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Hazlitt William - De La Ignorancia de Los Doctos

Date post: 16-Sep-2015
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MINIENSAYO
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DE LA IGNORANCIA DE LOS DOCTOS WILLIAM HAZLITT Ediciones elaleph.com
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  • D E L A I G N O R A N C I AD E L O S D O C T O S

    W I L L I A M H A Z L I T T

    Ediciones elaleph.com

    Diego Ruiz

  • Editado porelaleph.com

    2000 Copyright www.elaleph.comTodos los Derechos Reservados

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    For the more: languages a man can speak,His talent has but sprung the greater leak:And, for the industry he has spent upon't,Must full as much some other way discount.The Hebrew, Chaldee, and the Syriac,Do, like their letters, set men's reason backAnd turn their wits that strive to understand(Like those that write the characters) left-

    handed.Yet he that is but able to expressNo sense at all in several languages,Will pass for learneder than he tha's knownTo speak the strongest reason in his own1.

    A . Butler.

    1 "Pues cuantas ms lenguas puede hablar un hombre -tanto mayor

    la hendidura abierta en su entendimiento;- y el trabajo que ha gastado enello, - fuerza ser que lo gane de algn otro modo. - El hebreo, el caldeo,el asirio, - hacen que su razn vaya, como sus letras, a la inversa, - y quesu ingenio, al esforzarse en comprenderlos se vuelva - (como el queescribe los caracteres) zurdo. - No obstante, el que es capaz de desbarraren varios idiomas - pasar por ms sabio que el que slo puede - razonar,por agudamente que lo haga, en el propio." (Samuel Butler: Satire upon theAbuse of Human Learning, vs. 57-88. )

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    Difcilmente se encontrar a alguien con menosideas en la cabeza que los que no son otra cosa queautores o lectores. Mejor no ser capaz de leer niescribir que ser slo capaz de eso. Un ocioso al quese ve de ordinario con un libro en la mano,podemos casi estar seguros de que no tiene ni lacapacidad ni el deseo de enterarse de lo que ocurreen torno suyo o en sus adentros. Podra decirse de lque lleva su entendimiento en el bolsillo o lo dej encasa, en los estantes de su biblioteca. Temeaventurarse en un razonamiento cualquiera, sea delorden que sea, o arriesgar una observacin que no lefue sugerirla mec-nicamente al pasar sus ojos porun texto impreso; rehuye el esfuerzo delpensamiento que, por falta de prctica, ha llegado aresultarle intolerable; y se da por muy contento conuna tediosa e interminable sucesin de palabras eimgenes a medio formar, que llenan el vaco del

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    espritu, y se van borrando unas a otras. El saber es,en muchos casos, slo un amortiguador del sentidocomn; sustitutivo de la verdadera sabidura. Loslibros son a menudo, ms que "anteojos"2 para mirarla naturaleza, anteojeras para preservar de su luzintensa y su paisaje cambiante los ojos dbiles y eltemperamento indolente. El polilla de biblioteca seenvuelve en su tela de generalidades verbales, y veslo las sombras fluctuantes proyectadas por elespritu de los dems. La realidad le desconcierta.

    La impresin de los objetos naturales,despojados del disfraz de las palabras y de loscircunloquios, son como golpes que lo hacentambalearse, su variedad le aturde, su rapidez le dejaexhausto; y apartndose de la barahunda, elestrpito, el resplandor y la emocin vertiginosa quele rodea, cuyos cambios fantsticos no pueden seguirsus ojos, ni cuyos principios fijos puede advertir suentendimiento, se refugia en la calma monotona delas lenguas muertas y las menos emocionantes y msinteligibles combinaciones de las letras del alfabeto.Despus de todo, es justo. "Djame descansar en

    2 Dryden dice en su Essay of Dramatic Poetry que Shakespeare: ``noprecisaba los anteojos de los libros para leer la Naturaleza".

