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Libros Historicos Nov Mar Mar

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1 LIBROS HISTÓRICOS M. NAVA
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LIBROS HISTÓRICOS

M. NAVA

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BREVE BIBLIOGRAFÍA A. GONZÁLEZ LAMADRID, Las tradiciones históricas de Israel, Verbo Divino, Estella 1993. A. GONZÁLEZ LAMDRID- J. CAMPOS SANTIAGO, V. PASTOR JULIÁN - M. NAVARRO PUERTO, J. ASURMENDI, J.M. SÁNCHEZ CARO (ed.), Historia, Narrativa, Apocalíptica, Verbo Divino, Estella 2000. A. ROLLA, Storia deuteronomista, en Il Messaggio della salvezza, III, 146-198. A. DE PURY, TH. ROEMER, J. D. MACCHI (ED), Israël construit son Histoire. L’Historiographie deuteronomista à la lumière de recherché récentes, Labor et fides, 1996. D. L. CHRISTENSEN, A Song of Power and the Power of Song. Essays on the Book of Deuteronomy, Esienbrauns 1993. G. N. KNOPPERS- G. G. McCONVILLE, Reconsidering Israel and Judah. Recent Studies on the Deuteronomistic History, Sources for Biblical Study, Vol 8, Eisenbrauns, 2000. H. CAZELLES, Introducción crítica, pp. 275-362. I. W. PROVAN, Hezekiah and the Books of Kings. A Contribution to the Debate

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and Literary Introduction, London: T&T Clark, 2005. BAENA, G. “Introducción a la Historia deuteronomista”, en A. J. LEVORATTI (dir.),

Comentario bíblico latinoamericano, Navarra, 2005, 599-610.

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Introducción Los estudios entorno a este bloque de libros de Josué a 2 Reyes, no han tenido la misma atención de los estudiosos que el Pentateuco. Han sufrido la suerte de los parientes pobres respecto a la cuestión del Pentateuco. No es nada nuevo. Ya en el pasado se puede constatar que este bloque, llamado los profetas anteriores, era opacado por el brillo de la Toráh, Isaías, los doce profetas, los Salmos… y realmente ejercieron poca influencia en la vida y piedad judía hasta el periodo helenista y se convirtieron en la historia oficial hasta la época romana1. Esto es comprensible por el hecho de que la Toráh ha gozado de una mayor importancia en ámbito canónico: La Toráh, corazón de la vida del pueblo de Israel está contenida en los libros de Moisés (Cf Dt 4,2; 13,1). Las pocas cuestiones que se abordaban fuera de los ámbitos conservadores eran: a) El autor de estos libros, que no podían ser atribuidos a sus héroes o alguno de sus contemporáneos; y el abismo cronológico entre los eventos históricos aludidos y el tiempo de su composición literaria entre los hechos narrados. Ya la misma tradición judía había puesto el dedo en el renglón sosteniendo una segunda mano que habría completado los libros atribuidos a un determinado autor luego de la muerte de este2. b) Por lo que se refiere a la formación de estos libros: Debido a la gran variedad y diferencia de material (incluso contradictorio), al inicio de la crítica, se pensó aplicar el mismo método que al Pentateuco: postular fuentes y redacciones diferentes y sucesivas. Fue la explicación más notable como el resultado de la fusión de varias fuentes por varios compiladores. c) La relación con el Dt, y por ende con el Tetrateuco, y su relación con Js (Hexateuco)3 y la coherencia interna de estos libros. Spinoza concretamente,

1 Cf. K. L. NOLL, Deuteronomistic History or Deuteronomic Debate? (A Thought Experiment), JSOT 31 (2007), p. 321. 2 En el Medioevo, Ibn Esra basándose en 1 Sam 25 que describe la muerte de Samuel, afirmó que Samuel no pudo haber escrito el resto de los libros de Samuel y lo aplicó también a los capítulos 40 a 66 de Isaías. Cf. Th. RÖMER & A.de PURY, Israel constructs its history: Deuteronomistic histography in recent research, P 28. 3 Este problema vino fuera con la Hipótesis de la DtrG de Martin Noth, al considerar el Dt como la primera pieza de una amplia obra unitaria que va de Js a 2 Re. Para Noth, pero principalmente para sus continuadores, más que basarse en fuentes tradicionales (JEDP, clásica), a la base del Tetrateuco existirían los temas fundamentales ya reunidos antes de las

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aunque si todavía no habla de Dtr, sin embargo piensa que estos libros están conformados “según el espíritu común Dtr”. 2.- Dt-2 Re, o DtrG, es importante porque cubre un periodo de tiempo considerable de la historia de Israel como nación, en su propia tierra, con su propia legislación, independiente, que desarrolla su propio perfil y herencia. Proporciona, por tanto, el ambiente de la predicación de los profetas e introduce el contexto para los eventos sucesivos (el exilio y los profetas postexílicos). Los mismos salmos y la literatura sapiencial son producidos en este periodo o inmediatamente después. De tal manera que este bloque de libros guarda un estricto vínculo con el Pentateuco, como lo hemos visto, los profetas y la literatura histórica, poética y sapiencial posterior. Sin embargo, hay que señalar desde el principio que tales libros no pretenden dar un panorama exhaustivo y detallado de la historia de Israel como nación. Ellos presentan ciertos hechos históricos selectivos solo en la medida que estos estén cargados de significado teológicamente. Ellos presentan un ideal, el designio de Dios sobre Israel, y al mismo tiempo, el fracaso de Israel en alcanzarlo. La preocupación principal no es la historia real, histórica. Por el contrario, la preocupación es la historia asumida y creída y relatada desde la fe. Afirmando esto no queremos caer en un nihilismo histórico, una negación de la historia como fundamental para la fe judía y cristiana, sino más bien, reconocer que los eventos históricos para nosotros son inalcanzables: Solo tenemos la mediación del testimonio que encontramos en los libros llamados históricos. En estos libros se relata la acción de Dios en el curso del tiempo y el espacio, Dios habla y actúa. 3.- El estudio de los libros históricos, como aquí son delimitados, nos conduce al estudio de los más fascinantes episodios de la historia de Israel, que comprenden unos seiscientos años de historia: terrenos, personajes, instituciones, dramas, desde la entrada en Canaán, cumplimiento de las promesas a los padres, hasta la caída de Samaria y la liberación de Jerusalén,

fuentes en el gemeinsame Grundlage. El resultado final sería en efecto un Hexateuco, pero sería la obra de los redactores P y D que habían vinculado el Tetrateuco con la DtrG. Lanzó Noth una afrenta, sin duda, a los que habían mantenido una idea de Hexateuco (ej, J. WELLHAUSEN, G. VON RAD), añadiendo al tradicional Pentateuco el libro de Josué. Cf. J. VAN SETERS, Deuteronomy between Pentateuch and the Deuteronomistic history, HTS 59(3) 2003, p. 947. Si bien Van Seters considera que J y P son más bien posteriores y complementarios a DtrG, cf. P 948. “An alternate solution to the problem of the Hexateuch is to date the Pentateuchal sources J and P as later than DH and view them as a supplement to it, in which case there is no need for a Hexateuch”, p 954.

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a las reformas religiosas y el último momento de gloria en los últimos días terminales de Josías, a las profundidades de la desesperación que siguió la caída de Jerusalén y el exilio en Babilonia. Por otro lado una riqueza de temas siempre actuales que abordan, como el juicio, castigo, sufrimiento, culpa, teodicea, alianza, y los fructuosos temas de antropología, entre los cuales sobresale el exilio el cual se ha convertido en un tropo: de Dios, del hombre, del pueblo, de la Biblia. Nadie está en la “tierra”, todos estamos en el exilio.

Estado actual Nos encontramos en una nueva fase de los estudios bíblicos. Principalmente por el vuelco que ha tomado principalmente la pretendida y perdida hegemonía del método histórico critico codificado por el sistema Wellhausiano respecto al Pt y las nuevas aproximaciones y cambios de paradigmas, de consecuencia, en este ámbito, a su relación del Dt con él y su relación con los profetas anteriores. Sin embargo, la hipótesis de la historiografía Dtr ha sido un eje que se ha mantenido fijo, aunque si modificado, ampliado o refinado. Por otra parte, también al vuelco que ha tomado la aproximación de Noth y su visión acerca de la DtrG que necesitan una revisión profunda. La historiografía Dtr no es un bloque que provenga de la tradición, como en el caso de la Toráh, sino más bien es el resultado de los estudios exegéticos. La tradición judía por lo tanto engloba a estos libros limitados por la crítica dentro del ámbito más general de “profetas”. En este campo se ha abierto una serie de serias investigaciones que han enriquecido y modificado, no que pulido, la vieja y todavía sorprendente hipótesis de Noth, y han abierto nuevos campos para la investigación futura.

TÍTULOS Y DIVISIÓN

Recordemos la división hebrea de los libros del AT: Toráh hr"äAT,,, Nebi’ím ~yaiÞbin>, y

ketubim ~ybiÞtuK… Los libros proféticos (N bi'im ~yaiÞbin>) se dividen en profetas

anteriores (~ynI+voarI4) y son: Js, Jc, y 2 Sam, 1 y 2 Re, y profetas posteriores

4 Puestos canónicamente después de la Toráh, los “profetas anteriores” representan la primera forma de interpretación de ella. Es muy probable que el título de “profetas anteriores” le fue dado por la tradición de Israel a este bloque de libros, llamados históricos, por el hecho que fueron considerados como una interpretación de la antigua historia del pueblo con la ayuda de

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('aharonim ~ynIërox]a;) y son: Is, Jr, Ez y los doce profetas menores5. Por otra parte,

la traducción griega de los LXX sugirió otra distinción distinguiendo entre o no,moj, la Ley, y escritos (o libros) históricos, proféticos y poéticos que la Vg.

asumió y que persiste hasta nuestros días. Además la Biblia griega introdujo el libro de Rut entre Jc y 1 Sm considerando este libro como perteneciente a esa época. Sin embargo, no hace parte de este bloque unitario llamado “profetas rishonim” o historia Dtr que vamos a abordar. El canon hebreo designa, pues, a los libros de Js, Jc, 1 y 2 Sam y 1 y 2 Re como proféticos anteriores (~ynI+voarI,)6, o bien principales, o los que encabezan a

los profetas (del hebreo rosh, cabeza). Esto se explica, dice Cazelles7, "por la creencia de que tuvieron por autores a profetas (Josefo, Contra Apion, I, 8; Baba Bathra' 14b-15a)", puesto que se creyó que habían sido compuestos por profetas como Josué8, autor del libro homónimo, Samuel como autor de Jc y sus dos libros homónimos y Jeremías como autor de Reyes, pero sobre todo

elementos fundamentales de la predicación de los profetas. Además, en la convicción judía que fueron escritos por profetas. Ya no se discute en la actualidad si esta historia se basa en la protesta de los profetas en contra del sincretismo religioso de Israel, propugnada por los profetas de los siglos IX-VI. La cuestión ha sido superada en este sentido. Cf. H. SPIECKERMANN, Former Prophets: The Deuteronomistic History, Traducida por L. G. PERDUE, en The Hebrew Bible in Current Research, p 337. 5Los Ketubim (escritos) son: Sal, Prov, Jb, Rt, Ct, Eclo, Lm, Est, Dn, Esdr, 1 y 2 Cron. 6 El libro de Ruth aparece en la Biblia hebrea después de los profetas anteriores, mientras que para la versión griega de los LXX y la Vulgata sigue inmediatamente después del libro de Jueces, puesto que, aunque si es de redacción tardía, se ubica en este periodo histórico como lo indica Ruth 1,1. Es por ello que en las traducciones modernas se le ubica de manera distinta: Unas, siguiendo el criterio de la Biblia Hebrea, después de los históricos, y otras, siguiendo la versión griega y la latina, después de Jueces. 7H. CAZELLES, Introducción crítica, p 277. 8 Se suele citar el famoso pasaje del Talmud de Babilonia B. Bat (&& 14b-15ª): ¿Quién escribió las Escrituras? Moisés escribió su propio libro y la sección entorno a Balaán como también Job. Josué escribió el libro que lleva su nombre (y los últimos) ocho versículos del Pt. Samuel escribió el que lleva su nombre y el libro de Jueces, como también Ruth…. Jeremías escribió el libro que lleva su nombre, el Libro de Reyes y las lamentaciones. Más adelante; Tú (dices que) Josué escribió su libro. Pero él no escribió: Y Josué, Hijo de Nun, el siervo de Dios murió (Js 24,29) (El Libro) fue completado por Eleazar. Pero no está escrito: Y Eleazar, Hijo de Aarón, murió (Js 24,33 Pinheas completó (el libro). Tú dices que Samuel escribió el libro que lleva su nombre… Pero no está escrito Ahora Samuel ha muerto? (1 Sam 28,3). El libro fue complementado por Gad, el vidente, y Nathan, el profeta. Cf. Th, RÖMER, A, DE PURY, Israel constructs its history: Deuteronomistic histography in recent research, p 25.

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porque existía un parentesco del mensaje de estos libros con el mensaje de los profetas. Los profetas anteriores muestran una sustancial unidad y abarcan la historia que va desde la toma de posesión de la tierra de Canaán (Josué) hasta la cautividad en Babilonia (2 Re). Al mismo tiempo, sin embargo, estos libros muestran claros signos de compilación y modificación de fuentes antiguas. El ejemplo más vistoso es la concepción israelita de la toma de posesión de la tierra de Js 2-11 (todo Israel, toda la tierra) y Jc 1 (conquista fragmentaria. Js 24 aparece como un doblete de Js 23. Como también la diferente visión de la monarquía israelita, unas veces filomonárquica y otras veces en neto contraste.

A los albores de la critica

La tradición judía9 atribuía estos libros a sus héroes (protagonistas-profetas) de los eventos narrados o a contemporáneos de los acontecimientos contenidos. Así el libro de Josué era atribuido a Josué, el de Jc y Sam a Samuel, Reyes a Jeremías. La lectura antes de la crítica literaria, era hasta cierto punto ingenua. Se pensaba que los autores proféticos estaban comprometidos en narrar eventos realmente acontecidos. El interés estaba polarizado en esos hechos considerados históricos, aunque se admitía que eran interpretados a la luz de la más genuina fe. Sin embargo, pocos estudios consideraban el proyecto literario de esta obra. Sin embargo, desde el inicio, ya existen indicios respecto a la coherencia y lógica interna de los libros llamados históricos. Principalmente por lo que se refiere a la autoría. Así, el mismo pasaje citado del Talmud, vislumbra la posibilidad de que hayan sido completados por una segunda mano. Los problemas que se ponían, a parte de su autoría eran 1) las contradicciones, por ejemplo, en la diferente versión de la conquista de Js 1-12 y Jc 1; los libros de Sam y Re que contienen numerosas contradicciones con los libros de Crónicas; b) Ciertas afirmaciones en franca contradicción con la experiencia humana. Por ejemplo, el sol que es detenido en su carrera por Josué. Y, c) Ciertos comportamientos de los héroes bíblicos que dejan mucho que desear, por ejemplo, el sacrificio humano de la Hija del Juez Jefté (Jc 11,12-40), el adulterio de David y su homicidio (2 Sam 11-12), el Herem, o genocidio, transgresiones sexuales y crímenes. Como vimos en el caso del Pentateuco, la actitud hacia 9 El famoso pasaje del Talmud de Babilonia, Baba Bathra 14b-15ª, ya citado.

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estos elementos no fue crítica, sino más bien armonizadora y polémica, así como el énfasis en una lectura espiritual tipológica de los libros históricos. En la época antigua ya se había visto la relación del libro encontrado bajo Josías relatado en 2 Re 22-23 con el libro del Dt, o al menos en su núcleo más antiguo. Por ejemplo, los Padres de la Iglesia como Juan Crisóstomo y Jerónimo del IV siglo. En la época moderna, a nuestro conocimiento, sobresale el filósofo Baruch Spinoza, fue el primero en haber percibido un vínculo entre el Dt y los libros históricos10, así como también en la característica “nomista” de estos últimos: El piensa en una grande obra historiográfica que va desde Gn hasta 2 Reyes. Es probable que Esdras haya sido el autor de esta mega obra.

LOS PRECURSORES

W. L. M. DE WETTE11

La relación del Dt con cuanto se relata en 2 Re 22-23 es crucial, ya que es de capital importancia para la comprensión misma del Dt. Aquí mismo se determina la locación histórica de Dt y la interpretación de él depende de esta12. De Wette llega la conclusión de que el Dt no solo había sido compuesto e introducido en el templo (como mentira piadosa) como programa para sustentar y apoyar la reforma de Josías13, sino que era, mucho más: un

10 Las correspondencias entre Dt y Js ya se habían hecho notar, principalmente para aquellos que sustentaban que el primer bloque del AT era un Hexateuco, de Gn a Js, puesto que el Dt es la antesala de la entrada a la tierra prometida, y el libro de Josué lleva a cabo su realización, pero al mismo tiempo, nadie niega la correspondencia con los demás libros históricos. 11 En la opinión de De Wette, durante el exilio en Babilonia, la nación hebrea cambió radicalmente a causa de las influencias religiosas extranjeras que se convirtió actualmente en una nación completamente diferente con una nueva forma de pensar y con una religión diferente (p 76). La característica más típica de esta nueva religión fue la “devoción a la letra”. Los hebreos entendieron su destino desastroso como un castigo divino por su violación a la ley, y ahora, sin embargo, tratan de cumplir la ley de Moisés tan estrictamente como fuese posible. 12 Cf. N. LOHFINK, Recent Discussion on 2 Kings 22-23, en D. L. CHRISTENSEN, A Song of Power and the Power of Song. Essays on the Book of Deuteronomy, Eisenbrauns 1993. P 61. 13 Es más común de lo que se piensa el hallazgo de un objeto perdido, como elemento que legitima y autoriza una acción o serie de acciones, que de otra forma no tendrían ninguna

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producto del periodo en el cual fue usado. La época de Josías entonces aparece como crucial para la historia de Israel y también para la formación de los libros históricos. Como ya hemos dicho, por primera vez se encontraba un punto de anclaje para fechar los documentos del Pentateuco y abría una nueva posibilidad de comprensión para el desarrollo ulterior de la historiografía Dtr. El joven De Wette14, en su Disertación Doctoral, en la famosa nota al pie de página, basaba su conclusión en el hecho que Dt se distinguía del resto de los libros del Pentateuco por su exigencia en la centralización15 del culto. El resto de los libros del Pentateuco no presuponen esta centralización y, parece, ni siquiera rozaban esta idea. Es, por tanto, que Dt tuvo que haber sido escrito por un autor diferente del autor de Gn-Nm (que considera como una unidad, Tetrateuco). Claro, ni una (Gn-Nm), ni otra (Dt-2 Re, D) de estas dos unidades fueron escritas por Moisés. La identificación del libro hallado en el templo durante los trabajos de reconstrucción con el núcleo primitivo del Dt en sí, no era nada nueva. Lo que fue novedoso fue precisamente las conclusiones de De Wette: No puede ser fechado antes del reino de Josías. La idea de De Wette surgió principalmente por la comparación de los libros de los Reyes (compuesto entorno al 550 a.C.) con los libros de Crónicas (compuestos hacia el 330, fin del periodo persa, principios del Helenista). Crónicas difiere fundamentalmente por lo que se refiere a todo el aspecto cultual que relata teniendo como única base a Samuel- Reyes, por lo que es fácil concluir para de Wette, que la historia narrada por Crónicas es una retroproyección de su propio tiempo en cuanto a la institución ritual, y cuestiona toda la credibilidad histórica de Crónicas. Es decir, todas las contradicciones y diferencias se tendrían que explicar cómo alteraciones ideológicas de los cronistas. Argumento fundamental de la tesis de De Wette fue que el Dt, o su núcleo más primitivo, refleja la centralización del culto en Jerusalén. Ahora bien, los santuarios locales y los Bamot (altozanos) existían y eran tolerados puesto que

justificación. Cf. Especialmente TH. RÖMER, “Transformations in Deuteronomistic Biblical Historiography, en Book-finding and other Literary Strategies”, ZAW 109, 1 (1997), pp 1-11. 14 Se debe a De Wette, de hecho, el uso del término Deuteronomista para caracterizar los textos redaccionales de los libros históricos. Cf. TH. RÖMER, A. De PURY, Israel constructs its History, p. 33 15W. L. M. De WETTE, Dissertatio Critica qua a prioribus Deuteronomium Pentateuchi libris diversum, alius cuiusdam recentioris autori opus esse, pro venia legendi publice defensae Ianae a. 1805.

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hacían parte fundamental de la religión de Israel preexílico. Elías, el profeta, en efecto, se lamenta amargamente por la destrucción de los altares de Yhwh por los seguidores de Ba’al. El primero en abogar por una eliminación de los santuarios locales fue el rey Ezequías y más radicalmente en el tiempo de Josías. Dt reflejaría, entonces, la reforma cuyo centro era la centralización que floreció en la época de Ezequías/Josías. A confirmación de la hipótesis de De Wette, Weinfeld añade que el estilo del Dt surge precisamente en el siglo VII, no antes. Solo después de este siglo asistimos al influjo de este estilo en la literatura profética, histórica y salmódica16. Añade entonces el criterio estilístico e ideológico que suportaría la hipótesis de De Wette, con una modificación: “No podemos hablar de un nuevo libro escrito en el tiempo de Josías, sino se trata más bien de una compilación de tradiciones antiguas y una reelaboración de ellas en el espíritu de una nueva realidad social e histórica”17. En oposición a la hipótesis de Wette es la aportación de Theodore Österreich que fue aquella de separar la reforma de Josías del Dt del hallazgo del libro, al dividir desde el punto de vista estilístico el texto de 2 Re 22,1-23,30 en una “historia del hallazgo de la Ley” (Gesetzauffindungsgeschichte), que consistiría en una serie de expresiones concisas que se encontraría en 2 Re 22,3-23,3, 16-18, 20-24, y contendría relatos más o menos largos, y un “relato de reforma” (Reformbericht) en 2 Re 23,4-25, esto significa que la Ley, (o el relato del hallazgo de la ley), sería independiente de la reforma de Josías y, por tanto, el compilador de Reyes habría sido el responsable de haberlas fundido en una sola y de haber añadido ciertas glosas (2 Re 22,1-2: 23,25-30). Österreich, llega a las mismas conclusiones por un camino diferente: El Dt no era otra cosa que un programa utópico, fruto del postexilio.

Los libros de Reyes, por otra parte, serían el producto del exilio y aun del postexilio, que distaban de mucho de los eventos que pretendían narrar. Josías y el Dt guardaban todavía una relación, pero solo sobre el plano literario, no de la historia. Además sostiene la idea de Crónicas, según la cual la reforma de Josías habría ya iniciado antes del hallazgo del libro de la ley. De tal forma que echaría por tierra la supuesta localización y unión del núcleo fundamental del Dt en el periodo de Josías y separaría a ley Dtr de su reforma. Aprovechando la

16 M. WEINFELD, Deuteronomy: The Present State of Inquiry, JBL 86 (1967) pp. 250-251. 17 Ídem, p 251.

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debilidad de Asiria, que había impuesto sus divinidades y formas de culto en el templo de Jerusalén, Josías había emprendido su reforma como una especie de “declaración de independencia”. Österreich postula que Josías no estaba interesado tanto en la centralidad del culto en un único lugar, sino más bien en la pureza cultual, es decir, remover la “religión de estado” asiria que había sido impuesta a los judíos, y esto en un intento de independencia, de liberarse del yugo asirio. Sobre la misma línea G. Hölscher se opone a que la reforma de Josías estuviera focalizada en la centralización del culto. Le importaba solo remover los objetos asirios del templo, por tanto, la pureza ritual. El argumento de Hölscher sin embargo difiere. Pone en duda de que, el Dt y su centralización del culto obvia, sea exílico o postexílico y que haya servido de base a Josías para su reforma.

J. WELLHAUSEN

El joven Wellhausen confesaba su fascinación espontánea por los libros históricos y proféticos pero “el gozo que yo probaba por estos últimos se vio opacado por la Ley”. De ahí las conclusiones: Los libros históricos no pueden ser interpretados a la luz de la Ley. Al sustentar su idea de Hexateuco, tuvo que admitir la continuación de las fuentes concretamente JE/D/P en Josué. El discurso, sin embargo, es diferente por lo que se refiere a Jc-2 Re. Para Wellhausen y sus seguidores, el Dt representaba un punto crucial para el estudio del AT, y para la comprensión de la evolución de la religión de Israel. No era un punto de llegada de las antiguas tradiciones, sino un punto de partida. La centralización del culto mantenida y sostenida por Dt 12 estaba en franca contradicción con aquellos textos en los cuales se preveía una variedad de lugares de culto, como Gn 12,1, Ex 20,24, 1 Sm 1 y 1 Re 18, si bien fechaba el código Dtr antes del libro del Dt. Basado en su escepticismo hacia la historiografía bíblica, por el enunciado de que los libros históricos solo atestiguan la época en la cual fueron escritos, la reforma de Josías era, sin duda, un punto crucial para la historia religiosa de Israel y el UrDt marcaba un punto medio en su desarrollo teológico y literario entre el JE, luego de la caída del Norte y P, en un periodo más tardío, durante el exilio o el regreso de Babilonia.

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El Dt fue “compuesto en la misma época en el que fue descubierto”, es decir, durante el reino de Josías18. Para Wellhausen el Dt, identificado por De Wette con el libro hallado en el templo, en realidad se trataba de una antigua forma del libro del Dt (UrDt), el código legal, que consistía en Dt 12-26. En consecuencia, para Wellhausen, era posible ver el fenómeno de la evolución de la religión de Israel, o mejor dicho, de acuerdo a él, de involución: De una religión natural, espontanea, más libre, alejada del orden cultual y del control sacerdotal a una más formal y artificial. La centralización del culto llevada a cabo por Josías tendía a imponer y formalizar la religión por medio de muchas reglamentaciones. El Dt punta su atención en la centralización del culto en un solo lugar. Además, argumenta con fuerza, que muchas de las reglamentaciones entorno al culto fueron modificadas grandemente en orden a conducir a las prácticas israelitas en la línea política de la centralización: Así el diezmo (14,22-29), las fiestas (16,1-17). Solo en el Dt encontramos que el diezmo tiene que ser llevado al santuario central, y el lugar de la pascua tiene que ser realizado también aquí (16,2). Solo en un punto Josías no implementó las leyes del Dt, su rechazo a permitir que los “sacerdotes de los altozanos” estuvieran al lado de los sacerdotes de Jerusalén en el nuevo orden (2 Re 23,9). En fin, P, el documento más reciente, presupone esta centralización y nunca la desmiente, al contrario, la da por supuesta. De tal manera que la religión como fue proyectada por Dt se hizo una realidad cuando P fue compuesto. El argumento fuerte de Wellhausen es que la Ley Dtr estaba detrás de los eventos narrados en Jc, y proporciona un modelo por medio del cual podían ser evaluados. También traza una distinción neta entre “la redacción” (última, naturalmente Dtr19) y las fuentes antiguas20. Wellhausen nota la “última revisión” en los libros de Samuel, aunque no está tan marcada, a excepción de cuando se introduce la monarquía en 1 Sm 7-12, en donde los ideales Dtr de una auténtica teocracia son fuertemente subrayados. En cuanto a los libros de

18 J. WELLHAUSEN, Prolegoma zur Geschichte, p 8. 19 Así describe Wellhausen al Deuteronomista: “Js es exclusivamente deuteronomista, es decir, compuesto por el escritor que injertó al Ley deuteronómica en la historia y quien reescribió la historia de acuerdo a la Ley Deuteronómica. Este escritor se le puede definir como el Deuteronomista, para distinguirlo del autor del actual Deuteronomio”. J. WELLHAUSEN, Die Composition des Hexateuchs, p 117. 20 En algunos casos las fuentes son de un gran valor para el historiador, como la historia de la Corte de David que Wellhausen encuentra en 2 Sm 12-20, mientras que otras, como los relatos de Elías, la tradición ha sido exagerada en cuanto a la influencia del profeta.

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los Reyes, la última redacción/revisión, procede con mucha libertad21. Haciendo a un lado la última revisión, queda claro que muchas fuentes han sido implicadas en la construcción de la historia, y esto es más manifiesto en el libro de Re que remandan explícitamente a documentos escritos. Lo mismo vale para Jc como para Sm, en donde han sido utilizadas fuentes de diferentes periodos. Los estudios después de Wellhausen, y anteriores a Noth, se enfocaban en tratar de entender la formación del Dt, principalmente en el así llamado UrDt y las diferentes reelaboraciones o estratos redaccionales hasta llegar a su forma final. Wellhausen pensaba que los libros de Jc-Reyes habrían conocido varias redacciones (en la época de Josías y después en el exilio); estos libros ya existían antes de ser reelaborados por los Dtr, a excepción de los Reyes. La cuestión si se trata de los mismos redactores o diferentes redacciones es de poca importancia.

M. NOTH

Deuteronomistichesgeschichtswerke

(DtrG). DtrG es una sigla que se debe a Noth22 y que significa la “obra (Werk) histórica (Geschichte) Deuteronomista”, que es un constructo teórico moderno, que, por lo tanto, no existe en la Biblia, que indica una sola obra unitaria los libros del Dt a 2 Reyes, no como conjunto de libros separados, sino como una obra unificada por una homogeneidad básica en lengua, estilo, y contenido.

21 J. WELLHAUSEN, Prolegoma zur Geschichte, p. 272. 22 Nació en Dresden, Alemania, el 03 de Agosto de 1902. Influenciado por los métodos y perspectivas de su maestro Albert Alt, a los 28 años era ya profesor en Köningsberg. Fue aquí que Noth, en plena II guerra mundial, alejado del ámbito académico y de las bibliotecas, elaboró su Überliferungsgechichte Studien, a la edad de 41 años, una obra que sin duda “es la que profundamente y permanentemente más ha influenciado los estudios del Antiguo Testamento” TH. RÖMER, Israel constructs its History, p. 47.

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M. Noth, junto con G. Von Rad, son considerados como los “Padres de la crítica de la tradición”23 . Noth se opone principalmente a aquellos que querían ver los libros históricos individualmente, aislados de su relación los unos con los otros libros, y se opone aquellos que querían seguir viendo fuentes continuativas, como aquellas que se habían identificado para el Pentateuco. Al mismo tiempo, está consciente que hacer recurso a diferentes redacciones Dtr no soluciona todos los problemas. Antes de la aparición de la Überlieferungsgechichte Noth había ya iniciado, en 1938, un comentario al libro de Josué en el cual se negaba a encontrar fuentes continuativas como los que postulaban un Hexateuco24 (J y E, P) y la continuación de las mismas fuentes detectadas para el bloque Gn-Nm en el libro de Js. No hay trazas de las fuentes individuadas para el Pt, y de consecuencia, no se puede mantener la idea de un Hexateuco, como era el consenso común, junto con Wellhausen. Más bien habría que postular una redacción Dtr (la última revisión de Wellhausen) como la responsable de la incorporación de Josué al Hexateuco, o mejor, al Octateuco25. El descubrimiento de la DtrG se efectúa obviamente en su estudio sobe Josué, pero había, ciertamente precedentes que le permitieron a Noth reforzar sus hallazgos. Principalmente K. H. GRAFT quien había ya matizado el fuerte vínculo existente entre los libros de Sm y Re, especialmente una historia de David encontrada en Sm, editada en el mismo estilo en cada etapa de los libros de los Reyes26. Posteriormente, Martin Noth, en su obra del título no muy atractivo "Überlieferungsgeschichtliche Studien” (Estudios sobre la historia de la

23 R, RENDTORFF, Martin Noth and Tradition Criticism, en The History of Israel's Traditions: The Heritage of Martin Noth, ed. Steven L. McKenzie and M. Patrick Graham, Sheffield: Sheffield Academic Press, 1994 p 91, 24 Principalmente, Noth reconocía que Js 3-9 contenía una colección independiente de historias etiológicas referente a la instalación de Benjamín. Js 13-19 se fundaba en una situación geográfica pre monárquica, aunque habría sido escrito mucho después; y Js 15 suponía una lista de 12 provincias bajo Josías, de tal forma que no tenía nada que ver con el documento P individuado para el Hexateuco. Noth expresa su consentimiento respecto a Österreich, que lo cita expresamente, que diez años antes había manifestado entono a dividir de 2 Re 22-23 dos relatos independientes; uno referente a la reforma y el otro referente al hallazgo de la ley, y convalidando el punto de vista de crónicas, según las cuales, la reforma de Josías había ya iniciado cuando el libro de la Ley fue encontrado. 25 M. NOTH, Joshua, XIII. 26 Cf. K. BUDDE, H. J. HOLTZMANN (ed), Edward Reuss- Briefwechsel mit seinem Shüler und Freunde Karl Heinrich Graft, Giesen, 1904, p 99.

