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Green Lantern v1 (Action Tales)

Date post: 08-Jun-2015
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Este volumen reúne los primeros 8 números (más algún extra) de la serie de Green Lantern que publica Action Tales.
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75
Jerónimo Thompson y Jose Manuel López VOLUMEN 1
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Page 1: Green Lantern v1 (Action Tales)

Jerónimo Thompson y Jose Manuel López

VOLUMEN 1

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DC COMICS y ACTION TALESpresentan:

Escrito por

JERÓNIMO THOMPSON

Con portadas de

JOSÉ MANUEL LÓPEZy Raúl Peribáñez

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En el día más brillante, en la noche más oscura,ningún mal escapará a mi vista.Que aquellos que adoran la maldad teman mi poder,la luz de...

Green Lantern.

Green Lantern v1. 2006. Este volumen contiene Green Lantern #1-8, Green Lantern #4,5,incluido en AT Visions Especial Navidad 2005 y Green Lantern: All-Star, incluido en ATVisions Especial Navidad 2006; todos ellos publicados originalmente en Action Tales(www.dreamers.com/actiontales).

Los personajes e imagenes que aparecen en este volumen son propiedad intelectual desus respectivos autores y de la editorial DC Comics®.

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Ragnarok

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Green Lantern #1Ragnarok: Capítulo primero

Sitúate. Estás en Valhalla, el mayor de los cráteres de Calisto, en el interior delcomplejo científico Rectorado Delta. Júpiter impone su presencia en el horizonte ydentro de cuatro horas el Rectorado esparcirá sus fragmentos por la inexistenteatmósfera de Calisto en el fragor de una explosión termonuclear.

¿Ya te has situado? Estupendo. La historia comienza.

-Es un Green Lantern, señor- afirmó el guardia sin atreverse a alzar la voz, pesea que sabía que era imposible que pudiera escucharle desde la Sala de Espera. Suspalabras estaban impregnadas por una extraña mezcla de curiosidad y respeto.

-Veo al Green Lantern, 214; la imagen del monitor no deja lugar a muchasdudas. Proceda con el protocolo de entrada-.

Al otro lado de la gruesa lámina de metal que los separaba, encerrado en unadiminuta estancia de apenas dos metros cuadrados, Kyle Rayner escuchó cómo una vozmetálica e impersonal le comunicaba una serie de instrucciones:

-Deposite toda su ropa en el recipiente situado a su derecha, por favor-.Tras un segundo de duda, fue desvistiéndose y colocando su uniforme en una

pequeña abertura que silenciosamente había aparecido a su derecha.–Toda su ropa, por favor-.Sonrió brevemente mientras terminaba de llenar el recipiente. Al concluir, éste

se cerró y emitió un ligero silbido.-Deposite su anillo en el recipiente situado a su izquierda, por favor-.Kyle permaneció inmóvil.-Ya conoce el protocolo de entrada, Green Lantern. No se admite la presencia de

anillos de poder en el Rectorado-.-No sé nada de ese protocolo, tío simpático...- murmuró Kyle.-Deposite su anillo en el recipiente, por favor-.Lentamente, muy lentamente, se quitó el anillo y lo dejó en la nueva abertura

surgida a su izquierda que se cerró inmediatamente con un golpe seco. La luz, de unblanco mortecino hasta ese momento, se tornó azulada durante unos segundos paravolver rápidamente a recuperar su color original.

A continuación, volvió a hablar la misma voz metálica e impersonalcomunicando lo que debían ser nuevas instrucciones; sin embargo, Kyle era incapaz deentender nada de lo que decía: el anillo había dejado de proporcionarle una traducciónsimultánea del idioma alienígena que hablaba aquel guardia.

Tan pronto como cesó de escuchar la voz, se abrió una nueva compuertaofreciendo lo que parecía ser otro uniforme, completamente blanco a excepción delsímbolo verde de los Green Lantern Corps situado a la altura del pecho y un pequeñoartefacto negro sobre el hombro derecho: -Un traductor universal...- murmuró para sí. -Bien...-.

Tras colocarse rápidamente el uniforme que le habían ofrecido, Kyle habló alvacío de la habitación: -Estoy listo. Abran la puerta de entrada-.

La pared frente a la puerta que había servido de entrada a la Sala de Espera seapartó con un leve zumbido, dando paso a una estancia mucho mayor en la que leesperaban dos individuos de figura humanoide. Uno de ellos era un Psion.

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Capítulo primero

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Paralizado en un primer momento por la sorpresa, tensionó pronto todos losmúsculos de su cuerpo, preparándose para lo que sin duda debía ser una emboscada,mientras se maldecía amargamente por cometer la estupidez de abandonar su anillopoder.

El Psion se dirigió a Kyle sin mostrar mucho interés en la posición de combateque éste había adoptado:

-Bienvenido al Rectorado Delta, Green Lantern. Soy el Decano de Seguridad yle agradezco... todos le agradecemos la rapidez de su llegada, dada la delicadeza denuestra situación-.

Kyle no alteró su posición, pero la confusión que ahora sentía había relajadoligeramente sus músculos: -¿Qué ocurre aquí?, ¿los Psions controlan este complejo?-.

-Soy el único Psion que reside en el Rectorado Delta, Green Lantern- afirmó conla paciencia que confiere la repetición de una frase incontables veces. –En el Rectoradotienen cabida todas las razas que habitan la galaxia, y confío en que no me juzgará porlos actos que hayan podido cometer otros miembros de mi Pueblo-.

Kyle aún dudaba. Los Psions eran ampliamente conocidos por ser una raza defríos y sádicos científicos, siempre dispuestos a diseccionar y experimentar con todaclase de seres vivos. No terminaba de creer que otras razas alienígenas hubieran podidoaceptar a un Psion en un complejo de investigación (¡e incluso nombrarlo responsablede Seguridad!), pero decidió no ponerle más objeciones. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosapodía hacer sin su anillo de poder?

-Muy bien. He venido tan pronto como el anillo me informó de su problema,aunque aún no tengo muy claro dónde me encuentro y por qué era necesario separarmede mi anillo... entre otras cosas-.

Mientras hablaba recuperó su posición inicial, más relajada, y fue dando unrepaso visual a la sala en que se encontraba. Le llamó la atención lo austero delmobiliario: absolutamente vacío. Sólo la presencia de un pequeño monitor que encontróa su izquierda rompía la monotonía del blanco que cubría paredes, suelo y techo. Y elguardia... ¿era posible que fuera un Khund?

El Psion volvía a dirigirse a él:-Soy consciente de la... rudeza de nuestra llamada, y me disculpo por ella en

nombre de la Rectora; la urgencia nos impidió darle más detalles entonces, y lo sigueimpidiendo ahora. Le ruego que me siga mientras respondo a todas las preguntas quedesee formularme. Nos esperan-.

Dicho esto, el Decano de Seguridad se dirigió hacia el extremo opuesto de laestancia que pronto se abrió a un largo pasillo por el que ambos caminaron dejando alguardia junto a la Sala de Espera. Mientras avanzaban rápidamente por el pasillo, tanblanco y austero como el lugar que abandonaban, Kyle tuvo tiempo de observar conmás detalle el aspecto de su acompañante: con un uniforme igual al que ahora vestía élmismo, pero sin la presencia del símbolo verde en su pecho, su figura era la del Psiontípico: un reptil humanoide de ojos pequeños, con una piel de tono verde oscuro yningún tipo de vello observable.

-¿Qué desea preguntar, Green Lantern?-.-En primer lugar quisiera hacerle una petición: mi nombre es Kyle Rayner y me

gustaría...-.-Inaceptable- atajó el Decano. –Se encuentra en el Rectorado como Green

Lantern y como tal será tratado mientras permanezca con nosotros. ¿Qué deseapreguntar, Green Lantern?-.

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Kyle vaciló un momento y cabeceó ligeramente mientras se preguntaba por quéno tumbaba a aquel maldito Psion de un puñetazo: -Bien, ¿qué es el Rectorado? Elanillo me contó que...-.

-Nuestra fundación se remonta a la época en que se establecieron los GreenLantern Corps...- el pasillo dobló hacia la derecha en lo que parecía un nuevo tramoidéntico al anterior, blanco y sin final aparente. -Como ya sabe, los Guardianes delplaneta Oa crearon este cuerpo policial reclutando a los mejores de las diversas razasque pueblan la galaxia y dotándolos de los anillos de poder con el fin de defender el...digamos el Bien, allí donde fuese necesario. Sin embargo, pronto se alzaron voces quediscutieron la posibilidad de que esta defensa del Bien se limitara a un grupo de policíasinterestelares dedicados a la caza de elementos subversivos-.

-No creo que los Green Lanterns seamos...-.-Así fue como se establecieron los Rectorados: complejos científicos que se

propusieron la búsqueda de conocimiento como único objetivo- continuó el Decano.-¿Rectorados?, ¿es que hay más de uno?- interrumpió Kyle con rapidez.-Por supuesto que sí –afirmó con orgullo no disimulado. –Se dispusieron tantos

como sectores galácticos asignados a los Corps: 3.600-.En ese momento llegaron al final del pasillo, donde les esperaba una pequeña

habitación que pronto quedó sellada y comenzó a trasladarles hacia los nivelesinferiores del Rectorado.

-¿Hacia dónde vamos?- preguntó Kyle.-Nos dirigimos al nivel –20, Green Lantern. Allí nos espera la doctora 74-.-¿74?, ¿qué clase de nombre es ése?-Los nombres no son necesarios en el Rectorado. La capacidad máxima de este

complejo es de 300 individuos y cada uno de ellos recibió al llegar el número que lodenominará mientras permanezca en el Rectorado-.

-Ah, qué curioso... ¿cuál es mi denominación entonces?-.-Green Lantern- respondió fríamente el Decano. Kyle resopló lo más

disimuladamente que fue capaz.-¿Qué ocurrió cuando se disolvieron los Green Lantern Corps? La devastación

de Oa y tal- siguió Kyle mientras el ascensor continuaba su descenso.Los pequeños ojos del Decano se hicieron aún más diminutos: -Ese desastre casi

acabó con nosotros. La caída de Oa y los Green Lanterns nos dejó huérfanos eindefensos ante las diferentes amenazas que surgieron en los sectores galácticos. Casitres cuartas partes de los Rectorados fueron destruidos en los dos años posteriores; losrestantes consiguieron sobrevivir admitiendo el control de otros gobiernos, comoocurrió con el del sector dominado por Thanagar, o buscando la financiación decorporaciones privadas no ligadas a instituciones políticas-.

-¿El Rectorado Delta está controlado por los Psions?-.-Como le dije anteriormente...-.El ascensor se detuvo y abrió su puerta automáticamente descubriendo a una

mujer de unos cuarenta años, no demasiado alta y aspecto plenamente humano, que lesesperaba con impaciencia reflejada en los ojos.

-Green Lantern, le presento a la doctora 74, de la Tierra-.

-Ya te avisamos de que esto ocurriría- dijo la mayor.-No ha pasado nada que no podamos solucionar, anciana- afirmó con dureza la

Rectora. –El resultado es un éxito. Sólo es cuestión de tiempo que lo controlemos y todoacabe de una vez-.

-El Green Lantern está aquí-.

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Capítulo primero

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-Sí, nuestro Decano de Seguridad es muy estricto con los protocolosestablecidos, pero su presencia no cambiará nada. Todo va a acabar pronto-.

-Doctora 74, informe al Green Lantern sobre el problema al que nosenfrentamos-.

-Disculpe un momento -se adelantó Kyle-, Decano... um... ¿cuál es su nombre?,o sea, ¿su número?-.

-3. Soy el Decano de Seguridad 3-.-Bien, Decano 3, antes de que la doctora me explique en qué consiste esa

“alarma de tipo biológico” que mencionaron en su petición de ayuda, me gustaría saberpor qué me han quitado mi anillo-. Kyle se esforzó en mostrar la suficientedeterminación en su mirada como para dejar claro que no estaba dispuesto a dar un pasomás sin conocer la respuesta a su pregunta.

El Psion mostró en su rostro reptiliano una irritante expresión de extrañeza antela ignorancia ajena.

-¿Se da cuenta de que se encuentra en el interior de unas instalaciones dedicadasa la investigación científica, Green Lantern? La energía que desprende un anillo depoder, incluso en estado de reposo, podría afectar de manera impredecible al trabajo quedesarrollamos aquí. Nuestros protocolos siempre fueron muy claros a este respecto: losanillos de poder están prohibidos en el Rectorado-.

-Aún más en la situación en que nos encontramos- interrumpió la doctora, cuyaimpaciencia crecía visiblemente con rapidez. -¿Podemos pasar ya a discutir nuestroproblema?-.

-Adelante- accedió Kyle alzando ligeramente los hombros.Un minuto después, la doctora y Kyle se encontraban en el interior de lo que

habían llamado, simplemente, Ojo. El Decano permaneció en el pasillo alegando que laestancia era demasiado pequeña para los tres. Y tenía razón: el Ojo era una habitaciónsemiesférica no mucho mayor que la Sala de Espera donde Kyle había depositado todassus pertenencias, que no permitía una excesiva libertad de movimiento.

-Voy a ponerle rápidamente en antecedentes antes de mostrarle lo que estáocurriendo en el Laboratorio Beta-.

-Soy todo oídos, doctora 74- y recordando las palabras de presentación delDecano añadió: -¿De dónde es usted exactamente?-.

-Soy de Noruega, y si no le importa le contaré mi vida en otro momento, GreenLantern. ¿Le parece que le explique cuál es nuestro problema, por favor?-.

-Claro, perdone-.-Bien, nuestro objeto de estudio es un polímero de alta energía que hemos

tratado de biosintetizar por medio de... es decir, desde que lo descubrimos hace unosaños, nosotros...-.

-Tranquilícese doctora- intervino Kyle ante el creciente nerviosismo quemostraba. –Comience por el principio...-.

-Sí, por supuesto, discúlpeme Green Lantern- respondió esforzándose encontrolar su agitada respiración. –Hace siete años detectamos una emisión energética deorigen desconocido procedente del cráter Asgard. La señal fue breve y desapareció enpocos segundos, pero no antes de que determinásemos cuál era su fuente: un pequeñometeorito medio enterrado, aún caliente por la fuerza su impacto. Tras someterlo a unestudio exhaustivo en el Rectorado, descubrimos que el responsable de la emisión habíasido sólo un diminuto fragmento del meteorito, compuesto por un polímero denaturaleza altamente energética-.

-¿Altamente energética?, ¿era radiactivo o algo así?-.

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-No, no, el polímero es inerte en condiciones normales pero la rotura de susenlaces moleculares es capaz de liberar una cantidad de energía realmente sorprendente.Al parecer la señal que nos permitió detectarlo se había debido a un pequeño número deestas roturas ocasionadas por el impacto del meteorito-.

-Supongo por su tono de voz que nunca antes se habían encontrado con este tipode sustancia, ¿no?-.

-No. No se parecía a nada que hubiera sido descrito con anterioridad y nosotrossólo teníamos una pequeña muestra de 2,7 gramos-.

-¿Qué hicieron entonces?, ¿buscar más meteoritos?-.-¿Para qué?, ¿qué posibilidades teníamos de encontrar más cantidades de algo

que no es nativo de Calisto, ni detectable salvo rotura?-.-Bueno, quizá podrían haber enviado unas maquinas que fueran machacando

todo el terreno del cráter para ver si así...- la doctora lo observaba en silencio, con lapaciente atención que muestra una madre mientras escucha un comentario absurdo de suhijo-...está bien, no importa, ¿qué fue lo que hicieron entonces?-.

-Nuestro objetivo fue conseguir su producción en masa como fuente de energía,para la cual intentamos en un principio la síntesis química del polímero; sin embargo,vimos pronto que no existían procesos químicos capaces de sintetizarlo. Entoncespensamos en una aproximación bioquímica, y por este camino obtuvimos mejoresresultados: hace tres años pareció alcanzarse la solución definitiva al desarrollar dosorganismos unicelulares capaces de producir el polímero mediante simbiosis: el primerode ellos fabricaba un tipo de intermediario soluble que utilizaría el segundo paraproporcionar nuestro polímero. O al menos ésa era la teoría-.

-Y algo no fue bien, ¿verdad?-.-Nuestras expectativas se vieron frustadas al observar que el polímero se

acumulaba en el interior del segundo organismo, incapaz de expulsarlo al exterior, hastavolverse tóxico y matarlo. En los últimos tres años hemos invertido grandes cantidadesde tiempo y medios económicos intentando solucionar este problema-.

Kyle paseó su mirada por las paredes del interior de aquella pequeña semiesferade color gris oscuro en que se encontraban: -Vale, creo que me hago una idea más omenos aproximada de su trabajo. ¿Cuál es el problema?, ¿alguna de sus bacterias haescapado y es peligrosa?-.

-No exactamente... Espere un segundo; voy a mostrarle el Laboratorio Beta-.La doctora alzó su brazo izquierdo hasta la altura del pecho haciendo visible una

especie de muñequera negra salpicada de botones de diferente color. Presionó uno deellos y la hasta entonces semiesfera oscura se tornó de un blanco adetergentado.

-El Ojo nos permite ver el interior de cualquiera de los laboratorios de este nivel;nos resulta muy útil para seguir el progreso de ciertos experimentos sin necesidad deponer en peligro nuestra integridad física-.

La doctora miraba a Kyle, que a su vez le devolvía la mirada con gestointerrogante: -¿Y bien?, ¿el Ojo está ciego?-.

-No, estamos viendo el interior del Laboratorio Beta- dijo mientras iniciaba unaligera sonrisa que se disipó antes casi de asomar a su rostro. –Hace tres horas sefusionaron dos de las células simbióticas en una de nuestras placas de crecimiento. Nosabemos cómo, ni por qué, pero lo que sí sabemos es que el organismo resultante de lafusión no sólo es capaz de sobrevivir a la acumulación de polímero en su interior, sinotambién de utilizarlo como alimento-.

-¿Y el Ojo?-.-En pocos segundos el nuevo organismo, cebado por la increíble fuente de

energía que le proporciona el polímero, se multiplicó y extendió por todo el laboratorio,

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y cuando se le acabó el sitio donde crecer, comenzó a liberar el exceso energéticomediante la emisión luz. Lo que ve en la pantalla es la imagen resultante de lasaturación de los dispositivos que captan la imagen del interior. Si me permite unossegundos, aplicaré los filtros necesarios para que podamos ver algo-.

-¿No existe la posibilidad de que ese bicho haya conseguido escapar de ahí?-preguntó Kyle mientras observaba cómo la doctora tecleaba diferentes combinacionesde botones de colores en su muñequera.

-No. La Inteligencia Central del Rectorado, ICR, registra y analizaconstantemente el estado del complejo. Detectó la anomalía en el mismo momento enque ocurrió la fusión y selló el Laboratorio Beta-.

Las paredes del Ojo pasaron del blanco inicial a un tono ligeramente amarillentoque fue progresando hasta volverse dorado y comenzaron a distinguirse los contornosdel interior del laboratorio.

-¿Había alguien dentro en el momento de la fusión?-.-Dos de nuestros científicos, Green Lantern-. Sus ojos, acuosos, apenas eran

capaces de contener el bullir de las emociones en su interior.Los filtros se ajustaron a la perfección y Kyle pudo observar, rodeado por la

imagen semiesférica que proporcionaba el Ojo, el Laboratorio Beta con absoluta nitidez.-Parece como si todo estuviera hecho de oro...- murmuró Kyle.La doctora tardó unos instantes en contestar, aún azorada por la emoción.-Es el polímero, que es dorado. El organismo ha tomado su color y cubre todas

las superficies... incluidos ellos dos-.Presionando un botón dirigió la imagen hacia la izquierda de Kyle hasta que dos

figuras doradas, tumbadas en el suelo, parecieron quedar a sus pies.-¿Están muertos?-.-No lo sabemos... La envoltura que ha formado el organismo sobre ellos refleja

todo tipo de radiaciones, incluidas aquellas que nos permitirían determinar el estado desus constantes vitales desde el exterior. Por otro lado, no conocemos bien las diferentesfisiologías de 12 y 36, ni cómo han podido reaccionar frente al organismo: 12 procedede Rann y 36 de Talkor-.

-Bien –suspiró Kyle-, ¿qué es lo que quiere el Rectorado Delta de mí?-.Antes de que la doctora alcanzara a separar los labios, recibió su respuesta desde

la puerta de entrada al Ojo: -Queremos que entre en el Laboratorio Beta, saque a esosdos científicos y nos traiga una muestra aislada del organismo, Green Lantern-.

Al girarse, Kyle observó que el Psion ya no estaba solo y que la voz pertenecía auna alta y corpulenta figura femenina embutida en el traje reglamentario del Rectorado.

–Green Lantern -dijo el Decano de Seguridad- le presento a la Rectora 1, deNueva Génesis-.

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Green Lantern #2Ragnarok: Capítulo segundo

-No veo nada- exclamó Kyle agitando las manos frente a su rostro encapuchado.-Tranquilícese, Green Lantern- contestó una voz aguda y metalizada que

resonaba alrededor de su cabeza. –Lo único que ocurre es que ha mantenido presionadoel botón de la derecha demasiado tiempo y su visor no deja pasar nada de luz. Déle albotón de la izquierda para retirar de nuevo los filtros-.

-Voy a intentarlo...- murmuró mientras tanteaba a ciegas el dispositivo colocadoen su muñeca izquierda. La urgencia con que le habían explicado el funcionamiento deaquella capucha “anticontagio” y su muñequera de control acompañante, apenas lepermitía ahora manejarse.

Pasados unos segundos la voz volvió a hablar: -Recuerde: sólo debe preocuparsede los dos botones de mayor tamaño. El de la derecha acumula filtros; el de la izquierdalos elimina-.

-No se impaciente, doctora- respondió Kyle –, ya lo he encontrado-. Presionandodecididamente aquel botón surgió un mundo de inmaculada e intensa luz blanca ante susdilatadas pupilas.

-¡Joder!- gritó dolorido mientras cubría el visor con ambos manos.Una segunda voz, más grave pero también metálica, se dirigió a Kyle desde los

pequeños altavoces incluidos en el interior de la capucha: -Le informo, Green Lantern,de que la normativa del Rectorado referente al tipo de lenguaje permitido es...-.

-Gracias Decano 3- atajó Kyle rápidamente-, lo tendré en cuenta-.-Lo que debe hacer ahora...- comenzó la doctora.-Lo sé, lo sé: presionar el botón de la derecha, pero esta vez con suavidad-

barruntó Kyle más irritado consigo mismo que con las voces que aguijoneaban susoídos.

Buscó en su muñequera izquierda, tapándose el rostro con el brazo derecho, ysilbó aliviado al encontrar el botón deseado con mayor facilidad que la vez anterior. Acontinuación lo pulsó con toda la delicadeza que fue capaz de reunir, hasta percatarse deque ya podía retirar su brazo: el interior del Laboratorio Beta era visible en todo sudorado esplendor.