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    paz"3 es la divisa de los durmientes y los muertos.Esperar que el lector docto arrojase su libro ypensara por s mismo sera como pedir al paralticoque saltara de su silla y tirase las muletas o que, sinmilagro alguno, "Tomase su lecho a cuestas y echasea andar"4. Al fin y al cabo, se aferra a l como sunico punto de apoyo intelectual; y su temor a verseabandonado a s mismo es simplemente el horror alvaco. Slo puede respirar en una atmsfera deerudicin, que es para l lo que el aire para losdems hombres. Vive de la razn que le prestan.Como no tiene ideas propias, tiene que subsistir delas ajenas. El hbito de tomar nuestras ideas defuentes forasteras "debilita toda fuerza interior delpensamiento"5, como el dedicarse al aguardienteacaba por destruir el tono del estmago. Lasfacultades del espritu, cuando no se ejercitan, ocuando entumecidas por la costumbre y la autoridad,se tornan indiferentes, trpidas e inadecuadas paralos fines del pensamiento o de la accin. Cmosorprenderse de la languidez y laxitud as producidaspor una vida de docta pereza e ignorancia,

    3 Leave me, leave me to my repose. (Th. Gray: Descent of Odin, v. 50.)4 San Mateo, IX, 6.5 Enfeeble.s all internal .strength ol thought. (Goldsmith: The Traveller, v. 270.)

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    escudriando lneas y slabas que apenas si puedendespertar otro inters que el suscitado por loscaracteres de una lengua desconocida, hasta que losojos se cierran sobre el vaco y el libro resbala de lasmanos? Antes ser un leador o el ms humildejornalero, que se pasa el da "sudando bajo los ojosde Febo, y de noche duerme en el Elseo"6, quemalgastar as la vida en un vago duermevela! Elautor docto difiere del docto estudioso en que eluno transcribe lo que el otro lee. Los doctos sonsimples peones literarios. Si los ponis a alguna labororiginal, la cabeza les da vueltas, no saben quhacerse. Los lectores infatigables de libros son comolos eternos copistas de cuadros, que, cuando tratande pintar algo propio, se encuentran con que notienen un golpe de vista lo bastante rpido, unamano lo bastante firme, y colores suficientementeexpresivos para disear los contornos vivos de lanaturaleza.

    Todo el que haya pasado por las etapas regularesde una educacin clsica, y no haya sido idiotizadopor ella, puede considerar que la ha escapado buena.Es cosa sabida de antiguo que los muchachos que

    6 Sweats in the eye of Phoebus, and at night sleeps in Elysium.(Shakespeare: Henry V, Act IV, Se. i, v. 290. )

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    ms brillan en el colegio no son los que mssobresalen de mayores. Y es que, en realidad, lascosas que hacen aprender a los chicos en el colegio,y de las cuales depende su xito ulterior, son cosasque no requieren el ejercicio de las facultades msaltas ni ms tiles del entendimiento. La memoria (lade orden ms bajo, por supuesto) es la facultad queprincipalmente se pone en juego, estudiando yrepitiendo de coro lecciones de gramtica, deidiomas, de geografa, de aritmtica, etc.; as que elque ms tenga esta memoria tcnica, con la menordisposicin para otras cosas que, por ley natural,habran de atraer ms su atencin infantil, ser elestudiante ms distinguido del curso. La jeringozaque enumera las partes de la oracin, las reglas delclculo, o las desinencias de loa verbos griegos, nopuede tener mayor atractivo para el novicio de diezaos, a menos que le sea impuesta como una tarea ole tenga sin cuidado todo el resto. Un muchacho deconstitucin enclenque y caletre un poco tardo,capaz slo de retener lo que le ensean y sinsagacidad para percibir ni iniciativa para gozar por smismo, generalmente se pondr a la cabeza de suclase. El mal estudiante, en cambio, es por lo generalel sano y alegre, que sabe hacer uso de sus

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    miembros, animoso y decidido, que siente lacirculacin de su sangre y el latir de su corazn,dispuesto tan pronto a rer como a llorar, y queprefiere correr detrs de una pelota o una mariposa,sentir el viento en la cara, mirar los campos o elcielo, trepar por un sendero escarpado, oprecipitarse impetuosamente en todos los menudosconflictos e intereses de sus amigos y compaeros,antes que dormitar sobre un tabarroso libro detexto, repetir dsticos brbaros a la zaga del maestro,sentarse horas y horas ante el pupitre, comoatornillado a l, para recibir a fin de curso unamedalla absurda en premio a tanto tiempo y deleitesperdidos.