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Tradición)27, a sus 41 años, en 1943, afirma que la tradición histórica de Israel nos ha llegado en tres obras de compilación (Sammelwerke), estas son: El Pentateuco, la historiografía Dtr y la historiografía Cronista. Sin embargo, mientras que los contornos del Pentateuco y de la obra Cronista están bien delimitadas, no sucede así con la obra Dtr, la cual tiene que ser descubierta, primero, para ser luego comprendida en su unidad y en sus características esenciales28. Los estudiosos anteriores a Noth hablaban de las características Dtr en los libros históricos. Para Noth no se trata solo de redacción Dtr, sino la obra de un verdadero autor. Hay un cambio radical, por lo tanto, D, o Dtr, significaba, desde el punto de vista de la crítica literaria, un “estrato” reciente, o bien, no estaba definido de ninguna manera y permanecía como una sigla que denotaba una de tantas redacciones recientes que habría sufrido el material antiguo29. Noth presupone entonces un "Tetrateuco" y no un Pt, considerando el Dt como primera pieza de la obra histórica deuteronomista (DtrG), que inicia precisamente con el Dt y termina en el 2 Re, y que Noth considera como una "verdadera historiografía"; una obra unitaria tanto por estilo, lengua y contenido30. Dt 1-3 habrían sido compuestos como un prefacio histórico a esta gran narración unitaria, mientras que la ley deuteronómica, que expresaba la voluntad de Dios, era el instrumento por medio del cual toda la historia del surgimiento y caída de Israel será juzgado.

27 A decir de Römer es la obra que más ha influenciado durante el siglo XX más profunda y permanentemente los estudios del Antiguo Testamento. Cf. TH. RÖMER, Israel constructs its History, p 47. Algo semejante a R. RENDTORFF, Martin Noth and Tadition Criticism, “La US (Überlieferungsgeschichte Studien) ha macado profundamente los estudios y la teología del Antiguo Testamento”, p 98; M. O ´BRIEN, The Deuteromistic History as Story of Israel Leaders: “Lo distintivo de una gran hipótesis es la capacidad de ofrecer explicaciones, sustentar una investigación detallada y mantenerse. Por mucho tiempo uno puede decir que la Hipótesis de Martin Noth de una Historia Deuteronomistica (DtrH) propuesta en 1943 cumple con todos estos requisitos admirablemente”, p.14; 28 M. NOTH, Überliferungsgeschichte Studien, p 2. 29 Hay que recordar que para H. GRESSMANN y H. GUNKEL, las siglas J, E, P representaban una sigla que indicaba una “escuela de redactores” profesionales, mientras que Von Rad y su J, era no solo un colector de tradiciones, sino un verdadero autor, de los mejor que ha visto la luz del mundo. Para Noth, los redactores habían tomado como base la estructura de P, mientras que habría sido completada por las demás fuentes. P, sin embargo, existía como fuente independiente; no era el caso de Dtr. 30 El estilo de estos pasajes es muy simple, repetitivo, nutrido de fórmulas estereotipadas. Ya se habían previamente hecho listas de las principales características del Dtr, por lo que Noth renuncia a hacer una nueva lista puesto que la da por supuesta.

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Más que fijarse en los detalles y elementos separados, Noth se centra en el conjunto de los libros que van de Dt a 2 Reyes, y fija su atención en el proyecto literario que había dirigido esta mega redacción. Parte del presupuesto que en los libros e Js a 2 Re existen una serie de pasajes más breves o largos con una fuerte afinidad con la ley deuteronómica. La cuestión fundamental a la que hay que responder es la siguiente: ¿Tenemos que ver aquí con una estructura global que indica que una unidad literaria amplia ha empelado aquí mucho material tradicional?31 La base sobre la cual M. Noth se funda es Dt 4,44-30,20, que ya de Wette había identificado con "el libro de la ley" encontrado por Josías durante los trabajos de reconstrucción del Templo y que, en cierto modo, sustentó su reforma32. En el libro del Dt se expresan las palabras de moisés, como un libro guía para la vida y existencia de Israel en la tierra prometida, bajo la guía divina. Toda la historia de Israel se someterá bajo la lupa de este libro. En efecto, muchos elementos de los libros históricos se entienden solo sobre la base del Dt: centralización del culto, eliminación de los otros santuarios locales, pago de diezmos y primicias (concentración económica), pero no solo: hay ciertamente otros motivos de índole político que favorecieron la reforma de Josías, principalmente el respiro que le dejaba Asiria. Sin duda, este hecho, tuvo que alentar las esperanzas de Josías a emprender una reforma política con la finalidad de recuperar el antiguo reino33. La caída del reino del norte en el 722 (caída de Samaria por obra de Asiria), tuvo sus enormes repercusiones también sobre el sur, Judá. Se ha pensado que sobrevivientes de la catástrofe del Norte emigraron hacia el sur llevando consigo sus propias tradiciones norteñas, que resentían bastante del influjo de los profetas del norte (Isaías 1, Oseas, y Elías). La caída del Norte quiso ser evitada por estos profetas recordando las obligaciones hacia la alianza con Dios. La catástrofe que le había sobrevenido a Israel del Norte no era otra cosa más que el resultado de su insistente infidelidad a la alianza manifestada en la ley. No es descabellado pensar que la predicación de los profetas del Norte haya encontrado terreno fértil en el sur, donde brota la DtrG34. Por tanto, sus hermanos del sur tenían ya

31 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, p 15. 32 Para Noth este bloque de tradición ya existente, previa a DtrG. 33 Cf. G. VON RAD, Deuteronomio, Paideia editrice Brescia, 1979, pp. 26 ss. 34 Para el Dt, el Israel ideal es el pueblo de Dios en el cual no existen pobres ni marginados. Es una comunidad de iguales, hermanos, desde el rey hasta el último nacido. Esto es todo lo que recurre una y otra vez en todo el código Dtr (12-26).

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un espejo donde sorprenderse y mirarse a sí mismos: La suerte que habían corrido los israelitas del Norte, era la suerte que se veía venir sobre ellos mismos. Está claro que el DtrG no se ubica antes de la ruina de Jerusalén, porque no pretende evitar el desastre. Llega más bien tarde. Es decir, es una relectura del desastre ya cuando ha sucedido. De cualquier forma estaba ya la historia pasada del reino del Norte de la cual, así parece, ellos no sacaron ninguna lección útil.

Evidencias de la unidad DtrG 1.- El argumento principal, y la evidencia fundamental para el conjunto de la obra DtrG, es la organización estructural. “En particular, en cada una de las etapas importantes en el curso de la historia, Dtr presenta a los personajes principales con un discurso, que mira hacia adelante y hacia atrás en un intento de interpretar el curso de los acontecimientos, y saca las consecuencias prácticas que el pueblo tiene que hacer”35. Noth identifica siete de estos discursos o sumarios: Js 1; 12; 23; Jc 2, 11 ss; 1 Sam 12; 1 Re 8,2; 2 Re 17,7. 2.- El segundo argumento de peso es la extensión de la intensión que ha organizado todo el material. En contra de los que se han centrado en los libros particulares y en contra de la división actual de los libros, M. Noth señala la división estructural en Js 23; 1 Sam 12 y 1 Re 8 que él les llama “transiciones llanas y claras”. De tal manera que Noth vislumbra un plan bien cuidado en cinco etapas a) El periodo mosaico que termina con la transición a Josué; b) El periodo de la conquista que termina con Josué; c) El periodo de los Jueces que termina con 1 Sam 12, y marca la transición hacia la monarquía; d) El periodo de los tres primeros reyes, que termina no con 1 Re 8, y la consagración del templo, sino en 1 Re 9 y 11 y el profeta Ajías de Siloh; e) El periodo de la decadencia y la caída del Norte y de Judá. 35 M. NOTH, Überlieferunsgechichte, p 18.

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En los dos primeros periodos, en el de Moisés y Josué hay fidelidad la ley. En el tercer periodo, bajo los Jueces, hay inestabilidad. En el cuarto periodo, bajo Saúl, David y Salomón, hay un movimiento ascendente para conquistar Jerusalén y llevar a cabo la construcción del templo, cayendo repentina y drásticamente en la infidelidad de Salomón y la condena de Ajías. El quinto periodo, a pesar de los destellos de luz de Ezequías y Josías, el movimiento avanza inexorablemente hacia la destrucción. 3.- El tercer argumento o evidencia básica, y de alguna manera la clave de la intensión estructuradora, es el contraste, digno de nota, entre el material antiguo y la uniformidad coherente de las partes Dtr. “La unidad de este último es mucho más obvia porque está en neto contraste con la diversidad del material antiguo”36. 4.- Finalmente, es el reconocimiento que la fecha clave de 480 años de la salida del Egipto al Templo (1 Re 6,1) resulta de un cálculo que se basa sobre la cronología DtrG. Las narraciones independientes fueron unidas por una secuencia cronológica intencional. Estos cuatro argumentos no deberían dejar dudas en torno a la unidad de la obra. La conclusión de Noth: “Dtr no fue solamente un editor, sino el autor que reunió muchas tradiciones y las compuso de acuerdo a un plan bien definido”37 . La insistencia de Noth sobre la unidad de DtrG, aunque admitía adiciones posteriores secundarias y mucho material anterior tradicional, no lesionaban de ninguna manera la unidad original.

El autor Según M. Noth, fue un autor Judío del VI siglo antes de Cristo, que permaneció en Judá después de la ruina de Jerusalén (587)38 y de la deportación, el cual elaboró, seleccionando y organizando sus fuentes, una historia del pueblo hebreo desde la estancia en las llanuras de Moab, hasta la liberación de

36 Idem, p 10. 37 Idem, p 11. 38 “Parece verosímil que el Dtr haya escrito su obra histórica en Palestina, donde era posible disponer de todas las fuentes de la historia de Israel que el autor utilizó en su obra. Era allí donde la ley deuteronómica, en particular, conservaba su fuerza” p. 266.

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Yoyakin en el 562 a.C. Esta sería la "historiografía deuteronomista", siglada por Noth como DtrG (Deuteronomischegeschichte) que comprende los libros del Dt, Js, Jc, 1 y 2 Sam y 1 y 2 Re. “Bajo el impacto de este acontecimiento (el exilio, caída y destrucción de Jerusalén) el historiador Dtr describe la historia de su pueblo, basándose en las fuentes a su alcance, como consecuencia de una continua y creciente desobediencia que culminó con este resultado. Las amenazadoras profecías de los siglos VIII y VII se vieron realizadas, y, tal como se había anunciado, se cumplió el juicio de Dios39” Para Noth, el libro del Dt sería como el prólogo de esta historia deuteronomista, mientras que el libro de Josué sería el primero y, 1 y 2 Reyes, el punto final. Noth describe así la situación del autor de DtrG: “No pertenecía a la esfera intelectual del sacerdocio, ni estaba enraizado en los pensamientos de la vida del estado. Él tomó sus distancias de ambos. No escribe su obra para una persona o grupo en particular, así que su obra no tiene carácter oficial”. Pero evidentemente no se entiende por qué haya ejercido tanto influjo si estaba aislado de cualquier compromiso con algún grupo40. Para Noth el DtrG fue un "autor" en el verdadero sentido de la palabra, y no sólo un compilador y colector de fuentes preexistentes. Así, la teoría del Noth, logra dar una explicación de la unidad de los libros históricos, además de dar una explicación razonable de la denominación "deuteronomista", si bien habrá que aceptar materiales dentro de la obra que no tenían nada o poco que ver con la obra Dtr, así como también un trabajo unitario de reelaboración.

Fuentes El Dtr de Noth habría elaborado su obra en base a materiales extensos antiguos y lo hizo como un mediador honesto (“erlicher Markler”) respecto a sus fuentes. Estas incluían el código Dtr (Dt 4,44-30,20), la antigua colección de la historia de la conquista (Js 2-11), las historias sobre héroes tribales y la lista de jueces menores (Jc 3-12) y finalmente, aquellas tradiciones del tiempo de

39 M. NOTH, Historia de Israel, p 265. 40 El problema del origen y de la identidad del DtrG es demasiado controversial: Para Von Rad se trataba de los levitas que enseñaban la Toráh al pueblo en los tiempos del postexilio. Para H. W. WOLFF lo que dio origen a la literatura deuteronomista fue una especie de compromiso entre la corriente profética y levítica. O. HANNES como el producto de las aldeas levitas que se alargó hasta la época helenista.

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David y Salomón, alrededor de 50 capítulos. Para Salomón “el libro de los hechos de Salomón” (1 Re 11,41) y para después del periodo de Salomón “las crónicas de los reyes de Israel y de Judá”. Para la narración de David y Salomón, Dtr “tienen acceso a una tradición integral y coherente”41: Sus componentes incluyen: las antiguas tradiciones de Saúl (1 Sam 9,1-0.16; 10, 27b-11.15; 13-14; con 1 Sam 15 añadido posteriormente y 16,1-13 igualmente), la historia del ascenso de David (1 Sam 16,14-2 Sam 5,25) y la historia de la sucesión al trono de David (1 Sam 4,1b-71; 2 Sam 6-7; 9-20; 1 Re 1-2). “Como en la historia de la ocupación, el material Saúl-David no necesita mayor atención, puesto que el Dtr estuvo exento de organizar y construir la narración42. Noth señala la extensa colección de los relatos proféticos. “Se le da mucho espacio al ciclo de Elías y Eliseo, compuestos por episodios independientes y una serie de anécdotas breves, unidas entre sí dentro de una narración unificada y continua antes del tiempo del Dtr. Dtr los incorpora en su historia dividiéndolos en dos partes”43. 2 Re 25,27-30 que se refiere a la liberación de Yoyaquim, Noth afirma que “se informa la última noticia que poseía del monarca judía como un simple hecho”. Ninguna esperanza brillaría de la noticia de la liberación del rey davídico. Tanto para DtrG como para el código Dtr no vería más que el orden de las cosas dadas y queridas por Dios en el tiempo de Moisés, sin considerar siquiera una finalidad histórica fuera de la situación presente44. Noth atribuye a fuentes preexistentes más de los dos terceras partes de los 156 capítulos de la DtrG. “La intención fue la de ser una compilación y una explicación de las tradiciones existentes que se referían a la historia de su pueblo”45.Para los estudiosos, no cabe duda que exista una conexión sobre el plano literario y teológico desde Josué a 2 Re con el Dt. La finalidad que Noth presupuso para la DtrG ha sido un campo de batalla entre los estudiosos, ya que ubica al Dtr fuera de cualquier parte e institución, con una instancia crítica hacia la monarquía y el sacerdocio, como también a los profetas de la salvación y del juicio. Este aislamiento dejaría a un lado la enorme influencia del Dtr en el desarrollo del Antiguo Testamento. De hecho, para Noth el fin que se propuso el autor de la DtrG fue ofrecer una narración histórica de los acontecimientos que van desde la conquista hasta la

41 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, 66. 42 Idem, p 62. 43 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, pp 78-19. 44 M. NOTH, The Deuteronomistic History, (JSOTSup 15; Sheffield: JSOT Press, 1981), p 98. 45 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, p 100.

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deportación: "El Dtr no ha escrito su obra para el aliviar del tedio o para satisfacer la curiosidad por la historia nacional, sino para adoctrinar sobre el sentido genuino de la historia de Israel, desde la conquista de la Tierra hasta la desaparición del antiguo estado; y este sentido se resume para él en el reconocimiento de que Dios ha actuado palpablemente en esta historia, al responder con exhortaciones y castigos a las deficiencias constantes y crecientes y, finalmente, cuando aquellas se revelaron inútiles, con la destrucción total"46. Es decir que los oráculos y las promesas estaban dirigidos a la casa davídica, hacia la primera mitad del primer milenio a.C., y en las cuales se anunciaba la perennidad y estabilidad de la casa davídica. Pero estos oráculos no sólo se cumplieron, sino que fueron desmentidos por la caída del reino davídico y por la dependencia política de poderes extranjeros a causa de la continua desobediencia de Israel. De este modo, según Noth, el Dtr, arrojando una mirada retrospectiva hacia el pasado, se propone iluminar la historia anterior de Israel y trata de explicar teológicamente el porqué de la caída del reino davídico. Puesto que sobre el plano de la realización la promesa no se cumplió, entonces tales oráculos fueron escatologízados. Para el Dtr lo que aconteció fue el justo juicio sobre la casa de David y sobre el pueblo, ambos pecadores. Para Noth, en el Dtr no existiría ninguna esperanza para el futuro, sino que más bien su intento es el de iluminar el pasado, dar una explicación al por qué el pueblo se encuentra en esta situación desastrosa. Aún en los textos que podrían contener un elemento de esperanza para el futuro como son 2 Re 17,17 ss; 21,22, tal esperanza no se encuentra. Los textos de Dt 4 y 30 que se interesan por un futuro mejor, para Noth son adiciones posteriores. Incluso las esperanzas de restauración se polarizaron sobre Yoyakim, el davida deportado, tanto de los israelitas que permanecieron en la tierra, como entre los deportados. Pero finalmente murió también, “como explica el Dtr hacia el final de su obra (2 Re 25,27-30) sin que se cumpliera ninguna de las esperanzas que en él se habían depositado”47 Bien que la liberación de Yoayakim represente un calmante, no quita el destino ya marcado para Israel. Es este elemento sobre la base del cual Noth postula el terminus a quo de la DtrG; es decir, el 562 a. C.

46M. NOTH, Überlieferungsgeschichtliche Studien, I, p 100. 47 M. NOTH, Historia, p 265.

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G. Von Rad Palabra de castigo/Evangelio G. von Rad no está de acuerdo con Noth por lo que a la finalidad sombría y sin esperanza de futuro de la obra DtrG, puesto que es de la opinión que la obra no puede ser una mera “etiología de la nada” (Ätiologie des Nullpunkts), sino que contiene muchos elementos optimistas en torno al futuro. La destrucción del reino de Judá y el exilio en Babilonia no pueden ser la última palabra. Está de acuerdo que fue una obra escrita en el exilio, “cuando la historia de la salvación se detuvo sobre Israel y cuando, aterrorizado por el ambiente profano que lo rodeaba, debía responder a esta pregunta: ¿Cómo pudo ocurrir todo esto, y cómo fue posible que Yhwh repudiara a su pueblo?... Por tanto para el Dtr se trata de mostrar que “en la sentencia tienes razón” (Sal 51,6)48. Está de acuerdo, también, en que la tarea de la obra es dar una explicación teológica a la sombra de las catástrofes de 721 y 587, poniendo en relieve que la causa reside en Israel, no en Yhwh, el cual, rechazó la oportunidad de vida que ofrecía la Ley y, sin embargo, optó por la muerte y se convirtió en víctima de la catástrofe, que no es más que el castigo divino, que manifiesta lo recto de su juicio. “Por eso debemos ante todo considerar su obra como una confesión de la culpabilidad de Israel”49. Fue en el corazón de los reyes donde se decidió la desgracia, pues “su corazón no estuvo por entero con Yhwh” (1 Re 8,61; 11,4; 15,3.14). La palabra de Yhwh no es nunca “palabra vacía” (Dt 32,47). Es la Palabra de Yhwh activa en la historia de Judá, que crea la historia, y tiene una doble capacidad: a) como Ley, juzgando y destruyendo; b) como evangelio, con la promesa davídica, salvando y perdonando. En la destrucción de ambos estados, la palabra de Dios alcanzó su objetivo como palabra de juicio. Dios no la dejó sin efecto, sino que la cumplió (Yhwh «cumple» la palabra profética: 1 Re 2, 4; 6, 12; 8, 20; 12, 15; etc. «Todas se cumplieron»: Js 21,45; 23,14; 1 Re 8, 56; 2 Re 10, 10. 59. 1 Re 21, 29; 2 Re 10, 30 = 15, 12; 13,23; 14,26). Sin embargo, no todo está terminado, el arrepentimiento y la confesión de los pecados, para él, son un nuevo punto de partida, puesto que reitera que en la historia Dtr se encuentra tanto una "palabra de juicio" (La segunda ley, Dt, con su amenaza de castigo), así como también una "palabra de promesa", evangelio, de la perennidad de la dinastía de David, tanto perdonando, como salvando (Cf. Dt 32,47). Tanto la primera palabra, es decir, la de castigo, ha tenido lugar y eficacia y se cumple en él con las enormes catástrofes del norte

48 G. VON RAD, Teología Del Antiguo Testamento I, Sígueme, Salamanca, p 410. 49 G. VON RAD, Teología Del Antiguo Testamento I, p 405.

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y del sur, la segunda, el evangelio, de igual manera deberá tener lugar. Ésta ha funcionado en la historia de Israel como la que detiene la sentencia ya dictada por el pecado de Manasés y muestra la benevolencia de Dios que incluso tiene en cuenta la poca o nula bondad de los reyes de Judá. La palabra de promesa o evangelio ha de cumplirse, puesto que tampoco es vacía, no obstante el exilio y la destrucción. Abre entonces a una esperanza, una esperanza mesiánica, para el pueblo en cualquier tiempo de crisis. Una señal de su efectividad fue la liberación de Yoyakim. En este hecho el Dtr descubre una característica mesiánica que esconde un futuro remoto, más allá de la historia Dtr. Esto no representa simplemente el recuento de un evento histórico, sino más bien esconde la posibilidad de que Dios no se ha olvidado para nada de la promesa hecha a la dinastía davídica. Por tanto, nos encontraríamos aquí con una fusión de tradiciones davídicas con las mosaicas. El resultado sería un mensaje simple para el pueblo: Arrepiéntete y confía en el evangelio de Dios que no falla. Es la finalidad del uso del lenguaje exhortativo y didáctico, de otra forma no tendría sentido.

Lohfink, llamada a la penitencia Para Lohfink50, por su parte, está de acuerdo con Noth que el Dtr no quiere infundir esperanzas, sino lo que pretende es hacer un llamado a la penitencia51. En el pasaje de la oración de Salomón con motivo de la dedicación del templo, dice Lohfink, "la esperanza no aparece, pero si aparece claramente la indicación de la posibilidad de penitencia"52, así como también Dt 30, 1-10; 4, 29-31, hacen un llamado a la penitencia y, concluye Lohfink "Este llamado a la penitencia no abre para el futuro una esperanza fija y concreta, pero permanece abierto para la insondable acción de Dios en el futuro"53. Así pues, el Dtr trata de explicar en sus consideraciones retrospectivas que la caída del Norte primero, la del sur después y el destierro, no se debían a la debilidad del pueblo, sino a la potencia de Yhwh, el cual había amonestado al pueblo a través de profetas, por varios siglos, a la conversión. Dado que el pueblo no quiso escuchar la incesante invitación, el pueblo fue conducido al juicio de Dios

50N. LOHFINK, Balance después de la catástrofe, p. 283 ss. 51 La hipótesis de Lohfink de dos documentos de la época de Josías, uno que contenía el proyecto del Dt y Js, el otro una antigua versión de Re. 52Idem, p. 284. 53Idem, p. 285.

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y los oráculos se cumplieron sin más: El norte cae entre el 722/721 (Cf. 2 Re 17) y el sur padeció dos exilios, uno en el 597 y el segundo, definitivo, en el 587/586. Los Dtr saben perfectamente, por la historia pasada, que siempre que Israel se arrepentía abría la posibilidad, casi automática, de vislumbrar la liberación de sus enemigos, un periodo de paz y la salvación de Dios. Ellos quieren llamar en causa a Israel para que asuma su responsabilidad sobre su destino. Es el justo castigo de sus acciones, puesto que para DtrG Israel no ha hecho otra cosa que desobedecer a Dios en la observancia concreta de la ley Dtr. Asumiendo el pasado Israel puede entonces encaminarse hacia su futuro, a través del arrepentimiento. Entonces habiendo arrepentimiento, hay esperanza. Para Moshe Weinfeld54, que se opone a Lohfink , quien ubica los levitas como los autores del Dt, piensa más bien a los escribas que tenían una conexión con la sabiduría del tiempo de Ezequías y Josías y que tenían acceso a documentos oficiales, tales como los tratados de alianza típicos de esta época que encontramos además en el Antiguo Cercano Oriente, concretamente en Asiria55, llega a la siguiente conclusión: “Se necesita afirmar con insistencia que la obra histórico Dtr es una obra pedagógica didáctica cuyo objetivo fue proyectar una lección histórica de los errores del pasado”56. Esta perspectiva ciertamente resulta altamente atractiva, porque hace de toda la obra DtrG un tratado sapiencial abierto al futuro.

54 M. WEINFELD, Deuteronomy: The Present State of Inquiry, JBL 86 (1967) pp. 249- 262 55 Cf. R. FRANKENA, ’The vassal-treaties of Esarhaddon’, OTS 14 (1965) 122-154, “showing that the Hebrew compilers had also knowledge of other historical texts from Assyria, as Deut xxix 24-8 (and Jer. xxii 8-9), in form and phrasing, are identical to Annals, IX.ll.53-74." p. 153. Controvertida la postura de Frankena, puesto que el autor bíblico pudo bien describir las relaciones entre Dios y su pueblo sin hacer recurso a los textos asirios. 56 Ídem p 256. Son muchos los contactos sapienciales que detecta WEINFELD con los escribas: Un lugar importante ocupan la educación de los niños (Cf Dt 6,5: Se lo repetirás a tus hijos) para enseñar el temor de Dios a través de la repetición. Además de la riqueza del vocabulario didáctico, la gran estima que tiene la sabiduría, y su valor sobre todas las cosas, las leyes humanistas del Dt (La sabiduría como humanismo del Antiguo Oriente), así como también la insistencia en los beneficios materiales como resultado de la propia conducta, principalmente siguiendo los mandamientos de Dios. La principal exhortación de Dtr para observar la Ley es, como en la literatura sapiencial, la retribución material. Por otra parte, Moshe Weinfeld suporta la Tesis de Noth en cuanto a temas principales y terminología: 1) Éxodo y elección; 2) Tierra y Herencia; 3) conquista y aniquilación; 4) un solo Dios; 5) rechazo a otros dioses; 6) autoridad de los nebi’im; 7) Obediencia; 8) promesa de éxito y dinastía; 9) centralización del culto; 10) desobediencia; 11) premio y castigo. Ibid, pp 158-164.

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Para H. W. WOLFF “Lo que el Dtr pretendía proclamar con este formato no ha sido, en mi opinión, explicado suficientemente ¿Qué mensaje podría tratar de dar el Dtr a sus contemporáneos del Siglo VI, al resto de Israel, sin rey, sin el templo de Jerusalén, y sin un culto público organizado?57 Wolff encuentra un indicio de la intensión del Dtr en el tema del “regreso”58 (Shub, hebreo), en pasajes importantes de la presentación histórica Dtr, es por ello que la llamada al arrepentimiento y a la conversión fue la verdadera preocupación de la DtrG59. ¿Cuál es la razón por la cual el DtrG alarga su relato por tantos siglos? Desde el inicio del libro de Jueces, inmediatamente después de Josué y de la posesión de la tierra se da la apostasía de Israel, que causa la ira de Yhwh, la opresión extranjera, el grito de los israelitas a Yhwh y el tiempo de liberación. Este ciclo habría llevado a su desastre el reino del Norte, y en los tiempos de Manases habría determinado el destino de Judá. ¿Por qué la historia de Israel no llegó a su término en este tiempo? Se pregunta WOLFF60. Este esquema de apostasía y regreso a Yhwh, desastres y liberaciones, no deja sin consecuencias al pueblo de Dios. Yhwh ordena un nuevo revés en la historia. La promesa original era para entrar en posesión de toda la tierra prometida, mientras que ahora se dice “tampoco yo volveré más a expulsar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió” 2 Así quería probar a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron sus padres” (Jc 2,21-22). El tiempo de Jueces se diferencia del periodo de Moisés y Josué durante el cual “el pueblo sirvió a Yhwh mientras Josué estaba con vida” (Jc 2,7); también se diferencia del periodo de los reyes. Los Jueces eran libertadores que Dios les enviaba a causa de sus suplicas, sin embargo, los israelitas se opusieron a la voluntad de Dios al exigir un rey que lesionaba la verdadera soberanía de Yhwh. Como resultado la sacra liga tribal y su orden se fracturó y tuvo consecuencias desastrosas. No obstante esta rebelión, la historia de Israel no llegó a su fin. Yhwh termina por condescender a su pueblo y Él mismo le 57H. W. WOLFF, "The Kerygma of the Deuteronomistic Historical Works," in Reconsidering Israel andJudah: Recent Studies on the Deuteronomistic History, ed. Gary N. Knoppers and J. G. McConville. Sources for Biblical and Theological Study, 8 (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 2000), 63. 58 H. W. WOLFF, The Kerygma of the Deuteronomic Historical Work, en W. BRUGGEMANN-H. WOLFF, The Vitality of the Old Testament Traditions (Atlanta: John Knox Press, 1975) p 69. 59 Cf. H. W. WOLFF, Deuteronomic Theology, pp. 218-221. 60 H. WOLFF, The Kerygma of the Deuteronomic Historical Work, p 87.

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escoge un rey (1 Sam 12, 13b), David y Jerusalén como el lugar donde el nombre de Yhwh tomaría su demora (1 Re 8,16). Los tiempos de Josué y de Jueces son irreversibles. Israel sabe que, por esta rebelión, su suerte final ya está echada, por ello suplican a Samuel para que interceda por ellos: “Ruega por tus siervos a Yhwh, tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir un rey para nosotros” (1 Sam 12,19). A lo que Samuel les asegura que la salvación ha de venir: “No tengan miedo. Ustedes han hecho todo este mal; pero con todo eso no dejen de seguir en pos de Yhwh, sino sírvanle con todo su corazón” (1 Sam 20,22). También aquí es la súplica de Israel que revierte el juicio de Yhwh. “Este grito representa una llamada a la vigilante compasión de Yhwh sobre su pueblo; y su compasión lleva a Israel bajo nuevas condiciones y a una nueva fase de su historia de la Salvación61”. La tercera fase, la de Israel como nación, llega a su fin. El juicio sobre Judá ya es irrevocable, como lo fue para Israel, pero es uno más en la cadena de reversiones históricas, y no hay razón para no pensar que también este, será reversible si el pueblo se arrepiente. ¿Quién puede decir que no vendrá una nueva fase completamente nueva, con nuevas condiciones para el pueblo de Yhwh, lo que ha sido verdad para los antiguos rechazos?62, aunque ya ha sido rechazado el estado de Israel, el de Judá, e incluso la ciudad escogida. El Dtr ha narrado en la historia de Israel una cadena de reversiones. “Si Jc 2 y 1 Sam 12 son dignos de crédito, entonces hay lugar para la esperanza: el grito a Yhwh, con la confesión de la culpa, una oración de liberación, y la disposición a prestar obediencia renovada, puede ser eficaz una vez más”63.

Reacciones después de Noth

La teoría de Noth fue aceptada por un buen número de estudiosos, protestantes y católicos, y es comúnmente aceptada la presencia del influjo Dtr en estos libros, sin ninguna duda, aunque solo en términos generales, porque apenas uno baja en detalle comienzan una serie de problemas de gran envergadura y sobre todos los puntos de la construcción de Noth. La presencia de elementos Dtr en los libros de Js, Jc, Sam y Re, de hecho, es corroborado por la frecuente repetición del léxico, lenguaje, estilo e ideología

61 Idem, p 89. 62 Idem, p 90. 63 Ibid.

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deuteronómicos, por ejemplo: el concepto de fidelidad o infidelidad a la ley, y la relación entre fidelidad-prosperidad e infidelidad-castigo. Otra de las ideas portantes es precisamente la centralización del Culto que aparece ya sea en el Dt ya sea en los profetas anteriores y se refleja, sobre todo, en el hecho que los soberanos son juzgados sobre la base no tanto sobre su capacidad de conducir la política y las cuestiones de gobierno, sino que son ensalzados por su lucha contra los santuarios periféricos, aunque si su política se manifiesta ser mediocre, sino es que desastrosa (Por Ejemplo Ezequías y Josías / Omri). El fin que se propuso esta obra, era el de manifestar que los anuncios proféticos habían tenido lugar, ante todo, con la destrucción y deportación del reino del norte (721) y luego del Sur (587). Las catástrofes encuentran su causa en la infidelidad del pueblo a la Alianza. Por este motivo la historia deuteronomista ponía de manifiesto los actos salvíficos de Dios y la infidelidad de Israel a la alianza. Además de la aceptación substancial64, si bien controvertida y artificial65, de la teoría de Noth, punto de referencia obligado al hablar de los libros históricos, podemos esquematiza, en términos generales, las reacciones a la Hipótesis de la DtrG de Noth: a.- El nulo consenso b.- El consenso dado a Noth pero con modificaciones esenciales. a.- Para Noth, uno de los argumentos clave para poder descubrir el plan cuidado del historiador de este bloque tradicional eran los discursos al final de

64 De cualquier manera la hipótesis de Noth, es y permanece una pieza central para cualquier discusión en torno a los profetas anteriores. Así los consideran, por ejemplo: B. HALPERN, D. S. VADERHOOFT, “La hipótesis de Noth sigue siendo un elemento central de todas las teorías convencionales”: The Editions of Kings in the 7th-6th Centuries, HUCA, 1991, p 179. TH. RÖMER, A. De PURY, Israel Constructs, p 24-25. “Para la exegesis moderna de los libros históricos, Uberlieferungsgeschichte Studien, en la cual Noth elaboró en 1943 la tesis de DH constituye el punto clave. Es por ello que nosotros queremos dividir la historia de la búsqueda en antes y después de Noth”. 65 Para NOLL, se trata de un consenso generalizado de la hipótesis de Noth, pero es un consenso muy superficial, “El historiador sabe que la DtrG es una sigla vacía, sin contenido” K. L. NOLL, Is the Book of Kings Deuteronmistic? And Is it a History? SJOT 21, 1 (2007) p. 50. Para él, la explicación más plausible es meramente casual, el hecho, es decir, que los rollos independientes fueron archivados juntos y eso dio la impresión de ser una historia continua. Obviamente no estamos de acuerdo de ninguna manera con él: “Me parece que esta es la mejor explicación puesto que los vínculos editoriales dirigidos a crear un sentido de una secuencia narrativa, son relativamente superficiales”, Ídem, p 51.