Muebles, instrumentos científicos y paredes parecían estar hechos de oro, eincluso él mismo se había convertido en una dorada figura móvil.

Con curiosidad, palmeó las manos provocando la aparición de una tenue nubedorada a su alrededor, que al separarse de ellas dejó al descubierto parte de la superficieblanca de sus guantes.

Por un tiempo muy breve, sin embargo: la película de oro que cubría el resto desu cuerpo se extendió rápidamente haciéndose con ellos una vez más.

Observando la celeridad con que crecía aquel organismo le surgieron a Kylealgunas dudas: -Doctora... me pregunto si este saco que me han dado para cubrir micabeza es suficiente para aislarme de un posible contagio. O sea, la parte inferior de latela parece quedar pegada a mis hombros pero no acaba de darme mucha confianza, yeste traje...-. Mientras hablaba iba tanteando las diferentes costuras de su uniforme hastaque dirigió instintivamente su mirada a la entrepierna y palpó con cuidado, buscandoalguna posible fisura.

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Capítulo segundo

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-Le recuerdo, Green Lantern, que la imagen que vemos el Decano de Seguridady yo en el Ojo, y la Rectora en su despacho, es la que transmiten las cámaras de suvisor...-.

Bruscamente, incapaz de evitar un ligero sonrojo, Kyle separó las manos de sustestículos y se afanó en observar con mucho interés un punto indeterminado del techo.

-No se preocupe por su seguridad- continuó la doctora. -La capucha llevaincorporado un generador de campo nulo que impide la aproximación de cualquierpartícula externa a menos de dos milímetros de su uniforme-.

-Muy bien, me fiaré de usted. ¿Dónde se encuentran los científicos?-.-Allí, junto a la cámara de flujo laminar-.-¿La qué?-.-Disculpe, la campana de flujo es el hueco rectangular que puede ver en la pared

que se encuentra a su izquierda, a unos diez metros; está medio cubierta por un cristal...bueno, ahora por una lámina dorada-.

-De acuerdo. Ya la veo-. Lentamente fue dirigiéndose hacia el lugar indicado porla doctora, rodeando una larga mesa repleta de extraños instrumentos con diferentesformas y tamaños. A su paso veía cómo se elevaba del suelo la misma nube dispersaque había aparecido tras su improvisado palmeo.

-Decano 3- dijo Kyle deteniéndose un momento-, ¿para qué necesitan la ayudade un Green Lantern sin anillo de poder? Podrían haber enviado a cualquiera de susguardias para hacer exactamente lo mismo que estoy haciendo yo-.

-¿Nuestros guardias?- inquirió el Psion. –Inaceptable. Todos los ocupantes delRectorado tienen una formación científica que les ha permitido su admisión en elcomplejo y son útiles de un modo u otro. Los protocolos de seguridad son muy claros aeste respecto: si surge un problema que pueda suponer un riesgo para la integridad físicadel personal del Rectorado, se avisará a un Green Lantern-.

-¿Aunque ese Green Lantern entre aquí sin su anillo?- apuntó Kyle.-Asumo que un Green Lantern es algo más que un anillo de poder- contestó

fríamente el Decano de Seguridad.Antes de que Kyle tuviera ocasión de dar rienda suelta a su ofendido orgullo, la

doctora volvió a intervenir: -¿Podríamos seguir la exploración del laboratorio, porfavor?-.

Considerando que seguir discutiendo este punto era absurdo, y prometiéndoseque antes de abandonar el Rectorado se daría el gusto de intercambiar un par depalabras (o puñetazos) con aquel Psion insoportable, continuó su recorrido. Al doblar elextremo de la mesa vio las dos figuras caídas y avanzó hacia ellas, en esta ocasión sin laayuda de ninguna imagen virtual.

-¿Y bien?- preguntó Kyle al atento vacío, fijando su mirada en los cuerpos parapermitir el estudio detallado por parte de los ocupantes del Ojo.

-Sigue sorprendiéndome lo forzado de sus posturas... –susurró la doctora máspara sí misma que para Kyle o el Psion que se encontraba a su lado. -Da la impresión deque sus músculos se encontraran totalmente agarrotados...-.

-¿Me acerco entonces?-.-Sí, claro; no perdamos más tiempo. Aproxímese a 36, el talkoriano, el que se

encuentra a su derecha, y compruebe si presenta algún tipo de signo vital-.Kyle miró hacia 36: tumbado boca abajo en posición casi fetal, estiraba su brazo

derecho hacia el frente en una postura nada natural. Con mucho cuidado fueinclinándose sobre él, mientras asaltaban su mente todo tipo de imágenes desagradables:

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...en cuanto lo toque se agitará bruscamente y saltará sobre mí controladomentalmente por la bacteria, que seguramente habrá desarrollado inteligencia ycrueldad a partes iguales...

...ahora se abrirá un agujero en su espalda y saldrá un pequeño monstruosalvaje y sediento de sangre que ha evolucionado a partir del organismo,alimentándose del talkoriano durante todo este tiempo...

...le daré la vuelta y descubriré su cara horriblemente desfigurada, comida poresa bacteria implacable que ya debe haber encontrado un modo de meterse dentro demi traje...

Advirtiendo que había empezado a escrutar el interior de la capucha condesconfianza, Kyle se detuvo un instante, sacudió ligeramente la cabeza y se dijo a símismo: Adelante, soy un Green Lantern y me enfrento a este tipo de situaciones todoslos días... aunque hoy no tenga el anillo..., añadió recordando su conversación con elDecano.

Colocó con firmeza su mano enguantada sobre la espalda de 36 sin que ocurrieranada de lo que temía. El talkoriano mantuvo su posición sin alterarse, mostrando unarigidez inusual; más parecía un bloque de cemento que un ser vivo.

Sin posibilidad de conocer el estado de 36 tal y como se encontraba, rodeódelicadamente su cuerpo con sus brazos y trató de darle la vuelta. Sin éxito.

-¿Cuánto suele pesar la gente de Talkor, doctora? – preguntó Kyle sorprendido.-Déjeme consultar un momento su ficha... sí, aquí: 36 tiene una masa de 84 kg-.Kyle resoplaba ostensiblemente a causa del esfuerzo realizado: -Pues parece que

ha engordado un poco desde la última vez que actualizaron su ficha- dijo mientrasaferraba su cuerpo con más fuerza y, esta vez sí, lograba darle la vuelta.

El talkoriano no había movido un músculo al cambiar de postura y descubrir surostro a Kyle (intacto y sin desfigurar): conservó la misma posición fetal con el brazoalzado de forma algo ridícula.

-¿Doctora?- preguntó Kyle con cierta inseguridad en su voz.Mientras esperaba una respuesta comenzó a retirar la superficie dorada que

cubría la cara de 36, pero pronto detuvo su mano al ver lo que se escondía debajo: unrostro de intenso color negro que inmediatamente volvió a quedar cubierto por elorganismo.

A continuación limpió una parte del brazo derecho, descubriendo otra vez lasuperficie azabache. Se situó entonces a escasos centímetros de aquella figuracongelada, y tras sacudir varias veces su brazo llegó confundido a una extrañaconclusión: -¡Este tío es de piedra!-.

-¿Por qué ha desactivado el Ojo, doctora 74?- preguntó inquieto el Psion. –ElGreen Lantern parecía haber conseguido mover al talkoriano-.

La doctora permanecía inmóvil en la penumbra gris del cegado Ojo: -Decano deSeguridad 3, acabo de comprender qué les ha ocurrido a 12 y 36, y no puedo permitirque la Rectora lo sepa-.

-¿Cómo...?-.Cuando el Decano vio el puño cerrado que volaba hacia su reducida nariz

reptiliana era demasiado tarde y el impacto lo lanzó contra la pared cóncava,golpeándose fuertemente la cabeza y cayendo aturdido al suelo. La doctora se aproximóal cuerpo inerte del Psion, sujetó firmemente la cabeza con ambas manos y rompió sucuello con un seco chasquido.

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Capítulo segundo

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-¿Qué ha ocurrido?- exclamó la Rectora 1 fuera de sí: la imagen y sonido quellegaba desde la pantalla situada en la pared izquierda de su despacho, por lo demás tanblanco y austero como el resto del Rectorado, se había interrumpido: -74, 3,respondedme: ¿qué ha ocurrido?, ¿ha pasado algo en la Laboratorio Beta?, ¿es unproblema del Ojo?... ¡Contestad!-.

La Rectora recibió silencio como única respuesta.-¡Decidme qué ha ocurrido!- preguntó esta vez dirigiéndose a las tres figuras que

permanecían de pie a su derecha, ataviadas con el uniforme prescriptivo del complejo.Se levantó bruscamente de su sillón, que junto a una pequeña mesa constituía todo elmobiliario del amplio despacho, y clavó sus ojos crispados en cada una de aquellasmujeres.

-¡Responded!-.La más joven de las tres sonrió mostrando cierta tristeza en su mirada: -Ya te

hemos contado todo lo que puede contarse. ¿Por qué no regresas con nosotras al lugarque te corresponde?-.

-Imposible. No cuando estoy tan cerca de conseguirlo- afirmó mientras volvía sumirada hacia la oscura pantalla de la pared. Sus labios temblaban, incapaces de contenerla furia lacerante que consumía a la Rectora.

-¿Qué ha ocurrido?- murmuró para sí.

-¿Doctora 74?- preguntó Kyle una vez más, -¿Decano 3?, ¿alguien?... Genial, heperdido la comunicación-.

Aún se encontraba inclinado sobre 36, homogéneamente cubierto por la bacteriadorada.

Pensando que lo mejor era dar tiempo a los observadores del Ojo para solucionarel problema que pudiera haber surgido, se acercó al científico nativo de Rann. 12 seencontraba tumbado a medio metro escaso del talkoriano en una postura mucho máscómoda: estirado cuán largo era, la espalda pegada al suelo y los brazos extendidos aambos lados.

Sin más preámbulos sacudió la pierna izquierda de 12, su cara y parte del pechoobteniendo el mismo resultado que había conseguido con su compañero: debajo deaquella cubierta dorada no había ningún tipo de tejido orgánico; sólo dura piedraazabache.

Kyle se incorporó con rapidez preparándose para lo peor. Con cierto desagradose percató de que había alzado su puño derecho olvidando que el anillo no se encontrabaen su posición habitual.

-¿Me han tendido una trampa, doctora?-.Retrocedía ya hacia el extremo de la mesa cuando escuchó un pitido

amortiguado. Tras comprobar que no procedía de los altavoces internos de su capucha,trató de situar la procedencia externa de aquel sonido. Fue al pasar su mirada por lapuerta de entrada que observó la aparición de una pequeña abertura junto a ella.

Lentamente, y sin perder su disposición a lanzarse sobre el primer objeto que semoviera, volvió a rodear la mesa atestada de cacharros científicos y se plantó frente a lapuerta. En el pequeño espacio rectangular abierto en la pared encontró un pequeñobotón casi oculto por la superficie uniforme de oro, que presionó con cierta duda: -¿Hola?-.

Al retirar su dedo del botón escuchó con dificultad la voz de la doctora; la telaque envolvía su cabeza evitaba el paso de partículas externas casi tan bien como el delas ondas sonoras: -¿Puede oírme, Green Lantern?-.

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Kyle volvió a presionarlo mientras respondía: -Más o menos, doctora. ¿Qué hapasado?, ¿por qué se ha cortado la comunicación?-.

-Lo siento mucho –respondió agitadamente-, pero no puedo escuchar nada de loque está diciendo: la capucha no deja llegar su voz al interfono-.

-Joder...- musitó Kyle sin necesidad de presionar nada.-No importa. Supongo que lo que quiere saber es qué ha ocurrido: verá, nosotros

tampoco lo tenemos muy claro, pero parece que el organismo se ha extendido por elinterior de los dispositivos que permiten la comunicación con el Ojo...-.

-¿Significa eso que...?- comenzó Kyle antes de recordar que no podía escucharle.-...e impide que podamos monitorizar lo que sucede en el interior del laboratorio.

En cualquier caso –y en este punto se quebró su voz-, pudimos ver el estado de 12 y 36antes de que se cortara la comunicación-.

-Bien- continuó la doctora, -ya no tiene sentido que permanezca ahí por mástiempo. Limítese a recoger la muestra bacteriana tal y como le indicamos y salga dellaboratorio-.

Kyle observaba pensativamente el mundo dorado que lo rodeaba sin encontrarsea gusto. Desde su llegada al Rectorado no había tenido ninguna oportunidad de tomar lainiciativa y empezaba a sentirse incómodo con aquella situación. Sin embargo, no lequedaba ya más opción que terminar con aquello y recoger la muestra bacteriana.

Cogió una pequeña cápsula cilíndrica adherida a su muslo derecho, tambiéncubierta por la película dorada, la abrió y esperó un instante a que las células seextendieran hacia dentro. Entonces la cerró y la devolvió a su sitio.

A continuación se limitó a apretar el botón y esperar que la doctora entendieraque esa apertura del canal por su parte significaba que estaba listo para salir de allí.

Efectivamente, la puerta metálica que cerraba su paso se abrió lentamentedescubriendo la estancia por la que había entrado en el Laboratorio Beta, muy parecidaa la Sala de Espera donde tuvo que dejar su anillo de poder. Una vez dentro, la puertarecuperó su posición original encerrándolo en aquel pequeño espacio iluminado por unamortecina luz blanca.

-Ahora procedemos a la esterilización- resonó la voz metalizada de la doctora enel interior de la habitación-.

La luz cambió a azul durante unos segundos, para rápidamente recuperar sucolor original. Como resultado la capa dorada que le cubría comenzó a desprenderse enuna fina nube de polvo que fue depositándose a sus pies.

A través del cristal de la cápsula vio que el interior mantenía el mismo aspectodorado que los restos que ahora caían con desgana hacia el suelo estéril.

-Muy bien, Green Lantern. Es usted el único ser vivo no encapsulado de la Salade Conexión. Salga, por favor-.

Otra puerta, situada frente a la que permitía la entrada al laboratorio, se abriódescubriendo la familiar figura de la doctora 74.

-277, sígame-.La Rectora salió de su despacho como un vendaval, obligando a 277, el guardia

que la esperaba en su puerta, a girarse bruscamente y seguirla con pasos cómicamenteacelerados.

En unas pocas zancadas se plantó frente a la puerta de uno de los ascensores delnivel 0 para alivio de 277, que temía perderla si continuaba su rápido avance por elpasillo.

-¿Se ha completado ya el Protocolo de Seguridad AB-1?- preguntó la Rectorafijando su mirada en la puerta, como si hablara consigo misma.

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Capítulo segundo

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El guardia carraspeó, ajustando el tono de voz que consideraba más adecuadopara dirigirse a ella: -Efectivamente, Rectora 1. Todo el personal del complejo ha sidoevacuado a los embarcaderos de los niveles 0 y +1. Sólo faltan los cinco sujetos delnivel -20-.

-¿Cinco?- inquirió mientras la puerta se abría y entraban ambos en el pequeñoascensor. 277 se esforzaba en hacerse invisible en uno de sus rincones, evitando todoposible contacto.

-Ah, por supuesto- continuó la Rectora, -está contando a 12 y 36...-.El ascensor comenzó su imperceptible descenso sin que ninguno de sus dos

ocupantes dijera nada más.

-Hola otra vez, doctora- saludó Kyle con jovialidad forzada al quitarse lacapucha protectora.

-Saludos, Green Lantern- respondió con una sonrisa cansada. Alzó las manosmostrando a Kyle una pequeña caja de color grisáceo que presentaba en su interior unmolde que parecía ajustarse al tamaño de la cápsula. –Deposítela aquí, por favor-.

-Por supuesto, doctora-.La separó con cuidado de su muslo y la colocó en su sitio con mucha delicadeza.

La doctora cerró la caja, y al pulsar un pequeño resorte se escuchó un suave silbidoindicando su sellado.

Kyle miró entonces a ambos lados del pasillo: -¿Y el Decano 3?, ¿estácomprobando si el grosor del papel higiénico del Rectorado se ajusta a las normas?-.

La doctora fijó unos ojos repentinamente esmeraldas en el rostro de Kyle, ycontestó con cierta indiferencia: -El Psion está muerto-.

Antes de que Kyle asimilara lo que estaba escuchando la doctora golpeófuertemente su pecho con la mano extendida, arrojándolo a través de la puerta aúnabierta al interior de la Sala de Conexión del Laboratorio Beta.

Confuso y dolorido, observó que la doctora estaba cambiando de aspecto: susojos, de un verde intenso, destacaban en una cabeza que había duplicado su tamaño eincrementado notablemente la cantidad de pelo; su altura, por otra parte, se habíareducido tanto como ensanchado sus espaldas, provocando que su uniforme blancoapenas sobreviviera a la transformación y colgara en jirones sobre su piel ennegrecida.

-¡Una multiforme!- exclamó Kyle.-¿Multiforme dices?- bramó una profunda voz cavernosa que rompió a reír

salvajemente.Frente a un Kyle estupefacto, la criatura antes conocida como la doctora 74

pulsó un botón de su todavía intacta muñequera izquierda cerrando la puerta exterior dela Sala de Conexión.

Kyle permaneció tumbado en la impenetrable oscuridad de aquella estancia.-Estupendo, Green Lantern. ¿Y ahora qué?- masculló mientras se recuperaba del

golpe recibido.Desde su izquierda se elevó una voz de anciana:-Saludos, Kyle Rayner. Me llaman Urd. Somos Las Nornas-.Una voz joven surgió desde su derecha:-Mi nombre es Skuld. Somos Las Parcas-.Por último, una voz madura, de edad indeterminada, susurró frente a él:-Soy Verdandi. Somos Las Benévolas-.

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Ragnarok

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Green Lantern #3Ragnarok: Capítulo tercero

-Ordene la captura del Green Lantern- dijo la Rectora 1.-Pero no podemos saber… -comenzó a decir 277 mientras colocaba la cabeza del

Psion sobre el suelo.-Sí que podemos. 12 y 36 siguen en el Laboratorio Beta– contestó la Rectora

alzando la barbilla hacia la imagen que proyectaba el reactivado Ojo -, sin embargo elGreen Lantern ya no se encuentra allí; el Decano de Seguridad 3 está muerto y ladoctora 74 desaparecida-.

277 observaba los ojos grises de la Rectora desde el suelo, inclinado sobre elPsion, sin atreverse a mostrar incredulidad.

-74 ha trabajado para el Rectorado Delta durante años–continuó la Rectora-,desde antes incluso de que yo llegara, y su lealtad es incuestionable-.

277 asentía con un ligero movimiento de cabeza.-Debemos encontrar al Green Lantern; tiene mucho de qué responder- concluyó

ella con dureza.-Por supuesto…- aventuró 277 mientras se maldecía interiormente por cambiarle

el turno a 291: un permiso de tres días en Tamaran no compensaba tener que aguantarlos desvaríos de aquella mujer.

-Diríjase a los niveles superiores y comunique mis órdenes- dijo la Rectoraabandonando el Ojo con rapidez. -Reúnase después conmigo: vamos a cazar a ese GreenLantern-.

-¿Las Parcas?- preguntó Kyle repitiendo el único nombre que tenía algúnsignificado para él. –¿Queréis decir que vosotras…?- su voz se apagó antes de concluirla frase, avergonzado por lo que iba a preguntar.

La espesa oscuridad de la Sala de Conexión del Laboratorio Beta seguíaocultando aquellas tres mujeres.

-El tiempo se acaba, Kyle. No puedes seguir aquí- intervino Urd, la anciana.-¿Sabéis algo de lo que está pasando? ¿Por qué se han convertido en piedra los

dos científicos del laboratorio? ¿Quién es la doctora 74?...-.-Escucha atentamente, Kyle Rayner- susurró Verdandi, la de edad madura.

–Nada de esto debería haber ocurrido; al Psion no le había llegado su hora-.-Debes evitar que hoy se produzcan más muertes– siguió Skuld, la más joven.

–Tienes una hora para evacuar el Rectorado-.-¿Una hora?- exclamó Kyle-. Pero no tengo mi anillo, ¿y qué pasa con esa

bacteria que crece fuera de control?. ¿Y ese monstruo en que se ha convertido la doctora74?-.

-Olvida todas esas cuestiones- volvió a intervenir Urd. –Nada de esto teincumbe-.

-El anillo de poder se encuentra donde lo dejaste -esta vez habló Skuld-.Recupéralo y haz lo que está ya escrito-.

Kyle permaneció tumbado en la Sala de Conexión sin saber qué hacer: ¿debíacreer lo que le decían unas voces fantasmales que evitaban contestar a sus preguntas?.

-Tu tiempo se acaba, Kyle –concluyó la susurrante voz de Verdandi. –¡Corre!-.

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Capítulo tercero

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La puerta externa de la estancia se hizo a un lado liberando a Kyle de suencierro. Mientras se incorporaba miró a su alrededor, repasando el interior de lahabitación a la luz que llegaba desde el pasillo: estaba solo.

Al salir comprobó que no había nadie esperándole, reflexionó brevemente yterminó corriendo en dirección opuesta al Ojo, en busca de un ascensor que lo subiera alnivel 0: allí se encontraba su anillo.

Pronto encontró uno de los seis ascensores que comunicaban los diferentesniveles del Rectorado; presionó alternativamente los tres botones situados a la derechade la puerta sin saber muy bien cuál de ellos lo haría aparecer, mientras vigilaba ambosextremos del pasillo.

La puerta se abrió sin emitir ningún sonido que indicara su llegada. Al girar lacabeza Kyle se encontró con unos ojos esmeraldas que le observaban desde el interiorcon sorpresa: -¿Cómo has conseguido salir de la Sala de Conexión?- preguntó la doctora74 con su reciente voz aguardentosa.

-¡Joder!- fue lo único que consiguió exclamar Kyle antes de que una fuerte manomorena lo agarrara por el cuello arrastrándolo hacia el interior del ascensor. La puerta secerró tras ellos.

-Realmente no me importa cómo has conseguido escapar, Green Lantern; iba asacarte de allí yo misma…-. La doctora empujó a Kyle contra una de las paredes delascensor.

-Tengo tu anillo, ¿sabes?- continuó mientras se lo mostraba en la palma de sumano izquierda. –Pretendía utilizarlo para escapar de este agujero sin necesidad depasar por los embarcaderos, pero no consigo que funcione-. Lentamente fue acercandosu rostro al de Kyle: -¿Me explicarás qué tengo que hacer, mi querido Green Lantern?-.

Kyle mantuvo la mirada del monstruo sin concederle ningún gesto de temor: -Elanillo sólo responde a mi voluntad, doctora. ¿Qué eres?-.

-Una multiforme –contestó sonriendo con una fila de irregulares dientesamarillos. -¿No habíamos quedado en eso?-.

La doctora aproximó de nuevo su enorme mano hacia el cuello de Kyle: -Notengo mucho más tiempo, niño: he arreglado las cosas para que este apestoso Rectoradosalte por los aires y necesito salir de aquí cuanto antes. Dime cómo utilizar el anillo-.