    Desde luego, hay un cierto grado de estupidezque impide a los chicos aprender las leccionesusuales y llegar a estos honores acadmicos. Pero loque suele pasar por estupideces muchas veces simplefalta de inters, de un motivo suficiente para fijar laatencin y obligarla a aplicarse, quieras que no, alaprendizaje inspido y sin sentido de la escuela. Losmejores entendimientos se hallan tan por encima deesta faena como por debajo de ella los ms obtusos.Nuestros hombres ms geniales no se han

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    distinguido mucho por sus hazaas en el colegio oen la universidad.

    Th' enthusiast Fancy was a truant ever.7

    Gray y Collins figuran entre los ejemplos de estacondicin dscola. Hombres como ellos es difcil quetengan en mucho la estricta disciplina escolstica ypuedan supeditar servilmente la imaginacin a sustrabas. Hay una cierta clase y grado de inteligenciaen que las palabras echan races pero en la cual lascosas no logran penetrar.

    Un talento mediocre, unido a una ciertaendeblez moral, es el terreno que produce los mslucidos ejemplares de candidatos a los concursosacadmicos; y no debe olvidarse que el menosrespetable moralmente de los polticos modernosfue el alumno ms brillante de Eton.8 La erudicines el conocimiento de lo que no es por lo generalconocido de los dems, y que slo de segunda manopodemos adquirir en los libros u otras fuentes 7 "La Fantasa entusiasta siempre fue amiga de vagabundear", o de "faltara la escuela", de "hacer novillos" segn el modismo espaol. (Alusin a lafrase de Ch. Lamb: The truant fancy was a wanderer ever, en Fancy employed onDivineSubjects. )8 El estadista tory Canning. En la versin original dice: el msdespreciable, y en otra variante posterior: "el ms equivoco".

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    artificiales. El conocimiento de lo que tenemosdelante, o alrededor, de nosotros, que atae anuestra experiencia, pasiones y propsitos, a lossentimientos e intereses de los hombres, no eserudicin. Erudicin es el conocimiento de aquelloque slo los eruditos conocen. El ms erudito es elque ms sabe de lo que menos tiene que ver con lavida corriente y la realidad circundante que menosutilidad prctica supone y menos probabilidadesencierra de ser trado al campo de la experiencia, yque, transmitido a travs del mayor nmero deetapas intermedias ms lleno est de incertidumbre,dificultades y contradicciones. Es ver con los ojos delos dems or con sus odos y empear nuestra febajo su palabra. El erudito se enorgullece delconocimiento de los nombres y las fechas no de loshombres o las cosas. No piensa en sus vecinos ni sele da un ardite de ellos, pero se sabe al dedillocuanto atae a las tribus y castas de los hindes y lostrtaros. A duras penas reconocer la calle de al lado,pero conoce exactamente las distancias y el plano deCons-tantinopla y de Pekn. No sabe si su amigoms antiguo es un pcaro o un necio, pero podrdaros todo un curso sobre las grandes figuras de laHistoria. No podr decir si un objeto es blanco o

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    negro, redondo o cuadrado, pero es todo un expertoen las leyes de la ptica y las reglas de la perspectiva.Sabe tanto de lo que habla como un ciego de loscolores. No podr contestar a derechas la preguntams llana, ni tendr la menor idea de ningunacuestin efectiva que le pongan delante, pero ello nole impedir tenerse por un juez infalible conrespecto a todas aquellas materias en que slo esfactible la conjetura. Ducho en todas las lenguasmuertas y aun en la mayora de las vivas, no es capazde hablar con soltura en la propia, y todava menosde escribirla medianamente. Un individuo de estegnero, el segundo helenista de su tiempo9, sededic a espulgar los solecismos del latn de Milton,con el resultado de que apenas si hay en su alegatouna frase en ingls potable. Tal fu el Doctor... Tales el Doctor...10. Tal no fue Ponson, que fue unaexcepcin confirmando la regla, un hombre, que,uniendo el talento y la ciencia a la erudicin, hizoms evidente y palpable la diferencia.