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cada época. Es aquí donde ha encontrado mayor resistencia: “Muchos expertos piensan: Requiescat in pace - 1943-1993 – una vida bella y larga para una hipótesis”66. La crítica demoledora de K. L. NOLL: La teoría de Noth no es convincente. Los discursos de fin de época son heterogéneos. Algunos se parecen a la acumulación de la suciedad en las ventanas, más que el plan cuidado del editor”67. Por otra parte, añaden otros, algunos sumarios no reflejan la ideología Dt, sino se trata más bien de una profundización posterior, y van más allá de la caracterización de los personajes en el mundo del relato. Por cuanto se refiere a la cronología, parece que Sm y Jc no están influenciados por la cronología de Reyes. Según NOLL, si es que existe un esquema cronológico sería tardío y bastante artificial68. Al igual que Noll muchos otros autores se ponen en las filas de quienes no están satisfechos con los logros de Noth, principalmente por una serie de problemas que se plantean subrayando la unidad de la obra y la finalidad de esta: 1.- Esencialmente la sola redacción exílica de Noth ha sido fuertemente criticada, como veremos en el esquema de Cross que supone una redacción josianica y una llamada a la conversión en esta época con la esperanza de una nueva era bajo Josías, acusando a Noth de haber descuidado el rol que juega la promesa a David de 2 Sam 7 de una dinastía perenne69. 2. Una obra histórica coherente ha sido fuertemente criticada sobre la base de los siguientes parámetros, entorno a la unidad y extensión de la obra. La más importante de todas ellas, lo que ya G. VON RAD70 había intuido respecto al carácter cíclico del libo de Jc en el cual, los jueces y las personas son juzgadas cada una de acuerdo a su maldad, mientras que en los libros de Re no aparece el carácter cíclico, y se constata una creciente apostasía, y en donde los Reyes son los responsables de todo cuanto ocurre. Además, Jc y Re están separados por Sm en donde es difícil trazar la actividad del historiador Dtr.

66 E. GESTENBEGER, BZ (1995), pp. 114-115. 67 K. L. NOLL, Deuteonomistic Histoy or Deteonomistic Debate? (A Thought Expeiment) JSOT 31, 3, (2007) p 312. 68 K. L. NOLL, Deuteonomistic Histoy, p. 314. 69 F. M. CROSS, Canaanite Myth and Hebrew Epic, pp. 285-287. 70 G. VON RAD, 1963, pp. 246-247.

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En este mismo sentido, el cambio que se observa al final de 2 Re donde no se encuentra la reflexión teológica típica sobre los eventos importantes, más si tenemos en cuenta la gran envergadura del acontecimiento: la destrucción de Jerusalén; elemento que contrasta con los otros periodos narrados por la historiografía Dtr. En línea general, los libros de Reyes aparecen diferentes del resto de los demás libros considerados como una sola obra por Noth. Por este motivo, se han postulado diferentes redacciones posteriores71. Además la discusión ha vertido sobre la idea de Noth entorno a las fuentes previas y la compilación y explicación del Dtr. “Un gran número de estudios recientes han identificado mucho más de textos preDtr de lo que hizo Noth”72. Otros, incluso, niegan que se pueda distinguir entre el material tradicional de las fuentes y la redacción debido a la excelente integración del material previo. Autor/escuela/Revisión/ redacción Dtr. Existen muchas maneras de clasificar este bloque de textos, junto con muchos otros: sea como Redacción/Revisión, movimiento, fenómeno, círculos, grupos, “corriente de tradición”, e incluso “industria Dtr”73 etc… Noth lo puso en términos bastante simples: Dtr representaba solamente a un autor individual que en el 562, en Mizpah, lugar de residencia de Godolías, se puso a escribir todo este complejo de libros que va del libro del Dt al segundo libro de Reyes. Por tanto, para Noth, se trataba de un solo autor solitario, alejado de cualquier vínculo, pero con acceso (imposible en Babilonia, por ello la postulación de la obra en Palestina) a las fuentes y al material que luego habría organizado. Una idea que no tuvo mucho consentimiento. Sin embargo, la aseveración de Noth de su autor individual solitario, le proporcionaba una solución a la estructura general de la obra, y sobre todo a su unidad sustancial que él creía poder descubrir. Sin embargo, la cuestión no es nada fácil. ¿Qué se entiende por DtrG (o DH para los anglosajones)? A. KNAUF la define de esta forma, aunque como él mismo reconoce, superficialmente: “Dtr designa un estilo literario (probablemente influenciado por los anales asirios, especialmente los de Esahraddon), como también un

71 Tal es el caso, por ejemplo, de Norbert Lohfink, quien postula dos documentos de la Época Josiánica: uno que contenía el proyecto Dt, Js, y el otro Re. 72 M. O’BRIEN, The Deuteronomistic History as a Story of Israel’s Leaders, p. 16. 73 F. CAMPBELL, Martin Noth and the Deuteronomistic History, p 55.

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grupo de conceptos teológicos tales como los de la conquista de la tierra prometida y la alianza (es decir berit, que significa tratado de vasallaje). Este estilo y esta teología son derivados ambos del imperialismo asirio”74. Él mismo se opone, a mi parecer atinadamente, aunque resulta muy obvio, siempre es bueno recodarlo, a la aplicación de las categorías modernas como la de autor75, como también al concepto de historia, entendida como la categoría de lo que realmente sucedió, que data sólo del siglo XIX76. “La honestidad intelectual exige que enfaticemos la diferencia fundamental que existe entre la “historiografía tradicional” y nuestra manera de percibir la historia”77. La mayoría de los autores se encamina hacia este mismo sentido: tanto considerando el estilo como el contenido, con diferentes matices. Sin embargo aún queda en sombras lo que se entiende por esta sigla Dtr. Por otra parte, varios estudiosos prefieren hablar de una "escuela deueteonomista"78 que toma como base el Dt, y tenía a su disposición material suficiente sobre el pasado de Israel y que resentiría la predicación de los profetas. Por tanto, detrás de los textos Dtr estaría una corriente de tradición, una escuela definida por Römer. Pero habría que ir con cautela, con todo y la definición de Römer, de lo que entiende por “escuela”. Para Schmid79 ciertamente había escuelas en el antiguo Israel (en los santuarios y en las cortes regias), pero escasamente están atestiguadas (solo la mención en Sira 51,23; Hech 19,9). “¿Qué es lo que hace de Daniel 9,

74A. KNAUF, Does Deuteronomistic Historiography Exist? En J. D. MACCHI, TH. RÖMER, Israel constructs its History, p 389. 75 Apunta bien que no se trata de autores de literatura, sino de obras de tradición, A. KNAUF, p 390. 76 Ídem, p 391. 77 Ibíd. 78 Así describe TH. RÖMER lo que se entiende por escuela: “Es engañoso si la expresión “escuela deuteronomista” se toma principalmente en referencia a una institución educativa, pero si denota un (pequeño) grupo de autores, redactores o compiladores que comparten la misma ideología y la misma retórica y las mismas técnicas, entonces puede hablarse de una “escuela deuteronomista” (como se puede hablar también de una escuela de artistas o filósofos). Otros prefieren términos más neutros, como “grupo” o “círculo”, sin embargo, el término de escuela recuerda con más claridad el ambiente de los escribas o intelectuales; por esta razón se prefiere este término, pero no para uso exclusivo” TH. RÖMER, The So-Called Deuteronomistic History: A Sociological, Historical, and Literary Introduction, London: T&T Clark, 2005, 47. El problema es cuando se quiere ir más lejos en esta perspectiva, porque no sabíamos nada de su naturaleza. 79 K. SCHMID, Deteronomistic image of History, p 20.

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menos deuteronomista que los textos de Zac 1-2,6 o Mal 3,6-12 los cuales comparten una cosmovisión común que pertenece a la misma corriente de tradición?80. Schmid finalmente prefiere acordarse con Steck que habla mejor de corriente de tradición, definiendo así sus contornos: “Todas estas tradiciones (por ejemplo la tradición sapiencial, la tradición de Sión, la tradición sacerdotal, y otras) son trasmitidas de la misma manera, pensadas y desarrolladas por grupos particulares, pero estos grupos nunca son escuelas o movimientos. Ellos son diferentes a las escuelas, y ellos pueden compartir convicciones y contenido con otra”81. Acerca del alcance, como se puede notar, existe mucha discrepancia. Desde los que ven los orígenes antiguos en el reino del norte, bajo la influencia de los profetas, hasta los que ven el surgimiento de Dtr en la época de Ezequías, Josías, en el periodo del exilio, o la existencia de una biblioteca que contendría un proto Dt, Josué y Reyes.

Finalidad. Por lo que se refiere a la finalidad, como hemos visto, Noth suscitó una reacción mucho más grande y vasta que sobre otros puntos. Desde Von Rad, Wolff, y Lohfink, no estuvieron de acuerdo que la DtrG fuese solamente una justificación de la nada (Von Rad). Haberse centrado solo en la catástrofe que sobrevino sobe Judá y todas sus instituciones, cegó a Noth de ver numerosos puntos importantes de la DtrG. “Muchos elementos fundamentales en la historia Deuteronomista no tienen nada que ver con la cuestión del cataclismo y la deportación forzada. Estos incluyen la promoción de la Ley que ha de ser obedecida en la tierra, exaltación de la Dinastía de David, justificación del desastre que cayó sobre el reino del Norte y defensa de las políticas reformistas de Josías”82. La Obra histórica Dtr aparece como un comentario homilético-catequistico a los hechos ocurridos. Admitiendo una "escuela" (o como se le quiera definir), y no un autor individual, se logran explicar las incoherencias y los complementos

80 K. SCHMID, Deteronomistic image of History, p 19. 81 K. SCHMID, Deuteronomistic mage of History, p 14 82 R. D. NELSON, A response to Thomas Römer, The So-called Deuteronomistic History, Journal of Hebrew Scripture, IX (2005), p 8.

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añadidos posteriormente en la obra Dtr. Tal vez también el largo periodo de tiempo que abraza esta corriente de tradición. La propuesta de Noth de ver al autor una persona individual, independiente de cualquier institución, que se hizo cargo de dar una interpretación a la catástrofe que había presenciado del reino del sur, ha sido considerada muy moderna, y pertinente a la situación personal de Noth, que escribe su obra durante la segunda guerra mundial, alejado de las grandes bibliotecas y de los centros académicos y de docencia. Sin embargo, el concepto de una escuela plantea también sus problemas y no deja de ser muy convincente83. El autor individual de Noth que durante el exilio redirigió toda su obra en Palestina basándose en fuentes preexistentes, no tiene muchos sostenedores. Ni los ha tenido desde el principio. Varios autores, incluso anteriores a Noth hablaban de varias redacciones, una preexílica, y la otra postexílica (Künen)84. La idea de una doble redacción, principalmente de Re es muy antigua (desde Künen, Wellhausen) que sólo Noth y Van Seters representan la excepción. O. Eissfeld85, G. von Rad y G. Föhrer se opusieron a la teoría de Noth y de A. Jepsen, que llega a resultados análogos a los de Noth, por caminos y postulados diferentes. Von Rad y G. Föhrer son del parecer que es más probable la hipótesis que las fuentes del Pt hayan continuado en el libro de Josué, es decir, mantienen la idea del Hexateuco y no del Tetrateuco. Para von Rad, J y E contenían el relato de la conquista de la tierra y, por tanto, tenían su continuación en Js, si bien el perfil teológico predominante en Js se debía más bien al Dtr. De igual forma, las incongruencias de diferentes tipos de narración, así como los criterios teológicos empleados en el Libro de Jueces y en el libro

83 Cf. la discussion de K. SCHMID, The Deuteronomistic Image of History as Interpretive Device in the Second Temple Period: Towards a Long Term Interpretation of “Deuteronomism”, p 15. Prefiere hablar de “tradiciones teológicas” (sapiencial, de Sión, Sacerdotal), mantenidos y trasmitidos por ciertos grupos, pero que al final de cuentas terminaron en Jerusalén con el movimiento escribal de élite. 84 Por ejemplo, KÜNEN adscribía la oración de consagración del templo que encontramos en 1 Re 8,12-61 al redactor preexílico porque no encontramos alusión alguna a la destrucción del templo. Si bien está consciente de la dificultad enorme en querer separar lo que pertenece a la actividad del redactor preexílico de las adiciones posteriores: “Es implícito a la naturaleza de las cosas que la actividad del autor preexílico no se pueda distinguir de las adiciones posteriores con certeza a cada paso”. Cf. KUENEN, i, P 93. 85 O. EISSFELD, Einleitung in das Alte Testament unter Einschluss der Apokryphen und Pseudoepigraphen (Tübingen: Mohr, 1934). Principalmente Noth rechaza una doble redacción, una preexílica y la otra exílica como mantenía EISSFELD. Tampoco aprueba NOTH varias redacciones del código Dtr.

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de Reyes, llevan a la conclusión que difícilmente se puede suponer una redacción de un solo golpe. Tampoco está de acuerdo por lo que se refiere a la finalidad de la obra, tan negativa como la vio Noth: Para Von Rad hay elementos de esperanza (evangelio), concretamente en la rehabilitación de Yoyakim en 2 Re 25,27-30, y por otra parte, duda que Noth haya prestado suficiente atención a la promesa de la perennidad de la dinastía davídica en 2 Sam 7. En fin, Von Rad encuentra dificultad en conciliar la estructura cíclica del libro de Jc (apostasía, opresión, arrepentimiento, liberación) con la estructura más lineal de Reyes con la idea de una historia bien cuidada y estructurada. C. WESTERMANN86 recientemente es el que se ha opuesto radicalmente a la teoría de Noth, principalmente a la idea que Dtr: 1) sea un historiador, un autor creativo, aunque no lo elimina, pero lo entiende simplemente como una redacción que ofrece una estructura teológica. 2) En realidad no se trata de una obra continua, sino simplemente una concatenación de episodios y 3) esta supuesta obra estaría incompleta, puesto que le falta una historia de los orígenes. En efecto, para Westermann, habría existido una redacción pre-Dtr que abarcaría desde el Éxodo hasta 2 Reyes. El verdadero inicio de la historia de Israel, para él, sería el Éxodo, y esto estaría convalidado por las diferentes referencias de vario tipo que se encuentran en los libros históricos en referencia al Éxodo. Sería un contrasentido la ausencia del Éxodo. Para Westermann, los libros se editaron por separado, y cada uno de ellos tiene su propia historia literaria. Jc, por ejemplo, es el que mejor ilustra el problema entre antiguas formas y redacción posterior pre Dtr. Las historias de los “salvadores” son muy parecidas a las historias familiares; sin embargo, debido a la redacción, ellas ahora se refieren al periodo de transición de Israel de una sociedad tribal a una entidad política. A mi modo de ver, la postura de Westermann aporta los siguientes elementos a la discusión:

86 Cf. C. WESTERMANN, Die Geschichtsbücher des Alten Testament: gab es ein deuteronomisches Geschichtswerk? (Teologische Bücherei 87 AT; Gütersloh: Chr. Kaiser, 1994), p 10-11.

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a) Plantea el problema entre fuentes (orales, escritas) y la redacción posterior, pero sin atribuir la importancia de la “creatividad” del autor como lo hace Noth y Van Seters; b) la relación de los libros históricos con el tema del Éxodo, y por tanto con el Pt; c) y la diferencia en forma y substancia de los libros independientes.

EL MODELO DE LOS BLOQUES: F. M. CROSS

Dtr1, Dtr2 La idea de una doble (o más) redacción de la DtrG propuesta por F. M. CROSS no era nueva. Tenía ya su antecedente en H. Ewald que postuló una redacción a todo el complejo de Gn a 2 Reyes, dividiéndolo luego en dos grandes colecciones: “el Gran libro de los orígenes” (De Gn a Js); y el “Gran libro de los Reyes” (De Js (Ruth) a Samuel y Reyes) que habría sido, en su forma final, el producto de dos redactores deuteronómicos. El primer redactor, preexílico87, supondría todavía la existencia de la monarquía, el reino de David y el templo existían todavía, y la esperanza de su permanencia era todavía viva, y lo ubica en un determinado contexto histórico: “No podría ser otra época que inmediatamente después de la reforma de Josías, cuando el reino decadente parece comenzar una vida nueva y gloriosa”88. La segunda redacción sería cuando sobrevino la catástrofe sobe Judá, es decir, en el exilio. Por otra parte, mucho antes de F. M. CROSS, Von Rad era contrario a la interpretación de Noth que la DtrG fuese esencialmente solo una justificación de la catástrofe, “un destino incurable e irreversible”, que sobrevino sobre Israel, desprovista de cualquier esperanza para el futuro, señalando el rol tan importante que juegan las promesas a David en Reyes cargadas de esperanza. Al mismo tiempo, Von Rad había ya remarcado la diferente redacción de Jc y

87 Argumento fundamental para CROSS, de una redacción preexílica Dtr es la presencia de la frase “hasta el día de hoy”, que en el contexto presupone la existencia del estado judío. Según Cross “esta aparece no solo en las fuentes, sino en partes del autor Dtr”, F. M. CROSS, Canaanite Myths, p 275. 88 H. EWALD, History of Israel, I, London, Creen&co, 1867, p 157.

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Re, y lo difícil que era descubrir la redacción Dtr en Sam. Cross aduce un elemento teológico para esta posición basado en dos temas que encuentra en 1-2 Re. El primer tema estaría constituido por el pecado de Jeroboám y la debilidad del reino del Norte que alcanza su culmen en la insistencia sobre la destrucción de Samaria en 2 Re 17. El segundo tema se encuentra en la fidelidad de David y la promesa de una dinastía eterna hecha a él, promesa que se cumple durante el reinado de Josías, el único rey de Judá que escapa a la crítica Dtr. el historiador exílico vio en la supervivencia de Judá y de la dinastía davídica una confirmación de la profecía de Natán, a diferencia del reino del Norte que no sobrevivió a la catástrofe. El argumento principal de Cross es más bien temático. Para conciliar la tensión entre estas dos proclamaciones, yuxtapuestas, (el inevitable castigo por el pecado de Manasés / y las promesas hechas por Dios a David y a Jerusalén cargadas de esperanza) Cross recurre a la idea de las dos redacciones. Distingue dos ediciones de la DtrG: una primera edición cargada de esperanza para el futuro (Dtr1) que terminaría en 2 Re 23,25ª; habría sido escrita “como una obra de propaganda de la reforma de Josías y como programa imperial” 89, y en esto en franca oposición a Noth, y a su comprensión de la finalidad de DtrG. Para Noth habría sido escrita para justificar la caída definitiva de Israel y Judá. Para Cross este Dtr1 alcanzaría su climax precisamente con la reforma de Josías, que es descrito como nuevo David. La acusación directa de Cross a Noth es no haber dado importancia al tema de la promesa de Dios a la casa de David y lo tacha de un craso error, pues es evidente que “El Dtr realmente nunca rechazó esta promesa”90. Así, para Cross, la primera redacción Dtr el mensaje es de conversión y la esperanza de una nueva época en el periodo de Josías, el único que escapó de cualquier crítica91. El primer redactor Dtr, por tanto, habría elaborado su obra hasta Josías, el rey íntegro, a la manera de David, en el cual vio el cumplimiento de la promesa davídica de la perennidad de su trono. Para Cross, Noth, para el cual no había ningún germen de esperanza, descuidó la promesa de Dios en 2 Sam 7,13 de una dinastía perenne.

89 F. M. CROSS, "The Themes of the Book of Kings and the Structure of the Deuteronomistic History." In Canaanite Myth and Hebrew Epic, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1983. p 284. 90 Ídem, p 277. Los textos fundamentales son 1 Re 2,3-4; 9,5-7; 2 Re 24,2. 91 F. M. CROSS, Canaanite Myth and Hebrew Epic, p 283.

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El otro argumento fuerte de Cross para sustentar la hipótesis de una primera Historia Dtr preexílica es la presencia de la frase “Hasta el día de hoy”92, que en el contexto, presupone todavía la existencia del reino de Judá. Según Cross esta aparece no solamente en las fuentes, sino también en partes del autor deuteronomista”93. Los textos clave son 1 Re 2,3-4; 9,5-7; 2 Re 24,2. La otra redacción sería exílica (Dtr2). En torno al 560 un segundo redactor actualiza la obra, luego de la rehabilitación de Yoyakim, introduciendo el libro de Jc como prólogo a la historia israelita. A la luz de la caída de Jerusalén, el segundo redactor amplió y completó la primera, actualizando la obra hasta la caída de Judá y, debido a esta, tuvo que modificar la primera Dtr1 (cf. 2 Re 23,15.25.30), elaborado el relato de la catástrofe sobre el pecado de Manasés (2 Re 21,2-15) y muchas añadiduras durante el exilio al Dtr1 (Dt. 4.27-31….), y para ubicarlo mejor en el época del exilio, en donde las “expectativas encendidas de la época de Josías habían quedado irremediablemente como asunto del pasado”94. Cross cita 2 Re 8,22 y 16,6 pero añade además 1 Re 8,8; 9,21; 10,12; 12,19; 2 Re 10,27; 14,7; 17,23 como señales de los retoques posteriores. Noth, por su parte, no atribuye ninguno de estos pasajes a Dtr; ellos pertenecen más bien a las fuentes, o son secundarios. De esta manera Noth sustenta que no puede haber una edición josiánica. Esta segunda redacción (Dtr2) “al retocar la obra original por una mano exílica, el tema original de la esperanza habría sido corregido y contradicho, es decir, la expectación de la restauración del estado por un davida justo que recordaría la grandeza de la época dorada de David”95. Para Cross, el común denominador de esta segunda redacción serían todos los textos que hablan de un exilio de Judá, real o potencial, como resultado de haber quebrantado la alianza. La aportación de Cross al recurrir a una doble edición de la Dtr es que logra superar las contradicciones referentes a la realeza davídica en Re. Al lado de los enunciados entorno a la perennidad davídica, no obstante si el monarca es

92 Nelson afirma que si realmente pudiéramos atribuir a la mano del Historiador Deuteronomista, y no a las ediciones de las fuentes, entonces podríamos establecer un núcleo seguro de material preexílico del material exílico que presupone un inevitable desastre. Cf., R. D. NELSON, "Dual Redaction Hypothesis in Kings.” I, The Double Redaction of the Deuteronomistic History. Sheffield: JSOT, 1991. 93 F. M. CROSS, Canaanite Myth and Hebrew Epic. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1983 p 275. 94 Idem, Canaanite Myth, p 285. 95 Idem, Canaanite Myth, p. 288.

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un idólatra como Ahab (2 Re 8,16-19), se encuentran una serie de enunciados, los cuales afirman que la estabilidad de la dinastía davídica depende de la acción recta de los reyes. Por ejemplo 1 Re 8,25: “Ahora, pues, Yhwh, Dios de Israel, mantén a tu siervo David mi padre la promesa que le hiciste diciéndole: “Nunca será quitado de mi presencia uno de los tuyos que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino andando en mi presencia como has andado tú delante de mí.” Texto que recuerda la promesa incondicional de Yhwh por medio de Natán (2 Sm 7,13-16), pero ahora corregida puesto que ahora lleva una condición: “con tal de que tus hijos guarden….” En cuanto a que el buen resultado dependa no de la promesa hecha a la realeza, sino del cumplimiento de la ley mosaica, en esto el Dtr2 es mucho más deuteronomista que Dtr1. Este modelo tiene claras signos de debilidad. Está claro que el reino de Josías constituye el punto más elevado de la DtrG, y a primera vista parece separar la solidez de la teología regia davídica de la DtrG literariamente con su el énfasis del juicio de Dios, una interpretación de la historia que es, muchas veces, más crítica en relación a la monarquía. Sin embargo, no existen evidencias claras de un punto de sutura literaria que permita distinguir la edición josiánica de la Dtr1 de una edición exílica, Dtr2. La crítica se debate al tratar de identificar esta redacción literaria: Cross la encuentra en tres 2 Re 25, 25a y 23, 25b, Nelson entre 23,25 y 23,26. Weippert96 entre 22,2 y 23,30. Ciertamente la hipótesis de Noth de un autor solitario independiente ya no se tiene más, pero tratar de distinguir diferentes reelaboraciones desde el punto de vista del análisis literario, de una obra cuyos autores están cercanos ideológica y cronológicamente, resulta altamente hipotético. También se presenta el arduo problema que aquellos que para Cross son textos clave, para Noth son secundarios y viceversa. En concreto, el bloque de libros que va de Dt-2 Re ha sufrido reelaboraciones posteriores antes de quedar fijo “canónicamente”, muchas de ellas ya postuladas e identificadas por Noth (Cf. Js 13-22; Jc 17-21; 2 Sam 21-24; Js 24; Jc 1; 2,1-5) y en varias partes de los ciclos de Elías y Eliseo. Otras claras adiciones se encuentran en 2 Re 17,34-41. Queda claro que tanto las adiciones posteriores o, si se quiere, el postDtr habrá que ser clarificado en detalle. Por otra parte, permanece obscuro el final de la primera

96 Cf. H. WEIPPERT, “Die Deuteronomischen Beurteilungen der Köninge von Isarel und Juda und das Poblem der Redaktion der Köninsbücher”, BIblica 53 (1972) pp 301-309. Weippert analiza cuidadosamente la fórmula de juicio en los libros de Reyes que la lleva a concluir dos ediciones preexilicas de la DtrG. Posteriormente asumirá tres redacciones: Una de la época de Ezequías, actualizada en el periodo de Josías, y la última redacción, exílica.

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redacción Dtr1, y sus límites, así como también quitar de la Dtr1 las alusiones al exilio, que son muy numerosas, significaría empobrecer la cuestión97. Mark O’Brien considera errónea la tesis de Noth porque no tiene en cuenta el significado de la última redacción Dtr ni de su plan conceptual de la historia y unidad. Lo mismo que crítica a Smend por no haber dirigido convenientemente la atención a la naturaleza y extensión de la historia (DtrG) que permanece una vez que quedan removidos los estratos de la última redacción98: Punta su atención al plan conceptual de la unidad de DtrG, y postula una composición preexílica como una obra unitaria con un amplio plan conceptual. Arguye que la estructura general de DtrG consiste en organizar la historia en tres grandes periodos, cada uno marcado por diferentes formas de liderazgo. De esta manera la DtrG sería una historia de los líderes de Israel99: Moisés, el profeta por excelencia, le concede su poder a Josué (Dt-Js 2,10); Después de Josué nadie toma su liderazgo y, por tanto, inicia una nueva fase, y no todo funciona bien. Dios entonces suscita los jueces (Jc 2,11-1 Sam 11,15), pero sin que haya un liderazgo estable. El último juez es Samuel, el profeta, y como profeta preside la transición a la monarquía de Israel. Finalmente, en el tercer estadio, el poder profético sobre la monarquía está representado por la sustitución de Saúl de parte de Samuel (1 Sam 13-15) y con la unción de David, y en la consulta de David al profeta Natán sobre su proyecto de la construcción del templo y en las intervenciones de los profetas posteriores al designar o sustituir a los reyes, El colapso de Salomón es autorizado por el profeta Ajías, que transfiere no solo el poder, sino la legitimidad y la promesa divina a Jeroboám. Otro elemento es lo que él llama la “transición” “que permiten al lector identificar estas áreas con lo que precede y sigue”100. Existen tres textos importantes que marcan la transición en los diferentes periodos del liderazgo en la historia de Israel (Cf. Js 24,29-31; Jc 2,10 y 1 Sam 8-11). Admite al mismo tiempo 3 diferentes redacciones exilicas continuando la Historia Dtr. La primera es de 2 Re 3, 28 a 2 Re 25, 21 (sin 2 Re 24,2-4; 13-14, 20ª) que lleva la narración hasta el exilio; puesto que está limitada en su finalidad y uniformidad, bien pudo haber sido el producto de una persona. Los dos siguientes estadios son más extensos y sus uniones más fluidas.

97 Cf. TH. ROEMER, “Le Deutéronome à la quête des origins”, en Le Pentateuque: Débats et recherches, (ed. P. Haudebert; Lectio Divina 151; Paris: Editions du Cerf, 1992) p 69. 98 M. O’BRIEN, The Deuteronomisic History Hypothesis: A reassessment, Universitätsverlag Freiburg Schweiz Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen 1989, p 10. 99 Idem, p 27. 100 Ibid.

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Evidentemente el redactor josiánico se sirvió de fuentes previas a él, pero son complejas con algunas superposiciones de terminología y teología.

R. SMEND, EL MODELO DE LOS DIFERENTES ESTRATOS

DTRG, DTRP, DTRN Algunos estudiosos, en los años 70, han abierto una nota nueva dentro de las discusiones en torno a Dtr. Se suele llamar a este nuevo paradigma como “el modelos de los estratos” o de la escuela de Gotinga. R. Smend101 señala que en los libros de Jueces y de Josué hay trazas evidentes de una ulterior redacción Dtr, no como meras glosas, sino una auténtica revisión102: El la llama DtrN (Nomista) porque pone un especial énfasis a la observancia de la Ley. Js 1,7 añade la exhortación de guardar la ley, sin desviarse a diestra o siniestra. En Js 1,8 se añade de murmurar la Ley con los labios continuamente, y en 1,9 se retoma el discurso precedente, que sería una clara evidencia de una reelaboración, sino es que de una verdadera intrusión posterior. De manera semejante, encontramos el mismo verbo Hzq (qz:åx] ser fuerte/

fortalecerse) del pasaje anterior y la misma exhortación hecha a los israelitas en boca de Josué antes de morir en Js 23,6. Ahí mismo se añade la exhortación de no mezclarse con los pueblos que habían quedado en la tierra. También se añade a la misma redacción Nomista Js 13,1-7 la advertencia o amonestación a no mezclarse con los otros pueblos que permanecieron en la tierra, que sería ajena a la concepción Dtr (cf. Js 21,43). Para Noth Js 13,1-22 era una inserción tardía respecto al primer Dtr, ya que 13,1 y 23 1b contienen la frase “Josué era viejo y entrado en años”. Para Smend sin embargo, 13,1 introduce una parte de DtrG, mientras 23,1 es una añadidura iniciada por DtrN. W. Dieterich señala la existencia de otra redacción que le llama DtrP (Profética), producida poco después de la caída de Judá, que se sitúa entre la

101 Cf. R. SMEND, Das Gesetz und die Völker. Ein Beitrag zur dtr Redaktiongechichte, in Fs. Von Rad Problem biblischer Theologie, München 1971, 494-509. cf. Idem, Die Entstehung des Alten Testaments, ThW 1, Stuttgart et al. 1978). 102 SMEND comienza con Js 1,7-9; pensamiento y lenguaje se puede encontrar también en otras partes, como en Js 23, Jc 1-2, que para Noth era una adición secundaria Dtr, sea el primer texto, como los otros.

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DtrG (la obra Histórica) y el DtrN (Nomista) porque incorpora una serie de materiales proféticos o de tendencia profética. Este segundo redactor sería el responsable de la introducción de los discursos proféticos y de las noticias de su cumplimiento al que DtrN, poco después de la liberación de Yoyaquim, habría añadido ulterior material y sus implicaciones teológicas. Está en campo la discusión acerca de la historia de la redacción Dtr. Sin embargo, Cortese asevera, acertadamente, que 1) quitar de la DtrG el tema fundamental de la ley (la DtrN de Smend) sería vaciarla de su contenido y mensaje principal; 2) Si DtrN no existe, y que el autor de DtrG es preexílico (contra Noth) no se ve porque DtrN no se identifique sustancialmente con la segunda redacción de DtrG, la exílica, que todos admiten103. Toda la historia que en ella se narra está fundamentada en el tema de la ley. El Dt es precisamente esta ley, puesta como fundamento de la historia que ella narra. El rótulo de la ley, descubierto bajo Josías, relatado hacia el final de la DtrG (2 Re 22) se identifica con ella. Si Josías se espanta cuando conoce la existencia del rollo y de sus amenazas, es porque toda la historia del reino de Judá no ha estado de acuerdo a la ley. Además, todos los reyes han sido juzgados a la luz de esta ley. El destino del reino del norte ha sido destinado al extermino desde el inicio porque su vida religiosa ha sido impostada y dirigida a los templos de Betel y de Dan, construidos bajo Jeroboám en contra de la norma de la centralización del culto de Dt 12. Cortese por tanto, prefiere hablar de una doble redacción, una preexílica (Dtr1) y una postexílica (Dtr2)104 para tratar de conciliar elementos divergentes. La hipótesis de Smend complica lo que de por sí ya es comprensible: No existe un DtrN porque todo la DtrG es nomista. Si uno priva del acento sobre la ley a Dtr, la priva de su contenido principal. Más bien tendríamos que hablar por lo menos de dos redacciones: Una antes de la catástrofe que se ciñe sobre el reino de Judá, en la época de Josías (Dtr1) que contendría el reflejo de una época histórica en la cual hay optimismo en varios puntos, puntos que estarían

103 E. CORTESE, C’è una redazine “Nomistica” nell’opera deuteronomistica?, LA 45 (1995) p 46. Enzo Cortese defiende la idea de Cross de dos solas redacciones lo que facilita y simplifica de mucho el problema. Primero porque hay una menos (p. 52) pero el argumento de peso es que contienen dos perspectivas claramente distintas, que resalen a dos situaciones históricas opuestas: una dominada por el optimismo y la esperanza, la otra bajo la sombra del pesimismo de la catástrofe experimentada (Ibíd.): “Está claro que el tema de la tierra, o el de la monarquía o el de la alianza, son vistos con una óptica muy diferente en el época de Josías o en la del exilio: en el primer caso positivamente, en el segundo negativamente”. 104 E. CORTESE, C’é una redazione “nomistica” nell’opera deuteronomistica?, LA (1995), pp 45-68.

