas crisis desde hace más de 80

años.

Luego de la caída del muro de Berlín muchos creyeron que las

ideas del socialismo habían sido enterradas para siempre. A la

impugnación académica se había sumado la irrefutable

contrastación con la realidad. La Unión Soviética había

colapsado bajo el peso de su propia ineficiencia, dejando a la

vista que aún los productivos, creativos, inteligentes y

disciplinados alemanes estaban retrasados. Éstos tenían apenas

un tercio de la riqueza per cápita de sus compatriotas que

habían tenido la suerte de quedar del lado del muro occidental-

capitalista.

Pero las ideas no mueren. Bastaron las crisis financieras de

2000-1 y 2008-9 para que el socialismo latinoamericano

recuperara sus banderas y creara una nueva agenda, a la que

llamó “Socialismo del siglo XXI” y que se instaló desde el

Foro de San Paulo.

Si esas crisis fueron la excusa, lo que en realidad permitió el

regreso del populismo socialista es que los gobiernos

democráticos que supuestamente iban a implementar el

consenso de Washington con políticas de libre mercado, por

una mezcla de corrupción e ignorancia, en realidad hicieron la

8

mitad de la tarea. Privatizaron las empresas del Estado, pero

no liberaron los mercados, sino que muchas veces entregaron

monopolios; no hicieron las reformas laborales y educativas

necesarias, continuaron aumentando el gasto público, se

endeudaron para seguir gastando y se retrasó el tipo de

cambio, aumentando en consecuencia el déficit fiscal y el

comercial, lo que a la postre resultó en una nueva crisis.

Lógicamente, la izquierda culpó al “neoliberalismo” y logró

organizarse para alcanzar el poder en muchos países

latinoamericanos. En su nueva versión populista, las ideas

socialistas no podían sino terminar por destruir las economías

de los países donde se fueron afirmando.

El año 2016 encuentra a Cuba abriendo sus puertas al

presidente de los EE.UU., aplaudiendo el fin del bloqueo y con

una imperiosa necesidad de cambio. Venezuela está en una

crisis terminal con una dura caída de la economía, escasez de

productos esenciales y la inflación más alta del mundo. En las

últimas elecciones dos tercios de la población votó en contra

del gobierno, aunque lamentablemente no eran presidenciales.

En Brasil, el PBI se contrajo un 3,8% el año pasado y, la caída

continúa al mismo ritmo en el año actual, mientras la inflación

no cede y la presidente Dilma Rousseff está al borde del

impeachment. Argentina también se encuentra en estanflación,

también tiene crisis energética y un nivel de corrupción

galopante. El flamante presidente, sin embargo, genera

expectativas de un cambio de rumbo de 180°.

En quince años, el populismo logró que el país con más

reservas de petróleo del mundo tenga una dura crisis

9

energética, y que el país que fuera el “granero del mundo”

tenga una crisis en la lechería, el trigo y la ganadería.

América Latina estaba dividida en dos. De un lado, la Alianza

del Pacífico, abierta hacia el libre comercio, con EE.UU. y

Canadá, y ahora avanzando hacia un Acuerdo Transpacífico

(TPP) con 12 países asiáticos, que terminará siendo la mayor

área de libre comercio del mundo. Del otro lado, el Mercosur y

las repúblicas bolivarianas, que se cierran sobre sí mismas con

el viejo discurso anti-imperialista. Pero ese segundo sistema

está colapsando, abriendo una oportunidad para que la región

empiece una nueva etapa. Esta vez, parece que Argentina ha

tomado la delantera con el cambio de gobierno.

En este contexto, es clave el papel de los intelectuales como

Iván Carrino que, sin estridencias, explican los principales

problemas que aquejan a las economías de nuestros países, con

la esperanza de evitar reiterar los viejos errores. Este joven

autor lo hace con una sencillez y una frescura envidiable que

combina sentido del humor y, al mismo tiempo, no pierde el

análisis riguroso y la contrastación con datos de la realidad y

la sapiencia de numerosos autores que va citando a lo largo de

las páginas.

El libro es ágil, estructurado a la manera de las novelas

modernas con pasajes que intercalan eventos de la vida de un

diputado con análisis de cada tema y ejemplos históricos,

ilustrados con detalles que pueden incluir la leyenda de Robin

Hood y el Sheriff de Notingham, alguna anécdota de los

Simpsons o de Rocky (el personaje protagonizado por

Silvester Stallone), o bien con un ejemplo sencillo construido

10

para refutar categóricamente alguna idea falsa hondamente

arraigada en nuestros legisladores y en sus votantes.

En la primera parte el autor encara el problema de las

regulaciones analizando los motivos por los cuales son

necesarias y descartando tanto los extremos como las frases

hechas que, a fuerza de ser repetidas, la gente adopta sin

pensarlas demasiado. Carrino utiliza la lógica y la razón para

ir separando lo correcto de lo incorrecto mediante ejemplos

simples. A partir de la historia de “Yo, el lápiz”, de Leonard

Read, narra con sencillez la extrema complejidad de un

mercado libre. Como dice Sheldon Richman: un “mercado

libre” no significa libre de la regulación sino libre de la

interferencia del gobierno.

Acaba exponiendo los enormes costos de los excesos de

decenas de miles de leyes y normas, la hiperinflación de

regulaciones, que asfixian a los emprendedores, y para ello

exhibe cálculos de estudios recientes como el de los profesores

John Dawson y John Seater, o Sachs y Larraín, o los índices

del Banco Mundial y de Think Tanks como Heritage

Foundation, el Foro Económico Mundial o el Fraser Institute.

El autor pasa del exceso de regulaciones a la abrumadora carga

impositiva. Al igual que los autores clásicos, Carrino se

detiene a analizar el origen moral y ético del sistema

impositivo, repasando filósofos y economistas como Ayn

Rand o Murray Rothbard. Pero de inmediato vuelve a lo

concreto y sostiene con Robert Murphy que existe una relación

inversa entre crecimiento económico y la carga impositiva. Lo

demuestra con cálculos de estudios más recientes como los de

11

Padovano y Galli, Engen y Skinner o Young Lee y Roger

Gordon.

Carrino sostiene que a mayores grados de libertad hay mayor

crecimiento y menos pobreza. Analiza en particular el caso de

los países nórdicos que suelen ser los ejemplos contrarios.

Pero concluye, junto con Nima Sanandaji, que los países

escandinavos no son una excepción. También allí, cuando el

Estado y los impuestos eran menores, el crecimiento era

mucho más rápido.

Para que lectores argentinos tomen conciencia de lo patético

de nuestro caso, Carrino trae aquí a Antonio Margariti, quien

calcula en 96 el total de impuestos que afligen a los argentinos.

Luego agrega diversos estudios que muestran cómo impactan

sobre los diferentes ciudadanos extrayendo entre el 42% y el

62% de sus ingresos, para devolverles mala calidad en los

servicios de seguridad, justicia, educación, salud e

infraestructura.

Con una maestría digna de un novelista, el autor conmueve

contando la historia de Mohamed Bouazizi, que se prendió

fuego en las calles de Túnez dando comienzo a la Primavera

Árabe. Y también la indignación con las acciones del gobierno

de EE.UU. que a través de la Reserva Federal cuida las

ganancias de los banqueros, dando inicio al

movimiento Ocuppy Wall Street.

Pasa del análisis de la desigualdad, a las soluciones de

Hernando de Soto y Enrique Ghersi. De Matt Groening,

creador de los Simpsons, o el premio Nobel Mario Vargas

Llosa, a analizar el estatismo de empresarios amigos o crony

12

capitalism. También logra imaginar un debate sobre el libre

comercio entre Alejandro Dolina y Adam Smith.

Las páginas vuelan mientras recorremos temas como los

paraísos fiscales, la corrupción, la economía en negro, la

inflación, los controles de precios, el control de cambios, los

salarios mínimos, los subsidios, las energías renovables, y los

controles a las tasas de interés.

Mientras tanto, el lector va conociendo a numerosos

pensadores, economistas, sociólogos y filósofos. Desde

clásicos como Adam Smith, David Ricardo, Herbert Spencer,

Ludwig Von Mises, F. A. Von Hayek, Ayn Rand, Milton

Friedman y Henry Hazlitt; a autores más modernos como

Israel Kirzner, Murray Rothbard, Robert Murphy, Luigi

Zingales, Steven Hanke, Nicholas Krus, Sheldom Richman,

Randal Holcombe, Jorge Sorabilla, Susan E. Dudley, Jerry

Brito, George Stiglitz, Michael Spence, Thomas Piketty,

Gabriel Zucman, Dan Mitchel, Robert Shiller, Rajeev Goel y

Michael Nelson.

Carrino también nos permite meternos en su conflictiva

relación con Argentina, la larga decadencia en que nos

metimos por inventarnos problemas en un país que no tiene

conflictos raciales, ni de religión y que tiene inmensos

recursos naturales.

Su desilusión llegó al punto de creer que no había salida. Hasta

que en algún momento empezó a reconciliarse con nuestra

gente cuando se preguntó: “¿cómo es posible que, en un país

cuya única salida viable es Ezeiza, todavía haya gente con

ganas de emprender?”

13

Así, abre un capítulo donde nos cuenta su admiración y pasión

por los emprendedores, y nos presenta a Federico Tessore, de

Inversor Global, a Santiago Bilinkis, que con Andy Freire

fundó la empresa OfficeNet y a Gustavo Lázzari, que le pidió

que “a mí no me pongas como caso de éxito. Yo soy un

sobreviviente”.

Muy cerca de ellos encontraremos a Mark Zuckerberg,

Eduardo Saverin, Dustin Moskovitz y Sean Parker, de

Facebook, al fundador de Whatsapp, Jan Koum, el fundador de

Twitter, Jack Dorsey, los creadores de Uber, Garret Camp y

Travis Kalanick y los fundadores de Airbnb, Brian Chesky y

Joe Gebbia. Todos ocupan puestos de privilegio en la lista de

Forbes, junto a los más viejos, como Amancio Ortega de Zara,

Bill Gates de Microsoft, Warren Buffet de Berkshire Capital,

Larry Elison de Oracle, y Larry Page de Google.

Carrino nos propondrá finalmente que es preferible Menos

estado, más Libertad.

Con sus escasos 30 años, y siendo éste su segundo libro, Iván

Carrino ya ha encontrado un lugar entre los intelectuales

ineludibles que elevan el nivel de debate en Argentina,

cuestionando mitos e ideas falsas y manteniendo en alto la

defensa de las ideas de la libertad.

Agustín Etchebarne

Economista

Director General de Libertad y Progreso

Buenos Aires, 29 de marzo de 2016

14

15

Introducción

Todas las mañanas me despierto gracias a la alarma de mi

teléfono celular. La telefonía móvil está controlada por la

AFTIC, la Autoridad Federal de Tecnologías de la

Información y las Comunicaciones, que es el organismo

encargado de regular no solo la comunicación móvil sino todas

las comunicaciones así como las tecnologías de la

información.

En general, si no pongo a cargar mi celular por la noche, lo

más probable es que a la otra mañana no suene bajo ningún

concepto, ya que se habrá quedado sin batería. La energía

eléctrica que utilizo para cargar mi teléfono está regulada por

el ENRE, el Ente Regulador de la Electricidad, un organismo

autárquico que opera bajo la órbita de la Secretaría de Energía

y el Ministerio de Planificación.

Respecto de su costo, gracias a la Ley de Emergencia

Económica, por 10 años lo que yo pagué de luz se mantuvo

casi sin cambios, ya que la misma establecía que las tarifas de

servicios públicos quedaran congeladas.

Al pasar al baño, también aparece la función controladora del

Estado. El agua con la que nos bañamos y nos lavamos los

dientes está provista por una empresa pública, estatizada hace

años y cuyos precios tampoco reconocen el costo de

producción, por lo que los quebrantos los tienen que pagar

todos los contribuyentes.

Una vez en la cocina, prendo la hornalla con el objetivo de

calentar algo de agua. El gas que sale de la llama está provisto

16

por una empresa privada fuertemente subsidiada. La

distribución y envasado de ese gas, en sus diversas formas,

está bajo el control del Ente Nacional Regulador del Gas

(ENARGAS).

Si quiero comer algo, la ANMAT, la Administración Nacional

de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica,

seguramente haya registrado, controlado, fiscalizado la calidad

y la sanidad y autorizado la producción y venta del alimento

en cuestión antes de que éste llegue a mi mesa.

Termino de desayunar y me preparo para salir de casa con

destino al trabajo. Antes de partir, me pongo los auriculares y

prendo la radio. Desde 1980 los medios de comunicación en

Argentina están regulados por la Ley de Radiodifusión. Sin

embargo, desde 2009 esa ley fue reemplazada y, ahora, es la

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual la que regula

todo lo relacionado con los canales tanto de radio como de

televisión.

Ya en la calle, hago unas cuadras a pie. La publicidad en vía

pública está regulada en la Ciudad de Buenos Aires por la Ley

de Publicidad exterior, que especifica hasta el más mínimo

centímetro cómo deben ser los carteles que los negocios usan

para hacerse visibles desde la calle.

Si me tomo el colectivo, o bien el subte, pago un valor por

debajo del natural ya que estos medios de transporte están

subsidiados por el gobierno. A su vez, la CNRT, la Comisión

Nacional Reguladora del Transporte, es la encargada de

proteger los derechos de los usuarios del sistema de transporte

tanto automotor como ferroviario. Si un día estoy apurado y

me tomo un taxi, sé que antes de comenzar a operar, el mismo

17

obtuvo su licencia de manos del gobierno municipal,

organismo que también regula sus tarifas, aunque no las

subsidia (¡y eso se nota!).

Finalmente, llego a la oficina. Allí mi relación con el

empleador está regulada por la Ley de Contrato de Trabajo,

que contiene nada menos que 277 artículos y más de 25 mil

palabras. Pero esto no es todo, ya que dependiendo de la

actividad en que cada uno se desempeñe, también se verá

regido por el Convenio Colectivo. El Convenio Colectivo de

Trabajo es un acuerdo con fuerza de ley que se firma entre los

representantes de un sector determinado y los sindicatos, que

regula las condiciones de trabajo (salarios, jornada, descansos,

vacaciones, licencias, capacitación profesional, etc.) y

establece reglas sobre la relación entre los sindicatos y la parte

empleadora.

Luego de llegar, me pongo a trabajar.

¿Agotador, no?

Así es, pero es la realidad de todos los argentinos, día tras día.

Desde el primer minuto de la mañana hasta el último de la

noche, nuestra vida se ve atravesada por leyes, decretos,

resoluciones, comisiones, entes y organismos estatales que

intervienen en cada acto de nuestra vida cotidiana.

Como puede verse, las regulaciones estatales están en todo y

en todas partes. Desde las cuestiones más elementales, hasta

los detalles más insignificantes, lo que refleja el elevado poder

que tiene el gobierno sobre nuestra vida y nuestra libertad.

18

A veces se considera que las intervenciones son necesarias e

incluso no se duda de las buenas intenciones que están detrás

de muchas de estas reglas. Sin embargo, en muchos casos las

mismas logran los objetivos contrarios a los buscados

inicialmente, convirtiéndose en verdaderas máquinas de

impedir.

En este libro explicamos el rol que tienen las regulaciones

estatales sobre las personas, las empresas y la actividad

económica a nivel global. A partir de su lectura, el lector

entenderá por qué los gobiernos se obsesionan con regular la

economía, pero también podrá apreciar las negativas

consecuencias que esto tiene para el crecimiento y la

prosperidad.

En el primer capítulo, nos metemos en la mente de los

políticos y los académicos para comprender los verdaderos

motivos de la regulación estatal. Además, mostramos algunas

de sus consecuencias y cómo está parado nuestro país a nivel

internacional en este aspecto. Se sorprenderá al ver lo bajo que

hemos caído en los últimos años.

En el segundo capítulo investigamos una de las más pesadas

regulaciones que el estado le impone a sus ciudadanos: los

impuestos. A partir de su lectura el lector descubrirá la

inmensa cantidad de impuestos que pagamos, los elevados

porcentajes de carga impositiva y cómo eso genera un efecto

negativo para el crecimiento y la reducción de la pobreza.

El tercero y el cuarto apartado explican las maneras en que

individuos, familias y empresas han intentado e intentan aún

hoy escapar del monstruo estatal. Pero también se entenderá

por qué a muchos les conviene que el estado sea cada vez más

19

grande y esté cada vez más presente en nuestras vidas. Es lo

que yo llamo “La Economía VIP”.

En el quinto capítulo aparece un análisis pormenorizado de

una de las herramientas de intervención preferidas por los

gobiernos y que goza de mejor fama entre la población: el

control del comercio internacional y las trabas a las

importaciones. El objetivo allí es explicar cómo, lejos de

beneficiar a los argentinos, cerrarnos al comercio nos

empobrece y nos condena a vivir en un sistema injusto.

En el sexto apartado ahondamos en las intervenciones y

regulaciones específicas más utilizadas por el gobierno con sus

nefastas consecuencias. Vas a comprender el lado oscuro de

los controles de precios, los subsidios, los salarios mínimos, la

llamada “economía verde”, las regulaciones laborales y los

controles de cambio.

Por último, un poco de aire fresco. El capítulo anterior a las

palabras finales es un homenaje a quienes, a pesar de las

trabas, las regulaciones y los demás obstáculos que impone el

estado, todavía siguen apostando y teniendo éxito en el mundo

empresarial de la Argentina de hoy. En este capítulo conocerás

las historias de tres empresarios argentinos para aprender

cómo hicieron para triunfar en un mundo hostil.

Finalmente, una conclusión y un pedido humilde pero

contundente: más libertad para todos.

20

21

La obsesión por regular

Mandó a planchar dos camisas el día anterior. El traje ya

estaba separado y había seleccionado la corbata precisa para la

ocasión. El diputado nacional estaba listo para el gran día: la

asunción de su segundo período como legislador electo del

Pueblo de la Nación.

Estaba contento. Sabía que sus cuatro años de duro trabajo en

la cámara habían dado sus frutos. La presentación de nada

menos que 450 proyectos de ley casi le valen el premio al

mejor legislador del año, pero su colega del partido opositor se

lo sacó de las manos, ya que había presentado mayor cantidad

de proyectos y sus pares lo consideraban una persona más

abierta a las negociaciones; menos intransigente.

Los proyectos en cuestión abarcaban todo tipo de aspectos de

la vida de los ciudadanos. Iban desde el tamaño ideal que

debería tener un alfajor, hasta un ambicioso plan de

refundación de la educación pública nacional, para imitar en el

país los estándares utilizados en lugares tan diversos como

Finlandia, Ecuador y Corea del Sur. “Hay que tomar lo mejor

de cada modelo”, repetía cuando sus interlocutores le

objetaban algunos de los ejemplos considerados.

Se destacaba por haber presentado el proyecto, luego

aprobado, de remoción de los carteles publicitarios en la vía

pública. Según su visión, las ciudades del país eran demasiado

lindas para que su vista sea obstruida por la cara más visible

del capitalismo nacional. En la misma línea, todos sabían que

contaban con su apoyo cuando se tratara de proyectos de ley

22

que buscaran regular los abusos de los comerciantes y

empresarios.

Como presidente de la comisión de Economía y Desarrollo

Regional, había votado a favor del control del precio de los

alquileres, así como también de los controles impuestos a los

combustibles, los medicamentos y las tasas de interés. Su lema

era que, si bien reconocía la necesidad de que existan

empresas, no podía dejarse todo librado a “la ley de la selva”.

Esa mañana despertó con entusiasmo. No era para menos, el

pueblo lo había premiado con cuatro años más ocupando su

banca. Antes de salir de su casa para la ceremonia, atendió su

teléfono celular. Lo llamaban de la Asociación de

Administradores de Consorcios. “No te olvides de aprobar la

regulación sobre las puertas contra incendio como

acordamos”, se escuchó del otro lado. Dicha regulación

obligaría a todos los edificios del país a modificar su puerta de

entrada, cambiándola por una especialmente diseñada para la

eventualidad de un siniestro. Claro que, bajo el noble motivo

de cuidar a la población, también aparecía un negocio

formidable para los vendedores de puertas y los

intermediarios. Es decir, para los administradores que lo

estaban llamando por teléfono.

En el camino antes de tomarse un taxi paró a tomar un café en

la esquina de la vivienda de su acomodado barrio. Se encontró

allí con una elegante señorita, representante de la Industria de

Energías Renovables. 20 minutos de charla sirvieron para que

nuestro legislador tuviera claro que este año tenía que aprobar,

sí o sí, el nuevo corte del etanol, que exigía que las naftas

tradicionales se mezclaran hasta un 20% con combustibles

23

vegetales. Presentado como una medida para el cuidado del

medio ambiente, esto generaría pingües beneficios para la

industria, parte de los cuales irían a premiar a nuestro amigo el

diputado.

Finalmente pudo tomarse el taxi. Llegó al congreso a las 8:30

como tenía pensado. Sobre su escritorio tenía escrito en una

hoja arrancada de un cuaderno: “No te olvides de llamar a

Pablo”. Se trataba del hijo de un amigo, que hace mucho

estaba sin trabajo, pero que el diputado había prometido

conseguirle algún cargo como asistente. Si bien no se

caracterizaba por ser un riguroso investigador, ni tenía

conocimientos específicos de absolutamente nada, nadie iba a

percatarse de que Pablo fuera el nuevo asistente. Además, el

presupuesto le permitía incurrir en ese gasto. Pero lo cierto es

que ni siquiera era tan necesario que Pablo realmente trabajara.

Con que fuera algunos días al despacho y apareciera los 29

para llevarse el cheque, era suficiente. Un favor para un

amigo, ¿a quién puede perjudicar?

Arrancó la ceremonia y al poco tiempo fue su turno.

“¿Sr. Diputado Electo, juras por Dios y La Patria,

desempeñar fielmente el cargo de diputado y obrar en todo de

conformidad con lo que prescribe la Constitución Nacional?”

“Sí, juro”1.

.................................................................................

La historia del diputado recientemente narrada es una historia

de ficción pero, como dicen en las películas, “basada en

1 Agradezco los comentarios que a este capítulo hizo Federico Ferrelli Mazza.

24

hechos reales”. El rol de los congresos y las legislaturas es,

precisamente, legislar y de ahí que exista la idea errónea de

que hay una relación directa entre la calidad e idoneidad del

legislador y su producción de leyes y reglamentos.

Esta idea parte de la falsa concepción que los legisladores

tienen acerca de su propio trabajo pero que, a su vez, es

compartida por un amplio componente de la sociedad. Que

frente a cada problema existente, la solución es sancionar una

ley.

La idea puede ilustrarse con una serie de dibujos animados. En

un capítulo de la famosa tira norteamericana “South Park”, se

presentan unos gnomos que le roban los calzoncillos a uno de

los habitantes de South Park, llamado TweakTweak. En la

serie, se muestra que el motivo de este extraño robo es el de

generar beneficios económicos. Sin embargo, el proceso por el

que se generan estas ganancias es bastante misterioso.

El plan económico de los gnomos consistía de tres pasos

claramente descriptos a continuación:

1) Robar calzoncillos

2) ¿?

3) Beneficio económico2

2 El origen de este inconducente plan de los gnomos me fue aclarado por el

economista Javier Cao en una conversación informal. Es que según el famoso ex

presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se podía detectar cuando había

crisis económica por la caída de las ventas de ropa interior masculina. Según el

análisis, en épocas de crisis, lo primero que cae son las ventas de este producto

puesto que, dado que la prenda no está a la vista, no hay problema en seguir

usándola incluso cuando esté un poco deteriorada. Así, los gnomos de South Park

elucubran el plan en cuestión a raíz de su mala comprensión de lo que decía

Greenspan. En su razonamiento, si la caída en la venta de calzoncillos es algo malo,

necesariamente su acumulación debía ser algo bueno.

25

Este tipo de razonamiento parece completamente alejado de la

realidad. Sin embargo, es más frecuente de lo que uno se

imagina, especialmente en el ámbito de la política regulatoria

y la política económica en general. De hecho, existen un

sinnúmero de proyectos de ley, regulaciones y disposiciones

gubernamentales que, frente a la existencia de un problema

determinado, parecen inspirarse en South Park:

1) Sanción de una ley.

2) ¿?

3) Solución al problema.

Si la solución a cualquier problema que aparezca en la

sociedad fuera tan sencilla como que 250 personas, reunidas

en un edificio, se pongan de acuerdo y firmen un documento,

claramente tendríamos todo resuelto. A pesar de que la cosa no

es tan sencilla, así es como piensa la gran mayoría de los

hacedores de leyes. No extraña, entonces, que se vea con

buenos ojos a los legisladores que presentan muchos

proyectos. Después de todo, en esta lógica, cuantas más leyes

existan, menos problemas tendremos.

Tal vez sea por esto que en los Estados Unidos, en los últimos

20 años se aprobaron 81.883 nuevas regulaciones, lo que

equivale a una nueva norma cada dos horas y nueve minutos.

La hiperinflación regulatoria es un tema a nivel mundial.

Ahora si todo fuera tan sencillo, bastaría con sancionar una

Ley de Bienestar y Felicidad Popular y Argentina (o el país

que tuviera dicha ley) se transformaría, automáticamente, en

una tierra de alegría imparable.

26

Lamentablemente, no es así como suceden las cosas en el

mundo real.

De hecho, pasa lo contrario. Toda nueva regulación implica un

costo para la economía. Según un estudio publicado en

Estados Unidos, el costo de toda la carga regulatoria se estima

allí en 1,8 billones de dólares al año, “casi la mitad del

presupuesto federal” y un monto superior a toda a economía

canadiense3.

¿Por qué se regula?

Si bien, como veníamos comentando, los gobiernos del mundo

emiten leyes, reglamentos, resoluciones y regulaciones de

todo tipo casi por cualquier motivo, desde la ciencia

económica se destacan 4 motivos principales por los cuales el

gobierno debería regular los mercados o, siendo más amplio,

la vida de las personas en situación de intercambio libre.

Entre los motivos más extendidamente citados están las

externalidades, los bienes públicos, las asimetrías de la

información y la existencia de monopolios.

Como explican Susan E. Dudley y Jerry Brito en su obra

Regulation4, las externalidades ocurren “cuando la acción de

una parte impone costos o beneficios que no son compensados

a otra parte”. Así, existen externalidades positivas (que

generan beneficios sobre terceras personas) y negativas (que

generan costos o daños a terceros).

3 Ryan Young y Wayne Crews, “Twenty years of non-stop regulation”. The

Spectator, 6 de mayo de 2013. Disponible en

http://spectator.org/articles/55475/twenty-years-non-stop-regulation 4 Susan E. Dudley y Jerry Brito: “Regulation: A Primer”, Mercatus Center, George

Mason University, Washington, DC.

27

Un ejemplo de una externalidad positiva puede ser la

educación. En los manuales básicos se explica que una escuela

no solo genera un beneficio para quienes allí asisten para

recibir educación, sino que también redunda en un beneficio

para la comunidad, ya que ésta ahora cuenta con un capital

humano más capacitado.

En este contexto, se considera que el estado debe intervenir

subsidiando la existencia de escuelas, de manera de generar

beneficios para todas las comunidades donde éstas se instalen.

El argumento, sin embargo, presenta algunos problemas, ya

que también existen externalidades positivas cuando al lado

del nuestro construyen un edificio valorado por todos, o

cuando pasa por la calle un auto clásico en impecable estado, o

cuando una persona ingresa al subte o el colectivo con una

buena dosis de perfume, alegrando las narices de aquéllos que

circunstancialmente la rodean en el camino a su trabajo.

Sin embargo, no se sigue de esto que el estado deba subsidiar

la construcción de lindos edificios, la reparación de autos

clásicos, o la venta de perfumes.

Las externalidades negativas, por su parte, ocurren cuando la

acción de una persona afecta negativamente a otra que no está

involucrada directamente en el intercambio. Es decir, son

consecuencias no intencionadas de una acción pero que

generan un daño potencial (o real) para terceros. Así, una

fábrica que contamina un río, o un boliche que pone la música

a un volumen insoportable, constituyen distintos tipos de

externalidades negativas. Frente a estas situaciones, que

podrían resolverse con la mediación de terceros dentro del

poder judicial, el poder legislativo suele intervenir, decretando

28

impuestos específicos, delimitando zonas residenciales y zonas

comerciales, horarios de ruido, tasas o compensaciones.

Los bienes públicos se definen como aquellos para los que el

costo de producir una unidad adicional es despreciable pero

excluir consumidores implica un costo representativo. Un

ejemplo clásico es el de la defensa nacional. En el caso de las

fuerzas armadas que se dedican a proteger al país frente a un

ataque exterior, es indistinto si se tiene que proteger a los

40.000.000 de argentinos o si se tiene que proteger a

40.000.001. Sin embargo, al ejército, dado que su misión es

defender “la patria”, le resultaría imposible darle protección a

algunos argentinos, pero dejar desprotegido a otro grupo de

ellos. Es decir, independientemente de que uno pague, o no,

por el servicio denominado “seguridad nacional”, terminará

recibiéndolo.

Otro caso de bienes públicos es una carretera. Una vez

construida la carretera, es lo mismo si la ocupan 5 autos o 250.

No desde el punto de vista del conductor, por supuesto, pero sí

desde el punto de vista de quien sea dueño del camino. El

costo de ofrecer una unidad más del servicio es casi

despreciable. Por otro lado, una vez construida la carretera, no

parece una tarea sencilla evitar que la gente la use. Así,

muchos utilizarán el bien pero sin pagar por él, por lo que

aparecerán los famosos “free riders” y caerán los incentivos

para producir rutas.

Frente al problema del “free rider” (alguien que utiliza el bien

público pero no paga su parte de consumo de ese bien) es que

se suele pedir la intervención del estado. Así, tanto la

seguridad nacional como la construcción de caminos tiene que

29

quedar en manos del gobierno, ya que, como no se puede

evitar que la gente utilice el bien sin pagar por él, el estado

debe ofrecerlo y cobrar impuestos por ello.

El problema del argumento es que en la mayoría de los casos,

los “bienes públicos” pueden convertirse fácilmente en “bienes

privados”. En las carreteras el caso se ve fácilmente, ya que

abundan los peajes y trabas al ingreso de autopistas. Esto

permite distinguir al consumidor que paga del que no paga.

Por otra parte, el premio nobel de economía, Ronald Coase,

demostró en un famoso trabajo que los faros que utilizan los

barcos en la noche, que por mucho tiempo se consideraron

como el caso típico de un “bien público”, fueron provistos

históricamente por el sector privado5.

La asimetría de información aparece cuando “un vendedor

tiene información acerca de una falla de su producto que no

revela al comprador”6, haciendo que el comprador pague más

de lo que pagaría en condiciones de conocimiento perfecto. Un

ejemplo de esto puede ser una entrevista de trabajo en donde el

postulante oculta algunas falencias en su disposición a

trabajar, el vendedor de un producto financiero que ofrece

retornos de dudosa confiabilidad, o bien el vendedor de un

auto usado, que oculta el verdadero estado del motor del

vehículo.

Este último ejemplo fue el que utilizó George Akerlof para

ilustrar el problema de la asimetría de la información y por el

5 Coase, Ronald: “The Lighthouse in Economics”, Journal of Law and Economics,

Vol. 17, No. 2 (Oct., 1974), 357-376. 6 Ídem 3.

30

cual, en parte, recibió el premio nobel de economía junto con

George Stiglitz y Michael Spence.

En su famoso trabajo titulado “El mercado de limones”7,

Akerlof explica los problemas derivados de la información

asimétrica. En el caso del mercado de autos usados, el

vendedor tiene más conocimiento acerca del coche que ofrece

que los potenciales compradores.

Si uno dividiera el mercado tendría, por un lado, autos en buen

estado (llamados “cerezas”) y, por el otro, autos en mal estado

(los llamados “limones”). Según el enfoque expresado por el

economista premio nobel, como el comprador no está en

capacidad de distinguir las cerezas de los limones, entonces los

precios que los compradores estarían dispuestos a pagar nunca

compensarían a los vendedores de cerezas.

Es decir, si la información fuera perfecta, todos sabrían cuáles

son los autos buenos y cuáles son los autos malos. En ese

contexto, los usados que estén en buen estado tendrían un

precio superior a aquéllos cuyo estado de conservación sea

inferior.

Sin embargo, en ausencia de este conocimiento perfecto, el

precio sería un intermedio entre el de las cerezas y de los

limones, por lo que las cerezas desaparecerían del mercado. La

solución propuesta es la intervención del estado, bien para que

obligue a los vendedores a proveer información, o bien

mediante la aparición de oficinas de defensa del consumidor,

etc.

7 Akerlof, George: “The Market for Lemmons”, The Quarterly Journal of

Economics, Vol. 84, No. 3. (Aug., 1970), pp. 488-500.

31

Si bien el análisis es atractivo e innovador, lo cierto es que

tiene unas fallas muy evidentes. Como explica William

Anderson, doctor en Economía por la Universidad de Auburn,

en Alabama8:

“De acuerdo con Akerlof y otros, los agentes del mercado,

enfrentados con el problema de la información asimétrica,

tienen escasos o nulos incentivos para obtener mayor

información. Están ‘atrapados’ en una trampa de

desequilibrio sin otra salida que acudir al Tío Sam. Sin

embargo, sabemos por simple observación que Akerlof se

equivoca.

Primero, porque los mercados de autos usados no han

colapsado. Cada ciudad está repleta de espacios de venta de

automóviles de segunda mano, y los potenciales compradores

que no están seguros acerca de la calidad del automóvil que

desean comprar cuentan con un buen número de opciones

para elegir.

Tenía un amigo que era experto en automóviles y solía

acompañar a sus amigos cuando estos estaban queriendo

comprar un coche usado. Buddy tenía una serie de tácticas

que implementaba para probar la seriedad del vendedor,

incluyendo la de frotar un imán a lo largo de la carrocería del

vehículo para ver si podía encontrar si el cuerpo había sido

dañado y el vendedor había utilizado fibra de vidrio para

cubrir las abolladuras.”

Lo que cuenta Anderson puede comprobarlo cualquier persona

que haya comprado un auto de segunda mano. No creo que

8 William L. Anderson: “Lemons and the Nobel Prize”, Mises Institute, 11 de

octubre de 2001. Disponible en: https://mises.org/library/lemons-and-nobel-prize

32

sean muchos los que se animen a llevarse un auto sin que

previamente lo haya revisado un amigo mecánico o alguien

que entienda un poco más que uno sobre la materia.

El último gran tema por el cual los economistas en general

aprueban la intervención del estado en los asuntos privados es

la existencia de monopolios. Según resumen Dudley y Brito,

“la presencia de poder de monopolio permite a las firmas

controlar los precios, violando la condición del mercado

perfecto que establece que las empresas son tomadoras de

precios”.

La idea del monopolio como algo negativo y atípico en la

realidad se deriva de una concepción demasiado idealizada de

cómo funcionan y deberían funcionar los mercados. Según el

análisis tradicional, los mercados funcionan o deben funcionar

en “competencia perfecta”, un estado de cosas en donde todos

los productos que se ofrecen son homogéneos, donde no hay

barreras a la entrada o a la salida del mismo, donde todos los

compradores poseen información perfecta en cuanto a las

condiciones de oferta y demanda de todo el mercado, y donde

ninguna empresa en particular puede influir sobre el precio (ya

que si lo pone por debajo del precio de equilibrio, incurre en

pérdidas y, si lo pone por encima, se queda sin ninguna venta).

Los problemas con esta concepción demasiada idealizada del

mercado son múltiples. Para empezar, porque los monopolios

son una parte esencial de todo proceso de mercado. Piénsese

en el primer hombre que descubrió la rueda. Naturalmente, se

trataba del monopolista de la rueda. Viniendo más acá en el

tiempo, cuando Mark Zuckerberg creó Facebook, la red social

que cuenta con más de 1.200 millones de usuarios a nivel

33

mundial, también fue el monopolista no solo de la marca, sino

del concepto de servicio que Facebook provee. Así, y como

suele recordar el economista Alberto Benegas Lynch (h), sin

monopolistas, no habría progreso posible, ya que siempre

alguien tiene que ser el pionero y arriesgarse a innovar9.