Antes de que pudiera contestar se abrió de nuevo la puerta del ascensor, que aúnno había abandonado el nivel -20. La doctora y Kyle volvieron su mirada hacia lasorprendida figura de la Rectora, plantada frente a ellos.

-Un troll…- murmuró la Rectora ignorando la presencia de Kyle, su objetivohasta ese mismo instante.

-Saludos, Idun- respondió la doctora sonriendo nerviosamente.Sin ofrecerle a ninguna de las dos la oportunidad de reaccionar, Kyle golpeó el

brazo izquierdo de la doctora liberando el anillo de poder sobre el suelo del ascensor. Acontinuación descargó todo su peso sobre el monstruo, lanzándolo hacia fuera contra laRectora, y presionó el botón que marcaba “0” en la consola interior. La puerta se cerrómientras el ascensor transportaba a Kyle hacia los niveles superiores del complejocientífico.

Aún sobreexcitado por la descarga de adrenalina, recogió el anillo del suelo y locolocó en el dedo corazón de su mano derecha.

Su cara se iluminó con una amplia sonrisa mientras cerraba el puño.

La Rectora estudiaba detenidamente el cuerpo caído del monstruo, prestandoespecial atención a los restos que aún conservaba de su antiguo uniforme y lamuñequera del brazo izquierdo.

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Ragnarok

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-La doctora 74… ¿Cómo es posible?-.El troll clavó su mirada en los fríos ojos grises de Idun: -¿Creías de verdad que

tus movimientos pasarían desapercibidos?-.Sin esperar su respuesta saltó con las manos extendidas hacia el cuello de la

Rectora. Idun, sin cambiar su posición, pronunció una sola palabra: -Quieto-,congelando la figura de la doctora en el aire, como si estuviera sujeta por hilosinvisibles.

La Rectora acercó su rostro al del troll: -Aunque el uso de la magia sea costoso ypoco recomendable en este plano, puedo utilizarla cuando la ocasión lo requiere,criatura-.

La doctora forcejeaba sin éxito, incapaz de moverse; sólo su boca y cuerdasvocales eran libres de expresar toda su frustación mediante gritos desgarradores queresonaban por todo el nivel -20.

Idun sujetó el abundante pelo que poblaba la cabeza del troll, tirando con fuerzamientras le hablaba: -Ahora vas a decirme qué es lo que sabes, quién te ha enviado ycuántos de vosotros hay en mi Rectorado-.

El monstruo gritaba con impotente ferocidad.-No pretendas fingir firmeza o lealtad a tu amo: los trolls sois una raza de

criaturas cobardes, y sabes perfectamente que puedo eliminar tu innecesaria vida conuna sola palabra-. La Rectora soltó su pelo con un gesto de repugnancia mientrasreducía la distancia que separaba sus rostros: -Responde a mis preguntas-.

Los desesperados ojos verdes de la doctora cesaron pronto de buscarfrenéticamente una vía de escape, rindiéndose a la evidencia.

Kyle se encontraba solo en uno de los blancos y monótonos pasillos del nivel 0.Observaba detenidamente su anillo mientras decidía cuál sería su próximo movimiento:si aceptaba lo que le habían dicho las voces, y le había confirmado la misma doctora 74,el Rectorado iba a saltar por los aires en menos de una hora; debía organizar laevacuación inmediatamente. Pero antes...

-Anillo, localiza una fuerte emisión de energía situada en un laboratorio a 20niveles por debajo de nuestra posición actual-.

-Localizada, Kyle- respondió la voz impersonal del anillo de poder.-Vale. Ahora busca otra fuente que emita el mismo tipo de energía; debe ser

mucho menos intensa- ordenó rápidamente.Kyle recordaba perfectamente que la doctora no llevaba consigo la pequeña caja

que guardaba la muestra bacteriana cuando se encontraron en el ascensor. Era posibleque la hubiera escondido en algún otro sitio mientras bajaba a por él.

-Localizada, Kyle-.

-Eramos tres- comenzó a contar el troll -: 12, 36 y yo. Abrimos una puerta alplano de Midgard(1) dos años antes de que tú llegaras y asimilamos los cuerpos de estosmortales mediante una fachada. Ya sabes cómo funcionan este tipo de hechizos: loshuéspedes murieron y nosotros asumimos su cuerpo y mente; una experiencia realmentedesagradable: me he pasado todos estos años encerrado en la mente de una lloronaincapaz de controlar sus propias emociones…-.

-Basta- cortó Idun -, conozco ese hechizo. Sigue tu historia-.-Está bien… Poco después de nuestra llegada se desató la crisis de los Green

Lantern Corps y la mitad del personal del Rectorado huyó de Calisto. Nosotros te

(1) Nombre que recibe la Tierra en la mitología escandinava.

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Capítulo tercero

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esperamos; sabíamos que aparecerías pronto. Y efectivamente, sólo unos meses mástarde te hiciste con el control del complejo, y casi al mismo tiempo llegó el meteorito.¿O debería decir tu meteorito? Fuiste muy hábil simulando que ese polímero doradohabía caído del cielo-.

-Sigue-.-No tengo mucho más que contar. Antes de que vinieras nos situamos en unos

puestos que nos convirtieran en los científicos más adecuados para el tipo deinvestigación que necesitabas. Cuando el polímero llegó al Rectorado fue una simplecuestión de tiempo que nos eligieras para desarrollar su estudio-.

-Hasta hoy –interrumpió Idun -. 12 y 36 han provocado la fusión incontroladadel organismo. ¿Por qué?-.

-Eso no es cierto– contestó el troll-. Nosotros teníamos tanto interés como tú enconseguir el objetivo. Lo ocurrido ha sido algo fortuito-.

-Por supuesto... ¿y qué les ha pasado a 12 y 36?-.El troll rezongó con fastidio antes de continuar: -No he sabido lo que había

pasado hasta que el Green Lantern ha entrado en el laboratorio: el exceso de energíaemitido por el organismo en forma de radiación luminosa ha conseguido emular dealguna forma la propia luz solar, y bueno… ya sabes lo que nos ocurre a los trollscuando nos exponemos a la luz del sol…-.

-Se han convertido en piedra, claro. ¿Y el Green Lantern?, ¿qué pinta en todoesto?-.

-Nada. Sabes tan bien como yo que fue idea del Psion traer aquí a ese idiota…-.-El Psion… has sido tú quien le ha matado, ¿no es cierto?... pero eso ya no

importa…-. Idun observaba a la doctora con la mirada perdida, reflexionando: -Utilizásteis una fachada para ocultaros de mí, sin embargo, si no hubiérais llegado aquíantes que yo no habríais conseguido burlar el áura de aislamiento que invoqué parablindar el Rectorado frente a cualquier incursión. ¿Cómo supísteis cuáles eran misplanes y el punto temporal del plano de Midgard en el que iba a aparecer? -.

-Nosotros sólo hicimos lo que nos dijeron…-.-¿Quién?, ¿quién os ha enviado aquí?- atajó Idun.El troll permaneció callado.-¡Habla, sucia criatura!-.El troll disminuyó el volumen de su voz hasta convertirla en un murmullo

nervioso: -Servimos a Skadi-.-¿Skadi?, ¿la mujer de Niord(2)? ¿Qué interés puede tener ella en todo este

asunto?-.-Venganza. Nunca os ha perdonado el asesinato de su padre-.-¿Asesinato? Fue Thiazzi quien me raptó con la ayuda de Loki para apropiarse

de las manzanas doradas de mi cofre(3). Ese gigante de Jotumheim(4) tuvo la suerte quemerecía-.

-Y ahora los dioses de Asgard tenéis la suerte que os merecéis- apuntó el trollcon una sonrisa envenenada.

Idun apretó enfurecida la garganta de la doctora: -No abuses de mi paciencia,escoria-.

-¡Pero eso es absurdo!- gritó 214 frente a la entrada del embarcadero 0. (2) Dios de los vientos y el litoral en la mitología escandinava.(3) El cofre de Idun guardaba las manzanas doradas que debían comer los dioses escandinavostodos los días para conservar su inmortalidad.(4) Tierra de los gigantes del hielo y la montaña en la mitología escandinava.

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Ragnarok

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-No hace falte que te alteres; yo sólo te comunico las órdenes de la Rectora-añadió 277 con voz cansada.

-¿Pero cómo vamos a detener a un Green Lantern?- preguntó el Khundatemorizado. –Acabará con nosotros antes de que nos demos cuenta-.

-Bueno, él no tiene su anillo…- contestó 277 de forma insegura.-¿Tú crees?- intervino Kyle desde el pasillo que comunicaba con la entrada del

embarcadero.Ambos palidecieron al girar sus cabezas hacia allí y ver cómo movía

juguetonamente su mano derecha, mostrando el anillo de poder.-X’hal…-murmuró 277.

-Cuéntame todo lo que sabes-.-¿Sobre qué?- preguntó el troll fingiendo inocencia.-No juegues conmigo. ¿Qué es lo que averiguó Skadi?-.-Bueno, en Jotumheim no tardamos mucho en enterarnos de que el cofre había

sido destruido y que tú habías huido con las últimas manzanas doradas-.-¿Huido?-.-Sí, en un principio nos admiramos de tu mezquindad: abandonar Asgard con los

últimos frutos capaces de proporcionar la inmortalidad a los dioses era algo realmentesucio; sin embargo Skadi no creyó los rumores y decidió buscar la mejor fuente deinformación que puede encontrarse en el Reino Dorado: Thor-.

-Ese estúpido borracho…-.-Efectivamente. Regó a ese botarate con una cantidad fabulosa de hidromiel

durante cinco días seguidos, hasta que le sacó todo lo que ansiaba-.-¿Qué averiguó?- murmuró Idun.-Todo- afirmó sonriente el troll. -Que Odín había subido a Hlidskialf, su trono en

la cima de la montaña, donde permaneció siete días y seis noches hasta que su infinitasabiduría le mostró el camino que debía seguir: utilizar la ciencia mortal para recuperarel don de la vida eterna. Así que la antigua portadora del cofre, Idun, recibió las últimasmanzanas doradas, junto con la misión de recuperar la inmortalidad en el plano deMidgard-.

-¿Y el momento en que llegaría al Rectorado?-.-Skadi tiene vastos conocimientos mágicos. Una vez supo dónde buscar, no le

resultó difícil saber cuándo y cómo, y adelantarse a ti-.Idun retrocedió lentamente, presa de la ansiedad.-¿Cuál era vuestra misión?-.-¿No resulta obvio? Robar la inmortalidad para las gentes de Jotumheim,

abandonando a su suerte a los decrépitos dioses de Asgard -. Los ojos del troll brillaroncon odio al añadir: -Queremos vuestra muerte, perra-.

Idun clavó su fría mirada en los ojos esmeralda de la doctora, alzó sus manos ypronunció una sola palabra: -Sol-.

Una intensa luz blanca iluminó por unos instantes el pasillo. Como resultado,una estatua de piedra negra flotaba frente a la diosa.

-Libre- conjuró a continuación: la figura de piedra cayó estrepitosamente sobreel suelo, fragmentándose en cientos de pequeños pedazos que se esparcieron por todo elpasillo.

-Volveré a repetirlo sólo una vez más: la Rectora 1 se ha equivocado al ordenarmi captura; yo vine aquí para ayudar; la doctora 74 es la “mala”. ¿Vale?-.

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Capítulo tercero

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Los dos guardias flanqueaban a Kyle impidiendo que avanzara en cualquierdirección.

-Puede repetirlo hasta quedar agotado, pero eso no cambiará nuestras órdenes,Green Lantern. Tendrá que esperar a que venga la Rectora- contestaba 277 nervioso.Aquel día parecía no tener fin.

Kyle se impacientaba por momentos. Aunque apenas le había llevado cincominutos encontrar la pequeña caja gris con la ayuda del anillo, el plazo para salir delRectorado Delta se estaba esfumando rápidamente. No podía perder más tiempo siquería evacuar a todo el personal del complejo.

Kyle situó su puño derecho a escasos centímetros de la nariz de 277: -¿Sabes loque puede hacer este anillo?-.

277, rígido, sintió cómo se perlaba su frente de sudor.De repente, un pitido estridente resonó por todo el complejo.-¿Qué es eso?- preguntó Kyle, ensordecido por aquel sonido ondulante que

martilleaba sus oídos sin cesar.-¡Código Alfa! ¡Debemos evacuar las instalaciones inmediatamente!- gritó 277.

Idun entraba en su despacho cuando comenzó a sonar el pitido de alarma: -¿Quéocurre ahora?- preguntó furiosa mientras cerraba la puerta tras de sí.

-El troll programó la destrucción del Rectorado- contestó Urd. –No hay nada quepuedas hacer para evitarla-.

Las Nornas observaban inmóviles la agitada figura de la diosa.-¡Pero no puede acabar así! Soy la única esperanza que le queda a Asgard; si yo

fallo moriremos todos presa de la vejez y la enfermedad- exclamó Idun cada vez másalterada. -¡Sería una muerte de paja! ¡Sin orgullo!, ¡sin valor!-.

-Ragnarok- susurró Verdandi.-El destino de los dioses- añadió Skuld.-¡No!-. Idun se sentía fuera de sí, incapaz de controlarse. –Ningún lobo se ha

comido el sol; las estrellas permanecen fijas en el firmamento… ¡Heimdall no hallamado al combate!(5)-.

-Todo es mentira, Idun. Os contamos sólo lo que necesitabais oir para mantenervuestra cordura. Ahora debéis afrontar la verdad- dijo Urd.

-Esto es Ragnarok- apostilló Skuld.-¡No! ¡Imposible!-.-Tranquilízate, niña- continuó Urd, empleando un tono consolador. –Intentamos

convencerte de que volvieras con nosotras, pero no podíamos revelarte la verdad hastaque llegara el momento indicado. Nada de lo que hicieses hubiera cambiado vuestrodestino-.

-Estaba escrito-. La voz de Verdandi apenas alcanzaba ya los oídos de Idun.-Pero fue el mismo Odín quien me encomendó esta misión– sollozó la diosa. -Él

encontró la solución: seríamos inmortales sin necesidad de ningún cofre mágico...-.-Ni siquiera Odín puede escapar a su destino- interrumpió Skuld.Idun se derrumbó en el suelo mientras el pitido de alarma seguía sonando por

todo el Rectorado Delta.-Levántate, Idun. Debemos irnos ya- concluyó Urd.-No. Me quedaré aquí. A esperar la muerte-.-No seas necia. La muerte de tu cuerpo mortal sólo te devolverá a Asgard-.

(5) Profecías que forman parte del Ragnarok descrito en la mitología escandinava.

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Ragnarok

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-Dejadme…-.-Pero…-.-¡Dejadme!-.Idun permaneció arrodillada en el suelo; sola en su despacho vacío; perdida en

recuerdos de un futuro inexistente.

-¿Quién ha disparado la alarma de evacuación?- preguntó Kyle; 277 consultabael estado del complejo en un monitor del embarcadero 0.

-La ICR. Al parecer ha detectado fluctuaciones de energía en el reactor principalque amenazan con destruir estas instalaciones en menos de treinta minutos- contestó277 mecánicamente, absorto en la pantalla. Tras ellos, los más de cien ocupantes delembarcadero 0 iban repartiéndose ordenadamente entre las dos naves de tamaño mayor,tal y como hacían en ese mismo instante los restantes miembros del Rectorado en elembarcadero +1.

-¿Qué es lo que ha provocado esas… fluctuaciones?-.-Alguien ha retirado la protección magnética del reactor-.-La doctora 74, ya se lo dije... ¿Y qué es eso de la protección magnética?-.277 se volvió hacia Kyle: -No tengo tiempo para explicárselo con detalle... Verá,

la superficie de Calisto está formada por una enorme capa de hielo de unos 200kilómetros de profundidad bajo la que se encuentra un océano salado de más de 10kilómetros de grosor, ¿vale?-.

-Vale-.-Bien, pues Calisto tiene un campo magnético cambiante debido a las corrientes

electricas que fluyen por ese océano en respuesta a la rotación de Júpiter-.-Y eso significa…-.-Que la única forma de mantener estable el reactor principal que abastece de

energía al Rectorado es protegiéndolo de estas variaciones en el campo magnético deCalisto-.

-Si se retira la protección…-.-Fisión del núcleo del reactor-.-Entendido. Salgamos de aquí cuanto antes-.Kyle y 277 atravesaron rápidamente el embarcadero vacío; los diferentes grupos

que se habían organizado en cumplimiento del protocolo de evacuación ocupaban ya sulugar en el interior de las naves.

214 se reunió con ellos a escasos metros de la entrada a la nave más cercana,mostrando una preocupante agitación: -La Rectora 1 se niega a salir de su despacho; nisiquiera me ha permitido entrar-.

-¿Y la doctora 74?- intervino Kyle.-La ICR no detecta su presencia en el Rectorado. O ha encontrado la forma de

escapar por sus propios medios o...-.-Muy bien –atajó Kyle. -Traeré aquí a la Rectora aunque sea arrastrándola-.277 sujetó con fuerza el brazo de Kyle, sin darle tiempo a moverse: -Tiene que

venir con nosotros, Green Lantern. Necesitamos su anillo para proteger la flota de laonda expansiva: no podremos alejarnos lo suficiente para escapar de la explosión-.

-Pero ella...-.-La evacuación es prioritaria y los protocolos de seguridad muy claros: si la

Rectora se niega a venir, se quedará aquí-.

Agitadas por el fragor de la explosión termonuclear que ilumina el cráterValhalla, las naves se alejan lentamente de la superficie de Calisto envueltas en un halo

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Capítulo tercero

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de energía esmeralda. Minutos más tarde, mientras cruzan la órbita de Ganímedes, Kylese separa de ellas dejando tras de sí una brillante estela verde en su vuelo de regreso a laTierra.

La flota rodea Júpiter para tomar impulso y se lanza hacia los límites del SistemaSolar, transportando la única muestra conservada de la bacteria dorada en el interior deuna pequeña caja gris.

Su destino: Oa.

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Alternativo

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Green Lantern #4Alternativo: Capítulo primero

Bienvenido. Soy... No, creo que aún no ha llegado el momento de desvelar miidentidad. Baste decir que contemplar asombrosas realidades alternativas es miprivilegio; un número infinito de universos en los que algunas cosas resultaron muydiferentes de la realidad que conoces.

En un universo así, el destino de los Green Lantern Corps, y el de toda lagalaxia, cambió en respuesta a una simple pregunta: ¿Y si...? Pero no debo entretenertemás: la historia comienza.

Jack dormía profundamente en su habitación de la Atalaya. Sobre la cama deestilo victoriano asomaba la semicircunferencia terrestre a través de una ventana deforma elipsoide, proyectando débiles sombras alargadas en el suelo del cuarto.

Jack emitía ligeros ronquidos de satisfacción, disfrutando por primera vez envarias semanas de un lugar apacible donde descansar.

Sin embargo, toda esta quietud se esfumó en el momento que el reloj digitalsituado sobre una de las numerosas estanterías que cubrían las paredes marcó las 8:00:la pequeña habitación comenzó a iluminarse de forma gradual al ritmo del Perfect Dayde Lou Reed, que sonaba desde altavoces escondidos por los rincones del cuarto.

Jack se agitó torpemente bajo las sábanas, realizando una serie de movimientosinconexos que trataban de situarlo en una posición más confortable. Tras varios intentosinfructuosos, acabó tendido sobre su espalda con los ojos aún cerrados.

...you just keep me hanging on...Mientras escuchaba perezosamente la canción, tomó la firme decisión de no

levantarse de la cama en todo el día. Acto seguido, la música fue interrumpida de formainesperada por una serie de pitidos agudos: una voz metálica y cálidamente impersonalcomenzó a hablar.

-Buenos días Jack Knight, Green Lantern del sector 2814-.-Buenos días Multivac- gruñó Jack, incorporándose con desgana en la cama.

–¿Recuerdas que te pedí que olvidases el protocolo y me llamaras simplemente “Jack”?-.

-Lo recuerdo perfectamente- contestó Multivac empleando un molesto tono desuficiencia. –Sin embargo, tu análisis psicológico aconseja una estimulación ocasionalde tus respuestas temperamentales-.

Los labios de Jack se torcieron en una breve sonrisa: -Quieres decir que mefastidias deliberadamente para mantenerme cuerdo, ¿no es así?-.

-¿Acaso no estás sonriendo?-.Jack rompió a reir.-Me rindo, Multivac: es inútil discutir contigo. ¿Qué es lo que quieres?-.-Ganthet solicita hablar contigo-.-¿Ganthet?- preguntó Jack frunciendo el ceño. –¿Por qué no me lo has dicho

antes?-.-Supuse que sería más agradable para ti iniciar esta conversación mediante...-.-Vale, vale- cortó mostrando irritación fingida. -Pásame la comunicación a mi

habitación-.

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Capítulo primero

29

-Inmediatamente. Modificaré tu imagen de emisión para que el Guardián puedaverte vistiendo el uniforme-.

-Gracias Multivac- dijo Jack recuperando su media sonrisa.Proyectados por dos pequeños dispositivos situados en las esquinas opuestas del

cuarto, surgieron sendos haces de luz que convergieron en el centro exacto de lahabitación para formar la imagen tridimensional de Ganthet.

-Hola Jack –saludó el Guardián. -¿Cómo se encuentra mi Green Lanternfavorito? ¿Recuperado ya de la intensa actividad de las últimas semanas?-.

-Me temo que todavía no, Ganthet; apenas he dormido unas horas desde miregreso a la Atalaya- dijo Jack mientras se levantaba de la cama, colocándose frente alholograma. -Creo que necesito al menos una semana completa de vacaciones paraempezar a sentirme en forma-.

El rostro azul de Ganthet sonreía con franqueza al hablar: -Según los informesque acabo de recibir mereces mucho más que esa semana: tu intervención en el conflictocon Apokolips ha sido tan ejemplar como decisiva-.

Ligeramente azorado por las palabras del Guardián, Jack respondió con rapidez:-¿Qué puedo decir? Deberían colocar mi busto en la Academia de los Green LanternCorps-.

-Todo se andará, muchacho- rió Ganthet con complicidad. –Todo se andará-.-¿Y bien?- continuó Jack. -¿Cómo van las cosas por Oa?-.–Mejor de lo que podíamos esperar: la victoria que habéis logrado en Apokolips,

y sobre todo la captura de Darkseid, están acallando las pocas voces que aún se oponíana nuestro cambio de política-. Ganthet movía expresivamente sus manos al hablar. -Yasabes que estos últimos cinco años han sido muy duros, pero creo que los Guardianesdel Universo empiezan a recuperar la unidad-.

-Me alegro, Ganthet- dijo Jack sin poder evitar que su rostro se ensombrecieraun poco. -Ojalá fueran así las cosas en la Tierra-.

