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Texto de Kathy Kuczka, autora de Connecting the Liturgy with Our Lives: Print and Digital Resources for Faith Formation (LTP, 2019). Traducción de Ricardo López. Foto © John Zich. © 2019 Arquidiócesis de Chicago: Liturgy Training Publications, 3949 South Racine, Avenue, Chicago, IL 60609; 800-933-1800; www.LTP.org. Pastoral Liturgy® magacín, septiembre/octubre de 2019, www.PastoralLiturgy.org. Esta página puede ser reproducida para uso personal o parroquial. El aviso de copyright debe aparecer con el texto. También puede descargarse en http://pastoralliturgy.org/resources/LaRealezadeCristo.pdf. Kathy Kuczka La Iglesia celebra la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, el último domingo de su año litúrgico. El papa Pío XI estableció la fiesta en 1925 para enfatizar la auto- ridad suprema de Cristo sobre todos. El Papa anotaba en su encíclica, Quas Primas, que dicha fiesta enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gober- nantes… Es, además, maravillosa la fuerza y la virtud que de la meditación de estas cosas podrán sacar los fieles para modelar su espíritu según las verdaderas normas de la vida cristiana. (32–33) Ante una sociedad que venía de una terrible guerra mun- dial y cada vez más atea, el Papa quería que la Iglesia emergiera triunfante contra las fuerzas de una cultura secular. A un siglo de haberse instituido esta solemnidad se impone preguntar: ¿Qué significa esta solemnidad para nosotros hoy? Después de todo, los reyes no son individuos con los que nos rela- cionamos a diario. Los reyes actuales, bien pueden ser respetados o admirados, pero siguen lejanos e inaccesibles. Pronuncia rey , y dí qué te viene a la mente: Pompa y poder, coronas y joyas, lujos extravagantes y vida social con normas propias. Pero Jesús tiene una visión diferente de la realeza. Las Escrituras plasman algunos aspectos de la realeza de Cristo. Nos hacen ver que la realeza de Cristo no se trata de poder y majestad, sino de amor abnegado. El reino de Cristo es donde los marginados hallan hogar y donde los pobres son dignifica- dos. Las Escrituras nos recuerdan que, en lugar de imperar desde un trono, Cristo gobierna con humildad desde una cruz. Como dijo el papa Francisco en 2017, cuando estableció la Jornada Mundial de los Pobres: La realeza de Cristo emerge con todo su significado más genuino en el Gólgota, cuando el Inocente clavado en la cruz, pobre, desnudo y privado de todo, encarna y revela la plenitud del amor de Dios. Su completo abandono al Padre expresa su pobreza total, a la vez que hace evi- dente el poder de este Amor, que lo resucita a nueva vida el día de Pascua. (7) La Jornada Mundial de los Pobres fue establecida por el papa Francisco como evento anual a celebrarse en el Trigésimo tercer Domingo del Tiempo Ordinario, la semana previa a la solemnidad de Cristo Rey. El Papa creó el Día Mundial de los Pobres “para que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados” (6). Al ubicar la nueva Jornada en relación a Cristo Rey, el Papa nos recuerda que el poder regio proviene de la pobreza. Solo en el encuentro con los pobres, en la solidaridad con los pobres y en un estilo de vida que comparte generosamente con los pobres, com- prendemos y compartimos la realeza de Cristo. La realeza de Cristo es, después de todo, un parentesco, una cultura donde reina el servicio y gobierna la humildad, para crear una comunidad donde todos son bienvenidos y donde el único mandamiento es amar. ¡Venga tu reino! La realeza de Cristo plasma el amor La realeza de Cristo es, después de todo, un parentesco, una cultura donde reina el servicio y gobierna la humildad.
