Folleto Misionero 2013 ¡Sean discípulos!

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A los misioneros

Testimonio misionero

Día a día

Sábado de concilio

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DOMINGO DE RAMOS

sábado de gloria

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

LITURGIA

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¡Estamos en camino al Congreso Americano Misionero 4!Participa... Infórmate http://www.youtube.com/watch?v=dmckmYSSBN0

A los misioneros

Queridos jóvenes: Quiero haceros llegar a todos un saludo lleno de ale-gría y afecto.El año de preparación para el encuentro de Río coin-cide con el Año de la Fe, al comienzo del cual el Sínodo de los Obispos ha dedicado sus trabajos a “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Por ello, queridos jóvenes, me alegro que también vosotros os impliquéis en este impulso misionero de toda la Iglesia: dar a conocer a Cristo, que es el don más precioso que podéis dar a los demás.

Una llamada apremianteLa historia nos ha mostrado cuántos jóvenes, por me-dio del generoso don de sí mismos y anunciando el Evangelio, han contribuido enormemente al Reino de Dios y al desarrollo de este mundo.

Hay muchos jóvenes hoy que dudan profundamente de que la vida sea un don y no ven con claridad su camino. Ante las dificultades del mundo contemporá-neo, muchos se preguntan con frecuencia: ¿Qué pue-do hacer? La luz de la fe ilumina esta oscuridad, nos hace comprender que cada existencia tiene un valor inestimable, porque es fruto del amor de Dios.

Queridos jóvenes: Vosotros sois los primeros misio-neros entre los jóvenes. Al final del Concilio Vaticano II, cuyo 50º aniversario estamos celebrando en este año, el siervo de Dios Pablo VI entregó a los jóvenes del mundo un Mensaje. Concluía con una llamada: “¡Construid con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores!” (Mensaje a los Jóvenes, 8 de diciembre de 1965).

Sed discípulos de CristoEsta llamada misionera se os dirige también por otra razón: Es necesaria para vuestro camino de fe perso-

nal. El beato Juan Pablo II escribió: “La fe se refuerza dándola” (Enc. Redemptoris Missio, 2). Esforzándonos en servir a los demás y en anunciarles el Evangelio, vuestra vida, a menudo dispersa en diversas activida-des, encontrará su unidad en el Señor, os construiréis también vosotros mismos, creceréis y maduraréis en humanidad.

¿Qué significa ser misioneros? Significa ante todo ser discípulos de Cristo, escuchar una y otra vez la invita-ción a seguirle, la invitación a mirarle: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt. 11,29). Un discípulo es, de hecho, una persona que se pone a la escucha de la palabra de Jesús (cf. Lc. 10,39), al que se reconoce como el buen Maestro que nos ha amado hasta dar la vida. Por ello, se trata de que cada uno de vosotros se deje plasmar cada día por la Palabra de Dios; ésta os hará amigos del Señor Jesucristo, ca-paces de incorporar a otros jóvenes en esta amistad con Él.

Os aconsejo que hagáis memoria de los dones reci-bidos de Dios para transmitirlos a su vez. Aprended a leer vuestra historia personal, tomad también con-ciencia de la maravillosa herencia de las generaciones que os han precedido: Numerosos creyentes nos han transmitido la fe con valentía, enfrentándose a prue-bas e incomprensiones.

Es necesario conocer aquello en lo que se cree, para poder anunciarlo. Como escribí en la introducción de YouCat, el catecismo para jóvenes que os regalé en el Encuentro Mundial de Madrid, “tenéis que conocer vuestra fe de forma tan precisa como un especialis-ta en informática conoce el sistema operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza mu-sical. Sí, tenéis que estar más profundamente enrai-zados en la fe que la generación de vuestros padres,

Id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28,19)

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para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión” (Prólogo).

IdEvangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona: Jesucristo. Cuando le encuentro, cuando descubro hasta qué punto soy amado por Dios y salvado por él, nace en mí no sólo el deseo, sino la necesidad de darlo a conocer a otros.

Por medio del bautismo, que nos hace nacer a una vida nueva, el Espíritu Santo se establece en noso-tros e inflama nuestra mente y nuestro corazón. Es él quien nos guía a conocer a Dios y a entablar una amistad cada vez más profunda con Cristo; es el Espíritu quien nos impulsa a hacer el bien, a servir a los demás, a entregarnos. Mediante la confirma-ción somos fortalecidos por sus dones para testi-moniar el Evangelio con más madurez cada vez. El alma de la misión es el Espíritu de amor, que nos empuja a salir de nosotros mismos, para «ir» y evangelizar. Queridos jóvenes, dejaos conducir por la fuerza del amor de Dios. Tened el valor de “salir” de vosotros mismos hacia los demás y guiarlos hasta el encuentro con Dios.

Llegad a todos los pueblosQueridos amigos, abrid los ojos y mirad en torno a vosotros. Hay muchos jóvenes que han perdido el sentido de su existencia. ¡Id! Cristo también os necesita. Dejaos llevar por su amor, sed instru-mentos de este amor inmenso, para que llegue a todos, especialmente a los que están “lejos”. Al-gunos están lejos geográficamente, mientras que otros están lejos porque su cultura no deja espa-cio a Dios; algunos aún no han acogido personal-mente el Evangelio, otros, en cambio, a pesar de haberlo recibido, viven como si Dios no existiese. Abramos a todos las puertas de nuestro corazón; intentemos entrar en diálogo con ellos, con senci-llez y respeto mutuo. Este diálogo, si es vivido con verdadera amistad, dará fruto. Los “pueblos” a los que hemos sido enviados no son sólo los demás

países del mundo, sino también los diferentes ámbitos de la vida: las familias, los barrios, los ambientes de estudio o trabajo, los grupos de amigos y los lugares de ocio. El anuncio gozoso del Evangelio está destinado a todos los ambientes de nuestra vida, sin exclusión.

Quisiera subrayar dos campos en los que debéis vivir con especial atención vuestro compromiso misionero. El pri-mero es el de las comunicaciones sociales, en particular el mundo de Internet. Queridos jóvenes, como ya os dije en otra ocasión, «sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e infor-mativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida. […] A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comuni-cación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este “continente digital” (Mensaje para la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 mayo 2009). El segundo ámbito es el de la movilidad. Hoy son cada vez más numerosos los jóvenes que viajan, tanto por motivos de estudio, trabajo o diversión. Pero pienso también en todos los movimientos migratorios, con los que millones de personas, a menudo jóvenes, se trasladan y cambian de región o país por motivos eco-nómicos o sociales. También estos fenómenos pueden convertirse en ocasiones providenciales para la difusión del Evangelio. Queridos jóvenes, no tengáis miedo en testimoniar vuestra fe también en estos contextos; co-municar la alegría del encuentro con Cristo es un don precioso para aquellos con los que os encontráis.

Haced discípulosEl anuncio de Cristo no consiste sólo en palabras, sino que debe implicar toda la vida y traducirse en gestos de amor. Es el amor que Cristo ha infundido en noso-tros el que nos hace evangelizadores; nuestro amor debe conformarse cada vez más con el suyo. Como el buen samaritano, debemos tratar con atención a los que encontramos, debemos saber escuchar, comprender y ayudar, para poder guiar a quien busca la verdad y el sentido de la vida hacia la casa de Dios, que es la Iglesia, donde se encuentra la esperanza y la salvación (cf. Lc 10,29-37). Queridos amigos, nunca olvidéis que el primer acto de amor que podéis hacer hacia el prójimo es el de

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compartir la fuente de nuestra esperanza: Quien no da a Dios, da muy poco.

Firmes en la feCuando os sintáis ineptos, incapaces y débiles para anunciar y testimoniar la fe, no temáis. La evangeli-zación no es una iniciativa nuestra que dependa sobre todo de nuestros talentos, sino que es una respuesta confiada y obediente a la llamada de Dios, y por ello no se basa en nuestra fuerza, sino en la suya.

Por ello os invito a que os arraiguéis en la oración y en los sacramentos. La evangelización auténtica nace siempre de la oración y está sostenida por ella. Pri-mero tenemos que hablar con Dios para poder hablar de Dios. En la oración le encomendamos al Señor las personas a las que hemos sido enviados y le suplicamos que les toque el corazón; pedimos al Espíritu Santo que nos haga sus instrumentos para la salvación de ellos; pedimos a Cristo que ponga las palabras en nuestros labios y nos haga ser signos de su amor. Acudid fre-cuentemente al sacramento de la reconciliación, que es un encuentro precioso con la misericordia de Dios que nos acoge, nos perdona y renueva nuestros corazones en la caridad. No dudéis en recibir el sacramento de la confirmación, si aún no lo habéis recibido, preparán-doos con esmero y solicitud. Es, junto con la eucaristía, el sacramento de la misión por excelencia, que nos da la fuerza y el amor del Espíritu Santo para profesar la fe sin miedo. Os aliento también a que hagáis adoración eucarística; detenerse en la escucha y el diálogo con Jesús presente en el sacramento es el punto de partida de un nuevo impulso misionero.

Con toda la IglesiaNadie puede ser testigo del Evangelio en solitario. Je-sús envió a sus discípulos a la misión en grupos: “Haced discípulos” está puesto en plural. Por tanto, nosotros siempre damos testimonio en cuanto miembros de la comunidad cristiana; nuestra misión es fecundada por la comunión que vivimos en la Iglesia, y gracias a esa unidad y ese amor recíproco nos reconocerán como discípulos de Cristo (cf. Jn. 13,35).

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Doy gracias a Dios por la pre-ciosa obra de evangelización que realizan nuestras comunidades cris-tianas, nuestras parroquias y nuestros movimientos eclesiales. Los frutos de esta evangelización pertenecen a toda la Iglesia: “Uno siembra y otro siega” (Jn. 4,37).

“Aquí estoy, Señor”Queridos jóvenes, al concluir quisiera invitaros a que escuchéis en lo profundo de vosotros mismos la lla-mada de Jesús a anunciar su Evangelio. Id a dar testi-monio de su amor, sed los nuevos misioneros anima-dos por el amor y la acogida. Seguid el ejemplo de los grandes misioneros de la Iglesia, como san Francisco Javier y tantos otros.

Esta llamada, que dirijo a los jóvenes de todo el mundo, asume una particular relevancia para vosotros, queridos jóvenes de América Lati-na. En la V Conferencia General del Episco-pado Latinoamericano, que tuvo lugar en Aparecida en 2007, los obispos lanzaron una “misión continental”. Los jóvenes, que en aquel continente constituyen la mayoría de la población, repre-sentan un potencial importante y valioso para la Iglesia y la socie-dad. Sed vosotros los primeros misioneros. Ahora que la Jor-nada Mundial de la Juventud regresa a América Latina, exhorto a todos los jó-venes del continente: Transmitid a vuestros coetáneos del mundo entero el entusias-mo de vuestra fe.

Papa Benedicto XIV

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¡Queridas muchachas! ¡Queridos muchachos! Este año 2013 está enmarcado en un aconteci-miento importante y trascendental. Benedicto XVI lo ha declarado un “Año de la Fe”. Lógicamente, en este tiempo contamos con una ayuda especial del Señor para que cada bautizado se una más a Jesucristo, se disponga a seguir sus pasos, para que ardientemente desee tener familiaridad con Él. Te animo a que trates de vivir la experiencia de los Apóstoles: buscar a Cristo, encontrarle y quedarte con Él. El fruto maravilloso de estar con Jesús y de conocerlo es un gran deseo de dar-lo a conocer como fuente de bien y de felicidad. Te vas a convertir en una persona convencida y firme en la fe y ardientemente deseosa de que los demás también conozcan a Jesucristo. Esta aventura es algo maravilloso: estar con Cris-to, conocerlo y seguir sus pasos es lo mejor que te puede pasar a ti y a los que te rodean.

Ser apóstoles y misioneros es una consecuencia del fervor en la fe. Todo lo que se propone en el “Manual y Folleto Misionero”, los itinerarios que plantea, los cri-terios pedagógicos que contiene, los recursos litúrgicos que propone y tantas otras cosas, requieren que tú, querido joven, destinatario de este folleto, participes de la Eucaristía dominical, trates diariamente de meditar la palabra de Dios, acudas gozoso a la Reconciliación, participes en experiencias de voluntariado y conozcas la vida de los santos. Este folleto “Sean Discípulos” es

una guía excelente para ser buen discípulo y misionero. Aquí tienes los nutrientes de la vida cristiana que serán alimento que te dará fuer-zas para que puedas trabajar, hacer misión, ser auténtico discípulo y misionero de Jesucristo.

Quiero felicitar a la Coordinación de Servicios Educativos Salesianos por este trabajo pedagógi-co que realizan para formar a los jóvenes que par-ticipan en la Pastoral Juvenil Salesiana, y ruego al Señor, a su Santísima Madre María Auxiliadora y a San Juan Bosco que del uso de estos instrumen-tos, surjan muchos jóvenes que sean fermento de Jesucristo donde están y dónde el Señor los lleve.

Con mi afectuosa bendición episcopal,Fernando Castro AguayoObispo Auxiliar de Caracas

Encargado de la Pastoral Juvenilen la CEV y en la Arquidiócesis de Caracas.

Querido misionero:

Cuando llamamos a alguien misionero es por-que le atribuimos que es una persona, un joven, que tiene un cometido preciso: tiene una misión.Este folleto “misionero” es un instrumento pedagó-gico para que tú desempeñes mejor tu cometido, que no es otro que el de Jesús. Un Misionero Cris-tiano tiene que revestirse de los sentimientos y de las actitudes que movieron a Jesús a encarnarse y a donar su vida por la salvación de toda la humanidad.La compasión es la razón que mueve a Jesús en su misión evangelizadora y nace de la centralidad del mandamiento más importante de toda la ley y los profetas: “Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con toda la mente y al prójimo como a ti mismo”(Dt.6,5). La carta de identidad del discípulo de Jesús la en-contramos en su Última Cena con los discípulos: “Les doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros. Cómo yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. Por el amor que se mantengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn. 13,34-35)

Jesús viendo que la gente lo había seguido por tres días para escuchar su doctrina, se conmueve y hace el milagro de la multiplicación del pan. Les tiene compasión, porque andaban como ovejas sin pas-tor… Una viuda lleva su hijo único a la sepultura, se conmueve y le entrega el hijo a su madre… Los pes-cadores han pasado toda la noche bregando y no han recogido pescado. En su nombre lanzarán la red…

Hoy, basta abrir los ojos, y descubriremos a mu-chos jóvenes, como tú, tirados en el piso maltre-chos en su alma, sin ideales, sin esperanzas, con muchas frustraciones y penas… Aguardando a un samaritano que les tienda la mano, los levante, les venden las heridas, los cure y se interese por ellos.

Para ser misionero, sólo basta saber amar, saber compadecerse, saber bajarse, tener misericor-dia, interesarse por el otro. Es posible un mundo diferente, si miramos a nuestro alrededor con la mirada del buen samaritano ¡Es posible pensar en un mundo diferente!, si nos convertimos a Jesús y nos proponemos tener misericordia, que se convertirá en alegría por dar la vida, porque la vida solidaria es alegría, es felicidad compartida.

Una estrella de marCierto día, caminando por la playa, reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y la lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez. Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran es-trellas de mar que las olas depositaban en la arena. Intrigado, le pregunté lo que hacía y él me respondió: - Estoy lanzando estas estrellas marinas nue-vamente al océano. Como ves, la marea es baja, y las estrellas han quedado en la orilla; si no las arrojo al mar, morirán por falta de oxíge-no y vendrán los alcatraces y las devorarán.- Entiendo, le dije, pero debe haber miles de es-trellas de mar sobre la playa… No puedes lan-zarlas todas. Son demasiadas. Y quizá, no te des cuenta de que esto sucede probablemen-te en cientos de playas a lo largo de la costa. ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?El nativo sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar, me respondió:-¡Para esta tiene sentido!

Este es el programa del cristiano, del buen sama-ritano, el programa de Jesús, es un corazón que ve donde se necesita amor y actúa en consecuencia.

Dios es amor, sé como Él y te sentirás feliz. Luciano Stefani, sdb.

Inspector de los Salesianos de Don Bosco de Venezuela.

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Testimonio misionero

Si ya has misionado antes, me en-

tenderás cuando digo que al regresar de unas misiones de Semana Santa, vuelves a casa sintiéndote fuerte, lleno del amor de Dios. Y si no has misionado aún, te aseguro que lo vas a sentir. Lo difícil es hacer que esta sensación dure mucho tiempo, sobre todo cuando tu familia no entiende muy bien lo que estuviste haciendo.

Esto fue lo que me pasó a mí, regresé a casa y todo era igual, pero yo era diferente. Podía con-tarles mil veces todo lo que había vivido, pero con eso no lograba que ellos lo vivieran también. Mi familia siempre ha sido católica, pero sólo de palabra, iban a misa una vez al año, no oraban, había mucho desconocimiento sobre quién es Dios.

Lety Tovar.