-Ten paciencia Jack- respondió Ganthet adoptando una expresión más seria-. Nohace ni seis meses que entramos en contacto con los gobiernos de tu planeta: aún tienenmucho que asimilar-.

-Supongo que sí, pero...-.-Sé que tu posición actual en la Tierra no es cómoda muchacho, pero no te

desanimes todavía: es una simple cuestión de tiempo que tu gente comience a valorarlas ventajas que les estamos ofreciendo-.

Jack se forzó a sonreir de nuevo: -Lo sé, Ganthet. Como dices, es una cuestiónde tiempo-.

-Por cierto –añadió el Guardián-, ¿no recibes hoy al representante de lacomunidad metahumana?-.

-Así es. Llegará dentro de...- Jack alzó la vista hacia el reloj digital de laestantería. -Una hora y media-.

-Te dejo entonces. Comunícate conmigo cuando termine la reunión, ¿deacuerdo?-.

-Claro, Ganthet-.-Adiós Jack- concluyó el Guardián mientras desaparecía el holograma.-Adiós Ganthet- susurró Jack perdido en sus pensamientos.

La figura del Green Lantern se había convertido en una sombra insignificante,apenas visible frente a la enorme maquinaria que ocupaba toda la sección posterior de laSala de la Batería. Cientos de elementos tubulares de pared translúcida partían desde subase, un bloque cilíndrico de acero, entrelazándose desordenadamente hasta alcanzar el

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Alternativo

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techo. En su recorrido proyectaban una suave luz esmeralda emitida por el flujo deenergía que corría por su interior.

Al pie de este singular árbol artificial, se abría un pequeño orificio circulardonde el Green Lantern encontró su batería de poder: la Linterna Verde.

Jack vestía el uniforme: un traje completamente negro salvo por el símbolo delos Green Lantern Corps, que ocupaba la parte central de su pecho. Adoptando el mismoaire solemne que había empleado durante todos los días transcurridos desde su ingresoen los Corps diez años atrás, aproximó su puño derecho hacia la batería, haciéndolacontactar con el anillo mientras recitaba el juramento:

En el día más brillante, en la noche más oscura,ningún mal escapará a mi vista.Que aquellos que adoran la maldad teman mi poder,la luz de Green Lantern.Ráfagas de intensa energía esmeralda rodearon a Jack, envolviéndolo en una

cálida atmósfera de poder concentrado que proyectaba su intensa luminosidad por lasparedes de la sala.

Con su anillo cargado con el poder de la Linterna Verde durante 24 horas más,se dirigió hacia la Sala Central, donde sólo unos pocos meses atrás se habían reunidoregularmente los miembros de la Liga de la Justicia; antes de que los Guardianesasumieran el control de la Atalaya y decretaran el confinamiento en la Tierra de susantiguos dueños.

Al entrar en la sala fue directamente hacia un rincón en el que se levantaba unaestructura con forma de huso, de un metro de alto y color púrpura, que a una palmadasuya se abrió en cuatro gajos simétricos mostrando su interior frigorífico; de uno de susestantes sacó una botella de leche, que fue bebiendo mientras iba hacia el monitor quecubría una de las paredes.

-Multivac, ¿está ya preparado el representante metahumano para lateletransportación?-.

Ocupando toda la superficie de la pantalla , apareció el rostro de Cary Grant.-Efectivamente Jack- habló Cary con la voz robótica de Multivac. -Hace cinco

minutos que introdujo su identificación genética en la terminal de la Sociedad de laJusticia, en Nueva York-.

-Bien. ¿A quién han elegido como portavoz?-.-A Starman-.Jack levantó su mirada incrédula hacia el monitor, buscando en los ojos sin vida

del actor replicado una respuesta que sabía ausente. Con cierta rigidez, volvió sobre suspasos hasta el frigorífico para colocar de nuevo la botella de leche en su interior.

-Dile que puede subir cuando quiera-.Jack se acercó hasta la mesa de conferencias que ocupaba el centro de la sala,

descargando su peso sobre uno de sus lados mientras clavaba los ojos en la puerta delteletransportador, situado a escasos metros de su posición.

Dos minutos más tarde se iluminó el interior de la cabina con una brillante luzverdosa que fue disminuyendo su intensidad hasta descubrir la familiar figura verdirrojade Starman.

-Hola David- saludó Jack fríamente.Starman recogió varios pliegues de su capa roja para salir de la cabina de

transportación; se detuvo a unos pasos de la misma, y contestó en un tono similar alempleado por el Green Lantern: -Hola Jack-.

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Capítulo primero

31

-Puedes sentarte donde quieras- empezó Jack con cierto aire inseguro mientrasse acomodaba en uno de los sillones más cercanos, marcado con el símbolo del rayo deFlash.

Starman rodeó la amplia mesa circular sin despegar los labios. Al alcanzar elsillón marcado con el símbolo del murciélago de Batman, en el extremo opuesto de latabla, se detuvo a pasear su mirada por la Sala Central sin llegar a sentarse.

-¿No crees que todo esto te viene un poco grande?- preguntó con una vozdesprovista de emociones.

Jack se removió incómodo en su asiento.-Casi nunca estoy en la Atalaya- comenzó a decir, haciendo un vago movimiento

con las manos que abarcaba el espacio circundante. –Multivac, la inteligencia artificialque instalaron los Guardianes, es la encargada de mantener las instalaciones operativas-.

David observaba a Jack con ojos insolentes.-No me refería a la Atalaya-.Jack sostuvo su mirada durante varios segundos, sintiendo como se

incrementaba la tensión entre ambos.-Llevas puesto el uniforme de papá- dijo de repente. -Un poco anticuado, ¿no

crees?-.-Siempre me gustó el traje original- contestó Starman inalterable. –Supongo que

al menos uno de los dos debía mostrar respeto por el legado de nuestro padre-.Un nuevo silencio incómodo se interpuso entre ellos.-¿Podemos empezar ya esta reunión?- cortó Jack señalando el sillón sobre el que

se apoyaba Starman.-Por supuesto hermanito- dijo David al ocupar su asiento.Jack se volvió hacia el amplio ventanal de su derecha, buscando la calma

transmitida por el aséptico paisaje lunar que podía verse tras su cristal.-¿Cómo habéis reestructurado vuestras fuerzas?- preguntó reanudando la

conversación.-Nos hemos limitado a seguir escrupulosamente los dictados de Oa- contestó

Starman con tono irritado. -¿Teníamos otra opción?-.-El propósito de los Guardianes es organizar a los metahumanos terrestres de

forma más eficaz- explicó Jack mecánicamente.-¿Más eficaz para quién? Desde luego no para nosotros: mantener en activo a

sólo ocho de los nuestros, obligando a los demás a retirarse forzosamente, reduce almínimo nuestras posibilidades de representar un problema para Oa, ¿verdad?-.

-Ocho metahumanos bien organizados rendirán mucho mejor que todos esospequeños grupos de aficionados juntos. Además, si alguna emergencia les supera,intervendremos nosotros. Yo me encargaré de ello-.

-¿Tú te encargarás? Eso no le sirvió de mucho a papá...-.Jack se incorporó brúscamente, apoyando con firmeza sus manos sobre la mesa.-¡No tienes ningún derecho a hacerme responsable de su muerte!-.-Tú no estabas allí- añadió Starman sin variar de posición. –La situación era

desesperada: necesitábamos tu ayuda, la ayuda del todopoderoso Green Lantern de estesector, pero te negaste a venir, condenando a muerte a cuatro miembros de la Sociedadde la Justicia: Jay. Alan. Rex. Papá-.

-¡Me encontraba en misión oficial en Thanagar! ¡No podía abandonarla paravolver a la Tierra!... Ni siquiera por ellos-.

-Él aún confiaba en ti, ¿lo sabías? Pensaba que acabarías dándote cuenta delerror que estabas cometiendo y volverías con la Liga de la Justicia-.

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Alternativo

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-Te recuerdo que fue papá quien me animó a ingresar en los Green LanternCorps tras la muerte de John y Hal-.

Starman recibió sus palabras alzando los brazos con impaciencia.-No juegues al escondite conmigo Jack. Eso fue antes de que los Guardianes

cambiaran de actitud y decidieran imponer su visión de paz con la fuerza de suescuadrón de Green Lanterns-.

-Joder David, te lo he explicado mil veces- contestó Jack recostándose en susillón. -Los conflictos se multiplicaban por toda la galaxia sin que nuestros esfuerzosdieran ningún resultado: el cambio era necesario-.

-Y no encontraron mejor remedio que esclavizarnos a todos-.En ese instante se apagaron todas las luces de la Sala Central: la Atalaya se había

sumido en un oscuro y profundo silencio apenas alterado por la agitada respiración delos dos ocupantes de aquella estancia.

-¿Pero qué...?- estalló Starman.Sin ofrecerle la oportunidad de concluir su frase, la luz comenzó a parpadear al

tiempo que el complejo lunar cobraba vida de nuevo.-¿Multivac?- intervino Jack. -¿Qué ha pasado?-.-Aún no estoy seguro, pero te sugiero que pospongas la reunión-.Al volver los ojos hacia su hermano, Jack descubrió a David mirando fijamente

la mano derecha del Green Lantern. Desconcertado, dirigió su mirada hacia el mismopunto.

-Tu anillo ha dejado de brillar- señaló Starman.Jack alzó su brazo con curiosidad, colocando el anillo a escasos centímetros de

su cara pasmada.Mientras tanto Starman se levantaba sin prisa, cogiendo una pequeña vara de

metal dorado sujeta a su costado. Jack bajó la mano al advertir su movimiento.-¿Vas a atacarme con el cetro cósmico de papá?-.-Si pensara que tu muerte puede cambiar algo, créeme que no dudaría en

hacerlo. Sin embargo, sé que eliminarte sólo provocaría la ira de los Guardianes, y encualquier caso la llegada de un nuevo Green Lantern. No mereces el esfuerzo-.

-Bien, entonces debo pedirte que esperes en una de las habitaciones de laAtalaya mientras averiguo qué está pasando-.

David movió negativamente la cabeza; sacó un disco magnético de un pequeñobolsillo de su cinturón y lo arrojó sobre la mesa. –Aquí tienes los datos de los ochometahumanos que hemos elegido. No tengo nada más que hacer aquí-.

Tras pronunciar estas palabras, se apartó lentamente de su sillón en dirección ala cabina de teletransportación.

El Green Lantern comenzó a rodear la mesa siguiendo a su hermano.-David, no puedo permitir que te vayas y lo sabes. No hagas más difíciles las

cosas-.-Es posible que no quiera matarte Jack- dijo Starman sujetando con mayor

firmeza el cetro cósmico, -pero no voy a dejar que me detengas. Admite que sin el poderde tu anillo lo tienes complicado para enfrentarte a mí-.

David seguía retrocediendo hacia la cabina de teletransportación.-Por favor- suplicó el Green Lantern.-Adiós Jack- concluyó Starman al alcanzar finalmente la puerta del

teletransportador. -Deseo sinceramente no volver a verte-.Jack se detuvo a dos metros, mirando fijamente a su hermano.Al presionar el botón interno que disparaba la teletransportación, reapareció la

brillante luz verdosa entremezclándose con las moléculas dispersadas de David.

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Capítulo primero

33

Jack gritó hacia el monitor de su izquierda: -¡Multivac! ¡Activa un bucle detransportación!-.

-Como desees-.La luz permaneció en el interior de la cabina sin disminuir su intensidad.-No te preocupes por tu hermano Jack. Puedo mantenerlo en este estado de

dispersión todo el tiempo que sea necesario-.-Lo sé Multivac… -respondió con la mirada perdida en el interior de la cabina

iluminada. -¿Qué ha ocurrido?-.-La batería de poder se ha agotado. Nos abastecemos con la energía procedente

del acumulador de emergencia-.-¿La Linterna Verde agotada?-. Jack pareció recibir una ducha fría instantánea. -

¿Cómo es posible?: obtiene su energía directamente de la Batería Central de Oa-.-Aún no dispongo de datos suficientes para plantear una hipótesis-.-No pierdas el tiempo investigando: contacta con Ganthet-.-Ganthet no responde-.-Está bien, no importa: llama a cualquier otro miembro del Consejo-.-Jack, no consigo contactar con ninguna terminal en Oa. Todas las vías de

comunicación han sido cortadas-.La sorpresa inicial de Jack fue transformándose rápidamente en suspicacia.-¿Podría ser el inicio de un ataque terrestre?-.-Improbable Jack. Los canales permanecen abiertos para conectar con cualquier

punto de la galaxia que no sea Oa: el problema no es nuestro-.-Joder...-.El Green Lantern miraba su anillo con ojos bovinos sin saber muy bien qué

hacer. Nunca había experimentado una situación parecida.-Vale...- comenzó a decir mientras abandonaba la Sala Central en dirección al

hangar. -Transfiere un módulo de consciencia a la Green Flame Multivac. Nos vamos aOa-.

-Señor, lamento interrumpirle pero acabamos de detectar la aparición de unanave no identificada-.

El Director de Investigación se giró hacia el Psion que había abierto la puerta dellaboratorio, observándolo con gesto interrogante.

-¿Una nave? ¿De qué tipo?-.-Su diseño estructural y espectro de emisión energética la delatan como

perteneciente a los Green Lantern Corps-.-¿Una nave de los Corps?-. La boca reptiliana del Director se abrió en una

sonrisa grotesca. -Hoy debe de ser nuestro día de suerte-.-¿Qué desea que hagamos?-.El Psion de mayor rango ladeó ligeramente la cabeza indicando al subalterno lo

innecesaria que era su pregunta.-Capturarla, por supuesto-.A continuación le volvió la espalda, dirigiendo de nuevo toda su atención al

sujeto de experimentación. Enfrascado en su trabajo, ni siquiera percibió la salida delotro, que corría ya hacia el puente de navegación para transmitir sus órdenes.

Con extremado cuidado, terminó de seccionar la nuca de la mujer y fueinsertando tubos de diferente grosor en la base del cráneo; su cuerpo fláccido se dejabacaer en una silla metálica, sujeto por muñecas y tobillos. El destrozado uniforme deGreen Lantern que aún vestía, permitía ver la piel anaranjada característica de loshabitantes de Tamarán bajo sus jirones caídos.

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Alternativo

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Al concluir su labor, el Psion se situó frente a ella y alzó el rostro de la mujeraferrándolo con su mano escamosa.

-No estés triste, mi querida Koriand’r. Pronto te hará compañía uno de tuscolegas Green Lanterns-.

Sus ojos vacíos miraban sin ver, mientras un hilo de saliva resbalaba por subarbilla desde la boca entreabierta.

Jack se incorporó inquieto en el asiento del piloto. Allí sentado habíapermanecido ocioso las últimas dos horas, observando cómo Multivac dirigía la navehacia Oa.

-Pero... no puede ser, Multivac- balbució el Green Lantern. -Has debido deequivocarte-.

-No hay error posible, Jack. He confirmado nuestra posición mediante análisisde trazado estelar: nos encontramos en el lugar indicado-.

El Green Lantern se levantó confuso del sillón, señalando con inseguridad haciael monitor situado frente a él: -Pero Multivac... hay dos estrellas... y el sistema Sto-Oano es binario...-.

-Jack, la segunda “estrella” es Oa-.

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Alternativo

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Green Lantern #4,5Alternativo: Interludio

La cabeza rasurada del Green Lantern mostraba diminutas gotas de sudorlechoso que caían libremente sobre su rostro ceniciento.

Con unos ojos ovalados que le permitían percibir desde el infrarrojo hasta elultravioleta lejano, escrutó nervioso el callejón por el que avanzaba, sumido en lassombras proyectadas por las nubes de humo que arrojaban incesantemente los pozosardientes de Apokolips.

Se veía incapaz de calcular el tiempo que llevaba corriendo: una hora, quizádos...

¿Cómo podía haber cambiado tan rápidamente la situación? La guerra contraApokolips había sido dura, y supuesto pérdidas considerables en ambos bandos, perolos Green Lantern Corps habían conseguido finalmente su victoria: Darkseid fueapresado y trasladado a Oa apenas dos días antes.

Hasta aquella misma mañana, Apokolips se hallaba bajo el control de los Corps,y los cerca de quinientos miembros del cuerpo que permanecieron en el planeta tras laúltima batalla, custodiaban sin grandes dificultades el ejército de Parademoniosmientras los Guardianes del Universo decidían qué hacer con ellos.

Y sin embargo ahora...El Green Lantern detuvo bruscamente su avance apoyando su espalda sobre una

de las paredes del estrecho callejón, con la intención de permanecer oculto en lassombras. Por un instante, casi imperceptiblemente, había captado un movimiento en laacumulación de desechos que se levantaba a escasos metros de él.

Inmóvil en aquella posición, con sus doloridos músculos tensionados, podíasentir en el tórax el bombeo desenfrenado de linfa impulsada por sus dos corazones.

Otra vez aquel ligero movimiento.No cabía duda: alguien se escondía tras la montaña de desperdicios. ¿Algún

Parademonio? No lo creía; si hubiese caído en una emboscada ya estaría muerto. ¿OtroGreen Lantern quizá?

Avanzando cerca de medio metro con mucho cuidado, consiguió ver unapequeña cabeza peluda gracias a sus formidables órganos visuales.

Tras observarlo detenidamente, acabó por reconocer el uniforme de la figuraescondida y se atrevió a levantar su voz en lo que no fue más que un susurro:

-Eres un Green Lantern, ¿verdad?- dijo en el lenguaje común que empleaban losCorps cuando no contaban con la traducción simultánea proporcionada por su anillo depoder.

El pequeño individuo, cubierto de un grueso pelo oscuro por toda su cabeza yrostro, retrocedió con rapidez dispuesto a correr hacia el extremo contrario del callejón.

-¡No huyas, por favor! –exclamó el primero sin abandonar su tono surrante. –Yotambién soy un Green Lantern-.

-¿Sí? –preguntó el otro con tono desconfiado, deteniéndose a unos pasos.-Me llamo Dit, del sector 41. ¿Y tú?-.-Soy Meleandur, del 799- contestó aún con reserva. -¿Cómo has conseguido

escapar?-.Dit alzó ligeramente sus hombros puntiagudos.-Como tú, supongo: corriendo tanto como pude-.

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Interludio

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-Sí...- suspiró Meleandur contemplando el anillo que llevaba en el mayor de lostres dedos de su mano izquierda. –Sin su poder no somos gran cosa, ¿verdad?-.

-No digas eso- le recriminó el otro. –Los Guardianes han elegido a los mejoresde cada sector para vestir este uniforme. Simplemente no estábamos preparados: todo haocurrido tan rápido...-.

Meleandur asintó afirmativamente, con una expresión de horror en su cara,oculta por las sombras del callejón.

-Los Parademonios se abalanzaron sobre mi grupo en cuanto desapareció suprisión esmeralda –recordó el pequeño Green Lantern peludo. -Están bien entrenadosesos bastardos...-.

-Es cierto. No han necesitado ningún tipo de arma para acabar con nosotros: sólola fuerza de sus manos y esos dientes afilados como cuchillas- añadió Dit, sintiendo unligero escalofrío al recordar los acontecimientos de la última hora.

Ambos permanecieron callados un rato, escuchando los gritos distantes de suscompañeros, que huían desesperados por las calles laberínticas de aquel suburbio.

Dit observó también su anillo de poder antes de continuar hablando:-¿Sabes cómo ha podido pasar?-.-No tengo la menor idea, pero me crucé hace unos minutos con otro Green

Lantern que había intentado comunicarse con Oa utilizando un sistema de transmisiónconvencional…-.

-¿Qué averiguó?- interrumpió Dit, ansioso por conocer la respuesta.-Nada- contestó Meleandur angustiado. –No consiguió contactar con una sola

terminal de Oa. Los Guardianes nos han abandonado...-.-¡No! –exclamó Dit con firmeza. –Tiene que existir una buena razón que

explique lo ocurrido. Quizá Oa está siendo atacada por alguno de nuestros enemigos yhan conseguido dañar la Batería Central. Eso explicaría que todos nuestros anillos seagotaran al mismo tiempo…-.

-No lo sé, Dit... Ya no sé nada...- concluyó Meleandur hundiendo su rostropeludo entre las manos enguantadas.

Antes de que Dit pudiera acercase a su compañero Green Lantern, quizá paradirigirle algunas palabras de consuelo, sus orejas alargadas captaron un chasquido a suespalda.

Rápidamente volvió su mirada hacia el extremo del callejón, donde tresParademonios cubiertos de sangre ajena bloqueaban el acceso, observándoles conexcitación anticipada.

Al girar su cabeza hacia el otro extremo, vio a otros cuatro que se aproximabanlentamente hacia su posición.

-Meleandur...- murmuró Dit.Captando el tono desesperado en la voz de su compañero, Meleandur descubrió

el grupo de Parademonios que se acercaban por su izquierda. La expresión aterrada queapareció en su rostro, pronto se vio sustituida por una determinación sin esperanza.

-¡Por Oa!- exclamó irguiendo su pequeño cuerpo sobre los desperdiciosamontonados.

-¡Por Oa!- respondió Dit corriendo hacia aquellas terribles bestias.

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Alternativo

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Green Lantern #5Alternativo: Capítulo segundo

Kilowog giró levemente su enorme cuerpo pétreo para cruzar la estrecha puertade la biblioteca.

Al fondo de la pequeña habitación, se encontraba su único ocupante sentado deespaldas a él: un miembro de la raza Khund, absorto frente al monitor circular de lapared, con un par de dispositivos auditivos sobre sus orejas.

-Hola muchacho- saludó Kilowog deteniéndose a unos pasos, mientras su vozatronadora conseguía imponerse al sonido de la grabación que estaba escuchando elKhund por sus auriculares.

Sobresaltado por esta inesperada interrupción se giró rápidamente hacia atrás,sólo para quedar inmóvil en su sillón, intimidado por la imponente figura del GreenLantern que se alzaba frente a él. Durante un instante le observó con ojos bovinos.

-¡Señor!- exclamó bruscamente, levantándose del sillón con torpeza.-Tranquilo muchacho, no es necesario que te cuadres- sonrió el Green Lantern

con su ancha boca sin labios.-Sí, por supuesto…- contestó el Khund sin mucha convicción.-Siéntate, por favor. Yo también lo haría si alguno de estos sillones fuese capaz

de aguantar mi peso-.-Sí, por supuesto…- volvió a repetir más confuso.Con el propósito de tomar la iniciativa en la conversación, se atrevió a

preguntar:-¿Vamos a aterrizar ya en Oa?-.-Me temo que no, muchacho. Tendréis que mantener esta órbita alrededor del

planeta durante las próximas tres semanas-.-¿Tres semanas? ¿Por qué? ¿Tiene algo que ver con la desaparición de…?-.-No, no es por eso- cortó Kilowog. –Es sólo que he estado hablando con Kyle, el

Green Lantern que conociste en el Rectorado Delta, y me ha informado del tipo dealarma biológica que originó la crisis en Calisto-. Kilowog abrió sus grandes manossolicitando comprensión: -No puedo permitir que pongáis los pies en Oa hasta que nosaseguremos de que no hay rastro de ese microorganismo descontrolado(6) en vuestrasnaves-.