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reflejados en el Dt primitivo y en la empresa que llevó a Josías a su famosa reforma. El dato más sobresaliente en esta primera redacción sería el hincapié sobre la observancia estricta de la ley como garantía de un futuro esplendoroso. La segunda reelaboración fue en pleno curso del exilio (con Noth) y se vería reflejada en la perspectiva general de la Obra histórico Dtr que hace el balance después de la catástrofe arguyendo que no hubo tal observancia, de tal manera que ahora Israel está pagando el justo precio de su obstinada conducta. Es posible que todavía haya habido otras elaboraciones. Quizá dos más. Por otra parte, como suele suceder, sus detentores del modelo de Smend difieren grandemente por lo que se refiere a la delimitación, datación, y las cuestiones principales de los “estratos”: así por ejemplo, Dietrich ubica los estratos durante el periodo que va entre el 589 y 560 a. C. mientras que Schmed los fecha todos del 560. Delante de este panorama, en el cual se comienza estratificar de mucho la DtrG (Lohfink, añade un DtrL (el redactor preexílico del tiempo de Josías que contendría una historia de la conquista; y un DtrÜ (el redactor final de la Historia Dtr en el periodo postexílico) lleva a afirmar a Thomas Römer: “Hay que ser muy prudentes al retomar una vez más seriamente la coherencia (a pesar de la gran complejidad) de la ideología y el estilo deuteronomista, y regresar, de cierta forma, a la postura de Noth”105. No hay duda entre los estudiosos que la DtrG manifiesta claros signos de revisiones ulteriores. Ya M. Noth admitía glosas y añadiduras posteriores. Pero tales revisiones están muy bien integradas en la concepción DtrG de la historia. Pero estas revisiones no necesariamente postulan la existencia de diferentes autores o círculos diferentes a los de DtrG, bien pudieron ser al interno mismo de los DtrG106. La cuestión bien planteada por Pederson me parece digna de nota. Primero cuestionar precisamente si se trata de una obra histórica y qué se entiende por ella, segundo si es “Dtr” y lo que se entiende con ello, y luego abordar el complejo problema de su cronología. Habría que definir estos términos con mucha claridad y con una fuerte argumentación. Aunque si existe una acuerdo

105 TH. RÖMER, “Le Deutéronome à la quête des origins”, p 70. Ideas que encontramos también en sus diferentes obras sobre la DtrG, principalmente, en su obra The so- Called deuteronomistic History, p 25. 106 R. ALBERTZ, Israel in Exile. The History and literature of Sixth Century B. C. E., Society of Biblical Literature. Atlanta, 2003, p 276.

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fundamental, no tenemos que darlo por sentado. ¿Es el exilio que da la pauta? Y también si sea solamente una lectura retrospectiva solo para aclarar el desastre que le ha sobrevenido a Israel, concretamente a Judá. Al parecer son pocos los textos que se cuestionan solo sobre estos puntos.

TH. RÖMER Para Römer, finalmente, tres periodos históricos son importantes para la comprensión de la DtrG: La reforma de Josías, el exilio y la época persa. La DtrG propiamente dicha (en el sentido de una narración extensa que va de Josué hasta el último rey de Judá) fue producto del exilio. Las fuentes en las que se basó fueron como una especie de “biblioteca Dtr” preexílica y que estaba constituida de rollos independientes y que conceptualizaba la reforma de Josías como la culminación de la historia (Dt 12:13-18). Esta Biblioteca preexílica contendría un proto Dt, un proto Josué y un proto Reyes. Estas tres entidades textuales habían sido influenciadas o modeladas por tres géneros diferentes y separados de la literatura Asiria, es decir, los tratados de vasallaje, los relatos de conquista y las crónicas entorno a los reyes. Al tiempo de Josías no había necesidad de reunir estos materiales independientes en un amplio marco histórico narrativo unitario. Fue la catástrofe la que obligó a una seria reflexión y ofreció la oportunidad de brindar un horizonte histórico. Los exiliados, altos oficiales de la élite de Jerusalén, se habrían llevado estos rollos (biblioteca) al exilio y, desde la perspectiva de los deportados en Babilonia, habrían escrito una obra histórica sistemática de Js a 2 Re, y que entendió la historia como el cumplimiento de todas las promesas de Yhwh, el consecuente fracaso de Judá al no cumplir con las obligaciones de la alianza, y su lamentable pasado de desobediencia e infidelidad, y el invariable castigo divinamente planeado bajo la forma de exilio (Dt 12:8-12). Ellos estructuraron la historia de acuerdo a los grandes discursos, comenzando con el gran discurso Moisés en el Dt prototipo del profeta y mediador. La muerte de Moisés en Dt 34 fuera de la tierra, sin poseerla, debería ser muy elocuente para los exiliados, entre otras adiciones hechas en esta época (Dt 1-3*; 5*). Posteriormente fue actualizada en la época persa, una vez más, de frente a los problemas que encontraron los que regresaron del exilio (Golah) en Cisjordania (Dt 12:2-7). Por cuanto sugestiva la hipótesis de Römer, el cual se basa en el

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análisis de textos que aísla de los conjuntos mayores, principalmente sobre la base de irregularidades e incongruencias, pero principalmente sobre la base de diferentes ideologías y énfasis tópicos, plantea sin embargo varios problemas. 1) Primero: la existencia de una biblioteca de distintos rollos Dtr en el periodo de la monarquía tardía, y una redacción ya Dtr es improbable. 2) El Dt se comprende mejor en su ambiente josiánico como resultado del esfuerzo que generó toda la historiografía Dtr. Esto quiere decir, a decir de la mayoría, que el Dt no se originó antes de Josías. 3) En fin, el libro encontrado en la historia de 2 Re 22-23 no es nada más que un “mito fundacional” sin una base histórica y que este episodio entró en el texto de 2 Re 22-23 solo en la época persa. 4) Un mayor problema se puede anotar al hecho de una escuela que haya reelaborado el material en diferentes épocas en un periodo de tiempo demasiado amplio. Desde sus inicios en la época de Josías, la obra en sí exílica, y su actualización en época persa. El argumento más fuerte de un proto Dtr, proto Js y proto Re, se encuentra cuando afirma que estas tres entidades textuales fueron formuladas o influenciadas por tres diferentes géneros de la literatura asiria, es decir, los tratados de vasallaje, los relatos de conquista y las crónicas de los Reyes. Römer rechaza la idea de que alguien haya puesto juntos en una historia prolongada estos tres bloques a la época de Josías porque no había necesidad. Fue solamente el exilio, y la necesidad imperiosa de dar sentido al fracaso pudo haber llevado a la historia Dtr a un amplio horizonte histórico.

Hacia una síntesis, nuevas orientaciones

1.- Podríamos decir que los consensos generalizados son: sí existe una historia deuteronomista que va de Js a 2 Re, que conoce su forma fundamental durante la época del exilio en Babilonia, pero que usó fuentes antiguas; determinante también fue la época de Josías y los materiales conectados con él, y que

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seguramente sufrió varias reelaboraciones, si queremos llamarlas actualizaciones, o para decir con Brüggemann “apropiaciones”, en los periodos sucesivos (persa y helenista). Más breve no se puede. De ahí se desprende sin embargo toda la problemática, incluso en esta breve lista de consensos. No cabe duda que uno de los consensos de los estudios antiguos, como actuales, es el fenómeno (o como se le quiera llamar) Dt/Dtr para la comprensión de los libros Históricos, llamados profetas anteriores, y en sí, para todos los libros del Antiguo Testamento, como el elemento clave para la comprensión. No obstante, los presupuestos, los métodos y las conclusiones, no siempre son las mismas y difieren grandemente. Es más había que clarificar el término tan usado y desgastado de Dtr. “La designación "Historia deuteronomista" expresa la convicción de que una importante empresa en la autoría o en la redacción tuvo lugar en algún momento, poco antes o poco después de las debacles de 597 y 586. Usando fuentes heredadas, en cierta medida, esta empresa da a la luz una narración literaria continua, en un orden cronológico que describe una parte de la historia de Israel en la tierra. Esto se hizo sobre la base de las perspectivas teológicas característica del libro de Deuteronomio. La narración más tarde sufrió posteriores revisiones y fue eventualmente dividido en libros individuales”107. En cuanto a la autoría, Noth, un autor individual, otros, una “escuela Dtr”, otros lo ubican en los levitas (Von Rad), Gottwald acepta que el Dt y los libros siguientes (Js-Re) son un intento de mediación por los historiadores entre los sacerdotes y los profetas con la finalidad de institucionalizar la enseñanza profética108. Por cuanto se refiere a la época, como hemos señalado, para otros se ubicaría antes de Josías, durante o después de Josías. 2.- Se ha hablado de la revolución introducida por los responsables de Dtr en cuanto a la teología, el culto, la política e incluso en la alteración de los valores sociales y morales, en términos de desmitologización, centralización y secularización, como lo hace Weinfeld109. Recientes estudios entorno a Dt han 107 R. D. NELSON, A response to Thomas C. Römer in “In Conversation with Thomas Römer, The So-Called Deuteronomistic History, ed. Raymond F. Person Jr., Journal of Hebrew Scriptures 9 (2009) 17, p. 5 108 Cf. N. K. GOTTWALD, A Light in the Nations. An introduction to the Old Testament, Harpe&Row, London 1959, p 234 ss. 109 Cf. M. WEINFELD, Deuteronomy and Deuteronomic School (Oxford: University Press, 1972; 191-243; N. LOHFINK, contradice y refuta cuanto afirma Weinfeld, puesto que para él la tesis de Weinfeld se basa en una interpretación errónea de la evidencia. La evidencia es mucho más

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sugerido la idea de que más que enfocarse el Dt sobre la centralización de un único lugar de culto, se centraría más bien en subrayar la soberanía de Dios que determina dónde quiere que se le rinda culto, más que restringir el número de santuarios legítimos de culto. También hay controversia entre aquellos que ven el Dt un programa de centralización y desmitologizacion y sobre la naturaleza exacta de la reforma; quienes postulan que se trató más bien de un “ideal utópico”110, o quienes sostienen la puesta en práctica de la centralización. De la misma manera se discute si el programa de reforma favorece o se opone a la monarquía judaita. Además la cuestión entorno al ambiente y el auditorio se discuten entre aquellos que consideran la centralización y la desmitologización como núcleo del Dt. 3.- los estudios actuales no hacen más que refinar los antiguos debates. El argumento de Noth de un autor singular que usa diferentes fuentes para explicar las discordancias dentro del texto unitario DtrG, la nueva crítica se resiste a conceder. La razón por la cual la crítica se ha inclinado más fácilmente a la hipótesis de Cross es porque da cuenta de las discordancias al interno de la DtrG, principalmente en los libros de los Reyes, y al mismo tiempo porque ofrece bases coherentes teológicas e históricas para la diferenciación de dos estratos o capas en DtrG. Por otra parte, la carencia de las diferentes redacciones de la escuela de Gotinga (Smend) es que tanto DtrP y DtrN carecen de sólidas bases tanto teológicas como históricas. Es útil preguntarse si es lícito separar diferentes estratos solo sobre las bases de motivos temáticos, tales como el profético o el nomístico, para fragmentar en varias redacciones la unidad básica de la DtrG. Esto supondría probar que realmente los materiales proféticos están en franca oposición con los “nomistas” al punto de imaginar dos manos completamente diferentes. También habría que preguntarse si es que habría algunas situaciones concretas durante el corto periodo de tiempo que hayan suscitado, y exigido una reelaboración de la DtrG. 4.- La hipótesis de la redacción josiánica de Cross es llamativa, puesto que cada vez es mayor la evidencia y mayor el número de estudiosos que se adhieren a ella, de ver una redacción antigua de los libros de Reyes, principalmente por las características formales como las fórmulas de ascenso o sucesión, las fórmulas de juicio, el tema de David, o la actitud hacia los altos lugares (Bamot). Ciertamente existe controversia en torno a la reforma de

compleja de lo que él piensa. N. LOHFINK, The Destruction of seven nations in Deuteronomy and the mimetic theory, p 104. 110 Así N. LOHFIK, “Song of Power”, pp. 336-352.

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Josías, si el Dt es la base de ella, o bien, como Crónicas parece asegurar, la reforma ya estaba en acto cuando fue hallado el libro. De cualquier forma, Desde de Wette, la reforma ha sido considerada como crucial en cuanto que trastocó fundamentalmente toda la vida de Judá. Eliminando los santuarios locales, Josías transforma toda la vida política y religiosa de la nación. La función judiciaria, la ofrenda de los sacrificios, propias de los sacerdotes locales fue restringida: Se centra todo en Jerusalén y la peregrinación hacia Jerusalén es exigida y necesaria en el Dt (Dt 12,26; 14,25) 5.- La relación del Dt con la DtrG. Sobre este punto las opiniones divergen. Algunos han querido ver, no obstante toda la evidencia contraria, las mismas fuentes individuadas para el Pentateuco, de manera especial para el libro de Josué. Para Alt y Noth el Dt sería la primera pieza de la obra histórica DtrG, considerando Dt- 2 Re como y producción literaria única. Es de alguna manera la opinión más generalizada. Por otra parte, Von Rad y sus discípulos hablan más bien de Hexateuco de tal manera que vincula a Josué con el Pentateuco, como parte de la producción literaria que está compuesta básicamente por la teología sacerdotal, que comprendería desde los orígenes (Gn 1-11) hasta la conquista (Js) y tendría como ambiente vital su origen en ambiente cultual, de tal forma que tendrían que ser considerados de origen sacerdotal, y finalmente está la pregunta si existe una alternativa de explicación de los libros históricos que no sea la clásica DtrG. De cualquier manera, y en términos generales, la posición del Dt es clave puesto que concluye el primer bloque de la Biblia Hebrea (Pentateuco, Toráh) pero al mismo tiempo, funciona como prólogo a los libros llamados históricos (o profetas anteriores) y para Noth constituye el inicio de su llamada Obra histórica Dtr. No nos maravilla que muchos han considerado el Dt como el centro del AT. Permanece por tanto clave para la comprensión del Pentateuco como de los libros históricos. Sin embargo la discusión encendida vierte sobre el origen y formación del Dt, la eventual redacción Dtr etc… 6.- El periodo del exilio como filtro plural de las tradiciones. No es suficiente solamente resaltar de este evento las implicaciones militares, políticas y sociales111, sino también hay que tener presente los elementos culturales, religiosos y otros elementos importantes, pero sobre todo la hermenéutica que

111 Baste citar los traumas de una conquista manu militari, tiempos turbulentos, la textura de la vida humana formada y deformada por las predadores militares, la extrema desestabilización, la inseguridad, las convulsiones sociales., de los cuales hablan muchos libros que abordan el tema del exilio.

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se enfrenta con las cuestiones teológicas de “la tierra” y el exilio. Es decir, no solo ver las implicaciones militares de una derrota sociopolítica, sino como lo intuyó Noth, el verdadero sentido de la historia que los escritores quisieron enseñar, el plan de Dios. Es cierto que para el escritor bíblico no son determinantes los eventos históricos en cuanto tales para motivarlo a revisar tradiciones viejas tal punto de generar su DtrG. No es suficiente afirmar que fue el evento del exilio que motivo a los Dtr a escribir la historia, sino que es también verdad que su lectura de los acontecimientos está determinada al mismo tiempo por la naturaleza y el plan de Dios a la luz del cual ellos escriben. Por tanto ellos dependen de la tradición continua religiosa, más que de un evento puntual, histórico. Esto quiere decir que el exilio no solo es una coordenada histórica, sino también teológica, un tópos teológico en el cual los escritores bíblicos tenían que confrontar con los designios de Dios. De tal manera que el exilio112 representa el incidente histórico que permite una nueva comprensión misma de Dios y su revelación y la nueva manera de relacionarse con él. Esta reflexión es influenciada, catalizada, formada por el exilio. 7.- EL ÚLTIMO REDACTOR. Hay mucho que hacer a este respecto. La importancia del redactor exílico llega a ser determinante más que las elaboraciones anteriores. La pregunta entonces es qué función tiene la DtrG en el contexto del exilio. Está claro que el redactor de la entera obra no crea una obra de la nada. Ellos han heredado una gran variedad de literatura de diferente tipo que hunde sus raíces atrás en el tiempo y estos materiales constituyen la mayor parte de la historia. Hay referencia al uso de estos materiales en el curso del relato (Js 10,13; 1 Re 11,41; 2 Re 16,19); otros materiales parecen haber tenido una vida independiente fuera de su contexto actual (e. g. El relato del arca 1 Sm 4-6; la lista tribal en Js 13-21). Por otra parte, muchas unidades respondían a diferentes necesidades y contenían diferentes perspectivas. De tal manera que cualquier hipótesis, aunque sea la de la doble redacción, simplifica de mucho el problema. Es, tal vez, preferible suponer la existencia de una escuela que estuvo a la obra por mucho tiempo, por varias generaciones, quizá desde Ezequías (715- 687 a. C.) hacia adelante. La forma final ciertamente es exílica. Y es la que cuenta.

112 Vale la señalización y delimitación que hace C. R. SEITZ, Theology in Conflict: reactions to the Exile in the Book of Jeremiah, p 8: El historiador moderno tendría que acercarse a las fuentes bíblicas con un cierto grado de circunspección. El Antiguo Testamento, incluyendo aquellos relatos que se podrán aproximar más a “las crónicas históricas”, es, por todas partes, conscientemente teocéntrica, selectiva en lo que escoge narrar, y solo ocasionalmente con el género de información histórica y sociológica de importancia para el historiador moderno”

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8.- En fin, la variedad y multiplicidad de los métodos sincrónicos, aplicados a este bloque de tradición, no nos puede que llevar a la conclusión que los métodos diacrónicos han dicho mucho, pero no lo que realmente se esperaba de ellos. El empleo y el incremento de la sincronía no puede ser más que el síntoma de que el método histórico crítico se está quedando mudo. Lo mismo vale para la cuestión del Pentateuco.

FUENTES A carácter general mencionamos aquí solamente la idea de que los redactores Dtr no trabajaron ex nihilo, de la nada, y compusieron su obra de un solo golpe. Hemos hablado ya de por lo menos dos reelaboraciones, una josiánica y la otra exílica. Seguramente trabajaron sobre documentos y tradiciones a las cuales hacen referencia a lo largo de la obra113 Algunos, como hemos ya visto, sobre todo los sostenedores de la teoría del Hexateuco (G. von Rad y otros) quisieran aplicar los mismos criterios y llegar a las conclusiones semejantes a las del Pt. Es simplemente inaceptable. Aquello que sorprende, incluso a un autor descuidado, es que el Dtr menciona y elogia a los reyes como Ezequías y Josías, si bien su política no fue más que una ruina, mientras que por otra parte juzga y critica negativamente a otros soberanos que se sabe eran de primer plano y su política la ejercieron de una manera conveniente (Como Omri y Ahab). Por lo que se percata inmediatamente del carácter compuesto y parcial de la obra y su marcado interés religioso. La historiografía del Dtr está escrita claramente desde un punto de vista teológico, y su intento no es el de narrarnos la historia de Israel en el sentido de "historia" que tenemos. La escuela a Dtr trata de explicar la situación presente, dirigiendo su mirada hacia atrás, por lo cual la elección y recolección de materiales viene efectuada con relación a esta perspectiva.

113 “Libro de Yasshar (justo, derecho)” (Js 10,13); “rv"+Y"h; rp,seä (2 Sm 1,18); “Libro de los hechos

de Salomón” hmol{v. ymeg"tpi rp;s. (1 Re 11,41); “Libro de las historias de los reyes de Israel”

`lae(r"f.yI ykeîl.m;l. ~ymiÞY"h; yrEîb.DI rp,se (1 Re 14,19); “Libro de las historias (crónicas) de los reyes de

Judá” (1 Re 15,7; Cf. 1 Re 16,1), etc….

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LOS MATERIALES, en términos generales, sobre los cuales trabajo esta escuela son114: a) Informes oficiales (2 Sam 8,16-18; 26,23-26; 23, 8-39) de los altos funcionarios de David y sus principales encargos militares. b) Memoria oficial: Sería el caso de la renovación de la alianza bajo Josías (2 Re 22, 3-30; 23, 1-3. 21-23). c) Anales oficiales o diarios, redactados en el palacio o en el templo a los cuales hace referencia diferentes veces (1 Re 11,4; 14, 19.29). d) Exposiciones históricas. f) Sagas: El Dtr poseía sagas de Héroes y caudillos, elaborados teológicamente e interpretados de igual manera (Js 1-11; Jc 3-16; 1 Sam 11, 13; 17). g) Leyendas locales: Etiológicas. h) Leyendas cultuales y sacerdotales (Jc 6,11-24; sacerdotales 1 Sam 1-4). i) Leyendas sobre los profetas, independientes y que no se encontraban en ningún archivo, sino que se contaba sólo con la tradición de los círculos de los discípulos de los profetas. Los más importantes son Elías, Eliseo e Isaías.

Unidad y diversidad en DtrG Como hemos visto, la crítica se mueve entre dos polos: quienes, que son la mayoría, se orientan hacia una obra unitaria, Dtr, y algunos, los menos, hacia una elaboración individual de los libros. Sin embargo, esta última es difícil de demostrar por varias razones. 1.- El inicio de los libros indican muchas veces de alguna forma la retoma de la historia que ya antes ha comenzado, indicando con ello la relación de dependencia entre bloque (libro) y bloque (Cf. Dt 1,1; Cf Nm 36,13; Js 1,2, Cf Dt 34; JC 1,1; 1 Re 1,1; los últimos dos casos presuponen la narración precedente más bien de manera general. 114Cf. N. LOHFINK, Balance después de la catástrofe, p 275 ss.

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2.- Los temas se van desarrollando in crescendo de libro a libro. La promesa de Dios hecha primero hecha a David en 2 Sam 7, se desarrolla en 2 Re 2,2-4, donde se pasa de David a Salomón, con un nuevo énfasis en la necesidad de que el rey sea fiel a los mandamientos de Dios. 3.- Hay continuidad en la trama básica y en su desarrollo (Israel que se posesiona de la tierra, lucha por constituirse en una entidad política (menarquía), la historia de la separación de los dos reinos y su respectiva caída), personajes (Moisés, Josué, Jueces, Samuel, Saúl, David, Salomón, Reyes buenos y malos, profetas). Esta homogeneidad y continuidad en línea histórica y las características de estilo, en sí no prueban una autoría única, aunque si son decisivas para la hipótesis de la DtrG. 4.- Sin embargo, la diversidad del material a veces irreconciliable (por ejemplo la promesa davídica, y en sentido más amplio, la lucha por el poder, que difícilmente se puede explicar en el ámbito del exilio (que en el supuesto de la doble redacción).

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INTRODUCCIÓN ESPECIAL

EL LIBRO DE JOSUÉ115

El libro de Josué es el primero de los profetas anteriores según el canon hebreo, y el primero de los libros históricos para los cristianos. Al estado actual el libro tiene una aparente unidad, con un prólogo, un "Corpus" y un epilogo. Josué se presenta como libro desconcertante por varios motivos: el principal de ellos es la serie de matanzas de poblaciones enteras. El mismo concepto de guerra santa, problemas que tienen que ver con la historia y el mensaje que quiere trasmitir, entre otras cosas menudas. La tradición rabínica consideraba a Josué como autor del Libro (Cf. Baba Bathra 14b) y durante mucho tiempo fue también la opinión de los cristianos. La consideración que hacíamos en el Pt de Moisés autor del Pt, es la misma que hacemos aquí, dado que Josué habría escrito circunstancias y modalidades de su propia muerte (c 24) lo que resulta prácticamente imposible.

COMPOSICIÓN LITERARIA La unidad que presenta el libro de Josué es sólo aparente. En efecto se notan en él, para la crítica literaria, discrepancias y diferencias de estilo y narración116. El libro aparece más bien como un conjunto de varios documentos agrupados en una época posterior a la de Josué. 115 I. HUNT, Josué y Jueces, Sal Terrae, Santander; F. M. ABEL, Josué, París 1958. M. L. A. SCHOKEL, Josué y Jueces, Cristiandad, Madrid 1973; G. AUZOU, El don de una conquista. Estudio del libro de Josué, Fax, Madrid 1967; G. PÉREZ RODRÍGUEZ, Josué en la historia de la salvación, Casa de la Biblia, Madrid 1972; J. A. SOGGIN, Joshua, Old Testament Library, SCM Press Ltd, London 1972; PH. ABADIE, El libro de Josué. Critica histórica, CB 134, Verbo divino, 116Para otros elementos en contra de la unidad de Josué Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 282.

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Existen sustancialmente dos hipótesis: La teoría documentaria y la historia de las formas. a) La Teoría documentaria: Wellhausen, sostenedor del Hexateuco, considera al libro de Josué como la lógica conclusión de los cinco primeros libros de la Biblia. Por este motivo prefiere hablar de Hexateuco y no de Pentateuco117. Para Wellhausen y sus seguidores, el libro de Josué habría sido compuesto mediante la fusión de los documentos J, E, D y P que se habían individuado para el Pentateuco. Según esta teoría la época redaccional iría desde el X o IX siglo a. C, con retoques de un redactor (600 a. C) a J y a E, ilustrando la doctrina del Dt y después del exilio un redactor P le habría dado la forma definitiva. Aproximadamente hacia el 200 fue completado, cuando fue introducido entre los profetas anteriores. Pero esta teoría, aceptada en pasado, hoy no se sostiene más. El libro de Josué en efecto, aparece diferente al problema del Pentateuco, ya sea como forma, ya sea como contenido. Aquello que queda fuera de discusión por los críticos es la redacción deuteronomista del libro de Josué. b) Por otra parte, es mérito de A. Alt118 y M. Noth119, ver en el libro de Josué, en su forma y contenido, tradiciones que son diferentes a las del Pentateuco y que no tienen nada o poco en común con el Pt. Noth incorpora el libro de Josué a la obra histórico deuteronomista que termina con 2 Re, de la cual el Dt no es más que el prólogo a esta larga historiografía. Un redactor deuteronomista se habría servido de escritos anteriores. El primero de estos escritos sería:

117Cf. J. WELLHAUSEN, Die Komposition des Hexateuchs, Berlin 1899. 118A. ALT, Die Landnahme der Israeliten in Palästina, Leipzig 1925. Alt no estaba de acuerdo que la influencia sobre la vida y la religión de Israel se buscara exclusivamente en Mesopotamia. El AT da amplias pruebas de la relación constante de Israel con Egipto a lo largo del periodo bíblico. También fue de los primeros que le dieron una nueva orientación a los estudios bíblicos desde la perspectiva de la geografía histórica, y quien también aseveró que, tanto el reino del Norte como el reino del sur, existieron como dos asociaciones de tribus separadas, reunidas sólo con David. Finalmente fue quien echó las bases para una nueva comprensión de la conquista de la tierra de Canaán: en realidad no fue una conquista planeada y concentrada, que se pueda adscribir a una particular fecha, sino el producto de una posesión gradual de los territorios deshabitados. Lo que recuerdan Js y Jc son las luchas que sucedieron entre estos y los habitantes de las ciudades estado cananeas. 119M. NOTH, Das System der Zwölf Stämme Israels, Stuttgart 1930; Idem, Das Buch Josua, Tübingen 1953 2ª ed.

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a) "El relato de la conquista", compuesto hacia el 900, por un redactor de Judá que, a su vez, se habría servido de relatos etiológicos de origen benjamita y que habrían sido en el santuario de Gilgal (2-9), así como relatos de guerra con un interés puramente local (cc 10-11; 1-9). b) El segundo escrito del cual el redactor se sirvió. Noth lo llama "descripción de Palestina" que se encuentra en los capítulos 13 a 21 y que sería posterior a la reforma de Josías. Este escrito habría nacido de la fusión de un documento anterior a la fundación del reino de David que precisaba los confines geográficos ideales de las 12 tribus. c) El otro escrito sería una lista de localidades de Judá, a la época de Josías. Esta teoría es aceptada por una buena parte de críticos, pero, al mismo tiempo, hace surgir algunas dificultades: Las opiniones se dividen por lo que respecta a los materiales que están a la base del libro de Josué y entorno a las transformaciones que han sufrido estos materiales. Dada la substancial aceptación de esta teoría, se ha llegado a la conclusión que Josué ha sido compuesto por uno o más autores, utilizando tradiciones y documentos de una antigüedad notable, pero posteriores a la época de Josué. Prueba de esto es que el mismo libro de Josué afirma que fueron utilizados documentos escritos (10,13: ¿No está esto escrito en el libro de Jasher?). Que el libro haya sido compuesto sobre la base de documentos posteriores a la época de Josué nos lo dice la frase varias veces repetida "Hasta el día de hoy" (Js 4,9; 5,9; 6,25; 7,26; 8,29) que hace una comparación entre el tiempo del redactor y el tiempo de Josué. Así pues, tal parece que la composición del libro de Josué habrá que situarla en el tiempo del exilio en su forma más reciente, cuando, teniendo como base el Dt, la historia del pasado era iluminada para el presente y para el futuro. Los compiladores Dtr habrían retocado el material de las tradiciones ya combinadas en una forma más o menos amplia, por ej. el c 1, o la introducción de los vv 1-9, la profesión de fe puesta en la boca de Rahab ( 2,9; Cf. Dt 4,39) etcétera.

CONTENIDO

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El libro de Josué, en general, se divide claramente en tres partes: La primera (1-12) evidentemente es aquella que comprende el relato unitario de la instalación en Canaán por parte de las 12 Tribus de Israel bajo la guía de Josué. Las doce tribus de Israel atraviesan el Jordán, fijan su campamento en la zona de Guilgal, cerca de Jericó, ocupan Jericó y luego ‘Ay, se efectúan dos expediciones, la primera al sur y la segunda al norte. La narración, sin embargo, no considera muchas zonas. ¿Cómo es que llegan al norte sin haber ocupado la zona central? Sabemos solamente que Israel tenía bajo su control a Siquem y sus santuarios (8,30 y c 24), pero no se nos dice en qué manera los obtuvo. La segunda trata de la división del país (cc 13-21). Son consideradas sólo las tribus cisjordánicas, puesto que las transjordanias ya habían recibido su parte antes de atravesar el Jordán. La tercera y última parte nos narra lo sucedido en la asamblea de Siquem (23 y 24). El capítulo 23 es exquisitamente Dtr y el capítulo 24 es una versión Dtr reelaborada.

ASPECTOS LITERARIOS Los problemas particulares que el libro de Josué pone son los siguientes: La versión unitaria de la conquista de Js y la fragmentaria que encontramos en el libro de Jc. Como hemos ya podido notar, el libro de Josué aparece como el fruto de una larga y compleja actividad literaria, en el que convergen un buen número de tradiciones, documentos, informaciones obtenidas de diferentes fuentes. Por lo tanto la posición de Y. Kaufmann120, es inaceptable, puesto que él piensa que el libro de Josué relata los eventos de la conquista, históricamente atendibles, escritos por un autor, un testigo cular de los eventos, poco después de los acontecimientos, con un estilo Dtr. Tal posición, aunque si descarta las fuentes utilizadas en el Pt y admite la obra histórico Dtr, no tiene en cuenta a la crítica literaria, histórica y de las tradiciones121. La instalación, para Kaufmann de

120Y. KAUFMANN, The Biblical Account of the Conquest of Palestine, Jerusalem, 1953. 121Cf. R. de VAUX, Histoire Ancienne d'Israël, I, Gabalda, Paris 1973, p 445.

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ninguna manera fue pacífica, sino más bien manu militari122, por todas las tribus y bajo la perfecta guía estratégica y táctica de la personalidad excepcional de Josué. Jc 1 no estaría en contradicción con la presentación de Js, sino que sería más bien la continuación histórica de los acontecimientos narrados en el libro de Josué. El carácter compuesto, el material diverso y la redacción Dtr del libro de Josué son actualmente reconocidos por un buen número de estudiosos. Aquello que da una cierta unidad aparente al libro de Josué es la misma persona de Josué, sin duda. Es precisamente la persona de Josué que une ciertos relatos aparentemente sin ninguna conexión. A esto habrá que añadir, sin más, la redacción Dtr que le da su impronta personal, siguiendo el principio de que la historia de Israel viene juzgada positiva, o negativamente, en base a la fidelidad a la alianza con Yhwh (Cf. Dt 28,1-2).