Equipo Zonal Integrado de Caracas

Poco a poco y con pequeñas acciones fui involucrando a mi mamá en las actividades que hacíamos dentro de mi parroquia, ella con mucho gusto nos ayudaba sin entender muchas cosas, así mismo fui-mos entusiasmando a mi hermana, a mi sobrinita, a mis primos, tíos, abuela, toda mi familia, y sin darme cuenta todos estaban participando de alguna u otra manera, siempre desde sus posibilidades. Mi mamá siempre estuvo ayudándonos dentro de la

parroquia, pero tenía muchas pre-guntas sobre ese Dios que tanto amaba y que tan poco conocía, todos los días me preguntaba cosas sobre Él, y sin notarlo me convertí en su primera catequista. No hay nada más hermoso que com-partir lo que más te gusta con las personas que más amas. No voy a mentir, nuestro hogar es el más difícil sitio de misión, pero es en el que vemos los frutos más hermosos.

Al principio tal vez no nos entiendan, pensarán que estamos locos, pero no por esto debes rendirte. Poco a poco podrás hacer de tu hogar tu primer sitio de misión, ese en el que evangelizas todos los días, ese en el que educas con las más sencillas acciones. No pensemos que ser misionero es sólo ir a algún pueblo lejano, debemos ser misioneros en nuestras casas, en nuestras familias. No tenga-mos miedo, ni desistamos de esta labor. Seamos discípulos pero sobretodo, discípulos en medio de nuestras familias.

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Alberto RojasEquipo Zonal Integrado de FalcónMi experiencia con

las misiones ha sido muy agradable y gratificante, tanto para mí como para mi familia entera la cual, ha sido la que me ha iniciado en esta hermosa experiencia como lo son las misiones.

Siendo yo el menor de tres hermanos; toda esta experiencia comenzó con el interés de mi hermano mayor Alexis Rojas que fue el que se inició primera-mente en este camino. mis padres Graciela y Alexis siempre nos han apoyado en las experiencias que queramos vivir y así se inició esta:

Era yo pequeño cuando en la época de Semana San-ta acompañaba a mi hermano mayor a su campo de misión (Sabaneta, Mitare, Edo. Falcón), como era pequeño no tomaba esta experiencia como debía hacerlo, solo lo hacía para ver a mi hermano. Con el pasar de los años seguimos con esta experiencia integrándonos a la misión mi otro hermano Anibal Rojas; ya para ese tiempo ya había crecido más y comencé a comprender el sentido de esta experi-encia.

Hace como tres años en la Semana Santa como siempre lo hacemos fui a visitar a mis hermanos

en su campo de misión, ese día unos de los misioneros que estaba estudiando para padre me dijo que lo ayudara en el arreglo de la capilla para la celebración del día, lo cual hice y me dejó con gran deseo y ganas de participar en toda esta experiencia; fue así como comenzó mi camino en las misiones.

En la actualidad tengo 15 años de edad y he participado ya en dos Jornadas Misioneras de Semana Santa: Sabaneta, Mitare y Taratara, La Aguada; en las cuales he cumplido con la mis-ión de ser discípulos y misioneros de Jesús, y además he aprendido mucho de todas las per-sonas que he conocido en los pueblos.

Solo me queda decir que es una de las expe-riencias más bonita que he vivido y de la cual nunca me arrepiento de dedicar mi tiempo libre de Semana Santa para el servicio a Dios.

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Día a día

A continuación hermano misionero te presentamos el día a día de nuestra jornada iniciando con la oración, pasando por la planificación diaria para culminar con la revisión en la eva-luación.

Las oraciones de los misioneros van dibujando una semana de “Ejercicios Espirituales”. Buscan dar tono a la experiencia de celebración, anuncio, compromiso apostólico y compartir fraterno que se realiza durante los días santos; de tal manera que permitan llegar a interiorizar el significado profundo del Misterio Pascual en nuestra vida cristiana.

Estos momentos están pensado en base a 45 minutos de duración; se centran en un texto bíblico que sirve de ilumi-nación; incluyen gestos o símbolos que ayuden a interpretar y expresar el dinamismo espiritual que buscamos experi-mentar; y van acompañados de un momento personal, que permite la interiorización y confrontación, desembocando en un compartir con los otros, que nos lleva a la oración comu-nitaria del Padrenuestro y una oración colecta. Este año, realizaremos el camino en dos etapas:

La primera etapa de este camino parte con la Celebración de envío que se realiza el día sábado, y termina el miércoles con la Oración de la noche. Desde lunes a viernes preparamos la oración de 45 minutos para la mañana y una breve oración de 15 minutos para concluir la jornada.

La segunda etapa se desarrolla durante el Triduo Pascual, incluyendo un momento más reposado para la reflexión per-sonal el sábado en la Mañana. A partir del jueves se aumenta considerablemente el tiempo dedicado a la noche, para tener espacios íntimos de encuentro con el Misterio que estamos

anunciando.Para la temática nos hemos deja-do iluminar por la Propuesta de la Jornada Mundial de la Juventud a realizarse en Río de Janeiro para la primera etapa; de donde hemos sa-cado la cita evangélica que da origen al lema: “sean discípulos”.

Para la segunda etapa, tomando en cuenta que los dos años anteriores hemos iluminado el Misterio Pascual desde “la fe” (2011) y “la Caridad” (2012), proponemos que este año sea “la esperanza” la clave de interpre-tación, integrando la propuesta del Aguinaldo a la Familia Salesiana de este año que habla sobre el “Evange-lio de la Alegría” (“Como Don Bosco educador, ofrezcamos a los jóvenes el Evangelio de la alegría mediante la pedagogía de la bondad”).

El camino de reflexión propuesto se-ría el siguiente:

I ETAPA: SEAN DISCIPULOSUna Celebración de Envío que se puede realizar con las personas de la Comunidad que los reciben y van a acompañar durante esos días. Ten-dría como tema: Jesús invita a sus discípulos a ser misioneros.

Sábado de Concilio

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Es un momento de oración más reposado que se organizan en la mañana o la tarde según los hora-rios de Celebraciones con la Comu-nidad. Busca cautivar el corazón de los jóvenes y motivarlos a hacer el camino espiritual de estos días. Partiendo de la idea que Jesús no se dirige a cualquier persona en ese momento, sino que el envío es exclusivo para sus discípulos. Asu-mimos para nosotros la invitación de Jesús que está expresada en el lema: “sean discípulos”. Pues es a sus discípulos a quienes está invi-tando. En la oración le expresamos a Jesús nuestra decisión de ser sus discípulos y nos ayudamos a interiorizar las implicaciones que tiene para nosotros asumir tal dis-cipulado.

Esta oración es para ayudar a des-cubrir que desde la lógica humana la propuesta de Jesús a sus discí-pulos es desbordante e irrealizable. Le habla a unos pocos, para que lleguen a todo el mundo. Es una invi-tación a reconocer que nos desbor-da la misión, porque es para la co-munidad de los creyentes de todos los tiempos y no como individuos. En oración le expresamos a Jesús nuestra decisión de ser COMUNI-DAD de discípulos y nos ayudamos a interiorizar las implicaciones que tiene asumir un Proyecto de Salva-ción que desborda nuestras capaci-dades: “Todos los pueblos”.

En la oración asumimos con gozo que la propuesta es in-vitar a otros para compartir con nosotros la alegría de ser discípulos de Jesús. La invitación de Jesús, que está expresada en el lema: “sean discípulos”, la vemos como el centro del mensaje que tenemos que transmitir a los demás. Estamos invitando a los otros a compartir esta ex-periencia de seguir y aprender de Jesús; no es un simple comunicado de doctrina o una serie de ritos. En la oración le pedimos a Jesús que nos ayude a invitar a otros para que sean sus discípulos.

Después de haber meditado nuestro lema desde la doble perspectiva: de asumir para nosotros la actitud de discí-pulo, y de asumirlo como la invitación que hacemos a los otros; el miércoles nos enfocamos a descubrir el secre-to que permite ser eficaces en la invitación a que otros compartan con nosotros la alegría del evangelio: el testi-monio. El discípulo es un misionero que evangeliza con su testimonio. No es dejar de hablar para actuar, sino que es para hacer que nuestras acciones sean coherentes con nuestras palabras, como lo hacía Jesús.

II ETAPA: CON EL GOZO DE LA ESPERANZAEn la mañana iniciamos el Triduo Pascual meditando sobre la Institución de la Eucaristía, el sacramento del Orden y el mandamiento del Amor. La centralidad está puesta en el inmenso amor de Jesús por nosotros que es la razón de nuestra esperanza. Si algo esperamos de Dios es porque nos sabemos amados entrañablemente por Él, y la mani-festación más grande de ese amor está en la entrega de Jesús en la cruz. Confiamos en Dios, porque no se reservó el entregar su vida por ayudarnos a alcanzar el gozo eter-no del Cielo. Esa manifestación de amor es la fuente de nuestra esperanza. Oramos a Dios pidiendo que nos ayude a comprender ese misterio y a dejarnos arropar por su amor que nos ayuda a mirar hacia el futuro con esperanza.

En la noche: es el momento de la Adoración Eucarística de los misioneros. La Eucaristía es la esperanza de la re-surrección que alimenta nuestra vida; es Jesús que nos

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Martes SantoMiércoles Santo

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Es la mañana de desierto donde favorecemos la meditación per-sonal en búsqueda a la toma de compromisos concretos para la propia vida. Partiendo del “Evan-gelio de la Alegría” (aguinaldo 2013), al contemplar a Jesús en el Sepulcro, releemos nuestra pro-pia vida con el gozo de la espe-ranza de compartir la suerte de Jesús: “morir, para resucitar”.

En la mañana, después de haber participado en la Vigilia Pascual, ofrecemos un momento de ora-ción que cierra la experiencia misionera de la semana santa. Busca recoger el camino reali-zado e interiorizar mejor el com-promiso personal asumido, para enviarlos de nuevo a su realidad a vivir como discípulos que hacen de todos los pueblos discípulos de Jesús.

Los momentos de oración que compartiremos estos días santos permitan que Dios toque con su misericordia nuestras vidas, nos fortalezca con el gozo de la espe-ranza y haga arder en nosotros la caridad que nos invita a ser y hacer discípulos de Jesús por todo el mundo.

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Sábado de GloriaDom

ingo de Resurrecciónda fuerza y motivación con la certeza de su amor y

del triunfo de la resurrección. Contemplarlo y dejar-nos contemplar por él, es fuente de esperanza en medio

de las tribulaciones. Durante la noche, con buenos espa-cios de silencio e interiorización, con cantos e ilumina-ción bíblica, les ayudamos a encontrarse con la persona de Jesús como fuente de esperanza.

En la mañana asimilaremos la paradoja de las Bienaven-turanzas. La oración de la Mañana se basa en Mt 5,4: “Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán con-solados”. Nuestra esperanza no es ingenua. Sabemos que la oferta de Dios no es “evitarnos” los problemas, sino “ayudarnos a superarlos”. Con Jesús cargamos la Cruz con la esperanza que todo saldrá bien. La Gracia de Dios, que supera toda dificultad y rom-

pe todos los esquemas, es la garantía que genera nuestra esperanza. Agrademos a Dios que nos

consuela y le pedimos que nos ayude a seguir avanzando “en este valle de lágrimas”.

En la noche, después de haber participado con la Comunidad Cristiana en el Via Crucis

y la Adoración a la Cruz, la propuesta es organizar una serie de estaciones con

las diversas bienaventuranzas para que las trabajen en grupo, hagan

representaciones. Es lograr una visión global de las propuestas

de las bienaventuranzas y pe-dirle a Dios que nos ayude a

comprender y asumir su lógica.

¿Sabías que...Octubre fue elegido el mes de las misiones, porque fue en el que se hizo el descubrimiento de América y así inició una nue-va etapa en la evangelización.10

Sábado de concilio

Es el día de llegada y del inicio de la misión, es importante buscar un momento para centrarse como grupo, hacer algunas dinámicas de conocimiento y de integración de acuerdo al tiempo y lugar. Al finalizar el día o antes, de acuerdo a las circunstancias, hacer la celebración de envío que se propone a continuación.

Celebración de envíoDios invita a sus discípulos a ser misioneros

AmbientaciónEl lugar ideal sería en la misma capilla o iglesia y en su defecto, en un espacio abierto. Debe verse con claridad el logo y el lema de las misiones 2013: “Sean Discípulos”. Es importante que todos participen, incluyendo a las personas del lugar que nos reciben. Podría hacerse una celebración de la Palabra o una oración comunitaria.

Motivación inicialDamos inicio a una nueva experiencia de entre-ga, una semana muy significativa para todos los cristianos, en la cual se expresa el sacrificio santo que Jesús hizo por nosotros. Ahora nos toca el turno a nosotros y es el mismo Jesús quien nos invita a ser discípulos suyos en la misión que su mismo Padre le ha encomenda-do: brindar amor, justicia y derecho a todos los hombres, especialmente a los más marginados por la misma sociedad.

Canto de entradaTómame, envíamePág. 239. Canto 50

En el nombre del padre y del Hijo y del Espíritu santo.

Motivación de las lecturasAmados hermanos en Cristo Jesús, cantemos sin temor las grandezas del Señor. Proclamemos día tras día su mensaje, pues su mismo Hijo hoy nos pide ser discípulos y al mismo tiempo hacer discípulos a todos los pueblos, sin temerle a nada pues está con nosotros.

Salmo 95Lo escuchamos proclamado por 2 de nosotros

Canten al Señor un cántico nuevo,cante al Señor, toda la tierra;canten al Señor, bendigan su nombre,proclamen día tras día su victoria.

Cuenten a los pueblos su gloria,

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sus maravillas a todas las naciones;porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles son apariencia,mientras que el Señor ha hecho el cielo;honor y majestad lo preceden,fuerza y esplendor están en su templo.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor,aclamen la gloria y el poder del Señor,aclamen la gloria del nombre del Señor,entren en sus atrios trayéndole ofrendas.

Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado,tiemble en su presencia la tierra toda;digan a los pueblos: «El Señor es rey,él afianzó el orbe, y no se moverá;él gobierna a los pueblos rectamente».Alégrese el cielo, goce la tierra,retumbe el mar y cuanto lo llena;vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,aclamen los árboles del bosque,delante del Señor, que ya llega,ya llega a regir la tierra:regirá el orbe con justiciay los pueblos con fidelidad.

CantoSois la semilla

Sois la semilla que ha de crecersois la estrella que ha de brillarsois levadura, sois grano de sal,antorcha que debe alumbrar.

Sois la mañana que vuelve a nacersois la espiga que empieza a granarsois aguijón y caricia a la veztestigos que voy a enviar.

Id amigos, por el mundoanunciando el amor,mensajeros de la vidade la paz y el perdón,

sed amigos los testigosde mi resurrección,id llevando mi presenciacon vosotros estoy.

Sois una llama que ha de encenderresplandores de fe y caridad,sois los pastores que han de guiaral mundo por sendas de paz.

Sois los amigos que quise escogersois palabra que intento gritar,sois Reino nuevo que empieza a engendrarjusticia, amor y verdad.

Durante el canto, se trae la Biblia junto a dos velas

Lectura santo evangelio según San Mateo (Mt 28, 16-20)En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, al monte que les había indicado Jesús. Al verlo, se postraron, pero algunos dudaron. Jesús se acercó y les dijo: me han concedido plena autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñenle a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre hasta el fin del mundo.

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Oración de acción de gracias por la experiencia que inicia-mosSeñor, te damos gracias porque in-fundes, por medio de tu Espíritu, una fuerza sobre nosotros, los misioneros, para que llevemos tu Palabra sobre todo a los más alejados de ti. Mientras la asamblea per-manece en silencio, un misionero toma la Biblia del altar y la muestra a todos.

Tú Nos invitas a no tener miedo de dejar muchas comodidades que el mundo nos ofrece, sino que nos entreguemos al sacrificio por amor. Mientras la asamblea permanece en silencio, un mi-sionero camina hacia el altar mientras va dejando a un lado celular, lentes, ropa de moda y artefactos que indiquen como-didad hasta quedar únicamente con lo necesario, uniéndose a su compañero.

Aviva, Señor, el fuego que todos llevamos dentro, para que nunca se apague y de esta forma iluminar con la luz de nues-tro ejemplo las vidas de quienes nos rodean. Mientras la asamblea permanece en silencio, una mujer y un hombre de la co-munidad entran con una luz hasta el centro del altar y la muestran a todos.

Y teniendo los ojos puestos en tu Hijo clavado en la Cruz sepamos hacer tu voluntad en todo mo-mento. Amén. Mien-tras la asamblea permanece en silencio, entra un niño o jo-ven con una cruz hacia el altar y se pone en me-dio de todos los demás.

Explicación del logotipo y lemaLa Jornada Misionera 2013 ha tomado el “Sean dís-cípulos” del evangelio según San Mateo, que ilumi-nará la Jornada Mundial de la Juventud, a realizarse en la ciudad de Río de Janeiro. Inspirado en ello se ha diseñado la imagen que nos acompañará en esta experiencia de Semana Santa.Podremos ver los pies de este joven, un joven de hoy, un ciudadano de su tiempo que se enrrumba en seguir el camino que ha trazado el Señor, su cruz. Un camino que es, a la vez, su sombra y lo que él desea replejar: ese Cristo que se percibe hasta en nuestra sombra. Este camino no se queda allí, tiene su concresión en un Jesús Resucitado que nos deja sus huellas como una invitación abierta a seguirle. El cuerpo de nuestro Maestro, aparentemente sin rostro, cobra vida, rostro, cuando al portarlo en nuestras cami-sas manifestamos que ese Jesús sigue caminando, avanzando, en cada misionero; que decide compartir la Buena Nueva.