Mientras hablaba, Kilowog se fijó en la pantalla circular que estaba estudiandoel Khund antes de que irrumpiera en la biblioteca.

–¿Esos caracteres no pertenecen al lenguaje de Tamaran?-.Sorprendido por el repentino cambio de conversación, el Khund se volvió hacia

el monitor que señalaba el Green Lantern, tratando aún de asimilar sus palabras.-Sí... efectivamente –contestó levemente azorado. –Intento familiarizarme con

este idioma en mi tiempo libre… pero no se me da muy bien, la verdad... Respecto alperíodo de cuarentena...-.

-Curioso… -murmuró Kilowog ignorando por un momento la última frase delKhund. -Bien, de todas formas no he venido a hablar contigo sobre la cuarentena. Esalgo puramente formal y no tienes de qué preocuparte, 214-.

(6) Green Lantern #1-3.

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Capítulo segundo

40

-Prefiero que me llames Voldak, por favor: ya no estamos en el Rectorado. ¿Dequé quieres hablar conmigo entonces?-.

-Bueno Voldak, según me han dicho fuiste el último que se comunicó con lanave desaparecida antes del salto, ¿no es así?-.

-Sí, es cierto-.-Muy bien... Kyle me ha explicado con bastante detalle lo ocurrido durante su

breve estancia en el Rectorado Delta, pero me gustaría que me contaras todo lo querecuerdes sobre la evacuación del complejo-.

Voldak alzó ligeramente los hombros antes de contestar.-Me temo que no hay mucho que contar- dijo el Khund rascándose la nuca

distraídamente. -Fue todo tan rápido... Al morir el Decano de Seguridad 3, 277 y yo noshicimos cargo de organizar la evacuación; así que mientras 277 se comunicaba con laICR(7) para averiguar qué había disparado el Código Alfa, yo fui a buscar a la Rectora 1-.

-Ah sí, la Rectora... No quiso acompañarte ¿verdad?- intervino Kilowog.-No. Apenas llegué a cruzar unas palabras con ella desde el pasillo: se negó a

abrirme la puerta y abandonar su despacho. Cuando volví al embarcadero 0 parainformar a 277 y al Green Lantern de lo que ocurría, 277 me informó de que todos losocupantes del Rectorado se encontraban ya en el interior de las naves y que no habíatiempo para nada más(8)-.

-Entonces subisteis vosotros también a las naves ¿no?-.-Sí, pero antes de eso el Green Lantern le dio a 277 una caja de color gris, no

muy grande; nos dijo que debíamos ir a Oa, y entregársela a un tal Kilowog... Tú eresese Kilowog, ¿verdad?-.

El Green Lantern asintió brevemente.-¿Ocurrió alguna otra cosa?-.-No... –siguió Voldak, esforzándose en recordar todos los detalles que pudieran

resultar de interés-. El tiempo apremiaba: 277 subió a una de las naves con la caja, yyo… me fui en la otra-.

-¿Y después?-.-Despegamos y nos alejamos de Calisto tan rápido como nos fue posible,

protegidos por el anillo del Green Lantern. Él volvió a la Tierra, y nosotros nosdirigimos hacia los límites del Sistema Solar para saltar al hiperespacio-.

-La flota al completo-.-Sí, las cuatro naves-.-Bien... –continuó Kilowog. –Fuiste el último que se comunicó con la nave que

transportaba esa pequeña caja gris. ¿Con quién hablaste? ¿Con 277?-.Voldak se removió incómodo en su sillón.-No... Fue una conversación personal... Sin ninguna relación con lo que había

sucedido en el Rectorado-.-¿Personal?- insistió el Green Lantern.-Sí, no hablamos de nada que pueda resultar relevante-.-Entiendo...- murmuró Kilowog observando con curiosidad la mirada esquiva

del Khund.-Entonces- comenzó de nuevo el Green Lantern-, las cuatro naves saltaron al

hiperespacio, pero sólo tres de ellas alcanzaron el Sistema Sto-Oa: precisamente aquellaque transportaba a 277 y su valioso paquete se perdió por el camino ¿verdad?-.

(7) Inteligencia Central del Rectorado.(8) Green Lantern #3.

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Alternativo

41

-Así es- afirmó Voldak.-¿Notaste algo extraño durante el salto? ¿Alguna circunstancia anómala?-.-No... Todo fue normal-.-¡Está bien!- exclamó Kilowog golpeando con fuerza su muslo derecho. –No

tengo más preguntas para ti. Y creo que debo marcharme ya-.Al ver que el Green Lantern abandonaba la estancia con rapidez, alcanzando la

puerta de la biblioteca de una sola zancada, Voldak se levantó con ímpetu.-¡Espera Kilowog!-.-¿Sí?- respondió deteniéndose en el pasillo.-¿Qué piensas hacer ahora? ¿Vas a buscar la nave?-.-Efectivamente- asintió el Green Lantern con gesto seguro.Voldak dudó un breve instante antes de seguir hablando:-Llévame contigo, por favor-.-¿Cómo?- se sorprendió Kilowog.-Por favor. Necesito encontrar esa nave-.

-¿Sabes ya lo que ha pasado, Multivac?- preguntó Jack empleando un tononervioso.

Conforme avanzaban hacia ella, la esfera brillante que ocupaba ahora la antiguaórbita de Oa se hacía cada vez mayor en el monitor de la cabina de pilotaje de la GreenFlame.

-Me temo que aún no dispongo de datos suficientes, Jack- contestó lainteligencia artificial con su característica voz metálica. –Lo único que puedo asegurares que Oa no se ha convertido en una estrella: mis sensores detectan su emisión de luzvisible, así como diferentes tipos de radiación que cubren un amplio rango de longitudde onda; sin embargo estas emisiones no proceden de una combustión interna, comoocurriría si se tratase de una estrella, sino de la superficie-.

-Entonces…-.-Mi hipótesis inicial es que algún tipo de proceso, posiblemente inducido desde

el exterior, ha convertido la superficie del planeta en un gigantesco emisor deradiaciones-.

El Green Lantern se sintió terriblemente asustado.-¿Y los Guardianes?-.-Jack, no existe organismo vivo capaz de sobrevivir actualmente en la superficie

de Oa. Si los Guardianes no han abandonado el planeta antes de que se produjera estecambio...-. Multivac se interrumpió así mismo para añadir bruscamente: -Atención:detecto dos naves gordanianas aproximándose en una ruta de intersección-.

-¿Gordanianos? ¿Aquí?-.-Además, recibo una señal desde una de las naves: quieren establecer contacto

con la Green Flame-.-Está bien- contestó Jack. -Pasa la imagen al monitor, Multivac-.Ante el asombro del Green Lantern, apareció en la pantalla el rostro reptiliano de

un Psion.-¿Qué hace un Psion en una nave gordaniana?- murmuró Jack.-No dispongo de datos suficientes para...-.-¡Cállate Multivac! –estalló Jack. -Era una pregunta retórica, por Dios...

Establece la conexión-.Dos segundos después, el Psion comenzó a hablar:-Saludos, Green Lantern. Soy…-.

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Capítulo segundo

42

-¿Qué haces fuera de tu planeta de confinamiento, Psion?- preguntó Jackdesechando todo tipo de protocolo. -Sabes tan bien como yo que los miembros de turaza tienen prohibido abandonar Dalen-.

-Tienes razón. Los Guardianes decretaron nuestro exilio indefinido en esa bolade barro. Sin embargo, Oa ya no es lo que era- continuó el reptil-, y los Guardianes... enfin, mi querido Green Lantern: los Guardianes han desaparecido para siempre-.

Jack decidió ignorar las palabras del alienígena, imponiendo su autoridad comomiembro de los Green Lantern Corps:

-Abandona inmediatamente este sector, Psion: debes dirigirte sin demora alSistema Vega para reanudar tu confinamiento en Dalen-.

El Psion le ofreció una amplia sonrisa irónica al responder:-Mi querido Green Lantern... Oa está arrasada; la Batería Central destruida; tu

anillo de poder convertido en una inútil baratija…. Me desagrada tener que señalar loobvio pero, ¿cómo piensas hacerme volver a Dalen? Y aún más importante para ti:¿Cómo piensas evitar que aborde tu nave?-.

Jack sintió varias gotas de sudor corriendo por su espalda.

-¿Estás cómodo?- preguntó Kilowog sentado en la sala de navegación de lapequeña nave esférica que pilotaba.

A pesar de encontrarse solo en aquella estancia, recibió su respuesta desde unpequeño altavoz situado a la izquierda de la consola de mandos.

-Supongo que podría estar peor...- contestó Voldak en el interior de un diminutohabitáculo de dos metros cuadrados, en la parte posterior de la nave. Allí se encontrabadesnudo y tumbado sobre un duro saliente metálico de la pared, mientras un espesovapor amarillento saturaba el interior de aquel incómodo zulo, irritándole ligeramente lagarganta al respirar.

-No te preocupes, muchacho. El proceso de esterilización se completará en unosquince minutos. Sé que no es un sistema muy sofisticado, pero no podemos pedirle mása este módulo de transportación- explicó Kilowog con una sonrisa apenas perceptible ensu cara pétrea.

-¿No podríamos haber aplicado este mismo sistema de esterilización a todos losocupantes de nuestra flota para que pudieran aterrizar en Oa sin necesidad de sufrir lacuarentena?-.

-¿A más de doscientos individuos? No, demasiado complicado. Es mejor queesperen esas tres semanas y bajen con sus propias naves-.

-Bueno, si tú lo dices...-.Voldak tamborileaba sus dedos sobre la estrecha lámina metálica que le servía

de improvisado camastro.-Antes de abandonar la órbita de Oa mencionaste que no sería difícil rastrear la

nave perdida si nos dábamos prisa… En aquel momento no quise hacer preguntas quepudieran resultar demasiado estúpidas pero... ¿cómo vas a hacerlo?-.

Kilowog se recostó en su sillón de la sala de navegación, forzando la resistenciadel asiento con su enorme peso.

-¿Sabes cómo funcionan los saltos al hiperespacio, Voldak?-.El Khund negó con la cabeza, y recordando que el Green Lantern no podía verle,

respondió:-No. Ni idea-.-Ya… bueno verás, el fundamento del salto al hiperespacio se basa en el hecho

de que el universo en que vivimos es curvo ¿vale?- comenzó Kilowog, adoptando unmolesto tono didáctico. –De forma que si viajamos en línea recta por el espacio

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“normal” de un punto a otro de la galaxia, en realidad lo que estamos haciendo esrecorrer la curvatura del mismo universo, ¿entiendes?-.

-Ajá...- aventuró Voldak con la esperanza de que el Green Lantern terminararespondiendo a su pregunta.

-Así que la única manera de llegar al lugar que hayamos elegido siguiendo unaverdadera línea recta es abandonando nuestro espacio curvo: ése es el “atajo” al quellamamos hiperespacio-.

-… un atajo, ya…-.-El problema es que “fuera” del espacio no hay nada: ni materia, ni tiempo, ni...

ni espacio, claro, y una nave que quiera tomar ese atajo necesita “algo” por lo queviajar, ¿vale?-.

-... sí...-.- No se puede atravesar la Nada, sin más; así que esta nave debe proyectar antes

una especie de pasillo tubular formado por materia, que conecte el punto de partida conel de llegada, a través del vacío-.

-... un pasillo...-.-Una vez que la nave ha alcanzado su destino, no existe ninguna fuerza externa

que mantenga ya la conexión entre estos dos puntos del universo, y la materia que hasido forzada a cruzar este vacío se va dispersando lentamente. En un par de días sepierde todo rastro de ella-.

Al llegar a este punto de la explicación, Voldak sintió que se le encendía una luzen su cabeza.

-Vale... o sea que si saltamos al hiperespacio desde el mismo punto por el quellegó la flota al Sistema Sto-Oa, podríamos retroceder por ese pasillo que dejamos atráshasta detectar de alguna forma el “lugar” en el que se desvió de nuestra ruta la naveperdida, y seguir el rastro hasta su posición actual... ¿No es eso?-.

-Exacto Voldak- concluyó Kilowog mientras ojeaba las indicaciones de laconsola de mandos.

Durante unos segundos permanecieron callados: Kilowog aguardando elmomento preciso para activar el salto al hiperespacio; Voldak perdido en pensamientosllenos de esperanza.

-Gracias por permitirme que te acompañara, Kilowog- dijo repentinamente elKhund despertando de su breve letargo.

-No tiene importancia, muchacho. Creo que me serás muy útil cuandoencontremos esa nave: tu presencia hará las cosas más fáciles...-, y a continuaciónañadió: -Comienza el viaje-.

Al girar una clavija de color rojo se difuminaron las estrellas que hasta esemomento salpicaban la pantalla, viéndose sustituidas por una bruma azulada querodeaba en ráfagas el contorno de la nave esférica.

Tras comprobar que todos los indicadores se encontraban en orden, Kilowog sedirigió a Voldak una vez más.

-¿Qué hacía un Khund como tú trabajando en el Rectorado Delta? Tu gente nose caracteriza precisamente por su interés científico…-.

Voldak resopló con suavidad, rodeado por la densa niebla que había cambiadosu color del amarillo al rosa.

-Ni uno solo de los residentes del Rectorado podía considerarse un representantecaracterístico de su raza. ¿Sabías que nuestro jefe de seguridad era un Psion? Muriópoco antes de que todo se fuera...-.

-Sí, me lo contó Kyle-.

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Capítulo segundo

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-Bueno, el caso es que nunca logré adaptarme al estilo de vida militar que rigeen mi planeta. Los Khund sólo viven para luchar: siempre en guerra con alguien. Asíque tan pronto como tuve la oportunidad, me fui de allí para dedicarme a lo querealmente me interesaba: la investigación científica-.

-Demostraste valentía al decidir tu propio camino- afirmó el Green Lantern.-Demostré estupidez- gruñó Voldak. –Que tuviera la vocación no significa que

tuviera la capacidad: no soy muy inteligente, ¿sabes? Me costó varios años superar elexamen de acceso al Rectorado, e incluso entonces, mi nivel académico sólo mepermitió aspirar a los puestos menos valorados del complejo: técnico no especializado,guardia de seguridad...-.

-Sigo pensando que demostraste mucha valentía. ¿Por qué has queridoacompañarme en este viaje?- preguntó Kilowog, realizando finalmente la pregunta quetenía en su cabeza desde el comienzo de la conversación.

Voldak fijó su mirada en el techo también metálico, apenas visible tras la espesabruma que aún le rodeaba.

-Conocí a una mujer en Calisto...- empezó a decir el Khund dejando el final de lafrase en el aire.

-¿Que se encuentra en la nave perdida?- sugirió Kilowog.Voldak asintió, para añadir después:-Belit’r era de Tamaran; y la hermana de 277. Ella... nosotros...-.-Está bien Voldak, no es necesario que… Un momento… ¡Lo tengo!- exclamó

Kilowog. -¡Ahí está la bifurcación!-.

-La nave gordaniana ha concluido la maniobra de acoplamiento, Jack- informóMultivac.

El Green Lantern se movía nerviosamente de un extremo al otro de la cabina depilotaje como una fiera enjaulada.

-¿Estás seguro de que no tenemos otra opción?-.-No, Jack. Los sistemas ofensivos de la Green Flame dependen por completo de

la energía de tu anillo. Se diseñaron así para evitar que esta nave fuera utilizada contracualquier miembro de los Green Lantern Corps-.

-Por supuesto nadie pensó que un anillo pudiera quedar inservible…- murmuróJack.

-Y tampoco tenemos posibilidad de huir- siguió Multivac. -Esas dos naves nosdestruirían antes de que consiguiéramos realizar las maniobras necesarias para saltar alhiperespacio-.

-Lo sé, Multivac…-.Al otro lado de la compuerta de entrada, podía escuchar los movimientos de los

Psions abriendo el paso que comunicaba su nave con la Green Flame.-Ahí llegan esos lagartos despreciables- dijo Jack.Con un chasquido seco, la compuerta se hizo a un lado descubriendo a tres

Psions que apuntaron rápidamente sus pequeñas armas gordanianas hacia la cabeza deJack.

-No hagas ningún movimiento extraño, Green Lantern- exclamó el reptil situadoa su izquierda, con esa voz desprovista de emociones tan propia de su especie.

Jack se mantuvo erguido frente a ellos, con los brazos ligeramente separados desu costado.

-Tranquilo, Psion. No tengo nada que pueda utilizar contra ti-.Dos de los recién llegados registraron rápidamente la Green Flame en busca de

más pasajeros, mientras el otro vigilaba atentamente los movimientos de Jack.

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En pocos segundos volvieron a reunirse alrededor del Green Lantern.-No hay nadie más en la nave- informó uno de ellos.-Está bien- continuó el que había hablado en primer lugar. –Acompáñanos Green

Lantern. El Director de Investigación quiere hablar contigo-.Flanqueado por aquellos Psions, Jack avanzó a través de la compuerta de entrada

hacia el interior de la nave gordaniana. Después de pasar por dos pasillos de color azulmetalizado y una pequeña estancia repleta de diverso material científico, el GreenLantern alcanzó el laboratorio donde le esperaba el Director de Investigación Psion.

Tan pronto como llegó, el estómago de Jack se vio repentinamente sacudido porla náusea al descubrir a su izquierda, sobre una silla metálica, el cuerpo inerte y vejadode Koriand’r, Green Lantern del Sistema Vega.

-Cabrones…- escupió Jack.-Saludos otra vez, Green Lantern. Debo decir que no tienes muy buen aspecto-

se mofó el Director de Investigación.-¿Qué le habéis hecho a Kory?- preguntó con exaltación apenas reprimida. -

¿Qué le habéis hecho a los Guardianes?-.-¿A los Guardianes?- dijo el Psion. –No, mi querido Green Lantern. Nosotros no

somos responsables de lo que ha ocurrido en Oa. Sin embargo, tengo una idea bastanteaproximada sobre lo que ha pasado…-.

El Director de Investigación abrió su mano izquierda, mostrándole a Jack unpequeño objeto poliédrico de color lechoso.

-¿Hemos llegado ya?- preguntó Voldak entrando en la sala de navegación.Vestía un traje azul marino de pieza única, marcado a la altura del hombro derecho conla insignia del Rectorado Delta: un ojo rojo que encerraba en su pupila la doble cadenade ADN.

-Aún no- contestó Kilowog distraídamente sin girar la cabeza, su mirada fija enla pantalla. La débil luminiscencia azul del exterior seguía bañando el casco de la nave.

-Vaya- dijo el Khund tomando asiento junto al Green Lantern. –Creo que éste esel salto más largo que he hecho nunca. ¿Ha surgido algún problema, Kilowog?-.

-No, todo parece ir bien. Sin embargo, estoy empezando a sospechar dóndepuede haber ido a parar esa nave perdida…-.

Voldak miró interrogativamente el rostro absorto de Kilowog esperando queconcluyera su frase.

-… ¿y bien?- acabó preguntando el Khund.-Prepárate muchacho- exclamó el Green Lantern. -¡Ya hemos llegado!-.El monitor se vio iluminado bruscamente por un fogonazo de intensa luz azul

que dio paso inmediatamente al habitual paisaje estrellado del espacio. Al maniobrarhacia su derecha, sin embargo, apareció ante ellos una pequeña estrella dorada girandoalrededor de un enorme sol amarillo.

-¿Dónde estamos Kilowog?- susurró Voldak.El Green Lantern tecleaba con creciente excitación diferentes combinaciones de

botones en su consola de mandos, mientras observaba atentamente las lecturas que ibanmostrando los indicadores.

Finalmente se echó hacia atrás, descargando todo su peso contra el respaldo delsillón.

-Estamos en el Sistema Sto-Oa, muchacho- contestó con voz ausente.-¿Cómo? ¿Hemos vuelto al punto de partida?- y entonces, fijándose en las dos

estrellas de la pantalla añadió: -Espera, no puede ser: ese sistema no es binario-.Kilowog se volvió hacia el Khund con una media sonrisa de piedra en su rostro.

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Capítulo segundo

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-Tienes razón, Voldak. El Sistema Sto-Oa de nuestro universo no es binario-.

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Green Lantern #6Alternativo: Capítulo tercero

-Kilowog, tu anillo ha dejado de brillar- señaló Voldak.-Supuse que ocurriría –respondió el Green Lantern. -En este universo sin Oa no

existe una Batería Central que le proporcione la energía que necesita-.-Entonces… estamos en una realidad alternativa- afirmó Voldak con cierta

entonación interrogante.-Así es-.El Khund permaneció callado, observando atentamente aquel nuevo universo

que mostraba el monitor de la cabina de pilotaje, sin llegar a percibir ningún detalle quelo diferenciara del suyo propio.

-¿Cómo es posible que se pueda viajar de un universo a otro mediante un simplesalto al hiperespacio?- preguntó Voldak.

-No es tan sencillo muchacho…-.Kilowog se levantó de su asiento, incómodo en el interior de aquella cabina que

limitaba constantemente su libertad de movimiento.-Cuando una nave salta de un punto a otro dentro del mismo universo –explicó

el Green Lantern-, todas las variables se encuentran bajo control. Al fin y al cabo,apenas se aleja de la curvatura...-.

Voldak asintió comprensivamente. En el transcurso de aquel viaje se estabaconvirtiendo en todo un experto en Fundamentos del Salto al Hiperespacio.

-Sin embargo –siguió Kilowog-, adentrarse en el vacío que rodea a nuestrouniverso en busca de otra realidad alternativa... es algo muy distinto. Y muy peligroso:la nave puede perder el pasillo por el que viaja antes de alcanzarla. Ten en cuenta que amedida que se aleja de su punto de partida, aumenta el grado de dispersión de la materiaque forma ese túnel-.

-No hay rutas establecidas…-.-No, no las hay. E incluso aunque llegáramos a establecer alguna, podría ocurrir

que sólo unos meses después el universo paralelo hubiese cambiado de posición. Segúnse cree, todas estas realidades se encuentran en continuo movimiento, trasladándose sinrumbo aparente por el vacío exterior-.

El Khund volvió a sumirse en un silencio reflexivo, con la mirada perdida entrelas estrellas que salpicaban la imagen del monitor.

-Muy bien –continuó Voldak. -Hemos llegado hasta aquí siguiendo el rastro dela nave desaparecida… ¿Y ahora qué? ¿Dónde está?-.

Kilowog tomó asiento de nuevo mientras contestaba a su compañero de viaje.-Eso es precisamente lo que están tratando de determinar nuestros sensores.

Detectaron algo en su primer rastreo, pero he creído conveniente afinar…-.El Green Lantern se interrumpió al escuchar un breve pitido emitido por la

consola de mandos. Al estudiar los datos que le ofrecían los indicadores, sus ojosparecieron perder algo de su acostumbrada vitalidad.