La recomposición del Josué123: a) Al origen habrá que poner sin duda a las tradiciones orales muy antiguas, posteriormente puestas por escrito, que bien podrían haber sido el "relato de la conquista" y "la descripción de la Palestina", según Noth. Estas tradiciones se desarrollaron cerca de los santuarios, en la recitación litúrgica, especialmente en los santuarios de Siquem y de Guilgal. b) El material etiológico (leyendas etiológicas): Este es el punto de partida de A. Alt y de Martin Noth. Estas leyendas etiológicas tratan de explicar los "porqués". Así la leyenda etiológica, para Alt, se basa en hechos pasados que se hacían sorprendentes en la época en la que se producían. Y estas eran presentadas como consecuencias de hechos históricos de la conquista. Estas

122KAUFMANN distingue cuatro tipos sucesivos de guerras: a) de conquista: Nm 21-Jc 1; b) de tributo: Esta guerra es la sucesiva a la penetración en la tierra de Canaán, en donde no se renuncia a arrojar a los cananeos fuera de su tierra, sino que se les obliga a la fajina; c) de liberación: Periodo de los jueces e inicio de la monarquía (Jc 3-1 Sam 31), 4) de imperio: Reinado de David y Salomón. 123Cf. I. HUNT, Josué y Jueces, Sal Terrae, Santander, 1969, p 9.

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leyendas etiológicas124, para Alt, eran perfectas, autónomas, cerradas en sí mismas y no dependían de contextos más amplios. Según De Vaux125 los estudios recientes han clarificado un poco el concepto de Etiología. Etimológicamente significa "la ciencia de las cosas", es decir, es aquella parte de la ciencia que se ocupa de las causas que producen determinados efectos, o cuyos efectos pueden ser experimentados en el presente. Después de Gunkel, los biblístas, cuando hablan de etiológico entienden los relatos que explican el origen de un nombre personal, o de un pueblo o de un lugar, un accidente de la naturaleza, un uso, un comportamiento, o un rito que persiste "hasta el día de hoy"126. Cuando se habla de un relato que trata de explicar un determinado evento, parece ser que se piense que todo se trate de una invención, es decir, que ese relato esté allí para justificar por qué se encuentran esas doce piedras en Guilgal. Pero no es así. En origen el que narraba la historia creía que era verdaderamente así. Childs, por su parte, trata de mostrar que en realidad las formula "hasta el día de hoy" no tiene solo la función de justificar, sino que se trata, en la mayoría de las veces, de un testimonio personal, añadido a la tradición que lo transmite y que este testimonio lo confirma. Además afirma que en al mayoría de los casos es redaccional. Dice de Vaux: "Hay que admitir que en muchos de los relatos, las características etiológicas son secundarias y que existen pocos relatos que sean completamente etiológicos"127. De hecho, ¿de dónde pudieron haber venido las ideas de la destrucción de ciudades cananeas, si los israelitas nunca tuvieron combates con ellos? Decir etiológico no equivale a decir a invención o leyenda. c) A esto habrá que admitir ciertos datos oficiales geográficos acerca de los territorios ocupados por las tribus.

124Por ejemplo: Las doce piedras de Guilgal, (Js 3), el collado de los prepucios (5,2 ss), la destrucción de Jericó (6), las ruinas de 'Ay ((8,1-29), el tratado con los gabaonitas y con otras tres ciudades y como los gabaonitas eran afectos al culto (9), y porqué la gruta de Maqeda estaba clausurada. 125R. De VAUX, Histoire, op. cit. I, 448. 126Cf. B. S. CHILDS, A Study of the formula "until this day", JBL 82 (1963) 279-290, que según él, esta fórmula es, en la mayoría de las veces, una aclaración redaccional sobre tradiciones ya existentes, aunque en la opinión de Childs en realidad es difícil determinar en cada caso si se debe esta expresión fue añadida por el historiador o se la debe a sus predecesores literarios. 127R. De VAUX, Histoire, I, p 449.

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d) La redacción Dtr. Para la mayoría de los estudiosos, no cabe duda que el libro de Josué hace parte de la obra histórico Dtr. Es evidente que el libro de Josué no pretende dar un cuadro detallado por lo que se refiere a la conquista de la tierra de Canaán. Existen de hecho muchos territorios que no se mencionan siquiera y muchos vacíos en la narración. Estos y otros problemas que conciernen el carácter incompleto de la narración, se deben a que, estando al texto de Josué, no se logra reconstruir de una manera clara el desarrollo de la conquista. De hecho, por una parte, el libro de Josué relata la conquista por obra de Josué de una manera completa (todo Israel, Toda la tierra de Canaán) con sólo dos campañas militares y por otra parte, en el capítulo 13,1-5 nos dice que la conquista fue sólo parcial, y que duró por muchos años (11,18), donde los israelitas bajo la guía de Josué experimentaron no sólo las victorias, sino también derrotas, puesto que Josué no logró apoderarse de Jerusalén (15,65), ni de Gezer (16,10) ni de las ciudades fortificadas de la llanura de Esdrelón.

Pensamiento teológico El Libro de Josué trae a la memoria inmediatamente la guerra, Jericó y sus murallas que se desploman ante la llegada de los fatigados hijos de la promesa y del desierto y, además el fenómeno astrológico del día más largo de toda la historia del mundo, con la famosa polémica medieval del caso Galileo Galilei y Josué: “Detente, oh Sol”. Todo lleva un tono triunfalista y épico que narra cómo Israel se va posesionando de la Tierra prometida a sus padres. Además de la ramera de Jericó que ayuda a los espías israelitas, Rahab128, la avidez de Acan, y el pacto con los gabaonitas. E libro de Josué, leído en su conjunto, es un testimonio de la soberanía absoluta de Dios, sobre el cosmos, sobre los enemigos de Israel y sobre el mismo pueblo de Israel. Aunque tradicionalmente el libro se llame “Josué” el verdadero protagonista de la historia y del libro es Yhwh que gobierna todas las cosas y la historia. Que ordena y castiga la desobediencia, que da y quita la tierra, y exige una dedicación absoluta, sin rivales ni contrincantes. Él es el único Dios de todo.

128 Esta ramera de Jericó, tuvo sus repercusiones hasta en el NT, ya que Mt no tiene ningún problema en ponerla en el árbol genealógico de Jesús y la epístola a Hb alaba la fe de Rahab.

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Todo el libro manifiesta una tensión muy fuerte, entre la fidelidad a la Palabra de Dios (lo que Dios quiere), y su cumplimiento por parte del pueblo. Entre lo que Dios quiere y lo realizado por el pueblo se encuentra el mensaje de Js: fidelidad a la Palabra de Dios, fidelidad a la alianza. No cabe duda que se trata de una excelente forma de parénesis, de enseñanza para quien vivía tiempos completamente distintos a los protagonistas del libro (ya sea desde la época de Josías o el exilio) y que veía cómo ya desde entonces Dios se había mantenido fiel en todo lo que había prometido, sin duda; el pueblo no tanto. La obediencia garantizaba la posesión de la tierra, cual ecuación matemática. La desobediencia la ponía en cuestión. La balanza se hizo del lado de la desobediencia y esto vendría a explicar cómo es que Israel perdió la posesión de la tierra que, por parte Dios, había sido cumplida cabalmente. De lo dicho anteriormente, tendría que resultar claro que la finalidad de este libro es, ante todo, religiosa. Las antiguas tradiciones que la redacción Dtr recoge, narrando los episodios más sobresalientes sobre la conquista, tienen toda la intención de demostrar que ha sido Yhwh quien tiene plena posesión de la tierra de Canaán y la da gratuitamente a su pueblo. El hilo conductor del libro de Josué es la alianza entre Yhwh y su pueblo. Yhwh cumple sus promesas dando la tierra de Canaán (Cf. 1,3.6.11; 23, 5.14; 24,13). Este es el "leit motiv" que predomina el libro de Josué. No fue Israel quien conquistó la tierra de Canaán, sino Yhwh es el verdadero poseedor. El libro de Josué subraya, además, la fidelidad de Dios a sus promesas: “No falló una sola de las buenas palabras que había formulado Yhwh a la casa de Israel" (21,45). Frase que condensa todo el mensaje del Libro. El don de la tierra es la grande señal de la fidelidad de Yhwh a sus promesas, así como también una manifestación de la potencia de Yhwh en el cumplir lo que él promete. La fidelidad de Dios a sus promesas y a su alianza, son dos temas fundamentales de la teología del libro de Josué. Las proezas de Josué revelan que Dios está con su pueblo cuando éste le obedece. A la fidelidad de Yhwh corresponde (O debería corresponder) la fidelidad de Israel, por lo que respecta a las obligaciones de la Alianza. Probablemente este estrato pertenece a la primera redacción Dtr, de la época de Josías. Los israelitas tendrían que seguir el modelo de sus líderes: Josué- Josías, ambos viven de acuerdo a la ley de Dios, ambos celebran la pascua, ambos defienden los derechos de los pobres y marginados (Cf., Josías, Jr 22,15-16). Para el auditorio de la época josiánica,

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el mensaje era más que claro: Los israelitas tenía que imitar el ejemplo de sus líderes: fieles al único Dios y garantes del derecho y justicia a los pobres. Pero para los exiliados el libro de Josué ha de haber significado un duro golpe: Habían perdido la tierra. Entonces resonaba Josué otra vez reclamando las obligaciones de la fe y culto exclusivo a Yhwh. En cuanto a mí y a mi familia serviremos sólo a Yhwh (Js 24,15). Josué no solo recuerda a los israelitas del exilio que habían de luchar en contra de todo lo que sonaba a cananeo, sino también presenta modelos positivos con los cuales la comunidad tendría que identificarse: Rahab, Gabaonitas, levitas. La tierra, en la visión del libro de Josué, da unidad y estabilidad a Israel como nación. Esta estabilidad se basa en el hecho de que la tierra es y permanece propiedad de Yhwh y, como pertenencia de Yhwh, es santa y Yhwh mismo la habría defendido. Para algunos autores la tierra sería la protagonista del Libro de Josué: ella aparece como la tierra que Dios había jurado dar a sus Padres y la meta del Israel peregrino por el desierto, luego de haber sido liberado de la esclavitud de Egipto. La tierra es el don de Dios a Israel, pero, al mismo tiempo, requiere que Israel se esfuerce por conquistarla y poseerla y una vez poseída, mantenerla: eso solo será posible solo si existen el cumplimiento de los ideales Dtr: Monoyahvismo, y obediencia radical a la ley de Dios, así como las obligaciones en orden a la justicia social. Tanto es verdad que cuando Israel no se adhiere a ello, pierde la tierra.

“hay tiempo para matar….Un tiempo para la guerra y otro para la paz”

(Qoh 3,3, 8). Leyendo el libro de Josué, el lector se impresiona por las guerras que Israel tiene que combatir para expulsar a los pueblos que habitaban el país para posesionarse de su tierra129. El anatema o aniquilamiento del enemigo se indica con el término hebreo Herem (mrx), "consagración", "Bando" al exterminio, o sea, la ciudad conquistada, con todo aquello que contiene, eran consagrada (quemada) a Yhwh130, incluidos los bienes, propiedades y animales. Esta práctica no era sólo israelita, sino era común en todo el Oriente antiguo.131 Cuenta además con la ayuda de Dios quien manda “votar al exterminio” (quemar) todo lo que represente a los antiguos habitantes del país,

129 J. J. COLLINS The zeal of Phinehas: The Bible and the legitimation of violence, JBL 122/1 (2003) pp 3-21. 130Cf. J. L McKENZIE, Il mondo dei giudici, 27 ss. 131Con excepción los capítulos 6-9, considerados antiguos.

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mujeres y niños comprendidos132. El problema del exterminio total de los pueblos subyugados requiere la concepción de un Dios que pida o le guste eso, y así lo ordene a Israel. Lesiona en pocas palabras la visión de un Dios de la vida, respetuoso y generador de cualquier manifestación de la vida. Desde la perspectiva judía y cristiana no pone mayor problema porque el lector se identifica con el pueblo judío, guiado y protegido por Dios. Textos engorrosos, llamados “textos escándalo” o “lado oscuro de la Biblia”, que muchas veces se pasan por alto o se tratan de justificar para hacerles decir lo que no dicen, o lo que los intérpretes quieren. Interpretar en la actualidad a los “cananeos” como los vicios y el pecado, las prácticas supersticiosas e idolátricas, que hay que votarlos al exterminio es forzar de mucho a los textos. Otra alternativa ha sido hacer recurso a toda la escritura, relativizar los textos de escándalo y enfatizar, por ejemplo, mayormente el humanismo Dtr, la figura del siervo sufriente, o el amor por los enemigos en la enseñanza de Jesús. El exterminio de seres humanos no tiene ninguna justificación, ni por parte de la Biblia ni donde este imperativo provenga. El libro del Dt al cual se inspira la DtrG y que representa como el hilo conductor y el parámetro para hacer el repaso de la historia de Israel, ha sido considerado como uno de los libros que contienen muchos valores humanos, más que los demás libros del AT. En efecto, Dt llama una y otra vez a los israelitas a ser compasivos con los huérfanos, los esclavos y las viudas, recordándoles que ellos a su vez fueron esclavos y extraños en la tierra de Egipto. No hacer a los demás lo que no quieres que ellos te hagan a ti no es nada nuevo en el NT. Pero este principio parece que se ha olvidado respecto a los cananeos o para los pueblos que habitaban el país. Po otra parte, la liberación de los israelitas y la subyugación de los cananeos son como las dos caras de una misma medalla. Sin una tierra propia, los israelitas liberados no tienen a dónde ir, y el país al cual se dirigen no es el paraíso vacio. Para los cananeos no se trata en realidad de una historia de liberación, sino de catástrofe. El libro de Josué describe a dios del lado de los israelitas mandando y favoreciendo el despojo de la tierra que habitaban los cananeos, los hititas y los amorritas. Visto desde afuera, el libro de Js habla de despojo, opresión, homicidios, barbaries, genocidios, destrozo, violencia, explotación, opresión, favoritismo, terror, nacionalismo. Eso no es todo. ¿Dios está no solo de acuerdo con estas

132 1 Sam 15, 3 es representativo en este sentido: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. 3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye (Hrm) todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

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atrocidades, sino también las ordena y castiga sino se cumplen? Esta es la cuestión. Antes de abordar este escabroso y complicado problema, habrá que tener presente varios elementos como base en orden a una aproximación acerca de la violencia en la Biblia, y en los libros históricos en concreto: 1.- Muchos estudiosos han puesto el énfasis en saber distinguir entre historia real e historia ideal. En este sentido, los textos bíblicos (Dtr) se consideran como reconstrucciones de lo que pudo haber sido en la imaginación de los escritores bíblicos, más que recuentos fiables y reales de la antigua historia de Israel. Es necesario, por tanto, tener presente que las guerras de Josué son, en gran parte, una reconstrucción teológica de los acontecimientos y ésta, como hemos dicho, es obra de los redactores Dtr133. Para los redactores Dtr, por tanto, los males que Israel padece son el resultado del contacto y asunción por parte de los Israelitas del culto y de las creencias cananeas. Por eso, "Ellos presentaron un programa Ideal de exterminio de los cananeos, que ellos sabían que no se habían verificado nunca"134. Las excavaciones arqueológicas han puesto de manifiesto que muchos de los lugares que son presentados en Josué como conquistados por los israelitas provenientes del desierto, habían sido ya destruidos desde hace varios centenares de años, sino, incluso, siglos, atrás. Tal es el caso por ejemplo de Jericó y de Ay, cuya etimología de esta última ciudad significa montón de ruinas. Otro elemento que ha puesto en evidencia la arqueología es que Israel no era tan distinto de los cananeos o de los antiguos habitantes de Canaán, puesto que no se registra de ninguna manera una “separación abrupta”135 De ahí los intentos de ver la conquista no tanto manu militari, sino como una revuelta de campesinos, fenómeno interno exquisitamente, o todavía como lo intenta Mendenhall136, como una instalación pacífica de gente marginal asentada en los altiplanos y zonas poco fértiles y habitadas. El problema no se trata de definir si se trata de realidad o ficción, sino que se ordena el Herem.

133Con excepción los capítulos 6-9, considerados antiguos. 134H. CAZELLES, Introducción crítica, p 295. 135 J. J. Collins, The Bible after Babel: Historical Criticism in a Postmodern World (Grand Rapids, Eerdmans, 2005), 126. 136 No hay problema mayor que tratar de reconstruir el proceso histórico mediante el cual las doce tribus del antiguo Israel se estableció en Palestina y en el Norte de Trasjordania. Cf. G. MENDENHALL, The Hebrew conquest of Palestine, BA XXV (1962) p 66.- 87, aquí p 66-

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Esa es la cuestión. Por tanto, habría que preguntarse si se trata de textos ingenuos e imaginarios que se representan un pasado victorioso, o bien textos que se presentan como programas ideológicos del VII siglo o quizá más tardíos. Una cosa es clara: no podemos aceptarlos como una simple descripción de lo que sucedió. Como se quiera ver estos textos, tanto como los que reflejan la política expansionistica de Josías, o la impotencia de los israelitas después del exilio, lo que estos textos presentan es la manera en la cual Israel tiene que relacionarse con sus vecinos. En este sentido, la pertenencia a la tierra no ha sido por una ocupación ancestral, ni mucho menos fruto de una negociación, sino como prenda divina y de esta manera la violencia para expulsar y exterminar a sus vecinos ocupantes, incluyendo mujeres y niños, no solo está legitimada, sino incluso mandada contra los pueblos que no adoran al Dios de Israel. Para muchos autores es común afirmar que los Dtr presentan no tanto lo que fue Israel, sino lo que está llamado a ser, es decir, están involucrados en formar la identidad de Israel y su relación (confrontación) con otros pueblos. Dt 7 describe principalmente a los demás pueblos en cuanto a su culto, a los palos sagrados, los pillar y los ídolos. Dt 12 la centralización, ningún otro lugar que no sea el lugar escogido por Dios es ilegitimo. La reforma de Josías descrita en 2 Re 22-23 es evidentemente un intento para implementar las exigencias cultuales del Dtr, o dicho sea de otra manera, se promulga el Dt de alguna manera, para autorizar las acciones de Josías. Las acciones de Josías estaban dirigidas no tanto en contra de los actuales cananeos, sino en contra de los israelitas. cuyas prácticas cultuales no era conforme la ortopraxis deuteronómica. Hay mucho que decir por lo que se refiere a la perspectiva que ni el Dt ni Js, en su contexto histórico de su composición, estaban dirigidos “para incitar a la violencia literal en contra de los extranjeros étnicos, sino más bien estaban dirigidos en contra de los “de adentro”, quienes representaban una amenaza a la jerarquía establecida. A decir verdad, de Josías no se dice que implementó el Herem, sin embargo él ciertamente utilizó de alguna manera la violencia para suprimir los altos lugares. 2.- Dios se revela per homines. La Biblia es el testimonio del pueblo de Dios que ha visto su acción dentro de su historia y así ha dejado testimonio de esta intervención en la historia en la Biblia. Por tanto, habrá que tomar en serio el “per homines”, por medio de hombres concretos, hijos de su tiempo y su cultura. En este mismo apartado entra, por tanto, el concepto de revelación

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progresiva y gradual (imperfecta) de Dios que tiende a su plena manifestación en la lectura cristiana, en el Nuevo Testamento. Una de las ideas claves que emergen a los largo de la Biblia, Pt y profetas anteriores (DtrG), es que Dios se pone del lado de los débiles, a detrimento de los antiguos habitantes del país (cf. Js 8,1; 10,8). En nuestro caso, del pueblo de Israel, una vez esclavo en Egipto, escogido por Dios y guiado a la tierra de promisión que Dios había jurado dar a sus padres, los patriarcas.

VALOR HISTÓRICO Las fuentes que nos ayudan a reconocer el ambiente histórico de Josué, además del mismo libro de Josué, provienen de los descubrimientos arqueológicos y de los monumentos históricos de los pueblos circundantes a Israel. Sin embargo, en la actualidad, se marcha con mucha cautela, ya que ni los estudios bíblicos, ni los repertorios arqueológicos permiten reconstruir un cuadro completo y exhaustivo de los acontecimientos a los cuales el libro se refiere. Está claro que el libro de Josué no pretende hacer una reconstrucción detallada de lo que pudo haber sido la llamada conquista en ciertos ambientes. El carácter teológico-exhortativo reluce con particular brillo en las narraciones, al punto de opacar otros elementos. Esto no significa que se niegue el elemento histórico, sino más bien que tiene que ser redimensionado. Es un hecho que hacia el siglo XII, y más tarde con la monarquía, Israel dominaba el territorio de Palestina. El problema está en reconstruir cómo es que Israel se logró constituir en un imperio en esta época. El periodo histórico al cual Josué se refiere (1250-1050)137 es uno de los más pobres, debido a la decadencia, saqueos y destrucciones en Palestina y, no sólo en ella, sino también en Siria, Egipto y en Mesopotamia, situación que facilitaba la ocasión para la instalación de cualquiera, incluso de Israel. Este hecho atendible, de un periodo turbulento, puede ser verificado y constatado históricamente. Las excavaciones arqueológicas en efecto, han descubierto en las ciudades cananeas de Betel, Laquis, Eglon, Tell bet-misrim y Hazor, una

137Cf J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 31 ss.J.A.SOGGIN, Introduzione, p 149.

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violenta destrucción hacia el 1200138 y la nueva instalación que se verificó después de la destrucción, lleva signos evidentes de una clara inferioridad cultural: un regreso y no un progreso respecto a los que ocupaban el lugar. Pero que la conquista haya sucedido como es narrada en el libro de Josué, resulta casi imposible de verificar sobre el plan historiográfico. Dejando aparte la intención teológica que los redactores Dtr se propusieron en su reflexión sobre los hechos pasados, se nota como también la contribución humana tuvo su peso en la conquista adquirida por Yhwh: Por ejemplo el envío de los exploradores a Jericó (c 2), la batalla de la ciudad que tuvieron sus habitantes contra los invasores (24,11), la emboscada de 'Ay (c 8) etcétera..., es decir usando estrategias típicas de la gente del desierto, por lo que sobre el plano estratégico por lo menos resulta probable. La estrategia139 presentada por el libro de Josué es bastante razonable y, por este motivo, no puede ser considerada como fruto de pura imaginación o idealización. Ciertamente habrá el recuerdo de algunas batallas conducidas en el pasado, no necesariamente de conquista, pero sí de defensa del territorio. La zona montañosa del centro de Canaán, nos dicen las cartas egipcias de El-Amarna, tenía pocas ciudades fortificadas, lo que facilitaba más el acceso a tribus con escasos medios bélicos. El camino más fácil para alcanzar la zona central era precisamente la que Josué siguió: Saqueando ‘Ay, Israel se transfirió a Siquem, la ciudad sagrada de los antepasados, en territorio benjamita, uno de los menos extensos de la geografía de las tribus.

JUECES

TITULO Y CONTENIDO Hebreo Shof tîm, para los griegos Krítai, Latín Iudices y en español Jueces. El libro, esta vez, logra percibir el contenido del libro.

138Cf. W. F. ALBRIGHT, From the stone Age to Christianity, New York 1957, pp 278-279. 139Cf. F. M. ABEL, Les stratagèmes dans le Livre de Josué, RB 56 (1959) pp 321-339.

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El título de Shofetim, normalmente traducido con Jueces, no tiene el significado que actualmente en nuestra lengua y en las lenguas modernas se le da a este libro. En hebreo Shofetîm proviene de la raíz Spt (* Tpht) y por lo que respecta a su significado es muy discutido entre los estudiosos, debido a la amplitud de significado que la raíz tiene, que va desde "imponer la voluntad", "gobernar", "decidir entre" etcétera140. Por este motivo no se justifica la reducción del término exclusivamente a la decisión jurídica. De hecho no vemos nunca a los Jueces en el desarrollo de una función forense. En general Shpt designa una acción que restablece el orden perturbado de una comunidad (cf. Gn 16,5; 31,53; Ex 18,16; Nm 35,24; Dt 1,16; Jc 11,27, etcétera). Así la tesis clásica de L. Köhler dice "juzgar no significa constatar hechos delictivos y, en virtud de esta constatación, pronunciar sentencia y condenar, sino que en hebreo "Juez" y "auxiliador" son conceptos paralelos. El significado fundamental que Spt tiene, a parte del significado de juzgar, gobernar, también designa "hacer justicia", "vengar", "librar un inocente de un engaño", es decir, el juez es el defensor de una persona y, particularmente en el libro de los Jueces, los jueces son los defensores de Israel contra sus enemigos. Estos salvadores y defensores de Israel, para el libro de Jc, son el objeto de la acción de Yhwh que les confiere un impulso interior que se llama "espíritu de Yhwh", que no se identifica con el mismo Yhwh, y viene concebido como una fuerza impersonal, imprevisible e incontrolable que les hace cumplir proezas fuera de sus capacidades normales. Max Weber les dio el nombre de "Jefe carismático": "El juez tiene un carisma que recibe como un don de Yhwh y, este carisma, es el espíritu"141.

DIVISIÓN Los Jueces se pueden dividir formalmente en seis menores y seis mayores. El criterio usado en la división de mayores y menores se basa en la importancia y amplitud de su obra en la historia de su pueblo. Los héroes carismáticos, en el sentido estricto de la palabra, son llamados por Yhwh para hacer frente a particulares situaciones de peligro, de frente a los enemigos y son llamados salvadores. Los seis menores para A. Alt y M. Noth se pueden identificar con aquellas personas que estudiaban y proclamaban la Ley (Cf. Jc 10,1-5; 12,8- 140G. LIEDKE,jpv, DTAT, II,1252-ss 141J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 26.

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15) que tenían el oficio para todo Israel. Tal oficio no era hereditario y habrá que deducir que venían elegidos o escogidos por suerte. El libro de los Jc se divide en tres partes: a) 1,1-25: Dos expediciones de las tribus de Judá y de la tribu del centro Norte. b) El "cuerpo" del libro de los Jc (2,6-16,31). Todos los hechos de los seis jueces mayores que, aparentemente se desenvuelven a nivel nacional, pero que en detalle se limitan a ciertos territorios y los jueces menores.

1) JUECES MAYORES a) Otniel (3,7-11) de la familia de los Kenizitas, libra a Israel del rey arameo de Cusan-Risatayim y asegura la paz por 40 años (3,7-11). La opresión del rey arameo duró por ocho años. b) Ehud (Aod), de la tribu de Benjamín, libra a Israel de la opresión de Eglón, rey de Moab, que duró 18 años y asegura la paz por 80 años (3,12-30). 3 y 4) Débora y Barak: Barak de la tribu de Neftalí, vence a Yabin rey de Hazor que oprimió a Israel por 20 años. Barak fungió como Juez 40 años (4,1-5,31). Destruye, bajo consejo de Débora, a Sisara, general del ejército cananeo. Canto de Débora (6-8). 5) Gedeón: de la tribu de Manasés, libera a Israel de los madianitas y hace el juez por 40 años (6-8). A su muerte su hijo Abimélek intenta usurpar el poder en calidad de rey (9). 6) Sansón: de Dan, combate contra los filisteos que oprimieron a Israel por 40 años. Es Juez por 20 años (13-16). 2) LOS JUECES MENORES 1) Tolá, de la tribu de Isaacar, gobierna por 23 años (10,1-2) 2) Yair, de Galaad, dura 22 años (10,3-5). 3) Yefte, también de Galaad, libera a Israel de los amonitas que oprimían a Israel desde 18 años; es Juez por 6 años (10,6-12,7) 4) Ibzan (O Abzan), de Betlem, gobierna 7 años. 5) Ayalón (Elón), de Zabulón, es juez por 10 años (12,11-12). 6) Addon, cerca de Siquem, juez por 8 años (12,13-15). IIIº PARTE: Consta de dos apéndices:

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1) El primera apéndice (cc 17-18) refiere los hechos que condujeron a la fundación del santuario de Dan. Episodio de Mica. 2) El segundo apéndice (cc 19-21) trata de la guerra civil contra Benjamín.

ASPECTO LITERARIO El "cuerpo" del libro (2,6-16,31) deja entrever una cierta unidad interior, si bien a una lectura más atenta se nota, al mismo tiempo, una diversidad literaria. En efecto nadie puede negar el esquematismo intencional, repetido varias veces, que aparece en el libro de Jc. La estructura está ya delineada en el prólogo (2,6-3,6) y en la introducción a Yefte (10,6-16; Cf. 2,1-5; 6,7-10) y la podemos esquematizar en cuatro puntos. a) Israel peca adorando a otros dioses: "Los hijos de Israel hicieron lo que es malo a los ojos de Yhwh" (2,11; 3,7.12; 4,1; 6,1; 10,6; 13,1) o "Abandonaron a Yhwh y sirvieron a los Baales y a los astartés" (2,11.13; 3,7; 10,6). b) Yhwh castiga a los israelitas entregándolos a la opresión de los enemigos extranjeros142: "El los entregó... (O vendió) en manos (de fulano)" (2,14; 3,8; 4,2; 6,1; 10,7). c) Los israelitas claman a Yhwh: "Los hijos de Israel clamaron a Yhwh" (3,9.15; 4,3; 6,6; 10,10). d) Yhwh suscita un Juez para que los libere: "Y Yhwh les suscitó Jueces" (2,16) o un "libertador" (3,9.15) a) El esquema va pues desde "Pecado-castigo-arrepentimiento-liberación": En pocas palabras: La lección religiosa de Jc es: El pecado acarrea el castigo mediante la opresión extranjera; pero Dios responde al arrepentimiento mediante el envío de un libertador. En el estilo y en el pensamiento de Jc se puede reconocer fácilmente a la obra de los historiógrafos Dtr. Estos

142 Cf. el tema de la ira de Yhwh es importante en este aspecto porque 1) representa el clímax de la disidencia de Israel en relación a Yhwh; 2) siempre está asociada a una proclamación del juicio de Yhwh en relación a Israel que anuncia un castigo; la revelación de la ira de Yhwh exige un castigo que detiene efectivamente la historia del pueblo hasta que se repita la ocasión de la salvación. Cf. D. MC CARTHY. Institution y narrative, Analecta Biblica 108, Biblical Institute Press, Roma 1985,

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historiógrafos se interesan de todo Israel, partiendo de tradiciones locales que vienen del norte de Israel. Sólo la historia de Othniel el Kenita 83,7-14) puede ser ambientada en el sur, en Judá. Se puede inclusive suponer que los redactores se sirvieron de documentos ya fijos. b) Por otra parte el esquema repetido varias veces no puede ser más que artificial, fruto de reflexiones posteriores. Prueba de ellos es la repetición constante e inalterada de las cifras simbólicas, más que reales, como son 20, 40 y 80 (Cf. 3,11.30; 5,31; 8,28; 13,1) referidas a los jueces mayores y no a los jueces menores. c) Las fuentes: Como hemos ya visto, varios estudiosos supusieron las mismas fuentes en Jc de las que habían sido identificadas en el Pt o Hexateuco. Actualmente, sin embargo, está posición no vale más, sino que se es del parecer que tales fuentes no pueden ser individuadas en el libro de los Jueces. Así por ejemplo O. Eissfeld143 descompone el libro de los Jueces en dos documentos: J y E. añadiendo un tercero llamado L (=Leien: laico). H. Cazelles144 pone de manifiesto la intensión teológica de J y E: J subraya el tema de la fidelidad a Yhwh, mientras que E parece ser una reflexión teológica más profunda, parecida al profeta Oseas. La primera sería del reino septentrional y habrá narrado la historia que respecta las tribus septentrionales (3,12-9,567). Un redactor del reino de Judá habría completado la obra en base a documentos que provenían del sur y que retocó según su esquema expuesto en el prólogo (2,6-3,6). Un segundo redactor plasmó en Jc el espíritu de la escuela Dtr para manifestar la intensión teológica ya vista en el uso de su esquema. d) Intento de solución: Determinar de una manera cierta y clara las fuentes del libro de los Jc no es una empresa fácil. Ante todo, habrá que poner a la base relatos o tradiciones orales locales que narraban las proezas de héroes israelitas que habían salvado a su pueblo del peligro del enemigo. La redacción Dtr, con su idea base del panisraelismo hizo de estas tradiciones locales, héroes nacionales, es decir, para todo Israel. Sobre esto existe un casi común acuerdo. Por otra parte el libro contiene indicaciones de redacciones posteriores, sobre todo el segundo prologo (2,6-3,6). Además, existe un tono antimonárquico en 143O. EISSFELD, Die Quellen des Richterbuchs, Leipzig 1925. 144H. CAZELLES, Introducción crítica, p 303 ss.