Reflexión Personal 1. ¿Cómo me siento al comenzar esta experiencia?2. ¿Cuáles son mis temores ante la misión?3. ¿Qué espero de estos días?4. ¿Qué me está diciendo Dios con esta lectura?

Reflexión grupalCompartimos estas reflexiones con otros cuatro compañeros que tengamos cerca.

Compartir en AsambleaPeticiones libres… 13

¿Sabías que...En Lourdes y en Fátima, la Santísima Virgen mostró el rosario como instrumento de santificación y de salvación. Una novena es una devoción de oración privada o pública de nueve días para ob-tener alguna gracia o intención especial.

Padre nuestroHermanos, oremos con las palabras que el mis-mo Jesús nos enseñó. Con ellas le decimos que reconocemos cuanto nos ama y le confiamos nuestra vida.

Momento de la paz La comunidad recibe a los misioneros. Estos se colocan en el centro del templo alrededor de la luz simbólica, se dan un abrazo de paz y desde allí salen a darle la paz a todo el pueblo presente

Señor Jesús que dijiste a tus apóstoles: “la paz les dejo, mi paz les doy”, hoy los misioneros ce-lebrar esta paz y darla a esta comunidad que nos recibe con los brazos abiertos. Ayúdanos a mani-festar el amor que nos tienes en las acciones que realizaremos durante esta semana. Podemos darnos un saludo de Paz…

Oración de conclusiónTe damos gracias, Señor, por este momento de encuentro contigo a través de tu Palabra y del compartir. Hoy nos llamas a ser discípulos haciendo discípulos a todos los pueblos. Que nuestra estadía en este lugar no sea una sim-ple apariencia sino que podamos colaborar en la construcción de tu Reino de amor. Te lo pedimos por medio de Cristo Jesús Amén…

Canto finalJunto a ti María

Junto a ti María. como un niño quiero estar, tómame en tus brazos guíame en mi caminar.

Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz.

MADRE, (8v)

Gracias Madre mía por llevarnos a Jesús, haznos más humildes tan sencillos como Tú.

Gracias Madre mía por abrir tu corazón, porque nos congregas y nos das tu amor.

Madre, (8v)

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Domingo de Ramos

Sólo para Discípulos

AmbientaciónPreferiblemente en la capilla. Frente al altar, colocar la biblia sobre algo que le dé realce, uno o dos velones para ambos lados, unas plantas, algún mantel o algo como base en el piso donde esté la biblia. Delante de la biblia, en el piso, donde se pueda ver al entrar, debe haber un letrero que diga: “Soy discípulo”. Frente al letrero se coloca un par de huellas grande que dicen Jesús de Nazareth.

MoniciónEs el Señor quien elige y llama a los discípu-los. Es la gratuidad de su elección la razón de nuestra presencia aquí. Ser discípulo es un don de Dios, que consiste no sólo en aceptar una doctrina, sino en adherirnos a la Perso-na de Jesús, e incorporarnos, gracias a Él, en el Proyecto de felicidad plena del Padre, aceptando con docilidad las inspiraciones del Espíritu Santo.

InicioComencemos nuestra oración con la Señal de la cruz, que nos recuerda el amor que Dios nos tiene: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.

Invoquemos y pidamos al Padre la presencia del Espíritu Santo, para que nos ilumine y abra nuestra mente y nuestro corazón para acoger

su palabra y pueda producir frutos de con-versión.

CantoSi conocieras como te amo Pág 239. Canto 52

Lectura del Evangelio según Juan (Jn 15,1-8) Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el vi-ñador. Todo sarmiento que en mí no da fru-to, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho

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fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los re-cogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.

Reflexión PersonalLa Fe es la verdad del misterio divino compartida en el amor: el amor de quien revela, el Señor, y el amor de quien le cree, el discípulo. El Señor quiere continuar su obra por nosotros. Que seamos uno en la fe y en el amor, para que el mundo crea. Es-tamos invitados a dar testimonio de este amor que nos une a Dios en estos días. Hemos de aprender a contemplar y escuchar al Señor que se nos pre-senta y nos habla con su particular acto de amor. En la fe debemos descubrir a Cristo en el rostro de todos, particularmente de sus hermanos más pequeños. ¿Qué voy a hacer durante estos días para es-tar atento a los gestos de amor que Dios tiene conmigo? ¿Cómo pienso compartir este amor con los demás?

El acto de fe es este encuentro de libertades y de amores entre Jesús y cada uno de nosotros. Se encuentran una libertad maravillosa por su amor, la de Cristo, con otra cautivada por el deseo de ser amada de tal manera, la del discípulo. ¡Cuánta sabi-duría nos regala Dios en su Hijo, Camino, Verdad y

Vida! Dios espera que aceptemos agradecidos el amor que nos manifiesta en su Hijo, viviendo con la esperanza puesta en Él, practicando la caridad, movidos por la fe. ¿Quiero interpretar y decidir todo en mi vida basado en las enseñanzas de Jesús? ¿Quie-ro vivir unido a Él, así como el sarmiento a la vid?

Como discípulos debemos estar siempre dis-puestos a entregar la vida por el Señor, como los mártires. Siempre la Iglesia ha tenido mártires y hoy también los tiene. La Iglesia sufre persecu-ciones, despojos y humillaciones que constituyen un verdadero martirio: la burla y la banalización, la indiferencia y el silencio, la calumnia y el abuso de poder. El Señor nos pide ser valientes para soportar todo esto cuando nos llama a ser sus discípulos: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” (Jn 15,13-14). ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que he superado por amor y que me ayudaron a crecer?

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¿Alguna vez he dejado de producir frutos por cerrarme al amor de Dios?

¿Alguna vez he sentido que en medio de las dificultades Dios está obrando para respal-dar mis esfuerzos, que Él está obrando en mí y a través de mí?

Reflexión grupalCompartimos estas reflexiones con otros cua-tro compañeros que tengamos cerca.

Compartir en Asamblea

GestoColocar sus propias pisadas. Cada uno podrá des-prender un par de pisadas de la hoja de calcoma-nias, le escribe su nombre y las coloca detrás de las huellas grandes con el nombre de Jesús que están frente a la Palabra de Dios. Con el corazón dispuesto a seguirlo, colocamos las pisadas alre-dedor de Jesús conversando con Él lo que hemos reflexionado . Canto

Tómame, envíame Pág 239. Canto 50

Padre nuestroAceptando el reto de ser discípulos de Jesús, nos dirigimos al Padre Celestial diciendo: Padre nues-tro...

Consagración a María Auxiliadora

Pág 35

AmbientaciónSe les presentan diversas imágenes de jóvenes y actividades misioneras anteriores en el centro del círculo.

CantoPescadorHabladoPescador, Cristo te hizo pescador. Indícanos dónde encontrarlo,para ser con Él, felices como tú.

Voy navegando sin timón; en mar abierto, me abandona la razón. Apenas si sobrevivo como un niño perdido.

Busco algo que no hay en mi interior

Más, de repente llegas tú y en tu palabra; el faro de la blanca luz. Llévame a puerto seguro,donde hay un futuro, donde exista un cielo más azul.

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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

TU PALABRA ES LA ESPERANZA QUE BUSCAMOS TANTAS ALMAS.PESCADOR, TÚ SERÁS EL VIENTO NUEVO. TÚ SERÁS EL AMIGO QUE NOS LLEVE A UN MUNDO NUEVO, EN TU GRAN CORAZÓN INFINITO (2v)

Sí, cuesta a veces continuar,en el naufragio y entre tanta obscuridad. En medio de un mar que calla, y la fe que nos falta,voy en busca de un poco de paz.

Más, de repente llegas tú y en tu palabra; el faro de la blanca luz. Llévame a puerto seguro, donde hay un futuro, donde exista un cielo más azul.

TU PALABRA ...

MotivaciónPensemos en el primer día de esta larga jornada, en las personas con las que nos hemos encon-trado. En los retos que nos dejó este primer con-tacto con la comunidad. En los jóvenes que han rechazado el llamado a subir al monte del Señor en esta experiencia. Pongamos en las manos de Dios el aporte que nos ha dejado este día, el en-cuentro con la cultura y la necesidad de las per-sonas que hemos encontrado. Nos hallamos aún en la puerta de entrada a esta semana de nobles vivencias que Dios nos quiere regalar, dispón tu vida y tu corazón a descansar totalmente en el corazón del Padre.

La persona que motiva la oración invita a re-citar el siguiente salmo por dos solistas, mien-tras los demás escuchan en una actitud de re-poso y serenidad.

Salmo 24 “EL DESTINO DEL HOMBRE”

Del Señor es la tierra y lo que contiene, el mundo y todos sus habitantes; pues él la edi-ficó sobre los mares, y la puso más arriba que las aguas.

¡Portones, levanten sus dinteles,Levántense puertas eternales,y que pase el Rey de la Gloria!

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, el fuerte, el poderoso,el Señor, valiente en la batalla.

¿Quién subirá a la montaña del Señor?¿Quién estará de pie en su santo recinto?El de manos limpias y de puro corazón,el que no pone su alma en cosas vanasni jura con engaño.

Ese obtendrá la bendición del Señory la aprobación de Dios, su salvador.Así es la raza de los que le buscan,de los que buscan tu rostro, ¡Dios de Jacob!

¡Puertas, levanten sus dinteles ,elévense, portones eternosy que pase el Rey de la gloria!¿Quién es ese Rey de la gloria?Es Yahvé, Dios de los ejércitos,él es el Rey de la Gloria18

¿Qué mensaje te ha tr-asmitido Jesús el día de hoy?

2.“¿Quién puede subir al monte del Se-ñor?”: Los que suben y quieren llegar verdaderamente a lo alto, hasta la altura verdadera, deben ser personas que se inter-rogan sobre Dios, buscando su rostro. ¿De qué forma buscas a Dios en tu vida?

3.Joven amado y amigo, ¡Busca el rostro del Jesús!: ¡Cuán im-portante es no dejarse llevar simplemente de un lado a otro, no contentarse con hacer lo que todos piensan, dicen y hacen. Decidimos seguir a Jesús y buscar a Dios, no dejar que el interrogante sobre Dios se disuelva en nuestra alma, el de-seo de lo que es más grande, el deseo de conocerlo a él, de ver su rostro! ¿Qué cosas me están alejando de Dios en este cami-no?

Reflexión con un compañero o compañera Mientras los jóvenes comparten en binas las interrogantes sugeridas del salmo, se coloca música de fondo y se proyectan imágenes variadas de la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén.

1. ¿Qué significa para nosotros subir al monte del Señor?2. ¿Qué debemos hacer para vivir con “manos limpias y puro corazón”?3. ¿Qué le dice esta imagen de la ciudad que abre sus puertas al gran rey a mi experiencia de hoy?4. ¿Cómo me encuentro al terminar este día?

Reflexiones personalMientras se coloca de fondo el canto Nadie te ama de Valverde, se invita a los jóvenes a leer las siguientes reflexiones por separado, a quedarse con la que más le llame la aten-ción y a apropiarse del mensaje que Jesús tiene para ellos.

1. Un Cristo en procesión triunfal: en la pro-cesión de este domingo nos unimos a la multitud de los discípulos que, con gran alegría, acom-pañan al Señor en su entrada en Jerusalén. Como ellos, alabamos al Señor aclamándolo por todos los prodigios que hemos visto. Nosotros hemos visto, y vemos todavía ahora, los prodigi-os de Cristo: cómo lleva a hombres y mujeres a renunciar a las comodidades de su vida y a pon-erse totalmente al servicio de los que sufren; cómo da a hombres y mujeres la valentía para oponerse a la violencia y a la mentira y difundir en el mundo la verdad; cómo induce a hombres y mujeres a suscitar la reconciliación donde hay odio, a crear la paz donde reina la enemistad.

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4.Te doy sólo una condición: Puede estar en el lugar santo “el hombre de manos inocentes y corazón puro”. Manos inocentes son manos que no se usan para actos de violencia. Son manos que no se ensucian con la corrupción, con sobor-nos. Corazón puro: ¿cuándo el corazón es puro? Es puro un corazón que no finge y no se mancha con la mentira y la hipocresía; un corazón trans-parente como el agua de un manantial, porque no tiene dobleces. Es puro un corazón que no se extravía en la embriaguez del placer; un corazón cuyo amor es verdadero y no solamente pasión de un momento. ¿Cómo está tu corazón?

5.La cruz de la esperanza: Con la cruz, Jesús ha abierto de par en par la puerta de Dios, la puerta entre Dios y los hombres. Ahora ya está abierta. Pero también desde el otro lado, el Señor llama con su cruz: llama a las puertas del mundo, a las puertas de nuestro corazón, que con tanta frecuencia y en tan gran número están cerradas para Dios. Si las pruebas que Dios te da de su existencia en la creación no logran abrirte a él; si la palabra de la Escritura y el mensaje de la Igle-sia te dejan indiferente, entonces mira a Jesús, al Dios que sufre por ti, que personalmente padece contigo; mira que sufrió por amor a ti y ábrete a tu Señor y tu Dios. ¿Estás dispuesto a abrirle las puertas a Dios?

Compartir en asambleaTerminado el momento de reflexión personal, si se juzga conveniente, se favorece el compar-tir de las reflesiones en la asamblea.

ORACIÓN FINAL Se reza a una sola voz.

Señor Jesús, danos valorpara marchar y contigo yllevar en nuestras manos tusRamos pacíficospara denunciar toda injusticia,para combatir toda opresión,para borrar toda frontera,para superar cuanto divide a los hombres,para propiciar el desarme...,para ofrecer un perdón sin condiciones,para cantar al hombre nuevo,para acercar a los que están lejos,para enseñar a compartir,para enseñar a hablar en una misma lengua,para aprender a rezar juntos,para ser testigo del amor,para perdonar todas las deudas y los intereses.Señor, aquí me tienes,haz de mi un instrumento de tu paz y de tu amor.Amén.

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Teoría de la planificación. Pág. 22

¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué tal?

Observación

¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?21

Al inicio de la reunión cada uno expresará el sentimiento que experimentó con ma-yor fuerza durante el día. (Sin explicaciones, sólo basta decirlo)

Se invita a un rato de silencio para serenar los ánimos y agradecer esa experiencia.

Se motiva a realizar una evaluación del día buscando rescatar aquellos elementos que nos permitan continuar con una experiencia que nos haga crecer… Para hoy, se tomarán en cuenta tres áreas: logística, convivencia y encuentro con Dios. Sobre cada área se dirán: las fortalezas y las debilidades.Es bueno escribir en un papeló-grafo cada una de las cosas que digan y aquellas que más se repitan.

Se concluye con la oración sugerida para el día de hoy.

Evaluación

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4

Logística

Convivencia

Encuentro con Dios

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Lunes Santo

Todos los pueblos

MoniciónEsta mañana queremos orar reconociendo que, desde la lógica humana, la propuesta de Jesús a sus discípulos es desbordante e irrealizable. Le habla a unos pocos, para que lleguen a todo el mundo. Sabiendo que nos desborda la mi-sión, acudimos a Dios que nos envió para que actuáramos como comunidad de los creyentes de todos los tiempos y no como individuos. En oración le expresamos a Jesús nuestra deci-sión de ser COMUNIDAD de discípulos para que llegue su propuesta a “Todos los pueblos”.

CantoAlma misioneraPág. 234. Canto 29.

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.

OraciónA una sola vozGracias Padre bueno, por este nuevo día que tu misericordia nos concede, que sea para tu glo-

ria, para nuestro bien y el de nuestro hermanos. Ayúdanos a cumplir nuestra misión de hoy, te lo pedimos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Lectura del Evangelio según San Mateo. (Mt 9, 35-38. 10, 1) Se puede escenificar)

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predi-cando el evangelio del reino, y sanando toda en-fermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ove-jas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rueguen, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autori-dad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

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Reflexión PersonalJesús, ante la multitud desamparada responde con generosidad sanado de toda clase de en-fermedades, y anunciándoles la Buena Noticia de salvación, se conmueve. Su corazón lleno de compasión late a toda máquina por ellos, los más pobres y olvidados. El proyecto del Hijo del hombre no distingue diciendo “unos si, otros no”. Para Él todos tienen derecho a sentarse a la mesa de la vida plena, a ser reconocido y a vivir con dignidad. Por eso pide nuestra ayuda para un trabajo es desbordante y muy importante. Sabiendo que es una propuesta arriesgada y di-fícil, no deja de enviar a los discípulos a trabajar sanando enfermedades, librando del mal a sus hermanos y anunciándoles la salvación.¿Cuáles son las situaciones que conmueven mi corazón y me hacen sentir invitado por Dios para ayudarlo a atenderlos?

¿Estoy dispuesto(a) a seguir a ese hombre que hace esas propuestas tan fuera de or-den, tan raras?

VideoHazme un obrero de tu mies. Martín Valverde.