-¿Qué ocurre Kilowog?-.-El ordenador de abordo confirma el análisis preliminar- suspiró el Green

Lantern volviendo su rostro hacia Voldak: –Capta dos señales independientes queasigna a la nave perdida-.

-¿Dos señales independientes?-.

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Capítulo tercero

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-Sí. La primera se corresponde con la firma energética del sistema de propulsión,y ha sido localizada sobre la superficie de la “estrella” más pequeña del sistema binario;la segunda señal procede de la Memoria, la caja negra de la nave, y está localizada en elinterior de otra nave de origen desconocido, situada no muy lejos de nuestra posiciónactual-.

El Khund miraba fijamente a Kilowog sin verlo.-¿Cómo puede encontrarse el sistema de propulsión en la superficie de una

estrella?-.-Bueno... Según parece no es una estrella Voldak, pero el ordenador no ha sido

capaz todavía de identificar este nuevo tipo de cuerpo estelar-.-¿Qué hacemos entonces?- repuso el Khund.Kilowog alzó sus grandes manos abiertas.-No creo que sea buena idea acercarnos a esa pseudoestrella sin saber qué

podemos encontrar, así que supongo que deberíamos dirigirnos hacia esa otra nave: enel mejor de los casos quizá encontremos allí a nuestra tripulación perdida; si no… almenos podremos recuperar la Memoria para que nos informe de lo ocurrido-.

Voldak sintió una dolorosa punzada en el estómago al imaginar el posibledestino de Belit’r(9).

-¿Qué es eso, Psion?- preguntó Jack sin ocultar el desprecio que sentía por aquelalienígena.

El Director de Investigación observó con estudiada demora el extraño objeto quemostraba en su mano.

-Este artefacto -contestó levantando sus pequeños ojos hundidos hacia Jack-,contiene las respuestas a todas tus preguntas, Green Lantern. Sin embargo...-.

-¡Director!- interrumpió desde la puerta del laboratorio el tercero de los Psionsque abordaron la Green Flame; aquel que al entrar en la nave gordaniana se habíadirigido directamente hacia el puente de navegación, dejando la custodia de Jack a cargode sus dos compañeros.

-... no tengo el más mínimo interés en resolver ninguna de tus dudas- terminó elDirector de Investigación, y sólo entonces, se giró hacia el subordinado que habíairrumpido en el laboratorio de forma tan precipitada: -¿Qué ocurre ahora?-.

-Señor, acabo de detectar otra nave aproximándose hacia nosotros-.Una sonrisa cruzó relampagueante el rostro de Jack, pensando que pudiera

tratarse de los Guardianes, o quizá de algún miembro de los Green Lantern Corps.-¿Otra nave?- preguntó desconfiado el Psion de mayor rango. -¿Pertenece a los

Corps?-.-Los sistemas no logran identificarla, señor-.-Está bien. Vuelve al puente y ordena al piloto de nuestra segunda nave que

intercepte y destruya a esta visita tan inoportuna. No necesitamos más prisioneros-.-De acuerdo, señor-.En el tiempo en que transcurrió esta breve conversación, Jack pudo evaluar

aceleradamente su situación.A ambos lados le vigilaban estrechamente sus dos carabinas, apuntándole en

todo momento con aquellas pequeñas armas gordanianas. Mientras, a dos metrosescasos frente a él, se encontraba el Director de Investigación junto a Koriand’r, sujeta auna extraña silla metálica. Desde la base de su asiento, subían varios cables que seperdían en la parte posterior de su cabeza trasquilada.

(9) Belit’r ya fue presentada en Green Lantern #5.

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Alternativo

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En el mismo instante en que volvía sus ojos cargados de odio hacia el Directorde Investigación, éste le habló de nuevo:

-Muy bien, Green Lantern. Creo que ya hemos perdido demasiado tiempo eneste sistema estelar. Conforme se extienda la noticia de que los Guardianes handesaparecido, este rincón del universo va a incrementar su número de visitas de formanotable, y no es mi deseo acaparar más atención de la necesaria-.

-¿Qué piensas hacer con nosotros?- escupió Jack.-Con la dulce Koriand’r poco más puedo hacer –sonrió el Psion observando el

rostro sin vida de la Green Lantern-. Ya nos ha proporcionado toda la información quepodíamos extraer de su exuberante cerebro. En cuanto a ti… vamos a recluirte en elalmacén de carga hasta que nos encontremos en disposición de colocarte en su lugar.¿Quién sabe los detalles tan interesantes que puedes ocultar dentro de esa cabeza demamífero subdesarrollado?-.

-Vale- contestó Jack rápidamente, calculando que la segunda nave ocupada porlos Psions debía haberse alejado ya lo suficiente-, pero a Multivac no le van a gustar tusplanes- concluyó alzando la voz por encima de su volumen habitual.

Tanto el Director de Investigación como los otros dos Psions que se encontrabanen el laboratorio se miraron entre sí con expresión interrogante.

-¿Cómo...?- empezó a decir el Director.En ese momento, y en respuesta a la última frase de Jack, la Green Flame

encendió bruscamente su sistema de propulsión durante sólo unos segundos, sacudiendoen el proceso a la nave gordaniana que estaba acoplada en uno de sus laterales.

Los Psions cayeron al suelo desestabilizados por la inesperada agitación,momento que aprovechó el Green Lantern para lanzar una fuerte patada en el estómagodel reptil más cercano, tomar su arma y disparar al segundo escolta en mitad del pecho.

Mientras tanto el Director se incorporó con rapidez, sacando un arma queguardaba en uno de sus bolsillos. Jack se giró hacia él apuntando con precisión a sufrente, pero en el mismo instante en que disparaba, el Psion que aún seguía vivo en elsuelo tras recibir la patada, se aferró a sus piernas provocando que el Director recibierala descarga en su hombro derecho. El Green Lantern forcejeó con el otro rodando por elsuelo del laboratorio, al tiempo que el Director caía también retorciéndose de dolor.

Fue entonces cuando entró en la estancia el cuarto miembro de aquel grupo dePsions, hasta entonces en el puente de navegación, alertado por la sacudida que habíarecibido la nave y los sonidos de lucha que le llegaban desde allí. Tan pronto como violo que estaba ocurriendo, cogió también su arma gordaniana y disparó sobre Jack; sinembargo, el Green Lantern consiguió interponer a su compañero en la trayectoria,recibiendo éste el tiro mortal entre el equivalente reptiliano de los omoplatos.

Aprovechando la confusión del recién llegado, Jack le arrojó al Psion abatido,disparándole al mismo tiempo en la garganta cuando éste trataba de esquivarle.

Con el corazón martilleando en su pecho, el Green Lantern observó el nuevoaspecto que mostraba el laboratorio tras convertirse en un improvisado campo debatalla: tres Psions muertos y otro, el Director de Investigación, perdiendo sangreabundantemente por la herida brutal de su hombro. A unos metros reposaba el brazoderecho que le faltaba, sujetando aún su arma.

Jack permaneció inmóvil varios segundos frente a los cuerpos sin vida de losalienígenas, preguntándose por el momento exacto en que había dejado de afectarle lamuerte de sus enemigos. ¿A cuántos había matado durante los últimos meses?

Sin embargo, todos estos pensamientos se esfumaron con rapidez al reparar enKoriand’r. Se dirigió hacia su compañera, y estudió detenidamente los cables insertadosen la base de su cráneo.

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Capítulo tercero

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-No sufras, mi querido Green Lantern- susurró el Director desde el suelo. –Nohay nada que puedas hacer por ella: esos tubos son lo único que la mantienen con vida-.

El Green Lantern clavó su mirada colérica en los ojos febriles del Psion.-¿Cómo la capturasteis?- le preguntó, e inclinándose sobre él añadió con rudeza:

-¿Qué habéis venido a hacer aquí?-.-Puro azar…- sonrió débilmente el Director. –Hace sólo dos días que llegaron a

Dalen(10) un grupo de contrabandistas gordanianos solicitando refugio. Según mecontaron habían conseguido burlar los controles de los Green Lantern Corps, perosospechaban que les seguían el rastro-.

-¿Qué hicisteis con ellos?-.El Psion inclinó la cabeza con indiferencia:-Los matamos. Y nos quedamos con sus naves-.-No respetáis a nadie, ¿verdad?- le recriminó Jack.-Representaban una oportunidad única para escapar de Dalen y la aprovechamos.

Sin embargo, antes de que pudiéramos preparar nuestra huida apareció esta GreenLantern buscando a los gordanianos; descubrió enseguida lo que había ocurrido yamenazó con tomar duras represalias contra nosotros. Sólo que entonces… su anillo seapagó ¿No es mala suerte? –volvió a sonreír el Psion.

-¿Por qué vinisteis a Oa?-.-Supuse que algo importante debía de haber pasado para que su anillo perdiera

todo el poder; algo que seguramente nos podría beneficiar. Así que nos embarcamos enlas dos naves gordanianas y vinimos hasta aquí con la Green Lantern como rehén-. ElDirector tomó aire dificultosamente antes de continuar: -Lo que nunca hubieraimaginado es que la información más interesante se encontraba dentro del cerebro deesa perra-.

-¿A qué te refieres?- explotó Jack aferrándole por el cuello.-Según he podido descubrir, a tus amados Guardianes no les pareció suficiente

castigo exiliarnos en esa bola de barro que es Dalen, negándonos el acceso a cualquiertipo de tecnología… No... Durante estos últimos meses han irradiando nuestras ciudadesdesde el espacio hasta conseguir su objetivo final: esterilizar a todos y cada uno denosotros-.

-¿Cómo?- exclamó Jack confuso.-En menos de cien años los Psions habrán desaparecido para siempre… ¿Acaso

no lo sabías? Lo dudo…-.

-¡Se acerca una de las naves!- exclamó Kilowog.-¿Qué?- preguntó Voldak desde la habitación contigua a la cabina de pilotaje,

equipada con un sofisticado retrete.El Green Lantern se giró hacia el cuarto cerrado, con objeto de que el Khund

escuchara su voz con mayor claridad:-¡Una de las naves se ha separado del grupo y viene hacia nosotros!-.Voldak abrió rápidamente la puerta, alejándose del sonido estridente del

evacuador eléctrico.-¿Se encuentra la Memoria en su interior?-.-Me temo que no...- respondió Kilowog, y mirando al Khund con repentina

curiosidad añadió: -¿Sabes manejar un Carrusel?-.Voldak se envaró, observando al Green Lantern con dignidad ofendida:

(10) Dalen es el planeta en el que han sido exiliados los Psions.

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-Soy un Khund. Quizá nunca me haya sentido a gusto con el estilo de vida querige en mi planeta, pero la formación militar es obligatoria para todos nosotros desde elmomento en que nacemos-.

-Y eso significa...- le pinchó Kilowog con tono burlón.-Que evidentemente sé manejar un Carrusel-.-Estupendo; porque esa va a ser tu posición mientras yo piloto la nave,

muchacho-.Voldak estudió con preocupación el espacio exterior.-¿Crees que nos atacarán?-.-Entra dentro de lo posible. Después de todo tienen la Memoria, y eso puede

suponer que...-.-Está bien- cortó bruscamente el Khund, evitando exponerse a las conclusiones

de Kilowog: no quería pensar ni por un instante que Belit’r pudiera haber recibido algúndaño. –¿Dónde se encuentra el Carrusel?-.

-En el nivel inferior- indicó el Green Lantern mientras empujaba el asiento delcopiloto hacia delante, descubriendo una pequeña abertura en el suelo.

Sin perder un minuto más, Voldak se inclinó sobre la escalerilla que asomabadesde la penumbra del agujero, y bajó por ella hasta una estancia de proporcionessimilares a las de la cabina de pilotaje.

El centro de aquella habitación estaba ocupado por una plancha circularcolocada sobre el suelo. De un diámetro cercano a los dos metros, se encontrabacubierta por algún tipo de material esponjoso del que sobresalían unas pequeñaspalancas en dos de sus extremos.

Mientras observaba detenidamente aquel instrumento, Voldak lamentó elarranque de absurdo orgullo racial que había mostrado frente a Kilowog: el Carruselrepresentaba todo lo que detestaba en su pueblo y en sí mismo.

La voz del Green Lantern llegó a sus oídos desde la cabina del nivel superior:-Colócate cuanto antes. La nave está a punto de llegar-.El Khund se aproximó al Carrusel gruñendo con cierto rechazo. Se tumbó de

espaldas sobre él, y extendió brazos y piernas hasta alcanzar los límites del círculo.Seguidamente, agarró las palancas con ambas manos y pulsó los dos botones de colorrojo que sobresalían en sus laterales.

Sin apenas emitir un sonido, se cerraron dos pares de argollas acolchadas sobresus muñecas y tobillos, fijando al Khund sobre la superficie.

-Activación- murmuró Voldak con lengua pastosa. En respuesta, surgieroncientos de pequeños alambres alrededor de su cabeza, que se alzaron hasta detenerse apocos milímetros del cuero cabelludo.

Al tiempo que el instrumento se elevaba con delicadeza, colocándole en posiciónvertical, el Khund reparó en que su cerebro ya no recibía las imágenes captadas por susojos, sino aquéllas que transmitían los sensores ópticos externos de la nave.

Con estos órganos visuales recién adquiridos, Voldak podía ver todo el espaciocircundante, y por supuesto, también esa otra nave que se encontraba ya tan cerca.

-¡Estoy listo, Kilowog!- gritó el Khund.-Muy bien- contestó el Green Lantern. –Voy a intentar comunicarme con…-.Antes de que Kilowog concluyera su frase, ambos pudieron observar desde sus

respectivas posiciones el lanzamiento de varias descargas de antimateria por parte de laotra nave.

-Parece que no tienen mucho interés en conversar con nosotros- exclamóKilowog mientras movía frenéticamente sus grandes manazas por la consola de mandos.

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Capítulo tercero

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En el nivel inferior, Voldak comenzó a manipular las palancas del Carrusel,preparando los sistemas ofensivos de la nave para el contraataque.

-Jack, me temo que no disponemos de mucho tiempo antes de que regrese la otranave gordaniana –informó la reconocible voz de Multivac desde un pequeño altavoz dellaboratorio. -Te sugiero que vuelvas pronto a la Green Flame-.

-Un segundo, Multivac- respondió el Green Lantern observando con atención elrostro del Psion. -¿Qué es ese objeto que guardas? ¿Qué tiene que ver con lo ocurrido enOa?-.

El Director de Investigación dejó caer su cabeza hacia atrás, sobre el suelo dellaboratorio.

-¿Eso? Es algo que recogimos cerca de esa nueva “estrella”… Muyinteresante…-.

-¿Qué es?- repitió Jack zarandeando su cuerpo cada vez más débil.-Estoy cansado, Green Lantern. Acaba conmigo de una vez. Termina el trabajo

que empezaron tus Guardianes…-.-Jack…- volvió a llamar Multivac.El Green Lantern soltó al Psion, y buscó precipitadamente entre los bolsillos del

alienígena hasta encontrar el pequeño poliedro de color lechoso que le había mostradounos minutos antes. Lo guardó en su uniforme negro y fue con rapidez hacia sucompañera.

-Lo siento, Kory…-susurró en su oído mientras tiraba con fuerza de los cablesinsertos en la cabeza. Aunque el rostro de Koriand’r no cambió de expresión, Jack pudoapreciar claramente que no respiraba ya.

Al apartar su mirada de ella, se reencontró con la sonrisa cruel del Psionmoribundo. Sintió entonces que algo se rompía en su interior; apuntó de nuevo el armay disparó tres veces sobre el cuerpo del Director de Investigación.

Jack salió del laboratorio en dirección a la Green Flame.-¿Han alcanzado ya los Psions a esa otra nave?- preguntó entrecortadamente,

sintiendo la mandíbula rígida.-Sí- contestó Multivac. -Están combatiendo-.-¿Sabes algo sobre ella?-.-Nada. Su diseño me es desconocido-.-Pensé que podría estar pilotada por Guardianes o Green Lanterns, pero si no

fuera así...-. La ira ya consumida parecía haber sido sustituida por una repentinaindecisión.

-Jack –intervino Multivac. -Sugiero que volvamos a la Atalaya antes de que seresuelva el enfrentamiento. Si esa nave estuviera tripulada por algún otro enemigo delos Green Lantern Corps, nos arriesgamos a tener que enfrentarnos a ella con la GreenFlame desarmada-.

-Creo que aceptaré tu sugerencia, Multivac- murmuró Jack observando elpequeño objeto que había sustraído al Director de Investigación. –En la Atalayapodremos decidir con mayor tranquilidad nuestro próximo movimiento-.

-Muy bien. Ya estamos aquí- informó Kilowog.-¿Dónde es aquí?- preguntó Voldak con aire ausente, sentado a su lado en la

cabina de pilotaje.La enorme boca del Green Lantern pareció torcerse en una sonrisa al contestar:

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-Nos encontramos frente al único satélite del planeta Tierra, muchacho. Y por loque estoy viendo, este universo no es tan diferente del nuestro: ahí está la Atalaya de laLiga de la Justicia-.

-¿Y la Memoria de la nave?-.-En su interior. Con un poco de suerte podremos recuperarla sin tener que luchar

otra vez- contestó el Green Lantern.El Khund desvió su mirada hacia el monitor al escuchar estas palabras.-Voldak –intervino Kilowog. -Sé que nunca habías matado a nadie antes de hoy,

pero debes entender…-.-Lo sé- contestó el otro forzando una sonrisa. –No tuvimos opción. Lo entiendo-.-¿Seguro?-.Voldak se limitó a sonreir de nuevo afirmativamente.Sin saber qué más podía decir, Kilowog volvió su atención sobre la consola de

mandos, abriendo un canal de comunicación con la Atalaya. -¿Hola? –saludó con su vozmás cálida. -Soy Kilowog, de los Green Lantern Corps, solicitando permiso paraalunizar-.

Tras un prolongado silencio, recibió su respuesta.-¿Kilowog?- respondió el altavoz de la consola con tono sorprendido. -¿No

estabas en Oa?-.-Um… Mi historia es un poco larga, y quizá algo increíble; creo que será mejor

que te la cuente más tarde. Por cierto, ¿quién eres tú?-.-¿No me reconoces? Soy Jack. Jack Knight-.Kilowog miró a Voldak indicándole con un leve gesto su ignorancia sobre la

identidad de aquel individuo.-Sí, por supuesto…- contestó de todas formas.-Está bien- concluyó Jack. –Dirígete hacia el hangar. Tenemos mucho de qué

hablar-.

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Green Lantern #7Alternativo: Capítulo cuarto

Jack Knight se dejó caer sobre uno de los sillones que rodeaban la mesa deconferencias de la Sala Central, en la Atalaya.

Apenas habían pasado unas horas desde que partiera hacia Oa en busca de unarespuesta al agotamiento de su Linterna Verde, pero el Green Lantern se sentía como sihubieran transcurrido días enteros.

-No tienes buen aspecto, Jack –señaló Multivac mostrándose con el rostro deCary Grant en la pantalla situada frente a él. –Deberías dormir un rato. Y quizá comeralgo antes: no has tomado nada en todo el día-.

-Bebí leche esta mañana, ¿no lo recuerdas?- murmuró el Green Lantern conmanifiesto desinterés.

-Jack...-.-No tengo tiempo para descansar, Multivac; y menos aún para discutir por

tonterías. ¿Has podido contactar con algún otro Green Lantern desde que me fui?-.-No, pero he captado dos transmisiones-.-¿De otros miembros de los Corps?-.-Sí-.-¿Y por qué no me lo has dicho antes?- exclamó Jack incorporándose en su

asiento. -¿Llegaste a hablar con ellos?-.-No. En ambos casos se trataba sólo de grabaciones enviadas a la Ciudadela de

los Guardianes, en Oa, a través del canal de seguridad. Insististe tanto en que comenzarael análisis de ese objeto recogido por los Psions, que no he tenido tiempo deinformarte…-.

-Está bien, pero cuéntame ya lo que decían esos mensajes- le apremió Jack.-El primero de ellos fue enviado desde Apokolips…-.-¿Apokolips? –repitió el Green Lantern con ansiedad. -Allí se encuentran cerca

de medio millar de los nuestros; con su apoyo quizá podríamos…-.-Jack… -interrumpió la inteligencia artificial. -El mensaje era una petición

desesperada de ayuda: los Parademonios se han liberado y están masacrándolos atodos(11)-.

El rostro del Green Lantern palideció súbitamente al percatarse de que no habíanpasado ni veinticuatro horas desde que abandonara Apokolips para asistir a su reunióncon el representante metahumano en la Tierra: aquel bien podía haber sido también sudestino.

-¿Y la segunda transmisión?-.-Fue enviada por Symon Terrynce, desde el planeta Tanjent, informando de que

abandonaba la base antes de que su gente descubriera el agotamiento de la LinternaVerde y acabara con su vida-.

-¿Ya está?-.-Ya está-.-¿Y eso es todo?- gritó Jack. -¡¿3.600 Green Lanterns repartidos por todo el

universo y sólo has conseguido captar dos putos mensajes?!-.

(11) Green Lantern #4,5, incluido en el Especial Navidad 2005 de AT Visions.

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Capítulo cuarto

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-Entiende que nos encontramos en una situación muy delicada, Jack –explicóMultivac con suavidad, intentando calmarle. –Sin la protección de los Guardianes, ni elpoder de sus anillos, los Green Lantern Corps se han convertido en una presa fácil ymuy apetecida. Los que hayan logrado sobrevivir a este apagón habrán sido losuficientemente precavidos como para esconderse donde nadie más pueda encontrarlos-.

Jack se levantó muy lentamente de su sillón, mirando fijamente la imagendigitalizada de Multivac.

-¿Crees que debería marcharme de aquí y ocultarme en algún rincón de laTierra?-.

-Probablemente fuera lo más seguro para ti-.El Green Lantern le dio la espalda, dirigiéndose hacia una de las puertas de la

Sala Central.-Avísame cuando termines el análisis de ese chisme. Voy a darme una ducha-.Sin embargo, antes de que llegara a salir de la estancia, se detuvo al escuchar un

breve pitido agudo. Multivac habló de nuevo:-Se aproxima una nave hacia nosotros, Jack: aquella que no fui capaz de

identificar en el Sistema Sto-Oa-.-¿Cómo?- dijo el Green Lantern abriendo los ojos de par en par.-Detecto daños de diversa gravedad en su estructura externa, supongo que como

resultado de su enfrentamiento con los Psions, pero no hay duda: se trata de la mismanave, y nos ha seguido hasta aquí-.

El Green Lantern ocupó rápidamente su posición frente al amplio monitor de laSala Central.

-Activa inmediatamente los sistemas ofensivos, Multivac-.-Sistemas activos –y tras unos segundos de tenso silencio: -Jack, han abierto un

canal de comunicación-.Precedida por el leve crepitar de la estática, llegó hasta sus oídos una voz que no

le resultaba desconocida:-¿Hola? Soy Kilowog, de los Green Lantern Corps, solicitando permiso para

alunizar-.