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una parte de la historia de Jedeón y de toda la historia de Abimelek. "Se podría avanzar la hipótesis que toda la recolección, con la idea del héroe-salvador carismático, se oponga a la monarquía"145. Hipótesis lógicamente difícil de demostrar. Aquello que se puede sostener es que las historias de Jedeón y de Abimelek pertenezcan a los mismos círculos que originaron los elementos antimonárquicos de 1 Sam. f) Por lo que respecta el primer capítulo de Jc, tiene su propia historia. Al estado actual tienen la función de ligar el libro de Jc al libro de Josué. Sin embargo, dada la versión diferente de la conquista que el libro de los Jc presenta, más que ser un punto de unión (trait-de-union), representa más bien un obstáculo. g) En Jc 9; 17-18 y 19-21 se nota claramente la elaboración del Dtr, mientras que los cc 17-18 y 19-21 parecen ser más bien apéndices que permanecen fuera del marco de la redacción Dtr. No es fácil determinar cuándo se incorporaron estos apéndices. h) Después de esta redacción Dtr, el libro sufrió todavía algunos retoques por lo que a los jueces menores se refiere. Encontramos, de hecho, una anotación sobre el nombre del Juez menor, de su madre o de su padres, de la patria y del tiempo de su actividad (Cf. cc 10-12). i) La forma actual del libro podría ser ubicada después de la cautividad, ya sea por ideas y por contenido: Cifras, cronología, Israel unido que forma una comunidad estructurada y con sus "asambleas"146.

VALOR HISTÓRICO

A causa de la redacción Dtr, comúnmente reconocida no sólo en el libro de los Jc, sino en todo lo que se le llama "obra deuteronomística", que incorpora relatos locales, no de todo Israel, aquel que se acerque al libro de los Jc con el concepto moderno de historia quedará decepcionado.

145J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 19. 146Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 304.

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a) La primer característica de Jc es la fragmentariedad de la presentación de las tribus, puesto que fue sólo en la monarquía que Israel conquisto su unidad étnica y política. Anteriormente, Israel era una confederación de familias y clanes patriarcales, orgullosos de su libertad e independencia y de sus propiedades (es cuanto Jc deja entrever debajo de líneas), lo cual no le permitía fácilmente someterse a cualquier jefe de otra tribu. Es por este motivo que ningún Juez ejercitó el poder sobre todo el territorio y las tribus de Israel, sino que su función se limitaba a ciertas tribus y sólo en situaciones de grave peligro. b) El relato heroico que se encuentra en la primera redacción no es típica y exclusiva de Israel, sino que se encuentra por doquier147. El cuadro geográfico de Jc no es imaginario. Los héroes tienen una referencia cronológica, aunque si esta está limitada a ciertos territorios, a diferencia de los relatos que encontramos en Gilgamesh en donde la geografía es puramente imaginaria. No obstante en el libro de los Jc encontramos relatos del tipo "tragicómico" y hasta el burlesco148, cosas que son típicas de los relatos populares: "expresión del mejor y más auténtico folklore"149. c) La cronología: Como hemos ya visto, las cifras de Jueces (20, 40, 80) no pueden ser más que artificiales y no reales, fruto de los redactores, sin excluir que algunos datos provengan de fuentes antiguas. La cronología permite sacar el resultado por lo que respecta la durada: 407 años. Añadiendo a esta cifra otras cifras que se encuentran en la Biblia se alcanza la suma de 600 años, o sea, abraza el periodo que va desde Moisés hasta la construcción del Templo de Salomón. Este hecho desconcierta ya que 1 Re 6,1 cuenta con sólo 480 años (40x12= 480 ¿? ¿Cifra simbólica?). Por este motivo los críticos desconfían de la cronología del libro de los Jc. d) No obstante la fragmentariedad del libro y su desconfiable cronología, el libro puede retenerse atendible desde el punto de vista histórico. Prueba de ello es el realismo histórico150. Otra prueba del realismo histórico del libro de los Jc es la manera en la cual el libro presenta la época de los Jc: Es una época de luchas y desordenes, una época de transición que se coloca en el periodo intermedio de Moisés-Josué y David-Salomón. Las excavaciones

147Cf. J. L.McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 20-22. 148Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 305. 149J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 21. 150Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 309.

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arqueológicas, de una forma directa o indirecta, confirman una noticia del libro: En la época en la que se instalaron los israelitas en la tierra de Canaán presenta una ruptura entre la cultura cananea del bronce reciente (XIII siglo a.C. Bronce Reciente B') y la israelita del hierro antiguo (XII siglo a.C.)151. Gracias a la arqueología se puede establecer una cronología profana que los redactores Dtr no cuidaron. La cronología de la penetración en Canaán debería ser situada entre el 1250 y 1200. La época de Jueces, por su parte, deberá cubrir el periodo que va del 1200 al 1060.

VALOR RELIGIOSO a) De lo dicho anteriormente resulta que el pensamiento religioso del libro de Jc es aquel del marco en el que lo encuadró la redacción del Dtr, si bien no se puede excluir que las tradiciones locales, aisladas las unas de las otras, tuvieran ya, antes de ser incorporadas en el libro, una determinada intensión teológica. En efecto, aunque si se manifiestan ser relatos populares, folklorísticos, no por ello no reflejan una determinada fe Yahvista bastante madura: El problema del sincretismo religioso se plantea en las narraciones de Gedeón en términos tajantes: O Yhwh o Ba'al. Así pues, en estos relatos sobre héroes locales se revela la concisión de que el espíritu de Yhwh los anima y los mueve. b) "La historia de las desgracias y de los éxitos del tiempo de los Jueces es la de las infidelidades y reconversiones de Israel, en el Dios que se revela"152. Esta idea es patente en los redactores, acentuada mediante la repetición del esquema a 4 puntos: Pecado-Castigo-Clamor/arrepentimiento-liberación. La fidelidad de Israel a la Alianza consistirá en observar los mandamientos de Dios (2,17; 3,4), en no abandonar a Yhwh por otros dioses (2,11.13.19; 3,7; 6,10; 10,6.10.13), ni unirse con sus adoradores (2,2; 3,6). Como castigo a estas violaciones, Dios los abandona al poder de sus enemigos. Sin fidelidad no puede existir alianza. Pero, no obstante, la alianza se mantiene en pie y conserva su validez: Sólo espera el arrepentimiento para ser de nuevo operante.

151Cf. W. F. ALBRIGHT, From the Stone Age, p 183-289. 152H. CAZELLES, Introducción crítica, p 307.

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LOS LIBROS DE SAMUEL

TITULO

Originariamente, en la tradición judía, los dos libros de Samuel153 eran uno sólo. Fue a partir de la traducción griega de los LXX que el libro fue dividido en dos, considerándolos como los dos primeros libros de un conjunto de cuatro libros llamados basileiwn (Reyes). Esta división de los dos libros de Samuel se

debió probablemente al hecho que la versión griega de los LXX, teniendo que escribir con vocales, tuvieron que utilizar dos rollos en vez de uno. A partir del siglo XV (1448) que esta división fue asumida por la biblia hebrea. La traducción latina de la vulgata asumió la división de los LXX, de 1, 2, 3, 4 Reyes o Reinos. El título actual de “1 y 2 Samuel” se debe a la opinión talmúdica (Baba Bathra' 14b) que Samuel mismo habría compuesto los libros de Samuel. También aquí nos encontramos con una situación análoga a la de Moisés como autor del Pentateuco, la atribución del libro de Josué a Josué‚ no obstante que se narre su propia muerte, y en 2 Sam 15,1-4 vendría igualmente narrada la muerte de Samuel, autor de 1 y 2 Sam, cosa difícil de aceptar. Por otra parte, si el titulo le fue dado por el hecho de que el protagonista de los dos libros es Samuel, es inexacto, ya que Samuel es el protagonista de los primeros quince capítulos del primer libro, pero no del resto. Por otra parte, incluso al menos experto, no se le escaparía que los dos libros no provienen de una sola mano. Los dobletes, repeticiones que se hallan en los dos libros, son la prueba de que se trata de una compilación de material heterogéneo y reelaborado por varias personas.

TEXTO

153 Introducciones generales: H. CAZELLES, Introducción critica al Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1989, p 309 ss; W. H. SCHMIDT, Introducción al Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 1983, p 191-197; J. A. SOGGIN, Introduzione all'Antico Testamento, Paideia, Brescia 1987 4ª ed, 239-253; J. C. TURRO, 1-2 Samuele, en Grande Commentario Biblico Queriniana,, Brescia 1973, 212 ss; G. AUZOU, La danza ante el arca. Estudio sobre los libros de Samuel, Fax, Madrid 1971. R. DE VAUX, Les Livres de Samuel, BJ, Paris 1961. P. GIBERT, Los libros de Samuel y de los Reyes, Verbo Divino, Estella 1985.

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El texto masorético se halla bastante defectuoso, en donde a veces es difícil reconstruirlo y comprenderlo. Con la traducción griega de los LXX presenta divergencias notables y algunas omisiones que es probable que la traducción de los LXX se haya basado sobre un texto diferente del TM154. Sin embargo, muchas veces los LXX son de grande ayuda para la reconstrucción del texto original. Tiene particular importancia para la crítica textual la recensión de Luciano que, muchas veces, presenta una mejor versión del texto masorético y de la versión griega que se encuentra en el códice vaticano. En fin, en la cuarta gruta de Qumrán fueron encontrados varios fragmentos hebreos de Sam que resaldrían al II-III siglo a. C, ‚poca de los LXX, y tienen ciertas afinidades con los LXX y varias veces ofrecen lecciones mejores de los LXX y del TM.

Contenido Los libros de Sam se pueden dividir en tres partes, según los personajes que gobiernan sucesivamente a Israel: Samuel, Saúl, David. Los demás textos se pueden clasificar como “complementos” o conclusiones y son: 1 Sam 7,15-17; 14,47-52; 2 Sam 8,15-18 y 20,13-26 que determinan claramente las divisiones.

PRIMERA PARTE: SAMUEL Último Juez (1 Sam 1-12) a) Primeros años: Nacimiento, juventud al servicio del templo de Silo... (1,1-3,21). b) Primera guerra filistea: Derrota de los israelitas y captura del arca; muerte de Elí y de sus hijos (c 4); devolución del arca a causa de la peste de parte de los filisteos (5,1-7,1). c) Actividad de Samuel como Juez (7,2-17). d) Realeza en Israel: Petición de un rey (8); elección y unción de Saúl (9-10); victoria sobre los amalecitas (11); retiro de Samuel (12). SEGUNDA PARTE: SAÚL Primer rey (1 Sam 13-2 Sam 1)

a) Tercera guerra filistea; desobediencia de Saúl... victorias (13-14) b) Victoria sobre los amalecitas; nueva desobediencia de Saúl (15).

154 J. M. TURRO, I-2 Samuele, p 213.

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c) David, ungido en secreto por Samuel, viene recibido en la corte de Saúl (16); David y Goliat (17). d) David huye de la corte de Saúl (19,18-21,1) e) Vida errante de David en Palestina meridional (21,2-22,5); aparenta ser jefe de una banda; acrecienta su poder y el mismo Saúl lo bendice (22-26); táctica de David por ganarse a los judaitas en contra de los filisteos; se prepara al trono mediante la batalla en contra de los amalecitas y contra los israelitas que le permite hacerse amigo de los judaitas (28-30); Saúl y Yonathan caen en la batalla; David canta su dolor (1 Sam 31-2 Sam 1). TERCERA PARTE: DAVID Fundador de la dinastía (2 Sam 2-24) a) Los judaitas consagran a David en Hebrón (2,1-7); Ishba'al, hijo de Saúl, es consagrado rey de Israel; lucha entre ambos (2,8-3-5); Abner, general de Ishba'al es matado (3,6-39), y también Ishba'al (4). b) David es ungido rey de Israel en Jerusalén, conquistada por él (5,1-16); transportación del arca a la capital (6); promesa mesiánica (7); conquistas al externo de David (8); Meriba'al, hijo de Yonathan viene recibido en la corte (9); guerra en contra de los amonitas y amorreos (10). c) Desordenes de la familia real: Adulterio y homicidio cometidos por David (11); arrepentimiento (12). Ammón, hijo de David, viola a Tamar, su hermanastra (13,1-22), Absalón la venga y se exilia por tres años y regresa a Jerusalén al final de estos (13,23-14,33). d) Rebelión de Absalón (15,1-2); David huye de Jerusalén (15,13-16,14); Absalón entra en Jerusalén y se apodera de las mujeres de su Padre (16,15-17,23); guerra entre David y su propio hijo (17-24-18,8); muerte de Absalón y llanto de David (18,9-19,8); David regresa a la capital (19,9-44); rebelión de Seba, rápidamente apaciguada (20,1-26). e) Apéndice: Muerte de los descendientes de Saúl por parte de los gabaonitas (21,1-14); proezas de los súbditos de David en contra de los filisteos (21,15-22); canto triunfal de David (22); últimas palabras (23,1-7); censo del pueblo y castigo con la peste (24, 1-15); erección del altar de Sión (24,16-25).

ASPECTOS LITERARIOS Aparentemente, los libros de Samuel presentan una cierta unidad y una cierta homogeneidad. Esta unidad, digamos temática, está constituida por el tema de

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la institución y consolidación de la monarquía. Sin embargo, como siempre, a una lectura más atenta, emergen discrepancias y divergencias de materiales y de redacción, que hacen posible, en contra de la tradición judía y por mucho tiempo también cristiana, la hipótesis no de un sólo autor (Samuel), sino de varios y de varias fuentes. En 1 Sam 1,20-27 encontramos un juego de palabras sobre el verbo Sha'al (pedir, preguntar) y su participio pasivo Sha'ul (el pedido) referido a Samuel, mientras que este juego de palabras se adaptara mejor a Saúl. Por este motivo se ha conjeturado que este relato habría relatado el nacimiento de Saúl originariamente, luego habría sido referido a Samuel. Encontramos, por otra parte, ciertas conclusiones precoces: "Los filisteos no volvieron a invadir más el territorio de Israel durante toda la vida de Samuel" (1 Sam 7,13), mientras sabemos que los filisteos continuaron invadiendo el territorio de Israel, y nos los volvemos a encontrar nuevamente en 9,16 instalados en el corazón del país. En 1 Sam 15,35, se dice que "No volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte", pero sin embargo lo encuentra antes de morir en 19,22-24. A esto se añadan transiciones bruscas y repeticiones. Por ejemplo: El ingreso de David a la corte de Saúl nos es referida por lo menos en dos versiones (1 Sam 16,14-23; y 17,1-18). La primera (16,23) nos presenta la llegada de David a la corte de Saúl como un experto músico, mientras que en los siguientes versículos es presentado como un valiente guerrero. Y podemos incluir una tercera: Por otra parte, en la lucha contra Goliat, se presenta como un pastor jovencito e indefenso. A veces un mismo acontecimiento se juzga dos veces, de dos maneras distintas: La monarquía, por ejemplo, es calificada una vez con entusiasmo (1 Sam 9,1-10,16; 11,1-11,15), y otra vez es rechazada con indignación (1 Sam 8,1-22; 10,17-25; 12,1-25). Dos veces se narra la muerte de Samuel (1 Sam 25,1 y 28,3). Otro ejemplo emblemático es la muerte de Saúl: En 1 Sam 31 se suicida arrojándose sobre su propia espada; en 2 Sam 1 viene matado por el compadecido amalecita. Por este motivo la narración se puede dividir en diferentes unidades, si bien, habría que reconocer, al mismo tiempo, que están ligadas muy armoniosamente. A parte del bloque narrativo que narra el nacimiento de Samuel (juego de palabras que se relacionan mejor con Saúl), en los cc 8 a 15

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del primer libro de Samuel se narra la primera fase de las relaciones Samuel-Saúl, llegando a la institución de la monarquía; de esto tenemos al menos tres versiones: a) cc 8. 10,17-27 y 12. Es substancialmente antimonárquica. Esta tendencia puede ser atribuida a la última fase del Dtr, o sea, según algunos estudiosos, al DtrN (nomista), que considera la monarquía como la causa principal de la catástrofe del 587 (en general para el Dtr la monarquía se introduce como “elemento extraño”, por tanto es considerado como pecado). Para el Dtr la monarquía no era más que pecado, mientras que su ideal sería la confederación de las 12 tribus. Esta visión es tardía. b) 9,1-10.16; 13,5-15 c) cc 11. 13,1-4.16-23 y c 14. Estos dos últimos bloques son promonárquicos. C) parece referir el proceso a través el cual Saúl llegó a ser el primer rey de Israel con mayor aproximación a los acontecimientos155. - En los capítulos 7, 8 y 12 se pueden notar diferentes retoques y una fuerte reelaboración Dtr. - Otra sección están representados por los capítulos 16-31 que describen el conflicto entre David y Saúl, y esto es interpretado por la redacción Dtr como una negación de parte de Yhwh a Saúl en favor de David, simplemente por dos faltas de carácter estrictamente religioso; muestra, por una parte, la progresiva decadencia psíquica de Saúl y el progresivo ascenso de David, por otra. Esto no puede ser que el resultado de un trabajo redaccional, que no ha podido quitar dobletes e incongruencias. Puede tratarse de un intento de biografía del

155 A partir de Wellhausen se separaba la redacción de la institución de la monarquía en dos partes: Una pro monárquica (9,10-16; 11) atribuido o con un cierto parentesco al Yahvista (J) del Pentateuco, y la otra antimonárquica (8, 10.17.25; c 12) de redacción Dtr o algo parecido al Elohista del Pt. Otra de las soluciones propuestas es que las tres variantes se debían a tres relatos de tres grupos tribales diferentes acerca de cómo Saúl habría llegado al trono. Pero esto es discutible porque la versión a) es más reciente, b) tiene muchos elementos legendarios, c) contiene interpolaciones recientes y podría manifestar el recuerdo de las dificultades políticas y militares que desembocaron en la institución de la monarquía.

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primer rey de Israel156, pero, sin embargo, no utiliza criterios objetivos, ya tiene preferencia por Samuel y a David en contra de Saúl. Esta narración aparece con poco de historia y con mucho de novela, que llega incluso a la tragedia. La heroica muerte de Saúl y de sus hijos narrada en el c 31 sirve casi para resolver la tensión creada. - 2 Sam 1-4 muestra, por una parte, la situación de dificultad de parte del pueblo después de la muerte de Saúl, mientras que, por otra, David, vasallo de los filisteos, recibe la realeza en Judá y funda su propia capital: Hebrón; al norte reinaba Abner, que comandaba las tropas supérstites de Saúl, asistido por Ishba'al, hijo supérstite de Saúl. - En los capítulos 5-8, David, elegido rey también de Israel, después de la muerte de Ishba'al y Abner, funda un verdadero y propio imperio: Conquista Jerusalén, la erige capital del imperio y derrota a los filisteos. - A este punto se pasa de conflictos externos a una serie de crónicas de los conflictos internos y familiares de la casa real (9-20). Un apéndice (21,1-14) contiene episodios aislados de la vida real. Los capítulos 9-20 encuentran su lógica conclusión en 1 Re 1-2. A causa de los dobletes, incongruencias, repeticiones y contradicciones que se encuentra en los libros de Samuel se puede decir que tenemos la confluencia de varias y diferentes tradiciones, y sería un fracaso querer separar las fuentes aplicando los mismos métodos y documentos del Pentateuco.

LAS UNIDADES INDEPENDIENTES. Las unidades originariamente independientes y que claramente se pueden identificar sin mucha dificultad corresponden en general a las divisiones que el libro mismo impone espontáneamente, pero que también se pueden clasificar con criterios propios, por lo regular por unidad temática157.

156 Cf. J. A. SOGGIN, Introduzione, p 245. 157 Cf. J. A. SOGGIN, Introduzione, p 244-249.

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La primera parte de la narración es aquella de la infancia de Samuel y de su servicio en el santuario de Silo (1,1-41a). Al estado actual se encuentra unida con la historia del Arca (4,1b-7,1) de tal manera que es difícil determinar con absoluta certeza las tradiciones que están a la base de este bloque literario. La unidad de este bloque es una unidad de lugar y de personas (El santuario de Silo, Elí y sus hijos, Yofni y Fineas), así como también por medio de la inclusión al final del capítulo 7 que vuelve hablar de Samuel158. Lo que autoriza conjeturar que los relatos de la infancia de Samuel y el relato del arca eran originariamente independientes y que incluso habrían sido añadidos algunas narraciones relativamente tardías, como son, por ejemplo, el cántico de 1 Sam 2,1-10 que refleja algunos salmos mesiánicos (Sal 2 y 8) y por lo tanto se sitúan poco antes o durante el exilio. El capítulo 7, por su parte, hace una presentación de Samuel como juez y libertador con mucho parentesco a los jefes carismáticos que encontramos en el libro de los Jueces y que, por lo tanto, ha de ser considerado como una tradición reciente. Por lo que respecta a las funciones y las personas de Samuel, es difícil poder encuadrarlo dentro de una determinada categoría, ya que se le describe como “juez”, pero también como “vidente”, así como también parece ser que fue una personalidad demasiado influyente, al menos en Benjamín (Cf. 1 Sam 7,16). J. L Mckenzie en un artículo159 ha considerado el hecho de que los oficios, o funciones, que Samuel parece detener en Israel son cuatro, pertenecientes a cuatro grupos diferentes de tradiciones y no sólo a diferentes funciones: Sacerdote, profeta, vidente y Juez, llegando a la conclusión de que ninguno de estos cuatro Samueles es el Samuel histórico, lo cual no significa que hay que quitarlo de la historia, sino que se trata, más bien, de ver si estas tradiciones reflejan una verdadera fisonomía de Samuel. La respuesta a este interrogativo no puede ser más que positiva. McKenzie piensa que el oficio, históricamente atestiguado y que puede justificar la importancia de Samuel en la tradición era la autoridad que Samuel ejercía sobre los “hijos de los profetas” y, al mismo tiempo, otro elemento importante, es el hecho histórico que Israel no sucumbió a la crisis filistea y el factor que justifica este acontecimiento.

158 Cf. P. GIBERT, Los libros de Samuel, p 16. 159J. L. McKENZIE, The Four Samuels, BiR 7 (1962) pp 1-16.

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Ahora bien, los “hijos de los profetas” eran un grupo cultual, extático160, que en 1 y 2 Re aparecen como un grupo político. Ellos aparecen como amantes apasionados por Yhwh y por Israel y están dispuestos incluso a la conspiración y al homicidio con tal de conservar los verdaderos ideales de Israel y sus tradiciones. Ellos aceptan la monarquía, pero no como institución sagrada. Sobre el rey está Yhwh. El rey está sujeto a la ley y a las tradiciones israelitas. Concluye McKenzie: "Cualquiera que haya sido la calidad histórica de las historias de Samuel, convergen en presentarlo como representante de esta corriente de ideas. Él estaba convencido que el hombre de Dios era superior al rey y que podía destruirlo. Saúl no quiso aceptar este control"161. La hipótesis de Mckenzie es digna de nota por el hecho que pone de manifiesto la naturaleza de la fisonomía de Samuel y su hipótesis representa una de las muchas hipótesis probables, al lado de la opinión común que ve en los relatos de Samuel una confluencia de diferentes tradiciones. El relato del Arca y de sus vicisitudes en de manos a los filisteos y su regreso triunfal a Jerusalén por parte de David (Sam 4-6 y 2 Sam 6), es otro relato independiente en donde no aparece mención alguna de Samuel. Lo único que une el relato del Arca con las historias de Samuel es el lugar (Silo) y ciertos personajes, como son Elí y sus dos hijos. De la captura del Arca y de su regreso triunfal pasó por lo menos una generación, durante la cual estuvo por muchos años en un santuario doméstico a pocos Km de distancia de la capital futura, Jerusalén162. La narración aparece actualmente insertada dentro del más amplio contexto de las luchas de los filisteos contra los israelitas. Los inicios de estos conflictos han sido narrados en Jc 13-16 en los relatos sobre Sansón. Como dijimos, aquellos relatos parecían ser más bien una contienda personal de Sansón contra los filisteos. En los libros de Samuel este carácter personal desaparecerá por completo, como veremos más adelante, y asumirá 160 En la época preestatal todavía no se había desarrollado el profetismo clásico, por lo tanto no son profetas. 161 J. L. McKENZIE, Il mondo dei Giudici, p 192. 162 A confirma de su estudio, McKenzie hace referencia a este episodio diciendo que, ni hubo un santuario, ni un objeto cultual, como sería el Arca, el que ayudó a Israel a mantenerse en pié, sino precisamente fueron los “hijos de los profetas” los que mantuvieron la conciencia en Israel de pueblo elegido por Yhwh y de sobrepasar de esta manera a las grandes crisis por las cuales atravesaba.

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características más extensas que proseguirán con Saúl y con su muerte y que tendrán una conclusión provisoria con la derrota bajo David que los subyugó (2 Sam 5,17). El relato del Arca163 conserva características literarias y lexicográficas propias. Su finalidad es demostrar cómo es que el Arca llegó hasta Jerusalén bajo David, después de haber estado en manos a los filisteos pocos decenios antes. Lo que resulta de los textos que tienen como temática el Arca aparece que este objeto de culto no debe de haber tenido una importancia excesiva; lo prueba el hecho de la toma del Arca por parte de los filisteos no destruyó a Israel, como notaba McKenzie. Tal perdida del Arca, considerada como la presencia material de Yhwh, habría significado la derrota del mismo Yhwh; pero, como aparece en la continuación, parece que los israelitas estaban fundamentados en otras sólidas bases. El relato comienza con la aparición de los filisteos, la primera en los libros de Samuel. Se trata de un enfrentamiento bélico de los filisteos que toman la iniciativa, sin que la causa se describa en términos concretos, entre Israel y los filisteos que se han acampado en Afek, mientras que los israelitas se reunieron en Eben-Ezer. De los filisteos hemos ya hecho algunas alusiones en nuestro estudio sobre el libro de los Jc, en la introducción y al tratar de Sansón, pero sin embargo los filisteos en la historia de Sansón no aparecen ser tan importantes como lo serán en los libros de Samuel y de los reyes. Ellos comenzaran a hacer su aparición con Sansón, proseguirán después los conflictos con Saúl y tendrán una conclusión, aunque si provisoria con David. Tratar sobre el asunto de los filisteos164 no es nada simple por el hecho de que no poseemos ninguna información directa de ellos; tenemos, sin embargo noticias indirectas por parte de algunos textos egipcios, de la biblia y, más tarde, de los textos asirios y babilonios.

163 Cf. M. NOTH, Storia, p 205 ss; J. A. SOGGIN, Storia, p 96; S. HERRMANN, Historia, p 176 ss. 164 A parte de la Bibliografa ya indicada anteriormente Cfr E. H. MALY, Il mondo di David e di Salomone, LDC, Torino-Leumann 1966, pp 16-17; J. A. SOGGIN, Storia, pp 92-94; J. BRIGHT, La Historia, p 222 ss.

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El AT, cuando habla de los filisteos, habla de ellos como una población que se ha asimilado perfectamente ya al país que había ocupado, es decir Canaán. De ellos habían aceptado la religión (Cf. 1 Sam 5-6 que hablan del Dios Dagón, divinidad de las granos) y probablemente la lengua, ya que no aparece que hayan tenido dificultades en este sentido ni los israelitas ni los habitantes de Canaán. Pero aquí hay que tener en cuenta que esta situación de los filisteos no corresponde a la situación originaria de los filisteos, ya que los que la transmiten conocían a los filisteos que de tiempo se habían instalado en Canaán. Por su parte, los textos egipcios dan noticias acerca de su origen y estancia en la región. Sabemos que durante toda la mitad del II milenio a.C. grupos provenientes del mundo anatolio y Egeo, denominados comúnmente como "pueblos del mar" hicieron su aparición sobre las regiones del mediterráneo oriental, Egipto y Libia. A finales del siglo XIII y comienzos del XII fueron la causa de la caída del imperio hitita y de las ciudades estados de Ugarit y Alalah. De Siria se dirigieron hacia Egipto, y fueron rechazados por Ramsés III, a lo que siguió su instalación en la región centro meridional de Palestina y gracias a ellos la región recibió su nombre. Los datos de la Biblia concuerdan substancialmente con los textos egipcios, ya que los ve instalados en el suroeste del altiplano central, y organizados en una pentápolis165. Los mismos textos de Egipto informan sobre otro grupo de pueblos del mar que se habían instalado en Dor, a pocos Km del monte Carmelo, lo que parece desconocer el AT. Es opinión común que Israel formó parte de ese gran movimiento de pueblos que invadieron la tierra de Canaán., por lo que se supone que los israelitas y los filisteos, junto con los pueblos del mar, se instalaron casi contemporáneamente. Es precisamente hacia el 1200 a.C. que la historia de Canaán comienza a asumir una figura de una entidad étnica, ya que anteriormente eran las ciudades estados, orgullosas de su propia libertad, las que habían ocupado la tierra y su historia, como entidades locales. Son precisamente los filisteos, junto con el primitivo Israel en camino de consolidación, el punto focal que hará surgir, por primera vez, la unidad política de Canaán. 165 Las ciudades filisteas eran: Eqrón, Ashdod, Asqquelón, Gat y Gaza, cada una de ella gobernada por un "seraîm".

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Por lo que respecta al grupo de los israelitas, el problema de saber quien participó en la contienda. Es difícil de decir, por falta de información al respecto. Pero es probable que se trate del mismo grupo de Débora (Herrmann), dada la gravedad del peligro, o de las tribus interesadas, como son en primer lugar, Efraín, que era la más amenazada dada su cercanía con Afek, y probablemente las más cercanas de los montes de Palestina central. Como se puede notar, son dos relatos completamente distintos, unidos sólo redaccionalmente mediante el lugar, el arca, Elí y sus dos hijos y la inclusión del capítulo 7. - Otra unidad independiente es la de las narraciones entre David y Saúl (8-15). Hemos ya visto que este no puede ser más que el fruto de un trabajo redaccional. Puede incluso tratarse de un tentativo de Biografía del primer rey de Israel, pero al estado actual aparece claro que tales materiales fueron usados subjetivamente en favor de David. Como ya hemos dicho de este episodio tenemos tres versiones, dos de las cuales se revelan filomonárquicas y una sola antimonárquica, lo cual indica que existen reelaboraciones y reflexiones posteriores, sobre la línea Dtr, en donde la perspectiva teológica, considera a Yhwh como al único soberano sobre Israel y no admite competidores, y por lo tanto mucho muy posterior a los acontecimientos. En 1 Sam 8 y 10,17-27 encontramos el rechazo del pueblo a la monarquía y quizá 1 Sam 8 constituye un estrato más reciente de la tradición. Aquí se presentan los ancianos ante Samuel y le piden que les nombre un rey. Samuel acepta solo después de que Yhwh le concede a Samuel que satisfaga al pueblo, pues con tal hecho no rechazan a Samuel, sino al mismo Yhwh. Samuel le comunica al pueblo todo aquello que podría traer consigo la elección de un rey: cargas, impuestos servicios militares, bienes de la corona, etcétera..., pero los ancianos no se dejan impresionar y Samuel es aquel que tiene que buscar a la persona más adecuada. Esta misma forma antimonárquica aparece de nuevo en 1 Sam 12, en donde Samuel vuelve a repetir los mismos elementos del capítulo 8. Diferente se presenta en cambio 1 Sam 9,1-10,16 Este conjunto ofrece una serie de relatos que tocan la novela. Saúl va en busca de las asnas de su padre, Samuel lo encuentra y lo unge en secreto "nagid" sobre Israel. El

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significado de “nagid” es bastante discutido166. Por lo regular se usa para designar a la persona de alta o media administración, con funciones diferentes. No entra dentro del grupo de “shofet” (juez), ni de “Kazan” (capitán militar). De todas maneras, aparece claramente la diferente perspectiva de 8, en donde no aparece la intervención humana, sino sólo Samuel que toma la iniciativa de ungir a Saúl cuando este se lo encuentra. La iniciativa tomada por Samuel en 10,17-27, aparece como la continuación de lo ya esbozado en el c 8, pero al estado actual interrumpido por la narración independiente de 9,1-10,16. Aquí Samuel convoca una asamblea tribal en Mispáh, y designa tirando la suerte y esta cae sobre Saúl y como ratificación de la elección Saúl aparece en público y les sobrepasa la cabeza a los demás. El capítulo 11 aparece diferente de los demás. La figura de Samuel aquí aparece superflua. 11,12-14 puede ser redaccional y trata de enlazar el episodio de 11 con el relato de 10. Saúl se presenta por primera vez públicamente cuando el “espíritu de Yhwh” se había posesionado improvisamente sobre él. El modelo al cual está emparentado Saúl en este capítulo es aquel de los jefes carismáticos y, como tal, también Saúl recibe una llamada. Ante la situación en la cual se encontraban los habitantes de Yabesh, Saúl acepta de buena gana ser jefe carismático y no obstante la opresión filistea logró reunir un buen contingente en contra de los amonitas. La victoria de Saúl sobre los amonitas, logrando la liberación de Yabesh, fue contundente y, sin duda, esto tuvo grandes repercusiones sobre los acontecimientos que se siguieron. Después de esta victoria, según 1 Sam 11, Samuel reunió a las tribus israelitas en Guilgal y fue ahí en donde “todo el pueblo” proclamó rey a Saúl “delante de Yhwh” (1 Sam 11,15) Este acto fue, ante todo, a pesar de tener todas las connotaciones de una consagración, un acto político. Israel a este punto "no actuaba como liga, sino como pueblo"167 y de esta manera se encaminaba a ser una potencia política, sobre todo debido a la amenaza filistea. Para defenderse de los filisteos ya no eran sólo la cuestión de las tribus interesadas, sino de una mayor organización militar estable y permanente. Para esto parecía apto el nuevo rey. 166 Cf. para una panorámica S. HERRMANN, Historia, p 183. 167 M. NOTH, Storia, p 211.