Otro punto a destacar es que, en ocasiones, los monopolios son

sencillamente el resultado de que la gente los elige por encima

de los competidores. Si una empresa es tan buena para

satisfacer las necesidades de los clientes que éstos no están

interesados en buscar alternativas en otras empresas ¿por qué

habría de constituir un problema esta situación? En definitiva,

mientras no existan barreras de entrada en el mercado, de

manera que cualquiera tenga la libertad de competirle a una

empresa existente, no hay problema aparente.

Esto me lo explicó el profesor Israel Kirzner, en un seminario

en el que tuve la suerte de participar hace unos años. Para

Kirzner10

:

“¿Qué significa realmente la competencia? ¿Qué quieren

decir tus padres cuando te dicen que, allí afuera, hay un

mundo competitivo? Lo que te dicen es que hay algo llamado

libertad de entrada. Eso significa que si vos estás generando

un lindo beneficio, un confortable beneficio económico, no hay

nada que pueda evitar que otros ingresen a tu mercado y

reduzcan tus beneficios al vender productos similares a

precios más bajos. Es la libertad de entrada.

9 Benegas Lynch (h), Alberto: “Fundamentos de Análisis Económico”. Instituto de

Estudios para una Sociedad Abierta. Panamá, 2014. 10 La charla a cargo de Israel Kirzner se tituló: “Entrepreneurship and the Market

Process” y fue grabada y subida a Internet por la Foundation for Economic

Education, por lo que puede verse completa en este link:

https://www.youtube.com/watch?v=oMm-anSv-tU

34

Si estás produciendo un bien de una calidad determinada y

por ello estás generando beneficios, entonces no hay nada que

impida al resto de ingresar a competir haciendo un producto

mejor, al mismo precio, y que venda más que tu producto.

En otras palabras, cuando sea que estés generando un

beneficio: ¿qué son esos beneficios? Son una invitación a que

alguien más entre al mercado. El beneficio es una invitación a

entrar en el mercado, sin barreras de entrada. Sin frenos

institucionales al ingreso, hay competencia. Y eso es todo lo

que una economía dinámica de mercado necesita, nada más.”

En la misma lección, el Doctor Kirzner también reflexionó

sobre la imposibilidad de que exista un monopolio total tal

como uno imaginaría. Es que, incluso cuando una empresa

fuera dueña de todas las naranjas del mundo, eso no quiere

decir que pueda vender el kilo de naranja a miles de millones

de pesos. Siempre, en cualquier producto y servicio, aparecerá

la competencia, ya sea porque los clientes eligen productos

similares (manzanas, en este caso), o bien porque aparece la

innovación tecnológica (como cuando el petróleo reemplazó al

carbón o cuando el e-mail reemplazó al correo tradicional).

Lo último que cabe destacar respecto de este punto es que, por

lo general, quienes imponen estas barreras institucionales a la

entrada de la competencia, no son los empresarios o los

agentes del mercado, sino el mismo estado, otorgando

privilegios, prebendas y permisos que impiden que se

desarrolle una verdadera actividad competitiva. Ignorando esta

situación, todavía son muchos los que acusan al capitalismo de

35

crear monopolios. Pero como intenté aclarar en otra

oportunidad11

:

“El problema con esta afirmación es que, de ser cierta, lo

contrario también debería verificarse. Es decir, una economía

hiperregulada, debería carecer de monopolios. Sin embargo,

este no es el caso. En la Unión Soviética, donde la propiedad

de los medios de producción era estatal, todas las fábricas

eran monopolio del estado. Su extinción, de hecho, hizo que

esos monopolios desaparecieran, o bien comenzaran a

competir con otros oferentes del mundo, lo que mejoró la

calidad de vida de las millones de personas que vivían del otro

lado de la cortina de hierro.”

Como podemos apreciar, estas son las motivaciones más

mencionadas o, al menos, reconocidas dentro de la literatura

económica para justificar las regulaciones estatales. Sin

embargo, no son las únicas, ya que el gobierno también regula

e interviene en los mercados con el pretexto de prevenir las

crisis económicas (una vez que estas ya ocurrieron, claro),

cuidar la salud física y emocional de la población, redistribuir

la riqueza, cuidar el llamado “patrimonio arquitectónico” y el

“patrimonio cultural” de determinadas ciudades, e incluso para

garantizarle a todos el “derecho” a ver fútbol, en casos

extremos como el de nuestro país en los últimos años.

Ahora bien, aun cuando hemos visto que ninguno de los

argumentos descriptos resulta del todo convincente, nos

enfocaremos ahora en los problemas que las regulaciones han

11 Carrino, Iván: “Cleptocracia: Así nos robaron nuestro dinero y nuestra libertad”.

Septiembre 2015, Inversor Global, Buenos Aires.

36

tenido y tienen sobre la actividad económica y nuestra vida de

todos los días.

Los costos de las regulaciones

Existe una parábola conocida como la parábola del hombre

con las manos atadas. Según esta historia, había una vez un

hombre que, en esencia, era igual que todos los demás. Como

diría Hayek, un hombre en toda su variedad y complejidad, “a

veces bueno, a veces malo, a veces inteligente y más a

menudo, un tonto”12

. Nada diferente a cada uno de nosotros.

Lo cierto, sin embargo, es que un día un grupo de amigos se

reunió en su casa, y luego de una larga charla sobre distintos

aspectos de la vida, decidieron atarle las manos y los pies para

evitar que pudiera hacer algo malo. Acto seguido, se retiraron

dejando un guardia en la puerta para que evite cualquier

intento de un tercero por librarlo de las ataduras. Según cuenta

la historia, en un principio el protagonista hizo intentos

desesperados por desatarse, pero la tarea le resultó imposible,

por lo que terminó acostumbrándose a su situación y

sobreviviendo a pesar de ella. En el mientras tanto, su guardián

le recordaba todo lo malo que pasaba fuera de la casa, donde la

gente tenía las manos desatadas.

Habiéndose acostumbrado a su situación y luego de varios

años, sus amigos volvieron a visitarlo y lo liberaron de las

ataduras que alguna vez habían impuesto sobre él. Contentos,

le dijeron que ahora era libre de hacer lo que quisiera. Sin

embargo, ya era tarde, puesto que todas sus extremidades se

encontraban atrofiadas e inutilizables.

12 Hayek, F. A. (1948). Individualism and Economic Order. Chicago: University of

Chicago Press.

37

La historia en cuestión ilustra muy bien lo que pasa con las

regulaciones. En primer lugar, el estado ingresa en la

economía para solucionar los problemas que supuestamente

genera el mercado libre. Sin embargo, lo que siempre termina

pasando es que, no solo no se resuelve ese problema, sino que

también se inhibe el surgimiento de todo lo bueno que el

mercado libre tiene para ofrecer.

Es evidente que en el caso de la parábola, si había algo que no

era deseable que el personaje hiciera, había muchas otras

maneras de decírselo que hubieran sido mucho menos

drásticas. Imaginando que nuestro amigo de la historia fuera

de tomar mucho, es cierto que un grupo de personas puede

atarle las manos para que deje de hacerlo, pero también es

cierto que otros mecanismos pueden ser mucho menos

invasivos y, a la vez, más efectivos. Un ejemplo puede ser una

larga conversación con un familiar querido, mientras que otro

puede ser el rechazo que pueden ocasionar en sus conocidos,

sus excesos alcohólicos.

En este sentido, existe una autorregulación en cada grupo

social que puede imponer conductas valoradas por cada grupo,

sin necesidad de intervención externa.

En los mercados pasa lo mismo. Como explica el escritor

norteamericano Sheldon Richman, no existe tal cosa como un

mercado desregulado13

:

“Lo que se pasa por alto, intencionalmente o no, es que la

alternativa a una economía regulada por el gobierno no es

una sin regulaciones. De hecho, la economía “desregulada”,

13 Richman, Sheldon: “Regulation Red Herring”, The Freeman, 3 de Agosto de

2012. Disponible en : http://fee.org/freeman/regulation-red-herring/

38

como un círculo cuadrado, es una contradicción en términos.

Si es verdad que no está regulada, no es una economía, y si se

trata de una economía, no está desregulada. El término

“mercado libre” no significa libre de la regulación. Significa

libre de la interferencia del gobierno (...)

Todos los mercados están regulados. En un mercado libre

todos sabemos lo que pasaría si una persona quisiera cobrar,

digamos, 100 dólares por una manzana. Vendería menos

manzanas porque (bajo las actuales circunstancias), alguien

más ofrecerá venderlas por un precio menor o, considerando

la situación, los consumidores consumirían productos

alternativos. ‘El mercado’ no permitiría que el vendedor

cobrar exitosamente 100 dólares por manzana.”

Una conclusión similar puede extraerse de la magnífica

historia narrada por el empresario y fundador de la Foundation

for Economic Education de los Estados Unidos, Leonard Read,

titulada “Yo, el lápiz”14

. En la breve obra, Read narra todas las

instancias de producción y las miles y miles de personas

involucradas en la producción de un aparentemente sencillo

lápiz de madera. En el proceso, no solo se involucran miles de

personas de diferentes y distantes lugares del mundo, sino

también un sinnúmero de conocimientos específicos (como el

del leñador, el trabajador del acero, o el que conduce los

camiones que transportan los troncos de madera de un lugar a

otro), que se combinan para dar lugar al producto final. Lo

más interesante de todo es que este proceso tan complejo no

está liderado por ninguna regulación o dictamen

14 Read, Leonard: “Yo, el lápiz”, originalmente publicado en The Freeman, en

diciembre de 1958. Disponible en: http://www.hacer.org/pdf/Lapiz.pdf

39

gubernamental, sino por la propia voluntad individual de cada

uno de los involucrados.

El lápiz, en primera persona, afirma:

“He aquí un hecho pasmoso: ni el minero que extrae el

grafito; ni quienes conducen o fabrican los barcos o trenes o

camiones; ni quien pone en funcionamiento la máquina que

talla mis partes metálicas; realizan su tarea porque me

quieren. Ellos me quieren tal vez aún menos de lo que puede

llegar a hacerlo un alumno de primer grado.

En realidad, entre esta vasta multitud existe algo en común,

que nada tiene que ver con la circunstancia de que alguna vez

hayan visto un lápiz o aún de que sepan o no como utilizarlo.

Su motivación es algo que está más allá de mi propia

existencia.

Quizás sea algo como esto: cada uno de estos millones de

individuos observa que pueden intercambiar su pequeña parte

de conocimiento respecto de cómo se produce un lápiz, por

aquellos bienes y servicios que necesitan o desean, pudiendo

Yo encontrarme o no entre esos bienes”

Así, el interés personal de cada uno de los involucrados,

termina regulando y coordinando sus acciones para tender a un

objetivo común, que en este caso es un lápiz, pero que llevado

al plano más grande, es el mejoramiento de las condiciones de

vida de la humanidad entera.

Sin embargo, donde todos podemos ver coordinación y

progreso, los legisladores y los abogados del estado

omnipresente, ven la anarquía y el caos, y de ahí que tengan la

40

obsesión por regularlo todo. Tarifas aduaneras, controles de

precios, salarios mínimos, entes reguladores, oficinas de

defensa del consumidor, impuestos de todo tipo, habilitaciones

y permisos.... son solo algunas de las formas que la

hiperregulación estatal puede tomar.

El problema es que estas intromisiones no son gratuitas. En

primer lugar, porque todos pagamos un costo en términos de

pérdida de nuestra libertad. Es decir, una cosa es que el estado

intervenga para proteger los derechos básicos de las personas,

como el derecho a su vida y a su propiedad. Nadie dice que,

por lo menos en este estado del desarrollo de la civilización, la

policía no tenga que existir para evitar los robos y los abusos

físicos de cualquier naturaleza, y que no deba haber una

justicia para castigarlos. Sin embargo, cuando la regulación

aparece sobre todo el espectro de intercambios libres que se

dan espontáneamente en la sociedad, entonces eso sí

constituye un problema que exige nuestra atención.

En el mercado, cualquier transacción voluntaria implica un

beneficio para ambas partes. Si una persona desea tomar un

café y a cambio del mismo debe entregar dinero, el resultado

de la operación no deja ganadores de un lado y perdedores del

otro, sino ganadores por todos lados. Gana el que consume el

café, porque valora más el producto que el dinero que entregó

a cambio; pero también gana quien produjo el café, ya que

valora más el dinero que el producto entregado.

El principio aplica igual para cualquier transacción voluntaria,

por lo que se derrumba el mito de los empresarios que se

abusan de los consumidores o el de los capitalistas que

explotan a los trabajadores. En un mercado libre, no hay

41

conflicto entre las partes, sino una maravillosa armonía de

intereses.

Así, el problema surge cuando una tercera parte, con

impuestos y regulaciones, se entromete en esta relación con el

objetivo de modificar burocráticamente los resultados de la

misma. Un ejemplo muy claro que abordaremos más adelante

es el de las trabas comerciales. Una barrera proteccionista es

un claro ejemplo de cómo el estado puede intervenir para

evitar los acuerdos voluntarios y mutuamente beneficiosos

entre las personas.

Si Amalia, de Argentina, desea comprarle un producto a

James, de Australia, ¿quién es el estado para decir que los

productos de James no pueden llegar a Amalia?

Cuando el gobierno intercede con este tipo de medidas, la

libertad de ambas partes se ve dañada y reducida.

Ahora bien, además de la reducción de nuestra libertad, las

regulaciones tienen un efecto adverso sobre el crecimiento

económico y las posibilidades de desarrollo sostenible de una

sociedad.

Un ejemplo sencillo bastará para comprender la relación entre

ambas cosas. Imaginemos a un emprendedor dispuesto a

iniciar un proyecto productivo en un país determinado. El

emprendimiento en cuestión podría ser un taller mecánico, por

lo que será necesario adquirir las herramientas y también

algunas máquinas para revisar a los automóviles en mal estado

que lleguen al establecimiento. El emprendedor también

deberá alquilar un lugar y contratar personal.

42

Ahora bien, si nuestro protagonista, a la hora de iniciar su

proyecto, se encuentra con que tiene que pasar por un proceso

de varios días hasta que el local que alquiló sea habilitado, si

los costos para contratar personal los encuentra excesivamente

elevados, y si cuando fue a adquirir las máquinas descubrió

que lo que él necesitaba no existía en el país en cuestión

porque éste aplicaba una política proteccionista que impedía el

ingreso de esos productos... ¿cuál es el resultado más posible

de esta situación?

Evidentemente, el proyecto ni siquiera comenzará. Nuestro

emprendedor, en ese caso, tendrá dos caminos a tomar: o bien

abandona el proyecto sin más; o bien lo lleva a otro país.

A nivel general, la consecuencia para la economía es un menor

nivel de inversión y, por tanto, un menor nivel de producción.

Es decir, menos productos y menos servicios para satisfacer

las necesidades de la población. En concreto, menos

crecimiento y mayor pobreza.

Los efectos de las regulaciones sobre el crecimiento

económico son un tema de estudio en la literatura económica.

En 2013, un estudio de los profesores John Dawson y John

Seater, de las universidades estatales de los Apalaches y de

Carolina del Norte, en Estados Unidos, encontró que el efecto

de las regulaciones había sido tremendamente negativo para la

economía norteamericana desde 194915

:

“Encontramos que la regulación añadida desde 1949 ha

reducido la tasa de crecimiento agregado en promedio en

15 Dawson, John W. y Seater, John J.: “Federal Regulation and Aggregate

Economic Growth”, Journal of Economic Growth, volume 18, número 2, junio de

203, páginas 137-177.

43

cerca de 2% durante el período bajo análisis. Como suele

suceder con el efecto compuesto de las tasas de crecimiento, el

efecto acumulado de un cambio moderado en esa tasa lleva a

efectos pronunciados a lo largo del tiempo. En particular,

nuestras estimaciones indican que el producto anual de 2005

es casi 28% de lo que podría haber sido si la regulación no

crecía desde 1949.”

El análisis empírico de los dos investigadores toma como

referencia la cantidad de páginas del Código de Regulaciones

Federales y elabora un modelo de crecimiento contrafáctico.

El resultado es más asombroso si se mide en dólares. De haber

permanecido invariable desde 1949 el mencionado código, el

PBI estadounidense del año 2011 habría estado cerca de los

53,9 billones de dólares, en lugar de los 15,1 billones que

alcanzó ese año. En concreto las regulaciones hicieron que los

Estados Unidos pierdan riqueza por un valor de 38,8 billones

de dólares, lo que equivale a 129.300 dólares por cada

ciudadano.

Otra manera de ver el efecto de las regulaciones es comparar

la economía norteamericana con el conjunto de la Unión

Europea. Aún con las particularidades mencionadas en el

párrafo anterior, Estados Unidos siempre fue un país con un

intervencionismo menor que el continente europeo, y el

impacto en el crecimiento acumulado de la economía no ha

sido menor.

44

Cuadro 1.1 - Crecimiento acumulado, Estados Unidos y

Europa. (1960=100)

Elaboración propia en base a Banco Mundial

Lo que se observa en el gráfico es la evolución del PBI de

Estados Unidos y Europa desde 1960 suponiendo que su PBI

en ese año era de 100. Así, en el transcurso de los últimos 54

años la economía norteamericana se multiplicó por 5,3,

mientras que la del continente europeo solo se multiplicó por

4,2. Esto quiere decir que el crecimiento americano fue un

26,3% superior al europeo, con una tasa promedio anual de

3,1% contra una de 2,6%.

Estados Unidos no solo ha crecido más que Europa en estos

últimos años, sino que los habitantes del país norteamericano

son mucho más ricos que los europeos. Si se considera el PBI

per cápita (una medida que resulta de dividir la producción

anual de cada país a precios de mercado en dólares corrientes

por la cantidad de habitantes del mismo), la diferencia

529,0

418,6

0

100

200

300

400

500

600

19

60

19

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19

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19

96

19

99

20

02

20

05

20

08

20

11

20

14

Estados Unidos

Unión Europea

45

asombra. Mientras que el norteamericano promedio ingresó

54.600 dólares por año en 2014, el europeo solo ingresó

36.400 dólares, una diferencia de 50% a favor de los

estadounidenses.

Otro punto en los que difieren estas dos grandes potencias

económicas es en las regulaciones del mercado laboral, lo que

hace que Europa tenga un nivel de desempleo siempre mayor.

En su manual de macroeconomía, los profesores Sachs y

Larraín explican16

:

“Estados Unidos se caracteriza por un mercado laboral

altamente dinámico y competitivo. La cobertura sindical es

baja y la diferencia entre los trabajadores ‘internos’ y

‘externos’ es relativamente pequeña. Además, las

compensaciones por desempleo son modestas y de corta

duración. La tasa del impuesto sobre la renta laboral es

relativamente baja y prácticamente no existen sistemas de

protección del empleo.

Europa difiere de los Estados Unidos en todos los aspectos

mencionados. En Europa existen fuertes diferencias entre los

trabajadores ‘internos’ y ‘externos’, lo que impide a los

salarios ajustarse para equilibrar la oferta y la demanda

laborales. El resultado es un desempleo alto y crónico”.

Parece una paradoja, pero allí donde existen menos

“protecciones del empleo”, hay más desempleo. Es un tema

que abordaremos más adelante.

16 Sachs, Jeffrey y Larraín, Felipe: “Macroeconomía en la economía global”.

Prentice Hall, segunda edición, Buenos Aires, 2002.

46

Otra cuestión a destacar es que el mundo humano en el que

vivimos no está exento de imperfecciones. En este sentido, es

absurdo cuando se postula que las regulaciones son necesarias

“dada la normal debilidad del ser humano”17

. Esta afirmación

ignora que las normales debilidades de los seres humanos

también alcanzan a los funcionarios públicos. Herbert Spencer

lo dejaba claro18

:

“Es cierto que el comercio tiene sus deshonestidades, la

especulación sus desatinos. Estos son males inevitablemente

ocasionados por las imperfecciones existentes de la

humanidad. Es igualmente cierto, sin embargo, que estas

imperfecciones humanas son compartidas por los funcionarios

del Estado y que no siendo frenadas en ellos por la misma

severa disciplina, crecen hasta causar resultados mucho

peores”

Siendo los reguladores tan humanos y tan frágiles como el

resto de la población, no extraña que cuanto mayor sea el rol

interventor del estado en la economía, mayor sea el espacio

para la aparición de escándalos de corrupción. En la misma

línea, también se da que los reguladores se ven sometidos a la

voluntad de intereses especiales, legislando no en favor del

“bien común”, sino en favor de sus propios objetivos

17 Este punto está expresado textualmente por Robert Shiller, también premio nobel,

en un artículo publicado en el New York Times, el 9 de octubre de 2015, titulado:

“Faith in an Unregulated Free Market? Don’t Fall for It”. Se encuentra disponible

en http://www.nytimes.com/2015/10/11/upshot/faith-in-an-unregulated-free-

market-dont-fall-for-it.html?_r=1. 18 Spencer, Herbert: “Over-Legislation”, citado por Thomsen, Esteban, en

“Selección de escritos de Herbert Spencer”, Estudios Públicos 36, Centro de

Estudios Públicos, Chile, 1989. Disponible en:

http://www.cepchile.cl/1_934/doc/seleccion_de_escritos_de_herbert_spencer.html

47

electorales y pecuniarios, que muchas veces entran en

conflicto con el proclamado bienestar general.

Midiendo el peso de las regulaciones en el mundo

Como se observa, incluso cuando detrás de la regulación estén

las mejores intenciones, el resultado generalmente se da en la

forma de corrupción, estancamiento económico, menor

libertad individual y pobreza generalizada.

Es por esto que organizaciones de prestigio a nivel mundial se

preocuparon en los últimos años por armar índices y tablas de

posiciones que sirvan como referencia para que cada país

pueda saber cómo está, para bien o para mal, en términos de

regulación y peso del estado en la actividad económica.

Tal vez el más ambicioso proyecto de este tipo sea el Doing

Business del Banco Mundial, que presenta indicadores

cuantitativos acerca de la regulación que recae sobre las

pequeñas y medianas empresas en 189 países a nivel global.

Basándose en once grupos de indicadores diferentes, el

informe de la entidad mencionada elabora un ranking que sitúa

en los primeros lugares a los países más amigables para hacer

negocios, mientras que en las últimas posiciones se encuentran

las economías más reguladas, en donde el empresario

encuentra mayor cantidad de trabas para llevar adelante su

proyecto productivo.

Los once indicadores que sigue el Banco Mundial son:

La apertura de una empresa: el Doing Business

considera los costos administrativos, el tiempo en días y la

cantidad de procedimientos y trámites burocráticos, así como

48

los requisitos de capital mínimo (como porcentaje del PBI

per cápita de cada país), que son necesarios para abrir una

empresa legalmente en el país bajo estudio. En este marco,

cuanto menores sean esos requisitos, más fácil será montar

un emprendimiento.

Registro de propiedades: con los mismos índices

cuantitativos del ítem anterior, el reporte busca medir la

facilidad para registrar propiedades comerciales y obtener su

habilitación.

Obtención de crédito: Doing Business considera un

índice que mide la fuerza de los derechos legales (el llamado

“rule of law”), así como la profundidad de la información

crediticia disponible para juzgar la facilidad que tienen las

empresas para acceder al crédito. Si se percibe que un país

tiene inseguridad jurídica, el crédito será escaso respecto del

promedio.

Protección de inversores minoristas: se enfocan en el

grado de protección que tiene el inversor minorista en una

sociedad de propietarios determinada. Cuando mayor sea la

protección, mejores perspectivas para desarrollar negocios.

Cumplimiento de contratos: aquí se incluye una gran

cantidad de indicadores para dar una idea de lo fácil o difícil

que es, en cada país analizado, hacer cumplir los contratos

privados. Se toma en cuenta el tiempo que lleva presentar un

conflicto en la justicia, y el costo que trae aparejado la

contratación de abogados y el pago de tasas judiciales.

Además, se considera el grado de automatización de los

tribunales.

Manejo de permisos de construcción: lograr el permiso

oficial para construir un local comercial también es un paso

clave a la hora de emprender. El Doing Business analiza los

49

costos y los tiempos que son necesarios en cada país para

obtener estos permisos.

Obtención de electricidad: una vez hecha la

construcción, se necesita realizar un trámite para obtener

servicios básicos como la electricidad. Es importante que

estos trámites no sean onerosos y que se puedan realizar de

manera sencilla, por lo que el Banco Mundial también

analiza los costos y los tiempos asociados a esto, así como la

“transparencia de las tarifas”, lo que contribuye a que el

suministro eléctrico sea de calidad o bien sea defectuoso.

Pago de impuestos: los impuestos por sí mismos son una

enorme traba para el emprendimiento y la producción. El

reporte no solamente considera la cantidad de impuestos que

deben pagarse en un año, sino el tiempo que se requiere para

preparar, presentar y pagar (o retener) el impuesto sobre los

ingresos de sociedades, el impuesto sobre el valor agregado y

las contribuciones a la seguridad social (en horas al año). Por

último, también incluye en la evaluación del gravamen en

términos porcentuales sobre las ganancias y los impuestos

laborales.

Comercio transfronterizo: en este ítem se analiza el

tiempo necesario para exportar e importar, en términos de

horas y dólares que se deben consumir en el proceso. Cuanto

menor sea el tiempo y el costo de comerciar con el mundo

para las empresas, mejor será la posición en el ránking.

Empleo de trabajadores: otra cuestión clave para los

emprendimientos es la facilidad que tienen para relacionarse

con los trabajadores. En este punto se miden las facilidades

que tienen las empresas tanto para contratar como para

despedir empleados en términos de costos monetarios y leyes

que impiden o regulan en exceso esos procedimientos.

50

Resolución de la insolvencia: el Banco Mundial busca

medir cuánto tiempo lleva resolver una quiebra empresaria.

Así como es deseable que las empresas puedan crearse

rápidamente, también es beneficioso que puedan cerrar con

facilidad, de manera de adaptar la producción a los cambios

constantes en la preferencia de los consumidores. Se

consideran el tiempo en años de los procesos de quiebra, el

monto que recuperan los acreedores tras una insolvencia y

también un índice de fortaleza del marco regulatorio de la

insolvencia.

Con todos estos elementos, el informe busca dar una idea de

cuáles son los países donde es más adecuado iniciar negocios.

Como mencionábamos anteriormente, la clave pasa por tener

la menor cantidad de barreras de entrada posibles, por lo que

dar un marco de flexibilidad y sencillez a las empresas se

vuelve un objetivo de crucial importancia.

Si observamos el índice para el año 2016, publicado en

octubre de 2015, encontramos que Singapur, Nueva Zelanda y

Dinamarca ocupan los primeros tres lugares, siendo las

economías más amigables para hacer negocios en el mundo.

En el cuadro de más abajo se observan a los primeros diez

países ordenados por el ranking. Llama la atención ver en la

lista a Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia, 4 países que

suelen considerarse “socialistas” pero que, a la hora de

facilitarle la vida al sector privado, están en la cumbre a nivel

internacional.

Otra cosa que llama la atención es que todos estos países se

caracterizan por tener un nivel de vida extraordinariamente

elevado.

51

Cuadro 1.2 – Primeros 10 puestos del Índice Doing

Business del Banco Mundial

DOING BUSINESS - BANCO MUNDIAL

Índice de facilidad para hacer negocios

País Posición

Singapur 1

Nueva Zelanda 2

Dinamarca 3

Corea del Sur 4

Hong Kong 5

Reino Unido 6

Estados Unidos 7

Suecia 8

Noruega 9

Finlandia 10

Elaboración propia en base a Banco Mundial

Por el contrario si observamos la lista de los últimos diez

países rankeados, el panorama es diferente. Se trata de países

pobres en los que, en general, nadie piensa que sea un lugar

apropiado para vivir o incluso visitar.

Según el último informe, Argentina se encuentra en la posición

121, detrás de la mitad de la tabla. Entre los puntos más flojos

que el Banco Mundial encuentra en nuestro país están la

apertura de una empresa, el pago de impuestos, el comercio

transfronterizo y el manejo de permisos de construcción. En

todos esos rubros, el país está muy cerca de los últimos 10

puestos.

52

Cuadro 1.3 – Últimos 10 puestos del Índice Doing Business

del Banco Mundial

DOING BUSINESS - BANCO MUNDIAL

Índice de facilidad para hacer negocios

País Posición

Guinea Ecuatorial 180

Angola 181

Haití 182

Chad 183

República Democrática del Congo 184

República Centroafricana 185

Venezuela 186

Sudán del Sur 187

Libia 188

Eritrea 189

Elaboración propia en base a Banco Mundial

Los puntos en donde mejores posiciones tenemos en términos

relativos son en el cumplimiento de contratos y en protección

de los inversionistas minoritarios, aunque siempre lejos de los

primeros puestos, apareciendo en el puesto 38 en el primer

caso y en el 49 en el segundo.

Pero más allá de la foto, en el caso de Argentina lo que

preocupa también es la película. En el año 2006, primer

período en el que hay registros, el país ocupaba el puesto 93

sobre un total de 175 países.

Esto quiere decir que si siempre se hubieran evaluado

solamente 100 países, el nuestro habría pasado de ocupar el

53

puesto 53 a ocupar el 64, una caída de 11 posiciones en 10

años, cuando el objetivo debería ser precisamente avanzar en

la dirección contraria.

Otro índice internacional que contiene el tema de las

regulaciones en relación con la competitividad de las

economías es el Índice de Competitividad Global del Foro

Económico Mundial. El WEF (por sus siglas en inglés) es una

fundación sin fines de lucro que reúne a los principales líderes

empresariales, políticos, periodistas e intelectuales con el

objetivo de analizar los problemas más apremiantes en el

mundo.

Como parte de su misión, el Foro elabora el Índice de

Competitividad Global, un ranking que ubica a los distintos

países según una combinación de diferentes “pilares”

considerados clave para ser competitivos.

Los 12 pilares que analizan en el foro son: las instituciones; la

infraestructura; el ambiente macroeconómico; la salud y la

educación primaria; la educación superior y el entrenamiento;

la eficiencia del mercado de bienes; la eficiencia del mercado

laboral; el desarrollo del mercado financiero; la predisposición

tecnológica; el tamaño del mercado; la sofisticación de las

empresas; y, por último, la innovación19

.

En un país como el nuestro en que incluso muchos

economistas y expertos analistas se refieren a la

competitividad basada solamente en el tipo de cambio, es

necesario comprender que la competitividad a nivel sistémico

o global es mucho más amplia.

19 World Economic Forum: “The 12 pillars of competitiveness”. Disponible en:

http://reports.weforum.org/global-competitiveness-report-2014-2015/methodology/

54

A los efectos de nuestra investigación, algunos de los pilares

son particularmente relevantes.

Para el WEF, las instituciones están determinadas por el

“marco legal y administrativo en que los individuos, las

empresas y el gobierno interactúan para generar riqueza”. En

este marco, resaltan la importancia de los derechos de

propiedad como piedra fundamental para atraer inversiones.

Otra cuestión para destacar es la eficiencia del mercado de

bienes. En este punto destacan que la “la competencia sana del

mercado, tanto doméstica como internacional, es importante a

la hora de generar eficiencia y mejorar la productividad de las

empresas, al asegurar que las empresas más eficientes, que

produzcan los bienes que se demanden, sean las que triunfen.

El mejor ecosistema para el intercambio de bienes exige una

intervención mínima del gobierno”.

Respecto de los mercados de trabajo, afirman que “deben tener

la flexibilidad para que los trabajadores puedan migrar desde

una actividad económica a la otra rápidamente y a bajo costo”.

Impedir el movimiento de los trabajadores con leyes de

supuesta protección laboral solo empeora las cosas. El informe

del WEF recuerda que en los países árabes, así como en los

europeos, la rigidez de los mercados laborales genera altos

niveles de desocupación entre la población más joven.

En el Índice de Competitividad Global, los primeros tres

lugares son ocupados por Suiza, Singapur y los Estados

Unidos. Sobre un total de 140 países analizados, Argentina se

ubica en el puesto 106. Es decir, en el último 25% del ranking

total.

55

Cuadro 1.4 - Argentina según el Índice de Competitividad

Global

Elaboración propia en base a WEF

Como se observa en el gráfico, los 4 pilares más flojos que

tiene el país según el último reporte son las instituciones y el

desarrollo del mercado financiero, junto con los mercados de

bienes, de trabajo y la innovación, estos últimos tres con el

mismo bajo puntaje de 3,1 sobre 6.

Otro indicador de relevancia es el Índice de Libertad

Económica, elaborado por la Fundación Heritage y el

periódico Wall Street Journal de los Estados Unidos. El índice

en cuestión intenta dar una medida del grado de libertad que

las personas y las empresas tienen en los diferentes países,

teniendo en cuenta cuatro ejes principales para el análisis:

La vigencia del imperio de la ley o “rule of law”.

0

1

2

3

4

5

6Instituciones

Infraestructura

AmbienteMacroeconómico

Salud y EducaciónPrimaria

Educación Superior

Eficiencia delmercado de bienes

Eficiencia delmercado de trabajo

Desarrollo delmercado financiero

Nuevas Tecnologías

Tamaño delmercado

Sofisticación de losnegocios

Innovación

56

Los límites que tiene el gobierno.

La eficiencia regulatoria.

La apertura de los mercados.

Estos 4 ejes, a su vez, presentan subdivisiones. En el área del

imperio de la ley se analiza cuán bien respetados están los

derechos de propiedad y cuál es el grado de corrupción del

país estudiado.

El derecho de propiedad es particularmente importante. Un

ejemplo paradigmático es lo que sucede en un asentamiento en

el cual el ocupante no es el dueño de la vivienda, o bien no

tiene herramientas legales para demostrar ser el propietario. Lo

que normalmente sucede en estos casos, es que no aparecen

los incentivos para mejorar la vivienda, ya que el ocupante

sabe que, en cualquier momento, puede ser corrido del lugar.

Por el contrario, cuando los derechos de propiedad están bien

asegurados, los incentivos para hacerle mejoras al

establecimiento surgen naturalmente, obteniendo

consecuentemente una vivienda de mejor calidad. El ejemplo

puede hacerse extensivo a toda la economía. La lección es

sencilla, cuanto mejor delineado y protegido esté el derecho de

propiedad, mayor será la inversión.

Los límites al gobierno están analizados por la Fundación

Heritage desde el plano fiscal, con lo que se tiene en cuenta el

peso de los impuestos sobre los individuos y las empresas, y

también el nivel del gasto público como porcentaje del PBI.

En términos de la eficiencia regulatoria, se toma una medida

general basada en cuatro pilares: la libertad empresarial

(facilidades para abrir y cerrar una empresa, por ejemplo), la

libertad laboral (cuán rígido o flexible es el mercado de

57

trabajo), y la libertad monetaria (que incluye la inflación y la

capacidad de los ciudadanos para convertir libremente su

moneda en otras monedas o bienes).

Por último, la apertura de los mercados mide la libertad que

tienen los ciudadanos de un país determinado para comerciar

con otros ciudadanos allende las fronteras, la libertad para la

inversión extranjera, y la libertad financiera, que atañe

específicamente al sector de las finanzas.

La libertad económica como un todo es importante porque,

como define Heritage, se trata del “derecho fundamental de

todo ser humano de controlar su propio trabajo y propiedad.

En una sociedad económicamente libre, los individuos son

libres de trabajar, producir, consumir e invertir en todo lo que

quieran”.

Cuanto mayor sea la intervención del estado en la forma de

gasto público excesivo, impuestos impagables y regulaciones

omnipresentes, menor será la libertad económica y menores

incentivos habrá para ahorrar, invertir y producir, actividades

básicas que permiten a la sociedad consumir y satisfacer sus

crecientes y cambiantes necesidades.