Reflexión Grupal

Jesús es una aventurero “Él promete a quienes lo siguen procesos y per-secuciones. A sus discípulos, que lo han dejado todo por él, no les asegura ni la comida ni el alo-jamiento, sino sólo compartir su mismo modo de vida. A un escriba deseoso de unirse a los suyos, le responde: “Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos; pero el hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Las bienaventuranzas es el discurso del aventurero del amor del Padre: Jesús. Este discurso es de principio a fin una pa-radoja: ¡Bienaventurados los pobres de espíritu! ¡Bienaventurados los que lloran! ¡Los perseguidos, bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan, alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos!Pero los discípulos confiaban en aquel aventurero. Desde hace dos mil años y hasta el fin del mundo no se agota el grupo de los que han seguido a Je-sús. Basta mirar a los santos de todos los tiempos. Muchos de ellos forman parte de esa bendita aso-ciación de aventureros, sin dirección, sin teléfono, sin fax.” (Reflexión del Card. Van Thuan sobre los defectos de Jesús).

¿Cuáles son las actitudes que debemos asumir para aceptar la invitación de Jesús?

¿Cómo se puede superar todas las dificultades de la tarea a la que hemos sido enviados si so-mos tan pequeños y débiles?

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MotivaciónLuego de un día cargado de mucho trabajo misio-

nero, de mucha entrega y disponibilidad, ahora que-

remos agradecer a Dios por todo lo bueno que en su nombre hemos podido hacer en el día de hoy. Traigamos a la oración de esta noche todos los rostros de las personas, de los jóvenes, de los niños a lo que hoy hemos atendido, oremos por ellos y coloquemos todas sus necesidades, expectativas, esperanzas, sueños en el corazón de Dios.

Luego de leída la motivación, se coloca un papelógrafo en el lugar de oración con mar-cadores de diversos colores y se invita a los

GestoA cada grupo se le entrega un instrumentos de trabajo para la siembra (puede ser en dibuja-dos) Estas reflexiones que hicimos en el grupo las compartimos mientras colocamos este ins-trumento de trabajo junto a la Palabra de Dios. Son símbolo de que nos hemos dejado retar por Jesús y nos lanzamos a la aventura del Evange-lio de la alegría. Un voluntario por grupo hace una oración y coloca el instrumento.

Padre NuestroNos tomamos de las manos y rezamos la ora-ción que Jesús nos enseñó, dejando en manos de Dios todas nuestras preocupaciones y reco-nociendo que es Él quien hace realidad lo impo-sible. Padre nuestro…

Oración finalA una sola vozGracias, Dios Padre de todos. Tú nos creaste

para vivir en comunión y construir juntos el mundo de tus sueños. Con el pequeño aporte de cada uno, y gracias a la guía y fuerza del Espíritu Santo, Je-sús continúa su misión en la humanidad y se sigue sembrando tu evangelio en cada rincón. Nos has llamado a cada uno, desde las más diver-sas situaciones, a vivir marcando la diferencia por el amor que nos anima y nos permite ser siempre nosotros mismos, respetando el proyecto genuino que te motivó a darnos la vida. Ayúdanos a comprender, amar y realizar lo que esperas de nosotros. Ayúdanos a vivir amando; a construir comunidad en toda circunstancia; a sen-tirnos siempre Iglesia y ser testigos fieles de tu evangelio, perdonando y siendo perdonados, ayu-dando y dejándonos ayudar, siendo hermanos de todos. Que, como discípulos tuyos, descubramos y rea-licemos nuestra misión, movidos siempre por tu amor. Amén

misioneros a apuntar los nombres que recuer-dan de todas las personas, jóvenes, niños con los que se encontraron el día de hoy.

CantoHáblame. Pág. 32. Canto 16Mientras tanto se introduce la Palabra de Dios, acompañada de dos cirios, en el lugar de ora-ción.

MotivaciónSi en la mañana la Palabra de Dios ha iluminado nuestro día, también ahora, al cierre de nuestra jornada la Palabra de Dios quiere salir a nuestro encuentro para consolarnos y llenar de paz y sere-

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wnidad nuestro descanso. Jesús mismo nos invita a ir a un lugar solitario y descansar, renovar nuestra fuerza para poder con mayor entusias-mo seguir donando nuestras vidas en medio de las personas a la que hemos sido enviados en esta experiencia misionera.

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (Mc 6,30-32) “En aquel tiempo, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado”. Jesús, entonces les dijo: “Vengan ustedes aparte, a un lugar solitario para descansar un poco”. Pues los que iban y venían eran muchos y no les alcanzaba el tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario”. Palabra del Señor

Reflexión PersonalLos discípulos del evangelio llegaron felices de su misión contándole a Jesús todo lo bueno que habían hechos. Te invito a que hagas lo mismo: en el silencio de tu corazón cuéntale a Jesús todo el bien que el día de hoy has hecho (Con música de fondo, se propone que los misione-ros hagan silencio profundo y recojan todo lo realizado en el día hoy, sería muy bueno que lo escribieran y luego lo compartieran)

Reflexión GrupalNos dice el Papa Benedicto XVI en su Carta Apostólica “La Puerta de la Fe”: “El amor de Cristo es el que llena nuestros corazones y nos impulsa a Evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para procla-mar su Evangelio a todos los pueblos de la tie-rra (Cf Mt, 28,19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es

siempre nuevo. Por eso, es necesario redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entu-siasmo de comunicar la fe. La fe, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos”¿En qué y cómo puede ayudarnos a seguir rea-lizando con éxito nuestra experiencia misione-ra esta palabra del Papa?

Círculo de la pazSe hace un circulo abrazado unos con otros y se canta el Padre Nuestro y luego se rezan las tres Ave Marías

Oración FinalA una sola vozDios Padre bueno, estamos muy agradecidos con-tigo por la oportunidad que nos has dado hoy, de experimentar tu amor al buscar hacérselo llegar a otros que lo necesitaban. Nos parece genial tu estilo de invitarnos a dar lo que terminaremos recibiendo. Cuentas con nosotros para seguir trabajando en la búsqueda que todos los pueblos conozcan de ti. Así viviremos unidos a tu amor por la eternidad. Amén.

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¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué tal?

Observación

¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién?

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Para iniciar este encuentro cada uno comparte el momento de mayor felicidad que vivió en este día.

Se invita a un momento de silencio para serenar los ánimos y agradecer esa expe-riencia.

Hoy revisaremos las áreas de: horario, apostolado, momentos de oración. Sobre cada área se dirá: lo que nos ayuda a ser misioneros y lo que no nos ayuda a serlo. Se puede escribir “lo que nos ayuda” y presentarlo como ofrenda al inicio de la oración de la noche.

Se concluye con la oración sugerida para el día de hoy.

Evaluación

123

4

Horario

Apostolado

Momento de oración

28

Martes Santo

Los invitamos a ser Discípulos

Invocación al Espiritu SantoVen, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu

Todos: Y renovarás la faz de la Tierra.

Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fie-les con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consue-lo. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Todos: Amén.

MotivaciónEn la oración de este día, asumimos con gozo que, Jesús, nos hace la propuesta de invitar a otros a que compartan con nosotros la alegría de ser sus discípulos. La invitación que les for-mulamos en nombre de Jesús está expresada en el lema: “sean discípulos”. Estamos invitan-do a los otros a compartir esta experiencia de seguir y aprender de Jesús; no es un simple

comunicado de doctrina o una serie de ritos. En la oración le pedimos a Jesús que nos ayude a invitar a otros para que sean sus discípulos.

CantoGracias por tu don (Kairoi)No fuiste tú quien me escogió,fui yo quien te llamé a ti,para que dieras frutos de verdad,frutos de gozo y de paz.Para seguir mis pasos, ven,renuncia a lo que tienes hoy;dáselo todo a quien nada probó,deja tu yo y toma la cruz.

SEÑOR JESUS, QUE CONFIAS EN MIY ME ENVIAS A SER LUZ Y A SER SEÑAL,GRACIAS POR TU DON; GRACIAS SEÑOR.

Vete y predica con tu acción,con la palabra y con tu ser,la Buena Nueva de servicio y paz,no tengas miedo, te hablaré.Yo te escogí para ser sal,

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para ser luz e iluminar.¡Que todos vean a mi Padre en ti!De los sencillos se hace ver.

No sirve para mí misiónel que comienza a caminary aún recuerda aquello que dejó,pues no podrá servir a dos.Pon tu confianza en Dios y en mí,ya que mi Gracia bastará.Serás más fuerte en la debilidad,que yo en tu barro me quedé.

Lectura del Evangelio según San Juan. (Jn. 1, 35-41)Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discí-pulos. Viendo pasar a Jesús, dice:- Ahí está el Cordero de Dios. Los discípulos, al oírlo hablar así siguieron a Je-sús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dice:- ¿Qué Buscan?Respondieron:- Rabí –que significa maestro- ¿Dónde vives? Les dice:- Vengan y vean.Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde.Uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro. Andrés encuentra primero a su hermano Simón y le dice:- Hemos encontrado al Mesías –que traducido significa Cristo

Reflexión personalEn la lectura los dos discípulos se encuentran con Jesús después de que Juan se los señaló.

¿Quién me ha mostrado a Jesús como el sal-vador al que hay que seguir?

Es ahí cuando Jesús los invita a “venir a ver”. En ese momento es cuando ellos “fueron… vieron… se quedaron con Él” (v. 39). ¿Qué experiencias me han ayudado a descubrir a Jesús y cono-cer su propuesta de vida plena?

Para los discípulos su encuentro con Jesús se vuelve una buena noticia para anunciar a sus se-res queridos (v41); Se vuelven ocasión para que otro se sienta invitado por Jesús (v42), tal como lo había hecho Juan con ellos (v35). Es un movi-miento en espiral que va creciendo, incluyendo a más personas, a través de encuentros profun-dos. ¿A quiénes he invitado para que conozcan a Jesús y se tomen en serio el ser sus discípulos? ¿Quiénes de mis conocidos necesitan que los invite a conocer a Jesús?

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Reflexión en grupo “El Evangelio del amor de Dios por nosotros, así como la llamada a participar, en Jesús y en el Es-píritu, en la vida del Padre, son un don destinado a todos los hombres. Esto es lo que nos anuncia Jesús mismo, cuando llama a todos a la conver-sión en vista del Reino de Dios. Para subrayar este aspecto, Jesús se ha acercado sobre todo a los marginados de la sociedad, dándoles la preferencia cuando anunciaba el Evangelio. Al comienzo de su ministerio Él proclama haber sido mandado para anunciar a los pobres la ale-gre noticia (cf. Lc 4,18). A todas las víctimas del rechazo y del desprecio les declara: «Bienaven-turados los pobres» (cf. Lc 6,20); además, hace ya vivir a estos marginados una experiencia de liberación permaneciendo con ellos (cf. Lc 5,30; 15,2), comiendo con ellos, tratándolos de igual a igual y como amigos (cf. Lc 7,34), ayudándoles a sentirse amados por Dios y revelando así su inmensa ternura hacia los necesitados y los pe-cadores. «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, de lo doy: En nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar» (Hch 3,6). Como nos muestra el apóstol Pedro, también la Iglesia continúa en modo fiel este anuncio del Evangelio, que es un bien para cada hombre. Al paralítico que le pide algo para vivir, Pedro le responde ofreciéndole como don el Evangelio que lo sana, abriéndole la vía de la salvación. Así, con el pasar del tiempo, gra-cias a su acción evangelizadora, la Iglesia hace concreta y visible la profecía del Apocalipsis:

«Mira que hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5), transformando desde adentro la humanidad y la historia, para que la fe en Cristo y la vida de la Igle-sia no sean extrañas a la sociedad en la cual viven, sino que puedan impregnarla y transformarla.”¿Qué cosas nos dificultan para poder abrirle el corazón a la invitación de Je-sús?

¿Cómo comparto la alegría de ser amado por Dios?Compartamos algunas experiencias vivi-das

Canto

Alma misionera. Pág. 234. Canto 29.

PadrenuestroNos tomados de la mano al-rededor del Cristo o el Santí-simo.

Oración finalSeñor, que nos has lla-mado para que propa-gáramos tu Reino de Amor en la Tierra, te pedimos nos ayudes a invitar a otros a compartir la e x p e r i e n c i a maravillosa de tu amor. Por J e s u c r i s t o Nuestro Se-ñor. Amén.

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resto de los grupos.

Iº coroTú llamas a seguirte y arrancas al hombre de los suyos.Tú llamas a seguirte y pides vender todo y darlo por nada.Tú llamas a seguirte y exiges perder la vida, per-derla toda.Tú llamas a seguirte, cargado con la cruz como anunciador del amor entre los hombres. Tú llamada es radical.

IIº coroTú llamas por el nombre y haces tuyo al hombre para siempre.Tú llamas porque has amado primero y el amor es comunión.Tú llamas porque eres bueno, porque tu corazón es fiesta.Tú llamas y abres al hombre la voluntad del Padre.Tú llamas y quieres hombres libres que te sigan.

JuntosAquí estoy, Señor, quiero seguirte con mi corazón roto.Aquí estoy, Señor del alba, quiero cambiar hacien-do seguimiento.Aquí estoy, Señor Jesús, da ritmo a mi proceso.Aquí estoy, Señor, porque me has llamado y te doy gracias…

MoniciónDios nos conceda la alegría de llevar a muchas personas hasta Jesús. Queremos ofrecer una verdadera amistad a las personas que Dios pone en nuestro camino y compartir con ellos el tesoro más grande que tenemos: Jesús. Dios nos conceda la sabiduría para invitar a nuestros amigos a ser discípulos de Jesús. Escuchemos y hagamos ora-

Al final de nuestro día nos vol-vemos a reunir para compartir nuestra experiencia misione-ra. Esta jornada de hoy, la em-

prendimos confiados que Jesús, nuestro Señor, nos enviaba a seguir

llevando la Buena Nueva a esta comunidad. Aquí estamos reunidos como familia para compartir nuestro trabajo, nuestro cansancio, nuestras alegrías y nuestras dificultades, pero confiados de que ha valido la pena tanto esfuerzo. Alegres por haber disfrutado este día como misioneros oremos juntos cantando…:

CantoVen a la fiestaPág. 230. Canto 4

Trabajo en grupoSe distribuyen los grupos con misioneros que no hayan compartido durante el día para que las experiencias sean distintas unas de otras. Los grupos pueden ser de tres.- Comparte un momento en el que hayas dis-frutado y reído- Comparte un momento en el que no te sentiste del todo animado- Comparte la impresión que sentiste al com-partir con alguna de las personas que has visi-tado hoy, la que sea - Comparte cómo te has sentido a lo largo del día

Luego se sortean dos grupos para que breve-mente representen lo que han compartido en el grupo y posteriormente lo explican.

SalmoSe proclama a dos coros, el primer coro lo hace un grupo espontáneo y el segundo coro el 32

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ción este canto de la hermana Glenda.

CantoQuien ha encontrado un Amigo (Glenda)

Quien ha encontrado a un amigo, ha encon-trado un tesoro. Y yo te he encontrado a ti.Quien ha encontrado a un amigo, ha encon-trado un tesoro. Y tú me has encontrado a mí.Y por un tesoro encontrado en un campo, se vende todo para comprarlo.

Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro (2v)

Y por un tesoro encontrado en un campo, se vende todo para comprarlo.Yo contigo aprendí a vender mis egoísmos. Yo contigo aprendí a no pensar en mí mismo.

Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro (2v)Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro. Yo te he encontrado a tiQuien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro. Tú me has encontrado a mí

Yo por ti encontré a Dios en mi vida. Tú eres el mayor signo de su amor.

Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un te-soro. Encontré a Dios por ti (3v)Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un te-soro. Encontré a Jesús por tiEncontré a Jesús por ti (3v)

Tres Ave María Ponemos en manos de María nuestro descanso. Le pedimos a Ella que complete nuestro trabajo en el corazón de las personas que hemos encontrado el día de hoy.

S: Madre querida, Virgen MaríaT: Haz que yo salve el alma míaS: Dios te salve María…

Oración finalSeñor, que nos has llamado para que propagáramos tu Reino de Amor en la Tierra, te pedimos nos ayudes a invitar a otros a compartir la experiencia mara-villosa de tu amor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

¿Sabías que...La Doctrina Social de la Iglesia es la doctrina moral que, conforme a las enseñanzas de Cristo, propone la Iglesia Católica para la realización de la persona en su vocación al amor y la vida eterna, a fin de santificar las realidades sociales, políticas, económicas y laborales, para que se acerquen cada vez más al ideal del Evangelio.

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¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué

tal?

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ción


Al inicio del encuentro escuchamos juntos la canción Alma Misionera. Al finalizar la canción, cada uno expresa por qué cree que tiene “Alma Misionera”. Se trata de compartir el camino de crecimiento en la fe como misionero.

Se invita a un momento de silencio para serenar los ánimos y agradecer esa expe-riencia.

Hoy se tomará en cuenta las áreas de: compartir grupal y recursos didácticos para el apostolado.Sobre cada área se dirán aspectos positivos y aspectos por mejorar.

Haremos una oración espontánea por cada aspecto a mejorar para introducir la oración sugerida para la noche.

Evaluación

1

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4

Compartir grupal

Recursos didácticos para el apostololado

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Miércoles Santo

Discípulos que dan testimonio “Señor en tu nombre hasta los demonios se nos sometían” (Lc. 10, 17b)

AmbientaciónAl lado de la Palabra de Dios se coloca un Cirio o un Velón grande encendido.