-Entonces –siguió Kilowog-, tras destruir al fin la nave gordaniana que nos habíaatacado, fuimos directamente hacia la otra que se encontraba a la deriva. Nuestroordenador nos había confirmado que la Memoria ya no estaba allí, pero pensamos quequizá quedara alguien que pudiera informarnos sobre lo ocurrido-.

-Sin embargo, sólo encontramos aquellos cuatro Psions muertos y la mujer deTamarán horriblemente mutilada- intervino Voldak recordando con un escalofrío quehabía llegado a confundirla con Belit’r.

-Exacto. Así que abandonamos aquella nave y saltamos al hiperespaciosiguiendo tu rastro hasta aquí- concluyó el corpulento Green Lantern, que habíamantenido sus brazos en alto durante toda la conversación.

Aunque aún les observaba con cierto recelo, Jack bajó ligeramente el arma conla que les apuntaba.

-Lamento mucho la destrucción de tu Oa –continuó diciendo Kilowog-, peronosotros no tenemos nada que ver con ello. Hemos viajado hasta este universo sólo parabuscar a nuestra gente-.

En ese momento, la voz metálica de Multivac resonó por todo el hangar de laAtalaya, rompiendo el silencio en el que todavía se refugiaba el Green Lanternalternativo:

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Alternativo

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-Jack, he completado el análisis de los datos contenidos en la Memoria y parecencorroborar la historia de Kilowog-.

El Green Lantern asintió pensativo mientras guardaba finalmente su arma.-Perdonadme- solicitó Jack. –Hoy he tenido un día muy difícil... y aún no ha

terminado-.-Si os acercáis hasta la Sala Central –añadió Multivac-, podré explicaros lo que

he averiguado-.-Está bien- dijo Jack dirigiéndose a los otros dos. –Seguidme-.Mientras salían del hangar, Kilowog elevó una vez más su atronadora voz:-¿Dónde están tus compañeros de la Liga de la Justicia?-.Jack sintió un repentino sentimiento de vergüenza que le impedía explicarle

claramente lo sucedido durante los últimos meses. Sin embargo, le contestó antes de queeste remordimiento incipiente le llevara a cuestionarse sus actos:

-Se trasladaron a Nueva York. La Atalaya se ha reconvertido en una base de losGreen Lantern Corps-.

-Ah...- repuso Kilowog sin atreverse a insistir, mientras entraban ya en la SalaCentral.

-Sentaos, por favor- dijo Jack señalando los sillones colocados alrededor de lamesa de conferencias.

Acomodándose en uno de ellos, Kilowog se fijó en la cabina teletransportadoraque ocupaba una de las esquinas de la sala, activada en lo que parecía un bucle detransportación.

-Dinos Multivac- intervino Jack, impidiendo que el Green Lantern llegara apreguntarle por aquello. -¿Qué has averiguado?-.

-En primer lugar –comenzó la inteligencia artificial-, que la nave que se perdióen el salto hacia Oa transportaba en su interior una pequeña muestra biológica: unorganismo muy peculiar, capaz de sintetizar un polímero altamente energético-.

-Es cierto- confirmó Kilowog.-Por otro lado, y según la Memoria de la nave, que el accidente fue causado por

las energías implicadas en el salto al hiperespacio-.-¿Accidente?- preguntó Voldak visiblemente agitado.-Sí, accidente- continuó Multivac. –El salto al hiperespacio provocó una

sobrealimentación de la colonia microbiana, forzándola a desprenderse del exceso deenergía mediante emisión de ondas más cortas que la luz: ultravioleta, rayos X, eincluso radiación gamma-.

-Pero ese tipo de radiaciones debieron resultar mortales para las mismas célulasque las emitían –intervino Kilowog.

-Y así fue… en un porcentaje muy alto, hasta que algunas de ellas consiguieronservirse del polímero como defensa frente a la radiación generada por él mismo. Asíprotegidas, estas células lograron crecer sin control de forma acelerada-.

-¿Qué… Qué ocurrió entonces?- tartamudeó Voldak.-La cápsula de contención que encerraba al organismo acabó destrozada por el

bombardeo interno, y una vez liberado, se extendió por toda la nave en cuestión desegundos. Ningún tripulante sobrevivió a la colonización-.

El Khund se levantó bruscamente del asiento, apoyando sus manos temblorosassobre la mesa; apartó a un lado el sillón y caminó torpemente hacia la puerta máscercana de la Sala Central, cruzándola sin pronunciar palabra.

Kilowog hizo el amago de seguirle pero no llegó a levantarse, pensando quequizá sería mejor dejarle unos minutos a solas para que asimilara la pérdida de Belit’r.

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Capítulo cuarto

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-Lo siento- añadió Multivac con su voz desprovista de emociones antes decontinuar: -Finalmente, el microorganismo afectó también al ordenador de abordo,desestabilizando el salto, y provocando que la nave apareciera en un Sistema Sto-Oaalternativo: el nuestro-.

-¿Y entonces?- preguntó Jack con cierta ansiedad.-Sin un piloto, ni ordenador que redujera la aceleración asociada al abandono del

hiperespacio, salió disparada hacia el mismo corazón de Oa-.Jack se cubrió el rostro con las manos, imaginando el resto.-Llegado este punto, la estructura de la nave se encontraba ya tan dañada por la

radiación emitida, que poco antes de alcanzar la atmósfera de Oa, la Memoria sedesprendió del casco, permaneciendo en órbita hasta el momento en que la recogieronlos Psions-.

Ni Kilowog, ni Jack pidieron más detalles, pero Multivac siguió su relato:-Aunque la Memoria no ofrece más información sobre lo ocurrido después de su

desprendimiento, puedo suponer que a la velocidad que se aproximó la nave, ni losGuardianes, ni cualquier Green Lantern que se encontrara entonces en el planetatuvieron tiempo suficiente para evitar su colisión y posterior expansión del organismopor toda la superficie-.

-¿Y por qué no contuvieron el crecimiento de esas bacterias con la energía desus anillos?- preguntó Jack sintiéndose realmente agotado.

-No pudieron, ¿verdad?- volvió a intervenir Kilowog. –El microorganismodesprende luz dorada-.

-Efectivamente- confirmó Multivac. –Amarillo: el único color inmune al poderde los Green Lantern Corps-.

La Sala Central de la Atalaya permaneció en silencio durante varios minutos,hasta que finalmente habló Kilowog de nuevo:

-Voy a buscar a Voldak. Debemos regresar-.-Pero…- susurró Jack. -¿Qué vamos a hacer con ese organismo que ha arrasado

con todo?-.-No creo que pueda hacerse mucho más- respondió Kilowog. -La vida en Oa es

irrecuperable, y por otra parte, esa bacteria no ha sido capaz de proliferar más allá de lasuperficie del planeta. La infección está localizada y ya ha hecho todo el daño que podíahacer-.

-Pero...- repitió Jack otra vez.-Lo siento. Tenemos que irnos ya- insistió Kilowog levantándose del sillón.

–Debemos regresar al Sistema Sto-Oa y buscar el camino que seguimos para llegarhasta aquí antes de que se disperse totalmente-.

-¡Un momento! –reaccionó Jack sacudiéndose el letargo en el que se habíasumido mientras escuchaba lo ocurrido. -¿Lo siento? ¿Eso es todo lo que puedes decir?Vuestra nave ha destruido Oa, eliminado a los Guardianes, ¡y condenado a todos losGreen Lantern Corps!... ¿Lo siento?-.

-Ha sido un accidente, Jack –respondió Kilowog con gravedad. -Lasinstalaciones científicas donde se estaba desarrollando ese microorganismo fueronsaboteadas por uno de sus investigadores, y programadas para su autodestrucción.Durante la evacuación, mi compañero Kyle decidió enviar a Oa a todos sus ocupantes,junto con esa muestra encapsulada de la bacteria...-.

-¡Firmando nuestra sentencia de muerte!-.-Kyle no dispuso más que de unos segundos para decidirlo. No puedes culparnos

por algo imposible de prever-.

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Jack, que se había levantado también durante la discusión para colocarse frenteal enorme Green Lantern, observaba su rostro con ojos desafiantes:

-¿No puedo?-.Sin embargo, mientras sostenía la mirada firme de Kilowog, notó cómo su

agresividad iba disminuyendo lentamente, diluida en un creciente sentimiento defrustración que terminó por hacerle bajar los ojos.

Kilowog apoyó su mano derecha sobre el hombro encogido del Green Lantern.-Discúlpame- dijo Jack. –Sé que no sois responsables de lo que ha pasado...-.-Lo entiendo, no te preocupes. Pero ahora debemos irnos: cuanto más tardemos

en volver a Oa, más difícil será nuestro regreso-.-Por supuesto… –respondió acompañando a Kilowog fuera de la sala. Entonces,

recordando algo de improviso añadió: –Espera. Los rumores sobre este desastre handebido extenderse ya por todo el universo conocido, y a estas alturas no habrá razaalienígena que no se dirija hacia allí para comprobar lo sucedido. Es más que probableque acabéis capturados antes de encontrar vuestro camino de vuelta-.

-Tienes razón, ¿pero qué otra opción nos queda?-.-Quizá pueda ofreceros un viaje de regreso alternativo…-.Al salir al pasillo, Jack se quedó inesperadamente callado, deteniéndose a dos

pasos de la puerta de entrada a la Sala Central. Siguiendo su mirada, Kilowog descubriócon estupor el cuerpo tembloroso del Khund apoyado sobre una de las paredes delpasillo: apuntaba una de las armas gordanianas contra su propia frente.

-¡Voldak...!- exclamó con voz entrecortada.El Khund observó por un instante los ojos de Kilowog solicitando comprensión.

Seguidamente, disparó el arma antes de que cualquiera de los dos Green Lanternstuviera la oportunidad de acercarse a él.

-¿Cómo funciona?- preguntó el Green Lantern de piel pétrea, mirando conevidente desinterés aquella pequeña plataforma circular que se elevaba unos diezcentímetros del suelo.

-Los habitantes de Thrix utilizan este transportador para realizar viajesinterplanetarios -explicó Jack. -Pero Superman lo empleó hace un par de años paradevolver a una versión malvada de sí mismo a su universo de origen; de alguna formaes capaz de reconocer la naturaleza de tus átomos y trasladarte a donde perteneces-.

Kilowog asintió mecánicamente, tratando de convencerse de que esa máquinaera su mejor opción. A pesar del riesgo que suponía confiar en la palabra de aquelGreen Lantern que conocía desde hacía sólo un par de horas, tuvo que admitir que laalternativa de volver pasando por el Sistema Sto-Oa no le resultaba nada atractiva.

-Esta bién- dijo Kilowog colocándose sobre la plataforma. –Adelante-.Pocos segundos después de que Jack iniciara el protocolo de activación, sus pies

comenzaron a brillar con un leve fulgor opalescente que fue extendiéndose por todo sucuerpo.

-Lamento que hayamos tenido que encontrarnos en estas circunstancias- le dijoJack sin levantar los ojos del cuadro de mandos que estaba manejando. –Te prometo quetu compañero recibirá un funeral digno, de acuerdo con el rito Khund-.

-Gracias- respondió Kilowog. –Por todo-.A continuación, aquella sala, con todos los muebles e instrumentos que la

abarrotaban, fue perdiendo nitidez a los ojos de Kilowog, como si de una imagendesenfocada se tratara. En cuestión de un minuto, se encontró rodeado por una neblinadifusa y opaca que no le permitía ver nada.

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Capítulo cuarto

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Mientras se completaba este proceso el Green Lantern no llegó a sentir ningúnmalestar físico, hasta que de forma repentina se vio sacudido por un fuerte dolor en elpecho que le hizo desplomarse sobre el suelo.

Un suelo que no era la plataforma metálica a la que había subido, sino lapolvorienta y estéril superficie de la Luna: ya no se encontraba en el interior de laAtalaya.

Aún dolorido, y notando cómo la desesperación iba lentamente apoderándose deél, alzó el puño derecho sólo para descubrir que su anillo seguía agotado y no podíasuministrarle el oxígeno que necesitaba para respirar.

Realizando un infructuoso intento de desplazamiento por aquel paisaje degravedad reducida, acabó cayendo sobre sus rodillas, sin fuerza para continuar suavance.

¿Es posible que Jack me haya mentido?, se preguntó al límite de la pérdida deconocimiento.

Entonces, volvió a respirar sin problemas.Durante unos segundos permaneció tendido cuan largo era, resoplando sobre la

arena blanca mientras recuperaba el ritmo de su respiración con los ojos cerrados.Cuando al fin pudo abrirlos, sin embargo, pensó que debía estar sufriendo algún tipo dealucinación provocada por la asfixia.

Sus manos, todo su cuerpo, brillaban rodeados por un aura de color azulado; yfrente a él, donde antes no había nada, se encontraba un individuo de aspectohumanoide y estatura elevada, que le observaba con ojos afables que casi se perdían enuna gran cabeza rasurada.

-Saludos forastero- le dijo con voz grave. -Mi nombre es Uatu. Soy el Vigilante-.

A medida que Jack presionaba la combinación apropiada de botones, Kilowogfue desdibujándose hasta casi desaparecer. Pero poco antes de que llegara a completarsela transmisión, se vio sobresaltado por la voz inusualmente atemorizada de Multivac:

-Lo siento, Jack. No he pod...-.Simultáneamente, la Atalaya volvió a sumirse en la oscuridad, como ya había

ocurrido sólo unas pocas horas antes. El transportador del planeta Thrix crujió con unchasquido sordo al perder el suministro energético en pleno proceso de transferencia.

-¿Multivac?- llamó Jack girando a su alrededor sin poder ver nada.-Multivac ha sido erradicado de los sistemas lógicos de la Atalaya, Jack

–respondió una fría voz femenina. -Soy Oráculo, y estas instalaciones se encuentranahora bajo el control de la Liga de la Justicia. Entrégate-.

Varias de las luces de emergencia comenzaron a iluminar débilmente la sala,mientras Jack permanecía inmóvil sin saber muy bien qué hacer. Entonces se acordó desu hermano, y del bucle en el que se encontraba: el apagón podía haberlo matado.

-¡David!- exclamó desesperado corriendo hacia la puerta. Sin embargo, pocoantes de alcanzarla se detuvo en seco, reparando en dos ojos rojos que le observabandesde las sombras del pasillo.

-No te preocupes por tu hermano, Jack- le informó aquella figura semioculta.–Lo liberamos del bucle de transportación antes de que Oráculo reseteara los sistemas.David se encuentra a salvo en Nueva York-.

-Gracias Clark(12) –murmuró Jack. -¿Cómo habéis sabido...?-.-Recibimos una comunicación desde Rann: Adam nos lo contó todo(13)-.

(12) Clark, por supuesto, no es otro que Superman.(13) Adam Strange es un antiguo miembro de la Liga de la Justicia, héroe del planeta Rann.

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-Claro...-.-Ahora debes acompañarme Jack. Se te acusa de crímenes contra la Humanidad-.El Green Lantern se mantuvo en silencio. Impotente. Cómo hacerle entender,

cómo hacer entender a la gente de la Tierra lo que pretendían conseguir los Guardianes.Cómo explicarles...

Ya era demasiado tarde. No le quedaba más que someterse al juicio de todo unplaneta y acatar su condena.

-De acuerdo- aceptó Jack.

Soy el Vigilante. Durante eones he contemplado asombrosas realidadesalternativas; un número infinito de universos en los que algunos acontecimientosresultaron muy diferentes de los que ya conoces.

En uno de estos universos, Jack Knight fue el Green Lantern del sector 2814durante toda una década, y tras la caída de Oa y la muerte de los Guardianes, fueejecutado por aquellos mismos a los que juró proteger.

Kilowog, por su parte, se vio exiliado en un universo muy diferente al suyo,donde vivió numerosas aventuras mientras buscaba un camino de regreso. Pero esa esotra historia y debe ser contada en otra ocasión.

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Green Lantern #8Ayer, Hoy... ¿Mañana?

Queens. Nueva York. Hace veintisiete horas.

Kyle Ryner sintió el crujido de todos los huesos de su mano derecha cuando Zodcerró su puño en torno a ella, desafiando el poder del anillo. El dolor era intenso, y sólosu fuerza de voluntad le permitía ya sobreponerse a él, apretando los dientes condeterminación mientras sostenía la terrible mirada del kriptoniano.

Zod sonrió con fiereza al agotado Green Lantern. Observaba complacido lafacilidad con que había conseguido doblegar a uno de los seres más poderosos deluniverso; y en el mismo instante en que consideró demostrada su superioridad, ejercióuna presión aún mayor sobre su garra, fracturando con un solo movimiento mano yanillo.

Aprovechando entonces la pérdida de concentración causada por el insoportabledolor que recorría su brazo derecho, Zod lanzó un último golpe sobre el rostro del GreenLantern, que lo arrojó inconsciente sobre el asfalto de aquella solitaria calle que habíanestado sobrevolando durante su pelea(14).

Atalaya de la Liga de la Justicia. La Luna. Ahora.

-Kyle-.-...-.-Kyle...-.-... ¿Ganthet? ¿Eres tú?-.-Sí, soy yo. ¿Cómo te encuentras?-.-Bien, supongo... Pero no siento nada, y... ¡Un momento! ¡Ahora lo recuerdo

todo! Debo avisar a la Liga de la Justicia... ¡¡Debo avisar a Superman!!-.-Relájate, Kyle. No tienes por qué preocuparte-.-Pero Zod...-.-Ya conocen la identidad de tu atacante, Kyle. El kriptoniano grabó su nombre

en el asfalto, junto a ti-.-¿Kriptoniano? ¿Quieres decir como Superman? Pero Clark es el último de su

raza...-.-Por lo que me ha estado contado J’onn(15), el origen de Zod es un tanto difícil de

explicar; y en cualquier caso debería estar muerto(16)-.-Está bien, tampoco necesito conocer ahora todos los detalles, pero... ¿Cómo he

llegado hasta aquí?-.-Cuando te encontraron tus compañeros de la Liga estabas inconsciente y

gravemente herido; decidieron traerte a la Atalaya, y después me llamaron a mí-.-¿Te han hecho venir desde Oa sólo por mí? ¿Por qué? No es la primera vez que

recibo una paliza así-.-Quizá no sea la primera, pero bien podría haber sido la última-.-Exageras...-.

(14) Más detalles sobre esta pelea en Superman #12.(15) J’onn J’onzz, el Detective Marciano, es un miembro de la Liga de la Justicia.(16) El regreso de Zod puede seguirse a partir del número 6 de la serie de Superman.

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-De todas formas, me pareció una buena excusa para visitar de nuevo la Tierra...Esta vez sin posesiones extrañas de por medio(17)-.

-Tranquilo, que no estoy echándote-.-No podrías ni aunque quisieras, muchacho-.-Hablas igual que Kilowog... Por cierto, ¿sabes algo nuevo del grandullón?

Estoy empezando a preocuparme por él(18)-.-No, todavía no ha regresado a Oa-.-Vaya...-.-Pero aún es pronto para preocuparse; apenas ha pasado un mes desde que se

marchó en busca de esa nave-.-Supongo que sí, pero me siento responsable de todo lo que pueda ocurrirle: si

no hubiese recibido un código rojo de la Liga mientras me encontraba en Calisto(19), yomismo hubiera acompañado a esa flota de naves hasta Oa...-.

-Kyle, te recuerdo que Kilowog es un Green Lantern veterano que entrenaba alos novatos del Cuerpo mucho antes de que tú nacieras. No subestimes su capacidadpara afrontar cualquier problema que pueda surgirle-.

-No lo discuto Ganthet, pero no ha pasado tanto tiempo desde su resurrección, yquizá no se encuentre todavía al cien por cien... En fin, sólo espero que esté bien-.

Ciudadela de los Guardianes del Universo. Oa. Hace cuatro meses.

Kyle estaba sentado sobre una pequeña plancha circular que flotaba a mediometro del suelo, junto a la mesa del comedor. Con expresión interrogante, estudiaba lospequeños elementos bulbosos de color marrón esparcidos por su plato, sin decidirse aprobar el desayuno que le había preparado el sintetizador de alimentos.

Sin embargo, en el momento en que se disponía a pinchar una de aquellas piezascon su sofisticado tenedor, fue interrumpido por la poderosa voz de Kilowog:

-Buenos días, muchacho- saludó desde la puerta.Kyle levantó la mirada hacia su compañero Green Lantern, recibiéndole con una

cálida sonrisa:-Buenos días, Kilowog. ¿Cómo has pasado la noche?-.-Bien, pero apenas he conseguido dormir una hora seguida –contestó mientras se

aproximaba, y tomaba asiento frente a Kyle en otra de las sillas magnéticas querodeaban la mesa. –Creo que aún voy a necesitar un poco más de tiempo para adaptarmea mi nuevo estado-.

-Tómatelo con calma. Sólo han pasado un par de días desde tu regreso del másallá(20) –dijo Kyle removiendo su desayuno, y acercando una de aquellas cosas a sunariz para olfatearla sin mucha convicción.

-Tampoco es que me queje: este insomnio me está proporcionando un valiosonúmero de horas extra para ponerme al día-.

Kyle asintió distraídamente mientras arrugaba la nariz y devolvía la pieza deconsistencia gelatinosa al plato.

(17) La última vez que vino Ganthet a la Tierra estaba poseído por el ser llamado Sombra, en JLA#4.(18) Más detalles sobre Kilowog en Green Lantern #4-7.(19) El código rojo fue enviado por J’onn J’onzz en JLA #2, mientras Kyle se encontraba todavíaen el Rectorado Delta, tal y como se contó en Green Lantern #1-3.(20) Kilowog resucitó en Green Lantern v3 #169 USA.

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-No te imaginas la cantidad de cosas que pueden llegar a ocurrir en sólo diezaños –siguió Kilowog. -¿Sabías que un grupo de científicos de Colu ha formulado unanueva teoría integradora de las cuatro fuerzas elementales de la Física?-.

-Pues no... Pero parece fascinante. Creo-.-Tengo tanta información que asimilar sobre materias tan diferentes: Historia,

Ciencia, Arte...-.-...Geografía, Espectáculos, Deportes... Una ficha completa del Trivial- concluyó

Kyle.Kilowog le miró fijamente con ojos divertidos, rompiendo pronto en sonoras

carcajadas mientras palmeaba la mesa con fuerza.-¡Me caes bien, muchacho!- afirmó el alienígena con franqueza.Kyle alzó los hombros cómicamente, con media sonrisa dibujada en su rostro.-¿Y tú?- preguntó Kilowog cambiando de tercio. -¿Has pensado ya lo que vas a

hacer ahora?-.La expresión de Kyle se tornó sombría con la misma rapidez con que fue

realizada la pregunta.-Más o menos, pero aún no estoy seguro. Anoche recibí una llamada de John(21),

¿sabes? Nada importante; ninguna situación desesperada que amenace el planeta o algosimilar. Simplemente charlamos un rato sobre lo que habíamos hecho cada uno duranteestos últimos meses, y bueno, también me dijo que ha estado pensando en abandonar laLiga de la Justicia(22)-.