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En realidad, los antiguos relatos que respectan la elección de Saúl como rey, lo ven con buenos ojos: Ven en ella la obra de Dios (1 Sam 9,1) y muestran complacencia por las proezas del nuevo rey. Como hemos ya visto, los textos antimonárquicos como el capítulo 8 son ciertamente posteriores a los que ven de buena gana la obra de Saúl. Habrá que atribuirlos a la redacción Dtr, para la cual la monarquía había sido la culpable de todo. El c 11, por su parte, parece referir con mayor aproximación los acontecimientos de cómo Saúl llegó al trono. Los capítulos 13 y 14 refieren todavía las proezas de Saúl y su hijo Yonathan y de su victoria sobre los filisteos. El c 15 todavía Saúl adquiere una conquista sobre los amalecitas168. 2 Sam 4,2-3 y 5,1-14 hacen todavía referencia a expediciones de Saúl en contra poblaciones autóctonas (Los gabaonitas). Estos textos indican, fuera del marco redaccional, que Saúl no sólo había logrado expulsar a los filisteos, sino que habría logrado someter también algunas poblaciones autóctonas. Sin embargo los capítulos 13 a 15 están al estado actual desfigurados y hacen de Saúl la escalera por medio de la cual David pudo ascender al trono y a la fama. Saúl se va haciendo indigno de ejercitar la realeza. En 13,7b-14 Saúl comete un delito interviniendo en la liturgia a causa de la tardanza de Samuel, por lo cual Yhwh, según Samuel, no mantendrá más el reino de Saúl (Cf. 1 Sam 13,14). El delito aparece insignificante delante de las enormes campañas registradas por Saúl. El castigo sobrepasa cualquier límite, es desproporcional e ilógico, nada más ni nada menos que el rechazo de Yhwh. En 14,24-34 Saúl y Yonathan cometen de nuevo una nueva falta, violando un voto, aunque si inconscientemente. A este punto se va delineando la incapacidad del rey de sostener el cetro. La substitución parece ya inevitable. El capítulo 16, 1 ss se ocuparan precisamente de esta substitución. A partir de 16,14 Saúl es presentado como sujeto que padece disturbios psíquicos, objeto de ataques de melancolía que sólo David logra controlar. 168 No con los amalecitas de Moisés y del desierto, sino de una población autóctona al suroeste del Altiplano central.

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Ciertamente mucho material de esta sección es más bien redaccional, lejos de presentar la realidad de los hecho. Soggin169 construye de la siguiente manera, en la medida de lo posible, como es que se habría sido la narración originaria. Ante todo la elección de Saúl como primer monarca de Israel, fue a consecuencia de campañas políticas y militares, lo que nosotros hemos subrayado. Las victorias sobre los filisteos, los amonitas y la subyugación de algunas poblaciones autóctonas habrían sido la causa de su elevación al trono. Por otra parte, Israel, a diferencia de los pueblos circunvecinos, no tuvo un rey, como hemos largamente considerado, y cuando este llegó no fue más que el resultado de todo un proceso en el cual hay que poner como factores a la fuerte opresión filistea, coalizados con los amonitas, de frente a los cuales Israel no tenía una defensa eficaz. La realidad histórica aparece bien diferente: Un Saúl, comandante de algunas tropas, que logra expulsar la amenaza filistea sobre el altiplano; al este a los amonitas, y subyugar algunas poblaciones autóctonas, a las cuales su valerosa muerte y la de sus hijos signaron su lógica conclusión. A esta posible reconstrucción se opone la que presenta a Saúl como un maniático, objeto de fuertes melancolías y de raptus homicidas, cegado por los celos. Un caso de "Alarma". "Todo esto no es historia, es tragedia literaria, novela histórica, dice Soggin170. El reino de Saúl parece haber sido de poca duración. En 1 Sam 13,1 se dice que Saúl reino dos años, puesto que cayó en manos de los filisteos que en un primer momento había logrado vencer. Este texto aparece corrompido en su primera parte y quizá es tardío y de origen Dtr171. Esta cifra puede ser tomada en consideración ya que no es una cifra estereotipada. Puede ser incluso que la redacción Dtr conserve aquí una tradición antigua, lo cual significaría que después de la victoria de Saúl sobre los filisteos ellos tomaron el contraataque al año siguiente, lo cual puede ser verosímil, aunque si no es afirmado expresamente. La otra cifra que encontramos es en 1 Sam 27,7 en donde se dice "Yamin y cuatro meses"172. Por lo regular el primer término suele traducirse por "días", pero también por "año". El plural pone dificultades, pero

169 Cf. J. A. SOGGIN, Storia, pp 86 ss. 170 Ídem, p 90. 171 Así piensa M. NOTH, Storia, p 218. 172 Cf. J. A. SOGGIN, Storia, p 88.

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en el caso que se pudiera traducir aquí con "año" equivaldría a "un año y cuatro meses", una cifra no muy diferente de la primera. Sea como fuere, es evidente que incluso sobre el plano literario el primer rey de Israel ha sido substituido por David. Otra unidad independiente, aunque si ligada estrechamente a la precedente es aquella que comprende las relaciones entre David y Saúl, y (1 Sam 16-2 Sam 4) netamente prodavídica y quizá de la misma mano que redactó la precedente. Por este motivo filodavidico la historia de estas relaciones entre Saúl y David tratará demostrar la indignidad del primero al reino y la capacidad del otro. En 1 Sam 16,1-13 encontramos la narración de la unción de David, bajo designación divina, por obra de Samuel, a través de un procedimiento de exclusión: pasan todos los hijos de Jesé‚ y al último es ungido David que se encontraba pastoreando. Es un motivo característico que se encuentra varias veces en la Biblia, es decir, que el menor o menos importante es escogido en lugar del mayor y más importante. En 16,14-23 Saúl llega a la corte de David para curar las crisis de melancolías del rey Saúl. En 1 Sam 17 encontramos la narración de la victoria de David sobre el gigante filisteo, Goliat, cosa que en otras partes viene referido a otros y que por lo tanto puede ser incluso secundario, probablemente para engrandecer simplemente la figura del héroe. En 1 Sam 18,17-27 se narra del matrimonio de David con Mikal, la hija de Saúl, después de haber sido sometido a varias pruebas de valor que sobrepasan la realidad histórica. Varios críticos han visto, en este matrimonio, la sagacidad de David, ya que al casarse con la hija del rey pretendía de alguna manera ser un candidato al trono. En 1 Sam 25,44 Mikal es dada por Saúl a un cierto Palatiel. Más tarde, David la reclama y Abner se la lleva a David. Es conmovedora la despedida de Palatiel; el matrimonio con David es infecundo. De cualquier forma haya sido la realidad histórica, una vez que Saúl y sus tres hijos mueren en la batalla filistea, y habiéndole quedado como sucesor el paralítico Meriba'al, hijo de Yonathan a consecuencia de un accidente de pequeño (2 Sam 4,4), y por lo tanto incapaz, es evidente que el matrimonio con la hija de Saúl lo pone sobre la línea del trono, en falta de otros herederos.

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Sobre la misma línea filodavídica se pone 1 Sam 18,7 (Cf. 21,12; 29,5) y más tarde la frase pronunciada por los ancianos del norte que habían venido a coronar a David: "Ya desde entonces, cuando Saúl era rey sobre nosotros, eras tú el que mandaba las tropas de Israel cuando salían en expedición" (2 Sam 5,2), manifiestan que ya para la redacción filodavidica Saúl había sido destituido por David; mejor: que David era quien reinaba efectivamente; Saúl no era más que una sombra opaca. Un motivo muy querido en las tradiciones populares: El mejor substituye (casi siempre) al malo. Para la redacción Dtr final el primer elemento, es decir, la designación divina, era evidentemente el más decisivo. Cuando no existe otro factor determinante para el ascenso al trono, la designación directa por parte de la divinidad constituye el elemento legitimador. El hecho que el redactor haya tomado las defensas en favor de David y en contra de Saúl no significa que haya desacreditado este último en favor del primero, ya que David en realidad aparece con un fuerte ascendente personal que se va abriendo paso hasta llegar a fundar un imperio que se coloca entre las dos más grandes superpotencias de entonces, Asiria y Egipto. Lo único que se puede lamentar es que, al estado actual de redacción Dtr, no haya presentado a Saúl en toda su grandeza, ya que se trata del primer rey de Israel, el escalón que le permitió a David a permanecer en la memoria y, por tanto, de la primera persona que logró dar una unidad política a Israel y derrotar a los filisteos, además de los enemigos que provenían de transjordania. Si podemos hablar de errores de Saúl, si así se le pueden llamar sus intromisiones en campo cultual, las pagó de todas formas en carne propia. LA HISTORIA DE LA SUCESIÓN AL TRONO es otra de las unidades que sin duda puede ser considerada como independiente. Se trata, después del clásico estudio de L. Rost173 como una de las obras historiográficas más antiguas, sino la más antigua. Aquí se trata exhaustivamente y con profundo conocimiento de causa como se resolvió el problema de la sucesión al trono. Esta obra fue escrita probablemente antes de la muerte de Salomón (M. Noth), el autor es un óptimo narrador, tanto al punto de ser llamada la odisea hebrea (Maly), como un precursor de la historiografía Dtr (Soggin).

173 Cf. L. ROST, Die Ûberlieferung von der Thronnachfolge Davids, BWANT, III, 6, 1926.

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Mientras que el final de esta historia ha sido identificado con 1 Re 2 donde se narra la ejecución del testamento de David, por lo que respecta determinar en donde hay que poner el inicio no es fácil. Von Rad174, que se basa sobre Rost, la conecta con la narración del arca que comienza en 1 Sam 4-6 y que prosigue y se concluye en, como hemos ya visto, en 2 Sam 6,1-20, en donde el arca, después de haber pasado a manos de los filisteos viene hecha regresar a Jerusalén por parte de David. Ante el comportamiento de David Mikal se enfurece y la narración nota como Mikal se quedó estéril hasta su muerte. Así pues, la esterilidad de Mikal constituye el punto de partida de esta historia. El c 7 contiene la promesa divina sobre la dinastía davídica. En 2 Sam 9,1-13 David busca un sobreviviente de Saúl y sólo queda el paralítico Meriba'al, lo que lo hace incapaz de subir al trono. De todas formas David lo acoge en su corte m s que por razones humanitarias por razones políticas. La función de este pasaje es sólo el de presentar a los personajes. Los siguientes capítulos nos introducen en la política internacional. Con Ammón David instaura una batalla (2 Sam 10,1-9) de la cual sale vencedor. Es un relato que también trata del problema de la sucesión al trono, ya que el episodio de Betsabé‚ se encuentra insertado dentro del contexto de esta batalla. Con 2 Sam 11 encontramos a David en Jerusalén y de la política internacional se pasa a la vida familiar del monarca. David se pasea sobre la terraza y percibe la belleza de Betsabé‚ que, para obtenerla, tendrá que recurrir sin miramientos a la muerte de Urías, esposo de Betsabé, quitando así el obstáculo que se lo impide. Aquí interviene nuevamente el concepto de remuneración, típica de los libros de Samuel: A "Dios le había desagradado el hecho que David había cometido" y como David había destruido la familia de Urías así la familia real vendrá destruida por el juicio divino. Con la intervención de Natán y el arrepentimiento de David, Dios perdonará a David, pero el niño morir. Este relato de la vida familiar está estrechamente ligado con la guerra en contra de los amonitas (2 Sam 10,6-11 y 12,26-31 que no procede del autor de esta obra (Von Rad en contra de Rost), sino que más bien fue incorporada por el escritor porque en este relato familiar es introducida la madre del sucesor (Betsabé) y el mismo sucesor y por tanto para el redactor nunca existieron independientemente. 174 G. Von RAD, Los comienzos de la historiografía en el Antiguo Israel, en Estudios sobre el Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 1982, pp 141-176, especialmente 151 y ss.

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El tema de la sucesión vuelve a aparecer en el c 13, con el caso de la violación de Ammón con su hermanastra Tamar. En efecto Ammón era el primogénito de David y, por lo tanto el más próximo al trono. Absalón, después de haber dejado pasar un periodo de tiempo, venga la ignominia arremetida contra su hermana dando muerte a Absalón. Ciertamente la venganza de Absalón es más bien un pretexto, más que una sed de reparar la violación de su hermana, ya que con la muerte de Ammón quitó al probable heredero del camino al trono. Absalón se propone ahora como posible candidato. Que la venganza fuese un pretexto de Absalón lo demuestra el hecho de que, pasó algún tiempo (tres años), sin que David haya hecho nada contra Absalón, bajo instigación de Joab, aprovecha para avanzar sus pretensiones. Entonces se narra cómo envía a una mujer delante de David para que le resuelva un caso jurídico, en el cual le presenta un caso análogo al de Ammón y Absalón, ya que un hijo de la mujer dio muerte a su propio hermano. La familia le pide la muerte del primero, pero en este caso la familia quedaría sin descendencia. David exonera en este caso de la venganza de sangre y con tal sentencia emana, al mismo tiempo, un juicio sobre el caso de Absalón (Cf. 14,1-24). Entonces Absalón puede volver de nuevo a Jerusalén, pero no ser recibido por David por dos años. Después se le concede finalmente la audiencia donde Absalón promete obediencia al rey y este lo besa. REBELIÓN DE ABSALÓN. Las pretensiones de Absalón después de su exilio voluntario son muy grandes. Con el pretexto de cumplir un voto, Absalón obtiene el permiso de David para dirigirse a Hebrón. Ahí efectúa el golpe de estado contra David. David opta por salir fuera de Jerusalén ya que no tenía seguridad y por temor a un ataque de Absalón y de sus admiradores (15,13-16). Absalón por su parte se apodera de Jerusalén y del Harem de su padre, lo cual quiere decir que Absalón ha roto definitivamente con David. Inicia la guerra entre padre e hijo, aunque si el primero hubiese querido resolver el problema con el mínimo derramamiento de sangre posible (17,24-18,8). David, en efecto, había recomendado encarecidamente de respetar la vida de Absalón a sus lugartenientes. Una vez que se entabló el combate, en un tentativo de fuga de Absalón, se enredó su cabellera en las ramas de un árbol, de manera que pudo ser alcanzado y quedar a disposición de Joab que le dio muerte. El llanto de David es conmovedor. David regresa a Jerusalén; no es un regreso triunfal, pues los textos nos informan de una serie de conflictos entre el norte y el sur que tenían que ser apaciguados todavía. De hecho, todavía no llegaba a

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Jerusalén cuando un benjamita de nombre Seba se subleva, pero viene rápidamente apaciguado (20,1-26). El problema que se pone el narrador no es tanto la rebelión de Absalón, pues es fácil imaginarse que las cosas no fueron narradas en su integridad, sino que sufrieron un neto corte, puesto que el problema que se pone es el de la sucesión al trono. La continuación del hilo narrativo lo encontramos en 1 Re 1 en donde la cuestión de la sucesión regresa nuevamente. David ya es anciano, fácilmente manipulable y le viene dada Abisag, pero ya no tiene ningún hijo con ella, lo cual hace dirigir la atención a los hijos ya existentes de David. El mayor de estos es Adonia, de cuya parte se encuentran Joab y el sacerdote Ebiatar.; el otro candidato es Salomón, de cuya parte se encuentra el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Betsabé y la guardia real. David, en base a una promesa hecha anteriormente a Betsabé, pronunció la palabra definitiva en favor de Salomón. Lo designó como rey y lo hizo ungir inmediatamente por Sadoc y fue proclamado en Jerusalén. La decisión autoritaria de David resolvió el problema de la sucesión. A parte de ser considerada la más importante y antigua obra historiográfica del Antiguo Israel, sino de todo el Antiguo Oriente, ha sido notado recientemente que la narración, por su misma naturaleza, es rica de varios elementos que no pueden ser verificados por la investigación histórica: La remuneración divina y varios más. La narración, si bien se refiera a acontecimientos históricos no es propiamente histórica, sino que pude ser definida como una novela histórica que trata de penetrar en el ánimo de sus personajes e imposta su propia tratado sobre un motivo sapiencial: Que ni siquiera el rey puede substraerse a las leyes de orden cósmico garantizado por Yhwh. Habrá, finalmente, individuar dos niveles en la compilación de estos materiales. Un primer nivel, que comprende las varias unidades que hemos tratado, habría sido el fruto de diferentes redactores que tenían la intensión de coordinar las tradiciones o los conjuntos de tradiciones existentes, tratando del propio tema. En este primer nivel tenemos que ver probablemente con cronistas de corte, los cuales tenían acceso a todos lo materiales y al archivo que existían sobre la materia. El segundo nivel es obviamente Dtr. Es probable que la historiografía Dtr encontrara a Samuel en parte ya terminado, o en sus partes fundamentales. Simplemente habría elaborado sólo 1 Sam 7 y 12, el oráculo de Natán en 2 Sam 7.

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Concluyendo: a) La unidad aparente, con sus problemas de redacción, se explican mejor admitiendo que los libros de Samuel no pueden ser el fruto de un autor individual, así como tampoco fue compuesta de un sólo golpe, sino admitiendo una variedad de diferentes fuentes: "La tesis más posible es la que ve en Samuel una serie de diversos ciclos y de tradiciones esparcidas, reunidas por un redactor no Dtr, sino que ciertamente anterior a él, según el esquema que el Dtr podía hacer propios, limitando la reelaboración del material a intervenciones sólo sectoriales"175. b) De lo dicho anteriormente se deduce que no pueden ser admitidas las mismas fuentes que fueron individuadas para resolver los problemas del Pt, si bien existan algunas semejanzas con la fuente J (Jahvista) y algunas expresiones. c) El autor de la "Historia a la sucesión del trono davídico" se le desconoce. Han sido propuestos varios nombres pero las pruebas aportadas en pro de alguna de las personas propuestas no son muy convincentes. Aquello que se puede decir con toda certeza es que fue un escriba que conoció personalmente a sus personajes y estuvo a contacto con los hechos narrados. d) Existen varios indicios que la obra, en su forma antigua, habría sido ya terminada antes de la separación del reino unido, es decir hacia el siglo IX. e) Durante el exilio Samuel fue sometido a la redacción Dtr que añadió algunos retoques, como son: La profecía de Natán, algunas indicaciones cronológicas (1 Sam 4,18; 2 Sam 2,10-11; 5,4-5), compendios históricos (1 Sam 2,27-36; 2 Sam 21,1-14) y la terminología Dtr: "Con todo su corazón", "escuchar su voz", "bien y mal", "servir sólo a Yhwh", etcétera.

175 J. A. SOGGIN, Introduzione, p 243.

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LOS LIBROS DE LOS REYES

Como ya visto, estos dos libros, en la versión griega de los LXX venían llamados 3 y 4 Reinos. Tal denominación la asumió la Vg y que aun ahora persiste en algunas versiones. Originariamente eran una sola obra, como los libros de Samuel (Sefer M lakîm), según Orígenes (Ps I: MG 12, 1084), Eusebio (Hist. Eccl. VII, 25,2) y Jerónimo (Prol. Gal. ML 547. 553). La división en 1, 2, 3 4 reinos se debe a que los judíos alejandrinos unieron 1 y 2 Re a 1 y 2 Sam.

CONTENIDO

Los libros de Re abarcan desde la muerte de David (ca. 971) hasta la destrucción de Jerusalén y el destierro babilonio en el 587, o sea, unos 400 años. El título actual es bastante propio, ya que narra la historia de los reyes de Judá y de Israel.

DIVISIÓN Se puede fácilmente dividir en tres partes, cada una distinta de la otra. Iª PARTE. Historia de Salomón (1 Re 1-11): a) Epilogo de la "historia de la sucesión al trono" (1 Re 1-2). b) Primeros años del reinado de Salomón (2,12-4,34 =Vg). c) Construcción del templo y del Palacio (5, 1-9,19). d) Apogeo y fracaso del reinado de Salomón (9,20-11,43). IIª PARTE: historia de los reinos del norte y del sur hasta la caída del reino del norte (1 Re 12- 2 Re 17) a) Misma de las diez tribus del norte bajo Jeroboám; Roboám, hijo de Salomón se queda sólo con 2: Judá y Benjamín (1 Re 12,25- 16,34). b) Historia de los dos reinos divididos (1 Re 12,25-16,34) b) Historia de Elías y de Eliseo (1 Re 17-2 Re 13). d) Historia de los dos reinos divididos (2 Re 18-25) caída de Samaria por obra de Asiria. IIIª PARTE Historia del reino de Judá hasta el exilio (2 Re 18-25). Encontramos un particular interés por Ezequías debido quizás a su fidelidad a Yhwh y a sus relaciones con el profeta Isaías.

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ASPECTO LITERARIO a) La cronología: Es uno de los principales problemas que los libros de Re ponen. No solo la cronología de Reyes, sino de toda la Biblia. Esto se debe al hecho que la cronología de los reyes de Israel está considerada en base a los reyes de Judá y viceversa, sin que se sepa ni las fechas de partida, ni los criterios utilizados. b) El carácter compuesto y elaborado de Re se manifiesta en la valorización de la persona del rey que es juzgado en base a su comportamiento religioso, sobre el modelo de Josías, asumido por la redacción. Sucede, como ya mencionábamos anteriormente que reyes políticamente poco hábiles sean alabados porque se manifiestan teológicamente "ortodoxos" (como es el caso de Ezequías y de Josías); sin embargo, reyes políticamente capaces, pero escarzos en campo religioso, son juzgados severamente (por ejemplo Omri). Por tanto, el criterio para juzgar un rey no es político ni económico, sino teológico y esto en base a la reforma de Josías: la renuncia a los santuarios sincretistas o cananeos o su supresión; en sus aspectos positivos, sobre la línea del Dtr sería: Un sólo Dios en un sólo lugar, "es decir el repudio de todas las formas de paganismo y la centralización del servicio divino en el único santuario"176. El esquema es algo semejante al que encontramos en el libro de los Jc, sólo que en Jc es el pueblo que peca, en Re son los reyes. A partir de 1 Re 14,21 tenemos esta estructuración177: a) Nombre del rey y de su padre (para el rey de Judá el de la madre) y, si es importante el de la Mujer. b) Sincronismo con el rey contemporáneo de Judá o de Israel. c) Edad del rey y duración de su reinado. d) Algunos datos significativos del rey y referencia a una fuente determinada. e) Juicio sobre el comportamiento religioso y moral. f) noticias sobre la muerte y la sepultura del rey y nombre del sucesor. Este esquema se deja individuar bastante bien en Roboám. 176R. De VAUX, Les Livres des Rois, (BJ) p 14. 177Cf. E. CORTESE, Lo schema deuteronomistico per i re di Giuda e d'Israele, Biblica 56 (1975) pp. 37-52.

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"Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá; tenía Roboám 41 años cuando comenzó a reinar, y reino 17 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Naamá, que era amonita. Judá hizo el mal a los ojos de Yhwh (1 Re 14,21-22)... "los hechos restantes de Roboám y todo cuanto hizo, ¿no están consignados en el libro de los anales de los reyes de Judá?... Roboám descansó con sus padres y fue sepultados con ellos en la ciudad de David... su hijo Abbiyyam reinó en su lugar" (1 Re 14,29-31). En el caso del reino de Israel los monarcas sin excepción son todos juzgados como culpables del pecado de Jeroboám I (Cf. 1 Re 12,25 ss), es decir el culto de Yhwh en la figura del becerro de oro (o dorado) en los santuarios de Betel y de Dan (1 Re 15,26.34 etcétera). Por lo que respecta a los reyes de Jerusalén hay quienes hicieron también "el mal a los ojos de Yhwh", o sea, del culto sincretista de los "altos lugares" o en los santuarios de las provincias. La obra histórica Dtr se limita a aumentar, desde su perspectiva, algunos hechos dignos de nota y no pretende hacer "historia" del periodo que va desde la muerte de David hasta el exilio. Prueba de ello son las continuas referencias a las fuentes que pueden ser consultadas para mayor información: "las crónicas de los reyes de Israel o de Judá, precedidas por un libro: "los hechos de Salomón. Concluyendo podemos decir con Cazelles: “El libro es, pues, más que una historia, una interpretación de la historia a la luz de la doctrina deuteronomística"178.

FUENTES Las fuentes se pueden dividir en dos categorías: Explícitas e implícitas. Las fuentes que se citan explícitamente son tres: a) El libro de los hechos de Salomón (1 Re 11,41). b) El "libro de las crónicas de los reyes de Judá" (1 Re 14,29 y ca. de 14 veces más). 178H. CAZELLES, Introducción crítica, p 338.

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c) El "libro de las crónicas de los reyes de Israel" (1 Re 14,19 y ca. de 16 veces más). Las fuentes implícitas se reconocen fácilmente en el curso de los libros como conjuntos literarios preexistentes unidos por argumento, desarrollo o estilo179: a) El epilogo de la "historia de la sucesión al trono davídico" (1 Re 1-2). Esta sería la conclusión lógica y obvia de la historia de David iniciada en los libros de Samuel, pero el autor de Re la coloca aquí con la finalidad de introducir la historia de Salomón. No hay más: la división es sólo artificial. b) La historia de Salomón (1 Re 3-11) que hace referencia al libro de los "hechos de Salomón" (11,41-43)180 en la que sobresalen el catálogo de los ministros y prefectos de Salomón (1 Re 4,20-34), la visita de la Reina de Saba (1 Re 10,1-29). El pasaje sobre la grandeza de Salomón goza de una unidad bastante manifiesta181. c) La historia del cisma (1 Re 12-14) del reino del norte182. Esta historia debe mucho a los anales de los reyes de Israel (Cf. 1 Re 14,19). Este relato pone de manifiesto la dualidad de la monarquía: Roboam, hijo de Salomón, es aceptado por Judá; las tribus del norte, por su parte, dada la intransigencia e inexperiencia de Roboam, escogen a Jeroboám como rey de las tribus del norte. Comprendería documentos que podrían proceder del ambiente profético: la maldición por parte del "hombre de Dios" del altar de Betel (1 Re 13,2-5), el oráculo de Ajiyya contra Yeroboam (1 Re 14,7-16) y algunas notas deuteronómicas (1 Re 12,26-32; 14,7-11)183.

179Cf. A. JEPSEN, Die Quellen des Köningsbuches" Halle 1956, 2ª ed. 180Cf. J. LIVER, The Book of the Acts of Salomon, Biblica 48 (1967) 75-101. 181Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, pp. 340-343. 182Cf. A. M. DUBARLE, Le jugement des auteurs bibliques sur le schisme de Jeroboam, Est. Ecl. 34 (1969) pp. 577-594. 183Cf. A. CAQUOT, Ahiyya de Silo et Jeroboam I, Semitica 11 (1961) pp 17-27.

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d) Tradiciones (ciclos) de Elías184 (1 Re 17,19.2; 2 Re 1-2) que contienen varios episodios: La sequía (17), juicio de Dios sobre el monte Carmelo (18), teofanía en el Horeb (19), el episodio de la viña de Nabot (21) que es más bien reciente, ya que presupone la puesta en vigor de Lv 25,23. Estos episodios, desde el punto de vista literario, están escritos en el mejor hebreo que conocemos. Los temas tratados son: El monoteísmo, la tolerancia de otros cultos, las relaciones entre el ciudadano y el estado y el rol del profeta en estas relaciones. Es poca la parte de la redacción Dtr en estas tradiciones: Sólo 19,10.14. f) Las tradiciones (ciclos) de Eliseo (1 Re 19,19-21; 2 Re 2. y cc 4-10) El origen de estos relatos habrá que buscarlos en los ambientes populares dado el carácter milagroso que aparece. El ciclo de Eliseo es menos homogéneo que el de Elías. Probablemente este ciclo se construyó en el reino del norte antes del 722. También aquí es escarza la redacción Dtr. g) Las guerras arameas de Ahab que están privadas de la redacción Dtr (1 Re 20 y 22) que están mezcladas con la vida de Elías y del profeta y del profeta Miqueas ben Himla. h) Tradiciones de Isaías (2 Re 18,13-20,19) paralelas a Is 36-39 que respectan el reinado de Ezequías y sus relaciones con el profeta en el momento de la invasión de Senaquerib (18,13-19), durante la enfermedad del rey (20,1-11) y con la ocasión de una embajada del rey de Babilonia (20,12-19) Otro material, como son las tradiciones sobre algunos profetas en 1 Re 11,29-39; 14,1-18 y 15,29 etcétera. 1) Algunos autores modernos (exceptuando a M. Noth) admiten una doble redacción: Un primer estrato se inspiraría a los principios de la reforma de Josías: Centralización del culto y eliminación de los santuarios periféricos y el otro estrato, más reciente, durante el exilio, después de la liberación de Yoyaquín que trata de interpretar la tragedia que cayó sobre Judá y Jerusalén en el 597 y el 587, pero antes en Israel en el 722185, y la explicación a esta

184Cf. J. M. MILLER, The Elisha cycle and the accounts of the Omride Wars, JBL 85 (1966) pp 441-454; G. von RAD, Teología del Antiguo Testamento, II, p 21 ss; R. P. CAROLL, The Elijah-Elisha Sagas, VT 19 (1969) pp 400-415. 185Cf. G. von RAD, Estudios sobre el Antiguo Testamento, p 179 ss.

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tragedia la entiende como una realización del juicio divino que los profetas habían anunciado muchas veces. El juicio se cumplió primero con la caída del reino del norte primero, de Judá después, con la primera deportación del 597 y con la segunda, definitiva, del 587 con la destrucción de Jerusalén. Para profundizar mejor sobres las diferentes reelaboraciones del Dtr Soggin186 y también los varios estudios de E. Cortese. 2) Es evidente que si la redacción Dtr trata de interpretar las grandes catástrofes del norte (722) y del sur (587) habrá que poner su etapa final después, o durante, el exilio. El mismo libro de reyes da algunas indicaciones al respecto: El libro de Re termina con la narración de la liberación de Yoyaquín en el 560; además, otros pasajes en ambos libros perecen suponer la ruina de Jerusalén y la deportación del 587 (Cf. 1 Re 8,46-51; 9,7-9; 2 Re 17,19-20; 21,11-15; 23,26-27; 24,2-4), pero, a la vez, existen varios indicios en que la obra sea, en su conjunto, anterior al exilio, considerando los elementos para colocar Re después del exilio, como añadiduras posteriores. Cazelles piensa mejor en una escuela Dtr y no de un sólo autor que, insertada en la gran composición de la obra deuteronomista, habría iniciado su trabajo antes del 587 y lo terminó después de esta fecha. Esto explicaría la unidad substancial de la obra y las varias redacciones.

EXCURSOS AMBIENTE HISTÓRICO, POLÍTICO, RELIGIOSO Y CULTURAL DE CANAÁN El marco histórico del cual se ocupa la historia Dtr, y del cual no podemos prescindir en nuestro curso, es el que va desde la "conquista" (Josué) de la tierra prometida (ca. 1250) hasta la deportación (2 Re) babilonia (587), es decir, abarca aproximadamente unos 650 años de historia. El periodo que abarcan los dos primeros libros (Js/Jc) antes de la institución monárquica es el del 1250 al 1050, es decir, 200 años aproximadamente. Este periodo es uno de los más pobres en cuanto a documentos.

186Cf, J.A.SOGGIN, Introduzione, pp 215-216.

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Como hemos ya visto, la historiografía Dtr carece de muchas noticias "históricas". Su interés no está tanto en el de darnos un cuadro completo de los acontecimientos que van desde la entrada en Canaán hasta la deportación en Babilonia. La obra Dtr es más bien la interpretación teológica de estos acontecimientos, impregnada por el espíritu del Dt. Ahora bien, además de los sucesos acontecidos en Palestina durante estos siglos nos informan fuentes extra bíblicas, encontradas gracias a los descubrimientos arqueológicos y de documentos. a) "Textos de execración"187. Se trata de escrituras sobre pedazos de barro del último periodo de la XII dinastía (ca. 1800) egipcia que servían para una determinada finalidad mágica. En estos textos se encuentran enumerados todos los enemigos de Egipto, entre los cuales aparecen algunos de Palestina y de Fenicia. De este modo se puede conocer el nombre de diferentes príncipes y de ciertos territorios. b) Los textos de Mari: De poco más recientes son los textos de Mari. Además de textos de carácter jurídico y económico contienen mucha correspondencia de los reyes con muchas noticias sobre Siria y con pocas sobre Palestina. c) Tell el-Amarna: El XV siglo, sin duda, nos acerca más a la historia de Israel. De esta época hay que citar a las tablillas de Tell el-Amarna (1400 ca.) encontradas en el 1887. Se tratan de tablillas escritas sobre el barro, que contienen la correspondencia del predecesor de Amenofis IV (1377-1360) con los estados de Asira, especialmente con los pequeños príncipes vasallos de Palestina y de Siria., Época en la cual estos territorios era dominación egipcia. Las tablillas de el-Amarna han podido hacer luz sobre el trasfondo histórico de Israel en Palestina y constituyen una de las fuentes más directas de la historia de Israel. d) Los textos de Ras Shamra: Aproximadamente de la época de el-Amarna son los textos encontrados en el 1929 en la parte septentrional de Asiria, donde se encontraba la antigua ciudad de Ugarit. Aquí se encontraron numerosos textos sobre el aspecto cultual y mitológico, así como también fueron encontrados numerosos textos de carácter administrativo y político provenientes del archivo real. Son pocas las noticias históricas que se pueden sacar de estas cartas,

187Cf M. NOTH, Storia d'Israel, Paideia, Brescia 1975, pp 29 ss.