MotivaciónHoy es día del Nazareno, estamos a mitad de camino y queremos, como discípulos, ser testi-gos del amor de Dios que se nos ha derramado en Cristo. Por eso, en esta mañana vamos a “echar una mirada hacia atrás” para dejar-nos impresionar por la acción maravillosa de la gracia, y poder reemprender así el camino y acompañar a Jesús el Nazareno. Para ser discípulos no sólo se requiere ser llamado, sino también dar una respuesta personal y ge-nerosa. Dios quiere que seamos sal y luz de la tierra, que seamos fieles en el discipulado, y para eso se requiere confianza plena en su amor, una recta intención y generosa entrega en la misión.

CantoVen Espíritu del Señor (Samuel Pérez)

Espero en Ti, Espíritu de Dios,Consolador de los pobres.Tus siete dones son la ilusión,la Fuerza de tu Amor.

Ven Espíritu del Señor,llena nuestras vidas.Ven Espíritu del Señor,danos tu verdad.

Lectura del Evangelio de San Mateo (Mt 5, 13-16). “Ustedes son la sal de la tierra: si la sal se vuelve sosa, ¿con qué se le devolverá su sabor? Sólo sirve para tirarla y que la pise la gente.Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad construida sobre un monte. No se enciende una lámpara para meterla en un cajón, sino que se pone en el candelero para que alumbre a todos en la casa. Brille igualmente la luz de ustedes ante los hombres, de modo que cuando ellos vean sus obras, glorifiquen al Padre de ustedes que está en el cielo”.

Reflexión PersonalJesús nos ha hablado a través de su Palabra. Ha-gamos memoria del recorrido hecho hasta hoy. A la luz de este evangelio, pensemos en las personas, los niños, niñas, abuelos… Veamos en sus caras el ros-tro de Dios que nos ha hablado y nos sigue hablando. El camino ha sido agotador, pero, con todo, sentimos la fuerza del Espíritu que nos mueve a dar más de

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nosotros. Jesús nos dice que somos la sal y la luz del mundo…¿Cómo discípulos hemos dado todo de nuestra parte para darle sazón a la misión? ¿Nuestra lámpara ha estado encendida para iluminar el rostro de cada una de las personas que han tenido contacto con nosotros? ¿A través no-sotros esas personas han experimentado el amor de Dios? ¿He sido testigo fiel y auténtico de Jesús en medio de la gente sencilla que ha puesto en mi camino?

¿Qué debo hacer para que la luz de Cristo lle-gue a todas estas personas?

Canto“Heme aquí, envíame a mi” (Jesús Adrián Romero)

Hoy muchos se pierden, viven sin dirección, vagan como ovejas sin pastor.

HEME AQUI... ENVIAME A MI (2v)YO IRE POR AQUELLOS QUE VAGAN SIN TI...

HEME AQUI... ENVIAME A MI (2v)YO IRE POR AQUELLOS QUE VAGAN SIN TI... ENVIAME A MI…YO IRE

La mies es mucha. Hay gran necesidad, y pocos obreros al campo van

Hoy muchos se pierden, viven sin dirección. Vagan como ovejas sin pastor

HEME AQUÍ…

Reflexión en GruposPor sectoresSe le entrega a cada grupo un papel en blanco y marcadores para escribir el nombre de su sector y en la parte posterior la respuesta a las siguientes preguntas. ¿Qué significa ser dis-cípulo auténtico de Jesús? ¿Cuáles deberían ser las cualidades de un discípulo y misio-nero?

Compartir de las Reflexiones Cada grupo, después de nombrar alguna cuali-dad del discípulo misionero, coloca los letreros con el nombre del sector en el centro, detrás de la Palabra de Dios, frente a las huellas.

Gesto de la Vela.Se le entrega una vela a cada misionero. Vamos a encender esta vela en el cirio que represen-ta la persona de Jesús, porque queremos que nuestra vida se ilumine en Jesús. Una vez encen-dida la colocamos al lado de la huella que tiene nuestro nombre.

Padrenuestro

Oración Final“JESÚS mío, ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que yo vaya; inunda mi alma con tu espíritu y tu vida; penetra todo mi ser y toma de él posesión de tal manera, que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya. Quédate en mi corazón con una unción tan íntima que las almas que tengan contacto con la mía puedan sentir en mí tu presencia y que, al mirarme olviden que yo existo y no piensen sino en Ti. Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros… Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de ti; ni uno solo de sus rayos será mío: yo te serviré apenas de instrumento para que Tú ilumines a las almas a través de mí. Déjame alabarte en la forma que te es más agradable, llevando la lámpara encendida para disipar las sombras en el camino de otras almas. Déjame predicar tu Nombre con palabras o sin ellas… con mi ejemplo, con la fuerza de tu atracción, con la sobrenatural influencia de mis obras, con la fuerza evidente del amor que corazón siente por Ti”. (Oración del Card. Newman)

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AmbientaciónEn el medio del salón se coloca

el Manual Misionero (abierto en el día miércoles por la noche) y la Bi-

blia abierta. Frente a estos símbolos se coloca una vela. Los misioneros pueden quitarse los zapatos y las medias para quedar totalmente descalzos. Se les invita a sentarse en el suelo, manteniendo el círculo. Los zapatos se pueden colocar en dirección a la Biblia y el Manual. Para adentrarnos desde ya en la pasión de nuestro Señor, que ya está cerca, nos hemos descalza-do y nos sentamos en el piso; y como expresión de nuestro regreso al final del día a quien Sen-timos que nos envió, hemos colocado nuestros zapatos en dirección a la Sagrada Escritura. Le damos gracias a Dios por este día tan cargado de experiencia y aprendizajes que continúan enriqueciendo nuestras vidas: por este senti-miento de gratitud decimos: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén…

MotivaciónDesde que nos hemos levantado y hecho el com-promiso para esta jornada comprometiéndonos a seguir siendo discípulos, hasta este momento en el que ahora venimos a darle gracias a Dios, por lo bueno y lo no tan bueno, podemos reco-nocer ante Dios que hemos hecho el esfuerzo con la mejor disposición nuestra, en el servicio a nuestros destinatarios, en la generosidad y ca-ridad practicada, en la vivencia intensa de este día. Pues en este momento presentemos nuestro trabajo como una ofrenda a Dios.

CantoPadre vuelvo a ti. Pág. 231. Canto 11

Lectura del Evangelio según San Mateo (Mt 24, 45-51). ¿Quién es el sirviente fiel y prudente, encargado por su señor de repartir a sus horas la comida a los de casa? Dichoso el sirviente a quien su señor, al llegar, lo encuentre trabajando así. Les

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¿Sabías que...Los especialistas han lle-gado a enumerar hasta 80 raíces del nombre de María.

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aseguro que le encomendará todas sus posesio-nes. En cambio, si un sirviente malo, pensando que su señor tardará, se pone a pegar a los compañeros, a comer y beber con los borra-chos, vendrá el señor de aquel sirviente, el día y la hora menos pensada y lo castigará dándole el destino de los hipócritas.

Reflexión PersonalPara la comunidad en la que nos encontramos no somos simplemente un grupo de jóvenes que caminamos todo el día por las calles hablando con las personas, que organizamos juegos con los niño y jóvenes, y que invitamos a la misa; sino también los animadores de toda la experiencia de Semana Santa y sobre quienes recae toda esta responsabilidad. Somos misioneros, somos apóstoles de Jesús en medio de esta comunidad, por tanto, nuestra misión es cuidar y procurar el encuentro de esta comunidad con Dios, porque estamos convencidos que de Él nos ha enviado. ¿He cuidado con esmero el encuentro con las personas en el día de hoy?

¿Siento que a pesar de las dificultades que me pude haber encontrado en este día Dios estuvo a mi lado, me sentí acompañado por Él?

Reflexión en Grupo¿Qué aprendí en este día?

Compartir en Asamblea

Padre NuestroGracias Padre porque nos has acompañado a lo largo de este día y nos has enriquecido en el en-cuentro con las personas de estas comunidades. Por eso te agradecemos diciendo: Padre Nuestro que estás en los cielos…

OraciónDios, Padre bueno, te damos gracias por contar con nuestro testimonio para dar a conocer tu amor a tantas personas y así hacernos prota-gonistas en tu plan de salvación. Ayúdanos con la gracia de tu Espíritu para que en nuestros ac-tos puedan ver reflejado tu amor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

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¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué

tal?

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ción


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Al inicio de la reunión recordamos al Nazareno de San Pablo, ícono del sufrimiento que da vida y salvación:

“En 1597 una epidemia de peste del vómito negro afectó a la ciudad de Caracas. Cuenta la leyenda del limonero del Señor que en el lugar cercano al templo de San Pablo existía una huerta plantada de limones cuyos azahares perfumaban el ambien-te. El nazareno fue sacado en procesión a petición de los feligreses. Al pasar la ima-gen por la huerta, un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del Nazareno, cayendo al suelo algunos. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente”.

Nos preguntamos personalmente: ¿Las cruces que vivo cada día me permiten generar vida, salud y amor a mi alrededor? ¿Qué hago con las situaciones difíciles y dolorosas? Me ayudan a crecer? Me despersonalizan?En silencio cada misionero escribe sus respuestas.

Nos preguntamos grupalmente: ¿En nuestra convivencia diaria, detectamos algunas cruces? (rivalidad, chismes, discusiones, silencios, vacíos… ¿Qué podemos hacer para cambiar estas situaciones?

Oramos tomados de las manos y uniendo nuestros corazones a Jesús.

Evaluación

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2

3

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Jueves Santo

Tu amor es la fuente de mi esperanza

AmbientaciónSe coloca en el centro un cirio, el pan, el vino, una toalla, agua, una frase que diga “Mi mayor secreto es el amor”

Mientras van entrando se coloca una música de fondo preferencialmente el canto “Déjate amar” (P Aníbal Bello) música instrumental o alguna que tenga como centro el amor. Se invita a los participantes a hacer un círculo al-rededor de los símbolos.

MotivaciónNos hemos reunido aquí en este día para encon-trarnos con Jesús y con Dios nuestro Padre. Es ahora el momento de encender los ánimos y las ilusiones, de centrar la atención, de abrir el co-razón. No estamos solos. Jesús, el Mejor Amigo, siempre está con nosotros. Pero hoy, aquí, po-demos descubrir más cercana su presencia. Su luz brilla entre nosotros. Dejemos que nuestra vida se ilumine. Por eso hoy queremos encender una vela, que representa nuestra actitud de es-tar atento a su luz y a su amor que es fuente de nuestra esperanza.

Gesto de encender el CirioUn joven enciende una vela, cirio o lámpara, pre-viamente colocada al centro de toda la asamblea

MotivaciónEl amor de Jesús es nuestra luz; amor que en-ciende nuestra fe, que da sentido a la vida, que es fuente de nuestra esperanza. Sentirnos amados de la manera como Dios lo hace alimenta nuestra confianza en Él y nos ayuda avanzar en el camino de la vida con esperanza.

CantoEl amor de mi DiosPág. 238. Canto 43.

Reflexión PersonalSubraya la frase del canto que más te llame la atención¿Tomo conciencia de los múltiples gestos de amor que Dios me brinda cada día?

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¿Qué experiencias me han ayudado a tomar conciencia del inmenso amor que Dios me tiene?

Oración con el Salmo 138Este amor de Dios es lo más radical en nuestra vida: es la raíz de cuanto somos. Dios es nuestro creador y nos hizo solo por amor. Todo cuanto somos y tenemos proviene y es manifestación de su amor por nosotros. Así lo expresa el sal-mo 138 que vamos a leer en silencio, pensando bien el significado de cada frase. Subrayamos las frases que nos llamen más la atención. Después de meditarlo, escribimos en la parte derecha nuestra oración personal a Dios Padre, agradeciéndole que haya pensado en nosotros desde antes que naciéramos, que nos ha amado desde siempre. Le escribimos algo que nazca del corazón.

Salmo 138Señor, tú me sondeas y me conoces;me conoces cuando me siento o me levanto,de lejos penetras mis pensamientos;distingues mi camino y mi descanso,todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,y ya, Señor, te la sabes toda.Me estrechas detrás y delante,me cubres con tu palma.Tanto saber me sobrepasa,es sublime y no lo abarco.

¿A dónde iré lejos de tu aliento,a dónde escaparé de tu mirada ?Si escalo el cielo, allí estás túsi me acuesto en el abismo, allí te encuentro ;

si vuelo hasta el margen de la aurora,si emigro hasta el confín del mar,allí me alcanzará tu izquierda,me agarrará tu derecha.

Mi oración (inspirada en el Salmo 138)

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Mi oración (inspirada en el Salmo 138)Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra,que la luz se haga noche en torno a mí”,ni la tiniebla es oscura para ti,la noche es clara como el día.

Tú has creado mis entrañas,me has tejido en el seno materno.Te doy gracias,porque me has escogido portentosamente,porque son admirables tus obras;conocías hasta el fondo de mi alma,no desconocías mis huesos.

Cuando en lo oculto me iba formandoy entretejiendo en lo profundo de la tierra,tus ojos veían mis acciones,se escribían todas en tu libro;calculados estaban mis díasantes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,Dios mío, qué inmenso es su conjunto!Si me pongo a contarlos, son más que arena ;si los doy por terminados, aún me quedas tú.Señor, sondéame y conoce mi corazón,ponme a prueba y conoce mis sentimientos,mira si mi camino se desvía,guíame por el camino eterno.

CompartirSe abre el espacio para que dos o tres misioneros compartan la oración que han escrito.

MotivaciónDios nos habla de muchas maneras para hablarnos del amor que nos tiene y de lo que espera de nosotros. Nos habla a través de las personas y de los acontecimientos. También nos ha hablado con el testimonio de su propia vida, en Jesús. Tiene una palabra que decirnos a cada uno de nosotros. Dispongamos nuestro corazón para un encuentro íntimo con Dios nuestro Padre y Creador.

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Mi oración (inspirada en el Salmo 138) Lectura del Evangelio de San Juan (Jn 13, 34-35) “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.”

Reflexión en gruposCon 2 o 3 compañeros que están cerca

Jesús nos ha amado tanto que dio su vida por nosotros. Jesús simbolizó ese amor lavando los pies a los apóstoles. Nos manda que nos ame-mos como Él nos ha amado: hasta dar nuestra vida por los demás. Debemos demostrar amor: Sirviendo a los demás; creando fraternidad; ayu-dando a quien necesite de nuestra ayuda.¿El amor que siento que Dios me brinda soy capaz de manifestárselo a mis hermanos? ¿Siento que amo así como Dios me ha amado?

¿Qué me puede ayudar a compartir el inmenso amor que Dios me regala?

Compartir el gesto de lavar las manosSe abre el espacio para que dos o tres misioneros compartan la reflexión y luego le laven las manos a sus compañeros de grupo con los implementos que están en el centro del salón.

PadrenuestroEl amor de Dios se nos ha hecho cercano, palpable, carne nuestra, en Jesús. A cada uno de nosotros nos llama Dios a ser santos, en Jesús, por el amor. Por eso ahora todos juntos rezamos pidiéndole a Dios que nos ayude a cumplir su voluntad. Padre Nuestro…

OraciónSeñor y Padre nuestro, que nos conoces y nos amas desde siempre, haz que te cantemos con los labios, con el corazón y con cada una de las accio-nes de nuestra vida. No permitas que nos alejemos de ti; enséñanos el camino que lleva a la vida.

¿Sabías que...Existen tres reliquias de Cristo en la Iglesia de Nôtre-Dame de París (Francia): la Corona de espinas, un fragmento de la Cruz del Calvario y uno de los clavos que sirvió para fijar a Cristo en la Cruz.

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AmbientaciónEn un lugar visible, preferible-mente en el piso, se coloque el

manual, la biblia, la mochila o bolso misionero, sandalias y todo

aquello de uso misionero…

MotivaciónNos hemos reunido en esta noche para elevar a Dios nuestras oraciones, pues ya estamos cerca de los momentos más fuertes del apos-tolado de Jesús en medio de la humanidad. Por medio de nuestras oraciones queremos hacer-nos partícipes de este momento de tristeza, de dolor, de incertidumbre, pero sobre todo de mucha esperanza en que el sacrificio tendrá su fruto manifestado en vida pura, a través del sa-cramento eucarístico que contemplamos hoy. En este momento vamos a trasladarnos con nuestra imaginación al lugar donde Jesús ce-naba por última vez con sus discípulos. Ima-ginamos que somos uno más a la mesa. ¿Qué sentiríamos en ese momento? ¿Cómo acompa-ñaríamos a Jesús?

CompartirLuego de un breve momento de silencio se les invita a compartir y se facilita un diálogo sobre la actitud de los apóstoles.

MotivaciónNo es fácil reconocer en el momento el gesto de amor cuando alguien nos lo manifiesta. Es algo tan sencillo y a la vez tan profundo que no se hace fácil captarlo en todo su significado.

Hora Santa JuvenilAlimentados por la esperanza de la resurrección

Con el tiempo, al repasar lo vivido es que po-demos valorar la profundidad y el significado de estos gestos. Los apóstoles, en un primer momento no pu-dieron comprender todo el significado de lo que pasaba aquella tarde en la que comían la Pascua. Esa cena anunciaba la nueva Pascua, donde el Cordero eterno es alimento y bebida de liberación. En esa comida Jesús comunicaba que era Él quien entregaba la vida, aunque lo asesinaran con violencia; que lo hacía por amor a nosotros, por ser fiel al mensaje que estaba anunciando, a la causa que Dios le había enco-mendado.Sólo después de su resurrección se podría comprender semejante anuncio. El nuevo paso no es de Egipto a la tierra prometida, de la esclavitud a la libertad, sino de la muerte a la vida. Este acontecimiento hace más profunda la esperanza que hemos depositado en Dios. Él ha sido capaz de morir por nosotros, sufriendo la tortura más cruel; y no conforme con eso, ha resucitado para vencer la muerte y decirnos que nuestro destino es la eternidad a su lado. ¡Qué futuro tan grande nos espera a su lado!Como a los apóstoles durante la cena, a noso-tros también nos cuesta reconocer la profundi-dad del amor que Dios nos está mostrando, por la sencillez como lo hace. Meditemos este canto y conversemos en nuestra intimidad con Dios.