Así, existe una relación positiva entre libertad económica y

riqueza per cápita a nivel mundial. Tomando el PBI per cápita

de todos los países analizados en dólares internacionales (PPP,

por sus siglas en inglés, una medida que logra homogeneizar el

poder de compra del dólar en todos los países analizados) y

comparándolo con el puntaje que éstos obtuvieron en el Índice,

se arriba a la conclusión de que a mayor libertad económica,

mayor es la riqueza de la nación.

58

Cuadro 1.5 - Libertad económica y riqueza per cápita.

Elaboración propia en base a Fundación Heritage

Un reciente artículo publicado en el diario español Libre

Mercado aplicó este concepto a España y descubrió que las

Comunidades Autónomas con mayor libertad económica

tenían mayores tasas de empleo (Madrid siendo la primera,

Extremadura la última), mayores ingresos promedio y mayor

cantidad de empresas creadas en 201420

.

Recuerdo haber vivido en carne propia la liberalización del

comercio en Madrid. Cuando estudiaba en aquella ciudad

europea en el año 2011 tuve que salir un domingo a comprar

20 “La libertad económica marca la diferencia entre la España rica y la España

pobre”, Libre Mercado, 8 de enero de 2016, disponible en:

http://www.libremercado.com/2016-01-08/la-libertad-economica-marca-la-

diferencia-entre-la-espana-rica-y-la-espana-pobre-1276565030/

Hong Kong

Singapur

Australia Suiza

Luxemburgo

Qatar

Grecia Argentina

Zimbabwe $0

$20.000

$40.000

$60.000

$80.000

$100.000

$120.000

10,0 30,0 50,0 70,0 90,0

PB

I pe

r cá

pit

a (P

PP

)

Puntaje en el Índice de Libertad Económica

59

una pasta de dientes. Para mi sorpresa, ningún supermercado

estaba abierto, aún cuando serían aproximadamente las 11 de

la mañana. Por supuesto, lo que sucedía era que el gobierno

regulaba estrictamente los horarios de dichos establecimientos

y quedaba terminantemente prohibido para ellos abrir los

domingos.

Unos años más tarde, más concretamente en 2014, volví a

Madrid, a dónde di una conferencia sobre el ciclo económico

argentino desde 2001 hasta la fecha21

. En ese entonces, la

alcaldía había cambiado de manos y se había puesto en marcha

un plan de liberalización de los horarios comerciales, por lo

que los supermercados volvieron a abrir los domingos.

Según el último índice publicado por Heritage y el WSJ, que

toma datos del año 2014, Argentina se ubicó en el puesto 169

sobre un total de 178 economías analizadas, ocupando un

cómodo lugar en el rezagado grupo de las denominadas

“economías reprimidas”.

Para los analistas de Heritage:

“Argentina sigue sumida en un clima de depresión económica.

Fuertemente obstaculizada por la interferencia

gubernamental, la economía formal crece cada vez con mayor

dificultad, mientras la actividad económica informal se

expande. Destacan la inestabilidad monetaria y los controles

de precios en casi todos los bienes y servicios. Además, la

intervención del gobierno en el sector financiero distorsiona

aún más los precios.

21 Mi charla, “El pinchazo de la burbuja argentina”, está disponible en YouTube y

puede verse en este link: https://www.youtube.com/watch?v=dmZljJ3Vzbs

60

En los últimos cinco años, la puntuación de libertad

económica de Argentina se ha reducido en más de 7 puntos,

sumiendo a la economía en la categoría de "reprimida".

Pérdidas considerables han ocurrido en ocho de las diez

libertades económicas, sobre todo en el gasto gubernamental,

la libertad de inversión, la libertad comercial, y los derechos

de propiedad”

Los puntos obtenidos en cada subcategoría pueden observarse

en el cuadro de abajo:

Cuadro 1.6 – Libertades en Argentina

Libertades en Argentina según el Índice de Libertad Económica

Puntaje sobre 100

Criterio Puntos

Imperio de la Ley

Libertad de la Corrupción 34,0

Derechos de Propiedad 15,0

Gobierno Limitado

Libertad Fiscal 66,8

Gasto Público 41,2

Eficiencia Regulatoria

Libertad Monetaria 59,6

Libertad Empresarial 52,8

Libertad Laboral 43,3

Mercados Abiertos

Libertad Comercial 68,8

Libertad de Inversión 30,0

Libertad Financiera 30,0

Elaboración propia en base a Heritage Foundation

61

La posición tan rezagada de nuestro país en el índice ha

despertado algunas sospechas. Incluso aceptando que

Argentina es un caso de economía reprimida e hiperregulada,

algunos se preguntan si realmente está en el mismo nivel que

el Congo, Irán, Bolivia o Ucrania, quienes tienen una

puntuación similar.

El problema surge de considerar que, porque uno está en una

situación institucional delicada comparable a la de estos

países, su nivel de vida y capital acumulado van a

transformarse automáticamente en los del Congo o Irán. Sin

embargo, todo depende de cuál sea el punto de partida y cuál

el tiempo transcurrido desde la llegada de la economía

reprimida.

Como explica Nicolás Cachanosky en un lúcido artículo al

respecto22

:

“Imaginemos que de la noche a la mañana Cuba o Corea del

Norte se vuelven los dos países más libres y con gobierno

limitado del planeta. De la noche a la mañana estos países

han ganado libertades civiles e individuales, pero aún tienen

que acumular riqueza y desarrollo. El cambio de instituciones

cambia el rumbo del país, pero el país aún debe transitar el

nuevo camino (…)

Lo mismo sucede si uno de los países más ricos y

desarrollados del mundo adopta las instituciones de Cuba o

Corea del Norte de la noche a la mañana. La riqueza y capital

22 Cachanosky, Nicolás: “Instituciones y corto plazo en el debate político”. 7 de

octubre de 2013, Economía Para Todos. Disponible en:

http://economiaparatodos.net/instituciones-y-corto-plazo-en-el-debate-politico/

62

acumulado no desaparecen en un lapso de 24hs. El país entra

en un proceso de consumo de capital que puede llevar varios

años, o incluso décadas. Mientras tanto, el gobierno de turno

se puede dar el gusto de ser Bolivariano pero mantener un

nivel de riqueza y desarrollo que es fruto de las instituciones

pasadas, no de las actuales. Los ciudadanos pueden seguir

usando las mismas carreteras, el tendido eléctrico, de

comunicaciones, etc. Eventualmente las carreteras comienzan

deteriorarse dada la falta de mantenimiento (o los trenes

chocan), el sector energético comienza a flaquear debiendo

importar energía y la infraestructura de comunicaciones

queda obsoleta.”

La obsesión por regular

Los políticos, así como el resto de nosotros, tienen sus

intereses, sus principios y sus motivaciones particulares. Está

claro que, como enseña la escuela de la elección pública23

, los

intereses de un político en funciones están ligados a la

permanencia en su cargo, y por tanto al triunfo en las

elecciones, y también al incremento de los presupuestos que

puede manejar. Sin embargo, tampoco podemos descartar que

a menudo busque lo que él considera que es el “bien común”.

Ahora bien, cual sea que sea su origen, lo cierto es que la

tendencia natural de los poderes legislativos es a hiperregular

la economía, decretando todo tipo de controles y directivas

particulares sobre las relaciones libres y voluntarias entre

productores y consumidores.

23

Shughart II, William F.: “Public Choice”. The Concise Encyclopedia of

Economics. Disponible en http://www.econlib.org/library/Enc/PublicChoice.html

63

Y como hemos visto hasta acá, incluso cuando están

motivadas por buenas intenciones o bien avaladas por un

considerable cuerpo de teoría económica, dichas regulaciones

imponen costos sobre la economía, dando lugar a una relación

inversa entre su cantidad y cuestiones de vital importancia

como el crecimiento económico y el nivel de empleo, y a una

relación directa entre regulaciones y pobreza.

Dejar en claro esta problemática y reconocerla es el primer

paso que se necesita para resolverla. En el siguiente capítulo

analizaremos una de las trabas más importantes que pueden

imponer los gobiernos no solo sobre la producción, sino sobre

todas las actividades económicas del ser humano, con un

énfasis especial en el caso argentino.

Así que pasemos al próximo capítulo, para ver qué son los

impuestos y cómo pueden terminar destruyendo la economía y

tu bolsillo.

64

65

La Gran Regulación: los

Impuestos

Transcurrían los primeros días de marzo. El calor no daba

tregua, a pesar de estar en la etapa final del verano. La sesión

ya llevaba más de 4 horas y no parecía ver fácilmente un

acuerdo en el horizonte. Además, el aire acondicionado estaba

sin funcionar, merced a la política de ahorro energético

impuesta a todas las oficinas y dependencias estatales, entre

las cuales también se incluía al Congreso de la Nación.

El debate sobre el nuevo impuesto era agotador. La crisis

fiscal había llegado a niveles insostenibles y la actividad

económica estaba completamente paralizada. Las provincias

no podían pagar los sueldos, la deuda había llegado a su límite

y una nueva oleada inflacionaria no estaba dentro del análisis,

dado que los precios ya subían demasiado rápido.

Desde su banca, el diputado fue muy claro cuando le tocó

intervenir:

“Estimados compañeros representantes del Pueblo de la

Nación. Tenemos que entender que éste no se trata de un

impuesto más, como los muchos que se han creado a lo largo

de nuestra historia. No se trata de un ‘manotazo de ahogado’

para equilibrar las cuentas públicas, como sugirió el referente

de la oposición hace unos instantes. Se trata de un acto de

justicia, de un acto de equidad, ya que no podemos seguir

permitiendo que los sectores más favorecidos de la sociedad

sigan teniendo una actitud tan profundamente egoísta. Es hora

66

de que los más ricos también le pongan el hombro a la crisis,

que también devuelvan algo de lo que la sociedad les da. Es

hora de que, de una vez por todas, la crisis la paguen los

capitalistas”

Las bondades del nuevo impuesto eran varias y habían sido

cuidadosamente estudiadas por el equipo de asesores técnicos

del diputado. Pablo, el hijo de su amigo, había oficiado de

coordinador y compaginado toda la documentación.

Según el estudio, el nuevo gravamen serviría para recaudar la

suma de $ 120.000 millones en el año, contribuyendo a reducir

el déficit en un 85%, tal como lo exigían los organismos de

crédito multilateral. Sin embargo, esto no era todo, ya que la

medida también reduciría la desigualdad, puesto que al ser un

impuesto orientado específicamente a los sectores más ricos de

la sociedad, reduciría su ingreso disponible, achicando la

brecha entre los que más tienen y los que tienen menos.

Por último, los mayores ingresos estatales permitirían

continuar con los gastos en salud, educación, infraestructura,

jubilaciones y también en el Plan de Estímulo para el

Crecimiento Económico, que buscaba reanimar la economía

impulsando el consumo.

Un diputado opositor preguntó si no pensaban que, a pesar de

los incuestionables beneficios económicos y sociales que el

impuesto traería, no emergería un problema ético, ya que los

niveles del gravamen rozaban lo confiscatorio.

Lo que siguió fue una lluvia de cuestionamientos y hasta

algunos insultos.

67

Otro escéptico congresista levantó la mano para mostrar los

hallazgos de su propio equipo técnico. Según él, las cifras de

las que se hablaban estaban totalmente sobreestimadas, ya que

consideraban que las víctimas del nuevo gravamen pagarían

sin chistar cuando, según su visión, era obvio que encontrarían

la manera de eludir esos pagos.

Si bien su intervención generó cierta preocupación, el sector

mayoritario se inclinó por la posición del diputado oficialista,

quien afirmó que el que no quisiera pagar, tendría que soportar

todo el peso de la ley y que al gobierno no le temblaría el

pulso para enviar tras las rejas a los evasores.

Se hicieron las 2 de la mañana cuando llegó la hora de votar. A

pesar del largo debate, la suerte estaba echada. Fue 157 a 101 a

favor del nuevo “Impuesto a las Rentas Excesivamente

Elevadas”.

A pesar del cansancio, hubo aplausos y abrazos. La crisis

fiscal comenzaba a superarse y la mayor equidad social

quedaba garantizada.

.................................................................................

Al igual que en la historia anterior, sobran los políticos y

legisladores que, más allá del rol que tienen los impuestos

estrictamente como fuente de financiamiento del gasto

público, consideran que éstos son la herramienta indispensable

para tender a reducir la desigualdad social, quitándole a los

ricos para darle a los pobres.

68

De hecho, no son pocos los dirigentes que se sienten

profundamente identificados con el famoso héroe inglés,

Robin Hood.

Tiempo atrás, el mandamás de la llamada República

Bolivariana de Venezuela se autoproclamó el “Robin Hood

Bolivariano”, luego de utilizar sus poderes especiales para

lanzar un nuevo impuesto destinado a gravar solamente a 3000

contribuyentes de “gran capital”. Según sus dichos, la tasa les

quitaría a los ricos para darles a los más pobres, emulando a

quien Disney caracterizara como un zorro maestro en el arte

del arco y la flecha24

.

Ahora lo cierto es que la identificación con Robin Hood no es

exclusiva de los delirios del cuestionado presidente

venezolano, sino que llega a los países supuestamente más

evolucionados del mundo. En Europa, existe un creciente

clamor a favor de la introducción de la denominada “tasa

Robin Hood” que, inspirada en la propuesta del economista

estadounidense James Tobin, busca gravar las transacciones

financieras, para destinar lo recaudado a “paliar los efectos de

la crisis y luchar contra la pobreza”25

.

Ahora lo que evidentemente sucede con estos políticos y

militantes del estado grande es que no han sido cuidadosos en

la lectura de la historia del revolucionario inglés.

24 “Maduro tras nueva reforma de impuestos: ´Soy el Robin Hood bolivariano´”,

31 de diciembre de 2015, diario Emol. Disponible en:

http://www.emol.com/noticias/Internacional/2015/12/31/766238/Maduro-reforma-

por-decreto-impuesto-a-grandes-operaciones-financieras.html 25 La Tasa Robin Hood: el impuesto que sí queremos. 17 de mayo de 2015,

eldiario.es: http://www.eldiario.es/desigualdadblog/Tasa-Robin-Hood-impuesto-

queremos_6_388871123.html

69

Como explica el ingeniero y economista español Ignacio

Moncada26

:

“Recomiendo un saludable ejercicio a todo aquel que utiliza

el argumento de Robin Hood para defender todo tipo de

impuestos: acérquense, aunque sea superficialmente, a la

leyenda del forajido inglés. ¿Quiénes eran sus enemigos?

¿Eran los empresarios y los prestamistas? Para nada. Era el

Príncipe Juan Sin Tierra. Su brazo ejecutor, el Sheriff de

Nottingham, no era un banquero, sino el recaudador de

impuestos. En una palabra, el enemigo era el Estado. Según la

leyenda, el problema era que el nivel de impuestos era tan

elevado que la gente vivía en la miseria. Robin Hood no

robaba a los ricos, sino que se dedicaba a devolver a sus

legítimos dueños el dinero previamente usurpado por los

prohibitivos impuestos”

Como se observa, la realidad es muy contraria a la que

imaginan los políticos y los legisladores.

En primer lugar, porque el objetivo de Robin Hood no era

sacarle a los ricos para darle a los pobres, sino restablecer la

justicia en la distribución de la riqueza. Y mientras que en la

época del Rey Juan Sin Tierra la riqueza se distribuía de

manera arbitraria gracias al poder de coacción del rey, en los

países con mercados que funcionan, la riqueza se distribuye de

manera voluntaria, en las operaciones mercantiles de todos los

días.

26 Moncada, Ignacio: “Robin Hood era libertario”. 18 de marzo de 2003, Instituto

Juan de Mariana. Disponible en: https://www.juandemariana.org/ijm-

actualidad/analisis-diario/robin-hood-era-libertario

70

En segundo lugar, porque incluso cuando el cobro de

impuestos pueda llevar a una distribución más igual del

ingreso, debe considerarse, primero, si esto es un objetivo

deseable en sí mismo. Segundo, si buscar obtenerlo no

generará consecuencias negativas sobre el conjunto de la

sociedad en general.

Ahora bien, es evidente que el objetivo del gobierno al cobrar

impuestos no es solamente redistribuir el ingreso, como está de

moda repetir en la actualidad.

¿Para qué existen los impuestos?

El rol de los impuestos es, en primer lugar, generar entradas

para el gobierno y así permitirle a éste llevar a cabo sus

diversas y crecientes tareas. Además, los impuestos también

sirven para regular los mercados, especialmente cuando se

destinan a desincentivar ciertos consumos, como el cigarrillo o

el alcohol. Por oro lado, también pueden buscar controlar los

precios de algunos productos, como cuando se establecen

retenciones a las exportaciones. Por último, también pueden

buscan blindar a los empresarios nacionales de la competencia

extranjera, cuando se imponen tarifas a las importaciones.

Estos objetivos están muy alejados de su función original. Si

nos guiamos por lo que escribiera la filósofa ruso-

norteamericana Ayn Rand, el único rol del gobierno debería

ser proteger los derechos individuales del hombre, con lo que

sólo sería necesario recaudar fondos para pagar por la policía y

la justicia27

.

27 Rand, Aynd: La naturaleza del gobierno, en “La Virtud del Egoísmo” p. 153.

Editorial Grito Sagrado, Buenos Aires.

71

Frente a esta afirmación generalmente aceptada por el

liberalismo clásico, Murray Rothbard objetó que, incluso

cuando el gobierno efectivamente se limitara a defender los

derechos individuales, al cobrar impuestos para conseguir ese

objetivo ya estaría violando esos derechos, ya que para cobrar

impuestos debe imponérselo a quien los paga.

Así, a diferencia de lo que sucede en el mercado, donde el que

recibe ingresos lo hace a cambio de entregar un producto o un

servicio valorado por su cliente, el estado obtiene sus ingresos

a través de la coacción, lo que atenta contra la libertad y la

propiedad de las personas28

.

Como se ve, el tema tiene una particular complejidad desde el

punto de vista ético y filosófico. Sin embargo, ahí no se agotan

los problemas.

Es que los impuestos tienen, además, enormes efectos sobre la

economía y la riqueza, presente y futura, de las personas que la

componemos.

La mochila fiscal

El caso es simple de entender si se piensa en ejemplos

extremos. La Unión Soviética o la China de Mao Tse Tung se

caracterizaron por ser economías donde los impuestos eran del

100%. En la práctica, no había ningún tipo de impuesto. Sin

embargo, dado que la propiedad era casi 100% estatal, todo lo

producido por los ciudadanos de esos países no les pertenecía

a ellos, sino que le pertenecía al gobierno, lo que es

28 Rothbard, Murray: “Hacia una nueva libertad” p. 38. Editorial Grito Sagrado,

Buenos Aires, 2006.

72

equivalente a establecer una impuesto del 100% de los

ingresos y la riqueza de la gente.

La existencia de semejantes tasas impositivas tiene un efecto

directo sobre los incentivos. ¿Cuál es el objeto de esforzarse

más, si todo lo que una persona pueda generar deberá

entregárselo obligatoriamente al gobierno?

Comprender este punto nos ayuda a comprender los motivos

del fracaso de los experimentos socialistas extremos como los

que vivieron China, Rusia, sus países satélites e incluso Cuba.

En comparación con los países capitalistas, el retraso en

términos de crecimiento, calidad de vida e innovación

tecnológica ha quedado más que expuesto una vez que todas

estas sociedades comenzaron progresivamente a abrirse

derribando muros.

Ahora sin necesidad de llegar a casos extremos es evidente que

una mayor carga tributaria afecta los incentivos a acumular

capital, producir y, por tanto, reduce nuestras posibilidades de

conseguir empleo y consumir más y mejor en el tiempo.

Los impuestos, en este sentido, son como una gran mochila

que pesa sobre el sector productivo de la economía. Si esa

mochila es relativamente liviana (impuestos bajos), la

economía podrá moverse con mayor facilidad, pero si la

mochila es pesada (impuestos altos), entonces veremos mayor

estancamiento y menores niveles de riqueza.

Numerosos estudios empíricos demuestran este punto. Según

la compilación realizada por el economista norteamericano

73

Robert Murphy, es claro que existe una relación inversa entre

crecimiento económico y carga impositiva29

:

“Padovano y Galli (2001), por ejemplo, utilizaron datos de 23

países de la OCDE desde 1951 a 1990 y encontraron que las

elevadas tasas marginales y la progresividad fiscal se

asociaban negativamente al crecimiento económico de largo

plazo. En un estudio del 2002, los mismos investigadores

estimaron que un incremento de 10 puntos porcentuales de las

tasas impositivas marginales, reducían la tasa anual de

crecimiento económico en 0,23 puntos porcentuales.

Engen y Skinner (1996) encontraron una relación doblemente

fuerte. Analizaron más de 20 estudios sobre tasas impositivas

y crecimiento económico tanto en los Estados Unidos como en

el exterior. Concluyeron que ‘una reforma impositiva de

magnitud, que reduzca todas las tasas marginales en cinco

puntos... incrementaría el crecimiento de largo plazo entre 0,2

y 0,3 puntos porcentuales’.

Young Lee y Roger Gordon (2005), llegaron a una conclusión

similar concentrándose en los impuestos corporativos.

Utilizando datos de 70 países para el período 1970-1997,

encontraron que una reducción de diez puntos en los

impuestos corporativos elevaba el crecimiento económico de 1

a 2 puntos porcentuales por año. Este hallazgo es

sorprendente. Un incremento de 1 a 2 puntos no se suma a lo

largo del tiempo, sino que es exponencial. A lo largo de 20

29 Murphy, Robert P.: “What Economic Research Says About Fiscal Austerity and

Higher Tax Rates”. The Library of Economics and Liberty, 7 de enero de 2013.

Disponible en:

http://www.econlib.org/library/Columns/y2013/Murphytaxrates.html

74

años, un punto adicional de crecimiento económico

incrementa el PBI real del país en un 22%.”

En Suecia también pasa

Frente a los argumentos teóricos y empíricos que muestran el

impacto negativo de los impuestos sobre la actividad

económica, muchos suelen argumentar que en los países

nórdicos, como Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia, las

altas tasas impositivas no han hecho nada para impedir el

crecimiento o evitar que esos países se ubiquen en las primeras

posiciones de los índices que miden la riqueza y la calidad de

vida a nivel mundial.

Sin embargo, esta lectura es una interpretación sesgada de la

realidad. En primer lugar, porque la correlación no implica

causalidad. Es decir, que un buen nivel de vida conviva con

una elevada carga tributaria no quiere decir que los impuestos

sean la fuente de la prosperidad. En segundo lugar, porque la

historia de los países nórdicos no es tan excepcional como

suele afirmarse.

En su obra “Scandinavian Unexeptionalism”, el investigador

sueco Nima Sanandaji explica que el crecimiento de los países

nórdicos, especialmente Suecia y Dinamarca, se explica

principalmente por el desarrollo de un marco favorable al libre

mercado que prevaleció desde 1870 hasta bien entrado el siglo

XX.

Como resultado de este ecosistema económico, Suecia ostentó

la tasa de crecimiento anual más elevada de todos los países

europeos industrializados de la época (Austria, Bélgica,

Dinamarca, Alemania, Austria, Reino Unido, Francia) para el

75

período comprendido entre 1870 y 1936. Sin embargo, con la

llegada de políticas intervencionistas que incrementaron el

gasto público y los impuestos, la tasa de crecimiento cayó.

Desde 1936 a 2008, Suecia ocupó el puesto 13 entre los 28

países más desarrollados.

Lo mismo le sucedió a Dinamarca, que hasta 1924 exhibió la

sexta tasa de crecimiento más elevada entre los países

desarrollados, para pasar a ocupar la decimosexta posición

luego del cambio hacia un modelo de altos impuestos y estado

grande.

En el caso de Suecia, si bien el cambio de modelo hacia un

intervencionismo mayor comenzó en 1936, lo cierto es que se

radicalizó en la década del ‘70, cuando la carga tributaria pasó

a ser una de las más altas del mundo. El efecto de esta

radicalización sobre la innovación y la creación de empresas

fue marcado. Como explica Sanandaji30

:

“En el año 2004, 38 de las 100 empresas de mayor

facturación en Suecia eran fruto de la función empresarial del

país, habiendo comenzado como negocios privados dentro de

las fronteras. De estas empresas, 21 habían sido fundadas

antes de 1913. Además, 15 se habían fundado entre 1914 y

1970. Solo dos habían iniciado sus actividades después de

1970. Si las 100 compañías más grandes se clasificaran de

acuerdo a la cantidad de personal contratado, entonces

ninguna de ellas habría sido fundada en el período posterior a

1970.”

30 Sanandaji, Nima: “Scandinavian Unexeptionalism”, p. 23, Institute of Economic

Affairs. Londres, 2015.

76

Otra cuestión a destacar cuando se utiliza el ejemplo nórdico

para defender los impuestos elevados es que no es lo mismo

sacarle a una persona 45% de su ingreso en impuestos si esa

persona ingresa $ 10.000 o si ingresa $ 100.000.

En el primer caso, el estado solamente estaría dejándole $

5.500 al individuo para sus gastos de consumo luego de pagar

impuestos, mientras que en el segundo caso, el dinero que se le

deja es sustancialmente mayor.

Así, resulta al menos curioso que los mismos que sostienen

que a los más ricos deben cobrárseles más impuestos que a los

más pobres, defiendan al mismo tiempo que los países ricos

(Suecia, Noruega, Dinamarca) tengan la misma presión

tributaria que los países más pobres como Argentina, cuyo

ingreso anual per cápita es un 25% del de Suecia o Dinamarca.

Dimensionando el peso de los impuestos

Una medida tradicionalmente utilizada para medir el peso de

los impuestos sobre la sociedad es la recaudación tributaria

sobre el PBI. El indicador muestra cuánto, en porcentaje, se

lleva el estado en concepto de impuestos por cada peso

producido por la economía.

Si el Producto Bruto Interno de un país es de $ 5 billones y la

presión tributaria es del 35%, esto quiere decir que los

ingresos totales del estado fueron $ 1,75 billones, o que, por

cada peso producido, hubo que entregarle al estado 35

centavos.

En el mundo existe una gran dispersión entre las cargas

tributarias de los diferentes países. Como mencionábamos

77

anteriormente, los países escandinavos son famosos por tener

altos niveles de recaudación sobre el producto, mientras que

los países anglosajones o latinoamericanos tienen una carga

menor.

Cuadro 2.1 - Presión fiscal (2015)

Elaboración propia en base a FMI y Centro de Estudios Económicos de

Orlando Ferreres y Asociados

En el gráfico anterior puede observarse que la excepción es el

caso argentino. Si tomamos los números que divulga el FMI,

el país posee una carga tributaria del 35,5% del PBI, por

debajo de los países nórdicos, pero al mismo nivel que

53

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78

Australia, Estados Unidos o el Reino Unidos, todas naciones

largamente más ricas que la nuestra. La magnitud del peso de

la recaudación sobre el PBI crece considerablemente si

tomamos las estimaciones del Centro de Estudios Económicos

de Orlando Ferreres, que nos sitúa solo unos puntos por debajo

de Suecia.

Ahora si bien la “foto” es preocupante, más delicada aún es la

“película”. Es que si se presta atención a la evolución de la

presión tributaria en Argentina, se encuentra que ésta no ha

parado de subir durante los últimos años. En el año 2000, la

recaudación de impuestos equivalía al 20,5% del PBI. Al año

siguiente y en el 2002, la recaudación cayó producto de la

crisis. Sin embargo, desde el año 2003 la carga tributaria total

pasó de 21,7% al 35,5%, elevándose nada menos que en 14

puntos porcentuales. Para el Centro de Estudios OJF, el

incremento ha sido de 16,6 puntos, ya que toman como punto

de partida una recaudación del 30,1% del PBI en 2003.

Este considerable incremento se debió a la imposición de

retenciones a la exportación luego del estallido de 2001, a la

estatización de los fondos privados de pensión, y también al

incremento en la recaudación del impuesto a las ganancias,

pero no producto de un crecimiento real de las ganancias de

las empresas y los ciudadanos, sino por el efecto de la

monumental inflación combinada con unas escalas y un

mínimo no imponible que ha ignorando la suba del costo de

vida.

Para que se comprenda este último punto podemos utilizar un

ejemplo. Supongamos que el gobierno cobra el 15% a los

79

ingresos superiores a $ 1.000, 20% a lo ingresos superiores a

$2.000 y 25% a los ingresos superiores a $ 3.000.

En épocas de alta inflación, es evidente que si un ciudadano

cobraba $ 1.000 en un año determinado, al cabo de dos o tres

años comenzará a cobrar $ 2.000, más allá de que ese nuevo

monto le sirva para comprar la misma canasta de bienes que

adquiría cuando ingresaba solo $ 1.000. El gobierno, al no

modificar las escalas del impuesto, sin embargo, está cobrando

una tasa impositiva mayor sobre una “ganancia” que, en

realidad, no es tal, ya que los ingresos siguen siendo los

mismos en términos reales. Así, este manejo del estado ha

funcionado como un fuerte incremento de la presión que ejerce

el impuesto a las ganancias sobre todos los sujetos al mismo.

Para dimensionar aún más el peso que tienen los impuestos

sobre la gente, podemos dividir la recaudación tributaria total

por la cantidad de habitantes que tiene el país. Si tomamos

datos del año 2015, encontramos que la recaudación totalizó $

1,77 billones, lo que dividido por los aproximadamente 42

millones de habitantes, resulta en un costo total de $ 41.800

anuales. Medido en dólares, el monto asciende a USD 3.110 al

año por habitante31

.

Ahora bien, lo cierto es que del total de habitantes, solo un

número menor se encuentra con capacidad legal y física para

trabajar. En este sentido, si reducimos la cantidad total de

personas a aquéllas que poseen entre 16 y 65 años, obtenemos

31 El tipo de cambio se calculó en base al dólar oficial de los últimos días de

diciembre y luego al dólar paralelo del resto del año corregido por la diferencia

entre el oficial y el paralelo luego de la eliminación de las restricciones cambiarias.

Así, se tomó el promedio del dólar paralelo en 2015 y se lo multiplicó por 0,955,

resultado de dividir el dólar oficial post liberación cambiaria, por el dólar paralelo

en el mismo período.

80

que el peso del estado ascendió en 2015 a $ 69.960 anuales, lo

que equivale a USD 5.205 por año.

De acuerdo a las estimaciones de Ferreres, este monto se

elevaría a USD 5.900 dólares anuales per cápita y a USD

9.800 por ciudadanos en edad de trabajar. Por supuesto, todo

esto deja de lado el exceso de gasto que hoy se financia con

deuda e inflación, lo que también termina pagando la gente.

Impuestos, impuestos y más impuestos

Otra cuestión a tener en cuenta respecto de los impuestos es la

cantidad existente y la complejidad del sistema. El Reporte

Doing Business del Banco Mundial no solo mide los montos

que las empresas deben entregar en la forma de impuestos,

sino también el tiempo en horas al año y la facilidad, o no, que

tiene un sistema para que se efectúe el pago de las

obligaciones tributarias. En este sentido, es evidente que un

sistema sencillo de pocos tributos será más amigable que uno

de muchos tributos y exceso de “papeleo”.

En nuestro país la cantidad de impuestos a pagar es

abrumadora. Según un estudio del economista rosarino

Antonio Margariti, el número total de impuestos en Argentina

es de nada menos que 96, que están compuestos por 45

impuestos nacionales, 28 impuestos provinciales y 23

impuestos que recaudan los municipios32

.

Los 45 impuestos nacionales que encontró Margariti los

detallamos a continuación:

32 Margariti, Antonio I.: “Los límites del estado populista: tratado crítico de

hacienda pública”. Bolsa de Comercio de Rosario, 2012.

81

1. Impuesto a las ganancias de personas físicas

2. Impuesto a las ganancias de sociedades

3. Impuesto a la ganancia mínima presunta

4. Impuesto a los bienes personales

5. Monotributo

6. Impuesto a ganancias no-realizadas, al prohibir el “ajuste

de balances por inflación”

7. Impuesto por ajustes en los precios de transferencias

8. Retenciones por exportaciones agrícolas

9. Otros Derechos de exportación

10. Derechos de importación

11. Tasas de aduana

12. Tasa de estadística

13. Impuesto sobre fletes marítimos

14. Impuesto a la transferencia de inmuebles de personas

físicas

15. Impuesto sobre débitos y créditos bancarios

16. Percepción aduanera de IVA importación y Ganancias

importación

17. IVA sobre servicios al 27 %

18. IVA sobre compras al 21 %

19. IVA sobre compras al 10,5 %

20. Impuesto para el Fondo de Educación y Promoción

Cooperativas

21. Impuestos internos

22. Impuesto adicional de emergencia cigarrillos

23. Impuesto p/ fomento de la actividad cinematográfica

(INCAA)

24. Impuesto a los videogramas grabados.

25. Impuesto a premios de sorteos y concursos deportivos.

82

26. Impuesto del CONFER a transmisiones de radio y

televisión

27. Tasa de kerosene, gas-oil y diesel-oil

28. Impuesto a los combustibles líquidos y gas natural (ex -

ITC)

29. Impuesto específico al gas-oil (IESP)

30. Tasa de infraestructura hídrica a la nafta y al GNC

31. Recargo impositivo al GNC (D. 786/02)

32. Cargo por sobre-consumo de gas y electricidad (PURE

Plan Uso Racional Energía)

33. Impuesto sobre tarifas de peajes en autopistas.

34. Impuesto a telefonía celular (Ente Alto Rendimiento

Deportivo).

35. Impuesto a la tecnología electrónica producida extrazona

(Tierra del Fuego).

36. Retenciones sobre salarios para ANSES, Obras Sociales y

Sindicatos

37. Retenciones sobre salarios para PAMI

38. Cuotas del ahorro jubilatorio expropiado (ex AFJP)

39. Contribuciones patronales para ANSES, Obras Sociales y

Sindicatos

40. Contribuciones patronales para PAMI

41. Contribuciones para asignaciones familiares

42. Previsión de indemnizaciones por despidos

43. Cargo en previsión de doble indemnización

44. Contribuciones a ART y previsión por demandas civiles en

casos de accidentes de trabajo.

45. Aportes para Fondos gremiales de desempleo.

Semejante cantidad de impuestos diferentes (y recuérdese que

solamente citamos los impuestos nacionales), exige una

enorme cantidad de leyes en las cuales estén basados. Según

83

Margariti, “el régimen tributario argentino consta de 64.390

artículos sancionados en los últimos 6 años por leyes, decretos,

decretos reglamentarios, decretos rectificativos, decretos

interpretativos, resoluciones de la AFIP, resoluciones de la

DGI, resoluciones del Ministerio de Economía, aplicativos

informáticos, instructivos fiscales, regímenes de información

obligatoria, sistemas de retención y percepción, normas de

Aduana y disposiciones de las Direcciones de Rentas

provinciales y municipales”

Así, el sistema impositivo argentino se transforma en una

verdadera maraña legal imposible de comprender por el

ciudadano de a pie. En este contexto, no extraña que el Banco

Mundial considere que en nuestro país se necesiten 405 horas

por año para lidiar con las obligaciones tributarias, cuando el

promedio de la OCDE es de 177.

Lo que estado le saca a los trabajadores

Hasta aquí hemos analizado algunos indicadores tradicionales

para estimar la carga de los impuestos sobre la economía

argentina y la sociedad. Queda claro por el análisis que la

presión tributaria tiene niveles elevados en términos

internacionales y también que el sistema es un verdadero caos

administrativo. Sin embargo, todavía falta analizar cuánto

afecta la presión tributaria para el que verdaderamente cumple

con sus obligaciones.

Es que, si bien es un indicador ampliamente utilizado, la

recaudación tributaria sobre el PBI no muestra realmente el

peso que tienen los impuestos sobre el sector formal de la

economía.