    Un simple erudito, que slo sabe de libros, niaun de libros sabe. "Los libros no ensean el buenuso de los libros". Cmo podra saber nada de una 9 Charles Burney (1757-1817), Doctor en Teologa, cuyas Remarks on theGreek Verses of Milton aparecieron en 1790.

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    obra quin nada sabe de la materia de que trata? Elpedante docto slo entiende aquellos libros queestn hechos de otros libros.

    Repite como un papagayo lo que otrospapagayos repitieron.

    Es capaz de traducir la misma palabra en diezidiomas, pero ignora en absoluto lo que realmentesignifica en cualquiera, de ellos. Rellena su cabeza deautoridades basadas en autoridades, de citas citadasde citas, pero echa llave a sus sentidos y cerrojo alentendimiento y al corazn. No conocepersonalmente las mximas ni los modales delmundo; co-locado frente a la naturaleza o el arte, nove en ellos la menor belleza. "El vasto mundo de losojos y el odo"11 le est oculto, y "el conocimiento";con excepcin de una sola de sus puertas "cerrado apiedra y lodo"12. Su orgullo corre parejas con suignorancia; y su engreimiento crece en proporcin alnmero de cosas cuyo valor ignora y que, porconsiguiente, desprecia como indignas de sertomadas en cuenta. No sabe lo ms mnimo de

    10 Sin duda el ya aludido Burney y Samuel Parr (1747-1825).11 The mighty world of eye and ear. (Wordsworths Lines composed a few milesabove Tintern Abbey, vs. 105-6. )12 Knowledge quite shut out. (Parfrasis sin duda de El Paraso Perdido deMilton, III, v. 50, que dice: And wisdom at one entrance quite shut out.)

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    pintura del colorido de Tiziano, la gracia de Rafael,la pureza del Domenichino, el corregismo deCorregio, la sabidura de Poussin, el artificio deCuido, el sabor de los Carracci, o la lnea grandiosade Miguel ngel"13, de todos esos esplendores de laescuela italiana y esos milagros de la flamenca queextasiaron los ojos de la humanidad y a cuyo estudioe imitacin tantos miles de hombres consagraron envano su vida. Todo ello es para l como si jamshubiera existido: simple letra muerta, palabras sinsentido. Y no es extrao que as sea, puesto que lno percibe ni entiende sus prototipos en la realidad.Un grabado del Balneario de Rubens, o del Castilloencantado de Claudio de Lorena, podr colgar en lapared de su aposento durante meses sin que l loadvierta siquiera; y, si le llamis la atencin sobre l,maldito el caso que le har. El lenguaje de lanaturaleza, o del arte (que es otra naturaleza), es unalengua que no entiende. Repite, s, alguna que otravez los nombres de Apeles y de Fidias, porque uno yotro se hallan en los autores clsicos, y alaba susprodigios, porque ya no existen; y si, por azar, seencuentra frente a los ms hermosos vestigios delarte helnico, como los mrmoles Elgin, lo nico 13Sterne: Tristram Shandy, III, 12.

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    que le interesar en ellos ser la discusin eruditaque pueda suscitar un detalle cualquiera o lainterpretacin de una partcula griega. La mismaignorancia muestra en msica: desde las armonasconsumadas de Mozart a la flauta del pastor en lamontaa, todo para l es uno y lo mismo, "no sabeuna jota de ello"14. Sus orejas estn clavadas a suslibros; y amortecidas por la fontica griega y latina yel estrpito de la erudicin acadmica. Otro tantopodra, ms o menos, decirse de la poesa. Sabr elnmero de pies en un verso, y de actos en un drama;pero del espritu o el alma de uno y otro nada sabe.Podr verter una oda griega al ingls, o un epigramalatino al griego, pero si realmente valen la pena dehacerlo es cosa que dejar a los crticos.