CantoSi conocieras como te amo Pág. 240. Canto 52

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Lectura del Evangelio según San Juan (Jn 17,1-13) Así habló Jesús. Después, levantando la vista al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora: da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria; ya que le has dado autoridad sobre todos los hombres para que dé vida eterna a cuantos le has confia-do. En esto consiste la vida eterna: en conocer-te a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías. Yo te he dado gloria en la tierra cumpliendo la tarea que me encargaste hacer. Ahora Tú, Padre, dame gloria junto a ti, la gloria que tenía junto a ti antes de que hubiera mundo. He manifestado tu nombre a los hombres que separaste del mundo para confiármelos: eran tuyos y me los confiaste y han cumplido tus palabras. Ahora comprenden que todo lo que me confiaste procede de ti. Las palabras que Tú me comunicaste yo se las comuniqué; ellos las recibieron y comprendieron realmente que vine de tu parte y han creído que Tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has confiado, pues son tuyos. Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío: en ellos se revela mi gloria. Ya no estoy en el mundo, mientras que ellos están en el mundo; yo voy hacia ti, Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me diste, para que sean uno como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste; los custodié, y no se perdió ninguno de ellos; excepto el destinado a la per-dición, para cumplimiento de la Escritura. Ahora voy hacia ti; y les digo esto mientras estoy en el mundo para que mi gozo sea perfecto. Palabra del Señor…

Reflexión PersonalNos encontramos en las últimas horas antes de vivir la pasión de nuestro Señor. Por la mente de Jesús pasan muchas cosas referente a lo

que le deviene, sin em-bargo no pierde su vista a aquellos que Él se escogió para que le acompañaran en su misión apostólica. Sabe que lo le espera no son, precisamente, adulaciones y ala-banzas. Sabe que está cerca del encuentro con su Padre. Sabe que sus discípulos aún deben pasar el trago amargo del arrebata-miento de su Maestro. Es esto lo que le mue-ve a unirlos a su Padre por medio del diálogo íntimo y de asegurarle una protección. Los discípulos, desde que decidieron seguir al Maestro, no se han apartado de su lado, pero siguen siendo frágiles. Al mismo tiem-po, han logrado enraizar en su corazón la misión por el reino, pues han creído en las enseñanzas y en el testimonio de Jesús. Más aún les falta una prueba, la cual desconocen por completo. Comprenderán poco a poco que lo aprendido será aquello que les dará vida y fuerzas para seguir y vivir según el testimonio de su Maestro. En medio del dolor, Jesús los sigue amando y con-fía en las capacidades de cada uno de ellos. Es ese amor que lo mueve a orar al Padre por ellos. De ese amor los discípulos se-rán testigos días después cuando expe-rimenten lo más grande, el misterio

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pascual, con el que comprenderán definitivamente que ahora su Maestro los invita a ser constructo-res de su Reino. ¿Qué hago para que se cumpla en mí el anhelo de Jesús de que encontremos en el Padre el soporte de nuestros esfuerzos por cons-truir un mundo según el querer de Dios?

CantoLuz y sal(Aníbal Bello)La dignidad del constructor,supera la casa misma.Toda casa tiene un hacedor. El constructor de todo es Dios.Alianza haré con mi casa, pondré mis leyes en su corazón.Ustedes hoy serán mi pueblo. Yo seré su Dios, su dueño y su pastor.

SERÁS LUZ Y SAL EN UN MUNDO DE DOLOR, SI LA SAL SE DESVIRTÚA, TÚ PONDRÁS SABOR, EN UN MUNDO DE TINIEBLAS, DONDE FALTA EL AMOR, TÚ SERÁS MI LUZ, LLEVARÁS MI BENDICIÓN.

Por siempre serás sacerdote,escogido de entre el pueblo.Lo guiarás por buen camino, con su amor y comprensión.Recuerda siempre tus flaquezas,cuando tengas que orientar a ignorantes y extraviadoshacia su bondad, su amor y libertad

Orando con los salmosCon la esperanza y la confianza puesta en el Se-ñor, todo se puede afrontar, el dolor, la soledad,

la oscuridad, la crisis... y como canta este sal-mo “espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor”; sabremos que al final del dolor, que supone el sacrificio de amor de Jesús, hay una gran alegría que nos invita a continuar el camino de ser discípulo. El Salmo 26 lo pro-clama uno de los misioneros alternado con el grupo, de manera pausada.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?El Señor es la defensa de mi vida,¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvadospara devorar mi carne,ellos, enemigos y adversarios,tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,mi corazón no tiembla;si me declaran la guerra,me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,eso buscaré:habitar en la casa del Señorpor los días de mi vida;gozar de la dulzura del Señor,contemplando su templo...

Escúchame, Señor, que te llamo;ten piedad, respóndeme.Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro».Tu rostro buscaré, Señor,no me escondas tu rostro...

Si mi padre y mi madre me abandonan,el Señor me recogerá...

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Espero gozar de la dicha del Señoren el país de la vida.Espera en el Señor, sé valiente,ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu SantoComo era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos amén

Reflexión PersonalSubrayamos las frases de este salmo que nos han llamado la atención. Confrontamos los sen-timientos que despiertan en nosotros el salmo con la experiencia del día de hoy (Jueves Santo).

Reflexión GrupalDistribuidos por sitios de apostolado¿Cómo me siento sabiendo que Jesús me ha llamado a ser discípulo en este lugar?¿Estoy dando lo máximo en estas misiones o en oca-siones me he distraído? ¿Sientes que Jesús te exige más?

¿Me siento amado y protegido por Dios cuando estoy cumpliendo mi misión?

Compartir en asambleaLuego de este momento de compartir en grupo se les invita a que de manera espontánea ex-presen su experiencia de oración y compartir grupal.

MotivaciónNo olvidemos nunca que Dios nos ama, sin importar nuestra situación ni condición… es puro amor. Queda de nuestra parte corres-ponder a ese amor y colocarlo al centro de nuestras vidas. Tenemos que amarlo so-bre toda las cosas, tal como lo pidió Jesús.

CantoQue seas mi universo (Jesús Adrián Romero)

¡Que seas mi universo!¡No quiero darte solo un rato de mi tiempo!¡No quiero separarte un día solamente!¡Que seas mi universo!¡No quiero darte mis palabras como gotas!¡Quiero un diluvio de alabanzas en mi boca!

¡Que seas mi universo!¡Que seas todo lo que siento y lo que pienso!¡Que seas el primer aliento en la mañana y la luz en mi ventana! ¡Que seas mi universo!¡Que llenes cada uno de mis pensamien-tos!¡Que tu presencia y tu poder sean mi alimento!¡Oh Jesús, es mi deseo!

¡Que seas mi universo!

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¡No quiero darte solo parte de mis años! ¡Te quiero dueño de mi tiempo y de mi espacio!¡Que seas mi universo!¡No quiero hacer mi voluntad, quiero agradarte, y cada sueño que hay en mi quiero entregarte!

¡Que seas mi universo!¡Que seas todo lo que siento y lo que pienso!¡Que seas el primer aliento en la mañana y la luz de mi ventana!¡Que seas mi universo!¡Que llenes cada uno de mis pensamientos!¡Que tu presencia y tu poder sean mi alimento!¡Oh Jesús, es mi deseo!...¡Que seas mi universo!

Oración finalA una sola vozSeñor Jesús, te has dado por completo a noso-tros, sin importarte lo mucho o lo poco que te podamos amar; lo mucho o lo poco que podamos arriesgar por tu Reino. Pero aquí estamos, por-que nos has dado vida y no una vida cualquiera, sino la que nace de tu inmenso amor. Vida que se hace presente en la Eucaristía que tenemos en nuestra mesa, signos de tu entrega generosa por nosotros.

¿Sabías que...Cuando se inauguró el primer cable submarino entre Inglaterra y América, la Reina Victoria en-vió el primer mensaje con estas palabras . “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

Somos conscientes de que sin ti nuestra vida se-ría simple, sin sabor, sin ganas de arriesgar nada por nada ni nadie, sería una vida atrapada en lo pasajero.

Por eso, al ver la Eucaristía en nuestra mesa, que es tu presencia entre nosotros, nos llenamos de vida y alegría porque sabemos que Tú nos das un sentido para vivir. Te agradecemos profundamen-te tu gran amor por nosotros. Te pedimos que nos bendigas y nos ayudes a renovar nuestra esperanza siempre que nos

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encontremos ante ti. Ayúdanos a ser mejores misioneros y a buscar a nue-vos trabajadores para tu mies. Ben-dice a cada una de las personas con la que estamos compartiendo; a cada uno de nuestros seres queridos; a nuestra patria Venezuela que tanto te necesita. Tú eres nuestra esperanza y nuestra fortaleza. Amén.

Bendición con El Santísimo:

C. Les diste pan del cielo. R. Que contiene en sí todo deleite.

Luego se pone en pie y dice: Ore-mos. Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tú Pasión, te pedimos nos conce-das venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R. Amen.

Una vez que ha dicho la oración, el sacerdote o el diácono toma el paño de hombros, hace genuflexión, toma la custodia o el’ copón, y sin decir nada, traza con el Sacramento la señal de la cruz sobre el pueblo.

Al concluir se vuelve a arrodillar y dice:

Bendito sea Dios.Bendito sea su santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.Bendito sea el Nombre de Jesús.Bendito sea su Sacratísimo Corazón.Bendita sea su Preciosísima Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Señor danos discípulos misionerosSeñor danos discípulos misioneros SantosSeñor danos SacerdotesSeñor danos Sacerdotes SantosSeñor danos ConsagradosSeñor danos Consagrados SantosSeñor danos Matrimonios comprome-tidosSeñor danos Matrimonios Santos

Concluida la bendición, el mis-mo sacerdote que impartió la bendición u otro sacerdote o diácono, reserva el Sacra-mento en el tabernáculo, y hace genuflexión, en tanto que el pueblo, sí parece oportuno, puede hacer alguna aclamación. Fi-nalmente el ministro se retira.

¿Sabías que...Cuando se inauguró el primer cable submarino entre Inglaterra y América, la Reina Victoria en-vió el primer mensaje con estas palabras . “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

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¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué

tal?

Obs

erva

ción


Al comenzar nos serenamos de la agitación del día. Y oramos en silencio: “Jesús, gracias por tu amistad”

Vamos a revisar el día de hoy. Pensemos en las responsabilidades que cada uno tiene asignado (dentro del grupo y en el apostolado). Nos preguntamos:

¿Cumplo con mis responsabilidades en el tiempo asignado?

¿Desarrollo mis tareas con creatividad y calidad?

¿Mi grupo se beneficia de los servicios que realizo?

Damos espacio para que cada uno ofrezca a sus compañeros algún feedback sobre los trabajos que realiza.

Evaluación

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Viernes Santo

AmbientaciónAmbientación: Se coloca o se dibuja un camino o pista de carrera al final del mismo dirá “VIDA ETERNA”. Habrá también un manto negro colocado encima o al lado del camino y un crucifijo pequeño.

MotivaciónComenzamos un nuevo día. Estamos juntos como hermanos haciendo un camino de fe y de espe-ranza. Somos testigos de Esperanza. El amor que Jesús nos ha demostrado es tan grande que nos asegura que a pesar de cualquier sufrimiento va-mos a salir más que vencedores. Hoy es un día marcado por la cruz, el silencio, la soledad y la violencia. Hoy las fuerzas del mal presentes en el corazón de los hombres se desatan contra el autor de la vida, contra Jesús el Nazareno. Hoy la cruz, la sangre y la muerte envuelven el horizon-te y podemos llegar a exclamar con Jesús: “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?” Sin embargo, sabemos que esa pasión y muerte son manifestación del amor inmenso que Dios nos tiene. De esa cruz, de esa muerte tan terri-ble, nacerá la vida verdadera. Nuestra fe confie-sa que el crucificado resucitó, venció la muerte y sus poderes destructores. Tenemos esperanza porque creemos en el Dios de la Vida y del Amor, porque tenemos un Padre que nos ama y nos acompaña, tenemos a Cristo nuestro hermano

que nos indica el camino y un Espíritu consolador que nos impulsa a seguir adelante. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza.

Se hace un profundo silencio. Luego se les invita a cada uno a releer esta motivación y a quedar-se en lo que más le llame la atención.

CantoCreo

CREO, YO CREO EN TI, SEÑOR,CREO, YO TENGO FE.CREO, DESDE MI JUVENTUD,CREO, DESDE AL AMOR.

Aunque el dolor llame a mi puerta,amenazando a mi existir,no es suficiente motivopara perder yo mi fe.

Las guerras muerden la esperanza,el egoísmo sigue en pie,

Bienaventurados los que sufren“Bienaventurados los que lloran ahora, porque reirán” Lc 6,21.

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no es suficiente motivopara perder yo mi fe.A mis espaldas alguien ríe,cuando me ven hacer el bien,no es suficiente motivo para perder yo mi fe.

Oración SálmicaLa Fe se vive en medio de pruebas, de dificultades y dolores, pero con la certeza de que Dios no nos abandona, con la esperanza puesta en su Palabra y en la Vida Verdadera que nos aguarda. Vamos a proclamar juntos el siguiente salmo, haciéndolo nuestro, meditando su contenido y llenándonos de paz en el corazón. (A dos coros)

Coro 1: A ti, Señor Dios mío, levanto mi alma, en ti confío, no quede defraudado, no triunfen de mí mis enemigos. Los que esperan en ti no quedan defrau-dados; quedan defraudados los desleales sin razón.

Coro 2: Indícame, Señor, tus caminos, enséñame tus sendas; encamíname con tu fidelidad, ensé-ñame, pues tú eres mi Dios salvador. En ti espero todo el día por tu bondad, Señor.

Coro 1: Acuérdate, Señor, que tu compasión y tu lealtad son eternas: de mis pecados juveniles, de mis culpas no te acuerdes; según tu lealtad, tú acuérdate de mí.

Coro 2: Bueno y recto es el Señor; por eso señala a los pecadores el camino; encamina con el mandato a los humildes, enseña a los humildes su camino. Las sendas del Señor son lealtad y fidelidad para los que observan la alianza y sus preceptos.

Coro 1: Por tu nombre, Señor, perdona mi delito por grande que sea. ¿Quién es ése que respeta al Señor? Le indicará el camino que ha de escoger; la

dicha será su morada y su descendencia posee-rá un terreno.

Coro 2: El Señor se confía a sus fieles y con su alianza los instruye. Mis ojos están fijos en el Señor pues él sacará mis pies de la red. Vuél-vete a mí y ten piedad que estoy solo y afligido; ensancha mi corazón apretado y sácame de mis congojas.

Coro 1: Atiende a mi aflicción y mi fatiga y per-dona todos mis pecados; mira cuántos son mis enemigos que me odian con odio violento. Guar-da mi vida y líbrame que no quede defraudado de haberme acogido a ti.

Coro 2: Rectitud y honradez me custodiarán porque espero en ti. Redime, Dios, a Israel de todos sus peligros

Todos: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu San-to, como era…

Hacemos un momento de Silencio para la in-teriorización del Salmo, luego pueden ir repi-tiendo la frase que más les gustó.

CantoQueremos escuchar tu voz.

Queremos escuchar tu voz,Oh Jesús, vivir tu amor en plenitudy cambiar nuestra vida, nuestro ser,dando fruto de ese amor,siendo testimonioen nuestro caminar. (bis)

Lectura del Evangelio según San Lucas (Lc 6, 20-23) Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:

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Bienaventurados los pobres, porque suyo es el Reino de DiosBienaventurados los que tienen hambre ahora porque serán saciados.Bienaventurados los que lloran ahora porque reirán.Bienaventurados serán cuando los hombres los odien, cuando los expulsen, los injurien y mal-digan su nombre a causa del Hijo del Hombre. Alégrense ese día y salten de felicidad porque su recompensa será grande en el cielo.

Breve Silencio.

Reflexión personalEn este día en que contemplamos la pasión y muerte del Señor sentimos que Él nos da espe-ranza en nuestro camino de fe. La felicidad viene de Dios, hay unas promesas que no dejarán de cumplirse. Jesús no se queda en la tumba, lo sa-bemos. Nosotros tampoco quedamos vencidos por el dolor o la muerte. El sufrimiento no es querido por Dios, por eso Él mismo sale a nues-tro encuentro para consolarnos, para acompa-ñarnos y darnos vida. Somos bienaventurados si tenemos a Dios con nosotros, un Dios que es Padre, Hijo y Espíri-tu Santo. El verdadero sufrimiento y dolor es afrontar las dificultades y la muerte sin Dios. Cuantas personas sufren en el mundo, cuantos dolores, cuantas cruces lleva nuestra gente, nuestra familia, nuestra comunidad. Nosotros hemos sido llamados a ser testigos de esperan-za, anunciadores de una Buena Nueva: Dios no se ha olvidado de nosotros, nos ha dado a su Hijo Jesús que nos amó hasta el extremo, nos ha dado un Espíritu de fortaleza. Sigamos haciendo juntos este camino de semana santa.