84

Para explicarlo de manera sencilla, no todos los miembros de

una sociedad pagan sus impuestos. De esta forma, la carga del

sector público es llevada adelante solamente por la economía

formal, por lo que se vuelve relevante analizar cuánto paga

mensualmente un empleado en relación de dependencia en

concepto de impuestos y cargas que obliga el estado a realizar.

Si tomamos como ejemplo a un ciudadano que en enero de

2016 tenía un salario bruto de $ 10.000, debemos considerar

todo aquello que el estado obliga a retener de ese haber en

concepto de Jubilación, Obra Social, y aportes al Instituto

Nacional de Servicios para Jubilados y Pensionados. Por otro

lado, también hay un monto que se le exige a las empresas,

compuesto por aportes a la jubilación, al Fondo Nacional de

Empleo, a la Administración Nacional del Seguro de Salud,

obra social y asignaciones familiares.

Lo que se le descuenta al empleado también debe considerase

como un impuesto que paga el trabajador. Es que, para el

empresario, todo lo erogado constituye el costo laboral, por lo

que le da lo mismo si tiene que dárselo íntegramente al

trabajador o al estado. En este sentido, es válido pensar que,

sin imposiciones de ningún tipo, el trabajador podría recibir el

“Ingreso Total” que figura en el cuadro de la página siguiente,

en lugar de recibir, en mano, el salario neto.

Una vez hechos los descuentos pertinentes, debe considerarse

el Impuesto a las Ganancias que recae sobre las personas

85

físicas que se encuentran en relación de dependencia y,

finalmente, el IVA sobre sus consumos33

.

Como se observa en el cuadro de la página siguiente, un

empleado que cobra $ 10.000 brutos mensuales, enfrenta una

carga tributaria total equivalente al 42,8% de sus ingresos

totales. Es decir, por cada $ 100 que podría cobrar en ausencia

de intervención, debe conformarse con solo $ 57,2.

El caso se agrava para ingresos más elevados. Si un empleado

tiene un salario bruto de $ 20.000, entonces la mordida estatal

asciende al 46,3% de su Ingreso Total, mientras que si su

salario bruto trepa a $ 30.000, entonces el estado se llevará

más de la mitad, el 54%.

Si bien estas cifras son estimaciones del peso del estado sobre

los salarios de los argentinos, debe mencionarse que solo

consideramos los impuestos nacionales más relevantes,

dejando otros de lado.

33 Para estimar el consumo consideramos que el individuo del Caso 1, destinaba a

consumir el 90% de su ingreso, mientras que el Caso 2 destinaba 80% y el tercer

caso, solo el 70%. Además, se consideró un IVA promedio de 17%, lo que resulta

de hacer un promedio ponderado entre el IVA de 21% y el IVA de 10,5% con el

que se gravan algunos productos específicos.

Cabe destacar en esta nota que no es generalmente aceptado el hecho de que sea el

consumidor quien pague el Impuesto al Valor Agregado. En su obra “Man,

Economy and State”, el economista norteamericano Murray Rothbard considera

que, dado que los precios no están determinados por el costo de producción,

entonces no puede afirmarse que un impuesto a las ventas (que afecta el costo de un

producto), pueda generar el aumento de los precios, de manera que sea totalmente

pagado por el consumidor. Sin embargo, admitido este punto, sí acepta Rothbard

que, a través de la reducción de la rentabilidad empresaria, haya menos productos

ofrecidos en el mercado, lo que efectivamente incremente sus precios. Véase

Rothbard, Murray: “Man, Economy and State: Scholar’s Edition” p. 1156 y ss.,

Ludwng von Mises Institute, segunda edición, 2009.

86

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87

Según las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis

Fiscal34

, la carga tributaria sobre el sector formal es aún mayor

si se consideran otros impuestos nacionales, provinciales y

municipales. De acuerdo con sus cálculos, la mordida fiscal es

del 47,3% si el individuo tiene un salario bruto de $ 14.907;

54,7% si el individuo ingresa en términos brutos $ 32.307; y

61,6% si el individuo tiene un salario bruto de $ 67.810.

La Gran Regulación

Los políticos saben perfectamente que a la ciudadanía no le

gusta pagar impuestos. Sin embargo, también saben que toda

la estructura burocrática depende, en última instancia, de lo

que los miembros de la comunidad paguen de manera coactiva

al gobierno en cumplimiento de sus obligaciones tributarias.

Es por esto que, últimamente, los impuestos se imponen con la

excusa de generar mayor igualdad, apelando al sentimiento de

solidaridad y, por qué no, culpa, de gran parte de la

ciudadanía.

Los que defienden los impuestos altos y el estado grande, a

menudo lo hacen exhibiendo todo lo que el estado “da” a

cambio de esos pagos. Es decir, la construcción de rutas, la

provisión de seguridad, o los “gratuitos” servicios de salud,

educación, jubilaciones, pensiones y subsidios de todo tipo.

Lo que ignoran, sin embargo, es que los impuestos constituyen

un enorme peso para la economía y una gran traba para que el

34 Instituto Argentino de Análisis Fiscal: “La carga tributaria argentina representa

entre un 47% y un 62% del ingreso total de una familia asalariada – Informe

Económico N°320”, 12 de julio de 2015. Disponible en:

http://www.iaraf.org/index.php/informes-economicos/carga-tributaria-provincial-y-

municipal/82-informe-economico-n-320

88

sector privado crezca de manera dinámica, generando nuevos

productos y servicios, de mejor calidad, a mejores precios, y

dando lugar a la creación de nuevas fuentes de trabajo

genuino. El caso argentino tiene la particularidad de que,

encima que la carga tributaria es excesivamente elevada, los

mencionados servicios públicos muestran una calidad

asombrosamente mala en relación a países con cargas

tributarias similares.

En este marco, el pensamiento del legislador debería ser

totalmente contrario al vigente: la maraña legal debe

simplificarse, eliminando por completo una gran cantidad de

impuestos en todos los niveles.

Además, las tasas impositivas deben reducirse, ya que como

muestran los estudios mencionados, es la mejor forma de,

atrayendo a las empresas, la economía crezca a ritmos

superiores y vayamos acercándonos a los países del primer

mundo en nuestro grado de desarrollo.

89

Huyendo del Monstruo

Habían pasado unos cuantos meses desde la sanción del

“Impuesto a las Rentas Excesivamente Elevadas”. Sin

embargo, la tensión continuaba y crecía a medida que pasaban

los días.

La Administración Federal de Ingresos Públicos anunciaba

mes tras mes la recaudación fiscal. Subía gracias a la inflación,

pero en términos reales la dirección era exactamente la

opuesta. El gravamen propuesto por el diputado no recaudaba

lo que se había proyectado. De los $ 120.00 millones que se

esperaban en el año, solo habían ingresado $ 2,5 millones

luego de cinco meses de vigencia. Era claro que la meta estaba

lejos de ser alcanzada.

Los legisladores se volcaron a escuchar al parlamentario

opositor, quien había pronosticado este desenlace, aunque

incluso él sostenía que los números lo habían sorprendido

sobremanera.

Cuando explicó su punto de vista respecto de este tema, hizo

referencia a un viejo economista norteamericano, quien había

enunciado una vez que, pasado cierto punto, una mayor carga

tributaria o una nueva suba de impuestos no generaría mayor

recaudación, sino, paradójicamente, una menor. Entre los

motivos de este paradójico fenómeno se encontraba, claro, la

evasión fiscal.

Nuestro amigo diputado pidió la palabra.

90

“¡Ése es nuestro problema! Bata de repetir que tenemos un

gobierno que gasta demasiado, que el problema es la

voracidad fiscal, que todo se arregla quitando al estado del

medio y regresando a la época de las cavernas.

El problema aquí es esa gente que en lo único que piensa es

en su bolsillo, en sus casa de veraneo, en sus compras en

Miami, en su ropa barata traída de afuera, en su auto cero

kilómetro importado, en su, su, su, y solo en lo suyo, pero

nunca en lo nuestro, en lo de todos, ¡en el pueblo!”

Su propuesta fue concreta y, para fundamentarla, también citó

a un economista. Esta vez a uno más joven, más aggiornado

con los tiempos que corren y de origen francés. La solución a

la crisis fiscal pasaba por librar la batalla frontal contra los

paraísos fiscales, esas cuevas donde se esconden los grandes

evasores de todo el mundo. Para el bloque oficialista, eran los

paraísos fiscales los que estaban conspirando contra las

finanzas de la nación, no otra cosa.

Pero no todo acababa ahí, porque así como había que

arremangarse para luchar contra los enemigos de afuera,

quienes se ubicaban en las Islas Caimán, Seychelles, Mónaco,

Bahamas, Andorra y otros exóticos destinos, también habría

que librar la lucha contra los evasores de adentro.

“Con el mismo ímpetu con el que nos uniremos a los

organismos internacionales en la lucha contra los paraísos

fiscales, también iremos tras los evasores locales, los que

venden sin entregar ticket, los que no declaran sus ingresos, y

los empresarios inescrupulosos que no blanquean a sus

empleados. ¡La economía en negro se termina hoy mismo!”

91

Concluyó.

.................................................................................

Matt Groening nació en 1954, hijo de Margaret Wiggum y

Homer Philip Groening en la ciudad de Portland, en Estados

Unidos. Desde muy temprana edad dibujó caricaturas, pero su

camino a la fama se inició cuando en 1985, James L. Brooks le

propuso transformar sus caricaturas en una serie de dibujos

animados. Por miedo a perder los derechos de autor que tenía

sobe sus creaciones previas, Groening decidió inventar una

nueva familia, a la que llamó “Los Simpsons”, cuyo personaje

principal llevaría el nombre de su padre, Homero.

Desde su debut oficial en 1989, se emitieron más de 550

capítulos de la tira y la misma cumplió en el 2015 su

temporada número 25. Traducida a una multiplicidad de

idiomas y seguida por millones de fanáticos a nivel mundial,

Los Simpsons son una serie animada que ironiza sobre casi

todos los temas habidos y por haber. Si bien su foco es la

sociedad norteamericana, no hay quien no se sienta

identificado con los episodios difundidos por la cadena Fox.

Probablemente sea este el caso del capítulo en que Bart y Lisa

(dos de los hijos de Homero y Marge) comienzan un

emprendimiento de venta de limonada en la puerta de su casa

de la Avenida Siempreviva, en la ciudad de Springfield.

En un stand de madera prolijamente armado y con un gran

cartel que decía “Limonada”, Bart y Lisa invitan a sus vecinos

a comprar el producto que están ofreciendo. Después de probar

algunas estrategias de venta poco ortodoxas (como cuando

Bart afirma que si no le compran limonada golpeará a su

92

hermana), surge la idea de poner un dólar en un jarro, como

prueba (aunque falsa), de que alguna venta ya se había

realizado. Este truco es suficiente para que el barrio se

enloquezca por comprar la limonada ofrecida por los hermanos

Simpsons.

Sin embargo, el éxito comercial dura poco. En un momento

dado, irrumpe en escena un empleado de la Secretaría de

Comercio de Springfield, quien ordena terminar todas las

transacciones y exige a los hermanos la licencia que autorizaba

a vender limonada.

Rápidamente, luego de admitir que ninguno de los dos contaba

con la licencia exigida, Bart intenta sobornar al funcionario,

aunque éste se rehúsa a aceptar la coima y ordena cerrar el

establecimiento hasta tanto no se obtuviera del gobierno el

permiso para vender. Acto seguido, el stand es destruido por

los agentes especiales de la Secretaría.

En la escena siguiente, Bart y Lisa acuden a la dependencia

oficial, donde una larga fila se forma detrás de un empleado

que prefiere hacer crucigramas antes que atender a la gente.

Con su característica ironía, este capítulo de Los Simpsons

ilustra a la perfección lo que sucede con las regulaciones

estatales que buscan controlar y supervisar todas las

actividades comerciales, pero terminan convirtiéndose en un

verdadero muro a sortear cuando se desea emprender.

Ahora lo que sucede con las regulaciones y los impuestos es

que, cuando son excesivamente onerosos, tanto en dinero,

como en tiempo, surgen incentivos naturales a evitarlos.

93

Entre las estrategias más comunes para evitar estos sistemas

encontramos tres que destacan sobre el resto: la corrupción, la

economía informal y los paraísos fiscales.

En este capítulo nos dedicaremos a explicar cada una de ellas.

La corrupción

Cuando el inspector de la Secretaría de Comercio de

Springfield se aproxima al puesto de limonadas de Bart y Lisa

exigiendo su licencia para vender, la primera actitud que toma

Bart es la de ofrecer, de manera disimulada, una coima al

inspector. Si bien en el caso retratado, el inspector rechaza la

coima, lo cierto es que en la realidad esto puede no suceder.

En general, pasa que frente a las crecientes exigencias de los

funcionarios, aparece un creciente nivel de corrupción.

De hecho, existe una relación inversa entre el grado de

percepción de corrupción en los países y su grado de libertad

económica. Un estudio de los profesores Rajeev Goel y

Michael Nelson busca dilucidar si una mayor libertad

económica y política tiene el efecto de reducir la corrupción en

un país determinado35

. De acuerdo a su análisis:

“… mientras que tanto la mayor libertad económica como

política contribuyen a la reducción de la corrupción, los

beneficios son mayores cuando los controles a la economía se

relajan.”

35 Goel, Rajeev K. y Nelson, Michael A.: “Economic Freedom versus Political

Freedom: Cross-Country Influences on Corruption”, Australian Economic Papers,

Junio de 2005. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/4988308.

94

Para Goel y Nelson, existen factores dentro de la libertad

económica que contribuyen más que otros, como por ejemplo

la política monetaria y la reducción de la inflación, así como

las menores regulaciones en el sector financiero y la

inexistencia de mercados negros.

Los hallazgos de estos autores no deberían sorprender al

observador argentino. Luego de años de híper-

intervencionismo y regulaciones por doquier, tenemos una

sociedad que convive con la corrupción como algo natural.

Además, en las últimas décadas han sido numerosos los

escándalos de este tipo, todos los cuales involucran, de una u

otra forma, a un funcionario público.

Entre los más resonantes, y por orden cronológico, podemos

mencionar el caso de Siemens y los documentos de identidad,

el caso IBM-Banco nación, las coimas en el senado y “la

Banelco”, los sobreprecios en el caso Skanska, la compra de

tierras fiscales en El Calafate, las coimas de Ricardo Jaime, las

licitaciones ganadas por Lázaro Báez y las habitaciones vacías

que alquilaba su empresa en los hoteles de Cristina Fernández

de Kirchner, el caso Ciccone, el “Plan Qunita” y un sinfín de

investigaciones por enriquecimiento ilícito de una gigantesca

cantidad de funcionarios públicos de todos los gobiernos.

Ahora bien, frente a este escenario uno podría pensar que los

argentinos tenemos un “gen” de la corrupción; o que nuestra

herencia cultural nos convierte en lo que somos; o bien que el

clima templado tiene algún efecto sobre nuestra ética y nuestro

comportamiento diario. Sin embargo, nada de eso es relevante

a la hora de analizar la problemática de la corrupción.

95

Lo que todas las personas, en cualquier parte del mundo hacen

antes de tomar una acción determinada, es un análisis de costo

y beneficio. Esto no quiere decir que cada acción exija de un

largo proceso de meditación, con una calculadora, una planilla

de Excel o un lápiz y un papel. En ocasiones, este proceso de

análisis puede tomar solamente unos segundos, pero lo cierto

es que cuando alguien tiene que optar por tomar el camino A o

el camino B, generalmente elegirá aquella vía que le reporte

más beneficios. O sea, donde las satisfacciones de haber

elegido esa alternativa superen por mayor diferencia a los

padecimientos.

En este contexto, si para ganar una licitación pública, armar un

proyecto competitivo, con bajos precios y buena calidad de

servicio, resulta más oneroso que simplemente ofrecerle un

“buen trato” a quien está encargado de adjudicarla, claramente

que se terminará optando por esta reprochable segunda

alternativa.

Lo mismo sucede cuando las regulaciones, la burocracia y el

papeleo hacen demasiado tortuoso el camino para establecer

un emprendimiento de manera legal o los impuestos se

vuelven impagables. En estos contextos adversos, no debería

sorprender que los emprendedores acudan a la coima para

“aceitar los trámites”, o bien para que los supervisores y

controladores no hagan su trabajo como deberían.

Este tema fue estudiado por el catedrático español Jesús

Huerta de Soto, que en su libro “Socialismo, Cálculo

96

Económico y Función Empresarial” se refiere al efecto

corruptor del intervencionismo económico36

.

Para Huerta de Soto, cuando los favores especiales que se les

ofrecen a los funcionarios tienen el objetivo de agilizar los

trámites, la actividad corrupta es de tipo “defensivo”:

“Esta actividad corruptora es de tipo defensivo, pues actúa

como una verdadera ‘válvula de escape’ y permite una cierta

minoración del daño social que genera el socialismo,

pudiendo tener el positivo efecto de hacer posible el

mantenimiento de unos vínculos sociales mínimamente

coordinadores, incluso en los supuestos de agresión socialista

más agudos”

La idea detrás de este esquema puede ilustrarse volviendo al

ejemplo del puesto de limonada en Springfield.

Si clientes y vendedores estaban contentos con el “vínculo

social” que habían establecido, la prohibición de parte del

órgano de control no hace más que destruir ese vínculo, por lo

que la corrupción de carácter defensivo serviría para evitar esa

destrucción, algo beneficioso para los miembros de la

comunidad. Obviamente, una mejor solución sería no tener

que vivir con la amenaza permanente de dicha destrucción. Es

decir, con un mayor grado de libertad.

36 Huerta de Soto, Jesús: “Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial”

p. 118 y ss. Unión Editorial, Madrid, 1992.

97

La economía sumergida

Mohamed Bouazizi era un joven de 26 años que se dedicaba a

la venta minorista de frutas y vegetales en las calles de Sidi

Bouzid, en Túnez.

Todos los días, Mohamed pasaba por el mercado a comprar

frutas y verduras que luego vendía en un espacio

específicamente seleccionado frente a la oficina municipal. A

temprana edad, este joven tunecino tenía que alimentar a su

familia, compuesta por su madre, su tío y sus hermanos.

Como muchos otros pequeños empresarios de la región,

Bouazizi era parte de lo que llamamos la economía informal,

ya que no estaba legalmente registrado, ni pagaba impuestos

por sus ventas ni aportaba a algún régimen jubilatorio estatal.

En este mundo, el joven comerciante sobrevivía con 73 dólares

mensuales, pero además tenía que cargar con el acoso

permanente de las autoridades locales, quienes

aprovechándose de su situación de “ilegal”, solían confiscarle

sus bienes o bien tomarlos sin permiso como si fueran suyos

sin entregarle nada a cambio. Obviamente, también le exigían

coimas que detestaba pagar.

El 17 de diciembre de 2010, Bouazizi fue acusado de cometer

una infracción, motivo por el cual entró en una disputa con los

inspectores locales, quienes decidieron confiscarle toda su

propiedad: unas bananas, unas manzanas y una balanza

electrónica, todo valuado en 225 dólares. Para colmo de males,

una policía le propinó un golpe en el rostro. Finalmente, y

luego de reclamar por una hora la devolución de su propiedad,

98

la desesperación de Mohamed lo llevó a rociarse con Thinner

y prenderse fuego.

Durante los siguientes sesenta días, al menos 63 hombres y

mujeres en condiciones similares a las de Bouazizi

procedieron de la misma forma en Algeria, Egipto, Marruecos,

Arabia Saudita y Siria. Solamente 26 lograron sobrevivir.

Mohamed Bouazizi no fue uno de ellos.

Los hechos que siguieron a estas acciones desesperadas se

conocieron como La Primavera Árabe, un movimiento masivo

a favor de una mayor democracia y libertad en los países

ubicados, principalmente, en el norte de África y en la

península arábiga.

La historia del origen de la Primavera Árabe es contada por el

investigador peruano Hernando de Soto37

, quien considera que

lo que sucedió en Túnez es el resultado de un sistema legal

que, sobrecargado de regulaciones y trabas, margina y humilla

a los pobres que tienen voluntad de emprender. Así, las

barreras de entrada a la economía formal terminan generando

que la única alternativa para amplios sectores de la población

sea la economía sumergida, donde darle la espalda al sistema

legal vigente tiene beneficios, pero también costos, como la

falta de protección efectiva a los derechos de propiedad, algo

de lo que fue víctima el joven comerciante tunecino.

Respecto de la economía sumergida, a menudo se mencionan

como problemas que ésta no paga impuestos y que eso reduce

37 Véase al respecto: De Soto, Hernando: “The Real Mohamed Bouazizi”. Foreign

Policy, 16 de diciembre de 2011 y De Soto, Hernando: “The Secret to Reviving the

Arab Spring’s Promise: Property Rights”. Wall Street Journal, 26 de febrero de

2013.

99

la recaudación tributaria. Además, también se argumenta que,

dado que algunos comerciantes operan en ese marco de

ilegalidad, representan una competencia desleal frente a

quienes pagan todos sus impuestos en tiempo y forma y

cumplen con todas las reglamentaciones.

Sin embargo, aquí no radica la problemática de la economía en

negro.

De hecho, la informalidad es un punto de llegada, y no uno de

partida. Hernando de Soto afirma en sus dos libros al respecto

que la informalidad es la consecuencia de un sistema legal que

se vuelve demasiado oneroso para que los sectores menos

favorecidos de la población puedan integrarse.

En “El Otro Sendero”, una investigación sobre “los

informales” de Perú, publicado en el año 1986, muestra que

para registrar un taller textil se necesitaban 289 días y un gasto

total de USD 1.231, lo que representaba, en su momento, 32

veces el sueldo mínimo de ese país38

.

En “El Misterio del Capital”, del año 2001, muestra que los

pobres son altamente capaces de generar riqueza, pero que una

mala asignación de derechos de propiedad hace que no puedan

transformar sus bienes (como viviendas o pequeños negocios),

en un capital formal que les permita crecer tomando créditos y

mejorando su capacidad de inversión, tal como sucede en el

mundo desarrollado39

.

38 De Soto, Hernando: “El Otro Sendero”. Editorial El Barranco, Perú, 1986. 39 De Soto, Hernando: “El Misterio del Capital”. Editorial Sudamericana, Buenos

Aires, 2002.

100

En nuestro país, y según las estadísticas oficiales del

Ministerio de Trabajo, un 33,1% del empleo no está

legalmente registrado. Por otro lado, la Cámara Argentina de

la Mediana Empresa afirma que el comercio en negro generó

más de $ 50.000 millones de facturación en 2015,

representando el 10,2% de las ventas registradas en el sector

formal.

Al respecto de este tema, hace un tiempo se presentó una

extraña propuesta para reducir la informalidad. Federico

Sturzenneger, ahora presidente del Banco Central, propuso

que, frente al elevado contexto inflacionario que vivimos, no

solo no deberían emitirse billetes de mayor denominación que

el de $ 100, sino que incluso estos deberían ser eliminados.

El argumento era el siguiente:

“...el efectivo facilita enormemente las transacciones de la

economía informal. Obviamente, muchas operaciones

formales se hacen con efectivo, pero las informales sólo

pueden hacerse con efectivo. Entonces, ¿cual sería el motivo

por el cual querríamos mejorarle la eficiencia a la

informalidad? Es claro que los billetes de mayor

denominación harían justamente eso.”

Lo primero que uno piensa cuando lee esto es en la historia de

Mohamed Bouazizi. Es decir, no estamos hablando de

complicarles la vida a delincuentes peligrosos, secuestradores

o terroristas cuando hablamos de no “mejorar la eficiencia de

la informalidad”, sino de complicarles la vida a quienes no

tienen otra mejor alternativa que acudir a la economía informal

para conseguir aunque sea una forma digna de vivir.

101

Como explica Mario Vargas Llosa:

“La informalidad es una réplica de las mayorías contra ese

sistema que las ha hecho tradicionalmente víctimas de una

suerte de apartheid económico y legal. En ese sistema, las

leyes parecían pensadas para cerrarles el acceso a cosas tan

elementales como tener un trabajo y disponer de un techo.

¿Iban a renunciar a estas aspiraciones básicas de

supervivencia en nombre de una legalidad en muchos sentidos

irreal e injusta? Renunciaron, más bien, a la legalidad”

En Argentina se pagan 96 impuestos diferentes, la presión

tributaria es asfixiante, y constituir una empresa legalmente

toma 25 días, 14 procedimientos burocráticos y cuesta el 9,7%

del PBI per cápita. En Nueva Zelandia, la presión tributaria es

menor, abrir una empresa toma medio día, un procedimiento

burocrático y cuesta el 0,3% del PBI per cápita40

.

Es evidente que si se busca una mayor formalización de la

economía, la receta no es dificultarle la vida a los informales,

sino facilitárselas, reduciendo las barreras de entrada a la

formalidad como lo hace Nueva Zelanda.

Los paraísos fiscales

A principios de 2015, Thomas Piketty, economista francés

mundialmente conocido por la publicación de su libro “El

Capital en el Siglo XXI”, pasó por Buenos Aires. Además de

presentar su obra, se tomó un tiempo para reunirse con la

entonces presidente, Cristina Fernández de Kirchner, y

40 Si se ordena el Índice Doing Business de acuerdo a la facilidad para crear una

empresa, Nueza Zelanda se ubica en el primer puesto, mientras que Argentina

recién figura en el 157.

102

también para compartir un almuerzo con los entonces Ministro

de Economía y Presidente del Banco Central, Axel Kicillof y

Alejandro Vanoli.

Consultado sobre el estado de la desigualdad en el mundo,

Piketty cargó contra el enemigo de moda de nuestra época: los

paraísos fiscales, esos “países que roban las bases tributarias

de sus vecinos”41

.

Según un cercano colaborador suyo, Gabriel Zucman, la

riqueza escondida en los paraísos fiscales asciende nada menos

que a USD 7,6 billones, el 10% del PBI mundial y 15 veces el

PBI de Argentina. Según su punto de vista, esto constituye un

problema mayúsculo ya que todo ese dinero deja de pagar

impuestos. Con esos impuestos, los gobiernos podrían llevar a

cabo cantidades de obras consideradas deseables por estos

analistas42

.

Para los defensores del ahora llamado “estado presente”, que

éste se quede sin fondos, o no recaude todo lo que podría, es

grave. A su entender, el gobierno es el que está en mejor

posición para administrar los recursos de la gente.

De ahí surge el lamento por el “robo de las bases tributarias”,

que no es otra cosa que lamentarse porque el gobierno no se

queda con todo lo que le gustaría del dinero de sus ciudadanos.

41 “Piketty atacó a los fondos buitre y a los paraísos fiscales”. Diario Tiempo

Argentino, 17 de enero de 2015. Disponible en:

http://tiempo.infonews.com/nota/142842/piketty-ataco-a-los-fondos-buitre-y-a-los-

paraisos-fiscales 42 “Zucman: ‘El dinero escondido en paraísos fiscales equivale al 10% del PBI

mundial”. Diario iEco, Clarín, 8 de diciembre de 2014. Disponible en:

http://www.ieco.clarin.com/economia/billones-dolares-sumideros-paraisos-

fiscales_0_1262873876.html

103

Sin embargo, esta no es toda la verdad acerca de los paraísos

fiscales.

Lo primero que debe decirse es que la denominación

“paraísos” surge de una mala traducción del inglés al español,

ya que tax haven no quiere decir paraíso fiscal (eso sería tax

heaven) sino “refugio fiscal”. Esta mejor traducción dota de

mayor realismo a lo que verdaderamente es un refugio fiscal.

A saber, un país a donde se acude para huir de la voracidad

fiscal de los gobiernos.

El atractivo de llevar el dinero a un refugio fiscal aparece

porque éstos, en general, tienen un trato impositivo muy

favorable para los extranjeros que abren cuentas bancarias o

constituyen sociedades en esas jurisdicciones (aunque este

trato no sea extensivo a los residentes). A veces, radicar una

empresa en un refugio fiscal puede representar la diferencia

entre pagar un 30% de impuestos a las ganancias o pagar 0%.

Sin embargo, el beneficio no se lo lleva solamente esa

empresa, sino que se contagia a toda la economía.

Como señala Dan Mitchell, todos somos beneficiarios de los

paraísos fiscales43

:

“Antes que nada, si uno vive en un país desarrollado, los

impuestos son probablemente mucho menores de lo que eran

hace 30 años, gracias en parte a los paraísos fiscales. En

1980 las tasas más altas del impuesto personal en los países

miembros de la OCDE promediaba más del 67% y las tasas

corporativas en ese año promediaban casi un 50% (...)

43 Mitchel, Dan: “Los paraísos fiscales son una bendición”. El Cato, 2 de abril de

2008. Disponible en: http://www.elcato.org/los-paraisos-fiscales-son-una-bendicion

104

Sin embargo, empezando por Reagan y Thatcher, los

gobiernos se han esforzado por disminuir las tasas fiscales y

reformar sus regímenes. Las tasas personales ahora

promedian solamente cerca de un 40% y las corporativas se

han reducido a un 27%. Es en gran medida la globalización—

no la ideología—lo que ha conducido esta virtuosa ‘carrera

hacia abajo’. Los gobiernos están disminuyendo impuestos

porque temen que los empleos y las inversiones se vayan de su

país. Al proveer un refugio seguro para las personas que

buscan evadir tasas confiscatorias, los paraísos fiscales han

jugado un rol imprescindible. Los legisladores han concluido

que es mejor recibir algún ingreso con tasas fiscales

modestas, que imponer altos impuestos y perder dinero.”

A menudo se acusa a los paraísos fiscales de ser refugio no

solo de las víctimas del estado híper-recaudador, sino de

terroristas, narcotraficantes y políticos corruptos. Esta

acusación puede ser cierta, como es cierto que el dinero en

efectivo es utilizado por quienes violan la ley y los derechos

de terceras personas en su vida diaria como forma de vida.

Sin embargo, si se quiere perseguir a quienes quiebran leyes,

los que deben actuar son la policía y el poder judicial, no los

recaudadores de impuestos.

El enojo que generan los paraísos fiscales, en realidad, debería

estar orientado hacia otro lugar: las elevadas tasas impositivas

que cobran los gobiernos y que nos quitan, no solo nuestro

dinero, sino también nuestra libertad. Los mal llamados

paraísos fiscales no son más que una reacción frente a este

orden de cosas.

105

Huyendo del Monstruo

Los paraísos fiscales, la corrupción y la economía en negro

son, a menudo, blancos principales de las críticas de los

políticos de todos los partidos.

Si nos guiáramos por lo que los dirigentes dicen, parecería que

con eliminar estas tres cosas, los países saldrían adelante sin

problemas.

Sin embargo, como intentamos explicar aquí, todos estos

fenómenos no son la causa de nuestros males, sino su

consecuencia. Una economía con menos regulaciones, menos

trabas y menores impuestos, tendría como resultado menor

corrupción, mayor formalidad y menos incentivos para huir a

refugiarnos de la voracidad impositiva.

106

107

Economía VIP

La reunión tripartita se realizó en un bar del centro. Se trataba

de uno de esos cafés a los que no va mucha gente,

especialmente en el horario elegido, 11:30 de la mañana. Allí

tendrían privacidad tanto el diputado, como su amigo y el

asistente personal del Ministro de Infraestructura.

La operación era sencilla. El amigo del diputado tenía que

pasar un presupuesto al asistente. En realidad, más que un

presupuesto, se trataba de redactar por completo el pliego de

una licitación. ¿La exigencia? Que la redacción fuera tan

específica que no hubiera ninguna otra empresa en el mundo

con capacidad de cumplir los requisitos más que la del amigo

del diputado.

Se trataba, además, de una operación donde todos ganarían. El

Ministro, porque destinaría su presupuesto a realizar obras y

así mostrarle a la gente que está “haciendo”.

Qué está haciendo suele ser un detalle menor en la función

pública. Lo importante es hacer, aunque sea algo.

El amigo del diputado también se beneficiaría, porque de la

noche a la mañana habría ganado una licitación pública que le

garantizaría un flujo de caja de millones de pesos anuales.

Finalmente, también se beneficiaba el diputado quien, por

supuesto, no hizo estas gestiones de manera gratuita.

Para el ex banquero, devenido ahora en empresario de la

construcción, no fue nada fácil en un principio. No poseía

ningún tipo de experiencia ni contaba con un equipo que

108

supiera realizar los trabajos requeridos. Sin embargo, la

recompensa era tan grande que no iba a dejar pasar la

oportunidad.

En la primera ocasión, las cosas no salieron del todo bien. Pero

la experiencia sirvió. De las siguientes licitaciones públicas, el

80% fueron adjudicadas a su empresa de construcción.

Viviendas sociales, calles, rutas, autopistas e incluso

monumentos. Todo podía hacer este joven y exitoso

empresario.

Consultado acerca de la dudosa trasparencia de las licitaciones

y las sospechas de sobreprecios en los contratos, fue el

diputado el que le puso el pecho a las balas.

“Ojalá hubiera 100 empresarios como el Sr. López Tegui. Es

un empresario en ascenso. Un gran ejemplo de cómo nuestro

sistema económico premia al que se esfuerzo y permite a la

gente moverse de manera ascendente en la escala social”.

.................................................................................

Durante muchos años, Estados Unidos fue considerado una

verdadera “tierra de oportunidades”. La característica

distintiva de este país era que cualquiera que llegara al mismo,

tuviera buenas ideas y voluntad de progresar, podría hacerlo

creando negocios o consiguiendo un trabajo que prometiera

una carrera exitosa.

La ausencia de barreras y un estado avocado a la protección de

los derechos de propiedad ayudaron a construir el “sueño

americano”, aquél en el que cualquier persona, en base a su

ingenio y esfuerzo personal podría llegar a escalar en la

109

pirámide social, pasando de no tener nada a ser uno de los

ciudadanos más ricos del mundo.

El sueño americano, o la figura del hombre que se hizo a sí

mismo (el “self made man”, en inglés), son características

distintivas del sistema capitalista. En una economía capitalista,

el éxito personal depende principalmente de la capacidad, el

ingenio y el esfuerzo que cada persona dedica a sus

emprendimientos profesionales.

Otra característica de este sistema es que en la búsqueda del

beneficio personal, se produce una mejora del bienestar social,

ya que para tener éxito, inevitablemente se debe encontrar una

forma de satisfacer las necesidades de terceros. Esto aplica

tanto a una empresa, como a un pequeño negocio, como a un

empleado en relación de dependencia. Cada uno en su rol

deberá ofrecer algo de valor a las personas con las que trate. Si

no, no tendrá posibilidades de crecer y triunfar.

Es por esto que, si bien algunos se vuelven inmensamente

ricos mientras que otros no tanto, nadie cuestiona las bases del

sistema. En definitiva, todos son consientes de que este arreglo

meritocrático es beneficioso para todos.

Esta meritocracia dura hasta nuestros días. Si observamos la

lista de las fortunas más grandes en personas menores de 40

años alrededor del mundo, elaborada por la revista Forbes,

encontramos que muchas de ellas responden a la creatividad y

la capacidad personal de cada uno de sus integrantes.

Entre los jóvenes más ricos del mundo se encuentran los

innovadores que le están cambiando la vida a la gente. Mark

Zuckerberg, creador de Facebook, está al tope de esa lista, con

110

una fortuna estimada en USD 33.000 millones. Junto a él se

ubican sus ex socios, Eduardo Saverin, Dustin Moskovitz y

Sean Parker, cuya fortuna conjunta supera los USD 15.000

millones.

Otros innovadores tecnológicos que están cambiando la vida

de las personas son el fundador de Whatsapp, Jan Koum, el

fundador de Twitter, Jack Dorsey, los creadores de Uber,

Garret Camp y Travis Kalanick y los fundadores de Airbnb,

Brian Chesky y Joe Gebbia. Todos ocupan puestos de

privilegio en la lista de Forbes.

Si observamos el listado general, que incluye a quienes

superan los 40 años, también encontramos algo parecido.