    Y "el lado prctico y positivo de la vida", loentender mejor que el "terico"?15 En modoalguno. No ejerce ni conoce la menor arte liberal omecnica, ni profesin u oficio alguno, ni juego deazar o de habilidad. La erudicin nada tiene que ver"con la ciruga"16, ni con la agricultura, ni laalbailera ni la talla de la madera o el forjado del 14 En el original: He knows no touch of it. (Shakespeare: Hamlet, III, 2, v.371, en que dice Gildenstern: I know no touch of it, my lord.)15 The art and practique part of life. (Shakespcare: Henry V, I, I, v. 51. )16 Has no skill in surgery (Shakespeare: Henry IV, 1st Fart, V, I, v. 135.)

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    hierro; no sabe fabricar instrumento alguno detrabajo, ni utilizarlo una vez fabricado; no sabemanejar el arado o el azadn, el cincel o el martillo;nada sabe de montera ni cetrera, de caza ni depesca, de perros ni caballos, de esgrima ni danzas, dejugar al tenis ni a los bolos, ni al chito, ni a losnaipes, ni a nada. El docto profesor de todas lasartes y ciencias no es capaz de poner ninguna enprctica, aunque desde luego lo sea de escribir unartculo, o un tratado si se tercia, sobre cualquiera deellas. No tiene por as decir, el uso de sus pies y desus manos; no sabe correr, ni nadar, ni andar casi; yhasta considera gente vulgar y automtica a todosaquellos que practican o ejercen cualquiera de estasartes del cuerpo o del espritu -aunque desde Iuegoel conocer cualquiera de ellas a fondo requiera nopoco tiempo y prctica, aparte de una disposicinparticular y de facultades especiales. No menos, entodo caso, que lo que requiere el candidato a doctopara llegar, a fuerza de penosos estudios, a conseguirun ttulo de doctor y una ctedra, para comer, bebery dormir tranquilamente el resto de su vida.

    La cosa es bien clara. Cuanto los hombresentienden realmente se reduce a un muy brevecomps: a su experiencia y trabajos cotidianos; a lo

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    que tienen la oportunidad de conocer, y motivospara estudiar o ejercitar. El resto es jactancia eimpostura. La gente comn sabe usar sus miembros;pues de su trabajo y destreza viven. Conocen suoficio, y el carcter de aquellos con quienes tienenque habrselas; no tienen ms remedio. Y poseen laelocuencia necesaria para expresar sus pasiones, y elingenio preciso para manifestar su desdn yprovocar la risa. El empleo natural del idioma no espara ello obra de romanos, ni un despliegue depurismo, ni un mosaico de trminos obsoletos; ni susentido de lo cmico, o la facilidad para encontraralusiones con que expresarlo, se hallan sepultados enun anecdotario. Ms agudezas oiris en unadiligencia durante el trayecto de Londres a Oxfordque oirais en todo un ao entre los estudiantes o losprofesores de la famosa universidad; y ms cosasdiscretas y provechosas en cualquier charla de unacervecera que en el debate solemne de una sesinde la Cmara de los Comunes. Muchas viejas damasde provincia que no salieron nunca de ella saben confrecuencia mucho ms de la naturaleza humana, yconocen ms donosas historietas a su propsito,sacadas de los dichos y hechos de la localidad en losltimos cincuenta aos, que la ms renombrada

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    literata de la poca es capaz de espigar en el campode las novelas y los poemas satricos dados a luz enel mismo lapso. A decir verdad, la gente de la ciudades bastante deficiente en la percepcin del almaajena, que ven slo de busto, y no de cuerpo entero.La gente del campo, por el contrario, no slo sabetodo lo que ha sucedido a los hombres con quienesvive, sino que aun puede seguir el rastro de susvirtudes y sus vicios, lo mismo que de sus rasgosfsicos, en su descendencia, de generacin engeneracin, y puede explicarse as ciertascontradicciones y singularidades de conducta por elsalto atrs y el cruzamiento. Los doctos no saben unpalote de ello, ni en la ciudad ni en el campo. Sincontar qu el vulgo tiene un sentido comn de queen todo tiempo ha carecido el docto. De ah queacierte cuando juzga por s mismo, y yerre cuando seconfa a sus lazarillos ciegos. El clebre telogodisidente Baxter fue casi lapidado por las buenascomadres de Kidderminster, por haber aseguradodesde el plpito que "el infierno estaba empedradocon crneos de infantillos", aunque a fuerza deargumentos incontrastables y de oportunas citas delos Padres de la Iglesia, el reverendo predicadoracab por prevalecer sobre los escrpulos de sus

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    feligreses, y sobre la razn y el sentido dehumanidad.