-¿Por alguna razón en especial?-.-No, en absoluto. Me contó que ha disfrutado mucho de su estancia en el grupo,

pero que ahora necesitaba...-.-Más tiempo para él-.Kyle sonrió tímidamente al mover afirmativamente la cabeza.-Típico, ¿verdad? Bueno, el hecho es que acaba de cortar con su novia, y

supongo que eso explica algunas cosas-.-Entiendo... ¿Y te pidió que regresaras para ocupar su lugar en la Liga?--No, por supuesto que no. Stewart entiende las razones que me llevaron a dejar

la Tierra(23), y nunca me forzaría a volver-.-¿Entonces?- preguntó Kilowog abriendo los brazos con gesto interrogante.-No sé cómo explicarlo, pero al hablar con él... Sentí cierta vergüenza por la

forma en que me marché de allí; quizá porque no reaccioné con la madurez que podríahaberse esperado de mí. Y por otro lado, Jen...-.

-Creo que es absurdo que te lamentes ahora por lo que hiciste entonces, Kyle. Sipiensas que debes estar en la Tierra, no pierdas el tiempo torturándote con ello: limítatea volver-.

-¿Tan sencillo como eso?-.-Tan sencillo como eso, muchacho-.Kyle bajó de nuevo sus ojos hacia el plato, y esta vez con decisión, pinchó uno

de los pedazos y se lo llevó rápidamente a la boca.-¿Y tú, Kilowog? –comenzó a preguntar mientras masticaba. -¿Vas a quedarte

aquí en Oa o...?-.

(21) John Stewart es el otro Green Lantern terrestre, que ocupó el lugar de Kyle en la Liga de laJusticia cuando éste se marchó de la Tierra.(22) Esta conversación tiene lugar entre JLA #100 USA y JLA #1 AT.(23) Kyle abandonó la Tierra tras la brutal paliza que recibió su amigo Terry Berg, en GreenLantern v3 #155 USA. En la continuidad Action Tales, Terry murió a consecuencia de estasheridas.

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Antes de que llegara a concluir la frase, se detuvo en seco y escupió toda lacomida sobre el plato.

-¿Pero qué mierda es esta?- exclamó con el rostro crispado.Sin embargo, las fuertes risotadas de Kilowog apenas le permitieron oír sus

propias palabras, mientras éste se retorcía sobre la silla flotante que soportaba su peso.-Entonces... ¿No te gustan los nematodos de Tiera?- logró pronunciar con

dificultad el corpulento Green Lantern.-¿Los qué?-.-Ya sabes, los gusanos que se crían en esa bola de barro pantanosa del sector

3017- contestó aún entre carcajadas. –¿Es posible que al seleccionar tu planeta de origenen el sintetizador de alimentos marcaras “Tiera” en vez de “Tierra”?-.

-Joder... –maldijo Kyle mientras seguía escupiendo restos de gusano masticado.–Pensé que se trataba de algún tipo de comida hindú o española-.

-No te preocupes, muchacho. Hal(24) cometió el mismo error durante su períodode entrenamiento, y logró sobrevivir a la experiencia sin mucho problema-.

-Bastardo...- murmuró Kyle, observándole con una mirada que prometíavenganza.

-Y respondiendo a tu pregunta... Sí, me quedaré en Oa. Este es mi sitio, junto aGanthet y el resto de Guardianes devueltos a la infancia(25)-.

-¿Para crear con el tiempo unos nuevos Green Lantern Corps?-.-Por supuesto- afirmó Kilowog rotundo. –El universo nos necesita-.

Atalaya de la Liga de la Justicia. La Luna. Ahora.

-¿Y qué ha pasado al final con los refugiados del Rectorado Delta, Ganthet? Laúltima vez que estuve Oa(26) todavía seguían en órbita-.

-Oh, aterrizaron en el planeta la semana pasada: las tres naves estaban libres deesa misteriosa bacteria que complicó tanto las cosas en Calisto(27)-.

-Algo es algo... ¿Han pensado ya en lo que van a hacer ahora?-.-Pues sí, y lo cierto es que no podría estar más satisfecho: salvo un pequeño

grupo que ha decidido trasladarse al Rectorado XII, en Thanagar(28), los demás sequedarán en Oa-.

-Pero allí sólo quedáis tú y los niños-Guardianes...-.-Razón de más para que me alegre de ver caras nuevas por nuestro planeta, ¿no

crees? Durante los tres meses que estuvo allí, Kilowog comenzó a rehabilitar elRectorado Prima y ahora...-.

-¿El qué?-.-El Rectorado Prima, Kyle. Antes de que Hal enloqueciera y acabara con todo(29),

Oa contaba con sus propias instalaciones científicas, igual que cualquier otro sectorespacial. Así que los refugiados van a establecerse en nuestro Rectorado, y terminar laempresa que inició Kilowog-.

-Ah, estupendo. Además su presencia te ayudará un poco a mantener la cordura,porque pasar todos los días rodeado de niños debe de ser una auténtica locura-. (24) Hal Jordan fue el primer Green Lantern terrestre reclutado por los Guardianes del Universo.(25) Kyle resucitó a los Guardianes del Universo en forma de niños (de ambos sexos) en GreenLantern v3 #150 USA.(26) En JLA #4.(27) Green Lantern #1-3.(28) Este Rectorado fue mencionado ya en Green Lantern #1.(29) Hal Jordan mató a todos los Guardianes del Universo, salvo Ganthet, y destruyó la BateríaCentral en Green Lantern v3 #50 USA.

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-No es para tanto... Pero en fin, de todas formas seguiré agradeciendo tus visitas;bueno, las tuyas y las de Jenny Lynn(30). Por cierto... ¿Dónde está Jade? Me ha extrañadono verla aquí contigo-.

-¿Jen...?-.

Apartamento de Kyle Rayner. Manhattan. Nueva York. Hace una semana.

Kyle colocó la olla con agua sobre una de las resistencias de la vitrocerámica;añadió un poco de aceite de oliva, y se giró rápidamente hacia la barra americana parapelar la cebolla que acaba de sacar del frigorífico. Cuando Jen entró en el apartamentopor la puerta de la terraza, ya había empezado a cortarla en pequeños trozos sobre unamadera rectangular.

-¿Cómo le ha ido el día a mi superheroína favorita? –preguntó Kyle sin dejar demover el cuchillo.

-Pues no sé qué habrá estado haciendo hoy Wonder Woman, pero por si teinteresa, yo he tenido una tarde de perros y estoy muerta, cariño –respondió Jen conmedia sonrisa dibujada en el rostro, mientras cruzaba el salón hacia él. –Podría echarmeen el sofá ahora mismo y dormir como un tronco hasta mañana-.

-¿Y perderte la magnífica cena que estoy preparando? De eso nada... Snif...-.Jen apoyó los codos sobre la barra, observando a Kyle con mirada traviesa:-Está bien, me comeré la pasta antes de irme a dormir, pero no te eches a llorar-.-Festival del humor... –murmuró Kyle frotándose los ojos con el dorso de la

mano izquierda. –Maldita cebolla-.-Si no perdieras el tiempo cortándola en trozos tan pequeños...-.-La cebolla nunca debe verse en el plato: hay que saborearla, no masticarla-

sentenció con tono deliberadamente pedante.La mujer de piel verde se volvió hacia el salón, levantando los ojos hacia el

techo como si pidiera paciencia:-Lo que tú digas, cariño. Con tal de que se que pueda comer...-.Mientras Jen se dejaba caer en el sofá, buscando el mando de la televisión entre

los cojines, Kyle echó la cebolla picada en la sartén y comenzó a removerla con unacuchara de madera.

-¿Sabes? –dijo Jen. –Esta tarde quedé con Merayn(31) para tomar café-.Kyle dejó la cuchara sobre la encimera para acercarse al frigorífico y sacar una

cuña de queso azul del interior.-Ah... ¿Y qué se cuenta? –preguntó sin mucho entusiasmo.-Nada en especial... Aparte de que aún sigue un poco confundida: no sabe si

rehacer su vida aquí, en la Tierra, o marcharse-.Kyle desmenuzó una parte de la cuña de queso y siguió removiendo la cebolla;

mientras tanto, viendo que el agua de la olla había entrado en ebullición, le echó unpoco de sal y fue colocando los espaguetis en su interior.

-La verdad es que últimamente no ha estado muy centrada...-.-¿Qué quieres decir con eso? –repuso Jen algo molesta por su comentario.-Bueno... –empezó a decir Kyle lamentando ya haberlo hecho. -Que quizá pudo

pensarlo con más calma antes de dejar a John...-.Jen torció ligeramente el gesto mientras se quitaba los guantes con que solía

acompañar su uniforme de Jade.

(30) Jenny Lynn Hayden, también conocida como Jade, es la novia de Kyle.(31) Merayn era la novia de John Stewart.

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Ayer, Hoy... ¿Mañana?

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-No creo que ésa fuese una decisión que ella tomara a la ligera, Kyle, si es eso loque insinúas-.

-No la juzgo, Jen; sólo digo que es posible que se precipitara un poco al dejar aJohn de la forma que lo hizo, y que quizá, si lo hubiera pensado más detenidamente...–añadió terminando de sumergir los espaguetis en el agua hirviendo conforme seablandaba su extremo inferior.

Jen se volvió airada hacia Kyle:-¿Más detenidamente? En el momento en que John recuperó el anillo de poder y

te sustituyó como Green Lantern de la Liga, dejó practicamente de vivir con ella;Merayn pasó días enteros encerrada en su piso esperando a que él se pasara por allí: sialgo le sobró, precisamente fue tiempo para pensar en ello-.

-¿No crees entonces que a lo mejor el problema es suyo, por no haber sabidoadaptarse mejor a su vida en la Tierra?-.

Un silencio incómodo se interpuso entre los dos. Jen encendió la tele y fuehaciendo zapping sin prestar atención a lo que pasaba por la pantalla. Kyle echó elqueso azul en la sartén, y lo removió junto con la cebolla.

-Estás siendo injusto –continuó Jen de improviso. –Merayn es alienígena, y todasu vida ha girado en torno a John durante el tiempo que ha pasado aquí con él. Joder, noes como si te fueras a Europa y tuvieses que acostumbrarte a comer las patatas fritas conmayonesa: estamos hablando de tener que adaptarte a un planeta totalmente diferente altuyo-.

Kyle permaneció callado unos segundos, agitando alternativamente losespaguetis en la olla y la cebolla con el queso en la sartén:

-Supongo entonces que la culpa de que se hayan separado debe haber sido mía:por irme de la Tierra cuando lo hice, por haberle dado a John un anillo de poder y porpedirle además que ocupara mi puesto en la Liga, ¿no?-.

-No, Kyle. La culpa fue de John por descuidar su relación con Merayn...-. Jendudó un breve instante antes de seguir: -Pero es cierto que si no te hubieses ido...-.

Viendo que el queso ya estaba fundido, Kyle agarró con ímpetu el cartón de natapara cocinar que se encontraba abierto a su derecha, y virtió todo su contenido en lasartén salpicando buena parte de la vitrocerámica. A continuación se volvióbruscamente hacia el salón, donde Jen seguía zapeando.

-Muy bien. ¿Qué sigue ahora? ¿Un nuevo reproche por haberme largado alespacio?-.

Jen miró hacia la terraza con cansancio:-Ya hemos discutido esto otras veces, Kyle...-.-Parece que no las suficientes: siempre encuentras la ocasión de volver a sacar el

tema-.Jen no respondió.Kyle se giró hacia la vitrocerámica dándole la espalda de nuevo. Al ver que la

salsa había comenzado a ebullir, disminuyó la temperatura y removió el contenido de lasartén con energía.

Mientras tanto, Jen se levantó otra vez y se acercó lentamente a la cocina.-Kyle...-.-Está bien –atajó él. –Dejémoslo así. La cena está casi lista-.-No, Kyle. Ese es precisamente el problema, que nunca terminamos una

discusión, ni resolvemos nada. Seguir ignorando las cosas no va a ayudarnos a ningunode los dos-.

Kyle dejó la cuchara de madera a un lado y se volvió hacia Jen, mostrandoconfusión en su mirada:

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Ayer, Hoy... ¿Mañana?

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-¿Qué quieres decir?-.-Que esto no funciona, Kyle. He tratado que todo volviera a ser como antes, te lo

aseguro, pero...-.-¿C-Cómo?-.Los ojos de Jen brillaban con lágrimas apenas contenidas.-Lo sabes tan bien como yo, Kyle: algo cambió mientras estuviste en el espacio,

y ahora...-. Jen se dio la vuelta rápidamente y fue directa hacia el sofá para recoger susguantes. –Me voy-.

-Pero Jenny... –acabó reaccionando Kyle. –No entiendo a qué viene todo esto.Hemos discutido otras veces, pero eso no significa que...-.

-Lo siento, Kyle –le cortó desde la puerta de la terraza. –Adiós-.Jen se elevó a continuación hacia el cielo nocturno de Manhattan, envuelta en un

halo esmeralda.Kyle apagó las resistencias de la vitrocerámica como un autómata, sin prestar

atención a lo que estaba haciendo. Después se dejó caer sobre el suelo de la cocina, ypermaneció allí sentado el resto de la noche.

Atalaya de la Liga de la Justicia. La Luna. Ahora.

-Está bien, ya he terminado-.-... ¿Has terminado el qué, Ganthet?-.-De curarte. Ahora despierta-.-¿Qué?-.-Despierta, Kyle-.Kyle abrió lentamente los ojos, como si temiese que un gesto tan sencillo como

aquel pudiera llegar a provocarle un dolor insoportable. Sin embargo, no necesitó másque unos segundos para darse cuenta de que se sentía como no se había sentido en años:estaba en plena forma.

Con un rápido vistazo, comprobó que descansaba sobre la cama de su habitaciónen la Atalaya, y que Ganthet se encontraba de pie junto a él, sonriéndole consatisfacción.

-¿Qué ha pasado?- exclamó el Green Lantern.-Ya nada- respondió el Guardián. -Pero has estado muy cerca de no contarlo,

Kyle: la pelea con Zod te dejó en un estado francamente lamentable. Ese fue el motivopor el que me llamaron tus compañeros de la Liga de la Justicia, y esa ha sido la razónpor la que he venido hasta la Atalaya en cuanto me ha sido posible-.

-Entonces... ¿Has utilizado tu poder para curarme?-.-Efectivamente –asintió Ganthet.-A pesar de las secuelas que esto pueda tener para tu salud...-.-Bueno... –dijo encogiéndose de hombros. –Unos cuantos días de reposo en Oa,

y estaré como nuevo-.-No me cuentes historias; sé que necesitarás unos cuantos meses para poder

recuperarte... ¿Y todo el tiempo que hemos estado charlando antes?-.-Comunicación telepática. Cuando el paciente presenta un daño físico tan severo

como era tu caso, resulta aconsejable estimular su consciencia mientras se trabaja en sucuerpo-.

-Vaya... Pues no sé qué decir... –murmuró Kyle perplejo, observando su manoderecha detenidamente mientras flexionaba los dedos.

-“Gracias” suele ser lo más adecuado en estos casos –concluyó Ganthetsentándose fatigado sobre el sillón que estaba junto a la cama.

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Ayer, Hoy... ¿Mañana?

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Templo del Espectro. Utah. Dentro de seis meses.

En un templo oculto a los ojos de los mortales, perdido en los desiertos que seextienden al sur de Utah, se encuentra el hogar del Espectro, el Espíritu de laRedención. Allí, sumido en un profundo estado de meditación, extiende su conciencia através de los Espejos Alma que le rodean, buscando la tristeza y la esperanza por todo eluniverso; buscando a todos aquellos que necesiten su ayuda.

Sin embargo, no siempre ha sido así; pues sólo desde que Hal Jordan aceptó sersu anfitrión humano, el antiguo Espíritu de la Venganza inició su conversión en lafuerza redentora que ahora observa el conjunto de la Creación(32).

El tiempo parece no existir en este templo situado a medio camino entre la esferamortal y el Más Allá, pero ni siquiera un lugar como éste es inmune al cambio,demostrando que hasta los seres casi divinos son esclavos de su destino.

Ese momento de cambio, ese punto de inflexión en la vida de Hal Jordan, hallegado.

Ante el estupor del Espectro, todos los Espejos Alma que flotan a su alrededorofrecen ahora la visión de un lugar muy concreto de este vasto universo: la Ciudadela delos Guardianes en Oa.

La sangre allí derramada tiñe la superficie de estos pequeños portales ovalados,persiguiendo al Espectro donde quiera que posa su mirada. Su rostro se endurece. La irase acrecienta en su interior. Finalmente, en un instante de dolor desatado expresa toda sufrustración a través de un grito desgarrado que destroza las decenas de Espejos Alma,haciéndolos estallar en miles de fragmentos que caen sobre él como una ligera lloviznacristalina.

El Espectro permanece ahora encogido sobre el suelo, con el rostro oculto bajola capucha de su manto. Cuando finalmente alza la cabeza, sus ojos brillan con el fulgorde miles de soles, y sus labios pronuncian una sola palabra:

-¡Venganza!-.

(32) Más detalles sobre la “vida” de Hal Jordan como el Espectro en The Spectre v4 #1-27 USA.

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All-Star

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Green Lantern: All-Star¿Y si...?

Hola amigos.Soy Jerónimo Thompson, el tío que escribe Green Lantern para Action Tales de

forma más o menos regular. En esta serie he venido siguiendo la continuidad oficialDC-AT, en la que partiendo del número 169 del volumen 3 de la serie americana (conalgunas modificaciones leves), se asume la vasta, compleja e incluso en algún momentoridícula, historia de los personajes en los cómics. Sin embargo, en alguna ocasión mehe preguntado cómo habría planteado mi Green Lantern si hubiese tenido laoportunidad de partir de cero.

Pues bien, hoy ha llegado el momento de comprobarlo. A continuación, podéisleer lo que sería el (breve) arranque de esa hipotética historia. No se trata de un"previo"; ni siquiera de un proyecto futuro. Sólo es una forma tan buena como otracualquiera de pasar el rato.

-¿Puedo pasar? –preguntó el hombre de la gabardina desde la puerta.-Adelante –dijo el doctor McNider retirándose un par de pasos de la cama. -¿Es

usted el detective Corrigan?-.-En efecto. ¿Cómo se encuentra su paciente?-.-Bueno... Aún espero los resultados del TAC, pero yo diría que este hombre

presenta un cuadro típico de catatonia post-traumática-.-Ya veo... –murmuró el detective mientras se acercaba a la cama, y pasaba una

mano frente al rostro del paciente sin conseguir que reaccionara. –No va a poderresponder a mis preguntas, ¿verdad?-.

-Por el momento, lo dudo. Sin embargo, me ayudaría mucho saber más detallessobre su caso; los agentes que lo trajeron aquí no quisieron decirme nada-.

-Tenían órdenes expresas de no hacerlo... Pero no hay problema, le contaré todolo que sé-.

El detective Corrigan retrocedió hasta un pequeño sillón colocado a la derechade la cama, y se derrumbó en él con gesto cansado.

-Si no le importa, llevo una noche de perros...-.-Oh, por mí no se preocupe-.-De acuerdo. El sujeto se llama Hal Jordan. Es piloto de pruebas en la compañía

aérea Ferris y llevaba tres años casado con su propietaria, Carol Ferris; vivían en unático, en el centro de Coast City-.

-Habla de ellos en pasado... –comentó el doctor.-¿Sí, verdad? A las 9.35 de esta noche fuimos avisados por un vecino de los

Jordan, alertado por los extraños ruidos que salían del ático. Cuando mis hombresllegaron allí veinte minutos después, encontraron el lugar completamente quemado, y ensu interior, el cuerpo descuartizado de la señora Ferris y a Jordan en el estado que ve-.

-Vaya... –se sorprendió McNider. -¿Y sospechan que mi paciente pudo ser elresponsable de todo?-.

-Es una posibilidad, pero no lo creo, doctor: encontramos a alguien más en elapartamento-.

-¿A quién?-.

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¿Y si...?

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-Buena pregunta... Sus restos estaban tan carbonizados, que ni siquiera loschicos de la policía científica están seguros de poder extraer una muestra de ADNaceptable para identificarlo-.

-¿Y el registro dental?-No encontramos su cabeza-.-Oh... ¿Y eso es todo lo que tienen?-.-Desolador, ¿verdad?. Lo único que sabemos, a través de la declaración del

portero del edificio, es que los Jordan llegaron a su apartamento a las 7.25, pero apartede eso... En fin, como puede imaginarse necesito interrogar a este hombre –concluyó eldetective Corrigan señalando hacia la cama.

-Sí, lo entiendo... –murmuró el doctor McNider. –Bueno, si quiere puedeacompañarme abajo, a ver si están listos los resultados de ese TAC-.

-Vamos –dijo el detective levantándose del sillón con pesadez. –No tengo nadamejor que hacer-.

McNider y Corrigan abandonaron la habitación en dirección a los sótanos delhospital, dejando a Hal Jordan tumbado sobre la cama, observando fijamente el techocon sus ojos sin vida.

La pequeña lámpara colocada en la mesilla de su izquierda iluminabaparcialmente la habitación con una débil tonalidad sepia. Tonalidad que muy lentamentefue virando al verde, hasta transformarse en una luz nítidamente esmeralda.

A ambos lados de su cama, se materializaron dos figuras muy delgadas, de pielazul y sin pelo, que vestían unos sencillos trajes de color rojo con un extraño símboloverde a la altura del pecho.

-Esto no debería haber ocurrido –susurró con voz grave uno de ellos.-Sin embargo, el ataque de hoy confirma mis sospechas, hermano: tenemos un

traidor entre los Guardianes. Siniestro sabía dónde vivía Hal Jordan-.-Y aún así, nuestro nuevo Green Lantern ha logrado derrotarle sólo unas horas

después de recibir su anillo. Abin Sur no se equivocó al elegirle-.Los recién llegados contemplaron en silencio el cuerpo inerte de Hal durante

varios minutos antes de continuar su conversación:-Debemos llevárnoslo a la Ciudadela. Nuestros psíquicos sanarán su mente

dañada-.-Pero no le devolverán lo que ha perdido... ¿Crees que estará seguro en el Nexo

de Realidades?-.-El traidor acaba de perder a su agente de confianza en los Green Lantern Corps.

No se atreverá a intentar nada todavía-.-Muy bien, hermano. En ese caso, ya es hora de abandonar el universo 2814

–concluyó el otro posando sus dedos alargados sobre la frente de Hal.Cuando la enfermera del turno de noche entró dos horas después en la

habitación, sólo encontró una cama vacía iluminada por la cálida luz sepia de lalámpara.

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