Entre los más ricos a nivel mundial figuran Amancio Ortega

de Zara, Bill Gates de Microsoft, Warren Buffet de Berkshire

Capital, Larry Elison de Oracle, y Larry Page de Google.

Todos estos individuos crearon productos y servicios que la

gente demandaba y satisficieron las necesidades de millones

de personas a nivel mundial. Es decir, su riqueza no es otra

cosa que la retribución que la sociedad les da por haber

contribuido a su mayor bienestar.

Meritocracia amenazada

Ahora si bien este esquema todavía prevalece en muchos

lugares en el mundo, o en muchos sectores específicos de la

economía como, por ejemplo, el tecnológico, lo cierto es que

en muchos otros la cosa no está tan clara y la meritocracia ha

ido dejando lugar a sistemas menos transparentes.

111

Un caso mundialmente conocido es el de la industria bancaria

en los Estados Unidos. Gracias a la idea de que el sistema

financiero norteamericano era “demasiado grande para caer”,

el gobierno y la Reserva Federal de ese país orquestaron el

mayor rescate financiero jamás visto en la historia

estadounidense durante la crisis de 2008/09.

En ese período, el gobierno lanzó un programa de compra de

activos tóxicos, conocido como TARP (Troubles Asset Relief

Program), por hasta USD 700.000 millones, estatizó

parcialmente empresas como AIG, Citigroup y General Motors

y elevó el déficit fiscal hasta el 10,8% del PBI (o USD 1,5

billones).

La Reserva Federal, por su parte, redujo la tasa de interés del

5,25% a 2% en el plazo de un año. Sin embargo, eso no fue

suficiente y a principios de 2009 la tasa fue reducida al rango

de entre 0 y 0,25%. No contento con esta flexibilización

monetaria, Ben Bernanke, presidente de la Fed, lanzó el

programa de expansión más grande que jamás se haya visto en

los Estados Unidos. La base monetaria se multiplicó por 4,8

desde julio de 2008 a agosto de 2014, pasando de USD

847.000 millones a USD 4,1 billones.

A los ojos de muchos, las acciones del gobierno lograron

salvar el capitalismo norteamericano y evitar la debacle

económica que estaba por venir.

Sin embargo, esa no es la realidad. De hecho, otra de las

características del sistema capitalista es que cada uno es

responsable de su porvenir. En este marco, los empresarios son

completamente dueños de sus ganancias cuando hacen las

112

cosas bien, pero también deben hacerse responsables de sus

pérdidas cuando hacen las cosas mal.

La vigencia de este sistema es vital para alinear los objetivos

particulares con los objetivos generales. Si una compañía que

fabricara productos no deseados por los consumidores pudiera

obtener una tasa de ganancias elevada a lo largo del tiempo,

probablemente seguiría fabricando y, por tanto, consumiendo

recursos productivos en una actividad no deseada por la

sociedad.

La ganancia, en este caso, es de unos a costa de otros, no de

unos y de otros. Es por esto que las pérdidas son tan

importantes en un sistema de mercado. En definitiva, el cuadro

de resultados es la señal más fundamental acerca de qué y

cómo se debe producir en la sociedad.

Se hace evidente, entonces, que si el estado rescata empresas

que, en condiciones de mercado, deberían quebrar, no está

rescatando al capitalismo, sino más bien socavándolo.

El profesor de finanzas de la Universidad de Chicago, Luigi

Zingales, grafica bien este punto44

:

“Imaginemos que un largo asteroide está por chocar contra la

tierra (como sucede en la película Armagedón) y que la

probabilidad de impacto es de 5 por ciento, lo que crearía un

daño de USD 10 billones a los Estados Unidos. Ahora

digamos que usted es el presidente. ¿Debería autorizar una

misión de USD 700.000 millones para destruir el asteroide y

evitar el desastre? Si se razona en términos puramente

44 Zingales, Luigi (2012): “A Capitalism for the People: Recapturing the Lost

Genius of American Prosperity”. Basic Books, New York.

113

estadísticos, el costo esperado de no actuar (0,05*10 billones

= 500.000 millones) es mucho menor que el costo de actuar.

Pero si usted gasta ese dinero para frenar el asteroide, nadie

se enterará si, efectivamente, el elemento hubiera golpeado la

tierra en caso de que usted no actuara, por lo que pasaría a la

historia como el presidente que salvó al mundo. En contraste,

si no hace nada, tiene un 5 por ciento de probabilidades de

pasar a la historia como el presidente que, a sabiendas,

decidió no evitar una catástrofe. ¿No se ve mucho más

atractiva, ahora, la operación Armagedón? Además, después

de todo, a la industria aeroespacial le va a encantar recibir un

nuevo contrato para formar parte de la misión. Y lo

presionarán a que actúe, iniciando una campaña para asustar

al público. ¿Quién realmente podrá, con algún grado de

certeza, advierten los representantes de la industria, que la

probabilidad de desastre es de solo 5 por ciento? Tal vez

porque todos los expertos se verían, directa o indirectamente,

beneficiados con la misión propuesta, empezaría a escuchar

que las chances de impacto son, en realidad, del 10 o del 20

por ciento (…)

Las circunstancias que hacen que los políticos sucumban a la

doctrina del “demasiado grande para caer” son similares a

las del escenario del Armagedón. Una diferencia importante,

sin embargo, es que un banquero central que está dispuesto a

rescatar bancos termina incrementando las posibilidades de

desastre, ya que su promesa implícita de rescate tiene un

influencia perversa en los bancos dispuestos a tomar riesgos”

Como se observa, cuando una industria opera con una garantía

implícita de rescate, claramente deja de moverse en un entorno

114

capitalista. Cuando los beneficios son privados, pero las

pérdidas son públicas, entonces el sistema de libre empresa

deja de funcionar.

Y aquí entra otro factor en juego: el poder de lobby de

determinadas empresas o sectores específicos.

Es claro que cada empresa tiene sus intereses particulares. A

los bancos les interesará poder ofrecer más créditos y recibir

más depósitos, a la industria aeroespacial le interesará hacer

más viajes al espacio, a los zapateros vender más zapatos y a

las fabricantes de armas, vender más armas.

Ahora en un sistema plenamente capitalista, estos objetivos

tendrán que hacerse por la vía de la seducción al consumidor.

Sin embargo, en un sistema distinto, puede acudirse a otras

tácticas, como el lobby gubernamental, que consiste en

acercarse a los funcionarios de turno para conseguir privilegios

especiales.

Así, los bancos pueden conseguir rescates, los zapateros

pueden conseguir la imposición de un arancel a las

importaciones, la industria aeroespacial conseguir el contrato

para combatir un asteroide y los fabricantes de armas, una

guerra.

Cuando el éxito de una empresa depende más de las

conexiones políticas que de la calidad de los productos y

servicios ofrecidos, entonces tenemos que dejar de hablar de

capitalismo y sustituir esa palabra por otra.

115

El estatismo empresarial

La literatura económica ha denominado a este sistema como

capitalismo de amigos o capitalismo clientelar. Sin embargo,

me parece más apropiado que se hable de estatismo

empresarial, ya que se trata de un sistema en que, si bien

existen nominalmente las empresas, su éxito depende de la

intervención y gestión del estado.

El estatismo empresarial es un tema de debate en Argentina y

en el mundo. Como veníamos describiendo, la situación de la

banca y los rescates estatales en el país del norte despertaron la

ira de un gran número de personas, que organizaron

manifestaciones de todo tipo en las calles de Nueva York.

El movimiento más eminente fue el llamado “Ocuppy Wall

Street”, crítico de la desigualdad y de la trasferencia de

ingresos que implicaban los salvatajes.

Nuestro país no está ajeno a estos temas y, de hecho, también

nos indignamos cuando vemos que algún empresario o

funcionario, logra escalar en la pirámide social gracias a que

posee los contactos adecuados. En la actualidad los ejemplos

abundan y generalmente los asociamos a la corrupción. Pero

ya sea un funcionario que ingresó a la función pública gracias

a su condición de “militante”, o una empresa que gana una

licitación poco transparente, o una deuda privada que pasa a

manos del estado, todos son ejemplos de un sistema de

estatismo empresarial, donde el esfuerzo y el ingenio valen

mucho menos que las aptitudes que cada uno tenga en sus

“relaciones públicas”.

116

Un ejemplo muy reciente pudo verse a pocos días después de

la primera vuelta de las elecciones en Argentina en 2015.

La empresa Caputo S.A es una constructora que se dedica a la

edificación y el mantenimiento de obras públicas y privadas.

Ahora dado que el director de la compañía, Nicolás Caputo, es

un amigo íntimo del actual presidente y ex Jefe de Gobierno

Porteño Mauricio Macri, son numerosas las denuncias que le

adjudican a esta amistad la creciente participación de Caputo

S.A. en las obras públicas de la Ciudad de Buenos Aires

durante la gestión de Macri.

Ahora si bien el tema todavía se encuentra debatido, lo cierto

es que la percepción acerca de que la empresa se ha

beneficiado de este contacto personal es muy elevada.

Y esto es lo que se plasmó de manera completa en el último

período electoral. El 23 de octubre de 2015, último día en que

operó la Bolsa de Valores de Buenos Aires antes de la primera

vuelta de las elecciones presidenciales, las acciones de Caputo

S.A. se negociaban a $ 6,70.

El domingo 25, a pesar de haber perdido técnicamente,

Mauricio Macri había quedado a una muy estrecha distancia,

por lo que todos comenzaron a esperar un triunfo suyo en la

segunda vuelta, a disputarse el 22 de noviembre.

Las acciones de Caputo S.A. treparon al día siguiente (26 de

octubre) un 20,9%, saltando hasta los $ 8,1. Esto no fue todo.

Por los próximos días el precio de las acciones de la compañía

constructora no paró de subir. El día 23 de noviembre, un día

después del triunfo definitivo de Macri en el ballotage, las

117

acciones llegaron a un máximo de $ 25,1, una espectacular

suba de 275% en 20 ruedas.

Hoy en día, no podemos saber si el gobierno terminará

beneficiando, o no, a esta empresa. Sin embargo, a juzgar por

la historia argentina, parecería evidente que sí, y la evolución

del precio de la acción demuestra que no somos los únicos que

pensamos esto.

Otro indicador de que el sistema económico argentino está

más cercano al estatismo empresarial que a otra cosa lo devela

una encuesta. Según un sondeo realizado por la Universidad de

Palermo, consultados acerca de cuáles creen que son las

cualidades que generan el acceso a los niveles económicos

más altos de la sociedad, la opción más elegida fue la

corrupción o el fraude45

.

Si bien la lista Forbes, como comentábamos, demuestra que a

nivel mundial esto no es cierto46

, es comprensible que en

nuestro país estos sean los resultados. Sin ir más lejos, los

funcionarios públicos multiplicaron su patrimonio en los

últimos años por motivos que, en muchos casos, son una

incógnita47

.

45 “La mayoría de los argentinos cree que para hacer dinero hay que ser corrupto”, 6

de octubre de 2015. Infobae. Disponible en:

http://www.infobae.com/2015/10/06/1760234-la-mayoria-los-argentinos-cree-que-

hacer-dinero-hay-que-ser-corrupto

46 Véase, Carrino, Iván: “Facebook y Twitter contra las creencias argentinas”11 de

octubre de 2015. Diario Infobae. Disponible en: http://opinion.infobae.com/ivan-

carrino/2015/10/11/facebook-y-twitter-contra-las-creencias-argentinas/ 47 Véase: “El crecimiento de la fortuna de los Kirchner: de 7 a 100 millones” 8 de

diciembre de 2015. Diario La Nación. Disponible en:

http://www.lanacion.com.ar/1852228-el-crecimiento-de-la-fortuna-de-los-kirchner-

de-7-a-100-millones y también “Los bienes de los funcionarios, en una news

118

Cuando el acceso a la riqueza no depende del esfuerzo

personal y de la creación de valor para la sociedad, entonces el

sistema meritocrático se rompe y, con razón, la gente empieza

a indignarse y rechazarlo. Sin embargo, dado que, en

apariencia, el sistema sigue luciendo capitalista, o empresarial,

el rechazo se enfoca en el capitalismo, y no en lo que

verdaderamente existe.

El profesor de la Universidad de Florida, Randall Holcombe

explica que dichas críticas están mal dirigidas. En realidad, el

estatismo empresarial o crony capitalism, como dicen en

Estados Unidos, no es una consecuencia de la excesiva codicia

empresaria o de la libertad absoluta de los mercados, sino un

derivado directo del intervencionismo48

.

Según Holcombe:

“Cuando los negocios pueden beneficiarse de las políticas

gubernamentales, ese potencial empuja a las firmas a buscar

los beneficios a través de los favores que ofrece el gobierno,

en lugar de hacerlo a través de la actividad productiva.

Cuanto mayor es la intervención del gobierno, más depende la

rentabilidad de una empresa del apoyo público que de la

producción de valor, por lo que las conexiones políticas se

transforman en el elemento más importante para el éxito

empresario”

Zingales comparte esta visión:

application de LA NACION” 13 de mayo de 2013. Diario La Nación. Disponible

en: http://www.lanacion.com.ar/1546303-los-bienes-de-los-funcionarios-en-la-

primera-news-application-de-la-nacion 48 Holcombe, Randall: “Crony Capitalism, By-Product of Big Government”. The

Independent Review, v. 17, n. 4, Spring 2013, pp. 541–559. Disponible en:

https://www.independent.org/pdf/tir/tir_17_04_04_holcombe.pdf

119

“El primero u más obvio motivo para hacer lobby con el

gobierno es la elevada recompensa que esto tiene. Cuanto más

grande sea el gobierno, mayor será el pastel para repartirse y

así, mayores serán los incentivos de las empresas para

obtener una parte de ese pastel. En 1900, el gasto federal no

destinado a la defensa representaba solamente el 1,8% del

PBI, mientras que el gasto en defensa ascendía al 1%. En el

año 2005, incluso antes de la reciente disparada del gasto

producto de la Gran Recesión, el gasto público no destinado a

defensa representó el 16% del PBI y el gasto en defensa el

4%. En el período de un siglo, la tajada del gobierno sobre la

producción se multiplicó por 7.

El monto real que el gobierno gasta ha explotado mucho más.

En 1900 solo gastaba USD 8.000 millones (en dólares de

2005) en otras cosas que no fueran defensa, mientras que en

2005 gastó USD 1,98 billones. Algo de este dinero se gastó en

educación y salarios públicos, de manera que las empresas

privadas no tuvieron mucho acceso a él. Pero hubo mucho por

agarrar. De esos 1,98 billones, 900.000 millones fueron a

crédito subsidiado, investigación, apoyo al marketing, y pagos

en efectivo a empresas (actividades comúnmente conocidas

como ‘bienestar empresario’)”

Algo similar, aunque en un período de tiempo mucho menor,

ha sucedido en la Argentina. El gasto público en el año 2003

ascendió al 20,6% del PBI pero año tras año fue creciendo

gracias a la política expansiva de los gobiernos kirchneristas.

Como se observa en el gráfico de la página siguiente, el gasto

del gobierno llegó en 2015 a representar el 40,3% del PBI, lo

que equivale a $ 2,1 billones (es decir, 2.100.000.000.000 de

120

pesos). No debe haber un país en el mundo que, en tan breve

lapso de tiempo haya duplicado el tamaño de su sector público

en proporción a la producción nacional. Si se mide en pesos, el

incremento del gasto fue de 2182%, o un 29,78% anual en

promedio.

Medido en dólares, el gasto del gobierno se multiplicó por 4,2

si consideramos el dólar en el mercado paralelo y 6,4 al tipo de

cambio oficial vigente en cada período considerado.

Cuadro 4.1 - Gasto público como % del PBI

Elaboración propia en base a FMI

La distribución de este gasto deja mucho espacio para

favorecer a amigos y contactos del poder. Según estimaciones

privadas, el 28,5% del gasto se destina a salarios de empleados

estatales, considerando municipios, provincias y la

administración central. Estos son alrededor de $ 600.900

20

,6%

20

,8%

22

,0%

22

,4%

24

,6%

26

,1%

29

,4%

29

,6%

31

,7%

33

,9%

35

,4%

38

,1%

40

,3%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

20

12

20

13

20

14

20

15

Gasto Público en % del PBI

121

millones que pueden ser distribuidos no siempre de una

manera transparente y de acuerdo a la capacidad técnica de

cada contratado.

De hecho, con el cambio de gobierno se disparó una polémica

en cuanto a la cantidad de “ñoquis” que trabajan en el estado.

Un ñoqui es una persona cuya función en la administración

pública no está claramente definida y cuyas capacidades

suelen resultar incompatibles con las necesidades del gobierno.

Sin embargo, todos los días 29 (de ahí la comparación con las

pastas mencionadas) reciben su salario pagado por el

contribuyente. Con semejante gasto en personal, no extraña

que abunden este tipo de pseudo-empleados.

Cuadro 4.2 - Distribución del Gasto Público (2015)

Concepto Millones de pesos % del

Total

Gasto Global 2015 2.111.589 100%

Gasto Corriente 1.844.386 87,3%

Remuneraciones 600.913 28,5%

Transferencias Corrientes (subsidios

económicos y sociales) 557.326 26,4%

Seguridad Social 455.840 21,6%

Bienes y Servicios 140.627 6,7%

Otros Gastos Corrientes 89.679 4,2%

Gasto de Capital 194.768 9,2%

Intereses 72.434 3,4%

Elaboración propia en base a FMI y ponderaciones de Espert Consultoría

Macroeconómica

122

Otro espacio donde existe una enorme “torta” para que se

repartan los bien contactados es el gasto en obra pública, que

representa el 9,2% del total, o $ 194.800 millones.

Con que una empresa consiga quedarse con el 1% de ese total,

estaríamos hablando de un ingreso de $ 1.948 millones anuales

o $ 162 millones por mes. No extraña que muchos escándalos

de corrupción estén ligados a la obra pública y los

sobreprecios que allí se pagan.

Es que no es lo mismo cuando paga el gobierno que cuando el

dinero lo debe poner una empresa privada. Los gobiernos,

como decía Milton Friedman, gastan el dinero de terceros en

bienes y servicios para terceros. De esta forma, y a diferencia

del que gasta el dinero propio en sí mismo, los incentivos para

que el gasto sea eficiente es muy bajo. En línea con esto, si los

costos de la obra son demasiado elevados, a nadie le importará

mucho, ya que la factura deberá pagarla el contribuyente y no

el político que autorice dicha obra.

Por otro lado, los cuantiosos subsidios entregados por el

gobierno también generan ganadores y perdedores. En primer

lugar, si bien las ayudas sociales son gastos muchas veces

necesarios, no puede negarse que se genere a partir de ellas

una gran red clientelar, en donde algunos terminen generando

un reparto de acuerdo a lealtades políticas en lugar de a

necesidades concretas.

En segundo lugar, los subsidios a las empresas crean industrias

ineficientes que solo sobreviven gracias a la ayuda estatal,

perjudicando a la sociedad toda. Además, como también

menciona Holcombe, los subsidios crean barreras a la entrada

de nuevos competidores en beneficio de quienes ya se

123

encuentran operando en el mercado. Finalmente, generan una

dependencia total de estas transferencias ya que, de no existir,

las empresas beneficiadas deberían ir a la bancarrota.

Ahora bien, el incremento del tamaño del estado en términos

de gasto no es la única fuente de donde emerge el estatismo

empresarial o capitalismo de amigos. También de las

regulaciones pueden surgir ganadores y perdedores de manera

arbitraria.

Cuando un gobierno establece un precio máximo para un

producto, por ejemplo, beneficia a los compradores de ese

producto en detrimento del productor. Si establece precios

mínimos, por el contrario, privilegia al productor en

detrimento del consumidor.

Por otro lado, con barreras al comercio exterior los gobiernos

pueden ofrecerle mercados cautivos a los fabricantes locales,

quienes operarán con menor competencia.

Además, gracias a legislaciones relacionadas con estándares de

calidad o patentes, los gobiernos pueden impedir la

competencia en mercados específicos como los medicamentos

o los alimentos.

Por último, con licencias o leyes específicas el gobierno puede

hacer que las empresas necesariamente deban obtener su

aprobación para operar, como pasa en el caso de los medios de

comunicación, donde se necesitan licencias para tener

frecuencias de radio o canales de televisión. Es claro que todo

este tipo de intervenciones facilitan el camino para la

discrecionalidad de quien ejerce el poder y, por tanto,

contribuyen a fomentar el sistema de estatismo empresarial.

124

Una economía para pocos

En general, en los debates acalorados en donde se discute qué

rol debe tener el estado en la sociedad, suele decirse que si éste

se corre del medio y deja lugar para que se desarrolle una

economía de mercado, entonces surgirá inevitablemente una

economía para pocos.

Los precios se dispararán, se argumenta, los salarios caerán, el

desempleo subirá, y el acceso a los bienes y servicios quedará

disponible solo para el conjunto de los más acaudalados de la

sociedad. Este mismo argumento sirve para proponer que el

estado tenga una participación activa, que incremente al gasto

para proveer más bienes y servicios estatales y que genere

nuevas regulaciones, para mantener más a raya los “espíritus

animales”.

Ahora como hemos visto en este capítulo, lo cierto es que esta

receta ya se ha probado, y los resultados no han sido una

economía para muchos, con un sistema transparente y

meritocrático, sino un sistema económico, el estatismo

empresarial, que ofrece premios y castigos en función de las

conexiones políticas de las corporaciones.

Frente a esta situación, donde algunos se enriquecen de la

noche a la mañana por utilizar las “palancas” del gobierno,

muchos se indignan y piden, paradójicamente, una mayor

intervención del estado aún.

Esperamos haber dejado claro que, en este tema, el gobierno

no es la solución, sino parte preponderante de la existencia del

problema. La economía para pocos es la que resulta del

intervencionismo, no del capitalismo.

125

Vivir con lo Nuestro

El debate se produjo en un escenario extraño. Al menos para lo

que ambos congresistas estaban acostumbrados. Luces por

todos lados, cámaras y mucho maquillaje alrededor. El

programa de TV solía dedicarse a las historias de amor de los

famosos, las infidelidades de las celebrities y las novedades

relativas a los nuevos espectáculos teatrales o

cinematográficos.

Sin embargo, con el tiempo se había convertido en el

programa por donde pasaba la más importante discusión

política. Con una dinámica descontracturada, un set poblado y

posiciones apasionadas, la emisión diaria se había

transformado en la nueva atracción de la pantalla local.

El conductor fue el encargado de romper el hielo, cuando

preguntó al diputado oficialista sobre la iniciativa para

imponer nuevas trabas al ingreso de productos extranjeros.

“Se trata de una política que llevan a cabo todos los países

del mundo. Usted debería saber que nuestra responsabilidad

como gobernantes es cuidar el trabajo de los ciudadanos del

pueblo, no rifarlo y dejarlo librado a los vaivenes del mercado

y a la desleal competencia extranjera”

Cuando quiso seguir elaborando, el conductor lo interrumpió

súbitamente y le dio la palabra al asesor en temas de comercio

exterior del partido opositor. “¿Usted qué opina?”, fue su

consulta.

126

- Es falso lo que dice el diputado. La realidad es que

detrás de esto hay un gran grupo de lobby que lo que

quiere es conseguir mercados cautivos de manera que

todos nosotros paguemos precios más altos por

productos de menor calidad.

- ¡Eso es mentira! – interrumpió el diputado – la industria

nacional tiene los más altos estándares de calidad.

- ¿Entonces para qué la necesita la protección de los

aranceles? – cuestionó el opositor

- ¿¡Cómo para qué!? Porque no podemos dejar que

cualquier empresario del mundo, pagando salarios de

hambre, venga a vendernos cualquier baratija. ¡Hay que

cuidar los empleos!

- ¡Ustedes no quieren cuidar el empleo sino sus propios

bolsillos!

- ¡Ustedes son los que quieren cuidar sus propios

bolsillos! ¡Es evidente que están operando en favor de

los grandes grupos multinacionales y que quieren

generar desempleo para que los salarios caigan y así

incrementar la ganancia empresaria!

La discusión había tomado un tono que, al mismo tiempo que

elevaba el rating del programa, dificultaba la posibilidad de

comprender cualquiera de las dos posturas.

Lo que era un debate civilizado se convirtió en un griterío y,

finalmente, se terminó la cuestión cuando el conductor decidió

cambiar de tema.

.................................................................................

127

Una de las grandes regulaciones que existen en nuestro tiempo

es la del comercio internacional. Esta gran barrera consiste,

principalmente, en distorsionar el intercambio que se da entre

los individuos cuando estos pertenecen a países diferentes.

En esencia, no hay ninguna diferencia entre una operación de

compra si ésta se efectúa entre dos ciudadanos de la Provincia

de la Pampa, que si se hace entre un sudafricano y un oriundo

de Suecia. Sin embargo, en el segundo caso, como la

operación se encuadrará en el marco de las “exportaciones” y

las “importaciones”, es casi seguro que encontrará algún tipo

de traba, regulación o impuesto gubernamental en el medio.

Lo que el diputado oficialista de nuestro ejemplo ficticio

argumentaba puede sonar algo extraño. Sin embargo, está bien

arraigada la idea de que el comercio internacional debe

cerrarse y que lo mejor es “vivir con lo nuestro”, como decía

Aldo Ferrer.

Al menos esto es así en nuestro país.

Si miramos lo que ha sucedido a lo largo de la historia en los

Estados Unidos, podemos observar que, al menos en cuanto a

los aranceles cobrados a la importación de productos

extranjeros, estos han sufrido una marcada reducción a través

de los años.

Sin embargo, en nuestro país prevalece lo que he denominado

“la teoría Dolina del crecimiento económico”.

Alejandro Dolina es un conocido escritor, periodista y locutor

argentino, conductor de un popular programa de radio llamado

“La venganza será terrible”. Invitado a un canal de televisión

128

antes de las elecciones presidenciales del año 2015, Dolina se

explayó acerca de los beneficios de impedir que los productos

fabricados en el extranjero lleguen al país.

Cuadro 5.1 - Aranceles a la importación en Estados Unidos

Wikipedia - Tariffs in United States history

El escritor afirmó:

“Yo pienso mucho en un zapatero que vive al lado de casa y

que hace 15 años estaba todo el día parado en la puerta (…)

Sin embargo, empezó un proceso conforme al cual la gente

podría comprar zapatos. Además no venían zapatos italianos

a $ 100. ¡Qué mal! Dirán algunos, a mí me gustaría tener

zapatos italianos a $ 100. Pero el asunto es que a este tipo le

empezaron a comprar zapatos, tuvo empleados, ahora está

todo el día adentro, tiene un montón de empleados que

trabajan, que compran otras cosas – helados, por ejemplo, o

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

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50%

17

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18

05

18

20

18

35

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63

18

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10

19

16

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19

48

19

55

19

70

19

85

20

00

Tarifas de Aduanas (en % sobre el valor del producto)

129

bicicletas- entonces prosperan los fabricantes de helados y

bicicletas que toman nuevos empleados, que, a su vez, ganan

dinero y ¿qué compran? Zapatos...”

Dolina expresa, con su elocuencia y simpatía características, el

pensamiento mágico en torno al control de las importaciones.

Como se ve, basta con frenar la compra de bienes extranjeros

para que comiencen a prosperar todo tipo de industrias, y las

fábricas produzcan, los empleados encuentren trabajo y se

amplíen las posibilidades de consumo.

Si las cosas fueran tan sencillas, los gobiernos deberían

enfocarse en hacer una sola cosa: prohibir las importaciones.

Claramente, la realidad es distinta.

Smith versus Dolina

Adam Smith fue el primero que, a fines del siglo XVIII,

comenzó a defender las ventajas del libre comercio frente a las

ideas de los mercantilistas vigentes en su era. Para el

mercantilismo, la fuente de la riqueza era la acumulación

nacional de oro y plata. En este marco, y dado que los metales

preciosos eran la moneda corriente de la época, se buscaba

estimular las exportaciones a la vez que se intentaba frenar las

importaciones.

De esta forma, la positiva “balanza comercial” (diferencia

entre exportaciones e importaciones), generaría ingresos de

metales al país.

Para Smith, sin embargo, la riqueza no dependía de la cantidad

de oro y plata que un país pudiera tener, sino más bien de los

bienes y servicios que ese dinero pudiera comprar. En

130

definitiva, lo que beneficia a las personas es la satisfacción de

sus necesidades, y éstas se satisfacen consumiendo bienes y

servicios, no oro y plata.

Una segunda advertencia de Smith contra los mercantilistas

era los efectos que se derivaban del bloqueo de las compras

externas. El mercantilismo, en su intento por mejorar la

balanza comercial, ponía todo tipo de trabas a las

importaciones, como cuotas, prohibiciones o altos aranceles.

Dolina estaría contento con este arreglo, ya que cuando no

ingresan zapatos italianos en un país, los bicicleteros y

panaderos triunfan. Sin embargo, el pensador escocés

afirmaba49

:

“La industria general de una sociedad no puede exceder

aquello que el capital de la sociedad puede emplear (...)

Ninguna regulación comercial puede incrementar la industria

de ninguna sociedad más allá de lo que su capital puede

mantener. Solo puede desviar una parte de éste hacia una

dirección distinta a la que habría tomado; y no está para nada

claro que esta dirección artificial sea más ventajosa para la

sociedad que aquélla que habría tomado por sí mismo.”

Es decir que, cuando se ve que una industria prolifera gracias a

una protección, no se está viendo crecer al conjunto de la

economía, sino simplemente tomar una dirección diferente a la

que habría tomado sin intervención.

49 Smith, Adam: “An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations”,

libro IV, capítulo 2. Library of Economics and Liberty. Disponible en:

http://www.econlib.org/library/Smith/smWN13.html

131

Imaginemos una sociedad conformada por cinco personas, dos

de las cuales producen sillas y tres de las cuales fabrican

mesas. Si el gobierno decide imponer una barrera a la

importación de sillas, los precios de las sillas (producto de la

menor competencia extranjera) se elevarán. Esto hará que haya

un mayor incentivo a producir sillas localmente. Finalmente,

lo que sucederá es que los que antes producían mesas pasen a

fabricar sillas, habiendo un crecimiento de la producción de

sillas pero una caída en la fabricación de mesas.

Obviamente, esto no es crecimiento económico, sino un

cambio en la estructura de la producción. El crecimiento

sucede cuando la producción, tanto de sillas como de mesas,

aumenta de manera conjunta.

Otra cuestión destacada por Smith es que las protecciones

arancelarias dan lugar a monopolios que terminan operando en

perjuicio de los consumidores.

“Al restringir, ya sea por altos aranceles o por la absoluta

prohibición, la importación de tales bienes de países

extranjeros, el monopolio del mercado local queda más o

menos asegurado para la industria doméstica empleada en

producirlos. De aquí que la prohibición para importar ganado

en pie o sal de países extranjeros le asegure a los ganaderos

de Gran Bretaña el monopolio del mercado local de carnes

(...) Muchos otros tipos de manufacturas han obtenido, de la

misma forma en Gran Bretaña, de manera parcial o total, un

monopolio en contra de sus compatriotas.”

La creación de monopolios es evidente en nuestro país. Esto

explica los pedidos de los industriales textiles en Argentina en

favor de una aduana que preserve la “soberanía productiva” y

132

otros eufemismos como la “administración inteligente del

comercio exterior”50

. Es que si fuera por los empresarios,

humanos como el resto de nosotros, cobrarían los precios más

altos posibles incurriendo en los menores costos posibles.

Si un empresario pudiera vender un producto de pésima

calidad a un precio ridículamente alto, lo haría. Sin embargo,

la competencia empresaria no se lo permite. Si se diera el caso

comentado, la rentabilidad del empresario sería muy elevada,

lo que incentivaría a otros emprendedores a fabricar dicho

producto, mejorando en algo la calidad, o bien reduciendo el

precio.

Esto no es lo que pasa en nuestro país. La industria textil se

encuentra altamente protegida por aranceles a la entrada de

productos y, además, por un sistema de licencias no

automáticas de importación. Así, una mayor competencia

amenazaría directamente la rentabilidad de la industria y es

por ello que los empresarios del sector hacen lobby para evitar

un cambio en dichas protecciones.

A la hora de exigir el establecimiento de barreras arancelarias

o el cese de las compras externas, muchas veces se ignora (o

sea desea ignorar) que la alternativa es una producción más

ineficiente o menos preparada para servir al cliente que la que

vendría de afuera. Adam Smith también notó esto y sugirió

que las naciones se comportaran de igual forma que lo haría

una familia:

50 Sorabilla, Jorge: “Preservar el mercado interno es garantizar el futuro”, 1 de

febrero de 2016. Diario El Cronista Comercial. Disponible en:

http://www.cronista.com/columnistas/Preservar-el-mercado-interno-es-garantizar-

el-futuro-20160201-0013.html. El autor es director de la Fundación Protejer,

dedicada al lobby proteccionista de la industria textil.

133

“Lo prudente en la conducta de una familia no puede ser

insensato en un reino. Si un país extranjero puede proveernos

con un producto de forma más económica de lo que podemos

hacerlo nosotros, entonces mejor que lo compremos con algo

de la producción de nuestra industria empleada en una forma

ventajosa.”

Por último, el llamado padre de la economía recordaba que el

freno a las importaciones también era un freno a las

exportaciones, ya que si nuestros vecinos no podían vendernos

productos como resultado de los aranceles, entonces no

tendrían fondos para comprarnos, condenándonos a todos a un

menor nivel de vida.

Esto mismo fue formalizado por el economista de origen

Moldavo, Abba Lerner, en su famosa “Simetría de Lerner”.

Para Lerner, el efecto de un impuesto sobre las importaciones

era análogo al de un impuesto sobre las exportaciones. La

explicación puede entenderse comprendiendo lo que pasa con

el tipo de cambio frente a estas medidas.

Si se impone una traba para las importaciones, entonces la

demanda de dólares (o cualquier moneda extranjera necesaria

para el intercambio comercial) caerá, ya que no habrá tantas

compras como antes de la imposición de la traba. Ahora bien,

si cae la demanda de dólares, entonces el precio del dólar (el

tipo de cambio) procederá a caer, lo que afecta directamente la

competitividad de las exportaciones. Así, una traba a las

importaciones, también es una traba para las exportaciones.

134

Una historia de bananas y pescados

Otro emblemático economista que se refirió a las ventajas del

comercio internacional fue David Ricardo. Para Ricardo,

incluso cuando un país fuera más productivo en todos los

sectores de la economía que su país vecino, existirían ventajas

derivadas del intercambio si cada país se especializara en

aquello que hace mejor.

El concepto se puede comprender mejor con un ejemplo

sencillo51

. Imaginemos a dos personas, Roberto y Ana. En una

hora de tiempo, Roberto puede recolectar 10 bananas o bien

obtener 10 pescados. Ana, por su parte, puede producir 10

bananas o producir 30 pescados en el mismo tiempo.

Como se observa, Ana es igual o más eficiente que Roberto en

todos los sectores de la economía. Es decir, produce la misma

cantidad de bananas en una hora y también produce más

pescados en el mismo período de tiempo que Roberto.

Si ambos personajes dedicaran media hora cada uno a la

obtención de bananas y pescados, entonces en conjunto

estarían produciendo 10 bananas y 20 pescados (Roberto

obtendría 5 bananas y 5 pescados, mientras que Ana aportaría

5 bananas y 15 pescados).

Sin embargo, si ambos decidieran enfocarse en un solo

producto, aparecería una mayor producción agregada. Si Ana

destinara toda la hora a obtener pescado y Roberto a obtener

51 Este ejemplo está tomado del didáctico video de Don Boudreaux: “Comparative

Advantage and the Tragedy of Tasmania”, disponible en:

http://www.ivancarrino.com/bananas-y-pescados-explican-los-beneficios-del-

comercio/

135

bananas, entonces el total ascendería a 10 bananas y 30

pescados, una notable ganancia.