    Tal es el uso que se ha hecho del saber humano.Los jornaleros de esta via dirase tienen por objetoconfundir todo sentido comn, y las distinciones debien y mal, con ayuda de mximas tradicionales ynociones preconcebidas, tomadas a ciegas yaumentando en absurdidad a medida que aumentanen aos. Hacinan hiptesis sobre hiptesis,montaas de hiptesis, hasta que es imposibleadvertir la verdad pura y simple en la cuestin msllana. Ven las cosas, no como son, sino como lashallan en los libros, y "pasan por alto y acallan suspropias opiniones", a fin de no descubrir nada quepueda contradecir sus prejuicios o convencerles deque son absurdos. Podrase, observndolos,suponerse que el pice de la sabidura humana esmantener !as contradicciones y consagrar lainsensatez. No hay dogma, por violento o necio quesea, al que estos individuos no hayan puesto su selloy tratado de imponer al entendimiento de sussecuaces como voluntad divina, revestida de todoslos terrores y sanciones de la religin. Qu pocodirigida ha sido realmente la razn humana hacia labsqueda del bien y la verdad! Cunto ingenio

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    dilapidado en defensa de los credos y sistemas!Cunto tiempo e inteligencia malgastados encontroversias teolgicas y crticas verbales, en elestudio de las leyes, la poltica, la astrologa judiciariay la consecucin de la piedra filosofal Quprovecho podramos cosechar hoy de los escritos deun Laud o un Whitgift, o del obispo Bull o el obispoWaterland, o de las Conexiones de Prideau, o deBeausobre, o Calmet, o San Agustn, o Puffendorf, oVattel, o de los ms literales pero igualmenteeruditos y baldos trabajos de Escalgero, Cardan oScioppius? Cuntos adarmes de razn podr haberen sus mil tomos en folio o en cuarto? Quperdera el mundo si fuesen arrojados al fuegomaana? O no "bajaron ya al panten de todos losCapuletos"? Todos ellos, sin embargo, fueronorculos en su tiempo, y se habran, mofado devosotros y de m, y del sentido comn y lanaturaleza humana, si hubisemos tenido la osadade contradecirles. A nuestra vez ahora el rernos deellos!

    Para concluir con el tema. La gente ms sensataque se encuentra uno en sociedad son los hombresde mundo y los hombres de negocios, que razonancon arreglo a lo que ven y conocen, en vez de urdir

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    telaraas de distingos sobre lo que deberan ser lascosas. Las mujeres tienen con frecuencia ms de esoque llaman buen sentido que los hombres. Tienenmenos pretensiones; juzgan las cosas ms deacuerdo con la impresin involuntaria e inmediataque causan en su espritu y, por tanto, ms genuina ynaturalmente. No pueden razonar a tuertas, porqueno razonan en absoluto. No piensan ni arguyen conarreglo a una pauta; y de ah que suelen tener mselocuencia e ingenio, al par que ms cordura.Gracias a esta elocuencia, ingenio y corduraconsiguen por lo general gobernar a sus maridos. Suestilo, cuando escriben a sus amigos (no para loseditores), es mejor que el de la mayora de losliteratos. La gente sin instruccin tiene msexuberancia de inventiva, y se halla ms libre deprejuicios. Shakespeare fue sin duda un espritu deformacin espontnea, tanto por la frescura de suimaginacin como por la variedad de sus ideas; ascomo el de Milton fue escolstico, lo mismo en supensamiento que en su sentir. Shakespeare no debiescribir nunca en la escuela ejercicios en defensa dela virtud o impugnacin del vicio. A ello debemosprobablemente el acento saludable y sin afectacnde su moral dramtica. Si queremos conocer la

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    fuerza del genio humano, leamos a Shakespeare. Siqueremos conocer la insignificancia del saberhumano, leamos a sus comentaristas.


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