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pero los numerosos nombres de personas hacen posible hacerse una idea de la estructura de la vida de la población. d) Otras noticias acerca de la historia de la Palestina con respecto a los siglos que nos interesan, son las campañas que se desarrollaron en Siria y Palestina bajo el dominio egipcio durante el XVI y XIII siglo. El primero a compilar una lista de estas campañas parece haber sido Tutmosis III (XV siglo) que hizo incidir sobre una de las paredes del templo de Amón-Ra en la ciudad egipcia de Tebes. Esta incisión atestigua la existencia y denominación de numerosas ciudades palestinas. LA TIERRA DE CANAÁN La tierra que Dios había prometido a los Padres (Gn 12,3) y que ahora Israel está a punto de conquistar no es una tierra "virgen", sino que está poblada, y el mismo AT tiene la conciencia del carácter mixto de la población que ahí habita. En efecto, cita algunos grupos como son los cananeos, amorreos, hurritas e hititas, Los perezeos y los jebuseos que el AT cita son desconocidos por la literatura extrabíblica. a) Recientemente se ha comprobado que el semita "Canaán", como el griego "fenicio" se refieren ambos términos a una misma realidad, a saber, a la famosa tinta púrpura de la antigüedad que se extraía de los moluscos de la costa fenicia. No está claro, sin embargo, si el topónimo haya derivado del producto o viceversa. Por tanto, permanece incierto si el nombre era geográfico o étnico, es decir si designaba una determinada región geográfica, o bien era la designación de un pueblo. A la época de los Jueces el término designaba a una comunidad étnico - lingüística que habitaba en las ciudades de Fenicia y Palestina188.

188Se sabe, por otra parte, que la tierra de Canaán ha tenido varias denominaciones: Los egipcios, a principios del segundo milenio, llamaban al país de Canaán Retenu, nombre territorial que abarcaba más o menos a Siria y Palestina. A partir del reinado de Tutmosis III Canaán viene llamado Haru o Huru, probablemente porque la mayor parte de la población con los que tuvieron que ver los faraones de la XVIII dinastía eran Hurritas. En los textos arcádicos y egipcios aparecen los términos de "cananeos" y de Canaán. La mención más antigua de Canaán que se conozca es en una carta de Mari, dirigida la virrey de Mari, Lasmah-Addu (ca. 1810-1781). En las cartas de el-Amarna Canaán figura como una provincia egipcia. En la estela de Mernephta Canaán designa una ciudad. Cf. F. CASTEL, Historia de Israel y Judá, Verbo Divino, Estella 1984, p 7 ss.

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b) La principal actividad de los cananeos era el comercio. De esta manera el término "cananeo" en hebreo llega ser sinónimo de "mercader"(Cf. Is 23,8; Ez 16,29; Zac 14,21). Por lo que respecta a la lengua, se sabe actualmente que el cananeo era bastante semejante al hebreo. Las ciudades cananeas estaban concentradas en las llanuras costeras, a los pies de la cadena montañosa central, en la llanura de Esdrelón y sobre la costa fenicia. Al centro de cada ciudad se encontraba un templo (Meguiddo, Laquis, Guézer). Cada ciudad estaba gobernada por un rey, rodeado por una asamblea de terratenientes. c) El carácter mixto de esta población en la tierra de Canaán hicieron difícil el proceso de instalación de las "doce" tribus de Israel. Sólo cuando Canaán estuvo en grado de recibir a Israel, Israel pudo instalarse. Fue en este periodo el más propicio para la sedimentación de Israel en Canaán, antes hubiera sido imposible.

La situación política de Mesopotamia y Egipto, durante este periodo (1250-1050) estaba en decadencia, aunque si era la decadencia de dos grandes superpotencias. 1) Los Hyksos: Algunos documentos informan que entre el 1670 y el 1570 Egipto fue dominado por un pueblo asiático llamado Hyksos ("Señores de tierras extranjeras"). Es fácil comprender que el imperio de los hyksos comprendiera la Palestina, Siria y el mismo Egipto y que la sede los hyksos fuera Siria y Palestina. Al inicio de la XVIII dinastía Ahmose de Tebes los expulsó de Egipto y ciertamente siguieron dominando en Siria y Palestina. Los hyksos adoptaron el uso del carro de guerra jalado por caballos asumiendo de este modo una superioridad militar que les permitió dominar Egipto. El carro de guerra aparecerá en uso en Israel sólo con Salomón. Los hyksos desaparecieron después de la expatriación de Egipto. Y esta provocó una confusión dejando espacio a una inmigración de numerosos y mixtos pueblos que se extendieron en pequeños principados y ciudades-estados. 2) Egipto: Tutmosis III penetró con su ejército en el año 23 de su reinado (ca. 1468) en Palestina sin muchas dificultades y con 20 años de campaña militar extendió su dominio hasta el Éufrates y Alepo. Entonces Egipto llegó a ser el Patrón de toda la Palestina y Siria. Esta conquista asume una importancia particular para el periodo de la conquista y el de los Jueces, ya que esta conquista destruyó todo poder unificado. Ningún otro poder semejante surgió en más hasta el reino unido de David. El influjo causado por la dominación egipcia en Siria, Palestina y Fenicia fue bastante profundo.

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3) Los Habiru: En las cartas de el-Amarna aparece un cierto grupo que estaba al servicio de los egipcios: Los Habiru. Cuando estas cartas fueron descubiertas, los habiru fueron identificados inmediatamente con los hebreos, pero en la actualidad se ha comprobado que más que designar un pueblo, es más bien la denominación de una clase social, para determinar precisamente a los esclavos. LAS DOCE TRIBUS189 LA "PROTOHISTORIA" DE ISRAEL. "La unión de las doce tribus en un sólo "Israel" llegó a ser una realidad definitiva y duradera solo en Palestina"190, dice Noth al iniciar la problemática entorno a las doce tribus de Israel, lo cual hace presuponer que la verdadera historia de Israel "comienza en Palestina"191.Y, entonces, ¿Qué es de los doce hijos de Jacob que bajaron en Egipto (70 personas)192 llegando a ser tan numerosos y molestos para los egipcios?, o mejor, cuando se constituyó Israel en 12 tribus?, Cuál fue el proceso que siguió? , ¿Cuáles fueron los lazos que las unieron? y ¿cuáles instituciones mantuvieron su unidad? La respuesta a estas preguntas no es para nada fácil. La tradición del AT simplifica demasiado el problema con su típica visión panisraelita: Todo Israel, las doce tribus, tuvieron su origen a través de la ramificación y multiplicación de un antepasado común que se le designa con el nombre de "Israel". Todas las tribus se reconocen como hijos de este antepasado común (bene Yisra'el). Esta misma tradición, posterior a los hechos, retiene que las doce tribus tuvieron una misma prehistoria común, y

189Cf. CAZELLES, Historia política de Israel, Cristiandad, Madrid, 1984, p 73 ss; R. De VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1985, 99 26-32, Bibliografía pp. -651; Ídem, Histoire ancienne d' Israel. Le période des Juges, Gabalda, Paris, 1973, p 19 ss; Les Patriarches hebreux et les découvertes modernes, RB 56 (1949) pp. 5-19; M. NOTH, Storia d'Israele, op. cit. p 71 ss; J. BRIGHT, La historia de Israel, Bilbao 1970, p 161 ss; G. E. WRIGHT, Arqueología bíblica, Cristiandad, Madrid 1975, p 99 ss. 190M. NOTH, Storia, p 71. 191Ídem, p 72. 192Nm 1,46 y 26,5 aseguran que Israel pudo haber juntado alrededor de 6000 hombres en edad militar, de veinte años para arriba, lo cual significa que compresivamente Israel contaba, según Nm, con unos dos o tres millones de personas, contando las mujeres y los niños, lo cual resulta imposible que 70 personas hayan podido reproducirse de esa manera y en tan poco tiempo. Cf. J. BRIGHT, La historia de Israel, p 160.

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que las mismas tribus, todas juntas y de un solo golpe, fueron las herederas de la tierra, dicha "prometida", no sin poner su granito de arena. Aunque si el AT no presenta la vida de las tribus al estado puro, puesto que está dominada por la idea del panisraelismo, a detrimento de las tribus individuales. En cambio, la Biblia habla de los benê Yisrael, constituidos en número de 12 tribus. La Tribu de Israel193 se compone de Casas (Bet) que comprende toda la parentela (esposa, hijos casados y no, los nietos, e incluso la servidumbre, o de clanes (Mishpahah) que lo constituyen varias familias, que viven ordinariamente en el mismo lugar o que, al menos, se reúnen para las fiestas religiosas y son regidas por los Zeqanîm. En fin, varias Mishpahôt forman una tribu (Shebet o Matteh), dos palabras paralelas y que designan de igual manera al bastón de mando o al cetro real. A veces no se mantiene la jerarquía de los términos de Bet, Mishpahah o Shebet. Los lazos que pueden unir a una tribu, pueden ser reales o ficticios. El principal de estos es el vínculo de sangre, ya sea real o ficticio.

La unión entre las tribus puede acontecer en diferentes maneras: Por un lazo de ben-ameh194, en torno a la espada clavada en la tierra. Este lazo es tan sólido que no puede ser roto ni con el crimen, ni con el robo. Este lazo crea entre dos tribus una verdadera alianza ofensiva y defensiva (Neftalí y Dan, Manasés y Efraím), dado que tribus pequeñas tenían, muchas veces, que unirse contra un enemigo superior. En fin podía acontecer por adopción, aunque si este caso era raro en Israel, como fue el caso de Makir: "los hijos de Makir, hijo de Manasés, fueron criados en las rodillas de José" (Gn 50,23). "Ser criado en las rodillas de alguien", significa ser adoptado por él.

¿COMO SE CONSTITUYO EL ISRAEL DE LAS 12 TRIBUS? Es nuevamente mérito de Noth195 haber dado forma definitiva a la teoría de la "anfictionía" que ya había sido iniciada por Ewald y Alt. "Anfictionía", según el sentido de la palabra, es "la asociación de aquellos que se establecen entorno a un santuario común"196. Los ejemplos de estas anfictionías son posteriores al inicio del primer milenio a.C. y al estado actual se está mal informado a su

193Cf. R. De VAUX, Instituciones, p 30; H. CAZELLES, Historia política, p 74. 194H. CAZELLES, Historia, p 81. 195Cf. M. NOTH, Storia, p 112 ss. 196R. De VAUX, Histoire, II, p 21.

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respecto. La mejor conocida a nosotros es la anfictionía filo-délfica que data del IV siglo a.C., por lo tanto de mucho muy posterior al fenómeno israelita.

Para Noth, Israel sería el nombre de una liga de 12 tribus que se reunían en torno a un santuario común en donde se encontraba el arca y de la cual el número 12 sería un "elemento muy sospechoso y en apariencia artificioso"197, aunque si es un componente esencial, puesto que la misma tradición bíblica lo ha mantenido. Ewald, mostró que el elemento 12 es característico del Antiguo Oriente, y por tanto no exclusivo de Israel198. Noth hace la analogía de Israel con las anfictionías griegas e itálicas199.

Las características esenciales de estas ligas sagradas o anfictionías son: a) En primer lugar, el número 12 o seis. Ahora bien el número 12, como el mismo Noth lo reconoce es un elemento bastante sospechoso200. Por lo tanto no es determinante, y en Israel el número 12 no dependió de la ramificación de un grupo humano, o se trata de una invención, sino que era un elemento constitutivo de las ligas sagradas.

b) Otro de los elementos esenciales de las ligas sagradas era el santuario central, puesto que es este santuario central en torno al cual habitan las ligas sagradas, el que justifica por tanto su existencia. El centro religioso para Israel, como del resto para las demás ligas, fue el arca santa, en origen quizás un santuario portátil, pero que una vez que se estableció en Palestina venía colocada, de vez en cuando en un lugar que llegaba a ser el centro del culto201: El Santuario del Árbol, al este de Siquém, parece que haya sido el centro cultual de las tribus israelitas, quizás el más antiguo que conocemos (CF Js 24).Este santuario fue transferido, por razones desconocidas, y fue trasladado, tal parece, a Betel (Cf. Jc 20,16) después el arca fue colocada a Guilgal ( Cf. Js 3-4) y finalmente la encontramos en Silo, donde el arca tenía un templo (Cf. 1 Sam 3,3; Jr 7,14; 26,9). Era en ocasión de las fiestas que se reunían los

197Ídem, p 111. 198Listas de 12 tribus se encuentran en el AT: 12 tribus arameas (Gn 22,20-24); 12 tribus ismaelitas (Gn 25,13-16); 12 edomitas (Gn 36,20-28); o bien su mitad: 6 tribus hurritas. 199M. NOTH, Storia, p. 112. 200Este número parece, según Noth, haber tenido una utilidad práctica, ya que los miembros de la liga tenían que preocuparse del santuario común y de su culto según turnos de uno o dos meses, Cf. M. NOTH, Storia, p 112. 201Cf M. NOTH, Storia, p 116.

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representantes de las tribus entorno al santuario común para tratar asuntos de común interés. Fue en Siquem (Js 24) que Israel se constituyó como liga tribal, según la opinión más verosímil. El pacto de Siquem, según esta opinión, fue llevado a cabo por el grupo de Josué con las tribus del Norte que no habían participado a la experiencia del Éxodo ni del Sinaí. Pero a esta alianza religiosa (vv 23-24) que comprende "Un estatuto y un derecho" (v 25) no estaban presentes todas la tribus, puesto que no estaban todavía constituidas, ni tampoco sus representantes.

Crítica a Noth La teoría de Noth, no obstante que fuera seductora, no alcanzó un consenso común. Aquello que se le criticó a Noth fue, ante todo que, a parte el hecho de que no se tiene un conocimiento suficiente acerca del funcionamiento de las anfictionías griegas o itálicas. La mejor conocida, como ya dicho, era la délfica, pero data del siglo IV a.C., el hecho de que nos encontramos en dos territorios y ambientes completamente diferentes, así como también que el hebreo no conoce una palabra para designar este fenómeno. Por lo que respecta al número 12, se ha hecho notar que es preferible buscar los paralelos en el mismo AT, que en las anfictionías griegas, ya que es conocido por el mundo bíblico. En este caso el número 12 representaría los 12 meses del año y los 12 signos zodiacales y, por lo tanto, representaría la plenitud. Por lo que respecta al pacto anfictiónico, el relato del pacto de Siquém de Js 24 no tiene las características esenciales de los pactos anfictiónicos y, por lo tanto, el Israel de las 12 tribus no se constituyó en anfictionía en Siquém, puesto que no estaban presentes todas las tribus. El santuario central, elemento esencial y fundante de la anfictionía, dice De Vaux, que sería un caso exclusivo de la anfictionía de Israel el hecho de llevar un santuario itinerante202, así como también para De Vaux ninguno de los santuarios en cuestión fue para Israel el Santuario central de todas las tribus203.

202R. De VAUX, Histoire, II, p 27. 203Idem, p. 28 ss.

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SIQUEM: No se nos dice nada de la presencia del arca en Siquém. En Js 24 no se hace mención. Según la teoría de la anfictionía israelita la fiesta de la renovación de la alianza narrada en Js 24 coincidía con la fiesta de las tiendas, pero tampoco de esta fiesta no se hace mención. BETEL: Se dice que el arca fue trasladada de Siquém a Betel y esto viene confirmado por Jueces 20,27b-28a, que está bajo la custodia de Pinhas, hijo de Aarón, pero se trata de una adición. Por lo tanto no tenemos indicios de que Betel haya sido el santuario central de Israel, ni de que se haya celebrado algún culto anfictiónico. GUILGAL: Fue por un periodo el arca fue depuesta en el santuario de Guilgal, de otra forma no se logran explicar el capítulo 3 y 4 de Js. Pero Guilgal tampoco pudo haber sido el santuario central, puesto que las tribus no estaban unidas. Por otra parte Guilgal no juega ningún papel en el libro de los Jueces y no parece que haya sido un lugar privilegiado para la reunión de las tribus. SILO; De Silo no se sabe cuándo el santuario fue fundado, ni está ligado a ninguna tradición patriarcal, como Siquém y Betel. Por otra parte todos los textos que hablan de Silo son de redacción post-deuteronómica. Por lo tanto no se puede decir que las tribus tuvieron un santuario central, sino que se constata la multiplicidad de estos, a los que se pueden añadir otros: Bersebáa (1 Sam 8,2), donde se guarda el recuerdo de los patriarcas, Mispah y Rama (1 Sam 7,17; 9,12-25) el cual origen es oscuro. Ofrá y Dan (Jc 6 y 18) y existían muchos más, sin contar los santuarios domésticos como el de Mika (Jc 17). Faltando el elemento fundamental de la anfictionía se puede afirmar categóricamente que Israel no fue nunca una anfictionía . Tampoco los delegados al consejo anfictiónico pueden ser un elemento determinante en Israel. Estos delegados serían los Nesi’îm, traducidos con "príncipes" inexactamente. Etimológicamente Ns' qôl sería aquel que "levanta la voz, el porta- palabra, serían los representantes de las tribus.

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En Nm los Nesi'im son los doce jefes de las tribus de Israel. Según de Vaux el término tiene un sentido pasivo: Es aquel que viene elevado por la asamblea o en la asamblea204. Aquello que se puede decir es que el "Nasi'" no era un personaje religioso, ni un príncipe, sino un elegido por la tribu: SCEICH. En los libros de Ex y Nm estos jefes representaban a todo el pueblo y actuaban colectivamente, pero ningún texto les atribuye las funciones de los jefes de las anfictionías griegas. A parte de esto, en la asamblea de Siquém no juegan ningún papel. Tampoco en Israel existió un derecho anfictiónico. Para los que sostienen esta teoría el código de la alianza sería el equivalente del derecho anfictiónico y se encontraría sobre todo en las prohibiciones religiosas y morales de Ex 22,17-239. Pero sabemos que el código de la alianza representa las leyes y las costumbres de las tribus instaladas en Canaán y unidas por la misma fe en Yhwh, pero esto no le da ningún carácter de derecho anfictiónico. Tampoco la asamblea de Siquém, en donde Josué da " un estatuto y un derecho", trascrito en un "libro de la Ley", pero no puede ser porque: No estaban todas las tribus, el santuario central no fue Siquém y nunca hubo una fundación anfictiónica. CONCLUYENDO A) No anfictionía. b) No santuario central. b) Ninguna acción común a todas las tribus. Aquello que queda claro es que no se puede rechazar una hipótesis si no se encuentra una mejor. Lo discutido es que tal parece que Israel haya existido como una liga sagrada de tribus que se fundaba en la alianza con Yhwh, pero no se ha encontrado una alternativa mejor. Por otra parte queda de igual manera claro que el Israel de la Biblia nunca hubiera existido si no hubiera existido un grupo con la fe en Yhwh que fue liberado de Egipto y que dirigió sus pasos a la tierra prometida, un grupo que no se llamó Canaán, como los residentes de la tierra, sino que fue capaz de dar

204R. De VAUX, Histoire, p 33.

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su propio nombre al país conquistado. "Israel conquistó Canaán, pero no llegó a ser Canaán", podemos parafrasear así las palabras de Cazelles.

¿ERAN DOCE? No podemos estar seguros si en origen Israel constaba de 12 tribus, o si se fue completando con el tiempo, o si era más pequeña. En Js 13-19 encontramos los límites de las tribus y reflejan sin lugar a dudas una situación premonárquica. En el Canto de Débora, Manasés, o al menos una parte de él, Manasés era entonces conocido por el nombre de Makir (Jc 5,14; Cf. Js 17,24-31). En este mismo canto no se mencionan ni a Simeón, ni a Judá, lo que hace suponer que en el siglo 12 la liga tenía sólo 10 miembros205.

Para varios estudiosos, Israel se fue constituyendo gradualmente. Ciertamente existió un grupo que vivió las experiencias del Éxodo y del Sinaí, aquello que sería el germen del futuro Israel. En este caso el sistema de las doce tribus se fue formando con el pasar del tiempo, asumiendo incluso elementos heterogéneos a lo largo del camino por el desierto. Esto concuerda con la Tradición: Israel fue un extranjero y no un indígena en la tierra de Canaán. Pero también se puede suponer que varios parientes, o amigos, habían ya ocupado la tierra de Canaán, antes de la llegada de los que provenían del desierto. Además en algunos poemas antiguos aparecen expresamente asociados con el comercio marítimo y con el Mar no sólo las tribus de Dan y de Aser (Jc 5,17), sino también Zabulón e Isaacar (Cf. Dt 33,18; Gn 49,13). La misma Biblia nos da pruebas de que Israel era mucho más reducido de lo que a veces presenta. Baste pensar que bastan sólo dos parteras para las necesidades de las madres de los hebreos (Ex 1,15-22). Por otra parte el relato de Jc 1 nos dice que Israel no pudo conquistar ni la llanura costera, ni la planicie de Esdrelón y que Jerusalén fue tomada hasta David (1 Sam 5,6-10). Los gabaonitas (Jc 9) haciendo un pacto con Israel, fueron perdonados e incorporados a él. Entonces surge la pregunta: ¿Cómo es que un grupo pequeño, hijos del desierto, acostumbrados a él por 40 años pudo haber conquistado un país tan heterogéneo?.

205J. BRIGHT, La historia, p 198.

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LA INSTALACIÓN206 DE LAS DOCE TRIBUS El fenómeno de la tradicional "conquista" es bastante complejo y por este motivo se han utilizado varias formas de denominarlo, algunas de las cuales, por si solas, toman partido por una de las hipótesis propuestas, mientras que otras permanecen neutras y generales. Así se habla tradicionalmente de "Conquista"207, (colonización), penetración (R. Kittel; E. Meyer), sedentarización (Gunneweg), establecimiento (J. Wellhausen), inmigración (Strack), ocupación (Guthe), e instalación (De Vaux). Es preferible emplear denominaciones neutras a este propósito. Nosotros preferimos en este caso la de De Vaux, instalación. Las hipótesis que se han propuesto a este fenómeno israelita son fundamentalmente cuatro: a) La tradicional, la de los cc 1-12 de Josué: Conquista unitaria de todo Israel de toda la tierra de Canaán. b) Fragmentaria: Libro de los Jc 1. c) Pacífica, fenómeno interno. (Noth/Alt) d) Rebelión interna (Mendenhall/Gottwald). Según la versión oficial, la conquista se efectuó de un solo golpe, en masa, por las doce tribus de Israel, bajo la guía táctica y estratégica de Josué, de todo el país de Canaán, manu militari, aunque se parezca más bien a una procesión litúrgica que a una campaña militar: A la cabeza marcha el arca, con los sacerdotes, seguidos por las tribus. Las tribus, proviniendo de las llanuras de Moab, atraviesan el Jordán a la altura de Jericó (Nm 36,13; Dt 34,1), región llamada también sittîm (Js 2,1; 3,1). También las tribus que habían recibido de territorio en la parte transjordana (Rubén, Gad, Manasés, la mitad) participaron en la expedición, en ayuda a sus propios hermanos (Cf. Js 1,12), regresando después a su propio territorio a conquista realizada (Js 22,1).

206Cf. J. A .SOGGIN, Storia, pp 219 ss; S. HERRMANN, Historia, pp. 118 ss; R. De VAUX, Histoire ancienne d'Israël, pp. I, 450 ss; M. NOTH, Storia, pp. G. E. WRIGHT, Arqueología, pp. 119 ss; J. BRIGHT, La Historia, pp. 161 ss. 207A. Alt. "Landnahme".

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Pero si se hace un examen más detallado de los 12 primeros capítulos del libro de Josué se hace una constatación: Con cuatro solas excepciones208 el texto de Josué se refiere exclusivamente a la tribu de Benjamín209, una de las menos extendidas en la geografía tribal. Por lo tanto, desde el punto de vista geográfico y topológico no se trata de todo Israel, sino del pequeño territorio benjamita. Entonces se justifica la pregunta de Soggin210, si no fue en esta región, o más precisamente entorno al santuario de Guilgal que se formó y venía transmitida la tradición de la conquista unitaria. En efecto Guilgal adquiere una parte central en el libro de Josué y en relación con la conquista: Es de Ahí que parten todas las expediciones, es ahí donde tienen lugar las ceremonias y los ritos conectados con el paso del Jordán y las procesiones que los textos ponen en relación a la caída de Jericó. La crítica literaria y de las tradiciones211, por su parte, ha individuado el origen del norte de Josué, el efraimita, la cual tumba se encuentra en Timnat Sérah, en la montaña de Efraín, donde Josué recibió su dominio (Js 21,29-31; Cf. Js 19.49-50; Jc 2,8-9). Comúnmente es aceptado el carácter compuesto del libro de Josué y la gran parte que la redacción Dtr tuvo en este libro y en toda su obra Dtr. También parece claro que el Dtr utilizó las tradiciones del norte entorno a Josué para iniciar su obra sobre la conquista, que según Noth un "Sammler" (colector) hacia el 900. El problema que se pondría a este punto sería el de saber si fue ya desde el sammler que le dio esta imposición a la conquista, o bien fue la redacción Dtr que se la imaginó como conquista. Para de Vaux, es posible que ya el colector haya presentado la instalación en Canaán como una conquista total y que el Dtr, con su idea propia de la exterminación de los cananeos (Herem), haya solo subrayado engrandecido este aspecto212, idea que correspondía a sus posiciones teológica sobre la conquista y sobre la tierra prometida y sobre la necesidad de preservar al pueblo elegido. Pudo haber sido que el colector haya ignorado las tradiciones de la conquista fragmentaria, o bien no la aceptó, no la conoció...etcétera, pero lo que resulta obvio es que existía otra tradición, atestiguada por Jc 1, en la cual la conquista es presentada de manera fragmentaria, por lo cual habrá que concluir que las dos tradiciones no circularon en los mismos ambientes. Las

208Cf. J. A. SOGGIN, Storia, p 223: 7,20 texto marginal; 8,30-35 Dtr que nos lleva a Siquém; 10,1 ss altiplanos del sur; 11,1-15, alta Galilea. 209Cf. M. NOTH, Storia, p 94. 210Ibid. 211Cf. R. De VAUX, Histoire ancienne, I, 547 ss. 212Idem. p. 548.

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tradiciones benjamitas pues, se puede decir, fueron engrandecidas por la tradición y fueron aplicadas a todo el Israel. Las principales dificultades que uno se encuentra cuando tiene que enfrentar el problema de la instalación es ante todo que: a) Estando a la narración que nos presenta el libro de Josué, no se puede reconstruir con exactitud el proceso de instalación. Existen varias lagunas en el texto. Por ejemplo el libro de Josué no relata la instalación de Palestina central213. b) Por otra parte los testimonios arqueológicos no permiten de ninguna manera hacer una correspondencia entre los descubrimientos arqueológicos y las noticias bíblicas. LOS DATOS ADQUIRIDOS POR LA ARQUEOLOGÍA: a) Ante todo el paso del bronce reciente a la de hierro, periodo en el cual, según la cronología convencional de los estudiosos del problema, se registra la “conquista” de Palestina, no presenta cambios drásticos: No aparecen, en la región trazas, importantes de una nueva instalación, al lado o en lugar de la indígena. b) Por otra parte, en este paso registra ser un periodo de grandes turbulencias, rápidos cambios, acompañados de numerosas destrucciones, no sólo en Palestina, sino en sus alrededores. Esta turbulencia podía favorecer sin duda la penetración de poblaciones halógenas. No es justificable que las transformaciones y las destrucciones se conecten con las campañas militares de los israelitas que encontramos en el libro de Josué. c) Las localidades que Josué menciona que fueron destruidas son cuatro: Sefat, Horma, Jericó, Hasor. Ahora bien, Jericó fue destruida por un sismo y por el fuego en el primer periodo del bronce, y fue nuevamente poblada hacia el 1400, pero hacia el 1325 fue destruida nuevamente y fue abandonada por varias generaciones214. Es posible, por tanto, que los Israelitas no se enfrentaron con la fortaleza de Jericó, como dice Js, sino que, posiblemente con un insignificante poblado, si este existió o ocupó el lugar. 213Cf. J. BRIGHT, Historia, p 163. 214S. HERRMANN, p 131; G. E. WRIGHT, p 113.

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AY: La ciudad de Ay fue destruida hacia el 2400 a. C. y ya no fue habitada más, hasta inicios del 1000 cuando se instalaron allí unos grupos israelitas. Su mismo nombre los dice: Montón de ruinas, o la Ruina. HAZOR: Una ciudad fuertemente construida, ciudad importante Siria. Resulta imposible que haya sido conquistado por Josué, puesto que no tenía el potencial militar. Además, sobre el plano arqueológico aparece claro que Hazor sufrió una pequeña destrucción en el siglo XIII, pero no se puede unir con la invasión israelita. - Hebrón: Las excavaciones realizadas no han aportado nada de entre la época del bronce reciente y la época del hierro. - DEBIR: El lugar fue destruido hacia el 1234-1230, pero la identificación del actual Tell Beit-mirsim ha sido contestada y la arqueología no se pronuncia sobre la tradición bíblica. - Tell ARAD no fue ocupado en el periodo de la conquista. - HORMA: (Tell el-Milh) El lugar no ha sido excavado, pero se han encontrado, a través de "surfaces", capas del bronce medio y, probablemente, del bronce reciente. En el Neghev la sedentarización parece haber comenzado no antes del IX siglo. JERUSALÉN, en fin, fue tomada sólo por David. h) Diferente parece la situación de las zonas pobremente pobladas: Los altiplanos y las estepas. Existen, como ya hemos visto, nuevas instalaciones en estas zonas, con sistemas sofisticados de cisternas y de calles empedradas, pero no fortificadas. HACIA UNA SOLUCIÓN Hemos considerado las varias hipótesis del problema que pone el libro de Josué con respecto a la conquista. ¿Cuál es la solución a esta problemática? En realidad no podemos dar una respuesta satisfactoria, pero habrá que dar una:

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MENDENHALL Y GOTTWALD ofrecen sin duda una versión alternativa a la que la del libro de Josué propone: Es decir una instalación pacifica en las zonas escasamente pobladas. Considerando la conquista como un fenómeno interno, una rebelión de campesinos. El grupo proveniente del desierto habría ofrecido a los revoltosos, con su nueva fe, el momento ideológico unificador. Gottwald no añade nada de nuevo a la teoría de Mendenhall, excepto el elemento de la conversión de los rebeldes a la fe Yahvista que venía traída del desierto oriental. Una vez que los revoltosos adquirieron su libertad entonces llegó a ser Israel. Esta hipótesis resuelve varios problemas: a) Ante todo el de la evidente continuidad etnico-lingüísitica existente en toda la región durante el pasaje del final del bronce reciente al inicio del hierro. Si tuviéramos que ver con poblaciones nuevas, está continuidad no se hubiera dado. b) El hecho de la orden de destruir las ciudades, muchas veces repetido, sin que se diga nada de los núcleos rurales. Una posible reminiscencia de los conflictos entre las zonas urbanas y los núcleos rurales, sobre el ámbito político. c) El de la supervivencia de la mayor parte de la población cananea y de su religión que perdura hasta la reforma de Josías. d) Y el de la denominación de 'Ibrîm, dado al antiguo Israel por sus adversarios. Dificultades sin resolver: a) Israel siempre tuvo la conciencia de ser un extranjero y no un indígena en Palestina. Lógicamente se trata de una categoría teológica, pero a la cual no se le puede negar un carácter histórico. Los habiru, ya hemos dicho, que no pueden ser designados como un grupo étnico, sino que denota más bien, un estado social y que no puede ser el Israel antiguo. Y por otra parte la correspondencia de el-Amarna habla, seguidas veces, más del conflicto urbano que de este con el rural. Queda la hipótesis de Alt, perfeccionada por M. Noth, es decir que la conquista no puede ser el producto de una conquista militar por parte de las doce tribus, sino más bien el fruto de una pacífica instalación de grupos provenientes del desierto del este y del Sur en territorios poco habitados: Los altiplanos y las

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estepas y sólo, en un segundo momento, a la época d los primeros reyes, surgieron las primeras guerras contra las ciudades-estados cananeas que ocupaban los territorios fértiles. Esta hipótesis tiene en favor la eliminación de una conquista militar por una instalación pacífica y, además, el afirmar que el Israel originario, o su núcleo, provenía del desierto. Esta hipótesis, siempre que sea aceptada, puede tener algunas modificas. No se tratan de grupos seminómadas que ejercían la pastoría trashumante, sino de grupos con un pasado campesino (Historia de José).


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