La clave de esta ganancia está en el “costo de oportunidad”. El

costo de oportunidad de Roberto al buscar una banana es un

pescado. Es decir, cada vez que va a buscar una banana, deja

de ir a buscar un pescado. Cada banana le cuesta un pescado a

Roberto.

En el caso de Ana, el costo de oportunidad de obtener una

banana son 3 pescados. Si Ana dedica toda la hora a buscar

bananas, obtendrá 10 bananas, pero a costa de no obtener 30

pescados. Cada banana, entonces, le cuesta a Ana 3 pescados.

Dado este escenario, Ana saldría beneficiada si pudiera

conseguir una banana por menos de tres pescados y Roberto

saldría beneficiado si pudiera conseguir un pescado por menos

de una banana.

Es decir, si Ana decidiera intercambiar un pescado por dos

bananas con Roberto, entonces ambos saldrían beneficiados.

Ana obtendría, por cada dos pescados, una banana. Es decir,

reduciría su costo por banana. Roberto, por su parte, también

se beneficiaría, ya que recibiría dos pescados por una banana,

es decir que reduciría el costo de adquirir un pescado a la

mitad. Lo que antes le costaba una banana, ahora le cuesta solo

media.

En esto consiste la magia del comercio internacional. Que

ambas partes, incluso cuando una de las dos sea igual o más

eficiente en todo, salen beneficiadas cuando deciden

especializarse en lo que mejor saben hacer e intercambiar entre

ellas. Para Roberto era lo mismo dedicarse a producir una cosa

136

o la otra, pero Ana era mucho más eficiente obteniendo

pescado que bananas, por lo que tenía que especializarse en

ello. Esta especialización, combinada con el intercambio

termina enriqueciendo a todos.

Ahora bien. A pesar de que años de teoría económica muestran

las ventajas del comercio internacional, Argentina sigue

dándole la espalda al mismo.

Le damos la espalda al mundo

Una de las formas de medir el grado de apertura de un país es

sumar sus exportaciones, sus importaciones y dividirlas por el

Producto Bruto Interno. Si observamos un gráfico de cómo ha

evolucionado este indicador a lo largo de nuestra historia,

vemos que luego de un período de crecimiento, el mismo

comenzó a estancarse, luego decrecer a partir de la década del

‘50, volver a crecer y luego volver a caer a partir de 2003.

Desde 2003 a 2014, el índice pasó del 34,0% al 25,2%,

reduciéndose 10 puntos la apertura de la economía.

Si bien el indicador no es el más fiable para medir la apertura

de la economía, ya que influye mucho la volatilidad del PBI

medido en dólares (como puede verse en el gráfico con los

grandes picos y fuertes caídas) no está demás compararlo con

otros países en el globo para tener una idea de dónde estamos

ubicados.

Según el Banco Mundial, en 2014, el índice de apertura

medido de esta forma ubicaba a Hong Kong al tope de la tabla

(con un 439%), a Luxemburgo en segundo lugar (374%) y a

Singapur en el tercero (351%). En estos tres países, el volumen

del comercio internacional es largamente superior a lo que

137

producen sus economías durante un año. Argentina, según esta

institución, se ubicaba en el puesto 158 de la tabla, con un

ratio de 29%.

Cuadro 5.2 - Apertura de la economía (Comercio

Internacional en % del PBI)

Elaboración propia en base a Orlando Ferreres e INDEC

Como decíamos, si bien esta es una manera de ver cuán abierta

es una economía, depende mucho del tamaño del PBI de un

país y su variación. Estados Unidos, con una apertura del 30%,

no parece un país muy abierto, pero esto no es porque imponga

trabas y aranceles a la exportación, sino porque cuenta con un

considerable mercado interno, lo que hace que las

exportaciones e importaciones, por cuantiosas que sean, no

llegan a ser importantes en comparación con el Producto

Bruto.

54,2% 56,3%

34,0%

25,2%

-10%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

18

10

18

20

18

30

18

40

18

50

18

60

18

70

18

80

18

90

19

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19

10

19

20

19

30

19

40

19

50

19

60

19

70

19

80

19

90

20

00

20

10

(Exportaciones + Importaciones) / PBI

138

Es por esto que tenemos que recurrir a otros indicadores. Uno

de ellos lo elabora la Fundación Heritage de los Estados

Unidos. Al considerar los aranceles aduaneros promedio y las

barreras no arancelarias, asignan un puntaje a cada país y, en

función de él, elaboran un ranking de los países más y menos

abiertos al comercio internacional52

.

En este índice, los primeros tres puestos están compartidos por

8 países: Hong Kong, Macao, Singapur, Suiza, Swazilandia,

Georgia, la Isla de Mauricio e Israel. Luxemburgo, en este

ránking, se ubica en el puesto 5, mientras que Estados Unidos

está en la décima posición. Argentina, por su parte, ocupa un

lejano puesto 81, lo que refleja un alto cierre al comercio

internacional.

Las importaciones no generan desempleo

Quienes reivindican esta ubicación para nuestro país, e incluso

quisieran que retrocedamos todavía más, suelen argumentar

que la apertura comercial genera desempleo.

Este es el caso del comentario del periodista Roberto Navarro,

que en su programa de TV, Economía Política, emitido a

principios de 2015, delineó el supuesto plan macabro que el

gobierno de Mauricio Macri quería llevar a cabo abriendo las

importaciones.

Para Navarro, el nuevo presidente busca deliberadamente

generar desempleo y pobreza en Argentina puesto que, en su

visión eso es lo que hace “la derecha” cuando gobierna.

52 Más información acerca de la metodología que toma este indicador puede

encontrarse en: Trade Freedom – Heritage Economic Freedom Index:

http://www.heritage.org/index/trade-freedom

139

El maquiavélico plan del gobierno consistiría en buscar subir

el nivel de desempleo en el país, de manera que las hordas de

desocupados presionen a la baja los salarios y, de esta forma,

los capitalistas explotadores puedan llenarse sus bolsillos.

Ahora bien, la cuestión pasa por cómo hará el gobierno para

generar ese desempleo, y es ahí cuando, entre otras cosas, se

menciona a la “apertura indiscriminada de importaciones”

como una de las estrategias.

Lo curioso del asunto es que en el propio gobierno, que en la

superficie parecería estar en las antípodas de lo que se dice en

el programa de Navarro, también comparten esta visión.

Consultado acerca de la liberalización de las importaciones en

noviembre del año pasado, Macri respondió:

“No podemos abrir las importaciones. Nosotros tenemos que

crear trabajo, no destruir el poco que tenemos.”

Paradójicamente, y como puede verse, el gobierno y Navarro

coinciden en que la industria nacional debe “protegerse” y que

abrir importaciones dejaría a la gente sin trabajo.

La realidad, empero, es que ambos están equivocados. Aquí

abajo hay un gráfico que muestra a todos los países que

ocupan los primeros diez puestos en términos de apertura al

comercio internacional según el Índice de Libertad Económica

de la Fundación Heritage53

. Como se ve, existe una amplia

variedad, aunque el promedio se ubica en el 9,4%.

53 Los primeros diez puestos están ocupados por más de diez países puesto que

muchos comparten ubicación debido a obtener un puntaje igual.

140

Cuadro 5.3 - Tasa de desempleo para los 10 primeros

puestos en apertura comercial

Elaboración propia en base a Fundación Heritage y Banco Mundial

Si el promedio se compara contra países que ostentan altos

niveles de desempleo, estamos hablando de una tasa baja.

Piénsese que el desempleo en la Zona Euro en 2015 fue del

10,9%, pero en España y Grecia la cifra seguía superando el

20%. Durante la crisis de 2001-2002, en nuestro país el

desempleo llegó a afectar a 24,5% de la población, por lo que

una tasa de 9,4%, si bien no es baja, tampoco puede

considerarse excesivamente elevada.

Ahora lo que llama la atención es que dentro de este grupo que

obtuvo el mismo elevado puntaje en términos de su apertura

comercial, haya países con niveles de desocupación tan bajos.

Hong Kong posee un 3,2%, Singapur un 3,0%, Suiza un 4,5%,

Austria un 5,0% y Estados Unidos un 6,2% de acuerdo a datos

de 2014. En este sentido, el motivo del desempleo en los

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

Ho

ng

Ko

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Mac

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ovi

na

Can

adá

Pe

rúEs

tad

os

Un

ido

s

Tasa de Desempleo Promedio

141

países no puede ser la apertura comercial, ya que abundan los

ejemplos de países extremadamente abiertos que gozan de un

nivel de ocupación sustancialmente elevado.

Ahora lo que sí se observa con claridad meridiana es la

diferencia de riqueza que existe entre un grupo y otro. Los

países seleccionados anteriormente son los 43 países de mayor

apertura comercial. Si bien existe una variedad entre ellos, el

promedio de su PBI per cápita es de USD 41.000, ajustado por

el poder de compra. Ahora si uno tomara el promedio del PBI

per cápita de los últimos 43 países de la lista elaborada por

Heritage, se encontraría con que éste es de solamente USD

7.700.

Es decir, los países más abiertos son 5,3 veces más ricos que

los países menos abiertos, confirmando las enseñanzas de

Adam Smith y David Ricardo.

La conclusión es sencilla, el libre comercio no genera

desempleo, pero definitivamente es un enorme creador de

riqueza.

A pesar de ello, en Argentina seguimos creyendo en el dogma

de “vivir con lo nuestro” y, a causa de ellos, el gobierno

kirchnerista distorsionó con un sinnúmero de medidas el

comercio internacional.

Entre estas, destacan las retenciones a la exportación

(aplicadas a productos como la carne, el maíz, el trigo, la soja,

y también productos industriales entre otros), las

Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (conocidas

por sus siglas, DJAI, y tristemente célebres por su uso

arbitrario para frenar el ingreso de productos extranjeros), el

142

control de cambios (que al imponer un valor ficticio para la

divisa extranjera, redujo el incentivo a exportar a la vez que

incentivó las importaciones, y también los viajes al exterior y

el consumo en el extranjero), los Registros de Operaciones de

Exportación (que se utilizaron también para restringir de

manera arbitraria los envíos al exterior tanto de carnes como

de granos), o la manipulación de los cupos de dólares que el

Banco Central decidía entregar a importadores para que

cancelen sus deudas con proveedores extranjeros.

En este marco, debe mencionarse que la administración que

asumió en diciembre de 2015 se ha movido en la buena

dirección. La eliminación de casi la totalidad de las

retenciones a la exportación, el fin del manejo arbitrario de los

dólares del Banco Central y la supresión del tristemente

célebre “cepo cambiario” son medidas que tienden a

normalizar nuestros vínculos comerciales con el mundo.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En primer lugar,

porque como se ha divulgado, el sistema que sustituirá al de

las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación todavía

impone medidas que servirán de protección para varios

sectores de nuestra economía.

Como explicaba el diario El Cronista54

:

“... la medida no representa la liberación absoluta de las

compras al exterior porque reemplazó el modelo

instrumentado por el ex secretario de Comercio Interior,

54 “El Gobierno protegerá a casi 20% de la industria con el nuevo sistema de control

de comercio” 24 de diciembre de 2015, diario El Cronista Comercial. Disponible

en: http://www.cronista.com/economiapolitica/El-Gobierno-protegera-a-casi-20-de-

la-industria-con-el-nuevo-sistema-de-control-de-comercio-20151224-0085.html

143

Guillermo Moreno, por otro instrumento llamado Sistema

Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), que si bien

agilizará las importaciones para aquellos sectores que

compren en el exterior componentes para producir en el país,

o productos que no se fabrican en la Argentina, frenará la

importación de bienes de la denominada industria sensible, es

decir, de los sectores menos competitivos pero que concentran

una gran cantidad de empleos”

El concepto de industria sensible puede entenderse como lo

hace El Cronista, o bien como aquélla industria que, gracias a

su buen poder de lobby, consiguió el privilegio de la

protección gubernamental.

Siguiendo con el análisis, el periódico informaba que gracias a

las “licencias no automáticas”:

“Los productos que seguirán gozando de un margen de

protección contra la importación según el Gobierno, son,

entre otros, tractores y motos; línea blanca (heladeras,

cocinas, etc); artículos para gimnasia deportiva; cañas de

pescar; calzado de vestir y deportivos; prendas de vestir y

alfombras.

También estarán protegidos las manufacturas de caucho y los

neumáticos; los químicos inorgánicos, jabón, artículos de

tocador; y los plásticos y manufactura, madera, muebles y

manufacturas de madera, productos editoriales, productos

cerámicos y manufacturas de vidrio y juguetes”

Queda claro que existe una buena cantidad de productos por

los cuales los argentinos tendremos que pagar precios mayores

144

recibiendo, a cambio, una calidad inferior a la que

recibiríamos si el comercio fuera libre.

El Mercosur, otra traba

Otro chaleco de fuerza que tiene la Argentina en su

vinculación con el mundo es el Mercosur. Este bloque regional

que el país ayudó a fundar en 1991 buscó ser, en su momento,

una zona de libre comercio que eliminara por completo los

aranceles internos al tiempo que se establecía un Arancel

Externo Común. Sin embargo, nunca terminó de concretarse,

ya que el Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay,

Uruguay y, recientemente, Venezuela y Bolivia, no posee una

uniformidad en su Arancel Externo y no tiene un comercio

totalmente liberado entre sus miembros.

Por otro lado, esta unión regional no deja de compartir las

premisas proteccionistas de muchos de nuestros políticos. En

definitiva, el Arancel Externo va del 0% al 20% y, en

circunstancias, también puede ser superior a este guarismo,

mostrando que la convicción está lejos de ser la de la apertura

comercial.

Por último, como describe el analista Martín Simonetta, el

Mercosur solo puede firmar acuerdos con terceros países en

bloque. Es decir, si Argentina quisiera, al margen de la unión

regional, trabar un acuerdo con un tercer país, debería

convencer a todo el bloque o bien desistir de la iniciativa55

.

Esto es un enorme problema, ya que la capacidad para abrirse

55 Simonetta, Martín: “Mercosur: ¿Fin de un matrimonio por obligación?”,

publicado en la página web del Instituto Cato. 16 de junio de 2015. Disponible en:

http://www.elcato.org/mercosur-fin-de-un-matrimonio-por-obligacion

145

al mundo se ve severamente restringida y se vuelve

dependiente de interminables negociaciones burocráticas.

Es por eso que un buen ejemplo en materia de comercio

internacional nos lo ofrece nuestro vecino Chile. A partir de

mediados de los años ’70 el país transfronterizo comenzó un

proceso de apertura unilateral al comercio internacional,

reduciendo aranceles, cupos y prohibiciones para importar sin

ningún tipo de negociación con otras naciones o pedidos de

“reciprocidad”.

Más adelante, desde los años ’90 y hasta el día de hoy,

comenzaron a firmar Acuerdos de Libre Comercio con una

enorme cantidad de países, entre los que destacan Canadá,

Estados Unidos, China, Australia y, más recientemente, la

Alianza del Pacífico.

En paralelo con este proceso de apertura, Chile multiplicó por

5 su riqueza per cápita, llegando al primer puesto de los países

de América del Sur. Además, siendo el país más abierto del

continente, su tasa de crecimiento fue del 4,5% promedio en

los últimos 10 años mientras que el desempleo pasó del 10,0%

en 2004 al 6,3% el año pasado. Por si esto fuera poco, la

inflación se ubica en el 4% anual y el promedio de los últimos

6 años no superó el 3%.

Vivamos no solo con lo nuestro

Las restricciones al comercio internacional, ya sean en la

forma de cuotas para importar, impuestos para comprar y

vender, prohibiciones o controles paraarancelarios, constituyen

una de las grandes trabas para el sector privado que produce en

la economía.

146

Y si bien existen algunas teorías que buscan ensalzar los

beneficios del proteccionismo, lo cierto es que el mismo es

totalmente contraproducente.

Es que, como explica el economista Don Boudreaux56

, el libre

comercio mejora el acceso de la población a productos de

mayor calidad a precios más bajos; ayuda a promover el

crecimiento económico (especialmente cuando, como en el

caso argentino, el 80% de lo que se importa son insumos para

la producción); mejora la eficiencia y la innovación; fomenta

la competitividad; y promueve la justicia, ya que elimina la

posibilidad del surgimiento de monopolios al calor de la

protección oficial.

Negarse a recibir estos beneficios, no solo no redundará en una

mejora en los niveles de desempleo, que son independientes

del grado de apertura comercial, sino que nos condenarán a

vivir de manera mediocre y por debajo de nuestras

posibilidades.

A la hora de pensar en el comercio internacional, la única

dirección en la que hay que moverse es en la de más y mayor

apertura.

56 Boudreaux, Donald J.: “The Benefits of Free Trade: Addressing Key Myths”. 20

de abril de 2015. Mercatus Center, Universidad George Mason. Disponible en:

http://mercatus.org/sites/default/files/Benefits-Free-Trade-EP.pdf

147

Estrangulados

El diputado estaba contento. Ese día por la mañana irían a

colocar la placa que tanto había deseado tener en la entrada de

su despacho. Sabía que luego de su período, si no era re-

reelecto, alguien procedería a quitarla, generando daños al

inmueble que se repararían, nuevamente, con dinero del

estado. Sin embargo, consideraba que tal costo valía la pena,

ya que la frase lo identificaba cabalmente y funcionaría como

tarjeta de presentación para cualquiera que deseara entablar

una relación con él.

Se trataba de una frase. Una que no recordaba si había

escuchado de un filósofo griego, o bien de un político

contemporáneo. Le daba igual. De cualquier manera,

solamente le interesaba que la frase figurara en el bronce. Iría

sola, sin firma ni fecha. El contenido era lo que importaba, no

quién la había dicho, ni cuándo, ni en qué contexto, ni con qué

tono.

Llegaron los encargados de la colocación. El trabajo sobre el

bronce estaba hecho hace semanas, por lo que solo faltaba que

vinieran estas dos personas a adosarla a la pared. Además,

tenían que coordinar con el resto de los representantes para

que estuvieran presentes en el pequeño acto preparado para la

inauguración. Incluso se habían dado cita algunos medios de

prensa, más de los que comúnmente trabajan a diario en el

congreso.

El trabajo no llevó más de 40 minutos.

148

La placa estaba cubierta con un paño de tela, y los

camarógrafos preparaban sus flashes para obtener la mejor

imagen del momento en que la misma fuera develada.

Finalmente, tras unas palabras del diputado, el momento llegó.

La placa quedó descubierta y los fotógrafos hicieron sus

imágenes. El nuevo despacho del legislador estaba listo, y su

mensaje a la puerta lo decía todo:

“Si se mueve, ponle impuestos. Si se sigue moviendo, regúlalo.

Y si se para de mover, subsídialo”

.................................................................................

En los últimos años, Argentina se convirtió en el ejemplo de lo

que no hay que hacer. Para que la economía crezca y, por

tanto, mejore de manera sostenible la calidad de vida de la

gente, es importante que el sector privado pueda desarrollarse.

Para esto se necesita seguridad jurídica, respeto por la

propiedad privada, regulaciones razonables, previsibilidad e

impuestos bajos.

Claramente, si uno analiza los últimos años, el camino tomado

ha sido en la dirección exactamente opuesta. Sin embargo, el

amor por las regulaciones, la inestabilidad y excesivo peso del

sector público no son exclusivos del gobierno de Néstor y

Cristina Fernández de Kirchner. En la historia económica

argentina abundan los ejemplos y el intervencionismo

excesivo ha sido su característica distintiva al menos desde

comienzo de la década del ’30.

Pero no solo nuestro país está lleno de ejemplos de

distorsiones que asfixian el crecimiento económico, sino que

149

estas se repiten, en mayor o menor medida, en todas las

latitudes. Las trabas a la inmigración en los Estados Unidos,

los subsidios agrícolas en Europa, o los planes de

megaestímulo monetario y fiscal en Japón son algunos

ejemplos de que “la alegría no es solo argentina”.

A continuación veremos cuáles son las más frecuentes

distorsiones, trabas, regulaciones y malas intervenciones que

los gobiernos imponen sobre el normal desenvolvimiento de la

economía, o bien aquellas que siempre están tentados de

imponer y que, más allá de las intenciones, siempre terminan

afectando el crecimiento y la mejora de la calidad de vida de la

población.

Empecemos.

La inflación

Las tarifas de luz subirán un 500%. El gobierno acordó un

incremento de 6% para los combustibles. Los sindicatos

exigirán aumentos no inferiores al 30%. El dólar se disparó un

40%. Todos estos son titulares que pueden leerse en cualquier

diario, especializado o no, de la Argentina de 2016.

La idea que uno se arma luego de pasar revista por ellos es

bastante concreta: ¡todo sube en Argentina!

Efectivamente, así es. Desde hace muchos años que los precios

suben de manera permanente. Según un relevamiento del

diario Infobae57

, desde 2003, el asado de novillo aumentó

57 “Doce años de inflación: algunos precios”. Diario Infobae, miércoles 9 de

septiembre de 2015. Disponible en: http://www.infobae.com/2015/09/09/1753820-

doce-anos-inflacion-algunos-productos-subieron-mas-1000-los-super

150

1.827%, las galletitas “Bagley” treparon 1.341%, el litro de

agua se disparó un 1.032% y el pan lactal voló un 1.937%.

Detrás de estos incrementos no se encuentra otra cosa que la

inflación, que para la mayoría de los economistas se define

como el proceso de aumento generalizado de los precios.

En este sentido, si mañana aumentara la carne pero todo lo

demás permaneciera constante, no deberíamos hablar de

inflación. Sin embargo, si junto con la carne se eleva el precio

del pan, la leche, la nafta y el corte de pelo, entonces estamos

viviendo un proceso inflacionario.

Ahora bien, definir de esta forma a la inflación es un tanto

problemático. Es que al enfocarnos en los precios, estamos

poniendo el énfasis en la consecuencia más que en la causa. En

definitiva, lo que nos interesa es saber por qué están subiendo

esos precios. En este marco, cobra interés una segunda y mejor

definición de la inflación: la pérdida sistemática del poder de

compra de la moneda.

Uno podría preguntarse ¿por qué pierde poder de compra

nuestra moneda? Y la respuesta debe encontrarse en un simple

análisis de oferta y demanda.

En economía, se sabe que, si todo lo demás permanece igual,

pero se incrementa la oferta de determinado producto,

entonces su precio cae. Esto se puede ver en el supermercado

con las frutas de estación. Cuando llega el verano, por

ejemplo, la sandía abunda y su precio baja, mientras que en

invierno sucede lo contrario.

151

Con el dinero pasa lo mismo. Cuando la cantidad de billetes en

circulación es abundante, entonces su precio tenderá a caer, y

una caída en el precio del dinero no es otra cosa que una caída

del poder de compra del mismo. Por ello, como decía el

premio nobel de economía Milton Friedman, la inflación es un

fenómeno monetario, ya que depende de la cantidad de

moneda que haya dando vueltas en la economía.

Si crece mucho esa cantidad, entonces su poder de compra

caerá y los precios subirán. Si la cantidad de dinero se

mantiene constante, o en línea con su demanda, entonces el

poder adquisitivo del dinero se mantendrá en el tiempo.

Lo que pasó en Argentina en los últimos años no es más que

una aplicación práctica de este sencillo concepto teórico.

Si consideramos cómo fue evolucionando la base monetaria en

los últimos años (es decir, los pesos que emite el Banco

Central, única entidad autorizada por ley a emitir el dinero de

curso legal del país), vemos que la misma pasó de $ 45.400

millones en el año 2003 a nada menos que $ 622.200 millones

en 2015. El incremento total es de 1271%, es decir que la

cantidad de pesos en circulación se multiplicó por casi 14 en

los últimos 12 años. Así, el promedio anual de crecimiento

ascendió a 24,4%. Es decir, cada año había un 24,4% más de

pesos en circulación, una cifra extraordinaria si se la compara

con el incremento en otros países durante el mismo período.

152

Cuadro 6.1 - Base monetaria (datos anuales, fin del

período)

Elaboración propia en base a BCRA

Naturalmente, semejante crecimiento de la oferta de moneda

terminó generando una caída en su valor o poder de compra.

La contracara de este proceso fue un sideral incremento de los

precios, que durante todo el período crecieron un 972%.

El gráfico que sigue nos da una idea de la magnitud de la

destrucción de la moneda que tuvo lugar durante los últimos

doce años. Entre diciembre de 2003 y diciembre de 2015 el

poder adquisitivo del peso se desmoronó un 90,3%.

Poniéndolo en perspectiva, si con un peso en diciembre de

2003 uno podía comprarse 10 caramelos, en diciembre de

2015 ese mismo dinero no le alcanzó ni siquiera para uno.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

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04

20

05

20

06

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07

20

08

20

09

20

10

20

11

20

12

20

13

20

14

20

15

Base Monetaria (millones de $)

Variación en % (eje der.)

153

Cuadro 6.2 - Poder de compra del peso (diciembre 2003 =

100)

Elaboración propia en base a IPC-CQP Blog

Teorías para explicar la inflación hay de las más disparatadas.

Algunos intelectuales argentinos han llegado a decir que los

precios suben porque, como la gente está feliz, incrementa el

consumo y eso presiona los precios al alza. Obviamente, a la

luz de los datos, la observación es errónea. Aún cuando

hubiera más consumo, sin un incremento de la oferta

monetaria, el dinero destinado al consumo debería salir de

algún otro lado. Así, si por ejemplo, el mayor consumo se

financiara con una menor inversión, subirían los precios de los

bienes consumo pero caerían los precios de los bienes de

capital, lo que finalmente no generaría un incremento del nivel

general de precios.

9,71

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

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2

Sep

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3

Jun

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4

Mar

.-1

5

Dic

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5

Poder de compra del Peso

154

Ahora como decíamos en el inicio del capítulo, los problemas

de Argentina no son patrimonio exclusivo de los últimos

gobiernos, ni tampoco patrimonio exclusivo del país. A lo

largo de la historia se han verificado procesos inflacionarios en

muchos y muy diversos países, desde Bolivia hasta Alemania.

En una compilación de datos elaborada por los economistas

Steven Hanke y Nicholas Krus58

, puede apreciarse cuáles

fueron los procesos de inflación más aguda en el mundo. En

todos estos casos, por la magnitud del fenómeno, se deja de

hablar de inflación y comienza a hablarse de hiperinflación.

En el gráfico de la página siguiente recorté los 10 más

representativos y, a la vez más bestiales. En Hungría, a finales

de la Segunda Guerra Mundial, la inflación fue tan alta que

tomaba 15 horas para que los precios se dupliquen. Algo

similar, pero más acá en el tiempo, sucedió en Zimbabue,

donde la inflación llegó a tocar un máximo de 98,0% por día.

Una verdadera locura.

La hiperinflación de 1989 en Argentina está lejos en la tabla,

ya que los precios “solamente” subieron 197% por mes

durante ese período.

58 Hanke, Steven y Krus, Nicholas: “World Hyperinflations”, publicado en el

Routledge Handbook of Major Events in Economic History p. 367. Routledge.

2013.

155

Cua

dro

6.3

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13,1

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s

156

Ahora bien, aún cuando la inflación aparezca en diferentes

lugares del planeta, lo cierto es que sus costos son siempre los

mismos.

A continuación, veremos al menos 4 problemas que la

desvalorización de la moneda genera.

1) Reduce los ingresos: si los precios suben pero nuestros

ingresos no lo hacen al mismo ritmo, todos los meses

podemos ganar más pesos, pero esos pesos cada vez

comprarán menos bienes. Así, la inflación nos va volviendo

más pobres

2) Castiga el ahorro: supongamos que se emiten nuevos $

100.000 para financiar algún gasto del gobierno. En primera

instancia, el gobierno puede usar esos nuevos pesos para

comprar en la economía con los precios vigentes. Sin

embargo, esta nueva cantidad de pesos presiona al alza los

precios, que comenzarán a subir. Si en el mismo momento

uno tenía dinero ahorrado en una caja de ahorro, cuando

quiera comprar lo hará con los precios nuevos, que ya han

aumentado producto de la emisión.

Así, cuando hay inflación se castiga a los que ahorran, que

tienen que empezar a buscar alternativas para preservar el

poder de compra de lo que pueden guardar mes a mes.

3) Distorsiona la producción: como los nuevos pesos

emitidos ingresan por determinados lugares específicos en la

economía, algunos sectores se ven más estimulados que

otros. Así, los empresarios comienzan a volcarse a esos

sectores cuando, en realidad, no hay una verdadera demanda

de mayor producción de ese sector. Es por esto que se dice

157

que la inflación genera malas inversiones, porque cuando se

termina, esos sectores sobreestimulados tienen que ajustarse

a la verdadera situación.

4) Recesión: la inflación, especialmente cuando es alta,

termina generando recesión. Esto sucede porque, llegado un

punto, los incentivos a invertir desaparecen. La inflación por

sí misma genera mucha incertidumbre hacia el futuro y,

además, refleja la irresponsabilidad del gobierno en materia

fiscal, algo que los inversores del mundo prefieren evitar. Por

último, si la inflación es muy alta, llega un punto en que

todos los agentes huyen de la moneda, se refugian en el dólar

y dejan de consumir e invertir hasta que el sistema monetario

vigente colapsa.

Los controles de precios

Los gobiernos, a lo largo de toda la historia, han sido los

principales responsables de generar inflación. Esto es así

porque, en primer lugar, son quienes están en control de los

Bancos Centrales, que son las entidades legalmente

autorizadas a emitir el dinero de curso legal de cada país. En

segundo lugar, porque al gastar por encima de lo que les

ingresa por impuestos, terminan acudiendo a estas entidades

para que cubran el bache, lo que hace que los bancos centrales

terminen emitiendo dinero en exceso y se desvalorice la

moneda.

No obstante, bajo ningún concepto el gobernante de turno

asumirá que es él mismo el causante de todos los

inconvenientes que la inflación le genera a la gente de a pie.

Es por ello que, muy a menudo, frente a la aparición del

158

proceso inflacionario, los gobiernos suelen responder

aplicando controles de precios.

Así, los funcionarios se lanzan a una guerra retórica (y a veces

no tan retórica) contra empresarios, especuladores, financistas,

distribuidores, y cualquier persona que ejerza libremente el

comercio. El objetivo es doble: por un lado, mostrarle a su

electorado que están “haciendo algo” para resolver el

problema y, por el otro, desligarse de toda responsabilidad.

Sin embargo, el problema de los controles de precios es que el

remedio termina siendo mucho peor que la enfermedad.

Es que cuando por cualquier motivo el gobierno impone un

precio máximo para un producto determinado, lo que termina

sucediendo es que dicho producto desaparece del mercado.

Esto es así porque, frente al precio menor (en comparación con

el del mercado libre), la cantidad demandada crece. Cuando

vamos al supermercado, si vemos que un producto está a mitad

de precio, probablemente compremos dos unidades en lugar de

una.

Otra consecuencia de la reducción del precio por la vía del

mandato coactivo del gobierno es que la rentabilidad del

producto cae. Asumiendo costos constantes (o crecientes

durante los procesos inflacionarios), un menor precio de venta

comprime la rentabilidad empresaria, por lo que muchas

empresas cierran o deciden cambiar sus líneas de producción,

dedicándose a fabricar bienes no controlados.

El resultado inevitable es la escasez, que perjudica

directamente a quienes se buscaba beneficiar con la política de

precios bajos impuestos de manera coercitiva.

159

Un ejemplo extremo de este tipo de políticas fue el “Dakazo”,

que tuvo lugar en Venezuela en noviembre de 2013, poco

antes de las elecciones municipales. Durante la segunda

semana de noviembre, el presidente Nicolás Maduro anunció

que tras inspeccionar 400 comercios, solo 5 vendían a los

“precios justos” que el gobierno deseaba59

. El paso siguiente

fue la ocupación por parte del “Servicio Desconcentrado de

Bienes y Servicios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana”

de la popular tienda minorista de electrodomésticos “Daka”, a

la que obligaron a reducir sus precios de venta entre un 50% y

un 80%. Las colas al ingreso fueron enormes y los militares

tuvieron que ordenar la venta de productos, ya que, como

quería el presidente, se “vaciaron los anaqueles”.

Luego de la medida, el partido oficialista triunfó en las

elecciones y los compradores tuvieron una alegría extra

durante fin de año. Sin embargo, un año después, las tiendas

Daka permanecían vacías, “con unas planchas, unos hornos

pequeños, unas ollas, unas licuadoras y una tostadora de pan

(...) De línea blanca, nada”.

Como dice el refrán, “el que se quema con leche, ve la vaca y

llora”, y este fue el caso de lo que sucedió con la brutal

política de control de precios en Venezuela. ¿Quién vuelve a

invertir para reponer la mercadería cuando el gobierno, cual

mafia, decide ocupar y saquear los negocios a voluntad?60

59 Los precios impuestos por el gobierno tienen muy poco de “justos”, ya que la

verdadera justicia radica en respetar el contrato voluntario entre partes del cual

emerge el precio de mercado. 60 “La resaca del “dakazo”, un año después”. Diario El Tiempo, 9 de noviembre de

2014. Disponible en http://eltiempo.com.ve/venezuela/situacion/la-resaca-del-

dakazo-un-ano-despues/161509

160

Cuando llegan a estos niveles, los controles de precios se

transforman en verdaderos robos a los sectores productivos. Y,

como cualquier ser racional, cuando el empresario intuye que

si ingresa a tal lugar será saqueado, decide evitarlo. La caída

de la inversión profundiza la escasez y empeora aún más la

calidad de vida de la gente.

En Venezuela esta situación abarca a casi todos los productos,

desde harina y pollo hasta medicamentos y papel higiénico.

Sus dirigentes, sin embargo, eligen vivir en una burbuja y

seguir engañando a la gente, afirmando disparates semejantes

como que falta pasta dental porque la gente se cepilla tres

veces al día, o que no hay papel higiénico porque los

venezolanos comen mucho61

.

En nuestro país tenemos ejemplos concretos de las políticas de

control de precios impuestas por el gobierno. La más evidente

es la de los carteles que figuran en innumerable cantidad de

supermercados y que a ciertos productos los distinguen como

para “Consumo Familiar”, limitando la cantidad que puede

comprar cada persona.

Sin embargo, otras consecuencias se han dado en sectores más

amplios de la economía, como el sector del petróleo y gas, los

combustibles, la producción de carne, de trigo y la

infraestructura en general.

61 “Ministra de salud: ‘escasez de crema dental existe porque la gente se cepilla tres

veces al día’”. Diario InfoVzla, 27 de enero de 2016. Disponible en:

http://infovzla.net/nacionales/ministra-de-salud-escasez-de-crema-dental-existe-

porque-la-gente-se-cepilla-tres-veces-al-dia/ y “Afirman que en Venezuela falta

papel higiénico porque la gente come más”. Diario Clarín, 23 de mayo de 2013.

Disponible en http://www.clarin.com/mundo/Afirman-papel-higienico-

venezolanos-comen_0_924507763.html

161

Analicemos uno por uno.

La producción de petróleo y gas se redujo en el país 28,1% y

18,6% desde el año 2003. El gobierno buscó controlar los

precios del sector, primero, cobrándole retenciones a las

exportaciones de crudo del 20% en 2002 y subiéndolas al 25%

en 2004. Finalmente, frente al alza del precio internacional de

este commodity, se impuso un sistema de retenciones móviles

que dejó el precio del petróleo fijo en USD 42 para los

exportadores, quedándose el estado con la diferencia entre ese

precio y el de mercado. Ese valor fue elevado a 70 USD más

adelante. Por otro lado, se le fijó un precio máximo al barril de

petróleo “puertas adentro” para desvincular el precio local del

internacional. Esto hoy funciona como un precio mínimo, ya

que el petróleo en el mundo se derrumbó más del 50%.