CantoBienaventuranzas (Kairoi)Felices somos en la pobreza,si en nuestras manos hay amor de Dios,Si nos abrimos a la esperanza,si trabajamos en hacer el bien.Felices somos en la humildad,si como niños sabemos vivir,será nuestra heredad la tierra, la tierra.

SI EL GRANO DE TRIGONO MUERE EN LA TIERRAES IMPOSIBLE QUE NAZCA EL FRUTO.AQUEL QUE DA SU VIDAPARA LOS DEMÁSTENDRÁ SIEMPRE AL SEÑOR.

Felices somos si compartimos,si nuestro tiempo es para los demás,para quien vive en la tristezay para quien camina en soledad.Felices somos si damos amor,si en nuestras manos hay sinceridad,podremos siempre mirar y ver a Dios y ver a Dios.

Reflexión PersonalSubrayamos las frases del canto que más nos han llamado la atención. ¿El miedo al dolor o al fracaso me han llevado a abandonar un trabajo que siento que Dios me había encomendado?

¿Qué puedo hacer a la hora de las pruebas para encontrar fuerzas para seguir cumplien-do mi misión?

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GestoVamos a ponernos todos en círculo y vamos a ir recibiendo un crucifijo que nos recuerdan nues-tras propias cruces. Al recibirlo hacemos el gesto de abrazarlo en expresión de aceptación. Se agarra el crucifijo y se les da los muchachos para que se lo vayan pasando en silencio mien-

tras escuchan el canto de sor Esperanza “Abraza a Jesús crucificado”. Al Terminar se les invita a orar por todas las personas que sufren para que sientan el consuelo del Señor.

Padrenuestro.

“El camino de las Bienaventuranzas”en la pared la palabra que tiene en sus manos, y así construir juntos el camino de la felicidad a la que las bienaventuranza nos invita. Mientras se hace esto, se puede entonar algún canto penitencial.

MotivaciónJesús se dio cuenta que andamos buscando la feli-cidad donde no está, que preferimos lo inmediato y fácil, que no profundizamos en nuestra vida. Es por ello que un día subió a la montaña y habló a todas las personas que le seguían sobre LAS BIENAVEN-TURANZAS, explicándoles que la felicidad no está en el tener, el dominar, el disfrutar... sino en algo muy diferente: EN AMAR Y SER AMADO. Jesús nos hace trastocar y enfrentarnos con nuestro modo de buscar y concebir la vida feliz. Nos habla de la felicidad en una perspectiva muy distinta a la acostumbrada por todos. Para Él son felices los pobres, los que lloran, los mansos, los misericordiosos, los perseguidos, los limpios de corazón, los hambrientos de pan y de justicia… Precisamente los que estimamos como los más desdichados, son los que, según Jesús, van camino a la felicidad. Jesús hace sacudir nuestro modo de pensar. Su presentación remite, y quiere provocar, una expe-

CantoPadre vuelvo a Ti. Pág. 231 Canto 11.

Puede haber dos maneras de trabajar este mo-mento: a. Si el grupo es numeroso: se puede distribuir para que cada estación esté llevada adelante por 3 o 4 jóvenes. La representación debería ser de acuerdo a lo que la estación transmita, desde la reflexión más adelante señalada.

b.Por otro lado, se puede trabajar distribuyen-do, preferiblemente en la pared, cada estación, dejando un espacio para colocar como especie de un “colage” en cada una de ellas. Ahí se su-giere colocar palabras cortas, alguna foto, re-corte de periódico, de revista, que exprese el mensaje de la bienaventuranza que correspon-da. Éste “colage” debe tener dos partes que ha-gan de contraste: una donde ya esté lo negativo, y la otra será construida con la participación de cada misionero, es decir, al principio cada uno debe tener en sus manos algún recorte, palabra alusiva a las bienaventuranzas, para que al lle-gar el momento de la estación, él mismo coloque

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riencia nueva de humanidad, una comprensión diferente de la santidad. Lo importante no es “tener”, sino “ser” auténtico y aceptar las difi-cultades de la vida confiados en Dios. Lo impor-tante es aceptar el llamado a vivir en fraterni-dad universal y la filiación divina; ser discípulos misioneros de Jesús.

CantoBienaventuranza Pág. 56 del este Folleto Misionero 2013

Reflexión GrupalNos distribuimos en nueve grupos para analizar una de las bienaventuranzas. Cada grupo pre-para una estación (máximo siete minutos) con la bienaventuranza que le toco (Prepararán una representación, una reflexión, una oración)

Bienaventurados los pobres de espíritu: por-que de ellos es el reino de los cielos. El pobre para Jesús, no es aquél que no tiene cosas, sino más bien aquél que no tiene su corazón puesto en las cosas. Puedes ser una persona que no tenga cosas materiales, pero vives pensando en lo que no tienes y en lo que quieres tener; y eso te hace igualmente esclavo de los bienes ma-teriales. En cambio, cuando nuestra mente está puesta en agradar a Dios, en trabajar por Él, en ayudar a otros, dar nuestro tiempo y compar-tir los bienes; nos confiamos en Dios y vivimos libres de preocupación por lo nuestro. Cuando no vives ocupado de lo que tienes, cuando no eres ambicioso, envidioso, presumido, cuando confías en Dios y no en el dinero, entonces ¡eres LIBRE, eres FELIZ!

Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra. No es fácil entender como Cristo te pide que seas MANSO, cuando el mundo

es violento, cuando para los hombres, el importan-te es el más fuerte, el más poderoso. Ser MAN-SO significa ser bondadoso, tranquilo, paciente y humilde. No morder la carnada del “poder” que nos hace salir de nuestras casillas para atacar y defender, para manipular y no dejarse arrastrar. Ser manso no es ser menso: el manso es suave por fuera, pero firme en lo que cree. No busca im-poner: respeta la libertad del otro y, sin violencia, hace respetar la suya.

Bienaventurados los que lloran: porque ellos serán consolados. Hay personas que tienen mu-chos sufrimientos en esta vida y todos pensamos: ¡Pobrecito! Pues, Cristo dice: Feliz el que sufre, porque ese dolor bien llevado le ayudará a llegar más fácilmente al cielo. El sufrimiento es parte del precio por mejorar el mundo y ser auténtico. Dice la escritura: “el oro se acrisola en el fuego” (Ecl 2,1-13) No se desarrollan los músculos sin doler. El dolor de la crisis hace crecer. El esfuerzo y el sufrimiento son la puerta a la satisfacción; pues lo que más se disfruta es lo que más ha costado. Así lo hizo Jesús, y nos pidió cargar la cruz para seguirlo (Mt 16,24) Quién evita el dolor no crece en la fe, la esperanza y la caridad. Tenemos que aprender a unir nuestro sufrimiento al de Cristo, aceptando el precio de colaborar en la salvación de todos los hombres. Tenemos que aprender a aceptar lo que nos hace sufrir y ofrecer nuestro sufrimiento a Dios, así transformamos el simple dolor en sacrificio redentor.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados. Dios sabe que desgraciadamente en este mundo, los hombres cometen muchas injusticias con otros hombres: meten preso al inocente, culpan al que no hizo nada, no pagan lo que el otro en justicia merece, roban al otro lo que le pertenece, agreden

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y hasta matan al inocente. ¿Cuántas injusticias conocemos, sufrimos y cometemos? Cristo no in-vita a busca que se nos haga justicia, a vengarse o desquitarse; lo que nos recuerda es que la jus-ticia divina es superior y eterna, y es la definitiva. Debemos alegrarnos, sabiendo que Dios hará justicia en el momento oportuno. No debemos desanimarnos por lo que no nos parece correcto, debemos avanzar a pesar de toda incomprensión y de toda maldad. Para nosotros, implica mucho valor el superar los desánimos y contrariedades que la vida va poniendo a nuestros buenos pro-pósitos.

Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia. Somos misericor-diosos porque reconocemos que todos los seres humanos tenemos miserias y nos aceptamos así. No estamos concluidos, vamos en camino de per-fección y por eso a veces nos equivocamos y nos salen mal las cosas. Ser misericordioso significa PERDONAR, corregir y dar una nueva oportunidad para hacerlo mejor. Debemos perdonar aunque sea “grande” lo que nos hayan hecho, aunque nos haya dolido tanto, aunque tengamos ganas de odiarlos en vez de perdonarlos. Perdonar cuesta mucho, pero es lo que Dios te pide que hagas. Es urgente aprender a perdonar a los demás y eso exige aprender a perdonarnos nosotros mismos. Dios mismo pone el ejemplo: siempre perdona, aunque lo ofendamos en lo mismo, aunque lo ofendamos en cosas muy serias... siempre nos recibe con los brazos abiertos. Jesús nos pone una condición muy seria: el que perdone será perdonado, el que no lo haga no será perdonado. Piensa ¿a quién no he perdonado? no pienses en lo que te hizo, piensa en que amas mucho a Dios, en lo mucho que necesitas de su perdón; porque Él te lo pide y tú lo necesitas, lo perdonarás. Dios te premiará perdonándote a ti cuando llegues a su presencia.

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Bienaventurados los limpios de corazón: porque ellos verán a Dios. Nues-tro corazón estará “LIMPIO” cuan-do todo él esté enfocado y sostenido en Dios. Cuando en nosotros se hace realidad los sueños de Dios y vivimos con la sencillez de un niño que se abandona en su Padre. Cuando pecamos, nos separamos de la voluntad de Dios y lo hacemos sufrir es-perando nuestro regreso. Nuestro corazón es un terreno que ha sido sembrado con el amor de Dios y debe mantenerse libre de en-vidias, egoísmos, soberbia… para que pueda dar fruto abundante. Por eso, Dios cuida mu-cho la limpieza de nuestro corazón; y por eso nosotros debemos acostumbrarnos a confesarnos de seguido y bien, hacer el examen de conciencia todas las no-ches.

Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hi-jos de Dios. Jesús viene a traer la paz al mundo. El fruto de la presencia de Dios entre los hombres es la paz que se traduce en armonía, co-munión, alegría y vida plena. Por eso debe-mos buscar siempre la PAZ: la paz en el trato con los de-más (no andarnos peleando con to-dos y por todo), la paz en nues-tro hogar (llevándonos bien con nuestra fa

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milia). Las diferencias son inevitables, pero no son motivo de enfrentamiento, sino un llamado a la creatividad y una variedad que enriquece y da más belleza y consistencia a todo. Dios no quiere violencia entre los hermanos porque es padre de todos; no cree en levantamientos con armas, con sangre, en búsqueda de la justicia. La violencia engendra violencia que va creciendo en forma de espiral (cada vez más grande). Cristo nos repite ante la atención de la agresividad estas palabras: Bienaventurados los pacíficos...

Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Hay muchas personas presas, perseguidas por la ley, como consecuencia de su compromiso por hacer el bien. Esta es una gran injusticia, pero es propio de un mundo que no funciona según el querer de Dios, sino que marcha según la lógica del poder. Si nuestro esfuerzo de hacer lo justo trae sobre nosotros consecuencia terribles, no debemos abandonar, ni desanimarnos; es la opor-tunidad de seguir de compartir la suerte del na-zareno que nos dio vida eterna en el sufrimiento de la cruz injusta. Dios nos dará la fuerza que ne-cesitamos. No pone pruebas mayores que nuestra fuerza y si sentimos que nos supera, mayor será su gracia.

Bienaventurados serán ustedes, cuando por causa mía los insulten y digan toda clase de calumnias contra ustedes, alégrense y regocí-jense, porque su recompensa será grande en los cielos. Esta promesa se hace realidad cada vez que hablan mal de nosotros, se burlan, nos seña-lan por tomarnos en serio el evangelio, por rezar, por hablar de Jesús, por defender lo que nos en-señó. No son momentos para desanimarnos, ni para responder de manera agresiva. Tenemos que aprender a “tragar amargo y escupir dulce”. La esperanza puesta en la promesa del que resucitó de entre los muertos nos dice que por eso que nos hace llorar en el presente, reiremos en el futuro.

No hay que desmayar. No se puede resucitar sin pa-sar por la cruz; tenemos que compartir su suerte y ofrecer nuestro sacrificio, para disfrutar su gloria. Debemos ¡Alegrarnos porque Dios tiene preparado para nosotros un gran premio en el cielo!

CompartirEn cada estación se hará lo que el grupo que le co-rresponde haya preparado o se leerá la reflexión, seguido de un pequeño momento de silencio. Preferi-blemente cada estación debe estar acompañada con un canto, o una estrofa del mismo canto que ya se vendría entonando

Pág. 230 y 232Canto 8 y 14

Se inicia la Estación diciendo:A: Te alabamos Cristo y te bendecimosT: Que por tu santa cruz redimiste al mundo... Padre nuestro…

GestoAl concluir la última estación todos nos tomamos de la mano como señal de que estamos unidos en Dios y queremos que se cumpla en nosotros sus bienaven-turanzas. Queremos disfrutar de nuestro ser herma-nos, porque Él es nuestro Padre. Por eso le decimos: Padre nuestro…

OraciónA una sola vozAyúdanos Señor a ser bienaventurados. Acompáña-nos con la fuerza de tu Espíritu para que seamos capaces de cargar con nuestra cruz y superar las dificultades que se nos presentan en la vida a la hora de cumplir tu voluntad. Confiamos en ti, oh Padre bueno y te pedimos esta gracia por Cristo nuestro Señor. Amén

CantoHombre VerdaderoPág. 233. Canto 28

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¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué tal?

Observación


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Escuchamos un trozo de música instrumental mientras cada uno de nosotros piensa en una palabra o frase que recoja su experiencia del día de hoy. La decimos uno a uno.

La evaluación de hoy la centraremos en la capacidad que tenemos de ser equipos con sinergia y amistad. Les pedimos describir acciones concretas que lo demuestren en:

En la convivencia diaria…

En las responsabilidades de cada día…

En el apostolado…

En otros aspectos…

Evaluación

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Sábado de Gloria

Para esta mañana de oración comunitaria se pretende crear un clima de reflexión profunda, donde se resalte el testimonio de la esperanza expresada en la alegría de la pronta resurrec-ción del Señor. El lugar ideal es el templo o ca-pilla, en frente de la cruz que ha servido para la celebración de la adoración de la cruz, pre-feriblemente que esté cubierta con un manto.

MotivaciónDespués de tanto afán salvífico, Jesús muerto aguarda en el sepulcro el momento dela resu-rrección. La esperanza no tiene límites y en la persona de Jesús se hace plena. Tan plena que nos irradia a todos los que, a ejemplo suyo, esperamos una resurrección completa y de-finitiva. Al contemplar esta cruz cubierta que nos recuerda a Jesús en el sepulcro revisamos en qué medida nos dejamos alentar por la es-peranza en los momentos de incertidumbre y contradicción.

GestoVamos a colocar alrededor de la cruz una serie de actitudes que acompañan a la esperanza.

CantoNueva Generación. Pág. 236. Canto 34.

Mientras el canto suena se ponen a un lado de la cruz las siguientes palabras: ánimo, paciencia, alegría, fidelidad, amor, entre otras…

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (Flps 4, 3b-7)Queridos hermanos: sus nombres están escritos en el libro de la vida. Tengan siempre la alegría del Señor; lo repito, estén siempre alegres. Que la bondad de ustedes sea reconocida por todos. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, más bien presénteselo todo a Dios en oración, pídan-le y también denle gracias. Y la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, cuidará sus corazones y pensamientos por medio de Cristo Jesús. Palabra de Dios… Reflexión GrupalCon los que tengo a mi lado¿Cómo podemos vivir alegres de ser testigos de la esperanza?

La alegría de ser testigos de la esperanza“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres” (Flp 4,4)

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Reflexión PersonalVamos a meditar una experiencia real de la es-peranza puesta en Cristo. Es la experiencia del Cardenal vietnamita Van Thuan.Con una música de instrumental de fon-do se irá leyendo el texto. Al culminar cada párrafo, conforme lo indique el texto, se irá destapando cada parte de la cruz.

Me llamo Francisco Nguyen van Thuan y soy viet-namita... Hasta el 29 de abril de 1975 fui, por ocho años, obispo de Nhatrang, en el centro de Viet-nam, la primera diócesis que me fue confiada, donde me sentía feliz, y por la cual sigo sintiendo predilección. El 23 de abril de 1975 Pablo VI me nombró arzobispo coadjutor de Saigón. Cuando los comunistas llegaron a Saigón, me dijeron que mi nombramiento era fruto de un complot entre el Vaticano y los imperialistas para organizar la lucha contra el régimen comunista. Tres meses después fui llamado al palacio presidencial para ser arrestado: era el día de la Asunción de la Vir-gen, 15 de agosto de 1975.Esa noche, durante el trayecto de 450 km que me lleva al lugar de mi residencia obligatoria, vinie-ron a mi mente muchos pensamientos confusos: tristezas, abandono, cansancio, después de tres meses de tensiones... Pero en mi mente surge claramente una palabra que disipa toda oscuri-dad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo mi-sionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: “He pasa-do la mitad de mi vida esperando”. Es una gran verdad: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: “Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor”. (www.aciprensa.com ) Se destapa la parte superior de la cruz…

¿Vivo cada momento colmado de amor?