Cuadro 6.4 - Balanza Energética (millones de USD)

Elaboración propia en base a INDEC

5.823

-6.429 -8.000

-6.000

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1994

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2002

2004

2006

2008

2010

2012

2014

Balanza Comercial (combustibles y energía)

162

Otra consecuencia de destruir la producción petrolera fue la

pérdida de la llamada “soberanía energética”, ya que pasamos

de tener un saldo neto exportador de más de USD 5.000

millones, a importar más de USD 6.000 millones. Esto no sería

un problema si respondiera a un crecimiento de las

importaciones superior al de las exportaciones. Pero lo es

cuando lo que se refleja es la pésima performance productiva

del sector.

Algo que contribuyó al deterioro fue el control de los precios

de los combustibles. Todavía recuerdo cuando el entonces

presidente Néstor Kirchner se peleaba públicamente con Juan

José Aranguren, entonces CEO de la petrolera Shell, por la

política de precios de la empresa privada, que simplemente

buscaba acompañar la inflación. Luego de llamar

públicamente a un boicot contra la compañía, el gobierno

generó decenas de “acuerdos de precios” y también controló a

las distribuidoras gracias a la regulación de los precios de

YPF, antes de que ésta fuera finalmente estatizada. Las

consecuencias de tal política fueron, por un lado, el

abaratamiento artificial del precio de la nafta, que redundó en

un boom de producción y venta de autos62

.

Por el otro, sin embargo, repercutió en la desaparición de las

estaciones de servicio. Según un estudio publicado por el

diario El Cronista, desde 1999 a 2015 cerraron nada menos

que 2000 de estos establecimientos63

. Una economía en

62 Esto es así puesto que si el precio de un bien complementario cae, la demanda del

bien en cuestión sube. 63 “En los últimos 15 años cerraron 2000 estaciones de servicio en el país”. Diario

El Cronista Comercial, 1 de octubre de 2015. Disponible en:

http://www.cronista.com/economiapolitica/En-los-ultimos-15-anos-cerraron-2000-

estaciones-de-servicio-en-el-pais-20151001-0060.html

163

crecimiento debería aspirar a crear negocios y tener cada vez

más comercios. Los controles de precios, sin embargo,

conspiran contra ello, como se constata con claridad en este

caso.

Lo mismo pasó con el trigo y con la carne. Con la excusa de

“cuidar la mesa de los argentinos”, el gobierno controló los

precios, prohibió exportaciones, impuso retenciones y creó

registros para realizar ventas al extranjero que terminaron

convirtiéndose en licencias para vender. Así, durante los 9

años previos a dichos controles, la producción de trigo

promedió las 14,4 millones de toneladas, mientras que cayó a

12,2 millones en promedio a partir de 2006.

La intervención en el mercado de la carne también comenzó en

2006 y el cambio en las existencias de cabezas de ganado fue

notable. En el año 2007 se alcanzó un máximo de 58,7

millones de cabezas de ganado. Sin embargo, en 2011 ese

número cayó a 47,9 millones, puesto que dejó de ser negocio

criar vacas.

Si se hace un ejercicio contrafáctico podemos llegar a una

mejor apreciación de la magnitud del desastre.

De haber crecido al ritmo promedio anual que tuvo la

producción entre 2001 y 2007, el total de cabezas en el año

2014 habría alcanzado las 71,1 millones. La realidad, sin

embargo fue diferente, ya que el ganado bovino total fue de

solo 51,6 millones, una diferencia de 20 millones o casi el

40%.

164

Cuadro 6.5 - Existencias de Ganado Bovino (Millones de

Cabezas)

Elaboración propia en base a Ministerio de Agroindustria

Finalmente, los controles de precios no solo no frenaron la

inflación (ya que tanto el pan como el asado tuvieron

incrementos siderales en sus precios al consumidor64

), sino

que arruinaron a los productores, generando una escasez que

redundó en una todavía más elevada presión sobre los precios

por la menor oferta.

Los controles de precios también se ven en la infraestructura

consumida del país. Hablar por celular es imposible, las rutas

64 “Inflación: el precio del asado aumentó 1.400% durante el kirchnerismo”. Portal

de noticias web de TN, 10 de febrero de 2016. Disponible en:

http://tn.com.ar/economia/el-precio-sensible-del-asado-como-fluctuo-en-los-

ultimos-20-anos_651861

2011 47,9

2014 51,6

2007 58,7

2014* 71,1

40

45

50

55

60

65

70

75

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

20

12

20

13

20

14

Cabezas de Ganado TotalCabezas de Ganado (Potencial)

165

están en mal estado y los cortes de luz en la zona

metropolitana, junto con los cortes de gas a las industrias en

invierno, son moneda corriente. Todo ello es consecuencia de

los controles aplicados a las compañías que prestan todos estos

servicios, conspirando contra los incentivos a invertir.

Una última característica de los controles de precios la explica

acabadamente el economista Javier Milei y tiene que ver con

los valores sobre los que descansa la sociedad civilizada65

:

“...más allá de sus efectos económicos directos e indirectos

sobre la economía en su conjunto, la imposición de precios

máximos amenaza el consenso de valores compartidos por la

comunidad, lo cual constituye la base moral de una sociedad

libre. Así, cuando en nombre de la responsabilidad social se

exhorta al público a someterse a estos controles, aquellos que

se someten se terminan dañando a sí mismos y a la

comunidad. Es más, aquella conducta moralmente

cuestionable —evadir los requerimientos de las autoridades y

violar los controles de precios y salarios impuestos— es

beneficiosa, tanto desde el punto de vista privado como desde

el punto de vista social. En este sentido, tales medidas incuban

en el público la falta de respeto por la ley y hacen que los

funcionarios se sientan propensos a emplear poderes

extralegales y pongan en jaque los propios cimientos de la

libertad.

En definitiva, las políticas de controles de precios son

dañinas, porque no sólo posponen en el tiempo las medidas

efectivas para controlar la inflación, al tiempo que

65 Milei, Javier: “Vigilancia de precios: ¿El regreso de Axel Moreno?”. Diario

Infobae, 11 de febrero de 2016. Disponible en: http://opinion.infobae.com/javier-

milei/2016/02/11/vigilancia-de-precios-el-regreso-de-axel-moreno/

166

desorganizan tanto la producción como la distribución, sino

que además crean una fuerte división social y fomentan la

puesta en marcha de restricciones que amenazan la libertad

política de los individuos”

El control de cambios

Otra de las herramientas que los gobiernos emplean a menudo

para ocultar las consecuencias de la inflación que ellos mismos

generan es la de controlar de manera arbitraria el tipo de

cambio.

En general, el precio de las divisas extranjeras no tiene por qué

moverse al mismo ritmo que el resto de los bienes. Que suba el

precio del tomate no quiere decir que también deba subir el

dólar. Sin embargo, cuando estamos dentro de un proceso de

aumento generalizado de los precios, producto de la

desvalorización de la moneda, lo más probable es que veamos

que, en mayor o menor medida, el precio de las monedas

extranjeras, también aumente.

Esto representa un problema para los gobiernos. Si bien se

encuentra muy extendida la idea de que la devaluación es

buena para mejorar la competitividad de la economía, lo cierto

es que cuando sube el precio del dólar, el poder adquisitivo

internacional de quienes reciben sus ingresos en pesos, cae.

Podemos comprender este tema con un ejemplo. El popular

teléfono móvil iPhone cuesta hoy en Estados Unidos alrededor

de USD 300 (en su versión de 16GB ofrecido por la empresa

AT&T). Si el tipo de cambio en Argentina es de $ 10 por

dólar, un iPhone costará $ 3.000, mientras que si el mismo

167

pasa de $ 10 a $ 15, el artefacto tecnológico trepará hasta los $

4.500.

Lo mismo que ocurre con el iPhone se repite en todos los

casos en que los precios estén fijados en mercados

internacionales. El petróleo, la soja, el oro, son todos

productos que suelen tener una cotización internacional

frecuentemente denominada en dólares. En este sentido, toda

depreciación de la moneda local contra el dólar hará que todos

estos productos se encarezcan y, por tanto, lo haga la vida de

los que utilizan la moneda devaluada.

Para evitar críticas por esta situación, los gobiernos acuden a

los controles de cambios, mecanismos por los cuales fijan de

manera artificial el precio de la moneda extranjera, impidiendo

que ésta suba más de lo que el gobernante desea.

A menudo suele confundirse este sistema con el del tipo de

cambio fijo. Así, muchos analistas solían criticar a Kicillof por

utilizar una estrategia similar a la de Cavallo. Es decir,

buscaban endilgarle a un funcionario “de izquierda” que se

parecía a uno “de derecha” por intentar controlar el dólar

(dado que nada puede ser peor en Argentina que hacer las

cosas que hace “la derecha”).

Sin embargo, las analogías entre el cepo al dólar de Kicillof y

la Convertibilidad de Cavallo son totalmente incorrectas.

El control de cambios es un control de precios aplicado al

precio de las monedas extranjeras. En este sentido, no

restringe de ninguna manera la emisión monetaria, que es la

causa de la inflación que hace que el precio del dólar suba. Es

por esto que cuando hay controles de cambios, la inflación no

168

baja, se restringe la venta de moneda extranjera y aparecen los

mercados paralelos.

A diferencia de este sistema, los tipos de cambio fijos no son

controles de precios, sino un compromiso por parte del

gobierno de mantener una paridad fija. De esta forma, el

Banco Central tiene que restringir la emisión monetaria, ya

que si emite en exceso, se arriesga a que el precio de la

moneda extranjera suba, mientras que si emite de menos, se

arriesga a que el precio de la moneda extranjera caiga,

incumpliendo en ambos casos su compromiso. Es por esto que,

cuando impera un tipo de cambio fijo, no hay inflación (o se

reduce a los niveles de la moneda a la cual se decidió fijar la

paridad), se permite la libre compra y venta de moneda

extranjera y no aparece el mercado paralelo.

Los controles de cambios, como decíamos, no son otra cosa

que un control de precios aplicado al dólar. Al igual que con el

precio de la leche o de la manteca, el gobierno puede decretar

un precio tope para el dólar, el euro, el yen, o todas las

monedas extranjeras al mismo tiempo (lo que generalmente

ocurre). Ahora como sucede con todas las medidas de este

tipo, las consecuencias ya vistas no se hacen esperar.

En primer lugar, cuando se imponen los controles, aparece la

llamada “escasez de divisas”. Fue Ludwig von Mises quien

explicó lo insensato de las críticas de los políticos frente a esta

situación66

:

66 Mises, Ludwig von: “La Acción Humana”, citado en Carrino, Iván: “Kirchner

debería haber escuchado a Mises”, Mises Hispano, 15 de noviembre de 2013.

Disponible en: http://www.miseshispano.org/2013/11/kirchner-deberia-haber-

escuchado-a-mises/

169

“Cuando las autoridades se lamentan de la escasez de divisas,

de lo que en verdad se quejan es de otra cosa, del efecto que

provoca su política de fijación de precios. Al precio oficial

fijado arbitrariamente, la demanda excede a la oferta”

Esta escasez de divisas, que en el caso argentino se vio

reflejada en una brutal caída de las reservas internacionales,

termina con la imposición de restricciones a la compra y venta

de dólares. Donde hay controles de precios, hay escasez y,

acto seguido, racionamiento.

Ahora ese faltante, dado que se trata de un producto muy

líquido y fungible, genera la rápida aparición de los mercados

paralelos y la consecuente “brecha cambiaria”, que marca la

diferencia entre el tipo de cambio decretado por el gobierno y

el que puede operar libremente la gente. En Argentina la

brecha cambiaria llegó a superar el 100%, implicando que el

tipo de cambio paralelo duplicaba el valor del oficial. En

Venezuela, la situación es más dramática, con una brecha que

en la actualidad supera el 1.000%.

Sin embargo, como muestra el cuadro de abajo, este fenómeno

no es exclusivo de Argentina y Venezuela, sino de todos los

países que probaron con la receta de los controles.

Además de la escasez y la parición del mercado paralelo,

cuando hay controles de cambios se genera toda una serie de

distorsiones en el comercio internacional y en los incentivos a

invertir desde el extranjero.

El comercio internacional se ve afectado porque los

exportadores se resisten a vender a los precios oficiales, o bien

deja de resultarles rentable, por lo que deben abandonar el

170

negocio. Así, las exportaciones se desploman. Por otro lado,

los incentivos a importar crecen, ya que el dólar artificialmente

bajo hace que comprar productos extranjeros sea más rentable.

La balanza comercial se vuelve negativa, reforzando la

mencionada escasez de divisas.

La inversión, por su parte, sufre también porque todo aquél

que desee invertir 100 dólares en el país de manera legal, verá

que el regulado mercado oficial le ofrecerá la cantidad de

pesos que el gobierno decida, cuando en el mercado informal

la cantidad de pesos que recibiría y, por tanto, el poder de

compra de sus dólares, sería mucho mayor.

Cuadro 6.6 - Brecha Cambiaria en 1988

País Tipo de Cambio

Oficial Tipo de Cambio

Paralelo Diferencia %

Angola 25,5 1.576,6 6083%

Cuba 0,8 37,4 4400%

Rusia 0,6 7,2 1087%

Polonia 502,6 3.201,2 537%

Bangladesh 32,3 134,9 318%

Brasil 0,8 1,2 58%

Argentina 13,4 20,1 50%

Israel 1,7 2,0 18%

México 2.281,0 2.623,2 15%

Corea del Sur 684,1 752,5 10%

Italia 6,1 6,2 2%

Francia 1.305,8 1.318,8 1%

Elaboración propia en base a Sachs & Larraín: “Macroeconomía en la

Economía Global”. Primera edición, año 2002. Prentice Hall

171

Si tomamos el caso de Angola en 1988, observamos que si uno

hubiese querido invertir USD 100 en ese país, habría recibido

2.550 Kwanzas (su divisa oficial), mientras que de cambiar ese

monto en el mercado paralelo habría obtenido nada menos que

157.660 Kwanzas, una diferencia astronómica.

Resultado: nadie invierte 100 dólares en Angola.

Por último, debe mencionarse que los controles de cambio

llevan a una profundización de las diferencias sociales. En el

caso argentino esto se vio con mucha claridad. Como expliqué

en el primer capítulo de Cleptocracia67

:

“Dado que los consumos en el exterior pueden pagarse con

tarjeta de crédito a precio oficial con un leve recargo, los

argentinos que pueden viajar lo hacen a precio de ganga

mientras, al mismo tiempo, los pobres que apenas pueden

ahorrar algo a fin de mes se ven obligados a hacerlo en pesos,

la moneda que el gobierno emite y a la que le confisca el 20%

del poder de compra por año”

Este sistema perverso se vio profundizado cuando el gobierno

lanzó el “dólar ahorro”, una vía por la cual se permitía a

quienes ingresaran en blanco el doble del Salario Mínimo,

comprar dólares al tipo de cambio oficial, con un recargo que

luego se reintegraba o bien servía como pago a cuenta de

algunos impuestos.

Así, desde enero de 2014 a diciembre de 2015 el Banco

Central vendió USD 9.600 millones al rebajado precio oficial a

67

Carrino, Iván: “Cleptocracia: Así nos robaron nuestro dinero y nuestra libertad”.

Septiembre 2015, Inversor Global, Buenos Aires.

172

aquellos sectores de mayores ingresos, ya que, según

estadísticas oficiales, solamente entre el 20 y el 30% de la

población cobraba el doble del salario mínimo en este período.

La operación fue equivalente a otorgar un subsidio de

alrededor de $ 35.000 millones a los individuos mejor

acomodados de la sociedad. Mientras tanto, a los de ingresos

menores se los condenó a acudir al mercado “ilegal” de la

divisa, o bien a ahorrar en pesos, una moneda que, gracias al

gobierno, perdió un 20% de su poder de compra cada año.

Las regulaciones laborales

La obsesión por regular de los gobernantes llega a todos los

rubros. En el mercado laboral, la intervención por excelencia

es la fijación de salarios mínimos. Un salario mínimo no es

otra cosa que la inversa de un precio máximo.

Así como cuando el gobierno impone un precio máximo, lo

hace porque considera que los precios están demasiado

elevados, cuando impone un salario mínimo, lo hace porque

considera que el mercado está pagando un precio demasiado

bajo por el factor trabajo.

En los últimos años, en Argentina el salario mínimo se

multiplicó. De permanecer fijado en $ 200 durante un largo

período de la década del ‘90, el mismo comenzó a subir a

mediados de 2003. Con el inicio de la presidencia de Néstor

Kirchner, el Salario Mínimo Vital y Móvil trepó a $ 300.

Desde ese momento, el monto se incrementó nada menos que

1752,7%, multiplicándose por 18.

173

Ahora bien, al igual que con los precios máximos, los salarios

mínimos también tienen sus contraindicaciones. Es que cuando

el gobierno fija un precio por encima de su valor de mercado,

el producto en cuestión se vuelve “sobreabundante”. Al precio

fijado, los productores producen más de lo que los

consumidores pueden pagar, por lo cual los bienes fabricados

quedan ociosos en las góndolas. Cuando este sistema se aplica

al mercado de trabajo, entonces el volumen de trabajadores

dispuestos a trabajar por la paga dictaminada por el gobierno

excede lo que las empresas pueden pagar por dichos servicios,

por lo que aparece el indeseable desempleo.

Este desempleo puede no afectar a todos por igual. De hecho,

como explica Walter Block, en Estados Unidos terminó por

afectar a las minorías menos capacitadas técnicamente68

.

“... el salario mínimo no destruye todas las oportunidades de

trabajo por igual. Los jóvenes sufren más que los adultos.

Cada incremento del salario mínimo impactó de manera

negativa en la tasa de desempleo joven. Así como el salario

mínimo ataca más a los jóvenes que a los adultos, también

ataca a los negros más que a los blancos (...) Cada suba del

salario mínimo se vio seguida por un incremento de la brecha

en la tasa de desempleo entre jóvenes blancos y negros (...) El

problema no es el racismo, sino la falta de habilidades.

Friedman explicaba que los jóvenes negros ‘son menos

productivos que los jóvenes blancos. Tienden a tener niveles

inferiores de educación y un menor nivel de habilidad’. Dado

68 Block, Walter & Sohr, Kevin: “The Minimum Wage: The Minimum Wage Hurts

Those Whom It Is Intended to Most Help”. Foundation for Economic Education, 1

de noviembre de 1997. Disponible en: http://fee.org/articles/the-minimum-wage/

174

este caso, cualquier incremento del mínimo tenderá a afectar

más a los negros que a los blancos”

Como se observa, los salarios mínimos afectan especialmente

a los trabajadores menos productivos.

Supongamos que una empresa tiene dos empleados, Juan y

Pedro. Si el primero genera ingresos para la empresa de $

1.000 al mes, mientras que Pedro solo es capaz de generar

ingresos de $850, ambos pueden seguir trabajando si el salario

de los dos es $ 800. En este contexto, la empresa genera

ingresos netos teniendo a ambos trabajando en sus

instalaciones. Sin embargo, si el gobierno, o los sindicatos,

imponen un nuevo mínimo de $ 900, entonces para la empresa

comenzará a ser una pérdida neta el pagarle el sueldo a Pedro.

Finalmente, por la imposición del salario mínimo, Pedro

terminará siendo despedido de su empleo, pasando a ganar $0.

Los salarios mínimos, a diferencia de lo que se cree, no son un

piso desde el cual empezar, sino una barrea que hay que

sortear para acceder a un empleo.

Ahora volviendo al caso argentino, uno podría preguntarse

cómo es posible que frente a un aumento de 1752,7% en el

Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) no solo no se hubiera

disparado el desempleo a niveles jamás vistos, sino que la tasa

de desempleo haya caído sostenidamente durante los años del

gobierno de Néstor y Cristina. Para dar una respuesta, deben

tenerse en cuenta varios factores.

En primer lugar, lo que hay que incorporar al análisis es que

semejante incremento queda reducido a la nada (al menos en

términos comparativos) si se descuenta la inflación acumulada

175

durante el período 2003-2015. Ajustando los datos, se observa

que, desde diciembre de 2003 a diciembre de 2015, el salario

mínimo en términos reales subió solamente 79,8%. No

estamos diciendo que esto sea despreciable. De hecho, se trata

de un aumento de casi 6% por año en promedio. Sin embargo,

sí se observa que el aumento fue sustancialmente menor a la

suba en términos nominales.

Otro factor a tener en cuenta es que se partió de una base muy

baja, puesto que después de la devaluación de principios del

año 2002, el salario mínimo en términos reales se había

desplomado un 30,5% desde diciembre de 2001 hasta junio de

2003, cuando se dio el primer aumento de $50. Frente a

semejante caída, hay espacio para que el SMVM recupere sus

niveles originales sin crear desempleo.

Un tercer factor que también hay que considerar es el

crecimiento económico. Cuando la economía crece (y lo hizo

con fuerza durante los primeros años posteriores a la salida de

la convertibilidad) la demanda de mano de obra también hace

lo propio y suben tanto el nivel de empleo como los salarios

reales. En este marco, la suba del salario mínimo puede

sencillamente ir acompañando la suba que habría tenido lugar

de cualquier manera producto de un fenómeno de mercado.

Por último, debe mencionarse que en los últimos 4 años el

salario mínimo en términos reales no solo no subió, sino que

cayó un 14%, por lo que es esperable que no tenga un efecto

negativo sobre la capacidad del mercado laboral de absorber

trabajadores.

176

Cuadro 6.7 - Salario Mínimo Vital y Móvil Real (dic-

03=100)

Elaboración propia en base a Consejo del Salario e IPC-CQP

Al margen de los salarios mínimos, los gobiernos también

intervienen el mercado laboral con leyes que imponen

indemnizaciones (simples y dobles) por despidos, seguros de

desempleo, obligación de pagar vacaciones, regímenes de

horas extra y el otorgamiento de un excesivo poder a los

sindicatos.

Esto último es un problema, ya que se termina convirtiendo a

los sindicatos en verdaderos monopolios sostenidos por la

fuerza legal, lo que contribuye a distorsionar el mercado

laboral y, también, generar desempleo y reducir los salarios.

150

160

170

180

190

200

210

220

Dic

.-1

1

Mar

.-1

2

Jun

.-1

2

Sep

t.-1

2

Dic

.-1

2

Mar

.-1

3

Jun

.-1

3

Sep

t.-1

3

Dic

.-1

3

Mar

.-1

4

Jun

.-1

4

Sep

t.-1

4

Dic

.-1

4

Mar

.-1

5

Jun

.-1

5

Sep

t.-1

5

Dic

.-1

5

SMVM Real (dic-03=100)

177

Esto último puede parecer curioso pero así lo explicaba el

premio nobel de economía, Friedrich von Hayek, en una

entrevista69

:

“La gente no se da cuenta de hasta qué punto el poder de los

sindicatos actuales causa la explotación de la mayor parte de

los trabajadores por parte del resto. Y una de las formas más

extremas de esto es que al subir los salarios de determinados

grupos muy por encima de otros, estos grupos atraen la

mayoría del capital disponible porque cuanto más caro se

vuelve el trabajo, más rentable es reemplazarlo por capital,

con el resultado de que el capital es atraído hacia los sectores

donde los salarios han sido elevado más rápido a expensas de

los otros. La mayoría de los trabajadores no pueden ser mejor

equipados y por lo tanto no se les puede hacer más eficientes

mediante la inversión (...) Los sindicatos no solo generan

desempleo sino que mantienen bajos los salarios de la

mayoría de los trabajos”

Es claro, como se observa, que los sindicatos defienden sus

propios intereses sin considerar el impacto que puede tener en

el resto de la sociedad.

Un caso paradigmático de esta situación que no tiene que ver

con los salarios pero que involucra de manera directa el

accionar de los gremios de trabajadores es lo que sucedió a

inicios del año 2016 entre el sindicato de camioneros y el

Banco Central de la República Argentina.

El problema comenzó cuando la autoridad monetaria intentó

liberar a los bancos privados de la obligación de enviar un

69 Friedrich August von Hayek Los Sindicatos. Disponible en:

http://www.anarcocapitalista.com/HayekSindicatos.htm

178

resumen de cuenta a sus clientes de manera impresa. Así, los

bancos podrían elegir si seguir operando de esta forma o bien

pasarse al formato digital, ahorrando costos y, colateralmente,

reduciendo la creación de residuos contaminantes para el

medio ambiente. Sin embargo, esto cayó mal en las filas del

gremio de camioneros, quienes aducían que la medida tenía el

potencial de reducir las fuentes de trabajo, principalmente, de

los carteros.

Los camioneros, liderados por Pablo Moyano se movilizaron a

la puerta del Banco Central, en el microcentro porteño, en

protesta por la decisión y amenazaron con realizar paros

generales. Finalmente, luego de idas y vueltas, la autoridad

monetaria decidió dejar en suspenso la desregulación del

sector e implementarla de manera gradual a partir de 2017.

Un claro ejemplo de cómo, por defender sus intereses

particulares, un gremio perjudicó al resto de la sociedad

(bancos y clientes principalmente) y puso un freno al avance

tecnológico70

.

Subsidios en general

No solo de controles de precios están hechas las políticas

intervencionistas de los gobiernos. Muy a menudo, desde las

arcas públicas egresan fondos para subsidiar actividades

70 Pablo Moyano y camioneros bloquean el Banco Central: "Estos señores buscan el

ajuste echando trabajadores". Diario La Nación, 5 de febrero de 2016. Disponible

en: http://www.lanacion.com.ar/1868491-los-camioneros-de-moyano-protestan-

frente-al-banco-central. Presionado por Moyano, el BCRA pasó a 2017 la supresión

de los resúmenes bancarios en papel. Diario La Nación, 16 de febrero de 2016.

Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1871395-presionado-por-moyano-el-

bcra-paso-a-2017-la-supresion-de-los-resumenes-bancarios-en-papel

179

determinadas consideradas como deseables por la

administración pública.

En Argentina, los subsidios se llevan alrededor del 25,5% del

gasto total. De acuerdo con el presupuesto del año 2015

relevado por la Asociación Argentina de Presupuesto y

Administración Financiera (ASAP), el gobierno nacional

(excluyendo los provinciales) destinó recursos para

subsidiar71

:

La energía ($ 180.124 millones)

El transporte ($ 93.166 millones)

La construcción de viviendas ($ 31.651,5 millones)

Las comunicaciones ($ 11.672 millones)

La agricultura ($ 7.723 millones)

El trabajo ($ 7.762,8 millones)

La industria ($ 6.647 millones)

El comercio y el turismo ($ 6.647 millones)

La ecología ($ 3.970 millones)

La actividad de seguros y financiera ($ 691 millones)

Entre estos gastos, también se encuentra lo que se destina a

pagar la televisación del torneo de fútbol local, así como los

partidos de la selección argentina de fútbol y también las

competencias automovilísticas y otros deportes considerados

“de interés nacional”. Asimismo, no figura en este detalle lo

que se gasta en concepto de subsidios a la cultura, ya que ese

monto se publica junto con el gasto en educación, por lo que lo

que se va en desfiles, recitales y museos es difícil de medir.

71 Datos del Observatorio Presupuestario de ASAP organizados por destino del

gasto. Disponible en: http://www.asap.org.ar/observatorio/#/paraque (última vez de

acceso 17 de febrero de 2016).

180

Ahora bien, el problema con los subsidios es múltiple. En

primer lugar, porque cada peso gastado en estimular alguna de

las actividades que el gobierno considera que deben ser

estimuladas, es un peso menos gastado en actividades menos

deseables desde el punto de vista estatal.

Si asumimos que para gastar dinero, el estado puede recurrir

únicamente a los impuestos, entonces podemos ver que un

subsidio a la industria deberá ser costeado con un impuesto

que pagará, por ejemplo, el sector de servicios o el del

comercio.

Así, el gobierno estará determinando que haya más industria

en lugar de más servicios. ¿Y quién es el gobierno para

determinar que socialmente es más beneficioso para el país la

inauguración de una fábrica que la inauguración de un banco?

Otro problema de los subsidios es que disfrazan la realidad

económica de los sectores a los que asisten. A menudo sucede

que los sectores favorecidos por la ayuda estatal no puedan

subsistir sin la misma. Cuando esto ocurre, el único rol del

subsidio es mantener a flote una empresa o actividad

económica que los consumidores no desean, lesionando al

bienestar de todos, que debemos sostener con nuestros

bolsillos una organización que, voluntariamente, no elegimos

sostener.

Por otro lado, en el caso de los subsidios que se destinan al

transporte y la energía, se sabe que la mayor parte de estos

tienen la finalidad de mantener las tarifas de estos servicios en

niveles inferiores a los que harían que la actividad sea

rentable. Así, en búsqueda de reducir el costo de vida de los

ciudadanos, el estado fija los precios de los servicios y luego

181

transfiere recursos a las empresas proveedoras para que estas

no quiebren.

Los resultados de esta política han sido nefastos. Los bajos

costos al consumidor incentivan un uso excesivo del recurso y

consumen el capital, dando lugar a la escasez y también al

deterioro de la infraestructura. A esto contribuye el nulo

incentivo que tiene la empresa por invertir, ya que se trata de

una compañía puramente dependiente del subsidio y no de

ofrecer un servicio de calidad para sus clientes. Tal vez no sea

todo responsabilidad de esta política, pero es innegable que los

accidentes ferroviarios de los últimos años (con especial

gravedad en el caso del trágico accidente de la estación Once

en el tren Sarmiento ocurrido en febrero de 2012), tienen

mucho que ver con ella.

Por último, los subsidios contribuyen a incrementar el gasto

público y, si el aumento no se corresponde con una suba de los

ingresos, a incurrir en déficit fiscal, que debe financiarse con

endeudamiento o bien con inflación. En este sentido, fue

particularmente llamativo cuando el exministro Kicillof se

refirió a la política de tarifas energéticas como

“antiinflacionaria”. De ser así, el congelamiento tarifario

vigente desde 2002 para la energía eléctrica debería haber

tenido algún efecto en la inflación. Sin embargo, ésta acumuló

un 972% durante los últimos períodos presidenciales, como

mencionábamos más arriba.

Un subsidio que está “de moda” en estos últimos tiempo es el

destinado a fomentar el uso de energías renovables. A

diferencia de los combustibles fósiles, las energías renovables

son aquéllas cuyas fuentes no deberían agotarse por más que

182

su uso se intensifique, o bien podrían regenerarse. Ejemplos de

estas son la energía eólica, la energía solar, o los

biocombustibles, como el etanol y el biodiesel, que están

elaborados a partir de caña de azúcar y otros aceites vegetales.

En un reciente artículo del diario La Nación, el cronista

sostenía que se trataba de un “tema pendiente” en la agenda

política72

:

“La Argentina tiene un enorme potencial para su desarrollo,

pero también un retraso fenomenal en cuestión de inversiones

e infraestructura. Un número ilustra la situación: en el país

sólo 0,7% de la potencia instalada corresponde a energías

renovables, mientras que en países como Alemania o España

ese índice es de 20%. Otro dato: en energía eólica hay aquí

300 megavatios de potencia instalada, mientras que en Brasil

se llega a los 7000.

Las metas locales, no obstante, son ambiciosas. Según las

leyes 26.190 y 27.197, sancionadas en la era kirchnerista,

pero que deberán ser reglamentadas por el actual gobierno,

habrá que pasar de ese 0,7% actual a 8% en 2017, y llegar a

20% en 2025. No pocos dudan de que, con la tecnología

actualmente disponible en el país, se pueda cumplir con ese

objetivo”

Por otro lado, un empresario del sector le comentaba

entusiasmado al periódico El Cronista73

:

72 “Energías renovables: tema pendiente en un país en emergencia”. Diario La

Nación, 24 de enero de 2016. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1864621-

energias-renovables-tema-pendiente-en-un-pais-en-emergencia 73 "Hay un enorme interés empresario por invertir tras el cambio de política

económica". Diario El Cronista, 25 de enero de 2016. Disponible en:

183

“Hay una ley, la ley Guinle de energías renovables, que fue

propuesta por el kirchnerismo y aprobada. Entiendo que el

Gobierno de Macri estaría por reglamentarla próximamente.

Es muy positiva porque le obliga al sector privado a consumir

energía eólica. Eso le va a dar estabilidad y rentabilidad a

una inversión que tiene un período muy largo de maduración.

La ley Guinle bien reglamentada por el Gobierno va a abrir

oportunidades de inversión en energía eólica.”

Como decíamos antes, si para ser rentable, una actividad

económica determinada necesita, no ya de un subsidio, sino de

la obligación del gobierno para que se consuma dicho

producto, quiere decir que en el mercado esa actividad no

prosperaría. En este caso, el subsidio no lo da el gobierno, sino

que obliga a los consumidores a otorgarlo, forzándolos a

comprar lo que, en realidad, no quieren. Claramente, el

resultado es una estructura productiva distorsionada e

insostenible en el largo plazo.

Un análisis sobre los efectos del fomento público a la

producción de energías renovables fue hecho por el Instituto

Juan de Mariana, con sede en Madrid. En la rigurosa

investigación llevada adelante por el IJM, se estimó el costo,

en términos de puestos de trabajo, que generó el subsidio a la

producción de renovables.

Es que como explicábamos al principio, todo peso destinado a

las actividades subsidiadas es un peso menos que reciben otras

actividades que podrían ser más productivas. Siguiendo esta

idea, el Instituto Juan de Mariana descubrió que por cada

http://www.cronista.com/economiapolitica/Hay-un-enorme-interes-empresario-por-

invertir-tras-el-cambio-de-politica-economica-20160125-0045.html

184

empleo creado en el sector de las energías verdes, se habían

perdido, en sectores más productivos, 2,2 puestos de trabajo.

Es decir, por cada 4 nuevos empleos verdes, había

aproximadamente 9 empleos menos en otros sectores de la

economía74

.

Controles a la tasa de interés

La última política de intervención que mencionaremos es la de

las tasas de interés. Como cualquier otro precio de la

economía, la tasa de interés es el precio que se paga por tomar

un préstamo. Así como uno paga por tener un auto o un

pantalón, también tiene que pagar si desea disfrutar de fondos

en el presente, en lugar de ahorrarlos y contar con ellos recién

en un futuro más lejano.

La alternativa a tomar un crédito es ahorrar todos los meses

hasta acumular el capital que se necesita en primer lugar. Así,

lo que uno paga cuando se endeuda es un precio por el tiempo.

Por tener el dinero en el presente en lugar de tenerlo en el

futuro.

Como con otros precios, la tasa de interés se determina en el

mercado de crédito. En él se encuentran quienes ofrecen

fondos para prestar (aquellos que tienen ahorros y quieren

obtener una ganancia de ellos), y quienes tienen necesidades

de esos fondos. La oferta y la demanda de crédito dan lugar a

la tasa de interés.

74

Efectos del Apoyo Público a las Energías Renovables sobre el Empleo. Instituto

Juan de Mariana, marzo de 2009. Disponible (en inglés) en:

http://web.archive.org/web/20150129073346/http://www.juandemariana.org/pdf/09

0327-employment-public-aid-renewable.pdf

185

En este contexto, si una sociedad es muy ahorradora, la tasa de

interés será más baja, ya que los fondos prestables serán más

abundantes. Sin embargo, si es muy consumista, la tasa de

interés será superior, ya que los fondos prestables serán

escasos en comparación con la necesidad que se tiene de ellos.

Ahora bien, cuando las tasas son altas, realizar proyectos

productivos a base de endeudamiento es oneroso. Una empresa

que tiene que pagar, digamos una tasa de interés del 10%

encuentra un panorama más difícil que la que tiene que pagar

una del 5%. Ahora bien, sea 5% o 10%, la tasa de interés

nunca es ni “demasiado alta” ni “demasiado baja”, ya que si

alguna de estas situaciones se diera, aparecerían los incentivos

para prestar más (en el caso de que sea muy alta) o de prestar

menos y consumir más (en el caso de que sea demasiado baja).

Sin embargo, para el gobierno sí existe tal cosa como una tasa

de interés “demasiado alta” y es por esto que suelen intervenir

en el mercado imponiendo topes a los que los prestamistas

pueden cobrar por sus créditos.