¿Hasta dónde llega mi valentía por Cristo?

No es una inspiración improvisada, sino una con-vicción que he madurado durante toda la vida. Si me paso el tiempo esperando quizá las cosas que espero nunca lleguen. Lo único que con seguridad me llegará será la muerte.En el pueblo de Cay Vong, donde se me designó la residencia obligatoria, bajo vigilancia abierta y oculta de la policía, “confundida” entre el pueblo, día y noche me sentía obsesionado por el pensa-miento: “¡Pueblo mío! ¡Pueblo mío que tanto amo: rebaño sin pastor! ¿Cómo puedo entrar en con-tacto con mi pueblo, precisamente en el momento en que tienen más necesidad de su pastor? Las librerías católicas han sido confiscadas; las es-cuelas, cerradas; las religiosas y religiosos que enseñaban han sido enviados a trabajar a los arrozales. La separación es un shock que me par-te el corazón.“Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor; pero ¿cómo?”.Una noche viene la luz: “Francisco, es muy simple, haz como San Pablo cuando estuvo en prisión: es-cribía cartas a varias comunidades”. Se descu-bre la zona derecha de la cruz.¿Qué salida estoy buscando a las situaciones que me trancan las posibilidades de hacer el bien?

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¿Qué me invita hacer el testimonio de Jesús crucificado?

La gracia de Dios me dio la energía para trabajar y continuar, aún en los momentos de más des-esperanza. ¿Cómo llegar a esta intensidad de amor en el momento presente? Pienso que debo vivir cada día, cada minuto, como el último de mi vida. De-jar todo lo que es accesorio, concentrarme sólo en lo esencial. Cada palabra, cada gesto, cada conversación telefónica, cada decisión es la cosa más bella de mi vida; reservo para todos mi amor, mi sonrisa; tengo miedo de perder un segundo viviendo sin sentido... Se descubre la zona izquierda de la cruz.¿Reservo para todos mi amor y mi sonrisa?

¿Me preocupo por darle sentido a cada se-gundo de mi vida?

¿Cómo miro las dificultades del día a día?

Jesús, ayer por la tarde, fiesta de la Asunción de María, fui arrestado. Transportado durante toda la noche de Saigón hasta Nhatrang, a cuatrocientos cincuenta kilómetros de distancia, en medio de dos policías, he comenzado la experiencia de una vida de prisionero.Hay tantos sentimientos confusos en mi cabeza: tristeza, miedo, tensión. Con el corazón desgarra-do por haber sido alejado de mi pueblo. Humillado, recuerdo las palabras de la Sagrada Escritura: “Ha sido contado entre los malhechores” (Lc 22, 37).He atravesado en coche mis tres diócesis: Saigón, Phanthiet, Nhatrang, con profundo amor a mis fie-les, Pero ninguno de ellos sabe que su pastor está pasando la primera etapa de su viacrucis. Pero en este mar de extrema amargura, me siento más libre que nunca. No tengo nada, ni un céntimo, excepto mi rosario y la compañía de Jesús y María. De camino a la cautividad he orado: “Tú eres mi Dios y mi todo”. Se descubre la mitad de la zona sur de la cruz.En los momentos duros ¿Soy capaz de abando-narme en Dios?

¿Acostumbro a rezar a la Virgen en medio de mis tribulaciones?

¿Le pongo un toque de alegría a mi vida, a pe-sar de las dificultades?

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Jesús, ahora puedo decir como san Pablo: “Yo, Francisco, prisionero de Cristo” (Ef 3,1) En la oscuridad de la noche, en medio de este océano de ansiedad, de pesadilla, poco a poco me despierto: “Debo afrontar la realidad”. “Estoy en la cárcel. Si espero el momento oportuno de hacer algo verdaderamente grande, ¿cuántas veces en mi vida se me presentarán ocasiones semejan-tes? No, aprovecho las ocasiones que se presen-tan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria”. Se descubre la cruz completamente.¿Qué debo hacer para que las cosas ordinarias de cada día salgan de manera extraordinaria?

¿Cómo me veo ante las dificultades?

Jesús, no esperaré; vivo el momento presente col-mándolo de amor. La línea recta está formada por millones de puntitos unidos entre sí. También mi vida está integrada por millones de segundos y de minutos unidos entre sí. Dispongo perfectamente cada punto y mi línea será recta. Vivo con perfec-ción cada minuto y la vida será santa. El camino de la esperanza está enlosado de pe-queños pasos de esperanza. La vida de esperanza está hecha de breves minutos de esperanza. Como Tú, Jesús, que has hecho siempre lo que le agrada a tu Padre. Cada minuto quiero decirte: Jesús, te amo; mi vida es siempre una “nueva y eterna alian-za” contigo. Cada minuto quiero cantar con toda

la Iglesia: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.¿Cuáles son los pequeños pasos de esperan-za que debo dar en mi vida?

¿En quién tengo puestas mis esperanzas?

GestoLa cruz que nos toca vivir no podemos esco-gerla, nos toca aprender a aceptarla con la esperanza de que superaremos la prueba y alcanzaremos la Gloria; con la fe puesta en el amor fiel de Dios; y con la caridad que nos mue-ve a ofrecer el sacrificio por el bien de nues-tros hermanos a través de nuestro suplicio en la cruz. Cada misionero desprende la página 80 del Folleto Misionero y escribe un compromiso personal y lo pega en la cruz que está puesta al centro, mientras meditamos el canto.

CantoPág. 232. Cantos 15, 16 y 17Oraciones espontáneas

Oración finalPermite, Señor, que nuestra espera en cristo no sea una farsa y que nuestra confianza sea plena, para poder descubrir en las dificultades del día a día que al final de la oscuridad hay una luz, signo de la resurrección y premio de per-severante fidelidad. Te lo pedimos por medio de Jesús, nuestro hermano. Amén…


¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué tal?

Observación


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Vamos a “recoger los primero frutos de esta misión”Expresemos los tres mayores aprendizajes que cada uno se lleva de éstas misiones.

Completemos esta frase: “Que bueno sería sí…” (Sugerencias para las próximas misiones)

Expresa de manera creativa tu GRATITUD a tu grupo de misiones. Elabora un obsequio.

Evaluación

1

2

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Domingo de Resurrección

AmbientaciónEn el centro se propone colocar una luz vela o velón grande, la Biblia, una frase que diga: ve y anuncia el evangelio de la alegría y alrededor de estos dos símbolos papeles y velas para cada uno. Se invita a todos los presentes a ponerse en círculo, preferiblemente sentarse en el suelo.

Anunciadores del evangelio de la alegría

Lectura del evangelio de San Juan (Jn 16, 14-18) En aquel tiempo Jesús, habiendo resucitado, se apareció a sus discípulos y les dijo: vayan por todo el mundo proclamando la buena noticia a toda la humanidad. Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará. A los cre-yentes los acompañarán estas señales: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, agarrarán serpientes; si beben algún veneno no les hará daño; pondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán. Palabra de Dios.

Reflexión PersonalVayan por el mundo a predicar la noticia. Vayan por el mundo a predicar el amor. No se puede estar de brazos cruzados, dejando a un lado lo que se ha visto, oído y sentido. No se pue-

MotivaciónHan pasado muy rápido los días, las horas se fue-ron volando. Dicen que “el tiempo es lento para los tristes y rápido para los alegres”. Estamos fina-lizando un montón de experiencias interesantes, pero damos paso a los que vendrá después, pues el trabajo no concluye aquí; ahora es cuando co-mienza nuestra labor como discípulos de Jesús.

Reflexión PersonalHacemos un momento de silencio y re-flexionamos sobre la experiencia perso-nal y grupal durante todo el tiempo de la Semana Santa.

CantoTómame, Envíame. Pág. 239. Canto 50

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¿Sabías que...Cuando oramos en el templo, lo hacemos junto a las reliquias de algún santo, ya que continu-ando con la tradición de los primeros cristianos que celebraban misa en las catacumbas, cada altar contiene una pequeña reliquia incrustada; recuerdo del testimonio que esa persona dio por Cristo.

de estar al margen de una cruda realidad, don-de el mundo, en algunos casos se cae a pedazos ¿Ahora qué la experiencia termina, qué toca hacer? ¿Cuál será el compromiso dentro de la sociedad?

GestoEs claro que estamos llamados a llevar el evan-gelio de la alegría a los lugares donde reina la tristeza. Ante dicha responsabilidad, ¿qué hacer? Jesús no se ha quedado en el más profundo olvido. Jesús ha resucitado en nuestro corazón y espera que llevemos esa alegría siempre con nosotros. Cada uno está invitado a encender una vela del Cirio (o del velón principal que ya está encendi-do) en señal de que nuestra vida se encendió de la esperanza de la resurrección y que estamos dispuestos a comunicarla a todos. Lo hacemos mientras escuchamos el canto y conversamos en

nuestra intimidad con Jesús.CantoEnciende una luz. Pág. 239.Canto 48.

Compartir los testimonios de la expe-riencia

Oración finalSeñor, Dios infinitamente amoroso, que has re-sucitado a tu Hijo de la muerte, permite que tu Espíritu infunda nuestros pensamientos y ac-ciones en el lugar donde tú generosamente nos has querido enviar, para ser voceros de Jesús: evangelio de la alegre esperanza. Amén…

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¿Qué?

Obj:

¿Cómo?

¿Qué tal?

Observación

¿Cuándo? ¿Con qué? ¿Dónde? ¿Quién? 71

Evaluacióngeneral

¿Qué provisiones traía en mi mochila de misionero que te ayudaron en el encuentro con mi comunidad de apostolado?

¿Qué pasos de crecimiento di en mi experiencia personal como díscipulo-misionero durante esta Jornada Misionera ?

¿Qué rocas entorpecen el camino en mi comunidad de apostolado para que el Señor Jesús siga avanzando en medio de ellos?

¿Qué características de la comunidad ayudaron a aplanar, a allanar, el camino para que mi grupo de misiones pudiera transitar por ellos en compañia de Jesús?

¿Qué me llevo en mi mochila de retorno a mi primer campo de misión: mi familia?

A continuación te proponemos la evaluación ge-neral de la Jornada Misionera 2013 a partir de ciertas imágenes que definen elementos que vamos encontrando en nuestro recorridos como caminantes, como discípulos de Jesús

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Procesión de RamosLectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 19,28-40)En aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, su-biendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: “Vayan a la aldea de enfrente; al entrar, encontrararán un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, contéstenle: “El Señor lo necesita”.Ellos fueron y lo encontraron como les había di-cho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron: “¿Por qué desatan el borrico?” Ellos contestaron: “El Señor lo necesita.” Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar.Según iba avanzando, la gente alfombraba el

Lecturas para la celebración del Domingo de Ramos. Ciclo “C”

Este año 2013 estamos en el ciclo “C” del año litúrgico, por eso las lecturas del evangelio del Domingo de Ramos varían con respecto a las del año pasado. Este año la Iglesia nos invita a meditar la pasión de Jesús tal como la describe San Lucas.En el Manual Misionero (edición 2012), según el ciclo “B” del año litúrgico, aparecen las lecturas para la Proce-sión de Ramos (pág. 87) y la lectura de la Pasión (pág. 90-95) según San Mateo. A continuación encontrarás las lecturas propias del ciclo “C” para ser usadas en la Celebración litúrgica del Domingo de Ramos. Esta es la única variantes en las celebraciones según el ciclo del Año Litúrgico, para los demás días de la Semana Santa utiliza las mismas lecturas que están en el Manual Misionero (Edición 2012).

camino con los mantos. Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: “¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.”Palabra del Señor.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (Lc 22, 14-23, 56)

C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discí-pulos y les dijo: +. «He deseado enormemente comer esta comida pascual con ustedes, antes de padecer, porque les digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el Reino de Dios.» C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de

Liturgia

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gracias y dijo: +. «Tomen esto, repártanlo entre ustedes; por-que les digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. »C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: +. «Esto es mi cuerpo, que se entrega por uste-des; hagan esto en memoria mía.» C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: +. «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes. Pero miren: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega! » C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo: +. «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhe-chores. Ustedes no hagan así, sino que el primero entre ustedes pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve. Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Ver-dad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comerán y beberán a mi mesa en mi reino, y los sentaré en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»C. Y añadió: +. «Simón, Simón, mira que Satanás les ha re-clamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»C. Él le contestó: S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a

la cárcel y a la muerte.» C. Jesús le replicó: +. «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»C. Y dijo a todos: +. «Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sanda-lias, ¿les faltó algo?» C. Contestaron: S. «Nada.» C. Él añadió: +. «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque les aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: “Fue contado con los malhechores.”Lo que se re-fiere a mi toca a su fin.» C. Ellos dijeron: S. «Señor, aquí hay dos espadas. » C. Él les contestó: +. «Basta.»C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: +. «Oren, para no caer en la tentación.» C. Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo: +. «Padre, si quieres, aparta de mi ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.» C. Y se le apareció un ángel del cielo, que lo anima-ba. En medio de su angustia, oraba con más insis-tencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo: +. «¿Por qué duermen? Levántense y oren, para no caer en la tentación.»C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gen-te; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús. Jesús le dijo:

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+. «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hom-bre?» C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron: S. «Señor, ¿herimos con la espada?» C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino, diciendo: +. «Déjenlo, basta.» C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:+. « ¿Han salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con ustedes, y no me echaron mano. Pero ésta es su hora: la del poder de las tinieblas.»C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo se-guía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó entre ellos. Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo: S. «También éste estaba con él.» C. Pero él lo negó, diciendo: S. «No lo conozco, mujer.» C. Poco después lo vio otro y le dijo: S. «Tú también eres uno de ellos.» C. Pedro replicó: S. «Hombre, no lo soy.» C. Pasada cosa de una hora, otro insistía: S. «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.» C. Pedro contestó: S. «Hombre, no sé de qué me hablas.» C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un ga-llo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pe-dro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera,

lloró amargamente.C. Y los hombres que sujeta-ban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes. Y, tapándole la cara, le preguntaban: S. «Haz de profeta; ¿quién te ha pega-do?» C. Y proferían contra él otros muchos insul-tos.C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escri-bas, y, haciéndole comparecer ante su Sane-drín, le dijeron: S. «Si tú eres el Mesías, dínoslo.» C. Él les contestó: +. «Si se lo digo, no lo van a creer; y si les pregunto, no me van a responder. Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopo-deroso.» C. Dijeron todos: S. «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» C. Él les contestó: +. «Ustedes lo dicen, yo lo soy.» C. Ellos dijeron: S. « ¿Qué necesidad te-nemos ya de testimo-nios? Nosotros mis-mos lo hemos oído de su boca.» C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Je-sús a presen-cia de Pilato. Y se pusie-ron a acu-sarlo,

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diciendo: S. «Hemos comprobado que éste anda amoti-nando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.» C. Pilato preguntó a Jesús: S. «¿Eres tú el rey de los judíos?» C. Él le contestó: +. «Tú lo dices.» C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: S. «No encuentro ninguna culpa en este hom-bre.» C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo: S. «Solivianta al pueblo enseñando por toda Ju-dea, desde Galilea hasta aquí.» C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy conten-to; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra. Estaban allí los sumos sacerdotes y los escri-bas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con despre-cio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes

se llevaban muy mal.C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo: S. «Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interro-gado delante de ustedes, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputan; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya ven que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.» C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos gri-taron en masa, diciendo: S. « ¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.» C. A éste lo habían metido en la cárcel por una re-vuelta acaecida en la ciudad y un homicidio. Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando: S. « ¡Crucificalo, crucificalo!» C. Él les dijo por tercera vez: S. « Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encon-trado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré. » C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le

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cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mu-jeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: +. «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren por vustedes y por sus hijos, porque miren que llegará el día en que dirán: “Dichosas las esté-riles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado.” Entonces empezarán a decirles a los montes: “Desplómense sobre no-sotros”, y a las colinas: “Sepúltennos”; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?» C. Conducían también otros malhechores para ajusticiarlos con él. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: +. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suer-te. El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hacían muecas, diciendo: S. « A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.» C. Se burlaban de él también los soldados, ofre-ciéndole vinagre y diciendo: S. «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»C. Uno de los malhechores crucificados lo insul-taba, diciendo: S. «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» C. Pero el otro le increpaba: S. « ¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque re-

cibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» C. Y decía: S. «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» C. Jesús le respondió: +. «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el pa-raíso.»C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:+. «Padre, a tus manos- encomiendo mi espíritu.»C. Y, dicho esto, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausaC. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo: S. «Realmente, este hombre era justo.» C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se vol-vía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.C. Un hombre llamado José, que era senador, hom-bre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Ga-lilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aro-mas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.Palabra del Señor.

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Notas del discípulo



Oración Pág. 17 del Folleto Misionero 2013

Sábado de concilio

[email protected] / [email protected]

MJS Venezuela / Pastoral Juvenil Salesiana de Venezuela

@MJSVenezuela

Caracas. Venezuela. 2013.

Si unes cada extremo de la

cubierta de nuestro Folleto Misionero 2013, podrás ver

cómo los caminos del joven discípulo que sigue la cruz

de Jesús se encuentra con el camino de nuestro

Señor Resucitado

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Folleto Misionero 2013 ¡Sean discípulos!

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