Recientemente eso se hizo en Argentina, cuando a través de la

comunicación A 5590, el Banco Central decidió ponerle

límites a las tasas de interés para “expandir el crédito para las

familias en condiciones más favorables”.

Ahora como explicaba Henry Hazlitt, las consecuencias de

estos controles son las mismas que las de los demás controles

de precios75

:

75 Hazlitt, Henry (1946): “Economics in One Lesson”, Harper & Brothers

Publishers.

186

“Mantener la tasa de interés artificialmente baja produce

iguales efectos que fijar cualquier otro precio por debajo de

su nivel natural de mercado. Incrementa la demanda y reduce

la oferta. Aumenta la demanda de capital y disminuye la

oferta de auténtico capital. Crea escasez y provoca

perturbaciones y distorsiones de la economía. Es indudable

que la reducción artificial del tipo de interés estimula la

demanda de créditos y en consecuencia fomenta aventuras

económicas de carácter francamente especulativo incapaces

de sobrevivir cuando desaparecen las arbitrarias condiciones

que motivaron su nacimiento. En cuanto a la oferta, la

reducción artificial de la tasa de interés desalienta la

austeridad y el ahorro, conduciendo a una relativa escasez de

capital real”.

El asunto es claro. Frente a una tasa de interés irreal, sobrarán

demandantes de crédito pero no habrá ningún ahorrista.

Otras regulaciones

Las regulaciones que mencionamos hasta aquí no son las

únicas. Además, no solo los temas más estrictamente

económicos son abarcados por los gobiernos, sino una grande

y creciente cantidad de áreas que van desde lo que se puede

comer hasta el horario en que debe cerrar un local bailable. Es

decir, a la hora de regular, no hay privaciones de parte de los

funcionarios. A continuación, una enumeración no exhaustiva

de las regulaciones más innecesarias y absurdas de Argentina.

En algunas ciudades del país se prohíbe que los restaurantes

pongan saleros sobre las mesas para disminuir el consumo de

sal. En la Ciudad de Buenos Aires, se prohíbe a los comercios

cobrar precios distintos si las bebidas que venden están frías o

187

están a temperatura ambiente. En todo el país, a excepción de

la Ciudad de Buenos Aires, las farmacias no pueden vender

productos de kiosco, como bebidas o chocolates. A su vez, los

kioscos no pueden vender ningún tipo de medicamento, ni

siquiera los rotulados como de “venta libre”. Los kioscos,

además, pueden vender pero no prestar encendedores a

eventuales fumadores.

En Buenos Aires, para fomentar el uso de la bicicleta, se exige

a los garajes que cobren, como máximo, el 10% de lo que

cobran a un auto por estacionarse allí. Los medios de

comunicación también tienen estrictas regulaciones, tanto en

cuanto al contenido, como a la forma de transmitir. Tal vez lo

más visible es la introducción de un separador que explicita el

momento exacto en que comienza y termina el espacio

publicitario.

Mientras los políticos sigan creyendo que frente a cualquier

aparente problema, la solución es la firma de una nueva ley,

resolución o decreto, la tendencia a la híper-regulación seguirá

firme. Y nosotros, los ciudadanos de a pie, seguiremos cada

vez más estrangulados.

188

189

Nadar contra la

corriente

A lo largo de las páginas anteriores vimos que las

regulaciones, los impuestos, los controles y la inflación

constituyen un enorme peso para el desarrollo sostenible de la

economía.

Con numerosos ejemplos y casos, intenté explicar que nuestro

país es un exponente concreto de lo que sucede cuando los

gobiernos abusan de todos estos elementos. Frente a esta

situación, uno podría pensar que no tiene mucho sentido

apostar por el país y que la mejor salida, como solía decirse, es

Ezeiza.

Exactamente eso pensé yo por mucho tiempo.

La gran crisis de 2001 fue un momento de inflexión para mí al

igual que para muchos compatriotas. La crisis fue tan grave

que muchos de los descendientes de quienes llegaron al país a

comienzos del siglo XX, no encontraron otra solución que

volver a la tierra de sus orígenes para encontrar un mejor nivel

de vida.

En ese momento yo tenía tan solo 15 años. Sin embargo, la

crisis me pegó de cerca. Mi madre, una profesional que había

decidido lanzar su carrera independiente hacía unos pocos

años, había sido directamente golpeada por la recesión y el

quiebre de la cadena de pagos.

190

La única vía que quedaba era ir a Italia, donde había

posibilidades de trabajo y familiares que nos esperaban con los

brazos abiertos. Por cuestiones familiares, ella sí viajó, pero mi

hermana Ana y yo no pudimos instalarnos en Europa.

Terminamos yendo pero simplemente a visitar. Sin embargo,

una idea me había quedado fija en la cabeza: para los

argentinos, la mejor solución es armar las valijas y buscar un

país más razonable para vivir.

Tiempo después, y aún con eso en mente viajé a los Estados

Unidos a hacer una experiencia de intercambio. Fue realmente

fantástico ver un país dinámico, con poca pobreza, estable y

donde uno gozaba de una enorme sensación de libertad y

seguridad. No hubiera tenido problemas en quedarme a vivir

allí.

Lo mismo me pasó cuando estuve en Madrid por 9 meses,

cursando mi Maestría en Economía de la Escuela Austriaca.

Una fantástica ciudad, con gente amigable y un lugar más que

apto para vivir y formar una familia.

Con el tiempo y con los viajes, sin embargo, fui amigándome

con Argentina. Este cambio no tenía que ver con que el país

estuviera mejorando en algo su ambiente institucional.

En absoluto.

De hecho, en términos políticos, todo fue de mal en peor, ya

que si bien con el kirchnerismo se reactivó la economía,

también regresó la megainflación y los controles de todo tipo

sobre la vida y la libertad de las personas. En los últimos años,

el “populismo cristinista” entró en su peor etapa y la inflación

y los incentivos para invertir se fueron agravando día a día.

191

Sin embargo, en paralelo, veía las vidas de muchos amigos

míos. Muchos de ellos son hijos de padres profesionales, con

carreras en empresas o independientes. Pero otros vienen de

padres que dedicaron su vida al emprendimiento. Tal vez con

una pequeña mueblería, con una concesionaria de autos, o bien

con una empresa dedicada a proveer al sector de la

construcción.

En esas charlas que uno tiene consigo mismo, me preguntaba

frente a esta realidad: ¿cómo es posible que, en un país cuya

única salida viable es Ezeiza, todavía haya gente con ganas de

emprender? ¿Cómo es posible, no solo eso, sino que, a pesar

de todo, muchos empresarios puedan tener éxito en sus

emprendimientos?

Ése fue mi segundo punto de inflexión. Me amigué con el país

y pensé que, a pesar de todo, mucho se podía construir dentro

de Argentina.

Así es que este capítulo se lo voy a dedicar a aquellos

empresarios que nadaron contra la corriente. Aquellos que, con

un ambiente hostil, se animaron a emprender y tuvieron éxito.

Sus historias son valiosas no solo para entender de primera

mano cómo es esto de lidiar día a día con el Leviatán que todo

lo controla, sino también para aprender de su experiencia y

tomar cosas que puedan servirle al lector en su vida

profesional y personal. Después de todo, sean emprendedores,

profesionales, o empleados en relación de dependencia, todos

tenemos que lidiar con ese “socio involuntario” que es el

Estado y qué mejor que aprender de los que lo han hecho de

manera exitosa, o bien están en la lucha permanente por

hacerlo.

192

Adaptarse o morir

Ingresé a trabajar en Inversor Global a comienzos de 2015.

Conocía a su fundador, Federico Tessore, porque en varias

oportunidades me había topado con columnas y análisis suyos

sobre la economía nacional y el estado del país.

Federico no tiene miedo de decir lo que piensa. Incluso cuando

esto sea totalmente incorrecto desde el punto de vista de lo que

políticamente se supone que está bien o mal decir. No tiene

medias tintas, y mucho menos cuando se trata de defender

valores como la libertad y la iniciativa empresarial.

Inversor Global es la empresa que fundó hace más de una

década, cuando abandonó su trabajo en relación de

dependencia en uno de los bancos de mayor importancia a

nivel local.

Al principio, su idea fue hacer una revista, pero luego el

modelo de negocios fue mutando. A esto se sumó la

revolución tecnológica y la sociedad con una de las empresas

de publicaciones financieras más importantes de los Estados

Unidos, Agora, Inc.

Me encontré con Federico un martes a las 15 horas. No fue

difícil. Cuando él está en Buenos Aires, trabajamos en el

mismo edificio, así que solo tuve que subir un piso y comenzar

a charlar sobre su historia como empresario en Argentina.

¿Cómo habían hecho una pequeña empresa de análisis

económico y financiero, y un fundador con ideas liberales,

para crear un negocio rentable que hoy emplea a más de 50

193

personas y que tiene lectores que se cuentan de a cientos de

miles?

No fue una tarea sencilla.

“Trabajando en el banco en el que estaba me daba cuenta que

había mucha gente que era muy capaz en sus profesiones, muy

exitosos, pero a la hora de ver los informes económicos y

financieros que yo preparaba, no los leían porque les

resultaban demasiado técnicos, aburridos. Entonces siempre

pensé que había que, a la vez que escribir algo que aportara

valor en términos de inversiones, hacerlo de una manera fácil

de entender, divertida.”

Así comienza la historia de Federico Tessore como

emprendedor. Ya cuando estaba en el banco había detectado la

posibilidad de explotar un nicho de negocio. Sin embargo, su

abandono de la relación de dependencia se vio empujada por la

crisis de 2001, cuando el banco decidió cerrar el área de

inversiones off-shore. En ese momento tuvo que elegir entre

seguir trabajando recomendando inversiones en el mercado

local, o bien acceder a un retiro voluntario y lanzarse solo.

A partir del 2002 se dedicó a asesorar a quienes eran sus

clientes acerca de qué alternativas de inversión eran las

mejores. Esto lo hacía a través de un newsletter al que llamó

Inversor Global. Sin embargo, veía difícil que éste creciera en

volumen, por lo que se le ocurrió transformar el newsletter en

una revista en 2003.

“La revista Inversor Global surgió con la idea de hablarle a

los argentinos que tenían plata afuera, y que no eran

194

especialistas, para asesorarlos acerca de qué hacer con su

dinero, de una manera divertida y sencilla.”

El primer capital lo aportó un amigo, quien tenía un dinero

ahorrado y creía en el potencial del proyecto.

Federico tenía menos de 30 años y ya estaba trabajando en un

proyecto propio. Siempre se había considerado emprendedor

y, según cuenta, a los 14 años leía con interés el Harvard

Business Review, una revista especializada en el mundo

empresarial, editada por una de las universidades más

prestigiosas del mundo.

Cuando le pregunté por la presencia del estado en su etapa

como emprendedor, no duda en contar las limitaciones que el

intervencionismo le impuso.

“El primer año de la empresa uno se pasa más tiempo

hablando con contadores y abogados, yendo a la AFIP o al

Banco Nación, que efectivamente trabajando y produciendo.

Todo eso implica el proceso de armar legalmente una

empresa.”

Una vez constituida legalmente, Inversor Global comenzó a

rodar, buscando un modelo de negocios rentable y sostenible

en el tiempo. Pero el gobierno llegó nuevamente a tocar la

puerta. En el tercer año del negocio, cuando una de las partes

principales era la de vender cursos vía internet, la facturación

comenzó a crecer. Lo curioso es que el gobierno, a partir de

una facturación determinada, asume que una organización

cuenta con un número dado de empleados y cobra impuestos

por ello.

195

“La verdad es que nosotros teníamos un alto volumen de

ventas porque vendíamos por internet, pero no teníamos esa

cantidad de empleados. Igualmente, tuvimos que empezar a

pagar impuestos por empleados que no teníamos. De ese tipo

de cosas tenés todo el tiempo.”

Otro problema que implicó un cambio en el modelo de

negocios fue una regulación. Al principio, Inversor Global era

una revista que se vendía por suscripción y que podía

encontrarse en cualquier quiosco de diarios. Sin embargo, está

establecido que el kiosquero debe quedarse con el 50% del

precio de tapa, por lo que el negocio se volvía difícil de llevar

adelante. Es lógico, porque ese 50% o bien lo absorbe la

rentabilidad del negocio, o bien se intenta “trasladar” al

consumidor, con una muy posible caída en la cantidad de

ventas.

Esto generó que la empresa gire hacia el negocio online,

donde hoy se dedica 100% a vender servicios de información

económica y financiera a más de 50 mil personas en

Argentina, Chile y España.

Federico pensaba ampliarse a otros países de América Latina

en los últimos años, pero otro escollo estatal apareció en el

camino: el cepo cambiario.

“Hasta hace unos meses el gran problema que tuvimos fue el

cepo o corralito argentino que nos impidió expandirnos al

resto del mundo. El problema fue cómo hacemos para sacar la

plata del país e invertir en otros países. Ese fue el gran escollo

de los últimos años.”

196

A pesar de las trabas, IG y Federico lograron salir a flote y hoy

el negocio es rentable y mantiene satisfechos a clientes y

empleados de manera sostenible. La alianza con Agora Inc.,

una firma internacional dedicada a los newsletters financieros

tuvo mucho que ver con esto, ya que inyectó capital y una muy

particular forma de vender los productos, lo que multiplicó la

escala del negocio.

Cuando le pregunté a Federico a qué se debía el éxito de la

compañía hoy, me contó que descansa en tres cuestiones.

La primera, una enorme capacidad de flexibilidad. Inversor

Global pasó de ser un newsletter a una revista impresa. La idea

inicial era ganar dinero con la publicidad, pero hoy es

financiada 100% con lo que se ingresa por suscripciones.

Además, no solo cambió la forma de generar ingresos sino la

forma de producir, ya que hoy es un negocio 100% online,

muy distinto de cómo comenzó a mediados de los 2000.

“Muchas veces tuve que cambiar el modelo de negocio hasta

encontrar el modelo rentable. Primero intentamos con la

publicidad. Luego con suscripciones. Luego con

capacitaciones presenciales y luego online. Y luego fuimos

cambiando a lo que somos hoy.”

El segundo punto está ligado al primero: la paciencia.

“No es común que muchos emprendedores tengan tanta

paciencia y perseverancia para que un proyecto madure. Y

creo que muchos emprendimientos necesitan tiempo para

madurar. Salvo algunas excepciones, 40-50% muere y el resto

necesita tiempo y perseverancia para subsistir.”

197

Y respecto de cómo lidiar con los obstáculos institucionales,

Federico propone acostumbrarse a vivir con ellos, pero con

astucia.

“Si veo emprendedores que lo primero que quieren hacer es

constituir una Sociedad Anónima, les digo que no lo hagan,

que es caro constituirla y caro mantenerla. Primero tienen que

comprobar que el mercado les demandará el producto, y

después preocuparse por la estructura legal, aunque sin violar

la ley (...) Hay que acostumbrarse a lidiar con esas trabas,

pero, por otro lado tener la picardía necesaria para que

dentro de la ley, puedas saltear esos obstáculos.”

La cultura emprendedora es la clave

Me encontré con Santiago Bilinkis en un café de Pilar, a la

vera de la autopista Panamericana. En esa zona de la provincia

de Buenos Aires él se instala, junto a su mujer y sus hijos

durante el verano, aunque sigue trabajando full-time.

Santiago Bilinkis fue fundador, junto con Andy Freire, de la

empresa OfficeNet, dedicada a la provisión de artículos de

oficina vendida en 2004 a la cadena multinacional Staples.

Con Andy Freire, hoy Ministro de Modernización, Innovación

y Tecnología del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se

conocen desde muy jóvenes, ya que estudiaron economía en la

Universidad del San Andrés.

Antes de fundar OfficeNet, Bilinkis trabajaba en un alto cargo

de la conocida firma internacional Procter and Gamble y eso

fue lo primero que me generó curiosidad.

198

¿Por qué un empleado bien pago, con una carrera corporativa

prometedora, abandonaría la comodidad del trabajo en relación

de dependencia para lanzarse como emprendedor en un país

tan volátil como Argentina?

“Dejame empezar por corregirte la pregunta - me dijo- Yo no

trabajaba cómodamente, sino al revés. Cómodo era mi sillón y

me pagaban bien. Pero trabajaba incómodamente porque

sentía que estaba subido a un colectivo que no iba a donde yo

quería ir en la vida.”

Santiago había salido de la facultad con una enorme deuda que

pagar. Sus padres en su momento no podían afrontar el costo

de la misma y por ello terminó recurriendo a un tío que

accedió a financiarlo. Pero cuando terminó la cursada, su

patrimonio neto era considerablemente negativo.

Es por eso que su decisión de abandonar la relación de

dependencia se hizo tan difícil, pero no porque le gustara

mucho lo que hacía o sintiera que ésa fuera su vocación. En

definitiva, se trataba de que, gracias a su trabajo, estaba

obteniendo los ingresos necesarios para pagar sus deudas.

Sin embargo, ese dilema se resolvió con un “click”.

“Salí a almorzar un día y volviendo solo caminando por la

calle Florida, me di cuenta que cada día que pasara, bajarme

del bondi iba a ser más difícil. Que siempre iba a haber otro

ascenso en el horizonte, iba a haber más gastos. Pensé que si

no lo hacía en ese momento, no lo hacía nunca más. Volví de

almorzar anuncié que me iba.”

199

A partir de ese momento, Santiago se juntó con Andy y

comenzaron a pensar ideas. Ambos sabían que querían

emprender, pero no sabían hacia dónde apuntar sus energías.

Luego de cinco meses de brainstorming apareció OfficeNet,

que se lanzó en 1997.

El crecimiento de OfficeNet no se trató de algo accidental sino

que fue bien planificado. Antes de tener el primer empleado,

Santiago y Andy ya habían redactado 180 páginas de manual

de procedimientos. Según sus cálculos, la empresa contaría el

primer año con más de 100 empleados. El problema: ninguno

de los dos había tenido un empleado a cargo en su vida.

Para venderle ese proyecto a los inversores se necesitaba

mucha preparación. Y así lo hicieron, armaron un plan de

negocios y salieron a levantar capital.

“Fuimos a ver a gente que conocíamos, que estaba en una

buena posición económica y que podía interesarles apoyar un

proyecto así. Los principales que nos apoyaron fueron dos ex

banqueros quienes hicieron un acto de arrojo enorme al

convertirse en accionistas.”

Hablando de esa primera época, le pregunté a Santiago por las

trabas para abrir una empresa que describe muy bien el índice

Doing Business del Banco Mundial.

Su respuesta me sorprendió:

“Sé que esto es algo que se discute mucho, pero el

emprendedor que deja de emprender porque le toma 60 días

abrir una S.A, que se dedique a otra cosa. 60 días no pueden

ser algo que le mueva la aguja a nadie (...)

200

El problema es cultural e institucional. El aspecto cultural

tiene que ver con el rol más o menos prestigioso que ser

empresario tiene en la sociedad.

Uno cuando es chico quiere ser algo que admire y a su vez

sienta que otros van a admirar cuando sea grande. Si tenés

una sociedad que glorifica mucho a los médicos, vas a tener

más gente que quiera ser médico para ocupar ese lugar

valorado en la sociedad. Si ser empresario en Argentina en la

cabeza de los pibes es sinónimo de corrupción, de negocios

con el estado, de testaferros... ¿Quién va a aspirar a ser eso?

Sólo un loco.”

El tema que pone sobre la mesa Santiago es vital, pero

podríamos preguntarnos qué viene primero. En las páginas de

este libro está expresada la visión de que la corrupción y los

negocios turbios con el estado no son características inherentes

de los empresarios, sino consecuencias del sistema en el que

está organizada la sociedad.

Por ende ¿qué determina esa imagen cultural que tiene el

empresario? ¿Es el empresariado o es el sistema de

hiperregulación e intervencionismo que prevalece hoy?

Bilinkis también menciona que una traba para emprender

viene dada por un factor institucional. Para él es de vital

importancia que haya un mercado de capitales desarrollado y

fondos de capital de riesgo, condimentos clave del desarrollo

tan extraordinario de las start-ups en Estados Unidos.

“El factor institucional tiene que ver con la existencia de

mercado de capitales y capital de riesgo. Cosas muy ligadas

una a otra. Argentina no tiene ninguna de las dos cosas.”

201

Otro tema interesante. En Estados Unidos, la capitalización

bursátil es de 19,7 billones de dólares, mientras que en

Argentina está alrededor de los 0,04 billones. Es decir, el

mercado de capitales en Estados Unidos es 490 veces superior

al nuestro. Pero EE.UU. es un país mucho más estable, mejor

ubicado en todos los índices de calidad institucional, con baja

inflación y respeto por la propiedad privada. No es casualidad

que sea allí donde se desarrollen emprendimientos exitosos.

Volviendo a OfficeNet, Santiago me contó cómo se vive la

experiencia de comenzar en “un galpón semivacío al que le

entraba agua por todos lados” y terminar con una empresa de

nivel internacional:

“Lo que no estaba en los planes de Officenet, porque como

pibe de 25 años no me imaginaba, era lo fascinante que es

construir una organización, una cultura, un equipo...

OfficeNet fue una empresa muy especial. Estuvimos varias

veces entre las mejores empresas para trabajar en el país.

Teníamos una imagen de marca muy positiva a pesar de que

nunca invertimos un peso en publicidad.”

A pesar de que no invertían en publicidad, la empresa llegaba

cada vez a más clientes.

La clave pasó por la calidad del trabajo y también por la

prensa que obtuvo el emprendimiento.

“Lo novedoso de dos pibes de 25 años, que habían armado

una gran empresa y les iba muy bien nos dio mucha cobertura

mediática. Uno de los grandes dolores a medida que los años

fueron pasando es que todas las notas sobre OfficeNet

202

empezaban con la frase ‘dos jóvenes emprendedores’ y, con el

tiempo, lo de jóvenes fue desapareciendo.”

Si bien Santiago no está tan convencido de que la intervención

estatal sea totalmente contraproducente para el desarrollo de

las empresas, sí menciona algunos temas que le llaman la

atención del mercado laboral.

Por ejemplo, que la diferencia entre el costo laboral y el salario

neto de bolsillo sea tan elevada, le “suena a locura”. Además,

Santiago vivió en carne propia como se manejan los sindicatos

en el país a la hora de imponer sus normas.

“(Alrededor de 2007-08) quedamos en medio de un fuego

cruzado de gremios, durante el conflicto entre el sindicato de

camioneros y el de comercio. Los de camioneros nos

bloqueaban la salida de camionetas y no podíamos cumplir

con los pedidos. Así, terminamos pasando parte de los

empleados al sindicato de camioneros cuando, en realidad,

pertenecían a comercio.

Eso fue bravo. Lo más delicado fue el mecanismo cuasi-

mafioso con el cual nos impusieron la regla. No negociamos

libremente, teníamos tipos bloqueando la salida de nuestros

vehículos.”

A pesar de las trabas y los contratiempos, Santiago Bilinkis y

su socio Andy Freire se convirtieron en un caso de éxito

notable en esta nueva era de emprendedores argentinos.

Sobre su experiencia destaca que tuvieron mucha suerte,

porque no se equivocaron mucho, pero que para eso fue

necesario mucha planificación y también una mirada

203

retrospectiva, de manera de no cometer dos veces el mismo

error.

Cuando le pregunté cuál fue la clave del éxito y qué le

recomendaría a los nuevos emprendedores, me llevó a la

película Rocky, protagonizada por Silvester Stallone.

“No todos tienen que aspirar a ser emprendedores, pero al

que le gusta esto, le digo que es una profesión muy linda. Para

el que sueña con construir una compañía y modelar una

cultura, tiene que tener perseverancia, y si te pegan en la

nariz y te volvés a parar, como Rocky, entonces en algún

momento vas a meter una mano y ganar la pelea.”

Consultado acerca del rol del gobierno en la promoción de los

emprendedores, destacó la importancia de que haya reglas

estables de juego, y se mostró escéptico respecto de las

iniciativas que proponen la intervención directa del gobierno

en el mercado.

“Cuando vos empezás a poner fondos públicos en la

promoción de una actividad privada, es súper peligroso. Se

puede generar un sistema de incentivos perverso donde el

privado tiene un riesgo bajísimo y por lo tanto va a revolear

guita en proyectos con una vara de calidad bajísima. Vas a

tener un montón de improvisados y chantunes haciendo

compañías que no sirven para nada.”

Bilinkis dejó OfficeNet en el año 2010. Hoy dirige Quasar,

una “constructora de empresas” dedicada fundamentalmente a

potenciar emprendedores. Lo particular de la compañía es que

no busca que la gente llegue con proyectos a desarrollar, sino

204

que simplemente busca personalidades emprendedoras para

luego ayudar a concretar emprendimientos exitosos.

A pesar del contexto hostil hacia las empresas y el capitalismo,

Santiago Bilinkis sigue avanzando y teniendo éxito en sus

desarrollos empresariales.

La bondiola que quiso cruzar General Paz

Después de mi reunión en Pilar con Santiago Bilinkis, me

dirigí a mi encuentro con Gustavo Lázzari en el barrio porteño

de Mataderos. En el GPS que tengo en mi teléfono celular

ingresé la dirección y el dispositivo me hizo tomar la ruta 8,

cuando podría haber llegado mucho más rápido por la

autopista.

Todavía no me amigo del todo con las nuevas tecnologías.

El largo paseo por dicha ruta, sin embargo, me hizo pensar en

la importancia de las empresas para el desarrollo del país. En

definitiva, a la vera del camino abundaban los mayoristas de

productos de consumo, las casas de venta de materiales para la

construcción, los talleres mecánicos, de repuestos para autos y

motos, locales de venta de vehículos usados, estaciones de

servicio. En fin, una infinita cantidad de emprendimientos y

negocios, gracias a los cuales los ciudadanos de la provincia

de Buenos Aires satisfacen sus necesidades día a día.

Llegué a mataderos y fui directamente al Frigorífico Cárdenas,

empresa fundada por el padre de Hugo Lázzari en 1964 y que

dirige hoy su hijo Gustavo, economista recibido en la

Universidad de Buenos Aires y ferviente hincha del equipo de

fútbol Nueva Chicago.

205

Lo primero que me dijo fue: “A mí no me pongas como caso

de éxito. Yo soy un sobreviviente.”

Me hizo reír, pero la realidad es que se trata también de eso.

Ser un sobreviviente de nuestro enmarañado contexto

macroeconómico y regulatorio no es poca cosa. Diría que es,

al contrario de lo que me dijo Gustavo, un caso de éxito

rotundo.

El frigorífico, que se dedica a la producción de chacinados

derivados del cerdo, comenzó a funcionar en la planta baja de

donde vivía el viejo Lázzari, luego de la exitosa incursión de

éste en el negocio de la provisión de materiales para la

construcción. Llegado de Italia antes de la década del ’30, el

abuelo de Gustavo era un emprendedor nato y con un socio,

también italiano, decidieron incursionar en este nuevo rubro de

los derivados del cerdo.

En lo que sería el garaje de la casa pusieron la fábrica y allí

ofrecían algunos productos como paleta, salchicha y chorizo.

Luego de la muerte del abuelo, el frigorífico, que se llama

Cárdenas por la calle donde está ubicado, quedó en manos de

Hugo Lázzari y un cuñado suyo.

Cuando se recibió de economista, Gustavo tenía la idea de

trabajar unos años fuera de la fábrica y luego eventualmente

seguir el negocio familiar. Comenzó a trabajar en una

consultora y también a hacer investigación académica en la

Escuela Superior en Economía y Administración de Empresas

(ESEADE). Sin embargo, los conflictos internos de la

compañía lo obligaron a ingresar en el negocio antes de

tiempo.

206

“La pelea entre los familiares empezó por un tema de

personalidad. Es una familia que en lugar de llamar a un

psicólogo llamó a un abogado.”

Así es que Lázzari se transformó en empresario casi sin

quererlo. Y, sin embargo, es un apasionado de lo que hace.

Además, lo caracteriza un gran sentido del humor.

De hecho es famoso por declarar que pasar una bondiola de la

ciudad de Buenos Aires a la Avenida General Paz requiere

más papeles que cruzar el Muro de Berlín76

.

“Es verdad. Se necesitan más papeles. No es más fácil que

cruzar el muro de Berlín, pero se necesitaban más papeles.

Para cruzar el Muro a la gente le hacían falta 4 formularios.

Dificilísimos, imposibles, todo lo que vos quieras, pero eran 4.

Nosotros para sacar una camioneta cargada de mercadería de

la Capital Federal necesitamos 14.

De esos 14, 6 son normales. Seguro del vehículo, cédula

verde, registro de conducir, etc. Pero ocho no son normales.

Necesitamos un certificado sanitario del SENASA, una

habilitación del lugar de destino, una habilitación del lugar de

origen, un registro especial de conducir otorgado por el

sindicato de camioneros, el certificado de fumigación en el

municipio de origen, la declaración jurada de los kilos que

entregás en el municipio de destino. Y a todo esto le tenés que

sumar las facturas, remitos, y el resto de los papeles

comerciales”

76 Del precio de los alimentos, un 40% está compuesto por impuestos. Diario La

Nación, 5 de septiembre de 2015. Disponible en:

http://www.lanacion.com.ar/1825379-del-precio-de-los-alimentos-un-40-esta-

compuesto-por-impuestos

207

El peso y la importancia que tienen todas estas autorizaciones

y exigencias es tal que, en una época en que se robaban

muchas camionetas, lo único que le preocupaba a los choferes

era conservar la carpeta en la que llevaban todos los papeles.

El negocio de Gustavo Lázzari es la producción de chacinados,

entre los que hay jamón crudo, jamón cocido, bondiola y

lomito. Conocer el frigorífico fue una experiencia para mí.

En mi ignorancia, pensaba que un frigorífico se trataba

simplemente de una enorme heladera. Sin embargo, me

encontré con una verdadera fábrica, con máquinas de todo tipo

para transformar la materia prima, el cerdo, en los productos

terminados.

En una época, todo el sector importaba el 30% de la materia

prima. Sin embargo, el gobierno de un día para el otro decidió

que eso tenía que cambiar.

“La industria hasta 2011 importaba el 30% de la materia

prima principalmente de Brasil pero también de Chile y un

poco de Dinamarca.

Un día llamó Guillermo Moreno77

a la cámara y dijo ‘mañana

no pueden importar nada’.”

La medida fue dramática. Si se importa en promedio el 30% de

la materia prima eso quiere decir que algunos importan cero,

pero que otros importan casi todo, por lo que la medida de la

Secretaría significaba, para algunos, frenar por completo la

producción. Los siguientes dos años fueron difíciles. Y luego

77 Guillermo Moreno fue Secretario de Comercio entre 2005 y 2013 y se caracterizó

por su prepotencia e intolerancia.

208

lo que ocurrió fue una gran transferencia de recursos entre los

frigoríficos y los productores de porcinos.

Es que una vez cerrada la competencia internacional, comenzó

a aparecer la sustitución por productos locales, pero estos se

ofrecían a precios más altos. Así, los frigoríficos tuvieron que

resignar márgenes de ganancias, en beneficio de los

productores de cerdos, que los vieron aumentados al ritmo que

incrementaban la producción.

Pero el fin de las importaciones producto de la aplicación

arbitraria de las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de

Importación), también afectó a la industria por otra vía.

“Donde más nos afectó fue en la importación de maquinaria.

En ese rubro el 95% es importado. Un colega tenía un

repuesto de 3000 USD que como excedía el monto que podía

ingresarlo al país vía courier, tenía que importar, cosa que no

podía hacer. Finalmente, terminó diciéndole a su proveedor,

que estaba en Alemania, que lo corte y le mande tres pedazos

vía courier, cobrándole mil dólares por cada uno.”

Otra de las trabas que menciona Lázzari es la situación del

país a nivel macroeconómico y la elevada carga tributaria. Al

comparar contra un frigorífico italiano, por ejemplo, observa

que la carga tributaria en Argentina es enorme pero que ésta

no vuelve en términos de buena infraestructura pública o

seguridad.

El gasto en gomas debido a las malas rutas eleva los costos de

producción, y la falta de seguridad también, ya que los

camiones y camionetas deben ir con custodias privadas para

evitar los siniestros. Por otro lado, la elevada inflación elimina

209

el crédito de largo plazo, por lo que se hace imposible

encontrar buen financiamiento a tasas bajas.

A pesar de todas las trabas que el gobierno le pone al negocio,

Gustavo tiene hoy una empresa con 46 empleados y hace más

de 50 años que produce y vende en el mercado de manera

rentable.

Su secreto es la pasión.

“Viste la canción pasan los años pasan los jugadores pero lo

que no pasa es la pasión. Es así. Transformar la materia es

alucinante. Recibir carne y ver cómo se elabora un jamón

crudo y sacarlo y después salir a venderlo como si estuvieras

luchando con una lanza es alucinante. Nunca me asusta

ninguna crisis económica. Sé que en algún lado me la voy a

rebuscar.”

Los comentarios de Gustavo reflejan confianza en sí mismo,

como primera cosa. Pero a ello lo ayuda un criterio particular

para administrar el negocio que aprendió de su papá. Según él

en el negocio hay cuatro destinos que hay que priorizar para el

dinero que se obtiene de las ventas. El dinero para pagar los

sueldos está en el primer lugar, luego el de los proveedores.

Después recién viene el de la AFIP y en último lugar el del

dueño. Si uno sigue ese criterio, entonces va a poder sobrevivir

en este río revuelto que es la economía argentina.

Nadar contra la corriente

Sin lugar a dudas el ecosistema emprendedor en Argentina

está, cuanto menos, escasamente desarrollado.

210

Sin embargo, como las historias de Federico, Santiago y

Gustavo existen cientos de miles. Son los emprendedores que

nadan contra la corriente y que a pesar de las trabas impuestos

y regulaciones subsisten y mejoran nuestra vida ofreciendo

más y mejores productos y servicios.

211

Menos estado, más

Libertad

A lo largo de este trabajo busqué mostrar con una combinación

de análisis teórico y empírico cómo el gobierno puede asfixiar

la economía e impedir que ésta se desarrolle plenamente.

Ahora si bien cuando hablo de la economía puede sonar algo

abstracto, lo cierto es que me estoy refiriendo a cada uno de

nosotros. Porque la economía o la sociedad no son más que la

suma de todas las personas que la componen.

Incluso cuando el gobierno actúa con las mejores intenciones,

la combinación de regulaciones, controles, impuestos e

inflación atacan directamente nuestra libertad. Atacan nuestra

libertad para comerciar, para emprender, para ahorrar e incluso

para trabajar.

Y yo creo que ya estamos grandes para que los que se sientan

detrás de los escritorios crean que tienen el derecho de manejar

nuestra vida.

A lo largo de estas páginas, además, también intenté mostrar

los daños económicos que este avasallamiento de la libertad

genera.

Las economías menos reguladas y más amigables con la

actividad privada son las que más crecen, las más ricas y

donde menor es la inflación y el desempleo.

212

Por el contrario, el modelo intervencionista que se aplica en

Argentina nos condenó a vivir con una destrucción monetaria

permanente, un crecimiento mediocre y un ingreso

ridículamente inferior al que podríamos haber tenido de haber

perseguir otro camino.

Ludwig von Mises solía decir que “el gobierno no puede hacer

más rico al hombre, mas sí puede empobrecerlo”. Nuestro país

es una clara muestra de la sabiduría y la vigencia de estas

palabras.

Sin embargo, a pesar de esta larga decadencia que acarrea el

país, creo que hay un halo de esperanza. En el último capítulo

de este libro vimos apenas un milímetro de nuestra capacidad

para emprender y para producir. Los seres humanos en

general, y los argentinos en particular, contamos con una

enorme disposición para trabajar y para emprender actividades

productivas.

Pero solo necesitamos que el gobierno nos permita explotar

ese potencial. Que nos quite el pie de encima. Que nos

devuelva nuestra libertad.

Mi deseo más profundo es, con esta obra, haber contribuido en

algo a que esto finalmente se concrete.

213

214


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